artículo sobre walter benjamin

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Ciencias Sociales 100:19-29, 2003 (II) A WAELTIEIS WALTER BENJAMIN, LA INTELIGENCIA RADICAL Roberto Ayala Saavedra RESUMEN El artiuculo elabora en forma de hipotesis de interpretacion, ciertas consideraciones acerca de las condiciones historicas de posibilidad, socioestructurales e intelectuales, que contribuirfan, pienso, a entender la irrupcion, en el perfodo entreguerras, durante el siglo XX, de una personalidad, vida y obra, tan atipica, excentrica, como la de Walter Benjamin. Se confiere especial destaque a la veta neorromantica, presente en su pen- samiento, como clave de orientacion en el para nada regular entramado que alguna vez merecio, de parte de Ernst Bloch, la, seguramente halagadora para su destinatario, calificacion de 'manera surrealista de pensar'. ABSTRACT This article builds on interpretative hypothesis about the historical-sociostructural and intellectual —conditions that made possible the irruption— between the world wars of the 20th Century —of the atypical and eccentric personality, life and work of Walter Benjamin. The author points to the neo-romantic elements present in his thought, as key to understand the complex configurations that led Ernst Bloch to qualify it as "a surrealist way of thinking" without doubt a flattering statement for his addressee. Hoy, transcurridos ya mas de sesenta anos desde su muerte, tornado por un renovado interes, por su obra, su vida y su vida-obra, leido, discutido y hasta celebrado, Walter Benjamin permanece, en buena medida, enigmatico. Un autor, un hombre, multifacetico, intelectual refinado, complejo. La mayor parte de los ana- listas coincide en que Benjamin ha realizado una contribucion insoslayable en diversos ambi- tos: escritor, filosofo, historiador, critico, esteta, sociologo, antropologo. A este cuadro habria que adicionar el tono derivado de la inspiracion mis- tica de la cabala y la tradicion teologica judaica, asi como el fervor de un militante-intelectual revolucionario marxista, que pago el mas alto precio por su renuencia a abandonar la Euro- pa copada por el fascismo de los ultimos afios treinta, donde 'aun quedaban posiciones a de- fender'. Se trata de una sin lugar a dudas para- dojal combinacion de inclinaciones y talentos, capaz de llevar al trastorno a la mayoria, pero que en Benjamin se han entrelazado de una tal manera, haciendo de el uno de los espiritus mas creativos, instigantes y pertubardores de la inteligencia radical del siglo recien salido. Su lectura, la impresion, el sabor, que tiende a dejar es, no la del teorico riguroso que ilumi- na avenidas, a lo Kant, Marx, Piaget; tampoco la del genio complejo y hasta tortuoso, del que Hegel se hizo simbolo, es mas bien un tipo

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Un muy buen trabajo para introducirse al pensamiento del gran pensador berlinés

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Page 1: Artículo Sobre Walter Benjamin

Ciencias Sociales 100:19-29, 2003 (II)

A WAELTIEIS

WALTER BENJAMIN, LA INTELIGENCIA RADICAL

Roberto Ayala Saavedra

RESUMEN

El artiuculo elabora en forma de hipotesis de interpretacion, ciertas consideracionesacerca de las condiciones historicas de posibilidad, socioestructurales e intelectuales,que contribuirfan, pienso, a entender la irrupcion, en el perfodo entreguerras, duranteel siglo XX, de una personalidad, vida y obra, tan atipica, excentrica, como la de WalterBenjamin. Se confiere especial destaque a la veta neorromantica, presente en su pen-samiento, como clave de orientacion en el para nada regular entramado que algunavez merecio, de parte de Ernst Bloch, la, seguramente halagadora para su destinatario,calificacion de 'manera surrealista de pensar'.

ABSTRACT

This article builds on interpretative hypothesis about the historical-sociostructural andintellectual —conditions that made possible the irruption— between the world wars ofthe 20th Century —of the atypical and eccentric personality, life and work of WalterBenjamin. The author points to the neo-romantic elements present in his thought, askey to understand the complex configurations that led Ernst Bloch to qualify it as "asurrealist way of thinking" without doubt a flattering statement for his addressee.

Hoy, transcurridos ya mas de sesentaanos desde su muerte, tornado por un renovadointeres, por su obra, su vida y su vida-obra, leido,discutido y hasta celebrado, Walter Benjaminpermanece, en buena medida, enigmatico. Unautor, un hombre, multifacetico, intelectualrefinado, complejo. La mayor parte de los ana-listas coincide en que Benjamin ha realizadouna contribucion insoslayable en diversos ambi-tos: escritor, filosofo, historiador, critico, esteta,sociologo, antropologo. A este cuadro habria queadicionar el tono derivado de la inspiracion mis-tica de la cabala y la tradicion teologica judaica,asi como el fervor de un militante-intelectualrevolucionario marxista, que pago el mas alto

precio por su renuencia a abandonar la Euro-pa copada por el fascismo de los ultimos afiostreinta, donde 'aun quedaban posiciones a de-fender'. Se trata de una sin lugar a dudas para-dojal combinacion de inclinaciones y talentos,capaz de llevar al trastorno a la mayoria, peroque en Benjamin se han entrelazado de unatal manera, haciendo de el uno de los espiritusmas creativos, instigantes y pertubardores dela inteligencia radical del siglo recien salido.Su lectura, la impresion, el sabor, que tiende adejar es, no la del teorico riguroso que ilumi-na avenidas, a lo Kant, Marx, Piaget; tampocola del genio complejo y hasta tortuoso, del queHegel se hizo simbolo, es mas bien un tipo

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inquietante, caprichoso, que en cualquier ins-tante, con una frase, un pasaje, un articulo, noscomunica una intuicion deslumbrante, la ela-bora, y con ello se procura un lugar aparte enla historia del pensamiento.

Sin duda sera por ello que la experienciadel acercarsele suscita interrogantes del tipoiquien es Benjamin? iComo ha sido posible? iLoseria hoy? El presente trabajo no es sino un re-cuento de mis sospechas. Un intento de elaboraruna hipotesis en relacion con tales interrogantes.La estructura expositiva consiste en lo siguiente:primero, una discusion sobre la epoca en la quele ocurre a Benjamin vivir. Se asume que unaaproximacion al contexto puede dar, si no unadecisiva clave de interpretacion, al menos lascondiciones de posibilidad de una sensibilidad in-telectual como la que nos ocupa. Segundo, unadiscusion critica de uno de sus textos mas re-nombrados. Finalmente, algunas consideracio-nes de cierre sobre la vigencia de su trabajo yreflexion, particularmente en el terreno de unpensamiento social critico y transdisciplinario.

Dos referentes de contexto historico pa-recen presentar cierta utilidad a la hora de en-tender a Benjamin. Por un lado, ese comienzode siglo XX en Europa, las sensibilidades que larecorren, ciertos elementos del clima culturalque la envuelven en el arranque de la nuevacenturia. Y despues, esta, mas acotadamente, elvertiginoso periodo de entreguerras. Tratamosaqui con un tiempo linico de verdad en la his-toria, con una combinacion de rasgos casi im-posible de anticipar y que ha dado una seriesencillamente improbable de corrientes de pen-samiento, artisticas, teoricas y politico-ideolo-gicas, que han osado poner en cuestion casi to-do ambito de lo sociocultural. Partiendo con laextension del marxismo y la consolidacion deldarwinismo, junto a Freud y Einstein, y, porque no, tambien Russell, termina por asentarsela sensacion de que con el inicio del siglo lo quese esta presenciando, para los contemporaneos,es el alumbrar de una epoca enteramente nue-va, prefiada de nuevas posibilidades. Por supues-to, todo esto tiene como fundamento historico-estructural, como condicion de posibilidad yfactor modelador, una nueva revolucion tecnicaimpulsada por la maduracion del capitalismo

industrial como sistema social global. Su corre-lato ideologico-cultural, la modernidad occi-dental, gestada durante los siglos XV y XVI,triunfante a fines del XVIII, inicios del XIX, ahora,principios del XX, se presenta en todo su ambi-valente, contradictorio, esplendor, arrasandolotodo, reestructurando las bases de la socialidad,trastornando los terminos de la vida cotidiana yponiendo en cuestion las certidumbres y fideli-dades mejor establecidas. El alumbrado urbanoha dejado en el pasado las tenebrosas noches enque Jack el destripador y Holmes podian aco-meter sus crimenes y misterios. Autos, aviones,cinematografo, el cambio del paisaje no se dejaignorar, el mundo, la vida y el convivir humanoestan cambiando, y aceleradamente, sin rumboclaro para la casi totalidad. La incertidumbre,angustia, incluso la anomia, que tal situaciongenera resulta dificil siquiera de percibir en untiempo como el nuestro, tambien ansiogeno,pero de muy diferente manera.

El arte no escapa de este vendaval decambios, lo expresa y lo (re)elabora. Un pintorcomo Cezanne toma una nueva direccion, revo-lucionaria por innovadora, no pinta la 'realidad'sino el efecto de 'percibirla', no desecha el rea-lismo del todo, pero lo revisa para incluir loque denomina la incertidumbre en nuestra per-cepcion de las cosas. Dice: "La representaciondebe dar cuenta del efecto de interaccion entreel hecho de ver y el objeto contemplado, las va-riaciones de punto de vista y las posibilidadesde duda sobre lo que uno ve"^ De esta manerase ilustra el dislocamiento estetico impulsadopor un movimiento radical, que marca epocaen la historia del arte, y su para la epoca, des-concertante manera de concebir la representa-cion. La 'reproduccion de la realidad' es dejadade lado por importantes corrientes, abandona-da a la fotografia, en la vision de Benjamin,mientras el arte da un salto cuantico en unanueva direccion, la cubista. El cubismo da lu-gar a una representacion de la realidad nueva,elaborada, no copiada, en una forma que la fo-tografia no podia alcanzar. Lo abstracto, meta-forico, lo contracultural, la negacion de lo

1 Citado en Appignanesi, R.; Garratt, Ch. Posmoder-nismo. Era Naciente, Buenos Aires, 1999.

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moderno, entendido como lo contemporaneo,se impone. Tales acontecimientos no le pasaranpor el costado a Benjamin, es este uno de loscampos en que sus intuiciones, sus posturas,no pueden en lo absoluto ser ignoradas. Masadelante nos detenemos en esta cuestion.

La sensacion de que todo 'se mueve', quemarca el arranque de siglo, se contrapone bru-talmente a la percepcion anterior, de estabilidadfundamental, que en el diecinueve ya habia su-frido una erosion considerable, pero que ahorasimplemente agoniza. El anterior recuento re-coge simplemente, caprichosamente, si se quie-re, algunos indicios de la tal transformacion.

La recepcion del cambio es una historiaaparte. El cambio en general, en un piano emo-cional basico, es traumatico, fuente de angus-tia. El ser humano, por si, no busca el cambio;antes bien, se nos impone, su biisqueda, comonecesidad de supervivencia; pese a ello, o, qui-za, debido a ello, suele resultar basicamentesospechoso, inquietante, perturbador; un abis-mo de consecuencias no del todo reconocibles,anticipables, sobre todo para el individuo in-merso en el universo de la inmediatez. En bue-na medida, en sentido antropologico general, elcambio se sigue, en forma aparentemente para-dojica, de la inclinacion a 'perseverar en el ser',en los terminos de Spinoza. Perseverar en elser no quiere decir meramente conservarse,mantenerse; supone una permanente lucha,una accion sobre el entorno para resolver losretos de sobrevivencia que constantemente nosformula. Esto transforma a la criatura racionalen un ser que para sobrevivir debe afrontar de-safios. Superandolos, o intentandolo, modificael entorno, lo (re)crea, y en este acto creador,se transforma, se crea a si mismo, individual ycolectivamente. Para el ser humano, pues, elcambio es la posibilidad de superar desafios,presentes en el entorno fi'sico o social. Pero elcambio ha de ser de algun modo controlado,puesto que de lo contrario amenaza con poner-lo todo a perder. El angustiante dilema existen-cial, expresion del deseo en conflicto, se siguedel hecho de que el equilibrio 'justo' entrecambio y continuidad solo se puede establecer,en definitiva, a posteriori. Esto porque la yaenorme y creciente complejidad de los sistemassociales impide un conocimiento/control de to-

dos los factores en juego, de ello se deriva unaposibilidad cierta de efectos no previsibles yacaso no deseables. Dicho de otro modo, elcambio amenaza en principio la tendencia detodo sistema, incluidos los sociales, a la perma-nencia, a la reproduccion, pero igualmenteejerce presion sobre la autoconservadora reti-cencia de los seres humanos a abandonar loque ha alcanzado a incorporarse en su horizon-te de familiaridad.

Perseverar en el ser para los humanossupone entonces ajustar un medio ya por si va-riable, a sus tambien cambiantes necesidades.Pero en la medida que conlleva riesgo de des-compensacion del conjunto del modo de vida,es, como mecanismo de control, sometido aresistencia, a fin de que deje ver, bajo presion,en la medida de lo posible, su adecuacion fun-damental. De ahf, de esta resistencia, que elcambio sea no raro categorizado, etiquetado,como 'desviaci6n'. Estigmatizado, rechazado,sospechado, lo nuevo tendra que luchar paraimponerse, para ser. El resultado no esta pre-determinado, ni es siempre 'progresivo'; nosiempre 'el bien triunfa y el mal es derrotado'.Como quiera, el hecho es que lo nuevo deberaenfrentar la resistencia de lo dado. Lo agonal esla condicion de lo existente^.

En el caso que nos ocupa, la transiciondel siglo, las novedades son recepcionadas demanera ambivalente. Las posibilidades abiertaspor los medios recien habidos, se reciben condeslumbramiento, abriendo grandes expectati-vas, alimentando ilusiones; el en aparienciainescapable fetichismo tecnologico, hoy unavez mas en boga, campea. Las grandes factorfashumeantes del capitalismo de los monopoliosse multiplican, induciendo o reforzando la ex-pansion de los centros urbanos, ahora deveni-dos en megalopolis informes, indiferentes ycrueles, donde la vida pasa a transcurrir en un

Por supuesto, lo apuntado debe ser tornado en unpiano psico-antropologico basico, del todo insufi-ciente en el abordaje anali'tico de la contempora-neidad bist6rico-social, fundada en la desigualdadsocial estructural y la dominacion y en la cual laresistencia al cambio pasa sobre todo por la deter-minacion de las elites en la defensa, a ratos brutal,de sus obscenos privilegios de clase.

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anonimato sofocante, y ante el que cierta sensi-bilidad menos impresionable o mas alerta reac-cionara. Comunidades 'desde siempre' ruralesse toman ahora crecientemente urbanas. Lasbrillantes, futuristas y cosmopolitas ferias uni-versales, que nos legan una torre llamada Eiffel,los rascacielos de New York, las magni'ficas em-barcaciones, tipo Titanic, todo ello y mas, todoslos rasgos externos de la modernizacion, exci-tan las imaginaciones.

Pero tambien esta la otra cara de la mo-neda, la miseria y desesperanza de los hacina-mientos proletarios urbanos provocadas por elcapitalismo, asi como, y tal vez, sobre todo, ladescomposicion de la tradicional organizacionde la acompasada vida rural, el ritmo de ver-tigo del mundo urbano, la masificacion, ladespersonalizacion de la convivencia, este fe-nomeno que Durkheim y Tonnies supierocaptar y tematizar.

La incertidumbre respecto del futuro,sumada a la inquietante correlativa destruccionen curso de caros elementos de un pasadosiempre mejorado por la selectividad afectiva dela memoria, da pie a una reaccion nostalgica,neorromantica; neorromanticamente anticapi-talista. Las mas de las veces rematada en unasensibilidad conservadora y politicamente reac-cionaria, culturalmente antimoderna, antiilus-trada, tambien da lugar a una actitud bastantemas compleja, resignada ante lo que se presen-ta como el avance irrevocable de la moderniza-cion, pero de una manera tragica. La 'jaula dehierro' de Max Weber, animador del emblema-tico circulo de Heidelberg, se transforma en lametafora por excelencia de este estado de ani-mo^. (Es conocida la influencia de Nietzsche enWeber y el circulo; de alguna manera, no sinproblemas, Nietzsche y Schopenhauer desem-penan en Alemania el papel de eslabon inter-medio entre el romanticismo del comienzo delsiglo XIX y la version renovada de los anos1880-1918; de paso, recordemos tambien lapresencia no reconocida del primero en Freud).

Vease Michael Lowy, Para una sociologi'a de los in-telectuales revolucionarios. Siglo XXI, Mexico,1978.

La modernizacion acarreada por el capi-talismo contemporaneo es indeclinable, argu-mentada desde los imaginarios dominantes co-mo racional, pero sus efectos culturales sondesgarrantes, matan el espiritu, provocando undesencantamiento de la vida. El desencanta-miento, este prosaico giro por el cual el bosquedeja ya de ser la morada de duendes, gnomos,unicornios y toda una pluralidad de espfritus deequivocas intenciones, para transformarlo enun 'recurso natural no renovable', un objeto deexplotacion rentable, o de simple belleza pai-sajistica (ivalor exhibitivo?), o, aun mas sen-satamente, de equilibrios ambientales, estedesencantamiento, con toda su arrogante su-perioridad racional, asesina ese mundo magico,alimento de la imaginacion, que solia ser. Es lanostalgia del extraiiamiento, de la escision. Elrefugio en la tradicion, en un pasado confusa-mente anorado, aparece asf como un rechazodel presente intolerable; y es este estado de ani-mo el que abrira un portillo por el cual la ver-tiente cuyo curso acabara por confluir con elactivismo utopico conseguira manifestarse.

Esta reaccion neorromantica tiene otrasderivaciones: icomo controlar ahora, sin di-mension majica, o, lo que anda muy cerca, sinreligion, al vulgo? (La formula de Goethe, reco-gida entusiasticamente por Freud 'quien tienearte y ciencia, no necesita religion, quien notenga ni arte ni ciencia, que tenga religion', pa-rece resumir el dilema, porque ya se sabe cuan-to le cuesta al 'vulgo inculto', que tanta descon-fianza provoca en Spinoza, alzarse a los rigoresy la satisfaccion producida por el pensamientoracional, critico, escapar del mas chato y su-persticioso sentido comun. Tambien se sabeaquello de 'que pasa cuando el pueblo pierde lafe, pasa la revolucion francesa'. 0 sea, el desen-cantamiento porta el alto riesgo de desarmar elmas importante y eficaz mecanismo de controlsocial). El neorromanticismo porta una marcaindisimulable de aristocratismo, afiorante delos viejos y buenos privilegios de la elite social.Es, en lo fundamental, un componente del cli-ma cultural que porta una aceptacion resigna-da, tragica, de los tiempos modernos, peroafiorante, de un pasado pintorescamente buco-lico, rural, y asimismo estamental, una socie-dad 'bien ordenada', con sus seculares rutinas

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y jerarquias, con 'todo en su Fugar', con suarte como manifestacion irrepetible, original,'sin reproductibilidad tecnica', con aura, ysin masificacion; una situacion casi fuera deltiempo. Todo ello es, aparentemente, puestoa perder por el impetuoso avance de la mo-dernizacion/urbanizacion capitalista.

Claramente, mi intencion es ubicar aBenjamin en la estela de este clima cultural, deeste estado de animo, como una de las claves deinterpretacion de su trayectoria intelectual. Porsupuesto, se trata de un elemento por sf insufi-ciente, apenas una veta, pero que, siguiendo aLowy, aporta una dimension decisiva al analisis.Arriba, decia que el otro elemento postuladocomo pertinente respecto de nuestro objeto(siempre sin animo exhaustivo), es la cuestiondel perfodo entreguerras. El aturdidor escena-rio pos primera guerra mundial, la destruccion,la muerte, la humillacion alemana, la persisten-te crisis economica y la hiperinflacion; subraya-damente el triunfo de la revolucion de octubrey la subsiguiente marea roja de la izquierda an-ticapitalista; la profunda polarizacion social y eladvenimiento del fascismo como recurso de ul-tima instancia de la dominacion burguesa ame-nazada y alternativa para anchos sectores de lascapas medias arruinadas y desesperadas; todoello en un contexto de continuo avance de lamodernizacion capitalista (el mundo parecemudar de piel, y mas alia, con cada generacion);los cambios correlativos en el ambito de la vidacotidiana, digamos, la popularidad de la imagenen movimiento y del sonido capturado, el cinecomo entretenimiento de masas y el gramofonoy los nuevos y desenfadados ritmos que ayuda adifundir, la abolicion del corse y, mas aun, desu instrumentalidad simbolica, la burda, deinocultable sabor plebeyo, violacion del paisajeparisino por la inescapable visibilidad de 'la to-rre', etc.; el dadafsmo, primero, y despues, elsurrealismo, las consecuencias contraculturalesde buena parte de la lectura del freudismo; todoello, en mera recopilacion al azar e inorganica,y mucho mas, hace del llamado perfodo de en-treguerras, un lugar peculiar. Un lugar que pro-picia, que al menos tolera, todo tipo de mani-festaciones. El efecto de contraste con nuestrotiempo es mas que ilustrativo, iserfa posible

hoy un Andre Breton, o un Tristan Tzara, Bu-fiuel, Man Ray? iun Benjamin? Sf, claro que se-rfan posibles, pero ciertamente improbables, y,de todas maneras, seguro serfan ignorados, im-pedidos de resonar, de impactar; las condicio-nes actuates no les favorecerfan.

Con mas precision, icomo, por hipotesis,bperarfa este clima sociocultural en la' interpre-tacion de la trayectoria intelectual de nuestroautor? Puesto en breve: la extrema, inedita, ra-dicalidad social y polftica, y su expresion y ree-laboracion autonoma en la esfera cultural, enla sensibilidad artfstica, que marca al perfodo,permite a intelectuales provenientes de secto-res acomodados, de los diversos estratos de laburguesfa, una burguesfa europea, de aires,maneras y hasta aspiraciones aristocraticas, co-locarse una salida (siempre por oposicion almero liberalismo, euforica, ingenuamente pro-gresista, siempre dominante, hegemonico) al-ternativa al conservadurismo tradicionalista,menos 6 mas reaccionario en polftica, al retro-ceso hacia las posiciones del simple aferrarse aun pasado deshistorizadamente asumido: esaopcion es la asumida por la 'intelligentsia anti-capitalista'. Esta intelectualidad no se reclutaexclusivamente entre los estratos de elite, niconstituyen una clase o grupo social, definidoscon respecto a la base de la estructura social;mas bien corresponden a una categorfa social,delimitada por su relacion con las instanciasextraeconomicas del orden societal; se los defi-ne por su papel ideologico, son productores deartefactos culturales, creadores en el ambito delo simbolico. El hecho de que esta 'esfera' de lo'cultural/simbolico' sea de las mas alejadas,mas mediadas, respecto del campo de la repro-duccion de la vida material, de las relaciones deproduccion, les confiere un alto nivel de auto-nomfa, siempre relativa, pero autonomfa al fin,lo cual ademas le confiere un enorme potencialde incidencia sobre la base articuladora y la to-talidad de lo social deviniente.

Esto permite explicarnos que gentes co-mo el propio Marx, asf como Lukacs, Adorno, odigamos Frida Kahlo y Diego de Rivera, acabenasumiendo una postura polftica/intelectual/ar-tfstica cuyas consecuencias rifien con sus orfge-nes y posicion social heredada, en violento con-traste con la absoluta mayorfa de los individuos

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de su medio social y asumiendo el hecho deque ia libertad se consigue ai precio de no po-cos sacrificios. Por eso, entre otras razones, elintelectual es percibido como un ser bizarro,'diferente'.

La radicalizacion anticapitalista de losintelectuales, de los venidos de los estratos'acomodados', puede entonces interpretarse, almenos en parte importante, de esta manera: ununiverso social y cultural se desvanece, tr^gica-mente, fatalmente, bajo sus pies; la democraciapolftica, ahora de moda, la cultura de masas,amenazan su privilegiado emplazamiento, ladistinta dignidad, el trato deferente que solfanmerecer; el espfritu clasemediero, plebeyamenteliberal, que tiende a caracterizar al capitalismono les acomoda, les resulta molesto, inclusovulgar, demasiado 'regular'. Al mismo tiempo,el capitalismo se les aparece como complicado,abstracto, en su despersonalizaci6n de los. ter-minos de la convivencia. En tal estado de cosas,su destino serfa el mencionado conservaduris-mo tradicionalista, no necesariamente reaccio-nario en polftica (aunque los casos de WemerSombart y Ezra Pound, sigan este curso; peor,terminan en filofascistas). Pero el perfodo deentreguerras abre posibilidades insospechadas,fundadas en el panorama descrito. Su radicali-zaci6n, podrfamos decir, es una suerte de esca-pe al futuro, hacia delante. Su forma de recha-zar los rigores sociales, la frialdad de espfritu,el insoportable tono pastel del capitalismo, esno la del retorno sin mis a un pasado acogedor;no puede serlo porque son, para su infortunio(Weber), deniasiado conscientes de la improba-bilidad de la vuelta atr^. La suya es una op-ci6n que se abre ante y en la compleja tramade la crisis, por un lado, y, por otro, desde lacontundente, fervorosa, emergencia de un ho-rizonte de futuro distinto, diferente y clara-mente emparentado con la entrafiable heredaddel pensamiento ut6pico. Ahora el dolor de lap^rdida puede ser elaborado contra el nuevohorizonte de esperanza; una esperanza quetraduce expectativas no iiusorias —'ut6picas',ahora en el sentido sin prestigio— sino muytangiblemente presentes en la realidad inme-diata. La nueva perspectiva de transformaci6nradical puede incluso sobrepujar hasta la casinadidad, la sensiblidad neorromantica, pero

nunca la elimina, por sf misma, del todo; per-manece como tonalidad, peculiarizadora deldiscurso, de la manera de ver. La imagen de unfuturo grandioso, liberador en el mas amplio,profundo y total sentido (Frankfurt en los3O's), realizador de lo mejor de la presente po-tencialidad de lo humano, proyecci6n y condi-ci6n incluso de la expansi6n de tal potenciali-dad y fundamento de la felicidad universal(ihace cucintos siglos pugnan las mejores cabe-zas por esta meta?) se constituye en la fraguaalqufmica en que el sentimiento neorromanti-co iri a sumarse y nutrirS las energfas y laimaginaci6n utopicas. Todo ello soportado porel extraordinario recurso tedrico-prixico delmaterialismo histdrico.

Asf, el viejo anticapitalismo romantico serecrea, en una de sus vertientes, como anticapi-talismo socialista; se hace partidario de la revo-lucion, pero en un sentido que suele ir bastantemcis allci, 0 mas ripidamente, de lo que permiteel rigor y los compromisos de la polftica revo-lucionaria prlctica.

En mi opinion, este marco analftico pue-de ayudar a orientarse a la hora de comprender aWalter Benjamin. Judfo de familia acomodada,como buena parte de los intelectuales de su ge-neraci6n, el esfuerzo de asimilaci6n. cultural hatenido considerable ^xito, reconcili^dolos conla herencia alemana. Sin embargo, en Benjamin,lo hebreo continua ocupando un lugar destaca-do como universo simb61ico de referencia, des-trascendentalizado, tal como lo muestran lasrecurrentes alusiones a la teologfa hebraica decuno mfstico, la Ccibala. No, se entiende, del mo-do esperable de un creyente, mas bien a la ma-nera en que un intelectual irreconciliablementeateo se apropia de los materiales culturales a sudisposicion para entretejer un discurso, una vi-sion de mundo que le permita operar comocreador. Es asf como en Benjamin podemos ob-servar una peculiar combinacion, nunca del to-do resuelta o armonica, entre el romanticismoanticapitalista alemin, el mesianismo judfo y elrevolucionarismo socialista de factura marxista.El resultado es lo que Lowy denomina un reden-torismo utopico que, le confiere a la obra deBenjamin ese tan particular aspecto presente decierta manera en cada uno de sus escritos.

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De mas esta apuntar que Benjamin seconsidera a si mismo un marxista (un marxis-mo peculiar tambien, al que un Adorno repro-charia, durante los afios treinta, su insufi-ciencia dialectica, y, veinte afios despues, sumenguado conocimiento y comprension deMarx), al punto de ensayar en las Tesis de filo-sofia de la historia un ejercicio de discursote6rico en el cual aboga por el materialismohistorico en tanto que teoria y m^todo de lahistoriografia. Y sin embargo, incluso aquf sepueden captar los ecos neorromanticos. (En suultimo y fundamental trabajo, escrito despuesdel imposible, cumbre de deshonor, tratado na-zi-stalinista, junto a mostrar toda su decepciony contrariedad con la concepcion de lo que de-nomina 'marxismo vulgar', preconiza la 'per-cepcion del instante mesianico' como el objeti-vo por excelencia del historiador critico).

Pero examinemos el que probablementesea su m^ celebre escrito La obra de arte en laipoca de su reproductibilidad tecnica. Especffi-camente, como objetivo expreso, el asunto queBenjamin quiere contribuir a esclarecer esique efecto tiene sobre lo que denominamos'arte' el profundo trastorno de la vida socialprovocado por la revolucion tecnica impulsadapor el capitalismo desde fines del diecinueve?Es decir, la modernizacion capitalista en suinexorable avanzar 'no deja titere con cabeza',todo lo conmueve (de paso, asf reza, en sus pa-rrafos iniciales, el Manifiesto comunista). todolo cuestiona, hasta lo m^s sagrado, ,!por queentonces habrfa de ignorar al arte, manifesta-cion cultural de entornos sociales dados, me-diada por subjetividades tambien socialmentesituadas?

Se trata de un trabajo que sin duda hacehonor a la consideraci6n de que es objeto su au-tor. Benjamin busca argumentar varios puntos:primero quiere trabajar la dialectica infraes-tructura material/superestructura ideol6gico-cultural y polftica. Ya de partida, la larga cita deVal̂ ry con que encabeza el escrito deja estomuy claro: nuestros poderosos e incrementadosmedios, introducen nuevas ideas y costumbres,y auguran 'cambios proximos y profundos en laantigua industria (sic) de lo Bello'. Infra y supe-restructura se mueven correlacionalmente en elinterior del todo historico-social constituido

por la sociedad burguesa. Sobre la base, no obs-tante, de la tendencial primacia de lo primero,pero lejos del tosco simplismo del 'diamat' es-col^stico, comprende la autonomfa relativa delo cultural: 'la transformacion de la superes-tructura, que ocurre mucho mas lentamenteque la de la infraestructura, ha necesitado misde medio siglo para hacer vigente en todos loscampos de la cultura el cambio de las condicio-nes de la produccidn'. Queda claro pues que elasunto que Benjamin se dispone a tratar partede ciertos criterios teorico-metodologicos, enconcreto, el tiempo de la reproductibilidad tec-nica de la obra de arte prepara un historicocambio justamente en nuestro concepto delarte. La imprenta no es solo un artefacto quepermitio la ampliacion de la disponibilidad yel acceso al texto escrito, la imprenta provoca'modificaciones enormes en la literatura' pro-piamente. La tesis de base entonces no puedeestar mas clara. Incluso la opcion del 'arte porel arte' puede ser remitida a sus condicionesde posibilidad.

iComo se ve pues afectado el arte? Por lap^rdida de su 'aura', la "manifestacion irrepeti-ble de una lejanfa (por cercana que pueda es-tar)". En la ^poca de su reproduccion tecnicalo que se atrofia, dice, es el aura de la expre-si6n artfstica. El aura, o la unicidad, singulari-dad de la obra de arte, remite a una cierta tra-dici6n. Tradicion: un arraigo teliirico; la obrade arte solfa deber su estimacidn no apenas asus meritos est^ticos, digamos exteriores, sinoa su 'significacion' profunda del ser cultural,del 'espfritu'; y, aquf, la presencia del 'volk' ro-mintico. Lo bello se vinculaba con lo sublime,en la medida que conectaba con las rafces mis-mas de una identidad colectiva de densidad mf-tica: una lejanfa, por cercana que pudiera ma-terialmente encontrarse. Lejanfa es "lo noaproximable. Y serlo es, de hecho, una cualidadcapital de la imagen cultual. Por propia natu-raleza sigue siendo 'lejanfa, por cercana quepueda estar'... a la cual en nada perjudica laproximidad que pueda lograrse de su materia".Aquf despunta el tono mfstico que Benjamin,junto a la figura aleg6rica y la formulaci6n pa-rad6jica, tanto apreciaba.

La reproduccion tecnica acaba por des-plazar el 'valor cultual' por el 'valor exhibitivo'

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en la obra de arte, transformandola en un objetocultural mas, destacada sf por su atributo bello,pero nada mas alia. En breve, tal es la tesis prin-cipal del texto en cuestion. En mi opinion soli-damente argumentada, ademas de consistente yen recfproca corroboracion con un mas ampliomarco interpretativo, validado en medida sufi-ciente como para hacerse presente en diversascorrientes de pensamiento. Efectivamente, es eldesencantamiento en acto; la tendencia seculari-zadora incorporada en el devenir de la moderni-dad occidental, rasgo incomodo, sospechado y amenudo resistido por el personal al mando, haredondeado una nueva dimension del tiempocultural: el arte ha resignado su dimensiontrascendente, el ropaje mftico, desnudandose ydejando revelar su mas humilde condicion deartilugio humano. Pero lo interesante aquf, espreguntarse por la cuestion de su actitud, la deBenjamin, no ya teorica, sino anfmica, afectiva,ante tan colosal transformacion. Y aquf se da a laluz el elemento que hemos venido rastreando ennuestro autor, el talante neorromantico.

El texto deja ver a un Benjamin ambiva-lente, ante una encrucijada. De un lado, endefinitiva su intencion manifiesta es aproximar-se al tema desde la tfpica disposicion marxista'*,esto es, intentar el develamiento de las tenden-cias que en su chocar organizan la dinamica delo real, configurandolo, a fin de tratar de incidirconscientemente sobre las consideradas progre-sivas, aquellas que conducen al objetivo detransformacion social. Sin embargo, sus incli-naciones personales (^motivaciones inconscien-tes?), su sensibilidad, lo tine todo, induciendoun recurrente desvfo de aquella senda; la confu-sa nostalgia romantica afiora casi en cada pa-rrafo. Es el caso en el tema de la autenticidad;la reproduccion de la obra de arte 'deprecia suaquf y ahora', y esto remite a la 'autenticidad':"la autenticidad de una cosa es la cifra de to-do lo que desde el origen puede transmitirseen ella...", de su 'testificacion historica'; alescaparsele la autenticidad, la reproduccion

En diciembre de 1935, en carta a Wemer Kraft, leindica la conclusion del trabajo "escrito desde elmaterialismo historico", Nota del traductor, Laobra de arte en la epoca...

tambien ha de renunciar a la densidad testimo-nial de la cosa, y con ello lo que entra en juegoes su 'propia autoridad'.

Todo esto ocurre debido a la 'aspiracionde las masas actuales' de acercar espacial yhumanamente las cosas, 'tan apasionada comosu tendencia a superar la singularidad de cadadato acogiendo su reproduccion... Quitarle suenvoltura a cada objeto, triturar su aura, es lasignatura de una percepcion cuyo sentido paralo igual en el mundo...'. 'Entusiasta acogidadel nuevo tiempo', 'frfa despedida del cortejofunebre del aura', no serfan precisamente lasexpresiones que calificarfan con justeza talesobservaciones, mas bien reveladoras de un esta-do de animo proximo al duelo, por la perdida.

De forma en un todo divorciada de la deun creyente, Benjamin, sin embargo, valora lafuncion cultural de lo religioso, de la teologfa.Asf, la proposicion acerca del desplazamientodel valor cultual, el hecho de que la obra de artecese en su funcion en el ritual magico o religio-so, puede presentarsele como una perdida, algoa lamentar. De hecho, para que la obra de artemantenga su modo auratico de existencia esnecesario que "jamas se desligue de la funcionritual"; y el 'modo auratico' es su unicidad, susingularidad, su capacidad de testificacion his-torica... De manera que no parece disponer demayor margen el cuestionamiento del hecho deque, en Benjamin, el exhibitivo, en realidad,consiste en un valor degradado en relacion conlo cultual. De esto se sigue un conjunto de inte-rrogantes, entre las cuales, ia donde nos llevatal inclinacion del pensamiento de Benjamin?La reproduccion tecnica induce una 'modifica-cion cualitativa de la naturaleza' de la obra: "lapreponderancia absoluta de su valor exhibitivohace de ella una hechura con funciones por en-tero nuevas entre las cuales la artistica se desta-ca como la que mds tarde tal vez se reconozcaen cuanto accesoria". La reproduccion amenazacon liquidar el arte, punto. No es que se requi-riera una declaracion, es un criterio que se pue-de leer en los parrafos que anteceden a la cita.

Se puede agregar varias paginas mas con'evidencia'. En el apartado seis, al referirse a lafotograffa en sus inicios, afirma que la 'bellezamelancolica (iimagen romantica?) e incompara-ble' de las mismas hay que acreditarsela a una

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postrera manifestacion del aura contenida en elvalor cultual de la imagen expresada en la formadel retrato; el rostro humano, el culto al recuer-do de los seres queridos, desaparecidos o lejanos.Y tiene razon, una foto de un amigo o de un pa-dre no vale por su atributo estetico sino en estesentido afectivo. La cuestion es ipuede la bellezade la cosa establecerse con independencia —queno simple autonomfa, independencia— de estadimension inmediatamente afectiva? Hoy, porejemplo, el comun consigue establecer, sin me-noscabo de la obra, la separacion entre una ima-gen entrafiable de amigos y una foto de valor ar-tfstico; lo estetico ha alcanzado a valer por sf, nomas en dependencia de lo ritual. Esto por ciertoya lo sabe Hegel, en su ESTfiTiCA,

'La epoca de su reproductibilidad tecni-ca desligo al arte de su fundamento (sic) cul-tual: y el halo de su autonomfa se extinguiopara siempre'. Por ejemplo, el hecho de que elactor de teatro presente 'el mismo en persona'al piiblico su ejecucion artfstica, es considera-do por Benjamin condicion artfstica superior ala performance de su icongenere? del cine,quien lamentablemente ejecuta ante... un meca-nismo. El 'actor' de cine 'se ve mermado', 'se sientecomo en el exilio', aquf citando a Pirandello y ha-ciendose cargo de lo citado; en el cine 'el actor seconvierte en accesorio', se da el 'extrafiamiento delactor frente al mecanismo', etc., etc. Y sigue con larelacion mago-cirujano, pintor-camarografo.

El compromiso ideologico-teorico deBenjamin no consigue impedir el afioramientode su real sensibilidad. Aura, tradicion, autenti-cidad, unicidad, singularidad, valor cultual, tes-tificacion historica, autoridad, 'medula sensibi-Ifsima', 'presencia irrepetible', 'liquidacion delvalor de la tradicion en la herencia cultural', to-da la estructura del discurso, los indicios lin-gufsticos, dejan ver su real apreciacion delasunto. La reproductibilidad le roba el alma alarte; a su concepcion del arte, tefiida esta sensi-blemente de una mirada de filiacion romantica^.Eso sf, la nueva situacion abre la posibilidad de

que el cine incida en la crftica de las condicio-nes sociales, del capitalismo; flaco consuelo, so-bre todo en lo que toca a la cuestion de la reali-zacion autonoma del arte.

iLo anterior nos conduce entonces a unaineludible conclusion acerca del caracter antino-mico, desgarrado, del pensamiento de Benjamin?De su caracter problematico, portador de con-flictos nunca resueltos, no pueden restar dudas;es criterio bien establecido entre los mejores co-mentaristas, incluyendo aquellos que comoAdorno, Bloch o Scholem, no solo como tributopostumo a la amistad, sino en tanto que aprecia-dores privilegiados del valor intelectual de suobra, contribuyeron a rescatarlo de la amenazacierta de olvido. De todas formas, es tambienclaro que resultarfa del todo injusto, falso, pre-sentar un Benjamin simplemente desprolijo,contradictorio. Antisistematico por opcion, ofre-ce sin embargo claves para orientarse en lo acci-dentado de su vision, en ese su nada contingenteintrincado estilo, claves que, infortunadamente,no, con alevosa perversidad, el indecible horrorde su epoca acabo por negarle el tiempo necesa-rio para quiza elaborar. Es el caso, notorio, delas Tesis de filosofia de la historia, donde intentaintegrar en su peculiar comprension del mate-rialismo histdrico la necesaria reapropiacion delpasado, asf como la dimension del mesianismojudfo destrascendentalizado: 'en la representa-cion de felicidad vibra inalienablemente la de re-dencion. Y lo mismo ocurre con la representa-cion del pasado, del cual hace la historia asuntosuyo. El pasado lleva consigo un fndice temporalmediante el cual queda remitido a la redencion.Existe una cita secreta entre las generacionesque fueron y la nuestra. Y como a cada genera-cion que vivio antes que nosotros, nos ha sidodada una fiaca fuerza mesianica sobre la que elpasado exige derechos. No se debe despachar es-ta exigencia a la ligera. Algo sabe de ello el mate-rialismo historico'; '... solo para la humanidadredimida se ha hecho su pasado citable en cadauno de sus momentos'. 'En toda epoca ha de

El parentesco de esta mirada con el clima de elitis-mo cultural reinante entre los animadores princi-pales del Instituto de Frankfurt no resulta por cier-to de menor importancia a la hora de entender la

sostenida solidaridad del Instituto con Benjamin—mas alia de las conocidas dificultades— y quepersistio incluso tras su muerte.

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intentarse arrancar la tradicion al respectivoconformismo que esta a punto de subyugarla.El Mesias no viene linicamente como redentor;viene como vencedor del Anticristo'. El 'reden-torismo utopico' deja asi ver con transparenciasu funcionalidad discursiva y praxica: el errorde los ilustrados, advertido por los rominticos,es pretender que todo el pasado es lastre pres-cindible; reapropiar el pasado es resignificarlo,torncindolo en arma de combate contra un pre-sente atroz. Introduce asi una dialectica pasa-do/futuro en la cual el rescate de la memoria('tampoco los muertos estaran seguros ante elenemigo cuando este venza'), resulta impres-cindible para despejar el camino, espinoso, dela revolucion. El 'angel de la historia' debe vol-ver el rostro hacia el pasado, no para extasiarseen el, dejarse paralizar por sus cantos, sino pa-ra tomar el impulso del huracan que sopladesde el 'paraiso', ese huracan que 'nosotros'llamamos progreso. El contenido de tal movi-miento de recuperacion es declarado en la te-sis 12: el odio tanto como la voluntad de sacri-ficio (emblematico motivo romintico), 'losnervios de su fuerza mejor', son los que haperdido —como criterio para entender sus de-rrotas y el acomodamiento subsiguiente duran-te los anos treinta^— en la escuela de la social-democracia, el proletariado, la clase que con sulucha puede abrir la puerta al futuro, 'la claseque lucha, que estci sometida', y que es 'el suje-to mismo del conocimiento historico'. Y que,en Marx aparece 'como la clase vengadora quelleva hasta el final la obra de liberacion ennombre de generaciones vencidas'. Est^ ahoraclaro. La romantica recuperacion del pasado, laexaltacion del heroismo tragico, se refiguran,de mera nostalgia del pasado en energetizacionvital del presente, a fin de acometer, con des-prendimiento generoso, sin calculo pragmSti-co, los atemorizantes obstaculos que nos sepa-ran de la felicidad, de la libertad; para hacer'saltar el continuum de la historia'. 'El tiempo-ahora, que como modelo del mesianico resume

en una abreviatura enorme la historia de toda lahumanidad, coincide capilarmente con la figuraque dicha historia compone en el universo', 'yaque cada segundo era en el (el tiempo) la peque-na puerta por la que podia entrar el Mesias'.

iQue se puede agregar? Benjamin per-manecera 'un pensar surrealista', pero nadiepuede pretender que no noto el acerado filo desu intencion. En muy otro registro expositivo,tampoco en Marx ha de desconocerse una pecu-liar articulacion de ilustracion y romanticismo.

El anticapitalismo romantico, la antipatiaestetica por la sociedad burguesa, marca distintivadel neorromanticismo, representa un fenomenopolitico-cultural no suficientemente valorado.Walter Benjamin es uno de sus mas importantesrepresentantes, sin olvidar nombres tambien vin-culados como Lukacs, Bloch, ambas influencias enBenjamin, asf como la escuela de Frankfurt. Suintento de recuperar el valor de la tradicion, de laimaginacion, su particular, 'metafisico', conceptode experiencia, la paradojal cuestion de la teologfadestrascendentalizada, capaz de movilizar el ima-ginario social, la clave voluntarista en que lee elmarxismo rehegelianizado de Frankfurt, etc., todoello apunta a un elemento quiza, seguramente, re-querido de revaloracion en el ambito del pensa-miento social critico. Los adjetivos a que remite suobra, como inteligencia critica, esperanza, incon-formismo radical; su figura tragica, tercamente,temerariamente, empenada en desoir las reitera-das exhortaciones de los amigos a abandonar Eu-ropa, hasta que fue ya muy tarde, la refinada cata-dura intelectual de sus escritos, sin clasificacionfacil, su complejidad, demasiado exc^ntrica res-pecto de los usos del di'a, demasiado exigente, paraser entendido por el mundo —razon de la censuraque le atormento, incluso en los ambitos menossospechables—; demasiado 'romantico', metafisi-co y hasta 'un poco anacronico', para ser del todoaceptado por los camaradas que i\ mismo habiaescogido darse. Como decia al inicio de este traba-jo, un genio inquietante, provocador. Bienvenido.

otro punto en comun con el Instituto: el intentode encontrar y exponer las razones que permitiri'anexplicar el fracaso del proletariado aleman en la lu-cha contra el 'anticristo' fascista.

BIBLIOGRAFIA REVISADA

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Roberto Ayala [email protected]

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