escude, c. & cisneros, a. - historia de las relaciones exteriores argentinas. capítulo 29

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Historia de las Relaciones Exteriores Argentinas

Historia de las Relaciones Exteriores ArgentinasCarlos Escud y Andrs CisnerosCaptulo 29: La guerra de la Triple Alianza contra Paraguay. Los diferentes enfoques historiogrficos acerca de sus causas

* La herencia de Pavn. La alianza implcita entre Mitre y Urquiza.Como se ha visto en el captulo anterior, una dcada de guerra entre los Estados de Buenos Aires y la Confederacin Argentina sucedi a la cada del rgimen rosista. Finalmente, la paz pareci establecerse cuando tras su peculiar victoria en la batalla de Pavn sobre las fuerzas de la Confederacin al mando de Justo Jos de Urquiza, el jefe de las fuerzas bonaerenses, Bartolom Mitre, lleg a ser presidente de la Nacin con la capital provisoria en Buenos Aires en octubre de 1862.

Si bien la batalla de Pavn abri una nueva etapa en la historia argentina, que podramos llamar de la "Argentina organizada", ya que se trat del perodo a partir del cual se puede comenzar a hablar de un Estado nacional argentino, dicha batalla constituye todava un hecho histrico polmico. El historiador revisionista Jos Mara Rosa teje una serie de hiptesis al respecto, preguntndose:

"(...) Qu pas en Pavn? ... Es un misterio no aclarado. Solamente pueden hacerse conjeturas: que intervino la masonera fallando el pleito a favor de los liberales y sin que Urquiza pagara las costas (....) que Urquiza desconfiaba de Derqui y prefiri arreglarse con Mitre dejando a salvo su persona, su fortuna y su gobierno en Entre Ros. (1)

"Pavn no es slo una victoria militar; es un triunfo de la civilizacin sobre los elementos de guerra de la barbarie", escribi Mitre a su ministro de guerra, Juan Andrs Gelly y Obes, el 22 de diciembre de 1861, poco tiempo despus de su inesperado triunfo sobre las fuerzas de la Confederacin comandadas por Urquiza.

Por su parte, el britnico Pelham Horton Box plantea que Pavn demuestra la imposibilidad de separar las luchas entre las facciones de uno y otro lado del Ro de la Plata, idea que se ha planteado en varios captulos de este libro. Box sostiene que Pavn fue el triunfo de Buenos Aires bajo la direccin de los sucesores liberales de los viejos unitarios, y, hasta cierto punto desde el punto de vista internacional la victoria de los colorados proscriptos sobre sus enemigos de Montevideo, porque mediante dicha batalla los amigos de los Colorados se hicieron dueos de la Repblica Argentina (...). Box da ejemplos de esta colaboracin entre colorados orientales y liberales porteos, al mencionar que Venancio Flores, jefe colorado, desempe un gran papel en la batalla de Cepeda para evitar el desastre de las fuerzas de Mitre y asegur el triunfo de ste en Pavn. Por su parte los blancos, inmediatamente despus de Pavn, comenzaron a buscar aliados contra el gobierno de Mitre, al que percibieron como enemigo. (2)

Resulta asimismo interesante reproducir algunos prrafos de Box que afirman la idea de un pacto implcito gestado en Pavn entre Urquiza y Mitre, que se concret luego en el apoyo mutuo en la guerra contra Francisco Solano Lpez, el dueo de los destinos de Paraguay. Para Box, ambos personajes rompieron con la actitud caudillista y facciosa que haba caracterizado dramticamente a la historia argentina y que caracteriz a sus propios colegas polticos. Al reemplazarla por una poltica de negociacin, permitieron la gestacin de un orden de alcance "nacional" que se consolid a partir de 1880. De acuerdo con Box,

El Urquiza de India Muerta y Vences, el secuaz de Rosas, se haba convertido en un estadista nacional en Caseros, y no haba cesado de progresar. El gran servicio subsiguiente que prest a su pas, fue implantar la constitucin nacional, asestando as, caudillo l mismo, un golpe mortal al caudillaje. Su servicio culminante fue perder la batalla de Pavn y, mediante una derrota que todava es un misterio, entregar la direccin de la Confederacin Argentina a Buenos Aires. No haba otra manera de asegurar la unidad nacional ni el desenvolvimiento econmico de la Argentina, en que l estaba interesado tanto personal como idealmente. Pero le era imposible escapar a su pasado por completo; los polticos reaccionarios de las provincias esperaban siempre que l fuese el conductor contra sus viejos enemigos, los Unitarios de ltima hora de Mitre, y l no poda dejarlos a un lado. De ah la ambigedad de su situacin, ambigedad que le enajen la confianza de caudillos como Lpez Jordn y de sus amigos de Asuncin y Montevideo, mientras cundan las viejas sospechas con relacin a Buenos Aires. La grandeza de Mitre qued patentizada en su buena voluntad para reconciliarse con Urquiza, en vez de acentuar su antagonismo con l, y Urquiza estaba enteramente dispuesto a convertirse y a avanzar una vez ms, de su base provincial en Entre Ros, hacia la plataforma de una poltica nacional. (3)

Cierra Box su anlisis de la relacin Mitre-Urquiza luego de Pavn diciendo que ambos decidieron unirse ante el enemigo comn: Francisco Solano Lpez. As, la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay constituy un tema ligado ntimamente al proyecto de organizacin y consolidacin nacional de Mitre. El apoyo de Urquiza a Mitre, abandonando su inicial plan de evitar una guerra contra Solano Lpez, fue un factor que segn Box hizo ocupar al ex vencedor de Caseros una posicin nacional. (4)

Tanto los historiadores argentinos Jos Mara Rosa -desde la vertiente revisionista- como Miguel Angel Scenna y Tulio Halpern Donghi -este ltimo un liberal crtico tanto del liberalismo de la Academia Nacional de la Historia como del revisionismo- plantean como Box la sugestiva idea de un orden post-Pavn, fundado en una alianza implcita entre Urquiza y Mitre. Dicha alianza estuvo caracterizada por una actitud de no beligerancia mutua entre ambos personajes, actitud que provoc airadas protestas en Buenos Aires y en las provincias. De esta manera Mitre alcanz la presidencia nacional. A su vez, Urquiza qued a cargo de la gobernacin de Entre Ros y con un rol crucial de garante del orden y de las instituciones mitristas en el Litoral y el resto de las provincias del Interior, como contrapartida de su voluntario retiro del protagonismo poltico en la escena nacional a favor de Mitre. (5)

No obstante, el perodo abierto con la presidencia de Mitre fue de paz relativa. La existencia de varios factores no resueltos demostr que a partir de la batalla de Pavn, si bien se iniciaba el perodo de la organizacin del Estado nacional argentino, faltaba an mucho para que ste alcanzara su consolidacin. A pesar del impuesto recambio de gobernadores de signo liberal en varias provincias del Litoral y del Interior, la permanencia de caudillos provinciales rebeldes a la autoridad central al frente de montoneras, y la prolongacin del conflicto entre liberales y federales tanto en territorio argentino como en el escenario oriental -donde se involucraron en la pugna entre blancos y colorados- hicieron tambalear el orden gestado en Pavn.

Asimismo, la llamada "cuestin capital", que escinda al liberalismo porteo en nacionalistas -seguidores de Mitre- y autonomistas -liderados por Alsina- fueotro de los elementos de disturbio residual. Dicha cuestin sera recin resuelta con la separacin de la ciudad de la provincia al crearse la capital federal en 1880. Por el momento, apenas reunido el Congreso Nacional, Mitre present un proyecto para federalizar todo el territorio de la provincia. El proyecto mitrista fue aprobado por el Congreso, pero fue rechazado por la Legislatura provincial, como tambin la opcin de federalizar la ciudad. Finalmente, tras arduas tratativas, se lleg a un arreglo conocido con el nombre de "solucin de compromiso" que legaliz la coexistencia de las autoridades nacionales junto a las provinciales. El 1 de octubre de 1862 el Congreso acept esta solucin y das ms tarde Mitre asumi la presidencia.

NOTAS1.Jos Mara Rosa, La Guerra del Paraguay y las montoneras argentinas, Buenos Aires, Hyspamrica, 1986, p. 67.

2.Pelham Horton Box, Los orgenes de la Guerra de la Triple Alianza, Buenos Aires-Asuncin, Nizza, 1958, p. 86.

3.Ibid., pp. 248-249.

4.Ibid., p. 249.

5.J.M. Rosa, op. cit., pp. 106-107 y 109; Miguel Angel Scenna, Argentina-Brasil: Cuatro siglos de rivalidad, Buenos Aires, La Bastilla, 1975, p. 190; Tulio Halpern Donghi, Una nacin para el desierto argentino, Buenos Aires, Centro Editor de Amrica Latina, 1982, p. 73.

*Las amenazas al orden gestado en Pavn: las montoneras provincialesEl peculiar orden gestado en Pavn a travs de la alianza entre Urquiza y Mitre contaba con el respaldo otorgado por varios gobiernos liberales en las provincias. No obstante, el cuadro de las provincias despus de Pavn distaba de ser homogneo. Ciertos caudillos y gobernadores provinciales resistan la autoridad del vencedor de Pavn e incluso esperaban un nuevo "pronunciamiento" de Urquiza, esta vez contra Mitre. Entre estos caudillos provinciales que desafiaban el orden mitrista estaba el riojano Angel Vicente Pealoza, apodado el "Chacho", quien inici desde La Rioja a principios de 1862 un movimiento contra los liberales que deponan gobernadores urquicistas.

Dada la dificultad de vencer a la montonera, que no presentaba batalla abierta, Mitre decidi negociar -como en los das de Pavn- a despecho de los elementos intransigentes que desde el liberalismo porteo y provincial deseaban el exterminio del caudillo, como un jaln en la lucha de la "civilizacin" contra la "barbarie", que, entre otros, predicase Domingo Faustino Sarmiento desde su obra Facundo. Para alivio de Mitre, la paz se firm el 30 de mayo en La Banderita, acordndose que el "Chacho" se encargara de pacificar La Rioja con la ayuda de su lugarteniente, el teniente coronel Felipe Varela. Se mantuvo as la calma, aunque slo por un tiempo. Un ao ms tarde, Pealoza resurgi ante la difcil situacin econmica de la provincia que llevaba a sus paisanos a optar por la vida montonera. Las injusticias sufridas por los habitantes de las provincias a causa de la guerra civil eran otro aspecto de la situacin, expuesto por Pealoza al presidente Mitre el 10 de abril de 1863, en los siguientes trminos:

Despus de la guerra exterminadora no se han cumplido las promesas hechas tantas veces a los hijos de esta desgraciada patria. Los gobernantes se han convertido en verdugos de las provincias, atropellan las propiedades de los vecinos y destierran y mandan matar sin forma de juicio a ciudadanos respetables por haber pertenecido al Partido Federal. (1)

A diferencia de la actitud negociadora adoptada durante la primera guerra del "Chacho", Mitre encomend al ms encarnizado enemigo del caudillo riojano, Domingo Faustino Sarmiento, la "guerra de polica" contra Pealoza y sus fuerzas. Sarmiento, gobernador de San Juan y director de la guerra por nombramiento de Mitre, junto con otros generales mitristas, hostigaron al Chacho, quien termin siendo derrotado y asesinado por el coronel mitrista Irrazbal.

En sntesis, la tarea a desarrollar por Mitre sera harto compleja: organizar el Estado Nacional, garantizar la modernizacin econmica, crear los mecanismos adecuados para el funcionamiento de un pas unificado pero no uniformado. Las luchas facciosas afectaban tanto al liberalismo como al federalismo, amenazando a sus respectivos jefes, Urquiza y Mitre, quienes buscaron mantener el orden a cualquier precio. En el particular caso de Mitre, el precio fue el compromiso en una guerra internacional contra el rgimen paraguayo de Francisco Solano Lpez. En el de Urquiza, se trat de adoptar un rol pasivo respecto de auxiliar a las montoneras provinciales -que conspiraban contra el orden mitrista- y al presidente paraguayo. Este rol pasivo de Urquiza implicaba la reafirmacin de la alianza implcita convenida con Mitre en Pavn. Para el presidente argentino, empujado por los liberales tanto nacionalistas como autonomistas, la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay constituy uno de los instrumentos adoptados -el ms extremo y evidente quizs- en la bsqueda de la consolidacin de un Estado nacional que necesitaba superar la lucha facciosa para concluir exitosamente este nuevo intento de organizacin.

*NOTA1.Carta del "Chacho" Pealoza al presidente Bartolom Mitre, 10 de abril de 1863, citada en Hayde Gorostegui de Torres, La organizacin nacional, Coleccin Historia Argentina, vol. 4, Buenos Aires, Paids, 1972, pp. 75-76.

Las causas de la guerraUno de los aspectos ms polmicos de la Guerra de la Triple Alianza es la identificacin de sus causas, existiendo relevantes diferencias de interpretacin. Algunos historiadores (el caso del britnico Pelham Box, la corriente liberal argentina o el paraguayo Cecilio Bez) centran su anlisis causal en la conducta del rgimen de Francisco Solano Lpez, presentndolo como un gobierno poco prudente respecto de su poltica en el Ro de la Plata. De este modo, Lpez sera el responsable del estallido de la Guerra de la Triple Alianza.

Otros, en cambio, (el revisionismo argentino con Jos Mara Rosa y Miguel Angel Scenna) responsabilizan de la guerra al Imperio del Brasil -y particularmente a los intereses ganaderos de Ro Grande- por su poltica intervencionista en el Uruguay, causa eficiente del conflicto con Paraguay pues el intervencionismo brasileo en Uruguay, respaldado por la Argentina, afectaba el equilibrio del rea rioplatense que el rgimen de Solano Lpez estaba dispuesto a defender. La lnea de este razonamiento implica que Lpez decidi intervenir en la crisis oriental temiendo una futura intervencin conjunta argentino-brasilea en territorio paraguayo.

Otra causa alegada por el revisionismo es la existencia de problemas limtrofes pendientes de Paraguay con la Argentina y Brasil, disputas territoriales no solucionadas y que tenan clave econmica (el reclamo argentino en Misiones y el Chaco Central, el del Imperio en el norte y noreste de Paraguay, reas ricas en yerbales)- agravadas por el problema de la fortaleza de Humait para la libre navegacin del ro Paran. Tambin figura en el enfoque revisionista como factor causal de la guerra la presin de la diplomacia britnica para que Lpez abriera su economa, que llev al ministro britnico en Buenos Aires y Asuncin, Edward Thornton, a dar luz verde a la poltica mitrista contra Lpez y los blancos uruguayos.

Otro factor que aparece en los revisionistas argentinos y en historiadores como el oriental Luis Alberto de Herrera o el paraguayo Cecilio Bez como un detonante de la Guerra de la Triple Alianza es la crisis oriental, y, en el caso especfico de Bez, el poder de sugestin de la diplomacia oriental sobre Solano Lpez para que ste adoptase una actitud intervencionista en la crisis entre blancos y colorados, respaldando a los primeros en nombre de la defensa del equilibrio en el Ro de la Plata. De acuerdo con esta lnea argumental que centra su causalidad en la crisis uruguaya, ante la intervencin argentino-brasilea a favor de los colorados, los blancos que estaban en el gobierno uruguayo decidieron ir en busca de Lpez, quien intervino como garante del equilibrio amenazado en el rea rioplatense. (1)

Finalmente, Halpern Donghi y McLynn desechan las argumentaciones anteriores como causas directas de la Guerra de la Triple Alianza. Para ellos, el expansionismo brasileo, los recelos del rgimen paraguayo de Francisco Solano Lpez, la crisis interna oriental expresada en la lucha entre blancos y colorados, los intereses econmicos de Ro Grande, seran ms bien factores estructurales que operaban en el panorama rioplatense. Pero el gatillo que hizo estallar el conflicto fue para ambos autores la actitud de la diplomacia mitrista respecto de Paraguay, vinculando la Guerra de la Triple Alianza con el proceso de formacin y consolidacin del Estado nacional argentino, objetivo ste al que Mitre apunt. (2)

*NOTAS1.Ver Luis Alberto de Herrera, La diplomacia oriental en el Paraguay, Montevideo, Barreiro y Ramos, 1908, y Cecilio Bez, Resumen de la historia del Paraguay desde la poca de la conquista hasta el ao 1880, Asuncin, H. Kraus, 1910. Un resumen de estas causas puede apreciarse tambin en el trabajo de Harris Gaylord Warren, Paraguay and the Triple Alliance. The Postwar Decade, 1869-1878, Institute of Latin American Studies, The University of Texas and Austin, University of Texas Press, 1978, p. 8.

2.T. Halpern Donghi, op. cit.; F.J. McLynn, "The Causes of the War of Triple Alliance: An Interpretation", Inter-American Economic Affairs, Vol. 33, N 2, Autumn 1979.

Versin argentina liberal: el rol expansionista de LpezPara la escuela liberal -sobre todo en la versin de Bartolom Mitre como historiador y en la de los columnistas de su diario La Nacin-, el rgimen paraguayo representaba la violacin de la libre navegacin de los ros y de la "libertad" que defenda el partido mitrista. Asimismo, los autores de extraccin liberal -empezando obviamente por el propio Mitre- presentan el rgimen de Lpez como un "rgimen tirnico y expansionista" que tuvo por objetivo enfrentar y amenazar los intereses de la Repblica Argentina, como lo haban hecho sus antecesores desde los tiempos de la Revolucin de Mayo. Por oposicin, Mitre presenta al Imperio del Brasil como un "rgimen democrtico" que no tena deseos de expansin territorial. En el anlisis del mitrismo, la Argentina no tena deseos expansionistas, adoptando respecto de la crisis oriental una postura neutral. De este modo -y de acuerdo con este enfoque- Flores obr por su cuenta en los sucesos de abril de 1864.

Segn Ramn J. Crcano, miembro de la Academia Nacional de la Historia y tambin representante de este enfoque liberal, existen dos responsables en los sucesos que tuvieron lugar en el Estado oriental y que desencadenaron la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay: el mariscal Francisco Solano Lpez y el expansionismo brasileo. Respecto del primer factor, sostiene que Lpez "considera destruido el equilibrio del Ro de la Plata con la cada de Paysand, la ocupacin militar de Montevideo, y la imposicin de la presidencia del general Flores por las armas imperiales (...). (1) Respecto del segundo, el desprecio de las autoridades imperiales por la protesta de Lpez contra el ultimtum brasileo al gobierno oriental y la intervencin de Ro de Janeiro en territorio uruguayo para derribar a los "blancos" del gobierno de Montevideo, resultan factores que segn Crcano movieron a Lpez al enfrentamiento con Brasil.

El historiador liberal presenta al almirante brasileo Tamandar y al mariscal paraguayo Lpez como dos personajes convencidos de que haba llegado el momento de la guerra. El primero crea as interpretar mejor el pensamiento del emperador brasileo. A su vez Lpez estaba resuelto a defender el equilibrio rioplatense amenazado por la injerencia brasilea en territorio oriental. Incluso Crcano cita una frase expresada por Francisco Solano Lpez que reflejaba este convencimiento de que la guerra contra Brasil, que tanto haba rehuido su padre Carlos Antonio, era inevitable: "Si no pegamos ahora (...) tendremos que ir a las manos con Brasil en algn otro momento menos conveniente para nosotros". (2) Solano Lpez estaba persuadido de que no poda asegurar la independencia paraguaya, ni la fijacin de sus lmites con Brasil y la Argentina, ni el dominio de los ros, sin enfrentar y vencer al Imperio. Deca Solano Lpez: "Soy soldado, y tengo que declarar la guerra a Brasil. Es preciso hacerme respetar por las Repblicas vecinas, dando una leccin al Imperio". (3)

Crcano, como en su tiempo el propio Mitre, subraya la actitud de neutralidad argentina respecto de la Guerra de la Triple Alianza:

(...) Argentina no altera su postura inicial. Rehusa reiteradamente participacin en la contienda y renueva gestiones por la paz. Procura conservarse en su neutralidad, que algunos llaman de forma, y consolidar la unidad nacional todava incipiente y movible. Esta actitud no le impide afirmar su condicin y simpatas por Brasil, como alta expresin de orden y cultura americana. Est resuelto a colaborar moralmente para terminar la guerra, en la seguridad de mantenerse intacta la independencia e integridad de Uruguay. (...)

El general Mitre recin asciende a la presidencia de la nacin pacificada y unida, pero todava no consolidada. Empieza a organizar los diversos resortes de gobierno. No tiene todava bien establecidas las aduanas, ni el rgimen financiero, ni el orden econmico. La nacin carga con un presupuesto de $ 8.300.000 oro, y una fuerte, pesada deuda exigible. Las provincias viven en la mayor estrechez. Sus pocas industrias son rudimentarias y el comercio de importacin y exportacin muy reducido.

Aparte de las razones polticas, se impone al pas la neutralidad en la guerra de Paraguay por la situacin precaria de su administracin y economa general. El gobierno no est en condiciones de distraer hombres y recursos fuera de la nacin, pues en ella se sienten an los fogonazos de la guerra civil. La necesidad imprescindible de observar la neutralidad y mantener la paz est en la conciencia, el sentimiento y las conveniencias del presidente general Mitre y del pueblo que gobierna.(...) (4)

Asimismo, Crcano presenta tanto a Mitre como a Urquiza como opuestos a la guerra y partidarios de la neutralidad argentina. Dice Crcano:

Urquiza (...) Quiere salvar la unidad nacional, la obra de Caseros y Pavn.

Escribe al presidente Mitre, sosteniendo la neutralidad y la paz delante del conflicto con el Imperio. Nunca la guerra, porque es impopular y resistida.

Comunica al presidente (Mitre) las cartas del mariscal (Lpez). Enva varias veces a Benjamn Victorica para informarle ampliamente sobre la situacin. Gestionar un subsidio para reforzar el presupuesto de Entre Ros, es la razn ostensible del ltimo viaje. Obtiene una subvencin de diez mil pesos fuertes por mes. Se publica de todas formas para demostrar la buena amistad solidaria.(...)

Ms tarde enva a Salvador Mara del Carril (...) Demuestra la necesidad de la paz y los peligros de la guerra. Hay que mantener firme la neutralidad parasujetar las facciones internas, pero desde el momento que la Repblica sufra una agresin extranjera, la espada de Caseros se pondr bajo las rdenes del vencedor de Pavn. Prevalece el sentimiento nacional sobre las pasiones bravas. (5)

Por otra parte, el texto de Crcano pareciera implicar que el presidente Mitre apel a una variante argentina de la "diplomacia del patacn" imperial -a la que resultaba tan permeable Urquiza- con el fin de obtener del caudillo entrerriano una alianza crucial para mantener el orden tan difcilmente gestado en Pavn.

*NOTAS1.Ramn J. Crcano, Guerra del Paraguay. Orgenes y causas, XLIX, cit. en Ramn J. Crcano, Guerra del Paraguay. Accin y reaccin de la Triple Alianza, Vol. I, Buenos Aires, Domingo Viau, 1941, p. 37.

2.Ibid., pp. 37-38.

3.Ibid., p. 41.

4.Ibid., pp. 38 y 101-102.

5.Ibid., p. 137.

Versin revisionista argentina: el rol expansionista del Imperio y el inters de Paraguay por mantener el equilibrio rioplatenseEl enfoque revisionista, sobre todo el de Jos Mara Rosa, percibe en los esfuerzos armamentistas del rgimen paraguayo de Solano Lpez una actitud defensiva ante el expansionismo brasileo. Inters de expansin que en realidad se expres desde los tiempos de la colonia. Para los revisionistas, el conflicto se debi esencialmente a los manejos combinados de las diplomacias imperial y britnica. Esta ltima, irritada contra un rgimen que tena una economa cerrada que no otorgaba oportunidad a las inversiones ni a la libre navegacin, procur destruir la autosuficiencia paraguaya contando con el brazo armado de la Argentina y Brasil aliados.

Jos Mara Rosa afirma que los brasileos inicialmente percibieron la Guerra del Paraguay como un conflicto gestado por ellos mismos para coronar su poltica de hegemona iniciada en Caseros y aun aos antes. Tardamente reconocieron que la alianza con el gobierno de Mitre gestada en el campamento de Flores en las Puntas del Rosario, el 18 de junio de 1864, fue el factor que movi a las autoridades imperiales a invadir la Repblica Oriental y acarre la reaccin del Paraguay y por consiguiente la desastrosa Guerra de la Triple Alianza. A diferencia del caso brasileo, Rosa opina que las provincias argentinas nunca supieron por qu fueron a la guerra contra Lpez. Los mitristas s lo saban. La Guerra de la Triple Alianza constitua un costo aceptable a cambio de destruir las montoneras provinciales y el rgimen de Solano Lpez, "el Atila de Amrica", fuerzas que constituan serias amenazas al precario orden mitrista.

Otro investigador, Miguel Angel Scenna, cercano a la lnea interpretativa de Jos Mara Rosa respecto de las causas de la Guerra de la Triple Alianza, sostiene que Mitre se ali a Brasil de acuerdo con el principio de las "fronteras ideolgicas". De la mano de su canciller "probrasileo" Rufino de Elizalde, el gobierno argentino pasaba a ser aliado de un rgimen imperial supuestamente liberal aunque esclavista, en contra de un Paraguay "que era nuestro antemural, es cierto, pero que se rega por un rgimen autoritario, refractario al liberalismo. (1)

Si se enfoca la atencin hacia el papel jugado por el Imperio del Brasil desde la ptica revisionista de Rosa, los objetivos de la diplomacia imperial desde los tiempos de la colonia fueron la anexin de la Banda Oriental a su territorio y desde 1811 la desmembracin del antiguo Virreinato del Ro de la Plata. Segn Rosa, al "separatismo" fomentado por Brasil desde 1811, Rosas haba respondido con un "separatismo" dentro del Imperio, exteriorizado en sus contactos con la insurreccin de los farrapos de Ro Grande entre 1835 y 1845 y luego con las agitaciones localistas de diversas partes del Imperio.(2)

Rosa sostiene que hacia 1848 los socialistas brasileos tomaban al gobierno de Rosas como ejemplo de una "repblica popular sin clases y sin esclavos". La insurreccin de los socialistas praieros de Pernambuco demostr la conexin de sus hombres con Rosas. El choque entre la "estrategia disgregadora interna" de Rosas -que busc aliados entre los republicanos de Ro Grande- y la "estrategia disgregadora externa" del Imperio -que procur alianzas con elementos antirrosistas o caudillos federales disidentes- se produjo a partir de fines de 1850, cuando las negociaciones encabezadas por el ministro argentino en Ro de Janeiro, Toms Guido, haban fracasado.

Segn Rosa, la firma de los tratados del 12 de octubre de 1851, que convertan la Banda Oriental prcticamente en un protectorado brasileo, y la batalla de Caseros (febrero de 1852) -que termin con el rgimen de Rosas percibido como un enemigo mortal para el Imperio por sus contactos con elementos republicanos y por su deseo de "reconstruir el Virreinato del Ro de la Plata"- abrieron un perodo de hegemona brasilea. El arquitecto de este proyecto hegemnico brasileo haba sido Honorio Hermeto Carneiro Leao, jefe del gabinete saquarema o conservador, tambin llamado marqus de Paran por su labor decisiva en lograr la alianza con Urquiza para obtener el preciado objetivo de derrocar a Rosas.

Carneiro Leao ocup la jefatura del gabinete en 1853 y muri en 1856. A partir de su muerte se sucedi un perodo de incertidumbre poltica (llamada "la sombra del Paran") que desemboc en la formacin del gabinete dos velhos (de los "viejos"), encabezado por el hbil marqus de Olinda -que haba estado alejado de la accin poltica por los manejos de Hermeto-. Olinda tuvo la sagacidad de conseguir el apoyo de los jvenes luzias o republicanos sin comprometer el respaldo de los conservadores, a travs de una sutil combinacin de una poltica de expansin territorial -que entusiasmaba a los primeros- con una que evitase reformas socio-econmicas -las cuales implicaban el alejamiento de los conservadores-.

La cartera de negocios extranjeros fue ocupada por el marqus de Abrantes, viejo personaje conocido cuyos manejos diplomticos en Francia e Inglaterra procuraron vanamente, en 1844, la participacin brasilea en un posible bloqueo anglofrancs contra el rgimen rosista. En la dcada del 60 Abrantes tendra por bandera la expansin sobre territorio oriental. Primero, reclam "por la violacin de derechos y bienes de los sbditos brasileos residentes en el Estado Oriental". (3) Despus, el 25 de junio de 1861, envi al presidente oriental Bernardo Prudencio Berro -perteneciente al partido blanco- una nota exigiendo inmediatas reparaciones "por los repetidos ultrajes". (4) Ms tarde se movilizaron tropas sobre la lnea de frontera. A fines de 1862 imperiales, mitristas y colorados tenan dispuesta la eliminacin del partido blanco gobernante en Uruguay.

En abril de 1863, parti la expedicin colorada de Venancio Flores, desde Buenos Aires y financiada por Mitre -o al menos, acota Rosa, por los mitristas, si se otorga crdito a sus declaraciones acerca de la "neutralidad" hacia la cuestin oriental efectuados ante el presidente paraguayo Solano Lpez-, y poco despus los ejrcitos de tierra y mar imperiales cruzaron la frontera. Presionado por los hombres belicosos de Ro Grande, el gabinete liberal brasileo ira adoptando paulatinamente posiciones crecientemente intervencionistas, poltica que llevara al derrumbe del gobierno blanco.

El enfoque revisionista suma al expansionismo brasileo otro factor causal en la Guerra de la Triple Alianza: el rol jugado por la diplomacia britnica. Jos Mara Rosa subraya el inters del ministro ingls en Buenos Aires y Asuncin, Edward Thornton, respecto de la guerra contra Paraguay en los siguientes trminos:

Si Thornton empuj la guerra, no quisieron los ingleses que sta llegase al extremo de la hecatombe. Una expedicin blica que destruyese las fortificaciones de Humait, los altos hornos de Ibicuy, la fundicin de Asuncin, estableciese un gobierno democrtico y abriese Paraguay a las mercaderas de Manchester y al capitalismo britnico, bastaba a su propsito. No contaron con el herosmo de los paraguayos. Cuando las cosas se extremaron en 1867, quisieron los diplomticos ingleses llegar a una "paz honrosa" con el exilio de Francisco Solano y los correspondientes tratados de amistad, comercio y navegacin con Inglaterra. Lpez renunci a salvarse a ese precio.

El Paraguay de Lpez era un escndalo en Amrica. Un pas bastndose a s mismo, que nada traa de Inglaterra y se permita detener a los hijos de ingleses, como en el caso Canstatt con el pretexto de infringir las leyes del pas, debera necesaria y urgentemente ponerse a la altura de la Argentina de Mitre. Como la Home Fleet se vea trabada por los caones de Humait para dar a los paraguayos la consabida leccin de urbanidad, quedaba la tarea a cargo de los vecinos. (5)

*NOTAS1.M.A. Scenna, op. cit., pp. 213-214.

2.J.M. Rosa, op. cit., p. 24.

3.Teixeira Soares, Diplomacia do Imperio no Rio da Prata, Ro de Janeiro, 1955, p. 226, cit. en ibid., p. 28.

4.Idem nota anterior, pp. 236-238, cit. en ibid., p. 29.

5.Ibid., pp. 136-137.

Halpern Donghi: la vinculacin entre la Guerra de la Triple Alianza y la consolidacin del Estado nacional argentino

Por su parte, el historiador argentino Halpern Donghi seala claramente la ntima vinculacin entre la guerra del Paraguay y el proceso de construccin del Estado nacional argentino bajo el liderazgo -no exento de conflictos internos- del liberalismo mitrista porteo:

(...) la victoria liberal de 1861, como la rosista de veinte aos antes, slo puede consolidarse a travs de conflictos externos. Es de nuevo, como entonces, elentrelazamiento entre las luchas facciosas argentinas y uruguayas el que conduce a ese desenlace. (...)

(...) Los autonomistas (...) urgen a Mitre a que lleve a la Argentina a la guerra al lado del Brasil, confiando en que, al lanzar a la nacin a una empresa inequvocamente facciosa, obligarn finalmente a Urquiza a salir de esa pasiva lealtad que lo ha caracterizado luego de Pavn. Precisamente por eso, Mitre busca evitar que la entrada en guerra parezca resultado de una decisin libre de su gobierno. Cuando Lpez decide atacar a Corrientes luego de que le ha sido denegado el paso de sus fuerzas por territorio argentino en Misiones, logra hacer de la entrada de la Argentina en el conflicto la respuesta a una agresin externa; sin perder su origen y motivacin facciosos, la participacin argentina adquiere una dimensin nacional. Urquiza se apresura a proclamar (ms explcitamente que nunca en el pasado) su solidaridad con la nacin y su gobierno; jactanciosa, pero no infundadamente, Mitre podr por su parte proclamar que est recogiendo los frutos de una gran poltica. (...) (1)

Como puede observarse tanto Halpern Donghi como los revisionistas estn de acuerdo en que el posicionamiento de Urquiza luego de Pavn fue colocarse del lado mitrista en la guerra contra Paraguay y darle la espalda a los caudillos provinciales federales, opuestos a la idea de luchar contra el rgimen de Francisco Solano Lpez.

*NOTA1.T. Halpern Donghi, op. cit., pp. 74-75.

Versin oficial de la diplomacia brasilea. Nabuco: el papel no intervencionista del Imperio. La responsabilidad de las facciones orientales en la crisis poltica uruguaya

El anlisis del diplomtico e historiador brasileo Joaqun Nabuco, testigo de las negociaciones diplomticas imperiales, contrasta notoriamente con el del revisionismo argentino e incluso con el de algunos de sus connacionales -tal el caso del historiador brasileo Teixeira Soares citado por Rosa- respecto de la adjudicacin de intenciones de anexin territorial por parte del Imperio en la Banda Oriental. Nabuco -quien por cierto defiende la postura oficial del Imperio- plantea categricamente respecto de la cuestin del Estado Oriental:

Desde la guerra del dictador argentino Rosas, cuando impedimos que Montevideo cayese en poder de Oribe, fue la cuestin del Estado Oriental del Uruguay el ms importante y peligroso problema de la poltica exterior. No ambicionbamos su anexin, ni queramos mezclarnos en sus negocios internos, siendo nuestro nico propsito tener una frontera tranquila y segura, para lo que era condicin esencial la completa independencia de aquel Estado. La poltica internacional (escribe el barn de Ro Branco, partidario de este pensamiento) creada por el partido conservador y principalmente por el ministro Paulino de Souza, vizconde del Uruguay, consista entonces, como todava hoy (1875), en mantener la independencia de los dos Estados amenazados por la ambicin argentina: el Paraguay y el Uruguay. (1)

A diferencia del planteo de Jos Mara Rosa y Miguel Angel Scenna, entre otros autores revisionistas, que presentan la poltica exterior de Brasil como expansionista y que por ende tena como uno de sus mviles la intervencin y anexin del Estado Oriental, Joaqun Nabuco presenta al Imperio como no intervencionista -ste en todo caso intervena como garante del equilibrio en la regin rioplatense-, y a su vez como expansionista la poltica exterior del gobierno de Buenos Aires. Esta percepcin lleva a Nabuco como a muchos funcionarios de la diplomacia brasilea de la poca a afirmar como mvil permanente del pas vecino

(...) la esperanza de rehacer algn da dentro de los lmites de la cuenca del Plata, ya que no en totalidad, el antiguo virreinato. An suean con los Estados Unidos de la Amrica del Sur muchos hijos de Buenos Aires, en quienes la tradicin de un pasado y una literatura comunes, pesan todava con la misma fuerza que sobre la generacin de mediados de siglo, contempornea del sitio de Montevideo. (2)

Prosigue Nabuco su argumentacin en los siguientes trminos:

(...) desde 1828 la independencia del Estado oriental fue asunto de la mayor importancia para el Brasil, mientras que la Argentina no renunci a la idea de la unin con Montevideo hasta mucho ms tarde (...) La prueba de que muri enteramente en el espritu brasileo la idea de la anexin de la influencia en Montevideo nos la da completa la historia del perodo que sigui la cada de Oribe, cuando los dos partidos, es decir, casi todos los hombres de Montevideo solicitaban, ora alternada, ora simultneamente, la intervencin brasilea ofrecindonos toda suerte de ocasiones de hacer del Estado oriental una dependencia poltica del Imperio. A todo resisti nuestra falta de ambicin. (...)

La dificultad de la poltica brasilea en Montevideo consista en que, de una parte, el Brasil deseaba abstenerse de toda accin en los asuntos de la Repblica, y de otra necesitaba tener en ellos mano suficiente para afianzar la estabilidad del gobierno. (...) Paulino de Souza (vizconde del Uruguay) formul esta poltica en el Senado en 20 de septiembre de 1853: "La ocupacin de 1817 no fue un remedio, ni en tales circunstancias poda serlo. Tampoco lo fue la incorporacin, ni lo poda ser; sera peor que el mal; es contraria a nuestros intereses as como a tratados solemnes. Cul era, por tanto, el remedio? Qu poltica convena adoptar? La de cooperar a la pacificacin de aquel Estado, ayudar al establecimiento y consolidacin en l de un gobierno legal; colaborar en la obra de su regeneracin, reorganizar su hacienda, consolidar el orden y la independencia y destruir con algunos aos de paz la influencia de los caudillos. Cortbase el mal de raz. Esa fue la poltica de los tratados de 12 de octubre". (3)

Cabe notar el contraste entre esta explicacin de Nabuco acerca de los tratados del 12 de octubre de 1851 -en los que el oriental Andrs Lamas tuvo un rol significativo- supuestamente guiados por un inters brasileo en "pacificar" la lucha facciosa en la Banda Oriental, y la oprobiosa calificacin del revisionismo argentino a los mismos tratados, como "inicuos" gestores de la hegemona brasilea, al convertir al Estado oriental en un apndice del gobierno brasileo -enfoque este ltimo en el cual Lamas pasa a ser un "traidor" al "inters nacional oriental"-.

Partiendo de la idea de la ausencia de un inters expansionista o de anexin del territorio oriental en el caso de Brasil, Nabuco afirma que la intervencin delImperio en la cuestin oriental no tena su origen en las autoridades brasileas sino en el inters de las facciones blancas y coloradas orientales en utilizar la intervencin imperial como medio de dirimir sus disputas internas. Dice al respecto Nabuco:

Exceptuado Lamas, no tenamos un solo amigo en la poltica oriental, ni podamos tenerle, porque a todos ramos sospechosos, y los que se nos mostrasen fieles haban de despertar las suspicacias de la democracia local y vendran a quedar inutilizados por la influencia argentina. En una palabra: todos nos llamaban, todos nos queran, pero cada uno para s, y como nuestra misin de neutrales nos haca indiferentes a tales requerimientos particulares, era tan fcil y cmodo stos llamarnos, como volvernos la espalda. (...) La poltica de la intervencin no tuvo nunca origen brasileo, sino que fue concebida por los partidos y los estadistas del Uruguay, siendo pedida siempre con vivas instancias por los gobiernos de ambos bandos; fue uno de esos recursos fciles en apariencia, de que los partidos prefieren valerse en perodos de descomposicin, antes que resignarse a sacrificios de amor propio personal, que el arreglo de sus discordias costara. (4)

*NOTAS1.Joaqun Nabuco, La Guerra del Paraguay, Pars, Garnier, 1901, p. 11.

2.Ibid., pp. 11-12.

3.Ibid., pp. 13 y 15; discurso de Paulino de Souza en el Senado, 20 de septiembre de 1853, reproducido en Jornal do Commercio del 22 de septiembre de 1853, citado en ibid., p. 15.

4.Ibid., p. 22.

Historiografa paraguaya: Cecilio Bez y Efram Cardozo

Por su parte, el historiador paraguayo Cecilio Bez sostiene una inclinacin beligerante tanto del gobierno imperial como del de Mitre respecto del gobierno blanco de Montevideo, aunque aclara que

el gobierno brasileo no abrigaba en aquella poca el propsito de declarar la guerra al Paraguay, como lo demostraba su falta de preparacin militar, sino el de concertarse con Mitre para remover el partido blanco del gobierno de Montevideo, e impedir que ste se aliara con Solano Lpez y Urquiza. De la misma manera, el presidente Mitre tena recelos del partido blanco, de Urquiza y su partido federal, y del dictador paraguayo. De suerte que haba conjuncin de intereses y propsitos entre Mitre y los imperiales para apoyar la revolucin del general Flores, el cual se mostraba decidido amigo de sus protectores. Y celebraron en consecuencia el antecedente acuerdo protocolado el 22 de agosto de 1864 con sus respectivos plenipotenciarios para intervenir en el Estado Oriental (...). (1)

Con el fin de probar su argumento de que tanto el Imperio como el gobierno de Mitre no esperaban una guerra contra el rgimen de Lpez, Bez recurre a las correspondencias confidenciales del ministro plenipotenciario especial imperial en Montevideo, el consejero Jos Antonio Saraiva, quien desde la capital oriental informaba al gabinete brasileo el 13 de agosto de 1864:

Las interpelaciones en el Congreso Argentino al Gobierno, van a ser presentadas por un diputado de Entre-Ros, pariente del general Urquiza. Los diarios de Montevideo revelan el modo con que el gobierno oriental aprecia las cosas, y que su plan poltico se reduce a implorar proteccin al Paraguay, al general Urquiza y a las potencias europeas, y a soliviantar la opinin de las provincias argentinas contra Mitre, a quien acusan de favorecer la poltica de absorcin del gobierno imperial. No creo que Paraguay se entrometa en un conflicto en que no est comprometido ningn inters suyo. Tampoco creo que Urquiza se aparte de Mitre. En cuanto a los ministros europeos, estn del lado de Brasil. En Montevideo no hay ministro de los Estados Unidos; y el de esta nacin que reside en Buenos Aires, se muestra indiferente a nuestra cuestin. (2)

Para Bez, el acuerdo del gobierno de Mitre y del Imperio concretado el 22 de agosto de 1864 fue la "causa determinante" de la guerra del Paraguay, declarada por Solano Lpez. Este acuerdo de 1864, firmado en Buenos Aires por el ministro de relaciones exteriores argentino Rufino de Elizalde y por el enviado extraordinario y ministro plenipotenciario imperial, Jos Antonio Saraiva, estableca que la Argentina y Brasil tenan "el deber y el inters de mantener la independencia, la integridad del territorio y la soberana de la Repblica Oriental del Uruguay", pero en su artculo 2 aclaraba que ambos pases tenan tambin el derecho de intervenir en dicha Repblica "en los casos de desinteligencia, como proceden todas las naciones (...)". Quedaba claro que tanto los mitristas como las autoridades imperiales perciban en la permanencia del gobierno blanco un caso de "desinteligencia". El dato clave para Bez es que Paraguay quedaba fuera de los arreglos de 1864, y esto indign a Solano Lpez, quien haba sido mediador en 1859 entre la Confederacin y el Estado de Buenos Aires. As lo manifest el mismo presidente paraguayo en un discurso que pronunci ante una manifestacin popular, diciendo:

El Paraguay no debe aceptar ya por ms tiempo la prescindencia que se ha hecho de su concurso, al agitarse en los estados vecinos cuestiones internacionales que han influido ms o menos directamente en el menoscabo de sus ms caros derechos. (3)

Finalmente, Bez precisa como detonantes de la guerra declarada por Lpez contra la Argentina y Brasil dos factores que se incidieron mutuamente: el irascible temperamento del presidente Solano Lpez, incentivado por la exclusin de la que fue objeto en los arreglos de 1864 respecto del Estado Oriental convenidos por Brasil y la Argentina, y la influencia que sobre el presidente paraguayo tuvo la diplomacia oriental, y, en particular, las opiniones de Jos Vzquez Sagastume, uno de los enviados por dicha diplomacia. Sobre el primer factor -el temperamento de Solano Lpez y su modo de hacer poltica exterior-, el historiador paraguayo comenta:

este dspota, semejante su padre, senta el ms profundo desdn hacia sus compatriotas y consideraba como una humillacin, en su orgullo y vanidad, el servirse de ellos como consejeros y colaboradores. Carlos Antonio Lpez todo lo haca por s mismo, y su ministro de Relaciones Exteriores lo era solo de nombre. Solano Lpez, heredero de su carcter y de su poder omnmodo, no se apart de esa prctica, que slo se observa en los pases regidos por el despotismo oriental (...). Esa omisin -la de nombrar ministros diplomticos- no se explicaba en la poltica de los Lpez, que tan imprudentemente se entrometan en sus contiendas, domstica y exterior, celebrando pactos hostiles, primero contra Rosas, y despus contra el Estado de Buenos Aires, al solo objeto de perpetuar la guerra civil que los devoraba (...). (4)

En otro prrafo, dice Bez:

Lpez haba sido herido en su orgullo soberbio, no solo por el Brasil sino tambin por la Argentina. El haba sido mediador en 1859 entre la Confederacin y el Estado de Buenos Aires y en la emergencia de 1864 se prescindi de l. La mediacin que haba ofrecido al Brasil para solucionar su pugna con el gobierno de Montevideo, fue declinada por Saraiva igual que por el Emperador. El gobierno de Montevideo haba propuesto al argentino que la contienda existente entre los dos fuese dirimida por el fallo arbitral de Solano Lpez, y Mitre lo rechaz. De manera que el autcrata paraguayo se senta profundamente lastimado en su amor propio por esos desaires, y se dispuso vengarse, costase ello lo que costase. (5)

Respecto del segundo factor -la influencia del oriental Sagastume en el nimo belicista de Solano Lpez contra Brasil y la Argentina- Bez comenta que, el 28 de octubre de 1864 -tiempo despus de la firma del molesto protocolo Saraiva-Elizalde-, Sagastume presentaba al presidente paraguayo una memoria cuyo contenido encenda los nimos del dictador paraguayo. Algunas de las ideas que contena la memoria de Sagastume eran:

Toca al Paraguay la envidiable gloria de llevar su poder y sus armas al mismo teatro de los hechos, para libertar el gran principio de la independencia y el porvenir de estos pases (...) El Brasil ha desatendido la justa amonestacin del Paraguay... y a esa prescindencia se agrega la descortesa de no satisfacer o explicar actos internacionales de trascendentales resultados... El gobierno de Paraguay debe, por lo tanto, hacer efectiva su protesta en el terreno de los hechos.

Pero ese derecho se justificar ms, obrando de concierto con el gobierno oriental.

Para ese concierto el gobierno oriental podr, o pedir la intervencin armada del Paraguay, o celebrar un tratado de alianza ofensiva y defensiva para garantir la independencia y la integridad de ambas repblicas, de cualquier peligro que las amenazara en el presente o en el porvenir (...). (6)

A diferencia del revisionista argentino Jos Mara Rosa, quien alega que el gobierno de Paraguay entr a la guerra para defender una Repblica hermana, como garante del equilibrio poltico del Ro de la Plata, Bez sostiene la presencia de elementos emotivos e irracionales en la decisin de Lpez de enfrentar a los aliados. Sus argumentos se acercan a los de los liberales mitristas y a los de historiadores brasileos como Jos Nabuco al minimizar la idea -cara a los revisionistas como Jos Mara Rosa- de que la independencia oriental o paraguaya estaban en peligro con las intervenciones brasileas o argentinas en territorio oriental. Plantea Bez en cambio, en el caso del gobierno de Solano Lpez, una intencin de hostilizar a la Argentina y Brasil -la que para el enfoque del liberalismo de Mitre caracteriz a la poltica exterior del Paraguay desde 1810- y ejercer una poltica de prestigio en el Ro de la Plata.

Dice Bez:

(...) el historiador imparcial no puede confirmar la leyenda forjada por los escritores del Ro de la Plata de que Solano Lpez alimentaba ideas de conquista. No hay dato alguno que autorice semejante asercin. El seor Barn de Ro Branco en una de sus anotaciones a Schneider, A guerra da Triplice Alliana contra o Paraguay, dice que Solano Lpez no se ha armado con el fin de hacer la guerra al Brasil, ni con la idea de ensanchar sus dominios hacia el sud; sino tal vez para ganar fama militar e influencia en las cuestiones del Ro de la Plata. Pero que arrastrado por las sugestiones del ministro oriental Vzquez Sagastume, quien le hizo creer que exista un tratado secreto entre el Brasil y la Argentina para adjudicarse, respectivamente, el Uruguay y el Paraguay, lanzse a la guerra contra el Brasil. Y contra la Repblica Argentina tambin -deba de haber agregado el Barn. De esa aagaza con que Vzquez Sagastume encalabrin la cabeza de Lpez surgi el pretexto ostensible de la guerra, o sea, el equilibrio del Ro de la Plata. Y la verdad es que ni la independencia oriental, ni la independencia paraguaya, estaban amenazadas por los conflictos uruguayo-argentino de 1863 y uruguayo-brasileo del 64. Pero Vzquez Sagastume tena inters en imbuir esa idea en el nimo excitable de Solano Lpez para obtener su cooperacin o ayuda en favor del gobierno blanco.

Era infantil el creer que los gobiernos de Ro y de Buenos Aires se concertasen para anexionarse al Paraguay y el Uruguay, cuando se sabe que desde 1810 el Brasil vena haciendo cuestin de la independencia de estos dos pases, en todos los pactos celebrados con la Confederacin, su nica rival en el Ro de la Plata. La independencia del Uruguay era tambin garantida por convenios ajustados con Francia e Inglaterra.

El tratado de la triple alianza y los hechos han demostrado que nunca ha existido aquel pensamiento, al menos como propsito formal de los gobiernos brasileo y argentino; aun cuando algunos polticos lo nutriesen como simple aspiracin personal. Solano Lpez apel a la guerra obedeciendo a una sugestin extraa, a la vez que a los impulsos de sus propias pasiones. Como su padre se haba intrusado en las contiendas platenses, en inteligencia con el Brasil, l imit su ejemplo en abierta hostilidad con dicho pas, que obraba de acuerdo con la Argentina (...) su intencin (...) era (...) humillar al Brasil (...) sin que pueda decirse (...) que luch por la libertad y la independencia de una Repblica hermana, sino por los intereses de uno de sus partidos polticos y por el prurito de ejercer la polica internacional en el Ro de la Plata. (7)

Por su parte, el historiador paraguayo Efram Cardozo subraya como razn explicativa de la actitud de recelo de Paraguay hacia Brasil el hecho de que el primer pas fue vctima del expansionismo portugus primero y brasileo despus. Afirma Cardozo:

Antes y despus de la Independencia, pocos pases en el continente sudamericano sufrieron tanto como el Paraguay los efectos de la dinmica y voraz vecindad brasilera. El Portugal le disput en sus aos iniciales el derecho a la existencia. Luego represent un obstculo invencible para la consolidacin de sus dominios hasta el Atlntico y el Amazonas, a que tena derecho por las primeras capitulaciones; estimul las devastaciones del Guayr y del Itatn por los bandeirantes y finalmente fue agente principal del empequeecimiento geogrfico de la Provincia y de la prdida definitiva de sus costas sobre el mar. Emancipado de su metrpoli, el Brasil hered sus tendencias, de entre las cuales no era la menos acentuada la que le impulsaba hacia el ro Paraguay, que le obsesionaba tanto como el Ro de la Plata. (8)

As como en el caso del anlisis revisionista argentino, el Brasil aparece como un actor expansionista que amenaza la existencia de Paraguay, Argentina y Uruguay. Pero aclara Cardozo que a partir de esta situacin de enclaustrada vctima de los apetitos de las autoridades brasileas, el gobierno de Solano Lpez decidi contrarrestar y aun disputar la influencia de Brasil en el Plata. Se pregunta Cardozo:

No se deca que el general Francisco Solano Lpez, presunto heredero del poder, haba regresado en 1855 de Europa con sueos imperiales de expansin territorial? Haba, por lo dems, un hecho cierto. El Paraguay estaba enclaustrado. Algn da querra volver al mar. Auguraba todo esto algn bien para el Imperio? (9)

Cardozo agrega que la diplomacia mitrista utiliz este encono paraguayo contra Brasil como un elemento de negociacin para impulsar la alianza argentino-brasilea contra Lpez. Afirma esta idea en los siguientes trminos:

Elizalde, encantador de serpientes, tena reservada (...) msica para lograr que Saraiva saliera de su cesto y se pusiera a bailar como l quera. (...) al Brasil (...) mucho le convena no desentenderse de lo que estaba pasando en el Paraguay, el inquieto, irascible y cada da ms poderoso vecino, de cuya buena voluntad dependan enteramente las comunicaciones de la ms grande provincia brasilea con el mundo y cuyo presidente era universalmente conocido como enconado enemigo del Imperio. Y Elizalde traa las pruebas de que el Paraguay se preparaba activamente para la guerra. El agente paraguayo en Buenos Aires estaba enviando gruesos giros a Europa para el pago de armamentos, y el doctor Lorenzo Torres, amigo del presidente Mitre, posea cartas del canciller paraguayo Jos Berges en que se hablaba terminantemente de la decisin de llegar a la guerra. (10)

El rechazo de Lpez como mediador en la crisis oriental por parte de los representantes diplomticos argentino y brasileo constituy un elemento que no hizo ms que potenciar el ya existente recelo del rgimen de Asuncin hacia los gobiernos de Ro de Janeiro, Montevideo y Buenos Aires.

*NOTAS1.C. Bez, op. cit., p. 132.

2.Ibid., p. 130.

3.Ibid., p. 135.

4.Ibid., p. 133.

5.Ibid., p. 135.

6.Texto de las memorias de Vzquez Sagastume, cit. en ibid., pp. 135-136.

7.Ibid., pp. 140-142.

8.Efram Cardozo, El Imperio del Brasil y el Ro de la Plata. Antecedentes y estallido de la Guerra del Paraguay, Buenos Aires, Librera del Plata, 1961, p. 35.

9.Ibid., p. 58.

10.Ibid., p. 209.

Historiografa uruguaya: Luis Alberto de Herrera

El historiador uruguayo Luis Alberto de Herrera aporta tres tipos de causas para explicar la guerra contra el rgimen paraguayo de Solano Lpez. Seala como causa "ocasional" la guerra civil oriental y "las complicaciones de la invasin trada a nuestro territorio por las tropas imperiales aliadas al general Flores". Pero a esta causa ocasional agrega Herrera las "causas orgnicas, fundamentales":

Consisten ellas en la hostilidad histrica de Buenos Aires y del Brasil a la repblica mediterrnea. Simplemente sealan prrafos de esa prevencin agria la cuestin de lmites con la Confederacin y la cuestin lmites con el Imperio, el temor naciente que inspiraba el desarrollo militar del Paraguay; y la sorda irritacin de los poderosos vecinos en presencia de esa altiva nacionalidad interior que no se haba sometido, en cincuenta aos de vida libre, a sus imposiciones autoritarias (las del Imperio del Brasil) (...).

Finalmente, Herrera cita "otros estmulos de orden local" para explicar la guerra de la Triple Alianza:

El Imperio distraa la atencin nacional, apagaba las veleidades disgregativas de Ro Grande y afirmaba el trono de la casa reinante, postergando la temida liberacin de los negros. En cuanto a la Repblica Argentina las ventajas domsticas eran semejantes. El porteismo consolidaba, como lo consolid, su triunfo sobre el federalismo y la rebelin interior; hera en la cabeza la semi-autonoma de Urquiza al frente de Entre Ros y Corrientes; y creaba un ideal nacional, vencedor de las facciones (...) (1)

Para el oriental Herrera, -como para los argentinos Scenna, Rosa y Halpern Donghi-, el gobierno de Paraguay intervena en defensa del equilibrio poltico del Ro de la Plata (...) El Imperio poda cercenarle pao territorial y ya antes haba intentado llevarle la guerra; y la Argentina, por no ser menos, tambin le pleiteaba lmites, despus de haberle cerrado, a cal y canto, por ms de cuarenta aos, la libre navegacin del Ro Paran.

En su origen la lucha intestina que se desarrollaba en nuestro pas no mereci la atencin decidida del gobierno paraguayo. Este fue su gran error (...)

Pero cuando se hizo notoria la proteccin del gobierno del general Mitre a los revolucionarios uruguayos, perfilndose la ntima solidaridad material que a ellos lo unan, el presidente Lpez empez a alarmarse y de ah arranca su corts interpelacin diplomtica al gobierno de Buenos Aires (...).

Para probar su aserto de que Lpez tom cartas en la cuestin oriental luego de la invasin de Flores en abril de 1863, Herrera cita una sugestiva carta del presidente paraguayo Solano Lpez a su colega argentino Mitre fechada el 21 de octubre de 1863, donde el primero deca:

La presente la recibir V.E. por el "Tacuar" que se estacionar en ese puerto y el de Montevideo principalmente, por si, dadas las circunstancias que hoy concurren en el Ro de la Plata, llega ser conveniente la presencia de este buque en aquellas aguas (...). (2)

En sntesis, los enfoques historiogrficos uruguayo y paraguayo coinciden en privilegiar en su explicacin de las causas de la Guerra de la Triple Alianza las actitudes intervencionistas del gobierno de Mitre y del Imperio brasileo respecto de la guerra civil oriental entre blancos y colorados. Dicha injerencia alteraba el equilibrio de poder en el escenario del Plata y por ende preocupaba al rgimen paraguayo de Solano Lpez. Otro factor explicativo que aparece con fuerza en los escritos de historiadores paraguayos y orientales es el temperamento irascible y poco negociador del presidente paraguayo. En los casos de las historiografas paraguaya y brasilea, se pondera una variable sumamente interesante para completar este rompecabezas de las relaciones rioplatenses: el rol jugado por la diplomacia de blancos y colorados para arrastrar a Solano Lpez a una guerra contra el emperador Pedro II y el gobierno de Mitre.

NOTAS1.L.A. de Herrera, op. cit., pp. 268-269.

2.Carta del presidente Lpez al presidente Mitre, Asuncin, 21 de octubre de 1863, citada en ibid., p. 281.

Historiografa anglosajona: Pelham Box y McLynn Pelham Horton Box, en su libro Los orgenes de la Guerra de la Triple Alianza, plantea la activa influencia de los polticos blancos de Montevideo sobre el paraguayo Francisco Solano Lpez, para que este ltimo interviniese en la crisis oriental, que la antesala de la guerra. (1) Para probar su argumento, Box relata una serie de acontecimientos que muestran el rol activo de la diplomacia oriental blanca en buscar -y finalmente obtener- la adhesin paraguaya a la guerra que sostenan contra los colorados -quienes a su vez contaban con el apoyo del mitrismo porteo y de los sectores riograndenses en el Imperio-. El 13 de junio de 1864, el ministro oriental en Asuncin, Jos Vzquez Sagastume solicit formalmente a Solano Lpez su mediacin entre Uruguay y Brasil y el 17 del mismo mes, Lpez cedi a la solicitud, despachando a un mensajero especial con destino a Ro de Janeiro para informar al gobierno imperial acerca de la actitud de mediacin adoptada. (2)

La nota paraguaya anunciando la voluntad de mediacin de Lpez en la crisis oriental lleg en el justo momento en el que la mediacin encabezada por Thornton-Saraiva-Elizalde, entre el gobierno blanco de Montevideo y los colorados de Venancio Flores, pareca coronada por el xito. Saraiva, a quien le lleg una copia de la nota del gobierno paraguayo, respondi gentilmente que no era necesaria la mediacin de Lpez. Lo propio hizo el canciller del gobierno de Montevideo, Juan Jos de Herrera. Pero la mediacin conjunta fracas hacia principios de 1864, debido a la cuestin inaceptable para el gobierno blanco de tener que admitir slo miembros colorados en el gabinete -segn el revisionista Rosa una exigencia efectuada en forma intencional por parte de Thornton y Elizalde, quienes deseaban hacer tambalear el gobierno blanco-. Ante esta complicada realidad, Herrera decidi recurrir a la ayuda de Solano Lpez.

Llegado a este punto de su anlisis, Box cita una sugestivo memorndum del enviado del ministro de Herrera, Antonio de las Carreras, al canciller paraguayo Berges, con fecha del 1 de agosto de 1864. Sugestivo memorndum pues es un reflejo de la ptica blanca y presenta al gobierno de Mitre como el responsable de la crisis oriental, y gestor adems de un plan de reconstruccin del virreinato del Ro de la Plata -idea sta fervientemente rechazada por el enfoque liberal argentino y que McLynn retoma como uno de sus argumentos centrales para explicar las causas de la Guerra de la Triple Alianza-. Segn el memorndum de Carreras, los sucesos polticos orientales que siguieron a la invasin de Flores "traan a la memoria el plan iniciado por el general Mitre y aceptado por los orientales que acompaaban al caudillo colorado, de reconstruir el antiguo virreinato de Buenos Aires bajo la denominacin de Estados Unidos del Ro de la Plata", idea que haba sido apoyada en un banquete poltico y propagada por la prensa bonaerense. Carreras continuaba diciendo que

la actual cooperacin del Brasil y de la Argentina probaba la intencin de repartirse el Uruguay (...) El peligro que penda sobre el Uruguay, tambin amenazaba al Paraguay, y subsistira mientras Buenos Aires dominara al resto de las provincias argentinas. La nica manera de conjurar ese peligro sera aniquilando el malfico poder de Buenos Aires con la segregacin de las provincias restantes (...) La causa de la independencia estara tambin indirectamente secundada por el partido separatista de Buenos Aires y por la poblacin de la ciudad, renuente a soportar de nuevo los azares de la guerra civil. (3)

Segn Box, Solano Lpez estaba tan convencido de la importancia militar del Paraguay en el contexto de la regin sudamericana, que lleg a sobrestimarla embarcndose en una guerra en la que peleaba absolutamente solo. Presenta al presidente paraguayo como un hombre sumamente influenciable, hasta el punto de ser el blanco de la diplomacia de Octavio Lapido, Vzquez Sagastume y Antonio de las Carreras. (4) Para demostrar el rol de la diplomacia blanca en azuzar los nimos de Lpez contra Mitre, Box cita una carta de Octavio Lapido al gobierno paraguayo, con fecha del 2 de septiembre de 1863, la cual contena gravsimos cargos contra la gestin de Mitre. Deca la carta enviada por el diplomtico oriental:

Contra las reiteradas declaraciones y protestas de neutralidad del Gobierno Argentino, y de respeto a la soberana e independencia de la Repblica Oriental, estn los hechos diciendo, que el Gobierno Argentino no ha cumplido, ni cumple con los deberes que la ley de las naciones le impone para con un pueblo vecino y amigo y que, por faltar a ellos la Repblica Oriental se ve invadida todos los das por fuerzas armadas, equipadas y pertrechadas en territorio argentino, con el consentimiento y hasta con la cooperacin de las autoridades argentinas, ostentndose en Buenos Aires, Capital de la Repblica, y asiento del Gobierno Nacional, el hecho inslito de hallarse constituida pblicamente la comisin directiva de la revolucin en el Estado Oriental, que la dirige y auxilia pblicamente, con todo gnero de elementos (...).

Prosegua la carta de Lapido a Berges diciendo:

El Gobierno Oriental entiende, Sr Ministro, que el peligro que hoy amenaza a la Repblica del Uruguay, debe ser un motivo de alarma para la Repblica del Paraguay, que la independencia de la Repblica Oriental es una condicin de equilibrio, de seguridad y de paz, para la Repblica del Paraguay, y que sus Gobiernos, sin desconocer los intereses ms vitales de ambos pueblos, no podran mirar con indiferencia los ataques dirigidos a la independencia de cualquiera de ellos.

Teniendo mi Gobierno esta conviccin, no puede menos de esperar que la voz y la valiosa cooperacin del Gobierno de la Repblica del Paraguay se harn sentir para contener los desbordes de la poltica agresora que desgraciadamente est imperando en los Consejos del Gobierno Argentino, de esa poltica que, atentando encubiertamente a la independencia de la Repblica Oriental, tiende a conquistar una preponderancia peligrosa, y amenaza llevar la revolucin y el desquicio a los dems pueblos vecinos (...).(5)

En opinin de Box, con esta nota se presentaba la oportunidad tan esperada por Francisco Solano Lpez de ejercer un rol protagnico en el escenario poltico rioplatense. El canciller de Solano Lpez, Jos Berges, redact un despacho en nombre del presidente con copias de esta incendiaria nota de Lapido y otras del cuerpo diplomtico de Montevideo, dirigido nada menos que a su par de Buenos Aires, el canciller de Mitre Rufino de Elizalde, para solicitar del Gobierno de V.E. las amistosas explicaciones, que la presente nota lleva por objeto. (6) El envo de este despacho de Berges en nombre de Solano Lpez estaba demostrando el xito de la diplomacia blanca en incitar los nimos de protagonismo del presidente paraguayo. Inclusive Berges fue ms all de lo deseado por Lapido al enviar copia de la nota de este ltimo al canciller mitrista Elizalde. Por su parte, Mitre neg las explicaciones pedidas por Solano Lpez, alegando su neutralidad en la crisis oriental. Este factor, de acuerdo con Box, termin con las negociaciones entre Mitre y Lpez hacia febrero de 1864. A partir de esa fecha, el rgimen paraguayo comenz preparativos militares dirigidos contra la Argentina y no contra Brasil. (7)

En la perspectiva de Box -y como sostiene el enfoque liberal argentino de la Academia Nacional de la Historia-, Mitre tuvo una actitud neutral en la crisis uruguaya, por el peso de tres factores: a) la opinin pblica argentina rechazaba toda complicidad con Brasil; b) las discordias entre Buenos Aires y las provincias hacan necesario que Mitre adoptase un bajo perfil en la relacin con sus vecinos, para defender el orden interno conquistado luego de Pavn, y c) su ms importante aliado del orden mitrista, Urquiza, tampoco deseaba involucrarse en la crisis oriental. (8)

Box no niega la complicidad mitrista en las actividades revolucionarias de los colorados que operaban desde Buenos Aires siguiendo una poltica hostil hacia el gobierno de Montevideo. Pero el autor sostiene que Mitre no estaba preparado para invadir el Uruguay como contrapartida de la ayuda que Flores le otorg en los campos de Cepeda o Pavn. Tampoco hay pruebas para Box de que el gobierno argentino abrigara designios contra la integridad o independencia uruguaya. En cambio, los blancos, luego de concretarse la invasin colorada de Venancio Flores, se involucraron en una serie de misiones diplomticas que tuvieron por objetivo atentar contra la unidad obtenida por la Repblica Argentina. Tambin Box descarta una actitud intervencionista del gobierno brasileo respecto de la cuestin oriental durante la primera fase de la invasin de Venancio Flores, aunque seala la influencia en el gabinete imperial de los intervencionistas dirigidos por el general riograndense Joao Felipe Netto.

De acuerdo con el anlisis de Box, Mitre y Urquiza estaban alarmados ante la amenaza del Paraguay. Urquiza parece haber sabido que Lpez se propona cruzar territorio argentino para intervenir en la Banda Oriental, de all la insinuacin del entrerriano de que Mitre otorgase permiso a los beligerantes para atravesar Misiones. Por su parte, Mitre detestaba a Solano Lpez, pues presida un pas con una estructura poltica y econmica que estaba en las antpodas de su pensamiento liberal. Box sostiene que el gobierno de Mitre, con enemigos en Montevideo, Asuncin y las provincias no estaba en condiciones de mostrarse hostil a Brasil, un amigo potencial. Por otro lado, el liberalismo del pensamiento de Mitre llevaba a ste a admirar la prosperidad y el orden de la "democracia coronada" del Imperio de Brasil y a hacer abstraccin del esclavismo brasileo. Mitre vea al gobierno brasileo como "un ejemplo luminoso de orden constitucional y progreso econmico, en medio del tumulto del caudillaje sudamericano". (9) Box remarca como un elemento muy importante para explicar las causas de la Guerra de la Triple Alianza la incompatibilidad poltica, econmica e ideolgica entre los gobiernos de Mitre y Solano Lpez. (10)

Segn F. J. McLynn, el britnico Pelham Horton Box responsabiliza a Francisco Solano Lpez del estallido de la guerra del Paraguay, aunque aclara que la preocupacin de Box no estaba centrada en las causas de la guerra sino en los orgenes de la misma. Cabe recordar que en los tiempos en que Box escribe su libro sobre la Guerra de la Triple Alianza, los historiadores revisionistas argentinos haban intentado rehabilitar la figura de Solano Lpez y sugerido que otros agentes, tal vez Brasil o el imperialismo britnico, haban sido los factores principales conducentes a la guerra ms sangrienta de Amrica del Sur. Contra estas interpretaciones, McLynn sostiene que la causa primaria de la guerra del Paraguay fue la poltica del gobierno argentino bajo la presidencia de Bartolom Mitre. (11)

De acuerdo con McLynn, la tentacin en los historiadores de fijar la responsabilidad del estallido de la Guerra de la Triple Alianza en Solano Lpez se explica por dos razones principales: porque sac a Paraguay del aislacionismo establecido bajo los gobiernos de Rodrguez de Francia y de su padre Carlos Antonio Lpez, colocndolo en una va expansionista; y por la explicacin de sus acciones como respuesta a la agresin brasilea que constitua una amenaza a la supervivencia del Paraguay. McLynn sostiene que la ltima no puede tomarse seriamente como factor explicativo de la Guerra de la Triple Alianza, pues la historia posterior prueba que Brasil no era una amenaza para esta nacin como imaginaba Solano Lpez. Las dos razones por las cuales se percibe a Lpez como una especie de agresor gratuito en el Ro de la Plata estn abiertas a serias objeciones segn McLynn. En primer lugar, la emergencia de Paraguay en 1863 saliendo de su aislacionismo era una tentativa provocada por un factor nuevo en el rea rioplatense: la emergencia de la Argentina unificada bajo Mitre. (12)

Frecuentemente se pasa por alto que Lpez en 1863 hizo sustanciales esfuerzos por interesar a Mitre en un tratado de alianza contra Brasil, que tambin servira para mitigar las ansiedades del gobierno paraguayo acerca del argentino, y permitira a Paraguay retirarse hacia su posicin aislacionista, pero esta tentativa fue sistemticamente rechazada por el presidente argentino. (13) Tampoco estaba interesado Lpez en esfuerzos serios por debilitar la posicin interna de Mitre, estimulando a Urquiza a que su provincia de Entre Ros se separara del resto de la Repblica Argentina. En 1863 Lpez no puede ser percibido como un agresor en opinin de McLynn. Incluso su inters en Uruguay, que lo condujo a entrar en colisin con Brasil y con la Argentina, fue provocado por la misin de Octavio Lapido, representante diplomtico del presidente uruguayo Bernardo Prudencio Berro, que tuvo lugar ese mismo ao, una vez que la elite gobernante del partido blanco en Montevideo fue amenazada por la invasin del general Venancio Flores del partido colorado.

Hasta el estallido de la guerra con la Argentina, en abril de 1865, Lpez no haba considerado seriamente la idea de que la principal amenaza para su rgimen provena de la Argentina; es significativo que declar la guerra contra Brasil en noviembre de 1864 pero no contra el gobierno de Mitre. Todo su pensamiento respecto de la Argentina estaba regido por el convencimiento de que Brasil era el enemigo natural de su nacin y de la Argentina. La diplomacia de Lpez en 1863 muestra la determinacin paraguaya de no ofender a Mitre. Tanto la misin Lapido desde Uruguay como la misin confidencial de Urquiza confiada a Jos Rufo Caminos que insinu la posibilidad de una alianza tripartita entre Entre Ros, Uruguay y Paraguay fueron rechazadas por esta razn. (14)

Lpez consider que una Argentina desunida le era menos til que una unida, y aceptar las propuestas de Urquiza incluan un retorno al statu quo anterior a Pavn. En la percepcin de Lpez, tal escenario implicaba la divisin de la Argentina en dos estados hostiles y demasiado dbiles para garantizar la independencia paraguaya. Lpez consideraba a su vez inconcebible una alianza entre Brasil y la Argentina. Resista las exhortaciones de Berro en el Uruguay para ocupar la isla de Martn Garca en el Ro de la Plata. Asegur adems al enviado de Mitre Norberto de la Riestra que no estaba planeando ninguna clase de golpe contra Buenos Aires en conjuncin con Urquiza en Entre Ros. (15)

Lpez rechaz tomar cualquier medida conciliatoria hacia el gobierno uruguayo que llevara al paraguayo a distanciarse del argentino hasta fines de 1863, cuando Lpez anunci que estaba preparado para abandonar su postura de neutralidad sobre Uruguay si la seguridad de Paraguay as lo requera. (16) Lpez dio este paso a desgano, ocho meses despus de una voluminosa intervencin argentina en Uruguay, y luego de resistir mucha presin en favor de tomar una accin enrgica contra Mitre. El mito del enloquecido dictador paraguayo que revirti la poltica aislacionista de su padre por antojo y precipit a su pas en una colisin inevitable con sus vecinos no se corresponde con las evidencias. Aun en 1864, con la profundizacin de la crisis, la diplomacia de Lpez permaneca moderada y circunspecta. Mientras la Argentina y Brasil se dirigan hacia una alianza formal, Lpez rechazaba las declaraciones del gobierno blanco uruguayo tendientes a formar un pacto defensivo con Paraguay y contra los dos grandes poderes platenses. Brasil en cambio dej muy clara su decisin de utilizar la fuerza en beneficio de los colorados en la guerra civil uruguaya, aunque esto implicara la guerra contra Lpez. (17)

Slo en octubre de 1864, con la ocupacin de la Banda Oriental por parte de las fuerzas brasileas, con una inminente alianza entre Brasil y la Argentina, y luego de que Mitre hubiera desafiado a Lpez pblicamente al negar la legitimidad de su gobierno, el dictador paraguayo pens seriamente en obstaculizar los planes de Mitre, buscando una alianza con Urquiza. Lpez ahora tema que el involucramiento argentino-brasileo en la Banda Oriental fuese un preludio del desmembramiento de Paraguay. De acuerdo con esta nueva percepcin de 1864, diferente a la de 1863, Solano Lpez retorn al pensamiento de su padre, que haba percibido en la formacin de un estado independiente, integrado por Entre Ros y Corrientes, la mejor garanta para la autonoma paraguaya y la libre navegacin del ro Paran. Esta idea haba sido sugerida a Urquiza luego de la secesin de Buenos Aires de la Confederacin Argentina en 1853 y haba sido recibida con inters por el caudillo entrerriano. (18)

La resurreccin de esta idea se fund eventualmente en el engao y la mentira de Urquiza. Pero una vez ms no deja de ser significativo que "el acto de agresin" por parte de Lpez que llev a la Argentina a la guerra contra ste no fue considerado por Urquiza como una cuestin importante. Esto ltimo fue lo que el caudillo entrerriano dijo a Mitre: que el cruce del ejrcito paraguayo por el deshabitado territorio de Misiones, para atacar al ejrcito brasileo en Uruguay, era un asunto insignificante y no deba ser utilizado como un pretexto para la declaracin argentina de guerra al Paraguay. (19)

Las reacciones argentinas desde 1863 indudablemente sorprendieron a Lpez, quien se embarc en una guerra con una nacin con la que no quera pelear. En un vano intercambio de notas a principios de 1864, Lpez trat una y otra vez de que Mitre aceptara el principio por el cual Paraguay tena derecho a ser consultado en las cuestiones de la Banda Oriental. (20) Desde su llegada al poder en 1862, Lpez persigui una poltica de conciliacin, casi de deferencia, hacia Brasil. Los planes de Lpez de designarse a s mismo como emperador de Paraguay estaban aparentemente basados en una sugerencia del mismo Pedro II. Para McLynn, se puede acusar a Lpez de inepto en su diplomacia, pero no se puede plantear la figura del dictador paraguayo como un provocador de guerras, irrumpiendo sbitamente en las potencias pacficas del Ro de la Plata.

Tanto Uruguay como Urquiza (con un base de poder virtualmente independiente en Entre Ros), aunque hayan sido factores importantes en los acontecimientos que llevaron a la emergencia del conflicto general en 1865, no pueden ser considerados segn McLynn los factores primarios en la provocacin (o causalidad) de la Guerra de la Triple Alianza. Urquiza era en esos aos un poltico oportunista, que reaccionaba segn el juego de los hechos, pero que nunca inici polticas. Y en el caso de Uruguay, si bien es cierto que la crnica inestabilidad y la mordacidad de la lucha facciosa entre blancos y colorados fue una precondicin para la aparicin del conflicto en el Ro de la Plata, no fue una razn convincente para hacer de las cuestiones orientales la causa primaria del conflicto general. La lucha entre colorados y blancos haba sido continua desde la independencia uruguaya y no haba engendrado sin embargo una guerra en gran escala en el Ro de la Plata. (21)

McLynn se pregunta qu ocurre con Brasil. A primera vista, podra aparecer como un prometedor candidato a constituir la causa primaria del conflicto con Paraguay, especialmente debido a que una suerte de crudo imperialismo parece haber compelido a esta nacin a jugar un rol principal en un rea de importancia perifrica para sus intereses de seguridad. Por qu Brasil intervino en Uruguay? La causa prxima de la presencia brasilea fue la invasin de Flores y su consecuencia. Se tema en Ro que la nueva poltica de Lpez de mirar hacia el exterior pudiese conducir a una alianza entre Paraguay y la Argentina. Si al mismo tiempo los colorados, aliados de Mitre, invadan Uruguay, la Argentina surgira como una fuerza excesivamente poderosa en el flanco sur de Brasil. La irona de la guerra paraguaya es que Brasil originalmente intervino en el Ro de la Plata para prevenir la emergencia de una "Argentina ms grande" y se encontr luchando en una guerra cuyo propsito, en la percepcin portea, era justamente ste. Como resultado del desatino de Lpez de presentarse a escena en el momento equivocado, en septiembre de 1863, Mitre fue capaz de distraer la atencin brasilea hacia una supuesta amenaza militar de Paraguay. (22)

Sin embargo, en las primeras etapas de la crisis uruguaya, la poltica brasilea estuvo lejos de ser monoltica. Existan poderosas razones que tironeaban al gobierno imperial a adoptar una poltica en sentido contrario de la esperada por los hombres fuertes de Ro Grande. (23) Presiones que no obedecan precisamente a consideraciones polticas de equilibrio de poder. El barn de Mau, al frente de un banco brasileo, era una poderosa figura en Ro y la fuente de crdito ms importante para los gobiernos del Ro de la Plata, y deseaba a cualquier precio un arreglo pacfico en la disputa oriental. (24) Por conviccin Mau favoreca a los blancos y despreciaba al general Flores, pero lo ms importante es que Mau tema los efectos que poda tener un conflicto sostenido en el Ro de la Plata sobre sus vastas inversiones en la Argentina y Uruguay. (25) Es significativo -apunta Lynn- que Mau fue capaz de eliminar a Urquiza como factor causal en la crisis oriental de 1863 gracias al poder de su dinero (lo que el revisionista Jos Mara Rosa denomina la "diplomacia del patacn"), pero el monto total de crditos facilitados por Mau a Mitre -que totalizaban 8 millones de pesos- no le consiguieron ninguna influencia sobre el gobierno de ste. (26)

Evidentemente, estos ltimos factores no fueron lo suficientemente significativos y el ao 1864 fue testigo de una alianza de Brasil con la Argentina y de la iniciacin de la guerra contra Paraguay. Aun el cambio de gobierno en Ro a fines de 1863, que condujo a los liberales al poder, no afect este giro proargentino de la poltica exterior brasilea. Para dar cuenta de esta inusual alianza con la Argentina y de la masiva intervencin imperial en Uruguay, algunos autores sugieren que Brasil se embarc en una aventura externa para desviar la atencin interna de la depresin econmica y la crisis financiera. (27)

Otros autores ponen el acento en el inters de Brasil en abrir la economa paraguaya y lograr la libertad de navegacin de los ros Paran y Paraguay, sobre todo debido al aislamiento de la provincia de Mato Grosso del resto del Imperio. La cuestin de la libre navegacin era un punto "ideolgico" que una a las autoridades imperiales con las argentinas. Otros puntualizan como factor causal de la actitud brasilea de acercamiento a la Argentina los recurrentes conflictos de lmites ente Paraguay y Brasil, sin explicar cmo estos conflictos llegaron a ser sbitamente en la dcada de 1860 tan importantes como para provocar una guerra en gran escala o cmo condujeron a la alianza con la Argentina. La mayora de los autores que adjudican a Brasil la responsabilidad primaria en la Guerra de la Triple Alianza siguen a Box en su argumento de atribuir a las polticas de Pedro II un sesgo de crudo imperialismo o expansionismo, realzado por la percepcin de los lderes polticos brasileos de que si no eran satisfechas las aspiraciones econmicas de Ro Grande, esta provincia se separara del resto del Imperio. Lynn contraargumenta que aceptar la tesis de Box sobre el sesgo expansionista de Brasil implica rechazar su interpretacin de Solano Lpez, ya que si realmente Brasil estaba motivado por este tipo de poltica, Lpez tena justificacin para sus acciones. (28)

Pero la tesis de un Brasil expansionista no resulta convincente segn McLynn por dos razones principales: en primer lugar, aceptar dicha tesis implica esperar que Brasil hiciera efectiva esta poltica en 1870 y se convirtiese en la fuerza permanente y ms importante de la regin rioplatense, lo que no ocurri. Segundo, implica sostener que la elite de Ro Grande do Sul realmente tuvo el poder y la influencia que esta tesis requiere y que el inters nacional de Brasil era percibido por su clase gobernante como en gran parte dependiente de los intereses ganaderos del sur. Esta afirmacin no se corresponde con nada de lo conocido acerca de la vida poltica o econmica brasilea en este perodo, ni por el curso tomado por los acontecimientos luego de 1870. Para McLynn es ms probable que la verdad de la cuestin resida en el hecho de que los brasileos tenan percepciones e intereses divididos respecto de Uruguay y que el factor especfico de la diplomacia de Mitre los haya empujado a la guerra con Paraguay. (29)

McLynn se pregunta luego por el rol desempeado por Gran Bretaa en el conflicto y si es posible adjudicarle haber sido el motor principal del mismo. (30) Si Gran Bretaa significa el gobierno britnico, en su opinin esta afirmacin no es correcta. Es bastante claro, a juzgar por las fuentes, que el gobierno britnico tena realmente poco inters en la guerra. (31) Verdaderamente, las grandes potencias fueron censuradas ms por la apata hacia Paraguay que por la intervencin. Con la excepcin de Estados Unidos, que tenda a favorecer a Lpez, las grandes potencias miraron con indiferencia la invasin de Paraguay. En la medida en que Gran Bretaa reaccion, lo hizo en forma desfavorable a las naciones de la Triple Alianza. En 1866, disgustado por las clusulas secretas del tratado de la Triple Alianza, el gobierno de Londres las public para que fuesen sometidas al examen internacional. La verdad es que en la esfera poltica el personal del Foreign Office en el Ro de la Plata tena virtualmente libertad de maniobra. El principal diplomtico britnico en el rea rioplatense en los primeros aos de la dcada de 1860 era Edward Thornton, quien estaba estrechamente identificado con las polticas adoptadas por el presidente Mitre. En junio de 1864 Thornton acompa al canciller de Mitre Rufino de Elizalde a Montevideo para intentar forzar los trminos de negociacin con el gobierno blanco de Aguirre. La aversin de Thornton hacia Paraguay y Solano Lpez era un secreto a voces. Su informe acerca del estado de Paraguay y de la "tirana" de Lpez en 1864 lo demostraban en forma clara. (32)

Paraguay y Thornton era viejos enemigos: en 1859, durante la cuestin Canstatt, Thornton haba detenido a la nave paraguaya "Tacuar" en Buenos Aires con Francisco Solano Lpez a bordo, para forzar al entonces presidente Carlos Antonio Lpez a liberar de la prisin a Santiago Canstatt que peda la nacionalidad britnica. Pero debe recordarse que Thornton persegua una poltica particular, no recomendada ni ordenada desde Londres. Durante la ausencia por licencia de Thornton, desde agosto de 1862 a diciembre de 1863, su sucesor Doria virtualmente invirti su poltica. En mayo de 1863 Doria incorpor a sus colegas francs e italiano para levantar una enrgica protesta contra la intervencin de Mitre en Uruguay. (33) Como resultado de sus recriminaciones contra la invasin de Flores respaldada por Mitre y Elizalde, Doria llev las relaciones con la Argentina casi al punto de ruptura.(34) El principal escndalo explot en agosto de 1863 cuando Doria orden al almirante Warren y a los barcos de guerra britnicos en el Ro de la Plata que interceptaran a los convoyes que auxiliaban a Flores; mientras Warren ofreca respuestas evasivas, Thornton desde Londres condenaba la accin de Doria. (35) La primera accin de Thornton al asumir nuevamente su cargo como ministro en Buenos Aires en diciembre de 1863 fue anular las iniciativas de Doria y lanzar su completo respaldo a Mitre.

La nica sugerencia que podra formularse respecto de por qu Gran Bretaa poda haber estado ansiosa en abrir la economa paraguaya -uno de los argumentos del revisionismo argentino- podra estar vinculada a la necesidad de provisin de algodn interrumpida cuando los estados del sur de Estados Unidos, los principales proveedores de algodn para Gran Bretaa, estuvieron convulsionados por la guerra civil norteamericana de 1861 a 1865. Este argumento -que est reflejado en el trabajo de Len Pomer, La Guerra del Paraguay. Gran negocio, (Buenos Aires, 1968)- sostiene que los intereses britnicos, respaldados por su gobierno, desearon convertir a Paraguay en una especie de colonia auxiliar del Imperio, constituyendo la principal fuente de algodn que no poda obtenerse de los Estados Confederados. (36)

Para McLynn este argumento no es convincente por dos razones. Primero, la cronologa no favorece tal interpretacin. La Guerra de la Triple Alianza estall justo cuando la guerra civil norteamericana haba terminado, luego de cuatro aos durante los cuales Gran Bretaa no protagoniz ningn esfuerzo serio para almacenar la cosecha de algodn de Paraguay. Segundo, los britnicos tenan una oferta bastante adecuada de algodn, capaz de reemplazar la prdida del mercado norteamericano a causa de la guerra civil, en otra parte. Desde principios de la dcada de 1860 las ventas de algodn desde Egipto se incrementaron drsticamente, proveyendo 70% de las ganancias de exportacin e insertando firmemente a Egipto dentro del mbito del sistema econmico internacional britnico. (37) En consecuencia, no puede ser sustentada la tesis de la manipulacin britnica de Mitre. No existen dudas acerca de que muchos de los empresarios britnicos eran partidarios de abrir Paraguay al "libre comercio" y que, desde el punto de vista ideolgico, sentan un considerable desagrado por el sistema econmico cerrado de dicho pas. Despus de todo, los comerciantes extranjeros haban sido expulsados de Paraguay en los das de Rodrguez de Francia (los hermanos Robertson fueron los comerciantes ms conocidos que sufrieron este destino) y no se les permiti volver. Pero sin el respaldo oficial los deseos de los capitalistas individuales contaban poco.

Sin eliminar otras posibles explicaciones, McLynn se centra en las acciones y polticas del gobierno de Mitre en la Argentina para explicar la Guerra de la Triple Alianza. Lynn sostiene que Box acierta cuando coloca en su anlisis causal de dicha Guerra el conflicto entre la ideologa de laissez-faire del liberalismo en la Argentina y el estatismo del Paraguay. El monopolio estatal del tabaco y la yerba mate en Paraguay, que representaba una tradicin que databa de las reducciones jesuticas, haba sido respaldado y reforzado por Francia y los Lpez. En todo sentido los sistemas polticos y econmicos de la Argentina y Paraguay parecan chocar entre s. Desde el punto de vista paraguayo, la Argentina siempre haba sido el enemigo tradicional. Problemas limtrofes que involucraban la soberana sobre el Gran Chaco y sobre el ro Paran constituyeron tal vez problemas de menor importancia al lado de la actitud propietaria de la Argentina hacia Paraguay, evidente desde 1811. En Buenos Aires se senta que el antiguo Virreinato del Ro de la Plata formaba una entidad poltica "natural" y que Paraguay deba formar parte de una gran nacin argentina. Los gobernantes de la Argentina no estaban preparados para aceptar la independencia permanente de Paraguay y deseaban absorber ese territorio. Slo en 1852 con la cada de Rosas la Argentina reconoci la soberana paraguaya como nacin autnoma. Mc Lynn se pregunta por qu este conflicto natural entre la Argentina y Paraguay condujo a una guerra en gran escala recin en la dcada de 1860. La respuesta usual est vinculada a la llegada de Solano Lpez al gobierno paraguayo. Si bien McLynn no opone objeciones metodlogicas a este argumento, afirma que recargar las tintas en la personalidad de Solano Lpez oscurece las "contradicciones" estructurales entra la Argentina y Paraguay y enfatiza los factores contingentes errneos. Para McLynn el dato ms significativo en el desarrollo rioplatense en la dcada de 1860 no fue la llegada de Solano Lpez al gobierno de Paraguay sino la de Bartolom Mitre al de una Argentina unificada, dedicado ste a un programa de "modernizacin" y "civilizacin" o, en otras palabras, a la transformacin de la Argentina en una soci