y vistos: estos autos caratulados “petrocelli, mónica luz...
TRANSCRIPT
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
Salta, de Noviembre de 2001.
______ Y VISTOS: Estos autos caratulados “PETROCELLI, Mónica Luz vs.
BORELLA, Alvaro Guido y Otros – Sumario”, expte. n° C-023.975/98 del
Juzgado de 1° Instancia en lo Civil y Comercial 11° Nominación y expte. n°
24.516/01 de esta Sala III, y ________________
________________ C O N S I D E R A N D O________________
______ El Dr. Marcelo Ramón Domínguez dijo:___________________
______ I) La sentencia de fs. 172/174 es apelada a fs. 178 por el demandado. A
fs. 188/192 expresa agravios el Dr. Carlos Humberto Saravia, como gestor de
urgencia del mismo (habiendo sido ratificada la gestión a fs. 199 por el Sr.
Alvaro G. Borella). Señala que se ha receptado la pretensión de la actora
considerando la Sra. Jueza en grado que se han visto afectados derechos
personalísimos y la intimidad de la misma, sin analizar el contexto general en el
que el medio de prensa ha emitido opinión en la nota titulada “La operación
mordaza”, ya que en el copete de la misma se hace referencia a una estrategia
instrumentada desde el gobierno para silenciar a medios opositores y/o
independientes y, en ese marco, se mencionó el nombramiento de la Srta.
Petrocelli como asesora gubernamental en materia de publicidad, efectuándose
una crítica a su despliegue profesional, propenso a resaltar la labor oficialista,
que tal vez encuentre causa adecuada y eficiente, en su vinculación contractual
con el gobierno provincial. La segunda nota que se ha considerado agraviante
lleva por título “Los elegidos”, y en ella se puso de resalto la paradójica relación
de algunos periodistas de discurso opositor que se encontrarían favorecidos con
propaganda oficial; en la misma, se efectuaron comentarios sobre los
antecedentes y el perfil periodísticos de la actora y si bien se hizo referencia a
sus condiciones físicas, de manera alguna puede pregonarse que tales menciones
constituyeran el objeto principal de los artículos publicados. En lo que respecta a
la nota titulada “Una barbie en apuros”, la incursión periodística configura una
parodia que refleja el humor con el que se alude a imaginarias escenas de
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
personajes políticos locales, y en cuanto a la mención sobre las cirugías
estéticas, se empleó el verbo en potencial y no de manera asertiva. Tratándose de
una figura pública o famosa o de un funcionario público, el damnificado debe
probar que el medio de prensa obró con dolo o negligencia grave, lo que en
términos literales se expresa aludiendo a la malicia real o efectiva, debiendo
repararse que la demandante es una persona pública, dado su condición de
comunicadora social. Y en autos no se ha probado que mediara dolo o culpa
grave de parte del accionado. Advierte también que no se ha acreditado el daño
moral y la supuesta existencia de tensión traducida en contracturas, y los
comentarios vertidos por testigos vinculados laboralmente a la parte
demandante, sobre sus hipotéticos padecimientos, impide calificarlos de
imparciales por tal circunstancia. Tampoco ha demostrado la inexistencia de
cirugías estéticas en su cuerpo, reparando que la declarante de fs. 77 es una
cosmetóloga por lo que no puede efectuar comprobación alguna al respecto.
Finalmente destaca que el monto de condena resulta excesivo, en tanto equivale
al otorgado para cubrir el daño moral provocado por el fallecimiento de
familiares directos de la víctima, por lo que subsidiariamente solicita la
reducción de la condena fijada en el
fallo._______________________________________
______ A fs. 196/197 replica los agravios la parte actora.______________
______ II) La sentencia venida en revisión (conf. fs. 172/174) destaca que los
derechos de la personalidad tienen un fundamento único, el cual está dado por el
reconocimiento de que la persona tiene una valor en sí misma y, como tal, cabe
reconocerle una dignidad y que es inaceptable que, enarbolando el pabellón de la
libertad de prensa, la industria de la información pretenda sustraerse al orden
jurídico, sin consideración alguna a los límites externos, como las libertades y
derechos ajenos, que determinan su existencia y función. De allí que la
protección de la propia imagen, junto con la de la intimidad y el honor, ocupen
un rango igualitario dentro de la categoría que la doctrina moderna denomina
derechos personalísimos. Dice luego que los hechos difundidos por el
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
demandado y que constituyen el objeto de la pretensión de autos, no importan
datos de interés público; cuanto más se trataría de lo que comúnmente
llamaríamos “chismes”, por lo que su publicación constituye un abuso del
ejercicio de la libertad de prensa, toda vez que nadie puede ser objeto de
injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, por lo que careciendo de
interés público las noticias difundidas, siendo agraviantes, invadiendo la
intimidad de la actora y afectando su honor y prestigio y no resultando probada
la veracidad de algunas de las imputaciones, condena a Alvaro Guido Borella a
pagarle en concepto de daño moral la suma de $ 15.000 y ordena se publique la
sentencia en el semanario “Cuarto
Poder”.______________________________________
______ III) En el artículo copiado a fs. 4 del expte. n° 2 C-21.815/98, sobre
diligencias preparatorias, de fecha 22 de agosto de 1998, con título “Una barbie
en apuros”, y específicamente en referencia a lo que constituye el objeto de la
demanda, se dice que “mientras Juan Carlos saboreaba un exquisito té inglés con
una tostada, una de esas buenas señoras lo increpó manifestando: “decime che,
quién es esa chinita disfrazada de Barbie que habla bien de vos en la tele…”.
Grande fue la sorpresa de Juan Carlos, quien no lograba individualizar a su
seguidora, hasta que otra de las contertulias dio su aporte diciendo: “…esa pue,
que cada año aparece con cara nueva, inclusive hasta lolas y culito nuevo parece
tener…” No hacían falta nuevos datos para que todos descubrieran que se trataba
de la licenciada Mónica Luz Petrocelli. Inmediatamente las señoras, que son
gente como uno por cierto, se despacharon con una andanada de críticas hacia la
comunicadora, críticas de todo tipo, que iban desde la estructuración de su
programa, pasando por sus calzados, siguiendo por las polleras y terminando en
lo que dieron en llamar un “abono en el cirujano plástico”, inclusive alguna
habría llegado a decir “ni los ojos son de ella…”. En dicha publicación se alude
también a un enigmático pedido de una clienta de hartas cajas de aerosoles color
negro mate en las pinturerías de Salta y que “se llegó a la conclusión que la que
habría encargado los aerosoles habría sido la mismísima Mónica,… por las
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
dudas haga falta”._____________________________________________
______ En la nota periodística “Los elegidos” (conf. fs. 3 del aludido
expediente), de fecha 29 de agosto de 1998, textualmente se dice que “Detrás de
Torres, se hallan otros elegidos por éste y que son de menor cuantía: como
Mónica Luz Petrocelli, una periodista empecinadamente soltera, que conduce
con fuerte apoyo del estado dos programas televisivos y uno radial, que según
las encuestas son virtualmente inexistentes para la opinión pública. Surgida del
matutino de Limache, donde llegó gordita y carentona –hoy es flaquísima, pero
continúa siendo carentona, lo que asegura que en su futuro se vendrán
implacables los kilos que hoy mantiene a rayas- pasó a integrar lo que se llama
“periodismo independiente” hace una decena de años, conduciendo audiciones
de tipo testimonial en la televisión abierta. Posteriormente incursionó en el
mundo del espectáculo, al frente de un engendro televisivo que se llamaba “El
León Azul” y en el que la hija del poeta Ariel efectuaba unos erráticos
movimientos enfrascada en un disfraz carnavalesco que la transformaba en una
especie de licuado de “La Chilindrina” con el “Payaso Batifufa”. Su productor
por ese entonces era Freddy Petrón, el encargado actual de “hablar” con los
periodistas y autorizar o no las órdenes de publicidad”.__
______ Y en la edición de “Cuarto Poder” del 31 de octubre de 1998, bajo título
“La operación mordaza”, en la tercera columna, se alude a que “El equipo de
pensadores de prensa del jefe del Estado –los artífices del “operativo mordaza”-
no son personajes nuevos ni mucho menos, aunque la mayoría de ellos apuesta
al bajo perfil con excepción de uno de los integrantes: la periodista Mónica Luz
Petrocelli –una gordita que se mantendría delgada a fuerza de pequeñas tabletitas
circulares que ingeriría permanentemente, según sus propios colaboradores- y
que es la conductora de dos espacios televisivos… “La Revista”, un plomo de
dos horas que la tiene como protagonista de un compendio de informaciones y
comentarios oficiales y oficialistas adornados con un burdo y recargado
endiosamiento publicitario del gobernador…”-
__________________________________
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
______ Tales, las publicaciones periodísticas aludidas tanto en la demanda de fs.
1/4 como en su ampliación de fs. 10, en que se señala que las mismas ponen en
evidencia los ataques al derecho al honor, haciéndola objeto de un injusto
descrédito social, negando haber participado ni colaborado en ninguna operación
vinculada a pintadas contra una colega y puntualizando que el hecho de ser una
comunicadora social evidencia una mayor importancia para ella de su honor y de
su reputación pública, ya que su labor y también su autoestima se basan en gran
medida en una relación estrecha y constructiva con la comunidad, concluyendo
que el columnista del semanario demandado ha obrado con dolo, evidenciándose
una intención ofensiva y descalificante.________________________________
______ Al contestar la demanda a fs. 23/26, admite Alvaro Guido Borella ser el
editor responsable del semanario “Cuarto Poder” en el que se la menciona a la
actora, sosteniendo que pretender que un texto satírico, género literario de
indudable raigambre cultural, produzca un menoscabo a los derechos inherentes
a la persona, traduce una actitud jactanciosa por parte de la contraria, intentando
así desconocer, como profesional de la comunicación social, una técnica
periodística, sosteniendo que de manera alguna las publicaciones indicadas
puedan haber deteriorado su imagen personal y profesional en el medio social en
el que se desenvuelve, cuanto que los textos objeto de la presente litis importen
una conducta antijurídica. De cada una de las crónicas denunciadas -se sigue
diciendo en la réplica en reseña- no surge prueba alguna de manifestación
agraviante hacia su persona, honor o reputación y los diversos periodistas que
participaron en la nota cuestionada, al recibir datos de fuentes periodísticas,
confeccionan el artículo y, ante la duda de que lo comentado no sea del todo
cierto, emplean verbos en pasado imperfecto, atento a la no confiabilidad ciento
por ciento del dato. Señala que la accionante conoce sobre el tema y que en su
programa diario televisivo, realiza juicios de valor inexactos y agraviantes.
Sostiene que “Cuarto Poder”, en su página denominada “Circo Beat”, ejercita el
“ius iocandi”, buscando hacer reír a los lectores con sátiras sobre diversos
personajes de la fauna política y periodística local. Alude asimismo al limitado
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
tiraje del semanario.______
______ IV) En anterior pronunciamiento, integrando la Sala II de esta Cámara
de Apelaciones con la Dra. Liliana Loutayf Ranea, in re “Varg de Nioi vs.
Compañía de Radio y Televisión”, ( conf. año 1998, f° 199/210 de dicho
Tribunal) recordábamos con Badeni (“Doctrina de la real malicia” en Rev. La
Ley del 9 de abril de 1997, págs. 1 a 7)) que el rol que desempeña la prensa
libre en un sistema democrático constitucional, difiere sustancialmente del que
se le atribuye en un régimen autocrático. En el primero, es consecuencia y
presupuesto indispensable del pluralismo que permite la expresión, sin límites,
de las más audaces creaciones del intelecto humano. Se considera que el
conjunto de los individuos está dotado de la suficiente capacitación intelectual y
formación natural ética como para analizar tales creaciones y decidir,
libremente, su aceptación o rechazo. La necesidad de preservar la libertad de
prensa y la prensa libre, en el marco del rol que ella desempeña en un sistema
democrático, y la circunstancia de que la promoción de acciones judiciales
constituyen mecanismos efectivos para silenciar las críticas o privar de
información a la comunidad, impone la necesidad de actuar con suma cautela en
la materia, aplicando criterios de tipificación judicial que permitan gestar un
equilibrio razonable entre aquella función de la prensa y los derechos
individuales que puedan ser vulnerados mediante una publicación. Es cierto que
la libertad de prensa, a igual que las restantes libertades constitucionales, no
reviste carácter absoluto en orden a las consecuencias que depara su ejercicio.
Sin embargo, cuando ella se manifiesta en una dimensión institucional o
estratégica, el criterio para ponderar la responsabilidad jurídica consecuente,
impone la aplicación de reglas especiales y diferentes a las aceptables en una
dimensión individual. No para otorgar un privilegio a quien ejerce esa libertad,
sino para preservar la subsistencia del sistema
democrático.______________________________
_______ Y como lo sostiene Jorge Bustamante Alsina (en Rev. L.L. del 19 de
febrero de 1997, págs. 1 a 4), existen dos instancias o fases en orden a la garantía
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
constitucional de la libertad de expresión. La primera comprende el período de la
formación del pensamiento, libre de toda influencia externa, antes de su
divulgación por los medios u órganos de comunicación social. En aquel
momento la libertad de expresión goza del amparo constitucional que prohibe la
censura previa (art. 14 Constitución Nacional). La segunda instancia o fase
comienza con la libre divulgación pública o exteriorización de ese pensamiento
o información, donde la libertad de expresión tiene su límite en la
responsabilidad que le incumbe a quien la ejerce ilegítimamente. Censurar
significa controlar, criticar, reprobar y prohibir, o dicho de otro modo, abortar la
idea, el pensamiento o la información antes que ella llegue a su destino. La
Constitución prohíbe la policía preventiva de la expresión, así sea ejercida por
uno cualquiera de los poderes del Estado. Como lo ha sostenido la Corte Federal
in re “Ponzetti vs. Editorial Atlántida” en L.L. 1986-C-406, “el derecho de
prensa radica en el reconocimiento de que todos los hombres gozan de la
facultad de publicar sus ideas por la prensa sin el previo controlador de la
autoridad, pero no de la subsiguiente impunidad de quien utiliza la prensa como
un medio para cometer delitos y causar daños. La Constitución no asegura la
impunidad de la prensa. Una vez efectuada la publicación, su contenido queda
sometido a la ley y al control de los
jueces”._____________________________________________________
_____Es que dentro del marco constitucional, a la par del derecho de expresión,
existen otros derechos individuales de igual jerarquía (arts. 14 y 33 de la C.N.)
tales como el honor –autoestima, dignidad, reputación o fama- que pueden ser
afectados por la difamación, así como la intimidad que puede violarse por actos
de intromisión arbitraria en la vida ajena. Las responsabilidades que ponen
límites a la libertad de expresión constituyen también un enunciado del Pacto de
San José de Costa Rica. El art. 13 punto 2, expresa que “el ejercicio del derecho
previsto en el inciso precedente, no puede estar sujeto a previa censura, sino a
responsabilidades ulteriores, las que deben estar fijadas expresamente por la
ley”.______________________________________________________
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
_____ En el caso “Campillay vs. La Razón”, del 15 de agosto de 1986, la Corte
Nacional señaló que el derecho de dar información no es absoluto en cuanto a
las responsabilidades que el legislador puede determinar a raíz de los abusos
producidos mediante su ejercicio. La función primordial que en toda sociedad
moderna cumple el periodismo, supone que ha de actuar con la más amplia
libertad, pero el ejercicio del derecho de informar no puede extenderse en
detrimento de la necesaria armonía con los restantes derechos que la
Constitución tutela, entre los que se encuentran la integridad moral y el honor de
las personas._________________________
______ En tal sentido, Bustamante Alsina (artículo ya citado), sostiene que el
marco normativo impone deberes como límite al derecho de informar. El deber
específico de quien ejerce este derecho, es el de ser veraz y no agraviar. Ser
veraz o creíble corresponde al deber de veracidad que es una cualidad de quien
practica la verdad. Es una obligación de medios que exige ser diligente y
prudente al recoger la información. Es decir que se debe actuar sin culpa, aunque
la información resulte inexacta, y se debe evitar el agravio al honor y reputación
de otro. El deber genérico es el que impone el art. 1109 del Código Civil: “Todo
el que ejecuta un hecho que por su culpa o negligencia ocasiona un daño a otro,
está obligado a la reparación del perjuicio”. En esta línea de fundamentación,
que parte del factor subjetivo de imputabilidad, la Corte Federal en el caso
“Campillay vs. La Razón”, fijó las pautas de prudencia que deben observarse
cuando se da una información, esto es: “debe ser atribuida directamente a las
fuentes, usar el modo potencial del verbo y reservar la identidad de la persona
involucrada”. El informador que respeta estas pautas, no incurre en culpa y no es
responsable.____________________________________
______ Posteriormente, la Corte Suprema, al dar su fallo en el caso “Vago vs.
La Urraca S.A.”, del 19 de noviembre de 1991 (L.L. 1992-B-365), precisa que la
doctrina nacional, atento a los problemas de la responsabilidad civil de las
informaciones inexactas o agraviantes vertidas por la prensa, y a consecuente
responsabilidad civil por los daños que pudieran ocasionar, distingue la
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
información inexacta, que no se corresponde con la realidad de los hechos y la
clasifica en falsa o errónea, para sostener que, en cuanto a la responsabilidad
civil, su régimen está sujeto a la ley común que establece la obligación de
reparar o indemnizar el daño causado. Con posterioridad, en las causas “Pérez
Arriaga vs. Artes Gráficas Editorial Argentina S.A.” y “Pérez Arriaga vs. La
Prensa S.A.”, se afirma categóricamente que el derecho de informar no escapa al
sistema general de responsabilidad por daños que su ejercicio pueda causar a
terceros. En tal caso, comprobado el exceso informativo, quien pretenda el
resarcimiento deberá demostrar la culpa o negligencia en que incurrió el
informador conforme al régimen general de responsabilidad por el hecho propio
que contiene la fórmula del art. 1109 del Código Civil. Se agrega luego que, en
efecto, no existe en el ordenamiento legal de nuestro país un sistema excepcional
de responsabilidad objetiva para aplicar a la actividad supuestamente riesgosa de
la prensa. Si así fuera, el deber de resarcir debería imponerse ante la sola
comprobación del daño. Por ello, en el sistema legal vigente, es imprescindible
probar aún el factor de imputabilidad subjetivo de la persona u órgano que dio la
noticia o publicó la crónica. Gerardo Ancarola (Revista El Derecho del
12/10/93), comentando este pronunciamiento, destaca que desde hace ya tiempo
se viene sosteniendo en nuestro país la necesidad de aplicar en los casos en que
está en juego la libertad de prensa y las indemnizaciones por las informaciones
erróneas que se difunden, los principios de derecho común, en cuanto a que ni el
dolo ni la culpa se presumen ya que no existe en nuestro ordenamiento legal la
responsabilidad objetiva. De ahí que siempre, para requerir una indemnización,
es necesario acreditar la culpa o el dolo de quien provocó el daño. Esto también
se aplica a la prensa en todas sus manifestaciones, por lo que no puede
pretenderse un sistema excepcional de responsabilidad objetiva de la prensa
como actividad siempre supuestamente riesgosa. El factor de imputación es
genéricamente subjetivo (culpa -art. 1109- o dolo –art. 1072- ambos, del Código
Civil), constituyendo los cuasidelitos y delitos civiles respectivamente. Los
factores objetivos de atribución legal del daño ajeno, son en nuestro
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
ordenamiento de fondo la excepción y solamente aplicables en los ámbitos que
establece la ley.____________________________________________
______ Por lo demás, el Dr. Fayt in re “Morales Solá” reafirma que el derecho
de informar no escapa al sistema general de responsabilidad civil por los daños
que su ejercicio pueda causar a terceros, pues no existe en el ordenamiento legal
de nuestro país un sistema excepcional de responsabilidad para aplicar a la
actividad supuestamente riesgosa de la
prensa.______________________________________________________
______ Concluye Bustamante Alsina sosteniendo que en nuestro sistema del
derecho común todos los elementos que configuran un esquema de
responsabilidad civil, incluidos los únicos factores de imputabilidad subjetiva
(dolo y culpa), deben ser probados en el proceso por quien pretende el
resarcimiento. Todo ello, sin desconocer el moderno principio de las cargas
probatorias dinámicas y del clásico de adquisición procesal, que permiten al
juez, en el momento de valorar el plexo probatorio de acuerdo con “las libres
convicciones”, admitir pruebas sin considerar quién las aportó y crear
presunciones “homini” en contra de la parte que estaba en mejores condiciones
para allegarlas al proceso y permaneció inactiva. El tema pasa entonces por la
apreciación o modulación que hagan los jueces de los hechos constitutivos de la
culpa o el dolo, conforme a lo que dispone el art. 512 del Código Civil que, al
definir la culpa, dice que ella “consiste en la omisión de aquellas diligencias que
exigiere la naturaleza de la obligación y que correspondiesen a las circunstancias
de las personas, del tiempo y del lugar”. En la nota del artículo, dice Vélez
Sársfield que “en esos casos siempre será preciso en la práctica considerar las
circunstancias en concreto…”. La sola ley es la conciencia del juez. El artículo
del Código se reduce a dar un consejo a los jueces de no tener demasiado rigor
ni demasiada indulgencia…” (conf. Bustamante Alsina: “Teoría General de la
Responsabilidad Civil”, Abeledo-Perrot, 9ª. Edición, 1997, pág.
246/247).___________________________________________
______ Evidentemente, el caso “Morales Solá”, fallado por la Corte Federal el
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
12 de noviembre de 1996, (Revista La Ley del 26 de noviembre de 1996, págs.
2/7) señala un hito en la evolución de la jurisprudencia del Tribunal en materia
de mayor reconocimiento de la libertad de expresión por críticas a funcionarios
públicos en razón de su actividad pública, al aceptar que cabe reconocer al
debate de temas de interés general una amplitud suficiente para admitir
expresiones erróneas o aún falsas, si han sido expuestas de buena fe. Derivado
de la idea básica de que el debate de tales cuestiones debe ser “desinhibido,
vigoroso y abierto”, como lo dijera el Juez Walter Brennan de la Corte Suprema
de los EE.UU. en el famoso caso “New York Times vs. Sullivan” del año 1994,
recordemos que en este fallo también se expresa que existe un profundo
compromiso nacional respecto al principio según el cual el debate de los asuntos
públicos debe ser abierto, aunque incluya ataques al gobierno y sus funcionarios.
La cuestión es determinar en este caso si dicho principio puede estar limitado
por cualquiera de estas dos circunstancias: falsedad de los hechos alegados o su
carácter difamatorio. La protección del público requiere información y discusión
y todo lo que amplíe la responsabilidad por difamación se lo quita a la libertad
de expresión, reparando de igual modo que el privilegio para criticar la conducta
de los funcionarios es análogo a la protección que tienen éstos (inmunidad),
cuando los mismos son demandados por un
ciudadano.___________________________________________________
______ Sea que se acepte o no la doctrina de la real malicia, en el entendimiento
de que introducir un factor de atribución subjetivo de responsabilidad de carácter
específico, distinto y cualificado del general, contemplado en las normas
vigentes (argumento sostenido por la doctrina que no acepta su reconocimiento),
o que se entienda que la misma, por reconocer su fuente en la Constitución de
los EE.UU. y no en el “common law”, y particularmente en las Enmiendas I y
XIV, siendo la primera a su vez fuente del art. 32 de nuestra Constitución
Federal, por lo que responde a principios de Derecho Público, de suerte que su
génesis constitucional avala la aplicabilidad de la doctrina en el sistema jurídico
argentino (postura sustentada por los autores que sostienen su admisión), lo
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
cierto es que no es tarea fácil sistematizar la materia de las responsabilidades del
comunicador social por el contenido de la información publicada, cualquiera sea
el medio técnico empleado.__________________________
______ Escribe Jorge J. Zaffore (Revista La Ley del 8 de abril de 1997), que es
menester desenvolver el derecho de la información desde la perspectiva de la
cultura jurídica nacional, pues nuestro ordenamiento argentino contiene
principios genéricos y normas específicas claramente aplicables. Puede parecer
obvio, pero realmente no lo es, establecer con carácter liminar que la sanción
jurídica –penal o civil- por la información publicada, debe estar referida
exclusivamente al contenido, a la información en sí misma, y no a su difusión. Si
se persiguiera la difusión, existiría censura previa y, en definitiva, no podría
existir comunicación social que, por definición, significa poner información al
servicio del público, iniciando mecanismos de diálogo social. Si así no fuera, no
se podría informar sobre sucesos deshonrosos para personas e instituciones.
Consecuentemente, la responsabilidad del comunicador social radica en su
actitud subjetiva respecto al contenido; sobre la información en sí, y no en los
efectos de su comunicación o difusión. Es que cuando la información referida a
una persona es negativa, siempre existe descrédito y ello no sólo es inevitable
sino socialmente necesario cuando se trata del análisis de la gestión de personas
públicas. Pero, una cosa es la voluntad de informar y otra la voluntad de dañar.
Es muy distinto saber que la información es descalificante a conocer que es falsa
o ilegítima. Saber que se provoca daño nada tiene que ver con el dolo o la
negligencia, porque si la conciencia del daño fuera suficiente para tipificar el
dolo, sería muy difícil ejercer sin autocensura la comunicación social en el
marco del pluralismo y la libertad de expresión. Es que cualquier información
desacreditante, incluso las opiniones, podrían ser causal de imputación aún
delictual. El ejercicio profesional de la comunicación social implica para sus
actores la posibilidad de afectar a las personas, pero lo que se requiere es que la
información sea veraz, es decir elaborada o transmitida con el propósito de
informar y adoptando los recaudos razonablemente exigibles de cotejo y
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
verificación. Pero se debe tener en cuenta que la veracidad no excluye el error,
pues éste forma parte de la esencia de la comunicación, lo cual traduce que el
error no es punible, debiendo repararse que genera el correlativo derecho de
rectificación o respuesta estatuido en los Tratados Internacionales receptados por
la Constitución Nacional. Por ello, el juez no sólo debe evaluar el daño sino que
además, y esto es lo sustancial del problema, considerar las circunstancias de
hecho que permitan incriminar una conducta dolosa o negligente por parte del
comunicador; en otras palabras, si se verifica la conciencia de la falsedad de la
información o la carencia de una recta intencionalidad informativa, pues es
obvio que no puede reconocerse una responsabilidad objetiva del comunicador
en materia de responsabilidad civil. Es que la comunicacional constituye una
actividad que se basa en la diversidad de opiniones, puntos de vista,
percepciones y lenguajes, por lo que la objetivización de la responsabilidad por
el daño, significa instaurar el temor y hasta puede ser la base por establecer
criterios que no se compadecen con el pluralismo que es de esencia del sistema
democrático.__________________________________
______ Para que pueda aplicarse la doctrina “Campillay”, debe haber: a) una
fuente; b) un informador; c) una noticia y d) un afectado. Alguien produce una
determinada expresión lesiva y aquélla es tomada por otro que la reproduce. El
tercero afectado dirige su reclamo contra el divulgador de la misma. Está dado el
escenario para que el informador pueda invocarla (“La Doctrina Campillay –O la
Noticia que Reproduce lo Expresado por Otro-“ Enrique Tomás Bianchi en
Revista La Ley del 15 de abril de 1997). Lo que subyace a la doctrina (y la
justifica), son los valores inspiradores de los sistemas que respetan la libertad de
expresión y el pluralismo. Esa clase de sistemas consideran indispensable que,
en temas que hacen al interés de la sociedad, todas las voces sean escuchadas, no
sólo los que a los medios de difusión les parezcan veraces y criteriosas, sino
incluso aquéllas que pueden –como hipótesis- incurrir en difamaciones o
injurias. De estas últimas, los autores deberán –en su caso- responder; éstos, pero
no quienes reproducen sus dichos. La razón parece clara: si a quien informa se
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
extendiera la responsabilidad del emisor de la manifestación, él se transformaría
inevitablemente en censor de las expresiones de los terceros, con el consiguiente
debilitamiento del debate colectivo y la posibilidad de libre expresión ciudadana.
No es el informador el encargado de definir por sí y ante sí, si la denuncia es
verdadera y si la irregularidad existió. El cumple con reproducir una expresión
que, verdadera o falsa, es de interés para la sociedad por el tema a que se refiere
y la necesidad de que las personas se formen juicio sobre la cuestión. Conviene
aclarar que quien informa, puede también: a) denunciar la irregularidad, dando la
noticia como propia. Ya no hay reproducción de denuncia ajena, sino
formulación del propio decir. Es terreno ajeno a “Camplillay”; ó b) reproducir el
dicho de otro (“Campillay”) y agregar a ello el juicio de valor, propio. Este
último tramo (el valorativo) también es ajeno a tal doctrina y se rige por otros
criterios. Y respecto de la fuente, el autor en cita destaca que alguien produce
una determinada expresión (oral, escrita, gráfica, gestual). Esta expresión será el
producto humano tomado por otro para elaborar la noticia. La Corte Federal, al
referirse a la fuente, comprende a quien origina la expresión humana y también a
ésta en sí misma. Así fuente sería un “comunicado policial” (Campillay) y una
declaración judicial (Triaca), no sólo “la policía” o “la persona que declaró”. Y
ha sido la jurisprudencia española la que ha analizado puntillosamente el
concepto de fuente, siendo su Tribunal Constitucional quien consideró que había
“reportaje neutral” cuando el medio se había limitado a reproducir fielmente las
declaraciones del portavoz. El concepto amplio de “fuente”, que traducen los
fallos españoles, los últimos desarrollos estadounidenses y la Ley Británica,
parecen muy apropiados. El informador quedará cubierto si ha reproducido
fielmente la fuente, independientemente de que lo emanado de la misma, pueda
ser difamatorio o no. El concepto “fuente” debe ser amplio, porque lo
determinante es la relevancia de la materia que la noticia aborda. Ahora bien,
que el informador no pueda ampararse en “Campillay” –por haber omitido citar
a la fuente, por no haberle sido fiel, por carecer la noticia de relevancia pública,
o por lo que fuera- significa solamente eso. Esto es, que no podrá liberarse de
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
responsabilidad por haber sólo actuado como mero transmisor o reproductor de
la expresión ajena. Ello no importa, ni mucho menos, que vaya a ser considerado
inevitablemente responsable. En efecto, hay que dar pasos posteriores.
Considerada como propia del informador la noticia, todavía será preciso
establecer si aquél es o no responsable. Sólo el juicio de reproche –rasgo típico
de la responsabilidad subjetiva- permite fundar la responsabilidad. Es que las
afirmaciones erróneas son inevitables en un debate libre, de tal forma que de
imponerse la “verdad” como condición para el reconocimiento del derecho de
informar libremente, la única garantía de la seguridad jurídica sería el silencio
(conf. Tribunal Constitucional de España – Sentencia 6/88 del 21 de enero,
fundamento
5).__________________________________________________________
______ Un singular antecedente ha sido la sentencia de la Cámara Nacional
Civil Sala C del 19 de noviembre de 1996 in re “Carreno vs. Editorial Anfin
S.A.” (conf. L.L. 1997-D-1), que aborda un tema considerado original por
Bustamante Alsina en su nota a fallo. El Tribunal ha sostenido que la llegada a la
redacción de un diario de una carta dirigida a la Sección Carta de Lectores, no es
suficiente para que sin más, se la publique. En efecto, ante la mención del autor,
la editorial debe tomar los recaudos para verificar la autenticidad de los datos
personales del supuesto firmante. Por tanto, el medio es responsable de los daños
y perjuicios sufridos como consecuencia de la publicación de una carta cuya
autoría el autor niega y califica de falsa, en la cual se expresaron conceptos
agraviantes contra funcionarios públicos. En su comentario, el autor que nos
ocupa precisa que estos espacios gratuitos del periódico como aquéllos en que
con fines de lucro se publican avisos comerciales o “solicitadas”, integran
conjuntamente con las noticias o informaciones el cuerpo del diario o revista que
constituye el instrumento por el cual el órgano de prensa cumple su función de
comunicador social. Luego de recordar el antecedente “Campillay”, sigue
expresando que la Sección “Carta de Lectores”, que los periódicos ofrecen
desinteresadamente al público, si bien vehiculizan o constituyen cartelera de
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
expresiones de personas ajenas al medio que las acoge, no escapan a las
responsabilidades ulteriores a la difusión de ellas si se ataca la honra, la dignidad
o la intimidad de otros. El órgano que recibe la misiva es libre de aceptarla o
rechazarla; nadie tiene derecho de exigir que su carta se publique. Pero aquél
tiene el deber de asegurarse que el nombre que aparece al pié identifique al
responsable de lo que en ella se dice, o, en otras palabras, que la carta sea
auténtica en relación al remitente. De allí en más, el periódico no es responsable
de su contenido, ni el hecho de publicarla significa adhesión alguna a lo que en
ella se expresa. Sin embargo, si se omite el deber de verificar la autenticidad de
la misiva, y ésta resulta apócrifa, el periódico es responsable por culpa o
negligencia del daño causado a otro (art. 1109 Código Civil), al omitir el
cumplimiento del deber de veracidad que está ínsito en la actividad periodística.
En tal caso lo que expresa el texto publicado es por cuenta y riesgo del diario o
revista que lo ha dado a conocer, sin hacer aquella verificación. La ofensa o
intromisión en la privacidad de otra persona aludida en la publicación, es
responsabilidad ulterior del órgano que lo divulgó y tiene el deber de reparar el
daño patrimonial o moral.___________________________________________
______ V) Dentro del marco normativo aludido en el apartado anterior, se está
en condiciones de afirmar que la demanda promovida, como lo sostuviera la
señora Jueza en grado, debe merecer su recepción jurisdiccional, con el alcance
que señalaré a continuación, toda vez que el demandado, tal como lo reconoce
en su confesional de fs. 74, es el propietario del Semanario “Cuarto Poder”
(posición primera), habiendo reconocido que en el mismo se publicaron varios
artículos que se referían a la actora (posición tercera), afirmando que el primero
de ellos “es una sátira…que se refiere a la vida social y política de nuestra
Provincia, los periodistas que escriben normalmente recogen comentarios de
pasillos y de la calle, con lo cual en esa columna se reflejan los “dimes y diretes”
de esta sociedad. Y los otros artículos responden a un estilo periodista de críticas
al gobierno de turno” aclarando luego que le llamaba la atención al declarante (el
Sr. Alvaro Guido Borella), que una colega licenciada en comunicaciones
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
sociales no acepte una pequeña crítica (posición sexta). Puntualiza asimismo que
las sátiras de su Semanario se leen con mucha atención (posición décima). Que
no puede afirmar si los artículos son falsos o no, ya que eso lo comenta el
periodista, siendo él el editor, por lo que si aquél los publica tiene que creerle
(respuesta decimoprimera). Al tiempo de responder a la posición decimocuarta,
en cuanto a que si las publicaciones se debieron a la inclinación política de la
actora, opuesta a la del demandado, afirma que no es cierto, puesto que a
Petrocelli “la conoció como simpatizante del Partido Intransigente, incluso tenía
afinidad sobre la izquierda
nacional”._____________________________________
______ Pero, de una detenida lectura de los tres artículos, no advierto que los
titulados “Los elegidos” y “Operación mordaza”, tengan entidad suficiente como
para generar responsabilidad patrimonial. En efecto, la libertad de expresión
implica la de dar y recibir información y tal objeto ha sido especialmente
señalado por el art. 13 inc. 1° de la Convención Americana de los Derechos
Humanos llamada Pacto de San José de Costa Rica, ratificada por la Ley 23.054,
y si bien, como ya se sostuvo, dicha libertad no es absoluta y debe conjugarse el
interés personal de los individuos a que no se afecte su honor mediante
publicaciones o escritos que tuviesen tal aptitud y el derecho a publicar las ideas
por medio de la prensa y el de suministrar información, debe entenderse que
estos últimos prevalecen sobre aquél cuando la cuestión esté vinculada con un
asunto de interés público (conf. C.S.J.N. en L.L. 1992-D-180 con nota de Miguel
Angel Ekmekdjian). Y en tal sentido, la informativa de fs. 65 da cuenta que
mediante Decreto del Poder Ejecutivo de la Provincia n° 117, de fecha 19 de
diciembre de 1995, la accionante fue designada Asesora de Prensa de la
Gobernación, siendo dable concluir que, al menos hasta el 27 de julio de 1998
mantenía tal condición, a la luz de lo señalado en el Decreto n° 1767, rolante a
fs. 66, en cuyos considerandos se alude “a las necesidades de servicio en las que
la Srta. Petrocelli debe trasladarse a diferentes puntos del país, siendo
imprescindible consignar la correspondiente autorización de gastos de traslados
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
y viáticos”.______________________
______ Si correlacionamos esa función pública de la demandante con el tenor
de las notas señaladas, puede observarse que, más allá de la exactitud o no de las
mismas, lo cierto es que el Semanario hace referencia a tal circunstancia. Sin
dudas que las mismas tienen un marcado tono crítico, cuanto asimismo se
emplea un lenguaje mordaz, pero aludir a las características físicas de la
periodista y, también, mencionar, con reparos, sus programas televisivos, no
puede entenderse que constituya una difamación, en tanto Mónica Petrocelli es
una figura pública y además, y muy fundamentalmente, porque se advierte que
tal es el estilo de redacción de la publicación, no habiendo demostrado la actora
que hubiere obrado la demandada con real malicia, esto es con el propósito
deliberado y consciente de injuriarla o
calumniarla._____________________________
_______ En otras palabras, aún cuando la información se revelase como
objetivamente no veraz, lo cual tampoco se ha acreditado, el amparo que es
dable otorgar a la prensa, cuando la información hace mención a personas
públicas o que ejercen funciones de gobierno, torna menester que se otorgue
primacía a la noticia suministrada, en tanto tenga la misma un fin lícito. Es que
el estándar de la "real malicia" nació como la forma de quebrar la inmunidad de
la expresión crítica referida a personas que ocupan cargos públicos, por su
actividad pública, y se resume en la exculpación de los periodistas acusados
criminalmente o responsabilizados civilmente por daños y perjuicios frente a
informaciones falsas, debiendo en tal caso los querellantes o demandantes probar
que lo fueron con conocimiento de que lo eran o que actuaron con imprudencia
evidente o con notoria despreocupación (Voto del doctor Vázquez C.S.J.N. en
La Ley, 1996-E, 328, con nota de Fernando N. Barrancos y Vedia). Y la
sentencia que entiende configurada la "real malicia" a partir de las serias dudas
que el imputado debía tener sobre la verdad de la afirmación, es claramente
contraria a esa doctrina (disidencia parcial del doctor Fayt, C.S.J.N. - La Ley,
1996-E-328, con nota de Fernando N. Barrancos y
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
Vedia).______________________________________________________
Es que la libertad de expresión no comprende tan solo la tutela de las
afirmaciones "verdaderas", sino que se extiende a aquellas que, aun no
correspondiéndose con la realidad, han sido emitidas de una forma tal que no
merecen un juicio de reproche suficiente (Disidencia parcial del doctor Bossert,
C.S.J.N.- La Ley, 1996-E, 328, con nota de Fernando N. Barrancos y Vedia -
LLC, 1997-153), máxime tratándose de personas a quienes se le encomiendan
funciones públicas, calidad que es dable asignar a la actora, en razón de lo
dispuesto en el Decreto del Poder Ejecutivo de fs. 65, que la designa como
asesora de prensa de la Gobernación.________
______ Adhiero en este aspecto a lo dicho en cuanto que el derecho de
integridad moral y el honor de las personas no supone condicionar el derecho de
informar por la prensa a la verificación, en cada supuesto, de la exactitud de una
noticia, sino a la adecuación de la información a los datos suministrados por la
propia realidad (Voto del doctor Vázquez C.S.J.N. – La Ley 1996-E, 328).
__________________________________________
______ Ahora bien, tal exculpación de responsabilidad no alcanza al artículo
titulado “Una barbie en apuros” de la columna “La semana en Circo Beat” del
periodista Atilio Ferraro de fs. 4 del expediente conexo, toda vez que la alusión
que se hace respecto de la actora, contiene expresiones descalificantes hacia la
misma, al aludir a su anatomía con evidente sentido peyorativo, persiguiendo un
claro propósito de descrédito. Es que, el fin lícito que deben tener las actividades
de la prensa implica que la información no se propale para causar un perjuicio,
crear un ridículo o exponer a la persona en una posición pública molesta, sin
sentido alguno, o que de cualquier forma vulnere su intimidad, honor o
decoro._________
______ Es evidente la dificultad fáctica -no imposibilidad- que existe para
acreditar el dolo o la grave negligencia en los términos de la doctrina de la real
malicia, habida cuenta de que para lograr ello se debería tener acceso a los
archivos del periodista u órgano de prensa demandado, a las constancias
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
relativas a entrevistas, investigaciones previas, conferencias, correspondencia,
etc., encontrándose el actor en muchos casos con el valladar que significa el
mantenimiento de las fuentes de información. Ante tal estado de cosas, y como
ya se dijo, debe buscarse un adecuado equilibrio que, sin restar efectos a la
doctrina de la real malicia como útil herramienta para contribuir al sostenimiento
de una prensa libre, tampoco deje indefenso al individuo frente a una injusta
agresión periodística, extremo éste que se logra colocando también en cabeza del
órgano de prensa la carga de aportar solidariamente la prueba de signo contrario
indicada._____________________________________________________
______ Y aún cuando pueda sostenerse que la libertad de prensa adquiere cada
día mayor amplitud, como se observa de las expresiones que se vierten en los
distintos programas de opinión al que la ciudadanía accede a través de la prensa
oral, escrita y televisiva y, más aún, en los humorísticos, en donde la sátira es
cada día más ofensiva y ridiculizante, incluso con las máximas autoridades de
gobierno cuya investidura resultaría bueno preservar para la dignidad del país y
de sus instituciones, es obvio que las referencias a la supuesta y no comprobada
adición de la actora a las intervenciones plásticas o reparadoras que la tornaría
en una persona prácticamente irreconocible de un año para el otro (“esa pue, que
cada año aparece con cara nueva, inclusive hasta las lolas y culito nuevo parece
tener…”), cuanto desprovista de sus facciones originales, más allá de las
modificaciones naturales que el transcurso del tiempo originan en el ser humano
(“ni los ojos son –ya- de ella”), constituyen un agravio que no es dable de su
parte tolerar, puesto que no se trata ya de críticas realizadas al desempeño de su
función periodística, o a su participación en supuestas operaciones de prensa
buscando desacreditar a periodistas críticos al gobierno de turno. Es decir, tales
referencias no cabe sean entendidas como formuladas en tono agresivo, con
dureza o causticidad. Son más que expresiones irritantes, ásperas u hostiles que
demostrarían la escasa simpatía hacia la colega de parte del demandado, por lo
que, al traspasar esa valla, es obvio la existencia del propósito primario de causar
daño, invadiendo el ámbito de la vida privada de la ofendida y lesionándola en
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
su decoro.______________________________________________________
______ No se duda que la columna en cuestión se caracteriza por la virulenta y
aguda observación del periodista de lo que él da en llamar “personajes de la vida
salteña” pero el límite de la sátira está dado cuando la ridiculización afecta
grosera y gratuitamente al personaje, mofándose de él en grado sumo, al
emplearse expresiones descalificatorias y
denigrantes.__________________________________________________
______ Más, tal afectación la circunscribo a dichas referencias y no al resto del
contenido de la nota, que alude a la adquisición de aerosoles en las pinturerías de
la Ciudad, porque si bien la preeminencia y, por lo tanto, la operatividad que la
Constitución Nacional otorga a la libertad de prensa está signada por la
necesidad de una conducta diligente en la obtención de la información,
susceptible de ser corroborada con elementos de juicio objetivos, así como por
una reproducción fidedigna de la información obtenida en tales condiciones, ante
la dificultad práctica de verificar la exactitud de la noticia, cabe recurrir a la
utilización en tiempo potencial de los verbos, a la reserva de la identidad de las
personas implicadas, o a la mención de la fuente (del voto del doctor Vázquez,
integrante de la mayoría en C.S.J.N.- La Ley, 1997-B, 753), siendo del caso
advertir que ello aconteció en el caso a examen en donde se utiliza un tiempo
potencial en la redacción de la nota (“la que habría encargado los aerosoles
habría sido la mismímisa Mónica”)
.____________________________________
______ Ahora bien, el proceder de la parte demandada no puede sino ser
calificado de culposo, pues no existe elementos en la causa como para entender
que obró el medio periodístico con dolo directo o eventual, debiendo señalarse
que, luego de realizadas las publicaciones, acordaron las partes en conversar,
tras hacerle saber la actora a Borella que se había sentido agraviada por el
contenido las mismas (conf. fs. 74), manifestando éste su predisposición a
reunirse, lo que no se concretara por las circunstancias puntualizadas en su
confesional, lo cual demuestra que medió de su parte predisposición a explicar el
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
contenido de los artículos.__
_______ VI) Dado que se reclama el daño moral causado, el que guarda nexo
causal suficiente directo con el hecho ilícito de acuerdo a lo prescripto en los
arts. 901 y 1078 del Código Civil –traducido en el detrimento de naturaleza
espiritual causado ante la lesión a los intereses extrapatrimoniales y a las
afecciones legítimas de la accionante, habiendo doctrina y jurisprudencia
puntualizado que su determinación se encuentra librada al prudente arbitrio
judicial, y considerando la índole y naturaleza de las expresiones que estimo
agraviantes hacia la persona de la actora, cuanto asimismo la escasa difusión que
tiene el medio de prensa en donde se cometió la ofensa y, por último la propia
orientación del Semanario, manifestada en el estilo literario que emplea, conteste
por lo demás al que utilizan dichas publicaciones semanales o periódicas de
nuestra Capital, es que estimo como adecuada y equitativa una indemnización de
$ 2.800, calculada a la fecha del
ilícito.___________________________________
______ VII) En cuanto a las costas, voto porque se las declare por el orden
causado en ambas instancias, puesto que si bien se confirma en lo principal la
sentencia en grado, se circunscribe el agravio a una sola de las publicaciones y
se ha reducido significativamente, como consecuencia de ello y del propio
criterio del Suscripto, el monto fijado en la anterior instancia, todo lo cual
justifica la distribución de los gastos causídicos de tal modo (art. 71 del C.P.
C.C.).__________________________________
______ Por ello, dejo formulado mi voto en cuanto se haga lugar parcialmente a
la apelación, reduciéndose el monto de la condena a la suma de $ 2.800 (pesos
dos mil ochocientos), con más los intereses a la tasa fijada en la sentencia en
grado, que no fuera cuestionada, desde la fecha de la publicación de la
publicación agraviante (22 de agosto de
1998)._______________________________________________________
______ El Dr. Roberto Loutayf Ranea, dijo:______________________
1) En los estados democráticos, la libertad de prensa y el derecho a la
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
información constituyen unos de los pilares del sistema constitucional
(Ekmekdjian: “Otra vez se enfrentan el derecho al honor y la libertad de prensa”,
L.L. 1992-D-174); es un elemento indispensable para la vida y vigencia de la
“República”. La función de la prensa en una república democrática, dicen los
Dres. Fayt y Barra en el fallo recaído en el caso “Vago vs. Ediciones La Urraca”
(CSJN, 19-11-9l, E.D. 145-509; L.L. 1992-B-365; J.A. 1992-I-559), persigue,
entre otros objetivos principales informar tan objetiva y verídicamente al lector
como sea posible, contribuir a la elaboración de la voluntad popular y servir de
medio de expresión a la opinión pública. En el ejercicio de su misión está al
servicio de la comunidad informando al público sobre los hechos de interés
general. Por ello se ha señalado que, entre las libertades que la Constitución
Nacional consagra, la de prensa es una de las que posee mayor entidad, al
extremo de que sin su debido resguardo existiría tan sólo una democracia
desmedrada o puramente nominal (CSJN, voto de los Dres. Belluscio y Bossert,
24-11-98, Rep.E.D. 32-264, n° 55).-_________
_____ 2) La libertad de expresión se refiere a la posibilidad de emitir juicios y
opiniones; y la libertad de información consiste en la libertad para la
manifestación de hechos (TSEspaña, sala I, 11-4-00, “Unidad Editorial”, L.L.,
Suplemento de Derecho Constitucional”, del 27 de julio de 2001, fallo n° 102-
383). Pero, si bien en el régimen republicano la libertad de expresión, en el
sentido amplio, tiene un lugar eminente que obliga a una particular cautela
cuando se trata de deducir responsabilidades por su desenvolvimiento, puede
afirmarse sin vacilación que ello no se traduce en el propósito de asegurar la
impunidad de la prensa (CSJN, 15-4-93, “Gutheim vs. Aleman”, E.D. 152-569,
considerando 7, citando los precedentes publicados en Fallos 308-789 y 310-
508; 29-9-98, “Cancela, Omar”, J.A. 1999-II-166, y E.D. 182-692; Id. 24-11-98,
“Díaz, Daniel”, J.A. 1999-II-180). Porque el especial reconocimiento
constitucional de que goza el derecho de buscar, dar, recibir y difundir
información e ideas de toda índole, no elimina la responsabilidad ante la justicia
por los delitos y daños cometidos en su ejercicio (CSJN, 2-4-98, “Rudaz
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
Bissón”, J.A. 1999-I-163).-
_________________________________________________
_____ 3) El ejercicio del derecho a la libertad de expresión e información no es
absoluto puesto que no puede extenderse en detrimento de la necesaria armonía
que debe guardar con los restantes derechos constitucionales, entre los que se
encuentra el de la integridad moral y el honor de las personas (CSJN, “Cancela,
Omar”29-9-98, E.D. 182-692, y J.A. 1999-II-166).-
_____________________________________________
______ Cuando la libertad de información se quiere ejercer sobre ámbitos que
pueden afectar a otros bienes constitucionales, como son el honor y la intimidad,
es preciso para que su proyección sea legítima, que lo informado resulte de
interés público, pues sólo entonces puede exigirse que aquellos a quienes afecta
o perturba el contenido de la información que, pese a ello, la soporten en aras,
precisamente, del conocimiento general y difusión de hechos y situaciones que
interesen a la comunidad (CSJN, voto del Dr. Fayt, 24-11-98, Rep.E.D. 33-264,
n° 58 y 59; J.A. 1999-II-180). También dijo la Corte nacional que debe
conjugarse el interés personal de los individuos a que no se afecte su honor
mediante publicaciones o escritos que tuviesen tal aptitud, y el derecho a
publicar las ideas por medio de la prensa y el de suministrar información,
estableciendo que estos últimos prevalecen sobre aquél cuando la cuestión esté
vinculada con un asunto de interés público, y sólo en la medida de ese interés,
bastando en tal caso la demostración de que se obró en el ejercicio prudente y
sopesado de una cuestión de tal naturaleza (CSJN, 7-4-92, “Abad, Manuel”,
Fallos 248-291; L.L. 1992-D-175). En sentido coincidente, el Tribunal Superior
de España señaló que el derecho al honor que consagra el art. 18.1 de la
Constitución española sólo cede ante la libertad de información cuando es veraz
y se refiere a asuntos públicos de interés general por las materias sobre las que
versa o por las personas que en ellas intervienen. (TSEspaña, Sala I, 11-4-00,
“Unidad Editorial S.A.”, L.L. Suplemento de Derecho Constitucional del 27 de
julio de 2001, fallo n°102.383).-
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
__________________________________________________
______ El art. 19 de la Constitución Nacional protege la vida privada o
intimidad de las personas, al igual que su reglamentación contenida en el art.
107l bis del Código Civil. Ha dicho la Corte Suprema que el derecho a la
privacidad comprende no sólo a la esfera doméstica, el círculo familiar y de
amistad, sino otros aspectos de la personalidad espiritual o física de las personas,
tales como la integridad corporal o la imagen, y nadie puede inmiscuirse en la
vida privada de una persona sin violar áreas de su actividad no destinadas a ser
difundidas, sin su consentimiento o el de sus familiares autorizados para ello, y
sólo por ley podrá justificarse la intromisión, siempre que medie un interés
superior en resguardo de la libertad de otros, la defensa de la sociedad, las
buenas costumbres o la persecución del crimen (CSJN, “Ponzetti de Balbín”,
L.L.1986-C-406, y Fallos 306-1092). Los personajes públicos o funcionarios
públicos, si bien por su situación tienen más restringida o acotada la zona de
intimidad, no por ello dejan de tener un ámbito íntimo que debe respetarse
(Badeni, Gregorio: “Reforma constitucional e instituciones políticas”, pág. 253;
Ekmekdjian: “Otra vez se enfrentan el derecho al honor y la libertad de prensa”,
L.L. 1992-D-174; CNCiv., Sala A, 11-9-96, L.L. 1997-F-70; Id. Sala H,26-2-01,
L.L. revista del 29-08-01, fallo n° 102.524). Sólo se ha considerado justificada la
intromisión cuando se trata de cuestiones que hacen al interés general y que
pueden contribuir a la formación de la opinión pública; caso contrario, cualquier
afectación de la privacidad torna abusiva la publicación. Y ello, más allá de la
veracidad o no de lo difundido, teniendo en cuenta que se afecta la intimidad de
una persona sin ningún interés público que justifique la información (Díaz
Molina: “El derecho a la vida privada”, L.L. 126-981; Mazzinghi:
“Preeminencia del derecho a la intimidad sobre la libertad de informar”, E.D.
172-110).-____
______ 4) La tutela de la garantía constitucional que ampara la libertad de
expresarse por la prensa sin censura previa alcanza también a las
manifestaciones vertidas en programas de corte humorístico, destinados a la
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
sátira social o política (CSJN, 29-9-98, “Cancela, Omar” J.A. 1999-II-166; E.D.
182-692). En tal sentido se ha resuelto que para determinar la responsabilidad
por los daños y perjuicios ocasionados es intrascendente el carácter humorístico
de la publicación en la que se efectuaron expresiones injuriantes contra una
persona –en el caso era un reconocido futbolista-, o la ironía o sátira utilizada
por el autor de la nota, pues no puede admitirse que bajo el pretexto de una
publicación humorística se toleren expresiones agraviantes o injuriosas
(CNCom., Sala B, 28-3-01, L.L. revista del 30-8-01, fallo 102.535).-
____________________________________________
______ 5) La Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el fallo recaído en el
caso “Vago vs. Ediciones La Urraca” (CSJN, 19-11-91, E.D. 145-509; L.L.
1992-B-365; J.A. 1992-I-5599 siguiendo a la de los Estados Unidos de América,
ha distinguido dos tipos de informaciones: la información inexacta y la
agraviante. La información inexacta es aquella que no se corresponde con la
realidad. Pueden clasificarse en falsas y erróneas. La información inexacta es
falsa cuando es “engañosa, fingida o simulada, proporcionada con el fin de
engañar, con dolo o mala fe”; como principio genera responsabilidad civil y
penal según sea el bien jurídico afectado. La información inexacta es errónea
cuando es “fruto de una concepción equivocada de la realidad, que induce de
buena fe al error; no genera responsabilidad civil por los perjuicios causados “si
se han utilizado los cuidados, atención y diligencia para evitarlos”. La
información agraviante, puede ser inexacta o no; “encuentra en la injuria y la
calumnia la protección jurisdiccional a la dignidad, el honor y la reputación de
las personas”; y en cuanto a la responsabilidad civil, “su régimen está sujeto a la
ley común que establece la obligación de reparar o indemnizar el daño causado”.
La doctrina de la real malicia, según lo indica la Corte, protege a la prensa frente
a informaciones inexactas (sean falsas o meramente erróneas) cuando se
refieren a funcionarios o personalidades públicas, poniendo a cargo de los
querellantes o demandantes la prueba de que las informaciones fueron brindadas
“con conocimiento de que eran falsas, o con imprudente y notoria
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
despreocupación sobre si eran o no falsas”, respectivamente. Pero no se refiere a
las informaciones agraviantes, en donde, a los efectos de la responsabilidad, lo
principal no radica en la verdad o no de la noticia, ni, consecuentemente, en el
conocimiento de la falsedad, o la imprudente y notoria despreocupación sobre si
era o no falsa la información, sino que en tales casos la responsabilidad de la
prensa deriva del agravio, la injuria y la calumnia, estando su régimen de
responsabilidad civil sujeto a la ley común que establece la obligación de reparar
o indemnizar el daño causado.-
____________________________________________________
______ Es decir, como una forma de proteger la libertad de prensa en aquellos
temas o asuntos de interés público (ya se refiera la información a funcionarios o
figuras públicas, o particulares involucrados), la Corte Suprema de Justicia de la
Nación ha recurrido a la teoría de la “real malicia”, imponiendo a cargo del
afectado la prueba de que el periodista había actuado con conocimiento de que la
información brindada era falsa, o con imprudente y notoria despreocupación
sobre si eran o no falsas. Pero esta doctrina, como surge de su formulación, sólo
tiene aplicación frente al caso de informaciones inexactas; pero no para amparar
los abusos o agravios, es decir, aquellas conductas que exceden el marco
legítimo de la libertad de prensa, para incurrir en el terreno de la falta de respeto,
de la injuria a las personas, sean o no públicas, lo cual no condice con esa noble
actividad.-___________________________________________________
______ Hay quienes opinan que no resulta de aplicación en nuestro derecho la
doctrina de la real malicia (CNCiv. Sala H, voto del Dr. Kiper y doctrina que
cita, 29-3-96, E.D. 172-109, y L.L. 1996-C-141), sino que se deben aplicar los
principios generales de responsabilidad civil. Al respecto se ha advertido que el
modelo civilístico argentino es para la prensa aún más tuitivo que el
norteamericano (Ancarola, Gerardo: “Libertad de prensa. Entre oscuridades y
omisiones”, L.L. 2000-B-558), pues aquí solamente puede condenarse al medio,
en la situación de dolo o de culpa del informante. Mientras en el ámbito de la
real malice la inversión de la carga probatoria sólo opera para funcionarios
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
públicos o cuestiones de relevancia pública o de importancia institucional,
siendo en los demás casos, por regla, objetiva. En cambio nuestro sistema
siempre impone la búsqueda del factor imputativo no solamente para el hombre
público sino también, para los particulares, con lo que se dilata notoriamente el
campo de protección de la prensa (CJBuenos Aires, voto del Dr. Hitters, 11-5-
99, “Spacarstel, Néstor” J.A. 2000-II-311).-____________________________
______ El Pacto de San José de Costa Rica (aprobado por ley 23.054, y hoy
texto de nuestra Constitución Nacional) ha reconocido, como es lógico, la
libertad de expresión (art. 13). Pero también ha admitido la existencia de
responsabilidades ulteriores para asegurar “el respeto a los derechos o a la
reputación de los demás”; en el art. 11 expresamente señala que “toda persona
tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad”.
Incluso el art. 14, frente al caso de “informaciones inexactas o agraviantes”,
protege al afectado y al público que recibió tal información mediante el derecho
de “rectificación o respuesta” (“derecho de réplica”); pero también aclara
expresamente esta última norma que la rectificación y la respuesta no eximen de
otras responsabilidades en que pudiera haber incurrido el medio de
comunicación (Bidart Campos: “Tratado elemental de Derecho Constitucional
Argentino”, Bs. As., Ediar, tomo III, 1989, pág. 201/209).-
___________________________________
______ 6) Analizando el supuesto sub judice, en la nota periodística “Los
elegidos”, se alude a los programas televisivos y radiales que conducía la actora
y a la publicidad gubernamental: en un caso se trata de espectáculos que la
actora ofrecía al público, y en el otro, del quehacer del gobierno. La crítica que
pueda haberse realizado con relación a ello, no puede determinar
responsabilidad, por más que en algunos aspectos no presente la altura que sería
de desear, ni se brinde el trato afable del que es merecedor toda mujer. No puede
considerarse que se trate de un ilícito civil. Y algo similar ocurre con la otra nota
titulada “La operación mordaza”.-
___________________________________________________
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
______ Sin embargo, el contenido de la otra publicación titulada ”Una barbie en
apuros” va mucho más allá de la falta de consideración, porque se incursiona en
aspectos propios de la intimidad de una mujer, al hacerse referencias burlonas a
partes del cuerpo de la actora y a modificaciones que se habría hecho, que son
agraviantes, y que bajo ningún aspecto pueden considerarse que sean asuntos
públicos ni que hagan al interés general, lo que torna injustificada la intromisión
realizada en ese ámbito de la intimidad y que se hayan puesto tales
circunstancias en conocimiento del público. Como ya se ha señalado, la Corte
Suprema ha dicho que el derecho a la privacidad comprende no sólo a la esfera
doméstica, el círculo familiar y de amistad, sino otros aspectos de la
personalidad espiritual o física de las personas, tales como la integridad corporal
o la imagen, y nadie puede inmiscuirse en la vida privada de una persona sin
violar áreas de su actividad no destinadas a ser difundidas, sin su consentimiento
o el de sus familiares autorizados para ello (CSJN, “Ponzetti de Balbín”, L.L.
1986-C-406, y Fallos 306-1092; CNCiv., Sala H, 26-2-01, L.L. revista del 29-
08-01, fallo n° 102-524). En el caso la publicación se refiere a algo que bajo
ningún aspecto puede considerarse que haga el interés general ni que pueda
contribuir a la formación de la opinión pública, lo que la tornan abusiva. Y ello,
más allá de la veracidad o no de lo publicado, teniendo en cuenta que se afecta la
intimidad de una persona sin ningún interés público que justifique la
información. Dice Mosset Iturraspe que se configura el abuso de la facultad de
informar cuando, al margen del animus dirigido a la información al público, de
la divulgación de los hechos se infieran elementos, formas y medios no
necesarios al ejercicio de dicha facultad y constitutivos por ello de verdaderos
atentados lesivos de los derechos de terceros, reconocidos y tutelados por el
ordenamiento jurídico; o cuando el avance sobre hechos de la vida privada no
encuentre una justificación atendible (Mosset Iturraspe, Jorge: “Responsabilidad
por daños”, Bs. As., Ediar, tomo II-B, 1973, pág. 247). Con relación a la
publicación en cuestión, entonces, y de conformidad al art. 1071 del Código
Civil, resulta procedente el reclamo indemnizatorio solicitado en autos (conf.
Material descargado de www.ejuridicosalta.com
Ekmekdjian, Miguel Angel: “El derecho a la intimidad y la libertad de prensa
nuevamente en conflicto2, L.L. 1993-E-78).-__________________
______ Y no sólo por ello, sino por tratarse también de algo agraviante para la
actora, más allá de que sea o no cierta la información, dado que tiene entidad
para herir la propia estima como también la reputación, honor, fama o decoro de
que goza ante los demás (Bustamante Alsina, Jorge: “La libertad de prensa y el
deber de veracidad, L.L. 1998-D-513), corresponde acoger parcialmente la
demanda deducida; y siendo equitativa la solución propuesta en el voto que
antecede, me adhiero al mismo.-_____
______ Por lo que resulta del acuerdo que antecede.________________
______LA SALA TERCERA DE LA CAMARA DE APELACIONES EN
LO CIVIL Y COMERCIAL________________________________
______ I) HACE LUGAR al recurso de apelación planteado por la parte
demandada a fs. 178 , reduciendo el monto de la condena de fs. 172/174 a la
suma de $ 2.800 (pesos dos mil ochocientos) de capital, con más los intereses a
la tasa fijada en la sentencia en grado._____________________
______ II) IMPONE las COSTAS del juicio, en ambas instancias, por el orden
causado.________________________________________________
______ II) COPIESE, regístrese, notifíquese y BAJE.-_______________