esta es nuestra fe. esta es la fe de la iglesia, que, juntos, nos gloriamos de profesar en cristo...

LA FE CENTRO DE

NUESTRA VIDA

Esta es nuestra fe.Esta es la fe de la Iglesia,

que, juntos, nos gloriamos de profesar

en Cristo Jesús, Señor Nuestro.

Encuentro con un acontecimiento,

con una Persona, ‘Jesucristo Resucitado’

Don de volver a descubrir, cultivar y testimoniar

nuestra fe.

ESCUCHA AL SEÑOR

COMUNIÓN POBREZA INTERIOR

ESPERANZA

SERENIDAD

Y ALEGRÍA.

Confesiones de fePostpascuales

“He visto al Señor”

“Señor mío y Dios mío”

“¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha

aparecido a Simón!”

“Le reconocimos al partir el pan

“Señor tu sabes que te quiero”

Lo mismo que los discípulos entraron en esa vida nueva a través de su encuentro con Jesús y la fe en Él, todos los hombres

que vivan la vida de Cristo habrán de comenzar por un encuentro con esa

Persona concreta que es Jesús resucitado.

Tres características fundamentales de la

experiencia <<encuentro>>

I. La iniciativa pertenece al Resucitado.

II. El proceso de reconocimiento por parte de los discípulos

III. La misión que convierte a los discípulos en testigos de aquello que <<han oído y han visto con sus ojos que han contemplado y tocado con

sus manos>> (Cf. Jn. 1,1).

La experiencia Pascual.

El horizonte que despliega la confesión Pascual nos sitúa ante el triple éxodo de Jesús, Hijo del

hombre e Hijo de Dios

1. El éxodo del Padre

2. El éxodo de sí mismo

3. El éxodo hacia el Padre

La Resurrección es el fundamento de nuestra fe, la razón de nuestra esperanza y el motivo de nuestra caridad

“¡Salve, oh cruz, esperanza única!”.

“Jesús es el centro de nuestra feY nuestra esperanza

Cada uno de nosotros es el fruto de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido, cada uno es

amado, cada uno es necesario” 

Releer mi historia, es historia de su

amor (cfr. Gal 2,20).

La Iglesia, no puede dejar de proclamar que Jesús vino a revelar el rostro de Dios y

alcanzar, mediante la cruz y la resurrección, la salvación para todos los hombres.

(Redemptoris Missio, n. 11).

«Exhorto a todos los fieles a reavivar el encuentro personal y comunitario con Cristo, Verbo de la Vida que se ha hecho

visible, y a ser sus anunciadores para que el don de la vida divina, la comunión, se extienda cada vez más por todo el

mundo» (DV.2) «…para que la Biblia no quede como una Palabra del pasado,

sino como algo vivo y actual» (5)

“Sólo quien se pone primero a la escucha de la Palabra, puede convertirse después en su

heraldo” (VD 51).

El encuentro con la Palabra de Dios se da principalmente en las celebraciones litúrgicas,

pero no se reduce a ellas.

De muchas formas hay que preparar y profundizar el encuentro con la Sagrada Escritura en la liturgia (cf.

VD 72).

TUBuscas un

sentido a la vida

¿Dónde?¿Cómo?

¿Por qué?

Que todos los cristianos profundicen su relación con la Palabra de Dios en cuanto bautizados, pero

también en cuanto llamados a vivir según los diversos estados de vida

(cf. VD 77).

“La Palabra de Dios impulsa al hombre a entablar relaciones animadas por la rectitud y la justicia; da fe del valor precioso ante Dios de todos los esfuerzos del hombre por construir un mundo más justo y más habitable. La misma Palabra de Dios

denuncia sin ambigüedades las injusticias y promueve la solidaridad y la igualdad. Por eso…no rehuimos el

compromiso a favor de los que sufren y son víctimas del egoísmo” (VD 100)

“El fundamento de toda espiritualidad cristiana auténtica y viva es la Palabra de Dios anunciada,

acogida, celebrada y meditada en la Iglesia.” (VD 121)

Todos los cristianos debemos tener más

familiaridad con la Sagrada Escritura para acoger la

Palabra, anunciarla, celebrarla y meditarla.

María, Mater Verbi et mater laetitiae, nos muestra la

auténtica bienaventuranza de la escucha.

(cf VD 121. 124)

- Las grandes líneas y la finalidad del año de la fe: + renovar nuestro encuentro con Cristo,

alimentándonos de la Palabra y del Cuerpo del Señor;

5.1. Porta fidei

+ dar testimonio de nuestra fe, con una renovación constante de nuestra vida y misión evangelizadora (somos Iglesia santa y necesitada de purificación).

+ Abiertos a la gracia promover una fe más consciente y vigorosa con conocimiento y profundización orgánica y sistemática (cf. catecismo), con celebración y testimonio personal y comunitario o público en la caridad con proyección social.