“caruso, pablo ceferino contra eland s.a. y otras. daños y perjuicios derivados de accidente de...

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A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 27 de noviembre de dos mil dos, habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el si- guiente orden de votación: doctores Negri, Pettigiani, Sa- las, de Lázzari, Hitters, Roncoroni, Soria, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa L. 81.159, “Caruso, Pablo Ceferino contra Eland S.A. y otras. Daños y perjuicios derivados de accidente de traba- jo”. A N T E C E D E N T E S El Tribunal del Trabajo nº 3 de Tres Arroyos hizo lugar a la demanda deducida por Pablo Ceferino Caruso y condenó a Eland S.A., Cam S.A., Sintelar S.A. y Telefónica de Argentina S.A. al pago de la suma que establece en con- cepto de indemnización por accidente de trabajo en los tér- minos de los arts. 1109 y 1113 del Código Civil, con costas a las demandadas vencidas. Rechazó en cambio la pretensión dirigida contra la Cooperativa de Obras, Servicios Públicos y Servicios Sociales Limitada de Tres Arroyos -C.E.L.T.A.-; impuso las costas ocasionadas por la intervención de ésta y su aseguradora en el orden causado a excepción de los hono- rarios del apoderado de la primera que puso a cargo de la aseguradora.

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  • A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 27 de noviembre de dos mil dos, habindose establecido, de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deber observarse el si-guiente orden de votacin: doctores Negri, Pettigiani, Sa-las, de Lzzari, Hitters, Roncoroni, Soria, se renen los seores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa L. 81.159, Caruso, Pablo Ceferino contra Eland S.A. y otras. Daos y perjuicios derivados de accidente de traba-jo.

    A N T E C E D E N T E S El Tribunal del Trabajo n 3 de Tres Arroyos hizo lugar a la demanda deducida por Pablo Ceferino Caruso y conden a Eland S.A., Cam S.A., Sintelar S.A. y Telefnica de Argentina S.A. al pago de la suma que establece en con-cepto de indemnizacin por accidente de trabajo en los tr-minos de los arts. 1109 y 1113 del Cdigo Civil, con costas a las demandadas vencidas. Rechaz en cambio la pretensin dirigida contra la Cooperativa de Obras, Servicios Pblicos y Servicios Sociales Limitada de Tres Arroyos -C.E.L.T.A.-; impuso las costas ocasionadas por la intervencin de sta y su aseguradora en el orden causado a excepcin de los hono-rarios del apoderado de la primera que puso a cargo de la aseguradora.

  • El letrado apoderado del actor, de Telefnica de Argentina S.A. y de Provincia Seguros S.A. dedujeron sendos recursos extraordinarios de inaplicabilidad de ley. Dictada la providencia de autos y hallndose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidi plantear y votar las siguientes

    C U E S T I O N E S 1. Es fundado el recurso extraordinario de in-aplicabilidad de ley deducido por Provincia Seguros A.R.T. a fs. 2030/2035 vta.? En su caso 2. Lo es el deducido por el actor a fs. 2039/2046? En su caso 3. Lo es el deducido por Telefnica de Argenti-na a fs. 2049/2057?

    V O T A C I O N A la primera cuestin planteada, el seor Juez doctor Negri dijo: No lo es. 1. Respecto a las costas ocasionadas por la in-tervencin de C.E.L.T.A. cuya imposicin cuestiona su ase-guradora Provincia Seguros S.A., el tribunal de grado tuvo en consideracin que si bien se desestim la demanda en re-lacin a ambas no corresponda cargar con ellas al actor

  • toda vez que razonablemente pudo entender que exista res-ponsabilidad de la primera en el hecho daoso, razn por la cual las impuso en el orden causado (sent. fs. 1990 vta./1991). El ejercicio de esta atribucin de analizar la situacin de cada parte y cargar en consecuencia a una u otra las costas del juicio, valorando al mismo tiempo si se dan los supuestos como para hacer uso de las posibilidades de eximicin total o parcial previstas por el ordenamiento procesal, constituye una facultad privativa de los tribuna-les de grado (conf. causas L. 56.256, sent. del 7-XI-1995; L. 56.632, sent. del 16-V-1995). De manera que carece de idoneidad como sustento del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley la im-pugnacin referida al sealado aspecto del pronunciamiento en tanto el recurrente slo se limita a disconformarse con el criterio de imposicin de las costas y con los fundamen-tos brindados por el a quo, sin demostrar, en modo alguno, la existencia de iniquidad manifiesta (conf. causa Ac. 72.746, sent. del 30-VIII-2000). 2. Tampoco puede prosperar el agravio vinculado a la conclusin que tiene por cumplimentado por C.E.L.T.A. lo dispuesto por el art. 115 de la ley 17.418 respecto de su aseguradora, en virtud del cual impone a esta ltima la carga de los honorarios del letrado de la primera.

  • La aseguradora cuestiona esta decisin invocando como demostracin de dicho incumplimiento el conocimiento por parte de C.E.L.T.A. de la existencia de la causa penal a la que remiti antecedentes, requeridos en dicha oportu-nidad por el perito interviniente. El conocimiento del hecho obtenido por la asegu-rada al aportar los datos solicitados en la etapa de ins-truccin, no evidencia absurdo en la conclusin del tribu-nal de grado que consider oportuno, en los trminos de la obligacin impuesta por el art. 115 de la ley 17.418, el anoticiamiento a la aseguradora efectuado al da siguiente de recibir la notificacin de la demanda. Evidentemente ca-be considerar dicha oportunidad como la primera en que se vincul a C.E.L.T.A. con algn grado de posible responsabi-lidad en el accidente, circunstancia omitida en el mero re-querimiento de datos que tuvo lugar durante la instruccin de la causa penal, que resulta por lo tanto irrelevante co-mo conocimiento generador de la obligacin de denuncia im-puesta por el precepto legal citado. 3. Finalmente, incuestionado el monto de los ho-norarios impuestos a la aseguradora, la improcedencia del agravio surge del propio reconocimiento que se formula res-pecto a que el monto de cobertura, sumadas las dos plizas -cuya eventual discriminacin no ha sido materia de recur-so-, por el que Provincia Seguros S.A. fue trada a juicio

  • alcanza un lmite de $ 256.000 (fs. 2035). Dicha pauta es definitoria para dejar desprovisto de sustento el agravio toda vez que pone en evidencia la no superacin de dicho lmite con los honorarios que le fueron impuestos. Por lo dems es ineficaz para demostrar el invo-cado exceso en el lmite de la cobertura el clculo que in-cluye los honorarios de los propios letrados de la recu-rrente, no involucrados en la obligacin de indemnidad con-trada entre aqullas (arts. 109, 110, 118, ley 17.418). 4. No obsta a lo expuesto la reserva del caso fe-deral planteado porque su mera introduccin no justifica por s sola la existencia de un caso constitucional ni bas-ta para ocasionar el automtico desplazamiento de las leyes locales en cuestiones que por su naturaleza no son federa-les (conf. causas L. 43.735, sent. del 11-IX-1990, Acuer-dos y Sentencias: 1990, t. III, pg. 258; L. 44.720, sent. del 9-X-1990, Acuerdos y Sentencias: 1990, t. III, pg. 648). 5. Por lo expuesto, el recurso debe rechazarse, con costas (art. 289, C.P.C.C.). Voto por la negativa. Los seores jueces doctores Pettigiani, Salas, de Lzzari, Hitters y Roncoroni, por los mismos fundamentos del seor Juez doctor Negri, votaron la primera cuestin tambin por la negativa.

  • A la primera cuestin planteada, el seor Juez doctor Soria dijo: Adhiero al criterio expuesto por el doctor Negri. Por tanto, voto por la negativa. A la segunda cuestin planteada, el seor Juez doctor Negri dijo: S lo es. El tribunal del trabajo desestim el reclamo de reparacin a la integridad psicofsica peticionado por la parte actora toda vez que consider que no se trataba de un supuesto autnomo con relacin al dao patrimonial y moral, y que por otra parte el mismo no estaba contemplado como categora independiente por el derecho civil argentino (sent. fs. 1989). Le cabe razn al recurrente cuando denuncia que el derecho a la integridad psicofsica tiene un reconoci-miento autnomo en nuestro ordenamiento jurdico positivo a travs de la incorporacin con rango constitucional de la Convencin Americana de Derechos Humanos y el Pacto de San Jos de Costa Rica (art. 75 inc. 22, Constitucin nacio-nal), ms all de las categoras previstas en nuestro Cdi-go Civil. Sabido es que la accin comn por accidente de trabajo debe resarcir todos los aspectos del afectado en lo que se refiere a su personalidad integral y a su vida de

  • relacin, y ello debe valorarse patrimonialmente (conf. L. 36.651). En el caso de autos, la minusvala del actor es de una dimensin tal que alcanza restricciones casi absolu-tas y que conllevan la frustracin del desarrollo pleno en todas las esferas de su personalidad. No advierto que los padecimientos a que el recu-rrente se refiere en el reclamo bajo el rubro integridad psicofsica sean los que el tribunal haya considerado al momento de fijar el resarcimiento de los perjuicios patri-moniales y extrapatrimoniales sufridos, razn por la cual atendiendo al principio de reparacin integral (art. 1083, Cdigo Civil) considero corresponde justipreciar este ru-bro. La situacin tal como aqu ha quedado planteada, difiere totalmente de la resuelta en Ac. 75.375 lo que vuelve inaplicable la referencia a tal precedente. Por las razones expuestas el recurso debe prospe-rar, con costas. La causa deber volver al tribunal de ori-gen para que nuevamente integrado con otros jueces determi-ne el quantum indemnizatorio del rubro integridad psicof-sica. Voto por la afirmativa. A la misma segunda cuestin planteada, el seor Juez doctor Pettigiani dijo:

  • Disiento con el voto del doctor Negri. 1. El tribunal del trabajo fij el importe co-rrespondiente al dao patrimonial -lucro cesante y dao emergente- y al moral padecido por Caruso. En este ltimo involucr el carcter permanente de la incapacidad fsica, los padecimientos sufridos en su recuperacin, las moles-tias que en la vida cotidiana causa una limitacin como la que padece y las secuelas psicolgicas que presenta, as como tambin la juventud de la vctima. Desestim el reclamo de reparacin a la integri-dad psicofsica peticionado por la parte actora toda vez que consider que no se trata de un supuesto autnomo e in-dependiente de los que fueron acogidos, en los que se en-cuentra comprendido dicho resarcimiento, no contemplado, por otra parte, como categora independiente por el derecho civil argentino (sent. fs. 1988 vta./1989). 2. Mas all de que se reconozca o no autonoma al rubro peticionado lo cierto es que en el caso el menoscabo a tal legtimo y trascendental derecho encontr adecuada reparacin en el fallo de la instancia de origen. En efec-to, el tribunal de grado hizo lugar al mismo a travs de su justipreciacin incorporada al mensurar en su totalidad los perjuicios padecidos por Caruso. De manera tal que no puede prosperar la reiteracin del pedido de reparacin de la in-tegridad psicofsica como dao indemnizable independiente y

  • adicional a las otras categoras en las que el tribunal a quo consider expresamente comprendido el resarcimiento por el menoscabo que el peticionante involucra bajo esa denomi-nacin. Los padecimientos a que el recurrente se refiere en el reclamo bajo el rtulo indicado (fs. 2041 vta./2042) no son otros que los que el tribunal a quo tuvo en conside-racin al momento de fijar el resarcimiento por los perjui-cios patrimoniales y extrapatrimoniales padecidos por el actor, razn por la cual resulta improcedente fijar una nueva suma por conceptos ya reparados, comprendidos en otros rubros (conf. causa Ac. 75.375, sent. 31-X-2001). Cabe sealar finalmente que en el precedente de la Corte Suprema de la Nacin citado por el recurrente en el que se reconoce un importe bajo el concepto pretendido resultan sustancialmente dismiles las circunstancias con las que se ventilan en autos en que el tribunal de grado fij indemnizacin por reparacin integral del dao patri-monial y moral padecidos por Caruso comprendiendo su inca-pacidad absoluta, sus posibilidades o chances frustradas, como as tambin el grave menoscabo padecido a nivel psico-fsico actual y futuro teniendo en cuenta su juventud. 3. Tampoco es procedente la modificacin de los importes establecidos en el pronunciamiento que propone el apelante y en la que pretende se tenga especialmente en

  • cuenta la desidia en la conducta del empleador, toda vez que en funcin que le compete privativamente el tribunal a quo ponder la totalidad de las circunstancias concurrentes en autos para la fijacin del monto indemnizable, sin que se advierta la existencia de absurdo, nica situacin ex-trema que permite el reexamen de lo resuelto sobre el par-ticular en esta instancia (conf. causa Ac. 68.491 sent. del 7-XII-1999). 4. Por lo expuesto, el recurso debe ser rechaza-do, con costas (art. 289, C.P.C.C.). Voto por la negativa. El seor Juez doctor Salas, por los mismos funda-mentos del seor Juez doctor Pettigiani, vot la segunda cuestin tambin por la negativa. A la misma segunda cuestin planteada, el seor Juez doctor de Lzzari dijo: El recurrente entiende que han quedado marginados de indemnizacin un conjunto de perjuicios que enumera as: Bajo el ttulo dao a la integridad psicofsica se reclama el derecho a la plenitud de la vida; el deterioro a la vida de relacin; el dao esttico; el dao psicolgico; el per-juicio de la privacin del placer; el perjuicio sexual; el perjuicio de sufrimiento; el derecho a la salud, etc. (fs. 2041 vta./2042). La sentencia ha involucrado en el rubro dao mo-

  • ral todos los perjuicios de naturaleza extrapatrimonial sufridos por el actor (fs. 1988 vta.). A rengln seguido y a ttulo ilustrativo menciona entre ellos el carcter per-manente de la incapacidad fsica, los padecimientos fsicos sufridos en su recuperacin luego del accidente, las moles-tias que en la vida diaria crea una limitacin como la que padece y las secuelas psicolgicas que presenta, teniendo en cuenta adems la juventud de la vctima (fs. 1988 vta./1989). Tal englobamiento genrico de perjuicios de natu-raleza extrapatrimonial conforma un tratamiento del tema que podr o no compartirse, ms su idoneidad desde esta perspectiva no aparece controvertida en el recurso. Este ltimo solamente enarbola la independencia o autonoma del mencionado rubro dao a la integridad psicofsica desen-tendindose de que aquella frmula omnicomprensiva ha abar-cado ciertamente cada uno de los tems que indica como omi-tidos. En tales condiciones la queja se exhibe como infun-dada, tornndose abstracta la necesidad de abordar la espe-cificidad que se postula. En cuanto a que se tome en consideracin la con-ducta del empleador, adhiero a lo expuesto en el punto 3 del voto del doctor Pettigiani. Me pronuncio por la negativa. El seor Juez doctor Hitters, por los mismos fun-

  • damentos del seor Juez doctor Pettigiani, vot la segunda cuestin tambin por la negativa. A la misma segunda cuestin planteada, el seor Juez doctor Roncoroni dijo: Al lado de esas dos anchas y harto comprensivas avenidas del dao que representan el llamado dao material, patrimonial o econmico, por un lado y el dao moral, ex-trapatrimonial o espiritual, por otro lado, es dable leer a diario en las demandas que se presentan a los tribunales o en los recursos que llegan a nuestros estrados el enunciado yuxtapuesto de otras categoras de daos. As, en nuestro caso, donde la sentencia brind al actor: a) bajo el ropaje de lucro cesante una reparacin -que la magistrada que lle-vara la voz en el acuerdo enfatiza como integral- por la incapacidad sufrida y estimada en un 100% de la total y permanente; b) un resarcimiento por dao moral tasado en $ 850.000 y c) los costos pasados y futuros de atencin mdi-ca, farmacolgica, kinesioteraputica y enfermeril que ha de necesitar de por vida, conjuntamente con una atencin psiquitrica que se estimara por el lapso de cuatro aos y la instalacin de un minigimnasio. El mismo actor, en su recurso ha de agraviarse porque dicho pronunciamiento no concedi la indemnizacin solicitada a titulo de dao a la integridad psicofsica, comprensiva del menoscabo a la ple-nitud de vida, el deterioro a la vida de relacin, el dao

  • esttico, el dao psicolgico, el perjuicio de la privacin del placer, el perjuicio sexual, el perjuicio de sufrimien-to, el derecho a la salud, etc. (ver fs. 2041 vta.). En nuestra opinin la clasificacin, categoriza-cin y parcelamiento del objeto a conocer, es tan solo un instrumento o medio adecuado del investigador para ello y, en muchas oportunidades, para poder pisar firmemente y avanzar sin temores por las tierras ignotas y procelosas que separan el mundo abstracto de las ideas de los suelos concretos y firmes de la realidad. Quiero con esto signifi-car, que la clasificacin y categorizacin de los daos (esa suerte de viviseccin del mismo fenmeno hecha por la doctrina para alumbrar, con diversos criterios, muy distin-tos rostros y variadas parcelas del mismo -por caso dao directo e indirecto; dao cierto e incierto; dao actual y futuro, dao emergente y lucro cesante-) es un indispensa-ble instrumento para ahondar su estudio y facilitar su co-nocimiento y mensuracin, pero no por ello asegura la cer-tidumbre de su cabal aprehensin, ni la justicia de su ta-rifacin, lo cual, quizs pueda lograrse en determinados casos mediante una visin global y abarcadora que bascule sobre las dos grandes categoras ya recordadas. Va dicho con lo expuesto, que -al menos en el plano de las ideas- no podemos dudar de la autonoma con-ceptual de este tipo de daos. Despus de todo, sabemos que

  • la lesin a la integridad psicofsica (dao a la salud o dao biolgico como suele denominarse en el derecho italia-no) es un concepto vasto comprensivo de distintos menosca-bos a esa integridad fsica, psquica y moral del sujeto que el Pacto de San Jos de Costa Rica, recordado en el vo-to del doctor Negri manda respetar. Tambin que el dao es-ttico es una lesin a la integridad del aspecto, a nuestra identidad corprea, que no ha de confundirse con el menos-cabo a la venustez o belleza de una persona (aunque tambin lo implica). Y que el dao psicolgico es una lesin que se da en la esfera psquica del sujeto. No ignoramos, por lo dems, estos dos ltimos daos (comprendidos a su vez de-ntro del concepto amplio de lesin a la integridad psicof-sica) son distintos entre s, a las lesiones fsicas y a su vez, distintos los costos de atencin mdica y reparacin de unos y otros. Pero la pregunta es si a los fines indemnizato-rios estos daos constituyen un tertium genus, que deban indemnizarse en forma autnoma, particularizada e indepen-diente del dao patrimonial y del dao moral. Nuestra res-puesta es que no, o en todo caso, que no es conveniente. Pues tal prctica puede llevar a una injusta e inadmisible doble indemnizacin, toda vez que el juez al abordar el da-o moral y el dao patrimonial que provoca una lesin inca-pacitante o menoscabadora de la integridad psicofsica del

  • sujeto, pondera y tasa el menoscabo espiritual y patrimo-nial que la ominicomprensiva lesin a la integridad psico-fsica o las lesiones esttica o psicolgica que expresan parcelas de aqulla, provocan en el actor. Mas an, gene-ralmente no puede dejar de hacerlo. El peligro de lo que nos hemos permitido llamar un nom bis in dem indemnizato-rio o una inflacin resarcitoria, es maysculo. De all que lo aconsejable sea que al tarifar el dao moral y patrimo-nial se tengan particularmente en cuenta los reflejos dis-valiosos que en uno y otro plano tienen las lesiones a la integridad piscofsica del sujeto, con su cohorte de daos estticos, psicolgicos, a la vida de relacin, etc. A riesgo de latoso, fcil es comprender que si esta postura trata de erradicar aqul peligro de la doble o plural indemnizacin, desde un punto de vista estrictamente ontolgico, vale la pena transcribir la lcida observacin de Matilde ZAVALA de GONZALEZ: no deben confundirse las lesiones que puede inferir un determinado hecho con el o

    los daos resarcibles que aquellas lesiones pueden produ-

    cir. La lesin entraa la afectacin de determinada esfera

    de la persona. El dao versa sobre las concretas consecuen-

    cias o efectos disvaliosos, es decir, consiste en el pro-

    ducto o resultado negativo de la violacin del derecho, del

    bien o del inters de la vctima (Resarcimiento de Daos vol. 2a, Daos a las personas, Ed. Hammurabi, 2da.ed.

  • 2da. reimp. 1993, pg. 73). Y esto ltimo es lo indemniza-ble. El dao o menoscabo -patrimonial o moral- que las le-siones fsicas, estticas, psquicas, a la vida de rela-cin, etc. puedan producir. Estas ltimas, plurales y va-riadas, no son el dao en s mismo, sino la causa fuente o desencadenante de dicho dao que para su integral, pero prudente y debida reparacin, como ya vimos, cabe abordar en sus dos grandes esferas: la del dao patrimonial y la del dao moral. Claro que cuando esto no acontece, cuando el ma-gistrado no evala esas proyecciones al determinar el dao patrimonial y el dao extrapatrimonial, nada impide que acometa el tratamiento diferenciado de cada uno de estos daos determinando el monto indemnizatorio en forma inde-pendiente (S.C.B.A., Ac. 40.082 del 9-V-1989). Es que, en definitiva y mas all de las califica-ciones o nomis juris que demos a las cosas y a los perjui-cios a tarifar, de lo que se trata es de indemnizar justa e integralmente estos ltimos. Desde ya, que cuidndonos de caer en duplicaciones indemnizatorias, en excesos o demas-as que transformen la fajina reparadora del juez en una fuente de lucro para el damnificado y de injustificado agravamiento de la situacin del deudor; pero tambin de quedar aherrojados por la mezquindad o la tacaera que desembocan en una indemnizacin escasa o insuficiente, des-

  • de que al ser menor a la debida no es el equivalente al da-o sufrido y, por ende, no lo repara ntegramente, dejando abiertas heridas o bolsones de menoscabo en la esfera del damnificado (doct. art. 1083 del C.C.). Ni mas ni menos. Tan solo la reparacin jurdicamente plena o integral, que no es otra cosa que la indemnizacin o el equivalente dine-rario en la medida de lo justo (equitativo) para el caso determinado. En nuestro caso, el Tribunal de Trabajo N 3 de Tres Arroyos sigue a pies juntillas la metodologa indemni-zatoria que nos parece conveniente, al afirmarse en el voto de la magistrada que abriera el acuerdo y ganara la ad-hesin de los restantes colegas: con referencia al reclamo que se efecta en autos por dao a la integridad psicofsi-

    ca, opino que el mismo debe ser desestimado, toda vez que

    no constituye un supuesto autnomo con relacin al dao pa-

    trimonial y al dao moral, quedando absorbido por estos (fs. 1989). Y como bien se resalta en el voto del doctor de Lzzari a esta misma cuestin, el a quo en una frmula om-nicomprensiva -que no aparece controvertida por el recu-rrente- involucr bajo el rubro dao moral todos los per-juicios de naturaleza extrapatrimonial sufridos por el ac-tor, mencionndose entre ellos a varios de los tem que el agravio englobara bajo la vasta expresin de lesin a la integridad psicofsica. Ms an, as como en el plano pa-

  • trimonial no dej de tasar y mandar indemnizar los mas va-riados costos de tratamientos mdicos y recuperatorios, en-tre los cuales se cuentan cuatro aos de atencin psiqui-trica con dos sesiones semanales; el monto concedido por dao moral, por su magnitud, no puede entenderse limitado al resarcimiento del solitario e inmediato dolor moral pro-vocado por el infortunio. Voto por la negativa. A la misma segunda cuestin planteada, el seor Juez doctor Soria dijo: Adhiero, en lo sustancial, al voto del doctor de Lzzari. En cuanto concierne al reparo basado en que debe-ra haberse tomado en consideracin la conducta del emplea-dor, adhiero a la posicin sustentada por el doctor Petti-giani, en el punto 3 de su voto, cuyos fundamentos hago propios. Por ello, me expido por la negativa. A la misma tercera cuestin planteada, el seor Juez doctor Negri dijo: Parcialmente lo es. 1. El tribunal del trabajo determin que en el hecho motivo de autos la responsabilidad de Telefnica de Argentina reconoce una doble vertiente; objetiva, en su ca-lidad de dueo y guardin de la cosa riesgosa y viciosa (el

  • poste del que Caruso deba efectuar la conexin encomendada por Telefnica, peligrosamente cercana al tendido elctri-co) en los trminos del art. 1113 del Cdigo Civil y subje-tiva, emergente del art. 1109 del mismo cuerpo legal por haber incurrido en culpa desde que tena sobre la lnea te-lefnica un poder de vigilancia, control y direccin (es decir, la guarda) y no adopt las medidas necesarias para evitar el dao con la diligencia propia del caso. Consider asimismo el tribunal de grado que no se acredit culpa de la vctima susceptible de desplazar la responsabilidad objetiva y subjetiva que consider confor-mada en cabeza de las codemandadas. El recurrente cuestiona dicha atribucin de res-ponsabilidad alegando el desplazamiento de la guarda hacia el empleador de Caruso y su culpa en el acaecimiento del accidente al no haber suministrado los elementos de seguri-dad necesarios, como tambin culpa de la vctima que se desprendi del cinturn que lo sujetaba. 2. Es preciso sealar que establecer quin es el titular de la guarda de una cosa como eventualmente la acreditacin de su transferencia y determinar si la conduc-ta de la vctima ha excluido parcial o totalmente la res-ponsabilidad objetiva que el art. 1113 impone al dueo o guardin, constituyen tpicas cuestiones de hecho irrevisa-bles en casacin en tanto no se demuestre quebrantamiento

  • de las reglas de la apreciacin de la prueba en grado de absurdo (conf. causas Ac. 54.967, sent. del 15-VIII-1995; Ac. 58.498, sent. del 20-VIII-1996). Se considera tal al error grave y ostensible que se comete en la conceptuacin, juicio o raciocinio al ana-lizar, interpretar o valorar las pruebas o los hechos sus-ceptibles de llegar a serlo, con tergiversacin de las re-glas valorativas aplicables, de lo que resulta una conclu-sin contradictoria o incoherente en el orden lgico formal e insostenible en la discriminacin axiolgica (conf. causa Ac. 57.592, sent. del 28-V-1996), situacin extrema que no se ha configurado en autos donde el fallo impugnado exhibe un razonamiento coherente, se lo comparta o no. Por lo dems cabe recordar que, salvo circunstan-cias especiales que no concurren en el caso, las responsa-bilidades del dueo y del guardin de la cosa no son subsi-diarias ni excluyentes sino conjuntas o concurrentes, de donde la presencia de uno no exime el deber de resarcir del otro (conf. causas Ac. 55.338, sent. del 29-IV-1997; Ac. 58.939, sent. del 23-III-1999). De manera que an en la postura en que se coloca el recurrente que alega el despla-zamiento de la guarda de la cosa hacia el empleador de la vctima -situacin por otra parte no verificada en autos-, no queda cancelada la obligacin resarcitoria del dueo en los trminos del precepto legal actuado en el pronuncia-

  • miento. Por lo tanto y sin perjuicio de la indiscutida calidad de dueo de Telefnica S.A. no logra el recurrente conmover el inocultable carcter riesgoso y vicioso que el tribunal a quo tuvo por verificado respecto del poste de propiedad de aqulla en funcin de los factores concurren-tes en el caso a cuyo respecto slo opone su criterio mini-mizador pretendiendo desplazar y compartimentar la carga de responsabilidad en el acaecimiento del infortunio. Tampoco es idneo el cuestionamiento que pretende esgrimir como eximente la actuacin del tercero por quien no se debe responder -los empleadores de Caruso-, porque no pueden considerarse tales con relacin a Telefnica las em-presas contratistas y subcontratistas con quienes el tribu-nal de grado consider compartida la guarda de la red tele-fnica caracterizada por el poder de vigilancia, control y direccin que tenan sobre la misma (v. vered. cuestin 24, fs. 1971). Por su parte no es demostrativo del absurdo invo-cado, ni eficaz por ende para modificar lo resuelto, la particular interpretacin del interesado, con que pretende sustituir la de los sentenciantes, respecto a las circuns-tancias concurrentes en el acaecimiento del accidente, como las que a su juicio generan la atribucin de responsabili-dad que postula (art. 279, C.P.C.C.).

  • 3. En lo relativo a la responsabilidad de la ti-tular del tendido elctrico C.E.L.T.A., el tribunal de gra-do, evaluando los informes tcnicos recibidos en autos, consider que las imperfecciones observadas no son sufi-cientes para considerar defectuosa la instalacin ni por ende tener por acreditada la negligencia de aqulla que ha-bilite la imputacin de responsabilidad que se pretende. Sobre el particular resulta tambin aplicable el criterio sentado en el punto anterior respecto al cuestio-namiento de los hechos y las pruebas que formula el intere-sado con los que pretende demostrar la culpa de la coopera-tiva elctrica, toda vez que el vicio de absurdo suscepti-ble de descalificar el pronunciamiento es el error grave y excepcional incompatible con las constancias que resultan de la causa y no la mera discrepancia o diferencia de cri-terio que exhibe el interesado sobre el carcter y grado de imperfeccin de la cosa, sin demostrar la configuracin de la situacin extrema indicada. Ello as mxime cuando omite controvertir la por lo tanto inclume conclusin del fallo respecto a la res-ponsabilidad de Telefnica que, debidamente advertida por C.E.L.T.A., no retir el tendido telefnico antirreglamen-tario por su cercana a la lnea elctrica preexistente (vered. cuestiones 10 y 11, fs. 1958 vta./1960 vta.; sent. fs. 1985 vta.), atribucin de responsabilidad que no

  • desvirta el eventual defecto en la altura del cableado elctrico a que alude el recurrente. 4. En orden al salario considerado por el tribu-nal de grado como base para la determinacin del importe indemnizatorio estim de aplicacin el convenio colectivo de trabajo 201/1992 en el que tuvo por comprendida la acti-vidad de realizacin de conexiones domiciliarias de telfo-nos desarrollada en la especie. Dadas las tareas desempea-das por Caruso lo encuadr en la categora de ayudante B sobre cuyo salario efectu el clculo del lucro cesante. Tiene dicho esta Corte que la interpretacin de los convenios colectivos, as como el examen de su aplica-cin es cuestin circunstancial fctica propia de la ins-tancia ordinaria y ajena a la casacin salvo supuesto ex-cepcional de absurdo (conf. causas L. 39.511, sent. del 6-XII-1988; L. 45.391, sent. del 16-IV-1991). De tal modo la discrepancia de criterio que expo-ne el apelante o lo objetable o discutible que pueda consi-derar la decisin sobre las cuestiones que se tuvieron en cuenta para la determinacin del convenio aplicable o la actividad que surja del objeto social de las empleadoras, no son suficientes para demostrar que el razonamiento se-guido por los sentenciantes se encuentre viciado en grado de absurdo. 5. Firme entonces, conforme los argumentos ut su-

  • pra expresados, que el salario que deba percibir el actor era de $ 740 (veredicto fs. 1986 vta.) pierde entidad el agravio dirigido a cuestionar el importe correspondiente al lucro cesante. Ello es as porque el tribunal de grado en ejer-cicio de facultades privativas para determinar dicho impor-te adopt una frmula de matemtica financiera por la cual se obtiene una suma equivalente a la merma que en la capa-cidad de ganancia genera el porcentaje de incapacidad labo-ral que padece el trabajador accidentado, en el caso del 100% (sent. fs. 1986) siendo uno de sus dgitos el salario percibido. El interesado nada dice sobre el mtodo adoptado por el a quo conformndose con el uso de dicha frmula y basa nica y exclusivamente su impugnacin en la denuncia de una premisa que carece de sustento en autos, insistiendo que el salario era el de $ 340, sin hacerse cargo en abso-luto de rebatir los argumentos brindados por el a quo por los que consider de aplicacin el convenio de trabajo 201/1992 y que le dan sustento suficiente. Fcil resulta advertir que la falta de impugna-cin frontal a una decisin del fallo deriva en una contra-posicin de criterios inidneos a los fines del recurso por lo cual debe concluirse que queda firme el salario y el procedimiento utilizado por el a quo.

  • 6. A posteriori el a quo valor la expectativa de chance de Caruso en el mundo laboral dada su juventud y la circunstancia acreditada que posea ttulo habilitante obtenido con buenas calificaciones (fs. 1987) y estim prudente un aumento en los ingresos prerreferidos del 50%. El interesado tambin se agravia de esta decisin y le asiste razn en cuanto denuncia que no es posible efectuar el clculo de la prdida de chance desde el co-mienzo mismo de la relacin laboral, como efectu el a quo segn da cuenta en su sentencia a fs. 1987. Sabido es, por ser doctrina reiterada de esta Corte, que lo que se indemniza en el caso es la chance mis-ma y no la ganancia o la prdida que era el objeto de aqu-lla. No se trata de la prdida de futuros ingresos sino del cercenamiento de la razonable probabilidad de contar con ellos en el futuro (conf. causas L. 44.497, sent. del 21-VIII-1990; L. 67.443, sent. del 30-VIII-2000). Y si bien su valoracin es facultad privativa de los jueces de grado, es razonable pensar que su clculo no puede efectuarse des-de el inicio del vnculo sin incurrir en absurdo valorati-vo. Razn por la cual se deber dejar sin efecto dicho pro-cedimiento, debiendo estimrsela nuevamente. 7. Le asiste razn asimismo en cuanto denuncia que el a quo pretende emplear la misma frmula que utiliz para reparar el lucro cesante para indemnizar los gastos

  • que ha debido y deber efectuar Caruso en el proceso palia-tivo por los daos padecidos. En este aspecto la inaccesibilidad de la casacin al tema resulta vulnerable atento la valoracin absurda desde que no solamente la frmula a que nos referimos ni-camente atiende al lucro cesante (conf. causa L. 43.458, sent. del 15-V-1990) sino que adems no es factible esta-blecer las variables que supuestamente utiliz en la frmu-la adoptada a tal fin para su fijacin, por lo que la in-demnizacin as otorgada traduce nicamente la voluntad de los jueces que la dictaron. Dentro de este contexto es acertada la crtica que formula el recurrente en orden a la ponderacin del tribunal por la que consider necesaria la presencia perma-nente de una enfermera las 24 horas del da durante los 365 das del ao. Si bien dicho aserto fue sostenido por el pe-rito mdico y resulta apropiado como sostuvo el tribunal no apartarse de sus conclusiones en las cuestiones mdicas so-bre las que ilustr, no es menos cierto que al momento de ponderar sus dichos en trminos econmicos a los fines del clculo indemnizatorio deben ser evaluadas las reales posi-bilidades y necesidades a fin de no provocar un resultado desajustado de la realidad. Cabe tener en cuenta asimismo que la falta de impugnacin del informe de fs. 1583 por parte del interesado no habilita a la automtica sumatoria

  • de los salarios y aportes indicados a los fines de la co-bertura por enfermeras durante el resto de vida de la vc-tima, habida cuenta que su contratacin permanente y por la totalidad horaria aludida no parece el resultado de una ra-zonable valoracin de las necesidades de la vctima en el caso. Conforme lo expuesto corresponde que el capital de condena por dao emergente sea fijado nuevamente, de conformidad a lo que aqu se resuelve y proporcionando los datos necesarios para que puedan ser reconstruidas las ope-raciones de clculo que se lleven a cabo. 8. Cabe sealar que no obstante la modificacin que en el presente se resuelve en lo atinente al dao mate-rial, la decisin se circunscribe estrictamente al referido resarcimiento mantenindose en cambio inmodificable el es-tablecido para la reparacin del de ndole moral. Ello as atento el diferenciado tratamiento que corresponde dispen-sar al dao material y al moral derivado de la independien-te naturaleza jurdica que los caracteriza al ser distintos los bienes jurdicos afectados los que se resarcen en uno y otro caso (conf. causas L. 55.728, sent. del 19-IX-1995; L. 61.157, sent. del 27-V-1997; L. 65.757, sent. del 23-II-2000). Por lo dems, la determinacin del resarcimiento por dao moral no tiene porqu guardar relacin o propor-

  • cin con el dao material, desde que la fijacin de sumas indemnizatorias en concepto de agravio moral no est sujeta a reglas fijas. Su reconocimiento y cuanta depende -en principio- del arbitrio judicial para lo cual basta la cer-teza de que ha existido sin que sea necesaria otra preci-sin (conf. causas L. 65.082, sent. del 29-IX-1998; L. 66.752, sent. del 8-VI-1999; L. 71.535, sent. del 4-IV-2001), sin que se demuestre en el caso que el monto reconocido en la instancia no guarda proporcin con el agravio moral ocasionado a la vctima del hecho ilcito y dems circunstancias propias de la causa en los trminos del art. 1078 del Cdigo Civil. 9. En consecuencia propongo casar parcialmente el fallo apelado y dejar sin efecto el monto de la indemniza-cin en concepto de prdida de chance y dao emergente. La causa deber ser devuelta al tribunal de origen para que nuevamente integrado con otros jueces determine el quantum indemnizatorio de los aspectos indicados en los puntos 6 y 7. Por lo expuesto debe acogerse parcialmente el re-curso interpuesto con el alcance indicado, con costas de esta instancia en el orden causado (art. 289, C.P.C.C.). Con el alcance indicado, voto por la afirmativa. A la misma tercera cuestin planteada, el seor Juez doctor Pettigiani dijo:

  • Adhiero al voto de mi distinguido colega doctor Negri excepto en lo que se refiere al tramo referido a la cuanta del dao moral (parte final del punto 8). En efecto y sin perjuicio de compartir lo que all se expresa respecto de la diferente naturaleza jurdi-ca que caracteriza al dao material y al moral, considero que en este supuesto donde se habr de modificar la entidad del primero corresponde que el mismo tribunal de grado que deber establecer la nueva dimensin cuantitativa del per-juicio irrogado a la actora vctima de tan tremendo infor-tunio tenga la oportunidad de volver a analizar tambin si la ya establecida dimensin del dao moral se sigue corres-pondiendo con el cuadro de aflicciones y padecimientos del seor Caruso o bien deben introducirse las modificaciones respectivas. Ello as en virtud del principio de reparacin integral que dimana del art. 1083 del Cdigo Civil en concordancia con lo que prev el art. 1069 del mismo di-gesto. Por ello, entiendo que la causa debe volver a la instancia de grado para que nuevamente integrado el tribu-nal con otros jueces determine el quantum indemnizatorio referido al dao material y realice -de ser necesario- los ajustes que correspondan en el rubro dao moral. Voto, en suma, por la afirmativa.

  • Los seores jueces doctores Salas, de Lzzari e Hitters, por los mismos fundamentos del seor Juez doctor Negri, votaron la tercera cuestin tambin por la afirmati-va. A la misma tercera cuestin planteada, el seor Juez doctor Roncoroni dijo: Sealo que, adems de no haberse demostrado ab-surdo en la fijacin del monto del dao moral por el tribu-nal a quo, es mi opinin que la valoracin y tasacin de este dao y del patrimonial se han de abordar en forma to-talmente autnoma, atendiendo a la entidad objetiva de los efectos anmicamente perjudiciales, en uno, y de los efec-tos econmicamente perjudiciales, en el otro. Las posturas que llevan a reparar el primero en correspondencia con el segundo, que siempre juega como pa-trn o referente mayor de su resarcimiento, no son ms que derivaciones tanto de la idea que expresa su repugnancia porque se ponga precio dinerario al dolor y admiten slo la imposicin de una pena o sancin ejemplar al ofensor, como de la que procura negarle autonoma indemnizatoria o la que -emparentada con esta- pregona que su indemnizacin ha de determinarse siempre en funcin de la cuanta del dao pa-trimonial. Posturas que rechazo de plano (doct. arts. 1078 y 1083 del C.C.). Con el alcance indicado, voto por la afirmativa.

  • A la misma tercera cuestin planteada, el seor Juez doctor Soria dijo: 1. La codemandada Telefnica de Argentina S.A. interpuso a fs. 2049/2057 recurso extraordinario de inapli-cabilidad de ley. Controvierte, por un lado, que se la haya respon-sabilizado por el infortunio en su calidad de dueo y guar-din de la cosa riesgosa o viciosa, en los trminos del art. 1113 del Cdigo Civil. Aduce, en este punto, que en definitiva se trata en autos de un supuesto de culpa de un tercero (CEM S.A., ELAND S.A. y SINTELAR S.S.) por quien no deba responder. Por otro lado, niega que hubiera incurrido en culpa (art. 1109, C.C.) y cuestionando que se le repro-che que por tener sobre la lnea telefnica un poder de vi-gilancia, control y direccin, no ha adoptado las medidas necesarias para evitar el dao con la diligencia requerida en el caso. Y, por fin, arguye que el sub lite determina la exoneracin de su responsabilidad ante la ocurrencia de culpa de la propia vctima. Tambin se queja de la indemnizacin a la que ha sido condenada. En relacin con el lucro cesante, impugna el encuadre del actor en la categora de ayudante de tele-fona B del convenio colectivo de trabajo 201/1992, por-que postula la aplicabilidad al caso del convenio 76/1975 correspondiente a los trabajadores de la construccin y del

  • 227/1993 referido a la rama de obras de ingeniera telef-nica. En igual sentido, tilda de absurdo y exhorbitante el pronunciamiento de condena que consagra la sentencia, cuyas conclusiones el impugnante encuentra carentes de sus-tento en la realidad. Esto lo concreta en la determinacin, en concepto de prdida de la chance, de unos ingresos del cincuenta por ciento de los acogidos por lucro cesante. La crtica apunta a que mientras ese supuesto derecho en ex-pectativa se habra de concretar con el transcurso de los aos, en el fallo se omiti desagregarlo proporcionalmen-te de la base del clculo que efectu por tal concepto. Lo atinente al resarcimiento de los gastos futu-ros, merece tambin la rplica de la recurrente porque, a su juicio, el fallo aplica la misma frmula empleada para indemnizar el lucro cesante. Y, a su vez, lo tacha de ab-surdo en cuanto a la indemnizacin por los gastos de enfer-mera las 24 horas de todos los das del ao que l deter-mina, al entender que el actor como ningn parapljico re-quiere de esa atencin. Finalmente, controvierte la cuanta del dao mo-ral por exorbitante e irrazonable. 2. El recurso debe prosperar slo en parte. a. En primer trmino, adhiero al voto del doctor Negri en lo atinente a las primeras tres impugnaciones for-

  • muladas por la recurrente. b. En lo concerniente al clculo del lucro cesan-te, la queja no puede ser acogida. El escrito de fs. 2049/57 se reduce a expresar el desacuerdo del impugnante con el encuadramiento de las tareas desplegadas por Caruso en la categora de ayudante de telefona B del convenio colectivo de trabajo 201/1992, sin aportar elemento alguno que ponga en evidencia la irrazonabilidad del criterio adoptado por el tribunal. Es doctrina de esta Corte que la interpretacin que, en funcin que le es privativa, efectan los tribuna-les de grado acerca de los convenios colectivos de trabajo, no es susceptible de revisin ante la instancia extraordi-naria, salvo eficaz denuncia y acabada demostracin de ab-surdo (causas L. 49.794, sent. del 10-VIII-1993; L. 52.047, sent. del 26-VII-1994; L. 54.073, sent. del 31-IV-1995; L. 57.036, sent. del 23-IV-1996; L. 73.248, sent. del 3-X-2001, entre muchas), extremo que no se presenta en el sub examine. La primaca que el fallo asigna al convenio n 201/92 previsto ...especficamente para la actividad tele-fnica (fs. 1957) por sobre su similar 76/1975, fundada tanto en la interpretacin del mbito de aplicacin del primero como en la actividad que desplegaba el actor, no parece siquiera lindar con lo meramente opinable en cuanto

  • a la subsuncin de la categorizacin y encuadramiento labo-rales correspondientes al caso. De all el rechazo del ab-surdo articulado por el recurrente. c. Tampoco merece acogerse la rplica concernien-te a la estimacin de la prdida de la chance, que el deci-sorio fija en el cincuenta por ciento del valor de la remu-neracin mensual del trabajador, calculada desde el inicio de la relacin laboral sin adoptar un esquema de tipo pro-gresivo. No parece desprovisto de base racional que se haya considerado factible que, de no haber padecido el in-fortunio, el actor, en su desempeo laboral, hubiera podido alcanzar sucesivas mejoras en sus ingresos. Por el contra-rio, su probabilidad resulta de la verificacin de los ni-veles de capacitacin y categorizacin determinados en el convenio colectivo aplicable a la actividad (v. fs. 988/1075). Adems, la juventud del actor y el ttulo habi-litante obtenido con buenas calificaciones, fueron otros ponderados por la sentencia a fin de proyectar la chance de la mejora en los ingresos provenientes de su vida laboral. El hecho de que esa proyeccin haya sido fijada por el a quo de manera lineal, utilizando un porcentual uniforme e invariable desde el inicio de la relacin de trabajo, no comporta sino una modalidad de expresin de un quantum indemnizatorio compatible con la chance de la que

  • el actor se ha visto privado. Es un promedio del conjunto de las mejoras presumibles de los ingresos del trabajador a lo largo de su vida activa. d. Igual suerte ha de correr el agravio mediante el cual es atacada la decisin del tribunal de grado en cuanto hizo lugar, como rubro indemnizatorio, a la repara-cin por los gastos que demande la atencin permanente al actor con una enfermera (las venticuatro horas todos los das del ao). Vale puntualizar que la necesidad de atencin, que derivara en la admisin de este rubro indemnizatorio, fue expresamente aconsejado en la pericia mdica de fs. 1553/63. El dictamen tcnico pertinente, qued incuestiona-do en la instancia de origen por el ahora impugnante y fue compartido por el tribunal, conforme a las facultades que posee para valorarlo en cuanto a su mrito y fundamentos (causas L. 44.054, sent. del 2-VI-1990; L. 67.515, sent. del 4-V-1999; L. 66.525, sent. del 3-XI-1999, entre mu-chas). Frente a ello, el recurso no provee argumentos suficientes para arribar a la conclusin de que la senten-cia debi desechar el informe del experto. Es visible en el remedio intentado por la impugnante la ausencia de una ade-cuada demostracin de los elementos que habran determinado la irrazonabilidad de la solucin jurisdiccional adoptada

  • en autos (arg. doct. causas L. 34.432, sent. del 3-XII-1985; L. 36.450, sent. del 12-VIII-1986; L. 37.708, sent. del 20-X-1987; L. 49.243, sent. del 6-X-1992; L. 53.057, sent. del 21-XII-1993) circunstancia que obsta la estimacin del planteo recursivo. En modo pacfico esta Suprema Corte ha estableci-do que la apreciacin de la fuerza de conviccin de los dictmenes periciales constituye una facultad privativa de los jueces de la instancia ordinaria y que sus conclusiones son irrevisables en la instancia extraordinaria, salvo su-puesto de absurdo (Ac. 33.858, sent. del 23-X-1984; Ac. 34.162, sent. del 4-VI-1985 en Acuerdos y Sentencias, 1985-II-22; Ac. 41.229, sent. del 26-IX-1989; Ac. 46.688, sent. del 17-III-1992; Ac. 51.728, sent. del 15-III-1994 en Acuerdos y Sentencias 1994-I-401; Ac. 67.149, sent. del 9-XII-1997; Ac. 60.094, sent. del 19-V-1998; Ac. 64.420, sent. del 1-XII-1999). De igual modo, se ha predicado, tam-bin con reiteracin, por este Tribunal, acerca de la in-eficacia de la alegacin de dicho vicio respecto del mtodo valorativo de la prueba pericial, cuando aqulla se susten-ta en la mera discrepancia del recurrente, sin evidenciar la existencia del error grave y grosero que supone tal vi-cio de la lgica (Ac. 49.752, sent. del 8-VI-1993; Ac. 60.094, sent. del 19-V-1998, entre muchas). e. Por fin, encuentro fundado el gravamen que ex-

  • pone el recurrente contra la determinacin del dao moral. Si bien al tratarse la segunda cuestin qued aclarado que bajo este rubro se contempla el resarcimiento de los perjuicios de naturaleza extrapatrimonial reclamados por el trabajador (fs. 1988 vta./1989) tengo para m que el monto fijado resulta claramente excesivo, a ms de inmoti-vado. Desprovisto de justificacin adecuada, el signi-ficativo quantum reconocido al actor, omite explicitar los criterios o pautas que llevaron a su determinacin (doct. causas L. 47.482, sent. del 10-XII-1991; L. 55.802, sent. del 14-XI-1995, entre otras). En este aspecto, adolece de fundamentacin. La reparacin que dispone no se halla ca-racterizada en autos con sostn en pauta objetiva alguna, ni guarda relacin con los otros componentes que integraron el resarcimiento, tal como lo afirma el recurrente, respec-tivamente, a fs. 2055 vta. y a fs. 2056. Es cierto que establecer el monto indemnizatorio, sea por el dao fsico o el moral, constituye una tpica cuestin de hecho, privativa de los jueces de la instancia ordinaria e irrevisable en la instancia extraordinaria. Mas, tambin lo es, que ese principio cede cuando se denun-cia y demuestra la existencia de absurdo (doct. Ac. 48.056, sent. del 17-III-1992; Ac. 61.575, sent. del 25-XI-1997; Ac. 59.834, sent. del 12-V-1998). Y tal resulta en el sub

  • lite la situacin que plantea el embate del recurrente, cu-yo despliegue argumental trasciende el terreno de las meras discrepancias subjetivas (Ac. 76.245, Martnez, sent. del 1-X-2000) y pone de relieve, a mi criterio con suficiente razn (v. fs. 2055 vta./2056), la desmesura y consecuente absurdidad de la indemnizacin establecida ($ 850.000) para este rubro. Por ello, considero que en lo concerniente a la condena por el dao moral, debe revocarse el fallo recurri-do y, por consiguiente, remitirse las actuaciones al tribu-nal de origen, a fin de que, como correspondiere, emita un nuevo pronunciamiento en que se determine la cuanta del citado rubro indemnizatorio, con arreglo a un criterio ex-plicitado que razonablemente permita justificarlo en fun-cin de las circunstancias relevantes y probadas de la cau-sa y que guarde una adecuada proporcin con los otros com-ponentes de la reparacin reconocida al accionante. 4. Con el limitado alcance dado a la presente ad-hesin y el tratamiento de las restantes cuestiones someti-das a estudio, voto por la afirmativa. Con lo que termin el acuerdo, dictndose la si-guiente

    S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se rechaza el recurso extraordinario deducido a fs. 2030/2035

  • vta. En cuanto al recurso de fs. 2039/2046, por mayora, tambin se lo desestima; ambos con costas (art. 289, C.P.C.C.). Con relacin al recurso interpuesto a fs. 2049/2057 se hace lugar parcialmente al mismo, conforme lo determinado en el punto 9 del voto de primer trmino a la tercera cuestin. Notifquese y devulvase.