060601 baja california: una trinchera de lucha (libro editorial gernika)

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Baja California. Una trinchera de lucha, es una recopilación de mis pensamientos, propuestas, artículos periodísticos e intervenciones públicas, que he publicado a lo largo de los años, y que he trabajado pensando en esta tierra que generosa me recibió.Con este libro quiero patentar que mi cariño por Baja California no es de ahora, ni obedece a circunstancias coyunturales, ni a intereses inmediatos; su intención es demostrar que mi tarea como ciudadano, como bajacaliforniano y como mexicano, obedece a una auténtica vocación por luchar para construir un mejor lugar para vivir, y en esta lucha constante están presentes todos los habitantes de Baja California.

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Baja California Una trinchera de lucha

Jaime Martnez Veloz

GERNIKA

Baja California Una trinchera de lucha

Jaime Martnez Veloz

D.R. D.R.

Baja Cal ifornia. Una trinchera de lucha Jaime Martnez Veloz Ediciones Gernika, S.A. Latacunga No. 801 Col. Lindavista 07300 Mxico, D.F. % y Fax: 55 86 52 62 y 55 86 83 24 e-mail: [email protected] ISBN: 970-637-026-9 Primera edicin, 2006 Cuidado de la edicin Ma. de los ngeles Gonzlez Callado Composicin tipogrfica Ofelia Fandio Ugalde Diseo de la portada Fernando Ramos Gonzlez Impreso y encuadernado en Mxico Printed and bound in Mex ico

NDICEIntroduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Baja California. Una trinchera de lucha . . . . . . . . . . . 9 Captulo 1. Legislar obedeciendo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 La hora del Congreso del Estado . . . . . . . . . . . . . . . . 13 La reforma del poder en Baja California . . . . . . . . . . . . 16 Para que el gobierno mande obedeciendo . . . . . . . . . . . 22 Federacin y Frontera Norte. Historia de un amor inconcluso 26 Por un nuevo pacto poltico en Baja California . . . . . . . . . 31 Obras s, deudas no! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40 Captulo 2. Poltica, una pasin interminable . . . . . . . . . . . . . . 47 Un maosta fronterizo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49 Jugar con ventaja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 De cuando la Repblica traicion a los indgenas . . . . . . . . 59 El PAN y la violencia en Baja California . . . . . . . . . . . . . 68 Migracin y relaciones bilaterales entre Mxico y Estados Unidos de Amrica . . . . . . . . . . . . . . . . 72 Baja California: boyler de California, EUA? . . . . . . . . . . 83 Las mujeres en las maquiladoras de Tijuana . . . . . . . . . . 86 Invitacin a la rebelda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91 Los nios jornaleros de San Quintn . . . . . . . . . . . . . . 98 Ombudsman del migrante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101

Por la recuperacin democrtica de Tijuana . . . . . . . . . . 104 Nuestros sueos jams sern derrotados . . . . . . . . . . . . 110 Una hojalata en el cielo de Chiapas . . . . . . . . . . . . . . 113 Captulo 3. La lucha al interior del PRI . . . . . . . . . . . . . . . . . 117 Cambiamos o nos cambian . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119 Colosio y el PRI frente a Chiapas . . . . . . . . . . . . . . . . 121 Fobaproa y PRI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124 La guerra sucia y el PRI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127 La noche del adis al PRI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130 Renuncia al Partido Revolucionario Institucional . . . . . . . 134 Captulo 4. La poltica como instrumento para transformar . . . . . 141 El mensajero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143 Por una Nueva Tijuana? Ja! . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145 Secuestro nmero140 en Tijuana? . . . . . . . . . . . . . . 148 El nico cambio panista fue de casa . . . . . . . . . . . . . . 151 Todos somos migrantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155 Adicciones y lavado en Estados Unidos . . . . . . . . . . . . 157 El PRI ante el desafuero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161 Anotaron las placas del trailer? . . . . . . . . . . . . . . . . 164 Captulo 5. Qu quiero para Baja California? . . . . . . . . . . . . . . 167 ...Segunda llamada! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169 Carta a mis amigos y amigas . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171 Por la tercera va en Baja California . . . . . . . . . . . . . . 181 Agenda legislativa para la Frontera Norte . . . . . . . . . . . 185

Introduccin

E

l presente libro est dedicado a todos los bajacalifornianos. Hombres y mujeres que hacen de esta tierra su lugar para vivir. Tierra fronteriza que abre sus brazos a los jvenes que construyen su fu turo, los que llegan da con da y aquellos que han decidido des de hace muchos aos que Baja California sea su hogar. Est dedi cado tambin a quienes trabajan en las maqui ladoras, en las fbricas que fundaron el progreso industrial de Baja California, a los empleados del comercio y del turismo, de los servicios, del campo, a los trabajadores del mar. Hombres y mujeres que luchan por convertir a Baja California en una tierra en donde todos tengan las oportunidades de educacin bsica y superior que merecemos todos los mexicanos. En donde la difusin de la cultura sea tarea de todos los das. En resumen, este libro est dedicado a quienes se preocupan por el futuro de sus familias y suean con una Baja California fuerte y desarrollada. Baja California. Una trinchera de lucha, es una recopilacin de mis pensamientos, propuestas, artculos periodsticos e intervenciones pblicas, que he publicado a lo largo de los aos, y que he trabajado pensando en esta tierra que generosa me recibi. Con este libro quiero patentar que mi cario por Baja California no es de ahora, ni obedece a circuns tancias coyunturales, ni a intereses inmediatos; su intencin es demostrar que mi tarea como ciudadano, como bajacaliforniano y como mexicano, obedece a una autntica voca-

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cin por luchar para construir un mejor lugar para vivir, y en esta lucha constante estn presentes todos los habitantes de Baja California. Todos, trabajadores y empresarios, empleados, estudiantes, amas de casa, campesinos, pescadores, jornaleros agrcolas, todos tenemos un compromiso con nuestra comunidad, a ella nos debemos y a ella debemos servir. Con este espritu est escrito el presente libro. Mi nica peticin es que se lea como una carta abierta a todos los ciudadanos. Aqu est expresada mi for ma de pensar y de actuar. Sin duda, no todos los lectores estarn de acuer do con lo que aqu se escribe, pero no creo haya alguien a quien le resulte indiferente, sobre todo mis propuestas para una nueva Baja California. En todo caso, estar atento y dispuesto a debatir. Este libro est escrito respetando mis principios, herencia de mis padres que han trabajado toda su vida y no creo que mis hijos renieguen de mis errores, porque al fin y al cabo es por amor a ellos que tambin presento esta recopilacin de mis ideas ms importantes. A los ciudadanos y ciudadanas de Baja California les presento este trabajo.JAIME MARTNEZ VELOZ Tijuana, Baja California, abril 2006

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Baja California Una trinchera de luchaPor qu quiero ser senador? Porque es toy convencido que tengo mucho que aportar por Baja California y como la gran mayora de los bajacalifornianos creo que hay mucho por hacer, en todos los municipios y en todas las reas del trabajo. Lo mismo en la indus tria que en el comercio, en el turismo que en los servicios. Ofrecer mayor seguri dad a los ciudadanos y a quienes invierten creando empleos. Para lograrlo es preciso promover la discusin y la reflexin para encontrar las soluciones a los problemas ms agudos. Con tenacidad y conviccin podremos lograr que Baja California sea ejemplo nacional. Nuestros vecinos forman parte de la regin natural de las Californias, un trato respetuoso es base de la convivencia, sin que esto signifique clau dicacin ante problemas comunes, entre otros: el asunto de las aguas internacionales, el cuidado del medio ambiente, la cooperacin en tareas de pesca martima y conservacin de las especies. Pero sobre todo en el respeto a los derechos humanos. El asunto de la mi gracin es un problema que tiene muchas miradas, como mltiples son los fenmenos que se generan entre las fronteras internacionales. La frontera Mxico-Estados Unidos, como muchas fronteras en el mundo, presenta aspectos que merecen la accin coordinada de ambos pases. La frontera californiana tiene una agenda muy variada, problemtica que nicamente con voluntad de los gobiernos federales y estatales puede ser atendida con eficacia, considerando por sobre todos los dems, los derechos humanos. La vecindad Tijuana-San Diego, Mexicali-Calexi co, forma parte de nuestra convivencia cotidiana, nuestros vecinos llegan a nuestras ciudades de paseo, de com pras, a vi sitas familiares9

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o de trabajo y nosotros acudimos todos los das a realizar las mismas actividades. Esta convivencia cotidiana nos hermana. Fortalecer los vnculos amistosos y al mismo tiempo enfrentar juntos los problemas de seguri dad y delincuencia, debern ser nuestras tareas permanentes. Con objeto de lograr una convivencia armnica es necesario adecuar leyes, firmar convenios, tratados y acciones conjuntas entre los tres niveles de gobierno. Legisladores, gobernantes y estudiosos de los problemas comunes debemos actuar como un equipo acorde, nuestro objetivo deber ser la construccin de una regin fronteriza en donde todos vivamos mejor. Para lograrlo, para inscribirme en estas tareas, quiero ser senador por Baja California.JAIME MARTNEZ VELOZ

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Captulo I

Legislar obedeciendoEn las responsabilidades laborales que he asumido, siempre ha estado presente mi integridad como ciudadano de Baja California. Como legislador he cumplido con mis tareas. Aqu recopilo algunas de las intervenciones e iniciativas que he presentado ante la mxima autoridad legislativa del pas y tambin en el Congreso del Estado. Presento esta recopilacin de ideas y propuestas con el nico propsito de que los ciudadanos de Baja California conozcan mis empeos para fortalecer la vida pblica de mi entidad, y con el objeto de que los ciudadanos recuerden que mis afanes no son de ahora, sino que han estado presentes desde hace ms de diez aos. Tambin porque considero que lo es crito en este apartado an tiene vigencia.

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TRINCHERA DE LUCHA

La hora del Congreso del EstadoDiscurso en el Tercer Informe del gobernador constitucional del Estado de Baja California, Hctor Tern Tern Mexicali, Baja California, 1 de octubre de 1998

Baja California merece un mejor destino. Hoy, quienes integramos la Decimosexta Legislatura, tenemos la responsabilidad de contribuir a que en nuestro estado impere la estabilidad, la gobernabili dad y una convivencia democrtica entre todas las fuerzas polticas y sociales. Para empezar a construir ese futuro, tenemos que reconocer la necesidad de iniciar de inmediato la recuperacin de la credibi lidad perdida en las instituciones y dotar a los actos del Estado del decoro, el respeto y la confianza que demanda la sociedad. Baja California se ha distinguido por estar a la vanguardia en materia poltica, gracias al empuje de su gente. Pero tambin, desafortu nadamente, registra rezagos que demandan una atencin urgente de parte de las instituciones, particularmente en materia social, econmica, de seguridad pblica y de procuracin e imparticin de justi cia, entre otros asuntos. An con el ni vel de vida democrtica que vive Baja California, no podemos asegurar que el ciudadano tiene, en lo cotidiano, garantizada una respues ta eficaz y expedita, por parte de las instituciones, a sus preocupaciones y problemas ms sentidos. Es por todo ello, que los di putados del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institu cional asumi mos el compromiso de impulsar una profunda transformacin de las instituciones pblicas de Baja California, para ade cuarlas a las nuevas necesidades de una sociedad que exige desarrollo con equidad, seguridad pblica, estabilidad y gobernabili dad democrtica.

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Esta reforma tiene que ver igual mente con un replanteamiento de la relacin que debe exis tir entre la y las instituciones; es decir es urgente un nuevo pacto social entre el Estado y la ciu dadana. Sabemos que requerimos de la mayor creatividad y convocatoria para que, conjuntamente con los otros Poderes, su memos a este reto a las organizaciones sociales, acadmicas, de profesionales, a los empresarios, a los sindicatos y a todo aquel ciudadano interesado en aportar su esfuerzo. Para nosotros, la Decimosexta Legislatura est destinada a convertirse en el promotor de una transformacin radical de la vida poltica de Baja California. Este tema central de la agenda legislativa no deviene del simple deseo de los diputados, sino que cons tituye el reclamo de una sociedad que demanda un Poder Legislativo cercano a sus preocupaciones; un Poder Legislativo que, por su plurali dad y representatividad, se convierta en el garante de la gobernabilidad democrtica en el estado, sin importar cul sea ahora o en el futuro su composicin poltica. Con el acuerdo alcanzado por los grupos parlamentarios, hemos iniciado la definicin del papel social y poltico que debe tener el Congreso en la vida pblica del estado. Nuestra primera tarea es, ya que con el ejemplo se predica, readecuar y modificar el marco legal que rige el trabajo interno del Congreso, que tenga por objetivo continuar con la democratizacin plena y el logro de la autonoma del Poder Legislativo. Ya no ms el Poder Legislativo como una oficiala de partes del Ejecutivo; ya no ms un Poder Legislativo como una institucin subordinada. De nuestra parte podemos asegurar que el Congreso del Estado no ser un obstculo para el Ejecutivo estatal, pero aprender a ser un Poder autnomo, propositivo y respetuoso. Sabr decir no en defensa de los ciudadanos, y tambin sabr apoyar aquellas iniciativas provenientes del Ejecutivo que tengan como propsito el beneficio de la sociedad. Los ciu dadanos no votaron por los distintos partidos polticos en las pasadas elecciones para propiciar luchas estriles y desgas tantes. Llegamos al Legislativo estatal por mandato de14

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la sociedad para propiciar las leyes y definir los procedimientos que permitan mejorar la vida de los bajacalifornianos. El Congreso debe convertirse en interlocutor vlido de los ciudadanos y en defensor de sus causas. De esta forma, poltica y leyes deben ir de la mano. Esta es nues tra propuesta y nuestro mtodo no podr ser otro que atender las necesidades de la gente; hacer de sus causas nues tras banderas. Por otro lado, debemos reconocer que los esfuerzos de los tres rdenes de gobierno naufragan desde hace poco ms de quince aos entre reducciones de presupuestos y recortes de programas. En paralelo se ha tratado de convencernos que la pobreza y la desigualdad desaparecern como resultado mgico de la operacin del mercado. Cierto es que muchos factores, nacionales e internacionales, se han conjuntado para explicar la situacin que hoy padecemos, pero no se requiere ser un experto para saber que algo se ha hecho mal en cuanto a la instrumentacin de polticas pblicas adecuadas. No solamente se fractur la economa, sino tambin se procedi a desmontar la poltica social en nombre de la efi ciencia, el fin del paternalismo y la llegada del pas al Primer Mundo. Como quiera que se explique este proceso, es hora de empezar a revertirlo. Hay algo ms frustrante para la vida social y econmica de una nacin que ver a familias sumidas en la pobreza y sin expectativasquestion La elaboracin de una poltica social debe empezar por reconocer que el camino seguido hasta ahora por los tres rdenes de gobierno es claramente insuficiente. Es urgente iniciar la ms grande de las luchas que reclama la ciudadana: la erradicacin de un futuro sin esperanza. Otro conjunto de preocupaciones que debemos abordar son las de la seguridad pblica sobre la base de la ineficiencia manifiesta de los planes y programas instrumentados hasta ahora por los tres rdenes de gobierno. Por ello proponemos conformar un gran frente comn por la seguridad pblica en Baja California Es indis pensable sumar los esfuerzos de todos los sectores sociales, los poderes republicanos y las dependencias de los15

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tres rdenes de gobierno para impulsar la realizacin de diversas medidas de amplio espectro. Estamos hoy, ante la cru zada estatal de mayor envergadura que habr de vivir Baja California en su historia reciente. La profundidad de la refoma no es cuestin de cpulas, ni de los partidos, ni del gobierno, ni de los grupos econmicamente poderosos. La profundidad de la reforma corresponde a las mujeres y hombres de Baja California, sin distincin de credo o partido poltico o posicin econmica. Esta Legislatura tiene la capacidad para disear un mtodo de trabajo donde, sin que nadie baje sus banderas, las diferentes fuerzas polticas diri man sus contradicciones con reglas de juego justas y democrticas. Romper rancios atavismos en la operacin legislativa, permitir al Congreso tomar la iniciativa poltica y marcar la pauta del desenvolvimiento de la vida poltica estatal. En Baja California ha llegado la hora del Congreso, de un Congreso para la gente. De un Congreso que escuche a los trabajadores, a los estudiantes, a los maestros, a los empresarios, a las amas de casa, a los campesinos, a los indgenas, a los jvenes, y tambin a las personas de la ter cera edad. Es la hora de un Congreso que sea capaz de interpretar esas voces en leyes ms justas y eficaces; de un Congreso que norme su accin, obedeciendo el mandato de los ciudadanos.

La reforma del poder en Baja CaliforniaMexicali, Baja California, 15 de octubre de 1998.

Aejas insuficiencias y viejas frmulas legislativas tienen muy poco para contribuir a la estabilidad poltica del estado de Baja California. Las crticas ms severas a las formas habituales de representacin y convivencia poltica provienen de la realidad que ha desbordado la capacidad de respuesta de las instituciones.16

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El Legislativo estatal est llamado a un cambio sustantivo; lo convocan las exigencias de una sociedad dolida, cargada de incertidumbres y necesitada de entusias mo. La accin legislativa debe privilegiar las causas de la ciudadana en la obtencin de consensos; lograr el convencimiento del otro por la autenticidad de la conviccin propia y construir colectivamente una personalidad nica con autoridad moral para que en el marco de la divisin de poderes construya acuerdos junto al Ejecutivo que dinami cen los cambios que reclama la ciudadana. El Congreso de Baja Ca lifornia no puede permanecer ajeno a la di nmica poltica nacional, ni quedar rebasado por el curso de los acontecimientos recientes, por lo que se requieren cambios de forma y fondo para estar a la altura de las expectativas sociales. El Poder Legislativo puede reunir las mejores condiciones para conducir el proceso de reformas que reclama el estado, si logra reconocer la prioridad de los asuntos ciudadanos por encima de los legtimos, pero parciales, intereses partidarios. Un proceso de la relevancia de la reforma de las instituciones del estado reclama que los acuerdos se construyan desde abajo junto a la sociedad. Corresponde al Congreso impulsar un dilogo estatal para los cambios democrticos que demanda la ciudadana. Esta reforma es convocada por el Congreso, pero no slo debe ser discutida en el Congreso. El anfitrin ser el Legislativo pero el escenario de las discusiones y acuerdos ser el estado. La intervencin del Legislati vo en el proceso de la reforma del estado, garantiza lo siguiente: 1. La estabilidad del dilogo Al margen de sucesos importantes, pero coyunturales, es necesario un clima de estabilidad para construir los formatos y acuerdos para transitar hacia la reforma de las instituciones. 2. La participacin social amplia a lo largo y ancho del estado Concebir una Reforma de Estado que afectar el destino de ms de dos millones de bajacalifornianos, sin garantizar la participacin de las or17

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ganizaciones sociales, civiles y polticas, es continuar con una habitual inercia poltica en la que la sociedad slo es receptora de ideas de cpulas. El proceso de reforma no debe ser visto como un experimento asptico de laboratorio, debe ser asumido como lo que es: un proceso vivo que necesita filtrarse y ser apropiado por la poblacin. Dicho proceso debe ser transparente para la sociedad; los rganos que la representan deben participar y garantizar un rumbo democrtico, participativo e incluyente. 3. La consolidacin de la credibilidad en las instituciones del estado La participacin ciudadana y la propia reforma de las instituciones no son una garanta en s mismas para encontrar una solucin mgica a los problemas del estado. Sin embargo, ambas representan la posibili dad ms firme de lograr un mejor ambiente para caminar por la senda de la transicin democrtica. La participacin del Ejecutivo estatal en el diseo de la estrategia inicial y la puesta en marcha de la misma, permitirn establecer mecanismos de corresponsabilidad con el Legislativo, profundizar el proceso de reforma y generar una dinmica fluida en cada una de las fases. Los compromisos con la reforma del estado, slo adquieren sentido en la medida que de ellos se desprendan tareas y responsabilidades para alcanzar los objetivos iniciales. Por esta razn, los dipu tados de la XVI Legislatura hacen un llamado a los ciudadanos y fuerzas polticas para que se asuman los siguientes retos: a. Una lucha comprometida ms all de filiaciones partidarias por un desarrollo econmico que garantice la soberana nacional y la justicia social. b. Revisin de la Constitucin Poltica del Estado Libre y Soberano de Baja California, a fin de garantizar un verdadero principio de divisin y equilibrio de poderes. c. Revisin y modifi cacin de la estructu ra jurdica de los poderes del estado, con objeto de ponerlos a tono con las exigencias de una so18

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d.

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ciedad que reclama instituciones democrticas, eficientes, modernas y respetuosas del inters ciudadano. Creacin de un rgano de fiscali zacin como institu cin profesional con autonoma tcnica que se convierta en el rector de la au ditora gubernamental, y cuyo objeto de trabajo ser toda la actividad financiera de los poderes, tanto de los ingresos, como de los gas tos, manejo y aplicacin de los recursos. Creacin del Tribunal de Cuenta Pblica con carcter autnomo e independiente en sus resoluciones, a efecto de que en caso de controversia por las resolu ciones dictadas por el rgano de fiscali zacin, stas que den su jetas en todo momento al examen y revisin de este Tribunal y por lo tanto, sujetas a control estricto de la legalidad que establece todo orden jurdico y no sujetas a valoraciones de ndole partidis ta. Llevar a cabo una gran reforma de la relacin del nivel estatal con los ayuntamientos para propiciar el fortalecimiento municipal como instancia de gobierno. En este punto, debemos impulsar iniciativas que articulen un marco legal que garantice la participacin de las organizaciones sociales en la determinacin de las obras y acciones a realizar en los programas pblicos. La participacin ciudadana es el mejor garante de un municipio fuerte, libre y autnomo. La conformacin de una poltica consistente en leyes y normas de carcter social y econmico que permitan brindar a las instituciones la capacidad para atender a los sectores ms vulnerables de la sociedad y potenciar las capacidades de nuestros nios, jvenes, mujeres y ciudadanos de la tercera edad para que se desenvuelvan en un mejor ambiente educativo, laboral y social. En el estado nos encontramos con la paradoja de que la mejora econmica, cuando se da, no se ha traducido en mejores niveles de vida para los ciu dadanos. En gran parte esto se debe a la carencia de mecanismos compensatorios que garanticen mayor armona entre el crecimiento de la economa y el desarrollo social.19

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h.

La elaboracin colectiva e impulso a un programa para la consolidacin democrtica ms all de lo electoral. Para continuar con la democratizacin plena del estado debemos impulsar una reforma poltico-electoral que garantice reglas que le den transparencia a los procesos comiciales, trasladando al mbito estatal los acuerdos que en el plano nacional han suscrito tanto los partidos polticos como el Congreso de la Unin y el Poder Ejecutivo Federal. i. Enfrentar de cara a la ciudadana el enorme reto que representa la insegu ridad pblica, reconociendo la ineficiencia de los planes y programas instrumentados hasta ahora por los tres rdenes de gobierno para resolver este problema. Gran parte de la inseguridad pblica se debe a la accin del crimen organizado. Sin embargo, en ningn modo es desdeable el crecimiento de los delitos relacionados con la delincuencia comn. Ante esto, no bastan las medidas de corte policiaco, es indis pensable sumar los esfuerzos de todos los sectores sociales, los poderes republicanos y las dependencias de los tres rdenes de gobierno para impulsar diver sas medidas de amplio espectro. Las leyes deben propiciar la reestructu racin de los cuerpos policacos, el combate a la corrupcin en los rganos de procuracin e imparticin de justi cia y sobre todo promover acciones de largo alcance y corte social para prevenir el que ms y ms jvenes, atrados por la impunidad y el dinero fcil, se encaminen hacia el delito. La sociedad debe crear alternativas y apoyar a sus jvenes en sus inquietudes positivas. Al mismo tiempo, es necesario incorporar el potencial que la sociedad puede tener en las tareas relacionadas con la seguridad p blica y que sin embargo no ha sido aprovechado. En lo particular, la reforma del Congreso del Estado de Baja California es un imperativo. El ciudadano percibe al Poder Legislativo como una instancia lejana, con funciones poco claras y sumiso ante el mandato del Ejecutivo.

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Los legisladores carecen de una infraestructura material y humana que les permita un mejor desempeo de su funcin. La Ley Orgnica del Congreso est diseada para una realidad social ya rebasada. La composicin actual del Congreso del Estado de Baja California permite replantearse el papel que esta institucin ha tenido en la vida p blica del mismo. Hay dos grandes caminos que se abren ante esta nueva Legislatura: el primero, es el del enfrentamiento interpartidario y con el resto de las instituciones del estado como el Ejecutivo. Es decir, pasar los prximos tres aos entrampados en un jaloneo que desaliente la voluntad popular y despres tigie al Congreso. El segundo camino pasa por la respuesta honesta y puntual a la pregunta: Para qu se lleg al Congresoquestion Evidentemente, los ciudadanos no votaron por las distintas frmulas polticas para propiciar la lucha de fuerzas. Se lleg al Legislativo para propiciar las leyes y para definir los procedimientos que permitan mejorar las vidas de los bajacalifornianos. Todo el esfuerzo legislativo, todo el trabajo partidario y poltico debe estar encaminado a este fin. Ningn razonamiento de faccin o de ndole personal puede estar por encima de este propsito. Es hora de avanzar en la definicin del papel social y poltico que debe jugar el Congreso en la vida pblica del estado. Si en todo el pas se le abren paso a las instituciones y a la divisin de poderes, en nuestro estado no podemos continuar en el pasado, arreglo basado en la subordinacin y los prestigios de las personas. A lo largo y ancho del pas, los representantes populares de todos los partidos buscan replantear su relacin con los Ejecutivos, con la sociedad e, inclusive, con sus propias formaciones partidarias. Cada vez en mayor medida, la ciudadana reclama de sus representantes populares respuestas ms eficientes, rpidas y orientadas a la resolucin integral de sus problemas. Se empiezan a discutir frmulas para propiciar la profesionali zacin del trabajo de los legisladores.21

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Los dipu tados debemos estar preparados para llevar a cabo una profunda transformacin del Poder Legislativo y, conjuntamente con los otros Poderes y la ciu dadana, de las instituciones del Estado y de la forma en que s tas se relacionan con la sociedad. El objetivo de dicha transformacin es convertir al Congreso en el promotor de un cam bio radical de la vida poltica de la entidad. En una palabra, impulsar una reforma democrtica de las instituciones estatales. En este sentido, el punto de partida es la celebracin de un gran acuerdo institucional para impulsar una profunda transformacin de la vida pblica de la entidad. Este acuerdo debe definir los tiempos e instancias que se encargarn de dar orden a los trabajos necesarios.

Para que el gobierno mande obedeciendoDiscurso del diputado Jaime Martnez Veloz en el acto de toma de protesta de la Mesa de Coordinacin de la Reforma del Estado, atestiguada por el C. Presidente de la Repblica, Ernesto Zedillo Ponce de Len, celebrada en Mexicali, Baja California, el 18 de diciembre de 1998.

Los valores supremos de la reforma del poder pasan por consolidar la democracia, buscan el desarrollo y la paz social, dan seguri dad pblica en un marco de respeto a los derechos humanos y garantizan los mnimos histricos a que tenemos derecho como mexicanos. Entendemos que la democracia no es un punto de llegada. Tampoco es una receta que permite la solucin mgica de los problemas. La democracia es un escenario que sirve para orientar los esfuerzos de los gobiernos, incluso para recordarles que su obligacin no es colocarse por encima de los ciudadanos, sino mandar obedeciendo. Toda accin de gobierno que no sirve a la sociedad es una tarea vana, un ejercicio intil de gabinete; toda accin de gobierno que no se encamina a cumplir un compromiso con la ciudadana carece de sentido.22

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Esta es la interpretacin que los pristas hacemos del objetivo central de la ta rea de reformar el poder en Baja California. En esta construccin democrtica toca a los diferentes rdenes de gobierno, a los partidos polticos y a la sociedad caminar juntos, a pesar de las divergencias de los mtodos. En este sentido, con el fin de cons truir los necesarios acuerdos, estamos obligados a rescatar el lenguaje por excelencia de la democracia, es decir, la tolerancia. Tolerancia para escuchar opiniones y proyectos diferentes; tolerancia para soportar las crticas; tolerancia para no caer en la tentacin de suprimir las voces di sidentes que, en un acto de concien cia, se manifiestan dentro de los partidos incluyendo el nuestro. Tolerancia con los sealamientos de aquellos que, perteneciendo a otras organizaciones, ofrecen caminos alternativos que pueden ser viables. En la construccin democrtica, en la lu cha poltica cara a cara, no hay traidores, slo voces disidentes. La obligacin primera de quienes ostentan la fuerza del Estado es es cucharlas no denostarlas. A nivel federal, la Reforma Democrtica del Estado, an inacabada, debe cambiar la fisonoma del pas. Entre sus objetivos centrales, debe ofrecer una mejora palpable a las familias; las buenas finanzas pblicas sern mejores cuando lleguen a los hogares de las familias mexicanas. No se vale pedir paciencia a quienes han esperado durante dcadas, mientras contemplan cmo unos cuantos gozan de inmensas fortunas y beneficios sin medida. Otro de sus objetivos principales debe ser renovar la relacin Estados-Federacin, para fortalecer a los gobiernos de las entidades y municipios, as como incorporar su participacin en las decisiones de la poltica econmica. Para los que vivimos en esta regin, lo mismo que para muchos miles de mexicanos ms que cada ao se asientan en la zona, la frontera representa una posibili dad de empleo, educacin, vivienda y mejores niveles de vida, pero tambin es el enfrentamiento cotidiano con una reali-

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dad social compleja, indita y preocupante, por los mltiples factores que convergen en ella. La importancia de la Frontera Norte est ms all de toda duda, desde hace dcadas registra un notable crecimiento poblacional, lo que ha ocasionado un desarrollo urbano desmedido y una enorme demanda de servicios de toda ndole. Es fundamental tambin por su valor estratgico y comercial, as como por su potencial productivo. Es tiem po de que se convierta en una de las prioridades de la estrategia de crecimiento econmico y, en especfico, de los instrumentos por excelencia de sta, que conforman el paquete econmico que ahora se discute en el Congreso de la Unin. Aqu, en el estado, esta transformacin de las instituciones busca dar respuestas puntuales a los problemas de la frontera. La Reforma Democrtica del Estado debe proponer caminos a los jvenes que, en especial en Baja California, se enfrentan a fenmenos como el de la violencia creciente, el trfico de drogas y las enfermedades de transmisin sexual. La Reforma Democrtica del Estado debe brindar mejores condiciones a las mu jeres que en su mayora cumplen con una doble o a veces triple jornada de trabajo ya que adems del trabajo remunerado, se encargan de los quehaceres del hogar, son madres y en mu chos casos jefas de familia. La Reforma Democrtica debe hacer que las frases que escuchamos de los ni os con respecto a la esperanza en un mun do mejor, se vuelvan realidad. La Reforma Democrtica del Estado debe regresar a la educacin su papel de puntal democrtico y palanca del desarrollo, vehculo para la afirmacin de los valores pluriculturales de nuestro estado. El desarrollo no se mide solamente por la cantidad de maqui ladoras que hay en el es tado o por los montos de inversin extranjera que seamos capaces de atraer. Si no le damos confianza a la ciu dadana, de poco sirve darle confianza a los inversionistas.24

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En este proceso no buscamos el camino intil del enfrentamiento ni la lucha por puestos administrativos y las canonjas, pero tampoco aceptaremos los cambios cosmticos y de fachada. Nuestra propuesta de cambio tiene sus races en nues tras propias convicciones que hemos adquirido de las enseanzas de esa terca y sabia maestra que es la realidad social y que por ms que no queramos verla y admitirla, exis te, esta ah, y todos los das reclama cambios en su conducta a los fun cionarios, a los representantes populares y a todo aquel que tenga un papel que desempear dentro del complejo entramado social que la con forma. La realidad es la fuente bsica del conocimiento cientfico y de los cambios sociales. Por ello nuestra propuesta de cambio tiene nombre y apellido, est dirigida a la reforma del poder y a la transformacin democrtica del estado. Optamos, como oposicin, por los ca minos de la tolerancia y el acuer do transparente que permitan mejorar las vidas de los bajacalifornianos. El esfuerzo de esta Mesa de Coordinacin est encaminado a este fin. Es hora de reconstruir el com promiso con la sociedad sobre la base de la edifi cacin de una oferta pblica para los sectores mayoritarios de la misma. Sobre la base de este trabajo se construirn las condiciones adecuadas que permitan que las instituciones sellemos con los ciudadanos el compromiso de elaborar, corregir y defender leyes en su beneficio. De esta forma, poltica y leyes irn de la mano. Para Baja California, esta reforma no es prescindible, es una necesidad histrica, de cuya satisfaccin depende la estabilidad, la gobernabilidad y la convivencia democrtica del estado.

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Federacin y Frontera Norte. Historia de un amor inconclusoPonencia que presenta el diputado Jaime Martnez Veloz, en el Primer Encuentro de Legislaturas de los Estados de la Frontera Norte. Tijuana, Baja California, 30 de enero de 1999

La historia de las relaciones entre la Federacin y los estados de la Frontera Norte est ms poblada de desencuentros que de intercambios positivos. Es la his toria, como toda historia que se respete, de la pasin, de las muchas promesas y del abandono. Durante ms de un siglo, la Frontera Norte fue un lugar lejano y extrao por estar a la vera del pas que nos arranc una porcin significativa de patria. Por nues tras costumbres y caractersticas, en no pocas ocasiones, se nos ha visto como emisarios encubiertos de un modo de vida y una cultura ajenos. Hoy, el pas nos empieza a ver como lo que en realidad somos: sntesis y defensa de nuestra cultura en una frontera no pocas veces difcil y hostil. Nos hemos forjado un espritu acostumbrado a estas duras condiciones. La Frontera Norte es, actualmente, un lugar de encuentro para los mexicanos venidos de toda la Repblica Mexicana. Difcilmente, hay otro sitio en todo nues tro pas donde confluyan todas las culturas del mismo como es en este largo bordo y ro de miles de kilmetros. Tal vez por esta razn, hemos sabido retomar lo mejor de las tradiciones republicanas y fundirlas con las mejores aspiraciones democrticas. A partir de esta base, aspiramos a redefinir nuestras relaciones con el Centro y concretar un federalismo moderno, honesto, incluyente y, sobre todo, que acerque a la sociedad a la tarea de gobernar.26

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Esta aspiracin, que es finalmente el leitmotiv de este Pri mer Encuentro, no es nueva, pero sigue siendo actual. El Congreso Constituyente de 1824 asent en sus tesis principales lo que era una de las aspiraciones ms caras de la joven nacin mexicana: lograr una repblica federada, compuesta de estados soberanos unidos en un mismo sueo. El siglo XIX se encargara de demostrar cun di fcil y costoso era alcanzar ese alto objetivo. Luchas intestinas y la prdida de ms de la mitad de nuestro territorio fueron algunas de las ms graves consecuencias. Como respuesta a la disgregacin, regionalismo y separatismo, el Porfiriato acentu el centralismo que nos ha acompaado en buena parte de nuestra historia. Para contrarrestarlo, una de las aspiraciones del Constituyente de 1917 fue el fortalecimiento de los estados y municipios. En el inicio de la vida independiente del pas, el federalismo fue un acto fundacional; hoy, es una accin urgente que se entrelaza con las dems tareas democrticas de la nacin. En el establecimiento de relaciones equitati vas entre los estados y la Federacin est la precondicin bsica para construir un pas fuerte y democrtico en lo poltico, en lo econmico y en lo social. Para nosotros, en la Frontera Norte, esto representa la posibilidad de cimentar slidamente y fortalecido un puente hacia el Norte. La renovacin de nuestro federalismo es impostergable para: Fortalecer al nacionalismo y la soberana; Consolidar la democracia plena y el trato equitativo entre estados y de stos con la Federacin; Promover un desarrollo regional ms equilibrado, basado en criterios de sustentabilidad y justi cia social; y Propiciar el fortalecimiento de la unidad histrica y una visin comn para el fu turo sobre la base de las diferencias cul turales y polticas.

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Es decir, la unidad en la diversidad y libertad para que se exprese la plurali dad y se fortalezca el conjunto. Estamos convocados a la renovacin. Esto no significa inventarlo todo de nuevo o desechar todas las frmulas del pasado. Nuestro objetivo para los prximos aos pasa por articular una agenda comn de los estados fronterizos del Norte de la Repblica para continuar por la senda de un federalismo garante de la soberana y de la unidad de propsitos. Con esto no se pretende impulsar una au tonoma del Centro ni contraponer a los diferentes rdenes de gobierno, sino establecer una adecuada coordinacin entre los mismos en beneficio de la poblacin. Bajo es tos prin ci pios y con el pro p si to de lo grar una re dis tri bu cin de com pe ten cias, ta reas y res pon sa bi li da des en tre el Po der Eje cu ti vo Fe de ral y los go bier nos lo ca les y con ello acer car la toma de de ci sio nes a las co mu ni da des, de ben im pul sar se dos ti pos de ac cio nes en lo in me dia to. En primer lugar, cabe hacer una evaluacin de lo que sig nifica el federalismo para nuestro proyecto de nacin en los prximos aos y lo logrado en estos ltimos tiempos. En segundo lu gar, es conveniente hacer una reflexin y una discusin colectiva de las medidas ms eficaces, no slo de corte administrativo, que habrn de impulsarse para fortalecer nuestras condiciones de intercambio con el Centro. Entre estas medidas cabra destacar algunos temas de inters fundamental para una ms productiva discusin: Lograr una mayor injerencia ciudadana en la toma de decisiones. Esto puede ser al canzado mediante la combinacin de la representacin republicana con formas ms directas de participacin de las comunidades. La experiencia de varios estados fronterizos demuestra que es conveniente propiciar desde abajo esta participacin a travs de la clula bsica de gobierno: el municipio.28

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Garantizar que en paralelo al proceso de descentralizacin en los estados, se lleve a cabo un procedimiento similar en el mbito de los municipios. Profundizar el proceso de federalismo fiscal para aumentar hasta un nivel deseable y posible mayores recursos para el ejercicio soberano de los estados y los municipios. Promover los cambios legales que garanticen una participacin efectiva de los estados y los municipios en la elaboracin de la poltica econmica. Continuar el proceso de descentralizacin del gasto social, no slo a travs del aumento de los recursos en esta materia, sino por medio de la participacin activa de los estados y los municipios en la planeacin de los programas sociales. No puede haber una poltica social consistente y duradera en las actuales condiciones del pas, sin la accin y participacin del factor regional, sin la modifi cacin del marco institucional y jurdico en favor del federalismo y la descentralizacin. En la zona fronteriza es importante la instrumentacin de una poltica social regional que considere nuestras particulares condiciones poblacionales y urbanas. Los esfuerzos realizados en estos aos no han sido menores, pero han sido claramente insuficientes y sujetos a la discrecionalidad y los vaivenes de la situacin econmica. No podemos ni debemos estar sujetos a esta discrecionalidad, sobre todo porque es en la frontera donde con mayor rapidez se dejan sentir los problemas de la economa. Insis timos en la idea de que el gran salto que debemos dar en el futuro inmediato es que las decisiones de poltica econmica se formulen de comn acuerdo con los estados y municipios. Para nosotros en la frontera, urgen polticas especficas en las que participemos desde su concepcin hasta su aplicacin y evaluacin. No

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queremos un trato de privilegio, slo sealamos la necesidad de que se reconozcan nuestras caractersticas propias. Debemos redefinir las relaciones entre la Frontera Norte y la Federacin para empezar a contrarrestar la dinmica centralista; lograr una mejor coordinacin y eficacia de las acciones y uso de los recursos; mejorar la calidad de los servicios y ampliar la participacin de las comunidades; compartir responsabilidades y recursos para tomar las decisiones donde se generan los problemas; y contribuir a dar mayor orden y creciente armona a la vida nacional. Es claro para todos nosotros que el centralismo excesivo es obsoleto e inoperante. Los avances, sin em bargo, han sido muy lentos. Es necesario ahora, ante la fuerza de los hechos, vencer las fuerzas centralistas, que existen en todos los partidos y corrientes, y caminar ms rpido en la direccin correcta. En la frontera hemos sido pioneros en muchas cosas, semoslo ahora en el combate al centralismo autoritario y caduco, que sigue latente en muchas facetas de la administracin pblica. Pero, atencin con la historia del siglo XIX, no cambiemos centralismo por regionalis mo disgregante; no debemos caer en caciquismos locales, sean del color que sean. En todo caso, vamos a cambiar al centralismo por una democracia autntica y un federalismo equilibrado. Es necesario dejar sentado que la discusin sobre federalismo y Frontera Norte debe ser parte esencial de una serie de cambios mayscu los que hemos denominado Reforma del Estado. Slo ubicado en este contexto, el federalismo podr ser un eficaz medio de dar a los mexicanos un mejor gobierno y una ms eficiente administracin de los recursos y no slo una distribucin de pesos y centavos. Convoquemos, pues, a seguir empujando aquello que para los padres fundadores de la Repblica era camino y objetivo. Reescribamos la historia de la Frontera Norte y la Federacin para que sea, hacia el futuro, una his toria de encuentros.

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Por un nuevo pacto poltico en Baja CaliforniaDiscur so en la Reunin del Consejo Poltico Estatal del PRI, celebrado en Mexicali, Baja California el 2 de marzo de 2000

Le hace unos das con detenimiento una reflexin del escritor mexicano Carlos Fuentes, con la cual coincido plenamente y deseo compartir hoy en esta Asamblea. La sa lud y el progreso de la nacin, manifiesta nuestro novelis ta y ensayista universal, dependen y deben basarse en la atencin preferente a las necesidades locales y la solucin de los problemas bsicos de cada regin. La frecuente perversin de esta lgica, es decir creer que las decisiones federales o externas por s solas lograrn que superemos la dif cil realidad que hoy enfrenta Baja California, significa apostarle a la incertidumbre y al desequili brio gubernativo que ya padecemos. Llevamos ya una dcada apareciendo en las primeras planas de los diarios pero slo con notas rojas. Llevamos ya dos administraciones estatales que prometieron el cambio y ste no ha llegado para el grueso de la poblacin. Por el contrario, en estos ltimos meses los problemas ms urgentes se han agravado, estn ah latentes sin que exis ta una visin de Estado para empezar a darles atencin, y lo que es ms grave han aparecido nuevos problemas, como resul tado de una actitud de intolerancia y autoritaris mo por parte del Ejecutivo Estatal. Los dipu tados de la actual Legislatura procedimos, de buena fe, a tratar de escribir una historia diferente; una historia que reivindicara el papel del Congreso del Estado al tiem po que creara una relacin respetuosa con el Poder Ejecutivo y el resto de las institu ciones y organizaciones y, desde luego, al servicio de la ciudadana. Polticamente, estamos convencidos que el Poder Legislativo ofrece mejores condiciones para

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organizar y conducir el proceso de la reforma, por estar representadas en l todas las fuerzas polticas que integran la representacin estatal. La Reforma del Estado no se ha mantenido al margen de la poltica. Ha sido hasta ahora un proceso interactivo, generador y receptor de una sucesin de encuentros y desencuentros entre sus protagonistas y que ha tenido una dinmica de dilogo, controversias, acuerdos y decisiones. La dimensin de la reforma es de tal magnitud, que todos tenemos algo que aportar. Lo que requerimos es voluntad y deci sin de par ti ci par en la cons truc cin de un esta do que to dos que re mos y ne ce si ta mos. En esta ta rea na die debe tra tar de adue ar se de la re for ma o fin gir que en tra o est en este pro ce so por ge ne ro si dad. La Reforma del Estado se vislumbra como la forma ms viable para proceder al diseo y ejecucin de un nuevo pacto poltico en Baja California. Un acuerdo del ms alto nivel del que la sociedad verdaderamente forme parte, y en el cual fijemos el rumbo y el futuro que asegure progreso, justicia social, cumplimiento del estado de derecho y democracia para todos los que habitamos esta Frontera Norte. Este acuerdo poltico habr de ser elaborado con el concurso pleno de la propia sociedad. El Congreso, por la representacin popular que le es inherente y al ser el lugar de confluencia de las principales fuerzas polticas de la entidad, puede ser el eje articulador, en una primera instancia, de la realizacin de los trabajos. Queremos una Reforma del Estado, pero una reforma de fondo, no de forma ni formalista. Una reforma que defina antes de cualquier cosa, el tipo de sociedad y gobierno que queremos darnos los bajacalifornianos. Una reforma que lleve a un nuevo pacto que habr de ser formulado con visin de presente, pero sobre todo de futuro. Por ello, deber contener aquellas medidas sobre las que es necesario trabajar en forma urgente, como aquellas que deben ser instrumentadas a mediano plazo y las que habrn de ser lo para el largo plazo. Un nuevo pacto poltico, que se formule con el concurso de los partidos polticos grandes y menores, el Gobierno del Estado, el Congreso, los32

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municipios, el Tribunal Superior de Justicia, y que sea incluyente a todas las instancias involu cradas en el desarrollo de la actividad poltica. Creemos que debe replantarse la Reforma del Estado. Y debe hacerse desde una perspectiva estratgica, que plantee una propuesta de horizonte para el corto, para el mediano y para el largo plazos. Queremos un estado que sea gil para responder a las demandas sociales y flexible para el diseo de los mtodos que permitan hacerlo de la mejor manera, un estado que goce del reconocimiento de la sociedad porque cuenta con una administracin pblica transparente, eficiente, con vocacin de servicio a la ciu da da na y orien tada ha cia la ren di cin de cuen tas como un queha cer na tu ral e in de cli na ble y cuyos empleados sean cumplidos y responsables. Queremos una administracin pblica menos burocratizada, menos ritualista y deshu manizada. Una administracin en la que exista el servicio profesional de carrera, que garantice el desarrollo profesional del trabajador en activo y un retiro digno del pensionado y jubilado; y que mejore permanentemente la capacidad gubernamental de direccin, articulacin, coordinacin e instrumentacin de programas y acciones. Un estado que garantice la efectividad en el manejo de los recursos pblicos, que ofrezca ptimos bienes y servicios, ample la cobertura de los mismos y sobre todo que se aboque a resolver los pro blemas que ms preocupan a la sociedad. Que asuma su responsabilidad y aplique la ley en defensa de los derechos de los trabajadores, de los indgenas y de los grupos vulnerables. Deseamos un estado que respete y valore al individuo y fomente los valores ms sentidos como el amor al trabajo, la disciplina, la responsabilidad y la honestidad; que fomente el trabajo de las organizaciones sociales, que impulse al sector productivo y que se preocupe por contar con una amplia y adecuada infraestructura social. Queremos un estado que cree condiciones favorables para el crecimiento econmico con equidad y motive el pleno empleo, con salarios justos y remuneradores, que mantengan el poder adquisitivo de los tra33

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bajadores y en donde los sindicatos defiendan con efectividad sus legtimos intereses y promuevan la contratacin colectiva. Buscamos un estado que propicie la ms amplia participacin posible de las comunidades y de las organizaciones en el diseo, operacin, control y evaluacin de los programas a cargo de las instituciones pblicas. Un estado en el cual aplicndose plena y realmente el principio de la subsidiaridad, exista la redis tribucin de las competencias y la descentralizacin de los recursos entre el Poder Ejecutivo, los gobiernos municipales y las organizaciones sociales, dejando a stas la responsabilidad operativa de las obras y acciones que puedan llevar a cabo. No ms exclusin ni iniquidad. El estado no debe ser ms protagnico ni estar sobre di men sio na do. Aspi ra mos a un esta do en don de la jus ti cia sea una pie dra an gu lar y ga ran ta de igual dad en tre quie nes acu den a los tri bu na les y a las dis tin tas ins tancias que apli can la ley. Es de cir, don de el ac ce so al sis te ma ju di cial sea ms equi ta ti vo, don de la ad mi nis tra cin de la jus ti cia no dis cri mi ne a los ms pobres y en don de fun cio ne a ple ni tud el es tado de de re cho y exis ta una recta administracin de la justicia. Pretendemos un estado en donde la seguri dad pblica sea algo real, tangible, dis fru table y en el que el ciu da da no re cu pe re la ca lle como es pa cio de con vi ven cia ve ci nal y co mu ni taria. Un estado en el que se pro mue va la de fen sa del me dio am bien te y se apli que la ley a quie nes de pre dan la na tu ra le za, con tami nan el agua, el aire, la tie rra e in frin gen las dis po si cio nes re la ti vas a la pre ser va cin del ambiente. Un estado en el que la cultura no sea un artculo de lujo sino un medio que permita que toda la colectividad encuentre gratificacin para el goce esttico y el fortalecimiento del espritu; y en el que los valores de la cooperacin, la solidaridad y el trabajo voluntario sean parte del concepto de cultura. Un aspecto a ser considerado es que de poco sirve una Reforma del Estado, si sta no propicia una transformacin de la mentalidad colectiva y de la forma de pensar de quienes habrn de ins trumentar la propia Reforma.34

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Aspiramos a contribuir a la edificacin de un estado que coordine, promueva y aliente los intereses y los valores de los distintos actores; y en donde la libertad del individuo y de la sociedad se vean protegidos por un gobierno que se circunscribe a s mis mo para agrandar los espacios de la accin ciudadana. Vislumbramos un estado en el que el mu nicipio asuma y ejerza un rol relevante y en donde prevalezcan los intereses locales por sobre los de otro orden de gobierno y se aplique a plenitud el artculo 115 de la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos, posibilitndose con ello una mayor autonoma municipal. Un estado que no busque concentrar el poder poltico y los recursos, sino que por el contrario los distribuya y vuelque hacia la sociedad y en el que se apoye financieramente a los pequeos y medianos empresarios y se otorguen las facilidades exportadoras para los grandes productores; y en donde el progreso individual sea tambin el progreso de la nacin. Quere mos un estado en el que la edu ca cin sea ms in clu yen te y me jor en to dos los ni ve les edu ca ti vos es co la ri za dos y que crez ca el n me ro de quie nes ini cian y de quie nes cul mi nan sus es tu dios y en don de los cen tros edu ca ti vos otor guen me jo res ser vi cios. Un esta do que otor gue li bros de tex to gra tui to a todos los es tu dian tes de las es cue las p bli cas de la en ti dad y est preo cu pa do por cada jo ven que deja de es tu diar por ra zo nes eco n mi cas y por aquel que no cuen ta con una es cue la en la cual de sarrollar sus estudios. Un estado que mantenga debidamente la infraestructura educativa y que sta cubra cabalmente las necesidades de la niez y de la juventud, incluyendo a la de menores ingresos familiares. Un estado dispuesto a invertir en la gente y sus necesidades para detener y revertir la pobreza extrema y sea por ello, ejemplo en el pas de que ello es posible. Un estado que dis tribuya con mayor equi dad los frutos del desarrollo y su misin est identificada con la elevacin de la calidad de vida de sus habitantes y que sta sea el mejor indicador de que llevamos buen camino.35

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Cualquier pas o comunidad retrocede, si la calidad de vida de la gente disminuye. Deseamos un estado preocupado por la salud pblica, sobre todo de quienes no cuentan con los recursos para atenderse en el sistema de medicina privada. Un estado promotor de vivienda para personas de escasos recursos que establezca un programa de lotes con servicios e institu ya programas de autoconstruccin y de mejoramiento de las viviendas. Un estado que propicie el desarrollo de los productores del campo y de la ciudad a travs de distintos estmulos fiscales y apoyos directos. Que propicie la colaboracin entre el sector pblico y el sector privado sobre la base de objetivos de largo aliento. Se requiere un mejor estado. Un estado que tienda puentes hacia la sociedad, no que construya tneles para negociar en la penumbra; que encuentre su razn de ser en la sociedad y no en s mis mo o al margen de ella. Un estado abierto, tolerante y respetuoso del sentir y hacer de la sociedad; y que no otorgue impunidad ni privilegios que rompen el principio de equidad y lesionan la moral ciudadana y demeritan la credibi lidad en las instituciones. En suma, vislumbramos un estado orientado hacia el ciudadano en el que la persona, el ser hu mano y el desarrollo de su vida, libertad y potencial, sea el motivo fundamental que gue el trabajo de las instituciones gubernamentales y el accionar de la propia sociedad. Ese es el estado al que aspiramos. Ese es el estado que estamos dispuestos a impulsar junto con la sociedad, ya sea dentro de la Reforma o fuera de ella, pero hombro con hombro con la ciu dadana. Un proceso de suyo necesario y esperanzador, como lo es la Reforma del Estado, puede naufragar si no cuenta con una serie de elementos que aseguren su viabilidad, garanticen su continuidad y contribuyan a su incorporacin y apropiacin tanto por parte de las institu ciones como de la sociedad. Consideramos que algunas de las causas que han frenado la Reforma del Estado en Baja California, y que fueron motivo de nuestra salida de la Mesa Central, son las siguientes:36

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Ausencia de la sociedad en los trabajos Bajo nivel de representacin de los participantes en el proceso Falta de rum bo Poca producti vidad Mesas especializadas no instaladas Predomi nio del Ejecutivo Falta de un Secretariado Tcnico colectivo Simu lacin y descrdito De esta forma, los medios de comunicacin se alejan y la sociedad pierde inters en los resul tados de la poltica misma. Sin sustento social, la Reforma cae en el des crdito. Acaso esto es lo que busca el Gobierno del Estadoquestion En su retiro de la Mesa Central de la Reforma del Estado, el grupo parlamentario del PRI expres su desacuerdo con la forma en que se han desarrollado los trabajos. En esa ocasin afirmamos que ...no existen condiciones que garanticen no slo la marcha de la Reforma, sino el cumplimiento de diversos acuerdos signados entre los tres poderes del estado ...sentimos que ha bajado unilateral mente el nivel de interlocucin para llevarla a cabo. Dimos a conocer pblicamente que nuestra salida de la Mesa de la Reforma del Estado, no implica el que renunciemos a nuestros compromisos de trabajo. No es la primera vez que cuestionamos la forma en que se ha venido laborando. En el mes de abril del ao pasado, expresamos que el proceso llevado hasta ese entonces, adoleca de una grave falla de concepcin, al proponer que los sectores sociales se adaptaran a los tiempos, temas y formalidades de las instituciones. Sealamos, en ese entonces, que para que el procedimiento fuera eficiente, haba que voltearlo de cabeza, es decir, desatar las ataduras burocrticas, y lograr que fueran las instituciones las que se adaptaran a los tiempos de la sociedad. Para ello, propusimos un mtodo que nos permitiera acercarnos a la ciudadana, difundir distritalmente la idea de37

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realizar una revolu cin pacfica en la forma de operacin de las instituciones, invitar a la sociedad a que se apropiara del proyecto de Reforma, y aprovechar los trabajos realizados por la pasada Legislatura. Planteamos tambin incorporar a las Comisiones del Congreso a los trabajos de la Reforma. No obstante, se continu con el esquema planteado originalmente, cuyos resul tados estn a la vista. Por ello, no nos guan protagonismos polticos. Nuestro retiro de los trabajos tiene razones de peso, no surgi das espontneamente en este momento, sino de meses atrs. Razones trascendentes que nos orillaron a tomar una decisin y a obrar en consecuencia. Cmo seguir validando con nuestra presencia una Reforma del Estado, concebida para ser democrtica, pensada para la sociedad, pero en donde sta, que debiera ser la principal protagonista no est presentequestion Consideramos que la Reforma del Estado debe tener un rumbo claro, una di reccin que responda a las preguntas que son punto de partida: Cul es el tipo de estado que queremos los bajacalifornianosquestion y quin o quienes deben definirloques tion A partir de la respuesta a esas preguntas, podremos redimensionar la trascendencia de una Reforma que actualmente est secuestrada. Segui mos apostndole al dilogo, no a costa de ser un partido servil. Le apostamos al dilogo como el mejor mtodo para lograr consensos que revelen la plurali dad de opiniones, y no slo la vo luntad de un individuo o grupo. Este dilogo y sus resultados slo pueden producirse en las coor denadas de la legalidad, la tolerancia, la inclusin y el res peto a los que piensan di ferente. Compaeros: Les pido ser portadores en sus colonias, en sus comunidades, en sus lugares de trabajo de este mensaje. Los dipu tados estamos convencidos de la necesidad de un nuevo pacto en Baja California que nos permita garantizar el progreso, el cumplimiento del estado de derecho, la justi cia

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social y la democracia para todos. Ese es nues tro objetivo y no la su puesta campaa de despres tigio que, segn el PAN, hemos montado. Por eso hoy a Accin Nacional le decimos: Nuestra propuesta de Reforma no es un ca pri cho, es el re sul tado de lo que mi les de ciu da da nos de man dan co ti dia na men te, de lo que nues tros mi li tan tes plan tean a dia rio: ins ti tu cio nes mo der nas que res pon dan efi caz men te a las ne ce si da des de una sociedad temerosa y agraviada. Hay que subrayar un hecho que a veces no parece tan evidente: como partido hemos contribuido de manera decisiva a la continuidad en la vida pblica, a la gobernabilidad de la entidad. Ni siquiera en los enfrentamientos ms speros con el gobierno panista apostamos a la debacle institucional. No vemos en el empeoramiento de la situacin del estado una forma fcil de hacernos del poder. Con todos nuestros errores, somos una oposicin democrtica que apuesta a la crtica, cierto, pero tambin a la propuesta. Hay una gran Reforma que nos necesita unidos, cr ticos y fuertes alrededor de un proyecto democrtico que nos reencuentre con la sociedad para que ella deposite su confianza en nuestra capacidad para contribuir en la recuperacin de Baja California como un estado donde impera el estado de derecho, la justi cia social, la democracia y el progreso para todos. Slo en la bsqueda de ese objetivo, segui remos aportando audacia, desarrollo econmico y democracia poltica al pas, y podremos acceder, todos y no slo unos cuantos, a los beneficios de una globalidad internacional que ya es inevitable.

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Obras s, deudas no!Posicin del diputado Jaime Martnez Veloz frente a la pretensin de la autoridad municipal de Tijuana, de endeudar a la hacienda pblica municipal. 1 de abril de 2002

Tijuana ha sido convertida en una enorme tmbola. La piata tijuanense, ha servido para enriquecer a unos cuantos ante el disimulo de las autoridades de todos los rdenes de gobierno. Mientras unos pocos disfrutan de los negocios realizados al amparo del poder, miles de ciudadanos sufren las consecuencias de una forma de gobernar inepta, incapaz, omisa en algunos casos y cmplice en otros. El crecimiento de Tijuana est determinado por la lgica de los intereses en juego. La planeacin urbana es estril y por ende de nulos resultados. La poltica municipal carece de programas de crecimiento planificado y de vivienda popular que atiendan de fondo esta lacerante problemtica. La ciudad crece bajo los ritmos que le impone la cruda lgica del mercado, la cual excluye en la toma de decisiones a los ms, que son los que tienen menos. El resultado es una ciudad catica, con problemas viales, fraccionamientos caros y mal construidos, una infraestructura de educacin y de salud deficitaria y de mala calidad, con un transporte pblico psimo e insegu ridad galopante, situaciones que agobian a toda la sociedad sin excepcin. Mientras tanto, polticos-empresarios, o empresarios-polticos o polticos patios de los empresarios se reparten los negocios derivados del ejercicio de la funcin pblica. Anteriormente fueron administraciones pristas las que permitieron la realizacin de acciones irregulares, donde destacados funcionarios pblicos se apropiaron de bienes, recursos y terrenos, que hoy todava regentean. Algunos de ellos son los que actan ahora como esos patios de los gobiernos panistas. Son40

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ellos los que han generado la crisis interna del PRI, producto de su apetito insaciable por conseguir contratos y prebendas del gobierno. Son ellos los que le obstaculizaron al PRI, constituirse en una alternativa de poder en Baja California. El despres tigio que le produjeron al PRI fue de tal magnitud, que las consecuencias todava las sufre ese instituto poltico, aunque quienes militan en l, en su inmensa mayora, son ajenos a las tropelas de unos cuantos abusivos. Este tema, por su complejidad, lo abordar a profundidad en su tiempo, hoy slo lo anoto como una ms de las variables que han afectado el desarrollo de Tijuana, pero no es el objeto del presente posicionamiento. Pero lo que s queda claro es que cualquier accin anterior, palidece ante las cometidas por los panistas en el poder. Hoy los nuevos mandarines actan como si su permanencia en el poder fuera eterna. Su papel al frente del gobierno ha sido desastroso. La entronizacin del narcotrfico en la entidad, no hubiera sido posible si no existiera un andamiaje dentro del gobierno panista que le garantizara las condiciones necesarias para su desarrollo. Es lamentable decirlo, pero desgraciadamente es cierto; instituciones pblicas en Baja California de todos los rdenes de gobierno, por omisin o complicidad, son las responsables directas de haber legitimado y legalizado las acciones del crimen organizado en el estado. La compra de bienes del estado en un claro ejemplo que los exhibe. El problema de Tijuana no es un asunto de imagen, sino de una crisis es tructural derivada de una accin pblica errtica y en muchos casos cmplice de acciones ilcitas. Mientras no se atiendan las causas que generan esta crisis, cualquier campaa de imagen, ser como tirar los recursos pblicos a la basura. Ninguna campaa de imagen pblica podr esconder los miles de ejecutados, los cientos de secuestros, los 70 mil adictos a las drogas, los cientos de picaderos y tienditas, las decenas de miles de autos robados, el primer lugar en delitos del fuero federal y del fuero comn, el caos urbano, el trfico de indocumentados, el trfico de armas, el deshonroso pri41

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mer nacional lugar en tuberculosis, uno de los primeros lugar en SIDA en el pas, etctera. La realidad dramtica de Tijuana tiene que enfrentarse desde una ptica don de el sig no dis tin ti vo sea el de la par ti ci pa cin ciu da da na, con la ge ne ra cin de al ter na ti vas via bles, sus ten ta das en una s li da convic cin de que la fun cin p bli ca debe es tar ale ja da de cual quier in te rs per so nal y de cual quier sos pe cha acer ca de las ac cio nes gu ber na men ta les. Hoy, la autoridad municipal panista quiere vendernos la peregrina idea de que la nica opcin, para construir las obras que Tijuana reclama para su desarrollo, se encuentra en endeudar a la hacienda pblica municipal. As, sin ms explicaciones y sin informacin clara y precisa, trata de formular un fal so di lema para los ti juanenses. Si no hay deu da, no hay obra, dicen los panistas, y a travs de una campaa meditica pretenden ganar la aceptacin social. Poco les importa la posibilidad de crear en un futuro no muy lejano, una crisis en las finanzas municipales. Ensenada y Tecate son la muestra de las penurias que tienen que pasar municipios endeudados. No es pretensin nues tra poner en duda la necesidad de la obra p blica que reclama Tijuana, sino el procedimiento y los artilugios ramplones con que se pretende llevar a cabo di cho proyecto, a espaldas del conocimiento claro de la ciudadana. Por principio de cuentas, no debemos olvidar que el pretexto poltico ms socorrido por los panistas en Baja California fue, durante muchos aos, la obs taculizacin de sus programas por parte de una Presidencia de la Repblica prista. Esa realidad ya es otra, hoy el Presidente de la Repblica, el gobernador y el presidente municipal son del mismo partido, por lo tanto debiera existir una planeacin de las acciones que respondiera a una coordinacin articulada de los proyectos de los tres rdenes de gobierno. Ya no tienen ms pretextos, adems y si de algo vale decirlo, las administraciones pristas en Baja California, defini tivamente no les heredaron deuda alguna a los gobiernos panistas.42

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La sospecha de las acciones del gobierno en materia de obra p blica tiene orgenes fundados; al pasado gobernador del estado se le recuerda porque la mayor obra concluida en su mandato, fue su casa particular. Otro ejemplo de la turbiedad gubernamental, es la urbanizacin de la Tercera Etapa del Ro, en donde la Federacin entreg 440 hectreas al Gobierno del Estado, el cual las fraccion y las vendi a travs de procedimientos cuestionables, por ilegales, y adems sin autorizacin del Congreso del Estado, para ser enajenados. Ms an, todava no aclaran por qu muchos de esos predios fueron utilizados como lavaderos de narcodlares. Cul es el resultado de las ventas de la Tercera Etapa del Roquestion Por qu las ganancias en la venta de di chos terrenos no se aplican en la construccin de las obras que Tijuana reclama?, o acaso, los comisionistas se llevaron la mejor parte y no hay gananciasquestion Esas y otras muchas son las preguntas que las autoridades panistas deben responder a la ciudadana, antes de plantear la posibili dad de endeudarnos. Por otro lado, argumentar que para realizar las obras que reclama Tijuana slo es posible hacerlo a travs del endeudamiento, es un falso dilema. Por poner un ejemplo, podemos sealar que para el ao 2002, el presidente Fox, present un proyecto de egresos, donde para Baja California se destinaban en los ramos 33, 28 y 23 un total de 10,271 millones de pesos, el cual despus de su revisin en el Congreso de la Unin, se increment a 12,156 millones de pesos. Es decir casi 1,665 millones adicionales. De s tos, 651 millones pertenecen a un fondo del Ramo 23 que se denomina Programa de Apoyo para el Fortalecimiento de las Entidades Federativas [PAFEF], el cual du rante los ltimos tres aos ha tenido una asignacin de 1,626 mi llones de pesos, de los cuales aproximadamente la mitad le corresponden a Tijuana; es decir, es el monto exacto que el ayuntamiento dice requerir para las obras que pretende construir. Dentro del Ramo 33 existen el Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social y el Fondo de Aportaciones para el Fortalecimiento de los Municipios, a los cuales para el Estado de Baja California43

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se les asignaron durante los l timos tres aos 1,820 millones de pesos, de los cua les apro xi ma da men te 900 mi llo nes de pe sos de bie ron de ha ber se asig na do a Ti jua na. Pero de es tos re cur sos una par te im por tan te ha sido uti li za da para el pago de gas to corrien te y no en gas to de in ver sin. Es de cir, pa gan suel dos exa ge ra dos y vi ti cos en lu gar de ha cer obra p bli ca. Baja California, y en particular Tijuana, tienen grandes retos por delante. Abordarlos requiere imaginacin, creatividad, pero sobre todo verdadera vocacin de servicio, alejada de la ineptitud, la arrogancia, la corrupcin y la improvisacin. Estoy convencido de que a Tijuana se la han asignado importantes y significativas partidas, para enfrentar parte de la problemtica que la aqueja, pero el mu nicipio ha sido gobernado de manera ineficiente y excluyente, lo que ha impedido concretar las soluciones que reclama un entramado social cada vez ms urgido de soluciones a sus reclamos. Tijuana produce, genera recursos, es centro y esperanza de miles de compatriotas que llegan a esta tierra en busca de un mejor futuro. Quienes tenemos bajo nuestra responsabilidad las tareas de representacin popular, tenemos la obligacin de buscar alternativas a las preocupaciones sociales, por lo que propongo a las instituciones de los tres rdenes de gobierno, el siguiente mecanismo para la realizacin de las obras de infraestructura que reclama Tijuana. 1. La creacin de una Coordinacin Munici pal de Planeacin, integrada por el Cabildo Mu nicipal, el Gobierno del Estado, un representante del Gobierno Federal, los legisladores federales y locales de Tijuana, los Colegios de Ingenieros Civiles y de Arquitectos, un representante de cada institucin de educacin superior pblica y privada, las Cmaras comerciales e industriales, las organizaciones sindicales y las organizaciones no gubernamentales. 2. Que el ayuntamiento d a conocer los proyectos de las obras que pretende construir, para que su viabili dad sea discutida por esta coordinacin interinstitu cional.44

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La inversin pblica de los tres rdenes de gobierno, deber estar aplicada en los proyectos y programas surgidos de una estrecha coordinacin y colaboracin de los tres rdenes de gobierno. Basta de ocurrencias o proyectos como el del edificio de Seguridad Pblica. Que en el presente ao, de los recursos del PAFEF, la parte proporcional que le corresponde a Tijuana, (325 millones aproximadamente) sea aplicada en las obras que reclama la ciudad. Que los dipu tados locales de Tijuana (13 en total), impulsen un acuerdo en el Congreso del Estado, para que el Impuesto sobre Nminas generado en Tijuana, se aplique al Programa de Obras que requiere el municipio. Que los legisladores federales, establezcamos un nivel de coordinacin tal, que nos permita generar un programa intenso de gestin ante las instancias federales, para que de los recursos aprobados por el Congreso de la Unin a cada Secretara Federal, se aplique una parte proporcional al estado y en particular a Tijuana. (SCT, SEDESOL , SEP, SRA , SSA, IMSS, ISSSTE ,etc.). Que las ganancias de las ventas de los terrenos de la Tercera Etapa del Ro, se canalicen directamente al programa de obras municipa les. Acer ca de este punto solicitar en la Tribuna de la Cmara de Diputados, la realizacin de una audi tora por parte del rgano superior de fiscali zacin, dependiente del Congreso de la Unin, porque has ta ahora, las au toridades del estado han actuado con una actitud indolente. Si Barrio anda en busca de peces grandes, puede encontrarse con la sorpresa que Baja California, puede ser una enorme pecera en donde hasta ballenas encuentre. El establecimiento de una sola dependencia de construccin y obras pblicas en el Ayuntamiento de Tijuana, que integre a todas las instancias municipales que se dedi can actualmente a la construccin, multiplicando esfuerzos y gastando recursos en sueldos y gasto corriente, que pueden des tinarse a la inversin en obra p blica.

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Que se municipalicen las dependencias del Gobierno del Estado que realizan obra pblica en Tijuana (PRODUTSA, Promotora Estatal, INETT, SAHOPE, Fideicomiso de la Tercera Etapa, etc.), se indemnice al personal y los recursos que hoy se gastan en sueldos a funcionarios y empleados, se inviertan directamente en la construccin de la infraestructura que Tijuana demanda. Las anteriores formulaciones las presentar en forma directa, ante cada una de las instancias mencionadas, adems que utilizar todas las facultades republicanas al alcance de la representacin popular que ostento, con el propsito de construir un mejor futuro para los habitantes de Baja California.

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Captulo 2

Poltica, una pasin interminableLas pasiones guan nuestros actos

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n cada artculo de este apartado estuvieron presentes mis pasiones, el pas y su gente, Baja California, Tijuana, mis hijos. Mis tareas e ideas como ciudadano mexicano las presento nicamente para descu brirme ante los ciudadanos californianos como alguien que se apasiona por lo que cree. Tal vez aqu estn algunos de los artculos que crearon polmica y que a mu chos disgustaron en su tiempo, pero quiero presentarme ante los lectores tal y como soy. Estoy convencido que las mu jeres y los hombres que no tienen pasiones son fros y huecos. Actuar con de ter mi na cin y dar todo ante nues tras con vic cio nes es el me jor ca mi no para lo grar las trans for ma cio nes que nues tro pas ne ce si ta.

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Un maosta fronterizoDespus del triunfo del PAN en Baja California en 1989, los ni veles de coordinacin interinstitu cional, entre los tres rdenes de gobierno eran casi nulos. El PAN no atinaba a ser gobierno y el PRI no se asuma como oposicin. Al ser Baja California un estado gobernado por un partido diferente al del Presidente de la Repblica, sin un antecedente similar hasta ese momento, Carlos Salinas de Gortari nombr como responsable del Gobierno Federal, para atender los asuntos del es tado, al doctor Ernesto Zedillo, como una forma de establecer niveles de coordinacin entre ambos rdenes de gobierno. En ese contexto, don Carlos Montejo Favela, presidente municipal de Tijuana, y el Presidente de la Repblica, acordaron la realizacin de un conjunto de obras comunitarias, a travs del Programa Solidaridad. Por parte del Ayuntamiento de Tijuana se nombr como coordinador del mismo a Francisco Soto Angli, servidor pblico con una larga trayectoria de luchador social, una slida formacin profesional y una sensibi lidad poco vista entre los funcionarios de las administraciones panistas. Por parte del Gobierno Federal, despus de peripecias y resistencias personales, me nombraron a m como responsable del programa. En principio acept coordinar los trabajos de Solidaridad por seis meses, despus no me quera ir. Durante 1992, la coordinacin entre ambas entidades se produjo en los mejores trminos. El edifi cio de la Presidencia Municipal, se convirti prcticamente en una comuna. Los martes des de las 12 del medioda hasta que se agotara la agenda de los asuntos enlistados en el or den del da, se realizaban las reuniones de trabajo, donde las principales prota-

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gonistas eran las propias comunidades. Ah, se definan las prioridades, se ejerca la planeacin comunitaria en forma democrtica, se comprobaban los recursos apli cados y se discuta a plenitud cada detalle que a las comunidades preocupaba. Los colonos participaban en todo el recorrido social de las obras realizadas. La experiencia fue formidable e irrepetible hasta ahora. La estrategia de poltica social ms exitosa de los ltimos aos en Baja California, ha pretendido sustituirse con copias malas manos a las bolsas o chafatonas, con magros e insignificantes resultados. La honestidad comunitaria fue impecable. El nico prietito en el arroz fue un proyecto coordinado por Urania Isis, despus funcionaria panista y prspera transportista (ahora apoyadora del PRI de Hank) donde se desviaron descaradamente los recursos y no los comprobaron. Un solo caso de corrupcin en ms de 400 proyectos habla de la ho nestidad de los co lonos de Tijuana. El nimo social campeaba por todos los rincones de Tijuana, los recursos federales llegaban al ayuntamiento, se entregaban directamente a las comunidades, previa autorizacin del proyecto tcnico y el aval del Consejo Munici pal de Solidaridad. Las brigadas comunitarias esperaban de madru gada las ollas de concreto para pavimentar sus calles, en la Libertad, Ciu dad Jardn, la Snchez Taboada, la Lzaro Crdenas, El Mirador, Los Floridos 1, 2, 3 y 4, Nido de las guilas, El Tecolote, la Genaro Vzquez, 3 de Octubre, Lomas Taurinas, las Obreras 1, 2, y 3 y otras tantas colonias ms. Las seoras agarraban la pala y al rato mo van el ja rro de los frijoles, para el desayuno de las brigadas. Las noches eran de bohemia, no faltaba quien le rascara a la guitarra, alguien pona las caguamas y la velada se converta en un rato inolvidable. El Charro, local comunitario de la colonia Libertad, se convirti en el espacio oficial de asambleas, reu niones de trabajo y fiestas colectivas. En varias ocasiones llev a don Carlos Montejo para que pecara junto a nosotros y se echara unas cervezas con toda la banda de promo50

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tores sociales, colonos, maestros albailes y antiguos pachuchos, convertidos en amigables lugareos, al amparo de la msi ca de banda, cumbias y bachatas del sonido del saln comunal. Pero tanta dicha no poda ser eterna. El trabajo colectivo permita la superacin comunitaria pero generaba envidia y recelo entre los que se autonombran la clase poltica tijuanense. Los viejos pristas, los que por dcadas se enriquecieron y abusaron del poder, desde sus caserones en Estados Unidos, o sus mansiones ostentosas en Tijuana, me acusaban de estar entregando al PAN los recursos que segn ellos pertenecan a los pristas. La ofensiva fue fuerte, pero igual de torpe, como el fracaso de su ejercicio de gobierno, que culmin con la entrega del poder al PAN. Pero del otro lado, o sea del propio PAN, la reaccin fue es candalosa. Ruffo se sinti agraviado. Como nunca entendi nada de poltica social, ni le interesaba, lo ni co que le preocupaba era que na die le disputara su protagonismo, ahora en manos no de un caudillo, sino de un colectivo social, que planeaba, discuta, trabajaba y vigilaba en forma organizada. Es decir el poder popular. Ruf fo y su par ti do le te nan to ma da la me di da al PRI , sa ban cmo en fren tar lo, pero el nue vo fe n me no so cial sur gi do a par tir del tra ba jo de So li da ri dad, le sig ni fi ca ba una va ria ble no con tem pla da en su es que ma de con fron ta cin po l ti ca. Le ha ba apa re ci do un ga li ma tas irre so lu ble. La reaccin fue la tradicional de todo gobernante que se siente desafiado. Visceral, sin capacidad de argumentacin ni alternativa en materia de poltica social, se llam agredido por la Federacin y vctima de una conjura nacional para deses tabilizar a su gobierno. ramos un puadito de promotores los que trabajamos en Solidaridad, aunque hay que reconocer que cada uno de los nuestros, por la conviccin con la que trabajaba, vala por 20 o 30 de los promotores del gobierno panista. A quienes trabajbamos en Solidaridad nos acusaban con todo un catlogo de calificativos de la lucha sucia para desacreditarnos. Un da51

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Chuy Segura, pris ta de toda la vida, me ense asustado una revista nacional, donde lo acusaban de ser maosta y me pregunt preocupado si eso era bueno o malo. Le dije que no se asus tara y que en la puerta de su oficina, pegara el artculo y a un lado pusiera un letrero que dijera: Murmuren vboras. Incrdulo volvi a preguntar Chuy Segura, maosta es lo mismo que comunista? Ms o menos es lo mismo, le contest. Despus se fue a su cubculo, y a su estilo rega a El Pato y a todo el que se le atravesara, por no haberlo detenido cuando en un mitin en la Presidencia Municipal, a un funcionario le pidi prestado primero un magnavoz, luego ante la negativa del empleado, le dijo alterado: Lo que es del pueblo al pueblo!, le arrebat el aparato, que nos permiti que medio nos escuchara la gente, en una concentracin de varios miles de colonos reunidos en el patio central del ayuntamiento. El nico problema para Chuy, es que cuando dijo eso, lo escuch una periodista de Proceso. Ya ven?, Por su culpa hasta de comunista me acusan, hijos de la chingada! El Pato, lo vio de reojo y le dijo, no se apu re mi Chuy, el otro da, los del PAN, vieron al negro Gabriel, y le gritaron Pinche cubano!, y mrelo cada da esta ms ca chetn. Cuando menos el hambre se la ha quitado. Despus de esto Chuy Se gura se relaj y se fue a la Miramar y a la Lzaro Crdenas, a vi sitar a doa Oli via, a Esperanza, a Carmen Segura, a Yolanda y a la seora Gurrola. Se subi a su vocho y junto con l se fue El Pato, que lo segua cabuleando. ndale, ndale, pinche Chuy, ya no hagas corajes, porque se te va a derramar la bilis.

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Jugar con ventajaUn fantasma recorre nuestro pas... Perdn, hace algunos aos pudiera haber iniciado algn artculo con esta clsica introduccin copiada del Manifiesto del Partido Comunista. Hoy tendramos que empezar con una introduccin menos acadmica y tal vez alejada de la nostalgia de los escritos libertarios de los aos setenta y los ochenta del si glo pasado en nues tro pas. Hoy mas bien tendramos que decir, en el lenguaje zapatista: Un chingo de fantasmas recorren nuestro pas... Los fantasmas de la desconfianza, de la incertidumbre, de la desigualdad, de la injusticia, de la corrupcin, de las adicciones, del narcotrfico, de la insegu ridad, de la pobreza, de la incompetencia poltica, de la simu lacin, del agandalle, de la tranza. Son parte cotidiana de la vida p blica mexicana. Los procesos electorales no son la excepcin. La funcin pblica ha sido convertida en una enorme tmbola. La vieja clase poltica y su demagogia han sido sustituidas por gerentes de medio pelo, sin rubor para hacer gala de su culto a la ignorancia. Fox dice que es empresario no poltico. Por sus hechos demuestra que no es ni lo uno ni lo otro. El respeto a su investidura lo sustituye por la chabacanera y las actitudes chambonas y grotescas. El escarnio pblico sobre la figura presidencial es un espectculo lamentable. Hizo de la descali ficacin del Poder Legislativo su cruzada y su estrategia personal, que termin por descalificar a ambos. La poltica es hoy una prctica despres tigiada, el ciudadano no se ve reflejado en sus instituciones. Legisladores, funcionarios y empresarios no acaban de entender que el hartazgo social viene desbordando, desde hace tiempo, la funcin pblica.

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Aunado a lo anterior, la derecha mexicana, escudada en una actitud de hipocresa y falsa moral, no desperdicia oportunidad alguna para descalificar a lo poltico. Bravo Mena, por ejemplo, llama a no ideologizar la privatizacin elctrica. Para el diri gente panista hay que entregar el pas en estado de inconsciencia, o lo que es lo mis mo, para la derecha ser lacayo del capital trasnacional es una accin socialmente aceptable, pero tener ideologa alguna es una accin denigrante. Parte de la idea, de que Dios existe, es panista y como vota por ellos, sus imprudencias son perdonadas y santificadas. Cierto es que la vida poltica actual es diferente a la de dcadas anteriores. Hay dis tintas reglas del juego, pero una constante sigue presente. El que tiene el poder, juega con ventaja. Subrepticia, disfrazada, abierta o descarada puede ser la modalidad que asu ma la lgica del poder, pero al final de cuentas, el que tiene los instrumentos para perpetuarse en l, lo usa sin escrpu los. Los medios que hoy se uti lizan son ms sofisticados que en el pasado, se recurre a la tecnologa de punta, el marketing, etc., pero la inequidad sigue estando presente, tanto en la actividad electoral, como en la funcin publica. Ante el desplazamiento del PRI de la Presidencia de la Repblica, donde sta se constitua en el factor de cohesin de ese partido, los gobernadores han asumido en los hechos un nuevo tipo de centralismo, donde a travs del uso y abu so del poder, im ponen criterios y directrices para conservar a su partido en el poder. Esta lgica del poder es la que domina los escenarios estatales, donde los medios de comunicacin, en su mayora, son expresin de grupos del poder econmico o poltico local, por tanto difunden lneas editoriales, columnas polticas, u omiten informacin, segn convenga el caso, para el logro de sus propsitos. Las ex cepciones son raras, exis ten, pero no constituyen un contrapeso de los medios que utilizan, usan o abu san

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los grupos de poder estatales. Difunden supuestas encuestas, difaman candidatos, ocultan informacin, o editorializan la misma, etc, etc. En los planos estatales, mucho de los gobernadores se han convertido en seores de horca y cuchillo, quitan presidentes de partido, (igual que Salinas, Zedillo y los anteriores presidentes) funcionarios electorales, magistrados. Los Congresos Estatales, estn acotados por la mediana de las burocracias partidarias locales y por una relacin de supeditacin a un Poder Ejecutivo con enorme capacidad de manejo discrecional de los recursos pblicos. Ningn partido se salva. Ejemplos pululan. Promueven, sin pudor y sin escrpu los, intensas y costosas campaas publicitarias antes y durante los tiempos de las campaas electorales estatales a favor de su partido, o de su candidato en las elecciones internas, con una lgica salvaje e impune. Son promotores de campaas cortas, donde los candidatos de oposicin no tienen tiempo de posicionarse, mientras que sus campaas publicitarias de autopromocin duran meses. Hoy, Baja California es el estado con mayor ndice de criminalidad en Mxico, gracias a una elecciones donde las mafias de traficantes de droga, de indocumentados, de armas, tratantes de blancas y polleros, financiaron y apoyaron al PAN en nuestro estado que sufre el acoso de la cultura del consumo, del desgarramiento de su tejido social, con el ndice de adictos ms grande del pas, convertido tristemente hoy por la poltica entreguis ta panista, en el cuarto de mqui nas del estado estadou nidense de California. En nuestro estado el gobierno entrega activos, playas, y permite la consolidacin de una estrategia trasnacional para abastecer de gas y energa al Sur de California, desde el territorio mexicano. En el plano nacional, la incapacidad del PRI para asumir y conducir oportunamente los cambios que deban definir al desarrollo econmico, poltico y social, fue lo que determin el fin de su hegemona, que tal vez se inici en 1968, continu con la defenestracin de su Corriente Democrtica y lleg a 2000 con la prdida de la Presidencia de la Repblica. Los inditos desenlaces del pasado reciente ayudan a explicar las razones de la falta de rumbo nacional estratgico, de la incertidumbre, del55

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