8antonio gomez_robledo- ser y valor

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  • 7/24/2019 8Antonio Gomez_Robledo- Ser y Valor.

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    S R Y V LOR

    Iuoat ntegros accedere fantes

    de rer. n a t o 1,927

    No es siempre fcil dar razn cabal de la aparicin de ciertas disciplinas

    filosficas hasta cierto punto inditas -por lo menos nominalmente-, y

    sobre todo cuando tal fenmeno acontece despus de veinticinco siglos de

    filosofar. El progreso o el retroceso alternativamenterecurrentes,el volver

    incesantementeal punto de partida, la meditacin asumida y reasumida, y

    siempre con originaria y radical responsabilidad,sobre los mismos temas,son

    caracteres del pensamientofilos6fico que apenas si sorprendernal no ini-

    ciado en la filosofa, pero no al que sabe bien que ste es el destino de la

    inteligencia humana cuando se arroja a la conquista de lo primero y lo

    l-

    t imo, de lo que por definicin est ms all de toda experiencia inmediata.

    Todo estova de suyo en la gran aventura. Pero la perplejidad es real, y para

    el filsofo no menos que para el profano, cuando de repente parece descu-

    brirse una nueva regi6n del ente o su sentido, como si hasta entonceshubiera

    estado oculta al afn inquisitivo del hombre.

    o En ocasionesha podido darse de estoshechosun diagnsticohasta cierto

    punto preciso, y sobre todo cuando el transcursodel tiempo permite apreciar

    exactamentela situacin. Hoyes posible decir, por ejemplo,por qu no hubo

    filosofa de la historia en la antigedad clsica, no obstante la gran historia

    que entoncesse hizo y se escribi. Para aquello, en efecto,y ademsde

    vivir

    la historia e incluso de escribirla, era necesaria la conciencia histrica, es de-

    cir, la visin de un mundo en el cual lo nico, lo singular y

    1 0

    irreversible

    fuesen lo decisivo. Ahora bien, esta visin no fue posible dentro de una cul-

    tura y para una mentalidad que de un modo u otro busc siempre su salva-

    cin en lo formal, lo normativo y lo universal; una cultura para la cual, sin

    exceptuar al mayor de sus filsofos, la inmovilidad era el valor supremo,y

    despusde ella lo que ms se le aproximaba,como las rotacioneseternamente

    circulares y uniformes de los astros incorruptibles. Era menesteraguardar a

    la revelacin o manifestaci6nde actos tan singulares,irrevocables y definiti-

    vos como la Creacin, la Cada, la Encarnacin, la decisin voluntaria, tan

    terriblemente irreversible en ciertas criaturas; era menester que todo esto

    actuara en la conciencia humana con tan tremendoimpacto para que verda-

    deramentepudiera saberselo que es la historia.

    Podramos dar una explicacin semejante,de tan limpios perfiles, con

    respecto a la axiologa? El nombre por lo menos,data apenas,como quien

    [211 ]

    Dinoia, vol. 4, no. 4, 1958

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    ANTONIO GMEZ ROBLEDO

    dice, de nuestro siglo. Lavelle atribuye a Urban- su difusin si no su in-

    vencin; y en todo caso sera difcil encontrar precedentesnominales ms

    all delGrundriss der Axiologie de Eduardo vonHartmann,publicado en 1907.

    Precedentesrea les ciertamentelos

    haba,

    pues ya

    Krebg

    haba propuesto el

    nombre,que no corri con fortuna, de Timologa; y por ltimo, parece haber

    consensogeneralen cuanto a reconoceren Lotze (1817-1881)el padre de la

    filosofa de los valores,as no sea sino por haber introducido, antesque otro

    alguno,los conceptosde valor y validez (Wert-Geltung) comocategorasau-

    t6nomasy aun irreductibles a cualquier otra categora o trascendentalonto-

    lgico.

    Todo esto,empero,es cosa apenasde ayer (en la historia de la filosofa

    un siglo es un menguadotracto temporal)y la pregunta surge,apremiante,

    de cmo fue posible que tanto tiempo pasa ra sin que los hombres, y en

    particular los fil6sofos, se hubieran hecho cuesti6n expresade lo que en la

    misma medida que el ente, o por ventura ms an, es objeto primordial de

    la reflexin filosfica, o sea su relacin con nuestra participacin y nuestro

    obrar.

    Lo

    prmero

    que ocurrira contestar-y es, en efecto,la respuestausual

    del espritu perezoso o reaccionario--, es que la nueva disciplina no era,

    cuandoms,sinouna nueva agrupacinde viejostemascon otra terminologa

    u otro mtodo;una especie de compilacin o codificacin, bajo ciertas cate-

    goras generales,de las axiologas regionalesque ya estabanall, aunque con

    otro nombre,en todas las esferas de estimaciny sentido: en tica, en est-

    tica, en filosofa de la religin, etc. Pues para no mencionarsino unos cuan-

    tos nombres

    y

    doctrinassobresalientesno

    haba

    ya desdeScratesuna refle-

    xin muy de prop6sitosobre los valores de la conductahumana,y no haban

    sido despusestosvaloresminuciosamenteinvestigadosy descritosen la tica

    aristotlica? Con los valores estticospor su parte no haban hecho lo pro-

    pio Platn, Aristteles,Longino, Plotino, el Pseudo Dionisio y tantos ms?

    y aun el ordenjerrquicode los valores,y por si estofuera poco,la expresin

    misma de valor, bien que en formas verbales no estaba ya tal cual en

    aquella pgina, siempre sobrecogedora,de los tres rdenespascalianos?Qu

    podan, pues, hacer Lotze y la escuela de Baden y los ax logos de Viena

    despusde esta tradicin esplndida, sino elaboraruna escolsticaen

    e l

    peor

    sentidode la palabra, asuntode nuevosrtulos y nuevas formalidadessin el

    menor contenido creador?

    Algo hay de verdad en estas apreciaciones,pero tomadasen todo su

    hermetismo,son sin duda injustificadas. Como a menudo se

    ha

    observado

    con toda razn,no hay ningn gran movimientohistrico: religioso,poltico)

    Trait des oaleurs, Pars , 1951; 1,

    pg.

    24.

    2 Valuation, its nature and lasos,New York, 1909.

    N. Hartmann, Ethik, Berln, 1949; pg. 417: Sie sind (las virtudes) die Werle

    des men8chlichenVerhaltens selbst.

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    SER Y VALOR

    2 3

    filosfico, ete., que pueda tener curso y dejar huella ms o menos profunda

    si no respondea una necesidadreal del espritu o si no lo animansino viven-

    cias superficialeso bastardas. No hay, por ejemplo,una sola religin viviente

    que haya sido fundada y mantenidacon designiosexclusivosde superchera;

    ni

    hay tampoco ninguna filosofa con acusada impronta en la historia, en

    cuya formacin y desarrollo no intervenganotros factores fuera del virtuo-

    sismo verbal o el espritu de sistema.Ahora bien, la filosofa de los valores,

    aun dado caso gue actualmenteestuviera ya en sus postrimeras (cosa por

    10

    demsmuy probable) t iene en su haber una suma

    im

    resionante de obras

    de singular prestigio, con gran es concepcionesy profundos anlisis; y as

    no-fUesesino por estosltimos, aunqueen lo otro y lo mayor hubiera fallado

    su meta,representaun caudal de pensamientoal que no es de ningn modo

    lcito pe rmanece rajeno y con e l que de hoy en ade lante hay que conta r.

    Cmo entoncesno ver en el origen

    y

    desenvolvimientode esta filosofa el

    ms inequvoco signo de autenticidad?

    Con la axiologa ha pasado,me parece,lo mismo que con el existencia-

    lismo y

    no obstante que el contenido doctrinal de uno

    y

    otro movimiento

    sea tan diferente, por no decir contradictorio. Por el solo hecho de haber

    bajado hasta las charlas de caf (a donde,dicho sea de paso, bajan tambin

    cosas tan serias como la religin y la polt ica) no quieren muchos ver en el

    existencialsmo

    sino esnobismoy palabrera, cuando en verdad representa,

    por lo menosen sus grandesmaestros,la decisin heroica.de enfrentarsede

    una vez por todas a realidades tremendasque slo la cobarda humana-a

    la que por lo visto no escapantampocolos filsofos- haba podido disimular.

    La filosofa misma haba sido arrastradaen la cada de la cotidianidad,y fue

    el existencialismoquien la hizo volver al modo de la existenciapropia. Pues

    de la propia suerte la filosofa de los valores surgi tambin de la necesidad

    impostergable de conquistaro reconquistarrealidades sin las cuales la vida

    humana no tiene sentido en absoluto. O es que no podemosllamar reali-

    dad a lo que , sea en s mismo lo que fue re , clama , como e l va lor, por su

    realizacin?

    Todo e l punto, sin embargo, est en saber si en este caso hemos de

    hablar de conquista o de reconquista,y por dems est decir que la opcin

    en uno u otro sent ido deja intacto el pathos en absoluto autnt ico del mo-

    vimiento. Dando por sentado,por lo menosprovisionalmente,que esas dig-

    nidades u honores

    U S l > i- - U L U )

    de la vida humana, que son literalmente

    los valores, estaban en aquel momentoausentesde la conciencia filosfica

    tratbasede un continentehasta entoncesignoto, o tan slo de una obnu-

    bilacin circunstancialdel espectador,y por ms que la unidad temporalde

    la circunstancia haya podido englobar varios siglos?

    Mi ms sincera conviccin ha sido siempre la de que estolt imo, y DO

    .aquello,fue lo que ocurri puntualmente. Lo cual no implica que por ello

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    ANTONIO GMEZ ROBLEDO

    solo caigamos en la posicin reaccionaria de que antes habl, pues toda

    reconquistase emprendesiemprecon nuevasa rmasy con mayor experiencia,

    y los hall~ zgos,en definitiva, son a la postremuchoms ricos que el inven-

    tario original. Esto, empero,a condicin de saber coordinar lo uno con lo

    otro, de injerta r lo nuevo en lo antiguo, pues de otro modo, y por muchos

    que seanlos logros parciales,se acabar a la postre,como le est pasandoa

    la axiologa que es pura axologa, en un callejnsin salida. Pero es tiempo

    ya de justificar todas estasafirmaciones,para lo cual hemosde mostrar su-

    cintamente las circunstancias histrico-filosficasque en determinado mo-

    mento llevaron a la apoteosissolitaria del valor, y cmo debe operarseel

    retomo al ser,manantialprimero e indeficiente del valor.

    La devaluacin de l ente

    Que en el pensamientofilosfico occidental,e l ente estuvo tradicional-

    mentepermeadode valor, es poco menosque un lugar comn en la historia

    de la filosofa.

    Ens e t bonum convertuntur,

    dijeron los escolsticos,resu-

    miendo en esta mxima una tradicin que remontabapor lo menos hasta

    Platn. La Idea del Bien, en efecto,principio del ser y del conocer,sol del

    mundointeligible y tambindel mundo sensible,es ciertamente-por mucho

    que pueda controvertirsean su identificacin con Dios- la ms cumplida

    e inescindible sntesis de ser y valor. Ms an, pudiera decirse que el valor

    tiene en ella una acusada primaca sobre e l ser, como quiera que , segn

    dice Platn, la Idea del Bien est ms all de toda esenciao sustancia con-

    creta ,y a todas las sobrepujaen poder y dignidad.

    5

    Nada puede ser si no

    es buenoen algunamedida,y el valor es as el t tulo a la existenciade toda

    entidad que positivamentepodamosdesignar corno'tal.

    Esta concepcin,una de las ms sublimes seguramentedel entendimien-

    to humano,pervive en Aristteles,y aun all mismodonde ms de propsito

    se.pone el Filsofo a impugnar la Idea platnica del Bien. La polmica no

    nos interesaaqu, e inclusive puede sostenersecon buenasrazones que los

    antagonistassonms bien Espeusipoy Xencrates,en cuyas manoshaba su-

    frido aquella Idea una depauperacinradical. Como quiera que sea,Arist-

    teles afirma en ese mismo lugar que el bien se dice en tantos sentidos como

    el ente, o sea,ni ms ni menos,el ens et bonwm convertuntur de los medie-

    vales. El ente es en Aristteles,por supuesto,objetode predicacionesmlti-

    ples, pero en cada una de ellas estar nsito el valor correspondiente.Ms

    an,la mismaprimaca del valor sobreel ser,que creemospercibir en Platn,

    se mantieneen Aristteles,por cuanto que la causafinal, que es para cada

    4 Lavelle,

    op. cit.,

    1, pg. 305:

    Utre est la soutce de la valeur.

    5 R ep . VI, 5 0B e : E1txELva tijt ; o u aL a t ; 1t(lEa~dq. xai IlUv 1EL.

    6

    E.

    N

    1, 6, 1096a 24:

    TuyaitOv taaXWt; AYE taL t ii WtL.

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    SER Y VALOR

    2 5

    ente su bien, es de todas la primera y principal, ornnium potissima; aquella

    que puede dar acabadarazn de cada cosa,por gobernarel desplieguecom-

    pleto de las virtualidades del ente y la esencia.

    Dejemos de momentola escolstica,que ser en seguida objeto de tra-

    tamiento sistemtico,y pasemosa indicar someramentelas causas por las

    cuales el ente fue literalmente depreciado, devaluado, eviscerado de toda

    estimaciny dignidad.

    El procesoha sido descritomil veces y por eminentespensadores,y to-

    dava Lavelle lo resumeinmejorablementeal decir que el ser no puede ser

    extraoal valor sino cuando se ha acabado por identificarlo con una cosa,

    lo que equivale a debilitarlo, a privarlo de su vitalidad, a matarlo en suma,

    El ente mortificado: Ttre mortifi, dice Lavelle; y como l podramostam-

    bin nosotrosdevolver a nuestro verbo su probable sentido prstino, el que

    ciertamentetuvo en latn:

    mortificare, mortuum facere.

    Cmo fue, entonces,

    que se mat al ente?Pues sencillamenteal dejarlo reducido a la condicinde

    cosa,de cosaextensay por tantoinertey vaca, por obra de la revolucininte-

    lectual cuyos frutos fueron la ciencia modernay la filosofa cartesiana.Pensa-

    miento y extensin:s i una y otra cosa estabandivorciadas en el hombre

    mismo cmo no iban a estarlo en el resto de la creacin? El valor es, de

    cualquier modo que se le considere,la proyeccindel espritu; y siendo as

    quvalor poda tener en adelanteun mundo,el de los sentidospor lo menos,

    que no era ya ms -como lo haba sido desde Pla tn hasta e l simbolismo

    medieval-, la fulguracin del espritu?

    Esta reduccin del ente a categoraspropias de la ciencia fsico-mate-

    mtica poda estarmuy en su lugar para e l solo fin de fundar la legalidad

    de un saber de dominio sobre la naturaleza,y este saber era una conquista

    incuestionablementelegtima del espritu humano. Para este solo propsito

    metodolgicopuede concederseque era ms bien perturbante que coadyu-

    vante el operar con categorascomolas formassustancialeso las causasfina-

    les, y que en su lugar deba hacerse sobre todo con las otras categorasde

    extensin

    y

    movimiento. Mas la filosofa, como saber del ente en general,

    debi haber conservadosu soberana,y el ente,a su vez, su antigua plenitud

    de valor

    y

    sentido.

    No fue as desgraciadamente,como lo sabemosharto bien; y en la im-

    posibilidad de describir aqu las etapasde este proceso,bastarcon recordar

    cmoen Kant se consuma,al parecerirrevocablemente,el divorcio entre ser

    y va lor o debe r ser

    (Sein, Sollen),

    quedandoel segundosin contenidoma-

    terial alguno y dependientede un a

    p r r

    puramente.ormal. Introducir en

    este mbito una materia cualquiera midiendo con el mismo rasero,

    en esta calificacin, cosas tan distintas como bienes empricos y valores-,

    7

    Lavelle,

    op. cit.,

    J, pg. 302:

    Utre n'est tranger

    e l

    la oaleur que s i on l'identifie

    e l

    une chose; e est--dire s i on le mortifie. . .

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    ANTONIO GMEZ ROBLEDO

    era, segnKant, hacer dependerla ley moral de algo contingente,y conver-

    tir,

    por ende, en hipottico el imperativo categrico.

    Como no era posible que con esta solucin se conformara el espritu .

    humano, que no vive de s mismo ni de su propia legislacin, sino de los

    objetosintencionalesen que se proyectay de que se nutre, la razn prctica

    de Kant esya en Lotze, comolo dice lmismo,

    snnma

    de razn que percibe

    sentimentalmenteel valor (praktische Vernunft, Werlempfindende Vernrunft).

    Toda la axiologa estya aqu, en estaexpresiny en esta equivalencia, como

    un intento denodadopor ir ms a ll de Kant, pe ro sin renegarde l, y en

    todo caso dejando viva la escisinradical entre razn terica y razn prc-

    tica, y correlativamenteentre el ente y esta otra misteriosa entidad (el len-

    guaje, como vemos, no nos permite salirnos del ente) que, a beneficio de

    inventario, se bautizaba con el nombre de valor. No era una representacin

    especulativa (de estono haba ni que hablar) sino algo que el espritu poda

    captar, como deca Lotze, en estadosde complacenciay dsplcenca,

    Por estoscaminos fue la filosofa de los valores, filosofa medularmente

    germnicaen el nombre, en la cosa,en sus presupuestosfilosficos y en sus

    . ms conspicuosrepresentantes:Lotze, Windelband, Rickert, Meinong, Ehren-

    fels, Brentano,Scheler,Eduardo y Nicolai Hartmann... En gran medida, se-

    guramente, enriqueci el patrimonio espiritual del hombre, y sobre todo

    -para m es stesu mayor aciertoy su legadoperdurable- devolvi al sen-

    timiento el papel que le correspondeen la aprehensinprofunda y eficaz del

    valor, y que con tanta ceguerale haba negadoel racionalismo. Pero con todo

    ello, el espritu reclama algo ms que las brillantes descripcionesde la feno-

    menologa,tan genialmentepuestapor Max Scheler al servicio de la filosofa

    de los valores,y algo ms que la restauracinde la intencionalidadsentimen-

    tal. Reclama tambin, y acaso sobre todo, una fundamentacinradical, una

    metafsica del valor, un retorno al arx en que se r y va lor se unifican, por

    venir uno y otro, en lt ima instancia, de quien es con identidad absoluta

    Ens swmmum y Summum bonwm. Ahora bien, si en la fenomenologa del

    valor y los valores realiz la axiologa conquistasimperecederas,en la meta-

    fsica del valor fracas rotundamente-digo, por supuesto,la axiologa pro-

    piamente dicha, con pretensionesde absoluta autonoma y sin races en la

    tradicin. En estecaptulo, en efecto,a qu hemosllegado,en fin de cuentas?

    En Scheler, a una clausura completa de estereino a la razn, tan ciega al

    valor como el odo a los colores ; en Hartmann a estomismo,y sobre esto a

    una hipostatizacin completa del valor, ya que los valores son, para este

    filsofo, esenciaso esencialidades

    (Werte s ind Wesenheiten)

    que tienen, en

    su constitucin,un en s y un para s An sich und fr sich) ni ms ni

    menosque el

    % a { } '

    am

    de la idea platnica. Hemos ganadomucho, al cabo

    8

    Mikrokosmos,

    Lepzg, 1876; 1, pg. 269:

    In Lust utul Unlust des Wertes inne

    u

    werden.

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    7/22

    SER Y VALOR 7

    de tantosavatares,con haber desembocadoen un neoplatonismo,o con ma-

    yor precisin,en un platonismoinentitativo,algicoy sentimental?Podr ser

    estomuy germnico,pero la filosofa no tiene por qu estar enfeudadani

    siquiera a

    la

    mentalidadms filosfica de los tiemposmodernos.

    De l mismo modo.que en e l otro gran campode l se r -y es sta la gran

    esperanzade nuestrosiglo---ha de insertarsela fenomenologade la existen-

    cia en la metafsica del

    esse,

    tambin aqu la fenomenologadel valor ha de

    fundirse con la metafsicadel bonum, del bien que se conviertecon el ente,

    y sin ser,no obstante,sinnimocon l. Yha sido tambin en Alemania donde

    se han llevado ya a cabo los primerosensayosde esta sntesis fecunda,vol-

    viendo, con nueva perspectivay ms profunda visin, a la vieja doctrina de

    las propiedadestrascendentalesdel ente. Es el nico camino, en mi modesto

    entender,por donde puede efectuarseestaAufhebung (que es, tambin aqu,

    cancelacin,conservaciny superacin) de la filosofa de los valores; y en

    lo que sigue no pretendo otra cosa que resumir, o cuando ms glosar, los

    resultados de esas investigacionesemprendidaspor mentes ms lcidas y

    mejor informadas.

    El ente

    y

    sus trascendentales

    A quieneshan puesto en entredichola posibilidad de una ontologa al

    mismo tiempo generaly material, bastara con oponerles,como simple dato

    objetivo y sin juzgar an de su valor intrnseco,esta doctrina sobre las pro-

    piedadestrascendentalesdel ente,uno de los monumentosde la filosofa pa-

    trstica y medieval.

    Antes que aquellos doctores,Aristteles haba postulado resueltamente

    la existenciade una ontologa semejanteal decir, en un lugar bien conocido

    de la Metafsica, que: Hay una ciencia que estudia el ente en cuantoente

    y las propiedadesque por smismole son inherentes. 0 Aristteles,con todo,

    no fue capaz de describir de manerarigurosa y sistemticaestaspropiedades

    inherentesal ente por su mismaconstitucin,no obstanteque en sus escritos

    figuren abundantestextos que fueron despusde gran ayuda a los escols-

    ticos. El porqu de esta aparentedeficiencia de su genio metafsico,trata-

    remos,si es posible, de esclarecerlodespus.

    Como en este artculo no pretendohacer historia de una cuestinfilo-

    sfica,sino abordarla directamente,nos colocaremossin ms en lo que puede

    9

    Mere ce n sobre todo pa rticula r mencin los tra ba jos de l P. loha nne s B. Lotz, S. L,

    principalmente:

    Sein

    u

    Wert (Zeitschrif t r katholische Theologie ,

    lnnsbruck, 1933) , as

    como e l curso profe sa do e n la Gre goria na :

    De proprietatibus entis transcendentalibus, y

    cuya sinopsis mimeogr fica he podido utiliza r por corte sa de l a utor, a quie n de sde a qu

    hago pblico mi agradecimiento. .

    10

    Met.,

    IV, 1, 1003a 20:

    Eonv

    maTlJ..Lllt'L\;

    f t

    itEOOQEit'o a y

    t

    O v ')tal 't'el 't'o't'cp

    \J1tQxoYt'a)tait'a\J't'.

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    ANTONIO GMEZ ROBLEDO

    considerarseel

    locus classious

    en estamateria,o sea el texto de Santo Toms

    donde aparecen, acabadamentefundadas y configuradas,e stas propiedades:

    que pertenecenal ente en cuanto tal.

    En el principio mismo de las

    Cuestiones Disputadas sobre la Verdad,11

    se plantea Santo Toms el problema de cmo es posible predicar a lgo del

    ente mismo sin que la predicacin sea una mera tautologa , toda vez que

    el ente,comodijo Avicena, es aquello que como lo ms patente concibe ante

    todo nuestro entendimiento, yen) lo cual, adems, se resuelven en ltima

    instancia todas sus concepcones.P

    No es menesterjustificar aqu 10 bien fundado de este aserto,tan propio

    de la filosofa tradicional, de que es en el ente donde s e resuelven en ltimo

    extremo todas las concepcionesdel entendimiento. La axiologa radical po-

    dra oponeraqu precisamenteque la categora o nocin de valor es irreduc-

    tible a la de ser o ente, y que, como se ha dicho, los valores no son, sino

    que va len. De ellos -dice Aloys Mlle r- no se puede predica r e l se r.

    Mas por qu? Pues sencillamenteporque, como en seguida aade, lo que el

    s e r es para los obje tos sensibles,esto mismo es el valer para los valores.t=

    De modo, pues, que si el valor puede postularsecomo irreductible al ser, es

    a consecuenciade haber previamente reducido el ser, con toda arbitrarie-

    dad, a una determinada regin ontol6gica , o sea , como dijimos antes , de

    haber cosificado e l ente . Por otra parte, es e l mismo Aloys Mller quien

    considera los valores como pertenecientesa una de tantas esferas de la rea-

    lidad

    (Wirklichkeit),

    bien que luego contraponga esta rea lidad a la otra

    realidad

    (Realitiit, Dinglichkeit)

    propia de los objetos sensibles. Habra as,

    por encima del Sein y del Gelten (esta filosofa germnicahay que tratarla

    con sus propios trminos) un conceptoms alto y comn a aquellos otros,

    que sera el de Wirklichkeit, por la que a su vez habra que entender, segn

    la definicin propuestapor Eisler, todo aquello que puede constituir el con-

    tenido de cualquier experiencia posble.P Todo es, pues, cuestin de enten-

    dernos;y lo que hace al caso es que la nocin del ente fue en los escolsticos

    tan amplia por lo menos como todo eso,ya que no se ' extenda tan slo a

    todos los objetos propiamente dichos, sino aun al llamado ente de razn, y

    aun de pura razn, sin la menor consis tenciareal y ni siquiera ideal. Y por

    lt imo, y en fin de cuentas ,si los axi logos del

    Gelten

    inentitativo han de

    decir otra cosa que esto de que los valores valen, y hacer siquiera una feno-

    de Ver. qu. 1, a . 1, c. Toda s la s cita s a continuacin, sa lvo indica cin en con-

    trario, estn tomadas de este mismo lugar.

    . 12

    I llud autem quod primo inte llectus concipit quas i not issimum,et in qua omnes

    canceptionesresolvit; est ens.

    13 Einleitung in die Philosophie, 2~ ed. , pg . 35.

    14

    op. cit ., loe. cit .: Was also das Sein fr die sinnlichen Gegenstiindeist, das ist das

    Gelten fr die Werte.

    15

    Worterbuch der philosophischen Begriffe, S~ ed., pg. 1841: Den Inha1t e iner

    miiglichen Erfahrung Bildende.

  • 7/24/2019 8Antonio Gomez_Robledo- Ser y Valor.

    9/22

    SER Y VALOR

    2 9

    menologa del valor, ya que no una metafsica,les ser preciso decir, como

    lo hacen de hecho abundantemente,que los valores son esto o lo otro, por

    donde tampoco escapana esta

    ultima resolutio

    de todos nuestrosconceptos

    en el ente . De un modo u otro, pues,y comoen los das de Parmnides,e l

    pensamientono puede desentendersedel ente.

    Por estas comprobacionesinmediatas,en suma, no precisa detenemos

    ms en este punto;y por otra parte,aunqueslo se aceptara comohipottica

    aquella proposicin,lo que interesaaqumostrares cmo el ente, cualquiera

    que sea su mbito, e s

    tambin

    bueno o valioso. As, pues, el problema es

    tan slo por lo pronto el de determinarcmo es posible predicar algo del

    ente sin mera sinonimia o tautologa,ya que, al parecer,toda ulterior deter-

    minacindel ente es tambin ente.

    A esto respondeSanto Toms diciendo que, por ello mismo,al ente no

    puede aadirsenada que tenga con respectoa l extraezao heterogeneidad

    de naturaleza,almodo comola diferenciase aadeal gneroo el accidenteal

    sujeto,ya que toda naturaleza es por esenciaun ente,16Cmo podr enton-

    ces hace rse esta adicin? No hay sino una va posible , y es, dice Santo

    Toms,en cuanto que por estas ulterioresde terminacionesexpresamosalgn

    modo del ente no expresadopor el nombredel entemsmo.l Todava aqu,

    sin embargo,hay que hacer una importanterestriccin,

    y

    es la de que este

    modono debe serun modo especial (specialis modus), o seauna determina-

    cin intracategorialcon arreglo a la cual el ente se constituyeen determinada

    categorao grado de entidad, como cuandohablamos,por ejemplo,del ente

    por s

    (per se ens),

    calificacin que de inmediato constituye al ente en el

    gnerode la sustancia. Debe, por el contrario,ser uno o varios modos que

    con absoluta generalidadsean consiguientesa todo ente (modus generalite1'

    consequens omne ens) y que, por otra parte,no estnmanifiestosa nuestro

    entendimientoen el solo concepto del ente..

    Ens sumitur ah actu e ssendi, dice Santo Toms, acogindoseuna vez

    ms a la autoridadde Avicena: el ente se toma,como expresino concepto,

    del acto de ser, o con mayorpropiedadtal vez, del acto de existir. Eus e s e l

    participio activo de esse,y significa, por tanto,el acto del verbo: Ens simpli-

    citer dictwm signif icat acta esse. Si podemoso no predicar la entidad de lo

    que no est en acto de existir, o con qu restriccin o reduccin a aque l

    acto,es cuestinque SantoToms deja aquintacta. Lo nico que le importa

    dejar sentadoes que el solo nombreo conceptode ente no revela por s solo,

    fuera del

    actas essendi,

    nada ms sobre la estructurainterna del ente. Esta

    revelacin no podr venir sino de estos otros modos que acompaan,con

    l~

    Sed enti non potesaddi aliquid quas extraneanatura,per modum quo differen-

    tia additur generi, oei accidens subiecto, quia quaelibet natura

    essenuallter

    e st ens .

    17

    Seeundum hoc aliqua dicuniur addere supra ens, in quantum exprmunt ipsiUS'

    modum, qui nomine ipsius entis non exprimitur.

  • 7/24/2019 8Antonio Gomez_Robledo- Ser y Valor.

    10/22

    220 ANTONIO GMEZ ROBLEDO

    absoluta generalidad,a todo ente. Con estoentramosen el ncleo mismo de

    lo que podramos llamar la deduccin de los trascendentalesdel ente; deduc-

    cin que Santo Toms lleva a cabo.de la siguientemanera.

    Estos modos generales,nos dice, tendrn que ser aquellos que son con-

    siguientesa todo ente consideradoen primer lugar en s mismo,y despusen

    orden o relacin a otro u otros entes .

    18

    En cuanto a 10 primero, del ente en s mismo podemos predicar dos

    propiedades,por afirmacin o negacin absolutasrespectivamente.Por afir-

    macin,la esenciaque competea todo ente,y que Santo Toms designa aqu

    con el nombre de

    res.

    Por negacin,la indivisin intrnseca del ente, corolario

    inmediato de su identidad consigomismo (mientras sea tal ente, y propia

    tambin, por tanto, del ente tempora l) y e s lo que se llama la unidad o el

    unum del ente.

    19

    Mas si ahora,en segundolugar, consideramosel ente en su orden o rela-

    cin con otro o con otros entes, tal re lacin a su vez ser o con respecto a

    todo otro ente, o bien a un ente de t ipo especia l. Por lo primero, tendremos

    la divis in del ente de todos los dems,y por ella ser llamado el ente

    a l go

    o mejor quizs, como trmino ms correspondienteal aliquid latino, algo

    otro.

    2

    Y por lo segundo a su vez, tendremosno ya la divis in solitaria del

    ente,sino su conveniencia o avenimientocon otro ente, el cual por su parte,

    dice Santo Toms en un pasaje de maravillosa profundidad, no podr ser

    sino un ente muy especialque por su naturaleza pueda convenir, avenirse o

    entrar en comunicacino contacto (todo estohay en los trminos

    convenien-

    tia

    o

    convenire)

    con todo ente.

    21

    Ahora bien, este ente,sigue diciendo el santo,es el alma, el ente abierto

    a todo ente sin limitacin a lguna , y que por e llo, por su intenciona lidad

    potencialmenteinfinita, es en cierto modo, comodijo Aristteles, todas las co-

    sas.

    22

    Hubiera estadomejor, es cierto, haber hablado aqu del alma intelec-

    tual, ' o todava mejor, del espritu, para el cual solamente la intencionali-

    dad no tiene trminos ni riberas, pero es indudable que a esto se refirieron

    precisamente Santo Toms y Aristteles. Y como en esta alma, concluye

    aqul, hay una potencia cognoscit iva y otra apetit iva , la conveniencia o

    conciertodel ente con el entendimientoconstituyela propiedad trascendental

    de la verdad

    (verum),

    en tanto que la convenienciacon el apetito es lo que

    llamamos el bien

    (bonum).

    18

    Uno modo secundum quod consequituromneens in se; alio modo secundum quod

    consequiturunumquodqueens in ordine ad aliud.

    19

    Nihil enim est aliud unum quam.ens indivisum.

    2

    Secundum divisionem unius ab altero; et hoc exprimit hoc nomen aliquid: dicitur

    enim aliquid quasi aliud quid.

    21

    Secundum convenientiamunius entis ad aliud; et hoc quidem non potest essenisi

    accipiatur aliquid quod natum

    sit

    convenire cum omni ente.

    22

    oc autem est anima, quae quodammodoest omnia, sicut dicitur in III de Anima.

  • 7/24/2019 8Antonio Gomez_Robledo- Ser y Valor.

    11/22

    SER Y VALOR

    Estos cinco trascendentalesdel ente

    (res, unum, aliquid,

    v e r u m ,

    bonum)

    pueden an, en la opin in comn de la Escuela , reducirse a tres.

    Res,

    en

    efecto (y lo dejamosas, en su rica plenitud nativa, imposible de verter, ni

    siquiera aproximadamente,en nuestro vocablo cosa ) designa aqu lo que

    esavoz quiere decir en su acepcinoriginaria, o sea lo que ante todo pode-

    mos pensaro decir de l ente re s - re o rs es decir, su esencia o quididad: lo

    que cada ente es; y, por lo tanto, es nocin contenidaformalmente,aunque

    de manera implcita, en el mismo conceptode ente. Ahora bien, los tras-

    cendentalesdeben aadir algo conceptualmentenuevo, algo que rebase an

    a lo contenido

    formaliter implicite

    en la nocin de l ente . As, pues,

    res

    se

    reduce a

    ens;

    y por manera anlogael

    aliquid

    se reduce al

    unum,

    por cuanto

    que la indivisin del ente consigomismo implica su divisin con respectoal

    otro. Por estodir un da Surezcon toda razn que si hemosde hablar con

    propiedady no forjar distincionesque no son en absolutonecesarias,no hay

    sino tres pasioneso afeccionesdel ente, a saber uno, verdadero y bueno.

    23

    Por otra parte, en e l mismo Santo Toms, y jus tamenteall donde ms le

    interesa esta doctrina para las cuestionesfilosficas o teolgicas de mayor

    momento,prevalece la frmula ternaria.

    Unum, oerum, bonum. ..

    stos son los modos por los cuales el ente

    revela a nuestro entendimientoalgo de su riqueza y dinamismo. Revela-

    cin y no evolucin,porque el enteno es para estafilosofa, como para Hegel,

    la ms pobre de las determinaciones,o 'aun la ausenciade toda determina-

    cin, sino todo lo contrario. Esta explicitacin del ente en sus propiedades

    trascendentales(pues trasciendentodos los gnerosen que el ente se coarta

    en esta o aquella categora) no obedecesino a la finitud de nuestro enten-

    dimiento, incapaz de apresar en un solo conceptotodos aquellos atributos.

    y

    por esto dijeron los escolsticosque entre el ente y sus propiedadesinme-

    diatasno hay distincin real, sino apenasuna distincin de razn, y aun sta

    mnima, y anlogaen todo a la que se da entre Dios y sus atributos,o sea la

    posibilidad de predicaciones infinitas dentro de la simplicidad absoluta.

    Los trascendentales del' ente

    y

    el Ente trascendental

    Esta referencia al Ente , que es nica y mxmamenteente, no es aqu

    una mera comparacin,s ino que es ella la que nos abre el camino para en-

    tendera su luz y en toda su concrecin,doctrinale histrica, esto que vamos

    declarando,como tambin para resolver ciertas antinomiasque han quedado

    latentesen lo hasta ahora dicho.

    'El ente, hemos dicho, es verdadero y bueno por cuanto que hay en l

    23

    Disp. met., IIl, 2, 3: Breviter dicendum est,

    si

    proprie loquamur et non fingamus

    distinctiones minime

    necessarias,

    tres tantum

    esse proprias

    passionesentis, scilicet unam,

    verum,booum.

    221

  • 7/24/2019 8Antonio Gomez_Robledo- Ser y Valor.

    12/22

    222

    ANTONIO GMEZ ROBLEDO

    una ordenaci6nesenciala otro ente dotado de intencionalidad cognoscitiva

    y

    apetit iva. Mas con esto parece introducirse una dualidad originaria en el

    ente mismo, ya que el espritu es apenasen cie rto modo todas las cosas,y

    para ser ms precisos, todas las que no son l. La verdad y el valor no

    podran entonces constituirse sino por una proyecci6n del espritu sobre la

    realidad (como lo afirman numerososaxlogos) y consecuentementeno po-

    dramos decir con todo rigor que lo verdadero y lo bueno son simplemente

    convertiblescon el ente. El ente no sera verdaderosino pa r a una inteligen-

    cia, ni bueno sino pa r a un apetito. Ahora bien, si toda dualidad debe fun-

    darse en ltimo extremoen la identidad (proposicinen la cual SantoToms

    estara en completo acuerdo con Hegel) es evidente que esta identidad no

    podr encontrarsesino en el Ente absolutoque es al mismotiempo el Espritu

    absoluto,y cuyo ser es, con identidad igualmenteabsoluta,su entendery su

    querer.Entendemosestostrminos,por supuesto,de acuerdocon SantoToms

    y no con Hegel, por ms que el primero,una vez ms,podra haber suscrito

    esta otra profunda intuicin del segundo,al expresarque

    el

    ser quiere decir

    en ltima instancia infinitud y espritu: Sein sagt le tziich Unendlichkeit und

    Geist.

    He ah por qu los trascendentalesdel ente no slo no tienen su imple-

    ci6n cabal sino en el Ente infinito, en el Ente propiamente trascendental. '

    sino que, sin referencia a l, ni siquierapodran predicarse,en la medida que

    sea posible , de l ente finito. De no existir, en e fecto, sino entes de esta

    especie,no habra sino modosespecialesy categorialesdel ente,y toda predi-

    cacin que pretendieratrascender

    estos

    modosno tendra comocorrelatosino

    una mera abstraccin,la mspobre efectivamentede todas,que sera esta vez

    el conceptode ente. Esta es la verdaderarazn de por qu en las ontologas

    circunscritasexclusivamenteal ente finito (como en la de Nicolai Hartmann,

    por ejemplo) no hagan falta sino las categoras,los gnerossupremos,y no

    estosotros conceptosque seran un mero entretenimientosi no arraigaranen

    el Ente que trasciendetodos los gneros,y en cuya eminencia y simplicidad

    absolutasestn todo e l se r y todo e l va lor. Y por e llo puede decir Santo

    Toms, en un texto capital, que estosnombresde ente y bueno, uno y ver-

    dadero, preceden absolutamente,de acuerdo con nuestromodo de entender,

    a los otros nombresdvnos.

    Ms concretamentean, y en lo que atae al oerum y al bonum, es pre-

    ciso hacer ver con mayor detalle cmode ninguno de ellos es posible predicar

    su identidad radical con el ente s i prescindimosdel Ente que es el ltimo

    origen y fundamentode todo ente actual o posible y de sus trascendentales.

    24 Por trascender e n a bsoluto toda de te rmna cn ca te goria l, como sie ndo e l ipsum

    Esse subsistens.

    Habr que de cir que ciertos t rminos, usados tambin en otra s filoso-

    fas, n o tie ne n, e n sta y en aqulla s, s ino apenas una comun idad lexicol6gica?

    25

    Sen t. I, d . 8, qu. 1, a. 3: lsta nomina: ens et bonum, unum et vernm, simpliciter

    secundumrationem intelligendi, praecedunt ala divina nomina.

  • 7/24/2019 8Antonio Gomez_Robledo- Ser y Valor.

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    SER Y VALOR

    223

    Toda verdad es, segn la Escuela, una adaequauo

    re

    et

    intellectus,

    pero

    la verdad trascendental,sta de que aqu hablamos,no puede consistir en la

    adecuacino conformidad entre la cosa y nuestro entendimiento (relacin

    siempre contingentey precaria), sino que debe darse con respectoal enten-

    dimiento que no est,como el nuestro,medido por la cosa,sino que es me-

    dida de la cosamisma,es decir, el intelectodvno.s Scient ia Dei est OJUSa

    1 1 e r u m : de todas sin excepcin,aun de los actos libres; y toda esencia actual

    o posible es por ello mismo, y en infinitos grados,trmino imitat ivo de la

    esencia divina. Por ello es todo ente,aun la materia prima en lo que tenga

    de entidad, radicalmente inteligible, racional y verdadero, con esta verdad

    que est en la cosamisma, comolo haba dicho, antes que Heidegger, San

    Hilario: Verum e s t manifestativum et declarati1YWIDs s e . La nica diferencia

    entre una y otra posicin estara

    en

    que esta patencia o revelacindel ente

    slo es posible, para los escolsticos,en funcin de la relacin trascendental

    (luego volver sobre este conceptode fecundidad incalculable) que hay en

    todo ente finito, en su esencia y existencia,con la idea divina.

    En cuantoal bien trascendental,es ms imposible an, si cabe,mostrar

    su conversinreal con el ente prescindiendode la otra relacin trascendental

    que stetiene con el Bien sumo,que es su causaejemplar,su causa eficiente

    y su fin ltimo. De este Bien fue del que ante todo dijo Dionisia -y lo

    mismo haba dicho, ms o menos,Platn-, que se efunde a s mismo Bo-

    num.est diffusivum sui)

    y por estofueronllamadasbuenas,desdeel principio

    del mundo,todas las criaturas:Et erant rolde bono. En un plano emprico o

    aun fenomenolgicoser siempre imposible hacer ver cmo todo ente sin

    limitacin alguna puede ser perfectivo del espritu humano (y comunicar

    perfeccinesten la esenciamisma del valor) comono sea tal vez en el en-

    riquecimiento de las especies intencionales. De manera incondicional s610

    refulge el va lor en lo que de algn modo es smbolo y traslado del Valor

    subsistente,imagen suya o por lo menosvestigio.

    Por aqu podremosya ver por qu, segnantesdijimos,no pudo la filo-

    sofa antigua llevar a su perfeccine sta doctrina de los trascendentales,con

    la firmeza de trazo y la hondura metafsica con que lo hizo la filosofa me-

    dieval. Para ello le falt la concepcinde la causalidadeficiente y ejemplar

    de Dios en todolo creado. A lo segundolleg apenasPlatn,y muy dudosa-

    mente Aristteles; a lo primero, ninguno.

    La refraccin trinitaria

    Pero a tal punto se acusa la impronta teolgica en esta metafs ica del

    ente,que ya no slo por el lado de la teologa natural, sino tambin por el

    de la teologa revelada puede aqulla destacarsean con mayor nitidez.

    26 de Ver. qu.

    7,

    a.

    2,

    e: Res naturales mensurant intellectum nostrum, sed sunt

  • 7/24/2019 8Antonio Gomez_Robledo- Ser y Valor.

    14/22

    ANTONIO GMEZ ROBLEDO

    Tengo para m que ste es uno de los puptos en que la teologa ms propia-

    mente dicha, la teologa posit iva, ha influido ms vigorosamenteen una

    doctrina que por otra parte ha conservado,a pesar de este impacto, toda

    su

    consistenciafilosfica; y no me explico cmono ha sido esto desarrolladoms

    largamente,como en otras cuestiones,por historiadoresde la filosofa medie-

    val, como Gilson

    y

    su escuela. Ser tal vez porque ha faltado, ms que en

    otras zonas de influencia, el documentohist6rico; pero esta misma ausencia

    podra ser un indicio de que por lo natura l y espontneodel influjo, por

    recibirlo tan de suyo como e l a ire y la luz, apenassi se consign, o no se

    consign6del todo, en textosescritos.

    Desde San Agustn por lo menos fue tendencia constante de la patrs-

    tica y la escolsticabuscar en las criaturas analogasdivinas, y ms expresa-

    mente an, analogas trinitarias; operaci6na la que estimulaba tanto la co-

    rriente plat6nica, segn la cual este mundo sensible es rplica del mundo

    inteligible, como tambin, y acaso ms, el corolario inmediato del dogma

    creacionista,a la luz del cual pudo verse cmo estaba,en la obra prima de

    Dios, selladoel resplandorde su rostro . Esta simb6lica,con todo, se detuvo

    al parecer, o se detuvo de preferencia,en la imagen propiamente dicha de

    Dios, esto es en el hombre , como aparece abundantementeen el tra tado

    agustinianode Trinitai:e. Hubo quizs un sentimientoreverencial que im-

    pidi ver en todo ente en general la refracci6n no s610del poder divino,

    sinode la vida ntima de Dios y de su misteriosafecundidad

    ab intra.

    Y, sin .

    embargo,el hecho es,una vez ms, que esta doctrina que hemosdescrito del

    ente en generalcomo animado de este dinamismo,de esta fecundacinpara

    la inteligencia, la voluntad y el sentimiento,no acaba de explicitarse cumpli-

    damentesino con referencia a Dios no slo sub ratione etuis, sino sub ratione

    deitatis, esto es, con vistas al misterio del Dios trino y uno.

    27

    El ente sin otra

    califcacn

    es, como hemosvisto, el mbito dentro del

    cual se constituyen los otros trascendentales.Ahora bien, si el ente es de

    estemodo no la nocin hegeliana carente de toda determinacin,y por ello

    mismo confinante con la nada, sino todo lo contrario,un surtidor inagotable

    de dinamismoy plenitud, es por su referencia,como a su causa total, al ns

    a se, al

    ip s u m .

    Esse subsistens, al Acto puro de existir.

    Y

    esta nocin, a su

    vez, aunque vlida de suyo en el terreno de la filosofa pura, la elabor6 de

    hecho la escolstica,como lo ha demostradoconcluyentementeGSOn,28 la

    mensurataeab inte llectu div ino, in quo ront omnia creata, s icut omnia art ificiata in

    inteUectuartificis.

    27Como nada est ms lejos de mi nimo que arrogarme ttulos de descubridor,

    quiero precisar an que lo nico que ha faltado en este punto en

    la

    escolstica (por lo

    menos en la bibliografa que he podido consultar) es una acabada sis tematizacin, de

    la .

    que, por lo dems, encontramosms que un esbozo en filsofos catlicos de nuestros das,

    como, por e jemplo, Lotz, en su curso indito sobre la s propiedades t ra scendentale s de l

    ente,

    y

    Edith Stein, principalmente en EOOliches lOOewiges Se in, Louvain-Freiburg, 1950.

    28

    Cf. principalmente:

    L'esprit de la philosophie mdivale.

  • 7/24/2019 8Antonio Gomez_Robledo- Ser y Valor.

    15/22

    SER Y VALOR

    luz de textosescrturarosCOmoel del

    x od o

    donde Dios, hablndole a Moi-

    ss, se define a s mismo COmo El que es .29Este es e l Ente nico cuya

    esencia es su existencia,y cuyo nombre no significa ninguna forma determi-

    nada, sino el ser mismo en toda su infinitud en todos los rdenesposibles;

    como un pilago, dice Santo Toms citando al Damasceno,infinito y sin

    trmno.P? No es ya la Idea o e l Pensamientode la filosofa antigua en sus

    ms altas concepciones,sino el Acto absolutode existir. Por estola ontologa

    posteriorno va a ser ya una ontologa esencialista,sino, en el mejor sentido

    de la expresin,existencialista;y por esto el ente en general, antes de toda

    determinacinesencial,tiene en s una potencia de irradiacin y fecundacin.

    Esta concepcinse sustenta,pues, en el Dios uno del Exodo y no en elde la

    Metafsica. Pero en segundolugar, y sin dejar de ser uno, esteDios se revela

    en el Nuevo Testamentocomo Dios

    trpersonal,

    y cada una de las Personas

    de la Trinidad correspondepuntualmente a cada uno de los tres t rascen-

    dentales del ente: unum, oerum, bonom. Vemoslo seguidamente.

    Aunque no como nombre estrictamentepersonal,sino por apropiacin ,

    San Agustn y SantoToms refieren expresamentea unidad a la personadel

    Padre, pues as comolo uno es el trascendentalpreoperativo,que se constituye

    en el ente mismo sin referencia a otros entes ni a sus operacionesintencio-

    nales, as tambin el Padre es en la Trinidad la Persona que no presupone

    otra alguna, el Principio sin prncpo.s-

    En cuanto a la concordanciaentre la verdad trascendentaly la persona

    del Hijo, los textos teolgicos y filosficos son esta vez de una abundancia

    tal que apenas si nos es posible hacer aqu una mera alusin a lo ms

    medular de esta teologa del Verbo consustancialal Padre y causa ejemplar

    de la creacin entera. Por este su doble rostro ,como dice Edith Stein, es

    verdaderamenteel logos, el intermediario entre el Ser y los entes,y el que

    comunicaa stossentidoy racionalidad.

    En el principio era la Palabra : as solemostraducir la sentenciainicial

    del cuarto evangelio;pero la expresinqueda en este casono slo a infinita

    distancia de lo expresado,sino qu ni siquiera logra ya captar la profunda

    riqueza del original: V u tjv o Ayo~... Donde lo primero que se ha de

    notar es que este principio no tiene slo el sentido de absoluta eminencia

    supratemporalque tiene en el

    Gnesis,

    sino muy probablementetambin el

    que implica estemismo trmino de a rx desde los tiemposde la filosofa j-

    nica, es decir, lo primero y ms ntimo y ms radical de todo ente, que sera

    all el Logos, in sinu Patris, y aqu el logos,en la estructuranuclear del ente.

    32

    29

    Exod.

    II, 18:

    Sic dices eis: Qu est, mst me ad

    oos,

    30 Sumo theol.,

    1, 18, 11C.

    31

    Sumo theol.,

    1, 89, 8, e:

    Nam un it as dicit ur absolu te , non praesupponens aliquid

    aliud. Et ide o appropriatur Patri, qui non prae supponit aliquam pe rsonam , cum sit prin-

    cip ium non de princip io .

  • 7/24/2019 8Antonio Gomez_Robledo- Ser y Valor.

    16/22

    ANTONIO GMEZ ROBLEDO

    En cuanto a l Legos mismo, y ms en este lugar, toda descripcin o per-

    frasis se r por s iempre irremediablemente deficiente. Este nombre -dice

    Crampon en su comentario al texto jonico-- responde, aunque excedindolos,

    a la Sabidura del Antiguo Textamento y a la Palabra de la antigua litera-

    tura talmdica. Para el espritu griego -dice por su parte Leorcio de

    Grandma ison- agrupbase a lrededor de la pa labra Logos todo lo se rio, ra -

    zonable, hermoso, ordenado, conveniente y legitimo, musical y armonioso. 33

    Toda esta multiformdad de acepciones podra e star hoy pa ra nosotros im-

    plcita en lo que, bajo la inspiracin de la filosofa alemana, llamamos sentido

    (Sinn) y por e sto Edith Ste in no duda en a firma r que por este t rmino puede

    tambin traducirse e l Logos jonico, y con re fe rencia explcita a este mismo

    Logos, agrega que no hay ningn sentido que no tenga en l su hogar o do-

    micilio desde la eternidad.

    34

    Por

    este

    Lagos, sigue diciendo e l evangelista, fueron hechas todas las

    cosas , y por l t ienen, por ende, inte ligibilidad, razn, vida interior, luz3

    5

    y

    sentido. O lo que es lo mismo, y para volver a nuestro cuento, el ente es

    radica lmente ve rdade ro, porque e l Logos e te rno, que es a la vez la pe rfecta

    expresin del Padre y el perfecto ejemplar de las cria turas, es, con propiedad

    absoluta, la Verdad.

    En ot ros nombre s a simismo, que como pe rsona le s o apropiados predi-

    ca la teologa de l Hijo de Dios, como SOnlos de Imagen, Be lleza , Sabidura ,

    Esplendor, Espejo (imago, pulchritudo, sapientia, splendor, speoulu.m) pudo

    fundarse la opinin , sos tenida an por numerosos escolst cosj de que lo

    bello

    pulchrwm)

    sera tambin uno de los trascendentales del ente. Nos

    abs tenemos por ahora de entra r siqu ie ra en tan apasionante problema, y lo

    n ico que cumple aqu advert ir es que aun por parte de aquellos que reducen

    o

    pulchrum

    a uno u otro de los otros dos trascendentales

    verwm, bonum)

    o ambos a la vez, la doctrina es comn en cuanto a ver en la verdad ontol-

    gica, y por aquella re fe rencia a su primer origen, ese

    splendor

    o claritas que

    es la nota ms cie rta de la be lle za ,

    y

    cuyo velamiento eventual no seria impu-

    table sino a nuestra s potencia s cognoscitiva s. Dicho en ot ros t rminos, la

    verdad del ente eS de suyo refulgente e irradiante, y su aprehensin por

    32 Aun pre scindie ndo de toda meda cn sobre na tura l, e s m s que ve rosmil que por

    su largusima permane ncia en Bfe so -medio siglo

    aproxmadamente-e

    haya podido San

    Jua n da r

    al

    aTX~ e l se ntido que a n conse rva ra e n la ciuda d de He r clito y en la regin

    nat iva de la filosofa .

    33 Christus, Manua l de his toria de la s re ligione s, Ba rce lona , 1929; pg. 910.

    84

    op. cu . pg. 409: Es gibt ja keine n Sinn, der nicht im Logos seine ewige Heim at

    hiitte.

    35

    Luz y vida ( c p ii> ~ ,

    l ; ,wi )

    son, como se ha observado, los t rminos pos iblemente de

    mayor re currencia en e l evange lio de l Logos.

    so Ioan., XIV, 6: Ego sum 1)ia, e t ventas

    e t

    vita.

    37 Como Raeymaeker, Marit ain, Edith Stein

    y

    otros muchos.

  • 7/24/2019 8Antonio Gomez_Robledo- Ser y Valor.

    17/22

    SER Y VALOR 2 27

    parte nuestra,y tanto ms mientrasms cabal sea,redunda en ese

    p lace t

    que

    es propio tanto del sent imientoestt ico como de lo que von Hildebrand y

    Hartmann llaman la respuestaal valor

    (Wertantwort).

    Cmo dudar siquie-

    ra, si se comparteesta

    cosmovsn,

    que el ente est transido de valor?

    Del Espritu Santo, por lt imo -y con mayor razn an cuando, como

    en la teologa catlica, se afirma su procesin del Padre y del Hijo-, se

    predica como nombre personalel de Amor, y por apropiacin los de Bien o

    Bondad, por ser el bien trmino del amor, ya que, como dice Santo Toms,

    amar es querer bien a alguien:

    verle

    bonwm alicui.

    38

    Y aun prescindiendodel

    Fiuoque, la misteriosaespiracin del Espritu Santo se entendi comnmente

    como una procesin de amor (pues por generacinintelectual era imposible,

    dado que no hay sino un solo Hijo de Dios) y esta concepcin remita direc-

    tamentea ver el trmino de la espiracin divina como Bien.

    En la misma estructura interna del ente est, pues, impresa, como dice

    Lotz, una profundissima imago Smae. Trinitati.s, slo que sin procesin ni

    distincin real -como la hay en la oposicin relativa divina- entre los atri-

    butos del ente. Y en lo que mira a su absoluta solidaridad y convertibilidad

    recproca, es de recordarsean, con referencia a la Trinidad, la doctrina teo-

    lgica de la crcunncesn.P es decir, la radicacin ntima, sin mengua de su

    oposicin personal, de todas y cada una de las divinas personas en todas y

    cada una de las otras: Pater totus in Filio et totus in Spiritu Sancto, etc.,

    como dice el Concilio florentino. Pues otro tanto, y con todas las diferencias

    y reservas,entre los trascendentalesdel ente, los cuales, conservandosu

    dis-

    tincin de razn, se incluyen mutuamentey nunca se separan entre s: mutuo

    se includunt, nec unquam derelinquunt se.

    La relacin trascendental y el valor

    Mas todava nos queda algo por decir en estamisma materia,y lo creemos

    de todo punto inexcusable, pues en ello precisamentepodra fundarse, en

    nuestroconcepto,una ontologa del valor, una ontologa que pudiera acoplar

    la doctrina escolsticacon intuiciones inimpugnablesde la axiologa moderna.

    Digo, pues, que para declarar de algn modo la compatibilidad entre la

    oposicin personal y la unidad absoluta de naturaleza en la Trinidad, los

    escolsticos,Santo Toms sobre todo, acudieron al concepto delo que deno-

    minaron relacin trascendental. La relacin, en efecto, era hasta entonceslo

    38 Sumotheol., 1, 39, 8, c: Bonitas autem, cum sit ratio

    et

    obiectum amons, habet

    similitudinem cum Spiritu divino qui est amor.

    3 Circumincessio

    y

    cirmuminsessio,dicen los telogos, traduciendo respectivamente

    los correspondientes trminos griegos de r c EQ t ) ( ; < > Q l]O 't ;

    y

    e v r c aQ ; t ; . Preferimos el primero

    por denotar, a nuestro juicio, mayor dinamismo vital, as en

    la

    vida trin it aria como en la

    estructura del ente en general.

  • 7/24/2019 8Antonio Gomez_Robledo- Ser y Valor.

    18/22

    8

    ANTONIO GMEZ ROBLEDO

    que en Aris tteles haba s ido: un accidente predicamental; a lgo real s in duda,

    pero no sustancia l, pues su carcter constitut ivo, su e s s e

    00,

    deriva su ttulo

    de realidad de l e s s e in que , como todo accidente, tiene la re la cin en la sus-

    tancia, y que, por esto mismo, le viene de ella. El

    esse

    00,

    por tanto, e ste

    respecto u ordenacin a otra cosa (ordo 00 aliud) es, en la re lacin predica-

    menta l, a lgo advent icio a la sustancia ; a lgo,en suma, accidental. Pues b ien

    -y ste fue aqu e l t rnsito genia l-, Santo Toms postul otra re la cin, real

    de sde luego, supremamente real, pe ro no ca tegoria l sino tra scendenta l, e s

    decir, un orden o respecto a otra cosa, pero no adventicio, sino incluido,

    entra ado en la e sencia de la cosa misma : ardo 00 aliud in e ssenua re in-

    clasus/

    El

    esse ad,

    en esta nueva relacin, no es realmente distinto del

    esse in, sino que e s uno y lo mismo, con distincin apena s de ra zn. De e ste

    modo, y en lo tocante en primer t rmino a l miste rio trinitario, pudo Santo

    Toms afirmar que las personas divinas no son sino relaciones trascendentales

    subsiste nte s en una sola na tura le za , la cua l e s en e l Padre incomunicada y

    comunicable , en e l Hijo comunicada y comunicable , y en e l Espritu Santo

    comunicada e incomunicable. Y por todo ello, adems, hay identidad absoluta

    entre las re laciones y la esencia divina, y oposicin excluyente, a la vez, de las

    relaciones entre s. Paternidad, filiacin, espiracin activa y espiracin pasiva,

    son en Dios la misma esencia divina en absoluto, pero no 10 mismo en su

    oposicin relativa.

    La relacin trascendental, excogtada histricamente bajo el apremio del

    gran dogma cris tiano (lides quaerens intellectum) se desbord despus a

    otras cuestiones filosficas o filosfico-teolgicas, en todas las cuales se revel

    asimismo extraord inariamente fecunda . De la esencia a l ser, de la materia a

    la forma, del alma a su cuerpo, y aun despus de la muerte (pues lo que est

    en la e sencia de un trmino gua rda su re lacin a l ot ro, aun desapa recido este

    lt imo) fue posible predica r la re la cin tra scendenta l y conceptua liza r de

    este modo problemas del mayor inters para la filosofa cristiana.

    Pues la misma re lacin transcendental podra fundar, segn creo, la on-

    tologa del valor -como tambin, por otra parte, la de la verdad-, y es sta,

    si no me engao, la intuicin central de la escolstica en esta matera.v y

    que est ya en la de finicin tomista de l Bien como t r scendenta l.P Lotz, e s

    verdad, se muest ra un poco renuente a subsumir por comple to e l concepto de

    valor bajo el de relacin, pero es porque teme que

    se

    piense en la re lacin

    predicamental. Pero cuando se precisa bien que se trata de esa otra reJa-,

    cin que no aade nada realmente a l se r, ni en lo divino ni en la cria tura , sino

    40 Cf. Garrigou Lagrange,

    De Deo trino et creatore,

    pgs . 74 sigs .

    41 Paul Siwek, Problema valoris in phlosopha S. Thomae et Cartesi , Gregorianum,

    vol. XVIII, 1937, pgs. 518 sigs. : Ratio formalis bani seu oaloris in relatione collocanda

    est , quam res alqua ad appe titum habet . Hubiera s ido deseable que explica ra Siwek

    de qu re la cin se tra ta .

    42

    Sumotheol.,

    1, 16, 1, c:

    Bonum estin re , in quantum habet ordinem ad appetitum.

  • 7/24/2019 8Antonio Gomez_Robledo- Ser y Valor.

    19/22

    SER Y VALOR 229

    que es e l se r mismo in ordine ad aliud, Lotz es el primero en afirmar que

    el valor es as, esenciale indisolublemente,una y otra cosa,lo absoluto y lo

    relativo.

    El valor sera as el orden o relaci6n trascendentaldel ente a todo apetito

    en general;ordenincluido, por supuesto,en la mismarealidad del ente: Ordo

    entis ad appetitum, in ipsa realitate entis inclusus. Esta sera la definici6n

    que, salvo juicio mejor,me atrevera a proponer. Ella sola, tomada escueta-

    mente,dice bien poca cosa;pero los antecedenteshist6ricosy doctrinales que

    la informan podrn haberle comunicado-por lo menosas lo espero- en-

    jundia y sentido. De estos antecedentes,por lo dems,es dicha noci6n, de

    hecho y de derecho,en todo solidaria; o dicho de otro modo, que se nutre

    de una cosmovisi6nfilos6fico-teol6gicaen cuya vigencia o decadencia est

    aqulla irrevocablementecomprometida.El valor no podr arraigar en el ser,

    o brotarde l como de un surtidor, s ino en la medida en que el ser de cada

    ente seade algn modouna refracci6ndel Ser que por su fecundidad infinita

    --ab in tra y ad extra- es causa eficiente,ejemplary final de toda fecundi-

    dad entitativa y de toda vivencia de valor.

    La aprehensin del valor

    Por ser el valor, por una parte, el ser mismo,y en raz6n, por la otra , de

    la incapacidad de nuestras potencias cognoscitivaspara tener una intuici6n

    adecuada del ser (a la que no se llega sino aproximativamentedespusde

    haberlo explicitado en sus trascendentales)es el valor, como dice Lavelle, lo

    ms patentey lo msmisterioso. Lo primero,porque no se deduce del ente,

    sino que nos es dado con el ente mismo y en una noci6n igualmente origi-

    nal y primaria, como lo reclama con toda razn la axiologa moderna. Y lo

    segundo,porque a causa de la inadecuaci6nsusodicha,no se nos revela el

    valor por la misma vaono por ella sola- por que aprehendemosotras

    determinacionesen la estructuradel ente.

    Si el valor, en efecto, es una ordenaci6nal apetito, est dicho sin ms

    que su captaci6nadecuada,plena, concreta,no es s610cosa del entendimien-

    to, sino tambin,y por ventura ms, del otro trmino de la relaci6n, esto es,

    del apetito. Y por apetito no ha de entenderseaqu tan s610el apetitoracio-

    nal de la voluntad,de la raz6n pura prctica, sino, con l y en una intencio-

    nalidad dinmicamenteuna, el apetito irracional tambin, y sobre todo en

    esa zona intermedia,tan indefinible pero tan real, en que lo lgco comunica

    con lo al6gico,y el espritu conla carney la sangre;44 esazonaque los griegos

    llamaron -&u l~ , los alemanesGemt, y que nosotroslos latinos,a falta de otra

    43 Sein

    und

    Wert,

    pg. 602:

    Der Wert ist somit weder etusasAbsolutes, Relations-

    toses,noch eine blosse Beziehung, er besagt wesentlich und untrennbarbeides.

    44

    Mittenbereich, wo der Geist ins BTut geht,

    dice Romano Guardini.

  • 7/24/2019 8Antonio Gomez_Robledo- Ser y Valor.

    20/22

    23

    ANTONIO GMEZ ROBLEDO

    palabra ms adecuada,estamosdesignando,cada da con mayor nfasis,como

    el corazn .

    En este punto, segndijimos, tiene toda o casi toda la razn la axiologa

    moderna,a l haber reivindicado, frente al pensamientoracionalista, la legali-

    dad del sentimientocomorgano intencionaldel valor; y es una lstima que

    la escolsticahaya dejadofructificar en otroscamposlo que estabalatente en

    su propio patrimonio. Fue una negligencia no ms, por otra parte, que no

    hay tampoco por qu exagerar,pues el verdadero culpable fue el autntico

    racionalismo,el de Spinoza por ejemplo,para el cual los sentimientosy afec-

    tos constituyenpropiamentela servidumbrehumana ,aun los ms nobles de

    todos, como la simpata y la piedad. De estas aberracionesdel espritu hu-

    mano hemosvuelto hace mucho tiempo, venturosamente.

    Sin una adecuacin o resonancia sentimentalpor parte del sujeto, no

    habr jamsuna aprehensinplenaria del valor. Ningn razonamientopodr

    demostro la be lle za de una obra de a rte a quien no la sienta; ni la justicia

    es un va lor sino para los justos (esto es tan vie jo como Aristte les por 10

    menos) ni la santidad sino para los santos. Quien no part icipa en el valor

    no sabr jamslo que el valor es , dice Lavelle, y por ello, el valor no es un

    conceptoni un objeto,y slo se conoce cuandoes vivido .45 No por esto,sin

    embargo,desconoceel aoradofilsofo francs la identidad radical entre ser

    y valor, como tampoco la funcin que competea la inteligencia en cuanto a

    esclarecera la vez el sentimientoy el querer . Trtase tan slo de afinar

    e l modo de captacin de esto que est en las ent raasde l se r, pe ro no tan

    manifiesto para el solo intelecto humano, sino que nuestra naturaleza por

    enteroha de estaren lo que por entero la compromete,en 10 que no tiene la

    distancia indiferente de una proposicinmatemtica,.ino que es algo impera-

    t ivamente constrict ivo de la conducta. El valor -dice an Lavelle- es el

    ser mismo definido comoobjeto de un supremointers, es decir, de un acto

    de amor.

    47

    Yen otra parte an: El valor es estaintimidad del ser que no se

    puede percibir por de fuera, y que no se puede descubrir sino desde dentro,

    vivindoloy hacindolouno suyo. 48

    El

    valor es una relacin, un llamamiento

    no slo a l lagos anmico, como la verdad terica , sino a toda e l a lma , y ha

    de ser abrazado,comodira Platn, con toda el alma.

    Con estas apreciacionesconcurre en buena parte la escolsticade nues-

    tros das, aunque sin desplazarpor ello la funcin que tiene tambin la inte-

    ligencia en la percepcin del valor. El conocimientoabstractode la relacin,

    en efecto,es de orden intelectual;y as, el animal persigue bienes que lo son

    realmentepara l, pero no los aprehendec o m o bienes. En su vivencia con-

    creta e inmediata,sin embargo,el valor es un dato transintelectual,accesible

    45op. cit., pg. 248.

    46 o p .

    cit.,

    1, pg. 194.

    47 op. cit 1, pg. 430.

    48o p .

    cit.,

    1, pg. 303.

  • 7/24/2019 8Antonio Gomez_Robledo- Ser y Valor.

    21/22

    SER Y VALOR

    3

    a la sensibilidad o al sentimiento, segn los casOS.

    49

    La conciencia fundamen-

    tal de l va lor, dice Lotz, es In te lectua l. pues es slo e l entendimiento e l que

    puede mostrar, con completa obje tividad e independientemente de las moti-

    va cione s irra ciona le s del a pe tito, la conveniencia de ta l bie n o ta l a cto a l

    suje to. Aqu tambin, como desde Brentano hasta Husserl, la representacin

    es e l acto fundante. Es tos contenidos obje tivos de va lor, sin embargo, estos

    W

    e r t g e h a l t e

    auque perceptibles de suyo intelectualmente, no sern eficaces,

    cumplidos, vividos en suma, sino cuando, y en fue rza una vez ms de l orden

    de los mismos al apetito, sobreviene por parte del sujeto la respuesta adecuada

    de l apetto. En trminos husserlianos podramos decir que la perceQ2in

    inte lectual del valor es apenas una intencin incumplida, y 9.ue su cumpli-

    miento le vIene de la respues ta emocional. Es taes,pa ra e l va lor, su vivencia

    impy~ Il:ft@llung8erlebtSLsJLEre~ ~ ~ > en Eer~ a . La primera sera

    as, de acuerdo con el s mil propuesto en otra conexin por el propio Husserl,

    como el t tulo de crdito, como la le tra g irada a la vivencia emociona l,

    y

    ca-

    rece de va lor mientras por esta respues ta no es aqulla aceptada y cumplida.

    No nos corrobora esto mismo, por otra parte , la experiencia ms cierta?

    No es bien nt ida , por e jemplo, la percepcin intelectua l que todos los cris -

    tianos tenemos del valor de la pobreza cuando leemos el evangelio, y na

    continuamos bien apegados a la s riqueza s? Y si en los santos tiene la misma.

    le ctura un e fecto de l todo dist into no es por e l incendio de su corazn ba jo

    la mocin de la gracia, y por ms que la representacin intelectual pueda

    ser, tambin aqui, e l acto fundante?

    Es a la luz de toda s e stas evidencia s irrebatible s en la fe nomenologa

    eJe lva lor, como la escolst ica : sin de ja r de se r, como s iempre , la defensu;a

    de la inte ligencia , ha prestado mayor atencin a la intencionalidad sentimen-

    tal, revitalizando, por e jemplo, aquellos textos tomis tas en que se nos habla

    del conocimiento

    per connaturalitatem,52

    o como diramos hoy, la a finidad

    entre el contenido valioso del objeto y la constituci6n moral o afectiva del su-

    jeto percipiente. Y esta connaturalitas, le jos de se r una va inferior de cono-

    cimiento, e s, por e l contra rio, lo tpico de l sabe r ms a lto en absoluto, t anto

    por su corre la to como por e l modo de aprehensin, que es la sabidura como

    don del Espritu Santo, Esta connaturalidad con las cosas divinas , dice Santo

    Toms, se produce en nosotros por la ca ridad,53que es cuanto podra decir

    o reclamar el ms acrrimo defensor del

    Fhlen

    intencional. Asimismo, y por

    49

    Siwek, op.

    cit ., loe . cii.: Cum ite rum rat io fin s re latonem intrinse ee die at , calo-

    rem non nisi ab inte lle ctu se cundum suam abstractam rat onem apprehendi posse pate t,

    a facultatibus sensitw

    eum

    tantum eoncrete attingi.

    50

    Das grundlegende WertbewU8stsein is t tntellektuell.

    51 Lotz,

    arto cit.: Wie der objektive Wert dureh die Hinordnung aut das Streben

    konst ituiert unrd , so

    st

    aueh die ihm genise Antwort

    con

    Seiten des Subfekts der Akt

    des Strebens.

    1 > 2 Sumo

    theol.,

    U-U, 45, 2, c.

    Ibid.i Gonnaturaltas a d res divinas

    f t

    per carltatem.

  • 7/24/2019 8Antonio Gomez_Robledo- Ser y Valor.

    22/22

    232

    ANTONIO GMEZ ROBLEDO

    toda la tica tomista , e st la complacentia affectuum, la respuesta emocional

    a l va lor, que diramos hoy, como condicin necesa ria para e l cumplimiento

    e fectivo de l acto mora l. No e ra , pues, tan a jena e sta filosofa , como podra

    cre erse a prime ra vista, a l re conocimiento de la funcin sentimenta l e n la

    aprehensin de l va lor. Con la autoridad que aun por su funcin magiste ria l

    rio cabe nega rle , ha sido e l Papa Po XII quie n, e n la encclica Humas ge-

    neris principa lmente, ha de fendido a la filosofa e scol stica de l ca rgo de

    atender exclusivamente al papel de la inte ligencia , con menosprecio del que

    corresponde a la voluntad y a los a fectos de l n mo .P

    La meta fsica del e nte y sus trascendentale s, e sta doctrina que no sin

    asombro vemos an calificar como la parte ms estril de la metafs ica trad-

    ciona l ,55 es por e l contra ro e l nico fundamento seguro pa ra compagina r

    en la unidad del ob je to aquella doble in tencionalidad , la representat iva y la

    prctica, que Husserl, por su intelectualismo, no pudo conciliar, como tampo-

    co, por su parte, Sche le r, a l de riva r a l ot ro extremo de erigir en a lgo absolu to

    e incondicionado la intenciona lidad no s ignifica tiva . En esta ot ra vis in , en

    cambio, lo mismo que es verdadero e inteligible aparece tambin, a l estable -

    ce rse la re la cin dinmica con la voluntad y e l sentimiento, como bueno y

    valioso.

    En este campo tambin, por consiguiente, puede columbrarse , como no

    muy le jana tal vez, la s n tesis por que anhelamos , la gran sn tesis de l s iglo xx,

    entre fenomenologa y metafsica. Una sin la otra corren el riesgo de ser,

    respectivamente , o una mera tcnica descriptiva de vivencias s in arra igo en el

    se r, o un discurso en e l va co. De su fusin, e n cambio, de su coordina cin

    je r rquica , re sult ar una ontologa a l mismo t iempo plena y profunda ; y en

    lo que a ta e a l va lor e spe cficamente , su re implanta cin en el ser, pe ro no

    como formalidad vaca , s ino con toda la riqueza capaz de informar cumplida-

    mente los anhelos del hombre. El valor -dice Pietro Romano- es la afir-

    macin y revelacin del ser en una experiencia espiritual. Lo primero con-

    tina sie ndo pa trimonio de la filosofa antigua ; lo segundo, e n cambio, su

    apofnt ica , es la aportacin de la modern idad .

    .ANToNIO G M Z ROBLEDO

    54

    Hum. gen., par.

    50:

    Ac denique philosophae nostris traditae scholis hoc citio

    oertunt,eam nempe in cognitionis processuad intellectum unice respicere,neglectomuner8

    voluntatis et affectuum animi. Quod quidem

    verum

    non e s t o

    55

    Eduardo Nicol,

    Metapsica de la expresi6n,

    Mxico, 1957;

    p g .

    31.

    56 Ontologa del valore, Padova, 1949; p g . 135.