wahlberg malin documental puesta en escena el doble sentido de la impresión (2)
DESCRIPTION
Wahlberg MalinTRANSCRIPT
Wahlberg, Malin
Documental, puesta en escena: El doble sentido de la impresión
Of the Dead y otros ejemplos llamaron la atención sobre la clásica asociación entre
muerte y fotografía. Los problemas relacionados a la fotografía y los hechos históricos
que representa han sido un tema de particular interés para los trabajos académicos y
proyectos de documental dedicados al cine y los dramas históricos. El Holocausto
sigue siendo el tópico preferido en este contexto, más allá de que se trata de un
problema crucial para cualquier enfoque sobre el drama histórico y la memoria cultural
en el cine y los medios de comunicación.
En el discurso fotográfico del Holocausto, el uso y abuso de imágenes que
reclaman la verdad han sido tema de discusión en relación al rol de la fotografía y el
cine en la representación y la conmemoración de la Shoah. Una serie de problemas se
adhieren a estas imágenes, que fueron fotografiadas, o reproducidas, a demanda de
un “testigo retrospectivo.”1 En el 2001, en Francia, una exposición fotográfica sobre el
Holocausto impulsó un extenso y valioso debate en relación a este contexto, porque
esto ilumina la controversial memoria de archivos de las imágenes documentales. La
exposición parisina se tituló Mémoires des camps (“Memorias de los campos”), y las
publicaciones relacionadas incluían un análisis de Georges Didi-Huberman de cuatro
fotografías tomadas por miembros del Sonderkommando en Os´wie˛cim. El
Sonderkommando estaba formado por prisioneros cuya función era llevar a sus
compañeros a la cámara de gas y luego recolectar y disponer de sus restos. El
Sonderkommando era cambiado regularmente, y la primera tarea del nuevo grupo era
ayudar a ejecutar a sus predecesores.
En sus comentarios sobre estas imágenes, Didi-Huberman subrayó su
significación histórica e imaginativa en términos de registro fotográfico y el testimonio
que está implicado en este acto fotográfico, logrado contra todas las probabilidades.
La exposición y, más en particular, el énfasis de Didi-Huberman en la importancia de la
imagen-objeto y su apelación a la imaginación, fue cuestionada por, entre otros, los
psicoanalistas Gérard Wajcman y Elisabeth Pagnoux. Por ejemplo, los críticos
cuestionaron la forma en que Didi-Huberman analiza las imágenes, poniéndolas en el
lugar de testimonios. Ellos argumentaron que su descripción de lo que las imágenes
muestran, sugieren y no muestran, aniquila la distancia temporal entre presente y
pasado, dando como resultado una exagerada atención en la imagen-objeto como
fetiche. Tratar estas imágenes como objetos fotográficos y estéticos solo puede
resultar en un voyeurismo moralmente dudoso.2 En respuesta a estas críticas Didi-
Huberman escribió Images malgré tout [Imágenes pese a todo], donde clarifica su
posición en relación a los discursos predominantes sobre la fotografía del Holocausto.3
El gran mérito de Images malgré tout es que desafía la falacia del total
relativismo con que el posmodernismo plantea que la verdad no existe. Didi-Huberman
está de acuerdo con la sugerencia de Wajcman de que “lo que no puede ser visto
tiene que ser mostrado”, pero cuestiona la conclusión de Wajcman: “Lo que esto
quiere decir es que no hay imagen.”4 Didi-Huberman se alinea con Jean-Luc Godard y
Claude Lanzmann en que el Holocausto, por definición, nos fuerza a repensar nuestra
relación con la imagen, aunque también desafíe sus inferencias radicales. Lanzmann,
quien rechazó cualquier registro de archivo para su film Shoah (Francia, 1985),
argumenta que no existe una única imagen para representar este hecho. Tomando
como referencia Histoire(s) du cinéma (Jean-Luc Godard, Francia, 1988–1998) Didi-
Huberman explica la posición de Godard: “todas estas imágenes no hablan de otra
cosa que de esto (aunque “hablar de” no es lo mismo que contar) y es por esto que él
revisa incansablemente toda nuestra cultura visual en torno a esta cuestión.”5 Nuit et
brouillard (Noche y Niebla, Alain Resnais, Francia, 1955), donde tanto las fotografías
como los vestigios de los campos de concentración son enmarcados como rastros del
pasado, podría representar la posición intermedia que más se acerca a lo que Didi-
Huberman reconoce como el límite de lo testimonial en la fotografía y, aún así, su
creencia en la imagen pese a todo.
El análisis de estas cuatro fotografías se aparta del supuesto, bien establecido,
de que la Shoah es un acontecimiento histórico que desafía la representación visual.
Hay muy pocas imágenes tomadas por prisioneros, y en la reproducción de las
imágenes tomadas por la Schutzstaffel, o las secuencias de películas y fotos fijas por
los aliados al final de la Segunda Guerra Mundial, parecemos resumir la tragedia
humana en la experiencia real de los campos de concentración. A partir de aquí Didi-
Huberman relaciona la fotografía del Holocausto y el discurso de lo inimaginable.
Afirmando la insuficiencia, a modo general, de las imágenes de archivo para
representar el pasado, acentúa, sin embargo, el valor histórico de la fotografía y el film,
y el potencial de estas imágenes como soporte material de la memoria. En este caso,
él interroga la función testimonial de cuatro imágenes en particular, las cuales, a pesar
de su perspectiva limitada con el pasado, refieren a la realidad de los campos de
1 Andrea Liss, Trespassing through Shadows: Memory, Photography, and the Holocaust(Minneapolis: University of Minnesota Press, 1998), xiii. 2 Por ejemplo, ver Gérard Wajcman, “De la croyance photographique,” Les Temps ModernesLVI, no. 613 (2001): 47–83; Élisabeth Pagnoux, “Reporter photographe à Auschwitz,” Les TempsModernes LVI, no. 613 (2001): 84–108.3 Georges Didi-Huberman, Images malgré tout (Paris: les Éditions de Minuit, 2003).4 Cita de Wajcman en Didi-Huberman, Images malgré tout, 167; traslación propia.5 Ibid., 157; traslación propia
concentración desde el punto de vista de los prisioneros. Las fotografías, conservadas
en el Museo Os´wie˛cim de Auschwitz–Birkenau, fueron tomadas con una cámara
oculta en una olla y muestran la quema de los cadáveres y a un grupo de mujeres
desnudas siendo conducidas hacia la cámara de gas. Un grueso marco negro es
predominante en la primera y segunda fotografías, como si las imágenes fueran
disparadas a través de la abertura de un edificio. Didi-Huberman ofrece un extenso
relato del hecho de que el fotógrafo tuvo que esconderse en la oscuridad para tomar
esas fotos y que el edificio en cuestión muy probablemente sea la cámara de gas. Su
descripción de esta imagen se convierte en una dramática narrativa del momento
mismo de la inscripción, como si el valor de la imagen-huella se encontrara en el
coraje de esos prisioneros quienes decidieron arrancar un fragmento de sus infiernos
en función de testificar las atrocidades de Os´wie˛cim:
La terrible paradoja de este cuarto oscuro: Con el fin de colocar la cámara en la olla,
preparar el visor, acercarla a su cara, y tomar la primera secuencia de imágenes… el
fotógrafo tuvo que esconderse en la cámara de gas, la cual había sido apenas –quizás no
completamente- vaciada de sus víctimas. Él se aisló en la oscuridad, con lo que protegía su
punto de vista. Se aventuró a cambiar de posición y avanzar: La segunda imagen es un
poco más frontal y ligeramente más cercana a su objetivo. Por consiguiente, es más
azarosa, pero sin embargo, paradójicamente, mejor compuesta: una imagen más nítida.
Como si por un instante el terror hubiese sido subordinado a la necesidad de su misión,
arrancar una imagen. Ésta muestra la tarea de sus compañeros de trabajo, despojar los
cadáveres de sus últimos rasgos humanos. Los gestos de los vivos reflejan el peso de los
cuerpos y la tarea a cumplir: tirar, arrastrar y echar fuera…6
Todo está contenido en la imagen, sugiere Didi-Huberman, aunque sería más
correcto reconocer explícitamente los testimonios provistos por Primo Levi y otros
sobrevivientes, que intentaron dar voz a sus experiencias y cuyas narrativas
influenciaron la imaginación de Didi-Huberman. Images malgré tout incluye un relato
histórico de la preservación y reutilización de esas cuatro fotografías, en el que los
historiadores aislaron detalles y despojaron a las imágenes de la distancia física entre
el fotógrafo y la acción. En varios casos el significativo marco negro, que refleja la
situación incómoda del fotógrafo, ha sido retocado.7 Otra paradoja es que, con el fin de
optimizar la función testimonial de las imágenes, los historiadores las han corregido
para lograr una mejor fotografía, sin tomar en cuenta que la impresión del punto de
vista de los prisioneros fue omitida. La recurrente manipulación de las fotografías
6 Ibid., 22; my traslación propia.7 Ibid., 50–53.
ejemplifica la compleja relación entre la historiografía y el estatus de la imagen-
impresión como una huella del pasado.
El aspecto provocativo de Images malgré tout reside en la actitud investigativa
de Didi-Huberman y su foco en la imagen-objeto en sí misma. La función testimonial
atribuida a la fotografía y la problemática en torno a la estética visual y la imaginación,
consternaron a los críticos. Observando la presente consideración de la imagen y el
tiempo, el principal problema es que Didi-Huberman pasa por alto la diferencia entre la
fotografía como inscripción y la fotografía como huella. Aunque hace clara referencia a
Jean-Paul Sartre y Maurice Merleau-Ponty en su énfasis sobre la imaginación, él no
dirige explícitamente la importancia hacia el conocimiento extratextual y la imaginación
narrativa cuando insiste en el significado inmanente de la imagen. A pesar de la línea
de apertura de su ensayo, “Para conocer, uno tiene que imaginar”, reproduce
acríticamente esta referencia a una fenomenología existencial.8
Ya hemos visto cómo Bazin pone énfasis en el acto de mirar la imagen y en la
intersección entre huella, memoria e imaginación. En sus consideraciones sobre la
huella, Sartre y Merleau-Ponty hacen referencia al mismo esquema en tres partes; la
relación entre huella e imagen-memoria es menos sobre la trascendencia que sobre el
significado añadido necesario para animar la imagen como huella: “Las huellas en sí
mismas no se refieren al pasado: ellas están presentes; en cuanto encuentro en ellas
signos de algún evento “anterior”, es porque tomo mi sentido del pasado de otra
parte…”9 Este énfasis en el conocimiento extratextual es también central en el
reconocimiento de Barthes de la fotografía como efecto de signo. Su noción de
imagen-afecto en Camera Lucida, el “punctum”, no es inmanente a la fotografía. El
punctum aparece en el encuentro con ciertas imágenes: “muchas fotografías son, ay
de mí, inertes bajo mi mirada”; Barthes concluye con respecto a la imagen, que lo
“alcanza” y “anima”.10 El ensayo fotográfico de Barthes está dedicado a L’Imaginaire
de Sartre, en el que este argumenta que una transgresión del pasado al presente no
puede tener lugar sin algo con lo que “se anime ese pedazo de papel a fin de otorgarle
un significado que no poseía antes.”11 Por lo tanto, en relación a esta semiótica inserta
dentro de una fenomenología existencial, el análisis de Didi-Huberman representa un
proceso narrativo donde la imagen-objeto se promulga como huella del pasado.
Fui inspirado por esta preocupación con la imagen después de todo, cuestiones
relacionadas en cuanto archivo y memoria, y, lo que no es menos, el reconocimiento
8 Ibid., 11.9 Maurice Merleau-Ponty, Phenomenology of Perception, trans. Colin Smith (London: Routledge,1962), 413.10 Roland Barthes, Camera Lucida: Reflections on Photography, trans. Richard Howard (NewYork: Hill and Wary, 1981), 20.11 Jean-Paul Sartre, L’imaginaire (Paris: Éditions Gallimard, 1986), 44.
de estrategias cinemáticas de escenificar la imagen como huella del pasado. Ya sea
que acordemos con Didi-Huberman o con sus críticos, en el contexto del documental
el debate es importante en la delimitación del problema de la representación histórica y
la imaginación. Images malgré tout presta atención a las posibilidades y limitaciones
de la narración como un acto de recuerdo – un problema quizás relacionado con la
escenificación de la huella en el documental. Un tema recurrente en Images malgré
tout refiere a la noción de Sartre de la imagen como acción antes que imagen-objeto.
La huella tiene menos que ver con la trascendencia o la verdad que con la actividad
del espectador de imaginar el pasado. En este caso el impacto de la fotografía como
huella implica principalmente una llamada ética al espectador, para conectar con, y
responder a, la imagen como memoria de archivos.
En este punto es preciso abordar el doble sentido de la impresión en el film, que
puede aparecer como una figura del tiempo que rompe los esquemas. En el capítulo 2,
menciono que el problema de la huella fue crucial para la filosofía clásica sobre la
memoria. Paul Ricoeur ha mostrado cómo la relación entre el tema del eikon – la
imagen-memoria en el sentido de una representación presente de una cosa ausente –
y la impresión, tupos, se alinea con el conflicto entre la mirada de Platón, en tanto que
la memoria invoca el acontecimiento pasado como la presencia de una ausencia, y la
afirmación de Aristóteles de que “toda memoria está en el pasado.”12 En las imágenes
en movimiento y el cine narrativo el problema es mucho más complejo por la múltiple
demanda de la inscripción fotográfica, como soporte material, testimonio, y como
posibilidad de reproducir una y otra vez el registro de un acontecimiento pasado.
Además, la materialidad del vestigio puede ser en sí mismo sujeto de representación.
A veces un zoom de la cámara penetra las cicatrices y vestigios del pasado,
haciéndolos visibles en paisajes, edificios, o un rostro humano. En este sentido el
marcador del tiempo fotográfico adquiere una dimensión física, espacial. Lanzman
exploró esta posibilidad, y rechazó la fotografía a favor de estrategias cinematográficas
para trazar un mapa de los sitios de los antiguos campos nazis, y los rostros, gestos y
testimonios de los sobrevivientes y antiguos guardias. Independientemente de la
exclusión deliberada de imágenes de archivo, Shoah logra una verdadera puesta en
escena del tupos: ruinas, viejos rieles de tren, y un notable encuadre de las
expresiones del rostro y el lenguaje corporal.13 (33) El modo en que está filmado y
registrado está también marcado por el momento histórico en el que fue hecho el film.
12 Paul Ricoeur, Memory, History, Forgetting, trans. Kathleen Blamey and David Pellauer(Chicago, Ill.: University of Chicago Press, 2004), 7–8.13 Por ejemplo, ver Vincente Sánchez-Biosca, “Shoah: le lieu, le personage, la mémoire,”en La mise en scène, ed. Jacques Aumont (Bruxelles: Éditions de Boeck Université, 2000).
Por lo tanto, el típico modelo de cinéma vérité de Shoah representa otra huella del
tiempo.
En este contexto es importante considerar las estrategias audiovisuales para
trazar un mapa de los vacíos y huecos de la historia, en función de evocar la dolorosa
pérdida de la memoria o incluso la incapacidad del recuerdo. Como lo ejemplifica
Laura U. Marks, la ausencia de imágenes (leader negro o pantalla negra en video) son
comunes en films y videos interculturales donde la historia privada y la memoria
pública se fusionan en un intento de representar acontecimientos reprimidos por la
historia oficial o por experiencias traumáticas de los actores sociales.14 Por lo tanto, la
huella no necesariamente funciona en el nivel de las imágenes y los objetos físicos,
sino en los signos fragmentados de los rostros, los sonidos y las películas
redramatizadas, que son simultáneamente vinculados al y separados del pasado.
Además de la presentación cinematográfica de los vestigios de un paisaje, el
impacto de la huella sobre la huella es quizás aún más intenso, o al menos
visualmente más conmovedor, cuando el cuerpo humano está en foco. Los ejemplos
son proporcionados en Shoah y Noche y Niebla a través de la apariencia corporal y las
expresiones faciales de las víctimas, en el primero, y de las espantosas referencias a
la violencia física en el segundo. En Noche y Niebla el registro fotográfico del
Holocausto muestra los espantosos vestigios de los cuerpos afectados, como una
montaña de lentes, pelo cortado, y las marcas hechas por las uñas en el techo de la
cámara de gas. Estos vestigios son huellas que provocan nuestra imaginación del
sufrimiento, dándonos una brutal evidencia de la violencia y el terror sin fin. A pesar de
que Noche y Niebla es un film que críticamente postula la reinvención cinematográfica
del pasado, es difícil de pasar por alto el impacto persuasivo de las pruebas inscriptas,
del tiempo histórico.15
14 Laura U. Marks, The Skin of the Film: Intercultural Cinema, Embodiment, and the Senses(Durham, N.C.: Duke University Press, 2000), 31.15 Michael Renov, “Toward a Poetics of Documentary,” en Theorizing Documentary, ed. MichaelRenov (New York: Routledge, 1993), 30.
© Traducción: Lic. Melissa MutchinickRevisión técnica: Dr. Eduardo A. Russo
Edición original: Wahlberg, Malin, Documentary time. Film and Phenomenology. Cap.3 “Frame-Breaking Events and Motifs beyond Representation”: “Documentary Mise En Scène: A doble Sense of the Imprint” (fragmento), págs. 54-60Texto de circulación interna para la cátedra TEORÍA DEL LENGUAJE AUDIOVISUAL. Prof. Eduardo A. Russo. Curso 2009. Lic. en Comunicación Audiovisual. FBA-UNLP
En la pantalla, fotos de las heridas físicas y personas muertas aparecen
directamente como una especie de marca del paisaje. En este caso la cámara
examina las huellas de un hecho irrevocable: contusiones que indican la violencia; la
mirada fija de alguien cuya memoria está bloqueada por la experiencia traumática; los
restos espantosos, incorpóreos de las víctimas de la guerra; o tan sólo la delicada
trama de arrugas en un rostro que indican la inevitable linealidad del tiempo biológico.
La formulación literal de la impresión es quizás más chocante en los casos
donde realmente vemos un cuerpo siendo afectado, esto es, cuando el signo indicial
coincide con una representación en un tiempo real aproximado. La representación
pornográfica es más comúnmente asociada con este efecto de indicialidad porque el
paisaje del cuerpo fragmentado en insistentes primeros planos sugiere el despliegue
de un acontecimiento en tiempo real. Un ejemplo relacionado, que sin embargo lo
trabaja de manera diferente, como un golpe de efecto, podría ser la inesperable
violencia sobre un cuerpo que es herido frente a cámara. Este es el caso del ingenioso
acercamiento a la imagen-huella de Harun Farocki en Nicht löschbares Feuer (El fuego
inextinguible, Alemania, 1969). Sentado a una mesa, Farocki cita la declaración de
Thai Bihn Dahn, un vietnamés, que experimentó un ataque con napalm en su pueblo
en 1966. La siguiente declaración precede a una alegórica visualización de las
quemaduras del napalm:
¿Cómo podemos mostrar el napalm en acción? ¿Cómo podemos mostrar las injurias
causadas por el napalm? Si mostráramos una foto de las heridas del napalm, cerrarán los
ojos. Primero cerrarán los ojos a las imágenes, luego cerrarán los ojos a su memoria, luego
cerrarán los ojos a los hechos, y por último cerrarán los ojos a todo el contexto. Si
mostráramos una persona con las heridas del napalm, heriríamos sus sentimientos. Si
herimos sus sentimientos, se sentirán como si hubiésemos probado el napalm sobre
ustedes, a sus expensas. Sólo podemos darles apenas una idea, un indicio, de cómo actúa
el napalm.
La cámara cierra sobre un plano de la muñeca de Harun Farocki, donde se
quema a sí mismo con un cigarrillo. En la remake de Jill Godmilow, What Farocki
Taught (USA, 1998), la cual es presentada como una copia del film de Farocki, es
sorprendente observar cómo la filmación de la quemadura de cigarrillo es reformulada
–la formulación de la impresión es doblada una vez más.
En el film, aspectos del registro, reformulación y narración, colocan a la imagen-
impresión como un signo dramáticamente refractado, revelando su impacto existencial
como presencia del pasado. En el contexto de la reformulación de los vestigios y
marcas en paisajes y rostros, la huella constituye una recurrente iconografía del
pasado, que a menudo se funde con la violencia y la muerte. Sin embargo el impacto
afectivo de la huella va más allá de la noción de una impresión visual. El sonido
cumple un papel fundamental, y como signo de afección y memoria en el documental,
la huella no depende necesariamente de la representación fotográfica.