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Xilografía y lira popular chilena: un antecedente del
fanzine a finales del XIX Ainoa López Riesco y Manuel Prendes Cimadevilla
Ora Labora Studio
1. Introducción
Todos nos hemos visto, alguna vez, en la necesidad de comunicarnos con
alguien que, por el motivo que sea, no habla nuestro idioma o tiene dificultades
para entenderse con nosotros. Casi de forma natural, nuestras manos empiezan
a buscar infinitos gestos en un intento de elocuencia por facilitar la comunicación.
Pero también podemos recurrir a otros trucos si tuviéramos más herramientas
cerca, como, por ejemplo, un papel y un boli. Porque la imagen es un signo
universal y poderoso capaz de construir puentes entre unos y otros.
A mediados del siglo XIX, el acceso a la lectura era un privilegio sólo al alcance
de unos pocos. Es por ello que, en un mundo habitado por una mayoría
analfabeta, la imagen desempeñó un papel protagonista dentro del sistema
comunicativo de la sociedad como transmisora de cultura y saber. En este
contexto, la lira popular nació como vehículo de expresión entre las clases
humildes chilenas y los poetas populares, coloquialmente llamados puetas,
quienes, valiéndose del enorme desarrollo que vivió la imprenta en el Chile
decimonónico, publicaron sus escritos y los difundieron entre la población. Se
trataba de grandes pliegos impresos con poesías de temática variada,
generalmente relacionadas con sucesos de la vida cotidiana, en los que
destacaba, por encima de todo, la enorme expresividad de las imágenes que
acompañaban al texto, las cuales atraían a muchos lectores que, si bien no
sabían descifrar los conjuntos de letras que constituían las palabras, sí
comprendían muy bien la historia que aquellas figuras contaban (Fig. 1).
Un aspecto significativo de la lira popular chilena es que fueron los propios
poetas los encargados de todo el proceso de producción: desde la creación
inicial de los versos hasta la comercialización última de los pliegos. Incluso tenían
la costumbre de declamar sus poesías ante un público callejero que era
convocado de forma espontánea en plazas, mercados o estaciones de todo el
país. Además, en muchas ocasiones también eran ellos mismos quienes
ilustraban los pliegos mediante la talla de planchas de madera que les permitían
reproducir y reutilizar imágenes tantas veces como quisieran. Estas xilografías,
cuyas formas iban más allá de lo puramente utilitario, llegaron a desarrollar todo
un lenguaje propio que las dotó de plena independencia con respecto del texto
escrito.
Aunque la identidad de estos poetas sigue siendo, en su mayoría, un misterio, sí
ha trascendido el nombre de alguno de ellos, como el de los autores Bernardino
Guajardo, Nicasio García o Daniel Meneses, y el de una mujer, Rosa Araneda.
2. La xilografía en Latinoamérica: una expresión popular
Las primeras imágenes impresas que llegaron a suelo americano provenían de
Europa, por lo que podría decirse que, en estos territorios, no se llegó a
desarrollar un arte propio hasta que sus habitantes lograron alzarse con su
independencia. Es por ello que las primeras manifestaciones artísticas nacidas
dentro los nuevos Estados latinoamericanos se caracterizaron por el uso de
temáticas y formas con un marcado acento nacionalista, lo que pone de
manifiesto el empeño de sus artistas por plasmar la identidad y las raíces de su
tierra. Además, la voluntad de conectar con la gran masa popular y entablar, así,
una línea de comunicación alternativa, más pública y multitudinaria, fue
fundamental en la constitución de los nuevos modos de hacer artísticos en la
América libre. Dentro de ese contexto, el grabado, dada su capacidad de ser
reproducido en papel un número ilimitado de veces, se presentó como el método
que mejor respondía a todas esas necesidades sociales y culturales.
Uno de los más destacados representantes de esta modalidad de grabado
popular fue el mexicano José Guadalupe Posada, nacido en 1852, quien supo
trasladar al interior de sus matrices de madera el imaginario cultural del México
más castizo, otorgando al motivo de la calavera un papel protagonista dentro de
sus obras (Fig. 2). La labor de Posada fue seguida por muchos otros artistas
mexicanos, como Diego Rivera y la generación de muralistas (Fig. 3),
y continuada por grabadores actuales como Artemio Rodríguez, con cuyo trabajo
mantienen viva el alma de ese arte popular que en su interior guarda el espíritu
del pueblo (Fig. 4).
3. El discurso visual de la lira popular chilena
En lo que respecta al país chileno, una de las manifestaciones culturales
vinculadas al ámbito popular de finales del siglo XIX fue, precisamente, la
lira. Esta singular publicación de bajo coste, compuesta por dos espacios bien
diferenciados -uno habitado por palabras y otro por imágenes- se convirtió en la
expresión popular por excelencia del país chileno, donde tradiciones y
costumbres de la época quedaron inmortalizadas para siempre. Estos pliegos
solían incluir un título con letras de gran tamaño, cuya tipografía variaba en
función de la temática a tratar en los versos de la parte escrita, seguidos de una
expresiva imagen, generalmente, tallada en madera: una xilografía. Estas
representaciones gráficas, siempre privadas de color y estampadas en un sobrio
negro sobre fondo blanco, solían ilustrar el contenido de las composiciones
poéticas que rellenaban toda la zona inferior de la publicación. Debido al carácter
tosco e infantil de estas impresiones xilográficas, han sido tradicionalmente
olvidadas por los estudiosos que han dedicado sus investigaciones a entender y
preservar la lira popular. Sin embargo, sobre todo en los últimos años, han sido
muchos los que han puesto en tela de juicio esas consideraciones.
Ciertamente, la imagen en la lira popular fue un elemento imprescindible que
explica la cálida acogida que tuvo entre las clases más desfavorecidas. Éstas,
analfabetas casi por entero, sólo conocían el contenido de la lira a través de su
formato oral, cuando sus versos eran entonados por cantores populares, o en su
vertiente visual, mediante la lectura de la imagen. Dicho factor indica la enorme
importancia que los autores de las liras otorgaron tanto a la musicalidad del
poema como a la iconografía contenida en las xilografías. Este es el motivo que
explica la extrema esquematización de sus figuras y el empleo de recursos tan
básicos como el de agrandar aquello que se quería destacar (Fig. 5).
Pero no son sólo estampas xilográficas las que ilustran el relato de la lira.
También aparecen otras manifestaciones plásticas procedentes de otras áreas
de las artes gráficas, como litografías, fotografías o los llamados clichés de
imprenta (Fig. 6). Este uso de técnicas y procesos propios de la edición se debe
a que muchos de los autores de lira popular atesoraban sus propios talleres.
Estos elementos solían ser empleados indistintamente en múltiples pliegos
tratando siempre de adecuarlos al contenido de los versos. Lo mismo se hacía
con las matrices de madera, las cuales solían reutilizarse y modificarse en pro
de la temática correspondiente.
En cuanto a los artistas que tallaron todas estas imágenes sobre las planchas
xilográficas, apenas se sabe nada. A pesar de la enorme valía artística que
actualmente se atribuye a estos grabados, parece ser que, por aquel entonces,
la importancia se la llevaba el autor de los versos, quien, no obstante, en
ocasiones también se encargaba de realizar los dibujos. Sin embargo, todo
parece indicar que la imagen de la lira no gozó de prestigio alguno pese a que
su valor artístico sea incontestable. Y es que su sorprendente parecido con
novedosas creaciones vanguardistas de principios de siglo XX -como, por
ejemplo, los grabados realizados por los integrantes del grupo alemán El Puente
entre 1919 y 1920- podría dar lugar a todo un cuestionamiento acerca del
componente expresionista oculto detrás de estos grabados que parecen haber
sido realizados con una clara voluntad artística y comunicativa (Fig. 7 y 8).
4. Conclusiones
La importancia de la imagen dentro del proceso de asimilación de ciertas formas
literarias en el seno de la sociedad es absolutamente innegable. Su papel
mediador como intérprete de la palabra escrita ha contribuido, de manera
definitiva, al nacimiento de nuevas modalidades de literatura vinculadas al
universo de lo popular que, de otro modo, dado el carácter hermético del signo
gráfico, no habría tenido lugar. Posiblemente, una de ellas hubiera sido la lira
popular, cuyas elocuentes imágenes constituyen una parte fundamental de la
misma. Ellas son las encargadas de establecer un puente entre aquellos que
desean entablar una conversación con la gran masa popular y aquellos otros que
no han tenido la oportunidad de adquirir la capacidad lectora. De este modo, la
lira popular no puede ser entendida desde una perspectiva puramente textual,
sino que debe ser leída como un conjunto integrado a partes iguales por una
dimensión visual y otra literaria.
6. Anexo
Figura 1. Lira popular chilena, siglo XIX. Chile.
Figura 2. José Guadalupe Posada, La garbancera, siglo XIX.
Figura 3. Detalle de Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central,
Diego Rivera, 1947.
Figura 4. Artemio Rodríguez, Matria, 2004.
Figura 5. Lira popular chilena, siglo XIX. Chile.
Figura 6. Lira chilena, siglo XIX, Chile.
Figura 7. Ernst Kirchner, Conversación campesina, c. 1915.
Figura 8. Karl Schmidt-Rottluff, Mujeres en el mar, 1914.
Citar PDF. López Riesco, A. y Prendes Cimadevilla, M. (2020). Xilografía y lira
popular chilena: un antecedente del fanzine a finales del XIX. [Blog]. Recuperado
de: http://www.oralaborastudio.com/articulos