1 joseph schumpeter
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Karina P. Franco Rodríguez.
Schumpeter, J. Capitalismo, socialismo y democracia.
Democracia, esfera pública y políticas públicas.
Joseph Schumpeter (1883-1952) ejerció como ministro de finanzas en Austria y
posteriormente impartió clases en la universidad de Harvard de 1932 hasta su muerte en
1950. A diferencia de otros intelectuales de la época no llegó a los Estados Unidos en
calidad de refugiado sino como profesor invitado y residente a dicha universidad.
La teoría democrática desarrollada por este autor puede ubicarse dentro del marco de las
teorías de la democracia denominadas empírico-analíticas, las cuales se encargan de
describir y analizar su funcionamiento, cabe recordar que la distinción de este paradigma
con respecto a las teorías normativas es relativa en tanto el enfoque empírico también lleva
a cabo un proceso de interpretación y organización bajo un aspecto analítico específico
(Nohlen, 2006: 1424).
El texto “Capitalismo, socialismo y democracia” fue editado en 1942 durante la segunda
guerra mundial, dato relevante ya que esto determinó en gran medida el enfoque realista de
la democracia planteada por el autor, justificando el enfoque elitista en términos teóricos
ante la amenaza de sistemas totalitaristas como serían el Estado total de los nazis o el
totalitarismo soviético (Vidal, 2010: 187).
La argumentación expuesta a lo largo del capítulo veintiuno del texto plantea una discusión
con la teoría clásica de la democracia partiendo de la definición de democracia generada en
el siglo XVIII:
Él método democrático es aquel sistema institucional de gestación de las decisiones políticas
que realiza el bien común; dejando al pueblo decidir por sí mismo las cuestiones en litigio
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mediante la elección de los individuos que han de congregarse para llevar a cabo su voluntad
(Schumpeter, 1983: 321).
Los puntos principales con los cuales discute el autor son tres: a) la existencia del bien
común; b) la voluntad común del pueblo y c) la participación activa y responsable de
todos los miembros de la comunidad. Un aspecto de especial importancia es el
desmontaje de la existencia del bien común ya que, para el autor, es ahí donde descansa
la argumentación principal de la teoría clásica; Schumpeter nos dice que el bien común
es inviable en tanto la posibilidad de reconciliar los valores últimos a partir de
argumentaciones racionales escapa a la naturaleza humana, la cual se organiza más allá
de la “categoría de la mera lógica” (Schumpeter, 1983: 323). Si bien pudiera parecer que
el argumento de Schumpeter parte de una noción demasiado esencialista de “lo
humano”, vale la pena destacar este argumento en tanto propone reconocer la dimensión
del conflicto y de lo irracional en la constitución de las sociedades contemporáneas
desmarcándose de esta manera, de una visión de la democracia que piensa al consenso
como fin último.
El cuestionamiento de la “voluntad común del pueblo” lo plantea argumentando que a
pesar de que existiese un bien común definido “esto no implicaría respuestas igualmente
definidas para los problemas singulares” (Schumpeter, 1983: 323), la voluntad común,
es construida. Para argumentarlo nos remite al caso de la salud, un ejemplo
contemporáneo podría ser la interrupción legal del embarazo, discusión que ha dado
bastante material en términos teóricos, políticos, legales e incluso religiosos transitando
por diversas esferas: la salud de las mujeres e incluso aquellos discursos que plantean un
supuesto enfrentamiento entre los derechos de las mujeres y el de los niños.
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El tercer punto de discusión relacionado con la participación en torno a un centro de
gravedad, donde las voluntades individuales se decantarían hacia una voluntad general
desaparece ante el cuestionamiento del bien común.
Resultan relevantes los primeros dos puntos por lo que ya hemos mencionado
anteriormente, el desmarcamiento de una visión racionalista de lo humano y por lo tanto
el reconocimiento del conflicto permanente para la constitución de lo social, lo cual nos
permite cuestionar visiones tanto de derecha como de izquierda que plantean visiones
unificadas de la sociedad ya sea a través del consenso, el triunfo de la lucha de clases o
el autoritarismo absoluto, entre otras.
En cuanto a su concepción de la sociedad civil, no resulta muy alentadora, de hecho, por
ello su teoría ha sido considerada elitista ya que a partir de dicha argumentación, buscará
justificar su propuesta centrada en el caudillismo.
Para Schumpeter la gente, los ciudadanos son irracionales, les gusta ser dirigidos, tienen
preferencia por los líderes carismáticos autoritarios y son tolerantes con el engaño
abierto y descarado de sus líderes. Ante tales argumentos, puede considerarse que si bien
el ideario del autor es considerado liberal, resulta escéptico ante la idea de una
ciudadanía competente (Vidal, 2010: 188).
Para su argumento construye dos tipos de personas, una, desde el enfoque económico y
la otra, desde el político, planteando una analogía entre consumidores y votantes. Sin
embargo, los primeros son más competentes y se encuentran más informados para la
toma de decisiones, a diferencia de los votantes quienes, precisamente por su
incompetencia para ser parte de la <res pública>, deben circunscribirse a un papel
similar al de consumidores aunque mucho menos informados, donde la oferta de
propuestas políticas son planteadas por élites en la búsqueda de votos.
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Al proponer este argumento Schumpeter deja pasar una diferencia fundamental entre las
decisiones económicas y las políticas, donde estas implican una racionalidad de acción
colectiva en tanto la información para dichas decisiones es procesada de una manera que
solo se da en los procesos de interacción sociales (Nohlen, 2006: 1426).
A partir de estos cuestionamientos hacia la teoría clásica, reformula una definición de
democracia centrada en el proceso más que en lo normativo, proponiendo un giro que
coloca el énfasis en la elección de las personas, los caudillos, quienes tomarán las
decisiones:
Método democrático es aquel sistema institucional, para llegar a las decisiones políticas, en el
que los individuos adquieren el poder de decidir por medio de una lucha de competencia por
el voto del pueblo (Schumpeter, 1983: 343).
Para el autor la ventaja de esta definición recae principalmente en que, al estar enfocada
en el modus procedendi permite encontrar puntos de análisis con respecto a gobiernos
democráticos y aquellos que no lo son.
El caudillaje incorpora las voliciones de grupo a través de las plataformas de
competencia electoral además de que, continúa, todo mundo es libre de ser parte de la
competencia lo cual implica una cantidad considerable de libertad de discusión. Bajo
este modelo, así como la función primaria del electorado es crear un gobierno, también
lo es su disolución (Schumpeter, 1983: 346), aunque claro, esto puede hacerlo
únicamente conforme al ciclo electoral por medio de la votación ratificando o no a los
gobernantes.
A manera de breve conclusión diremos que la propuesta de Schumpeter consideraba la
pacificación como uno de los propósitos principales de su desarrollo teórico, además
poner límites a los regímenes totalitarios por medio de la competencia, la alternancia, el
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ordenamiento a través de procesos electorales, el fortalecimiento de instituciones para
los periodos electorales además favorecer la división de poderes y la profesionalización
de la política (Vidal, 2010: 190). Sin embargo, su noción de ciudadanía se encuentra
demasiado acotada al papel de elector con capacidades disminuidas para la toma de
decisiones y la participación en la esfera pública.
Para finalizar quisiéramos recordar que, si bien la teoría de la democracia de Schumpeter
se plantea como una teoría descriptiva, no omite el proceso de interpretación lo que
matiza su condición meramente empírica además de que, si bien es relevante lo
normativo de lo fáctico, no habrá que olvidar la regulación de “la fuerza fáctica de lo
normativo” (Nohlen, 2006: 1425), de manera que cabe la pregunta, ¿acaso el
planteamiento de una democracia “real”, agota la pregunta por las democracias posibles?
Creemos que no, sigamos entonces lanzando más preguntas…
REFERENCIAS
Nohlen, D. 2006. Diccionario de Ciencia Política. México: Editorial Porrúa.
Schumpeter, J. 1983. Capitalismo, socialismo y democracia, Barcelona, Orbis.
Vidal de la Rosa, G. 2010. Teoría democrática. Joseph Schumpeter y la síntesis moderna en Argumentos,
vol. 23, núm. 62, enero-abril, 2010, pp. 177-199; México: Universidad Autónoma Metropolitana Unidad
Xochimilco.