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http://joseluisalonso.wordpress.com/2006/08/27/el-comercio-ambulante-una-actividad- empresarial-de-tradicion-mexicana/ El comercio ambulante: una actividad empresarial de tradición mexicana. 27 Agosto 2006 Posted by José Luis Alonso Escudero in Derecho . trackback Por una parte, una inofensiva y milenaria costumbre. Por la otra, un problema de caos e ilegalidad. El comercio ambulante forma parte de nuestra cultura desde la época prehispánica. Ya desde entonces, existe evidencia de la actividad comercial a través de mercados ambulantes. A pesar de que a lo largo de la historia de México, aún en su etapa como país independiente, nuestro país ha vivido diversos altibajos en materia económica, esta actividad nunca ha desaparecido, sino que únicamente ha sufrido transformaciones. En la actualidad, el comercio ambulante porta una etiqueta de ilegalidad, por lo que ha sido también denominado “comercio informal”, y ha llegado a adquirir tal importancia que se conoce también como “economía informal”. A pesar de su permanencia en el tiempo, en México no se encuentra regulado el comercio informal;

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http://joseluisalonso.wordpress.com/2006/08/27/el-comercio-ambulante-una-actividad-empresarial-de-tradicion-mexicana/

El comercio ambulante: una actividad empresarial de tradición mexicana. 27 Agosto 2006Posted by José Luis Alonso Escudero in Derecho. trackback

Por una parte, una inofensiva y milenaria costumbre.

Por la otra, un problema de caos e ilegalidad.

El comercio ambulante forma parte de nuestra cultura desde la época prehispánica. Ya desde entonces, existe evidencia de la actividad comercial a través de mercados ambulantes. A pesar de que a lo largo de la historia de México, aún en su etapa como país independiente, nuestro país ha vivido diversos altibajos en materia económica, esta actividad nunca ha desaparecido, sino que únicamente ha sufrido transformaciones. En la actualidad, el comercio ambulante porta una etiqueta de ilegalidad, por lo que ha sido también denominado “comercio informal”, y ha llegado a adquirir tal importancia que se conoce también como “economía informal”. A pesar de su permanencia en el tiempo, en México no se encuentra regulado el comercio informal;

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sólo en temporadas específicas se otorgan permisos en algunas entidades federativas.Por otra parte, el fenómeno denominado “economía informal” no comprende en forma exclusiva la actividad comercial, sino que se ha extendido a otras vertientes de la actividad económica, tales como diversos servicios. No obstante lo anterior, y a pesar de que comúnmente se hace referencia al comercio informal en un modo más bien peyorativo, este sector aporta riqueza y empleo a nuestros connacionales, y representa el esfuerzo de miles de mexicanos que, al encontrarse al margen del desarrollo económico nacional y excluidos de las oportunidades laborales en el mercado estructurado, no encuentran una alternativa distinta a ésta que les permita subsistir, digna o indignamente.Según cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), la economía informal en México creció en 2003 y generó 7 de cada 10 nuevos puestos de trabajo. En efecto, al cierre de ese año, 11,175,580 trabajadores se emplearon en el sector “no estructurado de la economía” (informal), 728,000 más que las contabilizadas a diciembre de 2002 y equivalente al 27% del total de personas ocupadas. Dichas cifras se integran con “personas que participan en micronegocios no agropecuarios, sin nombre o razón social y que carecen de un registro ante las autoridades, además de aquellos trabajadores que, aún cuando trabajan en micronegocios registrados, carecen de contrato y cobertura en la seguridad social”.Obviamente, en trabajos de este tipo predominan los salarios bajos, de menos de tres salarios mínimos diarios (4 dólares), situación en a que están alrededor de 25 millones de trabajadores mexicanos. Además, como se menciona en las estadísticas del propio INEGI, estos trabajadores no cuentan con seguridad social. Desde la década de 1980 se ha buscado la manera de integrar a este sector a la “formalidad”, al “cauce legal”. Sin embargo, es evidente que el único propósito que los últimos gobiernos han perseguido es el de ampliar la base de contribuyentes, es decir, obtener ingresos fiscales de este amplio sector de la población, sin que exista claridad respecto del beneficio que la sociedad, o al menos esos “nuevos contribuyentes” obtendrían. Fue así como se acuñó el concepto de “actividad empresarial”, quedando plasmado en el artículo 16 del Código Fiscal de la Federación y muy

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socorrido en otras disposiciones fiscales, como la Ley del Impuesto sobre la Renta. El citado Código establece que las actividades empresariales son las siguientes:

• Las comerciales, de conformidad con las leyes federales.• Las industriales.• Las agrícolas.• Las ganaderas, incluyendo éstas la primera enajenación de los

productos derivados de la cría y engorda del ganado, que no hayan sido objeto de transformación industrial.

• Las de pesca.• Las silvícolas.

Finalmente, es importante señalar que este artículo equipara jurídicamente a una persona física con una moral, considerando como empresa a cualquier persona física o moral que realice las actividades arriba referidas. De igual modo, cabe destacar que para efectos fiscales, se entenderá por establecimiento, cualquier lugar de negocios en que se desarrollen, parcial o totalmente, las citadas actividades empresariales, no haciéndose distinción sobre la naturaleza de dicho lugar de negocios, el cual, entonces no deberá ser necesariamente un espacio fijo o determinado, o en el cual “la empresa” tenga una determinada permanencia. Por otra parte, para definir claramente lo que se entiende por “actividades comerciales”, es necesario remitirse al Código de Comercio, el cual en su artículo 75 nos indica qué actos se reputan de comercio, destacando entre ellos, para los efectos de este tema, los siguientes:

• Todas las adquisiciones, enajenaciones y alquileres verificados con propósito de especulación comercial, de mantenimientos, artículos, muebles o mercaderías, sea en estado natural, sea después de trabajados o labrados.

• Las empresas de construcciones, y trabajos públicos y privados.• Las empresas de fábricas y manufacturas.• Las empresas de trasportes de personas o cosas, por tierra o por agua; y

las empresas de turismo.• Cualesquiera otros actos de naturaleza análoga a los anteriores.

En vista de lo anterior, es posible afirmar que, de acuerdo con nuestra legislación fiscal y mercantil, la mayoría de las actividades que se agrupan en la denominada economía informal pueden ser señaladas

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como actividades empresariales, y como tales, deberían estar sujetas a imposición.Lamentablemente, en este, como en muchos otros casos, nuestras leyes carecen de efectividad, pues son más bien de carácter declarativo, es decir, que simplemente enuncian principios, dictan el “deber ser”, pero no sirven para convertirlo en “ser”. Y esto sucede porque nuestros gobernantes, especialmente los responsables de la dirección económica del país, son, en el mejor de los casos, ignorantes de la realidad nacional, de las prácticas, costumbres y usos comerciales. Ajenos a tan evidente escenario, se limitan a proponer las soluciones aprendidas en sus posgrados en el extranjero, a buscar las cifras macroeconómicas, dejando en el olvido el principal objetivo de la Economía: el bienestar de la población. Así, se ha optado erróneamente por diabolizar “lo informal”, en vez de tener una dosis de integración progresiva con medios específicos para este sector de la economía.En mi opinión, el problema radica en que en las medidas políticas fiscales que se ponen en marcha son “muy rígidas” y no toman en cuenta la especificidad de lo que caracteriza realmente lo informal. Hoy más que nunca, el país requiere autoridades sensibles a las realidades cotidianas de los ciudadanos, gobernantes que se preocupen genuinamente por el bienestar de la población, en vez de únicamente buscar su lucimiento personal, mediante cifras que no resuelven el drama diario que viven millones de mexicanos que, lejos de pretender violar la ley, tienen ganas de trabajar, pero les han faltado oportunidades.