02-09-2012 literaria

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 2 DE SEPTIEMBRE DE 2012 5 a SECCION La última ficción de Stephen King propone viajar en el tiempo para salvar a Kennedy e indaga quién fue, realmente, el que apretó el gatillo magnicida. El premio Nobel de Economía Paul Krugman sostiene que la austeridad fiscal no es buena en tiempos de crisis y propone no temerle al déficit. 2 3 E n los últimos tiempos –en particular en el dis- curso político– escuchamos reiteradamente el término “relato”. Se habla de la falsedad o arbitra- riedad de tal relato –oficialista u opositor–. La refe- rencia a él tiene una fuerte carga negativa. Un rela- to, en ese contexto, es una historia falsa, un discur- so que, cargado de intencionalidad, desconoce la patencia de la “realidad” que habla por sí sola. Aho- ra bien, ¿qué es la realidad? Ante esta pregunta se han inclinado perplejos todos los sabios de Occiden- te. La filosofía, el psicoanálisis, la economía, la físi- ca, las matemáticas, han sostenido diversos senti- dos del vocablo “realidad”; imaginemos cuanto más confuso puede ser “relato”. Pero comencemos por el principio. Relatar es narrar y proviene del latín “explicar”. La etimolo- gía orienta; es una historia con la cual se hace in- teligible un acontecer del mundo. Por ejemplo, en vez de señalar la luna, contamos –con un relato– su condición de satélite de la tierra, tal como lo muestra la ciencia; pero hay otros relatos sobre la luna que hablan del rol que jugó su condición fe- menina en los mitos arcaicos. Ambos son relatos pero no tienen los mismos mecanismos de verifi- cación. A uno lo sostiene la ciencia y su capacidad de refutación; esto es, de buscar evidencias contra- rias a ese relato; si las encuentro (la luna no es sa- télite), el relato cae; si, por el contrario no las en- cuentro, se confirma la hipótesis, sostiene el epis- temólogo Jorge Estrella. El otro relato, el del mito, en cambio, no tiene mo- do de ser verificado. Simplemente se lo acepta o se lo rechaza, por lo cual queda la duda sobre sus lími- tes de veracidad. Eso sí, ambos pretenden ser por- tadores de sentidos –científicos o simbólicos– para su grupo social y se reflejan en acciones humanas. El hombre es palabra, pero su palabra no es sim- ple, límpida y transparente, como se cree. La filoso- fía se ha ocupado en señalarlo. Narrar, hacer un re- lato, es construir una trama mediadora que enlaza hechos entre sí para hacer comprensible y cognos- cible los acontecimientos del mundo. Anclado en el lenguaje narrativo, los hombres configuran sus ex- periencias e interpretan su entorno a través de re- latos. Toda tradición comienza con historias orales. El lenguaje no es espejo fiel de la realidad, es un relato metafórico, una mirada situada y comprome- tida con el punto de vista de cada sujeto. Nuestro mundo social y valorativo –tejido con ellos– narra sucesos profanos y sagrados, importantes para nuestra existencia. De modo inevitable, entonces, el relato comporta en sus pliegues tradiciones, expe- riencias y sueños de cada grupo social. Continúa en la página 3... N o es una sinécdoque. El vocablo relato, en boca del kirchnerismo, no funciona como un tropo que refiere al todo por la parte. Como cuando se dice que un productor rural (u oligarca, según el interlocutor) tiene 100 cabezas de ganado, a pesar de que tiene el centenar de vacas comple- tas. Bien podría usarse como esa figura retórica, porque relato podría ser la sinécdoque de ideología. Una ideología es, también, un relato: el ayer y el hoy no son relatados de igual manera por el capitalismo que por el socialismo. Pero no. Hoy, aquí, relato no es sinécdoque de ideología: es su sustituto. El oficialismo, auténticamente progresista en la consagración de normas que amplían la igualdad (matrimonio igualitario, adopción para parejas del mismo sexo, equiparación de derechos de convi- vientes con los de los casados), es legítimamente conservador en sus políticas tributarias. ¿Cuál es la parte “progre” de considerar “ganancia” el salario de trabajadores y y jubilados y aplicarles el conse- cuente impuesto? Ni hablar de los gobiernos pro- vinciales K: el fraude, la corrupción, la compra- venta de sufragios y los funcionarios que no toman licencia durante la campaña (cobran para hacer proselitismo) son prácticas que el orden conserva- dor aplaudiría de pie. A eso se agregan medidas de izquierda dogmática, como la cobertura social pa- ra los sectores largamente pauperizados y explota- dos. Y también la persecución fiscal a los que criti- can al Gobierno y el adoctrinamiento a niños en es- cuelas, ambas rayanas en el fascismo. Y las neoli- berales políticas de emplear los recursos de la An- ses no para mejorar los ingresos de los jubilados si- no para financiar el consumo de electrodomésticos. O el intervencionismo liso y llano en el mercado cambiario. O las disposiciones de izquierda popu- lista, como meter mano otra vez en la Anses para financiar Fútbol para Todos. Urge distinguir. Una cosa es la identificación po- lítica, que el kirchnerismo posee y de sobra, y otra cosa es una ideología. Este gobierno no la tiene. Co- mo antes, otros, tampoco. Y en este punto se susci- ta la primera conspiración contra cualquier debate político: públicamente desnudo por las contradic- ciones entre su decir y su hacer, el kirchnerismo, que no resiste el menor análisis ideológico, sólo acepta una paupérrima discusión sobre identifica- ción política: se está “con” el oficialismo o se está “en contra” de él. Punto. Y aparte. “La miseria del pensamiento nace cuando todo se dirime en el pro o en el contra”, lapida el filósofo To- más Abraham. “El diagrama que divide el campo intelectual en trincheras contribuye a este miserabi- lismo. Por eso es el coto preferido de protagonistas mediocres. De sicofantes, burócratas y voceros del aparato”, machaca en La lechuza y el caracol. “Ser” kirchnerista o “ser” antikirchnerista, plan- tea el también sociólogo argentino, es el nuevo em- blema del embrutecimiento que se nos impone. Esa identificación política en reemplazo de una ideología, ese relato en sustitución de un corpus de teoría y praxis coherentes, es la madre del siguien- te desmadre. El oficialismo, que no quiere discutir con nadie, le reclama a todos creer. Creer en él. Y en que lo que quiere es lo mejor para los argenti- nos. O sea, profundización de la identificación polí- tica: si los K quieren lo mejor para el país, K es pa- tria. Y como aquel que no está con los K es anti-K, el crítico de la gestión K es apátrida. “Nosotros no tenemos que creer en nada, sino pensar en todo”, derrumba Abraham en su libro, cuyo subtítulo es Contrarrelato político. En la se- gunda conjura actual contra cualquier chance de discusión política, justamente, los protagonistas no son los políticos, sino los intelectuales. Continúa en la página 2... D ebate, relato e ideología El término suele ser empleado en el discurso político para descalificar, por su falsedad, a las críticas. Los relatos buscan explicar el mundo, sus acontecimientos o una de sus facetas. Jamás un relato podrá describir exhaustivamente los miles de matices de la “realidad” pero todo grupo social acude a alguno en el que intenta cobijarse. Por Cristina Bulacio PARA LA GACETA - TUCUMÁN E ntre la variedad de perspectivas que el tema admite, me limi- taré a mencionar cinco. 1. El debate político es multidimensional. Se da en varias esca- las de manera simultánea e interconectada. Se da a escala global, regional, nacional, intrarregional, provincial y local. Resulta cada vez más difícil aislar un campo de otro. Entre los ejemplos está la cuestión energética (que es global, sudamericana, argentino-espa- ñola, con fuerte influencia regional por parte de las provincias productoras, y local por su impacto en materia de reactivación in- dustrial). 2. Es un debate particular y general a la vez, pues involucra cuestiones muy puntuales pero que remiten a marcos ideológicos que las explican. Es decir, hay un debate entre modelos de país y de sociedad. Por ejemplo, la discusión sobre el dólar es mucho más que una cuestión sobre cómo ahorrar; involucra definiciones sobre modos de construir una economía. Algo similar ocurre con el de- bate en torno a la discusión política en las escuelas, el tema va mu- cho más allá de la historieta El Eternauta; pone de manifiesto for- mas de entender a la juventud y al sistema educativo. 3. El debate se ha diversificado. Esto es un signo positivo pues no podemos circunscribirlo a lo que dicen o no “los políticos”. Hoy se entrecruzan espacios tradicionales con otros de nuevo cuño. Hay diversificación de canales (dónde y cómo se debate), de voces (a quiénes se escucha), de temas (la agenda no es impuesta por un centro sino que está sujeta a múltiples fuerzas que la configuran). Esto es muy positivo para un país que vivió desde 1930 y hasta 1983 bajo una profunda inestabilidad democrática. Continúa en la página 4... El debate político en la Argentina actual Múltiples son las perspectivas que admite. El debate político es multidimensional, particular y general a la vez, diversificado y álgido. Todos tienen lugar para debatir en una sociedad democrática, no solo “los educados”. DYN Por Juan Pablo Lichtmajer PARA LA GACETA - TUCUMÁN ¿Qué es eso del relato? La identificación política sustituye un corpus coherente de teoría y praxis Por Álvaro José Aurane PARA LA GACETA - TUCUMÁN

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Domingo 2 de septiembre de 2012 Deportes LA GACETA

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Page 1: 02-09-2012  LITERARIA

SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 2 DE SEPTIEMBRE DE 2012

5aSECCION

La última ficción de Stephen King propone viajaren el tiempo para salvar a Kennedy e indaga quiénfue, realmente, el que apretó el gatillo magnicida.

El premio Nobel de Economía Paul Krugmansostiene que la austeridad fiscal no es buena en

tiempos de crisis y propone no temerle al déficit.

2 3

En los últimos tiempos –en particular en el dis-curso político– escuchamos reiteradamente el

término “relato”. Se habla de la falsedad o arbitra-riedad de tal relato –oficialista u opositor–. La refe-rencia a él tiene una fuerte carga negativa. Un rela-to, en ese contexto, es una historia falsa, un discur-so que, cargado de intencionalidad, desconoce la

patencia de la “realidad” que habla por sí sola. Aho-ra bien, ¿qué es la realidad? Ante esta pregunta sehan inclinado perplejos todos los sabios de Occiden-te. La filosofía, el psicoanálisis, la economía, la físi-ca, las matemáticas, han sostenido diversos senti-dos del vocablo “realidad”; imaginemos cuanto másconfuso puede ser “relato”.

Pero comencemos por el principio. Relatar esnarrar y proviene del latín “explicar”. La etimolo-gía orienta; es una historia con la cual se hace in-teligible un acontecer del mundo. Por ejemplo, envez de señalar la luna, contamos –con un relato–su condición de satélite de la tierra, tal como lomuestra la ciencia; pero hay otros relatos sobre laluna que hablan del rol que jugó su condición fe-menina en los mitos arcaicos. Ambos son relatospero no tienen los mismos mecanismos de verifi-cación. A uno lo sostiene la ciencia y su capacidadde refutación; esto es, de buscar evidencias contra-rias a ese relato; si las encuentro (la luna no es sa-télite), el relato cae; si, por el contrario no las en-cuentro, se confirma la hipótesis, sostiene el epis-temólogo Jorge Estrella.

El otro relato, el del mito, en cambio, no tiene mo-do de ser verificado. Simplemente se lo acepta o selo rechaza, por lo cual queda la duda sobre sus lími-tes de veracidad. Eso sí, ambos pretenden ser por-

tadores de sentidos –científicos o simbólicos– parasu grupo social y se reflejan en acciones humanas.

El hombre es palabra, pero su palabra no es sim-ple, límpida y transparente, como se cree. La filoso-fía se ha ocupado en señalarlo. Narrar, hacer un re-lato, es construir una trama mediadora que enlazahechos entre sí para hacer comprensible y cognos-cible los acontecimientos del mundo. Anclado en ellenguaje narrativo, los hombres configuran sus ex-periencias e interpretan su entorno a través de re-latos. Toda tradición comienza con historias orales.

El lenguaje no es espejo fiel de la realidad, es unrelato metafórico, una mirada situada y comprome-tida con el punto de vista de cada sujeto. Nuestromundo social y valorativo –tejido con ellos– narrasucesos profanos y sagrados, importantes paranuestra existencia. De modo inevitable, entonces, elrelato comporta en sus pliegues tradiciones, expe-riencias y sueños de cada grupo social.

Continúa en la página 3...

No es una sinécdoque. El vocablo relato, enboca del kirchnerismo, no funciona como untropo que refiere al todo por la parte. Como

cuando se dice que un productor rural (u oligarca,según el interlocutor) tiene 100 cabezas de ganado,a pesar de que tiene el centenar de vacas comple-tas. Bien podría usarse como esa figura retórica,porque relato podría ser la sinécdoque de ideología.Una ideología es, también, un relato: el ayer y el hoyno son relatados de igual manera por el capitalismoque por el socialismo. Pero no. Hoy, aquí, relato noes sinécdoque de ideología: es su sustituto.

El oficialismo, auténticamente progresista en laconsagración de normas que amplían la igualdad(matrimonio igualitario, adopción para parejas delmismo sexo, equiparación de derechos de convi-vientes con los de los casados), es legítimamenteconservador en sus políticas tributarias. ¿Cuál es laparte “progre” de considerar “ganancia” el salariode trabajadores y y jubilados y aplicarles el conse-cuente impuesto? Ni hablar de los gobiernos pro-vinciales K: el fraude, la corrupción, la compra-

venta de sufragios y los funcionarios que no tomanlicencia durante la campaña (cobran para hacerproselitismo) son prácticas que el orden conserva-dor aplaudiría de pie. A eso se agregan medidas deizquierda dogmática, como la cobertura social pa-ra los sectores largamente pauperizados y explota-dos. Y también la persecución fiscal a los que criti-can al Gobierno y el adoctrinamiento a niños en es-cuelas, ambas rayanas en el fascismo. Y las neoli-berales políticas de emplear los recursos de la An-ses no para mejorar los ingresos de los jubilados si-no para financiar el consumo de electrodomésticos.O el intervencionismo liso y llano en el mercadocambiario. O las disposiciones de izquierda popu-lista, como meter mano otra vez en la Anses parafinanciar Fútbol para Todos.

Urge distinguir. Una cosa es la identificación po-lítica, que el kirchnerismo posee y de sobra, y otracosa es una ideología. Este gobierno no la tiene. Co-mo antes, otros, tampoco. Y en este punto se susci-ta la primera conspiración contra cualquier debatepolítico: públicamente desnudo por las contradic-ciones entre su decir y su hacer, el kirchnerismo,que no resiste el menor análisis ideológico, sóloacepta una paupérrima discusión sobre identifica-ción política: se está “con” el oficialismo o se está“en contra” de él. Punto. Y aparte.

“La miseria del pensamiento nace cuando todo sedirime en el pro o en el contra”, lapida el filósofo To-más Abraham. “El diagrama que divide el campointelectual en trincheras contribuye a este miserabi-lismo. Por eso es el coto preferido de protagonistas

mediocres. De sicofantes, burócratas y voceros delaparato”, machaca en La lechuza y el caracol.

“Ser” kirchnerista o “ser” antikirchnerista, plan-tea el también sociólogo argentino, es el nuevo em-blema del embrutecimiento que se nos impone.

Esa identificación política en reemplazo de unaideología, ese relato en sustitución de un corpus deteoría y praxis coherentes, es la madre del siguien-te desmadre. El oficialismo, que no quiere discutircon nadie, le reclama a todos creer. Creer en él. Yen que lo que quiere es lo mejor para los argenti-nos. O sea, profundización de la identificación polí-tica: si los K quieren lo mejor para el país, K es pa-tria. Y como aquel que no está con los K es anti-K,el crítico de la gestión K es apátrida.

“Nosotros no tenemos que creer en nada, sinopensar en todo”, derrumba Abraham en su libro,cuyo subtítulo es Contrarrelato político. En la se-gunda conjura actual contra cualquier chance dediscusión política, justamente, los protagonistas noson los políticos, sino los intelectuales.

Continúa en la página 2...

Debate, relato e ideología

El término suele ser empleado en el discurso político para descalificar, por su

falsedad, a las críticas. Los relatos buscan explicar el mundo, sus

acontecimientos o una de sus facetas. Jamás un relato podrá describir

exhaustivamente los miles de matices de la “realidad” pero todo grupo social

acude a alguno en el que intenta cobijarse.

◆ Por Cristina BulacioPARA LA GACETA - TUCUMÁN

Entre la variedad de perspectivas que el tema admite, me limi-taré a mencionar cinco.

1. El debate político es multidimensional. Se da en varias esca-las de manera simultánea e interconectada. Se da a escala global,regional, nacional, intrarregional, provincial y local. Resulta cadavez más difícil aislar un campo de otro. Entre los ejemplos está lacuestión energética (que es global, sudamericana, argentino-espa-ñola, con fuerte influencia regional por parte de las provinciasproductoras, y local por su impacto en materia de reactivación in-dustrial).

2. Es un debate particular y general a la vez, pues involucracuestiones muy puntuales pero que remiten a marcos ideológicosque las explican. Es decir, hay un debate entre modelos de país yde sociedad. Por ejemplo, la discusión sobre el dólar es mucho másque una cuestión sobre cómo ahorrar; involucra definiciones sobremodos de construir una economía. Algo similar ocurre con el de-bate en torno a la discusión política en las escuelas, el tema va mu-cho más allá de la historieta El Eternauta; pone de manifiesto for-mas de entender a la juventud y al sistema educativo.

3. El debate se ha diversificado. Esto es un signo positivo puesno podemos circunscribirlo a lo que dicen o no “los políticos”. Hoyse entrecruzan espacios tradicionales con otros de nuevo cuño.Hay diversificación de canales (dónde y cómo se debate), de voces(a quiénes se escucha), de temas (la agenda no es impuesta por uncentro sino que está sujeta a múltiples fuerzas que la configuran).Esto es muy positivo para un país que vivió desde 1930 y hasta1983 bajo una profunda inestabilidad democrática.

Continúa en la página 4...

El debate político enla Argentina actualMúltiples son las perspectivas que admite. El

debate político es multidimensional, particular y

general a la vez, diversificado y álgido. Todos

tienen lugar para debatir en una sociedad

democrática, no solo “los educados”.

DYN

◆ Por Juan Pablo LichtmajerPARA LA GACETA - TUCUMÁN

¿Qué eseso del relato?

La identificación política sustituye un corpus coherente de teoría y praxis

◆ Por Álvaro José AuranePARA LA GACETA - TUCUMÁN

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LITERARIA2 LA GACETA

DOMINGO 2 DE SEPTIEMBRE DE 2012

L A N Z A M I E N T O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / L O S M A S L E I D O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R Í T I C A D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A

Novedades

ÉXODO JUJEÑOHernán BrienzaAGUILAR (216 PÁGINAS)“La grandeza de un pueblo no se mide por los laurelesconquistados sino por los sacrificios realizados paraconseguirlos”, sostiene el autor en este homenaje a unhito bicentenario. La gesta de Manuel Belgrano y unpueblo para construir una nación, es el subtítulo.

LAS BANDERAS DE BELGRANOManuel Francisco BoneoLETEMENDIA (176 PÁGINAS)Comienza con el origen histórico de las banderas en elmundo y la evolución en la historia del color azul, queBelgrano tomaría como fuente de inspiración. Además,pasa revista a las banderas que fueron enarboladas porel prócer al frente de los ejércitos revolucionarios.

LA COMPAÑERA EVITANorberto GalassoCOLIHUE (248 PÁGINAS)Apelando a fuentes inéditas hasta el momento, ypolemizando con mucho de lo escrito sobre el tema,Galasso ensaya en La compañera Evita un recorridodetallado de la biografía de un personaje decisivo parala historia contemporánea de la Argentina.

EL VIAJE DE MINAMichael OndaatjeALFAGUARA (320 PÁGINAS)Un chico de 11 años, se embarca hacia Inglaterra. Denoche asiste, fascinado, a los paseos por cubierta de unpreso encadenado cuyo delito los obsesionará parasiempre, mientras la hermosa y enigmática Emily seconvierte en la causa del despertar del deseo sexual.

LA LLUVIA DE VERANOMarguerite DurasEL CUENCO DE PLATA (128 PÁGINAS)Narra la historia de una familia de inmigrantes que vivede subsidios gubernamentales: el padre, la madre y sussiete hijos. Cierto día, Ernesto halla un libro y descubreque ya sabe leer, aunque nunca aprendió a hacerlo. Asíque deja la escuela: “allí me enseñan cosas que no sé”.

LA OTRA CARA DE LA LUNAClaude Lévi-StraussCAPITAL INTELECTUAL (160 PÁGINAS)Los textos inéditos de La otra cara de la luna fueronescritos entre 1979 y 2001, y revelan una desconocidafaceta del antropólogo más importante de la historia:iluminan sobre la cultura japonesa y sus singularidades,pero también hablan sobre el autor y su mirada.

SPINOZA, EL DON DE LA FILOSOFÍADiego TatiánCOLIHUE (216 PÁGINAS)Aunque el sustantivo “comunidad” sea raro en la obrade Spinoza, designa una dimensión muy importante desu filosofía, concebida por quien siendo joven perdió lacomunidad a la que parecía destinado, y que aloja unaaspiración de universalismo aún por explorar.

HISTORIA DE LAS AGENCIAS DE NOTICIASMarcelo Norberto BottoACADEMIA NACIONAL DE PERIODISMO (103 PÁGINAS)La colección Historia del periodismo argentino–dirigida por Armando Alonso Piñeiro– presenta unestudio pormenorizado y crítico de las sucesivas etapasde la comunicación masiva entre nosotros. Este nuevovolumen aborda la evolución de las agencias noticiosas.

HACIA UN ROMANTICISMO REVOLUCIONARIOHenri LefebvreNUEVA VISIÓN (80 PÁGINAS)Lefebvre estima en su justa medida los crímenes deStalin y el aplastamiento del levantamiento obrero deBudapest y rompe con el Partido Comunista. Rupturaestridente de la que son testigos su gran libro, La sumay el resto, y este artículo que nunca volvió a publicarse.

TRANSFORMACIONES URGENTESSilvia GómezPARQUE CHAS EDICIONES (64 PÁGINAS)En tanto mujer-todas las mujeres, denuncia y luchacontra la doble explotación (la laboral y la social, bajoel capitalismo y patriarcado); en tanto mujer-única (lapoeta que escribe y describe), recurre a palabras paraencontrarse en su originalidad y re-escribirse día a día.

EL GRAN LÍOAdaptado por John GreenALTEA (32 PÁGINAS)Todo es diversión cuando Phineas y Ferb hacen unagelatina gigante en una piscina... ¡hasta que cobra vidagracias a la última creación del Dr. XXX! Deben hallarla manera de detener al monstruo y salvar a Candace.Pero ella, en Inglaterra, se convierte en detective paraatrapar a sus hermanos. Por cierto, ¿dónde está Perry?

CHAT NATACHA CHATLuis PescettiALFAGUARA (104 PÁGINAS)¿Cómo se conocieron sus papás? ¿Se puede quemar unincendio? ¿Usan arito los perros varones? Responderesas cuestiones, aprender danza árabe, visitar la granjaen la que los animales del campo conocen a los de laciudad y un chat alucinante son situaciones queNatacha y su amiga Pati logran convertir en locuras.

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El premio Nobel de Economíaque exige no temerle al déficit

En su nueva obra, el Premio Nobel en Eco-nomía 2008, Paul Krugman, expresa su granpreocupación por las consecuencias de lacrisis mundial que despertó en 2008. Princi-palmente menciona la pérdida de empleosque lleva consigo diversos efectos negativospara las familias y personas, algunos de ca-rácter permanente (brinda una definiciónamplia de desempleo). Según él, hubo y si-gue habiendo muchos errores de pronósti-cos de los que manejan la política económi-ca, pensando que la recesión que siguió a lacrisis sería corta y no tan profunda, y erro-res en la dimensión en que los Gobiernos ac-tuaron para poder frenarla y recuperar rápi-damente el empleo perdido.

Según Kurgman, Estados Unidos y parteEuropa se encuentran en una situación quedenomina “trampa de la liquidez” por ser ca-si cero la tasa de interés. De allí que la de-manda agregada sólo puede incrementarsevía la expansión del gasto del sector público,ya que el sector privado no tiene los incenti-vos o medios para hacerlo. Su propuesta esbien keynesiana (al estilo del Keynes de1936). Sostiene que no hay que tenerle mie-do al déficit del Gobierno ya que en la situa-ción actual no empujaría mucho a la infla-ción, y que la nueva deuda del mismo se di-luirá bastante a través del tiempo. Piensaque las actuales deudas públicas de EstadosUnidos y Europa no son tan grandes en com-paración a sus PBI, y que una inflación delcuatro al cinco por ciento anual no sería tangrave, si finalmente se logra disminuir sus-tancialmente el desempleo.

En el caso de Estados Unidos, sostiene quela crisis financiera, siguiendo a HymanMinsky, se dio por el exceso de endeuda-miento del sector privado terminando en el“desapalancamiento” que produjo la crisis.Señala que ello no respondió a la conductade las familias con menores ingresos, ya quelos que se beneficiaron con la larga recupe-ración anterior fueron los que están en el to-pe superior de ingresos, producto de un de-sarrollo financiero poco racional y de unadesregulación del sector financiero. El capi-tal humano poco tuvo que ver en los cambioscon la distribución del ingreso registrada enlos últimos años previos a la crisis. También

señala que las crisis financieras producenrecesiones más profundas. En el caso de laEuro zona destaca que, en gran parte, el pro-blema se debió a la vigencia de una monedacomún que generó desbalances del comercioexterior que no pudieron resolverse en par-te vía el tipo de cambio (que de hecho era fi-jo), pero a pesar de ello sostiene que la sali-da de esta crisis puede lograse aun mante-niendo la Euro zona.

Destaca que la austeridad fiscal es buenaen épocas de recuperación pero no en épo-cas de recesiones. Describe diversas investi-gaciones sobre numerosos países en dondese constatan casos de austeridad fiscal du-rante recesiones con malos resultados.

OptimismoLa lectura del libro es fácil y accesible a un

público muy general. En parte entretienecon citas de diversas películas referidas a si-tuaciones similares en el pasado, como serBienvenido Mr Chance, con Peter Sellers(“en la primavera el jardín se recupera”), ElTesoro de Sierra Madre, con Humphrey Bo-gart (“trabajos disponibles pero duros”) y LaDiligencia, de John Ford (“el escape del malempresario”). De sus 250 páginas, 220 estándedicadas a criticar a los que se creen razo-nables y no quieren un gran déficit, y 30 apresentar su propuesta: aumento sustancialdel gasto público, favorecer el sector vivien-das -que son los que sufrieron el principalimpacto inicial de la crisis- y mejorar la po-lítica de la Reserva Federal.

Pienso que Krugman es muy optimista res-pecto de los efectos de la política keynesiana.Si bien brinda numerosos argumentos paraatacar las políticas de austeridad, no lo hacecon respecto a sus propuestas. A pesar deque él sugiere políticas inflacionarias de sólocuatro al cinco por ciento anual, ello puedellevar a inflaciones muy superiores, y pue-

den ser inefectivas las políticas de mayorgasto público. Existen numerosas evidenciasde que la expansión del gasto público depri-me el gasto privado, produciéndose lo que sellama crowding-out. Además, ya se intenta-ron propuestas como las que él sugiere, aun-que más moderadas, y sin embargo no se sa-le aun de la recesión o estancamiento. Mu-chos de sus argumentos están basados enque la situación actual, si bien no es igual alcaso de la Gran Depresión, es parecido, perorecordemos que en Estados Unidos en dichadepresión la tasa de desempleo subió al 25por ciento y el PBI llegó a caer el 30 por cien-to, por cierto muy lejos de la actual situación.

Reglas versus discrecionalidadKrugman, como Keynes, insiste en fijarse

en los problemas de corto plazo y no en losdel largo, con lo cual se puede justificar másel déficit. Ello en realidad no es un claro in-dicio de qué hacer. Uno debe hacer las cosasbien y ello es muy difícil con emisión descon-trolada.

La decisión vuelve a plantearse entre “re-glas versus discrecionalidad” en la políticamonetaria. Krugman descree que la largaestabilidad anterior fuera producto de lasreglas. Con ello replantea las causas que lle-varon a la Gran Depresión, criticando fuer-temente a los ahora llamados economistasde “agua dulce”, algunos de “agua salada”,los del mercado de capital eficiente y los“austeríacos”.

Krugman no está solo en este planteo desalida fácil. ¿Cuánto durará esta recesión ycuán profunda puede ser? Aun no es fácil elpronóstico. Cómo salir es muy importante; yerrarle, muy peligroso. Las evidencias dicenque a una recesión profunda le sigue unafuerte recuperación, pero a una larga recu-peración -como la que tuvieron los paísesavanzados- no se sabe si la recesión siguien-te, como la actual, será fuerte o suave, largao corta. La política monetaria de reglas y conemisiones no mayores que el crecimiento delargo plazo del PBI y un Estado pequeño pa-rece que aun tiene su crédito.

© LA GACETA

Debate, relato e ideología

para Krugman la austeridad fiscal es buena en épocas de recuperación pero no en las de recesiones

... Viene de la página I.

Mentiras verdaderasLa sinceridad no es la base de la política.

Abraham advierte que a los políticos hasta leses lícito traicionar.Y, no sin un dejo de provo-cación, propone que los políticos no mientenporque no están obligados a decir la verdad.

“Los que mienten -distingue el pensador-son los intelectuales, los académicos, la gen-te de la cultura, que tiene una relación ‘conla verdad’. No es que poseen la verdad comouna perla en una ostra, sino que deberíandecir lo que piensan, lo que ven; no escon-der el bulto, ni disimular”.

Mentir es escandalizase a finales de los 90con la embestida menemista para meterlemanos otra vez a la Constitución Nacional yhabilitar más reelecciones al entonces Presi-dente, pero justificar a principios de los 2000la intentona kirchnerista de manosear lamisma Carta Magna con el idéntico fin de ha-bilitar más reelecciones a la ahora Presiden-

ta. La democracia plebiscitaria es infame eneste siglo tanto como en el anterior. Su esen-cia anti-republicana es independiente de latonada riojana o platense. Parte de un mis-mo peligroso principio: la idea de que los vo-tos todo lo justifican. De que quien triunfa enlas urnas puede desconocer todos los límitesinstitucionales. Y que no está equivocadoporque, de estarlo, no lo habrían votado. Pe-ro el que gana tiene el poder, no la razón.

“Ser” kirchnerista no es un error: hay des-de aciertos políticos hasta reivindicacioneshistóricas, pasando por políticas sociales in-clusivas, de las que el oficialismo se enorgu-llece merecidamente. A lo que se suma elimpulso a la obra pública en todo el país: losnuevos hospitales, rutas y escuelas de Tucu-mán, casi en su totalidad, han sido financia-das por la Nación. De igual modo, no “ser”kirchnerista, tampoco es un yerro. Ni equi-vale a ser golpista, gorila, oligarca o impe-rialista. La realidad existe más allá del deseode algunos: el Gobierno tiene votos porque

ha hecho muchas cosas bien. Y esa mismarealidad subsiste más allá del relato deotros: soberanía monetaria es igual a reme-diar la inflación para preservar la monedadel salario de los argentinos; y de ningunamanera es igual a expropiar una imprentasospechada de negocios vicepresidenciales.

No hay debate posible donde “la complici-dad y el silencio ante la conformación de unanueva plutocracia en nombre de la ética y losderechos humanos” se da mientras se me-nosprecia “a los defensores de una repúblicacon poderes autónomos como representantesde un nuevo orden conservador”. Esa intelec-tualidad no forja un nuevo debate. “Son par-te -sentencia Abraham- de este nuevo actodel mentado pasaje de la tragedia a la farsa”.

© LA GACETA

Alvaro José Aurane - Licenciado en Comunica-ción Social, prosecretario de Redacción y columnis-ta político de LA GACETA, profesor de Historia Mo-derna y Contemporánea en la Unsta.

L A C R I S I S G L O B A L

VÍCTOR ELÍAS ◆

ECONOMÍA¡ACABEMOS YA CON ESTA CRISIS!PAUL KRUGMAN(Critica - Buenos Aires)

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LITERARIA 3LA GACETA

DOMINGO 2 DE SEPTIEMBRE DE 2012

C R I T I C A S D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / E N S A Y O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / F R A G M E N T O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A

... Viene de la página I.

Cada cual tiene un relato en el que intenta co-bijarse para vivir. No hay mucho más.

Los maticesEn el mundo de la política –como en otros

ámbitos discursivos– ninguna de las partes tie-ne acabada razón porque tampoco hay “una”realidad patente y clara. Así, al haber distintasnarraciones, debemos comprobar el límite desu veracidad. Siempre hay indicios de ese lími-te que nos revela el valor de un relato en políti-ca, religión o en el universo de los valores. Eselímite lo marca la posibilidad de vivir mejor en

nuestra sociedad. Es decir, es probadamentemejor el relato de la democracia que el de dic-tadura; el de respeto a los derechos que el de suavasallamiento; el de reconocimiento de la li-bertad y la dignidad del individuo que el de suesclavitud. Estos relatos que configuran y dise-ñan una sociedad son los que influyen en susacciones. De ello depende el mundo en el quenos toca vivir.

Las tradiciones de los pueblos, a pesar de suaparente fragilidad –son sólo palabras–, cobijande la intemperie y dan forma a la acción. Perotambién son estas palabras el testimonio denuestros severos límites, porque la realidadsiempre será inagotable. Jamás un relato podrá

describir exhaustivamente los miles de matices,colores, sentimientos, horrores o magnificen-cias que la “realidad” despierta en cada uno denosotros. Felizmente, la realidad supera alhombre y eso hace, al mismo tiempo, que poda-mos cambiar los relatos acerca de ella, verladesde otro lugar.Y, tal vez, aprender a elegir, re-petir y expandir aquellos relatos que nos pro-yectarán –en nuestro frágil destino– como ciu-dadanos más dignos y libres.

© LA GACETA

Cristina Bulacio - Doctora en Filosofía,miembro de la Academia de Ciencias Morales,Políticas y Jurídicas de Tucumán.

¿Qué es eso del relato?

FRONTERA VERBAL. Las palabras que componenla tradición testimonian nuestros límites.

B E S T S E L L E R

Ha pasado casi medio siglo desdeque John Kennedy fue asesinadoen Dallas, pero dos preguntas si-guen pendientes: ¿fue de verdadLee Oswald quien apretó el gatilloy, en caso de serlo, actuó solo? Na-da de lo que he escrito en 22/11/63ofrecerá respuestas a esas pregun-tas, porque el viaje en el tiempo so-lo es una interesante ficción. Perosi usted, como yo, siente curiosidadpor saber por qué permanecen aúnesos interrogantes, creo que puedodarle una respuesta satisfactoriaen dos palabras: Karen Carlin. Nosolo una nota a pie de página de lahistoria, sino la nota de una nota. Yaun así…

Jack Ruby tenía un local de strip-tease en Dallas llamado el CarouselClub, Carlin, cuyo nom du burles-que era Little Lynn, bailaba allí. Lanoche que siguió al asesinato deKennedy, Ruby recibió una llamadade la señorita Carlin, a la que le fal-taban 25 dólares para el alquiler dediciembre y necesitaba desespera-

damente un préstamo para que lola echaran a la calle. ¿La ayudaría?

Jack Ruby, que tenía otras cosasen la cabeza, le dedicó lo más flori-do de su vocabulario (a decir ver-dad, era el único vocabulario queJack el Chisposo de Dallas parecíatener). Le consternaba que hubie-sen asesinado al presidente al quereverenciaba en su ciudad natal, yhabló en repetidas ocasiones conamigos y parientes sobre lo terribleque era aquello para la señoraKennedy y sus hijos. Ruby se poníamalo al pensar que Jackie debía re-gresar a Dallas para el juicio de Os-wald. La viuda se convertiría en unespectáculo nacional, decía. Usa-rían su dolor para vender prensaamarilla.

A menos, por supuesto, que LeeOswald sufriese un ataque agudode matarile.

Todos los agentes del Departa-mento de Policía de Dallas cono-cían a Jack al menos de vista. El ysu “esposa” –era como llamaba a

su pequeña dachshund, Sheba-eran visitantes frecuentes de la co-misaría. Repartía entradas gratis asus clubes y, cuando los polis apa-recían en ellos, les invitaba copas.De modo que nadie le prestó espe-cial atención cuando se presentóen la comisaría el sábado 23 denoviembre. Cuando hicieron desfi-lar a Oswald por delante de laprensa, proclamando su inocenciay luciendo un ojo morado, Ruby es-taba presente. Llevaba una pistola(sí, otra 38, en esa ocasión una ColtCobra) y tenía toda la intención dedisparar a Oswald con ella. Pero lasala estaba abarrotada; Ruby sevio relegado al fondo y Oswald selibró.

De modo que Jack Ruby lo dejócorrer.

A última hora de la mañana deldomingo, fue a la oficina de la Wes-tern Union que había a una manza-na o así del Departamento de Poli-cía de Dallas y mandó a “LittleLynn” un giro postal de 25 dólares.Después se acercó dando un paseoa la comisaría. Presuponía que Os-wald ya había sido trasladado a laCárcel del Condado de Dallas, y lesorprendió ver a una multitud reu-nida delante del edificio. Había pe-riodistas, furgonetas de las noticiasy los curiosos de costumbre. Eltraslado no había cumplido el ca-lendario previsto.

Ruby llevaba su pistola, y seabrió paso hasta el garage de la po-licía. Allí no tuvo ningún problema.Algún que otro poli hasta le saludó,y Ruby correspondió al saludo. Os-wald seguía en el piso de arriba. Enel último momento había pedido asus carceleros si podía ponerse unjersey, porque su camisa tenía unagujero. El desvío para recoger eljersey duró menos de tres minutos,pero fueron suficientes; la vidacambia en un instante. Ruby dispa-ró a Oswald en el abdomen. Mien-tras un montón de policías aterri-zaban encima de Jack el Chisposo,este consiguió chillar:

- ¡Eh, chicos, soy Jack Ruby! ¡To-dos me conocéis!

El magnicida murió en el hospi-tal Parkland al cabo de poco, sinrealizar ninguna declaración. Gra-cias a una bailarina de stripteaseque necesitaba 25 pavos y a unfanfarrón de pacotilla que queríaponerse un jersey, Oswald no fuejuzgado nunca por su crimen ynunca dispuso de una oportunidadreal de confesar. Su declaración fi-nal sobre su participación en losacontecimientos del 22/11/63 fue:“Soy un cabeza de turco”. Los con-siguientes debates sobre si habíadicho o no la verdad no han cesadonunca.

* Editorial Plaza & Janés.

Jake Epping es profesor de in-glés para adultos (y, según él mis-mo confiesa, un escritor frustrado)en el instituto de Lisbon Falls, yacaba de divorciarse, luego deaños de convivir con una mujer al-cohólica. Al, uno de sus pocos ami-gos, dueño de un carro de comidasrápidas, sufre una enfermedad ter-minal, y antes de su muerte le ha-ce una confesión y un pedido,insólito y particular: viajar en eltiempo para cambiar la historia ysalvar a John Fitzgerald Kennedyde ser asesinado.

En la despensa del local está elpasaje: como en Alicia en el paísde las maravillas, la madriguerade conejo que lleva a otro tiempo:la mañana del 9 de septiembre de1958. Poco más de cinco años ydos meses antes de que Oswaldentrara para siempre en ese nebu-loso terreno de la leyenda.

Jake Epping se convertirá enGeorge Amberso (su nombre en elpasado) para vivir en la ciudad deDerry (algo así como la Poisonvillede Cosecha Roja, de Dashiell Ham-mett). Cada vez que Epping/Am-

berson salga y vuelva entrar deuno y otro plano temporal será unreset, un reinicio: podrán pasaraños en el pasado, pero en 2011habrán sido sólo dos minutos. Se-rá siempre como la primera vez.Hasta que deje de serlo...

Con eso comienza 22/11/63, deStephen King, y con un acierto enla descripción de lugares, usos,costumbres e idiosincrasias de losEstados Unidos de más de mediosiglo atrás (fines de los 50, iniciosde los 60): comidas, bebidas, golo-sinas, música; los ecos de la II Gue-rra Mundial, el conflicto con Corea,Rusia y los misiles; un mapa deépoca tan norteamericano en suestilo de vida -por decantación, enla escritura de King-, en las cosassencillas de aquellos hombres.

Pero el factor humano deEpping/Amberson tiene en menteno sólo cambiar el destino de losgrandes personajes de la Historia,sino también de aquellas vidas pe-queñas, anónimas, de gente de apie, que pagan su existencia concrueldad y sufrimiento. Aunque elpersonaje es consciente de cómo

la vida “cambia en un instante”,cómo las pequeñas cosas determi-nan a las mayores y, desde su po-sición, cómo está sujeto al “efectomariposa”: sucesos “de poca im-portancia” que pueden tener susramificaciones: “si un tipo mata auna mariposa en China”, quizásen 400 años “se produzca un te-rremoto en Perú”. Las repercusio-nes del pasado en el futuro. Aque-llo de que “el pasado es obstinado”y que, en clave de parodia, ha lle-gado incluso hasta un capítulo dela serie Los Simpson.

La cocina de la novela22-11-63 es una novela de lar-

go aliento (858 páginas), ambiva-

lente como todo cuerpo literarioextenso: lo que por momentos esfortuna, puede convertirse endesliz.

Sabemos que la crítica compla-ciente suele resultar tan ingenuacomo la crítica excesivamente des-prestigiante, y, aunque suene pre-tencioso desestimar a StephenKing, algunas situaciones de la no-vela suenan forzadas, abundan loslugares comunes, y esas detencio-nes en las menudencias del Ameri-can Way of Live de mediados delsiglo XX por momentos hastían yempalagan.

En el Epílogo (que suena a des-prendimiento de Mientras escri-bo, del mismo King), el autor des-

grana el trasfondo del libro: lainvestigación histórica llevada acabo para la construcción del re-lato; la pregunta de si realmentefue Lee Harvey Oswald quienapretó el gatillo (la cita de su fra-se “Soy un cabeza de turco”:King descree de la teoría conspi-rativa y da por sentado que fueLee Harvey quien mató al presi-dente); la referencia al tambiénextenso Oswald, de Norman Mai-ler; confiesa que el libro se leocurrió en 1972, apenas nueveaños después del asesinato deKennedy (cuando “la herida erademasiado reciente”) y apuesta aque todo sea parte de “una inte-resante ficción”.

22-11-63 es novela histórica y ala vez de ciencia ficción, de sus-penso y con matices sobrenatura-les, atravesada por una historia deamor (historia de amor ligada,además, a los libros). Remite, conobviedad, a La máquina del tiem-po, de Herbert George Wells, pero,también, y lateralmente, al filmBastardos sin gloria, de QuentinTarantino: alterar el pasado (darlea la historia una potencia en el de-seo y no en su propia realidad).Que muera Hitler. Que no maten aKennedy. Que es, en definitiva, elcentro de la novela.

© LA GACETA

F R A G M E N T O D E 2 2 / 1 1 / 6 3Karen Carlin y el asesinato de Kennedy

Gracias a una bailarina de striptease quenecesitaba 25 dólares y a un fanfarrón que

quería ponerse un saco, Oswald no fue juzgadonunca por su crimen y no dispuso de una

oportunidad real de confesar.

CIERRA EL CÍRCULO. El 24 de noviembre del 63, Jack Ruby asesina a Oswald, que era trasladado desde el cuartel de la policía de Dallas a la cárcel del condado.

LISTVERSE.COM

Un viaje en eltiempo parasalvar a JFK

HERNÁN CARBONEL ◆

NOVELA22/11/63STEPHEN KING(Plaza & Janés – Madrid)

Acerca de si Oswald fue quien apretó el gatillo

DEL MAGNICIDIO A LA FICCIÓN.Portada de la última novela del celebrado

escritor norteamericano Stephen King.

◆ Por Stephen King

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LITERARIA4 LA GACETA

DOMINGO 2 DE SEPTIEMBRE DE 2012

Argentina cuenta con una he-rencia negativa en cuanto a la cen-sura de opiniones, la proscripciónde fuerzas políticas, la desapari-ción de personas y el ocultamientode datos, pero a la vez tiene un al-to nivel de politización y capacidadde movilización de sus habitantes,una prensa fuerte, con expresionesvariadas y cuya calidad se destacaen América latina. Estos son condi-mentos esenciales para una socie-dad con mayor debate, politizada ymás democrática.

4. El debate es muy álgido. Bien-venido, pues significa el fin delpensamiento único. El neolibera-lismo ha cedido terreno y la dicta-dura de las no alternativas ha sidodestituida en un clima de revisiónde lo que parecían verdades o mo-delos incuestionables. Cabe desta-car que América latina tiene un lu-gar importante en este escenario.Mientras en los países “centrales”se debaten entre crisis de goberna-bilidad y falta de ideas sobre cómoafrontarlas, en otras latitudes sur-gen modelos de desarrollo capacesde debatir de igual a igual con lasrecetas y modelos tradicionales.Un buen ejemplo de esta transfor-mación es el lugar que los BRICSocupan a escala global.

5. Por ultimo quisiera destacarque el debate, la confrontación deideas y la puja entre modelos alter-nativos está incentivado y promo-vido tanto desde el gobierno comodesde los demás sectores políticos,sociales, económicos y culturales.Prácticamente no existe medida,institución o proyecto que no seasometido a debates legislativos,mediáticos, en redes sociales, par-tidarios, en la mesa familiar o enlos ámbitos educativos y de repre-sentación sindical.

Una conclusión: Es fácil decirque se debate mucho pero con po-ca calidad (porque la gente no sa-be, porque está influenciada, coop-tada, porque le falta educación).Esta actitud es simplista, despecti-va y nociva. En democracia, canti-dad puede ser calidad. No puedehaber mejor debate si no hay ma-yor volumen de discusión. Debe-mos estar dispuestos a tolerar ladiversidad de voces sin medirla deacuerdo a estándares anacrónicosde educación, cultura o buenosmodales. Todos tienen lugar paradebatir en una sociedad democrá-tica, no solo “los educados”. Siem-pre es más saludable una sociedadpolitizada a una apática. Pues laapatía es la ideología del egoísmo.

© LA GACETA

Juan Pablo Litchmajer – Doctor enCiencias Políticas de la Universidadde Essex, rector de la UniversidadSan Pablo T.

Desde dos décadas atrás, cierto perio-dismo culto ha logrado establecercomo un hecho esta fórmula: Las

ideologías han muerto. Y un destacadopensador norteamericano, asesor del pre-sidente de Estados Unidos, la rotuló comoEl fin de la historia.

Estoy en pleno desacuerdo con esas afir-maciones. Basta ingresar a cualquier uni-versidad latinoamericana o europea; acualquier librería; o sostener la más simpleconversación con quienquiera, para adver-tir lo contrario.

Para no hablar desde las nubes sino des-de el suelo, tomaré un botón de muestra(podría ser otro entre una multitud inabar-cable de bibliografía que inunda mentes, li-brerías, bibliotecas). Se trata de un libro re-ciente dedicado a Borges (Jorge Luis Bor-ges. Un intelectual en el laberinto semico-lonial, de Norberto Galasso*).

El autor sostiene que hay dos Borges: “elque va desde sus primeros poemas hastamediados de la década del 30 (Historia dela eternidad, publicado en 1935, podría serel momento del cambio) y otro a partir deesa fecha y hasta su muerte”. El primerBorges pertenecería a una cultura nacional“que expresa las esperanzas, dolores, frus-traciones, es decir, las emociones y expe-riencias de los sectores populares en unabúsqueda de su identidad nacional y en unproyecto de liberación”. El segundo Borgesformaría parte de “la cultura oficial, que laclase dominante difunde hacia el resto dela sociedad, especialmente hacia los secto-res medios, dirigida a ocultar la realidaddel vasallaje, adornada con toda clase demetáforas y exquisiteces, importada gene-ralmente de los países imperiales”.

Además, de esta situación no tendría res-ponsabilidad el propio Borges: “no es alpoeta a quien queremos sentar en el ban-quillo de los acusados, sino a quienes hansido responsables de esa ruptura en suobra y su vida, es decir, a la superestructu-ra cultural montada por la clase dominan-te para, a través de la cultura oficial, ayu-dar a mantener el orden consagrado queresguarda sus privilegios” (pág. 11).

Es decir que maravillas de la literaturauniversal, no sólo criolla, como las conteni-das en Historia de la eternidad (1935), Fic-ciones (1944), El aleph (1949), Otras inqui-siciones (1952), El informe de Brodie(1970) o El oro de los tigres (1972), porejemplo, entre otros más, serían no otra co-sa que “cultura oficial…adornada con todaclase de metáforas y exquisiteces importa-das de los países imperiales… dirigida aocultar la realidad del vasallaje”.

Supongamos por un momento que estedisparate fuese verdadero: ¿por qué darletanta importancia a ese Borges por parte dequienes defienden la cultura nacional? ¿Aca-so no merecería más atención la cumbia vi-llera, cuyo éxito expresa tan claramente “lasesperanzas, dolores, frustraciones, es decir,las emociones y experiencias de los sectorespopulares en búsqueda de su identidad na-cional y en un proyecto de liberación”?

ApuestasRecordaré aquí (como en otra ocasión

en este mismo suplemento) lo que me di-

jo Borges en 1976 en Santiago de Chile,luego de hablar y recibir el honoris causade la Universidad de Chile, donde yo tra-bajaba:

–¿Se notó que no soy comunista?, mepregunta sonriente mientras se apoya enmi brazo. Le contesto que aquí muchos in-telectuales no le perdonarán su anticomu-nismo. –Aquí y en todas partes –me dice. Yagrega: –Sabe que hace unos meses recibídos invitaciones. Una para México, la otrapara Chile. Supe que si iba a México y de-cía allí algunas frivolidades que ellos espe-raban, el Nobel de este año sería para mí.

Escogí venir a Chile. Y, aunque parezcamonótono, volver sobre lo que digo siem-pre. Seguíamos caminando bajo el enormepatio cerrado, cuando detuvo ese andar in-cierto de ciego que tiene y me preguntó:–¿Usted hace apuestas? –No –le contestoperplejo. –Es una lástima porque le hu-biera propuesto una: diez a uno que el No-bel que se está decidiendo estos días no espara mí. Y que el motivo es la defensa queacabo de hacer de Chile. –¿No exagera,Borges? –Si cree que exagero, acepte miapuesta. –El azar no es mi fuerte. –Tampo-co el mío, por eso quiero apostarle. –Bor-ges, usted parece andar buscando que nole den ese famoso premio.

Vuelve su rostro hacia mí y amaga esasonrisa entre burlona y amable que tiene.Pocos días después de su estada en Chile,los diarios traían el nombre del premioNobel de literatura de 1976. Y unos díasdespués un breve recuadro de El Mercuriodestacaba las declaraciones de uno de susjurados. Pedía no ser identificado y confe-saba que las expresiones de Borges en Chi-le hicieron desistir al tribunal de conceder-le el premio.

Volviendo a las opiniones del señor Ga-lasso en el libro que mencioné, esta histo-ria que cuento debería ser interpretada porél como que Borges no era responsable delo que pasó, sino “el sistema dominante enel poder”.Y aquí me pongo de su lado: efec-tivamente, el poder dominante en los ámbi-tos intelectuales es esa mixtura de marxis-mo, fascismo y nacionalismo (que denomi-no tomismo-leninismo). Tan cuidadososcuando otorgan los premios en ciencia, losjurados del Nobel se tornan súbitamentepermeados por la ideología dominantecuando deben elegir los premios de litera-tura y de la paz.

El autor de este libro sobre Borges es unfiel reflejo de esa cultura dominante, que si-gue hablando de “superestructura cultu-ral”, de “infraestructura”, de “lucha de cla-ses”, de “dialéctica histórica”, de “imperia-lismo”, sin tener en cuenta que el más po-deroso del imperialismo del siglo XX se de-rrumbaba a partir de 1989. Pero la chata-rra intelectual que lo apoyó conserva intac-ta su vigencia.

¿Que las ideologías han muerto y queasistimos al fin de la historia? No me diga.

© LA GACETA

Jorge Estrella – Escritor, doctor en Filosofía,ex profesor de la Universidad de Chile.

Nota:* Editorial Colihue, Buenos Aires, 2012.

El orden conservador reconocía uncomplejo de ideas compartidas so-bre el rumbo de la política y la eco-

nomía, que no ocultaron encendidas dis-cusiones en torno de las leyes laicas. Lacreación del Registro Civil y la sanción dela ley 1420 ejemplifican ese cambio políti-co. Las elites gobernantes, surgidas de co-micios fraudulentos, respetaron la divisiónde poderes y prepararon las condicionespara el tránsito a la democracia política,como apuntó Félix Luna.

La Ley Sáenz Peña fue el producto de lasfrustradas revoluciones radicales y de losreplanteos de los más lúcidos líderes con-servadores. La intransigencia de HipólitoYrigoyen, no obstante, cerró el camino a lasanción de la ley de nacionalización en elSenado, al negarse a acordar con los repre-sentantes de Salta y Jujuy, acotaron JuanCarlos Korol y Claudio Belini, en su Historiade la economía argentina en el siglo XX.

Con todo, las premisas básicas de laConstitución de 1853 permanecieron inal-terables, El golpe militar de 1930 alteró lalógica del sistema. El conservadorismo

restauró las prácticas fraudulentas, deva-luó la legitimidad democrática y sentó lasbases de la sociedad pretoriana.

La imposiciónEl peronismo en el poder incorporó el

valor justicia social y el voto femenino aledificio institucional, pero hirió de muertela prohibición de la reelección continuadel presidente. Julio Argentino Roca e Yri-goyen volvieron a la Casa Rosada, luego dehaber respetado el veto jurídico; Juan Do-mingo Perón forzó la reforma de 1949 ypudo ser reelecto de inmediato. Fue unaimposición de la mayoría y no el resultadodel diálogo. En los 70, el abrazo de Peróny Ricardo Balbín civilizó el choque entreperonistas y radicales, pero no alcanzó afructificar en un gobierno compartido. Losestatutos militares prevalecieron sobre laConstitución y disolvieron los partidos. Lapolítica, clausurada.

La obsesión continúaCon la elección de 1983, se conciliaron

los criterios republicanos y democráticos.

Se desterró la sociedad pretoriana al acep-tarse la validez de los mecanismos institu-cionales.

Raúl Alfonsín se tentó también por la re-forma constitucional, pero fracasó. CarlosMenem tuvo la fuerza política suficientepara obligar a Alfonsín a aceptar la en-mienda de 1994. Menem había dejado lasilla vacía en el debate televisivo que debíasostener con el radical Eduardo Angelozen 1989. La reelección continua en el car-go obsesionaba al quien fuera el goberna-dor de La Rioja entre 1983 y 1989: logrósu propósito en 1995. Sólo desistió de untercer intento cuando su desprestigio erainmenso.

En el Estado argentino, el presidenteejerce un poder cuasi monárquico: premiaa los gobernadores sumisos y castiga a losopositores. La política del Ejecutivo se eri-gió en un resorte central de la democracia,ante la debilidad de los partidos, planteó elpolitólogo Hugo Quiroga. En ese contexto,el periodista Nelson Castro apuntó queCristina Fernández está expuesta al sín-drome de hybris, ese sentimiento de so-

berbia que pierde a los hombres, según laGrecia clásica.

El cheque en blancoGuillermo O Donnell acuñó el concepto

de democracia delegativa para explicar elmodo en que Menem y los Kirchner (Nés-tor y Cristina) ejercen el poder.

Quienes son elegidos creen tener el de-recho -y la obligación- de decidir como lesparezca lo que es bueno para el país, suje-tos sólo al juicio de los votantes en las pró-ximas elecciones, destacó el politólogo. El

Congreso debe votar a libro cerrado losproyectos del Ejecutivo y cualquier controlinstitucional es una traba.

Desde la Casa Rosada se impulsa unproyecto de tinte populista de dominacióndel Estado. Por esa razón, la re-reelecciónde Cristina Fernández resulta clave parasus seguidores, reforma constitucionalmediante.

© LA GACETA

Carlos Abrehu – Periodista, licenciado enHistoria, ex secretario general de LA GACETA.

Una larga historia de enfrentamientos¿Es posible el diálogo político en la Argentina de hoy? La pregunta no es ociosa en un país

en que muchas discordias se resolvieron a balazos. Las luchas entre federales y unitariosensangrentaron el país hasta que cayó el gobierno autoritario de Juan Manuel de Rosas. La

Constitución de 1853-60 canceló esas rivalidades, acercó las posiciones opuestas y sentó lasbases del Estado nacional.

EN LOS 70. El abrazo entre Perón y Balbín no alcanzó a fructificar en un gobierno compartido.

PERFIL.COM

◆ Por Carlos AbrehuPARA LA GACETA - TUCUMÁN

¿El finde las ideologías?

A pesar de sus certificados de defunción, siguen tan vivas como siempre. El reciente libro de Norberto

Galasso propone una lectura ideológica de la obra de Borges. El autor de Ficciones perdió el Nobel por

las declaraciones que hizo en Chile en los 70.◆ Por Jorge Estrella

PARA LA GACETA - TUCUMÁN

El debatepolítico enla Argentinaactual