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 Parte I FESTIVAL DE LICUACIONES Un relevamiento parcial de las violaciones de los derechos de propiedad de las grandes mayorías (DPM) en la Argentina

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Parte I

FESTIVAL DE LICUACIONES

Un relevamiento parcial de

las violaciones de los derechos de propiedad

de las grandes mayorías (DPM)

en la Argentina

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Introito

Un Manifiesto Liberal sobre la burguesía prebendaria

y el populismo de derecha

El fracaso del proyecto argentino

En estos tiempos post-neoliberales la debacle argentina frecuentemente se asocia al

carácter presuntamente perverso de las concepciones liberales del Estado, la economía y

la política. Esto es tan falso como la afirmación opuesta, de que nuestra frustración es

atribuible a la ausencia de liberalismo. En este escrito intentaré demostrar, desde una

 plataforma liberal, que mientras ciertas pautas de comportamiento no se regeneren la

Argentina no puede tener éxito, con liberalismo o sin él.

Para comenzar debemos afirmar que el liberalismo no ha sido puesto a prueba ennuestro país por la sencilla razón de que la Argentina no lo ha esposado desde 1930. Por 

cierto, una vez que la crisis de ese año cambió la faz del mundo destruyendo el libre

comercio, dañando nuestra economía e induciendo un golpe de Estado, la Argentina se

alejó del modelo liberal para no volver jamás, por lo menos hasta ahora. La exclusión

del Partido Radical durante esa década, el nacionalismo económico y la violación de

derechos de minorías en el primer peronismo, la proscripción del Partido Justicialista

entre 1955 y 1973, la lucha entre revolucionarios y fascistas de 1973-76, el cruento y

arbitrario autoritarismo de la dictadura de 1976-83, y las políticas económicas de Raúl

Alfonsín, fueron todas prácticas incompatibles con el liberalismo. Por lo tanto, sólo nos

queda el gobierno de Carlos Menem como candidato al mote de “liberal”.

Por este motivo, y porque muchos de los ejecutores de las políticas económicas de esa

gestión democrática se auto-identificaron como liberales, la década del ’90 suele

asociarse con esta doctrina. Es un error. Aunque durante ese lapso nuestro Estado

adhirió retóricamente a varios programas de matriz liberal, lo realizado fue siempre una

 parodia. Por ejemplo:

-  Proclamamos la vigencia de un “Consenso de Washington” que exigía déficit

fiscal cero, pero en su lugar generamos catorce cuasi-monedas provinciales.

-  Emprendimos un proceso de privatización de empresas públicas ineficientes que

eran vehículo de corrupción en gran escala, pero lo hicimos vendiendo a precio

subsidiado para beneficio de las mismas empresas privadas que antes habíanlucrado gracias a una venalidad concertada con esos entes del Estado.

-   Nos lanzamos a una amplia apertura comercial pero la acompañamos de una

“aduana paralela” y delictiva que destruía la producción local.

En ningún caso pudo ponerse a prueba el modelo. Más que liberalismo padecimos una

caricatura de nosotros mismos signada principalmente por la venalidad.

La pobreza como indecencia colectiva

Por otra parte, que la corrupción ocupa un lugar importante en la ecuación del fracaso

argentino es una cosa que salta a la vista más allá de la década del ‘90. Un país con

abundantes recursos naturales por habitante, que hace cien años era uno de los más

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 prósperos del mundo, que hacia 1950 albergaba aproximadamente un 10% de pobres de

solemnidad, y que ahora tiene por lo menos a un 40% de su población por debajo de la

línea de pobreza, es uno en el que acertamos si presumimos dolo. Así como los

astrónomos descubrieron a Neptuno sin una observación directa, gracias a la

constatación de que determinadas irregularidades en la órbita de Urano sólo podían

explicarse si se suponía que estaba sujeto a la influencia gravitacional de otro cuerpo enórbita, nosotros debemos deducir que los datos argentinos sólo son explicables si

suponemos que operan niveles de corrupción con escasos paralelos en el mundo actual.

Por lo tanto, mal que nos pese como liberales, debemos admitir que este es un país

donde la izquierda tiene razón respecto de muchas cosas, aunque parta de premisas

equivocadas. Por ejemplo, los “progresistas” se equivocan cuando endosan teorías

generales como la marxista, que sostienen que en el capitalismo los ricos siempre

explotan a los pobres. Pero sería poco inteligente y aún menos liberal dudar que a veces

la explotación tiene lugar. Y no es necesario ser de izquierda para exclamar cual Hamlet

que en el Estado de Argentina hay algo podrido, cuando una sociedad potencialmente

rica se convierte en una máquina de supurar niveles permanentemente crecientes demiseria. Parámetros como los argentinos no pueden registrarse sin que esté mediando

una transferencia sistemática e ilegítima de riqueza desde los pobres hacia los ricos. La

combinación de altos recursos naturales per capita, con deuda y miseria

vertiginosamente crecientes a lo largo de medio siglo, en una sociedad que en el pasado

fue próspera, es contra natura y sólo puede provenir de una intencionalidad de

resdistribución regresiva del ingreso, apuntalada por la venalidad.

Recuérdese que somos un país que tiene casi el territorio de la India, 28 veces menos

 población, más del doble de deuda (un pasivo que nuestro Estado no puede pagar), pero

que si sumamos los activos que nuestros particulares poseen en el exterior, resultamos

una sociedad que en términos netos es acreedora o está cerca de serlo, no obstante lo

cual nuestros niveles de miseria se han multiplicado varias veces en el pasado medio

siglo.

El nuestro no es un cuadro que pueda explicarse a través de los economicismos

convencionales. Lo que nos ocurre no es simplemente el producto del desempleo

generado por desarrollos tecnológicos que permiten prescindir de huestes de

trabajadores; por la emigración de población calificada combinada con el influjo de

migrantes sin educación; por la caída sistemática del valor de las exportaciones, o por el

deterioro de los términos del intercambio.

Si se tratara sólo de fenómenos de este tipo estaríamos ante consecuencias colaterales

aunque muy desafortunadas del proceso económico global. Desde una perspectiva ética

capitalista, que es la mía, eso no sería censurable. Pero el aumento de la pobreza en el

último medio siglo de vida argentina es tan exagerado que nos obliga a presumir que

subyacen procesos ajenos a la lógica de un capitalismo sano.

 Nuestros parámetros, que son propios de un “Estado parasitario”, son consecuencia de

delitos contra el derecho natural que pueden identificarse con facilidad. Como veremos

documentadamente, se trata de la violación de los derechos de propiedad de las grandes

mayorías, principalmente a través de enormes subsidios a las empresas, y de licuaciones

y estatizaciones de la deuda privada. Estos mecanismos han sido una constante en lahistoria argentina de las últimas tres décadas. Sistemáticamente, los pasivos de los

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menos pobres fueron transferidos al colectivo nacional, que absorbió las deudas de

minorías poderosas. A la vez, a través del subsidio a las empresas privadas se generó

inflación y gasto público encubierto.

Esta historia atraviesa gobiernos peronistas y radicales, como también regímenes

militares y constitucionales. Para que quede claro, ¿qué argentino que en 1974 hayacomprado un departamento en cuotas pagó más que una pequeña parte del valor del

mismo, reducida su deuda gracias a la mega devaluación del ministro Celestino

Rodrigo? ¿Quién que lo haya comprado en el 2000 con financiación del sistema

 bancario no se vio beneficiado enormemente por la crisis que hundió a grandes

multitudes en la miseria, pero que licuó los pasivos de quienes gozaban de acceso al

crédito? Y estos no fueron sino algunos derrames hacia la clase media de una extensa

lista de maniobras originadas en la manipulación de instrumentos de política

macroeconómica, orquestadas para beneficiar a grandes empresas. Fueron pagadas por 

las grandes mayorías cuya escasa riqueza fue así enajenada. Su contrapartida inexorable

sería la eclosión de la pobreza.

Por otra parte, no parece arriesgado afirmar que la privatización de activos públicos

 producida en la década de los ’90 fue una vuelta de tuerca sobre las previas

nacionalizaciones de pasivos privados. Ya en tiempos de Alfonsín algunas de las

empresas privadas que más se beneficiaron de la caída de avales del Tesoro, cuyas

deudas externas fueron pagadas por el fisco, eran mencionadas como candidatas a

comprar empresas públicas en el contexto del frustrado plan de privatizaciones del

ministro Rodolfo Terragno, que fuera bloqueado por las maniobras desestabilizadoras

de los contratistas privados y el veto de sindicatos y legisladores justicialistas.

Lo mismo ocurría con las empresas que se beneficiaban de los importantes subsidios

ocultos bajo programas de “capitalización de deuda externa”. Algunas de ellas

terminaron comprando empresas del Estado durante la gestión de Menem.

Esto es independiente del hecho también innegable de que ya hacía décadas que

nuestras empresas públicas existían principalmente para generar sobornos, engendrar 

contratos ventajosos para empresas privadas amigas de sucesivos gobiernos y crear 

empleo artificial con fines electoralistas. Desde un punto de vista teórico, la

 privatización de estas empresas estaba ampliamente justificada, pero como señaló

Joseph Stiglitz, un proceso de privatizaciones no puede ser menos corrupto que la clase

 política que lo instrumenta.1 Privatizaciones bien hechas, como aconseja la doctrina

liberal, se conocen casi únicamente en el Reino Unido, y es evidente porqué. En lamayor parte del resto del mundo fueron fuente de grandes males, no porque la teoría

liberal estuviera equivocada sino porque en muchas sociedades el principal mal no es el

estatismo sino la corrupción.

Como se documentará en las páginas que siguen, desde 1975 la constante en la

Argentina ha sido transferir riqueza desde el ámbito público hacia el privado por todos

los medios imaginables: licuaciones y estatizaciones de deudas privadas tanto internas

como externas, subsidios ocultos de muchos tipos, lucrativas corruptelas posibilitadas y

legalizadas por oscuras disposiciones del Banco Central, y finalmente la venta

subsidiada del conjunto de las empresas públicas al sector privado.

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En algunas ocasiones la violación del derecho de propiedad se produjo en sentido

contrario, desde lo privado hacia lo público, pero también en esos casos los principales

damnificados fueron las grandes mayorías. Recordemos el congelamiento de depósitos a

 plazo fijo de 1989 (el Plan Bonex, que violó gravemente derechos de propiedad de la

clase media), y el mega-congelamiento bancario de diciembre de 2001 (el “corralito” de

Fernando de la Rúa, que suspendió los derechos de toda la población bancarizada, preparando el terreno para la mega-estatización de la deuda privada en 2002, ya bajo el

gobierno de Eduardo Duhalde).

Todo parece parte de la misma pauta reiterada que recorre tres décadas y que se resume

en el traspaso de la riqueza colectiva a una minoría de privilegiados, perpetrado

mientras la pobreza trepaba del 10 al 40% de la población.

Alianzas non sanctas 

 No obstante, en la Argentina y otros países en vías de desarrollo, las privatizaciones y

otras reformas estructurales perversamente instrumentadas fueron endilgadas alliberalismo. Esto es comprensible no sólo porque humanamente no pudimos prever que

nuestro cuerpo social estuviera tan corroído moralmente que fuera incapaz de

instrumentar una terapia que no resultare peor que la enfermedad. La homologación de

estas políticas y sus consecuencias con el liberalismo era casi inevitable porque para

llevar a cabo la receta de las reformas, nuestros liberales sistemáticamente se aliaron a

sectores de una derecha libremercadista que no es liberal pero que usa la etiqueta

cuando le conviene. En realidad se trata de un populismo de derecha, opuesto pero tanto

o más nocivo que el que acude a la demagogia frente a las clases asalariadas.

Por cierto, las empresas privadas que se benefician de prebendas del Estado tienen

frente a éste intereses análogos y un comportamiento parecido al de los asalariados y

tenedores de planes asistenciales que dependen de la demagogia política para

transitoriamente mejorar su participación en el ingreso. Las clases subordinadas

 premian con su voto y apoyo masivo a los políticos que las seducen. La burguesía

 prebendaria los recompensa con fondos electorales y sobornos. Las clases subordinadas

los castiga con huelgas, protestas y manifestaciones. La burguesía prebendaria, que es

más poderosa, llega más lejos y a menudo ha financiado huelgas y disturbios, y también

despedido operarios a los efectos de desestabilizar un ministro o gobierno que no les da

lo que demandan.* 

Ambos sectores defienden sus prebendas con todos los medios a su alcance. Las políticas públicas centradas en dádivas a uno u otro sector son “populistas”.

Llamaremos “populismo clásico” al que se dirige a las clases bajas y medias bajas, y

“populismo de derecha” al que compra el apoyo de segmentos de la burguesía

distribuyendo canonjías. Lo segundo puede ser mucho más caro. Cuando se traduce en

*Este fenómeno está ilustrado y documentado en Javier Corrales, “Coalitions and corporate choices in

Argentina, 1976-1994: the recent private sector support of privatization”, en Studies in Comparative International Development , Invierno de 1998, Vol. 32, Nº 4. Para un período previo, también es útil laformulación de Guillermo O’Donnell, “State and alliances in Argentina, 1956-1976”, en Journal of  Development Studies, Octubre de 1978, Vol. 15, Nº 1. Como señala el primero, la cuestión remite a la

lógica de Mancur Olson, tal como fuera procesada por S. Hanke y S. Walters en “Privatization and publicchoice: Lessons for the LDCs”, en D. Gayle y J. Goodrich (comps.), Privatization and Deregulation inGlobal Perspective, Nueva York: Quorum Books, 1990.

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licuaciones y nacionalizaciones de deudas privadas, representa una violación de los

derechos de propiedad de las grandes mayorías.

Lamentablemente, en muchos países de América latina y otras regiones del Tercer 

Mundo, pero particularmente en la Argentina, el liberalismo acertó cuando criticó al

 populismo clásico, pero defraudó en las numerosas ocasiones en que no sólo no atacó al populismo de derecha sino que fue su cómplice. Al mismo tiempo, toda vez que estos

liberales descarriados señalaban la demagogia del Estado hacia los humildes, la

 burguesía prebendaria los apoyó ruidosamente. De este modo se profundizó una

asimetría que desprestigió y desnaturalizó al liberalismo, con todos los acentos puestos

contra los pobres, a la vez que las prebendas de los ricos quedaron muchas veces

encubiertas por complejos ardides del Banco Central.

Surgieron así las llamadas coaliciones “de centro”, eufemismo con que se auto-

denomina la derecha libremercadista entre nosotros. En estos bloques invariablemente

 predomina el mínimo común denominador de las fuerzas políticas que los componen,

que no es liberal sino simplemente conservador en el mejor de los casos. En ellos elderecho a la propiedad, que es un principio liberal fundamental, queda desfigurado y

acotado a la propiedad de la burguesía sobre activos físicos. Y a este engendro anti-

capitalista se le llama liberal.

Desde este encuadre en que los escasos liberales auténticos son atrapados y usados por 

aliados reaccionarios, sistemáticamente se encubre la carga pública implícita en todo

subsidio a las empresas y en cualquier estatización de las deudas privadas. El derecho a

la propiedad privada y colectiva de las grandes mayorías, que no es más que una

dimensión del principio general del derecho a la propiedad, se desprecia y viola en

forma permanente, a la vez que se desdibuja conceptualmente.

Por cierto, en las sociedades capitalistas desarrolladas resultaría innecesario recalcar que

un subsidio público al sector privado sólo se justifica si beneficia al colectivo social de

una manera fehaciente, y que de lo contrario implica violar el derecho de propiedad,

sacando recursos del bolsillo del pobre para ponerlos en los de algunos ricos. Pero en un

contexto como el nuestro resulta imprescindible subrayar que no hay liberalismo ni

moralidad política posible mientras estas maniobras sean el hilo conductor de nuestra

historia. No hay legitimidad alguna si no se respetan los derechos de propiedad de las

grandes mayorías.

Por ello, en este escrito este concepto será evocado una multitud de veces, tantas quenos referiremos a él con sus siglas. Se trata de los DPM, cuyo respeto por parte del

Estado es indispensable para que rija un capitalismo sano y floreciente, y para que el

orden pueda justificarse desde el punto de vista liberal de un contrato social.

En este plano es de interés señalar que el derecho de propiedad de las grandes mayorías

es un concepto que ha pasado desapercibido tanto para el liberalismo como para la

izquierda. Los liberales, contaminados por sus alianzas con el capitalismo prebendario

del populismo de derecha, no se han detenido en conceptuar y denunciar las violaciones

de los DPM. A su vez, debido a su sesgo anti-capitalista, la izquierda ni siquiera cree en

el derecho a la propiedad. Por ello denuncia la explotación pero sin subrayar el hecho de

que se está perpetrando un latrocinio completamente reñido con los principios delmismo capitalismo. Estos factores políticos e ideológicos han contribuido a encubrir el

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hecho de que las “transferencias del trabajo al capital” que denuncian los economistas

de la izquierda son, en el caso argentino, gruesas violaciones de los DPM, condenables

tanto para el liberalismo como para una ética socialista. Estos son errores de

comunicación que intentamos corregir en este escrito y que obran en detrimento de los

 principios de ambos la izquierda y el liberalismo auténtico.

Por cierto, aquí nos dedicaremos a hacer un compendio de numerosas violaciones

masivas de los DPM a lo largo de las últimas tres décadas. En el trámite dejaremos de

lado varias cuestiones de interés sociológico y económico que son consecuencia de estas

maniobras pero que trascienden nuestro foco descriptivo y normativo. Nuestro único

interés de orden explicativo será el de las consecuencias de las violaciones de los DPM

sobre el crecimiento de la pobreza y el deterioro institucional argentino.† 

Otras reflexiones normativas

Finalmente, también es pertinente mencionar en este Introito que en un país donde la

constante que ha atravesado los más diversos gobiernos y regímenes ha sido la perpetración de maniobras ilegítimas, pero muchas veces legales, para transferir riqueza

de los pobres a los ricos y de la gente común a las empresas privadas, los estratos

 populares tenderán a ser parasitarios o en su defecto subversivos. En un contexto de

violación sistemática de los DPM no se justifica que sean productivos.

Para colmo, la clase política forzosamente pretenderá su parte en el atraco. Después de

todo, ella es la encargada de legislar y gobernar para servir a la burguesía depredadora.

¿Puede asombrar que se compren y vendan las leyes? Es lo esperable. ¿Y puede

sorprender que se corrompan la justicia y la policía, deteriorándose la seguridad y los

derechos cívicos?

Valga esta nota de advertencia. Allí donde perpetraron sus revoluciones, los comunistas

violaron los derechos de propiedad para redistribuir riqueza más equitativamente. En la

Argentina en cambio, una burguesía depredadora viola los derechos de propiedad de las

grandes mayorías para concentrar riqueza. Lo primero no es más contrario a los

† La primera y más frecuente violación de los DPM, de incidencia universal, es por supuesto la inflación.

La depreciación de la moneda representa una merma por decreto de la participación en el ingreso nacionalde las clases asalariadas. Esto significa una violación masiva de contratos, incluso jurídicamente. Bien

recuerda Rodolfo Apreda en su Análisis Monetario y Cambiario en el Sistema Financiero Argentino(Buenos Aires: Editorial Club de Estudio, 1986, p. 283-84) que en su artículo 1137 el Código Civil

argentino define “contrato” en los siguientes términos: “Hay contrato cuando varias personas se ponen deacuerdo sobre una declaración de voluntad común destinada a reglar sus derechos”. Al disminuir el poder 

adquisitivo de los sueldos, la inflación viola contratos. En este escrito no nos explayaremos mayormentesobre este mecanismo de violación de los DPM, porque no es una peculiaridad argentina en la misma

medida en que pueden serlo otros mecanismos menos universales, como la estatización de deudas privadas, los seguros de cambio con subsidio o los avales caídos del Estado. No obstante, vale la penarecordar aquí que cuando la inflación es muy alta, se entra en una espiral que asegura una crecienteviolación de los DPM. Esto es así porque en previsión de la inflación futura, los agentes con cierto poder 

en el establecimiento de precios de bienes y servicios no indexan los precios sino que los sobreindexan.Con razón dice Apreda: “Lo sorprendente, cuando esta conducta se generaliza, es que permanece impune

a pesar del daño profundo que causa. No hay sanción legal para la excesiva emisión monetaria (ni para) eletiquetamiento habitual de tipo precautorio en las bocas de venta. (...) El rasgo típico del sistema con altainflación generalizada y persistente es la impunidad de los agentes. El problema crucial que enfrenta la

 política económica es la velocidad con que el agente toma posición, se cubre y escapa. (...) Escapan a lainflación con inflación.” En ese contexto, los DPM son vapuleados como las hojas otoñales de un árbol enun vendaval.

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 principios del liberalismo que lo segundo. El comunismo asume su identidad, que es

antitética del capitalismo. En cambio, la burguesía prebendaria coloniza al capitalismo

 para destruirlo por dentro. Lo segundo es menos respetable que lo primero.

Desde los tiempos de nuestro padre fundador John Locke y su predecesor Thomas

Hobbes, los liberales entendemos que todo Estado es el emergente de un contrato socialimplícito. La soberanía, que corresponde primigeniamente al individuo, es transferida al

Estado, que se convierte en el guardián de los derechos individuales. Por ello, la

transferencia masiva y sistemática de riqueza de los pobres a los ricos, perpetrada por el

mismísimo custodio del contrato social, equivale a la destrucción de éste.

Desde un punto de vista conservador esta es la más grave consecuencia posible, ya que

la legitimidad del orden queda reducida a un ambiguo limbo desde el que resulta

imposible diferenciar un hecho lícito de un delito. En tales circunstancias, puede entrar 

en vigencia lo que Locke llamó el “derecho a la revuelta”, un derecho natural que está

 por encima del derecho positivo y que jamás podría ser promulgado formalmente.

Un liberalismo que no hace estos señalamientos y advierte estos peligros no es

liberalismo.

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NOTAS

1Joseph E. Stiglitz, Globalization and its Discontents, Nueva York y Londres: WW. Norton &Co, 2002,

 p. 58.

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Capítulo 1

El nacimiento de la patria financiera y contratista 

"Argentina is a land of plunder, a new land,

virtually peopled in this century. It remains a land to be plundered; and its politics

can be nothing but the politics of plunder."  V. S. Naipaul, Argentina and the Ghost of Eva Perón (1980) 

La proto-historia de las violaciones del contrato social argentino 

Aunque en nuestro entender el punto de inflexión a partir del cual se destruyó la posibilidad de progreso se sitúa hacia 1975, el contrato social argentino venía sufriendograves traiciones desde mucho antes y es preciso recapitularlas brevemente.

La primera violación gruesa aconteció con el golpe de Estado de 1930, que durante unadécada y media excluyó de la política a la Unión Cívica Radical, entonces el partido delas mayorías. Cuando en 1946 las reglas de la democracia representativa serestablecieron emergió un partido hegemónico, el justicialista. La sindicalizaciónmasiva de los trabajadores generó una nueva configuración del poder político. A la vez,el nuevo régimen también incurrió en violaciones del contrato social, cercenandoreiteradamente derechos de minorías. Incendió templos católicos y prácticamente abolióla libertad de prensa. Con esa justificación, en 1955 se produjo un golpe de Estado que

 pretendió proscribir al nuevo partido de las mayorías. La proscripción se extendiódurante dieciocho años y constituyó una violación mucho más grave aún de dichocontrato.

Dieciocho años consecutivos de proscripción del peronismo en un Estado que erateóricamente una democracia representativa necesariamente generan violencia y contra-violencia. Cuando en 1973 el poder fue restituido al partido mayorítario, la sociedadargentina se encontraba profundamente dividida no sólo en términos de izquierda yderecha, violentos y no violentos. Su burguesía estaba segmentada en sectores conintereses irreconciliables. Si las casi dos décadas de proscripción habían demostrado queno se podía gobernar sin el concurso del partido de las mayorías y los sindicatos que lodominaban, la apertura política desataba muchas más presiones aún sobre un fisco débily una moneda vulnerable.

El caos rondaba a la vuelta de la esquina, y hubo sectores que comprendieron queganarían más si apostaban a la anarquía que si se empecinaban en intentar generar unaestabilidad y coherencia programática que nunca llegaba. Entonces, hacia 1975, nació la“patria financiera y contratista”, que como veremos fue parte del poder detrás del tronodurante los treinta años subsiguientes. Ésta convirtió a sucesivas gestiones de gobiernoen un festival de reiteradas licuaciones y estatizaciones de la deuda privada, que sesumaron a subsidios cuantiosos y a una corrupción sistémica, funcional a sus intereses.

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Los primeros pasos en la violación de los derechos de propiedad de las grandes

mayorías

Pero antes de entrar en esa narración debemos detallar algunos antecedentes importantesde ese viejo vicio del Estado y la burguesía argentina que consiste en violar los DPM.

Aunque el punto de inflexión en que esta tendencia se convirtió en autodestructiva seencuentre a mediados de la década del ’70, la instrumentación de políticas de este tipose remonta a mediados del siglo XX. Ciertamente, uno de los mecanismos por los que,desde aproximadamente 1950, sistemáticamente se transfirió riqueza desde los máshacia los menos pobres, fue el saqueo de las Cajas de jubilación.

La historia de la previsión social en la Argentina comienza en 1904, cuando se promulgó la ley 4349 que creaba la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones Civiles.Antes de la caída de Hipólito Yrigoyen en 1930, los gremios de periodistas, gráficos ymarinos mercantes habían adquirido el derecho a cobrar jubilaciones, a cargo de Cajasfundadas por los mismos sindicatos.

 No obstante, durante el período 1904-1944 el beneficio alcanzó a apenas el 7% de lafuerza laboral. Fue a partir del surgimiento del peronismo que el sistema comenzó acubrir a la gran mayoría de los trabajadores, saltando de 430.000 beneficiarios en 1944 a2.328.000 en 1949. En ese año se creó la Caja de Empleados de Comercio, en 1946 lade Empleados de la Industria, y en 1954 se incorporaron los trabajadoresindependientes, profesionales y rurales.1 

Sin embargo, como cuenta Daniel Muchnik, “no es menos cierto que (...) el justicialismo halló en las Cajas de previsión una fuente de financiamiento que utilizó adiscreción”. Las Cajas fueron vaciadas, y por eso la Ley 14.370 de 1954 transformó elsistema. Originalmente éste había sido de capitalización, pero consumado el defalco por 

 parte del gobierno y agotados los fondos acumulados en las Cajas por los aportes de lostrabajadores, se optó por convertir al sistema en uno de reparto. Éste sería administradodirectamente por el Estado a partir de la creación del Instituto Nacional de PrevisiónSocial (INPS). Cada trabajador dejaba de aportar a su cuenta individual, contribuyendoa una caja solidaria que luego distribuiría los beneficios en forma equitativa.2 

Pero esa transformación del sistema no terminaría con la usurpación de los dineros, quese prolongaría durante gobiernos sucesivos. Siguiendo la prosa de Muchnik:

“Los aportes de los trabajadores y las contribuciones de los empleadoresalcanzaron niveles interesantes, a tal punto que el creciente déficit de las cuentas públicas se resolvería capitalizando estos fondos con bonos que emitía el Estado.Los bonos llamados Obligaciones de Previsión Social (OPS) comenzaron ainundar las Cajas. Como en los ’50 la deuda acumulada en OPS ascendía al 47%del PBI, y más del 50% de la recaudación era aún colocada en OPS, el sistemade previsión tuvo que ser auxiliado, a fines de esa década, por el Tesoro

 Nacional. (...)”

Con los años, la situación se agudizó. “Durante los ’70 la desfinanciación previsional sehizo evidente en el rescate de OPS. El Estado pagó menos del 10% de la deuda a menos

del 1% de su valor nominal, a la vez que distraía recursos no genuinos para cumplir conaquellos que percibían los beneficios.”3 

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 Este fue, pues, el primer mecanismo con que masiva y flagrantemente se violaron losDPM en la Argentina. Durante este período otros mecanismos como los subsidios de

 promoción industrial, la inflación y las tasas de interés real negativas tambiénestuvieron presentes, pero de una manera menos directa.* 

Las “formas heterodoxas” de financiar la inversión privada

Tempranamente sin embargo, el vaciamiento de las Cajas se combinó con otrosmecanismos para transferir riqueza de los menos afortunados a los más. Por cierto,Damill y Frenkel nos cuentan que durante el período 1960-75:

“La inversión fue financiada mediante mecanismos de ahorro forzoso ytransferencias de riqueza financiera entre sectores (del tipo llamado ‘impuestoinflacionario’), en proporción mucho mayor que mediante transaccionesvoluntarias de mercado. (...) Ejemplos de (las transferencias de riqueza) fueron

el crédito subsidiado (con tasas de interés reguladas, establecidas por el BancoCentral en niveles normalmente inferiores a las tasas de inflación) y elfinanciamiento del gasto público a partir de los fondos acumulados en los añoscincuenta por el sistema previsional (equivalentes a aproximadamente el 28%del producto bruto anual del país). A lo largo de los años sesenta ganarían

 progresivamente terreno diversos mecanismos de subsidio y exencionesimpositivas orientadas a incentivar la inversión privada, que afectaronnegativamente la recaudación tributaria neta.”

Dichos autores atestiguan que posteriormente, hacia mediados de los años setenta, lasituación fiscal tendió a un mayor deterioro, en parte porque estaban “agotados losexcedentes acumulados por el sistema previsional”. Los economistas se refieren a estaviolación del derecho de propiedad de las grandes mayorías con un cínico eufemismo:se trata de una “forma heterodoxa de financiación de la inversión”.4 

Está claro pues que mucho antes del gobierno de María Estela Martínez de Perón, queagudizó enormemente el abuso financiero a través de una megadevaluación, todo estabaya orientado hacia la generación de pobreza mediante la transferencia de recursos de losmás pobres hacia sectores privilegiados.

El “Rodrigazo” como punto de inflexión 

 No obstante, fue durante dicha gestión que la Argentina sufrió un salto cuántico enmateria de depreciación monetaria y especulación financiera. Según datos del Banco

* El vaciamiento de las Cajas de jubilación tuvo un correlato simétrico cuando, décadas más tarde, unavez implantado el régimen privado de las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP),se presionó a éstas a comprar bonos soberanos argentinos. Las AFJP, y con ellas sus aportantesargentinos, fueron las principales víctimas de la cesación de pagos de 2001 y el canje de deuda de 2005.A través de estos trámites se violaron los derechos de propiedad de cientos de miles de tenedores de bonos italianos, alemanes y japoneses, junto con los de millones trabajadores argentinos que aportaban alas AFJP. Fue un nuevo vaciamiento del capital previsional de las grandes mayorías, a través de un nuevomecanismo, y como tal representó una masiva violación de los DPM. Como se ve, pasan las décadas pero

nada cambia. Sólo así se puede comprender que un país con los recursos naturales por habitante deArgentina haya multiplicado por cuatro el porcentaje de población por debajo de la línea de pobreza en elcurso de medio siglo.

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Central, durante el período 1946-74 la inflación anual promedio fue del 33,2%, saltandoal 206% para el período 1975-83. Simultáneamente, el crecimiento del PBI bajaba de un

 promedio anual del 3,7% para el período 1946-75, al 0,2% para 1975-83. A partir de esemomento histórico los argentinos nos dolarizamos mentalmente. El país en quenacimos, monetariamente soberano, se había perdido para siempre. Y la deuda externa

que a fines de 2001 superaba los US$ 150.000 millones era en 1975 de apenas 5500millones.5 

Por cierto, hacia ese año se generó una violenta aceleración inflacionaria, debido a quecon la devolución del poder al partido de las grandes mayorías (producida en 1973después de dieciocho años de proscripción), y con la posterior muerte de Perón, dosfuerzas clientelistas pero opuestas se retroalimentaron mutuamente en un contexto deextrema fragilidad financiera. Estas fueron las crecientes demandas de subsidiosdiversos para la inversión privada, y las exigencias de aumento de los gastos en personaldel Estado (especialmente de las provincias).6 

Para hacer frente a las circunstancias, el 2 de junio de 1975 el gobierno de la viuda dePerón, dominado entonces por José López Rega, nombró en el cargo de ministro deEconomía al ingeniero Celestino Rodrigo, quien puso en práctica un plan elaborado por Ricardo M. Zinn, su Secretario de Estado de Programación y Coordinación Económicaa la vez que una de las figuras emblemáticas del “liberalismo” argentino.

La receta del nuevo equipo se lanzó el 4 de junio: megadevaluación del 100%, aumentode las naftas del 175%, suba de la energía eléctrica del 76%, y del transporte entre el 80y el 120%. Poco después, el 28 de junio, la presidente Perón invalidaba el resultado delas convenciones paritarias, frenando aumentos salariales ya negociados.7 De este modoy de un plumazo se produjo una de las transferencias de ingresos más dramáticas de lahistoria argentina, desde los pobres hacia los ricos.

Golpes devaluatorios como éste, que cambian los parámetros macro-económicos del país de la noche a la mañana, alterando fuertemente la distribución de la riqueza desdeel Poder Ejecutivo, constituyen uno de los variados mecanismos de violación de losDPM. En este caso sus autores y el país entero pagaron un alto precio. La furibundareacción gremial, desatada el 7 de julio, acorraló a Rodrigo en el edificio de Haciendaobligándolo a huir por túneles hacia la Casa Rosada. Su renuncia dejó herido de muerteal gobierno, que en marzo del año siguiente era derrocado por la más feroz dictaduramilitar que la Argentina conociera en el siglo XX.

Antes de que ello ocurriera, sin embargo, la especulación se dispararía a niveles sin precedentes. Junto al mercado de divisas afloraron los mercados de títulos públicos concláusulas de indexación. Estos bonos comenzaron a utilizarse como caución paraobtener préstamos de entidades financieras. Se compraban en cualquier plaza extranjera

 por una fracción de su valor nominal, pero el Estado reconocía el 100% a la hora deadjudicar créditos. De esta manera, sacrificando el bono caucionado, se podía repetir laoperación muchas veces, obteniendo cifras cada vez mayores montando lo que

 popularmente se llamó la “bicicleta financiera”. Los títulos más usados fueron losValores Nacionales Ajustables (VANAS) mencionados en el Prefacio, que llegaron arepresentar una vez y media el circulante total de monedas y billetes del mercado. Ya en

tiempos de los militares, su rescate costó al Estado alrededor de 25.000 millones de pesos, mientras los salarios seguían cayendo en picada.8 La sangría de riqueza de los

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 pobres a los ricos fue criminal, aunque se beneficiaron numerosas familias de clasemedia que compraron viviendas antes de que entraran en vigencia los mecanismos deindexación. Terminaron pagando apenas una fracción del valor de sus hipotecadosinmuebles.

Un nuevo vicio: la búsqueda intencional de la inestabilidad 

El episodio fue tanto más delictivo en tanto todo indica que no fue el resultado de unerror de cálculo. Citando a un informante clave que fuera asesor directo de Zinn, losinvestigadores Néstor Restivo y Raúl Dellatorre cuentan una historia que coincide conla que hemos recabado de protagonistas y observadores sistemáticos del ámbitofinanciero de Buenos Aires. Según todos los testimonios, “se aplicó deliberadamente unempujón hacia el descalabro”:

“La idea era generar ‘una estampida inflacionaria que licuara la deuda de lasempresas’, casi toda en moneda nacional; que rompiera el control de precios (...)

que regía desde 1973, y que beneficiara sobre todo a las compañíasexportadoras, vía devaluación. La explosión era adrede. Si venían los gremios y

 pedían el 80%, Zinn decía que debíamos ofrecerles el 100%. Y en el planmonetario que estábamos preparando nos pedía que agregáramos partidassiderales por las dudas. ‘Total, después van a venir los gobernadores y se lasvamos a tener que dar, así que para qué demorarnos en ejecuciones’”.† 

A partir de este episodio cundieron los juegos especulativos que las altas tasas deinflación hacen posibles. Éstos dieron nacimiento a mecanismos que se repitieron a lolargo de las décadas siguientes. Por ejemplo, surgieron los autopréstamos con seguro decambio. Funcionaban así:

1.  Una persona tenía un millón de dólares en una cuenta de los Estados Unidos.2.  Secretamente, lo dejaba en caución en algún prestigioso banco de ese país que a

cambio le daba un “préstamo” que giraba a la Argentina. El banco se prestaba para este negocio encubierto con “ secret collateral ”.

3.  El sujeto recibía el importe en pesos de un banco argentino.4.  En compensación por haber conseguido crédito externo en momentos difíciles,

el Banco Central le otorgaba un seguro de cambio a seis meses.5.  Cumplido el plazo, el sujeto tenía el derecho a comprar los dólares que había

cambiado, a una tasa prefijada, con una enorme ganancia debido a la alta

inflación.

† N. Restivo y R. Dellatorre, op.cit., p. 24. A raíz de cumplirse 30 años de este episodio la prensa publicótestimonios interesantes. Por ejemplo, Israel Mahler, ex titular de la Unión Industrial Argentina, dijo: “Enmi empresa, un día antes del Rodrigazo teníamos una cantidad inusual de pedidos (...). En los díassiguientes, tuvimos que (...) reducir la jornada laboral, porque casi todos los pedidos fueron cancelados.En realidad, nos hicieron un favor, porque con el desbarajuste que se vino no había precios. Lo peor, detodos modos, vino después. (...) Fue algo muy parecido a un saqueo”. Y Roberto Favelevic, también ex presidente de la UIA, declaró: “Yo recuerdo que en esos primeros días en la calle no había autos porquela gente no los sacaba por el tremendo aumento que hubo en los combustibles. Pero de a poco, lasituación se fue recomponiendo. Para la industria hubo refinanciaciones, seguros de cambio. Para los que

éramos proveedores del Estado hubo un reconocimiento, aunque tardío, de mayores costos.” En contraste, para las grandes mayorías no hubo seguros de cambio ni subsidios compensatorios. Véase SuplementoCash de Página 12, 5 de junio de 2005.

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Los riesgos de la operación se limitaban a la posibilidad de un cambio súbito en lasreglas de juego. Por ejemplo, el sujeto habría perdido si le hubieran impedido transferir al exterior las divisas re-compradas, ya que en ese caso podría perder el depósitocaucionado en el banco norteamericano. Pero este riesgo era muy menor, ya quemuchos agentes financieros cercanos al gobierno participaban de la maniobra y no

serían defraudados. Y un especulador inteligente pero ajeno a los corrillos del poder  podía imitar a los operadores influyentes. Obrando así las ganancias eran gigantescas yel riesgo muy pequeño.

Obviamente, esos beneficios serían pagados por la gente común cuya pobrezaaumentaba. Pero lo más grave de estos mecanismos es que los agentes involucradosadquirían un interés en la devaluación. Cuánto más se devaluara, más ganaban. Comomuchos operadores tenían influencia en el gobierno, podían asegurarse el desenlace. Yalgunos especuladores poderosos podían apelar a los juegos aún más sucios que muchasveces se registraron en la vida política argentina. Por ejemplo, financiar huelgas paracontribuir al círculo vicioso que va del aumento salarial a la devaluación.

Así nació la patria financiera. En ese momento de nuestra historia los sectores máslúcidos de nuestra burguesía, muchas veces encabezados por personajes que seidentificaban como “liberales”, optaron por apostar a las descomunales rentas que la altainflación ponía a disposición de unos pocos. Tanto desde la derecha como desde laizquierda, todos los observadores coinciden con el fenómeno. La única diferencia radicaen que mientras muchos progresistas han denunciado estas maniobras ruidosamente, losconservadores tienden a reconocerlas en forma privada.‡ 

A lo largo de décadas los mismos métodos serían empleados una y otra vez, con lasvariantes impuestas por las circunstancias. Siguiendo con el ejemplo de losautopréstamos, éstos fueron muy usados durante el gobierno militar. Y durante ladécada del ’90, aunque no se podía especular con devaluaciones porque la estabilidadmonetaria estaba garantizada, un mecanismo similar se empleó para lucrar con lasdiferencias en las tasas de interés vigentes en los países avanzados (bajas) y en laArgentina (muy altas). Quien pudiera obtener crédito barato en el exterior para prestar localmente ganaba fortunas.§ 

‡ La primera persona que me advirtió acerca de la frecuente búsqueda intencional de inestabilidad por  parte de sectores poderosos de la burguesía nacional fue Cristóbal Williams. Para la descripción dealgunas de estas tácticas de desestabilización, véase J. Corrales, op.cit. 1998. Ana Margheritis registra

maniobras puntuales de este tipo en su Ajuste y Reforma en la Argentina 1989-1995 (Buenos Aires:Grupo Editor Latinoamericano, 1999), p. 50. También es un testimonio interesante el libro de Marcelo L.Acuña, Alfonsín y el Poder Económico:el fracaso de la concertación y los pactos corporativos entre 1983 y 1989, Buenos Aires: Corregidor, 1995. Por su parte, protagonistas como Domingo Cavallo y José LuisMachinea también reconocen el problema, en las circunstancias específicas analizadas en escritos citadosmás abajo.§ Cabe aclarar que en un contexto de inestabilidad estas maniobras son muy difíciles de evitar debido a laemergencia de lo que en la jerga financiera se llama el “déficit cuasifiscal”, que no es un inventoargentino. La fuga masiva de capitales hace necesario subir las tasas de interés hasta límites astronómicos, para atraer dinero. Esto conduce a enormes pérdidas operativas de carácter financiero para el BancoCentral. Los déficits provenientes de estas operaciones son cuasifiscales porque, no estando contempladosen el presupuesto del Banco Central, son de todos modos financiados con fondos públicos que generaninflación. Estas pérdidas fiscales son en la práctica un gran subsidio para los sectores con acceso al

crédito externo, que es mucho más barato. Tomando dinero prestado en el exterior y re-prestándolo en laArgentina, a lo largo de las décadas los ciudadanos de la patria financiera, tanto nativos como extranjeros,han acumulado gigantescas ganancias que fueron pagadas por el fisco. La fuga de capitales inherente a los

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 Gran parte de la deuda externa de las multinacionales establecidas en el país respondía aautopréstamos de este tipo. Posteriormente, después de la devaluación con pesificaciónasimétrica de 2002, las empresas privatizadas pretendieron seguros de cambio para sudesproporcionada deuda externa: US$ 700 millones de Aguas Argentinas, 3000

millones del sector telefónico, 6000 millones del sector gasífero, etc. En gran parte estano era una deuda legítima sino que provenía de la toma de créditos en el exterior paralucrar con las tasas argentinas.9 

A lo largo de tres décadas, bajo todos los gobiernos, la inestabilidad se usó, se manipulóy se magnificó para concentrar vastas fortunas a expensas del colectivo nacional y sucreciente masa de indigentes. Toda brecha, fuera entre las cotizaciones de mercado y losvalores nominales de los bonos, entre las tasas de interés internas y externas, o entre eltipo de cambio vigente al momento de tomarse un crédito y al momento de cancelarlo,fue usada para succionar cantidades masivas de fondos para beneficio de quienestuvieran acceso a los medios y la información necesarias para aprovechar cada

circunstancia.

Simultáneamente, el Estado puso a disposición de estos especuladores instrumentoscomo los seguros de cambio y los avales del Tesoro, que facilitaron violaciones masivasde los derechos de propiedad de las grandes mayorías, perpetradas en forma reiterada. 

Definición operacional 

Definiremos formalmente a la “patria financiera” como:

Un entramado de actores no siempre poderosos, provenientes de todos los

 sectores de la economía, incluidos los productivos, que a partir de 1975

comprendieron que en la Argentina se puede ganar mucho más dinero

apostando a la inestabilidad, antes que a una optimización de la producción que

requeriría una congruencia programática incompatible con la inestabilidad y

disenso crónico que imperaban en el país. Se trata de una cuasi mafia informal,

más meritocrática que nepótica, donde la inteligencia personal es un activo tan

importante como la capacidad de cabildeo y el acceso a información

 privilegiada (aunque ayuda, no basta con pertenecer a una familia de

banqueros para desenvolverse en la patria financiera con soltura).

Ciertamente, la experiencia demostró que en la Argentina post-1955 los conflictossectoriales imposibilitaban los proyectos de largo plazo. En cambio, jugandoespeculativamente y apostando a la inestabilidad se generaban jugosas primas paraaquellos que gozaran de un posicionamiento estratégico en los corrillos del poder y unconocimiento experto de la economía.** Para tales actores, esta estrategia generaba

ciclos de vaciamiento se retroalimenta por medio de este mecanismo, que produce más y másconcentración de la riqueza y el ingreso, y por lo tanto mucha más pobreza en el otro extremo.** En las palabras de Cristóbal Williams: "En Estados Unidos los expertos también se benefician de una prima. Si pueden predecir que la tasa de inflación será del 2,50% y no del 2,75% anual como prevé elresto del mercado, eso conduce a ganancias. Pero la prima aumenta a medida que crece la inestabilidad.La capacidad de predecir que la inflación del año será de 280% en vez del 140% es bastante más

importante. En la Argentina esto a menudo es posible aún sin acceso a información privilegiada; serequiere talento analítico y la lectura sistemática de fuentes abiertas.” Comunicación personal del 6 deoctubre de 2005.

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entonces como ahora más beneficios que una apuesta siempre frustrante a unaestabilidad que intentara maximizar la generación de riqueza auténtica.

Por este motivo, a partir del gobierno de María Estela Martínez de Perón se gestaronciclos en los que este segmento de la burguesía presionó en fases sucesivas por la

estabilidad monetaria y el acceso al crédito fácil, luego fugó capitales al exterior, yfinalmente se dio vuelta y forzó un cambio de política o de gobierno, para que sedevaluase masivamente o se instrumentare algún otro mecanismo de licuación de lasdeudas contraídas en la primera etapa. Ello ocurrió una y otra vez, con todos los

 partidos y regímenes políticos. Ambos Domingo Cavallo y José Luis Machinea, desdetrincheras políticas opuestas, reconocieron el papel desestabilizador de los segmentosmás poderosos de la burguesía.†† 

Por otra parte, el fenómeno no se limitó al Estado nacional sino que se vio agravado por el otorgamiento sistemático de créditos blandos por parte de los bancos provinciales, y

 por las licuaciones y estatizaciones de deudas contraídas con estas entidades por 

empresas privadas. Estas medidas fueron instrumentadas por los gobiernos ylegislaturas provinciales, que estaban y aún están más colonizadas por la burguesía

 prebendaria que sus contrapartes nacionales. Como para colmo el Estado nacionalgarantiza los depósitos de todos los bancos, incluidos los provinciales, muchas veceséste se vio obligado a generar inflación intencionalmente para licuar las deudas dedichas entidades, contraídas como consecuencia de la reiterada transferencia de fondos alas empresas beneficiarias de los créditos blandos y las licuaciones. De este modo,también en este frente las violaciones de los DPM fueron permanentes, ya que losrecursos canalizados a minorías poderosas por medio de estos mecanismos pertenecíanal colectivo social.‡‡ 

Subsidiaria y consecuentemente, nuestra patria financiera adquirió un interés en que elEstado fuera lo más ineficiente posible, ya que así se creaba un pretexto más paranegarle recursos. Fomentó la informalidad económica porque ésta facilita la evasiónimpositiva. Prefirió que los políticos fueran corruptos y que no hubiera plena vigenciadel Estado de derecho, ya que así se destruye la legitimidad que los gobernantes

†† El testimonio de Cavallo en varias instancias concretas durante la década de 1980 queda registrado másabajo en este capítulo. El de Machinea es de carácter más general y constituye un aporte de gran interés para nosotros en estas líneas. Señala la emergencia de una suerte de cultura de la licuación de deuda

 privada a partir del último gobierno militar. Advierte a sus interlocutores del Banco Mundial: “Theconcessions made during this period were to affect the economic policy of the next years. Specifically, the

reduction of private liabilities during 1982 was to leave behind a ‘syndrome of liquidification’. That is,anytime the real interest rate was quite high, expectations turned to ‘doing something in order to reducethe private debt’. (...) From then on the monetary policy lost part of its effectiveness because in manycases the response of the private sector to very high real interest rates was just to wait for theliquidification.” Véase J.L. Machinea, “Stabilization under Alfonsín’s government: a frustrated atttempt”,Documento Nº 42, CEDES, Buenos Aires 1990, p. 6. José Luis Machinea y Juan F. Sommer presentanconceptos similares en “El manejo de la deuda externa en condiciones de crisis de balanza de pagos: lamoratoria de 1988, Documento Nº 59, CEDES, Buenos Aires 1990, p. 4.‡‡ Véase en el Capítulo 5 la sección sobre la licuación de pasivos privados efectuada por el Banco de laProvincia de Buenos Aires durante la presidencia del radical Fernando de la Rúa, siendo gobernador el justicialista Carlos Ruckauf. Éste lideró el operativo del que participaron gustosos los miembros radicales

y frepasistas del directorio del banco y de la Legislatura provincial. La inclusión en la maniobra delcentro-izquierdista FREPASO, que integraba la Alianza gobernante, nos da la pauta de la medida en quetodos los partidos fueron cómplices de estas violaciones de los DPM cuando llegaron al poder.

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requerirían para imponer una reforma de las prácticas especulativas.§§ Cultivó lasinclinaciones patrioteras y antifinancieras del populacho para lograr privilegioseconómicos y licuaciones de deuda privada. Simultáneamente, estos vicios impidieronel desarrollo de un mercado de capitales donde la clase media baja podría ahorrar yacceder a la propiedad de bienes de producción por vía de acciones.*** 

Este segmento de la burquesía, que ha gobernado encubiertamente desde 1975montándose sobre gobiernos peronistas y radicales, y sobre regímenes militares yconstitucionales, promueve la vigencia de un “estado de naturaleza en la economía”††† donde el burgués puede robar a otros burgueses y a los pobres impunemente, aunque se

 perpetúe el subdesarrollo y la miseria de mayorías crecientes. Para esto, goza de lacomplicidad de un Estado colonizado por intereses espurios, que se abstiene de cumplir una de sus principales funciones en el contrato social: la de mantener el Estado dederecho en la economía. Según nos cuenta Cavallo, también ha gozado por momentosde la complicidad de bancos internacionales que, ante el riesgo de quiebra de lasempresas deudoras, “han promovido el aumento de la deuda externa pública, sea en

forma directa o a través de avales del tesoro.”10 

El doble andamiaje, jurídico y delictivo, de la “patria contratista”

Una de las consecuencias más graves de este estado de cosas es que los sectores más poderosos de la burguesía prebendaria montarían un intricado sistema que combinóaspectos legales y delictivos para beneficiar a sus empresas privadas con contratos

 públicos abusivos. Este ordenamiento dio lugar a lo que en la Argentina se conoció

§§ La corrupción e ineficiencia de los políticos sirve para exigir recortes en los recursos del Estado. Losvoceros de estos sectores a menudo atribuyen los problemas económicos del país al exceso de gasto

 público, cuando con un 17% del PBI éste está muy por debajo de lo que representa en los paísesdesarrollados. En el año 2005 el gasto público argentino resulta insuficiente para las necesidades de un país moderno cualquiera sea el marco ideológico de su evaluación. George W. Bush no lo propondría para los Estados Unidos. Pero esta insuficiencia es funcional al interés de una burguesía depredadora queha optado por aprovecharse de la incultura económica del pueblo antes que intentar ejercer un liderazgomoral e intelectual. También en este punto me he beneficiado de intercambios de opinión con CristóbalWilliams.*** La idea de que el desarrollo financiero fomenta el crecimiento económico se origina en Bagehot(1873) y Schumpeter (1912). Pero a la idea de que el desarrollo de los mercados financieros y de capitaleses central para la igualdad no la he encontrado en escritos anteriores a su enunciación por CristóbalWilliams en 1987, en un oscuro periódico de la provincia argentina de Río Negro. Más de una décadamás tarde la encontramos enunciada por Li, Squire y Zou, aunque con distinto fundamento. Éstossostienen que el desarrollo de esos mercados es importante para la igualdad porque el desarrollo

financiero permite que los pobres accedan al crédito. Williams no desconoce ese argumento pero le da poca importancia. La tesis central de este desconocido pensador argentino es que el desarrollo de losmercados financieros y de capitales, amen de la protección a los activos intangibles en general, incidefavorablemente sobre la igualdad porque la clase media baja puede acceder al mercado financiero en tantoque dadores de fondos (ahorristas), no tanto como tomadores. Además, con buenos mercados financierosla clase media puede ahorrar, y eso da lugar a una menor concentración del ingreso sin que se resienta elahorro nacional. Véanse los clásicos Walter Bagehot, Lombard Street: A description of the Money Market , Londres: Henry S. King & Co., 1873, y Joseph Alois Schumpeter, The Theory of Economic

 Development, An Inquiry into Profits, Capital, Credit, Interests and the Business Cycle; Cambridge,Massachusetts, Harvard University Press, 1934 (primera traducción al inglés de la obra de 1912). Eltrabajo académico citado es Hongyi Li, Lyn Squire and Heng-fu Zou, “Explaining International andIntertemporal Variations in Income Inequality”, Economic Journal 108, enero de 1998. Finalmente, lacontribución precursora de Williams se encuentra en “Un antídoto contra el feudalismo”, partes 1, 2 y 3,

 Río Negro, 17 y 18 de febrero y 4 de marzo de 1987.††† Esta acertada desagregación del conocido concepto de Thomas Hobbes me fue propuesta por Williams.

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coloquialmente como la “patria contratista”: un conjunto de las empresas proveedorasmás importantes, que se beneficiaron no sólo de la especulación financiera alimentada

 por el caos económico, sino también de cuantiosas sinecuras, multimillonarios subsidiosy contratos permanentemente sobrefacturados. 

El primer desvío solía estar en la declaración de necesidad de una obra, servicio osuministro. Tal como lo denuncia Horacio Verbitsky, el Estado adquirió infinidad de bienes que no necesitaba, pagando sobreprecios.11 

Desde una vereda ideológica opuesta, anclándose en el caso de las auotopistasconstruidas durante el gobierno militar, que en buena medida fueron financiadas por loscontribuyentes a través de créditos con avales del Tesoro que fueron cancelados por elerario público, Cavallo denunció exactamente lo mismo. Resulta sintomático constatar que, si nos atenemos a los datos fríos que aportan, la izquierda y la derecha argentinascoinciden en este diagnóstico de corrupción. En abril de 1982 el economista calculabaque:

“(Por el mismo monto) se podrían haber construido aproximadamente 5000kilómetros de nuevas rutas pavimentadas en el interior del país, o reconstruido10.000 kilómetros de caminos deteriorados, o perforado 3000 pozos nuevos de

 petróleo, o instalado 2 millones de Kw de potencia eléctrica adicional encentrales de gas, o creado toda la capacidad industrial necesaria paraautoabastecernos de fertilizantes para el 100% de nuestras hectáreas cultivadascon granos.”12 

Se optó por autopistas de acceso a la Ciudad de Buenos Aires, que aumentaban elconfort de la población urbana, en vez de las otras alternativas más productivas. Fueronsubsidiadas por el Estado para mayor lucro de los contratistas y consignatarios privados.La declaración de necesidad estuvo tan viciada como el financiamiento encubiertamente

 público de las obras.

Este tipo de vicio, sin embargo, de gran magnitud pero de ocurrencia universal, es sólola punta del témpano. El tipo de corrupción inaugurada durante la presidencia de laviuda de Perón fue cualitativamente diferente de la venalidad convencional que endiversa medida atraviesa todos los tiempos y latitudes. Para diferenciarla la llamaremos“mega-corrupción”. Se asentó sobre ardides legales gruesamente ilegítimos, que luegofueron manipulados de manera flagrantemente delictiva.

El artilugio jurídico más importante que hemos identificado hasta la fecha es la llamadadoctrina “de la intangibilidad de la retribución del co-contratante particular”. Verbistkyla recuerda en uno de los capítulos introductorios de su Robo para la Corona, a la vezque Rodolfo Barra, primero juez de la Corte y luego ministro de Justicia de CarlosMenem, la justifica académicamente en su Contrato de Obra Pública.‡‡‡ 

‡‡‡ Barra invoca las “modernas concepciones del Estado Social de Derecho” para argüir que el “principiode riesgo y ventura” propio de las contrataciones entre particulares no debe mantenerse en todo su rigor  para las contrataciones entre particulares y el Estado. Véase Rodolfo Carlos Barra, Contrato de Obra

 Pública, Tomo 3: Precio, Certificación, Mora, Intangibilidad de la remuneración. Buenos Aires: Ábaco(Depalma), 1988, p. 1124; y Horacio Verbitsky, Robo para la Corona: los frutos prohibidos del árbol dela corrupción, Buenos Aires: Planeta, 1992, p. 21-31.

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La doctrina está basada en una peculiar interpretación de los artículos 16 y 17 de laConstitución, referidos el primero a la garantía de igualdad como base para las cargas

 públicas, y el segundo a la inviolabilidad de la propiedad. La idea, que fue adoptada por la Corte Suprema en 1975, era que al llevar a cabo una obra pública el contratista

 privado sirve al interés general, que es responsabilidad del Estado. Por ello, éste “debe

soportar las consecuencias de todas las vicisitudes económicas susceptibles de alterar lafórmula económico-financiera”. De lo contrario se impondría al empresario particular un detrimento patrimonial en aras de la satisfacción del bien común. Como recuerdaVerbistky, la Corte abandonó su jurisprudencia restrictiva anterior y abrazó la nuevadoctrina en el mismo momento en que comenzaba la oligopolización de la gran obra

 pública, concentrada en la Unión Argentina de la Construcción. Así se alcanzaba “elmilagro argentino de eliminar el riesgo empresario y endosar al Estado todo posiblequebranto”. 

Resume Verbistky:

“A partir de 1975 la nueva jurisprudencia no sólo protegió al contratista de lasuspensión de obras imputables al comitente. También admitió la revisión de lasfórmulas polinómicas que se aplican para expresar variación de costos de losinsumos y la compensación en caso de modificaciones. Cualquier contingenciade cualquier naturaleza que afectara la relación del contrato debía ser compensada por el ente público contratante. En aquel contexto de stagflation enel que todos perdían, esta doctrina liberó de todo riesgo a los grandes contratistas(...). Después del golpe del ’76 se fue perfeccionando el método. Establecida ladoctrina, los contratistas organizaron su relación con el Estado de modo demaximizar sus beneficios en forma arbitraria y a expensas del interés generalque invocaron en la doctrina.13 

Este principio perverso, elevado a la legalidad por un Poder Judicial colonizado por la burguesía depredadora, preparaba el camino para la más desembozada corrupción en lascontrataciones de obra pública. En la típica “pseudo-licitación”§§§ arreglada con vistas aexplotar esta doctrina jurídica, el gran negocio derivaba de las omisiones en los pliegosque tipifican los bienes a contratar. Recuerda Verbitsky:

“La redacción de pliegos se convirtió en una tarea esencial (y completamenteilegal) para los grandes contratistas. El arte reside en omitir en el pliego algún

 paso esencial para la conclusión de la obra. Cuando al promediar el trabajo esto

se descubre, el contratista solicita su pago como adicional. El Estado se niega. Elcontratista pide prórroga y, mientras se discute, paraliza la obra. En esemomento agrega al reclamo el mayor costo por los gastos improductivos que lecrea la permanencia de personal y el equipo más allá del plazo previsto. Con estemétodo, el Estado termina dándole la razón al contratista y pagando aparte el

 paso omitido en forma mañosa en el pliego. No es excepcional que los costos deuna obra terminen triplicando el presupuesto original (...), y hay casosespectaculares como el de Yacyretá, donde antes de la terminación de la represael presupuesto ya se había decuplicado.”14 

Como al perspicaz lector la pluma del extremista Verbistky puede parecerle sospechosa,

recurramos a la justificación de la dimensión legal de estos procedimientos brindada por §§§ Así las llama Cavallo.

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Rodolfo Barra, desde las antípodas ideológicas. Apoyándose en Miguel Marienhoff yJorge J. Llambías, el jurista recurre a la llamada “teoría o instituto de la imprevisión”:

“El respeto de la situación de igualdad frente a las cargas públicas, que impidehacer soportar exclusivamente sobre el cocontratante las consecuencias de un

álea económica que no pesa sobre las demás personas, y la obligación deindemnizar a ese cocontratante por el menoscabo patrimonial de aquellasituación de desigualdad – para mantener incólume la garantía de propiedadconsagrada por el art. 17 de la Constitución Nacional – es (...) el fundamento

 jurídico positivo que permite, entre nosotros, la admisión de la teoría de laimprevisión en el derecho administrativo.”15 

Gracias a esta enjundiosa doctrina, los funcionarios del Estado y las empresas públicas,de consuno con las empresas contratistas privadas, se dedicaron a generar “imprevisiones”. La “doctrina” constitucional imperante sistemáticamente le daba larazón al contratista, generando la motivación para presentar pliegos defectuosos que

multiplicaron las ganancias privadas hasta el infinito. Esto explica la brecha que, a partir de 1975, se fue agigantando entre los costos nacionales e internacionales de este tipo deobra.

Así se consumaba el milagro argentino de la ausencia de riesgo empresario quedenuncia Verbitsky. Era el paraíso de la patria contratista. Barra lo explica y defiendecon solemne decoro:

“De lo que se trata es del reconocimiento de la sustantividad del contratoadministrativo. (...) Este camino nos debe conducir necesariamente al abandonodel principio del ‘riesgo y ventura’ en el campo de los contratos administrativos,en particular el de obra.”16 

Y para más, la doctrina se sustenta nada menos que en justicieros argumentos relativos ala distribución de la riqueza. Dice Barra:

“En el contrato administrativo también rige la regla del pacta sund servanda, pero según la especie propia de la justicia distributiva y en (...) condiciones demutabilidad. (...) No puede regir en este esquema el principio del ‘riesgo yventura’ simplemente porque es absolutamente contradictorio con la estructurade la relación jurídica, expresión de la justicia distributiva.”17 

Cuando el articulador de semejante discurso se convierte en ministro de Justicia, ¿nonos encontramos ante la mejor prueba de que el nuestro es o fue un “Estado capturado”,dedicado a vaciar el patrimonio común para beneficio de unos pocos que controlanhasta la misma definición de la legalidad?**** 

Obviamente, las diferencias entre los costos justos y las astronómicas ganancias provenientes de esta depredación jurídicamente avalada, que fueron equivalentes a

**** Mi colega Rodolfo Apreda, de la Universidad del CEMA, se me anticipó en el uso del concepto de“Estado capturado” en nuestro medio. Para mayores precisiones véase Hellman, J.,Jones, G. y Kaufmann,

D. "'Seize the State, Seize the Day'. State Capture, Corruption and Influence in Transition", Instituto delBanco Mundial, Policy Research Working Paper, Governance, Regulation and Finance Division,septiembre de 2000.

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muchos miles de millones de dólares, deben sumarse al cómputo de lo que los ricos ledeben a los pobres en la Argentina, como consecuencia de gravísimas violaciones delderecho de propiedad de las grandes mayorías. Éstas fueron perpetradas a través deingeniosos métodos que combinaron elementos legales e ilegales, hechos posibles por lacabal colonización del Estado por parte de estos intereses espurios.

A su vez, esa colonización fue posible gracias a que se compró a los siempre mal pagosfuncionarios permanentes de las empresas estatales, a los dirigentes sindicales, a los

 jueces y (durante los períodos constitucionales) a los políticos, que tanto desde el Poder Ejecutivo como desde el Legislativo vendieron sus servicios al verdadero poder detrásdel trono. Esta afirmación no es el producto de una inclinación por la teoría de laconspiración. Proviene de constatar empíricamente que a lo largo de tres décadas,independientemente de que el gobierno fuera militar o constitucional, radical o

 peronista, el Estado argentino fue puesto al servicio de sucesivas maniobrasabsolutamente ilegítimas que concentraron la riqueza, adjudicaron gigantescossubsidios, alentaron la fuga de capitales, y licuaron y estatizaron deudas privadas

multimillonarias.

Estos procesos fueron fundamentalmente endógenos. Aunque múltiples interesesextranjeros se hayan montado sobre ellos para lucrar abusivamente, tramas como lasdescriptas son principalmente el producto de círculos viciosos locales que desembocanen mega-corrupción. Por lo menos en su origen no se trata, como parece creer Verbistky, del producto de una maligna intencionalidad del capitalismo internacional.Lo que más le conviene a éste es que el planeta entero consuma. Por eso invierte en laChina, para crear consumidores donde no los había. Lo que se ha conseguido en laArgentina, por el contrario, es multiplicar la miseria y reducir enormemente el universodel consumo. No dudo, por supuesto, de que la inmensa mayoría de nacionales yextranjeros invitados a participar del despojo aceptaron con entusiasmo. Pero la fuente

 principal de nuestros males yace en el proceso histórico argentino y sus sujetosautóctonos.

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NOTAS

1 Daniel Muchnik, Las AFJP en el ojo de la tormenta, Buenos Aires: Norma, 2002, p. 53.2 D. Muchnik, op.cit ., p. 54.3 D. Muchnik, op.cit ., p. 54-57.4 Mario Damill y Roberto Frenkel, “Malos tiempos: la economía argentina en la década de los ochenta”,

Documento Nº 46, CEDES, Buenos Aires 1990, p. 5-6.5 Precios al consumidor. Véase José Luis Machinea, “Stabilization under Alfonsín’s government: afrustrated atttempt”, Documento Nº 42, CEDES, Buenos Aires 1990, p. 135.6 Véase Mario Damill y Roberto Frenkel, “Malos tiempos: la economía argentina en la década de losochenta”, Documento Nº 46, CEDES, Buenos Aires 1990, p. 6.7 Daniel Muchnik, Argentina Modelo: de la furia a la resignación. Economía y política entre 1973 y

1998. Buenos Aires: Manatial 1998, p. 84-88.8 D. Muchnik, op.cit. 2005, p. 189, y Néstor Restivo y Raúl Dellatorre, “El Rodrigazo, 30 años después”,Buenos Aires: Capital Intelectual (Colección “Claves para Todos” dirigida por José Nun), 2005, p. 26-27.9 E. Basualdo y D. Aspiazu op.cit. p. 4.10 Domingo F. Cavallo, Economía en Tiempos de Crisis, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1989, p.19-20.11 Horacio Verbitsky, Robo para la Corona: los frutos prohibidos del árbol de la corrupción, Buenos

Aires: Planeta, 1992, p. 26.12 D.F. Cavallo, op.cit., p. 18.13 H. Verbitsky, op.cit , p. 24-25.14 H. Verbitsky, op.cit., p. 26.15 Rodolfo Carlos Barra, Contrato de Obra Pública, Tomo 3 (Precio. Certificación. Mora. Intangibilidadde la remuneración). Buenos Aires: Ábaco (Depalma), 1988, p. 1128.16 R.C. Barra, op.cit., p. 1131.17 R.C. Barra, op.cit., p. 1135.

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Capítulo 2

El gobierno militar de 1976-83

El escenario

El 24 de marzo de 1976 la presidente María Estela Martínez de Perón fue detenida ytrasladada al Neuquen. Una Junta de Comandantes integrada por el teniente generalJorge Rafael Videla, el almirante Eduardo Emilio Massera y el brigadier generalOrlando R. Agosti asumió el poder. El llamado “Proceso de Reorganización Nacional”tuvo cuatro presidentes: Videla (1976-1981); Roberto Viola (1981); Leopoldo FortunatoGaltieri (1981-1982) y Reynaldo Benito Bignone (1982-1983).

El gobierno militar declaró que su principal objetivo era terminar con la corrupción einflación del gobierno peronista, y aniquilar la subversión marxista. En este plano,

expandió la campaña paramilitar iniciada durante el gobierno de la viuda de Perón por la llamada “Triple A”. Montó unos 520 campos clandestinos de detención donde setorturaba y asesinaba a los opositores. Los cálculos sobre “desaparecidos” varían entre8000 y 30.000.

José Alfredo Martínez de Hoz fue nombrado ministro de Economía cuando comenzó lagestión de Videla. Anunció un plan para contener la inflación, detener la especulación yestimular las inversiones extranjeras. Su fracaso, manifiesto cuando la presidencia pasóal general Viola en 1981, representó el principio del fin de la dictadura. El débilgobierno de Viola dio lugar al aventurerismo de Galtieri, que en un intento suicida por hacerse popular invadió las Islas Malvinas en abril de 1982, desencadenando una guerra

 perdidosa contra Gran Bretaña. Finalmente, la transición hacia la restauracióndemocrática fue encabezada por Bignone.

Como saldo, entre 1975 y 1983 la participación de los trabajadores en el PBI descendiódel 50 al 30%; la brecha entre pobres y ricos aumentó de 1 a 12, a 1 a 25, y la deudaexterna ascendió de 5500 a 43.000 millones de dólares. Durante el período seexacerbaron las violaciones de los derechos de propiedad de las grandes mayorías, quese habían vuelto masivas a partir del “rodrigazo” de 1975. Desde esta perspectiva, las

 políticas del “Proceso” fueron una continuación de las implantadas bajo el gobiernodemocrático anterior, con el asesoramiento de Ricardo Zinn.

Las licuaciones “buenas”: una perversión cultural de la burguesía prebendariaargentina

La reconstrucción de las violaciones de los DPM de la Argentina siempre serádefectuosa, ya que necesariamente dejaremos en el tintero episodios importantes. Unode los autores que se ocupó de registrar los mecanismos con que éstas se perpetraron fueDomingo Cavallo en su ya citado libro de 1989, Economía en Tiempos de Crisis.

En este capítulo y el próximo el testimonio brindado en ese tomo ocupará un lugar central. Merecería ser tratado en una antología de patologías del capitalismo, ya que suautor parece dar por sentado que hay licuaciones de la deuda privada que son malas yotras que son buenas. Ignora que son todas violaciones del derecho de propiedad de lasmayorías que no están endeudadas, y que por lo tanto representan una traición del

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contrato social por parte de su mismo custodio, el Estado. Parece no comprender que elrespeto de la propiedad privada y colectiva de todos los ciudadanos es un principiofundamental sin el cual el capitalismo se destruye a sí mismo.

El volumen de Cavallo, que preparaba el terreno para su eventual desempeño como

ministro de Carlos Menem, compila artículos publicados en periódicos durante elrégimen militar y el gobierno de Raúl Alfonsín. Entre ellos hay capítulos cuyos merostítulos denotan una perversión cultural propia del gremio de los economistas, a la que sesuma una patología cívica típica de la burguesía argentina. Por ejemplo:

1.  “Licuación al estilo de Brodersohn-Machinea: sólo para privilegiados”, que describela licuación de pasivos “mala” realizada por el gobierno radical;

2.  “Licuación a lo Alemann-Rossi: equitativa pero inflacionaria”, que describe una propuesta igualmente “mala” de tecnócratas que competían con el autor, y

3.  “Una licuación que desarma la trampa hiperinflacionaria”, que obviamente describela propuesta “buena” del economista cordobés, que ya había licuado deuda privada

en el pasado.

Esta obra, que merece una reimpresión, es también de interés en tanto documenta lacomplejidad del personaje que lleva por nombre Domingo Felipe Cavallo, que fuera

 protagonista de episodios de violaciones masivas del derecho de propiedad de lasgrandes mayorías en tres gobiernos diferentes, uno militar, otro justicialista y un terceroradical.* 

Recalco esto porque a pesar del carácter intrínsecamente perverso de todo planteo que presuponga que existe tal cosa como una licuación “buena”, las denuncias de Cavallosobre las licuaciones y estatizaciones “malas” de la deuda privada revelan una dosis dehonestidad intelectual poco común entre los grandes protagonistas de la city porteña. Eneste tren, denuncia a presuntos liberales que traicionan su ideario, y defiende a pobres yausentes, como los empleados públicos cuyos aumentos de sueldo generan muchomenos gasto público que las estatizaciones de deuda privada.

Esta dimensión de la personalidad de Cavallo y en particular del escrito mencionadomerece rescatarse. Sus denuncias y precisiones prestan un invalorable servicio a laciudadanía, ya que no provienen de un individuo sospechoso de odiar a los bancos,albergar resentimientos contra los ricos o cosa parecida, a la vez que estánfundamentadas en información sólida y conocimiento técnico, y previamente pasaron

 por el filtro de Clarín y Ámbito Financiero. Simultáneamente, el candor con quemanifiesta su servilismo hacia los militares es casi conmovedor: los principalesresponsables de las maniobras que denuncia son siempre los economistas, sus pares, queengañaron al dictador de turno y sus camaradas, a quienes Cavallo aspira a servir mejor y más lealmente.

* Durante el gobierno militar, como presidente del Banco Central de la República Argentina, en 1982.Durante el gobierno justicialista de Carlos Menem, como inspirador del Plan Bonex instrumentado

cuando Erman González era ministro de Economía, en 1989, y también como artífice de la ventafuertemente subsidiada de patrimonio público a partir de su acceso a dicho ministerio. Durante elgobierno radical como ministro de Economía de Fernando de la Rúa, en 2001.

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Las licuaciones y estatizaciones de deuda privada durante la dictadura

Gracias al aporte de Cavallo complementado por el de otros autores, durante el gobiernomilitar podemos documentar la vigencia de los siguientes mecanismos de violación delos DPM:

1.  Los seguros de cambio subsidiados de junio de 19811 

Cavallo denuncia que este régimen benefició sólo a quienes tenían deuda a corto plazoque vencía entre el 1º de enero y el 31 de marzo de 1981. Dice que éstos eran deudorescon acceso directo al ministro José Alfredo Martínez de Hoz, quien les había prometidoque su calendario oficial de devaluaciones pautadas (llamado la “tablita”) no caeríahasta esa fecha.† Por eso pactaron a corto plazo: para obtener el máximo réditofinanciero de dicho sistema de depreciaciones preanunciadas de la moneda, diseñado

 para que la ciudadanía supiera cómo y cuándo se iba a devaluar.

Pero pronto se sospechó que no se podría cumplir con la promesa. Frente a la crecienteinestabilidad, cuando el 28 de marzo el Poder Ejecutivo fue traspasado al generalRoberto Eduardo Viola, su ministro de Economía Lorenzo Sigaut debió extender lagarantía de mantener vigente el mecanismo hasta el 31 de agosto, para así evitar unacorrida de gente prevenida que sabía que los dólares escaseaban en el Banco Central.Sin embargo, y a pesar del compromiso, el gobierno no pudo controlar el mercado decambios. Cavallo testifica que entonces los especuladores comenzaron a complotar contra el gobierno. Para limitar el daño, éste adjudicó seguros de cambio subsidiados aquienes habían pactado al 31 de marzo, ya que en su mayoría eran los que habíanrecibido promesas directas de Martínez de Hoz.2 

Obsérvese que en esas páginas Cavallo denuncia extorsión y desestabilización por partede poderosos operadores de la city. Como fue alto funcionario de la dictadura militar ala vez que un permanente protagonista y observador de ese sector, no podemos sinootorgar alta credibilidad a sus percepciones acerca del modus operandi de la patriafinanciera, que coincide con el que emerge de otros observadores y testigos.

2. La licuación de deudas privadas de 19823 

Cuando durante 53 días, entre junio y agosto de 1982, Cavallo accedió al cargo de presidente del Banco Central, protagonizó su propia licuación de deudas privadas.

Como en todos los casos análogos, el funcionario justificó su política arguyendo que lacrisis era muy grave:

“Estaban en situación generalizada de quiebra casi todos los sectores productivos (y esto) planteaba un estado de insolvencia en el sector financiero(...) en la medida en que (éste) había asistido a la actividad privada”‡ 

† El plan de la “tablita” vino acompañado de una ley. El mecanismo consistió en lo que los economistasllaman un “crawling peg ” activo, con un programa de devaluación mensual predeterminada y declinantedel peso. Su objetivo era que la tasa de inflación interna convergiera con la tasa de devaluación más latasa de inflación en el área del dólar. La tasa de devaluación, a su vez, era una derivación precisa de laexpansión del crédito interno que, según se preveía, sería demandada por la Tesorería nacional en cada

año.‡ D. F. Cavallo, op.cit., p. 26. Al respecto, cabe aclarar que estas emergencias suelen ser el producto, almenos en parte, de créditos otorgados por los bancos a empresas cuyos dueños son a menudo accionistas

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 La solución de Cavallo se desdobló en dos: una para la deuda privada interna y otra parala externa. En el caso de la primera, según el propio economista, se refinanció a travésde:

“la imposición de un impuesto sobre los tenedores de activos financieroslíquidos (...) en la forma de una tasa de interés controlada baja, que serviría parafinanciar la recuperación de las empresas productivas por vía de una reducciónde sus pasivos”.4 

En otras palabras, se violó el derecho de propiedad de los ahorristas, para transferir susrecursos a los deudores.§ Como no se discriminó entre deudores, se benefició tambiénuna enorme cantidad de familias y pequeños comerciantes, a costa de todos los demás,que por supuesto eran mayoría. Por cierto, Cavallo se jacta de que su licuación dedeudas privadas internas fue generalizada, alcanzando:

“en la misma proporción a los millones de deudores por vivienda, agricultores,industriales y comerciantes que estaban al borde de la quiebra y que hasta esemomento no habían sido beneficiarios de ninguna licuación selectiva”.5 

Es así como describe laudatoriamente una medida que favoreció a una multitudinariaminoría de deudores, en detrimento de las grandes mayorías de argentinos que no teníanlos recursos necesarios para endeudarse. Cavallo incurrió en lo que por definición esuna violación de los derechos de propiedad de dichas mayorías. No obstante, con unainocencia que sólo puede atribuirse a la perversión de la cultura burguesa argentina,arguye:

“Cuando un problema es generalizado, como lo eran tanto el endeudamientointerno como externo en 1981 y 1982, las soluciones no pueden ser sólo para los

de los mismos bancos. Con un poco de “contabilidad creativa” el empresario transfiere a una cuenta personal en el exterior parte de los fondos prestados a su firma, dejando a ésta al borde de la bancarrota yal banco en estado de insolvencia. Esta operación es multiplicada por una masa crítica de empresarios.Como consecuencia (y fuertes cabildeos mediante) el Estado acude a una licuación de pasivos privados para salvar a ambos las empresas y los bancos. La resultante es empresarios doblemente ricos a la vez queun Estado y una ciudadanía más pobres, predicamento que se torna acumulativo cuando las licuaciones sesuceden, no sólo gobierno tras gobierno sino varias veces en el transcurso de una misma gestión presidencial.§

Jorge Ávila describe mejor que nadie lo ocurrido entonces: “Quizá nunca antes en el siglo XX laArgentina haya experimentado tanta inestabilidad y destrucción de riqueza como en 1982. (...) Variasdesgracias afectaron al país aquel año. La tasa de interés en el área del dólar era muy elevada, lostérminos de intercambio se derrumbaron y Argentina entró en guerra con Gran Bretaña. Todo esto setradujo en una alta tasa de interés interna en términos reales, en el agravamiento de la recesión económicaque había comenzado a fines de 1980 y en un fuerte quebranto patrimonial de las empresas deudoras delos bancos. El gobierno (...) decidió curarse en salud y nacionalizar los depósitos en julio de 1982. El propósito de la nacionalización o centralización de depósitos era licuar el valor de las deudas empresariasy por esta vía reflotar la actividad económica. Para lo cual el gobierno entendió que era necesario licuar los depósitos bancarios. El esquema a tal fin consistió en a) elevar a un 100% el encaje sobre losdepósitos al 30 de junio, b) comprar la cartera de préstamos a esa fecha con emisión de base monetaria, c) programar una emisión mensual de base monetaria para que los bancos pudieran refinanciar a tasaregulada los préstamos, y d) fijar las tasas de interés pasiva y activa en niveles inferiores al de la

inflación. (...) Por medio de d) el Banco Central licuaba en términos reales tanto los depósitos (pasivos delos bancos) como los préstamos (activos de los bancos).” Véase Jorge C. Ávila, “InternacionalizaciónMonetaria y Bancaria”, Documento de Trabajo de la Universidad del CEMA, agosto de 2005.

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 privilegiados sino para todos. Por eso debía venir una licuación como la quedispuse en julio de 1982”.6 

En otras palabras, ¡debían salvarse todos los deudores, a costa de todo el resto del pueblo! En este punto, la polémica que Cavallo entabla con José Luis Machinea,

 presidente del Banco Central durante el gobierno de Raúl Alfonsín, es particularmente pintoresca. Machinea calificó de “inmoral” y de “subsidio absurdo” a la licuación deCavallo de 1982 debido a sus excesivos costos, prefiriendo una licuación selectiva paralos amigos del gobierno, que fue la que instrumentó durante el gobierno radical. Eldebate, resumido candorosamente en las páginas de Cavallo, es entre dos personajes quecomparten una desaprensión absoluta respecto de los DPM, y que no se dan cuenta de laaberración normativa implícita en la discusión sobre si lo ético es perdonarle la deuda atodos los deudores (lo que resulta caro pero “equitativo”), o sólo a los deudores

 poderosos cuyo apoyo el gobierno necesita (que es la solución más barata pero“elitista”).

 No obstante, para el Cavallo de 1989 el caso de la deuda privada externa era diferentedel de la interna, requiriendo un tratamiento diferenciado. Partiendo del supuesto de queél subsidió la interna pero no la externa,** Cavallo alega:

“¿Porqué se hacía esto y no sencillamente producir respecto de la deuda endólares de las empresas un fenómeno de licuación semejante al que se producíacon las deudas en pesos? Por la sencilla razón de que las deudas en dólares quese deben al exterior no se pueden licuar. En realidad cualquier subsidio que seacuerde para aliviar la situación de los endeudados en dólares es una carga quese deja sobre las espaldas de los futuros gobiernos, dado que implica un aumentode la deuda pública. No sucede lo mismo con el tema de los endeudamientos en

 pesos, por cuanto las fuentes de financiamiento de las disminuciones de esos pasivos son los mismos depósitos en pesos que hay constituidos en el país y quese desvalorizan concomitantemente. Por lo tanto, es un fenómeno que se produceahora, se lo resuelve en el mismo momento, y no queda el problema de deuda

 pública para el futuro.”7 

Está claro que el autor de estos párrafos no se compadece de haber transferido recursosdel colectivo nacional a los endeudados, es decir desde los más pobres hacia los menos

 pobres. Destruye la solidaridad nacional en la misma medida que los estatizadores de ladeuda externa privada como Lorenzo Sigaut (en el momento anterior a la gestión de

Cavallo de 1982) y Julio González del Solar (en el momento posterior). La polémicaentre éstos, Machinea, Cavallo y otros†† sirve sólo para documentar una culturacompartida por todos ellos, que los hace absolutamente insensibles al crimen de lesa

 patria implícito en la violación masiva de los DPM.

Creo que las partes del debate sinceramente no comprenden que los engendros que nosimpusieron conllevaron a que el orden perdiera legitimidad, las instituciones sedegradaran y los funcionarios se volvieran más corruptos. Esto es sociológicamenteinevitable. Si los políticos y funcionarios trabajan y legislan para una burguesíadepredadora que exige un festival de licuaciones de deudas privadas, ellos también

**

Esto es cuestionado por José Luis Machinea y Ricardo López Murphy, quienes arguyen que Cavallo nocalcula bien los efectos de licuación de los seguros de cambio que él mismo implantara.†† Por ejemplo, Martínez de Hoz, Juan y Roberto Alemann, Jorge Wehbe y Mario Brodersohn.

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demandarán su parte del botín. Eventualmente esta corrupción se derramará hacia los jueces y la policía, proliferando entre otros males los “territorios liberados” de tristefama. Es así como cundió entre nosotros una inseguridad antes desconocida. Lo quecomenzó como atentado contra la solidaridad nacional se convirtió en delito de lesalibertad.

 No obstante estas consecuencias socialmente apocalípticas, la ceguera moral de las partes del debate los acerca al extremo de la inimputabilidad: no parecen conscientes dela enormidad de sus argumentos, propuestas y prácticas porque comparten premisasnormativas. De lo contrario no escribirían con el candor con que lo hacen. La discusióncorre por sólo tres ejes:

1.  ¿Hay equidad en el tratamiento de los deudores, o hay deudores privilegiados?2.  ¿Hay equidad entre gobiernos sucesivos, o uno le transfiere la carga a otro?3.  ¿Hay riesgo de hiperinflación?

En otras palabras, son funcionarios públicos que trabajan para un solo segmento de lacomunidad nacional, ¡y encima lo confiesan! La cuestión esencial, de si hay o noequidad entre la minoría que debe y la mayoría que no posee los recursos necesarios

 para endeudarse frente al sistema financiero formal, ni siquiera se plantea. Pareceimplícito que la patria financiera y contratista posee un derecho adquirido de saquear al

 país; que el habitante sin una cuenta corriente y capacidad de giro en descubierto no posee derechos de ciudadanía.

El único problema normativamente sustantivo que Cavallo meritoriamente plantea, contodas las letras, son las frecuentes conspiraciones de la burguesía para conseguir 

 prebenda tras prebenda, si es necesario a través de la desestabilización de un gobierno.Como vimos, a tales maniobras extorsivas atribuye la decisión del general Viola y suministro Sigaut de adjudicar seguros de cambio subsidiados a un segmentocuidadosamente seleccionado de deudores, a mediados de 1981:

“Esos seguros (...) fueron el precio que le cobraron al General Viola los amigosdel anterior equipo económico, que ya estaban complotando contra su gobierno

 por no cumplir con la tablita hasta el 31 de agosto de 1981”.8 

Y a tales presiones atribuye también el cambio en el sistema de indexación de losseguros de cambio que él implantara, supuestamente sin subsidio, y que fuera dotado de

importantes dispensas por González del Solar, el presidente del Banco Central que loreemplazó. Por cierto, en el Prólogo de su libro Cavallo admoniza:

“Como los lectores pueden apreciar en las páginas 33 a 36, lejos de haber sido elresponsable de la licuación de las deudas privadas en dólares, yo fui quien

 primero denunció las presiones que los grandes deudores estaban haciendo paraque mi sucesor al frente del Banco Central adoptara esa decisión.” 9 

Más aún, en el texto de una conferencia pronunciada el 22 de septiembre de 1982,Cavallo advierte:

“Me extiendo un poco sobre estos temas porque entre las cosas peligrosas que por presiones sectoriales pueden ocurrir en estos días, está una modificación de

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este mecanismo de seguro de cambio, que en caso de producirse traería unahipoteca muy grave para el futuro argentino, y que obviamente debería ser evitada por el gobierno”.10 

Y en nota al pie de página se agrega:

“El temor manifestado por el autor se vio confirmado al sancionarse la Circular 229 el día 24-9-1982, modificando el sistema de indexación del seguro decambio.”

Posteriormente, en 1989, Cavallo denunció que esta estatización de deuda externa privada perpetrada por la dictadura militar “se hizo con el beneplácito de economistasradicales que incluso aportaron nombres al directorio de la autoridad monetaria deaquella época”.11 

3. Los avales del Tesoro y la construcción “privada” de autopistas

Esta dimensión moralmente rescatable del discurso de Cavallo se manifiesta una vezmás cuando denunció la financiación cuasi-estatal de la construcción de autopistas deconcesionarios privados. Aunque el economista era demasiado comprensivo con elgobierno militar, al que aspiraba a servir, era no obstante duro con los presuntosliberales de la city porteña cuando en abril de 1982 pontificaba que éstos:

“demostraron un gran poder de persuasión sobre las autoridades (respecto) de la‘inevitabilidad’ de postergar por seis meses los ajustes salariales a cuatromillones de personas, en medio de alta inflación, (...) pero (...) no han logradoaún explicar (...) los avales del Tesoro a las obras por concesión. ¿Cuál es larazón de que (...) los avales, a pesar de ser una forma encubierta de déficit

 público (...) no hayan merecido los mejores esfuerzos (disuasivos) de la city? Elliberalismo de la city deja la impresión de tener una predisposición natural aconsiderar que es ‘ortodoxo’ y ‘serio’ lo que conviene a los interesesmetropolitanos y a la banca internacional, y ‘poco serio’ el planteo delempresariado nacional, de los productores de economías regionales y de lostrabajadores.”12 

Cavallo atribuyó a Álvaro Alsogaray y Juan Alemann la responsabilidad de hacer crecer el papel de los avales como mecanismo para financiar la operatoria de las empresas

 privadas que construían autopistas y subterráneos, llegando a sugerir que el primerotenía intereses espurios en el negocio.13 Según calculaba entonces el columnista-economista, el endeudamiento de las empresas involucradas representaba pagos anuales

 por intereses nominales del orden de los 350 millones de dólares, que corregidos por latasa de inflación en dólares significarían intereses reales de alrededor de 190 millones.Como ya se sabía que el peaje de las tres autopistas juntas no superaría los 90 millonesde dólares, esto significaba que el erario público enfrentaría un gasto adicional de 100millones en términos reales. El gasto público quedaba así disfrazado de privado, a la vezque esos dineros se convertían en fuentes de rentas particulares, en lo que es otra vezuna gruesa malversación y una violación de los DPM.

En otro artículo fechado en enero de 1983, Cavallo cuenta que las propuestas de lasempresas extranjeras que se presentaron a licitación para la construcción de autopistas,

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subterráneos y obras semejantes demandaban avales por 6000 millones de dólares.Descubrió estas maniobras, según dice, siendo él Secretario Técnico del Ministerio delInterior. Fiel a su aspiración de seguir ocupando cargos públicos en el gobierno de ladictadura, atribuyó el negociado a la ignorancia de los militares sobre temaseconómicos, y al aprovechamiento de esta vulnerabilidad del poder político por parte de

Juan Alemann y Álvaro Alsogaray. Dice que los avales totales por unos 15.000 millonesde dólares tuvieron más efecto destructor que la “tablita” de Martínez de Hoz, y que elmonto de deuda externa pública generada por este sistema superó a la producida por elreequipamiento militar.14 

4. Manipulaciones de deudas y acreencias frente a bancos en quiebra

En el libro citado Cavallo menciona otros dos mecanismos de defraudación con que seconcentró la riqueza. Durante la dictadura (y también después) un empresario bienubicado en los círculos de poder podía cosechar pingües rentas:

-  Relacionándose con entidades financieras a punto de ser liquidadas, para ganar como depositante de último momento a altas tasas de interés con garantía dedepósitos del Banco Central, y

-  Endeudándose con entidades insolventes para quedar debiéndole al Banco Centralcuando fueran liquidadas y obteniendo quitas posteriores. En estos casos, quientomaba el crédito solía estar vinculado en forma personal con la entidad financiera.15 

Es decir que con acceso al favor oficial, un hábil especulador podía ganar mucho dineroconstituyéndose tanto en deudor como en acreedor de bancos en quiebra.

Alejandro Olmos y su registro de violaciones económicas del contrato social

argentino

Estas revelaciones ubicarían a Cavallo en la posición de un “arrepentido” si no fueraque queda muy claro que su ambición es siempre la de asesorar al príncipe de turno. Lasignificación de sus datos es similar a la de los presentados en tono firmementedenunciatorio y a veces amarillento por Alejandro Olmos, en una investigación de ladeuda externa contraída por el gobierno militar que condujo a sólidas pruebastribunalicias aunque a ninguna condena.16 

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El caso de Olmos es curioso. Se trata, según su biógrafo de solapa, de “un viejoluchador de la causa nacional” que fue sometido a infinidad de persecuciones. La mayor 

 parte de los datos que presenta en el libro mencionado son serios y coinciden, entérminos generales, con los que Cavallo nos regala desde una actitud más servil quecontestataria.

Creo tener más autoridad moral que la mayor parte de los autores para invocar estafuente, ya que desde su ingenuidad nacionalista Olmos dedica casi todo su Capítulo 1,titulado “El contexto político y la otra historia”, para presentarme como una suerte dedemonio ideológico al que responsabiliza, en el ámbito de las ideas, de proveer unmarco conceptual para los saqueos que él denuncia. Para nuestros propósitos actualeslos principales aportes de Olmos son los siguientes:

1.  Según el propio Ministerio de Economía, la política económica del período 1981-83condujo al subsidio del 50% de la deuda externa privada. Y según apunta Verbitsky,en la estimación más conservadora los subsidios por seguros de cambio

representaban 8000 millones de dólares en 1983.‡‡ 

2.  Además, según declaraciones públicas efectuadas en 1985 por Leopoldo Portnoy,entonces vicepresidente del Banco Central, sólo la “deuda comercial” de la deudaexterna del sector privado, unos 2000 millones de dólares, era verificable en cuantoa su autenticidad. Los restantes 11 o 12 mil millones de “deuda financiera” no loeran.17 

3.  Por otra parte, los avales del Estado en operaciones concertadas con la garantía delTesoro Nacional representaron en la práctica una licuación de las deudas deAcindar, Papel del Tucumán, Austral, Interama, Autopistas Urbanas, Alto Paraná,Celulosa Puerto Piray, Cementos Noa, etc., todas empresas grandes y casi siempresolventes.18 El 37% de la deuda privada total correspondió a 19 empresas con

 pasivos de entre 100 y 1000 millones de dólares, el 43% a empresas deudoras por montos de entre 4 y 96 millones, y apenas un 20% a empresas que debían montosmenores.19 

4.  En su declaración judicial, el Director de Asuntos Jurídicos del Ministerio deEconomía, Jorge Roberto Olguín, dijo que su oficina “nunca inició una acción

 judicial para recuperar lo debitado por los avales caídos, ni estuvo en posibilidadesde hacerlo ya que nunca tuvo la documentación habilitante para ello”.20 

5.  Más aún, por decisión del Banco Central se acordó tratamiento de excepción aAcindar, Aluar, AUSA, Covimet, Induclor, Papel Prensa y Parques Interama,invocando razones de urgencia contempladas en el artículo 11 de la CartaOrgánica.21 Además, en los peritajes consta que tampoco el Banco de la Nación ni elBanco Nacional de Desarrollo iniciaron actuaciones para recuperar el dinero.22 

6.  Por otra parte, Portnoy confirmó judicialmente la gran magnitud del papel de los“autopréstamos”, un mecanismo descrito en el capítulo anterior por el cual se giraba

‡‡ Los procesos de estatización de la deuda privada generada durante el gobierno militar se iniciaron en

1981 con la Comunicación 1-136, A-137 del Banco Central, y se perfeccionaron a mediados de 1983. Por la Comunicación A-251 se cancelaron compromisos con el exterior mediante la entrega a los acreedoresexternos de títulos del Estado. Véase A. Olmos, op.cit., p. 132, y H. Verbistsky, op.cit., p. 22.

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City Bank e integrado por el Bank of America, Bank of Tokio, Chase Manhattan,Chemical, Credit Lyonnais, Credit Suisse, Dresdner, Marine Midland, MorganGuaranty, Royal Bank of Canada y Sanwa Bank, quienes establecieron los importesexactos que debían pagarse. Fijaron y capitalizaron intereses y la forma en que debíaabonarse la deuda.”§§ 

Es muy probable que el cúmulo de estas violaciones de los DPM haya matado a másgente, por vía de la miseria y la desnutrición que indirectamente engendraron, que lasinfames “desapariciones” generadas por la dictadura. No obstante, mientras losgenerales purgan sus culpas con el escarnio cuando no la cárcel, algunos de suseconomistas son profesores en Harvard y han aspirado a nuevos mandatos legislativosen año tan tardío como 2005.

§§ Alejandro Olmos, op.cit., p. 68-69, correspondiente a la Introducción a la 4ª edición de 2004, firmada por Olmos Gaona. Cuenta Alejandro Olmos que antes de asumir Guillermo Walter Klein como secretariode Estado de Martínez de Hoz, su estudio era apoderado de un solo banco, el Scandinavian Enskilda

Bank. Posteriormente, entre 1976 y 1984, el estudio era apoderado de veintidós bancos, entre ellosalgunos de los principales acreedores: Barclays’ Bank, Credit Lyonnais, Union Bank of Switzerland,Manufacturer Hanover, City Bank, etc. Op.cit ., p. 103. 

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NOTAS

1 Circulares A 36 y A 44 del Banco Central de la República Argentina (BCRA), de junio de 1981.2 D.F. Cavallo, op.cit., p. 127-128.3 Circular A 137 de julio del BCRA, de 1982.4 D.F. Cavallo, op.cit., p. 33.5

D.F. Cavallo, op.cit., p. 126.6 D. F. Cavallo, op.cit., p. 128.7 D.F. Cavallo, op.cit., p. 34.8 D.F. Cavallo, op.cit., p. 127-128.9 D.F. Cavallo, op.cit., p. 13.10 El párrafo corresponde a la p. 36 del libro citado. La conferencia fue pronunciada en el ConsejoProfesional de Ciencias Económicas de Córdoba el 22 de septiembre de 1982, y reproducida en octubrede ese año en el Nª 23 de Novedades Económicas (IEERAL/Fundación Mediterránea). Se publicó otravez como capítulo en la obra citada de 1989, bajo el título “La política económica a partir de julio de1982”, p. 25-55.11 D.F. Cavallo, op.cit., p. 93.12 D.F. Cavallo, op.cit., p. 21-22. El capítulo que contiene este párrafo proviene de un artículo publicadooriginalmente en Ámbito Financiero el 22 de abril de 1982, bajo el título “Las autopistas son el símbolo

de una contradicción entre ideas y la acción”.13 D.F. Cavallo, op.cit., p. 63. El articulo original fue publicado en Clarín el 14 de enero de 1983, bajo eltítulo “¿Porqué me atacan Alsogaray y Juan Alemann?”14 D.F. Cavallo, op.cit. p. 17 y 64-65. El artículo en cuestión se tituló “¿Porqué me atacan Alsogaray yJuan Alemann?”, y se publicó en Clarín el 14 de enero de 1983.15 D.F. Cavallo, op.cit., p. 126.16 Alejandro Olmos, Todo lo que usted quiso saber sobre la deuda externa y siempre le ocultaron, BuenosAires: Peña Lillo, 2004 (4ª edición).17 A. Olmos, op.cit., p. 129-130.18 A. Olmos, op.cit., p. 127.19 A. Olmos, op.cit., p. 131.20 A. Olmos, op.cit., p. 128.21 A. Olmos, op.cit., p. 135-136.22 A. Olmos, op.cit., p. 134.23 A. Olmos, op.cit., p. 130.24 José Alfredo Martínez de Hoz, Bases para una Argentina Moderna 1976-80, Buenos Aires: Alianza,1981, p. 220.25 A. Olmos, op.cit., p. 108-109.26 A. Olmos, op.cit., p. 68, correspondiente a la Introducción a la 4ª edición de 2004, firmada por el hijodel autor, Alejandro Olmos Gaona.27 A. Olmos, op.cit., p. 68, correspondiente a la Introducción a la 4ª edición de 2004, firmada por OlmosGaona.28 A. Olmos, op.cit., p. 110.

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Capítulo 3

El gobierno de Raúl Alfonsín, 1983-89

El escenario 

Alfonsín se hizo cargo del gobierno en diciembre de 1983, como consecuencia del triplefracaso que destruyó al gobierno militar: económico (medido por su deuda externa),

 político (cuantificable por sus violaciones de derechos humanos) y bélico (materializadoen la decisión de invadir las Islas Malvinas y librar una guerra necesariamente

 perdidosa). Por su parte, la conflagración había traído aparejada la cesación de pagos deArgentina, que a su vez desencadenó la gran crisis de la deuda externa latinoamericana.* 

Así, el gobierno democrático asumió en medio de una severa crisis económica agravada por inflación, incertidumbre y especulación. A la deuda se sumaban un importantedéficit fiscal y una economía estancada, cerrada e ineficiente, muy vulnerable a los

ciclos externos. El Estado seguía técnicamente en default ya que sólo pagaba losservicios de la deuda, que consumían los ingresos del fisco. El flujo de capital se habíacortado desde 1981 y las sumas adeudadas seguían creciendo por la acumulación deintereses. Los pagos se refinanciaban, pero a cambio el FMI exigía la adopción de

 políticas orientadas al aumento inmediato de la capacidad de pago de esos servicios.

Agotada una primera etapa en que Alfonsín intentó jugar una carta más confrontativarespecto de la deuda externa ilegítima, a mediados de 1985 se inauguró el Plan Austral,con devaluación, control de precios y salarios, y el lanzamiento de una nueva moneda.Hacia abril de 1988 éste había fracasado, comenzando entonces el deterioro que en 1989habría de acelerar la entrega del poder al justicialismo de Carlos Menem con cincomeses de anticipación. La malhadada gestión radical comenzó con una deuda externa deUS$ 43.000 millones, que al momento de entregarse el poder a Menem había trepado a63.000. De éstos, por los motivos que se señalaron en el último capítulo, 25.000millones eran indocumentados. Los mecanismos de violación de los DPM

Con la restitución de la democracia se consolidó el espiral involutivo en que el paísestaba sumido desde por lo menos 1975. Desde el punto de vista de la violación de ladimensión económica del contrato social, el gobierno de Alfonsín no fue

cualitativamente diferente de la dictadura que le precedió. Según el Banco Mundial,hacia 1987 el gasto en contratos públicos, nutriente de la patria contratista, representabael 2% del PBI y más de la mitad del déficit fiscal no financiero.1 Este cómputo excluye,

 por supuesto, las licuaciones de deuda privada y los subsidios otorgados a través de unavasta batería de mecanismos que describiremos abajo.

El libro de Cavallo es particularmente valioso para la documentación de las violacionesde los DPM durante estos años. Contiene denuncias categóricas, publicadas en sumomento, que nos permiten comprender que durante esa gestión la patria financiera y

* Esta crisis regional en gran escala ya estaba latente debido a la caída de los precios internacionales de

las materias primas exportadas por estos países. Posteriormente, hacia fines de la década, el gobiernonorteamericano intentaría resolverla a través del Plan Brady, que condonó un 35% de las deudas a cambiode ciertas concesiones.

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contratista continuó siendo el poder detrás del trono tal como lo había sido con elgobierno militar y anteriormente durante la administración de la viuda de Perón.

También es útil a estos efectos el volumen de Verbistky, un autor que no es sospechosode querer relativizar las culpas de la dictadura, pero que no obstante coincide en esto

con el economista.†

Y por si esto no alcanzara, los trabajos de Machinea tambiéncontribuyen a comprender la medida en que los grandes grupos económicos ejercieronsu poder de cabildeo para licuar deudas y distribuir subsidios al sector privado duranteeste período.

En los capítulos de Cavallo referidos al gobierno radical se continúa sosteniendo la paradójica idea de que mientras algunas licuaciones de la deuda privada sonreprobables, otras son aceptables. Prosigue con sus propias propuestas de licuaciones“buenas”, que son un dato duro más que denota la cultura prebendaria y anti-liberal delos segmentos de la burguesía argentina a quienes se dirigieron esos escritos. Unartículo publicado originalmente el 27 de octubre de 1988, por ejemplo, comienza con

el candoroso párrafo:

“La propuesta de refinanciación y licuación de pasivos que bosquejé en mi notaanterior incluye tres ingredientes que son más o menos convencionales y dos queson nuevos”.2 

Como siempre, las licuaciones “buenas” eran las que no discriminaban entre deudores,no generaban hiperinflación y no aumentaban los gastos públicos futuros. En contraste,las del gobierno radical eran terriblemente “injustas” porque favorecían a algunosdeudores, no a todos. Típico de esta demagogia frente al universo de deudores es elanathema con que el futuro ministro comenzara un artículo del 25 de octubre de 1988:

“El equipo económico está licuando pasivos privados a través de la aceptaciónde títulos de la deuda externa como pago de redescuentos, on-lendings y avalescaídos de empresas privadas que fueron atendidos por el Tesoro Nacional. Deesta forma los deudores ven reducidas sus deudas entre el 30 y el 75% de sumonto, según cual sea la cotización a la que reciben los títulos de la deuda. (...)Los beneficiarios de este sistema son un grupo reducido de grandes deudores,elegidos por la Secretaría de Hacienda o por los bancos que tienen redescuentoscon el Banco Central. Los cientos de miles de pequeños deudores industriales,agropecuarios, comerciales, así como quienes tienen deudas por construcción o

compra de una vivienda, no tienen acceso a estas licuaciones”

3

 En verdad, la gestión de Alfonsín fue un festival de licuaciones que el libro de Cavallocontribuye a desenmascarar. A su vez, el matizado y discreto testimonio de Machinea

† Dice Verbistky: “La ilusión radical de relanzamiento productivo y reforma del Estado en asociación con(los grandes grupos económicos) se frustró por el incumplimiento de las metas de inversión privadacomprometidas en las sobremesas de Olivos y los vuelos del avión presidencial. Durante la presidenciade Alfonsín (esos grupos) tuvieron un crecimiento anual aún más espectacular que bajo la dictadura,mientras la producción, el consumo, el empleo y el salario seguían cayendo. A partir de 1984 tradujeronese poder económico también en influencia política, cuando dejaron caer a sus antiguos benefactoresmilitares y participaron de las principales decisiones del gobierno de Alfonsín. (...) Reclamaron un

cambio drástico (...). A cambio de desentenderse de los generales que habían realizado el trabajo sucio, loconvencieron de declarar la economía de guerra contra el salario.” H. Verbitsky, op.cit., p. 27-28. Elsubrayado es mío.

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ayuda a comprender la naturaleza de las presiones sufridas por ese gobierno de parte de poderosos empresarios privados. Escribía en 1990 para el Banco Mundial:

“ In a country where fiscal subsidies (...) and a closed economy had almost  supressed private risk for so many years, it was logical to expect that the

reaction of the entrepreneurs to (...) the elimination or reduction of benefits (...)would be quite strong. (...) Quite surprisingly, this reaction enjoyed, at least at the beginning, the ‘sympathy’ of the population at large. Even more striking wasthe fact that some labor union leaders, together with the entrepreneurs,demanded tax reductions or tax exemptions.”4 

Es así como desde el principio de la gestión radical los seguros de cambio subsidiadosfueron la regla y no la excepción.5 Y al poco andar, mediante las comunicaciones A-695, A-696 y A-697 del 1º de julio de 1985, el trámite de estatización de deuda privadacomenzado por el gobierno militar terminó de ser consumado. Así (como denunciaOlmos) se reemplazó la deuda privada original por "Obligaciones del Banco Central".6 

Es por ello que Machinea y Sommer reconocen que:

“La reducción de los pasivos externos del sector privado derivó, en la práctica,en la nacionalización de gran parte de esa deuda externa. La deuda externa delsector público, que era 53% de la deuda total en 1980, se incrementó a 70% en1983 y a 83% en 1985”.

En nota al pie de página agregan:

“De allí en más el ‘síndrome de la licuación’ acompañaría a la políticamonetaria. Cada vez que las tasas de interés eran altas en términos reales, segeneraban expectativas de que el gobierno tomaría medidas para reducir elendeudamiento del sector privado.”7 

Las medidas de 1985 serían pues sólo el comienzo de los esfuerzos de la gestiónencabezada por Alfonsín por poner fin a la crisis transfiriendo recursos públicos alsector privado.‡ Se continuó así con el antiguo vicio que el gobierno de María EstelaMartínez de Perón había acentuado hasta sus extremos actuales. Los mecanismosempleados fueron diversos:

1.  La cancelación de avales del Tesoro caídos con títulos de la deuda externa – El

sistema de otorgar garantías del Estado para financiar obras por parte de lasempresas privadas, típico del régimen militar, continuó durante el gobiernodemocrático de Alfonsín. Como siempre, muchos avales, principalmente los de lasempresas más poderosas, cayeron, y el Tesoro saldó las deudas privadas en elexterior. No obstante, los contratos que adjudicaron los avales establecían que en

‡ Empleando los típicos eufemismos técnicos de los economistas, Damill y Frenkel explican elsignificativo logro del gobierno radical al reducir el déficit fiscal del 11,4% del PBI en 1984, al 4,7% en1986, diciendo: “El mismo se alcanzó (...) sin embargo, avanzando por las líneas de menor resistencia. Elajuste se concentró en las erogaciones flexibles en el corto plazo, como los sueldos y jubilaciones (...). Encambio, fueron menos afectados o siguieron aumentando los subsidios impositivos, tarifarios y presupuestarios a las empresas privadas.” En este discurso, las violaciones del derecho de propiedad de

las grandes mayorías quedan reducidas a un avalorativo “avance por las líneas de menor resistencia”.Véase Mario Damill y Roberto Frenkel, “Malos tiempos: la economía argentina en la década de losochenta”, Documento Nº 46, CEDES, Buenos Aires 1990, p. 30-31. El énfasis es mío.

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este caso las firmas beneficiadas quedaban endeudadas con el Estado argentino. Por ello, ya sea para evitar que dichas empresas tuvieran que pagar la totalidad de loadeudado a un gobierno venidero que quizá no les fuera afín, o para congraciarsecon este vector de poder antes de las elecciones, se promulgó el decreto 1003/88 por el que se aceptaban títulos de la deuda externa como pago por los avales caídos.§ 

Como dichos títulos podían comprarse a un 25% de su valor nominal, la maniobraimplicaba la condonación de la mayor parte de lo adeudado, consumándose una vezmás una gruesa violación de los DPM.

Cavallo denunciaba esta maniobra en diciembre de 1988 y nuevamente en 1989,cuando desde la Cámara de Diputados clamaba:

“Se quiere utilizar este generoso sistema, sancionado por decreto a solicitud delSubsecretario de Hacienda, para dar por cancelados los avales caídos, recibiendotítulos de la deuda externa a cualquier valor. Sospecho que se van a recibir al100% de su valor nominal, con lo cual se estará condonando el 80% de la deuda

de estas empresas. Y ellas son las que luego (...) aparecen como candidatas acomprar empresas del Estado, en medio del supuesto proceso de privatizaciónen que está embarcado el gobierno radical. ¡Comencemos por privatizar a lasempresas privadas y estaremos haciendo algo creíble para el país!”8 

2.  Las quitas en las deudas al Banco Central de empresas deudoras de entidades

financieras liquidadas – Como ocurrió durante el gobierno militar y muyfrecuentemente en la historia argentina, los deudores de los bancos liquidadosfueron principalmente empresas vinculadas a los accionistas de los mismos bancos.Éstas quedaron como deudoras del Banco Central para luego arreglar quitasimportantes. Este mecanismo fraudulento, que contribuyó a vaciar bancos congrandes beneficios para los “deudores”, estuvo limitado a empresas grandes conmucho poder de cabildeo, que durante este período se beneficiaron con lasResoluciones 441/84 y 497/84 del Banco Central.9 

3.  Regímenes de promoción industrial con diferimientos de impuestos, con y sin

indexación – Desde la década del ‘60, pero mucho más acentuadamente desde lagestión de la viuda de Perón, todos los gobiernos argentinos emplearon estaherramienta, que al igual que las demás transfiere riqueza desde los más hacia losmenos. Pintorescamente, los voceros de las diferentes facciones políticas se tiranroña mutuamente, acusándose mutuamente del mismo delito de violar los DPM,

 pero apuntando a diferentes instancias puntuales.En esta tónica, Cavallo denunció el caso de Papel del Tucumán en 1984 por montossin indexación que oscilaron entre los 150 y los 250 millones de dólares.** A su vez,un Informe de la Secretaría de Hacienda firmado por el secretario Mario Brodersohny el ministro Juan Sourrouille destaca los regímenes de promoción industrial con

§ El decreto establecía: “Autorízase a la Secretaría de Hacienda a cancelar anticipadamente aquella deudaexterna del Estado Nacional comprendida en los regímenes de cancelación de préstamos y redescuentosotorgados por el Banco Central de la República Argentina, y de cancelación de operaciones avaladas ydeudas con la Tesorería General de la Nación en concepto de avales caídos”.** D.F. Cavallo, op.cit., p. 84. En el texto se menciona al funcionario responsable de la maniobra,

conocido mío. Según el autor, ésta fue denunciada por él en 1984. El artículo corresponde a una alocuciónen la Cámara de Diputados del 7 de diciembre de 1988, reproducida en La Voz del Interior el 19 dediciembre bajo el título “Presupuesto 1988 y Plan Primavera”.

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subsidios del anterior gobierno militar, que en vez de aparecer como gasto públicose encubrían en reducciones de impuestos producidas por desgravaciones ydiferimientos fiscales.10 

Finalmente, citando un trabajo de Eduardo Basualdo y Daniel Aspiazu, Verbitsky

contribuye información más completa. Entre 1980 y 1985 la inversión neta privadase desplomó de 3281 a 482 millones de dólares. En esos mismos años el monto deinversión privada beneficiada por el régimen de promoción industrial fuerespectivamente de 366 y de 439 millones. Es decir que en 1980 apenas un pocomás del 10% de la inversión neta se hacía mediante este sistema de subsidios, perocinco años más tarde ya superaba el 90%. Por lo tanto, la inversión neta privada concapital propio fue de 2915 millones de dólares en 1980 y de apenas 43 millones dedólares en 1985. Concluye Verbitsky:

“No un partido de izquierda, sino el organismo de investigaciones económicasmantenido por las grandes empresas, sostuvo que ‘por cada austral invertido en

el sector privado, el Estado contribuye con la misma suma a través de menoresimpuestos. De esta forma, en los hechos, los contribuyentes aportan la totalidadde los fondos invertidos”.11 

4.  El sistema de “re-préstamos” u on-lending - Este fue uno de los principalesmecanismos de refinanciación de pasivos usados entre 1986 y 1988.†† Como tal,constituyó gasto público encubierto al servicio de empresas privadas. SegúnCavallo:

“El Banco Central emitió dinero por más de 1000 millones de dólares para figurar pagando parte del capital adeudado por el sector público a los acreedoresdel exterior. A ese dinero los bancos acreedores lo ‘represtaron’ a plazos muylargos, con períodos de gracia y tasas a nivel internacional, cinco o diez vecesmás bajas que las que regían para los deudores comunes del sistema financieroargentino. Los receptores de los on-lendings fueron elegidos por la Secretaría deHacienda. Aún hoy no se ha publicado la lista completa de esos beneficiarios.”12 

Es decir que el Banco Central emitía, con esos australes compraba dólares en elmercado de cambios, y con los dólares cancelaba deuda con un acreedor externo,con la condición de que éste le “represtara” esos fondos a una empresa amiga delgobierno a una tasa tan baja como la que pagaba el Estado. A cambio de este

 beneficio, el Banco Central exigía la capitalización de los fondos, es decir, lainversión del dinero en la empresa.

El costo para la ciudadanía de este subsidio residía en primer lugar en la emisiónmisma, que implicaba la depreciación del dinero que la gente tenía en el bolsillo.Considérese que el Estado emitía para saldar una obligación antes de que venciera,con el único objetivo de que fuera una empresa privada amiga la que se beneficiarade tasas de interés internacionales, en vez del propio Estado. Además, había unsubsidio en la diferencia entre el “représtamo” que recibía la empresa en australes,

 por un lado, y el pago que ésta efectuaba al acreedor externo cuando realizaba la

††

Por medio de la Comunicación "A" 1056 de julio de 1987, el Banco Central estableció un programa deconversión de deuda del sector privado bajo la forma de operaciones de représtamo. Cavallo registra lainstrumentación de programas de este tipo desde 1986.

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capitalización. Finalmente, las obligaciones cotizaban en el exterior a un valor sensiblemente más bajo que el de paridad. Y el régimen sufrió algunasmodificaciones que indirectamente aumentaron el subsidio, como la aceptación por 

 parte del Banco Central de solicitudes de capitalización sin que se cumpliera con elrequisito de aportar fondos adicionales.‡‡ La participación de las empresas

extranjeras representó un 41% del monto total.13

 

5.  La capitalización de deuda externa privada14

  – El primero de estos programas fueun régimen con seguro de cambio instaurado en septiembre de 1984. Permitía a lasempresas cancelar en moneda local el equivalente al monto adeudado. Con monedaque emitía, el Banco Central les proveía las divisas correspondientes alendeudamiento externo, que compraba al valor vigente en el mercado único decambios para venderlas a menor precio al beneficiario. Éste saldaba así parte de sudeuda externa. A su vez, el acreedor debía capitalizar el crédito en la empresa querealizaba la operación de capitalización. De este modo, la operación nocomprometía divisas en la cancelación de la deuda y la empresa que la realizabarecibía un subsidio del Estado en moneda local, equivalente, por cada dólar adeudado, a la diferencia entre el tipo de cambio del mercado y el que regía para elseguro.§§ 

En otros casos un inversor podía comprar papeles de la deuda al precio de mercado,que en 1988 era apenas el 18% del valor nominal, para cambiarlos en el BancoCentral por una cifra superior. Con estos pesos el inversor adquiría activos reales ofinancieros en el país, con un subsidio equivalente a la diferencia entre lo que había

 pagado por los bonos depreciados y lo que el gobierno argentino le había reconocido por los mismos. 

Incluyendo los représtamos tratados en el punto anterior, durante el gobierno radicalse convirtieron títulos de deuda externa por un valor de poco más de 2.200 millonesde dólares, de los cuales el 40,2% fueron capitalizados por 84 empresas extranjeras.Algunos de estos programas terminaron articulándose con la política de

 privatizaciones de empresas del Estado durante la primera mitad de la década delnoventa.15 

En lenguaje claro para un público lego, en 1989 Cavallo resumía la significación yconsecuencias de estos programas de manera lapidaria:

‡‡ Para este tipo de operaciones se habían establecido diversos requisitos, como el ingreso de un dólar "fresco" por cada dólar represtado, la canalización de las inversiones hacia sectores industriales que posibilitaran el aumento de la capacidad productiva y exportadora local, la prohibición de repatriar aportes durante un mínimo de diez años y de remesar utilidades al exterior durante los primeros cuatro,etc. Pero estas condiciones fueron ignoradas al momento de instrumentarse el programa. Lo que no sedejó de cobrar fue una comisión para el Banco Central.§§ El régimen fue establecido por la Comunicación "A" 532 del Banco Central. Véase el Volumen 11 deAndrés Cisneros y Carlos Escudé (directores),  Historia General de las Relaciones Exteriores de la República Argentina, Buenos Aires: GEL/NuevoHacer, 1998-2003, p. 297. Como consta en la tapa delTomo XI, los trabajos con que se elaboró dicho volumen estuvieron a cargo de Ana Margheritis, una denuestras investigadoras principales en la producción de esa obra. El texto completo de los quince

volúmenes está disponible en Internet a través de la página de “Iberoamérica y el Mundo”(http://www.argentina-rree.com), y también a través de la página de CEIEG/UCEMA,(http://www.cema.edu.ar/ceieg/arg-rree/historia.htm). 

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“La ‘capitalización de la deuda externa’ (...) se ha instrumentado de dosformas: como financiamiento de nuevos proyectos de inversión o comocancelación de pasivos empresarios en el sistema financiero. En el primer caso es simplemente nueva emisión monetaria, parte de la cual se destina asubsidiar un proyecto de inversión privada. La otra parte sirve para financiar 

un pago de deuda pública externa que vence dentro de diecinueve años. Setrata de un generoso subsidio a la inversión, como lo fueron en el pasado losdiferimientos fiscales con y sin indexación.”

Y respecto de la deuda interna, agregaba:

“En el caso de capitalización de deuda aplicada a la cancelación de pasivosempresarios en el sistema financiero, se trata de una transformación de deudainterna privada en deuda interna pública, destinada a licuar un porcentaje dela deuda empresaria.”16 

El economista remata su denuncia: “Ustedes comprenderán porqué insisto enidentificar los on-lendings y la capitalización de la deuda externa con los gastos queobligan al gobierno a cobrar más impuestos, aumentar tarifas, emitir deuda interna oemitir dinero. (...) Cuando los liberales de la city utilizan como ejemplo deldespilfarro público el número de empleados, la financiación de viviendas o las crisis

 provinciales, y se olvidan de mencionar los on-lendings y la capitalización de ladeuda externa”, traicionan su condición de liberales para convertirse en merosvoceros de intereses corporativos.17 

6.  La capitalización de deuda externa pública – Este programa incluía diferentestipos de bonos y obligaciones externas emitidas por el Estado a partir de 1982. Por lo tanto, rescataba deuda externa originada tanto en el sector público como en el

 privado.*** 

Al igual que los otros regímenes de capitalización, implicaba un subsidio estatal alas empresas privadas, determinado por la diferencia entre el valor de lasobligaciones del Estado en el mercado internacional y el que el Banco Centralreconocía a los bonos presentados por estas empresas en las licitaciones. Entre 1988y 1989 fueron aprobadas presentaciones realizadas por 102 firmas. De éstas, 75

 proyectos eran industriales, 28 de los cuales correspondieron a firmas extranjerasque concentraron el 69% de la inversión y el 64% del subsidio estatal destinado a

 proyectos industriales. Predominaron las empresas norteamericanas, con el 56% dela inversión, siguiéndoles las italianas (13%), belgas (8%), suizas (5%) y brasileñas(5%).18 

Este es el largo listado de las violaciones de los derechos de propiedad de las grandesmayorías durante el gobierno de Alfonsín, según testimonios documentables de dos delos principales protagonistas de la gestión económica argentina, a los que se suman losde dos observadores de izquierda cuyas percepciones coinciden con las de losanteriores, sin ser mas radicalizadas.

***

El mecanismo de rescate de la deuda externa pública fue establecido mediante la Comunicación "A"1109 del 27 de octubre de 1987. Fue el único que establecía la obligación de destinar los fondos a lainversión.

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Con todas sus fallas, y a pesar de haber violado gravemente algunos derechos deminorías, el primer peronismo había instrumentado enormes transformacionesestructurales, mejorando la posición de grandes masas de población hasta entoncesmarginada. Pero a partir de 1975 el proceso se revirtió, también de la mano del Estado.Comenzó con el ministro Rodrigo y su asesor Zinn, en tiempos de la viuda de Perón; se

agudizó con el régimen militar también bajo la tutela de mal llamados liberales, queusaron a los sanguinarios generales para beneficiar intereses que no estaban en laagenda de personajes de inteligencia limitada como Jorge Rafael Videla, y finalmente seconsolidó durante la gestión democrática de Alfonsín, cuando se tiró a los generales a la

 basura sin que se modificará la estructura del poder detrás del trono.

La hiperinflación

Hacia abril de 1988 el cúmulo de violaciones de los DPM era ya de tal magnitud que algobierno le resultaba políticamente imposible continuar con la misma política dereducir los salarios por vía de la inflación, para simultáneamente continuar subsidiando

a las empresas privadas y honrando los compromisos de la deuda externa. Había quesacrificar uno de los factores de poder beneficiados por el populismo de derecha: lasempresas privadas clientes o los acreedores externos, que a partir del endeudamiento

 producido por los militares se habían convertido por primera vez en actores cruciales dela vida política y económica argentina. Alfonsín optó por sacrificar a los segundos, cuyo

 poder de cabildeo interno era menor que el de las empresas locales. Por ello, decretóuna moratoria en el pago de la deuda externa pública.19 

Lo que había ocurrido se puede explicar también en la terminología neomarxista deBasualdo y Aspiazu:

“La reconquista de la democracia no alteró la centralidad del Estado comomecanismo de apropiación y reasignación del excedente por parte de lasfracciones más concentradas del poder económico. En rigor, se trata de laemergencia de un nuevo Estado, proceso caracterizado por el hecho de que elendeudamiento externo y la estatización de la deuda externa privada, la reformafinanciera y la licuación de la deuda interna, los regímenes de promociónindustrial (...) y los abultados sobreprecios pagados por el Estado y las empresas

 públicas a sus proveedores, constituyen los principales mecanismos a través delos cuales un reducido núcleo de empresas oligopólicas tendió a consolidar su

 poderío económico y a condicionar de allí en más el desarrollo (...) de la

Argentina en su conjunto, así como a reducir de manera sustancial y crecientelos grados de ‘autonomía relativa’ del sistema político. No obstante, el procesode reestructuración económica y social (...) no estaría exento de contradiccionesentre los propios sectores beneficiados. Eso es lo que comienza a tornarseevidente (...) en la medida en que los ingresos del nuevo Estado no resultansuficientes para garantizar las crecientes transferencias de recursos desde el fiscohacia los grupos económicos y para cumplir, al mismo tiempo, con el pago delos intereses de la deuda a los acreedores externos.”20 

Por cierto, entre 1981 y 1989 (es decir, desde el fracaso del plan de Martínez de Hozhasta el fin del gobierno radical) en concepto de intereses de la deuda externa se remitió

al extranjero un 4,3% del PBI global del periodo. Simultáneamente, las grandesempresas se beneficiaron de subsidios equivalentes a casi un 10% de ese monto. La

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segunda medida excluye los enormes sobreprecios que permanentemente pagó el Estadoa los proveedores privados, que no se pueden calcular ya que corresponden al ámbito dela corrupción convencional. Entre las firmas beneficiadas se cuentan, según elautorizado testimonio de Basualdo y Aspiazu, las controladas por Astra, Macri, PérezCompanc, Soldatti y Techint.21 

Por otra parte, para que se tenga una idea de la magnitud de los sobreprecios, resultaelocuente un dato provisto por Corrales. En 1988 Siderca, subsidiaria de Techint, lecobraba a YPF US$ 51,06 por metro de caño estándar que vendía en el exterior por sólo22,47. Y la “competencia” de Siderca como proveedora de YPF, en teoría la fuente de

 pujas de precios, era Propulsora Siderúrgica... otra subsidiaria de Techint.22 

Finalmente, en un nivel agregado, informes de principios de 1989 indican que por entonces las sobrefacturaciones de los grandes proveedores del Estado sumaban US$2500 millones por año. Para aproximarnos al “subsidio” total habría que sumar otros2200 millones en exenciones impositivas especiales. Esto equivalía al 6% de la

economía argentina del momento, sin incluir las estatizaciones de deudas privadas.23 

Estos datos ilustran fenómenos importantes:

1.  Por un lado miden un pedazo acotado de la monstruosa deuda de la burguesíaargentina hacia nuestros compatriotas pobres, que serían mucho menos pobresde no haber mediado estas gruesas violaciones de los DPM. Esto es esencial

 para los objetivos que nos planteamos en este trabajo.

2.  En segundo lugar, muestran que durante esos años las grandes empresas privadas locales fueron mucho más favorecidas por los mecanismos detransferencias de ingresos que los acreedores externos. Esto es relevante sihemos de entender:

a.  La motivación de quienes de buena fe auspiciaron la privatización deempresas públicas para terminar con los abusos de empresas contratistasy funcionarios infieles. Instrumentadas con dolo, esas privatizacionesgenerarían nuevas violaciones de los DPM.

 b.  Las causas estructurales del boicot de la patria contratista a dichas privatizaciones, y

c.  Las motivaciones subyacentes a las corridas contra el austral que,

generando hiperinflación, algunos meses después provocaron la caída deAlfonsín.

En verdad, las privatizaciones de las empresas del Estado, que fueran propuestas por elgobierno radical pero en su mayor parte rechazadas por los legisladores justicialistas,los sindicatos24 y los lobbistas de la patria contratista, eventualmente constituyeron la“solución” para superar el conflicto de intereses entre los acreedores y los grandesgrupos económicos locales. Se viabilizaron sólo a partir del momento en que, ya en elgobierno de Menem, se concibieron en términos de una alianza entre estos sectores,garantizando una ecuación en la que ambos ganaban, a costa de nuevas violaciones delos DPM.

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A su vez, la hiperinflación se desencadenó precisamente porque, en un momento devulnerabilidad monetaria y temores generalizados por parte de los depositantes, bancosacreedores deseosos de terminar con un régimen que no los favorecía desataron unacorrida contra el austral. Fue el famoso “golpe de mercado” que tantas veces denuncióAlfonsín.††† Las tasas de inflación semanal eran del 50%, totalizando un 190% mensual

al momento del traspaso del poder a Menem. Mientras tanto, las reservas eran de apenasUS$ 500 millones en el Banco Central. Previamente, tres meses antes de las elecciones,el Banco Mundial había retirado su apoyo al gobierno radical precisamente porque ésteno podía cumplir con la promesa de realizar “reformas estructurales”. La triste verdad esque Alfonsín ya no le servía al verdadero poder.

Por otra parte, aunque desencadenada con intencionalidad y saña, la crisis fue el producto de los abusos de un Estado colonizado por una burguesía prebendaria quereiteradamente violó los DPM en forma masiva, perpetrando los más graves delitoscontra el pueblo y la Constitución. Para decirlo en forma clara: la emergencia fuemucho más la consecuencia de la acumulación de multimillonarias dádivas hacia las

empresas privadas, que de la demagogia frente a la gente común, mucho más barata yhumanamente menos censurable.

 No obstante, las turbulencias monetarias y la moratoria de la deuda externa fueronexitosamente presentadas como consecuencias del Estado de bienestar y el populismoclásico, que son la otra cara de la moneda del populismo de derecha queverdaderamente las engendrara. A su vez, esta “maniobra ideológica” preparó el camino

 para unas privatizaciones que iban a profundizar las violaciones de los DPM, ya no através de las estatizaciones de deudas privadas sino por medio de la privatizacióngenerosamente subsidiada de empresas públicas.25 

Por lo tanto, parece incontestable el diagnóstico de Verbitsky, cuando sentenció quehacia fines de 1988 un largo capítulo de historia había concluido. El Estado ya nisiquiera podía prestar servicios esenciales, porque no era posible extraer más recursosde la masa salarial para seguir afrontando las continuas transferencias a los gruposeconómicos, las empresas extranjeras y la banca acreedora, a través de subsidios a la

 producción industrial y el sistema financiero, mediante (entre otros mecanismos) los programas de capitalización, las licuaciones y estatizaciones de pasivos privados, lascontrataciones dispendiosas y los sobreprecios de los proveedores. “Las piezas delEstado ya estaban lo bastante flojas para comenzar su desguace.”26 

Carlos Saúl Menem ganó las elecciones el domingo 14 de mayo, y diez días más tardealgunas hordas estructuradas por las organizaciones de aquella nueva pobreza que desdehacía un lustro había proliferado por doquier, bajaron al conurbano bonaerense y aRosario para saquear supermercados. Fueron manipuladas, como habrían de serlo en elfuturo, por intereses ansiosos de apresurar los cambios políticos. Hubo catorce muertos,demasiados para la sensibilidad de la Argentina posterior a la dictadura, espantada por las matanzas de 1976-83.

Desesperado, el presidente renunció el 12 de julio, adelantándose a la entrega del poder a su sucesor. Pero todavía faltaba para el comienzo de la nueva etapa. El mandatarionovicio había llegado al poder como un verdadero peronista con un programa populista,

††† Así lo llamó también el diario Ámbito Financiero (véase por ejemplo el ejemplar del 15 de diciembrede 1989).

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derrotando al radical Eduardo Angeloz, cuya plataforma estaba centrada, por elcontrario, en la privatización de las empresas del Estado. En su presentación televisivadel 16 de mayo, posterior a la victoria, el presidente electo había defendido a esasempresas públicas frente a Bernardo Neustadt y Mariano Grondona. Para que Menemfinalmente adquiriera el perfil que le conocimos sería necesario un segundo “golpe de

mercado”, el de la hiperinflación desatada entre diciembre de 1990 y febrero de 1991.

Este segundo brote hiperinflacionario es inexplicable en términos estrictamenteeconómicos. Los guarismos económicos eran satisfactorios y el nivel de las reservas elmejor en mucho tiempo.‡‡‡ Lo que aconteció sólo puede comprenderse en términos del

 boicot de la patria financiera y contratista, auxiliada en todo caso por una fuerte caída enla popularidad del gobierno. No obstante las altas reservas, la tasa de inflación saltó del7,7% en enero al 27% en febrero. Y en marzo hubo una nueva corrida que casidesencadenó una tercera hiperinflación.§§§ 

Pero para entonces la confianza de los poderosos había sido comprada, desactivando el

 peligro inmediato. Cuando en febrero Domingo Cavallo fue nombrado ministro deEconomía comenzó un proceso de cooptación de los bancos acreedores, los contratistasy los principales dirigentes del Partido Justicialista, para que integraran la alianza quehabría de transformar a la Argentina sin mejorarla. Se superaron los temores de que la

 privatización de las empresas públicas privara de sus sobrefacturaciones a los proveedores, porque éstos recibieron las seguridades de que compartirían la propiedadde las nuevas entidades. A la vez, los bancos acreedores ya no serían postergados comoen tiempos de Alfonsín, compartiendo el botín. Y los políticos peronistas recuperaríanuna medida de control sobre el proceso, compartiendo las decisiones claves del proceso

 privatizador con el Poder Ejecutivo.

Recién entonces comenzó el “menemismo” tal como hoy lo recordamos. Allí dimos elsalto natural exigido por la coherencia con nuestro pasado, de la crónica nacionalizaciónde pasivos privados a la privatización subsidiada de activos públicos. Esto no ocurrió

 por los buenos motivos que la verdadera doctrina liberal endosa, sino como parte de un proceso patológico de succión del patrimonio de las mayorías y concentración de lariqueza nacional.

Como veremos, la de los ’90 fue una fase más de aquel milagro al revés de lamultiplicación de los pobres, comenzada con Zinn y Rodrigo en 1975. Culminaría en2001 y 2002 con el “corralito” de Domingo Felipe Cavallo y la pesificación asimétrica

de José Ignacio de Mendiguren.

‡‡‡ Las reservas se incrementaron gracias a la confiscación de depósitos del Plan Bonex, que se describiráen el próximo capítulo.§§§

La aprobación del gobierno bajó del 70% en julio de 1989 a un 35% en febrero de 1991. Javier Corrales, “Do economic crises contribute to economic reforms? Argentina and Venezuela in the 1990’s”,en Political Science Quarterly, Vol. 112, Nº 4, Invierno 1997-98, p. 630.

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NOTAS

1 Banco Mundial, “Argentina: Public Finance Review, from insolvency to growth”, 1º de febrero de1993, Report 10827-Ar, cf. Héctor E. Schamis, Re-Forming the State: The Politics of Privatization in Latin America and Europe, p. 131-132. 2 D.F. Cavallo, op.cit., p. 143.3 D.F. Cavallo, op.cit., p. 129.4 J.L. Machinea, “Stabilization under Alfonsín’s government: a frustrated attempt”, Documento Nº 42,CEDES, Buenos Aires 1990, p. 131.5 Andrés Cisneros y Carlos Escudé (directores), Historia General de las Relaciones Exteriores de la República Argentina, Tomo XI, Las Relaciones Económicas Externes, 1943-1989, p. 296.6 “El Estado asumió la totalidad de la deuda externa privada”, Clarín, 2 de julio de 1985.7 J.L. Machinea y J.F. Sommer, “El manejo de la deuda externa en condiciones de crisis de balanza de pagos: la moratoria 1988-89”, Documento Nº 59, CEDES 1990, p. 4.8 D.F. Cavallo, op.cit., p. 83-84. La alocución en la Cámara de Diputados, del 7 de diciembre de 1988, fue publicada en La Voz del Interior el 19 de diciembre de ese año. El énfasis es mío. Las privatizacionesvinieron tramposamente barajadas desde tiempos de Terragno.9 D.F. Cavallo, op.cit., p. 124.10 “Informe de la Secretaría de Hacienda”, Trámite Parlamentario Nº 108, Cámara de Diputados de la

 Nación, 29 de septiembre de 1988, cf. Hugo Quiroga, La Argentina en Emergencia Permanente, BuenosAires: Editorial Edhasa 2005, p. 58.11 H. Verbitsky, op.cit., p. 23-24.12 D.F. Cavallo, op.cit., p. 123, correspondiente al ya citado artículo del 24 de octubre de 1988,“Licuación al estilo de Brodersohn-Machinea: sólo para privilegiados”.13 Andrés Cisneros y Carlos Escudé (directores), Historia General de las Relaciones Exteriores de la República Argentina, Buenos Aires: GEL/NuevoHacer, 1998-2003, p. 299-300 , y CEPAL, op.cit. 1995, pp. 55-58, y op.cit. 1989, p. 68.14 Sobre este tema puede consultarse Bouzas y Keifman, “El menú de opciones y el programa decapitalización de la deuda externa argentina”, Desarrollo Económico, Vol. 29, Nº 116, enero-marzo de1990, pp. 451-476. 1990; CEPAL, “Las empresas transnacionales de una economía en transición: laexperiencia argentina en los años ochenta”, Estudios e Informes de la CEPAL Nº 91, Santiago de Chile,Comisión Económica para la América Latina y el Caribe, junio de 1995; CEPAL, “Directorio sobreinversión extranjera y empresas transnacionales: el caso de Argentina”, Santiago de Chile, ComisiónEconómica para la América Latina y el Caribe, 1989; Daniel Azpiazu, “La inversión en la industriaargentina: el comportamiento heterogéneo de las principales empresas en una etapa de incertidumbremacroeconómica (1983-1988)”, Documento de Trabajo Nº 49, Buenos Aires, CEPAL 1993, SecciónVI.4.15 A. Cisneros y C. Escudé (directores), op.cit., p. 296; CEPAL op.cit. 1995, p. 50-51, y op.cit. 1989 , p.56-60.16 D.F. Cavallo, op.cit., p. 73-74. El artículo original, publicado en Ámbito Financiero bajo el título “Lacapitalización de la deuda y los dueños de la inteligencia económica”, fue del 21 de junio de 1988.17 D.F. Cavallo, op.cit., p. 75-76. Las palabras usadas por el propio Cavallo para rematar la oración son poco felices desde un punto de vista literario, y por eso las he cambiado. Textualmente, dice que talesliberales de la city “están incurriendo en el error de hacer que el adjetivo ‘de la city’ se tornecontradictorio al sustantivo con que gustan identificarse” (en otras palabras, que la condición de liberalsea opuesta a la de pertenecer a la city).18 A. Cisneros y C. Escudé (directores), op.cit., loc.cit, CEPAL op.cit 1995, p. 64-67.19 Eduardo M. Basualdo y Daniel Aspiazu, “El proceso de privatización en la Argentina”, Buenos Aires:FLACSO 2002, p. 6. Publicado también por la Universidad Nacional de Quilmes/IDEP/ P á gina 12,abrilde 2002.20 E. M. Basualdo y D. Aspiazu, op.cit. 2002,  p. 7-8.21 E. M. Basualdo y D. Aspiazu, op.cit . 2002,  p. 8.22 J. Corrales op.cit. 1998, p. 6.23 J.L. Rowe, “Argentina’s reform goes awry”, The Washington Post, 23 de abril de 1989, y A. Bocco yGastón Repetto, “Empresas públicas, crisis fiscal y reestructuración financiera del Estado”, en ArnaldoBocco y Naum Minsburg (comps.), Privatizaciones: reestructuración del Estado y de la sociedad. (Del  plan Pinedo a los Alsogaray), Buenos Aires, Ediciones Letra Buena, 1991; cf. J. Corrales op.cit. 1998, p.7.24 Para un análisis de la relación entre los sindicatos y el Ejecutivo, véase María Victoria Murillo, “Union politics, market-oriented reforms, and the reshaping of Argentine corporatism”, en Douglas A. Chalmers

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 et al (comp.), The New Politics of Inequality in Latin America: Rethinking Participation and  Representation, Nueva York: Oxford University Press, 1997.25 E. M. Basualdo y D. Aspiazu, op.cit. 2002,  p. 9.26 H. Verbitsky, op.cit., p. 28-29.

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Más allá de esta dificultad intrínseca a las características de las mismas empresas públicas, sin embargo, cada uno de estos intentos se enfrentó a graves obstáculos provenientes de los sectores que se beneficiaban de importantes canonjías generadas por el Estado desde aquellas. Después de todo, uno de los principales motivos por los queexistieran abultados déficits crónicos eran justamente los sobreprecios pagados a los

 proveedores privados. Éstos no tendrían más interés en la privatización que los obrerostemerosos de quedarse sin trabajo. Como veremos, el carácter extremo de su oposición ala venta ilustra las consecuencias nocivas del populismo de derecha, que desde el Estadonutre a grandes empresas privadas mucho más poderosas que los sindicatos quedefienden las modestas dádivas del populismo clásico.

El primer intento privatizador fue el del gobierno militar, que fracasó por la oposiciónde una coalición entre los grandes contratistas privados y los sindicatos peronistas. A

 partir de 1978 este bloque fue engrosado por los militares que ocupaban los más altoscargos en las empresas del Estado, quienes se aliaron a los contratistas privados quelucraban con los sobreprecios. Estos vectores de la corrupción ejercieron fuerte presión

 para que el ministro Martínez de Hoz renuncie a sus funciones. Hacia 1982 el intento privatizador había fracasado y ya ningún funcionario del régimen buscaba activamenteese objetivo. Por el contrario, el número de compañías estatales aumentó y el gasto

 público se duplicó. Este tipo de desenlace, raramente puntualizado por el “liberalismo”de América latina, no fue consecuencia del populismo clásico sino del de derecha.3 

Entregado el gobierno a los civiles, en junio de 1985 el deterioro de la situación fiscalllevó a Raúl Alfonsín a anunciar la intención de privatizar empresas públicas. Lareacción fue fulminante. Se le opuso una coalición masiva compuesta por la UniónIndustrial Argentina, los militares, los sindicatos, los funcionarios de las compañíasestatales, la legislatura y los partidos políticos. Poco después de proclamada la intención

 privatizadora el ministro de Economía, Juan Sourrouille, debió suplicar con discreción alos empresarios para que no llevasen a cabo despidos masivos con el fin dedesestabilizar al gobierno.4 

Javier González Fraga cuenta que durante el gobierno radical, la oposición empresaria ala privatización en el sector petrolero fue muy similar a la orquestada en el militar.5 Eraesperable, dados los fuertes vínculos entre lo público y lo privado en ese mercado.Durante la década de los ’80, YPF compraba la mitad de lo que se vendía en el sector.Era el Estado quien adjudicaba sitios de exploración y establecía el precio pagado por el

 petróleo a empresas privadas como Pérez Companc, Bridas y Astra. Además, tanto los

metalúrgicos como los petroquímicos dependían principalmente de las compras de YPF.Toda privatización pondría en peligro estos negocios sistemáticamente sobrefacturadosde la burguesía “nacional”, jurídicamente apuntalados por la doctrina de “laintangibilidad de la retribución del cocontratante particular” que abordamos en elCapítulo 1. En realidad, las empresas públicas eran un mecanismo para succionar riquezas colectivas y transferirlas a grupos privilegiados. A pesar de la formalidad de sucarácter público, encubiertamente pertenecían a los grandes contratistas privados.

 No sorprende entonces que, durante la gestión de Alfonsín, a la campaña de loscontratistas contra las privatizaciones fueran convocados incluso sectores rebeldes de

las Fuerzas Armadas. Y un alto dirigente del sindicato de los telefónicos, FOETRA,

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confesó a Corrales bajo condición de anonimato que las empresas proveedoras“ayudaban” a organizar las huelgas.6 

A diferencia de lo acontecido después con Menem, los proyectos de privatización másambiciosos de Alfonsín, que fueron los de Aerolíneas Argentinas y ENTel, fracasaron

estrepitosamente. Sólo se consiguió reprivatizar la compañía aérea de cabotaje Austral yel conglomerado industrial SIAM SA, más algunas compañías pequeñas. No obstantelos diferentes resultados, las medidas de sabotaje empleadas por las empresas privadasfueron muy similares durante ambas gestiones.

En el primer tramo de la administración de Menem los contratistas privados despidieronobreros, financiaron paros, sembraron rumores de colapso financiero y acusaron decorrupción a funcionarios que, limpios o sucios, parecían dispuestos a privar de sussinecuras a los proveedores. Por poner un ejemplo, las huelgas masivas desatadas a raízdel programa de privatización de la siderúrgica SOMISA recibieron un fuerte apoyo nosólo de los grandes contratistas sino también de gran parte de las empresas locales de la

zona de San Nicolás de los Arroyos, donde está la planta.7 

La enfermedad, ¿preferible al remedio?

El papel jugado hasta entonces por las empresas públicas, de intermediario para laapropiación de la riqueza común por parte de sus clientes privados, queda perfectamenteilustrado por el caso de Aerolíneas, narrado brevemente por Corrales. El proyecto surgió

 bajo el gobierno de Alfonsín en 1987, una vez que se hubo concretado la reprivatizaciónde Austral. Cuando poco después el gobierno anunció la intención de vender el 40% dela línea aérea de bandera a la empresa sueca SAS, los nuevos dueños de Austral

 pusieron el grito en el cielo. Dijeron que jamás hubieran comprado si hubieran sabidotal cosa. Estaban muy felices de competir contra una compañía estatal pero no teníaninterés en hacerlo con una privada. Cuando en 1990 Menem volvió a la carga, Australnuevamente se opuso furiosamente, aunque esta vez sin resultados.

Entonces se unió al consorcio de Iberia, pero sin poseer los recursos financierosnecesarios para cumplir el compromiso que asumía. Como consecuencia, para evitar elcolapso de la operación, el gobierno permitió que se hipotecaran los aviones deAerolíneas. Con lo que le tocaba de esos fondos Austral pagó su participación en elconsorcio. Así, la nueva empresa privada comenzó a operar con su flota vaciada. Los

 propios aviones debieron alquilarse.

En esas circunstancias, para que la empresa recién privatizada escapara a la quiebra, elEstado suscribió un aumento del capital accionario, quedándose así con el 43% del total.Finalmente en agosto de 2000, ya bajo la gestión de Fernando de la Rúa, AerolíneasArgentinas fue privatizada por segunda vez.

¿Fue peor el remedio que la enfermedad? La pregunta es ociosa. La trampa en que cayóla República Argentina hace varias décadas es de tal magnitud que las empresas

 públicas, cuya principal función era generar canonjías para el sector privado parasitario,sólo podían ser vendidas de manera subsidiada, aumentando la prebenda. El programade privatizaciones de los generales fracasó porque muchos militares influyentes se

subieron al carro de la burguesía parasitaria, compartiendo las sinecuras. Alfonsínfracasó porque no estuvo dispuesto a llevar a cabo ventas que, en vez de remediar el

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 problema, regalaran aún más a la patria contratista, violando los derechos de propiedadde las grandes mayorías. Claudicó en otros ámbitos, pero no en este.

El proyecto privatizador de Menem, en cambio, pudo consumarse porque – después delas hiperinflaciones de 1989 y 1990-91 – él sí estuvo dispuesto a llegar hasta ese

extremo, para de ese modo recuperar la gobernabilidad perdida. La disyuntiva erainsoluble. Según el diagnóstico de Héctor E. Schamis:

“The distribution of rents through subsidies and public contracts could not 

continue, but at the time no government could afford the opposition of the large

economic conglomerates, the corporate culture of which had been forged more

in the political arena than in the marketplace.”* 

Lamentablemente, los hechos validaron la presunción de que ningún proceso de privatizaciones puede ser más sano que las fuerzas políticas que lo instrumentan. Comoen Rusia, que fue el caso observado más de cerca por Stiglitz, nuestras reformas

estructurales fueron un eslabón más en la cadena de violaciones de los DPM; una faseadicional en el proceso de generación de miseria masiva. Por cierto, y como yamencionáramos, en esta etapa se sustituyó el mecanismo tradicional de estatización dedeudas privadas por otro complementario y más drástico, que consistió en la

 privatización subsidiada de activos públicos. Pero en ambos casos lo que sobresale es laexacción de la riqueza colectiva, generando concentración en un polo y miseria en elotro.

Las claves del “éxito” privatizador de Menem

Como se dijo, entre los grandes factores de poder los perdedores relativos de la décadadel ’80 fueron los acreedores externos, especialmente a partir de la moratoria declarada

 por Alfonsín en 1988. Este hecho coadyuvó a generar la hiperinflación que desbarrancóa éste, desatada por corridas contra el austral lanzadas por bancos acreedores enmomentos de gran vulnerabilidad monetaria. Por su parte, los ganadores absolutos de ladécada, los empresarios de la patria contratista, se salieron con la suya boicoteando las

 privatizaciones y lucrando con los sobreprecios, a la vez que compartieron con otrossegmentos de la burguesía los abundantes beneficios de las licuaciones de deudas

 privadas y demás subsidios ya enumerados.

Alfonsín entregó el gobierno apresuradamente a Menem, pero éste comenzó su gestión

 bajo el fantasma de una hiperinflación que se desencadenó por segunda vez a fines de1990. La patria contratista boicoteaba el proyecto de privatizar a la vez que losacreedores externos mantenían en jaque a la moneda.

Para resolver el problema, Menem comenzó cooptando a la legislatura. Por cierto,inmediatamente después de su nombramiento como ministro de Economía, Domingo

* Sobre la base de entrevistas realizadas por él mismo a dirigentes justicialistas y economistas notables en junio de 1989 (Buenos Aires) y en diciembre de ese año (Washington D.C.), Schamis (docente deAmerican University y doctor por Columbia) llegó a la conclusión de que Menem no tenía más remedioque acordar con los “capitanes de la industria”. Véase H.E. Schamis, Re-Forming the State: The Politics

of Privatization in Latin America and Europe, Ann Arbor: University of Michigan Press, 2002, p. 133.

Por otra parte, para un análisis de la alianza entre Menem, la Unión del Centro Democrático (Ucedé) y elgrupo empresario Bunge y Born, véase Edward Gibson, Class and Conservative Parties: Argentina inComparative Perspective, Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1997, Capítulo 6.

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Cavallo acordó con los parlamentarios para que toda privatización futura fuesesupervisada y aprobada por el Congreso.8 Después de los escándalos relativos a lacompra y venta de leyes en el Senado argentino, este acuerdo no deja de ser significativo.

Pero con la cooptación de legisladores no alcanzaba. Era necesario neutralizar lacapacidad desestabilizadora de los contratistas (que financiaban huelgas y disturbios) yde los bancos acreedores (que habían lanzado corridas contra la moneda). Por eso, lafórmula salvadora de la gobernabilidad de corto plazo, y del proyecto privatizador,consistió en la conjugación de una alianza entre estos factores perturbadores y el Estado.Para estabilizar la moneda y conjurar el boicot de las privatizaciones había que hacer confluir los intereses de la patria contratista y los de los acreedores externos,orquestando una venta subsidiada de las empresas públicas, ahora ya con el apoyo delCongreso.

Sistemáticamente, los consorcios ganadores de las licitaciones tenderían a ser aquellos

que incluían en su seno a empresas locales pertenecientes a los grandes grupos decontratistas que en la etapa previa se habían opuesto a las privatizaciones. El elementoclave en la adjudicación no sería el precio que el ofertante estaba dispuesto a pagar, sinola inclusión de algún grupo local temible por su potencial desestabilizador. A éste seagregarían bancos acreedores y alguna empresa transnacional especializada (Iberia, Stet,Telefónica, Repsol, British Gas, Electricité de France, Suez, etc.), que le ponía un moñoa cada consorcio exitoso.

Por lo tanto, las privatizaciones ya no serían el remedio aconsejado por la buenadoctrina liberal, que busca terminar con la exacción de riqueza pública a través de laventa de empresas estatales corruptas e ineficientes. Por el contrario, serían un paso másen el proceso de violación sistemática de los DPM que a lo largo de medio siglomultiplicó por cuatro el porcentaje de pobres de la Argentina.

Alejado de las pasiones políticas e ideológicas que en la Argentina han distorsionado eldiscurso de una izquierda que por principio aborrece las privatizaciones y una derechaque las aplaude aunque sean modelos de corrupción, desde el mundo académiconorteamericano Javier Corrales nos aporta su ponderado juicio con frescura. Enreferencia a las coaliciones que se habían opuesto exitosamente a las privatizaciones, y acómo Menem logró desarticularlas, Corrales primero menciona la cooptación delCongreso y luego agrega:

The (...) crucial defection engineered by the administration was that of a few

‘patria contratistas’. This was achieved by reordering property rights to make it 

extremely attractive for a few large patria contratistas to participate in the first 

round of privatizations. Alfonsin would have been content with securing a deal 

with foreign firms to take control of Aerolineas and ENTel. But Menem wanted 

to neutralize his domestic saboteurs, and he figured that the only way to do this

was to do whatever was necessary to get patria contratistas to buy.  (...) Almost 

every privatization under Menem has included a domestic buyer. Of the eighteen

largest participants, seven are Argentine, accounting for 32 percent of the total 

value by 1993. Between 1990 and 1995, more than half of Argentina's

 privatization revenue came from domestic capital.9

 

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Desde las páginas de un libro en castellano que es la versión ampliada de su tesisdoctoral de la Universidad de Toronto, Ana Margheritis confluye con las conclusionesde Corrales:

“La estrategia del gobierno incluyó (...) el otorgamiento de incentivos materiales

(...) de modo de promover la emergencia de un nuevo grupo de beneficiarios delas reformas. (...) En consecuencia, durante 1990 el proceso de desregulación y privatización avanzó significativamente, y el tipo de inserción económicalograda por unos pocos holdings locales a través de las privatizacionescontribuyó a consolidar su rol como actor político y económico. Los llamados‘Capitanes’ de hecho se convirtieron en el principal interlocutor del gobierno enel proceso de formación de la política económica. (...) En síntesis, (...) lasreformas económicas significaron un muy buen negocio para los capitaleslocales y los acreedores externos. Los grandes grupos económicos domésticoscompletaron y consolidaron el proceso iniciado dos décadas atrás, dediversificación, integración e internacionalización de sus actividades

económicas.”10 

La venta de las empresas públicas argentinas no se realizó al mejor postor. Laslicitaciones se adjudicaron a los consorcios con jugadores estratégicos. Para colmo,seducir a las empresas compradoras no fue barato. Implicó entregarles prebendas por tanto o más valor que el que sacrificaban al perder esas gallinas de huevos de oro quehabían sido para ellos las empresas estatales. Cómo remata Margheritis:

“En especial, (los grandes grupos domésticos) se convirtieron en los dueños oconcesionarios de los anteriores monopolios públicos, que les aseguraron unaalta tasa de retorno prácticamente sin riesgos.”11 

En otras palabras, el ideal argentino de la empresa privada sin riesgo, que en la era delas empresas públicas había sido materializado gracias a la doctrina de intangibilidadoportunamente enaltecida por Rodolfo Barra, a la sazón ministro de Justicia de Menem,se preservaba en la nueva era a través de otros medios. Desde el punto de vista de losderechos de propiedad de las grandes mayorías, que es lo que aquí nos ocupa, nuestras

 privatizaciones fueron una violación más del contrato social.

Los parámetros de las enajenaciones subsidiadas

En la Argentina las privatizaciones no fueron otra cosa que la exaltación de la patriacontratista a la detentación de la soberanía económica, en alianza con el gran capitalinternacional. Es por eso que los paquetes privatizadores incluyeron tantos privilegiosconducentes a aumentar beneficios y eliminar riesgos. Uno de ellos fueron las tarifasdolarizadas, sujetas a aumentos asociados a la evolución del índice de preciosnorteamericano, que eran doblemente ilegales. Violaban la Ley de Emergencia, cuyoartículo 8 eliminaba la dolarización de las tarifas, y la propia Ley de Convertibilidad,cuyo artículo 10 enmendado reafirmaba la prohibición de indexar precios y tarifas a

 partir del 1º de abril de 1991.

Otro conjunto de privilegios está concentrado en lo que Basualdo y Aspiazu llaman el

“trabajo sucio” realizado por el gobierno con anterioridad al traspaso de las firmas privatizadas. Involucró incrementos de tarifas e incluso el deterioro intencional en los

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La doctrina liberal frente al ejercicio privatizador

Como vemos, nuestras privatizaciones fueron la antítesis de lo que exige la buenadoctrina liberal. Incluso en países “hermanos” como Chile y México la tónica fue muydiferente. No sólo no se cayó en los extremos de ventas groseramente subsidiadas, sino

que por razones estratégicas se evitó privatizar los principales recursos no renovables,fuentes de valiosas exportaciones: el cobre en el caso de Chile (donde CODELCO siguesiendo una empresa estatal) y el petróleo en el caso mexicano (donde PEMEX es aún

 propiedad colectiva de los mexicanos). Doctrinariamente éstas no fueronnecesariamente decisiones acertadas, pero ambos casos demuestran que en esos paísesno existió la voracidad de transferencia al ámbito privado que prevaleció en laArgentina, lo que prima facie puede contribuir a convalidar la decisión de privatizar loque sí se privatizó. En la Argentina nos lanzamos a entregar todo.

Por otra parte, la “buena doctrina” en materia de privatizaciones puede ilustrarseejemplarmente con las realizadas en el Reino Unido por Margaret Thatcher. Allí

“privatización” fue sinónimo de democratización de la propiedad. Por ejemplo, casi el17% de las familias con conexión de gas terminaron siendo accionistas de la empresa

 proveedora; dos millones de británicos tienen acciones en British Telecom, y el númerode accionistas totales del país trepó de tres a ocho y medio millones en menos de unadécada, alcanzando casi el 20% de la población adulta.

Estas cifras, que surgen de un estudio de A. Walters y fueron divulgadas en 1988 por una publicación de El Cronista Comercial con el claro objetivo de alentar el proceso

 privatizador,15 raramente se pusieron sobre el tapete por medios liberales argentinosdespués de la consumación de las operaciones. De tal manera, se reiteró la trama por laque el liberalismo argentino suele traicionarse a sí mismo, aliándose con los más

 poderosos enemigos de la doctrina, el capitalismo prebendario y el populismo dederecha, que es su contraparte en el Estado. No sorprende, si recordamos que la

 privatización de ENTel, una de las peores, fue llevada a cabo por María Julia Alsogaraycon el asesoramiento de Ricardo Zinn, justamente el prohombre que en 1975 habíaasesorado a Celestino Rodrigo en la perpetración de una de las peores violaciones deDPMs de la historia.

Ciertamente, las privatizaciones argentinas fueron estafas contra la ciudadanía quereemplazaron a esa estafa previa que eran las empresas públicas dedicadas a proveer derentas ilegítimas a contratistas privados. Resulta evidente que para que se justifique

transferir a manos privadas un bien que pertenece a todos, el resultado tiene queredundar en un beneficio para el colectivo social. Esto vale tanto para las empresas delEstado como para los subsidios con que, desde estas empresas, se ha beneficiado

 permanentemente a empresas privadas individuales. De lo contrario, la transferenciarepresenta una violación de los derechos de propiedad de las grandes mayorías, nuestrosDPM, que son una parte central de la razón de ser del Estado, que a su vez es elmismísimo custodio del contrato social. Tanto las empresas del Estado como lossubsidios con que éstas han enriquecido a algunos grupos particulares, pertenecen a laciudadanía en su conjunto. Vender una empresa pública a precio subsidiado es violar losderechos de propiedad de las grandes mayorías. Subsidiar empresas privadas conrecursos de las empresas públicas también lo es.

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Esto es algo que la izquierda local no parece capaz de entender, sumergida como está enel dogmatismo de que las empresas del Estado son una cosa buena y las privatizaciones,malas. Inversamente, la derecha libremercadista tampoco lo comprende porque parte dela premisa de que las empresas públicas siempre son malas y rechaza la idea de que una

 privatización muy mal hecha puede agravar los males generados por aquellas. La verdad

sobre el caso argentino es que, desde 1975, cada cambio y vuelta de tuerca ha sido paraagravar las patologías de un contrato social ya casi sin esperanza de recuperación,aumentando el porcentaje de pobres e indigentes.

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NOTAS

1 Jorge C. Ávila, “Internacionalización Monetaria y Bancaria”, Documento de Trabajo de la Universidaddel CEMA, agosto de 2005.2 E. Berg y M. Shirley, “Divestiture in developing countries”, World Bank Discusión Paper Nº 11,Washington DC: Banco Mundial, 1987, y S. Commander y T. Killick, “Privatization in developing

countries: a survey of the issues”, en P. Cook y C. Kirkpatrick (comp.), Privatization in Less Developed Countries, Nueva York: St. Martin’s Press, 1988. Cf. J. Corrales 1998, p. 3.3 FIEL, con el Consejo Empresario Argentino (CEA), El gasto público en la Argentina, 1960-1988,Buenos Aires: Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas, 1990, cf. J. Corrales 1998,op.cit., p. 2.4 P. Ostiguy, Los Capitanes de la Industria: grandes empresarios, política y economía en la Argentina de

los años ’80, Buenos Aires: Ed. Legasa, 1990; cf. J. Corrales 1998, p. 4.5 Javier Gonzáles Fraga, “Argentine privatization in retrospect”, en W. Glade (comp.), Privatization of  Public Enterprise in Latin America, San Franciso: International Center for Economic Growth, 1991.6 Entrevista efectuada por J. Corrales el 7 de agosto de 1991. Op.cit. 1998, p. 5.7 J. Corrales, op.cit. 1998, p. 5.8 J. Corrales, “From market-correctors to market-creators: executive-ruling party relations in theeconomic reforms of Argentina and Venezuela, 1989-1993”, tesis doctoral inédita, Departamento de

Gobierno de la Universidad de Harvard1996.9 J. Corrales op.cit. 1998, p. 9. Véase también J. Corrales, “Why Argentines followed Cavallo: Atechnopol between democracy and economic reform”, en Jorge Domínguez (comp.), The Role of Ideasand Leaders in Freeing Politics and Markets in Latin America in the 1990s, University Park, PA, ThePennsylvania State University Press, 1997.10 Ana Margheritis, Ajuste y Reforma en la Argentina (1989-1995), Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano, 1999, p. 101.11 Ana Margheritis, op.cit., p. 102.12 E. Basualdo y D. Aspiazu op.cit. p. 23-24.13 E. Basualdo y D. Aspiazu op.cit. p. 12, y J. Corrales, op.cit. 1998, p. 5.14 E. Basualdo y D. Aspiazu op.cit. p. 20.15 Alan Walters, “La Privatización en el Reino Unido” , en AA.VV., Privatizaciones. Experiencias Mundiales, Buenos Aires: Ediciones Cronista Comercial, 1988.

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Capítulo 5

Desde la inauguración de Fernando de la Rúahasta la “pesificación asimétrica” de Eduardo Duhalde 

Las “coimas” en el Senado

En el contexto de esta esquemática historia de las violaciones de los DPM durante lasúltimas tres décadas en la Argentina, el capítulo correspondiente a la breveadministración de Fernando de la Rúa deberá ser recordado en primer lugar por unescándalo de sobornos en el Senado.

Digo esto no porque el hecho fuera excepcional. En la Argentina la compra y venta deleyes es endémica. Ello es esperable, por otra parte, ya que si los legisladores y

funcionarios han estado avocados a la tarea de gobernar y sancionar leyes para transferir a minorías lo que pertenece a las mayorías, es lógico que pretendan cobrar  proporcionalmente por los servicios que prestan. Esto no se hace gratis en ningúntiempo ni lugar.

Lo que torna emblemático a este escándalo es que se suscitó a raíz de la revelación deque se habían pagado sobornos para comprar una ley de reforma laboral favorable a lasempresas privadas que tanto venían lucrando con violaciones de los DPM desde 1975.

 No fue cualquier soborno ni se trató de cualquier ley. Es la mejor ilustración posible delo que venimos argumentando.

Obsérvese que la cuestión no corre por el eje teórico de si semejante reforma era enefecto buena o mala para la gente. Muchos liberales opinarán de buena fe que era buena, pero eso no es relevante en este contexto. Lo importante para la discusión presente esque casi todas las partes coincidían en que la ley era contraria a los intereses de lostrabajadores, no obstante lo cual la patronal prevaleció porque el gobierno compró a loslegisladores.

Según algunas versiones, el proyecto de ley fue redactado en las oficinas del grupoítalo-argentino Techint. Si fuera verdad no sorprendería. Bajo el ministerio de José LuisMachinea, cuya gestión en el Banco Central durante la presidencia de Alfonsín habíaestado signada por generosas licuaciones selectivas de deuda privada, el gobierno

estableció una relación especial con ese conglomerado, que había sido uno de losgrandes contratistas de antaño y ahora estaba convertido en accionista principal dealgunos de los más importantes consorcios privatizados.* Techint fue al primer tramo

* El grupo Techint adquirió una participación importante en varios consorcios de empresas privatizadas.Hacia 1995 nos consta que a través de sus controladas Propulsora Siderúrgica y Siderca poseía el 100%de Somisa (correspondiendo un 90% a la primera y un 10% a la segunda). A través de Inversora CatalinaSA, poseía el 8,31% de las acciones de Telefónica de Argentina SA y el 51% de la empresa deelectricidad Edelap. A través de Tecpetrol poseía el 47, 5% de los derechos sobre el área petrolera centralde El Tordillo y el 35,72% de los derechos sobre Aguaragüe, también central. A esto se agregan porcentajes importantes de Tecpetrol en las áreas petroleras secundarias de Los Bastos y Catril Viejo,Agua Salada, Atuel Norte, Atamisqui, Bajo Baguales, Fortín de Piedra, y El Caracol, como asimismo un

 porcentaje pequeño de Oleoductos del Valle SA. Finalmente, a través de su participación en FerroexpresoPampeano SA, el grupo multinacional ítalo-argentino poseía una parte de la línea ferroviaria Rosario-Bahía Blanca. Véase A. Margheritis, op.cit., Ápéndice, p. 301.

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del gobierno de De la Rúa lo que fuera Bunge y Born para la primera fase del deMenem.

Por cierto, a través de la unidad de investigaciones económicas de la Unión IndustrialArgentina (UIA), que en su momento encabezara, el ministro había trabado una relación

estrecha con el grupo. Algunos de los funcionarios que lo acompañaron, entre ellosJavier Tizado, Gonzalo Martínez Mosquera y Eduardo Casullo, también estabanvinculados muy de cerca a Techint. Gracias a estas instancias las relaciones con eluniverso más amplio de la UIA también fueron muy buenas.

El caso de los sobornos en el Senado parece indicar que en esta etapa, el gobierno de laAlianza estaba principalmente al servicio de empresas industriales de ese perfil. Por cierto, las acciones y omisiones de un gobierno contribuyen a identificar los interesesque sirve. La moratoria de deuda externa decidida por Alfonsín en 1988, por ejemplo,indica claramente que en su caso los acreedores externos fueron postergados a losintereses de los contratistas locales. En el año 2000 el gobierno de De la Rúa servía a un

conjunto similar de empresas, habida cuenta por supuesto de las distintas circunstanciasde un gobierno anterior y otro posterior al proceso de privatizaciones.

La ley de marras, sancionada en abril de 2000, establecía un reordenamiento sindical para flexibilizar las relaciones entre trabajo y capital, reduciendo beneficios laborales.El ministro de Trabajo Alberto Flamerique, proveniente del FREPASO, la rama deizquierda de la Alianza gobernante, se hizo cargo de las negociaciones con loslegisladores.† Y según fuera denunciado, el senador Augusto Alasino, jefe de la bancada

 justicialista, se encargó de hacer la repartija de dinero entre sus pares. Una vez más, conizquierda en el gobierno o sin ella, el poder detrás del trono no había cambiado.

El escándalo se desató a raíz de una columna publicada a fines de junio de ese año en elmatutino La Nación por el irreprochable periodista Joaquín Morales Solá. Con granmesura sugirió allí lo que luego afirmaría con brío: que “habrían existido favores

 personales de envergadura a los senadores peronistas (...) después de que éstosaprobaran la reforma laboral. Esas concesiones fueron conversadas y entregadas por doshombres prominentes del gobierno nacional.”1 

† Machinea y la reforma laboral tuvieron el apoyo del frepasista vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez .

El FREPASO y la Confederación de los Trabajadores de la Argentina (CTA) habían desarrollado unacampaña por la libertad y democratización sindical, convergente con demandas de la OrganizaciónInternacional del Trabajo. Esto significaba abolir el convenio por industria. Al asumir la presidencia, Dela Rúa nombró ministro de Trabajo al frepasista Alberto Flamarique. A instancias del FREPASO, la plataforma electoral de la Alianza había incluido la intención de "promover a través del Ministerio deTrabajo la plena vigencia de la libertad sindical...". Para Álvarez y el dirigente Víctor De Gennaro, la"democratización sindical" consistía en que el Estado reconociera a la CTA como central sindical a igualtítulo que la CGT, y que sus agrupaciones sindicales y comisiones internas pudieran firmar convenioscolectivos de trabajo sin contar con la personería gremial. Esta pluralidad sindical implicaba abandonar elviejo criterio de los convenios por gremio para pasar a uno de acuerdos por empresa. A su vez, este era unreclamo del FMI y de las grandes patronales como Techint. Esta fue la paradójica trama de intereses que puso a la reforma laboral entre las prioridades de un gobierno constituido por una Alianza entre la UniónCívica Radical y el centro-izquierdista FREPASO. Cuando en noviembre de 2000 De la Rúa nombró

secretario general de la Presidencia al ministro que había negociado la reforma laboral con los senadores,el vicepresidente Álvarez renunció, en un poco común gesto de hastío moral. Desde entonces no haregresado a los primeros planos de la vida política.

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Morales Solá había corroborado las versiones en cuatro fuentes diferentes del Senado,todas las cuales conducían a Alasino. No obstante, su nota no tuvo mayoresrepercusiones hasta que a mediados de julio el senador Antonio Cafiero planteó unacuestión de privilegio, remitiéndose a lo publicado por el periodista. Desde esemomento en adelante, el escándalo creció como una bola de fuego.

Cómo el testimonio del columnista es más valioso y confiable que el de losdenunciantes, recordemos los detalles que publicó en 2001. Cuenta allí que un senador cuyo nombre omitió le narró así el episodio:

“Bueno, un día estaba con Alasino, en su despacho, y de pronto se levantó y fuehasta la caja fuerte y trajo un sobre lleno de dólares. ‘Esto es por la reformalaboral’, me dijo. Yo pensé: ‘Esto es una chambonada tan grande que va aterminar mal’. Así que recibí el sobre porque si no me iban a culpar de lafiltración. Menem lo hacía de otra manera: cada senador debía ir a ver a unministro o a un funcionario determinado y nadie se enteraba. Pero ahí estaba

Alasino repartiendo sobres como panes de Navidad. Esto termina mal, me dije.”2 

Y en un artículo escrito en diciembre de 2003 a raíz de las nuevas denuncias sobre loshechos de 2000, presentadas ahora por un ex funcionario “arrepentido”, el periodista

 brindó información aún más rica, que contribuye a revelar el grado de deterioroinstitucional y moral generado por un cuarto de siglo de gobierno al servicio deintereses espurios:

“Viejo exponente de la corporación política, el (presidente De la Rúa) sabía quela mayoría de los senadores no acostumbraba inclinarse ante los argumentos dela razón sino sólo ante el trasiego de los dineros públicos. (...) Dos mesesdespués de los pagos por la ley laboral, el Senado rechazó una ley económicafundamental para De la Rúa, cuando éste se encontraba en Estados Unidos paracelebrar una reunión con el presidente Bill Clinton. ¿Qué había pasado? ¿Por qué semejante saña con el presidente radical en un momento en que debía dar explicaciones en el exterior? ‘Los muchachos quieren plata por cada ley. Losradicales creen que los han arreglado con un pago al año. Son muy ingenuos’,explicó entonces, ingenuo él también, (el veterano senador peronista AntonioCafiero). ¿Cómo? ¿Acaso ya se habían hecho pagos de sobornos en el Senado?‘La ley laboral costó varios millones de dólares’, respondió, y dio rienda suelta ala investigación que terminaría con la revelación de los favores personales.”3 

En otras palabras, como cabía esperar en un contexto en que los políticos estabandedicados al enriquecimiento de empresas privadas, la práctica de comprar y vender leyes era crónica en el país. Lo que ocurrió durante el primer tramo del gobierno de Dela Rúa, a mediados del año 2000, fue especial únicamente en tanto entonces nosenteramos de un caso concreto que resulta emblemático del fenómeno: la compra de unaley de reforma laboral que, en la percepción de prácticamente todos los sectoresinvolucrados, perjudicaba a los trabajadores.

En semejante contexto, no sorprende que la causa judicial sobre los sobornos hayarecaído en un juez, Carlos Liporaci, que a su vez estaba investigado por enriquecimiento

ilícito, y cuyo juicio político estaría a cargo de los mismos legisladores que él debía

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investigar. Meses más tarde los senadores fueron sobreseídos, presuntamente por faltade pruebas.

De Machinea a Cavallo

Cuando el 2 de marzo de 2001, debido a la desgraciada marcha de las finanzas públicasy en especial al fracaso de una operación de salvataje liderada por el FMI,‡ el ministroMachinea debió renunciar, fue sucedido brevemente por Ricardo López Murphy, hastaentonces ministro de Defensa. Éste no se apoyó en los intereses de los industriales. Losfuncionarios del gobierno vinculados a Techint renunciaron a sus puestos junto conMachinea y ningún directivo de la UIA asistió a la ceremonia en que el nuevo ministrode Economía tomó posesión del cargo.

López Murphy, afecto a un estilo tecnocrático de gestión que se apartaba de las prácticas corporativistas de la Argentina, propuso un ajuste muy fuerte que suscitómuchas iras y escasos apoyos. El recorte se concentraba en el área educativa, salud y

 previsión social. La Alianza gobernante fue duramente golpeada y varios ministros presentaron su renuncia,§ a la vez que se organizaban masivas protestas encabezadas por huestes de los partidos de la coalición oficialista, especialmente la juventuduniversitaria. La inmediata renuncia del economista fue tomada como una victoria nosólo por estos sectores sino también por los industriales, que buscaban asegurarse lacontinuidad de los subsidios públicos a las empresas privadas.** 

Domingo Cavallo ocupó entonces la cartera de Economía, siendo bien recibido por quienes habían vilipendiado a su antecesor.†† Se aseguró poderes extraordinarios quefueron sancionados por el Congreso, entre ellos el de modificar leyes por decreto. Conel argumento de que las circunstancias exigían medidas especiales para hacer competitiva la industria local, lanzó de inmediato un programa de subsidios paracuarenta y tres rubros diferentes de la actividad económica. Simultáneamente, el ajusteen otros ámbitos obligaba a masivas rebajas de sueldos en el sector público, con losconsiguientes paros y protestas. ‡‡ 

‡ Este paquete fue conocido localmente como el “blindaje”. No llegó a concretarse en su totalidad. Elgobierno anunció que ascendía a US$ 39.700 millones, pero en la práctica la ayuda nueva constaba de11.600 millones del FMI y 1000 millones del Banco de España.§ Renunciaron los ministros Federico Storani (Interior), Hugo Juri (Educación), y Marcos Macon(Desarrollo Social), más otros funcionarios representativos como Graciela Fernández Meijide, AdrianaPuiggross y Nilda Garré.**

Al renunciar López Murphy, el dirigente fabril José Ignacio de Mendiguren, que dos meses más tardese convertiría en presidente de la UIA y en 2002 sería ministro de Producción de Eduardo Duhalde,declaró: “El sábado vimos cómo un grupo de fundamentalistas de mercado fueron interrumpidos aaplauso batiente en la Bolsa. Pero en menos de 48 horas el Presidente decidió removerlos, porque eldomingo a la noche ya era evidente que ese mismo establishment estaba a punto de hacerle un golpe demercado”. Véase Clarín, 22 de marzo de 2001.†† Así lo manifestó Osvaldo Rial, presidente de la UIA desde abril de 1999 hasta mayo de 2001: “existeuna clara sintonía con la propuesta del ministro Cavallo, ya que desde hace mucho tiempo la UniónIndustrial planteó como tema central la competitividad de las manufacturas locales”. Véase Clarín, 22 demarzo de 2001.‡‡ En este caso las transferencias públicas a la empresa privada se rotularon “planes de competitividad”.Consistieron en rebajas de impuestos y beneficios fiscales, incluyendo la posibilidad de deducir el IVA delos aportes patronales. Se organizaron por sectores de la actividad económica, con un costo aproximado

 para el Estado que se remontaría a unos 2000 millones de pesos-dólares por año. Decía Ámbito Financiero en julio de 2001: “El miércoles, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) hará pública la Resolución General 1.069, por la cual las empresas que ingresan dentro de este régimen podrán

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 El “megacanje”

Pero estos subsidios no bastaban para estabilizar el turbulento panorama de unaeconomía en recesión que debía enfrentar un cronograma cada vez más exigente de

 pagos de su deuda pública. La catástrofe financiera acechaba. Hacia fines de abril, fiel ala práctica de desestabilizar gobiernos que desde 1975 se hiciera crónica, el ex presidente Menem contribuía a precipitar el caos clamando: “Todo argentino que tengaun peso, que compre dólares lo más rápido posible”4. Un mes más tarde, el 28 de mayo,Cavallo contraatacaba lanzando su fatídico “megacanje”.

Éste fue el mayor trueque de bonos realizado hasta entonces por un Estado emergente.Fue presentado como un gran logro del gobierno de De la Rúa. Refinanció parte de ladeuda externa argentina a través de bancos privados, con nueva fecha de vencimiento ydistinta tasa de interés. Alcanzó casi US$ 51.000 millones a una tasa del 15% y unacomisión de 141 millones cobrada por los mismos bancos que poseían títulos. Más del

60% de los bonos elegibles estaban en manos de tenedores argentinos.

Según los cálculos del diputado justicialista Eduardo Di Cola, luego corroborados judicialmente, para diferir vencimientos hasta el año 2005 se aumentó la deuda en unosUS$ 40.648 millones. Antes de efectuarse la operación la deuda externa argentina,sumando capital e intereses, equivalía a 206.606 millones al año 2031. Merced a larefinanciación trepó a 247.254 millones.

Además, si bien el canje aliviaba el pago de casi 13 mil millones entre el 2001 y el2005, entre el 2006 y el 2010 el país se obligaba a pagar 21 mil millones más de lo quehubiera pagado sin canje. O sea que se aceptaba un costo usurario para el país con elúnico fin aparente de superar las dificultades inmediatas del gobierno de turno.5 

Por otra parte, como lo denunciara el diputado Mario Cafiero, el caso específico dealgunos bonos contradecía el pretendido objetivo de la operación, que era diferir pagos.Por ejemplo, antes del canje los bonos Brady Par y Descuento sumaban unos US$ 2.375millones con vencimiento en el año 2023 y una tasa de interés promedio del 5% anual.Pero fueron trocados por bonos Global con vencimiento en el año 2018 y una tasa del12,25%. Vencerían antes, pagándose un interés muy superior. Es probable que elmegacanje haya sido el negocio individual que en mayor medida violara derechos de

 propiedad de las grandes mayorías, por lo menos desde el rodrigazo de 1975.

descontar el costo de las contribuciones patronales del pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA), conlo que ya en agosto se podría efectivizar este descuento. Con esto el organismo recaudador termina dereglamentar los mecanismos para operar con los beneficios de los planes reactivantes, oficialmenteconocidos como Convenios para Mejorar la Competitividad y la Generación de Empleo. Ahora hay 12sectores que en teoría podrían tener ventajas competitivas a partir de políticas activas concretas: (...)metalúrgicos y bienes de capital, automóviles, textiles y calzados, carne, madera y muebles, plásticos,celulosa y papel, peras y manzanas, arroz, algodón, yerbateros y cítricos. A éstos se sumarán en los próximos dos meses la construcción, el turismo, los gráficos, la informática y telecomunicaciones. (...) El jueves 3 de mayo de este año, en un acto en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, Fernando de la Rúa,

Domingo Cavallo, Patricia Bullrich y Chrystian Colombo invitaron a todos los empresarios vinculadoscon el sector metalúrgico y llamaron también al legendario Lorenzo Miguel para que participe y bendigael acto.”

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La operación fue realizada por Crédit Suisse First Boston, J.P. Morgan, Citibank,HSBS, BBVA (Banco Francés), Banco Río y Banco de Galicia. El principal operador 

 por Crédit Suisse First Boston fue el ex subsecretario del Tesoro de los Estados Unidos,David Mulford. Éste era amigo personal de Cavallo y miembro del directorio del BancoGeneral de Negocios (BGN), que fuera el sucesor en la Argentina del famoso banco

lavador BCCI, de Gaith Pharaon. El BGN pertenecía a los hermanos José Enrique yCarlos Alberto Rohm, siendo éste suegro de Mulford. Tal como lo revela lainvestigación parlamentaria dirigida por Elisa Carrió, el banco de los Rohm fue una

 pieza fundamental en la salida masiva de divisas de la Argentina, estando involucradotambién en el sonado caso de contrabando de oro.

Tres meses después del ya cercano colapso, en marzo de 2002, Cavallo y Mulford seríancitados para ser indagados judicialmente. Según el juez Jorge Ballesteros, queinvestigara el perjuicio que este trueque causó al Estado, “los funcionarios querepresentaron a la Argentina, en violación de sus deberes, habrían obligado en formaabusiva al país con el propósito de lograr un lucro indebido para las entidades

financieras” que intervinieron en la operación. A su vez, el banquero Mulford fueacusado penalmente de ser “uno de los artífices intelectuales del canje de títulos”.6 

Analogías entre el rescate ruso de 1998 y el megacanje argentino

Lo que aquí aconteció es muy similar a lo que Joseph Stiglitz cuenta sobre Rusia tresaños antes. Hacia 1998 ese país estaba profundamente endeudado, con tasas de interésastronómicas, cuando la crisis se profundizó por la caída del precio internacional del

 petróleo. El rublo estaba sobrevaluado, pero el FMI se oponía a una devaluación por temor a que desatara una hiperinflación. Entonces se produjo una fuerte fuga decapitales, elevando la tasa de interés en rublos primero al 60 y luego al 150%, a la vezque las obligaciones en dólares se situaban en una tasa del 50%. Aún así, las reservassiguieron en picada. El Fondo presionó a Rusia para que aumentare su toma de dineroen dólares. Eso significaba pagar un interés menor (aunque diez veces superior al queentonces pagaba el Tesoro norteamericano), pero también correr el riesgo ruinoso deque si se concretaba la devaluación, el costo para el erario público fuera mucho mayor aún. Cuando se produjo el crac, el paquete de ayuda liderado por el FMI fue de 22,6 milmillones, a sabiendas de que gran parte de ese dinero iría a parar a cuentas de

 particulares en el exterior.

El componente de ayuda aportado por el Fondo, unos 11,2 mil millones, debía utilizarse

 para mantener el rublo. Si el esfuerzo fracasaba el dinero sería desperdiciado,aumentando el endeudamiento sin nada a cambio. Según Stiglitz, en el Banco Mundial se sabía que fracasaría, pero presiones del gobierno de Bill Clinton les obligaron aintegrar parte del paquete.

El 17 de agosto, tres semanas después de que la ayuda fuera otorgada, el gobierno rusoasombró a casi todos decretando la cesación de pagos y la devaluación del rublo. Lasorpresa fue mayúscula porque pocos días antes el gobierno había alentado unaapreciación de su moneda. Con una gran sonrisa, Víktor Gerashchenko, el presidentedel Banco Central de Rusia, le había dicho personalmente a Stiglitz (entoncesfuncionario del Banco Mundial) que se trataba de “las fuerzas del mercado en acción”.

De lo que se trató, en realidad, fue de una maniobra dolosa para darle la oportunidad a“oligarcas” amigos del gobierno, y a los propios bancos de Wall Street y otros centros

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financieros, de cambiar rublos por dólares a un precio escandalosamente favorable, ytransferir el dinero afuera antes de la devaluación y cesación de pagos. Esos mismos

 bancos habían encabezado algunas de las más fuertes presiones para que se adjudicarael paquete de ayuda. Los costos de estos “errores”, por supuesto, fueron pagados por elempobrecido contribuyente ruso.7 

¿Suena familiar? La estructura de los acontecimientos es casi idéntica a la de la crisisargentina de 2001. Como lo demostrara Paul Blustein, periodista de investigación del Washington Post , en nuestro caso los bancos de inversión ocultaron los informes sobreel inevitable colapso, con la intención de seguir beneficiándose de las comisiones

 provenientes de la colocación de bonos soberanos. Ellos apoyaron paquetes de rescatecuando la caída era cosa segura. Debido a la fungibilidad del dinero, esto significó queel circulante aumentara, ofreciendo a los especuladores la posibilidad de comprar dólares y transferirlos al exterior antes del desastre. Todo lo salvado por estas gentes“prevenidas” sería perdido por los ahorristas y contribuyentes argentinos—y también

 por los pensionados italianos, japoneses y alemanes cuyos fondos de inversión cayeron

en la trampa de comprar nuestros bonos.8 

Con razón describe la periodista María Seoane al megacanje como un “nuevo seguro decambio que protegía los activos financieros de los grupos económicos locales.”9 Másallá de la metáfora, cumplió una función similar a aquellos seguros en tanto comprótiempo para que quienes tuvieran acceso a información confidencial se desprendieran deactivos argentinos y sacaran sus fondos del país, a la vez que permitió ganar grandessumas a los bancos y corredores que gestionaban la operación. Un informe de laComisión Especial de Fuga de Divisas de la Cámara de Diputados documentó que entre

 junio y diciembre de 2001 unos mil quinientos argentinos influyentes transfirieron alexterior alrededor de US$ 3000 millones. Mientras tanto, los depósitos del grueso de losahorristas quedarían atrapados en el infame corralito.

Entre los “ricos y famosos” que zafaron estaba la familia Acevedo (dueña de Acindar),Carlos Bulgheroni, Amalia Fortabat, Javier Madanes, Luis Pérez Companc, CarlosSpadone, Santiago Soldatti y Federico Zorraquín. Y entre los funcionarios, Daniel Marxsacó sus dineros en la primera semana de junio de 2001, cuando aún era secretario definanzas y luego de diseñar junto a Cavallo el megacanje de la deuda pública, a la vezque Machinea sacó los suyos unos meses antes de aquel, luego de renunciar a conducir la economía argentina.10 

Más aún, algunas grandes empresas transfirieron grandes sumas días e incluso horasantes de que se adoptaran las medidas restrictivas. Repsol-YPF, por ejemplo, distribuyódividendos por 786 millones de dólares el 29 de noviembre, 24 horas antes de que losdepósitos bancarios quedaran bloqueados. Lo distribuido, oficialmente denominado unanticipo, fue aproximadamente el triple de las sumas habituales en años anteriores, pesea que 2001 fue muy mal año para la economía argentina. La empresa lo reconoció en un

 programa de América TV. En el mismo programa se afirmó que una de las personas deRepsol-YPF que hizo el trámite ante la Bolsa de Comercio, que no fue nombrada, erasocia en un estudio jurídico de Horacio Liendo, quien fuera el principal asesor deCavallo en el diseño del llamado corralito.11 

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La investigación del Washington Post 

Como lo reconociera en 2003 el principal periódico de la capital norteamericana, Argentina didn’t fall on its own. El informe de Blustein es contundente:

“Si se pasa revista con profundidad a la conducta de los actores clave de losmercados financieros de Argentina, la complicidad de Wall Street con lossucesos salta a la vista. Banqueros de inversión, analistas y vendedores de bonossirvieron sus propios intereses cuando alentaron la euforia sobre las perspectivasdel país, con resultados desastrosos. Grandes firmas dedicadas a la suscripciónde títulos del Estado argentino cosecharon casi 1000 millones de dólares entre1991-2001 a través de comisiones, y los analistas de esas empresas eran los que

 producían los informes más optimistas e influyentes sobre el país. (…)

“(Por eso es que) Hans-Joerg Rudloff, presidente de la comisión ejecutiva deBarclays Capital, sostiene que ‘Ha llegado el tiempo de hacer un mea culpa.’ En

un congreso de ejecutivos de bancos y corretaje que tuvo lugar en Londres hace pocos meses declaró: ‘La Argentina ilustra no menos que Enron que nuestraindustria dijo e hizo cosas que en su momento se sabía eran erróneas, para servir sus propios intereses.’ Las ventas de bonos argentinos a inversionistasindividuales, principalmente en Europa, potencian los pecados de la industriafinanciera, dijo Rudloff. Más aún, a mediados de 2001, cuando la Argentinaavanzaba arrolladoramente hacia la cesación de pagos, Wall Street promovió un‘canje de deuda’ caro y en definitiva fútil, que le dio al país más tiempo para

 pagar pero inflando los costos por intereses. Sólo esa operación costó casi 100millones en comisiones”.12 

 Nos encontramos pues ante un caso muy similar al ruso. No obstante, la responsabilidad principal por lo acontecido tanto en ese país como en la Argentina no fue de losextranjeros que se aprovecharon sino de las clases políticas delictivas que hicieron

 posible estos negocios. Gracias a estas maniobras nuestro país es en el día de hoy unacreedor neto con una deuda pública gigantesca y cerca de la mitad de su población por debajo de la línea de pobreza—un territorio que produce alimentos para 300 millones de

 personas pero que no puede alimentar bien a la mitad de sus menos de 40 millones. Ensuma, un Estado parasitario que condena a sus mayorías a la pobreza no obstante susobreabundancia de recursos naturales por habitante. Un país que a través de su deuda

 pública y cesaciones de pago vive del resto del mundo, pasando el sombrero como si

fuera Mozambique, mientras una burguesía que vació al país lo usa como si fuera unhotel, poseyendo en el exterior tanto dinero como adeuda su Estado.13 

Nuevas licuaciones y estatizaciones de deuda privada 

Pero a pesar de su magnitud, el mega trueque no alcanzaba para estabilizar la difícilsituación que enfrentaban Cavallo y De la Rúa. La operación postergaba pagos de ladeuda y eso era importante, pero servía principalmente a los intereses de la patriafinanciera versión 2001 en momentos en que medio país denunciaba la rapiña.

Para aquietar las aguas había que satisfacer las demandas de los grandes grupos

económicos. Para que fuera políticamente exitoso, el canje debía ser acompañado por una generosidad equivalente frente a las grandes empresas. No era cuestión de trastocar 

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la delicada ecuación cuyo desequilibrio había tumbado a Alfonsín, y que Cavallo habíadominado tan bien cuando en 1991 ideó la coalición entre bancos acreedores y empresascontratistas. En su agonía, el gobierno de De la Rúa intentó plasmar esta ansiadasimetría a través de un nuevo proceso de estatización de deudas privadas, que se

 prolongaría más allá del derrocamiento civil de aquel, hasta la primera etapa del de

Eduardo Duhalde.

En verdad, por enésima vez desde 1975, en aquellos tiempos recesivos muchasempresas comenzaban a manifestar dificultades. Es imposible verificar en qué medidalos quebrantos eran legítimos o respondían a vaciamientos parciales que imponían lanecesidad de cabildear en busca de nuevos subsidios y licuaciones, pero lo cierto es queinfluyentes empresarios clamaban al cielo para transferir su deuda privada al público, ala vez que sus cuentas en el exterior eran por lo menos equivalentes a su deuda.

Los lobbistas sabían que sus esfuerzos no caerían en saco roto. Por cierto, el gobernador  justicialista de Buenos Aires, Carlos Ruckauf, ya había dado importantes pasos en

materia de violación de los DPM a través de la estatización de las deudas de gruposempresarios privados con el Banco de la Provincia (BAPRO). Como recuerda Seoane,la legislatura provincial, con apoyo del Partido Justicialista, la UCR y el FREPASO,aprobó la emisión de un bono de 1100 millones de pesos/dólares con garantía de lacoparticipación de impuestos. Este título absorbía las deudas privadas morosas oincobrables al 31 de marzo de 2001, que serían pagadas por los contribuyentes. Enadición, otros 824 millones ya habían sido previsionados por el banco, añadiéndose a ladeuda privada que en la práctica sería estatizada en esa instancia por dicha entidad: entotal, unos US$ 1924 millones.14 Explica Seoane:

“Un fondo fiduciario intentaría cobrar parte de las deudas. El trámite legislativoque permitió transferir éstas a cambio de un bono y la conformación del fondofue muy rápido. Concurrieron al recinto el titular del banco, Ricardo Gutiérrez, ylos dos directores por la Alianza, Oscar Cuattromo y Roberto Frenkel (...).Luego fue aprobado por ambas cámaras del Congreso provincial. Aunque laLegislatura no difundió los nombres de los deudores del BAPRO, en el ranking  de los principales figuraban el Grupo Yoma (20 millones), la empresa deconstrucción de Victorio Américo Gualtieri (97 millones), Tren de la Costa (55millones), Show Center (113 millones) y Gatic (29 millones). Luego se conocióun listado donde figuraban Massuh, Alpargatas y Sasetru, entre otros.”15 

Es decir que en esta operación estaban coligados los justicialistas, radicales yfrepasistas, constatándose una vez más nuestra hipótesis acerca de la captura del Estadoy el hecho de que los partidos sólo compiten entre sí para determinar qué banda va a ser la servidora de turno de las empresas.

Por otra parte, este episodio es útil para comprender porqué afirmamos que es imposiblerealizar una contabilidad completa de las violaciones de los DPM en la Argentina.¿Cuántas operaciones similares a la realizada a través del Banco de la Provincia deBuenos Aires se concretaron con la misma institución en otros períodos, y a través delos bancos de otras provincias a lo largo de las décadas? Sin duda que lo que podríamosdocumentar hoy, aún recurriendo a seguimientos sistemáticos de las legislaciones

 provinciales, no es sino una parte del total. Y la deuda de la burguesía argentina hacia

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sus pobres, según una sana justicia capitalista, es la suma total de lo que se les robó através de estas violaciones del derecho de propiedad de las grandes mayorías.

El decreto 1387/01

En cualquier caso, hacia fines del año del señor 2001 no bastaba con estatizaciones de ladeuda privada de nivel provincial para saciar el apetito de los depredadores. Eranecesario pasar al plano nacional. En consecuencia, en octubre el empresario FranciscoMacri declaraba para Radio El Mundo:

“Hay que tomar medidas drásticas como, por ejemplo, estatizar la deuda privada,(...) deuda que todo el empresariado argentino ha acumulado, pagandointereses absurdos y teniendo que enfrentar dificultades absurdas”.16 

Desde el Suplemento Cash de Página 12, el periodista Roberto Navarro comentaba:

“El reclamo de Macri para que el Estado se haga cargo del endeudamiento privado (...) remite a la triste historia de la estatización de la deuda externa (...).En los últimos meses se presentaron en convocatoria empresas como AméricaTV, Musimundo, Correo Argentino y Gatic. Y para los analistas de deudacorporativa, lo que viene será peor. Las Obligaciones Negociables (ON) dedecenas de empresas de primer nivel cotizan a precios de default . (Los)rendimientos (de Multicanal, Impsat y Sideco) revelan que el mercado piensaque no van a pagar sus deudas.”17 

Simultáneamente, la diputada Elisa Carrió trinaba con desesperación:

“Lo de Macri no es otra cosa que un lobby que busca trasladar el endeudamientoal pueblo argentino, para que éste pague los 70 mil millones de la deuda privada(...) Mientras los lobbies se generan, Cavallo que en 1982 licuó las deudas ydespués vino a hacer el escandaloso megacanje, ahora parece que se acerca a suúltimo acto: estatizar la deuda privada.”§§ 

El grito de Carrió estaba motivado por el decreto nº 1387/01, “de necesidad y urgencia”,emitido en acuerdo general de ministros el 1º de noviembre de 2001, que sustituía de un

 plumazo al artículo 823 del Código Civil, permitiendo la compensación de créditos ydeudas entre los particulares y el Estado nacional. Su artículo 1º decía:

Sustitúyese el artículo 823 del Código Civil, que quedará redactado del  siguiente modo: "Los créditos de los particulares provenientes de los serviciosde capital o intereses originalmente comprometidos correspondientes a títulosde la deuda pública que se encuentren vencidos, son compensables en todos loscasos con cualquier tipo de deudas que tuvieren con el Estado, en lascondiciones del presente Título.*** 

§§ Declaraciones de Elisa Carrió, “El último acto de Cavallo quizá sea el robo de estatizar la deuda privada” Diario Río Negro, 27 de octubre de 2001.*** Este infame decreto, cuyo artículo 1º fue derogado el 13 de febrero de 2002 por el gobierno de

Eduardo Duhalde (los ministros Mendiguren y Remes Lenicov habían encontrado otras formas deestatizar las deudas privadas) llevaba las siguientes firmas: — De la Rúa. — Chrystian G. Colombo. — Domingo F. Cavallo. — José H. Jaunarena. — Andrés G. Delich. — Ramón B. Mestre. — Héctor J.

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 Este era sólo el primer paso hacia el objetivo más ambicioso (posibilitado por el artículo27 del decreto) de cancelar las deudas que las empresas tenían con el Estado a través dela entrega de acciones depreciadas de las empresas mismas. Se trataba de una vuelta detuerca ingeniosa y perversa frente al habitual uso de títulos depreciados del Estado,

comprados en el mercado a precio vil para saldar deudas con el fisco e incluso (a partir de 1991) comprar empresas públicas. En una entrevista con el periódico Página 12, Carrió tronaba:

“Acá se muestra la clara perversidad del proyecto (...). Y es que se puedecancelar cualquier tipo de deuda, pasada, presente o futura, con la simple entregade acciones. Con lo cual el beneficio para Macri en el Correo o para Eurnekiánen Aeropuertos 2000 está claro. Y habrá que sumar varios apellidos como es elcaso del Grupo Yoma o Gualtieri en el Banco Nación. Esto forma parte de unaestatización indirecta de la deuda privada argentina, de los grandes empresariosque también participaron de la que se hizo en 1982, y de los beneficiarios y

socios del régimen menemista.”18 

Ampliando estos conceptos, a principios de diciembre Verbistky explicaba desde Página 12:

“Hace poco más de un mes, el decreto 1387 invocó (las) facultades (demodificación legislativa introducidas por los poderes extraordinarios) para (...) lalicuación de deudas privadas, (que) se derrama como un bálsamo sedante sobrelos nervios de los grandes grupos económicos locales y las transnacionales

 productoras de bienes y servicios, entre ellas las privatizadas en la décadaanterior. (...) El artículo 1º del decreto 1387 (permitió) la compensación dedeudas entre las empresas y el Estado, un viejo reclamo de (...) empresas

 privatizadas. Su artículo 27 permitió a toda sociedad anónima capitalizar susdeudas con el fisco, entregando acciones en pago de impuestos.”

Pero la estatización de pasivos no se limitaba a deudas con el fisco:

“Los artículos 30 y 39 dispusieron que esas sociedades anónimas y todasaquellas que no adeuden impuestos a la AFIP podrán pagar sus deudas a todoslos bancos con títulos públicos a valor técnico. A su vez, los bancos podránconvertir esos títulos en préstamos o bonos garantizados con recursos públicos,

incluyendo todo tipo de tributos por su valor nominal. Es decir, se les permitecomprar títulos a precios de mercado, que hoy ronda en el 35 por ciento de suvalor, y descargarlos al cien por ciento al Estado.”

Lombardo. — Jorge E. De La Rúa. — Adalberto Rodríguez Giavarini. — Carlos M. Bastos. — Daniel A.Sartor. — Hernán S. Lombardi. — Patricia Bullrich. — José G. Dumón. La posterior derogación delartículo 1º se efectuó por medio del decreto N° 282/02. De todas maneras, el decreto 1387/01 siguióhaciendo estragos en 2002, ya que en muchas cosas el decreto 282/02 fue su sucesor, confirmando loesencial de su artículo 42 con el texto: “ Los Bonos de Consolidación, los Bonos de Consolidación de Deudas Previsionales y, en general todos los Bonos entregados en pago de obligaciones del Sector  Público Nacional o el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, de todas

las series emitidas, cualquiera que sea su plazo de amortización, pueden ser utilizados para aplicarse al  pago de impuestos nacionales vencidos, en los términos del Artículo 8° del Decreto N' 1005 de fecha 9 deagosto de 2001”.

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De modo que, una vez más, se apeló al mecanismo utilizado por lo menos desde 1975 para descargar sobre la gente la deuda de empresas privadas. Y aunque el decretoestablecía algunas limitaciones al jubileo, éstas pronto fueron levantadas:

“La licuación asciende así a dos tercios de las deudas bancarias, que es la

diferencia entre el valor nominal y el de mercado de los títulos públicos. Este beneficio sólo se acordó a aquellas deudas bancarias ‘que se encuentren ensituación 3, 4, 5 ó 6’. (...) Pero hace una semana el decreto 1570 firmado el 1º dediciembre (...) extiende el beneficio del decreto anterior a la totalidad de lasdeudas empresarias con el sistema financiero. (...) Además extiende la misma

 posibilidad de socialización de pasivos a los deudores (que están) al día o conmínimos atrasos en el cumplimiento de sus obligaciones. (...) De este modo la

 posible licuación se extiende a la totalidad de los 71,8 mil millones de pesos endeudas bancarias (...).”

Y como en el caso de la “doctrina de la intangibilidad de la retribución del co-

contratante particular” que tan enjundiosamente defendiera el jurista Rodolfo Barra enla década del ‘80, para extender la estatización de pasivos a todos los deudoresempresarios (para perjuicio de toda la ciudadanía) se apeló a argumentos basados nimás ni menos que en la justicia distributiva:

“La extensión del beneficio a todas las deudas se obtuvo invocando la sacrosantaigualdad ante la ley. La nómina de los primeros cincuenta deudores privados nofinancieros, tal como la registró el Banco Central en septiembre, esimpresionante. Sólo cinco de ellos tenían deudas en categoría 4, o Alto Riesgode Insolvencia (Correo Argentino, Compañía General de Combustibles [Soldati],Yoma, Victorio Gualtieri y Productos Sudamericanos SA). Uno tenía créditos ensituación 2, o Riesgo Potencial (Hidroeléctrica Piedra del Aguila SA). Loscréditos de los 44 restantes estaban en Situación 1, es decir alta capacidad de

 pago y cumplimiento puntual. En la lista de quienes podían pagar perorecibieron el favor oficial figuran todos los nombres imaginables: PérezCompanc, Repsol, Telecom, Telefónica, Socma, Arcor, Coto, Aguas Argentinas,Siderar y Tecpetrol (de Techint), Pescarmona, Sideco, Acindar, CTI, lasempresas editoras de los amistosos matutinos Clarín y La Nación, CTI,American Express, Iveco, Roche, AEC, Metrogas, Irsa, varias concesionarias derutas y transportadoras de gas (ver aparte nómina completa).”19 

Sin embargo, ni siquiera estas transferencias masivas de riqueza del colectivo nacionalhacia las grandes empresas podían aquietar los temores financieros que el megacanje nohabía logrado apagar, ni frenar las corridas contra el peso que culminarían en el colapsodefinitivo del modelo inaugurado en 1991.

La debacle: un nuevo hito en la violación masiva de los DPM

Cuando el 30 de noviembre salieron del sistema bancario alrededor de 4 mil millones dedólares y se desató una estampida terminal contra la moneda argentina, Cavallo adoptóun paquete de medidas que profundizó la quiebra del contrato social hasta límites antesdesconocidos. Este fue el llamado corralito, que violó los DPM de una manera colosal,

inmovilizando todos los depósitos bancarios con dos decretos de necesidad y

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urgencia.††† Además, se prohibieron las transferencias al exterior, se impuso el uso decheques y tarjetas de crédito a la totalidad de la población y se limitó el retiro deefectivo de los bancos a 250 pesos/dólares por semana.

De esta manera, en violación de todos las normas y principios, se congelaron más de

62.000 millones de pesos/dólares depositados en el sistema bancario local, una parteimportante de cuyo valor quedaría confiscado y no se recuperaría. El 72% de losahorristas tenía depósitos de hasta 1000 pesos/dólares, el 24% de hasta 25.000, y el 3%de hasta 50.000.

Entonces, aduciendo que no se habían cumplido las metas, el FMI suspendió eldesembolso de 1264 millones de dólares previstos para el mes de diciembre. A esto sesumó el congelamiento de otros préstamos por valor de 1230 millones de euros, delBanco Mundial y el BID. La convertibilidad había colapsado. Un par de semanas mástarde los vendavales de una insurrección popular manipulada por caudillejos de los dos

 partidos principales provocaron la caída del gobierno, en medio de saqueos que en

muchos casos no fueron reprimidos por la policía. Cavallo renunció en la medianochedel 19 de diciembre. De la Rúa resignó su puesto a las 18:40hs. del día siguiente. 

Murieron treinta y dos personas en los disturbios, muchos menos que los que serequerirían para tumbar un jefe de Estado europeo o norteamericano. Esta es unadimensión paradójica de la cultura política argentina actual, que debe procesarse encombinación con el hecho de que violaciones de los DPM de las dimensiones sufridasen este país habrían producido una guerra civil con millones de muertos en cualquier Estado del “primer mundo”.

Por otra parte, no es mi intención negar que la corrida del 30 de noviembre de 2001amenazaba con llevar a la quiebra a la mayor parte de los bancos que operaban en laArgentina, y que eso era aún más indeseable desde el punto de vista del bienestar de lagente que la imposición del corralito. Ese no es el punto. Cada vez que se violaron losDPM en la Argentina se adujo que ello era para evitar males mayores, y visto desde la

 perspectiva de la coyuntura algunas veces fue así.

Pero la coyuntura es un árbol y lo que hay que ver es el bosque. En la Argentina lasemergencias que justificaron las violaciones de los DPM se reiteraron consistematicidad pavorosa. Este hecho viene a demostrar aún más fehacientemente quedesde 1975 el Estado gobernó sirviendo los intereses de la burguesía, que siempre

fueron los que se salvaron en emergencias de gestación sospechosa, a la vez que losintereses populares se sacrificaban una y otra vez, en ocasiones con buenos sofismas yen otras sin siquiera el auxilio de éstos.

Esto se vislumbraría aún más claramente en 2002, cuando la llamada pesificaciónasimétrica estatizó deudas privadas gigantescas. Antes de que ello ocurriera, sinembargo, varios capítulos del drama se sucedieron vertiginosamente:

1.  El 20 de diciembre Ramón Puerta, presidente del Senado, asumió la presidenciade la Nación.

††† El corralito fue establecido por los decretos 1579/01 y 1606/01.

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2.  El 21 la Asamblea Legislativa nombró presidente a Adolfo Rodríguez Sáa, conmandato constitucional para gobernar hasta el término del período de De la Rúa

 pero con un acuerdo político de convocar a elecciones en marzo de 2002.3.  De inmediato, y en medio de las aclamaciones de los legisladores, el nuevo

 presidente declaró la cesación de pagos de la deuda externa pública. El default  

frente a unos 132.000 millones de dólares fue el mayor de la historia económicamundial hasta entonces. Resultarían damnificados cientos de miles de tenedoresde bonos italianos, japoneses y alemanes, pero principalmente millones deaportantes argentinos a las administradoras de fondos de jubilaciones y

 pensiones (AFJP), que prácticamente habían sido obligadas a comprar bonossoberanos. Esta masiva violación de los DPM fue el equivalente contemporáneodel vaciamiento de las Cajas de jubilación perpetrado a partir de 1950.‡‡‡ 

4.  El 30 de diciembre, en medio de graves tumultos y turbiamente amenazado por el retiro de su escolta, Rodríguez Sáa huyó a su provincia y renunció a la

 presidencia. También renunció Ramón Puerta.5.  Eduardo Oscar Camaño, presidente de la Cámara de Diputados, se hizo cargo de

la presidencia provisional.6.  El 1º de enero Eduardo Duhalde fue proclamado presidente por la Asamblea

Legislativa. Éste designó a Jorge Remes Lenicov como ministro deEconomía. Se envió al Congreso un proyecto de ley declarando laemergencia pública, que dotó al Poder Ejecutivo de amplias facultadespara modificar las reglas de juego de la economía y devaluar.

La pesificación asimétrica

El 5 de enero la Cámara de Diputados derogó la Ley de Convertibilidad, y al día

siguiente el Senado ratificó lo actuado. El gobierno fijó el valor del dólar en 1,40 pesos,con restricciones para la compra de divisas. Los depósitos se pesificaron a esa tasa, perosiguiendo el consejo de los radicales Raúl Baglini y Roberto Frenkel (aliados deAlfonsín convocados por Duhalde) las deudas con los bancos de hasta US$ 100.000 se

 pesificaron a 1 a 1. La compensación a éstos por el “descalce” se realizaría a través deun impuesto del 20% a las exportaciones petroleras.§§§ 

Resultó muy fácil convencer a la Cámara de Diputados de incluir esta asimetría en eltexto de la Ley de Emergencia Económica. Considerando los antecedentes, nosorprende. Poco después, invocando por enésima vez la justicia distributiva, estalicuación de la pequeña deuda privada interna—que originalmente se justificó en el

deseo de no perjudicar a las pymes y la clase media—se extendió a todas las deudas privadas independientemente de su monto.

‡‡‡ Este nuevo vaciamiento del capital previsional de las grandes mayorías argentinas se terminó deconsumar con el canje de deuda de 2005.§§§ También en enero, por medio de las resoluciones 6/02, 9/02 y 18/02, Remes Lenicov estableció uncronograma de vencimientos y reprogramaciones para la totalidad de los depósitos del sistema bancario,llamado segundo corralito o corralón. Se generó un mercado de cambios paralelo con un dólar cercano a2 pesos. Pero a comienzos de febrero el gobierno liberó el tipo de cambio. Rápidamente el dólar superólos 2 pesos y en marzo llegó a bordear los 4 pesos. A fines de abril, en medio de un feriado bancario ycambiario por tiempo indefinido, el Gobierno envió al Congreso un proyecto para convertir

compulsivamente los depósitos retenidos en el corralito y corralón en bonos (llamados Boden). Ante lafalta de apoyo interno y externo, el ministro Remes Lenicov presentó su renuncia. Luego de un acuerdocon los gobernadores, el 27 de abril asumió como nuevo ministro de Economía Roberto Lavagna. 

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De esta manera, la mayor parte de los pasivos locales de algunas de las más grandesempresas establecidas en el país se socializó, empobreciendo instantáneamente algrueso de la ciudadanía. La nómina de las treinta de mayor deuda puede consultarse enla Tabla de la próxima página. En un instante se transfirieron 2000 millones de pesos aveinticinco empresas privatizadas que se encontraban entre los cincuenta mayores

deudores. Al cambio vigente en el año 2005, estas empresas pagarán aproximadamenteel 30% de su deuda original. El resto será cancelado por los contribuyentes, a través deun complejo mecanismo de compensación a los bancos que terminó de idearse despuésde la renuncia de Remes Lenicov, cuando a partir de abril de 2002 Roberto Lavagna sehizo cargo de la cartera de Economía.

El mecanismo consistió en canjear por bonos, con pérdida para los ahorristas, los plazosfijos reprogramados en el corralón. Lo que era deuda de los bancos hacia losdepositantes se convirtió en deuda del Estado con una quita absorbida por éstos.Además, el gobierno aceptó que los bancos entregaran a valores en dólares los títulos

 públicos que tenían en sus activos y que habían sido pesificados, perdiendo el Estado el

 beneficio de la pesificación de la deuda pública en manos de los bancos. De este modo,los costos de la devaluación asimétrica se transfirieron en parte a los ahorristas y en

 parte a los contribuyentes.20 

Mientras tanto, las empresas privatizadas exigían un seguro de cambio para su enormedeuda externa. En el sector gasífero ésta ascendía a US$ 6000 millones, en el telefónicoa 3000 millones, y en el caso específico de Aguas Argentinas superaba los 700millones. En gran parte esa deuda provenía de la toma de créditos en el exterior a tasas

 bajas para colocar el dinero localmente a tasas muy altas... el gran negocio financierocon que se contribuyó al vaciamiento de la Argentina a lo largo de treinta años.**** 

Para colmo, y pese a los controles impuestos, según un informe de diciembre de 2002del Instituto de Estudios Fiscales y Económicos (IEFE), entre enero y octubre de eseaño se fugaron al exterior unos 19.300 millones de dólares.†††† El superávit comercial,mientras tanto, era de 13.800 millones, lo que da la pauta de la magnitud de la fuga. Deeste dinero, unos 9400 millones salieron del país en calidad de “préstamos al exterior”,como si fuéramos una gran potencia financiera que exporta legalmente sus capitales. Enrealidad fueron autopréstamos en dirección contraria a la acostumbrada, diseñados para

 burlar los controles en el flujo de capitales. Del total de dinero así fugado en 2002, unos12.100 millones correspondieron a firmas exportadoras y a empresas de servicios

 privatizadas. Éstas eran las mismas que exigían aumentos de sus tarifas para financiar 

sus gastos operativos.

21

 

**** Véase E. Basualdo y D. Aspiazu, op. cit. p. 5. En parte porque el Estado aún no ha cedido a estereclamo escandaloso, las relaciones entre el gobierno de Kirchner y las privatizadas permanecenenvenenadas hasta la fecha.†††† Hubo numerosos mecanismos de fuga de capitales. Uno de ellos, de incidencia quizá menor, me fueexplicado por un amigo que opera en la city porteña. En 2002 el gobierno impuso un límite para lastransferencias de dólares al exterior. Por ello, varias financieras pagaban un porcentaje a las personasfísicas que aceptaran firmar transferencias de divisas en nombre propio. La operación se camuflaba de lasiguiente manera. La financiera otorgaba al firmante un préstamo por la suma a expatriar y éste enviaba alexterior el dinero para comprar bonos argentinos en otro mercado (por ejemplo, Montevideo o Nueva

York). Los bonos eran transferidos electrónicamente a la Argentina y vendidos en el mercado local conganancia. Con esa venta se pagaba la deuda y se repartía la ganancia por mitades. Los dólares no volvíana la Argentina sino que permanecían en el exterior.

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LAS TREINTA EMPRESAS MÁS ENDEUDADAS LOCALMENTEY BENEFICIARIAS DE LA PESIFICACIÓN ASIMÉTRICA,

SEGÚN DATOS DEL BANCO CENTRAL 

EMPRESA DEUDA LOCALEN

PESOS/DÓLARES 

1)  Pecom Energía SA (314 millones)2)  Y.P.F. SA (306 millones)3)  Grupo Bapro SA (288 millones)4)  Caminos de las Sierras SA (264 millones)5)  Loma Negra Compañía Industrial Argentina SA (223 millones)

6)  Concesionaria Vial Argentino Española SA (221 millones)7)  Telecom Argentina Stet France Telecom. SA (218 millones)8)  José Cartellone Constructores Civiles SA (216 millones)9)  Correo Argentino SA (196 millones)10)  Compañía Argentina de Combustibles SA (188 millones)11)  Socma Americana SA (173 millones)12) Telecom. Personal SA (160 millones)13) Arcor SAIC (150 millones)14) Grupo Concesionario del Oeste (137 millones)15) Aguas Argentinas SA (128 millones)16) Volkswagen Argentina SA (128 millones)

17) Transportadora de Gas del Norte SA (125 millones)18) Capex SA (122 millones)19) Coto Centro Integral de Comercialización SA (119 millones)20) Disco SA (116 millones)21) Sociedad Anónima Organización Coordinadora Argentina (114 millones)22) Victorio Américo Gualtieri (113 millones)23) Siderar SA (113 millones)24) Industrias Metalúrgicas Pescarmona SAICIF (111 millones)25) Solvay Indupa SAIC (109 millones)26) Sancor Cooperativas Unidas Limitadas (107 millones)27) Yoma SA (102 millones)

28) Sideco Americana SA (102 millones)29) Transportadora de Gas del Sur SA (99 millones)30) Arte Gráfico Editorial Argentino SA (Grupo Clarín) (95 millones) 

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El derrame de los beneficios fraudulentos hacia parte de la clase media 

Cómo se sabe, la clase media con inmuebles hipotecados en el sistema bancario formalo con préstamos prendarios y personales, también salió beneficiada de este desfalcocolosal, que continuó con un proceso crónico de concentración del ingreso y generación

de miseria masiva a través de violaciones de los DPM.

 Nada mejor que una anécdota para ilustrar esta dimensión de la crisis. Mi mujer y yo(un matrimonio de profesionales sin hijos) estuvimos entre esos beneficiarios. A finesde 2001 debíamos aproximadamente 46.000 dólares: unos 38.000 al Banco de Boston,que era el saldo del crédito hipotecario con que habíamos comprado nuestrodepartamento en el centro de Buenos Aires, y unos 8.000 al Banco de Bilbao y Vizcaya(conocido localmente como Banco Francés). Como los demás argentinos en nuestrasituación, habíamos tenido ciertas inquietudes respecto de esta deuda, ya que firmamoscláusulas draconianas con ambos bancos en las que se establecía queindependientemente de cualquier cambio en la política monetaria, nuestra obligación

sería por esos montos, con los intereses correspondientes y en esa moneda. No obstante,no nos comportábamos como buenos ciudadanos ahorrativos, y teniendo buenosingresos, nos limitamos a pagar nuestras cuotas sin adelantar la cancelación deobligaciones.

Cuando a fines de diciembre la Argentina sufrió su temida devaluación, temblamoscomo tantos otros. Pero pronto respiramos aliviados gracias a que la pesificaciónasimétrica convirtió nuestra deuda a la tasa de 1 a 1, a la vez que el dólar pasaba a valer 1,40 pesos en el mercado oficial y 1,50 en el paralelo.

Poco tiempo después debí abonar gastos que sumaban 5000 dólares, realizados ese mesen Europa con una tarjeta de crédito. Fui al BBVA con esa cifra, la cambié por 7500

 pesos, cancelé mi deuda con 5000 pesos y me guardé el vuelto, como correspondíalegalmente. A la diferencia entre este pago y mis consumos en divisa los tuvo que pagar Visa o el banco emisor (ignoro cual de los dos). Como en Europa ellos debían pagar enmoneda fuerte a los comercios donde yo había comprado, mi ganancia equivalía a su

 pérdida. Al salir de la caja no sabía si sentir vergüenza por estafar al banco o cierta primitiva satisfacción por sacar el mejor partido frente a una entidad tan poderosa,repentinamente convertida en impotente por la maniobra de una clase política soberana.

Pocas semanas más tarde, el dólar había trepado a 3,60 en el mercado paralelo.

Entonces, con unos 12.800 dólares en efectivo que (como casi todos los demás pequeños burgueses argentinos) guardábamos en una caja de seguridad, saldamosnuestras deudas, que gracias a la pesificación asimétrica se habían convertido en esacifra (ya no debíamos 46.000 dólares sino 46.000 pesos). Rescatamos la escritura denuestro inmueble con un suspiro de alivio, mientras el Banco de Boston absorbía una

 pérdida temporaria de 27.500 dólares y el BBVA perdía otros 5800. Los verdaderos perdedores, por supuesto, serían los ahorristas y contribuyentes que terminarían pagando el descalce de los bancos. 

Pero nosotros no debíamos ni un céntimo, gracias a la crisis. E incluso celebramos nohaber sido ahorrativos, porque si hubiéramos saldado nuestras deudas antes de la

debacle nos habríamos privado de consumos suntuarios, perdiendo el beneficio de la bendita devaluación asimétrica. Nuestro consumo era ganancia pura. Más aún: si en

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lugar de dilapidar hubiéramos sido muy ascéticos, no sólo cancelando deudas sinoquedando con un superávit en los bancos de Argentina, estos depósitos habrían sidocapturados en el famoso “corralito” que desde principios de diciembre de 2001inmovilizó acreencias. Posteriormente hubieran sido devaluados y nuestra penalizaciónhabría sido enorme. Cuanto mayor el ahorro, mayor la pérdida. Cuanto mayor la deuda,

mayor la ganancia.

La lección de civismo al revés era clara: en un Estado parasitario no se debe ahorrar dentro del sistema bancario local. Por el nivel de inseguridad jurídica, sólo se ameritaninversiones financieras especulativas. Las violaciones del derecho de propiedad por 

 parte de los mismos custodios del contrato social (toda una definición de la corrupción pública) son demasiado frecuentes.

Para las grandes mayorías sin acceso al crédito formal y sin la capacidad de beneficiarsede las licuaciones de deudas y demás mecanismos engendrados por una burguesía

 prebendaria para lucrar groseramente sin competir en el mercado, sin embargo, el

desenlace de este proceso que comenzó en 1975 y que aún no terminó fue de un patetismo sin par. En diciembre de 2001, de una semana para la otra, las callesresidenciales de Buenos Aires se transformaron en una procesión de menesterosos sindestino que hurgaban en las bolsas de basura mientras se dirigían a las parroquias paramendigar una vianda.

La tierra de promisión a la que habían emigrado mis abuelos y bisabuelos se habíatransformado en parte del cuarto mundo, merced a esa montaña rusa de especulacionesy condonaciones que naciera tres décadas antes, cuando éramos jóvenes y el futuro eraun horizonte sin fin.

Populismo sistémico: nuevos derrames y renovados subsidios

Pero los coletazos de aquel episodio no podían concluir allí. Ya en la segunda mitad delaño 2005, en el momento de entrar al tramo final de la campaña por las eleccioneslegislativas de octubre, el derrame hacia la clase media de las licuaciones de 2002 viviósu capítulo final. Necesitado de una dosis de populismo clásico para competir electoralmente con los candidatos de Kirchner, el sector duhaldista logró sancionar enDiputados un proyecto de ley suspendiendo las ejecuciones hipotecarias por cientoveinte días. Lo hizo aliado al radicalismo, el ARI de Elisa Carrió, los partidos

 provinciales y los de izquierda. El proyecto, en caso de obtener la sanción también del

Senado, hubiera favorecido transitoriamente a los sectores morosos que no lograron beneficiarse de la pesificación asimétrica, ya sea porque sus deudas habían sidocontraídas con escribanías o porque no contaban con las reservas necesarias paracancelar sus pasivos cuando el dólar se acercó a los cuatro pesos en 2002.

El duhaldismo llevó a cabo la maniobra legislativa contra la voluntad del gobierno, quequizás haya estado inspirado en el deseo de regularizar el derecho a la propiedad. Noobstante, frente a esta apelación al populismo clásico, la administración se apresuró acontraatacar con un proyecto que ofrece una “solución definitiva” a estos deudores.Según el cronista:

“Para los deudores del Banco Hipotecario Nacional se contempla una quita del42% nominal del total adeudado, que en algunos casos podría llegar al 60%. Al

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mismo tiempo, el Banco Nación cancelará ante el Hipotecario el saldo de esaquita de capital pendiente de pago mediante un bono a 10 años. (...) El resto dela deuda se refinanciaría a 10 años. En ningún caso las cuotas podrán afectar amás del 25% de los ingresos del deudor. En el caso de las deudas con escribaníase inmobiliarias, el Banco Nación recompraría el pasivo a los endeudados y luego

las refinanciaría a tasas y plazos más convenientes. El Banco Nación podríacompetir en el remate y comprar el inmueble en un valor igual al monto de ladeuda y financiar luego al deudor la operatoria. (...) Igual tratamiento se prevé

 para aquellos préstamos cuyos acreedores sean entidades financieras.”22 

De esta manera, y fiel a la norma por la que se apela al populismo clásico antes de laselecciones, con esta nueva legislación se verían beneficiados unos 20.000 deudores declase media baja. No obstante, es preciso señalar que esta gente humilde sigue

 perteneciendo al 50% más favorecido de la sociedad argentina. Los verdaderamente pobres sin acceso al crédito serán los que, en última instancia (y junto con el resto de laciudadanía), sufragarán los costos de esta nueva licuación, cuyo efecto también es

regresivo en términos de la distribución del ingreso.

Pero el grueso de la población no entiende estos mecanismos y percibe la medida comosimpática simplemente porque beneficia a gente humilde. Por eso el proyecto de leyfunciona como populismo clásico. Con ese espíritu se dispensa, aunque en el fondo setrata de una nueva violación de los DPM que será pagada por gente aún más humildeque la que beneficia. En el mediano plazo contribuirá a aumentar el porcentaje de gente

 por debajo de la línea de pobreza, aunque en lo inmediato evite la caída de una pequeñamultitud.

Mucho más grave, sin embargo, y a tono con el populismo sistémico que es el verdaderosistema político argentino, es el anuncio de diciembre de 2005 de que se lanzará unalínea de créditos con tasas de interés subsidiada para la compra de maquinarias.23 Superado el trance electoral y obtenida la victoria en las elecciones parlamentarias deoctubre por un margen espectacular, el gobierno argentino puede ahora cumplir con lossegmentos amigos de la burguesía. Con una inflación incipiente que se sitúa en los dosdígitos, es más que probable que quien compre diez tractores con estos créditos delBanco Nación termine pagando sólo seis o siete. A la diferencia la pagará el pueblo, enlo que será una nueva serie de violaciones de los DPM. Y tarde o temprano estemecanismo conducirá a un nuevo crac, que redundará en un renovado aumento del

 porcentaje de pobres.

Las cimientes de esa crisis venidera ya depuntan. Algunos de los bonos del nuevo orden pagan tasas de interés tres veces superiores a las norteamericanas. Y para completar el panorama de la nueva fase de este perverso ciclo recurrente, el gobierno se vio obligadoa inducir a la banca oficial a comprar el Boden 2015. El 78% de la licitación de octubrede 2005 fue a parar al Banco Nación y el 4% al Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE).24 Este no es sino el mecanismo que condujo a la ruina parcial de los fondos de

 pensión y de nuestros futuros jubilados, cuando durante el ciclo anterior las AFJPfueron prácticamente obligadas a comprar bonos soberanos argentinos que luegoentraron en defualt , sufriendo posteriormente una quita del 70%.

A fines de 2005, el gobierno dice que no forzó a ningún banco a participar de lalicitación. Pero nadie le cree. Este es el sistema. Si lo violara, Kirchner no podría

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gobernar en el corto plazo. Y si sigue sus pautas, contribuirá a un creciente desastrecolectivo en el largo plazo.

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Capítulo 6

Conclusiones a la Parte I

La abdicación del Congreso como órgano de control de las cuentas públicas

Visto el ciclo de tiempo largo inaugurado en 1975, de involución hacia un estado denaturaleza en lo económico con colapso del contrato social, no sorprende que lalegislatura haya abdicado de sus potestades formales más importantes, limitándose a sufunción de facto, que es administrar las violaciones de los DPM.

En consonancia con esta apreciación, cuando me proponía terminar con el borrador delos capítulos centrales de este libro apareció en La Nación una nota titulada “El

 presupuesto no se revisa desde 1994”.  Comenta la cronista que desde hace más de unadécada el órgano a cargo de ese control, el Congreso, no debate las ejecuciones de lossucesivos presupuestos, llamadas cuentas de inversión. Y prosigue:

“Basta un ejemplo para dimensionar el problema. De acuerdo con la cuenta deinversión 2004 que envió la Contaduría de la Nación al Congreso, el Estadoaumentó ese año en 10.000 millones de pesos el total de sus gastos respecto del

 presupuesto original. ¿Qué hizo con todos esos recursos adicionales? Losreasignó hacia distintos fines, ya sea por medio de decisiones administrativas del

 jefe de Gabinete o bien por decretos de necesidad y urgencia. ¿Los hizoconforme a la ley o hubo irregularidades en estas reasignaciones? Para saberlo,el Congreso debería revisar este mismo año esa cuenta de inversión, pero con lademora de más de diez años que hay en el control de las ejecuciones

 presupuestarias, esto suena a utopía. La última cuenta de inversión que se

sancionó data de 1993.”1

 

¿Puede sorprender este escándalo? En un Estado que desde 1975 se dedica a violar losDPM, canalizando riqueza desde el colectivo nacional hacia los privilegiados, laverdadera función del Congreso no consiste en cuestionar el uso que el Poder Ejecutivohace de los fondos presupuestados, sino en vender leyes que faciliten aquel trámite.Sólo se cuestiona al Ejecutivo desde el parlamento cuando se activa la competenciaelectoral que determina cuál de los clubes políticos será el encargado de servir al poder detrás del trono durante un período presidencial o legislativo. Sustantivamente lafunción de control ha desaparecido, aunque a veces se utilice un símil de esa función afin de jugar a la política. En el “Estado capturado” las apariencias siempre engañan.* 

* En lo inmediato, tenemos otros dos ejemplos elocuentes de la abdicación parlamentaria. Uno es ladelegación de mayores facultades al Poder Ejecutivo sancionada el 22 de diciembre de 2005, mediante la

 prórroga a la ley de emergencia económica (originalmente de enero de 2002). En su artículo 1°, la leyfaculta al Gobierno “a adoptar las medidas necesarias tendientes a lograr una salida ordenada de lasituación de emergencia pública”. La norma roza la delegación absoluta de facultades al presidente, yaque le permite dictar disposiciones como el reordenamiento del presupuesto o la reforma de la CartaOrgánica del Banco Central. El otro ejemplo es el proyecto de ley para modificar la composición delConsejo de la Magistratura, que es el órgano encargado de la administración del Poder Judicial y de los

 procesos de selección y remoción de los jueces. El proyecto impulsa una reducción de veinte a trece de

los integrantes del cuerpo, aumentando en proporción la representación del oficialismo. Véase “ElCongreso cedió más poder al Gobierno”,  La Nación, 23 de diciembre de 2005 y “Fuerte rechazo en laJusticia a los cambios en la Magistratura”,  La Nación, 20 de diciembre de 2005.

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La moraleja es sencilla. Cuando el contrato social colapsa, el Estado y sus institucionesdejan de representar al bien común. El orden pierde su legitimidad y queda sustentadosólo por la fuerza. Es ésta la única valla para el ejercicio del derecho a la revuelta

 pregonado por John Locke, y antes que él reconocido por Santo Tomás de Aquino, elPadre Suárez y Luis de Molina. No es la moral lo que en estas circunstancias inhibe las

reacciones violentas, sino el carácter todavía manso y pacífico de nuestra gente. Peroéste no perdurará por mucho tiempo. Quien esto escribe nació en un país con un 10% de

 pobres y ahora, debido a las reiteradas y acumulativas violaciones de los DPM, vive enuno donde al menos un 40% de la población vive por debajo de la línea de pobreza.Cuando lleguemos al 60%, si no antes, la sangre llegará al río.

Las perspectivas

Lamentablemente, una vez protagonizado el milagro al revés de involucionar desde un10 a un 40% de pobres en medio siglo, y constatadas las causas de la involución en lacaptura del Estado por parte de una burguesía depredadora que lo usa para apropiarse de

la riqueza nacional, la agudización del ciclo parece casi inevitable.

El populismo clásico tenderá a consolidarse porque al sector dominante de la clase política actual le conviene que se perpetúen las condiciones de ignorancia y miseria, querevierten en poder para quienes disponen de los medios que permiten manipular a los

 pobres. Esto se perfiló claramente antes de las elecciones legislativas de octubre de2005, cuando se reveló que en el conurbano bonaerense tanto el sector de CristinaKirchner como el de Hilda Duahlde, que competían por el primer puesto, intentabancomprar votos a cara descubierta. Según la cronista de La Nación:

“Primero fueron bolsones de comida a cambio de aplausos. Después,electrodomésticos a cambio de posibles votos. Finalmente sucedió: se entregaroncheques de entre 300 y 500 pesos a los habitantes de los barrios periféricosdonde hacen campaña los candidatos. Las prácticas clientelistas que ejercen los

 principales partidos políticos se multiplican en el Gran Buenos Aires a medidaque se aproximan las elecciones legislativas del 23 del actual. Así lo comprobó

 La Nación en varias recorridas por el conurbano. (...) En Florencio Varela, unamujer que se identificó por su nombre de pila, argentina, recibió un subsidio por 300 pesos, el 14 de septiembre último. El cheque, por pagar de la cuenta 2600-1878/4, que lleva el número de serie 24536583, corresponde al Senado de la

 provincia de Buenos Aires, que preside la duhaldista Graciela Giannettasio. (...)

 No fue la única beneficiada. Mónica, desempleada y madre de cuatro hijos,recibió 400 pesos, según confesó en un relato que fue grabado por  La Nación.Romina también recibió 400 pesos. Casa de por medio, Cristina, otra habitantede aquel asentamiento, recibió un cheque por 300 pesos. A pocas cuadras, lasdos hijas de Betty tuvieron más suerte: una recibió 400 pesos y la otra, 500. (...)Estos cheques y otras decenas de subsidios, según pudo saber  La Nación,también llegaron a los barrios Rojas, Santa Marta, Villa Hudson, Don Orione yBosques.

(...) Mientras tanto, en otros barrios del Gran Buenos Aires, y también encoincidencia con la realización de los comicios legislativos del 23 del actual, los

ciudadanos no recibieron cheques sino electrodomésticos, aunque en este casode manos del gobierno nacional. (...) Uno de los casos tuvo como protagonista a

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Verónica, de 30 años, madre soltera de tres hijos, docente y actualmentedesocupada. El 25 de agosto último, según relató a La Nación, una asistentesocial tocó a la puerta de su casa en Los Hornos, en las afueras de la ciudad deLa Plata. Traía un lavarropas marca Trevi, una estufa eléctrica y dos rollos demembranas para reparar las goteras del techo. Dejó los electrodomésticos y el

material de construcción. Y sugirió, sólo sugirió, que no estaría nada mal si laacreedora de esos valiosos bienes resolvía asistir a un acto de la ministra deDesarrollo Social, Alicia Kirchner, que tuvo lugar el 30 de agosto, en el ClubCapital Chica de su barrio. (...) En otros barrios de la periferia de La Plata, comoVilla Alba y El Churrasco, los vecinos también recibieron electrodomésticosque, según destacaron, fueron enviados por el ministerio que encabeza lahermana del Presidente.”2 

Pero esta no es sino la metodología por la que se captura el poder, que no se usa para larepartija de dádivas entre pobres sino para servir al verdadero amo a través del

 populismo de derecha. Como a lo largo de las últimas tres décadas la burguesía

 prebendaria ha exigido crecientes transferencias de riqueza desde el colectivo nacionalhacia sus empresas, es previsible que una vez afianzado el poder político, éste seguirásiendo usado para continuar con las licuaciones de deudas privadas, multimillonariossubsidios y facilitación del vaciamiento, que en el último medio siglo han multiplicado

 por cuatro el porcentaje de población por debajo de la línea de pobreza. El anuncio delíneas de créditos subsidiados para la compra de maquinarias, de diciembre de 2005,representa el primer paso en esta dirección del gobierno de Néstor Kirchner.

Pero aunque esto no se concretara, y aún suponiendo que el gobierno actual fuera elmejor imaginable y que hacia el año 2007 el crédito externo estuviera otra vezampliamente disponible tanto para el sector privado como para el Estado, el ciclo devaciamiento se repetiría casi inexorablemente. Restituido el crédito, las empresas seendeudarían en la máxima medida de lo posible. Con un poco de “contabilidadcreativa”, los empresarios enviarían al exterior buena parte de lo que obtuvieron en

 préstamo, depositándolo en cuentas personales independientes de sus empresas. Al pocotiempo éstas enfrentarían graves dificultades para cancelar las obligaciones de deudascuyos valores no habrán sido invertidos principalmente en actividades productivas. Y enese momento, después de fuertes cabildeos y presiones como las protagonizadas por Francisco Macri en 2001, llegarían otra vez los seguros de cambio, los avales delEstado, o una novel versión del decreto 1387 o de la pesificación asimétrica. Licuada oestatizada la deuda privada, la burguesía será tanto más rica sin haberse arriesgado por 

la senda de la competencia en el mercado, a la vez que el caudal de nuestros pobreshabrá superado el umbral del 50%.

Así se consuman los ciclos de vaciamiento de nuestro Estado parasitario. Y superada laetapa de los golpes militares, al poder que permite perpetrar estos ciclos se lo obtienecon populismo clásico como el de la reciente compra de votos en el Gran Buenos Aires.Al pobre se lo recompensa con un plan asistencial de $150, un cheque circunstancial de$300 o un lavarropas que se instala al lado de la letrina en su casa de chapas.

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Teorema sobre la inconveniencia del acceso al crédito externo en un contexto de

macro-delincuencia 

Por otra parte, el razonamiento sobre los ciclos de vaciamiento nos conduce por la sendade una nueva paradoja. El sentido común nos indica que, con frecuencia, el crecimiento

económico es imposible sin el aporte de inversiones externas. Ceteris paribus, frente auna insuficiente acumulación local de capital, el acceso a fuentes externas definanciamiento puede representar la diferencia entre ser o no ser, porque el desarrollorequiere capital.

Pero si el caso en cuestión es el de un Estado parasitario dotado de una clase políticadelictiva dispuesta a perpetrar hechos de mega y macro-delincuencia,† entonces lacondición de ceteris paribus no se cumple y nuestro diagnóstico cambia radicalmente.En ese caso, es posible que la entrada de capitales externos genere más subdesarrollo. Eldesarrollo requiere capital, pero el mal uso del dinero puede conducir a una involuciónhacia un nivel inferior de desarrollo económico y social. El estancamiento no es el peor 

de los males posibles.

Esto se debe, entre otras cosas, a la fungibilidad del dinero. La ausencia de crédito puede entorpecer el desarrollo, y en principio es mejor tener crédito que no tenerlo. Perosi gracias a la entrada de 100.000 millones de dólares a través de la colocación de bonossoberanos, se libera el uso de 70.000 millones de recaudación fiscal para usos corruptosy clientelistas, entonces terminaremos con un gasto total de 170.000 millones y unadeuda de 100.000 millones como contrapartida del buen uso de apenas 100.000millones, si acaso. En cambio, si no entran los 100.000 millones, no habrá más remedioque gastar relativamente bien los 70.000 millones recaudados, sin contrapartida dedeuda. Se habrán invertido 30.000 millones menos, pero se habrá ahorrado una deudade 100.000 millones. El país será menos pobre.

Bajando al nivel de los micro-ejemplos, un país puede tener la necesidad de modernizar sus aeropuertos para facilitar el desenvolvimiento de diversas actividades generadorasde riqueza. Pero si la disponibilidad de crédito libera recursos (nacionales, provincialeso municipales) para construir la Pista de Anillaco,‡ entonces los fondos prestados habráncontribuido a una cierta involución, porque se habrá adquirido un aeródromoinnecesario y una deuda equivalente, aunque el dinero del empréstito no haya sido “elmismo” que se gastara en dicha pista.

Por lo tanto, está clarísimo que en el caso de un Estado parasitario con una clase políticadelictiva, el acceso al crédito internacional es peor que nada. Aunque para elcrecimiento se requiera capital, es posible descender en la escala del desarrollo

† En El Estado Parasitario se define la “mega-corrupción” como un tipo de venalidad pública que, másallá de su magnitud, involucra una larga secuencia de complicidades de diversos organismos y estamentosdel gobierno (es decir, una verdadera organización estatal del delito). En cambio, la macro-corrupciónconsiste en maniobras frecuentemente legales que destruyen el contrato social a través de súbitos cambiosilegítimos en parámetros macroeconómicos, como la distribución del ingreso y la riqueza. Es el caso delas licuaciones y estatizaciones de deudas privadas.‡ Pista de aterrizaje para aviones a reacción construida en la aldea del Presidente Carlos Saúl Menemdurante su presidencia. Fue duramente criticada en la Argentina porque carece de usos comerciales que

 justifiquen la inversión. El ejemplo se incluye no porque ese desperdicio de recursos haya sidoeconómicamente significativo, sino porque es didácticamente útil a los efectos de ilustrar el concepto dela fungibilidad del dinero.

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económico y social, y es eso lo que ocurre cuando se generan hechos de macro-delincuencia como los registrados en los ciclos de vaciamiento argentinos. Por ello,formulamos el siguiente teorema:

 Normativamente, la conveniencia de flujos financieros externos hacia un país en

vías de desarrollo es inversamente proporcional al grado de corrupciónimperante en su clase política. En un contexto propenso a la macro-

delincuencia, el acceso al crédito conduce a la ruina de la gente. 

Esta asfixiante paradoja equivale a reconocer que, desde nuestra degradación moralactual, el estancamiento es lo mejor que nos puede ocurrir. Si en el corto plazo las cosasmejoran, será para repetir los ciclos que profundizan la involución.

Resumen conceptual de la Parte I

En la Argentina las violaciones masivas de los DPM se remontan por lo menos al

vaciamiento de las Cajas de jubilación en los años ‘50, pero el proceso perverso queaunó estos desfalcos a la especulación generada por la inestabilidad crónica se inaugurórecién con el llamado rodrigazo de 1975. Recién entonces comenzó el inaudito ciclo deinvolución social que eventualmente hiciera trepar del 10 al 40% a la población por debajo de la línea de pobreza.

Allí nació la “patria financiera” de nuestro folclore urbano, en maridaje con la “patriacontratista” que también se fortalecía por esa época merced a la reinterpretación de laConstitución que permitió engendrar la “doctrina de la intangibilidad de laremuneración de cocontratante particular”.

Desde entonces, el Estado argentino ha sido capturado por una burguesía prebendariafrecuentemente dedicada a generar inestabilidad a los efectos de extraer riquezas delcolectivo nacional a través de subsidios, licuaciones y estatizaciones de pasivos

 privados. Sintetizando nuestros hallazgos en forma esquemática, podemos afirmar que:

1.  La cara visible del Estado argentino ha sido siempre:a)  La Constitución y las instituciones por ella establecidas, y

 b)  Los gobiernos resultantes de golpes de Estado o de procesoselectorales dominados por el populismo clásico.

2.   No obstante, desde 1975 el poder detrás del trono, bajo todos los partidos y

regímenes, ha sido una burguesía depredadora.3.  Cuando el poder militar sufrió su colapso en 1983, esta burguesía terminó de

capturar a un Estado dedicado al populismo de derecha, que violentó permanentemente el contrato social y la Constitución, frecuentemente através de normas formalmente legales.

4.  Su programa fue instrumentado a través de permanentes redistribuciones deriqueza desde el colectivo nacional hacia minorías poderosas e influyentes.

5.  A estos efectos, la inestabilidad crónica fue un instrumento permanentemente funcional, que permitió acelerar estas transferencias.

6.  Los típicos ciclos políticos se han caracterizado desde entonces por un populismo sistémico conformado por dos etapas sucesivas y recurrentes:

a)  una fase electoral dominada por el populismo clásico, en quemodestas dádivas son transferidas a las clases subordinadas, y

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NOTAS

1 Laura Serra, “El presupuesto no se revisa desde 1994”, La Nación, 20 de septiembre de 2005.2 María José Lucesole “Virtual compra de votos en la campaña: Reparten cheques y electrodomésticos”, La Nación, 4 de octubre de 2005.

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Capítulo 7

La otra cara de la moneda:

las nuevas organizaciones de la pobreza y su impunidad ante la ley 

La deuda interna

Lamentablemente, resulta imposible verificar empíricamente la multitud de micro procesosde causa y efecto por los cuales la suma de estas cuantiosísimas sustracciones al colectivosocial generaron la pauperización de la mitad de nuestra población.

 No obstante, no hay duda de que si sumáramos los fondos que se canalizaron desde elEstado hacia la burguesía depredadora a través de bicicletas financieras, autopréstamos,estatizaciones y licuaciones de deuda privada externa e interna, sobreprecios para lasempresas privadas proveedoras de las públicas, privatizaciones subsidiadas de empresas del

Estado, maniobras a través de bancos provinciales sujetos a legislaturas locales, y otrossubsidios diversos a los menos pobres, tendríamos un total muy superior a la deudasoberana argentina. Esta suma alcanzaría para que cada ciudadano tuviese una viviendadigna y acceso a agua corriente, cloacas y una educación pública ni mejor ni peor que laque teníamos en 1940. 

Esta es la verdadera deuda interna de la que alguna vez se ha hablado. Considérese que ya afines de la década del ’50 la deuda del Estado con las Cajas de jubilación, contabilizada en bonos OPS, representaba el 47% del PBI, alcanzando posteriormente cifras muchomayores.1 Agréguese el posterior vaciamiento de las AFJP, producido por la operacióntenaza que primero les obligó a comprar bonos del Estado, y cesación de pagos mediante,

les forzó luego a aceptar el canje de deuda con que se estafó también a los ahorristasextranjeros. Considérese también el verdadero desfalco implícito en la involución denuestros sistemas de educación y salud pública, desde lo que eran en 1940 a lo que son en2005. ¿Cuánto costaría restituirlos?

Esa cifra también es parte de lo que se debe, ya que la burguesía goza de sistemas privadosde educación que son adecuados, y de clínicas privadas que causan envidia a la clase mediaeuropea. Decir que el total general de esta deuda interna equivale a dos veces la deudaexterna es pecar de conservador. 

Por supuesto que si los latrocinios que hemos descrito no hubieran deformado la economía

de un país naturalmente rico, tanto la burguesía como las clases subordinadas serían muchomás prósperas. La quiebra del contrato social fue para mal de todos. Pero el contrato fuequebrado, repetidamente, por esa burguesía que capturó al Estado y que convirtió en idiotasútiles hasta a los sanguinarios generales de la dictadura. Además, la burguesía tiene fondosdepositados en el exterior que son superiores al total de nuestra deuda externa pública. Son

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los pobres, pues, los acreedores a los “Bonos DPM” que propongo como modestacompensación para recomponer el contrato social.* 

Si a ojo de buen cubero calculáramos la deuda interna en unos 200.000 millones de dólares(perdonando a los ricos los intereses debidos a los pobres), tendríamos el equivalente de un

 bono de 10.000 DPM por cada uno de nuestros veinte millones de pobres, o sea entre40.000 y 50.000 DPM por familia tipo, o en su defecto 10 millones de viviendas de 20.000dólares cada una. O sea que no habría más gente técnicamente “pobre”.

 Naturalmente que sería imposible extraer estos recursos de la burguesía sin una guerra civil.Pero este mero hecho pone de manifiesto una vez más que el orden ha perdido sulegitimidad y que los delitos de los pobres violan la ley positiva pero no el derecho natural.

 No obstante, los órdenes sustentados en la fuerza no se imponen impunemente. Todotermina socavado. Como se dijo anteriormente, una vez que los ciclos de vaciamiento conestatización de deuda privada se acentuaron, la corrupción de la clase política se profundizó, porque sus miembros están conscientes de que parte de su función esenriquecer aún más a los privilegiados. Por lo tanto, exigen participar en las ganancias. Lomenos que hacen es vender leyes.

Cómo es lógico, esta conducta se derrama hacia los funcionarios. De este modo proliferaron diversos negocios espurios con “privatización” de las agencias del Estado: por ejemplo, el uso de servicios de inteligencia para suministrar información a quien la compre;extorsiones recíprocas entre el Poder Ejecutivo y el Judicial; múltiples tranzas entre policías, jueces y mafiosos; “territorios liberados” donde la policía deja un vacío para quedelincuentes amigos puedan operar, y last but not least , maniobras demagógicas de políticos dispuestos a dispensar una doble vara de justicia toda vez que una organización de pobres viola la ley usurpando un terreno o cortando un camino para obtener beneficiosextorsivamente.

Fue gracias a esta dinámica involutiva que las organizaciones de la nueva pobreza argentinanacieron, crecieron y se multiplicaron, en un contexto donde el orden perdió legitimidad yse fundamenta sólo en recursos represivos que, siendo cada vez más escasos, raramente seaplican contra conductas percibidas como representativas de un sector social. Ha surgido unnuevo derecho no escrito. Las agrupaciones de los pobres se cuentan entre sus beneficiarios.

El mito ingenuo

De estas organizaciones, las más conocidas corresponden a lo que se conoce como“movimiento piquetero”. Desde la izquierda su ascenso se percibe como un triunfantecrescendo liberador.† Desde la derecha se vislumbra como una rebelión de bandas

* Aquí transformo la sigla representativa de los derechos de propiedad de las mayorías (DPM) en una novelunidad de cuenta convertible a dólares.† “No llores por Argentina. Las luchas en Argentina son uno de los rayos de esperanza más importantes en elmundo en los últimos años. (...) Este libro es la historia (...) de un movimiento que quiere cambiar el mundo

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delictivas que no se reprime debido al oportunismo y demagogia de la clase política. Ninguna de estas interpretaciones toma en cuenta el hecho de que la erosión institucionalsufrida por el país conduce necesariamente a fenómenos de esta índole, que son parte deuna involución. Desde su reduccionismo, la izquierda insiste en vislumbrar la problemáticacon un sesgo clasista y rehúsa reconocer que el piqueterismo es una manifestación más de

 procesos de largo plazo que han empobrecido a todas las clases sociales argentinas (aunquea algunos segmentos más trágicamente que a otros). Desde su voluntarismo, la derechainsiste en suponer que el problema puede suprimirse con decisión e integridad, a fuerza derepresión inteligente, sin compadecerse de que la situación fue engendrada por sistemáticasviolaciones a los derechos de propiedad de los pobres.

Una versión simplista de la historia nos contaría que los piqueteros versión argentinaemergieron con los hechos acaecidos en Cutral-Có, provincia del Neuquen, el 20 de juniode 1996. Ese día, trabajadores despedidos de YPF y sus vecinos cortaron la estratégica rutanacional 22. Laura Padilla, una maestra que se enfrentó a quienes intentaron reprimir elacto, se convirtió en caudilla. Seis días después el gobernador Felipe Sapag firmó con ellaun acuerdo: las rutas quedaban libres y a los manifestantes se les otorgaban subsidios delEstado.

Este episodio anticipó no sólo la protesta extorsiva exitosa sino también el papel importanteque ocuparían las mujeres en el incipiente fenómeno. La pueblada se repitió en otrasciudades petroleras: Plaza Huincul (Neuquen), Tartagal y Gral. Mosconi (Salta). Comorecuerdan Maristella Svampa y Sebastián Pereyra, autores del trabajo más completo hastala fecha sobre el tema, estos primeros piqueteros “se encontraban entre los (ex) trabajadoresmejor pagos del (ex) Estado de bienestar, con una carrera estable que incluía familias ygeneraciones completas socializadas en el marco de la estabilidad y el bienestar social”. * 

Al año siguiente, en Mar del Plata y ya en otro contexto, Esteban Emilio Alí imitó aPadilla. Encabezó a cincuenta familias que cortaron la ruta 88. Después de una semanaconsiguieron 2.700 Planes Trabajar. Los cortes de ruta se convirtieron en un mecanismohabitual para la obtención de prebendas. Según Nicolás Iñigo Carrera, hacia fines delgobierno de Carlos Menem ya se habían registrado 685 piquetes.2 Por su parte, Svampa yPereyra elaboraron estadísticas que documentan el dramático eclipse de la huelga comoinstrumento de lucha de los trabajadores, frente al rápido ascenso de los cortes de ruta. 3 

Tres años después de su iniciativa marplatense, el 5 de mayo de 2000, el precursor Alí eraapresado en ocasión de organizar un tumulto para exigirle alimentos a Casa Tía. Cuando en2002 salió en libertad, el movimiento se había consolidado. El hecho fue festejado con un

sin tomar el poder”. Prólogo de John Holloway a Raúl Zibechi, Genealogía de la Revuelta (Argentina: la sociedad en movimiento), La Plata: Letra Libre, 2003, p. 9.* Maristella Svampa y Sebastián Pereyra, Entre la Ruta y el Barrio, Buenos Aires: Biblos, 2003, p. 19. Enotro trabajo, Svampa ilustra la situación “aristocrática” de la comunidad de YPF con la cita de unentrevistado: “No es lo mismo tener una relación de dependencia que tener un trabajo que va de generación engeneración, porque mi abuelo trabajó (en YPF), mi padre trabajó (en YPF), y yo he salido a defender YPF

 porque si iba de generación en generación tendría que haber quedado para mi hijo.” M. Svampa,“Organizaciones de Trabajadores Desocupados: El Modelo de Gral. Mosconi”, en Inés González Bombal(comp.), Nuevos Movimientos Sociales y ONGs en la Argentina, Buenos Aires: CEDES, 2003, p. 51.

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corte de ruta al son del estribillo. “Ay, ay, ay, ay; qué risa que me da: Cavallo está preso yEmilio en libertad”.* 

Los orígenes de la rebelión

Los emergentes historiadores del piqueterismo argentino coinciden en que los años clavesde su formación fueron 1996-2002. Pero el fenómeno no surgió de la nada, y los ya míticosacontecimientos de Cutral-Có fueron precedidos por procesos complejos en los que nuevasorganizaciones populares conquistaron importantes espacios de poder a expensas delsindicalismo oficial y el aparato tradicional del Partido Justicialista.

Para comprender el fenómeno es preciso recordar que dicho aparato es una trama de punteros que pudo sobrevivir dieciocho años de proscripción de su partido gracias a suinserción en los estamentos inferiores de las burocracias estatales y a sus vínculos con elcrimen organizado de barrio. Durante décadas el aparato ha seducido a vecinos humildes ennumerosas localidades y vecindarios, facilitando trámites difíciles, desde entierros hasta lahabilitación de pequeños negocios, a la vez que ha contado con los fondos necesarios paracostear movilizaciones populares. Es una de las “instituciones subterráneas” emergidas delfracaso de las instituciones formales.† 

Sin embargo, este aparato tradicional surgido con el primer peronismo (y con antecedenteslejanos en el viejo conservadurismo) estaba hecho a la medida de una clase baja y media- baja estructurada, con trabajo. Lo mismo es cierto del viejo sindicalismo. El permanenteaumento de la desocupación, la sub-ocupación y el trabajo precario significó un deteriorodel poder de ambos. Aunque la exclusión también se presta a la manipulación prebendaria,son otros los mecanismos y recursos necesarios para consumarla. Por cierto, en plenahegemonía del justicialismo, el incremento de la pobreza extrema, producto de lossucesivos fracasos de la clase política argentina, erosionó el poder de los punteros y ladirigencia sindical tradicional más que los dieciocho años de proscripción de su propio partido, entre 1955 y 1973.‡ 

* Hernán Maglione, “Hace ocho años, en Cutral-Có comenzaba una forma de protesta que ganó tantos adeptoscomo detractores”, La Capital (Rosario), 29 de febrero de 2004. El estribillo alude a Domingo Cavallo,

 presidente del Banco Central de la dictadura militar, ministro y cerebro de la política económica de Menem yministro también de De la Rúa.†Guillermo O’Donnell ha empleado un concepto similar con referencia al clientelismo, al que califica de“institución extremadamente influyente, informal y a veces encubierta”. G. O’Donnell, “Illusions aboutconsolidation”, Journal of Democracy Vol. 7(2), 1996, p. 40. El concepto de “instituciones subterráneas” quedesarrollamos en el Capítulo 1 de El Estado Parasitario, “poder de veto” incluido, abarca pero excede a esta

noción. Véase C. Escudé, El Estado Parasitario: Argentina, ciclos de vaciamiento, clase política delictiva ycolapso de la política exterior , Buenos Aires: Lumière, 2005.‡ En 1980, el 11,5% de los hogares estaba debajo de la línea de pobreza en Buenos Aires y su conurbano; en1995, era el 25%. Los pobres eran el 21,5% de la población del país en 1991 y el 27% en 2000. En 1991 losindigentes sumaban el 3%, ascendiendo al 7% en 2000. J. Auyero, op. cit., p. 28. Éste dice con acierto que“el año 1991 marca un enorme cambio en el vínculo funcional entre las tendencias macroeconómicas y losniveles de empleo. De allí en adelante, el crecimiento del PBI fue acompañado por un aumento deldesmpleo”. Ver Javier Auyero, Poor People’s Politics: Peronist Survival Networks and the Legacy of Evita,Durham NC: Duke, 2000, p. 37. Este es el libro más inteligente y creativo sobre la nueva pobreza argentinaque se haya publicado hasta la fecha.

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Esas crisis, cuyas manifestaciones financieras más dramáticas hasta la década de los ’90habían sido plasmadas por hechos como el Rodrigazo de 1975 y los congelamientos dedepósitos y/o estatizaciones de la deuda privada de 1982, 1985 y 1989, contribuyeron a laerosión institucional, estancamiento económico y permanente degradación de la estructurasocial, cuyo componente de marginación fue creciendo a lo largo de por lo menos treinta

años. En 1991 se había recuperado la estabilidad monetaria merced a una grave violacióndel derecho de propiedad: el Plan Bonex de 1989, que fuera la reacción del gobierno deMenem a la crisis hiperinflacionaria heredada de Alfonsín. Entonces comenzó una ola de privatizaciones de empresas estatales y un proceso de inversión y endeudamiento sinmerma del gasto público, que vino acompañada de alarmantes aumentos de la desocupacióny la miseria.

A diferencia del ciclo de inversión y “endeudamiento virtuoso” vivido por el país entre1890 y 1914, en este caso el “efecto derrame” anunciado por muchos economistas no sematerializó, y a partir de 1998 cesó incluso el crecimiento de esa economía cuya riquezaestaba cada vez más concentrada. El endeudamiento público puede justificarse sicontribuye al bienestar general, pero en aquel contexto ni siquiera Santo Tomás de Aquino(por no decir John Locke) hubiera condenado una creciente y vigorosa tendencia a larevuelta. El Estado, custodio del contrato social, había traicionado a sus partesreiteradamente.

El mercado de militantes

Para comprender esta rebelión desde la lógica de la acción colectiva es preciso considerar lamutación estructural que se estaba produciendo en la Argentina.* Por cierto, hacia mediadosde la década de 1990 el mercado de militantes experimentó una transformación radical.Hasta ese momento, la gran mayoría de éstos tenía trabajo, y los dirigentes deorganizaciones sindicales y de protesta tenían más que ganar ofreciendo sus servicios aempleados que a desempleados.

El cambio comenzó a insinuarse a principios de la década. La amenaza que sentían lostrabajadores del Estado por el proceso de privatizaciones y el silencio de la ConfederaciónGeneral del Trabajo (CGT), que había sido cooptada por el gobierno menemista, engendrócondiciones propicias para la emergencia de una contestataria Central de los TrabajadoresArgentinos (CTA) conducida por Víctor De Gennaro, con afiliación y elecciones directas.

Ésta se formalizó el 12 de noviembre de 1992, principalmente gracias a la demanda dequienes se habían quedado sin trabajo o estaban a punto de sumergirse en esa situación. Enella los “trabajadores desocupados” tuvieron, desde el momento fundacional, el mismoreconocimiento que los “trabajadores ocupados”, a la vez que la protesta de los jubiladostambién encontró en su seno un reconocimiento activo y formal. De este modo, las ofertastradicionales de la CGT “leal” conducida por Rodolfo Daer y de la moderada “disidencia”liderada por Hugo Moyano, quedaban desbordadas por el dinamismo de una organización

* Recuérdese el precursor trabajo de Mancur Olson, The Logic of Collective Action: Public Goods and theTheory of Groups, Cambridge, MA: Harvard University Press, 1965.

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que respondía a una nueva demanda.* Estos hechos se complementan con datos como losque presentan Federico Schuster y Sebastián Pereyra, que informan que mientras el 75% delas protestas eran lideradas por sindicatos entre 1983 y 1988, su participación bajó al 60%entre 1989 y 1994, para desdibujarse por completo a partir de 1995.† 

Como se ve, el proceso debe conceptuarse en términos de una lógica típicamenteeconómica, la del mercado. Hasta mediados de la década, agrupaciones como el maoístaPartido Comunista Revolucionario (PCR) reclutaban militantes con empleo, cuyos interesescreían defender. Pero con el crecimiento vertiginoso de la desocupación, el ascenso de laCTA y el ocaso de la vieja CGT, era cada vez más claro que el juego de oferta y demandafavorecía a los proveedores de movilizaciones de desempleados más que a los ofertantes deservicios sindicales y asistenciales tradicionales.‡ El fenómeno también se vislumbró con la proliferación de clubes de trueque§ y redes de cartoneros** que ofrecían opciones alcreciente número de familias excluidas de la nueva economía. Este significativo cambiohabrá pasado desapercibido para la dirigencia menemista, el FMI y el Banco Mundial, perono para el PCR, que comenzó a concentrar su atención en los desocupados.

Lo mismo ocurrió con nuevas organizaciones como la Corriente Clasista y Combativa(CCC), vinculada al PCR, que fuera creada en 1994 y consolidada a partir de las ollas populares lideradas por Juan Carlos Alderete en 1996. Hasta entonces, la CCC teníainserción sólo entre empleados estatales de Jujuy acaudillados por Carlos “Perro” Santillán,en el gremio del Sindicato de Empleados y Obreros Municipales (SEOM). Pero en 1998instituyó su rama de trabajadores desocupados, que hacia 2005 es la mayoritaria. Fue reciéna partir de mediados de la década de los ’90 que el desempleo creció lo suficiente como

* En noviembre de 1996 se formalizó la ruptura entre la CGT leal y la disidente. Por su parte, la CTA fuereconocida oficialmente en 1997 como organización de tercer grado. Para calificar como tal, interrumpió la

 práctica del voto directo de sus afiliados.† Federico Schuster y Sebastián Pereyra, “La protesta social en la Argentina democrática: balance y

 perspectivas de una forma de acción política”, en Norma Giarracca, La Protesta Social en la Argentina:transformaciones económicas y crisis social en el Interior del país, Buenos Aires: Alianza, 2001, pp. 51-52.Los datos provienen de una investigación en que participaron dichos autores, en el seno del Instituto GinoGermani de la Universidad de Buenos Aires.‡ En octubre de 1991 la tasa de desocupación era del 6,0%; en octubre de 1994 había ascendido al 12,2%; enoctubre de 1996 ya era el 18%. Los desocupados y subocupados sumaban aproximadamente 1.600.000 de

 personas a comienzos de la década del ’90, para alcanzar unas 4 millones en el 2000. Cifras del INDEC;mediciones anuales basadas en el promedio de los datos de 28 centros urbanos que representan al 70% de la

 población urbana.§ Las redes de trueques fueron inauguradas en 1995. Sus socios sumaban 1000 en 1996, 320.000 en 1999 y500.000 en 2001. Luego fueron eclipsadas por la proliferación de fichas falsas, que según cálculos diversos

llegaron a representar entre el 30 y el 90% del circulante. Ver Fabiana Leoni y Mariana Luzzi, “Nuevas RedesSociales: Los Clubes de Trueque”, en Inés González Bombal (comp.), Respuestas de la Sociedad Civil a la Emergencia Social , Buenos Aires: CEDES, 2003, pp. 16-19.** Los “cartoneros” se dedican a la recolección y reciclado informal de residuos en las ciudades. En lasegunda mitad década del ’90 comenzó a aumentar el porcentaje proveniente de otros oficios. Según unestudio, hacia 1999 había unos 25.000 cartoneros en la ciudad de Buenos Aires y su conurbano, es decir queaproximadamente 100.000 personas vivían de la actividad, y de ellos “el 50% habían sido trabajadoresindustriales asalariados que cayeron en la desocupación.” Ver Cristina Reynals, “De Cartoneros aRecuperadores Urbanos”, en Inés González Bombal (comp.), op. cit., pp. 45-47. Sobre este tema, ver tambiénEduardo Anguita, Cartoneros, Buenos Aires: Norma, 2003.

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 para que estos agrupamientos se plantearan darles a los desocupados el lugar central en susreivindicaciones.

La reconversión llegó incluso a los trotskistas, aunque más tardíamente. Opuestoideológicamente al asistencialismo, el Partido Obrero se negó a participar del piqueterismo

durante algunos años, pero en su congreso de diciembre de 2000 optó por plegarse a lalucha por los planes sociales a partir de una “valoración política táctica”, creando el PoloObrero para trabajar sistemáticamente en torno de los desempleados.* 

Un indicador cuantitativo del crecimiento de la demanda de servicios de protesta paradesocupados es el hecho de que, hacia principios de 2005, he podido identificar mucho másde una docena de agrupaciones que con antelación a su nombre portan los prefijos MTD(“movimiento de trabajadores desocupados”), MST (“movimiento sin trabajo”) y CTD(“coordinadora de trabajadores desocupados”).† Evidentemente, la estrategia de marketingde los ofertantes conduce a la diferenciación del rubro, que se exhibe como insignia. Se privilegia el tipo de servicio por encima de la orientación u origen ideológico del“movimiento”, que puede ser autonomista-radical, anarco-socialista, populista, peronista,guevarista, trotskista...‡ 

Las vertientes “sindical” y “villera” de la rebelión

Las organizaciones descriptas hasta ahora (CTA y CCC), al igual que otras como elMovimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD) que acaudilla RaúlCastells,§ tienen su origen en una exitosa reacción frente al sindicalismo tradicional. Estánconstituidas principalmente por ex empleados públicos y de las empresas estatales privatizadas, muchas veces con el apoyo de partidos políticos de izquierda y sectoreseclesiásticos radicalizados. Corresponden a lo que llamaremos “vertiente sindical” de la

* Esta organización, cuyo referente es Néstor Pritola, sería protagonista del lanzamiento del Bloque Piquetero Nacional el 5 de diciembre de 2001, en consonancia con el guevarista Movimiento Teresa Rodríguez (MTR)y la leninista Coordinadora de Unidad Barrial (CUBa). La versión del Partido Obrero de la historia de lanueva protesta puede consultarse en Luis Oviedo, Una Historia del Movimiento Piquetero: de las primerascoordinadoras al argentinazo, Buenos Aires: Ediciones Rumbos, 2004.† MTD-Teresa Rodríguez; MTD-AV; MTD-Aníbal Verón; MTD-Aníbal Verón/Nacional; MTD La Juanita;MTD Solano; MTD Resistir y Vencer; MTD Evita; MTD 26 de Junio; MTD Maximiliano Kosteki; MTD LaVerdad; Movimiento Independiente de Desocupados Organizados (MIDO); MST-TV (Movimiento SinTrabajo Teresa Vive); MST-IU; CTD-AV (Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón); UTD(Unión de Trabajadores Desocupados); UTEDOCH (Unión de Trabajadores Desocupados y Changarines),etc. Hay también una pléyade de MTDs con nombres de localidades y provincias.‡ Una percepción convergente, desde la izquierda, puntualiza que: “(la política menemista) destruyó (…) la

resistencia obrera, las fábricas, los barrios, los espacios de sociabilidad, y debilitó a los sindicatos. Perotambién tuvo una consecuencia imprevista: tendió a homogeneizar una parte de los sectores populares, hastaentonces fuertemente estratificados entre las diferentes categorías de obreros—calificados, semi y nocalificados—al empujarlos fuera del sistema formal y arrebatarles sus derechos laborales y ciudadanos. (…)

 No se trata sólo de una cuestión cuantitativa, de mirar el índice de desocupación y ver cómo fueevolucionando a lo largo de la década. Esos índices no recogen los datos centrales: cómo se vive ladesocupación, si aún se conservan esperanzas de conseguir un empleo (…).” Es así cómo se produjo lo que yoconceptualizo como una transformación del mercado de militantes. R. Zibechi, op. cit., p. 9.§ Castells fue originalmente militante del Movimiento al Socialismo (MAS) y su organización, parte de laCCC.

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rebelión, para diferenciarlas de otras agrupaciones que venían emergiendo desde antes aúny que confluyeron con éstas.

A este segundo conjunto lo bautizaremos “vertiente villera”, y está constituido principalmente por organizaciones nacidas de los procesos de ocupación de tierras fiscales

y privadas. Emergió con los ya viejos asentamientos ilegales, tolerados incluso en la etapade decadencia de la dictadura, y en medida mayor durante la presidencia de Raúl Alfonsín,con el apoyo de las estructuras del peronismo clientelista y algunos segmentos del clero. * Ambas vertientes están estrechamente entrelazadas, al punto de que Alderete, reciénmencionado en relación con la CCC, tuvo su origen político en la usurpación de las tierrasen que se asentó el Barrio María Elena de La Matanza, a mediados de la década de 1980.

Como recuerda Denis Merklen, el autor que más ha investigado este importante tema,

“Las primeras ocupaciones ilegales de tierra tuvieron lugar en 1981 con la invasiónde terrenos en la zona sur del Gran Buenos Aires. El movimiento se extendió luegocomo una modalidad privilegiada de acceso al hábitat popular puesto que lasorganizaciones barriales llegaron a tener un rol importante en la manifestación de políticas sociales. Con los asentamientos comienza a desarrollarse un vastomovimiento de organizaciones barriales que supera con mucho el marco de lasocupaciones ilegales”.4 

El movimiento creció enormemente cuando los diques de la represión cedieron al colapsar la dictadura militar. Hacia 1985 se tomaron los terrenos que dieron lugar a losasentamientos de El Tambo, El Privado, 17 de Marzo, 22 de Enero, Costa Esperanza, VillaAdriana, San José, San Alberto, Villa Unión, Km. 25, La Juanita, todos emplazados en LaMatanza. Estas usurpaciones engendraron organizaciones comunitarias que evolucionaronhacia reivindicaciones de derechos sociales más amplios, abarcativos del trabajo, laeducación y la salud.† 

Ciertamente, al decir de Isabel Rauber (una historiadora de origen argentino instalada en LaHabana desde hace casi treinta años), el movimiento piquetero argentino es producto del“mestizaje de la experiencia sindical (que hace de la huelga un instrumento fundamental enla lucha por las reivindicaciones de los trabajadores), y la que surge de la toma de tierras(que organiza la población en torno de la supervivencia en zonas urbanas).”‡ 

* Esta clasificación sigue los lineamientos ya ensayados por Isabel Rauber, “Cerrar el paso abriendo caminos:

 piquetes y piqueteros en la Argentina de la crisis”, Revista Rebelión, noviembre de 2002; M. Svampa y S.Pereyra, op.cit., y Astor Massetti, Piqueteros: Protesta Social e Identidad Colectiva (Buenos Aires: Editorialde las Ciencias/FLACSO, 2004).† Denis Merklen, Asentamientos en La Matanza: la terquedad de lo nuestro, Buenos Aires: Catálogos, 1991, 

 p. 112. Señala este autor que el 73% de las familias que tomaron tierras eran del propio partido de LaMatanza, el 11% provenía del resto de la región metropolitana, y el 14% de la Capital Federal, de manera quese trataría de un fenómeno intra-urbano. Cf. I. Rauber, op. cit., p. 5.‡ I. Rauber, op. cit., p. 5 y 10 de la versión en documento PDF de Internet, en www.rebelion.org. La autora esla historiadora de la CTA y realizó entrevistas en profundidad a los principales dirigentes piqueteros. Variosde sus trabajos están disponibles en el citado sitio web cubano, “Rebelión”.

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El Tambo: un caso emblemático de la vertiente villera

Sin duda, para entender qué es lo que ha ocurrido en la Argentina de las últimas décadas,cuáles son las características del país actual, y porqué hay ciertos cambios en las reglas del juego que son irreversibles a pesar de que resultan subversivos si se analizan a la luz de la

Constitución y las instituciones demócrata-liberales de esta República, es indispensablerecordar la historia de los asentamientos ilegales de la década de 1980. Éstos han sido prácticamente olvidados excepto por algunos analistas de izquierda cuyo objetivo,reivindicatorio, no ha sido el de comprender la dinámica política e institucional que dieraorigen a un Estado parasitario e involutivo.

El epicentro del proceso estuvo en el Partido de La Matanza,* y hay dos caminosdisponibles para rescatar sus características más importantes: remitir a las mencionadasobras de Merklem y rescatar el testimonio oral del principal dirigente de una vastaorganización que tuvo su origen en la usurpación de tierras, Luis D’Elía.

Según confesó éste al diario Página 12 en agosto de 2002,† el antecedente más lejano delcrítico proceso de toma ilegal de terrenos que dio lugar a los revolucionarios asentamientosde La Matanza fue protagonizado por los sectores progresistas del clero. Cuenta que:

“En el '81, (durante) una de las luchas más grandes contra la dictadura, (se tomó)una foto famosa de (monseñor) Novak parando las tanquetas de los milicos,impidiendo el desalojo de la gente en El Tala. Fue una cosa heroica, unareivindicación de los sectores cristianos del carajo. (...) Se ve que a eso lo estuvimosincubando durante tres o cuatro años, hasta que lo hicimos nosotros.”

El proceso se aceleró durante el gobierno de Alfonsín, con las inundaciones de 1985, quedejaron barrios enteros bajo el agua y mucha gente evacuada. D’Elía era un joven quetrabajaba en las comunidades eclesiales y fue enviado a capacitarse a Quilmes “con loscuras que armaron todas las grandes tomas de los '80”.

Según la narración del caudillo piquetero, elegir los predios les llevó tres meses. El 6 deenero de 1986 comenzó una secuencia de usurpaciones que culminó el 18 de marzo de eseaño, día en que “fueron tapa de diarios”:

“Ubicamos las tierras de El Tambo, que eran de (un tal) Abraham Muñoz. (...)Primero tomamos la mitad, hasta el arroyo. (El dueño) venía a amenazarnos, era unmatón... Yo tenía una contradicción. Era muy pichón, venía con toda la onda de lano violencia, era el maestrito del barrio. Pero me había juntado con (...) todos los pesados que decían ‘los vamos a cagar a tiros’ (...) Al final preparamos la toma detodo el terreno. (...) Nos quedamos ahí y no nos fuimos más. Terminamos tirándolela casa abajo a Muñoz.”

* Con 1.300.000 habitantes, este distrito industrial empobrecido del conurbano bonaerense es uno de losmayores polos de población marginal de la Argentina.† Lo que sigue es un resumen de un reportaje a Luis D’Elía publicado por el diario Página 12 el 19 de agostode 2002 y reproducido en Internet en el portal “Espacios Políticos: La Primera Red Federal de CienciaPolítica”, URL http://www.espaciospoliticos.com.ar/otros/delia.htm .

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 En una primera etapa los propietarios intentaron desalojarlos:

“El Tambo era un desbole, lleno de carpas, un tolderío. Estábamos acomodándonosy un día los Muñoz organizan una represión. (...) Entonces Núñez (...) agarró y

distribuyó a la gente en herradura para defender el lugar, puso a otros sobre lostechos del barrio vecino, con palos, piedras, escopetas, 9 milímetros... Los Muñozentraron disparando en un Torino azul sin patente, acompañados por dos patrulleros.Y la gente les respondió. Les empezaron a tirar y les rompieron todos los coches.Los agujerearon de lado a lado. Nuestra única víctima fue un pibe, Maciel, que leestropearon una pierna. (...) Quedaron los coches todos agujereados. Habían tiradolos grandes, los chicos, todo el mundo. Fue la gesta histórica de El Tambo, el 23 deenero del '86.”

Las fuerzas del orden finalmente dejaron de molestar a los usurpadores porque los mediostelevisivos controlados por el gobierno radical brindaron su apoyo a los asediadosasaltantes. Según recuerda D’Elía: “Mona Moncalvillo, que tenía un programa en ATC,vino y transmitió en vivo. Toda la prensa empezó a debatir y la exposición pública quebró alos tipos. Ahí nos consolidamos.”

Posteriormente se produjo el afianzamiento del barrio:

“Yo conduje todo ese proceso que terminó en el '94 entregándole a cada vecino suescritura. Nos cooperativizamos, le compramos al Estado nacional en 250 mildólares. Hoy El Tambo es un asentamiento modelo. Casi todos los vecinos son propietarios, tenemos asfalto, teléfono, luz, estamos haciendo el gas, tenemos undispensario sanitario donde vas y te dan los medicamentos, los análisis, dosguarderías, el colegio, el polideportivo... es un barrio con mucho orgullo, con muchachapa, con mucha cosa conseguida. Y yo soy una figura muy pesada en mi barrio.La autoridad no te la da un cargo ni una asamblea, la autoridad te la da un procesode construcción.”

Los saqueos y ollas populares de 1989 y 1990

El detalle de estos procesos tal como emerge del racconto de D’Elía nos permitevislumbrar, desde un nivel micro, la emergencia de una de las instituciones subterráneascuya función en el Estado parasitario fuera conceptualizada en el Capítulo 1 de mi libro de2005, El Estado Parasitario. El paso siguiente en su consolidación fue la participación delos vecinos de este tipo de asentamiento ilegal, que proliferó, en los saqueos y ollas populares de 1989 y 1990.

Se recordará que éstos se produjeron a raíz de los dos brotes hiperinflacionarios,desencadenados respectivamente antes de la renuncia precipitada de Alfonsín, y pocodespués de la asunción de Menem.* En el episodio de 1989 los saqueos duraron algunos

* Entrevistas realizadas por antropólogas a vecinos de asentamientos nacidos de la toma ilegal de tierrasconfirman el protagonismo de éstos en los acontecimientos de 1989 y 1990. “Los (...) barrios (...) habían

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Por aquellos tiempos la provincia de Buenos Aires emitía sus planes “Vidas” y “Barrios”,distribuidos por punteros y “manzaneras”.* Cuando con el apoyo del la Cooperativa ElTambo, un grupo de éstas se rebeló contra su jefa, confeccionaron una versión propia delcenso municipal de desempleados. Lograron imponerlo en La Matanza. La nuevaherramienta se utilizaría para distribuir los planes sociales, y las manzaneras en cuestión

consiguieron que el Estado provincial les delegara la función de adjudicar un porcentaje delos mismos bajo el paraguas de un nuevo agrupamiento, la Red Alimentaria, luegoconvertida en Red de Barrios, que armó una trama de comedores populares con las dieztoneladas mensuales de alimentos que obtuvieron del Estado para distribuir. Del barrio deD’Elía se avanzó pues a un circuito inter-barrial de dimensiones importantes.

Este es otro eslabón crucial en el proceso, de larga data, a través del cual agrupaciones populares ad hoc fueron ocupando lugares de autoridad y poder dejados vacantes por la pérdida de gobernabilidad. La Red de Barrios tuvo éxito forjando un entramado con ONGsdedicadas a los derechos humanos, medio ambiente, salud, educación, la mujer, etc., alestilo de los fenómenos de desarrollo de “redes inter-organizacionales” de solidaridad queestudia Pablo Forni.† 

La incipiente institución dio otro paso hacia adelante cuando en 1997, con la miradacomplaciente de algunos sacerdotes, vecinos de distintos asentamientos tomaron el oratoriosalesiano del Sagrado Corazón para reclamar planes de empleo. Según Svampa y Pereyra,la toma duró 24 días y permitió el primer encuentro con lo que luego sería el núcleo de laCCC.6 También en 1997, la Red se solidarizó con los docentes, participando de la CarpaBlanca que se instaló frente al Congreso de la Nación, y estableció relaciones con DeGennaro y su CTA.

Casi todo esto aconteció antes de los hechos casi mitológicos de Cutral-Có, de 1996. Y deesta manera, la vertiente villera del movimiento piquetero argentino confluía con la deorigen sindical, en una misma rebelión signada por objetivos afines. Finalmente, el 18 de julio de 1998, la Red se convirtió en la Federación Tierra, Vivienda y Hábitat (FTV) en elmarco de la CTA, proponiendo una militancia centrada en la cuestión de los asentamientosurbanos ilegales, la ocupación de tierra por parte de campesinos y los derechos de losdesempleados.7 Según reconoce el propio D’Elía, hacia 1997 el principal eje de actividadde la Red ya había virado de la tierra al trabajo, debido al crecimiento de la demanda deservicios de protesta para militantes desocupados.‡ 

* La organización asistencial creada por Hilda “Chiche” Duhalde, esposa del entonces gobernador de la

Provincia de Buenos Aires.† Pablo Forni, “Las Redes Inter-Organizacionales y sus implicancias en el desarrollo de las OrganizacionesComunitarias de los Pobres y Excluidos. Estudios de Caso en el Gran Buenos Aires durante la década delnoventa.” Trabajo presentado al Seminario Regional sobre “ONGs, Gobernancia y Desarrollo en AméricaLatina y el Caribe”, organizado por la UNESCO (MOST) en Montevideo, 28-30 de noviembre de 2001.Accesible desde el URL:http://www.unesco.org.uy/most/seminario/ongs-gobernancia/documentos.html ‡ Entrevista citada del diario Página 12. Según el referido artículo D’Elía dijo textualmente: “En el acta defundación el objetivo declarado siguió siendo la lucha por la tierra, pero la cuestión del trabajo empezaba aaparecer como el principal eje.”

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Los estallidos provinciales

Estos complejos procesos ilustran de qué manera los fracasos sucesivos del Estadoargentino y su festival de licuaciones trajeron aparejadas consecuencias de muy largo plazo,con el menoscabo de instituciones centrales para el orden. Ya hacia mediados de la década

del ’90, antes de que el fenómeno piquetero adquiriese su virulencia y visibilidad posterior,organizaciones populares dedicadas a la usurpación de propiedad pública y privada habíanadquirido legitimidad frente a grandes segmentos de opinión y ante el Estado mismo, queles cedía parcelas de poder al permitirles distribuir planes asistenciales.

Por otra parte, el fermento de rebelión popular estaba presente en la mayor parte delterritorio nacional. Por cierto, otro salto cualitativo en el espiral de la protesta argentina,que enlaza las usurpaciones y saqueos de la década del ’80 con el posterior movimiento piquetero, fueron los estallidos provinciales producidos a partir de 1992. Revueltas degrandes proporciones contra sistemas políticos frecuentemente denotados por el nepotismo provocaron la destitución de los gobiernos de Corrientes, Jujuy, Salta y Santiago del Estero.

Se produjeron robos, saqueos, e incendios de residencias de autoridades y de los edificiosde los poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial). En muchos casos estasrevueltas estuvieron precedidas de varios meses de salarios impagos al personal estatal. En particular, el “santiagueñazo” es señalado por algunos autores como un punto de inflexiónimportante en la emergencia de lo que eventualmente se transformaría en el movimiento piquetero. Estos derrocamientos de déspotas provinciales no sólo contribuyeron a generar elclima que poco después diera lugar al piqueterismo, sino que fueron todo un anticipo de lacaída de Fernando de la Rúa a fines de 2001.8 

El gobierno de la Alianza y el salto cualitativo del parasitarismo proletario

Aunque el florecimiento de las organizaciones parasitarias del proletariado argentino sedebe a la confluencia de los complejos procesos esbozados, algunos de los cuales seremontan, como se dijo, a antes del gobierno de Alfonsín, el abortado gobierno aliancistarepresentó un importante punto de inflexión en varias de sus dimensiones.

Por cierto, la gestión de Fernando De la Rúa representó la consolidación y maduración de larebelión popular argentina. Durante ese intervalo:

Las organizaciones que habían nacido para hacer frente a la demanda de servicios de protesta para desempleados, o que habían evolucionado hacia esa especialidad, comenzarona usar sistemáticamente y con éxito los métodos ensayados por los piqueteros precursoresen escenarios como el de Cutral-Có. El corte de ruta se extendió a la región metropolitanade Buenos Aires;

Las agrupaciones se convirtieron en ONGs y accedieron al derecho de ser ellas mismas lasadministradoras de los paquetes de planes sociales conquistados, convirtiéndose así enauténticas instituciones informales que forman parte de la red de poder del Estado;

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Hubo episodios de represión con pérdida de vidas de militantes, que siempre redundaron enderrotas políticas para el gobierno nacional;

Se produjo una cierta connivencia entre el justicialismo bonaerense, el gobierno provincialy la rebelión piquetera, para asestar golpes políticos contra el gobierno nacional. En alguna

medida, se trató también de una manipulación de la rebelión por parte del peronismo.Ciertamente, con la asunción del gobierno de De la Rúa en diciembre de 1999, elmovimiento ya había multiplicado su actividad y dispersión geográfica. El 13 de diciembrese organizó una protesta relativamente pequeña frente al ministerio de Trabajo en la Ciudadde Buenos Aires, con participación de militantes del MTD Teresa Rodríguez,  * Quebracho† y el Movimiento La Patria Vencerá.‡ Provenían de varios distritos bonaerenses (La Plata,Quilmes, Florencio Varela, Lanús, La Matanza). El mayor logro para los revoltosos fue la posibilidad de administrar ellos mismos la distribución de los planes conquistados, unaatribución sin precedentes que se convirtió en norma.

En verdad, fue política del gobierno aliancista que las agrupaciones de desocupados seinstituyeran formalmente como organizaciones civiles con personería jurídica, adquiriendode tal manera una cobertura legal que les permitiría operar como ONGs, facilitando suautonomía en la administración de grandes paquetes de planes. Esto significó también una pérdida de poder para los punteros de los aparatos partidarios tradicionales, principalmentedel justicialismo, que durante la década del ’90 habían exigido el cumplimiento de tareas demilitancia a cambio de los Planes Trabajar.9 

Obviamente, estas labores beneficiaban a los aparatos políticos de los municipios y por consiguiente a los propios punteros. Transferido el gobierno nacional a la alianza de laUnión Cívica Radical y el FREPASO, los nuevos gobernantes prefirieron consolidar elcontrapoder de los piqueteros antes que permitir que los planes adjudicados siguieran beneficiando al aparato de sus competidores políticos.

Como veremos, este juego de suma cero entre los dos principales partidos operaría una yotra vez para ampliar el espacio de poder y legitimidad de las instituciones ad hoc, obtenido por métodos extorsivos e ilegales que fueron convalidados por la prensa y la opinión pública progresista.

* El MTD Teresa Rodríguez estaba vinculado en sus orígenes al guevarismo de la década de 1970, y enespecial al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Desde 1998 se llama MTR (Movimiento

Teresa Rodríguez), siendo Roberto Martino su principal figura. En 2001 impulsó el Bloque Piquetero Nacional, al que abandonó en 2003.† El Movimiento Popular de Unidad Quebracho (MPU-Q) se conformó durante el primer gobierno de Menem,con fuerte composición de clase media universitaria. Emergió de sectores de la Juventud Intransigente de LaPlata. Con el tiempo incorporó a militantes de origen popular, del peronismo revolucionario y de la izquierdaguevarista, constituyéndose en el Movimiento Patriótico Revolucionario Quebracho (MPR-Q).‡ El Movimiento La Patria Vencerá (MPV) fue una agrupación emergida de Descamisados, a su vez unaorganización del peronismo revolucionario de la década del ’70. Datos sobre las diversas agrupaciones

 pueden obtenerse en M. Pacheco, op. cit., y en M. Svampa y S. Pereyra, op. cit. Éste contiene un apéndiceincompleto pero informativo dedicado al tema.

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La manipulación de la rebelión piquetera por el justicialismo  

Muy pronto, sin embargo, se pondría de manifiesto el potencial destructivo de las nuevasorganizaciones frente a la débil alianza oficialista. Reaccionando contra reiteradasviolaciones de la ley y desmanes diversos que no habían sido reprimidos por el gobierno

anterior, el ministro del Interior Federico Storani se puso duro con los manifestantes quedurante seis días cortaron el puente correntino de General Belgrano, armados con gomerasy piedras. El 18 de ese mes la Gendarmería, amparada por un apagón, arremetió contra lostumultuosos. Murieron dos piqueteros, Mauro Ojeda y Francisco Escobar, generando unagrave crisis para el ministro.* 

Las muertes, aún relativamente escasas, no impidieron el crecimiento del fenómeno. A lavez, la reacción indignada de la ciudadanía frente a la represión legal ilustró tanto laintolerancia a la muerte violenta vigente en la cultura argentina desde la caída de la últimadictadura militar, como la relativa legitimidad adquirida por esta rebelión cuya metodologíaconsiste en violaciones sistemáticas de la ley y el orden.

El siguiente paso en la evolución del movimiento fue su irrupción en el cinturón conurbanode Buenos Aires. Se vislumbró claramente el 28 de junio de 2000, cuando quinientosmilitantes de la CCC, la FTV y el MIJD, entre otras agrupaciones, cortaron la Ruta 3 a laaltura de Isidro Casanova, Partido de la Matanza. Una misa fue oficiada por un sacerdote enmedio del camino bloqueado.

El gobierno negoció y los piqueteros cosecharon 650 mil kilos de comida fresca, 70 mil dealimentos secos, medicamentos, un número de planes sociales adicionales que seríanadministrados por las organizaciones de revoltosos, y cinco millones de pesos en ATN(Aportes del Tesoro Nacional) para el Consejo de Emergencias de la Municipalidad de LaMatanza. Algunos de los referentes más representativos de la rebelión popular, por casoD’Elía, coinciden con investigadores como Astor Massetti en señalar a este corte como un punto de inflexión importante debido a la cantidad de manifestantes, la diversidad de losagrupamientos involucrados, la centralidad de los sucesos, la calidad de su organización ylos resultados obtenidos.10 

Sin embargo, el Estado incumplió su promesa de transferir los ATN. Esto conllevó a otroepisodio de grandes proporciones, involucrando esta vez a miles de militantes que cortaronla misma ruta en el mismo lugar entre el 31 de octubre y el 5 de noviembre. Ni lerdo ni perezoso, el gobernador justicialista de la provincia, Carlos Ruckauf, responsabilizó algobierno aliancista de la situación, a la vez que el sindicalista de la CGT disidente Hugo

* Antes de eso, el 12 de abril de 1997 en Cutral-Có, Teresa Rodríguez se había convertido en la primera bajade un corte de ruta. Posteriormente la lista de bajas piqueteras se engrosó con Aníbal Verón, que cayó enTartagal el 10 de noviembre de 2000; Carlos Santillán y José Barrios, que fueron muertos el 16 de junio de2001 en General Mosconi, provincia de Salta; y Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, que perdieron susvidas el 26 de junio de 2002 en el puente Pueyrredón de Avellaneda. La historia de las bajas piqueteras,contada con ribetes épicos desde la perspectiva de la celebración de la revuelta y la condena a las fuerzas delorden, puede encontrarse, entre varias otras fuentes, en Iván Schneider Mansilla, Piqueteros: Una Mirada Histórica, Buenos Aires: Astralib, 2003.

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Moyano, vilipendiado por las nuevas agrupaciones, intentó congraciarse con las huestesarribando al lugar del piquete con una camioneta cargada de alimentos.

Moyano, representante de un sindicalismo más tradicional, se había aliado con Ruckauf elmes anterior y ahora ofrecía a los piqueteros movilizar su facción de la CGT para convocar 

a un paro nacional que exigiera soluciones para los desocupados. La jugada, según contabael matutino Página 12 ese día, era evitar que la CTA capitalizara el conflicto, llevar agua para el molino del gobierno provincial y generar grandes costos políticos para el gobiernonacional, cuyo blanco más visible era la ministra de Desarrollo Social Graciela FernándezMeijide.

Así se conformó una alianza táctica contra el gobierno de De la Rúa, que incluyó a ladirigencia piquetera, el gobierno provincial, el intendente de La Matanza Alberto Balestriniy la CGT disidente.11 Frente a esta trama, el Poder Ejecutivo Nacional no podía apelar a larepresión desnuda que había utilizado en Corrientes en diciembre de 1999, y que en esemismo momento empleaba en Jujuy contra los docentes que habían cortado la ruta 34.12 Más aún, aunque hubiera tenido el coraje necesario, le faltaba poder territorial, ya quehabría necesitado de los servicios de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, querespondía a Ruckauf.

De esta manera, otra vez se ponía de manifiesto el hecho de que el juego político era desuma cero incluso entre las “fuerzas del orden”, cuya lucha competitiva permanentementedespejaba espacios políticos para las instituciones ad hoc, que a su vez se abrían paso por medio de sucesivas violaciones extorsivas de la ley. Éstas eran toleradas porque la luchaentre el gobierno y la oposición, y entre diferentes sectores del justicialismo, fue siempremás importante para sus protagonistas que bregar por los intereses permanentes de lanación poniendo coto a las violaciones de la ley y la Constitución. De esta manera, lasinstituciones informales fueron generando sucesivos hechos consumados, en un gradual proceso de transformación de la geografía institucional argentina.

El episodio de octubre-noviembre de 2000 se pareció, en su estructura, a la crisis que produjo el derrocamiento de Fernando de la Rúa en diciembre de 2001. El oficialismoacusó al intendente Balestrini de agravar el problema social intencionalmente, demorandoen La Matanza la entrega de alimentos frescos adquiridos con fondos nacionales. Loslegisladores de la UCR se plegaron a la imputación de que el intendente avalaba el piquetey alentaba la insurrección. Los piqueteros, a su vez, reclamaban que el gobierno nacionalentregue al Consejo de Emergencia Social, que dependía del gobierno municipal de LaMatanza, los adeudados cinco millones de pesos en ATN. El gobierno nacional respondíaque debido a un cambio en los procedimientos, los municipios ya no podían recibir ese tipode fondos, pero ofrecía el triple de su valor en alimentos. Los revoltosos rechazaban laoferta, y el ministro Storani señalaba que la CCC y la CTA parecían alineadas con lagobernación, ironizando: “Son los únicos piqueteros del mundo que piden efectivo para elmunicipio”.13 

Desde el piqueterismo se justificó la actitud aduciendo que el dinero daba mucha másautonomía a las organizaciones que el pago en especie, posibilitando usos alternativos delos recursos, como pavimentación de calles de asentamientos, compra de medicamentos,

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 Pocos días después, el derrocamiento del nuevo mandatario Adolfo Rodríguez Saá no sólofue precedido por hechos similares sino también por un asalto al Congreso Nacional, cuyas puertas fueron abiertas desde adentro. Cuando en la localidad bonaerense de Chapadmalal,en el contexto de una reunión de gobernadores, la residencia presidencial fue rodeada por 

una turba agresiva y el Presidente constitucional fue privado de agua, corriente eléctrica yhasta de su escolta, éste huyó escondido en un auto para renunciar desde su provincia natal,donde se sentía seguro porque allí eran sus aliados quienes controlaban a la policía local. * Ese hecho demostró que el presidente no sólo debía ser peronista, sino que además debíacontar con el aval del justicialismo bonaerense. Sin esa condición no se puede gobernar desde Buenos Aires.

El fenómeno piquetero en números 

Hacia mediados de 2004, algunas de las principales agrupaciones piqueteras se repartíanmilitantes y planes sociales de la siguiente manera:

- La FTV, aproximadamente 125.000 miembros con 75.000 planes sociales.- La CCC, 50.000 subsidios del Estado sobre un total de 70.000 miembros.- El MIJD, 60.000 miembros y 7000 planes sociales.- Polo Obrero, 20.000 subsidios totalizando unos 25.000 miembros.- Barrios de Pie,† 60.000 miembros con 7000 subsidios.- El Frente de Trabajadores Combativos,‡ unos 7000 piqueteros con 2500 planes

sociales.- La Coordinadora de Unidad Barrial (CUBa), unos 4680 miembros con 1140

subsidios estatales.18 

A mediados de 2004 había alrededor de 200.000 planes asistenciales, pero por cada diezdesocupados que cobraba había tres o cuatro en la lista de espera de los dirigentes de lasorganizaciones. Un aspirante a beneficiario debe demostrar que está dispuesto a participar activamente de la protesta. La mayoría de quienes protestan no comería si no piqueteara, pero tampoco piquetearía si la protesta no le resultara redituable. Hay en esto unainteresante dialéctica. El Estado les paga porque piquetean, lo que casi equivale a decir queles paga para piquetear, y los aspirantes a la prebenda deben mostrar su disposición para el piquete ante el caudillo que distribuye la canonjía.

Según algunos cómputos, los piqueteros son la principal empresa del Estado.19 Elloscontestarán que eso es el producto del desmantelamiento del éste y que allí está,

* ‘Incendio en el Ministerio de Economía’, Clarín,19 de diciembre de 2001; ‘Noche de terror en el Congreso’,Clarín, 30 de diciembre de 2002; ‘La sociedad civil pierde la paciencia contra los políticos al descubrir larealidad de un país en quiebra’, El País (Suplemento Dominical), Madrid, 6 de enero de 2002; ‘Una pacífica

 protesta de clase media que terminó con el asalto al Congreso argentino’, El Mundo, Madrid, 30 de diciembrede 2002. Citados en Carlos Escudé, “Argentina, a ‘parasite state’ on the verge of disintegration”, Cambridge Review of International Affairs, Volumen 15 (3), octubre de 2002.† Una organización que proviene de la vertiente villera y responde a Patria Libre. Su referente es JorgeCeballos.‡ El agrupamiento piquetero del MAS (Movimiento al Socialismo).

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 precisamente, la vergüenza nacional que los privó de una vida asegurada en el paraísosocial de YPF. Agregarán que los 20 millones mensuales que según otros cálculos sereparten entre ellos, no son gran cosa.20 Como vimos, Francisco Macri no podríacontradecirlos. En cualquier caso, hay una gran paradoja en este fenómeno deorganizaciones que se definen como progresistas pero terminan exigiendo planes para

desempleados ideados con la lógica clientelista más tradicional, y así quedan atrapadas enel estilo de política al que tanto critican. La extrema izquierda y el peronismo de base más populista quedan enlazados en las mismas redes, con tácticas convergentes y conductasequiparables.

Este es el resultado inevitable de la dura competencia por el mercado de militantes entiempos de desempleo masivo. Independientemente de su ideología, que pasa a segundo plano, las agrupaciones son unidades micro-económicas proveedoras de servicios de protesta para desocupados. Compiten por afiliados y por planes. Están obligadas a ser revolucionarias y clientelistas al mismo tiempo. Cortan rutas, extorsionan a un Estado que por razones políticas no quiere o no puede reprimir, obtienen planes para repartir, y senutren de este apoyo oficial de la manera en que una célula maligna se nutre del alimentodel cuerpo. Así ganan más poder para el próximo corte extorsivo. Y cuando los muchachoscirculan por una autopista, no pagan peaje. Como el Estado mismo, ninguna concesionariase arriesga a exigir el cobro.

El único dinero que reciben los militantes proviene de los planes sociales que lasagrupaciones ofertantes de servicios de protesta arrancan de un Estado débil que requierede estas y otras negociaciones ad hoc para mantener la gobernabilidad.* Con sus 150 pesoslos piqueteros subsidiados deben sobrevivir, contribuyendo con una cuota mensualaproximada de tres pesos para financiar gastos generales de la organización y comprar alimentos para los comedores. Tienen la obligación cuasi-contractual de concurrir a suscentros de acción popular de lunes a viernes cuatro horas por día. Típicamente, allí y en los piquetes mismos se toma lista, bajo apercibimiento de excluir a los ausentes crónicos de laslistas de beneficiarios. Como lo dijera Gerardo Young del matutino Clarín, la rutina essiempre la misma: “se corta una ruta, se consiguen planes, se comparte la miseria”. 21 

Simultáneamente, se consolidan organizaciones con un sentido de disciplina propio, en lasque incluso no faltan los uniformes ad hoc. Y hay jerarquías internas. Las asambleas en quese toman decisiones son dominadas por hombres con trayectoria reconocida y facilidad de palabra, muchas veces con un pasado violento. Después de la asamblea una mesa chicainvestida de poder fija fecha y hora para los piquetes no anunciados: así se intenta evitar lainfiltración de los servicios y la policía. A la vez, se instituyen dispositivos de seguridadcon militantes que se encargan de proteger las columnas, marchando al frente y a loscostados armados con palos, y frecuentemente engalanados con un distintivo. Aquí tambiénhay fuerte presencia femenina: a veces, cerca de la mitad de los integrantes de los cordonesde seguridad son mujeres.

* Por ejemplo, las reuniones entre los gobernadores y el presidente, que no forman parte de las institucionesformales, pero que frente al colapso del Estado federal fueron indispensables para la gobernanza en los mesesálgidos de la crisis.

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las reservas de comida, organizan las actividades o lo que hay que llevar al piquete.”23 

Esta red de seguridad social con fuerte protagonismo femenino es la piedra basal de unmovimiento—acaudillado por hombres—cuya dinámica emerge de una poderosa

experiencia colectiva que combina la protesta violenta con la solidaridad. Sus redesincluyen huertas, bibliotecas, asistencia escolar, enfermeros que vacunan y laboratorios para análisis clínicos.* 

Lentamente, se van desarrollando una cultura y una identidad con símbolos propios. Lascubiertas de automóvil con que cortan caminos, encendidas, humeantes, con su aroma decaucho en combustión, son uno de ellos. Las caras semi-tapadas y los intimidantes palos dealgunos también se convierten en elementos identitarios.

Asimismo, hay una mística que pretende justificar una violencia por ahora acotada. Ellosaducen que 75 niños muertos por día debido a la extrema pobreza también es violencia.Esta mística se complementa con el odio, principalmente hacia la policía (que “respeta a losdirigentes y se especializa en perseguir a los más chicos”), pero en cierta medida tambiénhacia punteros, intendentes y diputados. Y finalmente, este ethos se completa con la alegríaque nace de la mancomunión entre hombres, mujeres y niños en que se entremezclangarrotes y cochecitos infantiles. Tal como dijo Neka Jara, de la Coordinadora Aníbal Verónde Quilmes:† “Es lindo el piquete, sentís que existimos, sentís la libertad. Es que en los barrios hay mucha bronca con la cana. Entonces eso en los piquetes se refuerza. Tenés el poder”. O como dijera otra militante, “La gente viene con una necesidad y encuentra unalucha.”24 

Arte y música piquetera: cultura e identidad de la institución subterránea

Pero no sólo está la cultura asociada a la violencia. También tienen su arte y su música, quenos dan la pauta de que se trata de instituciones que están más arraigadas en la Argentinaque la Constitución, a la que nadie canta. En una entrevista conducida por Isabel Rauber,Luis D’Elía decía:

“Cuando todas las clases sociales están en crisis los únicos que dicen ‘acá estamos’, ‘losvilleros somos esto y aquello,’ son los sectores más empobrecidos. Y el conflicto se expresaen la cumbia villera y la cumbia piquetera. (...) La cumbia villera, con un fenomenal odiohacia las fuerzas de seguridad desde (...) una reivindicación de la no-ley. (...) La cumbia piquetera, en que se expresan las reivindicaciones de nuestra lucha (...). Yo creo que toda lacumbia piquetera es de una clara coherencia ideológica. La diferencia es de  contenido: unareivindica las luchas y la otra grafica lo que sucede en la clase social, en la villa, con elafane, con la represión...”25 

* Existen pocos casos análogos en el mundo. Uno de ellos es el Hamas, una organización terrorista islámica por ahora mucho más peligrosa que los piqueteros argentinos, que al igual que ellos ancla su poder popular enla solidaridad que practica en conjunción con sus delitos. No es, sin embargo, financiada por su enemigo (elgobierno israelí), y esto marca una significativa diferencia con el caso argentino, cuyos piquetes subsidiadosson la consecuencia autóctona más notable del colapso de las instituciones.† Vinculada al grupo político Quebracho.

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 Por cierto, hay una Argentina nueva, fea y paupérrima pero orgullosa y con su propiaidentidad, irreconocible para la burguesía y clase media típica. Su historia está contada por músicos piqueteros como Aníbal Kohan,26 que cantan a la gesta de “Santa Revuelta” contemas como la chacarera “Yo soy el desocupado”, el romance “Muerte de Aníbal Verón”,

la murga “Postmotudo y pelodermo” y el cuartetazo “María Julia es un incendio”. Paradifundir su cultura publican libros y revistas. También montan una pléyade de páginas web,algunas muy elaboradas, como El Culebrón Timbal , un colectivo cultural dedicado ahistorietas, teatro y música sobre la realidad social y la lucha en el conurbano bonaerense.

 No sólo sufren y militan. También saben divertirse. Algunos lo consiguen muycreativamente, y un pequeño porcentaje hasta refinadamente. Es verdad que en estosemprendimientos participa un contingente de jóvenes intelectuales de clase mediaseducidos por el drama y su epopeya, pero esto sólo ilustra la legitimidad adquirida por elmovimiento frente a grandes segmentos de la ciudadanía, en casi todos los estratos sociales.En el seno de una sociedad que se descompone va surgiendo un cuerpo social nuevoconstituido por la población expulsada. Ésta rehúsa morir, se reorganiza, lucha como puede,no respeta las leyes que la excluyeron, y crea sus propias expresiones culturales, símbolos y jerarquías.

Conclusiones

La institución subterránea que ha engendrado esta nueva identidad es simultáneamenteconsecuencia y causa, en ese orden, de la tragedia argentina. Mientras sus agrupacionesreclaman trabajo genuino, sus militantes se acostumbran a vivir de la prebenda. Éstos noson ángeles ni demonios. Sufren hambre, manipulan el padecimiento de otra gente yalbergan intencionalidades políticas de las que no se avergüenzan. Son el engendro de unaimplosión del Estado que es a su vez el producto de la acumulación de décadas decorrupción pública y privada, y de un oportunismo cortoplacista agravado por quienes buscaron comprar la moderación de las organizaciones incipientes, ofreciendo a susdirigentes los planes sociales con que se nutrió su poder subversivo del ordenconstitucional. El suyo es el parasitarismo proletario, que es la imagen especular del parasitarismo burgués, del país quebrado y endeudado con cuentas privadas en el exterior que superan a la deuda, y con cientos de miles de ahorristas estafados en Italia y el Japón,además de los muchos millones de argentinos defraudados. El movimiento piquetero es lalacerante consecuencia social e institucional del festival de licuaciones que violó los DPMdurante tres décadas, canalizando recursos desde los pobres hacia los ricos.

Analíticamente, nuestro estudio sobre los agrupamientos de la pobreza militante nos remitea las siguientes conclusiones:

1) El crecimiento desmesurado del hambre y la desocupación produjo un esperableaumento en la demanda de servicios de protesta para desamparados y desocupados. Asíemergieron organizaciones rebeldes, primero en el ámbito de la propiedad de la tierra yluego en el sindical. Éstas no sólo desafían puntualmente a las instituciones instituidas por la ley, sino al mismísimo Estado de derecho.

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2) Con su auge también disminuyó el poder de los aparatos sindicales y partidariostradicionales.

3) Ante el creciente poder disruptivo de las agrupaciones contestatarias, el Estado cediódinero (para los planes), espacios de protagonismo (como las ollas y comedores populares)

y segmentos de poder (al delegar la distribución de subsidios). Incluso les regaló prestigiodesde los medios oficiales de comunicación masiva, consciente del rédito electoral que esoreportaba.

4) Las instituciones ad hoc así nacidas adquirieron legitimidad frente al público y seconvirtieron en depositarias de derechos adquiridos. Normativamente, puede suponerse quela usurpación de tierras por parte de los pobres es menos grave que la socialización de ladeuda privada de empresas solventes y la confiscación masiva de depósitos bancarios por  parte del propio Estado, que es el custodio del contrato social. No obstante, el hechorepresenta un paso adicional en un proceso de involución institucional de largo plazo.Implica un significativo agravamiento de la inseguridad jurídica y un sideral aumento delriesgo país. Esto no significa cargar las culpas sobre los militantes y sus agrupamientos sinoseñalar que el proceso que condujo a este emergente fue costoso para casi todos losargentinos (aunque para algunos más que para otros.)

5) El problema fue agudizado por la manipulación política de las instituciones subterráneas por parte de los grandes partidos. Particularmente graves fueron la decisión del gobierno dela Alianza de convertir las agrupaciones en ONGs que administraran los planes sociales, yla táctica del justicialismo bonaerense de aliarse a los grandes cortes de ruta para debilitar aDe la Rúa.

6) Cuando se acudió a la represión legal, el gobierno sufrió enormes pérdidas políticas.Cuando ésta condujo a la muerte de revoltosos, la crisis fue casi terminal para los ministrosinvolucrados. El presidente De la Rúa, ya depuesto, estuvo a punto de ir preso por bajas demanifestantes que, aunque hayan sido culposas, ni siquiera pueden atribuirse a su jefe de policía. Al parecer, la pérdida de tolerancia pública a la muerte violenta de civiles fue unade las consecuencias del proceso de deterioro institucional que culminó con el colapso de ladictadura militar de 1976-83. Aunque en circunstancias extremas, la muerte derelativamente pocos militantes que violan la ley es aceptada como inevitable en la mayor  parte de los países democráticos, ello no es así en la Argentina. La consecuencia es que elEstado queda inerme, sin poder utilizar sus armas.* 

* La represión del asalto al cuartel de La Tablada del 23 de enero de 1989 (gobierno de Alfonsín), perpetrado por 40 militantes del Movimiento Todos por la Patria (MTP), fue la última vez que fuerzas policiales y

militares reprimieron un hecho subversivo con energía. Rodearon el cuartel tomado con 3500 efectivos. Se produjeron 39 muertes, 28 entre los asaltantes y 11 entre policías y militares. Según denuncia de losguerrilleros, cuatro de sus bajas habrían sido ejecuciones extrajudiciales. También alegan seis desaparicionesadicionales. Las reverberaciones políticas de estos sucesos contribuyeron a restarle legitimidad a todarepresión legal de actos de violencia ilegal cometidos por grupos de militantes o manifestantes. EnriqueGorriarán Merlo, el guerrillero de largo prontuario que lideró a los insurgentes, fue amnistiado el 20 mayo de2003 por el presidente Duhalde, mediante un decreto de necesidad y urgencia. El decreto incluía el indulto delcoronel “carapintada” Mohamed Alí Seineldín, que el 3 de diciembre de 1990 había intentado derrocar aMenem. En esa ocasión se produjeron 13 muertes. Seineldín había intentado tres golpes de Estado previos, enabril de 1987, y en enero y diciembre de 1988, durante la presidencia de Alfonsín.

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 7) Un indicador de este fenómeno es el hecho de que especialistas como Svampa y Pereyradan por supuesto que las bajas piqueteras fueron asesinatos. En su importante estudio dicen:“La represión ordenada por los sucesivos gobiernos provinciales y nacionales, llevada acabo por un reforzado sistema de seguridad compuesto por las fuerzas de Gendarmería

 Nacional, Policía Federal y policías provinciales y, más recientemente, complementadascon (...) Prefectura, ha culminado con el asesinato de numerosos manifestantes y militantes piqueteros en distintos lugares del país.”27 

8) En cambio, la opinión académica, política, periodística, y del público en general, tieneuna actitud bien diferente cuando la violencia viene del otro lado. Es significativo que, sinconsecuencias, Luis D’Elía confesara a Página 12 que en 1986 él y su gente defendieron atiros las tierras usurpadas en El Tambo, destruyendo la casa del propietario original. Setrata del mismo piquetero que en 2004 dirigió la toma y destrucción de una comisaría. Conesto no digo que no le asistiera un derecho natural a hacer estas cosas. Sólo señalo el dobleestándar en la evaluación de la violencia de unos y otros, como un dato más. * 

9) Frente a esta dinámica, la trama de la organización política y social se fue pareciendocada vez menos a la que está formalmente instituida por las leyes y la Constitución, comoconsecuencia de un proceso que no puede revertirse por obra de simple voluntarismo.

Por todo lo dicho, desde un punto de vista científico debemos concluir que (al contrario delo que sugieren Svampa y Pereyra) no es sorprendente que haya surgido un importantemovimiento de desocupados en la Argentina. Este emergente se engarza con el proceso dedestrucción institucional que acompañó a tres décadas de violaciones sistemáticas de losDPM, que por su magnitud no tienen precedentes en países comparables con la Argentina.Una vez fracasada la dictadura de 1976-83, el deterioro institucional vino acompañado por la deslegitimación de toda violencia represiva.

Este fue un cambio cultural crucial para la comprensión de esta historia. A partir de esemomento el Estado quedó sumido en la impotencia frente a fenómenos como la usurpaciónde tierras y los cortes de ruta extorsivos. Si agregamos el cambio estructural producido enel mercado de militantes, caracterizado por el aumento sideral de la demanda de serviciosde protesta para desocupados, algo parecido al movimiento piquetero debía forzosamentenacer en este país.

Para el caso argentino, por lo tanto, no tiene vigencia el argumento sociológico que hainsistido “en el conjunto de dificultades, tanto de carácter objetivo como subjetivo, queatraviesa la acción de los desocupados y que impide que estos se conviertan en verdaderoactor colectivo.” Se torna irrelevante la “problemática vinculada con el hecho de que losdesocupados se hallan ‘fuera’ de la estructura social y no ocupan por ello ‘ningún lugar’.”

* En lo que atañe a una justicia esencial, creo personalmente que, por lo menos en una sociedad rica enrecursos naturales por habitante que ha sido próspera en un pasado no lejano, cuando la demanda deorganizaciones de protesta para desocupados supera la demanda de organizaciones para trabajadores conempleo, se ha cruzado el umbral a partir del cual puede justificarse moralmente el ejercicio del derecho a larevuelta enunciado por Santo Tomás de Aquino, el Padre Suárez, Luis de Molina y John Locke. No obstante,y sin desmedro de ese hecho, como científico social debo registrar el dato del estándar doble señalado.

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 Ni es de importancia “la heterogeneidad de las bases y trayectorias sociales” de losdesempleados.28 Lo que sí es de significación es que las crisis sucesivas condujeron a:

- Que la represión resultara intolerable aunque fuera legal y necesaria, y- Que los desocupados superaran a los trabajadores en el mercado de militantes.

Así emergió el segmento proletario del Estado parasitario argentino, que es la contrapartidade los sectores parasitarios de su clase política, burguesía y burocracia. Si un Estado no puede o no quiere reprimir, y si sus desocupados se multiplican de a millones, supurará piqueteros o algo similar.

Una variable crucial para la gobernabilidad de este tipo de Estado será la disponibilidad derecursos, por parte de un gobierno, para invertir en la moderación, cooptación ymanipulación de las organizaciones de la pobreza. Así lo demuestra la experiencia delgobierno de Kirchner, que pudo estabilizarse gracias a los abundantes dineros provenientesde las retenciones a exportaciones cuyo valor internacional aumentó a partir de 2002. Perola Constitución ya no tiene vigencia. Es un adorno. El cemento del país actual no es el desus instituciones formales, que apenas ocultan el verdadero orden. Ya no vivimos en unarepública representativa, aunque el exótico sistema que nos supimos conseguir todavía pueda esconderse tras una fachada de legitimidad democrática. Una parte significativa del poder político real está depositado en una coalición de cabecillas que mandan sobre grandes bandas con jurisdicción territorial, y que mantiene vínculos informales complejos con policías, jueces, políticos y traficantes diversos. Los viejos “aparatos” partidarios seentretejen con las nuevas agrupaciones piqueteras, en parte autónomas pero tambiéndependientes de prebendas que permiten manipularlas. La ficción de legalidad sirve paraconsolidar este orden extralegal. La justicia se blande para castigar los desafíos a estailegalidad informalmente instituida.

Por ello, y tal como los sucesos de diciembre de 2001 lo demostraran, cuando el Poder Ejecutivo carece de los recursos necesarios para cooptar a las bandas, la supervivencia oderrocamiento de un presidente dependerá del consenso de una docena de caudillos, no delas instituciones establecidas por la Constitución. Si en un momento de debilidad de la presidencia, los jefes del justicialismo bonaerense se suman a los principales dirigentes piqueteros para que una multitud hostil rodee la Casa Rosada, y ordenan que se le corten laelectricidad, el teléfono y el gas al mandatario, la policía no se les va a oponer y éste huiráde la sede del gobierno colgado de un helicóptero. Esto puede no volver a ocurrir, pero queno acontezca es cosa que no depende de las instituciones formales sino de la fluctuanteopulencia de la billetera de un gobierno, y de la voluntad de personajes que muchas vecesni siquiera ocupan un cargo oficial.

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Epílogo

Fábricas tomadas, crisis del derecho de propiedad

y auge de la lucha de clases 

Las “empresas recuperadas”

Si durante los últimos treinta años un Estado capturado por un segmento depredador de la burguesía se ha dedicado a la violación sistemática de los DPM, decir que el derecho de propiedad está en crisis es incurrir en tautología. Cuando sólo se respeta la propiedad de unsegmento de la sociedad, lo que se preserva no es un derecho sino privilegios sustentados por una fuerza que ha dejado de ser legítima.

 No obstante, como vimos en el último capítulo, esta anomalía trae aparejadas otras graveserosiones institucionales. Lo que comienza siendo la violación de los derechos de propiedad de las grandes mayorías eventualmente se convierte en crisis generalizada del

derecho de propiedad, que hace peligrar incluso los derechos de la burguesía beneficiada por aquellos crónicos atropellos a los DPM.

Por cierto, los políticos que desde el gobierno sirven a esa burguesía están programados para ganar elecciones y preservarse en el poder. Violan los DPM por medio de maniobrascasi encubiertas, visibles para unos pocos que leen las comunicaciones del Banco Central.Pero no arriesgan la derrota en los próximos comicios apelando a la represión de turbashambrientas y sin trabajo. Por el contrario, la protesta pública de las muchedumbres casisiempre es respetada por este Estado debilitado y vulnerable, aunque en el trámite se violenalgunos derechos de propiedad de esa burguesía a la que apaña del modo más disimulado posible. De esta manera, el populismo de derecha viene acompañado casi inevitablemente

 por un populismo clásico que, en sus aspectos más extremos, también contribuye a laerosión de la ley y el orden.

Eso es lo que ha venido ocurriendo en forma agravada en la Argentina desde que alumbrarael siglo XXI, a través de ocupaciones de fábricas privadas consentidas por un Estado enretroceso. Éstas han sido perpetradas por organizaciones de trabajadores y desocupados queejercen un “derecho a la protesta” que en realidad más se parece a un ejercicio del derechonatural a la revuelta.

Si la protesta militante de la década de los ’80 se caracterizó por la inauguración del ciclode usurpaciones de terrenos públicos y privados para el establecimiento de nuevos barrios,

y la del ’90 llevó el signo de los cortes extorsivos de rutas, protagonizados por el flamantemovimiento piquetero, la del nuevo milenio trajo consigo el nuevo e interesante fenómenode la usurpación de empresas. Es la nueva fase de la involución argentina, cuyocomponente principal no ha sido la revuelta popular sino la violación de los DPM por partede los sectores dominantes.

Las usurpadas son firmas en crisis: establecimientos que cerraron o que entraron enconvocatoria y corren el riesgo de ser clausurados. A través de procedimientos que han sido

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movimientos concentran a la mayoría de las fábricas y empresas tomadas, colaborando enla defensa legal y en la resistencia militante. Se trata del Movimiento Nacional de EmpresasRecuperadas (MNER) y el Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas por losTrabajadores (MNFR). Su mayor conquista legal fue una victoria compartida, cuando el 25de noviembre de 2004 la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires aprobó una ley de

expropiación definitiva para trece cooperativas.

*

 Más allá de este éxito casi masivo, algunos de los casos más importantes de empresastomadas son los que siguen, descritos en una guía titulada Sin Patrón y compilada conamor por Claudia Acuña, Judith Gociol, Diego Rosemberg y Sergio Ciancaglini:

Zanón – “Es la mayor fábrica recuperada, con una gestión obrera modelo. Creó empleo,conquistó el mercado y logró comprometer a toda una comunidad en su defensa”.2 Se trata de una importante productora de cerámicas en el Neuquen.

Brukman – “Una pequeña fábrica textil del barrio del Once (que) fue protagonista de unode los capítulos más apasionados, violentos y dramáticos” de la nueva lucha declases.3 

Crometal – Después de un año y medio de conflicto, la metalúrgica fabricante de lasestanterías industriales y andamios Acrow pasó a manos de los obreros asociados enla Cooperativa de este nombre.4 

Chilavert – “Cantera Sime en Victoria, Entre Ríos, fue expropiada y recuperada por sustrabajadores. Pasaron por situaciones de humillación extrema y acoso laboral, perolograron revertir un destino de desempleo cuando descubrieron que podían tomar ellugar en sus manos. Lo hicieron armados, listos para resistir. Vivieron de la caza yde la pesca, además de la solidaridad. Hoy han logrado reactivar una planta que parecía reducida al vaciamiento, la evasión y las trampas que los obreros creían quesólo ocurrían en los programas de televisión”.5 

Conforti – “Una de las grandes imprentas del país volvió de la muerte gracias al esfuerzo deun grupo de trabajadores que, después del abismo de la desocupación, logró suexpropiación y puesta en marcha”.6 

Aurora Grundig – “La empresa, expropiada y en manos de la Cooperativa Renacer, libró batallas de varios años: piquetes a 14 grados bajo cero, luchas contra la UniónObrera Metalúrgica y el poder político. Personas que sólo querían trabajar se vieronobligadas a recuperar la fábrica por la fuerza, con un hacha. A ocupar el Banco Nación, la Legislatura y la propia Casa de Gobierno (de Tierra del Fuego).”7 

Clínica IMECC – “Ocupada pacíficamente por sus trabajadores, fue desalojada el viernes12 de marzo de 2004 mediante una violenta represión policial (palos, heridos y un

* Hubo un fugaz intento anterior, el de la Federación Nacional de Cooperativas de Trabajo en EmpresasReconvertidas (FENCOOTER). Véase Sin Patrón: Fábricas y empresas recuperadas por sus trabajadores.

Una historia, una guía. Buenos Aires: lavaca, diciembre 2004; p. 97.

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detenido por la guardia antimotines) que fue respondida con un piquete en laavenida Díaz Vélez, en Parque Centenario. El gobierno sólo intervino cuando oliólas gomas quemadas.” 8 Posteriormente los trabajadores alcanzaron sus objetivos,formando la Cooperativa de Trabajo Fénix Salud. A fines de 2005 la clínica figuraen el directorio de empresas recuperadas que el Gobierno de la Ciudad de Buenos

Aires publica en Internet.Unión y Fuerza – “En el año 2001 los trabajadores de Gyp Metal estaban debajo de un

 puente debatiendo sobre el futuro. Habían sido suspendidos por un empresariomodelo. Tomaron la fábrica y lograron ponerla a producir. Hoy, Unión y Fuerza esuna empresa líder del mercado. Sus obreros dan cátedra sobre el significado delcosto patronal”.9 

Comercio y Justicia – “El prestigioso diario de Córdoba fue recuperado por sustrabajadores, organizados en la Cooperativa La Prensa. Una decisión judicial inéditaevitó llegar a la expropiación. Los trabajadores lograron editar un medio exitosohaciendo lo contrario de quienes pensaban quedarse con el diario: apostaron al periodismo, a la calidad y a una forma interna de convivencia y toma de decisionesque consideran revolucionaria”.10 

Sasetru Gestión Obrera – “A diferencia del resto de las cooperativas, Sasetru no fueconformada por sus antiguos empleados, sino por una mayoría de desocupados. Laempresa era una prestigiosa fábrica de alimentos hasta 1981, cuando quebró. Treceaños después, Molisur – subsidiaria del grupo Pérez Companc – compró los bienesde la quiebra. Desde entonces la mantuvo cerrada. El Polo Obrero, brazo piqueterodel Partido Obrero, ocupó ese predio de 14 hectáreas en enero de 2003 con el proyecto de ponerlo en marcha, generar 150 puestos de trabajo y fabricar 32.000kilos de fideos por día para distribuir entre los comedores populares y vender a precios sociales. El 25 de marzo se concretó el desalojo en un operativo en que participaron 780 policías. (...) Comenzó la lucha política por la expropiación, que sevotó el 7 de agosto del mismo año. (...) La cooperativa todavía no comenzó a producir. Exige un subsidio de 300.000 pesos para poner en marcha las máquinas.Mientras tanto, levantaron un microemprendimiento de pastas frescas, dondetrabajan 15 personas. Producen 80 kilos diarios. Aspiran a convertirse en proveedores del Estado”.11 

Como se ve, la revuelta tiene un éxito modesto, en un contexto involutivo que afectanegativamente a todos los sectores sociales. Una de las manifestaciones más graves de lainvolución es la comprobación de que la ley ya no tiene vigencia. El orden se mantiene através de negociaciones cuyo desenlace está determinado por el poder de negociación de las partes. Pero este siempre ha sido el caso para los sectores dominantes de la burguesía. Lanovedad es que ahora esta licencia se extiende a los sectores populares organizados.

Las bandas de delincuentes comunes usurpadores de campos

Por cierto, la sociedad argentina vive en una fase de involución que es posterior al Estadode Derecho pero anterior a la anarquía plena y la guerra civil. El colapso del contrato social,

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“Con el pretexto de la denominada guerra contra la subversión, Massera y suscómplices se apoderaron de los bienes de las personas secuestradas en la Escuela deMecánica de la Armada (ESMA), entre ellos 26 hectáreas en Mendoza. Valuadas en10 millones de dólares, pertenecían a la sociedad Cerro Largo, integrada por losdetenidos-desaparecidos Victorio Cerutti, Conrado Gómez, Horacio Palma y Omar 

Masera Pincolini (...). En la ESMA les obligaron a firmar documentos de cesión desus bienes. De ese modo creían comprar su supervivencia, pero una vez queentregaron todo lo que tenían los asesinaron. (...) El ex almirante quedó a salvo de lacausa porque fue declarado incapaz para enfrentar un juicio a raíz de un accidentecerebrovascular que padeció en diciembre de 2002. Las 26 hectáreas están enChacras de Coria, que a principios del siglo pasado era zona de viñedos y bodegas.A medida que la capital se urbanizó, las plantaciones se fueron alejando de laciudad y la zona se convirtió en el suburbio residencial más caro de Mendoza. La burguesía emergente apetecía una casa allí, apenas a 12 kilómetros de la ciudad. La banda vendió y revendió esas tierras a una serie de sociedades integradas por  personas inexistentes que usaron documentos falsos, con la clásica técnica dellavado de dinero originado en actividades delictivas. Luego de una serie detransacciones ficticias las tierras fueron inscriptas a favor de otra compañía, esta vezintegrada por personas muy reales, como el hijo y un hermano de Massera, ydomiciliada en un local del ‘Partido para la Democracia Social’, que presidía elalmirante. Las principales calles del loteo se llamaron Justicia, Equidad, Patriotismoy Honor.”17 

En el principio fueron los DPM

 Nada hay pues de nuevo en este tipo de maniobra, aunque presuntos liberales se alarmenúnicamente cuando se trata de empresas en quiebra usurpadas por sus trabajadores, en unintento por preservar su fuente de trabajo. La degradación del orden viene de lejos. Sin

embargo, ésta recién comienza a ser observable para una clase media que se horrorizasolamente con las manifestaciones protagonizadas por el proletariado. Ese públicosegmenta el problema y raramente ata cabos para vincular esos hechos con delitos como los perpetrados por los Massera. No obstante, todos estos casos forman parte de una mismacategoría de fenómenos representativos de la creciente erosión del derecho de propiedad.

Las evidencias más ostensibles de esta involución institucional recién empiezan amanifestarse. Pero su dimensión encubierta, la que tiene que ver con las violaciones de losDPM, es por lo menos tan antigua como el vaciamiento de las Cajas de jubilación, losautopréstamos, los seguros de cambio subsidiados, los avales caídos del Tesoro, las megadevaluaciones, las sobrefacturaciones de las empresas privadas proveedoras del Estado, los

 programas de “représtamos” y de capitalización de deuda externa, los regímenes de promoción industrial con diferimientos fiscales, la venta subsidiada de las empresas públicas, las confiscaciones y congelamientos de depósitos, la pesificación asimétrica, etc.

Estas violaciones de los derechos de propiedad de las grandes mayorías representan undeterioro encubierto del orden institucional, que antecede en décadas a las nuevasmanifestaciones, ahora visibles, de ese deterioro. Cuando las violaciones del derecho de

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 propiedad son en beneficio de la burguesía, suelen pasar desapercibidas. No obstante,violan el orden a la vez que lo socavan.

Sólo cuando después de violaciones reiteradas la sociedad está al borde del caos, lossectores populares comienzan a protagonizar algunas violaciones del derecho de propiedad,

eventualmente legalizadas por el poder político. Pero en el principio estuvieron lasviolaciones de los DPM.

 Nada más elocuente para ilustrar el punto y cerrar estas líneas que unos párrafos de RicardoArriazu citados por Jorge Ávila en una publicación de FIEL de 1989. El autor se refiere alfracaso de los esfuerzos estatales por imponer restricciones al movimiento de capitales, quemuchas veces fueron implantados para evitar flujos especulativos, como el de losautopréstamos que se usaban para lucrar con seguros de cambio, o para explotar lasgigantescas diferencias en las tasas de interés pagadas afuera y adentro del país. RazonaArriazu con resignación:

“¿Realmente podemos controlar los movimientos de capital? (...) Mi propiaexperiencia en la Argentina me hace dudar. En 1975, por ejemplo, se introdujo unode los sistemas más severos y completos en el mundo; durante el año la cuentacorriente registró un déficit superior a los US$ 1000 millones, y a su vez losargentinos acumularon activos en el exterior en exceso de los US$ 1000 millones.¿Cómo pudo ocurrir semejante acumulación con tantos controles? Básicamente, através de sobre y subfacturación de transacciones corrientes.”

“La experiencia de 1978 también tiende a confirmar este hecho. A comienzos de eseaño las autoridades decidieron restringir el crédito externo como parte de un programa anti-inflacionario (...). El público comenzó a traer fondos del exterior a unritmo sin precedentes, eludiendo las restricciones sobre el crédito. Con el objeto decontener los aflujos, el gobierno decidió introducir un impuesto en la forma de undepósito por el 20% de los fondos, sin remuneración alguna (con un 6% de inflaciónmensual el depósito entrañó un impuesto sustancial). Por supuesto, a raíz de lamedida los flujos de capital desaparecieron como tales, pero el capital continuóingresando, ahora en la forma de pagos anticipados de exportaciones. Cuandotambién se obligó a constituir depósitos por estos fondos, el capital comenzó a fluir en la forma de prefinanciaciones de exportaciones, y cuando estos flujos fueronasimismo restringidos, los movimientos adoptaron la forma de sobre ysubfacturación”. (...) Después de estos ejemplos, la pregunta es la misma: ¿podemosrealmente controlar los movimientos de capital? Posiblemente para algunos paísesla respuesta sea afirmativa, pero no en mi opinión para la Argentina.”18 

La cita merece dos comentarios. El primero es que, independientemente de todo juicio devalor acerca de la conveniencia de establecer este tipo de regulaciones, el fenómeno ilustrala medida en que una burguesía depredadora pudo burlarse incluso de una dictadura tansanguinaria como la de 1976-83. Para el período 1958-1986 y en dólares constantes de junio de 1988, Ávila midió una pavorosa fuga de capitales de unos 35.784 millones,

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 producto de sobre y subfacturaciones realizadas para evadir los controles.* Las leyes nuncatuvieron vigencia para esa burguesía. Jamás hubo un orden que le impusiera límites.

La segunda reflexión es que la sobre y subfacturación es un delito que en un país bienconstituido se pena con la cárcel, especialmente si es de tal magnitud que destruye la

estrategia económica del gobierno. Cuando el autor nos dice que es posible que en otros países los controles puedan funcionar pero que en la Argentina es imposible, omite señalar que la diferencia surge del hecho de que en un país donde el contrato social funciona, elmero evasor de impuestos va preso. El empresario argentino sobre y subfactura permanentemente porque aquí puede salirse con la suya. Por lo tanto, desde el principiohubo una impunidad para la burguesía que revela que, en lo profundo, éste no era ni es unEstado de Derecho.

Las permanentes violaciones de la ley permitidas a la burguesía, que como vimos a lo largode este libro se multiplicaron a través de una enorme diversidad de mecanismos, notuvieron un correlato para la gente común hasta que mucho después emergieron lasusurpaciones de tierras urbanas para asentamientos, los piqueteros, las fábricas tomadas por trabajadores ansiosos de preservar su trabajo y los campos usurpados por delincuentescomunes coligados con fiscales, policías y funcionarios. Estas patéticas migajas no seacercan siquiera a la categoría de premio consuelo.

¿Con qué criterio de justicia puede entonces castigarse al desocupado que corta una ruta para obtener un plan asistencial extorsivamente? ¿Con qué vara puede pensarse mal de lostrabajadores que ocupan una empresa que está a punto de quebrar, seguramente vaciada?Sólo desplegando la más abismal de las hipocresías podemos rasgarnos de vestidurascuando se toma una fábrica. Se trata de una retribución mínima en el contexto de este paísde abundantes riquezas naturales por habitante, que ha conseguido aumentar el número desus pobres del 10 al 40% en medio siglo. En cualquier país europeo se desencadena unaguerra civil por mucho menos.

Escribe ya en 2005 un gran economista amigo mío:

“La peculiaridad del caso argentino, compartida probablemente por aquellos paísesque también experimentaron hiperinflaciones y expropiaciones bancarias en el sigloXX, reside en la marcada inestabilidad de la velocidad de circulación del dinero.”

Desde la cultura bizantina típica de los maestros de su oficio, mi amigo habla como si setratara de una tormenta tropical o un tsunami, sin compadecerse de que esa “inestabilidadde la velocidad de circulación del dinero” es el producto de las prácticas concretas deindividuos, empresas y gobiernos. No se percata de que la verdadera excepcionalidad denuestro caso radica en la ausencia de una guillotina que ponga coto a tantos desmanes.

* La estimación se realizó usando la metodología del Banco Mundial. Fundación de InvestigacionesEconómicas Argentinas (FIEL), El Control de Cambios en la Argentina, Buenos Aires: Ediciones Manantial,1989, p. 120. El libro fue escrito por Jorge Ávila bajo un contrato con FIEL.

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NOTAS

1 Pablo Heller, Fábricas Ocupadas: Argentina, 2000-2004, Buenos Aires: Ediciones Rumbos, 2004; p. 19.2 Sin Patrón: Fábricas y empresas recuperadas por sus trabajadores. Una historia, una guía. Buenos Aires:lavaca, diciembre 2004; p. 35. Sobre el caso particular de Zanón, véase también Claudia Korol (comp.),

“Obreros sin Patrón: Sistematización de la experiencia de los obreros y obreras de Zanón”, Buenos Aires:Ediciones Madres de Plaza de Mayo, 2005.3 Sin Patrón..., p. 42.4 Sin Patrón..., p. 56.5 Sin Patrón..., p. 66.6 Sin Patrón..., p. 70.7 Sin Patrón..., p. 75.8 Sin Patrón..., p. 80.9 Sin Patrón..., p. 87.10 Sin Patrón..., p. 91.11 Sin Patrón..., p. 124.12 “Preocupación por los campos usurpados”, La Nación, 28 de agosto de 2005.13 Ximena Linares Calvo, “Reclamo al gobierno por los campos usurpados”, La Nación, 27 de agosto de2005.14 X. L. Calvo, op.cit .15 X. L. Calvo, op.cit .16 “Cómo actúan las organizaciones”, La Nación, 27 de agosto de 2005.17 Horacio Verbitsky, “Besos a Massera”, Pagina 12, 9 de octubre de 200518 Fundación de Investigaciones Económicas Argentinas (FIEL), El Control de Cambios en la Argentina,Buenos Aires: Ediciones Manantial, 1989, p. 105-106. El trabajo fue realizado por Jorge Ávila bajocontratación de FIEL.