yokozawa takafumi no baai iii

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Page 1: Yokozawa Takafumi No Baai III
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Volumen III Ficha Técnica

Nombre: Yokozawa Takafumi no Baai Autor: Fujisaki Miyako Ilustraciones: Nakamura Shungiku Tipo: Novela Idioma: Español Género: Yaoi Clasificación: +18 Fuente: September Scanlation Han pasado varios meses desde que empezó su relación con el carismático Kirishima Zen, Yokozawa Takafumi todavía no está del todo cómodo consigo mismo, incluso si las cosas se han asentado con una cierta apariencia de normalidad. Pero cuando algunos rumores comienzan a volar alrededor de Kirishima, Yokozawa debe decidir lo que en realidad quiere en esta relación.

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Historia Corta (3)

Ajustando el agarre de la bolsa de plástico que sostenía con ambas manos, Yokozawa Takafumi salió del elevador en el quinto piso, en el cual estaba ubicado los departamentos de edición de manga shounen y seinen de las oficinas principales de Marukawa Shoten. Mientras las luces casi nunca parecían disminuir en ese piso “que nunca duerme”, la razón por la que había un particularmente grande número de gente todavía por allí esa noche era porque era el día final del ciclo, y por cómo se veían las cosas, aún se proyectaba otra larga noche. Yokozawa llamó a Henmi, que pasó aturdido justo frente a él. -Excelente trabajo hoy. ¿Cómo se ven las cosas? -¿Huh? ¿Yokozawa-san? ¿No se había ido a casa más temprano? El ritmo de trabajo era probablemente la causa de su expresión vacía, Henmi parecía más asombrado que lo esperado ante la repentina reaparición de Yokozawa, luciendo como si lo hubiera sacudido hasta despertar. -Traje algo de comer. -¿En serio? ¡Muchas gracias! ¡Ya estaba pensando que iba a morir de hambre! -Henmi miró con curiosidad dentro de la bolsa plástica, con expresión que parecía danzar de alegría. Yokozawa había comprado gyuudon, lo tarde que era significaba que una cadena de restaurantes había sido el único lugar cercano que podría preparar una gran orden para un buen número de personas con la suficiente rapidez. -¡Kirishima-san! Yokozawa-san nos trajo cena, ¿qué tal si tomamos un descanso?

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Kirishima Zen, editor en jefe de Japun, había estado mirando ceñudo a su escritorio mientras trabajaba, y alzó la vista por el comentario de Henmi. Captando a Yokozawa con su vista, se aventuró a decir: -¿Qué estás haciendo aquí, Yokozawa? ¿No te habías ido ya a casa? Yokozawa sintió una oleada de irritación cuando Kirishima le preguntó lo mismo que Henmi, como si no supiera bien la razón por la que Yokozawa estaba allí ahora. -Tú… ¿Quién demonios fue el que me llamó justo cuando ya había pasado por las taquillas de la estación quejándose de que tenía hambre? No era como si no hubiera estado molesto por lo que parecía inicialmente una llamada de broma, pero a pesar de eso, terminó volviendo al final con cena en mano, porque sintió pena porque el sujeto no tenía nada para comer esa noche. -Oh, eso… sólo me estaba desahogando porque tenía hambre, eso es todo. Yokozawa espetó ante la forma casual en la que Kirishima entregó su respuesta, y él inmediatamente se arrepintió por sentir el más remoto sentimiento de simpatía por el tipo. -¿Sabes qué? Ahora te quedas sin cena. Katou, ahora puedes comer dos porciones. Al escuchar estas noticias, Katou, que había estado pululando ante los contenedores de gyuudon, miró confundido de ida y vuelta entre Yokozawa y Kirishima. -¿Eeh? Aún si me lo dice, aún yo no…

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-Como sea. Me voy ya. Con sentimientos irritados, Yokozawa volvió sobre sus pasos y dio vuelta hacia el elevador, cuando Kirishima saltó a trote para alcanzarlo. -Ah, espera… yo también subiré. -¡Qué demonios estás… no me sigas! -Sólo voy por una bebida, caray; no es como si te estuviera siguiendo a propósito. -¡Entonces toma una de la máquina justo allí! -¿Qué importa en qué piso compro mi bebida? -………… El par abordó el elevador en silencio, y mientras Yokozawa trabajaba en esconder su malestar con un semblante serio, Kirishima se inclinó hacia un lado y gentilmente topó sus hombros juntos. -Gracias. Por la comida. -… Fue solo un antojo. Se sentía extraño que Kirishima le agradeciera tan propiamente, y eso dejaba a Yokozawa con una complicada maraña de sentimientos, por cuán estrecho de mente había sido por ponerse tan molesto por un simple comentario casual. -Nunca pensé que de verdad ibas a volver… así que estaba… realmente feliz.

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-Eso es porque siempre haces mierdas confusas como esta. -Bueno, va a ser una noche sin dormir aquí. Te llamé porque sólo quería oír tu voz un poquito. -Idiota. Deja de comportarte como un niño. -Sí, sí. Lo siento~ Su cómoda conversación estaba lentamente asentando sus sentimientos otra vez, y con Kirishima compartiendo sus intenciones tan sinceramente, todo deseo de mantenerse enojado se estaba derritiendo. No importaba la edad, todos tenían sus momentos en los que querían ser necesitados con alguien más. Los niños con frecuencia se portan mal a propósito, provocando el enojo de sus padres, con toda la fe y confianza de que eran amados sobre todas las cosas. Tal vez la forma en que Kirishima molestaba así era como él mostraba su afecto. Mientras Yokozawa reflexionaba en cuan infantil se había comportado, descubrió a Kirishima llamando suavemente su nombre. -…Yokozawa. -¿Huh?-Volteando por el repentino comentario, el espacio frente a sus ojos se oscureció y algo suave rozó sus labios, dejando su mente en blanco. -Carga completa~ Le tomó un momento procesar lo que había sucedido, pero todo cayó junto cuando asumió la sonrisa de Kirishima que lo miraba desde un punto a quemarropa. -¡Que…que demonios estás pensando! ¡En la oficina!

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-Es tu culpa por bajar la guardia. -No trates de pasar la culpa, imbécil. En el momento que alzó la voz, las puertas de elevador se abrieron y Yokozawa exhaló un suspiro de alivio porque nadie había abordado en su camino hacia abajo. Si alguien los hubiera visto… nunca hubiera sido capaz de mostrar su rostro en esa oficina de nuevo. Las luces del primer piso ya se habían apagado, dejando sólo levemente iluminado el camino que dirigía hacia la entrada trasera. Afortunadamente, parecía que el equipo de seguridad estaba haciendo sus rondas, así nadie los vería. Como Yokozawa se dirigió hacia la entrada trasera, por alguna razón, Kirishima caminó hacia la misma dirección, a pesar del hecho que no había una simple máquina expendedora en ese lado del edificio—. Deteniéndose un poco antes de que llegara a la salida, Yokozawa exclamó: -No hay máquinas expendedoras en este lado. ¿Por qué demonio me sigues? Kirishima le dio una sonrisa fresca. -Te veo partir, por supuesto. -Idi… ¡No me trates como un niño! -Caray, eres denso… Te estoy tratando como mi amante. -¡….! Enrojeciendo profundamente y tratando de buscar algo para responderle, Yokozawa se dio cuenta que eso debía ser lo que querían

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decir con la frase quedarse sin palabras. Se sintió invadido no tanto con vergüenza sino con pura frustración. -Buenas noches~ Ten cuidado camino a casa. De alguna forma, reuniendo de nuevo su ingenio, Yokozawa respondió - Sólo… apresúrate y termina tu ciclo y trae tu trasero a casa - y casualmente caminó con pesadez hacia la salida, dando un paso hacia el aire nocturno del exterior. La brisa de la noche se sentía más fresca que ante, quizá porque su rostro se sentía como si estuviera en llamas. - Mierda… sólo espera… - murmuró para sí mismo antes de lanzarse en un trote para llegar a la estación. ~Fin Historia Corta (3) ~

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Historia Corta (4) -Muchas gracias por todo, Saegusa-san. Espero tengamos una gran relación laboral en nuestros emprendimientos futuros. -No por favor, ¡yo espero lo mismo! ¡Muchas gracias por ayudar a asegurar que esta feria salga bien! Ante la reverencia formal de Yokozawa, Saegusa de Animate se inclinó aún más. Ese día Yokozawa se había dado una vuelta por la recientemente abierta nueva sucursal de Animate en Ikebukuro para echar un vistazo, y fue Saegusa quien le mostró donde se ubicaban los estantes dedicados a Marukawa Shoten. Parecía que incluso había un lugar especial a un lado para realizar eventos y no cabía la menor duda de que pronto rebosaría de clientes. Dado que buena parte de la mercadería aún debía colocarse en los estantes, la tienda daba una sensación de vacío, pero tan pronto como los libros y demás productos fueran todos colocados en su lugar de seguro sería un lugar muy animado. -Bien entonces, tan pronto como hayamos arreglado los detalles, me aseguraré de ponerme en contacto con usted nuevamente. -¡Por supuesto! ¡Lo esperaré con ansias! Agradeciendo nuevamente a Saegusa, quien le mostrara una amigable sonrisa, Yokozawa volvió la vista hacia el exterior, fuera del edificio, solo para notar que todos los transeúntes corrían desesperadamente y se apresuraban a abrir sus paraguas. -Ah, oh, ¡parece que se acerca un diluvio! Pero el pronóstico del tiempo dijo que no se suponía que empezara a llover sino hasta tarde esta noche... ¿Trajo un paraguas, Yokozawa-san?

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-Aún no está tan mal, estoy seguro de que podré llegar a la estación sin problemas siempre y cuando me apresure. -¿Está seguro? Aunque la oficina tenía paraguas de sobra por todos lados para que los empleados las usaran a su conveniencia, Yokozawa había asumido arrogantemente que podría regresar a casa antes de que comenzara a llover, de modo que su paraguas aún estaba esperando en su escritorio del trabajo. Él no tenía exactamente muchos buenos recuerdos asociados a días lluviosos. Odiaba la atmósfera sombría y carecía de sensibilidad para apreciar el elegante sonido que la lluvia produce al caer. -Sí, parece que está empeorando, sencillamente compraré un paraguas barato en algún almacén en el camino. Siempre y cuando los documentos de su portafolio no se empaparan todo estaría bien. Siempre contaba con la opción de encontrar algún lugar para resguardarse hasta que el tiempo haya mejorado, pero él tenía planes luego de esto y no podía entretenerse por mucho tiempo. Justo cuando metió su bolso bajo el brazo e hizo por salir de la tienda, un hombre llamado Tezuka, a cargo de la mercadería en Animate, apareció; tal vez se encontraba allí para evaluar como marchaban las cosas en la nueva tienda antes de que ésta abriera sus puertas. -¿Ah? ¿Yokozawa-san? -Tezuka-san... Yokozawa estuvo trabajando con este hombre desde los tiempos en que fue asignado a las ventas de mangas.

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-¿Ya se va a casa? Lo siento tanto, ¡si hubiera sabido que usted estaba aquí, hubiera venido antes! -Oh no, por favor, no se preocupe por mí. Estaba a punto de salir pero justo se desplegó la lluvia y estaba tratando de pensar cómo lidiar con ella. -¿Usted... no tiene un paraguas? -Parece que subestimé el tiempo. ¡Sin embargo, supongo que no tiene remedio! No obstante, ante la explicación de Yokozawa sobre la situación, Tezuka extendió el paraguas plegable que acababa de cerrar: -Entonces, por favor, tome este. Sin embargo, yo acabo de usarlo, así que me disculpo que ya esté mojado. -Gracias, pero estoy seguro de que estaré bien incluso sin un paraguas. La estación no está tan lejos. -¿Qué está diciendo? ¡No puedo permitir que pesque un resfriado, Yokozawa-san! Además, está empeorando allá afuera. En efecto, aunque antes solo había estado lloviznando, la lluvia ahora se había convertido en un chaparrón con todas las de la ley. Aunque no era precisamente una tormenta, el tiempo recordaba la temporada de lluvias de verano. -Pero, si yo me llevo su paraguas, no tendrá uno para usted. ¿Qué hará cuando se marche? -Estoy seguro de que la lluvia habrá parado para cuando yo esté listo para regresar a casa, así que estaré bien. Y aún si no ha parado, yo simplemente tomaré prestado el de Saegusa.

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Ante la declaración de Tezuka, Saegusa replicó en pánico: -¡¿Ah?! Pero entonces, ¿qué se supone que haga yo? -Tú puedes hacer que tu novia venga y te pase a buscar. -Espere, hey, ¡no sugiera cosas como esas, por favor! -¡Así que ahí lo tiene! Siéntase libre de usar mi paraguas entonces. -Bueno... entonces supongo que aceptaré su oferta. Me aseguraré de devolverla la próxima vez que venga aquí. Luego de un poco de vacilación, Yokozawa decidió aceptar el paraguas con agradecimiento. Después de todo, la lluvia no parecía amainar y ser demasiado testarudo al rehusarse a aceptar la oferta sería, en sí mismo, de mala educación. Agradeciéndoles por su amabilidad, prometió una vez más devolver el paraguas más adelante y dejó la nueva sucursal de Animate en Ikebukuro, dirigiéndose a un restaurante de comida rápida cercano a la salida oeste de la estación de Ikebukuro. Esa noche, se suponía que se encontraría con Kirishima e irían a por unos tragos juntos, aparentemente a un bar que se especializaba en servir cerveza alemana, donde al parecer Kirishima fue confundido en alguna ocasión con un conocido del trabajo y se dio con una cuenta deliciosa. En principio, Kirishima había ofrecido ir a su encuentro en Animate, pero Yokozawa rechazó la oferta de raíz; hubiera sido una pesadilla que se burlaran de él frente a socios de trabajo. Ya era suficientemente malo ser objeto del ridículo entre los compañeros de trabajo en la oficina, pero en la mente de Yokozawa no cabía duda que cualquiera

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que no conociera de antemano su relación de trabajo encontraría su comportamiento altamente sospechoso. Siguiendo a la multitud, se abrió camino en la estación y echó un vistazo al restaurante de comida rápida en el cual se suponía que se encontrarían, encontrando a Kirishima ya sentado en la barra al lado de la ventana tomando un café. Las transeúntes femeninas periódicamente lanzaban miradas curiosas en su dirección, pero el hombre no parecía notarlo en lo más mínimo. -¿Estuviste esperando por mucho tiempo? -No realmente. Terminaré esto, espérame un minuto. -No te apresures; te estaré esperando aquí afuera. Dudando en sacar una silla sin comprar nada, Yokozawa salió afuera otra vez. Como se esperaba, la lluvia no mostraba signos de detenerse, así que había sido una buena idea aceptar el paraguas. Yokozawa había investigado un poco sobre el bar al que irían antes de dejar el trabajo, solo para enterarse de que estaba a una caminata bastante larga desde la estación más cercana. Si el cielo hubiera estado despejado, esto no hubiera sido tanto trastorno, pero con esta lluvia en su apogeo, de seguro se sentiría como toda una excursión. -Lamento la espe... ah, maldición. ¿Trajiste un paraguas? -en el mismo momento en que salió del restaurante, Kirishima puso cara larga; o para ser más precisos, en el momento en que Yokozawa estaba abriendo su paraguas. -Oh, ¿esto? Tezuka-san de Animate me lo prestó.

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Ante la respuesta de Yokozawa, Kirishima comenzó a lloriquear: -¿Por qué tuviste que ir a tomar uno prestado? Rayos, a veces tú puedes ser tan denso. -¿..? No entiendo una palabra de lo que dices. Resultaba desconcertante que Kirishima lo atacara por algo como tomar prestado un paraguas. Ante la confusión de Yokozawa, Kirishima aclaró de mala gana: -¡Yo me tomé el trabajo de comprar este enorme paraguas solo para que podamos acurrucarnos juntos! -¿Tú qué? -Tienes que aprovechar estas oportunidades como los errores del pronóstico del tiempo siempre que puedas, ¿cierto? De esta manera, todos los que estén a nuestro alrededor solo asumirán que nos pescó la lluvia repentina y solo teníamos un paraguas para los dos. Yokozawa se quedó boquiabierto, perplejo ante el intento de Kirishima de explicar su lógica. El sujeto era libre de justificar las cosas como mejor le pareciera, pero Yokozawa realmente hubiera apreciado que dejara de tratar estas nociones disparatadas como suposiciones perfectamente razonables. Luego de un largo suspiro, decidió dejar en claro sus propios sentimientos, solo por si acaso: -Sólo como aviso: no tengo la más mínima intención de compartir un paraguas contigo. Ya era bastante vergonzoso simplemente decir las palabras “compartir un paraguas”, así que no había ninguna condenada forma de que él fuera de hecho a hacer eso. Por mucho que entendiera la intención de Kirishima, aceptar seguir adelante con ello era otro asunto completamente diferente.

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-Vamos, ¿qué daño hará? ¿Solo un ratito? -Claro. Que. No. -No eres nada divertido. -Pues yo sí que me estoy divirtiendo un montón diciéndote que no. -No es nada para avergonzarse, ¡vamos! -... A veces me pregunto qué tienes dentro de esa cabeza tuya. Era lisa y llanamente frustrante como a veces parecía que ellos no entendían que estaba diciendo el otro. A veces él asumía que Kirishima estaba bromeando cuando en realidad él estaba hablando en serio, y en otras ocasiones, Yokozawa se enfurecía con él por decir algo que eventualmente resultaría que solo lo había dicho en broma. Aun al día de hoy, resultaba difícil diferenciar ambas. -Nada más que pensamientos sobre ti, por supuesto. -Sí, sí, suficiente con el coqueteo; pongámonos en marcha. No hiciste reservaciones, ¿cierto? Esquivando la indirecta con tacto, Yokozawa salió solo al encuentro de la lluvia nuevamente. Afortunadamente, el chaparrón había amainado un poco desde hacía un rato. -Oye, espérame, ¡maldición! ¿Estás tratando de dejarme atrás? ¡Yokozawa! Yokozawa hizo una pausa para darse vuelta y lanzar una fría mirada por sobre su hombro antes de volver a mirar hacia adelante:

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-Si no quieres que te dejen atrás, entonces más vale que te apresures y vengas conmigo. Pero parecía que su cara de poker no iba a durar mucho más que eso, y rogando que sus ardientes mejillas se enfriaran antes de que Kirishima lo alcanzara, Yokozawa apuró el paso para ganar tanto tiempo como le fuera posible. ~Fin Historia Corta (4) ~

Capítulo I -¡Guaaau, sí que está lleno! -comentó Kirishima Hiyori tan pronto como puso un pie en el cine intimidada por la multitud. Programa, bebidas y palomitas de maíz en mano, el trío encontró su sala, la que tenía mayor cantidad de asientos en todo el complejo, casi llena por completo cuando entraron. Tal vez debido a que la mayoría de los estudiantes de primaria y secundaria estaban ahora en vacaciones de verano, buena parte de la audiencia parecía estar constituida por familias o amigos que fueron juntos. Yokozawa Takafumi recorrió el pasillo con paso despreocupado, chequeando los números de sus entradas y las placas en la parte trasera de los asientos para encontrar sus lugares. -Bastante lleno, ah... -comentó admirado Kirishima Zen recorriendo la sala con la mirada. -Bueno, esta es una película bastante popular, además estamos en vacaciones de verano y para colmo es fin de semana. Ah,

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nuestros asientos están justo ahí. Hiyo, tú siéntate del lado del pasillo; tendrás una mejor vista desde allí. -¿No te importa? -Nosotros somos unos muchachos bastante altos; podemos ver desde cualquier lugar. -¡Gracias, Oniichan! Yokozawa había reservado tres asientos a partir del pasillo central. Colocando sus bebidas en sus respectivos soportes, se acomodaron en sus asientos con Yokozawa ubicado en el asiento más alejado del pasillo. -Hiyo, ¿estás segura que no necesitas ir al baño antes de que comience el espectáculo? Ante la sugerencia de Kirishima, nerviosa, Hiyori se puso de pie otra vez: -¡Oh, sí! ¡Ya vuelvo entonces! La película que fueron a ver ese día era una película extranjera de acción bastante popular en ese momento. Los programas de entretenimientos previos al lanzamiento la habían catalogado como una película por la que bien valía la pena el costo de la entrada, con superhéroes geniales y un aire excitante. Tal vez debido a la influencia de Kirishima, Hiyori parecía preferir los mangas shounen en lugar de los mangas shoujo, y aunque ocasionalmente ella sí leía mangas románticos, los que tendía a releer una y otra vez eran en su mayoría mangas shounen. -Qué bueno que reservamos las entradas con antelación, ¿ah? Nunca hubiera pensado que estaría así de lleno -Kirishima

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también estaba sorprendido ante la asistencia; quien lo había obligado a reconsiderar el desordenado plan inicial y, de hecho reservó las entradas, fue Yokozawa, y él explícitamente había elegido asientos desde los cuales Hiyori pudiera tener por seguro la mejor vista por medio del sistema de reserva en línea por internet. -¿No te lo dije? Aun así, ya ha pasado un tiempo desde la última vez que fui a un cine... Aun cuando hubiera un título que se veía interesante en los cines, él siempre había estado cargado de trabajo y la temporada había pasado antes de que él pudiera verla. A aquellas películas que él realmente quería ver, las alquilaba después para verlas en casa, pero hubo muchos títulos que él realmente hubiera preferido ver en el cine. Ver una película relajado en casa estaba bueno y todo, pero las deslumbrantes películas de acción siempre son mejores en el cine. El impacto de verlas en una pantalla gigante es completamente diferente y además puedes sentir el sonido en tus mismos huesos, además, él adoraba la creciente excitación que se siente cuando las luces comienzan a atenuarse justo antes de que comience la película. Es un gusto charlar de arriba a abajo sobre una película mientras se la ve, pero discutir en profundidad sobre la película luego de verla, recordando todas las escenas grandiosas, es igual de divertido. Él fue a ver espectáculos de trasnoche baratos bastante a menudo cuando era joven, e incluso hubo un tiempo en el que todo lo que veía eran película extranjeras de poco renombre que solo se exhibían en lugares dedicados al arte. -Sí, supongo que ya ha pasado un tiempo para mí también... Sin embargo, yo solía ir a ver un montón de películas de anime con Hiyori cuando era más pequeña. -¿Qué, cómo esas de chicas mágicas?

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-Sí, esas, pero antes de que me diera cuenta, terminamos ya no yendo tan seguido. Quizás yo estuve haciendo que ella se abstenga de pedírmelo... En realidad, esta es la primera vez en un buen tiempo que ella dijo que quería ver algo por propia voluntad. -¿Quizás solo sucedió que no salió últimamente ningún título que ella quisiera ver? Ella me parece bastante feliz de estar aquí. Tal vez ella si se estuvo absteniendo de decir nada dado lo ocupado que estuvo Kirishima con el trabajo; o quizás ella sencillamente ya se había graduado de las películas dirigidas a niños... solo la misma Hiyori podría decirlo a ciencia cierta, pero no había razón para que Kirishima se preocupara por ello ahora mismo. -... Supongo que tienes razón. Yokozawa sabía perfectamente bien que Kirishima se sentía mal cada vez que consideraba que su hija pudiera estar conteniéndose por él, lo cual era tal vez la razón de porque se había esforzado en arrastrarlos a todos a ver esta película en su día libre. Aunque él dudaba de que Hiyori no se hubiera sentido al menos un poquito sola, sentía que tenía una percepción bastante acertada sobre cómo se sentía su padre. Tal vez así fue como él pudo criar una hija tan buena y directa. Aunque ambos, padre e hija, tenían sus momentos indiscretos e incómodos, la forma en que ellos se preocupaban por los demás era admirable; aunque dado lo vergonzoso que sería admitir tal cosa, Yokozawa no pretendía hacerles saber esto nunca. -¿Te importa si le doy un vistazo al programa?

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-Seguro -Kirishima le pasó el programa a Yokozawa y éste hojeó el folleto. Generalmente él solo examinaba este tipo de cosas después del espectáculo, para no echar a perder él mismo la sorpresa, pero ya estaba bastante claro quiénes eran los chicos buenos y los villanos en esta película. Buscando la presentación de los personajes para conocer el reparto, Kirishima comenzó a llenarlo de preguntas. -¿Quieres unas palomitas de maíz? -Comeré unas después. -¿Te importa si pruebo lo que estás tomando? -Adelante. -Ooh, esto está bastante bueno; ¿quieres probar un poco de la mía? -No realmente, ¿y qué pasa contigo? ¡Estás todo nervioso! - dijo finalmente Yokozawa con brusquedad ante el modo en que Kirishima seguía entablando conversación abiertamente con él; afortunadamente mientras Hiyori aún estaba ausente. Si ella hubiera estado allí y los hubiera pescado riñendo así, indudablemente les hubiera dado un largo suspiro de sufrimiento con un “honestamente, ¡ustedes dos son tan inmaduros!”. -Es solo que... estar sentados así aquí... es como una cita. -... Dios, eres un idiota. El sujeto simplemente parecía estar de un inusual buen humor e impactado Yokozawa se quedó sin palabras. Trató de ignorar a

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Kirishima y sumergirse otra vez en el programa, y entonces, las luces se atenuaron a medias. Preguntándose donde estaba Hiyori y porque no estaba aún de regreso, Yokozawa se dio vuelta en su lugar para dar un vistazo a la puerta trasera justo a tiempo para alcanzar a verla bajando los escalones al trote de regreso al lugar donde ellos se sentaron. Tal vez los baños estaban tan abarrotados como el mismo cine. -¡Ya estoy de vuelta~! Me asusté cuando regresé adentro y vi que estaba oscuro, ¡pensé que ya había empezado! -Aún estarán pasando comerciales y adelantos por un rato, así que estás a tiempo. Ten cuidado de no derramar tu bebida. -¿No necesitar ir, papá? -Yo fui antes, así que estoy bien. Gracias a Dios que Hiyori regresó en el momento preciso; Kirishima era el tipo de persona que se daba los grandes aires cuando estaba con su hija, así que se podía confiar en que no diría nada estúpido frente a ella. Pero en el mismo momento en que bajó la guardia, las luces se atenuaron aún más y sumergieron la sala en la oscuridad, y Yokozawa se dio con que su mano estaba siendo sujetada por otra. -¡¿?! Impactado, soltó su mano bruscamente, pero luego de un momento, la encontró sujeta nuevamente, y cuando Kirishima trato de entrelazar sus dedos esta vez, bufó en clara advertencia: -¡No te pongas arrogante! -y alejó su palma de un golpe.

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Eso obtuvo, supuso, por alagar mentalmente al sujeto un rato antes. -Maldición, ¿de ninguna manera? -Ni con un demonio. Aunque estuviera oscuro, ellos se encontraban en medio de una gran multitud y su hija estaba justo allí; Kirishima podía soportar practicar un poco de autocontrol. Y yendo más al grano, tomarse de las manos no era parte de la naturaleza de Yokozawa, una acción tan vergonzosa que él no podía quedarse allí sentado y permitir en silencio que eso sucediera. -¡Oigan ustedes dos, no hablen durante la película! -los regañó Hiyori cuando Yokozawa reprendió a Kirishima por hacerle un pase. -Lo siento, lo siento, no lo haremos de nuevo. Era horrendamente incómodo sentir como si los acabaran de pescar presumiendo, pero aunque a Yokozawa le hubiera gustado explicarse, parecía que la película ya iba a comenzar y se tragó las palabras. En cambio, se sintió satisfecho pateando suavemente la pierna de Kirishima en frustración. Sin embargo, esto solo pareció divertir aún más al sujeto, pues cuando arriesgó echar una mirada a su lado, la sonrisa de Kirishima se había ampliado substancialmente; él no podía permitir involucrarse en esto más allá. A regañadientes, se conformó con cruzar los brazos sobre su pecho, mirando enfadado la pantalla mientras comenzaban a mostrar los avances de las próximas películas. La sensación de los dedos de Kirishima en su mano persistía vívidamente y cuanto más trataba de olvidar menos podía amortiguar su enfado al no poder borrar de su memoria los movimientos de esos dedos.

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No hace falta decir que Yokozawa no pudo concentrarse a lo largo de toda la película.

Capítulo II La reunión de ese día para discutir las políticas de ventas tenía a todos en ascuas desde el principio. A pesar de que el aire acondicionado estaba ajustado en un nivel bajo con el propósito de ahorrar energía, el aire todavía llevaba una sensación fría, y con casi todos mordiéndose la lengua en esta tensa situación, el único que aún continuaba hablando con una perfecta lengua afilada era Kirishima Zen, editor en jefe de la revista mensual Japun. -Este desastre es culpa de todos ustedes, así que decídanse de una buena vez; estoy seguro de que esta es solo una mísera obra más de las miles de la compañía, pero para los autores, todas y cada una de las piezas que sacan es una batalla. ¡Tomen las cosas más en serio! Todos los presentes estaban demasiado asustados como para siquiera mirar a Kirishima directamente a los ojos mientras éste los regañaba. Tal vez debido a la serenidad que usualmente mantenía, cuando permitía que su habitual semblante se esfumara, el tipo era como el hielo, tanto que incluso Yokozawa estaba empezando a sudar frío, lo cual significaba que con seguridad, los demás estaban temblando de miedo. Asumiendo el cargo de representante del departamento de ventas, Yokozawa agachó cabeza: -... Nos disculpamos sinceramente -la razón por la que Yokozawa, ampliamente conocido como el “Oso Salvaje” en toda Marukawa Shoten, estaba a la defensiva desde el vamos se debía simplemente a que la culpa recaía en los hombros del departamento de ventas por completo.

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Ellos recién se habían dado cuenta de su increíblemente enorme error tan solo el día anterior; varios días antes, un empleado, quien fuera transferido repentinamente a una corporación afiliada, había estado aparentemente atrasado con el trabajo. Dado que todo aquello en lo que estaba involucrado ese empleado eran asuntos que necesitaron tratarse mucho tiempo atrás, Yokozawa y los demás miembros de su equipo se dieron con la responsabilidad de hacerse cargo de una montaña de post procesamiento. Naturalmente, esto no se debía a ningún error por parte del mismo Yokozawa, pero no obstante, la ineptitud del departamento de ventas claramente la había arruinado, hundiendo a todo el departamento consigo. Para empeorar las cosas, la cabeza del departamento de ventas había partido de vacaciones fuera del país la semana anterior, y como resultado, a pesar de que aún había otros miembros del departamento de ventas con mayor rango que Yokozawa, era él quien estaba a cargo de la venta de manga y, por ende, se vio lanzado al frente de batalla. Ellos probablemente sospecharon que, dado lo bien que parecían llevarse los dos, ellos saldrían relativamente bien librados, pero Kirishima no era el tipo de persona que suavizaría sus ataques por algo tan simple como eso. -Supongo que no tiene ningún sentido llorar sobre la leche derramada, así que en lugar de reflexionar sobre el desastre que causaron, enfóquense en arreglarlo. Por el momento, tráiganme una versión revisada de las políticas de ventas para el final del día. Desconfiando de sus oídos, Yokozawa devolvió la pregunta al hombre del otro lado de la mesa: -Para el final del día... ¿de hoy?

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Era casi imposible revisar completamente desde el principio en medio día una serie de políticas de ventas que, en primer lugar, tardaron meses en compilarse. Y más aún, había más que unos cuantos asuntos que ellos todavía tenían que atender para corregir los errores que se habían cometido. -Tú me oíste. Si no ponemos las cosas en orden para cuando se lancen los nuevos volúmenes, entonces esto no tiene ningún sentido. Ante el lógico pero frustrante argumento de Kirishima, los asociados a derecha e izquierda de Yokozawa temblaron conteniendo el aliento. -... Me haré cargo, entonces. Si este hubiera sido un asunto con él, Yokozawa hubiera continuado intercambiando mordaces palabras con Kirishima, pero en un esfuerzo por guardar las apariencias, no tenía más opción sino agachar cabeza y ceder. Así lo habían lanzado al centro de atención, con súplicas de aquellos a su alrededor de que no empeorara las cosas, lo cual dejó a Yokozawa lleno de frustración por no tener otra opción más que ofrecer una tibia respuesta.

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-¿Qué hay con esa vaga respuesta? Si estás tan “ocupado” que ni siquiera te puedes tomar unos días de vacaciones, no tendrías que tener ningún problema para hacerte cargo de esto, ¿cierto? Después de todo, tú estás casado con el trabajo, ¿o no? -presionó Kirishima mientras observaba a Yokozawa tragando con dificultad. -¡..! -Te estoy preguntando a ti personalmente. ¿Puedes hacerlo? ¿O no? ¿Cómo es? -... De acuerdo, entonces. Me aseguraré de tenértelo listo para el final del día, sin falta -cedió eventualmente con los puños bien apretados a ambos lados de su cuerpo. Sus compañeros de trabajo furtivamente dejaron salir el aliento que estuvieron conteniendo, pero esto era ahora un asunto de orgullo personal para Yokozawa. Podría suceder que hubiera quejas luego, pero todo lo que tenía que hacer ahora era asegurarse de hacerse responsable personalmente. Además, Kirishima no era el tipo de hombre que haría demandas imposibles. La mismísima razón por la cual él estaba siendo tan insistente con este tema probablemente tenía que ver con el hecho de que era Yokozawa quien estaba sentado del otro lado de la mesa. Aparte, Kirishima tenía razón en esto, si ellos no hacían su movida ya fuere ese día o al día siguiente, la compañía sufriría una pérdida significativa. Si el empleado que estaba en falta hubiera sido uno de los subordinados de Yokozawa, este tipo de errores estúpidos jamás hubieran ocurrido en primer lugar, pero él no podía andar por ahí hablando mal de los errores de un superior por un lado, y por el otro, la persona que estuvo en falta había demostrado previamente ser bastante competente en su trabajo.

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Sin embargo, dada su impresionante habilidad para dar vuelta una conversación, casi todo a su alrededor estaba envuelto de un denso humo. Solo recientemente había salido a luz que aparte, él había estado relegando su trabajo en novatos desprevenidos, haciendo parecer como si todo fuera su propio trabajo. Para colmo, había rumores de discrepancias financieras también. Yokozawa y su grupo no fueron puestos al tanto de la razón por la cual se había transferido al hombre, pero probablemente tenía que ver con una acumulación de tales incidentes. En serio que ellos, de hecho, se dieron cuenta tarde de todo lo que había estado pasando, y los lamentos tales como “si solo nos hubiéramos dado cuenta antes” simplemente se reforzaron en la medida que más cosas salían a la luz. Yokozawa se había elogiado a sí mismo por sobrepasar los rangos y aceptar responsabilidades supervisando las ventas de manga por sobre gente superior a él tanto en edad como en años de trabajo en la compañía, pero considerando todo ahora, no podía descartar la posibilidad de que sus superiores simplemente se hubieran dado cuenta de que estos deberes no podían confiárseles a ese hombre. En el preciso momento en que terminó la reunión, todos se esfumaron, probablemente ansiosos de salir de esa atmósfera tan rápido como les fuera posible. A Yokozawa también le hubiera gustado hacer lo mismo pero aún tenía algo que decirle a Kirishima. Echando un vistazo para asegurarse de que ahora estaban solos en la sala de reuniones, llamó al hombre que aún estaba sentado frente a él: -Kirishima-san. -¿Hum? -¿Te importaría escuchar unas palabras?

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A pesar de que ya se había asegurado de que la puerta estuviera cerrada, Yokozawa mantuvo su voz baja por si acaso alguien todavía estuviera dando vueltas fuera de la sala. Él no podía permitir en absoluto que alguien más en la oficina oyera la conversación que estaba a punto de tener. Tomando un poco de aire, aventuró: -Realmente... lamento que hubiera sucedido este asunto y estás en todo tu derecho de reprenderme por esto, pero te agradecería que no traigas a colación tus asuntos personales conmigo en la sala de reuniones. -Ah, así que te diste cuenta, ¿no? -Kirishima se rascó la nuca casi a propósito, haciendo la vista a un lado. Ahora su semblante no mostraba absolutamente nada de la fría indiferencia que había mostrado tan solo unos momentos atrás, y con una sensación de alivio ante este hecho, Yokozawa se permitió soltar un suspiro. -Sí, claro que lo voy a pasar por alto. Afortunadamente, parecía que nadie más en la sala lo había notado, pero Yokozawa había captado totalmente la sutil indirecta que había lanzado Kirishima. Todo ese ridículo de que “él estaba casado con su trabajo” probablemente había sido dirigido en respuesta a que justo el día anterior Yokozawa había argumentado que le sería difícil conseguir tomarse unos días juntos. Varios años atrás, Marukawa Shoten había implementado un sistema en el que uno tenía que presentar una solicitud por adelantado para poder tomar días de vacaciones, todos debían indicar que días deseaban y subsecuentemente serían notificados sobre cuál sería su intervalo vacacional. Kirishima había sugerido que ellos pidieran los mismos días libres e hicieran un viaje familiar juntos, pero Yokozawa no tenía idea de cuándo podría alejarse del trabajo con el que estaba

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lidiando en ese entonces, así que tuvo que rechazar al sujeto por el momento. Yokozawa aceptó buena parte de las responsabilidades que habían estado a cargo del empleado transferido y no había la más mínima esperanza de que él pudiera poner todo en orden en tan solo unos cuantos días. Además, cuando ellos tocaron el tema de tomarse unas vacaciones el día anterior, aún no se habían siquiera enterado del asunto que acababan de discutir en la reunión tan solo unos momentos antes. -Bueno, tú te ves tan lindo cuando estás en aprietos... que yo no pude contenerme. -¡No creas que te vas a salir con la tuya con eso de “no pude contenerme”! Por supuesto, la única razón por la que Yokozawa podía tener una discusión tan franca con alguien que técnicamente era su superior se debía pura y exclusivamente a la relación secreta que ellos mantenían actualmente. Aunque no le había confesado esto a nadie, ciertos asuntos habían llevado a que ellos dos estuvieran saliendo en los últimos meses, y a pesar de no poder sacudirse la sensación de cuan inverosímil resultaba su situación, era no obstante, la cruda verdad. -Es tu culpa por ser tan frío~ -dijo Kirishima hecho un mohín cuando Yokozawa levantó la voz impensadamente, y la impropia expresión que él lucía solo servía para aumentar aún más su irritación. Resultaba probable que nadie se hubiera detenido a considerar la idea de que el carismático editor en jefe que conseguía controlar su brigada de editores individualistas pudiera comportarse de un modo tan infantil; Yokozawa había perdido la cuenta de cuantas veces había deseado poder sacarle una foto y mostrarla en la oficina como prueba de ello.

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Con un cuerpo en forma y una altura suficiente como para competir con el más de metro ochenta de Yokozawa, nadie podía negar lo apuesto que era. Él tenía un aire tranquilo a su alrededor que excedía sus treinta y tantos años de edad, y la voz que emanaba de sus delgados labios, con su tono de timbre bajo y suave, era hermosa. Sin embargo, aunque él permanecía eternamente imperturbable sin importar que clase problemas se acumularan en su trabajo, exhibía un sorprendente abanico de emociones en privado; tan torpe que ni siquiera podía pelar una manzana, y aun así, propenso a sentir intensos celos también. Tal vez los únicos que tenían conocimiento de ese lado de Kirishima eran su familia y Yokozawa. -Y no es como si pudiera remediar nada de esto; luego de hacer un escándalo por este tema como ayer, si no lo arreglo, tú serás quien termine pagando los platos rotos. -El trabajo y la diversión son dos temas separados. -¿Dice el tipo que acaba de mezclarlos magníficamente hace cinco minutos? -¿Yo...? -... Rayos, tú... -el ceño de Yokozawa se frunció profundamente ante las insistentes e ilógicas objeciones de Kirishima al tiempo que se masajeaba las cienes. El asunto en cuestión había salido a la luz cuando el par se estaba dirigiendo de regreso a casa la noche anterior, justo cuando estaban discutiendo el asunto de tomarse unos días de vacaciones para su viaje. Yokozawa no tuvo otra opción más que rechazar la oferta dejando a Kirishima de mal humor.

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Luego de recibir la llamada, Yokozawa había dejado atrás a Kirishima y regresó a la oficina sin demora, donde permaneció con sus compañeros de trabajo hasta bien entrada la noche revisando documentos una y otra vez, todo el tiempo incapaces de dar con el empleado en cuestión y habiendo terminado perdiendo toda la noche. -Lo siento pero, ¿puedes esperar con esto de las vacaciones al menos hasta que todo se acomode aquí? No puedo simplemente dejar todo y escaparme de viaje ahora mismo. -Sí, sí, lo sé... Maldición, no puedo creer que ese imbécil haya huido dejando que todos los demás arreglen sus porquerías... -aunque pudiera ser que él comprendiera la situación, resultaba obvio que no podía contener su desagrado. Su enfado con Yokozawa parecía ser un coletazo por todo este asunto en general. -De acuerdo, regresaré a mi división a organizar las cosas con mi gente, así que regresa a tu escritorio y espera, aunque lamento decir que probablemente no pueda dejar que te vayas temprano esta noche -sin embargo, a quien se necesitaba pedir disculpas en realidad, pues su padre tendría que quedarse hasta tarde por horas extras de trabajo, era a Hiyori. -Oh, y también, solo haz un reporte para mí sobre el estatus de todo para algún momento del día de mañana. Estoy seguro de que hay un montón de cosas que tienes que discutir, así que solo envíame lo que tengas antes de irte esta noche. -¿Ah? -Hablaré con el equipo de edición para ver si podemos ayudar de alguna manera y te llamaré después. Solo llama a mi extensión si necesitas preguntar algo, me aseguraré de estar disponible -esta réplica tan rápida como el viento dejó a Yokozawa estupefacto. ¿Acaso

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estaba imaginando cosas o era esto completamente diferente de lo que acababa de discutirse en la reunión? -Pero, antes dijiste que querías... -No... yo solo estaba descargando mis frustraciones con tu gente de ventas; quiero decir, mis editores ahora tienen que ver cómo les van a explicar esto a nuestros autores, ¿sabes? Además, con tu jefe fuera del mapa, ustedes necesitaban que les pusieran un petardo en sus traseros. Después de todo, últimamente noté que algunos de ellos andan en las nubes. Lamento habérmelas agarrado contigo. -Oh... no, eso es... en serio, está bien -lo habían pescado con la guardia baja, no esperaba precisamente que Kirishima fuera a disculparse, y justo como había señalado Kirishima, no podía negar que la tensión entre ellos había disminuido varios grados. -Solo que no quería que ellos pensaran que podían mandarte al frente y las cosas se solucionarían como por arte de magia. Sabes que ellos dependen demasiado de ti. -¡..! -Yokozawa se quedó boquiabierto al darse cuenta al fin de que fue lo que puso a Kirishima de tan mal humor. Obviamente él había adoptado esa actitud con pleno conocimiento de lo que estaba pasando alrededor de Yokozawa, y aunque sus sentimientos personales indudablemente habían jugado un rol en su enfado con él, debió haberse sentido igualmente frustrado con el hecho de que habían usado a Yokozawa como felpudo. -También, mi madre estará cuidando a Hiyo esta noche, así que no tienes por qué preocuparte por los asuntos de mi casa. Los padres de Kirishima vivían a tan solo unos pasos, y en gran parte fue gracias a su ayuda que él había podido criar a su hija y aun así

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conseguir tener una carrera vibrante. Su madre era una mujer brillante y de buen talante que trataba a Yokozawa con toda la amabilidad del mundo a pesar de que el desvergonzadamente se sentía como en casa, y aunque nunca había conocido al padre de Kirishima, había oído que, a diferencia de su hijo, era una persona tranquila. -De acuerdo entonces, estoy seguro de que yo también me estaré quedando hasta tarde, así que me iré directo a casa cuando termine. ¿Te importaría cuidar a Sorata por mí? -Seguro, lo cuidaré bien. Sé que tienes mucho entre manos, pero cuento contigo. -Déjamelo a mí, ¿quién te crees que soy? -Entonces esperaré grandes cosas de ti, Takafumi. -¡..! -Yokozawa sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo cuando Kirishima fijó su mirada directamente en él mientras se ponía de pie y el casual uso de su nombre de pila lo dejó sintiéndose sacudido. Sin importar que él se considerara como alguien bien plantado, nunca podía mantener las apariencias en frente de Kirishima. Resultaba tan frustrante, más de lo que pudiera expresar con palabras, sentirse como si fuera un niño de primaria en su primer amor; pero esos sentimientos de intranquilidad se esfumaron tan solo un momento después. -Rayos, esto realmente pasó en el peor momento. Sin embargo, supongo que no tiene remedio, solo tendremos que dejar esto para más tarde. -¡¿..?! ¡No vayas por ahí toqueteando el trasero de la gente al pasar! El gesto de coqueteo de Kirishima arruinó completamente el momento, disipando cualquier calidez que se hubiera estado

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acumulando en su pecho. Hizo a un lado la mano de Kirishima de un golpe y dio unos cuantos pasos hacia atrás para asegurarse de que el tipo no pudiera darse más gustos. -¿Cuál es el gran problema? Yo solo estoy jugando a las tocaditas con mi amante; oh espera. Tú estás casado con tu trabajo, ¿no es así? -¡Ya es suficiente! -al alzar la voz, Kirishima soltó una gran risotada. A pesar de que sabía que nunca sucedería, Yokozawa deseaba realmente que el sujeto dejara de jugar así con él. A veces era casi imposible decir cuántas de las palabras y acciones de Kirishima eran bromas; ¿en realidad él era así de relajado... o solo lo fingía? No había forma de decirlo. En cualquier caso, eso no hacía nada para cambiar el hecho de que Yokozawa no tenía idea de cuál era la mejor manera de responder en momentos como este. -Ah... -justo cuando soltó un suspiro recordó súbitamente que tenía algo que quería discutir con Kirishima; quiso ocuparse de eso la noche anterior, pero con todas las cosas yéndose al cuerno, perdió su oportunidad. Abrió la boca para hablar, pero justo en ese momento, el sonido del ringtone de Kirishima hizo eco a través de la sala de reuniones y, rápidamente cerró su boca otra vez. Si se trataba de una llamada por asuntos laborales, no estaría bien meterse en el medio. Realmente quería sacarse esto de encima antes de que Kirishima regresara al piso de edición, pero parecía que había perdido la oportunidad una vez más. -Sí, habla Kirishima. Ah, Kyou-san. ¿Qué sucede? Es raro que me llames a mi celular.

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Parecía que la persona al otro lado de la línea era Ijuuin Kyou, autor del manga que fuera un explosivo éxito de ventas de Marukawa Shoten: Za Kan. Kirishima había sido su editor a cargo por muchos años, y aunque la mayoría de los autores tendían a cambiar editores con el paso del tiempo, solo Ijuuin era diferente. Yokozawa no entendía bien los detalles, pero al menos sabía que ellos habían estado juntos desde antes de que él siquiera se uniera a la compañía, así que debía ser bastante tiempo. Ijuuin parecía tener el desagradable hábito de salirse completamente de quicio cuandoquiera que se acercara una fecha límite, y Kirishima era el único que podía controlarlo al llegar a ese punto. A veces lanzando furiosos reproches, y otras, simplemente siguiéndole la corriente, pero siempre consiguiendo sonsacarle un manuscrito de alguna manera. No sería una exageración llamarle “domador de bestias” en ese sentido. Los autores tendían a ser un grupo bastante estrafalario e individualista por naturaleza, pero eran raros aquellos con los que resultaba extraordinariamente difícil trabajar, con el relativamente famoso novelista, Usami Akihiko, posicionado cómodamente a la cabeza del montón. Aunque Yokozawa nunca fue testigo de su carácter de primera mano, había oído muchas veces las quejas de su editora a cargo por rumores. Para que se pusiera tanto esfuerzo en obtener manuscritos de estas personas, sus trabajos debían ser extremadamente fascinantes, y ocultar de los lectores esta faceta poco agraciada era uno de los trabajos de la compañía editorial. El mismo Yokozawa también creía firmemente que la compañía debía hacer lo mejor posible para mantener los trapitos sucios del negocio editorial lejos de la vista del público. Aunque los autores y las obras que lanzaban eran comprensiblemente dos bestias totalmente diferentes, si un autor apareciera como alguien demasiado intenso o severo, ellos corrían el riesgo de que sus trabajos no fueran recibidos adecuadamente por los lectores. Y después de

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todo, los lectores tenían derecho de disfrutar la obra tan pura y simplemente como fuera posible. -Estoy seguro de que puedo conseguir hacerme un tiempito mañana así que iré yo mismo. Eso debería ser más rápido. ¿Cómo va tu agenda? Yokozawa no podía descifrar la voz de Ijuuin por el teléfono, pero podía inferir su ánimo por la mitad de la conversación del lado de Kirishima. Como un editor y un autor que han trabajado juntos por tanto tiempo, el par parecía no solo simples socios de trabajo sino verdaderos compañeros. Quizás esa confianza que yacía entre los dos les permitía mostrar sus puntos débiles el uno al otro y tratar cualquier asunto con una franca discusión. Ellos probablemente... habían pasado por mucho juntos de esa manera. A menudo él había escuchado de la impecable habilidad de Kirishima en su lugar de trabajo, pero no fue sino hasta hace poco que él, de hecho, comenzó a prestarle verdadera atención cuando estaba en ello. Dado el largo tiempo que hacía que ellos se conocían, esta clase de interacción era de esperarse, pero cuando consideraba que Ijuuin, con toda probabilidad, conocía un lado de Kirishima que él no... lo dejaba sintiéndose extrañamente deprimido. -... Se sentía extraño, como si hubiera algo atascado el fondo de su garganta, y que si habría la boca descuidadamente, un suspiro de desaliento saldría dando tumbos. Aunque tratara de recordarse tanto como le fuera posible que solo se trataba del autor de Kirishima al otro lado de la línea, el ambiente entre los dos, que él no tenía ningún derecho de penetrar, lo dejó sintiéndose extrañamente alienado. Realmente debió estar en otra ese día para estar tan nervioso por una simple conversación telefónica relacionada al trabajo.

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Entendía perfectamente bien cuan ruin se tornaba en los asuntos del amor; era exactamente eso lo que hacía que se enfadara consigo mismo. -... Me estoy yendo. La conversación no parecía que fuera a terminar en ningún futuro próximo, y sin esperar la respuesta de Kirishima, rápidamente se retiró. _______________________________________________________ -Que voy a hacer... Al final, no consiguió discutir las cosas con Kirishima, y aunque seguro, aún faltaba rato para que el asunto se tornara urgente, no podía tomar las cosas a la ligera. Luego de retirarse de la sala de reuniones, Yokozawa se encontró resistiéndose a regresar inmediatamente al piso de ventas y en cambio, se encaminó a la sala de descanso. A pesar de que sabía que todos lo estaban esperando de regreso en Ventas, necesitaba tomarse un pequeño descanso. Después de todo, esa noche estaría trabajando hasta la hora del último tren, así que, ¿qué importaba si se tardaba otros diez minutos o más? Sediento, buscó en sus bolsillos algo de cambio y compró un café de la máquina expendedora, decidiendo regresar al piso de ventas luego de haberlo terminado. Luego de considerar salir a fumar un cigarrillo también, divisó una cara conocida. -¿También te estás tomando un descanso? -Ah, sí.

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El hombre de rostro cansado que lo saludó aquí era la mano derecha del editor en jefe de Esmeralda, Hatori Yoshiyuki. Yokozawa estaba más que habituado a ver a esta gente exhausta en medio de su zona de guerra mensual, pero estaba seguro de que aún no era esa época del mes. ¿Se había encontrado con alguna clase de inconveniente? A pesar de que fuera asignado al departamento de edición, el cual nunca era exigente con el modo de vestir, Hatori llevaba trajes en la oficina, un estilo que encajaba perfectamente con su personalidad, y aunque él era casi tan antisocial como el mismo Yokozawa, se comportaba perfectamente con sus autores, ganándose muy a menudo afecto y admiración más allá de lo que generalmente se le debía en una relación laboral. Aunque ese tipo de atenciones podían convertirse en sí mismas en otra clase de “zona de guerra”, él parecía ser bastante hábil para lidiar con sus autores y daba la impresión de que manejaba su trabajo con aplomo. A pesar de que el departamento de edición trabajaba con horarios flexibles, Hatori siempre llegaba a la misma hora todos los días y permanecía en la oficina hasta tarde en la noche, y más aún, conseguía apoyar a su audaz editor en jefe de manera impecable. Esa personalidad suya tan trabajadora le venía bien para el área de ventas, y Yokozawa lo había reclutado en alguna ocasión para su propia división mientras tomaban unos tragos, pero lo habían rechazado de cuajo. -No te ves muy bien. ¿Qué sucede? -El desarrollo de un anime para una de las series en las que trabajo ya había comenzado, pero hace tan solo un momento fue forzado a volver al principio. Resultaba raro ver tan abatido a alguien como Hatori. Yokozawa había escuchado que una de sus series sería adaptada a un anime; naturalmente, el departamento de ventas había sido reclutado para

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comenzar los preparativos de apoyo, y pronto harían una solicitud de reimpresiones de la serie en cuestión. -Las cosas debieron estar bastante avanzadas si ya habían notificado al autor, ¿por qué diablos harían…? -Parece que la compañía involucrada en el desarrollo recibió un golpe bastante duro con un trabajo previo que convirtieran en un anime orientado al público femenino, y por eso, ellos aparentemente están tomando una postura de proceder con precaución en asuntos referentes a obras orientadas al mercado femenino. Así que ahora quieren reconsiderar todo el plan... Yokozawa estaba familiarizado con el trabajo anterior por el cual la compañía asociada había experimentado pérdidas; por supuesto, dado que no era un título de Marukawa, él no conocía todos los detalles, pero aparentemente en el programa de entrevistas de internet de la mangaka, su editor había hecho una aparición como invitado e hizo la promesa de sonsacarle a ellos una versión animada. Dado que el anuncio fue realizado en un escenario tan público, no quedaba otra opción más que seguir adelante con ello. Yokozawa no tenía idea de cuánto, o si siquiera algo, de esta historia era real, pero desde entonces, esa compañía había prohibido cualquier aparición innecesaria en los medios. -Sí, pero con ese trabajo, era probablemente demasiado arriesgado intentar convertirlo en un anime. Aunque el autor fuera famoso, la obra en sí aún no tenía realmente la presencia suficiente como para soportar múltiples medios, y aunque hubiera sido comercializable como una historia con imágenes reales, realmente no era adecuada para ser animada, sabes. Sin importar cuan increíble fuera el producto terminado o cuan grandes fueran los elogios de los televidentes, si no podían ganar en las ventas con el paquete, no había forma de recuperar el dinero invertido.

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En el mundo de las ventas, lanzarse a lo incierto significaba un fracaso automático. Y así, la elección del momento adecuado para ir a por el desarrollo de un anime para una obra era extremadamente importante. Un movimiento en falso, y todo se iría por el drenaje. -Ahora, al parecer, han abandonado los planes para una segunda temporada. La compañía inversora no pondrá los fondos para algo que no puede vender. -Bueno, ellos tienen que recuperar el dinero que han gastado hasta ahora; probablemente estén planeando medidas de control mientras las heridas son poco profundas. Me parece que nosotros solo nos vimos atrapados en el fuego cruzado de su comprensible intento de detener una segunda temporada para la otra obra. -Ese fue probablemente un factor importante, sí. -Aun así, ellos deben estar tomándonos el pelo si están tratando de comparar ese desastre con esta obra. Los temas son completamente diferentes, y el único punto en común es el hecho de que ambas están orientadas al mercado femenino, ¿cierto? Es de lo peor que ellos decidan por su propia cuenta si tendrá éxito o no. Después de todo, cualquiera de los trabajos en los que Hatori estuviera involucrado estaba destinado a recibir arrolladoras críticas. Aunque Yokozawa había expresado su desagrado por pura irritación, Hatori se quedó boquiabierto por el shock. -Yokozawa-san, usted... ¿lee mis obras?

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-¿Ah? ¿Qué diablos estás diciendo? ¡Por supuesto que sí! Siempre leo todo lo que trato de vender. Hay que reconocer que era un tanto aburrida inicialmente, pero después de leer el segundo volumen, finalmente entendí a donde quería llegar el autor. Yokozawa no tenía tiempo de leer todo lo que lanzaba Marukawa, pero se aseguraba de leer las cosas en las que él mismo estaría involucrado en vender. En realidad, él nunca había leído mangas shoujo antes de entrar en la fuerza laboral; consideraba el género como nada más que tonterías románticas, pero cuando realmente se sentó a hojear un título, su percepción cambió drásticamente. Se le recordó el hecho de que las cosas interesantes eran interesantes independientemente del género. Por supuesto que ocasionalmente se topaba con contenidos que resultaban embarazosos para leer, pero esa era probablemente la intención. Entre los trabajos que manejaba Hatori en particular, los títulos de la gallinita de oro de Esmeralda, Yoshikawa Chiharu, tendían a estar repletos de material sensible y emotivo. Tal vez el delicado balance entre las escenas serias y aquellas cómicas era lo que mantenía a las lectoras regresando a por más. No se quedaban sintiéndose deprimidas incluso luego de leer un capítulo relativamente serio, y darle un toque de comedia significaba que podían incluir escenas ligeras y tiernas también. -Muchas gracias. -Y oye, no te tortures solo porque ellos no parecen interesados. Llévalo a otra parte; es una buena serie, así que estoy seguro de que las cosas saldrán bien. Haz que ellos se arrepientan de habernos rechazado -Yokozawa hizo una pausa-. Así que... ¿qué es exactamente lo que te tiene preocupado?

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-Es solo que... la autora estaba tan feliz de que se decidiera hacer el anime. Me estaba preguntando cual sería la mejor forma de dale la noticia, pero es justo como usted ha sugerido, Yokozawa-san. Comenzaré a buscar otro lugar donde llevar la discusión. Parecía que él seguiría el consejo de Yokozawa y comenzaba a reconsiderar las cosas; por como lucían las cosas, esa expresión de cansancio de antes parecía haber desaparecido por completo. El editor en jefe de la revista mensual Esmeralda, Takano, era famoso por su llamativa y audaz forma de trabajar, pero la impecable responsabilidad de su segundo al mando, Hatori, no era nada despreciable. Él era un estratega que siempre se aseguraba de investigar extensamente todo aquello en lo que estuviera involucrado, varios pasos por delante de resto en todo lo que hacía, y nunca hacía ninguna movida hasta que todo estuviera en su lugar. Yokozawa no tenía duda de que la compañía pronto lamentaría haber dejado pasar este trabajo de Hatori. -A propósito, ¿está todo bien? -¿De qué estás hablando? -Yo simplemente escuché que algo había salido terriblemente mal. Parecía que el desastre en el departamento de ventas se había abierto camino a través de la cadena de rumores de la oficina. Aunque era de esperarse, ellos no habían realizado ningún intento por acallar las habladurías, y realmente, Yokozawa era de aquellos que pensaban que cualquier error debía ser manejado con la cooperación de toda la compañía. Sin embargo, no había pensado que las noticias viajarían tan rápido.

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El empleado que fuera transferido había lidiado principalmente con manga dirigidos a hombres, y aunque no resultaba precisamente apropiado usar la frase “afortunadamente”, parecía que ninguno de los títulos o proyectos que involucraran al departamento editorial Esmeralda resultaría afectado por los efectos colaterales. -Las cosas se resolverán de alguna manera, por supuesto. Cubrir los errores de otros no era tarea fácil, seguro, pero esta no era una situación de la cual no pudieran recuperarse. Tenían muchas opciones disponibles, y la mismísima razón por la que Yokozawa había elegido involucrarse se debía a que tenía plena confianza de que podría vender más de lo que se proyectara inicialmente. Seguro, tomaría algún tiempo, pero todo saldría bien si solo declinaba tomar vacaciones ese año. -Entonces... ¿tal vez está preocupado por otra cosa? Usted simplemente no se ve con sus ánimos habituales. -... Esa capacidad de percepción tuya realmente molesta a veces, ¿sabes? -Me disculpo. En efecto, su mentalidad aguda era problemática a veces; superficialmente él parecía no preocuparse demasiado por los problemas de los demás, pero en cuanto alguien se ponía de mal humor, tenía bastante habilidad para jugar el rol de ambientador y cambiar el aire de una habitación de raíz, un testimonio de lo sensible que era para con el mundo que lo rodeaba. Yokozawa en realidad había estado preocupado por el cumpleaños de Hiyori, el cual tendría lugar a fines de ese mes. Aparentemente era tradicional que ella invitara amigas a su casa todos los años e intercambiaran regalos juntas, y aunque generalmente ella convidaba a

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sus amigas con algo comprado como pollo o emparedados, este año Yokozawa estaría poniendo a trabajar sus músculos en respuesta a su ferviente pedido: “¡Realmente quiero que cocines para mi cumpleaños este año, Oniichan!” El tema había surgido cuando, en lugar de preocuparse por un regalo por su cuenta, él directamente le preguntó que deseaba; y ella le respondió así. La simple preparación de una cena para Hiyori no era precisamente mucho pedir, pero dado que esta era una comida para una fiesta de cumpleaños, tenía que asegurarse de complacer a todas sus amigas también. ¿Qué diablos iba a preparar? Tal vez debido a que ella se había criado en gran parte con la comida de su abuela, los gustos de Hiyori eran bastante refinados, pero él no esperaba precisamente que las demás niñas fueran iguales. Él realmente tendría que dar todo de sí y preparar un festín bastante extravagante. Visto desde afuera, esto probablemente parecería ser algo estúpido como para preocuparse tanto, pero para Yokozawa, no sería exagerado sugerir que este era uno de los momentos más importantes de su vida. La presión de no avergonzar a Hiyori frente a sus amigas pesaba mucho sobre sus hombros. Inicialmente él había considerado consultar el tema con Kirishima, pero luego decidió que no. Después de todo, no había mucho por ganar al pedir ayuda a un sujeto que no podía cocinar nada más elaborado que unas simples gachas de arroz. Pero si él se aventuraba a consultar a cualquiera de las madres de la oficina, los rumores se esparcirían por la compañía antes de que él pudiera siquiera parpadear, sin lugar a dudas. -Bueno si hay cualquier cosa que nosotros podamos hacer para ayudar, por favor no dude en preguntar. Nosotros siempre lo estamos molestando, así que es lo menos que podemos hacer -expresó ansioso Hatori, probablemente habiéndose preocupado

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cuando Yokozawa se quedó en silencio sumergido en sus pensamientos. -Oh, no. En serio, estoy bien. Me aseguraré de que este problema no afecte a tu gente. Es más bien un tema personal el que me está ocupando -cerró la boca, notando que estuvo a punto de tratar a Hatori como su propia confidente personal, y vagamente recordó algo que había escuchado tiempo atrás-. Oye, tú eres... bastante habilidoso en la cocina, ¿no es así? -Yo no me consideraría “habilidoso”, pero me doy maña -respondió a la repentina pregunta de Yokozawa con expresión de curiosidad. -Estoy bastante seguro de que escuché a Takano diciendo que tú hacías que los chefs profesionales se avergonzaran. ¿Estudiaste en algún lugar? -No precisamente; yo sencillamente ayudaba a mi madre en la cocina, así que me resultó bastante natural. Luego en la universidad, comencé a vivir solo, así que se convirtió más en una necesidad que en un hobby. ¿Pero por qué la súbita curiosidad? -Oh, es solo que, yo cocino para mí también, pero mi repertorio es bastante limitado. Yo solo me estaba preguntando que recomendarías... -no podía precisamente ir a preguntarle al sujeto, así que llevó la conversación en una dirección vaga y general, pero tal vez había sido deliberadamente obvio al hacerlo. Aun así, era menos sospechoso que mostrarse demasiado vacilante y servil, se recordó a sí mismo, y abiertamente planteó su pregunta. -En lo personal, tiendo a navegar sitios de recetas y comprar libros y revistas de cocina. Soy bastante parcial en mis gustos, así que trato de probar varias recetas diferentes.

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Yokozawa parpadeó varias veces en rápida sucesión, sorprendido por la inesperada respuesta: -Ah, así que incluso tú tienes tus gustos y preferencias... -Ah, bueno... sí, pero no iría tan lejos como para decir que no me gusta algo abiertamente. Al menos, no más que cualquiera. ¿Acaso solo lo estaba imaginando, o Hatori lucía un tanto incómodo aquí? Quizás él no quería que la gente supiera que era quisquilloso con la comida. Optando por no llevar el tema más allá, Yokozawa expresó su gratitud: -Gracias; tomaré en consideración tu consejo. -Espero haber sido de ayuda. Yokozawa no había considerado consultar un libro de cocina hasta que Hatori se lo mencionó; en parte, porque Marukawa Shoten no ofrecía realmente mucho en materia de libros orientados a las amas de casa, pero seguramente podría conseguir alguna compilación de recetas para fiestas en casi cualquier librería si tan solo buscaba. Con al menos este problema solucionado, sintió que su humor mejoró: -De acuerdo, entonces; ¡supongo que regresaré a trabajar! Aplastando el ahora vacío vaso de café que estuviera tomando, lo tiró en el cesto de basura y comenzó a animarse. Primero se haría cargo del problema frente a él, y luego comenzaría a preparar el menú para la fiesta. -Me estoy yendo, entonces -expresó con un leve saludo y dejó atrás la sala de descanso.

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Capítulo III Esos dos últimos días, Yokozawa y los demás representantes de ventas estuvieron trabajando más duro que mulas de carga. Por supuesto, ellos siempre eran diligentes y serios en sus trabajos, pero esta fue la primera vez que jamás experimentaron un aire tan lleno de sed de sangre. Sin embargo, gracias a su duro trabajo, parecía que finalmente divisaban la meta de sobreponerse al problema que tenían en frente, y Yokozawa se sentía cómodo admitiendo que ellos habían salido de la zona de peligro. Finalmente con llegada del aviso de sus superiores, todo lo que restaba era ver que todo llegara sin riesgos a su fin. Al día siguiente él estaría de tarea haciendo llamadas telefónicas, pero con la perspectiva de resolver todo aquello que pendía sobre su cabeza finalmente, sentía como si un gran peso le fuera quitado de sus hombros. Seguro, la razón por la que pudieron resolver la situación se debió en gran medida a la cooperación de un gran número de gente, y él tendría que resarcirlos con su duro trabajo en el futuro. Aunque aún quedaban algunos pequeños e irritantes asuntos que requerían su atención, probablemente podría hacerse cargo de todo siempre y cuando los atendiera tan pronto como se presentaran, y aunque aún quedaba un resentimiento subyacente hacía el hermoso regalo de despedida que les había dejado el empleado a todos ellos, él estaba más que nada, contento de que el sujeto hubiera dejado el departamento de ventas de una buena vez. Si su ética laboral hubiera seguido pasado desapercibida, las cosas podrían haber sido mucho peor. Yendo más al grano, él sentía que el hecho de que todos se hubieran unido para resolver este problema había mejorado enormemente la camaradería en el grupo. Todos tenían su talento individual, seguro, pero Yokozawa estaba contento de haber experimentado por sí mismo

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como el hecho de trabajar juntos así había mejorado el potencial general del grupo en conjunto. Aun así, esperaba que no se repitiera algo así pronto. A los talones de este asunto, una nueva regla estaba siendo implementada requiriendo que todos los miembros del departamento se aseguraran de reportar el estatus de los proyectos en los que estaban involucrados. Se había vuelto penosamente aparente que intentar encargarse de demasiadas cosas por uno mismo resultaba en serios errores, y nadie había expresado ninguna oposición a la nueva medida. -¡En este momento estamos llevando a cabo una campaña de ventas para nuestro más reciente producto! ¡Por favor prueben esta muestra gratis! Empujado con la multitud al salir de la estación, una joven puso algo en la mano de Yokozawa. -¿Qué sentido tiene darme a mí algo como esto...? Parecía ser algún tipo de toallita desodorante para enjuagar el sudor, pero el exterior rosa y la fragancia “menta durazno” dejaban en claro que este producto estaba dirigido a las mujeres. Habiendo decidido que tendría que endilgárselo a Hiyori más tarde, deslizó la muestra en su bolsillo y se abrió camino entre la multitud en dirección a su destino. Con el sol poniente, afortunadamente estaba un poco más fresco en ese momento, pero la briza ondulando alrededor de su cuerpo era aun levemente cálida. Suspiró para sí mismo, lamentando el hecho de que las sofocantes noches serían seguramente más frescas si pudieran venir acompañadas de una lluvia o dos. Recorrió el camino que conocía demasiado bien, encaminándose hacia Libros Marimo, pero no por trabajo ese día, en cambio esperaba

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encontrar un libro de cocina que pudiera ayudarlo a planear el menú para la fiesta de cumpleaños de Hiyori. Calculando que la tienda tendría una amplia selección de libros para elegir, no le había puesto su viaje mucha previsión, pero probablemente no fue la mejor de las ideas visitar una tienda llena a más no poder de gente que por seguro lo reconocería. ¿Cómo diablos se suponía que se explicaría si alguien llegaba a encontrarlo registrando la sección de cocina? Sin embargo, aunque consideraba que quizás sería mejor resignarse y buscar otra tienda, llegó al negocio antes de que se diera cuenta. -... Quizás estoy pensado demasiado... Solo porque allí trabajaba mucha gente que él conocía, no significaba que sí o sí fueran a notarlo. Además, en una librería tan grande como Libros Marimo, probablemente había más empleados que no lo reconocerían. Convenciéndose de esto, puso su lanza en ristre para entrar a la tienda cuando su teléfono comenzó a vibrar en su bolsillo con una llamada de Kirishima. Antes él había mencionado que estaría fuera de la oficina en una reunión y se había marchado en algún momento esa mañana. -Sí, habla Yokozawa. -Soy yo. ¿Puedes hablar ahora? -Sí, está bien. ¿Qué pasa? Kirishima solía optar por hacer directamente una llamada en lugar de enviar un simple mensaje de texto cuando quería pedir un favor. Haciéndose a un lado para no meterse en el medio de los demás clientes que entraban y salían de la tienda, Yokozawa volvió su atención hacia su conversación.

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-Parece que el trabajo llevará un poco más de tiempo esta noche, así que no creo que llegue a casa a tiempo para la cena. Lamento esto pero, ¿te molestaría ir antes y comer con Hiyo? -¿No se suponía que irías directo a casa luego de que terminaras tus asuntos con un autor? ¿Pasó algo? Si Yokozawa recordaba correctamente, se suponía que Kirishima se reuniría con Ijuuin ese día. Quizás las cosas no habían salido como él esperaba con el autor. -Oh, no, no es nada como eso en realidad. Solo, tenía algún que otro trabajo que atender luego que me está llevando más tiempo del que yo esperaba. Me aseguraré de llevarle algo a Hiyo así que, ¿te disculpas con ella por mí? -De acuerdo; entonces, llámame cuando llegues a la estación. Te tendré la cena lista para entonces. -Lamento las molestias. Te veré más tarde -aparentando estar aliviado por la respuesta de Yokozawa, un nervioso Kirishima rápidamente terminó la llamada. En las oficinas de Japun, siempre había planes de adaptación a series de anime o a novelas dando vueltas. Cuando uno sube la escalera de posiciones hasta el puesto de editor en jefe, el trabajo se torna menos referente al manejo de autores y de andar corriendo por todos lados recogiendo manuscritos y más sobre tomar lugar en reuniones y discusiones, y el trabajo como representante del departamento editorial solo aumentaba. Aun así, Kirishima conseguía completar todo su trabajo como así también guiar a sus subordinados, todo el tiempo sin relegar jamás su rol de padre. ¿Cuándo conseguía encontrar tiempo para tomarse un descanso este sujeto?

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Enviando rápidamente un correo electrónico a Hiyori para hacerle saber cuándo llegaría a casa, Yokozawa entró en la librería casi tomando la escalera mecánica que lo llevaba al piso inferior por pura costumbre. -Epa, mis disculpas -murmuró mientras se daba vuelta precipitadamente y se abría camino entre la gente que espera detrás de él. Acallando su vergüenza, echó un vistazo para revisar el mapa que colgaba de una pared. Tomando la escalera hasta el segundo piso, donde se encontraban los libros de cocina, se dirigió a los estantes que le interesaban. -Bueno, supongo que es esto... Como era de esperarse, Libros Marimo ofrecía una muestra bastante impresionante de productos, con más libros de los que podría contar alineados en los estantes. Desde libros especializados dirigidos a profesionales hasta textos introductorios llenos de imágenes dirigidos a principiantes, era imposible siquiera determinar por donde comenzar. Yokozawa recorrió largamente los estantes con la mirada, buscando cualquier cosa que llamara la atención, antes de que su vista se detuviera en una revista dirigida a amas de casa. Parecía ser el número del mes anterior y se jactaba de una colección de recetas para fiestas infantiles en la tapa. Tomando la revista en sus manos, la hojeó para revisar los contenidos, aliviado de encontrar que las recetas incluidas en ella no parecían tan complicadas. Dado el abanico de platos y el impacto visual, decidió comprar la revista y consideró que sería mejor practicar algunos platos en su casa, lejos de la vista de Hiyori, para evitar la posibilidad de meter la pata en su gran día. Regresando al primer piso, eligió una caja registradora hasta el final que no estaba manejada por nadie que él conociera y concluyó sus asuntos. Pero, justo cuando estaba por encaminarse a casa, aliviado de que

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consiguiera encontrar lo que necesitaba sin inconvenientes, alcanzó a oír una voz llamándolo. -¿Ah? ¿Yokozawa-san? -O-oh, hola... Yukina. Tal vez debido a que había bajado la guardia, su tono de voz se oyó un tanto sospechoso, pero el extraño comportamiento de Yokozawa no pareció activar el radar del empleado de medio tiempo de Libros Marimo en lo más mínimo, y Yukina Kou lo saludó de lo más fresco. -¡Debió decir algo si estaba aquí! -Solo vine por unos asuntos personales como cliente hoy, eso es todo. No quería importunar a nadie -esto no era más que una pobre excusa, pero no podía precisamente decir que él explícitamente había evitado el piso de manga para no ser pescado por nadie que él conociera. A pesar de ser un estudiante de arte de tiempo completo, Yukina estaba a cargo de los anaqueles de libros de manga shoujo allí, haciendo excelente uso de su casi maníaco conocimiento del género. No había nadie en el departamento de ventas que no conociera a Yukina, ya que era bastante famoso entre los representantes de ventas por inducir grandes saltos en las ventas de cualquier título que él promocionara a los clientes. Además, él era el único que podría fantasear con escaparates promocionales tan llenos de pasión. Aunque nadie pretendía interferir con cualquiera que fueran sus planes, muchos de los representantes de ventas deseaban fervientemente que él encontrara un empleo formal en Libros Marimo en el futuro. -¿Terminaste tu trabajo por hoy?

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-Así es, hoy tuve el turno diurno. Si usted se va ahora, ¿le importaría que fuéramos juntos a la estación, Yokozawa-san? -¿Estás seguro de que no preferirías salir con una de esas muchachas que te están comiendo con los ojos allí? El tipo tenía una pinta que lo hacía ver como si hubiera salido de las páginas de un manga shoujo, cosechando un grupo bastante grande de ardientes fanáticas. Era común encontrar grupos de estudiantes de secundaria dando vueltas frente a la tienda, y él terminaba con una montaña de chocolates cada Día de San Valentín. -Bueno, ahora no estoy trabajando, así que no estaría bien darles ninguna clase de falsas esperanzas -respondió con una leve sonrisa. Parecía que él no solo estaba bien “equipado” externamente sino también en su personalidad, amigable con compañeros de trabajo y obediente con sus superiores. Aunque pudiera estar consciente de cuan popular era, obviamente él no había permitido que se le subiera a la cabeza. Sus padres debieron criarlo bien. Yokozawa no podía imaginar ni remotamente que clase de persona podría encontrarse emparejada a un sujeto como este: -Bien entonces... ¿salimos? Ansiosos por evitar a las niñas de secundaria que los seguían, se apresuraron a cruzar la calle antes de que cambiara el semáforo, consiguiendo mezclarse en la multitud de alguna forma y regresando por el mismo camino que Yokozawa acabara de transitar. -¡Aun así, está bastante cálido hoy! Estuve dentro de la tienda todo el día por el trabajo, ¡pero estoy seguro de que ustedes los representantes de ventas deben tenerla difícil! -Supongo. Sin embargo, admitiré que es duro hacer las rondas con este tiempo; la diferencia de temperatura entre el interior de

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las tiendas y el exterior realmente te pasa factura. Pero, verdaderamente, el trabajo de escritorio nunca me vino bien. Resulta difícil regular la temperatura corporal al entrar y salir constantemente disparado entre el ardiente calor de afuera y el aire acondicionado dentro de las tiendas. Aunque pocos negocios ajustaban los termostatos a temperaturas como para congelar en esos días, con el advenimiento de las medidas de ahorro de energía en años recientes, esto no dejaba de poner estrés en su temperatura corporal interna. -Ah, usted tiene razón. Los trenes realmente frescos se sienten como el paraíso cuando recién se sube, pero si pasa mucho tiempo en ellos, el sudor comienza a enfriarse y entonces se convierte en un nuevo problema. Aun así, una vez que se baja, es como entrar otra vez en el infierno. -Sin embargo, eso nunca solía molestarme; supongo que ahí tienes lo que es la edad. -”Lo que es la edad,” ¿de qué está hablando? Espere, ¿cuántos años tiene, Yokozawa-san? -Veintiocho. -¿EH? -el semblante de Yukina se congeló como si justo acabara de ver a un fantasma, y las cejas de Yokozawa se fruncieron; no era como si no comprendiera la reacción, pero en serio, no había ninguna necesidad de actuar tan sorprendido. -¿... Y esa cara? -Ah; no, es solo que, bueno, ¿recuerda a ese editor que me presentó hace un tiempo? Solo estaba sorprendido de que en realidad usted fuera más joven que él...

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-Ugh... ¿por qué diablos tuviste que ir a compararme con él? – Yokozawa estaba muy al corriente del hecho de que lucía viejo para su edad, pero no deseaba ser jamás comparado con el sujeto con el rostro más aniñado de la compañía. No era llegar demasiado lejos declarar que como diablos conseguía él permanecer luciendo tan joven y vivaz era uno de los siete misterios de Marukawa Shoten. Tal vez pensando que había ofendido a Yokozawa, Yukina se apresuró frenéticamente a cambiar de tema: -O-oh, ¡cierto! Las compañías editoriales también tienen vacaciones de verano, ¿no es así? ¿Supongo que alrededor de la época de Obon o algo así? -No, no tenemos períodos de vacaciones establecidos. Todos tienen que avisar con antelación para tomar vacaciones cuando lo desean. -¡Guau... eso está realmente bueno! Si apuntas a un período lejos de la mayoría de las compañías, ¡puedes planear un viaje para una época en la que no estará tan lleno! -La cabeza de nuestro departamento está en un viaje al extranjero justo por esa misma razón. Oh, espera, no... En realidad, creo que él debe de estar de regreso hoy. -¡Eso debe ser lindo irse de viaje al extranjero! Aunque era ciertamente agradable poder tomarse unas vacaciones en períodos fuera de temporada alta, se hacía difícil encontrar realmente el tiempo para hacerlo. Esa desventaja era toda la razón por la cual él no había conseguido tomarse realmente unas buenas vacaciones el año anterior, y cuando le confesó a Kirishima que ese año parecía que iba a ser igual, el sujeto había hecho un escándalo. -Bueno, si al menos puedes encontrar el tiempo.

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-¿No puede irse cuando desee? -Seguro, pero... no es tan fácil cuando consideras tu carga de trabajo -la voz de Yokozawa se fue apagando mientras entraban en la estación y el aire frío fluyendo de la tienda departamental cercana jugó a través de su piel, mezclándose con la cálida briza a su alrededor. Cada vez que pensaba en tomarse unas vacaciones, sus pensamientos siempre tendían a virar hacia el trabajo que lo estaría esperando cuando regresara. Deseaba fervientemente ser más hábil para cambiar sus modalidades de “encendido” y “apagado”, pero no resultaba ningún pequeño inconveniente. -Usted es muy trabajador, Yokozawa-san. ¡Debería dejar de preocuparse por el trabajo y simplemente relajarse, al menos cuando está de vacaciones! -Bueno, si tienes algún consejo sobre cómo hacerlo, soy todo oído. -Ja, ja, tiene razón -comenzaban a descender por las escaleras cuando Yukina emitió un sonido de confusión y sorpresa- Oiga, ¿ese de ahí... no es Kirishima-san?

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-¿Ah? -volteando su mirada en la dirección que Yukina indicaba con gestos, alcanzó a ver la figura de Kirishima, con seguridad. Estaba parado frente al plano de referencia de una tienda departamental con una mujer; una hermosa de rubio pelo largo ceñido vestida con un traje de pantalones. No podía ver la expresión en el rostro de Kirishima desde ese ángulo, pero la mujer tenía una cálida sonrisa amigable dirigida hacia él. Ellos intercambiaron algunas palabras mientras vagaban hacia el área comercial subterránea de la estación. -¿No quería llamarlo? -le preguntó Yukina con curiosidad a Yokozawa, quien se hubiera quedado congelado en el lugar, incapaz de reaccionar. -Bueno, no deberíamos molestarlo durante su trabajo. -¿Eso era trabajo? Esa mujer se veía bastante contenta hablando con él; yo solo asumí que era su novia. -¿Ah? ¿Por qué pensarías eso? -Yokozawa se encrespó sin pensar con la voz cargada de enfado. Yukina probablemente no quiso decir nada con el comentario, y resultaba natural que Yukina, quien no sabía nada de su relación con Kirishima, asumiera que la pareja estaba saliendo. Sin embargo, a pesar de entender esto, Yokozawa no podía mantener su corazón tranquilo. Yukina, para su defensa, parecía totalmente ajeno a las turbias emociones de Yokozawa, y continuó para sí mismo: -Yo solo conocí formalmente a Kirishima-san esa vez en el evento de autógrafos en realidad, pero él parece tan guay... Hombre, espero poder ser como él cuando crezca. -... Kirishima había dicho que estaría trabajando, y Yokozawa no dudaba que esto fuera verdad. No estaba dudando del sujeto; la razón por la

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que se sentía tan descolocado... se debía simplemente a que estaba celoso. Era exactamente como había dicho Yukina: ellos hacían una buena pareja. A menudo, Yokozawa se encontraba siendo cauteloso con las miradas de aquellos a su alrededor, pero dudaba seriamente que cualquiera que los viera caminando juntos sospecharía que ellos eran amantes. Y aun así, a pesar de estar tan seguro de que nadie jamás sospecharía que ellos dos estaban saliendo... aquí estaba él poniéndose celoso de cualquier chica por solo lucir como la novia de Kirishima. -¿... Yokozawa-san? -Lo siento, creo que me sentí un poco mareado por el calor. -¿Está bien? ¡Podría tener un golpe de calor! Se sentía mal por hacer que Yukina se preocupara, pero no podía precisamente confesar que acababa de inventarse algo ahora mismo. -Sí... creo que tomaré algo para beber antes de dirigirme a casa. -¿Le gustaría que le busque algo? Yokozawa puso fin al asunto antes de que Yukina pudiera ofrecer quedarse con él hasta que se sintiera mejor: -Estaré bien, no es la gran cosa. Solo compraré algo de la máquina expendedora en la plataforma del tren. Tu tren es por ahí, ¿cierto? Yo tomaré el metro. A pesar de que aún lucía una expresión de preocupación en el rostro, Yukina obedientemente sacó su cartera con la tarjeta para el tren y se dirigió hacia los molinetes: -Bien entonces, ¡asegúrese de descansar hoy! ¡Cuídese!

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-Gracias; ten cuidado de camino a casa tú también. -¡Cierto! Ahora, si me disculpa. Con el esfuerzo por guardar las apariencias con su apresurada excusa sacada de la galera, la garganta de Yokozawa se había quedado realmente seca, y luego de pasar por su propia línea de molinetes, pasó de largo la cola esperando para abordar el tren y en cambio, se dirigió a las máquinas expendedoras. Pasando su tarjeta inteligente sobre el sensor, presionó el botón para una botella de agua mineral, y con un “clunk”, la botella bajó haciendo ruido. Agachándose para hacerse en mano con la botella, tragó la fresca agua. Aunque el frío sirvió para enfriar su enardecido cuerpo en varios grados, sin embargo este no podía aliviar la inquietud que se había instalado en su pecho. _______________________________________________________ -Ugh... Por algún tiempo, la mente de Yokozawa había estado solo llena de pensamientos sobre lo que había visto en la estación. Estaba más allá de tener una mentalidad cerrada sacar conclusiones apresuradas de esta forma solo porque Kirishima estuviera caminado con alguna mujer por ahí, la conciencia de Yokozawa le recordó rápidamente, pero él sencillamente no podía sacudirse esa sensación de inquietud. El hecho de que el regalo que Kirishima hubiera llevado a casa para Hiyori fuera un surtido de postres de gelatina de la mismísima tienda departamental de la estación en la cual Yokozawa lo divisara solo reforzaba el vuelo de la imaginación de su mente. Probablemente lo

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había comprado cuando Yokozawa y Yukina lo vieron, y Yokozawa deseaba desesperadamente que hubiera alguna forma de sacar de su mente la imagen de la pareja comprando alegremente juntos. Así vencido por estos sentimientos de irritación y frustración, salió al balcón para fumar un cigarrillo en el departamento de Kirishima por primera vez. Naturalmente, al menos se había asegurado de que Hiyori ya estuviera dormida, pero a este paso tendría que posponer su meta de dejar de fumar por al menos un tiempo todavía. -Dios, soy patético... Parte de la razón por la cual estaba teniendo tanta dificultad para calmar sus sentimientos respecto al asunto se debía al hecho de que Kirishima había sido muy vago al hablar sobre su trabajo del día. Había sido franco sobre el hecho de que las cosas habían marchado bien con Ijuuin pero no había dado sino respuestas ambiguas cuando se lo presionara por el segundo asunto de trabajo. Yokozawa supo inmediatamente que le estaba mintiendo; después de todo, si se hubiera tratado de algo que Kirishima no tenía libertad de discutir, siempre era rápido en mencionarlo. Aunque tuviera un rostro indiferente, Kirishima no era en realidad muy hábil para ocultar cosas. Él no tenía inconveniente en expresar leves halagos con una sonrisa en los labios, pero cuando ocultaba algo, se tornaba absurdamente sospechoso en sus gestos. Yokozawa apagó la colilla de su cigarrillo, ahora en sus últimas y el cual casi no fumara, en su cenicero de bolsillo y regresó a la sala, quedando sin aliento al entrar en la fresca sala de estar con aire acondicionado. Tal vez la razón por la cual no pudo organizar sus pensamientos se debía en parte al sofocante aire nocturno que lo envolviera.

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Kirishima estaba sentado en el sillón viendo las noticias de negocios mientras hojeaba lo que parecía ser una pieza de literatura. Pasaba las hojas velozmente leyendo a un paso bastante rápido. -¿Qué estás leyendo? -La última obra de Usami Akihiko. Hoy llegaron las muestras, así que tomé una prestada. -Oh, eso... Hubo rumores en la oficina de que la voluble editora del autor finalmente consiguió atraparlo y encerrarlo en el hotel en el cual se había recluido hasta que terminara el manuscrito. Dada la forma en que los ojos de los representantes de ventas de literatura parecían casi desbordar de lágrimas mientras expresaban su alivio de que el libro se terminara a tiempo, probablemente había algo de verdad en el rumor. -Él realmente es bueno... Es solo el prólogo, pero sencillamente te atrapa. Eso solo te demuestra su habilidad como autor, pues es capaz de atrapar al lector desde el comienzo. -Bueno yo aún no pude leerlo, así que no me adelantes nada. -Sí, sí, lo sé. Yokozawa se dirigió a la heladera con el objetivo de aliviar su garganta seca. Mientras llenaba un vaso con un poco de té de cebada que había preparado antes, alcanzó a oír el sonido de un teléfono celular llamando, y no era el suyo. Pero aunque Kirishima debió darse cuenta de que se trataba del suyo, no hizo por contestarlo, un hecho que picó la curiosidad de Yokozawa. -Oye, tu teléfono está sonando. Te han estado llamando bastante esta noche, ¿ah?

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En efecto, había estado sonando una y otra vez por un rato, y por alguna razón Kirishima no hizo nada por chequear quien lo estaba llamando. -Es solo un mensaje de texto; le daré un vistazo después. -Si solo es un mensaje de texto entonces, ¿por qué no chequearlo ahora? ¿Qué tal si es uno de tus subordinados necesitando ayuda con algo urgente? -Yo tengo como premisa no trabajar en casa. Además, aún si fuera urgente, no podría hacer nada hasta mañana. -Supongo... que no, pero... -comenzó a decir pero entonces su propio teléfono comenzó a sonar. -...Acabo de recibir un mensaje de texto de Katou; pregunta si sé dónde estás. ¡Qué diablos...! ¡¿Por qué me está preguntando a mí?! Kirishima dejó escapar una risa ante el enfado de Yokozawa en este punto: -¿Quizás porque está convencido de que tú me conoces mejor que nadie? -Yo realmente... no te conozco tanto... En efecto, aunque pudiera ser que él supiera cosas como cuáles eran sus comidas favoritas o su cumpleaños, sabía mucho menos de lo que no; pero inmediatamente lamentó el tono mezquino que había adoptado. Realmente estaba comportándose de un modo infantil esa noche; y todo se debía a un inmaduro y egoísta deseo de monopolizar. -¿En serio? Creo que es más que suficiente conocer nuestras temperaturas corporales.

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-¿Qu-? ¡Oye tú, basta de tonterías! ¡Y ya respóndele a Katou! Yokozawa alcanzó el teléfono celular cuando Kirishima continuó rehusándose a contestar, y en el mismo momento que sus dedos rozaron la pantalla, una imagen conocida saltó a la vista. Allí en la pantalla había una foto de Kirishima y Hiyori de buenos ánimos junto a tres de las mascotas de un parque temático y un muy hosco Yokozawa. Era una foto que se habían tomado juntos en una salida reciente. -... Cuantas veces debo decirte... ¡deja de usar fotos como estas como tu salvapantalla! -Vamos, no te pongas tan “molesto”; es solo una foto familiar. -¡Más vale que me voy a “molestar” por eso! -casi no podía permanecer tranquilo dado que no había forma de predecir cuando alguien podría alcanzar a echarle un vistazo. -¿No te parece que ir así, de frente, es mejor que andar a las escondidas y hacer que los demás se pongan curiosos? -¡La gente ya tiene bastante curiosidad! Y a propósito, tú sí borraste las fotos de antes, ¿cierto? Kirishima tenía la mala costumbre de andar mostrando tomas privadas de Yokozawa para que todos sobre la faz de la tierra pudieran quedarse viéndolas embobados. Cuando Hiyori le rogó a Yokozawa que le comprara un anillo en el parque temático, Yokozawa lo hizo, yendo tan lejos como para comprarle a Kirishima uno para él también, sabiendo que el sujeto solo se enfurruñaría por ello después si no lo hacía. Luego de que de alguna manera se encontrara obligado contra su voluntad a posar para una foto de él y Kirishima luciendo sus anillos a juego

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juntos, lo próximo que supo fue que la foto había llegado a la compañía y estaba circulando. -¿Y qué significa “de antes”? ¿La vez que Sorata estaba echado en tu pecho y tú refunfuñabas en sueños? ¿O la de los anillos a juego? -Los anillos a juego, por s... espera. Espera un minuto, ¿qué fue eso que dijiste primero? Esta era la primera vez que escuchaba sobre este asunto de Sorata y, a pesar de saber que era de mal gusto meterse con el teléfono de otra persona, rápidamente revisó la capeta de archivo. Al abrir la carpeta que databa de la época en la que Hiyori se había ido de viaje, encontró una imagen de Sorata despatarrado sobre él, quien dormía con el ceño muy fruncido. Al quedar sin palabras, Yokozawa permaneció temblando en el lugar cuando Kirishima le quitó su teléfono de las manos: -¿Cuándo fue? ¿Supongo que justo antes de que Hiyo regresara? Me desperté alrededor del amanecer para ir al baño y cuando espié en tu habitación, encontré a Sorata durmiendo sobre tu estómago. Era una imagen tan grandiosa que no pude resistirme. Yokozawa sintió una leve oleada de mareo inundándolo y masajeó su frente: -... Sabes, tú “no puedes resistirte” un montón de veces. Las inconscientes acciones del sujeto invitaban las sospechas y Yokozawa temblaba de miedo por pensamientos de potenciales peores casos. A Kirishima le gustaba llamarle “señor angustias”, pero Yokozawa simplemente sostenía que ellos necesitaban tener tanto cuidado como fuera posible para asegurarse de que lo peor nunca sucediera.

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-Vamos, no te preocupes tanto; si alguien seriamente tuviera sospecha alguna, esas chicas ciertamente no estarían tan rebosantes de alegría. -Ellas son otro problema... Dado que Marukawa Shoten tenía toda una sección de BL, no eran pocas las empleadas que trabajaban en la compañía cuyas preferencias iban en esa dirección. Muchos de los nuevos empleados contratados habían trabajado bajo el concepto erróneo de que la razón por la que tantas mujeres volvían su atención en su dirección se debía a que ellos eran así de populares. -Es una coartada perfecta; además, podría funcionar en favor nuestro en la oficina, así que todo lo que tenemos que hacer es darles un poquito de fan service de vez en cuando. Al fin, Yokozawa se dio por vencido: -De acuerdo, pero será tu trasero el que pague si las cosas se salen de control -no tenía sentido discutir con alguien tan elocuente como Kirishima. -Estaré feliz de pasar el resto de mi vida haciéndome responsable entonces. -... Por mucho que el comentario pareciera hecho a la ligera, aún estaba fuera del dominio de las respuestas esperadas, y mientras Yokozawa permanecía allí parado luchando contra su reacción, Kirishima, en cambio, volvió su atención a su agenda, en busca del calendario. -Sin embargo, ya es suficiente de eso; nosotros realmente necesitamos decidir cuándo haremos este viaje. Probablemente estemos bastante limitados con los hoteles disponibles para

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nosotros, pero estoy seguro de que las cosas funcionarán de alguna manera. -¡No cambies así de tema! ¡Y yo aún no he decidido si iré o no! -Lo cual significa, sin embargo, que te decidirás pronto, ¿cierto? -Deja de sacar conclusiones como mejor te convenga. Aparte, ¿no te parece ni un poco raro que yo vaya con ustedes dos? Yokozawa experimentó antes recelos similares en el parque de diversiones, pero dos hombres y una pequeña corriendo juntos por ahí definitivamente resaltaba, y no de una forma terriblemente buena. Además, se salía aún más de la norma que el tercero en discordia no fuera ni siquiera un familiar. Los camareros de las cafeterías y demás a menudo preguntaban si era hermanos y, aunque había salido al paso con respuestas vagas e imprecisas hasta aquí, no cabía la menor duda en su mente de que ellos sospechaban de su relación con los Kirishima. No era como si estuviera haciendo nada malo, así que se recordaba a sí mismo de que no tenía ningún sentido prestarle atención a las miradas de aquellos a su alrededor más de lo necesario, pero aun así, cada vez que consideraba que sucedería si él fuera a causar que cualquier rumor avivado por chismes comenzara respecto a Hiyori, no podía evitar sino aumentar su vigilancia. -Estás pensando demasiado las cosas; Hiyo ha estado diciendo que ella quiere que tú vengas con nosotros así que, ¿cuál es el problema? Es más probable que hagas que las cosas sean más sospechosas al preocuparte tanto por esto. Se tan descarado como quieras aquí. -...

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-Además, romperás el corazón de Hiyo si no vienes. Si alguien pregunta, solo di que eres un subordinado obligado a ir como botones de su superior. Ahora, vamos, dame tu agenda -sin esperar por su permiso, Kirishima se estiró para hurgar en el bolso de Yokozawa, sacando su agenda. -¡No toques las cosas sin preguntar! -Sí, sí~ lo siento. Dado lo fácil que le resultó a Yokozawa sacarle su agenda, parecía que Kirishima no pretendía seriamente inspeccionar los contenidos; probablemente solo estaba disfrutando crispar a Yokozawa. Cada vez que Yokozawa reaccionaba exageradamente a sus bromas, solo servía para divertir al sujeto. Era mejor no prestarle atención en primer lugar. Tal vez presumiendo que Yokozawa se estaba recordando este hecho, Kirishima le lanzó una mirada lasciva y agregó de manera sugerente: -¿Qué? No me digas que tienes alguna pequeña etiqueta marcando el último día que tuviste sexo o algo así. -¡Quién demonios haría...! -Yokozawa lamentó inmediatamente alzar la voz ante la insulsa broma de Kirishima, reprendiéndose a sí mismo por permitir que Kirishima lo manipulara tan fácilmente en la palma de su mano. La mayoría de lo escrito en su agenda tenía que ver con el trabajo, así que no era precisamente un problema que Kirishima la viera, pero él definitivamente no quería que Kirishima se diera cuenta de que se había asegurado de marcar su cumpleaños para que no lo olvidara el siguiente año. -Vamos, solo estoy bromeando. Probablemente no se trata más que de cosas del trabajo, ¿cierto? Solo ábrela en agosto; ¡anda, anda!

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-... De acuerdo. Si solo se trataba de agosto entonces no tendría que haber ningún problema y con un sentimiento de alivio interior, renuentemente abrió su agenda en la página correcta. Cada mes de su agenda tenía sus planes claramente anotados, y este mes también él tenía algo que hacer casi todos los días. La agenda de Kirishima estaba prácticamente en las mismas condiciones. Luego de colocar las agendas una al lado de otra y comparar las fechas, Kirishima apuntó un período alrededor de la mitad del mes: -Probablemente puedas tomarte unos días alrededor de esta fecha, ¿no? -¿Qué, la próxima semana? ¡Sí claro que voy a poder poner las cosas en orden para entonces! -Sin embargo, no es imposible, si solo le pides ayuda a los que están contigo. Tú ya estás haciendo más trabajo que la mayoría de los demás en tu división, así que te mereces que les pidas el favor por unos días de vacaciones. -... -Si aun así se ve difícil, entonces, ¿crees que podrías al menos tomarte el viernes y el lunes alrededor de ese fin de semana? Probablemente podamos hacer algo para entonces. Con el ofrecimiento de este arreglo, sería más que infantil seguir dando pelea. No haría ningún daño si al menos viera si podía arreglar algo, siempre y cuando lo hiciera sin darle demasiadas esperanzas. De ese modo, Kirishima no tendría otra opción sino darse por vencido si aún parecía imposible.

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-... Bien, le preguntaré a mi jefe mañana. -¿Quieres que le hable bien de ti? -Gracias, pero no gracias. Aunque probablemente saliera a la luz eventualmente, Yokozawa esperaba mantener en secreto del resto de la compañía el hecho de que tomarían los mismos días libres por tanto tiempo como fuera posible. -Hiyo y yo nos encargaremos de ver adonde iremos. Era más problemático de lo que valía la pena encarar al sujeto para dar por hecho que todos irían a este viaje, así que Yokozawa se conformó con solo suspirar para sí mismo. ______________________________________________________ Quizás solo estaba poniéndose nervioso por cada pequeñez. Era lo mismo que con la mujer de antes, si iba a estar tan preocupado por esto, pues bien podría ir al frente y preguntar. Seguro, las probabilidades de que Kirishima se riera en su cara eran altas, pero eso era prácticamente cosa de todos los días para ese entonces. -Oye... -pero justo cuando pudo armarse de valor, esperando mencionar el incidente al pasar, el teléfono de Kirishima los interrumpió una vez más. -... Cuando echó un vistazo a la pantalla el rostro de Kirishima pareció arrugarse frunciendo el ceño profundamente por un momento. -¿Qué pasa? -Nada, solo...

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Yokozawa consideró por un breve instante que sencillamente Kirishima perdió la paciencia pues Katou trataba de ponerse en contacto con él una vez más, pero Kirishima nunca pondría esa cara con un subordinado. Pensando en preguntar de quien se trataba luego de que Kirishima terminara su conversación, la llamada terminó antes de que Kirishima pudiera siquiera contestarla. -¿... Por qué no contestaste? -El número estaba bloqueado, así que no estaba seguro si debía. Pero en vista de que contaron inmediatamente, ¿supongo que fue número equivocado? Pero suficiente de eso, ¿qué estabas a punto de preguntarme? -¿Ah? Oh, nada. No era gran cosa. Yo... iré a tomar una ducha -titubeó Yokozawa cuando Kirishima volvió la conversación hacia él; este no era precisamente un tema que simplemente pudiera retomar y tratar de abordar nuevamente así como así. Al final, habiendo perdido el momento adecuado, se dirigió al cuarto de baño como si estuviera huyendo con la cola entre las piernas. -... Maldición -dijo entre dientes, maldiciéndose a sí mismo y a su falta de respeto para consigo. Seguro, lo mejor sería sencillamente dejar de preocuparse y dejar atrás todo este asunto, pero cuanto más permitía que estas dudas se arraigaran, más grandes se tornaban. Esperaba ser capaz de poner sus pensamientos en orden una vez que se encontrara a solas, pero sus preocupaciones solo se hicieron más y más acuciadas. ¿Por qué no podía mejorar su forma de lidiar con este tipo de cosas? Sabía perfectamente bien qué camino seguir en su cabeza, pero sus emociones y acciones simplemente no se someterían a su voluntad. Con un leve suspiro, comenzó a desvestirse cuando una sensación de inquietud se apoderó de él: -Oh, diablos, lo olvidé -solo ahora recordó la muestra que recibió en la estación la cual estaba aún en su

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bolsillo. Quiso entregársela a Hiyori pero lo olvidó completamente. Sin embargo, justo cuando estaba considerando pasársela al día siguiente, alguien llamó a la puerta del vestidor. -¿Te importaría si te pregunto algo antes de que entres en la ducha? -¿Y ahora qué? -tal vez debido a que estaba haciendo tanto esfuerzo por sonar calmado y ecuánime, su tono de voz se oyó particularmente irritado, y aunque estaba más que nada contento de que al menos no se quebrara, probablemente se oyó mucho más frío de lo que deseaba en realidad. Kirishima entró en el área del vestidor y cerró la puerta detrás de él mirando la cara de Yokozawa larga y concienzudamente. -De acuerdo, entonces, ¿qu-qué quieres? Kirishima se cruzó de brazos y habló: -Hay... algo que quieres preguntarme, ¿no es así? -se trataba más bien de algo que había notado que de una pregunta en sí. -No particularmente. ¿Qué demonios te hizo pensar así...? -Intuición de hombre. -Intuición, un comino... Era como si estuviera hablando con toda la confianza del mundo y sin la más mínima evidencia, y ante la expresión de exasperación en el rostro de Yokozawa, Kirishima se dirigió a él con un aire de descontento. -Te estás burlando de mi intuición, ¿no? Te haré saber que raramente me ha fallado.

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-Bueno, desafortunadamente esta es una de esas veces; lo siento pero, realmente me gustaría tomar una ducha ahora así que, ¿te importaría? O si vas a tomar una primero, entonces me iré -aliviado de que pareciera haber despistado a Kirishima por ahora, intentó cambiar de tema, pero al parecer Kirishima no iba a renunciar tan fácilmente. -¿Tiene algo que ver con lo que tienes allí en tu mano? -¿Ah? Ah... oh, esto es solo una muestra que me dieron en la estación. Pensé en dársela a Hiyori pero lo olvidé, eso es todo. ¿Quizás el sujeto tenía la idea de que alguien se lo había dado a Yokozawa por afecto? Después de todo, en ocasiones Kirishima sufría estos pequeños ataques de celos, pero Yokozawa estaba bastante seguro de que él era una persona más celosa que Kirishima. Aunque hacía un gran esfuerzo para no demostrarlo en su semblante, odiaba el hecho de que incluso se encontrara a sí mismo prestándole más atención de la necesaria al modo en que Kirishima interactuaba con los otros miembros del equipo de edición de Japun. -¿... Realmente no tienes nada que quieras decirme, Yokozawa? -... Cuanto más presionaba Kirishima sobre este asunto, más difícil se hacía expresar sus sentimientos, y por mucho que hubiera querido exclamar “¡¿Y de quién crees que es la culpa de que yo me esté preocupando por tonterías como esta en primer lugar?!”, su orgullo le robó la mano. Su pecho dolía de vergüenza cuando inmediatamente adoptó la postura de alejar a Kirishima cuando éste se acercó; dolía físicamente darse cuenta de que las reacciones como estas, este tipo de actitudes, eran las que preocupaban a Kirishima.

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¿Qué diablos tenía que hacer para poder expresarse correctamente? ¿Qué sentido tenía el orgullo en momentos como este? Mientras permanecía allí en silencio con los labios fuertemente fruncidos, Kirishima dejó escapar un largo suspiro: -... A veces puedes ser tan testarudo, ¿sabes? ¿Pero qué puedo decir? Como que me gusta eso de ti. Si alguna vez te sientes con ganas de hablar al respecto, sabes dónde encontrarme. Te estaré esperando. -¡..! Inconscientemente, la mano de Yokozawa se estiró hacia Kirishima cuando él volvió la espalda para retirarse, pero antes de que pudiera agarrarlo por el hombro, se congeló, apretando el puño firmemente es su lugar. ¿Qué pretendía decirle si lo detenía justo ahora? Pero justo cuando bajó la mirada, reprendiéndose a sí mismo por actuar tan impulsivamente, Kirishima giró sobre sus talones y dijo: -¡Y ahí está la grieta en la armadura! Tan repentino fue el giro que Yokozawa no pudo reaccionar, y en un movimiento reflejo alzó la vista solo para encontrar sus labios capturados por los de Kirishima. -¡..! En contraste con la expresión de sorpresa y los ojos desorbitados de Yokozawa, la mirada de Kirishima era sencillamente serena y arrogante. Yokozawa sintió como le hervía la sangre ante la sensación de sus labios siendo devorados, y en el mismo momento en que sus lenguas se rozaron, un vibrante escalofrío se disparó por su espinazo.

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Aunque estaba lejos de estar acostumbrado a esta clase de interacción, al menos él finalmente había dejado de rechazarlas poniendo resistencia simplemente por reflejo. Justo cuando sus fuerzas estaban por abandonar sus piernas completamente, se encontró sostenido por las caderas cuando Kirishima acercó sus cuerpos en un ceñido abrazo, y se le paró el corazón ante el calor corporal que emanaba a través de su delgada ropa de verano. -¡Ngh...! Su lengua, atrapada con firmeza, se sentía perturbadoramente como si fuera a derretirse; sabía que estaba allí, pero cada vez que sus lenguas se tocaban, los puntos de contacto se fundían y se sentía como si todo se estuviera derrumbando. El núcleo de su mente se estaba derritiendo, dejándolo con el sentimiento de que se estaba ahogando en una sensación espesa y embriagadora, pero mantuvo el sentido de sí mismo como para estirar ambas manos, hundir sus dedos en el cabello de Kirishima y alejar su cuerpo de él.

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-¡Dije que ya fue suficiente! -Yo solo estaba comenzando... Golpeado por la mirada fulminante que Kirishima le lanzara, Yokozawa titubeó por tan solo un momento, y aprovechando la oportunidad, Kirishima hizo por capturar sus labios nuevamente. -Tú... ¡nunca aprendes! A este paso, no cabía duda de que perdería todo sentido de sí mismo y del decoro, pero Kirishima continuó presionando, haciendo caso omiso de la consternación de Yokozawa. -Vamos... Solo un poquito más... Yokozawa presionó sus manos sobre la frente y la barbilla de Kirishima y lo fulminó con la mirada estando cuerpo a cuerpo: -No. Hiyo está aquí. Sin embargo, Kirishima no iba a ser intimidado por esta expresión y en cambio disparó: -Ella duerme; ¿cuál es el problema? -Es todo un problema; así que no -con esto fue firme. No se trataba simplemente del asunto de asegurarse de que no los pescaran; si se permitía tomar la mano, temía que agarraría el codo. Tal vez la convicción de Yokozawa respecto a esto alcanzó a Kirishima, pues él al menos cedió diciendo: -... Rayos, eres tan aguafiestas. ¿Cuánto tiempo más pasará antes de que tú pongas tus brazos alrededor mío por propia voluntad…? -¡Tú nunca piensas las cosas!

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Si Hiyori algún día se enteraba de ellos dos, él nunca podría pasearse por ese departamento otra vez. Su situación ya era bastante anormal como estaba, él no quería aumentar aún más la incomodidad. -Bien... Supongo que tendré paciencia; hasta la noche de nuestro viaje al menos. Pero a cambio... -Kirishima esgrimió un dedo y lo clavó en la cara de Yokozawa justo más allá de la nariz- más vale que estés preparado. Sacudido, Yokozawa le respondió con la voz quebrada: -Pr-preparado... ¿para qué? -Para algo que tú ni siquiera te puedes imaginar. Aunque siéntete libre de intentarlo tanto como gustes hasta entonces. -¡¿Qué..?! Y con una sonrisa de sabelotodo y escandalosas palabras de despedida, Kirishima dejó inmediatamente el área del vestidor. Yokozawa estaba seguro de que no pasaría nada malo con la forma en que reaccionaba, pero... no podía sacudirse ese presentimiento ominoso. ¿Qué diablos quiso decir el sujeto con “algo que ni siquiera puedes imaginarte”? Estaba bastante seguro de que ninguno de ellos tenía fetiche alguno en particular; aunque él tenía una pizca de conocimiento que venía de la mano de la adultez, nunca había experimentado ningún deseo en particular de hacer nada fuera de lo común. Pero... quizás Kirishima era diferente. Si él estuvo conteniendo algún deseo sexual disparatado e inimaginable... -¿... Cuál demonios es el punto de romperme la cabeza con esta clase de porquerías?

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El único motivo por el que Kirishima había expresado su ultimátum se debía a que quería que él se volviera loco imaginando lo peor que podía suceder. Cuanto más se preocupara, más estaría bailando al son de Kirishima, y con la intención de dejar de ser su juguete de una vez, Yokozawa se obligó a dejar de lado esa clase de pensamientos.

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Capítulo IV -Maldición que calor hace... -murmuró distraídamente Yokozawa para sí mismo mientras subía una colina sin una sombra a la vista. No podía siquiera reunir la energía para suspirar de cara al ardiente sol cayendo sobre él y podía sentir el calor fluyendo a través de sus zapatos de cuero desde el asfalto. Tardíamente se dio cuenta de que no había llovido ni una vez siquiera desde que comenzara agosto, y aunque para ese momento ya casi se había acostumbrado al calor, andar fuera constantemente expuesto al sol estaba minando su energía lenta pero incesantemente. Realmente necesitaba reforzar su resistencia, pero más preocupante que la fatiga era la disminución de su apetito. -Me pregunto qué debería comer hoy... Dando pequeños toques a su frente con el pañuelo que Hiyori le regalara luego de su reciente viaje, continuó subiendo la colina hacia la oficina. El pañuelo tenía sus iniciales bordadas burdamente en la tela, naturalmente, obra de la misma Hiyori. Parecía que ella hizo que su abuela materna le enseñara un poco de manualidades cuando fue a quedarse sola con sus abuelos recientemente y aparentemente había cosido el pañuelo entonces, junto a uno a juego pero de diferente color para Kirishima y un collar para Sorata. Tocado por el sentimiento, Yokozawa había pretendido inicialmente mantenerlo guardado a salvo, pero dado el desperdicio que sería no usarlo, ahora se le había dado por llevarlo consigo. Mientras traspasaba el umbral del edificio principal de la oficina, una ola de aire frío lo envolvió desde adentro e inhaló con aspereza ante la

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sensación del sudor alejándose. Sujetó el cuello de su camisa y comenzó a aventar el género sobre su piel mientras se dirigía a los ascensores cuando notó que había un grupo inusualmente grande de gente apiñándose en el lounge de la planta baja. -¿Qué está pasando? Yokozawa no podía decir de qué se trataba el alboroto, pero resultaba claro que algo los tenía con buenos ánimos, lo cual los dejaba luciendo como un grupo de colegialas caprichosas salteándose las clases. -¿Qué demonios están haciendo todos ustedes? ¿Y el trabajo? -¡Ah, Yokozawa-san! ¡Mire esto! -fue Katou, del departamento de edición Japun, quien exaltadamente se volvió para dirigirse a él, y también parecía ser él el origen del alboroto. -¿Mirar qué? -Yokozawa lanzó una mirada furtiva a la mesa alrededor de la cual todos estaban reunidos notando varias fotografías desplegadas sobre la superficie. No podía decir cuál era el tema en cuestión desde ese ángulo, pero parecían ser tomas artísticas del tipo de las que se usan en las revistas de gravure. -¡Esto! Una de las fotografías fue puesta en su cara como una caja de sellos de alguna serie de época y la corta distancia hacía imposible enfocar la vista, dejándolo incapaz de decir de que se trataba la imagen por un momento. Frunciendo su ceño, tomó la fotografía por los extremos y la alejó de su cara hasta una distancia adecuada: -¿Qué... diablos es esto? Las palabras escaparon de su boca con un susurro de asombro... pues se trataba de una fotografía de Kirishima.

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Estaba estirado, sentado en un sofá de costosa apariencia con las piernas cruzadas como un modelo; y no se trataba de una sola fotografía, había varias distintas en la mesa, cada una mostrando a Kirishima en una pose similar. Parecía que él estaba sentado en el vestíbulo de un hotel. -Las fotos de la entrevista de Kirishima-san del otro día finalmente llegaron por correo electrónico. Se supone que nosotros revisemos los datos en busca de tomas defectuosas, pero todas se ven increíbles, ¡ah! Es casi un desperdicio que solo vayan a usar dos de estas para el artículo... Yokozawa había estado sorprendido por lo mucho que las imágenes lucían como recién salidas de una sesión de fotos de gravure, solo para que le demostraran que estaba exactamente en lo cierto, y aunque Katou estaba ocupado promocionando los logros de Kirishima como si fueran propios, Yokozawa todavía estaba prendado de la palabra “entrevista”. -¿Entrevista? ¿Cuándo dio una de esas? No oí ni una palabra al respecto. -¿Quizás él olvidó mencionarlo? ¿O era demasiado vergonzoso como para decírselo? -Si él estuviera avergonzado de ello, es endemoniadamente seguro que no andaría mostrando estas fotos por ahí. -Hmm... pero, se suponía que daría la entrevista aquí en el lounge de la compañía, pero lo cambiaron por un hotel porque él estaba preocupado de tener demasiada gente mirándolo embobados. ¡Quizás no quería que nosotros le hiciéramos pasar un momento difícil!

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Muy bien podría no haber absolutamente ningún significado en el hecho de que Kirishima le hubiera ocultado esto, pero no producía exactamente la mejor sensación del mundo que alguien más le dijera algo sobre Kirishima que él no supiera antes. Resultaba ridículo estar celoso de los subordinados del sujeto, pero estas reacciones no eran algo sobre lo que él tuviera control alguno. En este punto estaba haciendo lo mejor que podía para prevenir que sus emociones se mostraran claramente en su rostro. -Y entonces, ¿por qué estás tú mostrándolas para que todo el mundo las vea? -¡Bueno, solo mírelas! ¡Se ve tan bien que no podíamos quedárnoslas solo para nosotros mismos! ¡Ese editor en jefe nuestro luce tan genial aquí! Los miembros de la división editorial Japun prácticamente adoraban a Kirishima y aunque ellos ocasionalmente sí se quejaban de él, eso era en sí mismo una forma de alardear de su “oh tan capaz” superior. Era una clara demostración de la saludable relación que Kirishima compartía con sus subordinados. El Kirishima que miraba desde las fotografías frente a Yokozawa podría fácilmente haber ido cabeza a cabeza con cualquier actor o modelo del momento en sex appeal y dado que el trabajo había sido realizado por un fotógrafo profesional eran tomas realmente increíbles. Resultaba imposible decir si él había posado así a propósito, pero por el modo en que sus largas piernas estaban cruzadas y su mirada apartada hacia un lado de una forma cansada y lánguida, nadie podría decir que se trataba de un simple amateur. -Admitiré... que él es un tipo apuesto -aunque nunca había dicho tal cosa frente al sujeto en cuestión, siempre lo sostuvo firmemente,

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encontrando imposible evitar quedarse perdido mirándolo inconscientemente. -¿¿Cierto?? Si aquí tuviéramos una revista de moda, ellos definitivamente harían bien en contratarlo como modelo, ¡ah! Ah... entonces, ¿¿por qué no nos conformamos con hacer un poster de una de estas?? -Ooh, ¿e incluirla como regalo en el próximo número de Japun? -Oigan, ustedes sí recuerdan que manejan una revista de manga shounen, ¿cierto? -¿Qué tal si nos hacemos de unas cuantas lectoras femeninas con esto? ¡Las dejaremos muertas con las feromonas de Kirishima-san! -Dejarlas muertas... -Yokozawa ya no sabía que más hacer para responder a este comentario, y, ajenas a la fatiga de Yokozawa, las mujeres a su alrededor comenzaron a charlar más emocionadas ante la posibilidad. -¡Oh cielos, yo compararía eso totalmente! Pero en realidad, en serio que quiero copias de algunas de estas fotos... -¡Yo también! -¡Oh, entonces yo también! -ante esto, las manos de casi todo el grupo entero se alzaron en el aire. -Entonces, ¿qué diablos pretenden hacer con estas fotografías? -¡Endulzar los ojos, seguro! Ohh, pero hubiera sido aún mejor si Ijuuin-sensei hubiera estado ahí con él...

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-¿Perdón? -dijo Yokozawa pero rápidamente cerró la boca convencido de que era mejor no hacer demasiadas preguntas, incluso si la sugerencia hubiera picado su curiosidad. -O más bien, ooh... ¡deberían hacer un libro de fotos de la misma Marukawa Shoten! Entre la pinta de Kirishima-san y la de los muchachos de Esmeralda, ¡es todo un desperdicio no hacer uso de lo candentes que están todos ellos! -¡Yo estoy totalmente de acuerdo! ¡Haré la propuesta en la próxima reunión! Ahora la conversación había dado un giro extraño. Si él se dejaba arrastrar por esta idea estrafalaria estaría en problemas y antes de que cualquier cosa por el estilo pudiera suceder, trató de encontrar el momento adecuado para retirarse rápidamente, pero se quedó congelado ante la pregunta casual que hiciera una de las mujeres. -Eso me recuerda, escuche por ahí que Kirishima-san iba a tomar parte en una entrevista matrimonial... ¿alguien sabe si hay algo de cierto en eso? El grupo prorrumpió en una charla alborotada. -Espera, ¡¿qué?! ¡Yo no escuché nada de eso! -¡Yo menos! Yokozawa-san, ¿usted escuchó algo? Ante la pregunta de Katou, Yokozawa sacudió la cabeza: -N-no, nada... -si él supiera algo, ciertamente no hubiera tenido tiempo para entretenerse en ese lugar con todos esos chismosos. -¡Yo también escuche algo así! Supuestamente uno de los de arriba entre su clientela le tomó cariño o algo.

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-Pero, ¿acaso Kirishima-san no tiene una hija? -Bueno, ¿quizás es precisamente por eso que él lo está haciendo? Con una entrevista matrimonial él puede estar seguro de que la otra persona ya está bien al tanto de su situación y estoy segura de que debe ser duro para un hombre criar a su hija completamente solo, ¿no te parece? -... Los muy válidos puntos de vista de las mujeres desgarraron a Yokozawa. En alguna ocasión él había tenido antes una conversación similar con Kirishima (aunque no muy bien meditada) la cual solo sirvió para enfadar al sujeto. Aunque él ya había admitido que toda la conversación había sido considerada irreflexiva, al oír esto ahora se estaba dando cuenta otra vez más cuan desconsideradas fueron sus palabras en ese momento. Ciertamente, Kirishima tenía la ayuda y apoyo de sus padres, pero también era un buen padre por sí mismo. Hiyori lo admiraba y sin importar por donde la vieras, ella fue criada con modales impecables. Parecía que ella había sido demasiado considerada con su trabajador padre, sin buscar atención o pedir que la consintieran a menudo, pero últimamente ella finalmente había comenzado a permitirse ser adorablemente caprichosa de vez en cuando. No era precisamente extraño que un superior sacara a relucir la idea de entrevistas matrimoniales con un subordinado tan capaz como Kirishima, particularmente en los últimos tiempos con las noticias que corrían alrededor de la oficina de que él se había quitado su anillo de bodas. Probablemente un buen número de gente lo había visto como una buena señal de sus posibilidades.

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Y en ese momento fue cuando la imagen de lo que había sucedido unos días antes se cruzó por su mente: “¿quizás esa mujer... había sido la otra parte en la entrevista matrimonial?” -... Ni con un demonio -se negó a sí mismo rápidamente, cortando con esa clase de pensamientos. Era ir mucho más allá de simples conclusiones apresuradas, asumir que cualquier mujer que estuviera con Kirishima fuera material potencial para un casamiento. -¿Acaba de decir algo? -presionó Katou devolviéndole sus propios murmullos, pero Yokozawa respondió sin contestar la pregunta. -Voy a regresar ahora. Todos ustedes mejor no se entretengan demasiado tiempo aquí y regresen a trabajar -y con esto Yokozawa salió del área del lounge, preocupado de que pasar demasiado tiempo escuchando a las mujeres chismeando lo dejaría con nada más sino imágenes desagradables. Golpeó violentamente el botón del ascensor y se dirigió al departamento de ventas. De acuerdo, suponiendo que la entrevista matrimonial fuera verdad, no significaba que Kirishima lo estuviera engañando. No podía precisamente esperarse que como empleado él desechara con una sonrisa los caprichos de su superior, así que no estaría más allá de las expectativas que él se encontrara con la muchacha solo una vez. Y después de todo, se trataba de Kirishima, probablemente él lo veía no como ocultar el hecho de que le habían ofrecido una entrevista matrimonial sino más bien como que no había ninguna necesidad de ponerse a anunciarlo. Era más grosero que Yokozawa saltara a sacar conclusiones oscuras así. Pero la razón por la que su corazón continuaba flaqueando por la preocupación, a pesar de entender todo esto... se debía a sus dudas sobre sí mismo. Desde un punto de vista general, no resultaba

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precisamente apropiado que la pareja de un padre soltero fuera un hombre más joven. Dos hombres adultos con pleno consentimiento eran más que bienvenidos a hacer lo que sea que ellos quisieran, haciéndose responsables de sus propias decisiones y acciones, y si se daban con cualquier clase de críticas de la sociedad, entonces eso era su problema. Pero él y Kirishima tenían a Hiyori por quien preocuparse; ellos habían hecho un buen trabajo hasta ahora explicando a la escuela de Hiyori y a los padres y tutores de sus amigas porque Yokozawa pasaba tanto tiempo en la casa de Kirishima, pero no había forma de decir cuando iría a hacer un alboroto algún chismoso entrometido. Naturalmente, Yokozawa estaba haciendo lo mejor que podía para evitar causar a Hiyori cualquier clase de vergüenza, tomando todas las precauciones posibles para evitar que alguien se enterara de su relación; pero ellos probablemente nunca podrían estar completamente a salvo. No se podía cambiar el hecho de que él era un hombre. -¡Ah, bienvenido, Yokozawa-san! Yokozawa fue traído al presente desde lo más profundo de sus pensamientos cuando alguien lo llamó; sin darse cuenta, había regresado al piso de ventas. -¿Qué estás comiendo allí, Henmi? El sujeto se encontraba chupando una pequeña cuchara plástica en su escritorio y cuando echó un vistazo a la oficina, los demás miembros del departamento también parecían estar comiendo algo. -¡Hace mucho calor así que el jefe del departamento nos invitó helados a todos! Dijo que era su forma de disculparse por no

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estar aquí cuando estuvimos en aprietos. Oh, a propósito, ¡yo fui quien salió y los compró! -Bueno, bien por ti. No se trataba precisamente de un asunto que pudiera ser resuelto con unos simples helados, pero obviamente esto se trataba más de reparar los sentimientos heridos que de reparar el daño causado. Que un superior sencillamente te agradezca por tu duro trabajo inspira ética de trabajo. Que se valorara así su trabajo los estimularía en el futuro. Desde que Kirishima le diera un sermón sobre la diferencia en el efecto que se produce al expresar agradecimiento o no, Yokozawa se había vuelto más consciente de expresar abiertamente su agradecimiento a los demás por su trabajo y tal vez fue por ello que su trabajo parecía haberse tornado menos fastidioso para sobrellevar. Inicialmente él había estado casi avergonzado de hacerlo, pues todos se quedaban mirándolo como si le hubiese crecido una segunda cabeza, pero ahora ya era casi lo esperado. -Su porción está en el refrigerador, Yokozawa-san. ¡Alguien más se lo podría robar si no lo come pronto, así que se lo iré a buscar para usted ahora mismo! -Oh, no, está bien. Yo estoy... –”bien”, iba a decir, pero Henmi ya había partido hacia la sala de descanso donde se encontraba el refrigerador, regresando rápidamente al trote con una bolsa de helado en la mano. -¡Eso estuvo cerca! ¡Este es el último! Henmi había llevado un palito helado con sabor a ramune*. Dándose cuenta de que sería inútil protestar ahora diciendo que no lo necesitaba, Yokozawa decidió simplemente aceptarlo. Sería perfecto para calmar

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su garganta seca luego de hacer las rondas fuera: -Esto me hace recordar el pasado... Yo solía comer esto todo el tiempo cuando niño. Esas cosas debieron ser un producto atemporal; el envase lucía como si lo hubieran actualizado, pero aún contenía el mismo helado con forma de dos barras que tenía en el pasado. -Así es. ¡Es por eso que no pude dejar de traerlos! -Probablemente solo escogiste las cosas que tú querías comer. En efecto, Yokozawa estaba seguro de que el helado que acababa de ver comiendo a Henmi era uno de los artículos más caros, y al ver que se lo resaltaban tan francamente, Henmi luchó por encontrar una excusa con el semblante avergonzado entre su tartamudeo. -Bu-bueno, yo solo pensé... que sería mejor que hubiera muchas cosas para elegir, vio... -¿Y pensaste que tú te comerías las sobras que nadie quisiera? -¡Eso no es así para nada! Bueno, quiero decir... de acuerdo, seguro, como que... estaba esperando... Yokozawa se rio a secas ante la estúpidamente honesta confesión de Henmi. Con un sujeto tan completamente franco y honesto como ese, Yokozawa a veces se encontraba preocupándose verdaderamente sobre si él estaba hecho para el área de ventas o no, pero su franqueza y su naturaleza amigable le ganaron una alta estima y confianza por parte de los vendedores, dejando a alguien como Yokozawa, quien solo intimidaba cuando cerraba la boca, genuinamente envidioso de su naturaleza amistosa.

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-Toma, puedes quedarte con la mitad; tú querías comerlo, ¿verdad? Partió la barra azulada en dos y le dio una mitad a Henmi, quien respondió felizmente como un cachorro moviendo la cola. -¿¿Está seguro?? ¡Increíble! ¡Muchas gracias! La reacción fue increíblemente adorable pero Yokozawa puso una condición: -Pero a cambio, será mejor que me presentes esa propuesta hoy a las seis. -¡¿Eh?! Espere, entonces, ¡se lo devuelvo! -ante esto Henmi trató desesperadamente de devolver la paleta a medio comer atragantándose por el shock. -¡Ya la mordiste! ¡No se aceptan devoluciones! -con esto, Yokozawa le dio una mordida a la suya y el crujiente y refrescante sabor del ramune se esparció por su lengua. ¿Cuántos años habían pasado desde que había comido helado? El conocido sabor lo remontó hasta su niñez; en ese entonces, cada día había parecido inexplicablemente largo. ¿Por qué parece que el tiempo volara mucho más rápido cuando uno se convierte en adulto? -¡Sin embargo eso no es justo! ¡Agregar algo así, luego del hecho, es hacer trampa! Yokozawa respondió solemnemente al mosqueado Henmi: -Nunca se sabe qué clase de trampas te esperan afuera en este ancho mundo, nunca deberías tomar algo que suene demasiado bueno para ser verdad al pie de la letra. -¡Por favor, deje de sermonearme así!

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Henmi le devolvió a Yokozawa una mirada de reproche, obviamente tomándolo en serio por completo, y encontrando su expresión sombría tan divertida, Yokozawa cedió con un suave: -... Solo estoy bromeando. -¿... Ah? -Henmi alzó la vista hacia Yokozawa, quien aún mordisqueaba su helado, con evidente confusión plasmada en sus facciones. -Dije que estaba bromeando. No voy a cambiar tus fechas de entrega solo por un helado. -¡U-usted casi me da un infarto! -el alivio y la ira competían por ganarse el semblante de Henmi quien hinchó las mejillas. -No te esponjes. Solo te estaba haciendo una broma. Si no te apresuras y te comes eso, se derretirá y te manchará todo. -Uwaah... ¡ack! -nervioso, Henmi lamió el helado que había comenzado a chorrearse en sus manos y Yokozawa procedió a finalizar el suyo mientras apreciaba la vista. -... Sabe, su personalidad realmente ha cambiado últimamente, Yokozawa-san. Yokozawa se sobresaltó ante inesperadamente agudo comentario, pero logró evitar que algo de ello se mostrara en su rostro: -¿Sí? Henmi sencillamente presionó con más agresividad: -¡Usted solo blanqueaba los ojos ante mis bromas antes! -Eso fue porque tus estúpidas bromas eran increíblemente aburridas.

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-¡Eso no es para nada cierto! ¡Siempre saco a relucir lo mejor en mis números! -Quizás por eso siempre quedaron en la nada. -¿Ah? ¡¿Quiere decir que mis bromas nunca me salieron bien?! -Henmi se quedó sumido en sus pensamientos con el shock de la revelación de Yokozawa, y Yokozawa continuó su camino hacia su propio escritorio, dándole vueltas en su cabeza a lo que Henmi le había comentado. Estaba aliviado de que Henmi no pareciera notar cuan sacudido estaba verdaderamente por sus palabras mientras tiraba lo que quedaba de su helado en el tacho de basura al lado de su escritorio. No estaba seguro si su personalidad había cambiado realmente o no, pero sí se había vuelto más propenso a hacer bromas últimamente, probablemente debido a que se había vuelto más libre de expresar sus emociones. No quería admitirlo exactamente... pero probablemente esto se debía en gran medida a que pasaba tanto tiempo cerca de Kirishima. Habiendo tropezado de tiempo en tiempo como lo había hecho, parecía que algo de la personalidad del sujeto se le había pegado. -Yokozawa-san, ¿cuál de mis bromas fue la peor hasta ahora? -Olvídalo y solo ponte a trabajar. Este no era ni el momento ni el lugar para dejar que la mente de uno se perdiera en cosas sin importancia; y repitiéndose el consejo a sí mismo, levantó la tapa de su notebook, poniéndose nuevamente en “modo trabajo” y volviendo su atención hacia su computadora mientras esta se encendía. _______________________________________________________

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-Aquí tienen sus bebidas, señores. -Gracias. Ambos tomaron en mano los vasos que acababan de dejar frente a ellos, chocando los bordes suavemente con susurros de “buen trabajo hoy”. Sin importar cuanto lo hiciera parecer como un vejestorio, para Yokozawa, el verano siempre exigía una cerveza al final del día y una jarra fría luego del trabajo era absolutamente deliciosa. Antes de que siquiera alcanzara a probar los aperitivos, había vaciado su vaso de un solo trago, y al devolver la jarra a la mesa, en la que quedaba nada más que la espuma ahora, Kirishima le advirtió: -Oye, cuida tu ritmo ahora. Excédete como antes y dejaré tu trasero aquí esta vez. -Nunca me permitiría ir tan lejos otra vez. El bar al que Kirishima y él habían ido esa noche, por primera vez en un tiempo, era el mismo en el que Yokozawa había ahogado sus penas algún tiempo atrás. Había estado tan avergonzado del estado al que se había permitido deslizarse que había evitado el lugar por un tiempo, pero extrañando su atmósfera, decidió darse una vuelta una vez más, por supuesto con una disculpa al propietario, quien le había asegurado a Yokozawa que no estaba ofendido en lo más mínimo cuando él hiciera una profunda reverencia. En efecto, él parecía en realidad haberse divertido al haber podido ver a Yokozawa en un estado tan poco usual, y esto se sintió como si un gran peso se levantara de sus hombros, aliviándolo. Dado que, para empezar, ellos habían llegado allí juntos, optaron por una mesa en lugar de asientos en la barra, con el convencimiento de que esto les permitiría tener una mejor oportunidad para conversar.

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Yokozawa ordenó otra cerveza, mientras que Kirishima ordenó un shouchuu con hielo como segunda bebida, y de ahí en más comenzaron a picar con sus palitos la comida que les fuera llevada. A Yokozawa le gustaban particularmente los platos de tofu de ese bar, con un menú diagramado y organizado de acuerdo a las estaciones. Los platos del bar tenían un sabor casero y este funcionaba como una cafetería y restaurante durante el día; parecía que la razón por la que ellos nunca se encontraron antes de esa noche, a pesar de frecuentar el mismo negocio a menudo, se debía a que Kirishima esencialmente iba a ese lugar durante el día. -Beber en un verdadero restaurante por primera vez en un tiempo de seguro se siente grandioso -comentó Kirishima, inclinando su vaso hacía él, y fue entonces cuando Yokozawa finalmente abordó algo que siempre se había preguntado. -¿Por qué solo bebes cerveza en casa? -La cerveza es realmente amarga; pensé que no había forma de que Hiyo jamás quiera probar beberla. Y aunque dudo que ella sepa como saben el sake o el shouchuu, podría confundirlos con agua o jugo y beberlos sin darse cuenta. Ah, así que lo estuvo haciendo por consideración a Hiyori; al menos eso parecía. Después de todo, siempre existía la posibilidad de que ella confundiera una lata de Chuu-hi con jugo o algo parecido. -Eso me recuerda que la primera vez que probé la cerveza, pensé que era realmente amarga y no podía entender porque la gente pensaba que era sabrosa. Aunque ahora encuentro difícil creer que alguna vez me sentí así. -Supongo que tienes razón si lo pones así...

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-¿Cómo te volviste tan conocedor sobre bebidas alcohólicas? -Cuando entré a la compañía, mi jefe pensó que era hilarante como podía llenarme de alcohol y yo no me emborrachaba, así que me llevó a bares por toda la ciudad. Fui a tantas degustaciones de vinos que simplemente aprendí en el camino. -Sin embargo, debió ser lindo aprender algo nuevo así. Seguro, tener un paladar menos refinado es a la larga probablemente más barato. A Yokozawa le encantaba escuchar sobre cómo era Kirishima antes de que se conocieran, esto le permitía captar un destello de las raíces que permitieron que Kirishima se convirtiera en el hombre que era ahora. Últimamente, ellos incluso habían comenzado a discutir sobre sus vidas en los días de educación obligatoria. -A propósito, deberías saber que Katou andaba por ahí mostrando unas fotos tuyas de gravure en la oficina temprano en la tarde. ¿Por qué no me dijiste sobre la entrevista? Yokozawa expresó deliberadamente su pregunta en tono casual para no interrumpir el flujo de la charla, pero aunque pensó que había conseguido expresarse extraordinariamente bien esta vez, Kirishima se quedó en silencio por un momento. -... No es como si fuera algo por lo que tuviera que preocuparme en decirte, ¿no? -Esa está buena, dado que tú usualmente no puedes esperar para decirme porquerías que yo no tengo porque escuchar -escupió en respuesta Yokozawa ante la réplica inusitadamente franca de Kirishima y su ira solo se avivó mientas se le recordaba el hecho de que obviamente a él no le importaba que sus propios subordinados anduvieran mostrando esa clase de fotografías a gusto y paladar.

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Pero en el mismo momento en que abrió su boca para expresarle sus opiniones al sujeto, Kirishima murmuró hoscamente: -... Es porque estaba avergonzado, idiota. -¿... Qué? ¿Qué diablos fue eso? No lo entiendo, si no querías pasar por esa sesión de fotografías, no debiste aceptar la entrevista en primer lugar. En opinión de Yokozawa, las frases seductoras de pacotilla que le gustaba escupir al sujeto a diestra y siniestra eran mucho más vergonzosas; definitivamente algo andaba mal con la forma de pensar de Kirishima al respecto. -Claro que yo no la acepté porque quería hacerlo, sabes. -Entonces debiste simplemente rechazarla. -Fue un pedido de un superior; no pode rechazarla. ¿Seriamente crees que yo quería sentarme en una sesión de fotos como esa? -De seguro que te veías como si lo disfrutaras en las fotos. En efecto, Yokozawa no había percibido ni una pizca de duda o vergüenza en el semblante de Kirishima en ninguna de las fotografías. -Ahora bien, yo no podía precisamente sentarme allí con el ceño fruncido para las fotografías, ¿o sí? -¿Y aun así las mostraste por ahí para que tus subordinados las vieran? -el tono de voz de Yokozawa tomó un aire de enfado sin intención. -Eso solo se debió a que Katou las encontró. Yo no pude decirle que no cuando él me mostró esos ojos de cachorrito preguntándome si podía mostrárselas a los demás.

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-... Siempre tienes que fanfarronear, ¿no? -Bueno, yo soy un adulto. Si había algo de lo que se había enterado desde que comenzaron a salir fue que Kirishima era inconmensurablemente banal en algunos aspectos, casi nunca se quejaba o lloriqueaba. El hecho de que le permitiera a Yokozawa ver todos estos aspectos de su persona resaltaba cuan profunda era la confianza entre ellos, pero Yokozawa no podía decir que le importaba en absoluto la forma en que el sujeto se daba los grandes aires frente a sus subordinados todo el tiempo. Yokozawa odiaba esa costumbre infantil que tenía él de guardar tanto descontento en su interior, pero acalló estos sentimientos y, en cambio, continuó con su hilo de preguntas casuales. -Y bien, ¿de qué clase de revista se trataba? -Una revistilla de actualidad común y corriente para mujeres. Aparentemente hay unas páginas de entrevistas en las que todos los meses hacen un artículo sobre hombres en sus treintas. Hojeé algunos números atrasados que me dieron como ejemplos y vi artículos sobre un analista financiero, un piloto, toda clase de carreras. Con toda probabilidad, a la revista le importaba menos el abanico de trabajos presentados y más presentar a las lectoras “grandes hombres” de diferentes campos. -¿Y cómo diablos se las arreglaron para dar contigo entonces? -Aparentemente, la hija de un amigo de mi jefe está trabajando allí como editora y parece que ella solicitó una presentación. Era difícil rechazar la oferta también, en vista de que yo conocí al

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tipo antes cuando me llevaron a una excursión de golf alguna vez. -Ah... -la mente de Yokozawa se quedó prendada de las palabras “amigo de mi jefe”; si recordaba correctamente, las muchachas de hacía un rato habían mencionado que la entrevista matrimonial de Kirishima había surgido porque alguien de “arriba” le había cogido cariño. Pero Kirishima dijo que lo habían llevado a jugar golf, así que seguramente había sido alguna clase de reunión de trabajo. Además, cualquiera que fuera presentado en esa clase de evento tenía que ser alguien con algo de estatus. Ahora Yokozawa no podía evitar pensar que el objetivo de la reunión había sido menos para conseguir una entrevista y más para encontrarse con Kirishima en privado. Recordándose no sacar conclusiones apresuradas, Yokozawa continuó con la conversación en un tono casual: -Katou dijo que quería incluir una de las fotografías como póster de regalo. ¿Dónde hicieron la sesión de fotos? -No hay forma de meter esas fotos en una revista de manga. Hicieron la sesión de fotos en un café y se suponía que la entrevista seguiría después, pero la sesión de fotos llevó mucho rato y no quedó tiempo para continuar allí, así que tuvimos que cambiar de locación. -Ah, así que fue por eso que llegaste tarde a casa. -Tampoco había negocios abiertos en la zona, así que al final terminamos teniendo que ir a la cafetería de un hotel en frente de la estación. Sin embargo, a pesar de todos los problemas por los que pasamos, al final no hablamos realmente sobre muchas cosas. -¿De qué hablaron?

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-Solo lo usual; como conseguiste el trabajo que tienes ahora, que aspecto de tu trabajo te deja sintiéndote satisfecho, ese tipo de cosas. Y luego cosas como mis hobbies, educación, el tipo de persona que me gusta, que clase de cosas busco en una pareja para casarme. -¿Qué diablos? Preguntar eso es un poco grosero, ¿no? Kirishima rio secamente ante la desvergonzada muestra de desagrado de Yokozawa: -Dejé de responder hacia el final. Pensé que no había razón para responder preguntillas delicadas como esas si no encajarían en la página. Pensé que era por el bien de la revista. -Y... ¿tú estabas de acuerdo con eso? Seguro, quizás ese había sido su razonamiento como un compañero editor, pero como persona, ¿sentía Kirishima que realmente había sido la decisión correcta? Kirishima se quedó en silencio por un momento ante la pregunta de Yokozawa, luego habló de nuevo, respondiendo entre suspiros: -... Y es exactamente por esto que no quería hablarte de eso. Es patético tener esas fotografías estiradas al lado de una entrevista superficial. -Yo nunca dije... -pero luego Yokozawa se dio cuenta de que el hecho de que Kirishima le ocultara la entrevista había sido simplemente otro aspecto de su vanidad y comprendiendo finalmente como se sentía Kirishima sobre todo este asunto, se quedó en silencio. -Y bueno, aunque no es exactamente un arreglo quid pro quo, ellos harán un especial sobre Za Kan el próximo mes. Parece que

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ellos querían meter a Kyou-san en la mezcla también, pero yo los rechacé. No solo Kirishima sino también Ijuuin había sido bendecido con rasgos apuestos que parecían estar desperdiciados en un mangaka. Cuando ellos dos estaban juntos era inevitable cuanto resaltaban. Si se compilaba un artículo sobre el veterano mangaka Ijuuin y un editor famoso en su campo, indudablemente llamarían la atención. Las chicas de la oficina, quienes usaran las fotografías de Kirishima como comidilla de chismes, también habían mencionado que hubiera sido incluso mejor si Ijuuin hubiera estado en la sesión de fotos con él. Probablemente ellos tenían mucha demanda. -Quiero decir, no es como si no entendiera adonde apuntan, pero hice que se conformaran solo conmigo al menos esta vez. Y no es que espere que vaya a haber una próxima vez -a Yokozawa no se le pasó por alto la nota de molestia presente en la oración que expresara con una sonrisa; parecía que la paciencia de Kirishima había sido puesta a prueba verdaderamente-. Aun así, debo decir que esto es raro; que te intereses por mi trabajo. Casi nunca tratas nada que no te involucre directamente. -Solo... fue mera curiosidad, eso es todo. Con Katou mostrando esa clase de fotos por todos lados, no pude evitar preguntar... -¿Qué, querías algunas copias para ti? -Tú... ¡no seas estúpido! ¿Quién diablos querría..? -aunque bueno, si él fuera a ser completamente honesto... no era como si no quisiera una completamente... pero no era precisamente capaz de confesarle esto francamente al sujeto en cuestión. -Vamos, no seas tímido~ ¿cuáles querías?

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-Ya te lo dije, no necesito ninguna de... -¿Kirishima-san…? - una voz los llamó desde una dirección inesperada y Yokozawa se detuvo volviéndose en la dirección de donde venía la voz. Allí, encontró a una joven delgada parada cerca de ellos. Dirigiendo su mirada hacia Kirishima, ella dejó escapar un suave hurra: -¡Ooh, lo sabía! ¡Parecía usted de espaldas, así que me arriesgué! ¡No puedo creer que me haya topado con usted en este tipo de lugar! -Ah, gusto en verla, Kayama-san. Fue un placer conocerla el otro día. Yokozawa podía jurar que justo antes de que Kirishima le devolviera el saludo a la mujer con una sonrisa, su semblante se ensombreció por tan solo un momento. -Lo mismo digo, con mis disculpas por haber estado tan cruzada ese día. Estoy segura de que le causé inconvenientes... -No precisamente, el trabajo de cualquiera puede estar cargado de problemas, después de todo. -¡Oh me alivia tanto oír eso! Fue todo un honor poder trabajar con usted. ¡Realmente disfruté poder discutir sobre manga con usted! Me encantaría tener una conversación con usted otra vez en algún momento. -Nooo, no, no, no más entrevistas para mí, gracias. En realidad, yo soy más del tipo de hombre del detrás de escena. -¡Entonces tendremos que charlar en privado! Debo confesar que te tengo un interés personal por esos temas también.

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Yokozawa se sobresaltó ante las palabras de la mujer, pero a Kirishima no se le movió un pelo, y en su lugar, cambió de tema. -Y bien, ¿qué la trae a este negocio esta noche, Kayama-san? ¿Está sola?

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-Vine luego de que una amiga me recomendara este lugar como uno realmente delicioso. Se suponía que la encontraría aquí pero ella está retrasada y me dijo que me adelantara y buscara una mesa. ¡Aun así, nunca me esperé que fuera a toparme con usted, Kirishima-san! ¡Estoy encantada! ¿Viene aquí a menudo? -Ah, más o menos. En casi cualquier ocasión, Kirishima usualmente trataría de llevar adelante la conversación por su cuenta, pero por alguna razón, esta noche sus respuestas estaban quedando en la nada. Pensando que tal vez él simplemente no era bueno interactuando con este tipo de persona, Yokozawa miró a la mujer con indiferencia; y ahí fue cuando dio un salto. Era la misma mujer que estuvo con Kirishima el otro día. Esta noche, ella había cambiado el traje de pantalón que llevara antes por un conjunto bastante llamativo: una blusa con un escote pronunciado y una falda acampanada bastante corta. El rostro de Yokozawa se retorció en una mueca ante el dulce aroma que flotaba hacia él cada vez que ella colocaba una mecha de cabello detrás de su oreja. No se trataba de un olor desagradable ni nada por el estilo, pero no era precisamente apropiado para un comedor. Otra cosa sería si ella hubiera estado allí de casualidad, pero en vista de que ella había dicho que estaba allí con el explícito propósito de comer, parecía faltarle previsión. -Hmm, si no le importa... ¿estaría bien que si me uno a usted en la mesa? Es un poco solitario sentarme aquí sola esperando a que llegue mi amiga. -Oh, mis disculpas, pero estoy acompañado aquí, así que...

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-¿Eh? ¡Oh! ¡Oh por supuesto! ¡Lamento haber sugerido algo tan maleducado! Parecía que ella ni siquiera había notado a Yokozawa. Tal vez ella no había esperado que Kirishima la rechazara ya que su expresión empalideció por el shock un momento. Sin embargo, rápidamente puso una sonrisa de disculpa. -Lamento haber hecho un pedido tan extraño. ¡Mis amigas me dicen que hago ese tipo de cosas todo el tiempo! ¡Siempre dicen que soy tan despistada! -Para nada, no se preocupe por eso. -Espero que podamos pasar algún tiempo juntos en el futuro si tenemos la oportunidad. -Por supuesto, si la ocasión lo permite -replicó Kirishima con una sonrisa precavida. Saludando también a Yokozawa con la cabeza, Kayama se retiró. Luego de asegurarse de estar lejos del alcance de los oídos de Kayama, Yokozawa susurró suavemente: -¿No te parece que fuiste un poco duro con ella? Estaba claro que ella no parecía ser del tipo de persona que capta una indirecta fácilmente, pero probablemente hubiera sido justo ser un poco más suave con ella de lo que Kirishima había sido. Después de todo, ella era bastante bonita y probablemente no tenía mucha experiencia siendo rechazada con tanta frialdad luego de mostrar sus intenciones tan claramente, pero estaba claro que ella había sido desalentada por la forma directa en que había hablado Kirishima un momento atrás.

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Kirishima siempre era de los que se comportan con el máximo tacto con las mujeres, dejándolas con la impresión de que él era un picaflor, así que probablemente ella había sido tomada por sorpresa más que solo un poco por su respuesta. -Solo pensé que probablemente debía ponerme firme con ella. Hubiera sido más problemático de lo que valía la pena ceder y permitirle que se sentara con nosotros. -Bueno, seguro, pero... ¿no es ella alguien con quien tú haces negocios? -aquí estaba Yokozawa preocupándose por la actitud cortante de Kirishima y el sujeto parecía estar casi conteniendo la risa-. ... ¿Qué diablos es tan gracioso? -Nada; solo me divierte ver como a veces suceden cosas extrañas. Esta debe ser la primera vez que tú me dices a mí que capte una indirecta, ¿no es así? -... Esa forma de hablar hace que parezca que yo nunca soy considerado con aquellos a mi alrededor -pero si lo pensaba bien, Kirishima tenía razón; era Yokozawa a quien, en su mayoría, debía decírsele que tuviera consideración de los sentimientos de los demás. Y era por esa misma razón que él estaba sorprendido por la reacción de Kirishima. No constituiría una exageración del asunto decir que era la primera vez que él jamás veía al sujeto tratando a una mujer con esa actitud. Después de todo, en la oficina él era tan cortés y amable que uno podría decir que era demasiado informal con ellas. -Captar una indirecta y ser considerado son dos cosas diferentes. No es que tú no puedas captar una indirecta, sino que generalmente eliges no hacerlo. Aunque supongo que nuestra compañía está llena a reventar de tipos igual que tú en ese aspecto.

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Esperando evitar ser usado como remate de más bromas, Yokozawa retomó el tema nuevamente: -Lo que sea; ¿estás seguro de que estuvo bien que le hablaras con ese tono? ¿No era ella la editora de esa revista? -No, ella es solo una periodista free-lance. Ella es quien me entrevistó. -Oh, ¿no son la misma persona? -Yokozawa estuvo convencido de que ella era la potencial pareja de matrimonio. Había asumido que la forma en que ella parecía un tanto informal y familiar con él se debía a las conexiones de su padre con Kirishima, pero ahora que sabía que ese no era el caso, estaba comenzando a tener un mal presentimiento acerca de todo este asunto. De hecho, ella ahora parecía excesivamente informal en retrospectiva; que atrevimiento tenía al pedir tan descaradamente que compartieran su mesa, lo cual hubiera sido grosero incluso si ellos se hubieran encontrado antes en un buen número de oportunidades. -De todos modos, estoy seguro de que no tendré que encontrarme con ella en persona otra vez. Después de todo, toda confirmación para el artículo puede manejarse por correo electrónico. Exceptuando encuentros por casualidad como ahora, ella está bastante lejos de mi campo. -¿”Fuera de tu campo”? -Bueno, ella escribe para una revista de mujeres. Parece que se especializa en artículos sobre cosméticos y moda; nunca ha leído ningún manga aparte de aquellos realmente famosos que se llevan a la pantalla de televisión como series.

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-... ¿Alguien que nunca lee mangas podría saber algo sobre cuáles son las preguntas apropiadas para hacerle a un editor de mangas? Para este tipo de entrevistas, ¿no se usaban generalmente a escritores que fueran de alguna manera versados en el campo en el que estaba involucrado su entrevistado? -Supuestamente ellos querían un artículo escrito desde el mismo punto de vista que sus lectoras. Después de todo, las fotografías son usualmente más importantes que el artículo en la página y si la entrevista fuera demasiado forzada, nadie leería el artículo de todos modos. -Supongo que no... -pero entonces, si solo necesitaban tirar un poco de lenguaje superficial en la página, ¿qué razón había para retener al sujeto por tanto tiempo? Resultaba más que solo un poco desagradable darse cuenta de que a Kirishima prácticamente lo habían usado. -Oye, vamos, no te pongas así. Sabes cómo son las cosas a veces. -Sí, sí, lo sé -dijo Yokozawa bruscamente y luego de un momento de silencio, Kirishima respondió con una sonrisa lasciva. -¿Por casualidad... acaso tú estás celoso? Idiota, sabes que no hay forma de que yo jamás tenga ojos para alguien que no seas tú -Kirishima estiró una mano y despeinó su cabello adquiriendo repentinamente unos ánimos mucho mejores. -Uwah. ¡Oye! ¿Qué diablos estás..? ¡Idiota, ya basta! -Yokozawa apartó la mano de Kirishima de un golpe y comenzó a acomodar sus mechones despeinados. -Rayos, esta parte de ti es tan condenadamente adorable, sabes.

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-... Tú realmente necesitas llevar tu trasero al oftalmólogo. -¿Para qué? No hay nada de malo con mis ojos. Te haré saber que estoy muy lejos de tener la vista afectada por los años. -Entonces tal vez sea tu cabeza la que necesita que la revisen. -Sabes, estuve pensando que el alcance de mi atención se ha estado reduciendo últimamente; pero bueno, no hay hombre en la tierra que no se animaría en presencia de su querido amante. -... Dices tantas tonterías -Yokozawa había considerado espetar ante lo que podría considerarse como si Kirishima hubiera estado hablando dormido, pero se rindió rápidamente; se debía precisamente al hecho de que él siempre aceptaba estos retos que Kirishima se dejaba llevar. -Oh cierto; bien, te daré copias de cualquiera de esas fotografías que te haya gustado. De ese modo podrás ponerlas en tu agenda o colgarlas en tu casa, haz lo que quieras con ellas. -No las pondré en mi agenda y ciertamente no las colgaré en mi departamento. -Pero aun así las quieres, ¿sí? Las palabras de Yokozawa se atoraron en su garganta por un momento mientras recordaba que las quería un poquito; un error: -... ¡¿Quién demonios necesitaría alguna de esas fotografías?! Sin embargo, no había forma de que Kirishima fuera a dejar pasar ese momento de duda e hincó un dedo justo en el centro de la frente de Yokozawa: -¡Así que tú sí las quieres! ¡Yo digo diciéndote: siéntete libre! -Yo no necesito sentirme libre, muchas gracias.

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Pero Kirishima no parecía oír ninguno de sus reproches, simplemente sonreía con malicia alegremente. No había manera de detenerlo una vez que se ponía así; la única opción que quedaba era sencillamente contestar sus continuas bromas y esperar a que se cansara de estar en “modo bravucón”. -Quizás imprima alguna de las fotos de antes y decore mi escritorio con ellas... -¡Más te vale que no! ¡Así darás lugar a más rumores raros! -¿Qué hay de malo en imprimir fotos de Hiyori? Oh Dios, ¿asumiste que se trataba de fotos tuyas? -... Al darse cuenta de que estaban jugando con él otra vez más, el rostro de Yokozawa estalló en llamas, dejándolo incapaz de responder cuando reconoció que solo estaría cavando su tumba aún más profundo. -Sabes, tu cara está colorada. -¡Es solo el alcohol! Y aunque sabía perfectamente bien que no había forma de que su rostro cambiara de color por beber tan solo una o dos jarras de cerveza, simplemente no pudo mantener la boca cerrada esta vez.

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Capítulo V Yokozawa tiró su bolso a lado de la cama, yendo directo a la ventana que llevaba al balcón abriéndola de un tirón para permitir que una fuerte briza llenara la habitación. -Hombre, ¿cuántos años han pasado desde la última vez que vine a la playa? Desde el balcón donde se encontraba en lo alto de ese resort hotel costero, podía atisbar el lejano horizonte y el sol brillando resplandeciente en un cielo completamente despejado. Bajando la vista, la línea de la costa alcanzó a entrar en su campo visual, la cual estaba plagada de puntos que parecían ser cientos de bañistas. ¿Quién hubiera pensado que sería capaz de disfrutar unas vacaciones de verano tan pintorescas como estas a la edad de veintiocho años? Desde que se uniera a la fuerza laboral todas sus “vacaciones de verano” se reducían prácticamente a la hora y pico del viaje en tren de ida y de vuelta desde su departamento a la casa de sus padres. Pero la razón por la que se encontraba allí en ese momento... se debía a que se había unido a Kirishima y Hiyori en sus vacaciones familiares. Aunque estas “vacaciones de verano” le habían causado mucha angustia en los últimos tiempos, eventualmente pudo asegurarse con bastante facilidad tres días libres seguidos. Justo como Kirishima le había asegurado, luego de consultarlo con su jefe y sus compañeros de trabajo, la cooperación de los demás le había permitido tomar unos días libres fácilmente. Habían sido extremadamente afortunados al encontrar dos habitaciones en un hotel tan lindo como ese en una temporada tan ajetreada, todo gracias a que consiguieran hacerse de los lugares que fueran cancelados a último minuto. Habían reservado dos habitaciones

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dobles; aunque Kirishima tratara tanto como le fuera posible de persuadirlo de que a Hiyori no le importaría en absoluto, Yokozawa no podía alojarse con una niña en la pubertad. Sorata se quedó con Takano, su antiguo dueño. Dado todo lo que había pasado entre los dos, la atmósfera entre Yokozawa y Takano había sido un tanto forzada e incómoda por un período, pero con el tiempo, los sentimientos gradualmente se estabilizaron. A este paso, las cosas estaban destinadas a regresar eventualmente a la amistad que ellos compartieran cuando se conocieron. Y Yokozawa estaba convencido de que la razón por la que era capaz de ver las cosas bajo una luz tan positiva ahora... era todo gracias a Kirishima. Inicialmente no sintió sino irritación cuando Kirishima lo arrastró a la fuerza a salir de esos días grises que él pasara regodeándose en la autocompasión, pero ahora estaba verdaderamente agradecido. Seguro, no era como si no le quedaran sentimientos dolorosos en su interior y probablemente las heridas nunca sanarían por completo. Pero, todo eso estaba en el pasado en lo que a Yokozawa le concernía ahora. Si él hubiera sido alguien que observaba desde afuera, hubiera estado sorprendido al enterarse de cómo sus sentimientos habían cambiado en menos de seis cortos meses, y verdaderamente, él mismo estaba más que solo un poco sorprendido. No podía contar la cantidad de veces que pensó “no puede ser...” pero eso no hacía nada para cambiar el hecho de que sus sentimientos por Kirishima estaban creciendo día con día. -... Y aún no he conseguido preguntárselo todavía...

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Aunque debió tener una buena docena de oportunidades para discutirlo, aún debía abordar el tema de la “entrevista matrimonial” de Kirishima. “Y bien, ¿seriamente te hablaron sobre una entrevista matrimonial?” Todo lo que tenía que hacer era decir algo como eso, simplemente y con indiferencia, pero cada vez que lo intentaba, su voz se quedaba atravesada en su garganta. No tenía mucha confianza de que podría mantener un semblante imperturbable si Kirishima admitía que era verdad, ni podía imaginar cómo reaccionaría si Kirishima fuera a intentar dar otra vaga respuesta. Si alguien se hubiera acercado a él con un problema como este, Yokozawa indudablemente le hubiera aconsejado que “se preparara y lo encarara como se debe”, pero él permanecía incapaz de mencionar el tema con creciente frustración por sus dudas. Esa contradicción dio lugar al estrés, lo cual a su vez lo arrastró a un círculo vicioso de una desesperación profundizándose sin fin. Sin embargo, la actitud de Kirishima en esos días también jugó un papel importante en la incapacidad de Yokozawa para traer a colación el tema. Últimamente él lucía un semblante extraño y conflictivo cuandoquiera que chequeara el número de sus llamadas entrantes en su teléfono celular y Yokozawa notó que el sujeto incluso escondía a propósito su correo. Kirishima sostenía que nada andaba mal, pero si ese ciertamente fuera el caso, no estaría comportándose de ese modo. Debía tener algo que no quería que Yokozawa viera. Yokozawa trató de corroborar con Hiyori e incluso de consultar con Katou como quien no quiere la cosa, pero parecía que Yokozawa era el único que había notado algo extraño en el comportamiento de Kirishima en los últimos tiempos. Y aunque no confiaba en sí mismo, no sospechaba que el sujeto le estuviera siendo infiel. Kirishima no

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caería tan bajo y si verdaderamente hubiera encontrado a otra persona por la cual tenía sentimientos... Yokozawa estaba seguro que se lo diría de frente. Pero Yokozawa quería estar ahí para él de alguna manera si el sujeto se encontraba en problemas; sin embargo, el hecho de que Kirishima estuviera actuando como si nada anduviera mal en absoluto... significaba que había juzgado que Yokozawa no era de confianza en esta instancia. Cuanto más pensaba en el asunto, más deprimido se sentía, y en contraste con el vasto cielo azul extendiéndose frente a él, el corazón de Yokozawa se volvía incesantemente más y más oscuro. -... Supongo que debería cambiarme. Yokozawa sacudió aquel giro oscuro que sus pensamientos estaban tomando y se obligó a virar su atención a otra parte. No tenía tiempo de andar en las nubes así, se suponía que ellos bajarían directo a la playa en ese momento. Abrió su maleta y sacó una toalla y un bañador. Hubiera sido demasiado inconveniente preocuparse por revolver en su viejo armario en la casa de sus padres, así que salió y compró un bañador nuevo y un par de sandalias. Aunque tratara de actuar con frescura tanto como le fuera posible, se había sentido un poco avergonzado de cuanto pareciera ansiar todo esto, pero eso no importaba mucho mientras Kirishima no se enterara. Justo cuando estaba cargando todo lo que necesitaba en una bolsa plástica, el timbre de su habitación sonó: -¿¿Ya estás listo, Oniichan?? -Ya salgo, espera un segundo -respondió con una sonrisa amarga a Hiyori, quien se oía como si no pudiera esperar a salir. Se puso un saco

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de playa y cogió la bolsa que pendía de la silla, saliendo de la habitación donde encontró a Hiyori luciendo la adorable malla que hiciera que su abuela le comprara antes de las vacaciones de verano sosteniendo una pelota de playa. -Lamento la espera. ¿Te aseguraste de que no olvidas nada? -¡Sí, todo está listo! ¡Mi padre me ayudó a chequear! -¿Y qué está haciendo ese padre tuyo ahora? -Dijo que saldría justo detrás de mí pero... Justo como volvieran sus miradas hacia la habitación junto a la suya, la puerta se abrió y Kirishima salió ataviado con bañador, una camisa hawaiana y unos lentes oscuros; un atuendo que no era normal ni en los sueños más disparatados. Seguro, el flotador que colgaba de su hombro le daba un cierto aire doméstico, pero solo eso no podía disipar la sensación de inquietud que lo rodeaba. -Lamento hacerlos esperar. Llevó un tiempo inflar el flotador. -¿Padre estás seguro de que no olvidas nada? ¡Me adelantaré a toda prisa y apretaré el botón del ascensor! -¡Ten cuidado de no tropezar! -gritó Yokozawa preocupado cuando Hiyori salió a la carrera hacia el elevador, obviamente ansiosa por llegar al agua. Resultaba fácil tropezar con las sandalias y caer en la alfombra que cubría el pasillo. Mientras veía como se retiraba con preocupación en su voz, Kirishima lo miró de arriba a abajo con una mirada descortés y un tono de fuerte desaprobación en su voz: -¿Estás seguro de que te ves lo suficientemente patético?

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-¿Estás seguro de que te ves lo suficientemente llamativo? -¿Ah? ¿Te parece? Este es el atuendo que la gente lleva usualmente en los resorts, ¿no? ¿Qué, quieres que te preste algo de mi ropa? Tengo otra camisa hawaiana en diferente color. -Me temo que tendré que declinar gentilmente. ¿Por qué demonios querría usar tu ropa..? Raramente a Yokozawa le importaba tres pepinos lo que la gente pensara de su ropa, pero un escalofrío lo recorrió ante la simple idea de cómo se verían luciendo ropa a juego. Más aún, si él se aparecía luciendo una camisa hawaiana y lentes oscuros en la playa... de seguro lo confundirían con un mafioso. -¿No te parece que deberíamos dejar claro que somos una pareja locamente enamorada? Vamos a la playa en pleno verano, sabes. Puede que te encuentres con unos cuantos lances. -Sí, claro. ¿Y a quién dices que deberíamos dejárselo en claro? Yokozawa sabía bastante bien que ponerse como loco solo serviría para divertir a Kirishima aún más, así que el truco era parecer tan impasible como fuera posible con cualquier respuesta que diera. -Pues a toda la gente sobre la faz de la tierra, por supuesto -Yokozawa le lanzó una fría mirada al ostensiblemente serio Kirishima y comenzó a adelantarse-. ¿Qué, no me crees? Deberías saber perfectamente bien que hablo muy en serio aquí. -Sí, sí, por supuesto. Entiendo.

Kath Sabillon
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Yokozawa dejó que las bromas de Kirishima le resbalaran mientras se adelantaba con paso tranquilo alcanzando a Hiyori, quien los llamaba desde adelante. -¡Padre, Oniichan! ¡El ascensor ya está aquí! -¡Bueno, bueno! Ya vamos, ¡tranquilízate! Ante su insistencia ellos apresuraron el paso. Tal vez más que emocionada por ir a la playa, ella simplemente estaba encantada de que hubieran logrado llegar allí todos juntos como un trío. Todo el camino hacia allí, ella no paró de hablar de cómo “¡hubiera sido incluso más divertido si Sora-chan hubiera podido venir también!”. -Oniichan, ¿ya te pusiste protector solar? ¿Quieres usar el mío? -ella extendió su tubo de crema a Yokozawa mientras subían al ascensor. -No me puse nada, pero no preocupa mucho quemarme. Después de todo, él ya estaba bastante bronceado por todo el tiempo que pasó fuera dando vueltas en sus rondas y no podía imaginarse que fuera a hacer ningún bien ponerse protector solar ahora. Las partes de su cuerpo que estuvieron cubiertas por su camisa estaban aún bastante pálidas, pero siempre y cuando se quedara con la ropa puesta, no tendría que haber ningún problema. -Deberías ponerte un poco. ¿Quieres que te lo ponga en la espalda? -Estoy bien. Si Yokozawa le pedía a Kirishima que hiciera eso, no había forma de decir hasta donde llegaría con tan poca cosa.

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-Si yo fuera tú, no subestimaría al sol de la playa. ¿Qué harás si luego estás llorando a moco tendido por lo mucho que duelen tus quemaduras solares? -¿Quién diablos estará llorando a moco tendido? Estaré bien siempre y cuando no me quite la camisa. ¿Qué, me estás diciendo que tú realmente te pusiste? -Claro que sí. Yo soy de los que se achicharran cuando están bajo el sol, lo detesto. Además sería tremendamente incómodo si me paseara en las reuniones con los autores que han estado encerrados en sus talleres luciendo a las claras como si me hubiera divertido un montón en las vacaciones. -Ustedes los editores de seguro la tienen difícil, pero yo no tengo que preocuparme por ese tipo de cosas y además, yo me bronceo perfectamente bien. Después de todo, ese sería un perfecto comienzo para una charla y muchos de sus compañeros de trabajo ya estaban bronceados debido a los días que pasaran jugando golf. No había razón alguna para que él se sintiera incómodo. -... Como quieras, pero no me vengas llorando después. -Ocúpate de tus asuntos. ¡Hiyo! Vamos a asegurarnos de conseguir un lugar en playa primero. ¿Hay algo que quieras hacer en particular? -Hmm, ¡quiero subirme a uno de esos botes con forma de banana! Y luego... Yokozawa dejó que la advertencia de Kirishima le entrara por una oreja y le saliera por la otra, poniendo su atención en cumplir los planes del día de Hiyori.

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_______________________________________________________ -¡Muy bien, gracias por esperar! Tenemos uno de frutos del bosque, uno de ujikintoki y uno de piña-mango para ustedes. ¡Ahora tengan cuidado de no voltearlos! -¡Gracias! El joven que estaba trabajando en el puesto costero les pasó sus vasitos de raspados y Hiyori los tomó alegremente con ambas manos. Finalmente lograron comprar los tres raspados por los que esperaran tanto tiempo haciendo cola. -Hiyo, ¿crees que puedas lograr llevar dos a la vez? -¡Si, estaré bien! ¡Gracias a Dios que no se habían acabado! -En efecto. Fue Hiyori quien eligió los tres sabores. Cuando Yokozawa le recordó que cualquiera estaba bien para él, siempre y cuando fuera algo frío, ella eligió por él. Dado que los dulces estaban saborizados no solo con jarabe sino también con frutas, un paso en falso que causara una pérdida del equilibrio y todo el postre caería dando tumbos. Parecía que los jarabes de los sabores de temporada se habían terminado, pero como el sabor de frutos del bosque que Hiyori quería probar aún se encontraba disponible, todo terminó bien. -Se ven como si fueran a derretirse si no nos apresuramos. -¡Ooh, mejor nos ponemos en marcha entonces! ¡Puede que papá se quede dormido esperando por nosotros! -Últimamente, Hiyori había comenzado a llamar “padre” a Kirishima pero ocasionalmente aún bajaba la guardia cuando estaba con Yokozawa y volvía a llamarlo “papá”. Ella probablemente no estaba acostumbrada al nuevo nombre

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aún. Considerando que en realidad esto resultaba bastante adorable, este hábito de Hiyori, la mente de Yokozawa evocó a Kirishima, quien estuviera durmiendo bajo la sombrilla que habían alquilado. -Él ha estado durmiendo desde que llegamos, ¿no es así? Kirishima había sido puesto a cargo de cuidar las cosas, optando por una siesta en lugar de nadar en el mar. Yokozawa ciertamente estuvo sorprendido de que él pudiera quedarse dormido en un lugar tan caluroso, pero tal vez eso servía para demostrar cuan exhausto se encontraba el sujeto. -Bueno, parece que mi padre estuvo bastante ocupado esta semana... -Tienes razón. Se tomó unos días para Obon, después de todo, así que probablemente se estuvo esforzando. Antes de salir en estas vacaciones, Kirishima estuvo trabajando a todo lo que da. Incluso le había pedido a sus padres que cuidaran de Hiyori por días seguidos, argumentando que no regresaría a casa sino hasta tarde. Y por supuesto, Yokozawa había estado ocupado visitando a sus padres los fines de semana y apresurándose por terminar el trabajo que necesitaba entregar luego de que sus vacaciones llegaran a su fin, así que esta era en realidad la primera vez que los tres tenían oportunidad de relajarse y pasar tiempo juntos desde que visitaran aquel parque de diversiones. -Me pregunto... ¿si es mi culpa? Ya que fui yo quien dijo que realmente quería que saliéramos de viaje juntos... -Bueno, sabes que él no estuvo trabajando duro solo por ti. Fue porque él mismo quería venir de vacaciones, contigo. Fue igual

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para mí también. La razón por la que pude trabajar tan duro como lo hice para hacer que esto sucediera fue porque quería venir aquí contigo. -¿¿En serio?? -Sí. Quiero decir, mira cuanto está durmiendo; debería recuperar todas sus fuerzas pronto, ¿no lo crees? Apresurémonos y llevemos este rapado para él. -¡Cierto! ¡Vamos, Oniichan! -Ten cuidado; apresurarse esta bien y todo, pero no dejes que tu pie resbale en la arena y te tropieces. Pero Hiyori solo siguió corriendo sosteniendo el raspado firmemente con ambas manos. Debido a que ellos habían llegado relativamente tarde en el día, la mayoría de las buenas ubicaciones ya habían sido ocupadas. Y así, tuvieron que acomodarse bastante lejos del negocio playero al que acabaran de ir, e ignorando a Kirishima, quien decidiera tomar una siesta vespertina, Yokozawa había salido a jugar con Hiyori. Los tomaron por padre e hija totalmente, pero eso era mucho mejor que ser confundido con un asqueroso pedófilo persiguiendo niñas pequeñas, y él y Hiyori habían intercambiado miradas cada vez que ella le llamaba “padre” antes de colapsar en risas. Planeaban hacer una barbacoa al día siguiente, al haberse dado cuenta de que podían hacer reservaciones por adelantado y tener todos los utensilios e ingredientes preparados para ellos antes de tiempo; algo que resultaba bastante conveniente. -Hmm... disculpa, pero... ¿estás solo aquí? -Yokozawa se dio con que le llamaban mientras veía cariñosamente a Hiyori saliendo a toda

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prisa. Cuando se volteó para mirar por sobre el hombro, encontró a un par de morochas, ambas bronceadas, paradas cerca suyo. Sus ojos estaban sobrecargados con delineador oscuro y pestañas postizas y lo miraban hacia arriba mientras batían sus pesados párpados. -Oh. No, no estoy solo. -Entonces, ¿estás aquí con amigos o...? -Ah, algo... así... Ellos no eran exactamente sus amigos, pero no sentía la necesidad de molestarse en corregir el error. Convencido de que las muchachas simplemente trataban de vender alguna cosa o algo así, Yokozawa trató de sacárselas de encima, pero se quedó helado ante las palabras que le siguieron: -Bueno, en realidad, nosotras estamos solas aquí, así que... ¿te gustaría venir a tomar una cerveza con nosotras? Es que trajimos demasiadas~. Ante la invitación, Yokozawa finalmente cayó en cuenta de que ellas le estaban tirando los tejos. Meneado la cabeza mentalmente, incrédulo, rechazó amablemente la oferta: -Lo siento pero... en realidad vengo con un niño, así que tengo que irme. -¿Ah? ¿Un niño? ¡¿Tienes un hijo?! Hiyori no era precisamente su hija, pero no era mentira decir que él estaba allí con ella. Yokozawa saludó con la cabeza rápidamente antes de volver la vista hacia Hiyori quien se adelantara a la carrera. Ella le había ganado un buen terreno mientras él estuvo detenido allí hablando a esas chicas y ahora había una buena distancia entre ellos dos. -Maldición...

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Yokozawa consiguió divisarla en la multitud y se dio prisa para alcanzarla, pero justo cuando estaba por gritarle que lo esperara donde estaba, un grupo de gente que pasaba caminando en dirección opuesta se tropezó con ella. -¡Kyaa! -¡¿Hiyo?! -Ante el grito de Hiyori quien retrocediera espantada, toda la sangre de su cuerpo se le fue a la cabeza. Tiró el raspado que llevara en el primer tacho de basura que pudo encontrar y corrió a su lado. - ¡¿Estás bien?! -O-Oniichan... -La mirada que ella le devolvió estaba cargada de preocupación y él la levantó en un esfuerzo por calmar sus temores, chequeando que no tuviera golpes o raspaduras. -¿Te lastimaste en alguna parte? -No, estoy bien, pero el raspado... Yokozawa echó un vistazo alrededor de ellos, solo para enterarse de que el raspado había sido derramado por completo cuando ella usó ambas manos para evitar caer hacia adelante. Aunque la mayoría había caído sobre la misma Hiyori, un poco del jarabe había salpicado la camiseta de uno de los del grupo. -Oye, viejo, ¿esta es tu hija? ¿Qué pretendes hacer con esto? ¡Ella me lo tiró encima! -Ah, pero yo... -¡¿Estás intentando dar excusas, mocosa?! -¡Kyaa!

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Yokozawa escondió a Hiyori detrás de él donde ella se refugió asustada. El grupo frente a ellos estaba compuesto por unos jóvenes que aún conservaban algo de la juventud de su infancia en sus rostros, pero aunque se vieran como niños en su mayoría, obviamente estaban comportándose como pequeños vándalos. Eran solo una sarta de mocosos malcriados locales de secundaria o del instituto. Su cabello teñido al azar estaba claramente dañado y sus orejas estaban llenas de varios aretes cada una. Fue pura suerte que Hiyori no quedara enganchada en uno de los accesorios baratos que llamativamente decoraban sus muñecas. -¿Y quién demonios son ustedes? -¡Esta niña se tropezó con nosotros y me llenó de porquería la camiseta! Tú te harás responsable, ¿cierto? -¿Ah? Ustedes son los que se chocaron con ella. Se supone que ustedes se estén disculpando aquí -replicó Yokozawa tratando de intimidar a los mocosos arrogantes que intentaran dar pelea y aunque ellos sí se apaciguaron un poco, continuaron aferrándose a su reclamo. -¡Sí que tienes agallas cuando tú ni siquiera viste lo que pasó, viejo! -Estoy hablando aquí precisamente porque vi lo que pasó. Y de todos modos, deberían avergonzarse de ustedes mismos por amenazar a una niña pequeña como esta. -¡Cierra el pico, mierda! ¡Deja de dar excusas y solo suelta el pago de la tintorería! -Oh, ¿así que ahora estamos tratando de recurrir a la extorsión? -Yokozawa soltó un suspiro como de quien fuera acosado al darse

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cuenta de que se había topado con una situación bastante molesta en ese momento y se recordó que esto nunca hubiera sucedido si él no se hubiera permitido apartarse de Hiyori. -Has estado menospreciándonos desde que apareciste, ¿tanto quieres que te pateen el trasero, ah? -El muchacho que parecía ser el líder del grupo estaba tratando de mirarlo feo, pero los más de diez centímetros de altura que los separaban a ambos dejó a Yokozawa con la sensación de que un cachorrito le estaba ladrando más que otra cosa. -Ustedes se dan cuenta de que eso se llama chantaje, ¿verdad? -Yokozawa no quería ponerse demasiado amenazante frente a Hiyori, pero tampoco quería que ella tuviera que temerles más de lo que ya lo hacía. Si hubiera estado algún salvavidas o policía por allí, hubiera dejado esto para que ellos se encargaran, pero desafortunadamente, no había nadie cerca que luciera como alguien de ayuda ni remotamente. Entonces, justo cuando él se estaba partiendo la cabeza pensando en cuál sería la mejor manera de manejar la situación, Kirishima apareció a su lado: -¿Qué sucede, Yokozawa? ¿Pasó algo? -¡Papá! Con su camisa hawaiana y sus lentes de marca, Kirishima lucía muy distinto al turista promedio; Hiyori se abalanzó sobre él aferrándose con fuerza.

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-Qué diablos, ¿acaso no acababan de comprar estos? -El raspado que hubiera sido volcado ya se había derretido tornando la arena de colores brillantes. -Se me cayó... -No, ella no lo tiró; estos chicos hicieron que lo tirara. -¿Y quién demonios son ellos? -Como si yo supiera. Se chocaron con ella a propósito y luego la culparon por ello. Se oye como si ellos trataran de sonsacarle dinero. -Mierda, ¡ella es la que se tropezó con nosotros! ¡¿Qué pruebas tienes de lo contrario?! -Yo soy un testigo. -¡Un conocido de ella no puede ser testigo! ¡Lo que sea, solo compórtense como hombres y háganse responsables! -Eso saldrá con un rápido chapuzón en el mar, por un lado, y por otro lado, ustedes son los que deben portarse como hombres en primer lugar. Además, ustedes nos deben tres raspados. -¡Sí claro que vamos a pagar por eso! -Ah, ya veo, así que no tuvieron suficiente, ¿no? ¿Cuáles son sus nombres? ¿A qué escuela van y en qué año? ¿Entonces, pueden darnos la información de contacto de sus padres? -¡¿Ah?! ¡¿Qué diablos tiene que ver nuestra escuela?!

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-Bueno, ustedes son menores de edad. Nosotros simplemente tendremos que discutir el tema de su falta de responsabilidad por sus acciones con sus padres y maestros. -¡Ellos no tienen nada que ver con esto...! Espera, oye, ¡¿para qué mierda estás sacándonos fotos?! -Bueno, vamos a hacer una denuncia en la policía, así que es mejor que nos aseguremos de que ellos puedan identificar fácilmente a las personas de las cuales nos estamos quejando, ¿cierto? Esto es solo en caso de que ustedes decidan huir, eso es todo. -Un momento después, pudo oírse el sonido de tres botones siendo presionados en un celular y los muchachos parecían haberse dado cuenta finalmente de a quien estaba llamando Kirishima. -¡E-eso no es justo! ¡Solo porque son adultos, ustedes...! -¿No crees que es menos justo que ustedes estén actuando como niños inocentes ahora? Ustedes chocan con una niña de primaria y luego la amenazan para conseguir un pago, ¿y todavía se llaman hombres a sí mismos? -¡... Imbécil, escupes un montón de mierdas altaneras y nos menosprecias...! -Uno de los del grupo saltó y dio un paso al frente rápidamente con el puño en alto listo para dar un puñetazo. -Jooo, pero nunca vas a conseguir acertar un puñetazo lanzando el brazo de esa manera. -¡Maldición, quédate quieto! -¡¡Ayayayayy!! ¡Su-suéltame! ¡Eso duele, maldición! -Kirishima agarró el brazo de uno de los muchachos y lo torció por detrás de su espalda; en ese instante, Yokozawa recordó el momento en que él

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mismo se había encontrado en el lugar del receptor de tal movimiento también. Dolió un montón. Los restantes seguidores del grupo se mantuvieron bien alejados de ellos, claramente no querían ser involucrados en el asunto. -Por ahora pasaremos esto por alto, así que váyanse de aquí. Y más vale que no intenten porquerías como esta otra vez. -¡Nosotros somos los que los dejaremos ir fácilmente! ¡Más vale que estén preparados la próxima vez que los veamos! -Juzgándose obviamente superados por dos adultos bastante grandotes, los jóvenes vándalos escupieron sus palabras de despedida y luego se marcharon. Yokozawa observó cómo casi se tropezaban unos con otros mientras huían a toda velocidad y luego soltó un suspiro. -Dios, que sarta de mocosos estúpidos. Me gustaría ver a los padres responsables por eso. -Probablemente a ellos no les importe para nada. ¿Estás bien, Hiyo? Debiste estar asustada. -Kirishima se puso en cuclillas frente a Hiyori y miró su rostro de cerca: su semblante mostraba que ella estaba al borde de las lágrimas. Cuando él acarició su cabeza, sus facciones acartonadas se suavizaron levemente. -Solo... solo un poco. Pero, Oniichan vino de inmediato, así que yo estuve bien. Pero... ahora no podemos comer los raspados por mi culpa... -Hiyori levantó los vasitos vacíos con los hombros caídos por la desazón. Todo lo que quedaba en la arena ahora era el color que dejaran atrás el jarabe y las frutas. -No te preocupes, no fue tu culpa. Yo limpiaré aquí y volveré para comprar más raspados. Tú pediste alguna clase de leche de frutos del bosque o algo, ¿cierto?

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-Pero, tendrás que hacer esa larga cola otra vez, ¿no? -Hiyori dirigió la vista más allá de ellos hacia la serpenteante cola en el puesto. -Estoy seguro de que será mi turno en menos de lo que canta un gallo. Pasó volando antes, ¿cierto? Ahora, no quieres que se manche tu traje de baño, así que apresúrate y date un baño con tu papá. -Entonces, de acuerdo... ¿Te importaría que te lo encargue? -Yo me haré cargo. Olvida a esos mocosos estúpidos. Nada de esto fue tu culpa en absoluto. -Bien. -Pero su sonrisa era aún forzada; con toda probabilidad ella en el fondo aún se estaba culpando. Con la esperanza de ayudar a distraerla, aunque fuera solo un poquito, Yokozawa abrió la boca: -Oh cierto, Hiyo, olvidé mencionar algo. -¿Qué cosa? -Sabes que dijiste “papá” antes, ¿cierto? -¡Ah...! -Su lúgubre expresión estalló en un rojo brillante instantáneamente; Hiyori definitivamente lo había hecho de forma inconsciente en ese entonces. Yokozawa solo se lo resaltó en un esfuerzo por conseguir que ella olvidara cuan asustada había estado y captando su intención, Kirishima confrontó a Hiyori por su cuenta. -Tengo que admitir, que me llamen “papá” sí que suena agradable... -¡E-eso fue solo por accidente, eso es todo!

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-Y que Hiyo se aferre así a mí por primera vez en lo que se sintió como una eternidad... ¡yo simplemente estoy hecho un nudo ahora! Pensé que se me había crecido, pero ya veo que ella todavía es la niña de papá. -¡Te dije que yo solo estaba nerviosa antes, en serio! Ahora, ¡vamos a darnos una ducha, padre! -Tal vez debido a que ella no quería que nadie viera cuan colorado estaba su rostro, infló sus mejillas y se dio la vuelta para darle la espalda a ellos dos. Sin embargo, cuando Yokozawa se agachó para recoger los vasitos, Kirishima le habló quedo: -... Gracias por cuidarla. -Solo hice lo obvio; ahora ya vete -respondió a secas esforzándose por ocultar su propio rubor, pero Kirishima debió ver a través de él pues sus hombros se sacudieron por la risa. _______________________________________________________ -Mierda... esto está bastante mal... -suspiró echando un vistazo por sobre el hombro para ver su espalda en el espejo del tocador cuando el timbre sonó anunciando que alguien estaba llamando a su puerta. Apresurándose a ponerse una camisa, vio a través de la mirilla y encontró a Kirishima del otro lado. -¡Aquí estoy~! -¿... Te importaría irte entonces? -Yokozawa consideró a medias cerrar la puerta otra vez ante el modo intencional en que Kirishima se presentó, pero comprendiendo que él haría una escena si lo hacía, eventualmente invitó a pasar al sujeto con solo una poca de desconfianza. -Vamos, yo solo quería intentar presentarme así por una vez en mi vida. Pero ahora que estoy aquí, bebamos un trago. -Ataviado con una de las yukatas suministradas por el hotel, Kirishima alzó la

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mano para mostrar la botella de shouchuu que traía consigo. La bolsa plástica que llevaba en la otra mano parecía estar llena de agua mineral para preparar mizuwari. -¿Y qué diablos es eso? -Lo compré antes en la tienda de abajo. Aparentemente es una especialidad local. -Sí que viniste preparado. -Sabía que Kirishima estuvo husmeando en la tienda, pero no se había imaginado que el sujeto ciertamente fuera a ir a comprar bebidas alcohólicas. Probablemente él había echado un vistazo mientras Yokozawa estuvo ocupado ayudando a Hiyori a elegir suvenirs. -También traje hielo. Y asimismo, me tomé la libertad de tomar prestados algunos de los bocadillos de Hiyori. -Solo asegúrate de comprarle más luego. ¿Ya está durmiendo? -preguntó mientras sacaba dos vasos. -Si. Su batería estaba agotada cuando salió de la sala de baño. Cualquiera estaría exhausto luego de jugar tanto. Por como lucen las cosas, ella no se despertará sino hasta mañana. -En efecto, ella estuvo tambaleándose como un barco a punto de hundirse durante toda la cena en el restaurante del hotel antes. -Ella parecía estar bastante cansada incluso en la cena. Y tú también, debes estar exhausto por el trabajo. Aún nos queda mañana, ¿por qué no regresar temprano? -Bien, gracias a cierta personilla, tomé una buena siesta más temprano en la tarde y me siento bastante recargado. De hecho, puede que se me haya pasado la mano; no estoy ni un poco cansado ahora.

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-Idiota, ya no eres un niño. -Parecía ser que mientras Yokozawa y Hiyori estuvieron jugando, Kirishima realmente se había quedado dormido. -Nah, está bien. Pero vamos, quédate aquí conmigo un rato. Es una orden de tu superior. -Tú no eres mi superior directo, lo sabes. -Seguro, debido a sus roles en la compañía, Kirishima estaba por encima suyo, pero ellos estaban en departamentos completamente diferentes y por ello, el sujeto no estaba en posición de darle órdenes. -Entonces, ¿accederías con pedido sincero de tu amante? -Dios que eres molesto. Si no te quisiera aquí, no te hubiera permitido entrar en primer lugar. -Ooh, ¿qué es esto? Creo que estás manteniendo el factor tsun al mínimo esta noche. -Ya cállate. A decir verdad, Yokozawa tampoco había podido dormir. Con el paso de las horas, su piel quemada por el sol había comenzado a arder e incluso el más mínimo contacto enviaba oleadas de dolor a través de su cuerpo en ese momento. Aunque su rostro y brazos, los cuales ya se habían bronceado, no estaban tan mal, su espalda, que recién se exponía al sol por primera vez este verano, estaba sensible de punta a punta. No esperaba poder dormir como la gente esa noche en absoluto. -Y bien, ¿por qué no llevas una yukata? Yo lo estaba esperando...

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-Era demasiado pequeña; no es como si pudiera remediarlo. ¿Eso es algo que tú generalmente “esperas”? Y, ¿por qué demonios la tuya es tan grande? -Yokozawa raramente encontraba una yukata que le quedara en los hoteles o posadas, así es que siempre llevaba su propia ropa de cama. Pero observando a Kirishima ahora una vez más, el ruedo le llegaba hasta los tobillos y las mangas no eran de un largo extraño. -La que había en nuestra habitación era demasiado pequeña, así que hice que me la cambiaran por otra. Algo bueno, pues yo no traje pijamas. ¿Quieres que pida una para ti también ya que estamos? -No tiene sentido tomarse el trabajo. Probablemente solo los molestaremos si la pedimos a estas horas de la no... ¡ayy! -Yokozawa trató de acomodarse en el sofá dejando escapar un aullido de dolor. Había olvidado por completo su quemadura solar al estar allí hablando con Kirishima. -¿Ves? ¡Te dije que te pusieras protector solar! -rio Kirishima mientras tomaba su mizuwari mirando la expresión de dolor en el rostro de Yokozawa por el rabillo del ojo. -Pensé que estaría bien siempre y cuando me quedara con la camisa puesta... -Seguro, pero te la quitaste casi de inmediato quejándote de que te hacía calor. Tu nuca también está colorada. Pero luego, me imaginé que esto pasaría y te traigo unos regalos. -Kirishima agitó una botella de lo que resultó ser gel refrescante para tratar quemaduras por exposición solar-. Traje algunos productos para niños solo por si acaso, pero parece que Hiyo no lo necesitaba. ¿Quieres que te lo aplique en la espalda por ti?

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-Está bien, lo haré yo mismo. -Yokozawa sacó la botella de las manos de Kirishima; si él fuera a pedirle al sujeto que hiciera eso, no había forma de decir qué clase de libertades se tomaría. La quemadura solar se debía a exposición a rayos UV, así que la única forma de conseguir algún tipo de alivio era simplemente enfriar su cuerpo. Levantándose la camisa, comenzó a aplicar el gel refrescante en su piel. Dado que este era un producto para niños, carecía del elemento mentolado, pero aún era lo suficientemente refrescante como para sentirse bien. Sin embargo, tenía que estirarse para alcanzar las partes de su espalda más severamente dañadas. -Te dije que yo lo haría por ti; vamos, dámelo. -¡Y yo dije que está bien! -Dios que eres tan condenadamente tímido. -¡Sigo diciéndote que no soy tímido! -Yokozawa se acomodó de nuevo la camisa y se volteó para esconder su espalda. Era ridículo, había estado retozando toda la tarde llevando tan solo un par de ligeros shorts de baño, ¿y ahora se sentía incómodo? Haciendo un esfuerzo por ocultar su vergüenza, cambió de tema por su cuenta-. Aun así, debimos arreglar las cosas con esos vándalos de antes. Diablos, yo iba a agarrarlos y entregarlos a la policía. -No es como si pudiéramos remediarlo. Después de todo, yo no tenía la más mínima idea de que los estaban buscando por otros crímenes. – Ellos se habían puesto en contacto con las autoridades por los mocosos y fue allí cuando les notificaron sobre otros incidentes desafortunados que involucraban a los muchachos. Parecía que ellos habían estado apuntándole a niños de familias que estaban de visita en la playa extorsionándolos para sacarles dinero. La razón por la cual aún

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no les habían atrapado todavía se debía probablemente a que todas sus víctimas habían sido turistas esperando evitar cualquier inconveniente al no hacer una denuncia policial. De seguro que a Hiyori la asustaron pero dado que no la habían lastimado y no le habían robado en realidad, aparentemente era difícil para la policía involucrarse. Sin embargo, en un esfuerzo por hacer tanto como pudieran para ayudar, ellos habían tomado la fotografía que Kirishima les hubiera sacado a los muchachos. -Espero que consigan atraparlos pronto, al menos... -Dada su forma de actuar, estoy seguro de que pronto saldrán de su escondite. Después de todo, ellos dijeron que aumentarían el número de oficiales patrullando, así que dudo que permanezcan libres por mucho tiempo. -... Y bien, ¿Hiyo mencionó estar asustada desde entonces? -Esa era la única cosa que le preocupaba verdaderamente. Aun si ella no sufriera ningún daño físico, pudiera ser que se ganara algunas cicatrices emocionales. Temiendo que hacer mucho alboroto por el asunto solo le pesaría a Hiyori, Yokozawa evitó tocar la discusión en absoluto. -Tú apareciste rápidamente, así que dudo que ella haya sufrido ningún trauma o algo. Muy por el contrario, ella seguía hablando una y otra vez de cuan increíble había estado su Oniichan. Debo admitir que para ser honesto me sentí realmente un poco celoso. -¿Perdón? ¿Cuál demonios es el punto en estar celoso de tu propia hija? -Yokozawa se quedó boquiabierto por el shock ante la confesión de Kirishima. Aunque en principio consideró que solo se trataba de una broma de mal gusto, parecía que él en realidad estaba un poco irritado. Honestamente, hay límites para comportarse como niño.

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-¿Puedes culparme? Yo también quería verte actuando como todo un chico malo. -¿“Un chico malo”...? Sabes, yo no hice mucho. De hecho, si yo no le hubiera quitado los ojos de encima a Hiyori... -Si él no se hubiera permitido separarse de Hiyori, ella no tendría que haber pasado por una experiencia tan horrenda, se recordó Yokozawa desalentado. Que ella hubiera experimentado algo tan horrible en el viaje que tanto anhelara era la última cosa que él hubiera deseado. -Quizás, pero tú la salvaste, así que todo salió bien al final, ¿cierto? Aparte, yo soy su padre, yo mismo debí estar cuidándola. Cuando lo piensas, yo soy quien está en falta aquí. -Eso es... -Yokozawa trató de refutar su punto, antes de darse cuenta de que esta era solo una discusión sin fin. Mientras se tragaba sus palabras, Kirishima terminó la conversación por sí mismo. -Solo, dejemos de discutir sobre quien está en falta. Después de todo, probablemente tú termines pateándote el trasero incluso si yo no digo nada. Además, los que realmente están en falta son esos vándalos. -... Tienes razón. -Kirishima obviamente había visto a través de Yokozawa, leyendo sus intenciones como un libro, y siempre terminaba consiguiendo sobrepasarlo. -Y en serio, creo que Hiyo estaba más preocupada por como accidentalmente me llamó “papá”. ¿Crees que bromeé demasiado? -Sabes, si no lo controlas, ella comenzará a odiarte.

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Aunque Yokozawa solo resaltó la peculiaridad haciendo un esfuerzo por distraerla de sus preocupaciones, se estaba dando cuenta de que podía ser que él en realidad haya herido sus sentimientos. -Estoy seguro de que está bien. Aunque en algunos años más ella probablemente no ya quiera tomase de las manos conmigo... Ugh, supongo que esto significa que tendremos que terminar con estos viajes durante la escuela primaria, ah... Yokozawa sintió que su corazón se estrujaba ante el obvio desaliento de Kirishima. Parecía que él aún se estaba preocupando por lo que Yokozawa dijera antes; pensando que tal vez había ido demasiado lejos, trató de alentarlo. -... Vamos, estoy seguro de que Hiyo estará bien. -¿Hum? -Después de todo, ella está loca por ti; nunca te llamaría “asqueroso” o algo así. No con la forma en que ella alardea de ti a tus espaldas. -¿... Estás tratando de levantarme los ánimos? -¿Tienes algún problema con eso? -Yokozawa se puso incómodo bajo la mirada lasciva que Kirishima estaba posando en él. -Supongo que realmente soy amado, ¿ah? -No te dejes llevar. -Venga, no te avergüences~. Kirishima le dio una palmada en la espalda: -¡¡Ayy...!! -y Yokozawa soltó un aullido de dolor. La piel que ardía por su quemadura solar

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estaba excesivamente sensible, incluso al más leve de los roces. Yokozawa volvió una mirada de reproche a Kirishima, quien inmediatamente ofreció una irónica sonrisa de vergüenza. -Ah, lo siento, fue mi culpa. Lo olvidé. -¡Ya dame un maldito respiro; si hiciste eso a propósito te juro que yo...! -Gracias al gel, una gran parte del ardor se había aliviado, pero las porciones de su espalda que él no pudo alcanzar aún dolían ferozmente. En este punto, era mejor tomar otra ducha de agua fría. -... Tomaré otra ducha. No puedo dormir así. -De seguro todo el gel que se había aplicado se iría bajo la ducha, pero él esperaba aprovechar esta oportunidad para calmar tanto su cuerpo como su mente. Entró en el cuarto de baño quitándose la ropa y tirándolas a un lado, luego se empapó con agua fría desde la cabeza a los pies. Mientras su enardecido cuerpo se enfriaba bajo la ducha, el dolor comenzó a ceder. Ahora que el dolor era menos intenso que antes, probablemente podría dormir, siempre y cuando permaneciera boca abajo. Yokozawa se quedó de pie allí, dejando que la ducha cayera sobre él como un monje en entrenamiento, cuando se dio cuenta de que la puerta de vidrio se estaba abriendo. Volteándose preocupado, encontró a Kirishima parado justo detrás de él.

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-¡¿Qu-qué demonios estás haciendo?! -Yo también voy a entrar; hazte a un lado. -Kirishima ya se había quitado su yukata y su ropa interior, abriéndose camino en la cabina de ducha completamente desnudo y, aunque no era precisamente la primera vez que Yokozawa lo veía en tales condiciones, él inconscientemente desvió la mirada. -¡Si quieres darte una ducha, usa tu propia bañera! -El compartimiento era demasiado pequeño para acomodar cómodamente a dos hombres de más de un metro ochenta de altura. Al pararse bloqueando la puerta como lo hacía Kirishima, evitaba que nadie más entrara o saliera. -... Tienes que saber que no estoy aquí por una ducha, ¿cierto? -¡En-entonces al menos espérame afuera! Los brazos de Kirishima rodearon sus flancos para acomodarse en sus caderas acercándolo para susurrarle al oído: -Ya no puedo esperar más. -¡¿...?! -Yokozawa se quedó sin aliento ante la confesión. -Recuerdas que te dije... que era mejor que te prepararas, ¿cierto? ¿Qué tal te fue con esas fantasías? -¿Quién demonios haría...? -Tú lo harías; al menos eso es lo que sugiere tu rostro. -No lo hice. -Y ciertamente, no se había consentido con ninguna fantasía en concreto. En efecto, no pudo hacerlo. No tenía suficiente experiencia para siquiera tratar de imaginar. Incluso si tenía los

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conocimientos básicos de lo que podría suceder, resultaba difícil ponerse en esa situación. -Y bien... ¿qué imaginaste? -¡Ya te dije que no lo hice...! -Yokozawa agachó la cabeza, desesperado por evitar que Kirishima viera su rostro, y en represalia, Kirishima dejó un suave beso en su nuca. La piel, ya ardiente por la quemadura, se puso aún más caliente ahora. -Yo mismo imaginé toda clase de cosas. Sobre lo que te haría... -¡¡!! -Pero primero, te lavaré el cuerpo. -Gracias pero no, gracias; no soy un niño. -No te preocupes, me aseguraré de hacerte cosas que nunca le haría a un niño. -Eso no es lo que quiero decir. -Pero sus protestas parecían caer en oídos sordos, y tomando en mano el jabón de cortesía, Kirishima hizo espuma y lentamente comenzó a esparcirlo en su espalda. Las palmas de sus manos lo rozaban suavemente para no agravar su piel sensible dando origen a sensaciones totalmente nuevas. Yokozawa luchó por contener los suspiros que amenazaban con escapar de sus labios, pero las manos de Kirishima continuaron su sensual asalto. -Rayos, estás realmente quemado... Ahora incluso tienes líneas blancas por tus shorts. -¡No... las toques! -Yokozawa golpeó los dedos que comenzaban a repasar las líneas alrededor de sus caderas pero fallaron en alejar completamente a Kirishima; él debió agarrarlo por las muñecas para

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detener sus movimientos por completo-. Oye. Espera. -A pesar de saber perfectamente bien que era bastante inútil ordenarle que se detuviera, él no podía simplemente permanecer allí parado y soportarlo. Pero como era de esperarse, Kirishima continuó presionando, haciendo caso omiso de sus deseos. Sus dedos se contornearon sobre él como entes vivientes, llevando a Yokozawa a nuevas alturas, y la sensación de aquello combinado con el suave deslizamiento del jabón casi lleva a Yokozawa a gritar: -¡Ha... ng...! -¿Sabes...? Puedes ser tan ruidoso como quieras aquí. Nadie te escuchará fuera. No tienes por qué contenerte como siempre. -¡¡!! -Sin importar el hecho de que nadie más podría oírlo, no podía soportar permitirse gritar en un tono humillante. Después de todo, la persona que menos quería que lo oyera en tales condiciones estaba parado allí mismo. -Ya... basta... -¿Y qué bien nos haría eso a ninguno de los dos? ¿Qué, quieres dejarme que te vea mientras te haces una paja? -¿Quién diablos te permitiría...? -Supongo que tienes razón. Después de todo, yo soy mejor en eso. -Eso no es lo que yo... -Pero Kirishima rozó sus dedos sobre la punta de su hombría y la espina dorsal de Yokozawa se derritió. Apretando los dientes, contuvo el gemido que amenazaba con escapar de sus labios mientras las manos de Kirishima exploraban más allá.

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Si Yokozawa dejaba que todos sus pensamientos y lógica se esfumaran, podría pasar por esto sin sentirse tan avergonzado todo el tiempo; pero por alguna razón, siempre estaba tan exageradamente consciente de las acciones de Kirishima. Diablos, los niños de secundaria de hoy en día eran probablemente más sofisticados que Yokozawa en este punto. Quizás si ellos no estuvieran tan alejados en edad, no estaría tan consciente; la forma en que Kirishima le recalcaba la diferencia en sus niveles de experiencia solo agravaba este complejo en él. -Eso es... suficiente... -Bueno, eso fue rápido. -Cierra... el pico... -Su respiración salía en forma de jadeos pero al menos le quedaba fuerza suficiente para escupir una o dos maldiciones. Su cuerpo, que acababa de ser enfriado bajo la ducha, estaba calentándose incesantemente una vez más y en este punto, estaba listo para explotar con el calor acumulándose en su interior. Desesperado por llegar a un fin, se encontró incapaz de contenerse más, y cuando Kirishima lo agarró con firmeza, todo frente a sus ojos se puso en blanco: -Ha... ah... ¡ngh! Yokozawa alcanzó el clímax con ansias estremeciéndose mientras fluían hilos blancos. Al fin, su temblor se calmó y soltó un suspiro en el despertar de su clímax dejando que la sensación de liberación y languidez se filtraran a través de su cuerpo. Sin embargo, justo como consiguiera finalmente que su respiración regresara a la normalidad, Kirishima lo congració con palabras de elogio: -Buen chico~. -Calla. -El cumplido, que parecía más adecuado para un niño que acababa de conseguir pararse de manos, molestaba, y lentamente

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Yokozawa extendió la mano para cerrar el grifo de la ducha. Los blancos hilos de la eyaculación de Yokozawa se mezclaron con las burbujas que caían sobre su cuerpo y se arremolinaron juntos por el drenaje; mientras permanecía de pie bajo la ducha fría también su mente comenzó a enfriarse. Luego de varios largos minutos, cuando finalmente se calmó, giró su mirada hacia un lado y se sobresaltó: -... Y bien, ¿qué harás con esto? -La hombría de Kirishima, justo en su campo de visión, se proyectaba hacia arriba casi cómicamente erecta y deseosa, y su postura abierta y descarada dejó a Yokozawa sintiéndose extrañamente avergonzado, incapaz de fijar su mirada directamente a pesar del hecho de que ambos eran hombres-. Te encargarás de ello, por supuesto. Ahora veamos... en vista de que es una ocasión especial, ¿quizás haga que me satisfagas oralmente? Kirishima estiró su mano y agarró el mentón de Yokozawa, el sugerente brillo en sus ojos y el modo en que pasó un dedo siguiendo la línea de su labio inferior envió un estremecimiento de anticipación a lo largo de su espina dorsal. -... Peeeero estoy bastante seguro de que eso será demasiado reto para ti. Después de todo, dudo que jamás hayas hecho eso. -Yo... puedo manejar eso, al menos -protestó Yokozawa por reflejo. Quizás esa fue la intención de Kirishima desde el vamos, desafiarlo a aceptar, pero Yokozawa al menos entendía bastante bien que eso era más que nada desesperación de su parte. El remordimiento inmediatamente colmó su interior pero no tenía ninguna intención de retirar lo que acababa de jurar-. Pero no quiero oír ninguna queja si apesto haciéndolo. Se arrodilló en el lugar y estiró una mano para agarrar la hombría de Kirishima, entonces Kirishima, inusualmente nervioso, respondió: -¿Estás... estás hablando en serio?

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-¿En serio crees que yo bromearía con algo como esto? -No tienes porqué esforzarte, en serio. -El tono vacilante en su voz sugería que su desafío de antes no había sido más que una broma. Quizás él asumió que Yokozawa simplemente estaba entonado en ese momento, pero él no había ingerido suficiente alcohol esa noche como para afectar su juicio. Si estaba embriagado de algo, probablemente sería el viaje en sí mismo. -Cállate si no quieres que te muerda -le recordó con agudeza, luego volteó el rostro y acalló la parte de él que quería acobardarse antes de abrir su boca ampliamente. Repasó su lengua sobre el dorso de la hombría de Kirishima, lamiendo en línea recta por sobre la cabeza hasta la punta. -¡¿En serio que tú...?! -Los murmullos de incredulidad de Kirishima llegaron hasta los oídos de Yokozawa y ciertamente, él mismo tenía dificultades para creer cuan precipitadamente se comportaba esa noche. Esta era la primera vez en su vida que él intentaba practicar la felación; aunque nunca se sintió particularmente asqueado al pensar en ponerlo en práctica, cada vez que se puso en esa situación mentalmente, se sintió débil por la sensación de sentirse abrumado. -Si... si es demasiado para ti, puedes detenerte cuando quieras, ¿entiendes? -Te dije que te callaras. Yokozawa nunca tuvo sentimientos por mucha gente antes, así que aunque no podía estar enteramente seguro de que era, estaba bastante seguro de que no era gay. Después de todo, nunca se sintió excitado por el cuerpo de otro hombre cualquiera y también tuvo una o dos

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novias con los años. Diablos, nunca hubiera imaginado antes de ese día que jamás tendría razones para introducir el pene de otro hombre en su boca. Ni siquiera se lo habían practicado a él tan a menudo tampoco, y mientras recordaba que Kirishima podía contarse a sí mismo como una de esas pocas parejas, hizo a un lado los sentimientos de vergüenza que amenazaban con despertarse y continuó moviendo su lengua alrededor de él con insistencia. -Ngh... haa...

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Yokozawa echó un vistazo hacia arriba con los ojos entreabiertos para encontrar las cejas de Kirishima juntas casi dolorosamente y con su respiración forzada y entrecortada; sin importar cuan mala fuera la técnica de Yokozawa, Kirishima obviamente estaba siendo encendido por esta, lo cual alivió a Yokozawa infinitamente. Habiendo llegado tan lejos, Yokozawa juró hacer que el sujeto alcanzara el clímax aunque fuera solo por pura fuerza de voluntad y mientras chupaba con impaciencia la punta, la hombría de Kirishima se expandió en su boca. El roce de piel con piel, el calor, el pulso que podía sentir con su contacto disparó la sangre a su cabeza. -¡Nn... hngh...! -Los dedos que Kirishima hubiera hundido en sus cabellos se deslizaron hacia su nuca y Yokozawa desdeñó las suaves cosquillas antes de alejar sus dedos cuando las atenciones hicieron que perdiera su enfoque. Ahora determinado, puso a trabajar su lengua incluso con más ferocidad, obligando desesperadamente a que Kirishima fuera más y más lejos. Pero aunque estaba bastante cómodo comenzando todo este proceso, no tenía enteramente claro como terminarlo. Trató de recordar las veces que se lo hicieran a él, pero siempre estuvo totalmente abrumado y no podía recordar ningún detalle. Además, no podía precisamente preguntárselo al sujeto ahora mismo; nunca hubiera imaginado que estaría luchando más con la confusión que con la vergüenza en ese punto. Luego de un debate interno, decidió terminarlo haciendo que Kirishima alcanzara el clímax con sus manos como siempre y calculando su tiempo con cuidado, hizo un movimiento para retirar su boca, cuando encontró su cabeza firmemente sujeta en posición. -¡...!

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Kirishima estuvo parado tranquilo y de lo más bien todo ese tiempo pero ahora comenzó a penetrar la garganta de Yokozawa y justo cuando la sensación de la hombría de Kirishima raspando el techo de su boca se volvió casi insoportable su boca se llenó con chorros de un líquido tibio. -¡¿?! -Nerviosamente tragó lo que pudo y hacia el final el agarre de Kirishima se debilitó. Yokozawa alzó la vista de repente y soltó una tos de ahogado limpiando sus labios con el dorso de su mano-. ¡¿Qué mierda estabas...?! -Lo siento... no pude evitarlo... -¡Con un demonio que “no pudiste evitarlo”, lo hiciste a propósito! -Por más que tratara de negarlo, Yokozawa sintió una definitiva intención voluntaria en el agarre de Kirishima. Su garganta aún se sentía como si algo estuviera raspando contra su superficie y aunque tragar no hubiera sido enteramente desagradable para él, las agallas que tenía el tipo de intentar hacerle una jugada, molestaba más que nada. Yokozawa fulminó a Kirishima con su mirada, quien retornara una disculpa enteramente sin remordimiento: -Te dije que fue mi culpa, así que, ¿quieres que yo también te lo haga para compensarte? -¡Gra-gracias, pero no, gracias! -Yokozawa intentó escurrirse fuera de la cabina pero su pie inmediatamente se chocó con la puerta de vidrio; sabía que no había donde escapar. -Ya, ya, no seas tímido. Tenemos toda la noche. -¡...!

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Yokozawa se quedó sin aliento, entonces Kirishima tomó su mentón en una de sus manos llevándolo hacia adelante. Yokozawa no podía apartarse de esa mirada candente que Kirishima posó en él.

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Capítulo VI

Luego de que Yokozawa regresara de sus vacaciones veraniegas, la oficina estaba más desierta de lo usual, probablemente debido a que muchos otros empleados tuvieron la misma idea y estaban en medio de sus propias vacaciones en ese momento. -... Sí que está tranquilo. -Aunque en general no estaba precisamente desbordante de actividad, la falta de gente significaba que casi no había ningún ruido en absoluto. Sus vacaciones en sí habían sido bastante placenteras; aparte del desagradable encuentro con los vándalos, hubiera calificado sus vacaciones con la más alta puntuación. Más que nada, estaba contento de haber visto a Hiyori realmente disfrutando. Yokozawa verdaderamente se había agotado tratando de seguir el ritmo de las energías de una niña de primaria, pero, no obstante, había podido sacudirse horondamente todo el estrés que había acumulado en el trabajo. Sin embargo, su único lamento recaía en el hecho de que había sido incapaz de interrogar correctamente a Kirishima, conformándose en cambio con una disputa banal. Incluso durante sus vacaciones, el teléfono celular de Kirishima había vibrado ocasionalmente con la llegada de mensajes de texto y llamadas. Considerando la frecuencia con la cual él generalmente recibía tales atenciones, resultaba claramente fuera de lo común. Dado que Kirishima había apagado su teléfono completamente en medio de su viaje, Yokozawa no podía sacar ninguna conclusión después de eso, pero no creía precisamente que aquellas hubieran cesado por completo. Él intentó abordar el tema varias veces, pero Kirishima siempre hacía a un lado sus preocupaciones con ligereza y su actitud testaruda provocó en consecuencia una vena obstinada en Yokozawa también, lo cual no era precisamente lo ideal.

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Haciendo memoria, tal vez él no había expresado bien su pregunta; el enfado que no fuera capaz de suprimir le llevó a oírse como si estuviera cuestionando al sujeto. -Tú estás ocultándome algo, ¿no es así? -Si lo que quieres es un “sí” o “no” por respuesta... entonces supongo que tendría que ser “sí”. Pero tú mismo tienes unas cuantas cosas que no me estás diciendo, ¿no es así? -No le busques tres patas al gato, sabes que no estoy hablando de eso. Pero hay algo con lo que estás teniendo dificultades, ¿no? Ante el comentario de Yokozawa, Kirishima le mostró una pequeña sonrisa por alguna razón, antes de responderle brevemente a un desconcertado Yokozawa: -Aprecio la intención, pero incluso si hubiera algún problema, no tiene nada que ver contigo. Yokozawa se quedó atónito ante la expresión de Kirishima y su voz tomó un tono involuntariamente severo: -¿Qué no tiene nada que ver conmigo? ¿Hablas en serio? -Estoy diciendo que es mi problema. -¿Y qué, yo solo estoy molestándote con mi preocupación? -Yo nunca dije eso; solo que, no tiene sentido que te lo diga. -... De acuerdo, ¡cómo quieras! -Esto era lo único que podía decir luego de que fuera total y completamente excluido de esa forma. Yokozawa consiguió ocultarle su disputa a Hiyori, pero ella era una personita muy astuta y fácilmente podría haber captado algo.

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-No soy lo suficientemente confiable... ¿eso es lo que está sugiriendo...? Todavía no habían pasado ni seis meses enteros desde que comenzaran a salir ellos dos, pero esta era la primera vez que Kirishima le ocultaba algo a propósito de esta forma. Por supuesto, ambos tenían sus vidas privadas y todo eso; no había necesidad de ser completamente abiertos con absolutamente todo. Pero esta vez, por alguna razón, él sencillamente no podía sacudirse esa sensación de que algo andaba mal, y ese sentimiento dio lugar a la preocupación y la desconfianza, evitando que Yokozawa se quedara tranquilo. Probablemente él debería esperar a que Kirishima llegara a sentirse con ganas de discutir lo que fuere que estuviera sucediendo. Después de todo, era su maldito problema si se permitía que la preocupación le consumiera todo el día, todos los días cuando algo se le metía en la cabeza. Tal vez era esa inmadurez en si misma lo que Kirishima juzgaba poco confiable. -... Sin importar cuanto lo intentara, nunca sería capaz de compensar la diferencia en el tiempo que ambos llevaban vivido en este mundo; y para el momento en que él tuviera la edad de Kirishima, el mismo Kirishima estaría aún más lejos en el camino. Inicialmente nunca pensó que llegaría el día en que estaría tan preocupado por la diferencia de edad entre él y Kirishima. Esta intolerancia suya era tan condenadamente frustrante... ¿por qué no podía sencillamente sosegarse? Aunque en ese momento no estaban precisamente en buenos términos, realmente deseaba deshacerse de esa atmósfera incómoda entre ellos tan pronto como fuera posible. Pero hasta que ellos resolvieran la razón por la cual se pelearan en primer lugar, no podrían conseguir una verdadera solución.

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-Maldición... -Había llegado al piso de manga shoujo con ánimos de irritación. Como casi en todos lados, este piso también estaba vacío en gran parte, y el único que quedaba a cargo de las oficinas de Esmeralda en ese entonces parecía ser Hatori. -Hola. ¿Adónde fue Masamune? -Ah, Yokozawa-san. Si está buscando a Takano-san, él está en una reunión en este momento. Estoy seguro de que estará de regreso a la brevedad pero, ¿le gustaría que tome el mensaje en su lugar? -El hecho de que no preguntara si a Yokozawa le gustaría esperar o no probablemente se debía a que él comprendía la naturaleza impaciente de Yokozawa. -No, yo le enviaré un mensaje de texto. Y toma, es un suvenir así que siéntete libre de compartirlo con los demás editores. -No debió hacerlo. -Yokozawa había llevado un surtido de dulces que podían encontrarse en casi cualquier zona turística. Se suponía que él recogería a Sorata esa noche, luego de que le pidiera a Takano que lo cuidara mientras estaba fuera, y quiso preguntarle a Takano sobre su disponibilidad mientras pasaba los suvenirs cuando se diera una vuelta por las oficinas del departamento de edición Esmeralda, pero al parecer había llegado en mal momento. -Bueno, lamento las molestias. -Yokozawa giró sobre sus talones para regresar al piso de ventas, cuando Hatori le llamó. -Discúlpeme pero, ¿Yokozawa-san? ¿Podría esperar tan solo un momento? -¿Qué sucede? -Mientras se volteaba, Hatori rebuscó en su bolso ubicado a sus pies, sacando eventualmente algo que le ofreció a Yokozawa.

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-¿Le gustaría usar esto? -¿Ah? -Es el que yo solía usar, pero se me ocurrió que podría serle útil a usted también, ya que tiene bastantes recetas sencillas y fáciles de poner en práctica. -Hatori le pasó lo que parecía ser un libro de cocina. Por la tapa y el título, parecía estar dirigido a principiantes, y hojeándolo encontró que era tan fácil de usar como asegurara Hatori. -Esto será de gran ayuda, ¿cuándo debería devolverlo? -Yokozawa estaba agradecido por su consideración al recordar una conversación tan despreocupada y luego llevar esto desde su casa. Las imágenes de los platos terminados que acompañaran el texto eran todas de colores hermosos con un gran gusto; esto sin duda sería una maravillosa referencia. Yokozawa podía decir por su encuadernación que ese libro había sido muy usado con el paso de los años. -Oh, no; puede quedárselo. Después de todo, yo he memorizado prácticamente todas las recetas. Me hubiera gustado ofrecerle una copia nueva, pero al parecer ya se encuentra agotado, así que aunque ciertamente no se encuentre en el mejor de los estados... -¿Estás seguro? Muchísimas gracias, ¡y se encuentra en un estado perfectamente decente! -Seguro, tenía unas cuantas manchas de aceite allí y aquí, pero realmente tenía que buscárselas para notarlas. Se trataba de Hatori, después de todo, no cabía duda de que lo había usado a conciencia. -No es necesario que me lo agradezca, en serio; yo debería ser quien le agradezca a usted por ayudarme el otro día. Considérelo una muestra de mi gratitud. -¿Gratitud? ¿Hice algo... yo?

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-Gracias a su consejo, pudimos arreglar un nuevo emprendimiento. -¿Consejo? Ah... bueno, yo solo estaba haciendo de consejera sentimental. -Fue allí cuando recordó la conversación que tuvieran en la sala de descanso hacía ya varios días. No había sido mucho, pero parecía ser que Hatori se sentía en deuda con Yokozawa por ello. -Y estoy seguro de que debió ser usted quien habló del tema con la compañía productora, ¿estoy en lo correcto? -¿Ah? Yo no hice nada; pero lo que sea, si todo parece estar yendo bien, entonces eso está de maravillas. -Todo lo que él había hecho fue charlar con un colega que trabajaba para una productora de anime y, naturalmente, no había dicho ni una sola palabra sobre ningún título en específico. Pero el sujeto era astuto, así que debió atar algunos cabos entre la conversación y los rumores que había oído en su línea de trabajo. Si hubo averiguaciones por parte de ese hombre, solo era un testimonio del poder que tenían los trabajos de Hatori para cautivar a los demás. Sin embargo, poder haber sido de ayuda a otros dejó a Yokozawa, quien casi perdiera toda su confianza en sí mismo, sintiéndose como si hubiera disipado algo de la niebla que le hubiera rodeado. -Hazme una llamada luego cuando hayas comenzado a arreglar las cosas. No escatimaré esfuerzos para ayudar. -Entonces, espero que podamos trabajar bien juntos. Mientras se dirigía de regreso al piso de ventas, hojeó el libro de recetas que acababa de recibir, encontrando una buena cantidad de ellas que lucían como si fueran a agradar al paladar de un niño.

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-... Rayos, este tipo tiene unos gustos inesperadamente infantiles, ah... -Las páginas que llevaban marcas de haber sido consultadas más a menudo eran principalmente platos tales como hamburguesa con salsa demi-glacé y pastel de carne, los cuales generalmente se encuentran en los menús para niños. Sacudiendo la cabeza en shock ante los sorprendentes gustos culinarios de Hatori, volvió sus pensamientos hacia que servir en la fiesta de cumpleaños de Hiyori. Él necesitaría comenzar a prepararse ahora para asegurarse de que no se pusiera nervioso y la arruinara ese día. Había ingredientes que comprar, después de todo, y necesitaba asegurarse de consultar con sus amigas sobre aquello que les gustaba y lo que no como así también sobre la existencia de alergias. Yokozawa tenía toda intención de hacer que Kirishima le ayudara, a pesar del hecho de que el sujeto no podía cocinar nada que valiera la pena. Aun si él no podía pelar una manzana, debería por lo menos ser capaz de cuidar una cacerola. Después de todo, hacer las veces de mesero era su trabajo como el padre de Hiyori. Mientras comenzaba a repartir las tareas en su mente, alcanzó a oír la disgustada voz de Henmi: -¡Ah, Yokozawa-san! ¿Dónde estaba? ¡Si va a dejar su escritorio, por favor hágamelo saber! -Volví enseguida, ¿pasó algo? -Había recorrido el camino de regreso al piso de ventas sumido en sus pensamientos e inmediatamente se preparó para más problemas potenciales que fueran a asomar su fea cabeza. -No pasó “nada”, pero usted dijo que revisaría mi propuesta, ¿se acuerda? -Oh, cierto; eso sí hice. ¿Ya terminaste? -En ese momento recordó que le pidieron tal favor temprano en la mañana.

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-¡Lo hice perfecto esta vez! Oh, también, hace un rato recibió una llamada de una de las librerías. Yo apunté los detalles para usted, así que por favor, devuelva la llamada. -Lo haré. -Tomó los materiales unidos con un clip de manos de un Henmi que brillara de confianza y revisó la nota pegada a su computadora. Aparentemente ellos querían discutir una campaña para una serie de manga que se lanzaría en dos meses. Yokozawa hizo por sacar su agenda de su bolso, cuando recordó que todavía no había pasado los suvenirs que comprara para el departamento de ventas: -Oh, cierto, Henmi. -¿Sí? -Toma, son suvenirs. Lo siento pero, ¿te importaría pasárselos a todos cuando tengas tiempo? -¡Guau, gracias! ¡Podemos comerlos como bocadillos cuando todos regresen! -Y a pesar de la sugerencia de compartirlos más tarde, el sujeto comenzó a husmear en la bolsa de papel-. ¡Pero usted realmente se ha bronceado! ¿Se fue a la playa? -... Sí, supongo que se podría decir que sí -replicó vagamente. Si se supiera que fue de viaje con Kirishima, no había forma de predecir qué cosas comenzaría a decir la gente. -¡Si está casi moreno! Podría pasar por un oso pardo. ¡O incluso por un oso grizzli! ¡Es incluso más intimidante ahora! -¿... Se supone que eso es un cumplido? -Él mismo pensó que se le había pasado la mano con el bronceado, pero nunca hubiera pensado que se encontraría siendo comparado con un oso grizzli.

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Cuando le preguntara al insistente Henmi al respecto, le replicaron con toda seriedad: -¡Por supuesto que es un cumplido! Quizás yo también vaya a la playa para broncearme... Yokozawa pretendía que su tono de voz comunicara cuan irritado estaba, pero parecía que había caído en oídos sordos. A veces se encontraba boquiabierto del asombro ante la despreocupada densidad de Henmi: -Los cabeza hueca como tú son todos... -¿Dijo algo? -Olvídalo. Estaba hablando solo. -¿Ah? Espere, estos se parecen mucho a los que me dieron en la división editorial Japun... -¿Qué diablos haces metiendo tus narices en las oficinas de Japun? -Las muestras a color de los materiales para una campaña finalmente llegaron, así que yo me di una vuelta hace un rato para que ellos le echaran un vistazo, y resultó ser justo cuando Kirishima-san estaba pasando unos suvenirs que él mismo había traído, así que yo me quedé con uno. Podría ser que Henmi fuera más duro que una pared de ladrillos cuando de captar las quejas de la gente sobre él se trataba, pero podía ser estúpidamente astuto en otros extraños aspectos; un hecho que desconcertaba a Yokozawa. Yokozawa había comprado los suvenirs basándose en el precio y el número incluido en el paquete; comprar presentes para todos en las diferentes divisiones requería un cierto número de base, después de todo, y esta era probablemente la razón por la cual él y Kirishima terminaron comprando artículos similares. Gracias al cielo que él había

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extremado las precauciones para asegurarse de comprar algo que no mencionara el lugar en el cual los había adquirido. Yokozawa reprimió su agitación, replicando despreocupadamente: -Bueno, la mayoría de los suvenirs se ven iguales sin importar de donde sean, ¿cierto? -Su actuación había mejorado enormemente en comparación con el pasado. Después de todo, no era precisamente fácil guardar un secreto. Sin embargo, afortunadamente Henmi no parecía haber notado ningún cambio en el semblante de Yokozawa y así él suspiro con alivio. -Es verdad. Hay algunos por ahí dando vueltas que parece como si hubieran sido fabricados en lugares turísticos, a decir del envoltorio, pero después de todo son solo productos locales. Recuerdo que una vez fui a un parque temático y cuando revisé la parte de atrás de los suvenirs que compré, ¡me di con que fueron hechos en una fábrica cerca de mi propia casa! ¡Estaba totalmente deprimido! -¿Qué importancia tiene donde fueran hechos siempre y cuando tengan buen sabor? -¡No puede decir eso! ¡Los suvenirs son parte de los recuerdos de un viaje! ¡Sabe, su novia lo botará si sigue siendo tan insensible! La insistencia de Henmi era un tanto sospechosa así que Yokozawa le hizo una pregunta: -Espera, ¿es que acaso te dejó alguna chica porque pelearon por algo así? Henmi se puso evidentemente nervioso: -¡Por-por supuesto que no! ¡Por favor, no haga sugerencias tan ridículas! -Ooh, ya entiendo. Ya me parecía que estabas tomando esto muy en serio, ¡pero ahora veo que estás hablando por experiencia!

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-¡Ya le dije que no es así! ¡Por favor, solo apresúrese y revise mi propuesta! -Sí, sí... El hecho de que el sujeto luciera como si estuviera al borde de las lágrimas le dio pie a Yokozawa para pensar que las cosas no habían salido bien y juzgando que daba lástima continuar presionándolo al respecto, Yokozawa finalmente cedió. _______________________________________________________ Cuando Yokozawa mostró su cara en el departamento de Takano, Sorata ya se había puesto en el interior de su jaula por su propia voluntad. Aunque nunca había sido particularmente reacio a entrar en la jaula, esta era la primera vez que Yokozawa lo veía tomar la iniciativa de este modo. Quizás él estaba así de ansioso de volver a ver a Hiyori; en efecto, ella parecía igual de emocionada por ver a Sorata, enviando un mensaje de texto a Yokozawa hacía tan solo un ratito diciendo “¿A qué hora estarás de regreso en casa?” -[...] y bien, estaba peleando con mi esposa y cuando estaba empezando a hacerme un nudo ante esto, el menor intervino, ¿vio? -Ah, ¿así que lo hizo? -El conductor del taxi había estado entreteniendo a Yokozawa con historias de su propio gato desde hacía un rato. Al parecer tenía dos, uno negro y otro atigrado, los cuales aparentemente habían sido adoptados por su hija. El sujeto incluso le mostró una fotografía de ellos a Yokozawa mientras estaban detenidos en un semáforo. Yokozawa había llamado a un taxi para regresar a casa por adelantado, antes de ir a buscar a Sorata. La mayoría de las veces, no era demasiado problema conseguir que el conductor le permitiera viajar con un gato, siempre y cuando estuviera en una jaula, pero siempre existía la

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posibilidad de que le tocara un conductor con alergias o uno al que directamente no le gustaran los animales. Por lo tanto, él siempre tenía a mano el número de teléfono de un servicio de taxis que permitía que las mascotas viajaran en el carro. El conductor de esa noche parecía ser un amante de los gatos hasta el tuétano y comenzó una charla por su cuenta. Aunque esto era mejor a que le tocara un conductor que odiara los animales, su conversación al estilo metralleta, sin miras de detenerse, realmente estaba comenzando a cansar a Yokozawa. En medio de un descanso en la conversación, rápidamente envió un mensaje de texto diciendo que estaba a punto de regresar con Sorata en mano, al cual Kirishima contestó con un sucinto mensaje que rezaba: “Yo también estoy a punto de regresar a casa.” Probablemente se encontrarían llegando a su departamento al mismo tiempo. Este era el primer mensaje de texto que recibía del sujeto desde que llegaran de regreso de sus vacaciones. Ellos habían estado en una suerte de guerra fría, enfadados hacía ya un tiempo, ni siquiera habían tenido una conversación como la gente entre tanto y mucho menos intercambio de mensajes de texto. El mensaje que enviara anunciando la hora a la que regresaría había sido uno enviado luego de una muy concienzuda consideración, y mientras esperaba por una respuesta, las puntas de sus dedos se habían quedado duras de los nervios. Era probable que ellos no pudieran sentarse a discutir nada sino hasta luego de que Hiyori se fuera a la cama, e incluso entonces, Kirishima podría no estar dispuesto a decirle nada. Aun así, Yokozawa podría al menos exponer sus propios sentimientos. En un mundo ideal, a él le hubiera gustado poder apoyar a Kirishima sin preguntarle nada, simplemente respaldarlo tranquila y serenamente, darle ocasionales consejos, y cuidarlo hasta que cualquier problema que le estuviera acosando se resolviera por sí mismo.

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Pero eso era prácticamente imposible con la personalidad de Yokozawa; él no podía no preocuparse, no podía no abrir su boca y entrometerse. Alterar sus políticas de esa manera e intentar hacer algo que no estaba en su naturaleza solo terminaría haciendo todo añicos. -Y yo, yo solo sigo malcriándolos, así que ahora se están poniendo un tanto regordetes, ve. ¿Qué cuenta de su gatito de allí? -Es lo mismo con el mío. Ahora mismo está en una dieta. -Lo cual le recordó cuan asombrado estuvo Takano de lo liviano que estaba ahora Sorata. No era tan obvio a primera vista, pero cuando lo alzó en sus brazos, comentó que ahora realmente podía sentir la diferencia en su peso. Sin embargo y a decir verdad, Hiyori era la más estricta en velar que Sorata siguiera su dieta, haciendo de piedra corazón al no ofrecerle comidas altas en calorías. Cuandoquiera que a Hiyori se le diera por explicar los efectos adversos de llevar sobrepeso, incluso Sorata parecía ponerse manso y tranquilo. Cuando Yokozawa preguntó por el comportamiento de Sorata mientras estuvo bajo el cuidado de Takano, la conversación le llevó a él a preguntar en contrapartida adonde había ido de viaje, pero Yokozawa terminó contestando con la más vaga de las respuestas. Sabía que realmente debería mencionar su relación con Kirishima a Takano más bien antes que después, pero aún no había reunido el valor suficiente para hacerlo. Se oía como si Sorata había hecho prácticamente la suya mientras se estuvo quedando con Takano. -¡Pero bueno, gordo o flaco, yo creo que mi gatito es simplemente la cosa más hermosa! -El ataque de alardeo del conductor sobre su mascota terminó justo cuando se detuvieron ante

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una señal de tránsito frente a la estación del tren. Aunque Yokozawa no podía precisamente culpar al sujeto, era cansador intercalar el ocasional comentario para indicar que aún estaba interesado cuando el conductor nunca se detenía, así que en realidad estaba bastante aliviado. Sin embargo, justo como se permitiera relajarse, el conductor habló con un tono de duda, como si acabara de notar algo: -¿Hmm...? ¿Qué es esto? ¿Una pelea? -Sí, así parece... -Su mirada inmediatamente se dirigió al hombre y la mujer que bloqueaban el paso a la multitud que intentaba entrar o salir por la entrada del metro. Haciéndolo pasar por nada más que una disputa de amantes con toda probabilidad, dejó que su vista merodeara por allí una vez más; luego miró de nuevo. -¡¿?! No podía decir quién era la mujer, pero el hombre era definitivamente Kirishima. Estaba oscuro, pero no había forma de confundir la imponente figura de Kirishima. Yokozawa se quedó boquiabierto mirando a la pareja con sus emociones agitándose en su interior, entonces ellos se pusieron aún más descarados en su pelea. La mujer trató de partir, abriéndose paso a los empujones a través de Kirishima, agarrándolo. -Lo siento pero, ¡¿podría dejarme aquí?! -¿Ah? ¿Está seguro? Ya casi llegamos a su destino... -¡Está bien! ¡Quédese con el cambio! -Espere... ¡¿Señor?!

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Yokozawa sacó un billete de su cartera al azar y lo puso en la mano del conductor, luego saltó del taxi con la jaula de Sorata bajo el brazo. Sin embargo, en el mismo momento en que se volvió para echar un vistazo a la pareja, fue testigo de algo increíble. -¡¿Qué?! -Kirishima había desaparecido de plano en un instante, aparentemente se había caído por el hueco de las escaleras luego de ser empujado fuera del camino por la mujer. Se alzaron alaridos por parte de un grupo de colegialas quienes estuvieran paradas en las cercanías y el frente de la estación estalló en confusión. Aunque la mujer se dio a la fuga rápidamente, Yokozawa estaba más preocupado por asegurarse de que Kirishima estuviera bien: -¡¿Kirishima-san?! -Yokozawa echó un vistazo a las escaleras que llevaban abajo desde la entrada del metro, encontrando a Kirishima colapsado en el descanso inferior. Bajó como una flecha unos cuantos escalones antes de ponerse en cuclillas-. Oye, ¿estás bien? -Ugh, ayyy... ¿Yokozawa? ¿Qué estás haciendo aquí...?

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Yokozawa perdió de vista su objetivo por un momento ante la pregunta completamente ridícula en labios de Kirishima. Él se encontraba obviamente consciente y sus palabras eran perfectamente comprensibles. Que solo fuera una pequeña caída desde el nivel de la calle hasta donde se encontraban en el descanso de abajo, era el interior de plata de la oscura nebulosa que resultaba ser todo este asunto. Más aun, ya que la multitud estuvo apartada en parches, nadie más se había visto involucrado en el asunto tampoco. -¡Vi que te empujaron y salté del taxi en el que estaba! Pero, olvida eso, ¿te encuentras bien? -Creo que me torcí el tobillo, pero al menos conseguí no golpearme la cabeza, así que no fue la gran cosa. Pero más que eso, ¿por qué dejaste pasar la oportunidad de gritar mi nombre en un punto tan álgido? Tienes que aprovechar estas oportunidades cuando se presentan. -... De acuerdo, si estás lo suficientemente lúcido como para andar escupiendo porquerías como esas, tienes que estar bien. Dejaré a Sorata aquí contigo, así que échale un ojo. -Dado que él parecía estar lo suficientemente bien como para decir esas ocurrencias, al menos su cuerpo tenía que estar bien. Yokozawa acomodó el jaula de Sorata lo suficientemente cerca de modo que Kirishima pudiera verlo y luego regresó a la carrera por las escaleras buscando a la mujer que había huido, pero ya había pasado un tiempo desde entonces. A pesar de saber que ella probablemente ya estaba lejos en ese punto, él no podía quedarse sentado sin hacer nada. -¿Dónde demonios se...? -Yokozawa salió a la carrera en la dirección que ella tomara y dio la vuelta en la esquina, donde encontró una conmoción en curso con un grupo de gente que aparentemente habían

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presenciado el momento en que Kirishima fuera empujado por las escaleras rodeando a la mujer responsable. -¡Suéltenme...! ¡Basta! ¡No me toquen! -¡Tranquilos allí! -Justo entonces, tal vez en respuesta al llamado de alguna persona para hacer una denuncia, la policía del puesto cercano llegó a la escena, y ante su aparición, la mujer procedió a protestar aún más violentamente. -¡¿... Están hablando en serio?! Yokozawa se quedó boquiabierto ante la escena que se desarrollaba frente a sus ojos: la mujer que luchaba por liberarse de su agarre para escapar con el cabello revuelto y descuidado, era Kayama. _______________________________________________________ Yokozawa no había asimilado ni una sola oración del libro que había agarrado para hojear luego de verse desinteresado por cualquier cosa que estuvieran pasando en la televisión, y con cada vuelta de página, se vio en la necesidad de volver atrás y releer una vez más. Kirishima se encontraba atrasado en su regreso a casa esa noche luego de hacer una parada en el hospital con la policía. Sorata estaba durmiendo, sin importarle nada en el mundo, en su lugar habitual. Yokozawa había intentado jugar con él por un rato haciendo el inútil intento de ignorar su propia agitación, pero tal vez el gato había visto a través suyo, rehusándose a darle ni la hora. De todos modos, Sorata no estaba con el mejor de los humores esa noche, posiblemente debido a que Hiyori no estaba en casa. Con la certeza de que ella solo estaría preocupada al oír que su padre había estado involucrado en un accidente, la habían enviado a pasar

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otra noche con sus abuelos con la explicación de que Kirishima estaría trabajando hasta tarde. Y así, habían dejado a Yokozawa a cargo de cuidar el departamento con Sorata. Echando un vistazo al reloj colgado en la pared, Yokozawa revisó su teléfono celular una vez más en busca de llamadas perdidas; ya había perdido la cuenta de cuantas veces había hecho lo mismo esa noche. -Dios, simplemente no puedo tranquilizarme... -Soltó un suspiro y justo en ese momento alcanzó a oír el sonido de una llave abriendo la cerradura en el genkan, sobresaltándolo. Levantando la cabeza, el sonido familiar de la voz de Kirishima, igual que siempre, llegó a sus oídos. -Estoy en casa~. -¡! -Yokozawa salió a las desbandadas hacia la entrada corriendo en su encuentro con Sorata pegado a sus talones y encontró a Kirishima quitándose los zapatos en el genkan con pocos cambios en él más allá de unos vendajes envueltos alrededor de su tobillo y la parte superior de su brazo-. ¿Estás... bien? -Si, como puedes ver, estoy tan fuerte como un roble. -Hablando así, meneó su tobillo para demostrarlo. -Oye, que no se te vaya la mano. Pero... no tienes heridas serias, ¿cierto? -Es tal y como dije en mi mensaje de texto: sacaron una radiografía pero no había fracturas en el hueso, así que el doctor me declaró en perfecto estado. Nada de qué preocuparse. -Kirishima había sufrido nada más que una torcedura y un raspón al caer por las escaleras.

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Tomando el bolso de Kirishima de sus manos, Yokozawa regresó a la sala de estar. Por pequeñas que fueran sus heridas, no podía permitir que el sujeto se quedara parado así todo el día. -¿Quieres algo de beber? -Una cerveza helada, si no te importa... es lo que me gustaría decir, pero me imagino que será mejor que lo deje por esta noche. -Más te vale que sí. Nada de alcohol para ti hasta que te hayas recuperado. -Acomodó a Kirishima en el sofá y le llevó un vaso de té de cebada en lugar de una cerveza. -Gracias. -¿Qué hay de la cena? -Comí un katsudon en una tienda al lado de la estación de policía. Yo hubiera preferido que me lo enviaran pero pensé que no era precisamente momento para andar diciendo bromas. -Al parecer, mientras Yokozawa estuvo preocupado a más no poder, Kirishima en cambio había estado disfrutando la situación en la que se encontraba. Existía una gran posibilidad de que a él se le hubieran aflojado algunos tornillos cuando tuvo esa caída. -Sabes, se dice que los síntomas de un golpe en la cabeza no aparecen sino hasta mucho después del hecho. ¿Estás seguro de que no deberías ir para una revisión exhaustiva? -No me golpeé la cabeza, así que no deberías estar preocupando la tuya. Me aseguré de prepararme cuando me caí; supongo que todas esas cosas que aprendí de niño me resultaron bastante útiles, ¿ah?

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-¿Cosas que “aprendiste de niño”? -Tomé lecciones de judo en un dojo cerca de casa cuando era pequeño. Sin embargo, lo dejé antes de entrar en la secundaria. -Ya veo... -Ahora parecía que ese movimiento de torcerle el brazo por la espalda y la volteada en la cama de hacía unos meses en el hotel eran gracias a su entrenamiento en judo. Yokozawa estuvo seriamente preocupado de que le fuera a quebrar el brazo en ese entonces. -A decir verdad, yo pensé que era un gran dolor en el trasero en ese momento, pero ahora estoy contento de que me lo bancara. -¿Qué tal si le agradeces a tus padres quienes te hicieron tomar las lecciones en primer lugar? -Cierto. Si hubiera caído mal, dudo que hubiera salido de esa con solo una torcedura... Cuando Yokozawa se detuvo a pensar en las posibilidades de la situación, comenzó a temblar nuevamente. Si el sujeto se hubiera golpeado la cabeza contra el concreto... probablemente no estaría allí intercambiando ocurrencias a diestra y siniestra con él de esa manera. -Oh, y también... por favor no le digas a Hiyo lo de esta noche, ¿sí? No quiero preocuparla. -Entiendo. Pero si no quieres que ella se entere, más vale que se te ocurra alguna forma de explicar cómo fue que te lastimaste. -Aunque resultaba probable que ocultara el tobillo torcido usando pantalones, había una prominente raspadura decorando la parte de atrás de su brazo, la cual se ganara al ser empujado al piso, que era bastante llamativa para ser poco más que una marca superficial.

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-Esto probablemente dure un tiempo, ah... ¿Crees que ella se la crea si le dijo que solo me caí en la oficina? -Si me lo preguntas a mí, creo que tendría más que una leve sospecha. -Sí... Yokozawa se acomodó al lado de Kirishima, quien permaneciera sumido en sus pensamientos de cómo explicarse frente a Hiyori, antes de reacomodar su postura y aclarar su garganta explícitamente. Ellos no podían quedarse allí sentados charlando como si nada toda la noche. -... Y bien, vas a explicarme porque diablos te atacó esa mujer, ¿cierto? -El mensaje de texto de Kirishima contenía una breve descripción de lo que había ocurrido, pero Yokozawa aún no había oído todos los detalles del incidente. Presumía que todas las llamadas telefónicas y mensajes de texto que habían estado fastidiando a Kirishima últimamente eran de esa mujer; para decirlo abiertamente, lo habían estado acosando. -... Sí, lo haré -respondió con un leve suspiro, sugiriendo que no estaba muy feliz de discutir el tema. Sin embargo, Yokozawa no tenía la más mínima intención de dejar que lo que sucedió ese día pasara de largo. Luego de una poca de vacilación de parte de Kirishima, al fin comenzó a hablar tranquilamente: -... Estoy bastante seguro de que lo mencioné antes, pero la primera vez que la vi fue en la entrevista. Y solo para aclarar, yo no la contacté ni una vez. -Así que entonces, ella tenía sus ojos en ti desde esa vez. -A decir de ella, aparentemente ella “sintió que era su destino” cuando me conoció.

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-... Yokozawa buscó una respuesta, quedándose en silencio. La gente era perfectamente libre de alimentar esa clase de vuelos de la imaginación si así lo deseaban, pero era un dolor en el trasero que esa clase de sentimientos fueran impuestos en los demás sin su consentimiento. -Comencé a tener la impresión de que ella estaba un tanto mal cuando me invitó a salir a por unos tragos luego de la entrevista. Ella me invitó a salir luego de que nos separáramos del editor a cargo, así que rechacé su oferta, pero ella seguía persiguiéndome con eso, así que yo terminé diciéndole que ese día no era un buen momento para mí y que quizás podríamos dejarlo para otro día. -¿Y ella se lo creyó? Entonces, ¿por qué demonios le darías tu número de teléfono celular? -¡No pude evitarlo! Si no lo hubiera hecho, entonces ella no me hubiera quitado los ojos de encima. Además, había mucha gente a nuestro alrededor, así que no podía ser grosero con ella. No podía permitir que ella hiciera una escena o algo así. Sin mencionar el hecho de que no tenía ni idea de que ella estaba tan loca... -Cierto... -A primera vista, Kayama lucía como cualquier ser humano normal, con una apariencia acorde y una forma común y corriente de manejarse y comportarse. Aunque él pensara que la mujer era un tanto obtusa luego de presenciar su conversación con Kirishima en el bar, nunca la hubiera tomado como una persona de esas que empujan a alguien por las escaleras. Quizás Kirishima no le había presentado a Yokozawa... debido a que él ya había comenzado a albergar sospechas en ese punto.

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-Yo como que asumí que podría zafar hasta que el artículo fuera a la imprenta, lo cual aparentemente fue mi ruina. Nunca imaginé que ella llegaría tan lejos como para seguirme a casa... -¿Y qué? ¿Quieres decir que no fue una coincidencia que nos topáramos con ella en ese bar? -Así parece. -Tal vez la extraña reacción de Kirishima ante su aparición en ese momento se debió a que él ya se sentía incómodo de estar con ella para ese entonces. Ahora no cabía duda en la cabeza de Yokozawa de que ella había inventado la parte de su encuentro con una amiga. -Y esas cartas que trataste de ocultarme... ¿todas esas eran de ella? -Sí, pero la mayoría estaban dirigidas a “mi esposa”. Mencioné que tenía una hija en la entrevista, pero nunca le hablé de Sakura. -Sakura, la difunta esposa de Kirishima. Al escuchar que Kirishima tenía una hija, indudablemente Kayama había asumido que él tenía una esposa. -Pero, ¿por qué diablos le escribiría a Sakura-san? ¿Qué estaba escrito en las cartas? -Cosas como: “tu esposo te está poniendo los cuernos” y “tú no eres adecuada para él así que hazte a un lado”; ese tipo de cosas. Incluso adjuntó una fotografía en una diciendo “Yo soy más adecuada para él”, así que era bastante fácil hacerse una idea de quién era el culpable. -¿Por qué demonios llegaría tan lejos como para...? -Al parecer ella pensó que podría hacer que nos separáramos. No había forma de que yo fuera a permitir que tú o Hiyori vieran esa

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clase de porquerías; pero si las tiraba, perdería la evidencia y tampoco podía dejarla en casa, así que comencé a llevarla conmigo. Lo cual fue algo bueno, ya que pude entregárselas a la policía inmediatamente. Yokozawa se quedó sin palabras ante el modo en que todo este asunto se había desarrollado como si se tratara de una novela de suspenso barata. Esto estaba muy por encima de las conjeturas de Yokozawa, que le estuvieran enviando cartas como si fueran notas amorosas o algo similar. -Ella sí que era todo un personaje, ah... -Además, resultó que esta no era ni siquiera la primera vez que ella hacía algo como esto. La policía estaba diciendo que ella probablemente sería condenada esta vez. -¡¿Condenada?! -Los ojos de Yokozawa se abrieron de par en par por el shock ante el lenguaje para nada suave con el que hablara Kirishima. Aunque sus actos ciertamente constituían una agresión a los ojos de la justicia, Kirishima solo había sufrido heridas menores por su ataque. Él había asumido que ella saldría de esta con poco más que una multa o algo así. -A ella se le dio por acosar a hombres que rompieron antes con ella, incluso llegando tan lejos como para lastimar a sus nuevas novias. Ella nos vio juntos, pero dudo que haya asumido que yo estaría saliendo con un tipo. -La mayoría no lo haría. -Pocas personas asumirían que un hombre de la edad de Kirishima con un hijo propio estaría saliendo con alguien del mismo sexo. -No alcancé a oír todos los detalles, pero parece que cuando de romance se trata, ella comienza a perder la capacidad para

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diferenciar la realidad de la fantasía. Cuando sus padres oyeron sobre esto por parte de la policía, ellos se apresuraron a ir y se disculparon una y otra vez. -Ya veo... -En ese punto, Yokozawa recordó que sí, incluso la gente que le causa problemas a otros tienen padres y familiares, y mientras hacía una pausa para considerar los sentimientos de los padres de Kayama, su pecho se estrujó de dolor. ¿Cuántas veces debieron lidiar con tal ansiedad antes de esto...? -Bueno, al menos estoy contento de que yo fuera su objetivo. Me siento débil de solo imaginar lo que podría haber sucedido si ella hubiera puesto sus ojos en Hiyori... Quizás debería hacer que ella comience a tomar algunas lecciones... -Probablemente eso te quite un gran peso de encima, al estás seguro de que ella sabe cómo defenderse sola. -A Yokozawa le asustaba infinitamente no saber que podría haberle hecho a una niña pequeña luego de perder la capacidad para diferenciar la realidad de la fantasía. Si Kirishima no hubiera sido a quien empujara por las escaleras, las cosas hubieran sido aún peor. Siempre habría personas por allí, como esos vándalos de antes, que le apuntarían al débil; incluso si Yokozawa siempre mantenía la guardia en alto, y aunque todo saliera bien ya que él se encontraba allí en ese momento, se estremecía al pensar lo que podría haber sucedido si Hiyori hubiera estado sola. Al crecer, ella se encontraría afuera sola más y más seguido; pero ellos no podían encerrarla por estar preocupados por ella. Y así, probablemente no tenían más opciones además de asegurarse que supiera defenderse sola. -Pero entonces, ¡¿por qué demonios no viniste y me dijiste todas estas porquerías?!

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-Bueno, por un lado no podía estar 100% seguro, y si todo resultaba ser que yo me estaba preocupando por nada, eso era lo mejor. No quería preocuparte por algo de lo que ni siquiera estaba seguro. -¡Bueno, ya sea que me lo digas o no, yo igual me voy a preocupar! ¡¿Realmente crees que soy tan poco confiable?! -Aunque pudiera comprender la postura de Kirishima, manifestando que no quiso preocuparle, Yokozawa seguía sin poder aceptar eso. Quizás no podía culpársele por querer proteger a su esposa o hija en esa situación, pero Yokozawa era un hombre, y uno que no necesitaba esa clase de protección en ese aspecto. Yokozawa abrió la boca para expresar una queja al respecto y fue entonces cuando Kirishima le respondió con expresión de vergüenza y duda en su voz: -Yo solo... no quería verme... tan patético frente a ti. -... que. -¿Ser incapaz de lidiar con una chica? Más patético no se puede ser. Es por eso que yo había planeado explicártelo todo luego de haberme encargado de todo. Yokozawa se quedó boquiabierto del shock ante las acotaciones de Kirishima; que fuera un creído presuntuoso estaba bien y todo, pero el tipo realmente necesitaba controlarlo a veces. Él no podía digerir el hecho de que estuviera hecho trizas por la preocupación todo ese tiempo solo por el orgullo de Kirishima. -¿Acaso eres un idiota? Yo nunca pensaría que eres patético, sin importar lo que hagas -escupió admitiendo en medio de suspiros.

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Kirishima se quedó helado por un momento antes de replicarle estúpidamente: -... ¿Te importaría decir eso de nuevo? ¿Solo una vez más? -¿Ah? -Esta vez lo voy a grabar así que, ¿lo dices para mí una vez más? -¡Idiota! -rugió en respuesta mientras Kirishima sacaba su teléfono celular para activar la función de grabación de voz-. No. ¡Solo lo escucharás una vez! Yokozawa no estaba para nada emocionado de que su seria admisión fuera tomada para burla. Esa no era la clase de cosas a la que uno pudiera animarse a decir muy a menudo y definitivamente no quería que fuera grabada. Obviamente no iba a superar el día con solo un suspiro, eso quedaba claro. Irritado, se puso de pie y se dirigió a la cocina para servirse una cerveza, cuando unos brazos le envolvieron desde atrás, llevándolo a un fuerte abrazo: -¡...! -Lo siento. Realmente estoy... verdaderamente apenado. La frustración de Yokozawa se desvaneció por la honesta sinceridad que envolviera la disculpa, completamente diferente del ligero tono que Kirishima usara antes. Yokozawa alcanzó a ver el vendaje que envolvía el brazo de Kirishima en su campo visual periférico y una confesión prácticamente escapó de sus labios: -... Cuando vi que te empujaron por esas escaleras... sentí como si mi corazón se detuviera. -Yokozawa.

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Su mente se había puesto totalmente en blanco en ese momento, enviándolo en caída libre hacia un vacío de ira y desesperación, como si todo su mundo hubiera llegado a su fin. Solo fue capaz de recuperar su compostura luego de ver que Kirishima estaba bien. Posó su mano sobre la que Kirishima tuviera envuelta en él: -Aun si no puedo ayudarte, dime estas cosas. Aunque admito que estoy seguro de que tú podrás salir adelante solo. Yokozawa nunca, jamás quería volver a pasar por eso otra vez. Quizás él no podría ser de mucha ayuda, pero aun así podía estar allí para él, ser un compañero en quien recargarse para evitar que cayera. Antes, Kirishima había dicho que si alguna vez Yokozawa se encontraba en problemas, esperaría y confiaría en él. Pero Yokozawa ya había tenido suficiente de esperas en la oscuridad. Ellos estaban juntos, y eso significaba que él quería compartir no solo los momentos felices sino también aquellos difíciles. ¿Acaso no es eso lo que significa compartir la vida con alguien? -Me aseguraré de discutirlo contigo como se debe la próxima vez. -Más te vale que no te olvides de eso. -El leve tono de regaño que envolvía sus palabras probablemente se debía a algún sentimiento de hosca irritación persistente y él se sonrió amargamente ante su comportamiento infantil. -... Lo prometo. -Y con estas palabras, Kirishima ciñó aún más sus brazos alrededor de Yokozawa. Yokozawa cerró sus ojos fuertemente y exhaló largamente, al fin capaz de relajar la rigidez que azotara su cuerpo.

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Capítulo VII -Yokozawa-san, todos vamos a salir a comer juntos luego de esto. ¿Le gustaría ir con nosotros? -dijo Henmi levantando la vista de su teléfono celular mientras Yokozawa se preparaba para salir. -¿Adónde van? -El mismo lugar de siempre. Yo tengo un cupón, pero se vence a fin de mes, así que... Oh, y si va con un grupo de cuatro o más, tendrá un mayor descuento, así que estamos armando un grupo. -De acuerdo entonces, me quedaré para comer algo. Pero para que lo sepas, no te invitaré la cena. -Con las vacaciones, Yokozawa había gastado bastante más dinero de lo que había planeado ese mes, y aunque le hubiera gustado jugar al indulgente senpai, tenía que aguantar hasta el día de la paga. -Sí, sí, lo sé. Las billeteras de todos se sienten un tanto flacas en esta época del mes. -¿Ya están listos para salir? -Hasta ahora han respondido tres... ooh, espere, puede que haya cazado a otro... -El teléfono celular de Henmi se encendió probablemente indicando que había llegado la respuesta de otra persona a la que había invitado a salir a comer. -¿... Hum? -También desde el bolso de Yokozawa su teléfono celular vibró en modo silencioso para indicar la llegada de un mensaje. Se apresuró a sacarlo, revisando la pantalla solo para enterarse de que se trataba de una llamada de Kirishima. Si recordaba correctamente, el hombre había dicho que estaría fuera de la oficina en una reunión con un autor ese día, así que resultaba extraño en él que se molestara en llamar a Yokozawa en un momento así.

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-Sí, habla Yokozawa -respondió con tono de sospecha, y la voz que le respondió sonó un tanto frenética. -Oye, ¿puedes hablar ahora? -Estaba a punto de salir a comer algo para cenar, ¿qué pasa? -Lo siento pero, ¿podrías venir a verme? -Y yo te pregunté: ¿qué pasa? -La actitud de Kirishima parecía un tanto diferente de la usual enviando un escalofrío a través de su pecho. Quizás estaba envuelto en más problemas como antes; la mente de Yokozawa estaba llena de pensamientos de lo peor que podría pasar y nada más. -Te lo diré cuando llegues aquí. Te enviaré un mensaje de texto con el lugar de encuentro, así que mueve tu trasero y ven lo antes posible. Y sin dar lugar a que Yokozawa protestara, Kirishima cortó la llamada, siendo el único sonido que aún hacía eco desde el parlante del teléfono celular, el tono robótico de una llamada cortada. -¿Qué sucede? -Yo... no lo sé realmente. -A Yokozawa solo lo habían llamado sin haberle dado absolutamente ningún detalle. Y aun así, no podía imaginar que Kirishima lo llamaría así sin tener ninguna razón en absoluto. -¿De quién era la llamada? Sin molestarse en responder la pregunta de Henmi, Yokozawa se puso de pie con su bolso y su saco en mano: -Lo siento, tendré que ir a cenar con ustedes en otro momento.

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-¿Qué? ¡¿Yokozawa-san?! No tenía sentido quedarse allí sentado partiéndose la cabeza por el asunto, así que calmando cualquier sentimiento que tendiera a la preocupación o la ansiedad, Yokozawa salió a la carrera hacía la dirección que incluyera el mensaje de texto que acababa de recibir.

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-Eso... fue tan delicioso como decían las reseñas sobre este lugar. -Cierto, fue definitivamente delicioso pero... ¿estás seguro de que no quieres que pague nada? -Sigo diciéndote que esta es mi disculpa por preocuparte. Solo siéntate, quédate callado y permíteme consentirte. -La “emergencia” de Kirishima resultó ser nada más que una forma de conseguir que Yokozawa fuera a cenar con él. En realidad, se suponía que esta sería una recepción para un autor, pero las condiciones de autor eran un tanto dudosas, así fue que cada cual siguió su camino luego de tener una simple reunión para discutir algunos asuntos. Luego, simplemente se decidió que si de todos modos tendrían que pagar para cancelar todo, podrían igualmente disfrutar de la cena. De ese modo se decidió que el dúo cenaría junto. Y así, aunque en efecto hubo alguna clase de problema, todo el asunto le resultó un tanto anticlimático a Yokozawa, quien se había apresurado seguro de que algo horrible había sucedido. Pero al parecer, toda razón para no explicarle porqué necesitaba que Yokozawa acudiera, fue pura y exclusivamente para convencerlo de que fuera; por lo tanto, el plan aparentemente había funcionado. Aun así, si las cosas no hubieran resultado como lo hicieran, ellos probablemente nunca se hubieran visto sentados allí disfrutando de una cena en un restaurante de tres estrellas en un hotel de alta alcurnia

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como ese. Yokozawa estuvo un poco deslumbrado inicialmente, pero, no obstante, fue capaz de tranquilizarse y disfrutar de la cena. Gracias a su reservación estaban sentados en una mesa al lado de las ventanas contemplando la vista nocturna. Se encontraban rodeados por todos los flancos por parejas disfrutando una cena juntos, lo cual dejaba a Yokozawa sintiéndose más que solo un poco incómodo, así fue que se conformó con pretender que estaba allí sencillamente por negocios. Se dijo a sí mismo que la única razón por la cual le llamaron así se debía probablemente a que Kirishima esperaba disminuir el impacto económico de tener que afrontar la cuenta de una cena tan onerosa, pero Kirishima arregló la cuenta completamente por su cuenta. Cuando Kirishima incluso se negó a divulgar el total, Yokozawa había intentado hacer que él aceptara lo que se imaginaba que sería la mitad de lo que la cena había costado, pero fue rechazado. -Oye, ¿adónde vamos? Todavía no llegamos a la planta baja -protestó cuando el ascensor se detuvo, pensando que Kirishima había apretado accidentalmente el botón equivocado. Trató de llamar a Kirishima de regreso al cubículo mientras él descendía en uno de los pisos de las habitaciones de huéspedes, pero Kirishima simplemente se volteó a verlo, sin hacer ningún esfuerzo para regresar al ascensor. -Este piso estará bien. -¿... De qué estás hablando? -¿Acaso no puedes hacer lo que te digo al menos cuando estamos en una cita? -¿Ah? ¿De qué cita estás hablando? -Yokozawa se sintió confundido ante la extraña elección de palabras antes de salir a los

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tumbos para alcanzar a Kirishima, quien resueltamente seguía su tranquilo paso adelante. -Una cita es una cita, lo sabes. Ahora, después de usted, mi buen señor. Kirishima pasó una tarjeta para abrir la puerta de la habitación 2411, manteniendo la puerta abierta para invitar a entrar a Yokozawa. -¿... Y por qué es que tú tienes la llave de una habitación de hotel? -Deja de hacer preguntas y solo entra. -Ante la expresión de sospecha en el rostro de Yokozawa, Kirishima le dio una palmada en la espalda para obligarlo a entrar en la habitación a oscuras y ante esta acción las luces se encendieron inmediatamente, iluminando todo con un suave brillo. Dado lo espacioso de la estancia, esta era probablemente una habitación de alto nivel, y el hecho de que sus pensamientos inmediatamente vagaran hacia “Me pregunto cuánto costará la noche en este lugar...” era un fiel testimonio del hecho de que en efecto, él era un plebeyo. -¿Qué, acaso también reservaste esta habitación para el autor? ¿Estás seguro de que no debiste al menos haber cancelado la reservación de la habitación si bien no cancelaste la cena? Ante el comentario de Yokozawa, Kirishima soltó un largo suspiro: -¿Podrías caer ya de una maldita buena vez? ¿Por qué alojarían por una sola noche a un autor en una habitación doble? -Espera, ¿quieres decir que en realidad tú mismo reservaste esta habitación?

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-Bueno, me pareció que era un desperdició perder la oportunidad al cenar en un hotel tan lindo para luego ir directo a casa, ¿cierto? Además, esto está bueno; así, todo romántico. -... Eres tan idiota -murmuró en shock ante Kirishima quien le guiñaba el ojo intencionalmente. -Dice el tipo que nunca reservaría una habitación de hotel conmigo si yo no hiciera artilugios como este. -Y entonces, ¿toda esa estupidez de que no querías cancelar la cena fue solo otra excusa? -Nah, eso fue real. Pero qué oportunidad, ¿cierto? Pensé que valía la pena y reservé una habitación mientras esperaba por ti. Ooh, mira. Es bastante raro que haya fuegos artificiales a esta hora... Yokozawa echó un vistazo por la ventana, siguiendo la mirada de Kirishima, y a la distancia pudo ver fuegos artificiales explotando en el aire. La vista de los fuegos de artificio explotando contra el escenario nocturno, entre los valles y las colinas del horizonte, resultaba refrescante. -¿De qué festival son? Es un poco tarde para fuegos artificiales, ¿no? -Dada el área, probablemente Kuma Park, ¿no te parece? Ellos siempre los lanzan antes de cerrar el parque todos los días. -Ante esta explicación, Yokozawa recordó la ocasión en que ellos visitaran el parque, solo los tres, a principios de mes. Ellos se marcharon antes de que fuera la hora de los fuegos artificiales, pero le habían prometido a Hiyori que regresarían para verlos juntos en otra ocasión.

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-... Espera, deja de tratar de cambiar de tema. Fácilmente podríamos haber llegado a casa en media hora así que, ¿por qué demonios estamos varados pasando la noche en un hotel así? -Vamos, está bien. Yo solo quería poder relajarme y charlar contigo. -Tranquilamente puedes hacer eso en casa. -Sin embargo, Hiyo está en casa. -Entonces, pudimos hacerlo en mi casa. -Sí, pero tú eres mucho más abierto y honesto cuando se te pone en una situación desconocida. Tú me has estado fastidiando todo este tiempo pero, también me estás ocultando algo, ¿no es así? -¿Yo? ¿Ocultando algo? ¿De qué demonios hablas? -Tú solo... Últimamente te ves como si en verdad quisieras decirme algo. -Eso es... -Y aquí, Yokozawa se dio cuenta solo de que se trataba este algo que supuestamente estaba ocultando. Excepto que él no estaba ocultando nada, per se, solo que... no pudo encontrar el momento oportuno para abordarlo. -¿... Qué, se trata de algo que no puedes discutir conmigo? -No es que no pueda, solo... que nunca pude sacarlo a relucir; eso es todo. -Diablos, nunca hubiera imaginado que la mismísima persona a quien quería presionar por el asunto, en cambio, lo presionaría a él por una explicación. Pero, tal vez esta era una buena oportunidad; si las cosas no llegaban a este punto, ciertamente hubiera

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encontrado difícil tratar el tema por su cuenta-. Todo ese asunto de... la entrevista matrimonial. Estuvo molestándome, eso es todo. -¿Ah? -Escuché de boca de una de las muchachas del trabajo, que un superior tuyo sacó el tema de una entrevista matrimonial contigo. Y como ya que se trataba de la hija de un prominente socio de negocios, no podías rechazarla... -Y aunque esto hubiera parecido un increíblemente enorme problema para Yokozawa en su momento, expresarlo con palabras así era... simplemente vergonzoso. Resultaba patético como se había preocupado por un simple pedido de una entrevista matrimonial. Ante su admisión, Kirishima le miró boquiabierto en confusión por el shock un largo rato antes de lanzarse finalmente a una ruidosa explosión de carcajadas: -Que diablos, ¿eso fue lo que te tuvo hecho un manojo de nervios? Ah, ahora lo entiendo. Eso explica porque tuviste una expresión rara en el rostro todo este tiempo... -¡No te rías de mí, carajo! -le contestó a Kirishima, quien continuaba riendo a costillas de Yokozawa. -Eres tan idiota. Hace años que rechacé esa entrevista. Ni siquiera llegué a ver fotografías de la mujer. -¡Entonces debiste decirlo antes! -Es solo que nunca pensé que fuera algo por lo que necesitara molestarme en hablar. Mi jefe me lo sugirió y yo lo rechacé al toque. Además, no tenía idea de que esa clase de rumores estuvieran dando vuelta. ¿De quién rayos escuchaste eso? -No lo recuerdo. Alguna chica. -Yokozawa estuvo completamente preocupado por las palabras entrevista matrimonial en ese entonces;

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había perdido la cordura. Haciendo memoria, resultaba vergonzoso como había perdido la tranquilidad de su conciencia por poco más que un chisme de oficina. -Bueno, a las mujeres de mi sección ciertamente les gustan los chismes, y no es como si yo me hubiera molestado en tratar de mantenerlo en secreto, así que supongo que alguien pudo escuchar que yo lo mencioné al pasar. El hecho de que él hubiera estado tan perturbado al escuchar sobre la entrevista matrimonial hacía parecer como si hubiera desconfiado del mismo Kirishima, y preocupado de que él pudiera haberlo ofendido con esto, Yokozawa se apresuró a explicarse: -Quiero decir... no creas que yo dudé de ti o algo así, ¿de acuerdo? Solo... que me molestó que no dijeras nada al respecto, eso es todo... -Sí, lo sé. Entiendo bastante bien que no fue porque no confiaras en mí. Tú realmente no tienes casi nada de autoestima, ¿sabes? -Yokozawa tragó con dificultad cuando Kirishima dio en el clavo y mientras agachaba cabeza avergonzado, se encontró envuelto súbitamente en un abrazo. -¡...! -Sé cómo te sientes. Quiero decir, yo también me preocupo a veces... -¿Sí? -Seguro. Quiero decir, no es como si yo fuera un adivino que sabe inmediatamente en que estás pensando ni nada parecido. Incluso si puedo adivinar algunas cosas al ver tu expresión, no puedo realmente ver que hay en el fondo, debajo de todo. -...

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Kirishima apoyó su frente en el hombro de Yokozawa mientras su confesión escapaba de sus labios con una voz desolada: -Yo aún... no estoy realmente seguro de que es lo que sientes por mí. Tú nunca... te animaste a decirlo, después de todo...

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-Eso no es... –“cierto”, comenzó a protestar antes de caer en cuenta que en efecto, él nunca lo había expresado con todas las letras y su pecho se estrujó ante la expresión de soledad en el rostro de Kirishima. Él siempre huía, todas las veces, y si al hacerlo de alguna manera había herido a Kirishima, entonces él ciertamente nunca tuvo esa intención. -... Ser un simple mortal apesta a veces, ah. Supongo que yo solo... asumí que estar así contigo era lo suficientemente bueno, pero solo consiguió que las semillas de la preocupación crecieran con el tiempo... Él fue tan feliz... y eso era aterrador. Ganar algo grandioso también traía consigo un gran precio a pagar. Sabía perfectamente bien que su actitud podría llenar fácilmente de dudas y preocupaciones a Kirishima, y aunque sus acciones eran en gran parte simples intentos de ocultar su vergüenza, no podía ser que se sintiera bien que el sujeto viera que sus avances fueran despreciados una y otra vez. -Bueno... es solo que, quiero decir... no es como si estuviera intentando escapar de ti porque te odio ni nada parecido. Yo honestamente... te... mo... -Su voz era tan queda y suave que la parte más importante era casi ininteligible, pero esta era la primera vez en su vida que él expresaba sus sentimientos en voz alta. Yokozawa se quedó allí de pie, acallando la vergüenza que amenazaba con desbordarse, cuando Kirishima levantó la vista, sonriendo tan feliz que hizo parecer como si su estado melancólico previo fuera una burda mentira: -... Finalmente lo dices. -... Tú... solo... -Cayendo en cuenta de que todo ese “humor depresivo” había sido una actuación, Yokozawa sintió que

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sencillamente podía caer muerto de rabia allí mismo. Toda la sangre se le fue a la cabeza, demasiado rápido, y se quedó mudo. Kirishima, en cambio, confesó sin pretensiones: -Y yo te amo a ti también -con una sonrisa tan amplia que parecía al borde de las lágrimas, dejando a Yokozawa sin palabras. Quizás la afición de Kirishima por hacer bromas era igual que los vanos intentos de Yokozawa de ocultar su vergüenza; era demasiado para soportarlo, así que él cubría su vergüenza con bromas. -Eso... no fue justo -repicó con despecho, pero la respuesta de Kirishima fue tranquila y serena. -Luego te darás cuenta de que los adultos raramente juegan limpio. Tú eres igual, ¿cierto? -Al menos yo no soy tan malo como tú. -Bueno, eso es solo una cuestión de edad y experiencia. -Sabes, estuve pensando esto por un tiempo pero, estoy bastante seguro de que a aquellos mayores que tú les daría un ataque si escucharan cuan a menudo juegas la carta de la edad a tu edad. Ya basta. -Está bien, yo elijo mis momentos con cuidado. -Sí, claro, siempre eres rápido para sacarlo cuando te parece. -Quizás, pero siempre y cuando suene como si lo hubiera pensado... -No hagas trizas los sueños de tus subordinados ahora. -Si cualquiera de los subalternos que adoraban a Kirishima oyeran esa confesión, probablemente se sentirían devastados.

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-Tú eres al único al que le digo como me siento realmente, sabes. Y tú crees que soy increíble sin importar que, ¿cierto? -¡... Se supone que eso no es algo que tú mismo debas decir! -No es como si yo pudiera remediarlo. Quiero decir, tú no lo dirías otra vez para mí, así que... -anunció Kirishima malhumoradamente con un tono de enojo infantil en su voz. Por cada momento que actuaba mayor de lo que en verdad era, había uno en el que podía comportarse de manera más inmadura que Hiyori. Ocasionalmente Yokozawa se encontraba anonadado ante su comportamiento, pero todas estas eran indudablemente las piezas que constituían el rompecabezas que era Kirishima. La adultez no es algo que simplemente se alcance con la edad, las personas maduran al luchar y superar obstáculos, y se debía precisamente a ese lado infantil que Kirishima le mostraba de vez en cuando que ahora ellos eran capaces de pasar sus días juntos así. Si Kirishima hubiera sido un ser humano impecable y perfecto, Yokozawa probablemente se habría rendido a su naturaleza pesimista y hubieran roto mucho tiempo atrás. Tal vez era el último del espectáculo, un enorme y brillante artilugio pirotécnico lanzado al aire cuyos últimos rastros de luz brillaban en el cielo nocturno y mientras Yokozawa lo contemplaba, recordó que este estaba lejos de ser un escenario común y corriente. A veces el sujeto merecía que se le concedieran sus deseos y entonces Yokozawa dio forma una vez más a las palabras que Kirishima hubiera solicitado antes: -... Tú realmente eres bastante increíble. Con esto, el rostro de Kirishima se puso colorando ante sus ojos: -Eso es... No es justo que me salgas con algo así cuando no estoy preparado.

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-Aprendí del mejor -replicó Yokozawa bastante satisfecho de que su intento de venganza sorprendentemente haya tenido éxito. Probablemente tendría que pagarla muy caro más adelante, pero sortearía ese trance cuando llegara el momento. Por su parte, Kirishima simplemente devolvió una mirada claramente resuelta hacia el autocomplacido Yokozawa. _______________________________________________________

Kirishima, siempre listo con alguna ocurrencia innecesaria en la punta de la lengua, estaba inesperadamente callado esa noche, dejando la habitación llena de gemidos reprimidos y suspiros por venir. Con los dedos pegados a su pecho, ocasionalmente encontrando una tetilla para jugar, pero unido a su cuerpo detrás de él, Yokozawa no podía reunir suficientes fuerzas. Los pensamientos conscientes casi lo abandonaban dejándolo completamente a merced del incansable ritmo impuesto a su cuerpo. -Haa... Los dedos se deslizaron al sur para envolverse alrededor de su hombría erecta, pero el preservativo que se había colocado para evitar que se manchara la ropa de cama evitaba que disfrutara la sensación del contacto directo piel a piel, lo cual solo sirvió para irritarlo y frustrarlo. Yokozawa hundió la cabeza en la almohada, conteniendo los sonidos que amenazaban con escapar de su garganta, y tal vez desconforme con esta acción, Kirishima pellizcó con fuerza la tetilla con la cual estuviera jugando. -¡Ay! -Haz esos ruidos... como los que hiciste la última vez.

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-Ni con... un demonio... -Definitivamente no apreciaba que Kirishima lo hiciera sonar como si él hubiera estado jadeando y gimiendo desesperadamente; solo sucedió que su ubicación hizo que su voz reverberara más de lo usual-. Ha... ¡ah! Kirishima colmó su cuerpo de caricias de castigo y los suspiros que no pudo contener escaparon de sus labios. Llevado hasta el límite, se sintió como si se derritiera desde adentro, y aun así, obstinadamente hincó los talones rehusándose a renunciar a su orgullo hasta el final. Ya le estaban haciendo a un lado ese orgullo al estar siendo penetrado allí; al menos, esperaba poder arreglárselas sin desbaratarse. Pero luego, como si estuvieran haciendo el ridículo de su intento de obstinación, Kirishima susurró su nombre a su oído suavemente: -Takafumi... -¡...!

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En ese instante, todos los sentidos de Yokozawa se volvieron indefensos, indudablemente ese era el objetivo de Kirishima, ya que reubicó sus manos en las caderas de Yokozawa y aumentó el ritmo de sus ataques, dejando a Yokozawa incapaz de disipar las persistentes dudas en el fondo de su mente. La sensación de unos dientes rozando su nuca fue el golpe final, empujándolo más allá de sus límites: -¡Ngh! Todo frente a sus ojos se encendió en destellos cegadores y para cuando sus sentidos retornaron, encontró que había dejado escapar la evidencia de su pasión mientras su estómago se estremecía debajo de él. El clímax pasó, la hombría de Yokozawa se tornó serena y mientras se esforzaba por calmar su cansada respiración, Kirishima salió de él sin decir una palabra con un rápido movimiento. -¡¿Qué?! -Yokozawa tuvo poca libertad para sentir el duelo por la súbita sensación de pérdida cuando Kirishima se separó de él, aunque rápidamente se vio tumbado de espaldas-. ¿Qué diablos estás...? Ni siquiera tuvo tiempo para concluir su protesta antes de que Kirishima abriera sus piernas y lo penetrara de nuevo: -¡Ah! -Su voz se alzó en sorpresa ya que había bajado la guardia pero rápidamente cerró la boca, apretando los dientes ante la sensación de la penetración. Mientras Kirishima prácticamente lo montaba, se encontró prácticamente hundiéndose en los resortes del colchón-. Apreciaría... una pequeña... advertencia... -Nunca dije que habíamos terminado. Además, yo definitivamente prefiero poder verte la cara... -¿Qué hay de divertido en ver...? -La única luz que aún permanecía encendida era una lámpara de pie a los pies de la cama, pero con los

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ojos ya adaptados a la penumbra, fácilmente podían adivinar las expresiones del otro; y esa mirada lasciva en el rostro de Kirishima resultaba irritante a más no poder. -No es tan divertido como sí resulta un gran estímulo. Me calienta verte así, todo molesto. -Maldito pervertido. -Tomaré eso como un cumplido. Además tú no eres mucho mejor, corriéndote con este pervertido. -Cállate. -Yokozawa no se encontraba precisamente en condiciones de refutar la acusación, así que se conformó con voltear el rostro. No podía seguir el ritmo de las habladurías de Kirishima de todos modos. El hecho de que él continuara aceptando estos retos a pesar de saber perfectamente bien que no podía competir con el sujeto no era nada más que puro orgullo caprichoso. -Te amo. -La confesión al azar probablemente era una venganza por la previa ocurrencia de Yokozawa, y allí estaba él, sin lugar a donde huir y sin forma de tapar sus oídos, con ambas manos sujetas como estaban. -No... Tienes que dar la cara y decirlo... -Solo pensé en asegurarme que lo supieras. -Nunca sabes cuándo rendirte... -Y no planeo rendirme... en toda la noche... -le replicó lascivamente con una sonrisa intencional en la punta de sus labios.

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Capítulo VIII

Yokozawa estuvo ocupado desde la mañana pues ese día era finalmente el día de la fiesta de cumpleaños de Hiyori. Asistirían seis invitados, así que Yokozawa tenía que preparar suficiente comida para un total de siete personas, y aunque no fue fácil elaborar un menú que incluyera platos que fueran tanto adecuados a todos los paladares como así también que lucieran bien, luego de consultar el libro que Hatori le diera y de discutir ideas con Hiyori, finalmente consiguió llevarlo a cabo. Incluso preparó una tanda de práctica de los platos más difíciles el día anterior logrando buenas calificaciones. -¡Compré el pastel! -se escuchó la voz de Kirishima desde el genkan cuando llegó de regreso a casa. -Guárdalo en el estante de arriba del refrigerador. Dejé algo de espacio para eso. A Kirishima lo dejaron a cargo de recoger el pastel que habían reservado para el cumpleaños de Hiyori, y con esto hecho, ahora estaría a mano ayudando a servir a los invitados una vez que la fiesta de cumpleaños comenzara. Sería una gran oportunidad para que él mostrara ese encanto característico suyo. -También me tomé la libertad de comprar unas flores; no hará ningún daño tener un toque de color, ¿no te parece? -Bueno, eso es sorprendentemente considerado de tu parte... -comenzó a replicar Yokozawa con indiferencia cuando se quedó sin aliento mientras asimilaba el espectáculo: Kirishima parado ante él con un ramo de tantas rosas en sus manos que parecía como si fueran a desbordarse de sus brazos.

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Aunque un ramo como ese podría no haberse visto bien en Yokozawa, hacían un retrato perfecto con Kirishima. -La mayoría de los brotes ya estaban abiertos así que me hicieron un descuento por ellos. Huelen grandioso, ¿no te parece? -... S-sí, es cierto. -Yokozawa rápidamente se entretuvo, frenético por asegurarse de que Kirishima no notara su agitación mientras permanecía allí cautivado, cuando Hiyori asomó la cabeza en la habitación, habiendo finalmente terminado de cambiarse de ropa. -¡Bienvenido a casa, padre! Guaaaau, ¡¿qué hay con todas estas flores?! -Son un regalo. Para ti. -¿¿Ah?? ¿¿Para mí?? Pero, ¿yo ya tengo un regalo de cumpleaños tuyo...? -El vestido de colores marinos que estaba vistiendo en ese mismo momento fue el regalo de Kirishima para ella; ellos habían salido a comprarlo juntos para la fiesta de ese día. -¡Nah, puedes tener tantos regalos como quieras! Son lindas, ¿no lo crees? Toma, ve a ponerlas en un florero antes de que lleguen todos aquí. Oh, y pon algunas al lado de tu mamá también. -¡De acuerdo! ¡Gracias, padre! -Sus mejillas se tiñeron de un profundo rojo carmesí ante la feliz sorpresa y alzando las rosas con una sonrisa que casi llegaba de una oreja a la otra, salió disparada como una flecha hacia el cuarto de baño donde guardaban los floreros. -Yo también me voy a cambiar, estoy bañado en sudor, y eso que ni siquiera fue una gran caminata. Ya que estoy, también podría darme una ducha. -con esto, Kirishima se dirigió a su habitación ventilándose el pecho.

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-... En realidad, Yokozawa tenía algo que quería decirle a Kirishima ese día y aunque hubiera sido mejor dejarlo hasta después de la fiesta, no podía quedarse tranquilo con la decisión de hablar firmemente atorada en su garganta. Siguió a Kirishima, dando un golpe en la puerta, y cuando le permitieron pasar, suavemente se deslizó en la habitación. Juzgando que era mejor que Hiyori no escuchara esta conversación todavía, se aseguró de cerrar la puerta detrás de él. -¿Qué pasa? -se escuchó la voz de Kirishima desde el armario mientras recorría su guardarropa para encontrar una camisa nueva, y luego de un momento de vacilación, Yokozawa finalmente llegó al grano. -Yo quería... discutir algo contigo. -¿Discutir algo? ¿Tiene que ser ahora mismo? -Bueno... no. Quiero decir, me imagino que podemos discutirlo en cualquier momento, es solo que... -Resultaba ser menos un asunto sobre el momento oportuno y más un asunto de la propia resolución de Yokozawa. Si no abordaba el asunto mientras estaba resignado a hacerlo, terminaría perdiendo las agallas-. ¿Ya han... ido a hacer su visita al cementerio este año? -Sí. ¿Qué hay con eso? Yokozawa tragó con dificultad e inspiró profundamente: -Entonces... Es solo que, no tiene que ser ahora mismo, y no presionaré por esto si no estás cómodo con ello, pero... si no te importa... ¿podría yo... quizás ir contigo algún día? -Los ojos de Kirishima se abrieron de par en par ante las palabras de Yokozawa, y sacudiéndose

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la urgencia de dar marcha atrás, él se obligó a continuar con una avalancha de explicaciones-. Es solo... Verás, yo realmente... solo quiero presentarme como se debe. Como... para dejar las cosas en claro, ¿supongo? Quiero decir, estoy seguro de que ella está preocupada por Hiyo, después de todo, y yo quiero que ella... comprenda que yo no estoy... que no estoy aquí con sentimientos mediocres ni nad... Pero las manos de Kirishima se extendieron, lo tomaron de la cabeza y lo acercaron a él, y con protestas en la punta de la lengua, Yokozawa instantáneamente encontró los labios de Kirishima sellados sobre los suyos: -¡Ngh! ¡Mm! -Yokozawa se quedó sobresaltado por un momento ante el súbito asalto, pero rápidamente recobró el sentido y empujó a Kirishima-. ¿Qué... demonios estás...? -Lo siento, yo solo... estaba un tanto abrumado, ¡y se me fue a la cabeza...! -¡Entonces reacciona como una persona normal! -Yokozawa se enjuagó la boca con el dorso de la mano, consciente de la persistente sensación de los labios de Kirishima sobre los suyos, luego abandonó su lugar y puso un poco de distancia entre él y Kirishima. No podía permitirse ser tan descuidado. -Sin embargo, en serio, me hiciste... tan condenadamente feliz. ¡Me encantaría que vengas! ¡Y a Hiyo también! -... Ciertamente eso espero, al menos. -Yokozawa nunca había hablado de su madre con Hiyori, en parte debido a que nunca tuvo oportunidad, pero también porque este era un tema bastante delicado, uno que generalmente no se trata en una conversación del día a día. -Lo garantizo. Y, sí, también podríamos llevar a Sorata. Después de todo, ella siempre quiso un gato. -Aunque el pedido por parte de

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Yokozawa pudiera ser egoísta, Kirishima parecía estar más que emocionado en recibirlo, lo cual no era poco alivio. -Entonces Hiyori sacó su amor por los gatos de su madre, ¿ah? -Quizás. Por mi parte, yo siempre quise un perrote, pero es difícil, viviendo en un departamento como este; y luego también está mi trabajo. -Cierto. Los perros de gran tamaño necesitan un montón de ejercicio. -Con la actual carga de trabajo de Kirishima, no había forma de que tuviera tiempo para eso. Además, una vez que Hiyori comenzara la secundaria, estaría aún más ocupada. -Lo dejaré para cuando me retire. Después de todo, estoy muy ocupado con cierto oso salvaje ahora mismo. -Oi. Cuando lo pones así, se oye como si fueras tú quien tiene que cuidar a mí. -Y tal vez eso era cierto en algún sentido en el trabajo, pero en privado, Yokozawa era quien estaba con los pelos de punta cuidando de Kirishima. -Es una forma de decir, eso es todo; no te molestes. -No me estoy molestando. Y mientras ellos permanecían allí picoteando, alcanzaron a oír la voz de Hiyori llamándoles desde la cocina: -¡Oniichan! ¡Creo que el pastel ya está listo! -¡De acuerdo! ¡Ya voy! -Yokozawa se quedó helado por un momento cayendo en cuenta de que ellos acababan de tener una conversación bastante peligrosa, pero Hiyori no tendría que haber podido escucharlos. Dejando a Kirishima con lo suyo en la habitación, Yokozawa se apresuró a regresar a la cocina.

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-¿Ves? Ya se terminó de hornear, ¿cierto? -Así parece. Debería estar listo, ya que se ve bien y todo dorado. -El pastel de carne parecía no haber salido nada mal luego de la cocción. Exceptuando el uso de una cubierta congelada, esto era algo en lo que él había trabajado para preparar junto a Hiyori. No estuvo muy seguro de pedirle a la cumpleañera que ayudara a cocinar la comida para su propia fiesta, pero la misma Hiyori parecía estar pasándolo de maravillas durante el proceso, así que él decidió no preocuparse demasiado por ello. -El horno aún está caliente así que ten cuidado de no tocarlo. -Sí, señor~. Preguntándose qué era lo próximo en la lista de cosas para hacer, Yokozawa consultó el plan que se había tomado la libertad de bosquejar de antemano cuando el timbre de la puerta sonó. -¿No me digas que la gente ya está llegando...? -Todavía les quedaba más de una hora hasta el momento en que se suponía que la fiesta comenzara. Si alguna de las amigas de Hiyori se había apresurado en su llegada, él deseaba al menos haber limpiado las partes de la casa que ellas verían. -No lo creo. Me aseguré de decirles a todas que comenzaríamos a la una de la tarde. -Tal vez sea una entrega o alguna colecta para el diario. Iré a ver, así que tú prepara la mesa, ¿de acuerdo? -¡Lo haré!

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Generalmente era Kirishima quien contestaba la puerta, pero él se había metido en el tocador justo un rato antes, y Yokozawa no podía precisamente llamar al sujeto en medio de su ducha. Echando un vistazo en el monitor, vio a un muchacho que lucía bastante nervioso devolviéndole la mirada y luego de un momento de confusión ante la inesperada llegada, presionó el botón de encendido del intercomunicador. -Sí, ¿quién es? -Hmm, soy... ¡Iokawa de la clase de Kirishima-san! ¿Podría... hablar con Kirishima-san? -... Espera un momento, por favor. -Yokozawa se abstuvo de responder de uno u otro modo; estaba bastante seguro de que solo habían invitado a niñas a la fiesta así que, ¿tal vez esto se trataba de alguna clase de malentendido? Consideró consultar con Kirishima antes de llamar a Hiyori, pero parecía que él aún no terminaba en el cuarto de baño, y así, decidió confirmar él mismo cuales eran las intenciones del muchacho en la entrada. -Por favor, disculpa la espera. ¿Puedo preguntar que te trae aquí hoy? -Mientras salía fuera, encontró a un joven y a un muchacho de escuela primaria parados frente al portón donde se localizaba el intercomunicador. El muchacho estaba obviamente duro de los nervios, y fue entonces cuando ese comportamiento súbitamente hizo click en Yokozawa. El chico debía tener un flechazo con Hiyori y el cumpleaños de la persona por la cual tienes sentimientos es siempre un gran evento. -Mis disculpas, pero, ¿podría ser usted el padre de Hiyori?

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-Oh, no. Soy Yokozawa, un subordinado del trabajo de su padre, aquí hoy para ayudar con las preparaciones. ¿Y usted sería...? -Seguro, esa no era una descripción enteramente precisa de su relación, pero él no tenía razón para entrar en detalles con esta gente. El joven parecía estar bien vestido, con una apariencia bastante seria, y aunque se veía como un adulto competente, Yokozawa ya había salido allí a recibirlos, así que necesitaba tomarse su tiempo para confirmar quienes eran esas personas. -Por favor, disculpe la súbita intromisión. Yo soy el tío de este muchacho. Vivo en el tercer piso de este edificio. Aquí está mi licencia, si desea verla. -En la tarjeta estaba claramente impreso el nombre IOKAWA y una dirección de ese mismo complejo de departamentos, y un rápido vistazo a la fecha de nacimiento mostró que él tenía más o menos la misma edad de Yokozawa. -Que amable, muchas gracias. Y bien, ¿cómo podemos serles de ayuda...? -En realidad, mi sobrino no se animaba a venir hasta aquí solo, así que yo solo estoy aquí acompañándolo. -¡Oye, no le digas todo! -Entonces, tú dile a que viniste. Tú eras el que estaba rogando que alguien viniera aquí contigo. -Ante el rebatimiento del tío, el muchacho se quedó en silencio, quedándose sin palabras, pero poco después, se recuperó y se volvió hacia Yokozawa, luciendo como si al fin se hubiera preparado. Luego de inspirar profundamente, habló con palabras que se oían como si hubieran sido ensayadas: -¡Yo... yo vine a darle a Kirishima-san... quiero decir, Hiyori-san, un regalo de cumpleaños!

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Dada la expresión acartonada del muchacho y el complicado trabajo de envoltura del regalo, Yokozawa concluyó que esto no se trataba de una broma o una simple burla. Él y Kirishima habían jugado con la idea de que sucedería si, algún día, Hiyori conseguía un novio, pero tal vez, después de todo, ese día no estaba tan lejos como ellos se habían imaginado... Algún día solo se volvería más y más próximo al ahora mismo, y aunque Yokozawa había imaginado que solo sentiría irritación y disgusto cuando aparecieran muchachos deseando conquistar a Hiyori, en realidad se encontró sintiendo... admiración. A ese muchacho debieron hacerle falta un montón de agallas para ir así hasta su casa, y más aún, esto hacía que Yokozawa se sintiera orgulloso de Hiyori, pues había alguien así que tenía sentimientos tan fuertes por ella. -¿Es este... un mal momento...? -Oh, no; no es eso. Espera aquí mismo, iré a llamarla. -Yokozawa volvió a entrar por un momento y llamó a Hiyori, quien estaba revisando la rosas que acababa de recibir de Kirishima para asegurarse de que estuvieran correctamente balanceadas donde las había colocado-. Hiyo, ¿tienes un segundo? -¿Qué sucede~? -Aquí hay un niño con un regalo para ti, ¿qué deberíamos hacer? No es uno de los invitados de la fiesta. -¿Para mí? ¿No es Yuki-chan o las demás? -Ante la pregunta de Yokozawa, ella ladeó la cabeza, obviamente incapaz de imaginar de quien podría tratarse. -Sí, parece ser un muchacho de tu clase de apellido “Iokawa”.

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-¿Eh? ¿Iokawa-kun? Me pregunto qué querrá... ¡Iré a ver! -Y cuando ella salió disparada hacia la entrada para saludarlos, el muchacho Iokawa se puso colorado como un pulpo hervido; pero dado que ellos parecían estar, en su mayoría, en buenos términos, pudieron conversar sin problemas. Hiyori aceptó el regalo con una poca de vergüenza, pero por lo demás, no parecía estar tan preocupada lo cual sugería que los sentimientos del muchacho no eran correspondidos. Los ojos del tío se arrugaron detrás de sus anteojos mientras miraba cariñosamente los valientes esfuerzos de su sobrino. -Me alegra ver que ella aceptara el regalo. -En efecto. -Aparentemente, él estaba tan nervioso al respecto que no pudo pegar uno ojo anoche. Mientras Yokozawa permanecía allí conversando con Iokawa, Kirishima asomó su cabeza, que todavía goteaba por la ducha, en el área de la entrada, probablemente con curiosidad por donde se fueran Yokozawa y Hiyori: -¿Qué está pasando, Yokozawa? -Ah. Un compañero de clase de Hiyori trajo un regalo de cumpleaños para ella y este joven lo acompañó. -Yo soy su tío, Iokawa. Lamento entrometerme súbitamente de esta manera -dijo inclinando la cabeza amablemente otra vez. -Es un placer conocerlo. Soy el padre de Hiyori. Le doy también mis disculpas por no presentarme antes. He estado bastante ocupado, vio. -Kirishima extendió su mano apretando la de Iokawa. Probablemente se comportaba de la mejor manera en vista de que

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estaba hablando con el tutor de uno de los compañeros de clase de su hija. -Lamento que hayamos causado tanto alboroto, y en su día de descanso también. -Para nada, después de todo, mi hija parece estar disfrutándolo. -Me complace oír eso. Hace un momento le mencioné lo mismo a Yokozawa-san, pero vivo en el tercer piso de este complejo. Aunque sea grosero de mi parte aprovechar esta oportunidad para decirlo, espero que podamos tener una buena relación a partir ahora. -¿Es así? Entonces yo también espero que podamos llevarnos bien. -Luego se entretuvieron con una ligera charla, y la sonrisa de Kirishima no vaciló ni un milímetro. Hiyori concluyó su charla poco tiempo después, despidiéndose de Iokawa con un “¡Te veré el próximo semestre!”. Y luego de que regresaran al genkan y se aseguraran de que la puerta estuviera cerrada, Yokozawa habló de aquello que estuviera preguntándose, incapaz de quedárselo para él solo a pesar de sentir que era grosero sacarlo a relucir: -Y bien... ¿quién era ese muchacho? -Él dijo que era porque siempre estoy cuidando de él. ¿Probablemente porque siempre le ayudo con las cosas que no entiende en clase? -Ah... ¿Así que ustedes dos se sientan cerca? -¡Sip! Él está justo al lado mío. ¡Iré a dejar esto en mi habitación! Parecía que el muchacho no había podido hacerle llegar claramente cuáles eran sus sentimientos por ella. Probablemente también estuvo

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haciendo su mejor esfuerzo, pero Hiyori era abierta y honesta y nunca buscaba significados ocultos en las palabras de las personas, y no estaba realmente claro si esto había sido mejor o no para el joven Iokawa. Revisando para asegurarse de que Hiyori estuviera en su habitación, Yokozawa expresó sus pensamientos: -No parece que ella sienta nada por él, ah. -Nop. -¿... Por qué te estás poniendo de tan mal humor? No tiene sentido ponerse celoso por eso. -No estoy celoso del muchacho. -Lo cual significaba que su comportamiento se debía al tío. -Tú... No te vayas a poner celoso del tutor del compañero de clases de tu hija. -A Yokozawa le pareció que Kirishima había estado innecesariamente charlatán con el sujeto antes y esta parecía ser la razón. Pero mientras permanecía allí, estupefacto ante la reacción, Kirishima fue y culpó al mismo Yokozawa. -Es tu culpa por poner esa cara frente él. -Eres tan infantil. Era una expresión perfectamente normal. -Si parecía particularmente feliz, no había sido por ninguna otra razón sino por poner buena cara por el bien de la interacción de Hiyori con los Iokawa. Él era un tipo cualquiera, ni siquiera era de la familia, en casa de Kirishima en fin de semana; no podía ser maleducado con ellos. -No precisamente; estabas siendo más agradable de lo que jamás eres en el trabajo.

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-¿De qué diablos estás hablando? ¡No fui ni la mitad de malo con él de lo que tú! -Y encontrando la hosca expresión en el rostro de Kirishima demasiado divertida, dejó escapar una gran carcajada. ~Fin Tomo III~

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