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1 1. Liberalismo I.1. El cinco de junio de 1895. Antes de entrar en materia de lo que sucedió en aquella fecha, es necesario hacer un acercamiento a su principal gestor, el Gral. Eloy Alfaro Delgado. Nació en Montecristi, provincia de Manabí, el 15 de junio de 1842, hijo del comerciante español Manuel Alfaro y la criolla Natividad Delgado. Aunque inicialmente fue un admirador del Dr. Gabriel García Moreno, para el año 1864 se dirige al Perú para entrevistarse con el ex presidente Gral. José María Urvina, en calidad de agente confidencial de células liberales, por lo que al regresar a Manabí, el gobernador de la provincia, Gral. Salazar, da orden de captura en su contra. Alfaro organiza a un grupo de partidarios y asalta un destacamento en el que se hallaba el gobernador, tomándolo prisionero y obligándolo a garantizar su vida para salir del país rumbo a Panamá. Regresa a Manabí en 1865 pero es apresado y luego puesto en libertad al ser derrotado Urvina por las huestes garcianas. Alfaro se ve obligado a regresar a Panamá, lugar en el que amasa una gran fortuna. Desde 1869 protege económicamente a Juan Montalvo y subvenciona sus publicaciones. En 1874 financia la publicación del panfleto de Montalvo denominado “La dictadura perpetua” que impulsa a los jóvenes radicales de Quito al asesinato de García Moreno el 6 de agosto de 1875. Alfaro vuelve al país en 1876 ya bajo el gobierno de Antonio Borrero Cortázar contra quien no tarda en conspirar. El 8 de septiembre de 1876 el Gral. Ignacio de Veintimilla derroca a Borrero y nombra a Alfaro jefe político de Portoviejo. Combate en Galte como ayudante del dictador, y el 26 de diciembre entra a Quito con él, quien luego se niega a pagarle sus sueldos como coronel. Desde entonces Alfaro comienza a combatirle. Poco después viaja a Panamá para regresar en 1878 y conspirar en contra del gobierno. Veintimilla ordena nuevamente su encarcelamiento, Alfaro regresa a Panamá.

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1. Liberalismo

I.1. El cinco de junio de 1895.

Antes de entrar en materia de lo que sucedió en aquella fecha, es necesario hacer un acercamiento a su principal gestor, el Gral. Eloy Alfaro Delgado.

Nació en Montecristi, provincia de Manabí, el 15 de junio de 1842, hijo del comerciante español Manuel Alfaro y la criolla Natividad Delgado. Aunque inicialmente fue un admirador del Dr. Gabriel García Moreno, para el año 1864 se dirige al Perú para entrevistarse con el ex presidente Gral. José María Urvina, en calidad de agente confidencial de células liberales, por lo que al regresar a Manabí, el gobernador de la provincia, Gral. Salazar, da orden de captura en su contra. Alfaro organiza a un grupo de partidarios y asalta un destacamento en el que se hallaba el gobernador, tomándolo prisionero y obligándolo a garantizar su vida para salir del país rumbo a Panamá.

Regresa a Manabí en 1865 pero es apresado y luego puesto en libertad al ser derrotado Urvina por las huestes garcianas. Alfaro se ve obligado a regresar a Panamá, lugar en el que amasa una gran fortuna.

Desde 1869 protege económicamente a Juan Montalvo y subvenciona sus publicaciones. En 1874 financia la publicación del panfleto de Montalvo denominado “La dictadura perpetua” que impulsa a los jóvenes radicales de Quito al asesinato de García Moreno el 6 de agosto de 1875.

Alfaro vuelve al país en 1876 ya bajo el gobierno de Antonio Borrero Cortázar contra quien no tarda en conspirar. El 8 de septiembre de 1876 el Gral. Ignacio de Veintimilla derroca a Borrero y nombra a Alfaro jefe político de Portoviejo. Combate en Galte como ayudante del dictador, y el 26 de diciembre entra a Quito con él, quien luego se niega a pagarle sus sueldos como coronel. Desde entonces Alfaro comienza a combatirle.

Poco después viaja a Panamá para regresar en 1878 y conspirar en contra del gobierno. Veintimilla ordena nuevamente su encarcelamiento, Alfaro regresa a Panamá.

En agosto vuelve pero es apresado y encerrado con “grillos quintaleros” en el cuartel de artillería de Guayaquil, pese a lo cual fragua un golpe a favor de Antonio Flores Jijón. El dictador se percata y hace flagelar a los conspiradores y reduce a Alfaro al “infiernillo”.

El 3 de marzo de 1879 Alfaro logra su libertad gracias a gestiones del cónsul de Panamá comprometiéndose a no combatir al gobierno, y por su lastimoso estado físico se ve en la necesidad de regresar al istmo.

En 1880 acaudilla nuevas montoneras en contra del dictador, lo mismo que en 1882. Para el año de 1883, desde Esmeraldas, en calidad de jefe supremo, realiza la campaña “regeneradora” que culmina con la toma de Guayaquil el 9 de julio, conjuntamente con las fuerzas “restauradoras” del conservador Gral.

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Salazar que llegaban desde la sierra1.

La Asamblea Constituyente reunida en ese entonces le reconoce el grado de general. Candidato a la presidencia de la República, pierde frente a José María Plácido y Caamaño. Al día siguiente reinicia la guerrilla en contra del nuevo presidente constitucional. Éste las reprime duramente, fusilando a varios lugartenientes del jefe radical, entre ellos el Crnl. Luis Vargas Torres. Alfaro es por fin derrotado en Jaramijó, y huye hacia Colombia, desde donde comienza un peregrinaje por toda América, acogido con frecuencia por los gobiernos liberales y por las logias masónicas a lo largo y ancho del continente.

A Plácido y Caamaño, en 1888, le sucede en la Presidencia de la República Antonio Flores Jijón. Durante su presidencia Alfaro se hallaba en Lima planeando, junto a amigos colombianos y venezolanos, la Colombia soñada por Simón Bolívar, mediante una federación de Venezuela, Colombia y Ecuador.

Mientras tanto, luego de un periodo de paz y bienestar presidido por Flores Jijón, en 1892, toma el poder Luis Cordero Crespo en medio de una gran agitación porque se creía que su elección fue fraudulenta. Fue durante su presidencia que se dio el muy sonado suceso de la “venta de la bandera”2, cuando trató de subsanarlo destituyendo al supuesto culpable Plácido y Caamaño3, era ya muy tarde. En febrero de 1895 comenzaron las insurrecciones militares en Tulcán e Ibarra, en marzo en el centro del país y el 10 de abril estalló la violencia en Quito. El 16 de ese mes el Congreso aceptó la renuncia de Cordero.

De ésta manera, un hecho que en circunstancias diferentes hubiese sido un incidente pasajero, dentro de todo el cargamento de problemas existentes en 1895 se transformó en el detonante de una grave crisis. El Estado oligárquico terrateniente que había prevalecido a lo largo del siglo XIX se caía a pedazos. La recesión del capitalismo mundial desatada en 1892 afectaba a la economía ecuatoriana. La alternativa “progresista”4 de una vía intermedia en política, se agotaba ante la recuperación del poder por parte del “conservadurismo clerical intransigente”. La burguesía se lanzó entonces a la toma del poder, con un proyecto que abarcaba no solo el control del gobierno sino una real transformación del carácter del Estado; para lo que contaba con el respaldo de contingentes de latifundistas costeños y de grupos populares movilizados.

Esa movilización estaba mucho más allá de la utilización en una lucha de los grupos dominantes. Los campesinos costeños, en especial los de Manabí y Esmeraldas, que tan exitosamente habían luchado en contra de la represión

1 Fiel reflejo del estado en que se encontraba el país es la unión de las fuerzas más extremas en contra del

dictador.2 Chile vendió el crucero “Esmeralda” a Japón, quien estaba en guerra con China, mas como Chile se había declarado neutral en dicha conflagración, pidió al Ecuador que desempeñara el papel de vendedor. El ex presidente Caamaño (a la sazón gobernador del Guayas) era amigo del presidente de Chile y actuó de intermediario. Se llenaron las formalidades para la transacción: Chile vendía el crucero a Ecuador y éste a Japón. El barco enrumbó hacia Galápagos pero, en lugar de llevar bandera japonesa, izó la ecuatoriana (Dobronski, Fernando, Historia del Ecuador, El camino del Sol, TII, pág. 165).3 “Se dijo que era un gesto de buena voluntad con un país amigo, pero Caamaño arregló una comisión en dólares como intermediario del negocio. Cuando se supo del hecho en el Ecuador se habló de la ‘venta de la bandera’...” (Ayala Mora, Enrique, Nueva Historia del Ecuador, Vol. 9, pág. 122).4 Se denominó progresista al periodo integrado por los gobiernos de José María Plácido y Caamaño, Antonio Flores Jijón y Luis Cordero Crespo.

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estatal en la última década, se lanzaban en “montonera” con un proyecto político propio, cuyas bases fundamentales eran la reivindicación de la tierra y la supresión de las instituciones serviles del concertaje.

El clima revolucionario del 95 en Ecuador no era una isla en el continente, la Revolución Liberal se inició dentro de un contexto latinoamericano de agitación, Perú y Colombia tuvieron sus propias revoluciones liberales, y Martí intensificaba su lucha por la independencia cubana, reforzando una especie de “internacional del liberalismo” que actuaba en Latinoamérica5.

En el país, desde que se conoció de la “venta de la bandera”, la presión fue en aumento. Empero, mientras en Quito se negociaba una salida que no rompiera el régimen constitucional, en Guayaquil el golpe de Estado se preparaba activamente.

Como queda anotado, la renuncia de Cordero no apaciguó los ánimos, en la costa los levantamientos liberales no se hicieron esperar y proclamaron la Jefatura Suprema de Alfaro, quien sin embargo tenía fuertes opositores de entre los notables de Guayaquil. Y no fue sino hasta el 5 de junio que se le declaró dictador, bajo la presión de pronunciamientos anteriores y de los grupos populares que lo respaldaban irrestrictamente, lo que obligó a la burguesía a aceptar la dirección política del “Viejo Luchador”.

Alfaro se enteró de su proclamación en Nicaragua y se embarcó para Guayaquil, llegando el 18 de junio para asumir el mando. Contra todos los pronósticos, y aunque sin descuidar los preparativos bélicos, trató de evitar los enfrentamientos y envió comisiones de paz a la sierra, no obstante, el gobierno de Vicente Lucio Salazar6 ni siquiera recibió a las comitivas desatando, aunado con la Iglesia Católica, una campaña de terror ideológico en contra de Alfaro7.

Fracasada la mediación, Alfaro preparó el ataque a la sierra. La guerra civil, además de su contenido político, tomó un rasgo de enfrentamiento regional, lo que reforzó la movilización antiliberal. El 14 de agosto las tropas liberales vencieron en San Miguel y Gatazo. Desde allí el ejército serrano se batió en retirada. Con el triunfo de Girón, en el sur, se pudo tomar Cuenca. El Gobierno renunció y el 26, en la desguarnecida capital, los liberales proclamaron la dictadura de Eloy Alfaro quien entró a Quito el 4 de septiembre.

I.2. La dictadura alfarista.

Una vez instalado en Quito, Alfaro llevó adelante una política de conciliación. Equilibró su gabinete ministerial con la presencia de representantes de los diversos sectores y tendencias del liberalismo, resistiendo las presiones por reformas drásticas.

Existieron continuos intentos de golpe de Estado protagonizados por los

5 Ayala Mora, Enrique, op. cit., pág. 123.6 Vicepresidente encargado del poder.7 En Quito, cuando se esperaba ya la entrada de Alfaro, se aglutinó la gente para observar si los “masones tenían cuernos, rabo y pezuñas, y por conocer al monstruo infernal que decían los señores curas” (Dobronski, Fernando, op. cit., pág. 169).

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conservadores y el clero. Don Eloy intentó reiteradamente un acercamiento e incluso dirigió al Papa una carta en tono conciliador, empero no pudo evitar que la jerarquía eclesiástica, con el Arzobispo Gonzáles Calisto8 a la cabeza, se lanzase en cruzada para recobrar el poder político, tanto así que prelados como el alemán Schumacher y el español Massiá, antes obispo de Portoviejo y Loja, dirigieron sendas campañas armadas desde Colombia y Perú respectivamente.

En reiteradas ocasiones los soldados de la “Restauración Católica” cruzaron la frontera norte con apoyo colombiano y penetraron en el territorio hasta poner el peligro la propia capital. Algunas veces se provocaron también revueltas internas, como en julio de 1896, cuando conservadores cuencanos se sublevaron amenazando la estabilidad del Gobierno, Alfaro entonces, acaudilló personalmente un poderoso ejército que derrotó a los revoltosos y tomó la capital azuaya en medio de una sangrienta acción de armas.

A pesar de este clima de inestabilidad, Alfaro pudo llevar a cabo algunas obras públicas como el Mercado de Quito y la canalización de Guayaquil; realizó también reformas arancelarias y dispuso la suspensión del pago de la deuda externa. En lo internacional cumplió con un antiguo compromiso, solicitando a la Reina de España la independencia de Cuba.

En mayo de 1896 se realizaron las elecciones para la prometida Asamblea Constituyente. Virtualmente todos los diputados electos eran liberales y gobiernistas. Días antes de la reunión de la Asamblea se desató en Guayaquil un pavoroso incendio, que produjo que ésta se realizara en Quito debido a la semiparalización del puerto principal.

En la reunión se dictó, luego de muchas deliberaciones y encuentros entre liberales moderados y radicales, la Constitución Liberal en la que se consagraban principios como la libertad de conciencia y la de cultos, decisiones combatidas ferozmente por la jerarquía católica.

I.3. Primera presidencia de Eloy Alfaro.

Concluida la Asamblea se eligió como Presidente Constitucional al Gral. Alfaro, quien ya era presidente interino. Sus prioridades fundamentales fueron la reforma negociada de las relaciones Iglesia – Estado y la construcción del ferrocarril transandino.

En lo referente al primer punto, es necesario acotar que Alfaro no quería romper con la Iglesia sino obligarla a que aceptara las reformas liberales a base de la transacción. Sin embargo, la actitud del clero fue sumamente rígida, pues se esperaba que se diera el triunfo de las fuerzas militares conservadoras y el retorno al anterior estado de las cosas. La Constitución, al haber consagrado la libertad de conciencia, provocó un serio conflicto con el Concordato vigente, que no pudo ser solucionado por los representantes del Ecuador y del Vaticano. Por ello, en 1899 el gobierno ecuatoriano resolvió prohibir la participación política del clero local y un Congreso Extraordinario emitió la Ley de Patronato que resucitaba una institución colonial de dirección de la Iglesia por parte del

8 Gonzáles Calisto era Arzobispo de Quito mientras Gonzáles Suárez era obispo de Ibarra.

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Estado, la cual, por la terrible oposición, no pudo cumplirse sino solo en parte.

En el año de 1900 se estableció el Registro Civil y se secularizaron los cementerios, y solo en ése momento el Vaticano se decidió a negociar seriamente, pero no se llegó a ningún entendimiento9.

A inicios del año, los conflictos se recrudecieron en la frontera norte. Los refugiados conservadores, apoyados por el gobierno colombiano, planeaban una nueva invasión10. Cuando la guerra parecía inevitable, la actitud del obispo de Ibarra, Federico González Suárez, restó sustancial apoyo a los invasores de la “Restauración Católica”. El prelado defendió públicamente que no era moral sacrificar los intereses del país para intentar salvar los de la religión11.

Desde sus primeros días en el poder, Alfaro tenía el sueño del ferrocarril transandino, es así que, con la venia de la Constituyente, celebró un contrato con el alemán Archer Harman que luego se topó con grandes dificultades como la campaña de prensa en contra, una mayoría de oposición parlamentaria que exigía cambios sustanciales en lo acordado y la de muchos liberales, incluso notables de la burguesía porteña, que combatieron la negociación realizada.

Vencidas las oposiciones la construcción del ferrocarril se puso en marcha. Alfaro la sostuvo incluso con grandes egresos de la Caja Fiscal hechos algunas ocasiones sin las debidas autorizaciones lo cual también trajo conflictos.

I.4. Leonidas Plaza Gutiérrez.

La sucesión de Alfaro en 1901 no era fácil, puesto que se necesitaba que continúe la Revolución Liberal. Alfaro decide acatar la Constitución y convocar a elecciones, nombrando como su candidato oficial a Leonidas Plaza Gutiérrez, con algunas reticencias. Plaza ganó las elecciones de manera aplastante.

Apenas elegido, Alfaro intentó forzarlo a renunciar para proclamar una dictadura, sin embargo, Plaza había ya consolidado una alianza con sus adversarios liberales y con algunos sectores conservadores, logrando así el control del Congreso y de los cuarteles. Así las cosas, Alfaro tuvo que entregar el poder en agosto de 1901, pero el enfrentamiento desatado provocó una profunda división en el liberalismo.

La política de no intervención frente a Colombia logró neutralizar y, al fin, destruir la amenaza conservadora desde el norte. Dentro del país entregó varios cargos públicos a conservadores dispuestos a colaborar. Todo ello es visto como una contradicción, dado el hecho de que en su gobierno fue cuando se dieron los más grandes cambios del Estado laico.

9 Entre 1896 y 1900 se dieron numerosos levantamientos armados e invasiones. Las fuerzas oficiales vencieron sucesivamente en Taya, Guangoloma y Sanancajas. Además de la resistencia militar, el gobierno dispuso también algunas medidas drásticas de represión contra el clero, como la expulsión de un obispo y varios sacerdotes.10 Este apoyo oficial se justificaba en que Alfaro, cumpliendo compromisos con sus coidearios del país vecino, les ayudaba a preparar la conspiración y la acción armada en contra del gobierno conservador de Bogotá (Ayala Mora, Enrique, op. cit., pág. 127)11 Federico Gonzáles Suárez, Cuestiones Palpitantes. Carta explicada, Quito, Tip. de la Escuela de Artes y Oficios, 1900, en Ayala Mora, Enrique, Nueva Historia del Ecuador, Vol. 9, pág. 127

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Esto se explica si se ve que Plaza se enfocó en un solo enemigo, los intereses de la Iglesia Católica, ofreciendo garantías a los latifundistas serranos. Para Alfaro y otros radicales el enemigo era el “tradicionalismo” de la sociedad ecuatoriana, para Plaza, el adversario era claramente sólo el clero.

Se consolidó entonces el “placismo” como una posición política de “gente bien”. Entre ellos podían encontrarse notables de la burguesía porteña, latifundistas serranos convertidos al liberalismo o simplemente conservadores “colaboracionistas”, profesionales, comerciantes medios y varios periodistas e intelectuales, todos unidos en contra del “alfarismo”.

Plaza respetó la prensa de oposición y permitió el regreso de expatriados aunque siguió controlando las elecciones. No estaba de acuerdo con el contrato ferrocarrilero pero prefirió reformarlo sólo en parte a tener que paralizar la obra, que de todas maneras avanzó aunque a un paso mucho más lento que con Alfaro.

En las negociaciones con respecto al diferendo limítrofe con el Perú, el gobierno mantuvo una política errática e inconsciente. Ello deterioró notablemente la defensa planteada ante la Corte española en el trámite del arbitraje planteado al Rey de España, quien debía dictaminar sobre el diferendo.

I.5. Lizardo García.

En 1904 Plaza promovió la candidatura de su antiguo rival, Lizardo García, conocido por su actitud pro – conservadora y, a la época gerente del Banco Comercial Agrícola. Los grupos liberales intentaron resistir al continuismo mediante la convocatoria a una junta de notables para consolidar la unidad del liberalismo. El evento tuvo lugar con su secuela de agitación pero Plaza logró a la postre imponer su candidato y García fue electo para el periodo de 1905 a 1909.

La nueva administración dio signos de gran debilidad, pocos meses después se venía abajo con el impacto de una revuelta que intentaba salvar las reformas liberales. En el levantamiento Alfaro fue la figura sobresaliente, sin embargo no era líder de un consenso, sino claramente el jefe de una facción liberal que se alzaba en contra de otra. No se dio el levantamiento a través del levantamiento de Guayaquil, centro del liberalismo, sino con el típico “cuartelazo”, efectuado en dos ciudades serranas, Riobamba y Guaranda, conocidas por su inclinación conservadora. Uno a uno se dieron los pronunciamientos o las deserciones de las unidades del ejército oficial. Guayaquil fue una de las últimas plazas en ser tomadas.

I.6. Segunda subida de Alfaro al poder.

Eloy Alfaro intentó entonces llevar adelante un programa político que incluía la institucionalización definitiva del Estado laico, la conclusión del ferrocarril y la puesta en marcha de una serie de medidas destinadas a proteger y desarrollar la industria nacional. Ante las expectativas de las bases populares se volvió a

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hablar de unas inciertas reformas sociales.

Se dictó una nueva Constitución, la de 1906, con ella se institucionaliza la reforma liberal, completada luego con la nacionalización de varias haciendas de la Iglesia12. La nueva Constitución consagró el total laicismo estatal, educativo y de la familia; la completa separación del Estado y la Iglesia, y la libertad de cultos.

El 25 de julio de 1908 se inaugura la gran obra del Ferrocarril Transandino, todo el país se regocijaba, pero la obra dejaba al gobierno con una monstruosa deuda por pagar y sin su consigna fundamental, tanto más que la obra no tuvo los efectos casi milagrosos e inmediatos que se esperaban.

A un ritmo vertiginoso el alfarismo perdía sus bases sociales, muchos de sus seguidores se enrolaron en las filas de la oposición placista – conservadora coaligada. La brutal represión contra los universitarios el 25 de abril de 1907, que culminó en dolorosa masacre, puso de relieve la ruptura entre Alfaro y la intelectualidad liberal. En su propia persona, Alfaro, había sufrido un gran deterioro físico, con marcado rasgos de senilidad. El poder se lo repartían cada vez más entre familiares y favoritos.

Sin embargo, en el año de 1910 el “Viejo” tuvo la fuerza necesaria para liderar la reacción nacional desatada tras el anuncio de que el Rey de España favorecía la tesis peruana en su dictamen arbitral sobre el conflicto limítrofe que los dos países le habían encargado. Alfaro armó con nuevos equipos a veintiocho mil soldados y destacó una reserva de veinte mil, y marchó, como en sus mejores tiempos, a la frontera sur para dirigir al ejército. Ante esto el país se unió unánimemente y lo respaldó. “Tumbes – Marañón o la guerra” fue el grito de un pueblo como muy pocas veces unido. Empero la mediación de “países amigos” evitó que el diferendo sea solucionado definitivamente.

I.7. Emilio Estrada.

Se iniciaron entonces los preparativos para la realización de las elecciones de 1911. Alfaro escogió como candidato oficial a Emilio Estrada, uno de sus más fervientes seguidores. Flavio Alfaro, sobrino del presidente, lanzó también su candidatura, y el último contendiente fue Alfredo Baquerizo Moreno, postulado por los grupos placistas y conservadores.

Alfaro obtuvo el triunfo de su candidato, pero vuelve a cometer el mismo error que con Plaza, y lo insta a renunciar antes de tomar posesión del mando, fracasando nuevamente en el intento, con lo que Estrada ganó el favor de diversos grupos liberales y de algunos cuarteles quiteños.

El 11 de agosto de 1911, antes de que Estrada tome el poder, ante los rumores de un posible golpe dictatorial de Alfaro, varios cuarteles militares se sublevaron. Una asamblea de placistas y conservadores se reunieron y desconocieron al gobierno y una muchedumbre cercó el Palacio Presidencial

12 Medida que no supuso el reparto de las tierras a los campesinos, sino el cambio de un arrendatario a otro, sin que la situación de los campesinos mejorara.

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lanzando gritos y amenazas. El Gral. Alfaro decide renunciar y abandonó el Palacio entre insultos y vejaciones, escoltado por el cónsul chileno en cuya residencia se refugió. El poder fue encargado hasta el 31 de agosto a Carlos Freile Zaldumbide mientras Alfaro viaja por enésima vez a Panamá luego de ofrecer no intervenir en política por dos años.

El 1° de septiembre de 1911 se posesiona el Dr. Emilio Estrada, quien se dedicó a consolidar su respaldo político. Aunque se hallaba ligado a intereses de la Compañía Nacional Comercial, prefirió buscar apoyo del placismo, nombrando al Gral. Plaza como Ministro de lo Interior, y del conservadurismo, incluyendo en el gabinete a Carlos Tobar.

Sin embargo, lo que se avizoraba como un gobierno de reconstrucción nacional no pudo serlo, por la repentina muerte de Emilio Estrada el 22 de diciembre de 1911, debida a un ataque cardíaco. I.8. Caída y muerte de Eloy Alfaro.

A la muerte de Estrada le sucedió, por encargo, nuevamente Freile Zaldumbide; e inmediatamente se dieron levantamientos armados en Esmeraldas y Guayaquil, liderado por sus jefes supremos Flavio Alfaro y el Gral. Pedro Montero respectivamente. El Gral. Montero, el “Tigre del Bulubulu”, llamó a don Eloy Alfaro, quien trató de mediar en el conflicto pero el gobierno de Quito se negó a cualquier arreglo y mandó a su ejército con los generales Plaza y Andrade al frente. Los rebeldes fueron vencidos en Huigra, Naranjito y Yaguachi. Cuando se refugiaron en Guayaquil, un acuerdo auspiciado por diplomáticos extranjeros evitó el enfrentamiento y permitió la entrega pacífica de la ciudad.

El acuerdo no fue cumplido en su totalidad y los Alfaro, junto a Franco, Montero, entre otros jefes, fueron tomados prisioneros. Se inició, en Guayaquil, un juicio sumarísimo en contra del Gral. Montero que finalizó con la sentencia a dieciséis años de reclusión mayor extraordinaria para el revolucionario. Sin embargo, una turba iracunda lo asesinó en el propio recinto, lanzándolo luego desde el segundo piso para después despedazarlo y quemarlo.

Los otros caudillos fueron, a pesar de las advertencias, llevados al Panóptico de Quito, una verdadera fortaleza que sin embargo, y nadie sabe cómo, fue fácilmente violentada por una chusma rabiosa que mató al Gral. Alfaro, a su sobrino Flavio Alfaro, a Medardo Alfaro, su hermano, a Ulpiano Páez, Manuel Serrano y Luciano Coral; para luego arrastrarlos al parque de El Ejido donde sus restos fueron quemados13.

La figura de Eloy Alfaro es una de las más notables de la historia nacional, tanto por las transformaciones ideológicas que lograron, sobre todo, la laicización del país, como por su esfuerzo constructor. Es merecedor de los más grandes elogios por su preocupación por el indio de la sierra y el montubio de costa a

13 Se ha discutido mucho acerca de la responsabilidad de estos hechos y aunque nunca quedó del todo claro, hay suficiente evidencia para señalar a Freile Zaldumbide y su gobierno como cómplices; en especial al Ministro de Guerra, Juan Francisco Navarro. No hay elementos de juicio suficientes para acusar a Plaza pero es, en cambio, incuestionable que fueron los placistas junto a conservadores y clérigos quienes azuzaron a la multitud enloquecida. (Ayala Mora, Enrique, op. cit., pág. 135).

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quienes exoneró del tributo territorial y concedió el amparo de pobreza.

Abrió los cargos de administración al sexo femenino. Creó el Instituto Nacional Mejía, colegio de segunda enseñanza; los Normales Juan Montalvo para varones y Manuela Cañizares para mujeres, además de otras escuelas. Restauró el colegio militar que hoy lleva su nombre y que fue fundado por Rocafuerte y refundado por García Moreno. Estableció la Academia de Guerra y la Escuela de Clases. Reabrió el Conservatorio Nacional de Música, también creado por García Moreno. Su obra de mayor envergadura fue el ferrocarril transandino, iniciado así mismo por don Gabriel.

Es interesante observar que los dos mandatarios más relevantes de la primera parte de la historia republicana, pertenecientes a bandos antagónicos, hayan coincidido en algunas cosas: ferrocarril, educación, fortalecimiento del ejército y fijación de los símbolos de la identidad nacional; en efecto, García Moreno fijó la bandera tricolor y Eloy Alfaro el escudo de armas14.

I.9. Leonidas Plaza Gutiérrez, segundo mandato.

A raíz del pavoroso 28 de enero de 1912, el gobierno interino de Freile Zaldumbide empezó a tambalear. El 4 de marzo, el Gral. Julio Andrade, Jefe del Estado Mayor del Ejército, es llamado de manera urgente por el presidente interino quien le expresa sus temores de un levantamiento militar auspiciado por el placismo y le pide separar a los jefes sospechosos. El Gral. Plaza, Comandante del Ejército, protesta airadamente por los cambios de jefes y tiene un altercado verbal con Andrade.

La noche del 5, Andrade es vuelto a llamar por Freile. En reunión reservada se aceptan las renuncias de los ministros Navarro e Intriago. El gabinete se traslada al Ministerio de Relaciones Exteriores, que se hallaba junto al cuartel de policía, unidad que se creía fiel al régimen.

Se convoca a jefes y oficiales de reconocida lealtad, pero al encontrar el Ministerio cerrado, la reunión se traslada al cuartel, allí “un grupo de personas armadas de pistolas y rifles, unas de uniforme y otras en traje de civil, penetraron en la Policía al grito de ¡viva Plaza!, y dispararon al aire. Siguieron otros disparos y más vítores al general Plaza. En la pieza donde está el gobierno reina confusión, el pánico. Las personas trataron de refugiarse en el cuarto vecino, y derribaron un gran armario que obstruía el paso. El general Andrade15

echa mano de un rifle y apenas asoma a la puerta que da al corredor cae, herido en el estómago, perdiéndose el asesino en la algazara y tumultos crecientes”16.

Una vez caído el gobierno de Freile Zaldumbide, se consolidó el placismo en el poder, y se encargó del mismo al presidente del Congreso Francisco Andrade Marín, quien presidió las elecciones fácilmente ganadas por Leonidas Plaza G..

14 Salvador Lara, Jorge, Breve historia contemporánea del Ecuador, Fondo de Cultura Económica, México, 1995, pág. 433.15 El Gral. Andrade era la persona quien se creía podía llenar la vacante en la Presidencia de la República, al caer asesinado, Plaza tuvo el camino libre para ganar las elecciones.16 Dobronski, Fernando, op. cit., pág. 186.

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Ya desde los primeros meses de gestión, Plaza tuvo que afrontar el estallido de una revuelta militar en la costa norte. El Gral. Carlos Concha, un oficial alfarista de tendencia radical e importante latifundista esmeraldeño, se alzó en armas junto al campesinado reeditando así las viejas montoneras. Rápidamente el movimiento tomó proporciones de guerra civil. Los envíos de fuerzas regulares fueron vencidos uno a uno, el más importante de todos los combates se dio en “El Guayabo”, donde los soldados oficialistas fueron masacrados.

En poco tiempo nació otro foco revolucionario en la sierra norte, al mando del Gral. Carlos Andrade, que llegó a acercarse peligrosamente a la capital. Enormes costos, tanto económicos como de vidas humanas, fueron necesarios para detener el avance “conchista”, sin embargo, la revolución en sí no fue sofocada sino hasta años más tarde, cuando Plaza ya no era presidente. Mientras, una dura represión fue ejercida contra adversarios del régimen y campesinos de la costa.

Los gastos que la guerra civil trajeron consigo obligaron al gobierno a elevar constantemente su deuda con los bancos, especialmente con el Banco Agrícola Comercial. En 1914, al inicio de la Primera Guerra Mundial, la situación cambiaria y monetaria se complicó. El gobierno tuvo que recurrir al recurso de la moratoria, esto es, la imposibilidad de cambiar billetes de banco por su respaldo en oro, para salvar al mencionado banco17.

Plaza intentó la construcción de los ferrocarriles a Cuenca y al Pailón con resultados casi nulos; sin embargo, sí avanzó la línea férrea de Ambato al Curaray y de Guayaquil a la península de Santa Elena. Se lograron avances en obras de tipo sanitario y ciertas mejoras en el ámbito educativo, entre las que hay que destacar la misión alemana que vino a preparar profesores normalistas. I.10. Alfredo Baquerizo Moreno.

En 1916 Plaza entregó el poder a Alfredo Baquerizo Moreno, figura de la oligarquía guayaquileña identificada con el placismo.

A pesar de ello, la nueva presidencia fue interpretada como un cambio de rumbo, puesto que Baquerizo Moreno era identificado como hombre ecuánime y destacado intelectual, empero, no pasó de ser un “continuismo ilustrado” del poder plutocrático18, puesto que se mantuvieron las mismas políticas y los mismos grupos de poder. Quizá la única alteración fue la amnistía otorgada a los “conchistas”.

Los principales logros de su administración fueron la abolición del apremio personal19 y por tanto la supresión del concertaje.

17 La Ley de Moratoria fue duramente criticada. Según Luis Napoleón Dillon “... los europeos de las naciones beligerantes pagaron este cupo de guerra para luchar por su existencia política, los ecuatorianos lo pagamos para salvar al Banco Comercial y Agrícola y para engordar a sus accionistas y especuladores...”. Dillon, Luis N., La crisis económica financiera del Ecuador, Quito, Ed. Artes Gráficas, 1927, p. 30, en Ayala Mora, Enrique, op. cit., pág. 136.18 Ayala Mora, Enrique, op. cit., pág. 158.19 Prisión por deudas.

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Sin embargo, en el plano internacional, fue el gobierno en que se firmó el Tratado Muñóz Vernaza – Suárez, que, aunque arregló el problema limítrofe con Colombia, costó un enorme sacrificio territorial, a parte del valle del Cauca que ya había sido cercenado, fueron entregados los departamentos de Nariño y el Putumayo.

I.11. José Luis Tamayo

Para el siguiente periodo fue elegido, siempre mediante el sistema de fraude electoral, el Dr. José Luis Tamayo, abogado de nutrida clientela, particularmente compañías extranjeras y el Banco Comercial y Agrícola; poco pudo hacer para atenuar el dominio de la plutocracia bancaria, puesto que era parte de ella

Fue obligado a bajar la reserva monetaria a casi nada y a emitir billetes sin el respectivo respaldo, contra toda norma de economía y toda lógica. Y ante todo, en el momento más difícil que hasta entonces había pasado la economía mundial que ya influía desfavorablemente en la nuestra de monocultivo.

El grave descenso de las exportaciones, la desocupación, la vulnerabilidad de la economía y el malestar creciente por la escalada inflacionaria obscureció el panorama y las asociaciones obreras de Guayaquil comenzaron a agitarse y protestar, a pesar de la represión.

1.11.1. Masacre del quince de noviembre de mil novecientos veintidós.

En octubre de ese año, trabajadores de la Guayaquil and Quito Railways Co., de Durán, presentaron a sus patronos un pliego de peticiones, puesto que sus condiciones de vida y de trabajo eran insoportables. Las autoridades de la compañía se negaban a la paralización de actividades y amenazaron con despidos masivos. A pesar de ello los trabajadores se paralizaron el día 19. La opinión pública apoyaba a los trabajadores y las autoridades hubieron de ceder, y así el día 26 se celebró el acuerdo por el cual se aceptaban algunas de las justas exigencias de los empleados ferroviarios.

El éxito de la huelga de los ferrocarrileros fue el detonante para que nacieran otros conflictos laborales, iniciándose varios movimientos de protesta en el puerto principal y en más de una ciudad de la sierra ecuatoriana. En pocos días el conflicto pasó de ser obrero – patronal para transformarse en una acción solidaria que incluía artesanos, obreros portuarios, subempleados, etc. Para el día 10 de noviembre se vivía un ambiente tenso y de gran agitación.

El gobierno solo atinó a reaccionar con nerviosismo, hecho aprovechado por la oposición y por grupos oligárquicos no vinculados con la administración de Tamayo. Éstos maniobraron intensamente para transformar la protesta popular en un simple acto de presión para que la incautación de giros fuera decretada, desviándose el centro mismo del movimiento obrero (reivindicación de los derechos de los trabajadores y detención del alza del costo de la vida) a la solicitud de baja del dólar, que era el interés de los sectores oligárquicos enfrentados a la plutocracia y al Banco Comercial y Agrícola.

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El 15 de noviembre se convocó a una gran marcha por las principales vías de Guayaquil. El multitudinario acto, que exigiría al gobierno el cumplimiento de sus compromisos, no pudo ser detenido ni siquiera por propios dirigentes sindicales que señalaban que era imprudente una demostración de fuerza aunque fuera pacífica.

Las autoridades reaccionaron violentamente, los soldados y policías acantonados en la urbe porteña abalearon a las masas inermes, persiguieron a los manifestantes hasta sitios apartados y los asesinaron. No existió una real resistencia, salvo la de ciertos individuos aislados que lograron apoderarse de armas de fuego, lo cual fue pretexto para continuar y redoblar la carnicería. Al caer la tarde quedaron en las calles varios cientos de muertos y heridos (hombres, mujeres y niños de todas las edades), y sus cuerpos, aún de los que estaban vivos, fueron abiertos y lanzados a la ría para ocultar las proporciones del crimen.

Otros actos de protesta dados en otras ciudades también fueron reprimidos violentamente. La prensa, los políticos y hasta la jerarquía eclesiástica, cuando no aplaudieron la masacre, al menos guardaron silencio sobre el hecho20.

I.12. Gonzalo S. Córdova.

Nuevamente, mediante el mecanismo del fraude, en las elecciones de 1924 se impuso la candidatura del Dr. Gonzalo Córdoba, fruto de durísimas tensiones en las altas esferas liberales ya profundamente divididas.

Apenas subido al poder, el nuevo régimen soportó la actividad de la oposición. Jacinto Jijón y Caamaño, joven líder conservador se alzó en armas y a fines de 1924 acaudilló una revuelta en el norte del país, sofocada en Ambí, provincia de Imbabura. Sin embargo, la actividad conspiradora no se detuvo, en Quito, Luis Napoleón Dillon se transformó en el ideólogo de la oposición al régimen y al soporte del mismo, el poder bancario de Guayaquil.

La situación de inestabilidad se agudizó con el deterioro de la salud del presidente y su constante alejamiento de la capital y del ejercicio del poder. Periodos durante los cuales se encargaba del poder el presidente del Senado, el Dr. Alberto Guerrero Martínez.

A inicios de 1925 la línea férrea cercana a Guayaquil fue destruida por el duro invierno, lo que originó la compra por parte del Estado del setenta y cinco por ciento de las acciones de la Empresa del Ferrocarril, transacción que costó al Fisco setecientos mil dólares. Se organizó para entonces la Liga Militar, con la participación de los militares jóvenes de todas las guarniciones del país.

2. La Revolución Juliana.

El teórico e inspirador del movimiento juliano fue Luis Napoleón Dillon, radicado en Quito, sin embargo, el movimiento empezó en Guayaquil. En la tarde del 9 de

20 Ayala Mora, Enrique, op. cit., pág. 161.

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julio de 1925, los oficiales jóvenes del batallón Marañón21 bajo la jefatura del mayor Idelfonso Mendoza Vera, apresaron a las autoridades y constituyeron una Junta Militar de Gobierno. No se derramó una sola gota de sangre: los generales no resistieron y el pueblo se lanzó a las calles a aplaudir a los ideólogos, como se llamaba entonces a los oficiales.

En Quito, dirigió el movimiento el Gral. Francisco Gómez de la Torre, el único que bastante joven y de esa graduación, había tomado parte activa en la conspiración que se tramó en las ligas militares secretas.

Esa noche del 9 de julio, el presidente Córdova fue obligado a dimitir. Reunidos el día siguiente los representantes de las unidades del Ejército presididos por el mayor Juan Ignacio Pareja, organizaron una Junta Suprema Militar, para cuya presidencia fue elegido el teniente coronel Luis Telmo Paz y Miño.

Esa Junta Suprema, a su vez, confió el gobierno a una primera Junta Provisional de Gobierno, integrada por Luis Napoleón Dillon, José Rafael Bustamante, muy distinguido jurisconsulto; y los generales Francisco Gómez de la Torre y Moisés Oliva.

El 13 de julio, la Junta Provisional de Gobierno fue ampliada a siete ministros vocales, cada uno a cargo de una Cartera. La Presidencia era ejercida por todos en turnos semanales.

Un día más tarde le fue solicitada la renuncia al Gral. Oliva, de quien desconfiaba la oficialidad joven, ya por haberse hallado en estrecha relación con el presidente Córdova, ya porque temieron que pretendiese un golpe de Estado para sí. En su reemplazo fue designado Francisco Arízaga Luque.

Permanecieron organizadas la Junta Suprema Militar y las Juntas Militares de Zona, para supervisar a la de Gobierno, aceptar renuncias y nombrar reemplazos de ministros cuando fue menester. No se hizo esperar el conflicto de poderes, no sólo entre la Junta de Gobierno y la Suprema Militar, sino entre ésta y las de Zona, especialmente con la de Guayaquil, conflicto que condujo unívocamente a la dictadura unipersonal22.

A los seis meses la Junta de Gobierno es reemplazada por otra conformada por Julio Moreno, Homero Viteri Lafonte, Isidro Ayora, Humberto Albornoz, Adolfo Hidalgo Nevarez y José Leopoldo Núñez.

2.1. Isidro Ayora.

Si bien el movimiento juliano quería ser antioligárquico y dirigido al Banco Comercial y Agrícola, institución que no sólo dominaba las finanzas nacionales sino que se permitía el lujo de designar desde el Presidente de la República hasta ministros y subsecretarios; no alcanzó a ser radical, limitándose a establecer ciertos controles insuficientes para poner en vereda a los poderosos

21 Dobronski, Fernando, op. cit., pág. 169.22 Pareja Diezcanseco, Alfredo, Ecuador, La República de 1830 a nuestros días, Quito, Ed. Universitaria, 1979, págs. 342 – 343.

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banqueros de Guayaquil.

En lugar de estatizar la banca privada, los militares cedieron al chantaje que les hizo ésta y hasta solicitaron al Banco Comercial y Agrícola un empréstito de doscientos mil sucres. La suerte de la “revolución” fue echada y la contradictoria faz del reformismo era evidente, opuestos al poder omnímodo de la plutocracia, pero incapaces de concebir un proyecto profundo de transformación. Así, a partir de 1926 la “revolución” juliana había conseguido consolidarse como un simple movimiento modernizador del Estado ecuatoriano.

La última Junta de Gobierno no duró ni tan siquiera tres meses y el 1° de abril de 1926 la Junta Consultiva Militar (Alto Mando) aceptó la renuncia de los vocales Albornoz, Hidalgo y Gómez, nombrando como presidente provisional con poderes supremos al Dr. Isidro Ayora.

Ejerció la dictadura durante tres años y medio, desde el 3 de abril, día en que se posesionó de la presidencia provisional, hasta el 9 de octubre de 1929, cuando la Asamblea Constituyente por él convocada lo nombró presidente interino.

Asesorado por eminentes ecuatorianos y por una misión de expertos norteamericanos presidida por el famoso profesor de economía Edwin Alter Kemmerer, que llegó al país en octubre de 1926, el presidente Ayora realizó una de las más fecundas y perdurables obras de gobierno.

Fueron fundados el Banco Central del Ecuador, el Banco Hipotecario23, la Caja de Pensiones y Jubilaciones24, el Servicio Geográfico Militar25, la Procuraduría General de la Nación y la Contraloría General de la Nación. Se dictaron leyes de hacienda y de moneda. Se crearon las direcciones del Tesoro, Ingresos, Aduana y Suministros, la Comisión Permanente de Presupuesto y la Superintendencia de Bancos.

El movimiento juliano que lo puso en el poder tenía como fin la lucha contra la plutocracia bancaria, el fraude electoral y el Partido Liberal Radical, por lo que muy pocos liberales fueron llamados a colaborar con el gobierno. Por otro lado, como el liberalismo estaba acostumbrado a tener el poder, criticó duramente a Ayora de ceder a la nueva reacción conservadora, por lo que el presidente, para demostrar el infundio se abstuvo de tender la mano al remozado conservadurismo, y más bien lo persiguió con rudeza.

Al no tener el apoyo de ninguno de los partidos tradicionales, y estar sentado solamente en el de las Fuerzas Armadas, el gobierno de Ayora fue necesariamente fuerte y represivo. Restringió la libertad de prensa y clausuró numerosos periódicos pequeños y dos de los grandes diarios: El Guante de Guayaquil, que no volvió a aparecer, y El Día de Quito, cuyo director Ricardo Jaramillo, y sus redactores Pío Jaramillo Alvarado (Petronio) y Leonidas García fueron desterrados. Ante la popularidad de Jacinto Jijón y Caamaño, apoteósicamente recibido a su retorno del exilio, Ayora volvió a expatriarlo.

23 Hoy Banco Nacional de Fomento.24 Hoy integrada al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (I. E. S. S.).25 Hoy Instituto Geográfico Militar.

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También desterró a los dirigentes conservadores Moisés Luna, Alejandro Lemus y Vicente Nieto26. Se multiplicaron las prisiones y los confinamientos en el Oriente y en las Galápagos, agravando con fuertes multas a los perseguidos.

Otra sombra de la administración de Ayora fue la devaluación de la unidad monetaria de tres a cinco sucres por cada dólar. La nueva emisión monetaria, todavía de plata, contemplaba monedas de un sucre, bautizadas como “ayoras” por la socarronería popular, pues eran más toscas y de menos valor que las anteriores; y de cincuenta centavos, más finas y delicadas, bautizadas como “lauritas” en honor a la primera dama de la nación, doña Laura Carbo de Ayora.

La devaluación, por demás inevitable, contribuyó al ordenamiento de las finanzas y permitió al gobierno disponer de algunos recursos para la obra pública: avance de las plataformas del ferrocarril Quito – Ibarra; terminación del saneamiento de Guayaquil; caminos y puentes, etc. El presupuesto fue de veinticinco millones en 1925, subió a cuarenta y cuatro en 1926, sesenta y cinco en 1927 y cincuenta en 1928, para un país que no llegaba a tener dos millones de habitantes27.

En 1928 se convocó a la Asamblea Nacional Constituyente, efectuándose los comicios con relativa libertad. Se dio la reunión inaugural el 9 de octubre de ese año confirmándose como presidente interino al Dr. Ayora y tras cinco meses de deliberaciones, el 16 de marzo de 1929 se promulgó la Carta Fundamental, poco apta para el gobierno de un país como el nuestro, pues concebía una especie de parlamentarismo mal conciliado con el presidencialismo. Notable avance fue la concesión del voto a la mujer. Al día siguiente nombró al Dr. Ayora como presidente constitucional para un periodo algo mayor de cuatro años pues debía gobernar hasta el 31 de agosto de 1932.

Las trabas constitucionales, la depresión económica norteamericana en 1929 y 1930 y la plaga de la “escoba de bruja” que asoló el cacao del país, principal producto del que dependían las exportaciones, menoscabaron la eficacia gubernamental que el Dr. Ayora demostró durante su dictadura, empero algunas obras continuaron: llegó el ferrocarril a Ibarra el 9 de julio de 1929 y el 10 Guayaquil fue declarado puerto limpio de primera clase de acuerdo a las normas norteamericanas28. A pesar de todo eran cada vez más amenazantes las manifestaciones de crisis social, económica y política: agitación laboral encabezada por los nuevos partidos socialista y comunista; huelgas estudiantiles; un frustrado golpe de estado encabezado por el Gral. Francisco Gómez de la Torre; y, el permanente forcejeo del liberalismo para captar nuevamente el poder y del conservadurismo deseoso de manifestarse electoralmente.

Por todo ello, el 29 de septiembre de 1930 presentó Ayora su renuncia ante el Congreso, que en un principio no fue aceptada, pero once meses después fue obligado a dejar el mando. Tres hechos contribuyeron para ello: la huelga

26 Popular director de “Fray Gerundio”, pasquín que había hecho oposición desde los tiempos de Alfaro y que no volvió a aparecer.27 Salvador Lara, Jorge, op. cit., pág. 453.28 La fiebre amarilla fue por fin vencida gracias a la campaña iniciada por el gobierno con la ayuda del experto japonés Hideyo Noguchi.

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universitaria y colegial de Guayaquil; el voto de censura a su ministro de Gobierno Julio E. Moreno; y, la sublevación del batallón de zapadores del Chimborazo. Serenamente el Dr. Ayora admitió la realidad, el 20 de agosto de 1931 aceptó las renuncias de sus ministros de Estado, nombró como ministro de Gobierno y encargado de las demás Carteras al Crnl. Luis Larrea Alba 29, y posteriormente presentó su renuncia al Congreso que no tuvo más remedio que aceptarla.

2.2.Los tormentosos años treinta.

La renuncia de Isidro Ayora da lugar al gobierno del Crnl. Luis Larrea Alba que apenas dura tres meses. Se encargó el poder entonces al Dr. Alfredo Baquerizo Moreno, quien presidió las elecciones libres de octubre de 1931.

En dichos comicios triunfó don Neptalí Bonifaz, candidato independiente apoyado por el Partido Conservador y un vigoroso grupo de artesanos derechistas denominado Compactación Obrera Nacional, quien es descalificado por el Congreso al ponerse en duda su nacionalidad ecuatoriana y acusársele de haber usado eventualmente pasaporte peruano, pues su padre había sido diplomático del vecino país en Quito.

2.2.1. La guerra de los cuatro días.

Tras acaloradas discusiones fue descalificado por cuarenta y seis votos, en respuesta, los conservadores movilizaron toda la maquinaria política que habían logrado montar y que contaba con amplias ramificaciones en los cuerpos armados, especialmente en el ámbito de tropa que no era, por su extracción social, otra cosa que una prolongación armada de los “compactados”.

El 26 de agosto de 1932 se sublevaron algunos batallones, desencadenándose así la guerra civil de “los cuatro días”. En éste estado de cosas renunció Baquerizo Moreno y se hizo cargo del poder Carlos Freile Larrea.

Los clases y los compactados iniciaron el combate. El ex ministro de Defensa, Leonardo Sotomayor, el Comandante General del Ejército, Gral. Angel Isaac Chiriboga y el presidente del Congreso, Alberto Guerrero Martínez, con sus oficiales expulsados de los cuarteles por la tropa, salieron a tomar contacto con las guarniciones del norte y del sur, que inmediatamente marcharon sobre Quito.

A la madrugada del 29 de agosto de 1932 comenzó la acción obligando a los revolucionarios a concentrarse en la ciudad. Cuatro días y cuatro noches duró la refriega que dejó sembradas de cadáveres las calles de la capital y terminaron con la derrota de las fuerzas de Bonifaz, quien en ningún momento consiguió el apoyo de la oficialidad30.

29 Según la Constitución vigente a esa época, en ausencia del Presidente de la República, debía asumir el mando su Ministro de Gobierno.30 Dos mil muertos y decenas de desaparecidos fueron el saldo de la “guerra de los cuatro días”. Dobronski, Fernando, op. cit., pág. 200.

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2.2.2. Juan de Dios Martínez Mera.

Alberto Guerrero Martínez se encargó de la función ejecutiva por tres meses y convocó a elecciones, esta vez escandalosamente fraudulentas, en las que triunfa, como candidato del Partido Liberal Radical, don Juan de Dios Martínez Mera.

A ese entonces, era diputado por el bonifacismo de Pichincha, el Dr. José María Velasco Ibarra, había conquistado la Vicepresidencia del Congreso y luego la Presidencia cuando Guerrero Martínez se encargó del Ejecutivo. En el Congreso de 1933, la oposición de Velasco Ibarra al régimen unió en su torno a la extrema derecha y a la extrema izquierda; no sólo como una condena al fraude electoral, sino con un afán inequívoco de echar por tierra al gobierno.

La Constitución promulgada en 1929 otorgaba al Legislativo facultades entre las que se hallaba el voto de desconfianza que podía ser utilizado en contra de los Ministros Secretarios de Estado. Este mecanismo fue el utilizado por Velasco Ibarra para hacer destituir uno tras otro a los ministros nombrados por Martínez Mera, censurados por la arrebatadora elocuencia del legislador, que a la postre logró la caída del propio presidente, abandonado por su propio partido.

2.2.3. José María Velasco Ibarra.

A Martínez Mera lo sucedió su ministro de Gobierno, Abelardo Montalvo, que a pesar de militar en el liberalismo radical, auspicia elecciones libres en las que triunfó de una manera arrolladora el Dr. José María Velasco Ibarra, quien se posesiona en 1934.

Sin embargo, poco tiempo duró su estancia en Carondelet. En agosto de 1935, el Senado, so pretexto de que el gobierno le negaba protección, se declaró en huelga, lo que imposibilitaba la acción de la Cámara de Diputados y del Congreso, según el sistema bicameral de la época. Se entusiasmó el presidente entonces con la idea de llamar a una Constituyente para disolver el Congreso y quitarle algunas de sus facultades.

El 20 de agosto Quito amaneció inquieta, y la palabra dictadura se escuchaba en todos los corrillos. En ese momento, el decreto por el que Velasco Ibarra disolvía el Congreso y asumía todos los poderes lo estaba promulgando un notario con asistencia de un batallón, como era el ritual de ese entonces, pero antes de que se pudiera terminar de leer el bando, el jefe del batallón desenvainó su espada en la esquina del Palacio y al grito de “¡abajo la dictadura!” se retiró con la tropa al cuartel.

Velasco Ibarra hace un último esfuerzo y acompañado del Crnl. Astudillo llegó al Escuadrón de Caballería Yaguachi, pero apenas hubo empezado a expresar su idea de dictadura, el Gral. Alberto Enríquez Gallo dio la orden de apresarlo. Inmediatamente fue enviado al destierro, desde entonces se convirtió en lo que el pueblo llamaría el “gran ausente”.

2.2.4. Antonio Pons, Federico Páez y Alberto Enríquez.

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Provisionalmente subió al poder el ministro de Gobierno del gobierno de Velasco Ibarra, Dr. Antonio Pons, quien al no tener ante quien presentar la renuncia como ministro, tuvo que ocupar el Palacio de Gobierno. Sin embargo al poco tiempo renuncia aduciendo que no podía asumir la responsabilidad de convocar a nuevas elecciones, ya que ello equivaldría a entregar el mando a los conservadores.

De ésta manera entregó el poder al Ejército, único grupo organizado que en esa coyuntura podía ejercer un papel arbitral, y que creyó hacerlo al nombrar jefe supremo del país al Ing. Federico Páez. Éste permaneció dos años en el solio presidencial, de 1935 a 1937, en un momento caracterizado por el ascenso de las luchas obreras y el incremento de las reivindicaciones de las capas medias, a las que el jefe supremo respondió con medidas represivas que fueron deteriorando cada vez más el clima político. Además, aunque el presupuesto general del Estado llegó a ochenta millones de sucres, el dólar se cotizaba ya a diez sucres con cuarenta y ocho centavos.

Tuvo que enfrentarse a la virulenta oposición de la izquierda. Socialistas y comunistas no se calmaban y causaban malestar en las calles y plazas de las ciudades, hasta que el 28 de noviembre de 1936 sobrevino la guerra de las cuatro horas. Militares, socialistas, comunistas y vanguardistas se alzaron en contra del régimen, sin embargo, el Gral. Alberto Enríquez Gallo, al mando del Yaguachi, reprimió al pueblo de Quito en dura batalla que duró alrededor de cuatro horas.

Aciertos también tuvo el Ing. Páez, así, fundó el Instituto de Previsión Social, expidió la Ley de Huelga y Salario Mínimo, la Ley de Hijos Ilegítimos, restableció el servicio militar obligatorio, logró trasladar a Washington el diferendo con el Perú, y por último firmó el Modus Vivendi con la Santa Sede.

Desde marzo de 1937 venía anunciando el retorno al régimen constitucional y convocó a elecciones constituyentes. La Asamblea lo nombró presidente interino hasta que se promulgara la nueva Carta Política; sin embargo su pretensión era ser nombrado presidente constitucional. Presionó sustituyendo a sus ministros civiles por militares, sin embargo la Asamblea siguió dando largas a la aprobación de la Constitución. El ministro de Defensa Gral. Alberto Enríquez Gallo renunció, pero al ser llamado nuevamente por Páez, decide tomar el poder; derrocó al presidente y asumió la Primera Magistratura el 23 de agosto de 1937.

Aunque gobernó durante un corto periodo, realizó una labor progresista fundamental. En 1938 se expidieron el Código del Trabajo, el Código Penal, el Código de Procedimiento Penal y el Código de Procedimiento Civil. Los sectores patrióticos del país lograron que se tomaran medidas tendientes a abolir los privilegios más escandalosos de las compañías extranjeras31.

Obligado a entregar el mando, gracias a la valiente y trascendental encuesta realizada por Doña Hipatia Cárdenas de Bustamante a través del diario El Día, el Gral. Enríquez convoca a una Asamblea Constituyente, curiosamente

31 Exención de impuestos, derecho a puertos libres, etc.

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integrada por representantes, iguales en número, de conservadores, liberales y socialistas, la cual designa como interino al Dr. Manuel María Borrero quien gobierna tres escasos meses.

2.2.5. Aurelio Mosquera, Carlos Arroyo, Andrés Córdova y Julio Moreno.

Luego de ser redactada la Constitución y contra todo pronóstico, tras la inusitada renuncia de Borrero, la Asamblea nombró para un periodo de cuatro años al liberal Dr. Aurelio Mosquera Narváez, quien de inmediato la disuelve, apresa algunos representantes y pone en vigencia la constitución liberal de 1906. Sin embargo, el 14 de noviembre de 1939, antes de celebrar el primer año en el poder, fallece intempestivamente, de una forma nunca suficientemente aclarada, al parecer de muerte natural32.

Según la Constitución de 1906 debía hacerse cargo del Poder Ejecutivo el presidente del Senado, es así como asume el Dr. Carlos Alberto Arroyo del Río. De inmediato patrocina la reorganización de padrones electorales para los comicios que debían elegir presidente para el periodo comprendido entre 1939 y 1944; y para poder postularse renuncia al cargo.

Lo reemplaza el presidente de la Cámara de Diputados, Dr. Andrés F. Córdova, bajo cuyo mandato se efectúan las elecciones en las que obviamente triunfa Arroyo del Río en forma denunciada como espuria33.

Acusado de haber hecho burla de la voluntad popular34, el Dr. Córdova rechazó airadamente la imputación y renunció a la presidencia. Le sucede el Dr. Julio E. Moreno, que al cabo de veinte días, esto es el 1 de septiembre de 1939, entregó el poder al presidente electo.

2.2.6. Carlos Alberto Arroyo del Río.

Apenas fue proclamado el triunfo de Carlos Arroyo del Río, las masas velasquistas no tardaron en lanzarse a las calles para protestar por los hechos; en respuesta el gobierno hizo brutales demostraciones de fuerza, que dejaron incontables heridos en la ciudad de Guayaquil. La situación se agravó más aún cuando el Dr. Velasco Ibarra y su plana mayor intentaron responder promoviendo un levantamiento militar con el apoyo de los pilotos de la base aérea de Salinas, que fue conjurado a tiempo. Velasco fue, finalmente, apresado y desterrado, esta vez a Colombia.

Un gobierno surgido en las condiciones mencionadas no podía mantenerse de otra manera que con el terror, tanto más necesario cuanto que el nivel de vida de las masas no haría más que deteriorarse en este periodo, pese a que las

32 Salvador Lara, Jorge, op. cit., pág. 459.33 En las elecciones de 1940 participaron tres candidatos: Carlos Alberto Arroyo del Río, por el Partido Liberal; Jacinto Jijón y Caamaño, por el Partido Conservador; y, José María Velasco Ibarra, apoyado por múltiples sectores deseosos de oponerse al sector oligárquico más odiado, que era precisamente el de Arroyo. Velasco fue, sin duda, quien más votos obtuvo, seguido, seguramente por el candidato conservador; pero el resultado oficial de las elecciones arrojó resultados favorables a Arroyo del Río.34 Según el criterio generalizado, el candidato de las mayorías era el Dr. Velasco Ibarra.

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condiciones económicas del país, consideradas en abstracto, registraba condiciones favorables35.

Arroyo alcanzó del Congreso, de mayoría absolutamente liberal y basada así mismo en el fraude, que se le otorgaran amplias facultades, los llamados “poderes omnímodos”, que lo convirtieron en verdadero dictador constitucional. Así, suprimidas las garantías constitucionales, el régimen aplicó una política de represión que terminó por restarle la poca simpatía de que gozaba en el pueblo por su origen ilegítimo.

Estas condiciones se agravaron dados los acontecimientos internacionales. A partir del 5 de julio de 1941 el Perú inició una agresión armada en contra del Ecuador, cuyas reducidas tropas de cobertura fronteriza sostuvieron como pudieron la defensa ante las numerosas y bien pertrechadas filas peruanas, especialmente preparadas al efecto.

El gobierno arroyista se vio en el siguiente dilema: armar al pueblo para defender las fronteras patrias, pero corriendo el riesgo de que con las mismas armas se desencadenase luego una insurrección antioligárquica; o mantener el orden interno y no ofrecer ninguna resistencia de envergadura al invasor. Arroyo tomó naturalmente la segunda opción y ni siquiera se decidió a enviar los cuerpos militares mejor armados a la frontera, puesto que le eran necesarios para el aparato interno de represión.

En el conflicto, el Perú reclamaba para sí toda la región amazónica ecuatoriana. Detrás de la lucha por los derechos nacionales se encontraban, empero, los intereses de los grandes consorcios internacionales36 que ya desde entonces “olían petróleo” en nuestro Oriente. Esa fue, ahora ya nadie lo duda, una guerra latinoamericana más en que los gigantes imperialistas se repartían el continente.

La situación de guerra y ocupación militar se extendió por varios meses hasta que el ataque japonés a Pearl Harbor provocó la gestación de un frente continental junto a Estados Unidos. La unidad americana frente a la agresión fue el tema fundamental de la Conferencia reunida en Río de Janeiro en enero de 1942. El conflicto ecuatoriano – peruano fue allí cuestión de tercer orden, pero se dieron intensas presiones para solucionarlo en nombre de la “unidad continental”, aunque las tropas peruanas se encontraban todavía en posesión de territorios ecuatorianos.

Al final de la Conferencia, sin que se haya discutido el asunto, sin que el Canciller Tobar tuviera el valor de pronunciar un discurso al respecto, se llegó a la firma de un “Protocolo de Paz, Amistad y Límites”, que se suscribió entre los dos países el 29 de enero de 1942. La “solución” no era otra que la entrega por parte del Ecuador, de casi la mitad del territorio que había reclamado históricamente.

La tragedia de Río de Janeiro fue el corolario de más de un siglo de utilización

35 Cueva, Agustín, El proceso de dominación política en el Ecuador, Quito, 1981, pág. 107.36 Léase norteamericanos.

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del problema limítrofe como instrumento para enfrentamientos y pactos de las oligarquías dominantes. La presencia de Arroyo en el poder, la actuación de Tobar y de otros políticos de derecha que “tuvieron el ‘alto honor” de firmar el Protocolo, la ratificación de éste por un Congreso de mayoría liberal, todo ello no fue el fruto del acaso o de la desgracia. Ninguno de los protagonistas fue víctima inocente. Todos fueron conscientes actores de una sistemática entrega de los intereses nacionales37.

Sin embargo ni siquiera este doloroso suceso impidió que la oligarquía arroyista siguiera gobernando, utilizando su consabido reinado del terror. Confiado en la omnipotencia de sus cuerpos represivos, Arroyo del Río, en abril de 1944, declaró que no se alejaría del gobierno antes del terminar el periodo para el cual había sido “elegido”. Sin embargo, unos cuantos incidentes ocurridos entre el 26 y el 27 de mayo fueron la chispa que encendió la hoguera del día 28.

3. El Ecuador y su posguerra.

Antes de ello, todo parecía augurar la cumplida terminación del periodo de Arroyo del Río. Sin embargo, los hechos de 1941 y 1942, la cesión de bases militares a los Estados Unidos en Galápagos y en la península de Santa Elena, el intento de golpe de Estado de Leonidas Plaza Lasso y Luis Felipe Borja del Alcázar, entre otros factores, sellaron la suerte del gobierno denominado como del terror por el pueblo.

3.1 La “Gloriosa” y el segundo velasquismo.

En junio de 1942 fueron convocadas las elecciones para el siguiente periodo, el Partido Liberal Radical oficializó como su candidato al Dr. Miguel Ángel Albornoz, mientras que la oposición cerró filas en torno a la figura de Velasco Ibarra, candidatizado por una conjunción de fuerzas denominada Acción Democrática Ecuatoriana (A. D. E.) en la cual confluían desde los conservadores hasta los comunistas.

Las manifestaciones sociales antigubernamentales proliferaban pero eran duramente reprimidas por el Cuerpo de Carabineros, verdadera “guardia pretoriana” del dictador constitucional, que no vaciló en disparar a mansalva en contra de los manifestantes. Como consecuencia de uno de aquellos enfrentamientos fue asesinada una niña, acto que encendió la ira popular. Existió también un choque – al parecer accidental – entre elementos del ejército y del mencionado cuerpo, que desencadenó, en efecto un levantamiento de las masas.

El 28 de mayo de 1944, núcleos comprometidos de la oficialidad joven respaldados por elementos de tropa, con el apoyo de milicias civiles, se alzaron en armas tratando tomar el control de la ciudad de Guayaquil. Varias casas de dirigentes arroyistas, incluso la del gobernador, fueron asaltadas y los muebles lanzados a la calle.

Las fuerzas leales al régimen se hicieron fuertes en el cuartel de carabineros,

37 Ayala Mora, Enrique, Nueva Historia del Ecuador, Vol. 10, pág. 108.

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asediado por los revolucionarios. La lucha fue sangrienta, los policías se defendieron con bravura y el combate solamente cesó cuando se incendió el recinto.

El movimiento encontró inmediato eco en Riobamba, donde Carbo Pedernales, jefe de los pesquisas arroyistas murió en los enfrentamientos y fue arrastrado por la chusma embravecida. En Cuenca, así mismo, fueron asaltadas las casas de los cortesanos de Arroyo.

En Quito, el Dr. Arroyo del Río intentaba defender el régimen constitucional, sin mucho éxito y sin hallar respaldo, mientras que grupos de trabajadores y de estudiantes salían a las calles en manifestaciones de respaldo a los revolucionarios de Guayaquil, hasta que el presidente se vio forzado a dejar el poder y buscar asilo en la Embajada de Colombia.

Entonces la Alianza Democrática Ecuatoriana llamó al Dr. Velasco Ibarra para que asumiera la primera magistratura del país. En realidad fue la apoteosis del caudillo. Las campanas repicaron a su paso por las ciudades; inmensas muchedumbres lo vivaron por doquier; el cura y el militante comunista, el proletario y el gamonal, hombro con hombro, le dieron la bienvenida. Si once años antes Velasco había aparecido como el salvador de los “marginados”, ahora, en mayo de 1944, todos lo aclamaron como a un redentor38.

El 31 de mayo de 1944 Velasco Ibarra fue proclamado presidente, ante una inmensa muchedumbre que se dio cita en la Plaza Grande39. Entre las medidas progresistas que se tomaron al inicio del proceso de mayo, deben mencionarse el apoyo a la constitución de la Confederación de Trabajadores del Ecuador (C. T. E.) y la creación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana en 1944. En 1945, el Ecuador suscribió, como fundador, la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (O.N.U.).

Su gobierno se inició bajo el signo de la extrema izquierda, que dominó en la Asamblea Constituyente prontamente convocada que dictó la Constitución de 194540, la cual eligió como presidente constitucional al Dr. Velasco Ibarra para un periodo de cuatro años.

Pronto el ímpetu democrático y popular iba a ser frenado por el propio caudillo. Éste, que en sus discursos iniciales había prometido por lo menos un saneamiento “moral” del país y un castigo ejemplar para los arroyistas, no tardó en reconocer que no estaba dispuesto a ir muy lejos en ese sentido: “El capital, los negocios – dijo – son muy susceptibles, asustadizos; si bloqueamos los fondos de cuatro pícaros nos exponemos por la desconfianza y el temor a producir una depresión que cueste millones...”.

La revolución se enfrentaba a la dura realidad, mientras la escasez de víveres y su carestía agravaba el hambre de las masas. En noviembre de 1944 Velasco no pudo ya soslayar este problema: “sufrimos por las subsistencias”, admitió, “pero

38 Cueva, Agustín, El proceso de dominación política en el Ecuador, Quito, 1981, pág. 115.39 Plaza de la Independencia (Quito).40 Fuertemente motivada en la de la República española.

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estamos trabajando para que esto mejore después de poco”. Y reconoció que de hecho existía un profundo malestar en el país.

El 30 de marzo de 1946, bajo el consejo del ministro de Gobierno Dr. Carlos Guevara Moreno, se declaró dictador, dejó sin efecto la Constitución y desterró a varios dirigentes izquierdistas, dando un viraje de ciento ochenta grados convoca a una nueva Asamblea presidida por el conservador Mariano Suárez Veintimilla, que dictó una nueva Constitución, la de 1946, que fue obligada, por medio de la fuerza, a nombrar a José María Velasco Ibarra como presidente y a Mariano Suárez como vicepresidente. Empero, realizada la tarea de mistificación y represión que la derecha necesitaba, ésta no veía claramente por qué razón lo mantendría mayor tiempo en el gobierno.

En los meses subsiguientes la situación no hizo más que empeorar. El costo de la vida subió de S/. 268 en 1945 a S/. 355 en 1947. Las reservas de divisas netas del Banco Central del Ecuador decayeron en noventa y tres millones de sucres.

En 1947 continuaron las agitaciones provocadas desde el gobierno y agravadas por el desorden en el manejo de las cuestiones económicas. En agosto, la situación ya insostenible, hizo crisis. El ministro de Defensa, un oficial superior, se resolvió a dar el golpe de estado. Velasco Ibarra fue obligado a presentar su renuncia y luego expulsado otra vez del país41.

3.1.1 El “Manchenazo”.

La mañana del 23 de agosto de 1947 se supo que el ministro de Defensa, Crnl. Carlos Mancheno Cajas, por un altercado de rutina con el presidente, sería cancelado. El Centro Liberal Radical de Universitarios y la Junta Suprema del Partido Liberal visitaron al coronel en su casa y lo instaron a buscar apoyo en los cuarteles.

Una comisión estuvo encargada de pedir la renuncia al presidente, no obstante, ésta fue encerrada en una habitación del Palacio. Se sacó del encierro a los comisionados y se dirigieron al Cuartel de Tanques, única unidad comprometida con el presidente, sin embargo, a Velasco Ibarra no se le permitió arengar a la tropa.

Pasaban las horas y el presidente no renunciaba. La tensión y la ansiedad se transformaban en agresividad, hasta que el Dr. Velasco Ibarra por fin firmó su renuncia.

La dictadura de Mancheno no fue tomada en serio ni por los militares leales al golpe, así, las Fuerzas Armadas se pusieron de acuerdo en respetar la Constitución, se envió a Velasco al exilio y el 2 de septiembre se encargó el poder al vicepresidente Mariano Suárez Veintimilla para que convoque a un Congreso Extraordinario, quien eligió como presidente interino al banquero guayaquileño Carlos Julio Arosemena Tola.

41 Pareja Diezcanseco, Alfredo, La lucha por la democracia en el Ecuador, Quito, Ed. Rumiñahui, 1956, pág. 123.

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Fue elegido para completar el tiempo que faltaba a Velasco Ibarra para terminar su mandato, esto es hasta agosto de 1948. El país empezó entonces un periodo de paz y estabilidad política que contrastaba con el comprendido entre 1925 y 1948.

La misión primordial de Arosemena Tola era la de convocar a las elecciones presidenciales del 48, sin embargo, también se preocupó por el Oriente ecuatoriano abriendo caminos y arreglando las aeropistas de Macas, Sucúa y Gualaquiza.

3.2 Galo Plaza Lasso.

Galo Plaza Lasso, hijo del ex presidente Gral. Leonidas Plaza Gutiérrez, nacido en Nueva York, Estados Unidos, terció en las elecciones con el membrete de “independiente”, mas a nadie le cupo la menor duda de que se trataba de un candidato liberal42. Su administración introdujo un nuevo modelo y estilo de dominación burguesa en el Ecuador.

Se propuso precisamente racionalizar éste modelo, siendo el iniciador de la política denominada como desarrollista. Empezó por contratar misiones extranjeras para que realizaran los estudios técnicos correspondientes. Modernizó el aparato gubernativo, reordenó la economía, respetó las libertades individuales del ser humano, otorgó vigor a las iniciativas privadas. El pueblo sintió la bonanza a pesar de los excesos de la Concentración de Fuerzas Populares (C. F. P.)43.

En el gobierno de Plaza, el Partido Conservador, que iba perdiendo sus bases de sustentación, en el año de 1951 sufrió la escisión de su élite que formaron, por un lado, el Movimiento Social Cristiano, liderado por Camilo Ponce Enríquez; y por otro, la Acción Revolucionaria Nacional Ecuatoriana (A. R. N. E.), falange de feroz acción en contra de las izquierdas.

Se expidió durante su gobierno la Ley de Fomento de la Producción, que normaba el fomento a la agricultura, el apoyo a la industria que, transformando materia prima nacional, evite la introducción de similares extranjeros; la ayuda a las industrias que generen divisas; y la colonización de tierras no explotadas, así como la compra y parcelación de haciendas, con criterio social y económico.

Se crearon la Cemento Chimborazo, la Repobladora de Banano y Cacao entre otras industrias, que una vez puestas en marcha se pasaron a manos particulares, colocando al país en el primer sitial de exportación de banano en el mundo.

Se aprobó también la comprobación aerofotogramétrica de la zona del Protocolo de Río de Janeiro, que dio como resultado su inejecutabilidad por la inexistencia del divortium aquarum entre los ríos Zamora y Santiago, razón por la cual las

42 El mismo se afilió al Partido Liberal Radical en 1960.43 La C. F. P. es un movimiento populista organizado en Guayaquil por Carlos Guevara Moreno, ex ministro de Gobierno de Velasco Ibarra. Ganó varias veces la alcaldía del puerto, gracias a su “ejército” de partidarios y fanáticos. Dobronski, Fernando, op. cit., pág. 221.

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comisiones demarcadoras suspendieron su labor.

El 5 de agosto de 1949, cuando Plaza se disponía a presentar su primer informe de labores al Congreso, sucedió el pavoroso terremoto que destruyó la sierra centro del país, principalmente las ciudades de Ambato, Píllaro y Pelileo, con un triste saldo de por lo menos ocho mil muertos, centenares de heridos y millares de viviendas arrasadas. Plaza, demostrando dotes de gran estadista se apersonó de la zona en cuestión y organizó la ayuda que llegó de todo el país y del extranjero, con la asistencia del Obispo de Ambato, Bernardino Echeverría.

Al llegar el momento de la sucesión presidencial, garantizó elecciones libres y cumplió su palabra; empero, tuvo que lamentar, como excepción el hecho de que su director de Seguridad, comandante Aurelio Olarte, el 22 de marzo de 1952 reprimiera violentamente y hasta a balazos una pacífica marcha velasquista, se reportaron ese día un muerto y medio centenar de heridos44.

Velasco Ibarra triunfó arrolladoramente en 1952 con ciento cincuenta y tres mil novecientos treinta y cuatro votos, la cifra más alta registrada hasta ese entonces en la historia del país.

3.3 Velasco Ibarra, tercer mandato.

Ese fue el único periodo que logró terminar el “gran ausente”, José María Velasco Ibarra, gracias al apoyo del Movimiento Social Cristiano liderado por Camilo Ponce E., quien fue designado ministro de Gobierno. Juntos lograron vencer varios obstáculos, neutralizar la oposición y hacer posible una dinámica y constructiva obra gubernamental, aunque en ocasiones llegaron a tomar medidas de represión y llegaron incluso a clausurar poderosos periódicos como El Comercio de Quito, La Nación de Guayaquil y otros. Ponce asistió y triunfó en dos interpelaciones para las que fue llamado al Congreso Nacional.

Velasco realizó su obra de mayor envergadura, gracias a la bonanza económica que empezó por efecto del cultivo intensivo y las exportaciones de banano originados en el gobierno de Plaza Lasso. Puso en marcha el 1er. Plan Vial orgánicamente concebido, que proyectaba el mantenimiento de vías, continuación de trabajos, iniciación de la planificación, construcción y asfaltado de carreteras en las tres regiones del país, comprendiendo mil ochocientos cincuenta y un kilómetros de vías.

Las construcciones escolares merecieron también principal atención pues se terminaron trescientos once locales y avanzaron obras de otros ciento cuatro distribuidos en todas las provincias del Ecuador. Continuó las obras de regadíos con canales en Tumbaco, Portoviejo, Riobamba, El Quinche y Arenillas. Para preparar debidamente la inversión y desarrollo del país se creó la Junta Nacional de Planificación y Coordinación Económica.

3.4 Camilo Ponce Enríquez.

El Dr. Camilo Ponce Enríquez terció en las elecciones de 1956 ganándolas por

44 Salvador Lara, Jorge, op. cit., pág. 487.

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estrecho margen. Su ascenso al poder fue posible gracias a la nueva situación y actitud de la clase media, la cual ya no consideraba peligroso que el gobierno pasara a manos de los conservadores, como lo estimó en los años treinta, por ejemplo. Y que si una parte de la clase media se había “aburguesado”, con los conservadores había sucedido otro tanto: éstos habían abandonado sus pretensiones aristocratizantes y se resignaron a aceptar la “plebeyización” de la sociedad45.

Esa es tal vez la explicación que satisface a la pregunta de cómo es que el primer presidente de signo netamente católico había de mantenerse en el poder durante cuatro años, luego de sesenta y un años de gobiernos liberales de signo fanático clerófobo.

Su gobierno se caracterizó por ser centro derechista, por su sentido de equilibrio, comprensión y tolerancia, no obstante la enconada oposición de sus adversarios. Respecto a ella cabe destacar la de Guevara Moreno junto a su partido, el C. F. P., que logró aunar grandes sectores de los estratos bajos la sociedad que, empujados por la difícil situación económica, protagonizaron escenas de piratería contra establecimientos comerciales y moradores principalmente de Guayaquil y Portoviejo, ciudades en las que no se podía circular libremente por el temor.

Fue necesaria una sangrienta represión en su contra que se dio los días 9 de mayo y 3 de junio de 1959 en Portoviejo y Guayaquil respectivamente. Fue de tal manera inusitada que fueron abatidos decenas de criminales; pero, lamentablemente, también hombres, mujeres y niños que nada tenían que ver con la ola vandálica.

Logró establecer una política de austeridad en los gastos, y a pesar de los escasos recursos presupuestarios, realizar una fructuosa obra pública, financiada en parte con los empréstitos conseguidos para la realización de la XI Conferencia Interamericana con sede en Quito, que no se pudo realizar.

Embelleció la capital con grandes construcciones46: el Palacio del Congreso Nacional, la Cancillería, la Caja del Seguro47, el Hotel Quito, las residencias universitarias de las Universidades Central y Católica, el edificio terminal del aeropuerto Mariscal Sucre, la restauración del Palacio de Gobierno y de la Sala Capitular de San Agustín, la iniciación del Palacio de Justicia, etc.

Dotó a Guayaquil del monumental Puerto Nuevo48, considerado a su terminación como el mejor de la costa sudamericana del Pacífico, inició la construcción del aeropuerto Simón Bolívar, situó sesenta millones de sucres para rellenos y agua potable de los suburbios pantanosos, terminó la edificación del Estadio Modelo y dejó sentadas las bases para la construcción del puente sobre el río Guayas49.

45 Ayala Mora, Enrique, Nueva Historia del Ecuador, Vol. 10, pág. 120.46 A la época fueron consideradas como monumentales.47 Hoy Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social.48 Edificios, dársenas, muelles, bodegas, etc.49 La mezquindad y la oposición de gente del propio puerto impidió que fuese realizado, sin embargo, seis años más tarde se lo concluyó en la presidencia de Clemente Yerovi.

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En materia de construcciones escolares, su tarea fue enorme, más de quinientos centros educativos fueron construidos a lo largo y ancho de la República. Entre ellos, realizó en su mayor parte el nuevo edificio del Colegio Femenino 24 de Mayo, iniciado por Velasco Ibarra, en Quito; construyó totalmente los colegios Juan Bautista Vásquez, Ángel Polivio Chávez y Eloy Alfaro en Bolívar y Guayas respectivamente.

Cabe resaltar que fue durante su gobierno que se editó la Biblioteca ecuatoriana mínima para difundir los valores culturales del país50.

3.5 Velasco Ibarra, cuarto mandato.

Cuando finalizó su tercera presidencia el Dr. Velasco Ibarra y resultó triunfador su ex ministro de Gobierno Dr. Camilo Ponce Enríquez se produjo prontamente un distanciamiento entre los dos, por lo que el velasquismo declaró beligerante y sañuda oposición al nuevo gobierno. Cuatro años después, en las posteriores elecciones fue candidatizado el Dr. Velasco Ibarra y volvió a triunfar de manera arrolladora.

Apenas subido al poder declaró la nulidad del Protocolo de Río de Janeiro, con unánime, general y multitudinario alborozo en el Ecuador, recelo en América, y desde luego, rechazo en el Perú.

Diversas circunstancias, causa y efecto a la vez unas de otras, entre ellas una devaluación monetaria51 grave, fueron deteriorando la situación económico social del país. De otro lado, la “guerra fría” protagonizada por las dos potencias hegemónicas mundiales del momento, y la influencia creciente de la revolución cubana de Fidel Castro, influían poderosamente en las naciones latinoamericanas, y el Ecuador no era la excepción. Los partidos, trabajadores y estudiantes de izquierda agitaban la vida nacional y manifestaban sus simpatías por el presidente del Congreso y vicepresidente de la República, Dr. Carlos Julio Arosemena Monroy.

Una nueva crisis bananera originó difíciles circunstancias, desequilibrios de presupuesto y de la balanza de pagos, devaluaciones de la moneda, descontento popular y agitación política52, todo lo cual ayuda a explicar el retorno a la inestabilidad.

Buques pesqueros estadounidenses se adentraron en las doscientas millas del mar territorial declarado por Chile, Perú y Ecuador53, lo cual motivó una redada por parte de la Armada Nacional con la correspondiente captura de los infractores, acontecimiento que puso en pugna el gobierno de los Estados Unidos con el ecuatoriano. El hecho llegó a la O. E. A. que llamó la atención de los dos países para que llegasen a un entendimiento, siendo ésta la primera vez que la gran potencia imperialista era llamada a comparecer ante el organismo

50 La Biblioteca ecuatoriana mínima consta de 29 volúmenes.51 El sucre había sido hasta entonces una de las monedas estables en el continente.52 La constante agitación política fue exacerbada por la guerra fría y la encubierta pero algunas veces poco disimulada manipulación de la política nacional por las grandes potencias.53 Chile, Perú y Ecuador, en el año de 1952 suscribieron un tratado mediante el cual declaraban como mar territorial las doscientas millas frente a las costas de sus respectivos territorios.

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regional.

Habiéndose producido ese distanciamiento, la visita del líder estadounidense Adlai Stevenson al Ecuador pareció la coyuntura para propiciar el reencuentro de los dos países y Velasco Ibarra se preparó para recibirlo pese a la abierta oposición de los sectores de izquierda.

Sin embargo, en ese momento el vicepresidente Arosemena Monroy decidió un viaje a la Unión Soviética, acompañado de una abigarrada comitiva. A su regreso la pugna se tornó irreversible, hubo enfrentamientos verbales entre los partidarios de ambos bandos, conatos de agresión en el Congreso donde chocaron las barras contrapuestas, en las que hubo hasta disparos.

Arosemena acusó al régimen de haberlo querido asesinar y se declaró en franca oposición junto con algunos allegados que conspiraban abiertamente. Un intento de golpe de Estado se dio entre los militares pero fue sofocado a tiempo. Alentado por este triunfo, Velasco Ibarra ordena la detención de Arosemena y algunos de sus colaboradores, junto con otros legisladores, incluyendo a Asaad Bucaram, nuevo líder de la Concentración de Fuerzas Populares.

Las Fuerzas Armadas intervinieron y resolvieron deponer a Velasco Ibarra, enviarlo al exilio y poner en su lugar al Dr. Camilo Gallegos Toledo. Sin embargo él no alcanzó a pasar una noche en el Palacio de Gobierno, pues la Fuerza Aérea presionó con vuelos rasantes sobre el Congreso para que se posesionara al presidente del mismo y vicepresidente de la República, Dr. Carlos Julio Arosemena Monroy quien pasó directamente de la penitenciaría a Carondelet.

3.6 Carlos Julio Arosemena Monroy.

Muchas esperanzas se cifraron en él, tuvo un gabinete de concentración nacional54 integrado por valiosas figuras de la política ecuatoriana. Lamentablemente, una serie de errores fue erosionando con rapidez el prestigio gubernamental. Las pomposas declaraciones del presidente, casi siempre altaneras y a veces osadas, no pudieron contrarrestar el desequilibrio generalizado que en toda la nación provocaban sus alardeados “vicios masculinos”.

No dejó, sin embargo de terminar ciertas obras comenzadas en periodos anteriores como el aeropuerto de Guayaquil comenzado por Ponce Enríquez, y comenzar otras.

Su posición inicial de mantener relaciones con la Cuba castrista, pese a las presiones norteamericanas, aunque correcta, fue cediendo ante las grandes presiones dentro y fuera del país. Esta falta de coherencia trajo problemas en el gabinete y en las Fuerzas Armadas.

Abundaron los episodios de abandonos cíclicos del poder, hábilmente ocultados por su secretario general, lo cual trajo un crecimiento de la oposición. Ante esto, en un inflamado discurso, llegó a afirmar que ante cualquier intento para

54 Salvador Lara, Jorge, op. cit., pág. 510.

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derrocarlo “incendiaría el país del Carchi al Macará”. Ante ello, todavía alcanzó a formar una ligera mayoría, ayudada por las Fuerzas Armadas, para impedir su destitución cuando el Congreso lo acusó de “dipsómano piromaníaco”55. En lugar de enmendar errores, Arosemena protagonizó nuevos episodios que agravaron la situación.

Asesorada por la C. I. A., la reacción comenzó a denunciar la infiltración “comunista” en el gobierno y explotar el asunto cubano. El clero se encargó de encabezar esta cruzada, organizando manifestaciones gigantescas, especies de procesiones destinadas, decían, a desagraviar a Dios por las ofensas del comunismo y a pedir el rompimiento completo de las relaciones con Cuba56.

Aún en las ciudades grandes del país, donde el sentimiento laico parecía firmemente arraigado, se desató un fanatismo cuyos propósitos abiertamente políticos no escaparon a ningún observador precavido57.

Diarios como El Comercio de Quito, identificado hasta entonces con el liberalismo anticlerical, convirtiéronse de la noche a la mañana en modelos de piedad religiosa y acérrimos defensores de la “tradición cristiana”. Y apareció, súbitamente, la devoción de Jesús del Gran Poder, auspiciada por la alta sociedad, “sin distinción de ideología”. Así la burguesía laica se rindió ante la evidencia de que la Iglesia seguía siendo el puntal ideológico más firme del orden establecido, rendición que fue de incalculable rentabilidad política58.

Frente a la escalada de la derecha, nada pudo hacer la izquierda, ya que importantes sectores del pueblo, engañados por la coartada religiosa, fueron movilizados a favor de la reacción. A pesar de ello, algunos esfuerzos por salir de la crisis y varias medidas positivas parecieron permitir un convalecimiento del régimen en un postrer centelleo. La cena ofrecida por el Dr. Arosemena a un alto funcionario de la empresa privada norteamericana llegado al país para botar una nave de cabotaje marítimo denominada Santa Mariana, dio lugar a lamentables excesos en el Palacio de Gobierno, nunca suficientemente esclarecidos.

Esos excesos y otras imprudencias en el comportamiento personal de Arosemena Monroy, sirvieron de pretexto inmediato para el golpe de Estado del 11 de julio de 1963, fecha en la que asumió el poder una Junta Militar de Gobierno y fue exiliado a Panamá el hasta entonces presidente.

3.7 Junta Militar de Gobierno.

55 Dipsómano: alcohólico, vicioso. Piromaníaco: incendiario.56 En coordinación con el clero y grupos extremistas de derecha, la C. I. A. organizó atentados terroristas contra jerarcas religiosos para luego adjudicárselos a la izquierda. Ayala Mora, Enrique, Nueva Historia del Ecuador, Vol. 11, pág. 154.57 La campaña religioso – política contra la izquierda y contra el Gobierno, así como otras actividades de la C. I. A. en el Ecuador, están extensamente relatadas por un ex agente, Philip Agee, quien dio a conocer, años más tarde en su libro Inside the Company CIA Diary, editado por Penguin Books, en el Reino Unido en el año de 1975, su intervención en la política ecuatoriana y los censurables medios utilizados para desestabilizar aún más el gobierno del Dr. Arosemena Monroy y al país, en el libro aparecen implicados un buen número de políticos activos y otras figuras. Ayala Mora, Enrique, Nueva Historia del Ecuador, Vol. 11, pág. 155. Salvador Lara, Jorge, op. cit., pág. 511.58 Ayala Mora, Enrique, Nueva Historia del Ecuador, Vol. 11, pág. 155.

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El 11 de julio de 1963 se hicieron cargo del poder, con el nombre de Junta Militar de Gobierno, los tres jefes de las ramas militares: capitán de navío Ramón Castro Jijón, comandante de la Marina; Crnl. Luis Cabrera Sevilla, comandante del Ejército; y, Tte. Crnl. Guillermo Freile Posso, comandante de la Fuerza Aérea; más el Crnl. Marcos Gándara Enríquez, senador funcional de las Fuerzas Armadas.

Apenas captado el poder, los cuadrunviros desataron una política de fuerte represión, particularmente con elementos de la izquierda, y no solo extremistas, con el paso del tiempo fueron acalladas también las voces de la oposición, de variado matiz ideológico.

En realidad, este golpe fue una típica medida contrainsurreccional acordada por el Pentágono y los monopolios en defensa de los intereses imperiales. Como la estrategia comprendía además de medidas específicamente represivas, ciertas acciones de carácter económico y social, se imprimió a la nueva dictadura no solo una orientación anticomunista, sino también una tónica reformista conforme a los planes de la Alianza para el Progreso. Por ello, al mismo tiempo que encarcelaba, desterraba o torturaba a los hombres de izquierda y clausuraba universidades y sindicatos, la Junta Militar anunció una serie de reformas “estructurales” que, para marcar el tono de esta tragicomedia, empezaron por la nacionalización de las cumbres andinas.

La Junta abordó luego el problema del campo y hasta llegó a dictar una Ley de Reforma Agraria el 11 de julio de 1964, con la que se pretendía preservar los intereses de los propios latifundistas, pero, tanto la tibieza de las disposiciones contenidas en la ley, como la resistencia de los terratenientes hicieron fracasar la “reforma”, que aún con la abolición de las situaciones denominadas precarias59, sólo consiguió multiplicar el minifundio y acelerar el éxodo a las grandes ciudades.

Para la aplicación de la Ley de Seguridad Nacional, generalizada en América Latina por inspiración gringa, se multiplicaron las prisiones políticas y de facto se impuso la norma de que todos los detenidos eran culpables a menos que probaran lo contrario. Se suprimió el derecho de huelga, el de asociación y el de expresión. Todo ello generó airadas protestas a lo largo y ancho del Ecuador.

Paso positivo de los militares fue la reforma tributaria, habiendo logrado consolidar la tributación en unos cuantos impuestos básicos, eliminando centenares de gravámenes de menor cuantía que en lugar de recaudar más recursos los dilapidaban en el costo de los trámites burocráticos. Por otra parte se propusieron iniciar cambios estructurales en las fuentes primarias de ingresos, promoviendo una política desarrollista basada en incentivos y subsidios para la creación de industrias cuya producción sustituyese las importaciones60.

59 Relaciones precapitalistas de producción.60 Viabilizar el capitalismo exigía modernizar la estructura agraria y sustituir el patrón agroexportador e impulsar el desarrollo industrial desde el gobierno, cuando aún no existía un sector empresarial capaz de sustentar ese proceso. Cueva, Agustín, La crisis de los años sesenta. En Ecuador, Pasado y Presente, Quito, Instituto de Investigaciones Económicas, Universidad Central del Ecuador, 1975, págs. 238 – 239.

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Conforme aumentaba la duración de la dictadura iba advirtiéndose el fracaso en la condición económica del país. Llegó a venderse parte de los tramos de oro de la reserva monetaria, y esta cayó no solo a niveles críticos sino que llegó a quedar casi exhausta. Así, la deprimida imagen que la política gubernamental había creado sobre la misma dictadura echó pronto en el olvido los aciertos. En cambio, la oposición se empeñaba en poner de relieve los errores, en especial uno de ellos, de bulto, cuando el Canciller Neptalí Ponce Miranda firmó un convenio “secreto” con los Estados Unidos que permitía el faenamiento de los buques pesqueros dentro de las doscientas millas de mar territorial, además de otorgar la concesión de un millón y medio de hectáreas a favor del consorcio Texaco – Gulf61.

Una manifestación en contra de todos esos errores y la crisis económica, tuvo lugar en Quito, la cual fue violentamente reprimida, sus líderes fueron apaleados y aun flagelados, muchos de ellos presos. Dieciséis políticos de oposición del Partido Conservador, Liberal, Socialista, C. F. P., Velasquista y C. I. D. fueron compulsivamente desterrados al Paraguay, clausurado el diario El Tiempo de Quito y prohibidas las manifestaciones.

Medidas éstas que terminaron de incendiar el país con nuevos motines, paros y huelgas, tras lo cual se debió ordenar el regreso de los expatriados. A poco, el 25 de marzo de 1966, tras una manifestación estudiantil en Quito, fue allanada, con irrespeto de la autonomía garantizada por el derecho ecuatoriano y a bala, la ciudad Universitaria, que antes había sido clausurada.

De poco valió entonces que se destituyese al Crnl. Freile Posso, jefe de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, por sus compañeros del cuadrunvirato. Los ahora triunviros no pudieron mantener el control y la dictadura se desmoronó el 29 de marzo del mismo año.

3.8 Clemente Yerovi Indaburo.

Como a pesar de contar con la participación activa de la izquierda marxista, el movimiento que derrocó a la dictadura estuvo controlado por la burguesía, el gobierno volvió directamente a manos de esta. Un cónclave de notables proclamó presidente interino al representante de las llamadas “fuerzas vivas” de Guayaquil, Clemente Yerovi Indaburo, quien permaneció poco más de ocho meses en el cargo: el tiempo necesario para reorientar la situación fiscal y convocar a Asamblea Constituyente.

Yerovi, un tecnócrata vinculado a los viejos grupos de poder, hizo un gobierno de “concentración nacional” con equilibrio de las fuerzas políticas tradicionales. Bajo su administración se constituyó con la participación del Ecuador, el llamado “Grupo Andino” de integración subregional.

La Asamblea Nacional Constituyente aprobó una nueva Carta Política llena de innovaciones librescas y por lo general intrascendentes. Fue por demás turbulenta, pues tuvo que conocer las denuncias y arbitrariedades y hasta

61 Ayala Mora, Enrique, Nueva Historia del Ecuador, Vol. 11, pág. 161.

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traiciones de la Junta Militar de Gobierno. Mediante la eterna componenda política nombró presidente de la República a Otto Arosemena Gómez, otro de los representantes de la burguesía de Guayaquil, cuya elección se facilitó gracias al entendimiento de su partido, el C. I. D., con los conservadores y socialcristianos.

3.9 Otto Arosemena Gómez.

Su gobierno se caracterizó por su narcisismo y egolatría. Antes aun de aprobarse el proyecto de Constitución se hizo nombrar “presidente constitucional”.

De inmediato se hizo condecorar con el collar de la Orden Nacional al “Mérito”, mientras que demagógicamente imponía a la imagen de Nuestra Señora de El Quinche la gran cruz de la misma orden, un grado menos que la que el personalmente se había atribuido.

Aún cuando ningún presidente interino había sido incorporado a la galería del salón amarillo del Palacio de Carondelet, se preocupó, antes de terminar su corto período, de que su retrato al óleo figurase en ella.

Sus principales obras fueron la ampliación y pavimentación de la vía oriental de descongestionamiento de Quito, y el ambicioso plan de su ministro de Educación: “Una escuela por día”, consistente en construir a lo largo de la República aulas unicelulares de estructura metálica.

En lo internacional, al concurrir a la Reunión Cumbre Panamericana de Presidentes en Punta del Este, Uruguay, se negó con un exabrupto a suscribir el documento final y posteriormente, por nimiedades declaró persona non grata al embajador de Estados Unidos y rompió relaciones diplomáticas con Haití.

Al volverse una realidad la existencia de pozos petroleros en la región amazónica ecuatoriana, Arosemena Gómez se apresuró a suscribir sendos contratos con las poderosas compañías Texaco y Gulf.

También se concesionó la explotación del gas en el golfo de Guayaquil a un grupo, calificado por la sabiduría popular, como “ilustres desconocidos”, quienes poco después traspasaron sus derechos a la compañía extranjera A. D. A., lo que originó un gran escándalo.

Sin embargo, las universidades recobraron su estatuto autónomo y las fuerzas de izquierda adquirieron mayor margen de acción62, al mismo tiempo en que los grupos políticos tradicionales se preparaban para terciar en la elección presidencial de 1968 en las que la ciudadanía eligió, por quinta ocasión, como presidente de la República al Dr. José María Velasco Ibarra.

3.10 José María Velasco Ibarra, quinto mandato.

Elegido, a pesar de todo, gracias a cierto sentimiento izquierdista o por lo menos reformista, Velasco Ibarra manifestó, al comienzo de su quinta administración, algunas ligerezas en ese sentido, que se disolvieron rápidamente.

62 Dentro de las obvias limitaciones del sistema.

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Enfrentado a la realidad del poder donde no es posible superar, como en los discursos, los antagonismos de clase, ni ignorar para cada acción concreta los intereses de los distintos grupos, Velasco no tardó en allanarse a los requerimientos de la clase dominante.

Su alianza con el Partido Liberal Radical63 y dentro del él, con el Dr. Raúl Clemente Huerta64, le permitió una cómoda mayoría legislativa, pero originó una grave escisión en el liberalismo, algunos de cuyos dirigentes jóvenes 65

constituyeron un nuevo partido político: la Izquierda Democrática, a poco afiliada a la Internacional Socialdemócrata. No se pudo evitar tampoco la subida del ex alcalde de Guayaquil, Asaad Bucarám que se presentaba como candidato con amplias posibilidades de triunfo en elecciones libres.

En 1969 su gobierno adquirió una faz claramente represiva al agudizarse la crisis económica, política y social. Para 1970 el costo de la vida se había elevado vertiginosamente y la inquietud social aumentó, menudearon los paros provinciales, las manifestaciones estudiantiles y las huelgas.

En mayo de 1970 Velasco Ibarra, luego de haber conjurado un intento de golpe de Estado perpetrado por los Oficiales Superiores de la Academia de Guerra en La Balbina, designó como jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas al Gral. Guillermo Rodríguez Lara y como ministro de Defensa al Lcdo. Luis Robles Plaza.

El 21 de julio de 1970, por fin se proclamó dictador, asumiendo plenos poderes y suprimiendo el Congreso con el apoyo de las Fuerzas Armadas y todos los sectores de la burguesía.

Por paradójica que pueda parecer esta afirmación, su “autogolpe” no fue una expresión de fuerza sino de debilidad. El “reinado” de Velasco tocaba ciertamente a su fin, y no solo por agotamiento personal del líder, sino porque la sociedad misma se aprestaba a pasar de una etapa cuyo eje económico había sido la producción bananera, a una nueva que tendría como polo el petróleo que acababa de descubrirse en el oriente ecuatoriano.

En realidad, todas las fuerzas sociopolíticas estaban conscientes de la situación y, abierta o solapadamente, se apresuraban a ganar posiciones:

Para la burguesía, que había enajenado ya el petróleo a los monopolios extranjeros, era urgente realizar una primera tarea política que consistía en aplastar toda posible oposición de izquierda por medio de un golpe de estado.

De otra parte, la fracción agromercantil de la burguesía, que había ocupado la posición hegemónica durante la “era del banano”, temía perderla en la nueva situación. Se trataba, entonces, no solo de reprimir a la izquierda sino,

63 Al cual había combatido durante toda su vida.64 Líder doctrinario familiarmente vinculado con el ala alfarista, dos veces frustrado candidato a la primera magistratura del país, quien en ésta ocasión consiguió ejercer la presidencia de la Cámara de Diputados.65 Rodrigo Borja Cevallos y Manuel Córdova Galarza.

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además, de asegurar con el nuevo gobierno la continuidad de aquella hegemonía.

En fin, del seno de la burguesía emergían nuevos grupos de interés, verdaderas mafias empeñadas en participar a como dé lugar en lo que un escritor ecuatoriano denominara con justicia “el festín del petróleo” . Para estos grupos, ni siquiera era cuestión de negociar en las mejores condiciones “nacionales” la nueva situación de dependencia, sino, pura y llanamente, de apresurarse a percibir las suculentas “comisiones” pagadas por el imperialismo.

Una vez desarticulada la izquierda por la represión que siguió al intento de golpe de mayo de 1970, las distintas fracciones de la burguesía pasaron a enfrentarse abiertamente, mientras que sus sectores más “hábiles” se embarcaron en los más turbios negociados66.

Así las cosas, en el brindis de año nuevo de 1972, Rodríguez Lara copa de champagne en mano y a nombre y representación de las Fuerzas Armadas, ofreció a Velasco Ibarra respaldo y adhesión. Mes y medio después, el mismo Gral. Guillermo Rodríguez Lara depuso al presidente con el operativo militar denominado “carnavalazo” por haber coincidido con el martes de carnaval.

3.10.1 Los partidos políticos nacientes.

Algo en ese entonces iba cambiando en el ambiente político. No solamente había inconformidad con Velasco y con la figura contrahecha de Asaad Bucarám (don Buca), sino también con los partidos políticos tradicionales.

Como ya se dijo, a comienzos de la década de los setenta esa inconformidad reventó en el Partido Liberal Radical, del cual escindió la Izquierda Democrática (I. D.). También el ex director supremo del Partido Liberal Radical, Ec. Abdón Calderón Muñoz, criticando al monopolio del poder dentro del partido, creó un nuevo partido, estructurando el Frente Radical Alfarista (F. R. A.). A fines de la década, otro ex director supremo del liberalismo, el Dr. Francisco Huerta Montalvo, que pretendía modernizar el partido y que se hallaba de candidato a la Presidencia de la República, fundó con sus parciales el Partido Demócrata.

En los años sesenta, como también se había anotado, se separaron del Partido Conservador el Partido Social Cristiano, a manos de Camilo Ponce Enríquez y el A. R. N. E., Acción Revolucionaria Nacional Ecuatoriana; en los setentas, el Dr. Julio César Trujillo se retiró con los “conservadores progresistas” y se alió con el Partido Demócrata Cristiano del Dr. Oswaldo Hurtado, conformando la Democracia Popular – Unión Demócrata Cristiana, que se ligaría luego con el C. F. P. para las elecciones presidenciales, coalición que accedería al poder con Jaime Roldós.

También en las extremas izquierdas hubo revolución: el Partido Comunista, que respaldaba el progresismo del dictador Rodríguez Lara, se unió con

66 Ayala Mora, Enrique, Nueva Historia del Ecuador, Vol. 11, pág. 163 – 164.

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el Partido Socialista Revolucionario, feroz opositor de ese régimen. Las izquierdas conformaron el Frente Amplio de Izquierda, F. A. D. I.; el P. C. M. L. E., Partido Comunista Marxista Leninista Ecuatoriano, se desvinculó de la República Popular de China y entró a la escena política como el Movimiento Popular Democrático, M. P. D..

3.11 Los gobiernos militares de los setentas.

Velasco Ibarra había advertido la conveniencia de retornar a la constitucionalidad y convocó a elecciones presidenciales, pero entonces asomó el fantasma de Bucarám. Ni Velasco ni las Fuerzas Armadas querían que el poder cayera en manos del populismo representado por aquel; pues frente a esa candidatura, presentada con gran antelación, no se presentó otra que la de Carlos Arízaga Vega, por las derechas.

El 15 de febrero de 1972, martes de carnaval, el comandante general de la Fuerzas Armadas, Gral. Guillermo Rodríguez Lara, asumió el poder en nombre de ellas deponiendo al Dr. Velasco Ibarra67 a quien faltaban seis meses para cumplir su periodo presidencial.

Rodríguez Lara, quien figuraba inicialmente como presidente de un Consejo Militar de Gobierno, adoptó el título de presidente de la República y pronto logró desplazar a los otros integrantes de este efímero organismo, y quedarse con el mando absoluto.

Comenzó a fluir el petróleo llegando hasta doscientos mil barriles diarios y a la Ley de Hidrocarburos dictada por Velasco Ibarra en 1971 se le añadieron varias disposiciones transitorias. Se creó C. E. P. E., Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana el 26 de junio de 1972. El petróleo llegó a la provincia de Esmeraldas transportado desde Lago Agrio, mediante el oleoducto trans ecuatoriano construido mediante contrato con el Estado por la Texaco – Gulf y la Wilbros Ecuador Company. Los petrodólares permitieron al país liquidar, al cabo de siglo y medio, la onerosa deuda inglesa o deuda de la Independencia.

Con unos pocos gestos iniciales de dura represión68 logró controlar la siempre agitada vida política del país. Propuso un Plan de Gobierno Nacionalista y Revolucionario integrado por dos documentos principales: “Principios filosóficos y plan de acción de gobierno” y “Plan integral de transformación y desarrollo”.

Sin embargo, no fue su plan de gobierno lo que lo sostuvo en el poder, fueron las crecientes exportaciones petroleras que trajeron bonanza en el país. El Ecuador ingresó a la O. P. E. P., Organización de Países Exportadores de Petróleo, y el ministro de Energía, capitán de navío Gustavo Jarrín Ampudia, logró implantar una política de veras nacionalista, con limitación de las

67 Velasco Ibarra partió hacia su último exilio en Buenos Aires, de donde regresaría tan solo a enterrar a su esposa, doña Corina Parral en febrero de 1979, un mes después moría el también víctima de la vejez y la soledad el 30 de marzo de 1979.68 Como la declaración del estado de sitio sine die con suspensión – que duró casi cuatro años – de las garantías constitucionales, y el confinamiento de varios dirigentes políticos de variados partidos al oriente. Uno de los confinados, el Dr. Gonzalo Oleas Zambrano, falleció víctima de desconocidos hongos en expansión creciente por todo su sistema bronquio – pulmonar, grave dolencia adquirida durante su confinamiento en la selva.

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prerrogativas de las empresas transnacionales Texaco y Gulf.

La creciente riqueza estatal permitió la creación de empresas grandes, medianas y pequeñas conexas a la actividad petrolera y la multiplicación de puestos de trabajo, sin embargo, trajo también consigo episodios de generalizada corrupción. A pesar de ello, se pudieron realizar algunas obras públicas y la iniciación de otras, orientadas por el empeño de lo que se llamó “sembrar el petróleo”, por ejemplo el inicio del proyecto hidroeléctrico Paute, la refinería de petróleo de Esmeraldas, la planta terminal del oleoducto en Balao, la pavimentación de la carretera Quito – Tulcán, etc. Aunque hubo algunos dispendios, en general Rodríguez Lara demostró ser un buen administrador.

Las Fuerzas Armadas obtuvieron la consolidación legal de algunos de sus privilegios y fueron creadas importantes empresas castrenses como la Flota Petrolera Ecuatoriana (FLOPEC) o permitida su participación en variadas empresas, metalúrgicas o ensambladoras de automóviles, de capitales nacionales vinculados a la defensa nacional, bajo la denominación genérica de industrias militares.

Ya se había propuesto un plan de regreso al orden constitucional cuando estalló el 31 de agosto de 1975 un levantamiento encabezado por el Gral. Raúl González Alvear. Desde una funeraria de la capital trataron de sacar del gobierno al presidente “Bombita”. Tras intensa balacera los insurgentes alcanzaron a tomar el Palacio de Carondelet pero no pudieron apresar al presidente, cuyos leales iniciaron el contraataque y lograron al día siguiente, 32 de agosto, sofocar la insurrección69. No obstante, aunque no fue derrocado, el gobierno de Rodríguez Lara quedó seriamente quebrantado.

Posteriormente los mismos altos jefes militares del equipo que le había apoyado y sostenido le relevaron del mando el 11 de enero de 1976. Se hizo cargo del mando un Consejo Supremo de Gobierno presidido por el comandante general de la Marina, contralmirante Alfredo Poveda Burbano, e integrado por los jefes del Ejército, Gral. Guillermo Durán Arcentales y de la Aviación, brigadier general Luis Leoro Franco.

Sus variados temperamentos hacían difícil una real unidad interna, que requería total identificación para formar una positiva tarea de gobierno; la lograron a medias con algunas realizaciones significativas en el ámbito nacional y otras de menor importancia en cada una de las órbitas de poder que se repartieron los numerosos generales, pues, a más de los triunviros, varios altos oficiales de su grado ocuparon sucesivamente las carteras ministeriales que cada uno solía disponer con casi totales atribuciones y una mínima coordinación del conjunto; lo cual dio lugar a numerosos enfrentamientos y restó eficacia al Consejo Supremo de Gobierno70.

69 El Gral. Rodríguez Lara prohibió que se hablase del 1° de septiembre de 1975 en cualquier medio de comunicación, pues la refriega había causado doce muertos, además de la movilización de una parte del aparato bélico del país, incluyendo modernos tanques de guerra llegados desde Riobamba, por lo que el gracejo popular adoptado luego por la prensa nacional, relataron los acontecimientos como ocurridos el “32 de agosto”.70 Salvador Lara, Jorge, op. cit., pág. 531.

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En lo que sí coincidieron fue en plantear un programa definitivo de regreso al orden constitucional, modificando el de Rodríguez Lara, con un plazo inicial de dos años que luego fueron ampliando. Numerosos hombres públicos se prestaron a colaborar para que el proyecto pudiese ponerse en marcha, el propio ex presidente Galo Plaza Lasso aceptó presidir el Tribunal Supremo de Referéndum, creación de los triunviros.

Designaron entonces tres comisiones para preparar dos proyectos de constitución, sobre las que debía pronunciarse el pueblo, y las leyes de referéndum, elecciones71 y partidos políticos. Así, el camino elegido por los dictadores eliminaba la posibilidad de una Asamblea Constituyente, según la tradición republicana de siglo y medio, pues se temía un intento de juzgamiento de los autócratas.

El Consejo Supremo de Gobierno, aunque tuvo varios aciertos principalmente en materia de obra pública, como los ambiciosos planes de vivienda popular, el Puerto Nuevo de Guayaquil, el Coliseo de Ibarra, la terminal aérea de Esmeraldas, la adquisición de moderno material bélico, etc.; no fueron pocos los errores que cometió, principalmente en materia económica, dirigida de manera personal por Durán Arcentales, como la política del “endeudamiento agresivo”.

Aquella política y otros manejos motivaron reiteradas críticas al régimen, en especial por parte del Ec. Abdón Calderón Muñoz, dirigente el Frente Radical Alfarista (F. R. A.). Candidatizado a la Presidencia de la República, se convirtió en una suerte de fiscal de los actos de la dictadura, pero el 29 de noviembre de 1978 fue abaleado en Guayaquil, a las puertas mismas del templo masónico al que asistía, luego de muchas investigaciones y de un proceso ad hoc fue condenado el ministro de Gobierno del momento, el Gral. Guillermo Jarrín Cahueñas, pero el homicidio quedó en realidad al parecer sin castigo para los verdaderos autores intelectuales del mismo.

Otro fatal desenlace tuvo también la huelga de los trabajadores del ingenio azucarero AZTRA, quienes fueron masacrados por la fuerza pública el 18 de octubre de 1977.

4. El regreso a la democracia.

4.1. Jaime Roldós Aguilera.

El 15 de enero de 1978 se realizó el referéndum y el pueblo escogió de entre una nueva Constitución y la del cuarenta y cinco reformada, a la primera. Se nombraron los tribunales electorales para las elecciones del 16 de julio. Seis candidatos terciaron en la contienda: Sixto Durán Ballén, Raúl Clemente Huerta, Jaime Roldós Aguilera, René Maugé, Rodrigo Borja Cevallos y Abdón Calderón

71 La Ley de Partidos Políticos establecía como requisito para postularse a la Presidencia de la República no haberla ejercido, con lo cual quedaron descartados el Dr. Carlos Julio Arosemena, el Dr. Galo Plaza Lasso y el Dr. José María Velasco Ibarra, cuyas campañas ya se habían iniciado. Para evitar que Asaad Bucarám suba al poder se incluyó una disposición transitoria por la cual, siendo el Presidente Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, éste tenía que ser ecuatoriano de nacimiento, hijo de padre y madre ecuatorianos por nacimiento.

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Muñoz. Luego de realizada la primera vuelta electoral triunfaron para intervenir en la segunda Durán Ballén por el Frente Constitucionalista en alianza con el Partido Social Cristiano y Roldós Aguilera por la Concentración de Fuerzas Populares coligado con la Democracia Popular.

En abril de 1979 se realizó la segunda vuelta electoral en la que triunfó abrumadoramente el Ab. Jaime Roldós Aguilera y su compañero de fórmula, el Dr. Oswaldo Hurtado Larrea. Los triunfadores tomaron posesión el 10 de agosto de 1979 en medio de una ola de optimismo que animaba a todo el país.

Lamentablemente, casi de inmediato surgió la pugna de poderes con Asaad Bucarám. Elegido presidente del Congreso gracias a una alianza con los conservadores. Bucarám, por haber estado imposibilitado de terciar en las elecciones presidenciales, candidatizó a su sobrino político72, y creyó que obtenido el triunfo, en realidad el poder tras bastidores le correspondería, sin embargo, el joven mandatario no se manifestó dispuesto a ceder a las prerrogativas que le había otorgado el pueblo.

El 8 de abril de 1980 se puso en marcha el Plan Nacional de Desarrollo preparado por el vicepresidente Hurtado y el Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE), con tres objetivos básicos: desarrollo económico, justicia social y consolidación democrática. Empezó a funcionar el Banco de Desarrollo dotado de ingentes capitales provenientes de la explotación petrolera.

El 22 de enero de 1981 se produjo un incidente fronterizo con el Perú, que motivó el reclamo de la Cancillería ecuatoriana y luego, del 28 de enero al 5 de febrero, un ataque generalizado de las fuerzas armadas peruanas en la zona de la cordillera del Cóndor, con el propósito de obligar al Ecuador a cerrar la línea de frontera en el sector en que era inejecutable el Protocolo de Río de Janeiro.

Roldós aglutinó las fuerzas del país y las fronteras fueron guardadas con refuerzos y afortunadamente el avance fue detenido y el conflicto quedó focalizado en la zona de los destacamentos de Paquisha, Mayaycu y Machinaza. Estados amigos e inclusive el propio Papa Juan Pablo II enviaron mensajes al Perú pidiéndole detener su acción militar sin encontrar una respuesta favorable. El Ecuador entonces solicitó la intervención de la Organización de Estados Americanos, cuyo Consejo se reunió y exhortando a la paz a los dos países logró el cese al fuego, y el establecimiento de una línea provisional base para la creación de una zona desmilitarizada.

El esfuerzo en la acción militar incidió gravemente en la economía del país con notorio deterioro de las condiciones financieras, monetarias, presupuestarias y sociales, ya en problemas por las “recetas” impuestas por el Fondo Monetario Internacional73 y por la continuación del endeudamiento agresivo por parte de la administración de Roldós. Todo ello originó un paro nacional de protesta y el recrudecimiento de la pugna y la actividad política.

72 Martha Bucarám, esposa de Jaime Roldós, era sobrina de Asaad Bucarám.73 El precio de los derivados del petróleo, el costo de los pasajes del transporte urbano e interprovincial fueron subidos mediante decretos.

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En esas circunstancias, el 24 de mayo de 1981, luego de un solemne acto en el estadio olímpico Atahualpa en Quito, en el que Roldós, tras recibir sonora silbatina, recordó a los caídos en la defensa de la integridad territorial y condecoró a los oficiales y tropas que se habían distinguido durante el último conflicto, viajó con su esposa y una comitiva a participar en un acto en el puesto fronterizo de Zapotillo.

Cerca de terminar el vuelo, la nave aérea presidencial se estrelló y el viaje terminó en tragedia pues murieron todos los miembros de la comitiva y la tripulación.

4.2.Oswaldo Hurtado Larrea.

A la muerte de Roldós llegó al poder el vicepresidente Dr. Jaime Hurtado Larrea. León Roldós, hermano del fallecido mandatario, fue elegido vicepresidente por el Congreso Nacional. Hurtado dio mayor homogeneidad al gobierno, pero la línea reformista se volvió más tímida.

Debió afrontar la creciente crisis económica, fiscal y financiera del país, y lo hizo con medidas “sugeridas” por el F. M. I., como la devaluación gradual del sucre, aumento en los precios de los combustibles y servicios básicos, rebajas a los subsidios de los productos de primera necesidad y congelamiento de remuneraciones. Aunque se dieron incentivos a los exportadores, también se verificó la “sucretización” de la deuda externa, con lo cual el Estado asumía el diferencial cambiario, y gran parte de la deuda privada , medida duramente criticada pero que salvó del colapso a los bancos nacionales intermediarios y a los prestatarios nacionales, en buena parte vinculados a los sectores oligárquicos, particularmente de Guayaquil.

Sin embargo, esas medidas no aplacaron a sus directos beneficiarios, los gremios empresariales, que siguieron atacando al gobierno por estatizante y enemigo de la producción. Aun con una virulenta oposición puesta en marcha por el líder oligárquico guayaquileño Ing. León Febres Cordero, Hurtado respetó las garantías constitucionales y la frágil democracia del país.

En el empeño de captar votos para la siguiente elección, Febres Cordero llamó a juicio político a dos de los ministros de Hurtado: en primer lugar al de Gobierno, Dr. Carlos Feraud Blum, que lo había sido también de Roldós, al que acusó de manejos indebidos en la importación de aguinaldos navideños para la Policía, el ministro fue a la postre censurado, cesado en sus funciones y desposeído de sus derechos políticos. Luego acusó al ministro de Recursos Naturales, Eduardo Ortega, de haber elevado las tarifas eléctricas y contratado de una manera inconveniente una plataforma flotante para la explotación del gas natural en el golfo de Guayaquil sin resultados positivos, consiguiendo de igual manera su destitución74.

La crisis económica preexistente, manifestada en el grave desequilibrio de las finanzas públicas, cuentas en la balanza de pagos y creciente deuda externa, entre otros aspectos, se agravó primero por la inestabilidad de los precios del

74 Salvador Lara, Jorge, op. cit., pág. 551.

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petróleo seguida por una posterior tendencia a la baja; y después por una grave sequía transformada en los crudelísimos inviernos de 1982 y 1983 causados por el fenómeno de El Niño, que produjeron terribles inundaciones en todo el país, particularmente en la costa, por el desborde de los ríos que destruyeron casi todo el sistema vial75, y causaron daños en la infraestructura general por seiscientos cuarenta millones de dólares76.

Hurtado inició de inmediato la reconstrucción, mientras que Febres Cordero repetía ad infinitum sus ataques, replicados al punto por el presidente. Pese a todas las dificultades Oswaldo Hurtado logró controlar la crisis que había llegado a extremos peligrosos al inicio de su mandato, además terminó la central hidroeléctrica de Paute y dejó casi concluida la de Agoyán.

4.3. León Febres Cordero.

En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 1984 terciaron el Dr. Rodrigo Borja Cevallos, líder de la Izquierda Democrática y ganador de la primera vuelta, y el Ing. León Febres Cordero, por el Partido Social Cristiano, siendo rotundo ganador el segundo.

Auspiciado, como se dijo por el P. S. C. y también por el Partido Conservador, aunque de origen independiente77, llegó al poder apoyado por sectores vinculados a las cámaras de la producción de Guayaquil, núcleos de antiguos velasquistas deseosos de un nuevo líder e independientes en general.

Desde el primer momento Febres Cordero adoptó un estilo de gobierno de tipo autoritario, fuertemente matizado de arbitrariedad y cercano al despotismo, basado en una personalísima interpretación de las leyes. A tal extremo llegó el abuso que fue calificado como de “dictadura civil”.

El temperamento de Febres Cordero, impermeable a la crítica a la que generalmente contestaba con violencia verbal – burda imitación de Velasco Ibarra –, amplio vocabulario insultante, y hasta insolente, radicalizó la política y no vaciló en auspiciar la tortura como método de investigación y extremar la represión policiaca contra cualquier manifestación discrepante, particularmente contra los sectores de izquierda, y en hostigar a la prensa, cuya libertad de expresión fue reiteradamente conculcada.

La reacción y respuesta de los grupos juveniles de oposición, calificados de inmediato como terroristas, no se hizo esperar y se expresó principalmente por medio de un núcleo de jóvenes pertenecientes a las clases media y media alta, surgido años antes que había adoptado el nombre detonante de “¡Alfaro vive, carajo!” (A. V. C.). Su lucha comenzó con el secuestro de la espada del caudillo que se encontraba en un museo de Guayaquil luego realizaron acciones reivindicatorias de tipo Robin Hood, poco a poco devenidos en enfrentamientos armados con la policía.

75 Ayala Mora, Enrique, et. all., Historia Nacional, Fascículo 33, El Comercio, Quito, 2005, pág. 261.76 Salvador Lara, Jorge, op. cit., pág. 551.77 Febres Cordero se afilió al Partido Social Cristiano porque la Constitución de 1978 y la Ley de Partidos Políticos y de Elecciones prohibían la participación, para la elección de cualquier dignidad, de candidatos independientes, es decir que no se hallasen afiliados a ningún partido político.

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Febres Cordero, sin vacilar, dispuso el implacable exterminio de los “terroristas”, como les denominó desde el principio, incluso con la aplicación de la “ley de fuga”78, según reiteradas denuncias de organismos defensores de los derechos humanos, tanto nacionales como internacionales. En uno de aquellos episodios fue secuestrado el banquero guayaquileño Nahim Isaías Barquet; una vez descubierto el sitio donde se encontraba, se lo asedió, cortó los abastecimientos y servicios. Ofrecida la mediación arzobispal, cuando ya se esperaba la rendición de los captores, el propio presidente Febres Cordero, a la cabeza del grupo de “rescate”, intempestivamente desató innecesario ataque que terminó en la muerte de secuestrado y secuestradores, en las manos de la policía79.

La caída de los precios del petróleo causó varias medidas de discutida eficacia como la subida primero y luego flotación de las tasas de interés. El dólar superó la barrera de los doscientos sucres; la reserva monetaria bajó a cifras sin precedentes; el Ecuador se vio obligado a suspender el pago de la deuda externa, que en ese período subió inconteniblemente.

La situación se había deteriorado de tal manera, que en el año de 1987 se dieron dos intentonas de levantamientos armados, el primero en la Ia. Zona Aérea, en Quito, bajo el mando del Gral. Frank Vargas Pazzos, jefe de la Fuerza Aérea Ecuatoriana. El levantamiento terminó en derrota del grupo sublevado, pero sin embargo, determinó la salida del ministro de Defensa Luis Piñeiros y el enjuiciamiento del general sublevado. Sin embargo el Congreso le concedió la amnistía a él y todos los implicados. El presidente, empero, no acató la resolución de amnistía, y esto culminó con el transitorio secuestro del propio presidente en la Base Aérea de Taura, donde fue humillado hasta las lágrimas y obligado a disponer la libertad inmediata de Vargas. Estos hechos significaron grave erosión de la autoridad moral del primer mandatario, para quien se llegó a pedir un juicio por parte del Congreso.

El 5 de marzo de 1987 se dio el terremoto que destruyó cuarenta kilómetros del oleoducto trans ecuatoriano y la carretera paralela, así como la estación de bombeo de El Salado, con pérdidas avaluadas en dos mil setecientos noventa millones de dólares.

No obstante, pese a la efervescencia política del periodo, la obra pública alcanzó notables cotas, fundamentalmente por la utilización de recursos destinados al pago de la deuda externa, e incomprensiblemente, al nuevo endeudamiento internacional creciente, junto con el empeño de Febres Cordero de opacar a sus predecesores. Con tal objeto, inundó el país con inmensos letreros que, por mínima que fuera la tarea emprendida, pregonaban “otra obra de León”80.

78 Ejecuciones sumarias sin proceso alguno, en el sitio mismo de cada enfrentamiento.79

Se presume que la muerte de Nahim Isaías haya sido en manos de los atacantes, pues o no se hicieron o nunca fueron públicos los protocolos de la autopsia.80 A la postre, buena parte de la “obra” fue pura demagogia, y la mayor parte de ella se realizó en Guayaquil, en donde ayudado por su gobernador, Jaime Nebot, se construyó la llamada vía perimetral, carretera que circunda la ciudad, con amplios carriles, denunciada al punto como innecesaria, dispendiosa y con escandalosos sobreprecios, que motivaron polémicas, acusaciones y tensión en la ciudadanía.

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Le correspondió inaugurar la central hidroeléctrica de Agoyán. Se expidió la nueva Ley de Minería que permitió que el país volviese a exportar oro. Bajo la dirección del Arq. Sixto Durán Ballén, presidente de la Junta Nacional de la Vivienda, la labor en ese ramo permitió la entrega de soluciones habitacionales en todo el país.

Fueron desmoralizantes las continuas denuncias de corrupción administrativa en las que se vieron implicados Ministros de Estado, el Secretario General de la Administración, el secretario particular del presidente y hasta el mismo Ing. Febres Cordero. Varios de los funcionarios acusados debieron huir del país, prófugos de la justicia, sin que algunos hayan podido volver. En varios casos, para obtener sentencia favorable o el sobreseimiento debieron torcerse las leyes y ejercerse presiones no disimuladas sobre los órganos judiciales. El presidente no pudo ni supo explicar ni justificar la correcta tramitación de ciento cincuenta mil dólares “donados” por la Junta Monetaria a la Presidencia de la República, y a petición de ésta, para “gastos secretos” en relación con la lucha contra el narcotráfico81.

En su artículo “Hambre y Popularidad”, Luis Andrade Reimers comentaba: “El dólar que al comienzo de su mandato valía 96 sucres, en los últimos días del mismo había subido a 520. El deterioro monetario dentro del período de mandato de León Febres Cordero era de 541 por ciento. En consecuencia la inflación había llegado a extremos imposibles... . A pesar de las innumerables obras cumplidas en diversas áreas, la impopularidad de León Febres Cordero durante los últimos meses fue creciendo y extendiéndose por todos los ámbitos de la República...”82.

El gobierno febrescorderista, neoliberal y concentrador de la riqueza en pocas manos, era para la oposición “un gobierno que bajó el precio del whisky y subió el de los libros; en el cual la libertad de prensa sufría gravísimas limitaciones y centenares de trabajadores perdieron sus puestos sin justificación; así como, la violación permanente de los derechos humanos”83.

Febres Cordero dejó al país un saldo negativo de trecientos treinta millones de dólares en la Reserva Monetaria; a julio de 1988 se adeudaba cuarenta y seis millones de dólares por intereses y amortizaciones de créditos, mas de novecientos cincuenta y cuatro millones de dólares por atraso en el pago de reembolsos, intereses, servicios y capitales; la deuda externa, que el gobierno “antecesor” dejó en siete mil quinientos noventa y seis millones de dólares, se elevó a once mil treinta y cuatro millones; el déficit del sector público llegó a cuatrocientos noventa mil millones de sucres, de los cuales ciento setenta y dos mil millones carecían de financiamiento; el Banco Central otorgó ilegalmente al gobierno un crédito por cuarenta y nueve millones para pagar la “facilidad petrolera”; las pérdidas en operaciones cambiarias del Banco Central ascendieron a ochocientos setenta y siete mil millones de sucres.

Al concluir el gobierno la inflación se disparaba de nuevo, los precios y el

81 Salvador Lara, Jorge, op. cit., pág. 565.82 Dobronski, Fernando, op. cit., pág. 239.83 Ibídem.

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desempleo subían y la oferta de “pan, techo y empleo” no se había cumplido. El gobierno había logrado una reactivación de la producción agrícola en la Costa y había realizado una amplia obra pública, sobre todo en Guayaquil, lo cual daría al Partido Social Cristiano una base electoral regional sólida84.

4.4. Rodrigo Borja Cevallos.

En 1988 triunfó el Dr. Rodrigo Borja C. contra el líder populista Abdalá Bucaram. Su partido, Izquierda Democrática, aliado en el Congreso con la Democracia Popular y el Frente Amplio de Izquierda, logró un sólido control parlamentario, y el manejo de la Corte Suprema y los más altos organismos del Estado, alentando de este modo la expectativa de cumplir sus planteamientos reformistas y la oferta electoral de “pagar la deuda social”.

El nuevo gobierno cambió el estilo arbitrario del anterior, fue respetuoso del sistema constitucional y mejoró la situación de los derechos humanos. Mantuvo las grandes líneas económicas, aunque evitó políticas de “choque”, volviendo a devaluaciones “graduales”. Se tomaron duras medidas pero no hubo resultados significativos en la reducción de la inflación y las alzas de precios 85; no se revitalizó la economía, ni se renegoció la deuda externa, pese a que se exigieron graves sacrificios a la población. Sin embargo, logró recuperar la reserva monetaria desde inquietantes resultados negativos heredados del régimen anterior hasta significativas cifras positivas.

El gobierno realizó una reforma fiscal y desarrolló una campaña de alfabetización, pero no cambió el sistema educativo y redujo el apoyo estatal a la cultura. Pese a su inicial control parlamentario, no realizó las esperadas reformas sociales. Más bien hizo cambios legales que dieron facilidades al capital sin modernizar el régimen laboral y suprimiendo derechos de los trabajadores86. Reconoció varios derechos de los indígenas, delimitando el territorio de algunos pueblos de la Amazonía. Este paso significativo contrastó con la paralización de la reforma agraria en otras regiones.

El descontento creció a mediados del gobierno. En junio de 1990 se realizó un levantamiento indígena que paralizó el país. La Izquierda Democrática fue derrotada en las elecciones intermedias. Así, con una mayoría de oposición en el Congreso, y sin haber logrado estabilizar la economía, el gobierno buscó apoyo en los grupos de presión económica, repitiendo políticas de ajuste y cambios “sugeridos” como siempre por el Fondo Monetario Internacional para acelerar la liberación.

Borja terminó su periodo de gobierno en medio de expectativas frustradas de cambio. A esto se sumaron varios escándalos de corrupción y mal manejo por parte de varios funcionarios públicos.

No obstante, se logró superar el aislamiento internacional. Incluso el presidente francés Franςois Mitterrand visitó el país. Se hizo un gran esfuerzo, dirigido por

84 Ayala Mora, Enrique, et. all., Historia Nacional, Fascículo 33, El Comercio, Quito, 2005, pág. 262.85 Se logró una baja del 80% al 50% de la inflación.86 Fue bajo su gobierno que se dictaron las leyes de Maquila y Zonas Francas.

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el Canciller Diego Cordovez, por superar el diferendo territorial con el Perú. El presidente Borja planteó ante las Naciones Unidas una propuesta de arbitraje papal del conflicto, el presidente peruano Alberto Fujimori visitó la capital en 199287.

Borja mantuvo la paz del país sin abusos ni excesos, no sufrió alzamientos militares ni motines88, no desencadenó medidas de represión violentas. Recobró el imperio de los derechos humanos gravemente conculcados en el gobierno anterior y logró concertar con el grupo subversivo Alfaro Vive Carajo la entrega de armas.

Sin el exhibicionismo de múltiples carteles propagandísticos que tanto costaba al país, Borja efectuó una serie trascendental de obras grandes, medianas y pequeñas, en todo el país, tales como la red de poliductos en la costa, el relleno hidráulico en Guayaquil, la terminación de coliseo Rumiñahui en Quito, y numerosas obras públicas: hospitales, carreteras, puentes, edificaciones escolares, vivienda, etc.

También realizó tareas de tanta importancia para el bienestar general como el millón de desayunos diarios para los niños, la red comunitaria de desarrollo infantil, la asistencia médico familiar para millón y medio de ecuatorianos, mejoramiento carcelario, alfabetización de adultos, educación básica, vacunación, etc.

4.5.Sixto Durán Ballén.

En la elección de 1992 la derecha se presentó dividida, pero triunfó el Arq. Sixto Durán Ballén, disidente socialcristiano89 que meses antes formó el Partido Unión Republicana. Se impuso en la segunda vuelta al candidato oficial del Partido Social Cristiano, Jaime Nebot Saadi.

El plan del nuevo gobierno se basó en una propuesta de modernización entendida como “reducción del Estado”, y aplicación de políticas de ajuste que eliminaron los subsidios y elevaron los precios, entre ellos el de los combustibles a niveles internacionales. Logró reducir en varios miles el número de servidores públicos, mantuvo una política monetaria estable, bajó la inflación y efectuó algunas privatizaciones. Existió en el periodo el empeño de renegociar la deuda externa en el marco del Plan Brady y realizó varias obras públicas, sobre todo construcción de carreteras.

El gobierno de Durán Ballén debió sortear varios obstáculos: el desastre de La Josefina, un grave derrumbe que afectó a las provincias de Azuay y Cañar formando una represa que ponía en grave peligro a algunas poblaciones; el terremoto de Pujilí; la grave crisis energética; el alegre despilfarro de miles de millones de sucres por parte del vicepresidente Alberto Dahik bajo la etiqueta de “gastos reservados”, lo cual provocó su renuncia y posterior huida del país; y,

87 Esa fue la primera vez que un presidente peruano llegaba a la ciudad de Quito, antes el presidente Alan García estuvo en las islas Galápagos.88 A excepción de la movilización indígena general, realizada por diversas etnias aborígenes conscientes ya de sus derechos, y la marcha sobre Quito de los grupos tribales de la hoya amazónica.89 Sixto Durán Ballén es cofundador del Partido Social Cristiano junto a Camilo Ponce Enríquez.

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por último, el conflicto armado del Alto Cenepa con el Perú.

La política económica tuvo altos costos sociales, que se evidenciaron en nuevas caídas de los niveles de vida y el descontento popular. El gobierno impulsó varias reformas constitucionales, pero su intento de extender las privatizaciones, sobre todo la seguridad social, enfrentó la oposición de la mayoría, expresada en dos consultas populares.

En enero de 1995 el Perú atacó destacamentos ecuatorianos en la cabecera del río Cenepa, al sur de la Amazonía. El país reaccionó con unidad y madurez. El presidente adoptó una actitud firme y abierta a un arreglo pacífico, que se expresó en la consigna “ni un paso atrás” y el reconocimiento de la vigencia del Protocolo de Río de Janeiro. Las Fuerzas Armadas tuvieron un gran éxito al defender el territorio. Luego de unas semanas de enfrentamiento se suscribió un acuerdo de paz y comenzaron las negociaciones.

4.6. Abdalá Bucarám Ortiz.

Sobrino del fallecido Asaad Bucaram, cuñado del también extinto Jaime Roldós Aguilera quien estaba a la hora de su muerte casado con Martha Bucaram, líder indiscutido del Partido Roldosista Ecuatoriano, que fundó en 1982 luego de la muerte de su cuñado, subió al poder con el cincuenta y cuatro por ciento de los votos válidos a nivel del país. Para llegar al poder gastó más de dos millones de dólares en su campaña netamente populista, y “utilizó” a su compañera de fórmula, Rosalía Arteaga, para “dulcificar” su imagen.

Bucarám fue presidente constitucional de la República desde el 10 de agosto de 1996 hasta el 7 de febrero de 1997, día en que cuarenta y cuatro diputados declararon cesante al presidente de la República por adolecer de “incapacidad mental” para cumplir sus funciones.

Se inició en la política como intendente de Guayaquil90 durante el gobierno de Jaime Roldós, y en 1984 fue elegido alcalde de Guayaquil. Se asegura que desde la alcaldía extorsionó a empresarios y comerciantes. Pudo ejercer aquel cargo apenas un año, pues una acusación por peculado91 le obligó a huir a Panamá, desde allí dirigió a su partido y organizó su campaña electoral de 1988 en la cual entró en la segunda vuelta pero no pudo ganar a Borja. En 1992 Bucaram también buscó la Presidencia, pero la candidatura del ex presidente Febres Cordero para la Alcaldía de Guayaquil, le restó la tradicional votación del puerto.

Por una especie de locura colectiva, mezcla de marginalidad y alienación, llegó en 1996 a hacerse cargo de la Presidencia de la República, y empezó una política completamente contraria a la que había propuesto, “tan descuadernada y grotesca como su propia figura de orate afortunado”92.

Anunció planes de vivienda y educación que tenían el sello populista; pero, desde el inicio de su gestión, Bucaram agudizó los conflictos regionales, exageró

90 Cargo de elección del Ministro de Gobierno en la época que su cuñado era presidente de la República.91 El célebre caso del cascajo (pedazos de piedra). 92 Dobronski, Fernando, op. cit., pág. 245.

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su estilo informal y arbitrario, se enfrentó a sectores empresariales, laborales, indígenas y grupos medios, que, acusándolo de actos de corrupción, llevaron adelante en Quito la protesta del 5 de febrero de 1997, que devino en su derrocamiento93.

Entre los factores que contribuyeron a su caída podemos contar: los constantes ataques a sus opositores; su personalidad grotesca; un grupo de colaboradores que estaban saqueando al país; un plan económico inconsulto94; y, sobre todo, la campante corrupción, la que se dio en todos los ámbitos, especialmente en las Aduanas95 y que fue denunciada hasta por el embajador gringo.

El 5 de febrero de 1997 fue el principio del fin para Bucaram. Diversos sectores se unieron para exigir la salida de un presidente que no entendió la dignidad de su cargo, que no tenía un plan de gobierno ni un equipo para administrar el Estado. Se realizaron marchas en Quito hasta lograr su salida del Palacio de Carondelet. El Congreso Nacional lo declaró incapaz para ejercer el cargo y, luego de muchos problemas, nombró como presidente interino a Fabián Alarcón Rivera. Sin embargo, Bucaram nos hizo una última mala pasada, con ayuda de sus colaboradores, y entre ellos de su edecán, el en ese entonces mayor Lucio Gutiérrez, se llevó “en sacos” unos cuantos millones pertenecientes a la Presidencia de la República.

4.7. Fabián Alarcón Rivera.

Con cuarenta y cuatro votos el Congreso nombró al presidente del Congreso, Fabián Alarcón Rivera, como presidente interino hasta 1998. La moción incluía la destitución de Bucarám. Sin embargo, en ese momento Bucarám todavía no salía del palacio, Rosalía Arteaga reclamaba para sí el poder y Alarcón había sido elegido por el Congreso. Por ello renunció y el poder se encargó a Rosalía Arteaga hasta que el Congreso hiciera otra elección. El 11 de febrero los parlamentarios, con cincuenta y siete votos, designaron a Alarcón como Presidente Constitucional Interino96 hasta el 10 de agosto de 1998.

Quiso Alarcón que el país ratifique su designación a través de una Consulta Popular que fue realizada el 25 de mayo. En ella se formularon catorce preguntas entre las que estaba la ratificación de lo actuado por el Congreso, la convocatoria a una Asamblea Nacional de Representantes, reformas al sistema judicial y al de elecciones.

Con mayoría de derecha la Asamblea desechó lo dispuesto en la Constitución de 1978, implantó una relación Estado – economía de corte privatizador y limitó la representación política. Por otra parte, reconoció la diversidad del país, los derechos indígenas y negros, de las mujeres, niños y otros sectores sociales, amplió la ciudadanía a todos los ecuatorianos, reformó el Congreso, la aprobación del presupuesto general del estado, la educación y la seguridad

93 Ayala Mora, Enrique, et. all., Historia Nacional, Fascículo 33, El Comercio, Quito, 2005, pág. 263.94 Trató de implementar un plan que había provocado la caída de Argentina y con el mismo director de orquesta, el “sabio” Domingo Cavallo.95 Su hijo “Jacobito” celebró su “primer millón de dólares” en el Hotel Crown Plaza en Quito, luego de haber dirigido un departamento de las Aduanas.96 Creando una nueva figura jurídica pues esta no existía en la Constitución.

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social.

Alarcón gobernó hasta agosto de 1998, en medio de circunstancias complejas, como una aguda crisis fiscal provocada por un descenso en los ingresos petroleros; acusaciones de corrupción que determinaron la salida del ministro de Gobierno, César Verduga97, y una compleja negociación del diferendo territorial con el Perú, que logró importantes avances.

Los resultados del gobierno interino son tan malos que son apenas comparables con los del bucaramato, por su negligencia, sus veleidades y por los escándalos de corrupción, por su desgobierno, y en suma por la irresponsabilidad de Alarcón al acceder al poder cuando no estaba preparado para ejercerlo. Alarcón se opuso a la publicación de la nueva Constitución, sin embargo ésta entró en vigencia el 10 de agosto de 1998, día en que se posesionó el nuevo presidente, Jamil Mahuad.

4.8. Jamil Mahuad Witt.

Jamil Mahuad apoyado por su partido político, la Democracia Popular y por el partido Social Cristiano, logró un estrecho triunfo sobre el magnate bananero candidatizado por el Partido Roldosista Ecuatoriano, Alvaro Noboa.

Heredero de los malos manejos de Bucaram y Alarcón, argumentó en su favor el derecho a informarse y tomarse un tiempo prudencial para conocer todos los problemas para luego enfrentarlos. Sin embargo, casi de inmediato se dieron medidas económicas de ajuste y corte privatizador, como la eliminación de los subsidios al gas, electricidad y diesel, como parte de un plan macroeconómico más completo.

El 26 de octubre de 1998, el Ecuador y el Perú firmaron el Acta de Brasilia que selló la paz entre los dos países, con la presencia de los presidentes de Argentina, Chile, Bolivia y Colombia, los reyes de España, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos, y los delegados personales del presidente de los Estados Unidos y del Papa Juan Pablo II. Dicho arreglo ratificó la frontera establecida en 1942 y sentó las bases para el comercio, la navegación y la integración fronteriza; iniciándose una nueva etapa en la historia internacional del país.

El gobierno debió afrontar el agudizamiento de la crisis económica. Con notoria incompetencia dejó crecer los conflictos y sacrificó a la mayoría nacional para proteger los intereses de los banqueros que financiaron su campaña. Decretó un feriado bancario y una congelación de depósitos, afectando a cientos de miles de personas.

Para congraciarse con el gobierno yanqui, entregó sin beneficio alguno para el Ecuador, y renunciando a la soberanía nacional, la base aérea de Manta.

Frente al descontrol económico y a una inflación que llevó al dólar costar más de veinte mil sucres, por presión de poderosos intereses decretó la dolarización

97 Casos como el de los “gastos reservados” o el del “hombre del maletín”, etc.

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de la economía nacional, sin estudios técnicos ni preparación alguna, para evitar su caída; y fijó inconsultamente su valor en veinticinco mil sucres.

Se levantó entonces una vigorosa reacción nacional. El presidente entonces intentó proclamarse dictador con la ayuda de los altos mandos militares, pero ellos tenían su propio plan dictatorial. Una movilización indígena apoyada por oficiales medios de las Fuerzas Armadas derrocó a Mahuad el 21 de enero de 2000, logrando éste huir del país. Se proclamó una junta y luego un triunvirato98, que solo duró unas horas. En la madrugara del 22 se posesionó del mando el vicepresidente de la República, Gustavo Noboa Bejarano99.

4.9. Últimos acontecimientos.

Noboa planteó una política de apaciguamiento. Mantuvo la dolarización, se esforzó por bajar la inflación y realizó varias reformas presupuestarias y fiscales restrictivas, planteadas por el Fondo Monetario Internacional (F. M. I.), que requirieron del apoyo de la derecha socialcristiana en el Congreso, donde el gobierno no tuvo mayoría, buscando, por ello, acuerdos puntuales para cada asunto. Promovió no sin fuertes cuestionamientos, varias negociaciones petroleras y la construcción del oleoducto de crudos pesados (O. C. P.).

En el año 2002 ganó las elecciones el Crnl. Lucio Gutiérrez Borbúa, líder del golpe del 21 de enero de 2000 y ex edecán de Abdalá Bucaram. Sus propuestas electorales que combinaban el radicalismo con ofertas populistas, el apoyo de su partido, Partido Sociedad Patriótica, Pachakutik y Movimiento Popular Democrático, le dieron el triunfo.

Desde su inicio, el gobierno abandonó su orientación, se identificó con las políticas norteamericanas de Mr. George Bush Jr. y apoyó el Plan Colombia del gobierno del vecino país. De visita en Washington, Gutiérrez se declaró “el mejor aliado de Estado Unidos”.

En pocos meses se asoció al Partido Social Cristiano. El Movimiento Popular Democrático y Pachakutik salieron del gobierno. Con una favorable coyuntura económica por la elevación de los precios del petróleo, Gutiérrez aplicó políticas clientelares y promovió la división indígena y popular.

A fines del 2004 se alió con el Partido Roldosista Ecuatoriano y con el PRIAN, de su adversario Álvaro Noboa, y se enfrentó a Febres Cordero y los socialcristianos, cuyo predominio en el Congreso, la Corte Suprema de Justicia y en otros organismos fue desmantelado mediante cuestionadas decisiones de una mayoría parlamentaria en la cual participaron fuerzas afines al régimen y otros sectores políticos.

En los primeros meses del 2005, Gutiérrez enfrentó una creciente oposición, agudizada por los manejos de la Corte Suprema, el retorno del líder populista

98 El triunvirato lo conformaban Carlos Solórzano Constantine, a la sazón presidente de la Corte Suprema de Justicia; Crnl. Lucio Gutiérrez, representante de los mandos medios que habían tomado parte en el derrocamiento de Mahuad; y, Antonio Vargas, representante del movimiento indígena.99 Ayala Mora, Enrique, et. all., Historia Nacional, Fascículo 33, El Comercio, Quito, 2005, pág. 264.

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Abdalá Bucaram, el rechazo a la corrupción y la arbitrariedad en el gobierno. Un levantamiento masivo de la ciudad de Quito empujó a las Fuerzas Armadas a desconocer al Gobierno y al Congreso a destituir al Presidente, quien, el 20 de abril fue reemplazado por el vicepresidente Dr. Alfredo Palacio100.

5. Datos importantes.

5.1. Índice de Presidentes Constitucionales, Interinos, Encargados, Jefes Supremos y Dictadores del Ecuador.

1) Juan José Flores, Jefe de la Administración del Estado del Sur de Colombia (13 de mayo de 1830 – 14 de agosto de 1830); Presidente Provisional (14 de agosto de 1830 – 22 de septiembre de 1830).2) JUAN JOSÉ FLORES, Presidente del Estado del Ecuador (22 de septiembre de 1830 – 10 de septiembre de 1834).3) Vicente Rocafuerte, Jefe Supremo, Guayaquil (10 de septiembre de 1834 – 22 de junio de 1835).4) José Félix Valdivieso, Jefe Supremo región Sierra (12 de junio de 1834 – 18 de enero de 1835).5) VICENTE ROCAFUERTE, Presidente Constitucional (8 de agosto de 1835 – 31 de enero de 1839).6) JUAN JOSÉ FLORES, Presidente Constitucional (1 de febrero de 1839 – 15 de enero de 1843).7) JUAN JOSÉ FLORES, Presidente Constitucional (1 de abril de 1843 – 6 de marzo de 1845).8) Gobierno Provisorio, Guayaquil: José Joaquín de Olmedo, Vicente Ramón Roca, Diego Noboa (6 de marzo – 8 de diciembre de 1845).9) VICENTE RAMÓN ROCA, Presidente Constitucional (8 de diciembre de 1845 – 15 de octubre de 1849).10)Manuel de Ascázubi, Vicepresidente Constitucional encargado del Poder Ejecutivo (16 de octubre de 1849 – 7 de diciembre de 1850).11)Diego Noboa, Jefe Supremo, Guayaquil (2 de marzo – 7 de diciembre de 1850).12)Antonio Elizalde, Jefe Supremo, Manabí y Cuenca (15 de junio – 7 de diciembre de 1850).13)Diego Noboa, Presidente Interino (8 de diciembre de 1850 – 25 de febrero de 1851).14)DIEGO NOBOA, Presidente Constitucional (26 de febrero de 1851 – 13 de septiembre de 1851).15)José María Urvina, Jefe Supremo (24 de julio de 1851 – 17 de julio de 1852).16)JOSÉ MARÍA URVINA, Presidente Constitucional (6 de septiembre de 1852 – 15 de octubre de 1856).17)FRANCISCO ROBLES, Presidente Constitucional (16 de octubre de 1856 – fines de 1859).18)Gobierno Provisorio, Quito. Gabriel García Moreno, Jerónimo Carrión, Pacífico Chiriboga (1 de mayo de 1859 – 10 de enero de 1861).19)Jerónimo Carrión, Cuenca. Vicepresidente Constitucional reconocido como Jefe de Gobierno (6 de marzo de 1859).20)Manuel Carrión Pinzano, Jefe del Distrito Federal Lojano (17 de septiembre de 1859).21)Guillermo Franco, Guayaquil. Jefe Supremo (17 de septiembre de 1859 – 24 de septiembre de 1860).22)Gabriel García Moreno, Presidente Interino (17 de enero – 2 de abril de 1861).23)GABRIEL GARCÍA MORENO, Presidente Constitucional (2 de abril de 1861 – 30 de agosto de 1865).

100 Ayala Mora, Enrique, et. all., Historia Nacional, Fascículo 33, El Comercio, Quito, 2005, pág. 264.

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24)JERÓNIMO CARRIÓN, Presidente Constitucional (7 de septiembre de 1865 – 6 de noviembre de 1867).25)Pedro José Arteta, Encargado del Poder (7 de noviembre de 1867 – 20 de enero de 1868).26)JAVIER ESPINOSA, Presidente Constitucional (20 de enero de 1868 – 19 de enero 1869).27)Gabriel García Moreno, Presidente Interino (17 de enero de 1869 – 16 de mayo de 1869).28)Manuel de Ascázubi, Presidente Interino (16 de mayo de 1869 – 10 de agosto de 1869).29)GABRIEL GARCÍA MORENO, Presidente Constitucional (10 de agosto de 1869 – 5 de agosto de 1875).30)Francisco Xavier León, Ministro de lo Interior, Encargado del Poder (6 de agosto – 6 de octubre de 1875).31)José Xavier Eguiguren, Ministro de lo Interior, Encargado del Poder (16 de septiembre – 9 de diciembre de 1875).32)ANTONIO BORRERO CORTÁZAR, Presidente Constitucional (9 de diciembre de 1875 – 8 de septiembre de 1876).33)Ignacio de Veintimilla, Jefe Supremo (8 de septiembre de 1876 – 26 de enero de 1878).34)IGNACIO DE VEINTIMILLA, Presidente Constitucional (21 de abril de 1878 – 26 de marzo de 1882).35)Ignacio de Veintimilla, Jefe Supremo (26 de marzo de 1882 – 10 de enero de 1883).36)Gobierno Provisorio, Quito, Gral. Agustín Guerrero, Dr. Luis Cordero, Sr. Rafael Pérez Pareja, Dr. Pablo Herrera, Sr. José María Plácido y Caamaño (14 de enero – 15 de octubre de 1883).37)Eloy Alfaro, Jefe Supremo de Manabí y Esmeraldas (5 de junio de 1883 – 5 de octubre de 1883).38)Pedro Carbo, Jefe Supremo de Guayaquil (10 de julio de 1883 – 15 de octubre de 1883).39)José María Plácido y Caamaño, Presidente Interino (15 de octubre de 1883 – 10 de febrero de 1884).40)JOSÉ MARÍA PLÁCIDO Y CAAMAÑO, Presidente Constitucional (10 de febrero de 1884 – 30 de junio de 1888).41)ANTONIO FLORES JIJÓN, Presidente Constitucional (17 de agosto de 1888 – 30 de junio de 1892).42)LUIS CORDERO CRESPO, Presidente Constitucional (1 de julio de 1892 – 16 de abril de 1895).43)Vicente Lucio Salazar, Vicepresidente encargado del Poder Ejecutivo (16 de abril de 1895).44)Eloy Alfaro, Jefe Supremo (5 de junio de 1895 – 9 de octubre de 1896).45)Eloy Alfaro, Presidente Interino (9 de octubre de 1897 – 17 de enero de 1897).46)ELOY ALFARO, Presidente Constitucional (17 de enero de 1897 – 31 de agosto de 1901).47)LEONIDAS PLAZA GUTIERREZ, Presidente Constitucional (1 de septiembre de 1901 – 31 de agosto de 1905).48)LIZARDO GARCÍA, Presidente Constitucional (1 de septiembre de 1905 – 15 de enero de 1906).49)Eloy Alfaro, Jefe Supremo (16 de enero – 9 de octubre de 1906).50)Eloy Alfaro, Presidente Interino (9 de octubre de 1906 – 1 de enero de 1907).51)ELOY ALFARO, Presidente Constitucional (1 de enero de 1907 – 11 de agosto de 1911).52)Carlos Freile Zaldumbide, Encargado del Poder (11 de agosto – 31 de agosto de 1911).53)EMILIO ESTRADA, Presidente Constitucional (1 de septiembre – 21 de diciembre de 1911).54)Carlos Fraile Zaldumbide, Encargado del Poder (22 de diciembre de 1911 – 5 de marzo de 1912).

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55)Flavio Alfaro, Jefe Supremo, Esmeraldas (22 de diciembre de 1911).56)Pedro J. Montero, Jefe Supremo, Guayaquil (28 de diciembre de 1911).57)Francisco Andrade Marín, Encargado del Poder (6 de marzo de 1912 – 1 de agosto de 1912).58)LEONIDAS PLAZA GUTIÉRREZ, Presidente Constitucional (1 de septiembre de 1912 – 31 de agosto de 1916).59)ALFREDO BAQUERIZO MORENO, Presidente Constitucional (1 de septiembre de 1916 – 31 de agosto de 1920).60)JOSÉ LUIS TAMAYO, Presidente Constitucional (1 de septiembre de 1920 – 31 de agosto de 1924).61)GONZALO S. CÓRDOVA, Presidente Constitucional (1 de septiembre de 1924 – 9 de julio de 1925).62)Junta de Gobierno Provisional, Quito. Rafael Bustamante, Luis Napoleón Dillon, Francisco Gómez de la Torre, Pedro Pablo Garaicoa, Francisco Bolona, Francisco Arízaga Luque (10 de julio de 1925 – 9 de enero de 1926).63)Junta de Gobierno Provisional, Quito. Julio Moreno, Homero Viteri, Isidro Ayora, Humberto Albornoz, Adolfo Hidalgo, José Gómez (10 de enero – 31 de marzo de 1926).64)Isidro Ayora, Presidente Interino (3 de abril de 1926 – 17 de abril de 1929).65)ISIDRO AYORA, Presidente Constitucional (17 de abril de 1929 – 24 de agosto de 1931).66)Luis Larrea Alba, Ministro de Gobierno Encargado del Poder, (24 de agosto – 15 de octubre de 1931).67)Alfredo Baquerizo Moreno, Presidente del Senado Encargado del Poder (15 de octubre de 1931 – 27 de agosto de 1932).68)Carlos Freile Larrea, Ministro de Gobierno Encargado del Poder (28 de agosto – 1 de septiembre de 1932).69)Alberto Guerrero Martínez, Presidente del Senado Encargado del Poder (2 de septiembre – 4 de diciembre de 1932).70)JUAN DE DIOS MARTÍNEZ MERA, Presidente Constitucional (5 de diciembre de 1932 – 19 de octubre de 1933).71)Abelardo Montalvo, Ministro de Gobierno Encargado del Poder (20 de octubre de 1933 – 31 de agosto de 1934).72)JOSÉ MARÍA VELASCO IBARRA, Presidente Constitucional (1 de septiembre de 1934 – 21 de agosto de 1935).73)Antonio Pons, Ministro de Gobierno Encargado del Poder (21 de agosto – 25 de septiembre de 1935).74)Federico Páez, Jefe Supremo (26 de septiembre de 1935 – 23 de octubre de 1937).75)Alberto Enríquez Gallo, Jefe Supremo (23 de octubre de 1937 – 10 de agosto de 1938).76)Manuel María Borrero, Presidente Interino (10 de agosto – 1 de diciembre de 1938).77)AURELIO MOSQUERA NARVÁEZ, Presidente Constitucional (2 de diciembre de 1938 – 17 de noviembre de 1939).78)Carlos Arroyo del Río, Presidente del Senado Encargado del Poder (18 de noviembre – 10 de diciembre de 1939).79)Andrés F. Córdova, Presidente de la Cámara de Diputados Encargado del Poder (11 de diciembre de 1939 – 10 de agosto de 1940).80)Julio E. Moreno, Presidente del Senado Encargado del Poder (10 al 31 de agosto de 1940).81)CARLOS ARROYO DEL RÍO, Presidente Constitucional (1 de septiembre de 1940 – 28 de mayo de 1944).82)José María Velasco Ibarra, Presidente Interino (1 de junio al 10 de agosto de 1944).83)JOSÉ MARÍA VELASCO IBARRA, Presidente Constitucional (10 de agosto de 1944 – 30 de marzo de 1946).84)José María Velasco Ibarra, Presidente de la República (30 de marzo – 10 de agosto de 1946).85)JOSÉ MARÍA VELASCO IBARRA, Presidente Constitucional (hasta el 23 de

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agosto de 1947).86)Carlos Mancheno, Presidente de la República (23 de agosto – 2 de septiembre de 1947).87)MARIANO SUÁREZ VEINTIMILLA, Presidente Constitucional (2 al 16 de septiembre de 1947).88)CARLOS JULIO AROSEMENA TOLA, Presidente Constitucional (16 de septiembre de 1947 – 31 de agosto de 1948).89)GALO PLAZA LASSO, Presidente Constitucional (1 de septiembre de 1948 – 31 de agosto de 1952).90)JOSÉ MARÍA VELASCO IBARRA, Presidente Constitucional (1 de septiembre de 1952 – 31 de agosto de 1956).91)CAMILO PONCE ENRÍQUEZ, Presidente Constitucional (1 de septiembre de 1956 – 31 de agosto de 1960).92)JOSÉ MARÍA VELASCO IBARRA, Presidente Constitucional (1 de septiembre de 1960 – 7 de noviembre de 1961).93)CARLOS JULIO AROSEMENA MONROY, Presidente Constitucional (7 de noviembre de 1961 – 11 de julio de 1963).94)Junta Militar de Gobierno, Quito. Contralmirante Ramón Castro, General Luis Cabrera, Coronel Guillermo Freire, General Marcos Gándara (el Coronel Freire fue separado el 29 de noviembre de 1965) (11 de julio de 1963 – 28 de marzo de 1966).95)Clemente Yerovi Indaburo, Presidente Interino (29 de marzo de 1966 – 16 de noviembre de 1966).96)Otto Arosemena Gómez, Presidente Constitucional Interino (16 de noviembre de 1966 – mayo de 1967).97)OTTO AROSEMENA GÓMEZ, Presidente Constitucional (mayo de 1967 – 31 de agosto de 1968).98)JOSÉ MARÍA VELASCO IBARRA, Presidente Constitucional (1 de septiembre de 1968 – 22 de junio de 1970).99)José María Velasco Ibarra, Presidente de la República (22 de junio de 1970 – 16 de febrero de 1972).100) Guillermo Rodríguez Lara, Presidente de la República (16 de febrero de 1972 – 12 de enero de 1976).101) Consejo Supremo de Gobierno. Vicealmirante Alfredo Poveda Burbano, Gral. Guillermo Durán Arcentales, Gral. Luis Leoro Franco (12 de enero de 1976 – 10 de agosto de 1979).102) JAIME ROLDÓS AGUILERA, Presidente Constitucional (10 de agosto de 1979 – 24 de mayo de 1981).103) OSWALDO HURTADO LARREA, Presidente Constitucional (24 de mayo de 1981 – 10 de agosto de 1984).104) LEÓN FEBRES CORDERO, Presidente Constitucional (10 de agosto de 1984 – 10 de agosto de 1988).105) RODRIGO BORJA CEVALLOS, Presidente Constitucional (10 de agosto de 1988 – 10 de agosto de 1992).106) SIXTO DURÁN BALLÉN, Presidente Constitucional (10 de agosto de 1992 – 10 de agosto de 1996).107) ABDALÁ BUCARAM ORTIZ, Presidente Constitucional (10 de agosto de 1996 – 7 de febrero de 1997). 108) Rosalía Arteaga, Vicepresidenta Encargada del Poder (8 – 11 de febrero de 1997)109) Fabián Alarcón Rivera, Presidente Interino (11 de febrero de 1997 – 10 de agosto de 1998).110) JAMIL MAHUAD WITT, Presidente Constitucional (10 de agosto de 1998 – 21 de enero de 2000).111) GUSTAVO NOBOA, Presidente Constitucional (22 de enero de 2000 - 15 de enero de 2003).112) LUCIO GUTIÉRREZ, Presidente Constitucional (15 de enero de 2003 – 20 de abril de 2005). 113) ALFREDO PALACIO, Presidente Constitucional (20 de abril de 2005 - ...).

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Nota: Se incluyen todas las personas que ejercieron la función de jefes de estado, en secuencia temporal. Después de cada nombre se determina la calidad con la que gobernaron. Los PRESIDENTES CONSTITUCIONALES aparecen con letras mayúsculas. Los Encargados del Poder o Presidentes Interinos bajo régimen legal aparecen en letras mayúsculas y minúsculas. Los gobernantes de hecho aparecen en cursiva101.

5.2. Constituciones de la República.

La inestabilidad y la acción política han ocasionado que nuestro país cambie de Constitución con una frecuencia que no se justifica, a tal punto que, sin contar con las Constituciones de Quito (1812), Guayaquil (1820) y Cuenca (1820), antes de que se proclamara la separación del Ecuador de la Gran Colombia, han regido nada menos que diecinueve Constituciones:

Año Lugar Presidente de la Asamblea

Presidente de la República

1830 Riobamba José Fernández Salvador Juan José Flores1835 Quito José Joaquín de Olmedo Vicente Rocafuerte1843 Quito Francisco Marcos Juan José Flores1845 Cuenca Pablo Merino Vicente Ramón Roca1851 Quito Ramón de la Barrera Diego Noboa1852 Guayaquil Pedro Moncayo José María Urvina1861 Quito Juan José Flores Gabriel García Moreno1869 Quito Rafael Carvajal Gabriel García Moreno1878 Ambato José María Urvina Ignacio de Veintimilla1884 Quito Francisco J. Salazar José M. Plácido y Caamaño1897 Quito Manuel B. Cueva Eloy Alfaro1906 Quito Carlos Freile Zaldumbide Eloy Alfaro1929 Quito Agustín Cueva Isidro Ayora1938 Quito Francisco Arízaga Luque Aurelio Mosquera Narváez1945 Quito Francisco Arízaga Luque José María Velasco Ibarra1946 Quito Mariano Suárez V. José María Velasco Ibarra1967 Quito Gonzalo Cordero Crespo Otto Arosemena Gómez1978 Nacional Referéndum Consejo Supremo de

Gobierno1998 Quito Oswaldo Hurtado Larrea Fabián Alarcón Rivera

6. Bibliografía

1. Ayala Mora, Enrique, et. all., Historia Nacional, Fascículos 30, 31, 32 y 33, El Comercio, Quito, 2005.2. Ayala Mora, Enrique, Nueva Historia del Ecuador, Vol. 9, Corporación Editora Nacional, Quito, 1996.3. Ayala Mora, Enrique, Nueva Historia del Ecuador, Vol. 10, Corporación Editora Nacional, Quito, 1996.4. Ayala Mora, Enrique, Nueva Historia del Ecuador, Vol. 11, Corporación Editora Nacional, Quito, 1996.5. Ayala Mora, Enrique, Resumen de Historia del Ecuador, Corporación Editora

101 Ayala Mora, Enrique, Resumen de Historia del Ecuador, Corporación Editora Nacional, Quito, 1998, p.

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