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ANALES DE LA CONSTRUCCIÓN Y DE LA INDUSTRIA. AÑO I. Madrid 10 de Abril de 1876. NUM. 1." INTRODUCCIÓN. Inútil nos parece encomiar el objeto de nuestro periódico, indicado en su título con clari- dad suficiente. Nadie duda hoy que la construcción y la industria sean uno de los medios más poderosos de adelanto en la humanidad; y lejos de ver en los maravillosos procedimientos del arte una causa de creciente miseria para el jornalero, ó mirar en las vías de comunicación más apretados lazos de un poder central absorbente, la teoría y la experiencia han demostrado que, merced á los progresos de las ciencias y las artes, el hombre puede satisfacer con menores sacrificios sus necesidades materiales, quedándole mayor espacio libre para atender á su fin moral y ensancha.r el horizonte de la inteligencia. Aunque las graves cuestiones de la ciencia económica no son ajenas á la índole de este pe- riódico, no es ocasión de explanarlas; y si las hemos apuntado, ha sido sólo con objeto de que se comprenda la importancia que tienen en la sociedad las tareas á que hemos de dedicarnos, y la alta misión que en ella desempeñan cuantos cultivan estas materias. Igual merecimiento alcanzan, y son dignos de estima en el mismo grado, los afanes y desvelos de quien con sutil ingenio dispone una habitación sencilla y cómoda, y de quien alza la sublime bóveda del tem- plo con un rayo de inspiración que parece robado á, la luz del cielo; igual saber y perseverancia son necesarios en quien baja á lo profundo de la tierra en busca de ricos veneros, y en quien abate montes y rellena barrancos para dar paso franco al trasporte de los objetos, y con ellos á la propagación de las ideas; lo mismo tiende á aliviar al hombre del pesado yugo de la natu- raleza quien compone un nuevo barniz para las tejas del alto campanario, que quien recoge la fuerza de la vibración solar ó de la ola embravecida para poner en movimiento la pesada má- quina que consumiera en tiempos antiguos la salud y la vida del mísero siervo. Propagar los conocimientos relativos á tan variados asuntos, es el objeto que nos propone- mos; lo que deseamos es coadyuvar al progreso de la construcción y de la industria en nuestro- suelo; y para ello nos dirigimos á las numerosas clases de personas que profesan estos ramos del saber en todas las escalas, sin distinción de carreras, grados ó profesiones. Sostengan en buen hora los periódicos de corporaciones determinadas la lucha de clases y de privilegios; nosotros no nos dirigimos sino á los que con nosotros quieran estudiar la ciencia y el arte, sin que por esto deje de honrarnos la hospitalidad que nos quiera pedir quien, bajo su firma, pre- tenda tratar en nuestras páginas cuestiones de administración y de derecho, quedando la Re- dacción siempre neutral en todas ellas. Al dar comienzo á nuestra empresa, nos lisonjea la esperanza de que cuantos practican el noble arte de construir han de favorecernos con su apoyo y con sus luces; y si consiguiéramos aclimatar en nuestro país una publicación que nos parece útil y necesaria, será nuestro afán constante mejorar sus condiciones y extender la esfera que dentro de su especialidad abraza su programa. LA REDACCIÓN.

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ANALESDE LA

CONSTRUCCIÓN Y DE LA INDUSTRIA.AÑO I. Madrid 10 de Abril de 1876. NUM. 1."

I N T R O D U C C I Ó N .

Inútil nos parece encomiar el objeto de nuestro periódico, indicado en su título con clari-dad suficiente. Nadie duda hoy que la construcción y la industria sean uno de los medios máspoderosos de adelanto en la humanidad; y lejos de ver en los maravillosos procedimientos delarte una causa de creciente miseria para el jornalero, ó mirar en las vías de comunicación másapretados lazos de un poder central absorbente, la teoría y la experiencia han demostrado que,merced á los progresos de las ciencias y las artes, el hombre puede satisfacer con menoressacrificios sus necesidades materiales, quedándole mayor espacio libre para atender á su finmoral y ensancha.r el horizonte de la inteligencia.

Aunque las graves cuestiones de la ciencia económica no son ajenas á la índole de este pe-riódico, no es ocasión de explanarlas; y si las hemos apuntado, ha sido sólo con objeto de quese comprenda la importancia que tienen en la sociedad las tareas á que hemos de dedicarnos,y la alta misión que en ella desempeñan cuantos cultivan estas materias. Igual merecimientoalcanzan, y son dignos de estima en el mismo grado, los afanes y desvelos de quien con sutilingenio dispone una habitación sencilla y cómoda, y de quien alza la sublime bóveda del tem-plo con un rayo de inspiración que parece robado á, la luz del cielo; igual saber y perseveranciason necesarios en quien baja á lo profundo de la tierra en busca de ricos veneros, y en quienabate montes y rellena barrancos para dar paso franco al trasporte de los objetos, y con ellos ála propagación de las ideas; lo mismo tiende á aliviar al hombre del pesado yugo de la natu-raleza quien compone un nuevo barniz para las tejas del alto campanario, que quien recoge lafuerza de la vibración solar ó de la ola embravecida para poner en movimiento la pesada má-quina que consumiera en tiempos antiguos la salud y la vida del mísero siervo.

Propagar los conocimientos relativos á tan variados asuntos, es el objeto que nos propone-mos; lo que deseamos es coadyuvar al progreso de la construcción y de la industria en nuestro-suelo; y para ello nos dirigimos á las numerosas clases de personas que profesan estos ramosdel saber en todas las escalas, sin distinción de carreras, grados ó profesiones. Sostengan enbuen hora los periódicos de corporaciones determinadas la lucha de clases y de privilegios;nosotros no nos dirigimos sino á los que con nosotros quieran estudiar la ciencia y el arte, sinque por esto deje de honrarnos la hospitalidad que nos quiera pedir quien, bajo su firma, pre-tenda tratar en nuestras páginas cuestiones de administración y de derecho, quedando la Re-dacción siempre neutral en todas ellas.

Al dar comienzo á nuestra empresa, nos lisonjea la esperanza de que cuantos practican elnoble arte de construir han de favorecernos con su apoyo y con sus luces; y si consiguiéramosaclimatar en nuestro país una publicación que nos parece útil y necesaria, será nuestro afánconstante mejorar sus condiciones y extender la esfera que dentro de su especialidad abrazasu programa.

LA REDACCIÓN.

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ANALES DE LA CONSTRUCCIÓN Y DE LA INDUSTRIA.

MECÁNICA APLICADA Á LAS CONSTRUCCIONES.

ARTICULO PRIMERO,

Empuje de tierras. Teoría de Mr. M. Lévy.

Antes de empezarla serie de artículos que sobre lamecánica aplicada á las construcciones.pienso publi-car en los ANALES DE LA CONSTRUCCIÓN Y DE LA INDUS-TRIA, séame lícito explicar á mis lectores el objetoque con ellos me propongo.

No es mi ánimo presentar al público nuevas teoríasrelativas á los múltiples puntos que abraza la citadamateria; limitaré, por el contrario, mi trabajo á dará conocer, en una forma abreviada, ó sea en extrac-to, cuantas obras notables se escriban sobro ella,haciendo resaltar las partes esencialmente prácticasque encierren. De esta manera, los suscritorcs á losANALES DE LA CONSTRUCCIÓN Y DE LA INDUSTRIA, po-drán estudiar con poco trabajo y más corto dispen-dio, todas estas obras.

Al terminar, pues, mi trabajo, podré decir comoMr. Bour en su excelente obra sobre mecánica racio-nal: Multa pars mei. Hedía esta advertencia, pase-mos á estudiar el asunto que forma el objeto de esteprimer artículo.

Teoría de Mr. M. Lévy. Las fórmulas ó construc-ciones geométricas que sirven á los Ingenieros paracalcular el empuje de los macizos de tierras, son de-bidas, en su mayor parte, al coronel Andoy, al generalPoncelet, y al ingeniero jefe de Caminos Saint-Guillem. Todas ellas están fundadas en las dos hipó-tesis siguientes, establecidas por Coulomb: 1.a Quecuando pierdo el equilibrio un macizo de tierras,éste se rompe segun superficies de deslizamiento ódo rotura planas; y 2.a Que se desprenden de él pris-mas de tierra que ejercen presiones máximas sobrelos muros que sostienen el macizo.

El ingeniero francés Mr. Lévy ha demostrado mo-dernamente , en una Memoria presentada á la Acade-mia de Ciencias de París, que no es exacta la primerade las dos hipótesis de Coulomb más que en casos muyparticulares, llegando á demostrar, en el citado tra-bajo, que las superficies de deslizamiento son curvassi bien, por desgracia para las aplicaciones, las ecua-ciones diferenciales de segundo orden, á que el análisisconduce para la resolución do osle problema , no sonintegrables, á pesar de los esfuerzos hechos para con-seguirlo por Saint-Venant y Boussinesq, de los quedaremos cuenta después, más que en un número muylimitado de casos, en aquellos, casualmente , en quela teoría expuesta por Mr. Lévy coincido con la deCoulomb.

Propiedades de las tierras. Su equilibrio. Consi-deremos las tierras como formadas por puntos mate-

riales que se-suceden de una manera continua, y quegozan los unos con relación á los otros de una ciertamovilidad. Supondremos, además, que los macizosestán terminados por superficies cilindricas ó prismá-ticas de generatrices ó aristas horizontales; bajo estesupuesto, bastará estudiar el equ'librio de una de lassecciones rectas de la masa, ó mejor dicho, de una lon-gitud de macizo igual á la unidad, para conocer el delconjunto.

Fig. 1.»

T>

Sea ACB la directriz del cilindro que forma la su-perficie superior del macizo de tierra: tracemos en suinterior una curva aC, y suprimamos por un momentola parte AaC. -Para que no se altere el equilibrio, serápreciso introducir en los diversos puntos de la curva aG,fuerzas ficticias que sustituyan á la acción que antesejercian las fuerzas que hemos quitado.

Estas acciones serán, en general, oblicuas álos ele-mentos planos en que se ejercen: llamemos, pues, T'y N' alas componentes tangencial y normal á la curvaaC; estos valores dependerán,, evidentemente, de laposición que ocupe en el interior de la masa el ele-mento nm sobre que obran, y además de su dirección.Respecto á sus valores absolutos, sólo podemos decir

T'por ahora, que su relación —;, que llamaremos de

aquí en adelante F, será, en el estado de equilibrio, ómejor dicho de estabilidad, menor, ó á lo más igual,al coeficiente / de rozamiento de las tierras que formanel macizo que se considera; verificándose la últimacondición en el momento preciso en que dos molé-culas, situadas una encima y la otra debajo del ele-mento mn y sobre una perpendicular á su dirección,van á ponerse en movimiento la una con respecto á laotra.

Para calcular los valores de las cantidades T' y N'estableceremos las ecuaciones que expresan el equili-brio del macizo do tierras, y para ello, siguiendo elmétodo empleado por Lame y Cauchy en las cuestio-nes de Física matemática, buscaremos las correspon-dientes al paralelepípedo y tetraedro elemental. Sea Mun rectángulo, liase de un paralelepípedo rectángulocuya altura es igual á la unidad (fig. 1 . a ) , referido ;ílos ejes o% y oy, horizontal el primero y vertical el

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ANALES DE LA CONSTRUCCIÓN Y DE LA INDUSTRIA.

segundo, y cuyos lados dx y dy son paralelos á estasrectas. Llamemos N, y T, las acciones tangencial ynormal que sufre el elemento superficial proyectadosegún ac=dy, referidas á la unidad de superficie; N2

y T2 las correspondientes al elemento ab=dx; las de lacara bd serán iguales á N, y T, aumentadas de susdiferenciales con respecto á ce, y las relativas á la cdserán Ns y T2, mas sus diferenciales con relación á y.Las fuerzas que obran sobre los elementos bd y cd,irán, evidentemente, en dirección contraria á las cor-respondientes á ac y ab.

Una vez conocidas estas fuerzas por unidad de su-perficie, fácil nos será expresar el valor de las accionestotales, las cuales serán :

(Tangencial... T, dy(Normal Nj dy(Tangencial... T2 dx(Normal N, dx

Sobro la cara.cd

\bd

/Tangencial... ( T, -f -~ dx J dy

Normal. ,~1 ~ áx/-7T

Tangencial... ( T. + —,—dyNormal (N2 -j——- dii} dx

dy )

Todos estos valores los hemos puesto sobre la figu-ra 2.a para mejor inteligencia do las consideracionesque van á seguir, así como la acción de la gravedad,que también obra sobre el rectángulo M.

Fig-. 2.a

X

N , d y

Tm + **¡dy)d¿\ •§dtf

»jts

'e

E-T

í ats ^3

I

B"

rdcc dy

Expresemos ahora las ecuaciones de equilibrio deeste conjunto do fuerzas, y observando que á todasellas se las puedo considerar como situadas en elplano déla figura, ó sea en el de las ce?/, las condicio-nes do equilibrio se reducirán á tros: la primera in-dica que la suma de los momentos de todas las fuer-zas con relación á un punto cualquiera de su plano,os nula; las otras dos expresan que la suma de lasproyecciones délas fuerzas sóbrelos ejes de las ce y delas y son cero respectivamente.

Ecuación de los momentos. Los brazos do palanca

-f--^—1 dx \ dy serán, con re-ía las fuerzas T^// y

lacion al centro del rectángulo M, que es el punto conrespecto al cual vamos á tomar los momentos, igua-

d^clos á — ; y como sus momentos son del mismo signo,

se tendrá, para su suma parcial, el valor

dx , /„ cZT, , \ , dx

y despreciando los infinitamente pequeños de torcerorden, al lado dolos de segundo, y hechas las reduc-ciones, se saca

si repetimos un cálculo análogo para las otras dosfuerzas tangenciales , so tendrá

T2 dy dx.

Los momentos do las acciones normales y del pososon nulos , puesto que estas fuerzas pasan evidente-mente por el centro del elemento M.

Podremos , pues, poner para la suma algebraica dolos momentos, observando que los correspondientes áT, y T2 deben ser de signos contrarios para que puedaexistir el equilibrio, la expresión siguiente:

ó por último,T 1 =

fórmula que nos indica que las componentes tangen-ciales son iguales.

Ecuaciones de las proyecciones. Empecemos porproyectar las fuerzas sobre el eje de las x; basta mirarla figura 2.a para comprender que do las ocho fuerzasque en ella están representadas , cuatro son perpendi-culares á esta recta, y las otras cuatro paralelas ; lasproyecciones de las primeras serán nulas , y las se-gundas se proyectarán en verdadera magnitud: sotendrá , pues

t tdx / \ dy

y haciendo las reducciones y sustituyendo en lugar

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ANALES DE LA CONSTRUCCIÓN Y DE LA INDUSTRIA.

de T2 la letra T, valor común de las dos fuerzas tan-genciales , se tendrá:

1.aI i cZT_

dx

Haciendo una cosa análoga para el eje de las y, setiene:

di dN2 _dx dy

2."

representando por TT el peso específico de las tierras.Habiendo quedado reducidas las ecuaciones de equi-

librio á dos, desde el momento en que hemos hecho, enlas i." y 2.a, Tj y T2 iguales á T, y conteniendo estastres variables , el problema se presenta como indeter-minado , es decir, que hay muchos modos ó sistemasde equilibrio para el macizo de tierra; se necesita,pues, para completar el problema, otra ecuación entrelas mismas cantidades.

(Se continuará.)E. ECHEGARAY,

Ingeniero de Caminos.

CAPILLA SEPULCRAL

DE LAS

F A M I L I A S L O Z A N O - M O N A S T E R I OEN EL C E M E N T E R I O DE LA S A C R A M E N T A L DE SAN I S I D R O , EN M A D R I D ,

P O R E L A R Q U I T E C T O

DON AGUSTÍN ORTIZ Y V I L L A J O S .

(Lámina I.)

Oportuno pudiera parecer á algunos que, al inau-gurar esta sección del periódico, so empezase por emi-tir ideas generales sobre el Arte y en particular sobrela Arquitectura, el más preferente para nosotros, fijan-do algunos conceptos de Estética como base de nuestrocriterio artístico; no haciéndolo así, debemos por ellouna explicación.

En primer lugar, el carácter de esta publicación nosimpide sentar bases ni programas; en ella caben todaslas ideas sobre arle , y todas las inteligencias puedenexponer en sus colunias las más conformes con susdoctrinas filosóficas; por esto nuestro arlículo-prcám-bulo sería uno de tantos, y nunca podría servir de in-troducción á los variados asuntos que hayan de tra-tarse en esta sección.

• Por otra parto, nadie peor que el que firma estas lí-neas llenaría con acierto el referido objeto, por lo cualqueda por entero á plumas más expertas y á más au-torizados nombres , limitándonos hoy , por nuestraparte, á dar á conocer á nuestros lectores un notableproducto del arto arquitectónico contemporáneo, queestamos seguros ha de agradar.

Es este, aunque pequeño, bello monumento, uno delos variados sepulcros que desdo hace pocos años vie-nen construyéndose en los cementerios de Madrid , yespecialmente en el llamado de San Isidro; mas antesde entrar de lleno en su descripción ,' séannos permi-tidas algunas breves consideraciones.

En todas épocas y lugares la memoria de los muer-tos y sus restos han sido objeto de veneración por partede sus allegados , los cuales procuraron en un princi-pio sustraerlos al alcance do los instintos carnívorosdo los animales, enterrándolos. Al hacer esto, es claroque de la tierra sacada para el enterramiento sobrabaun volumen igual al del cuerpo enterrado, ó más bienmayor, por el aumento producido por la disgregaciónde las materias terreas, y echado esto sobrante sobrela sepultura, se formaba un montecillo ó túmulus quemarcaba distintamente el lugar en que se habia enter-rado el cadáver. De aquí nació indudablemente la ideade la tumba, dando primero forma regular al túmulusy embelleciéndole más tarde.

Reseñar aquí, aunque fuera brevemente, la historiade las tumbas; expresar la importancia que tuvieronen el Egipto, donde parece que su construcción era elobjeto más importante de la vida; describir las de losGriegos, Etruscos y Romanos; hacer ver los cam-bios de forma y de carácter por que estos monu-mentos han pasado hasta nuestros días , caráctertriunfal, por decirlo así, hasta el siglo xvr en queadquirieron el fúnebre , poco conforme en verdad conlas creencias cristianas; expresar también los diferen-tes sistemas de sepelio respecto á los cadáveres, talescomo el embalsamamiento egipcio, la incineraciónromana, la colocación del cuerpo en cajas , etc., hastala moderna combustión ó volatilización de los cuerpos,cuestión del dia y objeto de controversias, ensayos yproyectos, sistemas que tanto pueden hacer variarlos recursos del arte al ejecutar las construcciones quecontengan los restos mortales; hacer todo esto, deci-mos , nos obligaría á dar al presente artículo una ex-tensión desmesurada y sin objeto, puesto que no esmateria desconocida para la mayor parte de nuestroslectores, y pudiera parecer que querían hacerse pornuestra parte alardes de erudición.

No es este nuestro propósito , y por tanto lo omiti-mos, pasando á tratar solamente del enterramientomoderno en nuestro país.

Dos sistemas hay adoptados para efectuarle: el ver-dadero enterramiento, ó sea depositar el cadáver bajotierra, haciendo ó no construcciones subterráneas parapreservarle y darle más decoro, y marcando luego elsitio de la sepultura de una manera cualquiera, ó elde colocar los cuerpos superpuestos en varias filasentre paredes de ladrillo, formando las construccio-nes tan usadas en España bajo el nombre de galeríasde nichos.

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ANALES DE LA CONSTRUCCIÓN Y DE LA INDUSTRIA.

No hay necesidad de demostrar que en las condi-ciones en que, por lo general, se ejecutan estas gale-rías, el arte , la higiene, el decoro y hasta la religiónlas rechazan, puesto que no sólo no se respetan con-venientemente los cuerpos humanos encerrados entreínfimos materiales empleados con la mayor economía,por lo cual la obra por ellos formada no asegura ennada la inviolabilidad y perpetuidad do la tumba,pues una construcción tan perecedera arrastrará ensu ruina, próxima por desgracia, los restos á ellaconfiados para su custodia, confundiéndolos entre síy con los escombros y exponiéndolos á todo género deprofanaciones, sino que también, en el período de sudescomposición, contenidos en un pequeño espacio losgases deletéreos que de ellos se desprenden, y no pu-diendo ser absorbidos más que en insignificante can-tidad por las paredes de los nichos, á diferencia de loque se verifica en las tierras, buscan una salida, quecasi siempre encuentran, é impregnan el aire demiasmas contrarios á la higiene y causa posible deenfermedades y epidemias.'

Por último, en este sistema de sepultura el arto sehalla limitado , lo cual no sucede en el del verdaderoenterramiento, bien sea individual, bien en agrupacio-nes por familias, erigiendo panteones aislados , en loscuales, si alguna vez se emplean los nichos, es cons-truyéndolos bajo otras condiciones de seguridad y de-coro muy distintas de las que tienen las galerías co-munes, con las cuales pueden admitirse. En todos estosmonumentos, desde la sencilla y aun tosca cruz domadera y la modesta lápida, hasta la soberbia tumbade otro mausoleo , halla el genio espacio dilatado enque desplegar su vuelo, puesto que aquí caben todogénero de manifestaciones artísticas , en todos los es-tilos, con toda clase de materiales y en cualquier gra-do de riqueza, de lo cual son buena prueba los cemen-terios del extranjero.

En España, y especialmente en las grandes capita-les, el sistema de galerías de nichos, que sólo tiene laventaja de ocupar poco espacio , es el que ha prevale-cido ; pero, por fortuna, de algunos años á esta partenótase una saludable inclinación hacia los enterra-mientos aislados , siendo sensible que el excesivo pre-cio de los terrenos no permita más que á ]as clasesbien acomodadas este sistema de sepelio, á cuyo des-arrollo en Madrid ha contribuido en gran parte la Sa-cramental de San Isidro, que en su cementerio, elmejor situado de la capital, ha destinado una granárea para la enajenación á perpetuidad de pequeñosterrenos en que pueden construirse panteones ais-lados; siendo lástima que, sin duda razones económi-cas , hayan obligado á estrechar las calles y las dis-tancias de los monumentos, resultando éstos muyapiñados y en desfavorables condiciones para su luci-miento.

Varios panteones, capillas sepulcrales ó tumbas hayen dicho Campo Santo dignos de ser conocidos, lo cualnos proponemos hacer, empezando hoy por uno pro-yectado y dirigido por el reputado arquitecto DonAgustín Ortiz. y Villajos, muy conocido ya por serautor de otras notables obras.

Esta Capilla sepulcral fue levantada en 1868 por elseñor D. Patricio Lozano, para sí y la familia Monas-terio y Goicoechea, que es la do su esposa, y se en-cuentra situada en la manzana B de los terrenos delcementerio destinados á esta clase de enterramientos,y en el ángulo que forma la calle central con unatransversal á cuya bisectriz es normal su fachada prin-cipal ó frente. El monumento está construido, comoverán nuestros lectores en la correspondiente lámina,en un terreno casi cuadrangular de unos 8 metros delado , y cuya superficie es de 54 metros cuadrados, ósean 700 pies superficiales próximamente.

Su emplazamiento está en la dirección de la diago-nal del terreno de SO. á NE., formando un pequeñochaflán en el primer ángulo , por donde tiene su en-trada; todo el perímetro está rodeado por una sencillabarandilla de hierro, sostenida por medio de pedes-tales de piedra caliza, sobre un zócalo de granito for-mando una plataforma más elevada que el nivel delterreno , la cual sirve de asiento á la Capilla, permi-tiendo , por su elevación , el que se abarque mejor suconjunto.

Las condiciones ó deseos del fundador al construireste panteón, fueron: que pudiera celebrarse dentro elsanto sacrificio de la Misa; que los enterramientos sehicieran en la misma Capilla, y que ésta estuviera ro-deada por un pequeño jardín: y á tales condiciones hatenido que satisfacer el arquitecto, contando con unpequeño terreno y teniendo que cumplir la ineludibledisposición eclesiástica de que los enterramientos nopueden estar á menor distancia de cuatro codos (unos4 pies próximamente) del altar donde ha de celebrarsela Misa. Por esto tuvo necesidad de disponer dos cuer-pos laterales para dichos enterramientos, que unidosal resto del edificio cumplieran con la expresada con-dición , por lo cual puede considerarse dividida laconstrucción en dos partes : la Capilla propiamentedicha, y los enterramientos laterales, que se mani-fiestan al exterior con monos altura y menor longitud.

Mide el frente, en que se comprende tanto el cuerpocentral como los laterales, 5 metros de línea, y otros 5el costado; pero de esta dimensión, 3m,70 solamenteocupan los cuerpecillos, salientes un metro de la Ca-pilla. La altura total del edificio, sin la crestería, esde 5m,50, y en los enterramientos 4 metros, enten-diéndose que todas estas medidas son exteriores.

Su construcción, que es en todo esmerada, consisteen fábrica de ladrillo en los cimientos; zócalo do piedraberroqueña ó granito común , y el resto de piedra ca-

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ANALES DE LA CONSTRUCCIÓN Y DE LA INDUSTRIA.

liza de Novelda, en la cual está esculpida toda la de-coración; por último, las cuMerlas son de plancha deplomo sobre armadura de hierro.

En el interior, el trozo de capilla correspondiente álos enterramientos , está cubierto con una bóveda porarista peraltada, encamonada y guarnecida de yeso, yla correspondiente al altar por una poligonal tambiénperaltada y apoyada sobre dos pechinas poligonalesque parecen sostenidas por sendas columnas en losángulos interiores del testero. Una ventana circularabierta en esta última, alumbra el interior de la Ca-pilla. La separación de las bóvedas antedichas se efec-túa por un-arco ojival apoyado en columnas pareadas,y bajo el arranque de aquéllas corre por todo el inte-rior una cornisa de yeso sostenida por columnitas, consus capiteles y basas, que corresponden á los ángulosinteriores y arco.

Los paramentos laterales, como se ve en la sección,están ocupados por nichos (cinco á cada lado), en elsentido de su longitud, cerrados con lápidas de mármolnegro con las inscripciones correspondiente, separadaspor fajas de mármol blanco. Del mismo material ycolor es la mesa de altar, sobre la cual se eleva unac.ruz de mármol negro con la efigie del Divino Reden-tor esculpida en mármol de Carrara do primera clase.Todo el interior está pintado sencillamente.

El aspecto exterior de la Capilla es sumamenteagradable. Esbeltas proporciones; sobriedad de líneas;gusto en los detalles; condiciones todas que constitu-yen un lodo armónico , caracterizando su destino consencillez y elegancia. No pertenece á un determinadoestilo; domina algo el greco-bizantino con ornatos delojival, y en el interior se ven más bien las formas deesto último, pero sin rasgos dominantes que puedanservir para clasificarle; es, pues, de ese arte moderno,no formado aún, aún no definido, pero que empieza ádejarse traslucir en sus modernas creaciones, tomandosus elementos de diversas partes para fundirlos mástarde en el crisol del genio y producir una nueva ma-nera de representación artística, un nuevo estilo.

El grabado que acompaña nos dispensa do hacer ladescripción detallada del exterior, y sólo llamaremosla atención sobre las puertas, que es una de las partesdo este monumento que más carácter lo dan. Sin dudael arquitecto ha querido representar do una maneraespecial las dos principales circunstancias que debenacompañar á las tumbas: su perpetuidad y su invio-labilidad , y no ha hallado mejor manera de hacerloque construyendo sus puertas de piedra. La idea os,en nuestro concepto, feliz y expresiva.

No es en la tumba la puerta de uso continuo, ypor tanto no debe exigirse de ella las condiciones dofácil movilidad; al contrario, una vez encerrados loscadáveres, sólo el sacerdote tiene entrada en aquel re-cinto, y tal vez solamente una vez en el año ; debo in-

dicarse que aquella puerta no se abre á todas las gentes;que la comunicación con el mundo exterior cs*tá inter-rumpida; que allí no penetra el estrépito mundanal,y que presenta una invencible resistencia á los golpesde los violadores. Tales ideas se nos ocurren al con-templar aquella puerta, y aun hubiéramos proferidoel no verla perforada, si bien esto es sin duda exigidopor las necesidades de ventilación.

Esto en cuanto á la parte artística de este detalle;respecto á su construcción, debemos decir que cadahoja está montada sobre dos grandes escuadras dehierro con sus pivotes emplomados y perfectamenteunidos, sobre los que giran.

No nos parece tan feliz la idea de colocar mochue-los, como ave fúnebre, en la terminación de los án-gulos de la Capilla; estos recuerdos paganos y quepresentan á la muerte bajo un aspecto repugnante envez del que ha de tener para los fieles, deben proscri-birse de los sepulcros cristianos; por lo demás, estees un detalle insignificante que tal vez pase desaper-cibido para muchos observadores.

Por último, en el frente y en los costados hay unosgrabados formando en suma diez tableros, con el ob-jeto, no realizado, de inscribir en ellos los nombres delas personas sepultadas dentro.

Réstanos, para concluir estos apuntes, manifestarel coste que ha tenido esta construcción, sin contar eldel terreno. Este ha sido en números redondos yaproximados, el siguiente:

Rs. vn.

Albañilería 10.000Cantería, hierro y plomo 96.000Lápidas de mármol y altar . . . . 10.000Cruz é imagen de mármol 4.000Verja de hierro que rodea la

Capilla 1.800Accesorios. 2.500

Total 124.300

Madrid, Marzo de 1870.

E. M. REPULLÉS Y VARGAS.

LOCOMOCIÓN MECÁNICA.

Motores de tranvía.

• La economía que resulta de aprovechar la explana-ción ejecutada con destino al tránsito público, para lainstalación de una vía férrea, y la baratura del trans-porte en estas vías, son las causas del gran desarrolloque adquiero su establecimiento, ya como tranvías enel interior de las poblaciones, ya como ferro-carrilesde interés local-, ó ferro-carriles, de alimentación que

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ANALES DE LA CONSTRUCCIÓN Y DE LA INDUSTRIA.

enlazan con la red general los centros de producción óindustria.

Mejorar las condiciones de estas vías secundarias,sustituyendo la tracción animal por la tracción mecá-nica , es el problema industrial de que vamos á ocu-parnos.

Para los tranvías rurales, una pequeña locomotoraproyectada en vista de las condiciones especiales delperfil y del plano de la vía, satisfará en la mayor partede los casos.

En los tranvías establecidos en población, á más delas condiciones especiales que impone el trazado, lasmecánicas y económicas, comunes á toda máquina mo-tora, hay que tener en cuenta otras ajenas por com-pleto al cálculo, exigidas en todas las concesiones yrelativas á la libertad de tránsito de los peatones y ca-ballerías, á la salubridad y seguridad de la población.

Por lo tanto, se requiere una máquina sólida y demecanismo sencillo; de pequeño volumen y poco peso,pero de potencia variable entre límites extensos; flexi-ble, pero segura en su marcha; suave y dócil á la má-quina del maquinista, pero sin sacudidas ni choques;que no produzca ruidos ni dé humos ni vapores; queno cause trepidación ni esté expuesta á explosiones;que sea de fácil reparación y no requiera gran inteli-gencia para su manejo, y por último, que sea de pococoste y alimentación económica. Condiciones casi in-compatibles que complican extraordinariamente elproblema de la tracción mecánica y hasta le hacenimposible si so pretende proyectar un tipo único deaplicación universal.

Varios.son los sistemas propuestos hasta el día, perosólo dos los ensayados con éxito. Vamos á estudiar elprincipio físico en que so fundan y sus diferenciasesenciales, describiendo después el aparato Mekarski,última solución presentada.

Sistemas ensayados.

MANANTIAL DE TRABAJO MECÁNICO.

El carácter general que distingue las máquinas en-sayadas hasta hoy como locomotoras de tranvía, es lasupresión del hogar.

El manantial de trabajo mecánico que alimenta estasmáquinas, es el trabajo molecular desarrollado por lacompresión y la temperatura en el interior de unamasa gaseosa aprisionada en sus calderas. El mismoque da la fuerza y movimiento á la locomotora doferro-carril.

Para comprender la influencia que estas dos causaspueden ejercer en la producción del trabajo molecular,vamos á recordar las leyes fundamentales que rigenla constitución de la materia, como resultado necesa-rio de la teoría sobre la unidad dinámica de las fuer-zas físicas.

Admito esta teoría la existencia de un éter; sustan-cia inmaterial y continua; atmósfera que lleva en síel origen de la fuerza que envuelve el átomo y le gol-pea sin cesar comunicándole su energía y constantemovimiento, á la par que se mueve en su derredor;causa original de los fenómenos físicos que se presen-tan como manifestaciones diversas de su acción mecá-nica, no como resultado de los fluidos imponderables,hipótesis de coordinación que, como dice Lame, sonútiles á nuestra ignorancia, pero que serán destrona-das por los progresos de la ciencia.

El movimiento del átomo, primer resultado de estateoría, se comprueba por el calor que en más ó menoscantidad poseen todos los cuerpos; calor que sólo pue-de nacer por la extinción de un trabajo, reprodu-cido por una masa en movimiento.

Los caracteres esenciales de este movimiento deter-minan el estado físico del cuerpo.

La fuerza expansiva de los gases y la igualdad depresión que ejercen en todos sentidos contra las pare-des de los vasos que los encierran, son propiedades quedemuestran la existencia del movimiento de traslacióndominando al de rotación , que necesariamente ha deproducir el choque excéntrico de las moléculas en-tre sí.

A medida que un gas por presión ó pérdida de calordisminuye de volumen, se aproximan sus moléculasy se hacen más frecuentes é intensos los choques. Elchoque central transforma en calor el trabajo mole-cular ; el choque excéntrico produce calor y movi-miento de rotación.

El efecto de la presión ó de la pérdida de calor esdisminuir el trabajo molecular; aumentar la fuerzaviva de rotación á expensas de la traslación; disminuirla amplitud de las trayectorias de traslación, y aumen-tar la velocidad. Guando el cuerpo llega al estado lí-quido, supone la teoría que las trayectorias de trasla-ción son curvas cerradas; por lo tanto, el movimientode rotación queda dominante.

Por último, si las causas originales de esta trans-formación déla materia continúan actuando, se apro-ximan más las moléculas, se reduce su esfera libre deacción y se disminuye la amplitud de las trayectorias;es decir, aumenta la fuerza viva de rotación. Cuandoesta fuerza viva llega á su límite; cuando aniquila elmovimiento de traslación, se presenta el estado sólido;sus moléculas se mueven con inmensa velocidad encurvas cerradas de amplitud mínima, es decir, vibransin cesar.

Deducimos de aquí que los primeros elementos dela materia, los átomos, están dotados de inmensafuerza, de energía, y en continuo movimiento.

El producto de su masa por el camino que recorrenes el trabajo elemental que desarrollan.

La suma de los trabajos elementales desarrollados

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ANALES DE LA CONSTRUCCIÓN Y DE LA INDUSTRIA.

por los átomos de un cuerpo ó su integral, es el tra-bajo molecular correspondiente á su masa.

El manantial de trabajo que aliméntalas máquinasindustriales, es este trabajo molecular. La fuerza quele produce es la energía de la materia.

Acción mecánica de los gases. Los tres osladosfísicos de los cuerpos dependen de la naturaleza delmovimiento que tienen sus moléculas: en la moléculagaseosa domina el movimiento de traslación; en la lí-quida la rotación. La sólida es por esencia vibrante.

Si fuera posible tomar el cuerpo cuyas moléculascaminasen sin choques en dirección rectilínea y para-lela, desaiTollarian un trabajo exactamente igual á lasuma de los trabajos elementales. Encerrado estecuerpo en un cilindro motor, las paredes laterales nosufrirían presión alguna, en tanto que el émbolo re-cibiria por completo el trabajo molecular y lo trasmi-tiría íntegro á los mecanismos. -

El estado gaseoso es el que más se aproxima á esteestado ideal; la pérdida de trabajo y de movimientode traslación por el choque es menor en el gas que enel líquido ó el sólido.

Por lo tanto, si queremos emplear directamente elIrabajo molecular como motor, debemos pedirlo á lamasa gaseosa.

Si en el cilindro motor ocupado por el cuerpo idealque hemos supuesto en el ejemplo anterior duplica-mos el número de moléculas animadas todas por lamisma energía que las ya existentes, el trabajo queactúa sobre el émbolo se duplicará.

Si conservamos el mismo número do moléculas,pero duplicamos la fuerza que las anima, el trabajose duplicará también.

Duplicando el número do moléculas aumentamosla masa encerrada en el volumen del cilindro , y es-trechamos los espacios que las separan, es decir,aumentamos la densidad.

Duplicando la fuerza aumentamos la energía de lamateria. Luego toda causa exterior que aumento ladensidad ó la energía, aumenta el trabajo molecular.

El trabajo molecular está, pues, en relación directacon la densidad y la energía de la materia, es decir,con la presión y la temperatura.

La compresión y el calor son las dos causas exte-riores que empleamos para producir trabajo mecánicoen las máqiiinris empleadas corno locomotoras.

Locomotoras. Todo aparato locomotor consta decualro partes esenciales. El hogar, generador de tra-bajo mecánico; la caldera, generador de vapor ve-hículo del trabajo; la cúpula de vapor ó depósito delIrabajo, y el mecanismo molor, trasmisor del mismo.

Las locomotoras empleadas en los ferro-carriles lle-van en sí dichas cuatro parles esenciales: las que sohan propuesto para los tranvías, ni producen el tra-bajo molecular, ni el gas que les sirve de vehículo; lle-

van el mecanismo motor y grandes depósitos de tra-bajo mecánico, alimentados con cantidad suficientepara el trayecto que han de recorrer, por los genera-dores fijos en la estación.

Los sistemas ensayados so diferencian principal-mente en el gas empleado como vehículo del trabajo.

El primero, Locomotora sin hogar, sistema Lamm,tiene un depósito ó caldera de palastro de Om ,OOG doespesor, Om,91 do diámetro y 2m,90 de longitud. Paraalmacenar en este depósito de 2,65 metros cúbicos decapacidad, el trabajo necesario á un recorrido de 15kilómetros eleva la temperatura del vapor á 193° y supresión á 12 atmósferas.

Esta máquina Lamm, perfeccionada por Francq,presenta un segundo tipo de este sistema, sin diferen-cia esencial con el primero.

El tipo único del segundo sistema es la Máquinade aire comprimido de Mekarski, ensayada última-mente en París, y la que presenta la solución mássatisfactoria del problema de la tracción mecánica enlos tranvías.

Motor de aire comprimido.

SISTEMA MEKARSKI.

(Lámina II.)

Los últimos ensayos de esta máquina se practicaronen París entre Gourbevoie y el arco de la Estrella,recorriendo en ida y vuelta una extensión do 7,500metros.

El aparato fue colocado en uno de los coches de lacitada línea, en la disposición que indican las figu-ras 2.a y 3.a, cargando los dos tercios del peso sobre eleje motor.

Los resultados de las experiencias fueron satisfac-torios. El maquinista puede detener ó poner en mar-cha el vehículo, acelerar ó retardar el movimiento, yejecutar todas las maniobras sin esfuerzo ni sacudi-das , con gran rapidez y facilidad.

El único dato práctico deducido se refiere á la can-tidad de aire comprimido á 25 atmósferas, necesariopara recorrer un kilómetro.

Las diferencias esenciales que distinguen la má-quina Mekarski de la máquina Lamm, son las si-guientes:

El primero emplea como fluido motor el aire com-primido , mezclado con vapor, y posee un depósito deairo comprimido ó de trabajo molecular, producidopor presión ; y otro de agua caliente y vapor ó depó-sito de calor.

El segundo emplea el vapor recalentado, y una solacaldera le sirve de depósito para el trabajo moleculary el calor.

Establecidas estas diferencias, y explicado anterior-mente el principio físico en que ambos sistemas se

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ANALES DE LA CONSTRUCCIÓN Y DE LA INDUSTRIA.

fundan, pasemos á la descripción del aparato Me-karski.

Descripción del aparato. Se compono de tros partesprincipales: 1.a dos gasómetros ó depósitos do airecomprimido; 2.a la caldera ó depósito de calor, y 3.a elregulador.

Depósitos. (Figs. 2.a y 3.a) El principal AA... de1500 litros de capacidad, es la formado de varios ga-sómetros cilindricos (fig. 4.a) de sección recta circular,terminados por casquetes esféricos; su diámetro va-ría de Om,40 á O™,30; están construidos de palastro, deO™,0065, unos con soldadura, otros cosidos perfecta-mente á fin de evitar todo escape, suspendidos del bas-tidor y colocados normalmente á los largueros.

Estos gasómetros se comunican por tubos de cobreencorvados en bucle (fig. 5 . a ) , disposición que ofrecegran elasticidad á las trepidaciones del bastidor.

El segundo depósito A'A', de 500 litros de capacidad,constituye la reserva; se compone de dos gasómetroscolocados verticalmente en la plataforma anterior allado de la caldera B. Su principal objeto es conservaraire á la presión de 25 atmósferas para salvar las pen-dientes fuertes en el caso de que el gasómetro principalpor efecto del gasto no tenga suficiente presión.

Caldera. (Fig. 1.a) Es de palastro de Om,0065 de es-pesor y Om,350 de diámetro; tiene un indicador donivel NN', y su manómetro m' que recibe el gas porel tubo I'.

Regulador. El aparato S colocado sobre la caldera(ñg. 1.a), es un regulador de presión con diafragmay resorte de airo comprimido. Está dividido en doscuerpos cilindricos que se unen en S por fuertestornillos. El primero G, es la cámara de resortede aire comprimido ; el segundo E, la cámara de dis-tribución. Un diafragma los separa, y éste se cierrapor un émbolo de gran superficie cuya varilla terminaen una válvula cónica que tiende constantemente á ta-par la comunicación de la caldera con la cámara dedislribucion.

La cámara de resorte recibe el aire comprimido dela caldera, y la presión se regula desde el exterior porel volante V, íntimamente unido á la varilla t del ém-bolo chupón ó válvula del tubo de admisión.

Carga de la máquina. Supongamos el cocbe en laestación de alimentación , con todas sus llaves cerra-das , y colocado en la proximidad de los depósitos deagua caliento á 180" y de aire comprimido á una pre-sión superior á 25 atmósferas. Se carga la caldera Bde agua caliente por la llave R3 (un volumen de 70á 80 litros de agua se considera suficiente para ungasto de 1.500 litros de aire). Cerrada la llave R3,se pone la caldera en comunicación con el depósitode aire por un tubo que se enchufa en la caja de lallave Rs. Se coloca la llave de tres vías R1 , comuni-cando con la caldera y con el tubo uu; se abre la

llave R2, y el aire comprimido pasa por R2, R1, uu algasómetro principal; cuando el manómetro m' indi-que la presión de 25 atmósferas, se gira la llave R1

abriendo oí paso por el tubo XX al gasómetro dereserva, que se carga también á 25 atmósferas, ycuya presión está indicada por el manómetro m. Cer-rada la llave R', so abre el paso del tubo uu á la cal-dera , el aire comprimido pasa por el tubo Z, salepor su extremo inferior y atraviesa toda la masa lí-quida, tomando su temperatura y mezclándose con suvapor.

Presión de gasto. Cargada la máquina, se pone ála presión de gasto por medio del regulador. Se elevael émbolo chupón girando el volante V, la mezcla deaire comprimido y vapor pasa de la caldera á la cá-mara de resorte C, donde adquiere una tensión indi-cada por el manómetro m". El aire comprimido en Cproduce sobre la cara superior del émbolo que cierra eldiafragma un esfuerzo igual á la presión multiplicadapor su superficie; sobre la cara inferior obra por el in-termedio de la varilla, que le une con la válvula có-nica, un esfuerzo representado por la superficie de éstamultiplicada por la presión en la caldera. Siendo mayorel primer producto por la gran superficie del émbolorelativamente á la de la válvula cónica, desciendoaquél y abre paso al aire comprimido de la calderaque se precipita en el distribuidor E, donde adquiereuna presión igual á la diferencia de los dos productosdividida por la superficie libre do la cara inferior delémbolo. Esta es la presión de gasto, variable á volun-tad del'maquinista, porque depende de la presiónen C, pero constante automáticamente, porque en elmomento en que disminuya en el distribuidor, bajaráel émbolo, se abrirá la válvula cónica, y pasará nuevacantidad do aire comprimido á la cámara E, hastaequilibrar el esfuerzo ejercido sobre la cara superiordel émbolo.

Máquina en marcha. Cargada la máquina, si seabre la llave R, la mezcla de aire y vapor pasará porel tubo g á los cilindros, y en éstos obrará de la mismamanera que el vapor en una máquina locomotora.

El aire comprimido pasará durante la marcha de losgasómetros por el tubo uu.ó por el XX, y las llavesR1 y R2 al tubo Z ; atraviesa la masa liquida, llega ála cúpula de la caldera, pasa al distribuidor E, y porla llave R y el tubo g á los cilindros.

Establecimiento. Para establecer una explotacióncon máquinas Mekarski, se necesita como primer datola cantidad de aire comprimido que un vehículo puedecargar; conocida ésta, y en vista de las condiciones deviabilidad de la línea, calcular la distancia que con lafuerza disponible se puede recorrer, á fin de fijar elemplazamiento de las estaciones de alimentación. Delas últimas experiencias practicadas en París, se hadeducido un gasto do 200 litros de aire comprimido

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á 25 atmósferas como término medio del gasto kilo-métrico.

A fin de aumentar la distancia entre estaciones, con-viene observar que el límite de la carga de aire com-primido de un vehículo á igualdad de volumen, de-pende de la presión; ésta tiene su límite en la resis-tencia de los gasómetros, y á igualdad de presióndepende del volumen de éstos. Es por lo tanto de lamayor importancia construir los gasómetros perfecta-mente impermeables al aire, del metal maleable másresistente,, estudiar su forma cambiando su seccióncircular por la sección elíptica, á fin de obtener elmáximo volumen con la mínima superficie, disminu-yendo el poso muerto, y darles la máxima longitudposible, colocándolos á lo largo, debajo del bastidory debajo do los asientos.

Estaciones. Conocido el volumen de los gasómetrosque el coche ha de llevar, se deduce la distanciamáxima á que se pueden colocar las estaciones de ali-mentación.

Además de los edificios indispensables en una esta-ción do un tranvía, prescindiendo de los que se dedi-can al ganado, el sistema Mckarski exige una máquinade v¿ipor de expansión y condensación,.cuya fuerza secalculará, en vista de la frecuentación de la vía ó delnúmero de coches en servicio. Esta se empleará enmover las bombas de compresión que inyectan aireen los gasómetros fijos á una presión superior á 25atmósferas. Exige también una caldera de gran volu-men que contenga agua caliente á una temperaturasuperior á 180°, y los talleres consiguientes para lareparación y limpia de las máquinas.

Las máquinas Mekarski si bien no han recibido aúnla sanción de la práctica, se comprende que puedenprestar grandes servicios en los tranvías establecidosen las poblaciones. Es sencilla, y por lo mismo depoco coste; no tiene ningún mecanismo delicado queexija frecuentes reparaciones; no requiere gran inteli-gencia para su manejo; y es dócil á la mano del ma-quinista. Por efecto de los gasómetros do reserva,puede en un momento dado desarrollar gran potencia:por la proximidad de los ejes de las ruedas y su pe-queño diámetro puede correr en curvas de 20 metrosde radio; es de pequeño volumen y poco peso, sepuede colocar en lodos los coches de tranvía hoy enuso; y no da vapores ni humos, ni produce ruidos. Laúnica objeción seria que se ha presentado para su em-pleo en población, es el temor de las explosiones, tanfunestas en las calderas de vapor; pero este temor escompletamente infundado. El máximo volumen quepodrá alcanzar el aire en el momento de la explosiónes de 25 veces el suyo, volumen insignificante compa-rado con el que se produce en los generadores de va-por, en los que la explosión rara vez es ocasionada porla tensión de vapor ya formado y sí por la vaporiza-

ción rápida del agua, que multiplica por 4.000 su vo-lumen. Además, si este peligro existe, so presentaráen el instante de la carga, cuando los gasómetros y lacaldera repentinamente se ponen á su máximo de pre-sión , pero nunca en marcha; cuando todas las causasque obran sobre el aire comprimido tienden á dismi-nuir su tensión, ya por efecto del gasto, ya por el en-friamiento que producen en marcha las corrientes doaire; pero aun cuando estas explosiones se presentaranen el momento de la carga, no serian producidas porun exceso grande de presión, ni sus efectos serian con-siderables.

En el caso en que el palastro por la oxidación, eldesgaste ú otra causa cualquiera presentara un puntodébil, se producirla un escape con silbido que avisarlaal maquinista; y su máximo efecto sería, disminu-yendo la tensión del gas, parar la máquina.

Coste de tracción. Partiendo del dato obtenido parael gasto, 200 litros por kilómetro, y teniendo en cuentaque la compresión de un metro cúbico de aireá 25 atmósferas equivale teóricamente á un trabajode 570k,000; suponiendo que el consumo de carbón dela máquina fija de expansión con condensación yde 50 caballos, sea de lk,5 por caballo y por hora,resultan 12 kilogramos de carbón por metro cúbicode airo comprimido, ó sea 0,38 de peseta, y para200 litros resulta un coste kilométrico de 0,076 depeseta.

La tracción animal en un tranvía cuesta en términomedio 0,29 de peseta por caballo y por kilómetro, ó0,58 de peseta por el tronco.

Piesulta, pues, una economía de 0,504 de pesetarespecto al empleo de las caballerías. Sin embargo, losdatos suministrados por la experiencia no son bastan-tes aún para poder decidir del sistema bajo el puntode vista económico , por más que desde luego se pre-senta favorable á la máquina de aire comprimido.

En resumen, puede decirse que el sistema Mekarskisatisface á las principales condiciones exigidas á unamáquina que ha de circular por la vía pública, y elestudio detenido de su instalación y empleo le haráventajoso bajo el punto de vista económico y aplicableen muchos casos.

ENRIQUE F. VILLAVERDE.

ALUMBRADO DE LOS FAROS CON LOS ACEITES MURALES.

i.1. CONSIDERACIONES GENERALES. — Los aceites mi-

nerales han reemplazado hoy á los grasos, en el alum-brado de los faros de casi todas las naciones, en las

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cuales esto servicio existe establecido; sólo Españacontinúa apegada al antiguo sistema, con gran per-juicio del servicio y de la economía. Ya desde 1869,la Comisión de Faros propuso por primera vez la re-forma, y continúa aprovechando cuantas ocasionesse le presentan, de aconsejar al Gobierno el plantea-miento de tan beneficiosa medida.

En 1873, con motivo del informo pedido por el Mi-nisterio de Fomento , sobre un nuevo regulador paraeste género de alumbrado, volvió aquella Corpora-ción á reproducir su escrito de 1869 , estableciendo lamarcha que convendría seguir para llevar á cabo latrasformacion del antiguo en el nuevo sistema, sincausar perturbación en el servicio establecido. Lareforma, por lo lanío, no se liará esperar, y vamos áresumir brevemente cuanto se refiere á este génerode alumbrado, para que llegue á noticia do los quetienen á su cargo tan importante ramo del serviciode las obras públicas, terminando el trabajo con unaexposición de las ventajas de la reforma, y de los me-dios más oportunos para plantearla.

2. PROPIEDADES DE LOS ACEITES MINEBALES. — Losaceites minerales están formados por una mezcla dehidro-carburos, y difieren esencialmente de los aceitesgrasos, asi en su composición química, como en suspropiedades. Los aceites grasos son fijos, viscosos, sedescomponen difícilmente por el calor, y necesitan,para arder, esta descomposición previa, que los tras-forma en gases. Los minerales se convierten fácil-mente en vapor, carecen de viscosidad, tienen unolor fuerte y un sabor acre. No entra el oxígeno ensu composición, mientras que los cuerpos grasoscontienen un 10, y algunos hasta 17 por 100; el car-bono, mucho más abundante en aquéllos, es un 92á un 96 por 100, cuando en los últimos apenas llegaá un 80. Este simple enunciado,.hace ver que las lám-paras usadas en el alumbrado por- medio de los acei-tes minerales, ha de satisfacer á condiciones dife-rentes de las destinadas á alumbrar con los aceitesgrasos.

Son grandes las ventajas de estos aceites, que danuna luz clara, brillante, y cuya mecha puede ardermucho más tiempo sin necesidad de renovarla. No seenrancian ni fermentan; mejoran envejeciendo ypierden su olor. Su precio es más barato., casi la mi-tad do el de los aceites grasos ¡ dan una llama menoselevada que éstos, con menor divergencia en los apa-ratos ; pero en cambio están más expuestos á dar humoá poco que la corriente de aire varíe. Estos aceites sehan generalizado bastante, en el uso doméstico, en elalumbrado de algunas poblaciones, y en Francia enlos faros de todos los órdenes desde 1873.

Los aceites minerales se expenden en el comerciobajo diversos nombres (aceite de esquisto, petró-leo, etc.), y son más ó menos puros, según que la

destilación so ha hecho mejor ó peor. Los que han sidoimperfectamente destilados, dan mal olor y son emi-nentemente inflamables á bajas temperaturas, fiján-dose por algunos el límite de 38° centígrados, para losque pueden usarse sin riesgo de explosiones; límiteque generalmente se hace subir á 50°. El Gobiernofrancés ha usado, durante muchos años, sin gravesaccidentes, en oí alumbrado de faros aceites que dabanvapores inflamables á 26"; pero hoy exige, como límitede la inflamabilidad, la temperatura de 60°, excedidaúnicamente por la parafina de Escocia de Mr. Brown ,que no los da hasta 72°.

El aceite mineral, cuando es puro, debe tener un co-lor paja ó amarillo claro, y una densidad de 0,80 porlo menos, y no exceder de 0,84. Si está mal destilado,contiene una cantidad grande de nafta y de otras sus-tancias que lo hacen más ligero , y cuyos vapores, áuna temperatura baja, producen, inflamándose, ex-plosión. No se crea, sin embargo, que por ser másdenso el petróleo tenga mejor calidad; pues esto podriaindicar que contiene otros cuerpos que lo hacen pocoá propósito para arder bien, por la dificultad de subiren la mecha; para esto importa mucho que el lí-quido tonga una gran fluidez, lo cual no se consiguecon los aceites muy pesados. Para hacerlos ligeros,suelen adulterarlos en el comercio con la bencina yotras esencias, que lo hacen eminentemente inflama-ble, y lo mismo sucede cuando ha sido mal desti-lado. La densidad de los aceites ensayados en Fran-cia por la Comisión de faros, variaba desde 0,818á 0,834.

Aunque hemos señalado el número 0,800 para ellímite inferior de la densidad de los aceites minera-les , no pretendemos desechar otros que difieran algode la densidad tipo : el petróleo es un compuesto de

•varios hidrocarburos, que se volatilizan á distintastemperaturas, desde 15° hasta 250°, y cuyas densida-des varían de 0,650 á 0,900. Todos los que poseen unadensidad inferior á 0,780 se consideran como esencias,y los que exceden de 0,840 como aceites pesados ógrasas; los productos intermedios son los únicos acei-tes de arder.

La densidad no basta para conocer la calidad delaceite; el producir vapores inflamables á bajas tem-peraturas, hace extremadamente peligroso su uso,cuando no se toman las precauciones necesarias y elaceite no está bien purificado. El grado de inflamabi-lidad del aceite depende de la cantidad de vapor queemite á la temperatura ordinaria, y este vapor, mez-clado con el aire, puede dar origen á una mezcla ex-plosiva. El peligro de explosiones no depende sólo dela cantidad de vapor, sino también de las condicionesen que-se produce. Si se diluye en una gran masa deaire; si existen corrientes que lo esparcen por la at-mósfera , el riesgo desaparece; al paso que es muy de

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temer en las lámparas ó recipientes cerrados, endonde se mezcla con oí aire; pero es evidente que,en igualdad de condiciones, el aire absorberá tantomenos vapor cuanto mayor tensión tenga éste, y porlo tanto, quedará libre mayor cantidad para producirinflamación. Para comprender la influencia en la eco-nomía del alumbrado de una buena destilación, da-remos á conocer el hecho siguiente: un petróleo natu-ral de Pensilvania, perdió al cabo de ocho dias cercadel 26 por 100, y el 35 á los cuarenta y dos, máximodel cual no pasó. El mismo, rectificado, é hirviendoá la temperatura de 120" centígrados, perdió sóloel 14 y 25>í por 100 respectivamente en aquellosplazos.

De aquí se deduce la importancia que tiene, aunprescindiendo del riesgo á que expone su uso, el em-pleo de buenos aceites, y bien purificados, en la eco-nomía del alumbrado, pues la pérdida es enorme yel gasto aumenta en proporción, con aceites de malascondiciones.

Urbain y Salieron hicieron ensayos con esencias yaceites minerales de densidades versas, de los cua-les dedujeron el siguiente cuadro, para demostrarla influencia de la densidad en la tensión del vapor ála temperatura ordinaria, y por lo tanto, en el gradode inflamabilidad del petróleo:

Densidades á 15°.

Tensiones del va-por á 15°, enmilímetros de

0,812

0

0,797

5

0,788

15

0,772

40

0,762

85

0,756

125

0,735

410

0,695

390

0,6800,650

1,185 2,110

El cuadro anterior demuestra qué enormes diferen-cias en la tensión acusa la diferencia de densidad.Una variación en ésta, desde 0,812 á 0,650, hace su-bir la tensión desde cero .hasta la representada por elpeso de una columna de 2 metros de agua. Sin em-bargo, realmente no so han examinado compara-tivamente los aceites minerales más usados hoy enel alumbrado, especialmente la parañna de Escocia,los cuales tienen todos densidades superiores á 0,800;y la mayor parte de los que figuran en el cuadro sonverdaderas esencias. Por eso no debemos extrañar lasanomalías que más adelante haremos notar, y queestablecen una independencia absoluta (dentro de loslímites ordinarios) entre el peso específico y la infla-mabilidad del aceite.

Urbain y Salieron quisieron averiguar tambiéncómo vanaba, un mismo aceite, en la tensión con latemperatura. Escogieron para los experimentos unaceite tipo, análogo á los buenos aceites usados en elalumbrado, extraído de la destilación de 2.500 litrosde petróleo bruto. La siguiente tabla da, para esto

aceite tipo, la relación entre las temperaturas y lastensiones correspondientes:

Tempera-tura.

0°123456789

1011

Tensionesdel vapor enmilímetrosde agua.

34,53637,5394143454749515355

Tempera-ratura.

12°1314151617181920212223

Tensionesdel vapor enmilímetrosde agua.

575961,564677073767982,58690

Tempera-tura.

24"252627

2829303132333435

Tensionesdel vapor enmilímetrosde agua.

95

100105110116122129136144153163174

Debemos hacer notar que la tabla anterior, dedu-cida del ensayo del aceite mineral ordinario, aunquede buena calidad, no sirve para la par afín a de Escocia,que es el más generalmente usado en el alumbradode faros; pero da una idea de la manera de variar ladesidad y la tensión con la temperatura. En el casode no poder utilizar la parafina, será bueno un aceitemineral cuya tensión, á la temperatura ordinaria, noesceda de 50 á 60 milímetros.

Según se ha dicho, los aceites minerales purifica-dos se obtienen por la destilación, á una temperaturaque varía entre 150° y 300° centígrados, ó por términomedio 200° Es importante conocer la tempetatura dela ebullición, porque, aunque no le sea proporcional,guarda con ella alguna relación el grado de inflama-bilidad ; y sobre todo, por las pérdidas por evapora-ción, tanto mayores, cuanto más baja sea la tempe-ratura á que comienzan á hervir. He aquí las pérdi-das totales que, petróleos destilados, han sufrido den-tro de una habitación á 16° de temperatura:

Punto de ebullición.

100°120

150200250350

Pérdidas por 100.

100,00

44,50

31,508,500,250,00

También debemos distinguir la temperatura á queu-n líquido da vapores inflamables, do aquella en queel líquido mismo arde; ésta es siempre superior á

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ANALES DE LA CONSTRUCCIÓN Y DE LA INDUSTRIA. 13

aquélla. El siguiente cuadro es el resultado de expe-riencias hechas con objeto de conocer la relación en-Ire los anteriores elementos:

1

T E M P E R A T U R A D E

146°142135128145132

INFLAMACIÓN DE

los "vapores.

45°

42

30

30

5031

el aceite.

6G°4942406541

El cuadro anterior confirma lo dicho antes, pues sibien, por regla general, á mayor temperatura de ebu-llición , corresponde temperatura más alta á la infla-mación, no es cierto el hecho cuando las diferenciasson pequeñas y los petróleos de distintas proceden-cias. Así, yernos que los números 3.° y -i.0, que danvapores inflamables á la misma temperatura, hiervená temperaturas que difieren 7°. Los números l.°y 5.°,y los 3.° y 6.", están encontrados, siendo superior latemperatura de la ebullición en aquellos que máspronto se inflaman.

Iguales resultados se han obtenido en los ensayospracticados en Francia, en el Depósito central de faros.Los petróleos de Buxieres, Colombe, y la parafina deEscocia, con densidades respectivamente de 0,833,0,834 y 0,832, es decir, iguales ó casi iguales, danvapores inflamables á 29",. 42" y 72". Las temperaturasde la ebullición son 152°, 168° y 205°. El mínimo deestos números para los aceites ensayados fue de 140",y el más elevado, exceptuando laparañna, de 174°:este aceite hierve á 205".

3. PRUEBAS CON LOS ACEITES MINERALES. — Su den-sidad es, según se ha visto, uno do los elementos queconviene determinar en el petróleo, y debe estar com-prendida dentro do los límites antes señalados. Elpliego do condiciones francés redactado para este ser-vicio, fija la densidad entre 0,810 y 0,820, á la tem-peratura de 15°.

En todos los faros existen balanzas, frascos y cuantosea necesario para determinar la densidad, por cual-quiera de los métodos usuales: tampoco el areómetroes un aparato cuyo coste impida tenerlo en todos.F. Bonny ha propuesto usar como tipo un aceitemuy puro, teñido do un color cualquiera. Tomandocon una pipeta una gota de este aceite, y depositán-dola en el interior del que se examina, se conoceaproximadamente la densidad, con relación á esteaceite tipo: según suba, descienda ó permanezca es-

tacionaria la gota, la densidad será menor,.mayor óigual á la del aceite elegido como término de compa-ración. La rapidez del ascenso ó del descenso bastapara juzgar si se aparta mucho ó poco de la densidadreglamentaria.

El grado de inflamabilidad del aceite debe averi-guarse con gran exactitud; y previamente á todo en-sayo, se verterá una pequeña cantidad en un plato,aplicándola luego un cuerpo inflamado; si es buenoel aceite no arderá, y sumergida la luz en el líquido,ésta se apagará.

En general, el petróleo puro no debe dar vaporesinflamables á una temperatura menor de 50°; la Ad-ministración francesa señala 60°, como límite inferior,para el servicio de sus faros. He aquí un procedi-miento más sencillo para obtener esta temperatura sinel auxilio del termómetro. Se mezclan dos partes deagua hirviendo con una á la temperatura ordinaria;se echa la mezcla en una taza, y encima una cucha-rada del aceite mineral, que sobrenada; si el aceitese inflama cuando se le aplica una cerilla encendida,entonces debe desecharse; pero no se inflamará siestá bien destilado y carece de carácter explosivo.Debemos hacer notar que, teóricamente, la tempera-tura debiera ser mayor; pero escasamente la alcan-za, teniendo en cuenta las pérdidas de calor, porel contacto con la vasija, la atmósfera, la evapora-ción, etc.

Si se tiene un termómetro, entonces es más exactohacer uso de él, introduciéndolo en el aceite mineral,cuya temperatura se va elevando poco á poco, mante-niendo cerca de la superficie del líquido una cerillaencendida. Guando llega el momento de la inflama-ción, se anota la temperatura á que se verifica. Comoes incómoda, y hasta pudiera ser peligrosa, la opera-ción, Casartclly ha propuesto para el ensayo delaceite mineral un aparato muy exacto y sencillo, quereúne las condiciones del anterior procedimiento, sinsus inconvenientes y riesgos. Consiste en un pequeñodepósito de hojadelata, con dos tubos, por uno delos cuales se introduce un termómetro, y en el otrose coloca una mecha; el depósito se llena de aguahasta cerca de la bola del termómetro, y el resto conel aceite que se quiere ensayar. Se enciende despuésla mecha, y por medio de una lámpara se calienta elagua hasta que, elevándose la temperatura del aceite,despide vapores que, inflamándose, producen unaligera explosión que apaga la luz: se anota la tempe-ratura que en aquel instante marca el termómetro; sies inferior á 50°, por ejemplo, debe desecharse elaceite mineral. El aparato lleva además una pantallaentre la luz y el termómetro, para que el calor doésta no eleve la temperatura.

Lo mejor, y el más seguro de todos los ensayos,sería averiguar la tensión del vapor del aceite á di-

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ANALES DE LA CONSTRUCCIÓN Y DE LA INDUSTRIA.

versas temperaturas; pero esto exige aparatos y ope-radores especiales, lo cual hace poco práctico el mé-todo , por más que sean sencillos el instrumento y elprocedimiento de ensayo.

(Se continuará.)P. PEHEZ DE LA SALA,

Ingeniero de Caminos.

LA TIERRA VEGETAL.

La producción mineral más importante de cuantascomponen la corteza terrestre, la mayor fuente deriqueza y el origen real de los elementos indispensa-bles y sine qua non de las artes, de la industria y dela vida, es la tierra vegetal, que cubriendo la mayorparte de las islas y continentes con una capa do espe-sor variable y nunca muy grande, constituida porrestos de rocas preexistentes, y por cierta cantidad doresiduos orgánicos, sirve no sólo de sostén , sino tam-bién para proporcionar alimentos á las plantas.

La caliza ó carbonato de cal, la arcilla ó silicato ahí-ruinoso hidratado, acompañado de algunos óxidosmetálicos, y la sílice ó arena no caliza ni arcillosa, ade-más del manlillo, son los factores principales de latierra vegetal en proporciones muy variables, si bienlas que parecen constituir una tierra tipo que poseabuenas cualidades para la vida de las plantas, ó lo quees lo mismo, reúna permeabilidad para el agua, elaire y el calor, y cohesión para sostener los vegetales,guardando además durante cierto tiempo la parte ne-cesaria de los agentes meteorológicos que los vivifi-can, son en diez partes, tres de sílice, cuatro do ar-cilla y tres de caliza.

De la variación entre estas cantidades } del predo-minio de alguna do ellas, así como también de laabundancia ó escasez del mantillo, dependen natural-mente las producciones de las tierras, y también delodos estos elementos se valen los agricultores espa-dólos para clasificar las tierras vegetales en cuatrogrupos ó calidades, razones por las que el análisis delas (ierras, es decir, el conocimiento de los elementosque las constituyen y su cantidad, es de sumo interés,puesto que sólo con él so puede determinar cientí-ficamente la calidad, y por tanto, el valor de un ter-razgo.

Dice M. Boussingault: «Mucho se ha escrito desdeBcrgeman hasta hoy acerca de la composición quími-ca de las tierras; y aunque los químicos de mayor me.rito han hecho análisis completos de multitud de sue-los vegetales, principalmente de los más fértiles, sinembargo, la agricultura no ha obtenido más que es-casas ven lajas de tales trabajos, y la razón es obvia: esque las calidades que se estiman en las (ierras labora-bles . dependen casi exclusivamente de la mezcla me-

cánica cíe los agregados, entrando por poco las com-binaciones químicas, por lo cual un sencillo lavado,dice, más que un análisis preciso, ya que la arenamás ó menos silícea, caliza ó feldcspática, hace siem-pre más permeable y mueble la tierra, facilitando oíacceso del aire y el paso del agua.»

Son, pues, de gran importancia los análisis físicosó mecánicos de las tierras vegetales', y vamos á daruna idea de ellos, que bastará á los agricultores en lamayoría de los casos, no sólo para poder clasificar conacierto las tierras, sino también para después que seconozcan las cantidades de los principales elementosque componen el suelo en un punto determinado, po-der añadir aquel ó aquellos factores que escaseen, yllegan con la adición délos abonos, tanto inorgánicosó minerales como orgánicos, á cambiar la composi-ción, y por tanto, las fuerzas vegetativas de un ter-reno agrícola.

Después de recoger en diversos puntos de la here-dad de que se trata muestras de tierra, se hace contodas ellas un montón, y mezclándolas bien, se tomade allí la muestra definitiva ó de ensayo, en la quepueden determinarse:

1." Los cantos y guijarros que se separan á mano.2.° La grava y mantillo que queda sobre un tamiz

lavando la tierra.3." La arena fina.4." Las partes más tenues.La separación de estos dos últimos elementos délas

tierras se puede hacer por varios medios; pero el querecomendamos es el empleo del ingenioso y sencilloaparato ideado por M. Masure, que representamos ácontinuación.

APARATO DE MASUItE PARA EL ANÁLISIS DE LAS TIEEEAS.

Tamaño Vio fiel natural.

El aparato, como se ve, consta de un frasco de Ma-riotte colocado encima de un soporte; un tubo de em-budo unido por la parte inferior y con el auxilio deuna delgada fístula de goma á un recipiente de cris-

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ANALES DE LA CONSTEUCCION Y DE LA INDUSTEIA.

. tal, más ancho de arriba que do abajo , provisto deun pequeño sifón ; y por último, un gran vaso decristal.

Para hacer funcionar el aparato se llena de aguadestilada el frasco de Mario t tc , y se regula la salidacon el auxilio de la llave del fondo y del tubo queatraviesa el tapón; dentro del recipiente de cristal secoloca la tierra, después de seca, pesada y privada delos guijarros, grava y mantillo, y haciendo que elagua destilada circulo por todo el aparato y vaya sa-liendo por el sifón á caer en el vaso de cristal.

La tierra tiende á ocupar constantemente la parteinferior del recipiente donde está metida; pero la cor-riente del frasco superior la pone en movimiento, yconsigue arrastrar las partos tenues , dejando las máspesadas en el fondo.

De esta manera, y cuando el agua, que pasa por elaparato con una velocidad correspondiente al gasto deuno y medio decilitros por minuto , sale clara, se re-cogen del vaso de cristal las partículas arrastradas,filtrando el líquido , y pesándolas, así como tambiénla arena fina que ha quedado dentro del recipiente, enel tubo de embudo y en la fístula de goma.

Las cantidades que para todas estas operacionesconviene tomar son: un kilogramo de tierra seca,para apartar á mano los cantos y guijarros; 200 gra-mos do tierra sin piedras, para separar en el tamiz lagrava y mantillo, y 10 gramos de tierra fina, que hando dar en el aparato de Masure la proporción entre laarena y las partes tenues.

Después do hechas todas las operaciones indicadas,es fácil calcular la composición elemental de la tierra;pues en cada uno de los dos productos obtenidos conel aparato Masuro se podrá deducir la caliza que con-tienen, tratándolos después de secos y pesados, conagua acidulada, con una cuarta parte de su volumende ácido clorhídrico, lavando bien los residuos, se-cándolos y pesándolos de nuevo, y viendo la pérdidade peso que representa la caliza: la arcilla es la úl-tima pesada do las partes tenues; así como la de laarena os la sílice.

Para conocer la cantidad total, tanto de sílice comode caliza que existe en la tierra, hay además que tratarla grava después de calcinada, molida y pesada, poruna disolución de ácido clorhídrico, y el residuo se-carle y volverlo á pesar, á fin do saber la cantidad dosílice quo contieno y por diferencia la de caliza, nú-meros ambos que hay que agregar, después de refe-ridos á un mismo peso , á los que antes se obtuvierondo los productos del aparato Masure, y también á losque so obtengan al diferenciar en los cantos y guijar-ros separados á mano los que son de caliza, que se ra-yan fácilmente con una navaja, de los que son silí-ceos y no se rayan por aquel medio.

Por último, para apreciar la cantidad de mantillo,

sólo hay que secar las sustancias que el tamiz separay después de tomar una cantidad conocida, elevar sutemperatura, á fin de que los restos orgánicos soquemen, y anotar la pérdida de peso quo se suponecorrespondo á la materia orgánica que contiene latierra.

Tal es el procedimiento que se recomienda por unanálisis físico de las tierras vegetales, más que por suexactitud, por su sencillez, método que puedo em-picarse , no sólo para el caso propuesto, sino tambiénpara ensayos- de las arenas , calizas y arcillas que seemplean en las construcciones, en los muchos casosquo por la importancia do la obra conviene saber deun modo cierto la calidad de todas las materias usa-das , á fin de poder apreciar los fenómenos que hando verificarse al tiempo de la consolidación de los mor-teros ó al de la dilatación ó contracción de los mate-riales.

D. DE CORTÁZAR.

N O T I C I A S .

Se ha concedido autorización al señor Director dela Escuela superior de Arquitectura, para quo tresalumnos de la misma quo lo han solicitado, y en losque concurren circunstancias especiales en que sefunda la concesión, verifiquen el examen de Reválidasegún se consigna en el Reglamento presentado pordicha Escuela para su aprobación, por el cual el ex-presado ejercicio consiste en sacar á la suerte ante elTribunal, un punto entro varios escogidos de ante-mano por la Junta de Profesores, sobro el cual y enel plazo de dos meses, escribirá el aspirante una Me-moria que acompañará de los planos, dibujos, cálcu-los y demás que juzgue necesario para la mejor expla-nación del pensamiento. Después do examinada éstapor la Junta de profesores y citado el alumno anteella, se le harán objeciones y preguntas sobre su tra-bajo para el mayor esclarecimiento del mismo, cons-tituyendo este ejercicio una especie de examen gene-ral de todas las materias enseñadas en la Escuela, yuna vez aprobado, se señalará dia para el acto públicoen que tendrá lugar la lectura de la Memoria por su,autor, á quien so entregará el título de Arquitecto.

El Arquitecto Don Andrés Hernández Callejo hapresentado en el Ministerio do Fomento el proyectoque se le habia encomendado para la habilitación yrestauración del archivo general en el palacio arzobis-pal de Alcalá de Henares.

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ANALES DE LA CONSTRUCCIÓN Y DE LA INDUSTRIA.

SECCIÓN OFICIAL.

Enero 1876.

MINISTERIO DE FOMENTO.

Dia 1. Real orden concediendo á la Compañía La, Cartonera meta-lúrgica Española un ferro-carril de las minas de Moiisecli á empalmarcon el de Zaragoza á Barcelona.

3. Heal orden concediendo al Ayuntamiento de Tarazona una sub-vención de fondos del Estado para reparar el edificio que ocupan las Es-cuelas públicas.

5. Heal orden aclarando las reglas y trámites que deben observarseen la instrucción de los expedientes sobre sustitución de caminos y ser-vidumbres interceptados por los ferro-carriles.

6. Beal decreto autorizando á D. Francisco Kuiz y Martínez, paraderivar un canal del rio Guadalete.

8. Beal orden aprobando el proyecto presentado por el Ayuntamien-to de Bilbao, para la reconstrucción del Puente del Arenal.

11. Beal orden negando la rescisión de sus contratos á los contra-tistas de Obras públicas que lo soliciten, fundándose en la demora depago citada en [asegunda parte del pliego de condiciones generales, áno ser que los exponentes acrediten haber invertido en las obras laparte de presupuesto correspondiente al plazo de ejecución.

11. Real orden desestimando la demanda presentada por D. NicolásMadariaga, contra la Administración general del Estado, en solicituddo que se revoque la Real orden de U de Junio de 1875, por la que sedispone quede fenecido el registro minero titulado Jesusa, y se ultimeel San Mateo.

11. Real orden negando proceda la vía contenciosa para la demandapresentada por D. Antonio Moreno Gallego, contra la Administracióngeneral del Estado, en solicitud de que se revoque la Real orden de 14de Junio de 1815, por la cual se dispone cancelado el registro mineroLa Sorpresa, y se deja subsistente el San Roque (provincia de Murcia).

15. Real orden autorizando á D. Lorenzo Tomás y Marconell paraque aproveche las aguas de los rios Matarraña y Pena como fuerza mo-triz de un molino de harina y otro de aceite que posee en el término deValderrobres (provincia de Teruel).

17. Real orden negando proceda la vía contenciosa para la demandapresentada por D. Raimundo Velasco, solicitándose revoque la Realorden de 9 de Agosto de 1815, 'que declaró fenecido el registro minerotitulado Inesperada, y mandó seguir la sustanciacion del nombradoSaturno (provincia de Jaén).

17. Real orden negando la demanda de D. Juan Bautista Cortés,presentada contra la Administración del Estado, pretendiendo se revo-quen las Reales órdenes de 27 de Abril de 1875, recaídas sobre los expe-dientes mineros Cuarta y Ulontcf verte (provincia de Vizcaya).

17. Real urden negando la demanda de D. Juan .losé López García,contra la Administración del Estado, en solicitud de que se revoque laReal orden de 2(¡ de Abril de 1875, por la que se manda continúe lasustanciacion del expediente de registro minero San Guillermo, y se de-clara cancelado el nombrado Luisita (provincia de Murcia).

17. Real orden declarando improcedente lo demandado por D. Mi-guel Antonio Alcolea, contra la Administración del Estado, solicitandose revoque la orden del Poder Ejecutivo de 21 de Diciembre de 1874,que declaró cancelado el registro minero San Leonardo, y mandó seguirsu curso al titulado Los tres amigos (provincia de Murcia).

17. Real orden declarando inadmisible la demanda presentada porD. liamon de Torres y Codos, contra la Administración, en solicitud deque se revoque la Real orden de 21 de Hayo de 1875, que declaró cance-lado el registro minero San Isidro Segundo, y mandó siguiese su cursoel l lamado Providencia.

21. Renl órdoii autorizando 4 D. José Macias Morrón para ejecutarlas obras de desagüe y saneamiento de los terrenos que ocupa la lagunadenominada de Rv.it Sánchez, en el término de Ecija (provincia de Se-villa).

22. Real decreto concediendo ala municipalidad de Madrid gratuita-mente, la cantidad de agua del canal de Isabel II que necesite, paraatender á los servicios que exige el aumento de población, y que noutilice el Estado.

24. Real orden desestimando la demanda de D. Juan Encabo, contrala orden de 13 de Mayo de 1875, por la que se le negó una próroga detres meses para la extracción de ciertos productos forestales, de cuyoaprovechamiento habia sido contratista.

24. Real orden concediendo á instancia de D. José Elgueta se exclu-ya del Catálogo de montes públicos de la provincia de Murcia, la ha-cienda denominada Las Peñicas, término de Caravaca.

24. Real orden declarando no procede la vía contenciosa para la de-manda presentada por D. Ángel Fernandez Zamora, en solicitud de quese revoque la Real orden de 19 de Julio de 1875, por la que se declarófenecido el registro minero La Castellana, y en curso el Inocentes (pro-vincia de Murcia).

28. Real orden negando la demanda presentada por D. Tomás de laTorre y Pablo, contra la Administración, en solicitud de que se revoqueja Real orden de 2!) de Julio de 1875, por la que se mandó cancelar el ex-pediente de registro Segunda Española., y se declaró subsistente la con-

cesión de la mina Española (provincia de Ciudad-Real).

28. Real orden negando la demanda presentada por D. Tomás de laTorre y Pablo, contraía Administración, solicitando se revoque la Realorden de 29 de Julio de 1875, por la que se dispuso la cancelación delexpediente de registro minero llamado Segundo San Miguel, y se de-claró subsistente la concesión de la mina San Miguel (provincia de Ciu-dad-Real).

31. Real orden mandando se excluyan del Catálogo do montes pú-blicos de la provincia de Murcia, varios terrenos situados en el parajedenominado Fuente de la Carrasca, conforme lo solicita Doña RocaCamacho.

MINISTERIO DE ULTRAMAR.

8. Real orden concediendo autorización al Sr. Sánchez Dolz parautilizar unos terrenos de su propiedad en el puerto de Nuevitas, y paraconstruir un muelle y varadero bajo ciertas condiciones.

24. Real orden concediendo un muelle de carga y descarga en lamargen derecha de la ría de Holló, y para agregar al mismo un trozoen forma de martillo (Islas Filipinas;.

MINISTERIO DE LA GOBERNACIÓN.

13. Real orden desestimando el recurso de alzada interpuesto por elAyuntamiento de Palma, contra un acuerdo de la Comisión provincial,revocando otro de la expresada municipalidad que dispuso el derribo delas obras ejecutadas en una pared medianera de las casas números 13y 15 de la calle de la Samaritana (Islas Baleares).

13. Real orden dejando sin efecto el acuerdo apelado, fecha 14 deMayo de 1875, y mandando devolver el expediente al gobernador de laprovincia, á fin de que, pasando á la Comisión provincial obre los efec-tos que correspondan, el recurso de alzada interpuesto por el ayunta-miento de Selva, contra un acuerdo de la Comisión provincial, revoca-torio de otro de la expresada municipalidad, referentes á obras de em-pedrado en el piso de una plazuela inmediata á la iglesia del lugar deCaimaré, sufragáneo de dicho pueblo.

17. Real orden acordando que no procede adoptar resolución alguna,sino mandar que se devuelva el expediente al gobernador de la provin-cia, á fin de que, pasándolo á la Comisión provincial obre los efectosque correspondan, en el instruido con motivo de arrendamiento depastos de varias quintas pertenecientes á los propios de Puerto-Llanopor D. Teodoro Castañeda (Ciudad-Real).

17. Real orden acordando se devuelva el expediente al gobernadorde la provincia, á fin de que, pasándolo á la Comisión provincial, pue-da el interesado ejercer el derecho de que se crea asistido, en el ins-truido con motivo de recurso de alzada interpuesto por D. Juan Llatsey Calvet, en contra de la Comisión provincial, sobre aprovechamientode maderas arrojadas por el rio Francolí (Tarragona).

SUBASTAS.

Dirección de Otras públicas. — Se ha señalado el dia 12 del corrientepara la subasta de las obras del trozo primero de la sección entre Cara-vaca y Lorca, de la carretera de tercer orden de Caravaca á Águilas porLorca.—Presupuesto de contrata, 402 007,09 pesetas.

El dia 20 del corriente, de las obras del trozo primero de la carreterade tercer orden de Arévalo á Madrigal por Aldeaseca.—Presupuesto decontrata, 131.163,19 pesetas.

El dia 20 de Abril, de las obras del puente de fábrica sobre la ramblade Ali la en los trozos 7 ° y 8.° de la carretera de primer orden de las Cor-rederas á Almería.—Presupuesto de contrata, 249.338,54 pesetas.

El dia 20 de Abril, de las obras de la carretera de tercer orden de "Vi-vero al confin de la provincia de la Coruña.—Presupuesto de contrata,141.598.13 pesetas.

El dia 18 de Abril, de los acopios de piedra machacada para la carre-tera del puente de San Fernando al Pardo.—Presupuesto de contrata,24.093.95 pesetas.

El dia 20 de Abril, del trozo 6.° de la carretera de Falencia á Cina-mavor, sección de Saldaña á Cervera, ó sea, desde Puebla de Valdivia,hasta la entrada de Congosto en la provincia de Falencia.—Presupuestode contrata, 112.119,07 pesetas.

El dia 27 de Abril , del trozo de carretera de Calatayud al paso ániveldel ferro-carril de Madrid á Zaragoza, en la de Calatayud á Daroca, pro-vincia de Zaragoza.—Presupuesto de contrata, 38.045.'03 pesetas.

El dia 27 de Abril, de las obras de los trozos 1.° y 2.° de la carreterade tercer orden de Caspe á Selg-ua por Candasnos, provincia de Zara-goza.—Presupuesto de contrata, 314.297,55 pesetas.

Diputación cíe Barcelona.—Se ha señalado el dia 15 de Abril para la su-basta de las obras de construcción de un badén para el pasodel rio Noyay explanación y afirmado de ambas orillas en la carretera provincialile Igualada á Santa Coloma de Queralt.—Presupuesto de contrata,37.469,97 pesetas.

Superintendencia de la Casa Nacional de Moneda.—Se ha señalado el28 de Abril para la subasta de las obras de la fachada por la parte de lacalle de Jorge Juan , acera de la misma y vuelta á la de Serrano, pasode entrada y muelle de carros pura el servicio de dicha casa y demásobras do reparación.—Presupuesto de contrata, 24.931,79 pesetas.

Oouierno de la provincia de Granada.—El dia 18 de Abril tendrán lugarlas primeras subastas de los espartos de los pueblos de Baza y Guadixde esta provincia, bajo los tipos de 18.000 y 30.000 pesetas respectiva-mente.

MADRID. — IMPRENTA DE T. FORTANET.

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