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Una selección semanal ofrecida por Copyright © 2012 The New York Times DOMINGO, 25 DE MARZO DE 2012 POR ANDREW JACOBS y PENN BULLOCK PEKÍN E N momENTos EN que el gobierno chino avanza con un proyecto de miles de millones de dólares de inundar el país con cámaras de vigilancia, por lo menos una empresa estadouni- dense puede salir ganando: Bain Capital, la firma de capital de riesgo que fundó mitt Romney, uno de los principales candidatos a la nomina- ción presidencial republicana en los Estados Unidos. Un fondo que administra Bain y en el cual un fondo ciego de la familia Romney tiene valores, compró en diciembre la división de vigilancia por video de una compañía china que afirma ser la proveedora del programa de ciudades seguras del gobierno, un sistema de monitoreo avanzado que permite a las autori- dades observar redes universitarias, hospitales, mezquitas y cines desde puestos de comando centralizados. La compañía propiedad de Bain, Uniview Technologies, produce lo que llama cámaras “infrarrojas anti- motines” y software que permiten a la Policía de diferentes jurisdiccio- nes compartir imágenes en tiempo real a través de Internet. Proyectos anteriores comprendieron un centro de comando de emergencia en Tíbet que “proporciona sólidas bases para el mantenimiento de la estabilidad social y la protección de la vida pací- fica de la población” según el sitio Web de Uniview. Activistas de derechos humanos dicen que en China las cámaras En el trabajo, hemos dado saltos exponenciales en tecno- logía y soporte. El problema es que, para un trabajador indi- vidual, la mejor productividad global en una or- ganización puede no traducirse en una mayor pro- ductividad. Una persona probablemente esté produciendo en la actuali- dad los resultados anteriores de tres, pero no se le paga tres veces más y es posible que se sienta menos productiva que nunca. Puede parecer una paradoja, pero nuestras nuevas herramientas para la productividad están debili- tando nuestra capacidad para conseguir que el trabajo se ha- ga. La cantidad abrumadora de opciones que crean nos está paralizando. Lo que hace falta es un sis- tema que genere espacio para pensar, reflexionar, revisar e integrar y para conectar los puntos. En mi trabajo de consultor escucho comentarios como: “Estoy abrumado, y con todos los cambios que se están produciendo acá, es cada vez peor. No me alcanzan las horas del día para hacer mi trabajo”. “Tengo nuevas responsa- bilidades que demandan una reflexión creativa y estratégi- ca, pero no puedo llegar a eso”. “Recibo demasiados e- mails, y con las urgencias del día a día, estoy cada vez más atrasado”. Puede ser una receta para la frustración, ya que los emplea- dos se sienten abrumados por el avance de sus empresas. Y los problemas y la logística de la vida personal de los trabaja- dores agregan un nivel más de complejidad. Entonces, teniendo en cuenta todos estos obstáculos, ¿cómo podemos llegar a tener la sensación de que estamos haciendo lo que debemos hacer, con una idea de control IntelIgencIA: la próxima centuria de Brasi l, página 2 Tecnología que invade FOTOGRAFÍAS DE KEITH BEDFORD PARA THE NEW YORK TIMES Parálisis por exceso de opciones Sigue en la página 4 Sigue en la página 5 El plan chino de vigilancia con aporte de EE.UU. 9 cIencIA y tecnologíA Tesoros de nómadas revelan rica cultura. 11 Arte y estIlo Danza revive las raíces de la India misteriosa. 3 el mundo Prisiones de América Latina, llenas al tope. DAVID ALLEN ensAyo En China, carteles y cámaras en postes recuerdan a la gente que está bajo vigilancia. Al combinar la vigilancia con video, telefonía celular e Internet, China trata de crear un sistema de monitoreo infalibre.

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  • Una seleccin semanal ofrecida porCopyright 2012 The New York TimesDomingo, 25 DE marzo DE 2012

    POR ANDREW JACOBS y PENN BULLOCK

    Pekn

    EN momENTos EN que el gobierno chino avanza con un proyecto de miles de millones de dlares de inundar el pas con cmaras de vigilancia, por lo menos una empresa estadouni-dense puede salir ganando: Bain Capital, la firma de capital de riesgo que fund mitt Romney, uno de los principales candidatos a la nomina-cin presidencial republicana en los Estados Unidos.

    Un fondo que administra Bain y en el cual un fondo ciego de la familia Romney tiene valores, compr en diciembre la divisin de vigilancia por video de una compaa china que afirma ser la proveedora del programa de ciudades seguras del gobierno, un sistema de monitoreo

    avanzado que permite a las autori-dades observar redes universitarias, hospitales, mezquitas y cines desde puestos de comando centralizados.

    La compaa propiedad de Bain, Uniview Technologies, produce lo que llama cmaras infrarrojas anti-motines y software que permiten a la Polica de diferentes jurisdiccio-nes compartir imgenes en tiempo real a travs de Internet. Proyectos anteriores comprendieron un centro de comando de emergencia en Tbet que proporciona slidas bases para el mantenimiento de la estabilidad social y la proteccin de la vida pac-fica de la poblacin segn el sitio Web de Uniview.

    Activistas de derechos humanos dicen que en China las cmaras

    En el trabajo, hemos dado saltos exponenciales en tecno-loga y soporte. El problema es que, para un trabajador indi-vidual, la mejor productividad

    global en una or-ganizacin puede no traducirse en una mayor pro-ductividad.

    Una persona probablemente

    est produciendo en la actuali-dad los resultados anteriores de tres, pero no se le paga tres veces ms y es posible que se sienta menos productiva que nunca. Puede parecer una paradoja, pero nuestras nuevas herramientas para la productividad estn debili-tando nuestra capacidad para conseguir que el trabajo se ha-ga. La cantidad abrumadora de opciones que crean nos est paralizando.

    Lo que hace falta es un sis-tema que genere espacio para pensar, reflexionar, revisar e integrar y para conectar los puntos.

    En mi trabajo de consultor escucho comentarios como:

    Estoy abrumado, y con todos los cambios que se estn produciendo ac, es cada vez peor. No me alcanzan las horas del da para hacer mi trabajo.

    Tengo nuevas responsa-bilidades que demandan una reflexin creativa y estratgi-ca, pero no puedo llegar a eso.

    Recibo demasiados e-mails, y con las urgencias del da a da, estoy cada vez ms atrasado.

    Puede ser una receta para la frustracin, ya que los emplea-dos se sienten abrumados por el avance de sus empresas. Y los problemas y la logstica de la vida personal de los trabaja-dores agregan un nivel ms de complejidad.

    Entonces, teniendo en cuenta todos estos obstculos, cmo podemos llegar a tener la sensacin de que estamos haciendo lo que debemos hacer, con una idea de control

    IntelIgencIA: la prxima centuria de Brasil, pgina 2

    Tecnologa que invade

    fotografas de Keith Bedford para the New YorK times

    Parlisis por exceso de opciones

    Sigue en la pgina 4 Sigue en la pgina 5

    El plan chino de vigilancia con aporte de EE.UU.

    9cIencIA y tecnologA

    Tesoros de nmadas revelan rica cultura. 11

    Arte y estIlo

    Danza revive las races de la India misteriosa.3

    el mundo

    Prisiones de Amrica Latina, llenas al tope.

    DAVID ALLENensAyo

    en China, carteles y cmaras en

    postes recuerdan a la gente que est

    bajo vigilancia. al combinar la vigilancia con

    video, telefona celular e internet,

    China trata de crear un sistema

    de monitoreo infalibre.

  • 2 Domingo, 25 DE marzo DE 2012

    e l m undo

    ThenewYorkTimessepublicasemanalmenTeenlossiguienTesdiarios:sddeuTsche zeiTung, alemania clarn, argenTina aruba TodaY Ybondiaaruba,aruba dersTandard,ausTria TheTribune,bahamas larazn,bolivia folha,brasil ThehamilTonspecTaTorYYToronTosTar,canadla segunda, chile chinadailY, china el especTador, colombia poslovni, croacia delo, eslovenia el pas, espaa Thekorea Times, esTados unidosmanila bulleTin, filipinas le figaro, francia prensa libre, guaTemala The asian age, india la repubblica, iTalia asahi shimbun, japncabo san lucas, diario de YucaTn, el norTe, mural Y reforma, mxico el nuevo diario, nicaragua la prensa, panam The observer, reino unidolisTin diario, repblica dominicana TodaY, singapur Tages-anzeiger, suiza uniTed dailY news, Taiwn sabah,Turqua el observador, uruguaY

    Editor Guatemala: Isaac RamrezContenido, diseo, fotografa e ilustracin: The New York Times

    Ro de JaneiroUn europeo que llegaba a las

    costas estadounidenses en 1950 no poda ignorar que se haba producido el relevo. El poder estadounidense definira el resto del siglo XX; la energa y la con-fianza del pas eran palpables. Hoy, llegar a Brasil tiene parte de ese mismo efecto vertiginoso: la promesa del continente america-no est aqu.

    Cuando llegu por primera vez para conocer un Brasil deprimido en los aos 1980, siempre reaccio-naba cuando me decan que no poda esperar ms que inestabi-lidad en Amrica Latina. Brasil, insista yo, debe verse ms como un EE. UU. tropical su tamao, su diversidad y su cultura del po-demos hacerlo lo demandaban- que como parte de la enfermedad latina de hiperinflacin y fracaso.

    No es que me imaginara esta tormenta perfecta brasilea: los enormes hallazgos de petrleo han contribuido a generar una exuberancia imparable. S com-prenda, en cambio, lo que haba querido transmitirme un ejecu-tivo siderrgico de San Pablo cuando me dijo all por 1986 que muchas veces se preocupaba por el final del mes pero nunca por el futuro. Arrastrndose, Brasil de todos modos avanzaba. A diferen-cia de la atormentada Argentina, tena una inquebrantable fe en s mismo y ms inters en el benefi-cio que en la pretensin elegante.

    En el cuarto siglo transcurrido desde entonces, Brasil se trans-form. Hoy, ofrece un recorda-torio contundente de que la con-trapartida de las tribulaciones de Europa y los EE.UU. es una vitalidad intensa en el mundo en desarrollo. La profunda rece-sin en Occidente coincidi con un despertar en los pases que van de Brasil a India donde vive la mayor parte de la poblacin mundial. Estamos atravesando la Gran Inversin.

    Los temas de conversacin en Ro son el petrleo frente a las costas, y las propiedades que su-ben por las nubes, y la Copa Mun-

    dial de ftbol 2014, y los Juegos Olmpicos en 2016, y el boom de los productos bsicos, y el pleno empleo y el trnsito atascado, y los precios alocados (alguien se anota para un plato de spaghetti por 60 dlares?), y los inmensos proyectos de infraestructuras como el ferrocarril de alta veloci-dad Ro-San Pablo, y el hecho de que recientemente Brasil super a Gran Bretaa convirtindose en la sexta economa mundial.

    Por supuesto, hay casi 200 mi-llones de brasileos, de modo que el ingreso per cpita sigue siendo todava un tercio del correspon-diente a Gran Bretaa; y una mo-neda sobrevaluada contribuye a aumentar las dimensiones apa-rentes de la riqueza brasilea. No obstante, el real fuerte refleja el atractivo de Brasil para los inver-sores, tanto individuales como

    corporativos, cuya fe en el dlar y el euro se tambale.

    El gran cambio desde media-dos de los 80, cuando yo empec a cubrir Amrica Latina, ha sido el advenimiento de la estabilidad democrtica institucional. Me toc cubrir la cada de Pinochet y viv el turbulento perodo in-mediatamente posterior a las dictaduras de Brasil y Argenti-na. Estos dictadores, igual que en Oriente Medio, haban sido respaldados por Occidente como las nicas alternativas al extre-mismo violento de tipo comu-nista en el caso latinoamericano, aunque el espectro desde Cairo a Damasco en la actualidad es el Islamismo jihadista.

    Dilma Rousseff, la presidenta de Brasil, era una de esas izquier-distas. Fue torturada por los mili-tares y estuvo presa durante casi 3 aos a comienzos de los aos 70. Ahora, tras poco ms de un ao en la presidencia, gobierna Brasil

    con un marcado pragmatismo elogiado tanto por dirigentes em-presariales como por reforma-dores sociales. Tal vez eso est diciendo algo sobre los tipos de ex extremistas que, ajustndose a las realidades del poder, estarn gobernando Egipto o Tnez una generacin ms adelante.

    Rousseff visitar EE. UU. el mes prximo y tiene previsto un encuentro con Barack Obama el 9 de abril. Los brasileos estn enojados porque su viaje no tiene categora de visita de Estado, como ocurri en el caso de los presidentes de China, India y Mxico. Las visitas de Estado normalmente incluyen un discur-so formal pronunciado por el lder visitante ante el Congreso y una cena de gala en la Casa Blanca. Tambin hay desazn debido a la reciente cancelacin por parte de los EE.UU. de un contrato por US$355 millones para comprar 20 aviones militares a Embraer.

    Por el lado estadounidense, persiste la intranquilidad en ra-zn de la amistad de Rousseff con Cuba (un remanente, en parte, de sus pocas izquierdistas) y las relaciones cordiales de Brasil con Irn.

    Creo que es un error haber desairado a Rousseff, pese a que la Casa Blanca insisti en que no se realizan visitas de Estado en ao de elecciones. EE. UU. necesita estrechar la asociacin brasilea no slo para revitalizar el crecimiento econmico global sino tambin por sus necesidades de energa y precisamente por los dilemas diplomticos difciles que plantean pases como Irn. El peso global de Brasil est creciendo, pero no carga con el bagaje de los EE. UU. o Europa, y puede ser un intermediario til en negociaciones con potencias que todava alimentan rencores por la intervencin imperial occi-dental. Nadie en Irn ha olvidado el golpe estadounidense-britni-co de 1953.

    En 1950, un europeo deba mi-rar hacia el oeste. En 2012, hay mucho para decir a favor de que un estadounidense mire hacia el sur, hacia una potencia que con-tribuir a definir el siglo XXI.

    POR JACK HEALY

    MOSUL, Iraq En tierras don-de alguna vez reinaron los reyes asirios, un agricultor iraqu lla-mado Araf Khalaf contemplaba el pequeo terreno que ha albergado a tres generaciones de su familia. Contiene poco ms que una choza de barro y un huerto con escasos vegetales, y sin embargo su tierra se ha convertido en un campo de batalla, uno que opone los esfuer-zos para preservar los antiguos tesoros de Iraq contra los pobres de la nacin hoy en da.

    Con la violencia en descenso, los arquelogos nuevamente excavan y reparan los sitios his-tricos del pas. Pero se topan con un problema: miles de iraques se han instalado entre las ruinas poco vigiladas de Mesopotamia,

    en casas, tiendas, invernaderos y cocheras ilegalmente construidos. Y no quieren irse.

    Mi padre creci aqu, afirm Khalaf. sta es nuestra tierra.

    Para las autoridades iraques, los residentes no son ms que posesionarios ilegales que repre-sentan la amenaza ms reciente a un patrimonio arqueolgico que ha sido saqueado por ladrones, golpeado por dcadas de guerra y desfigurado por las adiciones y renovaciones egostas de Saddam Hussein. Quieren reubicar a las fa-milias y acordonar las reas, como

    lo hicieron los funcionarios kurdos en el norte de Iraq para desalojar a los posesionarios de una antigua ciudadela que dominaba la ciudad de Erbil.

    Pero hasta la fecha, los funcio-narios en Bagdad y otras provin-cias no han hecho casi nada. Qais Rashid, jefe del Consejo Estatal de Antigedades y Patrimonio, dice que Iraq tiene unos 800 oficiales de polica asignados a proteger ms de 12 mil sitios, lo cual vuelve imposible monitorear ms que una fraccin de ellos.

    Algunos de los posesionarios (no hay cifras exactas) son oportu-nistas que han construido hogares y negocios incluso una fbrica de concreto en color pastel, con la idea de vender rpidamente las propiedades. Otros se mudan a los sitios con la esperanza de que se les pague por irse. Sin embargo, muchos ms se encuentran entre los alrededor de 1.3 millones de iraques que han sido desplazados por la guerra.

    Vivimos aqu pacficamente, expres Haji Khalaf Bilal al-Badrani, padre de Khalaf. Un da comemos tomates; un da un pedazo de pan. Siempre y cuando no robemos, estamos bien.

    Muchos de los hogares con pare-des de adobe se encuentran en la sombra de la reconstruida Puerta Mashki, la altsima entrada a N-nive, descrita en el Libro bblico de Jons como una ciudad grande en extremo. Fue atacada y en gran parte destruida en el ao 612 a.C. y descubierta en el siglo XIX por arquelogos britnicos que se lle-varon tablas grabadas, esculturas y relieves asombrosos.

    Araf Khalaf se ir si as se lo exigen. Pero incluso si su casa es demolida, asegur, todava se sentir atrado al lugar. Si una paloma vuela, siempre regresa a casa, dijo. Es lo mismo con nosotros.

    AdAm Ferguson pArA The new York Times

    Los arquelogos advierten que peligra la herencia cultural de iraq. en la foto, Araf khalaf, junto con un hijo, labra la tierra.

    diariodemosul

    Viven sobre vestigios arqueolgicos

    Tesoros antiguos peligran por iraques que son desplazados.

    Omar al-Jawoshy y un empleado iraqu de The New York Times contribuyeron reportes.

    Enve sus comentarios a [email protected].

    inTeligencia/roger cohen

    El gran cambio brasileo

    EE. UU. necesita una asociacin cercana con Brasil.

    chrisTophe simon/Agence FrAnce-presse geTTY imAges

    dilma rousseff, de tendencia izquierdista, gobierna Brasil con un pragmatismo elogiado.

  • Domingo, 25 DE marzo DE 2012 3

    e l m u n d o

    POR RANDAL C. ARCHIBOLD

    SAN SALVADOR En la Peni-tenciara Central La Esperanza, ese nombre no significa mucho.

    Los reos de dicho penal salvado-reo se apretujan en las cuevas,

    como llaman a los sofocantes espacios deba-jo de las literas, desesperados por encontrar un lu-gar donde dormir. Otros se tienden

    sobre cada centmetro de piso, bajo una maraa de cables elctricos en celdas bochornosas y sucias, hasta que logran reunir los US$35 o ms que cuesta comprarles a otros reos un espacio en una litera.

    Las 19 penitenciaras de El Sal-vador fueron construidas para albergar 8 mil reos. Hoy, 24 mil de ellos las saturan, lo que los hace col-gar hamacas del techo o dormir en el piso de una biblioteca demasiado llena de presos como para tener al-gn libro.

    Dicha sobrepoblacin no es in-usual en Latinoamrica. Sin em-bargo, despus de que un terrible incendio cobr las vidas de 360 reos en Honduras el mes pasado y de la masacre de 44 internos en un penal mexicano menos de una semana despus, los funcionarios peniten-ciarios e investigadores advierten que el problema ha empeorado se-veramente, debido en gran parte al creciente poder de los grupos criminales y las exigencias para ponerles un alto.

    La frustracin del pblico a causa de homicidios, robos, violaciones y ataques ha hecho que las autorida-des tomen medidas severas que en-fatizan los arrestos por encima de

    los procesos legales, lo que ha au-mentado la poblacin de los penales al doble, triple e incluso cudruple de su capacidad, con reos que por lo general nunca han sido llevados a juicio y mucho menos han recibido una condena.

    En un penal en San Pedro Sula, Honduras, Santos Vicente Hernn-dez se baj de su silla de ruedas y se arrastr por los pisos sucios pa-ra llegar a un bao. Una balacera lo dej paralizado y fue arrestado por homicidio hace 12 aos, y sigue a la espera de un juicio, dijo. En su peni-tenciara, casi dos terceras partes de los 2 mil 250 reos en una prisin construida para 800 no han sido

    condenados formalmente, mues-tran estadsticas del Gobierno.

    Preferira estar muerto que aqu, dijo Hernndez.

    En Venezuela, los funcionarios aseguran que el nmero de internos que esperan ir a juicio o recibir sen-tencia se ha reducido a casi un 50 por ciento, aunque los observadores in-dependientes ubican esa cifra entre el 66 y el 70 por ciento. En Honduras, el 53 por ciento de los reos no ha sido enjuiciado o sentenciado, de acuer-do con cifras oficiales. En Guatema-la, el nmero es del 54 por ciento; en El Salvador, del 30 por ciento; y en Panam, del 61 por ciento, de acuer-do con el Centro Internacional para

    Estudios Penitenciarios, un grupo de investigacin en Inglaterra.

    Tras el incendio en Honduras, la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU lament un patrn alarmante de violencia en las prisiones de la re-gin e hizo referencia a una serie de casos en Uruguay, Venezuela, Chile, Argentina y Panam.

    Los investigadores se quejan de que servicios bsicos como el agua van y vienen en varios penales de la regin y que las infecciones, sar-pullidos, afecciones respiratorias y otros padecimientos son generali-zados y reciben poco tratamiento. Los reos venden su comida, ropa

    en ocasiones sus cuerpos pa-ra ganar dinero suficiente y poder comprar espacio en camas, jabn y pasta de dientes.

    Algunos gobiernos, como el de El Salvador, han tomado medidas co-mo aadir cmaras de seguridad y reducir las horas de visita para re-ducir el contrabando. Sin embargo, la escasez de guardias bien entre-nados y no corruptos an es un pro-blema, dijeron las autoridades.

    Es quizs ms evidente en Vene-zuela, donde en algunas crceles circulan libremente armas de asal-to, granadas y drogas. Los reos en el centro penitenciario La Planta, en Caracas, portan armas de asalto abiertamente. Hay enfrentamien-tos y muchas paredes muestran huellas de balas.

    En la reciente masacre en Mxi-co, los guardias liberaron a miem-bros del poderoso grupo delictivo de Los Zetas para que pudieran ir a otro bloque de celdas a matar a 44 miembros de un grupo rival.

    El Salvador ha intensificado la su-pervisin de penales. Una pared con 30 pantallas de televisin en la agen-cia penitenciaria en San Salvador, la capital, transmite imgenes desde todas las crceles del pas en un es-fuerzo por documentar problemas.

    Sin embargo, como expres un funcionario, nada va a cambiar de un da para otro.

    Tena razn. Una semana des-pus, tres reos murieron en una ria en una prisin.

    POR SIMON ROMERO

    RO DE JANEIRO En prepa-racin para los Juegos Olmpicos 2016 que se llevarn a cabo en Ro, los funcionarios celebraban planes para un Parque Olmpico futuris-

    ta, que incluir un parque y aldeas para los atletas a orillas de la lagu-na Jacarepagu.

    Solo haba un problema: las 4 mil personas que

    ya viven en el lugar, en un asenta-miento de posesionarios estable-cido hace dcadas que la ciudad busca demoler. Al negarse a partir silenciosamente y al llevar su lucha a los tribunales y a las calles, han sido una piedra en el zapato del Go-bierno.

    Las autoridades creen que pro-greso significa destruir nuestra comunidad tan solo para que pue-dan realizar las Olimpiadas unas cuantas semanas, expres Cenira dos Santos, de 44 aos, duea de una casa en el asentamiento cono-cido como Vila Autdromo. Pero nuestra resistencia las ha dejado sorprendidas.

    Para numerosos brasileos, rea-

    lizar en su suelo la Copa Mundial de Futbol 2014 y las Olimpadas de Ve-rano 2016 es la mxima expresin del ascenso del pas en el escenario mundial y es simblico de su recin desarrollado poder econmico y su posicin a nivel internacional.

    Sin embargo, algunas de las vir-tudes que llevaron al surgimiento democrtico de Brasil al nivel de potencia regional el vigoroso cre-cimiento de su clase media, la inde-pendencia de sus medios noticiosos

    y las crecientes expectativas de sus ciudadanos ms pobres ponen en jaque los preparativos para ambos eventos.

    Los residentes de algunas de las favelas, o barriadas, se unen para defender lo suyo y se valen de vi-deocmaras y medios sociales pa-ra transmitir su mensaje.

    Una red de activistas presente en 12 ciudades estima que hasta 170 mil personas podran estar expues-

    tas al desalojo de cara al Mundial y los Juegos Olmpicos.

    De no ser por un motivo muy importante, nadie es reubicado, contrarrest Jorge Bittar, jefe de la autoridad municipal de vivienda de Ro.

    En Ro, muchos de los que estn amenazados con desalojo viven en los barrios ponientes de la ciudad, donde persisten favelas entre una extensin de condominios y cen-tros comerciales bordeados con palmeras.

    Uno de los litigios inmobiliarios ms reidos tiene por objeto Vila Autdromo, donde se edificara el Parque Olmpico.

    Vila Autdromo carece de toda infraestructura, justific Bittar. Las calles son de tierra y la red de alcantarillado va derecho a la laguna.

    En Vila Autdromo, muchos ven las cosas de otra forma. Algunos habitantes tienen casas amplias que ellos mismos construyeron, guayabos dan sombra a los patios y hay autos estacionados frente a algunas puertas.

    Los residentes llevaron su pelea a internet, donde colocaron videos de altercados con funcionarios. Empezaron a trabajar con fiscales estatales para solicitar un amparo que bloquee su desalojo, aunque

    hace unos das hubo un fallo crtico en su contra.

    Los periodistas han intervenido al reportar que el Gobierno de Ro les pag ms de US$11 millones a dos empresas de bienes races a cambio de terrenos destinados a reubicar a los residentes de Vila Autdromo; ambas firmas haban hecho donativos a la campaa del Alcalde carioca Eduardo Paes. Paes neg cualquier ilcito, pero anul rpidamente las adquisicio-nes inmobiliarias.

    Sea como sea, las autoridades in-

    dican que planean desmantelar el asentamiento para dar paso a arte-rias perifricas al Parque Olmpico, obligando a los residentes a idear, a marchas forzadas, nuevas estrate-gias para resistir el desalojo.

    Somos vctimas de un evento que no queremos, lament Inalva Mendes Brito, profesora radicada en Vila Autdromo. Pero si Brasil aprende a respetar nuestra elec-cin de permanecer en nuestros hogares, las Olimpadas a fin de cuentas sern un motivo de cele-bracin.

    Crisis penitenciaria es epidemia de Latinoamrica

    MERIDITH KOHUT paRa THE nEw yORK TIMEs

    Una injusticia detrs de las Olimpadas

    Usan tribunales y medios sociales para luchar por favelas.

    Erika OConor y Taylor Barnes contribuyeron con informacin.

    MaURICIO LIMa paRa THE nEw yORK TIMEs

    En El salvador, (foto) 19 penales fueron construidos para albergar 8 mil reos; 24 mil se hacinan en ellas, un problema regional comn.

    Habitantes de las favelas (barriadas) de Ro luchan por no ser desalojados para el Mundial de Futbol y las Olimpadas.

  • 4 Domingo, 25 DE marzo DE 2012

    e l m undo

    relajado y concentrado?Como me dijo una vez el Dr. Ni-

    colas von Rosty, responsable de desarrollo ejecutivo de Siemens, Debemos estar presentes, no distrados, poder confiar en nues-tra sabidura interior y tomar de-cisiones rpidas sin el aporte de otros o esperando la perfeccin.

    Cmo encontramos el espacio necesario para hacerlo? Inte-grando todo el caos de nuestro lu-gar de trabajo y mantenindonos concentrados en las cosas ms importantes, en la medida que se relacionan con nuestros obje-tivos, nuestro rumbo, nuestros valores y nuestros resultados deseados. Debemos recalibrar constantemente nuestros re-cursos para generar los mejores resultados y decir ahora no a lo que es menos importante.

    No nacimos para hacer esto. Es una concentracin que es necesa-rio aprender.

    Utilice una secuencia de cinco eventos para optimizar su con-centracin y sus recursos:

    Registre todo lo que atrae su atencin, en su trabajo y en su vida personal, por escrito. Puede ser el presupuesto de su seccin, una reunin con el nuevo jefe, unas vacaciones postergadas o simplemente la necesidad de comprar nuevos neumticos y un frasco de mayonesa. Para el pro-fesional tpico, vaciar el desvn de la cabeza puede llevar entre una y seis horas. Tal vez asuste, pero este ejercicio conduce inva-riablemente hacia una mayor con-centracin y un mayor dominio.

    Clarifique qu significa cada

    elemento para usted. Decida qu resultados quiere y qu acciones llegado el caso- se requieren. Si se limita a hacer una lista y deja las cosas ah, sin poner los elementos dentro de un contexto, quedar atascado en el territorio de la compulsin a hacer listas, que en definitiva no aliviar la presin. Cul es la siguiente accin en lo que se refiere a su presupuesto? El siguiente paso para arreglar sus vacaciones? Aplicar este modelo simple pero riguroso le permitir controlar la situacin; de lo contrario, sus lis-tas mantendrn a su psique como rehn. Y tenga siempre presente que se puede avanzar mucho y aliviar mucho el estrs aplicando la regla mgica de los dos minu-

    tos vale decir, cualquier accin que pueda terminarse en dos mi-nutos debe realizarse ya mismo.

    Organice recordatorios de las listas de tareas resultantes con los correos electrnicos que debe enviar, las llamadas telefnicas que debe hacer, las reuniones que debe organizar, las tareas de la casa que debe llevar a cabo. Guarde el inventario de todos sus proyectos en un lugar cmodo.

    Examine regularmente todo el inventario de sus compromisos e intereses, revselo y actual-celo. A medida que cambian sus necesidades, qu debera tener prioridad y qu puede posponer-se? Tome esas decisiones consi-derando a la vez sus principios, sus objetivos y sus responsabi-lidades globales. Programe una

    revisin operativa semanal de dos horas, que le d espacio para despejar, actualizar y hacer una supervisin reflexiva de su pano-rama en todas las reas, el traba-jo y los objetivos personales, los compromisos y las actividades.

    Por ltimo, despliegue su atencin y recursos adecuada-mente.

    Nunca he visto a nadie que aplicara estas prcticas con compromiso y aplicacin y no encontrara una mejora significa-tiva en su concentracin, control y resultados.

    La tecnologa, los objetivos de organizacin, la extraeza y la turbulencia de las realidades externas se convierten en cosas para administrar y gerenciar, no en una fuente esperada de pro-ductividad.

    Un camino posible para llegar a ese sentimiento de control es una vuelta a una existencia de hacerlo o perderlo. Encontrar un trabajo que no exija pensar sino que simplemente reaccione y res-ponsa a lo que se presente.

    En mis seminarios muchas veces digo que tener una tienda de carnada cerca de la laguna en Berkshires siempre es una opcin para que la vida resulte menos estresante. Sin embargo, un cliente me dijo una vez que un amigo suyo lo haba hecho se ha-ba ido de Wall Street con plata a Berkshires y haba comprado un campamento de pesca. Cuando mi cliente fue a visitarlo, el tipo estaba concentrado en su com-putadora, en Internet, tratando de encontrar las carnadas indi-cadas para comprar y vender, y de imaginar cmo promocionar su campamento, etc. Nuestra atraccin hacia el mundo de las posibilidades, la informacin y la complejidad infinitas lleg para quedarse. El desafo es partici-par de este mundo nuevo y turbu-lento, sin que nos paralice.

    Viene de la pgina 1

    Exceso de herramientas productivas

    stuart isett para the New York times

    organizarse puede ayudar a un trabajador a asumir las exigencias de la tecnologa de la oficina.

    eRRATASoBRelenTe

    En la columna de personas introvertidas y extroverti-das publicada este mes, se cit mal a Jean-Paul Sar-tre. La cita deba ser El in-fierno es la otra gente y no El infierno es la otra gente al desayuno.

    Cuando la tecnologa abruma, es hora de organizarse.

    David Allen es presidente y fundador de David Allen Com-pany, consultora y empresa de capacitacin en productividad. Tambin es autor de Getting Things Done.

    La etiqueta proclama que el producto es orgnico, vegano, de origen europeo y que tiene una huella de carbono equivalente a manejar un auto durante 18 kil-

    metros. No, no es una pera ni una berenjena del mercado, sino un vestido tejido de jersey de lino de la marca Honest by.

    Es la pri-mera compaa del mundo 100 por ciento transparente, declar el diseador belga Bruno Pieters al New York Times. Su marca de van-guardia, que en su mayor parte es sostenible y orgnica, hizo su debut el 30 de enero.

    Cmo se hace algo, de dnde procede un producto y si es bueno para el medio ambiente y para nosotros ya no son temas que se limitan a los alimentos que consu-mimos. El mundo de la moda hace las mismas preguntas y espera que extendamos la preocupacin a la ropa que usamos. Un par de botas veganas era antes algo dif-

    cil de encontrar, por ms atractivo que pudiera resultar. Ahora, sin embargo, la moda del lujo, los di-seadores y las firmas minoristas del mercado masivo adoptan una elegancia responsable.

    Honestby.com tiene filtros para criterios de indumentaria como reciclada o vegana. Se enumeran los detalles de cada proveedor, lo que comprende la cantidad de empleados y el tiempo de montaje y corte. Por si no fuera suficiente documentacin, los compradores preocupados por el medio ambien-te pueden chequear los detalles sobre certificacin orgnica, costos de transporte y huella de carbono.

    Pieters, que quera crear una lnea producida con el menor da-

    o posible para las personas, los animales y el medio ambiente, se tom un ao para elegir provee-dores, muchos de ellos en Europa, declar el New York Times, donde las pautas de seguridad y salud son objeto de un estricto control. La ropa es cara el vestido tejido orgnico de jersey de lino cuesta unos US$840, pero el 20 por cien-to de las ganancias se destina a obras de caridad.

    La experiencia de compra que implica sentirse bien y hacer el bien se ha extendido a grandes tiendas caras como Nordstrom, que tambin experimenta con la filantropa minorista. El ao pasa-do inaugur Treasure&Bond en el downtown neoyorquino, donde las ganancias se destinan a organiza-ciones para nios.

    En una Londres con conciencia ecolgica, la palabra del momento en la semana de la moda del mes pasado fue upcycling (reciclaje mejorado).

    Estethica, una muestra de ropa reciclada y sostenible, present trabajos de alumnos de Central Saint Martins que crearon ropa a partir de carretes de hilo y res-

    tos de gneroS. Christopher Raeburn, uno de los fundadores de Estethica, declar al New York Times: Un diseador joven tiene una verda-dera obligacin en relacin con la sostenibilidad.

    En Detroit, los diseadores dan un paso ms y crean ropa que beneficiar a alguna de las ms de 20 mil personas de la ciudad que viven en la calle. Ste-

    phen Schock, profesor del College for Creative Studies, cre en 2010 un tipo de activismo de diseo con instrucciones simples: Disear para cubrir una necesidad.

    Veronika Scott, que era enton-ces una principiante, cre y aisl un saco para personas que vivan en la calle. El abrigo tambin poda servir como bolsa de dor-mir. Al terminar sus estudios en diciembre, Scott fund Empower-ment Plan, una compaa sin fines de lucro donde capacita a mujeres sin techo y les paga por producir los sacos, que tambin han intere-sado a la Cruz Roja.

    La ropa se transforma en algo ms que una proclama de moda. Se convierte en algo que tambin es responsable en trminos am-bientales y sociales. En escuelas del norte de Europa se ensea a la prxima generacin de consu-midores sobre sostenibilidad y procedencia, declar al New York Times Loran Hall,analista del sector minorista. Una marca que quiera mantenerse, debe prestar atencin a eso, agreg.

    ANITA PATIL

    Vestir con conciencia ecolgica

    VENTANA

    Sus comentarios son bienvenidos en [email protected].

    fabrizio costaNtiNi para the New York times

    Veronika scott, de Detroit, dise un abrigo que puede convertirse en bolsa de dormir para gente que vive en la calle.

  • Domingo, 25 DE marzo DE 2012 5

    e l m u n d o

    que se sumara a la red de 300 mil cmaras que se instal en la ciudad con motivo de las Olimpadas de 2008.

    Al combinar la vigilancia por video, telefona celular e Internet, el gobierno intenta crear un sistema de monito-

    reo que todo lo sabe, dijo Nicholas Bequelin, un inves-tigador de Human Rights Watch en Hong Kong. En lo que respecta a vigilancia, China es muy franca en rela-cin con sus ambiciones tota-litarias, seal.

    Li Tiantian, una abogada de derechos humanos de 45 aos de Shanghi, dijo que la Polica utiliz graba-ciones registradas ante un hotel en un intento de ma-nipularla durante los 3 me-ses de detencin ilegal que

    sufri el ao pasado. En el video, afirm, se la vea en-trando al hotel en compaa de hombres que no eran su novio. Durante los interro-gatorios, dijo Li, la Polica la hostig en relacin con su vida sexual y amenaz con mostrarle el video a su novio. ste, sin embargo, se neg a verlo, declar Li. La mag-nitud de la intromisin en la vida privada de la gente no tiene precedentes, afirm en una entrevista telefnica. Cuando camino por la calle, me siento tan vulnerable co-mo si la Polica me estuviera observando todo el tiempo.

    tambin se utilizan para in-timidar y vigilar a disiden-tes polticos y religiosos. Hay cmaras por todo nuestro monasterio, y su nico propsito es que sin-tamos miedo, dijo Loksag, un monje budista tibetano de la provincia de Gansu. Seal que la cmara ayu-d a las autoridades a iden-tificar y detener a casi 200 monjes que participaron en una protesta en su monas-terio en 2008.

    Romney no ha desem-peado papel alguno en las operaciones de Bain desde 1999 y no tuvo poder de decisin respecto de la inversin en China. En una declaracin, R. Bradford Malt, que administra los trusts de los Romney, des-tac que haba colocado activos del trust en el fondo antes de que ste comprara Uniview. Dijo que los Rom-ney no participaban en las decisiones de inversin. Agreg que no tena control sobre las opciones de inver-sin del fondo en Asia. Rom-ney declar en su informe financiero de agosto que l y su esposa ganaban un mnimo de US$5.6 millones por los activos de Bain de sus fondos ciegos y cuentas de retiro.

    La decisin de Bain de ingresar al sector en r-pido crecimiento de la vi-gilancia en China plantea dudas sobre el papel que desempean las empre-sas estadounidenses en el equipamiento de gobiernos autoritarios con tecnologa que puede utilizarse para reprimir.

    Es tambin un momento delicado para Romney, que con frecuencia ha propuesto la adopcin de una actitud estricta ante la supresin por parte del gobierno chi-no de la libertad religiosa y el disenso poltico.

    Como en operaciones anteriores con participa-cin de otras compaas estadounidenses, quienes se oponen sostienen que la adquisicin de Uniview por parte de Bain viola por lo menos el espritu de las sanciones que los Estados Unidos impusieron a Pe-kn luego de la cruenta re-presin de las protestas de Plaza Tiananmen en 1989. Esas reglas, que se redac-taron hace dos dcadas, prohben a las compaas estadounidenses exportar a China productos de con-trol de delitos como los que procesan huellas digitales, fabrican tarjetas de iden-tificacin fotogrfica o uti-lizan tecnologa de visin nocturna.

    La mayor parte del equi-po de vigilancia no est en-cuadrada en las sanciones, si bien un grupo canadiense de defensa de los derechos humanos descubri en 2001 que las fuerzas de seguri-dad chinas usaron cma-ras de video de fabricacin occidental para identificar y detener a manifestantes de Plaza Tiananmen.

    En los ltimos aos, una serie de compaas occi-dentales, entre ellas Ho-neywell, General Electric, IBM y United Technologies, han sido blanco de crticas por vender al gobierno chi-no sofisticada tecnologa relacionada con vigilancia.

    En 2007, Yahoo zanj una demanda al afirmar que haba proporcionado a las autoridades e-mails de un periodista que fue conde-nado a diez aos de crcel por mandar un e-mail que segn los fiscales contena secretos de Estado.

    Bain defendi su compra de Uniview y destac que los productos de la compa-a se publicitaban como instrumentos de control de delitos, no de represin poltica. La creciente poblacin urbana tendr

    mayores necesidades de seguridad personal y pro-teccin de la propiedad, dijo la compaa en una declaracin. La vigilancia por video forma parte de la solucin, como sucede en todas partes del mundo.

    Adam Segal, un investi-gador del Consejo de Rela-ciones Exteriores, dijo que las empresas estadouni-denses no podan eludir la responsabilidad por la forma en que se utiliza su tecnologa, sobre todo a la luz de recientes polmicas sobre la venta de sistemas occidentales de filtro de In-ternet a gobernantes auto-crticos del mundo rabe. Las empresas de tecnolo-ga tienen que empezar a pensar en las implicaciones ticas y polticas de la venta de esas tecnologas, dijo.

    Las ciudades chinas se apresuran a crear sistemas de vigilancia. Chongqing, en la provincia de Sichuan, gasta US$4 mil 200 millo-nes en una red de 500 mil cmaras, segn los medios estatales. La provincia de Guangdong, central indus-trial vecina a Hong Kong, monta un milln de cma-ras. En Pekn, el gobierno municipal quiere colocar cmaras en todos los luga-res de entretenimiento, lo

    Viene de la pgina 1

    Andrew Jacobs inform desde Beijing y Penn Bullock lo hizo desde Nueva York. Con la colaboracin de Nicholas Confessore desde Nueva York.

    Inversin de EE. UU. para controlar a la gente de China

    Se teme que la vigilancia derive en violaciones de derechos.

    Keith Bedford para the New YorK times

    human rights dice que las cmaras en China son usadas para controlar a vecinos y disidentes.

  • 6 Domingo, 25 DE marzo DE 2012

    e l m undo

    POR RANDALL STROSS

    Imagnese sentado frente al te-clado del ordenador del trabajo, tecleando su nombre de usuario y empezando a trabajar de inmedia-to, sin necesidad de usar una con-trasea.

    Es una imagen que la Agencia de Proyectos de Investigacin Avan-zados de Defensa (DARPA, en in-gls), que forma parte del Departa-mento de Defensa estadounidense, quiere convertir en realidad. Para ello, repartir fondos que ayuden a desarrollar un programa que determine, solo con la forma de te-clear, que usted es la persona que dice ser.

    El propsito de DARPA es finan-ciar una investigacin revolucio-naria y altamente beneficiosa para uso militar. Pero la tecnologa desarrollada bajo los auspicios de DARPA Internet es solo uno de los numerosos logros atribuibles a sus iniciativas al final suele abrir-se camino hasta el mundo civil.

    Contraseas como 6tFcVbN-hTfCvBn encajan en la definicin del Departamento de Defensa de slida, segn Richard Guidorizzi, director de programa de DARPA. El problema es que no cumplen los requisitos humanos.

    Guidorizzi hizo estos comenta-rios en una charla tituladaMs all de las contraseas, que se present en noviembre ltimo en un simpo-sio de DARPA en Arlington, Vir-ginia. Los humanos usan pautas para que las contraseas sean con-trolables, explicaba. Mostr cinco contraseas escritas a mano, cada una de las cuales era una ligera variacin de Jane123, fcilmente descifrables.

    Me gustara un mundo en el que te sientes frente a una consola, te identifiques y simplemente empie-ces a trabajar, y que la autentifica-cin aparezca al fondo, invisible para ti, mientras sigues haciendo tu trabajo sin interrupciones, ex-plicaba Guidorizzi.

    No se usaran sensores biomtri-cos, como huellas digitales o esc-neres de iris. En lugar de ello, est buscando una tecnologa que de-penda nicamente de las caracte-rsticas de conducta distintivas de una persona, lo que llama la huella dactilar cognitiva.

    Roy Maxion, profesor de inves-tigacin de ciencia informtica de la Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh, supervisa unos es-tudios sobre la dinmica de las pulsaciones, en la que se incluye el tiempo que un usuario mantiene pulsada una tecla y pasa de una a otra.

    Los movimientos que hemos realizado un sinfn de veces, ex-plica Maxion, estn dirigidos por un control motor, no por un pensa-miento premeditado. Es la razn por la cual la imitacin con xito de la dinmica de las pulsaciones resulta fisiolgicamente improba-ble, comenta.

    Afirma que existen pruebas de que el estado emocional de un usuario afecta a los ritmos de te-cleo, pero, de igual manera que se puede reconocer una cancin aun-que unos msicos ineptos la destro-cen, tambin plantea la hiptesis de que un programa pueda reconocer

    el ritmo principal distintivo de una persona, que sera percepti-ble incluso a travs del ruido de la emocin, el cansancio o la intoxica-cin.

    La investigacin, supervisada por Salvatore J. Stolfo, catedrtico de ciencia informtica de la Uni-versidad de Columbia, en Nueva York, ha dado lugar al desarrollo de un software que usa una forma sencilla para detectar a un intruso: colocar documentos que sirven de seuelo en el ordenador. Por ejem-plo, hacemos que el usuario ponga en el PC un documento con un nom-bre atractivo como Tarjetasdecr-dito.doc, indica Stolfo. l o ella saben que solo est ah como cebo, pero un intruso se vera tentado

    de abrirlo. Bingo!. ando se abre un archivo que sirve de seuelo, el software del sistema hace compro-baciones para ver si la persona ha emprendido bsquedas de archi-vos en el ordenador que encajen en la pauta de bsqueda esperada. Si no hay una equivalencia cercana, el sistema hace saltar una alarma y pide al usuario que confirme su identidad, explica Stolfo.

    Maxion ha trabajado en otra bio-metra del comportamiento para la verificacin de usuarios: la dinmi-ca del ratn.

    Explica: Todo el mundo tiene una forma particular de usar un ratn, como la velocidad a la que se mueve el cursor por la pantalla, la trayectoria (una lnea recta, con-vexa o cncava) y la presencia o ausencia de alteraciones.

    Un sistema de seguridad sin contraseas encajara bien con las necesidades de los usuarios y no dependera en absoluto de una mente humana, que suele fallar con frecuencia.

    POR SOMINI SENGUPTA

    En 1988, un estudiante de la Universidad de Cornell, Robert Tappan Morris, liber un virus digital en la incipiente versin de Internet. Dijo que la idea era que fuera un experimento, pero el c-digo que escribi se le fue de las manos y afect a las alrededor de 50 mil computadoras que en aquel momento estaban conecta-das a la red. Morris se convirti en uno de los primeros hackers a los que se conden.

    Le siguieron bromistas que dejaban su orgullosa impronta en sitios web. El crimen organizado descubri que poda hackear bancos. Luego llegaron los hac-ktivistas. Se dieron el nombre de Anonymous y hackearon confe-rencias telefnicas entre agentes del FBI (en enero), adems de irrumpir en las redes digitales del Vaticano (este mes). Se ha vuelto imposible determinar quin y qu podra pasar a ser blanco de Anonymous. Parti-darios y crticos discuten sobre cunto de lo que hacen debe considerarse protesta poltica o delito.

    Anonymous, que carece de lder, es multinacional y se ca-racteriza por su omnipresente mscara de Guy Fawkes, se alimenta de una serie de causas, desde la represin en Tnez has-ta los derechos de los animales en Tennessee y la defensa del sitio de denuncia WikiLeaks.

    Cualquiera sea la causa, su mensaje se ve amplificado en Internet, al igual que su impacto. En momentos en que la vida, el comercio y el gobierno se han volcado al mbito digital, los hacktivistas pueden amenazar gobiernos o, con la misma facili-dad, subir a Internet los nmeros de tarjeta de crdito de personas inocentes.

    El arma es mucho ms acce-sible; la tecnologa es ms sofis-ticada, dijo Chenxi Wang, vice-presidente a cargo de seguridad de Forrester Research. Todo est online la vida de ustedes, la ma-, lo que la hace mucho ms mortfera.

    Anonymous ha generado una serie de imitadores. Cualquiera puede ser Anonymous, y todo el que se llame Anonymous puede lanzar un ataque en su nombre. Algunos grupos de Anonymous utilizan la fuerza bruta para cerrar sitios web elegidos como blanco. Otros irrumpen en siste-mas y roban datos.

    Han amenazado con atacar los servidores raz de Internet par-te de la infraestructura bsica de la web- el Da de los Inocentes (1 de abril), lo que, en efecto, cerra-ra la web global.

    Mary Landesman, una investi-gadora de seguridad que en la ac-tualidad trabaja en Cisco, sigue el ciberdelito desde sus primeros das, cuando los creadores de virus exhiban sus productos en mensajes pblicos y los hackers

    desfiguraban sitios pornogrfi-cos por diversin.

    En diciembre de 2000, Landes-man vio un lamento: un creador de virus se preguntaba en un mensaje a dnde haban ido a parar sus colegas. Landesman lo tom como indicio de peligros inminentes: los creadores de vi-rus haban empezado a trabajar para gente que poda pagarles, y guardaban silencio.

    Para principios de la dcada de 2000, haba empezado a emerger una hbil red criminal interna-cional. Los hackers podan utili-zar robots y software malicioso y acceder a las cuentas bancarias de otras personas. Pronto apa-recieron redes de ciberespionaje

    que podan robar cdigos de fuente.

    A fines de los aos 1990 comen-zaron a surgir hackers con moti-vaciones polticas.

    Hackers de China y Taiwn combatan entre s. Activistas antinucleares desfiguraron un sitio gubernamental de la India luego de que el gobierno de Nueva Delhi hiciera pruebas nucleares.

    Anonymous reescribi el ma-nual del hacktivista. Empez a desafiar un orden econmico y poltico mucho ms amplio.

    Esto es la ciberguerra, y no uso el trmino de forma sensacio-nalista, dijo Richard Power, que

    en su libro Tangled Web hizo una crnica del ciberdelito de los aos 1990. No estamos ante una cau-sa en particular. Se ataca toda la estructura de poder. Eso implica algn tipo de crtica de fondo.

    Anoymous adopt por primera vez una posicin poltica abierta en 2008, cuando puso en la mira a la Iglesia de la Cienciologa. Pronto se convirti en un movi-miento global con multiplicidad de propsitos. Se aline con cau-sas populares entre los jvenes, desde el movimiento Ocupen hasta la primavera rabe y la censura de Internet.

    Los hackers rara vez conocen la identidad offline de sus pares. Eso significa que casi nunca sa-ben quin de ellos puede haberse convertido ya en un traidor.

    Este mes, a una de varias cuentas de Twitter que procla-man su pertenencia a Anon-ymous lleg un pedido de do-nacin de dinero para instalar carteles que diran No toquen Internet, junto con eptetos como traidores y citas de los escritores Virginia Woolf y Os-car Wilde.

    Gabriella Coleman, una antro-ploga que estudia la cultura hac-ktivista, calific a Anonymous de bromista de nuestros das, por momentos travieso y en ocasio-nes atemorizador.

    Es muy difcil explicarlo, catalogarlo en trminos sociol-gicos, dijo.

    El hecho de que Anonymous pueda extenderse es sin duda la principal razn de su xito. Quienes lo critican tambin ven en el movimiento el germen de su cada. Anonymous ha gene-rado algo que har implosin y terminar, dijo Landesman, o, agreg, no lo s.

    Anlisis

    El perfil del nuevo hacktivista

    Hackers que amenazan gobiernos y sitios de comercio.

    jean-franois martin

    Adis a las incmodas contraseas de acceso

    Las claves pasaran a ser cosa obsoleta de la mente humana.

    peter dasilva para the new York times

    los investigadores estudian un programa que pueda reconocer a los usuarios por la forma en que pulsan las teclas o mueven el ratn.

  • Domingo, 25 DE marzo DE 2012 7

    e l m u n d o

    POR NICHOLAS KULISH

    MESEBERG, Alemania Al en-cabezar la economa ms grande de Europa y el nico pas en dispo-ner de los medios financieros para rescatar a pases endeudados de la zona euro, la canciller alemana Angela Merkel ha visto su poder y su influencia acrecentarse consi-derablemente a lo largo de la crisis europea.

    Poco propensa a la grandilocuen-cia, ha tomado la iniciativa y desa-rrollado su papel de lder de facto de Europa con mucha ms fuerza tras bambalinas.

    Ubicado a las orillas de un lago, el palacio barroco del siglo XVIII en Meseberg, una aldea en el estado de Brandenburgo, hoy funge como la versin de Merkel del Campo Da-vid, el refugio presidencial estado-unidense, un lugar para deliberar sobre el camino a seguir para la Unin Europea.

    En cada uno de sus discursos, Merkel indica que lo que necesita Alemania y la Unin Europa es ms Europa, no menos Europa.

    De acuerdo con los analistas, se trata de algo ms que palabras huecas. En Meseberg, explora con los dems: qu tan lejos estn dis-puestos a ir?, y delinea el enfoque alemn, explic Ulrike Gurot,

    investigadora de alto nivel del Con-sejo Europeo sobre Relaciones Ex-teriores, en Berln.

    Mientras Francia est inmersa en la batalla por la reeleccin del presidente Nicols Sarkozy contra su adversario socialista Franois Hollande, la clase poltica germana est ocupada en llevar a cabo una discusin seria sobre la forma de

    profundizar la integracin econ-mica y poltica sin provocar el enojo de un electorado cansado de crisis y rescate o de un cauteloso tribunal constitucional alemn.

    Entre los planes actualmente en consideracin para traspasar ms responsabilidad a Bruselas se in-cluyen una mayor supervisin de los presupuestos nacionales por

    parte de la Comisin Europea, as como la coordinacin de las pol-ticas fiscales. Merkel tambin ha abogado por una unin poltica ms estrecha, con el fin de brindar legi-timidad a instituciones europeas regularmente acusadas de ser an-tidemocrticas, lo cual podra ser visto como pasos vacilantes hacia el federalismo.

    Existe en la clase poltica ale-mana el sentimiento muy fuerte de que las cosas no sern las mismas una vez que esto haya terminado, extern Thomas Risse, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Libre, en Berln.

    En la cspide de la crisis de la deuda, no pasaba un da sin que un squito oficial depositara en el edi-ficio de la Cancillera, en el centro de Berln, a un lder de la talla de Sarkozy, al Primer Ministro tec-ncrata italiano Mario Monti, o a la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde.

    En Meseberg, Merkel sostuvo reuniones ms ntimas con lderes europeos.

    Agregar la mentalidad de sala privada a la junta vengan a mi casa a pasar tiempo conmigo les brinda una sensacin de intimidad, explic Jackson Janes, director eje-cutivo del Instituto Estadouniden-se de Estudios Alemanes Contem-porneos en la Universidad Johns Hopkins, en Washington, D.C.

    Para Merkel, quien creci en Templin, a menos de una hora en automvil del lugar, Meseberg y su historia alemana oriental tam-bin le brindan la oportunidad de relatar su propia historia. Puede decir: ste es el lugar donde, para m, nace Europa y todo el concepto de edificar a una Europa ms gran-de, concluy Janes.

    GORDON WELTERS paRa ThE NEW YORk TimES

    El refugio de Merkel donde planifica el destino de Europa

    Victor Homola contribuy con informacin para este artculo.

    angela merkel ha invitado a lderes a su palacio de meseberg para hablar de la deuda europea.

  • 8 Domingo, 25 DE marzo DE 2012

    d i n ero y n egoc i o s

    POR EILENE ZIMMERMAN

    P.Su compaa permite a los empleados traer sus propios dis-positivos electrnicos porttiles a la oficina. Acaso eso significa que puede sentirse con la libertad de utilizarlos cuando lo considere apropiado?r.Aunque estos dispositivos ayudan a mantenerlo accesible para sus colegas y clientes, deben ser utilizados con discrecin y de manera que lo ayuden a desempe-ar su trabajo, seal Anna Post, experta en etiqueta en el Instituto Emily Post, en Burlington, Ver-mont.

    P.En las juntas, le gusta tomar apuntes en su tableta, smartphone o laptop. Es aceptable?r.Los smartphones y tablets son una nueva presencia en las salas de juntas y, a diferencia de las laptops, a menudo se les asocia con juegos, mensajes de texto y otras actividades no laborales. Eso pue-de transmitir el mensaje de que no est prestando atencin, afirm Matt Eventoff, propietario de Prin-ceton Public Speaking, negocio de

    capacitacin en comunicaciones, en Princeton, Nueva Jersey. Tan pronto saque el dispositivo, dgales a los dems: yo uso mi iPad o tel-fono para tomar apuntes, indic.

    P.Tiene algo de malo leer discre-tamente correos o mensajes de texto personales en dispositivos mviles al estar en la oficina y en-tre compaeros de trabajo?r.An si es discreto, podra no ver seales sociales importantes que solo se pueden percibir cara a cara, dijo Rachel Weingarten, presidenta de Interrobang, firma de estrategia mercadotcnica, en Nueva York.

    P.Qu hay sobre contestar el celu-lar en horas de trabajo?r.Si est en reunin, solo tome llamadas urgentes. Hgales saber a los dems que est esperando la llamada, ajuste su telfono al mo-do de vibracin y salga de la sala para contestarlo, seal Eventoff.

    P.Si est dirigiendo una junta o una presentacin, cmo se puede asegurar de que los asistentes pon-

    gan atencin a los ponentes y no a sus celulares y tabletas?r.Establezca reglas bsicas, aconsej Post. Los buenos mo-dales estn muy ligados a las ex-pectativas sociales, y cuando deja esas expectativas en claro, es ms fcil mostrar desaprobacin si al-guien contesta su telfono.

    P.Aunque los dispositivos mviles son suyos, la red de Wi-Fi que usa pertenece a la compaa, as como parte de la informacin que lee y almacena. Qu precauciones de-be tomar para proteger a su com-paa y a s mismo de responsabili-dad si pierde el telfono o tableta?r.Averige si su compaa cuenta con una poltica de uso acepta-ble para los dispositivos mviles. Si no es as, establezca sus propias protecciones, apunt Kieran Nor-ton, director en la prctica de se-guridad y privacidad de Deloitte, firma de servicios profesionales.

    Si es posible, active la funcin de autoborrado, que permite eli-minar de manera remota toda la informacin en el dispositivo en caso de prdida o robo, asever.

    POR STEPHANIE CLIFFORD

    Cuando Nadia Karim va de com-pras, no espera a dependientes. Guarda artculos de apps y de si-tios de la Red en su telfono celu-lar como una lista de compras. Y mientras ve en una tienda (hace poco al probarse unos zapatos Sam Edelman, en Nordstrom) utiliza el telfono para comparar estilos en tiendas de la competencia como Macys.

    Con toda honestidad, ya que voy tanto de compras, a veces siento que conozco las marcas mejor que algunos de los empleados, dijo Ka-rim, analista de 26 aos en Intel, en Phoenix, Arizona.

    Para los compradores que cre-cieron con el comercio electrnico, la respuesta a puedo ayudarle? es cada vez ms un firme no, in-cluso en tiendas minoristas como Nordstrom que han construido su reputacin en torno al servicio al cliente.

    Sin embargo, en lugar de poner-se a la defensiva, algunas tiendas y marcas estn creando nuevos de-talles personales que involucran dipositivos y no tanto personal de ventas.

    Bobbi Brown tiene televisiones con pantallas sensibles al tacto pa-ra demostrar trucos de maquillaje. La tienda de calzado de la estrella del baloncesto LeBron James, en Miami, tiene 50 iPads para descri-bir su mercanca.

    Las compaas estn agregando la tecnologa ahora porque se ha abaratado lo suficiente para que sea viable y porque Apple y otros fabricantes de tabletas y pantallas sensibles al tacto estn incremen-tando sus esfuerzos de ventas.

    Existe una tendencia a creer que si hablas con alguien, van a perder tu tiempo o a venderte algo que no necesitas, dijo Ricardo Quintero, gerente general global de desarro-llo de mercados para Clinique, que

    usa pantallas sensibles al tacto en sus mostradores. Esto est elimi-nando la presin.

    Nordstrom introdujo una app en el otoo que los ejecutivos espera-ban que la gente usara en forma remota para ordenar artculos al tiempo que vean televisin o es-peraban un tren. Sin embargo, los clientes adems usaron la app ya en Nordstrom en lugar de acercar-se al personal de ventas.

    La forma en que el cliente defi-ne el servicio y en que quiere que le presten el servicio est cambiando

    muy rpidamente, y mucho de eso es impulsado por la tecnologa, dijo Erik Nordstrom, presidente de tiendas para Nordstrom. A mu-chos clientes les gusta tocar y sen-tir y probarse la mercanca, pero tambin quieren esa informacin que obtienen en lnea.

    Despus de agregar Wi-Fi a casi todas sus tiendas, Nordstrom prue-ba estaciones de carga y series de iPads y computadoras.

    Las tiendas dicen que por ahora no estn despidiendo empleados para dar cabida a sus contrapar-

    tes digitales. Sin embargo, Sherry Turkle, catedrtica del Instituto Tecnolgico de Massachusetts (MIT), dijo que los compradores perdan algo intrnseco a la expe-riencia humana cuando evitaban a

    los dependientes.Han eliminado mucha de la ri-

    queza, del desorden y de la exigen-cia de tener que lidiar realmente con personas, coment.

    Karim dice que ella no evita a todos los dependientes, pero que la tecnologa le ha dado la libertad de ser selectiva. Todava disfruta de platicar con quienes estn detrs de los mostradores de maquillaje, por ejemplo. Es divertido ver las cosas en persona y tocar las telas y probarte zapatos, coment. Es una experiencia social.

    Sea corts si usa dispositivos inteligentes

    Muchos clientes prefieren la Red para ir de compras

    stuart isett para the New York times

    Aparatos pueden complementar el servicio al cliente.

    pauL hoppe

    ms tiendas incluyen aparatos en la experiencia de compras. en la imagen, thyra mckelvie navega en una ipad en una tienda Nordstrom, en seattle.

  • C O R D I L L E R A T I A N

    M A C I Z O A LT I

    Mar Caspio

    Mar de Aral

    Golfo Prsico

    Mar Negro

    Berel

    Kargaly

    Shilikty

    Zhalauli

    Dinasta HanAprox. Siglo II a.C

    al Siglo I d.C.

    Primer Imperio PersaAprox. ao D a.C.

    KAZA J I STN

    U Z B E K I S T N

    TAY I K I S T N

    K I R G U I S T N

    T U R K M E N I S T N

    A F G A N I S T N

    C H I N A

    R U S I A

    P A Q U I S T NI N D I A

    I R NI R A Q

    A R A B I A S A U D I TA

    T U R Q U A

    G E O R G I A

    Objetos del sepulcroEN EXHIBICIN

    Tesoros de los tmulos de grupos nmadas en el antiguo Kazajistn revelan una sociedad estratificada con rituales elaborados y rico arte con influencia de sus vecinos chinos y persas.

    Una exhibicin en Nueva York incluye objetos de estos sitios.

    THE NEW YORK TIMES; FOTOGRAFAS DE "NMADAS Y REDES: EL ARTE Y CULTURA ANTIGUOS DE KAZAJISTN"Fuente: Instituto para el Estudio del Mundo Antiguo en la Universidad de Nueva York

    Placa de borrego cimarrn Siglo VIII al VII a.C.

    Placa de borrego cimarrn de montura de caballo Siglo IV al III a.C.Berel

    Ciervo Siglo VII al VI a.C.

    Placa de ave rapaz posadaSiglo VIII al VII a.C.

    "Mscara de leopardo de las nieves" de dos cabezas de bice y un ave en vueloSiglo VIII al VII a.C.

    Placa de cabeza de grifo de montura de caballoSiglo IV al III a.C.Berel

    Placa de cabeza de grifoSiglo IV al III a.C.Berel

    Parte de la diadema WusunSiglo II a.C. al Siglo I d.C.Kargaly

    C O R D I L L E R A T I A N

    M A C I Z O A LT I

    Mar Caspio

    Mar de Aral

    Golfo Prsico

    Mar Negro

    Berel

    Kargaly

    Shilikty

    Zhalauli

    Dinasta HanAprox. Siglo II a.C

    al Siglo I d.C.

    Primer Imperio PersaAprox. ao D a.C.

    KAZA J I STN

    U Z B E K I S T N

    TAY I K I S T N

    K I R G U I S T N

    T U R K M E N I S T N

    A F G A N I S T N

    C H I N A

    R U S I A

    P A Q U I S T NI N D I A

    I R NI R A Q

    A R A B I A S A U D I TA

    T U R Q U A

    G E O R G I A

    Objetos del sepulcroEN EXHIBICIN

    Tesoros de los tmulos de grupos nmadas en el antiguo Kazajistn revelan una sociedad estratificada con rituales elaborados y rico arte con influencia de sus vecinos chinos y persas.

    Una exhibicin en Nueva York incluye objetos de estos sitios.

    THE NEW YORK TIMES; FOTOGRAFAS DE "NMADAS Y REDES: EL ARTE Y CULTURA ANTIGUOS DE KAZAJISTN"Fuente: Instituto para el Estudio del Mundo Antiguo en la Universidad de Nueva York

    Placa de borrego cimarrn Siglo VIII al VII a.C.

    Placa de borrego cimarrn de montura de caballo Siglo IV al III a.C.Berel

    Ciervo Siglo VII al VI a.C.

    Placa de ave rapaz posadaSiglo VIII al VII a.C.

    "Mscara de leopardo de las nieves" de dos cabezas de bice y un ave en vueloSiglo VIII al VII a.C.

    Placa de cabeza de grifo de montura de caballoSiglo IV al III a.C.Berel

    Placa de cabeza de grifoSiglo IV al III a.C.Berel

    Parte de la diadema WusunSiglo II a.C. al Siglo I d.C.Kargaly

    Domingo, 25 DE marzo DE 2012 9

    c i e n c i a Y t e c n o l o g a

    POR JOHN NOBLE WILFORD

    Los antiguos griegos tenan una palabra para la gente que viva en las ridas y agrestes estepas euroa-siticas que se extienden desde el Mar Negro hasta la frontera china. Eran nmadas, lo que significaba que vagan en busca de pasturas. Eran trotamundos y, con cierta fre-cuencia, feroces guerreros a caba-llo. Bsicamente, eran el otro para las civilizaciones agrcolas y cada vez ms urbanas que surgieron en el primer milenio antes de Cristo.

    Dado que los nmadas no dejaron escritos, nadie sabe cmo se llama-ban a s mismos. Los nmadas eran menospreciados como pueblos en una etapa intermedia o estancada de evolucin cultural. Haban ido un paso ms all que los cazadores-recolectores, pero distaban mucho de asentarse para sembrar y cose-char, ni se diga llevar la vida ms social y econmicamente compleja de una aldea.

    Sin embargo, en aos recientes, los arquelogos han despejado las nociones de que las sociedades n-madas eran menos desarrolladas. Artculos encontrados en sepulcros

    que datan desde el siglo VIII antes de Cristo muestran que estos pue-blos prosperaban a travs de una estrategia pastoral mvil, al man-tener redes de intercambio cultural con vecinos extranjeros poderosos, como los persas y chinos.

    Algunos de los descubrimientos ms esclarecedores provienen de tmulos, llamados kurganes, en el Macizo de Alti, en el este de Kaza-jistn, cerca de Rusia y China. A juz-gar por la calidad y artesana que muestran los artefactos y al nmero de caballos sacrificados, los arque-logos han concluido que estos eran cementerios de la lite de dicha so-ciedad a fines del siglo 4 y principios del siglo 3 antes de Cristo.

    Casi la mitad de los 250 objetos en una nueva exposicin, Nmadas y Redes: El Arte y Cultura Antiguos de Kazajistn, provienen de estas tumbas de un pueblo conocido como la cultura pazyryk. El material pue-de ser visto hasta el 3 de junio en el Instituto para el Estudio del Mundo Antiguo en la Universidad de Nue-va York, bajo prstamo de los cuatro museos nacionales de Kazajistn.

    Dos ejemplo espectaculares son

    13 piezas de adorno personal de oro, conocidas como el Tesoro Zhalauli, de extravagantes figuras anima-les; y la diadema Wusun, una pieza de oro calado con piedras semipre-ciosas incrustadas hallada en un sepulcro en el Valle de Kargaly, en el sur de Kazajistn. Entre los ar-tefactos hallados en excavaciones recientes en kurganes estn piezas de oro; madera y cuernos tallados; una silla de montar de cuero; una almohada de cuero; y textiles, ce-rmica y bronces. Los arquelogos dijeron que la abundancia de art-culos de prestigio en los sepulcros mostraba la marcada diferencia-

    cin social de la sociedad nmada.Jennifer Y. Chi, curadora princi-

    pal del Instituto, escribe en el cat-logo de la exposicin que la colec-cin retrata un mundo de grupos nmadas que, lejos de estar sub-desarrollado, fusionaba patrones definidos de movilidad con prcti-cas de rituales aparentemente so-fisticados que expresan un vnculo estrecho con el mundo natural, con prcticas funerarias complejas as como con redes establecidas y con-tactos con el mundo exterior.

    Bsicamente, se movan en ca-ballo y camello junto con las esta-ciones del ao, mientras cuidaban

    rebaos de ovejas y cabras que les daban la carne, leche, lana y pie-les de su economa pastoral. Para sacarle el mximo provecho a las praderas que slo eran productivas en temporal, viajaban en grupos pequeos a los prados de los alti-planos para el pastoreo de verano y regresaban a las tierras bajas en invierno. Atravesaban llanuras ex-tensas para evitar el sobrepastoreo en una sola pastura marginal.

    A medida que sus redes se am-pliaban, las influencias extranjeras, en particular la persa, comenzaron a aparecer en artefactos nmadas del siglo 6 al siglo 4 antes de Cristo.

    Los nmadas del primer mile-nio antes de Cristo nunca dejaron de aplicarle toques imaginativos a los artefactos extranjeros que ad-quiran. Chi dijo que los nmadas transformaron a los animales fan-tsticos de otros pueblos en versio-nes an ms fantsticas: jabales enroscados en forma de lgrima y grifos que parecan cambiar sus partes en una sola imagen.

    Con estos smbolos enigmticos, una cultura que no desarroll escri-tura comunic su visin del mundo desde una tierra extensa y poco generosa a la que nunca pudo do-minar por complet, como tampoco estuvo este pueblo del caballo listo para asentarse.

    Hallazgos arqueolgicos revaloran a los nmadas

    ZAINOLLA S. SAMASHEV/INStItutO dE ArquEOLOgA MArguLAN

    un tmulo en Kazajistn.

  • 10 Domingo, 25 DE marzo DE 2012

    L A V I DA : R E L AC I ON E S

    Terapeutas se vuelven parte de los conflictos

    Sobre la conducta secreta de los solosPOR STEVEN KURUTZ

    Si nos queda alguna duda de que vivimos en la era del individuo, una mirada a los datos sobre vivienda lo confirma. Durante milenios, la gente se ha agrupado, ya sea en ca-vernas, chozas de barro o casas.

    En la actualidad, sin embargo, uno de cada cuatro hogares es-tadounidenses est ocupado por una persona que vive sola. En Manhattan, la mtica tierra de los solos, la cantidad es de casi una vivienda de cada dos. Alemania, Francia y Gran Bretaa tienen un mayor porcentaje de viviendas unipersonales que Estados Uni-dos, al igual que Japn.

    Es cierto, vivir solos tiene mu-chas ventajas: libertad para ir y venir como se quiera; espacio y soledad para desenchufarse en un mundo conectado, absoluto domi-nio de la cama.

    De todos modos, la vivienda unipersonal puede ser un caldo de cultivo de excentricidades. En cierto sentido, vivir solo represen-ta la liberacin del yo. El morador solitario es libre de incurrir en sus hbitos ms extraos, algo que se ha dado en llamar la Conducta secreta de los solos. Tenemos ganas de ir a la cocina desnudos a las dos de la maana y comer manteca de man del frasco? Quin se va a enterar?

    Amy Kennedy, una maestra de 28 aos que tiene un apartamento de dos dormitorios en High Point, Carolina del Norte, lo llama vivir sin controles sociales.

    Los efectos son evidentes, dijo: Hace seis aos que vivo sola, y me vuelvo cada vez ms rara.

    Entre sus rarezas domsticas figuran trotar en un mismo punto durante los comerciales televi-sivos, hablar en francs consigo misma mientras prepara el desa-yuno (escucha un CD de idiomas), cantar en la ducha y sacar de la secadora solo las prendas que se va a poner, con lo cual lo convierte en un armario improvisado.

    Todo el apartamento es nues-tra habitacin, seal Kennedy. Dejo un corpio en la mesa de la cocina y no me hago ningn pro-blema.

    Para Kate Bolick, redactora de una revista, vivir sola alienta una

    forma de trabajo muy especial.Puedo trabajar todo el da du-

    rante muchos das y dejar que el apartamento se venga abajo. Ni siquiera lavo los platos, declar.

    Con el tiempo, surge un yo do-mstico que difiere mucho del yo que se presenta al mundo. Todos tenemos mundos privados, por supuesto, pero la gente que vive sola dedica mucho ms tiempo a explorarlos.

    La permisividad de Rod Sherwood, por ejemplo, se concen-tra en su ciclo de sueo. Sherwo-od, que tiene 40 aos, es produc-tor discogrfico y representante de msicos, y trabaja desde su apartamento de Brooklyn. Una noche se va a la cama a las dos de la maana y luego, poco a poco, se va acostando cada vez ms tarde, hasta que me voy a dormir cuan-do sale el sol.

    Reflexiona: Me pregunto cuntas veces por ao repito ese ciclo. Me interesara graficarlo.

    Ronni Bennet, que tiene 70 aos y escribe un blog sobre el envejeci-miento, timegoesby.net, ha vivido sola toda su vida adulta excepto unos diez aos.

    Cuenta que ha adoptado un clsico hbito de quienes viven solos: Nunca, pero nunca, cierro

    la puerta del bao.Dejar la puerta abierta es uno

    de esos hbitos que por lo general no tienen importancia alguna, dijo. Pero cuando en su aparta-mento de dos dormitorios de las afueras de Portland, Oregn, hay visitas, tengo que hacer un gran esfuerzo para recordar que tengo que cerrar la puerta. A veces pien-so en poner una notita en la puerta del bao, pero no me gustara que otros la viera.

    Como muchos otros, Benett tam-bin habla sola (en realidad, le ha-bla a su gato). Le hago escuchar cosas cuando escribo, seal. Me mira como si escuchara. No discu-tira lo que escribo con mi gato si hubiera alguien ms presente.

    Otros dicen que sus mayores excentricidades emergen en la cocina. Muy rara vez hago lo que se llamara comidas, dijo Ste-ve Zummer, un programador de computadoras de cuarenta y tan-tos aos que vive solo en un loft de Manhattan. En lugar de ceirse a comidas y horarios convenciona-les, hace seis o siete incursiones por hora a la refrigeradora y sub-siste a cereales.

    La gente que se siente cmoda y hasta bien viviendo sola suele tener otro motivo de preocupa-cin: el temor, por as decirlo, a que el patrn de conducta se haya cristalizado en lo relativo a sus hbitos domsticos y que resulte difcil volver a vivir con otra per-sona. Es algo que me preocupa mucho, dijo Kennedy. No puedo revertir mis rarezas.

    A medida que el tiempo pasa y sigue viviendo sola, afirm, se vuelve menos flexible y menos considerada con las necesidades de otros. Si me voy de vacaciones con amigos, me siento abruma-da, dijo. Tengo que compartir la habitacin con otras personas? Tenemos que organizar los hora-rios de ducha?

    Pero Bennett, que convivi por ltima vez en 1976, dijo que no le preocupa volverse muy excn-trica para vivir con otro. Oigo hablar mucho sobre el exceso de malos hbitos que se adquiere. Si quisiera volver a vivir con al-guien, pienso que podra hacerlo. Uno puede revertir las cosas.

    JEREMY M. LANGE PARA ThE NEw YoRk TiMEs

    Amy kennedy dice que vivir sola significa vivir sin controles sociales.

    POR ELIZABETH WEIL

    Quin no ha vivido alguna vez esa experiencia horrible: organi-zar una fiesta o invitar a una pareja a cenar, y que empiecen a pelear. Ser testigo de peleas de pareja es sin duda menos terrible para los profesionales, no?

    De ninguna manera, dice Te-rry Real, terapeuta de familia. Es mucho peor. En la mesa del come-dor, se asiste como un simple ob-servador, dao colateral, explica Real. En el consultorio de terapia se supone que uno debe hacer al-go, dice.

    Que la terapia de pareja estresa a los terapeutas es desde hace tiem-po un secreto a voces.

    Es ampliamente reconocido que la terapia de pareja es la ms dificultosa, dice Richard Simon, editor de la revista The Psychothe-rapy Networker.

    Hay mucho en juego. Uno tiene que enfrentar la volatilidad. Suele haber secretos de por medio. Noso-tros simplemente tratamos de ha-cer explcito algo que quienes han

    hecho terapia de pareja ya saben: nos sentimos confundidos, esta-mos reidos con al menos uno de los pacientes, fuera de control. Una parte del problema deriva de que la clase de persona que tiende a ser terapeuta compasiva, sensible, serena, comprensiva en general no es la clase de persona que hace a un buen terapeuta de pareja.

    El aj, aj tradicional y pasivo no sirve, dice Real. A uno tiene que gustarle la accin. Para mane-jar el combate matrimonial, un te-rapeuta debe meterse, inmiscuirse con el paciente, ser un ninja. Eso amedrenta.

    Enfrentar la fuerza de dos indi-viduos fuertes cuando chocan es algo que asusta, dice.

    Peter Pearson y Ellyn Bader, psi-clogos y fundadores del Couples Institute en Palo Alto, California, describen la experiencia de ase-sorar a parejas muy conflictivas como pilotear un helicptero en medio de un huracn.

    Antes de comienzos de los aos 1960, los cnyuges en general bus-

    caban consejo en forma individual, no juntos. Posteriormente, los te-rapeutas comenzaron en cambio a ver a la mayora de las parejas de a dos. La prctica, conocida como terapia conjunta, fue muy criticada en las revistas de psicologa por carecer de principios emprica-mente probados y por ser una tcnica en busca de una teora.

    Virginia Satir, conocida como la madre de la terapia de familia, sostena que el objetivo de la tera-pia de matrimonios no era mante-ner la relacin ni separar a la pareja sino ayudar a cada uno a tomar las riendas de s mismo.

    No obstante, quin o qu debe ser salvado contina siendo una cues-tin no resuelta en algunas de las prcticas de terapia de pareja.

    Por empezar, existe un riesgo siempre presente de obtener la leal-tad de un cnyuge en detrimento del otro, explica William J. Doherty, profesor de sociologa de familia en la Universidad de Minnesota. Una observacin teraputica brillante puede estallarle en la cara al tera-peuta cuando un cnyuge piensa que es un genio y el otro cree que no tiene idea de la situacin o peor an, que est aliado con el enemigo.

    Algunos terapeutas estn ponien-do mayor nfasis en la rendicin de cuentas y el feedback. La mayora de los terapeutas no sabe cunto ayud a sus pacientes a largo plazo o cmo se comparan sus experien-cias, en caso de ser conocidas, con otros en su campo de actividad.

    William M. Pinsof, profesor de psicologa clnica y presidente del Instituto de Familia en la Nor-thwestern University de Evanston, Illinois, espera tener un panorama ms claro al respecto con el estudio que lleva a cabo sobre comporta-mientos de terapeutas asociados con cambios en sus pacientes.

    Muchas personas que traba-jan sobre todo individualmente se sienten abrumadas por el nmero de variables que deben manejar cuando trabajan con parejas, dice el doctor Pinsof.

    Hay que estructurar muy acti-vamente la sesin o el sistema liqui-da al terapeuta.

    Cuando se atienden parejas, in-dependientemente de lo que se ha-ga, se ve mucha ira y volatilidad, dice el doctor Pearson, del Couples Institute. Se ve a gente que pelea en el consultorio y eso genera mu-cha inseguridad y duda, todos los problemas de la propia infancia, de las relaciones. Quin se anota pa-ra repetir la experiencia?

    Es como pilotear un helicptero en medio de un huracn.

    LEAh NAsh PARA ThE NEw YoRk TiMEs

    Ronni Bennett ha pasado la mayor parte de su vida adulta sola. ha adoptado un curioso hbito: Nunca, pero nunca, cierro la puerta del bao. Tiene que recordar hacerlo cuando hay visitas.

    koREN

  • Domingo, 25 DE marzo DE 2012 11

    a r t e Y e s t i l o

    NRITYAGRAM, India Una visita de 4 semanas a India me hizo sentir que presenci la danza donde sta es autnticamente cen-tral para la cultura.

    En la utopa dis-ciplinada de Nrit-yagram, un pueblo que se encuentra a una hora de viaje hacia el oeste de Bangalore y que

    est totalmente dedicado a la dan-za, es frecuente que la gente baile con msicos en vivo a la maa-na, al medioda y a la noche.

    La compaa del pueblo, el Gru-po de Danza Nrityagram, dirigido por Surupa Sen, es una brillante manifestacin de Odissi, una de las danzas clsicas de la India. Me qued 4 das en este pueblo, observando mientras la compaa se preparaba para una gira al ex-terior que realizar este mes y que incluye escalas en Nueva York, Louisiana, Iowa y Mxico. En abril, ofrecer talleres en el Mark Morris Studio de Brooklyn.

    Los viajes de la compaa al exterior contribuyen a mantener a flote las finanzas del pueblo. Nrityagram fue fundado en 1990 como un gurukul, o sea un pueblo residencial de enseanza, por la actriz Protima Bedi, exponente destacada de la danza Odissi.

    India tiene no menos de ocho gneros de danza que se consi-deran oficialmente clsicos. La compleja historia social y poltica del pas llev, empero, a la mayora de estas formas prcticamente a la extincin en los aos 1950. Casi todas estaban vinculadas con las devadasis, casta legendaria y en la actualidad virtualmente extingui-da de bailarinas de templos, de las cuales algunas eran concubinas, otras estaban destinadas a la cas-tidad y algunas eran prostitutas.

    Si bien los gneros estn otra vez bien establecidos, fueron am-pliamente reconstruidos durante el siglo pasado. Para los indios, el clasicismo est ntimamente li-gado al espritu de independencia nacional y al orgullo de los estados individuales. Tambin es una forma de ponerse en contacto con una tradicin que existi antes de

    la invasin occidental y otras inva-siones colonialistas.

    La danza Odissi proviene del estado de Orissa sobre la costa es-te de India, y algunos puristas de Orissa afirman que Nrityagram aleja la forma de la danza de su cultura natal. La verdad es, no obstante, que el origen del pueblo coincidi con la difusin mundial de Odissi como un boom dentro de la industria del ballet. Qu tiene de especial la danza Odissi? Sus rasgos ms caractersticos son sus sensuales desplazamientos del peso (lo que crea una serie de curvas en S principalmente en la rodilla, el torso y el cuello), su fra-seo rtmico y su conexin con an-tiguas descripciones escultricas de la danza. Como otras formas de baile del Sudeste de Asia deriva de Natya Shastra, el tratado sobre las artes escnicas escrito entre los aos 200 a.C. y 200 de nuestra era.

    En cualquier caso, esta antigua forma es a la vez nueva. Sus ca-

    ractersticas centrales acaban de ser codificadas basndose en la memoria viva y todava son muy discutidas.

    Ciertamente, por su amplitud y la riqueza de su belleza Odissi es una danza que merece ser consi-derada clsica. Como varias otras formas clsicas de India, tiene grandes capacidades con respecto de la forma pura (nritta) as como tambin a la expresin potica-mente dramtica (abhinaya). En Nrityagram, resulta deslumbran-te observar el movimiento facial y la comunicatividad gestual cautivante de las bailarinas en las secciones de abhinaya.

    La produccin que est a punto de iniciar la gira es un proyecto conjunto que rene a bailarinas y msicos de Nrityagram con un gur, coregrafo, percusionista y dos bailarinas de la Compaa de Baile Chitrasena de Colombo, Sri Lanka. (Los bailes Kandyan de Sri Lanka, que interpretan los ar-

    tistas de Chitrasena, forman otro de los numerosos gneros del sub-continente indio.) La produccin, llamada Samhara es un dilogo increblemente sutil entre los dos estilos. Las bailarinas de Nrit-yagram se refieren a Chitrasena como la contrapartida masculina del estilo Odissi esencialmente femenino.

    Las dos bailarinas de Sri Lanka que participan en este proyecto son muchachas sumamente encantadoras, delgadas y de piernas largas. No obstante, la diferencia entre su expresin y la de Nrityagram es de inmediato obvia. Las mujeres de Chitrasena cubren un espacio mucho mayor que las bailarinas de Odissi, tanto en la elevacin vertical suelta de sus miembros como en su des-plazamiento horizontal. Exhiben pocas de las curvas horizontales tiernamente sensuales que consti-tuyen el ncleo de Odissi. Tambin muestran su entusiasmo facial

    a travs de amplias sonrisas, mientras que las bailarinas de Nrityagram, como la mayora de los bailarines clsicos indios, man-tienen una compostura facial en pasajes de danza pura. Y en tanto las bailarinas de Odissi lucen una cadena de campanas entrelazadas tres veces alrededor del tobillo, las bailarinas de Chitrasena usan pul-seras de bronce con campanillas internas, sujetas tanto al tobillo como al segundo dedo del pie.

    Para un observador occidental, todo en el ballet indio es en un primer momento otro. Lo que resulta cautivante en la danza india es, no obstante, que contiene mltiples alteridades.

    Estas danzas indias contienen mltiples dualismos: elementos masculinos y femeninos, propie-dades escultricas y transiciones sinuosas, forma abstracta y m-mica, movimiento y reposo. Los contrastes del lenguaje permiten una infinita expresividad.

    ALASTAIR MACAULAY

    eNsaYo

    Pueblo de india mantiene vivo un estilo de danza

    Briana Blasko para The new York Times

    POR STEVEN LEE MYERS

    Robert H. Lieberman lleg a Myanmar, antes conocida como Birmania, por primera vez en di-ciembre del 2008. Era otro perodo oscuro despus de haber sido sofocadas las protestas populares de los monjes el ao anterior en la larga historia de represin y ais-lamiento del pas. No poda tener la ms remota idea de qu tan fortuito resultara ser el momento.

    Novelista, cineasta y catedrtico de fsica en la Universidad Cornell, en Ithaca, Nueva York, fue a la ca-pital, Rangn, a ensear cine y a hacer anuncios de servicios pbli-cos como parte del Programa de Especialistas Fulbright, uno de los pocos esfuerzos de ayuda estado-unidense en un pas al que Estados Unidos le ha impuesto sanciones. Se le advirti que no filmara.

    As que film, no tan clandes-tinamente, pero con suficiente precaucin para evitar llamar mucho la atencin en un lugar donde fotografiar edificios gu-bernamentales, bases militares, puentes e incluso ciertas calles es motivo de arresto. Durante ese viaje, y tres ms en los siguientes dos aos, grab 120 horas de video que documenta la vida en un pas hermoso, pero oprimido y empo-brecido, justo cuando empezaron a aparecer los indicios del cambio poltico.

    El resultado, editado a 88 minu-tos, es They call it Myanmar: lifting the curtain (Lo llaman Myanmar: levantando la cortina, un documen-tal que se exhibi e

    l mes pasado en Nueva York. Lieberman termin el filme el ao pasado, justo cuando el nuevo Go-

    bierno de Myanmar (elegido en una votacin universalmente de-nunciada como antidemocrtica) empez a abrirse, lo que la hace una exposicin oportuna de un pas poco conocido.

    Myanmar tambin recibe una gran atencin de los cineastas atrados por la lucha heroica de su movimiento democrtico, encabe-zado durante el ltimo cuarto de siglo por Daw Aung San Suu Kyi, ganadora del Premio Nobel de la Paz.

    Luc Besson, el director francs, film The Lady, una pelcula bio-grfica sobre Aung San Suu Kyi. La cinta es estelarizada por Michelle Yeoh y se estren a nivel nacional en EU durante el invierno y la pri-mavera.

    Aung San Suu Kyi es la voz ms clebre en la cinta de Lieberman,

    pero solo una entre docenas de per-sonas a las que entrevist, algunas mostradas con sus rostros en tinie-blas.

    Creo que una mano firme, fuer-te y autoritaria no puede crear uni-dad, dice la disidente en la cinta, al explicar la mentalidad de los go-bernantes militares hasta la elec-cin del nuevo presidente, U Thein Sein, aparentemente reformista. Solo puede dar la apariencia de unidad.

    Durante sus visitas, Lieberman percibi los cambios polticos ba-jo el rgimen de Thein Sein, pero salvo por la presencia de Aung San Suu Kyi, la cinta no profundiza en la democratizacin.

    Pensar no es una opcin, dice una mujer, al describir la naturale-za orwelliana del lugar; su rostro no aparece en pantalla.

    Cineastas revelan con cautela el rostro de Myanmar

    magali Bragard/cohen media group

    en un filme biogrfico sobre daw aung san suu kyi, nobel de la paz, ella es interpretada por michelle Yeoh.

    el pueblo de nrityagram rescat la danza odissi, que estaba a punto de desaparecer. en la foto, integrantes de compaas de ballet ensayan. odissi se distingue en parte por su conexin con las antiguas descripciones escultricas de la danza.

  • 12 Domingo, 25 DE marzo DE 2012

    0325_PRE_01_COV0325_PRE_02_WOR0325_PRE_03_WOR0325_PRE_04_JMP0325_PRE_05_JMP0325_PRE_06_WOR0325_PRE_07_WOR0325_PRE_08_BIZ0325_PRE_09_SCI0325_PRE_10_LIV0325_PRE_11_ART0325_PRE_12_AD