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8 9- La Ciudad Genérica. Rem Koolhaas. 1- PRESENTACION 1.1 ¿La ciudad contemporánea es igual a los aeropuertos contemporáneos, es decir, "todos iguales"? ¿Es posible teorizar esta convergencia? Y si así fuese, ¿a qué configuración final se aspira? La convergencia es posible únicamente si se cambia de identidad. Y esto en general se lo considera como una pérdida. Pero al nivel en el que esto se (leva a cabo, tiene que tener algún significado. ¿Cuáles son las desventajas de la identidad y, por el contrario, cuáles son las ventajas de lo monótono? ¿Qué ocurriría si esta homogenización aparentemente accidental, y casi siempre deplorada, fuese un proceso intencional, un alejamiento concierte de la diferencia y hacia la similitud? ¿Y si estamos ante un movimiento global de liberación que "rechaza el carácter? ¿Qué nos queda si nos quitan la identidad? ¿Lo Genérico? 1.2 Considerando que la identidad deriva de la sustancia física, de lo histórico, del contexto, d o real, en cierta forma nos podemos imaginar que cualquier cosa contemporánea -hecha por nosotros- contribuye con aquélla. Pero el hecho de que el crecimiento humano es exponencial implica que el pasado será, en determinado momento, demasiado "pequeño" para ser habitado y compartido. Nosotros mismos terminaremos por agotarlo. Ya que la historia se sedimenta a través de la arquitectura, la cantidad de seres humanos inevitablemente desbordará y disminuirá la sustancia previa. La identidad concebida como esta forma de compartir el pasado es una proposición de pérdida: no sólo cada vez hay menos para compartir -con un modelo estable de expansión continua de la población- sino que también la historia tiene un período de vida difamante -maltratado cada vez más y, por ende, menos significativo- hasta el punto en que su información, en disminución, adopta una condición agraviante. Esta reducción se intensifica por el incremento constante de turistas, una avalancha que -en una búsqueda perpetua del "carácter'- oprime las identidades destacadas hasta convertirlas en polvo insignificante. 1.3 La identidades como una trampa para ratones, en la que una enorme cantidad de éstos deben compartir el mismo cebo que, si prestamos un poco de atención, descubriremos que ha estado vacío durante los últimos siglos. La identidad más sólida, cuanto más encierra más resiste la expansión, la interpretación, la renovación y la contradicción. La identidad se transforma en una especie de faro-fijo, predeterminado: puede cambiar de posición o el patrón que emite con la consiguiente desestabilización de la navegación. (París se puede volver únicamente en más parisina, y ya está en camino de convertirse en una hiper-París, en una caricatura retocada. Existen excepciones: Londres -cuya única identidad constituye una falta de identidad definida- se está transformando, de manera perpetua, en cada vez menos Londres, más abierta, menos estática). 1.4 La identidad centraliza; hace hincapié en un algo esencial, en una cuestión determinada. Su tragedia se presenta en términos puramente

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89- La Ciudad Genérica.

Rem Koolhaas.

1- PRESENTACION

1.1 ¿La ciudad contemporánea es igual a los aeropuertos contemporáneos, es decir, "todos iguales"? ¿Es posible teorizar esta convergencia? Y si así fuese, ¿a qué configuración final se aspira? La convergencia es posible única-mente si se cambia de identidad. Y esto en general se lo considera como una pérdida. Pero al nivel en el que esto se (leva a cabo, tiene que tener algún significado. ¿Cuáles son las desventajas de la identidad y, por el contrario, cuáles son las ventajas de lo monótono? ¿Qué ocurriría si esta homogenización aparentemente accidental, y casi siempre deplorada, fuese un proceso intencional, un alejamiento concierte de la diferencia y hacia la similitud? ¿Y si estamos ante un movimiento global de liberación que "rechaza el carácter? ¿Qué nos queda si nos quitan la identidad? ¿Lo Genérico?1.2 Considerando que la identidad deriva de la sustancia física, de lo histórico, del contexto, d o real, en cierta forma nos podemos imaginar que cualquier cosa contemporánea -hecha por nosotros- contribuye con aquélla. Pero el hecho de que el crecimiento humano es exponencial implica que el pasado será, en determinado momento, demasiado "pequeño" para ser habitado y compartido. Nosotros mismos terminaremos por agotarlo. Ya que la historia se sedimenta a través de la arquitectura, la cantidad de seres humanos inevitablemente desbordará y disminuirá la sustancia previa. La identidad concebida como esta forma de compartir el pasado es una proposición de pérdida: no sólo cada vez hay menos para compartir -con un modelo estable de expansión continua de la población- sino que también la historia tiene un período de vida difamante -maltratado cada vez más y, por ende, menos significativo- hasta el punto en que su información, en disminución, adopta una condición agraviante. Esta reducción se intensifica por el incremento constante de turistas, una avalancha que -en una búsqueda perpetua del "carácter'- oprime las identidades destacadas hasta convertirlas en polvo insignificante.1.3 La identidades como una trampa para ratones, en la que una enorme cantidad de éstos deben compartir el mismo cebo que, si prestamos un poco de atención, descubriremos que ha estado vacío durante los últimos siglos. La iden-tidad más sólida, cuanto más encierra más resiste la expansión, la interpretación, la renovación y la contradicción. La identidad se transforma en una especie de faro-fijo, predeterminado: puede cambiar de posición o el patrón que emite con la consiguiente desestabilización de la navegación. (París se puede volver únicamente en más parisina, y ya está en camino de convertirse en una hiper-París, en una caricatura retocada. Existen excepciones: Londres -cuya única identidad constituye una falta de identidad definida- se está transformando, de manera perpetua, en cada vez menos Londres, más abierta, menos estática).1.4 La identidad centraliza; hace hincapié en un algo esencial, en una cuestión determinada. Su tragedia se presenta en términos puramente geométricos. A medida que se expande la esfera de influencia, el área caracterizada por el centro se vuelve cada vez mayor; desintegrando tanto la fuerza como la autoridad del mismo; en forma inevitable, la distancia entre el centro y la circunferencia aumenta hasta un punto límite. Teniendo en cuenta esta perspectiva, el descubrimiento, reciente y tardío, de la periferia como zona de valor potencial -una especie de condición prehistórica que podría en definitiva merecer el reconocimiento arquitectónico- es apenas una insistencia disfrazada sobre la prioridad, y dependencia, del centro: sin un centro no hay periferia posible, el interés del primero seguramente compensa el vacío de la segunda. De concepción huérfana, la condición de la periferia empeora debido a que su madre aún está viva, llamando la atención y destacando los puntos débiles de su hijo. Las últimas vibraciones que provienen del centro exhausto impiden la lectura de la periferia como un volumen crítico. No sólo el centro es demasiado pequeño, por definición, para cumplir con las obligaciones que le fueron asignadas, sino que también ha dejado de ser el verdadero centro para convertirse en un espejismo ampuloso a punto de sufrir un estallido interno: aún así, su presencia ilusoria le niega al resto de la ciudad la legitimidad que a ésta le corresponde. (Manhattan denigra a las personas que necesitan de una infraestructura para ingresar a la ciudad y le cobra para ello, calificándolas como la «gente del túnel y del puente'). La insistencia de la actual obsesión concéntrica nos convierta a todos en la gente del túnel y del puente, en ciudadanos de segunda de nuestra propia civilización, despojados de privilegios por la coincidencia silenciosa de nuestro exilio colectivo del centro. -1.5 En nuestro planeamiento concéntrico (el autor vivió parte de su juventud en Amsterdam, ciudad con una centralidad absoluta) la insistencia del centro como eje de valor y significado, fuente de toda importancia, es doblemente destructiva: no sólo por el volumen cada vez mayor de dependencias como condición límite intolerable, sino también-porque se debe mantener al centro de manera constante, es decir, modernizado. Como "lugar más importante", paradójicamente tiene que ser, al mismo tiempo, el más antiguo y el más nuevo, el más predeterminado y el más dinámico; sufre la adaptación más intensa y constante, conformada y complicada por el hecho de que ésta debe ser una transformación no reconocida, invisible para los ojos de los puros. (La ciudad de Zurich ha encontrado la solución más radical y costosa para convertirse en una especie de arqueología inversa: capa sobre capa de

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modernidades nuevas -centros comerciales, estacionamientos, bancos, bóvedas, laboratorios- se están construyendo bajo tierra, en pleno centro. El centro ya no se expande hacia afuera o hacia arriba, sino hacia dentro de la tierra misma). Del injerto de arterias de tráfico más o menos discretas, desvíos, túneles subterráneos y la construcción de más tangenciales hasta la transformación de rutina de viviendas en oficinas, depósitos en lofts, iglesias abandonadas en clubes norte-anos; de la quiebra en serie y subsiguiente reapertura de unidades específicas convertidas en sectores comerciales cada vez más caros hasta la transformación inflexible de espacio utilitario en espacio «público', espacios peatonales, la creación de parques nuevos, plantación de árboles y plantas, puentes y la restauración sistemática de la mediocridad histórica; toda autenticidad queda implacablemente eliminada.1.6 La Ciudad Genérica es la ciudad liberada del cautiverio del centro, del chaleco de fuerza de la identidad. La Ciudad Genérica se libera del ciclo destructivo de la dependencia: no es otra cosa que un reflejo de las necesidades y capacidad actuales. Es una ciudad sin historia. Es lo suficientemente grande para dar cabida a todos. Es sencilla. No requiere mantenimiento. Si se vuelve demasiado chica, se expande. Si se vuelve vieja, sencillamente se autodestruye y se renueva. Es igualmente interesante -o trivial- en todos lados. Es "superficial" -como un estudio de Hollywood, que puede tener una identidad nueva cada lunes por la mañana.

2. Estadísticas

2.1 La Ciudad Genérica ha crecido dramáticamente en las últimas décadas. Y no sólo aumento de tamaño sino también de cantidades. A comienzos de los años '70 estaba habitada oficialmente por un promedio de 2,5 millones de personas (más 500.000 residentes no tensadas); en la actualidad la cifra ascendió a 15 millones.2.2 ¿La Ciudad Genérica nació en el continente americano? ¿Es tan poco original que únicamente se la puede importar? En todo caso, la Ciudad Genérica ahora también existe en Asia, Europa, Australia y África. El alejamiento definitivo del campo, de la agricultura, hacia la ciudad no es un acercamiento a la ciudad ordinario, sino que es un acercamiento a la Ciudad Genérica, a una ciudad tan penetrante que ha vuelto al campo.2.3 Algunos continentes, como en el caso de Asia, aspiran a la Ciudad Genérica; otros se sienten avergonzados por ella. Porque apuntan a lo tropical -en tomo al ecuador- una gran cantidad de Ciudades Genéricas son asiáticas, lo cual aparentemente es una contradicción: lo conocido habitado por lo insondable. Algún día, este producto descartado de la civilización occidental volverá a ser absolutamente exótico, a través de la resemantización qué su propia diseminación provoca...2.4 A veces, una ciudad antigua y singular, como Barcelona, se convierte en Genérica por sobresimplificar su identidad. Se vuelve transparente, como si fuese un logo. Nunca ocurre lo contrario... por lo menos hasta ahora.

3. General

3.1 La Ciudad Genérica es lo que queda después que enormes secciones de vida urbana se entremezclan con el ciberespacio. Es un lugar de sensaciones débiles y distendidas, de pocas y lejanas emociones, discreta y misteriosa como un gran patio iluminado por una lámpara de mesa de luz. Si se la compara con la ciudad clásica, la Ciudad Genérica es sosegada, en general se la percibe desde una posición sedentaria. En lugar de la concentración -presencia simultánea- en la Ciudad Genérica, los "momentos" individuales están bien espaciados para crear un trance de experiencias estéticas casi imperceptibles: las variaciones de color en la iluminación fluorescente de un edificio de oficinas antes del anochecer, las sutilezas de los blancos ligeramente disímiles de un cartel iluminado por la noche. A igual que la comida japonesa, las sensaciones pueden reconstituirse e intensificarse en la mente, o no, simplemente se las puede ignorar. (Tenemos la posibilidad). Esta falta. de urgencia e insistencia actúa como una droga muy potente; induce a una alucinación de lo normal.3.2 En una inversión drástica de lo que supuestamente es la característica principal de la ciudad -los "negocios'- la sensación dominante de la Ciudad Genérica es una serenidad misteriosa: cuanto más tranquila es, más se aproxima a una condición de pureza. La Ciudad Genérica consigna los "males" que se le atribuían a la ciudad tradicional antes que nuestro amor fuese incondicional. La serenidad de la Ciudad Genérica se logra mediante la evacuación del público, como en un simulacro de incendio. El plano urbano no sólo da cabida al movimiento necesario, fundamentalmente el automóvil; las autopistas son una versión más avanzada de los bulevares y plazas, abarcando cada vez más espacio; su diseño, que parece que apunta a la eficiencia del transporte en auto, es sorprendentemente sensual, una pretensión utilitaria de ingresar al dominio del espacio tranquilo. Lo nuevo de este espacio público locomotor es que no se lo puede medir. Una misma extensión (quince kilómetros, por ejemplo) abarca una vasta cantidad de experiencias diferentes: puede durar cinco minutos o cuarenta; prácticamente no "se la puede compar tir con nadie o con toda la población; puede ofrecer el placer absoluto de lo puro, de la velocidad genuina -en cuyo caso la sensación de la Ciudad Genérica puede ser aún más intensa o, por lo menos, adquirir cierta densidad- o momentos claustrofóbicos posteriores de detención -en cuyo caso la tenuidad de la Ciudad Genérica resulta evidente.

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3.3 La Ciudad Genérica es fraccionaria, una repetición infinita de un mismo y sencillo módulo estructural; es posible reconstruirla desde su entidad más pequeña: una computadora, o quizás un diskette.3.4 El campo de golf es todo aquello que resulta diferente.3.5 La Ciudad Genérica tiene números de teléfonos fáciles, no los tradicionales de diez cifras sino versiones más ligeras, por ejemplo, con sus números intermedios idénticos.3.6 Su principal atracción es su anomía.

4. Aeropuerto

4.1 En determinado momento fueron la manifestación de la neutralidad absoluta, ahora los aeropuertos se encuentran entre los elementos más singulares y característicos de la Ciudad Genérica, son su medio de diferenciación más sólido. Y así debe ser, debido a lo que cualquier persona experimenta de una ciudad en particu-lar. Como la demostración de un perfume, los murales, la vegetación y las costumbres locales dan la primera sensación concentrada de la identidad del lugar (a veces es también la última). Lejano, exótico, confortable, polar, regional, oriental, rústico, nuevo e incluso "sin descubrir": éstos son los términos emocionales invocados. De esta manera, los aeropuertos, conceptualmente cargados, se convierten en símbolos emblemáticos impresos en el subconciente colectivo a través de manipulaciones salvajes de sus atracciones no relacionadas con los aviones: los free shops, una calidad espacial espectacular y la frecuencia y confiabilidad de sus conexiones con otros ae-ropuertos. En lo que se refiere a la iconografía/ rendimiento, el aeropuerto concentra lo hiperlocal y lo hiperglobal -hiperglobal en el sentido que uno puede comprar allí artículos que no se consiguen en la ciudad, e hiperlocal porque uno adquiere cosas que no están disponibles en ningún otro lugar.4.2 La tendencia en la gestalt del aeropuerto apunta a una autonomía cada vez mayor: a veces ni siquiera está relacionado con una Ciudad Genérica específica. Al crecer cada vez más, y estar equipados con instalaciones que nada tienen que ver con los viajes, los aeropuertos están en camino de remplazar a la ciudad. La condición de tránsito se está volviendo universal. En su conjunto, los aeropuertos contienen millones de personas, además de la enorme cantidad de gente que trabaja en ellos. Considerando sus instalaciones, son como barrios de una Ciudad Genérica, a veces incluso su razón de ser (¿su centro?), con la atracción adicional por ser sistemas herméticos de los que no se puede escapar, excepto hacia otro aeropuerto.4.3 La edad de una Ciudad Genérica se puede reconstruir a partir de una lectura cerrada de la geometría de su aeropuerto. El plano hexagonal (en casos excepcionales, pentagonal, o heptagonal): década del 'b0. Piano y sección ortogonal: años 70. Ciudad Collage: década del '80. Una sección curva simple, extruída infinitamente en un plano lineal: probablemente, década del '90. (Su estructura se ramifica como un roble: Alemania).4.4 Los aeropuertos tienen dos tamaños: muy grande y muy chico. Aunque su tamaño no influye en su rendimiento. Esto implica que el aspecto más intrigante de todas las infraestructuras es su elasticidad esencial. Calculados con-siderando la cantidad de pasajeros por año, están invadidos por lo incontable y sobreviven, dilatados, hacia la indeterminación extrema.

5. Población

5.1 La Ciudad Genérica es decididamente multiracial, un 8% de negros, 12% de blancos, 27% de hispánicos, 37% de chinos / asiáticos, 6% de indefinidos, 10% de otros. No sólo multiracial, sino también multicultural. Por eso no sorprende ver templos entre los edificios, dragones en el bulevar principal y Budas en el distrito comercial central.5.2 La Ciudad Genérica está también fundada por personas de paso. Esto explica la falta de materialidad de sus bases. Como los grumos que se originan cuando se mezclan dos sustancias químicas, que eventualmente se acumulan en la base, la colisión o confluencia de dos migraciones -los cubanos hacia el norte y los judíos al sur, ambos siempre en camino- establece, inesperadamente, un asentamiento. De esta forma nace una Ciudad Genérica.

6. Urbanismo

6.1 La notable originalidad de la Ciudad Genérica se basa en el simple hecho de abandonar lo que no funciona -lo que ha durado más de lo que corresponde-, y romper los cimientos del idealismo con los martillos del realismo y aceptar cualquier cosa que crezca allí. En ese sentido, la Ciudad Genérica da cabida tanto a lo primordial como a lo futurista, en realidad, sólo a estas dos cualidades. La Ciudad Genérica es todo eso que se utilizó para conformar la ciudad. La Ciudad Genérica es la posciudad que se prepara sobre el terreno de la ex ciudad.6.2 La Ciudad Genérica está unida no por un ámbito público exigente -degradado progresivamente en una secuencia demasiado extensa en la que el Foro Romano es para la Plaza Pública Griega lo que el shopping es para la calle - sino por lo residual. En el modelo original de lo moderno, lo residual era meramente verde, y su pulcritud controlada era una afirmación moralista de buenas intenciones, de asociación y utilización desalentadoras. En la Ciudad

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Genérica, debido a que la corteza de su civilización es tan delgada y a través de su tropicalidad inherente, el vegetal se transforma en Residuo Edénico, el principal agente de su identidad: un híbrido de política y paisajes. Al mismo tiempo, y como refugio de lo ilegal, de lo incontrolable, y sujeta a una manipulación infinita, representa el triunfo simultáneo de lo ornamentado y lo primitivo. Su exuberancia inmoral compensa otras debilidades de la Ciudad Genérica. Decididamente inorgánica; lo orgánico constituye el mito predominante de la Ciudad Genérica.6.3 La calle está muerta. Este descubrimiento coincide con los esmerados intentos por resucitarla. El arte público está por todas partes, como si dos muertes originaran una vida. La peatonalización -que se intenta preservar- sólo canaliza el flujo de aquellos sentenciados a destruir el objeto de su reverencia hacia sus pies.6.4 La Ciudad Genérica se está alejando de la horizontalidad y se aproxima a la verticalidad. Los rascacielos dan la sensación de ser la tipología y final definitiva. Se han devorado a todo lo demás. Pueden estar en cualquier lugar-. en un campo de arroz o en el centro de la ciudad, no hay ninguna diferencia. Las torres ya no están juntas, están espaciadas de manera tal que no interactúan. Lo ideal es la densidad aislada.6.5 Las viviendas no representan un problema. Este tema se resolvió por completo o se libró al azar, en el primer caso es legal, en el segundo, "ilegal'; en el primer caso observamos torres (con losas de hasta 15 metros de profundi -dad), en el segundo (complementándose a la perfección), una capa de cobertizos improvisados. Una solución consume el cielo, y la otra, la tierra. Es extraño que los que menos dinero tienen son los que habitan los lugares más caros (la tierra), y los que sí tienen dinero, lo que es gratis (el aire). En todo caso, la provisión de viviendas demostró ser sorpresivamente servicial, no sólo la población se duplica cada una determinada cantidad de años sino que, con la fuerza cada vez menor de las religiones, el número de habitantes por unidad se reduce a la mitad -debido al divorcio y otros fenómenos divisores de familias- con la misma frecuencia que la población de la ciudad se duplica; mientras sus números crecen, la densidad de la Ciudad Genérica decrece en forma constante.6.6 Todas las Ciudades Genéricas derivan de la tabla rasa, donde no había nada ahora hay algo, y si había algo, se lo remplazó. De lo contrario, serían históricas.6.7 El Paisaje Urbano Genérico es, por lo general, una amalgama de secciones excesivamente ordenadas -que datan de los inicios de su desarrollo, cuando el poder aún no estaba concentrado- y una cantidad cada vez mayor de adaptaciones libres por todos lados.

6.8 La Ciudad Genérica es la apoteosis del concepto de muttipie choice: todos los casilleros están mezclados, una antología de todas las opciones posibles. Usualmente, la Ciudad Genérica ha sido "planificada", no en el sentido de que alguna organización burocrática controle su desarrollo, sino como si diversos ecos, espo ras, tropos y semillas cayeran en la tierra por casualidad, como ocurre en la naturaleza, y se afianzaran -explotando la fertilidad natural del terreno-, formando en esta oportunidad un con junto arbitrario de genes que, a veces, producen resultados asombrosos.6.9 La escritura de la ciudad debe ser indescifrable, defectuosa, lo cual no significa que tal escritura no existe, sino que simplemente hemos desarrollado un analfabetismo nuevo, un tipo nuevo de ceguera. Una averiguación paciente revela los temas, partículas y hebras que pueden aislarse de la aparente oscuridad de este ur -caldo wagneriano: notas dejadas en un pizarrón por un genio hace 50 años, informes estarcidos de las Naciones Unidas desintegrados en silos vidriados de Manhattan, descubrimientos de antiguos pensadores coloniales con una sensibilidad perspicaz para el clima, impredecibles rebotes de la enseñanza del diseño que considera a la fuerza como un proceso de resis tencia global.6.10 La mejor definición de la estética de la Ciudad Genérica es el "estilo libre". ¿Cómo se lo puede describir? Imaginemos un espacio abierto, el claro de un bosque, una ciudad de medidas uniformes. Hay tres elementos: caminos, edificios y la naturaleza; coexisten en relaciones flexibles, sin ninguna razón aparente, con una diversidad organizacional espectacular. Cualquiera de estos tres elementos puede destacarse por encima de los otros: a veces, se pierde el "camino", para encontrarlo luego vagando sin rumbo, con una desviación incomprensible; a veces no vemos ningún edificio, sólo naturaleza; y luego, en forma igualmente impredecible, nos vemos rodeados únicamente por edificios. En ciertos puntos alarmantes, los tres están ausentes de manera simultánea. En estos "sitios" (en reali-dad, ¿qué es lo contrario de un sitio? Son como agujeros perforados a través del concepto de la ciudad) el arte público emerge como el monstruo del lago Ness, figurativo y abstracto, y en general autolimpiantes.6.11 Algunas ciudades todavía debaten con seriedad los errores de los arquitectos -como, por ejemplo, sus propósitos para crear sistemas peatonales elevados con tentáculos que parten de una cuadra y llegan hasta la siguiente, solucionando las congestiones- pero la Ciudad Genérica, en cambio, se limita a disfrutar los beneficios de sus inventos: andenes, puentes, túneles, autopistas (una gran proliferación de la parafemalia de la conexión) generalmente adornados con cercas y flores corres si quisieran borrar el pecado original, dando lugar a una congestión vegetal más grave que una película de ciencia ficción de la década del '50.6.2 Los caminos son exclusivos para automóviles. Para la gente (los peatones) quedan los paseos (como ocurre en un parque de diversiones) y los «senderos" que los elevan con respecto al suelo, que los condenan a una serie de condiciones exageradas (viento, calor, escalones, frío, interiores, intemperie, olores, humos) en una secuencia que constituye una caricatura grotesca de la vida de una ciudad histórica.6.13 En la Ciudad Genérica existe la horizontalidad, pero tiende a desaparecer. Está formada por la historia que aún se resiste a morir o por enclaves del tipo Tudor que se multiplican en tomo al centro como emblemas recientemente forjados de preservación.

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6.14 Resulta irónico, si bien es algo nuevo, que la Ciudad Genérica esté rodeada por una constelación de Ciudades Nuevas. las Nuevas Ciudades en cierta forma envejecen rápidamente, como cuando un niño de cinco años desarrolla arrugas y artritis por una enfermedad denominada progeria.6.15 La Ciudad Genérica establece la muerte de la planificación. ¿Porqué? No porque no esté planificada, en realidad, los enormes universos complementarios de burócratas y urbanistas encauzan grandes sumas de dinero, y energía, para su terminación; por el mismo dinero se puede fertilizar el suelo con diamantes y pavimentar el barro con oro... Pero el descubrimiento más peligroso y estimulante es que la planificación no hace diferencias. Los edificios pueden estar bien (una torre próxima a una estación de subte) o mal ubicados (con un centro muy lejos de cualquier ruta importante). Florecen y mueren en forma impredecible. Los sistemas se expanden demasiado, crecen, se degeneran, se vuelven obsoletos; las poblaciones se duplican, triplican, cuadruplican, y desaparecen-re-pentinamente. La superficie de las ciudades explotan, la economía se acelera, retrocede, revienta y colapsa. Como madres ancianas que aún crían embriones titánicos, toda la ciudad está construida en base a infraestructuras colo-niales cuyos tiranos se llevaron consigo los anteproyectos. Nadie sabe dónde, cómo, desde cuándo funcionan las cloacas, cuál es la ubicación exacta de las líneas telefónicas, por qué ésa es la posición elegida del centro, dónde finalizan los monumentales ejes. Todo esto demuestra que existen márgenes ocultos infinitos, una cantidad colosal de inercia, un proceso orgánico y perpetuo de ajustes, patrones y conductas; las expectativas cambian de acuerdo a la inteligencia biológica de los animales más alertas. En este apoteósis de multiple choice nunca será posible volver a reconstruir la causa y el efecto. Funcionan, y eso es todo.6.16 La aspiración de la Ciudad Genérica hacia la tropicalidad implica automáticamente el rechazo de cualquier alusión prolongada a la ciudad como un fuerte o como una ciudadela; es abierta y complaciente, como un bosque de mangles.

7. Política

7.1 La Ciudad Genérica tiene una relación (a veces distante) con un régimen más o menos autoritario, local o nacional. En general, los camaradas del "líder-cualquiera que éste fuera decidieron desarrollar un sector del "centro" o de la periferia, o incluso crear una ciudad nueva en medio de la nada y, de este modo, lograr que la ciudad finalmente aparezca en el mapa.7.2 Muy a menudo, el régimen ha evolucionado hasta un grado sorprendente de invisibilidad como si, a través de su propia permisibilidad, la Ciudad Genérica resistiera lo dictatorial.

8. Sociología

8.1 Sorprende el hecho de que la Ciudad Genérica no haya coincidido con el triunfo de la sociología, una disciplina cuyo "campo" no fue ampliado por la Ciudad Genérica más allá de lo imaginable. La Ciudad Genérica es sociología, es un acontecimiento. Cada Ciudad Genérica es una caja de Petri, o un pizarrón infinitamente paciente sobre el que se puede "probar" cualquier hipótesis y luego borrarla, para nunca volver a surgir en las mentes de sus autores o de la audiencia.8.2 Sin lugar a dudas hay una proliferación de comunidades -un zapping sociológico- que resiste cualquier interpretación avasalladora. La Ciudad Genérica afloja cada una de las estructuras conglutinaron todo en el pasado.8.3 Si bien es infinitamente paciente, la Ciudad Genérica se opone siempre a la especulación; demuestra que la sociología puede ser el peor sistema para abarcar la sociología en formación. Burla a cada crítica establecida. Aporta una enorme cantidad de evidencia a favor y, en un número aún mayor, en contra de cada hipótesis. En A, las torres llevan al suicidio; en 8, a la felicidad eterna. En C, son consideradas como el primer escalón hacia la emancipación (presumiblemente, no obstante, bajo alguna especie de "encierro'), en D están en decadencia. Construidas en cantidades inimaginables en K, se explotan en L. La creatividad es inexplicablemente alta en E, y existe en F. G es un mosaico ético sin uniones; H está continuamente a la meced del separatismo, por no decir al borde la guerra civil. El modelo Y no durará por alterar la estructura familiar, pero Z florece -un término que no sea académico jamás se aplicaría para describir una actividad de la Ciudad Genérica- a causa de dicha alteración. La religión está desgastada en V, sobrevive en W y transmutada en X.8.4 Es raro que nadie haya pensado que las continuas contradicciones de estas interpretaciones demuestran la riqueza de la Ciudad Genérica, y que ésta es la única hipótesis que ha sido eliminada de antemano.

9. Sección

9.1 Siempre hay una sección denominada Promesas Incumplidas, donde se preserva un mínimo del pasado: en general cuenta con un tren o un tranvía antiguo o un colectivo de dos pisos que la recorre, haciendo sonar nefastas

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campanas, versiones domesticadas del avión fantasmal del Holandés Volador. Las cabinas telefónicas o bien son de color rojo -transplantadas de Londres- o están equipadas con reducidos techos chinos. Promesas Incumplidas (tam-bién denominada Ideas Tardías, Ribera, Demasiado Tarde, Calle 42, simplemente la Villa o incluso Subterráneo- es una elaborada operación mítica: celebra el pasado como la lata que se acaba de fabricar. Es una máquina.9.2 ¿La Ciudad Genérica tuvo alguna vez un pasado? En busca de la distinción se han perdido grandes sectores, lo cual no preocupó en un primer momento -el pasado aparentemente era antihigiénico, incluso peligroso- pero más adelante, en forma repentina, el alivio se convirtió en arrepentimiento. Ciertos profetas -de pelo largo y blanco, medias grises y sandalias- siempre habían advertido que el pasado era necesario: era un' recurso. Lentamente, la máquina destructora se fue deteniendo; se logró salvar algunas contracciones del resistido plano euclidiano, y se les concedió un esplendor que nunca antes habían tenido...9.3 A pesar de su ausencia, la historia sigue siendo la mayor preocupación -más que la industria- de la Ciudad Genérica. En las tierras liberadas, en tomo a las construcciones restauradas, se construyen más hoteles para dar cabi-da a los turistas adicionales, en proporción directa a la eliminación del pasado. Su desaparición no influye en sus cifras, o quizá es una embestida de último momento. El turismo es ahora independiente del destino...9.4 En lugar de recuerdos específicos, las asociaciones que la Ciudad Genérica mobiliza son recuerdos generales, recuerdos de recuerdos: si bien no son todos los recuerdos al mismo tiempo, al menos un recuerdo abstracto, simbólico, un déja vu que nunca termina, un recuerdo genérico.9.5 A pesar de su modesta presencia física (Promesas Incumplidas nunca tiene más de tres pisos: ¿homenaje o por venganza a Jane Jacobs?) condensa todo el pasado en un complejo sencillo. Aquí la historia vuelve no como un acontecimiento, sino en forma de servicio: comerciantes disfrazados (sombreros divertidos, diafragmas al descubierto, velos) establecen a voluntad las condiciones (esclavitud, tiranía, enfermedades, pobreza, colonia) que en su momento la nación luchó para abolir. Como un virus que vuelve a atacar, en todo el mundo, lo colonial parece el único recurso inagotable de lo auténtico.9.6 La Calle 42: de manera ostensible, los lugares donde se preserva el pasado son en realidad los lugares donde más cambió el pasado, en los que es más distante -como observado desde el extremo equivocado de un telescopio- o donde directamente se lo eliminó.9.7 Sólo el recuerdo del exceso anterior es lo suficientemente fuerte como para alterar lo insípido. Como si intentaran calentarse con el calor de un volcán apagado, los sitios más populares (con turistas, y en la Ciudad genérica se incluye a todo el mundo) son los que más están asociados con el sexo y la falta de conducta. Los inocentes invaden los sectores antes ocupados por proxenetas, prostitutas, delincuentes, travestis y, en menor medida, artistas. Paradójicamente, al mismo tiempo que la autopista informática está a punto de descargar todo un arsenal de pornografía en sus hogares, parecería que la experiencia de recorrer estos reinos de transgresión y pecado los hiciera sentir especiales, llenos de vida. En una era en la que se no se generan auras nuevos, el valor del aura establecido se destaca por encima del resto. ¿Al caminar sobre estas cenizas lograrán ser más culpables? ¿Es éste un existencialismo diluido en la intensidad de un Perrier?9.8 Cada Ciudad Genérica cuenta con un frente costero, aunque no necesariamente con agua (puede tener, por ejemplo, un desierto) pero al menos posee un extremo donde se enfrenta a otra condición, como si el hecho de tener una vía de escape cerca garantizara su bienestar. Es aquí donde los turistas se congregan en tomo a una serie de locales comerciales. Hordas de "buhoneros" intentan venderles los aspectos "únicos" de la ciudad. Los componentes únicos de todas las Ciudades Genéricas han creado un souvenir universal, una cruza científica entre la Torre Eiffel, el Sacre Caeur y la Estatua de la Libertad: un edificio de gran altura (generalmente de entre 200 y 300 metros) hundido en una bola de agua con nieve o, si se encuentra cerca del ecuador, en copos dorados; agendas con tapas de cuero cacarañado; sandalias hippies -como si, de golpe, los hippies de verdad hubiesen sido repatriados. Los turistas los halagan -jamás nadie vio que se llevara a cabo una venta y luego se sientan en exóticos comedores alineados con vista al frente costero: en ellos se sirve toda una variedad imaginable de comidas; picantes: posiblemente sea la indicación más confiable de estar en alguna parte; hamburguesa: bife sintético; crudo: costumbre atávico que será muy popular en el tercer milenio.9.9 El camarón es el aperitivo final. Gracias a la simplificación de la cadena alimenticia, tienen el gusto de los muffins ingleses, o sea, a nada.

10.

10.1 Las oficinas aún está ahí, y ahora son muchas más que antes. La gente afirma que ya no son necesarias. En cinco o diez años más, todos trabajaremos en casa. Pero, en consecuencia, necesitaremos viviendas más grandes, lo suficientemente amplias para organizar reuniones de trabajo. Las oficinas se terminarán convirtiendo en casas.10.2 La única actividad son las compras... Pero, ¿por qué no consideramos a las compras como algo temporario provisional? Se esperan tiempos mejores. Pero es culpa nuestra -nunca pensamos en hacer algo mejor. Los mismos espacios inundados con otros programas -bibliotecas, baños, universidades- serían algo grandioso.10.3 Los hoteles se están transformando en las residencias genéricas de la Ciudad Genérica, en sus edificios más comunes, y que se emplean como oficinas, lo cual provoca un movimiento constante, asumiendo la presencia de

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otros lugares importantes, en cualquier otro sitio, donde uno se puede quedar. Los hoteles son contenedores que, al ampliar y perfeccionar sus instalaciones, logran que todos los demás edificios sean redundantes. Si bien se asemejan a los shopping malls, son los objetos que nos acercan al estilo del siglo XXI, de existencia urbana.10.4 El hotel ahora implica una prisión, un arresto domiciliario voluntario: no queda ningún otro lugar a donde uno pueda ir; uno llega y se queda. En forma acumulativa, describe a una ciudad de diez millones de habitantes encerra -dos en sus habitaciones, una especie de animación invertida - densidad implosionada.

11.Arquitectura

11.1 Cerremos los ojos e imaginemos una explosión de beige. En su epicentro surge el color de los pliegues vaginales (sin excitación), un tono berenjena mate metálico, tabaco kaki, zapallo; toda una hilera de autos en camino hacia una blancura nupcial...11.2 En la Ciudad Genérica encontramos edificios interesantes y otros que resultan aburridos, como ocurre en cualquier otra ciudad. Los dos tipos de construcciones buscan sus raíces en Mies van der Rohe: la primera categoría hacia su torre irregular de Friedrichstadt (1921), la segunda hacia las cajas que concibió poco después. Esta secuencia es importante: obviamente, después de la experimentación inicial, Mies estableció su posición, una vez y para siempre, contra los intereses, y a favor del aburrimiento. Sus edificios posteriores capturan el espíritu de sus primeros trabajos-¿sublimados, reprimidos? con una ausencia más o menos evidente, aunque nunca propuso proyectos "interesantes" como posibles construcciones. La Ciudad Genérica demuestra que Mies estaba equivocado: sus arquitectos más apreciados han aceptado el desafío que Mies abandonó, a tal punto que ahora es muy complicado encontrar una obra tipo caja. Irónicamente, este homenaje excesivo este Mies tan interesante demuestra que "el" Mies estaba equivocado.11.3 La arquitectura de la Ciudad Genérica es hermosa por definición. Construida a una velocidad increíble, y diseñada a un ritmo aún más increíble, existe un promedio de 27 versiones abortadas por cada estructura realizada (aunque ése no sea el término apropiado). Se preparan en los 10.000 estudios de arquitectura de los que nunca nadie oyó hablar, cada uno con inspiración renovada. Presumiblemente más modestos que sus colegas famosos, estos es-tudios poseen una concientización colectiva que, a veces, nos es la indicada para la arquitectura y sólo puede rectificarse a través de sus esfuerzos. El poder de los números les brinda una arrogancia espléndida y deslumbrante. Son los que diseñan sin dudas. Diseñan basándose en mil y un recursos, con precisión salvaje, y son más ricos que lo que cualquier genio pudo alguna vez ser. En promedio, su educación cuesta unos 30.000 dólares, sin contar viajes y vivienda. El 23% ha sido lavado y planchado en las universidades de la American Ivy League, donde se han visto expuestos -durante períodos cortos- a la reconocida elite de la otra profesión "oficial". Se ha determinado que una inversión combinada total de 300 mil millones de dólares en educación (sólo para arquitectura), a un costo promedio de $30.000, x 100 (cantidad promedio de empleados por estudio) x 100.000 (cantidad de estudios en todo el mundo) está produciendo Ciudades Genéricas a cada momento.11.4 Los edificios de formas complejas dependen de la industria de los paneles, en adhesivos y selladores más eficaces que convierten cada edificio en una mezcla de carpa de oxígeno y chaleco de fuerza. El uso de la silicona –“estamos estirando la fachada lo más que podemos"- ha aplanado todas las fachadas, ha pegado el vidrio a la piedra, al hormigón, al acero, arrojando una impureza de época/espacio. Estas conexiones ofrecen una apariencia de rigor intelectual a través de la aplicación liberal de un compuesto espermático transparente que mantiene a todos los elementos juntos, más por intención que por diseño: un triunfo del pegamento sobre la integridad de los materiales. Como el resto de las cosas de la Ciudad Genérica, su arquitectura constituye la resistencia maleable, una epidemia de producción lograda ya no a través de la aplicación de principios sino mediante la aplicación sistemática de lo que carece de los aquellos.11.5 Debido a que la Ciudad Genérica proviene, en su mayor parte, de Asia, su arquitectura generalmente posee aire acondicionado; es aquí donde la paradoja del cambio paradigmático más reciente -la ciudad ya no representa el desarrollo máximo sino que se aproxima al subdesarrollo- adquiere mayor precisión: los medios brutales mediante los cuales se logra el acondicionamiento universal imita, en el interior de los edificios, las condiciones climáticos que alguna vez "ocurrieron" afuera (tormentas repentinas, minitornados, brisas congelantes en la cafetería, ondas de calor, e incluso niebla; un provincialismo de lo mecánico, dejado de lado por la materia gris en busca de lo electrónico. ¿Incompetencia o imaginación?11.6 Lo irónico es que de esta forma la Ciudad Genérica es sumamente subversiva e ideológica; eleva la mediocridad a su máximo nivel; es como el Merzbau de Kurt Schwitter con la escala de la ciudad: la Ciudad Genérica es una Merzciudad.11.7 El ángulo de las fachadas es el único índice confiable del pensamiento arquitectónico: 3 puntos para la pendiente hacia atrás, 12 puntos para la elevación hacia adelante, una sanción de dos puntos por el retroceso de la fachada (demasiado nostalgia).11.8 La sustancia aparentemente sólida de la Ciudad Genérica es confusa. El 51% de su volumen está formado por atrios. El atrio es un dispositivo diabólico ya que substancia lo insubstancial. Su etimología romana es una garantía

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eterna de la clase arquitectónica; sus orígenes históricos lo convierten en un recurso inagotable. Le da cabida al hombre de las cavernas dentro del inexorable confort metropolitano.11.9 El atrio es un espacio vacío: los vacíos son la unidad esencial de construcción de la Ciudad Genérica. Paradójicamente, su condición hueca asegura su carácter físico, el inflado del volumen es el único pretexto de su manifestación física. Cuanto más completo y repetitivo es su interior, menos se nota su repetición esencial. 11.10 El estilo de lo escogido es posmoderno, y siempre será así. El Posmodermismo es el único movimiento que logró conectar la arquitectura con el pánico. El Posmodernismo no es una doctrina basada en una lectura sumamente civilizada de la historia de la arquitectura, sino un método, que ha mutado para convertirse en la arquitectura profesional que arroja resultados lo suficientemente rápidos como para seguirle el ritmo al desarrollo de la Ciudad Genérica. En lugar de conciencia, como lo deseaban sus inventores originales, crea una nueva inconciencia. Es un asistente de la modernización. Cualquiera puede hacerlo - un rascacielos basado enla pagoda china y lo un pueblo de montaña de Tuscan.11.11 Toda resistencia contra el Posmodernismo es antidemocrática. Crea un envoltorio "invisible" para la arquitectura que la hace irresistible, como si fuese un regalo de Navidad.11.12 ¿Existe alguna conexión entre el predominio del espejo en la Cuidad Genérica (¿es para celebrar la nada mediante su multiplicación o es un esfuerzo desesperado para no de evaporarse?) y los "regalos" que, siglos tras se más conocidos y eficaces para darle a los salvajes?11.13 Maxim Gorky hace referencia a la Isla Coney del «aburrimiento variado". Sin lugar -a dudas, para él el término es un oxímoron. La variedad no puede ser aburrida. El aburrimiento no puede ser variado. Pero la infinita variedad de la Ciudad Genérica logra, al menos, que la variedad sea normal: banalizada, en contraposición a la expectativa, es una repetición que se vuelve inusual y, en consecuencia, potencial, atrevida y estimulante. Pero eso queda para el siglo XXI.

12 Geografía

12.1 La Ciudad Genérica se encuentra en un clima más cálido de lo normal; se dirige hacia el sur -en dirección al ecuador-, alejándose de la condición crítica en la que el norte ha dejado al segundo milenio. Es un concepto en estado de migración. Su destino final es el trópico, un clima más agradable, personas más agradables. Está habitado por aquellos a los que nos les agradaría vivir en ningún otro lugar.12.2 En la Ciudad Genérica, la gente no sólo es más agradable que sus pares, sino que tiene la fama de tener un mejor carácter, es menos ansiosa en el trabajo, menos hostil, más tranquila, lo cual, en otras palabras, indica que existe una conexión entre la arquitectura y la conducta, que la ciudad puede hacer de sus habitantes personas mejores, a través de métodos aún no identificados.12.3 Una de las características más destacadas dé la Ciudad Genérica es la estabilidad de su clima -no hay estaciones, siempre hay días soleados-, si bien todos los pronósticos se presentan en términos de un cambio inminente y deterioro futuro: nubes sobre Karachi. Desde el punto de vista ético y religioso, el tema del desti no ha variado hacia el dominio de lo metereológico, del cual resulta imposible escapar. El mal tiempo está relacionado con la única ansiedad que pesa sobre la Ciudad Genérica.

13. Identidad

13.1 Existe una redundancia calculada (?) en la iconografía adoptada por la Ciudad Genérica. Si tiene un frente costero, los símbolos que hacen hincapié en el agua están distribuidos en todo su territorio. Si es un puerto, entonces veremos barcos y grúas por todos lados. (Sin embargo, el hecho de mostrar los contenedores no tendría ningún sentido en sí mismo: no podemos particularizar lo genérico a través de lo Genérico). Si la ciudad es asiática, aparecen mujeres "delicadas" (sensuales, inescrutables) en poses elásticas, dando la idea de una sumisión (religiosa, sexual). Si tiene montañas, cada folleto, cada menú, boleto, y cartelera harán referencia a las mismas, como si únicamente una tautología uniforme fuese capaz de convencer. Su identidad es como un mantra.

14. Historia

14.1 Arrepentirse por la ausencia de la historia es un reflejo causador. Da lugar a un consenso implícito sobre el deseo de la presencia de la historia. ¿Pero quién dice que éste es el caso? La ciudad es un lugar habitado, del modo más efectivo, por personas y procesos y, casi siempre, la presencia de la historia lo único que hace es rezagar el rendimiento de aquellos...14.2 El presente de la historia obstruye la mera explotación de su valor teórico como ausencia.

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14.3 En toda la historia de la humanidad -para empezar un párrafo al estilo americano- las ciudades se han desarrollado mediante un proceso de consolidación. Los cambios se hacen sobre la marcha. Las cosas se improvisan. Las culturas florecen, decaen, reviven, desaparecen, son saqueadas, invadidas, humilladas, violadas, triunfan, renacen, tienen épocas doradas, caen repentinamente en el silencio -todo siempre en el mismo lugar. Por eso la arqueología es una profesión de excavaciones: explora capa tras capa de civilización (como, por ejemplo, una ciudad). La Ciudad Genérica, como un bosquejo que nunca se termina de elaborar, no es mejorada, sino abandonada. La idea de la estratificación, intensificación y terminación respaldan esta afirmación: no tiene capas. Su capa siguiente ocurre en cualquier otro lugar, en la casa vecina -que puede tener el tamaño de todo un país- o incluso en todos los lugares al mismo tiempo. El arqueólogo ( =arqueología con mayor interpretación) del siglo XX necesita pasajes de avión ilimitados, y no una pala.14.4 Al exportar / exhibir sus mejoras, la Ciudad Genérica perpetúa su propia amnesia (¿su único nexo con la eternidad?). Por ende, su arqueología será la evidencia de su olvido progresivo, la documentación de su evaporación: Su inteligencia se quedará con las manos vacías -no como en el caso de un emperador sin ropas, sino como un arqueólogo sin descubrimientos, sin siquiera un lugar donde buscar.

15. Infraestructura

15.1 Las infraestructuras, que refuerzan y totalizan mutuamente, se están volviendo cada vez más competitivas y locales; ya no pretenden crear conjuntos en funcionamiento sino que originan entidades funcionales. En lugar de sistemas y organismos, la nueva infraestructura crea enclaves y callejones: no sólo el gran récit sino la desviación parásita. (La ciudad de Bangkok ha aprobado el proyecto para construir tres enormes líneas subterráneas, para ir de A a B; quizá gane el más fuerte).15.2 La infraestructura ya no es más una respuesta tardía a un movimiento o a una necesidad menos urgente sino que es una arma estratégica, una predicción: no se amplía al Puerto X para desviar a una multitud de consumidores fanáticos sino para matar / reducir las posibilidades de que el Puerto Y sobreviva en el siglo XXI. En una isla apartada, a la metrópolis Z del sur, aún en sus comienzos, se la ha "concedido" un sistema de subterráneos para que la metrópolis W -al norte- parezca incómoda, congestionada y antigua. La vida en V se tranquiliza para que la vida en U sea eventualmente insoportable.

16. Cultura

16.1 Sólo lo redundante cuenta.16.2 En cada huso horario se llevan a cabo, por lo menos, tres presentaciones de Cats. El mundo está rodeado por un anillo de Saturno de maullidos.16.3 La ciudad era una vasta extensión de persecución sexual. La Ciudad Genérica es como una agencia matrimonial: equipara eficientemente la oferta y la demanda. Orgasmo en lugar de agonía: hay progreso. Las posibilidades más obscenas se anuncian con la tipografía más clara: la Helvética se ha vuelto pornográfica.

17. Fin

17.1 Imaginemos una película de Hollywood sobre la Biblia. Una ciudad en alguna parte de la Tierra Santa. La escena es en un mercado: de izquierda a derecha los extras están disfrazados con harapos coloridos, aparecen túnicas de seda gritando, gesticulando, con los ojos desorbitados, peleándose, riéndose, rascándose las barbas, sandalias que gotean pegamento, apiñándose hacia el centro de la imagen sacudiendo palos, con los puños en alto, tirando abajo puestos callejeros, pisoteando animales... La gente grita. ¿Venden artesanías? ¿Leen el futuro? ¿Invocan a sus dioses? Los monederos son arrebatados, la multitud persigue (¿o ayuda?) a los ladrones. Los sacerdotes piden calma. Los niños corren en una maraña de piernas y túnicas. Los perros ladran. Las estatuas sé vienen abajo. Las mujeres dan alaridos -¿amenazadas? ¿Extáticas? Las masas se agitan, se vuelven verdaderos mares. Las olas rompen. Ahora cortemos el sonido (silencio, un alivio bienvenido) y retrocedamos la película. Los actores, ahora mudos pero aún agitados, se tropiezan hacia atrás: el observador ya no sólo registra humanos sino que comienza a darse cuenta de los espacios en medio de ellos. El centro se vacía: las últimas sombras evacuan el rectángulo de la pantalla; quizás quejándose, aunque afortunadamente no las oímos. Ahora el silencio queda respaldado por el vacío: la imagen muestra puestos vacíos, algunos escombros quedan estorbando el paso. Alivio... todo se acabó. Ésta es la historia de la ciudad. La ciudad ya no existe. Ahora podemos-, irnos del cine...

Rem Koolhaas: “ La ciudad Genérica”, parte de SMLXL, publicado en Domus 791

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