y tus párpados cayendo se me antojan guillotinas: formas de matar en tibulo

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Y tus párpados cayendo se me antojan guillotinas: formas de matar en Tibulo

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  • Gonzalo Bravo Ral Gonzlez Salinero

    (editores)

    Formas de morir y formas de matar en la Antigedad romana

    MADRID SALAMANCA 2013

    SIGNIFER LIBROS

  • SIGNIFER Monografas de Antigedad Griega y Romana

    38

    SIGNIFER Libros

    EN PORTADA: Tesoro de Boscoreale procedente de una villa romana situada en las laderas del Vesubio. Copa de plata dorada (10,4 cm).

    Principios del siglo I d. C. Muse du Louvre (Paris). Bj 1923 (Fotografa de Ral Gonzlez Salinero).

    EN CONTRAPORTADA:

    Mosaico con esqueleto e inscripcin griega (185 x 180 cm). Roma, Via Appia (siglo I d. C.). Museo Nazionale Romano.

    ACTAS DEL X COLOQUIO DE LA ASOCIACIN INTERDISCIPLINAR DE ESTUDIOS ROMANOS, CELEBRADO EN LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE

    DE MADRID LOS DAS 28-30 DE NOVIEMBRE DE 2012

    El contenido de este libro no puede ser reproducido ni plagiado, en todo o en parte, conforme a lo

    dispuesto en el art. 534-bis del Cdigo Penal vigente, ni ser transmitido con fines fraudulentos o de lucro por ningn medio.

    De la presente edicin: Signifer Libros 2013 Gran Va, 2, 2A. SALAMANCA 37001 Apto. 52005 MADRID 28080 ISBN: 978-84-938991-9-6 D.L.: S.195-2013 Diseo de pginas interiores: Luis Palop Imprime: Eucarprint S.L. Pearanda de Bracamonte, SALAMANCA.

  • ndice

    Gonzalo Bravo y Ral Gonzlez SalineroIntroduccin 13

    La manipulacin de la muerte como argumentoJavier Arce

    Ceremonial y teatralidad en las celebraciones de la muerte en Roma 21

    Julio Gmez Santa cruzLa muerte relativizada: morir y matar en clave de humor en la Romaimperial 35

    Alejandro Fornell muozLa muerte en la Antigedad romana a travs del cine 55

    Elena caStillo ramrezMatar al tirano muerto Destruccin de estatuas y ultraje al cadver de los tiranos en la Roma imperial 77

    Gonzalo BravoMuertes virtuales? La manipulacin de la muerte en la primera historiografa cristiana 95

    Atentados versus suicidiosEnrique GozalBeS cravioto

    Atentados en la Hispania antigua 109

  • 8ndice

    Miguel ngel Novillo LpezProblemtica y deformacin histrica en torno a la muerte de Cayo Julio Csar 127

    Bruno Pedro Carcedo de andrSArvacos bajo Roma y ante la muerte: Clunia y Nova Augusta 141

    Mercedes lpez prezInedia: el suicidio por inanicin en la Antigedad grecorromana 157

    Alfonso Lpez pulidoSuicidio, religin y filosofa: el ejemplo de Peregrino 175

    Aurora Molina martnezHistoria de un suicidio: Marcus Salvius Otho 191

    Morir luchandoMauricio PaStor muoz y Hctor F PaStor AndrS

    Muerte en la arena Formas de morir de los gladiadores 203

    Sabino Perea YBeneS . El amor de/por la muerte en los combates pugilsticos en poca romana 229

    La muerte como represalia polticaJavier CaBrero piquero

    Las proscipciones en el contexto del enfrentamiento poltico durante la Primera Guerra Civil Romana: marianistas contra silanos 251

    Juan Luis PoSadaSMuertes paralelas: el fin de las Julio-Claudias 265

  • 9ndice

    Jess RodrGuez moraleSSneca y Petronio en Tcito: vida y muerte de un honrado frvolo y de un filsofo hipcrita 279

    Francisco Javier Guzmn armarioVernichtung: la matanza de brbaros como arma poltica en la Antigedad tarda 295

    La muerte como venganza personalFernando Fernndez palacioS

    Y tus prpados cayendo se me antojan guillotinas: formas de matar en Tibulo 309

    Marta Bailn GarcaRespuestas ante las muertes en masa de prohombresdurante la Repblica: prodigio o prctica mgica? 321

    Pilar Fernndez urielDe plantas, pcimas y venenos: Locusta 335

    La muerte de cristianosRal Gonzlez Salinero

    Los primeros cristianos y la damnatio ad bestias:una visin crtica 355

    David Natal villazalaMuerte, identidad y poder en Ambrosio de Miln 371

    Santiago CaStellanoSAsesinato de un emperador: la muerte de Petronio Mximo 385

  • 10

    ndice

    ComuniCaCionesCrispn Atinzar requena

    Matar con la venia de los dioses Los ritos religiosos de la guerra en Roma durante la Monarqua y la Repblica primitiva 397

    Jos Antonio Martnez morcilloLa pena de muerte como represalia durante la expansin romana (218-167 a. C.) 415

    Jos Herranz GonzlezUna de las formas de morir en la Roma antigua: la traicin El caso de Quinto Sertorio 433

    Enrique Hernndez prieto y Roco martn morenoJuegos funerarios: los munera gladiatoria de Escipin en Carthago Nova, una frmula de interaccin con los pueblos hispanos 439

    Noelia vicent ramrezMuerte y riqueza: la iconografa de la muerte en la numismtica romana 459

    Vctor SncHez lpezEl terror y el terrorismo de poca Julio-Claudia 477

    Jorge CueSta FernndezLa persecucin neroniana y el martirio de Pedro y Pablo en los Acta Apocrypha 497

    Domingo Saura zorrillaMorir ahogado en el Nilo: Antnoo y la divinizacin osiriana 509

    Carles Lillo BotellaEleh Ezkerah: la leyenda de los Diez Mrtires Judos y la represin romana en Judea tras la revuelta de Simn bar-Kochba 525

    Jaime de miGuel lpezDe Apollinarum deportatione: un exilio que no fue y la cada del Csar Galo 537

  • 11

    ndice

    Aitor Fernndez delGadoIn nomine imperatoris: intercambios diplomticos y asesinatos de embajadores durante el largo siglo VI 553

    David Soria molinaLa ira de Dagda Druidas y druidesas en la batalla: sus medios para matar y ser muertos en combate a travs de las fuentes greco-latinas y la mitologa celta 579

    Manuel Parada lpez de corSelaSLa puerta al Ms All y otros motivos arquitectnicos en el arte funerario romano 593

  • G. Bravo y R. Gonzlez Salinero (eds.), Formas de morir y formas de matar en la Antigedad romana, Signifer Libros, Madrid, 2013 [ISBN: 978-84-938991-9-6], pp. 309-320.

    Y tus prpados cayendo se me antojan guillotinas: formas de matar en Tibulo

    Fernando Fernndez PalaciosDoctor en Historia Antigua-UcM

    Que sait-on si les latins on exist? Cest peut-tre quelque langue forge1

    Arthur Rimbaud, ca. 1864

    1. Hacia 1864, quiz tan slo con 10 aos de edad, Arthur Rimbaud estaba ya cansado de las lenguas y culturas clsicas y se preguntaba, no slo si servan para algo, sino lo que es ms grave, si realmente haban en verdad existido. Mostraba as su rechazo hacia el trabajo al que se vea obligado como estudiante a llevar a cabo en la escuela y ello explica su posterior odio por todo aprendizaje2 a pesar de su buen dominio del latn, en el que es-cribi diversas composiciones. Con 20 primaveras abandon el mundo de las letras y a los 30 aos haba hecho una fortuna como traficante de armas en la actual Etiopa, muriendo 7 aos despus. Esperemos que la lectura de la presente ponencia no traiga a los lectores el odio por el mundo clsico y que si ste llega, que al menos sea para el bien de la poesa universal, como fue el caso de Rimbaud. Dicho esto, y antes de entrar propiamente en el tema que nos convoca, quisiera mencionar aunque slo sea como reconocimiento del evi-dente prstamo, al cantautor y escritor asturiano Nacho Vegas, que es capaz de escribir versos como el que abre el ttulo de la presente ponencia: Y tus prpados cayendo se me antojan guillotinas, que he considerado sobradamente adecuado para encabezar el trabajo ya que, aparte de su intrnseca belleza, nos pone en el camino correcto si queremos entender lo que ha supuesto en la poesa el sufrimiento por causa del amor, tan presente en el autor latino que nos va a ocupar. El verso del asturiano se incluye adems en una cancin que reflexiona acerca de dos conceptos bsicos del Coloquio del presente ao: morir y matar3.

    2. El nacimiento de Albio Tibulo se suele situar hacia el ao 55 a. C. (Ovidio, Tristia 4, 10, 53-54) a pesar de Tibulo4: mi nacimiento lo vieron primeramente mis padres el ao en que murieron los dos cnsules con igual destino5 (ao 43 a. C., los cnsules son

    1 Quin sabe si los latinos han existido? / A lo mejor es una lengua inventada, de Le Cahier des Dix Ans.2 Vase, por ejemplo, Starkie, 1968, p. 35.3 La cancin de donde se ha tomado el verso se titula Morir o matar y apareci en el disco de Nacho Vegas

    titulado El Manifiesto Desastre (2008).4 Si no se indica otra cosa, las traducciones de Tibulo son obra de Arturo Soler Ruiz (Tibulo, 2011).5 Tibulo 3, 5, 17-18: [...] natalem primo nostrum uidere parentes / cum cecidit fato consul uterque pari. Los textos

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    Hircio y Pansa, derrotados en la batalla de Mutina y sus inmediatos acontecimientos), ya que esta ltima fecha correspondera ms bien al nacimiento de Lgdamo6. Tres aos antes del nacimiento de Tibulo, mientras que Julio Csar marchaba a las Galias, en Roma Catulo, Calvo y otros poetas empezaban a revolucionar los contenidos, estilos y fronteras de la poesa latina7. La muerte de Tibulo se puede situar en el ao 18 a. C. (poco despus que la de Virgilio, ocurrida a fines de 19 a. C.). Por lo tanto, vivi unos 36 aos. Se suele pensar que naci en la comarca de Pedum (in regione Pedana), en concreto en Gabium, aunque pudo tratarse igualmente de su lugar de residencia, y poco sabemos de su familia: que tuvo madre y hermana a las que quiso mucho (Ovidio, Los Amores 3, 9) y que su padre debi morir pronto. Le afectara desfavorablemente el reparto de tierras a los veteranos tras la batalla de Filipos (42 a. C.) (Tibulo 3, 7) y se dice que en los ltimos aos de su vida se mostr depresivo. Segn Horacio, Tibulo posea una figura agraciada, y era elegante, culto y bueno adems de famoso8. Perteneci al ordo ecuestre (como Propercio, con quien form parte de la cuarta generacin de elegistas latinos), fue amigo de Horacio y tuvo como gran mecenas a Marco Valerio Mesala Corvino (64 a. C.-8 d. C.), de quien cant sus virtudes9, al igual que Virgilio lo hizo con Augusto y Horacio con Mecenas. De esta manera, estuvo Tibulo vinculado a la cohors praetoria que rode a Mesala, marchando con l en el ao 31 a. C. contra los aquitanos: Non sine me est tibi partus honos (Tibulo 1, 7, 9) Mesala recibi su triunfo por estas campaas en el ao 27 a. C., precisamente el ao 31 a. C. en que Mesala comparti el consulado con Octavio. Sin embargo, despus el mecenas de Tibulo simpatiz con Bruto y Casio y milit en Filipos contra Octavio, a pesar de lo cual en Accio estuvo al lado de Octavio en una complicada y tortuosa carrera poltica10.

    De la actitud de Tibulo ante la vida se puede decir que est dominada por el des-encanto. Arturo Soler seala que en las elegas se advierte una sutil irona, un humor finamente corrosivo, que no explota en carcajada y que descubre el desencanto de un hombre11, y en Tibulo leemos: no me avergenza decir la verdad, ni confesar el hasto nacido de una vida como la ma, que ha sufrido tantas desgracias12. El dolor producido por las desgracias le hace proclamar: dichoso todo el que aprenda con el dolor de otro a poder precaver el suyo13.

    latinos de Tibulo estn tomados de http://www.intratext.com/X/LAT0099.HTM.6 Un poco ms adelante se habla brevemente de la autora de algunas obras atribuidas a Tibulo, aqu baste decir

    que las elegas 3, 1-6, que cantan el amor por una mujer llamada Neera, se han solido atribuir a Lgdamo (vase Bchner, 1965), al que se coloca en la primera mitad del siglo I d. C.

    7 Johnson, 2009, pp. 2-3.8 Horacio, en Epist. 1, 4, 6-7 dice refirindose a Tibulo: No eras un cuerpo sin alma: los dioses te dieron hermosura,

    te dieron riquezas y el arte de saber gozarlas (Non tu corpus eras sine pectore: di tibi formam, / di tibi divitias dederunt artemque fruendi). Sobre la identificacin con Tibulo, vase Ball, 1994.

    9 Acerca del crculo de Mesala vase Tibulo, 1994, pp. 15-20, con bibliografa.10 Sobre la vida de Tibulo puede consultarse con facilidad Tibulo, 1994, pp. 11-15, con bibliografa.11 Tibulo, 2011, p. 36.12 Tibulo 3, 2, 7-9: [...] nec mihi uera loqui pudor est uitaeque fateri, / tot mala perpessae, taedia nata meae.13 Tibulo, 3, 6, 43-44: [...] felix, quicumque dolore / alterius disces posse cauere tuos.

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    3. La produccin literaria de Tibulo puede parecer escasa pero en cualquier caso es de una calidad insuperable. De los 3 libros que se le atribuyen seran suyas tan slo unas 16 obras. El libro I est formado por 10 elegas y se public probablemente en el ao 26 o en el 25 a. C.14. El II (6 elegas) se escribi entre 24 y 19 a. C. y vio la luz despus de la muerte del poeta, y el libro III lo forman 20 composiciones procedentes casi todas del crculo de Mesala y no de su pluma (por ejemplo, se piensa que Sulpicia, esposa de Servio Sulpicio Rufo y sobrina de Mesala, fue la autora de 3, 13-18)15. De esta manera, los libros I y II se denominan a veces Tibullus maior y en ellos demuestra su exquisito manejo del dstico elegaco16.

    Los principales temas tibulianos son el amor, la naturaleza y la religin, alguno de los cuales es tratado con una gran osada teniendo en cuenta que su pblico se compona de la elite romana rica y bien educada. Con respecto al primero de los temas, sin duda el ms importante17, conviene sealar que la elega latina practicada por Catulo, Galo, Propercio, Ovidio y el propio Tibulo constituye la poesa subjetiva del amor. Esta elega se identifica con la tristeza y el dolor por causa del sentimiento amoroso: es el clebre servitium Amoris. Tibulo tendr al menos tres referentes a quien cantar: Delia, Mrato y Nmesis (dos puellae, Delia y Nmesis, y un puer delicatus, Mrato), y en todos los casos utilizar a Amor para llegar a Venus18. No profundizar en el segundo de los temas, la naturaleza, por tratarse de un asunto relativamente alejado de nuestro tema aunque alguna que otra anotacin se har casi al final del trabajo, y en cuanto a la religin, tal y como escribi Enrique Otn, el mundo interior del poeta est transido de una religiosidad que habita en todas las cosas, que preside la vida en sus detalles ms mnimos pero que se escapa a toda formulacin terica19. Esto es en parte debido a la enargeia que el poeta alcanza a travs de unas vvidas descripciones que apelan al lector (u oyente) como espectador20 y que son fruto del eminente carcter subjetivo de las elegas tibulianas.

    4. Vamos a ir profundizando en el tema del presente trabajo a travs de Amor, dios como todos los dems omnipotente para Tibulo: Me lo orden Amor. Quin puede alzar sus armas contra los dioses?21. No en vano, el Hades es el infierno de los que pecaron contra

    14 As lo apuntaba ya Sellar, 1899, 233. Sobre el libro I, vase Leach, 1980 y Murgatroyd, 1980.15 Bibliografa posterior a 1976 en Tibulo, 1994, p. 66. Sin embargo, cada vez se est ms de acuerdo en que 3, 19

    y 3, 20 son obra del propio Tibulo, elegas en las que cantara su amor por Glcera.16 Sobre los problemas cronolgicos de la obra tibuliana vase Tibulo, 1994, pp. 20-24, con bibliografa. En esta

    ocasin, como hice en Fernndez Palacios, 1996, tomo en cuenta los tres libros de Tibulo a la hora de hacer el estudio, aunque normalmente har la advertencia de que tal o cual pasaje analizado se atribuye a otras manos.

    17 Ya Cruttvell (s. a., p. 300) apuntaba que the chief theme of his verse is the love, y Palmer (1977) se preguntaba si exista una religin del amor en Tibulo.

    18 No en vano Ovidio (Los Amores 3, 15) seala que los versos de Tibulo sern ledos mientras el arco y el fuego sean las armas de Cupido, es decir, eternamente, y en 3, 9 le llama hijo de Venus y aade que la desolacin de esta diosa por la muerte de Tibulo no fue menos intensa que la que sinti cuando un feroz jabal destroz el pecho de Adonis.

    19 Tibulo, 1987, pp. 31-32.20 Sobre esto, vase Purton, 2011.21 Tibulo 1, 6, 30-31: Iussit Amor: contra quis ferat arma deos?

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    Amor (1, 3)22. Esta omnipotencia le hace a Tibulo desear que Amor vague por las tierras sin armas (2, 5, 106), y la guerra de amor puede darse incluso en los Campos Elseos (1, 3, 64), adonde es conducido el poeta por la propia Venus (1, 3, 58)23. A fin de cuentas el semipalndromo roMa-aMor es suficientemente significativo, y Eneas y Cupido son hijos de Venus, diosa esta ltima que persigue con castigos los comportamientos crueles (1, 8, 28). Venus recuerda en todo momento el deber de fidelidad (1, 5, 40) y vigila su cumplimiento, y donde est la amada est tambin Venus (2, 3, 3). Esta diosa es portadora de la inmortalidad para sus fieles, mientras que Amor protege a los que posee: Todo el que est posedo por Amor, vaya seguro e inviolable por cualquier parte24.

    Sin embargo, la accin de Amor tiene mbitos en los que resulta intil. El primero de estos mbitos es la soberbia: Te lo advierto, Floe, los dioses odian a los soberbios. No sirve de nada ofrecer incienso a los altares divinos25. El segundo es la codicia (2, 4, 38). El tercero, el poder de Baco (3, 6, 17). Y el cuarto, que es el que ms nos interesa, la guerra (2, 6, 1)26.

    5. Entre las formas de matar que aparecen en los poemas de Tibulo, inevitablemente la guerra cobra un gran protagonismo entre las formas violentas de matar: Es a ti, Mesala, a quien conviene pelear por tierras y mares para que tu casa ostente despojos de enemigos. A m me sujetan prisionero las cadenas de una hermosa joven y aguardo como un portero ante unas puertas inflexibles27 (1, 1, 53-56), pasaje en donde la violencia desencadenada por la guerra contrasta con el servitium Amoris de Tibulo, doloroso pero de todo punto diferente de las circunstancias de su gran mecenas Mesa-la28. En otro momento Tibulo entra en detalle a enumerar diversos instrumentos para matar en una batalla: Ningn otro posee con ms competencia que t los recursos de la guerra [...], quin lanz mejor la pesada jabalina o la veloz saeta, o destruy lo que le sala al paso con el flexible dardo [...], qu mano, derecha o izquierda, es la ms apta para defender con escudo, segn venga de un lado u otro el duro ataque de la lanza, o quin es ms apto para dar en el blanco sealado con la honda veloz29, aclarando poco ms adelante que l no habla de odas sino que ha estado presente en

    22 Bibliografa acerca de 1, 3 puede consultarse en Tibulo, 1994, p. 60.23 Ovidio, Los Amores 3, 9 se imaginar a Tibulo pisando los Campos Elseos a la vez que salen a recibirle Calvo,

    Catulo y Galo.24 Tibulo 1, 2, 28-29: Quisquis amore tenetur, eat tutusque sacerque / Qualibet.25 Tibulo 1, 8, 69-70: Oderunt, Pholoe, moneo, fastidia divi, / Nec prodest sanctis tura dedisse focis.26 Tibulo dir en 1, 1, 75 que en la milicia del amor l es buen general y soldado, cf. Murgatroyd, 1975. Sobre la

    guerra y la paz en Tibulo vase sobre todo Schwarz, 1980. Como escribe Sellar, 1899, p. 242, Tibulo writes under the influence of a strong reaction which followed the thirty years of civil strife [...]. He thinks about war as affecting individual happiness; and idealises peace as the fosterer of love and the homely joys of life.

    27 Tibulo 1, 1, 53-56: Te bellare decet terra, Messalla, marique, / Ut domus hostiles praeferat exuvias; / Me retinent vinctum formosae vincla puellae / Et sedeo duras ianitor ante fores.

    28 Cf. Militerni, 1988.29 Tibulo 3, 7, 82-97: Iam te non alius belli tenet aptius artes, / [...] quis tardamue sudem melius celeremue sagittam

    / iecerit aut lento perfregerit obuia pilo, [...] quis parma, seu dextra uelit seu laeua, tueri, / siue hac siue illac ueniat grauis mpetus hastae / amplior aut signata cita loca tangere funda.

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    los escenarios de la muerte: Pero no por mritos dudosos se deslizan mis versos: canto hechos experimentados en guerras30.

    Tibulo contrapone el reinado de Saturno en el pasado al dominio de Jpiter en sus das. En el reinado de Saturno (Saturno es rex), [n]o haba ejrcito, ni disputas, ni guerras, ni el cruel artesano haba forjado espadas con odioso oficio31, [n]o haba guerras cuando una copa de haya se alzaba delante de los platos [...]. Ojal hubiera vivido entonces, no habra conocido las funestas armas del populacho, ni habra odo la trompeta con el corazn en sobresalto. Ahora me arrastran al combate y quiz ya un enemigo empua el dardo que ha de clavarse en mi costado32. Eran tiempos en los que los dioses no se avergonzaban de ser esclavos de Venus (2, 3, 30-32). El cambio de poder se produjo a travs de una batalla que Jpiter gan (1, 3, 35; 1, 3, 49; 2, 5, 9-10). Jpiter es para Tibulo el smbolo de la violencia y la muerte33. Hemos visto en uno de los pasajes anteriores que en la guerra una de las formas de matar consista en clavar un dardo en el costado, y han salido a escena otras armas como la pesada jabalina, la veloz saeta, la lanza y la honda veloz.

    En la tirana de Jpiter (Jpiter es dominus), poca de siglos de hierro (2, 3, 35), no se alaba a Venus sino el botn y, sin embargo, el botn ha trado consigo muchas desgracias. El botn ci de discordes armas a ejrcitos salvajes; de aqu proceden la sangre, los asesinatos y la muerte cada vez ms cerca34. El poeta revela aqu que el anhelo de matar en las guerras proviene en muchos casos del ansia por el botn35. Cuando acompa a Mesala en su campaa por Aquitania nuestro poeta temi morir, de tal manera que hasta pens una inscripcin para su lpida: Aqu yace, vctima de muerte cruel, Tibulo, mientras a Mesala segua por tierra y mar36.

    6. La muerte, en su tratamiento propiamente mitolgico, reina de forma suprema en muchos casos. As, por ejemplo, cuando dice el poeta: Con qu castigos puede amena-zar (Lber) a stos, cmo y qu imponente fue lo atestigua la presa ensangrentada de la madre cadmea37, se est aludiendo a Penteo, que muri despedazado por sus hermanas y por su madre gave, hija de Cadmo, debido a su hostilidad frente al culto de Baco. He aqu, por lo tanto, otra forma de matar: el despedazamiento o descuartizamiento, que

    30 Tibulo 3, 7, 106-107: At non per dubias errant mea carmina laudes: / nam bellis experta cano.31 Tibulo 1, 3, 47-48: Non acies, non ira fuit, non bella, nec ensem / Inmiti saevus duxerat arte faber.32 Tibulo 1, 10, 8-14: Faginus adstabat cum scyphus ante dapes. [...] Tunc mihi vita foret, volgi nec tristia nossem

    / Arma nec audissem corde micante tubam; / Nunc ad bella trahor, et iam quis forsitan hostis / Haesura in nostro tela gerit latere. Sobre el pasaje cf. McLoughlin, 1966 y Barbieri, 1979.

    33 Es el odio profundo a la guerra y la continua bsqueda de la antigua paz que gobern la edad de oro de que habla Juan Luis Arcaz (Tibulo, 1994, p. 15), bsqueda realizada no en la ciudad sino en el campo, como estudi Sabattini, 1976.

    34 Tibulo 2, 3, 35-39: [...] praeda tamen multis est ooperata malis. / praeda feras acies cinxit discordibus armis: / hinc cruor, hinc caedes mors propiorque uenit.

    35 Un mbito para la aventura y el botn ms que una llamada al patriotismo (Sellar, 1899, p. 250).36 Tibulo 1, 3, 55-56: Hic iacet inmiti consumptus morte Tibullus, / Messallam terra dum sequiturque mari.37 Tibulo 3, 6, 23-24: Quales his poenas qualis quantusque minetur, / Cadmeae matris praeda cruenta docet.

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    reaparece asimismo en otro pasaje: Si no hubiera poesa, no habra brillado del hombro de Plope el marfil38, ya que Tntalo, padre de Plope, sirvi a los dioses un banquete con el cuerpo de su hijo durante el cual Demter prob el hombro, el cual fue repuesto por Jpiter con un trozo de marfil39.

    En el mundo del mito recogido por Tibulo se alude a otra forma de matar cuando en 2, 3 se dice que el hermoso Apolo tambin llev a pastar los toros de Admeto, ya que Apolo fue expulsado del cielo por Jpiter debido a que haba matado a los cclopes forjadores de rayos y como castigo sirvi un ao a Admeto, rey de Feras en Tesalia. Sabemos que Apolo dio muerte a los cclopes mediante flechazos40.

    La muerte mediante flechazos reaparece en otro pasaje junto a dos defunciones terri-bles: mediante un rayo y por aplastamiento de una roca que penda de un monte, ambas debidas a Zeus. Todo aparece en 1, 3, 68-82, a propsito de los amantes a quienes acaeci Muerte rapaz, al hablar de que tienen los criminales su sede sepultada en noche profunda donde en derredor negros ros resuenan. Tisfone est all encolerizada y en la puerta el negro Crbero silba por su boca de serpientes. En aquel lugar los miembros culpables de Ixin giran en veloz rueda y Titio alimenta con sus negras vsceras a obsti-nadas aves de rapia. Tambin est all Tntalo, y las hijas de Dnao acarrean aguas del Leteo a barriles sin fondo. Un panorama, sin ninguna duda, digno del ms escabroso de los cuentos de Edgar Poe.

    7. Aparecen en los poemas de Tibulo pasajes que pueden interpretarse como amenazas de muerte, as: Si alguien desprevenido me ve, que guarde el secreto. Por todos los dioses jure que no me recuerda, pues si se va de la lengua se dar cuenta de que Venus ha nacido de la sangre y del mar impetuoso41. Conviene recordar que Cronos-Saturno castr a su padre Urano, cuya sangre cay al mar y de ella naci Venus, tal y como nos cuenta el mismo Tibulo en 1, 2.

    Un oscuro pasaje podra dar pie a pensar que se mata como consecuencia del amor: Yo no os venero (Musas) porque haya guerras que cantar [...] Un fcil acceso a mi duea busco con mis versos. Alejaos, Musas, si ellos no valen nada. Pero yo con crmenes y delitos tengo que preparar regalos para no postrarme llorando ante su casa cerrada42, aunque tambin tiene otras posibles interpretaciones en las que no me detengo aqu.

    Sin llegar al fatal desenlace, sin embargo, s se desea en cierto momento la muerte de la amada a manos de un dios, composicin perteneciente al ciclo de Lgdamo: Pero aljese de nosotros este miedo. Ella, si tengo alguna, sienta lo que puede la clera del

    38 Tibulo 1, 4, 63-64: [...] carmina ni sint, / Ex umero Pelopis non nituisset ebur.39 Acerca de 1, 4 vase Brguet, 1980.40 La aparicin de Admeto y Apolo en 2, 3 se analiza en Moya, 1986.41 Tibulo 1, 2, 39-42: Siquis et inprudens adspexerit, occulat ille / Perque deos omnes se meminisse neget: / Nam

    fuerit quicumque loquax, is sanguine natat, / Is Venerem e rpido sentiet ese mari.42 Tibulo 2, 4, 16-22: [...] non ego uso, ut sint bella canenda, collo [...] / ad dominam faciles aditus per carmina

    quaero: / ite procul, Musae, si nihil ista ualent. / At mihi per caedem et facinus sunt dona paranda, / ne iaceam clausam flebilis ante domum.

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    dios herido. Qu estoy pidiendo? Oh, loco. Los vientos y las areas nubes se lleven estas temerarias preces para desgarrarlas. Aunque no te quede ningn amor por m, Neera, s feliz y sea radiante tu destino43, en lo que antes algunos calificaban como matar por amor y que hoy se incluye en la llamada violencia de gnero, de la que hay testimonio de violencia corporal: el joven, bebido, maldecir a su amante y en seguida querra que sus maldiciones quedaran sin efecto, pues habindose comportado salvajemente con su amada, pasada la borrachera, l mismo prorrumpir en llanto jurando que tuvo un momento de locura44; y asimismo en otro lugar: Entonces se encienden los combates de Venus y la joven se lamenta de sus cabellos arrancados y de sus puertas rotas [...], pero el propio vencedor tambin llora que sus enloquecidas manos hayan tenido tanta fuerza. Pero Amor lujurioso atiza la pelea con maldiciones [...]. Ah!, es de pedernal y de hierro todo el que pega a su joven amante: del cielo derriba l a los dioses [...]. Quien sea cruel con sus manos, empue escudo y lanza y aljese de una Venus suave45. Como contraposicin a toda esta violencia contra la amada, el poeta seala en un verso que l mismo no se niega a la cadena y a los golpes (2, 3, 80).

    8. En Tibulo (en realidad en el ciclo de Lgdamo) aparece asimismo la autntica muerte por amor: Pero que la triste causa de la muerte d a conocer una inscripcin y grabe estos versos en lpida famosa: lgdaMo aqU est enterrado. el dolor y el aMor Por neera, esPosa arrancada de sU lado, FUeron la caUsa de sU MUerte46, donde se evoca la muerte de Lgdamo por dolor a causa de la separacin de su amada Neera, ofreciendo adems un toque morboso al sealar que sta y su madre manipulan sus despojos (3, 2).

    9. Se asoma a las obras de Tibulo tambin el suicidio47 en una tensa lucha con Esperanza: Ya habra acabado con mis desgracias suicidndome, pero Esperanza ingenua alienta mi vida y siempre dice que ser mejor el maana48, pues el poeta espera que la diosa venza finalmente a la amada: La Esperanza me promete una Nmesis accesible, pero ella dice que no. Ay de m, no quieras, joven desdeosa, vencer a una diosa49.

    43 Tibulo 3, 6, 25-30: Sed procul a nobis hic sit timor, illaque, si qua est, / quid ualeat laesi sentiat ira dei. / Quid precor a demens? Venti temeraria uota, / aeriae et nubes diripienda ferant. / Quamuis nulla mei superest tibi cura, Neaera, / sis felix et sint candida fata tua.

    44 Tibulo 2, 5, 102-105: Ingeret hic potus iuuenis maledicta puellae, / postmodo quae uotis inrita facta uelit: / nam ferus ille suae plorabit sobrius idem / et se iurabit mente fuisse mala.

    45 Tibulo 1, 10, 53-66: Sed Veneris tum bella calent, scissosque capillos / Femina perfractas conqueriturque fores. [...], sed victor et ipse / Flet sibi dementes tam valuisse manus. / At lascivus Amor rixae mala verba ministrat [...]. / A, lapis est ferrumque, suam quicumque puellam / Verberat: e caelo deripit ille deos [...]. / Sed manibus qui saevus erit, scutumque sudemque / Is gerat et miti sit procul a Venere. Sobre la elega 1, 10 consltese Lasso de la Vega, 1985, adems de la restante bibliografa que se da en Tibulo, 1994, pp. 62-63.

    46 Tibulo 3, 2, 27-30: Sed tristem mortis demonstret littera causam / atque haec in celebri carmina fronte notet:/ Ligdamvs hic sitvs est: doLor et cvra Neaerae, / coNivgis ereptae, cavsa perire fvit.

    47 Estudiado en los elegacos latinos por Navarro Antoln, 1997. Es un remedium amoris acerbi y abundantemente representado en ejemplos mticos. El suicidio en los elegacos pone en relacin el amor y la muerte.

    48 Tibulo 2, 6, 19-20: [...] iam mala finissem leto, sed credula uitam / spes fouet et fore cras semper ait melius. 49 Tibulo 2, 6, 27-28: [...] spes facilem Nemesim spondet mihi, sed negat illa. / ei mihi, ne uincas, dura puella, deam.

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    En un caso que aparece en el libro II las circunstancias de la muerte nos dejan sos-pechar que podemos estar ante un suicidio, aunque quiz simplemente se trate de una defuncin casual: me estoy refiriendo a la muerte prematura de la hermana de la amada: descanse en paz la pequea bajo una tierra ligera [...] desde la alta ventana al caer de cabeza alcanz los lagos infernales cubierta de sangre50.

    En cualquier caso, hasta el momento hemos asistido a diversas modalidades de matar a travs de la violencia, pero en el caso de la amenaza de suicidio podra pensarse en una manera no violenta, por ejemplo mediante la ingestin de un veneno.

    10. Hay un tema muy interesante en Tibulo y es el referente a las Parcas, ya que a tenor de su actuacin uno puede llegar a pensar que actan como asesinas: Este da lo han profetizado las Parcas que tejen los hilos del destino, que ningn dios puede romper: que ste iba a ser el da que podra hacer huir a los pueblos de Aquitania, ante el que temblara tax, vencido por un ejrcito de valientes soldados. Se han cumplido las profecas: la juventud romana ha visto nuevos triunfos y generales prisioneros con cadenas en sus brazos51. Observamos que las Parcas tejen los hilos del destino, los cuales ningn dios puede romper, es decir, que ellas configuran el destino, por lo que aunque materialmente las muertes vengan de la mano de otras personas o seres, en cierta medida ellas son responsables de esas muertes. Es un interesante tema que merecera un estudio ms detallado que aqu no se puede llevar a cabo.

    En parte relacionado con lo anterior, en 3, 5, 17-18 (composicin perteneciente al ciclo de Lgdamo) observamos cmo el hado es capaz de matar: Mi cumpleaos primero vieron mis padres / al matar a ambos cnsules el hado a la vez52.

    11. Referencias al acto de matar aparecen entre pueblos tenidos por brbaros. En el Panegrico de Mesala, seala el desconocido autor de dicho panegrico: ni por donde el que celebra impos banquetes en crueles mesas, el padeo, vecino de Febo53. Los padeos eran un pueblo de la India oriental de los que se deca que mataban y se coman a los enfermos y a los ancianos (Herdoto 3, 99). En el mbito mtico tambin aparece el acto de matar entre pueblos brbaros, as en el mismo panegrico, leemos: se acerc a los salvajes lestrgones y a Antfates, a los que riega la famosa Artacia con sus heladas aguas54, ya que los lestrgones, cuyo rey era Antfates, eran antropfagos.

    50 Tibulo 2, 6, 30-40: [...] Sic bene sub tenera parua quiescat humo [...] ab excelsa praeceps delapsa fenestra / uenit ad infernos sanguinolenta lacus.

    51 Tibulo 1, 7, 1-6: Hunc cecinere diem Parcae fatalia nentes / Stamina, non ulli dissoluenda deo, / Hunc fore, Aquitanas posset qui fundere gentes, / Quem tremeret forti milite victus Atax. / Evenere: novos pubes Romana triumphos / Vidis et evinctos bracchia capta duces. La mencin a las Parcas se encuadra en la loa que realiza Tibulo de Mesala, cf. Gaisser, 1971.

    52 Traduccin de A. Alvar Ezquerra (1993, pp. 39-40): [...] natalem primo nostrum uidere parentes, / cum cecidit fato consul uterque pari.

    53 Tibulo 3, 6, 144-145: [...] impia nec saeuis celebrans conuiuia mensis / ultima uicinus Phoebo tenet arua Padaeus.54 Tibulo 3, 7, 59-60: [...] incultos adiit Laestrygonas Antiphatenque, / nobilis Artacie gelida quos inrigat unda.

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    12. Tibulo, hasta lo que llevamos visto, nos presenta en sus poesas diversas maneras de matar, pero conviene dejar sealado que no se queda ah sino que tambin nos ofrece el destino de los criminales. Cul ser este destino? Se trata de una sede que yace sepul-tada en noche profunda; en derredor negros ros resuenan [...] Acabe all quienquiera que haya intentado ultrajar mis amores o haya deseado para m unas prolongadas campaas militares55. Asimismo, nos desvela el destino de los amantes cados por muerte rapaz, que no es otro que los Campos Elseos, donde cien en sus brillantes cabellos coronas de mirto56.

    13. Nos hemos centrado en el acto de matar a seres humanos o mticos, pero en el corpus tibuliano se alude tambin a la accin mortal contra animales, como cuando leemos en el panegrico a Mesala: No se pueden callar las profanadas praderas del sol errante57, ya que las praderas del Sol pascua Solis hacen referencia a la matanza de los bueyes del Sol realizada por los compaeros de Ulises sin tener en cuenta las recomendaciones de Tiresias. En este caso se trata de una matanza, pero en otras ocasiones el acto de matar animales se produce por un sacrificio, as (ella) en noche serena sacrific a los dioses de la magia una vctima negra58, refirindose esa vctima negra al hecho de que a las divinidades infernales Hcate, la Noche, el Erebo, las Furias se sacrificaban vctimas animales de color oscuro. Otro ejemplo lo tenemos en 2, 159 cuando trata la fiesta de las Ambarvalia, que se celebraba el 29 de mayo, durante la cual se purificaban los campos de los malos influjos60. La lustratio se acompaaba de una vctima animal (un cordero en el caso de Tibulo61) que se sola ofrendar principalmente a Ceres o a Baco. Dicha vctima, antes de ser sacrificada, daba tres vueltas en torno al campo elegido para su purificacin. Traer aqu un ltimo ejemplo: Entonces una ternera inmolada purificaba innumerables terneros; ahora, en cambo, una cordera es la modesta vctima de un exiguo campo. Una cordera os ser sacrificada para que alrededor de ella la juventud campesina grite: Ea, dadnos trigo y buen vino!62. El sacrificio en este caso se hace a los Lares compitales, protectores de los campos particulares.

    A tenor de los datos ofrecidos podra pensarse que la comunicacin con los dioses era siempre sangrienta, pero estaramos equivocados si as lo afirmramos. En la celebracin del cumpleaos, durante la cual las mujeres ofrendaban a Juno y los hombres al Genio Natalicio que protega no slo el nacimiento sino tambin la fortuna y prosperidad

    55 Tibulo 1, 3, 68-82: At scelerata iacet sedes in nocte profunda / Abdita, quam circum flumina nigra sonant [...] / Illic sit, quicumque meos violavit amores, / Optavit lentas et mihi militias.

    56 Tibulo 1, 3, 66: [...] gerit insigni myrtea serta coma.57 Tibulo 3, 7, 76: Non uiolata uagi sileantur pascua Solis.58 Tibulo nocte serena / Concidit ad magicos hostia pulla deos.59 Bibliografa acerca de 2, 1, en Tibulo, 1994, p. 63.60 Con respecto a la elega se ha apuntado una posible influencia de Lucrecio, cf. Foulon, 1987.61 Lustratio estudiada por Mafra, 1978.62 Tibulo 1, 1, 22-24 (trad. J. L. Arcaz, en Tibulo, 1994, p. 72): Nunc agna exigui est hostia parva soli. / Agna cadet

    vobis, quam circum rustica pubes / Clamet io meses et bona vina date.

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    de la casa se realizaba una ofrenda que, en el caso de Tibulo, consista en incienso: Juno natal, acepta los sagrados puados de incienso63. El Genio Natalicio, por su parte, era adornado con guirnaldas (2, 2, 5) y se pensaba que poda hacer realidad cualquier peticin que se le hiciera.

    El acto de matar en Tibulo, tal y como hemos podido comprobar, no tiene una gran relevancia en sus composiciones poticas, como por otra parte cabra esperar, y ello ha hecho quiz que haya sido un tema no tratado hasta el momento de manera monogrfica. El matar en Tibulo se relaciona en gran parte con acciones blicas, y se produce en campos de batalla pero tambin en otros lugares, incluso puede que haya quedado reflejada su huella en el seno del mundo familiar. El querido campo de labor tibuliano, repleto de paz, de bienes humildes y de dioses ancestrales, ha sido sacrificado en tiempos de Augusto en aras de una nueva poca en la que poco cree Tibulo, el cual ha visto convertirse esos idlicos paisajes virgilianos en cinagas de sangre derramada slo por el ansia de botn y riqueza. Por otro lado, conviene apuntar la presencia, en torno a los temas relacionados con el morir y el matar en Tibulo, de pequeos detalles provistos de elementos morbosos e incluso terrorficos que pueden sorprender a ms de un lector.

    14. En 1996, hice una divisin tripartita de los dioses que aparecen en Tibulo64: distingu por un lado los que se muestran como entraables y conciliadores, por otro lado los que son perturbadores y, finalmente, los dioses que no se comportan como suelen hacerlo, es decir, en cierta manera los transformados o perturbados. Interesa ahora retomar aquella divisin para sealar que es con los dioses perturbadores (Amor, Venus y Jpiter) que no son necesariamente negativos con los que se producen las muertes y asesinatos debido muy frecuentemente a esas distorsiones y transformaciones65. El poeta de las ms altas cotas de la elega latina no poda dejar de ofrecer en este sentido un rasgo ms de subjetivismo y extraa exaltacin del amor a travs de su confianza en los dioses ms queridos por l, dioses tiles para esta vida terrena ya que, como apunt en otro lugar66, Tibulo est ms cerca de concebir la muerte como el punto final de la existencia, de acuer-do con algunas de las corrientes filosficas de su tiempo (epicreos, incluso estoicos), a pesar de su sentimiento religioso nuevo, personal y profundo67.

    Llegada la tesitura de morir o matar, el ser humano y los dems animales suelen inclinarse por la segunda de las opciones: Hay cosas que tenemos que aprender, yo a mentir y t a decirme la verdad, yo a ser fuerte y t a mostrar debilidad, t a morir y yo a matar, le dice la amada al narrador de Morir o matar (2008) en la cancin de Nacho Vegas mencionada al principio del presente ensayo. Dicho narrador, que tiene claro que de lo que se trata es de morir o matar, trae a colacin a una gitana que les ley el porvenir, la

    63 Tibulo 3, 12, 1: Natalis Iuno, sanctos cape turis aceruos.64 Fernndez Palacios, 1996.65 No es casualidad que E. Otn dedicara un estudio a la relacin entre amor y culpa en Tibulo (cf. Otn Sobrino,

    1979-1980).66 Fernndez Palacios, 1996, p. 34.67 Sobre dicho sentimiento cf. Riposati, 1945, pp. 125-26.

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    cual dijo que uno es el asesino y el otro el que va a morir, tras lo cual ella mir asustada al amado y dijo con miedo: antes de que t me mates, prefiero matarme yo, es decir, que la amada escoge el camino de la violencia contra su propia vida, prefiere suicidarse a ser eliminada por su amado. Todava con ganas de convencer, l la pregunta: Por qu no puedes aceptar que esto no se trata ms que, amor mo, de morir o de matar, de morir o matar?, y termina afirmando que hasta morir la nica opcin siempre es matar. En el caso de Tibulo, a propsito de sus viajes con Mesala a la conquista de tierras para Roma, conoci los horrores de la guerra y el dilema de morir o matar, pero busc otros caminos de vida que no le forzaron a elegir tan angustiosamente entre las dos radicales opciones y de esta manera, alejado en lo posible de la necesidad de matar, se convirti en un inigualable cantor del amor no correspondido.

    Miguel ngel Garca Guinea (1922-2012)In memoriam

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