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MEDICINA y CIRUGIA AUXILIAR OROANO DEL Cal T5E]O NACIO TAL E AUXILIARES SANITARIOS (SECCION PRACTICANTES) (REVISTA PROFESIONAL) A -o XVII SEPTIEMBRE 1956

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MEDICINAy

CIRUGIA AUXILIAROROANO DEL

Cal T5E]O NACIO TALE AUXILIARES SANITARIOS

(SECCION PRACTICANTES)

(REVISTA IN~ORMATIVA PROFESIONAL)

A -o XVII SEPTIEMBRE 1956

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Se,tiemltr. 1956Año XVII

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1\

EDI'l:'ORIAL .SECCION OFICIAL oo. oo.

CONSEJO NACIONAL .CONSEJOS PROVINCIALES oo .

SECCION CIENTIFICA.-La vacuna B. C. G., por el Dr. Fran­cisco Segarra Obiol ... ... 'oO oO, .. , ••• ... ••• ... ••• ... • ••

Las fracturas de la base del cráneo, por el Dr. Gimillo.La psicología en la educaaión espiritual y moral del niño,

por J. de S. G oo' , ,

utilidad del deporte femenino, por Luisa Sánchez Cintas.Algo sobre la meta,tarsalgia (Enfermedad de MUlton>,

por Ricardo Pérez Castro ... ... ... ... .., oo. ... •• ... ...

J.a penicilina cn las cavidades artificiales, por Manuelde la Iglesia Esteban oo .

SECCION SOCIAL PROFESIONAL.-EI practicante es el au­___ ~lia.r-.inmediato- del Médico-.:o .-:0 .-;-;- .--;-; ;;-; ;;-; ;-;-; ;-:-; ::-:

Colabora con el Médico, por Melitón Sáenz Ortiz ... ...Intrusismo, imprudencia punible, por Vicente Tendero

Rodrigo oo. oo oo' oo' .

ACTUALIDAD PROFESIONAL.-EI «Día del Practicante Ru­ral», por Pío Pérez Alvarez oo •• oO oO, oo. ... ... ... ... ... ...

OPINIONES.-~ayque hallar una solución, por Antonio Ro-seU Boada oo' 'oO oo oo. 'oO oo .

La dura lucha con los imponderables, por Artabroc .Era necesario renovarse, por Mana Dolores Tello ... . ..

SECCION LITERARIA.-Héroes anów.mos, por José GalianaGil 'oO 'oO oo' oo •• " 'oO •••

Solución perfecta, por Doña Clarines ... ...SECCION CULTURAL.-EI poder influenclal de la música, por

Miguel Siles Cabrera ... ... ... ... ... ... ... ... '" ...BIBLIOGRAFIA.-Llbros y revistas profesionales 'oO

NOTICIAS oO' oo.

PREVISION oO' .

DOCUMENTOS EN GENERAL---------

RAPTDAMENTE: Servicio a domicilio

INFORMES: 22-02-26 Y 31-02-18

P A s PO RT ES ,

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AÑO xvII SEPTIEMBRE 1956

Director: Yuun. (2órdoba C"R.educclón 11 sIldmón.: ela. de danto lJorniruJo. 6 re"l, 470022

ORliANO OfiCIAL OH CONSEJO M!(I.OMU DI AUXILIARES SANiTARIOS

. f~/I·-/-~~~~;;'7-?'· !

;~".~,>

El Boletín Oficial del Estado núm. 226, correspondiente al día 13 de agosto último, pu­blica el Decreto de 26 de julio de 1956, que determina el contenido y valor del nuevo títulode Ayudantes Técnicos Sanitarios, en sustitución de los antiguos de Practicantes y Enfermeras,así como los requisitos y tasas para su obtención.

El articulo octavo autoriza al Ministerio de Educación Nacional para dictar las dispo­siciones necesarias a su mejor cumplimiento.

No se mencionan las Matronas porque, en lo sucesivo, han de ser Ayudantes TécnicosSanitarios diplomados en esta especialidad.

¡Gracias a Dios que. al fin, hemos conseguido ver coronada por el éxito la creación delAuxiliar Unico, con su más expresiva denominación de Ayudante Técnico Sanitario. Sueño demuchos dias, primera de las Conclusiones de todas nuestras Asambleas celebradas, y cuyapaternidad nadie puede negarnos..

Con ese afán de hermandad y superación que nos caracteriza, convencidos de que el pro­greso social debe ser el aumento de la eficiencia técnica; con la fuerza del amor, el ínstintode constructividad y la alegría del vivir, se obtiene el fin propuesto.

La equivalencia profesional entre los nuevos lJrofesionales y los Practicantes, lI.iatronasy Enfermeras a extinguir, será estudiada en la próxima reunión que celebre la Comisi6n deEstudios (Ministerio de Educación Nacional) después del estío.

Dentro del derecho positivo español, en el Ministerio de Educación Nacional, a quien co­rresponde la expedición de los titulas correspondientes a cada profesión, plantearemos eltan manoseado problema de los antiguos Practicantes y Enfermeras, hasta su total extinción.Según el citado derecho positivo español, el Estado, que -es la sociedad organizada mirandopor su propia vida, cuida de que las juncionessanitarias se realicen con las mayores garan­tías de acierto y competencia. ¿Cómo cumple el Estado este fin? Como cumple todos susfines. Por medio del Derecho. Dictando Leyes, haciendo que se cumplan, imponiendo sancio­nes a quienes dejen de cumplirlas. De aquí la relación estre~ha que el Derecho guarda contodos los problemas sanitarios. El Derecho cuida de que los encargados de la función sani­taria en su aspecto técnico sean personas competentes, impidiendo el intrussismo profesional.El Derecho prevé a que los encargados de la organización administrativa de las funcionessanitarias se atengan a normas que aseguren el cumplimiento de estas funciones con la ma­yor eficacia. El Derecho vela por que uno y otros, técnicos y administradores, dispongan delos elementos materiales necesarios para llevar a cabo su misión.

Al Practicante, como factor esencial importantísimo, por llevar cerca de doscientos añosdentro de la técnica auxiliar saniatria, interesan, por tanto, en grado sumo, todos los proble­mas de Derecho que se relacionan con la Sanidad. Tratar de todos ellos seria excesivamenteextenso para una Editorial.

Ciñéndonos a exponer uno sólo de esos problemas, el que más entraña a los Auxiliaresde Medicina y Cirugía: El problema de la Enfermera en relación con los Practicantes espa­ñoles.

y como el Derecho, o no sirve para nadao sirve para ofreceJ' una solución práctica a

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las dificultades, luchas y abusos de la vida real, es lógico exponer que el progreso científicotrajo consigo un considerable aumento de atenciones a prestar a los enfermos, por lo lilUlhubo de crearse un auxiliar subalterno "la Enfermera", para que en los Centros de Hospita­lización, Clinica, y en el seno de Instituciones de tipo religioso y patriótico, se le encomendarael aseo y alimentación de los enfermos, recogida de datos clínicos y administración de me­dicamentos; una especie de ilustrada asistencia que sustituye al elemento familiar o do­méstico en el cuidado del enfermo y pertenece a la Higiene y a la Policía sanitaria.

Nada más lejos de nuestro ánimo que menospreciar la profesíón de la Enfermera. Todolo contrario. Su misión exige dotes intelectuales y morales nada comunes, una delicadeza 11una comprensión y hasta una ternura que sólo es posible hallar en mujeres de selecta forma­ción espiritual. Es la compañera y auxiliar del Médico y del Practicante en la misión augustade vencer o aliviar los humanos dolores, y tenemos para ella un respeto y una consideraciónsin limites. Pero ello no obsta para que estimemos que su actividad debe desenvolverse den­tro del área que la técnica sanitaria y el interés social le imponen.

y esto sentado, definidas las funciones del Practicante y la Enfermera (B. O. del Es­tado de fecha 5 de diciembre de 1945), el problema presenta dos aspectos: uno, que pudié­ramos llamar orgánico, y otro que afecta a la función de la Enfermera.

Vamos a decirlo más claro.Se refiere el primero a aquellas resoluciones administrativas a virtud de las cuales se

crean o nombran Enfermeras, se les otorgan mejoras en sus haberes, se les conceden taleso cuales prerrogativas, etc., sin tocar para nada el carácter de su función peculiar, sin des­viarla o ampliarla en términos que invada el área de la que corresponde propiamente alPracticante de Medicina y Cirugía.

Nada hay en ello que perjudique ni lesione los intereses del Practicante. Son funcionesbien diferenciadas la del Practicante y la Enfermem.

El segundo aspecto de la cuestión se 1'efiere a aquellas disposiciones de la administra­ción que facultan a la Enfermera para las funciones propias del Practicante y a la jurispru­dencia establecida por el Tribunal Supremo sobre la realización de esas mismas juncionespor quienes no ostentan el título de Practicante.

La intrincada selva de nuestra legislación sanitaria, en el caso de Practicantes y En­fermeras, facilita el que, al socaire de este confusionismo de carácter orgánico, la Enfer­mera se salga de su esfem de acción e invadfJ, el campo de las activid,ades del Practicante.constituyendo el clásico caso de intrusismo profesional, que justifica frecuentes denuncias, re­cursos y demás protestas razonadas.

¿Existe algún precepto o disposiciones que autoricen a la Enfermera para la ejecución deactos profesionales propios del Practicante de Medicina y Cirugia? Alguna Jerarquía sanita­ria ha contestado que siempre que actúe bajo la vigilancia o dirección del Médico.

¡Asi opina un sanitario de gran relieve! Prancamente, después de oír esto no se puedepensar nada. Pasados los primeros momentos de estupor, se pregunta uno: Pero ¿es ciertoque un alto jerarca sanitario diga eso?

Yo tengo para las altas Jerarquias todos los respetos que se deben y merecen. Y, natu­ralmente, yo, como vosotros, acato con toda reverencia sus dictados. Pero ello no me impi­de emitir una opinión totalmente contraria a las razones que informan esa creencia.

¿Es que basta que el Médico dé, no ya las órdenes precisas y terminantes, sino aun lasmás detalladas instrucciones para garantizar que el que pone una inyección (que puede serintravenosa) lo ha de hacer acertadamente?

¿Es que basta la explicación teórica de un acto de esa naturaleza para que, sin más, selance el iniciado a S""/' ejercicio con plena seguridad de hacerlo bien? ¿Para qué, pues, se exi­ge a los Practicantes, y a los Médicos, a los Ingenieros, y a todos los profesionales, en la prue­ba de suficfencia, en exámenes y oposiciones la demostración práctica de sus conocimiento&?Eso estorba. Porque con sólo atenerse a las prescripciones (le un texto la práctica es cosaque sale por sí sola. .

Mal se aviene esa creencia con la sentencia del Tribunal Supremo de 1.0 de diciembrede 1917, según la cual el articulo 567 del Código Penal fué dictado para combatir el intru­sismo en los servicios profesionales y dar garantia a los que tienen que utilizarlos de laaptitud y capacidad de los que se ofrecen y de d'lcan a prestarlos.

Ni con la R. O. de 26 de julio de 1889, que reproduce un dictamen del Consejo Nacionalde Sanidad (¡cuán distinto!) que considera como funciones pertenecientes a la clase de Prac­ticantes el aplicw' a los enfermos los tratamientos ordenados por los Médicos de cabecera.

Ni con la R. O. de 28 de agosto de 1867, que desestimó la solicitud del cirujano de unpueblo de que se le permitiera tener un Practicante para sangrías y operaciones menores,aunque careciese de titulo facultativo, y se mandó insertar esta resolución en la Gaceta paraque sirviera de jurisprudencia en casos análogos.

Cuando por deficiencias o imprecisiones de la Ley no hay jallos equitatlvos, se imponela necesidad de una modifícación de la Ley defiC'iente, completa1' los preceptos legales, pre­cisar sus términos, desvanecer sus oscuridades.

Reconocido el espíritu de justicia de nuestras autoridades y la razón que nos asiste, con­fío en la favorable resolución, siendo entonces la techa más indicada para celebrar la Asam­blea Nacional solicitada por algunos Colegíos.

JUAN CORDOBA PEREZ

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DECRETO de 26 de julio de 1956 sobre el título tularse diplomado en la especialidad y constitui-de Ayudante Técnico Sanitario. rán derecho preferente para el desempeño de losLa primera promoción de Ayudantes Técnicos cargos oficiales a que se refiera la específica

Sanitarios finaliza en el presente curso sus estu- función.dios, que, por Decretos de 26 de junio de 1952 Art. ;.0 Todos los cargos y puestos para losy 4 de diciembre de 19.'í3, vinieron a sustituir que en la actualidad se exig-en los títulos dea los antiguos de Practicantes y Enfermeras. Practicante o Enfermera podrán ser desempeña-por lo que se hace preciso determinar el conte- dos en lo sucesivo por los Ayudantes Técnicosnido y valor de los nuevos títulos, así como los Sanitarios, dentro de sus particulares condicio-requisitos v tasas para su obtención. nes y con la sola distinción que en cada caso

En su VIrtud, a propuesta del Ministerio de corresponda a loS" Ayudantes masculinos o a losEducación Nacional y previa deliberación del femeninos.Consejo de Ministros, dispongo: Art. 6.° El título de Ayudante Técnico Sa-

A,rtíc.ulo I.~. El título de. A~u.dante Técnico nitario se expedirá por el Ministerio de Educa-Santtar~o. habIlIta para el~JerclclO~uxl1Jar de_ cÍÓn-Naáona1, Gt1~liéfldese-en-los-reqtrisitus y

-ta---;Nfedl~CO!l ~:acter g'.ener~ y. para ;e~- normas de tramitación, impresión y entrega las7.ar, pre:vw IIldlcac.lOn o baJo dlrecclOn medIca, disposiciones vigentes en dicho Departamento, ylas slgUJef!tes funcI.ones: .. haciéndose constar expresamente la Escuela en

a) Aplicar :nedlcament<!s, myecclOnes o va- que se cORc!uyeron los estudios, a cuya propuestacunas y tr~t?lmlentos curatlvo~.. . se considerará expedido. .

b). Aux\ltar. al personal medICO en la,~ I~ter- Art. 7.0 El importe cÍe las tasas académica~vencI?n~ ue. CI rug,a general y de las Q1stmtas correspondientes al título de Ayudante TécnicoeSp'ecJaJ¡dad~s... . Sanitario no podrá exceder de la mitad de las

,,) Pr~ctlcar las CUlas de los operados. establecidas para la expedición del título de Li-,Ar.t. 2. ~n ~os cas~s urg-entes t:l AY1!da1,1tc cenciado en Medicina por todos los conceptos.

Tec~lco Sal11tano podra prest~r. aSlste,ncla 111- No se considerarán incluidos en esta normamedla.ta h~sta l~, llegada. del Med!co o titular .de los derechos por impresión individual del título,supe.nor categ-olla, a qUIen habra de llamar 1l1- que se regirán por lo dispuesto en el artículomeÚlatlmente. anterior

lArt. 3.0 Cuando en la localidad no existan - . ° . ".titulare,; especialmente capacitados para ello, el Art. .~. Qu~da autonza~o el MI111?ten<? .de

. Avudanre Técnico Sanitario podrá prestar asis- EducaclOn ~aclOnal .para dlet!!r .las dlsposlclo-teílcÍa a los partos normales. nes necesarIa.s al mejor cumphmlento ele cuanto

Art. 4.° Mediante los cursos de especializa- antecede.ción que se establezcan, los Ayudantes Técnicos Así lo dispongo por el presente Decreto, dadoSanitarios podrán obtener diplomas de aptitud en Madrid, a 26 de julio de 19S6.-FRA;NCISCOpara las funciones respectivas. FRA.NCO.-El Ministro de Educación Nacional,

Estos diplomas serán indispensables para ti- feSlís Rl~bio Gm·cía-Mina.

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TITULOS DE HONORA propuesta de los Colegios que a continua··

ción se indican, y con motivo de la festividaddel Dieciocho de Julio, han sido expedidos porel Consejo Nacional títulos de honor a favor delos siguientes señores;

ValenciaExcmo. Sr. D. Tomás Trenor Azcárraga, :\Iar-

qués del Turia.Excmo. Sr. Dr. Juan Barcia Goyanes.Ilmo. Sr. Dr. D. Miguel Benedito Fernández.Ilmo. Sr. Dr. D. Enrique Errando Villar.Ilmo. Sr. Dr. D. Antonio Llombart Rodríguez.Ilmo. Sr. Dr. D. Javier Vidal Jordana.Dr. D. Alvaro López Fernández.D,r. D, Sandalia Miquel Andréu.Dr. D. Rafael Vilar Sancho.Dr. D. Alfredo Tramoyeres Cases.Dr. D. José Si,amón Zubillaga.Dr. D, Miguel Carmena Villarta.

Dr. D. Francisco Bonilla ':-brtí.Dr. D. Manuel Picardo Ca,telló.D. Carlos Sentí Esteve.

BarcelonaDr. D. José Pascual Vila.Dr. D. Francisco García-Valdecasas Sautam¡.nía.Dr. D. Andrés Pie Jordá.Dr. D. Pedro Puig Musset.D,r. D. José Antonio Salvá PascualSr. D. David l'vIasalles Lafulla.Sr. D. Fr;:mcisco López GÓmez.Sr. D. Eduardo Cuenca FernándezSr. D. José Llirinos Veciana.Sr. D. .Antonio Saludes Sama.Sr. D. Jorge Orús Navarro.

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deiándolas magníficamente nuevas

ticantes turolenses. Sig-uiendo el orden rigurosoexpuesto en el prog-rama, y bajo una expecta­ción creciente, el Presidente, tras unas palabrasde salutación y recuerdo a los falle.idos, asícomo ligera síntesis de las cuestiones que afec­tan en el momento a la profesión en el planoprovincial, declaró abierta la Asamblea.

El Secretario dió lectura a continuación a lamemoria-resumen de actiVIdades durante los sie­te años transcurridos desde la Asamblea ante­rior.

Seg-uidamente el coleg-iado Sr. Pérez RiveraJesarrolló las dos ponencias sometidas a la con­sideración de los asambleístas, las cuales versa­ron sobre "Los problemas del Practicante enel S. O. E." y "Los problemas de A. P. D.".

La Asamblea, puesta en pie, aprobó por acla­mación las conclusiones, que han pasado al Con­sejo Nacional para su estudio y tramitación co­rrespondiente cerca de las autoridades.

En medio del entusiasmo g-eneral se aproba.­ron ig-ualmente un voto de gracias a la JuntaDirectiva por su gestión al frente del Colegioy otro de confianza.

Un animado coloquio sobre diversos asuntos.ajenos a los abordados en las ponencias, cerróesta interesante Asamblea.

La tónica dominante fué de plena y ordenadalibertad para exponer cuanto creyeron conve­niente los reunidos.

• ~~REPARACION de JERINGAS de VIDRIO

ASAMBLEA PRO­

VINCIAL

TERUEL

La Junta Directiva deeste Colegio, conscientede que no es más que uninstrumento al serviciode sus representados,decidió la celebración de

una Asamblea, poniendo para el éxito de la mis­ma todos los medios que estuvieron a su alcance.

Previa autorización del Consejo Nacional ydel Excmo. Sr. Gobernador civil de la provin­cia, se cursaron circulares a todos los colegiadosinvitándoles a su asistencia y pidiéndoles apor­tasen libremente las sug-erencias, proposiciones,etcétera, que creyeran más convenientes para elbien de la clase; requiriéndoles, asimismo, for­malmente para que cualquiera pudiera desarro­llar alg-una ponencia, aun estando fuera del temapreviamente aprobado en el programa de la Jun­ta de Gobierno.

Con asistencia de un número excepcional uecompañeros, de lo Que este Coleg-io ¡¡e cong-ratu­la y ag-radece, comenzaron las sesiones en elalón de juntas del domicilio social de los Prac-

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LA VACUNA B. c. G.

INMUNIDAD y ALERGIA EN TUBERCULOSIS

a) En la tuberculosis experimental.-Lainyección de bacilos de Koch virulentos aun animal sensible provoca la enfermedadhlberclllosa, evolucionando ésta según la sen­sibilidad de la especie animal de que se trate.En el cobaya, cuya sensibilidad al bacilo tu­berculoso es muy grande, la tuberculosis essiempre mortal, y sigue una marcha evoluti­va característica y constante: la inoculación

Por el Dr. FRANCISCO SEGARRA OBIOL(Tisiólogo por oposición del P. N. A. Médico asistente de los hO.':¡Ail;¡;":' de París)

D E todos es conocido que la vacunaciónintradérmica de bacilos virulentos no provo­B. C. G. contra la tuberculosis fué des- ca ninguna reacción Jocal inmediata; apare­

cubierta por Calmette y Cuerin y aplicada ciendo ésta a los diez o quince días en fonnapor vez primera en el hombre por Weill-Halle de un nódulo duro, qlle pronto se abre y pro­en 1921. duce una úlcera persistente hasta la muerte

Su innocuidad y su eficacia han sido de- del animal. Coetáneamente a la aparición delmostradas por su empleo en numerosos paí- nódulo, sobreviene la hipertrofia del gangli9ses durante más de veinticinco afias y en más linfático correspondiente. El estado general,de sesenta millones de sujetos. bien conservado durante las dos o tres prime-

Si no supiésemos que ha hecho falta más ras semanas, se altera rápidamente, y tras unde un siglo para que cesasen las críticas más estado de profunda caquexia, acaece la muer­violentas contra la vacunación antivariólica; te a las ocho o diez semanas de la inocula­si no tuviésemos en cuenta que aun hoy en ción.día se publican trabajos queriendo demos-- Sin embargo, esta infección mortal deter­trar la inutilidad de la vacuna antidiftérica, mina paradójicamente 1.fna reacción de de­cuando en aquellos países donde tal vacuna- fensa en el organismo enfermo, la cual seción se practica en gran escala la difteria puede pon;r en evidencia mediante el lla­ha desaparecido prácticamente y así otros mado «Íenomeno de KOCID>: si a un anhnaJmuchos ejemplos que podríam~s citar, que- previament~ inoculado, y tras una espera dedaríamos un tanto perplejos al ver la indife- cuatro ~ seIS .s;manas, s~ le pract~ca una s~­re.acia. la reticencia y aun la obtusa oposi- gunda myecclOn de bacIlos por VIa subcutá­ción de algunos, felizmente cada vez menos, nea, se observa que la evelución de las lesi?­al empleo de este precioso medio, cual es la nes provo.cadas por esta segunda inyeccionvacunación B. C. C. contra la tuberculosis. es muy diferente de aquella que habría de-

Para comprender el fundamento de la va- terminado la primer~ ~r;yección. Lo que v~­cllnación B. C. C., nos parece indispensable mas aho;a es la .~panclOn, ya,el segundo, ~larecordar los conceptos de inmunidad y aler- de la rem~culaclOn, de una. úlc~ra necroticagia en tuberculosis. q~Ie se vucla. ~ no tardar y CIcatrIZa en pocos

dlUs. La leslOn es fugaz y puramente local,no afectándose los ganglios linfáticos ni mo­dificándose el curso e\'olutivo de la enfenne­dad determinada por la primera inyección.

El fenómeno de Koch, pues, demuestI.l queel organismo infectado por el bacilo tubercu­loso adquiere una protección evidente, unacierta «inmunidad» contra una superinfeccióndel mismo germen. Pero, además, tal fenó'meno pone en evidencia una manera de reac­cionar «sui generis», en la que Pirquet re­conoció los tres elementos que caracterizan

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la alergia, a saber: el cronológico, la apari­ción de la necrosis a las veinticuatro a cuaren­ta y ocho horas, cuando la primera infecciónInicia b. reacción a los diez o catorce días; elualitativo: la primera infección causa un

nódulo, la úlcera y la difusión de la infección,y la segunda, una simple necrosis superficial,y, finalmente, el cuantitativo, la intensidad dela reacción en la reinfección.

La alergia de van Pirquet, además de porel fenómeno de Koch, se puede poner demanifiesto mediante las reacciones tubercuIí­"icas, únicamente positivas en aquellos orga­nismos que han sufrido la infección. Por elcontrario, la hlberculina no provoca reacciónalguna, incluso a dosis brutales, en aquellosotros vírgenes al bacilo de Koch.

Los organismos infectados presentarán,pues, dos propiedades, la alergia y la inmu­nidad, no idénticas, pero esh'echamente liga­das, y que se pondrá de manifiesto la primeramediante las reacciones tubercuHnicas, y lasegund<J., por una resistencia a la superinfec­ción.

b) En el hombre:-Los mismos hechosque acabamos de describir para el cobayatienen lugar en el hombre. Y así, la apariciónde la sensibilidad a la hlberculina se acom­paña de una cierta inmunidad ante una nue­va infección, puesta aquélla de manifiesto pordos hechos: .

1.0 La inyección de un bacilo tuberculo~o

no patógeno-el B. C. G., por ejemplo-pue­de desencadenar en ciertas condíciones lafOffi1ación de un fenómeno de Koch.

2.° La observación habitual de que aque­llos sujetos alérgicos a la tuberculinapresen­tan una gran resistencia a la superinfección.

Ahora bien: esta inmunidad adquirida esuna inmunidad relativa y, por consiguiente.i la primoinfección por Jos bacilos de Koch

vimlenlos no produce lma inmunidad abso­uta l es difícil creer que una vacuna pueda

obtener aquélla. Con la vacunación B. C. G.se pretende alcanzar lma inmunidad seme­jante a la que sobreviene tras la primoinfec­ción natural, sin los graves rlesgol'. a vecesmortales, de la misma.

EF1CACIA DE LA VACUNA B. C. G.

Sí cierto es que en aquellos sujetos vaCll­nados con el B. C. G. presentan una reaccióntuberculínica positiva y en ellos es dable ob­servar qne una reinfección de B. C. G. lespw(luce un fenómeno de Koch, ¿es ciertotambién que estos sujetos poseen, efectiva­mente, una resistencia adquirida 3 la conta·

mÍl1ación tuberculosa "imlenta? Este es elpunto crucial, y la respuesta viene dada porlos propios resultados obtenidos al aplicar engran escala la vacunación B. C. G. en el hom­bre.

Las publicaciones a este respecto son in­numerables, y todas concluyen en el mismosentido. Nosotros, a título de ejemplo, cita­remos solamente algünas de ellas.

Arenson, ele 1935 a 1938, vacunó con elB. C. G. a 1.551 sujetos, tomando otros 1.457como testigos, todos, naturalmente. en lasmismas condiciones de vida. En el año 1952.o sea quince años después de la vacunación.la mortalidad por tuberculosis se reparte delsiguiente modó: 65 muertos entre Jos testi­gos, contra 12 entre los vacunados. Es decir.entre los vacunados la mortalidad pO! tuber­culosis es cinco veces menor.

Heimbeck, de Oslo, el año 1926, de 787 en­fermeras tuberculin-negativas vacuna 551 ydeja de vacunar 284. A los doce años obser­va que la morbilidad y mortalidad tubercu­losa. en las enfermeras vacunadas son, respec­tivamente, de 24,1 a 2,1 por 1.000, mientrasque en las no vacunadas aquellas cifras seelevan a 141,2 y 14,6, respectivamente.

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Es c~lebTe la cxperiencia de la isla danesade Bornholm, en donde. en 1920, tras medi­das radicales, desapareció la tuberculosis bo­vina, disminuyendo la tuberculosis humana.Pero a partir de 1940 se practica la vacuna­ción B. c. e. a todo sujeto tuberculin-nega­tivo. El resultado ha sido apasionante, puesla morbilidad se ha reducido a un mínimo, eincluso a cero para la segunda infancia y ado·lescencia.

En el InsLituto Pasteur, y durante la ocupa­ción alemana, tuvo lugar tma experiencia tandemostrativa como espeluznante. Cierto nú­mero de niños anormales fueron inoculadoscon bacilos hlberculosos virulentos, despuésde que una parte de ellos habían sido vacu­nados con B. C. e., resultando que sólo losvacunados escaparon a la infección virulenta.

Los norteamericanos, en el Japón, han va­Olmado a 31 millones de habitantes, lográn.dose en el corto espacio de pocos años unareducciqn de la mortalidad desde el 28 al 18por 10.000.

Los ejemplos serían interminables. Báste·nos los citados como exponentes de la efica·cia profiláctica indiscutible de la vacuna­ción B. C. e.

TÉc=r-<lCA DE LA VACUNACIÓN

a) Selección de los sujetos a vacunar.­En principio, la vacunación B. C. e. debeestar reservada para aquellos sujetos vírge­HCS todavía al vacilo de Koch. Posteriom1en­te, sin emtargo, roe ha podido observar quela aplicación del B. C. e. a sujetos alérgicosa la tuberculina no tiene en ellos una influen­cia nefasta, e incluso ::.lgunos autores, espe­cialmente los brasileños, insisten en su efectobeneficioso; de aquí que apliquen la vacunade forma «indiscriminada», es decir, sin pre­vio examen de la reacción tuberculÍnica. Noobstante, aquí nos limitaremos a hablar dela vacunación de los sujetos no alérgicos. Demodo que el primer tiempo de la vacunaciónconsiste en el examen sistemático de la aler­gia, excepción hecha, claro está, de los re·cién nacidos en un medio no contagioso, loscuales, lógicamente, son alergo-negativos.

¿Cuáles sún los procedimientos de que dis­ponemos para descubrir la alergia de la tu­berculosis? Dos: las tuberculinas y el pro­pio B. C. e.

Tuberculinas.-EI número de preparadosexistentes es muy elevado, así como los pro­cedimientos de su aplicación. Nosotros sóloharemos mención de lo que tenga interéspráctico de aplicación en nuestro medio am-

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biente. Así, se puede emplear la «rnberculinabruta», que es la que se emplea usualmente,o bien las rnberculinas purificadas, ya seael P. P. D. de los americanos o la más re­ciente, IP 48, del Instituto Pasteur. Y de lastécnicas de aplicación citaremos las dos deopción: el parche de tuberculina (de Voll·mer. del Instituto Pasteur, o el de Leti) y lareacción intradénnica de Mantoux.

Sin abordar los pormenores de estas téc­nicas. de todos conocidas, no nos cansare·mas de insistir en que para que aquéllas ten·gan un verdadero valor, requieren ser reali·zadas con la máxima minuciosidad, teniendoen cuenta la «edad» de la tuberculina, esdecir, el tiempo que media entre su prepara­ción y su administración, técnica de aplica.ción impecable y, finalmente, lectura objetivae irreprochable de la reacción cutáne:l.

B. C. G.-«test».-Se funda en el fenómenode Koch descrito al prinéipio. En los sujetos\'Írgenes al baéilo de Koch y no vacunadoscon el B. C. e., la lesión local consecuti\'aa la inyección de B. C. e. no comienza ae\'olucionar hasta la tercera semana o mástarde. Por el contrario, en aquellas personasinfestadas por el bacilo de Koch o que yahan sido vacunadas con el B. C. e., una in­yección cutánea del B. C. e. les produce unalesión local de aparición precoz, en general,a las cuarenta y ocho horas, o en todo casoantes de los cuatro o cinco días. Este hechoentraña un interés práctico y doctrinal extra­ordinarios, puesto que se presenta, incluso,en aquellos casos en que las reacciones tu·berculínicas, aun a dosis brutales, han resul·tado negativas. Con este· procedimiento sedetectaría un nuevo tipo de alergia, la «aler­gia latente» de Saye, más tarde llamada porDe Assis «alergia infratuberculínica».

El B. C. G. que se emplea para tal reac­ción puede ser vivo o muerto aunque seapreferible el primero. El sistema de aplica­ción puede ser por escarificación o por víaintradérmica. Por escarificación, que elmétodo preferible, empleamos emulsiones de7,5 centigramos de B. C. G., tal como vienepreparada por el Instituto Pasteur, o bi n Ja~

ampollas preparadas por el Laboratorio Mu­nicipal de Barcelona. a la dosis de 10 centi­gramos por centímetro cúbico. La técnica quese sigue es análoga a la de Pirquet para latuberculina. Sc eonsideran positivas las reac­ciones que tienen, al :nenos. 2 milímetros deinduración.

Por vía intradérmicH emplearemos dosi.

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IDIDlmas del orden de 1-100 miligramos deB. C. G.

En resumen: para seleccioll(lr los objetosa vacunar, nos valdremos del parche de tu­berculina hasta la adolescencia. Posterior­mente haremos uso de la reacción de Man­lOl1X con tuberculina al 1 por 10.000. Si estaspruebas resultan negativas, nos valdremos delB. C. G.-«test», con el que se obtiene un ren­dimiento, es decir, un número de reaccionespositivas del 30 por 100 más que cuando seempleaba la tuberculina. En los años próxi­mos con seguridad que veremos sustituir lasreacciones sistemáticas con tuberculina porlas pruebas con el B. C. G.

b) La vacuna.-Las distintas cepas actual­mente existentes provienen todas de la cepainicial de Calmette y Guerin, preparada porel Instihlto. Pasteur, de París. Se presentabajo dos formas: emulsión para escarificacio­nes, que contiene 7,5 centigramos de B. C. G,por centímetro cúbico; solución para inyec­ción intradénnica que qontiene 0,5 a 1 mili­gramo por centímetro cúbico. El LaboratorioMunicipal de Barcelona prepara, a partir deIIna cepa de B. C. G. recién recibida de Pa­rís, ampollas con 5 centigramos en 2 centí­metros cúbicos de solvente para la vía diges­tiva, y para la vía intradénnica,inyectablesque contienen 1 centímetro cúbico de suspen­sión al 1 por 1.000. La suspensión para la\'acuD3ción por escarificación contiene 10 cen­tigramos por centímetro cúbico. La vacunaconserva su actividad ocho a diez' días en laoscuridad y en lugar fresco a más de 4°.

El Instituto Pasteur, para evitar los incon­venientes de la vacuna fresca, prepara, asi­mismo, una vacuna desecada liofilizada, cuyaactividad dura varios meses, y que se diluyeen el momento de su empleo.

c) Técnicas de aplicación.-Muchas sonlas propuestas: escarificación: intradénnica,

vía bucal, subcutánea, puncturas múltiples,etcétera, siendo las de mayor interés prácticolas tres primeras. .

Método de escarificacíones.-Las escarifi­caciones se hacen con la ayuda de un vacci­noestilo a través de unas gotas de B. C. G.previamente depositadas sobre la piel. Laevolución es simple: primero, una inflama­ción traumática que desaparece a los dos otres días. A las dos o tres semanas de la va­cunación se forma a nivel de las líneas de es­carificación un enrojecimIento e infiltraciónmás o menos pronunciados y que van a per­sistir durante uno a tres meses, borrándoselentamente.

En algunos casos la reacción puede ser másacusada, tomando un aspecto berrugoso oqueloídeo.

La cicatriz, en ocasiones, desaparece porcompleto; en otras persiste en fOlma de es­trías lineales depigmentadas, o, por el con­trario, restan cicatrices bastante extensas, es­pecialmente en los casos donde las escarifi­caciones han sido múltiples.

La alergia postvacunal, que se instala alcabo de mes y medio a dos meses, alcanza yrebasa la tasa del 95 por 100.

El punto de apli~ación electivo es la caraexterna del brazo en la unión de su terciosuperior con ¡us dos tercios inferiores. Elbrazo, en posición horizontal. El sujeto, in­móvil, para que la emulsión vacunal deposi­tada en la piel no resbale. La profundidadde la escarificación, lo suficiente para queaparezca un tono rosa, que tiñe ligeramentela emulsión vacunal.

La longitud total de la escarificación varíasegún la edad. Así:

Dos centímetros, en el recién nacido y hastaun año. Tres centímetros, de uno a tres años.

Cuatro centímetros, de tres a seis años.Seis centímetros, de seis a doce años.

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Doce centímetros, de doce a dieciséis años.Veinte centímetros, de más de dieciséis

afias. ~

El mejor trazado es tal vez en fomla deenrejado.

El resto de la vacuna que pueda sobrar enla ampolla se puede depositar directamentesobre la piel escarificada o sobre la compresaque se ha de aplicar en seguida, fijarla conesparadrapo y mantenerla durante veinticua­tro horas.

Vía intradérmíca.-Es de gran simplicidad.Consiste en la inyección intradérmica de1-10 centímetros cúbicos de una emulsión quecontiene de 0,5 a 1 miligramo de B. C. G. porcentímetro oúbico. Recomendable el mismopunto de aplicación correcta de la invección,así como una dosificación precisa. Para elloemplearemos una -buena jeringuilla graduadaen centésimas de centímetro cúbico y unabuena aguja de bisel corto. La contrapruebade la dosificación exacta nos la dará la di­mensión de la pápula intradérmica así obte­nida, alcanzando de 7 a 8 milímetros y con eltípico aspecto de «piel naranja».

Insistimos en que la dosific:Ición ha de serexactá, pues en caso de ser menor la canti­dad de vacuna inyectada, se corre el riesgode que la vacuna falle, «no prenda», o, porel contrario, si se inyecta en exceso, se puedeprovocar una lesión local extensa, antiesté­tica y con reacciones adenopáticas desagra­dables.

La pápula así obtenida desapareoe en me­nds de media hora. Excepcionalmente es po­sible observar dentro de las veinticuatro acuarenta y ocho horas primeras una reacci6neritematosa efímera en el punto de la inyec­ción. Entre los dieciocho a veinta días apare­ce un pequeño nódulo en el lugar de la vacu­nación, con la piel enrojecida, y que aumen­ta, alcanzando un volumen más o menos pro­nunciado. En la mayoría de los casos, la partecentral del nódulo toma un color rojo violá­ceo, se adelgaza hasta formarse. hacia la sextasemana, un pequeño orificio. por el que re­zuma una gota de serosidad durante una atres semanas, hasta fOfilarse una costra cen­tral. Unas semanas más tarde cae la costra,dejando una pequeña zona deprimida, quepersistirál en general, hasta el sexto mes.Posteriormente, la cicatriz se borra, permane­ciendo todo lo más una mancha pálida punti­forme apenas visible.

En un 40 por 100 de casos, el orificio punti­forme descrito se transforma en una auténti·ca úlcera de 4 a 8 milímetros de diámetro,

A?A

de evolución lenta, ~icalrizando a las seis Odoce semanas.

La vía intradénnica es más rápida que elprocedimiento por escarificación, el cual con·lleva algunos minutos cuando se practica co­rrectamente, y la cicatriz que pu€da dejar el!

todavía más discreta que la de la escarifica·ción. Por otra parte, si bien hasta la edadde diez a doce años los dos procedimientosdan resultados parecidos, por lo menos inme­diatos, a partir de aquella edad es netamentepreferible la inyección intradérmica.

Vía bucal.-Este, sin duda alguna, es elprocedimiento de elección y el que segura­mente llegará. a no tardar, a desplazar a losdemás. Y esto por varias razones: por SI\

simplicidad. No requiere instrumental algunoni ninguna técnica o maniobras especiales.Por su absolula inl1ocuidad. Por su demos­trada eficacia, en un todo comparable a la delos otros procedimientos empleados. Y, portíltimo, porque el criterio ele la vacunaciónha cambiado algo, como veremos luego, y hoyen día se consideran indispensables para lo·grar un máximo de eficacia las revacunacio­nes sucesivas.

La vacunación B. C. G. fué introducida enEspaña por Saye, en 1924, empleando la víaoral, si bien a las dosis bajísimas dictadas porCalmette.

En el recién nacido, '10 centigramos de va­cuna en dosis de 5 centigramos dadas con linoo dos días de intervalo en los diez o doceprimeros días de la vida. Se diluyen los 5 cen­tigramos en SO-40 centímetros cúbicos ele aguahervida, ligeramente azucarada, o leche, y sedan con biberón o a cucharadas, en lo posibleun cuarto de hora antes de la hora en quecorresponde dar alimento al niño. Ingeridala dosis, se dan otros SO-40 centímetros cúbi­cos de aglla hervida o leche para diluir lavacuna en el tubo digestivo.

La dosis de 10 centlgramos puede tambiéndarse de una sola vez y se emplea hasta loscuatro años para la vacunación y la revacu­nación.

En la infancia y adolescencia y en los adulotos, dosis de 20 ó SO centigramos en dos otres tomas de 10 centigramos, o en Una solacon mayor canlidad de líquido, 40, 50 ó 60centímetros cúbicos, lambién seguidos de latoma de agua, y para la revacunación se uti·liza la dosis de 10-20 cen ti gramos.

Remarcamos que cuando se emplea la víabucal y se ha practicado el B. C. G.-«test»,es decir, la previa investigación de la alergiamediante el B. C. G., sirve tal procedimiento

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como contraprueba del resultado de la vacu­nación, puesto que en el caso de que ésta«prenda», como ocurre en el 95-99 por 100 delos casos, aparecerá en el sitio de la escarifi­cación, a partir de la tercera semana, unareacción positiva, tal como arriba hemos des­crito.

COMPLICACIONES DE LA VACUNfl.ClÓN

Se puede afirmar categóricamente que lavacunación B. C. G. jamás ha producido com­plicación alguna grave.

Es necesario distinguir a este respecto loscasos vírgenes al bacilo de Koch y aquellosotros en período antialérgico, o cuya alergiano ha sido puesta de manifiesto, bien por nohaher sido estudi:lda, bien porque la pruebautilizada haya resultado erróneamente nega­tiva.

a) En los sujetos vírgenes al bacilo deKorh.-El «estado general» no se afecta enabsol to .Todo lo más se presenta a los vein­ticinco a treinta días una reacción febrículadl"l orden de 87,5° y que dura tillOS diez aveinte días; reacción excepcional cuando la"ía empleada es la bucal y de un 3 por 100coando se emplea la escarificación o la víaintradérmica.

Es rarísima 1.1 aparición de eritema nodoso,('xantemas más o menos fugaces o de quera,titis flictenular, manifestaciones todas ellasbenignas. Mande, por ejemplo, resefla cuatro'asas de eritema nodoso entre 2.800.000 su­'{'tos vacunados por vía intradérmica en Afri­ca del Norte.

Las «complicaciones locales» son las únicasqll en la práctica se pueden observar, y aunsólo con las técnicas de vacunación cutánea.$¡-> trata siempre ?e complicaciones mínimas,

sin importancia algwla: bien un retardo enla cicatrización del punto de vacunación (seismeses cuando más), una ulceración que al­canza o rebasa los 10 milímetros, o bie~ unpequeño absceso subcutáneo.

Otra de las complicaciones son las «ade­nitis supuradas». No nos referimos al engro­samiento más o menos pronunciado de losganglios regionales correspondientes al puntode inoculación cutánea o de los ganglios me­sentéricos en el caso de la vía digestiva, tiem­po éste de rigor en la evolución normal dela vacunación, sino en los casos con adenopa­tías voluminosas del tamaño de una nuez ode un huevo, y más aún en los casos conadenopatías supuradas, que fácilmente fistuli­zan. No obstante, la resolución de estos casosno es dificu}tosa. Unas veces, la mayoría, yotras, más rebcldes, mediante inyección intra­ganglionar de una solución de estreptomicina(1 gramo en 20 centímetros cúbicos de suerofisiológico).

b) En los sufetos ya primoínfectado..s.­Cuando la vacunación se practica en sujetosprecisamente en el período de incubación dela enfermedad tuberculosa, el llamado perío­do antialérgico de Debre (el tiempo que me­dfa entre el ingreso del bacilo de Koch en elorganismo y la aparición de la alergia a latuberculina), y que dura de tres a seis sema­nas. o bien se practica en sujetos ya primo­infectados, las complicaciones posibles sonanálogas a las descritas, pero de mayor in­tensidad y de aparición precoz y con una pe­culiaridad: que así como en los vírgenes laalergia aparece a las tres a seis seman~, enlos ya infectados hay una exacerbación in­mediata de la misma, puesta de manifiestomediante las reacciones tuberculínicas o conel B. C. G.-«test».

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Cuando empleamos las técnicas de vacuna­ción cutáneas observamos en los casos quecomentamos la aparición de un fenómeno deKoch a los dos o tres días de la vacunación.

Insistimos en que las complicaciones de lavncunación, incluso en los sujetos ya primo­infectados, son PO! completo beIlig]}a:~

LA REVACUNACIÓN

En medio supuesto sano.-Saye revacunacada seis meses en los dos primeros años yluego cada tres o cuatro años, practicandopreviamente cada vez la prueba del parcheo intradérmica en concentración débil, parareconocer si el vacunado ha sufrido la infec­ción viru.lenta y para percatarnos del gradode alergia persistente de las vacunaciones an­teriores.

Fourestier preconiza la prueba cutánea delB. C. G. anual, la cual serviría, al mismotiempo que para detectar la alergia, comomicrovacunación o vacunación «rappel».

En medio sospechoso de contagio o conta­gioso.-Cuanto mayor sea el riesgo de con­tagio, la revacunación ha de ser más frecuen­te, aumentando así el valor de protección dela vacunación ante la infección virulenta.

En los medios sospechosos de contagio re­vacunaremos cada dos, tres o cuatro meses.

En los medios donde viven enfermos eli­minando bacilos, vacunaremos cada quincedías, como dice Saye, cada mes, como preco­niza De Assis, o cada dos meses.

La dosis de revacunación utilizada es lade 10 centigramos por vía digestiva, practi­cando exámenes clínicos, radiográficos y alér­gicos periódicamente y no interrumpiendo larevacunación sino ante procesos patológicosevolutivos.

No nos podemos adentrar aquÍ en los interesantes trabajos publicados el pasado añode Felber, de Kraus y Dvorack y de otrosencaminados al estudio comparativo de lasreacciones tuberculínicas y de las del B. "G.,con el fin de llegar a discriminar en un su­jeto el grado de alergia e inmunic1ad fr ntea la tuberculosis. Parece ser que el gradomáximo de inmunidad antituberculosa quecorrespondería a una pegativización de la!;reacciones tuberculínicas con persistencia dela prueba del B. C. G. positiva, fenómenoéste que se logra alcanzar mediante una re­vacunación iterativa persistente.

El hecho de que con las bajas dosis dadaspor Ca1mette se consiguiesen resultados in­constantes en los virajes de las reacciones tu­berculínicas tras la vacunación «per os», hizoque esta vía cayese en descrédito en la pro­pia Francia, en donde los procedimientos másempleados son la escarificación y la vía intra­dérmica, excepción hecha. vale el decirlo, deFourestier, Etienne Bernard y de otros auto­res, quienes han seguido, por lo menos enestos últimos años, las ideas tan firmementedefendidas por De Assis, y, sobre todo, denuestro compatriota Saye. Precisamente, enel momento de finalizar este trabajo, nos aca­bamos de enterar de fuente directa de queel Comité Nacional de Defensa contra la Tu­berculosis de Francia va a dictar normasaconsejando como vía de eleccíón para la va­cunación B. C. G. la vía bucal.

Nos sentiríamos colmados de satisfacción sila lectura de este artículo aportase, por lomenos, un provecho: el despertar y ahincaren la conciencia del sanitario la necesidadperentoria e incontrovertible de la vacuna­ción B. C. G.

(Medicamenta, núm. 283.)

Segundo Ejercicio de las Oposiciones de A. P. D. (Oral)El más dificil e interesante, por la legislación sanitaria que contiene. Deben adqui­

rirlo no solamente los señores opositores. sino también todos los señores practicantes queejerzan como titulares para conocer bien sus derechos y deberes (permutas, licencias,ascensos, permisos, etc.).

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La fracturas de la base delPor el Dr. GIMILLO

(Teruel)

,craneo

NUESTRO propósito solamente es resu­mir el extenso capítulo de la Patología

Quirúrgica, que estudia las' fracturas de labase del cráneo, explicando de una mane­ra co~isa su mecanismo de producción, susintomat logía y la forma práctica como de­ben ser tratadas, tenÍl;mdo en cuenta los re­sultados de nuestra experiencia.

La base del cráneo se fractura raras vecespor un traumatismo directo debido a que loshuesos que la forman están muy bien prote~

gidos y solamente un instrumento punzanteque atraviese la órbita, las fosas nasales o laboca puede llegar a ella; también en el casode proyectiles.

Lo corriente es que se produzcan de unamanera indirecta por acción de choque trans­mitida a través de huesos rígidos, que reci­ben y distribuyen la fuerza vulnerante aca­rreando el estallido (verdadera contrafrac­tura o fractura por contragolpe) de la partemenos eláctica y más débil que es la base dela hipotética esfera craneal.

Es el caso de las caídas sobre el mentónque producen fracturas de la glenoides deltemporal, las caídas de pie, de rodillas o so­bre los isguiones, que fracturan el rebordedel agujero occipital; la caída sobre nariz,que fractura la lámina cribosa del etmoides;los recios golpes sobre un polo del cráneo,que en virtud del irradiación por líneas yareconocidas experimentalmente y en cuyadescripción no entramos, producen tambiénfisuras de uno u otro departamente basalque son prolongación de la fractura de bóve­eh correspondiente; por último, la compre­sión violenta sobre dos polos opuestos delcráneo que origina fracturas que comienzansiempre por la base.

En los tratados de Traumatología se des­cdben minuciosamente los diversos tipos defracturas indirectas de base agrupadas en trestipos principales: fracturas del departamen­to anterior (entrebotante frontoesfenoidal),fracturas del departamento medio (entrebo­tan te esfenopetroso) y fracturas del departa­mento posterior (entrebotante petroaccipital).

En general, podemos decir que son parti-

Dedicado a nuestro Practicante y ami­go don Miguel Cea, recientemente acci­dentado.

culannente débiles el ala menor del esfenoi­des y la zona del peñasco del temporal quecorresponde al conducto auditivo externo.

Síntomas y diagnóstico.-Aparte de los sÍn­tomas cerebrales que estudiaremos última­mente, las fracturas de la base por sí mis­mas nos dan signos clínicos que son sufi­cientes para el diagnóstico, incluso de locali­zación; éstos son:

1.° Salida de sangre, líquido cefalorraquí­deo o masa cerebral por el oído y más rara­mente por la nariz.

2.° Equímosis tardíos.8.° Trastornos funcionales de los pa~

craneales.4.° Roentgenografías positivas.La otorragia o salida de sangre por el oído,

también llamada signo de Laugier, es debi­da a la rotura del peñasco o más comúnmen­te de la fosa media. Para que se presenteprecisa que la fisura de la caja se propagueal conducto auditivo externo rompiendo eltímpano; no obstante, puede presentarse sinfractura de la base, lo que se presta a diag­nósticos erróneos; esto ocurre en caídas sobreel mentón cuando el condilo del maxilar rom­pe el conducto auditivo externo y también ensimples perforaciones del tímpano. En am­mas casos la hemorragia es menor, se cohi­be antes y la otoscopia no nos mostrará lacaja llena de grangre.

Las epistasis o hemorragias nasales indicanfractura del departamento anterior de la ha­se, pero para que tengan valor diagnósticoprecisa qne el golpe no haya sido sobre lanariz.

La salida de líquido cefalorraquídeo poroído, mezclado generalmente con sangre,justifica por sí la presencia de una fracturade base de cráneo, ya que éste no puede deninguna manera salir al exterior si no es porabertura de los espacios subaracnoideos, pre­via rotura de la duramadre, del peñasco ydel tímpano. Cuando haya dudas sobre sies o no líquido cefalorraquídeo, el Laborato­rio nos lo aclarará al demostrar su pobrezaen albúmina y su riqneza en cloruros.

Las equímosis características de estas frac-

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tUTas se presentan sobre lodo en la conjunti­va bulbar y parpebral y aun en la piel delos párpados (ojo en anteojo) por rotura delos compartimentos anterior o medio; a ve­ces en región mastoidea por rotura de lasporciones escamosa o mastoidea del tempo­ral y más raramente son faríngeas o cervica­les, cuando la frachlTa es de compartimentoposterior.

Para que las equírnosis tengan valor hande ser tardías, o sea de aparición días des­pD~S del accidente, pues las precoces tradu­cen más bien roturas de vasos de las partesblandas de la cabeza.

Cuando la cantidad de sangre derramadaes grande se acumula en el espacio celularretroocubr y origina la propulsión del ojo oexoftalmos.

Los nervios craneales es frecnente sean le­sionados pOt la línea de frachna en el tra­yecto que siguen en re~ación con la base, pro­duciendo su arrancamiento, contusión o in­cluso también su compresión hemorrágica anivel de su origen. Se producen por estosmutivos parálisis precoces del facial o de losmotores del ojo, más raramente de los demáspares cmneales (óptico, trigémino, auditivo yolfatorio); otras veces son parálisis tardías,cuando pasado bastante tiempo, una exósto­sis'ngloba el nervio.

Según cual sea el nervio lesionado, la sim­ple inspección de estos traumatindos nospernJitirá recoger con cierta frecuencia al­guno de los siguientes síntomas: desviaciónde la boca bacia el lado sano, el 'no poderocluir el ojo ni levantar la cej_. extrabismos,ptosis parpebral superior, miosis, ceguera,sordera, vértigos, pérdida del olfato, etc.

Es de interés, en los casos dudosos, la con·firmación radiográfica de la línea de fractu·ra, lo que sólo es posible en un 30 por 1de accidentados, si se emplean las lécnicascorrientes; mayores posibilidades nos da laobservación estereoscópica.

Cuando con los signos ar.leriorrnente ex­puestos no sea suficiente para establecer eldiagnóstico de certeza y sólo .entonces del»

. mos recurrir a la punción lumbar que nosproporcionará un líquido teñido de sangre ycon cifras de tensión a veces altas medidascon manómetro de Claude.

En los frachlrados de base de cráneo suelepresentarse un síndrome cerebral mM o me·nos intenso que sigue unas veces inmediata­mente el trauma (contusión o conmoción ce­rebral) y otras aparece tras un intervalo li­bre (compresión cerebral) por hematoma ex­tradural, por bloqueo de las vías de des?giiedel líquido cefalorraquídeo o hidrocéfaloagudo, y también por edema de tumefaccióncerebral traumática.

La conmoción cerebral, causada por la lre­pidación y contragolpe del encéfalo 01 defor­marse bruscamente el cní.nf'o plr el trauma­tismo con la correspondiente allcmia y ml­crolcsiones del tejido noble, hace que el pa­ciente presente Hn ligero ento.pecimiento cerebral despllé~ de,la inslantnnea pércli(}a (le!

conocimiento en los casos más leves (clásicacaída :le p.icador); ('~1 los ji ¡¡:s ~n[('ns()s hay yasomllOJ('JJCJ;1 C()!l!('stnndOflos a laS plcgll1l1a~ (¡

bkn sopor ('11 que no contesta. pero H.'.lrcio­na a los estímulos (pinchazo.s, por ejemplo)y en los muy graves se presenta el coma eJIque ni contesta ni reacciona a los estfrnlllo~

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El cuadro de la comnOClOn cerebral vaacompañado en el 90 por 100 de los casosdf' amnesia retrógrada, no recordando el su­jeto cuando mejora nada relacionado con elmomento del trauma, a la vez qt:e le quedanreliqnias postconmocionales del tipo de c~Ía­

leas per istentes, excitación y neurastenia.Cuando se presenta aumento de la presión

intracraneal después de nn intervalo lúcido,decimos que hay compresión cerebral, la quese traduce clínicamente por la aparición detm pulso lento de menos de 60 pulsacionespor minuto, muy tenso, gran retardo o granaceleración del número de respiraciones, l:u­pila dilatada y rígida del lado lesionado yparálisis, convulsiones y Babinski positivosdel lado opuesto; edema de papila al examende fondo de ojo; vómitos en proyectil, etc.

Las fracturas de la base del cráneo, comu­nicantes casi siempre con los orificios natu­rales, pueden complicarse pasados unos díasdel accidente con la aparición de una menin­gitis secundaria otógena o rinógena, sobre to­do si había ya o se presentó en el curso Geltratamiento una otitis o una sinusitis para­nasal de las que partiría la infección ascen­dente.

Entonces el enfermo presentaría cefalea in­tensa, inquietud creciente, rigidez de nuca,signo de Keming positivo, hipertermia y lí­quido cefalorraquídeo con aumento de célu­las y las bacterias correspondientes. Hoy día,en la era de los antibióticos, esta eventuali·dad se presenta excepcionalmente.

Las fracturas de la base del cráneo conso­lidan en parle mediante la formación de uncallo óseo, pero en algunos puntos la reuniónde los fragmentos se verifica sólo mediantelejido conjuntivo fibroso. Es a través de estetejido por donde pueden llegar los gérmeneshasla las meninges, p5.sados meses e inclusoaiíos después del accidente, produciendo ab­cesas o meningitis tardÍ3s.

Pronóstico. - Según estadísticas recientes,la mortalidad lotal por fracturas de la basedel cráneo es de un 45 por 100, muriendoun 35 por lOO en el Jugar del accidente o enlas primeras cuarenta y ocho horas, y sóloun 10 por 100 despups de ellas, siendo excep­cionales las complicaeiones letales después delos quince días. Hoy día han perdido, pues,gran P'U'te de su m31a fama estas fracturas, yaun la perderán más a medida que los Mé­dicos encargados dFo su tratamiento sean más<Jlentíficos y menos trepanadores.

Tratamiento U conducta a seguír con losfracturados de base del cráneo.-Las fractu-

ras de la base del cráneo simples o irradiadasa la bóveda siempre que no presenten hun­dimiento en el lugar del golpe, deben ser tra­tadas médicamente.

Sólo cuando la fisura de base vaya asocia­da a una fractura por impresión de bóvedahabrá que verificar quirútgicamente la repo­sición de los fragmentos, si es posible, y sino lo fuera deberán retirarse en bloque lasesquirlas, y esto sólo si dan síntomas de com­presión cerebral o el hundimiento correspon­de a zona motora con el objeto de prevenirla aparición posterior. de una epilepsia trau-·mática.

También hay que resolver, mediante la co­rrespondiente intervención, los hematomasintracraneaJes compresivos cuando existan.

Ha pasado, afortunadamente, la hora dela intervención quirúrgica en todo fractura­do de base de cráneo, recomendada antigua­mente con el fin de evitar la posible apari­ción de un síndrome de hipertensión cranealo de una meningitis; trepanaciones profilác­ticas de eficacia más que dudosa que ya nose realizan en la actualidad nada más que porcirujanos (furibundos trepanadores) siemprepoco científicos, que miran más que el interésdel enfermo el suyo propio.

Intervenir sin necesidad a un recién trau­matizado de base de cráneo es exponerlecon la anestesia y nuestJas maniobras a undesenlace precoz o a un desenlace tardío pormeningoencefalitis quirúrgica, cuando se hademostrado sobradamente que mueren me­nos con tratamiento médico reglado.

No olvidar que los fracturados de base delcráneo no mueren por su fractura, cuyo in­terés es secundario, sino por las lesiones con­comitantes del encéfalo cuando correspondena centros vitales, y contra éstas la cirugía ca­rece de recursos eficientes.

Si pasados dos días apareciera el síndromepostraumático cerebral hipertensivo origina­do sobre todo por el edema del cerebro y suscubiertas, entonces nuestra actuación debeser la siguiente:

a) La práctica de una craniectomía des­compresiva por uno ue los dos procedimi.3n­tos clásicos: trepanación temporal de Cus­hing o trepanación subocipital de Ody. Ope­raciones éstas que deben quedar reservadasa contadísimos c~sos graves de tumefacción .cerebral irreversibles al tratamiento médicode urgencia.

b) Las punciones lumbares repetidas dia­riamente con las que se extraen 00-40 c. c. delíquido cefalorraquídeo, con lo que se con-

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solamente si aparecen síntomas evidentes dehipertensión craneal.

En esta primera fase del tratamiento ex­pectante de estos accidentados, que general­mente están sin conocimiento, hay que vigi­larlos atentamente, registrando gráficamentecada seis horas los siguientes datos: pulso,frecuencia respiratoria, presión sanguínea,temperatura, repleccien de vejiga urinaria,etcétera.

Pasadas las cuareRta y ocho horas, si eldiagnóstico de fractura de base del cráneo nofuera seguro, se le pueden practicar al pa­ciente las correspondientes radiografías, pun­ción lumbar, etc., y si, .[X>r el contrario, laotorrea o la rinorrea de líquido cefalorraquí­deo nos lo aseguran rotundamente, estas ex­ploraciones no son necesarias y sí molestan yperjudican inútilmente.

Si aparecen algunos signos de compresióncerebral ya hemos dicho cómo han de tratar­se médicamente con bastantes mejores resul­tados que si les practicamos una trepanacióndescompresiva.

Pasados los primeros quince días, lo másseguro es que no presente más síntomas quelos secundarios a la conmoción: cefalea, la­bilidad psíquica, astenia muscular, flaquezade memoria, vértigos al incorporarse brus­camente, deficknte capacidad de concentra­ción, insomnio, etc., que serán mayores enpacientes con acusada personalidad psico­neurótica. Entonces ya podemos permitir quese ~vante dos horas por la mañana y dos porla tarde, con relativo aislamiento para queno le exciten las visitas.

Su alimentación durante algún tiempo, abase de dieta de fácil digestión, pobre en salcomún y con restricción de líquidos (no más:de UA litro al día).

Sedantes del tipo del bellergal, serenol ybromocalcil, si los precisa.

Si quedase algún trastorno pasado un mes.del traumatismo sería muy conveniente quele viera un neuropsiquíatra para que le prac­tique una minucio.sa exploración clínica, y enalgunos casos encefalográfica.

Es de recomendar visita periódica a su mé.·dico dé cabecera durante tres meses, y siem­pre que tenga el menor proceso inflamatorio­de nariz u oído que le trate el otorrinolarin-gólogo. .

Durante medio año no debe efectuar tra­bajos que requieran esfuerzo físico o intelec­

. tual; los viajes y deportes tampoco son acon­sejables.

sigue una relativa deseompresión. Si a ellasse asocia la dieta seca (medio litro de líqui­dos en las veinticuatro horas), la adminis­tración de purgantes salinos deshidratantes,las inyecciones de 20-40 c. c. de glucosmón,la transfusión de plasma aoncentrado, la in­gestión, si es posible, de una dosis suficientede resinas sintéticas eliminadoras de sodio(kationum) y otras medidas destinada~ a con­seguir por deshidratacion la disminución del .edema cerebral, es lo más probable que sal­vemos al fracturado de todo peligro.

Según hemos dicho, pocas veces, pues, haynecesidad de intervenir, y aun en ellas laoperación ha de ser de las llamadas retarda­das casi siempre, por lo menos después deque el «shock» haya desaparecido, ya que in­tentar otra cosa antes significaría ir irremisi-blemente al fracaso. .

Durante las primeras cuarenta y ocho ho­ra¡¡ el fracturado de base de cráne0 ha detratarse de la siguiente forma:

Repc50 en cama en decúbito supino, sinque resulte frecuentemente favorable su tras­lado de momento a centro quirúrgico.

Bolsa de hielo sobre la cabeza, y si apa­reciese hipertermia, envolturas humedecidasen agua helada.

Si está excitado, luminal y sulfato de mag­nesia, nUJílca morfina ni sus derivados, quedificultan la actividad del centro respiratorio

Cuando se presenten crisis respiratorias ehipotensión, coramina endovenosa e inhala­ciones de oxígeno.

Si aparece congestionado con disnea, espu­ma en la boca, crepitación traqueal y otrossíntomas de edema pulmonar,. se le practicauna copiosa sangría y se le administra porvía endovenosa de 2 a 5 c. c. de una soluciónde n~)Vocaína al 2 por 100.

Para prevenir la infección de meninges serásuficiente el inyectarle penicilina cada treshoras y terramicina intramuscular cada doce.

Mientras no recupere el conocimiento sualimentación será exclusivamente agua azu­carada dejada verter en su boca medianteuna esponja embebida en ella, y si dichoestado se prolongase más de doce horas se leadministra a través de sonda nasal una mez­cla de zumo de uva (Zumel o Mostelle) conagua, leche, yema de huevo y azúcar.

Hasta que no hayan transcurrido las pri­meras cuarenta y ocho horas la punción lum­bar no debe practicarse .[X>r peligrosa ni si­quiera como medio diagnóstico, y después

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la psicología en la educación espiritual y moral del niñoPOl J. DE S. G.

(Colegiado número 279 de Salamanca)

A Fina, joven M.trona y simpática as­turiana.

•"Una mala educación compromete va­

rias generaciones." (BRUEYS.)

E L desarrollo de las facultad~~ intelectua­les del niño es la base necesaria sobre

la cual ha de fundarse la ciencia de la edu­cación.

Las ciencias naturales estudian al hombrecomo un objeto, romo un ser natural, y some­tiendo su vida a la necesidad de las leyesnatlJTales. La íilosofía aspira a estudiar alhombre corno sujeto, como órgano en la na­turaleza de la conciencia y del pensamiento,como creador de los valores que proyecta enel IIiundo, y re~pecto del cllal. éste se. subor­dina lealmente. La psicología contemporáneaha querido a toda costa estudiar al hombredesde el punto de vista de las ciencias na­turajes; ser una ciencia natural. Así, se con­sidera a la psicología como una rama expe­rimental v pur~mente objetiva de la ciencianatural.

En la actualidad el estudio de la psicolo­gía infantil no es solamente una base pedagó­gica, sino que constituye también un método;ponlue el COJl()c:miento particular del niño,por parte de In;; padres, educadores y maes­tros, se consider:t hoy como medio necesarioa la acción educadora, sobre todo desde quela enseñanza ha venido a ser el deseo deuna educación efic~z.

Eno obliga a estudiar el alma del niño; aconocerla para puder así liberar su razón, suimaginación, <¡u ~entimiento; pero para queesta liberación liO conduzca al desenfreno ya la anarquía, tiene que buscarse una limi­tación; se hace preciso concretar las energías,sometiéndolaii a los dictados de la razón yde la ley; es neeesario, en suma, disciplinar,esto es, educar.

Los padres y los maestros que no sepanobservar al niño estarán incapacitados parahacer del proce'iO educativo una labor viva,oportuna y adaptada a las exigencias del es­píritu del niño .~n cada momento de ese pro·ceso y dispuesta a toda clase de tanteos y aunde rectificacione:i. No sabiendo observar alnifio y partir de esta observación de cada

momento para su labor, teniendo en ella suespíritu siempre atento y su personalidadsiempre en juego, sabiendo también respetarla del niño.

El educador necesita una preparación sóli­damente científica. La ciencia tiende a lo ge­neral: el cientíiJco tiene que elevarse a logeneral desde Jo particular; pero elevarsewno mismo, no ser elevado. Sólo cuando seha logrado conquistar una verdad generalmediante observaciones de lo particular lo­graremos: primero, aprender a observar loparticular; segundo, aprender el valor de lasverdades generales.

Manos toscas e incomprensivas de maestrosy educadores perturban a veces el equilibriode la obra educadora y del espíritu humano,sometiendo a los individuos a influjos inade­cuados para su actual situación espiritual, yse sorprenden luego del- fru to de la obra: elniño rebelde o masas revolucionarias.

La educación de la familia, si fuera siem·pre posible, sería superior a toda otra. Esinfinitamente más accesible a la acción de laeducación quien ha sido criado p<;>r una solapersona, sobre todo si ha tenido la suerte deque esta persona fuera su madre. Pero hayque reconocer que la educación 'doméstica noes de ordinario más que un ideal irreali:tabJe.El mal de la escuela común es el de que reÚJIepara darles una enseñanza unifdnne a niñosmuy diferentes, muy desiguales moral e in­telectualmente.

El gran defecto de la educación en l'omúnes que se habla en los mismos térininos atodos los niños. Sean débiles o fuertes, se lespropone las mismas dificultades que vencer;tengan el paso rápido o lento, se les conducepor los mismos caminos y del mismo modo.

Toda educación debe llevar consigo «auto­ridad y amaD>: dos auxiliares cuya acción estanto más importante cuanto que se infiltraen la educación moral. Esta es una razón máspara preferir la educación doméstica a lacomún.

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La autoridad pertenece, naturalmente, al-padre; a la madre, el privilegio del amor.Ellos, a costa de sacrificios sin fin, llegan adescubrir mejor que nadie las necesidades

·del niño; ellos saben encontrar el tono fami-liar que se armoniza con los ·tiernos senti­"mientos del niño, y cuyo dulce poder, si no'es empleado torpemente, nunca deja de pro­ducir su efecto.

A un educador cualquiera es, evidentemen­te, imposible pedirle el mismo amor, la inis­ma fuerza de afección penetrante. ¿Cómo elmaestro, cuyo trato es pasajero, podrá ejer­cer sobre sus discipulos el mismo ascendien­te que la familia, que persiste y que desdesu nacimiento ha envuelto al niño con suternura, en continuo acuerdo de sentimientosy hábitos? La autoridad y el amor son, tantoen la escuela, en la medida en que allí puedausarse, como en el hogar, los más preciososcolaboradores de la disciplina, y seguiránsiendo en adelante los puntos de apoyo mássólidos de la verdadera educación y de lacultura moral.

La cultura moral, así como la intelectual,tiene su punto de partida en la experienciadel niño. El mundo y la naturaleza hacenmucho más en el bien del discípulo que laeducación propiamente dicha. Sólo que la ex­periencia moral del niño, así como su expe­riencia intelectual, es limitada y estrecha. Es,pues, indispensable el que la instrucción con­tribuya a extender el campo de la experien­cia obrando para ensanchar el corazón, paracombatir la tendencia al exclusivismo, parafpnnar un alma completa. Y es esto, además.p~ra corregir las malas influencias de la ex­periencia, para remediar los sentimientosegoístas, las antipatías, las aversiones queP'\Jedan engendrar los azares de la vida enla infancia.

Los niños no S0n malos; lo que pasa esque no los entendemos, lio los comprendemos.1V~vep en un mundo tan distinto al nuestrd!La maldad de los niños proviene d<J la tor­peza de sus padres.

Al niño se le ha de imponer una sumisiónpasiva hasta que nazca en él la voluntad; esnecesaria en razón a su irreflexión. Hace po­sible las primeras enseñanzas, porque no po­dría instruirse a niños insumisos e indiscipli.nados moralmente. El educador trabaja elpresente: la educación lo hará para el por·venir. Pero siempre ha de predominar la bon­dad, la dulzur~ y la paciencia.' En la ame·naza, la vigilancia, los castigos, se dulcifica­rá su rigor. Se reprenderá sin cólera, peroenérgicamente, sobre todo la mentira, por laque el niño siente verdadera predilección.

Las prohibiciones se reducirán al mínimo,porque deben dejar el campo libre a la ne­cesidad de actividad del niño tod3s las vecesen que no haya ningún peligro de dejarlesuelta la brida. La vigilancia también se hade restringir; el exceso de vigilancia tiene elinconveniente de que incita al niño a haceruso de la astucia y subterfugios. En esto hablopor propia experiencia en mis años de inter­nado. Bajo la tiranía de una vigilancia estre­cha, indiscret~ y continua. el niño no podrátener valor ni seguridad. Les f" ltará el espíoritu de iniciativa. Los niños deben ser ex­puestos al peligro si se quiere que lleguen aser fuertes. El carácter firme y. fuerte. que setrata de desarrollar, y cuya formación seráel fin esencial de la cultura moral, no se ad­quiere sino por la acción, por el ejercicio dela voluntad. Es necesario, pues, que la dis­ciplina no use una vigilancia policíaca. Laeducación sería Ulla tiranía si no hubiere li­bertad.

En ningún caso es conveniente discutir ,conlos niños ni permitirles regatear la obedien·cia; nunca se revocará una orden; ni repren·der pomadamente, en vez de corregir conrapidez; y jamás castigar con injusticia, pro­meter lo que no puede cumplirse y amena­zar en vano. No pegar para al poco ratomimar.

La corrección debe ser siempre más severaque frecuente, siendo de absoluta necesidadque entre el padre y la madre haya, para

..Con ieringa ALADA y aguia SAETA

i Qué b ie n

·$unrinistros Clínicos LOREN

se nyectal

Borre", 80 - BARCELONA

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corregi r, perfecto acuerdo; siempre ha deprocurarse no recordar al niño errores come­tidos que hayan sido perdonados. Es necesa­rio contenerlos desde su más temprana edad,si no se quiere correr el riesgo de no poderdominarles jamás. Siempre se cuidará de des­pertar su alegría poniéndole en guardia con­tra el egoísmo, la mentira y la pereza. Saberpremiar su~ méritos y recompensar sus bue­nas obras.

Los castigos son necesarios, pero se dife­rencian mucho unos de otros. No usar el lá­tigo, sino la convicción, para que el niño sedé cuenta de que no ha obrado bien. El cas­tigo es un mal necesario que no es posibledescargar del papel de educador. El educa­dor es un artista a su modo, y el hacer unaobra de arte lleva sus podas y mutilaciones.

Régimen alimenticio, abundante, sano y nu­tritivo; el pedagógico, suave y poco exigente;la disciplina, fundada en la persuasión y noen el temor; la educación física, basada sen­cillamente en el juego.

Estas observaciones, que he podido hace)sobre niños que trato diaIÍamente, no es queconsidere como definitivos los resultados ob­tenidos, sino que los doy por lo que puedanservir de aliciente y ejemplo a otros eshldiosmás perfectos que completen y perfeccioneneste trabajo.

El valer de un hombre se mide, no por susaber. sino por su querer. Es decir, que lacultura moral, que forma la voluntad, es másimportante aún que la culmra intelectual,fuente del saber. La instrucción no tiene va­lor sino cuando tiende a fines morales. Laidea de la moralidad debe dominar toda laenseñanza. La virtud es el fin supremo a laeducación.

En mi modesto criterio, instrucción y edu­cación se conflmden v fmman un solo todo.El querer depende de"! saber, si cada acto devoluntad no es sino una idea acmante, una«idea-fuerza». El carácter moral no es sinoIIn conjunto, una agrupación de ideas quetienden a la acción. El que forma hombresesclarecidos, les hace a la vez morales y vir­/l,losos. El bien pensar es la fuente del bienquerer y del bien obrar.

El carácter es lo que el hombre quiere, ylo que quiere es lo que piensa firmemente. Lainstmcción es, pues, el principio de la forma­ción del carácter. El carácter ha de fOfilarsepor un sistema de deseos y de voluntadesfinnemente ligadas, resultado de una instruc­ción sólida y completa. Es verdad que con-

tribuyen otros elementos al buen funciona­miento de la actividad voluntaria; asÍ, la se­renidad y el valor son en parte el efecto dela constitución física, de una buena salud. 1',asnaturalezas débiles y enfermizas se sientendependientes; sólo las narnralezas sanas osanquerer. De aquí deduciremos que el hombretiene generalmente más carácter que la mu­jer, precisamente porque le es superior porla fuerza física; y, en desagravio del amorpropio femenino, diré que el hombre es confrecuencia inferior a la mujer en lo relativoa la sagacidad; ella sabe distinguir pronta­mente las relaciones sociales y notar lo quese revela apenas y escapa a la observacióndel hombre.

La educacién del carácter depende, sobretodo, del de la educación de las ideas, y laenSEñanza desempeña un papel preponde­rante en la cultura moral.

Lo que asegura la fuerza del carácter esla fijeza de las ideas, su conexión rigurosa.No hay carácter mientras no hay perseveran­cia y constancia de las ideas. Hay que des­confiar de los espíritus movedizos y, por con­siguiente, ligeros. Es de apreciar en los niños,como condición favorable, su disposición aquerer con firmeza, aunque vaya acompañadade cierta testarudez.

Si los espÍrims tranquilos y reflexivos ha­cen los caracteres, es precisa, sin embargo,otro cosa aún para acabar la educación mo­ral: la acción.

¡Pureza! Bajo la influencia de la inocentemirada de estos niños que nos rodean, y conel pensamiento henchido del respeto de esealgo puro y santo que denominamos candor,van escritas estas líneas.

Hay un problema que tOrh1ra a muchas

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"eeve"COMPRESAS DE TUL'

ENGRASADAS Y ESTERILIZADAS A 120"

Evito los adherencias del apósito o losheridos y lIagos. Dejo libre el posode exudodos entre los mollos del tul.Lo cicatrización se verifica r6pidaménte.

• CREMA BALSAM.CA-" G E v E··

PAkA LA PIEL DEL NI~O

INSPIRADA EN lAS C11AUDADES DEL fl.MNIOSy LloUIDO AMNIOTICO

Protege lo piel del niño y la doto deelementos dé defensa. Evita y curo ero·

siones. escoceduras. grietas. ele.Uno unción con AMNIOllNA 01 reciénnacido. le dotar6 de un lecho ton suoveV protector como tenía antes de nocer

PIDA MUESTRAS V LllóERATURA

'-ABORATORIO QUIMIOTERAplCO DEl EBRO

v •• oH • Ollv ......0.. .- 'OUO'.

almas. ¿Por qué la moral cristiana, siendotan pura, no ejerce sobre la vida toda la efi­cacia que de ella podría esperarse? ¿Por quéorientación tan segura y tantos extravíos enel camino? ¿Por qué tanta elevación en losprincipios y tanta corrupción en las costum­bres?

Todos los humanos, hombres y mujeres,normalmente constituídos, han de sentir, mástarde o más temprano, la voz de la carne y laatracción de los sexos. Las tentaciones de lacarne serán las pruebas de fuego por dondetodos hemos de pasar un día. Las tentacionesestán preJladas de peligros en los que se jue­ga el porvenir de la vida y, por ser tan gene­ral, el porvenir de las razas. Son el escollodonde naufragan todos los días centenares dejóvenes.

Están sacadas estas observaciones de esasfamilias - muy numerosas todavía - que seproponen dar a sus hijos una «verdaderaeducación», considerándose obligadas a ren­dir cuentas de su misión ante Dios, la socie­dad y su propia conciencia.

Pues bien, ¿qué se hace para prevenir alniño 'y qué para preparar al joven contraesos escollos? No hablarles de ellos, ocultár­selos, desorientarlos y dejarlos al azar.

El peligro es segtlro, el peligro es grave;puede estar en él toda su felicidad o todasu desventura, y los padres, el maestro, eleducador, se encogen de hombros, perplejos,temerosos de empañar una inocencia. y sedicen: dejémoslos en la ignorancia. Esto esun crimen; la ignorancia no es la inocencia.Dejarlos (;n la ignorancia es dejarlos inhu­manamente en el peligro; lo que no se le en·señe santamente, se lo enseñará un camaradao la casualidad ellcanalladamente.

Pero ¿cómo hablar al niño y al joven deestos temas vidriosos? Es verdad; nada másrespetable y más santo que la inocencia deuu niño; a través de su mirada. de su sem­blante, de todo su cuerpo, reluce como elsol a través de un cristaL

Mas, a pesar nuestro, esa luz brilla m<::nostiempo del que quisiéramos y aun tal vezmenos de lo que pensamos. «Llega pronto lahora en que esa inocencia, que era sólo unencanto, tiene qne convertirse en virtud, y loque era tranquila posesión, en conquista la­boriosa.»

y puesto que la inocencia ha de morir.que fuera para transfonnarse en fuerza y noa manos del triste vicio impuro extenuante,Se ha de preparar al niño y al joven contratoeilo peligro para esa «conquista laboriosa»;pero delicadamente, andando por su almacomo entre flores, diciéndoles la verdad so­bre el origen de su vida y sobre los misteriosde la especie, cuando la busquen y la pre·gunten, no perturbando las pasiones inocen·tes. Que las primeras iniciaciones las recibanlos niños de sus padres y no de un librocanalla, de una conversación imprudcnte ode una torpe confidencia que un camaradaprecoz le diga al oído, en secreto, con voztemblorosa o voz cínica. Los padres no en­gañarán a su hijo, no le permitirán ellosle hablaran de esos temas, con la misma na·turalidad con qU<t les hablaran de otra fUll­

ción cualquiera de la vida. Niños, si queréisser fuertes, conservaos puros.

y telmino con el párrafo final de Fonssa­grives en su interesante folleto sobre L'edu­cation de la pureté: «Padres, al preservar avuestros hijos del vicio impuro, al darles unaidea exacta de lo que es el verdadero amor,al iniciarlos en la augusta misión que un díahan de cumplir cristiana y santamente, pen·sad en que no es sólo un alma lo que salváis.sino también las que ellos con su conductaextraviada pervertirán. Es la felicidad de suvida la que aseguráis; es toda vuestra pros­peridad la que os deberá la tranquilidad, lafuerza, la dignidad y el honor.

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UTILIDAD DEL DEPORTE FEMENINOPar LUISA SANCHEZ CINTAS

P OR lo general siempre que se 4:tbla dedeporte se asocia inmediatamente a la

imagen un joven atleta en pleno vigor de susfacultades físicas; relacionar el deporte con lamujer es presentarla, para algunos, como elprototipo de muchachas masculinizadas ensus modales, en su porte y en su atuendo Na­da más erróneo; si estas personas se detuvie­ran a examinar despacio las exigencias físicasy psíquicas de la mujer, verían en segtúdaque, tanto como el hombre, por no decir enocasiones más, la mujer necesita del deporte,RO sólo, repetimos, en cuanto a lo complejode ~u peculiar fisiología se refiere, sino tam­bién como educadora de su voluntad y for­madora de su espíritu femenino. Pasaron yaaquéllos tiempo en los que las damiselas dela ?poca tenían qne tomar vinagre, segúnnos cuentan nuestros mayores, para aparecercon palidez enfermiza. Hoy no se dice queuna mujer es bella porque posee violáceasojeras, no; en todo caso se le recomendaría enseguida que visitara a un médico; el artificio,la pantomima, han sido vencidos por el pro­greso; la nt!.turaleza se abre paso y la mujer,de cara a ella, triunfa y educa su cuerpo enla práctica del deporte.

El deporte, por definición, es recreaci6n,pasatiempo, placer, diversión, por lo común alaire libre; deporte son los juegos infantiles conclue las niñas se solazan diariamente; una slm­pfe excursión, un paseo metódico por el cam­po, un partido de baloncesto, todo es deporteen sus diversas facetas. No vamos a ensalzarla acción benefactora del aire libre, sin estri­dencias de sonidos, sin humos de fáhricas oautobuses, sin, en una palabra, atmósfera en­rartcida; si esta Revista no fuera profesional,podría decir ~n ella cómo el oxígeno se puri.fica por medio de las plantas; pero hablarlesa mis compañeros de estas cosas sería igualque pretender enseñarle a un seminarista elPadrenuestro. Lejos de mi ánimo está el pre­tend~r sentar cátedra de sapiencia; s610 llevaral ánimo de todos, y en especial de mis com­pañeros, para quienes va dedicado este mo­desto trabajo, la necesidad, más que la con­vemencia, para la mujer, de llevar a caboprácticas deportivas.en la faceta que más delagrado de cada cual sea.

A mis compañeras y (J qf,ien más· y mejor quiero, repitiéndole COK el poeta: "Fequisiera sin reparo obedecerte, y en cosasleves discurrir contigo como quien de lasgrÍJ'Vcs se divierte,"

No todos los juegos deportivos son artospara la mujer; ni que decir tiene que el boxeo,lucha, fútbol y todos aquellos que se caracte­rizan por su violencia, la sensibilidad femenina l(§)s repudia, y atmque en detemlinadospuntos del extranjero existen mujeres que lospractican, es más como espectáculo morbosoque como verdadero esparcimiento deportivo;afortunadamente, la mujer española tiene muyarraigada su sensibilidad para recurrir a es­pectáculos que denigran su femineidad. Yoaconsejaría, como más apropiados a nuestrocarácter y a nuestras posibilidades físicas, elbaloncesto, balonvolea, tenis, natación y pa­tinaje. Tla prá~tica de cualquiera de estos jue­gos pone en movimiento todos los músculosdel cuerpo, dándoles la elasticidad y fortalezaconveniente; hay que desechar el temor de«la musculatura»; no es cierto que la mujerdeportista adquiera en sus formas caracterís­ticas varoniles; por el contrario, la silueta fe­menina Se acentúa, haciendo resaltar más la

, armonía' de sus .líneas. Si observamos un es­queleto de hombre y lo comparamos con otrode mujer, salta a la vista la diferenciaciónque existe entre uno y otro: el diferente planode inclinación en los fémules, más inclinadosen la mujer que en el hombre; la disposi­ción de los huesos coxales; las clavículas, etc.,y ~onsiderando que sobre estos planos óseoses donde se insertan los músculos, que al re­vestirse luego de piel han de dar las formasanatómicas del cuerpo, se deduce que al ad­quirir estos músculos mayor elasticidad y for­taleza, su presencia será, por tanto, más acu­sada, pero no para aparecer con engrosa­mientos viriloides, sino para resaltar más lasformas armoniosas del cuerpo femenino au­mentando con ello el encanto físico de lamujer.

El hombre, y aquí incluyo también a lamUJer, ha sido puesto por Dios en la natura­leza. El Edén era un campo maravilloso. endonde el aire y el sol imperaban; no es pl~es,

ningún error volver los ojos a esa naturaleza.Personas de mucha más solvencia que la míahan razonado las conveniencias del camposobre la fisiología de la mujer; se ha llegadoa u.fim1ar que la menstruación ha sido unlegado del progreso y se ha pro13ado P9r

m

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estldlsticas que la mujer que menos trastor­nos presenta en sus reglas periódicas es pre­cisamente la mujer que vive en el medio ru­ral, la que más cerca está de la naturaleza.

El carácter femenino en la pubertad es muycomplejo; en ese período crítico en que laniña ceja de ser niña para convertirse enmujer existe un «lapsus» en el que fisiológi­mente es mujer, pero psicológicamente es ni­ña; su mentalidad es infantil, a la vez quesu etrerpo es ya adulto; una serie de ideas yde complejos se crean en esta mente que em·pieza a asomarse a la vida; es la época del«príncipe azul», de la novela «rosa»; se vuel­ve taciturna, melancólica; se abstrae del mun­do externo para encerrarse en el palacio decristal que su imaginación ha creado; es unmomento crucial, un momento al que muchospadres no le dan toda la importancia queen ~í tiene; no se dan cuenta que enhe susmanos la masa del carácter de la que hastaahora ha sido una niña va a dejar de ser

maleable; el tiempo va a endurecerla paraadquirir la forma sólida del carácter de lamujer; en esta época critica es donde el de­porte ejerce su acción fomlativa en cuanto ala psicología se reaere; su mente, preocupadacon sueños de quimeras, se distrae, se inte­resa por BIga tangible, real ,y poco a poco,sin ella misma darse cuenta, va adquiriendole noción de responsabilidad que le hará mar­char fim1e por el mundo; el trato con compa­ñeras, en cómpeticiones donde el estímulo aeuria maYal" fuerza y destreza le hace adqui­rir confianza en sí misma, desechando esoscomplejos de inferioridad tan frecuentes enla tdad púber; intelectualmente hace desarro­llar el espíritu de iniciativa y el ingenio, sien·do también un insustituíble sedante sobre elsistema nervioso.

Para terminar, citaremos las palabras deHerbart al referirse al deporte: «Es un mediode hacer seres fuertes y seres perfectos físi­camente de manera útil y completa.»

, .. ~'

- ALGO SOBRE LA' METATARSALGIA (Enfermedad de MortonPor RICARUQ PEREZ CASTRO

(Colegiado de la previncia de La Coruña, El Ferrol del Caudillo)

S ON muchos los enfermos que acuden anuestros gabinetes de Callistas en busca

de alivio para sus dolencias, que casi siem·pre suelen ser callos. Pero al hacer un exa­men ocular detenido de sus pies solemos verlas causas que producen dichas hiperquera.tosis, que pueden ser el calzado estrecho,ófechloso o algún defecto físico que el en­fermo ignora o que sabe por habel" sido ad­vertido por un profesional, pero que no hizoel tratamiento que le recomendó. Pedigra­fiamos sus pies y le hacemos ver la diferen­cia de sus huellas plantares con las normales;haciéndole notar el aplanamiento de su arcolongitudinal en sus segmentos externo e in­terno, así como en el anterior metatarsiano,que en este caso es el más importante.

El enfermo acude a que tratemos una du­reza o callo en la región anterior plantar deuno o ambos pies bajo la cabeza del meta­tarsiano Y algún callo en el dorso de los de­dos, que por estar casi en garra se formanal rozar con el zapato, originándole un fuertedolor. Le preguntamos si tiene dolor a lapresión en la zona de la cabeza del eU'ltometatarsiano, aunque algunas veces suele do­ler también el segundo y el tercero. Contestaque sí, que lo nota mucho más al usar el cal­zado estrecho y los tacones altos. El dolorque siente en ~I dedo es debido a la desvia­ción de la cabeza del metatarsiano ,que por

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compresión produce neuritis en el nervio in­terdigital, debido, repito, a la desviación delas cabezas de los metatarsianos, originandola metatarsalgia.. Otras causas:

El calzado estrecho empuja las cabezas delos metatarsianos, comprimiendo el nervio; eltacón alto hace que todo el peso del cuupolo soporte la parte anterior del pie, inflaman·do' la cara plantar de la cabeza del metatar­siano y la articulación metatarsofalángica.

Otras de las causas es la depresión delarco metatarsiano, que suele notarse con elpie en descanso Y aumenta bajo el peso delcuerpo. Recomendamos al enfermo el uso delcalzado ancho en la puntera y suprimir eltacón alto. Los soportes del arco anterior me­tatarsal son los más indicados para restable·cer el arco, evitando así la compresión delnervio interdigital, causa de la metatarsalgia.

Se practican otros tratamientos reservadosa los cirujanos, tales como la aplicación d0inyecciones de procaína al 2 por 100 entrelas cabezas de los metatarsianos, y, en casosagudos, la intervención quirúrgica extirpandoel nervio.

Hemos dicho a grandes rasgos algo de latiletüarsalgia; en otros trabajos trataremos delpie planovalgus Y del metatarso latus, quesuelen ter.er relación con la enfermedad deque hemos tratado.

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(Practicante del Colegio de Ntra.' Sra. del Tránsito)

Por MANUEL DE LA. IGLESIA ESTEBAN

Al St·. Dtrectflr de Ant-ibióticos, S. A.,en prueba de .qratitud por las atencionesque prodiqa a los Practicantes samoranos.

artificial~.caviclade.la.enpenicilina

Mucho se ha escrito sobre las distintas apli~

cacioues y forma ue administración de los an­tibióticos, y en particular de la penicilina;pero poco o nada sobre el empleo de dichoproducto en las cavidades artificiales, por loque, animado por experiencias realizadas enmi servicio, me he decidido a escribir el pre­lente artículo (si así puede llamarse éstO),que quiero llegue a vosotros como fruto dellrabajo y no como manera de lucir dotes deescritor, que no poseo.

Entendemos por cavidades artificiales lascreadas por la mano del hombre, y en esteeaso las del Practicante; un ejemplo de elloenemas en la incisión de los abcesJs, flemo­nes, etc., y a éstos son a los que me referiréen este trabajo, y que, como todos sabemos,IOn de nuestra competencia, por ser de ciru­gía menor.

El haber ayudado al Médico jefe de miservicio en la curación de los empiezas me­'ante la punción evacuadora seguida de la­ado de la cavidad pleural con una solución

penicilina sódica en suero fisiológico alpor 1.000, y viendo cómo los enfermos so­lidos a este tratamiento curativo no sólojoraban, sino que se curaban rápidamen­haciendo innecesaria la intervención quí­gica. tan delicada como expuesta a infec-

ones posteriores, me decidí a ensayar dichocedimiento en cuantos flemones y abcesos

ve que incidir y en los que, previa desin­ción de la piel por los' medios usuales,

practico una pequeria incisión, seguida de laevacuación del pus, practico el lavado de lacavidad resultante con una jeringa de 20 c. c.llena de una solución de penicilina en suerofisiológico al 1 por 1.000; una vez limpia lacavidad inyecto dentro de la :nisma una can­tidad más pequeña de la misma solución yen la misma proporción y tapono con unatira de gasa con borde estéril, de la usadapara el taponamiento de oídos, aplicando des­pués el resto del apósito con su corre:;pon­dient<;: vendaje; en días sucesivos sigo prac­ticando la cura por el mismo procedimiento,disminuyendo cada día la cantidad de tiragasa en el interior ne la cavidad, hasta lacompleta curación.

Más tarde he tenido ocasión' de empleartambién dicho método en la curación de lasmastitis y los resultados no han podido sermás lisonjeros, ya que he visto curarse enapenas ocho o diez días mastitis que de ordi­nario tardaban en curarse de quince a veinte.

Consecuencia de estas experiencias realiza­das día por día es que los antibióticos, y en.particular la penicilina, abren un amplio ca­mino al Practicante, con el que se adquiereun sólido prestigio profesional y una granconfianza en el porvenir de nuestra queridaprofesión, de la que estamos muy necesita··dos todos los que nos dedicamos con verda­dera vocación a ejercerla, y sobre todo en elambiente rural, donde la lucha es más durny donde la mayoría de las veces se tTopiezacon la incomprensión de las gentes.

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ISECCION SOCIAL PROFESIONA~

El practicante es el auxiliar inmediato del médicoEn "Clínica Auxiliar" (boletín de estudios e información del

Colegio Oficial de Auxiliares Satlitarios, Sección Practicalltes deBOI'celona y su Provincia), y en el número correspolldi:mte al mesde julio pasado, ha aparecido un editorial en el que, con feliz cri·

, tU'io, los compañeros de la Junta Provincial de la capital catalanadesenmascaran a 14-11 determinado sector de colegas en el S. O. E.q14e, olvidándose de los principios sallitart'os a que por 'vocación seacogieron y de la misión del Practicant~ como tal profesional, pre·fieren la 1!ida acomodaticia, SÚI tratar de elevar su prestigio desanitario y haciendo caso omiso de las enseñanzas que en' aulas uni­versitarias a.prendieron. A continuación reproducimos textualmenteel artículo de referencia sin comentario alguno, ya que por sí _,610se comenta. I I I j .11

D ESDE hace cierto tiempo se vienen reci­biendo alg-unas cartas de señores coleg-ia­dos pertenecientes al Seguro Obligatorio

de Enfermedad exponiendo sus quejas por las"exig-encia's" de alg-unos Médicos de encomeniaral Practicante la cura de operados, pequeñas in­tervenciones, tales como desbridamientos y otrasprácticas quirúrgicas, ¡que, por su relativa impor­tancia, no es necesario el internamiento del en­fermo en centro adecuado: flebotomías, extrac­ciones de líquidos de cavidades, etc., etc" elevandoconsultas sobre si tienen o no oblig-ación -:le ac­tuar en estos casos.

Por su sentido común, ouizás a la mayoría leresulta la preg-unta contestada, pero deseamoshacer resaltar en este editorial el poco espírituprofesional Que demuestran estos señores al re­currir al CoJeg-io para Que éste les proteja delo C!lue ellos califican de "atropello".

El Practicante, dentro de su profesión, tieneautonomía propia para ejercer su cometido entodo lo concerniente a la cirugía menor, tenien­do en' cuenta Que, como profesional, se le" con­sidera capacitado para saber cuándo debe inter­yenir y cuáudo debe remitir al paciente a la ju­risdicción del Médico.

La misión del Practicante en el S. O, E, eshastante más amplia y meritoria y no, como creenalg-unos, Que el cometido empieza y acaba conla aplicación de inyecciones. Téng-ase en cuentaQue SI la aplicación de medicamentos inyectableses de nuestra incumbencia, no debemos estancar­nos en una posición falsa dentro del S. O. E.. yaflue nuestro mayor mérito dentro de la Obra esde colaborar activamente, con toda eficiencia,en el de~envolvimiento de las actividades sani­tarias en todos sus sentidos, ayudando al Mé­dico en todas sus funciones y cooperando siem­pre, para Que, en vista de nuestra actuación,puedan valorarse justamente nuestras aspiracio­nes y se nos reconozcan los méritos a que sea­mos acreedores.

Resulta paradójico que se ha lucbado y se si­g'l:1e luchando para dignificar nuestra profesión,

haciendo esfuerzos casi sobrehumanos para con­trarrectar turbias maniobras tendentes a restar·nos competencia en nuestro ejercicio, y haya to­davía Practicantes que se' esfuercen en Quererminusvalorizarla. Verdaderamente sólo podemOidar una explicación a este proceder: la de quedentro del Cuerpo de Practicantes del S. O. i.existe una minoría, por fortuna insignificante.que consideran su plaza como un "modus viven­di" más y que les proporcione la menor canti-dad de trabajo posible. '

Esta Junt:l de Gobierno viene estableciendo,lenta, callada, pero decididamente, una serie deetapas a cubrir, Que hasta la fecha se han vistocoropadas por el éxito y que próximamente po­dremos dar a conocer.

No obstante, resulta desalentador que mientraslos Que tenemos la ineludible obh¡{ación de ha·cer respetar nuestros Estatutos y atribuciones\'enimos recurriendo incansablemente para que lesea otorgado al Practicante 10 que en justiciale corresponde, veamos que alg-unos coleg-as nosvienen con "raras" preg-untas de Que si tieneno no la oblig-ación de hacer tal o cual formade tratamiento. Sí, señores, tenemos la obli¡ra­ción de hacer toclo lo que a nuestra profeslóDesté facultado, sin miramientos ni Ranas de que­rer complicar una situación que hemos de con·quistar a pulso y por el solo merecimiento denuestra actuación, consig-uiendo la confianza denuestros superiores jerárquicos profesionalmen·te, la buena acog-ida del enfermo y la satisfac­ción del deber cristianamente cumplido.

Cuando un Practic:ante se plantea la pr~unla

de cuál es la misión Que tiene encomendada den·tro del S. O. E., debe saber conteotarse que.dejando aparte que jamás restará esfuerzo parallevar a cabo su cooperación a esta gran obrasocial, eminentemente española, de que en ellasu cometido es el de lleg-ar a ser el perfeclloauxiliar inmediato del Médico, para lo cual tan·tas promociones de Practicantes anteriores a lasuya dedicaron todo su amor y esfuerzo paraalcanzarlo.-La Junta Provincial."

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COLAIORA CON EL MEDICOLabor y desenvolvimiento científico de su auxiliar «El Practi(ante~

Por MELITON SAENZ ORTIZ(Col,egiado núm. 125 de Sevilla)

COMO conti.nuación a mi al1terior artículo, pu­blicado en nuestro Boletín del pasado mesde marzo, respecto a la actuación y labor

Jel Practicante en la resolución de '''Una crisisnitritoides", que hizo volver a la vida a un jovenser humano, hoy, y bajo el mismo epígrafe "Col'a­bora con el Médico", vaya referir otra actuaciónque, aun siendo muchísimo más delicada y CGlm­

plicada, y desde luego, más que complicada, jeun atrevimiento supremo, hizo que, con la ayudade la Divina Providencia y del cariño que siem­pre profesamos a nuestra modesta carrera, lequitase de entre sus g-arras a la traicioneramuerte otra pobre víctima que ya envolvía en eseapretado abrazo que acostumbra a dar para lle­varse con seguridad a su eleg-ida presa.

Siendo yo Subjefe de la Ag-encia de Trabajoe Inspector principal -de Pagadores y Listeros t'nIslas del Guadalquivir, S. A., fuí requerido porel señor Director de aquella Empresa para que,a petición de la Compañía Aseguradora que lle­vaba en sus nóminas los accidentes de todo elpersonal obrero de aquellas marismas, me hicie­se también cargo, como profesional, de estos ser­vicios en el interior de toda aquella extensa ycasi interminable llanura, pues solamente habíaun Botiquín, con su Prcaticante correspondiente,en una de sus zonas, denominada Rincón de losLirios, y para el personal que trabajaba en elinterior le cog-ía a una exagerada distancia Qn

cualquier imprevisto caso.Este ofrecimiento me hizo pensar y estudiarlo

mucho, porque el caso no era para menos, pueslos oue conocieron aquellas marisl1ll.as cuando seestab'1I1 canalizando para la siembra de arroz ylas distancias tan enormes existentes entre suszonas, sabrán comprender el trabajo y responsa­'Jlltdad que me echaba encima; pero como porlas exig-encias de los servicios de mi elevado cargodisponía de un bune automóvil y de los caballosnecesarios en las distintas zonas, para poder tran­sitar por entre sus alejados y escabrosos canales,pues decidí aceptarlo, y... empecé un Calvario.

Todos los colel!'as sabemos que nunca faltaquien a espaldas del Médico nos cuente... "Mireusted, don Fulano, me duele aquí o allí, y estedolor lo teng-o ya desde hace tal o cual tiemp:J,en que me vió el Médico don Zutano, y me mandótinas pastillas y una bebida blanca que me fuer'Jnmuy buenas y me lo quitó; pero que ahora meha vuelto otra vez este pícaro dolor, y quiero con­sultarle a usted Qué cosa debo de tomar para queme quite este sufrimiento." La contestación aesto es facilísima y resolutiva en el momento:"Pues vea usted decisivamente otra vez a ese se­ñor Médico, y ya él, cuan(lo usted le diga lo quea mí me está explicando, resolverá 10 que debahacerse para su c1Jración." J No es verdad ? ..¡No! No es verdad. Hay nllíchos casos en queel Practicante, como ¿"txiliar suyo, debe saberbuscar de momento la forma de aliviar al pa­ciente y. a su misma vez, quitarle molestias .11

M,édico, pues le evita desplazarse a distanciasmás o menos largas sólo para ver a un enfermosobradamente conocido por él, que lo único quepadece no es, ni más ni menos, que una cefaleafrontal u occipital de origen neurótico. o tambiénalg-o focal de algún hueso cariado en su boca,que por avanzada picadura tiene una flegmasiapor un flemón producida, origen de esas dolen­cias, y que sólo con un simple c0mprimido deácido. a.cetilo-salicílico y la extracción de esehueso cariado queda el Practicante profesional­mente a las mil maravillas, y el Médico, agradi­cido y orgulloso de saber' que cuenta con un au­xiliar que, sin daJiarle sus intereses, sabe cumplircon su complicada misión: que para él es unreg-azo de plena tranquilidad en su agobiante lu­cha con los enfermos; y con respecto a esto quie­ro hacer referencia a un caso que, como digo ~l

principio de este artículo, hay que ser verdadera­mente atrevido y afrontar una responsabilidadtan grande como g-randes fueron los momentos deang-ustia y de inquietud que yo pasé hasta que elMédico, a su llegada, me felicitó, e hizo q.ue micorazc'n retornase a su habitual ritmo, que desdemuchas horas anteriores había perdido.

Este caso sucedió de la siguiente manera. Es­tando haciendo un día mis matutinos recorridosde inspección al personal de empleados y obrerosde unas alejadas zonas de aquellas marisma.>, de­nominadas Veta de la Palma y Escacena, al ;;¡tra­vesar uno de sus canales en construcción con micaballo, se me presentó, requiriendo mis servi­cios profesionales, un pobre y llor.so hombre decara tostada por el sol y cubierta por una negray brillante barba, debido al excesivo sudor quepor ella se desprendía, diciéndome Que en unachoza o tienda de campaña emplazada en otro ca­nal frente a estas dos z:mas detalladas estaba casiagonizando su mujer a causa de la mucha canti­dad de sangre que de su cuerpo estaba echando.

Al pre~untarle el tiempo que llevaba sangran­do ~aproximadamente una hora) y las causas deno haber avisado al Médico, me expuso sus muyacertadas razones diciéndome' que por aquelloslugares no había Médico ninguno, y que habíaque ir por él a Puebla del Río, Que había unalarg-uísima distancia y no se contaba con mediosde transporte para ir, y mucho menos para llevara su esposa en las' condiciones que se encontraba,con tanta sang-re, y Que él lo ponía todo en mimano para que se lo resolviese.

¿ Cómo y por Qué rápidos medios avisar al Mé­dico, que efectivamente residía en Puebla del Río,bastante distante del lugar en que nos encon­trábamos, y que, por mucha rapidez en que 3ehiciera, tal vez lleg-ase tarde? ¿ Cómo comunicara la Dirección de la Empresa este caso, para queordenase el envío de un camión con una camil1a,si en aquel alejado lug-ar, y entre aquellos cana­les no había teléfono? ¿ Cómo y de qué forma medesembarazaría vo de este caso de tan sumo aprie­to para mí, sin haber visto, por 10 menos, a la

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enferma? En un arranque de esos que solemostener los profesionales que en la cavidad torá­cica sentimos el latir de ese órgano central dela circulación de la sangre, llamado "corazón",decidí hacer lo que 'detallo a continuación:

Monté eJ1l"mi caballo al pobre hombre aquel,que me condujo a la tienda de campaña dondevivía y donde se encontraba la enferma (su ~s­

posa). Esta se hallaba acostada con una buenacantidad de sangre que tenía las ropas de suhumilde cama y traspasaba su endeble colchónpara caer en el suelo. Su tara presentaba un co­lor muy pálido, y el pulso muy débil y lento, sien­do, además, la respiración muy dificultosa.

"¿ Qué hacer aquí ?", me preguntaba a mí mis­mo, pues en la cartera donde yo acostumbrabaa llevar documento&' y papeles de mi cargo, sólollevaba, respecto a la profesión, unas pinzas Peande buen tamaño, una goma para .compresión y unestuche conteniendo una jeringuilla de 20 c. :.,varias clases y tamaños de agujas y dos ampollasde aceite alcanforado al 20 por 100; envueltas enalgodón para evitar su rotura, en el estuche conla jeringa. Con un poco de g-asa y algodón ql1('la enferma g-uardaba en un polvoriento baúl, lehice, lo mejor que pude, un taponamiento vagi­nal, provisionalmente, y en un infiernillo de al­cohol, que el matrimonio utilizaba como cocina,herví mi jeringuilla y le puse una ampolla deaceite alcanforado. En aquel momento, y sin pér­dida de tiempo, y en la imposibilidad de podermover de allí a la enferma por los inconvenientesya detallados y por el graví¡imo estado de ella;monté de nuevo en mi caballo y, a carrera abier­ta, me dirigí hacia la Veta de la Palma, dondeyo tenía un empleado-curioso y listo de verdad­Que tenía hechos dos años de la carrera de Far­macia, la cual tuvo que abandonar por cuestiónde la escasez monetaria, pero que sentía una in­descriptible afición por ella y por la química,para lo cual tenía montado en la buena habita­ción donde vivía un pequeñísimo y muy insigni­ficante laboratorio, pero curioso e interesantecomo pudiera ser otro de mayor escala.

Al decirle que yo necesitaba urgente un reci­piente de cristal de 300 ó SOO c. c.-unos crista­les portaobjetos, unas ampollas de agua destiladay unos cristales cubre esfera de relojes, rr.ás unasolución de .citrato de sosa al !O por 100, que amí me constaba que de todo esto tenía; él, muyasombrado, me preguntó: "¿ Qué va usted a ha­cer, mi buen amigo?" ''lA darle vida a una po­bre señora a la Q,ue vamos a hacer una transfu­sión de sangre, si es que llegamos a tiempo, por-

qué usted va a venir también conmigo, y estematerial que volando vamos a preparar, es paraacoplarnos a las cir<aunstancias, como usted vaa comprobar, haciéndole a esta pobre enferma,casi sin vida' por falta de sangre, una transfusiónde ella por un método homoplástico de proced:­miento indirecto, que, como usted ha de ver, tSmuy sencilla su técnica y sus resultados son, ge­neralmente estupendísimos." "Pues manos a laobra", dijo mi buen empleado, y preparado todoel material lo más curioso y aséptico que nosfué posible, montamos en mi cabalgadura y conla velocidad que el pobre caballo desarrollaba,caminábamos los dos muy ansiosos de poder dalvic1a a nuestra casi agonizante enferma.

Lleg-amos de nuevo a la improvisada viviend~l

de esta pobre, pero buena familia, y tal vez per •el taponamiento vaginal que antes le había hechuy la inyección de aceite alcanforado, la enconotramos un poquito más animada, y su hemorragiátambién más corregida; pero sin pérdida de tiem·po nos dispusimos a preparar con el poco ele·mento con que allí contábamos el ting-lac1o de latransfusión.

Lo que más difícil esperaba yo para este acto,lQjue era la búsqueda del donante, resultó brevey sencilla, porque un guarda jurado, pariente dela enferma, hombre joven y robusto, q,ue se ofre­ció, nos sacó de este primordial apuro.

Interrogado si recordaba haber padecido algu­na vez sífilis, paludismo o alguna enfermedadaneja a la tuberculosis, y en virtud de sus afir­maciones en tono negativo, hice la correspon­diente orueba de sangre donante y receptora, ob­servando la aglutinación de los hematíes del do­nante por el suero sanguíneo del receptor, bajgel procedimiento Que en este punto de vista nosguiaba, el d,e "las tres gotas", que dió por resul­tado la no aglutinación, que me reafirmó Que eldonante era bueno; y por tan fausto motivo nosdispusimos a hacer la transfusión, que se elevóa unos ~so c. c., cantidad que a la enferma lefué suficiente para poder esperar la llegada delMédico, que ya habían salido para buscarle unashoras antes.

Terminada allí, po'r este concepto, mi misión, ycuando me disponía a llevar a mi buen empleadoa su punto de destino, se presentó un zagalón,jadeante de venir corriendo, para anunciar queya venía el Médico, y efectivamente, montado enotro caballo, recogido también en Veta de la Pal­ma, y acompañado de un tractorista conocedorde aquellos caminos, hizo acto de presencia eldoctor Pineda, al cual expliqué, punto por punto,

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o cuanto había ocurrido, cuyo aval lo contem­lllaba su vista todaví!1 en aQuell~s .moment?s, y.espués de un detemdo reconocImIento, VinO a

resultar lo que digo en uno de los anteriores pá­rrafos de este artículo: Que el Practicante, comoauxiliar del Médico, debe saber buscar mediosara aliviar al paciente y, a su vez, evitarle mu­

cbas inútiles molestias al Médico, sobre todo enenfermos sobradamente conrcidos por él, comoocurrió con esta pobre señora, q.ue padecía unfibroma uterino, cuya hemorragia había sido pro­ocada por él, y tal vez por un premah:.ro abortoue puso en evidente peligro su vida, salvada

por complicados medios empleados con toda feor un modesto Practicante.Ordenado el pronto traslado de esta enferma

al Hospital Provincial, por los medios más rá­pidos de que se dispusiera, para una pronta in­tervención y su posterior tratamiento según in­dicaciones de este venerable Doctor, me despeQíde él para retornar de nuevo a mi servicio, noin antes haber recibido los más cálidos elogi(lsr su parte, y al día siguiente, los de los seño­

es Directores de la empresa, Fischer y Brown­IIR", y del señor Cuevas, por la Compañía de Ac­

cidentes, . elog-ios que nunca de mi memoria sealejan, así C(}ffiO el recuerdo de este Doctor tan

moetente y tan bueno, al que por su mediaciónnía Que agradecer aquellos inmerecidos hono­s que coronaban "un ,:eber cumplido".

y para finalizar quiero detallar a mis queridoslegas (por si hubiese alguno que 10 ignorase)

'mo hacer la prueba de "las tres gotas", paraa urgente transfusión de sangre, por ser muy

'pida y de fácil ejecución.Primero: Elegir el donante entre los parient~senfermo, si es que pudiere ser, y orocurar queindividuo robusto e indemne de sífilis, palu-

'smo o tuberculosis, asegurándose de la com­tibilidad de la sangre, que para ello no es ne­ario el previo examen de. la hemolisis, pues

sta con la observación macroscópica de la aglu­ación de los hematíes del donante, por el suero

íneo del receptor. Dejar caer en un cristalreloj que contenga una solución citratadagota de sangre del donante.

2.° En otro cristal que contenga agua desti­da, se vierte tina gota de sangre del receptor.

3.0 Sobre un cristal portaobjetos u otro ~rjs­

tal cualquiera se mezcla una gota del primerlíquido con otra gota del segundo, y si no hayaglutinación, es que el donante es bueno y sepuede proceder a la transfusión.

Acostados donante y receptor, esterilizadas lasregiones donde se va a operar, con una agujagruesa y larga se punciona la vena del donantey, sin dejar de agitar muy suavemente, se recogela sangre en un recipiente de cristal que tengauna capacidad de 300 a 500 c. c. y que contengaunos 20 Ó 30 c. c. de una solución de citrato desosa al 10 por 100.

Cargar una jeringa de cristal graduada delmayor tamaño de que se disponga; hacer salirtodas las burbujas de aire q.ue con la sangrese hayan aspirado y, puncionando seguidamente lavena del receptor, se le inyecta muy lentamente.

Durante la operación, el recipiente que con­tiene la sangre debe de estar al bañomaría, con­servando una temperatura de 30 a 40 grados.

Bien porque se inyecte con rapidez o ya por­que las calidades de la sangre no sean propiciasal ser tran<¡fundida, se presentan en ocasionesincidentes y accidentes que hay que conocer paraproceder en consecuencia.

La falta de asepsia-la impureza del citratoque se emplea-, la temperatura en la sangre in­yectada o la destrucción de los elementos san­guíneos por haberse agitado con violencia o te­nido en !in recipiente demasiado grande, sonmotivos de complicaciones en la transfusión, quetodo Practicante curioso sabrá a su debido tiem­po corregir.

Y ... he aquí, mis queridísimos colegas, la "la­bor científica" que puede desarrollar un Practi­cante colaborando siempre con el médico, cuandose nos presentan difíciles casos que sin tener anuestro alcance los medios indicados para actuar,sabemos poner excesiva voluntad sobrepasandonuestros esfuerzos, para hacernos de los más ne­cesarios a emplear en esos angustiosos momen­tos en que juega el principal papel la vida deuna persona, porque jamás nos pesa llevar ennuestro corazón ese lema que brilla en nuestraprofesión bajo estas tres palabras: sa.::rificio,.est~dio y amor a nuestra modesta carrera, quees 10 mismo que decir amor al prójimo.

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Por VICENTE TENDERO RODRIGO(Colegiado número 374. Segurilla, Toledo)

simple de "poner inyeccio{les" se precisan cier­tos conocimientos anatómicos y técnicos, cuyaig-norancia puede orig-inar graves perjuicios noexentos de responsabilidad, a nuestro entender.

Seg'ún el razonamiento en que se apoya parajustificar su juicio, parece ser Que la condiciónde padre faculta a éste para efectuar acciones asus hijos, sin parar mientes en el perjuicio quede su proceder pueda seguirse. No llevemos tanlejos las atril:lUciones paternas, cuando no somosdueños ni de nosotros mismos.

La Ley sanciona los malos tratos inflingidosa los seres irracionales e incluso a las cosas,aunque tanto unos como otras sean de la pro­piedad del ag-resor, y si la propiedad no da de­recho absoluto sobre Jos animales y cosas, ¿porQué ha de darlo la paternidad salve los hijos?Se nos dirá que el padre, cuando realiza una deestas acciones con un hij'o, lo hace sin quererocasionarle perjHicio, es más, buscando un buenfin, pero como el fin no justifica los medios yéstos, lógic<lmente, han de ser sin conocimiento~

técnicos. ni científicos, cabe esperar que el finno sea el apetecido.

Sin querérnoslas dar de jurisconsulto, j Diosnos libre 1, disentimos de la opinión del consul­tado en la primera Darte de su contestación. Anuestro modesto entender, la aplicación de in·yectables sin conocimientos técnicos y científi­cos (demostrables únicamente por la posesióndel título facultativo) es, sin discusión, un casode imprudencia temeraria, que en buena lógica.y en el caso concreto que nos ocupa, no seráconstitutivo de delito, ya que se supone no me­dia "ánimo de delinquir"-lo Que consideramosuna atenuante, no una eximente-, pero sí defalta, y las faltas son también punibles en nJes­tro Código.

Por tanto, creemos que, efectivamente, el comopañero se excedió en su juicio al calificar elca~o de intrusismo, pero de ahí a que la accióndel padre se halle exenta de castigo, nos pareceexcesiva impunidad.

e @N el título de "Intrusismo.-Práctica deinyecciones a familiares" contesta El Con·sultor de los AyulItamientos, en su núme­

ro 25 dlO'l año 19S~, a una consulta f(j)rmulada enel sentido de que un Practicante amenaza condenunciar por intrusismo "a un indiyiduo queha puesto algunas inyecciones a una hija".

Para que no se escape ningún detalle ni ex­presión del juicio dado por el citado órganoconsultivo, lo transcribimos literal:

"CONTESTACION. - A nuestro juicio, losactos realizados por el padre de familia no sonconstitutivos de delito ni fal·'l alguna. El artícu­lo 572 del Códig'o Penal dice que "serán casti­gados con multa de .~o a SOO pesetas los queejercieran sin título actos de una profesión quelo exija..." Lo que la Ley define y sanciona esel acto profesional que se ejercita fuera del senode la familia y por los móviles que racional­mente cabe atribuir a las operaciones humanas,en cuyo ámbito no puede catalog-arse el hechode poner inyecciones entre individuos de la fa­milia, aun cuando ordinariamente dicha prácticasea propia de Practicantes o Enfermeras, ya que,por otra parte, la ley penal se basa en todo casoen la voluntariedad y preintencionalidad de lasacciones, esto es, en el ánimo de delinquir, cir­cunstancias Que no pueden apreciarse en estoscasos, so plO'na de" forzar las normas naturalesdel criterio humano. Calificamos, en resumen deimpertinente suspicacia la actitud del Practi­cante."

Partamos de la base de Que éste es un juiciogratuito y, por tanto, sin sentencia firme detribunal competente. Ahora bien, la argumenta­ción se vale de expresiones más gratuitas aúnbuscando la "razón" q,ue iustifique su juicio. LaLey no sabemos Que deje exentos de sanciónlos actos .de imprudencia temeraria. No creemosque esté exento de pena el indocumentado queefectúe una operación Quirúrg-ica a un pacient¿por el simple hecho de que el paciente sea hijosuyo. Tanto para esta intervención como para la

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CTUALIDAD PROFESIONAL

El ··Día del PracticantePor Pro PEREZ ALVtAREZ

(Secretario dd Colegio de Madrid)

Rural»

En cl.lmplimiento de un grato deber, mi plu­ma resta hoy de nuestra Revista nacional el es­pacio útil a otros trabajos. No obstante, comoeste deber supone la divulgación de un acto que

El día 15 de agosto--Asunción de NuestraSeñora-, el Colegio de Madrid celebró el "Díadel Practicante Rural".

Este simple enunciado no dirá nada a mIs

Grupo de asistentes a la comida de herma ndad celebrada el pasado día I.'i de a.qostocon motivo del "Día del Practicante Rural". (Foto M. Marín.)

no dudamos en calificar de auténticamente bene­ficioso, como exponente de los sentimientos dehermandad y armonía que debieran reinar en­tre la clase, esperamos que esta merma del ".es­pacio" de la misma quede compensado primerocon la buena intención, y segundo por lo quepudiera servir de estímulo para los demá~.

compañeros lectores, a excepción de los com­pañeros provinciales; lógico, pues, y.espero queasí se estimará que la Junta de Madrid, por me­dio de esta breve reseña, y a grandes rasgos,haga exposición de lo que es el "Día del Prae­ticante Rural", instituído por este Colegio yaprobado en reunión de Comarcales en Aran-

" , , , c ~- _ - ~" -.~ ...-. """,Ior .. ..~~ r1...... - ltI!lD' ,••I.e- t_ _ ..-..-J4 ...... g •.a.. LAIOI.nOllO 1)1 A"'ICACIONH ' .. I",IoC/lOIOI.u.uc:.-.1 '1L» .... eeAUOt.... UecIlONA•••_

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juez, tal día como el citado, del pasado año, ycuya primera reunión anual es la celebrada.

De siempre hemos reconocido-y en g-eneraltodas las demás Clases sanit~rias---que todos loscompañeros con ejercicio en el medio rural cons­tituyen el sector de más firme sostén de la pro­fesión, y a la vez, en injusta recompen'sa, el mássufrido y menos considerado.

Pues bien, esta Junta de Madrid no ha hechoqtra cosa que querer enmendar este olvido, estegran daño que la Clase infería a sus mejoreshijos. ¿ Cómo debiera hacerse esto?

El Consejo Provincial de Madrid creyó quenada mejor que en día señalado y anualmentese celebraran los actos precisos por medio de105 cuales la Clase y sus organismos rectorestestimoniaran a estos compañeros rurales suafecto, su g-ratitud, la comprensión de sus varia­dos prohlemas y necesidades y la ayuda másdecidida. Aquí es donde nació el "Día del Prac­ticante Rural".

Así quedó instituido el "Día ..el PracticanteRural", cuya celebración en este día de la Asun­ción de Nuestra Señora, elevación de puros amo­¡'es cristianos, estimo providencia!. si se tiene encuenta que fué preci:lmente en este día cuandopor aclamación se aprobó; q1de en este "dia" ce­lebramos los Practicantes de toda España el"Día de la Previsión", manifestación solidariaelel amor, y que en especial ofrenda, todos losPracticantes españoles estamos bajo la aJjvoca­ción de nuestra Santa Madre la Virgen Maria.

Hasta aquí lo que pudiéramos considerar co­mo primer postulado o condición primera.

Establecida y afianzada la unión espiritual, elefecto colectivo, la mutua comprensión, vieneel necesario obligado cambio de impresiones, lasiempre latente inquietud profesional en su do­ble f -: ::._:~: el económico y el cultural.

El "Día del Practicante Rural" satisface tam-

bién estas necesidades, por cuanto en la asam­blea apropiada, como hemos visto por la cele­brada, los propios interesados manifiestan susaspiraciones en amplio intercambio de opinie­nes, que, al concretarse en acuerdos, éstos jalo­nan el camino a segllir a dirigentes y dirigidos.Condición segunda, y muy necesaria, de esta 'fe­cha anual.

Finalmente, el "Día del Practicante Rural"representa, en su tercera condición, la más altaexpresión de amor y hermandad de nuestra Cla­se, entre todos sus tniembros, con extensión atodos los demás sanitarios rurales, muy particu·larmente a nuestros queridos profesores los Mé·dicos.

Porque entendemos, y de eUo estamos firme­mente convencidos, que la mayor parte de losproblemas de nuestra Clase podrían ser resuel·tos perfectamente si nosotros extremamos, cui­damos con ¡¡ uténtica sinceridad, nuestra relacióncon el Médico, haciendo que ésta sea íntima,cordial, reflejo de un perfecto amor de herman­dad sanitaria. En este sentido nos ltOnsideraría­mas orgullosos si algún día esto que celebra.mas hoy, el "Día del Practicante Rural", llega­ra a' ser mañana el "Día del Sanitario Rural".

Los distintos actos celebrados: misa rezada,reunión de cole.~iados y comida de hermandad.ofrecieron la tóni&a del mayor compañerismo y

sincera fraternidad, acordándose por unanimi·dad celebrar la segunda reunión del próximoaño en Aranjuez, ya que, por general acuerdode institución, el "Día del Practicante Rural" hade celebrarse cada año en distinta localidad.

Sóio gratitud merecen de este Colegio de Ma­drid cuantos-autoridades, Consejo Nacional ycompañeros todos-'han contribuido a que esteacto-novedad profesional-resulte brillante yprometedor, así públicamente 10 expresamos conla mayor satisfacción.

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HAY iQUE HALLAR UNA SOLUCIONPor ANTONIO ROSSELL BOADA

(Ceuta) -

A mis compañeros de los Servicios Sa­nitarios de la Zona, con la esperanza deuna ma'V0r actividad en beneficio de todos.

EN todas partes de! mundo se puede expo··ner una opinión, y cuando ésta no perju­dica a segundos, resulta más que lóg-ica

la opinión que sobre cualquier asunto se haga.Así, tenemos una cuestión previa que exponer.Se trata de los Practicantes de los Servicios Sa­nitarios de la Zona. .

Existe en Marruecos un Cuerpo de Sanida1que, a través de los años. quedó formado portres g-rupos distintos, a saber: Practicantes deIntervenciones Militares (el más numeroso), deHospitales y Municipales. Estos grupos panconstituído lo que hoy se denomina el Cuerpode Practicantes de los Servicios Sanitarios dela Zona. Esto es una prueba evidente de quela unificación de la Sanidad es muy necesaria ya la larga más práctica de lo que a simple vistaparece. Todos estamos escalafonados por rigu­roso orden de antigüedad, y en los concursos detraslados las vacantes se cubren por este mismoorden; pero puede darse el caso, como muchasveces ocurre, que un Practicante de tercera pasea ocupar una plaza que antes lo estaba por unode primera; es decir, aquí no se catalogan lasplazas por categorías: cualquiera de ellas puede

ser cubierta por un compañero cualquiera delas tres categ"orías escalafonales, siempre queen turno r.iguroso le haya correspondido, claroestá.. Esta es, en síntesis, la parte mecánica de.

nuestro Cuerpo. Ahora entremos de lleno en lacuestión de haberes. Pong-amos como ejemplo losingresos mínimos mensuales de un Practicantede la última categoría, casado y con dos hijos.que presta sus servicios ,en el medio rural. Per­cibe, abonados por el Estado, los sig-uientes emo­lumentos: 1.0 Pag-a, 700 pesetas. 2.0 Gratifica­ción de residencia, .'í00 pesetas. 3.0 Gratificaciónespecial de campo, 150 pesetas, 4.0 Gratificaciónde campo y familia, 100 pesetas. 5.0 Cuarentapor ciento por carestía de vida, a tenor de lagratificación de residencia, 200 pesetas. 6.0 Ayu­da familiar, 700 pesetas. 7.0 Trienios que puedancorresponderle. de mil pesetas cada uno, y, ade­más, tiene asignada vivienda oficial. Otro deigual categoría con destino en la ciudad percibelos mismos emolumentos. menos los 3.0 y 4,0, sinvivienda.

y a continuación sig-amos adelante, recordan­do unas disposiciones oficiales que nos afectan.

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En la Orden qel 2-X-4'i del Ministerio de la Go­bernación se dispunía perteneciesen al CuerpoNacional de Practicantes de Medicina de Casasde Socorro y Hospitales Municipales todos losPracticantes que en aquella fecha ejercieran enpropiedad en los Servicios Sanitarios de la Zona.

En el B. O. del E. número 99, .del 9-IV-54,por Decreto de 27-XI-.'i.~, se aprobó el Regla­mento de personi.\l de los Servicios SanitariosLocales, y en las disposiciones transitorias, pá­rrafo 4.°, dice: Serán incorporados a los res­pectivos Cuerpos generales quienes en la fe.chade entrada en vigor de este Reglamento desem­peñen en propi~dad plaza de plantilla de los Ser-­vicios Sanitarios del ~rotectorado de España enMarruecos, etc.

En el B. O. del E. número 275, de 2-X-54, sepublicó una Orden del Ministt'rio de la Gober­nación de fecha 16-IX-'i4, y en el artículo 1.0 dela misma se reconoce el derecho a ser incluídosen el escalafón de Practicantes titulares a todoslos f1.. e se encontraran desempeñando en propie­dad plaza de plantilla en los Servicios Sanita­rios del Protectorado de España lR1 Marruecos.

Se deduce por todo lo expuesto anteriormenteque nuestra' inclusión en el Cuerpo de Practi­cantes titulares será próximamente una realidad.

Sigamos adelante y abordemos la cuestión mo­tivo de este escrito. Todos los funcionarios deMarruecos que han sido fusÍJnados con susCuerpos similares en la Península lo han sidoobteniendo impertantes beneficios en todos lossentidos, y el Cuerpo de A. P. D., que es enrealidad el de Practicantes titulares, percibenactualmente en plazas de primera categoría unsueldo base d~ 500 pesetas mens1.l'tlles, no tienenasignados trienios acumulables ni. ayuda fami­liar, y perciben sus haberes por las Mancomu­nidades Sanitarias; tampoco hay que olvidar elsistema mecánico interno para la adjudicaciónde plazas en los concursos de traslado, la docu­mentación que hay que aportar, la clasificaciónde vacantes ·por categorías, etc., etc.

Con estos argumentos no plldemos molestar anadie si decimos que no es ninguna ganga elpanorama; en lugar de salir beneficiados, somosenormemente perjudicados. Sinceramente, quierodecir que deberíamos estudiar la fórmula de fu­sión hacia un Cuerpo en el que nuestros inte·reses n0 fueran tan dañados, pues es natural quetengamos aspiraciones de mej orar. Veamos coaagrado esta acogida que nos brinda el Cuerpode Practicantes titulares, pero al mismo tiempono olvidemos que al hacernos observadores pa.sivos y dejando hacer a los demás no se ade­lanta nada; hay que tener actividad y más unión,no perder nunca la esperanza y tener fe en eltriunfo de una causa que todo el mun:io ha decatalogar como justa. .

Si todos los Practicant~s de la Zona, repre­sentados por una Comisión capacitada y nombra­da al efecto entre todos los compañeros, se pu­siera en contacto con nuestra representación ofi­cial, el Consejo Nacional, exponiéndole nues­tros deseos y aspiraciones, creo que saldríamosganando. En Madrid tenemos una gran figurade la clase, el señor Córdoba; lo que él no hagano lo hace nadie; a él es a quien hay q:Je re·currir y pedir consejo, pues bien seguro estoy41ue nos ha de orientar y conducir por el buencamino. Independiente de esta gestión se podríanhacer otras que se estimen o crean convenientespara la solución más rápida y apropiada, pJ.lesno todo es de competencia legal del Consejo.Todo debe ser tanteado ahora y no alucinarn ¡,

el que A. P. D. tenga acumulado el S. O. E.;lo que debemos tratar es de conseguir una po-­sición, si no mejor, por lo menos igual a la quedisfrutamos aquí y no considerar una meta defi·nitiva esta fusión, ya que, como .anteriormenteexpreso, no representa para nosotros ningún be-neficio. ,

Y, para terminar, quiero advertir que no esmi ill,tención molestar a nadie. Se trata única­mente de defender una causa que, como yo, todoel mundo la dehe considerar justa.

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La dura I u e ha con lo.Por ATABROC

i m' pon d e r a b le,

E:; muy desag-radable estar- en anteced~ntes '!mlll:has veces vresenciar las luchas Inte~tt­

nas que se d~sarrollan entre compaiirros delas capitales, paLIaciones y medio rural. Duele., deprime el ánimo ver a ~stos aludidos ~nta­gonistas, que fuera del ambiente en que tienenque dirimir sus asuntos proíeslOnales. y econó­micos, serían buenos camaradas, Y. SIn embar­/Co, actuando en el mismo terreno. son enca;rlllza­dos enemig-os, poniendo a veces una brutahdad ymétodos tan inauultos, que frecuentemente, danla impresión que todo el primitivismo ancestralpor el pedazo de la carne cruda, emerl!:e con to­da la violencia ele aquellos tiempos abominables.

No intenlo prejuzgar de antemano Que todoello sea culpa de los participantes en el drama­tismo de esta lucha tan cruenta y dolorosa, enla que se pone de relieve el poco tacto y respetoa los acuerdos y normas deontológicas de soli­daridad emanados de nuestros org-anismos, y aunde las mismas leyes que da el Estado en defensade nuestros sag-rados intereses. 4ue con p-:rtmazceg-uera se atropellan y conculcan, pero sí quedebían los actores de estos desagradables episo­dios que ensombrecen el espíritu de clase poneralKa de su parte para suavizar aristas y lIeg-ara una "entente cordiale".

De todas las formas, por algo los impondera­bles son los imponderables. No culparé a na­die, puesto que no siempre la sociedad y nos­otros mismos somos responsables de ciertas mo­dalidades y características psicológ-icas que seproducen en todas las clases y sectores de la vidasocial por esos ag-entes inconscientes y perturba-­dores.

Nadie ig-nora que las familias humanas trans­miten sus tendencias, morales y raciales de l!:e­neración en g-eneración, y que éstas se modificano se alteran, o bien se perfeccionan por mediodel ambiente, el ej ercicio, la cultura, la seiec­ción, el cruce o el entroncamiento con otras ra­zas humanas. Somos lo que somos, y no lo <iuequerríamos ser, o como Quisieran Que fuésemos.El fuerte sojuzga al débil, el sabio al ig-norantey el astuto y ladino al indolente y confiado. Elejercicio de las facultades antedichas, adiestrano debilitan, seg-ún se practiquen o no las referi­das. Y como es natural (si ocurre 10 último, seproduce el complejo de inferioridad en una elelas peor dotadas, complejo que ning-una ley hu­mana, ni tampoco social, pueden subsan:u, pormuy bien que éstas hayan sido redactadas en prode la comunidad, puesto que como el déficit men­tal no se puede aumentar con ellas, tampoco sepuede poner un freno al más apto ni un lazo almás hábil, que con su manera especial de actuar.desplaza a su rival, hasta anularle y vencerle.Esto ha ocurrido en todos los tiempos y ocurriráI!0r los sig-Ios de los sig-los, y francamente. deno haber una justificada trans~resión punitiva,nada ni nadie puede ni debe hacer alg-o en con­tra de estos luchadores bien dotados, Que, porotra parte hablando, no se deben eliminar, por­que son la suma de los elementos positivos parala sociedad en su afán de superación y perfec­ci6n. El ejemplo la da el Estado al poner en losmeiores puestos, mediante oposiciones, a los Queprobaron su suficiencia y protegoiendo con becasy subvenciones a los superdotados. Naturalmente,

que si no existiera esta selección y por un falsosentimentalismo se les diera carta de naturalezaa .los menos aptos, al prescinc(¡r. aunque nadamas fuera que parcialmente, de los servicios dela élite, el acervo común perdería, descenJie!ldoen todas sus formas la producción moral cientí­fica, artística y social. El ejemplo nos' \o danl~s mismos pueblos, Que, cuando lang-uidecen ypierden sus facultades en la lucha por la vidaal Quedar en manifiesta inferioridad, sucumbe~y se ~esmoronan, pasando a ser sojuzgados porlos mas fuertes, No pretendo hacer la apol{)goíadel "super-hombre" que ideó un sabio alemánno, muy al «mtrario. ¡ Dios me libre de caer e~semejante aberraCión herética! La relig-ién ca­tólica, y hasta las Que juzgoamos imperfectas. lIo0rno ser deposi~arias tle la Verdad revelada, comola nuestra, tienen establecido en su dog-má:icamoral y religoiosa, muchas de ellas franca y de.cidida protección a los débiles. El ideal sería Que,consecuentes con la verdadera doctrina de her.mandad para con nuestros semejantes, practicá­ramos la norma de dar y proteg-er al Que más'l~ necesita por su falta de preparación e incapa­Cidad, pero con esto nos llevaría a una serie dedisquisiciones y matices muy difíciles de preci­sar. no podemos pedir a los poderes públil"OS nimenos a los particulares. que mermen las fa~ul­tades de quienes las recibieron oe la Provi¡lrn­cia, como don inestimable para él, v mucho mása sus semejantes, a los cuales beneficia, aun sínpretenderlo.

Ahora bien, debemos condenar Que no siempreson ostrntados los puestos por los más capaci­tados. Ello es inevitable, y, por 10 humano quenada es perfecto, disculpable. '

No Quiero cerrar mi trabajo sin hacer una alu­sión al meelio rural, alusión Que ya se ha hechoCGn más competencia por olros compañeros, yes la del Que va a la toma de posesión con t010slo~ fueros .que le confiere la lev, se vea en l~tflste neceSidad de tener que abandonar un car­g-o obtenido en la buena lid .de una oposición, y(¡ue al lleg-ar al pueblo tropieza con que IIn se.ñor ... 10 hace todo; al compañero. con sus inte­reses creados. a veces amparado en el g-rupo ca­ciquil y marrullero que le apoya descaradamen­te, v cuando no, en el peor de los casos, con elbarbero o la intrusa visitadora oficial, bien apues-­ta y parecida, que por eso, precisamente por eso.g-oza de todas las prerrog-ativas y complacenciasde alg-ún notable de la localidad.

Las perspectivas de estos horizontes sombríosconturban y deprimen el ánimo más templado,hasta el más dotado para la lucha, malog-rándoseun valo~ positivo para la sociedad y la clase, yen camblO, con muchas probabilidades de erigoirseéste en enemig-o de la misma, con todos los pe­lig-ros que encierra un valor injustamente prete­rido, del cual cabe esperar para ella los peoresmales, si una mano providencial no le desvía atiempo del tortuoso camino en que 10 han dejadolos miembros de la referida, en este caso. perono, en la forma sutil y tenaz aludida al princi­pio de este artículo, que, como a las termitas. nose les puede vencer ni dar caza por 10 superdvta·dos Que están para la lucha, y máxime por esosterribles enemigoos imponentes, que no son otrosQue... "los imponderables". .

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.E RA . N EeEs A RI o RENOVARSEPor MARIA DOLORES TELLO

E N los últimos quince años la evolución dela vida y de las costumbres se ha dejado

, sentir casi más que en un siglo de losanteriores. Todo se ha renovado: las ciudadesse han ensanchado y se han enriquecido convaliosas constru~ciones modernas, dotadas detoda clase de comodidades; los medios detransporte han progresado de unlt forma tanasombrosa, que las distancias se han hecho pe­queñas; el nivel de vida se ha elevado y, comoconsecuencia de esta elevación, el hombre hasentido necesidades que en otro tiempo hubie­ran sido consideradas solamente como lujos ocaprichos; los estudios han sufrido cambios...En una palabra: Todo se ha renovado porquela vida llev.aba mucho tiempo estacionada y lahistoria nos ha demostrado que, tras una largapausa, viene siempre una revolución (politica,social, artística.. .) que trae como resultado unacompl~a renovación, un avance y un progreso.

Nosotros, los Practicantes, no podíamos per­manecer al margen de esta "revolución" o pro­greso de la vida y de las costumbres, y el tiem­po ha venido a demostrárnoslo.

El hombre, o mejor dicho, todos los humanos,nos hemos hecho mucho más exigentes de loque lo fueron nuestros antepasados, y entre lasmuchas necesidades que hemos sentido los dela actual generación, voy a destacar solamenteuna, porque es la que va a servirme de pautaen el presente comentario: la de la higiene.

En el principio del mundo, Dios tuvo que irrevelando al hombre todo lo necesario para vi­vir, porque sólo El podía comunicar lo que elhombre ignoraba todavía. La Biblia nos mues­tra todas las enseñanzas que sirvieron de basepara la educación de los primeros pobladoresde la tierra, y entre estas numerosas enseñan­zas podemos apreciar que hay muchas relativasa la higiene. En el capítulo 13 del Levítico seleen las normas que dió Dios a Moisés paraconocer cuándo un hombre tenía tiña o lepra,y en el capítulo 15 del mismo libro se leen al­gunos versículos que pueden ser interpretadoscomo normas de higiene sexual.

Pespués, no hizo falta que Dios siguiera reve­lando estas cosas, porque fueron transmitidasde generación en generación; mas a pesar detodo, el hombre no estaba lo suficientementecivilizado para entender por sí solo muchas co­sas de éstas, y líasta hace poco ha existido bas­tante ignorancia sobre tal materia, de modoque en los primeros años de este siglo todavíaera requerida la presencia de un profesionalpara practicar la más simple cura o un acto dehigiene. Más tardé, a medida que el hombre seha modernizado, aprendió a hacer por sí solomuchas de las tareas que hasta entonces ha­bían sido encomendadas a los Practicantes, ysólo se requería nuestra presencia para poner

una inyección, puesto que en pasando a inter­venciones que ya podían considerarse fuera dela Cirugía menor, no nos está permitido inter­venir. ¿No era, pues, un poco ridícula la actualmisión del Practicante si se la dejaba reducidaa la insignificante tarea de poner inyecciones?Era necesaria una renovación, y ésta ha lle·gado.

Con el nuevo plan de estudios, los modernosAyudantes Técnicos Sanitarios, al ampliar elnúmero de conocimientos mediante un estudiomás detenido y extenso de la carrera, creemospodrán realizar otras tareas algo más superio­res a la de poner inyecciones, ya que no seriade extrañar que dentro de unos años tambiénesta tarea (casi única entre las que tenemos losactuales Practicantes de España) supiera reali­zarla cualquier persona, y las inyecciones selas pusieran a sí mismos los pacientes. Y digoesto porque todos sabemos la gran cantidad depersonas que hoy saben poner inyecciones, cosaque, en algunos casos puede ser admisible. Pon­gamos como ejemplo, el diabético, que tiene queinyectarse insulina a diario, o el enfermo decorazón, que ha de inyectarse cardiazol encualquier momento imprevisto. Por otra parte,el número de medicamentos inyectables ha, au­mentado considerablemente, pues incluso, nosólo son medicamentos los que se inyectan, sinomodernos tratamientos de belleza en los ele­gantes y caros establecimientos de las grande3capitales. Siguiendo este camino, llegaremos aldía en el que, cuando una mujer desee cambiarel color de sus cabellos, no tenga más que apli­carse una inyección en el cuero cabelludo, cosaque será bastante más cómoda que soportarcuatro interminables horas en una peluquería,y pensando esto... ¿no os parece un poco ri­dículo requerir la presencia de un Practicantepara un acto de coquetería? Será la propia mu­jer la que se aplique el tratamiento.

y por último, quiero recordaros que hoy, encualquier colegio elegante, sin' necesidad deque las alumnas cursen estudios superiores, seles dan cursos de puericultura e higiene paradesterrar una ignorancia bastante grande queexistía en la mayoria de las mujeres españolasy que no decía nada en beneficio nuestro. Enestos cursos se practican curas elementales eincluso en muchos de ellos se explica cómodebe ponerse una inyección; luego, si por elsimple hecho de pdseer una regular cultura, sepueden practicar muchas de las tareas que has­ta hoy nos habían sido encomendadas exclusi­vamente a los Practicantes, es de esperar queen un futuro próximo, se nos conceda un pocomás de autoridad en el campo de la Sanidadespañola, considerando la categoría profesionaly social a la que puede aspirar el nuevo Ayu­dante Técnico Sanitario, a juzgar por el nuevoplan de estudios.

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NEROES ANONIMOSPor JOSE GALIANA GIL

(Pr;¡cticante de A. P. D. y del S. O. E. de Benferri, Alicante)

~ara el Dr. Paredes CampiUo, deOnhuela, con afecto y consideración.

1

HABIA anochecido muy pronto. La he­lada recluyó en sus hogares a los mo­

radores de la aldea. En el interior de las par­vas y toscas casucas. y en derredor de la fo­gata que en la cocina crepitaba, se acuTru­caban ateridos. Foera, en la calle, zumbabael viento, que arrastraba partículas ele nievede la sierra vecina, cubierta con blanco su­dario.

o De pronto, y lejana. se oyó sonar una mú­sica de guitarras y bandurrias.

Al c'Onjuro de sus ecos se abrió queda llnaventana y en la oscuridad de su hueco se en­trevió una vagorosa e imprecisa sombra demujer. Sus ojos escudriñaron en la negrurade la noche. Oteó ávida. El viento azotó surostro con furia.

<dEs él!», musitó.La música se oía cada vez más prOXlma,

y un momento después apareció por una re·vuelta de la angosta y pina calleja un grupode mozos, músicos y cantores, que, desafiandoal vendaval, recorrían las accidentadas callesdel pueblo.

Eran los quin los, que al día siguiente mar­charían a incorporarse a sus respectivos cuer­pos militares y se despedían de sus laresdando mílsica, inquietos y bulliciosos...

¡Noche de quintos en la aldea! Noche dejolgorio y bullanga. Alegría circunscrita sóloa los soldados en ciernes; pero alegría irres­petuosa, que tiende a la travesura; alegríaun tanto disoluta, por la que se cometen fal­tas que se perdonan en gracia a que es cos­tumbre en la aldea no tomar en cuenta las

primeras «hazañas» de los futuros defensore~ .de la Pah'ia. . .

Acompañando a los quintos iban otros mo­zos que, atraídos por el olorcillo del cochi~frito que en una taberna se condimentabaanimaban a aquéllos con bromas y cuchufle~tas mientras llegaba el momento del ágape.

Uno de los quintos era el Practicante titu­lar, D. Juan Santacruz, a quien, como a laminoría de sus compañeros, le había corres­pondido ir a Africa, donde a la sazón Se li­braban sangrientos combates, en los que secastigaba duramente a los indígenas por lastropas del Protectorado.

Santacruz era huérfano. Había perdido asus padres recientemente en un accidente fe­rroviario, del que él resultó ileso por milagro.Hacía muy poco tiempo que había terminadola carrera. la que hizo con gran aprovecha­miento. Muy joven, y en posesión de su fla­mante título, hizo almoneda de todo cuantoposeía y huyó de aquella ciudad donde tanfelizmente viviera con sus malogrados pa­dres. Solicitó la titular de un partido médicoly allá filé con todo el bagaje de sus ilw;Ío­nes y un gran vacío en su corazón por lamuerte de aquellos dos seres, de quienesera la alegría de sus vidas... El más preciadotesoro. 1

Muy pronto el anciano médico del partidoconoció las bellas prendas que adornaban asu auxiliar: amabilidad, dulzura de carácter.inteligencia, actividad, pericia técnica... , yconvirtióse en su protector y maestro, envián­dolo al agregado, en donde Santacruz le ha­cía un gran papel, evitándole muchos kiló:

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metros «a lomos de un mal rocín» por sendasy vericúetos.

A las pocas horas de llegar Santacmz alagregado se le presentó ocasión de probar susuficiencia.

En la madmgada del día siguiente de su_llegada a aquella aldeíta le despertaron unosfuertes golpes dados a la puerta de su hospe­daje. Oyó voces apremiantes de alguien fluedemandaba sus servicio. Se echó rápido fueradel lecho y acudió solícito a donde se le re­quería. Le condujeron a una casa de buenaplanta. Había revuelo y alarma. Salió a suencuentro una bellísima joven, de cuyos ne­gros ojos se escapaban raudales de lágrimas.

-iPor Dios, venga en seguida; pase poraquí! ¡Ay, Dios mío, qué desgracia! íMi pobrepadre se muere; está muy enfermo! íSálveleusted; por su madre se lo pido!

La congoja de aqnella hermosa mujer, uni­da a la súplica por su madre, caló muy hondoen su corazón.'

-No se apene, señorita. Tenga un poco deserenidad y esperanza. Ahora veremos de quése trata y pondremos toJos los remedios queestén a mi alcance; v en último caso hare­mos por que lo vea ti. Benigno todo lo antesque pueda ·ser. Por favor, lléveme a dondeestá el enfermo.

-iSí, sí, venga por aquí! ¡Francisca, da laluz de la escalera!

Un momento después se hallaba Sanlacruzante un caso clarísimo de cólico nefrítico.

Un pobre hombre, de unos cincuenta años,yacía en el lecho gimiento de dolor. Santa­cruz le prodigó palabras de consuelo y espe­ranza. Le interrogó con dulzura:

-A ver. ¿d(índe le duele? Señale usted conla mano el sitio del dolor.

-iAquí, aquí, todo esto; por encima delpuvis, hacia dentro... , irradiándose el doloral testículo y al muslo!... ¡Ay, Dios mío; esun dolor muy fuerte! ¡No lo puedo sufrirmás!

-¿Ha orinad'l) algo?-jCa! No, señor; no puedo. A lo sumo,

unas gotas sanguinolentas.-Bueno, no se preocupe. Esto está ehro.

Es el paso de un cálculo por el comltctourinario. lA ver. en seguida, calienten abun.dante agua y viértanla en un recipiente gran·de, mientras yo preparo unas inyeccionesl Porfavor, tengan la bondad de salir lodos df lahabitación; no se enfaden; es un momtntonada más; esperen fuera; vayan, se lo suplicoa ustedes; no se molesten ... Vamos a dar IInbaño de asiento al enieImo y no debe h:lbertanla gente aquÍ. Usted también, señora. Su·pongo que es usted la esposa del enfenuo;pero no la necesito aquí. Y usted, joven, ácom·pajie a su madre; vaya, vaya con ella... iY nolloren más, qué caramba! Esto pasará en se·guida. Que se queden dos hombres para ayu·darme.

Santacmz calmó el dolor, tonificó al en·fermo y lo puso en la cubeta, teniendo lasuerte de que al momento de esfar en con·tacto con el agua caliente expulsase el cálculo,seguido de una abundante micción.

Una hora después todo había terminadoreinando la alegría y el regocijo en aquellacasa, colmandQ de felicitaciones y parabienesa Santacruz.

La hija del enfermo, clavando en aquél sushermosos ojos, radiantes ele felicidad, le dijo:

-Nunca olvidaré la angustia mortal quehe pasado al ver a mi padre tan enfermo ylo feliz que soy en estos momentos, gracias a

(loses por corrésponducia paro los señor.s prcdirollffs ~ue temen perteen lo Oposición de Asistencia Pública Oc micilicria

Con objeto de que los señores Practican tes que no pueden desplazarse a nuestrasclases, para que puedan seguirlas. y atendi endo a numerosisimas peticiones. hemos es­tablecido unas clases por correspondencia Que contienen toda.s las explicaciones recogi­das taquigráficamente. con 10 cual obtienen el mismo beneficio que si asistieran, -perso­nalmente a nuestro céntrico local.

Semanalmente, el alumno recibe todas las explicaciones dadas por los profesores, por elprecio de 225 pesetas mensuales. En este pre cio está incluida la resolución de cuantas du­das surjan al alumno, complementarias al estudio.

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IU afortunada int&rvención. Mi agradecimien­to será eterno.

Santacruz correspondió a estas frases qui­tando importancia al asunto, y envolviendoa la joven en una intensa mirada, salió deaquella casa alegre y satisfecho por el debercumplido y con una dulce herida en su co­razón.'

Al día siguiente dió cuenta de lo acaecidoa su superior jerárquico, quien le felicitó yle instruyó en el tratamiento a seguir, en tantoiba él.

El éxito del Practicante corrió por el ¡:ue­blo ~omo reguero de pólvora, admirándosehyjos los vecinos, que se hacían lenguas decómo, siendo tan jovencito, tenía tanta dis­posición y tantos conocimientos.

Verdaderamente Santacruz era una joyaprofundamente auténtica, de valor incalcula­ble. Era un predestinado.

Pronto se hizo querer de aquellos natura­les, especialmente de las mozas, a las quetrataba con sumo respeto. Pero la que llenóel vacío de su corazón de un sentimientojamás sentido con tanta fuerza fué Carola, lajoven que conocO-en tristes y críticas circuns­tancias a las pocas horas de llegar al agre­gado.

A ella n" le fué indiferente Santacruz. Sehicieron novios.

Llegó a amarla con idolatría. También Ca­rola le correspondía; pero a su manera, sinesa pasión que él quería ver en su amor; deun modo más frío ...

•••Sonó el toque de ánimas: tres campanadas

lentas y acompasadas que despertaron a lapareja de cigüeñas huéspedes del viejo cam­panario.

En aquel momento el bullanguero gnlpose detenía bajo la ventana que momentosantes se había abierto en silencio, y la somobra femenina que vimos en ella se echó atrás,pudorosa. .

Los músicos afinaron los instrumentos y

volvió a sonar la música, cuyas notas se mez­claban con los aullidos del vendaval.

Poco después marchaban calle adelante.Recatándose de los demás rezagóse un mo­

zo y corrió a la ventana, que aún pennanecíaabierta.

Era Santacruz.-Carola, ¿estás ahí?-susurró.-Aquí estoy aguardándote-dijo una voz

de mujer, y asomó decidida Carola.-iCon tanto frío! Por Dios, nena, abrígate,

que es mUH peligroso estar alú con la nocheque hace.

-No temas. IAy, chiquillo, qué pena tangrande! iCómo se acerca la hora! iYo no voya poder estar tanlo tiempo sin verte! ¡y luego,la angustiosa zozobra que he de tener por lamaldita guerra!

-iNo pienses en eso, ·lucerito mío! Ya vesque no todos sucumben en ella, y yo tengola esperanza. de que nada malo me ha desuceder. Verás cómo todo temlina en hien. Secumplirán nuestros deseos y seremos muy fe­lices. ICuánto te quiero, Carola! Tú eres miúnico cariilo. Por desgracia, perdí a mis pa­dres no ha mucho... IAquel siniestro me dejósolo en el mundo! Mi cDrazón estaha tristey dolido. Yo necesitaba un peche amigo endonde depositar mis penas y mis al(>grías...Otro corazón que latiera junto al mío, y Dioste puso en mi camino, Carola. ¡Qué dichososoy con tu amor! ¿Oyes? Ya vienen ésos; hannotado mi falta y me- buscan. Todavía hayque dar música a Juliana y M:t'rina. Mis doscompalíeros de suerte quieren también obse­quiar a sus novias. Acuéstate, reina mía, y nollores más. Adiós; hasta mañana, que nos ve­remos pira despedirnos, ¿verdad? Pasaremosa decirles adiós a tus padres. Anda, acuéstatey reza mucho a la Virgen por quien daría susangre por ti...

11

El sol se escondía lentamente tras las mon­tañas y todavía continuaba el monótono einsistente canto de las cigarras.

A V I S O.Todos los sefiores Practicantes que hayan seguido un curso en nuestra Escuela o quehayan solicitado algún frasco de Edempil, sirvanse enviarnos cinco pesetas para gastos

de envio de un obsequio que recibirán seguidamente.

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Comenzaban a sálir a la calle v sentarse alas puertas los vecinos de aquelia aldea in·cendiada todo el día por el sol de agosto.

najo el desvencijado sombraje de la taber­na y en derredor de mugrientas mesuchas al­gunos hombres, viejos en su mayoría, palpa­ban los pegajosos naipes mientras que, conestropajosa lengua, demandaban más vino.

Frente a la taberna, unas viejas murmura­ban:

-iDesvergonzaos! ~Iíalos; toas los domin­gos hacen lo mismo: se meten ahí, y bebenhasta que se les sale por los ojos. ¡Ya les da­

, ría yo; pero había de ser veneno!--No creas tú que es otra cosa lo que les

da el tío Ruperto.-Mira ésas que vienen por allí, qué peri.

puestas van. '-Ya, ya; mejor fuera que le dejaran caer

el doble a la falda.-Es verdad. Yo no sé a dónde van a parar

estas chi.as. iVálgame, Dios, qué distinto to­do a cuando nosotras moceábamos! iAqut'llosí que era vergüenza y honestidad; pero aho·ra... !,

-Mira, mira; fíjate en aquella que asomaa la esquina.

,-Ah, sí, la Carola. ¡También ésa se empe·rejila demasiado! Se ve que ha sentía muypoco la ida del novio. Oye; y más te digo:no sé si me engañaré, pero me parece quetanto se casará con el Platicante como con­migo.

-Pues él la quiere a rabiar.-El, sí; pero ella ... ¡Ojos que te vieron

ir! Ya se dice ql,le la han visto hablar más,de lo debía con Bartola el del ParraL., esetosco que, aunque su padre tenga dinero. no,puede ocultar lo bruto que es. Está claro:ella, embebía con los regalos que dicen lehace y entusiasmá por entrar en casa llena.no se acuerda del soldao ni del santo de sunombre.

-Eso son apañijos de familia; ¿no ves que,el padre de ella también tiene el riñón bien

cubierto? ¡No seas tonta, que aquí cada cualva a su apaño!.-y el otro infeliz, muerto y penao por

ella... iQup cosas!-Dicen que ya hace muchísimos meses

que no escribe, ni él ni los otros que se fueron a aquellas tierras; y, según opina d señorCura, es que deben estar metías en aquellosparajes de los moros.

-Pues mira; Dios me perdone lo que voya decir, pero me parece que la Carola de~ea·

ría que el novio se quedara por allá y así notendría quien le pidiera cuenlas luego Ellase debe haber hecho la cuenta de qne entreBartola y el soldao, le conviene más Bartola,porque, aunque sea nn zopenco, tiene muybuenas fincas; mientras que el olro, lluncuando es un hombre de carrera y con mu­cha educación, no tiene más bienes de forotuna que lo pocd que ganaba en el pueblocon su trabajo lo otro poco que le dabanen el Ayuntamiento, de la titular.

-Pues no es porque no ha tonteao con él,-Eso, eso es lo que na hecho: tontear con

el pobre chico; porque como ella también selas da de fina y de leída, le gustaba mu~ho

farolear con él y que vieran que el hombremás culto y más distinguido del pueblo bebíalos vientos por ella.

-iChists... ! Calla, que vienen.-<!Quiénes?-La: Carola y Bartola, lao por lao. iMíaJa:

paece un tren de vapor!-iPero con qué descaro! Na, chica; que la

cosa está hecha.-y el otro pobre allá peleando en la mo­

risma, creído que esta pájara estará rezanrloy pidiendo a la Virgen por él. ¡Lástima dehijol

III

Aquel día, desde muy temprano, se inici6un movimiento inusitado en el vetusto case­rón de Bartola el del Parral. Las aves de

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corral habían sufrido un considerable desca­labro. En el fogón se alineaban las panzudasollas y de 1.1 bodega se habían extraído sen·dos pellejos de viejo y oloroso vino.

Bullían las Dlujeres, afanosas, ordenandomuebles ;colocando mesas, preparando vaji­Ilas... Todo era alegría y revuelo. Algo extra­ordinario ocurría en la casa, que el más lerdohubiera olido a bodas.

En efecto: el hijo del dueño de la fincacontraía matrimonio con Carola, la moza másgarrida del pueblo.

Después de la ceremonia nupcial se orga­nizó el baile a la puerta de la casa bajo elfrondoso emparrado, del que pendían rojosracimos.

Carola, después de haber bailado con todoslos mozos invitados a su boda, como era cos­tumbre en la aldea, bailaba en este momentocon su flamante esposo, que le miraba conembeleso, colmándola de toda clase de fine­zas. Ella se mostraba un tanto esquiva y des­deñosa y en la vaga mirada ,de sus negrosojos, a veces arrasados en lágrimas, se adi­vinaba nn agüero de tragedia...

Quería agradar y corresponder a las aten­ciones y parabienes que la prodigaban losmuchos invitados... , pero su trémula vo2' yel rictus de amargura dibujado en su bocadenotaban la tempestad que se agitaba en, .su corazon.

Tarde la voz de la conciencia y el fantasmadel remordimiento le gritaban: «¡Fementida!¡Perjura!» .

Cuando el baile tocaba a su fin, alguiendesde la casa gritó con alegría:

-lA la mesa. a la mesa; la comida espe>:a!\Vivan los novios!

•••

El viejo cartero rural, que en aquel mo­mento llegaba del pueblo vecino con la co­rrespondencia, se dirigía a la casa de los re­cién casados mascullando: «No sé... , no sé;pero me parece que esta carta y este giroque le traigo a la Carola le van a amargarla comida de bodas.»

La llegada de éste causó gran expectaciónen los circunstantes, que en aquel momentocomían con gran algazara.

A Carola le dió un vuelco el corazón ymortal palidez invadió su bello rostro. Conmano convulsa garrapateó su firma en algoque le mostrara el cartero, rasgó el sobre delala carta, y en tanto que el funcionario con­taba un dinero,' leyó:

«Señorita: Tal vez sea ésta la primera no­ticia que llegue a usted de la muerte de JGanSantacruz, acaecida en el campo de batalla.

Un servidor es el capitán de la compañía.a donde este héroe pertenecía. Lo mataroncuando, con inusitado valor y heroísmo, C1,l­raba y recogía a los muchos heridos que ca­yeron en aque~ malhadado combate.

Como cayó herido mortalmente junto a mí,tuve ocasión de escuchar sus últimas pala­bras, que precisamente fueron dedicadas austed. Me dijo que no tenía familia; que laúnica persona más allegada a él y más que­rida era una mujer a la que adorada contoda su alma y con quien pensaba unir susuerte en cuanto cumpliese su compromisoen filas.

Esa mujer era usted. Me rogó le remitiesequinienta~ pesetas que, al ingresar en la C<;ffi­pañía, me entregó para que se las guardase.cantidad que le envío por giro postal.

Perdóneme, señorita, por la crudeza conque le doy tan desagradable noticia, y aCCffi­pañándola en su justo dolor se ofrece respe­tuosamente de usted. suyo afectísimo segureservidor que sus pies besa.»

ACONSEJE 'un buen analgésico, no tóxico:

s A R I D o NSobre con 2 comprimidos. Cajas con 10 comprimidos

PRODUCTOS ROCHE, S. A. ... Méndez Núñez, J7. - MADRID

457

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Por DO~A CLARINES

S.OLUCION

La "ida en bromaes mejor tomarla,y si no se tomahay que dejarla.

Dejar la vidaes du ra cosa,cuando la idano es color rosa.

Por esto mismohaz cuanto puedas,salta el abismoy no te mueras.

Un Practicantenos da el remediode ir «pa» alantecon fácil medio.

PERFECT~

y Joaquinita,y la Tri.nidad,Inés, Pepita,Leonor y Paz,

Idea importante,certera, feliz,que a un Practicantele dió en la nariz.

Yo la celebrocon regocijocabe del Ebro,do me cobijo.

El sacramentodel matrimonio,feliz momentode Luz y Antonio.

¿Las Enfermerasson preferidas,son las primeras,las más queridas...?

¿Que sólo ellasson competentes,cual blancas pellasomnipotentes...?

¿Que cuando curan,con gran candor,sólo procuranno dar dolor...?

¿Que el Practieante,en este caso,por «ignorante»va hacia el ocaso...?

¡No importa nadaque esto así sea!Solucionadaestá la pelea

Este «compillche~

nos da la ideapara que <<pinche»menos la Andrea,

De Patro y Juan,Luisa y Pepito,Fifí y Damián,Susi y Benito.

y así. señores,se acabaríanlos «sinsabores»de nuestro pan.

¡Casaos con ellas,compañeros todos...!Son todas bellasy «tién» acomodos,

La santa coyunda,¡ese dulce lazo!,os una y confundaen un tierno abrazo.

Mas las PRACTICANTAS,que también annamossin un par de «blancas»,¿con quién nos casamos?

No sé en esta quimera...¡Mas dime, buen amigo!...,¿habrá alguna Enfermeracapaz de casar conmigo...?

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El poder influencial de la mú.icaHigiene y terapéutica mu'¡cal

P9r MIGUEL SILES CABREP A

E L flúido melódico de la música ejerce-enorme influencia sobre toda entidad psí.

quica y somática. Este flúido, y más particu.larmente el sinfónico, cree Camile Mauclairpuede llegar a disciplinar las grandes multi·tudes contemporáneas si es injerido a grandesdosis. Todo esto lleva al autor anteriormentemencionado a parangonar a la orquesta conla pila de Volta, ya que ambos medios hicie­ron posible el transporte a distancia de fuer­zas hasta entonces localizadas. Una sala deconcierto llega a ser como una perfecta má­quina electromagnéti<;a por la que pasa elritmo.

Se ha llegado, en terrenos más avanzados,a creer al ritmo musical como resumen de todametafísic.. No llega a exagerar tanto en sumelómana pasión Fichte, quien considera aaquélla sólo como el lenguaje metafísico delporvenir.

Sin apasionamiento snobista y dilettante, alsupraespiritualizar la música, al arrebatárseleel carácter exclusivo de bello sonido con quecomúnmente se le suele juzgar, hemos' de

"La vida sin música es verdader(J­mente 1tn error, fina fatiga y un des­tíe/To." (NIETZCHE.)

comprobar con la realidad del hecho musi·cal que no bien se pORen en contacto nues­tras más íntimas fibras sensibles con las bellasmelodías de un compás, nuestro ánimo pasadel extático estad,:, al arrebato sublime quenos transporte a etéreas regiones, por encimade nuestros sentidos; lugar o umbral dondenuestras pasiones y sentimientos se anulan,cuando menos, o embellecen, cuando más; dedonde intuímos que amar la música es cono­cer el consuelo y la liberación del dolor. Es­tos sentimientos supervalorizados de la músi·ca pueden originar y degenerar con el excesoen una saturación sinfónica análoga a la satu·ración del opio, que modifica el alma de cier·tas razas orientales, y que en el terreno indi­vidual y patológico podía etiquetársele con latan conocida melomanía.

Platón, en su tiempo, supo percatarse delvalor de la música en el anterior sentido in- .terpretativo, al decir de ésta que da almaal universo, alas a la mente, vuelos a la ima·ginación, consuelo a la tristeza y vida y ale­gría a todas las cosas. Creemos, en síntesis,

«EL AYUDANTE TECNICO SANITARIO EN LAS ESPECIALIDADES DE DERMATOLO­GIA, VENEREOLOGIA Y GINECOLOGIA.

Contestaciones al programa de oposiciones de Practicantes de los .Dispensarios Derma­tológicos y de Higiene Social al servicio de la Lucha Antivenérea Nacional (((Boletín

Oficial del Estado», de 8 de julio de 195f1)Con numerosos grabados en negro y color. Precio, 150 ptas. Ajustadas tema por tema

y pregunta por preguntaPor el Dr. Pll\fULIER

Ex Profesor A. de clases prácticas de la Facultad de Medicina de Madrid. Médicode A. ~. D. Ex interno, por oposición. del Hospital General, Hospital de San Juan de Dios

y Maternidad Pro vincial de MadridPEDIDOS A:

Fray Luis de León, 11 EDIC IONES ALONSO M A D R I DO AL AUTOR: Lista, 51

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que en este pensamiento platónico puede re­sumirse todo lo que sobre la música, con sen­tido trascendente, pueda pensarse y definirse.

o o o

En el terreno experimental, la influencia dela música está hondamente comprobada en suvariado aspecto. Es incontrovertible el valorpedagógico de la música, siendo Italia uno delos primeros países donde se empleó sistemá­ticamente la música en las escuelas como me­dio educacional y didáctico. También nos esconocido el hecho de que los psicólogos y so­ciólogos americanos han instalado en ciertostalleres de aquella nación unos altavoces enlos que, al ritmo del trabajo de los obreros, sele unía el ritmo musical, por creer que su va­lor higiénico e hiperproductivo es evidente.

No hace mucho nos fué dado a conocer porla prensa de en algunas granjas y vaqueríasse había comprobado el hecho de que las va­cas, en el momento de ser ordeñadas, si esta­ban bajo el influjo musical, éstas producíanmucha más leche.

Todas las anteriores pruebas experimenta­les avalan lo que al principio hemos puesto enconsideración. Pasaremos a continuación aconsiderar a «grosso modo» el valor terapéuti­co e higiénico de la música.

E. Poldosky (Military Surgeon, lID, 420,1952) afirma que los Médicos dedicados a cui­dar enfermos mentales han llegado a la con­clusión de que la música es uno de los medi­camentos mejores para la mente. El mismocita el efecto favorable conseguido con lamúsica de orquesta sobre 1.300 pacientes afec­tos de variadas alteraciones mentales ,reuni­dos durante una hora de la comida común.Observó que todos los enfermos manifestabanuna conducta y un decoro tan correcto comoel que pudiera observarse en el comedor decualquier hotel. Cree que la música eleva lossentimientos deprimidos y calma a los pa­cientes hiperactivos; asimismo puede cambiarun estado insatisfecho o destructivo en otrosatisfecho y constructivo. En cuanto a la par­ticipación de estos enfermos como ejecutan­tes de la música, notó Poldosky que propor­ciona a los enfermos un escape emocionalpara los sentimientos subyugados, incitandola autoexpresión, ya que provocaba en ellosla sensación de haber realizado algo con éxi­to, con la consiguiente relajación. Otro frutoterapéutico observado fué el alivio de susansiedades, de sus conflictos emocionales y desu confusión mental.

En lo que respecta concretamente a los dé­biles mentales, dice E. Pichot (Mental Health),

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son más fácilmente manejables SI al mismotiempo de su tratamiento se toca música se­dante y rítmica.

En los pacientes afectos de enfermedadessomáticas, la música ejerce y produce nota.bIes efectos, En los aquejados de enfermeda­des agudas, la acción es tranquilizadora y Stl­

dante, mientras que en los crónicos distrae lamente en los largos períodos de convalecenciay reposo. G. E. Arrington (West Virginia, ju.nio 1953) dice que los enfelmos de tubercu·losis, reuma, tumores, enfermedades neuroló·gicas, etc., descubren a menudo que la mú'sica les lleva la imaginación a otras esferasde ideas más agradables y placenteras, cre­yendo, en conclusión, que la música es Ull

utilísimo coadyuvante de la fisioterapia.En el quirófano también es utilísima la

música, según observación de G. A. Leighl(Anesth. lb Analg.); la música parecía ayudarnotablemente a los efeotos deseados para laadministración de anestesia local, regional oraquídea, en cuanto reducía mucho la apren··sión de los pacientes. Una revisión de ungrupo de enfermos sometidos a operacionesquirúrgicas mayores, demostró la existenciade una respuesta muy favorable a los efectoscalmantes de la música.

También se ha hablado del efecto de lamúsica en los pacientes que frecuentan las clí­nicas odontológicas, siendo facilitada la laborquirúrgica y mejor soportada. Aunque en esteaspecto se muestra con sentido humorista losAnales Españoles .de OdontoestomatologÍtl(XI, 362, 1952), al suponer que tal terapéuticahabrá sido creada para enmascarar los gritosde los pacientes en los momentos dolorosos.

Ya hemos visto, en vuelo raudo y generali­zado, el efecto que sobre el organismo y lamente puede la música ejercer; pero no duodamos, más aún, creemos sinceramente, en elamplio campo en que todvía puede actuar elmusical flúido, sobre todo en el tratamientodel alma, que acaso no sea como el tratamien­to del sistema nelvioso por el flúido eléctrico,sino un medio de vigorizar la exaltación sen­sorial y, por consiguiente, de crear estadoscontemplativos sublimes, capaces de confron­tar al individuo con las leyes naturales sinarredrarle ni constreñirle.

La única música capaz de crear en el hom­bre un estado panteístico no es teatral, des­criptiva ni pintoresca, sino exclusivamentepsicológica, música que conmueve al alma yrevela el infinito, potenciando los sentimien­tos nobles y bellos y aniquilando todo lo quede perverso pueda poseer la humana condi­ción.

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revistas"EL PEDICURO MODERNO", por Carlos

Martí Raso."

La obra, primorosamente presentada, con 122ilustraciones, en su mayoría fotog-rabados, cons­ta de 246 pág-inas, divididas en 2.1 lecciones ycuatro apéndices; en la Drimera se hace un de­tallado estudio de los antecedentes históricos dela pedicuría, definiendo la función del pedicuroy las condiciones o cualidades Que éste debe re­unir para el ejercicio libre r1e la profesión seg-únlo que la Ley determina. Sig-ue con la anatomíadel miembro inferior, para terminar con la ar­quitectura y fisiolog-ía pédica en una exposiciónen la que no se sabe Qué admirar más, si lameticulosidad de la misma o el acierto con Queel autor la describe, haciendo su lectura amenay de fácil comprensión. Después de describir acontinuación la instalación, mobiliario, instru­mental y su conservación. en podología, se de­tiene para, al tratar de la ortopedia pedicuril,hacer estudio de las diversas plantillas, separa­deros, reductores de juanetes, etc., más utiliza­dos, haciendo acertada crítica sobre las conve­niencias de unos u otros. No pasa por alto elautor la acción Que el calzado ejerce sobre lasdeformaciones anatómicas y fisiológicas de lospies antes de entrar de lleno en la materia ypasar a tratar le sintomatolog-ía y terapéuticaen las diversas afecciones de los pies. Las dosúltimas lecciones están destinadas al estudio dela estética e hig-iene pédica, así como al ejer­cicio de la profesión de 'pedicuro, en donde noolvida ni la propaganda más adecuada Que elprofesional Que va a empezar en la especialidaddebe usar. Los cuatro apéndices con que cierrala obra reseñan los prog-ramas que para el ejer­cicio Jeg-al de la podolog-ía se exig-en en Fran­cia, China y Cuba, siendo el último una selecciónde palabras técnicas relacionadas con la pedi­curia, con su explicación correspondiente. se-

g.~

pro fe s ion 0'/ e slección Que consideramos de g-ran utilidad parael cOlllpañero que se desenvuelva en la especia­lidad.

Resumiendo: el señor Martí Raso, según con­fiesa él mismo en el prólogo que hace al libro,ha pretendido crear un libro didáctico, y nos­otros añadimos Que si, además de enseñar, haQuerido q.ue su obra resulte original y variada,ha conseguido con todo acierto su objetivo.

(ONSULTORIO PROFESIONAL

Medicamenta (revista de estudios y trabajosprofesionales de cientias médicas), año XIV, nú­mero 292, agosto.

N oticiero Médico Español, año XVI, núme­ro 3:'5, agosto.

"Yartros tde la Asociación de la Prensa MédicaEspañola), núms. 2~4, 2"~.í Y 2~6.

Revista del Seguro de Enfermedad, año IV.número 28, julio.

Re'uista Ibys, marzo-junio de IQS6.Clínica Au%iliar (boletín de estudios e infor­

mación del Colegio Oficial de Auxiliares Sani­tarios, Sección Practicantes, de Barcelona y su.Provincia), núm. ~4, julio.

Matronas (revista de las Matronas y de lasalumnas de la carrera de Matronas), tomo IV,número VII, julio.

Ecclesia, núms. 784, 785 Y 786.

ACUSAMOS RECIBO

JUAN VALLADOLID, Madrid.-¿ Qué hono­rarios son los de un Practicante de tercera ca­tegoría de A. P. D.? Si tiene gratificaci,mc!por la mujer e hijos, ¿ cuánto supone cada uno?

R.-Son de .í.oOO pesetas anuales y carecende gratificaciones familiares.

yLibros

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CuencaNECROLOGICA

El día Q de julio último falleció, a los cin­cuenta y cuatro años de edad, en Santa Cruz.de Moya, nuestro compañero D. Julián TorrijosPeinado.

Nuestro más sentido pésame para su viuda yfamiliares.

• • •El día ~I tlc julio falleció el Practicante ti­

tular de Montalbo, de esta provincia, D. LuisVila Guilló.

Reciban desde estas líneas nuestra condolen­cia por tan irreparable pérdida sus famili;Jres.

••••El día 19 del pasado mes de julio ha falle­

cido en Zarza de Tajo, a los ochenta y tres añosde edad, D. Manuel Fernández Martínez, padrede nuestro compañero y amigo D. Manuel Fer­nández Garcí.a, Tesorero de este Consejo Pro­vincial v Practicante de la Beneficencia Pro­vincia!. -

Lamentamos tan sensible pérdida y unimosnuestra condolencia a sus familiares.

LogroñoENLACE

En la capilla de la Escuela de AutomovilismoMilitar de la primera regoión. extraordinaria­mente en~aJanada, el Capellán castrense de dichabase bendijo la unión de la encantadora y bellí­sima señorita María Antonia Domenech Alonso,hi ia del primer Jefe de la mencionada Base ytalleres, D. Antonio Domenech Arias, TenienteCoronel de Artillería, con D. Carlos de la Fuen-

te 'Guerrero, Teniente de Infantería, hijo denue3tro querido compañero y amig-o D. Victori·no de la Fuente Guerra, ex Presidente del Co·leg-io Provincial de Logroño y ex Vocal de nues­tro Consejo Nacional.

La novia, Que vestía un precioso traje con colade encaje y tocada con velo de tul ilusión, hizosu entrada en el templo, dándole el brazo a supadre y padrino; el novio, que vestía de I{ala,daba el brazo a su ¡;rentil y bella hermana y ma·drina de ceremonia, D.n M.aría Gloria de la Fuen·te Guerrero.

Al acto, expresamente invitados por nuestrogoran compañero, acudieron, ostentando la repre­sentación de la clase, el Sr. Presidente del Con·sej o Nacional, D. Juan Córdoba, y e1 Sr. Pre·sidente de Previsión y Socorros Mutuos, donLeonardo Sánchez. Tras el lunch, servido es­pléndidament~ por Chicote, los ya señores de LaFuente-Domenech, emprendieron un viaje pordiversas .capitales españolas.

Nuestra nehorabuena a la feliz pareja y muyespecialmente di c.mpañero De la Fuente Guerra.

MálagaNECROLOGICA .

Recientemente ha fallecido en Málagoa el se­ñor D. José Manzanares Diez, padre de nuestroquerido amig-o y compañero D. Tosé Manzana­res Jiménez, Vocal del Consejo Provincial dedicha ciudad, y a Quien transmitimos nuestrosincero pésame.

ToledoNECROLOGICA

El pasado día 18 falleció en Elche nuestroquerido compañero D. Vicente Bac.za Penalva.a la edad de cincuenta y tres años.

DELSANATORIO Dr. EIRIZCLINICA MATERNAL Y GINECOLOGICA

Garcia l. número 11

.IR')

Teléfono 5262 LEO N

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diario y ferrocarril. Ingreso por igualas, ".000pesetas; 50 cartillas del Seguro y j':scasa Bl'ne.ficencia. Titular aparte, más la trtular de Ma­trona, y asistencia a partos, que ocupa una hijamía y !Que lo dejaría vacante. Por pueblo no ex­ceda de :~.OOO habitantes, de clima alg-o bonible,haya sólo un' Facultativo y no exista Practicantecon ejercicio libre ni Matrona. Preferible enesta misma provincia de Toledo, zonas la Sa­g-ra, Talavera, etc. Dirigirse al Colegio de To­ledo, Agustín Mareta, número iz.

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Por el eminente ~inecólo~o Dr. D. EnriqueParache, Director de la Maternidad de Madrid,ha sido operada felizmente, en el Sanatorio deSan Luis de los Franceses, D.a María de losDolores Carcía Casanova, esposa de nuestro com­pañero D. A~ustín Portero Fernández, Practi­cante de Accidentes de la fábrica de cementos"Hispania".

Es deseo de los señores Portero hacer públicoel agradecimiento al Dr, Parache por habersenegado a cobrar los honorarios que le corres­pondían en la intervención y hacer votes porque tan alto altruísmo en beneficio de una claseque sabe agradecer, le sea recompensado comose merece.

Por motivos de salud, permutaría pueblo t~r­

cera categ-oría, 4.300 habitantes, cabeza de par­tido. .A 100 kilómetros de Madrid, con coche

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la Costa del Sol. Gran porvenir, ma~níficas c~

municaciones, ciudad veraniega e invernal. Climaideal. Por enfermedad, permutaría.

Diríjanse por carta a colegiado nÍtmero 951,Colegio de Practicantes. Comedias números 6 y 8.Málaga.

* • •

La muerte le sobrevino por accidente al dis­ponerse a ir a visitar a un enfermo urg-ente, te­nienuo la des~racia de caerse de la moto en queera transportado.

Desde estas líneas enviamos a su viuda e hijo,i~ualmente compañero nuestro, el más sentidopésame, que hacemos extensivo al resto de fa­miliares.

Entrega del socorro por la defunción de D. Agustín IterEn la bella ciudad de Pobla oe Segur, perla

de nuestro Pirineo leridano, se verificó el día., de julio último el acto solemne de entregarel socorro de defunción causado por don Agus­tín Iter L1adós (q, e. p. d.).

Se acudió allí en atención a que la viuda delfinado no podía desplazarse a la capital, debidoa sus muchos años y achaques, y aprovechandoel viaje del Ilmo. Sr. Jefe Provincial de Sani­dad, Dr. D. Antonio Beato González, al Vallede Arán. fueron con él hasta Pobla de Segur

el suscrito Presidente del Coleg-io y Delegadode Previsión y Socorros Mutuos y el Jefe dela Sección de Titulares de la Jefatura, doctordon Jos{, Rabasa Font~eré, a los cuales se unie­ron los Médicos de la localidad y los Practi­cantes de la misma y de los contornos.

El acto se verificó en el despacho ele la Al­caldía, ausente el Alcalde, que se hallaba fuerade la población, pero representado por el señor

-Secretario del Ayuntamiento.Aun habiendo venido exprofeso para entregar

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el socorre· a la vIUda, no pudo ésta presentarse,por hallarse profllndamente acon~ojada y sinánimo, por lo qut; acudió su hijo D. Agustín.

Antes de serIe entreg-ados los seis billetes demil. pesetas que se llevaban preparados, el sus­crito Delegado L1e PreviSión luzo evocación de

LERIDA.-El Dr. Beato, Jefe Provincial veSanidad, entre.qalldo el SOCOr1"O de defunción

al hijo del faUecido compañero Sr. [terLladós.

la lar~a historia profesional del compañero fa­llecido y de cómo al final de su vida hizo opo­siciones para ocupar su plaza en propiedad, queno pudo servir más que unos pocos años, y desu ing-reso en nuestra PreVIsión, ya bastdnteanciano, por la g-enerosidad de los 1 directivos

más <Que por su propio derecho, g-racias a lo cualse debe Que se pueda entregar a su viuda estesocorro de defunción.

Explicó el suscrito a los presentes cómo nues­tra Previsión, desde el momento mismo de sufundación, empezó a realizar esta obra benéficay cómo por el esfuerzo heroico de sus adminis­tradores sig'ue haciéndolo hasta .leg'ar a la cifraingente de once miUolles y medio lIe pesetas en­tregadas por esta clase de socorros hasta fin de

J mayo, entre las cuales se encuentran estas queva a recibir el Sr. lter en nombre de su madre.

Todos los oyentes Quedaron visiblemente im­presionados y admirados de cuanto habían oídoy seg'uidamente el Dr. Beato, Jefe de Sanidad,con la cordialidad sinceramente afectuosa que lecaracteriza, tras de dar el pésame al hijo delfinado Sr. lter (q. e. p. d.)), le hizo entreg'3 delas seis mil pesetas del referido socorro de de­función, Que éste recog'ió visihlemente emocio­nado, dándose por terminado el acto, que resultóprofundamente emotivo.

El Dr. Beato y sus acompañantes recorrieronJuego la localidad y tuvieron ocasión de admi~

rar la mag'nífica oficina de Turismo, donde fue­ron informados del intenso trabajo que se rea­liza por revalorizar las be!1ezas infinitas de e .tos parajes pirenaicos, en donde el propio Tefedel Estado, nuestro amadísimo Caudillo Fran­co I(q. D. g.), tiene residencia propia y en la queha pasado temporada en varias ocasiones g'ozan­do de la delicia Que en el verano proporcionanlas montañas y los ríos, poblados de truchas, deesta región catalana de España.

.GREGORIO SALMERON llMENEZPresidente y Delegado de previsión

SOCORROS DE DEFUNCION PAGADOS HASTA FIN DE JULIO DE 1956 oo' .11.566500PAGOSBeneficiarlos de D.a Antonia Bibiloni Sans, de Baleares ... . 'I.ooe

» de D. Juan Ejarque Escorihuela, de Castellán... .. 7.000» de D. Julián Torrijos Peinado, de Cuenca oo. ... 12.000» de D. Domiciano Moreno Miravete, de Jaén 7.000» de D. Pedro Soto Barrera, de Madrid ... '" .. ' 7.000» de D.a María Esbrí Llopis, de Madrid oo. .. 7.000lD de D. José Yáñez Mendoza, de Sevilla ... .. 7.000• de D. Cándido Parrilla Ripollés. de Zaragoza 7.000lt de D. Rutino Araque Tirado, de Zaragoza... .. 12.000

73.000

TOTAL PAGADO HASTA FIN DE AGOSTO DE 1956 ... 11.639.500 .

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