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1. Occidente conoce Angkor Wat.
Después de varias semanas abriéndose paso entre la impenetrable maleza de la
selva camboyana, luchando contra plagas de mosquitos, serpientes, tigres y otras
adversidades inenarrables, el naturalista francés Henri Mouhot, que andaba perdido en
busca de nuevos insectos para clasificar, levantó su vista ante lo que sería uno de los
mayores descubrimientos de la arqueología, se encontró con un espectáculo imponente
y maravilloso, engullido literalmente por la selva tropical permanecía oculto y olvidado
de la memoria colectiva, el mayor conjunto arquitectónico religioso del mundo, un lugar
creado por el hombre hacía más de 1000 años, Angkor, la “Ciudad Sagrada” de los
khemeres, al norte de la actual Camboya, era el año 1860.
Angkor Wat.
Vista de Angkor Wat reflejado en su foso perimetral.
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2. Orígenes y desarrollo.
Según nos relata una leyenda, el reino de los khemeres tiene un origen divino,
pues fue la unión conyugal entre un sadhu y una apsara lo que propicio el nacimiento de
este linaje; el dios Shiva entregó al sabio asceta Khambu la ninfa llamada Mera con la
condición de crear una civilización a partir de un linaje real que otorgara grandeza para
aquellas tierras, lo que dio fruto a varios descendientes, estos últimos fueron conocidos
como los “Khambuya”, literalmente “los hijos de Khambu”, el primer linaje sagrado de
Camboya conocido como “la dinastía del Sol”, que con el tiempo originó la estirpe de
reyes de Angkor, posteriormente llamados Khmer.
El primogénito de Khambu y Mera, Sreshthavarman, fundó la mítica capital
llamada Sresthapura cerca del sagrado río Mekong, creando lo que sería el primer
estado Hindú del Extremo Oriente conocido como "Chenla”. De esta época tenemos
evidencias arqueológicas de grandes canalizaciones para regular el agua del río
Mekong, la capacidad de organización de aquellos primera cultura hizo crecer
rápidamente una sociedad que lograría extenderse tanto como para llegar a las fronteras
del reino de “Funam”, un poderoso estado vecino (actual Vietnam) donde existía una
cosmogonía idéntica con una misión encomendada por Shiva para crear un linaje real
que gobernara aquellas tierras; la conquista del territorio del Funam propició el
intercambio cultural, comercial, político y religioso y haciendo caso de sus respectivos
orígenes divinos, hacia la mitad del siglo VI las dos realezas se fundirían en un solo
estado con la boda de una princesa de Chenla con un príncipe de Funam.
Como era tradición en el reino de Chenla, los soberanos de este nuevo estado
eran elegidos por su capacidad de protección y de poder, por eso todos los reyes de esta
cultura incluían un sufijo a su nombre –varman, cuyo significado es “el protector”. Los
primeros monarcas tuvieron la capital de este nuevo reino en Sambor Prey Kuk, pero no
sería hasta la llegada del monarca Jayavarman I (657-681) que el núcleo de la
Angkor Thom (ciudad) y Angkor Wat (templo).
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civilización se concentraría en Angkor, antigua palabra sánscrita que significa “ciudad”.
Pasado un siglo, el estado nacido de los míticos reinos de Chenla y Funam sería súbdito
de Java hasta, que el rey Jayavarman II (802-850) devolvió la libertad a su pueblo y
fundó lo que realmente hoy conocemos como las dinastías de Angkor, no fue hasta esa
época que la totalidad de los pueblos que formaban el nuevo estado aceptarían estar bajo
la protección de un mismo monarca.
3. Los templos-montaña de la selva.
Jayavarman II fue el primer soberano Khemer que empezó a darle forma al
complejo sagrado de Angkor, realizó los primeros trazados y construyó la primera
pirámide escalonada del complejo como un reflejo del orden del universo y de la nueva
sociedad que estaba floreciendo, la sabiduría de su civilización fue esculpida en Angkor
siguiendo los preceptos del “Sthapatya Veda”, la Ciencia Védica para la construcción de
arquitectura sagrada de acuerdo con las leyes del universo. Concebido desde el primer
momento para albergar la esencia de lo divino, Angkor se fue convirtiendo en la mayor
ciudad-templo del mundo, el complejo religioso más grande creado por el hombre.
Encontramos en el antiguo idioma khemer una frase significativa sobre la
organización y esencia del reino, “Kamraten jagat ta rajya”, el termino “jagat” se
traduce como “flujo del universo” y “rajva” como “estabilidad u orden en la tierra”, el
concepto de esta frase a nuestro idioma sería la idea de la aplicación de las leyes
universales en la tierra, un reflejo de lo divino en lo terrestre, donde el soberano
(Devaraja) es el garante del orden del universo aplicado en la tierra. La esencia de estas
ideas y representaciones arquetípicas, encuentran el equivalente de la figura de un Rey-
Jayavarman II el verdadero fundador del Imperio Khemer en un relieve de Angkor.
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Dios en otras culturas como la babilónica, la egipcia o la maya, donde tenemos grandes
estructuras sociales y complejos sagrados con las mismas características y finalidades,
la voluntad del ser humano en pos de armonizarse con el universo y la divinidad.
A lo largo de más de setecientos años los monarcas Khemeres consiguieron
mantener esa esencia y fueron ampliando la idea de Jayavarman II, la expresión de su
filosofía la plasmaron en imponentes templos de piedra, enormes complejos sagrados
dotados de bibliotecas de estudio donde se almacenaban los textos de Sabiduría,
tratados de astronomía, de matemáticas, de ciencia y de religión, los artesanos esculpían
magistralmente a los dioses, asuras y devas; siglo tras siglo los ciudadanos del Angkor
se convirtieron en fuertes guerreros, en campesinos, en hábiles artesanos y comerciantes
y a la vez en sacerdotes,
historiadores, escritores y
escultores que en lugar de escribir a
pluma lo hacían a cincel en las
paredes de los templos, trabajando
hasta el último centímetro de piedra
con algún motivo, ya sea histórico,
mitológico o puramente religioso.
El complejo de Angkor
tiene dos zonas destacadas, una se
conoce como Angkor Thom,
palabra actual del idioma khemer
que quiere decir “gran”, así pues
significa “La gran ciudad” y el otro
lugar es Angkor Wat, “La ciudad
del Templo”. Actualmente en
Angkor sobreviven cerca de 400
templos y templetes en
comparación de los más de 1000
que albergaba esculpidos en piedra
arenisca rosada. Cuando centramos
la atención en “La gran ciudad”
(Angkor Thom) esta nos abruma
con sus dimensiones, cubre un área
de tres kilómetros cuadrados
protegida por un muro de ocho
metros de altura y un espectacular foso que rodea toda la muralla, dentro se ubican
algunos de los monumentos más impresionantes de todo el recinto arqueológico. Para
acceder a esta maravilla de la antigüedad hay que atravesar una de las cinco puertas de
acceso de 25 metros de altura, estas llevan esculpidos los colosales rostros del
Bodhisattva Lokesvara, que a la vez tienen los rasgos del monarca Jayavarman VII, en
la parte inferior de las puertas cabalga el dios Indra a lomos del elefante tricéfalo
Airavana, vehículo celestial del dios, las trompas de los elefantes arrancan flores de loto
del lecho del río, sirviendo los tallos arrancados como soporte al conjunto. Según
palabras de Zhou Da-Guan, que fue funcionario de la corte imperial china a finales del
s. XIII y pudo conocer al imperio khemer en todo su esplendor y que además, nos
consta como el único testigo presencial de aquella época de esplendor, escribió sobre los
ciclópeos muros de Angkor Thom:
"Las murallas de la ciudad miden unas cinco millas de circunferencia. Cuentan
con cinco puertas, cada una con pórticos dobles... Extramuros se extiende un gran foso,
Zhou Da-Guan, comerciante chino que vivió
un año en Angkor y nos dejó el testimonio de
su visita.
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sobre el cual acceden a la ciudad cinco enormes pasarelas. Jalonando estos caminos,
cincuenta y cuatro divinidades que semejan pétreos señores de la guerra, enormes e
imponentes…"
Zhou Da-Guan, nos contaba que “…frente a las puertas surgen pasarelas
adornadas por cincuenta y cuatro dioses de dulces ojos almendrados y demonios con
ojos esféricos y malévolos que sostienen poderosas serpientes nagas de múltiples
cabezas…”.
Angkor Thom como morada simbólica de los dioses es conocido por sus
“templo-montaña” pues son una representación en piedra del monte Meru, lugar donde
residen los dioses hindúes. El primero en establecer esta tradición sería Suryavarman II
(1113-1150) aunque el mayor de los templos de estas características sería Angkor Wat
que no se terminaría hasta la llegada de Jayavarman VII (1181-1218) que hizo posible la
finalización de este inmenso templo logrando que el imperio khemer alcanzara su época
dorada. Dentro de Angkor Thom encontramos uno de los templos más bellos de todo
Angkor, el Bayon, el templo oficial de Jayavarman VII, según se cree, el monarca
quería consagrarlo a todas las religiones de su reino: hinduismo, budismo e islamismo,
religión que profesaba el recién conquistado reino de Cham, este templo es
particularmente conocido porque está coronado con cincuenta y cuatro torres y 216
rostros del Bodhisattva Lokesvara.
Angkor Wat resulta algo excepcional para cualquier construcción de cualquier
época, el complejo en sí mismo es un mándala de proporciones perfectas y
extremadamente hermoso, se ideó principalmente como morada de los dioses, un macro
calendario cósmico habilitado para que residan los millones de divinidades hindúes, ni
los reyes ni los habitantes del reino vivían en aquellos complejos sagrados, estos
templos no eran un lugar de reunión u oración para fieles, el acceso al interior del
recinto estaba prohibido a todo el mundo, únicamente los monjes encargados de los
menesteres del dios, que se cuidaban de vestirlo y ungirlo cada día podían atravesar los
La parte central de Angkor Wat.
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sagrados umbrales. Su construcción no fue una tarea fácil, el monte Meru está coronado
por cinco picos y rodeado por un océano, la organización debió de ser muy compleja
para poder realizar semejante proeza arquitectónica, se construyó un enorme foso-
embalse de 150 metros de ancho y una muralla de más de 3,5 km de longitud, el acceso
al centro del recinto se realiza a través de una calzada de piedra de 99 metros de
longitud, que en sí misma ya es de extraordinaria dificultad y que nos conduce al
interior donde se alzan cinco torres en forma de loto cerrado y más de 60 metros de
altura, ocultando en el corazón del templo un Santo Santorum de apenas 12 m2. Tras
investigaciones realizadas a principios de los años 70 se estableció que el templo,
además de cumplir con su carácter espiritual, sirvió como observatorio astronómico
donde el sol se alineó en sus solsticios con la entrada occidental del templo, todo el
complejo está relacionado matemáticamente con observaciones astronómicas, se dice
que las medidas exteriores e interiores están hechas a escala de estos parámetros y
detallan de forma precisa distancias entre la tierra y algunos astros como el sol y la luna.
Nada conocemos de la desaparición del imperio Khemer y el olvido su antigua
sabiduría, los hombres que leían el universo y aquellos que sabían interpretar los
símbolos de las piedras se desvanecieron y la selva reclamó su lugar engullendo
literalmente a los templos que tras los años fueron habitados por monjes budistas y que
actualmente dan vida al lugar sagrado pero, no sería hasta bien entrado el siglo XX que
se realizarían las primeras tareas de limpieza de modo sistemático, se habilitaron los
enclaves más importantes para visitas turísticas y se preservaron algunos templos tal
cual fueron encontrados para que hoy podamos reflexionar sobre el gran poder de la
naturaleza y los misterios que esta ha podido engullir a lo largo de miles de años.
Vista aérea del recinto de Angkor Wat y su foso perimetral.
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