2. ensayo_neoexpresionismo en chile y los cambios de los 80
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“EL NEOEXPRESIONISMO EN CHILE”
PARTE DE LOS CAMBIOS DE LOS AÑOS 80
M. José Vicuña L.
Arte Latinoamericano
Profesor: Claudio Cortés
PET Artes Visuales
Universidad Mayor 2012
EL NEOEXPRESIONISMO EN CHILE
A diferencia de otras épocas donde la influencia de las tendencias artísticas
europeas había tenido un desfase entre su nacimiento y apogeo con la inserción en la
escena artística nacional, la introducción del movimiento de la Transvanguardia o
Neoexpresionismo en Chile se expresó casi al mismo tiempo que en los países de Europa
y Norteamérica, en donde se estaba desarrollando. Esto se debería, por una parte, a
ciertas condiciones del país, tanto previas como durante los años 80, que junto a
influencias exteriores renovaron la escena pictórica de la época.
Desde los albores de 1970 se produjo un radicalismo mundial asociado a la
política cambiante, la oposición a la cultura establecida y a los conflictos institucionales,
económicos y sociales. Chile no estaba ajeno a estos movimientos y cambios; en 1970 se
inicia el período presidencial de Salvador Allende que polarizaría aún más a la sociedad
chilena con la instauración de la Unidad Popular. Esta polarización continuaría con el
derrocamiento de este gobierno dado por el golpe de estado y posterior dictadura del
General Augusto Pinochet.
En el medio artístico nacional, las vanguardias de ese entonces, especialmente el
Informalismo y la tendencia artística del Conceptualismo, ya comenzaban a estar
firmemente afianzadas en el medio para mediados de los años 70, con lo cual se llegó a
una enorme experimentación artística y a un cuestionamiento tanto de la forma como de
los fundamentos del arte. Con el establecimiento del gobierno militar muchos artistas se
vieron forzados a abandonar el país por sus posturas ideológicas. Esto produciría un gran
quiebre en la producción y propuesta artística y cultural en Chile.
Para finales de los años 70 y principios de los 80 del siglo XX, comienza a
conformarse un movimiento artístico a nivel mundial que entra en contraposición al arte
conceptual, donde se mezclaban la figuración, la abstracción y el expresión. Este
movimiento sería llamado Transvanguardia en Italia, Nueva Figuración Francesa,
Neoexpresionismo en Alemania y en Estados Unidos que inicialmente tomaría el nombre
de New Image Painting y, posteriormente, de Bad Painting. Entre cada una de ellas
existen algunas diferencias, pero hay una visión e intención que las unifica como la vuelta
hacia la pintura y la manifestación subjetiva del artista.
La Transvanguardia Italiana fue un movimiento artístico que surgió al final de la
década de los 70 y está considerado dentro del Postmodernismo1. El término fue acuñado
por el teórico y crítico de arte Achille Bonito Olive, quien en dos textos publicados en 1979
y 1980 describe el trabajo que realizaba un grupo de artistas como Sandro Chia,
Francesco Clemente, Enzo Cucchi, Nicola De Maria y Mimmo Paladino.
Dentro de los características de la Transvanguardia se han señalado el concepto
de Nomadismo, “que alude a la posibilidad que tiene el artista de transitar libremente por
cualquier periodo del arte del pasado”2, la intención de recuperar los lenguajes propios de
la pintura, del gesto y del color (con lo que podemos ver en estos artistas el uso de todos
los tipo de técnicas y materiales en formatos de gran tamaño), la aceptación de una
visión personal y subjetiva del artista que le permite trabajar cualquier temática, lenguaje y
elementos visuales, y la identidad propia relacionada a la experiencia personal como al
lugar donde se ha vivido (Genius Loci). Hay una tendencia a la desmitificación ideológica
y de cualquier utopía, por lo que el recurso de la ironía esta expuesto muchas veces en
las obras, como también, lo ecléctico y fragmentario como método de discontinuidad.
Casi paralelamente en Alemania, en 1980, se daba a conocer internacionalmente
una generación de artistas alemanes, quienes fueron llamados “los nuevos salvajes” por
ser “los creadores de la nueva tendencia expresionista, con la cual el arte alemán no sólo
proclamaba su identidad, sino también su participación en el discurso internacional de la
postmodernidad.”3 De esta forma, se instalan los conceptos de revisión histórica
(principalmente del expresionismo alemán de la década de 1910 y 1920), de tradición y
localismo.
Los pintores neoexpresionistas o “Neue Wilde” intentaron rescatar la pintura
dominada por los minimalistas y conceptuales de la década de 1960, pues rechazaban el
trabajo austero y cerebral de estos. Es así que recurrieron a la figuración como principal
medio de expresión (pero no rechazan la abstracción tampoco), al gesto dramático y
agresivo, y al contraste de color. La temática puede ser variada, pero siempre tratada de
manera descarnada y violenta sobre la tela, y donde el gran formato es parte del
movimiento que posibilita la expresión.
1 Entiendo el término de Postmodernidad como la idea de nomadismo que permite revisar y rescatar la historia visual y la cultura local, la creación de imágenes subjetivas, híbridas, eclécticas, fragmentarias y las desmitificación de políticas y tendencias únicas en el Arte.2 Preckler Ana María, Historia del Arte Universal de los siglos XIX y XX, Volumen 2, Editorial Complutense, 2003, pag 422.3 Guasch Anna Maria, El arte del siglo XX en sus exposiciones. 1945 – 1995, Ediciones del Serbal, 1997, pag 307.
Los principales exponentes alemanes en Berlín fueron Helmut Middendorf,
Rainer Fetting (que trabajaron con temas relacionados a la cultura punk y new age), en
Colonia Hans Peter Adamski, Walter Dahn (quienes realizaron trabajos de mucho
ingenio e ironía) y en Hamburgo Albert Oehlen (quien mostró su apatía política y rechazo
a la opulencia de la época).
El Bad Painting se desarrolló en Estados Unidos, especialmente en Nueva York
luego del éxito de las exposiciones de los neoexpresionistas alemanes en esa ciudad.
Esta influencia lleva a sus artistas a tomar este estilo donde intentan reinterpretar las
obras y estilos artísticos anteriores a su tiempo, para re-elaborar según criterios
personales y subjetivos, pero de manera muy diferentes a los planteamientos estéticos y
visuales europeos. Se da mayor importancia a la imagen, al arte como objeto, y no
necesariamente al valor conceptual.
Los artistas más destacados del Bad Painting fueron Julian Schnabel quien
trabajó la figuración en lienzos muy empastados con brillantes colores y con objetos
incrustados que le da texturas densas y dramáticas, Jean-Michel Basquiat, quien se dio
a conocer por su obra relacionada al lenguaje visual derivada del grafitti, con gestos
agresivos y colores potentes y Keith Haring quien puede ser catalogado como artista
semiabstracto que realiza figuras esquemáticas hechas de líneas gruesas donde combina
el humor y la cultura callejera.
Junto con la situación política y social enunciada previamente, en Chile existieron
otros factores que permitieron el surgimiento de la Transvanguardia o Neoexpresionismo.
Podemos considerar como una condicionante, las modificaciones surgidas en la misma
Escuela de Bellas Artes, que en 1971 por Estatuto Orgánico de la Universidad de Chile
cambia a Departamento de Artes Plásticas. Ese mismo año se comenzaría a construir un
nuevo Campus en Ñuñoa. En 1973, antes de ser terminado la obra y del golpe militar, el
Departamento es trasladado a este recinto sin terminar. A partir del golpe de Estado en
Chile, los cuatro Directores del Departamento de Artes Plásticas fueron designados, hasta
1981 donde es elegida Gilda Hernández. Todos estos cambios, en tan poco tiempo,
podrían haber concentrado la labor académica de una forma más liberal (liberada) de
fórmulas anteriores de cómo enseñar la disciplina, pues por la contingencia nacional se
había anidado fuertemente a los grupos conceptuales imposibilitados de expresarse
visual, libre y formalmente, lo que explicaría la aparición y expansión de este nuevo
movimiento como respuesta a lo instaurado.
Otro factor sería el apoyo económico que fue otorgado a muchos jóvenes artistas
universitarios antes de la crisis económica chilena de 1982. Unos pocos años antes se
había incorporado el modelo económico social de mercado, que para 1978 abriría un
escenario en el medio artístico jamás visto. Junto con la sensación de abundancia,
avalada por la confianza crediticia internacional, aparecieron nuevos agentes activos de
apoyo al arte por medio de la empresa privada y corporaciones culturales que buscaban
retomar y promover la cultura. Con esta ayuda, surgieron becas (tanto de
perfeccionamiento en el extranjero como ayudas económicas), concursos y exposiciones,
que activó de gran manera la actividad plástica. Es así como la escena artística que hasta
ese momento había estado interrumpida y fragmentada por varios años, se encontró con
condiciones (al menos económicas) muy favorecedoras para su desarrollo, donde muchos
de estos artistas novatos tendrían la oportunidad de viajar a otros países a empaparse de
las vanguardias internacionales.
Por último, a mediado de la década de los 80, se permitió el retorno de personas
que habían sido exiliadas. Esto permitiría que entraran al país nuevas visiones de la
situación nacional, como extranjera. Es así como muchos artistas que habían sido y
seguían siendo pintores pudieron retornar al país tras el exilio, como Nemesio Antúnez,
José Balmes, Gracia Barrios, Patricia Israel y Mario Toral, entre otros. Aunque no todos
se hubieran adherido necesariamente a este movimiento de Transvanguardia, ellos
traerían una carga informativa y de experiencia que al incorporarse al ambiente artístico y
académico chileno, colaborarían a renovar el lenguaje y la visión artística.
Todos estos factores son de gran importancia al revisar la aparición de un grupo
de jóvenes pintores, la mayoría egresados de la Escuela de Artes de la Universidad de
Chile a inicios de los años 1980, quienes fueron los exponentes del movimiento
Neoexpresionista. Cada uno de ellos recibió el influjo tanto de las condiciones internas
como externas de distintas maneras, pero fueron capaces de captar lo que se proyectaba
en el mundo plástico y pictórico de esa época.
Al igual que los Neoexpresionistas y Transvanguardistas de otros países, hay un
sentimiento común de responder antagónicamente a la tendencia del conceptualismo, que
había dejado casi sin aliento al trabajo pictórico. Esta respuesta estaba respaldada
además por la posibilidad del artista de expresarse subjetiva e individualmente, y por la
relación y contacto con otras realidades en otros países que abrían los ojos de los artistas
del ostracismo político y social. Ellos
“…buscaron recuperar el lenguaje y el oficio de la pintura,
contraponiendo su expresión espontánea y gestual, a la espesa
densidad discursiva de las obras conceptuales que se produjeron
durante la década anterior en Chile, en el contexto de un régimen
militar”4.
Una de las primeras apariciones de las obras neoexpresionistas chilenas fue la
exposición colectiva llamada “Promoción 80”, realizadas por los alumnos egresados de la
Escuela de Arte de la Universidad de Chile el año anterior. Esta muestra fue realizada en
el Museo de Arte Contemporáneo y tuvo la curatoría de Milán Ivelić, donde participaron
los artistas “Jorge Tacla, Samy Benmayor, Omar Gatica e Ismael Frigerio y cuatro artistas
que continuaron sus carreras en el extranjero Rodrigo Pascal, Victoria Calleja, Mamy
Ussui y Álvaro Cortés”5. Posterior a esta exposición fueron considerados como parte de la
Generación de los 80 Patricia Figueroa, Carlos Maturana (Bororo), Carlos Bogni y Eva
Lefever. Más tarde aparecerían otras promociones donde destacan Sergio Lay, Enrique
Zamudio, Sebastián Garretón, y Matías Pinto D`Aguiar. Finalmente, también se cuentan el
trabajo de los artistas autodidactas como Pablo Domínguez y Gonzalo Ilabaca.
Por ellos, comienza a resurgir nuevamente la pintura en Chile donde, más allá del
concepto de la obra, hay una búsqueda de un nuevo lenguaje artístico por medio de la
expresión del gesto y la materialidad de esta.
4 Sitio Museo Arte Contemporáneo, Facultad de Artes, Universidad de Chile. 5 Sitio APCh Biblioteca Museo Nacional de Bellas Artes.
ARTISTAS CHILENOS NEOEXPRESIONISTAS DE LOS AÑOS 80
Un lenguaje visual propio
SAMMY BENMAYOR (Santiago, 1956) es uno de
los artistas perteneciente a la llamada Generación de los
80. Estudió Licenciatura en Arte, mención pintura en la
Facultad de Artes de la Universidad de Chile. “Gracias a
becas otorgadas por instituciones chilenas y
norteamericanas, realizó viajes de pasantía y
perfeccionamiento de estudios a Nueva York en 1981 y
California en 1988 y 1989”6.
Las características de su trabajo pictórico son de un
expresionismo con mucha fuerza, donde se pronuncia la
gestualidad por medio de trazos de pintura que articulan y
desarticulan imágenes e historias que suceden en un mismo espacio, con una buena
cuota de ironía y juego. Emplea rasgos de la gráfica infantil en composiciones versátiles,
lúdicas y con fuerte colorido.
Su temática es claramente individualista y autobiográfica, con lo que adopta la
noción de una pintura subjetividad y personal. En sus obras registra “vivencias infantiles y
juveniles de su entorno familiar y social”7, junto a animales mitológicos y personajes
diversos que se entrecruzan simultáneamente. En etapas posteriores aborda el tema del
cuerpo femenino (iconografía senos) y más tarde trabaja imágenes que “se suceden unas
a otras sin conexión ni relación entre ellas, porque no hay una idea precisa que deba
exteriorizar en la pintura”8, pero que mantienen el juego mancha y chorreo, la forma y
materialidad propias de la pintura.
En una entrevista a la Revista Vivienda y Decoración en el año 2.000 habló sobre
su exposición 1973-2000, Transferencia y Densidad, donde mostró “las enormes telas
que conformaron su primera exposición, y que nadie se atrevió a comprar. (…) Como, en
6 Sitio Universidad de Chile, Facultad de Artes. 7 Ivelić Milán y Galaz Gaspar, CHILE Arte Actual, pag 3368 Ivelić Milán y Galaz Gaspar, CHILE Arte Actual, pag 338.
La novia, 1984
general, el mercado del arte criollo se aferra a lo probado, recién el 87 se produjo una
explosiva demanda por sus obras. A eso aportó la difusión que le dieron al pintor en
España la expo Chile Vive, e Italia, donde los críticos sencillamente se volvieron locos con
la troupe Benmayor, Pinto, Bororo, Domínguez.”9
CARLOS MATURANA “BORORO”
(Santiago, 1953), también fue alumno
egresado de la Universidad de Chile, y
posteriormente profesor de esa misma
escuela. Ganó varios premios (Primer Premio
Salón de Alumnos de la Facultad de Artes de
la Universidad de Chile en 1975; Primer
Premio del Concurso El Árbol en la Pintura
Chilena en el Museo Nacional de Bellas Artes
en 1982; Premio de Honor de la VII Bienal
Internacional de Valparaíso en 1985, entre otros) y becas (Beca Amigos del Arte 1977,
1980, 1981 y 1982, Beca Universidad de Chile 1979 – 1980 y Beca Galería Arte Actual
1982, 1983 y 1987).
Su trabajo se caracteriza por una
improvisación
efusiva de
gran libertad
creativa (muy
lejos de los
conceptualismos
e
intelectualismos), donde la mancha y el chorreo
directo se entremezclan en una eclosión colores
9 Revista Vivienda y Decoración, El Mercurio, Octubre 2.000.
Hombre en la luna, 2006
La cazuela, 1986
exaltados y brochazos que asemejan una gráfica
simple y lúdica, similar al dibujo infantil, donde se
arman planos y perspectivas de distintas
dimensiones en la tela. Es así como su obra
contiene una expresión libre y espontanea, donde
el espectador salta entre lo figurativo y lo
abstracto.
En sus telas se puede apreciar pintura, materia y aguadas, que junto a la línea
negra o gris se llena de dramatismo. Como él mismo explica;
“esa línea negra que recorre distintos mundos; entre ellos, el doméstico y la
cocina. Una madeja gráfica que muestra lo cotidiano, pero donde lo esencial es
que el espectador, como una especie de araña, tire es tela y se armen
entonces escenas visuales.”10
La temática que desarrolla está vinculada a su propia biografía, donde expresa
toda su intensidad y subjetividad, pero con especial atención a los “objetos cotidianos y
populares de nuestra cultura -como un calefón o una cazuela-, a la naturaleza y al caos
urbano de Santiago”.11
El paisaje personal
MATIAS PINTO D’AGUIAR
(Santiago, 1956) estudió pintura en la
Facultad de Artes de la Universidad de
Chile, y también formó parte de los
llamados Promoción o Generación de los
80. Buscó rescatar el trabajo pictórico
con obras que en esa época estaban
más ceñidas a la Transvanguardia y al
Neoexpresionismo, pero con una
propuesta muy diferente a la de sus
10 M. Ivelić, W. Sommer, C. Valdés, G. Galaz, Pintura en Chile 1950 – 2005, pag 92.11 Sitio Museo Arte Contemporáneo, Universidad de Chile
compañeros. Ganó una beca de la Sociedad Amigos del Arte de Santiago y el Primer
Lugar en el III Concurso de Pintura del Ministerio de Relaciones Exteriores en 1980.
Su estilo, inicialmente, se enmarcaba en lo abstracto y expresivo, pero siempre
con planos y formas que evocaban a espacios oníricos y silenciosos, a estados
contemplativos y melancólicos. Es así como va muy de la mano con un imaginario
fantástico, donde se unen imágenes simbólicas, una arquitectura enigmática dentro de
una atmósfera de misterio y ficción, todo con un atractivo tratamiento de color.
“Lo mío es una mezcla, aunque inevitablemente es que soy algo metafísico. Me
siento más cercano de los transvanguardistas italianos, lo que tiene que ver
con lugares limpios, con la simplicidad y la austeridad en la materia”.12
Pinto D’Aguiar se caracteriza por el uso del contraste de color con el cual forma extensas
atmósferas evocativas e reflexivas. Por medio de un gesto suelto pero meditado, combina lo
figurativo y lo geométrico donde utiliza el color, que en sus inicios fueron básicos pero siempre
haciendo relaciones de contraste tonal, valor y calidad. También incorpora pequeños elementos
simbólicos solitarios (caballo, árbol, delfín) para guiar nuestra atención en ciertas zonas de la obra
que invitan a la introspección y añaden un carácter sugerente.
Su temática se centra en el paisaje, que es siempre poético e irreal, al construir
espacios principalmente vacios, plataformas y estructuras solitarias de una arquitectura
imposible, y el entrecruce de planos que contraponen el cielo, el mar y la tierra por medio
de pinceladas expresivas y contraste de colores cálidos y fríos.
Actualmente, su pintura es más austera y sintética, pero continúa trabajando su
estilo de espacios silenciosos y reflexivos, que muestran un mundo más interno y
personal.
PABLO DOMÍNGUEZ DÍAZ (Santiago,
1962 – Santiago 2008), artista autodidacta, que
sólo estudió un año como estudiante libre de
Artes Plásticas en la Universidad de Chile, donde
fue alumno de Carlos Maturana, Bororo, con
quien desarrollo una relación de amistad y
12 M. Ivelić, W. Sommer, C. Valdés, G. Galaz, Pintura en Chile 1950 – 2005, pag 100.
trabajo junto a Sammy Benmayor. Formó parte del taller “La Brocha” con _____________.
Ganó una beca en 1982 que le permitió estudiar y trabajar en Estados Unidos.
Trabajó el grabado y la pintura, con las cuales se caracterizó en el uso de color
primarios exuberantes y contrastante, con trazos sueltos y ligeros, con lo que logró
atmósferas alegres y enérgicas donde la pintura expresa la fuerza de la naturaleza.
Su temática se centralizó en el paisaje compuestos de valles, quebradas,
montañas, arboles, cielos, ríos y fauna vistas desde la altura.
OMAR GATICA (Santiago, 1956),
estudió Arte mención Pintura en la Facultad
de Artes de la Universidad de Chile. Su
primera exposición la realizó en 1979. Al
igual que otros de sus compañeros de
escuela y trabajo, ganó becas de apoyo
económico para perfeccionar sus estudios.
También está considerado como un
renovador de la pintura nacional,
especialmente por su capacidad de plasmar gestos subjetivos y profundos. Su obra, que
inicialmente comenzó figurativa y expresiva se fue haciendo cada vez más abstracta y
gestual, creando territorios con grandes zonas de manchas de color, primarios y
enérgicos, que van armando un mundo intenso lleno de formas geométricas que se
vinculan con su entorno, que por la distancia dan una sensación melancólica.
"Mis pinturas muestran estados alterados de crisis desenfrenada"13
Sobre su temática se basa en una amplia variedad de materias, pero ha sido el
paisaje abstracto donde sitúa su experiencia personal sobre temas como la desesperanza
y e destierro.
13 Revista Online Escaner, Entrevista 2009.
Nomadismo y Memoria
JORGE TACLA SACAAN (Santiago,
1958) estudió 4 años en la Facultad de
Arte de la Universidad de Chile y
posteriormente continuó su trabajo
pictórico de manera independiente. Ganó
dos becas en 1981 y 1982. Desde ese
año reside en Nueva York, donde ha
trabajado en base a su lenguaje visual
personal que ha desarrollado fusionando
diferentes estilos y técnicas junto a
una caligrafía elaborada y propia.
Trabaja el gran formato
experimentando con distintos tipos de materiales para sus soportes (tela, yute,
papel, etc.), donde en base al dibujo y del empleo manchas de color intenso de
apariencia húmedo, generalmente monocromías rojas, ocres y azules crea
atmosferas complejas.
“De acuerdo al crítico Donald Kuspit, la obra de Tacla marcada por
innumerables citas y referencias culturales, ofrece una profunda
alegoría sicológica sobre la paradoja civilización y naturaleza,
simbolizados por la arquitectura en su función de construcción social
que alberga y el desierto como naturaleza susceptible de ser
destruida”.14
Su temática se basa el americanismo y la sociedad moderna, donde por medio de
imágenes traspuestas de grandes ciudades y paisajes desérticos, ruinas y construcciones
modernas, junto a graficas tipo jeroglifos abstractos que rescatan la memoria de la
caligrafía indígenas con las cuales crea vistas de un mundo llena de contrastes visuales y
14 Sitio APCh Biblioteca Museo Nacional Bellas Artes.
discursivos. Tacla construye sus obras bajo la idea de nomadismo del ejercicio de pintura,
donde su trabajo viaja libre de discursos teóricos y prejuicios.
ISMAEL FRIGERIO IBAR
(Santiago, 1955) estudió Arte en la
Universidad de Chile, de donde
egresó en 1980. Viajó a Nueva York
en 1982 gracias a una beca y fue
allí donde desarrolló su trabajo
hasta el año 2005.
Sus obras se forman en base a chorreos y manchas de color de diversos medios,
con trazos libres pero dirigidos donde incorpora imágenes figurativas simbólicas e
iconográficas, creando un relato visual lleno de identidad. Los elementos naturales como
el agua, la tierra y los bosques se repiten conjugándolos con símbolos de civilizaciones
precolombinas o cristianas que representan conceptos sagrados ambivalentes.
Trabaja el tema de la memoria y la experiencia histórica de los pueblos
latinoamericanos como nuevo continente, bajo conceptos como la colonización, la
inmigración y el exilio, como también una permanente reflexión del tiempo; el presente y
el pasado, la vida y la muerte.
La identidad
GONZALO ILABACA ASTORGA (Concepción, 1959), a diferencia de los artistas
de la “Generación de los 80”, Gonzalo Ilabaca se destacó por su pintura desde que
empezara a dedicarse a ella en 1982. Ese año abandonó la carrera de Medicina en la
Universidad Católica de Chile para dedicarse a lo que sintió era su verdadera vocación.
Pintor autodidacta, de gran actitud nómade ha logrado registrar en sus obras su estética
personal y visión de viajero.
Comenzó investigando y captando
lugares y personas característicos de Chile;
primero en La Vega Central de Santiago y
después en un viaje de Arica a Chiloé, que
luego desarrollo en obra y expuso. Continuó
su camino a Europa en 1984, que “le permitió
conocer de cerca la obra de grandes autores
a los que admiraba, tales como Van Gogh, el
noruego y expresionista Munch, el lituano Soutine y Kokoshka. (…) Una vez de vuelta,
forma el taller La Brocha, junto a Bororo, Sammy Benmayor, Pablo Domínguez, entre
otros”.15 Posteriormente, se radica en Valparaíso, donde concentra su trabajo en centros
nocturnos, en especial el desaparecido Ronald Bar, y la vida bohemia de hombre y
mujeres del puerto. Por medio de pinturas figurativas, expresivas y coloridas logra captar
15 Sitio APCH Biblioteca Museo Nacional de Bellas Artes.
Gran bar Rojo
Niños jugando en la tierra
momentos fugaces de personas y lugares de la vida nocturna o propia del lugar que
habitan.
Su trabajo se características por una paleta cromática contrastada y de fondos muy
ornamentados. La expresión de sus figuras humanas connota una soledad interna, donde
los personajes, a pesar del trazo en sus líneas sean rápidos y ágiles, parecieran siempre
atormentados y taciturnos. Los espacios son detallados y vibrantes, escalonados en
planos llenos de rincones y detalles que nos hablan de un lugar visitado o conocido.
CONCLUSIÒN
Gracias al trabajo de los primeros artistas neoexpresionista resurgió la pintura
Chile como también en el mundo. Es así como afloró una visión y lenguaje particular e
individualista con respecto a las artes pictóricas que se alejaron de cualquier política y
doctrina, llenándolo de imágenes de lo cotidiano, y de paisajes, elementos y personas que
consideramos como propios. En el caso particular de nuestro país, se pudo rescatar
también la escena cultural y artística, por lo que estas representaciones significan un
aporte a la visión de identidad y unidad.
Asimismo, este renacer plástico dejaría un legado a otros artistas posteriores que
verían en la pintura una manera de expresión legítima y fundamentada dentro del Arte.
Creo que es importante recalcar el apoyo que recibió este movimiento,
particularmente económico y en especial de la empresa privada, como una manera de
permitir abrir las puertas a jóvenes artistas en una sociedad que añoraba recuperar su
expresión artística. Desde hace unos años se habla de la crisis en el arte chileno, que en
su forma más tangible ha visto cerrar muchas galerías en el país. Pero por otro lado, está
la creación de nuevos espacios expositivos relacionados a empresas que buscan
fomentar la cultura y las artes. Quizás sea el momento de volver a plantear la necesidad a
estas entidades para que sean parte de una renovación e incremento de los actuales
movimientos artísticos.
M. José Vicuña L.
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