capÍtulo 2. elementos condicionantes en la...

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1 CAPÍTULO 2. ELEMENTOS CONDICIONANTES EN LA FORMACIÓN DOCENTE. Es evidente que la formación docente al igual que cualquier otro fenómeno de tipo social, se encuentran condicionados por diferentes factores, por lo cual conviene conocerlos e intentar un análisis holístico que de cuenta acerca de las multideterminaciones que dan forma y sustento a este fenómeno en particular. La formación docente está contextualizada, esto es, las condiciones particulares en las que se desarrolla son las que generan su peculiaridad: los proyectos de sociedad, el proyecto económico y los valores y actitudes que promueve, la cultura específica de un país, las políticas nacionales educativas, el nivel económico de la nación, el grado de interdependencia existente con otros países, el nivel de autoridad de las instituciones de educación superior con relación al estado, el nivel de autonomía del mismo docente y hasta la percepción social de la docencia, son algunos de estos elementos que se deben considerar para analizar cabalmente cualquier evento. En este caso, abarcaremos fundamentalmente los proyectos de sociedad que desde occidente se han implementado e intentado reproducir con sus respectivas adecuaciones derivadas de la resistencia, al resto del mundo; dichos proyectos han permeado de diferentes formas y magnitudes a los procesos de formación docente, estamos hablando de la modernidad y de las teorías acerca de la posmodernidad, pero también estamos señalando la necesidad de ubicarnos concretamente en este tiempo preciso, en el cual la globalización y el neoliberalismo son una realidad que necesita ser dimensionada como un elemento esencial condicionante en dicho problema, lo cual no se contradice ni se separa de lo primero mencionado, es decir de los proyectos de modernidad y posmodernidad, sino que al contrario se complementan de manera lógica para explicar la actualidad.

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CAPÍTULO 2. ELEMENTOS CONDICIONANTES EN LA FORMACIÓN

DOCENTE.

Es evidente que la formación docente al igual que cualquier otro fenómeno de tipo

social, se encuentran condicionados por diferentes factores, por lo cual conviene

conocerlos e intentar un análisis holístico que de cuenta acerca de las

multideterminaciones que dan forma y sustento a este fenómeno en particular.

La formación docente está contextualizada, esto es, las condiciones particulares

en las que se desarrolla son las que generan su peculiaridad: los proyectos de

sociedad, el proyecto económico y los valores y actitudes que promueve, la cultura

específica de un país, las políticas nacionales educativas, el nivel económico de la

nación, el grado de interdependencia existente con otros países, el nivel de

autoridad de las instituciones de educación superior con relación al estado, el nivel

de autonomía del mismo docente y hasta la percepción social de la docencia, son

algunos de estos elementos que se deben considerar para analizar cabalmente

cualquier evento.

En este caso, abarcaremos fundamentalmente los proyectos de sociedad que

desde occidente se han implementado e intentado reproducir con sus respectivas

adecuaciones derivadas de la resistencia, al resto del mundo; dichos proyectos

han permeado de diferentes formas y magnitudes a los procesos de formación

docente, estamos hablando de la modernidad y de las teorías acerca de la

posmodernidad, pero también estamos señalando la necesidad de ubicarnos

concretamente en este tiempo preciso, en el cual la globalización y el

neoliberalismo son una realidad que necesita ser dimensionada como un elemento

esencial condicionante en dicho problema, lo cual no se contradice ni se separa de

lo primero mencionado, es decir de los proyectos de modernidad y

posmodernidad, sino que al contrario se complementan de manera lógica para

explicar la actualidad.

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En función de ello, se realizará un breve análisis acerca de las repercusiones que

estos factores han tenido en la educación superior, particularizando en el caso

específico de México, ya que evidentemente la modernidad, posmodernidad,

globalización y neoliberalismo han tenido un desarrollo peculiar en este país; a

partir de ahí, se desarrollará el problema de cómo la profesionalización como un

rasgo característico de la modernidad, una exigencia de la globalización y un

requisito en las economías neoliberales, se ha constituido en la pretensión a lograr

en la formación de docentes, concretamente dentro de las instituciones de

educación superior, las cuales además, se han visto condicionadas por diversas

instancias, siendo las internacionales tales como la Unesco, el Fondo Monetario

Internacional, la O. C. D. E. y otras de importancia capital considerar al respecto.

2.1. La modernidad y la posmodernidad.

Mucho se ha discutido en torno a estos dos conceptos que no sólo encierran en

sí mismos una definición, sino todo un proyecto de mundo, en efecto la

modernidad y la modernización que como veremos adelante son un tanto distintos,

se han convertido en temas de reflexión y actitudes a seguir en algunos casos o a

evitar en otros. La modernidad y la modernización son hoy en día fenómenos que

sirven a sus apologistas y a sus detractores como argumentos para defender o

criticar ciertas situaciones actuales, algunos la consideran como aquella que ha

traído un mejor nivel de vida y mayor confort para los humanos; el resto, entre

ellos los llamados posmodernistas, la culpa de la situación desastrosa en la

economía mundial y de sus consecuencias sociales, de la destrucción del medio

ambiente, del malestar social, de los conflictos bélicos y sus consecuencias

sociales. pero antes de su caracterización, debemos esclarecer dichos conceptos.

De acuerdo con Kurnitsky (1994) y Habermas (1986), el término moderno se

emplea desde el siglo V en la Europa occidental, en particular para designar a

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todo aquello que es de reciente formación, dirigiéndose en ese momento y espacio

específico a la religión católica que es la dominante en contra de los cultos

paganos greco-romanos anteriores. A partir de ahí, el término se usa cada vez que

surge algo novedoso en cualquier aspecto de la vida.

Sin embargo no es sino hasta la ilustración en particular (siglo XVIII), cuando el

proyecto de la modernidad, y ya no el mero concepto, cobra relevancia, pues con

el desarrollo de la ciencia y en particular la física, química y otras de la misma

área, se vislumbra en la sociedad un porvenir brillante, a decir de Kurnitsky

(1994:25): "la filosofía de la ilustración en el siglo XVIII, creía que la secularización

de la vida religiosa aboliría la angustia de los hombres y liberaría al mundo de la

magia... el mundo se ha convertido en un objeto calculable dispuesto para su

explotación en beneficio del hombre". Esto quiere decir que se vislumbraba a la

ciencia como la herramienta que permitiría resolver todos los problemas a que se

enfrentara la humanidad, tan es así que comienzan a surgir una serie de utopías

como el socialismo científico o el mismo capitalismo con sus promesas cada cual.

Se debe considerar que la modernidad ha sido un movimiento que se opone a las

sociedades pre modernas o llamadas también tradicionales, cuyas características

son mencionadas por Guevara (1994):

• El rango o la casta son el punto de partida para la distribución de los roles

sociales.

• Domina una visión particularista, regional de la realidad.

• Orientación al pasado.

• Cohesión social íntima entre los individuos.

• Escasa división del trabajo.

• Función importante de la religión.

• Utilización de la tradición.

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• Regímenes autoritarios y patriarcales.

En efecto, la modernidad inicialmente se ha considerado como un movimiento

hacia la solución de todos los problemas humanos, tanto sociales como naturales;

la percepción del siglo dieciocho era que la ciencia podría lograr la felicidad del

hombre a través de la ciencia y de sus productos; hoy en día ya no se cree tanto

en ese supuesto, pues como afirma Lozano (1996), este proyecto va ligado a la

idea de progreso, y este último concepto ha sido usado más bien de una manera

ideológica y tendenciosa a favor de las clases poseedoras que con el significado

original de la ilustración y sus representantes, con lo cual se ha generado una

serie de problemas no previstos hace doscientos años "debemos entender por

progreso el poder de transformar y controlar la naturaleza. La idea del progreso se

halla indiscutiblemente ligada al encumbramiento de la ciencia moderna... por vez

primera en la historia, el hombre pudo convertirse en dueño y señor de la

naturaleza, que durante miles de años respetó"(261). Todo esto con sus

respectivas consecuencias en cuanto a la destrucción de la naturaleza que ha

llegado a límites insospechados, particularmente en los países que sirven de

fuente de abastecimiento y como mercados de consumo para los más

industrializados, además de los cambios que en cuanto a las relaciones sociales

ha acarreado dicho proceso en las ciudades, tales como las transformaciones

ocurridas al interior de las familias, que hoy son más nucleares o incluso

desorganizadas que extensas; el estatus de la mujer se ha modificado también al

igual que el de los jóvenes y los ancianos; la transitoriedad, el anonimato, la

impersonalidad, el utilitarismo, la indiferencia y en suma la enajenación son parte

de la personalidad común y corriente en esta sociedad.

Cabe mencionar, que la conceptualización de modernidad, en los términos

definidos, ha sido motivo de polémica, lo cual hace complejo llegar a una

definición unificada; Además de que como se menciono anteriormente, se

distingue este proceso del de modernización, el cual según Kurnitsky se asocia

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con la palabra desarrollo para expresar la adaptación de las metas económicas y

culturales de una presión subdesarrollada del planeta en términos de su

productividad industrial, lo cual nos lleva a decir que la palabra modernizada

significa actualizar la vida social y económica a las posibilidades técnicas, sociales

y culturales, en este sentido "modernización quiere decir realización de la

modernidad, quiere decir entrar finalmente en camino de la realización de la

antigua utopía universal de nuestra civilización: los derechos humanos, la igualdad

de todos los hombres" (Kurnitsky: 1994:29). En este sentido, se considere a la

modernidad como el proyecto humanista pensado por los filósofos de la

ilustración, y a la modernización como un proceso de cambio que pretendería

lograr dichos propósitos y actualizarse en función de ciertos parámetros

novedosos. Para Habermas (1986:22): "la modernidad se rebela contra las

funciones normalizadoras de la tradición; la modernidad vive de la experiencia de

rebelarse contra todo cuanto es normativo" y se caracteriza por la aparición de tres

racionalidades que son dominadas por expertos: la racionalidad cognitiva-

instrumental; la moral-práctica y la estética expresiva. Para este autor, la

modernidad es un proyecto incompleto, que fue formulado por los filósofos de la

Ilustración para el enriquecimiento de la vida cotidiana, pensando que las artes y

la ciencia promoverían la comprensión del mundo, del ser humano y por lo tanto el

control y el progreso justo de la humanidad. Este ideal, no se ha culminado, por

eso, constituye un proyecto, que podría retomarse o obandonarse. Para lograr lo

primero,"la gente ha de llegar a ser capaz de desarrollar instituciones propias que

pongan límites a la dinámica interna y los imperativos de un sistema económico

casi autónomo y sus complementos administrativos..." (Habermas: 1986:34), a lo

cual agrega que, hoy las oportunidades de lograr esto no son muy buenas . Así,

para este autor(1982:12) , la modernidad es un proyecto y en cambio la

modernización la define como:"... a una gavilla de procesos acumulativos y que se

refuerzan mutuamente: a la formación de capital y a la movilización de recursos; al

desarrollo de las fuerzas productivas y al incremento de la productividad en el

trabajo; a la implantación de poderes políticos centralizados y al desarrollo de

identidades nacionales; a la difusión de los derechos de participación política, de

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las formas de vida urbana y de la educación formal; a la secularización de valores

y normas, etcétera".

Giddens (1997) afirma que la modernidad implica una serie de instituciones y

modos de comportamiento impuestos primeramente en la Europa posterior al

feudalismo y que recientemente ha adquirido un carácter mundial, para dicho

autor, el término modernidad puede equipararse al de industrialización y a las

relaciones sociales que lleva consigo el empleo generalizado de la fuerza física y

la maquinaria en los procesos productivos. Afirma también que la dinámica social

de la vida moderna puede ser explicada por la presencia de tres factores: la

separación entre tiempo y espacio que permite entre otras cosas, conocer lo que

ocurre en cualquier lugar del mundo en todo momento; los procesos de

desenclave que han propiciado la ruptura de las culturas y su posible inserción en

la globalización; y la reflexividad, que implica la posibilidad de cuestionar todo

desde una óptica un tanto derivada del avance científico, aún cuando menciona

que: "la modernidad reciente se caracteriza por un escepticismo generalizado

respecto a las razones providenciales ligado al reconocimiento de que necesita y

la tecnología tienen un doble filo y crean nuevos parámetros de riesgo y peligro, al

tiempo que ofrecen posibilidades beneficiosas para la humanidad"(1997:43).

Entonces Giddens concibe a la sociedad actual como una modernidad reciente.

Por su parte, Foucault (l988: 295), afirma que:

"... nos encontramos preguntándonos si la modernidad constituye la consecuencia

de la Ilustración y su desarrollo, o si estamos por ver una ruptura o desviación de

los principios básicos del siglo XVIII... me pregunto si no podríamos imaginar a la

modernidad más como una actitud que como un período histórico".

En efecto, Foucault, plantea a la modernidad como una actitud, como una manera

de relacionarse con la realidad actual, como la opción voluntaria que hacen unas

cuantas personas, como una manera de pensar, sentir y actuar, con apego a

tareas..

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Para García Canclini (en Magendzo: 1996) las interpretaciones de la modernidad

con relación a la cultura, se pueden condensar en cuatro movimientos:

• Proyecto emancipador. Pues existe una secularización de los campos

culturales debido a la racionalización de la vida social y el individuo creciente.

• Proyecto expansivo. Tendencia a extender el conocimiento y posesión de la

naturaleza, la producción, circulación y consumo de bienes.

• Proyecto renovador. Que implica dos posturas, por un lado el mejoramiento

constante de la relación con la naturaleza y la sociedad, liberadas ya de lo

religioso y su visión del mundo y también como una necesidad de reformular

constantemente los signos de distinción que el consumo masificado genera.

• Proyecto democratizador. Movimiento que confía en la educación, la difusión

del arte y los saberes especializados para lograr una evolución racional y

moral.

En suma podemos decir que cuando los diversos autores se refieren al concepto

de modernidad están abordando básicamente al proyecto que desde la ilustración

surgió y que se desarrolló de diversas maneras en los diversos contextos y en

cambio cuando se habla de modernización, se habla de un proceso de búsqueda

de la modernidad, además de las formas peculiares en las que se ha dado, con

todo lo que ello implica y que en el criterio de Inglehart (1994) y otros autores ya

mencionados, haciendo un esfuerzo de síntesis, podemos resumir en los

siguientes aspectos:

•Urbanización.

• Se tiene la idea del hombre como un ser infinitamente perfectible. La percepción

de occidente implicaba la superación del individuo, la cual ha sido posteriormente

manipulada de acuerdo a ciertos intereses económicos.

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•La acción comunicativa se centra en la reproducción de valores y normas de

racionalidad económica y administrativa, o sea, una racionalización, guíada por

normas.

•Desarrollo de medios masivos de comunicación, con la consiguiente

estandarización de gustos, intereses, productos, servicios, etc.

• Se establece una estructura estable del ser (estabilidad ideal), con base en un

tipo ideal.

•Surgimiento de la clase empresarial.

• Industrialización creciente y producción en masa.

• Transferencia del prestigio y el poder de la sociedad al Estado.

• Educación formal masiva.

•Las visiones del mundo o grandes relatos, se organizaron para usarse como

criterios de validez: verdad, rectitud normativa, autenticidad y belleza (cosmovisión

científica). De esta manera, el discurso científico podía institucionalizarse. El

materialismo histórico y el positivismo son ejemplos de ello.

• Secularización. La ciencia sustituye a la religión en su papel normativo y de

explicación del mundo, podría decirse que se convierte en una nueva fe.

•Se tiende a justificar el orden social, la existencia de un gobierno de élites y

cumplir con la función social que a cada uno nos corresponde; por lo tanto, se

legitima la imposición y la violencia.

•Existe una libertad "enmascarada": la libertad de mercado predomina y se

considera a la que como consecuencia acarreará a las otras libertades.

• Nacimiento del Estado moderno.

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•Se busca el prestigio y el poder, con base en la organización racional del

conocimiento, de la economía, de la tecnología, por lo tanto se fomenta la

competencia y el bienestar material.

• Burocratización.

•Aparecen las profesiones especializadas, relacionadas con el dominio o

capacidad de un campo específico del conocimiento.

•Se da una visión de historia naturalista, cíclica y unificada.

•Las instituciones se convierten en mecanismos de legitimación.

Además de esas características podemos mencionar otras tantas que

complementen las anteriores como la masificación de los mensajes, la futuridad, el

hedonismo y por supuesto, lo que ya se esbozó anteriormente, el predominio de la

racionalidad instrumental o técnica, la cual se deriva del avance científico de las

ciencias naturales principalmente y que según Hirsch (1997), consiste en la

adecuación de los medios a los fines, siendo esta la que se ha presentado como

dominante ya que se supone formal, normativa, abstracta, universal y útil,

fundamentándose en los avances científicos y tecnológicos para el logro de dichos

fines, sean estos los que sean, el caso es presentar a los medios como legítimos,

neutrales, objetivos, precisos y por lo tanto científicos, en este sentido se afirma

que: "parte de la ideología científico-tecnocrática consiste en su insistencia de que

sólo en la ciencia puede existir conocimiento y verdad; y que por ello, todas las

esferas de la vida deben ser dominadas por ella" (Hirsch. 1997. 50). De esta

característica en particular hablaremos más tarde cuando desarrollamos el

fenómeno de la profesionalización del docente. Primero debemos aclarar que para

las sociedades como la de México, las condiciones en que se ha desarrollado este

proyecto, son distintas a las que han ocurrido en Ocidente, por lo cual para Riggs

(en Guevara: 1996: 622)

"... en las sociedades en transición, "prismáticas", como la nuestra, los valores

tradicionales y modernos se aglomeran sin que los últimos sustituyan a los

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primeros. Se da valor al mérito, pero mas si se respalda con un blasón familiar,

status social, o pertenencia a un grupo o comunidad relevante; se tiene una visión

universalista, pero si se refiere a la familia, al grupo o a la comunidad y hasta

localidad propias, es particularista; se valora la especialización, pero muchos de

los roles permanecen mezclados y difusos; se aprecia la ciencia, pero subyace

una mentalidad mágica; se anhela un futuro diferente, pero sin perder las ventajas

ancladas en el pasado... formalmente se es moderno, mas en la práctica

tradicional".

Para autores latinoamericanos como Octavio Paz o Carlos Fuentes, el hecho de

que hayamos sido colonizados por España y Portugal, las naciones mas atrasadas

de Europa en su momento, hijas de la monarquía universal católica, la

contrarreforma y otros movimientos antimodernos, obstaculiza aún hoy el acceso a

la modernidad real, pues de manera formal se ha llegado pero no en su totalidad,

como por ejemplo para García Canclini (en Magendzo: 1996: 121), al referirse a la

situación de la modernización latinoamericana se expresa de la siguiente manera:

"Modernización con expansión restringida del mercado, democratizando para

minorías, renovación de las ideas pero con baja eficacia en los procesos sociales";

algunos mas se refieren a lo que ocurre en países como el nuestro como

modernos falsos, todo lo cual se debe considerar si no se quiere incurrir en una

visión etnocentrista occidentalizada de los fenómenos que nos interesan conocer.

Ahora bien, tanto la modernidad como la modernización han sido

cuestionadas desde las teorías de la posmodernidad, las cuales son diversas, así

por ejemplo para Kurnitsky (1994: 23), la posmodernidad se asocia con la versión

neoliberal del mundo:"de acuerdo con la interpretación posmoderna ya estamos

viviendo en una nueva época. Hemos superado la historia: nos hemos despedido

de sus falsas promesas de un porvenir paradisiaco con un bienestar social para

todos en un futuro lejano. Según esta interpretación ya estamos viviendo en el fin

de la historia, atraídos por las vivencias que nos ofrece el mercado actual... el

mundo posmoderno está manejado y arreglado por un mercado neoliberal que no

requiere ninguna intervención política o social". Posteriormente dicho autor señala

que si acaso el 10% de la población mundial vive bajo este supuesto. Por otro

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lado, existen interpretaciones posmodernas, que también son consideradas como

neo conservadoras, en donde según Habermas, ( 1986: 19) "La posmodernidad se

presenta claramente como antimodernidad" Para este, los posmodernistas como

Bell, ven a la modernidad como un proyecto real y aún dominante, pero muerto, y

consideran que en el posmodernismo habrá o hay un renacimiento de la

religiosidad, lo que unido a la fe en lo tradicional proporcionarán a los individuos

identidades claramente definidas y seguridad existencial.

Para A. Toffler (en Magendzo: 1996), la sociedad postindustrial de la tercera ola,

se caracteriza por:

• Desplazarse hacia el pasado, negando la homogeneización masiva de la

modernidad y proponiendo en contrapartida la diversidad en todas sus

manifestaciones.

• Hay así un rechazo al gigantismo de la sociedad moderna (grandes fábricas,

hospitales supermercados, formación masiva universitaria, etc.) para favorecer

la vuelta a lo pequeño;

• Hay una crítica a la estandarización de los productos para ofrecer mayor

diversidad;

• También se da una crítica a la burocratización de las organizaciones, para

favorecer organizaciones diversificadas, flexibles y adaptables;

• Se da un rechazo también a las leyes universales para posibilitar las diversas

interpretaciones;

• Se favorece la desconcentración del poder y la participación activa de las

personas en todos lo ámbitos de decisión;

• También se favorece la multiplicidad de mensajes para escapar de la

masificación de la comunicación .

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Brunner (en Magendzo: 1996)por su parte dice que los puntos centrales que la

posmodernidad critica a la modernidad son los siguientes:

• Un rechazo del sujeto y la razón totalizante, presentando como contrapartida

la preocupación por los movimientos marginales, minorías y la micropolítica.

• Lo que Lyotard denomina los "grands récits" de la modernidad, tales como la

dialéctica del espíritu, la emancipación de los trabajadores, la sociedad sin

clases, etc.

• El descubrimiento de la radical fragmentación de la sociedad donde cada

grupo es único y separado, inclusive cada individuo así lo es. Lo que domina

entonces es el pastiche (copia de estilos muertos), el collage... el injerto, la

alegoría y la cita. (p.116)

En sí, se considera que el concepto de posmodernidad se ha empleado de

diversas maneras dependiendo de la postura, pero se sugiere que este fenómeno

se caracterizaría por alejarse del énfasis en la eficiencia económica, la autoridad

burocrática y la racionalidad científica, para dirigirse a una sociedad mas humana

y con mayor autonomía individual. Inglehart reconoce cinco aspectos que marcan

a la posmodernidad:

• El paso de valores de escasez a valores de seguridad. Dentro de este nuevo

sistema, los valores que desempeñaron un papel clave en el surgimiento de la

sociedad industrial -el éxito, crecimiento y racionalidad económicos- han

perdido importancia para dar paso a la realización personal y satisfacción en el

trabajo, la tolerancia, autoexpresión y participación.

• Una menor eficiencia y aceptación de la autoridad burocrática.

• El rechazo del modelo occidental y el colapso de la alternativa socialista.

• Una mayor importancia de la libertad individual y la experiencia emocional, y un

rechazo de toda forma de autoridad.

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• Disminución del prestigio de la ciencia, la tecnología y la racionalidad.

Resulta evidente que los proyectos de modernidad y posmodernidad no se dan de

manera aislada de los intereses económicos, políticos y sociales de los diversos

grupos que forman parte de una nación o civilización; las clases hegemónicas

intentan desviar hacia la consecución de dichos intereses, los proyectos originales

con sentido humanista de ellos; a su vez, este proyecto ya adaptado a dichos

intereses, se intenta imponer como legítimo y único válido a manera de ideología

al resto de las clases y a otras naciones, esto se da a través de los diferentes

mecanismos que para ello cuenta la clase dominante, entre los que se cuentan a

la escuela misma, pero en ese proceso de imposición y reproducción existe una

serie de contestaciones y resistencias que provocan nuevas adaptaciones y

cambios al proyecto original, perdiendo en gran medida el sentido auténtico. La

formación de docentes es solo uno de los tantos fenómenos que se ven

condicionados por dichos fenómenos dialécticos de imposición y resistencia, de

los cuales resultan procesos y productos complejos a indagar.

Ahora bien, como ya vimos antes, Kurnitsky considera que el neoliberalismo es la

expresión actual del proyecto posmodernista; otros lo conciben como la

culminación de la modernidad en tanto que hemos llegado a la cúspide de la

ciencia aplicada a la economía y a la sociedad, en todo caso, este proceso está

acompañado de otros mas que son importantes a considerar para el mejor estudio

de la formación docente, entre los cuales esta la globalización, de ello hablaremos

a continuación.

2.2. Globalización y neoliberalismo.

La competitividad, a decir de Ottone (1996), es actualmente uno de los rasgos

predominantes a considerar como categoría de análisis en cualquier fenómeno

social, ya que permea diagonalmente a todos los procesos que ocurren en la

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misma. Esta competitividad es producto en la modernidad reciente, para usar la

terminología de Giddens (1997), del proceso de globalización que no solo

repercute en el ámbito económico, sino en los otros que conforman una formación

histórico-social; cabe aclarar que esta categoría (la competitividad), no es un

producto de reciente acuñatura, pues desde el surgimiento del capitalismo se

viene gestando como un valor esencial, ya que esto permite lograr mejores

beneficios en los individuos como en las organizaciones o instituciones; así para el

siglo XVI, los europeos comienzan a cobrar conciencia de la necesidad

inaplazable de establecer estados-nación que los separaran de los competidores,

surgiendo con ello las revoluciones y diversidad de movimientos que las

acompañaron con la finalidad de crearlos . Lo mismo ocurre en otras partes del

mundo. En América Latina se sigue este modelo debido al dominio en que hemos

vivido y por ello a la susceptibilidad imitativa con la que este subcontinente ha

tomado lo que ocurre en Occidente, aunque por supuesto, matizado con sus

particularidades que la resistencia y contestación crean, pues como afirma

Williams: " la realidad de cualquier hegemonía, en un amplio sentido político y

cultural, es que, aunque por definición sea siempre dominante, nunca es total o

exclusiva... no sólo existe pasivamente como una forma de dominio. Tiene que ser

continuamente renovada, recreada, defendida y modificada. También es objeto

continuo de resistencia, de limitación, de alteración y de desafío por presiones que

no siempre le son propias."(....: de Leonardo:1986:36).

De idéntica forma ocurre con la globalización actual que debemos de entender

como:

"... aquellos procesos tecnológicos, reordenamientos económicos, fenómenos

políticos y situaciones anímicas que hacen a los países del planeta mas

intervinculados entre sí" (Del Valle. en: ANUIES: 1992:98). En efecto, el

intercambio de productos, servicios, capitales, información, cultura e incluso

personas (como si fueran bienes), caracterizan a este proceso, que de otro lado

ha generado entre otros fenómenos una mayor desigualdad social en algunos

países (Africa y América Latina principalmente) y mayor equidad en otros que han

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sabido anticiparse y prepararse adecuadamente para responder a los retos que

implica una mayor competitividad (el sureste asiático es un ejemplo de esta

adaptación).

Hoy en día se reconoce que la competitividad puede ser espuria, cuando se basa

en las ventajas de los salarios bajos y la destrucción de los recursos naturales; o

auténtica, cuando se fundamenta en la incorporación del progreso técnico con el

consiguiente incremento de salarios, prestaciones y condiciones de vida en

general (Fernando Fajnzyllber, en Ottone. 1996). Entonces, se admite que la

capacidad de competencia de un país con relación a los mercados

internacionales, se debe principalmente a la capacidad que se tenga para crear,

difundir e incorporar a los sistemas productivos, los progresos de la ciencia, y esto

ocurre así porque a nivel mundial, los factores que se consideran como básicos

para poder competir son ahora la calidad, la rapidez, la confiabilidad en la entrega

y la capacidad para ampliar la gama de productos y servicios requeridos en los

diversos mercados. Así, los recursos humanos calificados y las instituciones

donde se forman, son actualmente, cuestiones que deben ser tratadas y resueltas

donde aún no se haya hecho o reforzadas constantemente donde ya se tiene un

buen avance al respecto, en efecto, como menciona Ottone (1996:139) "Cada vez

existe mas coincidencia en los análisis cuando señalan que para incrementar su

competitividad, el mayor desafío que enfrentan las naciones es la transformación

de la calidad educacional. Es abundante la evidencia de una alta correlación entre

el esfuerzo educativo y la capacidad de conjurar los peligros mas graves de

desigualdad y exclusión... tal como aparece en las experiencias recientes de los

nuevos países industrializados del sudeste asiático."

Y es que ahora, se reconoce en la perspectiva empresarial hegemónica al trabajo

como una fuente de riqueza, como el eje de la producción, pero no en el sentido

espurio, sino auténtico, es decir un trabajo estrechamente vinculado al

conocimiento, al manejo de la información, al conocimiento de la ciencia y la

tecnología, por lo cual, obviamente, la educación que se requiere para este tipo de

trabajador debe de ser diferente, pues como afirma Sol (En Pallán: 1995:54): "La

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presión de la competencia, principalmente a partir de la internacionalización de los

mercados, en el caso de los sectores económicamente productivos, la exigencia

de eficiencia en la gestión que se plantea en empresas e instituciones, la

actualización profesional permanente e incluso la capacitación personal para

enfrentar demandas de la subsistencia cotidiana se vuelven en una presión y

exigencia sobre las universidades en cuanto instituciones de capacitación de

recursos humanos, como depositarios de información y conocimiento, como crisol

y depósito del desarrollo científico-tecnológico y como actor cultural por

excelencia"

En este sentido, con la aparición de criterios y estándares de calidad que se

hacen moda reciente rápidamene, se vuelve la vista hacia la escuela como

creadora de recursos humanos calificados, aún cuando se admite que, cuando

menos en una buena parte del mundo (México entre esta), la escuela se enfrenta

a una fuerte crisis en sus funciones básicas: socializar y capacitar. En esto

podemos articular la problemática de la formación docente que es fundamental

para el adecuado desarrollo de estas funciones y lograr las pretensiones de una

competitividad auténtica.

Ahora bien, para articular la competitividad con la globalización y esta a su vez con

el desarrollo del neoliberalismo, diremos que es este último un proyecto de

reestructuración capitalista a nivel mundial impulsado por el capital financiero y

transnacional que tiene como objetivo principal la revocación del compromiso de

clases asumido por el Estado benefactor, para lograr una imposición de una

hegemonía más clara del capital frente a las clases trabajadoras, lo cual se

lograría a través de reformas en la estructura y orientación de la economía y

aparato del Estado; en este sentido, según Gilardi (1992:119) las principales

reformas impulsadas por este sistema a nivel mundial son las siguientes:

• "El restablecimiento de los mecanismos automáticos del sistema económico y

la máxima dependencia, para su regulación, de las fuerzas del mercado.

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• La liberalización de trabas proteccionistas al intercambio de mercancías y

capitales entre las naciones.

• La reducción al mínimo de la participación del Estado en la economía, así

como de su función reguladora; tanto desde el punto de vista estrictamente

económico, como de aquella que tiene que ver con la canalización de cierto

excelente (gasto social).

• La aplicación de una política monetaria (tasas de interés, control del circulante,

etc.), más que una política fiscal (gasto público, impuestos, etc.), para la

movilización y asociación de los recursos existentes, así como para la

canalización del excedente económico.

• La priviligiación de la estabilidad monetaria por encima de cualquier objetivo,

incluso el crecimiento económico y, por supuesto el bienestar de las clases

populares.

• La circunscripción de la organización sindical a las relaciones internas de la

empresa, bajo el criterio de concebir a la clase obrera como un factor más de la

producción."

En México esta política se ha visto cristalizada en una serie de acciones que

implican el grado de avance de la política transnacional, dichas acciones serían

entonces entre otras: la reprivatización de la economía (venta de las empresas

estatales y paraestatales) desmantelamiento del proteccionismo y apertura

comercial y financiera ( entrada al GATT, Tratado de Libre Comercio, etc. );

reorientación del aparato estatal y sus funciones (lo que ha implicado un dramático

recorte al gasto social); adelgazamiento de la estructura administrativa del Estado

(desaparición y congelamiento de plazas, desaparición o absorción de

dependencias gubernamentales); nueva ley del seguro social; modernización

educativa basada en criterios de competitividad con parámetros de excelencia y

calidad. Esto último, además del recorte a los gastos en educación, son parte

18

importante de las politicas neoliberales que han repercutido en la educación

superior de lo cual hablaremos a continuación.

2.3. Educación superior, modernidad y globalización.

La educación ha sido concebida por el proyecto de la modernidad como una

herramienta técnicamente capaz e indispensable para el control social, todo ello

fundado en el poder de la ciencia; así la universidad fue creada como un centro de

conocimiento, sin embargo actualmente esta percepción se ha modificado, ya que

hoy se percibe más como un espacio donde los estudiantes acuden a adquirir los

saberes y destreza necesarios para intercambios en el mercado profesional,

obteniendo para ello los certificados que les avale dichos dominios y los

profesores se dedican a producir y reproducir información y conocimientos que se

pueden vender.

Todo esto tuvo su inicio con el renacimiento europeo el cual sugería la creación de

un hombre nuevo que fuera colocado como centro y medida de todo, capaz de

dominar y transformar a la naturaleza por medio de la razón; este sueño se fue

materializando con la ilustración, donde la educación adquirió el estatuto de

práctica legítima, convirtiéndose en una institución social con fines propios.

Simultáneamente el estado nación es creado: en el la razón se absolutizó, el saber

adquiere rasgos del poder, desde el estado comienza la transformación social,

entonces esta se asocia con la educación y la escuela en consecuencia se

convierte en el espacio donde la utopía del hombre nuevo se realizaría y en ello

las universidades jugarían un importante papel como centro consagrado al saber.

Al mismo tiempo, la ciencia se erige como un pensamiento positivo, se considera

a la realidad como un objeto observable, cuantificable, manipulable al deseo

humano, que lo lograría por medio de la racionalidad científica, que de acuerdo a

Andión (1992:13) "la razón científica se transfigura en un instrumento del poder,

19

adoptando la forma de un saber tecnológico materializado en dispositivos técnicos

diseñados de acuerdo a fines político-ideológicos, que para el caso de la

educación, se justifican apelando a la necesidad de incrementar la eficacia de la

acción educativa en su función transformadora y reproductora de valores sociales

legítimos". En este sentido, es posible comprender el surgimiento de la sicología

educativa, la didáctica, la planeación y otra serie de herramientas y disciplinas que

intentan prescribir la acción educativa con una visión racional instrumental.

Se puede afirmar que la modernidad ha reducido las funciones universitarias a

una expresión estrictamente funcional para el sistema en el cual el modelo de

universidad tecnocrática, diseñada como un centro productor de saberes

tecnológicos y cuadros técnico-profesionales adaptados a la lógica y dinámica del

sistema económico y social de los mercados, es el dominante; así la ciencia se

hace subsidiaria de la tecnología perdiendo con ello su potencial emancipador que

la ilustración le dotara.

Esta misma situación se vive en las instituciones de educación superior, en las

cuales, dados los condicionantes de la modernización, globalización y

neoliberalismo imperantes, ocurre que el estado ha pretendido desarrollar ciertas

políticas caracterizadas por buscar ciertos objetivos adecuados al sistema, tales

como la "vinculación directa entre educación y aparato productivo, control y

regulación de la matrícula y creación de aparatos técnico-burocráticos e instancias

legales para la aplicación de las directrices estatales, son las líneas bajo las

cuales se desenvuelve la política oficial" (Gilardi: 1992: 131).

Al mismo tiempo, las políticas neoliberales, para justificar los recortes

presupuestales a las instituciones de educación superior y la contención y

disminución de la matrícula, realizan desde las instancias burocráticas de ellas,

una serie de campañas para descalificar al mismo sistema educativo y a los

jóvenes, argumentando la baja o nula capacidad de ambos para lograr una buena

calidad educativa, lo cual consistía en un elemento racionalizador para la

cancelación de oportunidades a la población en general, sustentada en nociones

tales como la excelencia, competitividad y eficiencia.

20

Dada la dialéctica entre las pretensiones neoliberales modernizadoras con relación

a la universidad y las posturas diversas que en ella existen y que van desde las

tradicionalistas hasta las tecnocráticas, se ha caracterizado al sistema de

educación superior nacional con los siguientes rasgos distintivos:

• Extensión nacional con fuertes desigualdades regionales.

• Transformación de la composición de la población escolar, con pérdida del

carácter elitista.

• Diferenciación cualitativa con tendencia a la segmentación.

• Conservación de las estructuras académicas tradicionales.

• Diversificación de las opciones formativas, con marcado predominio de las

áreas destinadas al sector terciario.

• Concentración del financiamiento en el gobierno federal.

• Desarrolló que un mercado de trabajo académico con un importante sector

profesionalizado.

• Complejización organizaciones y fortalecimiento de los actores burocráticos.

Esta última característica nos resulta importante recalcar, ya que es un resultado

de la modernidad en tanto que se considera que la burocratización es una

consecuencia de dicho proyecto en las diversas instituciones, en las cuales el

término planeación se concretiza como una medida para controlar

"científicamente" los diversos procesos a que se enfrentan las universidades, que

dentro de esta lógica, se convierten en organismos certificadores de habilidades y

destrezas laborales.

Para Chehaybar (1999) en su análisis de la prospectiva de la formación docente

para la educación superior en México, afirma que el neoliberalismo mexicano más

reciente ha repercutido en este nivel de varias formas, siendo una de las más

21

importantes para la formación del profesorado, el surgimiento del programa de

modernización educativa, que busca lograr la calidad educativa en todos los

niveles por medio de los lineamientos de eficacia, eficiencia, competitividad,

pertinencia y exigencia, para vincular a la educación con el sector productivo de

bienes y servicios; así la formación y actualización de docentes a nivel medio

superior y superior forman el eje de dicho programa, siempre y cuando se sustente

en las premisas ya mencionadas que le son funcionales al sistema neoliberal.

2.4. La profesionalización del docente.

Debemos admitir entonces, por todo lo anteriormente mencionado que debido a el

proyecto de modernidad y por la globalización, la educación deviene en factor

fundamental para el desarrollo de un país y en particular, como ya se citó

anteriormente, la educación superior juega un papel primordial en este proceso,

pues una de sus funciones es la investigación científica y humanística, con lo cual

puede lograrse dicho proyecto; y en esto, algo prioritario a considerar, es la

formación docente, pues según Ferry (1991 :11) "... la formación de los

enseñantes es el problema clave dentro del sistema educativo, que la manera en

que se forman los enseñantes (de acuerdo con ciertos objetivos, ciertos modos,

para ciertas prácticas, en que sentido, etc.) ilustra y determina la orientación de la

escuela, no solamente en el plano de la transmisión de conocimiento, sino también

en el sistema de disposiciones estructuradas de una cultura que Bourdieu

denomina hábitus en concreto, de una ideología. Parece ser en efecto, que la

institución de formación de los enseñantes es el lugar de mayor concentración

ideológica, lugar donde se efectúa la interiorización, por parte de los futuros

maestros, de los valores y de las normas de una sociedad con miras a una futura

exteriorización dentro de la acción educativa, a escala nacional".

22

De ahí la importancia que la formación docente ha cobrado en la sociedad, ya que

la educación constituye una importante institución por medio de la cual la

hegemonía encuentra uno de sus principales canales, aunque como ya se dijo

anteriormente, esta hegemonía no se logra de manera unilateral o lineal, sino más

bien con muchas resistencias que van dando una nueva forma a las ideas

originales del proyecto. También hay que decir que la formación docente es

considerada actualmente como una parte fundamnetal del proceso educativo, y

este, a su vez del desarrollo de la sociedad. En la Declaración Mundial Educación

para todos, aprobada en 1990 en Jomtien, Tailandia se dice que, " el progreso de

la educación depende en gran medida de la formación y de la competencia del

profesorado, como también de las cualidades humanas, pedagógicas y

profesionales de cada educador" (en Imbernón: 1998: 18). Así, se concibe a la

formación docente como un proceso ineludible a desarrollar en toda sociedad y el

mecanismo idóneo para esta finalidad ha sido el de la profesionalización, pero

entendiendo a esta en un sentido racional instrumental; por lo cual, hay que

esclarecer, para llevar un orden lógico de ideas, que la modernidad como

proyecto, suponía como ya se ha dicho antes, que la racionalidad sería la fuente

de felicidad para el hombre, ya que con ella, se lograría el control y transformación

de la naturaleza y la sociedad; "independientemente de su filiación teórico-

disciplinaria, el conocimiento científico sobre la realidad educativa se funda en una

racionalidad motivada por la voluntad de poder: poder saber, poder hacer, poder

transformar la propia realidad sobre la que se actúa a través de la razón"(Andión:

1992:13)

Ciertamente este tipo de racionalidad instrumental, se nos presenta como

dominante, esto seguramente debido a la hegemonía de los sistemas económicos,

como el capitalismo, que en particular se ha beneficiado del desarrollo científico.

Ahora bien, en el campo de la educación esta racionalidad instrumental ha tenido

amplio impacto, ya que se ha concebido como la única forma en que se pueden

lograr resultados (fines) de mejor calidad, con un uso adecuado, racional de los

diferentes recursos (medios); así, la estructuración del currículum, el desarrollo de

23

la didáctica y la formación de docentes entre otros, son algunos de los ejemplos

donde esto ha tenido amplio margen de acción, pues como afirma Contreras

(1997: 64): "la idea básica del modelo de racionalidad técnica es que la práctica

profesional consiste en la solución instrumental de problemas mediante la

aplicación de un conocimiento teórico y técnico, previamente disponible, que

procede de la investigación científica. Es instrumental, porque supone la aplicación

de técnicas y procedimientos que justifican todo con tal de conseguir los efectos o

resultados deseados."

Ahora bien, hay que reiterar que una de las características de la modernidad es la

especialización en las, habilidades y destrezas, que obviamente serían

proporcionados en las escuelas y que serían regidos por el conocimiento

científico. La especialización pretendería lograr ese poder explicar, explicar para

controlar o transformar las realidades.

En este sentido, encontramos ya el concepto que es básico para conectar la

modernidad con la pretensión de controlar todo por medio de la racionalidad

instrumental, en el caso de la formación docente, nos referimos a la

profesionalización, que no es otra cosa sino la especialización del docente la cual

se ha convertido hoy en día en un tópico de moda, pero más allá de esto, en una

demanda del profesorado. En efecto, pareciera ser que la reivindicación del

profesionalismo por parte de los enseñantes obedece más bien a una serie de

características que usualmente expresan ellos como pertenecientes por derecho

propio a su oficio: la remuneración, horario de trabajo, actualización profesional, y

por supuesto la petición de un reconocimiento como profesionales, esto es, de

respeto y como expertos en su oficio, además del rechazo a la injerencia de

extraños en sus decisiones y actuaciones.

Analizando las diferentes conceptualizaciones y caracterizaciones hechas al

profesionalismo, podemos encontrar una fuente de mayor análisis.

24

Se ha entendido a la profesionalización como un proceso autodirigido de

adquisición en las características de las profesiones, las cuales según Skopp (en

Contreras: 1997) serían las siguientes:

• Un saber sistemático y global.

• Poder sobre el cliente.

• Actitud de servicio.

• Autonomía o control profesional independiente.

• Prestigio social y reconocimiento legal y público de su status.

• Sub cultura profesional especial.

Por su parte Fernández Enguita ( en Contreras: 1997), señala como rasgos de la

profesión a los siguientes:

• competencia o cualificación en un campo de conocimientos.

• Vocación, o sentido de servicio.

• Licencia o exclusividad en el servicio.

• Independencia o autonomía.

• Auto regulación o control ejercido por el propio colectivo de profesionales.

Hoyle (idem), en una caracterización más completa dice que:

"1. Una profesión es una ocupación que realiza una función social crucial.

2. El ejercicio de esta función requieren un grado considerable de destreza.

3. Esta destreza o habilidad se ejerce en situaciones que no son totalmente

rutinarias, sino en las que hay que manejar problemas y situaciones nuevos.

25

4. Por consiguiente, aunque el conocimiento que se adquiere a través de la

experiencia es importante, este saber de receta es insuficiente para atender las

demandas y los profesionales han de disponer de un cuerpo de conocimientos

sistemáticos.

5. La adquisición de este cuerpo de conocimiento y el desarrollo de habilidades

específicas requiere un período prolongado de educación superior.

6. este periodo de educación y entrenamiento supone también un proceso de

socializadora en los valores profesionales.

7. estos valores tienden a centrarse en la preeminencia de los intereses de los

clientes y en alguna medida se hacen explícitos en un código ético.

8. Como las destrezas basadas en el conocimiento se ejercen en situaciones no

rutinarias, es esencial para el profesional tener la libertad para revisar sus propios

juicios respecto a la práctica apropiada.

9. Como la práctica profesional es tan especializada, la profesión como

organización debe ser oída en la definición de la política pública relativa a su

especialidad. También debe tener un alto grado de control sobre el ejercicio de las

responsabilidades profesionales y un alto grado de autonomía en relación al

Estado.

10. La formación prolongada, la responsabilidad y su orientación al cliente están

necesariamente recompensada con un alto prestigio y un alto nivel de

remuneración." (contreras: 1997: 37)

Por otra parte, la ocupación, vocación, organización, formación, orientación y

autonomía (en Imbernón. 1998), coinciden con los demás autores ya

mencionados; Carr y Kemmis (1988. en Imbernón. 1998), proponen por su parte

analizar a las profesiones desde tres criterios fundamentales:

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• La existencia de un cuerpo de conocimientos provenientes de la investigación

científica y de la elaboración teórica.

• La asunción de un compromiso ético de la profesión respecto a sus clientes.

• El registro por una normativa interna de autoconsumo por parte del colectivo

profesional.

Ahora bien, lo esencial aquí es lo dicho por Contreras (1997 Cervantes: "...

cuando se ha comparado a los docentes con estas características, la conclusión

más habitual a la que se llega es que la única denominación que se les puede

aplicar es la de semiprofesionales, ya que se les considera faltos de la autonomía

respecto al Estado, que fija su práctica, carentes de un conocimiento

especializado propio y sin una organización monopolista propia que regule el

acceso y el código profesional. Por consiguiente, los rasgos de ideal de servicio (o

vocación), y de autonomía respecto al cliente (si se entiende aquí por tal al

alumnado) o trabajo no rutinario, no son elementos suficientes para que el oficio

de enseñar sea considerado una profesión". (37).

En todo caso es importante señalar que la profesionalización no solamente ha

sido una demanda que el profesorado ha promovido recientemente, pues también

al Estado le conviene intentar profesionalizar a la docencia, pues de esta manera

puede incluir a la racionalidad instrumental como el principal eje del trabajo en el

aula, logrando de esta manera el control de los procesos y resultados de la

enseñanza y el aprendizaje, pues para lo que se han usado los procesos de

profesionalización ha sido para introducir sistemas de racionalización en la

enseñanza, de tal manera que el fruto sea la homogeneización de las prácticas

docentes, la consiguiente burocratización y pérdida de autonomía del profesorado,

además de la delegación de la participación social en la educación; y es que la

profesionalización, ha encontrado su más fuerte argumento de legitimación en la

posesión del conocimiento científico, lo cual nos lleva a concluir que la formación

de los docentes no surge como un proceso y control interno que establece el

propio grupo interesado, sino como un control que establece el Estado.

27

Así, el Estado por medio de las políticas de formación docente que pretenden la

profesionalización de la enseñanza ha logrado obtener mejores condiciones

laborales a su favor, pues se aduce que el profesionalismo, implica compromiso,

responsabilidad y eventualmente institucionalidad. Además de que el

profesionalismo en realidad ha logrado introducir sistemas de racionalización en la

enseñanza, que permiten el control de los procesos y productos, los cuales son

decididos desde instancias superiores por los supuestos "expertos", generándose

con esto una mayor burocratización y pérdida de autonomía del profesorado,

convirtiéndose entonces su tarea en una actividad técnica, aparentemente neutral

y sin compromiso político ni social. Por lo tanto, la formación de los docentes en

este sentido racional instrumental no surge como un proceso que beneficie a la

enseñanza y al docente, sino como un control que establece el Estado.

Ciertamente las demandas de profesionalización por parte de los docentes

intentan evitar la burocratización y la obediencia administrativa, ya que como

afirma Giroux (en: de Leonardo: 1986: 57): " La cultura informal y los factores

ideológicos, tales como la etnicidad, la raza, la visión del mundo y los

antecedentes sociales, suelen generar actitudes oposicionistas entre los maestros

hacia la autoridad escolar, las reglas, las estructuras curriculares predefinidas y las

formas institucionalmente sancionadas de responsabilidad magisterial". Y es que

la ideología que la profesionalización encubre, y que el aparato administrativo

estatal sostiene, se pretende de muchas formas, bajo el pretexto de la

profesionalización, obligar a los docentes a realizar actividades que van hoy muy

de acuerdo con las pretensiones neoliberales de eficiencia.

Ahora bien, los docentes con su demanda de profesionalización, han hecho que

aumente la fe en la racionalización ya que esta representa la lógica dominante en

el pensamiento universitario, preocupado en derivaciones tecnológicas de su

conocimiento y en el diseño de formas operativas "racionales" de actuación, lo que

puede acarrear que estos sistemas de racionalización consigan el control de

procedimientos en las aulas que la administración ha tratado de lograr desde hace

mucho tiempo de manera infructuosa. Y aunque la profesionalización tiene estos

28

efectos dudosos sobre la mejora del trabajo docente, sigue en marcha a través de

diversos programas de formación que en su mayoría siguen las tendencias

modenizantes y neoliberales.

Contreras (1997) propone analizar el problema de la formación del docente desde

otra perspectiva, empleando no el uso del concepto de profesionalismo, que

implica todo lo descrito anteriormente, sino el de profesionalidad, como modo de

rescatar lo positivo que tiene la idea de lo profesional pero en el contexto de las

funciones inherentes al oficio de la docencia, así se define como "las cualidades

de la práctica profesional de los enseñantes en función de lo que requiere el oficio

educativo" (Contreras: 1997:50). De esta manera, se recuperan una serie de

características que son parte de la enseñanza, la práctica, la subjetividad del

proceso mismo, los valores que intervienen en el, y otros más que no se

consideran en el modelo racional. Así las cualidades profesionales que requiere la

enseñanza están en función de la forma en que se interpretan lo que debe ser la

enseñanza y sus finalidades, abriéndose con esto un abanico inmenso de

posiciones y análisis.

Imbernón (1998) coincide en esta posición cuando habla de establecer un sentido

amplio de la profesión, como un proceso y no como un producto, contextualizando

dicho término: "en términos generales, el profesionalismo en la docencia implica

una referencia a una determinada organización del trabajo dentro del sistema

educativo y a la dinámica externa e interna del mercado de trabajo; por tanto, ser

un profesional implicará dominar una serie de capacidades y habilidades

especiales que nos harán ser competentes en un determinado trabajo y nos

permitirán entrar en esa dinámica del mercado y, además, nos ligarán a un grupo

profesional más o menos coordinado y sujeto a algún tipo de control" (Imbernón:

1998:15). Como podemos observar, ambos autores hacen referencia a la

necesidad de considerar a la profesión docente desde una perspectiva menos

rígida o instrumental, ambos mencionan que la docencia como ninguna otra

profesión son neutrales, ni científicas, sino insertarse en un determinado marco

social, económico, político, cultural e ideológico que les da legitimidad a su labor.

29

Proponen en este sentido, analizar las principales características que una

profesión docente en sentido amplio (Imbernón) o la profesionalidad (Contreras)

debe cumplir, siendo en el caso de este último las siguientes:

• La obligación moral. Ya que se supone que la enseñanza implica un

compromiso moral para quien la realiza, que se sitúa por encima de cualquier

relación contractual.

• El compromiso con la comunidad. Pues se dice que la educación no es un

problema privado, sino público, es una ocupación socialmente encomendada y

que por lo tanto tiene una responsabilidad pública; por lo cual el docente se

encuentra comprometido política y socialmente.

• La competencia profesional. Los dos anteriores puntos requieren de este

tercero, pues no se debe desdeñar el conocimiento de teorías y técnicas, el

dominio de ciertas habilidades y recursos para la fracción didáctica, además de

conocer los aspectos de la cultura y disciplinarios necesarios para la

enseñanza; pero no sólo esto, pues también la competencia profesional implica

un conocimiento que es en parte individual, "producto de las re elaboraciones

sucesivas de los docentes a partir de sus experiencias, en parte compartido,

por obra de los intercambios entre enseñantes y los procesos comunes de

socialización, y en parte diversificado, producto de diferentes tradiciones y

posiciones pedagógicas, lo cual supone formas distintas de interpretar la

realidad escolar, la acción docente y las aspiraciones educativas" (Contreras:

1997:57).

Por su parte Imbernón coincide en que los grandes temas necesarios que se le

plantean a la función docente son, por una parte el de poseer un conocimiento

pedagógico específico, en segundo término, un compromiso ético y moral con la

enseñanza y finalmente una corresponsabilidad con los otros agentes sociales

involucrados en el proceso educativo, afirmando entonces que: "la función docente

está entonces en un equilibrio entre las tareas profesionales en la aplicación de un

conocimiento, el contexto en que se aplican; el compromiso crítico de su función

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social y la estructura de participación social existente en ese momento y en la que

se está comprometido"(Imbernón: 1998:23)

Para finalizar este apartado, debemos decir que los estudiosos de la formación

docente se han percatado de la necesidad de considerar una gran diversidad de

elementos para lograr una mejor calidad de la misma, que repercuta no sólo en un

mejor conocimiento disciplinario o didáctico-pedagógico, en fin, que se siga

orientando por la modernidad y su racionalidad instrumental, aun cuando esto sea

perfectamenmte funcional al sistema; en realidad se prefiere que la labor docente

se vincule mas con la transformación de los contextos diversos donde incide la

práctica educativa, para lo cual sugieren una formación docente en y desde la

práctica, como investigador, pero no aislado de la comunidad, sino en interrelación

con ella.