yo crecí jugando al superhéroe bueno que combatía las injusticia que sólo veía desde lejos

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Reflexión política y social

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Yo crec jugando al superhroe bueno que combata las injusticia que slo vea desde lejos, no las que me marcaban a fuerza como a tantos otros y otras cuyo juega era un deseo de vida, un escape profundo y utpico al displacer de sus realidades.Senta que mis amigos formaban mi ncleo, mi pandilla ante el aburrimiento. Pelebamos y nos amigbamos por migajas de materialidad, cosas que al final cada uno poda tener en ms o menos tiempo.La vida era cclica cuando todo se puede comprar. Se segua un lgica de simn manda donde gastbamos a nuestros padres (o madres) para que cumplieran su deber sustentador y socializador de la clase a la que aspiraban.No pensbamos en los cabros de la poblacin cercana sino con el mismo nivel de competitividad de un nio, con el miedo lgico traspasado por nuestras familias respecto al significado de lo peligroso, de lo que poda pasar si alguna vez jugbamos en contra de ellos y les ganramos.Nosotros nunca supimos si acaso eran o no malos perdedores, como si nos imaginramos la frustracin e sus vidas reflejadas en un juego de ftbol o bate.Debo reconocer que nunca sentimos esa pobreza ms que con dentro de charlas sobre los futuros. La pensamos como lo que no queramos, como lo que intentamos siempre evitar. En ese mismo sentido buscbamos respuestas adecuadas para pensar que todos podamos llegar a ayudar algn momento a las personas, a ser esos superhroes que combatan la injusticia desde el lugar privilegiado que le deban sus sper poderes.Pero nosotros no tenamos nada de sper, solo tenamos ganas de poder y dinero, de que nuestro sper poder hubiese sido el estar tan bien como para recin ah pensar en los y las dems.Entonces seguamos jugando como nios, ajenos a la realidad que nos rodeaba como una serpiente gastada que no poda asfixiarnos ni aunque lo intentara.Pero crecer est siempre en el horizonte de quienes solo tienen la vida para enfrentar la realidad. Y cuando crecimos ya nos fuimos volviendo otra cosa que no era nios, ramos jvenes. Fue all que la realidad se separ, y entonces hubo quienes la enfrentaron con el debido respeto que el proyecto de clase les tena por delante, mientras hubo quienes rebeldemente actuaron en coherencia a sus existentes utopas, pero que prontamente se dieron cuento que al hacerlo haban quedado atrs de la larga fila de gente que espera su oportunidad para ser respetado en esta sociedad.Y se fueron algunos y otros quedaron. Luego pas lo contrario, y quienes se haban ido volvieron apropindose de todo, hacindolo todo mejor, entonces pas que quienes se haban quedado tuvieran que irse, no pudieran caber en esta nueva versin de lo mejorado.Para ese tiempo ya todo volvi a ser cclico, tanto como la realidad de una sociedad esttica.Y los superhroes fueron olvidados por cosas materiales que construan felicidad. Ya era todo demasiado real para pensar en lo otro.En el intertanto, la pobreza sigui su curso estructural por fuera de los sueos y ocupaciones de quienes crecamos. Lejos de las preocupaciones materiales de la felicidad que intentamos alcanzar cada uno por su lado. Sigui siendo parte de conversaciones (esta vez ms elevadas) de temas que no nos atravesaban o que pretendamos no reproducir.A veces, hoy, la culpa nos atraviesa y queremos volver a representar ese sper poder de soar con una sociedad ms justa. Para ello tenemos varias maneras de arreglar el mundo en opiniones cada vez ms importantes y justificadas. Sin embargo no tenemos nada, y seguimos pensando que tenemos todo. Ya no somos nios jugando a ser justicieros. Hoy en da somos simples formas de querer cambiar muchas cosas desde el lugar cmodo que nos dio una lotera natal, el esfuerzo de nuestros padres y madres, o la simple consecucin de una serie de eventos que al final, despus de no avanzar ms en la aventura de cambiar las cosas, terminamos por padecer como simples objetos de un tiempo que no pareciera querer cambiar mucho.Y a veces quiero cambiarlo, y quiero a mis amigos de niez. Entonces es cuando amo mis contradicciones, y con ellas siento la dialctica de ser quien no represento ser. A veces dicen que se va encontrando con quien compartir estas dudas y angustias, que se vuelve ms llevadero y mucho ms desafiante. Y para m, y mis ganas, ese es el desafo, esa es la parte jodida.Es jodido saberte feliz con lo que haces, aunque para muchas de las personas que te rodean y a quienes queriblemente respetas implique optar por la superficial infelicidad.

Te tomas tu tiempo. Cada fibra de tu emocionalidad te pide que lo reconsideres, que la cabeza no siempre tiene la razn. Con cada palabra que sale de tu boca viene el eco dentro de ti que te dice que es un error, que no debes terminar algo que te hace tan bien en la vida, que capaz es algo apresurado y esa realidad que analizas no puede sino ser un reflejo falso de lo que pasa realmente por dentro de ti y de ella.Pero no. Has pensado y has querido vestir el rol que pensabas nunca vestir. Te pones una mscara y repites que no hay futuro, que se ha intentado todo y aun as no se ha podido. Lo escribes mentalmente las veces que sea necesario para que tu inconsciente lo asimile, para luego dejar de sentir las cosas tan fuertes que sigues y seguirs sintiendo cada vez que la vez o conversas con ella.Sabes que ya no puedes interpelarla como antes, que caste en un abismo del que no sabes salir. La dialctica que los una se fue perdiendo ante la necesidad de quererla demasiado, de dejar por un lado el cansancio de sentirse diferente y por un rato disfrutar de una normalidad quieta sin tanta necesidad de quemarse en la difcil realidad que intentan cambiar.Ella entiende, te devuelve la opinin que necesitas. Te pedir lo mismo que t supuestamente quieres, te lo remarcar hasta el cansancio. Ella no ruega, por eso te gusta tanto y por eso siempre la has querido en tu vida. Ella no plantea sino el fro que t tambin ests explicitando en este momento.Entonces la pelea dentro tuyo desiste. Bajas la guardia por un momento y te cansas de querer salir aireoso. Entonces siente que si algo vale tanto la pena debe seguir aun en la incertidumbre incmoda que has venido sintiendo hasta ahora. Pero no, te miras y el uniforme de sujeto maduro sigue all para avanzar por ti. Por eso tambin insistes en seguir siendo su amigo, porque despus de todo la quieres mucho, lo cual es quizs lo ms honesto que has podido asumir en todo lo que has estado hablando.Pasa poco tiempo y la idea de no saber de ella te quema, te arde. Ella sigue con su vida y t tambin. Te cuesta ignorar el pasado sonriendo al vaco de un presente inquieto. Pero lo logras, avanzando, sublimando el deseo hacia ella por el solo hecho de creerlo necesario despus de haber conocido hasta su sombra, de haberte abierto a que ella desempolvora lugares inciertos donde no te hubieses atrevido a explorar solo.Como los proyectos no se detienen sigues a su lado de vez en cuando. Aun logran mantenerse al tanto. Incluso, de vez en cuando en algunos das buenos y espordicos las conversaciones sern ms que saludos y despedidas. Pero ms tarde, en el silencio de tu realidad volvers a la rutina del silencio compartido y la espera de una intencin que no va a llegar.Esperas que pasen los aos, que todo siga mellando de a poco la ansiedad de querer seguir al lado de ella. Entonces pones las expectativas necesarias en la idea que ella avanzara, que no te dars cuenta cuando pasaron tantos aos y ella ya encontr una nueva manera de intentar eso que (te vuelves a repetir) no pudieron nunca construir.Pero no es fcil para ti, para un tipo complicado con sus propias contradicciones. Aun la veras en el primer beso que se dieron, con aquel jugueteo de hacerte el difcil aun cuando sabas que la qumica que tenan era irrefrenable. Recordaras todo, desde su risa, sus caricias, su manera de sentirse responsable por los problemas del mundo, las mejillas cuando sonrea y cuando se enojaba, el color de sus ojos y la manera en que peda con ellos una coherencia difcil de responder, los chistes malos que deca, su impaciencia permanente, su manijez nica. Pero sobre todo recordars sus besos, aquella manera de preguntarte su acaso sabas que te quera mientras urda el abrazo apretado contra su cuerpo.Esperas poder lograr superar todo, volver a tener un lugar cmodo donde sigas en contacto con ella. Pero cuando una mujer tan decidida y determinada se hace carne en tu pasado, entonces te lamentas y te vuelves mejor persona, o al menos lo intentas. Es que cuando una mujer como ella decide avanzar y olvidar despus de sentir haberlo intentado todo, no hay poesa, escritura o utopa que te puedas crear que acompae la osada de su vuelta al ejercicio de quererse como antes.Esa es la verdad, esa es la manera en que tienes que asumir tus dificultades para la vida y el afecto. Pinsalo ahora y recuerda porque lo hiciste. No volver, eso seguro, entonces avanza y aprende, porque para eso has tenido la mejor oportunidad de tu vida hasta ahora para saber que puedes querer tanto a una persona como para dejar que las cosas puedan tener un futuro, para saber que puedes saberte en alguien y ella saberte en ti.

El pibe no saba qu hacer con tanta cosa en la cabeza. Nada era su culpa pero pareca que lo era. Almorzaba en lo que poda, a tal punto que la comida no era almuerzo, cena o merienda, sino era una manera de sobrevivir a un hambre ingrata de no oportunidades.Qu le quedaba?El pibe no era pibe. Los pibes no andan como andaba l con problemas de grandes, de gente con dinero para decidir cosas que ahora le eran negadas.Entonces sala por la va nica, la va que no es fcil ni aprovechada. Sala porque tiene que salir, tena que irse para sobrevivir a la miseria que le deparaba su futuro no-futuro.En el camino andaba a los tumbos entre promesas de derechos e igualdad. Nada funcionaba, nada lograba hacerle sentido. La vida era el sinsentido entre eso que se plantea como deseo y aquello que se vive como miseria.Fue la primera, la segunda y la ltima. Todas las veces que lo miraban como aquel que tomaba lo que por derecho de dinero no era suyo iba cavando la trgica novela que se escribe una y otra vez en los barrios por iletrados policas que tallan de memoria las palabras trgicas de la fuerza abusada.Y el final no es diferente, ya lo sabemos. Y la justicia no es justa, ya lo sabemos. Y nuestras miradas disienten entre la clase cmoda que analiza y visualiza esto en clave lejana y atrasada a la contingencia.El pibe no era pibe, no lo fue. Naci pobre y condicionado, bajo amenaza de determinar su historia con la imponente mano que dice dibujar el futuro.Pero no, la muerte fue lo nico que pudo determinarlo, la bala fcil fue lo nico que desequilibr la balanza de miradas entre el pibe que robaba y el pibe muerto por la polica.No es fcil morir por cosas materiales. No es fcil ser muerto cuando se quiere vivir. No es fcil no sobrevivir cuando has sobrevivido toda tu vida entre las rendijas de un sistema que te quiere normalizar a fuerza de perder lo nico que te hace original.Un pibe que no era pibe. Un muerto ms. Una lgrima temporal entre ya sollozos de pedidos de justicia. Una bala de poder, una autoridad impune, y finalmente otra historia ms, parecida a otras anteriores, que se archiva en el museo de temas que nos invaden la conciencia para molestarnos de vez en cuando y salir de algunos lugares ya asumidos.

Te quiero tanto en mi vida que tengo (y quiero) buscar una forma de hacerlo sin la ansiedad galopante de volverte objeto egosta de mi deseo. Quiero liberar la necesidad de querer tu cario exclusivo entre besos y caricias, de despertar juntos en las maanas difciles y no hacer nada en tiempos muertos entre las otras miles de cosas que tu manija requiere.Te quiero y me es difcil no sentir que la lejana es una mierda ante tanto arrebato de normalidad a la que me voy sumando. Necesito bajar un poco de pensar que de nuevo tendr el cario que va ms all de la amistad, que por muy cercana e incondicional que nos la digamos no ser nunca siquiera el desafo de habernos sabido y reconocido la una con el otro.Te quiero, y te quiero en el problema de la realidad que comparto. No soy una persona compleja, aunque pareciera que s. Por eso te quiero en las cosas que quiero.Y si bien no me siento mucho ms que un hombre en bsqueda de una vida ms tranquila, te celo en la vida de las personas que compartimos. El celo que me hace sentir una psima persona frente a los valores anti-patriarcales y que de seguro seran objeto de tu burla feminista.Pero lo voy a querer intentar, y mi cabeza ya se las arreglar sola para que quepas en mi vida sin la necesidad y obligacin a la que tiende a tirar y querer las emociones que supiste hacer crecer.Es que aunque me cueste un par de dolores de panza, otro par de dolores de cabeza, y quizs (seguro) la represin del instinto asesino de verte con otro. Al final, y siquiera sacando cuentas, te querr en mi vida, porque es lo nico seguro que andar pensando al filo de no poder aguantar las ganas de volver a verte.

Anda con una inquietud solitaria, donde no sabe sostener las ganas de volcar ese romancero que carga ya hace un rato en su espalda. Las canciones y las palabras le salen desde sus intenciones ms bsicas, buscando quien las escuche y sienta esa emocin que l tambin siente al ponerlas en juego.Busca un lugar donde sentir un querer recproco, un querer sin tanto esfuerzo. Est cansado de apostar su suerte, se le nota cansado de guardar la decepcin entre frases de autocomplaciente destino.Por eso hoy anda ms melanclico que nunca, pensando en aquel beso que volvera a dar un 14 de Febrero, aquel primer beso que nunca se atrevi a dar.

Hay Lucatenas la mente fray el coraznlleno de amoresDetrs de la sonrisaque dabas al popularhaba una decepcindifcil de afrontarEs que te han hecho mal de amoressolo yo lo sabaporque mirabas con esos ojosdonde la confianza no cabaEntones andabasrecolectando corazonescomo venganzapara recomponer tus emocionesBuscandoel que se te rompientre los escombrosdel que te dejAh se completa la maldicinporque eres preciosapeligrosay amorosaHay Lucatienes las patas frasde andar descalzatodo el da.

Nada ms diceque te extraoque los TOC que me he creadopara cuando me baja la ansiedadde saberque tarde o tempranotendr que vertecon tu cario hacia otra personaque no ser yo(ni siquierame tranquiliza pensaro esperarel yo ocultoque te suealas noches de esperanza)

Me subo al repleto micro nocturno. Una vez arriba, con desaliada ropa, hacindome paso entre un ganado adolescente de pinturas, faldas cortas y remeras al estilo italiano, me veo ajeno.La micro parte, el movimiento del vaivn se confunde con los movimientos sutiles de hombres intentando abrazar a mujeres y de mujeres corrindose al masivo intento masculino de rozarlas.Es tarde. Yo vengo de una cena con viejos amigos, un lugar demasiado distinto al escenario que me ofrece el solitario asiento de atrs, ese donde alguien se sienta solo, ese que cobija en este instante mis ojos quisquillosos de ansiedad sociolgica (y reveladora utopa proftica).La msica es inminente. Desde algn lugar del micro se escucha el mix del improvisado Dj que con su celular las hace de musicalizador itinerante. Las letras de las canciones invitan a un mundo ideal para quienes estn arriba del micro, esperando que esa msica solo sea la previsin de lo que esperan lograr durante la noche.Detrs de m una seora apura el ceo para fruncir una especie de desaprobacin. Quizs alguna hija u hijo de ella estar en algn lugar de esta misma noche, pienso con el prejuicio enfrente. Capaz simplemente sean resabios de una adolescencia pensada perdida o un ritmo aejado por quizs cuanto tiempo.Siguiendo con mi intromisin pequeoburguesa, es que me pregunto si la adolescencia se ha convertido en un espacio etario en el cual han implantado comercialmente un trato entre sujetos y sujetas que se basa en la pre-existencia de lo superficial. O no, capaz surge de lo invisible quien defienda toda injusta mirada y privilegiada crtica hacia lo que insistimos en llamar juventud.Miro a mi alrededor, donde todos y todas en este micro estamos sostenidos por el mismo sistema social condenado por la razn y basado en la inequidad. En este micro, todos y todas estamos de igual manera esperando que aquellos principios de igualdad y fraternidad se materialicen en ese corto plazo que aoramos aparezca mgicamente y quizs haga por nosotros y nosotras la constituyente justicia que nos har mejor sociedad, donde el supuesto del error y el mal tienen que ser vencidos por la verdad y el bien.Y todo parece indicar que ese momento no se aproxima, no en este micro. Entonces la juventud baja en el mismo boliche, donde la fila de hombres dobla a la de las mujeres, donde los guardias hacen mella de prejuicios reales a travs de la imposicin de la fuerza que dicen tener entre msculos trabajados y quizs pinchados.La poblacin vuelve a la calma. Ya el transporte enfila hacia su segunda vuelta, tomando el resto de cuerpos cansados de un da laboral que se devuelven a su hogar en aoranza de sus vidas privadas, donde la injusticia se resuelve resignndose, donde el reclamo se siente entre las entraas, donde quizs una cerveza y la televisin respondan silentes la frustracin.Yo me baj poco despus que la micro s perdiera entre los restos de la noche. Ya dije, es todo parte de un pensamiento pequeoburgus, ese mismo que me sita en la duda de que todo lo que intent describir sea otra manera de pintar la realidad que de tan ajena, se vuelve un cuento, se vuelve un relato.Se vuelven letras que necesito coordinar entre la cabeza, los dedos y el teclado.

Estoy bloqueadoentonces buscopor todos ladosa quien pueda decirte(copiarle)eso que capazte dirasi supieralo que quiero decirteUn librouna frase clichla invencin ajenade un pensamiento universalPero nono puedono encuentroEntonces ascomo empezvuelvo a pensartevuelvo a escribirtevuelvoal ejerciciode aparecerte entre palabrasa dormirme contigoentre significadosdonde los sueosviveneso que la realidadno puede lograrsiquieraentre las hojas escondidasque ando llevandoentre anotaciones de reunioneslistas de quehaceresy una que otra cosadonde te anotote notote sigo buscando