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UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLODIRECCIÓN GENERAL DE LOS ESTUDIOS DE POSTGRADO
DIRECCIÓN DEL ÁREA DE DERECHOESPECIALIZACIÓN EN DERECHO PROCESAL
SEDE: COLEGIO DE ABOGADOS DEL ESTADO TRUJILLOPROFESOR: DR. JOSÉ MANUEL BASTIDAS
MATERIA: RESPONSABILIDADES DERIVADAS DEL PROCESO.
LA RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA DEL JUEZ.
AGOSTO 2010.
Participantes:
Araujo Roselín
Cruz Nerío
La Cruz Marialba
Lopez Elvimar
Pacheco Carmen
Pineda Aymara
Salas Rafael
Salas Tauli
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INTRODUCCIÓN
Para lograr que el proceso cumpla con su función de un tratamiento útil de
la administración de justicia son necesarios unos principios que se basen en
postulados elementales de justicia, estos son los llamados Principios
Procesales: Son las grandes directrices que van a permitir que el proceso de
enjuiciamiento pueda operar eficazmente. Estos principios se van a
caracterizar por ser comunes a los distintos tipos de proceso y por ser
inmutables –no pueden cambiar– además porque responden a razones de
necesidad.
En este orden de ideas debemos recordar que la función
jurisdiccional, es la que tiene por objeto decidir cuestiones jurídicas
controvertidas, mediante pronunciamientos que adquieren fuerza de verdad
definitiva. Y la resolución de conflictos entre particulares, la resolución de
conflictos entre particulares y el estado surgidos de los actos que de este
último emanan, la resolución de conflictos penales y la resolución de
conflictos de legalidad. La función del juez es resolver conflictos.
La función jurisdiccional ejercida a través del poder jurisdiccional es
un servicio público y más específicamente una función pública entendiendo
por tal, aquella que se desarrolla por medio de un régimen jurídico especial
que determina la designación de los funcionarios, la posesión de éstos, las
clases de empleos, el régimen disciplinario que los cobija, las atribuciones, el
régimen prestacional y la carrera administrativa.
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LA RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA.
La distinción o división de funciones propias del principio de
separación orgánica de los poderes del estado, modernamente impide que el
Poder Judicial, además de su función ordinaria de administrar justicia para
dirimir conflictos mediante la aplicación de la apropiada regla de derecho;
ejerza también actividades administrativas dentro de su función de gobernar
y administrar el Poder Judicial, a través de sus propios órganos
jurisdiccionales o de otros órganos internos pero dotados de autonomía
Judicial.
Las responsabilidades del Estado suelen clasificarse en:
- De Derecho Público o de Derecho Privado, dependiendo de la
cuestión que se promueva.
- Contractual o extracontractual, según se derive del incumplimiento de
una obligación nacida de un vínculo jurídico anterior (contractual) o no
(extracontractual)
- Directa e indirecta. La primera se deriva del acto o hecho propio del
Estado por medio de la actuación que en su nombre ejercen los
funcionarios. Indirecta: Responsabilidad que le cabe a una persona
por los hechos u omisiones de las personas a su cargo o por los
daños ocasionados por las cosas que a el pertenecen.
- De acuerdo con el órgano que causa el perjuicio, la responsabilidad
puede ser: Por actos y hechos de la administración pública, pudiendo
esta ser desarrollada por cualquiera de las tres ramas del poder
público, por lo que a cualquiera de ellas puede caberle
responsabilidad; Por actos legislativos, daños ocasionados por el
Estado en ejercicio del poder legislativo al emitir leyes; y Por acto
jurisdiccional, vale decir, la indemnización por los perjuicios causados
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por el Estado en desarrollo de la función de administrar justicia
encuentran su fundamento en la obligación del Estado de garantizar la
integridad y eficacia en la administración de justicia, para así evitar
interpretaciones autoritarias y violatorias de los principios legales.
En este orden de ideas debemos recordar que la función jurisdiccional
como lo señala Sayagues Laso, es la que tiene por objeto decidir cuestiones
jurídicas controvertidas, mediante pronunciamientos que adquieren fuerza
de verdad definitiva. Tiene por objeto la resolución de conflictos entre
particulares, la resolución de conflictos entre particulares y el estado
surgidos de los actos que de este último emanan, la resolución de conflictos
penales y la resolución de conflictos de legalidad. La función del juez es
resolver conflictos, debiendo los Jueces en el ejercicio de sus funciones,
como bien se sabe, ser independientes e imparciales.
Se entiende por independencia de los jueces, el hecho de que tales
funcionarios de esta rama del poder público, no dependan para el ejercicio
de su función de las otras ramas, con lo cual se pretende lograr que en
ningún caso se vean influenciados o presionados para sus decisiones aun
cuando para su desempeño necesiten del presupuesto, del sostenimiento, de
la dotación; que debe brindarles el gobierno, esto en lo que hace a las demás
ramas, pero también se presenta con respecto a la relación jerárquica ya que
ésta jerarquía sólo debe tener relevancia en los aspectos administrativos o
funcionales. La Imparcialidad por su parte, busca la garantía de la igualdad
de todos los ciudadanos ante la ley.
De allí que Poder Jurisdiccional etimológicamente significa decir el
derecho, con lo cual quiere señalarse que cualquier persona dentro del
Estado puede recurrir a los jueces o magistrados para que digan derecho y
con ello administren justicia, de acuerdo con lo cual y siendo para Duverger,
la jurisdicción trascendental para el funcionamiento del Estado y por ello
tiene poderes de interpretación, decisión ejecutoria y cosa juzgada. A la par,
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la administración de justicia debe estar regida por los principios de
independencia, gratuidad, imparcialidad y celeridad y efectividad, entre otros.
La función jurisdiccional ejercida a través del poder jurisdiccional es
un servicio público y más específicamente una función pública entendiendo
por tal, aquella que se desarrolla por medio de un régimen jurídico especial
que determina la designación de los funcionarios, la posesión de éstos, las
clases de empleos, el régimen disciplinario que los cobija, las atribuciones, el
régimen prestacional y la carrera administrativa.
La Administración de justicia como función pública.
El artículo 228 de la Constitución define la administración de justicia
como una función pública.
Para Duque (2008), el tema aquí no es de aceptar o no que el poder
judicial realice tareas que son propias de la función administrativa que
corresponde a la administración pública orgánicamente entendida, sino der
cual es la forma de que el Poder Judicial ejerza dichas actividades
administrativas.
La Comisión Andina de Jurista, señala que es conveniente que:
las tareas de administración y gestión del Poder Judicial se encarguen a órganos separados de la función jurisdiccional; y que dentro de estas funciones se deben distinguir entre actos propiamente de administración y actos de gobierno de dicho poder, de modo que estas últimas solo debe adoptarse por los máximos niveles dentro de ese mismo Poder; de forma que las que son propiamente administrativa se ejerzan por cuerpos técnicos cuadros ejecutivos dependientes de aquellos órganos y de manera descentralizada, lo que garantizaría no solo la eficacia de los tribunales sino fundamentalmente el derecho de acceso a la jurisdicción y l transparencia en el ejercicio de la función de administrar justicia.
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Así pues, el sistema del control disciplinario judicial se inscribe en el
régimen de la responsabilidad disciplinaria de los jueces que comprende:
- Un aspecto subjetivo, los sujetos y presupuesto de la culpabilidad.
- Un aspecto objetivo, la determinación de los ilícitos disciplinarios y
las sanciones.
- Un Aspecto formal, los procedimientos disciplinarios judiciales.
Señala la Comisión Andina de Jurista, que el modelo del control
disciplinario y de sanción preferible, es aquel que está a cargo de un
órgano autónomo al aparato judicial cuya composición no esta determinada
por la presencia de miembros designados por los órganos políticos o
mayoritariamente judiciales. Estando mayormente garantizada, además, la
independencia de los jueces y su integridad, por órganos autónomos al
aparato propiamente judicial que en el tradicional del control disciplinario a
cargo de órganos internos de los propios tribunales o de instancias
dependientes de ellos. Pudiendo quizás los óranos mixtos, entendiendo por
estos últimos aquellos que combinan la participación de órganos externos e
internos, a manera de contrapesos, garantizar la independencia de los
jueces, dependiendo en todo caso, como argumenta Duque (2008), del
grado de fortaleza de la institucionalidad democrática del Estado de
Derecho, que garantice la autonomía de los procesos y de las decisiones y
la independencia de los jueces.
En Venezuela, a pesar que nuestra Constitución de 1999 prevé una
jurisdicción disciplinaria autónoma dentro del Poder Judicial, los procesos
contra los jueces, son llevados a cabo por una Comisión de Funcionamiento
y Reestructuración del Poder Judicial, de carácter extraordinario y
excepcional.
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El control disciplinario autónomo y aplicado correctamente, es la
garantía que la independencia y el árbitro judicial no se conviertan en
arbitrariedad o en dependencia.
Desde otro orden de ideas, si la responsabilidad de los jueces se deriva
del ejercicio defectuoso o deficiente de la función jurisdiccional, y concluye
en sanciones administrativas, aplicadas por órganos diferentes a los órganos
superiores de revisión de sus sentencias; no es un caso de responsabilidad
jurisdiccional, porque tenga su causa en un juicio, y que por ello debe tener
naturaleza procesal; sino, que por el contrario, es uno de los casos de
responsabilidad administrativa. En efecto, la responsabilidad jurisdiccional
estrictamente hablando es la que se origina de la conducta del juez en los
procesos. Es decir, la responsabilidad del juez por errores u omisiones
procesales, es intraprocesal, que puede ser corregida dentro del mismo
proceso por los tribunales superiores, la cual, a su vez, puede, dar lugar a
una responsabilidad disciplinaria, que es de naturaleza administrativa, o
gubernativa, aplicada por su órgano superior; o por un órgano distinto a su
superior jurisdiccional. Y que por tanto, en este caso, es extraprocesal, en
razón del sistema del cúmulo de la responsabilidad judicial, según la cual un
mismo hecho puede ocasionar responsabilidad jurisdiccional, penal, civil y
disciplinaria. La diferencia está, en que la responsabilidad disciplinaria, por
violación de los deberes éticos judiciales, puede darse tanto por infracciones
procesales como extraprocesales. Mientras que la responsabilidad
jurisdiccional sólo se da con ocasión de los procesos. En unos casos los
procedimientos para establecer la responsabilidad de juez por errores o
faltas procesales son diferentes, a los que se siguen para encausar a los
jueces por faltas a la ética judicial. Y, en otros son similares.
Dentro de los modelos disciplinarios, existen tres paradigmáticos:
a) El modelo chileno, que es de carácter intrajudicial.
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b) El modelo peruano son autónomos, pero mixto, a cargo de órganos
judiciales y administrativos,
c) Venezolano, autónomo pero administrativo a cargo de una rama
especial de tribunales administrativos diferentes de los judiciales.
a) El modelo Chileno Intrajudicial de control disciplinario con elementos administrativos.
No es un sistema judicial puro, sino que contiene elementos
administrativos, porque como señala Duque (2008) si bien está a cargo de
tribunales, sin embargo, se reconocen a los otros poderes iniciativas para el
juzgamiento de los jueces para el establecimiento de sus respectivas
responsabilidades. Ello debido a que la misma constitución de ese país
consagra que los jueces son personalmente responsables, no solo por los
delitos que cometan, sino también por falta de observancia en materia
sustancial de las leyes que reglan el procedimiento, denegación y torcida
administración de justicia y, en general, de toda prevaricación en que
incurran en el desempeño de sus funciones.
Y además, se atribuye, en el texto constitucional, de manera general y
propia, a la Corte Suprema la superintendencia directiva, correccional
económica de todos los tribunales de la nación; que son funciones de
gobierno y de administración del Poder Judicial. En otra norma se atribuye
igualmente al Presidente de la República la facultad de “velar por la conducta
ministerial de los jueces y demás empleados del Poder Judicial” y de
“requerir, con tal objeto, “a la Corte Suprema para que, si procede declare su
mal comportamiento, o al Ministerio Público, para que reclame medidas
disciplinarias del tribunal competente, o para que, si hubiere mérito bastante,
entable la correspondiente acusación”. Igualmente la Cámara de Diputados,
tiene facultad para que declarare si ha o no lugar a las acusaciones que se
formulen en contra de los magistrados de los tribunales superiores de
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justicia, por notable abandono de sus deberes y así el senado, también
tienen facultades para controlar el poder judicial.
Ahora bien, ante la inexistencia en Chile de una institución equivalente
a un Consejo de la Magistratura o de la Judicatura, o a un órgano autónomo
disciplinario del Poder Judicial; que conozca de la aplicación de sanciones a
los jueces por sus faltas, abuso, o el incumplimiento de sus obligaciones y
deberes; como ocurre en otros países, la mejor interpretación para la
garantía de la independencia de los jueces; ha de ser la de que las
facultades presidenciales o legislativas, en materia de responsabilidad
judicial, de carácter no política, sino procesal o administrativa, son
subsidiarias respecto de las que corresponden a la Corte Suprema y a los
tribunales superiores del juez encausado.
En Chile existe un régimen disciplinario judicial, un conjunto de deberes
éticos y profesionales para los jueces que deben cumplir en el ejercicio de
sus funciones jurisdiccionales, por lo que como contrapartida, se consagra
también un control disciplinario de la responsabilidad que se deriva de su
incumplimiento. Por la violación de estos deberes, además de incurrir en
otros presupuestos de responsabilidades, incurren en la disciplinaria, si el
resto de los jueces incumplen sus deberes y obligaciones o por haber
cometido falta o abusos graves al dictar pronunciamientos o resoluciones de
carácter jurisdiccional, pueden ser sancionados por su conducta irregular; a
instancia de parte o de oficio por el tribunal superior, hasta con la remoción
de sus cargos; si ese incumplimiento configura la violación del deber ético
general del buen comportamiento que exigen a los jueces la Constitución en
su artículo 77, para no ser removidos de su función judicial.
Los procedimientos para hacer valer la responsabilidad de los jueces en
Chile son:
1) El juicio de amovilidad, que se conduce por los tribunales
superiores, de oficio, a petición de parte interesada o del oficial
del Ministerio Público del mismo Tribunal, a través de un
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proceso sumario, con apreciación de la prueba conforme a las
reglas de la sana crítica (artículos 332, numeral 4; 338 y 339
del Código Orgánico de Tribunales).
2) El de la calificación o evaluación anual, si el juez, por efecto de
actos cometidos durante el período anual que se evalúa, ha
incurrido en actos graves y ha sido sancionado
disciplinariamente por esos actos. En efecto, el artículo 278 bis
del Código Orgánico de Tribunales establece que el funcionario
que figure en la Lista Deficiente o, que por segundo año
consecutivo, figure en la Lista Condicional, una vez firme la
calificación respectiva, será removido de su cargo por ministerio
de la ley.
3) La remoción acordada por la Corte Suprema, de acuerdo con el
numeral 3 del artículo 77 de la Constitución Política, en
concordancia con el artículo 332, numeral 3, del citado Código;
que se produce por requerimiento del Presidente de la
República, a solicitud de parte interesada o de oficio, y que
puede concluir en que los jueces no han tenido buen
comportamiento, lo que permitirá, previo informe del inculpado
y de la Corte de Apelaciones respectiva disponer su destitución.
A este respecto, el Código mencionado, en el artículo 337,
establece presunciones de conductas contrarias a un buen
comportamiento.
El modelo chileno contempla una jurisdicción disciplinaria dentro del
Poder Judicial a cargo de la Corte Suprema sobre todos los tribunales de la
Nación y de las Cortes de Apelaciones en el territorio de sus respectivas
jurisdicciones sobre todos los jueces subalternos y los jueces de letras sobre
los funcionarios y personal judicial y también sobre los abogados por su
conducta ante sus tribunales (Artículos 530 a 548 del Código referido).
Dentro de ese sistema disciplinario, contempla además diferentes medidas
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disciplinarias correctivas, según la naturaleza y gravedad de las faltas o
abusos que se imputan al juez encausado, que pueden ser amonestación
privada; censura por escrito; pago de costas; multa de 1 a 15 días de sueldo;
y, suspensión de funciones hasta por cuatro meses, durante los cuales el
funcionario gozará de medio sueldo.
Para Duque (2008) el tema en el modelo chileno la función ejercida es
la disciplinaria, es, una jurisdicción disciplinaria administrativa a cargo de
tribunales que forman parte de la organización del Poder Judicial, que por
ello es también judicial. Argumentando este autor que porque se denomine
jurisdicción no pierde su naturaleza administrativa, y pasa por ello a ser la
jurisdicción propia del Poder Judicial, entendida como la función de
administrar justicia para dirimir controversias. Además, indica que su ejercicio
consiste en la aplicación de normas administrativas relativas al empleo
público judicial y no de normas procesales o de normas sustantivas de
derecho privado o social. De modo, que el modelo chileno de control
disciplinario de los jueces será judicial porque está a cargo de tribunales,
pero no porque representen el ejercicio propiamente dicho de jurisdicción.
b) El Modelo Peruano mixto de control disciplinario judicial.
Este sistema, por estar a cargo principalmente de un órgano distinto de
los órganos internos del Poder Judicial, es autónomo, pero, por cuanto
también las funciones de control y sanción corresponden a tribunales y otros
órganos del Poder Judicial, constituye una mixtura del modelo intrajudicial y
del modelo autónomo. En efecto, la competencia disciplinaria se reparte
entre: la Sala Plena de la Corte Suprema, el Presidente del Poder Judicial,
los Consejos Ejecutivos, la Oficina de Control de la Magistratura y el Consejo
de la Magistratura, todos ellos con atribuciones de decisión, salvo el
Presidente del Poder Judicial. Debe destacarse en el modelo peruano, la
existencia en el Poder Judicial de un órgano de naturaleza colegiada, que
ejerce autónomamente funciones disciplinarias de sanción, pero también
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funciones administrativas de investigación y prevención, por lo que es
igualmente un órgano de inspección interno del Poder Judicial. De manera
que al estar dotado de autonomía este órgano de control disciplinario y de
inspección, como uno de los órganos, de fuente constitucional, que ejercen el
gobierno y administración del Poder Judicial, el modelo peruano se inscribe
en los modelos autónomos, porque dichas atribuciones las lleva a cabo un
órgano del Poder Judicial autónomamente funcional; y a la vez, es mixto,
porque esas funciones disciplinarias y de sanción son realizadas también por
otros tribunales y órganos que integran el Poder Judicial. Por esto, cabe
dentro de los modelos autónomos mixtos. Al Presidente del Poder Judicial,
que corresponde al Presidente de la Corte Suprema, se le atribuye la
facultad de solicitar al Consejo Nacional de la Magistratura, en nombre y en
representación de la Corte Suprema,
La Ley Orgánica del Poder Judicial creó el Consejo Ejecutivo del Poder
Judicial y los Consejos Ejecutivos Distritales como órganos de gobierno y
administración del Poder Judicial, reconociéndoles atribuciones de control
judicial. En efecto, tiene la función de resolver la imposición de sanciones de
suspensión.
. El Consejo Ejecutivo del Poder Judicial actúa como una instancia
superior y de revisión de lo actuado por la referida Oficina, y si dicho Jefe es
quien realizó la investigación en el proceso disciplinario contra jueces y
auxiliares judiciales, para garantía de la imparcialidad en los casos de
suspensión, no resultaba conveniente su participación en tal Consejo.
Este Consejo Ejecutivo tiene, potestades disciplinarias sobre los jueces,
se le otorgó la atribución de resolver en segunda y última instancia, los
procesos que aplican la sanción de suspensión a jueces. Por otra parte, los
Consejos Distritales también tienen funciones de control, a estos Consejos
corresponde “resolver en primera instancia las medidas de separación y
destitución impuestas contra los Jueces de Paz, funcionarios, auxiliares de
justicia; y en última instancia las que correspondan al personal administrativo
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de su Distrito”. Además resuelven “en última instancia las apelaciones contra
las sanciones de apercibimiento, multa o suspensión contra los Jueces.
Lo característico del modelo peruano es la Oficina de Control de la
Magistratura, que originalmente no se creó como un órgano disciplinario. sino
como un órgano que tiene por función investigar la conducta, la idoneidad y
el desempeño de los Magistrados y auxiliares jurisdiccionales del Poder
Judicial; sin perjuicio de la facultad de evaluación permanente que deben
ejercer los órganos jurisdiccionales al conocer de los procesos en grado. De
manera que la Oficina en cuestión está facultada para aplicar las medidas de
apercibimiento, multa o suspensión, sobre las conductas irregulares de los
jueces o a aquellos actos de corrupción en los que puedan incurrir.
La Ley Nº 27465, publicada el 30 de mayo del 2001, vino a modificar la
Ley Orgánica del Poder Judicial, con la finalidad de reordenar de modo
sistemático e integral las competencias y atribuciones de los órganos de
gobierno y administración de la judicatura.
Así también, en el año 2004, se incluyó la participación de la Sociedad
Civil en los órganos de control del Poder Judicial y del Ministerio Público, que
está reglamentada mediante Decreto del mismo año; el cual admite la
participación de 4 representantes de la sociedad civil, a fin de compartir
responsabilidades en la tarea de fiscalización de la conducta funcional de la
judicatura; democratizando la función de control y de inspección de los
órganos de gobierno y administración del Poder Judicial en Perú.
La Comisión Andina de Juristas, considera que en el caso peruano, la
diversidad de órganos que intervienen en mayor o menor grado, complica el
proceso del control disciplinario. Señalándose, sin embargo, como
experiencia positiva los siguientes aspectos:
- Flexibilización del proceso disciplinario, puesto que permite la
actuación dinámica y oportuna de pruebas, limitando la posibilidad
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de desvanecimiento y ocultamiento, y garantizando el derecho de
defensa del acusado.
- La desconcentración y descentralización; a través de la creación
de las Oficinas Distritales de Control de la Magistratura lo que ha
permitido un mejor acceso de la ciudadanía al órgano de control.
c) El proyecto venezolano de control disciplinario especial y autónomo por tribunales administrativos.
Para este estudio hemos considerado pertinente revisar el control
disciplinario existente en Venezuela antes de la vigencia de la Constitución
del año 1999 y el cambio luego de la entrada en vigor de la misma.
Porque, si bien es cierto que el hecho de que no estuviese
expresamente prevista está institución en la carta magna de 1961, no
implicaba que dicha responsabilidad no fuese exigible, en el entendido de
que la previsión constitucional en la cual se encontraba consagrada la
responsabilidad patrimonial, era amplia como para abarcar a la
responsabilidad del Estado Juez, sin embargo, es notorio que, la falta de
consagración expresa trajo como consecuencia que esta institución no haya
sido desarrollada en Venezuela, lo que se evidencia del escaso número de
sentencias que pueden servir de referencia al respecto, quizás por lo
delicado que puede resultar el tratamiento de esta institución dada su
trascendencia, más aún, cuando se corre el riesgo de convertirla en una
suerte de instancia de revisión para las decisiones judiciales, sobre todo en
el caso del error judicial.
Antes de la Constitución de 1.999: Respecto a la consagración de la responsabilidad del Juez antes de
la Constitución vigente, podemos observar que encontramos en el
ordenamiento jurídico positivo normas tales como el artículo 18 del Código
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de Procedimiento Civil que establece la responsabilidad genérica de los
funcionarios judiciales, es decir, del juez, del secretario, del alguacil y de los
auxiliares de justicia, cuyo carácter de funcionarios lo establece el mismo
texto legal.
Asimismo, encontramos que el juez puede ser sancionado por
denegación de justicia a tenor de lo dispuesto en el artículo 19 del referido
Código y el artículo 27 eiusdem, al señalar en primer lugar la disciplinaria del
Juez, la cual se halla desarrollada en leyes especiales (Ley del Consejo de
la Judicatura y Ley Orgánica del Poder Judicial), el mismo artículo señala la
responsabilidad civil, que sin duda se considera de acción privada, a
diferencia de la responsabilidad administrativa, en virtud de que corresponde
al interesado iniciarla.
Seguidamente, se establece la responsabilidad por falta, dejando, en
cierta manera, sentado el supuesto del dolo en el establecimiento de la
responsabilidad. Asimismo, observamos que el Título IX, de la parte primera,
del Libro Cuatro, de dicho Código, se establece, al referirse a los
procedimientos especiales contenciosos, la posibilidad de interponer
demandas para hacer efectiva la responsabilidad de los jueces en materia
civil, este recurso se conoce en la práctica como recurso de queja, y está
regulado en el artículo 829 y siguientes del Código de Procedimiento Civil.
Además, una responsabilidad especial se establece en materia de interdictos
posesorios en el artículo 711 y en el artículo 699 del Código antes indicado,
se establece la responsabilidad del juez en caso de insuficiencia de la
garantía.
La referencia anterior nos lleva a concluir que en Venezuela si estaba
planteada la posibilidad de exigir al juez y aún, a los funcionarios judiciales
que respondan por las actuaciones que realicen en el ejercicio de sus
funciones, sin embargo, una nota característica de este tipo de
responsabilidad es que la misma es exigible al sujeto que desempeña la
función judicial, por lo que debe entenderse que en materia civil se establece
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una responsabilidad subjetiva o intuito personae, lo que inevitablemente nos
lleva a concluir que, las normas o reglas civilistas resultaban insuficientes
para exigir responsabilidad civil.
Muestra de ello es que, las normas de procedimiento que de una u
otra forma regulan la posibilidad de exigir responsabilidad por las
actuaciones judiciales, si bien son aplicables en materia de responsabilidad
civil, resultan limitantes respecto de la responsabilidad del Estado, como
administrador de justicia. Aun así, la responsabilidad del Estado por las
actuaciones judiciales es exigible aún antes de la consagración expresa de
esa Institución a nivel constitucional.
Después de la Constitución de 1.999: Ahora bien, es claro que la consagración específica del Constituyente
restablecida en la nueva Constitución viene a reafirmar esta Institución
dentro de nuestro Ordenamiento Jurídico, más aún cuando las normas
previstas en la Constitución en materia de responsabilidad del Estado ya son,
por si solas, lo suficientemente amplias como para abarcar la responsabilidad
de todos los poderes públicos, incluyendo el Estado Juez, en el entendido
que resulta evidente que cuando el actuar de la Administración supone para
sus destinatarios concretos un sacrificio patrimonial, esto impone al Estado la
obligación de asumir el resarcimiento del daño causado.
Las previsiones constitucionales en materia de responsabilidad del
Estado Juez, entendiendo que, en aras de una tutela judicial efectiva, el
Estado venezolano, conforme a lo dispuesto en el artículo 6 de la
Constitución de 1999, garantizará una justicia responsable. Además, el
artículo 26 Constitucional instituye el principio de efectividad jurisdiccional, el
cual no, tiene una doble función en materia de responsabilidad patrimonial,
por un lado, el particular qué sufra una lesión en su patrimonio puede
demandar y obtener la responsabilidad civil como siempre conforme a
nuestro texto legal, y, por otro lado, este principio implica el derecho a
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demandar y a obtener la reparación a través de recursos y procedimientos
efectivos.
En lo que se refiere directamente a la responsabilidad del Estado por
las actuaciones judiciales, se destaca, en primer término el artículo 49,
numeral 8, el cual es del siguiente tenor:
El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas y, en consecuencia: (omisis) 8. Toda persona podrá solicitar del Estado el restablecimiento de la situación jurídica lesionada por error judicial, retardo u omisión injustificados. Queda a salvo el derecho del o de la particular de exigir responsabilidad personal del Magistrado o Magistrada, Juez o Jueza y del Estado, y de actuar contra éstos o éstas…”
La norma antes transcrita consagra el derecho del ciudadano de
accionar contra el Estado en caso de violación o vulneración de sus
derechos como consecuencia de la actividad judicial, estableciendo
correlativamente la potestad del Estado de emplear los mecanismos
necesarios para el restablecimiento de la situación jurídica infringida,
evidentemente que uno de estos mecanismos de restablecimiento consiste
en la posibilidad de acordar indemnización al particular por los daños sufridos
por la actuación judicial de que se trate, toda vez que, conforme al artículo
259 de la Constitución, la jurisdicción contencioso-administrativa tiene
competencia para condenar al pago de sumas de dinero y a la reparación de
los daños y perjuicios causados por la administración.
Además, esta disposición, reiterando el principio consagrado en el
artículo 4 de la vigente Carta Magna, establece la corresponsabilidad de la
Administración pública y de los funcionarios que se encuentran a su servicio,
dejando a criterio del particular afectado la opción de accionar contra uno u
otro, el cual establece:
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La República Bolivariana de Venezuela es un Estado federal descentralizado en los términos consagrados por esta Constitución, y se rige por los principios de integridad territorial, cooperación, solidaridad, concurrencia y corresponsabilidad.
Asimismo, el artículo 255, establece que:
Los jueces o juezas son personas responsables, en los términos que determine la ley, por error judicial, retardo u omisiones injustificadas, por la inobservancia sustancial de las normas procesales, por denegación de justicia, parcialidad, y por los delitos de cohecho y prevaricación en que incurran en el desempeño de sus funciones.
Igualmente el artículo 139-Constitucional, establece:
El ejercicio del poder Público acarrea responsabilidad individual por abuso o desviación de poder o por violación de esta Constitución o de la ley.
Conforme a lo dispuesto en los artículos anteriores, podemos señalar
que en Venezuela debe hablarse de la responsabilidad personal del juez,
que no es otra cosa que la falta personal del Sistema francés, acogida por
nuestra jurisprudencia por vez primera en 1963, ahora pan rango
constitucional.
De las normas antes transcritas, además, se desprende una
responsabilidad directa y objetiva del Estado en dos supuestos generales:
- Por un lado responsabilidad por todas las actividades
jurisdiccionales propiamente dichas, es decir, por sentencias
erróneas, error judicial.
- Y por otro la responsabilidad derivada de actividades no
propiamente jurisdiccionales pero relacionadas con tal función,
(retardo u omisiones injustificadas por la inobservancia sustancial
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de las normas procesales, por parcialidad, por denegación de
justicia, entre otros.)
Se trata de una responsabilidad directa por considerar que en virtud,
del principio de integridad patrimonial, la Administración responde
directamente frente a las víctimas por los daños causados por sus
agentes, dejando a salvo, tal como lo establece la norma constitucional, la
posibilidad que la persona que se sienta afectada por una actuación judicial
pueda optar por ejercer una acción directa contra los funcionarios o
autoridades que han causado el daño o demandar directamente al Estado,
sin perjuicio que el Estado pueda ejercer posteriormente la acción de regreso
contra sus agentes.
En este orden de ideas el encabezamiento del artículo 255
constitucional, es de importancia capital para minimizar la responsabilidad
civil del Estado
El ingreso a la carrera judicial y el ascenso de los jueces o juezas se hará por concursos de oposición públicos que aseguren la idoneidad y excelencia de los o las participantes
En tal sentido se evidencia una gran responsabilidad en la selección
de los jueces o juezas, por tanto y en cuanto de no ser estrictos en el
cumplimiento de los requisitos para tal escogencia.
El artículo 140 establece:
El Estado responderá patrimonialmente por los daños que sufran los particulares en cualquiera de sus bienes y derechos, siempre que la lesión sea imputable al funcionamiento de la Administración Pública.
Como se observa la novísima Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela se establece expresamente la responsabilidad del Estado
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Juez. A la luz de la Constitución vigente, el tema de la responsabilidad del
Estado adquiere relevancia.
Responsabilidad Administrativa del Juez en la Constitución y en el Código de Ética del Juez Venezolano:
La Constitución venezolana de 1.999 atribuye al Tribunal Supremo las
funciones de dirección, gobierno y la administración del Poder Judicial, la
inspección y vigilancia de los tribunales y de las defensoría públicas; que
debe ejercer a través de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura; y atribuye
la jurisdicción disciplinaria a los tribunales disciplinarios que determine la ley;
y establece como régimen disciplinario el Código de Ética del Juez o Jueza
Venezolana, que dicte la Asamblea Nacional; así como que el procedimiento
disciplinario para dicho régimen debe ser público, oral y breve, conforme el
debido proceso (Artículo 267, segundo párrafo). Pero, obstante que se fijó un
año para que si dictara la legislación referida al Sistema Judicial (Disposición
Transitoria Cuarta, sin embargo, en la actualidad, el régimen disciplinario,
después de ocho años, sigue a cargo de la Comisión de Funcionamiento y
Reestructuración del Sistema Judicial, vale decir que tiene atribuida esta
Comisión, también, por dicho decreto, de manera “ad hoc”, la competencia
disciplinaria judicial que corresponde a los tribunales disciplinarios.
De allí que en nuestro país la responsabilidad Administrativa
actualmente le corresponde a la Comisión de Funcionamiento y
Reestructuración del Sistema Judicial, en ella incurren los Jueces y las
Juezas y sus sanciones pueden ser Amonestación oral o escrita, suspensión
en el ejercicio del cargo; privando al infractor o a la infractora del goce del
sueldo, durante el tiempo de la suspensión; destitución del cargo.
Es importante destacar en este punto que aún cuando en Venezuela no
se ha dictado la Ley Orgánica del Poder Judicial, por el contrario, se
promulgó la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, donde se
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regulan las funciones de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, como un
ente dependiente de la Sala Plena desde el punto de vista jerárquico y
funcional.
El Tribunal Supremo de Justicia, en el 2001, elaboró un proyecto de
Código de Ética del Juez o Jueza Venezolanos, que fue discutido y
sancionado, el 16 de octubre de 2003, por la Asamblea Nacional, y
finalmente fue publicado en la Gaceta Oficial 39.236 del 6 de agosto del
2009. Con esto el Poder Legislativo Nacional dando cumplimiento con ello,
además de la deuda antes indicada desde la entrada en vigencia de la
constitución a la solicitud de la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
que en fallo del 5 de agosto del 2008, estableció un plazo de un año para
que fuera promulgado un código que garantizara la imparcialidad e
independencia del órgano encargado de los procedimientos disciplinarios
seguidos contra los jueces en el país.
En este Código de Ética se prevé la conformación de:
Un Tribunal Disciplinario Judicial
La Corte Disciplinaria Judicial
Estos 2 órganos serán los que conocerán en primera y segunda
instancia, respectivamente, los procedimientos disciplinarios seguidos contra
los jueces de la República.
Ambas instancias estarán integradas por 3 jueces principales, cuyo
período de funciones será de 5 años con posibilidad de reelección.
Es importante destacar, respecto a la elección de estos funcionarios,
que la misma le fue atribuida a los Colegios Electorales Judiciales, que
estarán asesorados por el Comité de Postulaciones Judiciales; debiéndose
constituir en cada uno de los estados del país.
Estos Colegios Electorales a su vez estarán integrados por:
- 1 Representante del Poder Judicial
- 2 Representante del Ministerio Público.
- 1 Representante de la Defensa Pública
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- 1 de los abogados autorizados para el ejercicio de la profesión.
- 10 delegados de los Consejos Comunales legalmente organizados
por cada una de las entidades federales en ejercicio de la
soberanía popular y de la democracia participativa y protagónica.
Dando con esta conformación participación a la sociedad civil,
organizada en Consejos Comunales, lo que le añadirá una participación
quizás no jurídica por así llamarlo.
Sin embargo, hasta que dichos colegios no sean conformados, la
Asamblea Nacional será la encargada de designar a los jueces de los
tribunales y las cortes disciplinarias.
Así mismo, hasta que los tribunales y las cortes disciplinarias sean
constituidos, continuará en el ejercicio de sus funciones la Comisión de
Funcionamiento y Reestructuración del Sistema Judicial, órgano creado en
diciembre de 1999 por la Asamblea Nacional Constituyente para solventar la
crisis judicial, que se extendió por 10 años.
Sanciones: Por otra parte, el Código de Ética Judicial del Juez Venezolano
consagra como sanciones administrativas.
- La amonestación escrita.
- La suspensión del cargo y del sueldo, por un mínimo de treinta
días y un máximo de noventa días.
- La sanción de destitución.
Dicho Código, tipifica en forma circunstanciada los hechos que hacen
aplicables cada una de estas sanciones. Merece destacarse la inclusión en la
sanción de destitución del rendimiento insatisfactorio reiterado y la inclusión
sólo como suspensión de la grave e inexcusable ignorancia de la
Constitución, de la ley y el derecho.
Igualmente, se consagra como principio para la aplicación de las
sanciones la apreciación de las circunstancias y gravedad del hecho, el daño
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causado y el menoscabo que sufriere la dignidad y prestigio respecto de la
integridad e imparcialidad del Poder Judicial.
Procedimiento:La norma prevé que el procedimiento sea breve, oral y público. El
dictamen será adoptado con el voto de la mayoría de los jueces que integren
el tribunal. Cuando se trate de decisiones definitivamente firmes, éstas
deberán ser publicadas en la Gaceta Oficial.
En cuanto a la investigación, quedó establecido que la misma podrá
iniciarse:
- De oficio, o
- A petición del agraviado, de cualquier interesado, de sus
representantes legales o de los órganos del Poder Público.
Prescripción de las Acciones Disciplinarias:
De acuerdo con el artículo 35 del Código, las acciones disciplinarias
contra los jueces prescribirán a los 5 años, contados desde la fecha de
ocurrencia del acto constitutivo de la falta, a excepción de aquellas
vinculadas con delitos de lesa humanidad, traición a la patria y crímenes de
guerra, entre otros.
El mismo código prevé la forma de Remoción de los jueces
disciplinarios, los cuales serán removidos de sus cargos conforme a las
causales de suspensión y destitución previstas en el mismo Código, y a lo
previsto en el artículo 11 de la Ley Orgánica del Poder Ciudadano, referido a
las faltas graves de los magistrados del TSJ.
Una vez calificada la falta y recibidas las actuaciones del Consejo Moral
Republicano, el presidente de la Asamblea Nacional deberá convocar, dentro
de los diez días hábiles siguientes, a una sesión plenaria para dar audiencia
y escuchar al interesado, debiendo resolver sobre la remoción
inmediatamente después de dicha exposición, señala el artículo 50 del
Código.
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El procedimiento está dividido perfectamente en fases:
Acusación.
Admisión y emplazamiento de las partes para la audiencia pública y
oral.
Debate y recepción de pruebas;
Incidentes.
Exhibición de documentos.
Cierre del debate.
Deliberación.
Decisión, que debe sujetarse a los hechos fijados y a las circunstancias
de la acusación, señalados en la apertura del proceso o en la ampliación de
la acusación.
Impugnación de la decisión disciplinaria mediante el recurso de nulidad
ante la Sala Política del Tribunal Supremo de Justicia solo por el juez
sancionado. La consagración de este medio de impugnación propio del
contencioso administrativo de anulación de actos administrativos
particulares, ratifica la naturaleza administrativa de los órganos decisorios,
sólo que para destacar su autonomía, incluso dentro del Poder Judicial, y de
los otros poderes se les denomina tribunales.
DerogatoriasCon la entrada en vigencia de la norma queda derogado el Reglamento
de la Comisión de Funcionamiento y Reestructuración del Sistema Judicial y
la Ley Orgánica del Consejo de la Judicatura, salvo lo dispuesto en la
disposición transitoria tercera, que prevé lo concerniente al régimen
procedimental transitorio.
También quedan derogados los artículos 34, 35 y 36 de la Ley Orgánica
del Poder Judicial (referidos a las conductas de las que deben abstenerse los
funcionarios judiciales), así como las disposiciones 38, 39 y 40 de la Ley de
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Carrera Judicial (en las que se establecen las causales de amonestación,
suspensión y destitución de los jueces.
Como reflexión final respecto a este Código podemos afirmar que es
un instrumento de autorregulación, puesto que fue sancionado, desde afuera,
por el poder legislativo, pero por iniciativa del Poder Judicial. Además,
respecto de su aplicación sólo está dirigido a magistrados, jueces, ordinarios
o especiales; y crea órganos administrativos, adscritos al Tribunal Supremo
de Justicia, que se denominan tribunales disciplinarios, los cuales conocerán
de las infracciones en que incurran los jueces. Sin embargo, de conformidad
en el artículo 265 de la Constitución, en la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia, se consagró, de manera específica, un régimen
disciplinario para sus Magistrados, quienes en casos de faltas graves,
pueden ser removidos por las dos terceras partes de los integrantes de la
Asamblea Nacional, previa solicitud y calificación de las faltas por el Poder
Ciudadano, que integran el Fiscal General de la República, El Defensor del
Pueblo y el Contralor General de la República, previa audiencia del
Magistrado reclamado.
Igualmente, se contempla en esta Ley, una medida cautelar de
suspensión provisional hasta la decisión definitiva de la Asamblea Nacional
(Artículo 23, párrafo 3). Asimismo, contempló, como sanción la anulación, por
mayoría simple de la Asamblea Nacional, de la designación de Magistrados,
cuando éstos hubieren suministrado datos falsos con motivo de su
postulación; o cuando su actitud atente contra la majestad o prestigio del
Tribunal Supremo de Justicia (Artículo 23, párrafo 4). Las faltas graves y el
procedimiento previo de su calificación se contempla en la Ley Orgánica del
Poder Ciudadano (Artículos 11 y 32 a 34)40, y no en la Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia y tampoco en el referido Código. Esas faltas
son los atentados o amenazas a la ética pública y la moral administrativa; el
incurrir en las causales de destitución previstas en el Código de Ética del
Juez Venezolano; actuar con grave e inexcusable ignorancia de la
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Constitución, de la ley y el derecho; adoptar decisiones lesivas a los
intereses nacionales, violar o amenazar o menoscabar principios
fundamentales de la Constitución; llevar a cabo activismo político; o
actividades privadas lucrativas. Quiere decir, por tanto, que el Código de
Ética del Juez Venezolano solo sería aplicable a los Magistrados del Tribunal
Supremo de Justicia en cuanto a la tipificación de las faltas graves, pero no
respecto de la competencia de los tribunales disciplinarios ni del
procedimiento que se sigue por ante los tribunales disciplinarios. Quizás, se
deba a la circunstancia de que, según este Código, el Tribunal Supremo de
Justicia es la alzada respecto de las decisiones de aquéllos tribunales
(Artículo 102).
Es quizás, el Código de Ética, el modelo más completo en materia de
normas de conductas judiciales y de su régimen disciplinario; aparte de que
su funcionamiento y control se encomiendan a órganos autónomos
administrativos que se denominan tribunales disciplinarios; para los cuales se
contempla un especial sistema de designación mediante Colegios
Electorales de la comunidad jurídica de los respectivos Estados de las
regiones disciplinarias judiciales, integrados por los jueces de las
correspondientes circunscripciones, abogados de las regiones disciplinarias,
ciudadanos seleccionados por la Oficina de Participación Ciudadana en el
Poder Judicial para ser escabinos (Artículo 103 a 115).
Los candidatos para postularse para juez disciplinario será quien
cumpla con los requisitos para ser juez superior y que hubiere aprobado el
concurso de oposición de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura (Artículos
30 y 110).
Igualmente, contiene, en su Título I; de Disposiciones Fundamentales,
una adecuada sistemática normativa de los principios éticos que deben
acatar los jueces para acreditar la confianza de la población en su integridad
y transparencia y garantizar la independencia del Poder Judicial. Así se
enumeran los principios de respeto a la dignidad de la persona, probidad,
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rectitud, decoro, responsabilidad, imparcialidad, buena fe, búsqueda de la
verdad, justicia, libertad de conciencia; a los que se agregan especialmente,
el respeto y protección de los derechos humanos; el compromiso con el
Estado social de derecho; el acceso a la justicia; el del cumplimiento de las
garantías del debido proceso: el deber de decidir, el de la justicia oportuna; la
claridad del lenguaje; la legitimidad de las decisiones; la conducta pública y
privada; la transparencia del patrimonio; las incompatibilidades para el
ejercicio del cargo. Y; se adicionan como deberes éticos el rendimiento
satisfactorio, la formación profesional, la conciliación y la prohibición de la
promoción personal.
El Título II, se refiere, con una gran amplitud, al Régimen Disciplinario,
que comprende, la creación de órganos administrativos para el conocimiento
de las infracciones en que incurran los jueces, pero dotados de autonomía
porque se les atribuye la naturaleza de tribunales colegiados disciplinarios,
cuyas decisiones son recurribles, no en apelación, sino en nulidad para ante
el Tribunal Supremo de Justicia, por ante su Sala Política Administrativa.
Además, que para las garantías procedimentales y del debido proceso se
consagra detalladamente un proceso por audiencia oral, de oficio a solicitud
de la Insectoría Disciplinaria Judicial, que se crea a los fines de la
investigación de las infracciones de los jueces; o mediante denuncia de los
interesados.
Como se expresó el Código de Ética Judicial contempla una Inspectoría
Disciplinaria Judicial, adscrita a la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, a
cargo de un Inspector designado por la Sala Plena del Tribunal Supremo,
mediante concurso de oposición; que además de practicar inspecciones,
atiende denuncias y reclamos, y puede instruir investigaciones de los ilícitos
disciplinarios; y formular y ampliar acusación ante los tribunales disciplinarios
judiciales.
No cabe duda, pues, que el Código de Ética Judicial del Juez
Venezolano es un verdadero sistema normativo de los principios
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fundamentales éticos de la función jurisdiccional a cargo de jueces, que
partiendo de la positivización de esos principios morales, donde incluso se
comprenden principios de la eficiencia de la función pública, regula
estándares conductuales mediante la tipificación de las faltas a la ética
judicial y de las correspondientes sanciones, en atención a su gravedad y del
daño institucional causado; y, la regulación de responsabilidad disciplinaria a
cargo de órganos autónomos de control y de inspección disciplinarios y el
establecimiento de un procedimiento público, oral y breve, con las garantías
del debido proceso y de un recurso pertinente; que sin duda, dicho Código es
precisamente el término de referencia para calificar de inconstitucional y de
arbitrario el actual sistema disciplinario transitorio a cargo de una comisión ad
hoc y sin garantías del juez natural y del debido proceso, que después de
ocho años de concluido el proceso constituyente y de promulgada la nueva
Constitución venezolana aún sigue rigiendo como sistema transitorio y
excepcional.
Reforma Parcial del Código de Ética del Juez Venezolano: A pesar de que este Código contempla las normas orientadas a
regular lo referente a la conducta de estos funcionarios y estas funcionarias
encargados de administrar justicia, fue objeto el 29 de Junio del año 2010 de
la sanción de la Reforma del mismo.
La normativa, de dicha reforma parcial, condensa ocho artículos que
tienen como objeto regular la conducta de los funcionarios encargados de
administrar la justicia en el país.
Justifican sus propulsores, la reforma en necesaria para mejorar las
normas y así garantizar su correcta interpretación y su efectiva aplicación
para salvaguardar los derechos de las personas sujetas a esta especial
jurisdicción, como son los jueces y juezas, los Magistrados y Magistradas de
la República, así como a los funcionarios o funcionarias que eventualmente
puedan estar sometidos disciplinariamente a esta jurisdicción.
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En virtud de lo anteriormente expuesto la presente ley de reforma
plantea la modificación de los artículos 26, 29, 34, 61, 62, 74, 79, 82 y la
Disposición Transitoria Tercera del Código de Ética vigente.
Siendo las modificaciones las siguientes:
Artículo Actual Reforma
Artículo 29: Amonestación escrita: Establece que la sanción de amonestación escrita se impondrá al juez o a la jueza, sin más trámite que la elaboración de una información sumaria que contenga los hechos denunciados y el descargo del presunto infractor o presuntainfractora.
En la reforma a este artículo se establece, para salvaguardar los derechos del investigado, y por ende el debido proceso, que si se hubiere cometido un hecho que amerite amonestación escrita se debe notificar previamente al juez, en donde se debe informar por escrito: - Del hecho que se le imputa y- Demás circunstancias del caso. Para que dentro de los 5 días hábiles siguientes, en una audiencia oral, formule los alegatos que tenga a bien esgrimir en su defensa, cumpliendo así con el principio del debido proceso. De igual forma, se corrige en este artículo la imprecisión que existe con respecto al lapso para que el Tribunal Disciplinario Judicial decida, ya que debe hacerlo dentro del lapso de 5 días hábiles.
El artículo 34: Renuncia maliciosa: Establece que la renuncia del juez investigado o jueza investigada disciplinariamente, antes de la decisión respectiva, no paralizará la causa, la norma vigente establece que si la decisión sobre la investigación da origen al juicio, o si la decisión definitiva dispone de la aplicación de alguna sanción disciplinaria la renuncia será considerada maliciosa, dando de pleno derecho a la imposición de
En la reforma a este artículo se corrige la desproporcionalidad que existe en la norma en cuanto a la aplicación de la sanción y se gradúa de acuerdo a la falta cometida y la sanción impuesta, suprimiendo la sanción de inhabilitación por el solo hecho de existir méritos para una investigación, que al final podría declarar la absolución del investigado.En la reforma a este artículo 34 se propone, que en caso de renuncia maliciosa habrá lugar de pleno
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una inhabilitación por el plazo de 15 años del o la renunciante para ser reincorporado o reincorporada en cualquier cargo del Sistema de Justicia.
derecho a la inhabilitación para el desempeño de funciones dentro del Sistema de Justicia pero graduándola desde 2 años hasta por un máximo de 15 años y en atencióna la gravedad de la falta cometida y la sanción disciplinaria aplicada.
El artículo 61: Suspensión cautelar del ejercicio del cargo: Establece que durante la investigación si fuere conveniente y para evitar que desaparezcan las pruebas existentes en el Tribunal o alguna otra razón que la justifique, el Tribunal disciplinario Judicial podrá decretar en forma cautelar, la suspensión provisional del ejercicio del cargo de juez o de jueza hasta la culminación del proceso disciplinario.
En la reforma a este artículo, para corregir imprecisiones se establece que la suspensión provisional del ejercicio del cargo de juez o de jueza debe ser con goce de sueldo y se establece que dicha suspensión cautelar puede ser por un lapso de 60 días continuos, el cual podrá ser prorrogado por una sola vez.Por otra parte, en este artículo, se establece los motivos de terminación de la medida, los cuales serán por:
- Revocatoria. - Decisión de
sobreseimiento- Absolución en la
averiguación.- Imposición de una sanción.
Se corrige además una omisión del Código vigente, referente a la suspensión cautelar en caso de medida preventiva de privación de libertad, se establece en la reforma que si a un juez le ha sido dictada medida preventiva de privación de libertad, se le suspenderá del ejercicio del cargo sin goce de sueldo, si hay sentencia absolutoria el juez podrá ser reincorporado con la cancelación de los sueldos dejados de percibir durante el lapso en que estuvo suspendido.
El artículo 62: Citación. En esta norma se propone agregar los lapsos que tiene el juez
La reforma a esteartículo establece que dentro de los 3 días de despacho siguientes al vencimiento del lapso de promoción,
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investigado para que promueva o evacue pruebas. Se establece que el Tribunal Disciplinario Judicial debe citar al juez señalando el motivo de la citación para que comparezca en el lapso de 5 días hábiles siguientes y consigne su escrito de descargos, para tal fín, el juez o jueza investigado, tendrá derecho de acceso al expediente, una vez concluido este acto de descargo se abrirá un lapso de 5 días hábiles para que el juez investigado promueva pruebas y evacue las pruebas que sean necesarias y que considere conveniente.
las partes podrán ejercer el contradictorio de la prueba y el juez, dentro de los 3 días de despacho siguientes, debe admitir las pruebas que no sean manifiestamente ilegales o impertinentes y deberá ordenar evacuar los medios que así lo requieran. Se le da la facultad al juez en esta norma de omitir toda declaración o prueba sobre aquellos hechos que aparezcan claramente como no controvertidos entre las partes. Se establece por último, que en esta oportunidad debe el juez fijar la audiencia.
En el artículo 74: Pruebas:
Se mejora la redacción y se agrega el deber del juez de valorar las pruebas en conjunto, tanto las promovidas por la parte denunciante así como las aportadas por el juez investigado. De igual manera deberá el juez analizar y valorar las pruebas evacuadas fuera de la audiencia y las evacuadas en el desarrollo de la audiencia.
En el artículo 79: Dirección del debate yRegistro.
Se corrige lo referente a las pruebas, ya que la admisión de los medios probatorios promovidos serán recibidos y admitidos en una fase previa a la realización de la Audiencia, en la Audiencia solo se ordenará la evacuación de las pruebas promovidas admitidas y no evacuadas.
En el artículo 82 Se corrige la redacción, pues la apelación es “para ante la Corte” y no “ante la Corte”
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Por último, en la reforma al Código se mejora la redacción de la
Disposición Transitoria Tercera, mejorando su técnica legislativa.
CONCLUSION
Poder Judicial, además de su función ordinaria de administrar justicia
para dirimir conflictos mediante la aplicación de la apropiada regla de
derecho; ejerza también actividades administrativas dentro de su función de
gobernar y administrar el Poder Judicial, a través de sus propios órganos
jurisdiccionales o de otros órganos internos pero dotados de autonomía
Judicial.
La función del juez es resolver conflictos, debiendo los Jueces en el
ejercicio de sus funciones, como bien se sabe, ser independientes e
imparciales, ya que el hecho de que tales funcionarios de esta rama del
poder público, no dependan para el ejercicio de su función de las otras ramas
pretendan lograr que en ningún caso se vean influenciados o presionados
para sus decisiones. El artículo 228 de la Constitución define la
administración de justicia como una función pública.
En Venezuela, a pesar que nuestra Constitución de 1999 prevé una
jurisdicción disciplinaria autónoma dentro del Poder Judicial, los procesos
contra los jueces, son llevados a cabo por una Comisión de Funcionamiento
y Reestructuración del Poder Judicial, de carácter extraordinario y
excepcional la responsabilidad de los jueces se deriva del ejercicio
defectuoso o deficiente de la función jurisdiccional, y concluye en sanciones
administrativas, aplicadas por órganos diferentes a los órganos superiores de
revisión de sus sentencias.
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Podemos afirmar que es un instrumento de autorregulación, puesto
que fue sancionado, desde afuera, por el poder legislativo, pero por iniciativa
del Poder Judicial. Además, respecto de su aplicación sólo está dirigido a
magistrados, jueces, ordinarios o especiales; y crea órganos administrativos,
adscritos al Tribunal Supremo de Justicia, que se denominan tribunales
disciplinarios, los cuales conocerán de las infracciones en que incurran los
jueces. Sin embargo, de conformidad en el artículo 265 de la Constitución, en
la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, se consagró, de manera
específica, un régimen disciplinario para sus Magistrados, quienes en casos
de faltas graves, pueden ser removidos por las dos terceras partes de los
integrantes de la Asamblea Nacional, previa solicitud y calificación de las
faltas por el Poder Ciudadano, que integran el Fiscal General de la República
El Código de Ética Judicial del Juez Venezolano es un verdadero
sistema normativo de los principios fundamentales éticos de la función
jurisdiccional a cargo de jueces, que partiendo de la positivización de esos
principios morales. De allí que en nuestro país la responsabilidad
Administrativa actualmente le corresponde a la Comisión de Funcionamiento
y Reestructuración del Sistema Judicial, en ella incurren los Jueces y las
Juezas y sus sanciones pueden ser Amonestación oral o escrita, suspensión
en el ejercicio del cargo.
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Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
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Ossorio, M. (2000). Diccionario de Ciencias Jurídicas, políticas y Sociales. Ed. Eliasta. Edi 27ª Buenos Aires.
Piero, C. Narración Elogio de los Jueces escrito por un abogado.