12. sueños arquetípicos - 1 -
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Sueños arquetipicos 1, por jaume cardonaTRANSCRIPT
TALLER DE SUEÑOS – 13 - 04 de Mayo de
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SUEÑOS ARQUETÍPICOS – 1-
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12.1. Sobre Los sueños arquetípicos. Vamos a dedicar esta última fase del taller a revisar un
poco los llamados sueños arquetípicos. Recordemos un poco lo que dijimos de este tipo de
sueños en el taller 8 dedicado a comentar el inconsciente colectivo:
Las manifestaciones más claras del inconsciente colectivo en los sueños están constituidas por escenas o
por la totalidad del sueño que reciben el nombre de escenas o sueños arquetípicos, o como Jung los
llamaba, los grandes sueños. Se caracterizan por su contenido altamente simbólico y por su fuerte
calidad de impacto en la consciencia del soñante a través de una lucidez especialmente clara. Ese
impacto en la consciencia es sentido en muchas ocasiones como un impacto espiritual o trascendental,
se sabe que ese sueño contiene significados importantes para nuestra vida y, como nos indica Strephon
K. Williams, “nos proporcionan una dirección curativa en la vida”. Son sueños que ponen de relieve esa
cualidad del inconsciente colectivo y de los arquetipos como “spiritus rector”, es decir, como aquello
que nos guía en nuestro proceso psíquico. De alguna manera no sólo nos ofrece el mapa sino también
que nos traza la ruta concreta que nos toca seguir a cada uno de nosotros integrando así también
nuestra singularidad individual.
Sin embargo, y dicho esto, me gustaría empezar este taller con unas palabras de Jung en 1931,
que podrían firmar cualquier gestáltico, y que en principio no se pronuncian acerca de los
sueños, pero que tienen mucho que ver con ellos, y más con los de tipo arquetípico:
El público se equivoca al creer que hay unas respuestas, “soluciones” o ideas que, con sólo
mencionarlas, difunden la luz que necesitamos. Pues la historia muestra que la verdad más hermosa no
sirve de nada si no se ha convertido en experiencia interior del individuo. Las respuestas unívocas,
“claras”, se quedan en la cabeza y sólo llegan al corazón en muy pocos casos. Lo que necesitamos no es
saber la verdad, sino experimentarla. El gran problema no es tener una idea intelectual, sino encontrar
el camino hacia la experiencia interior, tal vez sin palabras, irracional. Nada es más estéril que hablar de
cómo deberían ser las cosas, y nada es más importante que encontrar el camino que conduce a estas
lejanas metas. La mayoría parece saber cómo deberían ser las cosas, pero ¿quién muestra el camino que
conduce allí?1
¿En qué sentido esto se relaciona con los sueños, y con los sueños arquetípicos en concreto?
Nada más obvio. ¿Cómo sensibilizarnos a algo que nos es desconocido y que al mismo tiempo
tiene que ver con el camino que nos conduce? ¿Cómo sensibilizarnos además a un camino que
es el propio? De todos es sabida la importancia que el mundo tribal ha dado a los sueños.
Algunas de ellas (como, por ejemplo, los indios iroqueses) diferencian además entre los sueños
“normales” y los “grandes sueños”. La cualidad de estos grandes sueños es la cualidad de la
sensibilización, de la consternación numinosa y del impacto psíquico que sus imágenes
producen en nuestra consciencia. El sueño arquetípico tiene mucho que ver con esa manera
“irracional” de acceder a nuestro camino, a un camino que sólo va despejando un cierto
borroso “allí” en la medida en que lo andamos y nos entregamos a la experiencia que se nos
depara.
1 Jung, C. G. La vida simbólica. OC Volumen 18/2. Editorial trotta, parágrafo 1292
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Siguiendo un tanto la descripción gestáltica del sueño como “mensaje existencial”, el sueño
arquetípico es quizá el mensaje existencial por excelencia, donde lo colectivo y lo individual se
funden para dar un camino específico a nuestra existencia dentro de ese mapa psíquico que
constituye el inconsciente colectivo (ver taller 8). El sueño arquetípico y sus características
determinan ese paso del “cómo debería ser” al “cómo son”, la eterna diferencia entre “saber” y
“sabiduría”, esta última tan ligada a la cualidad y al atrevimiento de la experimentación de la
existencia. Los sueños arquetípicos nos ayudan a lanzarnos a la experimentación de ese camino
incierto, de inciertos “allí” y de inciertas “metas” como la isla de Ítaca, nos lanzan al
convencimiento de “entregarnos” a algo que el “yo” no controla, y para ello este “yo” se ofrece
con su rendición a “algo” que es mayor que él… A algo que posee una “sabiduría” mucho mayor
que su saber o su experimentación neurótica. Y no creo que se trate de una rendición yoica que
nos ofrezca a cambio grandes cosas ni grandes visiones – estas están tan sólo al servicio de la
comprensión -. Se trata, me parece, de devolvernos a lo que siempre ha sido, de devolvernos a
Ítaca como Ulises, comprendiendo que la vida ya es mística tal y como es, que tan sólo la visión
neurótica nos aleja de ella, comprendiendo que quizá las cosas son como son porque no
podrían ser de otra manera… una comprensión que, como Ulises, tan sólo se alcanza después
de un largo y complejo “viaje a Ítaca” y que, recordemos, como muchos viajes (Gilgamesh,
Jonás), no es más que un viaje de vuelta.
2. Características de los sueños arquetípicos: lo numinoso. ¿Cómo se siente que un sueño es
un sueño arquetípico? Podríamos hablar de algunas de sus características, pero quizá la
primera que es necesario destacar es su fuerte impacto psíquico en la conciencia del soñante, su
cualidad de numinoso tal y como lo introdujo Jung al mundo psíquico tomando prestado el
concepto acerca de la experiencia de lo sagrado estudiada por el teólogo Rudolf Otto. ¿Qué
caracteriza la experiencia de lo numinoso?
2.1 La primera cualidad que destaca Otto es el mysterium (el misterio), al cual define, más allá
de que el misterio se relacione con lo oculto o lo secreto, como el sentimiento resultante de
tres cualidades:
… el de simple sorpresa, el de paradoja y el de antinomia […] lo inaprensible e incomprensible; […]
aquello que escapa a nuestros conceptos, porque trasciende todas las categorías de nuestro
pensamiento. No sólo las rebasa, las hace ineficaces, sino que, en ocasiones parece ponerse en
contraposición a ellas y derogarlas y desbaratarlas. Entonces este aspecto del numen, además de
incomprensible, se convierte en paradójico.2
2.2. La segunda cualidad de lo numinoso es lo tremendum, sentimiento que hay que entender
como el temor que siente el ser humano hacia la presencia de lo desconocido, de lo que
2 Otto, Rudolf. Lo santo. Lo racional y lo irracional en la idea de Dios. Alianza editorial bolsillo, pág. 45
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trasciende la realidad material de la existencia. No obstante, Otto vincula la el sentimiento de lo
tremendum con otra cualidad, el estremecimiento:
Estremecerse no es un temor natural, sólito, ordinario, sino ya un primer sobresalto y barrunto de lo
misterioso, aun cuando en su forma más tosca de inquietante y siniestro; es una primera valoración,
según una categoría que no reside ni se refiera a objetos naturales, y que sólo es posible para aquel en
quien se ha despertado una peculiar predisposición de ánimo, distinta de la natural, que al principio se
manifiesta en forma brusca y grosera, y sin embargo, ya revela una nueva función o manera especial de
sentir y valorar del espíritu humano.3
La otra cualidad relacionada con lo tremendum que destaca Otto es la prepotencia, a la que
prefiere definir como maiestas tremenda. Grandeza tremenda, prepotencia absoluta que,
como en una relación antinómica generan en el ser humano aquello que Otto llama sentimiento
de creatura.
Que surge al contraste de esta potencia superior como un sentimiento de la propia sumersión, del
anonadamiento, del ser en la tierra, ceniza, nada…4
Finalmente, y como última cualidad destaca la energía:
Esta energía del numen se percibe con gran intensidad en la orgé o cólera, y evoca expresiones
simbólicas, tales como la vida, la pasión, esencia efectiva, voluntad, fuerza, movimiento, agitación,
actividad, impulso. Estos rasgos o caracteres con que se presenta, se repiten sin desfiguración esencial,
desde los grados inferiores de lo demoníaco hasta la representación del dios viviente.5
2.3. La tercera cualidad de lo numinoso es el fascinans. El aspecto fascinante…
El contenido cualitativo de lo numinoso – que se presenta bajo la forma de misterio – está constituido
de una parte por ese elemento antes descrito, que hemos llamado tremendum, que detiene y distancia
son su majestad. Pero, por otra parte, es claramente algo que al mismo tiempo atrae, capta, embarga,
fascina. Ambos elementos, atrayente y retrayente, vienen a formar entre sí una extraña armonía de
contraste.6
Iremos viendo a lo largo de estos talleres que restan la presencia en los sueños arquetípicos de
este sentimiento de lo numinoso.
3. Sueño Arquetípico 1. Veamos el siguiente sueño de naturaleza arquetípica con los dibujos
asociados que se realizaron sobre las imágenes más impactantes:
3 Ídem anterior, pág. 26
4 Ídem anterior, pág. 31
5 Ídem anterior, pág. 36
6 Ídem anterior, pág. 51
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(1) Voy en el interior de un avión. Éste, de repente, realiza una maniobra brusca de descenso. El
avión hace una especie de vuelo rasante sobre el mar, y al mirar a través de la ventanilla. En
este momento parece que el avión va como a cámara lenta y veo una especie de isla en forma
rocosa y de formas muy especiales (como las rocas que vi en los jardines chinos de Hangzhou y
de Xuzhou). La imagen es muy vívida y espectacular.
(2) El avión sigue muy rápido sobrevolando el mar y, de nuevo ahora a cámara lenta aparecen
como largas filas de piedras en forma de dedos muy pulimentadas, de superficie totalmente
lisa. La imagen es igualmente vívida y espectacular.
(3) El avión realiza entonces como una rápida elevación, muy pronunciada y tensa. Hay como
una cierta sensación en mí de tensión… Luego vuelve a descender como entre formas rocosas
del tipo inicial, como si ahora el avión penetrara en sus recovecos y volando por lugares
ciertamente justos. En todo caso pasa y pasa veloz. Tengo la sensación de vértigo, de que ya
está bien, que ya es suficiente.
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(4) Aun dentro del avión, hay un momento en el que parece que debo entrar en un zeppelin
que va a dejarse caer por un abismo… Paso por una especie de túnel que une el avión al
zeppelin, y una vez en su interior éste se suelta y el zeppelin inicia lentamente su caída al vacío.
Previamente a sentirme descendiendo en su interior, veo la imagen del dirigible
desenganchándose del avión e iniciando su caída justo desde el borde donde el abismo se
inicia.
3.1. Escena 1: La conjunción de lo colectivo y lo individual. La primera escena del sueño es
típica de algunos sueños arquetípicos. En ella se nos anuncia la entrada en esa dimensión
donde lo colectivo y lo individual se unen. ¿Cómo lo hace el sueño? Recordemos el método de
trabajo con sueños aplicados a las escenas: localización, intriga y desenlace. Aplicado a esta
escena nos encontramos con lo siguiente:
3.11. Localización: Estoy en un avión.
Asociación personal: El avión es un medio transporte colectivo. En él viajan varias personas.
Sin embargo tiene también un fin personal: elegimos los aviones que necesitamos o deseamos
que nos lleven a algún lugar. Por lo tanto es una buena imagen que sintetiza la unión de la
dimensión colectiva e individual a la que tanto hacemos referencia en la significación individual
de los sueños arquetípicos como manifestación del inconsciente colectivo.
3.12.Íntriga: Descenso brusco del avión a gran velocidad con un vuelo rasante sobre el mar.
Asociación simbólica 1: La caída. Esta parte caracteriza uno de los elementos que van
asociados a ciertos sueños del tipo arquetípico: las bruscas caídas, al estilo de ciertos vuelos
chamánicos. Veamos el siguiente comentario relacionado con la caída de un avión en el suelo:
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La caída de un avión que se presenta en suelo descubre una actitud demasiado intelectual o demasiado
espiritualista, de tendencia utópica; demasiado alejada de lo terreno, se quiebra al contacto con las
realidades materiales de la existencia. Los ideales reanudan brutalmente el contacto con las sólidas
realidades concretas. El choque es doloroso. El soñador puede también carecer del sentido de lo real.
Hay colisión entre el espíritu y el instinto. Los polos son demasiado opuestos. La antigua personalidad, al
carecer todavía de cimientos para la elevación espiritual, se desploma; pero, si la experiencia se asume,
habrá una nueva salida sobre bases nuevas, que tendrá a la vez en cuenta el mundo de abajo y el mundo
de arriba.7
Veamos también que, a nivel de lo numinoso, la caída brusca desde el avión, nos pone inmediatamente
en contacto con lo tremendum y que en conjunción con la dinámica brusca de la caída (energía) nos
pone en contacto con la maiestas y el estremecimiento vinculadas a la visión del final de la escena
Asociación simbólica 2: Caída del aire al mar. Es importante esta variante. En el sueño la caída es del
aire al mar, y para realizar un vuelo rasante… para ver mejor… Corresponde a la época de este sueño mi
época de mayor profundización en los textos clásicos taoístas, en la que la simbólica de los cuatro
elementos (recordemos el I Ching) tiene una gran importancia. Una buena manera de comprender esta
caída del aire al mar para ver, nos la ofrece precisamente el hexagrama del I Ching que recoge estos dos
elementos, aire sobre mar, viento sobre lago: el hexagrama 61 Chung Fu, La verdad interior.
Veamos ahora un pequeño texto que Richard Wilhem le dedica a este hexagrama:
Por sobre el lago sopla el viento y remueve la superficie del agua. Así se manifiestan los efectos visibles
de lo invisible […] el corazón está libre de prejuicios de modo que está capacitado para acoger la
verdad.8
El mar, como el océano y el lago representan muchas veces la matriz del inconsciente… la
indiferenciación primordial. Veamos el siguiente texto y su similitud con el del I Ching:
El océano, el mar, por su extensión aparentemente sin límites, es la imagen de la indistinción primordial,
de la indeterminación del principio. Así es el océano sobre el que duerme Vishnu […] las aguas inferiores
sobre las que aletea el espíritu divino y donde nace el brote original.9
7 Chevalier J. & Cheerbrant A. Diccionario de los símbolos. Editorial Herder.
8 Wilhem Richard. I Ching. El libro de las mutaciones. Edhasa, hexagrama 61, pág.320
9 Ver nota 7
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3.13. Desenlace: Visión – a cámara lenta – de la gran roca sobre el mar.
La visión de esta imagen en el sueño era espectacular, en las dimensiones de la roca, en su
color, el mar… Rememorando el sueño me encontraba con el tercer sentimiento vinculado a lo
numinoso: el fascinans, lo fascinante. El miedo de la caída opuesto a la fascinación de la
imagen, de la visión que se obtiene.
Asociación personal: Llegado desde hacía poco tiempo de un viaje a China, la roca gigante
sobre el mar es una versión gigante de las rocas con las que se decoran ciertos jardines chinos,
y que reciben el nombre de suiseki en Japón (piedras-agua) y gongshi (piedras eruditas) en
China. Son piedras formadas por la naturaleza, sin que el hombre las haya manipulado, excepto
para presentarlas de una manera que multiplique su belleza… Un Suiseki es una piedra formada
por la erosión natural de los elementos, capaz de sugerirnos paisajes o figuras de seres u
objetos relacionados con la naturaleza. La palabra suiseki es japonesa y literalmente significa
(sui) "agua" (seki) "piedra", que procede de la palabra sansui-seki que significa paisaje o piedra
paisaje, asociada a la antigua costumbre de exponer paisajes de piedra en bandejas con agua.
La peculiaridad de las grandes rocas de los jardines chinos es que esas extrañas y complejas
formas proceden de rocas sometidas a la erosión interna del mar… Os imagináis una metáfora
más bella para aquello que modela y transforma y que no es el yo… es el propio proceso de la
naturaleza la que cambia cuando se evita que el yo interferencia con ello. Mientras trabajaba
estas imágenes el proceso de fascinación aumentaba en mí…
Asociación simbólica: La roca sobre el mar. Siguiendo el paralelo con el I Ching, nos
encontramos aquí con la roca sobre el mar, el equivalente del libro de las mutaciones de la
montaña sobre el lago, el hexagrama número 41: la merma.
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Veamos el siguiente comentario que Richard Wilhem realiza acerca de ese signo:
El lago, situado abajo, al pie de la montaña se evapora. Por ello se ve mermado a favor de la montaña,
enriquecida gracias a su humedad.10
Es el efecto del inconsciente creativo sobre el yo que desea acercarse al self, al sí mismo…
Cuando hay esa transacción de uno hacia al otro hay crecimiento. Especialmente para mí,
siento que se relacionan las siguientes palabras de ese hexagrama.
Cuando, en virtud de un tiempo de cosas menores llega a manifestarse una verdad interior, no es lícito
avergonzarse de la sencillez. En tales momentos la sencillez es precisamente lo indicado, lo que confiera
fuerza interior gracias a la cual podrá uno volver a emprender algo. No deben abrigarse escrúpulos ni
siquiera cuando la belleza cultural, más aun, la conformación de las relaciones religiosas, se ven
obligadas a sufrir desmedro a causa de la sencillez. Es necesario recurrir a la fortaleza de la actitud
interior para compensar la indigente apariencia externa. Entonces la fuerza del contenido ayudará a
sobreponerse a la modestia de la forma. Ante Dios no hace falta ninguna apariencia. Aun con medios
escasos puede uno manifestar los sentimientos de su corazón.11
Tenemos ya así en esa primera escena los sentimientos que se conjugan en la experimentación de lo
numinoso: el misterio, el temor, y en especial el estremecimiento, y la fascinación. Respecto al
sentimiento de misterio, podemos observar la conjunción de las tres características que Otto nos indica:
el de simple sorpresa, el de paradoja y el de antinomia
Bien… en el próximo taller continuaremos con las otras tres escenas.
10
Ver nota 8, hexagrama 41, pág. 243 11
Ídem anterior, pág. 243