biografias y poemas

48
Alfredo Espino (Edgardo Alfredo Espino Najarro; Ahuachapán, 1900 - San Salvador, 1928) Poeta salvadoreño que a partir de la publicación de su único libro,Jícaras Tristes, ha sido uno de los líricos más leídos en su país y está considerado como uno de los autores clásicos de la literatura centroamericana. Nacido en el seno de una familia numerosa (segundo de ocho hermanos), era hijo del también poeta Alfredo Espino, miembro de una destacada dinastía de profesores, médicos y escritores. El joven Alfredo recibió una esmerada formación académica que finalizó en 1927, cuando se doctoró en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador con una tesis sobre Sociología estética. A muy temprana edad comenzó a publicar colaboraciones literarias en las revistas Lumen y Opinión estudiantil y en los periódicos La Prensa y Diario de El Salvador. Llevó una vida bohemia y disipada que le condujo a caer en frecuentes crisis alcohólicas, en una de las cuales se quitó la vida cuando contaba poco más de veintiocho años de edad. Sus restos mortales, sepultados en primera instancia en el Cementerio General de San Salvador, fueron después trasladados a la llamada Cripta de los Poetas, en el camposanto de los Jardines del Recuerdo. Sus composiciones, diseminadas en papeles sueltos y en distintas publicaciones, fueron recopiladas por su padre con el fin de llevarlas a la imprenta. Una parte de esta recopilación, prologada por un texto esclarecedor del poeta Alberto Masferrer , fue publicada en 1932 en el diario Reforma social. A causa de su repercusión, en 1936 vio la luz en forma de libro una compilación más completa y representativa de su obra que se tituló Jícaras tristes. La poesía de Alfredo Espino es un equilibrio de romanticismo y expresión mesurada, que canta al paisaje con imágenes de gran poder descriptivo y plasticidad, siempre desde una percepción tierna de los seres y las cosas de su tierra. Buena parte de su obra es un canto a la región de Cuzcatlán. Prefirió la sencillez y la métrica tradicional para sus modestas pretensiones líricas y escribió romances y sonetos, aunque no desechó el verso libre. Sus poemas evocan los árboles, los frutos, el aroma de la noche, los colores, los niños y lo maternal.

Upload: shake-torres

Post on 26-Dec-2015

74 views

Category:

Documents


5 download

TRANSCRIPT

Alfredo Espino

(Edgardo Alfredo Espino Najarro; Ahuachapán, 1900 - San Salvador, 1928) Poeta salvadoreño que a partir de la publicación de su único libro,Jícaras Tristes, ha sido uno de los líricos más leídos en su país y está considerado como uno de los autores clásicos de la literatura centroamericana.

Nacido en el seno de una familia numerosa (segundo de ocho hermanos), era hijo del también poeta Alfredo Espino, miembro de una destacada dinastía de profesores, médicos y escritores. El joven Alfredo recibió una esmerada formación académica que finalizó en 1927, cuando se doctoró en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador con una tesis sobre Sociología estética.

A muy temprana edad comenzó a publicar colaboraciones literarias en las revistas Lumen y Opinión estudiantil y en los periódicos La Prensa y Diario de El Salvador. Llevó una vida bohemia y disipada que le condujo a caer en frecuentes crisis alcohólicas, en una de las cuales se quitó la vida cuando contaba poco más de veintiocho años de edad. Sus restos mortales, sepultados en primera instancia en el Cementerio General de San Salvador, fueron después trasladados a la llamada Cripta de los Poetas, en el camposanto de los Jardines del Recuerdo.

Sus composiciones, diseminadas en papeles sueltos y en distintas publicaciones, fueron recopiladas por su padre con el fin de llevarlas a la imprenta. Una parte de esta recopilación, prologada por un texto esclarecedor del poeta Alberto Masferrer, fue publicada en 1932 en el diario Reforma social. A causa de su repercusión, en 1936 vio la luz en forma de libro una compilación más completa y representativa de su obra que se tituló Jícaras tristes.

La poesía de Alfredo Espino es un equilibrio de romanticismo y expresión mesurada, que canta al paisaje con imágenes de gran poder descriptivo y plasticidad, siempre desde una percepción tierna de los seres y las cosas de su tierra. Buena parte de su obra es un canto a la región de Cuzcatlán. Prefirió la sencillez y la métrica tradicional para sus modestas pretensiones líricas y escribió romances y sonetos, aunque no desechó el verso libre. Sus poemas evocan los árboles, los frutos, el aroma de la noche, los colores, los niños y lo maternal.

Desde su publicación, sus poemas fueron acogidos y difundidos con entusiasmo por los lectores salvadoreños, que enseguida se identificaron con su líricas descripciones paisajísticas. Así, Jícaras tristesse convirtió en una de las lecturas obligadas en los programas educativos salvadoreños, y desde instancias gubernamentales se promovió su edición y difusión.

Poema Ascensión

¡Dos alas!... ¿Quién tuviera dos alas para el vuelo?Esta tarde, en la cumbre, casi las he tenido.Desde aquí veo el mar, tan azul, tan dormido,que si no fuera un mar, ¡Bien sería otro cielo!...

Cumbres, divinas cumbres, excelsos miradores...¡Que pequeños los hombres! No llegan los rumoresde allá abajo, del cieno; ni el grito horripilantecon que aúlla el deseo, ni el clamor desbordantede las malas pasiones... Lo rastrero no sube:ésta cumbre es el reino del pájaro y la nube...

Aquí he visto una cosa muy dulce y extraña,como es la de haber visto llorando una montaña...el agua brota lenta, y en su remanso brilla la luz;un ternerito viene, y luego se arrodillaal borde del estanque, y al doblar la testuz,por beber agua limpia, bebe agua y bebe luz...

Y luego se oye un ruido por lomas y floresta,como si una tormenta rodara por la cuesta:animales que vienen con una fiebre extrañaa beberse las lágrimas que llora la montaña.

Va llegando la noche. Ya no se mira el mar.Y que asco y que tristeza comenzar a bajar...

(¡Quién tuviera dos alas, dos alas para un vuelo!Esta tarde, en la cumbre, casi las he tenido,con el loco deseo de haberlas extendido¡Sobre aquél mar dormido que parecía un cielo!)

Un río entre verdores se pierde a mis espaldas,como un hilo de plata que enhebrara esmeraldas

 

LAS MANOS DE MI MADREManos las de mi madre, tan acariciadoras,tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras.¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman,las que todo prodigan y nada me reclaman!¡Las que por aliviarme de dudas y querellas,me sacan las espinas y se las clavan en ellas!Para el ardor ingrato de recónditas penas,no hay como la frescura de esas dos azucenas.¡Ellas cuando la vida deja mis flores mustiasson dos milagros blancos apaciguando angustias!Y cuando del destino me acosan las maldades,son dos alas de paz sobre mis tempestades.Ellas son las celestes; las milagrosas, ellas,porque hacen que en mi sombra me florezcanestrellas.Para el dolor, caricias; para el pesar, unción;¡Son las únicas manos que tienen corazón!(Rosal de rosas blancas de tersuras eternas:aprended de blancuras en las manos maternas).Yo que llevo en el alma las dudas escondidas,cuando tengo las alas de la ilusión caídas,¡Las manos maternales aquí en mi pecho soncomo dos alas quietas sobre mi corazón!¡Las manos de mi madre saben borrar tristezas!¡Las manos de mi madre perfuman con terneza!Ascensión¡Dos alas!... ¿Quién tuviera dos alas para el vuelo?Esta tarde, en la cumbre, casi las he tenido.Desde aquí veo el mar, tan azul, tan dormido,que si no fuera un mar, ¡Bien sería otro cielo!...Cumbres, divinas cumbres, excelsos miradores...¡Que pequeños los hombres! No llegan los rumoresde allá abajo, del cieno; ni el grito horripilantecon que aúlla el deseo, ni el clamor desbordantede las malas pasiones... Lo rastrero no sube:ésta cumbre es el reino del pájaro y la nube...Aquí he visto una cosa muy dulce y extraña,como es la de haber visto llorando una montaña...el agua brota lenta, y en su remanso brilla la luz;un ternerito viene, y luego se arrodillaal borde del estanque, y al doblar la testuz,por beber agua limpia, bebe agua y bebe luz...Y luego se oye un ruido por lomas y floresta,como si una tormenta rodara por la cuesta:animales que vienen con una fiebre extrañaa beberse las lágrimas que llora la montaña.Va llegando la noche. Ya no se mira el mar.Y que asco y que tristeza comenzar a bajar...(¡Quién tuviera dos alas, dos alas para un vuelo!Esta tarde, en la cumbre, casi las he tenido,con el loco deseo de haberlas extendido¡Sobre aquél mar dormido que parecía un cielo!)Un río entre verdores se pierde a mis espaldas,como un hilo de plata que enhebrara esmeraldas...

LA MUCHACHITA PÁLIDAAquella muchachita pálida que vivíapidiendo una limosna, de mesón en mesón,en el umbral la hallaron al despuntar el día,con las manitas yertas y mudo el corazón.Nadie sabe quien era ni de donde veníasu risa era una mueca de la desilusión.Y estaba el sello amargo de la melancolíaperpetuado en dos hondas ojeras de carbón.En las carnes humanas dejo el hambre sus rastros...La miraron las nubes, lo supieron los astros...El cielo llovió estrellas en la paz del suburbioNadie sabe quien era la muchachita pálida...Entre tanto—en la noche, la noche triste y cálida— arrastrando luceros sigue el arroyo turbio..

Árbol de fuego

Son tan vivos los ruboresde tus flores, raro amigo,que yo a tus flores les digo:"Corazones hechos flores".

Y a pensar a veces llego:Si este árbol labios se hiciera...¡ah, cuánto beso nacierade tantos labios de fuego...!

Amigo: qué lindos trajeste ha regalado el Señor;te prefirió con su amorvistiendo de celajes...

Qué bueno el cielo contigo,árbol de la tierra mía...Con el alma te bendigo,porque me das tu poesía...

Bajo un jardín de celajes,al verte estuve creyendoque ya el sol se estaba hundiendoadentro de tus ramajes.

NIDOEs porque un pajarito de la montaña ha hecho,en el hueco de un árbol, su nido matinal,que el árbol amanece con música en el pecho,como que si tuviera corazón musical.

Si el dulce pajarito por entre el hueco asoma,para beber rocío, para beber aroma,el árbol de la sierra me da la sensaciónde que se le ha salido, cantando, el corazón.

Claudia Lars nació el 20 de diciembre de 1899 en El Salvador y falleció a los 75 años, un 22 de julio. Fue una escritora que cultivó fundamentalmente la poesía, decantándose por un estilo impecable donde dejaba constancia de un dominio inigualable de la métrica.Comenzó a publicar sus poesías cuando era todavía muy joven y esto la animó a participar en numerosos concursos, consiguiendo en muchos de ellos el primer puesto. Alguna de sus obras galardonadas fueron "Sobre el ángel y el hombre" y "Del fino amanecer". Después de su muerte, su obra tuvo una gran divulgación: se publicaron libros con sus mejores poemas, poesías inéditas y dos volúmenes de

su Poesía Completa.En esta web podrás leer algunos de sus poemas, tales como "Canción que te hizo dormir" y "La casa de vidrio"; en ellos se puede comprender a qué se refieren los críticos cuando aseguran que el uso de los recursos y la exactitud de la métrica son las principales bondades de la obra de esta poetisa. De todas formas es necesario objetar que Claudia Lars no es famosa sólo por eso, sino también por lo colorido de su arte, ya que una estructura muy prolija y medida no representan la condición primordial ni tampoco indispensable en la poesía; sí lo es el transmitir sentimientos e ideas de manera que generen sensaciones cautivadoras y únicas en los lectores.

POEMAS:

A GABRIEL MISTRAL

Una rosa de angustias -mar y viento-y la estrella que gime en tierra oscura;una secreta herida de ternuray el camino interior del pensamiento.

Tu nombre fijo, tu divino intento,la suelta voz que llega, larga y pura;este compás de sangre, que aseguratus cantos recogidos en mi acento.

Dulce don invisible para el díade la flor y la erguida melodía,con el pájaro leve y la campana.

Lo diste sin saber, pero se advierteque te sigue, imantado hasta la muerte,el paso fiel de tu pequeña hermana.

CARA Y CRUZ Alta visión de un sueño sin espina,honda visión en realidad clavada; ansia de vuelo en recta que se empina,miedo del paso en curva accidentada.

Rosa de sombra, rosa matutina,una caída y otra levantada;ángeles invisibles en la esquinadonde el presente cambia de jornada.

Marca el momento signo de la altura:brote de carne limpia y sangre puraen renovado campo de infinito...

Y en promesa inefable y verdadera-Gabriel de anunciaciones y de espera-un mundo sin cadenas y sin grito.

EVA A ADAN

¡Si tienes sed, Adán, abrévate de mi boca!¡Ten fe y obra el milagro! ¡Mis besos serán buenoscomo el agua que un día brotara de la rocay como la que el Hijo de humildes nazarenos,

que será, de amar tanto, Dios mismo, cambie en vino!¡Si tienes hambre, toma: mi corazón es vianda!¡Mis ojos son antorcha de luz en tu camino!¡Y el camino soy yo! —¡Oh, bebe y come y anda!

¡En mis débiles brazos está tu fortaleza,por mí lo serás todo y triunfarás en todo;por mí tus ojos pueden descubrir la belleza,

tus pasos echar alas, tu suavidad ser fuerte!...Yo soy quien te completa, ¡mortal! ¡Desde que el lodoSe llenó del aliento de Dios contra la muerte!

RETOMaduro fuego por azar cautivoen el estrecho cauce de mis venas.Brazo de afán helado entre cadenas,rostro de ayer presente en sueño vivo.

Paloma del zarzal y del olivoque a perseguir tu vuelo me condenas.Fuente, sobre la sed de las arenas,negándose a mi tallo sensitivo.

Como lleva la noche al sol distantey el párpado cerrado los colores,así te llevo en pulso palpitante.

Viuda de tu presencia en lo visible,están en mí tus dádivas mejoresy alzo en forma cabal sangre imposible.

NIÑO DE AYER

Eras niño de nieblacasi en la nada;nombre de mi sonrisadetrás del alma.

Y era un barco dichosode tanto viajey un ángel marinerobajo mi sangre.

Subías como el lirio,como las algas;en tu peso crecía la madrugada.

Y alzando el aire joven

sus ademanesya marcaba tu fuerzade vivos mástiles.

¡Prado de nieve limpia,bosque de llamas!...Y tú, semilla dulce,bien enterrada.

Escondido en mi pulso,sin entregarte;pulsando en los temoresde mi quién sabe.

Buscabas en mi pechobulto y palabra;entre mis muertos ibasbuscando cara.

Salías de la torrede las edadesy en las lunas futurasdabas señales.

No creas que te cuentocosas de fábula:para que me comprendascoge esta lágrima.

Roque Dalton García

Roque Dalton García fue un escritor y periodista nacido en San Salvador el 14 de mayo del año 1935 y fallecido en la misma ciudad el 10 de mayo de 1975. En su juventud se trasladó a la capital de Chile, donde comenzó a estudiar Derecho, carrera que completó más tarde, en su tierra natal. A los veintidós años de edad viajó a Rusia, donde participó de un festival internacional dedicado a los jóvenes, y

allí se encontró con muchas personas que más tarde se convertirían en grandes figuras a nivel mundial, tanto en el ámbito de las letras como en el de la política. Se lo considera como una de las figuras esenciales de la Generación Comprometida, que surgió en El Salvador en los años 50 y promovió el interés por la historia de su país, así como un cambio en la estética de su literatura.Entre sus libros encontramos los poemarios "El turno del ofendido", "El mar. Variaciones" y "Taberna y otros lugares" (un interesante recuento en verso de sus experiencias en Polonia), y la novela "Pobrecito poeta que era yo...". A continuación se puede consultar una extensa selección de su poesía, con títulos como "El descanso del guerrero" y "Odiar el amor".

POEMAS

A LA CARTA

Sírvame la ópera Madame Butterflytérmino mediocon salsa de maní picantey un poco de gobierno españolcon trocitos de invierno.

Después me trae a un soldado de la Primera Brigada de Artilleríaen completo estado de ebriedadun par de mirtosla erupción del Krakatoay el servicio postal a la luz de la filosofía.

De beberalgo que no desmaye en su difícil pero honrosa tarea.

Los postres se los pediré después.

Ahy palillos de dientes.

50 ANIVERSARIO

Un hombre sale al patio trasero de su casa(ahí no llega nunca el duro viento del otoño)

tiene en sus manos una pequeña copa de aguardientey se mesa con cariño el cabello

aquí las canas del hambre

aquí las de aquel día en que fue héroeentre miles de héroesaquí las huellas del ascolas señales de quien tocó con dedos jóvenes la grandezalas del temorla de la inmensa alegríalas del todopoderoso conocimiento

En el fondo del cielo luce una estrellaque él llama esperanza

el hombre alza su copay bebe.

AYERJunto al dolor del mundo mi pequeño dolor,junto a mi arresto colegial la verdadera cárcel de los hombres sin voz,junto a mi sal de lágrimasla costra secular que sepultó montañas y oropéndolas,junto a mi mano desarmada el fuego,junto al fuego el huracán y los fríos derrumbes,junto a mi sed los niños ahogadosdanzando interminablemente sin noches ni estaturas,junto a mi corazón los duros horizontesy las flores,junto a mi miedo el miedo que vencieron los muertos,junto a mi soledad la vida que recorro,junto a la diseminada desesperación que me ofrecen,los ojos de los que amodiciendo que me aman.

EL GRAN DESPECHO País mío no existessólo eres una mala silueta míauna palabra que le creí al enemigo

Antes creía que solamente eras muy chicoque no alcanzabas a tener de una vezNorte y Surpero ahora sé que no existesy que además parece que nadie te necesita

no se oye hablar a ninguna madre de ti

Ello me alegraporque prueba que me inventé un paísaunque me deba entonces a los manicomios

Soy pues un diosecillo a tu costa

(Quiero decir: por expatriado yotú eres ex — patria)

VANIDOSOYo sería un gran muerto.

Mis vicios entonces lucirían como joyas antiguascon esos deliciosos colores del veneno.Habría flores de todos los aromas en mi tumbae imitarían los adolescentes mis gestos de júbilo,mis ocultas palabras de congoja.

Tal vez alguien diría que fui leal y fui bueno.Pero solamente tú recordaríasmi manera de mirar a los ojos.

Vicente Rosales y Rosales

Vicente Rosales y Rosales nació en Jucuapa en 1894 y falleció en San Salvador en 1980. Se lo considera como uno de los poetas salvadoreños más representativos del movimiento modernista. En sus creaciones podemos encontrarnos con una visión mitológica de la historia y la existencia humana representados a través de una poesía auténtica y llena de musicalidad; cabe mencionar que tenía extensos conocimientos de música por lo que podía jugar con las palabras y el ritmo de una forma asombrosa.Según lo han expresado diversos estudiosos de su obra, en su estilo poético podía notarse una fuerza poderosa que lo llevaba a expresarse, como fuertes golpes de inspiración que lo obligaban a volcar en los versos sus sentimientos más profundos,

pero una falta de interés por el pulimento de dicha labor, como si sólo escribiera al ser movido por la urgencia de la inspiración.Algunas de sus obras que podemos mencionar son "Las Sirenas Cautivas", "Euterpologio Politonal" y "Pascuas de Oro"; además muchos de sus poemas encontraron espacio en periódicos y revistas de la época. Hemos recogido algunas de sus creaciones a fin de brindarles a nuestros lectores un espacio de encuentro con este prestigioso poeta; entre las mismas te recomendamos "Invierno I" y "Los caracoles".

CUENTOS:

INIERNO I

Brumoso el ideal, la carne inerte...Para otros dieron lana las vicuñas...En este invierno -macho de la muerte-¡cuántos nos hemos de comer las uñas!

Tres meses de hospital a leche crudao terminar mendigo y en muletas.¡Hoy esta noche dormirás desnudamientras sse mueren de hambre los poetas!

Se cuentan casos extraordinariosde los que el frío flageló siniestro;con estos casos se hacen hoy los diarios.¡Tal vez mañana se refiera al nuestro!

INVIERNO II

Invierno, viejo amigo, se apaga ya tu pipa;el humo de la niebla me invade la nariz.Un lácteo sol, con tierna maternidad, disipala hiposa tos del humo que da la bruma gris.

Paterno sol de leche, la nata de la brumaflota en la fresca fronda de un árbol y, todo esuna plenilunaria palpitación de espumaque invade en liros sacros la gracias de tus pies.

De pronto sobre el arco de las frentes, la alturajoven de toda herrumbre se pone a estar feliz.

Con el rostro azulado después de la rasura

mi viejo amigo explota su muerta barba gris.

LOS CARACOLES

Poetas: caracoles del viento.En los del mar se oye el fragor marino.En vosotros se oye el pensamiento.

Un unísono canto levantinoson las fuerzas del bien cuando el acentodel buen amor dirige su camino.

O cuando por perífrasis su aumentodepende las luchas del destinoque da flores de luz sólo un momento.

Poetas: caracoles en un cuentoque me contó de niño un peregrino.¡Mi corazón se muere de contento!

Pedro Valle es un poeta salvadoreño nacido en La Palma el 17 de abril de 1965, considerado uno de los principales representantes de la nueva poesía de El Salvador. Es uno de los fundadores del Taller de Letras Talega, un espacio para que diversos aficionados a la creación literaria pudieran encontrarse y crecer en este arte. Además, tiene una profunda vocación como docente, y trabaja como profesor de Literatura en diversos institutos de su ciudad.Muchas de sus poesías han sido premiadas y han recibido una muy buena acogida, tanto por parte de la crítica como del público lector. Hasta el momento sólo lleva publicados dos libros de poesía, bajo los títulos de "Habitante del Alba" y "Del deshabitado y otros poemas". Cabe mencionar que forma parte de la prestigiosa antología de poetas de su tierra "Juego Infinito" y que participa asiduamente de

diferentes recitales poéticos.A continuación presentamos algunas de sus creaciones, donde se pueden apreciar las grandes cualidades de este poeta. Algunos de los títulos recomendables son "Desde mi orilla", "Octubre no todo lo descubre" y "Muchacha". Valle es un autor directo, minucioso en los detalles, que ofrece versos coloridos e impactantes, y, sobretodo, entregado por completo a la lírica.

POEMAS

DESDE MI ORILLA

a Nohemy

Sólo por tu poesía

nací de nuevo en cada guitarra

sólo por tu magia encontré

gorriones de ternura

en los pétalos del día

sólo por tu amor olvidé

un mapa de dolor instalado en el pecho

Soy otro duende

inventando con los pájaros de tu alegría

una canción silvestre

parecida a las milpas de mi tierra

Soy también 

el hombre embriagado de futuro

entre raíces y miel

MI UNICA FLOR

Ante nuestro golpeante ciclón

era urgente

abrir las ventanas de lo intrépido

y tatuar con todas los caminos ese sol

en la piel de la patria

Ellos bajo tierra

seguirán creciendo

en el idioma del mar depositando sus besos en la arena

en el aleteo de los días viviendo desde alguna mochila

en los árboles que desde las raíces van a la vida

MONSEÑOR

Al pueblo lo que es del César”

Alí Primera

Sal a Lacalle

cámbiate la mirada

ojalá descubras al pueblo

PATRIATierra mía: es hora de quitarse la capa nocturna

y dejar que el alba crezca

en todas las ventanas

en todas las guitarras

en toda la alegría de los niños

que ascienda invicta

como flor de izote

y deposite en el aire su más puro beso

que emerja

como la espuma del mar

y cabalgue el oleaje de los enamorados

que vuele horizontal

como la espiga

y descubra la canción alegre del maíz

que para siempre habita el hombre

y su corazón por repartir

que en tu blancura sólo haya un mapa de miel

dibujado a golpe de palabras

por todos los poetas

MUCHACHA

Yo no sé si tu camino

viene hasta mí

para unir geografías de montaña y mar

Yo no sé si tu sueño

asciende hacia la misma estrella

para volver invictos bajo cualquier invierno

Yo no sé si tu amor

será otro río

para esta sed unánime de eternos caminantes

Yo nada más sé de tu palabrabrigo

y de tu presencia vigorosa de semilla

y de tu canto al borde del amanecer

y de tu oleaje tierra adentro del pecho

prolongado para siempre en mis venas y versosSalvador Salazar Arrué - (Salarrué)

Salvador Salazar Arrué mayormente conocido como Salarrué nació en Sonsonate (El Salvador) el 22 de octubre de 1899 y murió el 27 de noviembre de 1975 en San Salvador. Se destacó como escritor y pintor y se lo considera un personaje ineludible de la narrativa de su tierra, la cuzcatleca. Pese a ser considerado uno de los más importantes poetas salvadoreños, durante casi veinte años su obra se encontró sepultada en el más absoluto olvido, hasta que sus descendientes se encontraron con ella y comenzaron a divulgarla para darle a Salarrué el lugar que le correspondía en las letras de su tierra.De sus obras podemos mencionar "Cuentos de Barro", "El Cristo Negro", "Conjeturas en la Penumbra" y "La Sombra y Otros Motivos Literarios". En nuestra web podrás leer algunos de sus poemas, tales como "El ojo de agua", "El chucho" y

"Lo que dice el caracol". Pero seguramente una de las creaciones más resaltables del autor es "El matadero"; un poema en el que el autor pone de manifiesto la tortura y la muerte que se cierne detrás de las puertas de estos lugares. Una obra cruda, llena de elementos pasmosos y lúgubres que permite acercarse a las ideas y las emociones de este poeta.

POEMAS

CHUCHUPor el camino polvoso,al mediodía,al medio del camino,con la cola escondiday la oreja tímida.

Por el camino desolado,enclenque, descolorido,con dos ojos pintados sobre los ojos...Atemorizado,enjiotado,ahuesado de hambre, pasa...

No lo llames;huirá despavorido.Creerá que es piedael pan en tu mano.Está escaldado,apedreado,molido a puntapiéspor los truhanes y borrachosde los pueblos;apaleadopor la placeray las puyas largasde los carreteros bribones.

Chuchito bueno,chuchito triste,afligido,

chuchito mío sin dueño:ésta es la montaña,no temas,la isla en el mar del cielo,no temas,la tierra de arboledas y de trinos,de místicas cigarrasencendidas en llama sonora,votiva,ante el altar del infinito...

Éste es el mundo -nomasito...;tierra de desiertos caminosy niños canturerosque juegan con piedritasy semillas, por los matorrales;tierra de las lluvias lejanasy los ranchos tranquilos.No temas'Amarillo','Canijo', 'Cujinicuil'como te llames,...si te llamas...Quédate en algún rincónde cocina,oyendo moler,oliento el humo del horno,masticando la tortilla tiesa,Chuchito peregrinodel miedo supino;ánges de la suprema desdichaque todo has aguantado y sufrido:quédate un rato, al menos,a la sombra del tamarindo,royendo el hueso del mediodía...Deja ya de temer,deja ya de huir,ten valorde resistirla mano de amorque quiere peinarte dulcementela cabeza afiebrada.Aprende a cerrar los ojosadormeciéndote,confiado al fin...

EL OJO DE AGUAComo se te da el agua del charcoquiero darte mi cariño.

Entre cañas,entre yerbas,abrazando furtivo la paloma del cielo...

Escondido,tembloroso,ambicioso,lúbrico...

Agua pechuga;agua pluma;agua...

¡Ladrón de luz, niño malo,devuelve al airela mensajera luminosa,la mensajera de amor,la cristófora-colombaque escondes contra el pecho!

BRISA

Sopla la caña de la brisa levey hay la melodía que se irisa;se danza con la dicha de la brisay hay dicha en la hoja que se mueve.

Al soplo de esta música en “crechendo”la espiga ensaya un ritmo trascendenteaprendido en la fuga de la fuentey se sabe fugar, permaneciendo...

Sobre el juncal que cimbra con delicia,ondulando la luz, en su cariciadespierta melodías olvidadas

y se mueven sus manos angelinas,que interpretan llanuras y colinas,con prisa de palomas desaladas.

LO QUE DICE EL CARACOLUndilanilodano, el niño eternode la prístina mitología de la Bruma,región enhiesta y aquilina del Continente Crisoprasio,de que el pasado canta y cuenta,sopla de su carrizo cristalino(hecho del solicuernodel unicornio marino)

las innumerables pompas de espumaque el viento del Tiempo avientaen el infinito Espacio:los planetas,los mundos,las estrellas,el Sol...

El Caracol,si escuchas sus querellasde motivos profundos,como escuchamos los poetas,te lo dirá con labios de marea,con voz desvanecida(rumor de lejanía tormentosa)con silbo de serpiente caudalosa.Y allí resuena el arpa citereay la flauta panidacantando dolorosa,adolorida,como cantan los labios de la herida.

Undilanilodano,el niño sobrehumano,un ser algebraico,filarmónico y neumáticoque con el soplo espiritualllena –de potentísima ilusióny sentimiento erráticode rotación y traslación-las innúmeras pompas de jabóndel Cosmos Sideral:los planetas,los mundos,las estrellas,el Sol...

Ligeras,efímeras siluetasestos mundos fecundos,vagabundos,theorías de aves pasajeras,esferas,irisadas y bellaspompas de evanescente tornasol,sólo son notas sueltas, se diría,en la pauta del siglo y del minuto,componiendo la vasta sinfoníadel Silencio Absoluto,

melodía de gratos manantialescantada por los ángeles divinosen coros aurorales.lo dice el Caracolcon labios nacarinos:'los planetas,los mundos,las estrellas,el Sol...'

EL MATADEROHay un solar,una galera de teja.Es casa sin paredes.Los muebles: varas de tarroatadas de pilar a pilar.Las cortinas, de carne olisca,las alfombras de cuero estacado.Casa acalambrada, hedionda...;casa mala, de matar la res;rastro, rastro de sangre...Hay charcos rojos en el suelo.Hay postes con ergástulas:altares del Diablodonde adoran rezando las moscasnegras,rizadas como barbas de mono,barba que se desplaza como gusanosde gusanera.

En el solar hay tres palos mochosdonde se están, llorando apersogadaslas víctimas.La res presiente la muerte,avisada por el zumode su propia sanguaza.

El matadores un hombre gordo,bofo,de voz delgada (voz amujerada)y delantal overo,en rojo barriosoy amarillo-verdede huevo-huero y bilis.

Es panzón y sonríecon boca de chancleta.Tiene manos peludasy atamaldas.¡Qué pobre hombre feoy espantoso!,si Dios lo perdona...,¡que lo perdone!...Amanececon un quinqué y un cuchillolargo, largo...Anda entre berridosarrastrando su sombralarga larga...Le ayudan dos mozosdescamisados,prietos como él.Le siguen los pasostres perrosgordos, gordos, pesados y sanguinolentescomo él.

Esta casa es una llagaen el cerro.La mantienen los dianches,la custodian los zopesen largos retenes,por turnos,entre graznidos y pleitosy aletazos de escoba rota,sobre los pedregalesy los basureros.

Un día el matadorse ahogará con su propia saliva,alzando los brazos y dando trapiés,rojo de asfixia.Caerá donde destazany está mojado-caliente,sanguinolente,pestilente.Un día se vendrá el temblor,o el huracán, o el incendioy la casa maldita

perecerá entre el polvo y el humoy la res no llorará yanunca más, nunca más, nunca más...

Ricardo Lindo Fuentes, nació en San Salvador en 1947. Poeta, narrador, ensayista, dramaturgo, historiador, crítico literario, crítico de arte y psicólogo. Hijo del también escritor y jurista Hugo Lindo y hermano del historiador Héctor Lindo Fuentes.

Vida 

Nació y vivió sus primeros años en San Salvador. Gracias al cargo de

embajador ejercido por su padre, viaja a países como Chile y Colombia

desde temprana edad. Comenzó su interés por la literatura a la edad

aproximada de 10 años, mientras estudiaba en un colegio chileno, donde

pudo publicar algunos versos.[1] Ha estudiado y vivido en el extranjero durante muchos años. Sin

embargo, estudió un año en el Colegio Santa Cecilia de Santa Tecla y terminó su bachillerato en

el Externado San José. Estudió Filosofía y publicidad en España; y se graduó de Psicología en la

Soborna en París.[2] Mientras ha permanecido en El Salvador, ha trabajado como director de la

revista ARS en distintas épocas; fungió como director de la Sala Nacional de Exposiciones y Director

Nacional de Artes del MINED. De igual forma ha ejercido la docencia como catedrático universitario y

como docente del CENAR.

Poemas Canto de los abuelos* Ya habrá tiempos de paz,Ya habrá tiempos de vidaCuando pasen los díasAciagos.Otros serán los días,Otras las gloriasY acaso seanOtras tambiénLas miserias.Pero un gran pueblo surgiráDe obras rientes y fuertes,Un moreno pueblo por las tierrasQue un día amamosNosotrosLos que nos vamos.

* Poema perteneciente al libro: Tierra: Dirección de Publicaciones e Impresos de CONCULTURA, 1996.  El guerrero* Batidores que batenNiebla y silencio,Hacedores de lluvia,Chaques inciertos,FabricadoresDe otro universo.Esmeralda de hojasPor las eras solares,Otro vivo vivienteDel riente maíz riente,Harina que da vidaPara dar vida muerte.* Poema perteneciente al libro: Tierra: Dirección de Publicaciones e Impresos de CONCULTURA, 1996.  XIX Esta nocheEn la noche,Lo inciertoDel camino abierto, rutasHacia horizontes que en otros horizontes se resuelven,Por montañas,Por mares,Pinos,Bosques de gravedad,Después pinos ya mástiles,Bosques de velas en vez de hojas.¡Zarpad,zarpad navíos!Luz de una nueva madrugada,Ven ya mañana a coronar de olasLa frente en Dios y en la luz del sol quemada.* Poema perteneciente al libro: Tierra: Dirección de Publicaciones e Impresos de CONCULTURA, 1996.  Adviento El sol inmaterial desnuda por el almaSu rostro de desnuda oscuridad.Tan sólo en la quietud tranquila

El pinoRumor bebe de viento.Tiempo de Adviento.Un ángelLate por los ramajes,Batiendo leves olas de silencioAlma adentro.* Poema perteneciente al libro: Tierra: Dirección de Publicaciones e Impresos de CONCULTURA, 1996.  El estanque y la nube Si yo fuera hacia TiYa para siempre quieto de mí, Dios mío,Nube de lluvia y aire entre tus nubes navegantesEn el gran viento gris. Si fuera al aire tuyo,Hecho de plata delicada y traslúcida,Muerto de mí, vivo en el aire vivo de tu mirada,Alzado al fin en tu mirada azulDerramada en el aire de la tarde,Despojado del peso de la edadY del cuerpo de arcilla que me sirve en la tierra,Reflejándote a Ti,Como refleja el estanque quito las nubes,Y viajero de Ti que va hacia Ti,Y ha adquirido el don de olvidar…

Biografía  HUGO LINDO

Estudio en la Universidad de El Salvador, donde obtuvo el título de Doctor

en Jurisprudencia y Ciencias Sociales. En 1947 hizo un viaje

como diplomático a Corea. Fue embajador de El Salvador ante la República

de Chile (1952-1959) y ante la República de Colombia (1959-1960). Fue

Ministro de Educación en 1961 y volvió al servicio diplomático como

embajador de El Salvador en España (1969-1972). Cuando regresó a El

Salvador, montó una librería y galería "Altamar", hasta que la crisis

económica le obligó a cerrar. Participó en la fundación de la Universidad "Dr. José Matías Delgado" y

se desempeñó como Decano de la Facultad de Bellas Artes de dicha Universidad hasta su

fallecimiento.(1979-1985).

A nivel personal, estuvo felizmente casado con Dña. Carmen Fuentes C; y tuvieron 7 hijos, de los

cuales, Héctor Lindo Fuentes destaca cono investigador de historia económica centroamericana,

y Ricardo Lindo Fuentes destaca como escritor e investigación histórica de recuperación del

patrimonio cultural salvadoreño; aunque su temática y su estilo nada tiene que ver con el de su padre.

Hugo Lindo falleció en San Salvador, el 9 de septiembre de 1985, a la edad de 68 años. En 2005, la

VII Semana de la Lectura de El Salvador estuvo dedicada a su memoria, y en el año 2010 otro

homenaje en conmemoración de los 25 años de fallecimiento, por parte de la Universidad Dr. José

Matías Delgado. Sus libros están incluidos entre los obligatorios en los colegios salvadoreños.

NO ÉS ÉSTO

¿No és ésto?

No es estolo que quiero decir.

Ni esta otra cosa.

Y cada vez que pienso una palabradigoo es esto,no.

Cubre una red sonoraun extenso vacío.

Quiero cantarlo tododesde el centrode su más pura realidad,desde el milagroque vibra en tierray vuelva el sentido y aire y fuego y agua,desde la elementaly dormida sustancia de la arenahasta el metal doradoque hace brotar las lámparas del día.

No es esto,no.Todavía no es esto.

Mejor borremos una a una, todaslas palabras escritas.

No.Todas, no.

Bien pudiera haber una,quizá solamente una,que lo diga.

LIMONEROLimonero del patio, yo recuerdotu matinal constelación dorada,tus maduros planetas en el suelocantanzo zumos de amarillas gracias;tu manera sutil de estar volandoen la invernal atmósfera del agua,mientras en tu ramaje, las chiltotaseran mudos ovillos de fragancia.

Recuerdo tu amorosa continencia,tu dulce charla de hojas agitadasy la quietud celeste que subíahasta el perfume en tus dormidas aguas.

Y luego, a tu redor, manos inquietas,nudos de voces, coros de algazarasfestejando inocentes, tu escondidapoblación de luciérnagas intactas.

Me fui de ti. Mi corazón te añora,¡verde pilar de aromas en la infancia!Mi soledad te busca en libros viejos,cartas de amor y flores disecadas,yendo corriente arriba por los añosa la acidez impúber de tu estampa.

Y me entristece a ratos tu recuerdo,el frutal abandono de tu dádiva,porque en tu olor se me enredó un cariñoy con el tiempo se ha tornado lágrima.

FASIL PALABRA

1

Fácil seria la palabrasin hojas.Fácil como un vacio.Como una sombra.Pero ocurre al contrario: te arrimas al silencioy ella te acosa

llena de ideas,de memorias,siempre con algo entre las manos.Y simplemente no la lograsdesnuda, sola.

4

Teníamos que decirnos muchas cosasy no hallábamos cómo.Era mejor así. Corría el tiempoy envejeciamos con él.Y eso era hermoso.Porque pensando apenas, o sintiendo y pensando,o nada más sintiendo,adivinábamoslo que es el zumo de este testimonio:teníamos que decirnos muchas cosas,pero ¿cuáles?¿Y cómo?

11

Amor amor amor amor setenta veces,setenta veces siete veces.Amor amor amor amor. Nadie habrá que lo olvide.Siempre quién lo recuerde.

27

Los ojos fueron el primer idiomay las tímidas manos el segundo,la palabra, el tercero, y es el cuartoeste callar sencillo, pero juntos.

55

Y si a mí me preguntan por tu fuerzade enredadera en flor, de irresistiblefragancia, de rocío refrescante,de amoroso follaje y sombra firme,¿cómo responderé lo que no puedesin menguar, decirse?

DEJAD, PUES, QUE SUCUMBATodo el dolor te navegaba por la sangre.Un río largo descendía por la historiahasta llegar a tu lugar preciso.

La sombra iba nadando sobre el río.El airele pasaba la mano suavemente.

Y los sauces lloraban siglo a siglosus hojas,su rocío,su ternura,para amparar la soledad del hombre.

Pero era menester que te agobiarala carga de los días.

Que la nochese te echara en el alma y te mordiera.

Que la razón del mundo y su preguntase te enroscaran en la voz.Que el vino fueravinagre ya en las comisuras.

Y eraindispensable el fuego de los ojosla sal atroz,madrina de su brillo.

Y la espina del paso.Y la ateridamordida del invierno en la piel tensa.

Sin esono serías el hallazgo,la flor abierta al ámbito del día,la mano reciani la mano dulce.

Sin eso, simplemente, te hallaríasmineral,vegetal,

seco,vacío,rondando apenas el envés del mundo.

La rosa se te dió,gloria en la vista,miel del olfato,levedad del tacto,porque lloraste encima de sus brotes.

La luz se te otorgóporque veníassilencioso y sangrantepor el túnel.

La vida misma circuló en tus venasporque es rojo el color de los suplicios.

Y el amor llegó a ti,quedó en tu casa,echó raíces y engendró milagros,porque venía ya de otras edadesen tu propio dolor,tu propio tiempo,tu propio río,en fin,tu propia historia. DE LA POESIAI

Bien: es lo que decíamos ahora.Encenderse de lámparas sin motivo aparente.Alzar copas madurasy beber los colores de la nievecomo quien bebe alas de palomao brinda con angélicas especies.

II

Claro: lo que decíamos ahora.¿Para qué detener en las palabraslo que se va por ellas, y revierteen el propio minuto del encantoa su silencio tenue?

¿Para qué definir lo que pudierarelatarse jeroglíficamente?

III

Exactamente: de eso hablábamos.De no decir el nombre de las cosasni aquella calidad de las aprieta,sino sólo su sombra,mejor dicho, el milagrosonoro de su aroma.Dejar que las palabraspor sí solas, tomen hacia el prodigiola ruta aérea de las hojas.

  Esbozo biográfico

JORGE GALÁN. Poeta y Escritor, Nació en San Salvador, El Salvador, 1973. Licenciado en Letras por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). Ha obtenido varios premios literarios a nivel nacional  e internacional.   Premios Obtenidos: Premio Nacional de Novela Corta. Organizado por el Consejo Nacional para la Cultura y el     Arte de El Salvador, CONCULTURA. Año 2006. Premio Charles Perrault de Cuento Infantil.  Organizado por la Alianza Francesa de El     Salvador. Año 2005. Premio Hispanoamericano de Poesía de los Juegos Florales de Quetzaltenango, Guatemala. Año 2004. Premio Nacional de Novela Corta. Organizado por el Consejo Nacional para la Cultura y el Arte de El Salvador, CONCULTURA. Año 2003. Gran Maestre de Poesía Nacional de El Salvador. Dado por CONCULTURA - Comisión Nacional para la Cultura y el Arte de El Salvador -, luego de obtener tres premios

Nacionales de poesía. Año 2000. Premio Nacional de Poesía, CONCULTURA, obtenido en estos años: 1999, 1998, 1996. Libros Publicados: “El Día Interminable”. Dirección de Publicaciones e Impresos de El Salvador, DPI. Año 2004. Publicado bajo el seudónimo de Jorge Galán. Una primavera Muy Larga. Edición Bilingüe Francés- Español. Colección Premio Charles Perrault, Alianza Francesa, El Salvador. “Tarde de Martes”, en la colección del Premio Hispanoamericano de Quetzaltenango, Guatemala, año 2004

El Día InterminableAyer era domingo y hoy también es domingo,el nombre interminable de un día interminable.La misma taza blanca y el mismo café negro

todos beben y sienten un sabor de penumbra.Una anciana que espera los hijos que no vuelven-ningún hijo esperado vuelve lo suficiente-.Ciertos hombres que sueñan, no van a ningún sitio,una fruta que cae donde nadie ha previsto,la lentísima luna como un seno lentísimo,emergiendo del pecho más total del poniente.

Todo sucede ahora. Todo ya ha sucedido.

.Trenes

Sólo algunos ancianos quedan en la mañana.

Ellos conversan sobre trenes, recuerdan ciertos viajeshasta ciertos lugares que hace mucho no existen.Visitan los cafés, las esquinas, las albas, los jardines,Se detienen para escuchar el murmullo de las lechuzas,para recoger una almendra del suelo humedecido,para mostrar una fotografía que siempre ha sido antigua,para mirar unas montañas que ya no recordaban.Para ellos el viento siempre será un cabello largoy el aroma de los jardines ya no será algo más que unamuchacha.El calor para otros es una camiseta que baja lentamente,pero ellos están fríos a la orilla de un río todavía diáfano.No morirán esta mañana, eso lo saben, por eso están felices,por eso están hablando que se han vuelto siluetas,que se han tornado oscuros como sus propias voces,que su piel macilenta se ha vuelto viento.Sólo algunos ancianos permanecen, conversan…

Los trenes que recuerdan son cada vez más lentos.

.SoloQuisiste abandonarte, muchacho inusitado,y te dejaste solo.Bien sabías lo que iba a sucederte:nadie iba a lamentarse porque ya no distingaslas siluetas del tiempo,porque ya no camines en la hierba,porque ya no te sientes a esperar el invierno debajode los árboles.Nadie iba a sospechar que ya no existes,salvo tus propios ojos.Y como ayer, hoy nada es diferente,las ventanas del día ya olvidaron tu rostro.

Un novio

Iba todo de negro, desnudo, tatuadodesde su principio hasta su finalsin cabelloporque no tenía cabello ni en las piernas ni en la cabezani en ningún otro sitio de su cuerpo,no lo necesitaba como tampoco necesitaba el orgullo,el orgullo no existe en estas calles,la cabeza que se levanta lo hace solo para caer,lo único que necesitaba era su cuerpo, y su cuerpojamás había sido más suyo que ese instante.Él era el rey de su propio reino,de ese reino que era como la noche,en la noche reinaba como una torre altísima,y no decía palabra alguna, el silencioera parte de su extrañísimo disfraz,un disfraz semejante a lo que a nada es semejante ¿existía?Caminaba en una línea rectahacia un altar adornado con flores,tras él sonaba una trompeta y alguien cantabay más atrás se hallaban varias damas llorando a grandes gritosy todavía más atrásuna mujer que era su madre cortaba floresy mucho más atrás había un niñoque hubiera podido ser su hijoy este niño, ajeno a todo, corría por un parquelleno de desperdicios,y atrás de todo esto, estaban los ojos de ella, aún con amor,enamorada como la primera noche que pasaron juntos,pero él no podía verla porque jamássupo ver lo que había a sus espaldas,él caminaba en línea recta hacia el ponientey el poniente era una tumba adornada con flores, envueltaen una nube de inciensoque olía como huelen las colinas a mediados de mayo,pero no era mediados de mayo, era agosto y llovíay era imposible saber si él era el emisarioo la oscuridad misma.

Santa Clara

En Santa Clara yo caminaba solo bajo las constelaciones del sur.Entonces sabía cuál era la avenida que llevaba a mi casa,y la lluvia no era capaz de enfermarme,y el aroma de los almendros brillaba como una emanación de las estrellas.Pero cuando creí que era el tiempo propicio cerré mis ojosy el día quedó atrás y subí la calle que llevaba hacia el resto del mundo.

Caminé sin pensarlo por demasiados días y entonces me perdíy ya no hubo una avenida que llevara a mí casa.En la palma de mi mano más grande se borraron las líneas.Y cuando alzaba la vista solo cielos antiguos venían a mis ojos,visiones de ciudades amuralladas por columnas de humo.Sin saber la razón, empecé a pensar en algo brioso,una línea como la lejanía se recreaba en mi cabeza.Cuando me tendía para intentar dormir venían unas manos a mi cuelloy sus uñas eran largas y filosas como el brillo en el cual pensaba día tras día.Veía los árboles retroceder en sus troncos hasta romper la tierra.Y todo yo envejecí a la edad de veintinueve años, cuando todo cesó.La niebla hizo de mí una silueta que todos miraban desde atrássin alcanzar a ver la forma de mi rostro de entonces.Y muchos caminaron en dirección contraria.Y cuando escuchaba esos pasos como chasquidos en la oscuridadpensaba que hubo un tiempo cuando caminé bajo las estrellas del sur,unos años cuando la luz no resbalaba en mi cabezay bajaba a través de mí y me cubría y mi voz era como un susurroque revela un secreto, algo leve pero genuino.Pensaba en todo eso que había sucedido en Santa Clara,bajo su cerro de mil cuevas, chapoteando los piesen riachuelos acabados de surgir de las piedras, repitiendoel nombre de lo que ahí nacía y moría, en conocimientode lo pasado y de dónde aparecerá lo venidero y bajo qué signos,a sabiendas que los días acababan siempre más tardey las noches venían más temprano, arrastrando los piesen calles que no poseían un final ni un principio,y siempre y para siempre repleto de aquello inevitable,y bajo estrellas que parecían penosamente breves en el inmenso sur.

Alberto Masferrer

(Vicente Alberto Masferrer Mónico; Tecapa, 1868 - San Salvador, 1932) Escritor e intelectual salvadoreño. De personalidad polémica, fue una de las figuras más dinámicas de la vida cultural y política de su país y ejerció una fuerte influencia en las generaciones más jóvenes.

Hijo de una ciudadana salvadoreña, Leonor Mónico, y de un español afincado en El Salvador, Enrique Masferrer, su padre se negó en un principio a reconocerlo como vástago; posteriormente se avino a reconocer su paternidad y Alberto pasó a vivir a la casa de su padre. Cursó sus primeras letras en la escuela de Jucuapa, y, a los diez años de edad, ingresó colegio que había fundado en San Salvador la pedagoga francesa Agustine Charvin. En 1883 fue enviado por su padre a Guatemala en represalia por haberse negado a cumplir un castigo que le había impuesto. El jovencísimo Masferrer rechazó la custodia paterna y vagabundeó por Guatemala, Honduras y Nicaragua, trabajando en oficios como el de buhonero.

Ejerció luego la docencia en el departamento nicaragüense de Rivas, desde donde fue enviado a la isla de Ometepe para que impartiera clases en el presidio que allí se levantaba. Posteriormente se trasladó a San Rafael del Sur, donde asumió la dirección de la Escuela de Varones. En 1885 se trasladó a Costa Rica, donde apenas permaneció un año, y en 1886 regresó a su país natal y fue profesor en El Carrizal, donde residió durante tres años. En 1889 fue nombrado director de la escuela de Jucuapa, la misma en que el propio Masferrer había recibido sus primeras clases.

En 1890 fue nombrado subdirector escolar en Sensutepeque y archivero de la Contaduría Mayor en San Salvador; dos años después, asumió la dirección del Diario Oficial, y en 1900 se convirtió en secretario del Instituto Nacional, cargo que abandonó un año después, cuando fue nombrado cónsul de El Salvador en Buenos Aires (Argentina). Inició así una carrera diplomática que lo llevaría a ocupar los consulados salvadoreños en Santiago de Chile (1902), San José de Costa Rica (1907) y Amberes (Bélgica, 1910). Fue delegado de El Salvador en la Conferencia de La Haya (1912), colaborador en el Segundo Congreso Científico celebrado Washington en 1915, asesor del Ministerio de Instrucción Pública y director del Instituto Ixeles (1916).

Su labor literaria y ensayística se desarrolló paralelamente. En 1923 se convirtió en uno de los editorialistas del periódico El Día, y en 1928, en compañía de los escritores y periodistas Alberto Guerra Trigueros y José Bernal, fundó en la capital salvadoreña el rotativo Patria, donde se hizo cargo de la sección editorial y de una aplaudida columna titulada Vivir. Sus trabajos periodísticos publicados en este diario fueron recopilados al cabo de varios años por el poeta y crítico literario Pedro Geoffroy Rivas, y publicados por la editorial de la Universidad de El Salvador. Masferrer brilló también como periodista en territorio chileno, donde, bajo el pseudónimo de "Lutrín", firmó una columna humorística que aparecía en los rotativos El Chileno, de Santiago, y El Mercurio, de Valparaíso.

En los últimos años de su vida, Alberto Masferrer se implicó en la política de su país. Participó ardientemente en la campaña electoral de 1929 y 1930 a favor del partido laborista, apoyando al candidato Arturo Araujo, quien, elegido presidente en 1931, resultó inmediatamente derrocado por el golpe de estado del general Maximiliano Hernández Martínez. Las matanzas posteriores a manos del ejército salvadoreño desengañaron a Masferrer, quien hubo de partir a Guatemala y a Honduras sumido en la pobreza y la enfermedad.

DEBER

        La gloria no, pero sí el deber. La gloria no, ¿hay, por ventura, algo perdurable sobre la tierra? El mundo que rodaba entre Marte y Júpiter, del cual no quedan sino los restos, bogando ciegamente en el vacío, ese mundo ¿no fue morada de almas? Allí hubo lucha, allí hubo el hervidero de las pasiones; allí la ciencia, el arte, el derecho, se abrieron paso por entre lágrimas y sangre. Allí hubo calvarios y hogueras para los mártires; allí también ridículos y horribles tiranos se bebieron la sangre de los oprimidos. ¿Dónde está hoy la historia de ese mundo?, ¿dónde las estatuas que inmortalizaban las grandes victorias?, ¿dónde las maravillas de la música y de la poesía?, ¿dónde el culto tributado a los insignes bienhechores?       El deber sí. Obrar conforme a nuestra ley interior, no romper el concierto de las fuerzas, no ser la nota disonante en la eterna sinfonía de Dios.       Esta idea es el gran móvil. Por esta idea marchamos al par de todas las criaturas; va la espiga, y presenta su grano; va el pájaro, y ofrenda su canto; la abeja, y ofrece su miel; el huracán, y da sus alas para llevar los gérmenes; la tierra, y presta su savia; el hombre y tributa su pensamiento.       Esta obediencia es nuestro vasallaje al gran Rey, el único libre entre los seres.

COLERA         Ella es.       Mi musa la furia de cabellos erizados que viene a azotarme la frente, a apuñalearme el corazón, a bañarme el alma en santa ira.       La cólera es también numen sagrado.       Cantad vosotros, ruiseñores, que podéis ver la gloria de la luz sin sentir la tristeza de las sombras, reíd, vosotros, los que comprendéis la comedia del mundo, sin palpar el negro drama de la vida; entonad himnos a la aurora, los que no sabéis que va a llegar la noche con sus horrores y sus crímenes. Yo me estoy bien, perdido en las tinieblas, lanzando rugidos y maldiciones. ¡Siento en mi rededor la fría caricia de los espectros, el hálito emponzoñado de los reptiles, el grito estremecedor de los hambrientos, la eterna queja de los inconsolables!       La risa no es mía, A cada instante veo la risa estúpida de¡ seductor que se burla de su víctima; de¡ necio que en vez de sacar del lodo a las flores caídas, pone sobre ellas su planta inmunda para abatirlas más; de los imbéciles que triunfantes en su vana alegría, insultan con su charla de mono el dolor de los que lloran; del idiota señor del oro, que desdeña al que sufre en silencio su miseria. Ríen los indignos, ríen los pequeños, ríen los necios, los inmundos ríen. Yo no quiero tomar parte en ese coro salido del infierno. Esa mueca horrible no sienta bien a las almas graves que respetan las ajenas desgracias. Satanás, cuando ha logrado perder un alma, rompe en carcajada inmensa que va asordando todos los antros del abismo.       La risa no está bien sino como suprema ironía, carcajada cervantina que pone a temblar en sus tronos de lodo a los dichosos sin luz. Si queréis verme reír, traedme aquí a los que tiranizan a los

pueblos, a los que lamen los pies de los déspotas, a los que sacan tesoros de la conciencia, a los que rinden culto a ese grotesco títere que llaman sociedad, a los que huyen de la mujer que han pervertido, a los que se honran con los malvados de buena presencia, a los que desprecian al talento pobre y a la virtud indigente; ¡ah! traédmelos aquí para lanzar sobre ellos carcajada interminable, hiriente, desollante, que mate, que destroce, que aniquile todas esas basuras disfrazadas de seres humanos que están enlodando la obra de Dios!       ¡Cólera, santa cólera! Mi musa eres tú. Golpea mi cabeza; recoge en tu ancho manto todas las bestialidades, todas las injusticias, y arrójalas sobre mi alma. ¡Quiero sumergirme en este mar de cieno, quiero asfixiarme en las exhalaciones de este pantano, quiero verme cubierto por ese alud de andrajos! Yo tengo fuego para consumir todo eso. Desplegaré mis alas, lanzaré lejos de mí la podredumbre humana, y alzaré el vuelo a las regiones luminosas donde reina el Sol.

BLASÓN

Un andrajo de mi vida me queda: se perdióen misérrimas luchas lo que era fuerza y flor.Rateros y falsarios hacen explotaciónde mi luz, de mi anhelo, de mi fe y mi valor.¡Cuánta odiosa mentira serví, sin querer yo!¡Cuánto lucro y engaño con mi luz se amasó!Porque fui humilde y simple; porque en toda ocasióncreí que quien me hablaba tenía sed de Dios.Lo que no profanaron los demás, lo mejorque me dio el Destino, eso lo manché yo;porque siempre fui débil, inestable, y porque soytal vez un pobre loco que enloqueció el fervor...Y entre el diablo y el mundo hicieron de mi sol,en vez de luz, tinieblas; en vez de paz, dolor.Mas yo no culpo a nadie de mis caídas, no;<br ni me inquieta un instante mi justificación:si por necio o por débil mi vida fracasóy en mi jardín florecen el mal y el error,inútil ya sería saber si he sido yo

el culpable o la víctima de una maquinación.Si el fruto está podrido, es que el gusano hallóen él propicio ambiente para su corrupción.¿Fue la obra de un demonio, del azar o de un Dios?Es igual... No revive la flor que se agostó.Ahora con los harapos de mi fe y mi valory lo que todavía me resta de ilusión,he de alzar un castillo y en él, como blasón,en un palo de escoba y hecho un sucio jirón,haré flamear al viento mi enfermo corazón.Y en ese vil andrajo que será mi perdónescribiré con sangre, menosprecio y rencoreste emblema del hombre que es su propio señor:“Para juzgarme, nadie; para acusarme, yo

JUSTICIA PARA EL INDIO

Hace ya cuatrocientos y treinta años que los indios de América fueron subyugados, ydesde entonces son víctimas del asesinato, del robo, de la extorsión, del menosprecio,

el vilipendio en toda forma.

Se les ha ultrajado en su cuerpo, en su propiedad, en sus sentimientos, ensu trabajo, en su honra, en sus creencias. Se ha embrutecido a fuerza de malos tratamientos,se les ha enseñado a viciosos para explotarlos y para dominarlos, y una vez caídos en el vicio,

se les ha tratado de imbéciles , de haraganes, de rehacios al progreso, de sucios, de incivilizables.

Este crimen se está cometiendo en América hace ya más de cuatro siglos. Y no cesade perpetrarse, aunque su forma vaya cambiando según lo aconseja el interés o la hipocresía

de los victimarios.

Ahora bien, este crimen colectivo, perenne y secular, es la causa principal de que América,Indoamérica, yazga en la postración, en la dependencia y en la humillación. Los blancos y 

los semiblancos de la América India , que son una muy pequeña minoría, ejercitan sus fuerzas en extirpar a los indios, que son los más , el ochenta por ciento de la población. Tanto 

valdría que la cabeza cifrara su interés y su ideal en deshacerse de sus brazos , de sus piernas , del tronco, de todo lo que forma el cuerpo.

Risa negra 

¿Crees que hay en mis palabras la involuntaria revelación de una pena? ¿Por qué? Nada hay en mí que no se encuentre en los demás. Si acaso, mayor descuido para llevar la máscara. Como tú, yo también me he asomado alguna vez a las simas de las almas, ¿y qué vi? Ulceras jamás

cicatrizadas, heridas que sangran sin cesar, cementerios en que las esperanzas sepultadas no alcanzan a contarse. No soy yo, somos todos. Si el pecho no se vuelve torrente de suspiros, es porque esas pobres golondrinas morirían de frío. Si los ojos no rompen en llanto inagotable, es por que esas lágrimas caerían sobre la tierra estéril. Si la boca está muda y no se desata en gritos y blasfemias, es porque el cielo, abstraído en la serena contemplación de sí mismo, no escucha ni gritos ni blasfemias. Es preciso que nadie se queje. Ocupado cada uno en beber sus propias lágrimas ¿quién está para consolar a nadie? Y luego, sería de mal gusto que saliéramos todos por ahí, gimoteando, los ojos llenos de agua, la boca como un surco mal hecho, y la nariz convertida en un fuelle. ¡Qué contraste haría eso con nuestro clac, con nuestro frac, con nuestra corbata blanca y nuestros zapatillos de charol! Lo mejor es callar. Confortémonos con la risa, busquemos refugio en la charla que nos hace olvidarnos, y sobre todo, acojámonos al engaño. Sí, engañémonos: que cada uno haga creer al otro, que es feliz, que es leal, que es noble. Sí, engañémonos. Porque el engaño es la vida, y porque sería horrible que todos nos viéramos el corazón, ulcerado por el dolor, deshecho por la duda y podrido por la mentira. Tú, que eres niña aún dulce y buena como una gatita que aún no da zarpazos, quédate ahí, resguardada por la dichosa ignorancia de la vida; no quieras tocar a las almas que naufragan en las tinieblas; no quieras tocar los corazones crucificados que llevan por inri esta palabra. ¡Jamás! ..