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Cana Biblia Comentada PadresTRANSCRIPT
JUAN 1, 4 3 -5 1 153
í ra que nada de cuanto había dicho era \ tan extraordinario como para poner de i manifiesto la totalidad de cuanto Él era. Así pues, El menciona cuáles son esas cosas mayores que Natanael vería...Habló de ángeles que ascendían y descendían sobre El, asistiéndole en su relación con toda la creación. T eodoro de Mopsuestia, C om entario a l Ev. d e Juan,1,1, 50-512S.
J a c o b p r e v io a C r i s t o s o b r e l a T ie
rra . Jacob marchó y durmió, lo cual es indicio de un espíritu sereno, y vio a los ángeles de Dios que subían y bajaban29. Es decir, previo a Cristo en la tierra: una multitud de ángeles descendía y subía hacia El para obsequiar a su Señor con
i una piadosa servidumbre. Ambrosio, gSobre Ja cob y la v ida fe liz , 2, A, 1630.
I Los PREDICADORES ASCIENDEN IMITANDO
A C r i s t o , y d e s c i e n d e n c u a n d o p r e d i
c a n . Hermanos, no sé qué hay mayor que esto: «Debajo de la higuera te vi o». Más es, desde luego, el habernos
justificado después de llamarnos que el .bernos visto postrados en las sombras
e la muerte. ¿De qué nos hubiera servi- Ho quedarnos allí, donde nos vio? ¿No
estaríamos, por ventura, allí todavía? ¿Qué es cosa mayor? ¿Cuándo hemos visto nosotros a los ángeles subir y bajar sobre el Hijo del hombre?...
Los ángeles de Dios son los buenos predicadores, que anuncian a Cristo, esto es, que suben y bajan sobre el Hijo del hombre... Mirad a Pablo en su subid a ..., mirad cómo baja el que subió. ¿Quieres saber hasta dónde subió?Hasta el tercer cielo31. ¿Quieres saber también hasta dónde bajó? Hasta dar leche a los niños32...; y lo mismo hace un padre que es elocuente y tan gran orador que haga resonar su palabra en el foro y retemblar su tribuna. Cuando ese padre vuelve a casa, si tiene algún niño, deja a un lado toda su elocuencia forense, adonde había subido, y se le ve amoldarse al niño en su lengua pueril... Si el mismo Señor subió y bajó, es evidente que sus predicadores suben por su imitación y bajan por la predicación. A gustín, Tratados sob re e l Ev. d e Juan,1, 22-2333.
28 CSCO 4/3, 54. 29 Cf. Gn 28, 10-12. 30 CSEL 32/2, 41. 31 Cf. 2 Co 12, 2-4. 32 Cf. 1 Co 3, 1-2. 33 CCL 36, 80-81: BAC 139, 221-223.
JESÚS ES INVITADO A U N AS BODAS CO N SU MADRE Y LOS D ISCÍPULO S (2, 1-4)
}Al tercer día se celebraron unas bodas en Cana de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús. 2También fueron invitados a la boda Jesús y sus discípulos. 3 Y, como faltó vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino». 4Jesús
respondió: «Mujer, ¿qué nos importa a ti y a mí? Todavía no ha llegado ni hora».
1 5 4 JUAN 2, 1 - 4
P r e s e n t a c i ó n : C risto , com o siervo, asiste a la boda de sus siervos (C r isò sto mo), que tiene lu gar en G alilea de los gentiles, no en Jerusa lén o en otro lugar de Ju d ea (C ir i lo de A le ja n d r ía ) . A sí cum ple la p rofecía de Isaías (Eusebio). Según la crono logía de Ju an , la boda fue tres días después de su bautism o (T eod o ro de M opsuf.stia). A l tercer d ía, es decir, en los ú ltim os d ías, la Palabra baja a la tierra p ara contraer m atrim on io con nuestra n atu ra leza hum ana, a la que sana (T eodoro de H e ra c le a ) . El tercer d ía tam bién representa a la T rin idad , m ien tras que el m ilagro que C risto rea liza en la boda es una p regustación de la dote de su sangre, que Jesús dará por su esposa (C esáreo ). Jesús acepta la inv itac ión a esta boda com o una oportun idad para confirm ar su in stituc ión del m atrim onio (O rígenes) p resagiando sus prop ios esponsales con la Ig lesia (A gustín ). Su p resencia santifica la in stituc ión del m atrim onio (M áxim o de T u rín ) y anu la la m ald ic ión del G énesis (C ir i lo de A le ja n d r ía ).
Cuando se acaba el vino, María se dirige a Jesús esperando un milagro, pero ¿de dónde sacó ella esa idea, si era éste el primer milagro que Juan nos narra (R omano)? Quizá también esperaba algún reconocimiento para su hijo (T eodoro de M opsuestia). Jesús, por su parte, rechaza la petición de María, aunque la amaba y respetaba (C risòstomo). Pero también vislumbramos la naturaleza divina de este rechazo (A mmonio, A gustín). El la rechaza porque se centra en el vino físico, mientras El tiene en la mente el vino de nuestra redención (M áximo de T urín), ya que espera la hora que sólo su Padre conoce (Ireneo). N o hizo el milagro por necesidad, sino para manifestar su gloria, que sólo aparecería plenamente cuando llegara su hora en la
cruz (A gustín). Como creador del tiempo, Cristo sabía cuál sería la hora más apropiada para realizar su obra, pero también honró a su madre y por eso realizó el milagro en su momento (R omano).
2, 1 Unas bodas en Cana
E l S i e r v o a s i s t e a l a b o d a d e s u s
s i e r v o s . Os he dicho ya que Él era muy conocido en Galilea, por lo que lo invitan a una boda y acude. No se cuidaba de su dignidad, sino que pretendía sólo hacer el bien de cualquier modo posible. Quien no tuvo a menos asumir la naturaleza de siervo1, con mayor razón no tendría inconveniente en asistir a los desposorios de unos siervos. Ju an C r isòstomo, H omilías sob re e l Ev. d e Juan, 21, l 2.
L a b o d a se c e l e b r a b a e n G a l i l e a . La boda no tuvo lugar en Jerusalén, sino fuera de Judea, como en una región pagana. Se trata de «la Galilea de los gentiles», como dice el profeta3. Es claro que la sinagoga de los judíos rechazó al esposo celeste, mientras que Iglesia de los gentiles lo recibió con enorme alegría. C ir i lo de A le ja n d r ía , C om entario al Ev. d e Juan, 2, l 4.
E l p r i m e r m i l a g r o t u v o l u g a r e n l a
G a l i l e a d e l o s g e n t i l e s . Considera si no es propio de este primer milagro, que nuestro Salvador realizó en Caná de Galilea convirtiendo el agua en vino, lo que al inicio de la profecía se predice con estas palabras: «Así como la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, la Galilea de
1 Cf. Flp 2, 7. 2 PG 59, 127-129: BPa 15, 157. 3 Is 9, 1. 4 Pusey 1, 204.
JUAN 2, 1 - 4 1 5 5
los gentiles»5. Este milagro era símbolo de una mayor mezcolanza mística, es decir, del cambio de una bebida corporal en una alegría espiritual e inteligible de la bebida de la fe de la nueva alianza. Eusebio de C esarea, La dem ostra ción evangélica , 9, 8, 86.
L a b o d a a c o n t e c e t r e s d í a s d e s p u é s
d e l b a u t i s m o d e J e s ú s . Este tercer día debe considerarse como el tercer día después del bautismo. El dijo que el primer día fue aquel en que Andrés y su compañero le siguieron y luego pasaron la noche con Él. El segundo día cuenta lo acontecido entre Felipe y Natanael.El tercer día señala lo sucedido en el banquete de esta boda. Estos acontecimientos sin lugar a dudas tuvieron lugar en Galilea. Nada más bautizarse, El se marchó a vivir allí. T eodoro de M op- suestia, C om en tario a l Ev. d e Juan , 1,2, l 7.
U n a b o d a e s c a t o l ó g i c a a l t e r c e r
d í a . Conforme a la teoría8 [de este pasaje], el Verbo de Dios descendió de los cielos, de forma que el esposo, al hacer propio el castigo debido a la naturaleza humana, pudiera persuadir [a su esposa] para quedar embarazada con las semillas espirituales de la sabiduría. Convocó la boda al tercer día, es decir en los últimos tiempos del mundo... C iertamente castigó la transgresión de Adán, pero de nuevo nos vendó al tercer día, es decir, en los últimos tiempos, cuando se hizo hombre por nosotros y se revistió con la naturaleza de carne de todos los hombres, resucitándola en sí mismo al tercer día de entre los muertos. Por eso [Juan] dice que la boda tuvo lugar al tercer día. T eo d o ro de H e ra c le a , F ragm en tos so b re e l Ev. d e Juan , 129.
L a d o t e d e s u r e i n o a g u a r d a . El tercer día representa el misterio de la Trinidad; los milagros de las bodas anuncian el misterio de los gozos del cielo. «Era, pues, día festivo de boda porque, al esposo que llegaba, se unía la Iglesia redimida; a aquel esposo, quiero decir, que era la promesa de todos los siglos desde el principio del mundo; que bajó a la tierra para invitar a su amada al tálamo de su majestad, dándole ahora la arras de su sangre, a la espera de otorgarle luego la dote de su reino». C esáreo de A r le s , Serm ones, 167, l 10.
2, 2 Invitados a la boda Jesús y sus discípulos
E l C r e a d o r d e l h o m b r e y d e l a
MUJER NO RECHAZA LA INVITACIÓN. Altercer día en que Jesús fue bautizado, se celebraban unas bodas en Caná de Galilea y fueron invitados la Madre de Jesús, Jesús mismo y sus discípulos. Puesto que Jesús es el Creador del hombre y de la m ujer..., no desprecia la invitación a las bodas. Por eso El dice en el evangelio, refiriéndose a la unión [matrimonial]: «Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre»11. Los herejes que rechazan el matrimonio, son ridiculizados por esta circunstancia de la invitación de Jesús y de su Madre a las bodas. O rígenes, F ragm en tos sob re e l ev. d e Juan , 2812.
L a P a l a b r a e r a e l e s p o s o . Invitado el Señor, va a las bodas. ¿Qué maravilla es
5 Is 9, 1 LXX. 6 GCS 23 (6), 424. 7 CSCO 4/3, 55.8 Es un término técnico que el pasaje proporcionapara expresar la visión de Dios. 9 TU 89, 67-68.10 CCL 104, 682-683. 11 Mt 19, 6. 12 GCS 10 (4),505.
1 5 6 JUAN 2, 1 -4
que vaya a aquella casa a las bodas quien viene a este mundo a las bodas?...Tiene, pues, aquí la esposa que redimió con su sangre y le dio como prenda al Espíritu Santo13. La salvó de la esclavitud del diablo; dio su vida por sus pecados y resucitó por su justificación. Ofrezcan los hombres preciosidades de la tierra: oro, plata, piedras preciosas, caballos, esclavos, posesiones, fincas, ¿ofrecerá, por ventura, alguien su sangre? Ciertamente, si alguien da su sangre a la esposa, no le es posible ya casarse con ella. El Señor, en cambio, muere seguro y da su vida por aquella que, resucitado, sería suya y con la que ya se había unido en el vientre de la Virgen.El Esposo es el Verbo, y la Esposa es la carne humana, y ambas cosas son uno solo y el mismo, que es el Hijo de Dios y el Hijo del hombre. El seno de la Virgen María fue como el lecho nupcial donde se hizo cabeza de la Iglesia, y de allí salió como el esposo de su tálamo. Lo había predicho ya la Escritura: «Y El es como esposo que sale del lecho nupcial y se regocija como gigante para recorrer su carrera»14. De su lecho nupcial sale como esposo quien invitado viene a las bodas. A gustín, Tratados sob re e l Ev. d e Juan , 8, 415.
E l m a t r i m o n i o q u e d a s a n t i f i c a d o
POR LA PRESENCIA DE C R IST O . El Hijo de Dios va a las bodas para santificar y bendecir con su presencia lo que, usando de su poder, había instituido al principio. Va a las bodas antes establecidas para hacerse de la vida de los pueblos una nueva esposa perpetuamente virgen. Va a las bodas uno a quien no engendraron las bodas. Va por cierto a las bodas no para gozar del banquete, sino para darse a conocer con el milagro. Va a las bodas, no para estar bebiendo sino para darse
como bebida. M áximo de T urín, Serm ones, 2316.
L a m a l d i c i ó n q u e d a a n u l a d a . Convenía que quien debía restaurar la naturaleza misma del hombre y llevarla a una condición mejor, convenía que no sólo bendijese a los que ya habían nacido, sino que también ofreciese su gracia a los que habrían de nacer más tarde y santificase su entrada en la existencia. Y hay un tercer motivo, pues en un determinado momento Dios dijo a la mujer: «Con dolor parirás los hijos»17. ¿Cómo podría alejarse de nosotros esa maldición? Además, ¿cómo iba a ser lícito casarse si estaba condenado? Esta cuestión la resuelve el Salvador por el amor que tiene a los hombres. Con su presencia honró el matrimonio, que es alegría y regocijo de todos, y así [el Salvador] canceló la antigua tristeza del parto. C ir i lo de A le ja n d r ía , C om entario a l Ev. d e Juan, 2, l 18.
2, 3 No tienen vino
¿ P o r q u é M a r í a e s p e r a u n m i l a g r o ?
Mientras Cristo participaba en la boda y la multitud de los invitados banqueteaba, llegó a faltar el vino y la alegría parecía transformarse en melancolía. El novio se puso nervioso, los esclavos murmuraban y aparecía por todas partes un gran descontento por esa falta, originándose un murmullo en toda la sala. Ante este espectáculo, María, toda pura, enseguida se lo manifestó al Hijo: «No tienen vino.Te ruego, hijo mío, que manifiestes lo
13 Cf. 2 Co 1, 22. 14 Sal 19, 5 (18, 6 LXX). 15 CCL36, 83-84: B A C 139, 228-229. Cf. También B eda, H om ilías s ob r e lo s E van ge lio s , 1 ,1 4 . 16 PL 57, 274.Véase también G r e g o r io , O ración , 40, 18. 17 Gn 3,16. 18 Pusey 1, 201.
JA N 2, 1 - 4 1 5 7
ue puedes, tú, que lo has hecho todo on sabiduría».
Te rogamos, Virgen santa, ¿cuáles son ds milagros que tú has conocido? ¿Cuá- ;s han sido para convencerte que tu lijo pudiera ofrecer vino sin haber ven- imiado antes? ¿Cuáles fueron, si Juan, ispirado por Dios, escribe que Jesús to- avía no había realizado milagro algu- io19? Enséñanos cómo pudiste invitar a esús a realizar milagros si nunca habías isto ni experimentado ninguno de sus irodigios. El interrogante que se nos iresenta ahora no es sencillo, es decir, ómo hacer lo mismo que tú pudiste lecir a tu Hijo: «Dales vino, tú que todo □ has hecho con sabiduría».
Aprendamos las palabras que la 4adre del Dios del universo nos dirige. )ice así: «Escuchad, amigos, conoced y .prended los misterios. He visto a mi ■fijo realizar milagros, incluso antes que :ste20...
Sé que yo no conocía varón alguno >ara dar al mundo un hijo de manera so- )renatural, más allá de todo posible razonamiento, es decir, permaneciendo vir- ;en como era. Y tú, hombre, ¿buscas un nilagro mayor que ese nacimiento? El ircángel Gabriel vino hasta mí y me refi- ■ió cómo nacería el que ha hecho todas as cosas con sabiduría.
Una vez que concebí, yo misma oí :ómo Isabel me llamaba Madre de Dios ncluso antes de haber puesto a mi hijo ;n el mundo21. Simeón cantó en mi alabanza después del parto22 y Ana me ce- ebró23. Los Magos vinieron desde Per- iia hasta el pesebre, porque una estrella del cielo les había anticipado el anuncio del nacimiento24. Unos pastores se hicieron mensajeros de la alegría, juntamente :on los ángeles, mientras que la creación entera se llenaba de alegría25. ¿Dónde se podrían ver milagros mayores que esos
y creer que mi Hijo lo ha hecho todo con sabiduría? R o m a n o el C a n t o r ,
H im no b r e v e sob re la boda d e Cana,18, 5-926.
M a r í a q u ie r e q u e s u H i j o se m a n i
f ie s t e . Tal vez su madre, como hacen las madres, le incitó a obrar un milagro, deseando que la grandeza de su Hijo se manifestase y pensando que la falta de vino era la ocasión perfecta para el milagro. T e o d o r o de M o p su e st ia , C om en ta rio a l Ev. d e Juan , 1, 2, 327.
2, 4 Mujer, ¿qué nos importa a ti y a mí?
J e s ú s s i e m p r e h o n r a b a a s u m a d r e .
Para haceros idea de cuánta veneración sentía por su madre, leed el pasaje en que san Lucas cuenta cómo estaba sometido a sus padres28... Cuando los padres no obstaculizan la voluntad de Dios ni se oponen a ella, la sumisión a ellos es un deber necesario, y los hijos que no la muestran se exponen a un gran peligro. Pero si los padres pretendieran de sus hijos cosas imposibles o se opusieran en cosas tocantes a la vida espiritual, lo que no estaría exento de peligro sería prestarles obediencia. J u a n
C r is ò s t o m o , H omilías sob re e l Ev. d e Juan , 21, 229.
Dios n o n e c e s i t a q u e l e r e c u e r d e n
n a d a . Regaña a la madre por haber re
19 Cf. Jn 2, 11. 20 Dado que en Caná tuvo lugar el primer milagro público, María, por medio de Romano, se puede estar refiriendo a algunas de las historias sobre Cristo niño de los evangelios apócrifos. 21 Cf. Le 1, 42 . 22 Cf. Le 2, 25 . 23 Cf. Le 2,36- 38 . 24 Cf. M t2 , 1-12. 25 Cf. Le 2, 51. 26 SC 110,306-310. 27 CSCO 4/3 , 56 . 28 Cf. Le 2, 51.29 PG 59, 130: BPa 15, 260.
1 5 8 JUAN 2, 1-4
cordado algo a Dios inoportunamente, pues El no necesita que le recuerden nada. Es como si [Jesús] le hubiera dicho: «No pienses que soy únicamente hombre, sino que también soy Dios. Todavía no ha llegado el momento de mi manifestación. Todavía no se sabe quién soy yo». A m m o n io , Fragm entos sob re e l ev. d e Ju an , 5 730.
E l r e p r o c h e q u e J e s ú s h a c e a s u
m a d r e e v i d e n c i a su d i v i n i d a d . Aunque el mismo evangelista menciona que estuvo presente la madre de Jesús, éste, sin embargo, dice: «¿Qué nos importa a ti y a mí, mujer?». Con tales palabras no rechaza a aquella de quien había tomado carne, sino que sobre todo indica su divinidad en el momento en que iba a convertir el agua en vino. Divinidad creadora de aquella mujer, no hecha en ella. A g u s t í n , C oncordancia d e los ev a n g e lis tas, 4, 10, l l 31.
E l v e r d a d e r o i n t e r é s d e J e s ú s se
h a l l a e n e l v i n o d e n u e s t r a r e d e n
c i ó n . M aría Santísima le dice: «No tienen vino». Jesús, como contrariado, le responde: «Mujer, ¿qué nos va a ti y a m í?». No cabe duda de que esta respuesta es la de uno que se ha contrariado. Pero, en mi opinión, es porque su madre le advertía tan de repente la falta de bebida material, cuando él había venido a procurar a todos los hombres del mundo la nueva bebida de la salvación eterna. Pues con lo de «to davía no ha llegado mi hora», estaba anunciando el tiempo gloriosísimo de su pasión, o el vino de nuestra redención, provechoso para la vida de todos. Lo que pedía M aría era un beneficio temporal; lo que Cristo preparaba era el gozo eterno. Con todo, el Señor en su bondad no dudó en hacer aquel pe
queño favor, mientras llegaban las gracias mayores. M á x im o de T u r ín , Serm ones, 2332.
J e s ú s s a b e e s p e r a r l a h o r a c o n o c i d a
d e a n t e m a n o p o r e l P a d r e . Nada hay de desordenado ni de intempestivo en Jesús, como tampoco sería esto congruente con el Padre. Porque el Padre conoce de antemano todas las cosas, pero el Hijo las realiza a su debido tiempo según conviene. Por eso, cuando María lo apresuraba al admirable signo del vino, queriendo participar antes de tiempo de la copa de comunión33, el Señor rechazó su prisa intempestiva di- ciéndole: «¿Qué nos afecta a mí y a ti, mujer? Aún no ha llegado mi hora», porque debía esperar la hora conocida del Padre. I r e n e o , Contra las herejías, 3, 16, 734.
L a c r u c i f i x i ó n e s l a h o r a q u e a ú n
n o h a l l e g a d o . No nos obliga a despreciar a la Madre de Cristo lo que El dijo: «¿Qué hay entre tú y yo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora»35. Más bien este texto nos llama la atención para que comprendamos que Jesús, en cuanto Dios, no tiene madre. Pues en ese momento se disponía a manifestar la majestad de su Persona36, al convertir el agua en vino. Sin embargo, cuando fue crucificado, lo fue en cuanto hombre. Y ésta era la hora que aún no había llegado. A g u s t í n , La f e y e l S ímbolo d e los Apóstoles, 4, 937.
30 TU 89, 211. 31 CSEL 43, 407: BAC 521, 653.32 PL 57, 274-275. 33 Cf. 1 Co 10, 16-17. 34 SC 211, 314. 35 Los maniqueos utilizaban este pasaje para negar que Jesús tuviera una madre terrena.36 En latín cu iu s m a jesta tis p erson am . 37 CSEL 41,12: BAC 499, 399.
JUAN 2, 1 - 4 15 9
E l C r e a d o r d e l t ie m p o n o s e h a l l a
s o m e t id o a l t ie m p o . Cristo, respondiendo a la Madre que le decía: «Concédeme esta gracia», dijo enseguida: «¿Qué nos va a ti y a mí, mujer? Todavía no ha llegado mi hora». Algunos han dejado entrever en estas palabras un significado que justifica su falta de piedad. Son los que defienden la sumisión de Cristo a las leyes naturales38...
«Ahora contesta, hijo mío -d ijo la toda pura Madre de Dios-, tú que impones a las horas el freno de la medida, ¿cómo puedes fijarte en la hora, hijo mío y Señor? ¿Cómo puedes atender al tiempo, si tú mismo has establecido los intervalos del tiempo, oh Creador del mundo visible e invisible, tú que diriges con plena sabiduría al día y a la noche, y las evoluciones inmutables con tu discreción? Tú que has establecido el curso de los años con sus ciclos bien regulados, ¿cómo puedes tener en cuenta el tiempo propicio para el milagro que te pido, tú, que todo lo has hecho con sabiduría?». «Antes que tú te dieras cuenta, venerada Madre, ya sabía yo que el vino faltaba», respondió entonces el Inefable, el Misericordioso, a la Madre muy querida. «Conozco todos los pensamientos que hay en tu corazón. Tú piensas dentro de ti: la necesidad obligará precisamente a mi hijo al milagro, pero con el pretexto de la hora lo está retrasando. Oh Madre pura, date cuenta del por qué del retraso, y cuando lo sepas, yo te concederé ciertamente ese favor, yo que todo lo he hecho con sabiduría». R omano el C antor, H imno b r e v e sob re la boda d e Cana, 18, 10-1239.
E x is t e u n o r d e n a d e c u a d o p a r a
t o d a s l a s c o s a s . [Cristo dice:] «En el mismo momento en que yo creaba cielo y tierra, y todo el universo, hubiera po
dido poner en orden todo lo que estaba formando. Pero he establecido un orden bien repartido: la creación se ha hecho en seis días. Y no porque me faltase el poder de hacerlo, sino para que el coro de los ángeles, al constatar que todo lo hacía yo en su momento, pudieran reconocer mi divinidad y celebrarla, en el siguiente canto, con el himno: “Gloria a ti, Rey poderoso, que todo lo has hecho con sabiduría”. Entiendo todo lo que te estoy diciendo, oh santa [Madre]: he querido comenzar el anuncio por los israelitas, para que aprendieran su fe esperanzada, con el objetivo de que, antes de los milagros, supieran quién me ha enviado y conocieran con certeza la gloria de mi Padre y su voluntad, y cómo Él quiere con firmeza que yo sea alabado con Él por todos. En realidad, todo lo que hace el que me ha engendrado, también yo puedo hacerlo, porque soy consustancial a Él y al Espíritu; yo, que todo lo he hecho con sabiduría. Si hubieran entendido esto cuando vieron los m ilagros, se hubieran dado cuenta que yo soy Dios antes de todos los siglos, aunque me haya hecho hombre. Sin embargo ahora, contrariamente a lo establecido, y antes de la predicación, tú me pides un milagro. Ésa es la razón de mi retraso ante tu solicitud. Debo esperar la hora de realizar milagros por ese único motivo. Pero, puesto que es necesario que los padres sean honrados por sus hijos, te haré caso, Madre, ya que puedo hacerlo todo, yo que todo lo he hecho con sabiduría». R omano el C antor, H im no b r e v e so b r e la boda d e Cana, 18, 13-1640.
38 La misma objeción pone Juan Damasceno (PG59, 134). 39 SC 110, 310-312. 40 SC 110, 312-316.
EL M ILAG RO DEL AG U A CONVERTIDA EN VINO: EL PRIM ER SIGNO (2, 5-11)
'’Dijo su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga». 6Había allí seis tinajas de piedra preparadas para las purificaciones de los judíos, cada una con capacidad de unas dos o tres metretas. 7Jesús les dijo: «Llenad de agua las tinajas». Y las llenaron hasta arriba. 8Entonces les dijo: «Sacadlas ahora y llevadlas al maestresala». A sí lo hicieron. 9Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde provenía -aunque los sirvientes que sacaron el agua lo sabían- llamó al esposo 10y le dijo: « Todos sirven primero el mejor vino, y cuando ya han bebido bien, el peor; tú, al contrario, has reservado el vino bueno hasta ahora». 11 Así, en Caná de Galilea hizo Jesús el primero de los signos con el que manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.
P r e s e n t a c i ó n : Jesú s concede a su m adre su p etic ió n p ara m ostrar que la h on raba (B eda). Las tin a jas eran p ara la p u rif icac ió n , lo que s ign ificaba que estar ían to ta lm en te lim p ias ; no p o d ía haber engaño en el m odo de rea liz a r el m ila gro (C risòstom o). Estas tin a jas tam bién s im b o lizan el v ien tre de la V irgen en el que Jesú s hab ía sido conceb ido y que tam b ién hab ía p resenciado u n a tran sfo rm ación de la n a tu ra leza . C om o re y que lleg a a su p rop io banquete , C ris to no só lo trae su p rop io v ino , sino que lo escancia a sus huéspedes com o siervo (E frén ). El hace su p ro p io v ino del evange lio a p a r tir de l agua de la le y y los p ro fetas, que, sin C risto , no tienen sabor (A gu stín ). El que creó el agua de la nada pudo cam b iar esa m ism a agua en v ino (M áxim o de T u rín ). El d eta lle que b rin d a el evange lista Ju an p rueb a la au ten tic id ad de l m ilag ro (T eo d o ro ), y a que d icho m ilag ro se d esp liega g rad u a lm ente ante todos los que lo presencian , cu lm inando con el testim on io del que m ejo r p o d ía d ar fe de lo que hab ía su ced ido , es decir, el m aestresa la de la
boda, que juzgó excelente el vino (C risòstomo). Ese vino extraordinario y abundante resultó también ser un regalo de boda generoso para la nueva pareja (T eodoro).
Jesús utiliza su poder sólo para un propósito (Efrén). Cambiar el agua en vino es un milagro que va más allá de los sentidos, y, por tanto, manifiesta el poder de Dios (H ilario). Jesús eligió testigos adecuados que podían avalar el milagro y la calidad del vino (C risòstomo). El milagro probó la filiación de Jesús (M áximo de T urín) y que era el Rey de la gloria profetizado en los salmos (B eda). Cambiar el agua en vino no se diferencia de cambiar el vino en sangre (C irilo de J erusalén), de modo que hoy seguimos celebrando el misterio del vino transformado en el banquete de la Iglesia (R omano).
2, 5 Haced lo que él os diga
J e s ú s h o n r a a s u m a d r e h a c i e n d o l o
q u e e l l a l e p id e . ¿Por qué, después de haber dicho: «Aún no ha llegado mi
JUAN 2, 5 - 1 1 16 1
hora», cumplió lo que su madre le había pedido? Para demostrar a sus enemigos y a cuantos lo consideraban sometido a la hora y al tiempo que no lo estaba en modo alguno. De haberles estado sometido, ¿cómo habría podido realizar esa obra si aún no había llegado su hora? Quiso, además, honrar a su madre para que no pareciera que se le resistía tajantemente, para que no tomara cuerpo la calumnia de que era incapaz de hacer nada extraordinario y no avergonzarla en presencia de tantas personas, pues ella, de hecho, le había enviado ya a los siervos. J uan C risòstomo, H omilías sobre el Ev. d e Juan, 22, 1
H o n r a a t u p a d r e y a t u m a d r e . No iba a dejar en mal lugar a su madre, el que nos manda honrar al padre y a la madre. Beda, H omilías sob re los E vangelios, 1, 142.
2, 6 Seis tinajas de piedra
T i n a ja s p a r a l a p u r i f i c a c i ó n , n o
p a r a l a d e c e p c i ó n . El evangelista no precisó sin motivo eso de «para las purificaciones de los judíos», no fuera a ser que algún incrédulo pensara que se había quedado en su interior alguna hez de vino que, al mezclarse con el agua vertida en ellas, habría producido una especie de vino ligerísimo. Por eso dice «para las purificaciones de los judíos», para precisar que en aquellas tinajas jamás se había guardado vino. Pues como Palestina padece escasez de agua y siendo raros allí los manantiales y fuentes, los judíos tenían tinajas llenas de agua para no verse en la obligación de acudir al río cuando quedaban impuros y para tener a mano el medio de purificarse. Ju an C risòstom o, H omilías sob re el Ev. d e Juan, 22, 2?.
Q u e e l a g u a se c o n v i e r t a d e n t r o d e
LAS TINAJAS SIMBOLIZA QUE LA NATURA
LEZA c a m b i a e n e l v ie n t r e . ¿Por qué nuestro Señor cambió la naturaleza del agua, como primer milagro? Lo hizo para demostrar que la divinidad que había transformado la naturaleza en otras cosas, también había transformado la misma naturaleza en el seno de la Virgen. Así también, como coronamiento de sus milagros, abrió el sepulcro para manifestar su independencia respecto a la muerte voraz. Selló y confirmó el doble cambio de su nacimiento y de su muerte mediante esta agua transformada sustancialmente en vino de viña, sin que los odres de piedra sufran una transformación semejante. Se trataba del símbolo de su cuerpo, concebido de forma milagrosa y creado de manera maravillosa en el seno la Virgen, sin participación de hombre alguno.
Transformó el agua en vino para hacer patente cómo se habían realizado su concepción y su nacimiento. Hace referencia a seis odres para dar testimonio de la Virgen única que le había puesto en el mundo. Los odres conciben y dan al mundo, en contra de su costumbre, un vino nuevo; pero no volvieron a repetir esta maravilla. Así también la Virgen concibió y puso en el mundo al Emma- nuel, para no concebir ya más. Con los odres [Jesús] transformó la pequeñez en grandeza y la escasez en abundancia, el agua de las fuentes en vino dulce. En cambio, en María, la grandeza y la gloria de la divinidad cambiaron su aspecto en el de la debilidad y la ignominia. Estos
1 PG 59, 134: BPa 15, 268-269. 2 CCL 122, 97.3 PG 59, 135: BPa 15, 269-270. Cesáreo de Arles descubre una analogía entre el agua de las tinajas y el bautismo, S erm ón , 167, 1.
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recipientes servían para las purificaciones de los judíos; nuestro Señor vertió su doctrina en ellos para indicar que venía conforme al camino de la ley y los profetas, para transformar todo con sus enseñanzas, igual que [había transformado] el agua en vino a la vista de todos. Efrén de N isibi, C om entario a l D iatessaron, 5, 6-74.
2, 7 Llenad de agua las tinajas
E l R e y s i r v e s u v i n o a l o s i n v i t a d o s .
Que Caná te dé gracias por haberle alegrado su banquete. La corona del esposo te ensalzó por enaltecerla. La corona de la esposa formó parte de tu victoria. En su espejo quedan trazadas y explicadas las alegorías, porque en la esposa representaste a tu Iglesia, y en sus invitados estaban presentes los tuyos. En su magnificencia ella representó tu venida. Que la fiesta le dé gracias, porque al multiplicar su vino se revelaron allí seis milagros: las seis tinajas de vino reservadas para el agua en las que ellos invitaron al Rey a verter su vino. E frén de Nisibi, H imnos sob re la virg in idad , 33, 1-25.
E l v i n o d e C r i s t o a p a r t i r d e l a g u a
d e l a l e y y d e l o s p r o f e t a s . Con la inteligencia de estos relatos del Evangelio, que en realidad son claros, quedan patentes todos los misterios ocultos en este milagro del Señor... No omite Escritura alguna de las antiguas. Eso era el agua.El Señor los llamó insensatos precisamente por eso, porque aún les sabía a agua, no a vino. ¿Cómo se hizo vino el agua? En el momento de abrirles la inteligencia y explicarles las Escrituras, comenzando desde Moisés y recorriendo todos los profetas. Por eso, embriagados ya, decían: «¿No es, por ventura, verdad que se abrasaban nuestros corazones
cuando nos abría el sentido de las Escrituras?»6. Vieron en estos libros a Cristo, en donde antes no le veían.
Jesucristo, nuestro Señor, convierte el agua en vino y ya adquiere sabor lo que no lo tenía, ya embriaga lo que primero no embriagaba. Él hubiera podido mandar derramar todo el agua que había en las hidrias y luego reemplazarla por un vino sacado de las profundidades misteriosas de la naturaleza, al modo como hizo el pan cuando dio de comer hasta hartarse a tantos miles de hombres. Y, en efecto, con cinco panes no se podía hartar a cinco mil hombres y ni siquiera llenar doce canastos7. La omnipotencia del Señor es la fuente, digamos así, del pan. Hubiera podido del mismo modo derramar el agua y llenar las hidrias de vino; pero entonces hubiera parecido que reprobaba las antiguas Escrituras.
Mientras, por el contrario, convirtiendo el agua en vino nos muestra que Él es también el autor de las Escrituras antiguas, pues por orden suya se llenaron las hidrias. Sí, de Dios son aquellas Escrituras, pero no saben a nada si no se ve en ellas a Cristo. A gustín, Tratados sob re e l Ev. d e Juan, 9, 58.
L a t r a n s f o r m a c i ó n d a t e s t i m o n i o
d e l C r e a d o r . Dijo a los sirvientes que aguardaban: «Llenad de agua las tinajas». El sirviente, obedeciendo, no tardó en hacer su trabajo, y de repente aquella agua comenzó milagrosamente a coger fuerza, a tomar color, a exhalar olor, a tener sabor, y al mismo tiempo cambió
4 CSCO 137 (Scrip. arm. 1), 61-62. 5 CSCO 224(Scrip. syr., 95), 119-120. 6 Le 24, 32. 7 Cf. Mt 14,19. 8 CCL 36, 93: BAC 139, 247-248. Véase unain t e r p r e t a c ió n s e m e ja n t e e n C e s á r e o d e A r l e s , Serm ón , 168, 4.
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toda su naturaleza. Carísimos, no se puede dudar que convirtiera el agua en vino, quien al principio la condensó en nieve, la hizo hielo duro, con los egipcios la volvió sangre, y con los israelitas sedientos ordenó que de la roca viva brotara agua; el agua que, como los pechos de la madre, nutría con el fluir de fuente nueva a la multitud innumerable de los pueblos. M áximo de T urín, Sermones, 239.
« H a s t a a r r i b a » . El no añade «hasta arriba» sin razón, sino para que no surgiese la sospecha de que, en caso de haber echado poca agua, pudiera haber sido mezclada con vino, y así, engañando su paladar, simplemente habría simulado el cambio del agua en vino. Quienes sacaban el vino [de las tinajas] también lo servían10. T eodoro de M opsuestia, C omentario a l Ev. d e Juan, 1, 2, 6-711.
2, 8 Llevadlas al maestresala
E l m i l a g r o s e d e s a r r o l l a g r a d u a l
m e n te . No quería Cristo revelar lo sucedido, sino dar a conocer poco a poco, gradualmente, su poder taumatúrgico. Si se hubiera divulgado entonces el milagro, cuando los siervos lo contaran no habrían sido creídos. Es más, se les hubiera tenido por locos de haber atribuido tan gran poder a un hombre que, en opinión de los más, era sólo uno del pueblo. Verdad es que ellos, por propia experiencia, sabían bien lo sucedido y no podían por menos de prestar fe a lo que sus propias manos habían tocado.Sin embargo, no contaban con la capacidad de hacer creer a los demás. Por lo cual, Jesús no lo reveló a todos, sino sólo a quien podía percibir mejor lo sucedido, reservándose el derecho de darlo luego a conocer más ampliamente. J uan
C risòstomo, H omilías sob re e l Ev. d e Juan , 22, 212.
V i n o p a r a e l f u t u r o d e l a p a r e j a . De acuerdo con el deseo de quien dio la orden, el agua se transformó en vino, no sólo saciando la sed de quienes bebían, sino proporcionando además vino en abundancia para el futuro de la pareja. T eodo ro de M opsuestia, C om en tario al Ev. d e Juan, 1, 2, 6-713.
2, 9 El agua convertida en vino
J e s ú s h a c e u s o d e s u p o d e r c o n u n
p r o p ó s i t o . [Jesús], que no quiso cambiar las piedras, en Caná transformó el agua. E frén de Nisibi, H imnos sob re la v ir g in idad, 14, l l 14.
E l m i l a g r o , q u e r e b a s a t o d o e n t e n
d i m i e n t o , m a n i f i e s t a e l p o d e r d e
D io s . En un día de bodas en Galilea se hizo vino a partir del agua. ¿Acaso nuestro lenguaje o nuestra inteligencia logrará saber de qué manera ha sido transformada la naturaleza para que desapareciera la insipidez del agua y apareciera el sabor del vino? No fue una mezcla, sino una creación; y una creación que no consistió en hacer que algo empezara a existir, sino en que pasara de una cosa a otra. No se trata de que con una mezcla de algo mejor se obtenga otra cosa de inferior calidad, sino que desaparece lo que existía y empieza a ser lo que no era. El esposo está triste, los siervos se turban, peligra la fiesta del
9 PL 57, 275-276. Véase también I r e n e o , C ontra lash er e j ía s , 3, 11, 5. 10 Otra prueba de que no huboengaño por parte de Jesús. 11 CSCO 4/3, 57.12 PG 59, 136: BPa 15, 271-272. 13 CSCO 4/3, 57.14 CSCO 223 (Scrip. syr., 94), 50.
banquete nupcial. Se acude a Jesús. Este no se levanta ni se apresura, sino que realiza su obra mientras sigue tranquilo.Se pone agua en las tinajas, con las copas se saca vino. No coinciden los pensamientos del que vierte y del que saca. Los que vertieron creen que se saca agua; los que sacan piensan que se ha echado vino. El tiempo entre una cosa y otra no da de sí para que la naturaleza de un líquido nazca y perezca la del otro. El modo como ocurre el hecho engaña a la vista y a la inteligencia, pero se experimenta la fuerza de Dios en lo que se ha hecho. H ilario de Poitiers, Sobre la Trinidad, 3, 515.
2, 10 Has reservado el vino bueno hasta ahora
J e s ú s e s c o g e a l o s t e s t ig o s a d e c u a
d o s . Que lo resultante era vino, y vino de la mejor calidad, lo atestiguaron los servidores, el esposo y el maestresala. Que eso sucedió por obra de Cristo, habrían podido testimoniarlo quienes llevaron el agua. Por eso, aunque no se reveló entonces el milagro, no podía permanecer oculto para siempre, siendo tantos y tan fiables los testimonios que habrían podido aducirse para confirmar lo sucedido. Contó con los siervos como testigos de haber convertido el agua en vino. Y al maestresala y al esposo, para dar testimonio de la exquisitez del vino.J uan C risòstomo, H omilías sob re e l Ev. d e Juan, 22, 316.
2,11 Sus discípulos creyeron en él
E l m i l a g r o d e m u e s t r a q u e J e s ú s e s e l
H i j o . Creyeron los discípulos, no que Jesucristo era hijo de la Virgen -eso ya lo sabían-, sino que era el Unigénito del Altísimo, como lo probaba el milagro.
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También nosotros, hermanos, hemos de creer de todo corazón que, el mismo del que confesamos ser Hijo del hombre, es el Hijo de Dios. Hemos de creer que El participa de nuestra naturaleza, y que tiene la misma substancia del Padre; puesto que asistió a las bodas como hombre, y como Dios convirtió el agua en vino. Para que nuestro Señor, propicio por los méritos de esta fe, se digne saciar también nuestra sed con el vino de su gracia que no embriaga. M áximo de T urín, Sermones, 2317.
E l m i l a g r o r e v e l a a l R e y d e l a g l o
r i a . Con este signo manifestó que él era el Rey de la gloria18, y por tanto el esposo de la Iglesia; asistía a las bodas como uno de nosotros, pero, por ser Señor de cielo y tierra, convertía los elementos según su voluntad. Es hermosa la concurrencia de las cosas: el que comenzando los signos que había de mostrar a los mortales, siendo mortal convirtió el agua en vino, el mismo, hecho inmortal por la resurrección, comenzó los signos que mostraba sólo a los que desean la vida inmortal... Hermanos carísimos, veneremos con toda el alma estas bodas de Cristo y de la Iglesia, que entonces se representaban en una aldea, y ahora se celebran en el mundo entero. B eda, H om ilías sob re los Evangelios,1, 1419.
A g u a t r a n s f o r m a d a , v i n o t r a n s f o r
m a d o . En cierta ocasión convirtió el agua en vino, que se parece a la sangre, en Cana de Galilea. ¿Y no será digno de fe al convertir el vino en sangre? Invita
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15 CCL 62, 76-77: BAC 481, 113-114. 16 PG 59,136: BPa 15, 272. 17 PL 57, 276. 18 Cf. Sal 24, 10(23, 10L X X ). 19 CCL 122, 103.
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sangre de Cristo y todos nosotros lo bebemos en santa alegría, glorificando al gran Esposo. Porque el verdadero Esposo es el Hijo de María, el Verbo que existe desde la eternidad, el que ha asumido la condición de esclavo y que todo lo ha hecho con sabiduría. R omano el C antor, H im no b r e v e sob re la boda d e Cana, 18, 2 022.
20 Cf. Mt 9, 15. 21 PG 33, 1097-1100: BPa 67, 475.22 SC 110, 320. Cipriano también tiene un ex cursussobre la mezcla del agua y el vino en el cáliz de laEucaristía, que testimonia la unidad de Cristo y supueblo (cf. C arta , 62, 12-13).
PU RIFICA CIÓ N DEL TEMPLO (2, 12-25)
12Después de esto bajó a Cafarnaún con su madre, sus hermanos y sus discípulos; y se quedaron allí unos días.
uPronto iba a ser la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. 14En- contró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos. n Con unas cuerdas hizo un látigo y arrojó a todos del Templo, con las ovejas y los bueyes; tiró las monedas de los cambistas y volcó las mesas. I6Y les dijo a los que vendían palomas: «Quitad esto de aquí: no hagáis de la casa de mi Padre un mercado». t7Recordaron sus discípulos que está escrito: «El celo de tu casa me consume». ISEntonces los judíos replicaron: «¿ Qué signo nos das para hacer esto?». 19Jesús respondió: «Destruid este Templo y en tres días lo levantaré». 20Los judíos contestaron: «¿En cuarenta y seis años ha sido construido este Templo, y tú lo vas a levantar en tres días?». 21 Pero él se refería al Templo de su cuerpo. 22Cuando resucitó de entre los muertos, recordaron sus discípulos que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había pronunciado Jesús.
23Mientras estaba en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre al ver los signos que hacía. 24Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos, 25y no necesitaba que nadie le diera testimonio acerca de hombre alguno, porque conocía el interior de cada hombre.
do a una boda de los cuerpos, realizó milagrosamente esta maravilla. ¿Y no habrá que confesar con mucha más razón que ha regalado a los hijos del esposo20 el disfrute de su cuerpo y de su sangre? C irilo df. J erusalén, Las ca tc quesis, 4, 221.
E l m i l a g r o c o n t i n ú a e n e l b a n q u e
t e d e l a I g l e s i a . Cuando Cristo transformó claramente el agua en vino gracias a su poder, toda la gente se llenó de alegría, al encontrar agradable el gusto de aquel vino. Ahora podemos todos participar del banquete de la Iglesia, porque el vino se ha transformado en la