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Comentario a las lecturas de las misas feriales del Tiempo de Pascua.

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2011

Ildefonso Fernndez Caballero

[FERIAS DE LA CINCUENTENa PASCUAL]

Comentario a las lecturas de las misas feriales del Tiempo de Pascua

CINCUENTENA PASCUALFerias de la primera semana de Pascua.

En los das entre semana del tiempo pascual, la primera lectura est tomada de los Hechos de los Apstoles, en lectura semicontinua, desde el captulo 2 al 28. Estas lecturas permiten hacer una catequesis sobre la Iglesia, unida a Cristo resucitado en el Espritu, como comunin y como misin.Las lecturas evanglicas de los primeros das de este tiempo se seleccionan teniendo en cuenta las distintas apariciones del Seor resucitado a diversos testigos. A partir del martes de la segunda semana se hace una lectura semicontinua del evangelio segn San Juan desde el captulo 3 al 21.Es sabido que el cuarto evangelio contiene una profunda reflexin acerca del misterio de la persona de Jess. Quienes se vean encontrando con l, lo reconocen como Seor, Profeta, Mesas, Salvador del mundo, Hijo de Dios. l es el camino, la verdad, la vida, el buen pastor, la resurreccin. Las lecturas evanglicas nos permiten, pues, encontrarnos con Jess resucitado, presente siempre en su Iglesia sobre todo en la accin litrgica (cf SC 7).Fuera de la primera semana y lunes de la segunda, das en que los evangelios estn seleccionados en funcin de las apariciones de Jess resucitado, no hay que buscar correspondencia entre las dos lecturas de cada da, sino leer ambos textos a la luz de la Pascua.Si toda la cincuentena pascual ha de ser celebrada como si se tratara de un gran domingo, la octava viene a ser, con el domingo de Pascua, un solo y nico da festivo.

LUNES.

Primera lectura: Hech 2, 14. 22-23.

Desde el primer momento, la Iglesia aparece como una comunidad de creyentes en Jess de Nazaret, al que Dios resucit de entre los muertos. Una comunidad que sigue los pasos de Jess en su vida y en su enseanza, por el camino de la cruz para participar ya, desde ahora, en la novedad de su vida de resucitado.Es una comunidad que da testimonio colectivo de Cristo: De ello somos testigos todos nosotros. Pedro comienza su discurso refirindose a la presencia de los dems apstoles, y terminado el discurso, el autor de los Hechos toma nota del crecimiento de la comunidad

Respuesta al salmo: Protgeme, Dios mio, que me refugio en ti.

Evangelio: Mt 28, 8-15.En el evangelio de hoy se subrayan dos actitudes contrapuestas ante el hecho de la resurreccin de Jess. Por una parte, Cristo se muestra a las mujeres y las constituye en testigos veraces de la resurreccin ante los hermanos. Por el contrario, los hombres que custodian el sepulcro inician un camino de falsedad y contratestimonio, juntamente con los sacerdotes y los ancianos.La exhortacin Evangelii Nuntiandi (n 22) relaciona el testimonio con la evangelizacin: El ms hermoso testimonio se revelar a la larga impotente si no es esclarecido, justificado -lo que Pedro llamaba dar razn de vuestra esperanza- 1 Pe 3, 15) explicitado por un anuncio claro e inequvoco del Seor Jess. La Buena Nueva proclamada por el testimonio de vida deber ser pues, tarde o temprano, proclamada por la palabra de vida. No hay evangelizacin verdadera mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jess de Nazaret hijo de Dios.La encclica Redemptoris missio afirma que el testimonio de la vida cristiana es la primerae insustituible forma de misin (n. 42).Mientras los varones, guardias, sacerdotes y ancianos, son los primeros testigos que falsean el hecho de la resurreccin, las mujeres, desde los comienzos de la Iglesia, son testigos veraces y anunciadoras del Evangelio.MARTES. Primera lectura: Hech 2, 36-41.

La respuesta al discurso de Pedro sobre que al mismo Jess, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Seor y Mesas, incluye los siguientes aspectos: disposicin sincera a cambiar de vida, hacerlo en la direccin marcada por la vida del crucificado creyendo en l, y sellar la conversin y la fe con el bautismo que incorpora a Cristo y a la comunidad cristiana. La fe, la conversin y el bautismo entraan un compromiso tico: escapar de la maldad de esta generacin perversa. La verdad es que no hay humanidad nueva si no hay en primer lugar hombres nuevos, con la novedad del bautismo y de la vida segn el evangelio. La finalidad de la evangelizacin es por consiguiente este cambio interior y, si hubiera que resumirlo en una sola palabra, lo mejor sera decir que la Iglesia evangeliza cuando, por la sola fuerza divina del mensaje que proclama, trata de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en que ellos estn comprometidos, su vida y ambiente concretos (Pablo VI, EN. 18). El bautizado se hace testigo, mrtir, de Cristo en medio del mundo cuando se compromete pblicamente con la fe que profesa, arriesgndose a sufrir e incluso a morir por no traicionar su testimonio.

Respuesta al salmo: La misericordia del Seor llena la tierra.

Evangelio: Jn 20, 11-18.

En el evangelio segn san Juan, Mara aparece ahora, ella sola, en un encuentro privilegiado con Jess. Mara, carente de fe, busca el cadver de Jess; Jess la llama por su nombre y la conduce al reconocimiento creyente. Sin fe no es posible el encuentro con Jess resucitado. Y la fe de quien reconoce a Jess resucitado le convierte en testigo y evangelizador: Mara fue y anunci; He visto al Seor y ha dicho esto. La fe del testigo abarca el conocimiento de unos hechos: cuando recitamos el Credo manifestamos la adhesin al smbolo de la fe. Lo visto y odo es indisociable de lo credo, testificado y anunciado.MIRCOLES.

Primera lectura: Hch 3, 1-10 Jess dio testimonio de su misin con palabras y con hechos. La actividad de los apstoles contina la misin de Jess anuncindolo tambin con palabras y con hechos; las curaciones que realizan son semejantes a las realizadas por Jess que dio testimonio del reinado de Dios dando de comer a los hambrientos, sentndose a la mesa con los marginados, compartiendo bienes y liberando de esclavitudes, pecados y enfermedades.Como ocurri a Jess, la curacin realizada por Pedro y el correspondiente discurso ilustrativo provocan, al mismo tiempo, entusiasmo y esperanza en la gente y rechazo por parte de los jefes de Israel.

Respuesta al salmo: La misericordia del Seor llena la tierra.

Evangelio: Lc. 24, 13-35.El episodio de la aparicin de Jess resucitado a los dos discpulos que caminan hacia Emas es toda una catequesis sobre la forma de presencia de Jess en medio de la Iglesia peregrina. Jess est presente en su palabra: empezando por Moiss y siguiendo por todos los profetas les explic lo que decan de l las Escrituras. Jess est presente en los desconocidos de la historia humana a quienes sirvi y con quienes se identfic, de modo que lo que hacemos a ellos a Jess mismo lo hacemos. Jess est presente sobre todo al partir el pan; entonces lo reconocieron plenamente los discpulos de Emas. En el tiempo de la Iglesia, los cristianos han de reconocer a Jess resucitado en la Palabra, la Eucarista y el servicio a los necesitados, y abandonando definitivamente la nostalgia del Mesas poderoso y triunfador que entristeca a los defraudados caminantes a Emas. (Acerca de las formas de presencia del Seor resucitado en la celebracin eucarstica se puede ver, en la Introduccin General del Misal Romano el nmero 27 y tambin los nmeros 3.29.50.55 y 60) JUEVES. Primera Lectura: Hch 3, 11-26.

La resurreccin de Jess es el dato cierto sobre el que se asienta no slo la fe de los creyentes, sino tambin la historia de los hombres.El discurso de Pedro explicando la curacin del paraltico destaca la necesidad y urgencia de conversin para acoger la oferta de salvacin que Dios ya anunci en Moiss y los profetas, y ha cumplido ahora resucitando a su siervo Jess. Hacia este punto se dirigen los dems elementos del discurso: rechazo de Jess por parte de los hombres y glorificacin por parte del Padre; una cierta excusa de la actuacin de quienes rechazaron a Jess, atribuyndola ms a ignorancia que a malicia; y la oportunidad nueva y definitiva de acogerse a la gracia y bendicin que se abre para Israel y para el mundo.El discurso de Pedro es modelo de testimonio de la resurreccin: parte del hecho concreto de la sanacin y liberacin del paraltico, juntamente con la admiracin y los interrogantes que este acontecimiento ha suscitado; orienta la mirada de todos hacia la trascendencia, al Dios de Abrahn, de Isaac y de Jacob, al Dios de los padres, como instancia ltima de la historia; anuncia a Jess como fuente de salvacin y de vida, e interpela a los contemporneos para denunciar, excusar y llamar a la esperanza.

Respuesta al salmo: Seor, Dios nuestro, que admirable es tu nombre en toda la tierra!Evangelio: Lc 24, 35-48.

El Evangelio de hoy es una llamada al testimonio y la misin universal de la Iglesia: se predicar la conversin y el perdn de los pecados a todos los pueblos, vosotros sois testigos de esto.En todos los evangelios sinpticos aparece Jess resucitado pidiendo a sus discpulos que sigan difundiendo su mensaje a todos, en el tiempo y en el espacio. Entre los evangelistas, Lucas pone el nfasis en que el testimonio y la predicacin corresponden no slo a los Once sino a todos los discpulos, incluidas las mujeres; y en que el alcance de la misin son los pueblos todos de la tierra, comenzando por Jerusaln. Todo el plan de Dios contenido en la Escritura -en la ley de Moiss, en los profetas y en los salmos- se ha cumplido: el sufrimiento del siervo Jess, su resurreccin y la proclamacin del perdn de los pecados a los pueblos. Los seguidores de Jess han ido ganando en comprensin del plan de Dios y de la nueva forma de existencia de Jess en medio de ellos. Ahora, ante la despedida hasta su retorno, todos los discpulos se hacen responsables de su causa y de la propagacin de su mensaje. VIERNES.

Primera lectura: Hch 4, 1-12. Lucas introduce en el ciclo que dedica a Pedro y Juan un episodio de persecucin: es la prolongacin en la Iglesia de la persecucin a la que fue sometido Jess. La predicacin de los apstoles sobre Jess provoc la reaccin de los mismos representantes de los poderes que le condenaron: el religioso, el econmico, el teolgico, el social y el poltico.El sanedrn que someti a Jess a juicio y condena se encuentra ahora acusado por su crimen y descalificado, porque Dios ha acreditado a Jess resucitndolo y lo ha constituido piedra angular del edificio cuyo autor es Dios mismo. Los predicadores ponen a los poderosos de este mundo en situacin embarazosa, y estos reaccionan prolongando la misma persecucin a que haban sometido a Jess.El mensaje que el texto transmite es claro: la oposicin a la predicacin sobre Jess no debe ser recibida con temor ni imponer silencio, sino que tiene que ser un acicate para proclamar el nombre y el poder de Cristo con mayor firmeza y audacia. Son este nombre y este poder la causa de salvacin del paraltico y la nica mediacin entre los hombres y Dios. A los chantajes y amenazas, los mensajeros de Jess tienen que responder obedeciendo a Dios antes que a los hombres, si bien la confianza bsica de la fe no exime del enfrentamiento con los poderes de este mundo y de persecucin por parte de stos.

Respuesta al salmo: La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.Evangelio: Jn 21, 1-14. La pesca en alta mar adquiere todo su sentido contemplada desde la orilla donde se encuentra ahora el Seor resucitado.Ahora, como entonces, pescar en alta mar no es tarea fcil. Estamos situados en una sociedad plural y democrtica en la que es necesario hacer una presentacin renovada del mensaje evanglico y afrontar el reto de facilitar el encuentro con Dios en este momento de la historia. Es preciso proponer el mensaje evanglico respetando las conciencias, y trabajar por la paz sin renunciar a la lucha en favor de la justicia. Cada momento histrico ofrece unas posibilidades y plantea dificultades peculiares a la evangelizacin, y hay que seguir echando las redes para pescar.La pesca milagrosa simboliza la forma de ejercicio de la misin de la Iglesia: el xito no depende en primer trmino del esfuerzo humano sino de la presencia del Seor y de la obediencia a sus indicaciones. La presencia de Jess y su palabra causan la pesca abundante, pero l esta ahora presente de un modo nuevo: no se mezcla directamente en la tarea apostlica sino que, desde la otra orilla orienta la tarea apostlica y deja a Pedro y a la Iglesia la prosecucin de la faena.Para reparar fuerzas hay un alimento preparado por el mismo Jess: Se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado . La referencia a la Eucarista, cumbre y fuente de la vida y la actividad de la Iglesia es evidente. Con este signo, los discpulos se van habituando a pasar en la fe desde la convivencia fsica con Jess a la comunin sacramental con l.

SBADO.Primera lectura: Hch 4, 13-21Las lecturas de la semana han estado centradas en la resurreccin de Jess, en los testigos y en la proclamacin que stos hacen como una llamada a la conversin. Las de hoy sbado son como una sntesis y recapitulacin de las de los das precedentes.El poder de Cristo resucitado sigue curando como lo haca durante su vida terrena. Los apstoles prosiguen en nombre del Seor su actividad salvadora, y provocan en la gente la misma reaccin de reconocimiento de Dios y de alabanza. Los hechos de misericordia y la admiracin que suscitan son la preparacin del ambiente para anunciar la resurreccin y el mensaje de Jess.Los ttulos con que Cristo es anunciado -Siervo, Santo, Justo-, proclaman el misterio pascual: el camino de la humillacin y el servicio condujo a Jess a la resurreccin y lo constituy como causa de salvacin para todos los hombres y pueblos.El anuncio de esta Buena Nueva no puede ser impedida por prohibiciones, amenazas y persecuciones de los poderosos de este mundo. Lo que puede impedir la difusin del mensaje cristiano es la falta de signos que lo hagan creble y la falta de entrega y valenta de los testigos.

Respuesta al salmo: Te doy gracias, Seor, porque me escuchaste.

Evangelio: Mc 16, 9-15.

El misterio de la pascua no afecta nicamente a Jess. La muerte y resurreccin de Jess afectan tambin directamente a la comunidad cristiana en un doble sentido: inauguran para los creyentes una vida nueva y eterna y comienzan una etapa distinta de su actividad para la salvacin del mundo.Los que por la fe y el bautismo se van incorporando a la comunidad, se revisten de Cristo y, renovados por los sacramentos de vida eterna, esperan tambin la resurreccin gloriosa (Antfona de la comunin y oracin siguiente).Jess, el crucificado resucitado, enva en misin. El final del evangelio segn san Marcos muestra cmo progresivamente el Seor libera a los suyos de la ceguera de la incredulidad. Los que antes se mostraban reacios a seguir a Jess por el camino de la cruz, se muestran ahora recelosos a acogerlo resucitado. La vida cristiana conlleva una lucha permanente contra la ceguera de la incredulidad. Slo la comunin eucarstica con Cristo, muerto y resucitado y la entrega a la misin dan la victoria que vence al mundo: la victoria de la fe.

FERIAS DE LA SEGUNDA SEMANA DE PASCUA.En la segunda semana de pascua prosigue la lectura continuada de los Hechos desde el captulo 4, 23 a 6,7; y del evangelio segn san Juan 3,1 a 6, 21.No hay que buscar estricta correspondencia entre las dos lecturas de cada da. Lo que da unidad al conjunto es la posibilidad de adentrarnos en la comprensin del misterio de la pascua: en la contemplacin de Cristo por una parte, y de la Iglesia por otra.LUNES.

Primera lectura: Hch 4, 23-31.Jess puso en marcha un grupo de discpulos, hombres y mujeres que, atrados por la fuerza de su palabra y de su vida, continan compartiendo, despus de su muerte y resurreccin, su misma vida y misin en el mundo.La predicacin de Pedro y Juan y las persecuciones de que son objeto no son asunto exclusivo de los apstoles sino que conciernen a toda la comunidad. As aparece en esta lectura cuando se hace notar que Pedro y Juan, despus de predicar y ser encarcelados, vuelven al grupo de los suyos y les cuentan todo lo que les haba dicho los sumos sacerdotes y los senadores. La comunidad entera se une en los mismos sentimientos y la misma oracin.La estructura de esta oracin es modelo de oracin cristiana: est dirigida al Padre, creador del mundo; est en continuidad con la oracin de Jess y en unin con l en su pasin, de la cual participa la pasin de la Iglesia. En dilogo con Dios, que dirige la historia por caminos de salvacin, suplica que venga a nosotros su reino mediante el anuncio valiente de la Palabra, por el nombre y la accin de Jess.Tal como Jess predijo, lo que se pidi en su nombre fue escuchado: la efusin del Espritu fortaleci a todos para anunciar con valenta la palabra de Dios.Respuesta al salmo: Dichosos los que se refugian en el Seor.

Evangelio: Jn 3, 1-8.

Nicodemo, que representa al judasmo oficial, representa adems a los cristianos que no se atreven a hacer pblica su fe cuando sta no coincide con la mentalidad dominante; cuando ser conocido como cristiano puede perjudicar intereses econmicos, sociales o polticos.En el dilogo de Jess con Nicodemo se descubren tres etapas en el proceso de ste en el desarrollo de la fe. En una primera etapa Nicodemo aprecia a Jess por su enseanza, como maestro, y por sus signos. Jess se ha situado al lado de los pobres y oprimidos y ha denunciado la injusticia; ha fustigado tambin los abusos religiosos del templo. Nicodemo reconoce a Jess como maestro de justicia y reformador del culto. Jess le manifiesta que reconocerle por su doctrina o sus signos no es suficiente; lo esencial no es abrirse a una experiencia fruto del saber humano sino a un don que viene de ms alto. Lo esencial de la fe es aceptar a Jess como revelador del Padre y de su reino.En una segunda etapa Jess le anuncia un nuevo nacimiento, como obra del Espritu y del bautismo. La entrada en la comunidad de los que reconocen a Jess como nico revelador del Padre porque viene de lo alto es condicin indispensable para el nuevo nacimiento.La tercera etapa consiste en acoger el don del Espritu como principio de la vida nueva. Del Espritu procede la valenta necesaria para salir de la clandestinidad y anunciar pblicamente la palabra de Dios. MARTES. Primera lectura: Hch 4, 32-37.

El segundo compendio del libro de los Hechos describe la vida de la comunidad cristiana como fruto del Espritu. Lo esencial es la convivencia en el amor. La forma de vida comunitaria es consecuencia de la enseanza de Jess sobre la confianza en la providencia del Padre, del mandamiento nuevo que ha de distinguir a los discpulos, y de continuar la experiencia vivida junto a Jess. La comunin a que debe aspirar todo grupo de discpulos de Jess puede tener diversas modalidades pero no reducirse a una concepcin meramente espiritualista de la vida en el Espritu. Tener un solo corazn y una sola alma en el Espritu ha de repercutir de alguna forma hasta en las relaciones econmicas de los cristianos entre s, y con los pobres todos. La comunicacin cristiana de bienes de la Iglesia debe adelantarse a las expresiones de relacin econmica y social de la sociedad en cada momento histrico.La dimensin social y caritativa de la accin pastoral es tan importante como la dimensin proftica y litrgica. La comunicacin cristiana de bienes no es aportar algo de lo que sobra sino que es continuidad del gesto del Seor que, siendo rico, por nosotros se hizo pobre. Respuesta al salmo: El Seor reina, vestido de majestad.

Evangelio: En las perspectiva de la Pascua, Jess levantado en alto aparece como promesa de vida: Tiene que ser elevado el Hijo del hombre para que todo el que cree en l tenga vida eterna. Segn el smbolo de la fe, el Hijo se encarn por nosotros los hombres y por nuestra salvacin y por nuestra causa fue crucificado, muerto y sepultado y resucit al tercer da, segn las Escrituras. Por nosotros, por nuestra salvacin, por nuestra causa. Segn la expresin tantas veces repetida de Ireneo de Lin, la gloria de Dios es que el hombre viva. Si Dios quiso que Jess volviera no a la vida terrena sino a una vida plena, fue para que todo hombre viva. La resurreccin es, pues, la victoria de la vida sobre la muerte; todo lo que le ha ocurrido a Jess, desde la encarnacin a la resurreccin ha sido por nosotros. La resurreccin de Jess es promesa y anticipo de la nuestra; es tambin Misterio o sacramento, en el sentido de signo y causa de lo que nosotros estamos llamados a ser. La vida eterna es vivir en Dios, ya desde ahora y para siempre, de la vida que se manifiesta en Jess; su destino es nuestro destino. Lo que Jess haba anunciado: el reino de Dios entre los hombres; lo que Jess haba vivido, lo que hizo realidad de una manera todava precaria cuando curaba a los enfermos, perdonaba a los pecadores y comparta el pan, se nos da ahora acogindolo en la fe. Todo el que cree en l tiene vida eterna. La muerte ya ha sido vencida en quien se ha puesto al frente de la humanidad para conducirla hacia la resurreccin de los ltimos tiempos. La fuerza de la resurreccin se manifiesta en todos los que, con Cristo y como Cristo elevado en la cruz, tienen la generosidad de dar la propia vida a los otros en la bsqueda de la verdad, la justicia y el bien.

MIRCOLES.

Primera lectura: Hch 5, 17-26.

Se hace ms urgente la tarea evangelizadora de la comunidad cristiana en el momento actual, cuando disminuye la influencia de la Iglesia en el mbito social, retrocede ostensiblemente la prctica religiosa de los cristianos y se debilita el sentido moral en la conciencia de creyentes y no creyentes. Es necesario un mayor esfuerzo para continuar integrando la fe en los hombres de nuestro mundo. La obra de la evangelizacin -afirma el Vaticano II- es deber fundamental del pueblo de Dios, puesto que toda la Iglesia es misionera (AG 35). Y la exhortacin apostlica de Pablo VI, Evangelii nuntiandi, dice: La tarea de la evangelizacin de todos los hombres constutuye la misin esencial de la Iglesia (n. 14). La comunidad apostlica que aparece en la lectura de hoy es comunidad misionera: en el templo, centro religioso y social del pueblo israelita, los apstoles explican al pueblo el modo cristiano de vida, a pesar de las crecientes dificultades y contradicciones que experimenta la joven comunidad. La confrontacin con las autoridades se manifiesta en progresin creciente: primero les prohben formalmente hablar, y ahora mandan prender a los apstoles y meterlos en la crcel comn. Al mismo tiempo que se acrecientan las dificultades crece tambin la energa y la libertad de los evangelizadores en su obediencia a Dios antes que a los hombres. La oposicin humana pone de relieve la realidad sobrehumana del mensaje, su fuerza que no puede ser detenida por los poderes de este mundo y, al mismo tiempo, el dinamismo de la comunidad de testigos. El Padre, Jesucristo y el Espritu estn en el origen de la potencia evangelizadora de la comunidad cristiana.Respuesta al salmo: Si el afligido invoca al Seor, l lo escucha.

Evangelio: Jn 3, 16-21. El evangelio de hoy ofrece una sntesis de la vida cristiana. La iniciativa de la accin salvadora procede del amor universal de Dios: Tanto am Dios al mundo..., es decir, al gnero humano, que es lo que significa en este contexto la palabra mundo. Ese amor de Dios es gratuito y lo precede todo, incluso la entera aventura del Hijo, cuya entrega es la prueba del amor gratuito y universal de Dios; la iniciativa de Dios se realiza por medio de su Hijo, que ha venido de su parte y vuelve a l por la cruz y la exaltacin; Jess es el supremo don de Dios al mundo, y todo el que lo acoge se libra de la perdicin y obtiene la vida eterna. El hombre, por su parte, se apropia de la iniciativa de Dios o la rechaza, segn acepte o rechace al Enviado.Por el don de su Hijo, Dios ha puesto al mundo en una alternativa: creer en la luz haciendo la verdad y salvarse, o preferir las tinieblas, hacer la maldad y rechazar la salvacin. Contar con que Dios ama sin lmites e incondicionalmente no exime al hombre de su responsabilidad, sino que la incrementa, y urge respuesta sin demora. Con la opcin personal de acoger el amor de Dios manifestado en Jess decide el hombre pasar a la vida nueva del resucitado.

JUEVES. Primera Lectura: Hch 5, 27-33.Vosotros matasteis a Jess colgndolo de un madreo. La muerte de Jess es el supremo martirio o testimonio, consecuencia de su tenor de vida: defendi a los pobres y a los pecadores, no se dej atrapar por partidismos, sino que se entreg exclusivamente al reino de Dios y su justicia en obediencia y amor absoluto al Padre y, tambin, por voluntad de redimir y salvar al hombre. En el interrogatorio de Pilato haba afirmado Jess: mi misin consiste en dar testimonio de la verdad. Precisamente para eso nac y para eso vine al mundo (Jn 18, 37). Por esa causa el servidor sufre, el justo es perseguido, el profeta inocente es condenado; los hombres trataron de desacreditar su misin y testimonio. Por el contrario, Dios que es verdad y vida lo acredit en la resurreccin; la diestra de Dios lo exalt hacindolo jefe y salvador como consecuencia de haber aceptado la muerte en cruza favor de la vida: Para otorgarle a Israel la conversin con el perdn de los pecados.Jess vino al mundo como testigo del amor del Padre y el Padre da testimonio acreditando a Jess con la resurreccin. La comunidad cristiana, a su vez, da testimonio de todo esto obedeciendo a Dios antes que a los hombres.Deca el papa Pio XII, ya en 1947: Hoy ms que nunca, y como en los primeros tiempos de su existencia, la Iglesia tiene ms necesidad de testigos que de apologistas: de testigos que, a travs de toda su vida, hagan resplandecer el verdadero rostro de Cristo y de la Iglesia a los ojos del mundo paganizado que los circunda. Y ms recientemente, en la encclica Redemptoris missio escribi Juan Pablo II el hombre contemporneo cre ms a los testigos que a los maestros; cree ms en la experiencia que en la doctrina, en la vida y en los hechos que en la teora (n. 32). Respuesta al salmo: Si el afligido invoca al Seor, l lo escucha.

Evangelio: Jn 3, 31-36

El concepto de testimonio incluye un aspecto jurdico, en el sentido de que suele darse dentro de un proceso o de una accin de justicia en favor o en contra de alguien con el fin de esclarecer su inocencia o su culpabilidad. En este caso el testigo no es un mero espectador de acontecimientos sino un colaborador con la justicia. El concepto de testimonio en la Biblia incluye algo ms: es accin religiosa de un oyente de Dios que transmite con fidelidad a los hombres lo que ha escuchado, con el fin de que estos orienten su vida en conformidad con la voluntad de Dios. El que habla en nombre de Dios, el testigo-profeta, corre el riesgo de no ser entendido y ser rechazado.Jess aparece en el evangelio de hoy como testigo. Pero no en el sentido jurdico: no es un hombre de la tierra que atestigua sobre realidades terrenas. Tampoco exactamente el el sentido bblico: no es un hombre que ha odo palabras de Dios y habla con fidelidad en su nombre.Su testimonio es de otro orden. Jess viene de lo alto, viene del cielo; y no slo ha odo, sino que ha visto a Aquel cuyo rostro nadie vio jams, ni siquiera Moiss; por eso est por encima de todos. Ms que testigo es el Revelador. A los profetas que haban recibido el Espritu se les haba otorgado ocasionalmente para una misin determinada. A Jess se le ha dado la plenitud del Espritu de forma permanente y l puede, a su vez, otorgarlo sin medida.Sin embargo, Jess tambin corre el riesgo, como los otros profetas, de ser mal interpretado, rechazado, perseguido y eliminado. El que acepta el testimonio de Jess con fe, entra en una relacin tal con Dios que le permite participar de su vida; quien, por el contrario, desprecia la oferta de Jess se cierra el camino de la vida y no necesita quien le juzgue, porque se juzga a s mismo indigno de ella.

VIERNES.

Primera lectura: Hch 5, 34-42.

Jess anuncia lo que ha visto y ha odo; su testimonio es una oferta de salvacin, sin imposiciones ni coacciones. Ante esta oferta hubo quienes creyeron y quienes rechazaron.Lo que ocurri a Jess ocurri tambin a sus primeros seguidores. Junto a los xitos de la predicacin apostlica aparece tambin el rechazo de los jefes, que se manifiesta en progresin creciente. Primero prohben hablar en nombre de ese, luego encarcelan, y ahora azotan y ultrajan.Los que as persiguen estn luchando contra Dios mismo; y los perseguidos, lejos de desanimarse y retroceder cuentan con que pueden ser ultrajados por el nombre de Jess, se alegran de sufrir por su causa, y continan impertrritos anunciando y enseando el evangelio en el templo y por las casas.La lectura de hoy refleja realismo y sentido comn. Los hay en el fariseo Gamaliel: apelando a los acontecimientos de su tiempo, recuerda el fracaso de los pretendientes a Mesas e invita al Consejo a no luchar contra Dios.Hay realismo en los evangelizadores que, conociendo el trato recibido por Jess, no se admiran del rechazo y persecucin que ellos reciben sino que los estiman como parte de su misin.De donde se deduce que los evangelizadores actuales han de ser tambin realistas, confiando en la fuerza de Dios a la que no pueden hacer frente lo poderes de este mundo y no intimidndose ante las contradicciones y el rechazo. Si el evangelio no encuentra oposicin, se puede sospechar que no se predica como se debe. No porque la persecucin sea imprescindible y, menos an, deseable, sino porque la presentacin del evangelio, cuando se hace con incidencia en la vida, provocar el rechazo de la injusticia y el pecado del mundo.

Respuesta al salmo: Una cosa pido al Seor: habitar en su casa.Evangelio:

En el domingo anterior, las multitudes aparecan hambrientas de la palabra de Jess. l se compadeci de ellos...y se puso a ensearles con calma

Hoy se muestran hambrientas de pan. Han visto los signos que haca con los enfermos. Y recurren a l. Constituye el centro de su inters. Pero su bsqueda es interesada. No reconocen en sus signos al que viene como Palabra y Pan de vida. Si algo esperan de l es que soluciones sus problemas econmicos o sus necesidades materiales. Por eso acabarn buscndolo para hacerlo Rey, es decir, para que siga produciendo pan. La huida de Jess a la montaa deja al descubierto todas nuestras concepciones egostas de la relacin religiosa con Dios.

El hambre de las multitudes no deja indiferente a Jess. El signo de la multiplicacin de los panes ser siempre una llamada a la aportacin de soluciones a las grandes carencias de los hombres. Cuando hay muchedumbres enteras que mueren de hambre, el culto a Dios no exime de responsabilidades sociales.

La actitud de Felipe es, las ms de las veces, la nuestra; una respuesta evasiva y, subjetivamente, tranquilizadora: nosotros no podemos hacer nada; para alimentar a tanta gente hacen falta grandes recursos econmicos, y estos no estn en nuestras manos; que resuelvan los que tienen la responsabilidad y los medios para ello. Felipe es el prototipo de los que analizan los problemas humanos desde los parmetros de la ciencia econmica.

La visin de Jess es distinta. Est convencido de que la realidad social nicamente puede ser modificada si cada uno asume su propia responsabilidad y pone a disposicin de los dems lo que es y lo que tiene. No desconoce la necesidad de las aportaciones de la ciencia y la poltica econmica, pero sus parmetros son otros: los de la vida entregada al servicio de los hermanos.

En esta misma perspectiva hay que situar la actitud del profeta Eliseo, que expresa toda una concepcin del culto a Dios y del uso de los bienes de este mundo: la ofrenda a Dios de las primicias de la tierra, que recuerda que a l pertenecen todos los bienes que nos llegan de su mano, alcanza su plenitud de sentido cuando se pone al servicio del pobre, de la viuda, del hurfano. El Dios que actu en favor de un pueblo desheredado y le dio una tierra en posesin, no consiente el acaparamiento egosta de sus frutos ni acepta unas ofrendas que no tengan al hermano como su destinatario ltimo. Misericordia quiero y no sacrificio

Jess, Pan partido y compartido, crea unidad y solidaridad. Los que comparten como l, multiplicando los bienes en favor de los dems, son los que actan como pide la vocacin a la que hemos sido convocados.

SBADO.Primera lectura: Hch 6,1-7.

En toda comunidad humana surgen problemas de convivencia que hay que plantear con claridad y resolver con tacto. La Iglesia nacida de la Pascua tambin tuvo que plantearse problemas en todas sus dimensiones, juzgarlos a la la luz del Evangelio y resolverlos en fidelidad a las exigencias de ste.El problema de la comunidad cristiana de Jerusaln surge por razn de diversidad de lenguas: unos eran de lengua aramea, otros de lengua griega; era tambin cuestin de diversidad de procedencia geogrfica: unos cristianos eran palestinos, otros procedentes de distintas naciones de la dispora. Estas diferencias repercutieron en el aspecto ms sensible de la convivencia de unos cristianos: el de la atencin a los ms dbiles; las viudas eran las personas ms desvalidas en la sociedad de entonces, y todo lo que tuviera que ver con los ms dbiles era muy tomado a pecho por la comunidad cristiana. El descuido en la atencin a las viudas de lengua griega pudo ser motivado en parte por la diferencia de lengua y procedencia, pero quiz tambin por falta de afecto. La murmuracin entre los cristianos elenistas tena un serio fundamento que la opinin pblica de aquella Iglesia puso al descubierto.Los criterios para enjuiciar el hecho no podan ser otros que los del evangelio y, despus de una autocrtica ejemplar, se busc y encontr una solucin: sustituir a los hebreos encargados de la comunicacin cristiana de bienes que atendan a las viudas de lengua griega por otros responsables de su misma lengua. La eleccin de los nuevos responsables se hizo democrticamente, aunque la decisin ltima fue de los apstoles, que los constituyeron imponiendoles las manos. La incumbencia principal de los consagrados era ciertamente la de servir a la mesas, pero cualquier servicio en la Iglesia no puede desvincularse del ministerio litrgico y del ministerio de la palabra. De hecho, el recin elegido Esteban se dedic con tal dedicacin al ministerio de la palabra que dej en l su vida. La simple narracin de estos hechos arroja gran luz sobre conflictos y soluciones de la pastoral en nuestros das.

Respuesta al salmo: Que tu misericordia, Seor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.Evangelio: Jn 6, 16-21.

En el sbado de la segunda semana de pascua, el episodio del evangelio describe la marcha de la Iglesia a travs del mundo.La escena presenta la imagen de una Iglesia amenazada que, en la mente del evangelista Juan tiene que ver con la situacin de orfandad de las primeras comunidades cristianas. Cuando los discpulos se acercan solos al lago est oscureciendo; cuando cuando se adentran en l sin Jess -que se define en el cuarto evangelio como luz del mundo- es noche cerrada. En plena oscuridad el lago se encrespa, el viento sopla fuerte y las olas se precipitan sobre la barca. En ese momento, la necesidad de ayuda acrecienta el deseo de la presencia de Jess. Sin embargo, la marcha de Jess sobre las aguas no se justifica en este evangelio por la necesidad de salvar a los discpulos sino que es una manifestacin del poder divino de Jess sobre las aguas y los acontecimientos. Es esta manifestacin de poder divino lo que causa el temor de los discpulos ante la presencia de lo sagrado. La afirmacin Soy yo, caracterstica de la divinidad, permite captar el misterio de aquella persona que camina sobre las aguas; adems, slo la presencia y la palabra de Jess, sin necesidad de que est dentro de la barca, hizo que esta llegara al puerto.

Con este relato se describe poticamente la necesidad objetiva que la Iglesia tiene de Jess y cmo esa necesidad debe ser subjetivamente sentida y deseada; es una una afirmacin del poder sobrenatural de Jess, presentado como presencia de Dios mismo, en particular en la Iglesia y, en general en el mundo. Se expresa adems cmo slo gracias a la accin poderosa de Jess la Iglesia puede llevar a buen puerto su misin en el mundo.

FERIAS DE LA TERCERA SEMANA DE PASCUA.En la tercera semana de pascua prosigue la lectura continuada de los Hechos desde el captulo 6, 8 a 9,42; y del evangelio segn san Juan, captulo 6, 22 a 6, 70.Los evangelios de esta semana nos iluminan acerca de la nueva vida en Cristo resucitado. Ya, desde ahora, la presencia y la accin de Cristo, sobre todo en la Eucarista, aseguran y alimentan la vida que proviene de l. Viviendo ahora en el Espritu tendemos ya a la plenitud propia de la eternidad.La vida nueva es expansiva. Los Hechos muestran cmo la Iglesia da testimonio de Cristo y evangeliza. La tarea de la evangelizacin de todos los hombres constituye la misin esencial de la Iglesia (EN 14)LUNES.

Primera lectura: Hch 6, 8-15.Etimolgicamente, mrtir es igual que testigo. Y, en realidad, la misin de ser testigos de Cristo puede llegar hasta dar la vida por l.Desde el comienzo de la Iglesia, el testimonio y la evangelizacin se hacen en medio de dificultades tan graves en algunos casos que, como en el de Esteban, conducen a la muerte. La predicacin de Esteban encuentra oposicin entre los oyentes, igual que ocurri con la predicacin de Jess. Las causas de la oposicin son tambin las mismas en ambos casos: los oyentes no son capaces de admitir que el culto del templo ha sido superado, y que la ley de Moiss ha sido llevada por Cristo a su plenitud. Acusan a Esteban de que le hemos odo decir que ese Jess destruir el templo y cambiar las tradiciones que recibimos de Moiss.Estas acusaciones llevan a un desenlace semejante al que llev al Maestro a la cruz, de manera que Esteban aparece como el primer discpulo mrtir y prototipo de evangelizador comprometido. Su muerte se asemeja a la de Jess en el perdn de los perseguidores y en la oracin por ellos. La apariencia anglica del rostro de Esteban parece aludir a que era superior en luminosidad al rostro de Moiss, cuya ley ya ha sido superada y llevada a plenitud.Hoy, tambin entre dificultades, ser sobre todo mediante su conducta, mediante su vida, como la Iglesia evangelizar al mundo, es decir, mediante su testimonio vivido de fidelidad a Jesucristo, de pobreza y despego de los bienes materiales, de libertad frente a los poderosos del mundo, en una palabra, de santidad (EN 41).

Respuesta al salmo: Dichoso el que camina con vida intachable.

Evangelio: 6, 22-29Antes de transmitir las importantes manifestaciones de Jess en la sinagoga de Cafarnan, el evangelista describe el movimiento de la gente que, por tierra y mar, busca a Jess. ste no se siente impresionado por la afluencia de las masas, sino que inquiere y analiza la motivacin de la bsqueda. La gente le busca porque haban recibido el beneficio del pan; buscaban, en verdad, no a Jess sino a s mismos. Jess pone al descubierto las intenciones ms profundas de los que le buscan: quieren tener asegurado el pan material; quieren instrumentalizarlo en favor de los intereses propios. No le reconocen como dador de otro pan que alimenta la vida verdadera y eterna y que debe ser compartido sin egosmos En su tiempo ya deca San Agustn: Unos por unos motivos y otros por otros, llenan todos los das la iglesia. Apenas se busca a Jess por Jess... Me buscis por algo que no es lo que yo soy; buscadme por m mismo (Tratado 25, 10).Qu dira hoy el santo obispo de Hipona viendo tantos intentos de instrumentalizar las manifestaciones religiosas en beneficio de intereses de afirmacin personal o familiar, de mantenimiento de peculiaridades regionales o locales, de rentabilidad econmica o de prestigio poltico? Jess observa que, entre sus oyentes, haba quienes pensaban que ocuparse de los trabajos que Dios quiere era cumplir minuciosamente la ley. Jess les dice que es imposible hacer lo que Dios quiere sin centrar la atencin en su Enviado. La verdadera raz de donde brotan las obras de Dios es la fe en su Hijo. No se trata de hacer muchas cosas sino de empezar aceptando a la persona de Jess como enviado del Padre; esta es la obra que asegura el pan de vida. Tambin hoy aparece, incluso entre cristianos, la tentacin de un activismo social o poltico sin fundamento en la persona de Cristo. MARTES. Primera lectura: Hch 7, 51-59.Es fcil y humanamente rentable el halago. Es difcil y costoso decir la verdad con claridad y con caridad. Esteban hizo esto ltimo en su discurso, que es, ciertamente, un duro alegato. Ve la historia de Israel, con ojos propios de un profeta, como una sucesin de pecado y de desobediencia como respuesta a la gracia y eleccin divinas. La culminacin de esta historia es el rechazo a los planes de Dios resistiendo al Enviado y al Espritu.En su discurso, Esteban se defiende de la doble acusacin que se le hace: haber blasfemado contra el templo y contra la ley de Moiss. La tesis de Esteban de que el templo judo es caduco se funda en los antiguos profetas: No fiis en palabras de mentiras que dicen `el templo de Yahv, el templo de Yahv, el templo de Yahv es ste (Jr 7, 4). Dios puede aceptar un templo construido en su honor, pero no por ello se vincula con el edificio construido. Lo que verdaderamente importa no es el templo sino la adoracin a Dios en espritu y en verdad; el pensamiento de Esteban coincide con el de los profetas y con el de su Maestro. En cuanto a la ley de Moiss, tambin decan los profetas que estaba destinada a ser superada por otra: Pondr mi ley en su interior; la escribir en su corazn (Jr 31,33). No basta cumplir la letra de la ley, es necesaria su interiorizacin. Tambin en esto Esteban coincida con los profetas y con Jess; no haba blasfemia en sus afirmaciones. Pero el orgullo religioso de una parte de Israel no toleraba ni la ms mnima invitacin a penetrar en el verdadero significado del templo y de la ley, tan ligados a la historia nacional. Plebe, ancianos y letrados, como un solo hombre, se abalanzaron contra Esteban y lo apedrearon. El relato de la muerte del primer mrtir cristiano ofrece claras similitudes con las actitudes de Jess en su crucifixin.La presencia, en la escena del martirio de Esteban, del joven Saulo introduce a ste en el libro de los Hechos como enemigo y perseguidor de los cristianos, en contraste con su ingente obra evangelizadora.La valenta evanglica del mrtir que da la vida perdonando, contrasta, a su vez, con la cerrazn integrista y el apego a las exterioridades nacionalistas, fruto del orgullo religioso de los perseguidores. Respuesta al salmo: A tus manos, Seor, encomiendo mi espritu.Evangelio: Jn 6, 30-35.Jess experiment, antes que Esteban, la cerrazn y las consecuencias trgicas del orgullo nacional-religioso de algunos judos: Quin puede ser superior a Moiss? Qu signo del cielo ms grande que el man? Qu alimento superior al de la ley, que era la delicia cotidiana del pueblo? Quin puede atreverse, sin presentar el aval de seales prodigiosas, a cambiar las tradiciones de los padres?La incomprensin de los oyentes se sita no ya en identificar a Jess como el dador de pan celeste, sino en relacin con la naturaleza de este pan verdadero. Piensan que, como el pan que dio Moiss, el pan que Jess ofrece va a bajar de las regiones superiores de este mundo, ha de ser comido cada da para mantener la vida terrenal. Esta incomprensin de los oyentes, obliga a Jess a una mayor clarificacin de sus palabras: cuando dice yo soy el pan de vida, Jess se manifiesta como la respuesta a las aspiraciones y esperanzas ltimas del ser humano y no como proveedor de alimentacin temporal. Por primera vez, aparece en el evangelio de Juan la frmula yo soy, anloga a las que Dios utiliza en el Antiguo Testamento para afirmar su voluntad salvadora. La aceptacin del yo soy introduce en el mbito de la revelacin y de la vida; para ello la nica condicin que se impone al hombre es la acogida en la fe.La fe en Jess pone al creyente en movimiento hacia l: el que viene a m no pasar hambre y el que cree en m nunca pasar sed; creer en Jess es igual a ir hacia l. Y la verdadera vida, que el pan y el agua no logran saciar y sostener, siempre, radica en Jess.

MIRCOLES.

Primera lectura: Hch 8, 1-8.Difcilmente se puede describir con mayor concisin y eficacia una situacin adversa a la difusin del evangelio: se desat una violenta persecucin contra la Iglesia, todos, menos los apstoles se dispersaron, enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por l, Saulo se ensaaba con la Iglesia; penetraba en las casas y arrastraba a la crcel a hombres y mujeres. Y, sin embargo, esa hora difcil era tambin un tiempo de gracia, una gran oportunidad para evangelizar. La persecucin en Jerusaln y consiguiente dispersin de muchos miembros de la comunidad cristiana da ocasin a la primera expansin del cristianismo fuera de las murallas cerradas de Jerusaln: Al ir de un lugar a otro, los prfugos iban difundiendo la buena noticia, el dicono Felipe predica en Samaria, lugar intermedio entre judos y paganos, a gentes tradicionalmente enemistadas con los judos. La salvacin no tiene fronteras cuando el objeto de la predicacin es Cristo.Los oyentes que acogen la predicacin perciben los mismos efectos salvadores que los que recibieron la predicacin del mismo Jess: sanacin integral de todo el hombre.El gran duelo de la comunidad de Jerusaln contrasta con la alegra que llen la capital de Samaria.Como consecuencia de circunstancias aparentemente adversas, el evangelio comienza su andadura por los caminos que indic el Seor. Seris mis testigos en Jerusaln, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines de la tierra (Hch 1,8)

Respuesta al salmo: Aclama al Seor, tierra entera.

Evangelio: Jn 6, 35-40.

El evangelio que hoy se proclama ofrece una sntesis del misterio de la salvacin. El plan y la iniciativa son de Dios: Esta es la voluntad del Padre, Esta es la voluntad del que me ha enviado, He bajado del cielo no para hacer mi voluntad sino la voluntad el que me ha enviado. Incluso la fe del creyente es, antes que un acto del hombre, un don del Padre. Los que llegan a Cristo en la fe son tambin un don que el Padre confa a Jess. La iniciativa de Dios se realiza en su Hijo. Al plan de Dios corresponde la mediacin de su Enviado: He bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.La iniciativa y el proyecto de Dios que se realiza en su Hijo es de salvacin para el hombre: el Hijo est comprometido, por voluntad del Padre que le envi, a no echar fuera, no dejar perecer, resucitar en el ltimo da, que tengan vida eterna.El proyecto de Dios se acoge y se hace eficaz gracias a la fe: el hombre puede hace suya la salvacin o rechazarla mediante la fe o la incredulidad en el Enviado; porque creer en Jess, e ir a l es gracia concedida por el Padre, aunque no deje de ser tambin libre quehacer humano. El acto de fe es algo ms que ver a Jess: quien piensa conocer la patria de Jess, quien lo estima como el hijo de Jos o lo aprecia por sus valores puramente humanos no alcanza a tener la fe que requiere acogerle en su origen y filiacin divinos; lo ve, pero no cree en l. Dice San Agustn: No vamos a Cristo corriendo sino creyendo; no se acerca uno a Cristo por el movimiento del cuerpo, sino por el afecto del corazn...Al alma la atrae el amor (Tratado 26, 4.5).

JUEVES. Primera Lectura: Hch 8, 26-40.Desde los comienzos, la fe no se identifica con la cultura y es independiente con respecto a todas las culturas. (cf EN 20)El dicono Felipe evangeliza a un pagano etope simpatizante del judasmo; as el evangelio va alcanzando ambientes cada vez ms distanciados del judasmo tnico y oficial. Despus de los samaritanos, recibe la semilla evanglica alguien que no es judo, que viene de lejos y la difundir lejos.Este relato, en que son protagonistas Felipe y el etope, recuerda la aparicin de Jess a los discpulos de Emas: hay en ambas escenas un camino, hay un encuentro, aparece la Escritura como medio de conocimiento de Jess; y, finalmente, una accin sacramental, en este caso el bautismo, sella el reconocimiento de Cristo en la fe.El Espritu Santo interviene desde el primer momento impulsando la accin evangelizadora y poniendo a Felipe en contacto con el evangelizado. El etope est confuso porque le repugna aceptar la idea de un Mesas que sufre y muere a causa de sus enemigos. De aqu que el etope dude sobre si Isaas profetizaba acerca de l mismo o de otro. Felipe parte de los interrogantes del etope y le demuestra, apoyndose en la Escritura, que Jess es el Mesas aunque haya sido sometido a la pasin y a la muerte; a la luz del texto de Isaas, es un justo que sufre injustamente; ms an, por su muerte se ha hecho solidario de sus hermanos que sufren, llegando, por intervencin del Padre, a la resurreccin: esta es la Buena noticia de Jess. El etope pide espontneamente el bautismo, lo que indica que haba sido catequizado acerca de su necesidad y efectos: recibir el perdn de los pecados y ser agregado a la comunidad de los creyentes. El itinerario del etope es modelo del que recorre cada persona que se encuentra con Cristo resucitado por la predicacin de la Iglesia y el Bautismo: el hombre, como el eunuco estril y desorientado antes del encuentro con Cristo, se transforma en alguien gozoso y frtil por el agua del bautismo.

Respuesta al salmo: Aclama al seor, tierra entera.

Evangelio: Jn 6, 44-52.

Las afirmaciones de Jess: Yo soy el pan de vida, He bajado del cielo y Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en l tenga vida eterna y yo lo resucitar en el ltimo da, son de tal naturaleza que, para acogerlas sin escndalo, hay que situarlas en el contexto de la vida de Jess, de su predicacin, y de los signos que las avalan. De lo contrario suenan a blasfemia. Los que se atienen slo al conocimiento que creen tener acerca del origen humano de Jess, se encuentran con un obstculo insalvable para acceder a la fe.En el evangelio de hoy, Jess trata de hacer reflexionar a sus oyentes, y a nosotros mismos, sobre la condiciones necesarias para dar el paso desde ver a creer. La primera es no rechazar de antemano el don del Padre: Nadie viene a m si no lo trae el Padre que me ha enviado. Jess es un don de Dios al mundo, su revelacin definitiva. Slo a quien Dios atrae y se deja atraer camina hacia su Enviado; ha de hacerlo en una actitud receptiva y de apertura en la oracin. La fe se adquiere, se sostiene y alimenta en la orientacin a Dios de toda la vida del discpulo. La segunda es la docilidad a Dios: Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende, viene a m. Jess aduce una cita de Isaas: Sern todos discpulos de Dios; esto indica que ha llegado la etapa de la nueva alianza esponsal en la que Dios es el nico Maestro de su pueblo, y Jess el contenido de la enseanza. Qu significa aprender del Padre sino or al Padre? Qu significa or al Padre sino recibir la Palabra del Padre, es decir, a Jess mismo? Aprende de Dios en su escuela quien llega hasta Cristo; no hay fe cristiana sin docilidad al Padre. La tercera es, pues, estar a la escucha del Padre: de la enseanza interior del Padre y de la adhesin a su Palabra, que es Cristo, surge la fe obediente del que cree.El man del desierto no salv de la muerte. Jess, en cambio, es el pan de vida que salva a quien lo come; a quien lo come por la fe y a quien come su carne, que l dar sacramentalmente en la Eucarista.

VIERNES.

Primera lectura: Hch 9, 1-20.

Haciendo una aplicacin del evangelio de ayer a este relato de la conversin de San Pablo, se advierte que en el origen de dicha conversin hay un don del Padre. El mismo Pablo, en su carta a los Glatas (1, 15-16), la narra en trminos de vocacin proftica: Dios, que me eligi desde el seno de mi madre y me llam por pura benevolencia.... Pablo es un sincero buscador de Dios; errado ciertamente en su bsqueda, pretende destruir un grupo que l, cumplidor de la ley, considera inaceptable. Pero no se cierra al don de Dios que tuvo a bien revelarle a su Hijo. Desde el momento de su encuentro con Jess, es dcil a sus indicaciones como signo de su docilidad a Dios mismo: se levant, entr en Damasco e inici un proceso que le llev al bautismo. Despus de aprender en la escuela de Dios que es Cristo, se hizo mensajero de ste entre los judos y los paganos.En Pablo se ejemplifica el camino de todo creyente que, atrado por el Padre viene a Cristo, pan de vida. La misma comida posbautismal que alimenta a Pablo despus de su ayuno sugiere la comida eucarstica donde Jess es fortaleza para los suyos: Pan para comer (Jn 6, 51) y carne que Jess da para la vida del mundo.

Respuesta al salmo: Id a todo el mundo a predicar el evangelio.Evangelio: Jn 6, 53-60.

Todo lo que expuso Jess enseando en la sinagoga de Cafarnan versa sustancialmente sobre la revelacin gradual del misterio de su persona y de su vida. Ahora insiste con vigor en uno de los aspectos de este misterio, el de la dimensin eucarstica: Si no comis la carne del Hijo de hombre y no bebis su sangre, no tendris vida en vosotros.Jess reitera que ha bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y que es voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el ltimo da. La encarnacin del Hijo tiene, pues, un objetivo que ahora se desvela: la redencin por la muerte; Jess manifiesta la voluntad salvadora del Padre cuando d la propia existencia para que el mundo viva.En contraste con el carcter metafrico de la parte del discurso donde Jess se presenta como pan bajado del cielo que hay que comer mediante la fe, destaca el realismo sacramental eucarstico de esta ltima parte: es necesario comer la carne y beber la sangre del Hijo del hombre. Ignacio de Antioqua afirma que en su tiempo haba quienes no confiesan que la eucarista es la carne del Seor. Por el contrario, el evangelio pone de relieve la necesidad de participar de la eucarista para comulgar en la vida de Cristo. Esta comunin se expresa mediante la frmula de la permanencia mutua: el que me come permanece en mi y yo en l. Esta permanencia alcanza no slo a la comunin eucarstica sino a toda la vida del cristiano: el discpulo se define por la unin permanente con Cristo.

SBADO.Primera lectura: Hch 9, 31-42.

A principio de los aos 40, el manitico emperador Calgula haba ordenado al legado de Siria, Petronio, que erigiese en el templo de Jerusaln una estatua en honor del emperador. La situacin poltica en Palestina era muy complicada. Petronio, conocedor de las extravagancias del emperador y de la sensibilidad religiosa de los judos, hizo una incursin militar en Palestina, pero dio largas a la ejecucin de la orden recibida sobre la entronizacin de su estatua. En esta coyuntura, las autoridades judas no estaban en condiciones de ocuparse de asuntos menores, y dejaban a los cristianos vivir en paz. As, como dice el libro de los Hechos, la Iglesia se construa en una doble direccin: hacia dentro, progresando en fidelidad al Seor, y hacia fuera, creciendo en nmero de creyentes y en expansin por toda la zona palestinense de Lida, Sarn y Jafa.Pedro aparece ya como visitador apostlico de los fieles y sus comunidades. stas manifiestan una incipiente estructura organizativa para el ejercicio de la caridad con una clase especial estable de viudas. Tabita (Gacela) perteneca a esta clase y preparaba en su taller prendas de vestir para la beneficencia. Hombres y mujeres asumen sus responsabilidades en la comunidad: los discpulos enviaron a Lido emisarios que rogaran a Pedro acercarse hasta Jafa sin tardar. Las viudas , al llegar Pedro, intercedan por Tabita muerta, presentndole los mantos y las prendas que haca para los pobres cuando estaba con ellas. Con el delicado retrato que hace de Tabita, Lucas mantiene su tendencia a ensalzar a la mujer y su tarea en la Iglesia, afirmando su dignidad frente al concepto que se tena de aquella en la sociedad pagana de su tiempo.El Seor resucitado contina presente entre los suyos, y acta mediante la autoridad apostlica. Pedro, que haba dicho al paraltico Eneas: Jesucristo te da la salud, levntate y haz la cama, despus de orar levant a Tabita. Los que creyeron movidos por las acciones prodigiosas de Pedro, creyeron en Jess en cuyo nombre actuaba Pedro.Aquellas primeras comunidades cristianas evangelizan con hechos y palabras: comienzan por dar signos de curacin, que son testimonio de que la salvacin cristiana ha llegado a un lugar, y las palabras ilustran los signos de manera que los hombres perciben que Dios, en Cristo, est a su favor.

Respuesta al salmo: Cmo pagar al Seor todo el bien que me ha hecho?

Evangelio: Jn 6, 61-70

Despus de la consagracin, el celebrante proclama en la misa: Este es el sacramento de nuestra fe. Es el sacramento de la fe de la Iglesia que contina diciendo por boca de Pedro: Seor a quien vamos a acudir? Tu tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que t eres el Santo consagrado por Dios. Con estas palabras de Pedro, que son las de la comunidad de los creyentes, termina la lectura litrgica del discurso de Jess sobre el pan de vida en la sinagoga de Cafarnan. La dificultad para creer que manifiestan los oyentes no es slo la de reconocer en el hombre Jess al enviado del cielo, sino tambin la de aceptar que la vida eterna se alcanza alimentndose de la carne de Jess. Donde tropieza la incredulidad de los judos en general, es puesta a prueba tambin la fidelidad de los discpulos.Hasta a los ms allegados les resulta duro, ofensivo incluso, este discurso. La crisis del grupo de los discpulos tiene relacin con una forma antiespiritual de comprender la eucarista. La indicacin de Jess, sobre qu dirn los vacilantes si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes, se refiere con seguridad a su retorno al Padre despus de entregar su vida para la vida del mundo. Entonces reconocern los discpulos la presencia real de Jess en el sacramento de su cuerpo entregado y de su sangre derramada. Para aceptar las palabras de Jess sobre el pan de vida hay que tener el don del Espritu de vida.Juan menciona aqu por primera vez en su evangelio a los Doce, cuando Jess trata de ayudarles a permanecer fieles. Unos pocos discpulos, al menos, obtuvieron de Dios el don de la fe.Tambin hoy, la comunin con Jess como pan de vida en la eucarista es criterio de discernimiento de fe cristiana autntica. El Decreto sobre el ministerio pastoral de los obispos, n 15, del Vaticano II, dice : Corresponde a los Obispos, sucesores de los apstoles, esforzarse constantemente para que los fieles de Cristo conozcan y vivan de manera ms ntima, por la Eucarista, el misterio pascual. Este tiempo litrgico de Pascua es apto para profundizar en la relacin que existe entre el misterio pascual y el misterio eucarstico.

FERIAS DE LA CUARTA SEMANA DE PASCUA.En esta cuarta semana de Pascua, la lectura del Libro de los Hechos abarca desde el captulo 11, 1 al 13, 52. El Evangelio segn San Juan desde el captulo 10, 1 al 14, 6.Quede bien claro que Jess se ha convertido en piedra angular; ningn otro puede salvar. Esta afirmacin de San Pedro es el mejor resumen del mensaje de las lecturas evanglicas. Cristo es el nico Buen Pastor que nos conduce al Padre, el camino, la verdad y la vida.Las lecturas de los Hechos presentan a la Iglesia anunciando este mensaje, no slo entre los judos sino tambin entre los gentiles; mientras la comunidad cristiana se organiza internamente, se estructura tambin para abrirse a la expansin misionera. LUNES.

Primera lectura: Hch 11, 1-18.

La fe est siempre revestida de unas formas culturales determinadas. No puede ser de otro modo, porque la fe es una actitud del ser humano, que no puede vivir sino inmerso en una cultura.La fe cristiana apareci inculturada en las tradiciones religiosas y sociales del judasmo, aunque desde sus orgenes tuvo viva conciencia de su vocacin universal. Es la misma conciencia que se expresa hoy en la Constitucin pastoral sobre el mundo moderno, del Vaticano II. La Iglesia, enviada a todos los pueblos sin distincin de pocas ni regiones, no est ligada de manera exclusiva e indisoluble a raza o nacin alguna, o a algn sistema particular de vida, a costumbre alguna reciente...; puede entrar en comunin con las diversas formas de cultura (n 58). La inculturacin fecunda es, pues, una tarea permanente en todo tiempo y momento de la fe cristiana.El episodio de la conversin de Cornelio y su familia, y su admisin en la Iglesia con el rito oficial del bautismo, acenta la universalidad de la salvacin trada por Cristo, sin distincin de personas, razas, ni pueblos. Pedro da testimonio, con la simple narracin de los acontecimientos, de que su modo de actuar ha sido conforme a la gua del Espritu; ante las reticencias que muestran algunos miembros de la comunidad de Jerusaln no se impone autoritariamente, sino que aparece firme, al mismo tiempo que dialogante y humilde.La comunidad de Jerusaln, despus de considerar el asunto, termina dando por buena la forma de actuar de Pedro, acepta sus motivos como procedentes de Dios, y ratifica y confirma la apertura del evangelio a otros campos y personas distintos del judasmo.Hoy, como en los comienzos, debemos estar abiertos a nuevas formas de vivir el nico mensaje del Evangelio.

Respuesta al salmo: Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.

Evangelio: Jn 10, 1-10La expulsin de la sinagoga, a causa de su fe, del ciego curado por Jess, dej a aquel aislado religiosa y socialmente y dio a ste ocasin para el discurso simblico y enigmtico sobre el Buen Pastor. Los fariseos expulsan y aslan a la gente sometida a su gobierno. Jess trata de manera bien distinta a los que creen en l; as se pone de manifiesto que con l las ovejas pueden estar seguras. El verdadero pastor entra por la puerta a plena luz del da; su voz es familiar para las ovejas, conoce sus nombres; va por delante de su rebao y establece con cada una de las ovejas la relacin de intimidad que caracteriza al pastor legtimo. El ladrn, bandido, extrao, deja a las ovejas en desamparo, exponindolas a la soledad y a la muerte.La puerta del redil, que apareca como criterio para distinguir al buen pastor del salteador, pasa a significar ahora al mismo Jess, Buen Pastor: es va de acceso a la vida. Al presentarse como puerta, Jess asegura el futuro de los suyos y se ofrece como medio y condicin de la salvacin: quienes entran por l estn a salvo; quienes por l salen, llegan a la vida. Como la puerta accesible y segura, el pastor es autntico en la medida que pone en riesgo su propia vida para asegurar la vida del rebao.Aunque no est expresada directamente, hay en este evangelio una advertencia seria a todos los lderes cristianos: su posicin en la comunidad no es de dominacin, sino de servicio; no constituye un privilegio sobre los dems sino que es un ttulo de pertenencia a Cristo en su consideracin de pastor y puerta del rebao.

MARTES. Primera lectura: Hch 11, 19-26. Como consecuencia de la dispersin de los cristianos de Jerusaln en la persecucin por lo de Esteban, el evangelio sigue dos vas distintas de difusin: una de carcter territorial, pero limitada al mundo judo de la dispora, y otra, que comienza en Antioqua, en la que la Buena Noticia del Seor Jess se anuncia tambin a los griegos. En sentido tnico-religioso se entiende a los judos como adoradores del Dios verdadero, mientras que los griegos se contraponen a los anteriores como idlatras.La valenta de los predicadores que anunciaron el evangelio a los griegos, an teniendo el precedente de la conversin anterior de Cornelio, fue grande, tanto como las consecuencias que el hecho tuvo para la difusin del cristianismo en el mundo. Los progresos de esta nueva forma de evangelizacin fueron rapidsimos: Se convirtieron muchos, una multitud considerable se adhiri al Seor.Del mismo modo que en la conversin de Cornelio el Espritu llev la iniciativa y abri caminos y Pedro actu valientemente, ahora los evangelizadores antioquenos secundaron con prudencia y energa la obra de la mano del Seor.La novedad del caso, que entraaba gran cantidad de problemas rituales, organizativos y de convivencia, requera la intervencin de la Iglesia madre, de Jerusaln. sta manifiesta su cuidado solcito enviando a Bernab, un hombre de bien, lleno del Espritu Santo y de fe. El acierto de esta decisin aada a la iniciativa de la mano del Seor las cualidades humanas y espirituales del enviado. ste tuvo, adems, la perspicacia de traer desde Tarso a Pablo, especialmente dotado para configurar una nueva comunidad religiosa con creyentes que procedan del judasmo y del paganismo, a los que por primera vez se les dio el nombre nuevo de cristianos.Las caractersticas de esta forma de evangelizacin son un modelo para la que la Iglesia tiene que plantearse en los comienzos del tercer milenio. Porque en este tiempo la fe cristina tendr que continuar descentrndose de la cultura de Occidente y proseguir la difusin en las culturas asiticas y africanas. Nuestra mentalidad debe abrirse a nuevas formas de inculturacin, reconociendo los valores de otros interlocutores y aceptando en la prctica las nuevas consecuencias de la universalidad de la Iglesia.

Respuesta al salmo: Alabad al Seor todas las naciones. Evangelio: Jn 10, 22-30

Toda la vida de Jess, sus obras y actitudes, son el nuevo lugar del encuentro de los hombres con Dios Padre. En el mismo Templo de Jerusaln, Jess cuestiona la funcin primera de este edificio sagrado al proclamar que l mismo es quien, en adelante, hace presente en el mundo la accin salvadora de Dios; el nuevo templo de la Alianza nueva. Las obras que Jess hace en nombre del Padre dan testimonio de esta nueva realidad y son el reflejo de la iniciativa paterna. Las obras que Jess realiza son las que corresponden al Buen Pastor, enumeradas en el evangelio del domingo pasado: buscar a las ovejas, conocerlas, reunirlas, apacentarlas, exponer y dar la vida por ellas para librarlas de la muerte y darles la plenitud de la vida.En el evangelio de hoy, los judos rodean a Jess y, casi acosndolo, le instan a que declare con valenta cual es su identidad. La identificacin que ha hecho de s mismo como Buen Pastor no les basta, y en esto mismo se muestra que ellos tampoco se identifican como ovejas de su rebao: vosotros no creis porque no sois ovejas mas. Quienes no reconocen al Pastor ni creen en l no pertenecen a su redil.Para captar el sentido de las obras del Buen Pastor es necesario corresponder a la relacin de confianza que l mismo establece con sus ovejas: slo quien se sabe custodiado por el Buen Pastor le conoce, se le confa, oye su voz y est dispuesto a seguirlo. Quien le siga no se perder; nadie podr arrebatarlo de su mano. Entre el Pastor y las ovejas hay una relacin personal, un conocimiento mutuo semejante al que se da entre el Padre y el Hijo: de amor, de confianza y de obediencia; una relacin que tiende a la unidad como la que Jess proclama cuando dice. Yo y el Padre somos uno.Los judos acosan a Jess pidindole que se identifique. Pero si no lo reconocen como Buen Pastor y entran por el camino de la fe, que se traduce en el seguimiento, cualquier otra identificacin que Jess haga de s mismo ser intil MIRCOLES.

Primera lectura: Hch 12, 24-13,15.

El Seor Jess llam a s a los que l quiso y design a doce que le acompaaran y para enviarlos a predicar (Mc 3,13). Los apstoles fueron la semilla del nuevo pueblo de Israel, a la vez que el origen de la Jerarqua sagrada. Del mandato del Seor proviene el deber de la Iglesia de propagar la fe y la salvacin. De otra parte,en virtud de la vida que a sus miembros infunde Cristo, todo el cuerpo unido a l crece y se fortalece en la caridad(Ef 4,16). ste es el origen del deber que toda la Iglesia tiene de difundir la verdad y la salvacin de Cristo (cf AG 3).La lectura de hoy sobre la comunidad cristiana de Antioqua, centro de operaciones de la actividad misionera de la Iglesia y de difusin de la verdad y la salvacin de Cristo, comienza dando testimonio de la comunicacin cristiana de bienes que exista en la Iglesia no slo entre las personas sino tambin entre las comunidades. Saulo y Bernab regresan a Antioqua desde Jerusaln, a donde haban ido a llevar el socorro de los cristianos antioquenos para los hermanos de Judea (cf Hch 11, 29-30).La comunidad de Antioqua se organiza internamente: en ella hay profetas y maestros que constituyen el colegio directivo de aquella Iglesia. Aunque Lucas no lo diga aqu de manera explcita, tambin esta estructura interna de la comunidad es un fruto del Espritu para el bien comn, es decir, tiene carcter carismtico, no es de distinta naturaleza de los otros carismas.El mismo Espritu, que dota de una forma de jerarqua a la comunidad, aparece tomando tambin la iniciativa para la misin. El encargo a Saulo y Bernab, sin embargo, no se hace mediante la inspiracin personal del Espritu a los misioneros, sino a travs de los miembros de la comunidad. stos intervienen expresando la corresponsabilidad de todos los cristianos en el planteamiento y solucin de los problemas importantes para la vida y la misin de la Iglesia.En virtud de la actuacin del Espritu, Saulo y Bernab reciben la imposicin de manos de los dirigentes como mandato de misin otorgado por la comunidad. Se inicia, pues, la primera etapa de la evangelizacin en Chipre y Asia Menor, que, aunque tiene por protagonistas a Bernab y Saulo, es obra de toda la Iglesia, tanto la de Antioqua como la de Jerusaln que la respaldaba.

Respuesta al salmo: Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

Evangelio: Jn 12, 44-50.El Padre vuelve a aparecer en el evangelio como origen de la vida y fuente de la misin. El Padre enva y Jess es el Enviado. ste refleja netamente el rostro de quien lo enva, pronuncia las palabras que el Padre le ha ordenado, y difunde en el mundo la luz que proviene del Padre. El objeto del envo es transmitir la vida. La misin debera ser acogida por los hombres: stos habran de reconocer en Jess el rostro del Padre, salir de las tinieblas iluminados por su luz, or sus palabras y cumplirlas; en definitiva, entrar en la vida nueva y eterna que transmite. Contra lo que debera ser, muchos no creen. Esta realidad, inquietante y dolorosa para Jess, afect tambin al cristianismo primitivo (cf Rom 9,1- 11,36), como afecta a los evangelizadores de todo tiempo.El ltimo prrafo del captulo 12 del evangelio segn San Juan, que comprende los versculos hoy proclamados, cierra la parte dedicada a los signos realizados por Jess, y trata de responder a la pregunta inquietante, de entonces y de ahora: Por qu Jess no fue, no es, aceptado? A pesar de que Jess haba hecho tanto signos, no crean en l (12,37). El evangelista adelanta tres razones para explicar la incredulidad. La primera, (12, 37-41), es el respeto de Dios a la libertad humana; la increencia est ya prevista en la Escritura. La segunda es la existencia de una forma de fe, tan dbil y vacilante que los que la tienen no se atreven a arrostrar las consecuencias de profesarla pblicamente: para ellos contaba ms la buena reputacin ante la gente que ante Dios (12,43). La tercera, de la que tratan especialmente los versculos del evangelio de hoy, es la dificultad que lleva consigo aceptar el rostro de Dios en el rostro humano de Jess, dejarse iluminar por Dios en la luz que Jess refleja, recibir como palabra de Dios su palabra humana, identificarse con la vida de un crucificado como fuente de vida eterna.Jess mismo es consciente de esta dificultad objetiva para creer en l y estimula a dar el paso a la fe porque, en el plan de salvacin previsto por el Padre, l es el camino y la verdad y la vida. l est enteramente al servicio de ese plan. No ha venido a condenar el mundo sino a salvarlo (12, 47).

JUEVES. Primera Lectura: Hch 13, 13-25

Saulo, Bernab y Juan Marcos realizaron la primera etapa de su viaje misionero evangelizando la isla de Chipre, patria de Bernab. A partir de esta etapa, el autor de los Hechos se refiere a Saulo con el nombre romano de Pablo, y le otorga la iniciativa en la misin, que antes ostent Bernab. As indica cmo el apstol Pablo fue quien ampli los horizontes evangelizadores de la Iglesia naciente.Desde Pafos, en Chipre, navegaron hasta Perge, en el sur de la provincia de Anatolia y, por tierra, caminando hacia el norte, llegaron a Antioqua de Pisidia, centro de operaciones de la primera misin paulina. En Antioqua de Pisidia, Pablo anuncia el evangelio dirigindose primero a los judos, y luego a los gentiles. El anuncio a los judos est recogido en las primeras lecturas de hoy y de maana (Hch 13,13-25 y 13, 26-33).En este nico discurso de Pablo dirigido a un auditorio judo que consigna el libro de los Hechos, el apstol hace una lectura cristiana del Antiguo Testamento. De esta forma prosigue el mismo mtodo de lectura iniciado por Jess cuando empezando por Moiss y siguiendo por todos los profetas, explic a los discpulos de Emas lo que decan de l las Escrituras (Lc 24, 27); y cuando, en la aparicin a los otros discpulos reunidos les abri la inteligencia para que comprendieran las Escrituras (Lc 24,45). En la primera parte de su discurso, que hoy hemos proclamado, Pablo resume la historia de Israel, desde la cautividad de Egipto hasta la llegada de Juan Bautista, como una historia de acciones y promesas salvadoras de Dios en el tiempo, destacando algunos hitos principales. Entre ellos sobresale la realeza de David, porque, de acuerdo con su compromiso, Dios sac de su descendencia un salvador para Israel, Jess. Tambin pone de relieve la figura de Juan Bautista contemplada, dentro del Antiguo Testamento, como ltimo eslabn de la cadena de acciones de Dios en la historia para preparar la venida del Salvador. As, Juan Bautista, cuando estaba para acabar su vida deca: Yo no soy quien pensis; viene detrs de m uno a quien no merezco desatarle las sandalias (13,25). La promesa de salvacin, mantenida y garantizada por la palabra de Dios en la historia, es el centro del anuncio de Pablo: en Jess se cumple la promesa de salvacin, l es la palabra de salvacin contenida en las Escrituras.El mismo Jess, como antes indicbamos, haba iniciado la explicacin de su persona y de su obra a la luz de las Escrituras. Despus, los evangelistas muestran cmo en la vida, pasin, muerte y resurreccin de Jess se cumplen las Escrituras. As lo hace tambin Pablo en este discurso a los judos. Tambin la comunidad cristiana primitiva fue esclareciendo paulatinamente la identidad de Jess a la luz de las Escrituras. Con toda autoridad el Concilio Vaticano II afirma: Los libros del Antiguo Testamento incorporados a la predicacin evanglica, alcanzan su plenitud de sentido en el Nuevo Testamento, y a su vez lo iluminan y lo explican (DV 16).

Respuesta al salmo: Anunciar tu fidelidad por toda las edades.

Evangelio: Jn 13, 16-20.

Jess lava los pies a los discpulos que posteriormente van a ser enviados para continuar su misin. Con este gesto les deja un modelo de entrega y servicio: el Maestro y Seor realiza un trabajo propio de esclavos, prefigurando as el don de s mismo hasta la muerte, y muerte de cruz.A la luz de la Pascua, este gesto alcanza la plenitud de su significado. Ni siquiera Pedro lo entender hasta aquel momento en todas sus dimensiones.Tambin a la luz de la Pascua, el lavatorio de la ltima cena ilumina lo que es el bautismo cristiano: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo, fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados por l en la muerte para que, as como Cristo fue despertado de entre los muertos por la gloria del Padre, as tambin nosotros andemos en una vida nueva (Rom 6, 3-4). Lavarse, bautizarse, pus, es hacerse partcipe de toda la vida, muerte y resurreccin de Cristo. El lavatorio es una accin que afecta ante todo a Jess como smbolo de servicio supremo prestado por el siervo de Dios por excelencia; pero afecta tambin a todos los lavados-bautizados en cuanto que el Maestro acta con la intencin de dejar un ejemplo que todos sus discpulos deben imitar: unos deben servir a los otros, como hizo el Seor que quiso servir a todos.El lavatorio de los pies, como el bautismo al cual anticipa y simboliza, es una accin salvadora que nicamente Jess puede y tiene que hacer: Si no te lavo los pies no podrs contarte entre los mos (13,8). Pero, despus de realizada por Jess, es tambin una accin que han de realizar los discpulos entre s. El evangelio de hoy, en el contexto del tiempo pascual, tiene un sentido eminentemente pastoral: Jess es el Seor que enva, los discpulos son los criados enviados; si el amo que enva se hace servidor de todos, los criados que l enva deben aprender la leccin (puesto que sabis esto), y ponerla en prctica (dichosos vosotros si lo ponis en prctica).La misin de Cristo se orienta a crear un discipulado de amor entre los hombres. La purificacin que Jess realiza con su lavatorio de pies es limpiarles de todo aquello que se opone al amor, urgiendo a los discpulos a entregarse a los dems como l lo hizo. Los bautizados, especialmente si ostentan un puesto de responsabilidad en la comunidad, no tienen excusa para no servir a los otros. Es la identificacin con Jess en el servicio la que hace que quien recibe al enviado por Jess, reciba a Jess mismo.

VIERNES.

Primera lectura: Hch 13, 22-23.

La resurreccin de Jess es el centro del discurso de Pablo a los judos en la sinagoga de Antioqua de Pisidia. Con numerosas citas del Antiguo Testamento anuncia la Buena noticia de que en Jess, concretamente en su resurreccin, se cumplen las promesas divinas.Los habitantes de Jerusaln y sus autoridades, no reconocieron a Jess. S que lo conocieron, crean conocer su origen, pero no llegaron a reconocerle como portador y contenido, a la vez, del mensaje de salvacin. Esta ignorancia tena como precedente y origen la falta de inteligencia de las Escrituras; las conocan en su literalidad, como conocan a Jess en su temporalidad, pero no comprendieron lo que en los textos sagrados se refera a l como Mesas. Hasta el da de hoy, en efecto, afirma en otro lugar San Pablo, siempre que leen a Moiss permanece el velo sobre sus corazones (2 Cor 3, 15).En su discurso, el apstol atribuye a los miembros del sanedrn la induccin de la muerte de Cristo, y a Pilato haber sido intermediario de su ejecucin, en contraste con la actuacin de Dios que lo resucit de entre los muertos. Jess, injustamente condenado por los hombres, ha sido acreditado por Dios al resucitarlo, en su vida, en su palabra y en su misin. A pesar del rechazo de los habitantes, judos y gentiles, de Jerusaln, Dios lo despert de entre los muertos. Dios es lo suficientemente fuerte para vencer el mal que los hombres, aun los ms poderosos, son capaces de causar.En la resurreccin de Jesucristo se cumplen todas las promesas de salvacin:la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a los hijos resucitando a Jess (13,13). La resurreccin de Jess no le afecta a l slo, sino que es salvacin y vida para todos los hombres. Toda la cercana de Dios con los hombres a lo largo de la historia de la salvacin, desde la creacin misma, se realiza en plenitud al resucitar a Jess. La resurreccin de Cristo es la suprema actuacin de Dios en la historia..Aunque el discurso de Pablo contina en una tercera parte exhortativa, la lectura litrgica termina con lo que es el mensaje central del discurso de Pablo y de la Iglesia entera: Nosotros os anunciamos que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a los hijos resucitando a Jess (13, 32-33).La evangelizacin debe contener siempre -como base, centro y a la vez culmen de su dinamismo- una clara proclamacin de que en Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado, se ofrece la salvacin a todos los hombres, como don de la gracia y de la misericordia de Dios. (EN 27).

Respuesta al salmo: Tu eres mi hijo: Yo te he engendrado hoy.Evangelio: Jn 14, 1-6.

Jess, antes de su muerte, ya interpreta sta como un camino de ida hacia el Padre. Igualmente, despus de la resurreccin, cuando dice a Mara Magdalena: Subo a mi Padre, que es vuestro Padre; a mi Dios, que es vuestro Dios (Jn 20,17).Jess hace, primero y solo, este camino y, al recorrerlo, se constituye para todos en camino y acceso nico hacia Dios.Se avecina, pues, para los discpulos el tiempo de una soledad que pasar por distintas experiencias: la soledad en que quedan las ovejas cuando hieran al Pastor y, despus de la Pascua, la soledad que excluye la relacin fsica, espacial y temporal con el Maestro. En esta ltima situacin comienza un nuevo tipo de relacin sacramental, de mayor intimidad. Esta nueva forma de relacin se expresa en la frmula, tan querida para el evangelista San Juan, de la inmanencia mutua: Yo en vosotros, y vosotros en m.En uno y otro caso, los discpulos han de recorrer estas etapas de soledad con confianza: No perdis la calma. En medio de un mundo hostil, han de mantener una fe idntica a la que tienen en Dios; aunque no pueden seguir an a Jess, pueden apoyarse en l con la misma certeza que les merece Dios.La soledad del discpulo en el mundo no es definitiva. La ausencia de Jess es un paso doloroso, pero necesario (os conviene que yo me vaya) para adquirir una nueva casa, un hogar nuevo con Dios, en el que hay muchas moradas. Mientras tanto, los discpulos, que permanecen en el mundo sin ser del mundo, tienen la fe como apoyo y como tarea. Slo en la fe pueden entender que la partida de Jess sea beneficiosa para ellos.Jess les manifiesta el trmino de su camino: va a la casa del Padre con una finalidad salvfica; va no tanto por l mismo sino por nosotros y por nuestra salvacin: Voy a prepararos sitio. Una vez alcanzado el destino, volver y os llevar conmigo para que donde estoy yo, estis tambin vosotros. Aqu, a la fe y la confianza en el Padre y en Jess, se aade la esperanza como actitud de los discpulos que permanecen en el mundo.La pregunta de Toms introduce una enseanza que no es slo para l, sino que todo el mundo tiene que escuchar: Jess, que hace el camino de ida hacia Dios, es, para nosotros, el camino y la meta, la va y el acceso, el medio y el fin. En cuanto camino, es el mediador exclusivo del encuentro con el Padre, es la verdad definitiva y, acogido como tal, se hace vida nuestra.SBADO.Primera lectura: Hch 13, 44-52.

La gran novedad del discurso de Pablo a los judos se expresa en los versculos 38 y 39: Sabed, pues, hermanos, que por l -por Cristo a quien Dios resucit- se os anuncia el perdn de los pecados. La salvacin que no habis podido lograr con la ley de Moiss, la logra a travs de l todo el que cree. Era natural que los judos se sintieran concernidos por esta nueva doctrina; si la ley de Moiss no trae consigo la justificacin, y si mediante la fe en Jesucristo tienen idntico valor un judo y un griego, un brbaro o un escita, ya sean hombre o mujer, quedaban minadas en su base las prerrogativas de carcter racial y religioso que llenaban de orgullo a los judos.Por eso el asunto concit enorme inters en el auditorio, y rogaban a Pablo y Bernab que continuaran hablando sobre el mismo tema el sbado siguiente. Y muchos judos y proslitos practicantes siguieron a Pablo y Bernab (13,43).La lectura de hoy narra lo ocurrido en el sbado siguiente: el inters despertado desbord los lmites tnicos de los judos, y casi toda la ciudad acudi a or la palabra de Dios. El engreimiento, a que alude la cita proftica del versculo 41, ya hizo que muchos judos llevaran el nimo mal dispuesto, y que luego les diera mucha envidia ver tan gran gento compuesto, en gran parte, de gentiles incircuncisos: A los judos les dio mucha envidia y respondieron con insultos a las palabras de Pablo (13,45). Los misioneros se haban mostrado siempre muy respetuosos con el orden de prelacin establecido por el mismo Jess en su predicacin: dirigirse primero a los judos y luego a los gentiles. Pero, a la vista de que los judos se juzgaban nicos destinatarios del reino de las esperanzas mesinicas, y rechazaban a Jess como camino de salvacin universal, rechazaban en l no slo al Mesas y su reino, sino tambin la vida eterna que les ofreca.Conforme al mandato de Jess, que no es slo gloria de su pueblo Israel sino tambin luz de los gentiles, Pablo y Bernab no acomodan su predicacin a las pretensiones exclusivistas de los judos, de las seoras distinguidas y devotas, y de los principales de la ciudad. No faltaron judos bien dispuestos, y muchos gentiles con las actitudes propias de quienes estaban destinados a la vida eterna; otros judos y paganos no se hallaban bien dispuestos y no creyeron. La misma predicacin produjo encono y envidia en stos y acogida alegra y alabanza a Dios en aquellos.Las dificultades, rechazos e incluso persecuciones no desalentaron a los evangelizadores y creyentes, pues contaban de antemano con ellos. Al contrario, les llenaba de alegra y de Espritu Santo que la palabra del Seor se iba difundiendo por toda la regin.

Respuesta al salmo: Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Evangelio: Jn 14, 7-14.

En la lectura evanglica de ayer, la pregunta de Toms dio lugar a la manifestacin-revelacin de Jess: Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por m. As Jess dice que el Padre es la meta ltima.Hoy es Felipe quien da ocasin a Jess para revelarnos cual es su relacin con el Padre. Felipe expresa la necesidad de los creyentes de todos los tiempos: ver a Dios; esta es la suprema aspiracin de los que lo buscan. Felipe no ha comprendido la relacin de Jess con el Padre, por eso pide a Jess que le manifieste al Padre, y quedar satisfecho.Jess se lamenta de la ignorancia de Felipe: despus de tanto tiempo de convivencia, debera haber reconocido, en la palabra y obras de su Maestro, la palabra y las obras del Padre; en su autoridad personal, en su amor y entrega sin reservas, debera haber reconocido la autoridad y el amor del Padre. Jess desautoriza la vana esperanza de ver ahora directamente al Padre y hace un llamamiento a la fe: quien lo ve a l ve al Padre. Jess es la definitiva manifestacin de Dios, su nica definicin. La fe que ve a Jess como Hijo de Dios hace ver al Padre en l; quien acepta al Hijo acepta al Padre, aunque no lo vea directamente; quien est en la presencia del Hijo, est en la presencia de Dios.Jess es la ltima y definitiva Palabra del Padre, la Palabra hecha carne (Jn 1,14); revela la vida interior de Dios de manera exhaustiva, pues nos ha dado a conocer todo lo que ha odo al Padre (Jn 15,15); revelndose a s mismo, poniendo al descubierto el misterio de su persona, manifiesta y revela al Padre; al conocerle a l, conocemos tambin al Padre (Jn 8, 19).Jess fundamenta su afirmacin en la relacin de mutua inmanencia que existe entre l y el Padre: Yo estoy en el Padre y el Padre en m; as, lo que Jess dice son palabras del Padre, lo que hace Jess son acciones de Dios; si no bastara la palabra de Jess, que, al menos, valgan las obras que el Padre hace por l y en l; si no fuera suficiente la afirmacin que Jess hace de su unidad con el Padre, la acredita la unidad de accin que mantiene con l.Durante la ausencia fsica de Jess, la continuidad de la actuacin salvadora de Jess en el mundo queda garantizada por la accin de los discpulos que l enva; porque creen en l, harn las obras que l hace y an mayores; el poder de intercesin de Jess se prolonga en la oracin de los suyos; la predicacin de Jess y su llamada a la conversin proseguir en la predicacin y en la accin de sus discpulos, para que todos los hombres puedan tener acceso a la comunin con l y con el Padre.FERIAS DE LA QUINTA SEMANA DE PASCUA.En los das de esta quinta semana del tiempo pascual contina la lectura de libro de los Hechos, desde el captulo 14,5 al 16,10, y del evangelio segn san Juan, desde el captulo 14, 21 a 15, 21.En una y otra lecturas se destacan aspectos del crecimiento de la Iglesia. En los Hechos predomina el crecimiento exterior: aumenta el nmero de los cristianos procedentes del judasmo y de la gentilidad, se plantean y resuelven nuevos problemas derivados la conversin de los paganos y y de la relacin de estos con la ley mosaica y las costumbres judas, la relacin con las prcticas idoltricas, la organizacin de viajes misioneros, etc.En las lecturas evanglicas predomina el crecimiento interior de la Iglesia: permanecer en Cristo para fructificar, vivir el mandamiento nuevo, dejarse conducir por el Espritu en la paz y la alegra.LUNES.

Primera lectura: Hch 14, 5-17.La evangelizacin de Pablo y Bernab avanza adentrndose en territorio de paganos. Despus de algunos meses de trabajo apostlico en Antioqua de Pisidia y la regin circundante, la persecucin obliga a los apstoles a desplazarse unos 150 kilmetros hasta la ciudad de Iconio. Al llegar all, siguen la norma habitual de dirigirse primero a los judos y luego a los gentiles. Poco tiempo despus se reproduce la situacin de hostilidad que haban experimentado en Antioqua, y tienen que escapar a Listra y luego a Derbe.Lo novedoso del relato es que en Listra, a falta de vecinos judos, Pablo dirige su atencin desde el principio a los licaonios habitantes del lugar, que eran politestas y poco cultivados culturalmente, hablndoles al aire libre.La evangelizacin de los lugareos comienza con hechos: los apstoles se interesan por los que sufren. Pablo fij en un paraltico su mirada y encendi en su corazn, necesitado de felicidad, la esperanza de participar en la salvacin trada por Cristo. Cuando Pablo vio fe en l, realiz su curacin.Despus de este hecho de misericordia, la predicacin se acomoda a la situacin de los oyentes: Dios, autor de la naturaleza, ha de ser