wittmann historia de la lectura

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  • 8/17/2019 Wittmann Historia de La Lectura

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    Ilii|

  • 8/17/2019 Wittmann Historia de La Lectura

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    im

     Robert Bonfil GugUelmo Cavallo, Roger Chartier

    Jean-Frangois

     Gilmont  Anthony Grafton, Jacqueline Hamesse, Dominique Julia, Martyn Lyons,

     Malcolm Parkes, Armando Petrucci, Paul  Saenger

    Jesper

     Svenbro, Reinhard  W ittm ann

    HlSTORIA

    DE LA LECTURA

    EN EL MUNDOOCCIDENTAL

     bajo la direccion de

    GugUelmo Cavallo y Roger Chartier

    taurus historia

    taurus

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    3/40

    Titulo o r i g i n a l : HiiUnie de la lecture dam k rru/nde txxidentul

    6

      1997, Editions Laterza et Editions de  Seuil

    © 1998, Santillana, S. A. TaurusJuan Bravo, 38. 28006 Madrid

    T e J c f o n o ( 9 1 ) 3 2 2  47 00

    Telefax  ( 91)  322 47 71

    DR.  €-  De esta edition:

    Santillana

     Ediciones Generales,  S.A.  de C.V.Av. Universidad 767, colonia del Valle

    Mexico, 03100, D.E Telefono: 5420 75 30

    www.taurusaguilar.com.mx 

    Traducciones  d e :

    MARIA BARBERAX:

     Introduction. La Grecia arcaica y clasica. ta invention de la lecturasflentiosa. El modelo escolastico de la  lectura. Reformas protestantes y lectura.

    Lectura y cont rar re for rna. Lecturas y lectores "populares" desde el Renacimientobasta la epoca clasica.

    MARI PEPA PALOMERO: Entre el votumen y el codex. La lectura en el mundo romano. Lalectura en las

     comunidades hebreas

     de Europa occidental en la epoca

     medieval.Leer por leer un porvenir

     para

     la lectura.

    FERXAVDQ

     BORRAJO:

     La alta

     Edad Media La lectura en los ultimos

     siglos de la EdadM ed i a. EJ lector human ista.

    CsasnsM

     GARCIA OHLRICH: ;Hubo

     una revolution en la lectura a finales

     del siglo

     XVJII?

    Los nuevos lectores del siglo XIX: mujeres, n i n o s,

     obreros.

    Primera edicion en Mexico: jun io de 2006

    ISB\ :  9 7 0 - 7 7 0 - 4 5 0 - 0

    Diserio  de  c u b i e r t a :  Pep Carrio y Sonia Sanchez

    F o t o g r a f i a :  Enrique Cotarelo

    Adaptation de  c u b i e r t a :  Luis Almeida

    hBpresoen Mexico

    Todo* la* dere tbo * reservado* . Esta publication no puede ser

    reprod-Qada- ni en todo ni en p a n e , ni regisirada  en o transmitidapar.

     un «M3>-ma

     de recuperation de informaoaa,

     en n inguna forma

    JE  por n ineun  medio , sea m ecanico, fo*oquiniico, ekctro nico,  mag-

    •oakxi rlectroopdco,  par fanocopia, o  cualquier otro, sin  el  penm so

    yrevio pur  CKTHO  de la editorial.

    http://www.taurusaguilar.com.mx/http://www.taurusaguilar.com.mx/

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    Reinhard

      WITTMANN

    ^HUBO

      UNA REVOLUCIONEN LA LECTURA A FINALES

    DEL SIGLO XVIII?

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    INTRODUCTION

    Desde que el  m u n d o es m u n d o , no se h a n visto sucesos tan extranos en A l em a -nia  c o m o han sido la lectura de novelas, o en Francia la revolucion. Estos dos

    extr emos estan est recha mente imbricados, y no es improbab le que las novelas

    hayan hecho en secreto tan infelices  a l h o m b r e

     y a las familias como publica-

    m e n t e  la terrible Revolucion Francesa1.

    Con esta equiparacion de  los  acontecimientos politicos que convul-

    sionaron Eur op a occidenta l y de un a revolucion lectora ocurrida en

    Europa central, el  librero  conservador Joha nn Georg Heinzmann

    expresa en el ano  1795  la con\iccion de muchos  coetaneos: el A n t i -

    guo Regimen no recibe en Alemania el tiro de gracia de  manos  de

    los jacobinos, sino de los lectores.

    Esta alteration  funcional  tan rica en consecuencias de la tecnica

    de lectura, hasta entonces exclusiva de ciertos sectores, fue  saludada

    con entusiasmo por los revolucionarios, criticada con preocupado

    ademan

     por los  ilustrados

      m o d e r a d o s " ,  combatida con encono porlas clases reaccionarias y conservadoras, por los clerigos y los respon

    s e s del Estado; pero nadie se atrevio a negarla. Inglaterra y Fran

    cia habian precedido  tambien en esto a Europa central. Viajeros  a l e -

    ^anes informan ya desde  mediados del siglo xvffl de un cambio  del

    J-

    G

    - Heinzmann, Appelan meine Nation, B erna, l795, p. 139.

    437

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    REINHARD

      W I TT M A N N

    na con el termino "revolucion lectora". Tras el se esconde un mo

    delo  explicativo que concibe este cambio  secular como el paso re-

    volucionario de la lectura "intensiva" a la "extensiva". Basandose

    en fuentes pertenecientes al norte y centro de la Alemania  p r o t e s -

    tante, Rolf  Engelsing

      ha esbozado un proceso por el  cual ,  a lo largo del siglo  X V I I I ,  la lectura repetitiva intensiva durante toda una

    vida de un  pequerio  canon  comun  de textos conocidos y normati-

    vos que no dejan de interpretarse  —en  su mayor parte de  indole

    religiosa, y sobre todo la  Bibl ia—  se ve sustituida por un  compor-

    tamiento lector extensivo que pone de manifiesto de un  modo

    m o d e r n o ,  laicizado e individual, cierta avidez por consumir un

    material nuevo, mas variado, y, en particular, por satisfacer el de-

    seo de entretenerse privadamente.

    Sin duda no cabe hablar de una sustitucion rapida y exhaustiva

    del acceso tradicional a la lectura por otro moderno. Pero, aun

    evitando el termino de "revolucion lectora", no puede dudarse de

    que hacia el final del Antiguo

     Regimen destaca en toda Europa de

    un modo variable en lo regional y social el comportamiento

      lectorde un publico que se multiplica incesantemente, y ello  tanto en lo

    cuantitativo como en lo cualitativo. Una  practica

      lectora mas bien

    extensiva se convierte entonces en norma cultural obligada y  d o-

    m i n a n t e ,  mientras que la tradicional lectura intensiva pasa cada

    vez mas por algo obsoleto y socialmente inferior. La election de las

    caracteristicas de tales cambios no tiene por que ser acertada: la

    lectura repetitiva "intensiva" podia constituir un ritual falto

     de sen-tido, mientras que la lectura "extensiva" podia revestir una inten-

    sidad  rayana  en la pasion.

    Para poder comprender este proceso tan rico en derivaciones

    para la historia cultural europea, sus causas y su avance, su difusion

    ysus consecuencias, para identificar en cierta medida al lector con-

    creto del siglo  XVIII,  ese ser desconocido, habria que estudiar criti-camente un sinnumero de fuentes, asi como sus interpretaciones

    mas prudentes. La investigation europea ha tratado de hacerlo, en

    particular durante las dos ultimas

     decadas, con resultados muy

     irre-

    gulares. Sin embargo, aun nos encontramos en el  umbral  de tales

    estudios y carecemos de una  imagen  diferenciada de  tal  proceso4.

    En Francia se han realizado analisis cuanti tativos de inventarios tras fallecimien to y catalogos de

    bibliotecas,

     aunque las consecuencias que pueden extraerse de ellos

     son relativas

     y muy generates.

    A menudo refieren  lo que se colecciono, pero no lo que se lei'a. Pues los libros danados y los sospe-

    cnosos se separaban; a menudo los catalogos representan los fondos obsoletos de generaciones

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    RHNU.VRP \> ITVMANN

    al enquistarse el sistema  f e u d a l ,  y debido a que, a pesar de que el

    mimero  de los detentadorcs burgueses de la cultura iba en auraen-

    t o ,  no encontraban una  ocupacion

      adecuada.  Excluidos

      una vez

    mas de  his

      posiciones de mando, estos intelectuales  " f l o t a n t e s "

    ooiistituyeron

     un factor de desasosiego que ponia en entredicho de

    un modo cada vez mas patente

      el sistema heredado.Esra evolution se  enmarcaba  en el conocido proceso europeo

    de  aburguesamiento  de la  sociedad,  la cultura y la literatura. Di-

    cho proceso  constitute  la aportacion historica del movimiento

    ilustrado. con sus nuevos  va l or es ,  su ideal de paridad acorde con

    el dcrecho

      n a t u r a l ,  su mentalidad utilitarista centrada en el prin-

    cipio

      de  eficiencia

      y un afan intensivo de perfeccionamiento inte-

    lectual que servia

      para diferenciarse

      de la nobleza, pero ante todo

    para subir

     posiciones en la escala social bajo las proclamas de la ra-

    z o n .  el humanismo. la  tolerancia y la virtud. Jurgen Habermas ha

    defmido  esra alteration de la  conciencia  con su tesis del  cambio

    estructural  de lo  p u b l i c o " .  La  identidad  burguesa se forma, por

    t a n t o .  al  hilo  de la creation de una nueva esfera a-cortesana  de lo

    publico,  que se desarrollo como una "esfera de las personas priva-das

     convertidas

     en publico" que pone en tela de juicio el  m o n o p o -

    lio interpretativo

      y de information de las autoridades estatales y

    eclesiasricas

     v que da pie, primero en lo  l i t e r a r i o ,

     y luego

      en lo  p o

    litico,   a  nuevas  estructuras antifeudales de comunicacion e inter-

    cambio.  El  estatus heredado por nacimiento es sustituido por la

    identidad individual. Primero trato de ganarse y de  afirmar  su an-

    siada autonomia en el  ambito

      espiritual. Esta individualidad bur-guesa,  cuvas senas de identidad son el descubrimiento y la libera

    tion de la subjetividad, estaba deseosa de comunicacion con el fin

    de

     ampliar su  limitado

      universo de  e x p e r i e n c i a s .

    Ningun otro medio podia recoger  mejor

      esta funcion que la pa-

    labra  escrita. La cultura impresa y la literatura se convirtieron en

    campo

     de practicas del autoconocimiento y del  raciocinio.  Conello, el libro y la lectura pasan a identificarse con otros valores enla conciencia piiblica; la lectura, para la que la burguesia reservapor fin el tiempo y el poder

     adquisitivo

      necesarios,  desempeiia

    ahora una funcion emancipatoria y se convierte en fuerza produc-nwi social: elevaba el horizonte moral y espiritual, convertia al

    lector en un miembro util

     de la sociedad, le

     permitia perfeccionarel dorninio de las tareas que se le asignaban, y servia ademas al as-censo social. La palabra escrita se  convirt io, con ello, en detenta-dor

     burgues

     de la cultura.

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    jHUBO UNA REVOLUCION EN  IA LECTURA A FINALES DEL SIGLO XVIII?

    En siglos anteriores, el libro se habia recibido fundamentalmen-

    te como un instrumento autoritario con una voluntad  de poder im

    personal. Se le tenia por factor  irrenunciable  del proceso  d isc ip l i -

    nador al  servicio

      de las autoridades mundanas y eclesiasticas. Soloel cambio mas general de mentalidad ocurrido en el siglo  XVIII per-

    mitio  que destacara la  capacidad  de la  letra  impresa  de  "efectuar

    una penetration sustancial de la vida subjetiva del lector"5. Precisa-

    mente  porque el texto reproducido mecanicamente podia ser leido

    con mayor automatismo que cualquier manuscrito por su unifor-

    midad,  creaba una tension que entregaba al nuevo lector en cuer-

    po y alma al fantastico

     mundo del libro. Pero para ello se requeriaun premisa sustancial: la alfabetizacion.

    La difusion de la facultad de leer y escribir en Europa a finales

    del siglo xviii solo puede ser objeto de conjeturas a  falta  de cifras

    ni siquiera aproximadas en practicamente todo el territorio del

    continente. Pues, 

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    REINHARD

     W I TTM A N N

    lativos a Francia. Aqui, unos 9.6 millones de personas eran capa-ces en los

     anos

     80 de escribir su  n o m b r e , pero tambien en este caso se estima que, hacia 1789, el porcentaje de analfabetos suponia

    un 60%.Es indudable que en Europa central se produce en el siglo xviii

    un considerable aumento  relativo del numero de lectores. Proba-blemente

     se duplico, si no se triplico, pero siempre en el nivel

     masbajo de

     tal

     capacidad. Las estimaciones de los coetaneos tambienvarian

     considerablemente, e igualmente divergentes son las fuen

    tes que en con t ramos

    6

    . En 1773, Friedrich Nicolai establece que elpublico "culto" aleman asciende

     a 20,000 personas (es decir,

     cercadel 0.01% de la poblacion); en 1800, Jean Paul considera que elnumero de lectores de novelas se cifra en torno a las 300,000, loque supondria aproximadamente un 1.5% de la poblacion total.Ambas

     estimaciones —^antes

      o despues de la "revolucion de lalectura"?— difieren por un factor de mas del 100. Las investiga-

    ciones modernas

     dan, sin embargo, cifras mas ambiciosas de lectores "potenciales": hacia 1770, un 15% de la poblacion mayor deseisanos; hacia 1800, un 25%

    7. El siguiente calculo parece mucho

    mas realista (a pesar de lo ambicioso del promedio de tirada  cita-do): "Con una cifra aproximada de 25 millones de habitantes enAlemaniay

     una tirada media de la primera edicion de 2,500  ejem-

    plares, un 0.01% de la poblacion adquiria el libro, y cerca de un0.1% lo leia"8

    . Las quejas de la epoca sobre una "epidemia lectora" que arrasaba en todos los

     estamentos

     continuarian, por tanto,un "fraude ideologico"

    9.

    La democratization numerica

     y cuantitativa de la lectura no seprodujo hasta un siglo mas tarde. En el caso del ducado de Wurt-

    temberg

     contamos con datos mas concretos sobre la expansion delpublico lector, por lo que constituye un ejemplo (desde luego

     norepresentativo) que  merece  ser mencionado. En 1790, BalthasarHaug cita con precision en su El Wirtemberg culto las cifras de la cla-se de notables, que en lo

     esencial

     serian tambien los detentadoresde la cultura literaria: 834 sacerdotes, 388 vicarios y becarios en

    V»i R .

     Engelsing, Analphabetentum und  Lektiire, Stuttgart, 1973, pp . 62 y ss.

    ' R- S chenda, Volk ohne Buch. Studien zur  Sozialgeschichte derpopuldren Lesestoffe 1770-1910, Franc-

    fortdelMeno,1970,p.445.0

    H.  Kiesel,  P. Munch,  GeseUschafi  und  Uteratur im  18. Jahrhundert,  Munich, 1977, p. 160.

    R-Schenda, Volk ohne Buch, op .cit., p. 88.

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    (HUBO UNA REVOLUCION EN LA LECTURA A FINALES DEL SIGIX) XVIII?

    Tubinga, 452 juristas (incluyendo seguramente a altos cargos del

    funcionariado), 218 medicos y farmaceuticos, 300 oficiales (nobles

    en dos terceras partes), cerca de 200 estudiantes graduados, 75

    comerciantes de Stuttgart y cerca de 450 del  c a m p o ,

      y,  f i n a l m e n -

    te, 1,324 "escribanos", es  decir,  funcionarios de grado medio sinformation universitaria10. Si a estos burgueses por posesion y for

    mation, que alcanzan la buena cifra de cuatro mil, se afiaden dos

    mil mujeres y jovenes, y un par de centenares de nobles , podria-

    mos establecer que el publico lector  " e x t e n s i v o "  de Wu rttemb erg

    a finales del siglo xviii  asciende  a unas siete mil personas, poco

    mas de un 1% de la poblacion total. Los que continuaban aferra-

    dos a los habitos lectores tradicionales seguian echando mano  co

    mo siempre de los edificantes "viejos  c o n s o l a d o r e s " ,

      de la Biblia,

    el catecismo y el calendario.

    Pero seria un error asignar al publico  aleman  que lee regular-

    m e n t e ,   a esas trescientas mil personas que constituyen un 1.5%

    de la poblacion total, un papel

     social y cultural tan marginal. Pues

    este fermento de nuevos lectores, tan reducido en un primer momenta, dio pie a toda una serie de reacciones en cadena esencia-

    les  tanto en lo politico como en lo cultural.

    VlEJAS

      Y NUEVAS FORMAS DE LECTURA EN EL SIGLO XVIII

    ({Como  transcurre concretamente la evolution de la lectura en elsiglo  XVIII? Para responder a esta pregunta se requeriria un patronde la historia de la lectura mas diferenciado que el que poseemos,que reflejara tanto la sucesion diacronica con sus diversos estadioscomo los solapamientos sincronicos. Pero en ningun caso cabe ha-blar de un proceso lineal y facil de abarcar. Antes bien, se observa

    una disgregacion

     y anonimizacion de la poblacion lectora, tanto enlo social como segun parametros temporales y  g e o g ra f i c o s.  Ciertosestadios del desarrollo transcurrian

      p a r a l e l a m e n t e ,

      solapandoseen ocasiones. La lectura se convirtio en un proceso socialmente in-diferente e individual. La pertenencia a una clase ya no  c o n d i c i o -naba el acceso a la lectura:

    1 0 B. Haug, Das Gelehrte Wirtemberg,  Stuttgart, 1790, pp.  26-32, citado segun M. Hassel-

    horn, Der  altwurttembergische Pfarrstand  im 18. Jahrhundert, Kohlhammer,

     Stuttgart, 1952,

    pp. 33 y ss.

    444

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    R E I N H A R D

      W i l l MANN

    El publico literario de la era prerrevolucionaria

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    ,ll   I l lhO UNA   Ht t Vl l M l l l l ON  UN   IA MMiiUkA   A   W N A I . M  HIM.  km/>  XVIII?

    tjuirMicH dcrlaimtban lexum  rellgloNo*, y en el ambito publico de laslaberna.H,  o lamblrii tin  IOH mm ados, Ion lelrados, y tambien los p r o -lesorcs

     o  elerigoH, cxponfan  IHN novedades

      polftica* o de otro  s igno.Los

     rsluci/oN IniniNlvoN de

      IOH

     iluMradores

     del pueblo a finales delsiglo  XVIII por trasloear en la poblacion rural esa lectura "indiscriminada" por

      oira

      "I'M il"  por  inlegradora

      de lo social, valiendose engran

     mrtlitlu

     de una pedum

     W

     

    u r

     '

    ; |

     l«'U»rade

     tipo autoritario, fra-easaron en su mayor parte.

    I 'os te r ior ine i i te ,   todo  enlo cambio

      bajo el trauma  producido

    por la Revolucion  KranceHa, Tambien en el campo crecio

      un inte-res elemental  por las sensationales nuevas que  llegaban  sobre lalibertad.

     la igualdad y la Iraternidad. Muliiplicadores

     como los pi-caplei tos,  los

      maestros

      de  estuela

      expulsados, los estudiantef

      re-calci t rantes, los clerigON avidos cle

      r e f or ma s ,  los  tenderos y maestros de

      poslas

      que  leian

      en  voz.  alia

      periodicos en las escuelas ytabernas

     animaron al publico a entablar

     ruidosos debates. La  m o

    tivation de aprender a leer uno mismo

     se  incentivo asf

      sustan cia l -

    mente  (tambien  gracias  al control de opinion que pretendianejercer las

     autoridades

      c o n t r a r r e v o l u c i o n a r i a s ) ,  para disgusto delas clases dirigentes en lo politico y lo social, que reduplicaron susesfucr/os  por  bloqucar tal  emancipation espiritual.

    (Ion

      mayor celeridad,

     y antes que entre las capas medias

     y ba- jas del entorno rural, se alien ) el comportarniento lector entre las

    urbanas, en particular entre el personal de  servicio,  los lacayos ylos

      pcluqueros ,

     las camareras y s i rvicntas ,  los empleados

     en el  co-mercio y el sector artesano,  asi  como entre los cargos  m e d i o s , ytambien  bajos, del cuerpo militar.  Este grupo podia suponer hasta una

     cuarla

      parte de la poblacion ciudadana. Tambien disfruta-ban de los requisitos externos precisos para la lectura, a saber, lacarisima

      luz, algunos ratos libres a lo largo del  d i a , y, al disponer

    de  alqjamiento

      y manutenci6n  gra tu i tos ,  lograban

      reunir un pe-querio presupuesto para la biblioteca de p r e s t a m o . En su afan porimitar a sus  senores , este personal se apropio de sus nuevos habi-tos de lectura, en particular en lo que se

     refiere

     al amplio

      consu-

    mo cle

      novelas. En la ciudad, la palabra escrita paso a constituirun elemento corriente de la vida urbana diaria: carteles en las ca-sas,

      anuncios

      en las paredes, voceros y  eharlatanes

      de mercado

    con sus  l ibretos, y los omnipresentes periodicos en los estancos ytabernas. Ya en 1740, la avan/ada Inglaterra consideraba a la Pamela  de Samuel Richardson como la

      heroina

      cultural de unahermandad

      muy  numerosa

      de criadas lectoras que disfrutan de

    446

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    REINHARD

      W I TT M A N N

    cierto ocio"13. Esta emancipation literaria se  impuso  tambien enAlemania con un retraso de varias decadas. En 1781, un autor vie-nes registra entre las criadas una autentica pasion por las "bellasle t ras":

    Yno  contentas con esto,  encima  representan el  papel de las sensitivas, hacen

    alarde de poseer un espiritu  sensible, teen con avidez  c o m e d i a s ,  novelas, poe-

    m a s ,  se aprenden de  memoria  escenas enteras, parrafos o estrofas, e  incluso

    discurren sobre  las penas deljoven Werther.

    Con el moralizante Librito de costumbres para los criados  (Lavater,

    1773) no podia atajarse ya semejante gusto lector. Las largas  flo

    ras de  ocio

     durante la guardia fomentaban la lectura entre los  m i-

    litares radicados en la  ciudad,  como critica un observador en

    1780: "En las grandes  c i u d a d e s ,  hasta los mosqueteros se hacen

    traer libros de la biblioteca para consumir durante las principales

    guardias".  El  material predilecto de las guarniciones  era,  ademas

    de las novelas, la lectura subida de tono y los panfletos.

    El  polo opuesto de la lectura "indiscriminada", socialmente en

    claro  retroceso, pero todavia predominante  p o r c e n t u a l m e n t e ,

    habia sido desde siempre la lectura  "cul ta".  Entre las elites inte-

    lectuales no solo se habia extendido una lectura seguida,  moder-

    na", encaminada a  proporcionar  information, sino que, a partir

    sobre todo del siglo xvn, se habia adoptado tambien una lectura

    extensiva, polihistorica y  e n c i c l o p ed i c a .  Pero desde mediados del

    siglo  xvr i l ,  la "rata de biblioteca" culta, que, inclinada sobre sus  l e -

    gajos, olvidaba el resto del mundo, se habia convertido ya en  m e -

    ra figura  risible. Su cultura libresca, tenazmente contraria al mero

    u t i l i t a r i s m o,   se enfrentaba a la  imagen  burguesa e ilustrada del

    mundo.  El  flematico y pedante lector de alcoba  fue  absuelto por

    el versatil y docto petimetre que cultivaba las ciencias mas bien su-

    p e r f i c i a l m e n t e .

    La ideologia

      de la Uustracion

      propago en  cambio

      entre los de-tentores de la cultura tradicionales y los de nuevo  cuno  una lec

    tura  utir.  Uno de los principales  instrumentos  de esta propagan

    da lo conformaban las  revistas  mensuales morales" que se

    publicaron entre 1720 y 1750 y que  —sintoma  muy  revelador—

    surgieron en las ciudades industriales del norte  p r o t e s t a n t e ; ju nt o

    3

      Watt,  op.  cit.,p.52.

    447

  • 8/17/2019 Wittmann Historia de La Lectura

    16/40

    a Leipzig, Hamburgo  desemperio  un  papel  decisivo como puertade entrada del pensamiento ilustrado ingles. Siguiendo el  m o d e -io de moral weekhs como Spectator, Toiler, Guardian,

     estas revistas

     di-fundieron  un  mensaje  de  virtud especificamente  b u r g u e s ,  a$icomo los ideales de formacion propios de la  I lus t rac ion , c la ra-mente  diferenciados del estilo de vida  c o r t e s a n o - g a l an t e . Con  titu-

    los

     programaticos como: ELpatriota, El

     tiudadarw del murui/j, El

     ra-

    zonablty o Der  Biedermann, El Jtidntropo, El espiritu libre, El sodat/k, Las criticas razonables, v empleando las estrategias de f omen to dela lectura de las antiguas obras edificantes,

      hacian llegar ahora

     alpublico con celeridad contenidos mundanos y  la icos. Una lectura que fomentase una moral al  mismo  tiempo individual y  social-mente util constiuiia para el acaudalado comerciante tanto comopara el afanado estudiante, para la honesta  espx>sa como para elprobo funcionario, no solo una distraccion y un placer, sino unautentico  deber moral.

    Esta estrategia encontro eco entre el publico lector  femenino.P u e s , debido al creciente bienestar economico, las espKjsas e hijasde la burguesia disponian ahora de mas tiempo libre. Su canon de

    l e c t u r a , que hasta comienzos del siglo xvm

     se habia ceiiido

     casi ex-clusivamente a las obras religiosas y edificantes (aunque dichas revtricciones no siempre lograsen  impHDnerse), podia por fin ampliar-se. En los semanarios morales se recomendaban  bibliotecas param u j e r e s " que por lo demas no pretendian hacer de ellas femmes so-vanies,  sino tan solo  fomentar una formacion  adecuada a sus cir-c u n s t a n c i a s

    ??

     y esrrictamente circunscrita a sus deberes  domesticos.

    Pero aplacaban la sed de conocimientos de las mujeres con relates

    de \iajes y  fabulas,  incluso con novelas de sagas familiares inglesas.Igualmente  comprometida comenzo a ser la formacion en la lectura de la juventud: como la infancia comenzo a verse como unambito de lectura particular, se presto mayor atencion a la lecturade jovenes y  n i n o s .  La joven generacion de la burguesia recibio apartir de  1760 una formacion de lectura intensiva que sin duda no

    tuvo resonancia entre los estudiantes, que ya disponian de bastan-te tiempo libre y que habian adoptado desde hacia tiempo uncomportamiento lector mas bien extensivo y secularizado.

    Esta lectura  utiT  hacia del texto literario alegoria y moralejano solo para convertirlo en incentivo para el  perfeccionamientoindividual. Se desarrollo bajo el signo de un espacio pubbco bur-gues emergente, principalmente mediante la institution de la so

    ciedad  l i t e r a r i a ,  para terminar propiciando una lectura  centrada

    448

    http://iajes/http://iajes/

  • 8/17/2019 Wittmann Historia de La Lectura

    17/40

    REINHARD

      W I T T M A N N

    en la comunicacion y el intercambio argumental con el fin de for-mar  la identidad social de la burguesia. En este estadio  i n c i p i e n -te de la lectura  "comprensiva",  Jean-Jacques Rousseau opone los

    habitos de lectura utiles y pragmaticos

     propios de su ciudad natala la lectura escapista encaminada a proporcionar unicamente en-tretenimiento que se practicaba en la gran ciudad de Paris:

    El

      frances lee  m u c h o ,

     pero solo

      libros nuevos; o, mas bien, los hojea, no para

    leerlos, sino para decir que los ha  l e i d o .  El  ginebrino solo lee buenos libros;

    los lee y piensa al mismo

     tiempo, no  losjuzga, sino que los c o m p r e n d e1 4

    .

    Esta  clase  de lectura  fue  tambien para los ilustrados alemanesque se inscriben en la tradition de los enciclopedistas un acto deliberation frente al sojuzgamiento espiritual del feudalismo.

      P r o -

    picio  una nueva vision de grupo de la burguesia, una vision ra-zonadora y mundana de una burguesia que se emancipo del doc-trinario discurso religioso y juridico de las estructuras feudalesdel antiguo regimen estamental.

     El

     burgues soslayaba asi el  p e l i -

    gro de la perdida de  sentido y ganaba una nueva identidad cor-porativa tanto social como cultural. Como es natural, esta lectura "comprensiva" era dominio de los hombres. Pues tambienellos  comenzaron a disfrutar, con el  creciente  bienestar

      e c o n o -

    mico,

     de mas tiempo de ocio y no se limitaban a buscar informa

    tion relativa a su profesion, sino tambien noticias

     politicas y  lec-turas e n t r e tenidas.

    En este contexto, el papel desempenado por la nobleza  a le ma-na fue bastante modesto. Su  comportamiento  frente a la lectura,del que tan poco se sabe hasta la fecha, sin duda debe

     contemplar-

    se como un apartado diferenciado. Al igual que en  F ranc ia , dondela nobleza rural no empieza a adquirir libros hasta concluido el si

    glo, tambien aqui se oponian los "hidalgos de a ld ea", cuyos castillosposiblemente albergaran un par de decenas de libros a lo sumo, aun pequeno circulo de personas cultas que practicaban el

      m e c e -

    nazgo y que modernizaron su papel al igual que lo hiciera la burguesia culta. El numero de nobles de la corte, y sobre todo los delcarnpo,

     que reunieron valiosas colecciones en calidad de bibliofilos

    era muy  reducido.  No  desempefiaron

      un papel relevante en esta"revolucion de la lectura".

    J-J. Rousseau, La Nouvelle H eloise, p. 695.

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    Comovahesuhravado*el

     proceso de moden\i/,aH6n

      del ron>

    p o m m i e m o .

     lector no emana

      tanto tic

      las rosidcncias de

      los nobles v sus cones

     wnu>

     de las metropolis protestantes dodicadas

     aloomeroio de Alemama central y del  n o r te . Las rogiones catolicas

    del Imperio

     se sumaron

     a el con derm

     retraso. Pucs les faltaba

     latradition de la lectura individual de la  IViblia, que, como acto cua-sirreligioso,

     aporto

     lo suvo a la lectura:

    K «  Kvs ter r iton< « c attSbctv*, kvs rellguviua son  los interm ediaries nccesaiios

    entre la palabra dtvina v el ereyente, y ningrin libro time aquf una relevan-

    cU

     e^uiparable

     *

     I*

     que dene la Riblia entre los reformados, cuya

     presen-cia es oh ada en cualquier biblioteca familiar sobre todo desde el

      pietis-

    ro©*\

    Sin  d ud a .  tambien entre los catolicos proliferaron publicacionesmasivas de indole popular como los calendai ios y las hojas volan-tes, v no se

     prohibia

     expresamente a los legos ocuparse con la Bi-

    blia.

      Pero, al contrario

     de lo que ocurrfa

     entre los protestantes,que

     partian

     de la tesis

     de la primacia

     de las Eserituras

     frente a latradition  { ofa Sm/Mtwi), la tradition oral transmitida por las au-toridades eclesiasticas

      precede aqui a todo lo  d e m a s.  Esto soloera

     valido

     para las amplias capas de los creyentes, para el papeldel libro redactado en la

     lengua

     popular. El clero

     y los monaste-

    rios en cambio constituian desde siempre

     un publico literario sui^nurris. Como en Francia, en las residencias de los

     eclesiasticos

     sedaba un ansia particular de lectura libertina, y aun mayor fue laimporiancia de las bibliotecas de los monasteries que hasta la secularization de coraienzos  del  sijglo xix  albergaron el rutilantefruio lardio del acervo cultural. Este es otro de los focos de donde emana el proceso de modernization de la lectura. A partir de

    1780

     se multiplican en los territorios catolicos las quejas sobre laaficion

     a las novelas de los semin aristas.

     Al mismo

     tiempo, cadavez son

     menos

     frecuentes las burlas de los clerigos

     que no leen,sobre todo los parrocos rurales. Una nueva generation de

     clero

    lector vive sus primeras experiencias

     lectoras modernas en el se-minario y el convento. E l ilustrado O bservador bdvaro constata en1782 im cambio generational entre el clero bavaro: "los viejos fu-

    1?1

     R.

     Chartier. 1st cine Geschkhte des Lesens m oglich?" en Zritschrift fur  Literaturunssenschafl

    «w f  Ungm aSk

    LVU-LV11I   ( 1 9 8 5 ) , p . 258 .

  • 8/17/2019 Wittmann Historia de La Lectura

    19/40

    REINHARD W I TTM A N N

    man y toman rape, beben y leen... nada. Los jovenes se moderni-zan, leen, forman su gusto y empiezan a pensar".

    No solo los catolicos cultos se apropiaron de este nuevo  c o m -

    portamiento  lector a una  velocidad  sorprendente, aunque por

    cierto con dos o tres decadas de retraso con respecto a los protestantes, sino tambien el publico en general, y ello de un modo ra-dicalmente secularizado:

    Nada se absorbe, publica, vende, lee y recomienda con tanta avidez como los

    textos en los que se abomina de la religion. Pasan por todas las m a n o s . Se cora-

    ponen nuevos. Algunos se agotan en tres  meses. [...] Las escuelas y la libertad

    de prensa ponen tambien al hombre comun en situation de leer todo lo que

    producen con prolijidad tales perversores. Se sabe de escuelas publicas en las

    que son alabados por los profesores, y donde incluso se leen algunas partes.

    Hay muchachas que los llevan consigo a la iglesia. Los chicos de primaria los

    conocen. Ciertos clerigos, y quiera Dios que solo sean los mas bajos, aquellos

    que no merecen confianza alguna, los colocan en sus estantes***.

    Asi como entre los protestantes decrecio el interes por la lecturade la Biblia, ante todo en las ciudades, el proceso de aculturaciony desregionalizacion del afan lector se instalo tambien en las metropolis de los catolicos. Paradigma de ello es la Viena de Jose,inundada por un torrente de pasquines anticlericales. Los  r e l i g i o -sos enemigos de la lectura echaron a su vez  m a n o , desde sus pul

    pites y en sus hojas

     parroquiales, de los viejos modelos barrocosde la critica de la avidez lectora.  Temian  con toda razon que lalectura

      propiciase

      una secularization generalizada y un aparta-miento de la vida cristiana.

    EL LECTOR  " M O D E R N O " EN TORNO A 1800 Y SUS PRACTICASDE LECTURA. LA MANIA LECTORA

    Tambien este modelo  de lectura propio de la doctrina ilustrada,

    que tenia en su punto de  mira  ante todo el componente de for

    macion social, se transformo y  diferencio  a  partir  aproximada-

    mente

     de 1770. Las pautas de reception que dicta, todavia  m a r c a -

    ifi

    Josef Anton Weissenbach, Vorstellungen uberden Krieg, den man itzt gefahrtichen Sckrifien anzukun-

     fym hat;

     an alleso wohlgeistliche, als weU Uche O berkeiten, Jo h. Nep . Syx, Augsburgo, 1 7 9 3 , pp. 7 y s.

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    20/40

    j H U B O  UNA REVOLUCION  EN LA LECTURA A FINALES DEL SIGLO   XVIII?

    damente autoritarias y academicas, fueron sustituidas, en  im  rapido

    proceso de modernization que acabo por desatar incluso las  c a d e -

    nas del  r a c i o n a l i s m o , por una lectura individual centrada en el fac

    tor emotional. Con ello comienza un estadio particularmente  c o m -plejo ,  virulento y rico en consecuencias de la historia de la lectura

    que dura varias decadas: el de la lectura  " s e n t i m e n t a l " ,

      es decir,

    "empatica". Este tipo de lectura se sittia en un campo de fiierzas  d o -

    minado

     por una parte por una pasion individual que aisla

     de la so

    ciedad y del entorno, y por otra por una sed de comunicacion por

    medio y a traves de la lectura. Esa "poderosisima necesidad de esta-

    blecer contacto con la vida que se esconde tras la pagina impresa"17

    condujo a una confianza completamente nueva e  increiblemente

    intensa, incluso a una relation imaginaria de amistad entre el autor

    y el lector, entre el productor y el receptor de la literatura.  El  lec

    tor que, aunque aislado, habia visto socavadas sus emociones trata-

    ba de curarse de su individualidad y de lo anonimo de su ser sabien-

    dose parte, mediante la lectura, de una comunidad dominada porun  mismo  talante. Tal  lectura era sin duda —en  el sentido de una

    revolucion lectora  invertida —mucho  mas "intensiva" que la que

    se encuentra antes, y desde luego  no mas "extensiva".

    Este proceso tan relevante en lo cultural esta ligado de  modos

    muy especificos  en Inglaterra,  Francia  y Alemania a los nombres

    de Richardson, Rousseau, asi como a los de  Klopstock  y Goethe.

    En los albores de esta nueva relation entre autor, texto y lector seencuentra Samuel Richardson (1689-1761). Sus novelas Pamela or

    Virtue rewarded   (1740) y Clarissa  (1747-1748) se recibieron con un

    fervor que jamas habian logrado  suscitar  otros representantes de

    este genero. Pamela entusiasmo sobre todo al publico femenino; y

    es que Richardson describe su universo de vivencias especifico con

    una precision  desconocida —ya

      se trate de detalles domesticos ode una relation amorosa  i n t i m a — ,  y ademas  lo hace en forma de

    cartas, es decir, por medio del instrumento de articulation de la

    subjetividad par excellence. Todo ello hizo de Pamela una obra "que

    se puede ensalzar desde el pulpito al tiempo que se ataca por por-

    n o g r a f i c a ,  una obra que alegro al publico

     lector con el doble

     atrac-

    tivo de un sermon y un  strip-tease"16

    .

    *'

     R. Darnton, "Rousseau und seine Leser", en Zeitschrififur Literaturwissenschafi und  Linguist

    LVII-LVlII(1985),p. 137.8

     

    Watt, op. eft., p .

     201.

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    21/40

    Ri INK use W rrmxsN

    Dicha lectura tuvo importantes etectos tambien en  F r a n c i a .

    prueba de ello es el Elogr de Richtmison (1761)  de Diderot. Pero el

    fuego

     que instigo no se convirtio

      en incendio de grandes propor-

    ciones hasta la aparition de Jean-Jacques

      Rousseau (1712-1778).Exigio ser  leido  "como si fuera un profeta de la  verdad  d rv i n a .

    [...] Lo que distinguia a la lectura rousseauniana de sus  p r e d e c e -

    sores  religiosos —ya se rratase de  lectura  c a M n i si a . jansenista  o

    pietista—   era la exigencia de leer el genero literario mas  sospe-

    choso, la  n o v e l a,  como si de la Biblia se rratase. [...] Rousseau [...]

    queria entrar a Graves de la literatura en la vida. en la suva v en la

    de sus  lec tores"

    1 9

    .

     Y, a la inversa, sus lectores no se entregaban  a

    su lectura  para disfrutar

      de la literatura. sino para superar la vi

    da y en particidar

     la vida familiar,

      a saber,

     aplicando estrictamen-

    te las ideas de  R o u ss ea u "2 0 .

     La NouveUe Heloise (1 7 6 1 ) , seguramente el mayor best setter  del

    Antiguo  Regimen, con al  menos  70 ediciones antes de 1800. de-

    sencadeno efectos  i n s o s p e c h a b l e s ,  incluidos ataques

      de nervios ycrisis de

      l l a n t o .

      Robert Darnton subraya que  nos resulta muv difi-

    cil hacernos  idea de  tal  pasion  l e c t o r a :  nos es tan ajena como el

    miedo que sienten los balineses a los d e m o n i o s"

    2 1

    .

     £0 tal vez como

    el extasis que provocan las esrrellas del pop en los adolescentes?

    En Alemania,  Gil desarroUo

      prosiguio con un interludio muy

    significativo. Aqui el publico lector, y sobre todo el femenino. ne-

    cesitaba enconrrar una ligazon enrre la lecnura puramente  r e l i g i o -say  la meramente mundana, y la enconrro en 1749 en la  e p o p e -

    yabiblica de Friedrich Gottlieb Klopstock  (1724-1 SOS) El  Mestas.

    Dicha obra Grata una materia edificante y con ello una materia  a p -

    la para las  m u j e re s ,

      a saber,  la vida de  C r i s t o ,

      si bien de un modo

    subjetivo  y cargado de afectos. Sus lectores la ret iben en  el  m i s -

    mo instante en el que se disponian a emanciparse de la  t r a d i t i o nal lecuira

      edificante de escuela, v la  dejan pretisamente

      en el

    momento

      en el que culminan

      dicha emancipation y son capaces

    de manejar  la poesia y la literatura con  tanta nauiralidad  e inde-

    pendencia  que  les  resulta dificil entender por que el  Mesias  de

    Kloptsock signified Gin  to para ellos en su  aia™22. La misma  j u s uf i -

    R. Darnton, op. at, pp.

     127 y ss.

    ^fla.p.ist

    21&

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    22/40

    N  EN LA LECTURA A FINALES DEL SIGLO XVIII?

    cation es valida para el exito de las obras de C. F. Gellert. En su

    Vida de la condesa sueca de G.  ( 17 4 6 ) , el final moralista y edificante

    estaba fuera de toda duda, lo que permitia absorber con tanta

    mayor fruition las fantasiosas ocurrencias que presenta.

    Finalmente, en 1774, la aparition del  best  seller

     de].  W. GoetheLaspenas deljoven Werther—lectura predilecta del joven N a p o l e o n —supone un vuelco  decisive  Cierto que su autor, al contrario que

    Rousseau, no concede la menor importancia

     a esa supuesta afinidad

    de las almas del escritor y el lector. Sin embargo, una parte de su pu

    blico, en su mayoria juvenil, recibe la tragica historia de amor —en

    la que esa "moral terrenal" burguesa mas que fomentarse

      se desen-

    mascaraba—  no como un producto  ar t is t ico, al que solo concebianbajo la

     luz

     de esa tradition de la hermeneutica

     del texto  " u t i l " y edi

    ficante, sino mas bien como invitation a la imitation. Y, de hecho,

    el efecto mas devastador de esta erronea reception fue una oleada

    de suicidios

     entre los lectores del Werther. Pero la mayor parte de los

    lectores se conformaba con una identification que se  plasmaba  en

    signos  externos,

      elevando la vestimenta

     del heroe  (firac azul

     y pan-

    talones amarillos) a la categoria de emblema de la juventud  r e b e l -

    de, y adquiriendo objetos de culto como la celebre taza de Werther.

    Solo un numero reducido

     conseguia llevar a cabo el proceso de  ob-

    jetivacion estetica y distinguir entre un mundo ficticio y la realidad

    cotidiana.

    El ejemplo  de  Werther  puso de relieve la particularidad de ese

    nuevo publico que probata nuevas formas

      de trato con los textosliterarios, nuevos modos

     de lectura y nuevos rituales. Tanto la lec

    tura en grupo como la solitaria adquirieron funciones nuevas, y

    el publico

     mas aficionado a la literatura, es decir, las  m u j e r e s ,

     pre-

    ferian la lectura en comun, que favorecia una comunicacion in-

    mediata en torno a la lectura. En lugar de la lectura autoritaria

    declamada, "frontal", del padre de familia, el clerigo

     o el maestro,

    irrumpe ahora una forma de reunion  legitimada

      y formalizadamediante la lectura, cuyo significado radica en la "experimenta

    tion de un juego de papeles empatico"23

    , es decir, en una viven-

    cia  c om u n , controlada y  d i s c i p l i n a d a , de los textos literarios.  Val-

    ga citar

      como ejemplo de ello la description de la vida cotidiana

    de ciertas gentes, la que le hace Luise Mejer en  1784  a su  amigo

    23  E. Schon, Der Verlust der  Sinnlichkeit oder Die Verwandlungen des Lesens: Mentalitdtswand el ur 1800, Stuttgart, 1987, p. 327.

    454

  • 8/17/2019 Wittmann Historia de La Lectura

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    HlMNIIAMII WlllMANN

    Heinrlch

      Christian  Iloie

      en una carta.  Aquelht rMaba emplewdrt

    como daina

      de  companfa en

      la ciudad de  T r em a M u I rl ,  en  HoU

    tein, al servicio cle la condesa de  S t o l be rg , cuyo eapoMo y c unado

    habian

     hecho sus pinitos como  poelas:

    Alasdiez desayunamos.

     A contimuw iO n, S I O I IK -I  ̂Ice un 

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    jHUBO  UNA REVOLUCION EN LA LECTURA A FINALES DEL SIGLO XVIII?

    o revuelto, o en caso de enfermedad, deberemos refugiarnos, por

    tanto, en la lectura en voz alta para sustituir con ella los placeresy el bienestar que procura un paseo al aire libre"26.

    Y es verdad que esa lectura callada, en la que se hacia necesa-rio

      interiorizar

      toda emotion, era capaz tambien de agudizar lahuida hacia el reino de la fantasia.

    Otra modalidad, que intensificaba los efectos de la lectura enla soledad de la alcoba, era la lectura "sentimental" en la natura-l e z a ,   a

      campo

      abierto, que, en su calidad de ostentosa renuncia

    a la sociedad,  llego

      a constituir durante cierto tiempo una activi-dad predilecta de la burguesia que gozaba de formacion acade-m i c a .  Reflejaba precisamente su precario papel, a caballo entrela  sublevacion  contra las  normas sociales  tardofeudales y sus

      es-

    tamentos y la humillante conciencia de su escaso prestigio socialaun por afianzar. Esa huida patente de la sociedad, de las exigen-cias de

     la corte, de la ciudad y de los deberes cotidianos, esa  bus-

    queda de un refugio en la soledad sentimental con un  vademecumliterario, agudizaba la experiencia de la lectura entremezclando

    lo idilico del entorno con los destinos imaginados. Con ello nopocas veces se gozaba de los "lugares mas hermosos" durante tanamena

      lectura.Sin embargo, el lugar por excelencia de la lectura siguio sien-

    do la esfera domestica

     privada, la vivienda burguesa. La nueva tec-nica cultural se integro en la vida cotidiana. Hasta la fecha, solo

    los eruditos perdian su salud

      en las horas oscuras inclinados sobre sus paginas; ahora, tanto la tarde como la noche podian em-plearse como tiempo de ocio aprovechable para el disfrute de lalectura. La conception del tiempo de la burguesia sufrio un cambio: con la division y  " c o m p a r t i m e n t a c i o n " del tiempo y de la vida cotidiana aprendieron tambien a pasar sin esfuerzo de losmundos fantasticos de la lectura a la realidad, con lo que tambien

    se redujo el peligro que entranaba

      el contacto  enure

      las diversasesferas de la vida27.Los fabricantes de objetos de

      lujo ofrecieron

      por primera vez"muebles para la lectura" que hacian mas confortables las largashoras dedicadas a una lectura emocionante:  chaise-longues con anilincorporado, muebles

      Gansformables

      para la  dama

      de alcurnia

    2 6

     J. A. Bergk, Die Kunsl, Bucherzu lesen. Nebst  Bemerkungen uber  Schrifien und  Schrifisteller, Jena,

    1799, p . 69.2 7

      Vid. E. Schon, Der Verlust der Sinnlichkeit, op. at., p. 328.

    456

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    R U N H M W W V V M A N N

    que hacian las veces tie tocador, mesa para tenner,

     esnitorio y mesa de lectura,  comodas  "stilus inglcsas  para leer o donnir y oliosmuebles

      s i n u l a rc s-

    8

    .

     EI mobiliario de lectura se complete') en el caso de las mujeres con la comoda ftwww, una especie de  vestido-cha-

    queta caliente y ligera para sus viajes

     al reino

     de la fantasia. I ,o

     c|iic*

    para las galantes damas del Rococo supuso el  reiiro en el  boudoirlo ofrece ahora el  closet  a la  lectora  burgucsa, v no solo a la  ingle-sa, que se refugiaba en el para  fomentar su  i n d e p e n d e n c i a .  Com-binaba el retiro social con la liberation de los

      s cn t i m i e n t o s,

     y  no

    se empleaba para ocultar a los  a m a n t e s ,

      sino para  excluirlos"*

    9

    .

    Alii  tampoco se guardaban  objetos galantes, sino material de lectura y escritorio, ademas de utiles para la  c o r r e s p o n d e n c i a .  El publico lector femenino gustaba  tambien de la lectura en la  cama,  a

     juzgar por las descripciones de la epoca  (a menudo no exentas cleinsinuaciones de tipo

      e r o t i c o ) .

    Unicamente a una parte nuiy reducida del publico lector le fuedado alcanzar, a finales del siglo  w i n . el grade) mas al to , mas  "ma-

    duro", de la cultura lectora  l i t e r a r i a , a saber, "llevar a cabo ese pa-so al mundo de la fiction tan solo en su  fantasia"

    S ()

      e integrar lalectura en su realidad cotidiana. Practicaban una lectura herme-neutica en calidad de  ejercicio ardstico

      a u t o n o m o ,

      no ya paraconfirmar verdades ya conocidas en el marco del horizon te de susexpectativas, sino para  Uegar  a conocer nuevas verdades,  aun  ig-notas. Estos lectores juiciosos de la literatura clasica national eran

    (y siguen siendo) pocos en numero. Por ello, Friedrich Schillerllega  a negar la posibilidad de dar con un "poeta del pueblo":Hoy en dia es evidente que entre la selecdon de una nation y su

    masa existe una distancia considerable".

    Jean Paul habia de un abismo similar al describir al publico en

    torno al 1800:

    En Alemania hay tres publicos o  publ ica:  1) el  a m p l i o , casi iletrado e inculto

    de las bibliotecas; 2) el erudito, formado por catedraticos, pasantes, estudian-

    tes y criticos; 3) el culto, que se nutre de hombres de mundo y mujeres educa-

    Vid. tambien Eva Maria Hanebutt-Benz

     ( e d . ) : Die Kunst

     des Lesens. Lesemobel und Leseverhal-vom "

    yss.

    •  «..  uuuuivii  1.10  m a n a i i a i i c u u u - D c i u  ^ c u . ; .  isic  A U 7 U I  u a  i^eseru ueseniwvei  una  Lxsevernai-

    tn  vom M itielalter bis zur Gegenxvart, C a t a lo g o de la exposici6n, Francfort del Meno, 1985, pp.109"-

    I. W att, DerburgerlicheRoman, op. dL, p. 219.9n

     

     r

    ^ I.  Schon, op. dL, p. 167.

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    -HUBO USA ttYOU. CMN ES IA IKTVTH A RESALES M l SHU O WTO?

    das, de artistas e individuos de Lis closes mas altos, que al menos tienen gusu>

    y m a n e r a s.  (Sin d u d a . avecesk» tresgruposse c o m u n i e a n l ^ .

    Pero el grueso del publico permanecio  anclado  en  una  variance

    casi pubertaria de la  lecuira

      sentimental, y en una  *mania

      lecto

    ra" escapista y  " n a r c o t i z a n t e "  (segun el filosofo J. G. Fichte). Esta

    se  encontraba  en el centro de los debates de los coetaneos.

    A partir aproximadamente de 1780, esta nueva epidemia se

    propaga, de nuevo  partiendo  de Alemania  central y del none, so

    bre todo entre el publico femenino y juvenil.  El

      debate sostenidoen periodicos y revistas, en sermones v panfletos la diagnostica a

    finales del siglo incluso "entre clases popidares  que por lo demas

    leen poco o  n a d a ,  y que siguen sin leer para informarse o para

    educarse, sino unicamente para  e n t r e t e n e r s e "

      (asi el ilustrado ba-

    varo L.  W e s t e n r i e d e r ) .

    Esta mania lectora no solo repugnaba a las  autoridades  ec le-

    siasticas y estatales, sino que incluso los defensores mas avanzados

    de la Ilustracion  la consideraron como un estorbo sustancial de la

    ansiada emancipation, que debia  efecmarse  bajo el signo de la

    disciplina y la  racionalidad.

      En tanto que factor  pernicioso  en lo

    social, conducia a  \icios que contravenian la erica del trabajo bur-

    gues-protestante  y que se adscribian al  ambito  n o b l e - c o r t e s a n o :

    ocio,  l u j o ,

      aburrimiento. Sin embargo, en un primer estadio  aun

    predominaron  los argumentos  dieteticos  v de higiene social.

    Mientras que en la obra De la salud

     de los eruditos

      (1768)

      de Tissotsolo se advierte de las enfermedades que pue den afectar a los eru

    ditos y lectores empedernidos, en los tratados de los pedagogos

    de finales del siglo  wm

      el debate sobre el onanismo v la  "auto-

    m a n c i l l a c i o n ' '  va de la  mano  con el debate en torno a la lectura.

    Pues  ambos  se contaban entre los perniciosos  Vicios  secretos de

    lajuventud :

    La postura forzada y la ausencia de movimiento

     fisico durante la lectura. con>

    binadas con esa sucesion tan violenta de ideas y sentimientos  [...] crea per e / a ,

    conglutination, hinchazon y ohstruccion de las visceras,

     en una palabra. hipo-

    c o n d r i a , que, como se sabe, afecta en ambos sexos a los organos  sexuales v

    conduce a estancamientos y corrupcion de la sangre, aspereza y tensiones en

    31 Jean Paul,  Briefe und bevorstehender Lebenslauf. K onjektural-Biographie,

     sechste

     pocus-

    che

     Epistel", citado

     segun Jean Paul, Wake, ed. por Norbert

     Miller, vol. 4. Hansen

     Munich,1962, p. 1070.

    458

    http://icios/http://icios/

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    I numiM.  i l l MANN

    el NlnieiiiM nervloKo,

     y, en uruetwl, ti

     lit nnimiiu Inn

     y rehhmdet liriieufo

     de todo

    ehuripofia,

    Low (ratacloNcle Incline ion ;i hi ledum de la  llusiiacion tnrdfa  c o n -

    deuun edle llpo

      cle lectura  Noclalmente inniil

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    ;HUBO UNA  REVOUXIOX EN LA LECTURA A FINALES DEL SIGLO  XVin?

    someterse a las leyes del intipiente y anonimo intercambio  comer-

    c i a l .  Esta necesidad

      de  prostituirse

      en el mercado ante un publicoanonimo llevo  tanto al autor como al lector a un contacto intensi-

    vo con su interlocutor, a una comunidad espiritual  fomentada  por

    el libro.

    El  mercado del libro se las tenia que ver ahora con un publico

    cada vez mas extenso, hete rogeneo y anonimo, con gustos y nece-

    sidades cada vez mas diferenciados, y que se interesaba tanto por

    los libros  especializados  que debian ayudarle a encumbrarse  p r o -

    fesionalmente como por la information politica, las sangrientasnovelas de  i n r r i g a ,  y los que pudieran fortalecer su  e s p i r i m .  A

      es-

    tos intereses particulares que  podian  llegar a solaparse se  cor res-

    pondia, sin embargo, tambien una homogeneizacion del gusto

    lector mas  alia  de los limites marcados por los  antiguos  e s t a m e n -

    tos. Tanto la aristocrata como su criada  leian  la  misma  c o n m o v e -

    dora historia familiar, el juez del tribunal imperial y el aprendiz de

    sasrre la misma novela de  i n t r i g a :  todos ellos eran capaces de abrir-

    se  camino  l e y e n d o ,

     hasta conformar el publico de la literatura na

    tional  c a n o n i z a d a .  Cierto que el lector anonimo vivia a expensas

    de la oferta del mercado, pero tambien imponia exigencias  colec-

    tivas a ese mercado que, al valerse del fracaso comercial, no po

    dian ser ignoradas.

    Los virulentos cambios que afectaron al mercado y al gusto del

    lector se reflejaban  (a pesar de la impotencia del Estado) en los ca

    talogos de la Feria de Leipzig, que represento al comercio librerotransregional durante todo el siglo. La extensisima ampliation del

    volumen de production detectada a partir de 1760 prueba con que

    celeridad crecia el publico avido de lectura: los catalogos de la fe

    ria regisrraron en el ano 1765 1,384 titulos, en 1775 1,892, en 1785

    2,713, en 1790 3,222, en 1795 3,257 y en 1800 3,906. La production

    total anual real sin duda ascendia al doble en torno al ano 1800. A

    la proliferation cuantitativa de las novedades le acompano un rapi-

    do  red oceso  de la lengua culta dominante durante siglos, el  lat in.

    En las ferias de libros su presencia se redujo de un 27.7% en el ano

    1740 a un 3.97% en 1800. La misma evolution afecto a la primacia

    de las diversas  e s p e c i a l i d a d e s :  la aplastante preponderancia de los

    asuntos teologicos y religiosos cedio rapidamente, lo que evidencia-

    ba tanto la secularization del publico erudito como la renuncia del

    publico protestante a seguir fomentando la literatura de  tema edi

    ficante. Al mismo

     tiempo aumento el porcentaje de libros referidosa las especialidades de mayor  actualidad,  como la geografia, las

    460

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    REINHARD

     W I TT MA N N

    ciencias

     naturales, la politica, la pedagogia, y, en particular las "De

    lias  le t r a s " .

      La literatura, que en 1740 representaba tan solo el 6%

    de la oferta librera en las ferias, se incremento en  1770  hasta  a l c a n -zar un 16.5%, e incluso, en 1800, el 21.45%, pasando asi a ocupar el

    primer puesto. Este aumento se debio en gran  medida

     a la novela,cuya participation en la oferta librera paso del 2.6% en el ano 1740

    al  11.7%

      en 1800, lo que equivale a mas que una cuadruplicacion.

    No solo crecio el numero de titulos, sino tambien el de los  e j e m-plares. Cierto que la tirada media no aumento en igual medida de-

    bido a la reimpresion y al mayor uso de las librerias de prestamo.Tras el

     Grauma

     de la Revolucion Francesa, fueron los periodicos los

    que se vieron en siniacion

     de lanzar tiradas mucho

     mayores que lasde los libros: el

     famoso G)rresponsaldeHamburgoa\canz6

     en 1798

     los

    25,000 ejemplares, y en 1801 los 51,000; si se acepta que cada  e j e m-

    plar  era  leido  por una media de diez individuos, ello supondria la

    existencia

      de medio  millon

      de lectores. Mucho menores eran en

    cambio las tiradas de las revistas literarias mas exigentes (como, p orejemplo, el

      TeutscheMerkurde

      Wieland, con 1,500 ejemplares).

    Una de las remoras del rapido incremento del publico lectoren el ultimo tercio del siglo  XVIII  resulto ser el precio de los li

    bros, en particular en el caso de las obras literarias. En ese pe-

    riodo se multiplico

      por ocho, e incluso por nueve, debido a los

    nuevos usos libreros (comercio basado en las ventas y fondos  l i -

    m i t a d o s ) ,

      pero tambien a una demanda en continuo crecimien-

    to. En Alemania (como en  Inglaterra)

      una familia podia  a l i -

    mentarse  una o dos semanas por el precio de una novela. Por

    ello, incluso entre los representantes de la  clase

      media burgue-

    sa, la mayor parte del publico  reciente  se dirigio a las bibliote-

    cas de prestamo o a las sociedades literarias para satisfacer sus

    necesidades, o bien adquiria las reimpresiones que se  c o m p o -

    nian en el sur del  Imperio  y que resultaban considerablemente

    mas baratas

      de las ediciones originales del centro y el norte deAlemania. La reimpresion desempeno  asi  un papel capital, so

    bre todo en la Alemania catolica, en la ampliation del  publico

    lector y la difusion de un nuevo gusto entre los lectores.

    Naturalmente, tambien el libro como objeto sufrio una serie de

    cambios.  Para fomentar una lectura rapida y extensiva, ciertos edi-

    tores progresistas trataron en vano de imponer la elegante  letra

      ro

    mana  en lugar de la gotica, esas "feas  r u n a s " ,

      "esa alambicada y

    picuda letra de  m o n j e "

      (en palabras de J. J. B er tu ch ). Esta mo de r

    nization fracaso en gran medida.  El

      publico aficionado a la litera-

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    ,:HUBO  UNA REVOLUCION EN  IA LECTURA A FINALES DEL SIGLO XVIII?

    tura exigia una composition elegante y agradable de los textos:

    debian estar provistos de un sinnumero de grabados y  vifietas,adornos y signos de  c lausura. A la novela de intriga le correspon-dia una ilusG~aci6n esmerada, a poder ser de Daniel Chodowiecki,el incomparable  reGratista de la vida burguesa.  El  rechazo de losgruesos volumenes iba en aumento: "Los libros forman  a los eru-ditos - los folletos forman hombres" rezaba el nuevo  lema.

    Con el initio de la culrura lectora burguesa de la era de la  Ilus-

    tracion se impuso el practico tomo  en octavo; en el transcurso delas decadas, los libros fueron

      af inandose:

     el octavo menor, el tomoen dozavo, e incluso el fragil volumen en dieciseisavo pasaron a serlos formatos predilectos del publico literario. Sobre todo en los  al-manaques, el aspecto delicado debia corresponderse con su con-tenido.  El poemario  de bolsillo se erigio en  instrumento  de unacultura social literaria que, rigiendose por el modelo frances,  pro-dujo a partir de 1770 mas de dos mil volumenes de este tipo, de as

    pecto agradable, e incluso en ocasiones lujoso, junto a los libros debolsillo de asunto literario, y tambien popular o

      especial izado,

     politico y satirico. Jean Paul, uno de los poetas predilectos de finalesdel siglo  XVIII, glosa este cambio en los siguientes terminos:

    jSanto

      c i e l o ,

     cuando uno recuerda, sosteniendo uno de esos libritos de bolsi

    llo, los viejos y pesadisimos infolios sujetos entre  m a d e r a s ,  tapas de cuero o la-

    ton, o pinzas, o esas sillas de nuestros abuelos, de cuero, y provistas de  t a ch u e -

    las  tambien de  l a t o n ,  sede de la culta vida sedentaria... verdaderamente, no

    podemos

      q u e j ar n o s .

     El cuero de cerdo ha sido sustituido  por el  t a f e t a n ,  las ta-

    chuelas por bordes dorados, las pinzas y cerraduras por forros de seda, y la ca-

    den a con que se solia atar a esos gigantes en las bibliotecas se ha convertido en

    un cordoncito de seda para  l i b e r a r l o ^5

    .

    El  primer puesto en la predilection del publico —y  el principal

    bianco de los ataques de los denostadores de la mania  lectora— loocupaba no la literatura encaminada a formar e informar,  dedica-da a los "asuntos practicos",  las descripciones de viajes y las obrassobre ciencias naturales, sino los generos nuevos, "extensivos", los

     periodica y las novelas. Sobre todo estas ultimas propiciaban, comobien sabian sus detractores, una "modalidad de lectura rapida,

    i

    °5 Jean Paul, "Kleine Nachschule zur astetischen Vorschule. I. M iserikordias-V orlesung", citado

    segun Jean Paul, Werke, ed. por Norbert Miller, vol. 5, Hanser,

     Munich, 1963,

     p. 495.

    462

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    KKINMAHI W i l l MANN

    casi inconsciente, que  exigfa  poca eoneenlratieVM  f'uede  pare*

    cer paradojico "que la ideniifiniriori  m-i*

     podero*a del lee tor conlos sentimientos de personajes lie licio* que jama* HC liny* procluc }-do en la literatura se lleve a cabo gratia* al aprovet hamienfo

     dr

     lo*

    rasgos caracteristicos cle la impression

      lipograflea, del in«tf umento

    de comunicacion mas impersonal, objetivo y publico de  lodo*"*7.La polemica contra la lectura de  novela* euenJa, como CH *abido,con una larga tradition que se remonta hasta ed

     Amadis

     de (iaul/i,

    Pero siempre se  refirio al  crremeo comportamiento  individual  deuna minorfa  privilegiacla. A finales ele-l  siglo  xvnt C1OH  \H  gu*to*. Kn1805, el periodico Allgenudne Lileratur-Zeitunghacia balance de la*principales tendencias de  la  producci6n  noveli«tica alernana

      de*-

    de 1776, ano de la aparition del  Siegwarldm

     Johann Martin Miller,Citabael periodo sentimental,

      comico,

      psicologico, pa*ional, caba-lleresco,

      visionaries,

      espiritual, rnagico, el  periodo de  la* ordene*secretas y el de las intrigas

     de*  c or l c ,

     el do los  Utma* d omest icon,

     delos muestrarios de cartas, los ladrones y los

      vagabundo*.

     Una parte considerable  (cerca de un 40%) cle eslas novcdadese:onxi*tiaeri

    traducciones, principalmente

     del ingles. Toda una generation

      pa-recia haberse contagiado de esta mania  noveli*tica,  preci*amentela generation que debia retomar el combate en pro de la emancipation burguesa, y que, en lugar de ello, malgastaba  »u tiernpc)con esa lectura narcotizante. La crftica moral adquirio con ello uncomponente  esencialmente  p o l i t i c o ,  Ciertos autores progresistasreprochaban que este tipo de lectura destruyese en la juventud

     e:s-

    tudiosa

     y en los hombres

     la autonomia

     de la ra/6n

     y la vol un

     tad deemancipation, hombres que, "sin el menor

     d isgus to ,

     asisten al  ase-sinato de la libertad de prensa y de  p e n s a m i e n t o " . Al acalorar y  li-berar la lectura la imagination, liberaria al lector de las

      percepcio-

    nes  concretas  de los sentidos y de su mundo de  vivenciasexponiendolo  al peligro de la  desilusion  abso lu la ,  e incluso del

    36

     L W att, op. at,, p. 54.S 7

    M , p p.2 4 0 y » ,

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    jHUBO  UNA REVOLUCI6N EN LA LECTURA A FINALES DEL SIGLO XVIII?

    nihilismo. A las mujeres avidas de novelas se  les

      reprochaba queprecisamente en el momento en que la familia burguesa asignabaa su sexo una nueva serie de importantes tareas se refugiaba en un

    placer pasivo y sentimental. Tambien por parte de los agentes masconservadores se alzaba de modos muy diversos la protesta de quetales novelas excitaban  la fantasia, pervertian la moral y distraiandel trabajo. Immanuel Kant afirmo  secamente:

    La lectura de novelas tiene por efecto, ademas de otros trastornos del an imo,

    el convertir la distraction en habito.

    Ademas de la novela, la lectura predilecta del nuevo publico era laprensa de aparition periodica. Ya a finales del siglo  XVII se elevanquejas sobre la "inoportuna mania por los periodicos", pero tambien esta adquiere ahora una nueva dimension. El afan por

      cono-

    cer las novedades del dia, la information periodistica y los aconte-

    cimientos politicos, eclesiasticos, literarios y economicos sepropago mas alia de las clases burguesas. Ello tambien es valido para las hojas volantes en la medida en que por fin se derribaron losdiques de la censura. Cuando el emperador de la reforma, Jose II,inG odujo la libertad de prensa en  A ust t ia,  se produjo un autenti-co  "deshielo", cuya consecuencia fue que en los anos 1781 y 1782aparecieran al menos 1,200 folletos, panfletos y pasquines. A fina

    les del siglo, la incontestada preponderancia

     de lo politico aunabaa todas las capas lectoras segun su  adscr ipcion: las clases bajas sehacian leer las noticias sensacionalistas en los mercados o las tabernas, las capas mas altas las engullian en las grandes ciudades en lospuestos de avisos o discutian sobre ellas con toda formalidad en lassociedades  literarias. Es evidente que la tan denostada mania

      n o-

    velesca no  llego  a narcotizar a toda una generation, sino que  al-

    canzo un nuevo estadio, como reconoce en 1792 el eclesiasticomason

     K.

     A. Ragotzky:

    Ahora ha llegado verdaderamente el momento en el que una nueva moda lec

    tora generalizada y mucho mas poderosa que las precedentes se ha propaga-

    do, no solo por Alemania, sino por toda Europa, atrayendo a todas las clases y

    estamentos,  y provocando el retroceso de otros tipos de lectura; se trata de lalectura de periodicos y de hojas volantes de asunto pol i t ico. Es sin duda la lec

    tura de moda mas generalizada que ha habido nunca; [...] desde el regente y

    el ministro hasta el suministrador de leria o el campesino en la taberna de su

    pueblo, desde la dama en su tocador hasta la fregona en la cocina, todos leen

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    REINHARD WITTMANN

    ahora periodicos. [...] Calculan cuanto queda para que llegue el c o r r e o , y ase-

    dian la casa de postas para asistir a la apertura de la saca. [.,.] Una dama de

    buen tono debe leer al menos los ultimos ejemplares del Moniteur, el Journal

    de Paris o la Gazette de Leide antes de asistir a su te, a fin de poder   in te rcam-biar su parecer con la sociedad de caballeros, a quienes este espiritu comun

    reune con tanta mayor fruition en tomo a la mesa de te, y que se informaran

    de las novedades leyendo el Chronique du mois,

     el London Chronicle, el Mor

    ning Post o cualquiera de los dos periodicos de Hamburgo, Francfort o Bay-

    reuth; e n t r e t a n t o , el herrero junto a su yunque y el zapatero en su escabel de-

     jan reposar sus martillos y leznas para leer el Strassburger Kriegsbothe, la

    Brunnerbauern Zeitung o el Staatscourrier, o se lo hacen leer en voz alta a sum u

    j

    e r

    S8

    Por tanto, tampoco en Alemania la revolucion lectora literaria  im-

    pidio el despertar de la conciencia politica del publico; antes bien,fomento tendencias annfeudales y anticlericales, y, en general, an-

    tiautoritarias, que con tanta frecuencia aparecian en la  literamra

    amena de moda como en las publicaciones periodicas de tema po

    litico. Aun no se ha esnidiado el papel que llego a desempenar enAlemania la lectura clandestina. En  Francia,  sin embargo, comoha demostrado Robert Darnton valiendose de las numerosas fuentes reunidas por la Societe

     typographiquede

     Neuchatel , los libros obs-cenos e impios eran materia predilecta incluso entre las clases

     m e-

    dias de funcionarios.

    iNsrrruciONES

      RELACIONADAS  CON LA LECTURA:

    BIBUOTECAS DE PRESTAMO Y SOCIEDADES LrTERARIAS

    El

      nuevo  comportamiento

      lector encontro tambien nuevos modos de organization. Al mercado altamente organizado se

     e n f r e n -

    ta,  junto a la masa sin rostro de los compradores anonimos, el lector institucionalizado. Esta organization, caracteristica de laburguesia en proceso de emancipation del siglo  XVIII ,  se efectuapor dos vias paralelas: por medio de las bibliotecas de prestamocomerciales y de las sociedades  literarias sin animo de

      l u c r o .

      EnAlemania —como  en Inglaterra y en  Franc ia— ambas  eran con-

    TieZS

    r

    J i

    0 d e

     

    E p 0 k e n

      i n d e r T e u t s c h e n

      L e c t u r e " ,  en Journal des  Luxus  und der Moden,  n o -^etnbre 1792, pp. 549-558.

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    ; H I T B O

      U N A  REVOLUCION EN LA I X C T U X A  A FINALES D B L S K L O   XYEB?

     j u n t a m e n t e las detentoras de la revolucion lectora39. Las bibliote-

    cas publicas, es decir, las monacales, municipales, y las

      de la cor-

    te, asi como la  mayoria

      de las bibliotecas universitarias (con la ex

    ception de la de Gotinga)  desempefiaron

      en cambio un papel

    casi  nulo

      en la satisfaction de la nueva sed  l e c t o r a ,  e incluso la

    c o n t r a r r e s t a r o n .  La Ordenanza ducal de bibliotecas de la ciudad

    turingia  de Gotha  e s p e c i f i c a ba :

    El  que quiera ver mas de cerca un libro debera soljcitario al  b ib l io tecar io , que

    se

     lo mostrara

     y, llegado el caso, le permitira

     k e r i o .

    Con la exception de  ciertos  precursores, la edad de oro de las bi

    bliotecas de prestamo europeas se inicia despues de  1 7 5 0 .  En  I n -

    glaterra, su numero se  multiplied  hasta 1801 hasta  "not less than

    one thousand",  segun el Monthly Magazine.  En  1 7 6 1 ,  el librero  Q u i -

    llan  inaugura en la parisina rue Christine la primera biblioteca de

    prestamo francesa; los  loueurs de livres se incrementan con gran ce-

    leridad

     a lo largo de los arios

     70 y 80. En el ambito linguistico

     ale-

    man se atestiguan,  G as  algunos  precursores  en Berlin, algunas

    fundaciones  en Francfort del Meno y en Karlsruhe en los afios 50,

    y como muy tarde en los 80 y 90 en la mayoria de las ciudades y

    mercados menores puede encontrarse  al menos una biblioteca de

    prestamo. Leipzig poseia nueve en torno al  1 8 0 0 ,  Bremen  diez y

    Francfort del Meno incluso  d i e c i o c h o .  Pero tambien en  ciudadt?s

    tan pequenas como la prusiana Oraniensburg. el administradorde correos llegaba a prestar mas de 12,000 volumenes v alquilaba

    cerca de 100 periodicos. Las bibliotecas de prestamo  constituian

    el correlato ideal del consumo lector extensivo que tan  r a p i d a -

    mente  se propago enrre  las clases  m e d i a s . Aquel a quien se le  im -

    pidiera el ingreso en una sociedad  literaria

      por razones sociales.

    finanrieras o locales podia satisfacer alii

      su sed de literatura de  to

    do tipo incluso si su poder adquisitivo era escaso y mermada su

    motivation de  c o m p r a .  Ello afectaba en particular a los segmen-tos, numericamente importantes, a los que se vedaba por

      p r i n -

    cipio

      la  enG ada

      en  sotiedades

      literarias, a pesar de ser  ellos

      a

    quienes la "mania  l e c t o r a "  afectara con  mavor

      rirulencia:  estu-

    diantes  y aprendices de artesanos, muchachas v mujeres.  grupos

    sociales marginales que procedian del mundo academico como

    3 9

     Vid. A . M a r ti n o , op. at., p . 57.

    466

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    REINHARD W I TTM A N N

    preceptores y gacetilleros, militares que no pertenecian a la  n o

    bleza y secretarios.

    Las  mismas  voces que se alzaban contra la  perniciosa  manialectora se ocuparon tambien de las bibliotecas de prestamo como

    principales  semilleros

      de tal  vicio.  Los tachaban  de expendedo

    res de veneno moral y burdeles" que Servian su "arsenico del es-p i r i t u " ajovenes y viejos, ricos y pobres. Esas bibliotecas de prestamo, que poseian fondos mayoritariamente compuestos porliteratura  a m e n a ,  que incluia, junto a las historias de caballeros,bandoleros y fantasmas, las novelas  sentimentales y sensibleras y

    sagas familiares, se tachaban a menudo despectivamente de "esta-blecimientos infectos". Con  frecuencia  poseian fondos anticua-dos y el numero de volumenes podia oscilar  entre un par de de-cenas de titulos o mas de mil. Estas bibliotecas primerasdedicadas fundamentalmente a la lectura amena y de consumosolian tener por administradores  a anticuarios, encuadernadoreso personas  completamente  ajenas al sector, pero tambien hubo

    casos en que libreros honestos de ciudades pequenas se vieron enla necesidad de dirigir su oferta en este sentido. En 1809, nuevede cada diez bibliotecas de prestamo de los mercados de

     Wiirt-

    temberg eran empresas de este tipo, y sus fondos oscilaban  entrelos cien y los seiscientos volumenes. Tambien es cierto que en

      po-

    blaciones mas grandes el gusto lector se situaba en un  nivel maselevado.

    Pero a este tipo tan denostado de biblioteca se le opone en laepoca mas temprana de la institution otra que seguia el  modelode las sociedades literarias, con las que competia y de las que, enocasiones, emanaba. Los fondos de tales "gabinetes de lectura" o"museos"  delatan un nivel de  exigencia  casi  e n c i c l o p e d i c o .  Todala amplitud del mercado del libro contemporaneo se representa-

    ba alii, desde las publicaciones cientificas especializadas

     hasta lasobras de los poetas, pero tambien obras en lenguas extranjeras.Ademas, un circulo de lectura de periodicos adscrito a la biblioteca solia ofrecer publicaciones periodicas nacionales y extranjeras.Las pocas y a menudo insuficientes bibliotecas publicas, y las uni-versitarias, permitian  la existencia  e incluso el exito de tales esta-blecimientos,  que, junto a su motivation economica, dieron  mues-

    tras de un talante tardoilustrado. En las grandes ciudades delcomercio y de la cultura, como V i en a , Francfort o Dresde, estos lu-gares ofrecian  un gran surtido y salas  de lectura provistas de nu-raerosas obras de consulta, otras donde se exhibian las novedades,

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    : U l ttv> I NA RVWM IVI\\N KN IA IMTIVKA  A UNAlfS  W.I  SUM O Wi ll?

    v tambien ohjctos

     de arte o arttculos  a r tesana les ,

     gabinetes de  mii-

    sica v clones

     donde se  expendian

      refrigerios.A pesar de la

     existencia

      de estas instituciones "nobles", las voces que

      reclamaban

      la supervision de esos "expendedores de  ve-n e n o " politico y moral eran cada vez mas

     a u d i b l e s ,

     sobre todo trasla Revolution Francesa.

     Kn torno

     al 1800, en todos los estados ale-manes se habia  i m p u e s t o . bien la prohibition total de todas las bibliotecas de prestamo (como en Austria entre 1799 y  1811) ,  o almenus una serie de reglamentos para su control (en Prusia, el

    Edicto

     de Wolln

      de  1788, y en Baviera, el emitido en  1803).

    Desde comienzos del siglo XIX. las bibliotecas de prestamoaventajaron en todas partes a las

     sociedades

      literarias; esta evolution atestigua un proceso de individualization y anonimia de lareception literaria.

     El

     debate en grupo orientado hacia los aspec-tos literarios en el seno de un

     cfrculo

      de amigos o familiares fuesustituido por la lectura solitaria y un consumo individualizado de

    libros, en parte escapista y en parte encaminado a propiciar

     el as-censo social, que requeria intermediarios comerciales.

    Al conu^ario

     que las bibliotecas de prestamo, las sociedades literarias constituian

     organizations

     autogestionadas que ponian adisposition de sus miembros material de lectura a bajo precio ysin animo de  lucro . Una burguesia tardoilustrada, que con su cri-tica de la mania lectora reprochaba la lectura solitaria y ajena a lasociedad por ociosa y socialmente  pern ic iosa , encontraba en ellas

    el lugar propicio

     para la emancipation, pero tambien para la m u-tua vigilancia y c o n u o l : aqui se efectuaba una lectura supervisaday basada en

     normas

     comunes, y una elaboration comun de la lectura. Sin duda alguna, las sociedades literarias eran punto de en-cuenuo

     de dos logros capitales de la emancipation burguesa: poruna parte la lectura extensiva, cu p  avidez de material de lecturasobrepasaba las posibilidades economicas de la mayor parte de

    los individuos, y, por otra, la necesidad de organizar socialmentede un modo relativamente autonomo a ese nuevo publico  forma-do por sujetos interesados en la razon y el debate.

    La evolution historica de las sociedades literarias comienzacon el abono conjunto de

     ciertos

     grupos de personas a periodicosen el siglo xvn, y mas tarde tambien a revistas. Estos circulos delectores, que Servian para satisfacer la sed de information politi-ca, se mantuvieron a menudo hasta bien enorado  el siglo xix sin

    necesidad de mayores formalismos en lo institutional. Cada par-Gtipante

      permanecia en su propia esfera privada, sin que se exi-

    4(>8

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    RELVHARD WmMANN

    giera que estableciera una comunicacion reglamentada sobre lol e i d o . En la decada de los setenta del siglo  XVIII comenzaron a  im -ponerse ciertas  formas  organizativas mas estrictas: surgieron lasbibliotecas de lectura", donde se guardaba el material de  lectura

    en salas

     particulares, dispuesto para su uso: junto a las publicaciones periodicas, tambien libros, cuyo numero iba en aumento. Para adquirirlos o  tomarlos prestados, para su gestion economica yadministration hacian falta directrices, era preciso crear una junta de administration y ciertas estrucGiras

     asociativas.

     El lugar donde se almacenaban los libros no Gardo en convertirse en  sala  dereunion donde se discutia sobre lo leido y se formaban opiniones.

    La necesidad, evidentemente ya muy  ampl ia , de contar con taleslugares propagadores de material de lectura condujo a la proliferation de

      f u n d a ci o n e s ,

      sobre todo en las ciudades comerciales dela Alemania protestante. Antes de  1770 se abrieron trece sociedades literarias, pero entre este ano y 1780 se crearon otras c i n c u en -ta,  y entre 1780 y 1790 incluso  170, y en la ultima decada del siglo

    ilusG-ado

     se alcanzo su culmen con cerca de 200 nuevas fundaciones. Antes de  1810 se le anadieron otras  130, y antes de 1820, 34mas.  L a m e n f c i b l e m e n t e ,  esta impresionante estadistica sobre sufundacion no puede ser completada con datos sobre la vida de tales sociedades.

    Sin  d u d a ,  a finales del siglo  XVIII, su particular an-activo radica-

    ba en la ampliation de su oferta. Cada vez mas  camaras de lectu

    ra" y  gabinetes

     de lectura" afiadian

     a su sala de lectura un salonde reuniones donde conversar y fumar, donde los empleados

    ofrecian

      r e f r i g e r i o s ,

      y no era infrecuente  que se crearan ouras  sa

    las para entretenimientos tales como el billar u otros juegos. Aun-

    que los estatutos de las sociedades literarias no solian hablar de

    restricciones en cuanto a la clase social de sus miembros, la h o m o -

    geneidad social de su publico estaba garantizada al requerirse lamayoria de los votos para la admision de un miembro nuevo: de

    este modo, la tan cacareada "igualdad de los  e s t a m e n t o s " se con-

    virtio en fiction.

    Estas sociedades literarias, que a menudo se titulaban  Harmo-

    nie, Societdt, Museum, Ressource o Kasino, Servian a la burguesia de

    t e r r a ten ien tes , o a la culta, tanto como a la nobleza empleada porel Estado para ampliar sus contactos sociales; en estos lugares de

    encuentro, poco permeables, sobre todo hacia abajo, la lectura

    no tardo en pasar a un segundo piano.  El  numero de sus miem

    bros podia oscilar entre dos decenas en el caso de las sociedades

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    REINHARD  W I T T M A N N

    mente su Portier des chartreux, la muchacha en edad de merecer suSophiay su Ecumoire,

     lajoven am a

     de casa su Liaisons dangereuses, etc.,en vista de que, desde el momento en que irrumpe en Alemania la«gran Ilustraci6n», estos y otros escritos pueden obtenerse en  n u e s -

    oa

     lengua materna y circulan

      sin dificultad por nuestras bibliotecasy sociedades literarias entre todas las clases y estamentos, y dado quelas autoridades siguen sin someter a vigilancia a estas «fabricas de laLlustraci6n»".

    Queda por dilucidar  si las sociedades literarias desempefiaronun papel tan importante para el  ambito  publico burgues comoafirmaron en su dia los detractores de la Ilustracion y hoy le siguenatribuyendo  los investigadores.  El  hecho de que hacia 1800  cam-biaron de rostro sin duda no se deriva de las medidas represorasadoptadas por las autoridades, sino del nuevo valor que se achacoa la lectura, que no resulto tan devastadora en lo social como  m u-chos temieron. La lectura se convirtio mas bien en una actividadculmral como lo eran otras, y con sus mismas  caracterist icas.—si-

    macional ,  orientada hacia un fin que podia ser la formacion, el en-G etenimiento o la  i n f o r m at io n — ,  pero tambien en algunos casosse convirtio en bastion y refugio frente a las exigencias que  i m p o -nia el mundo exterior. Las sociedades literarias pasaron de ser unenclave del discurso social a constituirse en lugar propicio para lareunion y la diversion. En esta forma alterada, algunas siguieronabiertas como  asociaciones de notables durante todo el siglo  xix,

    y mas de una incluso perduro hasta nuestros dias.;Cabe hablar entonces de una revolucion de la lectura a finales

    del siglo  XVIII? Nuestro esbozo ha pretendido demostrar que, a pe-sar de ciertas limitaciones, es posible responder afirmativamente aesta pregunta. La evolution de la lectura tanto individual como  co-munitaria en la epoca muestra el papel ambivalente del libro y dela imprenta en el marco del proceso disciplinador y racionalizadorque caracteriza a los albores de la era moderna.  El  conocimientode la tecnica cultural que constituye la lectura podia, por una parte, apoyar de un modo  masivo  esta modelacion social, pero ofre-cia tambien posibilidades muy atractivas de escapar individual-mente  a las exigencias sociales. Los burgueses que impulsaron laIlustracion estaban  convencidos  de que el  camino  hacia el bien,

    tanto inmanente como trascendente, pasaba por la lectura. Sus  es-fuerzos  por propagar la lectura  util  acerco esta tecnica a la  inc i -piente burguesia como una original forma de comunicacion. Susdetractores, anclados en la tradition, combatieron la lectura con

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