cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

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UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE CIENCIAS FÍSICAS Y MATEMÁTICAS DEPARTAMENTO DE INGENIERÍA CIVIL CAMBIO CLIMÁTICO Y EVENTOS DE EMERGENCIA EN EL SUMINISTRO DE AGUA POTABLE EN EL GRAN SANTIAGO MEMORIA PARA OPTAR AL TÍTULO DE INGENIERO CIVIL DAVID BUSTOS CAVADA PROFESOR GUÍA GERARDO AHUMADA THEODULOZ MIEMBROS DE LA COMISIÓN ERNESTO BROWN FERNÁNDEZ JAMES MCPHEE TORRES SANTIAGO DE CHILE MAYO DE 2011

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Page 1: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE CIENCIAS FÍSICAS Y MATEMÁTICAS DEPARTAMENTO DE INGENIERÍA CIVIL

CAMBIO CLIMÁTICO Y EVENTOS DE EMERGENCIA EN EL SUMINISTRO DE AGUA POTABLE EN EL GRAN SANTIAGO

MEMORIA PARA OPTAR AL TÍTULO DE INGENIERO CIVIL

DAVID BUSTOS CAVADA

PROFESOR GUÍA GERARDO AHUMADA THEODULOZ

MIEMBROS DE LA COMISIÓN ERNESTO BROWN FERNÁNDEZ

JAMES MCPHEE TORRES

SANTIAGO DE CHILE

MAYO DE 2011

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RESUMEN DE LA MEMORIA PARA OPTAR AL TÍTULO DE INGENIERO CIVIL POR: David Bustos Cavada

FECHA: 5 de Agosto de 2011 PROF. GUÍA: Gerardo Ahumada Theoduloz

“CAMBIO CLIMÁTICO Y EVENTOS DE EMERGENCIA EN EL SUMINISTRO DE AGUA POTABLE EN EL GRAN SANTIAGO”

El trabajo desarrollado apunta a la elaboración de una propuesta de medidas de mitigación y de seguridad en el suministro de agua potable en el Gran Santiago, frente a emergencias relacionadas a los cambios climáticos proyectados para el período 2070 - 2100, con énfasis en las crecidas de origen pluvial y los eventos de turbiedad que afectan a la cuenca del río Maipo Alto (Región Metropolitana). Para ello, se realizó una revisión bibliográfica sobre los posibles impactos del cambio climático en el rubro sanitario, se hizo una descripción general de la zona de interés, y se estudió la evolución y/o estado actual de las precipitaciones, temperaturas, elevación de la isoterma 0° C, uso de suelo y parámetros fluviométricos en la subcuenca.

Más específicamente, se hizo un análisis, diagnóstico y verificación documental de los registros fluviométricos de la estación Río Maipo en El Manzano, representativos de la cuenca de interés tanto por su ubicación como por su cercanía a la Toma Independiente de Aguas Andinas. Mediante el uso de la curva hipsométrica de la subcuenca del Maipo Alto, en conjunto con información de la elevación de la isoterma 0 °C, obtenida de las estaciones de radiosonda Quintero y Santo Domingo; y de precipitaciones registradas en la estación Santiago Quinta Normal, se establecieron relaciones entre el caudal instantáneo máximo de un evento y las variables antes descritas. Un proceso análogo se efectuó para la turbiedad media de los eventos de turbiedad registrados entre 1997 y 2008, que no necesariamente coinciden con las crecidas.

Entre los principales resultados y conclusiones obtenidos del trabajo, se encuentran:

- La mayor amenaza al suministro de agua potable en el Gran Santiago no sería la mayor cantidad de nieve derretida durante el verano, sino la mucha menor capacidad potencial de acumularla durante el invierno, considerando que un posible futuro aumento permanente de la isoterma 0 °C de 200 m, 350 m, y 440 m se traduciría en un aumento del área de drenaje invernal del 18%, 34% y 42%, respectivamente, en relación a la situación actual.

- De manera de enfrentar satisfactoriamente un evento de turbiedad de 5 días de duración, se recomienda a Aguas Andinas la incorporación de 2 m3/s adicionales a la producción de emergencia de agua potable (a nivel de estanque), y la construcción de nuevos estanques de reserva que, en total, deberían contabilizar 250.000 m3.

- Cualquier estudio de crecidas que haga uso de registros fluviométricos en Río Maipo en El Manzano debería, a priori, utilizar información a partir de la sequía de 1968, dada la notoria mejoría en la regularidad, periodicidad y continuidad de las mediciones hechas a partir de entonces.

Además, se recomienda la incorporación de mediciones de radiosonda en estaciones de montaña, o incluso en Quinta Normal, de manera de tener mediciones más precisas de la isoterma 0 °C en la subcuenca del Río Maipo Alto.

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A mis padres y abuelos

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Agradecimientos

A mi familia, en especial a mis padres, David y Mónica, por el invaluable cariño, formación y apoyo que me han dado a lo largo de mi vida, incluso cuando creí no ser merecedor de tantas atenciones. Espero algún día poder devolver a ustedes o, en su defecto, a quien lo requiera, lo que ustedes han hecho por mí.

A Nadine, por ser causante del punto de inflexión en mi rendimiento académico desde que estoy con ella. Al igual que con mi familia, me siento en deuda contigo, y espero que el tiempo me permita compensar ese desequilibrio.

A mis amigos, cuyo nombramiento individual daría para escribir un tomo adicional, pero cuya amistad valoro tremendamente, y cuyo recuerdo llevo siempre en mi memoria. Amigos, profesores y compañeros del Dunalastair, del Greenhouse, de Temuco, de la Universidad de Chile y de la vida con quienes todavía mantengo contacto; miembros del Taller Chilla, Los Herejes, Mechones 2003, Mechones 2004, Equipo Punto Verde, Oikitos, Los Cumas, Lolos Loleros y amistades que respondan al título de “no-primos”, este agradecimiento es para ustedes.

A las familias Assad Bustos, Hiriart Blome, Raglianti Kiessling y Rob Pérez, por invitarme tantas veces a compartir en su mesa, en tiempos en que mi familia estaba a 670 km, y mi estómago y refrigerador vacíos.

A mi profesor guía, don Gerardo Ahumada, a quien además tuve la fortuna de tener de profesor de pregrado y jefe de práctica profesional, le agradezco su tiempo, dedicación, buena disposición, profesionalismo, calidad humana y muy singular sentido del humor, que hicieron de la experiencia de la memoria una muy constructiva, a la vez de amena.

A mi profesor coguía, don Ernesto Brown, y a mi profesor integrante, don James McPhee, por su buena disposición a atender mis consultas con respecto a esta memoria, y por las útiles recomendaciones que de ellas fueron resultado.

A la Universidad de Chile, que como casa de estudios me entregó una educación y formación de excelencia, y que como institución librepensadora, pluralista y participativa contribuyó a mi formación como persona.

Finalmente, agradezco a la Dirección General de Aguas y a la Dirección Meteorológica de Chile, por la gran cantidad de información y estadística fluviométrica y pluviométrica que me facilitaron para poder realizar este trabajo.

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Índice

I. Introducción ............................................................................................................. 1

1.1. Introducción ...................................................................................................... 1

1.2. Objetivos ........................................................................................................... 2

1.2.1. Objetivos Generales ....................................................................................................... 2

1.2.2. Objetivos Específicos ..................................................................................................... 2

II. Revisión Bibliográfica ............................................................................................. 3

2.1. Cambio Climático Global ................................................................................. 3

2.2. Agua Potable y Cambio Climático ................................................................... 7

2.2.1. Seguridad de Obras Sanitarias .................................................................................... 8

III. Descripción de la Zona de Estudio ..................................................................... 10

3.1. Zona de Estudio: Cuenca del Maipo y Gran Santiago .................................. 10

3.1.1. Clima de la cuenca ........................................................................................................ 11

3.1.2. Geología, Geomorfología e Hidrogeología de la Subcuenca ............................. 11

3.1.3. Uso de Suelo ................................................................................................................... 12

3.1.4. Gran Santiago ................................................................................................................. 17

3.1.5. Seguridad en el Suministro de Agua Potable de Santiago ................................ 17

IV. Información Local Disponible ............................................................................. 19

4.1. Cambio Climático Local ................................................................................. 19

4.1.1. Cambios en la Temperatura e Isoterma Cero ........................................................ 19

4.1.2. Cambios en las Precipitaciones ................................................................................ 21

4.1.3. Retroceso de Glaciares ................................................................................................ 21

4.2. Fluviometría .................................................................................................... 23

4.2.1. Calidad de los Registros Fluviométricos Históricos en la Estación Río Maipo en El Manzano ........................................................................................................................... 26

4.3. Evidencia Documental de Crecidas Catastróficas y Eventos Afines .......... 30

4.3.1. Evidencia Documental de Caudales Extremos de Gran Magnitud ................... 30

4.3.2. Evidencia Documental de Crecidas No Registradas por la Estación Río Maipo en El Manzano ............................................................................................................... 37

4.4. Precipitaciones ............................................................................................... 38

V. Eventos de Turbiedad, Análisis de Frecuencia y Escenarios Futuros ............. 43

5.1. Curva Hipsométrica de la Subcuenca drenada por la Estación Río Maipo en El Manzano ................................................................................................................. 43

5.1.1. Crecidas y Área de Drenaje ........................................................................................ 44

5.1.2. Eventos de Turbiedad y Área de Drenaje ................................................................ 47

5.2. Análisis de Frecuencia ................................................................................... 52

5.2.1. Corrección de Caudales .............................................................................................. 52

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5.2.2. Análisis de Frecuencia con Caudales Corregidos ............................................... 53

5.3. Escenarios Futuros ........................................................................................ 56

5.3.1. Escenario 1: Incremento de la Isoterma 0 °C media de 350 m (escenario IPCC B2), período 2070 – 2100 .............................................................................................. 56

5.3.2. Escenario 2: Incremento de la Isoterma 0 °C media de 440 m (escenario IPCC A2), período 2070 – 2100 .............................................................................................. 57

5.3.3. Escenario 3: Incremento de la Isoterma 0 °C media de 200 m (escenario arbitrario), período 2070 – 2100 ............................................................................................ 58

5.3.4. Discusión con respecto a los Escenarios .............................................................. 58

VI. Recomendaciones y Conclusiones .................................................................... 67

6.1. Cambio Climático ........................................................................................... 67

6.2. Datos de Entrada Ocupados para el Trabajo de Título ................................ 67

6.3. Isoterma 0 °C y Línea de Equilibrio ............................................................... 68

6.4. Precipitaciones y Crecidas ............................................................................ 69

6.5. Fluviometría .................................................................................................... 69

6.6. Turbiedad ........................................................................................................ 71

6.7. Uso de Suelo y Pisos Vegetacionales de la Subcuenca .............................. 72

6.8. Otros Criterios y Observaciones ................................................................... 73

VII. Bibliografía .......................................................................................................... 74

VIII. Anexos ................................................................................................................ 78

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I. Introducción

1.1. Introducción

El trabajo de título a desarrollar es la continuación del trabajo “Efecto del cambio climático en la seguridad de suministro de agua potable en el Gran Santiago” (González, 2010), y pretende elaborar una propuesta de medidas de mitigación y seguridad en el suministro de agua potable en el Gran Santiago, ante emergencias asociadas a las crecidas de origen pluvial del río Maipo, con una proyección futura de hasta 60 años. Esta propuesta considerará posibles efectos del cambio climático y de la actividad antrópogénica en el comportamiento de las inundaciones y crecidas, desde el punto de vista de su frecuencia, volumen y de la calidad del agua que transportan. Para ello, se analizarán factores cuya influencia sea determinante en la permisividad de captación y tratamiento del agua cruda, y se definirán distintos escenarios en los que la población y los sistemas de agua potable que la abastecen pudieran verse involucrados.

El abordar este tema desde el punto de vista del cambio climático y la acción del ser humano, tiene como motivación la importancia que diversas organizaciones de la salud, entre las que destacan la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), han dado a un abastecimiento seguro y confiable del agua potable, tanto por sus consecuencias en materias de salud pública, desarrollo y calidad de vida de la población. A su vez, son estas mismas organizaciones las que han catalogado al cambio climático como uno de los desafíos de mayor relevancia para el siglo XXI, dada su condición de fenómeno global que representa más amenazas que oportunidades. Dentro de estas amenazas, la OMS hace hincapié en la imperiosa necesidad de alertar a gobiernos, agencias, organizaciones y comunidades acerca de la estrecha conexión que existe entre este evento e impactos negativos en los servicios sanitarios.

Por lo anterior, la seguridad de los sistemas de abastecimiento de agua potable debe ser considerada un problema país de alta prioridad, que en este trabajo será abordado con un enfoque local, con el fin de elaborar un conjunto de medidas que apunten a mejorar las actuales condiciones en que los sistemas de abastecimiento de agua potable del Gran Santiago enfrentan eventos de crecidas asociados a inundación y arrastre de sedimento, bajo la premisa de que en el mediano plazo la frecuencia de ocurrencia y/o la intensidad de estos pueda ser mayor. De esta manera, se espera proveer un documento que sirva a la prevención o reducción de los intervalos de tiempo en que el suministro de agua potable se vea interrumpido, ya sea a causa de la inhabilitación de las captaciones por obstrucción con sedimento, o a la infactibilidad del tratamiento de agua cruda de alta turbiedad, como ocurrió en mayo de 2008 en 15 comunas de la capital, con los respectivos inconvenientes sanitarios y de calidad de vida que ellos implicaron.

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1.2. Objetivos

1.2.1. Objetivos Generales

• Desarrollar una propuesta de medidas de mitigación y de seguridad de suministro de agua potable, en emergencias frente al desafío del cambio climático y la actividad humana.

1.2.2. Objetivos Específicos

• Analizar factores que actualmente representen una amenaza al sistema de abastecimiento de agua potable en el Gran Santiago, identificando emergencias asociadas a ellos.

• Definir diferentes escenarios de cambio climático en el mediano plazo (desde 2030 hasta 2070) para las emergencias identificadas, que tengan repercusión en la frecuencia, volumen y calidad del agua de las crecidas del río Maipo.

• Analizar la seguridad de abastecimiento de agua potable en el Gran Santiago en casos de emergencia, con respecto a la seguridad física (estructural) de las obras.

• Analizar la seguridad de abastecimiento de agua potable en el Gran Santiago en casos de emergencia, con respecto de la alta turbiedad que las aguas crudas adquieren durante las crecidas invernales, o durante eventos de arrastre masivo de sedimentos, que hacen inviable su tratamiento y distribución.

• Proponer medidas de mitigación y seguridad para los sistemas de abastecimiento de agua potable, en conformidad a los puntos expuestos anteriormente.

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II. Revisión Bibliográfica

2.1. Cambio Climático Global

La Convención Marco de Naciones Unidas Sobre el Cambio Climático define cambio climático como un cambio en el clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables. Por lo tanto, y de acuerdo a la definición citada, para efectos de este trabajo no interesará qué o quiénes son los responsables de estos cambios, sino que dar testimonio de su ocurrencia y sus posibles efectos en el servicio de agua potable, en particular del servicio suministrado en la cuidad de Santiago de Chile.

Entre los cambios climáticos detectados en las últimas décadas, destacan el aumento de la temperatura media global, el alzamiento del nivel del mar, alteraciones en la escorrentía y las precipitaciones; y el retroceso de los glaciares y el casquete polar ártico. La siguiente figura muestra de forma gráfica los cambios térmicos globales en los últimos 160 años, expresados como anomalías en relación al período 1961 – 1990.

Figura 1: Cambios en la temperatura media global, 1860 – 2010

Fuente: Climatic Research Unit (2010)

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La razón de por qué el período 1961 – 1990 no se encuentra justamente en la línea del cero se debe a que no todas las estaciones de las regiones consideradas tienen información completa para este período de referencia de 30 años, por lo que las anomalías no promedian exactamente cero.

Del gráfico anterior se aprecia que los aumentos en la temperatura han sido más evidentes en el hemisferio norte, pero de todas formas se observa una tendencia similar en el hemisferio sur y en el planeta como conjunto. En términos globales, la década 1991 – 2000 presentó un alza de 0,24 °C con respecto al período de referencia (1961 – 1990), mientras que el período 2001 - 2009 supera al mismo en 0,43 °C. En lo que respecta al siglo XXI, las estimaciones más optimistas (escenario B1) y más pesimistas (escenario A2) predicen aumentos en la temperatura media global de entre 1,1 – 2,9 °C y 2,0 – 5,4 °C, respectivamente, con respecto al período 1980 – 1999.

Figura 2: Estimaciones de Calentamiento Global para el siglo XXI

Fuente: IPCC 4th Assessment Report (2007)

A grandes rasgos, el escenario A1 asume un mundo de rápido crecimiento económico, una población mundial que alcanza su máximo a mediados del siglo XXI, y una rápida introducción de tecnologías nuevas y más eficientes. El escenario B1 describe un mundo convergente, con el mismo crecimiento poblacional que el escenario A1, pero con cambios más rápidos en la estructura económica. En cuanto al escenario B2, describe un mundo con crecimiento demográfico y económico intermedio, enfatizando soluciones locales a la sustentabilidad económica, social y medioambiental. Por último, el escenario A2 asume un mundo muy heterogéneo de alto crecimiento poblacional, con desarrollo económico y cambio tecnológico lento.

El nivel del mar también ha sufrido variaciones, atribuidas, entre otros factores, a la expansión térmica del agua y al deshielo en los polos. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) cuantificó dicho aumento, resumido en la siguiente figura.

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Figura 3: Cambios en el nivel medio anual del mar

Fuente: IPCC (2007)

Del gráfico se observa una tendencia al alza, que se vuelve más pronunciada a partir de la década de 1930, y que coincide con los inicios de la Segunda Guerra Mundial. No obstante, entre 1900 y 1930, período que contiene la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión de 1929, este aumento es mucho menos evidente y prácticamente no se registra variación en el nivel del mar. La relación entre estos eventos históricos y el nivel del mar es incierta, pero los impactos que ellos tuvieron en la actividad industrial y sus emisiones, podrían explicar, en parte, este fenómeno.

Al igual que con la temperatura, las variaciones están medidas con respecto a la media del período de referencia 1961 – 1990. La serie roja corresponde a datos reconstruidos desde 1870, la serie azul corresponde a mediciones instrumentales de mareas desde 1950, y la serie negra representa altimetría satelital, disponible desde 1993. Del gráfico se tiene que en el período comprendido entre 1961 y 2003, el nivel medio del mar ascendió a una tasa de 1,8 ± 0,5 mm/año, y para fines del siglo XXI, se estiman ascensos medios que varían entre 0,18 – 0,38 m (escenario B1) y 0,23 – 0,51 (escenario A2), con respecto al período 1980 – 1999.

En cuanto a los deshielos, la IPCC dice que la mayoría de los glaciares de montaña están retrocediendo, la cubierta de nieve se retira más tempranamente en primavera, el hielo marítimo del ártico disminuye en todas las estaciones, y las capas de hielo de Groenlandia y la Antártica están adelgazando. Con respecto a las proyecciones futuras, se prevé un retroceso en los hielos árticos y antárticos, inclusive en los escenarios más optimistas, y en algunas proyecciones se estima que el hielo ártico veraniego desaparezca casi por completo hacia fines del siglo XXI.

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Figura 4: Cambios en la extensión del hielo ártico

Fuente: NASA Earth Observatory

Figura 5: Cambios en la extensión del hielo ártico

Fuente: National Snow and Ice Data Center (NSIDC)

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2.2. Agua Potable y Cambio Climático

El agua potable representa el 15% del uso humano del agua a nivel mundial. En 2006, más de la mitad de la población mundial con acceso a agua potable, la obtuvo a través de una red de tuberías doméstica. Hacia 2020, se espera que su participación se incremente ligeramente, hasta un 55%. Esta tendencia es altamente deseable por sus beneficios sociales, económicos y sanitarios, entre los cuales destacan el mejoramiento de la higiene por mayor uso del agua y mayor disponibilidad de tiempo para el cuidado de niños y actividades laborales, que se traducen en mayor poder adquisitivo para usos medicinales y otras medidas preventivas. Dentro de este contexto, diversos organismos y asociaciones han advertido acerca de los efectos que el cambio climático podría ejercer sobre la seguridad en el suministro de agua potable y el bienestar de la población.

La American Water Works Association (AWWA) afirma que el cambio climático es una de las tendencias más influyentes para el futuro de la industria del agua potable. La planificación tradicional en la gestión de recursos hídricos considera al clima como estacionario, asumiendo que comportamientos climáticos e hidrológicos pasados pueden ser usados para predecir su comportamiento futuro. Hoy en día, la validez de este supuesto para ser usado en planificación y diseño a largo plazo ha sido puesta en tela de juicio.

Los impactos del cambio climático en el recurso agua están interrelacionados, a menudo de manera compleja, y podrían potencialmente afectar la infraestructura de una planta de agua potable, además de la cantidad y la calidad del suministro de agua. Cambios en el ciclo hidrológico podrían repercutir en su disponibilidad, por posibles alteraciones en la cantidad, frecuencia e intensidad de las precipitaciones y la escorrentía. Efectos en el manto de nieve podrían incluir disminución y derretimiento temprano del mismo, mientras que efectos en la calidad de las aguas superficiales podrían generar un aumento de la temperatura del agua, cambios en su composición química (como disminución del oxígeno disuelto o acidificación de las fuentes de agua), aumento de la actividad biológica, donde posibles florecimientos de algas podrían generar consecuencias en el sabor, olor y pH del agua; incremento en la turbiedad, inducida por un mayor grado de erosión, aumento de la presencia de contaminantes (incluyendo nutrientes y materiales peligrosos) por efecto de concentración, dada una menor escorrentía estival, mayor variabilidad en los sólidos disueltos totales y aumento de los mismos por intrusión de agua de mar en fuentes de agua costeras, y alteración de la agresividad del agua. Todo esto afectaría tanto los procesos de tratamiento como la salud del ecosistema acuático.

Con respecto al agua tratada, los impactos nombrados anteriormente podrían traer como consecuencia un aumento en la dosificación de desinfectante y coagulante, y en la generación de subproductos de desinfección. Por otra parte, la demanda residencial de agua potable está significativamente correlacionada a la temperatura máxima diaria promedio: un estudio sobre el uso de agua en Nueva York, EE.UU., indicó que en días con máximas de 25 °C o más, el consumo de agua se incrementa en 11 l/habitante/día/°C (Means et al, 2010). Luego, los métodos predictivos tradicionales de demanda de agua potable que sólo consideran crecimiento de la población, factores socioeconómicos y consideraciones conservacionistas, deberían también comenzar a tomar en cuenta las variaciones en la temperatura y las precipitaciones, como consecuencia del cambio climático.

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En tanto, la OMS asegura que el cambio climático es ampliamente percibido como una amenaza más que como una oportunidad. Sin embargo, podría haber beneficios significativos para la salud y el desarrollo si se lograra una adaptación al cambio climático, con medidas tales como estimular el mejoramiento de los niveles de servicio, y una mayor presión a racionalizar la elección de las tecnologías a ser usadas a futuro, para entregar un servicio más efectivo y sustentable.

A pesar de que las tendencias climáticas a nivel regional son inciertas en algunas zonas, hay conocimiento suficiente para informar de cambios urgentes y prudentes en las políticas y la planificación de la mayoría de las regiones. En África resulta de particular interés una adaptación temprana, para no mermar los avances logrados en ampliar el bajo nivel de acceso al agua potable que se tiene actualmente, y para poder hacer frente a la posible escasez del recurso; mientras que en Sudamérica la adaptación debería apuntar a hacer frente a posibles daños estructurales, debido a eventos extremos exacerbados por el cambio climático. En términos generales, la variabilidad climática podría manifestarse de las siguientes maneras: las inundaciones podrían inhabilitar o incluso dañar estructuralmente una instalación sanitaria, y las sequías podrían ocasionar secado de pozos, aumentando las distancias que el agua debe recorrer entre origen y destino para satisfacer la demanda. Entre los efectos indirectos del cambio climático en el suministro de agua potable, se incluyen interrupciones en el suministro eléctrico, que disminuirían la seguridad de los sistemas de agua en presión y del tratamiento de aguas servidas.

2.2.1. Seguridad de Obras Sanitarias

Con respecto a la seguridad de obras sanitarias, la OMS advierte que los sistemas de agua potable de gran extensión son intrínsecamente vulnerables porque son grandes y complejos, pero esta situación podría ser contrarrestada con una combinación de personal capacitado y financiamiento adecuado, que permita invertir en mejores tecnologías e infraestructura redundante, lo que dotaría a un sistema de una resiliencia suficiente para hacer frente a los desafíos del cambio climático. En la práctica, muchas instalaciones no son potencialmente resilientes, debido a suministro intermitente y fugas excesivas, que conllevan riesgo de contaminación del agua, mayor demanda energética y mayor huella ecológica. Para lograr una disminución efectiva del riesgo asociado a un sistema de agua potable, debería priorizarse la reducción de las pérdidas y fugas, que contribuirían a economizar energía y agua, además de reducir el riesgo de contaminación de la última. Otras medidas incluyen la modernización progresiva del sistema, incremento de la capacidad de almacenaje a través de embalses o recarga artificial de acuíferos, y diversificación de las fuentes de agua potable.

Por otra parte, el nivel de descentralización es determinante en la forma en que el servicio de agua potable es suministrado. La combinación con más capacidades adaptativas al cambio climático es aquella que cuenta con centralización institucional, que puede asegurar alta competencia tecnológica y aprovechar economías de escala en su administración; y una red de tuberías integrada que se conecte a múltiples fuentes, independientes una de otra (descentralización del suministro). De esta forma, la inundación o daño de una fuente tiene menores probabilidades de generar una falla catastrófica en el sistema.

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Como complemento, la AWWA ha hecho un listado con varias estrategias que han sido discutidas para afrontar exitosamente los desafíos del cambio climático, entre las cuales destacan la implementación de embalses superficiales o subterráneos de agua cruda, para ser tratada y distribuida en caso de que la calidad del agua de la fuente principal se deteriore temporalmente; monitoreo continuo y en tiempo real de los parámetros críticos del agua cruda usada como fuente, relocalización y modificación de los procesos de tratamiento, elevación de muros de protección en obras de captación, tanto de agua superficial como subterránea (punteras costeras), y cubrimiento de los estanques de almacenamiento de agua para distribución, de modo de reducir su temperatura y prevenir su contaminación con materia orgánica, lo que a su vez previene el florecimiento de algas y la generación de subproductos de desinfección.

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III. Descripción de la Zona de Estudio

3.1. Zona de Estudio: Cuenca del Maipo y Gran Santiago

La cuenca hidrográfica del río Maipo abarca prácticamente la totalidad del territorio de la Región Metropolitana, drenando una superficie de 15.380 km2. El río que da origen a su nombre tiene régimen pluvionival, con régimen pluvial entre los meses de Abril y Septiembre, y régimen nival desde Octubre hasta Marzo; nace en las laderas del volcán Maipo y desemboca en el Océano Pacífico, a la altura de Llolleo (V región). Su extensión es de 250 km y conduce un caudal medio anual de 92,3 m3/s, con el que satisface alrededor del un 90% de las demandas de riego y cerca de un 70% de la demanda actual de agua potable de la región, del cual un 51% se extrae desde la primera de las tres secciones en que está dividido el río, convirtiéndolo en la principal fuente de agua de la Región Metropolitana.

Para efectos de este trabajo, interesará conocer las características de la parte más alta de la cuenca del río Maipo, en adelante subcuenca del Río Maipo Alto, que se origina en el nacimiento de los río Maipo, Colorado, Yeso, Olivares y Colina, hasta la confluencia de los ríos Maipo y Colorado. La importancia de la subcuenca, de 4.859 km2, se basa en que abastece a la Toma Independiente de Aguas Andinas, cuya capacidad es de captación es de 18,4 m3/s de agua cruda y cuyo caudal de aducción medio anual es del orden de 14 m3/s.

Figura 6: Subcuenca del río Maipo Alto

Fuente: CNR

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3.1.1. Clima de la cuenca

Los climas que se distinguen en la cuenca del río Maipo, en la zona de interés, corresponden al Templado de tipo Mediterráneo con estación seca prolongada y Frío de altura en la Cordillera de los Andes.

3.1.1.1. Clima Templado Mediterráneo con Estación Seca Prolongada

Se desarrolla prácticamente en toda la cuenca del río Maipo. Su característica principal es la presencia de una estación seca prolongada y un invierno bien marcado con temperaturas extremas que llegan a cero grados. Santiago registra una temperatura media anual de 14,5 °C, pero los contrastes térmicos son fuertes. En verano las máximas alcanzan valores superiores a 30 °C durante el día.

Por efectos del relieve, en el sector centro de la cuenca (estación Santiago Quinta Normal, 520 msnm) se presentan áreas de mayor sequedad y montos menores de precipitación, del orden de 300 mm/año, en comparación al sector costero de la misma, que sobrepasa los 400 mm/año. En sectores más elevados, las precipitaciones aumentan alcanzando valores medios anuales de 536 mm (estación San José de Maipo, 940 msnm) y temperaturas medias anuales de 14,2 °C (estación Las Melosas, 1.530 msnm).

3.1.1.2. Clima Frío de Altura

El Clima Frío de Altura se localiza en la Cordillera de los Andes por sobre los 3.000 m de altura, y se caracteriza por sus bajas temperaturas y precipitaciones sólidas, permitiendo la acumulación de nieve y campos de hielo de tipo permanentes en cumbres y quebradas de la alta cordillera, lo que a su vez explica el régimen nival del río Maipo entre los meses de Octubre y Marzo.

En general, para ambos tipos climáticos, los valores registrados de precipitación, son mayores durante las temporadas invernales especialmente durante los meses de Mayo, Junio, Julio y Agosto.

3.1.2. Geología, Geomorfología e Hidrogeología de la Subcuenca

La geología de la cuenca del río Maipo presenta rellenos por sedimentos fluviales, fluvioglaciales y cenizas volcánicas; rocas graníticas paleozoicas y mesozoicas, además de rocas volcánicas y sedimentarias cretácicas. Principalmente en el nacimiento del río Maipo, existen rocas sedimentarias del jurásico superior-cretácico inferior; secuencias sedimentarias marinas litorales o plataformales, calizas, lutitas, areniscas calcáreas, arseniscas y coquinas. El área comprendida entre el nacimiento del río Maipo hasta la confluencia con el río Colorado, se encuentra influenciado por lavas y formaciones carbonatadas. El río Olivares presenta una leve influencia de andesitas en la parte alta del cauce. Desde el sector de río Colorado hasta el Estero Colina, nuevamente se encuentran lavas y formaciones carbonatadas.

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En la zona andina de la cuenca, altas cumbres alimentan la hoya superior del río Maipo, con alturas que fluctúan entre los 2.000 y 6.000 msnm. Este río ha tenido una actividad compleja y dinámica, caracterizada por ciclos de sedimentación y posterior erosión que rellenan la cuenca y a la vez forman aterrazamientos en los bordes.

Producto de la excavación del lecho del río, la cordillera de los Andes presenta rocas graníticas a la entrada de la cuenca, las que conforman una barrera hidrogeológica que impide el paso de aguas subterráneas a la misma. En consecuencia, las aguas de las hoyas de los ríos Colina, Mapocho, Maipo Superior y Angostura, sólo pueden ingresar a la cuenca superficialmente para luego infiltrarse en el relleno. La permeabilidad de esta zona de la cuenca es prácticamente nula, caracterizándose por suelos esqueléticos sobre afloramiento rocoso. La litología y disposición de formaciones geológicas de las hoyas hidrográficas de los ríos antes mencionados, no son favorables a la acumulación y transmisión de aguas subterráneas, aunque es posible una escasa infiltración a poca profundidad. La erosión se produce sobre las laderas escarpadas, arrastrando material hacia los lechos encajonados y enturbiando las aguas que sirven de materia prima a las empresas sanitarias.

Existe también un acuífero en la zona cordillerana de la cuenca, específicamente en el sector del río Volcán y río Yeso, conocido como Acuífero de Santiago. Esta reserva de aguas subterráneas se localiza desde la precordillera hasta Talagante, con dimensiones cercanas a 10.000 millones de metros cúbicos, equivalentes a 40 embalses El Yeso. Siguiendo el sentido de escurrimiento del río Maipo, otro acuífero se localiza en el sector del río Volcán, en donde éste se junta con el río Maipo. En el área restante de la zona cordillerana no hay acuíferos.

3.1.3. Uso de Suelo

Es relevante conocer el uso de suelo en una cuenca, debido a su influencia en la escorrentía generada por lluvias: una cubierta vegetal puede limitar el impacto de las precipitaciones en las partículas de suelo, a la vez que mantiene una actividad biológica sana en él, mejorando su estructura en las capas superiores. Esto se logra ya que, al enlazar partículas unas con otras. De esta forma, si las raíces son suficientemente profundas, se crean enlaces entre la masa de suelo en cuestión y las capas de suelo más profundas, contribuyendo a la cohesión del mismo. Además, las raíces mejoran la infiltración del agua hacia el suelo, limitando la escorrentía y, con ello, la erosión de las capas más superficiales y el transporte de sedimentos a los cauces de agua (Dolidon, 2008).

La Comisión Internacional para la Protección del Río Danubio (ICPDR, en sus siglas en inglés), en Europa, hace hincapié en el mismo punto en su “Programa de acción para la prevención sustentable de inundaciones en la cuenca del Danubio” (ICPDR, 2009), específicamente en el documento que concierne al río tributario Hron, en Eslovaquia. El Hron es un río de 298 km de largo que se origina en la cordillera del Bajo Tatra, a 980 msnm, y desemboca en el Danubio a 112 msnm, drenando una cuenca de 5.453 km2. Su caudal medio es de 53,7 m3/s, con instantáneos máximos del orden de los 1.000 m3/s. A excepción de su reducida pendiente, en relación al río Maipo, sus restantes características son comparables a las de este último.

El plan de acción para inundaciones en la cuenca del Hron enfatiza la regulación del uso del suelo como medio de control de la escorrentía de origen pluvial y sus inundaciones asociadas. En general, la capacidad de retención de agua de los bosques es siempre mayor

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a la de un suelo deforestado, oscilando entre los 22 mm y 65 mm de precipitación, con una media de 45 mm. Un suelo deforestado alcanza una capacidad entre un 50% a un 60% de los valores antes citados. Es claro que un suelo con buena capacidad de infiltración, tal como un bosque, probablemente no pueda retener la totalidad de la escorrentía generada por una tormenta extrema, pero sí puede reducirla, además de prolongar el tiempo de concentración de la cuenca.

3.1.3.1. Uso de suelo en la comuna de San José de Maipo

La evolución del uso del suelo en los terrenos de la subcuenca del Maipo Alto y, por consiguiente, de la Toma Independiente de Aguas Andinas, puede ser aproximada a los cambios en el uso de suelo experimentados por la comuna de San José de Maipo, ubicada en el borde oriental de la Región Metropolitana. Específicamente, de acuerdo al D.F.L. N° 3-18.715, con fecha 9 de junio de 1989, las delimitaciones de esta comuna son:

Al Norte: la línea de cumbres que limita por el sur la hoya del río Aconcagua, desde el cerro Altar hasta el límite con Argentina.

Al Este: el límite con Argentina, desde la línea de cumbres que limita por el sur la hoya del río Aconcagua hasta el paso de Maipo.

Al Sur: el límite con Argentina, desde el paso de Maipo hasta la línea de cumbres que limita por el sur la hoya del alto río Maipo.

Al Oeste: la línea de cumbres que limita por el sur y poniente la hoya del alto río Maipo, desde la frontera con Argentina hasta el morro Purgatorio, pasando por los cerros Toro Seco, San Roque y Yerba Buena; la línea de cumbres de la loma el Litre Copado, desde el morro Purgatorio hasta el trigonométrico El Litre; el meridiano astronómico del trigonométrico El Litre, desde el citado trigonométrico hasta el río Maipo; el río Maipo, desde el meridiano astronómico del trigonométrico El Litre hasta el meridiano astronómico del trigonométrico La Obra; el meridiano astronómico del trigonométrico La Obra, desde el río Maipo hasta el mencionado trigonométrico; la línea de cumbres de la loma del Socavón y de los cerros San Juan del Peral, desde el trigonométrico La Obra hasta la cota 2251 de la carta del Instituto Geográfico Militar escala 1:50.000; la línea de cumbres del cordón Las Minillas, desde la cota 2251 hasta el morro Negro; la línea de cumbres que limita por el sur y el oriente la quebrada de Macul, desde el morro Negro hasta el cerro San Ramón; la línea de cumbres que limita por el sur y oriente la hoya del río Mapocho, desde el cerro San Ramón hasta el cerro Altar, pasando por los cerros La Gruca, Bismarck y Nevado El Plomo.

En cuanto a sus áreas protegidas, la comuna de San José de Maipo contiene el Monumento Nacional “El Morado”, de 30 km2 de extensión, los Santuarios de la Naturaleza “Cascada de las Ánimas” y “San Francisco de Lagunillas y Quillayal”, de 36 km2 y 134 km2, respectivamente; y el “Sendero Patrimonial Parque Olivares”, de 250 km2 En conjunto, las áreas protegidas abarcan el 9% de la superficie comunal, valor que se ajusta a la Estrategia Nacional de Biodiversidad, de la cual una de sus metas es lograr la protección de al menos el 10% de la superficie de cada uno de los ecosistemas relevantes del país, antes del año 2010 (CONAMA). A nivel de la comuna de San José de Maipo, la estrategia contempla un listado de sitios prioritarios, no necesariamente protegidos, que reúnen características ecosistémicas relevantes, junto con consideraciones importantes para los habitantes de cada región.

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De la delimitación se desprende que la superficie comunal de 4.994 km2, contiene, en parte, a la subcuenca de 4.968 km2 que drena la estación fluviométrica de interés, como indica la figura siguiente. El punto rojo inmediatamente después de la confluencia de los ríos Maipo y Colorado indica la ubicación de la estación Río Maipo en El Manzano.

Figura 7: Comuna de San José de Maipo y subcuenca del Maipo Alto (superpuesta)

Fuente: CNR

Aunque la totalidad de los suelos de la comuna presentan muy alta erodabiliad (vulnerabilidad del suelo a la erosión), su erosividad (potencial de la lluvia de causar erosión) es baja (CONAMA, 2008). El piso vegetacional de ella y, por extensión, de la subcuenca, se caracteriza por la predominancia de bosque esclerófilo en la vecindad de los cueces fluviales, seguido de matorrales bajos y herbazales de altitud en las zonas más alejadas de los ríos, culminando en terreno desértico en lo terrenos más altos. De la interpretación de los pisos vegetacionales descritos por Luebert y Pliscoff (2006), y mediante el uso de la curva hipsométrica caracterizada en el capítulo V, se tiene que el área de la subcuenca del río Maipo Alto cuenta con la siguiente distribución:

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Tabla 1: Piso vegetacional de la subcuenca del río Maipo Alto

Piso vegetacional Elevación [msnm] Área [km²] Área [%]

Bosque esclerófilo y matorral espinoso Hasta 2.200 721 14,8% Matorral bajo andino 2.200 - 2.600 543 11,1% Herbazal andino 2.600 - 3.300 1.324 27,2% Desierto Desde 3.300 2.285 46,9%

Fuente: Elaboración propia

La clasificación propuesta es una aproximación representativa y no excluye la presencia de especies características de un estrato en algún otro.

Los bosques esclerófilos de Chile han estado sometidos a fuertes presiones antrópicas (incendios, talas, pastoreo), razón por la que actualmente se encuentran muy degradados. La degradación de bosque esclerófilo original tiene como efecto una transformación estructural y cambios en la composición florística, que dependen del tipo y nivel de perturbación. Los primeros estadios de degradación producen la transformación estructural de bosque a matorral arborescente. Perturbaciones más severas podrían producir la transformación completa del bosque en un espinal o incluso en una pradera anual. Teóricamente, en ausencia de perturbaciones, estas comunidades de degradación tienden a recuperarse a través de mecanismos de facilitación, para retornar a su estado original, cuya composición de especies dominantes dependerá de las condiciones específicas del sitio, en especial de la disponibilidad hídrica.

El matorral bajo habita en condiciones climáticas severas, con alta radiación solar, bajas temperaturas, y fuertes vientos, que determinan la fisionomía de la vegetación. Es posible que la presión de ganado produzca una alteración de la estructura y composición de la vegetación, disminuyendo en su cobertura y provocando la invasión de especies introducidas.

El estrato desértico, si bien cuenta con especies herbáceas, éstas crecen muy esparcidas entre las rocas, para refugiarse de las condiciones extremas de fuertes vientos y bajas temperaturas (Luebert y Pliscoff, 2006). Otro punto destacable de este estrato es que su frontera con el herbazal, a 3.300 msnm, coincide casi perfectamente con la elevación actual de la isoterma 0 °C media invernal, ubicada a 3.240 msnm, lo que tiene sentido, considerando que es poco factible que la vegetación prolifere abundantemente en terrenos permanentemente nevados o congelados durante casi la mitad del año.

Con respecto al uso de suelo propiamente tal, los censos agropecuarios de los años 1930, 1935, 1955, 1965, 1975, 1997 y 2007 (no hubo censo agropecuario en las décadas de 1940 y 1980), entregan la siguiente evolución de su uso en la comuna de San José de Maipo.

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Tabla 2: Uso de suelo en la comuna de San José de Maipo, según censos agropecuarios

Censo Total [ha] Agrícola [ha] Riego [ha] Praderas naturales [ha] Estéril [ha] Infraestructura

[ha]

1930 357.019 - 2.066 197.944 157.105 -

1935 351.192 55.114 2.138 - 296.078 -

1955 480.578 354.104 1.409 233.084 126.474 -

1965 438.316 - 1.053 100.815 326.303 -

1975 497.044 101.757 903 81.362 395.123 164

1997 505.454 120.775 870 73.928 384.679 1.818

2007 462.718 158.856 736 15.294 331.613 678

Fuente: Elaboración propia

Tabla 3: Uso de suelo en la comuna de San José de Maipo, según censos agropecuarios (porcentajes)

Censo Riego [%] Praderas naturales [%] Estéril [%] Infraestructura

[%]

1930 0,58% 55,4% 44,0% -

1935 0,61% - 84,3% -

1955 0,29% 48,5% 26,3% -

1965 0,24% 23,0% 74,4% -

1975 0,18% 16,4% 79,5% 0,03%

1997 0,17% 14,6% 76,1% 0,36%

2007 0,16% 3,3% 71,7% 0,15%

Fuente: Elaboración propia

De la tabla se ve que los censos son poco consistentes con respecto al área censada total. Asimismo, la fracción estéril1 experimenta cambios muy abruptos entre los censos de 1930 y 1965, haciendo que la información provista por los mismos sea cuestionable. Es posible que estos cambios se hayan debido a diferencias en la inclusión de sectores de alta montaña entre un censo y otro, o la falta de rigurosidad de las personas encargadas de llenar las fichas censales. Cabe recordar que los censos agropecuarios son elaborados a partir de cédulas censales que los mismos productores llenan en nombre de la explotación agropecuaria que representan, no existiendo participación de funcionarios públicos o fiscalizadores de por medio.

Por otra parte, las definiciones de “riego”, “praderas naturales” y “estériles” no son necesariamente iguales para todos los censos, en especial para el caso de las superficies de riego, lo que dificulta aún más la tarea de establecer comparaciones en el uso de suelo entre censos. Con respecto a la infraestructura, su evolución es muy irregular a través de los tres censos que contienen información de ella, lo que refuerza la presunción de que la información disponible es sesgada.

1 Estériles: terrenos estériles y otros no aprovechables: corresponde a la superficie de aquellos terrenos existentes en la explotación, que no reúnen potencial productivo, como son los terrenos desérticos, cerros áridos, dunas, pedregales, etc. (INE, 1997).

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Incluso tomando en cuenta las consideraciones explicadas anteriormente, a partir del censo de 1965 se observa una relativa estabilidad en la fracción en torno a la cual varían los estériles (70% - 80% del total censado) y, a grandes rasgos, desde 1930 a la fecha se aprecia una continua disminución de las tierras dedicadas a riego y a praderas naturales, posiblemente en favor de procesos de urbanización.

3.1.4. Gran Santiago

Dentro de la cuenca del río Maipo se encuentra la ciudad de Santiago2 (33° 27′ S, 70° 42′ W, 567 msnm), capital y principal centro urbano del país, que alberga los principales organismos administrativos, comerciales, culturales, educacionales, financieros y gubernamentales, con la excepción del Congreso Nacional y el Ministerio de Cultura. Con alrededor de 6.060.000 habitantes (INE, 2010), es hogar de cerca del 35,5% de la población de Chile y, si bien el río Maipo no atraviesa la ciudad, sí lo hace el río Mapocho, afluente del anterior y su mayor tributario.

Con respecto al servicio de agua potable en la ciudad, el principal actor en su suministro es el Grupo Aguas (Aguas Andinas, Aguas Manquehue y Aguas Cordillera), cuya red de 11.365 km de tuberías subterráneas satisface las demandas de más de 6 millones de personas, repartidos en una concesión de 70.000 hectáreas, que abarcan un total de 32 comunas.

Otra entidad de importancia en el rubro es el Servicio Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Maipú (SMAPA), que abastece a las comunas de Maipú, Cerrillos y parte de Estación Central, sirviendo a más de 700 mil habitantes. En conjunto, el Grupo Aguas y SMAPA representan cerca del 95% de la oferta de agua potable en la ciudad.

3.1.5. Seguridad en el Suministro de Agua Potable de Santiago

Para este apartado se tomará como referencia las “Bases Definitivas del Estudio Tarifario de la Empresa de Servicios Sanitarios Aguas Andinas S.A., Período 2010 – 2015” (SISS, 2009), por ser representativo del suministro de agua potable en el Gran Santiago.

De acuerdo a las bases, la continuidad del servicio de agua potable está sujeta a lo dispuesto en el artículo 35 de la Ley General de Servicios Sanitarios (DFL MOP N° 382/88), “el prestador deberá garantizar la continuidad y la calidad de los servicios, las que sólo podrán ser afectadas por causa de fuerza mayor” agregándose que, “sin perjuicio de lo anterior, podrá afectarse la continuidad del servicio, mediante interrupciones, restricciones y racionamientos, programados e imprescindibles para la prestación de éste, los que deberán ser comunicados previamente a los usuarios. La entidad normativa podrá solicitar los antecedentes respectivos y calificar dichas situaciones”. El artículo 97 del DS N° 1199/04 da más profundidad a lo expresado anteriormente, señalando que las razones de fuerza mayor en la discontinuidad del servicio son calificadas por la Superintendencia de Servicios

2 “Santiago” o “Gran Santiago” se define como la conurbación formada por las comunas de Cerrillos, Cerro Navia, Conchalí, El Bosque, Estación Central, Huechuraba, Independencia, La Cisterna, La Florida, La Granja, La Pintana, La Reina, Las Condes, Lo Barnechea, Lo Espejo, Lo Prado, Macul, Maipú, Ñuñoa, Pedro Aguirre Cerda, Peñalolén, Providencia, Pudahuel, Puente Alto, Quilicura, Quinta Normal, Recoleta, Renca, San Bernardo, San Joaquín, San Miguel, San Ramón, Santiago Centro y Vitacura.

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Sanitarios, y que toda interrupción, restricción y racionamiento programado e imprescindible para la prestación del servicio, debe ser comunicada al usuario con, a lo menos, 24 hrs. de anticipación. El mismo artículo hace mención a las excepciones a la regla, sus horarios, frecuencias y duración de los cortes programados. Si bien recae en la SISS la calificación de eventos de fuerza mayor, no existe, en términos legales, una definición de los mismos.

Cabe señalar que, aunque es favorable al consumidor, existe una inconsistencia entre lo estipulado en las Bases Definitivas y en el artículo 97 del DS N° 1199/04: mientras que el primero cita al segundo, diciendo que los cortes en el suministro deben ser avisados con al menos 48 horas de anticipación, el documento legal indica que dicho período es en realidad de 24 horas.

Con respecto a dimensionamiento de infraestructura y planes de expansión, las bases obedecen a la NCh. 691/98, que además exige la existencia de estanques de regulación, que consideren adicionalmente un volumen de reserva en caso de emergencias (incendios, ruptura de tuberías, cortes de energía); y norma las presiones de servicio.

Retomando el DS N° 1199/04, Brown ha hecho ver que este sólo considera la frecuencia de ocurrencia de las fallas (10%), sin definir su magnitud máxima admisible o en qué lapso de tiempo deben cuantificarse. Adicionalmente, al artículo 26 del decreto indica que la concesionaria “debe acreditar dominio, usufructo o uso de los derechos de aprovechamiento de aguas superficiales o subterráneas (consuntivos, permanentes o continuos) suficientes para atender la demanda de servicio, a lo menos, el día de máximo consumo del quinto año de su plan de desarrollo previsto”, sin considerar que el día de máximo consumo pueda darse en otro año, ni mencionar la posibilidad de uso de derechos consuntivos permanentes discontinuos o alternados, que son mucho más poderosos que los eventuales (Brown, 2006).

Dentro del mismo contexto, Ahumada concluye que, en general, la normativa chilena no maneja los conceptos de obra de seguridad ni gestión de riesgo con respecto a crecidas y eventos de turbiedad, aunque rescata lo expuesto en la norma chilena NCh. 2369.Of2003 (Diseño sísmico de Estructuras e Instalaciones Industriales), que refleja la preocupación a nivel país de que los estanques de agua potable sean resistentes a terremotos, y que su funcionalidad no se vea afectada en caso de emergencia o desastre de origen sísmico (Ahumada, 2006).

En lo que a crecidas concierne, la normativa nacional, a través de la NCh. 777/1.Of2008, indica que las obras de captación de agua potable se deben diseñar para resistir una crecida de período de retorno mayor o igual que 100 años. En cuanto a eventos de turbiedad, el último proceso tarifario para Aguas Andinas (2010 – 2015) contempla un plan de contingencia basado en el evento de Mayo de 2008, que asegura, para la empresa modelo, una satisfacción del 80% de la demanda de agua potable en el Gran Santiago, por espacio de 5 días, en los que se asume que la capacidad de producción se ve reducida por efecto de los sólidos suspendidos presentes en el agua cruda.

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IV. Información Local Disponible

4.1. Cambio Climático Local

Además del cambio climático global expuesto en el capítulo II, es relevante conocer los cambios climáticos en la zona de estudio, cuyos parámetros de mayor interés se detallan a continuación.

4.1.1. Cambios en la Temperatura e Isoterma Cero

Asumiendo una tendencia lineal en la temperatura media anual del aire para el período 1901 – 2005, el 4th Assessment Report de la IPCC establece que ha habido un calentamiento de entre 0,2 y 1,1 °C en Chile, al norte de los 38° S. En lo que respecta a Chile central, entendido como el área comprendida entre los 30 °S y los 38° S, se mostró un aumento significativo de la temperatura, cercano a los 2,8 °C, desde fines del siglo XIX hasta fines del siglo XX. Más específicamente, en Santiago se ha registrado un aumento de la temperatura mínima media anual de 0,77 °C, para el período 1961 – 2006, durante la estación de verano (Diciembre – Febrero); y un aumento de 0,99 °C para la estación de invierno (Junio – Agosto) (Carrasco et al, 2008).

Utilizando información de radiosonda de las estaciones Quintero y Santo Domingo (32° 74’ S, 71° 33’ O, 8 msnm y 33° 38’ S, 71° 38’O, 77 msnm, respectivamente), Carrasco determinó que la isoterma cero representativa para Chile central, en el período 1975 – 2001, ha elevado su altura media anual, representada por el mes de Marzo, en 152 ± 4 m, con incrementos de 200 ± 6 m en verano (Diciembre – Febrero) y 122 ± 8 m en invierno (Junio – Agosto). Sin embargo, los registros sugieren que esta tendencia positiva se frenó a principios de la década de 1990, lo que concuerda con la estabilidad de las temperaturas observada en las últimas décadas. Además, considerando sólo los días con precipitaciones en Chile central, la isoterma cero exhibió un pequeño incremento de 12 m durante el período antes mencionado, de donde se infiere que, en promedio, el área que normalmente recibe precipitaciones en forma de nieve no ha sufrido grandes cambios, aunque el derretimiento de nieve en días sin precipitaciones sí ha aumentado.

Hacia fines del siglo XXI, la línea de equilibrio (línea que separa la zona de acumulación de la zona de ablación en la superficie de un glaciar) en Chile central podría elevarse entre 350 m y 440 m, según los aumentos de temperatura y disminución de las precipitaciones de los escenarios B2 y A2, respectivamente. Los resultados de esta predicción indicaron que alrededor de un 85% de la influencia en la elevación de la línea de equilibrio y el retroceso de los glaciares en la zona de estudio es atribuible al calentamiento de la tropósfera, relegando el cambio en las precipitaciones a un segundo plano (Carrasco et al, 2008).

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Figura 8: Isoterma 0 °C en Chile Central

Fuente: Carrasco et al (2005).

De acuerdo a las estimaciones latitudinales específicas para Santiago (33° 27′ S), la isoterma 0 °C media anual se encuentra a 3.740 msnm, mientras que la línea de equilibrio media anual está a 3.970 msnm, siendo ambos valores representativos para comienzos del siglo XXI (período 2001 – 2005). Como no se cuenta con información detallada de estos parámetros en las estaciones de invierno y verano, y considerando la similitud entre las elevaciones de la isoterma cero y la línea de equilibrio en Santiago, se asumirá para ambos casos que su variación estacional en relación a las medias anuales es del orden +500 m en verano y -500 m en invierno, en concordancia con la franja observada en la figura 8. Asimismo, se asumirá que los cambios predichos en la elevación de la línea de equilibrio serán igualmente aplicables a la isoterma 0 °C.

Tabla 4: Isoterma cero y línea de equilibrio en Santiago, comienzos del siglo XXI

Anual Verano Invierno Isoterma 0 °C [msnm] 3.740 4.240 3.240 Línea de Equilibrio [msnm] 3.970 4.470 3.470

Fuente: Elaboración propia

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4.1.2. Cambios en las Precipitaciones

Análisis de datos entre 1900 y 2000 indican que no ha habido un cambio significativo en la cantidad de precipitaciones en Santiago (estación Santiago Quinta Normal), en contraste con las ciudades de La Serena, Valparaíso y Concepción, que han experimentado una disminución de las mismas en el mismo período de tiempo. Sin embargo, análisis de los períodos 1950 – 2000 y 1970 – 2000 sugieren un pequeño incremento en las precipitaciones al norte de los 33° S y 34° S, respectivamente, aunque dicho incremento no es estadísticamente significativo. Por otra parte, el estudio de precipitaciones a nivel diario en Chile central indica que los días del año donde ocurren precipitaciones han caído desde 1970. Por lo tanto, en el caso de Santiago, los eventos de precipitación se han vuelto menos frecuentes, pero más intensos en el último tercio del siglo XX (Carrasco et al, 2005).

4.1.3. Retroceso de Glaciares

El glaciar Echaurren Norte (33° 33’ S, 70° 08’ O, 3.750 msnm) se ubica en la vertiente occidental de la Cordillera de los Andes, en la parte superior de la cuenca del Maipo (Laguna Negra, subcuenca del río Yeso), frente a Santiago. Su superficie es de 40 hectáreas y, considerando que ha sido estudiado ininterrumpidamente desde 1974, convirtiéndolo en el glaciar sudamericano de período más largo de mediciones, resulta de particular interés su estudio para hacer un acercamiento local al fenómeno del cambio climático.

Del estudio “Balance de masa en el Glaciar Echaurren Norte, 1975-1992” (Escobar et al, 1995) y de un complemento de este último (Escobar et al, 1997) se observa que, en concordancia a los efectos del cambio climático global y local explicados en puntos anteriores, el glaciar ha experimentado un retroceso en términos de la diferencia entre acumulación y ablación. Para datos posteriores a 1997, se recurrió al World Glacier Monitoring Service (WGMS), con los que se complementó y corrigió la información previa.

Dado que los datos de la WGMS para el glaciar Echaurren Norte son sólo de balance de masa, no fue posible realizar una comparación de la evolución en acumulación y ablación para el período 1997 – 2007, comparación que sí fue posible hacer con los datos de Escobar. Con ellos, se vio que la ablación acumulada fue un 13,0% mayor a la acumulación total en el período 1974 - 1997.

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Figura 9: Balance de masa acumulado en el glaciar Echaurren Norte

Fuente: Elaboración propia

Cabe destacar que la abrupta caída en el balance acumulado neto, entre 1992 y 1999, coincide con el período en que se registraron las mayores elevaciones medias de la isoterma cero en Chile central, entre 1975 y 2001. En términos de precipitaciones, esta disminución también es consistente con la seguidilla de años secos que afectaron a Santiago a mediados y fines de la década de 1990, en donde las lluvias invernales en la estación Quinta Normal sumaron 225 mm en 1994, 163 mm en 1995, 158 mm en 1996, 630 mm en 1997 (año húmedo que coincide con el máximo local de balance acumulado neto entre 1995 y 2007), y 85 mm en 1998. Este último año se caracterizó por la falla en el abastecimiento de agua potable de la capital (SISS, 2009), y por cortes programados en el suministro eléctrico del Sistema Interconectado Central, como consecuencia de los bajos niveles de los embalses destinados a generación.

-10000

-8000

-6000

-4000

-2000

0

2000

74/7

5

76/7

7

78/7

9

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1

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3

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5

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7

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9

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1

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3

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5

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7

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9

00/0

1

02/0

3

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5

06/0

7

Bala

nce

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Año hidrológico

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4.2. Fluviometría

Para hacer un diagnóstico del comportamiento de las crecidas de origen pluvial a nivel histórico, se hizo uso de información proveniente de la estación fluviométrica “Río Maipo en El Manzano” (33° 36’ S, 70° 23’ O, 890 msnm), la cual se encuentra inmediatamente aguas abajo de la confluencia entre los ríos Maipo y Colorado, y cuya área de drenaje es de 4.968 km2, representando fielmente la subcuenca del Río Maipo Alto. Otra característica que hace de esta estación una referencia de interés es el hecho de que la Toma Independiente de Aguas Andinas, que es una de las de mayor importancia para la empresa y, por ende, de la población de Santiago, también se encuentra en las cercanías de la confluencia, por lo que cualquier evento reportado por la estación escogida es sentido casi idénticamente por la captación en cuestión.

Como primer acercamiento al estudio de crecidas, se presenta una media móvil de 20 años de los caudales instantáneos máximos semestrales de origen pluvial, en el período 1948 – 2009, y para el caudal medio semestral del período pluvial entre los años 1948 – 2004. Por período pluvial se entiende el intervalo de tiempo conformado por los meses de Abril, Mayo, Junio, Julio, Agosto y Septiembre, que son los que concentran la mayoría de los eventos de precipitación en Chile central.

Figura 10: Media móvil de 20 años para caudal medio e instantáneos máximos semestrales, estación Río Maipo en El Manzano (1948 – 2009)

Fuente: Elaboración propia

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Figura 11: Media móvil de 20 años para caudales instantáneos máximos semestrales absolutos, estación Río Maipo en El Manzano (1948 – 2009)

Fuente: Elaboración propia

La decisión de separar la serie de caudales en interpolados y absolutos, donde absoluto corresponde al máximo entre el caudal instantáneo máximo interpolado y el caudal instantáneo máximo extrapolado de la curva de descarga, radica en que el listado de extremos instantáneos mensuales y anuales elaborado por la DGA considera sólo este último, sin contemplar qué tan extrapolado está el caudal en cuestión, en caso de ser el máximo un dato extrapolado. Por lo tanto, al hacer esta discriminación, se tiene una cota inferior y una superior del caudal instantáneo máximo real, asumiendo que los datos interpolados son confiables, y que los extrapolados tienen una incerteza intrínseca, proporcional a su alejamiento de la curva de descarga utilizada como parámetro.

De la figura se ve que tanto el caudal medio semestral como los caudales instantáneos máximos, interpolados y absolutos de la curva de descarga, presentan una tendencia alcista, especialmente los últimos. El ensanchamiento abrupto de la brecha entre la curva interpolada y absoluta que se produce a partir de la media móvil 1972 – 1991, se debe a que en lo años 1991 y 1993 se registraron los caudales instantáneos máximos de mayor magnitud en toda la serie semestral. Los eventos en cuestión corresponden a los caudales registrados el 28 de mayo de 1991, con un caudal instantáneo máximo extrapolado de 1.430 m3/s (el máximo interpolado semestral de 1991 fue de 480 m3/s); y el 3 de mayo de 1993, con un caudal instantáneo máximo extrapolado de 1.110 m3/s (el máximo interpolado semestral de 1993 fue de 270 m3/s). Cabe mencionar que estos dos registros son los únicos que superan los 1.000 m3/s en todo el historial de caudales instantáneos 1946 – 2009, incluso considerando los 12 meses del año.

Con respecto a la capacidad máxima de agua que el río Maipo puede conducir en el sector de la Toma Independiente de Aguas Andinas, perfiles transversales de la zona indican que el cauce tiene capacidad para un caudal de 1.500 m3/s (Instituto Nacional de Hidráulica, 1989), por lo que los caudales máximos mencionados serían teóricamente registrables.

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Page 31: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

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En la siguiente tabla se resumen las diferencias entre caudales instantáneos máximos semestrales, interpolados y extrapolados, en los años que el máximo correspondió a un caudal extrapolado de la curva de descarga.

Tabla 5: Diferencias entre caudales instantáneos máximos semestrales

Año Q inst max interpolado [m³/s]

Q inst max absoluto [m³/s] ∆Q [m³/s]

1972 325 446 121 1976 96 128 32 1977 183 597 414 1978 438 573 135 1980 390 726 336 1982 699 816 117 1986 154 248 94 1987 380 726 346 1989 181 601 420 1991 489 1.430 941 1992 194 282 88 1993 268 1.110 842 1994 210 214 4 1997 127 187 60 2002 427 559 132 2005 297 444 147 2008 518 750 232 2009 230 518 288

Fuente: Elaboración propia.

No se incluyó la diferencia de alturas limnigráficas porque los máximos interpolados y extrapolados no se registraron necesariamente el mismo mes, por lo que las curvas de descarga utilizadas para cada caudal pueden ser distintas, incompatibilizando toda comparación a nivel de alturas.

Sólo se registraron extrapolaciones entre abril de 1999 y julio de 2002, agosto de 2003; y entre mayo de 2004 y abril de 2005. De ahí que varios de estos años no presenten comparación entre datos interpolados y extrapolados, dada la inexistencia de los primeros. Debido a esto, se hizo uso de los caudales extrapolados disponibles en los meses donde no existe interpolación alguna, para calcular la media móvil de caudales interpolados presentada anteriormente. Se consultó a la DGA el porqué de esta situación, que es exclusiva para los meses mencionados, pero no se recibió respuesta al respecto.

El hecho de que las primeras medias interpoladas y absolutas se hayan encontrado en torno a los 150 m3/s, y que tras un paulatino aumento de ambas a través de un período que en total abarca 62 años, se haya llegado a que las últimas medias se encontraron cercanas a los 270 m3/s, en el caso de los datos interpolados; y cercanas a los 400 m3/s, en el caso de los instantáneos máximos absolutos, motivó a evaluar la calidad de los registros fluviométricos instantáneos a nivel horario, con el fin de encontrar algún posible nexo entre éstos y el abrupto aumento en la magnitud de las crecidas en un período de tiempo inferior a un siglo.

Page 32: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

26

4.2.1. Calidad de los Registros Fluviométricos Históricos en la Estación Río Maipo en El Manzano

De acuerdo a lo mencionado anteriormente, este trabajo de título tiene como prioridad el estudio de las crecidas de origen pluvial por sobre las crecidas estivales, que son de origen nival. Con el propósito de evaluar la calidad de las mediciones hechas hasta 2009, se revisó la fluviometría histórica de caudales instantáneos a nivel horario en la estación Río Maipo en El Manzano, para los meses de Abril, Mayo, Junio, Julio, Agosto y Septiembre. Del conjunto de datos estudiados se distinguieron dos subconjuntos: el período comprendido entre 1948 y 1967, y el período comprendido entre 1968 y 2009. El primero se caracterizó por un gran número de series mensuales incompletas o vacías, es decir, períodos de días o semanas en que no se midió en lo absoluto; mientras que el segundo período (1968 – 2009) contó con más regularidad en cuanto a series mensuales completas.

En las siguientes tablas se resume el recuento de series mensuales completas (todos los días con mediciones), incompletas (al menos un día sin mediciones), vacías (ningún día con mediciones) y parcialmente completas, para los períodos 1948 – 1967 y 1968 – 2009. Se definió “serie parcialmente completa” como aquella serie mensual incompleta que carece de un máximo de 5 días con mediciones (es decir, tiene aproximadamente un 85% de los días con mediciones), y que no tiene más de 3 días seguidos sin mediciones (es decir, no puede tener más de un 10% de días seguidos sin mediciones).

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Al comparar estas tablas con las medias móviles de 20 años mostradas en las figuras 10 y 11, se observa que el año en que la calidad de las mediciones empieza a mejorar (1968) coincide con el aumento de la brecha entre caudales instantáneos máximos interpolados e instantáneos máximos absolutos. Esto sugiere que es probable que el cambio abrupto observado en las medias móviles de los caudales instantáneos máximos se deba, en parte, a factores climáticos, y en forma no despreciable a la calidad de los datos tomados desde 1968, año en que también se registró una de las mayores sequías documentadas en la historia de Santiago, que a su vez explicaría el porqué de la mejoría en la regularidad de los registros, en el sentido de que la gran sequía habría levantado la voz de alerta y actuado como motivación para tener mediciones más completas y consistentes. Luego, dado que las primeras dos décadas de registros cuentan sólo con un 43,3% de series mensuales completas o parcialmente completas, en contraste con el período 1968 – 2009, que tiene un 92,9% de sus series mensuales completas o parciamente completas, resulta razonable suponer que varias de las crecidas de origen pluvial del período 1948 – 1967 hayan ocurrido sin ser registradas, quedando como máximo instantáneo absoluto un caudal cuya magnitud se encuentra minorada. Luego, resulta apropiado observar la tendencia entre 1968 y 2009, por ser un período de 42 años que contiene información más consistente que el período histórico de 1948 a 2009.

Figura 12: Media móvil de 20 años para caudal medio e instantáneos máximos semestrales, estación Río Maipo en El Manzano (1968 – 2009)

Fuente: Elaboración propia

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Tabla 8: Variación entre medias de 20 años para caudales instantáneos máximos interpolados

Abr May Jun Jul Ago Sep Semestre Media 1968 - 1987 [m³/s] 106 120 144 166 122 112 240

Media 1990 - 2009 [m³/s] 113 163 142 151 138 124 267

Variación [%] 5,9% 35,9% -1,4% -9,0% 12,6% 10,9% 11,4%

Fuente: Elaboración propia

Tabla 9: Variación entre medias de 20 años para caudales instantáneos máximos absolutos

Abr May Jun Jul Ago Sep Semestre Media 1968 - 1987 [m³/s] 132 136 155 211 126 112 319

Media 1990 - 2009 [m³/s] 119 274 155 169 149 141 397

Variación [%] -9,8% 101,1% -0,2% -19,8% 18,1% 26,3% 24,4%

Fuente: Elaboración propia

Si bien se produjo un aumento del 24,4% en la media de 20 años de los caudales instantáneos máximos absolutos, ese aumento no es homogéneo en todos los meses estudiados, apreciándose variaciones negativas en los meses de Abril y Julio; una práctica invariabilidad en el mes de Junio (-0,2%), y variaciones al alza en los meses de Mayo, Agosto y Septiembre. El aumento más significativo fue experimentado por el mes de Mayo, con una variación del 101,1%, fuertemente influenciado por los valores extremos de 1991 y 1993, que sobrepasaron los 1.000 m3/s.

A modo de aclaración, la omisión de los años 1988 y 1989 de las tablas anteriores se debió exclusivamente a que las medias consideradas fueron de 20 años, y el total de años entre 1968 y 2009 es 42. De esta forma, si se consideran los primeros y últimos 20 años de la serie, quedarán excluidos dos datos, que corresponden a los años 1988 y 1989.

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4.3. Evidencia Documental de Crecidas Catastróficas y Eventos Afines

4.3.1. Evidencia Documental de Caudales Extremos de Gran Magnitud

Asumiendo que el cauce del río Maipo a la altura de la Toma Independiente puede conducir caudales máximos en torno a los 1.500 m3/s, tal como indicó el INH, por el momento no existiría necesidad de cuestionar la calibración de las curvas de descarga hecha por la DGA. Sin embargo, se consideró relevante la revisión de cobertura mediática e información documental de todas las crecidas entre Abril y Septiembre, desde 1968 a 2009, cuya magnitud superó los 500 m3/s, para verificar su real ocurrencia, descartar que los máximos registrados correspondieran a algún error de medición en la estación, y dejar en evidencia las consecuencias catastróficas que ellas conllevan. Los eventos anteriores a 1993 fueron confirmados mayoritariamente a partir de su referencia en el libro “Catástrofes en Chile 1541-1992” (Urrutia y Lanza, 1993), y eventos ocurridos durante o después de 1993 fueron confirmados a partir de artículos publicados en diarios nacionales.

La lista de crecidas cuya magnitud se ajusta al criterio de búsqueda es la siguiente:

4.3.1.1. Sequía de 1968

Si bien no corresponde a una crecida, se consideró importante incluir este evento que marca el inicio de las mediciones de mejor calidad en la estación Río Maipo en El Manzano, para reforzar la idea de que esta sequía motivó a mejorar la continuidad y consistencia de los registros.

“La peor sequía en 100 años” y “Terremoto seco” fueron algunos de los titulares de los diarios en Julio de 1968, para graficar el problema del agro, ganadería, electricidad, alimentación, industria, minería y prácticamente de todos los rubros del quehacer nacional afectados por la falta de agua. El problema comenzó en 1967, año relativamente seco, en que, por ejemplo, en el sector de Lagunillas (RM), hubo sólo 27 cm de nieve, en circunstancias que normalmente llegaba a los 130 cm. Al año siguiente, Lagunillas estaba totalmente desprovisto de nieve en el mes de Julio.

Las pérdidas en el sector agrícola se estimaron en 1.010.000 quintales métricos de papas, 280.000 quintales métricos de arroz, 770.000 quintales métricos de maíz, entre otros. Debido a la falta de agua y pasto, la ganadería sufrió la pérdida de 100.000 vacunos y 1.000.000 de ovinos, mientras que las cabezas de ganado sobrevivientes experimentaron bajas de peso que diezmaron la producción de lana, con pérdidas estimadas en 2.100 toneladas; y de leche, con 98.000.000 de litros menos.

El déficit de agua superficial en ríos, lagos y lagunas fue del 80% en la zona de crisis, comprendida entre Valparaíso, Aconcagua y Santiago, ciudad en que el descenso de las aguas subterráneas fluctuó entre 2 y 13 metros.

Los principales embalses quedaron casi secos: en Julio de 1968, los tranques Tutuvén (VII región) y La Paloma (IV región) estuvieron a un 13,9% y 5,3% de sus

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31

respectivas capacidades. Para Diciembre del mismo año, los embalses Cogotí (IV región) y Peñuelas (V región) alcanzaron el 2,8% y 55,3% de capacidad, respectivamente. El déficit de energía hidroeléctrica gatillado por esta situación, hizo que las centrales termoeléctricas de Ventanas, Renca y Laguna Verde funcionaran a máxima capacidad, consumiendo toda la producción y reservas carboníferas de Lota-Schwager, al punto que tuvo que importarse 250.000 toneladas del mineral desde EE.UU., Polonia y Alemania Federal.

4.3.1.2. 22 de Julio de 1977 (caudal máximo instantáneo de 598 m3/s)

Entre el miércoles 20 y la mañana del 22 de Julio de 1977, llovió más de 50 horas sin parar, desde La Serena hasta Puerto Montt, dejando un saldo de 11 muertos, 16.800 damnificados (14.000 de ellos en la RM), muchos de ellos aislados debido al desborde de 53 ríos y esteros, además de algunos embalses y tranques. En vialidad, se produjo deterioro en 58 puentes y se cortaron 98 caminos que fragmentaron la carretera Panamericana.

En el sector oriente de la Región Metropolitana, el reblandecimiento del terreno originó el desprendimiento de piedras de hasta 700 kg de peso, las que fueron a dar al puente Luis Pasteur, sobre el río Mapocho, azotando y cortando sus pilotes, lo que dejó aislado a todo el sector de Lo Curro.

4.3.1.3. 28 de Julio de 1978 (caudal máximo instantáneo de 573 m3/s)

14 días de lluvia en el sur y una semana en la zona central, durante el mes de Julio de 1978, dejaron por lo menos 8 muertos y 4.000 damnificados. Se descompusieron más de 4.000 teléfonos, hubo daños en puentes y túneles, mientras que el reblandecimiento de la tierra, los derrumbes y la crecida de los ríos provocaron problemas en los caminos.

Al cortarse el puente sobre el río Tinguiririca, deteriorarse la carretera Panamericana Norte en varios tramos, más la obstrucción de los túneles Lo Prado y Zapata, la ciudad de Santiago quedó aislada y decenas de camiones a la altura de Angostura quedaron sin poder llegar a la capital. Portillo y Lagunillas también quedaron aislados.

4.3.1.4. 17 de Abril de 1980 (caudal máximo instantáneo de 726 m3/s)

En Abril de 1980, un sistema frontal se extendió desde la II a la VIII región, con un saldo de 34 muertos, 18 heridos, 53 desaparecidos, 926 viviendas dañadas, 23 destrozadas y 4.396 damnificados. A mediados del mismo mes, el mal tiempo causó daños materiales, principalmente en Valparaíso, donde 18 pescadores murieron tras naufragar sus embarcaciones. En Santiago, el ventarrón con rachas de más de 100 km/h botó árboles y ramas, dañando los tendidos de energía eléctrica y teléfonos, suspendiéndose ambos suministros durante varias horas.

4.3.1.5. 27 de Junio de 1982 (caudal máximo instantáneo de 816 m3/s)

Entre el 25 y el 28 de Junio de 1982, un sistema frontal se extendió entre la IV y la VII región. Hubo 18 muertos, 802 heridos. 18.474 personas damnificadas, 578 viviendas

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destruidas y 3.161 dañadas. Se produjeron cortes en los suministros de energía eléctrica, agua potable, comunicaciones telefónicas e interrupción del alcantarillado. Se cortaron 61 tramos de caminos, se inundaron 9 pasos bajo nivel en Santiago, 23 ríos y canales salieron de sus cauces, hubo 58 puentes inhabilitados, la vía férrea se cortó en tres sectores de la VI región y 17 localidades quedaron aisladas. Los mayores daños se registraron el Región Metropolitana: el río Mapocho se desbordó en varios sectores, hacia el oriente a la altura del puente Lo Curro, inundando cientos de casas, los subterráneos de los edificios de departamentos y las principales calles de Las Condes; hacia el centro se desbordó a la altura del puente Pío Nono, anegando parte del sector céntrico de la ciudad, y hacia el poniente a la altura de la comuna de Quinta Normal. También se salieron de sus cauces el canal San Carlos y el Zanjón de la Aguada. La mayoría de las calles y avenidas de Santiago se convirtieron en verdaderos ríos. Diversos sectores y poblaciones quedaron varios días sin agua potable, sin luz y sin teléfonos. Los damnificados de la región sumaron más de 11.000 personas.

Un estudio realizado por un geógrafo de la Pontificia Universidad Católica, sobre este frente de mal tiempo, señala, en resumen, que un frente frontal cálido que significó que a niveles que en la cordillera normalmente las precipitaciones son en forma de nieve, esta vez fueron en forma de lluvia, provocando el rápido derretimiento de la nieve, que escurrió en forma de agua hacia la cuenca de Santiago.

4.3.1.6. 16 de Julio de 1982 (caudal máximo instantáneo de 613 m3/s)

A mediados de Julio, un nuevo frente de mal tiempo se extendió entre La Serena y Valdivia. En Santiago, las poblaciones más dañadas fueron las de Renca, San Miguel, Cerrillos, Lo Valledor, Pudahuel y la Gran Avenida, que se anegó en varios puntos entre San Miguel y La Cisterna.

4.3.1.7. 14 de Junio de 1987 (caudal máximo instantáneo de 726 m3/s)

Dos frentes de mal tiempo azotaron gran parte del país en Julio de1987: el primero se inicio el día 9, abarcando desde la V a la X región. El segundo empezó el día 18, extendiéndose hasta la II región. Entre los daños que dejaron ambos temporales hay que destacar que quedaron 116.636 damnificados, 50 muertos, 18 heridos; se desbordaron varios ríos, entre éstos, el río Mapocho; los caminos se cortaron en 172 puntos, se destruyeron puentes, decenas de localidades quedaron aisladas, faltó energía eléctrica en 18 lugares y en 42 sectores se cortó el sistema telefónico.

4.3.1.8. Alud en Cajón del Maipo en Noviembre de 1987

Este evento no pertenece al semestre pluvial, pero resulta de importancia mencionarlo, debido a sus consecuencias en el lecho del río Maipo. La ausencia de registros en la estación Río Maipo en El Manzano entre el 4 de Noviembre de 1987 y el 26 de Mayo de 1988, fechas entre las cuales la curva de descarga sufre un desplazamiento abrupto de aproximadamente 1,30 metros (basado en la comparación de las curvas de Julio de 1987 y Agosto de 1989), motivaron a investigar las causas del mismo.

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Por lo menos 35 personas, entre muertos y desaparecidos, fue el saldo que dejó una avalancha de nieve, agua, barro y piedras provenientes de la alta montaña, que se precipitó sobre un campamento en el sector de El Alfalfal, en el Cajón del Maipo, el 29 de Noviembre de 1987. Fueron cerca de 15 millones de metros cúbicos de material que se desprendieron de una ladera ubicada en la naciente del estero Parraguirre, en el sector de Las Juntas con el río Colorado, las que cayeron desde veinte metros de altura, a más de 100 km/h, las que arrasaron con las viviendas de madera del campamento de operarios que trabajaban en un proyecto hidroeléctrico de la zona.

El desastre dejó sin agua potable, por varios días, a Ñuñoa, Peñalolén, Isla de Maipo, San Luis de Macul, Puente Alto y La Florida, y a otros sectores con la mitad del suministro normal.

La información fue confirmada tras consultar a la DGA, que además informó que la estación fluviométrica fue destruida por el aluvión, pero fue reconstruida en el mismo lugar, con un cambio notorio en la sección transversal del río (Pastén, 2010).

Figura 13: Curvas de descarga para distintos eventos

Fuente: Elaboración propia

4.3.1.9. 24 de Agosto de 1989 (caudal máximo instantáneo de 601 m3/s)

No se encontró evidencia documental o mediática sobre esta crecida. Sin embargo, la precipitación máxima en 24 horas en la estación Santiago Quinta Normal se registró el día 23, con 30 mm caídos. Por otra parte, información de radiosonda de la estación Quintero indicó que la isoterma 0 °C alcanzó una elevación superior a 2.700 msnm el mismo día, lo que equivale a un área de drenaje de 1.890 km2 en la estación Río Maipo en El Manzano.

Por lo tanto, a pesar de que no se encontró evidencia documental, la exacta coincidencia entre la información fluviométrica, pluviométrica y de radiosonda, todas obtenidas de fuentes independientes, acusan la probable ocurrencia de una crecida, por lo que la información fluviométrica puede ser considerada válida.

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Junio 1982

Julio 1987

Agosto 1989

Mayo 1991

Junio 2000

Mayo 2008

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4.3.1.10. 28 de Mayo de 1991 (caudal máximo instantáneo de 1.430 m3/s)

Un sistema frontal comenzó el 28 de Mayo de 1991, extendiéndose desde Santiago hasta la VIII región. En la capital, las intensas precipitaciones provocaron el desborde del río Mapocho a la altura de Tabancura, dañando más de 2 km del camino en construcción, que ampliaba la avenida Santa María hacia el oriente. La carretera Panamericana Sur se cortó a la altura del río Tinguiririca, que al desbordarse destruyó los terraplenes.

Una explicación a la escasa información mediática de los eventos del 28 de Mayo de 1991 puede atribuirse a la ocurrencia del “Aluvión de Antofagasta”, el 18 de Junio del mismo año, evento mucho más catastrófico y que acaparó una muy superior cobertura documental y prioridad a nivel gubernamental, que el frente del mal tiempo que afectó a la capital. Otra prueba de la magnitud del frente del 28 de mayo se verifica en la crecida del río Melado (estación La Lancha, VII región), el mismo día: el caudal instantáneo máximo se estimó en 3.100 m3/s, el máximo histórico de esa estación, y que corresponde a un período de retorno de alrededor de 450 años (Arias, 2011).

4.3.1.11. 3 de Mayo de 1993 (caudal máximo instantáneo de 1.110 m3/s)

Durante mayo de 1993, fuertes temporales se produjeron entre la V y VI región. En la madrugada del día 3, las precipitaciones en altura, con temperaturas mayores a los de 15 °C, derritieron la nieve, provocando un desprendimiento de detritos que, en conjunto con la alta pendiente de la quebrada de Macul, favorecieron el arrastre de sedimentos. El aluvión provocado siguió el cauce de la quebrada, destruyendo todo asentamiento alrededor de ella. Se produjo el desborde de los canales San Carlos y Las Perdices, además del zanjón de La Aguada, inundando las poblaciones aledañas.

La catástrofe dejó un saldo de 26 muertos, 85 heridos y 8 desaparecidos. Materialmente, damnificó a 32.654 personas, siendo 3.486 albergadas. Las viviendas destruidas del sector fueron 307 y otras 5.610 fueron dañadas. Para evitar la ocurrencia de una catástrofe similar, se creó una zona de exclusión para la construcción en un radio cercano a la quebrada y su cauce. En noviembre de 1994 fueron construidas 7 piscinas decantadoras en el comienzo de la quebrada, las que son mantenidas y monitoreadas en épocas de intensas lluvias por el Ministerio de Obras Públicas.

4.3.1.12. 14 de Junio de 2000 (caudal máximo instantáneo de 548 m3/s)

Carabineros informó que el 75% de las vías de las comunas de La Reina, San Bernardo, Maipú y Pudahuel se volvieron intransitables a raíz del frente de mal tiempo que azotó desde la V a la X región a mediados de Junio de 2000.

En La Reina, el canal San Ramón se desbordó a la altura de calles Príncipe de Gales esquina Salvador Izquierdo, anegando la calzada e interrumpiendo totalmente el tránsito vehicular. En tanto, en San Bernardo se interrumpió el tránsito para todo tipo de vehículos por la ruta G-45 "San Bernardo-Alto Jahuel", debido al socavamiento de la carpeta asfáltica 10 metros al norte del puente Los Morros, que cruza el Río Maipo.

En Maipú se rebalsaron los colectores, los cuales se encontraban obstruidos con basura, lo que produjo que las villas Isabel Riquelme y Héroes de Iquique quedaran

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inundadas con un metro de agua sobre nivel. Por otra parte, en Pudahuel los lugares anegados fueron el campamento Lo Castillo, la villa Pablo VI y la villa Santa Cruz.

4.3.1.13. 25 de Mayo de 2002 (caudal máximo instantáneo de 559 m3/s)

A fines de Mayo de 2002, un frente de mal tiempo se produjo entre las regiones IV y X. En Santiago, los más de 63 milímetros caídos en 24 horas (25 de Mayo, estación Santiago Quinta Normal) provocaron rodados menores en la zona cordillerana y la interrupción del contacto con la comuna de San José de Maipo. Los sectores más afectados fueron Alto Jahuel en Pudahuel y El Arenal en Cerro Navia.

Los más de 50 centímetros de nieve en la vecindad del Paso Los Libertadores, junto con los rodados de piedras registrados en la jornada y lo resbaladizo del pavimento, obligaron a las autoridades de Vialidad del Ministerio de Obras Públicas a cerrar el paso fronterizo. Asimismo, las intensas precipitaciones en la capital motivaron a las autoridades a ordenar la rotura de la ataguía, ubicada en las cercanías del puente Purísima, que canalizaba al río Mapocho para la realización de los trabajos subterráneos de la autopista Costanera Norte.

Con respecto a las calles de Santiago, completamente inundadas y cerradas al tránsito de vehículos menores se encontraron los sectores de la Ruta 5 Sur con Toesca y avenida Grecia con la rotonda Quilín, entre otras calles en distintas comunas. A ello, se sumó los anegamientos de los pasos bajo nivel de Exposición con Antofagasta, Línea Férrea con Lo Sierra, Callejón Lo Ovalle, y Departamental con avenida Mayor.

4.3.1.14. 23 de Mayo de 2008 (caudal máximo instantáneo de 750 m3/s)

El 23 de mayo de 2008, un sistema frontal con intensas precipitaciones azotó la zona centro sur del país. En la Región Metropolitana se produjo el desborde del canal San Ramón, en La Reina; y del río Angostura, en el sector de Paine, sumado al anegamiento de calles, avenidas y pasos bajo nivel en varias comunas de Santiago.

El súbito incremento de la turbiedad en las aguas del río Maipo, de 150 a 23.500 UNT en pocas horas, dejó fuera de operación a la Planta de Producción de La Florida, por lo que la capacidad de producción de agua potable de Aguas Andinas se redujo en un 50% por varios días, dejando sin suministro a 10 comunas de la capital y disminuyendo la presión de la red en los sectores que no sufrieron cortes. A raíz de los hechos, se decretó la suspensión de las clases en las 52 comunas de la región.

4.3.1.15. 4 de Junio de 2008 (caudal máximo instantáneo de 577 m3/s)

Un sistema frontal que abarcó de la V a la X región se dejo caer el día 3 de Junio, siendo sus consecuencias menos graves que las dejadas por el frente de Mayo del mismo año: dos pistas en la calzada sur de la Costanera Andrés Bello, antes de Suecia, presentaron daños porque cedió el pavimento; y se registró mal funcionamiento de semáforos en diversas comunas de la capital, así como tránsito vehicular lento en varias avenidas.

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Debido al aumento súbito del caudal, el Canal de Ramón estuvo cerca de desbordarse, lo que obligó, como medida preventiva, a cortar el tránsito en Príncipe de Gales con Vicente Pérez Rosales, en dirección a Tobalaba.

4.3.1.16. 6 de Septiembre de 2009 (caudal máximo instantáneo de 518 m3/s)

Durante los primeros días de Septiembre de 2009, intensas precipitaciones se dejaron caer entre las regiones V y IX. El día 6, la isoterma 0 °C de la zona precordillerana de Santiago se estimó en 2.900 msnm, que, junto a los casi 53 mm de agua caídos el mismo día, generaron un alud de agua, rocas, ramas y barro, que a la postre seria conocido como el “Aluvión de Farellones”, y cuyo saldo fue de una víctima fatal y una desaparecida; obstaculización del camino a Farellones, la evacuación preventiva de 40 personas, y daños materiales a 5 viviendas del sector. Durante el mismo día, otro evento de similares características de manifestó en el sector de El Arrayán, destruyendo 5 casas y dejando 21 damnificados.

En la capital, los canales Las Perdices, en Peñalolén; y De Ramón, en La Reina, se salieron de sus cauces y arrastraron ramas y piedras por las calles de ambas comunas. El agua escurrió por las avenidas, aunque no ingresó a las viviendas.

El catastro de las situaciones de emergencia a nivel nacional fue el siguiente: 2 personas fallecidas, una lactante desaparecida, 414 personas damnificadas, 80 personas aisladas, 23 viviendas con daño menor habitable, 57 viviendas con daño mayor no habitable y 156 viviendas destruidas, sumado al cierre de 23 puertos, para embarcaciones menores.

Un punto a destacar es que, antes de 1970, se tienen al menos 22 años de registros fluviométricos sin ninguna crecida por sobre los 300 m3/s (el máximo instantáneo del período 1948 – 1970 es de 286 m3/s, en 1961). Esto puede ser, en parte, atribuible a la poca fidelidad e inconsistencia de las mediciones previas a 1968, como se discutió anteriormente.

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4.3.2. Evidencia Documental de Crecidas No Registradas por la Estación Río Maipo en El Manzano

Entre 1968 y 2009, hay períodos de días o semanas en que la estación fluviométrica carece de registros. Para discriminar si dichas brechas correspondieron a eventos extremos que inhabilitaron la capacidad de medición, o bien a períodos de mantención o agotamiento de la tinta del limnígrafo, se procedió a buscar evidencia documental de crecidas en los períodos de tiempo antes mencionados.

4.3.2.1. Junio – Julio de 1974 (estación carece de mediciones entre el 28/06 y el 07/07)

25 muertos, miles de damnificados, 134 edificios públicos inhabitables, 20.500 casas perdidas, 64 puentes dañados, 850 km de caminos y 23 tramos ferroviarios destruidos dejó el temporal de lluvia y viento que azotó desde Valparaíso hasta Osorno entre el 25 de Junio y los primeros días de Julio de 1974. En la provincia de Santiago, casi todas las comunas resultaron anegadas.

La crecida más grande hasta esa fecha es de 446 m3/s (Mayo de 1972), por lo que esta crecida debió ser mayor a este valor.

4.3.2.2. Junio de 1986 (estación carece de mediciones entre el 04/06 y el 03/07)

Un temporal de viento, lluvia y nieve se desató entre el 15 y el 17 de Junio de 1986, aislando las regiones V, VI, VII, VIII y Metropolitana. Hubo 15 muertos, 54.795 personas damnificadas, 1.421 viviendas destruidas, 11.145 viviendas dañadas e importantes cortes en el suministro de agua potable en Santiago. Se desbordaron los ríos Mapocho, Maipo y Tinguiririca. Se produjeron destrozos en la carretera Panamericana Sur y en la vía férrea, que impidieron el tráfico hacia el sur por al menos 10 días. Decenas de pueblos y comunidades quedaron aislados, y hubo serios daños en agricultura. Fueron declaradas “zonas de catástrofe” 18 comunas de la Región Metropolitana y todas las comunas de las VI y VII regiones.

La crecida más grande hasta esa fecha es de 816 m3/s (Junio de 1982), por lo que esta crecida debió ser mayor a este valor. Estimaciones presentadas en el IX Congreso Chileno de Ingeniería Hidráulica (1989) sugieren un caudal máximo instantáneo del orden de 2.000 m3/s (Vega, 1989), lo que parece ser una sobreestimación si se toma como referencia la capacidad aproximada del cauce, de 1.500 m3/s, calculada por el INH. Por lo tanto, considerando que esta crecida provocó el desborde del río Maipo, puede suponerse que su magnitud fue del orden de 1.500 m3/s, comparable a la crecida de Mayo de 1991.

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4.4. Precipitaciones

Otro indicador útil para dilucidar el incremento de magnitud en las crecidas son las precipitaciones, que para efectos de este trabajo serán obtenidas desde dos estaciones distintas: estación Santiago Quinta Normal (33° 26' S, 70° 41' O, 520 msnm) y estación San José de Maipo (33° 38' S, 70° 21' O, 940 msnm), ambas dependientes de la Dirección Meteorológica de Chile. La primera fue escogida por ser representativa de la ciudad de Santiago y por ser la estación con el registro más extenso del país, con mediciones anteriores al siglo XX, lo que permite ver tendencias en un intervalo de tiempo mayor. La segunda estación fue considerada por estar ubicada en las cercanías de la estación fluviométrica Río Maipo en El Manzano, dando una mejor aproximación de las precipitaciones que caen en la subcuenca de la misma.

Las siguientes figuras entregan la media móvil de 20 años para precipitaciones semestrales totales y precipitaciones máximas semestrales en 24 horas. Los períodos abarcados van de 1920 a 2008, en el caso de Santiago Quinta Normal; y de 1975 a 2008 en el caso de San José de Maipo, que corresponden a la totalidad de los registros en esta última estación.

Figura 14: Media móvil de 20 años para precipitación semestral total (Abril – Septiembre)

Fuente: Elaboración propia

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Quinta Normal San José de Maipo

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Figura 15: Media móvil de 20 años para precipitación máxima en 24 horas (Abril – Septiembre)

Fuente: Elaboración propia

Tanto para las precipitaciones totales semestrales, como para las máximas en 24 horas, llama la atención el valle que se produce en la tendencia de los registros de la estación Santiago Quinta Normal, entre las medias móviles de 1924 – 1943 y 1968 – 1987. Parte del valle se explica por las escasas precipitaciones otoñales e invernales registradas en los períodos 1923 – 1924, 1937 - 1939, 1945 – 1946, 1953 – 1956, 1959 - 1961, y 1967 – 1969, en los cuales la lluvia caída total no excedió los 100 mm en 6 meses (Abril – Septiembre). Asimismo, el ligero incremento de las precipitaciones a partir de fines de la década de 1960 es consistente con las observaciones de Carrasco, discutidas en el capítulo IV.

A priori, se observa una similitud en la tendencia de las medias móviles de ambas estaciones pluviométricas, en el período 1975 - 2008. Este comportamiento se hizo más evidente tras correlacionar las precipitaciones, tanto a nivel mensual como a nivel semestral. La cantidad de datos correlacionados varió para cada mes, dado que no necesariamente hubo precipitaciones en todos los meses del semestre pluvial de un determinado año, hecho que destaca más en los meses de Abril y Septiembre. Otro punto a considerar es la inexistencia de anuario climatológico para el año 1979 (confirmado por la DMC tras consulta en la biblioteca de la institución), y que los anuarios climatológicos de 1977 y 2007 no incluyen registros de la estación San José de Maipo, razón por la cual el máximo de datos comparados es 31, siendo que el período completo considera un total de 34 años.

La siguiente tabla contiene un resumen de la correlación hecha entre ambas estaciones. La columna “R2 período” contiene los coeficientes de correlación obtenidos al comparar las precipitaciones totales mensuales y semestrales, mientras que la columna “R2 max 24 h” contiene los coeficientes resultantes de comparar las precipitaciones máximas en 24 horas registradas a nivel mensual y semestral.

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Quinta Normal San José de Maipo

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Tabla 10: Correlación de precipitaciones, estación Santiago Quinta Normal versus estación San José de Maipo (1975 – 2008)

Censo Riego [%] Praderas naturales [%] Estéril [%] Infraestructura

[%]

1930 0,58% 55,4% 44,0% -

1935 0,61% - 84,3% -

1955 0,29% 48,5% 26,3% -

1965 0,24% 23,0% 74,4% -

1975 0,18% 16,4% 79,5% 0,03%

1997 0,17% 14,6% 76,1% 0,36%

2007 0,16% 3,3% 71,7% 0,15%

Fuente: Elaboración propia

De acuerdo a los coeficientes obtenidos, se constata una buena correlación positiva entre las precipitaciones totales mensuales y semestrales en el período 1975 – 2008, con un R2.mayor o igual a 0,75 en todos los casos En cuanto a las precipitaciones máximas en 24 horas, la correlación es buena para los meses de Mayo, Junio y Agosto (R2.mayor a 0,66); regular para el mes de Abril y para el semestre completo, con un R2.de 0,54 y 0,48, respectivamente; y mala para los meses de Julio y Septiembre, cuyos coeficientes de correlación son inferiores a 0,33. La peor correlación entre máximos en 24 horas puede estar fuertemente influenciado por el hecho de que la estación Santiago Quinta Normal se ubica en la Depresión Intermedia, libre de obstáculos para las nubes, mientras que la estación San José de Maipo se encuentra en el sector cordillerano andino, donde las montañas distorsionan la homogeneidad de la intensidad de las precipitaciones, situación que no ocurre en la primera.

Para efectos de establecer una comparación equivalente a la hecha con las medias de 20 años para los caudales de la estación Río Maipo en El manzano, se elaboraron las siguientes tablas:

Tabla 11: Variación entre medias de 20 años para precipitaciones mensuales totales (Quinta Normal)

Abr May Jun Jul Ago Sep Semestre Media 1968 - 1987 [mm] 10,2 57,7 81,8 95,0 42,4 20,3 307,4

Media 1989 - 2008 [mm] 21,2 56,4 84,4 64,7 54,2 28,9 309,7

Variación [%] 107,4% -2,2% 3,2% -31,9% 27,8% 42,6% 0,8%

Fuente: Elaboración propia

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Tabla 12: Variación entre medias de 20 años para precipitaciones máximas en 24 horas (Quinta Normal)

Abr May Jun Jul Ago Sep Semestre Media 1968 - 1987 [mm/24 h] 7,5 26,7 29,8 30,2 21,6 12,8 48,6

Media 1989 - 2008 [mm/24 h] 12,6 24,1 32,6 27,4 25,1 13,9 48,8

Variación [%] 68,8% -9,8% 9,3% -9,5% 16,6% 8,5% 0,4%

Fuente: Elaboración propia

En comparación a la variación del 24,4% observada en los caudales instantáneos máximos, las precipitaciones totales y máximas en 24 horas a nivel semestral no han experimentado cambios significativos. Donde sí se ve un cambio es a nivel mensual, en ambos casos, especialmente en el mes de Abril. Otro punto a considerar es el contraste entre el significativo aumento de las crecidas en el mes de Mayo (101,1%), versus la práctica invariabilidad de las precipitaciones en el mismo mes (-1,3 mm o -2,2% en las precipitaciones totales, y -2,6 mm o -9,8% en la intensidad de las precipitaciones máximas en 24 horas), para el período 1968 – 2009.

De acuerdo a los resultados observados en precipitaciones, uso de suelo y radiosonda, el aumento en la magnitud de las crecidas no puede ser atribuido al cambio en las precipitaciones, sino al alzamiento de la línea de equilibrio y de la isoterma cero, demostrado por Carrasco; y, en menor parte, al cambio en el uso de suelo en la comuna de San José de Maipo sugerido por la información censal.

Eventos de elevación súbita de la isoterma 0° C entre Abril y Septiembre, donde a la vez ocurran precipitaciones intensas, pueden conllevar una serie de consecuencias que gatillan crecidas de alta turbiedad, de características catastróficas desde el punto de vista estructural, civil, vial, como con respecto a la continuidad del servicio de agua potable. Las zonas montañosas que son incluidas como área de drenaje al elevarse la isoterma, generalmente nevadas en las estaciones de otoño e invierno, aportan gran cantidad de terreno por metro de altura, especialmente entre los 2.000 y 4.000 msnm, donde la elevación en un metro aporta con poco más de 1,8 km2 de superficie de drenaje adicional. Luego, incluso si las precipitaciones no han experimentado un cambio significativo de su intensidad en el tiempo, el área adicional incluida por la elevación de la isoterma se traduce en una mayor cantidad de agua precipitada y una menor cantidad de nieve acumulada.

Además, la incorporación de terrenos nevados al área de drenaje propicia el derretimiento de la misma por parte de la lluvia que cae, haciendo que el caudal incorporado sea mayor al caudal generable exclusivamente por la lluvia, lo que incrementa el riesgo de crecidas y aluviones. La escasa vegetación de estos terrenos montañosos, homologables a estériles para efectos prácticos, sumada a la alta pendiente de los mismos, favorece la escorrentía con limitada infiltración y la tendencia a fluir en régimen supercrítico, generando mayor socavación y arrastre de sedimentos, que implican un incremento significativo de la turbiedad de las aguas usadas como materia prima en la producción de agua potable.

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Figura 16: Curva hipsométrica de la cuenca, entre los 2.000 y 4.000 msnm

Fuente: Elaboración propia

Esta figura tiene la única función de respaldar lo dicho anteriormente, con respecto a la adición de área de drenaje conforme aumenta la altura entre los 2.000 msnm y los 4.000 msnm, y está incluida en la curva hipsométrica que se considera más adelante.

y = 1,8x - 3.429,1R² = 0,98

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Cota [m]

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V. Eventos de Turbiedad, Análisis de Frecuencia y Escenarios Futuros

5.1. Curva Hipsométrica de la Subcuenca drenada por la Estación Río Maipo en El Manzano

Con el fin de establecer el área drenada por la estación en determinadas fechas, en función de la elevación de la isoterma cero proporcionada por las estaciones de radiosonda Quintero y Santo Domingo, se hizo uso de la curva hipsométrica elaborada por González (González, 2010), caracterizada a continuación.

Tabla 13: Curva hipsométrica de la estación Río Maipo en El Manzano

Cota [msnm]

Área Cuenca [Km2]

Área Superior [Km2]

Área Cuenca [%]

855 0 4.873 0%

1.000 13 4.860 0,3%

1.250 71 4.802 1,5%

1.500 178 4.695 3,7%

1.750 333 4.540 6,8%

2.000 528 4.345 10,8%

2.250 774 4.099 15,9%

2.500 1.081 3.792 22,2%

2.750 1.464 3.409 30%

3.000 1.937 2.936 39,7%

3.250 2.487 2.386 51%

3.500 3.088 1.785 63,4%

3.750 3.627 1.246 74,4%

4.000 4.061 812 83,3%

4.250 4.355 518 89,4%

4.500 4.552 321 93,4%

5.600 4.858 15 99,7%

Fuente: González (2010)

Gráficamente, la curva puede ser representada por dos polinomios, que describen la curva desde los 855 m hasta los 3.500 m, y desde los 3.500 m hasta los 5.600 m, respectivamente.

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44

Figura 17: Curva hipsométrica de la estación Río Maipo en El Manzano

Fuente: Elaboración propia

Ecuación 1: Curva hipsométrica de la estación Río Maipo en El Manzano

� � � �� ������ ���� ��� � �� �� � ����� �� � � �������� ���� �������� ��������� ���� ��� ��� � �� �� ���� ��� ��� ���� ���� �� � � ��� ������� ��� ������

Donde � es el área de drenaje que abarca la subcuenca de la estación fluviométrica Río Maipo en El Manzano [km2], y es la elevación de la isoterma 0 °C [msnm], medida a través de radiosonda en las estaciones de monitoreo Quintero y Santo Domingo (University of Wyoming Atmospheric Soundings). En ambos casos, el coeficiente de determinación R2 es superior a 0,999, lo que da validez a la modelación.

5.1.1. Crecidas y Área de Drenaje

Con el área de drenaje en función de la elevación de la isoterma 0 °C y con información pluviométrica extendida hasta el día anterior a los eventos de crecida, es posible establecer relaciones entre el caudal instantáneo máximo y otros parámetros. En la siguiente tabla se resumen los parámetros más relevantes en relación a los eventos de crecida, definidos como aquellos eventos cuyo caudal instantáneo máximo haya sido mayor o igual a 450 m3/s, entre Abril y Septiembre de los años 1968 a 2009.

0

1000

2000

3000

4000

5000

6000

0 1000 2000 3000 4000 5000 6000

Áre

a dr

enad

a [k

m²]

Cota [m]

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45

Tabla 14: Eventos de crecida entre Abril y Septiembre, período 1968 – 2009

Año Mes Día Q inst max [m³]

Pp 24 h [mm]

Pp 48 h [mm]

Isoterma 0 °C

[msnm]

Área drenada

[km²] 1977 Julio 22 597 25,8 45,8 2.581 1.235 1978 Julio 18 573 7,6 26,4 2.889 1.753 1980 Abril 10 726 17,6 33,6 3.291 2.569 1982 Junio 27 816 50,1 85,2 2.522 1.146 1982 Julio 16 613 15,8 38,7 2.838 1.660 1987 Julio 14 726 57,0 102,8 3.015 1.992 1989 Agosto 24 601 30 47,4 2.813 1.617 1991 Mayo 28 1.430 2,0 15,4 3.532 3.164 1993 Mayo 3 1.112 14,6 17,5 3.973 4.017 2000 Junio 14 548 55,2 101,3 2.511 1.130 2000 Junio 30 530 22,1 42,1 2.519 1.142 2002 Mayo 25 559 63,5 63,8 3.294 2.575 2002 Agosto 25 467 15,4 16,8 3.195 2.358 2006 Julio 12 472 29,0 48,3 2.925 1.820 2008 Mayo 23 750 35,7 36 3.487 3.023 2009 Septiembre 6 518 19,2 34,7 2.528 1.155

Fuente: Elaboración propia

El área drenada se calculó en función de la elevación de la isoterma cero de cada evento, a partir de la ecuación 1. “Pp 24 h” y “Pp 48 h” indican las precipitaciones registradas 24 y 48 horas antes de la crecida, respectivamente. Como no se contó con registros de precipitación a nivel horario, las precipitaciones acumuladas en 24 y 48 horas se calcularon como una proporción de las precipitaciones diarias, ocurridas hasta la hora en que se registró el caudal instantáneo máximo.

De la tabla se ve que el mes de Junio de 2000 fue escenario de dos crecidas cuyos caudales superaron los 500 m3/s, y cuyas áreas de drenaje, prácticamente iguales, aproximan a 1.100 km2. Su única diferencia significativa son las dos semanas que los separan temporalmente, y la intensidad de sus precipitaciones, acaparando la primera crecida más del doble de las precipitaciones que acaparó la segunda. Parte de este fenómeno puede explicarse del estado de saturación del suelo al momento de ocurrir la segunda crecida, pero esto se discutirá más ampliamente en el apartado “Eventos de turbiedad y área de drenaje”.

Tomando todos lo eventos de crecidas, con la excepción de la crecida de Agosto de 2002, por ser un valor atípico, se procedió a hacer una regresión de múltiples variables, obteniéndose lo siguiente:

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Ecuación 2: Caudal instantáneo máximo en función de las precipitaciones y el área drenada

� � �� � � � � �� ���� � � �� ���� � � � ��

Donde � representa el caudal instantáneo máximo del evento [m3/s], � las precipitaciones registradas 48 horas antes de la crecida [mm], en la estación Santiago Quinta Normal; y � el área de drenaje que abarca la subcuenca de la estación Río Maipo en El Manzano [km2].

Tabla 15: Estadísticos de la ecuación 2

R² 0,67 Error estándar de Q [m³/s] 165 Estadístico F 7,59 F crítico (95% de confianza) 3,59 Probabilidad de que un F mayor se produzca por azar [%] 0,5%

Fuente: Elaboración propia

Figura 18: Caudal instantáneo máximo en función de las precipitaciones y el área drenada

Fuente: Elaboración propia

A pesar de ser netamente empírica y carecer de sentido físico, la ecuación 2 logra establecer una relación estadísticamente confiable entre la magnitud de una crecida, el área de drenaje de la subcuenca y las precipitaciones registradas 48 horas antes del evento.

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5.1.2. Eventos de Turbiedad y Área de Drenaje

Se dispuso de registros de turbiedad entre 1997 y 2008, proporcionados por el Estudio Tarifarios de la Empresa Sanitaria Aguas Andinas S.A. (período 2010 – 2015), los que fueron complementados con información pluviométrica, fluviométrica, hipsométrica y de radiosonda. En la siguiente tabla se resumen los parámetros más relevantes en relación a los eventos de turbiedad entre Abril y Septiembre de los años mencionados anteriormente. Por evento de turbiedad se entiende la cantidad de horas consecutivas en que la turbiedad del río Maipo supera las 1.000 UNT.

Tabla 16: Eventos de turbiedad entre Abril y Septiembre, período 1997 – 2008

Año Mes Días Duración [horas]

Día Pp max 24 h [mm]

Pp evento [mm]

Pp mensual

[mm]

Turbiedad media [UNT]

Q inst max

[m³/s]

Isoterma 0 °C

[msnm]

Área drenada

[km²] 1997 Abril 24 - 25 44 23 0,5 0,5 11.179 165 4.159 4.258 2000 Abril 14 - 15 17 13 2,3 17,6 3.429 76 3.070 2.101 2000 Junio 12 - 14 52 13 144,5 261,5 3.345 548 2.307 851

2000 Junio 30/06 - 01/07 27 13 31,7 261,5 3.063 530 2.400 972

2001 Abril 14 9 13 13,5 16,1 2.367 116 3.849 3.819 2001 Julio 19 17 18 61,2 186,6 2.533 448 sin info. - 2001 Julio 30 11 18 62,9 186,6 3.055 220 2.492 1.102 2002 Mayo 25 - 26 22 25 102,6 137,9 4.830 559 2.747 1.502 2002 Agosto 24 - 26 43 24 16,8 74,2 2.677 467 3.211 2.393 2003 Mayo 21 8 20 78,9 82,5 2.129 110 2.593 1.254 2005 Agosto 27 23 26 73,6 137,3 5.390 395 3.036 2.033 2006 Julio 11 - 13 36 12 54,8 130 1.945 472 2.977 1.918 2008 Mayo 19 - 23 111 22 60,8 109,9 7.241 750 3.544 3.194 2008 Junio 4 - 5 56 4 31,1 51 3.799 577 3.043 2.047 2008 Agosto 15 - 16 18 15 81,9 130,8 6.012 375 2.480 1.085

Fuente: Elaboración propia

Por “Pp evento” se entiende la suma de las precipitaciones desde el día anterior al inicio del evento, hasta el último día del mismo. El área drenada se calculó en función de la elevación de la isoterma cero de cada evento, a partir de la ecuación 1.

Como puede verse de la tabla, los eventos de turbiedad no necesariamente vienen asociados a una crecida con consecuencias catastróficas desde el punto de vista estructural o de inundaciones, siendo 5 de ellos (33%) caracterizados por un caudal máximo instantáneo menor o igual a 220 m3/s; y los 10 restantes (67%) por un caudal instantáneo máximo mayor o igual a 375 m3/s.

Mención especial merece el evento de Abril de 1997, cuya turbiedad media y elevación de la isoterma cero son las más altas de todas; y sus precipitaciones las mínimas, casi despreciables, con 0,5 mm medidos en la estación Santiago Quinta Normal. Para verificar que no hubo error en el registro de precipitaciones, se consultó la estación pluviométrica San José de Maipo, que registró precipitaciones de 3,5 mm el día 23, y que, tal como en Quinta Normal, representó el total de precipitaciones mensuales. Constatada la consistencia de la información pluviométrica, la turbiedad registrada es cuestionable, puesto que el historial de turbiedad para aquel evento experimentó un salto de 3.750 UNT a 100.000 UNT en menos de una hora, y se mantuvo por sobre las 18.000 UNT por 8 horas, influyendo significativamente en la turbiedad media. Si bien no se cuestiona que este evento

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haya ocurrido, sí se pone en duda la cantidad registrada por el nefelómetro. Por otra parte, dada la escasa precipitación registrada por las estaciones pluviométricas consultadas, ubicadas en la vecindad de las cotas 500 msnm y 1.000 msnm, la turbiedad de las aguas del río Maipo pudo haberse generado como consecuencia de precipitaciones más intensas entre los 2.000 msnm y 4.000 msnm, de las cuales no se dispone. Esta idea es respaldada por el hecho de que la isoterma 0 °C sobrepasó los 4.000 m de altura durante el evento, otorgando un área de drenaje superior a los 4.200 km2.

En general, los denominadores comunes de los eventos de turbiedad son intensas precipitaciones el día previo y durante su ocurrencia, combinadas con una inusual elevación de la isoterma cero, aunque cabe hacer una distinción entre ellos: los tres episodios registrados en Abril (1997, 2000 y 2001) se caracterizan por una escasa precipitación, en comparación a los otros eventos de la serie, y un caudal del orden de los 100 m3/s. A pesar de ello, su turbiedad media está a la par con cualquiera de los eventos ocurridos en otros meses. La explicación a este fenómeno, exclusivo del mes de Abril, podría ser que, dado que el mes en cuestión está al comienzo del semestre pluvial, los terrenos montañosos cuentan con poca nieve acumulada, lo que limita o imposibilita el derretimiento de la misma por parte del agua caída. De esta forma, la escasa precipitación y/o precipitaciones de altura, sumada a la mayor área de drenaje carente de nieve, otorgada por el alzamiento de la isoterma 0 °C, genera un caudal de baja magnitud y elevada concentración de material acumulado durante meses de menor lluvia (Octubre – Marzo), que es arrastrado por la escorrentía. El mismo principio puede ser aplicable al mes de Mayo, en caso de que en Abril no se haya registrado tormentas.

Lo expuesto anteriormente puede verificarse de la comparación entre los eventos de Abril de 2001 y Agosto de 2002, ya que ambos son similares en términos de precipitación total (por evento) y turbiedad media. Sin embargo, el primero tuvo un caudal instantáneo máximo de 116 m3/s y una isoterma cero media de 3.849 m, mientras que su contraparte tuvo un caudal instantáneo máximo de 467 m3/s y una isoterma cero media de 3.211 m. A pesar de que el evento de Agosto de 2002 tuvo una isoterma 0 °C más de 600 m por debajo de la del evento de Abril de 2001, su caudal instantáneo máximo fue cuatro veces mayor. Esto podría ser consecuencia de que, como el mes de Agosto se encuentra al final del semestre pluvial, las precipitaciones ocurridas en él tienen mayor probabilidad de derretir nieve invernal acumulada e incorporarla a la escorrentía, al contrario de un mes ubicado al inicio del semestre pluvial, como es Abril.

Otro factor a considerar en la influencia de las precipitaciones y la elevación de la isoterma cero en la generación de eventos de turbiedad, es el estado de saturación del suelo, ya que un suelo previamente saturado favorecerá la escorrentía de nuevas precipitaciones, mientras que un suelo no saturado la limitará. Parte de la diferencia entre los caudales instantáneos máximos de Abril de 2001 y Agosto de 2002 también podría ser atribuido a esto, considerando que el primer evento acaparó un 83% de las precipitaciones totales del mes, y que el segundo sólo acaparó un 23% de las mismas, dando a entender que el suelo pudo haber estado parcialmente saturado al inicio del segundo evento. No se contó con la precipitación detallada por día, por lo que no fue posible rastrear la actividad pluvial varios días hacia atrás y verificar la hipótesis. Sin embargo, como el evento de Agosto de 2002 ocurrió los días 24 (día de precipitación máxima en 24 horas), 25 y 26, es razonable pensar que el 76% faltante de las precipitaciones no cayeron en los cinco días restantes del mes, sino que mayoritariamente antes. Donde también se evidencia la posible acción de la saturación del suelo es en las dos crecidas de Junio de 2000, separadas por cerca de dos semanas: todos sus parámetros son prácticamente idénticos, con la sola

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excepción del agua caída durante cada evento, de 144 mm y 31 mm, respectivamente. El hecho de que sus caudales máximos instantáneos difieran en un 3%, siendo que sus precipitaciones lo hacen casi en un 450% a favor del primero evento, podría ser explicado por el hecho de que, para el día en que comenzó a registrarse el segundo evento, las precipitaciones acumuladas en el mes de Junio de 2000 sumaban por lo menos 230 mm.

Una nueva comparación puede hacerse entre los eventos de Agosto de 2002 y 2008, para evaluar los efectos de la elevación de la isoterma cero. A grandes rasgos, el evento de 2002 tiene un quinto de las precipitaciones a nivel de evento, la mitad de las precipitaciones a nivel mensual, pero un 25% más de caudal instantáneo máximo que el evento de 2008. Lo anterior adquiere sentido al comparar sus elevaciones en la isoterma 0 °C, que difieren en aproximadamente 730 m, lo que en términos de área drenada representa una diferencia de 1.300 km2 a favor del primer evento, cuya superficie de drenaje total fue de 2.393 km2, más del doble del área total disponible en el evento de 2008 (1.085 km2).

Con respecto a la duración de los eventos, la brevedad del período estudiado (1997 – 2008) impide hacer análisis estadísticos de significancia. A pesar de ello, se proporciona la siguiente tabla como información referencial de la duración de los mismos.

Tabla 17: Duración de los eventos de turbiedad, semestre pluvial 1997 – 2008

Duración menor o igual a

[horas]

Cantidad de eventos

Cantidad de eventos [%]

6 0 0% 12 3 20% 24 8 53% 36 10 67% 48 12 80% 60 14 93% 72 14 93% 111 15 100%

Fuente: Elaboración propia

De la tabla se ve que en todo el período no existen eventos de duración inferior a 6 horas, aunque los menores a 12 horas contabilizan el 20% del total de los eventos. El 80% delos eventos reportados no excedieron las 48 horas de duración, y el 93% de los mismos duraron menos que 60 horas, siendo el evento de Mayo de 2008 el único evento de duración mayor a esa cantidad de horas, con 111 horas, valor que duplica al segundo evento más largo.

Si se hace el mismo ejercicio con la totalidad de los eventos de turbiedad (Enero – Diciembre), la caracterización de ellos es la siguiente:

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Tabla 18: Duración de los eventos de turbiedad, 1997 – 2008

Duración menor o igual a [horas]

Cantidad de eventos

Cantidad de eventos [%]

6 0 0%

12 3 10%

24 10 34%

36 12 41%

48 16 55%

60 24 83%

72 26 90%

103 28 97%

Fuente: Elaboración propia

Bajo este nuevo escenario, el 53% de los eventos a nivel anual tiene una duración menor o igual que 48 horas, versus el 80% de los eventos del período pluvial, lo que indica cierta tendencia a eventos de turbiedad más largos en los meses de verano.

Tomando únicamente los eventos de turbiedad del semestre pluvial cuya precipitación por evento superó los 10 mm, y descartando el evento de Agosto de 2008, por ser un valor atípico, se procedió a hacer una regresión cuadrática, obteniéndose lo siguiente:

Ecuación 3: Turbiedad media en función de las precipitaciones y el área drenada (mejor ajuste)

� �� ��� ��! "� ��� � �� ���� "� �� � �� ���

Donde representa la turbiedad media del evento [UNT], � las precipitaciones registradas durante el evento [mm] en la estación Santiago Quinta Normal, y � el área media de drenaje que abarcó la subcuenca de la estación Río Maipo en El Manzano [km2] en el mismo lapso de tiempo.

Tabla 19: Estadísticos de la ecuación 3

R² 0,84 Error estándar de T [UNT] 712 Estadístico F 21,61 F crítico (95% de confianza) 4,46 Probabilidad de que un F mayor se produzca por azar [%] 0,1%

Fuente: Elaboración propia

La ecuación 3 no es estrictamente creciente, por lo que si se impone dicha condición a la regresión, se tiene una nueva ecuación, definida como sigue:

Ecuación 4: Turbiedad media en función de las precipitaciones y el área drenada (estrictamente creciente)

� �� ��� ��! "� ��� � �� ���� "� �� � �� ���

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Tabla 20: Estadísticos de la ecuación 4

R² 0,77 Error estándar de T [UNT] 815

Fuente: elaboración propia

Figura 19: Turbiedad media en función de las precipitaciones y el área drenada

Fuente: Elaboración propia

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5.2. Análisis de Frecuencia

El análisis de frecuencia presentado a continuación tiene como finalidad estimar qué caudal está asociado a un período de retorno de 100 años en la vecindad de la estación Río Maipo en El Manzano y, por extensión, en la Toma Independiente de Aguas Andinas. Como se mencionó en el capítulo III, las obras de captación de agua potable se deben diseñar para resistir una crecida de período de retorno mayor o igual que 100 años (NCh. 777/1.Of2008).

Para efectos de cálculo, se utilizaron los caudales instantáneos máximos anuales en la estación Río Maipo en El Manzano, desde 1968 a 2009, previa corrección de aquellos caudales máximos minorados, cuya magnitud no fue registrada debido al cese de las funciones de la estación fluviométrica en el lapso de su ocurrencia, como fue el caso de las crecidas de Junio – Julio de 1974 y Junio de 1986. La elección del período 1968 – 2009 se fundamentó en la confiabilidad y calidad de las mediciones, expuestas en puntos anteriores.

5.2.1. Corrección de Caudales

A partir de de información de radiosonda y precipitaciones diarias disponibles para las fechas cuyas magnitudes de crecida son desconocidas, se hizo uso de la ecuación 2 para estimar las crecidas o registradas de las fechas mencionadas anteriormente.

Tabla 21: Caudales instantáneos máximos estimados

Año Mes Día Pp 48 h [mm]

Área drenada

[km²]

Q inst max estimado

[m³/s]

1974 Junio 28 36,4 1560 588 1974 Junio 29 57,6 1686 610 1974 Junio 30 77,5 1574 618 1974 Julio 1 34,9 1826 635

1986 Junio 16 59,2 3304 672 1986 Junio 17 20,7 2851 918

Fuente: elaboración propia

De la tabla se ve que, de acuerdo a la ecuación utilizada, el caudal instantáneo máximo del evento de Junio – Julio de 1974 rondó los 600 m3/s, por lo que, para efectos de análisis de frecuencia, se reemplazará el valor que la DGA tiene como máximo para dichos meses sin registros completos (88,4 m3/s) por el valor recién estimado.

Con respecto al evento de Junio de 1986, la estimación máxima según la ecuación 2 bordea los 900 m3/s. Sin embargo, dada la información histórica existente y estimaciones hidráulicas de dicha crecida, se considerará un caudal instantáneo máximo de 1.500 m3/s para análisis de frecuencia. En todo caso, cualquiera de estos dos valores debiera representar una mejor aproximación a la realidad que los 77,4 m3/s que la DGA tiene como máximo del mes, que carece de registros completos.

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5.2.2. Análisis de Frecuencia con Caudales Corregidos

Una vez corregidos los caudales cuestionados, el listado de caudales instantáneos máximos del semestre pluvial (Abril – Septiembre), quedó como muestra la siguiente tabla:

Tabla 22: Caudales instantáneos máximos, semestre pluvial 1968 – 2009

Año Mes Q inst max

[m³/s] Año Mes Q inst max

[m³/s] 1968 Abril 80 1989 Agosto 601 1969 Junio 365 1990 Agosto 113 1970 Septiembre 79 1991 Mayo 1.430 1971 Septiembre 102 1992 Mayo 282 1972 Mayo 446 1993 Mayo 1.112 1973 Julio 251 1994 Julio 214 1974 Junio 600 1995 Mayo 118 1975 Abril 106 1996 Abril 94 1976 Junio 128 1997 Agosto 187 1977 Julio 597 1998 Abril 167 1978 Julio 573 1999 Septiembre 101 1979 Agosto 324 2000 Junio 548 1980 Abril 726 2001 Julio 448 1981 Mayo 178 2002 Mayo 559 1982 Junio 816 2003 Abril 143 1983 Abril 242 2004 Abril 94 1984 Julio 188 2005 Junio 444 1985 Mayo 146 2006 Julio 472 1986 Mayo 1.500 2007 Julio 149 1987 Julio 726 2008 Mayo 750 1988 Agosto 166 2009 Septiembre 518

Fuente: Elaboración propia

A partir de la tabla anterior, se procedió a hacer análisis de frecuencia, siendo las distribuciones Log-Normal, Pearson III y Log-Pearson las de mejor ajuste. Gráficamente, la distribución Pearson III tuvo un buen ajuste para caudales pequeños, pero no así para caudales de período de retorno mayor a 10 años, por lo que se descartó. Con respecto a las distribuciones Log-Normal y Log-Pearson, sus parámetros estadísticos fueron muy similares, pero se optó por adoptar la primera como la de mejor representatividad, por simple inspección de su ajuste gráfico para caudales de período de retorno mayor a 10 años.

Tabla 23: Bondad de ajuste para distintas distribuciones

Distribución Prueba Chi Cuadrado

R² ECM Χ² calculado Χ² límite Resultado

Normal 39,6 15,5 Rechazado 0,82 147,2 Log-Normal 10,1 15,5 Aprobado 0,97 65,1 Pearson III 8,3 14,1 Aprobado 0,96 74,7 Log-Pearson 8,0 14,1 Aprobado 0,97 65,4 Gumbel 7,1 15,5 Aprobado 0,93 92,7

Fuente: Elaboración propia

Gráficamente, el ajuste de la distribución Log-Normal para caudales instantáneos máximos semestrales esperados, según período de retorno, quedó como sigue.

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Figura 20: Caudales instantáneos máximos semestrales versus Período de retorno, distribución Log-Normal

Fuente: Elaboración propia

La misma información proporcionada por la figura anterior se entrega, en forma tabulada, a continuación.

Tabla 24: Caudales instantáneos máximos semestrales versus Período de retorno, distribución Log-Normal

Q instantáneo máximo [m³/s]

Período de retorno [años]

Inferior (95% de

confianza) Esperado

Superior (95% de

confianza) 5 453 581 745

10 631 842 1.123 20 824 1.143 1.587 30 890 1.250 1.756 50 1.107 1.613 2.351 100 1.345 2.029 3.062

Fuente: Elaboración propia

De esta última tabla se tiene que el período de retorno de un caudal del orden de los 1.600 m3/s es de 50 años. Este valor implicaría que, en promedio, debiera producirse un desborde del río Maipo a la altura de la estación Río Maipo en El Manzano, cada 50 años.

La tabla incluye caudales de período de retorno hasta 100 años ya que, para efectos de este trabajo, sólo interesarán los caudales cuyo orden de magnitud se encuentre en el rango estipulado por la NCh 777/1.Of2008. Sin embargo, los valores superiores (95% de confianza) de la tabla parecen ser muy elevados en comparación a los datos observados,

60

600

6000

-2.331 -1.331 -0.331 0.669 1.669 2.669

Q m

áxim

os

inst

antá

neo

s se

mes

tral

es [

m³/

s]

Período de retorno [años]

Distribución Log-NormalRío Maipo en El Manzano

Qmáx instantáneos smestrales vs período de retornoPeríodo 1968 - 2009

Q observados Q esperado Q (95% de conf ianza)

10 1001,1 2 1.000

Page 61: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

55

considerando que en los 42 años de registros utilizados para el cálculo, no se ha estimado ninguna crecida por sobre los 1.700 m3/s, cantidad que es asignada a un período de retorno inferior a 30 años en la columna de caudales instantáneos máximos superiores.

Page 62: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

56

5.3. Escenarios Futuros

En concordancia con los puntos expuestos a lo largo del trabajo, se procederá a hacer una proyección basada principalmente en la elevación de la isoterma 0 °C, por ser una variable que, como se vio en el capítulo IV, ejerce influencia sobre la magnitud de las crecidas y la turbiedad media de las mismas; y por ser su variación en la zona de estudio más significativa que las precipitaciones. Como se vio anteriormente, las precipitaciones no han sufrido un cambio importante en su cantidad, pero sí en su distribución temporal, al disminuir la cantidad de días con este tipo de evento meteorológico en las últimas décadas, lo que quiere decir que la cantidad de lluvia caída (en mm) se ha mantenido, pero su precipitación se ha vuelto más intensa.

Por lo anterior, los escenarios futuros a considerar no contemplarán variación en las precipitaciones anuales con respecto a la situación actual, y se basarán sólo en las proyecciones de elevación de la isoterma 0 °C propuestas por Carrasco, de 350 m y 440 m, representativos para los escenarios de emisión de la IPCC B2 y A2, respectivamente, para el período 2070 – 2100.

Combinando la información de la tabla 4 y la ecuación 1, puede obtenerse las áreas de drenaje representativas para distintas épocas de año.

Tabla 25: Isoterma cero y área drenada por la subcuenca del Maipo Alto, 2001 – 2005

Anual Verano Invierno Isoterma 0 °C [msnm] 3.740 4.240 3.240 Área drenada [km²] 3.620 4.344 2.456

Fuente: Elaboración propia

Tomando esta última tabla como base, los escenarios futuros proyectados se describen a continuación.

5.3.1. Escenario 1: Incremento de la Isoterma 0 °C media de 350 m (escenario IPCC B2), período 2070 – 2100

Tabla 26: Isoterma cero y área drenada por la subcuenca del Maipo Alto, 2070 – 2100, aumento de 350 m con respecto a situación actual

Anual Verano Invierno Isoterma 0 °C [msnm] 4.090 4.590 3.590 Área drenada [km²] 4.175 4.612 3.302 Cambio con respecto a período actual [km²] 555 268 846 Cambio con respecto a período actual [%] 15% 6% 34%

Fuente: Elaboración propia

La elevación de 350 m de la isoterma 0 °C, generaría un aumento del 6% en el área drenada por la cuenca en verano, siendo casi la totalidad de esta incorporación perteneciente al piso vegetacional de tipo desértico (sobre 3.300 msnm), descrito en la tabla

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57

1. Sin embargo, dado que los meses de verano presentan escasas precipitaciones, la preocupación principal no serían las crecidas de origen pluvial que este aumento pudiera favorecer, sino el mayor derretimiento de la nieve acumulada en la cordillera y el posible impacto de este fenómeno en la turbiedad del agua.

Con respecto a la elevación en invierno, el aumento en el área de drenaje sería de 846 km2, equivalentes a un incremento del 34% con respecto a la situación actual. Las implicancias de este cambio en las crecidas de origen pluvial se discutirán más adelante, y por ahora sólo se observará que tal elevación y consiguiente incorporación de área de drenaje permanente, afectarían la acumulación invernal de nieve y hielo, que abastecen de agua a las plantas de tratamiento de agua potable en los meses de verano.

En cuanto a la línea de equilibrio, un incremento de 350 m en su elevación media invernal implicaría subirla de los actuales 3.470 msnm a 3.820 msnm, ubicándola por sobre el glaciar Echaurren (3.750 msnm).

5.3.2. Escenario 2: Incremento de la Isoterma 0 °C media de 440 m (escenario IPCC A2), período 2070 – 2100

Tabla 27: Isoterma cero y área drenada por la subcuenca del Maipo Alto, 2070 – 2100, aumento de 440 m con respecto a situación actual

Anual Verano Invierno

Isoterma 0 °C [msnm] 4.180 4.680 3.680 Área drenada [km²] 4.281 4.658 3.499 Cambio con respecto a período actual [km²] 661 314 1.043 Cambio con respecto a período actual [%] 18% 7% 42%

Fuente: Elaboración propia

Una elevación de 440 m de la isoterma cero tendría prácticamente las mismas consecuencias que la elevación propuesta en el escenario anterior, en lo que a la estación veraniega se refiere: el aumento del área de drenaje sería de un 7% con respecto a la situación actual, siendo sólo un 1% superior a la incorporación de área predicha anteriormente. Este cambio poco significativo se debe a que la curva hipsométrica disminuye notoriamente su pendiente por sobre los 4.000 msnm, otorgando un bajo aporte de área de drenaje por metro de elevación. Al igual que en el escenario 1, las escasas precipitaciones que caracterizan a la estación estival no deberían representar una amenaza desde el punto de vista de las inundaciones, aunque sí podrían influir sobre la turbiedad del agua, ya que, a pesar de que el aumento es inferior al 10%, la adición de 661 km2 de área de drenaje permanente no dejaría de ser despreciable.

En cuanto a la estación invernal, la elevación sugerida generaría un aporte adicional al área de drenaje del orden de 1.000 km2, equivalentes a un incremento del 42% con respecto a la situación actual. Al igual que en el escenario 1, los terrenos incorporados a la escorrentía serían principalmente de tipo desértico y, a diferencia del escenario 1, si la isoterma 0 °C efectivamente alcanzara los 3.680 m de altura media en los meses de invierno, se encontraría en la vecindad del glaciar Echaurren, situado a 3.750 msnm. Con respecto a la línea de equilibrio, un incremento de 440 m en su elevación media invernal

Page 64: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

58

implicaría subirla de los actuales 3.470 msnm a 3.910 msnm, ubicándola holgadamente por sobre los terrenos ocupados por el glaciar.

5.3.3. Escenario 3: Incremento de la Isoterma 0 °C media de 200 m (escenario arbitrario), período 2070 – 2100

Debido a que las elevaciones estimadas para los escenarios B2 y A2 exceden o igualan los 350 m, se optó por incluir un escenario arbitrario intermedio entre la situación actual y el escenario 1, sin antecedentes como base, pero que servirá para vislumbrar un estado intermedio entre la situación actual y las proyecciones basadas en los escenarios de la IPCC.

Tabla 28: Isoterma cero y área drenada por la subcuenca del Maipo Alto, 2070 – 2100, aumento de 200 m con respecto a situación actual

Anual Verano Invierno Isoterma 0 °C [msnm] 3.940 4.440 3.440 Área drenada [km²] 3.967 4.517 2.909 Cambio con respecto a período actual [km²] 347 173 454 Cambio con respecto a período actual [%] 10% 4% 18%

Fuente: Elaboración propia

Al igual que en los escenarios anteriores, el cambio en el área de drenaje estival es mucho menor, y casi despreciable, en comparación al cambio proyectado para la estación invernal, que alcanza un 18% de variación, al incorporar cerca de 450 km2. Desde el punto de vista de la línea de equilibrio, este escenario arbitrario es el único que no perturbaría directamente al glaciar Echaurren (3.750 msnm), ya que la elevación media invernal de la línea de equilibrio pasaría de 3.470 msnm a 3.670 msnm.

A pesar de que el aumento de la isoterma 0 °C impuesto para este escenario fue del orden del 50% inferior a los aumentos establecidos para los escenarios 1 y 2, su impacto en la incorporación de área de drenaje en invierno sigue siendo significativo.

5.3.4. Discusión con respecto a los Escenarios

Dado que ambos escenarios IPCC y el escenario arbitrario tienen en común la incorporación del mismo tipo de piso vegetacional (desértico) al área de drenaje, se hará una discusión común, ya que la única diferencia apreciable entre ellos es la cantidad de superficie agregada a la escorrentía.

Del Hydraulic Design Manual (Texas Department of Transportation, 2009), se extrajo los coeficientes de escorrentía del Método Racional para cuencas rurales, representativos para cada piso vegetacional según tipo de terreno, capacidad de infiltración, cubierta vegetal y superficie. Cada uno de los cuatro parámetros mencionados se traduce en un coeficiente de escorrentía independiente, cuya suma representa el coeficiente de escorrentía total (∑C) para un determinado terreno.

Page 65: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

59

La información de la siguiente tabla es netamente referencial, y sólo tiene la finalidad de expresar la diferencia de capacidad de generación de escorrentía, a partir de precipitaciones, de los distintos pisos vegetacionales. Esto se debe a que el método racional (ver su fórmula y coeficiente en anexos) es válido para terrenos menores a 80 hectáreas, y los pisos vegetacionales estudiados abarcan superficies de cientos de kilómetros cuadraros.

Tabla 29: Coeficientes de escorrentía para los pisos vegetacionales de la subcuenca del río Maipo Alto

Terreno (Cf) Infiltración (Ci)

Cubierta vegetal (Cv)

Superficie (Cs) ∑C

Bosque esclerófilo (< 2.200 msnm) 0,20 0,07 0,06 0,08 0,41

Matorral (2.200 – 2.600 msnm) 0,21 0,08 0,08 0,09 0,46

Herbazal (2.600 – 3.300 msnm) 0,22 0,10 0,12 0,10 0,54

Desierto (> 3.300 msnm) 0,26 0,14 0,14 0,10 0,64

Fuente: Elaboración propia

Estos coeficientes son válidos para caudales de período de retorno menor o igual a 10 años. Para períodos de retorno mayores, de 25, 50 y 100 años, los coeficientes de la tabla deben multiplicarse por 1,1, 1,2 y 1,25, respectivamente.

Como puede verse de la tabla, el coeficiente de escurrimiento incrementa a medida que se incorporan terrenos más elevados, especialmente a partir de los 3.300 metros de altura, que es donde se produce el cambio de herbazal a desierto. Para describir con mayor detalle el efecto de la incorporación de terreno desértico al área de drenaje, se hizo una regresión de caudal versus área de drenaje con el registro de crecidas históricas, discriminando entre eventos cuya isoterma cero fue menor o mayor a 3.000 msnm. Este ejercicio incluyó también la crecida de 1986, estimada en 1.500 m3/s.

Figura 21: Caudales instantáneos máximos versus área de drenaje

Fuente: elaboración propia

y = 351,57∙e0.0003x

R² = 0,55

0

200

400

600

800

1000

1200

1400

1600

0 1000 2000 3000 4000 5000

Q in

stan

táne

o m

áxim

o [m

³/s]

Área drenada [km²]

Isot. 0 °C < 3.000 msnm Isot. 0°C > 3.000 msnm

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60

Se eliminó el dato correspondiente a la crecida de Junio de 1982 (816 m3/s), por ser un valor muy alejado de la tendencia en la serie de caudales con isoterma 0 °C menor a 3.000 msnm.

La correlación encontrada es poco representativa. Sin embargo, lo que interesa ver de la figura es la tendencia que se produce: la pendiente es más pronunciada en el tramo de la curva que pasa por los puntos de la serie cuya isoterma 0 °C es mayor a 3.000 msnm y, por ende, representan eventos que, probablemente, incorporaron una cuota no despreciable de terrenos desérticos a su área de drenaje. Esto sugiere que el aporte de caudal por unidad de área es mayor a partir de una cierta cota, la que se encontraría en la vecindad de la interfaz entre los estratos herbáceo y desértico.

En términos lineales, la pendiente de la recta interpolada para crecidas de isoterma cero inferior a 3.000 msnm indica un aporte aproximado de 10 m3/s por cada 100 km2 incorporados al área de drenaje, mientras que su símil para crecidas cuya isoterma cero fue superior a 3.000 msnm, indica un aporte aproximado de 40 m3/s por cada 100 km2 incorporados al área de drenaje. Estos valores no deben ser considerados absolutos, pero dan una idea del efecto producido por las precipitaciones de altura, generalmente más intensas que las de baja altura, como se vio en la descripción de la zona de estudio, sobre superficies de baja infiltración, alta escorrentía y, generalmente, mayor cantidad de nieve acumulada con potencial de ser derretida. Lo anteriormente descrito podría gatillar, en el transcurso del siglo, un mayor número de crecidas de magnitud cercana al millar de metros cúbicos por segundo, si la elevación de la isoterma 0 °C alcanza los niveles sugeridos por Carrasco y si las precipitaciones se mantienen dentro del rango observado hasta hoy.

En lo que a eventos de turbiedad respecta, la información disponible de 11 años es cronológicamente muy breve como para hacer un análisis de frecuencia estadísticamente válido, y tampoco se encontró una relación suficientemente representativa entre la duración de un evento de turbiedad y variables como precipitación, elevación de la isoterma cero y área de drenaje, como para hacer proyecciones en base a ella, más allá de las existentes en el proceso tarifario vigente (2010 – 2015). Sin embargo, dado que en el último proceso tarifario de Aguas Andinas, la infraestructura de seguridad contra eventos de turbiedad está basada en la empresa modelo, resulta de interés conocer la respuesta de la empresa real ante el evento modelo, de 5 días de duración.

Antes que todo, la propuesta de seguridad para la empresa modelo, presentada en el último estudio tarifario de Aguas Andinas, es la siguiente:

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61

Tabla 30: Balance Oferta – Demanda en Evento modelo de Turbiedad, Empresa Modelo

Pérdidas en distribución [%] 15%

Demanda media invernal (nivel clientes) [m³/s] 10,86 Demanda media invernal (nivel estanque) [m³/s] 12,77 Demanda a suplir en emergencia [%] 80% Demanda a suplir en emergencia (nivel estanque) [m³/s] 10,22

Producción de pozos modelados [m³/s] 1,77 Producción de pozos proyectados Cerro Negro [m³/s] 1,86

Producción de emergencia Maipo-Florida (nivel estanque) 5,60

Duración del evento modelo [días] 5 Déficit de producción de AP [m³/s] 0,98 Déficit de producción de AP al 5° día [m³] 423.755

Reserva estanques modelados (NCh 691) [m³] 138.371 Reserva seguridad Florida [m³] 100.000 Reserva seguridad Maipo [m³] 204.085 Reserva total [m³] 442.456

Reserva restante al 5° día [m³] 18.701

Fuente: SISS

Como referencia, la capacidad operativa conjunta del complejo Maipo-Florida es de 17,5 m3/s (caudal instalado Empresa Modelo), en situación normal. Para la empresa real, la capacidad conjunta operativa es del orden de 20 m3/s.

Bajo las condiciones establecidas en la tabla, la empresa modelo sería capaz de satisfacer el 80% de la demanda de agua potable en el Gran Santiago, por espacio de 5 días. Se asume que las autoridades jugarán un rol informativo, advirtiendo a la población la situación de emergencia e instándola a regular su consumo habitual, de manera que el 80% de suministro entregado por la sanitaria sea suficiente para atender sus necesidades.

No obstante, existen varios supuestos que hacen del balance oferta – demanda propuesto para la empresa modelo una simulación alejada de la realidad: en primer lugar, las pérdidas de la empresa real son del orden del 31% (SISS, 2009), y no del 15% asumido para la empresa modelo; segundo, si bien se concuerda con la consideración exclusiva del período invernal para modelar la demanda, puesto que el evento modelo está fijado para que ocurra entre Abril y Septiembre, se estimó inseguro asumir que la demanda a suplir es un 80% de la media invernal, ya que las demandas medias en Abril y Mayo están por sobre el valor base utilizado por la SISS, de 12,77 m3/s (a nivel de estanque). Como la infraestructura de seguridad de la empresa modelo no considera el uso de algunos sondajes actualmente en operación, ni la producción combinada real del complejo Maipo-Florida, ni el aprovechamiento de la capacidad ociosa de los estanques de distribución de la empresa real como reserva, se decidió simular el evento real de 111 horas, para la empresa modelo y para la empresa real, bajo condiciones de infraestructura y producción reales, y utilizando la demanda media máxima invernal como base de los cálculos.

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Tabla 31: Balance Oferta – Demanda en Evento modelo de Turbiedad, condiciones reales

Empresa modelo Empresa real

Pérdidas en distribución [%] 15% 31% Estanques enterrados empresa real [m³] 717.000 717.000 Estanques elevados empresa real [m³] 18.000 18.000 Total estanques de distribución [m³] 735.000 735.000 Estanque de reserva La Florida [m³] 100.000 100.000 Demanda máxima diaria (Enero, nivel clientes) [m³/s] 16,33 16,33 Demanda máxima diaria (Enero, en estanque) [m³/s] 19,21 23,67 Volumen de regulación NCh 691 [m³] 248.984 306.720 Volumen de reserva NCh 691 [m³] 138.325 170.400 Volumen total de estanque NCh 691 [m³] 387.309 477.120 Volumen total de estanque empresa real [m³] 835.000 835.000 Volumen adicional de reserva [m³] 447.691 357.880 Volumen total de reserva [m³] 586.016 528.280 Demanda media máxima invernal (Abril, nivel clientes) [m³/s] 12,80 12,80 Demanda media máxima invernal (Abril, nivel estanque) [m³/s] 15,06 18,56 Demanda a suplir en emergencia [%] 80% 80% Demanda a suplir en emergencia (nivel estanque) [m³/s] 12,05 14,84 Producción de emergencia Maipo-Florida (nivel estanque) [m³/s] 8,51 8,51 Producción de pozos empresa real (nivel estanque) [m³/s] 2,77 2,39 Producción de pozos proyectados Cerro Negro (nivel estanque) [m³/s] 1,86 1,86

Duración del evento modelo [horas] 111 111 Déficit de producción de AP (nivel estanque) [m³/s] 0 2,09 Déficit de producción de AP en 111 horas [m³] 0 833.703 Volumen de estanque faltante para atender emergencia [m³] 0 305.423

Fuente: Elaboración propia

El volumen de regulación NCh 691 corresponde al 15% del volumen de agua proyectado para el día de máxima demanda (mes de Enero), mientras que el volumen de reserva NCh 691 corresponde a 2 horas de suministro en el mismo día.

El aporte de los pozos reales, con la excepción de los proyectados en Cerro Negro, fue corregido a niveles de demanda invernal. Si bien los pozos son capaces de producir 2,77 m3/s, en los meses de invierno no debería haber tal demanda en los sectores específicos que ellos abastecen. Por ello, se multiplicó el valor nominal por el cuociente entre los consumos medios de Abril y Enero (0,86), lo que, a pesar de ser una aproximación, se consideró más representativo. No se aplicó el mismo criterio con los pozos proyectados, ya que estos están diseñados para distribuir su producción en un área mayor, que probablemente sí haga uso de toda el agua que ellos puedan entregar.

A diferencia de la modelación hecha por la SISS, los cálculos de la última tabla consideraron que la demanda a satisfacer durante la emergencia debe ser, al menos, el 80% del caudal medio máximo invernal (mes de Abril). Bajo estas nuevas condiciones, la

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empresa modelo no sufre déficit de producción durante el evento, al contrario de la empresa real, cuyo déficit producción hace que el volumen de estanque faltante para atender la emergencia sea de 305.000 m3. Si la emergencia se extiende a 120 horas, como en el evento modelo, la empresa real necesitaría de 68.000 m3 de estanque adicionales.

Imponiendo nuevas condiciones de operación, en las que para la empresa real se construyera un estanque de reserva adicional de 250.000 m3 y/o se dispusiera de 2 m3/s adicionales de aguas subterráneas (a nivel de estanque) para atender la emergencia, los porcentajes de abastecimiento de emergencia, en función de la duración del evento, vendrían dados por las siguientes curvas.

Tabla 32: Déficit de producción y volumen de reserva, 100% de demanda suplida

Infraestructura actual

Inf. actual + 250.000 m³

Inf. actual + 250.000 m³ + 2

m³/s Demanda media máxima invernal (Abril, nivel estanque) [m³/s] 18,56 18,56 18,56

Demanda a suplir en emergencia [%] 100% 100% 100% Demanda a suplir en emergencia (nivel estanque) [m³/s] 18,56 18,56 18,56

Producción total de emergencia (nivel estanque) [m³/s] 12,76 12,76 14,76

Déficit de producción de AP (nivel estanque) [m³/s] 5,80 5,80 3,80

Volumen total de reserva [m³] 528.280 778.280 778.280

Fuente: Elaboración propia

Figura 22: Abastecimiento de agua potable versus duración de la emergencia, 100% de demanda suplida

Fuente: Elaboración propia

En caso que se decida suministrar un 100% del caudal medio máximo invernal, la empresa real sería capaz de atender, satisfactoriamente, emergencias de 25, 37 y 57 horas,

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120

Aba

stec

imie

nto

de A

P [%

]

Duración de la emergencia [h]

Empresa Real E.R. + 250.000 m³ E.R. + 250.000 m³ + 2 m³/s

Page 70: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

64

dependiendo del escenario. Duraciones mayores a las mencionadas implicarían, necesariamente, efectuar cortes en el suministro. Análogamente, para el caso en que se suministrara el 90% del caudal medio máximo invernal como caudal de emergencia, se tendría lo siguiente:

Tabla 33: Déficit de producción y volumen de reserva, 90% de demanda suplida

Infraestructura actual

Inf. actual + 250.000 m³

Inf. actual + 250.000 m³ + 2

m³/s Demanda media máxima invernal (Abril, nivel estanque) [m³/s] 18,56 18,56 18,56

Demanda a suplir en emergencia [%] 90% 90% 90% Demanda a suplir en emergencia (nivel estanque) [m³/s] 16,70 16,70 16,70

Producción total de emergencia (nivel estanque) [m³/s] 12,76 12,76 14,76

Déficit de producción de AP (nivel estanque) [m³/s] 3,94 3,94 1,94

Volumen total de reserva [m³] 528.280 778.280 778.280

Fuente: Elaboración propia

Figura 33: Abastecimiento de agua potable versus duración de la emergencia, 90% de demanda suplida

Fuente: Elaboración propia

Bajo estas circunstancias, la empresa real sería capaz de mantener el suministro de emergencia a todos sus clientes por 37, 55 y 111 horas, respectivamente. Finalmente, repitiendo el ejercicio con un caudal de emergencia equivalente al 80% del medio máximo invernal, se tiene:

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120

Aba

stec

imie

nto

de A

P [%

]

Duración de la emergencia [h]

Empresa Real E.R. + 250.000 m³ E.R. + 250.000 m³ + 2 m³/s

Page 71: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

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Tabla 34: Déficit de producción y volumen de reserva, 80% de demanda suplida

Infraestructura actual

Inf. actual + 250.000 m³

Inf. actual + 250.000 m³ + 2

m³/s Demanda media máxima invernal (Abril, nivel estanque) [m³/s] 18,56 18,56 18,56

Demanda a suplir en emergencia [%] 80% 80% 80% Demanda a suplir en emergencia (nivel estanque) [m³/s] 14,84 14,84 14,84

Producción total de emergencia (nivel estanque) [m³/s] 12,76 12,76 14,76

Déficit de producción de AP (nivel estanque) [m³/s] 2,09 2,09 0,09

Volumen total de reserva [m³] 528.280 778.280 778.280

Fuente: Elaboración propia

Figura 24: Abastecimiento de agua potable versus duración de la emergencia, 80% de demanda suplida

Fuente: Elaboración propia

En este caso, la empresa real sería capaz de mantener el suministro de emergencia a todos sus clientes por 70, 104 y más de 240 horas (10 días), respectivamente. El último valor debe su extensión a su déficit casi despreciable, de 90 l/s.

La combinación de suministrar el 80% del caudal medio máximo invernal, más la construcción de un estanque de reserva adicional de 250.000 m3, más la incorporación de 2 m3/s de aguas subterráneas (a nivel de estanque) en la producción de agua potable mientras dura la emergencia, es la única capaz de atender el evento modelo (120 horas) propuesto por la SISS. Sin embargo, la combinación anterior, sujeta a un suministro del 90% del caudal medio máximo invernal, en lugar del 80%, alcanzaría a cubrir completamente el evento real (111 horas), y en un 93% el evento modelo (120 horas). Esta última alternativa

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120

Aba

stec

imie

nto

de A

P [%

]

Duración de la emergencia [h]

Empresa Real E.R. + 250.000 m³ E.R. + 250.000 m³ + 2 m³/s

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representaría un menor impacto en el diario vivir de los clientes, en comparación a la solución propuesta por la SISS.

Aparte del evidente alivio percibido por los consumidores durante la emergencia, por el hecho de ser abastecidos con el 90% del caudal medio máximo invernal, versus el 80% de demanda media invernal propuesto por la Superintendencia, debe considerarse que el racionamiento no afectaría a todos por igual: mientras algunas zonas seguirían recibiendo su caudal habitual inalterado, ya sea porque no puede reducirse más la presión sin comprometer la totalidad del suministro de agua potable, o porque son abastecidas por pozos que alimentan sectores acotados, que no pueden distribuir sus excedentes a través de toda la red de suministro; otras zonas verían su suministro reducido en más de un 10%, para compensar esta heterogeneidad. Por lo tanto, sería preferible, desde el punto de vista de la calidad de vida, considerar una demanda media suplida del 90%, de modo que los clientes más perjudicados fueran abastecidos con cerca del 80% de su demanda habitual.

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VI. Recomendaciones y Conclusiones

6.1. Cambio Climático

El cambio climático, a nivel global y en términos del incremento de la temperatura de la tropósfera, ha sido más evidente en el Hemisferio Norte que en el Hemisferio Sur. En lo que respecta al Hemisferio Sur, el fenómeno se ha manifestado de manera observable en la subcuenca del río Maipo Alto, en la Región Metropolitana de Chile. El incremento de la temperatura en esta zona se ve mayoritariamente reflejado en la elevación de la isoterma 0 °C y la línea de equilibrio en el macizo andino, lo que ha contribuido al retroceso del glaciar Echaurren, cuyo último balance de masa positivo se registró a fines de la década de 1980. Considerando que el cambio en las precipitaciones en Santiago no ha sido significativo en los últimos 100 años, el retroceso progresivo del glaciar sería mayormente atribuible a las mayores temperaturas en altura que a la escasez de precipitaciones. Cabe señalar que la elevación media de la isoterma 0 °C en los últimos 35 años sólo ha sido significativa en días sin precipitaciones, por lo que el glaciar ha sido capaz de acumular nieve normalmente en invierno, pero la ablación en el mismo ha sido, en general, progresivamente mayor en los meses de verano.

6.2. Datos de Entrada Ocupados para el Trabajo de Título

La información de radiosonda utilizada para este trabajo de título correspondió a la obtenida de las estaciones Quintero y Santo Domingo, ambas ubicadas en la costa del país; y los registros de precipitación fueron mayoritariamente consultados desde la estación Santiago Quinta Normal, ubicada en la depresión intermedia. Considerando la existencia de una correlación entre estas variables y los eventos de crecida y turbiedad originados en la cordillera y precordillera andina, siendo que los datos de entrada provinieron de áreas de latitud equivalente, pero longitudes y climas diferentes, las ecuaciones podrían ser perfeccionadas si se utilizara precipitaciones de montaña y una descripción más representativa de la isoterma en la sección andina de la Región Metropolitana. Las estaciones meteorológicas en la subcuenca del Maipo Alto que podrían ser ocupadas como fuente adicional de información son Las Melosas y El Yeso Embalse, a 1.527 msnm y 2.475 msnm, respectivamente, y ambas en operación desde 1962.

La razón por la que se dispuso de información de radiosonda costera fue porque la estación Santo Domingo es la única que actualmente provee este tipo de datos en todo Chile central. Por lo tanto, una forma de tener registros más representativos de la isoterma 0 °C en la zona de estudio, sería la incorporación de mediciones de radiosonda en estaciones de montaña, o incluso en Quinta Normal. La justificación a los costos de inversión y mantención de esta propuesta es idéntica a la expuesta en el párrafo anterior: el hecho de que el suministro de agua potable de una ciudad tan poblada y llena de actividad humana como Santiago, dependa tan furentemente del comportamiento del río Maipo y su cuenca, harían de la medida una inversión en seguridad, preservación de la calidad de vida de sus habitantes y resguardo de los intereses del país.

Cabe recalcar que más allá de que la información pluviométrica de Santiago Quinta Normal provenga de una zona geográfica distinta a la de donde se generan los fenómenos

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de crecida y turbiedad, la justificación y propuesta de emplear información pluviométrica de mayor altitud recae en las correlaciones establecidas entre las estaciones Santiago Quinta Normal y San José de Maipo. En términos de precipitación acumulada mensual, para la serie de meses Abril – Septiembre del período 1975 – 2008, el coeficiente de determinación R2 fue igual 0,85 entre la estación ubicada en la depresión intermedia y la ubicada en terrenos cordilleranos, de lo que se concluye que existe una buena correlación entre ambas estaciones, en cuanto a precipitaciones mensuales se refiere. Sin embargo, al hacer este mismo ejercicio con las precipitaciones máximas en 24 horas de ambas estaciones, el coeficiente de determinación R2 fue de 0,48, lo que no permitió concluir lo mismo que en el caso anterior. Esto último cobra especial relevancia, ya que, en general, las ecuaciones usadas para el estudio de crecidas y eventos de turbiedad dependen de registros diarios puntuales de precipitación, y no del total acumulado mensual en que se registró el evento de interés. Luego, en caso de que se hagan estudios posteriores sobre el tema, se recomienda priorizar información pluviométrica de estaciones ubicadas a mayor altura, ya que, probablemente, sus registros de precipitación sigan un patrón mejor definido y menos disperso con respecto a crecidas y eventos de turbiedad.

6.3. Isoterma 0 °C y Línea de Equilibrio

La elevación de la isoterma cero hacia fines del siglo XXI generaría cambios más pronunciados en el área de drenaje durante los meses de invierno (pluviales), que en los de verano (nivales). Mientras que para los últimos se estiman aumentos del 6% y 7% con respecto al nivel actual, según escenarios B2 y A2, respectivamente, para los meses de régimen pluvial se estiman aumentos del 34% y 42%, respectivamente. Incluso un aumento de 200 m en la elevación de la isoterma, prácticamente la mitad de lo proyectado por Carrasco para los escenarios antes mencionados, implicaría un aumento del 18% del área de drenaje invernal.

Lo anterior indicaría que la mayor amenaza al suministro de agua potable en la Región Metropolitana no sería la mayor cantidad de nieve derretida durante el verano, sino la mucha menor capacidad potencial de acumularla durante el invierno. Si a esto se le suma la relación que existe entre la magnitud de una crecida y el área de drenaje asociado a la misma, y que los escenarios futuros prevén la incorporación de terrenos desérticos de altura, caracterizados por un superior coeficiente de escorrentía y una mayor intensidad de precipitaciones, respectivamente, se concluye que los eventos de crecida futuros serían más catastróficos que los registrados hasta hoy, bajo el supuesto de que las precipitaciones no variarán significativamente.

Por otra parte, las proyecciones futuras planteadas en el trabajo sugieren que la capacidad de acumulación del glaciar Echaurren podría verse comprometida hacia fines del siglo XXI, de mantenerse la tendencia observada hasta la fecha: actualmente, la línea de equilibrio invernal media en la zona de estudio alcanza los 3.470 msnm., por lo que tanto un aumento de 350 m (escenario B2) o 440 m (escenario A2) en su elevación hacia fines de siglo, afectarían directamente la acumulación invernal de nieve en el glaciar, ubicado a 3.750 msnm, lo que diezmaría una importante fuente de agua dulce que sirve a los habitantes y actividades humanas de la capital del país, en los meses de verano.

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6.4. Precipitaciones y Crecidas

Con respecto al cambio en las precipitaciones en la zona de estudio, si bien el cambio en la cantidad de agua caída no ha variado significativamente en los últimos 100 años, los días con precipitaciones han disminuido, lo que significa que las tormentas se han vuelto más intensas. Esto implicaría que durante el curso del presente siglo, el riesgo de crecidas e inundaciones podría aumentar debido al efecto sinérgico de una mayor área de drenaje en la subcuenca del río Maipo Alto, producto de la elevación de la isoterma cero; y a la mayor intensidad de las precipitaciones. Lo anterior se basa en la relación empírica encontrada entre la magnitud de una crecida y las dos variables mencionadas anteriormente.

Según los resultados de Carrasco, la elevación invernal de la isoterma ha sido notoriamente más pronunciada en días sin lluvia (122 m de elevación, contra 12 m en días con precipitaciones), pero esto no asegura la no ocurrencia de excepciones, o que a futuro la situación se mantenga invariable. Como se vio en la descripción de los eventos de crecida registrados hasta la fecha, casi un tercio presentaron una elevación de la isoterma 0 °C superior a la media invernal de 3.240 msnm, por lo que, aunque en promedio la elevación más evidente de la línea en cuestión se ha producido, o se produzca a futuro, en días sin precipitación, basta o bastaría un solo evento atípico que combine una inusual elevación de la isoterma e intensas precipitaciones, para tener chances de un evento de características catastróficas.

Conforme a las descripciones documentales y meteorológicas de las crecidas del período pluvial, existen otros factores, aparte de las precipitaciones líquidas en la parte alta de la cuenca, que también influyen sobre la magnitud de una crecida: nieve previamente acumulada y estado de saturación del suelo inmediatamente antes de la ocurrencia de un evento. La primera, aparte de derretirse e incorporarse a la escorrentía por efecto de la elevación de la isoterma cero, también lo hace por efecto de las precipitaciones líquidas, que aceleran el proceso una vez que entran en contacto con la nieve acumulada. Con respecto al segundo factor mencionado, el estado de saturación del suelo, su contribución a la magnitud de una crecida consiste en que un suelo parcial o totalmente saturado tenderá a infiltrar menos agua, fomentando la escorrentía.

6.5. Fluviometría

La información fluviométrica de la estación Río Maipo en El Manzano es poco confiable en términos de caudales instantáneos máximos, desde el inicio de sus operaciones hasta 1967. Luego, cualquier estudio de crecidas que haga uso de sus registros debiera, a priori, utilizar información a partir de la sequía de 1968, dada la notoria mejoría en la regularidad, periodicidad y continuidad de las mediciones hechas a partir de entonces. Como se demostró en el trabajo, el período pluvial 1948 – 1967 tiene un sólo un 43,3% de sus series mensuales completas o parcialmente completas3, mientras que el período 1968 – 2009 tiene un 92,9% de sus series mensuales en esas condiciones. Esto revela la alta probabilidad de que la mayoría de las crecidas ocurridas entre Abril y Septiembre en el

3 Serie mensual incompleta que carece de un máximo de 5 días con mediciones (es decir, tiene aproximadamente un 85% de los días con mediciones), y que no tiene más de 3 días seguidos sin mediciones (es decir, no puede tener más de un 10% de días seguidos sin mediciones).

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período 1948 – 1967, hayan ocurrido sin ser registradas, produciéndose una minoración de los caudales instantáneos máximos que, por razones de seguridad, no puede ser incorporada a un análisis de frecuencia destinado a la prevención de riesgo, ya que su inclusión tenderá a entregar como resultado caudales cuyo período de retorno real es menor.

Dentro del período 1968 – 2009, considerado confiable para efectos de análisis de frecuencia, se logra apreciar un cambio al alza en la tendencia de los caudales instantáneos máximos anuales, siempre en torno de los 400 m3/s y con oscilaciones entre los 320 m3/s y los 450 m3/s. Los valores mínimos de la media móvil se registraron al comienzo del período mencionado, y probablemente se debieron a la influencia de la gran sequía de fines de los ’60, y a la exclusión de las crecidas de 1974 y 1986 de los registros de la DGA. De incluirse los valores propuestos, de 600 m3/s y 1.500 m3/s, para las respectivas crecidas, la media móvil de 20 años se ubica entre 400 m3/s y los 550 m3/s, con máximos que se registran en las medias móviles que incluyen la década compuesta por los fines de los ’80 y comienzos de los ’90, lo que es consistente con las grandes crecidas registradas en esos años, dos de ellas ( o tres, si se incluye el valor de 1986) mayores a 1.000 m3/s.

Figura 25: Media móvil de 20 años para caudal medio e instantáneos máximos semestrales corregidos, estación Río Maipo en El Manzano (1968 – 2009)

Fuente: elaboración propia

De la figura se ve que, tras la incorporación de los caudales corregidos, no existe una diferencia significativa entre las primeras y últimas medias móviles, que en un comienzo se estimó 20% a favor de las últimas. Cabe señalar que, tanto para comienzos como para fines de la serie, existe la influencia de sendas sequías: la de 1968, mencionada en el informe y que generó cuatro años seguidos de fallas (1968/69 – 1971/72) en el suministro de agua potable del Gran Santiago; y la de 1997 a 1999, que si bien no fue tan severa como la primera, en términos de suministro de agua potable, sí ocasionó falla en el año hidrológico 1997/98, además de racionamiento energético. Sin embargo, a pesar de que a nivel semestral no se apreció un cambio en las primeras y últimas medias móviles, a nivel mensual sí se produjo una variación, en que Mayo, Junio y Julio han sufrido los cambios más notorios en la tendencia de sus caudales instantáneos máximos, de +101%, -32% y -29%, respetivamente.

050

100150200250300350400450500550600

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-'09

Q [m

³/s]

Inst max interpolado Inst max absoluto Medio semestral

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De cuerdo al análisis de frecuencia realizado, el caudal de período de retorno 100 años en la estación Río Maipo en El Manzano es del orden de 2.000 m3/s, lo que supone el desborde del río Maipo a esa altura. Dado que este caudal excede con creces cualquier extrapolación existente de la curva de descarga, a priori no podría hacerse uso de ella para estimar su altura limnigráfica. En caso de poder establecerse el eje hidráulico que un caudal de esta naturaleza desarrollara entre la estación mencionada y la Toma Independiente de Aguas Andinas, aguas abajo, podría conocerse la altura limnigráfica con que el agua llegaría a esta última obra. Con dicha información, y en virtud de los requisitos generales expuestos en la NCh 777/1.Of2008, podría tenerse una mejor aproximación de la altura de muros requerida para proteger la captación de la crecida objetivo.

6.6. Turbiedad

A pesar de que la información disponible sobre eventos de turbiedad, de 1997 a 2008, es insuficiente para hacer un análisis de frecuencia, sí permite dilucidar cierta tendencia, en la que el 90% los eventos a nivel anual tiene una duración inferior a 72 horas. El evento de mayor duración correspondió al de Mayo de 2008, de 111 horas (~5 días), el que fue tomado como base para la definición del “evento modelo” del último proceso tarifario para Aguas Andinas (2010 – 2015), y en base al cual se diseñó un plan de contingencia.

El balance de oferta y demanda para el evento modelo de turbiedad propuesto por la SISS, elaborado en base a la empresa modelo, es insuficiente para atender la emergencia en términos reales. Por ello, se propone el rediseño del balance en función de la capacidad productiva e infraestructura de reserva reales de Aguas Andinas; con la demanda a suplir en 111 horas igual al 90% del caudal medio máximo invernal, correspondiente al mes de Abril. Para lograr el objetivo de abastecer durante la emergencia a la totalidad de los clientes del Gran Santiago, suministrando, en términos medios, 14,76 m3/s, sería necesaria la incorporación de 2 m3/s adicionales a la producción de emergencia de agua potable (a nivel de estanque), y la construcción de nuevos estanques de reserva que, en total, deberían contabilizar 250.000 m3.

Dado que se trata de una emergencia, las autoridades competentes podrían difundir las siguientes recomendaciones, dirigidas a la población servida durante los días que dura el evento, para disminuir en un 10% el nivel de consumo medio de agua potable: evitar el baño o lavado de mascotas y vehículos, utilizar menos loza y vajilla en las comidas y, una vez usada, maximizar su acumulación para un lavado más eficiente; lavar la menor cantidad de ropa posible, a carga completa si es inevitable, y privilegiar el uso de prendas limpias guardadas; optimizar el uso del excusado y la ducha, intentando tomar baños más cortos; cocinar en mayores volúmenes y guardar lo preparado para almuerzos o cenas posteriores, restringir el riego con fines ornamentales y fomentar la revisión del “Manual para el Hogar” elaborado por la SISS, cuya finalidad es la de incentivar el consumo responsable de agua potable.

En términos normativos, se propone que en la próxima revisión de la NCh 691, “Agua potable – Conducción, regulación y distribución”, se discuta la inclusión explícita de los eventos de turbiedad, actualmente ausentes, como variable a considerar en el volumen de reserva de los estanques de regulación, y la extensión del tiempo mínimo de 2 horas, en base al que se calcula dicho volumen a, por lo menos, 12 horas, en caso de tratarse de sistemas de agua potable cuya principal fuente sean aguas superficiales susceptibles a

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eventos de turbiedad. Asimismo, se sugiere la discriminación entre volumen de regulación invernal y estival, de modo que en los meses de invierno se pueda disponer de un volumen de reserva extra, provisto por la capacidad ociosa que se generaría de la diferencia entre los volúmenes de regulación de invierno y verano. El cálculo de este nuevo volumen podría ser hecho a partir del día de máximo consumo entre los meses de Abril y Septiembre, y su vigencia podría ser extendida en el mismo período.

De todas maneras, el monitoreo de la turbiedad debe seguir haciéndose a lo largo del tiempo, con el fin de poder contar con un banco de datos lo suficientemente consistente para establecer períodos de retorno estadísticamente significativos, que a su vez permitan hacer recomendaciones óptimas con respecto a criterios de seguridad y autonomía del sistema de agua potable de la capital.

6.7. Uso de Suelo y Pisos Vegetacionales de la Subcuenca

La información censal de uso de suelo en la comuna de San José de Maipo, provista por los Censos Agropecuarios del INE, desde 1930 a 2007, presenta una variabilidad muy alta en sus categorías, las que además no son necesariamente iguales y/o comparables entre un censo y otro, generando desconfianza en su veracidad y dificultades comparativas al momento de hacer paralelos cronológicos. Considerando el rol que el monitoreo y control de uso de suelos tiene en el manejo de cuencas y en la limitación de la erosión y la escorrentía, y dada la importancia de la subcuenca representada por la comuna mencionada, en cuanto a la fracción del país, mayora un tercio, que abastece de agua potable; y a la gran cantidad de instituciones, entes estatales, organizaciones, fuentes de trabajo y desarrollo, centros educacionales, comerciales, artísticos, culturales, financieros y de investigación que dependen, en buena parte, del suministro de agua potable proveniente de ella, el INE debiera adoptar una cédula censal agropecuaria lo más estandarizada y estable en tiempo, con el fin de poder establecer comparaciones cronológicas fidedignas que permitan apreciar fácilmente los cambios a largo plazo en el uso del suelo en la zona de interés. Para un mejor y más fiel catastro de los tipos y usos de suelo de la comuna, se sugiere además la asignación de censores fiscales capacitados, medida cuyo costo sería marginal si se lleva a cabo cada diez años, y cuyos beneficios representarían una inversión en seguridad. Esta medida podría extenderse a todas las comunas cuya área cubra total o parcialmente cuencas que sean relevantes a nivel país, en cuanto a la población, servicios e industrias que sirven o sustentan.

Los estratos vegetacionales presentes en la zona de estudio con más potencial de infiltración de las precipitaciones y retención de la escorrentía, son los que concentran el bosque esclerófilo, los matorrales espinosos y los matorrales bajos de altitud, todos los cuales se ubican entre los 1.000 msnm y 2.600 msnm de la subcuenca del río Maipo Alto, abarcando una superficie de 1.264 km2, o un 25,9% del área de la misma. Recordando que las áreas protegidas en la comuna de San José de Maipo suman 450 km2, existen al menos 814 km2 de bosque esclerófilo y matorrales que no cuentan con algún tipo de protección. En virtud de la Estrategia Nacional de Biodiversidad, y del rol que la vegetación y el control del uso del suelo ejercen sobre la limitación de la escorrentía y la infiltración de las lluvias en una cuenca, los esfuerzos de protección de áreas silvestres deberían enfocarse más en los estratos mencionados anteriormente, que han estado históricamente sometidos a fuertes presiones antrópicas, que en los ubicados a mayor altitud (herbazales y desierto). Esto se vuelve especialmente prioritario si la isoterma cero comienza a elevarse a los niveles

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predichos en los escenarios B2 o A2, tanto por la necesidad de hacer frente a una muy superior área de drenaje, de mayor coeficiente de escorrentía que los terrenos más bajos, como por la oportunidad de expandir el bosque esclerófilo hacia estratos superiores, donde las condiciones climáticas que determinan la fisionomía de la vegetación serían menos severas, producto del calentamiento local de los mismos.

6.8. Otros Criterios y Observaciones

Adicionalmente a lo propuesto con respecto a eventos de turbiedad y crecida, se reitera la consideración de las observaciones hechas por Brown al DS 1199, en su próxima revisión, en cuanto a establecer una definición más clara de frecuencia de ocurrencia de fallas, la inclusión explícita de derechos consuntivos permanentes discontinuos o alternados como recurso para suplir la demanda de agua potable, y la revisión de lo que actualmente se considera el día de máximo consumo de agua potable, que perfectamente podría acaecer en un año que no sea el quinto del plan de desarrollo.

La detección de la inconsistencia en las Bases Definitivas del Estudio Tarifario de Aguas Andinas (2010 – 2015), con respecto al artículo 97 del DS 1199/04, plantea la necesidad de revisar las bases en su totalidad, y hacer coincidir fielmente lo estipulado en ellas, con lo escrito en los documentos legales, en caso de que existan más errores presentes. Si bien sólo se encontró una irregularidad, que en términos prácticos es favorable al consumidor de agua potable (legalmente, éste debe ser avisado con 24 horas de anticipación en caso de interrupción del servicio, y no 48 horas como dicen las bases), esto no implica que ella sea la única, ni que, de haber otras, sean igualmente favorables al usuario final.

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Page 84: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

78

VIII. Anexos

Tabla A1: Coeficientes de escorrentía para cuencas rurales

Fuente: Texas Department of Transportation (2009)

Ecuación A1: Método Racional

� � # $ ����

Donde � es el caudal instantáneo máximo [m3/s], # el coeficiente de escorrentía (adimensional), $ la intensidad media de las precipitaciones en un tiempo igual al tiempo de concentración [mm/h], y � el área de drenaje de la cuenca [ha]. Por condiciones de validez del modelo, esta última variable debe ser inferior a 80 hectáreas.

Page 85: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

79

Tabla A2: Precipitaciones en la estación Santiago Quinta Normal, semestre pluvial 1920 – 1926

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

Día del máximo

1920 Abril 0,2 0,2 17 1920 Mayo 100,9 29,2 25 1920 Junio 81,4 18,9 6 1920 Julio 47,9 34 20 1920 Agosto 23,7 22,9 12 1920 Septiembre 0,9 0,9 13

1921 Abril 14,5 14,2 24 1921 Mayo 248,5 65 24 1921 Junio 95 35,4 24 1921 Julio 0,9 0,7 19 1921 Agosto 52,5 29,9 4 1921 Septiembre 21,8 11,5 22

1922 Abril 0,1 0,1 19 1922 Mayo 24 19,4 21 1922 Junio 215,8 72,6 10 1922 Julio 52,8 34,5 30 1922 Agosto 85,5 29,2 16 1922 Septiembre 39,1 24,1 16

1923 Abril 0,3 0,2 28 1923 Mayo 7 6,7 6 1923 Junio 71,9 21,4 12 1923 Julio 98,4 31,7 15 1923 Agosto 78,9 19,8 26 1923 Septiembre 13,1 11,9 27

1924 Abril 0,9 0,9 20 1924 Mayo - - - 1924 Junio 16,5 10,9 6 1924 Julio 10 8,1 3 1924 Agosto 11 11 8 1924 Septiembre 11,8 5,1 14

1925 Abril 2,3 2,3 5 1925 Mayo 24,5 23,3 8 1925 Junio 8,5 8,2 11 1925 Julio 72,2 29,1 23 1925 Agosto 1,5 1,5 17 1925 Septiembre 138,5 27 6

1926 Abril 0,1 0,1 10 1926 Mayo 34,9 21,9 21 1926 Junio 433 103,4 18 1926 Julio 234,3 63,3 6 1926 Agosto 44 21,5 11 1926 Septiembre 8 5,7 7

Fuente: DMC

Page 86: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

80

Tabla A3: Precipitaciones en la estación Santiago Quinta Normal, semestre pluvial 1927 – 1933

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

Día del máximo

1927 Abril 0,9 0,9 20 1927 Mayo 77,5 36,4 27 1927 Junio 110,7 50,4 1 1927 Julio 111,5 34,4 5 1927 Agosto 29,2 25 12 1927 Septiembre 68,3 18,5 1

1928 Abril 32,2 31,8 9 1928 Mayo 96,9 40,4 28 1928 Junio 159,3 40,3 4 1928 Julio 36,2 27 11 1928 Agosto 4,1 2,5 9 1928 Septiembre 10,2 9,5 3

1929 Abril 18 12,3 25 1929 Mayo 15 9 8 1929 Junio 90 61,3 12 1929 Julio 95 34,7 17 1929 Agosto 151 60,7 29 1929 Septiembre 12 5,9 22

1930 Abril 18 12,3 25 1930 Mayo 15 9 8 1930 Junio 90 61,3 12 1930 Julio 95 34,7 17 1930 Agosto 151 60,7 29 1930 Septiembre 15 5,9 22

1931 Abril 7 4,7 19 1931 Mayo 21 19,1 22 1931 Junio 47 14 25 1931 Julio 101 46,1 22 1931 Agosto 63 20,3 12 1931 Septiembre 44 24,1 9

1932 Abril 7 7 2 1932 Mayo 43 17,6 20 1932 Junio 66 51,7 23 1932 Julio 91 36,2 20 1932 Agosto 106 48 4 1932 Septiembre 20 19,2 18

1933 Abril 0,1 0,1 8 1933 Mayo 66 21,7 18 1933 Junio 82 26,1 11 1933 Julio 31 9 25 1933 Agosto 55 23,2 22 1933 Septiembre 24 20,8 17

Fuente: DMC

Page 87: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

81

Tabla A4: Precipitaciones en la estación Santiago Quinta Normal, semestre pluvial 1934 – 1940

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

Día del máximo

1934 Abril - - - 1934 Mayo 268 73 19 1934 Junio 146 55,5 3 1934 Julio 30 9,1 31 1934 Agosto 9 1,5 6 1934 Septiembre 14 12,4 5

1935 Abril 3 2 12 1935 Mayo 22 13,5 16 1935 Junio 86 45,3 13 1935 Julio 37 17,3 8 1935 Agosto 29 11,2 6 1935 Septiembre 30 19,8 2

1936 Abril 17 10,4 20 1936 Mayo 134 27,1 19 1936 Junio 65 17,5 19 1936 Julio 76 32,3 22 1936 Agosto 62 28,3 19 1936 Septiembre 11 10,5 3

1937 Abril 0,1 0,1 6 1937 Mayo 42 17,1 15 1937 Junio 69 36,6 24 1937 Julio 95 25,6 15 1937 Agosto 71 12,6 22 1937 Septiembre 49 13,5 15

1938 Abril 9 5,6 14 1938 Mayo 46 28,1 19 1938 Junio 59 36 19 1938 Julio 30 12,8 30 1938 Agosto 1,4 1,2 26 1938 Septiembre 0,5 0,5 17

1939 Abril - - - 1939 Mayo 71 48,9 12 1939 Junio 89 42,3 23 1939 Julio 15 10,6 31 1939 Agosto 39 21,3 8 1939 Septiembre 18 16,6 1

1940 Abril 18 14,5 20 1940 Mayo 18 12,4 22 1940 Junio 84 41,8 6 1940 Julio 148 56,2 19 1940 Agosto 21 9,7 28 1940 Septiembre 23 6,6 6

Fuente: DMC

Page 88: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

82

Tabla A5: Precipitaciones en la estación Santiago Quinta Normal, semestre pluvial 1941 – 1947

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

Día del máximo

1941 Abril 86 30,7 26 1941 Mayo 100 50,1 8 1941 Junio 120 42,4 7 1941 Julio 167 61,4 23 1941 Agosto 145 65,7 9 1941 Septiembre 9,3 9,3 1

1942 Abril - - - 1942 Mayo 33 18,6 16 1942 Junio 95 46,1 13 1942 Julio 84 26,8 15 1942 Agosto 117 25,6 9 1942 Septiembre 16 7,8 17

1943 Abril 6 5,7 28 1943 Mayo 31 14,4 27 1943 Junio 25 7,9 21 1943 Julio 31 13,2 17 1943 Agosto 32 25,2 18 1943 Septiembre 27 9,7 19

1944 Abril 13 9,8 2 1944 Mayo 65 30,5 12 1944 Junio 136 48 10 1944 Julio 21 11 6 1944 Agosto 173 51 14 1944 Septiembre 2 1,2 2

1945 Abril 21 16,5 26 1945 Mayo 5 5,3 12 1945 Junio - - 21/29 1945 Julio 37 11,3 18 1945 Agosto 72 50,2 1 1945 Septiembre 27 14,5 11

1946 Abril 11 10 8 1946 Mayo 14 11 20 1946 Junio 29 9 25 1946 Julio 39 29 9 1946 Agosto 26 24 24 1946 Septiembre 1 1 2

1947 Abril 2,7 2,2 29 1947 Mayo 22,7 21,3 20 1947 Junio 110,8 39,3 30 1947 Julio 31,2 16,7 16 1947 Agosto 63 32,8 28 1947 Septiembre 3 1,2 26

Fuente: DMC

Page 89: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

83

Tabla A6: Precipitaciones en la estación Santiago Quinta Normal, semestre pluvial 1948 – 1954

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

Día del máximo

1948 Abril 47,1 30,5 21 1948 Mayo 80,2 49,2 13 1948 Junio 32,4 32,4 20 1948 Julio 164,7 41,5 12 1948 Agosto 11,5 8,6 9 1948 Septiembre 21,1 12,5 25

1949 Abril - - - 1949 Mayo 185,1 55 19 1949 Junio 46 19 21 1949 Julio 21,6 18,8 11 1949 Agosto 39,3 22,1 12 1949 Septiembre 2,2 1,6 23

1950 Abril 77,2 61,7 6 1950 Mayo 80,9 44,3 13 1950 Junio 16,8 16,6 17 1950 Julio 0,1 0,1 12 1950 Agosto 45,1 15,2 31 1950 Septiembre 39,3 13,8 8

1951 Abril 20 11,5 20 1951 Mayo 81 29,6 16 1951 Junio 65 23 13 1951 Julio 106 34 5 1951 Agosto 13 9 1 1951 Septiembre 36 13,7 9

1952 Abril - - - 1952 Mayo 98 29,2 12 1952 Junio 102 43,3 21 1952 Julio 40 18,9 9 1952 Agosto 28 11,9 22 1952 Septiembre 41 19,4 13

1953 Abril 24,2 24,2 19 1953 Mayo 23,2 23,2 26 1953 Junio 20,9 20,9 24 1953 Julio 48,1 48,1 7 1953 Agosto 76,1 76,1 19 1953 Septiembre 31,2 31,2 1

1954 Abril 60,7 30 7 1954 Mayo 67,9 30,8 25 1954 Junio 95,2 22,8 3 1954 Julio 71,1 40,7 13 1954 Agosto 13,5 8 1 1954 Septiembre 12 10,9 3

Fuente: DMC

Page 90: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

84

Tabla A7: Precipitaciones en la estación Santiago Quinta Normal, semestre pluvial 1955 – 1961

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

Día del máximo

1955 Abril 14 8,3 6 1955 Mayo 45 20,8 15 1955 Junio 53 17,8 4 1955 Julio 21 14,5 4 1955 Agosto 21 11,5 30 1955 Septiembre 5 2,2 20

1956 Abril 13 9 26 1956 Mayo 37 20 26 1956 Junio 5 4 8 1956 Julio 64 44 16 1956 Agosto 77 25 1 1956 Septiembre 14 7 21/31

1957 Abril 2 2 26 1957 Mayo 161 59 19 1957 Junio 23 11 14 1957 Julio 44 14 6 1957 Agosto 42 39 22 1957 Septiembre 16 9 6

1958 Abril 0,2 0,2 10 1958 Mayo 98 46,2 15 1958 Junio 108 32,9 1 1958 Julio 23 13,7 26 1958 Agosto 91 46 14 1958 Septiembre 7,2 6,3 3

1959 Abril 60 28,6 14 1959 Mayo 58 45,7 14 1959 Junio 79 24,8 23 1959 Julio 45 29,7 3 1959 Agosto 42 9,4 5 1959 Septiembre 11 9,6 7

1960 Abril - - - 1960 Mayo 21,2 21,2 17 1960 Junio 89 38,7 22 1960 Julio 54,3 19,3 28 1960 Agosto 21,1 11,2 11 1960 Septiembre 5,3 4,5 22

1961 Abril - - - 1961 Mayo 21,7 17,6 30 1961 Junio 79,5 20,7 6 1961 Julio 16,8 5,5 10 1961 Agosto 67,7 21,4 28 1961 Septiembre 32,3 19,6 2

Fuente: DMC

Page 91: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

85

Tabla A8: Precipitaciones en la estación Santiago Quinta Normal, semestre pluvial 1962 – 1968

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

Día del máximo

1962 Abril 0,4 0,2 6/29 1962 Mayo 12,9 4,6 28 1962 Junio 149,9 60,3 24 1962 Julio 14,1 10,5 7 1962 Agosto 32,1 14,9 9 1962 Septiembre 6 4,2 26

1963 Abril 0,4 0,4 14 1963 Mayo 27,1 18 21 1963 Junio 34,1 29,3 26 1963 Julio 146,5 53,4 10 1963 Agosto 104,7 58,8 20 1963 Septiembre 108 31,8 2

1964 Abril 0,9 0,5 29 1964 Mayo 0,2 0,2 13 1964 Junio 84 34,4 2 1964 Julio 36 28,1 6 1964 Agosto 61 25 16 1964 Septiembre 0,3 0,2 24

1965 Abril 36,4 14,2 9 1965 Mayo 33,3 24 12 1965 Junio 14,7 10,2 5 1965 Julio 130,8 48,5 24 1965 Agosto 159,4 50,7 10 1965 Septiembre 3,5 2 3

1966 Abril 35 19 18 1966 Mayo 7 7 20 1966 Junio 133 31 15 1966 Julio 104 45,9 10 1966 Agosto 45 18,9 1 1966 Septiembre 1 0,5 29

1967 Abril 1,3 1,3 22 1967 Mayo 12,4 7,6 17 1967 Junio 36,2 18,3 4 1967 Julio 55,2 12,4 18 1967 Agosto 20 17,6 28 1967 Septiembre 30,7 28,9 10

1968 Abril 14 13,7 18 1968 Mayo - - - 1968 Junio 7,8 4,1 16 1968 Julio 4,6 4,5 23 1968 Agosto 9,9 9,6 17 1968 Septiembre 32,7 18 8

Fuente: DMC

Page 92: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

86

Tabla A9: Precipitaciones en la estación Santiago Quinta Normal, semestre pluvial 1969 – 1975

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

Día del máximo

1969 Abril 19,9 13,4 30 1969 Mayo 22,5 15,1 10 1969 Junio 62,6 26,7 7 1969 Julio 22,1 17,7 4 1969 Agosto 45,8 25,6 4 1969 Septiembre 1,6 1,6 28

1970 Abril - - - 1970 Mayo 75,8 27,1 3 1970 Junio 32,3 19,7 16 1970 Julio 164,9 51,5 4 1970 Agosto 6,9 5,8 12 1970 Septiembre 21,6 15,9 30

1971 Abril 2,2 2,2 20 1971 Mayo 33 29,4 23 1971 Junio 129,2 68,7 20 1971 Julio 31,3 29,7 1 1971 Agosto 32,4 13,5 2 1971 Septiembre 5,7 5 10

1972 Abril 4 4 23 1972 Mayo 125,7 38,8 6 1972 Junio 166,2 32,9 13 1972 Julio 52,6 42,4 5 1972 Agosto 151,2 58 12 1972 Septiembre 49,5 13,4 16

1973 Abril 4 2,5 27 1973 Mayo 17,4 4,5 18 1973 Junio 32,1 26,8 15 1973 Julio 77,2 25,8 8 1973 Agosto 0,7 0,7 14 1973 Septiembre 6 5,9 27

1974 Abril - - - 1974 Mayo 100,8 49 21 1974 Junio 228,1 57,3 29 1974 Julio 35,3 14,7 1 1974 Agosto 14,1 9,3 28 1974 Septiembre 22 12,6 24

1975 Abril 14,9 10,8 21 1975 Mayo 18,3 14,2 30 1975 Junio 2,2 1,9 1 1975 Julio 111,4 30,5 3 1975 Agosto 20,1 7,2 1 1975 Septiembre 1,1 0,7 24

Fuente: DMC

Page 93: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

87

Tabla A10: Precipitaciones en la estación Santiago Quinta Normal, semestre pluvial 1976 – 1982

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

Día del máximo

1976 Abril 1,6 1,6 17 1976 Mayo 18,4 9,9 27 1976 Junio 51,9 25,6 4 1976 Julio 6,5 4,5 19 1976 Agosto 34,8 12 7 1976 Septiembre 16,5 10,6 27

1977 Abril 20,5 20,3 30 1977 Mayo 28,9 12,9 24 1977 Junio 123,1 29,9 26 1977 Julio 121,4 31,4 22 1977 Agosto 48,2 32,5 11 1977 Septiembre 1,5 1,5 12

1978 Abril - - - 1978 Mayo 19,1 15,9 12 1978 Junio 54,5 26,7 18 1978 Julio 222,3 44,8 14 1978 Agosto 14,9 10,8 28 1978 Septiembre 26,1 10,7 16

1979 Abril *** *** *** 1979 Mayo *** *** *** 1979 Junio *** *** *** 1979 Julio *** *** *** 1979 Agosto *** *** *** 1979 Septiembre *** *** ***

1980 Abril 48,6 19,4 10 1980 Mayo 44,9 25,5 9 1980 Junio 60,3 20,1 23 1980 Julio 63,9 31,1 18 1980 Agosto 14,1 8,4 3 1980 Septiembre 61,8 30 29

1981 Abril 0,7 0,5 24 1981 Mayo 183 85,6 30 1981 Junio 20 19,4 20 1981 Julio 30 10,6 14 1981 Agosto 11 7,9 30 1981 Septiembre 14,5 5,9 8

1982 Abril 0,8 0,6 17 1982 Mayo 111 51,9 12 1982 Junio 275,5 61,2 26 1982 Julio 102,9 25,5 15 1982 Agosto 64,8 42,7 12 1982 Septiembre 39,5 21 14

Fuente: DMC

***: El anuario climatológico de 1979 se extravió.

Page 94: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

88

Tabla A11: Precipitaciones en la estación Santiago Quinta Normal, semestre pluvial 1983 – 1989

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

Día del máximo

1983 Abril 24,5 17,2 23 1983 Mayo 57,5 30,5 18 1983 Junio 103 44,3 18 1983 Julio 89,8 44,3 5 1983 Agosto 44,5 11,7 28 1983 Septiembre 34,9 12,5 27

1984 Abril 1,4 1,4 15 1984 Mayo 65,5 28,6 3 1984 Junio 40,5 11,2 10 1984 Julio 245,9 77,6 4 1984 Agosto 48,6 16,9 17 1984 Septiembre 24,4 12,9 23

1985 Abril 0,2 0,2 25 1985 Mayo 37,4 11,2 17 1985 Junio 19,7 18 13 1985 Julio 67,6 21,5 3 1985 Agosto 7,7 7,1 5 1985 Septiembre 6,5 48 12

1986 Abril 26,1 23,8 20 1986 Mayo 90 40,2 27 1986 Junio 108,3 40,6 15 1986 Julio 0,6 0,4 28 1986 Agosto 53,8 36,3 20 1986 Septiembre 3,1 3,1 15

1987 Abril 10,5 10,3 30 1987 Mayo 46,4 17,9 6 1987 Junio 36,7 31,7 2 1987 Julio 354,9 65,7 15 1987 Agosto 182,3 93,8 11 1987 Septiembre 16,2 14,1 1

1988 Abril - - - 1988 Mayo 5 4,2 15 1988 Junio 12 5,6 16 1988 Julio 33,1 16,5 16 1988 Agosto 52,7 23,2 18 1988 Septiembre 10,2 4,7 21

1989 Abril 38,2 37,1 29 1989 Mayo 25 18,6 3 1989 Junio 17,7 17 29 1989 Julio 95,1 40,8 26 1989 Agosto 108,7 30 23 1989 Septiembre 15,5 7,6 3

Fuente: DMC

Page 95: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

89

Tabla A12: Precipitaciones en la estación Santiago Quinta Normal, semestre pluvial 1990 – 1996

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

Día del máximo

1990 Abril 1,1 1 23 1990 Mayo 6,4 5,6 9 1990 Junio 1,6 1,5 22 1990 Julio 75,1 44 7 1990 Agosto 70,3 56,1 30 1990 Septiembre 23,4 13,4 18

1991 Abril 1,9 1,4 12 1991 Mayo 72,2 33 26 1991 Junio 112,2 36,1 19 1991 Julio 94,7 33,1 19 1991 Agosto 3,2 1,4 31 1991 Septiembre 52,5 24,4 15

1992 Abril 41 15,3 29 1992 Mayo 129,5 44,3 25 1992 Junio 170,3 60,8 5 1992 Julio 23,3 14,8 1 1992 Agosto 57,7 26 30 1992 Septiembre 20,7 20 16

1993 Abril 101,7 35,2 14 1993 Mayo 80,2 35,4 5 1993 Junio 34,7 17 3 1993 Julio 52,2 31,8 1 1993 Agosto 30,7 29,8 29 1993 Septiembre 7,1 4,6 21

1994 Abril 19,3 11,6 26 1994 Mayo 44,5 27,8 22 1994 Junio 44,5 17,9 29 1994 Julio 82,7 33,5 20 1994 Agosto 16,5 11,1 7 1994 Septiembre 17,6 17,6 23

1995 Abril 18,7 13,1 27 1995 Mayo 8,6 8,6 5 1995 Junio 47,2 14,5 5 1995 Julio 54,8 24,8 23 1995 Agosto 22,3 17,7 13 1995 Septiembre 11,6 17,6 12

1996 Abril 54 41,4 2 1996 Mayo 14,7 14,7 15 1996 Junio 31,7 26,1 13 1996 Julio 25,2 15,3 6 1996 Agosto 29,8 13,1 5 1996 Septiembre 2,2 2,1 17

Fuente: DMC

Page 96: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

90

Tabla A13: Precipitaciones en la estación Santiago Quinta Normal, semestre pluvial 1997 – 2003

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

Día del máximo

1997 Abril 0,5 0,5 23 1997 Mayo 126,1 50,9 29 1997 Junio 259 43,1 22 1997 Julio 60,2 36 30 1997 Agosto 98,9 54,2 16 1997 Septiembre 85,5 20,1 6

1998 Abril 32,7 16,5 26 1998 Mayo 13,8 6,7 10 1998 Junio 22,6 11,4 5 1998 Julio 0,2 0,2 23 1998 Agosto 0,6 0,6 23 1998 Septiembre 15,1 11 25

1999 Abril 12,9 7,6 1 1999 Mayo 0,9 0,7 27 1999 Junio 31,2 24,4 28 1999 Julio 43,4 18,6 11 1999 Agosto 109,9 28 29 1999 Septiembre 100,1 31,3 7

2000 Abril 17,6 14,2 13 2000 Mayo 20 13,9 14 2000 Junio 261,5 58,4 13 2000 Julio 28,5 18,1 20 2000 Agosto 0,5 0,2 - 2000 Septiembre 116,5 52,9 9

2001 Abril 16,1 13,5 13 2001 Mayo 32,3 19 14 2001 Junio 0,3 0,3 30 2001 Julio 186,6 57,7 18 2001 Agosto 50,2 25,4 25 2001 Septiembre 15,8 9,5 29

2002 Abril 13,6 9,8 9 2002 Mayo 137,9 63,5 25 2002 Junio 247,5 111,1 3 2002 Julio 92,3 47,4 20 2002 Agosto 74,2 15,4 24 2002 Septiembre 28,3 16,3 4

2003 Abril 0,2 0,2 16 2003 Mayo 82,5 60,3 20 2003 Junio 31,3 10,9 14 2003 Julio 68,3 36,6 7 2003 Agosto 5,5 4 4 2003 Septiembre 19,9 5,6 27

Fuente: DMC

Page 97: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

91

Tabla A14: Precipitaciones en la estación Santiago Quinta Normal, semestre pluvial 2004 – 2008

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

Día del máximo

2004 Abril 39,2 22,6 21 2004 Mayo 16,4 10,9 20 2004 Junio 44,1 30,8 9 2004 Julio 95,2 35,8 13 2004 Agosto 55,9 30,4 2 2004 Septiembre 23,7 13,1 6

2005 Abril 5,7 2,6 28 2005 Mayo 54,4 17,8 18 2005 Junio 146 57,5 27 2005 Julio 27,8 11,2 1 2005 Agosto 137,3 43,4 26 2005 Septiembre 16,6 8,3 3

2006 Abril 1,5 1,2 12 2006 Mayo 7,3 5,9 15 2006 Junio 79,8 57,4 7 2006 Julio 130 30,3 12 2006 Agosto 50,3 18,2 8 2006 Septiembre 1,1 1,1 18

2007 Abril - - - 2007 Mayo 145 9 31 2007 Junio 53,9 28 13 2007 Julio 22,9 6,8 13 2007 Agosto 31,1 19,5 8 2007 Septiembre 0,6 0,4 13

2008 Abril 7,5 7,3 27 2008 Mayo 109,9 35,7 22 2008 Junio 51 28,2 4 2008 Julio 34,7 10,4 22 2008 Agosto 130,8 78,3 15 2008 Septiembre 4,3 1,2 4

Fuente: DMC

Page 98: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

92

Tabla A15: Precipitaciones en la estación San José de Maipo (Subcom.), semestre pluvial 1975 – 1981

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

1975 Abril * * 1975 Mayo 54 32 1975 Junio 30 25 1975 Julio 50 20 1975 Agosto 98 34,5 1975 Septiembre - -

1976 Abril 3 3 1976 Mayo 43 17 1976 Junio 72 48 1976 Julio 25 14 1976 Agosto 26 11 1976 Septiembre 67,5 39

1977 Abril Sin información Sin información 1977 Mayo Sin información Sin información 1977 Junio Sin información Sin información 1977 Julio Sin información Sin información 1977 Agosto Sin información Sin información 1977 Septiembre Sin información Sin información

1978 Abril - - 1978 Mayo 36 36 1978 Junio 89,5 35,5 1978 Julio 453 89 1978 Agosto 24 23 1978 Septiembre 52 25,5

1979 Abril *** *** 1979 Mayo *** *** 1979 Junio *** *** 1979 Julio *** *** 1979 Agosto *** *** 1979 Septiembre *** ***

1980 Abril 128,5 56 1980 Mayo 110 45 1980 Junio 111,5 32 1980 Julio 128,5 56 1980 Agosto 17 16 1980 Septiembre 70,5 40,5

1981 Abril 10 4 1981 Mayo 257 110 1981 Junio 21 12,3 1981 Julio 30 14,5 1981 Agosto 30 8,5 1981 Septiembre 21 19,5

Fuente: DMC

*: Precipitación caída en forma de nieve. ***: El anuario climatológico de 1979 se extravió.

Page 99: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

93

Tabla A16: Precipitaciones en la estación San José de Maipo (Subcom.), semestre pluvial 1982 – 1988

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

1982 Abril - - 1982 Mayo 149 50 1982 Junio 586,8 109,3 1982 Julio 129 27 1982 Agosto 103 42 1982 Septiembre 86,5 19,5

1983 Abril 49,5 49,5 1983 Mayo 51,5 25,5 1983 Junio 122 48 1983 Julio 133,5 53 1983 Agosto 38 13,5 1983 Septiembre 49 30

1984 Abril 22,5 22,5 1984 Mayo 81 29 1984 Junio 57 26 1984 Julio 256 50 1984 Agosto 40 11 1984 Septiembre 70 19

1985 Abril 7,5 4 1985 Mayo 65 23 1985 Junio 11,5 11,5 1985 Julio 134,2 47,5 1985 Agosto 22,3 22,3 1985 Septiembre 16,5 13

1986 Abril 29 19,5 1986 Mayo 192,8 88 1986 Junio 261,1 80 1986 Julio 2,5 2,5 1986 Agosto 92,3 61 1986 Septiembre 9 6

1987 Abril 1 1 1987 Mayo 82 31 1987 Junio 60,5 45 1987 Julio 460 89,5 1987 Agosto 306 110 1987 Septiembre 18 8,5

1988 Abril - - 1988 Mayo 25 20 1988 Junio 12 8,5 1988 Julio 70 16 1988 Agosto 129,5 55 1988 Septiembre 15 7

Fuente: DMC

Page 100: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

94

Tabla A17: Precipitaciones en la estación San José de Maipo (Subcom.), semestre pluvial 1989 – 1995

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

1989 Abril 55,5 43 1989 Mayo 44,5 24,5 1989 Junio 26 21,5 1989 Julio 11 36,5 1989 Agosto 163,5 62,5 1989 Septiembre 43,5 27,5

1990 Abril 22,5 11,5 1990 Mayo 22 20,5 1990 Junio 6,5 4,5 1990 Julio 13,6 7,5 1990 Agosto 75 52 1990 Septiembre 82,5 40

1991 Abril 16 9,5 1991 Mayo 154 56,5 1991 Junio 154 42,5 1991 Julio 198,5 53 1991 Agosto 9,5 9,5 1991 Septiembre 88 50,5

1992 Abril 84,5 35 1992 Mayo 157,5 57 1992 Junio 169,5 48 1992 Julio 54,5 26 1992 Agosto 53 27 1992 Septiembre 37 33,5

1993 Abril 126 40 1993 Mayo 212 76 1993 Junio 30,5 13,5 1993 Julio 62,5 19 1993 Agosto 27 27 1993 Septiembre 25,5 10

1994 Abril 38,5 16,5 1994 Mayo 80,5 42 1994 Junio 50,5 21,5 1994 Julio 203,5 66 1994 Agosto 20,5 16,5 1994 Septiembre 34,5 26

1995 Abril 32 26,5 1995 Mayo 16,5 16,5 1995 Junio 96,8 28 1995 Julio 60 19,5 1995 Agosto 74 42 1995 Septiembre 38 18

Fuente: DMC

Page 101: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

95

Tabla A18: Precipitaciones en la estación San José de Maipo, semestre pluvial 1996 – 2002

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

1996 Abril 53 37 1996 Mayo 8 8 1996 Junio 49 22 1996 Julio 33 13 1996 Agosto 51 17 1996 Septiembre - -

1997 Abril 3,5 3,5 1997 Mayo 116 71 1997 Junio 442 65,5 1997 Julio 70,5 52,5 1997 Agosto 122 53 1997 Septiembre 120,5 36

1998 Abril 67,5 27 1998 Mayo 18 11,5 1998 Junio 32,5 12 1998 Julio - - 1998 Agosto - - 1998 Septiembre 18 9,5

1999 Abril 37,5 21,5 1999 Mayo 25 23,5 1999 Junio 59,5 38 1999 Julio 22,5 19,5 1999 Agosto 101 29,5 1999 Septiembre 103,5 30

2000 Abril 38,5 19,5 2000 Mayo 26 12 2000 Junio 479,5 82,5 2000 Julio 46,5 29 2000 Agosto 4 4 2000 Septiembre 123 32,5

2001 Abril 34,5 18,5 2001 Mayo 59 21 2001 Junio 10 6 2001 Julio 281 67 2001 Agosto 109 45 2001 Septiembre - -

2002 Abril 18,5 10,5 2002 Mayo 214 66 2002 Junio 278,5 100 2002 Julio 124 60,5 2002 Agosto 178 47,5 2002 Septiembre 49 15

Fuente: DMC

Page 102: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

96

Tabla A19: Precipitaciones en la estación San José de Maipo, semestre pluvial 2003 – 2008

Año Mes Total mensual [mm]

Máximo en 24 h [mm]

2003 Abril - - 2003 Mayo 59,5 30 2003 Junio 84 26 2003 Julio 107 64,5 2003 Agosto 3,5 3,5 2003 Septiembre 39,5 15,5

2004 Abril 49 22,5 2004 Mayo 22 17 2004 Junio 57,5 27,5 2004 Julio 81,5 30,5 2004 Agosto 87,5 40 2004 Septiembre 54 28,5

2005 Abril 9,5 4 2005 Mayo 136 34 2005 Junio 332,5 78,5 2005 Julio 35 78,5 2005 Agosto 35 14 2005 Septiembre 211,5 68

2006 Abril 2,5 2,5 2006 Mayo 14,5 12 2006 Junio 93,5 35 2006 Julio 240,5 70 2006 Agosto 31 19 2006 Septiembre 19 16

2007 Abril Sin información Sin información 2007 Mayo Sin información Sin información 2007 Junio Sin información Sin información 2007 Julio Sin información Sin información 2007 Agosto Sin información Sin información 2007 Septiembre Sin información Sin información

2008 Abril 23 14,5 2008 Mayo 278,5 66 2008 Junio 112,5 54 2008 Julio 56 22,5 2008 Agosto 215 93 2008 Septiembre 5,5 3,5

Fuente: DMC

Page 103: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

97

Tabla A20: Fluviometría de la estación Río Maipo en El Manzano, semestre pluvial 1948 – 1954

Año Mes Q medio mensual

[m³/s]

Qmax interpolado

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

Qmax extrapolado

o de formulario

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

1948 Abril 47,4 63,5 0,69 29 - - - 1948 Mayo 46,9 75,8 0,79 7 - - - 1948 Junio 40,5 54,8 0,60 20 - - - 1948 Julio 52,6 103,4 1,01 24 - - - 1948 Agosto 59,7 88,4 0,90 30 - - - 1948 Septiembre 69,7 98,8 0,98 30 - - -

1949 Abril 63,7 73,4 0,77 13 - - - 1949 Mayo 46,4 105,6 1,03 3 - - - 1949 Junio 44,4 64,4 0,69 30 - - - 1949 Julio 39,4 64,5 0,70 29 - - - 1949 Agosto 60,7 93,3 0,94 24 - - - 1949 Septiembre 62,5 86,2 0,88 1 - - -

1950 Abril 54,7 59,0 0,64 30 - - - 1950 Mayo 45,4 66,5 0,71 20 - - - 1950 Junio 41,0 57,0 0,62 18 - - - 1950 Julio 37,0 52,1 0,57 11 - - - 1950 Agosto 39,2 72,1 0,76 23 - - - 1950 Septiembre 49,4 70,0 0,75 26 - - -

1951 Abril 51,1 61,1 0,66 17 - - - 1951 Mayo 47,2 68,2 0,73 19 - - - 1951 Junio 52,1 85,9 0,88 14 - - - 1951 Julio 55,1 86,6 0,89 6 - - - 1951 Agosto 57,6 77,1 0,81 21 - - - 1951 Septiembre 56,0 72,4 0,77 3 - - -

1952 Abril 51,7 64,1 0,68 20 - - - 1952 Mayo 56,1 132,1 1,28 15 - - - 1952 Junio 49,6 97,9 0,99 22 - - - 1952 Julio 50,1 59,4 0,63 7 - - - 1952 Agosto 45,2 60,2 0,64 31 - - - 1952 Septiembre 62,4 83,4 0,86 14 - - -

1953 Abril 60,0 78,8 0,82 3 - - -

1953 Mayo 1953 Junio 58,8 79,7 0,83 14 - - - 1953 Julio 52,8 0 56,0 0,60 26 1953 Agosto 82,9 215,6 1,89 19 - - - 1953 Septiembre 109,4 173,2 1,59 24 - - -

1954 Abril 68,9 102,9 1,03 1 - - - 1954 Mayo 55,7 61,4 0,65 1 - - - 1954 Junio 59,7 84,4 0,87 9 - - - 1954 Julio 54,9 61,2 0,65 28 - - - 1954 Agosto 55,4 83,8 0,87 28 - - - 1954 Septiembre 56,4 68,8 0,73 1 - - -

Fuente: DGA

Page 104: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

98

Tabla A21: Fluviometría de la estación Río Maipo en El Manzano, semestre pluvial 1955 – 1961

Año Mes Q medio mensual

[m³/s]

Qmax interpolado

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

Qmax extrapolado

o de formulario

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

1955 Abril 51,1 62,3 0,66 3 - - - 1955 Mayo 43,3 77,2 0,81 15 - - - 1955 Junio 50,5 59,5 0,65 5 1955 Julio 45,3 47,8 0,51 17 1955 Agosto 42,0 46,2 0,49 7 1955 Septiembre 45,0 51,8 0,56 25

1956 Abril 46,8 61,9 0,68 30 - - - 1956 Mayo 42,4 55,9 0,61 3 - - - 1956 Junio 39,5 44,0 0,46 1 - - - 1956 Julio 32,6 44,1 0,46 25 - - - 1956 Agosto 35,8 46,9 0,50 9 - - - 1956 Septiembre 43,8 64,0 0,70 30 - - -

1957 Abril 51,2 45,0 0,48 29 59,5 0,65 3 1957 Mayo 40,3 72,7 0,78 20 - - - 1957 Junio 41,5 51,1 0,55 19 - - - 1957 Julio 41,9 54,3 0,59 4 - - - 1957 Agosto 41,1 51,5 0,56 3 52,6 0,57 28 1957 Septiembre 45,5 56,4 0,62 23 - - -

1958 Abril 44,9 50,1 0,50 21 - - - 1958 Mayo 40,7 63,6 0,64 23 - - - 1958 Junio 54,1 175,0 1,54 16 - - - 1958 Julio 44,7 55,9 0,56 13 60,0 0,60 2 1958 Agosto 40,0 64,3 0,64 31 - - - 1958 Septiembre 61,5 88,5 0,87 19 - - -

1959 Abril 65,6 91,8 0,90 18 - - - 1959 Mayo 57,1 79,6 0,79 1 - - - 1959 Junio 49,2 63,9 0,64 2 - - - 1959 Julio 59,3 122,0 1,14 17 - - - 1959 Agosto 60,9 72,1 0,72 18 - - - 1959 Septiembre 68,9 113,2 1,07 26 - - -

1960 Abril 58,7 73,5 0,62 17 - - - 1960 Mayo 48,1 63,9 0,54 1 - - - 1960 Junio 58,7 286,4 1,84 25 - - - 1960 Julio 54,9 67,2 0,57 29 67,4 0,57 13 1960 Agosto 57,2 74,5 0,63 26 - - - 1960 Septiembre 66,4 111,2 0,89 30 - - -

1961 Abril 76,2 132,7 1,03 3 - - - 1961 Mayo 52,9 119,2 0,95 31 - - - 1961 Junio 71,7 239,0 1,60 7 - - -

1961 Julio - - - 1961 Agosto 58,6 70,6 0,60 16 - - - 1961 Septiembre 76,4 131,4 1,02 30 - - -

Fuente: DGA

Page 105: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

99

Tabla A22: Fluviometría de la estación Río Maipo en El Manzano, semestre pluvial 1962 – 1968

Año Mes Q medio mensual

[m³/s]

Qmax interpolado

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

Qmax extrapolado

o de formulario

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

1962 Abril 72,6 75,0 0,63 28 90,0 0,75 1 1962 Mayo 56,6 77,7 0,66 5 - - - 1962 Junio 57,2 146,6 1,11 25 - - - 1962 Julio 59,7 77,5 0,65 12 - - - 1962 Agosto 58,9 79,2 0,67 4 - - - 1962 Septiembre 59,4 84,0 0,71 22 - - -

1963 Abril 59,5 - - 68,6 0,58 3 1963 Mayo 47,0 63,8 0,54 10 - - - 1963 Junio 41,5 - - 54,0 0,45 30 1963 Julio 49,7 95,2 0,91 9 - - - 1963 Agosto 56,9 133,6 1,18 21 - - - 1963 Septiembre 68,7 109,0 1,01 3 - - -

1964 Abril 81,2 97,1 0,93 1 - - - 1964 Mayo 58,3 72,5 0,73 19 - - - 1964 Junio 51,7 66,9 0,68 8 - - - 1964 Julio 48,5 94,7 0,91 6 - - - 1964 Agosto 42,9 57,4 0,58 6 - - - 1964 Septiembre 49,4 76,3 0,76 25 - - -

1965 Abril 68,9 142,1 1,24 13 - - - 1965 Mayo 45,2 55,0 0,56 29 - - - 1965 Junio 45,9 73,1 0,73 9 - - - 1965 Julio 43,5 61,9 0,63 25 - - - 1965 Agosto 71,4 236,5 1,80 15 - - - 1965 Septiembre 82,5 105,9 0,99 28 - - -

1966 Abril 92,7 96,6 0,92 1 - - - 1966 Mayo 58,2 71,2 0,72 25 - - - 1966 Junio 58,5 83,3 0,82 23 - - - 1966 Julio 57,3 81,7 0,81 23 - - - 1966 Agosto 53,0 80,2 0,79 30 - - - 1966 Septiembre 71,5 108,4 1,01 25 - - -

1967 Abril 48,8 54,7 0,56 22 - - -

1967 Mayo - - - - - - - 1967 Junio 35,6 44,9 0,44 25 - - - 1967 Julio 34,1 44,4 0,43 12 - - - 1967 Agosto 34,5 44,6 0,43 17 - - - 1967 Septiembre 37,3 52,9 0,54 16 - - -

1968 Abril 50,7 80,0 0,71 6 - - - 1968 Mayo 35,8 65,0 0,57 7 - - - 1968 Junio 24,3 41,4 0,34 6 - - - 1968 Julio 24,6 36,9 0,29 27 - - - 1968 Agosto 23,2 29,7 0,21 15 - - - 1968 Septiembre 27,5 49,3 0,86 24 - - -

Fuente: DGA

Page 106: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

100

Tabla A23: Fluviometría de la estación Río Maipo en El Manzano, semestre pluvial 1969 – 1975

Año Mes Q medio mensual

[m³/s]

Qmax interpolado

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

Qmax extrapolado

o de formulario

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

1969 Abril 33,4 66,0 1,03 29 - - - 1969 Mayo 31,9 51,9 0,89 11 - - - 1969 Junio 39,6 315,8 2,42 7 364,8 2,62 7 1969 Julio 28,7 95,0 1,25 21 - - - 1969 Agosto 33,7 57,6 0,95 16 - - - 1969 Septiembre 41,1 66,3 1,03 22 - - -

1970 Abril 44,9 62,7 1,00 8 - - - 1970 Mayo 39,5 77,2 1,13 28 - - - 1970 Junio 36,3 49,4 0,86 14 - - - 1970 Julio 40,4 71,1 1,08 15 - - - 1970 Agosto 34,1 53,3 0,90 1 - - - 1970 Septiembre 46,7 79,4 1,15 24 - - -

1971 Abril 37,0 66,3 1,03 5 - - - 1971 Mayo 26,5 37,6 0,73 8 - - - 1971 Junio 24,6 51,0 0,88 28 - - - 1971 Julio 34,4 58,6 0,96 21 - - - 1971 Agosto 35,6 50,6 0,88 27 - - - 1971 Septiembre 47,8 102,0 1,29 28 - - -

1972 Abril 49,1 72,7 1,09 6 - - - 1972 Mayo 80,5 324,8 2,46 9 446,2 2,88 9 1972 Junio 106,2 266,4 2,20 9 - - - 1972 Julio 67,1 93,3 1,24 1 - - - 1972 Agosto 90,2 274,3 2,23 13 348,3 2,56 13 1972 Septiembre 98,6 154,7 1,62 23 - - -

1973 Abril 140,0 181,7 1,77 1 - - - 1973 Mayo 79,7 99,3 1,28 19 - - - 1973 Junio 60,2 78,3 1,14 2 - - - 1973 Julio 68,8 251,3 2,12 8 - - - 1973 Agosto 59,2 66,6 1,04 30 - - - 1973 Septiembre 54,6 81,0 1,16 24 - - -

1974 Abril 55,5 79,2 1,14 10 - - - 1974 Mayo 51,4 113,2 1,37 22 - - - 1974 Junio 59,8 88,4 1,20 11 - - - 1974 Julio 52,7 75,0 1,11 10 - - - 1974 Agosto 51,0 72,3 1,09 17 - - - 1974 Septiembre 63,3 87,7 1,20 11 - - -

1975 Abril 65,6 105,5 1,32 13 - - - 1975 Mayo 51,9 64,5 1,02 15 - - - 1975 Junio 39,5 59,5 0,97 12 - - - 1975 Julio 47,1 62,3 0,99 4 - - - 1975 Agosto 51,8 67,2 1,04 22 - - - 1975 Septiembre 61,9 79,9 1,15 25 - - -

Fuente: DGA

Page 107: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

101

Tabla 24: Fluviometría de la estación Río Maipo en El Manzano, semestre pluvial 1976 – 1982

Año Mes Q medio mensual

[m³/s]

Qmax interpolado

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

Qmax extrapolado

o de formulario

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

1976 Abril 49,1 67,2 0,98 6 - - - 1976 Mayo 36,9 48,8 0,81 27 - - - 1976 Junio 41,0 96,3 1,21 16 128,3 1,45 15 1976 Julio 34,4 47,5 0,79 7 - - - 1976 Agosto 32,7 42,2 0,73 30 - - - 1976 Septiembre 36,2 61,9 0,94 17 - - -

1977 Abril 50,6 77,3 1,06 4 - - - 1977 Mayo 40,2 63,6 0,95 5 - - - 1977 Junio 41,7 126,1 1,43 30 153,0 1,60 30 1977 Julio 70,2 183,0 1,82 23 596,8 3,29 22 1977 Agosto 65,5 122,4 1,49 11 - - - 1977 Septiembre 88,1 164,6 1,72 25 - - -

1978 Abril 69,0 91,9 1,17 3 - - - 1978 Mayo 54,6 93,7 1,19 13 - - - 1978 Junio 48,2 76,8 1,04 2 - - - 1978 Julio 96,8 438,4 2,85 18 572,5 3,23 18 1978 Agosto 76,4 91,8 1,17 24 - - - 1978 Septiembre 76,0 113,9 1,35 24 - - -

1979 Abril 73,7 99,4 1,25 1 - - - 1979 Mayo 68,9 104,3 1,29 17 - - - 1979 Junio 56,5 71,7 1,03 2 - - - 1979 Julio 44,9 130,2 1,46 31 - - - 1979 Agosto 58,8 323,7 2,45 31 - - - 1979 Septiembre 64,2 96,8 1,23 1 - - -

1980 Abril 123,7 233,6 2,04 21 726,1 3,60 10 1980 Mayo 117,2 389,6 2,66 11 443,8 2,87 10 1980 Junio 98,7 199,0 1,85 28 - - - 1980 Julio 96,2 161,5 1,63 18 - - - 1980 Agosto 87,0 115,1 1,33 12 - - - 1980 Septiembre 91,6 124,7 1,39 26 - - -

1981 Abril 76,5 98,9 1,22 2 - - - 1981 Mayo 74,2 178,3 1,73 30 - - - 1981 Junio 66,2 88,3 1,15 1 - - - 1981 Julio 55,3 67,5 0,95 4 - - - 1981 Agosto 52,4 66,2 0,93 21 - - - 1981 Septiembre 54,4 81,9 1,08 26 - - -

1982 Abril 59,1 72,0 0,99 6 - - - 1982 Mayo 49,9 112,1 1,31 12 - - - 1982 Junio 104,1 698,8 3,56 27 815,8 3,88 27 1982 Julio 142,7 613,2 3,33 16 - - - 1982 Agosto 100,0 198,1 1,85 25 - - - 1982 Septiembre 144,1 329,2 2,45 15 - - -

Fuente: DGA

Page 108: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

102

Tabla A25: Fluviometría de la estación Río Maipo en El Manzano, semestre pluvial 1983 – 1989

Año Mes Q medio mensual

[m³/s]

Qmax interpolado

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

Qmax extrapolado

o de formulario

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

1983 Abril 160,7 241,8 1,83 24 - - - 1983 Mayo 99,9 159,8 1,44 1 - - - 1983 Junio 78,9 104,4 1,14 21 - - - 1983 Julio 90,7 174,4 1,52 7 - - - 1983 Agosto 87,9 131,0 1,29 8 - - - 1983 Septiembre 74,2 96,7 1,09 12 - - -

1984 Abril 67,7 89,4 1,15 4 - - - 1984 Mayo 57,0 75,5 1,05 17 - - - 1984 Junio 44,3 58,9 0,91 1 - - - 1984 Julio 63,4 188,0 1,89 4 - - - 1984 Agosto 60,2 81,6 1,17 31 - - - 1984 Septiembre 71,8 96,2 1,30 30 - - -

1985 Abril 87,4 132,4 1,69 1 - - - 1985 Mayo 76,9 145,6 1,78 17 - - - 1985 Junio 65,8 77,2 1,26 7 - - - 1985 Julio 52,0 94,7 1,39 3 - - - 1985 Agosto 46,1 69,6 1,18 26 - - - 1985 Septiembre 59,9 85,5 1,33 30 - - -

1986 Abril 111,4 93,7 1,29 3 118,8 1,49 21 1986 Mayo 97,2 88,3 1,25 28 247,6 2,34 27 1986 Junio 115,0 77,2 1,17 3 - - - 1986 Julio 88,6 104,7 1,69 15 - - - 1986 Agosto 66,7 154,2 2,00 21 - - - 1986 Septiembre 83,7 115,9 1,76 12 - - -

1987 Abril 96,3 114,3 1,75 12 - - - 1987 Mayo 69,0 98,4 1,65 8 - - - 1987 Junio 69,1 249,2 2,48 3 - - - 1987 Julio 127,4 376,7 2,93 16 725,8 3,97 14 1987 Agosto 130,3 380,3 2,95 14 - - - 1987 Septiembre 122,4 162,6 1,94 25 - - -

1988 Abril - - - - - - - 1988 Mayo 63,2 76,4 2,80 29 - - - 1988 Junio 59,6 78,3 2,82 2 - - - 1988 Julio 48,1 54,7 2,55 1 - - - 1988 Agosto 52,8 165,9 3,39 19 - - - 1988 Septiembre 56,5 88,4 2,92 30 - - -

1989 Abril 67,8 91,3 2,84 2 - - - 1989 Mayo 52,8 72,8 2,69 3 - - - 1989 Junio 40,5 53,4 2,51 13 - - - 1989 Julio 36,0 48,7 2,47 26 - - - 1989 Agosto 68,7 180,8 3,41 23 600,8 4,75 24 1989 Septiembre 82,4 109,7 2,97 30 - - -

Fuente: DGA

Page 109: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

103

Tabla A26: Fluviometría de la estación Río Maipo en El Manzano, semestre pluvial 1990 – 1996

Año Mes Q medio mensual

[m³/s]

Qmax interpolado

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

Qmax extrapolado

o de formulario

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

1990 Abril 62,7 84,6 2,83 1 - - - 1990 Mayo 58,8 88,9 2,87 10 - - - 1990 Junio 50,5 61,6 2,58 22 - - - 1990 Julio 49,7 61,5 2,58 7 - - - 1990 Agosto 52,3 112,7 3,00 31 - - - 1990 Septiembre 56,8 85,2 2,82 19 - - -

1991 Abril 63,1 121,2 3,05 13 - - - 1991 Mayo 116,6 489,2 4,49 28 1430,3 6,82 28 1991 Junio 79,0 97,8 2,68 30 - - - 1991 Julio 102,7 97,8 2,68 12 452,8 4,36 9 1991 Agosto 77,9 94,9 2,73 28 - - - 1991 Septiembre 101,8 161,6 3,15 16 - - -

1992 Abril 94,7 138,4 2,92 29 - - - 1992 Mayo 80,1 193,8 3,25 26 282,4 3,71 26 1992 Junio 80,0 97,9 2,64 5 - - - 1992 Julio 71,2 97,9 2,64 2 - - - 1992 Agosto 68,4 87,1 2,54 24 - - - 1992 Septiembre 80,7 139,8 2,93 30 - - -

1993 Abril 103,4 268,4 3,92 19 300,4 4,06 19 1993 Mayo 306,6 187,8 3,39 3 1112,4 6,18 3 1993 Junio 97,7 92,1 2,64 17 126,2 2,93 27 1993 Julio 85,1 92,1 2,64 6 - - - 1993 Agosto 76,4 87,6 2,60 23 - - - 1993 Septiembre 78,5 165,0 3,27 27 - - -

1994 Abril 69,5 165,0 3,27 27 - - - 1994 Mayo 60,7 74,4 2,76 1 - - - 1994 Junio 60,2 84,7 2,83 21 - - - 1994 Julio 76,4 209,5 3,48 25 214,1 3,50 25 1994 Agosto 75,8 90,9 2,87 30 - - - 1994 Septiembre 82,0 128,8 3,09 22 - - -

1995 Abril 75,6 107,6 2,74 5 - - - 1995 Mayo 60,3 118,0 2,80 5 - - - 1995 Junio 61,2 87,1 2,62 27 - - - 1995 Julio 55,4 72,3 2,53 4 - - - 1995 Agosto 57,4 110,3 2,76 31 - - - 1995 Septiembre 77,9 113,1 2,77 5 - - -

1996 Abril 69,5 93,7 2,66 3 - - - 1996 Mayo 50,0 65,8 2,49 1 - - - 1996 Junio 42,8 52,6 2,39 22 - - - 1996 Julio 41,4 53,9 2,40 8 - - - 1996 Agosto 38,6 54,0 2,40 17 - - - 1996 Septiembre 38,2 54,9 2,41 2 - - -

Fuente: DGA

Page 110: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

104

Tabla A27: Fluviometría de la estación Río Maipo en El Manzano, semestre pluvial 1997 – 2003

Año Mes Q medio mensual

[m³/s]

Qmax interpolado

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

Qmax extrapolado

o de formulario

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

1997 Abril 43,6 62,3 2,53 1 164,7 3,03 23 1997 Mayo 33,9 40,2 2,43 18 80,7 2,65 30 1997 Junio 65,4 117,0 2,85 23 135,2 2,98 4 1997 Julio 61,2 94,7 2,72 30 - - - 1997 Agosto 80,1 126,6 2,89 17 187,1 3,19 31 1997 Septiembre 119,2 127,3 2,89 23 183,0 3,17 3

1998 Abril 102,7 166,9 2,97 10 - - - 1998 Mayo 72,4 86,8 2,48 11 - - - 1998 Junio 60,4 72,2 2,36 1 - - - 1998 Julio 50,4 61,2 2,26 1 - - - 1998 Agosto 44,8 57,6 2,23 6 - - - 1998 Septiembre 39,1 52,4 2,18 1 - - -

1999 Abril 42,0 - - - 58,4 2,19 1 1999 Mayo 41,7 - - - 54,4 2,14 30 1999 Junio 38,0 - - - 50,3 2,09 28 1999 Julio 37,8 - - - 47,4 2,06 30 1999 Agosto 40,7 - - - 51,6 2,11 6 1999 Septiembre 60,8 - - - 101,0 2,56 22

2000 Abril 55,3 - - - 76,1 2,36 14 2000 Mayo 52,2 - - - 63,3 2,24 7 2000 Junio 81,9 - - - 547,5 4,13 14 2000 Julio 76,9 - - - 446,3 3,90 1 2000 Agosto 69,0 - - - 85,6 2,44 25 2000 Septiembre 73,4 - - - 133,6 2,78 30

2001 Abril 89,7 - - - 118,1 2,68 5 2001 Mayo 73,1 - - - 93,2 2,51 18 2001 Junio 61,5 - - - 93,9 2,51 14 2001 Julio 80,6 - - - 447,5 3,90 19 2001 Agosto 89,4 - - - 303,8 3,50 29 2001 Septiembre 83,5 - - - 128,4 2,75 1

2002 Abril 73,4 - - - 88,3 2,47 11 2002 Mayo 63,3 - - - 559,0 4,15 25 2002 Junio 81,6 - - - 132,2 2,77 4 2002 Julio 65,8 - - - 100,2 2,56 21 2002 Agosto 94,7 426,6 3,78 25 467,0 3,89 25 2002 Septiembre 76,6 141,5 2,57 5 - - -

2003 Abril 106,7 142,6 2,63 2 - - - 2003 Mayo 72,7 109,8 2,46 21 - - - 2003 Junio 73,5 111,8 2,47 7 - - - 2003 Julio 71,3 123,9 2,54 7 - - - 2003 Agosto 58,6 - - - 77,9 2,25 1 2003 Septiembre 69,6 111,0 2,47 27 - - -

Fuente: DGA

Page 111: cambio climático y eventos de emergencia en el suministro de agua

105

Tabla A28: Fluviometría de la estación Río Maipo en El Manzano, semestre pluvial 2004 – 2009

Año Mes Q medio mensual

[m³/s]

Qmax interpolado

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

Qmax extrapolado

o de formulario

[m³/s]

h limnigráfica

[m] Día

2004 Abril 66,2 93,8 2,36 16 - - - 2004 Mayo 52,3 - - - 62,4 2,12 1 2004 Junio 50,2 - - - 83,9 2,29 16 2004 Julio 48,9 - - - 62,9 2,13 18 2004 Agosto 50,7 - - - 71,0 2,20 11 2004 Septiembre 65,0 - - - 85,0 2,29 15

2005 Abril 55,3 - - - 63,3 2,13 1 2005 Mayo 50,1 89,6 2,33 10 - - - 2005 Junio - 296,8 3,33 28 443,8 3,90 27 2005 Julio - 195,2 2,88 2 - - - 2005 Agosto - 275,2 3,24 28 394,7 3,75 27 2005 Septiembre - 158,0 2,73 10 - - -

2006 Abril - 138,3 2,63 1 - - - 2006 Mayo - 97,0 2,39 1 - - - 2006 Junio - 88,5 2,33 8 - - - 2006 Julio - 471,7 3,98 12 - - - 2006 Agosto - 106,5 2,45 21 - - - 2006 Septiembre - 160,2 2,74 29 - - -

2007 Abril - 91,0 2,35 1 - - - 2007 Mayo - 70,1 2,19 13 - - - 2007 Junio - 66,0 2,15 13 - - - 2007 Julio - 148,9 2,69 5 - - - 2007 Agosto - - - - 61,8 2,11 1 2007 Septiembre - 82,7 2,29 8 - - -

2008 Abril - 69,2 2,18 5 - - - 2008 Mayo - 512,8 4,07 23 749,8 4,51 23 2008 Junio - 517,8 4,08 4 577,4 4,19 4 2008 Julio - 75,1 2,23 2 - - - 2008 Agosto - 374,7 3,62 16 - - - 2008 Septiembre - 114,6 2,50 26 - - -

2009 Abril - 104,1 2,52 1 - - - 2009 Mayo - 194,1 2,99 13 - - - 2009 Junio - 82,9 2,37 20 - - - 2009 Julio - 65,2 2,24 17 - - - 2009 Agosto - 101,1 2,50 26 - - - 2009 Septiembre - 229,7 3,14 7 517,8 4,08 6

Fuente: DGA