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RESEÑASY NOTAS | 103
De Jheronimus Jacobus van Aken, pos-teriormente conocido como JheronimusBosch, sus biógrafos saben muy poco. Na -da relevante salvo el origen de su apellido—Aeken—, nombre antiguo de lo que des-pués fue Aquisgrán y hoy se llama Acheny que antiguamente fue Aix-la-Chapelle,en cuya catedral se encuentra la tumba deCarlomagno. Ciudad antigua, carolingia,holandesa y hoy alemana, Achen fue uncentro comercial y cultural desde sus orí-genes célticos pasando por los romanos ylos diversos imperios germánicos. En nues -tros días la catedral de Achen es una de lasmás hermosas muestras del sincretismo ar -quitectónico medieval. Todo este rodeoes para destacar el telón de fondo dondecreció el enigmático pintor flamenco. Na -cido hacia 1450 y muerto en 1516, hacemedio milenio; casado con la hija de unrico comerciante; un viaje a Venecia; supertenencia a la Ilustre Hermandad de losde Nuestra Señora, una cofradía dedicadaa la veneración mariana, etcétera. To dosestos rasgos hacen del artista uno de esosenigmas que llaman a la especulación, lafábula, la hipótesis, la ficción. En su reciente libro El Bosco. Un oscuro
presentimiento, el escritor holandés CeesNooteboom escribe: “¿Cuándo se despren -den los cuadros de su pintor?”. La desapa -rición del artista tras de su obra es un temarecurrente en la obra del autor holandés.Ya en su novela La historia siguiente des-cribe la historia de una desaparición, deuna transmigración: un profesor de filo-sofía despierta en Lisboa después de queel día anterior estuvo en Ámsterdam. Másallá de las semejanzas entre el ensayo so -bre El Bosco y su novela, Nooteboom sesumerge en un enigma interesante: el dela identidad del pintor y la leve huella que
incluso los grandes artistas dejan tras de símás allá de sus obras. El ensayo de Noote-boom entabla un breve diálogo con su no -vela en el capítulo segundo, cuando arribaa Lisboa para contemplar Las tentacionesde San Antonio en el Museu Nacional deArte Antiga. Tuve la fortuna de admirar es -ta pintura en la capital de Portugal y pue dodecir que se trata de una de las más fasci-nantes del artista flamenco. La rica imagi -nería medieval, peces que vuelan, extrañospájaros parecidos a ovnis flotando en elcielo, la narrativa del cuadro, las diversastentaciones —la mujer, la riqueza, los man -jares— plasmados en un conjunto abiga-rrado y alucinante. Al fondo se aprecia unaciudad en llamas (¿Sodoma, Gomorra, elincendio que presenció a los trece años,según se dice, en Herteborsh, la ciudad enla que vivió desde pequeño y de la que to -mó su nuevo aire artístico?).Si bien el libro de Nooteboom no pre -
tende aportar mayores elementos al enig-ma de su personaje, sí nos permite pensarcon el autor algunos elementos de la obravisionaria de El Bosco. ¿Qué significan
esas imágenes para una generación que yano se educó leyendo la Biblia, después delHolocausto, después del siglo XX, en ple -na era de la realidad virtual y de los filmescon efectos especiales? Porque incluso quie -nes crecimos con la lectura de la Biblia ynos hemos adentrado en las discusionesbíblicas necesitamos una brújula, una suer -te de piedra Rosetta que nos permita com -prender el complejo galimatías de pinturascomo El carro de heno o el monumentalJardín de las delicias. Es casi seguro queDante, lectura muy difundida en su tiem -po, formara parte de los basamentos de laobra pictórica del artista flamenco, perono es suficiente. La imaginería de El Bos -co es demasiado abigarrada y exuberante.No hay tratado teológico que nos permitaentender a esos seres convertidos en hue-vos, las fantasías florales, los frutos que re -cuerdan al Nuevo Mundo (del que El Bos -co debe haber escuchado relatos de primerao de segunda o de tercera mano). En lasTentaciones hay una perfecta representa-ción de un tomate habitado por extrañospersonajes. Visto desde el presente resulta relevan -
te recordar a Lautréamont, a simbolistascomo Odilon Redon, a Tanguy, Bellmer oDalí, al surrealismo o las exploraciones delsubconsciente. Sin embargo, como apun -ta Nooteboom, nos quedamos con un “os -curo presentimiento” un poco en la orillade ese universo cargado de imágenes oní-ricas, perturbadoras, cómicas, ridículas,visionarias. En su tratado sobre lo grotesco, el es -
tudioso alemán Wolfgang Kayser destacala desfiguración como principio estético, lomismo Mijail Bajtin con su estudio de lasimágenes medievales en que ocurre una in -versión de lo alto y lo bajo. Gracias a ellos
Zonas de alteridadEl Bosco: 500 años
Mauricio Molina
104 | REVISTADE LA UNIVERSIDADDE MÉXICO
vislumbramos todas esas fantasías anales:la monja convertida en cerda, la lujuriade la tortura. Nooteboom refiere algunasinterpretaciones críticas donde esos serespájaro, esos tullidos, eran objeto de burlade El Bosco. Interpretación, me parece, unpoco fácil, como el mismo autor de Lahistoria siguiente comenta. Kayser y Bajtinson más interesantes, lo mismo podríamosañadir a Johan Huizinga —otro notableholandés—, autor de libros excepcionales:El otoño de la Edad Media y Homo Ludens.Huizinga estudia en su libro sobre el me -dioevo a los flamencos primitivos y el amorcortés, en una Europa cuyo imaginario co -lectivo estaba exaltado. En Homo Ludens,por su parte, Huizinga establece una an -tropología del juego que más tarde segui-rá Roger Caillois. En la inversión de lo bajo y lo alto de
Bajtin, con ayuda de la exploración de logrotesco de Kayser y merced a la nociónde juego de Huizinga, podemos acaso en -contrar una aproximación plausible a lasimágenes de El Bosco, sin quitarles su po -derosa aura de misterio y asombro. Evi-dentemente los bestiarios y los libros ilumi -nados medievales, esas imágenes a menudoeróticas o terribles dictadas por el demoniodel mediodía al decir de Giorgio Agam-ben, también se encuentran en la base dela obra de El Bosco.
Especial mención merece la epidemiamilenarista que invadió el periodo, tal ycomo lo muestra el historiador NormanCohn en su prodigioso libro En pos del mi -lenio. Hay que recordar que El Bosco escontemporáneo del surgimiento de Mar-tín Lutero y del protestantismo y, con ello,de las revueltas iconoclastas en las regio-nes germánicas y los Países Bajos. ¿Habrásido testigo de las quemazones de imágenesrealizadas por los protestantes? ¿La cons-tante del fuego en su obra será parte deese temor que atañía en esencia a su pro-pio oficio de pintor?Otro trasunto puede encontrarse en las
torturas inquisitoriales. Esos tullidos y mu -tilados que aparecen salpicados aquí y alláen la obra de El Bosco pueden referirse alas víctimas de la Santa Inquisición. Esehombre que es un huevo roto del que sa -len ramas puede simbolizar el alma rotade un condenado. ¿Y qué decir del cuchi-llo partiendo unas orejas de El jardín delas delicias?Hay una serie de imágenes muy signi-
ficativas en algunas pinturas de El Boscoque recuerdan otras herméticas y extrañas.En El jardín de las delicias, en el panel cen -tral, abundan las presencias femeninas den -tro de flores o saliendo de plantas. Hay porahí parejas dentro de burbujas florales, mu -jeres bailando en plantas, ro deados de ani -
males fantásticos, preadá nicos. Esas imáge -nes recuerdan al Códice Voynich, el miste-rioso manuscrito indescifrable que se gua r -da en la Universidad de Yale y que ha sidodatado entre el siglo XV y el XVI, la mismaépoca en que vivió El Bosco. En esta mis macolumna escribí sobre el Voynich. Comosabemos, las ilustraciones de ese manus-crito contienen di bujos de mujeres nadan -do en plantas, sa liendo también de flores.Sólo la maestría del trazo de El Bosco se di -ferencia de los dibujos del Voynich. ¿Ha bráEl Bosco te nido entre sus manos el Voynich?La pregunta es relevante dado el herme-tismo tan to del manuscrito como de la pin -tura del artista flamenco. Tema para la in -vestigación o para la fabulación. El lectordecida. A 500 años de su muerte, El Bosco si gue
siendo uno de los pintores más sorpren -dentes de la historia del arte. En Madrid seha organizado una magna exposición paracelebrarlo, reuniendo la obra dispersa, altiempo que se prepara un documental conla participación de figuras como SalmanRushdie, Cees Nooteboom, Orhan Pamuk,Nélida Piñon, entre otros. Esperemos ver -lo pronto en nuestro país.
Cees Nooteboom, El Bosco. Un oscuro presentimiento, tra -ducción de Isabel-Clara Lorda Vidal, Siruela, Madrid,2016, 80 pp.
El Bosco, El carro de heno, panel central El Bosco, El jardín de las delicias, detalle del panel derecho