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1 CICLO B: LITURGIA, REFLEXIONES, EXÉGESIS Y ORACIÓN EL ENVÍO MISIONERO Publicado por DABAR Jesús envía a sus apenas estrenados discípulos a afrontar una gran misión: llevar sus enseñanzas y signos a otros lugares. Pero, en su gran sabiduría, no lo hace de cualquier manera: Primero, los envía. No es una invitación, es un mandato a “desinstalarnos”, a salir a arriesgar por el Reino. De dos en dos. Necesitamos para el camino, compañía, apoyo mutuo, aprender a compartir y a confiar en el hermano, aclarar nuestras dudas y penas con el diálogo y la escucha. Ni siquiera Jesús fue un predicador solitario. El hermano me hace crecer siempre. Con un bastón. Como ayuda para las dificultades del camino: sostiene nuestro peso, nos sirve para apartar matojos y zarzas, equilibra nuestro caminar..., es el bastón de la fe. Nos mantiene, equilibra, nos ayuda con los obstáculos, es firme y nos da seguridad. La fe nos abre el camino y nos sustenta la larga marcha de la vida. Ni pan, ni alforja, ni dinero. Sin propiedades ni seguridades, aprendiendo a confiar en Dios y en los hombres; allí donde Él

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XV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. DABAR. CICLO B: LITURGIA, REFLEXIONES, EXÉGESIS Y ORACIÓN

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CICLO B: LITURGIA, REFLEXIONES, EXÉGESIS Y ORACIÓN

EL ENVÍO MISIONERO

Publicado por DABAR

Jesús envía a sus apenas estrenados discípulos a afrontar una gran misión: llevar sus enseñanzas y signos a otros lugares.

Pero, en su gran sabiduría, no lo hace de cualquier manera:

Primero, los envía. No es una invitación, es un mandato a “desinstalarnos”, a salir a arriesgar por el Reino.

De dos en dos. Necesitamos para el camino, compañía, apoyo mutuo, aprender a compartir y a confiar en el hermano,

aclarar nuestras dudas y penas con el diálogo y la escucha. Ni siquiera Jesús fue un predicador solitario. El hermano me

hace crecer siempre.

Con un bastón. Como ayuda para las dificultades del camino: sostiene nuestro peso, nos sirve para apartar matojos y

zarzas, equilibra nuestro caminar..., es el bastón de la fe. Nos mantiene, equilibra, nos ayuda con los obstáculos, es firme y

nos da seguridad. La fe nos abre el camino y nos sustenta la larga marcha de la vida.

Ni pan, ni alforja, ni dinero. Sin propiedades ni seguridades, aprendiendo a confiar en Dios y en los hombres; allí donde Él

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nos lleve y creyendo en la generosidad y bondad de los hermanos y en la voluntad del Padre. Lección permanente de

confianza, de abandono de mis seguridades (materiales o psicológicos) para abandonarme en Él.

Llevar sandalias. No podemos pararnos por las pequeñas heridas que el camino nos infringirá en los pies desnudos, hay que

asegurarse el caminar, no hay excusas para la marcha. El amor nos libra de las pequeñas heridas, decepciones, fracasos del

camino; nos da seguridad en el andar, nos mantiene “en marcha”. No podemos afrontar este camino sin amor.

No llevar túnica de repuesto. No nos manda desnudos, sin protección, pero nos quita el “por si acaso”, el peso innecesario

y superfluo, así nos dispone de nuevo a la confianza en su Providencia.

Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Llamada a no ir “picoteando”, a adaptarse sin

exigencias; lo importante es lo que tenemos que hacer, no donde lo hacemos: con más o menos comodidades, lujos,

satisfacciones, no es una instalación a mi conveniencia, sigue siendo una misión allí donde toque.

Si no os reciben ni os escuchan, al marchar sacudíos el polvo. Que no haya nada que os frene, os manche o impregne de

esta actitud. No hay que llevarse nada de allí. Que no se de la ocasión de transportar el rechazo, la indiferencia, la

comodidad... de un lugar a otro.

Ya sé que toda la interpretación metafórica puede quedar bien como teoría, pero nos cuesta llevarla a la vida.

Dice Marcos: “En aquel tiempo...” y, ¿hombre!, visto así... parece que vale para entonces, ¿cómo lo aterrizo en mi vida

cotidiana?, porque como teoría de vida cristiana, aún va... pero ¿y en el quehacer diario?

Nuestra más rutinaria vida responde a un proyecto. Nos lanzamos a vivir con un objetivo: estudios, trabajo, pareja, familia,

vocación... y más en concreto ¿qué tengo para hoy?: el fin de semana con la familia, la casa del pueblo, la visita a los

abuelos... y un sinfín de proyectos a corto plazo, como etapas en el camino de un horizonte más amplio.

Para esta rutina, también nosotros necesitamos:

Compañía: apoyo, escucha, calor cercano, diálogo con mis compañeros de trabajo, con mis hijos y pareja, con mis padres,...

Bastón: fe en lo que hacemos, sustentarnos en saber que el camino/proyecto merece la pena y que siempre podré

apoyarme en Dios y en los demás.

Liberarnos de seguridades, que nos bloquean y no nos dejan confiar en los otros: “ya lo hago yo a mi manera, porque tú no

sabes hacerlo igual” ¿seguro? Todos ellos pueden enseñarme y regalarme algo si les doy la oportunidad.

Sandalias: poner a cada uno de mis pequeños o grandes actos diarios amor, para que “las piedras” del camino no me

impidan seguir marchando: una mala cara de mi jefe, una contestación desairada de mi hija, un problema de salud, un

contratiempo laboral o económico,...

Sólo la túnica puesta. Nos empeñamos en llevar encima peso extra “por si acaso”; a veces con la buena voluntad de pensar

que alguien pueda necesitarlo en nuestro planteamiento de ayudar al otro, y nos olvidamos de lo importante que es

aprender a recibir, confiar en el otro y aprender el difícil arte de agradecer lo que se me regala: el café que me paga el

compañero, los diez céntimos que me perdona la carnicera, la ensalada que ya ha preparado mi marido, la canción que me

graba mi amiga,... Si no tengo esta experiencia ¿cómo voy a sentirme amado gratuitamente, y no por mis méritos, por

Dios? ¿Cómo voy a apreciar la vida como un regalo?

Quedarme en la casa. No es resignarme a “lo que hay”, es disfrutar de lo que tengo y valorarlo en su sentido. ¡Todo podría

ser mejor!, el coche, la casa, los hijos, el trabajo, la salud,... pero puede que lo mejor no sea lo bueno, lo que necesito de

verdad. Quizá lo que tengo es lo que de verdad me ayuda, es lo que me acerca más a los míos, a los hombres y a Dios.

Sacudirnos el polvo. Librarnos del lastre, de lo que nos pesa, nos paraliza. Dejarlo donde lo encontramos, no cargar con él:

la desilusión de un proyecto frustrado, la indiferencia de mis vecinos, la tristeza de la enfermedad, el cabreo de mi mujer,...

La teoría cristiana no es sólo ideología, es vida, es marcha en el camino, etapas y horizonte, sentido y día a día.

Y como dice mi amigo Silvio Rodríguez:

“Si hay días que vuelvo cansado,

sucio de tiempo,

sin para amor,

es que regreso del mundo,

no del bosque, no del sol.

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En esos días,

compañera,

ponte alma nueva

para mi más bella flor.”

CONCHA MORATA

[email protected]

AMOS 7, 12-15

En aquellos días, dijo Amasías, sacerdote de Casa-de-Dios, a Amós: «Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá; come allí tu

pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en “Casa-de-Dios”, porque es el santuario real, el templo del país». Respondió

Amós: «No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos». El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo:

«Ve y profetiza a mi pueblo de Israel».

EFESIOS 1, 3 10

Bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de

bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la Persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e

irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para

que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este

Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha

sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Éste es el plan que había proyectado

realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.

MARCOS 6,7-13

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos.

Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que

llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de

aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa». Ellos

salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

PRIMERA LECTURA

El mejor comentario a estos tres versos de Amós sería leer, proclamar, la perícopa entera de la que han sido arrancados: 7,

10-17. Sólo entonces cobran sentido: Amós es un ciudadano no mal acomodado del reino del Sur. Y tiene la osadía de

denunciar las injusticias y desmanes de los dirigentes del reino del Norte, nada más y nada menos que en Bet-‘El (Casa-

Dios). Amasías, sacerdote de ese santuario, le acusa ante el rey Jeroboán. Y éste le despacha: “¡Déjanos en paz, sureño;

vete a tu tierra, intruso, y que te den de comer allí; y luce allí tus dotes oratorias, pájaro de mal agüero! Pero aquí no se te

ocurra volver a lanzar tus augurios”

Remedando el célebre dicho evangélico que leíamos el domingo pasado “Ningún profeta es bien recibido en su tierra”

podríamos decir aquí: “y menos en la ajena”.

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Por eso se apresura Amós a decir: “Yo no era profeta ni de un gremio profético” (así, en pasado, lo traducen la Biblia del

Peregrino y la Traduction Oecuménique de la Bible). Probablemente la actividad profética de Amós se redujo a unos días o

a unas semanas. La teología cristiana del “carácter” sacramental puede pesar en exceso a la hora de comprender que la

actividad profética no es necesariamente de por vida.

Otro dato a tener en cuenta: Amós no es el primer profeta de la Biblia: Samuel, Natán, Elías, Eliseo... le habían precedido.

Pero, al llegar el siglo VIII, se produce un fenómeno novedoso y de gran alcance: aparecen profetas que dejan su mensaje

por escrito. Amós es el primero. Seguirán otros muchos (Oseas, Isaías, Jeremías...). ¿Por qué motivo un profeta o sus

discípulos se deciden a plasmar por escrito su mensaje? Tal vez porque la escritura alfabética se populariza en ese siglo

(Recuérdese que al siglo VIII pertenecen también Hesíodo y Homero, los primeros literatos de Occidente). Pero muchos

autores consideran que en el caso de Amós hay otra motivación: su mensaje se conservó por escrito porque causó un gran

impacto en sus coetáneos. Los profetas anteriores eran reformistas; es decir: la cosa falla, basta reformarla. Amós (y sus

secuaces) son “revolucionarios”: el sistema está podrido y sólo la catástrofe dará lugar a la regeneración. Eso apunta la

visón de los higos maduros que se narra en 8,1-3. “¡Escuchadlo los que exprimís a los pobres y elimináis a los miserables!”

(8,4)

JEREMÍAS LERA BARRIENTOS

[email protected]

SEGUNDA LECTURA

Este lectura es el himno inicial de Efesios, una de las cumbres de la teología paulina, sea la carta del propio Pablo o de un

íntimo colaborador suyo, cuestión abierta y discutida.

Hay tres estrofas en que se expone el sentido de Jesucristo para toda la historia. Es una de las exposiciones más amplias del

papel total del Salvador. Por eso toda explicación se queda corta. Estas líneas intentan nada menos que dar cuenta del plan

de Dios respecto a la humanidad y del puesto de Jesucristo como realizador de ese plan.

En la primera estrofa (vv. 3-6) aparece la acción de gracias por ese plan divino y su primera parte: la predestinación

auténtica del ser humano que Dios ha hecho antes de que tal ser humano llegase a existir: predestinación a ser hijos de

Dios, a estar unidos con Él participando de su propia vida. Santidad y filiación van unidas en el paralelismo de los vv. 4 y 5.

No es correcto interpretar el texto como si primero se diese una santidad o corrección moral y luego la filiación. El destino

a ser hijos, anterior cualquier actividad humana, es algo gratuito y debido sólo al amor de Dios previo a la propia existencia

humana. Es más , tal existencia es el primer fruto de tal amor.

La segunda estrofa (vv. 7-10) subraya de nuevo la presencia del Hijo, ya mencionada en la anterior, como causante del

glorioso destino, precisamente porque su y nuestro Padre nos ha visto y ve unidos a él. De ahí la constante repetición de

las fórmulas “en Cristo”, “en él”, “por Jesucristo”, “en el amado” hasta llegar a ser incorrecta estilísticamente.. A través del

Hijo, nuestro Señor Jesucristo, se va realizando el proyecto, por un lado positivamente, recapitulando todo en el Hijo y por

otro enderezando lo que no se ajusta al proyecto, perdonando lo negativo. La recapitulación es el punto final del proceso

comenzado en la creación por iniciativa divina. Es hacer que toda la realidad cósmica, y la humanidad en concreto, re

conozca a Jesús como su Señor, se someta a él, se una con él, y de este modo “Dios llegue a ser todo en todas las cosas en

frase de 1 Cor 15, 28).

También se insiste – el himno está bastante desordenado; es el párrafo más largo de todo el NT sin división alguna – en que

la voluntad de Dios es la única motivación del plan. Por eso ha sido y es un misterio que sólo Él ha revelado.

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La última parte (vv. 11-14) es una especie de aplicación concreta de esta gran construcción: El arco de bóveda abarca toda

la historia tiene el mismo pilar en cada uno de sus extremos: Cristo, no llamado aquí Alfa y Omega, pero con idéntico

significado. La recapitulación no deja fuera nada y es la forma de llegar a ser hijos.

Para que nadie se crea que este plan divino no va con él o se sienta abrumado por su grandiosidad, se recuerda en el

himno que cuantos de han abierto por la fe a Dios participan de ese destino.

Esta nota final es importante hoy día como lo fue siempre.

FEDERICO PASTOR

[email protected]

EVANGELIO

Texto. Entre el final del texto del domingo pasado y el comienzo del texto de hoy se intercala una breve reseña, que ha

quedado fuera de la lectura litúrgica: Jesús anduvo enseñando por las aldeas de alrededor. Una nueva referencia a la

enseñanza de Jesús sin indicación de contenidos. Vuelvo a insistir, aun a riesgo de parecer pesado: a fuerza de hurtarnos

contenidos docentes, Marcos nos fuerza a tener que ir a la gran proclamación inicial en 1,14-15: ¡Se ha cumplido el tiempo!

¡Ha llegado el Reino de Dios! Convertíos y dad crédito a esta buena noticia.

Ya en ese inicio unía Marcos la proclamación de Jesús con la llamada a Simón, Andrés, Santiago y Juan a ser pescadores de

hombres como garantía de continuidad de esa proclamación (1,16-20).

En el texto de hoy une Marcos la actividad docente de Jesús con la incorporación, por primera vez, de los doce a esa

actividad. Marcos reseña significativamente esta incorporación de la siguiente manera: ellos salieron a proclamar (más

correcto que predicar) la necesidad de conversión (v.12). Esta reseña recoge el mismo vocabulario empleado en la

proclamación de Jesús en 1,14-15.

Los doce constituyen la garantía de continuidad de la proclamación de Jesús, dotados, al igual que Jesús, de autoridad

sobre el espíritu inmundo y de poder curativo. Marcos emplea enseñar y proclamar indistintamente. Son verbos

intercambiables, ambos con idéntico contenido: Ha llegado el Reino de Dios. Convertíos y dad crédito.

Una noticia de este alcance requiere, efectivamente, un cambio de mente, una conversión. Este requisito adquiere en el

texto de hoy una connotación de urgencia. Los modos y maneras del envío de los doce expresan todos ellos urgencia,

motivada, sin duda, por el hecho de que la noticia proclamada por Jesús no gozaba de la aceptación ni de la gente en

general ni de sus paisanos en particular.

Comentario. A la voz de Jesús se suma ahora la voz de los doce. Trece voces proclamando una misma buena noticia y una

misma exigencia de cambio.

La voz de Jesús tiene ya garantizada una continuidad. Así ha sido desde entonces hasta hoy. Y esto, a su vez, es una buena

noticia.

Pero el incremento en voces no se corresponde con un incremento de interés por el Reino de Dios. Es más bien la falta de

interés lo que determina la urgencia de la proclamación. La realidad del Reino de Dios no debe ocultarse, debe ser dada a

conocer, si no se quiere ver al hombre a vivir condenado en una vacuidad de autosuficiencia intrascendente, inerte,

bobalicona.

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ALBERTO BENITO

[email protected]

Hay una afirmación al respecto de lo que significa ser cristiano que siempre me ha parecido significativa de la diferencia

entre ser un mero católico practicante y ser un auténtico creyente; y es una afirmación en la que se recoge una gran

verdad, pero que no todos llegan a comprender: por el bautismo hemos sido elegidos por Cristo para ser del grupo de los

llamados a seguirle y vivir con Él y como Él. Una frase que cualquiera puede corroborar, incluso los no creyentes. Ser

cristiano es ser discípulo; pero mientras que para algunos la fe consiste sólo en la adhesión a un conjunto de verdades y a

unas normas morales, para el auténtico creyente ser de los elegidos para ser sus amigos, sus defensores, sus apoyos, sus

instrumentos, sus apóstoles… es mucho más.

Hoy vemos en el Evangelio a Jesús que envía a sus amigos, a los que ha llamado para formar el grupo de sus apóstoles y

discípulo, a enviarlos a anunciar que el reino de Dios ya ha llegado. Lo mismo que sigue haciendo hoy con cada uno de

nosotros. Nos elige; nos llama; nos reúne; nos enseña…. Y nos envía en su nombre.

Si tú eres de esos que sientes que el bautismo fue algo más que un acto ritual de presentación pública; si sientes que tu fe

te empuja a seguir a Jesús dejándolo todo; si creer en Él te lleva a percibir con claridad no sólo el privilegio de ser su amigo,

sino también la responsabilidad de ayudarle en lo que Él te pida, seguro que, como a mí, te habrán surgido muchas

preguntas fruto del asombro y el desconcierto... ahí van algunas y sus posibles respuestas.

Señor, ¿no te estarás equivocando de persona?

Vamos a ver… Jesús, ¿tú sabes a quién le estás pidiendo ayuda? Mira que soy muy limitado… soy cortito, la verdad. No sé

hablar. No soy persuasivo. El don de palabra no es precisamente el que más me adorna. ¿Cómo? ¿Qué no me preocupe?

¿Qué tú pondrás palabras en mi boca? No sé… Hace falta ser de una pasta especial. Yo, como Amós, soy más bien sencillo,

me da como para cultivar higos y poco más.

Pero no… las cosas no son como se las estoy planteando al Señor. Él sabe de qué pasta estoy hecho, porque me ha hecho

Él. Él sabe a quién está eligiendo, porque antes incluso de ser engendrado ya pensaba en mí. Él sabe de mis debilidades, de

mis incapacidades, de mis pecados y de mis comodidades; y aún así, me dice: “ve”. ¿Quién soy yo para cuestionar su

elección? Muchas veces lo pequeño de este mundo es precisamente lo que muestra la grandeza del Dios que actúa tras lo

insignificante.

Señor, ¿no me estarás pidiendo demasiado?

Bien, de acuerdo, iré a la gente y le llevaré tu mensaje… lo de decirles que hay que convertirse, vale, pero todo lo demás,

¿no es pedirme demasiado? Que expulse demonios, que cure enfermos, eso no está al alcance de cualquiera, y mucho

menos mío. Si pido que se conviertan, me van a decir que quién me he creído yo que soy, que debería convertirme el

primero. Si me pongo a expulsar demonios o si pretendo curar enfermos no sólo es que voy a hacer el ridículo: es que

además tendré que vivir la humillación de haberme sobrevalorado.

Pero no… las cosas no son como se las estoy planteando al Señor. Él sabe hasta dónde puedo llegar; y sabe perfectamente

hasta dónde me puede pedir. Creo en un Dios que nunca me pedirá algo que está por encima de mis posibilidades… y si me

está pidiendo esto es porque tras su petición hay un compromiso de ser Él la fuerza que actúe en mi, de ser Él quien cure,

quien convierta, quien sane física y espiritualmente a quien yo me acerque para dejar que sea Dios el que se manifieste.

Señor, ¿por qué no haces tú las cosas directamente?

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A veces hasta me asalta esa duda recurrente de los que no creen, que dicen: si Dios es todopoderoso… ¿por qué no hace Él

algo por salvar al hombre, por acabar con las desgracias, por curar a los enfermos…? Hoy yo pregunto lo mismo: Señor,

¿por qué no envías a alguien mejor, más preparado, más guapo, mejor comunicador? O mejor aún: ¿por qué no hace sun

milagro y haces las cosas a lo grande? Y la respuesta es un Jesús que me mira sereno, en silencio, sonriendo, y me dice:

¡Tanto tiempo conmigo, y aún no me conoces? ¿No sabes que he optado por ti, por la humanidad, por hacer las cosas con

vosotros, en vosotros, desde vosotros?

Ver a Jesús enviando a sus discípulos, confiándoles la misión, encargándoles i en su nombre a anunciar que ya está aquí el

reino, me suscita todas estas preguntas. Quizás porque yo hoy me sigo sintiendo llamado y enviado. ¿Y tú?

RAMON GARCÍA

[email protected]

Señor: sabemos que has querido llamarme amigo, no siervo. Y que desde esa amistad me pides tu colaboración para crear

un mundo mejor. Dame confianza para creer en mis posibilidades; fuerza para no desfallecer en la tarea que me

encomiendas; y coraje para empezar por cambiar mi propia vida.

---------------------------

Todo lo que tenemos lo hemos recibido de ti. Por eso al poner ante ti un trozo de pan te ofrecemos el alimento de cada

día, el esfuerzo cotidiano, pero también la confesión humilde de que tú sabes cómo nos has creado. Y al ofrecerte el vino,

expresión de fiesta y alegría, también te ofrecemos nuestro potencial de hacer que todos sean más felices.

----------------------------

Nuestro corazón hoy salta de gozo al reconocer que tu Reino está ya entre nosotros: tú, el Creador de la paz, del amor y de

la justicia haces que estas realidades brillen en medio de la oscuridad como pequeñas luces que nos alumbran a nosotros y

al mundo. Tú, Señor, nos invitas a descubrirte en todo hombre y acontecimiento como el Dios que camina junto a los

hombres, y es tal tu confianza en nosotros que nos pides que vayamos en tu nombre a que también así te descubran los

demás.

Por ese amor y esa confianza tan grande, nuestro corazón se llena de alegría y canta a gritos el himno de tu alabanza.

-----------------------------

Con la alegría de habernos reunido con nuestros hermanos en la fe, y alimentados con tu pan del cielo, te pedimos desde la

confianza que no nos falten las fuerzas para transformar nuestras vidas y así cambiar el mundo, para estar siempre cerca

del que nos necesita, y para de ese modo sembrar en medio de la sociedad la semilla de tu reino.

MONICIÓN DE ENTRADA

Que todos seamos una gran familia. Lo repetimos, lo expresamos y lo pedimos una y otra vez cada vez que nos reunimos

para la celebración dominical. Nuestra Comunidad cristiana quiere ser, por tener a Dios como Padre y a Jesús como amigo

y modelo una gran familia de creyentes, de seguidores. Y si realmente esto lo creemos con una fe viva, pronto veremos que

Jesús nos sonríe, nos mira a los ojos y nos dice: vente conmigo a anunciar la Buena Noticia.

Todos somos llamados a esa tarea; pequeños o mayores, niños o ancianos, listos o torpes, más o menos preparados; Jesús

necesita de nosotros para seguir dando la buena noticia al mundo. ¿Cómo vamos a responder?

SALUDO

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Dios Padre que nos ha creado y dado la vida, que nos conoce y nos regala su misma vida; Jesús, el Señor, que nos llama

amigos y cuenta con nosotros; y el espíritu que desde dentro nos mueve a anunciar la Buena Noticia; nuestro Dios, que

esté con todos vosotros.

ACTO PENITENCIAL

Quizás no hemos sido capaces de dar respuesta; o incluso hemos respondido con un «no» a la llamada del Señor.

Pidámosle perdón por ello:

-Dios Padre, que nos llamas a vivir siendo profetas y anunciar a todos los hombres que tú estás con nosotros, Señor, ten

piedad.

-Señor Jesús, que como muestra de amistad no has querido hacer nada sin contar con nosotros a pesar de nuestros

rechazos. Cristo, ten piedad.

-Espíritu de Dios, de quien recibimos la Fuerza para vivir anunciando tu Palabra. Señor, ten piedad.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA

Toda tarea es importante, y hasta el más sencillo de los trabajos requiere sus conocimientos. Pero Dios sabe que nuestras

posibilidades son mucho mayores de lo que nosotros mismos creemos… y, sobre todo, que tenemos en nosotros la mayor

de las capacidades, que es la de dejar que sea Él, nuestro mismo Dios, quien actúe a través nuestro. Eso es ser profeta, y a

eso es a lo que llama a Amós… y como a Amós, a cada uno de nosotros

SALMO RESPONSORIAL (Salmo 84)

Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos». La salvación está ya cerca de sus

fieles, y la gloria habitará en nuestra tierra.

Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra y la justicia mira

desde el cielo.

Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

El Señor nos dará lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos.

Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA

Cuando recordamos todo lo que Dios ha hecho por nosotros podemos encontrar infinidad de motivos para alegrarnos,

pero hoy a los efesios, y con ellos a nosotros, se nos enumeran unos cuantos: hemos sido bendecidos; se nos ha regalado a

Cristo; con él, muchísimos bienes del cielo; nos han elegido para la santidad; el amor; se nos ha regalado la filiación divina;

hemos recibido el perdón; se ha derrochado la gracia de Dios en nosotros… escuchemos pues con agradecimiento.

MONICIÓN A LA LECTURA EVANGÉLICA

El reino de Dios ya ha llegado, pero a pesar de ello y de que Jesús lo anuncia quienes le veían le buscaban más por saciar el

hambre o por ver un milagro que realmente por creer en su mensaje. Por eso Él elige a sus amigos, les encarga la tarea, y

les indica cómo tendría que ser su vida: sin apegarse a nada ni a nadie, sin acomodarse a seguridades, sin miedo a ser

rechazados por los satisfechos. Y ellos predicaron la conversión y hacían creíble con su vida el Mensaje de Jesús.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Conscientes de nuestras limitaciones, pero confiados en que Dios nos dará la ayuda que necesitamos, dirijámosle nuestras

peticiones confiadas diciendo: ¡Escúchanos, Señor!

-Por la Iglesia, para que sea fiel a su tarea de evangelizar anunciado la Palabra de Jesús, sanando a quienes sufren en su

cuerpo o en su alma, y llamando a todos a la conversión . Oremos.

-Por cada uno de los que nos llamamos cristianos, para que confiemos en nuestras posibilidades, nos pongamos en manos

de Dios y no renunciemos a lo que Él nos encomienda poniendo excusas. Oremos.

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-Por todos las comunidades cristianas, para que con nuestro modo de vida no nos sintamos privilegiados por ser sus

amigos, sino llamados a invitar a esa amistad a todos los que no saben que su reino está ya entre nosotros. Oremos.

-Por cuantos necesitan de nuestra oración. Para que rezar por ello les haga sentir que son importantes para nosotros y así

sientan que hasta ellos llega el amor de Dios encarnado en nosotros; y para que nosotros nos demos cuenta de cuánto

necesita el mundo de nuestra conciencia y solidaridad. Oremos.

Oración: Escúchanos, Señor, Tú que siempre estás atento a todo lo que necesitamos. Por Jesucristo.

Entrada. Juntos como hermanos; Cerca esta...el que trae el mensaje de la paz (Del disco ’Ven y sígueme’); ¿Dónde están los

profetas? (De R. Cantalapiedra ‘El profeta’).

Salmo. LdS.

Aleluya. Canta Aleluya al Señor (del disco ‘Ven Espíritu Santo’ de Luis Alfredo Díaz).

Ofertorio. Te ofrecemos Señor (1 CLN-H 2); Por valles y aldeas (1 CLN-273) (tradicional ‘Jeús amoroso’ con un texto nuevo)

Santo. (1 CLN-I 5)

Comunión. Tú Señor me llamas (1 CLN-412); En torno a la mesa (de Aradillas, disco ‘Ven, Amigo, ven); Comiendo del mismo

pan (1 CLN-O-27).

Despedida: Id y proclamad (Del disco ‘Ven y sígueme’); Somos testigos (del grupo Kairoi).

Director: José Ángel Fuertes Sancho •Paricio Frontiñán, s/n• Tlf 976458529 Fax 976439635 • 50004 ZARAGOZA

Tlf. del Evangelio: 976.44.45.46 - Página web: www.dabar.net - Correo-e: [email protected]