walzer, michael_las esferas de la justicia (caps. 1-2 y 12)

Upload: giancarlo-di-nardo

Post on 03-Jun-2018

213 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    1/48

    Traduccin deHERl ERTO RU IO MI H EL W LZER

    L S ESFER SDE L JUSTI In defens del plur l smo y l igu ld d

    ON O DE CULTUR ECONMICMXICO

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    2/48

    Primera edicin en ingls 1983Primeraedicinen espaol 1993Primera reimpresin 1997

    Se prohbe la reproduccintotal o parcial de esta obra-c-incluido el diseo tipogrfico y de portada ese a cual fuere el medio electrnico o mecnicosin el consentimiento por escrito del editor.

    Ttulo original:Spheres ofIustice Defense of Puralism n Bquality 1983 Basic Books Inc.ISBN 0-465-08189-4D R 1993 FONDO DE ULTUR ECONMICA S A DE C. VD R 1997 FONDO DE ULTUR ECONMICACarretera Picacho-Ajusco 227; 14200 Mxico D. F.ISBN 968 16 3865 4Impreso en Mxico

    JOSEPH P. WALZER1906-1981

    La memoria del justoes una bendicin.

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    3/48

    16 RECONOCIMIENTOSdiferente al de Rawls y toma como base distintas disciplinas acadmicas lahistoria y la antropologa ms que la economa y la psicologa). Pero sin sutrabajo no hubiera tenido la forma que adquiri, y tal vez no hubiera tenidoforma alguna. Otros dos filsofos contemporneos se aproximan ms queRawls a m propia vis in de la justicia. En [ustice and theHuman Good Chicago, 1980),William M. Galston afirma, como yo, que los bienes sociales sedividen en diferentes categoras , y que cada una de esas categoras poneen juego un conjunto distinto de exigencias . En Distributive [usiice Indiana- .polis, 1966), Nicholas Rescher argumenta, como yo, en favor de un tratamiento pluraly heterogneo de la justicia. Pero desde m punto de vista, elpluralismo de cada uno de estos planteamientos se halla viciado por el aristotelismo de Galston y el uti li tarismo de Rescher. Mi propio planteamientodiscurre sin tales compromisosbsicosEl captulo acerca de la pertenencia apareci por primera vez en unaversin anterior, en Boundaries National utonomyand lis Limits presentadopor Peter C. Brown y Henry Shue y publicado por Rowman and LittlefieldTotowa, N. J 1981).Agradezco a los editores sus comentarios y crticas y ala casa editorial la autorizacin para poder reproducir aqu ese ensayo. Unaseccin del captulo XIIapareci po r vez primera en Tite NewRepublic 3 y 10de enero de 1981). Algunos de los ensayos recogidos en mi libro RadicalPrindples Nueva York, 1982),publicados originalmente en la revista Dissenison expresiones tempranas y tentativas de la teora presentada aqu. Fuiauxiliado a reformularlas por la resea crtica de Barry Brian a RadicalPrincipies aparecida en Eihics enero de 1982).Las dos lneas de In Time ofWar de W. H. Auden han sido tomadas de Tite Englislt Auden Poems Essaysand Dramaiic Writings 1927-1939, compilado po r Edward Mendelson,WilliamMeredith y Monros K.Spears, albaceasdel Legado de W.H. Auden,con la amableautorizacin de la casa editorialRandom House, Inc,MaryOliver,mi secretariaen elInstitute for Advanced Study, mecanografi el manuscrito y lo pas en limpio una y otra vez, con exactitud infalibleeinagotable paciencia.

    Por ltimo, Martin Kessler y Phoebe Hoss, de Basic Books, brindaron laclase de estimulo y consejo editorial que, en una sociedad perfectamente justa, todo autor recibira.

    1 LA IGUALDADCOMPLEJAEL PLURAUSMO

    LAUSTICL distributiva es una idea extensa. Lleva hasta la reflexin filosficala totalidad del mundo de los bienes. Nada puede ser omitido; ningn aspecto de nuestra vida comunitaria escapa de su escrutinio. La sociedad humanaes una comunidad distributiva. No se reduceslo a esto, peroen esenciaesoeslo que es: los hombres nos asociamos a fin de compartir, dividir e intercambiar. Tambin nos asociamos para hacer las cosas que son compartidas,divididas e intercambiadas, pero el mismo hacer l labor en s es distribuido entre nosotros por medio de una divisin del trabajo. Mi lugar dentrode la economa, m postura en el orden poltico, mi reputacin entre miscamaradas, mis posesiones materiales: todo ello me llega por otroshombresy mujeres. Puede afirmarse que poseo lo que poseo c o r r e c t ~ o .mco.rrectamente,justao injustamente; pero en virtud de la.gama de las d l ~ t r l b u c l n e sye l nmero de los participantes en ellas, tales JUICIOS 'unca son fciles.La idea de la justicia distributiva guarda relacin tanto con el ser y elhacer como con el tener, con la produccin tanto como con el consumo, conla identidad y el status tanto como con el pas, el capital o las posesiones personales. Ideologas y configuraciones polticas distintas justifican y hace;>valer distintas formas de distribuir la pertenencia, el poder, el honor, la errunencia ritual, la graciadivina, laafinidad y elamor, elconocimiento, la.riqueza, la seguridad fsica, el trabajo y el asueto, las recompensas los casti;os,yuna serie de bienes ms estrecha y matenalmente concebidos -alimentacin, refugio, vestimenta, transporte, atencinmdica, bienes tiles de todaclase, y todas aquellas rarezas cuadros, libros raros, esta? pillas postales)que los seres humanos coleccionan-o Y toda esta multiplicidad de ble nes secorresponde con una multiplicidad de procedimientos, agentes y cntenosdistributivos. Hay sistemas distributivos simples -galeras de esclavos, monasterios, manicomios, jardines de nios si bien, considerados con detenimiento, exhiben complejidades insospechadas)-; pero nmguna SOCiedadhumanamadura ha escapado nuncade la multiplicidad. Debemos exarrunarlo todo, los bienesy las distintas maneras de distribucin, en muchos lugaresy pocas. , . in embargo, no existe una va de acceso umca.a este mundo de ~ d e o l o g a sy procedimientos distributivos. Nunca ha existido un medio universal deintercambio. Desde la declinacin de la economa de trueque, el dinero hasido el medio ms comn. Pero la vie ja mxima de que hay cosas que el dinero no pue e comprar es no slo normativa sino tambin fcticamenteverdadera. Qu cosas han de ponerse a la venta y qu cosas no, es algo que

    17

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    4/48

    18 LAIGUALDADCOMPLEJA LA IGUALDADCOMPLEJ 19hombres y mujeres siempre debemos decidir y hemos decidido de muchasmaneras distintas . A lo largo de la historia, el mercado ha sido uno de losmecanismos ms importantes para la distribucin de los bienessociales; peronunca ha sido, y en ningn lado es hoy, un sistema distributivo completo.Anlogamente, nunca ha existido un criterio decisivo nico a partir delcual todas las distribuciones sean controladas, ni un conjunto nico de agentes tomando tales decisiones. Ningn poder estatal ha sido tan incisivo quepueda regular todos los esquemas de compartit , dividir e intercambiar, apartir de los cuales la sociedad adquiere forma. Al Estado se leescapan lascosas de las manos; nuevos esquemas son desarrollados: redes familiares,mercados negros, alianzas burocrticas, organizaciones polticas y religiosasclandestinas. Los ministros de Estado pueden gravar con impuestos, reclutarmilitarmente, asignar, regular efectuar nombramientos, recompensar, casti-gar, pero no pueden acaparar la gama total de los bienes o sustituir a cualquier otro agente de distribucin. Tampoco puede hacerlo nadie ms: se dangolpes en el mercado y h y acaparamientos monoplicos, pero nunca se haproducido una conspiracin distributiva que tuviese completo xito.Por ltimo, nunca ha habido un criterio nico, O un conjunto mico e cri-terios interrelacionados, para toda distribucin. El mrito, la calificacin, lacuna y la sangre, la amistad la necesidad, el libre intercambio, la lealtadpoltica, la decisin democrtica: todo ello ha tenido lugar, junto con muchosotros factores, en difcil coexistencia, invocado por grupos en competencia,confundido entre s.En tomo de la justicia distributiva, la historia exhibe una gran variedad dedisposiciones e ideologas. Sin embargo, el primer impulso del filsofo esresistir a la exhibicin de la historia, al mundo de las apariencias, y buscaruna unidad subyacente: una breve lista de articulas bsicos rpidamenteabstrados en un bien nico, un criterio distributivo nico o uno interrelacio-nado; el filsofo se ubica, al menos de manera simblica, en un nico puntodecisivo. He de sostener que la bsqueda de tal unidad revelael hecho de nocomprender la materia de la justicia distributiva. No obstante, en algn sentido el impulso filosfico es inevitable. Incluso si optamos por el pluralismo,como yo lohe de hacer, esa opcin requiere todava una defensa coherente.Es preciso que existan principios que justifiquen tal opcin y que a sta se lefijenlmites, pues el pluralismo no nos exige aprobar cada criterio distributivopropuesto, ni aceptar a todo potencial agente distribuidor. Puede concebirseque existe un principio nico y un solo tipo legtimo de pluralismo. Pero detodas maneras ste sera uno que abarcara una vasta gama de formasde distribucin. Por contraste, el ms profundo supuesto de la mayora delos filsofos que han escrito sobre lajusticia, de Platn a nuestros das, es quehay un sistema distributivo, y slo uno, que puede ser correctamente comprendido po r la filosofa.Hoy da este sistema es comnmente descrito como aquel que elegiranhombres y mujeres idealmente racionales, de verse obligados a elegir conimparcialidad, no sabiendo nada de su respectiva situacin; despojados de laposibilidad de formular exigencias particulares y confrontados con un.

    conjunto abstracto de bienes. Si estas restricciones son convenientementearticuladas, y si los bienes son definidos de manera adecuada, es probableque una conclusin particular pueda producirse. Mujeres y hombres racionales, obligados de esta u otra manera, escogern un sistema distributivo ynada ms. Pero la fuerza de esa conclusin singular no es fci l e medir.Ciertamente, es de dudar que los mismoshombres y mujeres,si fueran transformados en gente comn,con un firme sentido de la propia i?e;>tidad,los bienes propios a su alcance e inmersos en los problemas cotidianos, reiteraran su hipottica eleccin e incluso la reconoceran comopro>:ia. Elproblema no reside, en primer lugar, en la particularidad del mteres, que losfilsofos siempre creyeron que podan poner cmodamente de lado ---stoes, sin controversia alguna-o La gente comn puede hacer eso tambin,digamos, por eJinters pblico. El problema ms grave reside en las particularidades de la historia, de la cultura y de la pertenencia a un grupo. Inclusosi favorecieran la imparcialidad, la pregunta que con mayor probabilidadsurgiren la mente de los miembros de una comunidad politica no es quescogeran individuos racionales en condiciones universalizantes e tal y t ltipo?, sino qu escogeran personas como n?s?tros, ubica.das como n ~ s o t r o slo estamos, compartiendo una cultura y decididos a segUIrla compartiendo?Esta pregunta fcilmente puede transformarse en: qu opciones hemoscreado ya en el curso de nuestra vi comunitaria?, o en: qu interpretacio-nes (en realidad) compartimos? .La justicia es una construccin humana, y es dudoso que pueda ser realizada de una sola manera. En cualquier caso, he de empezar dudando y msque dudando de esta hiptesis filosfica estndar. Las preguntas queplantea la teora de la justicia distributiva consienten una gama de r e s p u ~ s -tas, y dentro de esa gama hay espacio para la diversidad cultural y la opcinpoltica. No es slo cosa de aplicar un pr ncipio singular d e t e r m i n a d ~ o unconjunto de principios en momentos histricos distintos, Nadie negana quehay una gama de aplicaciones morales permisibles. Yopretendo aadir algoms que esto: que los principios de la justicia son en smismos plurales en suforma; que bienes sociales distintos deberan ser distribuidos por razonesdistintas, en arreglo a diferentes procedimientos y.por distintos a g e n t ~ s yque todas estas diferencias derivan de la comprension de los bienes SOCIalesmismos, lo cual es producto inevitable del particularismo histricoy cultural.

    UN A TEoRlA DE LOS TENESLas teoras de la justicia distributiva se centran en un proceso social come -mente descrito como si tuviera esta forma:

    Vanse [ohn Rawls, Titear o ustice Cambridge, Mass., 1971) [hay edicin del Fondode Cultura Econmica]; [urgen Habermas, egitmaton Cree trad. de Th?mas McCarthy(Boston, 1975),especialmente la p. 113;Brucc Ackerman, Socialuetice n tneL beral State NewHaven 1980).

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    5/48

    20 LA IGUALDADCOMPLEJA LA IGUALDAD COMPLElA 21 gentedistribuyebienes a otras personas

    Aqu distribucin significa dar, asignar, intercambiar, etctera, y el acentorecae en los individuos situados a ambos extremos de tales actos: no en losproductores y en los consumidores, s ino en los agentes distributivos y enlos receptores de los bienes. Como siempre, estamos interesados en nosotrosmismos, pero en este caso, en una especial y limitada versinde nosotrosmismos, en tanto que genteque da y toma. Cul es nuestra naturaleza? Cules.nuestros derechos? Qu necesitamos,queremos y merecemos? A qu tene-mos derecho? Qu deberiamos aceptar bajo condiciones ideales? Lasrespuestas a estas preguntas se convierten en principios distributivos que sesupone c,ontrolan el movimiento de 5 bienes. A los bienes definidos porabstraccin se les supone capacidad para moverse en cualquier direccin.Pero sta es una interpretacin demasiado simple de la situacin de he-cho, y nos obliga a emitir juicios sumarios acerca de la naturaleza humana yel obrar moral, juicios que probablemente jams gozarn de la aprobacingeneral. QUIero proponer una descripcin ms precisa y compleja de lproceso central:

    Lo gente concibe y crea bienes quedespus distribuyeentreeiAqu, la coritepcn y la creacin de los bienes precede y controla a la distr i-bucin. Los bienes no aparecen simplemente en las manos de los agentes dis-tributivos para que stos hagan con ellos lo que les plazca o los repartan enarreglo a algn principio general. Ms bien, los bienes con sus significados-merced a sus significados- son un medio crucial para las relaciones socia-les, entran a la mente de las personas antes de llegar a sus manos, y las for-mas de distribucin son configuradas con arreglo a concepciones comparti-das acerca dequ y para qu son los bienes.

    Las cosas estn en la monturay cabalgan sobrela humanidad.Pero stas son siempre cosas particulares y grupos particulares de mujeres yhombres. Ypor supuesto, nosotros hacemos las cosas -incluso la montura-oNo quiero negar la importancia de la accin humana slo para desviar nues-tra a tenc in de la d is tr ibuc in en s misma a la concepc in y la creacin: lanomenclatura de los bienes, el otorgamiento del significado y el hacer colecti-vo. Lo que necesitamos para explicar y limitar el pluralismo de las posbl-dades clistributivas es una teora de los bienes. Para mi propsito inmediato,tal teora puede resumirse en seis proposiciones:

    2 Robert Nozick formula un argumento similar en Anarchy, State and Utopia Nueva York,1?74), pp. 149-150, pero de conclusiones radicalmente individualistas, lo que a mi parecervolenta el carctersocial de la produccin.3 Ralph Waldo Emerson Oda , en The ompcre Essays and Other Writillgs, BrooksAtkinson, comp. Nueva York, 1979),p. 770.

    1. Todos los bienes que la justicia distributiva considera son bienes so-ciales. No son ni han de ser valorados po r sus peculiaridades exclusivas. Noestoy seguro de quehaya otra clase de bienes, pero me propongo dejar abier-ta la cuestin. Algunos objetos domsticos son aprec iados por razonesprivadas o sentimentales,yero slo en culturas donde el sentimiento general-mente se aade a tales objetos. Una hermosa puesta de sol, el aroma del henorecin cortado, la emocin por una vista urbana: se trata de bienes valoradosen privado , a pesar de que son tambin, y de manera ms clara, objetos devaloracin cultural, Igualmente, los inventosms recientes no son valoradosde acuerdo con l as ideas de sus inventores, s ino que estn sujetos a unproceso ms amplio de concepcin y creacin. Los bienes de Dios, cierta-mente, estn exentos de esta regla, como se lee en el primer captulo delGnesis: Vio Dios cuanto haba hecho, y todo estaba muy bien. (1:31) Estavaloracin no requiere el consentimiento de la humanidad (cuyas opinionespodran diferir), O de una mayora de hombres y mujeres, o de algn grupode individuos reunidos en condiciones ideales (si bien Adn y Eva en elParaiso tal vez 10ratificaran). No puedo encontrar otras excepciones ms.Los bienes en el mundo tienen significados compartidos porque la con-cepcin y la creacin son procesos sociales. Por la misma razn, los bienestienen distintas significaciones en distintas sociedades. La misma cosa esvalorada por diferentes razones, o es valorada aqu y devaluada all. [ohnStuart Mili se quejciertavez de que la gente valora estando en masa , perono seme ocurre de qu otra manera nos puedan gustar o disgustar los bienessociales. Un solitario podra apenas comprender la significacin de losbienes o imaginarlas razones para considerarlos agradables o desagradables.Una vez que la gente valora en masa, es factible que los individuos se esca-pen apuntando a valores laten tes o subvers ivos y opten po r valores alter-nativos -incluyendo aque110s como la notoriedad la excentricidad-.Unadesenfadada excentricidad ha sido en ocasiones uno de los privilegios de laaristocracia: es un bien social como cualquier otro.2. Los individuos asumen identidades concretas por la manera en queconciben y crean luego poseen y emplean-los bienes sociales. La lineaentre lo que yo soy y 10 que es mo es di ci l de trazar , escribi WilliamJames. La distribucin no puede ser entendida como los actos de hombres ymujeres an sin bienes particulares en la mente o en las manos. Dehecho, laspersonas mantienen ya una relacin con un conjunto de bienes; tienen unahistoria de transacciones, no slo entre unas y otras, sino tambin con elmundo mater ia l y moral en el que viven . Sin una historia tal, que principiadesde el nacimiento, no seran hombres y mujeres en ningn sentido reco-nocible, y no tendran la primera nocin de cmo procederen la especialidadde dar, asignare intercambiar.

    4 Iohn StuartMill, On Libcrty , en rile PhilasopllY ofotin StuariMll, Marshall Cohen, comp.Nueva York,1961),p. 255. Para tu l tratamiento antropolgico del gusto o disgusto por los bie-nes socales, vase Mary Douglas y Baron Isherwccd, TlleWarldofGoods Nueva York, 1979).5 Williarn James, citado por Snyder y Howard Fromkn en Unioueneee T e HumanPursuitof D{ffen IICR Nueva York,1980),p.108.

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    6/48

    22 LA IGUALDAD COMPLEJA LA IGUALDAD COMPLEJA 233.No existe un soloconjunto de bienes bsicos o primariosconcebible paratodos los mundos morales y materiales bien, un conjunto as tendra queser concebido en trminos tan abstractos, que sera de poca utilidad al reflexionar sobre las particulares formas de la distribucin-o Incluso la gamade las necesidades, si tomamos en cuenta las de carcter fsicoy las de carcter moral, esmuy amplia y las jerarquizaciones son muy diversas. Un mismo

    bien necesario, y uno que siempre es necesario, la comida por ejemplo, conllevan significados diversos en diversos lugares. El pan es el sostnde lavda.,el cuerpo de Cristo, el smbolo del Sabat, el medio de la hospitalidad, etc.Previsiblemente, existe un sentido limitadoen elcual elprimerode ellos eselsentido primara, demodo que sihubiera 20individuos en el mundo y panapenas sufciente para alimentar a los 20, la primaca del pan como el sostnde la vida originara un principio distributivo suficiente. Pero esa es la nicacircunstancia en la cual sucedera as, e incluso aqu no podemos estar seguros. Siel empleo religioso del pan entrara en conflicto con su uso nutricional s los dioses exigiesen que el pan fuera preparado y quemado pero no comido ya no resulta claro qu empleo sera el primario-. Cmo entonces seha de incluir el pan en la lista universal? La pregunta es todava ms difcilde responder, las respuestas convencionales menos razonables conformepasamos de las necesidades a las oportunidades a las capacidades a lareputacin,;: as sucesivamente. Estos elementos pueden ser incluidos slo sise les abstrae de toda sgnificacin particular, y se les convierte, por ende, eninsignificantes para cualquier propsito particular.. Pero es la significacin de los bienes lo que determina su movimiento.Los criterios y procedimientos distributivos son intrnsecos no con respectoal bienen s mismo sino con respecto al bien social. Sicomprendemos qu esy qu significa para quienes lo consideran un bien, entonces comprendemoscmo, por quin y en v ir tud de cules razones deber a de ser d is tr ibuido .Toda distribucin es justa o injusta en relacin con los significados socialesde los bienes de que se trate. Ello es, obviamente, un principio de legitimacin,pero no deja de ser un principio crtico. Cuando los cristianos medievales, por ejemplo, condenaron el pecado de la simona, afirmaban que lasignificacin de un bien social particular, la investidura eclesistica, excluasu venta y su compra. Envista de la interpretacin cristiana de la investidu-

    6 Acaso no son los significados sociales, como Marx quera fh erman Ideology Pascal,comp., Nueva York, 1947, p. 89), otra cosa que las ideas de la clase dominante, las relacionesmateriales dominantes en tanto que ideas ? No creo que sean siempre slo eso ninada ms queeso, si bien los miembros de la clase dominante y los intelectuales patrocinadospor sta puedanestar en condiciones de explotar o distorsionar los significados sociales de acuerdo con suspropios intereses. Al intentarlo, no obstante, deben contar con una resistencia enraizadaintelectualmente) en los significadosmismos. Lacultura de un puebloes siempre una produccin conjunta, incluso en el caso de no ser ntegramente cooperativa, y es siempre una produccin compleja. La comprensin comn de los bienes particulares trae consigo principios,procedimientos, concepciones de la accin, que los gobernantes no eligiran de realizar suopcin n st momento y provee de estemodo las bases parala crtica sodal. Apelar a lo que hede llamarprincipios internos en contrade lausurpacin de individuos con poder es laformacomn del discurso crtico.

    ra, se entenda necesariamente me inclino a afirmar que los as investidos deban ser elegidos por su conocimientoy piedad y no por su riqueza.Es de suponerse que hay cosas susceptibles de comprarse con dinero, perono sta. Anlogamente, trminos como prostitucin y so orno denotan tantocomo simon la ven ta y la compra de bienes que nunca deberan ser vendidos ni comprados en vista de cierta nocin de sus significados.5. Los sgnicados sociales poseen carcter histrico, al igual que las distribuciones. Estas, justas e injustas, cambian a travs del tiempo. An ms,ciertos bienes bsicos poseen lo que podramos considerar estructuras normativas caractersticas, reiteradas a travs del tiempo y del espacio --aunqueno a travs de todo tiempo ni de todo espario-s-. Envirtud de tal reiteracinel filsofo ingls Bernard Williams puede sostener que los bienes han de distribuirse siempre de acuerdo con razones pertinentes pertinencia enlazada aparentemente a significados esenciales y no tanto a significados sociales.La idea, por ejemplo, de que los cargos deban asignarse a candidatos calificados ynoslo la idea que seha tenido de los cargos- es evidentementemanifiesta en sociedades muy distintas donde la s imona y el nepot ismo,

    aunque bajo nombres diferentes, han sido considerados pecado o injusticia.(Sinembargo,ha habido amplias divergencias en tomo a los tipos de posiciny de lugar que han de ser propiamente llamados cargos .) Nuevamente, elcastigo ha sido ampliamente entendido corno un bien negativo que debeaplicarse a individuos a quienes se juzga acreedores a l con base en un veredicto y no en una decisin poltica. (Pero, qu constituye un veredicto, quinha de formularlo , cmo se ha de impartir justicia, en suma, a los acusados?En torno a estas cuestiones han imperado significativas divergencias.) Estosejemplos invitan a la investigacin emprica. No existe un procedimientomeramente intuitivo o especulativo para llegar a razones pertinentes.6. Cuando los significados son distintos, las distribuciones deben ser autnomas. Todo bien social o conjunto de bienes sociales constituye, por asdecirlo, un esfera distributiva dentro de la cual slo ciertos criterios y disposiciones son apropiados. El dinero es inapropiado en la esfera de lasinvestiduras eclesisticas, es la intrusin de una esfera en otra.Y la piedad nodebera constituir ventaja alguna en el mercado tal corno ste ha sidocomnmente entendido. Cualquier bien que pueda ser vendido adecuadamente debera ser vendido al piadoso no menos que al profano, al herejeo alpecador (de lo contrario, nadie hara grandes negocios). El mercado estabier to a todos, no as la Igles ia . En ninguna sociedad, por supuesto lossignificados sociales son distintos por completo. Lo que ocurra en una esferadistributiva afecta lo que ocurra en otras; a lo sumo podremos buscar unaautonoma relativa. Pero como la significacin social, la autonoma relativaes un principio crtico ciertamente comosostendr a lo largo de este libro,

    7 Bcrnard Williams, Problems oj Sclf: Plosophiml Pl pcrs 956 972 Cambridge, Inglaterra,1973),pp. 230-249 (v Ihe Idea of Equality ). Este ensayo es tU delos puntos de partida demipropio pensamiento acerca de la justicia distributiva. Vase tambin la crtica a laargumentacin de Williams y de un ensayo T temprano) en Amy Gutmann, Liberal EqualityCambridge, Inglaterra,1980),cap. 4.

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    7/48

    24 LA IGUALDAD COMPLEJA LA IGUALDAD COMPLEJA 2Sun principio radical-o Y lo es i nc lu so cuando no apunta hacia una solanorma en arreglo a la cual todas las distribuciones deban ser medidas. Noexiste una norma nica . P ero s las hay y son reconocibles en sus trazosgenerales a pesar de ser polmicas) para cada bien social y para cada esferadistributiva en toda sociedad particular; estas normas son a menudo violadas, los bienes son usurpados, y las esferas invadidas por mujeres y hombrespoderosos. .

    PREDOMINIO MONOPOUOLas violaciones son de hecho sistemticas. La autonoma es un asunto deignificacin social y de valores compartidos, pero con mayor frecuencia sepresta a reformas ocasionales y a rebeliones que a la observancia cotidiana.Sin detrimento de toda la complejidad de sus configuraciones distributivas,la mayora de las sociedades se organizan de acuerdo con lo que podramosconsiderar una versin socialde lanorma fundamental: un bien o un conjunto d e biene s es d omin an te y d etermina nte de v alor en tod as las e sferas de ladistribucin. Tal bien o conjunto de bienes es comnmente monopolizado, ysu valor mantenido por la fuerza y lacohesin de quienes lo poseen. Llamo aun bien dominante si los individuos que lo poseen, por el hecho de poseerlo,pueden disponer de otra amplia gama de bienes. Es monopolizado cuandoun s olo h ombre o una so la mujer, un monarca en e l reino del v alor -{ ungrupo de hombres y mujeres, unos oligarcas- lo acaparan eficazmente antecualquier otro rival. El predominio representa un camino para usar losbienes sociales, que no est limitado por los sigrficados intrnsecos de stosy que configura tales significados a su propia imagen. El monopolio representa un medio de poseer o controlar los bienes sociales a fin de explotarsu predominio. Cuando los bienes escasean y son ampliamente necesitados,como el agua en e l d es ie rto, el mis mo mon op olio los har dominantes. Lamayora de las veces, sin embargo, el predonnio es una creacin social mselaborada, el trabajo de muchas manos, que mez cla la rea lida d y los smbolos. La fuerza fsica, la reputacin familiar, el cargo poltico o religioso, lariqueza heredada el capital el conocimiento tcnico: cada uno de ellos enperiodos histricos distintos, ha sido dominante; y cada uno ha sido mon opolizado por a lg n g rup o d e h ombres y mujeres. Y e nton ce s tod o lo b ue noles llega a aquellos que poseen el bien supremo. Pasase ste y los dems seposeern como en cadena. O bien, empleando otra metfora, un bien donnante seconvierteen otro bien, y en otros muchos, de acuerdo con algo que amenudo p arec e s er un proces o n atural y qu e, sin e mb argo , es de h ec ho m gico, una especie de alquimia social.Ningn bien social donna ntegramente la gama de los bienes; ningnmonopolio es jams perfecto. Me propongo describir slo tendencias, perotendencias cruciales, pues podemos caracterizar a sociedades enteras deacuerdo con los esquemas de conversin que se establezcan en ellas. Algunascaracterzaconss son SImples; en una sociedad capitalista el capital es dorni-

    nante y rpidamente convertible en prestigio y poder; en una tecnocracia, elconocimiento tcnico desempea el nsmo papel. Mas no es difcil imaginarni encontrar configuraciones sociales ms complejas. De hecho, el capitalismo y la tecnocracia son ms complejos de lo que sus denominaciones implican incluso cuando los nombres llegan a transmitir informacin real acercade las formas ms importantes de compartir, dividir e intercambiar. Elcontrol mon op lic o de un bien d omin an te da o rige n a una clase dominadora,cuyos miembros se ubican en la cima del sistema distributivo -como a losfilsofos les gustara hacer, sosteniendo poseer la sabidura que aman-oPero como el predominio es siempre incompleto y el monopolio imperfecto,la dominacin de toda clase en el poder es inestable. Con frecuencia es desafiada por otros grupos en nombre de modelos alternativos de conversin.La distribucin es a lo que se refiere el conflicto social. El pesado nfasisde Marx en los p ro ce so s p rod uc tivo s no d eb era o cu ltamos la s imp le v erdad de que el control de los medios de produccines una lucha distributiva.Latierra y elcapital estnen juego, y se trata de bienes que pueden ser compartidos, divididos, intercambiados e interminablemente convertidos. Perola tierray el capital no son los nicos bienes dominantes; es posible histricamente lo ha sido) tener acceso a ellos mediante otros bienes -poder militar y poltico, cargo religioso y carisma, etctera-o La h is to ria no rev ela lgnbiendominante nico ni lgnbien naturalmente dominante sino t nslo distintas clases de magia y bandasde magos en competencia.La pretensin de monopolizar un biendominante, de ser desarrollado confines pblicos, constituye una ideologa. Su forma bsica es la de enlazar laposesin legtima con algn conjunto de cualidades personales medianteun principio filosfico. As, la aristocracia, el gobierno de los mejores, es elprincipia de aquellos que p re te nd en la s up re ma ca de la c rian za y la inteligencia: son, por lo comn, los monopolizadores de la riquezaheredada y lareputacin familiar. La supremaca divina es el principio de quienes pretenden conocer la palabra de Dios: ellos son los monopolizadores de la gracia ylas investiduras La meritocracia, o la carrera abierta a los talentos es el prin-cipio de quienes afirman ser talentosos: la mayora de las vec es s on los monopolizadores de la educacin. Ellibre intercambioes el principia de quienesestn dispuestos, o dicen estar dispuestos, a exponer su dinero a riesgos: sonlos monopolizadores de la riqueza mvil. Estos grupos otros mstambin caracterizados por sus principios y posesiones compiten unoscontra otros, afanndose por la supremaca. Un grupo gana, y despus otro;se construyen coaliciones y la supremaca es inestablemente compartida. Nohay victoria final, ni debera haberla. Mas esto no es afirmar que las exigencias de los diversos grupos sean falsas por fuerza, ni que los principios queinvocan no poseen valor como criterios distributivos; a menudo los pr n -pios so n del todo justos d en tro de los Intes de una esfera particular , Lasideologas son fcilmente corrompidas, pero su corrupcin no es 10ms interesante de ellas.E s e n el e stud io d e estas p ug na s donde he buscado el hilo conductor parami argumentacin. Las pugnas, me parece, poseen una forma paradigmtica.

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    8/48

    26 LA IGUALDAD COMPLEJA LA IGUALDAD COMPLEJA 27Un grupo de hombres y mujeres

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    9/48

    28 LA IGU LD D OMPLEJ LA IGU LD D OMPLEJ 29hacen) el grupo de los talentosos . Al cabo del tiempo, los miembros de estegrupo exigirn que el bien que controlan tenga predominio fuera de laescuela: cargos, ttulos, prerrogativas, incluso la riqueza, todo deber serposedo por ellos. Es la carrera abierta a los talentos, en la que las oportuni-dades son iguales, y cosas as. Esto es lo que la equidad reclama; el talentoquiere predominar. En todo caso, las mujeres y los hombres talentosos in-crementarn los recursos disponibles para todos los dems. De esta maneranace la meritocracia de Michael Young, con cada una de sus desigualdadesinherentes. .Qu hemos de hacer ahora? Es posible fijar lmites a los nuevos esque-mas de conversin, reconocer pero restringir el poder monopolizador de lostalentosos. Pienso que ste es el propsito del principio de diferencia de [ohnRawls, conforme al cual las desigualdades se justifican slo si se orientan agenerar , y de hecho generan , el mayor beneficio posible a la clase socialmenos aventajada. Ms explcitamente, el principio de diferencia es unarestriccin impuesta a los talentosos una vez que el monopoliode la riquezaha sido destruido. Funciona de la manera siguiente. Imaginemos a un ciru-jano que exija ms de su parte proporcional sobre la base de las capacidadesque ha adquirido y de los certificados que ha ganado enla speralucha com-petitiva de los colegios y las escuelas mdicas. Accederemos a la exigencia si,y slo si, el acceder resulta benfico de las maneras especificadas. Al mismotiempo, actdfremos para limitar y regular la venta de la ciruga decir, laconversin directa de la capacidad quirrgica en riqueza.Esta regulacin tendr que ser necesariamente obra del Estado, como loson las leyes monetarias y agrarias. La igualdad simple requerira de unacontinua intervencinestatal para destruir o restringir todo incipiente mono-polio o reprimir nuevas formas de predominio. Pero entonces el podermismodel Estado se convertir en el objeto central de la pugna competitiva. Gruposde hombres y mujeres buscarn monopolizar y luego usar el Estadoa f in deconsolidar su propio control de otros bienes sociales; o bien, el Estado sermonopolizado por sus propios agentes en arreglo a la frrea ley de la oligar-qua. La politica es siempre elcamino ms directo al predominio, y el poderpoltico (ms que los medios de produccin) es acaso el ms importante, ydesde luego el ms peligroso bien en lahistoria humanan De ah la necesidad

    eMichacl Young, TlIeRisc of Meritocraey 1870 2033 (Harmondsworth, Inglaterra,1961), unabrillante obra de ficcin social.1 1 Rawls, A Tlteory of [usice llLpp 75 ss. [Los nmeros entre corchetes se refierena unacita completaoriginalde una referencia particular en cada captulo.]11 He de advert ir aqu algo que habr de delinearsemejor en adelante; a saber, que el poderpoltico es una especie particular de bien. Posee un doble carcter. En primer lugar, es comocualquiera otra cosa que los individuos hacen, valoran, intercambian y comparten; a veces esdominante, a veces es ampliamente compartido a veces es la poses in de unos cuantos. Ensegundo lugar , no obs tente, es d is tinto a cua lqu ier ot ra cosa puesto que, comoquiera que seposea ycualquiera que loposea,el poder poltico es elagente regulador de los bienes sociales engeneral. Se le utiliza para defender las fronteras de todas las esferasdistributivas, incluyendola

    suya propia, y para hacervaler las nociones comunes delo que los bienes son y para qu sirven.(Sinembargo, obviamente, puede ser utilizado para invadir las diversas esferas y contravenir tal

    de restringir a los agentes restrictores, de establecer barreras constitucionales.stos son lmites impuestos al monopolio poltico, y son tanto ms im-portantes cuando los diversos monopolios sociales y econmicos han sidodestruidos. .Una manera de limitar el poder poltico consiste en distribuirlo amplia-mente. Ello podra no funcionar, dados los ya muy discutidos peligros de latirana mayoritaria; pero tales peligros son quiz menos graves de lo que amenudo se cree. El ms grave peligro para un gobierno democrtico consisteen que ser demasiado dbil para vrselas a la larga con los monopolios quehayan de reaparecer, y con la fuerza social de los plutcratas, los burcratas,los tecncratas, los meritcratas y dems. En teora, el poder poltico es elbien dominante en una democracia, y es convert ib le de la manera que losciudadanos elijan. Pero en la prctica, otra vez, destruir el monopolio delpoder neutraliza su predominio. El poder poltico no puede ser amphamentecompartido sin estar sujeto al empuje de todos los otros bienesque los ciuda-danos ya poseen o esperan poseer. De ah que la democracia sea en esenciaun sistema que refleja, como Marx reconociera, la distribucin imperante onaciente de los bienes sociales. La toma democrtica de decisiones serconfigurada por las concepciones culturales que determinen o suscriban losnuevos monopolios. Para prevalecer sobre stos el poder tendr que sercentralizado. Una vez ms, el Estado deber ser muy poderoso si ha decumplir con los propsitos que se le han encomendado por el principio dediferencia o por alguna regla igualmente intervencionista. .An as, el rgimen de la simple igualdad podria funcionar. Es posibleimaginar una tensin ms o menos estable entre los monopohos que surgeny las restricciones polticas, entre la pretensin por el l rhrilegio .sustentadapor, digamos, los talentosos, y la observancia del prm IplO de diferencia, yluego entre los agentes de la observancia y la constitucin democrtica. Perosospecho que las dificultades reaparecern, y que en multi tud de casos a lavez el nico remedio para el privilegio privado ser el estatismo, y la nicaescapatoria al estatismo ser el privilegio privado.Movilizaremos poder a finde controlar monopolios, y luegobuscaremos alguna manera de o n t r o ~ r elpoder que hemos movilizado. Pero no hay camino que no abra oportumda-des a mujeres y hombres estratgicamente ubicados para aprovechar yexplotar bienes sociales importantes.Estos problemas surgen cuando se considera al monopolio y no al predo-minio como la cuestin central de la justicia distributiva. Ciertamente no esdificil entender por qu los filsofos y tambin los activistas polticos se hancomprensin.) En este segundo sentido podramos en verdad afirmar que el poder poltico.essiempre dominante --en las fronteras, mas no den tro de ellas-. El problema central de laVidapoltica consiste en mantener la distincin crucial entre en y dentro . Sin embargo dichoproblema no puede ser resuelto con arregloa los imperativos de la igualdad simple. 12 Vase elcomentario de Marx en su Crit iqueof the Cotha Program de que la repblicademocrtica es la forma de Estado dentro de la cual la l ucha de c la se s s e librar hasta suconclusin: la lucha se refleja de inmediato y sin distorsin en la vida poltica (Marx y Bngels,ele ted Works [Mosc, 1951],vol. p. 31).

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    10/48

    30 LAIGUALDADCOMPLEJA LA IGUALDAD COMPLEJA 31centrado e n e l mon op olio. L as pugnas d istrib utiva s d e la edad modernacomienzan con una guerra contra el control exclusivo de la tierra, los cargosy el h on or por parte de la aristocracia. Este monopolio parece ser especialmente pernicioso, pues sebasa en elnacimiento y en la sangre,con los cualesel individuo nada tiene que ver, ms qu e e n la riq ue za , e l poder o la e du ca cin, los c ua le s a l men os e n p rinc ip io pueden ser adquiridos. Pero cuandotodo hombre y toda mujer se convierten, por a s d ec irlo , e n un pequeopropietario en la esfera del nacimiento y lasangre, una importante batalla es.verdaderamente ganada. El derecho de nacimiento deja de ser un bien dominante y por tanto adquiere mu y poco; la riqueza, el poder y la educacinpasan a primer p la no . En r el ac i n con e st os lt im os b ie ne s, la igualdads imp le no puede ser mantenida en a bs ol ut o, o s l o puede serlo estandosujeta a las vicisitudes que acabo de describir. Dentro de sus propias esferas,tal como usualmente son comprendidos, estos tres bienes tienden a generarmonopolios naturales que slo pueden se r rep rimido s si el p od er e statal e sen s mis mo d omin an te y si es mon op oliz ad o por agentes encargados de larepresin. No obstante, pienso que h ay otra va p ar a una cl ase de i gu al da ddistinta.

    TmANfA E IGUALDAD COMPLEJASostengo qi e d eb emos c on ce ntramos en la red uc cin d el p re do minio y n omenos no primordialmente-e- en la destruccin o la restriccin del monopolio. Debemos considerar qu podra significar estrechar la gama dentrode la c ua l los b ie ne s p artic ulares so n c on ve rtib le s y re iv ind ic ar la a utoridad de las esferas distributivas. Pero esta lnea de argumentacin, si bien nodesusada histricamente, nunca ha aflorado en la literatura filosfica. Losfilsofos ha n preferido criticar o justificar) los monopolios que existen os.urgen de la riqueza, el poder y la e du ca cin . O bien, han criticado o justficado) conversiones particulares e riqueza en educacino de cargos ennqueza . Y todo ello en nombre de algn sistema distributivo radicalmentesimplificado. Lacrticadel predominio sugerir en vez de eso una manera derediseary de vivir con la complejidad actual de las distribuciones.Ima gine mo s a ho ra u na s oc ie da d en la que diversos bienes sociales seanposedos de manera monopolista < omo d e he ch o lo son y siempre lo sern,evadiendo la continua intervencin estatal pero en la que ningn bienparticular es generalmente convertible. Conforme avance en la exposicinintentar,definir,los l m i t ~ precisos de la convertibilidad, pero por a ho ra ladescripcin genenca habr de ser suficiente. Se trata de una sociedad complejamente igualitaria. Sibien habr infinidad de pequeas desigualdades, ladesigualdad no ser multiplicada por medio del proceso de conversin ni sele aadirn bienes distintos, pues la autonoma de la distribucin tender aproducir una variedad de monopolios locales, sustentados por grupos diferentesde hombres y mujeres. No pretendo afirmar que la igualdad complejadeba,ser ms estable que la igu alda d s imple, p ero me inclino a p en sa r queabrir una va a formas ms amplias y particularizadas del conflicto social. Y

    la resistencia a la convertibilidad sera mantenida en gran medida porhombres y mujeres comunes dentro de sus propias esferas de competenciaycontrol sin una accin estatal de gran envergadura.S e trata, me p arece , d e un mod elo a trac tivo , si bien no he explicado anpor qu lo e s. E l p la ntea mien to de la igu alda d c ompleja p arte d e n ue stranocin m refiero a nuestra comprensin concretapositiva y particular-de los diversos bienes sociales; posteriormente versa sobre cmo nos relacion amos u no s c on o tros p or med io d e e so s biene s. L a ig u alda d s imple es un acondicin distributiva simple, de modo que si yo tengo 14sombreros y otrapersona tiene tambin 14,estamos en condicin de igualdad. Y tanto mejor silos sombreros son predominantes, ya que entonces nuestra igualdad se exten de r a trav s d e toda s las esferas de la vida soc ia l. Des de la p os ic i n q ueasumo aqu, sin embargo slo tendremos el mismo nmero de sombreros yes poco probable que los sombreros sean predominantes por mucho tiempo.La igualdad es una compleja relacin de personas regulada por los bienesque hacemos compartimos e intercambiamos entrenosotros; no es una identidad de posesiones. Requiere entonces una diversidad de criterios distributivos que reflejen la diversidad de los bienes sociales.El planteamiento de la igualdad compleja ha sido bosquejado con maestrapor Pascal en uno de sus Penses

    Lanaturaleza de la tirana es desear poder sobre todo el mundo y fuera de lapropia esfera.Hay diversas compaas los fuertes los hermosos los inteligentes los devotos perocada hombre reina enla suya propiay no fuerade ella. Sin embargoen ocasiones se enfrentan: entonces el fuerte y el hermoso luchan por la supremaca torpemente pues la supremacaes de rdenes distintos-o Unos a otrossetergiversan y cometen el errorde pretenderel predominio universal. Nada puedeganarlo ni siquierala fuerza pues sta es impotente en el reino de lossabios. [...}Tirana Las proposiciones siguientes son entonces falsas y tirnicas: Puestoque soy ~ e r m ~ ~ o ~ i g i r respeto. Soyfuerte luego los hombres tienen queamarme. [...} Soy... etcetera.La tirana es el deseo de obtener por algn medio aquello que slo puede ser

    obtenido por otros medios. cualidades diversas se corresponden obligacionesdiversas: el amor es la respuesta apropiada al encanto el temor a la fuerza y lacreenciaal aprendizaje.l

    Marx formul un argumento similar en sus manuscritos juveniles talvez teniendo esa pense en mente:

    Supongamos que el hombre sea hombre y que su relacincon el mundo sea humana. Entonces slo amor podr darse a cambiode amor confianza a cambio deconfianza etc. Si alguno desea disfrutar del arte tendr que ser una personaartsticamentecultivada; si alguno desea influir sobre otros tendrque ser alguienrealmente capaz de estimular y animar a otros. [...}Si alguien ama sin generar13 Blaise Pascal, cnees trad. de M.Cohen Harmondsworth, Inglaterra, 1961 , p 96 nm.244).

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    11/48

    14 Karl Marx, conomcat and l ilosopltical anuscriptsT. B. Bottomore, comp. Londres,1963 , 193-194. Es interesante advertir un eco ms remoto del argumento de P a s c ~ l enlaTlteory of oral Scntimcns de AdamSrnith Bdmburgo, 1813 , vol. 378-379; Smith.xontodo, parece haber credo que las distribuciones en la sociedad de su tiempo realmente seajustabana su concepcin de lo apropiado --error que ni PascalniMarx llegaron a cometer.15 Vase el somero tratamiento de [ean Bodin en ix Rooks o a ommonmeatc KennethDouglas McRae,comp. Cambridge, Mass., 1962 ,pp. 210-218.

    Estos argumentos no son fciles; gran parte de mi l ib ;o es s e n c i l l ~ m e n t eexposicin de su significado. Co:,- todo intentare hacer a q ~ i a lg o massencillo y esquemtico: una traduccin de los argumentos a los terrmnos quehe venido manejando.El primer supuesto de Pascal y Marx es que las c u a l ~ d a d e s personales ylos bienes sociales tienen sus propias esferas de operacion, en las que pro-ducen sus efectos de manera libre, espontnea y legtima. Hay conversionessimples y naturales que. se siguende los bienes particulares y son intui-tivamente plausibles debido al significado SOCial de esos bienes. Se apela anuestra nocin usual, y almismo tiempo en contra de nuestro consentimientocomn hacia esquemas ilegtimos de conversin. O bien, es una apelacin denuestro consentimiento a nuestro resentimiento. Hay algo errneo, sugierePascal, en la conversin de fuerza en creencia. En trminos polticos, Pascaldice que ningn gobernante podr dirigir adecuadamente mis opinionesslo a causa del poder que detenta. Tampoco pretender influir en mis actos,aade Marx, a menos de que sea persuasivo, til, estimulante y dems. Lafuerza de estos argumentos depende de una nocin compartida del conocimiento.sla influencia y el poder. Los bienes sociales tienen significadossociales, y nosotrosencontramos acceso a la justicia distributiva a travs de lainterpretacin de esos significados. Buscamos principios internos para cadaesfera distributiva.El segundo supuesto es el de que la inobservancia de estos p r ~ n c i p i o ~ eslatirana. Convertir un bien en otro cuando no h ay u na conexin intrnsecaentre ambos es invadir la esfera en la que otra faccin de hombres y mujeresgobierna con propiedad. Elmonopolio no es inapropiado dentro de las esferas. Elcontrol que ejercen hombres y mujeres los polit icos) ti les y persuasivos sobre el poder poltico, por ejemplo, no tiene nada de reprobable. Peroel empleo del poder politico para ganar acceso a otros bienes es un uso tirnico. De este modo se generaliza una vieja definicin de la tirara: de acuerdocon los autores medievales el prncipe se convierte en tirano cuando seapodera de la propiedad o invade la familia de sus sbditos. En la vidapolitica tambin ms ampliamente-e- el predominio sobre los bienes traeconsigo la dominacin de los individuos.El rgimen de la igualdad compleja es lo opuesto a la tirana, Establece talconjunto de relaciones que la dominacin es imposible. En trminos forma-

    33A IGUALDAD COMPLEJAles, la igualdad compleja significa que ningn ciudadano ubicado en una es-fera o en relacin con un bien social determinado puede ser coartado porubicarse en otra esfera, con respecto a un bien distinto. De esta manera, elciudadano X puede ser escogido po r encima del ciudadano Y para un cargopoltico, y as los dos sern desiguales en la esfera >oltica Pe ro no lo sernde modo general mientras el cargo de X no le confiera v e n t a J ~ s sobre Y encualquiera otra esfera cuidado mdico superior, acceso a mejores escuelaspara sus hijos, oportunidades empresariales y asi por lo dems o Siempre ycuando el cargo no sea un bien dominante, los titulares del cargo estaran enrelacin de igualdad, o al menos podrn estarlo, con respecto a los hombresy mujeres que gobiernan. .Pero, qu sucedera si se eliminara el predominio, se estableciera la autonoma de las esferas y la misma gente se mostraraexitosa en una esfera trasde otra, triunfara en cada actividad y acumulara bienes sin necesidad conversiones ilegtimas? Ello ciertamente dara lugar a una sociedaddesi-gual, pero tambin mostrara del modo ms contundente que un a SOCiedadde iguales no es un a posibilidad factible. Dudo ~ I g n arumentoigualitario sobrevivaante tal evidencia. He aqui a un individuo e l ~ g i d o libremente por nosotros sin relacincon sus vnculos familiares o su nqueza personal) como nuestro representante poltico. Pero tambin es un empresarioaudaz e inventivo. De joven estudi ciencias, obtuvo calificaciones sorprendentemente altas en cada asignatur,a e hizo in:lportantes descubri-mientos. En la guerra demostr una excepcional valenta y sehizo merecedora los ms altos honores. Compasivo y admirado es amado por cuantos loconocen. Existen personas como stas? Tal vez, pero yo tengo dudas. Esposible narraresta suerte de h i s ~ o r j a s pero las h l s t c n ~ s son ficciones: laposibilidad de convertir poder, dinero o talento acadmico en fan:a legendaria. En todo caso, no ha y tantas de estas personas como para constituir unaclase gobernante que nos domine a los dems. Ni pueden se rexitosos cadaesfera distributiva, ya que ha y algunas esferas en las que la idea del xito not iene cabida. Ni tampoco sus hijos, bajo condiciones de igualdad compleja,tienen posibilidades de heredar su xito. Con mucho, los polticos, empre-sarios, cientficos, soldados y amantes msnotables sern personas distintas,y en la medida e n q ue los bienes que posean acarreen la posesin de otrosbienes, no tenemos razn paratemer sus logros.La critica del predominio y la dOminacin tiene como base un principiodistributivo abierto. Ningn bien SO al ha de ser dlstrrbllldo entre hombres ymujeres que posean algn tro bien simplemente porque poseen sin tomar encumta el significado de X. Este es un principio que ha sido p r o b a b l e m e ~ t e reiterado, en alguna u otra poca, para cada Y que haya Sido predominante.Pero no ha s ido enunciado con frecuencia en trminos generales. Pascal yMarx ha n insinuado la aplicacin del principio contra toda posible y , y yohe de intentar desarrollar tal aplicacin. No habr de preguntar, por consiguiente, por los miembros de las compaas de Pascal fuertes o losdbiles, los hermosos o los menos a g r a c l a d o s ~ smo por los bienes que elloscomparten y dividen. El propsito del principio es el de captar nuestra aten-

    LA IGUALDAD COMPLEJAamorparas mismo/ es decir; si no es capaz de ser amado por sola m a ~ i f e s ~ -cin de s mismo como persona amante, entonces este amor es Impotencia e mfortuno.

    32

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    12/48

    34 LA IGUALDAD COMPLEJA LA IGUALDAD COMPLETA 35cin, mas no determina ni el compartimiento ni la divisin. El principio nosdispone a estudiar el significado de los bienes sociales, a examinar las distintas esferas distributivasdesde dentro.

    T s PRINCIPIOS DISTRIBUTIVOSNo es de esperarse que la teora que desarrollemos vaya a ser elegan.te.Ningn tratamiento del significado de los bienes sociales ni de las fronterasde la esfera dentro de lacual operanlegtimamente habr de estar exento decontroversias. Tampoco existe un procedimientodefinido para articular o corroborar los diversos planteamientos. En el mejor de los casos, los argumentos sern muy generales, reflejarn el carcter diverso y lleno de conflicto dela vida social que buscamos simultneamente comprender y regular perono regular antes de comprender o Pondr, por tanto, aparte toda pretensinhecha con base en un criterio distributivo nico, pues ningn criterio tal pue-de corresponder a la diversidad de los bienes sociales. Tres criterios, no obstante, parecen cumplir con los requisitos del pdncijJio abierto,.y a menudohan sido tenidos por el corruenzo y el in de la justicta distributiva, de modoque tendr que decir algo acerca de cada uno de ellos: intercambio libre, merecimiento y necesidad; los tres poseen fuerza real, pero mnguno la tIene entoda la gama de las distribuciones. Son partede la historia,no eltodo.

    El intercambio libreEl intercambio libre es palmariamente abierto; no garantiza ningn resultadodistributivo en particular. En ningn momento de ningn proceso de intercambio razonablemente denominado libre ser posible predecir la divisinparticular de los bienes sociales que habrde ocurrir en algn momento ulteror. (Sin embargo, ser posible predecir la estructura general de la divisin.) l menos en teora, el intercambio libre crea un mercado en que todoslos bienes son convertibles en todos los otros bienes a travs del medio neutral del dinero. No hay bienes predominantes ni monopolios. De ah que lasdivisiones sucesivas que se produzcan hayan de reflejar de manera directalos significados sociales de los bienes divididos, pues cada transaccin, operacin comercial, venta y adquisicin habr sido voluntariamente acordadapor mujeres y hombres que conocen ese significado por cuanto que ste hasido establecido por ellos. Cada intercambio es una revelacin de significadosocial. As, por definicin, ninguna X caer en manos de quienes posean unaY,simplementeporque poseen Ysin referencia a lo que X realmente significapara algn otro miembro de la sociedad. Elmercado es realmente plural ensus operaciones en sus resultados, infinitamente sensitivo a los significados que los individuos aparejan a los bienes. Qu posibles restricciones

    C] Nozick en lo relativo a la esquematizacln , A Jarclty Social State and lltopia [2]. pp. 55ss.

    pueden ser entonces impuestas sobre el intercambio libre en nombre delpluralismo?Con todo, la vida cotidiana en el mercado, la experiencia real del intercambio libre, es muy diferente a lo que la teora sugiere. El dinero, supuestamente un medio neutral, es en la prctica un bien dominante y se ve monopolizado po r individuos con un talento especial para la transaccin y elcomercio l gran destreza en la sociedad burguesa o Entonces, otros individuos exigen la redistribucin del dineroy el establecimiento del rgimende la igualdad simple empezando la bsqueda de algn medio paramantener el rgimen. Pero incluso si nos concentramos en el primer momento no problemtico de la igualdad simple intercambio l ibre sobre la basede partes proporcionales iguales todava necesitaremos determinar qucosas se pueden intercambiar por cules otras, pues el intercambio libre dejalas distribuciones integramente en las manos de los individuos, y los significados sociales no estn sujetos, o no siempre, l las decisiones interpretativasde hombres y mujeres individuales.Consideremos un ejemplo sencillo: el caso del poder poltico. Podemosconcebir el poder poltico como un conjunto de bienes de valor diverso: votos, influencia, cargos y cosas semejantes. Cada uno de estos bienes puedeser manejado en el mercado y acumulado por individuos dispuestos a sacri

    ficar otros bienes. Incluso si los sacrificios son reales, el resultado sin embargo es una forma de tirana un leve tirana, dadas las condiciones de laigualdad simple--. Puesto que estoy dispuesto a renunciar a mi sombrero,votar dos veces;y usted, que valora elvoto menos de loque valora mi sombrero, no votar en absoluto. Sospecho que el resultado ser tirnico inclusocon respecto a nosotros dos, que hemos llegado a un acuerdo voluntario. Esciertamente tirnico con respecto a todos los otros ciudadanos que ahora tienen que someterse a mi desmedido poder. No que los votos no puedan sernegociados; de acuerdo con cierta interpretacin, de eso precisamente trata lapoltica democrtica. Se ha sabido con certeza de polticos democrticos quehan comprado votos, o que han intentado comprarlos prometiendo inversiones pblicas que beneficiaran a grupos particulares de votantes. Pero estoeshecho en pblico, con fondos pblicos y sujeto al apoyo pblico. La operacincomercial privada es estorbada en virtud de lo que la poltica, o la polticademocrtica, es; o sea, en virtud de lo que hemos hecho al constituir la comunidad poltica, y de lo que todava pensamos acerca de ese hecho.El intercambio libre no es un criterio general; no obstante, seremos capaces de especificar las fronteras dentro de las cuales opera slo por medio deun cuidadoso anlisis de los bienes sociales particulares. Habiendo desarrollado tal anlisis, arribaremos en el mejor de los casos a un conjunto de fronteras con autoridad filosfica, y no po r fuerza al conjunto que debera tenerautoridad poltica. Eldinero se filtra a travs de todas las fronteras t l eslaforma primaria de la migracin ilegal; dnde deberia ser contenido es unacuestin tanto de tctica como de principio . No hacerlo en algn punto razonable tendr consecuencias en toda la gama de las distribuciones, pero laconsideracin de esto corresponde a otro captulo.

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    13/48

    36 LA IGUALDADCOMPLEJA LA JGUALDADCOMPLEJA 37 m r imi nto

    A l i gual que el i ntercambio l ibre, el merecimiento parece ser abierto ydiverso. Es posible imaginar una agencia neutral nica dispensando recom-pensas y castigos, infinitamente sensible a todas las formas del merecimientoindividual. Entonces el proceso distributivo sera efectivamente centralizado,pero los resultados seran impredecibles y diversos. No habra biendominante alguno. Ninguna X sera distribuida sin atender a su significado_social, pues es conceptualmente imposible afirmar que X es merecida sinatender a lo que X es. Todas l as disti nt as compa as de hombr es y muj er esrecibiran su recompensa adecuada. Sin embar go, no es f ci l determinarcmo funcionara esto en la prctica. Tal vez tendra sentido decir, porejem-plo, que este encantador individuo merece ser amado. No tiene sentido decir,sin embargo, que merece ser amado por esta o por cualquier otra) mujer enpar ti cular. S l l a ama mient ras ella per manece i ndif er ente a sus r eales)encantos, sa es su desventura. Dudo de que desearamns que tal situacinfuese corregida por alguna agencia externa. El amor de hombres y mujeresen particular, de acuerdo con nuestra nocin de l, slo puede ser distribuidopor los mismos hombres y mujeres en particular y raravez se guan en estosasuntos por consideracionesde merecimientos.El caso la influencia es exactamente el mismo. Supongamos que hayuna mujer muy conocida por ser estimulante y alentar a otros. Tal vez me-rezca ser un miembro influyente de nuestra comunidad. Pero no merece queyo sea i nf lu id o por ella o que yo si ga su l ider azgo. Ni querr amos que elconvertirme en su seguidor, por as decir lo, le f uera asi gnado por algunaagencia capaz de hacer esa clase de asignaciones. Ella podr esforzarse paraest imul ar me y alent ar me y hacer todas las cosas que por l o comn sedeno-minan estimulantes o motivadoras. Pero si yo aviesamente) me niego a serestimulado y motivado por ella, no le niego nada que ella merezca. Elmismoargumento esvlido por extensin con respecto a los politicos y a los ciuda-danos ordinarios. Los ciudadanos no pueden cambiar sus votos por som-breros: no pueden decidir individualmente cruzar la frontera que separa laesfera poltica del mercado. Pero dentro de la esfera poltica toman decisionesindividuales; rara vez de nuevo se guan por consideraciones de mereci-miento. No est claro que los cargos puedan ser merecidos sta es otracuestin que debo p l z r ~ pero de ser as violara nuestra nocin de lapolitica democrtica si fueran simplemente distribuidos por alguna agenciacentral entre individuos con merecimientos.Anlogamente, por ms que nosotros definamos las fronteras de la esferaen que el intercambio libre haya de operar, el merecimiento no desempearpapel alguno dentro de tales fronteras. Supongamos que yo soy hbil para latransaccin y el comercio, de modo que acumulo gran nmero de hermososcuadros. Sisuponemos, como hacen los pintores, que los cuadros son apro-piadamente manejados en el mercado, entonces no hay nada de reprensibleen mi posesin de l os cuadr os. Mi der echo es l egt imo. Pero sera ext rava-gante decir que merezco tenerlos simplemente porque soy bueno para

    negociar y comercializar. El merecimiento parece requerir un vnculo es-pecialmente estrecho entre los bienes particulares y las personas particularesmientras que la justicia slo en ocasiones requiere un vnculo t l An spodramos insistir en que sle:la gente artsticamente cultivada, aquellamerece poseer cuadros, debena poseerlos, en efecto, y no es difcil imaginarun mecanismo distributivo. El Estado podra comprar t odos l os que sepUSIeran a la venta pero los artistas tendran que tener una licencia, a fin deque no hubiera un nmero interminable de ellos), los evaluara y luego losdistribuira entre personas artsticamente cultivadas, adjudicando los me-j ores a l as hiper cult ivadas. El E st ado r eali za algo semej ante, a veces, con

    r ~ s p t o a cosas que la gente necesita

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    14/48

    Finalmente, el criterio de la necesidad. A cada quien de acuerdo con susnecesidades generalmente pasa por ser la mitad distributiva de la famosamxima de Marx: hemos de distribuir la riqueza de la comunidad de modoque las necesidades de sus miembros sean satisfechas. Una propuesta via-ble, pero radicalmente incompleta. De hecho, la primeramitad de la mximaes tambin una propuestadistributiva, mas no se corresponde con la regla dela segunda mitad. Cada quien de acuerdo con su capacidad sugiere que las'plazas de trabajo deberan ser distribuidas (o que mujeres y hombresdebernser reclutados para el trabajo) sobre la base de las cualidades indivi-duales. Pero los individuos no necesitan en sentido evidente alguno las pla-zas de trabajo para las cuales estn calificados. Tal vez escaseenesas plazas yhaya grannmero de candidatos calificados: cules de entre ellos las necesi-tan con mayor urgencia? Si sus necesidades materiales ya han sido satis-fechas, tal vez no necesiten t rabajar en absoluto. O si en algn sentido nomaterial todos necesitan trabajar, entonces esa necesidad no establecer dis-tinciones entre ellos l menos no a primera vista-o Sera de cualquier ma-nera extrao pedirle a un comit de seleccin en busca de un director dehospital, hacer su eleccin tomando en cuenta ms las necesidades de loscandidatos que las necesidades de la institucin y de los pacientes. Sinembargo, e'ltimo conjunto de necesidades, aun no siendo objeto de desa-cuerdos polticos,no producirni una sola decisin distributiva.. Pero la necesidad tampoco funcionar para muchos otros bienes. La m-xima de Marx no es de utilidad para la distribucin de poder poltico, honory fama, veleros, libros raros u objetos bellos de la clase que sea. stas no soncosas que alguien, hablando estrictamente, necesite. Incluso si adoptamosuna posicin ms amplia y definimos el verbo necesitar como lo hacen los

    I o s ~ esto como la forma ms fuerte del verbo querer ni as obtendremosun cnteno distributivo adecuado. La clase de cosas que he enunciado nopuede ser igualmente distribuida entre individuos con necesidades igualesporque algunas de ellas )eneralmente, y otras necesariamente, son escasas, yotras no pueden ser posedas a menos que otros individuos, por razones pro-pias, estnde acuerdo en quin ha de poseerlas.

    La necesidad genera una esfera distributiva particular dentro de la cualella misma es el principio distributivo apropiado. En una sociedad pobre,una gran proporcin de riqueza social sera llevada hasta esta esfera. Perodada la variedad de bienes que surgen de cualquier vida comn inclusocuando,es vivida a un nivel material muy bajo, otros criterios distributivosoperaran SIempre paralelamente a la necesidad y siempre ser necesariopreocuparse por las fronteras que demarcan unos criterios de otros. Dentrode su esfera, la necesidad ciertamente satisface los requisitos de la reg lageneral distributiva acerca de y Y. Los bienes que se distribuyen apersonas necesitadas de ellos en proporcin a su necesidad no son, desde17 Marx Cctha Program [I], 23

    LAIGUALDADCOMPLEJA8 LA IGUALDAD COMPLEJA anecesidad

    39lI Iego dominados ningn otro bien. Lo importante no es el poseer Y,sino el carecer de X.Sin embargo,creo que ahora podemos apreciar que cual-quier criterio, sea cual fuere su fuerza, cumple con la regla general dentro desu propia esfera y en ninguna otra ms. Este es el efecto de la regla: bienesdiversos a diversos grupos de hombres y mujeres, de acuerdo con razonesdiversas Hacer esto bien o hacerlo medianamente bien equivale sin embar-go a rastrear elmundo social ntegro.

    JERARQUAS SOCIEDADES DE CASTASO bien, consiste en rastrear un : undo social particular, toda vez que elanlisis q,ueyo p r p ~ es de carcter perentorio y fenomenolgico. Noproducir m un mapa Idea l m un plan maestro, sino un mapa y un planadecuados a las personas para quienes es delineado y cuya vida comnrefleja. El objetivo es, por supuesto, una reflexin especial que escoge aque-llas interpretaciones ms profundas de los bienes sociales no necesariamentereflejadas en la prctica c o t i d i a n ~ del predominio y el monopolio. Pero, qutal no existen tales Interpreta.clOnes?Todo el tiempo he dado por supuestoque los significados sociales eXIgenla autonoma, o la relativa autonoma, delas e s f e r a ~ d i s ~ i b u t i v a s y as ocurre la mayora de las veces. Sin embargo,noes imposible imagmar una SOCIedad donde el predominio y el monopoliono seanviolaciones sino la observancia de los significados, donde los bienessociales son entendidos en trminos,ierrquicos. En la Europa feudal, porejemplo, la ropa no era una mercancia (como lo es ahora) sino un emblemade rani?o. Elrango dominaba la vestimenta. Elsignificado de sta se configu-raba a Imagendel orden feudal. Vestirse con un refinamiento que a uno nolecorresponda era una clase mentira pues enunciaba un juicio falso acercade quin era uno. Cuando un rey o un primer ministro se vestian como unsujeto comn a fin de_entera,rse de las opiniones de sus sbditos, practicabanuna especie de engano poltico, Por otra parte, las dificultades para hacervaler el cdigo de la vestimenta (las leyes suntuarias) sugieren que siemprehubo un sentido alternativo al significado de aqulla. Uno puede empezar areconocer, al menos en algn punto, las fronteras de una determinada esferaden tro de la cual la gen te v is te de acuerdo con lo que puede permitirse, deacuerdo con lo que est d ispuesta a gastar, o de acuerdo con la manera enque quiere lucir. Las leyes suntuarias pueden ser todava observadas, perohoy en da es posible dirigir argumentos igualitaristas en contra de ellas,como de hecho lohace la gente comn.Es posible imaginar una sociedad donde todos los bienes sean jerrqui-camente concebidos? Tal vez el sistema de castas de la antigua India hayatenido esta forma (aunque tal suposicin es muy amplia, por lo que seraprudente dudar de su verdad, ya que, para empezar, el poder poltico parecehaber escapado siempre a las leyes de la casta). Nosotros entendemos a lascastas como grupos rgidamente segregados, y al sistema de castas como una

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    15/48

    40 LAIGUALDADCOMPLEJA LA IGUALDADCOMPLEJA 41sociedad-plural , como un mundo de fronteras. Pero el sistema es constituido por un a extraordinaria integracin de significados. Prestigio, riqueza,conocimiento, cargo, ocupacin, alimentacin, vestido e incluso el bien socialde la conversacin: todos estn sujetos a la disciplina lo mismo intelectualqu e fsica de las jerarquas. Y la jerarqua misma es determinada por el valornico de la pureza ritual. Es posible cierta clase de movilidad colectiva, pueslas castas o subcastas pueden cultivar los rasgos externos de la pureza y(dentro de severos lmites) subir de posicin en la escala social. El sis tema _descansa como un todo sobre una doctrina religiosa que promete igualdadde oportunidades, no en esta vida sino en el transcursode las vidas del alma.La condicin del individuo aqu y ahora es el resultado de su conducta durante su ltima reencarnacin [...] y de ser insatisfactoria puede ser remediada adquiriendo mritos en esta vida presente, que habrn de mejorar sucondicin en la siguiente . No debemos suponer qu e en algn momento lapersona est del todo satisfecha con la desigualdad absoluta. Sin embargo,las distribuciones aqu y ahora son parte de un solo sistema, en granmedidanunca desafiado, en el que la pureza predomina sobre otros bienes el nacimiento y la sangre predominan sobre la pureza-o Los significados socialesse traslapan y adquieren cohesin.Mientras m s perfecta sea la cohesin menos se podr pensar en la igualda d complej< > Todos los bienes son como coronas y cetros en la monarquahereditaria. 'Jo hay espacio, ni criterios, para distribuciones autnomas. Sinembargo, ni siquiera las monarquas hereditarias se constituyen de unamanera tan simple. La interpretacin social del poder real comnmente implica cierta nocin de la gracia divina, o del don mgico, o de la perspicaciahumana, y estos criterios para el desempeo de cargos son potencialmenteindependientes del nacimiento y la sangre. Lo mismo ocurre con la mayorade os bienes sociales: stos son imperfectamente integrados en sistemas msamplios, pero algunas veces son interpretados de acuerdo con sus propiostrminos. La teora de los bienes explicita interpretaciones de esta especie(donde las haya) y la teora de la igualdad compleja las explota. Decimos, porejemplo, que es tirnico que un individuo sin gracia ni don ni perspicaciaocupe el t rono. Tal es apenas la p rime ra y ms obv ia de las t ir anas, y esposibledar con muchas otras.

    La tirana es siempre de carcter especfico: el desbordamiento de algunafrontera particular, la violacin de algn significado social en particular. Laigualdad compleja exige la defensa de las fronteras; funciona mediante ladiferenciacin de bienes, tal como la jerarqua funciona mediante la diferenciacinde personas. Pero slo podemos hablar de un r im n de igualdadcompleja cuando hay muchas fronteras por defenderse. Cualquiera que sea18 H. Hutton Caste in India ItsNature Tuncon ondOrgins 4a.ed., Bombay, 1963 pp 127-128. Tambin he consultado a Clstin Bougl, Essay 1 the aste Syslem tr de D. F.Pocock(Cambridge, Inglaterra, 1971 , esp. la parte Il, caps. 4; Ya Louis Dumont, omoiicmrchueTite Caeie System an Itsmpticaticns ed inglesa revisada.Chicago, 1980 .19 Hutton aste India [17], p 125.

    su nmero no pu ser determinado; un nmero cerrado no existe. Laiualda.d simple. es r: s sencilla: un bien predominante ampliamentedistribuido hace gualtara a una sociedad. Pero la complejidad es difcil:cuntos bienes deben de ser autnomamente concebidos antes de que lasrelaCIOne: q u e r e gu l an puedan convertirse en relaciones entre mujeres yhombres ~ a l e s ? No existe un a respuesta concreta y por consiguiente noexiste u n r e gl me n Ideal. P er o t a n p ro n to e m pe z am o s a distinguir lossignificados y a demarcar las esferas distributivas, nos embarcamos en unaempresa igualitaria.

    EL ENTORNO DEL PLAl\ITEAMIENTOLa comunidad poltica es el entorno adecuado a esta empresa. En efecto, noes un mundo distributivo qu e se contenga a s mismo: slo el mundo es unmundo distributivo qu e se contiene a s mismo, y la ciencia-ficcin contempornea nos invita a especular en torno a una poca donde ello no sea msrealidad. Los bienes sociales so n compartidos, divididos e intercambiadosa travs de fronteras polticas. El monopolio y el predominio operan casitan fc ilmente ms a ll de las fronteras como dentro de ellas. Las cosasso n movidas y l a gente se mueve de aqu hacia all atravesando las demarcaciones. No obstante, la comunidad poltica es lo q u e m s seacerca a unmundo de significados comunes. Ellenguaje, la historia y la cultura se unen(aqu ms que en ningn otro lado) para producir una conciencia colectiva.Concebido como un conjunto mental fijo y permanente, el carcter nacionales obviamente un mito; pero el compartir sensibilidades e intuiciones po r losmiembros de una comunidad histrica es un hecho de la vida. En ocasionesno coinciden las comunidades polticas e histricas, y en la actualidad puedehaber un nmero creciente de Estados en el mundo donde las sensibilidadesy las intuiciones no sean automticamente compartidas, pero el compartimiento tiene lugar en unidades ms pequeas. Entonces, tal vez debamosbuscar algn medio para ajustar las decisiones distributivas a las exigenciasde tales unidades. Sin embargo, este ajuste debe ser articulado polticamente,y su carcter preciso depender de las interpretaciones compartidas entre losciudadanos acerca del valor de la diversidad cultural, la autonoma local, yas con lo dems. A estas interpretaciones debemos apelar cuando formulamos nuestros planteamientos nosotros, no nada ms los filsofos-e,pues en cuestin de moral, argumentar es simplemente apelar a significadoscomunes.Por lo dems, la poltica establece sus propios vinculasde comunidad. Enun mundo de Estados independientes, el poder poltico es un monopoliolocal. Estos hombres y mujeres , diramos, modelan su propio destino seancuales fueren las restricciones. O se afanan lo mejor que pueden para modelar su propio destino. Y si su destino est slo parcialmenteen sus manos,entonces se afanan por completo de esta manera. Son ellos quienes decidenh a ce r m s s e ve ro s o flexibilizar los criterios distributivos centralizar o

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    16/48

    42 LAIGUALDADOMPLEJ LAIGUALDADOMPLEJ 43descentralizar los procedimientos, intervenir o no en sta o en otra esfera dis-tributiva. Probablemente un conjunto de lderes tomen las decisiones reales,pero los ciudadanos debern estar en condiciones de reconocerlos como suslderes. Si los lderes son crueles o estpidos o interminablemente venales,como a menudo ocurre los ciudadanos o algunos de ellos intentarn rem-plazarlos luchando por la redistribucin del poder poltico. La lucha serconfigurada po r las estructuras institucionales de la comunidad decir,por los resultados de las luchas anteriores-o La poltica del presente esproducto de la poltica del pretrito. Establece un marco ineludible para laconsideracin de la justicia distributiva.Esta es una ltima razn para adoptar la concepcin de la comunidad po-ltica como un entorno, razn que habr de exponer con amplitud en el pr-ximo captulo. La comunidad es en si misma un bien -verosmilmente elbien ms importante-- que es distribuido. Pero es un bien que slo puedeser distribuido acogiendo a los individuos, y aqui todos los sentidos de estaltima expresin son pertinentes: los individuos deben ser fsicamente admi-tidos y polticamente recibidos. De ah que la pertenencia no pueda serrepartida por una agencia externa; su valor depende de una decisin interna.Si no hubiese comunidades capaces de tomar tales decisiones, no habra eneste caso bienalguno que valiera la pena distribuir.La nica opcin viable para la comunidad poltica es la humanidadmisma, la sllciedad de naciones, el globo entero. Pero si tomramos al globocomo nuestro entorno, tendramos que imaginar algo que todava no existe:una comunidad que incluyera a todos los hombres y mujeres de todaspartes. Tendramos que inventar un conjunto de significados comunes paraestos individuos, evitando de ser posiblela enunciacin de nuestros propiosvalores. Y tendramos que pedirles a los miembros de esta comunidad hipo-ttica o a sus representantes hipotticos que se pusieran de acuerdo entreellos acerca de cules procedimientos y esquemas de conversin han d econsiderarse justos. El contractualsmo ideal o la comunicacin no distorsio-nada, que representa una aproximacin a la justicia en comunidades particu-lares mas no la ma podra bien ser la nica aproximacin al mundocomo un todo. Pero sea cual fuere el acuerdo hipottico, no podra cumplir-se sin destruir los monopolios polticos de los Estadosexistentes y sin centra-lizar el poder en un nivel global. Por consiguiente, el acuerdo o su cumpli-miento producira no una igualdad compleja sino una igualdad simple, encaso de que el poder fuera predominante y ampliamente compartido; o slouna tirana si el poder fuese detentado, como muy probablemente sera, po run conjunto de burcratas internacionales. En el primer caso, los pueblos delmundo tendran que vivir con las dificultades que he descrito: la continuareaparicin de los privilegios locales, la continua reafirmacin del estatismoplanetario. En el segundo caso, tendran que vivir con dficultades an ma-yores. Algo ms tendr que decir acerca de estas dificultades despus, pues

    20 Vase Charles Beitz, oltica h oryn lnte rn tion Relations Prnceton, 1979 parte 1II-en un esfuerzo por aplicar el contractualismc ideal de Rawls a lasociedad internacional.

    ahora las considero razn suficiente para l imitarme a ciudades, pases yEstados que durante largo tiempo han cnfigurado su propia vida interna.Por lo dems, respecto a la pertenencia surgen importantes interrogantesentrey en mitad de tales comunidades; tratar de concentrarme en ellas y detraer a la luz todas las ocasiones en que los ciudadanos comunes se ocupande esos interrogantes. La teora de la igualdad compleja puede ser extendida,hasta cierto punto, desde las comunidades particulares hasta la sociedad delas naciones; la extensin presenta la ventaja de que no discurrir abrupta-mente por encima de interpretaciones y decisiones locales. Slo por esa ra-zn no originar un sis tema uniforme de distribuciones a lo largo y anchodel globo, y slo empezar a tratar los problemas planteados por la pobrezamasiva en muchas partes del planeta. No creoque este comienzo sea insigni-ficante; de cualquier manera no puedo ir ms all de l. Hacerlo as requeri-ra una teora diferente, la que tendra como objeto no la vida comn de losciudadanos sino las relaciones ms remotas entre los Estados: sera entoncesuna teora diferente, en un libro diferente y en otro tiempo.

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    17/48

    LA PERTENENCIA 45

    LA PERTENENCIAMIEMBROS y EXTRAOS

    LA IDEA de la justicia distributiva presupone un mundo con demarcacionesdentro del c ua l l as distribuciones tengan lugar: un grupo de hombres ymujeres ocupado en la d iv is i n, el i nt er ca mb io y el c om pa rt im ie nt o de losbienes sociales, en primer lugar entre ellos mismos. Ese mundo, c or no hea f ir ma do, e s l a comunidad poltica, donde s us mi embros s e di st r ibuye n e lpoder entre s y e vi ta n, t an to corno puedan, compartirlo con alguien ms.Cuando pensarnos en la justicia distributiva pensarnos en ciudades o pasesindependientes con la capacidad de disear, justa o injustamente, suspropios esquemas de divisin e intercambio. Damos por supuesto un grupoestablecido y una pobla ci n f ij a, c on l o c ua l s e nos e s ca pa l a pr ime ra y msimportantepregunta distributiva: cmo est constituido ese grupo?No me refiero a mo ha ya s ido c onst it ui do. Me i nt er es an a qu no l os or genes histncos de los diferentes grupos, sino las decisiones que stos tornanen e l pr es e nt e a ce rc a de s u pobla ci n a ct ua l y f ut ur a. El bi en pr ima ri o quedistribuirnos entre nosotros es el de la pertenencia en alguna comunidad hu-mana. y lo que hagamos respecto a la pertenencia estructurar toda otra op-cin distributiva: determina con quin haremos aquellas opciones, de quinrequeriremos obediencia y cobraremos impuestos, a quin asignaremosbienes y servicios.Los hombres y las mujeres sin alguna pertenencia a algn sitio sonpersonas sin patria. Tal condicin no excluye todo tipo de relacin distributiva: l os me rc a dos , por ejemplo, estn comnmente a bie r tos a todo concurrente. Pero los no-miembros son vulnerables y estn desprotegidos en talesc as os . Si bi en pa rt i ci pan l i br eme nt e e n e l i nt er ca mbio de bienes, no tienenparte en los bienes compartidos. Estn aislados de la previsin comunitaria,de la seguridad y el bienestar. Incluso aquellos aspectos de la seguridad y elbienestar que, corno la salud pblica, son colectivamente distribuidos, no estn garantizados a los no-miembros, ya que stos no tienen un lugar garantizado en l c ol ec ti vi da d y s i empre e st a r n e xpue st os a s er e xpul sa dos . Lacondicin de qui e nno t ie ne pat r ia e sde infinito peligro.La per te ne nc ia y l a no per te ne nc ia no s on e l ni co c onjunt o de posibilidades; o, para nuestros propsitos, no el ms importante. Es tambin posibleser miembro d e un p a s rico o p ob re , v iv ir en un pas densa o escasamentepoblado, estar s ome ti do a un r gi men a utori t ar io o ser ciudadano e n unademocracia. Siendo el hombre un ser altamente mvil, numerosas personasintentan por lo regular cambiar su residencia y pertenencia, movindose deambientes desfavorables a otros favorables. Los pases libres y prsperos son

    sitiados por los solicitantes corno las universi,dades de l te Estos pa::estienen que decidir acerca de su tamao y caracter: Con m ~ r o r preC SlOncomo ciudadanos de un pas as tenernos que decidir a qUIen podramosadmitir, si deberamos dejar la admisin abierta, si podramos escoger e ~ t r el os s ol ic i ta nt es , y c u le s seran los criterios adecuados para distribuir lapertenencia.Los pronombres e n pl ur a l que he ut il iz ado al f ormul a r e st as preguntassugieren su respuesta convencional: ~ O S O ~ ~ S I al ser ya I l l i e m ~ r o s l efectuamos la seleccin segn nuestra propIa nocion de l a per t enenci a e n nues t racomunidad y de acuerdo con la clase de comunidad que deseamos tener. Lapertenencia es un bien social que se c ~ n s t i t u y e por nuestras ~ o ~ l O n e s ;val or e s de te r mi nado por nuestro trabajo y n u ~ s t r a conversacion: despues,nosotros mismos quin ms podra hacerlo, no?) nos encargarnos de sudistribucin. Mas no lo distribuimos entre nosotros, al ya ser nuestro. Lootorgamos a los extraos. Por tanto, la seleccin es dete:minada tambin pornuestra relacin con aqullos: no slo por nuestra nocion de tales relacionessino tambin por los contactos, conexiones a l i ~ n z a s actuales que hemosestablecido; y por los resultados logrados mas all de nuest:as fronteras. Yome he de concentrar en primer lugar en los extraos, en sentido literal: es decir, en aquellos hombres y mujeres con quienes, P,oras decirlo, no:: topamospor primera vez. No sabemos quines son ru que pIensan, aun asi los reconocemos como hombres y mujeres. Son como nosotros,.pero no son denosotros, de modo que cuando decidimos su pertenencia debemos considerarlos a ellos tanto comoa nosotros mismos.No tratar de vol ve r a c onta r a qu l a his tori a de las ideas occidentales sobre l os e xtr a os . En una serie de lenguas antiguas, el latn e ntr e e ll as , e le xt ra o y e l e ne mi go s on de si gna dos c on l a mi sma pal abra . Sl o con lentitud, a t ra v s de un largo proceso de prueba y e r r ~ r hemos llegado a d l s ~ n -gur U del otro y a reconocer que, bajo ciertas circunstancias, extraos y no as los enemigos) pueden tener derecho a nuestra hospitalidad, anuestro socorro y a nuestra buena voluntad. Este reconoCl,:uento puede.serformalizado como el principio de la asistencia mutua, que indica ras obligaciones que debemos, como ha escrito Rawls, no slo a individuos definidos,digamos a a qu el lo s q ue cooperan en algn contexto SOCIal SIno,: l as per sonas en general . La asistencia mutua se extiende p o r m e ~ o de lasfronteras polticas y tambin por medio de las culturales, relIp,?s.as ylingsticas). La fundamentacin filosfica de esteynnclplO es d if c il deexplicitar; su historia proporciona su fundamento practico. Dudo que Rawlstenga razn a l s ea la r que podemos estable,cerlo s l m ~ l e m e n t e ~ 1 2 I m a g m a rcmo sera la sociedad si esta obl igacin fuese Ignorada, pues lai go or an ci a no es terna d en tr o de una sociedad particular; la cuestin surge

    1 [ohn Rawls, T woryofJl stice Cambridge,Mass., 1971 ,p. 115. ~ e o o r e M. Benditt ofreceun til anlisis de asistencia mU a como un posible derecho en ignte Totowa, N. L 1972 ,cap.5.

    2 Rawls, Tlu Ory O f l l L ~ t i C e [1] p 339

  • 8/12/2019 Walzer, Michael_Las Esferas de La Justicia (Caps. 1-2 y 12)

    18/48

    46 LAPERTENEN I LAPERTENEN I 47slo entre los individuos que no comparten o no saben que comparten unavida comn. Quienes as lohacen tienen obligaciones tanto ms fuertes.Es la ausencia de cualquer criterio de cooperacin lo que dispone elcontexto para la asistencia mutua: dos extraos se encuentranen elmar o eneldesierto o,como en la historiadel Buen Samaritano, alIado del camino. Deninguna manera es claro qu debe el uno al otro, pero en tales casos solemosdecir que la asistencia positiva es necesaria si 1) sta es necesitada o urgentemente necesitada por una de las partes; y 2)si los riesgos y los costos porproporcionarla son relativamente bajos para la otra parte. Dadas estascondiciones, habr de detenerme y socorrer al extrao en desgracia dondequiera que lo encuentre, sea cual fuere su pertenencia o la ma. Esta es nuestra moral; supuestamente, tambin es la suya. Adems, es una obligacinque puede ser promulgada en poco ms o menos los mismos trminos a unnivel colectivo. Hemos de socorrer a los extraos menesterosos a quienes dealguna manera descubramos entre nosotros o andando en el camino. Pero ellmite para los costos y los riesgos en tales casos es fijado con toda claridad.No llevar al her ido a mi casa, ms que por un momento, y en realidad notengo que hacerme cargo de l ni asociarme a l para el resto de mi vida. Mividano puede configurarse o determinarse por tales encuentros fortuitos. Elgobernador [ohn Winthrop, argumentando en contra de la libre migracinala nueva con: -,nidad puritana de Massachusetts, insiste en que este derecho arehusarse se aplica tambin a la asistenciamutua colectiva: Po r lo que se refiere a la hospitalidad, esta regla no obliga ms que en alguna ocasin particular, no para efectos de una residencia continua.? Slode manera gradualpodr definir sila posicin de Winthrop esdefendibleo no. Ahora slo quiero referirme a la asistencia mutua como a un (posible) principio externo parala distribucin de la pertenencia, principio que no depende de la concepcinpreponderante de la pertenencia dentro de una sociedad en particular. Lafuerza del principio es incierta , en parte por su propia vaguedad en parteporque a veces marcha en contra de la fuerza interna de los significadossociales. Estos significados pueden ser especificados, y de hecho lo son, mediante el proceso de toma de decisiones de la comunidad poltica.Podramos optar por un mundo sin significados particulares ni comunidades polticas donde n die fuera miembro o perteneciera a un nico Estadoglobal. Ambas son formas de la simple igualdad respecto a la pertenencia. Sitodos los seres humanos fueran extraos entre s, si todos los encuentrostuvieran lugar en elmar o enel desiertoo en algn lugar junto al camino, entonces no habra pertenencia alguna para ser distribuida. La poltica deadmisiones no sera tema alguno. Dnde, cmo y con quin viviramos,dependeran primero de nuestros deseos individuales y ms t arde denuestras relaciones personales y de nuestros negocios. La justicia no seraotra casa que no-coercin, buena fe y buen samaritanismo u n cuestinntegramente de principios externos-o Si por contraste todos los seres

    3 IohnWinthrop, en Political deas 1558-1794, Edmund S.Margan, comp. (Indianapolis, 1965),p.146.

    humanos fueran miembros de un Estado global, la pertenencia ya habrasido distribuida, a saber, igualmente, y no habra ms por hacer. Laprimerade estas circunstancias implica una especie de liberalismo global, la segunda,un especie de socialismo global. Ambas son condiciones bajo las cuales ladistribucin de la pertenencia nunca sedara. O no habra un t tu as paraser distribuido, o bien ste simplemente le llegara (a cada quien) con elnacimiento. Pero ninguna de tales circunstancias es factible en un futuroprevisible; hay argumentos de peso, que he de examinar posteriormente, encontrade ambas.