wetherell, margaret y potter, jonathan (1988) el ad y el análisis de los repertorios...

10
: MÁSTER DE INVESTIGACIÓ EN PSICOLOGÍA SOCIAL Curs 2008-2·009 . ' Modul 3c 'ANALISI DEL DISC , URS' Prof. Lup · cinio Iñiguez LECTURES Lecturas Sesión 7. El Análisis del Discur·o en Psicología Social t_ · · l l.l r: 1 •· .. 1. . 1 · i, .\ 1 et l 1L' r '11 . 1 \: l'I · l 2{ () t Ll) f .... ·tn t¡-·1 _ ' 1 "'i t ... . il " ... " ,._ { >) ll J' . .f 1 ' l11 v' . ' rc l ! . :} ·1 rL 1JJ"Cl ( 1 \ ._ . ( , j'1 . ] '. f : \: 1 '. l i1 1.I t l i \ ,) il _(.; i ) ! ) j • ' l l l l 1 ·\L. / \ I ¡ · ti l J "l l) . ] ) .... ·· i ¡- .... · · ¡ · :, ... 1 f't. ·e 'tJr !.. • , 11·1 ·1\ { .l J -, .- -- ' . _ • 1 t • 1 1 ,:_- J . _ , • e ( . . 1 1 . . _ "l L. - • • 1 -. 11.1 l)l ri r' CI · tC l 4 1 .C Jl e rt(1rÍ '' . (). J .1 . 1 -l_-7 ' • r •• . . . j. ] 1 't · ) 1·' 1 I i. 1 ' f )¡' ' . . 1 I '- , ( f) 1 1 i;:; 1 l 7 6 ) ,_ .... , =.t. . . \ ... l l : · · -' . ... >t - . ,. . . -- ectura _ 3c.16 ethe.1 .. elJ , Margaret y Potter, Jonathan (1988) 1 L , • · 1 1 1 e 1 ..., , _ ClU 1.. .- . . .' :r · {l .' · f) )·1t L' ·. 11 ;:1 11 l ]9.lJ2) . - .., -/ \1 . !.. : ,. \ t ·ti _ . .. :ri r 't i1f),; K- 11 I ·. •• 1 ! '- · ' • , • t .t r l . , " _'1 1 • • 1 .,

Upload: xavi-pelos

Post on 21-Dec-2015

23 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Introducción al análisis del discurso y a la idea de "repertorio interpretativo" y su uso en investigaciones.

TRANSCRIPT

Page 1: Wetherell, Margaret y Potter, Jonathan (1988) El AD y el análisis de los repertorios interpretativos

:

MÁSTER DE INVESTIGACIÓ EN PSICOLOGÍA SOCIAL Curs 2008-2·009

. ' Modul 3c 'ANALISI DEL DISC,URS' ~

Prof. Lup · cinio Iñiguez

LECTURES

Lecturas Sesión 7. El Análisis del Discur · o en Psicología Social

t_ · · l l.l r: 1 •· .. 1. ~ e . 1 ·i,

.\1et l 1L' r '11 . 1\ : l'I r~~ ·u· l 2{ () t Ll)

f .... ·tn t¡- ·1 _ ,.1 -~ ' 1 "'i t ... . il " ... " ,._ •

{ >) ll J' . .f 1 11~It 1 ' l11 ~t- v' .' ~ tll L rc l ! . :} ·1 r L1JJ"Cl ( 1 ':l~ \ ._.

( , ~.. j'1 . ] '. f : \: 1 '. l i1 1.I ~ t l i \,) il _(.; i ) ! ) j ~ • ' l l l l 1 ·\L. / \ I ¡ · ti ~y ~' l ~. J "l l) . ~) - ~- ] ) .... ·· i¡- .... · · · ~ · ¡ · :, ... 1 f't. ·e 'tJr !.. • , 11·1·1\ ~; ..., { .l J ~> -, .- -- ' ·~ • . _ • 1 t • • 1 1 ,:_- J • . _ "' ~. . , • e ( . . 1 1 . . _ "l L. - • • 1

~ - -~ll. -. ¡ -t'~ 11.1 l)l rir' CI · ~ l li ll S tC l 4

1 .CJlert(1rÍ '' . ~ (). J.1 .1-l_-7 ~

' -· • r •• . . . j. ] 1 't · ) • 1· ' 1 I i. 1 ' f )¡' ' . . 1 I r· '-, ( f) 1 1 i;:; 1 l 7 6 ) ,_ .... , =.t. . . \ ... l l : · · -' . ~h ... >t - . ~}¡ \- , ,. . .

--ectura _ 3c.16 ethe.1 .. elJ, Margaret y Potter, Jonathan (1988)

1 L , • · 1 r · 1 1 e 1 ..., , _ ClU 1.. . - . . • .'

\~:01 } 1 :r ·{l .' Lu · .-~ lrLt · f) )·1tL' ·. Jt)i1~t 11;:1 11 l ]9.lJ2) . - ..,

-/ · ~ \1 . !.. : ,. \ t ·ti_ ... :ri r l~ l<.. ~. l i~t r i~ 't Lir .~ C' i1f),; K- 11 I ·.

• • • •• 1 !'-·' • , • t .t r ~ l . , " _'1 1 • • 1 .,

Page 2: Wetherell, Margaret y Potter, Jonathan (1988) El AD y el análisis de los repertorios interpretativos

• '

j

CAPfTUL 2

El análisis del discurso y la identificación de los r,epertorios interpretativos1

Margarer Wetherell y Jonathan Pocter. Traducción de José Luis González

2. l. Antecedentes históricos

Muchas psicologías sociales -incluso anuevas»- tienen una perspectiva bas­cante anticuada del lenguaje. Asumen los actos del lenguaje como un medio neu­tro y transparente entre d actor social y el mundo, de forma que normalmente el discurso se toma en sentido literal como una simple descripción de un estado o suceso mencaJ. Ocasionalmente las expresio.nes de Ia gente podrían estar ,distor­sion.adas por la deseabilidad social, pero estos casos de discurso distorsionado son inusuales. Con más frecuencia se considera que las expJicaciones reflejan de una forma simple, modesta y neutra los procesos reales localizados en otro sirio.

La inverosimilitud O.e esre supuesto estándar en la psicología social tra.dicio­naJ y en sus alternativas se pu.ed.e ver en el floreciente trabajo en sociología, filoso­fía y reo-.r ía literaria sobre la función del lenguaje. Los analistas de estas materias han demoStJ7ado lo esencial y lo ineludible ,de Ja «orientación hacia la acci6n~> que tiene el discurso (Hericage, 19.84). El discurso se ha. llegado a ver con10 u.na prác­tica social en sí misma, opuesta al transmisor neutro> con sus propios r~gos ca-

- J . 11' • ~ - " racter1st1cos y consecuencias pracacas. No ,hay espacio aquí .Para rastrear los .hilos de n.uestro propio marco, teórico

preferido -el análisis del discurso- e.n las cradiciones intelectuales de la teoría de ~ los actos del habla, la etnometodología, el análisis de las conversaciones, la semio­logía y el pose-e rrucruralismo. Las. contribuciones de Billig (1988), Parker (.1988), Herirage ( 1988) y Cody y McLaug.hlin (1988) complementan la nuestra. Habiendo brevemente situado -este enfoque metodol6gíco denqo de desarrollos

' Esta e-S una vecsió.n abreviada der articulo public.ado en: C . Anraki (Ed.) {1988), A11alysing Everyday Ex­p/atUltiqn: A Casebook of /Yf.ethods. london: Sage ..

63.

• ..

Page 3: Wetherell, Margaret y Potter, Jonathan (1988) El AD y el análisis de los repertorios interpretativos

¡

más amplios, tanto de la psicología social como de las actuales ceorías del discur­so, a continuación expone.mos la forma que podría romar nuestro enfoque ,deI discurso en el marco de la psicología ocíal.

2.2. El análisis del discurso

La mejor forro.a de enrender el análisis del :discurso es introduciendo los con­ceptos ihtercon.ectados de función~ consuucción, variació(l, y la unidad ana.lírica del repertorio incerpretat:ivo. · mpezaremos con la noción de fun~,i 'n.

Tanto la teoría de los actos de habla coro.o la ,ecnomet-odoÍ~gÍa acentúan la ·orientación del uso del lenguaje hacia la acci 'n .. Las p rsonas hacen cosas con su discurso· hacen acusaciones 'preguntas, jt1s'Cifican su conducta, etc. Al mismo tiempo el trabajo post-estructuraJista st1gierc que nece iramos modelar y com­plementar un estudio de la dimensión performativa del. uso del lenguaje rraba­jando con consecuencias n.o intencionadas y más amplias.

El analista del discurso incorpo.ra ambos aspecros bajo el término general d función, Podemos pensar n un continuo desdé funciones más «interpersonales», c:ales como la. explicación, la justificación, Ja disculpa, la culpabilización, -etc. que definen el contexto discursivo local hasta los más amplios propósitos pa.ra los que p·uede servir el discurso, donde por ejemplo un analista social podría desear describir una exp,licación, de forma muy amplia como reniendo un tipo particu­lar de efecto ideológico en el sentido de legitimar el poder de un grup e.n una. sociedad.

En algunos casos es mu.y fácil identifi.car las funcion·es. Algunas expresiones emergen claramente como actos de habla explfciramence precendidos. Por ejem­plo, la expresión «N·ombro a este ·barco el ,.fitanic» es un caso obvio. En Jas cir­cunscancias apropia.das (Austin, 1962) los dignatarios y los espectadores reunidos tendrán perfectamente claro q,ue esta ex.presión tiene la función de nombrar bar­cos .. No obsrantet muchas veces los participantes tienen buenas razones para no xplici.tar la naturaleza exacta de sus expresiones Por ej,emplo,. Drew (1984) ha ~emostrado c6m() los hablantes suelen hacer peticiones de forma indirecta, permi­r1endo al que recibe la petici6n rechazarla sin hacer o·bvio esre rechazo.

Igualmente diffcil es especificar las ·circunstancias más amplias d.el d.iscurso. La elección de la terminología puede tener efectos que los hablantes pueden pa­sar p·or a1to. Por ejempl , es n.ormal de cribir la pf'áctíca actual de sacar a Jas per­so~as in~pacitadas y los ·enfermos .mentales de 1.as instituciones e ingresarlas en. residencias más pequeñas en calidad de «cuidado comunitario». Una -de las fun­cio.nes .de esra descripción concreta es beneficiarse de las evaluaciones positiva_s unid.as al discurso ((comunitario» y desarrollar una caracterización centrada alre­d.edor de las metáforas orgánicas y mediadoras que distingu.en el habla de la «co- ·

64

• 1

munidad» Pc>tt ·r y f\eicher~ 1987). Los críticos de la política pueden. en onrr r nece ario i · -<>11strt1ir o 11 gar el énfasi$ en la (<comunidad» para argumentar efi­cazm 11tc ·l.'n .su c<>11 cr . Pero ni los usuarios de este discurso. · ni los dignatarios r·enen. que ser intcncio_naln ence conscientes de estas conse u ncias cuando for­mulan su descrip ·ión. Er1 muchos casos una conversación descriptora de una si­tuación se puede anali.zar en términos de-funciones y e_fecto . discw;sivo. que van .más allá de la mera des ripción. .

Por es:ras razt)nes el análisis del discurso no puede ser, simplemente, un análi­sis. de la función, pqrqu.e las funciones no están, en general, ,directamente dispo­nibles para el estudio. Una de las dificultades de cualquier análisis de la función del len.guaje es que i.nmediaramente estamos envueltos en una interpretación. Esencialmente el análisis del discurso implica el desarrollo de hip6tesis sobre Jos propósitos y las consecuencias del lenguaje. 1Como .hemos visro, el discurso no suele presentarse fácilmen.re etiquerado con las funciones hábilmence expues as) de manera que un tipó de for.ma lingüística sea siempre una acusaci6n o indique .siempre una racionalización,. o sugiera siempre consecuencias que podamos des-cribir como efectos ideológicos. . _

Si la elucidación de la funci6n es uno de, los aspectos últimos del análisis del discurso, entonces ¿cómo desvelar las funciones a p.arcir de un estudio del ,dis­curso? N'o hay una única respuesta a esta cu'.esti6n· sin emb.argo, una respuesta ·a considerar es que las funciones e revdan a través de un estudio de la varia-bilidad. · ·' ' - Un. acontecimiento un grupo so·cial, una ,política o una perso.nalidad se pue-den describir de m,uchas formas distintas a 1nedida que las funciones varían, des~ de la disculpa, por ejemplo., hasta la culpabilización, o desde la formulación de una e.valuación posiríva hasta la construcción de una negativa. Los hablantes pro­porcionan perspectivas cambiantes, inconsistentes y variadas de sus mundo o­cia1es.

En muchos sen.ciclos esta afirmación e · concra-intui -iva. Los psicó.logos esrán acostumbrados a co.nsiderar al individu.o com.o una unidad coherente y consis­cente, siendo el punto de parr.ida de sus investigaciones. Sólo es posible una ·des­cripción d.e. un estado m.ental,. y una v z que se ha conse.guido la descripción, la btísqueda escá completa. La variabilidad dentro de, y entre, las explicaciones que da la gente no es parre de esta imagen Así pues, medianre la identificación de .la variabilidad, tarea analítica que es co.mparativamenre fácil, podemos crabajar para consegt1'r una comprensión de la función. ,e puede predecir qu ciercos tipos de funciones llevarán a ciertos tipos de variaciones, ,y se pueden buscar esas variacio­nes (Gilbert y Mulkay 1984; Potter y Mulkay, 1985).

El hecho de que el discurso esté orien~ado, conscientemente o no, hacía unas funciones particulares, que a su vez provocan un monr,ón de variabilidad lingüís­tica, nos indica que el discurso se está usando construccivamente. El mo-

65

,. • •

Page 4: Wetherell, Margaret y Potter, Jonathan (1988) El AD y el análisis de los repertorios interpretativos

1 • 1

delo realista asume que la organizaci6n del discurso refleja la naturaleza d.e las· ·n ridades que describe. in e·mbargo, para eJ análisis del di curso el lenguaj'e s · co­necta y se construye con unos propósitos y para obtener u.nas consecuencia: dt·­terminadas. As.(, la variabilidad es [anto, u.n índice de la función como u11 fndi ·t· de 1as distintas maneras en que se pued.e fabricar ttna explicación.

El término C?~S~F~C ~6n es a.propiado por tfe razones. En primet lugar gtlia al analista hasta el ugar ·ea que el discurso se fabrica a partir de recursos li~güísri .­cos preexistentes con. características propia . En segundo lugarl nos recuerda qu t.: entre los muchos recursos lingüísrico disponibles, algunos se urilizarán y otros no. En tercer lugar,. la noción de construcción enfatiza. una vez más) qt1e el di -curso está orieniado hacia la acción: tiene consecuencias prácticas. En un sentido pro·fundo, por tanto se puede decir que el discurso «construye» nuestra realidad vivida (Potter tri ger y Wetherell, 1984).

· n nuestra discusíó.n hasta aquí har1 surgido algunas prácticas analíticas espe­cíficas. En primer lugar,. estamos sugiriendo que se preste mucha atención al de­talle del uso del lenguaje, trabajando a partir de transcripcíones ·O documento más que a partir de alguna transformación numérica de estos recursos (en la cra­dici6n de la psicología social) o del recordado quid de la ·interacción (en la rni ero-sociología). En segundo lugar, este enfoque sugiere que el discurso en sf mis­mo se convierta en el principal foco· de investig_ación. No e un camino se-cundario hacia la verdadera naturale_za de. los aconcecimien tos, las creencias y los procesos cognitivos. Tercero proponemos que el análisis del discurso depen­da del estudio de la variabilidad en lo relativo a su construcción y a las funciones que podría cumplir.

Desde aquí llegamos a nuestra última herramienta analítica: el repertorio in­terpretativo. Más arriba sugerimos que el di curso es variable~ en el ·séririao ae

~ qüé éuaiqüier hablante constituye acontecirnientos y personas de maneras distin­ta según la función. Esto no implica que no haya ninguna regularidad, sino que la regularidad en el discurso no se puede probar a. nivel de hablante individual. Las inconsistencias y las diferencias en el discurso son diferencias entre unidades lingüísticas relativamente vinculadas e internamente consistentes qu~ hemos de­nominado., siguiendo a Gilbert y Mulkay (1984), repertorios interprecarivos (Potter y Mulka.y, 198~; Porter y Reicher, 1987; Potter y Wetherell, t ·987).

Los repercorios se pueden considerar como los elementos esenciales que los ha­blan.ces utilizan para co.nstruir versiones de las accio.nes, los procesos cognitivo .· y· otros fenómenos. Cualquier repertorio determinado está constituido por una res­tringída gama de térn1ino,s usados de una man.era estí~~S[~~~ y_gr3=!!1atical espécffica. Normalmente estos términos derivan .de uns más metáf~ras clave;y- la presencia de un. repertorio a menudo está sefialada po·r ciertos tropós o-figuras dél discurso.

El discurso de la «comttnidad» mencionada más arriba es un ejemplo clásico de repertorio. Se uata de· un conjunco de rérmino.s que se usan en explicacion

66

1 ,

• •

• ¡

que tlependen bási ·an1ente de cierta:i metáfora y tr<>·pl>.s. l ~I rc.·1H ·11c)rifl dt· l:a i{l ()

ITiltnidad» e un recurs·o que el analista puede idcntilrc:r l '<Hl l«) un 1•;nrc'H1 1et u rr nce en el contenido de ciertos mareriale . ·~ I ·i ·111¡>1<> cn111·í1 ii. <> ~pat· 1>rc.1.,c:1Ha 1nos a continuación examina re·pertori<>s . ·11 un tl1t•n1i1ti(> rnuy tlsf(·1c111c: la construcción de .modelos para las relaciones «ra ~iales» .

2 .. 3. Un ejemplo empírico: la ,constru1c . •Ón de rela io·nes «raciales>

2.3.1. Contexto del e!!Udio

El estudio e·n el que n van1os a entrar está tomado de una investigación sobre el racismo c.n Nuev . . ·ela11da. Este proyecto planteaba estudiar las formas en que el grupo mayoritario de europeos blancos neozelai1deses comprend1a te­mas como la desigualdad de las 0 1portunídades de trabajo y c6mo daban sentido .a su relació.n con las personas maoríes indígenas.

s suficien.te ecir aquí que nu,estro proyecto se desarrolló c.o.mo una fo.rma de o,bservar el prejuicio racial que fuera más aJ.lá de la cognición social, la sociali­zación d . las actitudes y la «personalidad» (Wetherell y Potrer 1993·.; Wetqerell y Potter, 1986; e( Billig, 19'87 · Reeves 1983· Van Dijk, 1984). stábamos intere­sados en cómo la corriente principal de blancos neozelandeses describiría sus re­laciones pasadas presenres y futuras con el grupo minoritario maorí, y estábamos preocupados por las consecuencias ideoló.gicas de su discurso. Queríamo obser~ var cómo el razonarni«e.nto práctico de nuestra muestra respecto a la raza podría justificar y trabajar para mantener unas relacjones asimétricas de poder entre los grupos mayoritario y minoritario, racionalizando y estableciendo un cierto tipo de status qtto (Giddens 1979;. Thompson, 1984).

Re.alizamos entrevistas con 40 mujeres y 41 l1ombres., de diferente afiliación política, relatjvamente extendidos por igual entre vota.ntes nacionaJjsras (de dere­chas) y laboristas (más de izquierdas)) y cu'brtendo la mayoría de los rangos de edad de lo·s 18 afios en adelaore. Los entrevistados se podrían describir como de clase media, en función de la ·educación en el caso de los jóvenes, en función de la circunstancia socioeconómica en. el caso de los no trabajadores, o en fun.ción .de su ocupación pro·fesional o administrativa para el resto.

Las entreviscas se_ di_señaron para elicicar e.xtensas secuencias de conversación sobre una serie de temas. Se centraban especialmente en las causas percibidas de la desvencajosa posición del pueblo maorí, las recientes políticas socia.les multi­·culturales, las razones del racismo y la tensión propuestas., y la especial disposi­ción o discriminación positiva para los grupos étnicos. Todas las entrevistas se grabaron en cinta y se trans rib.ieron ea su totalidad.

67

Page 5: Wetherell, Margaret y Potter, Jonathan (1988) El AD y el análisis de los repertorios interpretativos

2 3.2. Variabilidad

Se ha plan eado que la variabilidad en las expÜcaciones de los individuos es un rasgo esen~ial del uso natural del lenguaje y una vía para comprender la ac­ción. En términos de este proyecto, se podría hacer un contraste, de forma funcio­n.al y variable a medida que s modifica el contexto discursivo, entre las expeccaá­vas de la teoría ·de las actitudes. Las manife·staciol1es de la gente refle;an. una actitu:d s.ubyac nte que es, o bien prejuiciada. de forma co.nstante o bien «toleran­(e». El análisis del discurso afuma que la gente usa el lenguaje (incluyendo decla­racjones tipo acritudes) de forma funcional que varía según el contexto discursivo.

Los extractos siguientes se han agrupado. bajo dos cacegorías. A y B. El pri­mer extracto d-e la categoría A es una anécdota que cuenta ,una hablante sobre una clase bíbli.ta don·de s describ un incidente y el tema de que los niños ln­ternalizru1 actirudes racistas a partir de sus padres. Er1 el segundo extracto de la categoría A, la misma hablante da su punto de vista sobre los chistes racistas que se corresponde con su opinión sobre las observaciones racistas en gene:ral. Final­mente, dentro de la cacegoría A, esca hablante jndica Jos aspecros de la cultur_a maor.í que ella admira. En conjunto se puede o.bserv.ar que respecto al racismo y en cuanto a la cultura maorí podríamos caracterizar a esta hablahte como una persona liberal y sin prejuicios ..

E-aractoA

(1) Ahora estoy dando esta cla.se bíblica, .no muy religiosa yo olainente creo que los ,niños deberían saber .cosas sobre la religión y ayer por la noche justamente estuvimo.s discutiendo sobre uno de .los mandami.enros. el de amaT a tu vecino, y un niño dijo: <<'¿Qué pasaría s,i tuvi ras una gran cantidad de maor{es vivi.en.do e·n la puerca de al lado?», y yo le dije: <~Esa es una observación muy racisra y no me gusta>), y él se calló durante unos cinco segundos y su cara se ruborizó, y después me di cuenta de que obviamente no era u cul,pa que el que él pensara. así proce­día directam-<=:nte de sus radres.

(2) (Chistes racistas) No me gustan y no los encuentro divertido

(3) (¿Qué podemos .aprender de la cultura maorí~) La brillante situación de la familia extend ida, tien n esta idea encantadora de que un niño nacido fuera del matrimonio riene que ser el mejor ripo de niño p rque obviam.ente nació del amor ... Creo que su postura re p cto a los niños es maravillosa. •. · reo que tienen mucho que enseñarnos.

En los rres extraeros de la categoría B, la hablante parece atribuir característi­cas negativas a los· grupo y , e muestra poco dispuesta a acom.odarse a la cultura maorí. En el primer extracto; se sugiere que los auscralianos están manejando de

68

1

1 1 • l

' • • '

u1aul'r~ 1 llc~al~>rtuna<la sus relaciones. intergrupales ~permitiendo a ,otros grupos s11hir.i.oc p<u cr1ct111a <.le ellos debido a su pereza característica-. · l segu.nd ex,rrac­

r< Jll' ·.i.;cn t ;1 la 1 >• >st ura d · quet puesto que los colonos británicos blancos conquis­raron a Jcls 1n;u>ríc. , quienes a su. vez, habían conquistado a los m.ao.rioris, los eu­ropccn~ tic11c11 el <.ter cho de definir sus propios términos en Nueva Z landa. Y, d esrc mc,tlo, 1~1 hahla11r" . ugiere en el tercer· ~x .racto que los maorí s se deben aco­

rnodar ·l h1 .so ~ieclad ctlro·pea, a·unque .se reconoce que, sie.nd-0 el grupo indíge.na no pue len ser rep.atriados, a diferencia de orro_s gru.pos poli11esios que son inmi­

grantes en Nueva Zelanda.

Ex-tracto B

(4) Los griegos viven en una parre de S·idney,. y codos se desarrollan y hablan su propía lengua y hacen codo [ ... ] los australianos son . fundamentalmente gente vaga y otras cul:turas les están rebasando; un dia va a haber grandes problemas.

(5) Lo ridículo es que> si realm.ence quieres ser desagradable respecto a esto, y remonra.rte, umm ... , tomaron posesión de Nueva Zelanda, y quiero decir que los maoríes exterminaro,n con anterioridad a los maoriori J o sea que para empezar no era exacta.t11ence su cierra, vamos, ,que es un poco rid(culo. Creo que nas ren1onta­mos hacia atrás un poco exces·ivamente.

(6). Y esta es la parte en La que yo creo que hay una equivocactón (.) una cierta co·nfusión ·obre lo . maorÍes 1 los problemas que riene·n, eUos no están dispuestos, quiero decir que (.) aquí hay una sociedad europea y ellos tienen que aprender a 1-nezclarse, congraciarse y trabajar de otro modo es.u tú no puedes decirles que re­grese[l aJ sitio del que vi.nieron.

Los extractos A com.o los B proceden de una entrevisca con la mism.a hablan­te, a quien llamaremos Benton. El patrón que se encuenrra en estós extraeros era comú:n en nuestras entrevistas en el' sentido de que, como hemos argume.ntado las personas construyer1 diferen·tes versiones dependiendo del conrexco funcional. Desde la perspectiva de .la teoría de las acritudes, ¿c6mo ~e describiría la actitud sub1yacenre d,e Benton? ¿Es un.a persona con prejuicios? ¿Una perso,na <~toleran­

te.»?¿ Una persona con probabilidad de estar a favor del mulciculruralismo y/o dd anti-racismo, y en contra de atribuir cualidades negativas a Jas personas en base a la raza o la nacio.nalidad? ¿ se trata de una persona que apoya el mancenimier1ro de la hegemonía cultural blanca?

Aunqu.e Benton emplea recursos distintos, con frecuencia inconsistentes s -gún parezcan apropiados~ las manifestaciones de esta habJant·e no. aparecen com.o ejemplos aislados. La misma Co·mplejidad se aprecia en el siguiente exrracto to­mado de orra ha.blante a quien llamaremos Anna James.

69

• •

Page 6: Wetherell, Margaret y Potter, Jonathan (1988) El AD y el análisis de los repertorios interpretativos

(7) C~rco que (J polírica S<>cial mulcicuh:ural es buena, porque1 corno Jijc a11 · tes, creo que la g ·nre 11ecesi a 01nocer sus raíces y su cultu .. ra y todo eso. !)ero ·rl'<)

que debemo. ten r mucho cuidado para no entusiasmar~os demasiado e n es< l'r1

esta época. Ha habid n1u ... p cas injusticias concra los maoríes a l<) largo { 1 tiempo 1 eso va a suceder C<>n ct1alquier tipo de minoría ra ial en una socicJ.<i·d, unun .. . , pero creo1 q-u ·en esca época tenemos que tener cuidado de n.o ecl1arl. pot la borda umm~ .. , creo q_ue tenemos que tener uidado d no fortar a los niñ(>~ blancos a aprend r maorí si no quíeren, no es la herencia de los niños blanco:_ Ahora) bueno1 se dan oportunidades) esca es) qu rienen el parvulario mao ·í, era ses de lengua maorí para niño , y creo que eso está muy bien para los chicos .mao ríes. P ro no quiero que mi chico aprenda maorí, no quiero que áprenda. co .. as so­bre las, faldas de hierba .... Qure¡.-o que mi chico. aprenda sob·re Ja historia de -las 1slas Británica y la historia de Europa, que es increíblemente imporcante para la for­maci6n de sus ideas sobre, ya sabe la socie<lad. Bien, umm .... creo que de ría­m s comprender cómo eh ... la cultura maorí (.). quiero decir> yo sé muy poc sobre ella. Co·nozco lo básico, y me gusrarfa ver a mis hijos hacer una excur ión a un <(m.arae», y ver cómo ellos ... pero realmente creo que tenemos que cener

gran cuidado en cuanto a hacérselo tragar a la gente parricu1armente a la gente blapca.

Este extracto se puede cons,iderar organizado alrededor de un t.i:po determi­nado de característica funcional -concretamente, un.a «renuncia» (disclaimer)-. Una renuncia es un mecanismo verbal clise.fiado para protegerse de .arríbuci·ones potencialmente nocivas (Hewitt y Scokes, 1975). Así si alguien comienza sus co­mentarios con «Yo1 no soy sexista, pero .... )>, el oyente pue.de estar re1acivamente se­guro de que seguirán observaciones desagradables obre las mujeresJ pero que el 1 ablante dese.a apartar o rechazar la posible implicación de er sexista.

Las rent1ncias crean una forma de variabilidad que presenta determinados probl.emas al modelo realista del discurso, y al supuesro d.e que se pueda asurnir al actor individual como punto de partida coherente y consistente para ei análi­sis. En el caso de este extracto, Anna James primero establece q-ue no es una de esas personas op·uescas a la cultura .maorí, pero luego ofrece atgumentos explican­do por qué su hijo no debería ser expuesto a una educación multiculrural. <Apo­ya la declaración de esta persona las políticas educativas multiculcurales o no·? Es­tá claro que ella no es indiferente al respecto, ni le falca una opinión, y por ello, está en el medio de alguna escala de respuestas.

Estos extractos, por consiguience, indican el problema de la variabilidad. .¿Cómo vamos a proceder con nuescro análisis de estos d~tos? Como observamos anteriormente, el análisis del discurso incenta estudiar las variaciones en el cont~­nido· para trabajar en la comprensió.n d,e la función .. Mediante el esrudlo de los recurso a partir de los cuales se construye una explicaci6n, también pod mos in­vestigar lo que se podría conseguir. Por tanto, si buscamos regula.ridades en este

70

1

1

" ,,

• ' 1

..

nivel, en el len.guaje, y abandonamos al individuo C<)mo, nu srra prin ·i1lal uni<larl de análisis, entonces se podría progresar en fa comprensi{)J1 <le: l·1s · · ~ )n1plt:j:1.s in consistencias del discurso centrado en ias relaciones "raciaf ·s».

2.3.3. Repertorios interpretativos

El primer objetivo d~e un estud.io de es t:: - ip, "S te-alizar c<ldiíica iones p~el~­minares y, así., cribar un subgrupo man ja.ble de datos de entre los cientos de pá.gi­nas de la transcripción. Se escogieron d entre las en revistas rodos los pasajes de con.versación relacionados con nuestro tem.a de lo- modelos de relaciones ~{racia­les». Esto incluía todo el .material relac.ionado con los respectivos Jugares de la cul­rura maorí y la europea en Nueva Zelanda (cernas rales como la integración versus un desarrollo separado, Ja ens ñanza de la len~a maorí las reacciones a los inten­tos de un renacimiento en la culrur.a maorí). Los temas desarrollados en las pre­guntas de entrevista se establecieron 1nediante Ja estructura de los debates con:cem-poráneos y las agendas generale-S de los princip_ales p,artidos polí icos. _. .

Nuestra policica de codificaci6n en esra etapa del análisis del discurso habi­tualmente es . inclusiva aceptando todos los éasos límite y anómalos, y el produc­to final e~ u_n archivo de fotocopias de la transcripción original. Es en este punto donde empieza el análisis propian1ente dicho> con repetidas lecturas cuidadosas de los materiales en búsqueda de parrones y de organizaciones recurrentes. Este proceso no consiste en seguir unas reglas y unas rececas, sino en guiarse por cora­zonadas y desarrollar esquemas in.rerprerativos tentativo:s que tal vez tengan que ser abandonados y revisado una y otra vez. _

A partir de es.ce proceso se identificaron una serie de repertorios diferentes para nuestro rema general (demasiados para ,discutirliC>s aquí). No 0 1bstante, se pueden entresacar tres repertorios dominan.tes concretos: los hemos denominado fomento de la cultura, re?-i~smo pr~gmárico y compañerismo (Wecherell y Potrer, ] 986b).

El fomento de la cultura lo utilizó el 90 por ciento de Jos ínformanres, mientras que aprorima.damente la ro"tad recurrió al realismo pragmático y al compañerismo. Así, el patrón más común de ·explicación fue ·el fomento de la cultura, combi·nado o bien con el realismo pragmático o bien con el compañe­rismo, aunque un número apreciable de informantes -quizá el 1 O p-or ciento­com.binó los [res. La cuestión inmediata; entonces, es que no tendría se.ntido ha ... her dividido a nuestros inform.antes en tres clases, cada una diferenciada por un patrón distinto de creencia. Cada informante combinó selectivamente diferentes .• repertorios.

¿Qué 1notivos tenemos para definir aquí tres repertorios interpretativos- dife­rentes? En este análisis utilizamos tres ti.pos centrales de pruebas. En p·rimer lu-

71

• •

Page 7: Wetherell, Margaret y Potter, Jonathan (1988) El AD y el análisis de los repertorios interpretativos

• .

:gar, como veremos, hay inconsistencias -evid "ntes rauco i ara los anali ·tas e-orno para los parricipance - entre las distintas forn1as de ex·plicación. Erl segundo lu ... gar, estas formas de explicaci6·n generalm nte e tán separadas en d¡ferences pasa­jes de la conversación, de forma que las inconsistencias no se convierten en un

problema para los participantes. · ercero en aquellas ocasiones en qu los dife­rentes repertorios se despliegan a la vez los part · cipaoces exhibe · 11 su conversa­ción una orientación hacia las pocenciales inconsi rencias, o la variabilidad se or­ganiza pa.ra diferentes fun.ciones· por ejemplo·, un reper orio pt·esenrado para rechazar.

Observemos a continuaci6n de forma un poco más d rallada Ja estruccura

de estos repertorios. El fomento de la culcuia presenta argumentos para el desarrollo de la cultura maorí. Parece defender una política social mulricultural y la imporrancia de ta culrura maorí para la sociedad neo.zelandesa. Consta de dos fa etas principales. Por una parte presenta la perspe·criva de que la cultura 1nao.rí se debería es·· imular, fomentar, pro eger y con.se.rvar, dado que representa .d·e ma.­

nera. úr1ica y distintiva a Nueva Zelanda y es una cultura que merec la pena por sí misma. P·qr ejen1plo:

( ) Yo estoy cla.ramerite a favor de ·que un poco de maoritanga .es algo ünico en Nueva Zelanda. S·upongo que soy n1Liy ~pro[ectora) y del n1ismo modo que no me gu.sta ver desaparecer una especie no me gusta ver la. extinción de una cultura, una lengua y codo lo demás. (Shell.) .

Por otra parr , el fomento de la cultura presenta la opinión de que. es impor­an que eJ pueblo maorí · enga un senrid·o de identidad y de historia o unas raí­

ces, cal e ·mo se considera impc)rtante para que cada persona renga un sen.tido de identidad o de posición. Por ejemplo:

(9) Yo creo que el tip de renacim.ierrro maorí la maoritanga) es in1porcanre porque> ral como re estaba explicando sobre lo d.e aquella fiesra el sábado por la noche de repente no supe .dónd:e esraba, había perdido mi idenridad .... C.reo que es . necesario que la g~nte la vuelva a tener (la i 1dentidad maorí ) porque es algo profun·dame·nt:.e enraizado dentro .de uno. (Reed.)

Antes a los maoríes e les solía considerar inferiores con respecto a la cultura europea y oecesttados de una e.nculturación europea y una influencia civilizado­ra. n la moderna y «lib·eral>> Nueva Zelanda una consideración tan evidente de

la. supre.macía blanca es m n ·S .ace:prable, per·o esra formad.e explicación co.nserva la noción de d.éficit .. concretamente, lo·s maoríes son considerados deficientes ·por ser .maoríes, y por consiguiente se necesi[a una enculturación maorí (Na··h, 1982).

72

¿< iut· run ·i<l·ll .en .. 1 sen.tido más amplio, podría desempeo.ar esta n ción1 (le: défl r i r r>:i ra a(¡tu: ll lt)~ qu . la utilizan? Primero, parece dar sentido a otra C01 ru.~ep· ­cióJt l1ahi' 11al. la {lt: <.1t1e los maoríes tienen una posición social desv ntaj sa ·y ·s­tá11 tlL·s ~ ()llt<.'Jlt )S, ticiliz ndo la 1dea del enraizamiento y la pérdida de iden ·· ida(i . F~n .. sta S:<><. i<)l(lg,ía ·1)rofana .las personas sin raíces -aquellas que han «perdido» su ideo ida<l {'fl •dgún s "ntido- no se ·compQrtan bien y es probable u ,.. al l1(lf<>tcn.

egt1n<l<>, al utilizar la .n ción de déficit cultural, los hahlai1tes plt d 11 cot >c~ir eficazn1 ·n e los pr ,blen1as deJ maorí en otra parte, alejados de · u propias rcs­p nsabi lidadcs y aec1ones. De esta fo·rma, los .hablan · es pueden trans111itir qu ·· eUos pers<)naln-icnte no soc1 ct1lpables en ningún 1nodo de estos probl ~mas.

Ur1a de las consecuencias de esta forma de hablar es que s defiende una po­lí ·ca social mu1t1cultura1 sin necesidad de un cambio recíproco en el grupo ma­yoritario europeo. Los informantes prácticamente nun·ca caracterizaban la i.nclu­sión de la cultura maorí de manera que implicara un. esfuerzo acci.vo o un cambio por s11 parte; el esfuerzo y el cambio se representaban como un problema y una

obligación del maorí. Nuestra hipótes's es que se trata de un repertorio utiliza.do con un efecto liberal po itivo, pero que sitúa el problema fuera de la responsabili­dad del grupo mayoritario bJanco.

El segundo repertorio utilizado· en las discusjone sobre las estrategias de las relaciopes «.raciales.> es el. realismo prag111ático. El realismo prag.mático, utilizado por ~proximadamente la mitad de la muestra en algú.n mo·mento de la e trev.isra, y por tanto por muchos de aquellos que también acuden al repertorio del fomen­to cultural, acentúa la promoción de las cosas que son útiles) modernas y relevan­tes hoy en día_ e combina con un énfasis por, y una apreciación de, las restric­ciones prácticas sobre la acción. Por ejem,plo:

(10) En realidad yo me opongo a, umm ... , a una inttod.ucción u.mm ... , .masi­va de los currícula de la cultura maor·í e.n las escuelas1 etc ... porque sie·nro que esto no les equipa para el mundo moderno en absoluto. Porque de qué sirve ser capaz de hablar maorí si sólo puedes hablarlo con un limitado número de personas en un área .Jimirada y n ciene .ninguna urilidad en absoluto en el mundo, ya sabe real y verdadero como sj dij.éramos, si ,me perdona la expfesión. (Bradman.)

El mundo moderno al qu.e se refieren los relatos de este tipo esrá definido predominantemente en cérminos occidentales. En el siguiente extra.cto se aplica el mismo punto de visra al aprendizaje de la lengua .maorí:

( 11) Usted sabe que esro es algo secundario, no se puede retroceder. Qu1er0

d ... cir que se puede retro·ceder, pe.ro entonces ya no se viviría. en esta época. Antes yo les veo, a todos aprendiendo japonés para que puedan decir <~¡Aht vaya!» cuando vengan todos 1 s visitantes (Sedge).

73

• • •

Page 8: Wetherell, Margaret y Potter, Jonathan (1988) El AD y el análisis de los repertorios interpretativos

Este reperto,ri, «.:s n1uy dis·cinto de, e inclt1so c-0ntradiccorio, GOo,, el f.~)Jl1t·1 u<, cultural. Su idea principaJ es que gran parte de la cultura maorí está ;1111·i1c11acl;1 debería abandonarse rápidamente~ Esta aparente contradicciór1, ~om<> h c:111< >.~ .~e · ñalado no impide a los en.rrevista.dos recurrir repetidamente a an1bos rl ¡H:r lru t )S.

Como p.arte de este tipo ,de conversació,n, los h_ablanres su.elen sugerir <ru • n, > t's

práctico inrrod.ucir la lengua maorí porque la mayoría de los JtJ.a.orfcs ya 11:() J1a ­

blan su lenguap Existe .una contradic-eión en lo relativo· a los mie111l'Jros <I ·· ~1n gru­po qu·e han hecho todo lo, posible en el pasado· por suprimir una ct1f r ur~,1 i1l(iíg.e-11a, argumenrando en esta 0casión que eJ éxico de su represió1l es u11a l>ue.11a base para continu.ar la eliminación. El realism,o pragmático es :u.n rcpcrt<.Jt i > particu­larmente flexible Nosotros sugerimos ,que su efecto, consiste en p :~rn1icir a los ha­blantes presentar restricciones que están más allá. de su control, .Y de las que por tanto se pueden lamentar pero al mismo tiempo se consrruyen a sí mismos como personas que, _aJ menosi S'on rea1istas y prácticas. ·

El rercer re:pertotio> que h.emos denominado compañerísn10, ,es el más inte­resante e~ ~uchos .ª~p.ecros. ~ormula una postura familiar, que es la idea de· qu no deberra haber d1v1s1ones ni barreras entre las personas; que deberían ser crara­<las co,mo p rsonas)· y no en funció-n de su color ni ,de sus antecedentes ·culturales.

.(12) OJ.alá pudiéramos dejar de pensar sobre el maor[ y el eut<lpeo y pens·áta­m°.s sobre Jos neoz.eland.eses (Eo:t: Mmhm.) .Y aJ diablo el color que tenga Ja gente. (DJXon.)

y también:

( I 3) ~o creo que e!' importante q·ue recono:zcamos que} de hecho, todos so~ mos neozelandeses y deb.erfam1os render .a ser una unidad

1, más que a desarrollarnos

por separado f ... ] Somos un pueblo., a pesar de la hisrori'a. (Batr.)

P:- prim~ra . vis~a parece ·~n enfoque altamente posirivo y humanitario:, y en ~ér~no~ ps1cológ1cos probablem;ente escé bien intencionado. Sin embargo,. las .i~pl1<;ac1one~ de su aplica!ción en este cont~xro (tal como lo¡ pronunció más ,de la mitad de los infor~antes! establecen el marco. normativo de lo que significa for~· mar u.n pueblo, unido .. Dicho de otra forma, estas personas s·uelen describir a los «neozelandeses» hásícamence como europeos blancos, y las divis~iones entre la ~ente º' las barre.~as .a enfrentar como1 las crea.,das por Jas legítimas d1eclaraciones ~el pu~blo maor1. El resulta-do de esta forma de hablar es que los maor.íes debe­r1an ·deJar de fomenrar desavenen,c;ias y conflictos, y acomodarse a los valores eu­ropeos dominantes· no obscante, esc:a consect.iencia se esoonde 1derrás de la inocua fórmula mor:U d .. l com.pañ.erismo.

Asf pues, la conversación de los informantes so·bre es · e lema general en .su conj:unto escá construida a partir de una ,combinación ,de repertorios (y aquí sólo

74

¡

• . l

1 1

. hem.os d.iscutido tres de ,elJos} que producen una respuesta compleja y ()<Jl cri<.:ia l­mence inconsisrence o, al menos, v.ariable. En este análisis nos hemo:s cc11tr~uJo t.!ll un.a breve ,especulación ,sobre las consecuer1cias ideológicas mis amplia .· de estos repertorios,. aunque las funcio.nes que cumplen a ~ivel del conte)(to discurs.iv<> l.<l­calizado también po,drían considerarse .mediance el estudio de la variabilidad .

En general1 escos ha.blantes no podrían ser fácilmente descritos como opres.i­vos ni racistas; e11 realidad, eS:cuchándolos su.pe.rficialmente p·uede llegar a sentir­se que .son bieninrencior1ados y comprensivos. Sin embarg:o, ql1erríam.o hacer una fuerte disrinció'n entre las motivaciones psicol6gicas para utilizar estas for­mas discursivas y sus conse·tucnclas psicológicas.

Cada rep rrorio es relativamente inofensivo en abstracto y posee su propia auto-representaci611 moralmente· virtuosa, pero la. fuerza potencialmente destruc­tiva de . la protesta maorí y e.I anti-racismo están ·definitivamente: incluidos En otras palabras~ la crítica puede estar silenciada por el fomento cultural, in ,deter~ n1inada por el realismo pragmático y, además, acu.sada de crear b·arreras e~nr.re las personas. Sólo al observar la organización de las explicaciones en el discurso como un todo es cuando se hace aparente Ja naturaleza ·fragm.entada e inconsis­tente de la conversación. Nosotros suge.riríam·os que esta flexibilidad en la. articu­lací6·11 e,$ de importancia crucial para la 1efectividad ideoló.gica (Wetherell, Stive.n :y Potter, 1987).

2.4. Ventajas y desventajas

Hay dos tipes de supuesca:s:. desventajas en esce tipo de análisis discursivo. En primer lugar, el tiempo que lleva realizar un grupo de. ·entrevistas y posteriormen­te transcribirlas en su toralidad. El análisis es un laborio,so arre de lenta realiza­ción. En segundo lugar, este tipo de trabajo no es apropiado para la producción de leyes empíricas amplias, que son habitualmente el objetivo de la investi~ación en psicología social . . A· diferencia de algunos investigadores de la cognición social y de alguno,s teóricos de la personalidad1, no afirmamos haber encontrado un proceso psicológico universal que subyace aJ racism 10. Por el contrario nuestros :resultado son específicos de una clase dererminada de neozelan.deses en un mo­m·enco concreto· de 1a historia de Nueva Zelanda. Con todo, no co.nsid.eramos es­to tant.o llna insufici.en.cia ,del enfoque como· una consecuencia del hecho de que las expllcaciones siempre se corresponden. con ocasiones específicas y· se CO·nstru-yen a partir de los recursos interpretativos disponibles. .

Un anál.isis posrerior surge ,de la novedad que supo~e el an.álisis del discurso. N,o se trata rodavía de un enfoque puesto en práctica ni comprobado, elaborado y afinado en muchos .ambientes empíricos. Naturalmente:, hace falta .más trabajo teórico. La noción 1de función1 por ·ejemplo~ necesita mayor ·elucid·ación. No o'bs-

., ...

• •

Page 9: Wetherell, Margaret y Potter, Jonathan (1988) El AD y el análisis de los repertorios interpretativos

tanre la mejor manera de llevar caot> este liJ1() <.fe elaboración es en relación con tareas empíricas específicas y ·con dato,s. lnc.lu ·la le1n.enre el anáJi ~ is del dis­·curso revisará su base operativa a medida qt1c se desarrollen sus aplicaciones.

. En compensación a esto · nconvenie11tes, ven10 ventajas cruciales en este

~.nfoque discursi."º· _Primeramente se hace jus; icia a la idiosjnc.rasia y la ,co.mple­J•dad de las explicaciones profanas a medida que se van desplegando en contextos naturales. No .nos hemos Jirnicado a las opciones de respuesta de los participantes para obrener datos aprovech·ables; en efecto, podríamos haber realizado un análi­sis similar al expuesto aqu'' sobre grabaciones de conversaciones cotidianas de o~urr~ncia narural o de artícul.os de peri6dicos (Potter y Reicher, 1987). Las ex­pl1cac1ones profanas no se tratan .como mar.iifestacjones degradadas de esquemas

su?~acentes o procesos c~gni~ivos. En el análisis del discurso, el lenguaje . que se u.t1l1za es una parte const1tutiva y no un medio en el que se traduce la explica­ct.ón.

En segundo lugar, aunqu,e el análisis del discurso es sensible a matices lín­gillsricos_ y ~ tipo de características suscepcibles al contexto que son extremada­mente d1fíc1les de restablecer utilizando el análisis tradicion·al del contenido, es

un .e?foque sis~em.ácico cuyo~ resultados son evaluables. En otra parte l1emos dis­cutido detalladamente las técnicas mediante las cuales se pueden validar las con­

clusiones del análisjs del di curso (Porter y 'Wetherell, l 987); una de Jas más im.­portan res es el _propio informe de investigación. ·Os estudios de este tipo inc~uyen un conJunto representarivo de extractos, junto con detalladas incerpre­cac1ones que unen las cuestione analíticas con elemencos es.pecíficos de los ex­

r~actos1 ide. ral forma que _el re·ctor sea . capaz de evaluar el éxito de las inre·rpret_a­Cl~nes Y) s1 fuera necesario, ofrecer alternativas. El obJetivo global es presentar abtertamente el proceso completo de razonamiento desde los datos hasta las conclusiones.

P~r último, defenderíamos que los resulrados de un análisis de esie tipo son tanto tnt~res~tes como potencialmen.te útiles, debido a que se ·centran canto en el contenido lingüísri~o específico como en Ja organizació.n. de las explicaciones profanas. Al ~atar de las expli~aciones racistas, ~to significa que llegamos a com­pre11der los diver~os. repertorios interpretativos a través de los cuales se conscru­y~n ! se jusri~can las explicaciones racistas y podemos emp.ezar a comprender las tecnicas m·ed1ante las cuales estas explicaciones se p,ueden socavar y transformar.

76

..

1 ¡ 1

1 ' 1 j 1

1

A.usci11, J. 1 .. ( 1 <)(,2)~ How· to Do Things with Wórds. Oxford: Clare11don Press.

l\iHig, lvl.. ( 1987). Anci-semiric Themes and rhe .British Far Left: So.me Social

l>s.y ·h<)l<lgi ·al bservations on lndirect Aspecrs ·Of che Conspiracy Traditio '. 1 :n C :. l~. Graumann y S. Moscovici · (Eds.) Changing Conceptions of ,Conspi­racy. Naeva York: pringer.

,-

Billig . M. (1988). M:ethodology and , cholarship in. Understan.ding Ideological Explanation .. En C. Antaki (Ed.) Analysing Everyday Explanation: A Casebook of Meth.ods. Londres: Sage ..

C·ody, M. J., y M .. L. McLaughlin (1988.). Atcou.nts on Trial! Oral Argument in Traffic Court, capí ulo 8. En C. Antaki (Ed.) Atzalysing Everyday Expl.a:na­.tion: A Casebook ofMethodr. Londres: Sage.

Drew, ·P. (1984) . Speaker Reporcings in Invitation Sequences. En J. M. Arkin­son y J. C. Heritage (Eds.) Structures of Social Action: Studies in Conversation Analysis. Cambridg·e: Cambridge University Press.

Giddens> A (1979). Central Probkms in Social Theory. Londres: Macmillan. Gilbert, G. N. y M. Mulkay (1984). Opening Pandora's Box: A Sociological

Analysis of Scientists1 Discourse. Cambridge: Cam,bridge University Press. Heritage, J. C .. ( 1984). Garfinkel andEthnomethodolo.gy. Cambr' dge: Po,(ity Press. Herit4ge, J. C. (1988). Explanations as Accounts: A Conveisation Analytic Pers­

peccive. En C. Anraki ( .d.) Analysing Everyday &planation.~ A Casebook of Methods .. Londres: Sag.e.

Hewitc, J. P.; y R. Srokes (1975). DiscJaimers. American Sot:io/Qgical Review, 92: 110-57.

Nash, R .. (1982). Meastlring llp· and Faiiing into .line: 1'he Discourse-· of Maori Educati.on, trabajo presentado e.n la NZARE Conference, diciembre.

Parker, l. (1988). Deconstructin,g Accounts En C. Antaki (Ed.) Analysing Every..­day Explanatz.'0112: A C~ebook of Met/1ods. Londres: age.

Potter, J., y M. Mulkay (1985). Scienrists, Inrerview alk: Interviews as a Tech­nique for Revealjng Parricipants' Interpretative Practices. En M. Brenner, J. Bro·wn y D. Canrer (Eds.) The Research lnterview: Uses and ApproacheJ . . Nue­va York: Academic Press.

Potter, J., y S. Reicher (1987). Discourses o·f Cominunity and Co.nflict: che Or~

ganizacion of Social Caregories in Accounts of a Riot. British ]ournal of So­cial Psychology, 26: 25-40.

Poner J.; Strin,ger, P., y WethereJl, M. (1984). Social 1éxts and Context. Lo.ndre : 'Routledge and Kegan ·pauJ.

Potter> J., y M. Werherell (1987). Discourse and Social Psycholo~: Beyond Attitu­.des and Behaviour. Londres: Sage.

77

Page 10: Wetherell, Margaret y Potter, Jonathan (1988) El AD y el análisis de los repertorios interpretativos

l

1 i . l l

" l' ''I

' I' ' ' '

. . 1 1

l . ' l

. {

1

~

• ¡1

1! :¡ ! ' • . '' I•

• , ..

. ' ·. i\' , .

1 j •1

' l ' 1

!

· I '! l : . "

' : 1

Reeves W (198~ ) . British Racial Discourse. Cambridge: _ ambri<l~·t· t Jnivcr:.;i.ty Press.

Thompson, J. {1984). Studies in the Theory of Ideológy. ambric.lge: Pt)lily f>res.s. Van Dijk~ T. A. (1984) . J>rejudice in Dtscourse: An Analysis o_f .l :'tl111i1· />rt:jtl1li ·t·s iri Cognitíon an·d Conversation. Amsterdam: Benjamin . Wether:ell M. S. y Potter, J. (1993). Mapping the langu.age r~¡ · 1<11ci. r11 • . l~rigcho·n:

Harve ter. Wetherell . M. ., y Potter, J. (1986). Majority Group Re¡1res.1'tl.tt1tions oj~· 'Race' ttr1d 'Race Relatións: uab·ajo presel1tado ·en la con6 rc::11c.:ia ·inual de la BlJ · Social Psychology Section Universicy of Sussex~ septiembre. Wecherell, M. S.; Stiven, H. y Potter, J. ( 1987) . Unequa1 Egalirarianism. A Pre­liminary Srudy of Discourses Concerning ender and Flmplo·yment Oppor­runities. British journal of Social Psychology, 26: 59-71 .

78

. 1

• • ,. • • •

... "