articulo paras y votos. felipe ortega gomez

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Artículo para presentar a la Revista Política Colombiana Contraloría General de la República DE ‘PARAS’, CONTROL SOCIAL Y OTROS IMPEDIMENTOS PARA LA DEMOCRACIA. Andrés Felipe Ortega Gómez 1 RESUMEN Este ensayo, de carácter exploratorio, que buscará indagar por los efectos que el control paramilitar impone sobre el sistema político colombiano. En ese sentido, temas como la captura del Estado, la forma de control político y social que asume el paramilitarismo y el uso de la violencia instrumental han de ser abordados a lo largo de este ensayo. Dichos efectos se manifiestan en un control social y político de las poblaciones y de las élites regionales que el paramilitarismo desarrolla en las regiones colombianas. Argumentamos, a manera de hipótesis, que las formas de control paramilitar operan como incentivos perversos frente al factor de estructuración de las carreras políticas. Ampliando la hipótesis, la construcción de órdenes sociales por parte del paramilitarismo pone en tela de juicio la democracia en las regiones colombianas. En ese sentido, la construcción de “autoritarismos subregionales” (Gibson 2005) desafía, o por lo menos, redefine la democracia local y regional. PRESENTACIÓN La relación entre conflicto armado y las dinámicas político- electorales es un campo de estudio poco analizado. En efecto, ambos campos suelen tratarse como independientes. Por un lado, el conflicto armado se estudia desde las motivaciones de los actores que la practican, las estrategias usadas por éstos y las reivindicaciones que alimentan –y justifican- el uso de la violencia. Por el lado de las dinámicas político-electorales, las temáticas giran en torno a los intereses y estrategias de los actores involucrados en el proceso (partidos políticos y votantes) así como los incentivos institucionales, sociales y culturales que regulan el camino del voto a la curul. 1 El autor es politólogo de la Universidad Nacional de Colombia. Integrante del Grupo de Investigación en Seguridad y Defensa de la misma institución y estudiante de la Maestría en Ciencia Política de la Universidad de los Andes. 1

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Artculo para presentar a la Revista Poltica Colombiana

Contralora General de la Repblica

DE PARAS, CONTROL SOCIAL Y OTROS IMPEDIMENTOS PARA LA DEMOCRACIA.

Andrs Felipe Ortega Gmez

RESUMEN

Este ensayo, de carcter exploratorio, que buscar indagar por los efectos que el control paramilitar impone sobre el sistema poltico colombiano. En ese sentido, temas como la captura del Estado, la forma de control poltico y social que asume el paramilitarismo y el uso de la violencia instrumental han de ser abordados a lo largo de este ensayo.

Dichos efectos se manifiestan en un control social y poltico de las poblaciones y de las lites regionales que el paramilitarismo desarrolla en las regiones colombianas. Argumentamos, a manera de hiptesis, que las formas de control paramilitar operan como incentivos perversos frente al factor de estructuracin de las carreras polticas. Ampliando la hiptesis, la construccin de rdenes sociales por parte del paramilitarismo pone en tela de juicio la democracia en las regiones colombianas. En ese sentido, la construccin de autoritarismos subregionales (Gibson 2005) desafa, o por lo menos, redefine la democracia local y regional.

PRESENTACIN

La relacin entre conflicto armado y las dinmicas poltico-electorales es un campo de estudio poco analizado. En efecto, ambos campos suelen tratarse como independientes. Por un lado, el conflicto armado se estudia desde las motivaciones de los actores que la practican, las estrategias usadas por stos y las reivindicaciones que alimentan y justifican- el uso de la violencia. Por el lado de las dinmicas poltico-electorales, las temticas giran en torno a los intereses y estrategias de los actores involucrados en el proceso (partidos polticos y votantes) as como los incentivos institucionales, sociales y culturales que regulan el camino del voto a la curul.

A pesar de aparecer como campos independientes, el caso colombiano nos impone la necesidad de analizar las relaciones que se tejen en torno a ambos fenmenos, subrayando la importancia de reconocer la influencia de los contextos sociales y polticos en que se llevan a cabo los procedimientos democrticos. Como lo seala Garca, el clientelismo, la corrupcin y la violencia son factores contextuales que tendran la capacidad de afectar la competencia poltica, las preferencias electorales y el comportamiento poltico de los ciudadanos, y de una manera general la calidad de la democracia. (2007, 84).

En el caso colombiano, el conflicto armado y el funcionamiento de la democracia, tienen profundas conexiones que es menester analizar, como lo expresa Hoyos

El sistema democrtico es desafiado constantemente por las prcticas de intimidacin que los actores armados ejercen sobre los actores polticos y sociales y por las distintas formas de influencia y control sobre las instituciones, los gobiernos y la poblacin. En este contexto es de esperar que el funcionamiento de las instituciones, los procesos electorales, los procesos participativos y las mismas formas de hacer poltica se redefinan, transformen o asuman lgicas particulares como consecuencia de la influencia y control de los actores armados en aquellos territorios donde han tenido una presencia permanente o incluso en aquellos que han constituido escenarios de disputa. (2008, 14).

Este es el marco de anlisis en el que se mueve este ensayo, de carcter exploratorio, que busca indagar por los efectos que el control paramilitar impone sobre el sistema poltico colombiano. Dichos efectos se manifiestan en un control social y poltico de las poblaciones y de las lites regionales que el paramilitarismo desarrolla en las regiones colombianas.

La hiptesis principal que se ha venido manejando en los ltimos aos frente a este tema ha sido que la construccin de rdenes sociales por parte del paramilitarismo pone en tela de juicio la democracia en las regiones colombianas. En ese sentido, la construccin de autoritarismos subregionales (Gibson 2005) desafa, o por lo menos, redefine la democracia local y regional.

Bajo este marco de anlisis, la Corporacin Nuevo Arcoris (2007) analiz las relaciones entre clase poltica regional y grupos paramilitares, en lo que posteriormente se consolid mediticamente como el fenmeno de la parapoltica. Claudia Lpez, define al fenmeno de la siguiente manera: Hoy est establecido que la parapoltica es un fenmeno nacional de captura masiva de la representacin poltica y el poder pblico por parte del narcotrfico y el paramilitarismo, a travs de polticos y otros servidores pblicos en los niveles local, regional y nacional. (Lpez y Sevillano, 2008: 62). A pesar de esta interpretacin, Rangel (2010) dice que este proceso es slo una de las consecuencias favorables que ha trado el proceso de desmovilizacin y reintegracin de los grupos paramilitares.

Ms all del rico debate que se establece sobre el fenmeno de la parapoltica, este ensayo recoge el camino de Gibson y lo busca enriquecer bajo la perspectiva de las relaciones entre el conflicto armado y las dinmicas poltico-electorales. En ese sentido, argumentamos, a manera de hiptesis que las formas de control paramilitar operan como incentivos perversos frente a la estructuracin de las carreras polticas.

Conforme a lo anterior, la exposicin est pensada en tres partes. En la primera parte, se hace una reflexin sobre la construccin fragmentada del Estado en Colombia, que define las caractersticas del poder local, lo cual nos permite avanzar en una caracterizacin no exhaustiva del paramilitarismo basada en las interpretaciones acadmicas ms relevantes que se han hecho del fenmeno. La segunda parte, se concentra en los efectos determinados sobre las carreras polticas. Para concluir, unas consideraciones finales sobre el control paramilitar, la relacin con el narcotrfico y las dinmicas poltico-electorales en Colombia.

El inters por avanzar en esta perspectiva est relacionado con el papel que juega el conflicto armado en un sistema poltico, como lo argumenta Garca,

La intensificacin del conflicto armado durante las ltimas dos dcadas, la consolidacin del control territorial por parte de los grupos armados ilegales guerrillas y paramilitares- en amplias zonas del pas y la consecuente incapacidad del Estado colombiano para preservar el Estado de derecho en la totalidad del territorio nacional, han hecho cada vez ms evidente el impacto del conflicto armado sobre el funcionamiento de la democracia, y particularmente, sobre el desenvolvimiento de los procesos electorales. Por esto resulta de vital importancia analizar la relacin entre participacin y violencia poltica en Colombia. (2007, 85).

Desde una mirada ms amplia, la violencia presente en los conflictos armados afecta claramente el desarrollo de los Estados debido a la inestabilidad que produce la violencia y el conflicto armado (adems de las violaciones a los derechos de las poblaciones). En estos contextos de inestabilidad, los Estados se tornan incapaces de imponer orden a la sociedad, evidenciando el debilitamiento de las instituciones. En otras palabras, los Estados pierden por efectos del conflicto (su degradacin y generalizacin) los monopolios clsicos que las teoras del estado le otorgan. Evidentemente, un sistema con dichas caractersticas representa un fenmeno analtico diferente a los campos tradicionales de la literatura, se hace necesario, entonces acudir a nuevos marcos tericos y explicaciones metodolgicas que nos permitan entender la magnitud del campo que se estudia.

A pesar de la mirada y juicio de cada observador y de la profunda discusin que amerita el tema, hay dos factores que nos obligan a pensar en la particularidad del caso colombiano. En primer lugar, la constante histrica de un aparato estatal y de formas democrticas (procedimentales), a pesar de la persistencia de la violencia poltica. Pareciera entonces que Colombia atraviesa una suerte de pndulo entre la legitimidad y la violencia (Palacios 2002) que parece marcar el sino institucional del pas.

En segundo lugar, tenemos la presencia de un conflicto armado que a lo largo de los ltimos 20 aos ha sufrido profundas transformaciones en torno a los actores, a las dinmicas territoriales y de combate, as como a las fuentes de financiacin y la lectura internacional que del mismo se hace desde sus actores y de instancias internacionales. Es, en sntesis, un conflicto que se resiste a generalizaciones y etiquetas gratuitas.

1. PARAMILITARES: EN LA BSQUEDA DEL PODER LOCAL.El paramilitarismo se construye como un fenmeno ligado a los escenarios locales y regionales del poder poltico. En ese sentido, la hiptesis de Snchez y Chacn en torno a la relacin entre conflicto y descentralizacin poltica y de gasto pblico ilustra la importancia del poder local para los grupos armados

Estos cambios institucionales tuvieron un efecto sustancial en la dinmica del conflicto armado interno, pues si el poder poltico y los recursos presupuestales se trasladaron a lo local, los grupos irregulares tendran incentivos para tener mayor injerencia y control sobre el mbito local, en particular dada la debilidad del Estado tanto en lo relativo al monopolio de la fuerza como a la administracin de la justicia. As, en la medida en que aumentaran su control sobre lo local por la va de la intimidacin, de la depredacin o de alianzas estratgicas con los dirigentes locales y regionales-accedan a una mayor porcin de poder. (2007, 350-351).

La importancia del nivel local es resaltada tambin por Ramrez, quien afirma que el conflicto armado conlleva una territorializacin privada del pas. Este fenmeno, conlleva la enajenacin de las diversas jurisdicciones, competencias y nexos constitutivos del orden territorial vigente en lo social, lo poltico, lo econmico y lo judicial. (2005, 170-171). En el caso de los territorios de control paramilitar, lo que se proclama es la salvacin del [Estado] existente mediante la recuperacin de fortalezas que le permitan cumplir sus fundamentales compromisos de salvaguardia de la vida, la libertad personal y la propiedad privada. (2005, 172). En ambas reflexiones, la debilidad del Estado nacional aparece como un elemento fundamental: su poder y legitimidad, simplemente, no cobija a todo el territorio y por ende, su soberana es fragmentada y su funcionamiento es precario. Esta variable no aparece aqu como un efecto del conflicto, sino como connatural al proceso de formacin de Estado en Colombia.

Este ensayo asume el planteamiento realizado por Fernn Gonzlez, Ingrid Bolvar y Tefilo Vsquez (2005), que al reconocer las caractersticas propias de nuestro Estado, como uno en el cual los procesos unificacin e integracin social se han dado de forma carente en relacin con otros procesos de formacin estatal, nos dice que la realidad de este no implica una deficiencia sino un estilo particular en el desarrollo del mismo (2005, 267). Ahora bien, el uso del concepto de precariedad del Estado, se retoma de D. Pcaut. En este concepto, lo fundamental es el tipo de relacin que se establece entre Estado y sociedad en Colombia.

Esta precariedad del Estado refleja procesos de ocupacin del territorio diferenciados segn el grado de poder que el Estado tiene en el territorio. Y los grados de poder permiten generar formas de articulacin social que pueden ser entendidas como dominio del Estado y las instituciones con la carga de legalidad y legitimidad que implica la presencia real del Estado, y en otros aspectos pueden tomar la forma de articulaciones donde el Estado no es el protagonista y puede ser reemplazado por lites regionales sean polticas o armadas que generan un orden social especifico. Por ejemplo, la aplicacin del concepto de Seores de la Guerra para los grupos paramilitares, que hace Duncan resulta, como veremos, ilustrativa para estos propsitos.

Esta referencia a Duncan, nos permite introducir la reflexin que hace Mara Teresa Uribe sobre las soberanas fragmentadas presentes en el pas y que se constituye en un eje de interpretacin complementario al proceso de formacin estatal propio del pas. Mara Teresa Uribe parte de un concepto denominado estados de guerra, que retoma de Foucault. Dichos estados estn definidos por el animus belli, el mantenimiento de la hostilidad como horizonte abierto para dirimir las tensiones y los conflictos propios del mundo social y la violencia como estrategia para la solucin de los problemas de la vida en comn. (2000, 459).

Sobre la base de esta reflexin, quisiramos entrar a caracterizar al paramilitarismo como actor armado. Lo primero que debemos anotar es que la formacin del fenmeno paramilitar se da manera ascendente durante la dcada de 1980 bajo la figura de autodefensas que sustentaban la necesidad de hacer frente al poder de la guerrilla y al aumento de sus capacidades de control territorial. Un escenario complejo y con la interaccin de actores que pretendan, adems de la lucha contrainsurgente, generar dinmicas que les permitieran conservar sus intereses intactos frente a procesos que se estaban generando a nivel nacional, como los acuerdos de paz y la apertura del sistema poltico.

Mauricio Romero (2003) nos muestra como las lites regionales y las Fuerzas Armadas aparecen como elementos que chocan con la dinmica del gobierno nacional y que, junto con grupos de narcotraficantes que para entonces ya eran grandes propietarios, plantean una lucha frontal tanto contra la insurgencia como contra la poblacin civil y los procesos polticos de izquierda nacientes en este contexto. En efecto,

Primero las lites regionales rechazaron el reformismo de la Presidencia y desafiaron las polticas de paz del gobierno central; se opusieron pblicamente a las negociaciones y callaron frente a la violencia en contra de comunistas, radicales, socialistas o reformistas en el mbito local. Segundo, narcotraficantes convertidos en propietarios rurales y terratenientes promovieron grupos de vigilancia privada que atacaron civiles sospechosos de apoyar a la guerrilla, o a grupos movilizados para demandar derechos y polticas de progreso social. Tercero, las Fuerzas Armadas rechazaron las negociaciones entre la Presidencia y las guerrillas, oponindose pblicamente y favoreciendo el uso de tcnicas contrainsurgentes. (Romero, 2003, 18).

Partiendo del marco anterior podemos expresar la relacin del paramilitarismo con la sociedad y el Estado siguiendo a Francisco Gutirrez y a Mauricio Barn (2006), quienes plantean que el paramilitarismo es imposible de explicar si no se parte del supuesto en el cual el Estado enfrenta como desafo principal, a la guerrilla. De tal forma que tanto el desafo como la respuesta originaron una guerra larga y asimtrica, que le dio la oportunidad al paramilitarismo de sostener un prolongado control territorial sin ser derrotado o afectado crticamente- por las Farc (2006, pp. 270-271, la cursiva es del formato original)

La relacin en ciernes se da - un trabajo cuyo referente concreto es el caso de Puerto Boyac, periodizando y conceptualizando sobre las fases que ha tenido el paramilitarismo en la ltima dcada- partiendo de la existencia de apoyo por parte de fuerzas intrasistmicas que bsicamente se configuran en tres espacios: En primer lugar, las polticas gubernamentales (Gutirrez y Barn, 2006, 272) que permitieron e invitaron a la poblacin en un momento dado a la formacin de grupos de autodefensas, que se configuraron con una estrecha relacin con las Fuerzas Armadas colombianas como actores con objetivos comunes y que se dieron como un complemento en la lucha contrainsurgente. En segundo lugar, el apoyo de importantes fuerzas sociales (Gutirrez y Barn, 2006, 274) en las que encontramos como actor de gran influencia y permanencia frente a los grupos paramilitares a los ganaderos adems de otros actores que tambin aparecen como base de apoyo entre los que encontramos comerciantes, agricultores, etc. En tercer lugar, encontramos el apoyo heterogneo de miembros del establecimiento poltico: los paramilitares no tienen color poltico, y cooperan con cualquiera que acepte sus premisas bsicas (Gutirrez y Barn, 2006, 278).

Continuando, abordaremos ahora el concepto de seores de la guerra, propuesto por Duncan, quien busca aproximar el concepto a la dinmica del fenmeno paramilitar colombiano, apartndose de las interpretaciones reduccionistas acerca del desarrollo de los paramilitares en Colombia. Estos grupos, independientemente de su origen, actualmente no resultan cobijados por las polticas de Estado sino que tienen y enarbolan un proyecto propio acerca de la organizacin de la sociedad all donde tienen control. En efecto, los paramilitares, como seores de la guerra, tienen como elemento caracterstico la potestad de establecer control autnomo sobre una sociedad (Duncan, 2006, 25). La caracterstica de autonoma que le otorga Duncan a los paramilitares es la siguiente: [autonoma refiere] a la capacidad superior a otras fuerzas que tiene una organizacin armada para apropiarse de las funciones de Estado y de establecer un orden social en una regin, indistintamente de la naturaleza de acuerdos que se transen con las otras fuerzas para garantizar la primaca sobre lo local. (2006, 26)

Este aspecto de regionalismo es vital para entender la lgica paramilitar e incluso del reciente escndalo de la para-poltica, y es que los paramilitares asumen la interseccin entre el poder local y el poder nacional, y controlan de acuerdo a sus intereses el poder local, de all que parezca natural la existencia de relaciones entre la clase poltica o empresarial y los dirigentes paramilitares. Aunque al principio este control fue ejercido sobre los narcotraficantes, a lo largo de la ltima dcada, fueron forjando un poder propio basado en la lealtad de las comunidades que por la fuerza o por consentimiento aceptaron su existencia.

De igual forma, es rescatable la apreciacin que Duncan tiene de las disparidades entre paramilitares y el Estado-Nacin, pues lo que l rescata es que a los primeros, no les interesa cambiar la estructura del Estado, slo quieren perpetuar los estados-regionales y los beneficios que de all se derivan, aspecto que los diferencia de las guerrillas, los seores de la guerra no estn interesados en la toma absoluta del poder nacional, su objetivo est trazado en construir una forma de autoridad subnacional en la periferia, para desde all negociar su ascendencia sobre la globalidad del poder del pas con las lites sociales, econmicas y polticas del centro. (Duncan, 2006, 34-35).

Una salvedad que debe hacerse antes de entrar en el anlisis detallado tiene que ver con que a pesar de que consideramos al paramilitarismo como un actor nico, su accionar regional vara ostensiblemente, es decir, a pesar de que en 1997 se consolida el paramilitarismo como AUC, en lo que Cubides denomina un trnsito de lo privado a lo pblico de la violencia (1998), las AUC se comportaron de manera ms descentralizada, en contraposicin a las guerrillas. Esto se debe, entre otros factores, a la estrategia militar aplicada por los para-narcos y los narco-paras (Camacho 2009). En lo que sigue, analizamos los efectos en la cual el paramilitarismo es el nico actor armado ilegal presente.

Estos espacios sociales en los que domina el paramilitarismo siguen una lgica comn: no quieren derrocar al Estado. su objetivo est trazado para construir una forma de autoridad subnacional en la periferia, para desde all negociar su ascendencia sobre la globalidad del poder del pas con las lites sociales, econmicas y polticas del centro. La diferencia en cuanto al alcance de los objetivos de poder, implica que es suficiente con hacer elegir a polticos y funcionarios del orden nacional comprometidos con la organizacin, para garantizar la supervivencia de su primaca regional. (Duncan, 2007, 206). Sobre la base de estos objetivos, podemos afirmar, como lo plantea la hiptesis de Losada (2006), que los paramilitares generan tres tipos de comportamiento en relacin con los procesos electorales:

El modelo hegemnico con el que recurren a todos los mtodos, incluso a los violentos, para hacer elegir sus candidatos.

El modelo de predominio dentro de competencia restringida en el cual los paramilitares tienen un candidato preferido y permiten otros candidatos, pero sus opositores han sido neutralizados.

El modelo de indiferencia electoral en el cual no dejan ver indicios de inters en una candidatura especifica. (Morales, 2007, 11).2. EFECTOS EN CARRERAS POLTICASFrente al tema de las carreras polticas, el interrogante que se pretende abordar es De qu manera se pueden estructurar las carreras polticas cuando operan incentivos perversos como el control armado? Para responder a esta pregunta es fundamental analizar las formas que asume el paramilitarismo en las regiones. Ya hemos visto que lo que busca el control paramilitar, aunque de forma diferenciada, es la construccin de una autoridad subregional, para lo cual, los paramilitares crean un nuevo tipo de relacin clientelar con la sociedad que se manifiesta en la agregacin del factor proteccin e intimidacin. Los seores de la guerra como patrones entregan tambin un servicio indispensable en comunidades donde la inseguridad es parte de la vida cotidiana: la proteccin contra guerrillas, otros seores de la guerra y dems bandas armadas. Las clientelas, por su parte, entregan su lealtad y disponibilidad de poblacin para que las figuras patronales se impongan y preserven su poder. (Duncan, 2005, 116).

En este contexto, los polticos profesionales que buscan conservar o edificar su carrera poltica deben sacrificar su papel en la nueva red clientelar. En el pasado, el poltico profesional estableca una red clientelar con la poblacin, basados en un intercambio bienes por apoyo poltico (Stokes (2007, 605) lo define en la pregunta vot por mi?) como veamos en el plano de la movilizacin, los paramilitares se vuelven unos sper patrones (Duncan, 2005, 120), de all que al poltico profesional debe aceptar las condiciones que le impone el poder fctico y el recurso a la violencia del seor de la guerra. Adems, el factor recursos es fundamental. Duncan considera que la influencia poltica de los seores de la guerra no se reduce a los municipios donde un candidato gana con ms del 70%, sino que es comn que se financie a dos o ms candidatos. Se debe enfatizar en que el seor de la guerra se convierte en patrn de los polticos y le deben obediencia, sobre todo, en regiones de precario desarrollo econmico y social: en condiciones de escaso desarrollo del sector productivo, los seores de la guerra encuentran en las campaas electorales una oportunidad nica de infiltrar los gobiernos locales. Disponen de cantidades de dinero suficientes para financiar a candidatos de cualquier posicin. (2005, 121). An a pesar de esta situacin, es claro que la dominacin de la democracia local es fundamental para el control territorial que el paramilitarismo impone en Colombia. De all que el paramilitarismo haya desarrollado una estrategia consistente en tres puntos:

Escoger ganadores: impedir que candidatos distintos a los suyos hagan campaa en determinados territorios.

Involucrar polticos en redes de ordeo: a travs de una combinacin de incentivos y amenazas, los paramilitares extraen porcentajes de contratos y los distribuyen entre ellos, los polticos que permiten la contratacin, y los contratistas mismos.

Controlar y limitar: all donde gana un candidato que no es de su predileccin, lo colocan bajo su vigilancia para que no tome las decisiones equivocadas. (Gutirrez, 2007, 400).

Hoyos al respecto nos dice que estos actores armados impusieron candidaturas de polticos desde los mbitos regionales y locales hasta el nivel nacional. En estos casos se encargaban de asegurar los votos necesarios para que los polticos salieran elegidos, incluso recurriendo a estrategias electorales como la segmentacin de los votos o el establecimiento de candidaturas nicas. La restriccin a la oferta de alternativas disponibles para los electores o el favorecimiento de aquellos candidatos, se constituyeron en claras limitaciones para la competencia poltica. (2008, 16).

Ahora bien, lo que no debe olvidarse es que en el debate de la parapoltica, lo que se ha conocido por va de las divulgaciones de los medios es que hay polticos como el caso de Roco Arias y Eleonora Pineda que reconocen abiertamente su adhesin al proyecto paramilitar, existen otros senadores que no reconocen su adhesin o apoyo, en cambio, manifiestan que fueron vctimas de la coaccin y participaron como fichas polticas del paramilitarismo. Nos estamos refiriendo al caso del Pacto de Ralito, que es el ms conocido ms no el nico de pactos entre polticos y paramilitares. En este punto, podramos suponer que hay dos formas de edificar las carreras polticas en zonas de control paramilitar: (I) por la adhesin explicita al proyecto, con los costos que ello acarrea y (II) vctimas de la coaccin de los jefes paramilitares. Por lo pronto, frente a al Pacto de Ralito hay que anotar que la Corte fue explcita en determinar que la suscripcin voluntaria, consciente y con capacidad de realizacin de lo pactado, de acuerdos como el Pacto de Ralito, s constituye una forma de promocin y vinculacin con la organizacin armada ilegal con la que se firm, en ese caso el paramilitarismo. (Lpez y Sevillano, 2008, 65).

Concluyendo, lo que han mostrado adems en departamentos como Bolvar, Cesar, Crdoba, Magdalena y La Guajira, es que se han formado en la escuela de un gamonalismo poltico tradicional, son diestros en sacar provecho de las costumbres polticas clientelistas, y estn en disposicin de emplear a fondo los recursos acumulados para que una vez desmovilizados, as no participen de una manera directa en poltica, tengan un peso propio en la poltica local y regional, a travs de sus intermediarios. (Cubides, 2005, 59).

3. CONSIDERACIONES FINALES: UNA AGENDA DE DISCUSIN

La presencia de actores armados no desalienta la participacin electoral. Como lo muestran los clculos efectuados por Hoyos (2008) y Garca (2007) la participacin poltica si cambia con la presencia los grupos armados, aunque no en las proporciones que se esperan. Lo que s es claro es que hay una serie de estrategias en donde el control paramilitar define las reglas de la competencia poltica y de la participacin. No obstante, se debe recordar que las estrategias del paramilitarismo no fueron aplicadas de la misma manera en todos los territorios y es necesario avanzar en la caracterizacin regional de las mismas, avanzando en las caracterizaciones que hace Losada (2006).

En ese sentido, Hoyos (2008) argumenta que es necesario explorar la naturaleza de las relaciones entre grupos armados y clase poltica local, aspecto que consideramos fundamental para la estructuracin de las carreras polticas.

Por otro lado, el control del paramilitarismo produce, al interior de la clase poltica regional, un desplazamiento de los polticos tradicionales por una nueva lite dirigente asociada a los aparatos armados, como lo expresa Camacho, esta combinacin del carcter de seores de la guerra y empresarios de la coercin y de seores de poder y empresarios de la dominacin legal se ha traducido en un cambio poltico fundamental en el pas. Se trata de un esfuerzo masivo por controlar regiones y acompaar la dominacin militar con la poltica. (2005, 411-412).

Los paramilitares se han aprovechado de la debilidad del Estado colombiano y han avanzado en la consolidacin de su dominio en el plano regional. Por lo tanto, la consolidacin de su poder pone en cuestin la validez de la democracia en nuestro pas. Pero adems, pone el nfasis en la necesidad de comprender la manera en que los procesos locales estructuran, de manera diferenciada, efectos polticos. De all que el planteamiento de Gibson (2005), segn el cual lderes autoritarios subnacionales perpetan regmenes autoritarios provinciales (sus estrategias y las condiciones polticas que los empoderan) es fundamental para entender la relacin entre clase poltica y paramilitarismo. Como sostiene Valencia, es fundamental entender las claves que proporciona este concepto para entender los porqus de la alianza o confluencia de los polticos y los paramilitares. (Corporacin Nuevo Arco Iris, 2007, 24).

En estas perspectivas se debe avanzar por tejer los puentes entre el conflicto y las formas que adopta la democracia bajo estas circunstancias dado que, como lo demuestra el caso de los paramilitares, el control poltico que buscaban no significa una destruccin del Estado o de la actividad poltica, sino una cooptacin del mismo y de las lites locales. La perspectiva que no se puede obviar es que estamos ante una criminalizacin del sistema poltico que debilit a la democracia. (Gutirrez, 2007, 405) y que se expresa en un proyecto poltico y criminal que se ha construido sobre el recurso al terror y a la violencia instrumental que ha terminado por minar aspectos del sistema poltico como la descentralizacin y la democratizacin, as como la implantacin de un modelo con repercusiones culturales y simblicas propias del fenmeno paramilitar.

Referencias Bibliogrficas

Libros y captulos de libros

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Artculos acadmicos

Garca, M. y Hoskin, G. (2003). Political participation and war in Colombia: an analysis of the 2002 elections. Crisis State Program. Working papers series no. 1.

Garca-Pea, D. (2005). La relacin del Estado colombiano con el fenmeno paramilitar: por el establecimiento histrico. Revista Anlisis Poltico, 53, pp. 58-76.

Gibson, E. (2005). Autoritarismo subnacional: estrategias territoriales de control poltico en regmenes democrticos. Revista Desafos, 14, pp. 204-237.

Hoyos, D. (2008). Dinmicas poltico-electorales en zonas de influencia paramilitar. Anlisis de la competencia y la participacin electoral. Revista Anlisis Poltico, 65, 13-32.

Lpez, C. y Sevillano, O. (2008). Balance poltico de la parapoltica. Revista Arcanos, 14, pp. 62-87.

Losada, R. (2006). Las implicaciones electorales de la reinsercin poltica de las autodefensas. Revista Papel Poltico, 11, pp. 14-45.

Informes Institucionales

CNRR, Comisin Nacional de Reparacin y Reconciliacin, 2007. Disidentes, rearmados y emergentes: Bandas criminales o tercera generacin de paramilitares? Bogot, rea de Desarme, Desmovilizacin y Reintegracin Comisin Nacional de Reparacin y Reconciliacin.

Lpez, C. y Duncan, G. (2007). Mapas de riesgo electoral. Retos electorales, riesgos y recomendaciones. Bogot: Misin de Apoyo Electoral.

El autor es politlogo de la Universidad Nacional de Colombia. Integrante del Grupo de Investigacin en Seguridad y Defensa de la misma institucin y estudiante de la Maestra en Ciencia Poltica de la Universidad de los Andes.

Hay que comentar, adems, que este proceso ha sido fuente de los recientes enfrentamientos entre el ejecutivo colombiano y la Corte Suprema de Justicia. Como lo documenta el Informe Anual de Derechos Humanos de 2008, uno de los hechos polticos que determinaron la situacin de derechos humanos, fue el enfrentamiento que se ha sucedido entre el gobierno nacional y la CSJ, por cuenta de de las ltimas investigaciones sobre los presuntos vnculos entre miembros del Congreso y organizaciones paramilitares, proceso conocido como la parapoltica. (ONU, 2008: 6).

Garca y Hoskin nos dicen que una debilidad de la literatura concerniente al comportamiento electoral es que ha emergido de estudios de democracias caracterizadas por un alto grado de estabilidad poltica. De la misma manera, anlisis electorales en pases bajo la presin de la crisis, usualmente se inscriben en las mismas tendencias tericas y metodolgicas sin examinar el impacto de las crisis polticas sobre resultados electorales y su impacto sobre comportamiento electoral. (Garca y Hoskin, 2003, 2). Traduccin libre al espaol del autor.

Cuya construccin, como argumentan Gonzlez, Bolvar y Vsquez (2005) es un proceso diferenciado regionalmente en donde las redes de poder y la legitimidad del Estado varan.

Para mayor entendimiento del caso de Puerto Boyac, una referencia obligada es el libro de Carlos Medina Gallego (1990). Autodefensas, paramilitares y narcotrfico en Colombia origen, desarrollo y consolidacin, el caso "Puerto Boyac.

La presin meditica en las elecciones de 2006 origin una purga de candidatos en los partidos ms representativos de la coalicin uribista como el partido de la U, Cambio Radical y el partido Conservador. No obstante, los purgados pasaron a partidos de menor relevancia al interior de la coalicin, por lo que la depuracin de este fenmeno no paso de ciertas declaraciones y acusaciones mutuas.

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