argumentacion juridica
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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELAMINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA MISION SUCRE ESTADO YARACUYALDEA UNIVERSITARIA CHIVACOA
PROGRAMA DE FORMACION DE GRADO EN ESTUDIOS JURÍDICOS
U.C. Lenguaje yArgumentación Jurídica
Asesora: Abg. Yuri Rodríguez
Equipo Nº 3Camacaro Lusberlis
Cobos L. MaríaHernández Erika
Ledezma JulioLópez EdiluzLópez Norys
Chivacoa, Junio 2012
INTRODUCCIÓN
En la práctica el argumento jurídico es uno de los más frecuentes y reviste una
gran importancia en el ámbito jurisdiccional, pues con él se recurre a la
jurisprudencia y a la doctrina que son sus vertientes principales. La teoría de la
argumentación o del debate, abraza las artes y las ciencias del debate civil, dialéctica
parlamentaria, diálogo, conversación y por supuesto la persuasión. Estudia las reglas
de la inferencia, la lógica y las reglas de procedimiento en ambos sistemas.
La argumentación se preocupa principalmente de llegar a conclusiones a
través del razonamiento lógico, es decir, afirmaciones basadas en premisas. Aunque
en la teoría de la argumentación se incluye el debate y la negociación, las cuales
están dirigidas a alcanzar unas conclusiones de mutuo acuerdo aceptables, su
principal motivación circunscribe la rama del debate social en el que la victoria sobre
un oponente es el principal objetivo.
Este arte y ciencia es con frecuencia el medio por el cual algunas personas
protegen sus creencias o propios intereses en un diálogo racional, en simples
coloquios o durante el proceso de argumentación o defensa de ideas. La
argumentación es usada en la ley, en los juicios, para probar y comprobar la validez
de ciertos tipos de evidencias. Los estudiantes de argumentación estudian las
racionalizaciones post hoc mediante las cuales un individuo organizado puede
justificar decisiones que han sido realizadas de forma irracional.
En el presente trabajo desarrollaremos los siguientes aspectos: Definición de
argumento, argumentación jurídica, la argumentación y el lenguaje, argumentos para
explicar y justificar la decisión, principales argumentos empleados en el campo del
Derecho y las falacias, tanto formales como informales
¿QUE ES ARGUMENTO?
La palabra argumento (del latín argumentum): prueba o razón para justificar
algo como verdad o como acción razonable; la expresión oral o escrita de un
raciocinio.
El argumento es la expresión, ya sea oral o escrita, de un raciocinio. Permite
justificar algo como una acción razonable con dos finalidades posibles: persuadir a
otro sujeto (para promover una determinada acción) o transmitir un contenido con
sentido de verdad (fomentando el entendimiento).
La cualidad fundamental de un argumento es la consistencia y coherencia;
entendiendo por tal el hecho de que el contenido de la expresión, discurso u obra
adquiera sentido o significación que se dirige al interlocutor con finalidades
diferentes:
Como contenido de verdad: consistencia y coherencia con otras verdades
admitidas, o con referencia a un hecho o situación que haga verdadero o falso dicho
contenido.
Como esquema lógico-formal: consistencia y coherencia con un sistema que no
admite contradicción.
Como función lógico-matemática: consistencia y coherencia con el hecho de “ser
algo real” frente a una mera posibilidad lógica que define un mundo o una situación
posible en un determinado marco teórico que justifica la función.
Como discurso dirigido a la persuasión como motivación para promover o
proponer una determinada acción.
Como finalidad de acción: consistencia o coherencia con otros intereses o
motivaciones del individuo o individuos receptores del contenido como motivación a
actuar de determinada manera.
Es por tanto un discurso dirigido:
Al entendimiento, para «convencer» o generar una creencia nueva mediante el
conocimiento evidente de nuevas verdades, basándose en una racionalidad común.
A la emotividad para «motivar» una acción determinada.
Argumentar significa defender una idea o una opinión aportando un conjunto
de razones que justifiquen nuestra postura. La capacidad para argumentar
correctamente suele ir emparejada con la capacidad de influir sobre las personas y
es un reflejo de la organización del pensamiento.
En toda argumentación podemos distinguir 3 elementos:
-El objeto: es el tema sobre el cual se argumenta.
-La tesis: es la postura que el argumentador tiene respecto al tema.
-Los argumentos: son las razones en las que basamos nuestra postura ante el tema.
Tipos de argumentos:
- La argumentación positiva: consiste en presentar argumentos que respalden
nuestra postura ante el tema objeto de la argumentación.
- La argumentación negativa: consiste en aportar argumento que sirvan para
rechazar los argumentos contrarios a nuestra postura.
Clases de argumentos:
- Argumentos racionales: Son aquellos que se basan en las ideas y verdades
admitidas y aceptadas por el conjunto de la sociedad.
-Argumentos de hecho: Son aquellos que se basan en pruebas observables.
- Argumentos de ejemplificación: Son aquellos que se basan en ejemplos concretos.
- Argumentos de autoridad: Son aquellos que están basados en la opinión de una
persona de reconocido prestigio.
- Argumento jurídico: especie de la más genérica argumentación racional, que recae
básicamente en las normas jurídicas y en el lenguaje de los juristas.
ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
Son las razones de derecho que se invocan en determinado caso para
sostener la interpretación que se hace de determinando texto normativo. Su función
es brindar sustento y claridad a la posición interpretativa que se defiende.
Es una actividad que consiste en dar razones a favor o en contra de una
determinada tesis, que se trata de sostener o de refutar, principalmente, es dar
razones a favor de una pretensión, pero agregaríamos que no cualquier razón, sino
razones correctas y aceptables por el destinatario de la argumentación que puede
ser el juez, las partes, la autoridad, la contraparte en un debate. Además, otro
elemento importante en la argumentación es la persuasión: de nada serviría aducir
razones si no convencen a la otra parte en el juicio o en el debate, al parlamento, o a
la misma autoridad.
Originalmente el concepto de argumentación jurídica estaba vinculado
exclusivamente al estudio del discurso justificativo de los jueces, es decir a las
razones dadas por los magistrados para justificar sus decisiones, sin embargo en la
actualidad existe un concepto de argumentación jurídica mucho más amplio, por
cuanto implica no solo la actividad argumentativa propia de los órganos
jurisdiccionales en el marco de sus decisiones, sino que además se orienta al estudio
de los problemas inherentes al método jurídico. Lo anterior significa que la
argumentación jurídica se ve hoy como una disciplina que desde la perspectiva de la
argumentación se ocupa de aclarar los procesos de interpretación y aplicación del
Derecho y ofrecer una guía y una fundamentación al trabajo de los juristas.
ARGUMENTACIÓN Y EL LENGUAJE
La argumentación ttiene como finalidad convencer razonadamente o persuadir
afectivamente a otros acerca de la validez de la posición que se sostiene y concitar
su adhesión a ella o influir en los receptores para que modifiquen sus puntos de vista
o asuman determinadas actitudes o comportamientos.
Dicha situación comunicativa se manifiesta en múltiples ocasiones de la vida
de relación interpersonal. La encontramos con evidencia, por ejemplo, en los debates
parlamentarios, en la discusión de una asamblea o reunión política o gremial, en la
exposición de causas judiciales ante los tribunales, en espacios radiales o televisivos
en que se plantean temas polémicos enfocados por personas que sostienen
posiciones diferentes, a veces incluso antagónicos, sobre ellos.
De la misma manera, responden a situaciones argumentativas de
comunicación los discursos que, en la forma de editoriales, artículos de crítica u
opinión, cartas de los lectores, nos ofrecen los periódicos y revistas; como también,
los textos que producen especialistas en materias específicas, por ejemplo
científicos, filósofos, profesionales de distintas especialidades para exponer sus
puntos de vista y/o debatir los de otros, o las teorías o proposiciones que otros han
formulado.
Pero además de esas situaciones que corresponden más bien a la vida
pública, el discurso argumentativo se hace presente con mucha frecuencia en la
comunicación habitual entre las personas: una petición de permiso de los hijos a los
padres para realizar una determinada actividad puede generar un intercambio de
argumentos o razones y de contra argumentos si las posiciones que unos y otros
sostienen son diferentes; los comentarios que se intercambian entre amigos acerca
del resultado de una competencia deportiva, de la película que vieron, de un libro que
han leído también dan ocasión de exponer puntos de vista distintos y de esgrimir las
razones que dan fundamento a la posición que cada quien sostiene o defiende o las
razones mediante las cuales se trata de anular la validez de la opinión que formulan
los otros participantes en la discusión.
En ocasiones, en esas situaciones comunicativas de la vida cotidiana, la
carencia de argumentos, la debilidad de ellos o el no saber exponer adecuadamente
nuestras posiciones, nuestro pensamiento o sentir, o la negativa a considerar y
comprender los de los otros puede conducir a graves problemas y conflictos de
entendimiento, o a una incomunicación que afecta la vida de relación interpersonal,
que imposibilita el diálogo y recluye a las personas en la soledad y el aislamiento o
genera inhibiciones para exponer lo que se piensa.
De allí que la práctica del discurso argumentativo como medio de exponer
nuestros puntos de vista con fundamento y de efectivo intercambio con los diferentes
argumentos de otros, no sólo desarrolla nuestras competencias lingüísticas sino que
favorece el desarrollo de actitudes de seguridad y confianza en nosotros mismos, de
consideración y respeto por las posiciones o puntos de vista que sustentan otros, de
capacidades para sostener y defender los nuestros, con fundamento y no de manera
caprichosa o arbitraria y de aceptar modificarlos cuando los argumentos de los otros
son efectivamente convincentes, así como de no dejarnos influir por ellos cuando
responden a intenciones o posiciones que no compartimos.
Es por ello que, en sus distintas manifestaciones, en la comunicación informal
o formal, pública o privada, oral o escrita, inmediata o diferida, la situación de
enunciación del discurso argumentativo tiene un carácter fundamentalmente
dialógico. Esto incluso se da en la manifestación más íntima y personal del discurso
argumentativo que es la del diálogo interno del ser humano consigo mismo en la que
nos desdoblamos en emisor y receptor de discursos dichos a nosotros mismos que
sostienen posiciones diversas, muchas veces opuestas y hasta contradictorias,
procurando adquirir claridad sobre problemas o conflictos que nos aquejan o sopesar
argumentos y razones que nos lleven a adoptar una decisión, a realizar una
determinada acción, a modificar una conducta o a resolver alguna situación
problemática
ARGUMENTO PARA EXPLICAR LA DECISIÓN
Explicar una decisión significa mostrar las causas, las razones que permiten
ver una decisión como un efecto de esas causas.
ARGUMENTO PARA JUSTIFICAR LA DECISIÓN
Justificar una decisión significa mostrar las razones que permiten considerar la
decisión como aceptable. Justificar o fundar una decisión consiste en construir una
inferencia o razonamiento lógicamente válido, entre cuyas premisas figura una norma
general y cuya conclusión es la decisión. El fundamento de una decisión es una
norma general de la que aquélla es un caso de aplicación.
Justificar y explicar son operaciones distintas pero también se conjugan. La
justificación juega un papel en la explicación (en muchos casos lo que explica que un
juez ha tomado una decisión es el que la considera justificada) y la explicación facilita
la tarea de justificación, cuando hace más explicitas las razones justificativas. Sin
embargo, una teoría de la argumentación jurídica debe concentrarse en el contexto
de justificación.
PRINCIPALES 15 ARGUMENTOS EMPLEADOS EN
EL CAMPO DEL DERECHO
1) Argumento a contrario. Una proposición jurídica dada que afirma que una
obligación u otra calificación normativa, a falta de otra disposición expresa, debe
excluir la validez de una proposición jurídica diferente, que afirma esta misma
obligación (u otra calificación normativa) en consideración a cualquier otro sujeto o
clase de sujetos.
2) Argumento a simili o por analogía. Se da cuando una proposición jurídica
dada afirma una obligación jurídica relativa a un sujeto, extendiéndose respecto de
todo otro sujeto, teniendo con el primero una analogía suficiente para que la razón
que ha determinado la regla respecto del primer sujeto sea válida respecto del
segundo.
3) Argumento a fortiori. Consiste en la aplicación de un precepto normativo a
una situación no prevista y que tiene mayores razones de ser aplicada que la
concebida expresamente. Se descompone en dos formas a minori, ad maius y a
minori ad minus. El primero se aplica en los casos de normas desventajosas para
quien las debe cumplir o bien normas prohibitivas. Aquí sería " está prohibido lo más,
está prohibido lo menos". El segundo se aplica en caso de una normativa ventajosa:
"quien puede lo más, puede lo menos".
4) Argumento a completudine. Ya que no encontramos una proposición jurídica
atribuyendo una calificación jurídica cualquiera a cada sujeto con relación a cada
comportamiento materialmente posible, debemos concluir sobre la validez y la
existencia de una disposición jurídica que atribuya a los comportamientos o reglados
de cada sujeto, una calificación normativa particular: o siempre indiferentes o
siempre obligatorios, o siempre prohibidos o siempre permitidos.
5) Argumento a coherentia. Presupone que un legislador razonable no puede
reglar una misma situación de dos maneras incompatibles. Existe una regla que
permite descartar una de las dos proposiciones que generan la antinomia.
6) Argumento psicológico. Se trata de indagar la voluntad del legislador concreto
gracias a los recursos de trabajos preparatorios, que bien pueden ser documentos,
informes técnicos, actas de debate, reconstruyendo así la voluntad de las personas
que hicieron el precepto
7) Argumento histórico. Consiste en presumir la continuidad del sistema. Supone
que el legislador permanece fiel a la manera en que quiso reglar cierta materia. Este
tipo de argumento requiere una explicación especial: se considera que la ley ha
llegado a través del tiempo como un proceso evolutivo de comprensión y así debe
ser interpretada. Hay entonces una presunción de continuidad.
8) Argumento apagógico de reducción al absurdo. Supone que un legislador
razonable no admitiría una interpretación de la ley que condujera a consecuencias
ilógicas o inicuas.
9) Argumento teleológico. Apela al espíritu de la ley a partir de consideraciones
sobre el texto mismo. Tiene en cuenta los fines últimos de la norma.
10) Argumento económico. También llamado hipótesis del legislador no
redundante. Afirma que una interpretación debe ser descartada porque de ser
admitida el texto se limitaría a repetir lo que resulta de un texto legal anterior y éste
se tornaría superfluo.
11) Argumento De autoridad. Permite interpretar la ley conforme a los
precedentes a una decisión anterior o a la doctrina generalmente admitida.
12) Argumento sistemático. Es aquel que para la atribución de significado a un
precepto, tiene en cuenta el contenido de otras normas o contexto jurídico. En el
ámbito jurídico, a fin de entender en forma concreta un precepto, es necesario
relacionarlo con todos los demás preceptos del ordenamiento o sistema, ya que una
norma considerada de manera aislada no es más que un elemento del sistema.
13) Argumento naturalista. Resulta de comparar el texto legal con la naturaleza
de las cosas y concluir en su inaplicabilidad en las circunstancias dadas. Por eso
también es llamada “Hipótesis del legislador impotente”.
14) Argumento de equidad. La equidad no pretende de modo alguno corregir la
ley, sino es el modo como el juez, en todo caso, debe interpretar la ley para arribar a
una conclusión más justa y así resolver el problema que tenga planteado ante su
jurisdicción.
15) Argumento de principios generales: En la actualidad, los principios generales
del derecho son utilizados para aplicar el derecho cuando se necesita interpretar las
normas, cuando de su lectura se desprende que es oscura e imprecisa, siendo éstos
una fuente formal del derecho que se encuentran en el último escalón de la pirámide
de Kelsen.
FALACIAS
La falacia no es otra cosa que un argumento falso que la parte incorpora
dentro de su discurso con la intención de que sea utilizado como tal, esto es como
verdadero, con lo cual se pretende trasladar un error a la contraria, sea este el
interlocutor juez o letrado, o ambos en definitiva.
Definimos entonces a la falacia como, todos aquellos argumentos aparentes
introducidos en el discurso que buscan engañar o inducir a un error al auditorio o
parte contraria.
En determinadas situaciones argumentativas algún interlocutor hace uso de
argumentos cuya validez es dudosa o, abiertamente, se trata de argumentos
inválidos por algún problema o error en su construcción que los hace falsos. Estos
errores argumentativos se denominan falacias. Este tipo de errores puede
provocarse de manera involuntaria, básicamente cuando quien la enuncia no maneja
de buena manera los criterios argumentativos, como también puede ser cometido de
manera consciente por aquel sujeto que, siendo hábil argumentador, más que debatir
con la lógica y la verdad, le interesa solamente imponer su punto de vista, sin
importar la validez de su argumento.
Las falacias más comunes son las de forma y las de fondo. Las de forma
afectan la estructura lógica del argumento y las de fondo se refieren a la
imposibilidad de establecer la veracidad de las premisas. Todo argumento ilógico es
falaz. Todo argumento basado en premisas cuya veracidad no se ha establecido
materialmente es también falaz. Las falacias lógicas se suelen clasificar en formales
y no formales.
FALACIAS FORMALES
Las falacias formales son razonamientos no válidos pero que a menudo se
aceptan por su semejanza con formas válidas de razonamiento o inferencia. Se da
un error que pasa inadvertido.
Así, por ejemplo, a partir de dos premisas como "Si llueve, agarro el paraguas"
y "Se da el caso que llueve", puedo concluir con validez formal que "Agarro el
paraguas". Ahora bien, de las dos premisas: "Si llueve, agarro el paraguas" y "Agarro
el paraguas", no puedo concluir con validez formal "Llueve": si he agarrado el
paraguas era porque lo llevaba a arreglar o porque había mucho sol. Éste es un
ejemplo de la falacia formal conocida como afirmación del consecuente.
Las falacias formales más comunes son las que se cometen por
razonamientos incorrectos por causa de un término medio no distribuido que no se
toma, por lo menos una vez, en toda su extensión. Ejemplo de lo anterior es el
siguiente: “Los hombres son seres humanos”; Las mujeres son seres humanos”; y
“Los hombres son mujeres”. Aquí el término medio todo “ser humano” no se toma en
toda su extensión, su referente no es toda clase.
FALACIAS NO FORMALES
Las falacias no formales son razonamientos en los cuales lo que aportan las
premisas no es adecuado para justificar la conclusión a la que se quiere llegar. Se
quiere convencer no aportando buenas razones sino apelando a elementos no
pertinentes o, incluso, irracionales. Cuando las premisas son informaciones
acertadas, lo son, en todo caso, por una conclusión diferente a la que se pretende
Falacia ad hominem (Dirigido contra el hombre). Razonamiento que, en vez
de presentar razones adecuadas para rebatir una determinada posición o conclusión,
se ataca o desacredita la persona que la defiende. Ejemplo: "Los ecologistas dicen
que consumimos demasiado energía; pero no hagas caso porque los ecologistas
siempre exageran".
Falacia ad baculum (Se apela al bastón). Razonamiento en el que para
establecer una conclusión o posición no se aportan razones sino que se recorre a la
amenaza, a la fuerza o al miedo. Es un argumento que permite vencer, pero no
convencer. Ejemplo: "No vengas a trabajar a la tienda con éste piercing; recuerda
que quién paga, manda".
Falacia ad verecundiam (Se apela a la autoridad) Razonamiento o discurso
en lo que se defiende una conclusión u opinión no aportando razones sino apelando
a alguna autoridad, a la mayoría o a alguna costumbre. Es preciso observar que en
algunos casos puede ser legítimo recorrer a una autoridad reconocida en el tema;
pero no siempre es garantía. Ejemplo: "Según el alcalde, lo mejor para la salud de
los ciudadanos es asfaltar todas las plazas de la ciudad"
Falacia ad populum (Dirigido al pueblo provocando emociones).
Razonamiento o discurso en el que se omiten las razones adecuadas y se exponen
razones no vinculadas con la conclusión pero que se sabe serán aceptadas por el
auditorio, despertando sentimientos y emociones. Es una argumentación
demagógica o seductora. Ejemplo: "Tenemos que prohibir que venga gente de fuera
¿Qué harán nuestros hijos si los extranjeros los roban el trabajo y el pan?"
Falacia ad ignorantiam (Por la ignorancia). Razonamiento en el que se
pretende defender la verdad (falsedad) de una afirmación por el hecho que no se
puede demostrar lo contrario. Ejemplo: "Nadie puede probar que no haya una
influencia de los astros en nuestra vida; por lo tanto, las predicciones de la astrología
son verdaderas"
Falacia Post hoc (Falsa causa). Razonamiento que a partir de la coincidencia
entre dos fenómenos se establece, sin suficiente base, una relación causal: el
primero es la causa y el segundo, el efecto. Clásicamente era conocida con la
expresión: "Post hoc, ergo propter hoc" (Después de esto, entonces por causa de
esto). Ejemplo: "El cáncer de pulmón se presenta (frecuentemente) en personas que
fuman cigarrillos; por lo tanto, fumar cigarrillos es la causa de este cáncer"
A continuación se presentan algunas de las falacias argumentativas más
comunes en una situación comunicativa dada y su correspondiente ejemplo.
Premisa falsa: consiste en basarse sobre hechos que son falsos a la hora de
argumentar. Ejemplo: “No es posible comprobar científicamente que el universo se
creó a raíz de una explosión, por lo que debemos aceptar que detrás de dicha
creación está la figura de Dios.”
Premisas contradictorias: en este caso, el argumento no defiende a la tesis;
más aún, el argumento se contradice con la tesis. Ejemplo: “Yo soy un sujeto
atrevido, que no siente miedo a nada y siempre hago lo que otros no se atreven, pero
no me internaré en esta playa porque sus olas son muy fuertes y puede significar un
riesgo innecesario.”
Generalización apresurada: consiste en levantar una generalización
basándose en unos pocos hechos puntuales, específicos. Ejemplo: “Me compré un
vehículo de origen chino y me falló antes de los 5.000 kilómetros, por lo que no se
puede confiar en nada que venga de la China.”
Petición de principios: se reconoce cuando descubrimos que se da por
demostrado lo que se debe demostrar. El argumento repite lo que señala la tesis que
se debe defender. Ejemplo: “Usa detergente Limpiol, lava mejor toda tu ropa porque
es el que mejor lava la ropa.”
Falsa analogía: la reconocemos cuando se comparan dos elementos o
realidades que no son susceptibles de ser comparados. Ejemplo: “El perro es el
mejor amigo del hombre; te acompaña, te protege, te divierte. Pero este amigo, en
ciertos casos, puede volverse en contra de ti y puede atacarte. Por ello desconfía de
tus amigos, pueden no ser tan fieles como tú crees.”
Causa falsa: la reconocemos cuando se vinculan por medio de una relación
causa – efecto a dos hechos que en realidad no son vinculables. Ejemplo: “Cada vez
que desayuné huevos durante el año, no tuve problemas en mis evaluaciones, salvo
en mi examen final, que me quedé dormido y no desayuné. Por ello, si quieres tener
buen rendimiento, desayuna huevo.”
Populismo (ad populum): consiste en apelar fundamentalmente a los
sentimientos de una multitud y no apelar a argumentos de índole lógico.
Ejemplo: “Mi comunidad me conoce muy bien y sabe que yo no soy una persona que
está en este cargo público para enriquecerse. Las acusaciones en mi contra son
completamente falsas.”
Ataque personal (ad hominem): se reconoce cuando no rebatimos los
argumentos del oponente, sino que nos preocupamos de descalificar a quien
sostiene los argumentos. Ejemplo: “Quiero que el jurado evalúe si considera lo que el
testigo está afirmando en contra de mi cliente. Sabemos que este testigo tiene
problemas frecuentes con las drogas y el alcohol.”
Práctica común: corresponde a defender un proceder porque es algo que
ocurre de manera habitual de esa forma. Ejemplo: “No debemos pagar nuestro
pasaje en los buses. Está claro que son miles las personas que se suben sin pagar,
entonces, ¿por qué tengo que pagarlo yo?”
Polarización: se identifica esta falacia cuando extremamos los argumentos. Si
no es una cosa, debe ser, entonces, todo lo opuesto o todo lo contrario. No reconoce
términos medios. Ejemplo: “Si usted no tiene promedio 7 significa que usted es un
pésimo estudiante.”
CONCLUSIONES
Luego de realizar una exhaustiva revisión bibliográfica, son muchas las
conclusiones a las que hemos podido llegar, entre las que cabe destacar:
La calidad del argumento jurídico es clave para que la defensa obtenga los
resultados que pretende en la fundamentación fáctica, jurídica y probatoria. La
falta de destrezas del defensor penal puede llevar a una violación del derecho de
defensa y, por ende a una resolución judicial injusta, en perjuicio del imputado.
La carencia de argumentos, la debilidad de ellos o el no saber exponer
adecuadamente nuestras posiciones, nuestro pensamiento o sentir, o la negativa
a considerar y comprender los de los otros puede conducir a graves problemas y
conflictos de entendimiento, o a una incomunicación que afecta la vida de
relación interpersonal, que imposibilita el diálogo y recluye a las personas en la
soledad y el aislamiento o genera inhibiciones para exponer lo que se piensa.
Una falacia es un razonamiento no válido o incorrecto pero con apariencia de
razonamiento correcto. Es un razonamiento engañoso o erróneo (falaz), pero que
pretende ser convincente o persuasivo
La calidad del argumento jurídico es clave para que la defensa obtenga los
resultados que pretende en la fundamentación fáctica, jurídica y probatoria.
Justificar o fundar una decisión consiste en construir una inferencia o
razonamiento lógicamente válido, entre cuyas premisas figura una norma general
y cuya conclusión es la decisión.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
KELSEN HANS. Teoría Pura del Derecho. Introducción a la Ciencia del
Derecho. Ediciones Nuevo Mundo. Barcelona España.
The Law as a Specific Social Technique, The University of Chicago. Law –
Review, Vol 9, 1941.
PIÑERO, Albert. "Logomàquines" Barcelona: RAPE, 1999
PIZARRO, Fina. Aprender a razonar. Barcelona, Alhambra. 1987
www.rincondelvago.com/normas-juridicas
www.es.wikipedia.org
derecho-venezolano.blogspot.com
www.monografias.com
www.buenastareas.com
www.eumed.net ›
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