lirtudes · 2014-02-22 · unlversidab be mex1cÚ vÍrgenes necias het'arto y distancia...
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UNlvERSiDAb bE MEX1CÚ
VÍRGENES NECIAS
HET'ARTO y DISTANCIA
\lIRTUDES
",<1, "7P111 f'ln allfnriza pi nrin"
ha de jubilarse. A los cuarenta años ~l'
convierte en el marido modelo. j Soledadtodopoderosa! Aun los víajantes de comercio, villanos de opereta, no siempreescapan a tiempo. y caen en d cscotillóndel matrimonio.
El aburrimiento: vano y triste callejónsin salida. Es droga, pero ayuda a seguirtirando. ¿ Qué hacer para conjurarlo? Losque van a ver pasar trenes saben que lacosa no tiene remedio: unos rostros grisesse asoman un segundo al escaparate de laprovincia. Todas las caras son iguales;lueITo esperar el próximo tren qlle llegaráC01~ un cargamento de máscaras velocesc idénticas. ¿Aparecerá una gente quetenga rostro, y no una fotografía movidaenjugar de cabe~a ?, ¿alguien que. no~pueda decir: tú eXIstes, porque yo eXisto ~
MIEDO ANTIGUO
La noche en la provincia exuda terror.Cuando los rezagados vuelven a casa, sumisma sombra, tapete lleno de malas intenciones, se les enreda en los pies. Elcrímen se cuela en todas partes. Los ladrones esperan bajo las camas y los asesinos brotan de las alcantarillas. El vientopone música de fondo a las novelas dt"misterio. Hasta los faroles tienen aspectotorvo y vicioso, como astros sedientos desangre. No hay faroles más fríos, durosy opacos, que los de la provincia; constituyen una descarada invitadón al suicidio.
y ¿ los árboles? Son vampiros que Sealimentan de sangre humana: la mayoríade los árboles provincianos son genealógicos. Arboles genealógicos para ejecuta l'
en las ramas a los oscuros antepasado:,.El olvido es la única arma defensiva delos vivientes. A veces se intenla encarcelar a los árboles verdaderos -paganjustos por pecadores- en ridículas jaujasenanas; pero más que presos parecen señoras encorsetadas. Otras ,"eces la justicia se contenta con uniformarlos, como alos presos, en falditas blancas. Y cuandose conocen bien los árboles gencalógicos.se puede sospechar que las raíces del micdo son muy profundas.
LADE
VICIOS Y
PROVINCIAPor Carlos VALDES
CALLEJÓN SIN SALTOA
La plática se eterniza inútilmente juntoa.1a taza de café y las colillas; el tediot ¡:Il1':l fa sobre la .barroca ~Iocuencia pro,"1\1Clana. Es terrible el OCIO: abismo queelevara a hijos pródigos y señoritos. Ellosmantienen la dignidad romántica con susfrentes pálidas de amores imposibles, yla ayuda no confesada del diccionario del;¡ rima. Pero está cAcrito ql1e don lllan
Las provincianas no se entregan porel escote del vestido; pero seducen lJ1ásque manzanas envueltas en papel de china.Manzanas del misterio, porque el misterioconstituye la máxima atracción. Provincianas tibias como plumeros y amablescomo esponjas, empeñadas en la ingenuaprovocación: la coquetería de las niñasbobas causa mayores estragos. Vírgenesnecias que dejan empañar sus lámparas(alumbrado ineficaz: luz justa para mirar sin ser visto). Vírgenes que sueñancon príncipes azules; pero si la oportunidad llama a sus puertas, no pierdenel tiempo, se transforman en matronas.j Cualquier cosa con tal de poblar la sokdad!
En provincia sólo hay dos clases d~mujeres: gallinas cluecas y solteronas¡rredentas. ¿ Quién no teme a las tías--agrias y resecas como limones viejosque. ,se levantan a .la primera misa? y<qUien no se en~oclOna ante las torpes¡meas que anuncian el porvenir: niños,jardines, novios, madres y nodrizas?
LA T'ROVI!\ClA es la porción que nostoca en el reparto del pastel territorial; distribución de premios úni
ca, en la que ql.ledamos sati~fecho~ h~st;¡los golosos y eXigentes. ¿Que provmclanono está orgulloso de serlo?
La provincia, como los toros, se apreciade lejos mejor y con más seguridad. j\medida que aumenta la lejanía (potentelevadura, la nostalgia) se activa el proceso de embellecimiento. Distancia: salónde belleza que garantiza los resultados.Vista de cerca la provincia es sórdida ysorprendente como la encantadora desconocida que amanece con cara de esposa.La provincia: mujer contradictoria. Almismo tiempo generosa y mezquina, absorbente y cruel, embrutecedora y calmante, celosa y olvidadiza, lasciva y casta.Alguien nos ha jugado una broma: delsombrero mágico donde debería brotar unhermoso conejo (quizá el de Alicia en elPaís de las Maravillas), sólo aparece ungato común y corriente, un animalito hogareño, hábil en abrirse paso con susgarras hasta nuestro corazón sensiblero.Quien ha vivido o nacido en provincianunca pierde completamente el aire atemorizado; el recuerdo le duele como viejas heridas de la batalla familiar.
"//11(/ másrnm filtre las otro;r"
inerte, no son tierra. Machado es poetade alta y generosa inspiración. Cuandoen una de las zonas marginales de suamplia poesía la carga írónica y reflexivade sus versos crezca a tal punto que debaceder a la prosa parte de su riqueza,veremos nacer este diario travieso, tesorode alegría y de meditación. El Juan deM airl'na se ahonda y florece como nuncaen los años de la guerra civil. Y la edición final -póstuma- de este libre diccionario filosófico podrá ofrecernos así,envuelta en un humorismo grave e incitante, su cosecha sin par: admirables sentencias del profesor apócrifo sobre elpueblo y los señoritos, sobre Inglaterray Alemania, sobre guerra y paz, sobreideas y creencias, sobre cristianismo ycomunismo, sobre Bergson y Heidegger,sobre Cristo y los sacristanes, sobre laola de cil~is1l10 que amenaza a~ mundo,sobre la Vida y muerte de Espana, sobre"el maestro Unamuno", a quien se consagran los últimos renglones del libro.
En la amistad, en la poesia, y en la reflexión conmovic!fl se encontraron felizmente Unamuno y Machado. Tambiénla muerte los unió. Ambos se vieron desgarrados por el desgarramiento de España: apasionados y clarividentes cadacual lo sufrió a su modo. A ambos tendráque acudir, como a testigos supremos, elhistoriador de la conciencia española. Ytendrá que interrogar una y otra vezno sólo los versos de Antonio Machado'sino las prosas de Juan de Mairena, ge~nial invención de un poeta "luminoso yproftlnr!o".
illlpue~t() y t'xptlt'~to, Y ha~ta eso de que'e nos rcvele como auténtico y radicalfilosofar lo que a primera vista pareceejercicio de humorismo antiiilosófico, esotambién debe ser secreto de raza: de razaacostumbrada ;1 lanzarse en busca deoriente volviendo hacia occidente la proade sus carabeb~,
Así vio Rubén Dario al jO\'{'n ¡'\ntonioMachaoo ('n n rOlllo errollle:
1:'ra lmninuso y profal/doromo era hombre de ¡mena fl',
y a~i en Opiniones: "Ha escrito poco ymeditado mucho. Su vida es la de unfilósofo estoico. Sabe decir sus ensueñosen frases honda!'. Se interna en la existencia de las cosas, en 1;1 naturaleza. Talverso suyo sobre la tierr;1 habría encantado a Lucrecio·'.
Sólo que Mach;1do ha ~abiJo crecermaravillosamenté, Su buena fe no es ladel simple; las cosas en cuya existenci.lse ínterna su poe"ía no ~on naturaleza
UNtVERsIDAD DE MEXICü 19
está ocupado. Los patriarcas, en las bancas de la plaza, autorizan con su ejemploel ocio de la juventud.
Parece que una activa organizació~ fomenta y protege el ocio en sus expresIOnesmás refinadas. Los flojos se asocian encirculos que son respetados por sus reuniones. en las cuales sólo se ha llegadoal unánime acuerdo de no asistir a ellas.Si no fuera porque el trabajo es un vicioarraigado en las costumbres de! hombre,ya 10 hubieran abolido. La flojera cuentacon sus filósofos, hombres de ciencia, ycon decididos campeones de la ley delmenar esfuerzo, quienes pretenden implantarla en todo su vigor. Los teóricosse quiebran la cabeza ideanelo un sistemaele trabajo que rinda el mayor número dehoras inactivas. Por su parte los teólog'Jsdel divino descanso hacen llover máximassobre los fieles para inculcar el sano temor: "El trabajo es el padre de todoslos vicios." "El flojo y e! mezquino noandan dos veces e'l camino", etc. Así,mediante el sencillo proceso de enseñarla otra cara de los refranes, demuestran'lue el pueblo siempre ha vivido en laignorancia.
PLANTA DE SUM Il,RA
La lujuria sin las alas de la imaginación resulta inofensiva, más bien ridícula.Como el globo desinflado pierde el prestig-io. No requiere el rótulo consabido:"lJsese exclusivamente por prescripción ybajo la vigilancia médica." Los castos ylos don Juanes no poseen fantasía.
La provincia saborea en secreto el pecado que prospera en los rincones; lalujuria cuando más se atreve a espiar elpaso ondulante de las muchachas. Alcanzar la lujuria implica ascetismo: la privación de placercs menores y el ejercicioconstante ele la fantasía. Su conquistase prepara con idéntíco fervor que el campeonato deportivo. Ningún sacrificio resulta vano; la frente del lujurioso brillapurisima como estrella.
No obstante la provincia es timorata:se escandaliza hasta de ]a ropa interiorpuesta a secar en sitio visible. LTnos calzoncillos bastan para una protesta pudorosa. Y no hav contradicción; la luiuria es planta éle sombra y traspatio.impropia para el exhibicionismo. Sólo el;1oocenado cspíritu cincmalOgráfico pretcnde t('nUr a los solitarios con escenas
CONTRA ))ILIGENCIA. PEREZA
-rOLO 1<.
"1'11 pr07Jint:ia la vida aún corre falltasmal por Cfl1/.I'I'S "I'ofundos .v teHebrosos"
-Foto 1.<. SaJa zar"los ¡'obres cubren las apariencias"
N o es pecado no hacer nada, sino unac~rrera que proporciona medallas y certifIcados de nobleza. Sus materias se cursa~ al aire libre: en los jardines, a lasabda de los templos, en las puertas deI~s ~afés. ~a. pereza es el opi~ de la. pro\'InCIa: rehg-lOll que se practIca ablertamentc. Xi siquiera se debe fingir que se
cados secretos. Aqui se aprecia aún ]avoluptuosidad masoquista de condenarseal fuego eterno -los castigos y Jos amores son eternos-o La gente no cometeerrores, sino pecados; sigue prefi riendo laoscura magia del confesor a la inmaculada ciencia del psiquíatra; nadie hacetibias confidencias, sino cálidas confesiones; al psicoanalista, con su mandilblanco, se le considera un señor que sededica a lavar los pañales de la infanciaque el adulto ha olvidado en algún rincánde la conciencia. En provincia la vida aúncorre fantasmal por cauces profundos ytenebrosos, conserva la antigua palpitación de los tiempos heroicos, cuando seluchaba en las tinieblas, sin preguntar sie! adversario era animal, ángel o demonio.
RELOJES y CAMPANAS
Las horas se detienen en las cuatro esquinas sin decidirse por ninguna; lascaJles desembocan fatalmente cn el campo.Parece que aún miden el tiempo con relojes de arena. Los otros, los de cuerda,hace mucho que están parados; nadie havuelto a consultarlos desde que las manecillas se trabaron en un bostezo interminable. Además, ¿para qué se necesitareloj donde las campanas repican cadacuarto de hora? Hay campanas de todascIases y tamaños que compitcn entre sí.Verdadera riña de vecindad, en la cuallo más incierto es el resultado. Lo únicoprevisible es que las campanas gordas sebatirán en retirada, cuanclo las pequeñas,que tienen muy mal genio, alcen las voces agudas y rápidas; igual que los maridos pachorrudos se callan prudentemente, cuando hablan sus esposas diminutasy explosivas.
¿ ANGEL o DEMONIO?
COMPÁS REACCIONARIO
La provincia vive a deshora; se empecina, como la solterona, en las modasde ayer. En ningún otro lado florecenmás lozanos retratos de abuelos barbudos.Hasta los niños juegan en una atmósferade naftalina y muebles apolillados. Laprovincia, rústico que reparte pisotonesen el baile, no sabe llevar el compás delprogreso.
La provincia es un gran museo: lasmujeres tienen no sé qué de estatuas ylas estatuas son tan imperfectas y sorprendentes como mujeres. Los hombres.en cambio, demasiado concretos y realistas, parecen el retrato de sí mismos cuando conservaban el pelo intacto. La provincia posee una colección rozagante dcviejos desesperadamente verdes contra toda esperanza. Hay también algunos criados (¡ heroica resistencia al tiempo!) quesobrepasan en años de servicio la edad delos amos. Se puede decir, sin miedo aequivocarse, que comenzaron a servirlosantes de que nacieran, y que continúansirviéndolos después de muertos. Memoriosos porteros de las porterías eternas,se niegan a cerrar las puertas detrás <lelos que parten. La provincia para no olvidar se oscurece de luto: las viudas,pertinaces moscas del recuerdo.
Se encuentran sin trabaio verdaderaspiezas de museo: hay señOl:es que tomanel amor libre tan en serio que, como enlas comedias pasadas de moda, le ponencasa a la querida. En la provincia todavíaexisten ideales talleres donde se confeccionan sombreros adornados de plumasy cintas. Los talleres consumen por materia prima plumas y carne fresca: obreras y aves de! paraíso. L~s obreritas cantan y se alimentan con huevos; no existetónico mejor para la yoz. Los pájarosdesplumados padecen frío y callan. Lasfamilias que se respetan heredan un pianode cola cargado de tradición; pero quedesafina y fastidia, como moscardón, consus monótonas escalas; un piano dondelas niñas aprenden pronto la imperturbable ley que rige el destino, y que luegoes el refugio de la impaciente soltería.
Las virtudes y los peca.dos alcanzan enprovincia.cumbres· heroicas. C9,si siempre,contrariandola-' vanidad· pueblerina, ·las\:irttllies pe l'man0C('Jl. públic<ls y los pe·
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--.I' OlO t<.. ::,alaZar
"dese'mbocan jata/mente 1'11 el calnpo"
amorosas tan falsas como la peluca {lelos actores.
LAS VACAS GORDAS
Los provincianos compensan las privaciones mundanas en una tosca pero vorazretórica culinaria. (La geografía más quede linderos está configurada por guisosregionales.) Cuidan más los secretos decocina que los de Estado. Cada provinciaproclama su superioridad sobre las vecinas, en una polémica que presenta porargumentos las salsa:;, y no vacila en apoyarse en sofismas cochambrosos.
La provincia no guarda la línea: elideal y deleite son las señoras a la Rubens.Mujeres que obtienen sus encendidos colores en la sobremesa, cuando se desabrochan furtivamente el corsé, mientras reparten grasosas sonrisas entre sus admiradores. Aquí la gordura se ve conojos benévolos, no porque: "la atracciónes proporcional al volumen de las masas",razón de mucho peso, pero demasiado obvia para ser verdadera. La gordura revela-aseguran los regionalistas fanáticos- elpatriótico apego a la buena mesa. Encambio a los flacos se les atribuyen segundas intenciones; pero en realidad lasfiguras angulosas son un mudo reprocheal engolosinado amar propio. A la horade la digestión laboriosa, en desquite, lostragones se entregan sin reservas al sueñovindicativo de las vacas gordas que devoran a sus congéneres flacas; los señores de aspecto búdico -yacentes, calvos y barrigones- declaran optimistamente, en medio de nubes casi sagradasde tabaco fino, que la gula bien entendidaes pecado de dioses. Alguien con pocosentido del humor -seguramente un refranero anónimo y rencoroso- dijo quelas tumbas se ven frecuentadas por golosos y dormilones; pero por fortuna elmoralista no podrá negar el derecho incontestable de elegir la propia muerte,mucho más satisfactoria que la ajena.
CHISME y CHOCOLATE
No todo es felicidad. La provincia, tancelebrada por varias generaciones espontáneas de poetas bucólicos, esconde enel casto y maternal seno la maledicencia.J\fonstruo que trahaja en la os\;uridad
de las trastiendas y reboticas, y acaba porenvenenar a medio mundo.
Calumnia, que algo queda, sentencióUn experto en demoler honras. Unascuantas palabras dejadas al azar, como sinquerer, son semilla suficiente para selvasde malos entendimientos. La calumnia esel arma preferida de las mujeres rencorosas: los efectos son corrosivos, y raravez se descubre al francotirador.
La maledicencia se inicia en los lavaderos rabiosos de espuma, y medra a lasombra de los tendederos donde las cuerdas trazan caminos aéreos; luego penetraen la sala donde las señoras linajudasbeben chocolate. Nada más inocente queel chocolate irisado y voluptuoso, perodesde sus márgenes la murmuración crecee inunda el pueblo. La gente conoce lamordedura de la calumnia. El qué diránse convierte en ti rano, paraliza los corazones y hace palidecer los rostros. Elverdugo del pueblo se pasea por las callescon aire funesto, y puntualmente arrojac('niza en el pan qee comerá la inocencia.
Los PL'ERQUITOS
Los provincianos, confundiendo el finy los medios, disfrazan la avaricia conel hábito puritano del ahorro. Los puercos -metáfora plástica no superadaengordan centavo a centavo para que undía los hijos pródigos despilfarren el sustancioso contenido. Las alcancías sientennotable flaqueza por los amantes de 10ajeno, igual que las niñas bien, se dejandeslumbrar por el equívoco prestigio delos truhanes. (Recuérdese: la provinciaperdona cualquier otro pecado, antes queel talento.)
Los provincianos al mismo tiempo sonavaros y derrochadores, ahorran duranteaños para gastarlo todo en una noche deembriaguez y pirotecnia. N o tienen sentido de las proporciones: o se aburrenmortalmente o revientan de alegría. Lafiesta es como la vieja borracha que pretende apurar los posos del placer y después morir.
Gracias a los rígidos principios de laeconomía, en provincia no existe pobreza.Más bien dicho: los pobres cubren lasapariencias: maestros en zurcido y doctores en comer pan y eructar pollo. Lospobres tienen buen cuidado de ocultarse,pues la caridad, señora rimbombante, seencarga de reducir el índice estadísticode los mendigos; muy pocos resistenla saludable dieta a laque los condena laprudencia de los filántropos locales. Si austed le ofrecen boletos para una tómbola, endurezca su corazón, recuerde lasvidas que puede salvar negándose.
EpÍLOGO OPTIMISTA
La provincia es capaz de sobrevivir asus defectos, y' hasta a sus virtudes. Hadado muestras de gran vitalidad y poderregenerador. Soporta las más duraspruebas: las novedades no han conseguido indigestarla.
La provincia cuando se endominga escursi y ruidosa; pero al otro día estarácumpliendo con sus obligaciones. Se parece a la humilde criadita, buena productora de carne de cañón, que barre lasaceras de la mañana, y que con poco pantrabaja mucho. Sueña y trabaja; no esraro que se quede dormida sobre el mango de la escoba. Se defiende de la fatigacon el ensueño; panacea"' de" los -e-spírittl~aooloridos
UNIVERSIDAD DE MEXICO
CESAREZAVATTINI
Por Elena PONIATOWSKA
EN su CUARTO DE HOTEL, con las yentanas bien abiertas, Cesare Zavattini escribe frente a la mesa. La sir
vienta María, de blusa color bugambilia.trapea y quita el polvo. La puerta que daal corredor también está abierta a las miradas de los curiosos.
Zavattini se sienta en un sillón. Ha encendido la radio y los anuncios se sigueninterminablemente unos a otros:
Los pollitos dicen pío, pío, píocuando tienen hambre, cuando tienen frío.los nii1itos dicen: Pep, Pep, Pepcuando tienen ganas de aparpr la sed.
-¡Ecco! Ql/esto e malta carino" Es deCri-Cri ¿ verdad? Me estoy· aquí largashoras oyendo la radio. A veces tocan canciones italianas. pero lo que más me gustaes oir los anuncios. Anoche me pasé lashoras sin clormir y a cada rato escuchaba:"No pague, no pague", con una voz vengativa que me dio mucho en que pensar.Más adelante decían algo así como "Déel corcholatazo", pero no lo entendí muybien. A ver, signorilw, ¿ qué preguntas ibausted a hacerme?
-¿ Cómo y por qué ingresó al cine?--He contestado a esa pregunta por lo
menos tres millones de veces. Siempreque la oigo trato de responder con la mayor precisión posible, sin hacer chistes.Mi contestación es muy larga y a todoslos periodistas les cuento que mi primeraidea cinematográfica fue la idea ele unahuida, de un hombre que huía. Estabaconvencido de que la idea de la fuga esbuena. Siempre he tenido una gran pasión por el cine. Fui profesor en un colegio de Parma e iba a ver las películascon todos los estudiantes. Me encantabanlas de Charles Chaplin y me metía al cinecon todo y discípulos aunque eso estuviera prohibido a los maestros. Hace solamente 20 días que en mi casa de Roma unperiodista extranjero me hizo la mismapregunta. Quisiera yo que no se me hablara siempre de cine, porque a fuerza detanto repetirlo las cosas se gastan; seagotan.
-Pero es que usted es un hombre decine y es normal que las gentes le pregunten acerca de sus películas. ¿Escribeusted los textos definitivos de su películao los enriquece durante la filmación?
-Todos los scripts se escriben de antemano. Sabe usted, hay películas en las queel director utiliza lo que en Italia se llama el copione" Por ejemplo, Rosellinies un tipo que se sirve del script como deuna simple sugerencia, y cambia las cosa~
según sus impulsos y enriqt:ece lapelícula con detalles nuevos. Naturalmente"; haydirectores que siguen elcopiollc al piede la letra. Pero ser director no consisteen traducir o en comunicar, sino en recrear. Puede decirse que la película naceuna segunda vez. En realidad la películatiene dos nacimientos. Primero, cuandose hace el script, y después 'cuando' vuel;.ve a recrearse de una manera' plástica.; Entiende llstedla dependenci:,\ v la in-