creer verdaderamente

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1 Pr. PEDRO VAN RUITENBURG CREER VERDADERAMENTE 52 estudios bíblicos sobre lo que es creer y lo que no es

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Page 1: CREER VERDADERAMENTE

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Pr. PEDRO VAN RUITENBURG

CREER

VERDADERAMENTE

52 estudios bíblicos

sobre lo que es creer y lo que no es

Page 2: CREER VERDADERAMENTE

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Page 3: CREER VERDADERAMENTE

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Contenido

Prefacio 5

1. El pecado ha entrado en el mundo a través de un hombre 6

2. No perderse, sino vivir 8

3. Creer no es un trabajo 10

4. La mano de la fe 12

5. Quienquiera que sea 15

6. Solo cree 17

7. Cuando llegó el mandamiento 19

8. ¿Dónde deberíamos comenzar? 22

9. Un corazón nuevo 25

10. Creer en el corazón 26

11. El misterio de la fe 30

12. Creer en lo imposible 32

13. La fe es un don 35

14. Creer en el galardonador 38

15. El temor de Jehová 40

16. Creer es conocer a Dios 43

17. Creer en Dios 46

18. Los demonios creen también 49

19. La fe histórica 51

20. La fe temporal 54

21. La fe en milagros 57

22. La fe verdadera 60

23. La incredulidad es pecado 62

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24. Creer en Cristo 64

25. Creer como un niño 67

26. La fe criticada 69

27. Sin fe todo es pecado 73

28. Creer incondicionalmente 75

29. Trabajando a través del amor 78

30. La fe hace que Cristo sea precioso 80

31. Alegraos con temblor 83

32. Mucha fe 86

33. Poca fe (1) 89

34. Poca fe (2) 91

35. La calidad de la fe 93

36. La fe muerta 96

37. La batalla de fe 99

38. El escudo de fe 102

39. Creer en la oscuridad 105

40. Vivir por fe 108

41. Perseverar en la fe 110

42. Esperamos una mejor y perdurable herencia 112

43. La convicción 114

44. El autor de la fe 116

45. La prueba de la fe 118

46. Persuadir a los hombres a la fe 120

47. En plena certidumbre de la fe 123

48. Llegar a la unidad de la fe 126

49. Ayuda mi incredulidad 129

50. Tu fe conocida en todos los lugares 131

51. ¿Son pocos los que se salvan? 134

52. ¿Hallara fe? 137

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PREFACIO

¿Es ‘creer’ solo asumir que Dios está en algún lugar y que controla mi vida? O, ¿es creer simplemente esperar que pase lo mejor? ¿Cómo se siente creer de verdad? Y, ¿es posible creer de manera incorrecta? La misma Biblia es muy explícita sobre creer, y este libro responde esas preguntas con un lenguaje sencillo. Este libro es para los que están un poco confundidos sobre creer y necesitan una guía bíblica. Cada uno de los 52 mensajes breves del autor, que son de tres páginas o menos, captura la atención del lector rápidamente y lo acerca al meollo del asunto. Con este método directo, simple, cálido y sin rodeos, ‘Creer verdaderamente’ ha ayudado a muchos a entender dónde se encuentran. Algunos han concluido que su fe no era salvadora y se sintieron animados a comenzar su búsqueda por la fe verdadera. Otros fueron nutridos y comprendidos en sus luchas. El lector también encontrará la explicación de muchos versículos bíblicos interesantes y encontrará que incluso los demonios creen, que dudar no siempre es malo y que la Palabra de Dios habla de diferentes tipos de fe.

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Capítulo 1

EL PECADO HA ENTRADO EN EL MUNDO A TRAVÉS DE UN

HOMBRE

“Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos

fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de

uno, los muchos serán constituidos justos.”

(Romanos 5:19)

Había una vez una hija que hablaba con su padre sobre la Biblia.

Ella dijo que era injusto que el pecado de Adán fuera imputado a

todas las personas. Pues, ¿acaso es mi culpa que Adán haya comido

del fruto prohibido? ¿Por qué Dios es tan injusto? Su padre la miró

y le preguntó: ¿Crees que es justo que el mérito de Cristo se

atribuya a los pecadores? ¿No es eso injusto también? ¿Tienes

problemas con eso también? Ella nunca había pensado en eso

antes. Si el uno no es justo, el otro tampoco lo es. Dios organizó la

raza humana de esta manera: un hombre podría llevar a todos en

perdición para que fuera posible que, por la fe en un Hombre,

muchos pudieran ser salvos. Ella nunca lo había visto así antes.

FE EN EL UNO

El pecado de Adán ya nos ha sido imputado, y todos estamos por

naturaleza bajo la maldición de Dios. Por lo tanto, se dice con razón

que (sin el nacimiento nuevo) ya estamos perdidos. Pablo escribe

que el mundo entero está bajo el juicio de Dios (Romanos 3:19b).

Por lo tanto, ¡es tan necesario ser redimido de la ira de Dios por el

Señor Jesucristo!

Pero ¿cómo se convierte Jesucristo en nuestro Salvador? Es por la

fe. La fe es de vital importancia porque se une con Cristo. A través

de la fe, Su obediencia se convierte en nuestra obediencia, Su

sufrimiento en nuestro sufrimiento y Su muerte en nuestra

muerte. Por este motivo no hay ninguna condenación para los que

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están en Cristo Jesús (Romanos 8:1). ¿Vivimos por propia cuenta

todavía? ¿Estamos bajo la condenación todavía?

VOLVER AL PARAÍSO

Para poder comprender mejor el mérito de Cristo, debemos

regresar al Paraíso. Si no entendemos lo que hizo el primer Adán,

ni siquiera podemos entender la necesidad de un segundo Adán:

Jesucristo. Después de todo, la causa de toda la miseria se

encuentra en la caída. Leemos en Romanos 5:12: “El pecado entró

en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte”.

¡Qué bendición cuando el pecado de Adán se convierte en nuestro

pecado! Tal pecador dice: “Señor, estoy de acuerdo contigo en que

merezco la muerte”. Al experimentar eso, Cristo se vuelve tan

necesario y precioso para nosotros.

LA CONVICCIÓN DURADADERA

La convicción de la maldición que vino sobre nosotros no debe

desvanecerse, sino permanecer viva. Es bueno que los hijos de Dios

nunca olviden de dónde los ha tomado Dios. Este conocimiento

mantiene vivo el milagro y siempre da un nuevo anhelo por Cristo.

La convicción de que somos pecadores mantiene a los hijos de Dios

humildes y los hace recordar a Cristo. Para dar un ejemplo, una

nave bien cargada se sumerge un poco. Tal barco puede usar

muchas velas. Cuanto más lastre hay en el fondo, más estable está

en el agua.

“Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, el cual confiará

en el nombre de Jehová”. (Sofonías 3:12)

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Capítulo 2

NO PERDERSE, SINO VIVIR

“…Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga

vida eterna”.

(Juan 3:16b)

Es difícil probar que no hay Dios. Si miras una rosa o ves el

nacimiento de un niño, o si miras las estrellas, Dios es casi tangible

(Hechos 17:27). Es mucho más obvio creer que el mundo fue

creado por Dios en vez de creer que todo haya surgido de una serie

casi infinita de coincidencias. Sin embargo, hay muchos que

interpretan los fósiles de esta manera, afirmando que el ser

humano se ha desarrollado del mundo animal. También

presuponen que la muerte estaba allí antes que el hombre. ¿La

muerte antes que nosotros? Así creen, y el resultado de este

pensamiento es que la muerte no sea un castigo por el pecado y

que realmente no podamos hablar de culpa. Después de todo,

afirman que las personas son el producto de su evolución,

educación y experiencias. Y ¿en este caso, para qué servirá la fe?

LA CAÍDA

La Biblia lo enseña de otra manera. El cielo y la tierra fueron

creados en seis días, y Dios vio que era muy bueno. Adán fue

creado según la imagen del Señor. Se parecía a Dios (aunque solo

en parte). Él tenía conocimiento de Dios y estaba vestido con

justicia y santidad. Adán vivía en la mejor armonía con su Creador,

y la muerte aún era desconocida. Sin embargo, el buen Adán, que

fue creado con libre albedrío, se rebeló contra Dios. Adán había

sido advertido, pero se apartó de Dios. Inmediatamente el mundo

se transformó en un mundo maldito. Adán tenía que morir

entonces, y sin Salvador se perdería para siempre.

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EL CASTIGO

Sin embargo, era la voluntad de Dios redimir al hombre para que

no se perdiera, sino que viviría. Y aquí la fe es tan crucial, pues Juan

3:16 dice: “Todo aquel que en él cree, no se pierda…”. La gran

diferencia entre las personas es si reciben la vida eterna o no. La

Palabra de Dios está claro: será muy difícil sufrir eternamente sin

Dios y bajo la maldición. ¡Nadie ha hablado más sobre el infierno

que el Señor Jesús mismo! Él dice: “Donde el gusano de ellos no

muere, y el fuego nunca se apaga”. (Marcos 9:46) Es el lugar donde

será el lloro y el crujir de dientes (Mateo 13:42). El pecado merece

el castigo eterno, porque es pecado contra la majestad suprema de

Dios. ¡Qué terrible es pecar contra un Dios tan bueno y santo! ¡Es

tan ingrata, tan asquerosa, tan insensata y tan repugnante para

Dios! Y la desobediencia tiene consecuencias amargas.

LA SERPIENTE LEVANTADA

Muchos israelitas fueron mordidos por serpientes venenosas y

cayeron al suelo aturdidos y con mucho dolor. Sabían que no

sobrevivirían la picadura. Sin embargo, el Señor dijo a Moisés que

tenía que hacer una serpiente de bronce y colocarla en un palo.

Cualquiera que mirara la serpiente con fe sería salvado. ¡Qué buen

ejemplo es esto! Leemos en Juan 3 que Cristo también fue

levantado en la cruz. Cualquiera que Lo mire para ser salvo por Él

no perecerá, sino que tendrá la vida eterna. ¿Por qué hay tantos

que no Lo miran y aparentemente prefieren perderse? ¿Acaso no

es esto una prueba de que estamos muertos espiritualmente?

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Capítulo 3

CREER NO ES UN TRABAJO

“Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su

fe le es contada por justicia”.

(Romanos 4:5)

¿Sería cierto lo que oí decir a mi pastor una vez? Él dijo: “Ser salvo

es fácil y no hay necesidad de hacer algo por ello.” En cierto sentido

tenía razón, pero debo decir que muchas veces él agregó lo

siguiente: “Y entonces, por lo tanto es difícil”. Ser salvo es muy

difícil para nosotros porque es demasiado fácil. Esto es tan

evidente en la historia de Abraham, el padre de todos los

creyentes, y su esposa Sara.

CUMPLIR LA PROMESA

Sara estaba preocupada por el cumplimiento de la promesa de

Dios. El Señor había prometido que ella tendría un hijo, y que en su

simiente todas las familias de la tierra serían bendecidas. Sin

embargo, Sara se veía a sí misma envejeciendo y no podía creer

que pudiera volver a quedar embarazada. Por otro lado, Dios no

pudo haberse equivocado, por lo que se tuvo que encontrar una

solución para cumplir la promesa de Dios. Y ella tenía un plan. Ella

sintió que era su responsabilidad darle a su criada Agar a su esposo

como esposa. Si Abraham y Agar tuvieran un hijo, ese hijo sería el

hijo de Sara. Ella estaría allí cuando él naciera y luego adoptaría al

niño. Así se cumpliría la promesa de Dios. Abraham no lo vio de

manera diferente. ¡Era su gran responsabilidad hacer algo! Para

ellos, simplemente esperar no tenía ningún sentido. Y después del

nacimiento de Ismael, ambos agradecieron a Dios por el

cumplimiento de Su promesa.

NO POR LAS OBRAS

Pero ¿fue esta la intención de Dios? Abraham y su esposa

descubrieron después que el Señor cumple Sus promesas de otra

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manera. El Señor quiere hacerlo solo. Dios no puede usar nuestros

planes y soluciones, ni nuestro trabajo o ayuda. Debemos confiar

sinceramente que el Señor hará lo imposible. Eso es creer. “Creer”

es lo opuesto a “trabajar”. Pablo lo escribe muy simplemente:

“Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe

le es contada por justicia”. “El que no obra, sino cree”, escribe

Pablo. Por lo tanto, trabajar duro a propia fuerza, hacer lo mejor

que puedas y conocer tu responsabilidad, no es lo mismo que

creer. ¡Qué milagro cuando has llegado a un fin con todas tus

propias obras! Cuando ya no puedes hacer nada y cuando, como

un impío, crees en la promesa de Dios. Cuando crees que no tienes

nada, no puedes hacer nada y no debes hacer nada. El Señor quiere

que creamos en Él como personas indignas. Dios cumple Su

promesa. ¡Él Mismo! Si queremos hablar de responsabilidad,

entonces esa es nuestra responsabilidad: no hacer nada y poner

toda nuestra esperanza en Dios.

COMO UN IMPÍO

Dios justifica a los impíos, no a los piadosos y ni siquiera al pecador

creyente. Por nuestra naturaleza, nosotros pensamos siempre que

debemos ganar la gracia y que debemos hacernos dignos de

perdón. No obstante, eso es imposible. Solo podemos ser

justificados como impíos. ¡Gracias a Dios!

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Capítulo 4

LA MANO DE LA FE

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por

medio de nuestro Señor Jesucristo”.

(Romanos 5:1)

Pienso en el hombre que me dijo que solo tienes que empezar a

creer y que al final te acostumbras a vivir como creyente. Lo

comparó con las plantas en su vivero. “Como horticultor”, me dijo,

“odio ciertos cultivos, pero a veces hay que cultivarlos para poder

ganar un poco de dinero. Normalmente después de unos meses

uno se acostumbra a las plantas que cultiva. Así es con la fe”, me

dijo. “Solo hay que empezar a creer y vivir diferente. Luego uno se

acostumbra. Es, pues, tu deber creer y no puedes simplemente

esperar y ver. ¿No debemos tomar nuestra responsabilidad como

criaturas de Dios?”

¿SOLO COMENZAR A CREER?

Me temo que el hombre no entendió mucho de eso. Creer es algo

muy diferente a empezar y acostumbrarse. Creer verdaderamente

es creer como un impío. La fe es la mano vacía con la cual se recibe

la gracia. Creer no puede ocupar el lugar de las buenas obras que

se hacen por amor a Dios. Creer nunca debe devaluarse como un

nuevo tipo de obra que recompensa Dios. La fe es la mano vacía.

Es el conocimiento de que no puedo hacer nada, pero también la

confianza de que no necesito hacer nada para mi salvación. La

verdadera fe es creer en la obra cumplida de Cristo. Creer es lo más

fácil que hay, pero tan imposible para nuestra orgullosa carne. No

nos rendimos tan fácilmente. No queremos perder, ni entregarnos.

Es tan necesario que dejemos de buscar nuestra salvación en

nuestras obras, como si fuera posible ganar nuestra salvación por

nuestros méritos. Debemos esperar todo del Señor. El Espíritu

Santo enseña a la Iglesia de Dios a rendirse. Pues por su lado todo

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está perdido, pero hay un Salvador que puede salvarlos. ¡Qué

alivio, amigo, cuando veo que no debo hacer nada para mi

salvación! Entonces veo que el Señor ha hecho todo por mí. ¡Qué

obra maravillosa y unilateral de Dios!

RECIBIR

Creer es recibir. Piensa en las cañerías de agua que pasan por

nuestra casa hasta los diferentes grifos. Estas cañerías llevan el

agua a donde la necesitamos. Así la fe es el conducto a través del

cual la gracia fluye hacia el pecador. La cañería o el canal no

necesita el agua. Es simplemente el medio por lo cual el agua llega

a su destino. Así es con la fe. La fe no merece la gracia, sino que es

un medio para traer la gracia al pecador.

Otro ejemplo es el de una mano. Recibimos un regalo en nuestras

manos y lo sujetamos de manera segura para que no caiga al piso.

Así también es cómo se recibe la gracia de Dios. Por naturaleza

tenemos nuestras manos en la espalda o estamos ocupados con

otras cosas. Nuestras manos no están dispuestas a recibir la gracia,

pero cuando vemos nuestra gran necesidad, comenzamos a buscar

la gracia de Dios. ¡Qué milagro cuando nos convertimos en

mendigos y cuando aprendemos a extender nuestras manos vacías

hacia Dios! Creer no es trabajar. Creer es recibir. En el griego se

llama eso: “aceptar”. Y alguien que acepta algo con las manos

vacías, y sin pagar, lo recibe gratis.

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre,

les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. (Juan 1:12)

DEMASIADO CANSADO

Un hombre sumamente cansado entra en su casa y se queda

parado en medio de la habitación. "Siéntate rápido", dice su

esposa. Pero él responde: “Estoy demasiado cansado para

sentarme”. ¿Demasiado cansado para sentarse? No cuesta ningún

esfuerzo sentarse. ¡Simplemente puedes caer en tu silla!

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Por supuesto, es solo un ejemplo, pero alguien que cree

verdaderamente no necesita hacer algo. Él puede entregarse a

Dios completamente. Se fían en en el único Fundamento:

Jesucristo. Es por eso que nadie es demasiado impío para creer.

¡Qué bendición cuando el Señor nos enseña que estamos muertos

en nuestros delitos y pecados!. Pero también, ¡cuánta paz

recibimos cuando aprendemos a buscar la vida fuera de nosotros

en Jesucristo!

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Capítulo 5

QUIENQUIERA QUE SEA

“…Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga

vida eterna”.

(Juan 3:16b)

Una madre me dijo cuánto tiempo ella ya estaba suspirando bajo

la carga de un pecado oculto. Años atrás le habían dado permiso a

su hija para que cometiera un aborto. Es más, aunque sabían que

el aborto era un asesinato, instaron a su hija a que le quitaran el

bebé. Por este motivo ella era una asesina. Casi nadie lo sabía, pero

Dios lo sabía, y ¿habría perdón para ella? Qué vida tan difícil tuvo

esta madre. El remordimiento la perseguía y lo que había sucedido

era un gran obstáculo para ella.

¿Hay perdón para asesinos? ¿Hay perdón para los que matan a sus

propios hijos? Y, ¿qué hay de rameras, violadores, publicanos,

adúlteros y ladrones? En primer lugar, me gustaría decir que el

gobierno tiene la tarea de castigar y hacer justicia, pero al mismo

tiempo podemos hablar sobre el perdón. Ir a la policía y

denunciarlo no significa que uno no quiere perdonar a su prójimo.

Siéntete libre de denunciar delitos penales. Esperemos que el

castigo lleve al pecador al arrepentimiento. Es un buen medio

disuasivo para otros y les da a las víctimas un sentimiento de

seguridad. Pero ¿hay perdón con Dios? Sí, lo hay para todos los que

creen en Él. Ellos no se pierden, sino que tendrán vida eterna.

Quienquiera que sea. Había perdón para Manasés a pesar de que

había sacrificado a sus hijos a Milcom, el dios de los amonitas.

Había perdón para la mujer adúltera que lavó los pies de Jesús,

para Pablo que persiguió a los cristianos, para Nicodemo el fariseo,

para Leví el publicano y para muchos más. Todos recibieron

perdón, igual que Timoteo, que desde su niñez había servido al

Señor. No hay distinción. Judío o gentil, hombre o mujer, anciano

o joven, rico o pobre: todos pueden recibir perdón.

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UN BUEN JOVEN

No es un consuelo para todos que todo aquel que cree en Cristo

recibirá perdón. Para muchos es una molestia. Los fariseos en el

tiempo del Señor Jesús pensaron que el perdón era evidente para

ellos, pero no para la multitud, ni para los pecadores. ¡Qué error!

Es una lástima que no sintieran que ellos mismos no eran mejores.

¿Cómo puede el Evangelio consolarnos si pensamos que somos

mejores que los demás? Puede ser que eres un buen joven, pero

los jóvenes decentes que se comportan bien y que siempre asistan

a la iglesia también necesitan el arrepentimiento y el perdón.

Amigo, hay consuelo para ti si has llegado a la conclusión que no

tienes ningún derecho de ser salvo. El Señor te dice ahora: “Todo

aquel que cree en Mí, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

MUNDO

Se ha hablado y escrito mucho sobre el significado de la palabra

"mundo" en el texto: "De tal manera amó Dios al mundo…” Ahora,

la palabra "mundo" en la Palabra de Dios es casi siempre una

palabra muy fea, una palabra con un sonido negativo. Solo piensa

en textos como: “No ruego por el mundo” (Juan 17:9b) o

“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo” (1 Juan

2:15a). Es obvio que se puede interpretar la palabra "mundo" en

este texto de la misma manera. Es decir, como "mundo

pecaminoso".

No fue un consuelo para los fariseos que Jesús hablara al mundo

de esta manera. Estaban molestos por la palabra “mundo”. Pero

amigo pecador, ¿ya es un milagro para ti que personas mundanas

como tú pueden ser salvas? Jesús no dijo: “De tal manera amó Dios

al pueblo de Dios…” Él dijo: “Al mundo…” ¡Qué consuelo para todos

los hijos de Dios, pues ellos son del mundo! Son pecadores

perdidos que no merecen ir al cielo. La salvación es, entonces, para

todos los pecadores que creen en Él.

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Capítulo 6

SOLO CREE

“No temas, cree solamente”.

(Marcos 5:36b)

Algunos predicadores te dicen: “Solo tienes que creer” y "creer es

simple; solo tienes que hacerlo". Dicen que basan sus

declaraciones en la Biblia. Citan lo que Cristo dijo al principal de la

sinagoga, Jairo, cuando le dijeron que su hija había muerto: “Pero

Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga:

No temas, cree solamente” (Marcos 5:36). Estos predicadores

explican que el principal de la sinagoga tenía que confiar en Dios

que todo estaría bien. Solo tenía que creer y, como dicen, si

nosotros también creemos de manera tan simple, somos

eternamente salvos.

¿Es esta la explicación correcta? De hecho, lo único que este padre

necesitaba era la fe, pero ¿lo interpretamos bien cuando leemos

que el padre “solo” necesitaba creer? ¿Quería decir el Señor que

creer es tan simple o quería expresar que creer era lo único que

este hombre necesitaba? Daremos algunos comentarios sobre

esto.

Jesús le dice a Jairo que crea en Su omnipotencia, en el hecho que

Él puede hacer un milagro. Pero, aquí no se trata de la fe salvadora,

ni de recibir el perdón. Aunque hay similitudes entre la fe en el

poder de Jesús para hacer un milagro y la fe que busca recibir

perdón en Cristo, también hay diferencias. La fe en el milagro, por

ejemplo, no requiere arrepentimiento.

Hay una diferencia entre "solo creer" y "solo por la fe". En nuestro

caso, la palabra "solamente" señala lo único que Jairo necesita.

Jairo no tenía que cumplir alguna condición ni tenía que pagar por

ello. Creer era lo único que se le pedía. La palabra "solamente" aquí

se refiere a la singularidad de la fe y no indica que creer sea tan

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simple y fácil. En latín se llama eso “sola fide”, es decir, solo por la

fe.

SOLAMENTE

Para aclarar este asunto, echemos un vistazo a cómo se puede

utilizar las palabras “solo” o “solamente” de diferentes maneras.

Una isla rodeada de agua es "solo" accesible por barco. No hay

otros medios de transporte. En esta frase, la palabra "solo"

significa que solo se puede llegar a la isla por barco. La palabra

"solo" también se usa de manera diferente. Por ejemplo, en

oraciones como: “Es solo una teoría”, “solo cuesta unos centavos”

y “solo he recibido un sorbo”. En este caso, la palabra "solo" tiene

el significado de no importante, simple o nula. Es "solo" unos pocos

centavos y "solo" un sorbo. Eso no significa mucho.

Entonces, ¿qué le dijo el Señor a Jairo, cuya hija ya había muerto?

¿Le dijo que solo un poco de fe la devolvería a la vida? ¿O que era

fácil creer? No. El Señor quiso decirle que la fe es necesaria como

la única forma de recibir la gracia de Dios. Entonces se trata aquí

de la importancia de la fe y no de que el creer sea tan fácil. De la

misma manera, la fe salvadora es necesaria para ser salvo. Sin la fe

es imposible agradar a Dios, y la fe no puede ser reemplazada por

nada. La fe es única, porque solo a través de la fe en Cristo los

pecadores pueden ser salvos. No por las obras, pero solo por la fe.

Es más, creer es perder toda esperanza en uno mismo, para

esperar todo de Cristo, el Único Salvador.

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Capítulo 7

CUANDO LLEGÓ EL MANDAMIENTO

“Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el

pecado revivió y yo morí”.

(Romanos 7:9)

No todos tienen una conversión como Pablo, que estuvo ciego

durante tres días y no pudo comer ni beber. Tal conversión es

excepcional. También hay conversiones como la de Timoteo. Él

servía al Señor desde su niñez. Hay diferencias en la manera de ser

convertido; sin embargo, no debemos exagerarlas. En cierto modo,

todas las conversiones se parecen a las de Pablo. Después de todo,

la fe de Pablo no es fundamentalmente diferente a la de otros hijos

de Dios. Él no experimentó las cosas de manera muy diferente.

En sus cartas, el apóstol, guiado por el Espíritu de Dios, escribe

algunas cosas acerca de su conversión que no solo algunos, sino

todos los hijos de Dios experimentan. Hay intersecciones que cada

hijo de Dios debe cruzar. Pienso en Romanos 7:9: “Y yo sin la ley

vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió

y yo morí”.

MUERTO

Pablo solía vivir sin la ley. Era un experto en las leyes del Antiguo

Testamento y vivía de acuerdo con todas las leyes de los fariseos,

pero Pablo no entendió el contenido espiritual de la ley. Tampoco

entendió lo que significa ser pecador ante Dios. Él pensó que era

un buen hombre. Por eso es cierto lo que escribe sobre sí mismo:

“Sin la ley vivía”.

No obstante, cuando el Señor comenzó a obrar en su vida, todo

cambió. Pablo dice: “Venido el mandamiento”. Entonces el Señor

le mostró quién era Dios y quién era Pablo mismo. El pecado

revivió. Él había tratado de ocultar el pecado, pero el Señor lo sacó

a la luz, y Pablo murió a sí mismo. Ya no podía encontrar vida en su

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alma, y el pecado se convirtió en la muerte para él. ¡Estas son

expresiones fuertes! El apóstol no escribe que él solo tuviera que

disculparse ante Dios. El vino a Dios con nada más que pecado y

con las manos vacías. Todos los hijos de Dios deben aprender lo

mismo. Ellos merecen la muerte y deben morir a su propia justicia.

“Yo morí”, escribe Pablo. ¡Qué bendición! Para aprender a vivir de

la gracia, debemos renunciar toda esperanza de ser salvos por la

ley. El Señor vacía al hombre para poder llenarlo con Su gracia

después.

¿CUÁN PROFUNDO?

¿Cuánto conocimiento de nuestra miseria necesitamos? Tanto

como sea necesario para ser llevado a los pies de Cristo. La ley debe

golpearnos tan fuerte que sea necesario para mostrarnos que

estamos muertos en nuestros delitos y pecados. La ley nos insta

también a buscar nuestra vida fuera de nosotros mismos en

Jesucristo. El Salmista dice: “JAH, si mirares a los pecados, ¿quién,

oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, para que seas

reverenciado” (Salmos 130:3, 4). Alguien que ha sido llevado a los

pies de Cristo tiene suficiente conocimiento de su miseria. Hay

muchas personas que han sido conmovidas o animados bajo un

sermón. Sin embargo, eso no es suficiente. Debemos aprender a

creer en Cristo. Tal vez una vez fuimos atormentados por nuestros

pecados. Quizás hemos huido a la calle o a un parque en busca de

la soledad. La pregunta, sin embargo, es: ¿A dónde nos llevaron

estas convicciones? ¿Se ha resuelto el asunto entre tú y Dios?

CALVINO

Juan Calvino no dice otra cosa que Pablo. Él había aprendido lo

mismo, aunque su conversión no fue tan dramática como la de

Martín Lutero. Aquí hay algunas declaraciones de él:

“No es suficiente sentir un ligero deterioro o incitación, sino que

debemos estar heridos o perforados en el fondo del corazón. La

convicción de que debemos morir eternamente debe matarnos,

Page 21: CREER VERDADERAMENTE

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para que aprendamos a morir a todo lo que es de nosotros

mismos”. (Según Hebreos 4:12)

“El rigor de este examen ha de proseguirse hasta que haya domado

y quebrantado todos nuestros bríos, y así prepararnos a recibir la

gracia de Cristo”.

“…pensemos primeramente que no tenemos acceso ni entrada

alguna a la salvación, más que despojándonos de todo orgullo y

soberbia, y revistiéndonos de verdadera humildad”.

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Capítulo 8

¿DÓNDE DEBERÍAMOS COMENZAR?

“Y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham

tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar

hijos a Abraham aun de estas piedras”.

(Mateo 3:9)

Ella tenía setenta años y todavía no estaba convertida. Sus hijos

habían dicho que era hora de que ella creyera y que esto era tan

fácil. Pero a ella se le enseñó de manera diferente. Creer era algo

grande para ella. No puedes simplemente hacer eso. Pero ella

tampoco pudo permanecer inconversa. ¿Por dónde debería

comenzar? ¿Qué debía hacer?

Esta madre sabía que la fe es de vital importancia. Si realmente

creemos, no perderemos la vida, sino que tendremos vida eterna

(Juan 3:16).

Así que mucho depende de ello, y es comprensible que se pregunte

por dónde empezar. ¿Deberíamos simplemente creer que estará

bien? ¿Debemos creer como un niño? ¿Es nuestro bautismo la

base, o debemos asumir que Dios ya comenzó con nosotros antes

de nuestro nacimiento? Algunos dicen que no se necesita hacer

nada más que simplemente suponer que Dios nos ama.

HIJOS DE ABRAHAM

Muchos israelitas razonaban de esta manera: eran hijos de

Abraham y estaban entre los más privilegiados del mundo. Dios los

amó, o por lo menos así pensaron, y si te adhieras a Él y vivieras

bien, todo estaría bien. Obviamente uno no podía romper el pacto

con pecados graves, pero por lo demás no había nada por qué

preocuparse. La predicación de Juan el Bautista fue contraria a

esto. Él no tuvo nada que ver con esta actitud, y fue agudo en su

predicación. Él dijo: “Y no penséis decir dentro de vosotros mismos:

Page 23: CREER VERDADERAMENTE

23

A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede

levantar hijos a Abraham aun de estas piedras”.

No debes confiar en tu linaje o en el pacto con Abraham. ¡Quien

comienza así comete un gran error! Es un gran privilegio si eres de

la descendencia de Abraham. También es una bendición si fuiste

criado en una familia cristiana, pero tu descenso o tu educación no

te hacen salvo. Es incorrecto y peligroso creer que por estos

motivos que perteneces al pueblo elegido de Dios. Juan rechazó

esta teología completamente. Fue un grave abuso del glorioso

pacto de Dios. Él dijo: “Y ya también el hacha está puesta a la raíz

de los árboles…” (Mateo 3:10a). ¿Qué necesitaban los hijos del

pacto? La conversión.

“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el

que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más

poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Mateo

3:11). Juan señaló a Cristo como el más Fuerte, quien bautizará con

el Espíritu Santo y con fuego. Él atraería a los pecadores del mundo

y de la religión. Después de todo, no solo las personas mundanas e

indiferentes necesitan ser convertidos, sino también los jóvenes

ricos y religiosos.

LA CAÍDA

Siempre es necesario empezar por el principio. Dios nos ha creado

bien; el hombre conoció a Dios y fue creado en verdadera justicia

y santidad (Catecismo de Heidelberg, Domingo 3).

Dios, por lo tanto, tiene derecho a nuestro corazon. Consideremos,

entonces, que hemos desobedecido a Dios, tenemos una

naturaleza corrompida, somos incapaces de hacer el bien y

estamos inclinados a toda maldad. Procuremos conocer nuestros

pecados correctamente y a fondo para así humillarnos ante Dios.

Amigo, no empieces tú a creer erróneamente que todo está bien

contigo.

Page 24: CREER VERDADERAMENTE

24

Wilhelmus à Brakel, un pastor holandés del siglo XVII, nos aconseja

a considerar la ley de Dios y estudiar todos los mandamientos.

Podríamos hacernos preguntas tales como: “¿En qué sentido peco

contra el primer mandamiento, y el segundo y todos los demás

mandamientos?” “¿Cuál es mi naturaleza?” “¿Cuántos años he

pecado contra ese primer mandamiento?” “¿Cuánto dolor le he

hecho a Dios?” “Y ¿qué merezco por lo tanto?” “Arrepiéntete bajo

estas preguntas”, escribe à Brakel.

“Un buen comienzo es la mitad del trabajo”, dice un proverbio.

Este es también el caso en lo espiritual. Debemos comenzar bien

en la educación de los niños, pero también en la predicación de la

Palabra de Dios. En la escuela, no se les debe decir a los niños que

todos son ovejas del Buen Pastor. Los niños deben aprender lo que

dice la Biblia. Ellos necesitan el Espíritu Santo en sus vidas, igual

que los adultos. ¿Nos atrevemos a empezar con el Paraíso con los

niños? ¿Les hablamos de Génesis 1 a 3? ¿Estamos honestamente

volviendo al momento cuando todo salió mal?

DE PIEDRAS

Dios puede levantar hijos a Abraham aun de unas piedras. Él puede

cambiar el corazón más duro y obstinado. La Biblia dice: “Y quitaré

de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de

carne” (Ezequiel 36:26b). Dios solo obtiene el honor de ello, y

ningún hombre puede jactarse de sí mismo. Por lo tanto, todos

pueden refugiarse en Cristo. Quienquiera que seas, ¡ven como un

pecador perdido y con un corazón de piedra a ese Todopoderoso

Salvador!

Page 25: CREER VERDADERAMENTE

25

Capítulo 9

UN CORAZÓN NUEVO

“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de

vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os

daré un corazón de carne”.

(Ezequiel 36:26)

Cuando era joven, me dijeron que necesitaba un corazón nuevo.

No recuerdo que a menudo nos hayan dicho que teníamos que

creer. El énfasis estaba en la necesidad de un cambio en la vida.

Hoy en día la gente habla mucho sobre la fe, y todo el mundo

pareciera un creyente. Pero hoy en día escuchas mucho menos

hablar de la necesidad de nacer de nuevo. Sin embargo, no puedes

separar la fe del nuevo nacimiento. Alguien que no es hecho vivo

por el Espíritu Santo todavía está muerto y no tiene fe.

NO HAY QUE SEPARARLOS

No podemos separar los dos: “creer” y “recibir un corazón nuevo”.

Creer de verdad es creer con un corazón nuevo, pero el hombre

natural, quien no ha nacido de nuevo, no puede ni quiere creer. La

verdadera fe es tanto la obra del Espíritu Santo como "la

circuncisión del corazón" (Jeremías 4:4). Alguien que dice que cree,

sin ningún cambio en su interior, engaña a sí mismo. Creer se

convierte en un asunto muy superficial cuando lo reducimos a lo

que pensamos de Dios y de nosotros mismos. La fe salvadora va

mucho más profundo que eso.

Los creyentes son personas cambiadas, y eso se notará en su vida.

Lo que solía ser su vida, su pasatiempo y su todo, ya no es tan

importante. La belleza del mundo ha perdido su valor para ellos, y

sus ídolos deben ser quemados. Jesús dice en Lucas 16 que no

podemos servir a dos señores. Dios no puede ser servido junto al

Mamón. ¿Ha habido un cambio en tu vida? ¿El mundo ya no puede

llenar tu corazón? Entonces, tu casa, tus muebles, tu jardín, y tus

Page 26: CREER VERDADERAMENTE

26

vacaciones ya no son tan importantes para ti. Jesús dijo: “Si alguno

viene a Mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y

hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser

mi discípulo” (Lucas 14:26). ¿Qué o quién tiene el primer lugar en

tu vida?

Creer implica mucho. Es una obra y un don de Dios. Durante el

nacimiento nuevo, el Señor siembra esa fe como una semilla en el

corazón. No debemos pensar que creer es una simple suposición

de que nuestros pecados sean perdonados. Podemos tener una

vida muy piadosa, pero no es suficiente el hecho de que nuestros

pensamientos y comportamiento cambien. Necesitamos un nuevo

corazón. El nuevo nacimiento es una nueva creación, un

levantamiento de la muerte, y una vivificación que Dios obra en

nosotros sin nosotros.

Considera estas palabras del Antiguo y Nuevo Testamento:

“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de

vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré

un corazón de carne” (Ezequiel 36:26).

“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que

no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3).

“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque

la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es

nacido de Dios” (1 Juan 3:9).

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27

Capítulo 10

CREER EN EL CORAZÓN

“Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en

tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”.

(Romanos 10:9)

"¿Todavía me amas?", le preguntó su esposa. "Estoy haciendo mi

mejor esfuerzo", respondió él. Ella se veía un poco infeliz después

de esa respuesta. "Por supuesto que te amo", dijo de manera

divertida; "no requiere ningún esfuerzo".

Este ejemplo ilustra que algo está completamente mal cuando

tienes que esforzarse para amar a alguien o confiar en alguien. No

puedes imponer el amor y la confianza. Ambos no pueden ser

forzados. Esto también se aplica a la fe. Quienquiera que tenga que

esforzarse para creer se ve obligado a creer y no cree con su

corazón, sino con la cabeza.

No podemos controlar nuestros sentimientos. No puedes decidir

ahora que te sentirás muy bien mañana. Eso no funciona. Es

también difícil amar a alguien que no te importa. Puedes

intentarlo, pero si no lo amas de corazón, nunca funcionará. Esto

también es verdad en la vida de fe. A pesar de que el Señor

requiera de nosotros fe y amor, y a pesar de que sea tan digno de

ser amado, tú no puedes simplemente presionar un botón y creer

en Él.

EL ANHELO

Quizás preguntas a alguien si cree en Dios. Sin embargo, sabes de

antemano cuál será la respuesta. Por supuesto que él o ella cree.

Por lo tanto, decides reformular la pregunta. Le preguntas si él o

ella anhela al Dios vivo. Es muy posible que ahora sea mucho más

difícil de responder. Ahora tu pregunta se trata de la experiencia

del corazón.

Page 28: CREER VERDADERAMENTE

28

La verdadera fe va acompañada de un anhelo por Dios y encuentra

su felicidad en el Señor. Algunos no se atreven a decir que anhelan

a Dios, aunque no tienen problemas para decir que creen en Dios.

Pero ¿hay tanta diferencia? ¿No es creer también un hambre por

el Dios vivo, un anhelo profundo por Dios?

CON EL CORAZÓN

Pablo escribe sobre "creer con el corazón" y "confesar con la boca".

¿Qué quiere decir con el corazón? Bueno, creer con el corazón es

creer con todo tu ser. Se trata de toda la persona, con sentimientos

y voluntad. Nuestro corazón refleja nuestros sentimientos más

profundos y expresa nuestra opinión más profunda. Asimismo, la

forma en que vivimos revela lo que hay en nuestro corazón y

quiénes somos realmente. El poeta de los Proverbios escribe:

“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana

la vida” (Proverbios 4:23).

Si nuestro corazón no cambia, no podemos creer. El corazón de

piedra debe ser removido y un corazón de carne debe ser regalado.

Esto no significa que podamos escondernos detrás de nuestra

incapacidad de creer. El Señor es digno de ser amado y creído, y

Cristo se asombró de la incredulidad de Nazaret. Sin embargo, es

bueno darse cuenta de que creer no es una decisión de tu mente,

sino una entrega del corazón. Solo es bíblico si insistimos que la

gente crea con el corazón.

LA VOLUNTAD DEL HOMBRE

No es justo hacer un "ataque" directo a la voluntad del hombre en

el evangelismo y el trabajo misionero. Quiero decir que debemos

tener cuidado al insistir en una elección que no está respaldada por

el corazón. La forma en que alguien te habla sobre la compra de un

auto debe ser diferente de la forma en que alguien te predica el

Evangelio. Las técnicas de venta no pertenecen al púlpito. Después

de todo, el Señor busca tu corazón.

Page 29: CREER VERDADERAMENTE

29

EL ALMA

Creer con el corazón es un asunto de tu alma. La fe anhela con su

alma al Dios vivo. Se puede comparar eso con el deseo de un ciervo

en búsqueda de agua. El verdadero creyente reconoce el lenguaje

de David en Salmo 42: “Como el ciervo brama por las corrientes de

las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía”.

En muchos lugares de la Biblia, las palabras "alma" y "corazón"

significan casi lo mismo. Sin embargo, el alma no es tanto el asiento

de la voluntad, sino la persona completa. Es tu personalidad

completa, son tus sentimientos, es tu voluntad, son tus deseos, etc.

Creer con tu alma abarca todo: tu vida entera.

Page 30: CREER VERDADERAMENTE

30

Capítulo 11

EL MISTERIO DE LA FE

“Que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia”.

(1 Timoteo 3:9)

Alguien me dijo que un sermón no debería ser comprensible para

todos. Nunca antes había escuchado tal declaración. El hombre me

dijo: “Un sermón que cualquiera puede entender no es un buen

sermón.” “Después de todo”, se defendió, “la fe no es una teoría

que se puede entender con la mente, sino que es algo místico que

solo los renacidos pueden entender.”

GRAN MISTERIO

Lo que el hombre dice en lo anterior es incorrecto. Cristo no

hablaba una lengua extranjera. Los fariseos generalmente

entendían muy bien de qué estaba hablando. Por eso se enojaron

tanto con Jesús. Pero es cierto que no todos entienden la Palabra

de Dios. Cuando Cristo explica a los discípulos por qué Él habló en

parábolas, les dice: “Porque a vosotros os es dado saber los

misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado” (Mateo

13:11b).

En otro lugar, leemos que Cristo dice: “Te alabo, Padre, Señor del

cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de

los entendidos, y las revelaste a los niños” (Mateo 11:25b).

Y Pablo escribe que “el hombre natural no percibe las cosas que son

del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede

entender” (1 Corintios 2:14).

Esto es lenguaje claro; hay un misterio de la fe. La persona natural

e inconversa está ciega para la verdad del Evangelio. Puede hablar

sobre la doctrina de la Palabra de Dios y razonarla, pero no

entiende de qué se trata.

Page 31: CREER VERDADERAMENTE

31

Por este motivo es necesario que el Señor alumbra “los ojos de

nuestro entendimiento” para poder entender y creer la Palabra de

Dios (Efesios 1:18). Creer no es algo que te enseñan en la escuela

o en la iglesia. No debemos pretender eso tampoco. Solo el Espíritu

Santo puede enseñarnos el misterio de la fe, y solo Él puede

guiarnos a toda la verdad.

¿Hay algún lenguaje secreto en la Biblia? ¿Hay un código secreto?

No. Pero una persona ciega no puede hablar de colores. Una

persona sorda no puede disfrutar de la música. Y así la verdad no

puede ser entendida sin la obra del Espíritu Santo. Cuán

importante es, por lo tanto, que oremos por la apertura de la

Palabra para conocer el misterio de Cristo. Pablo literalmente lo

escribe de esta manera: “Orando también al mismo tiempo por

nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin

de dar a conocer el misterio de Cristo…” (Colosenses 4:3a). Pablo

mismo necesitaba siempre la luz del Espíritu Santo. Cada vez que

tenía que predicar la Palabra de Dios, sentía que había una barrera.

Por eso pidió a la iglesia que orara para que Dios le diera a él y a los

oyentes una mente iluminada.

OSCURECIDO

La caída en el Paraíso ha tenido graves consecuencias, tanto que

ya no entendemos la Palabra de Dios. Ya no sabemos quién es Dios,

qué es el pecado y para qué necesitamos la gracia. Podemos

acercarnos a la verdad y aun así no entenderla.

“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los

otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el

entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios…” (Efesios

4:17, 18a).

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Capítulo 12

CREER EN LO IMPOSIBLE

“El creyó en esperanza contra esperanza…”

(Romanos 4:18a)

Ser salvo no es algo a lo que tienes derecho. La salvación es un

milagro de Dios. Sin embargo, a veces uno se pregunta: ¿Cómo es

posible que la gente piensa tan fácilmente acerca del perdón de los

pecados? A menudo se escucha a la gente decir que Dios es amor

y que, naturalmente, salva a los pecadores. La gente dice:

“Simplemente tienes que creer y no puedes dudar.” Muchos se

sorprenden cuando escuchan que otros luchan con la pregunta de

si aún es posible que sean salvos.

¿Qué es la gracia? ¿Es algo obvio? ¿O es la gracia un milagro eterno

y duradero de Dios?

SERÁ UN MILAGRO

Satanás es muy bueno al describir la salvación como algo

imposible. Si él te susurra que no es posible para ti, te desanimarás

sobremanera. Si Satanás no puede atraparte en la red del mundo

o el fariseísmo, lo intentará con palabras piadosas. Por ejemplo, él

dice: “Probablemente no eres elegido de todos modos, así que es

mejor que no vayas a la iglesia.” Sin embargo, Satanás es un

mentiroso. Hay una posibilidad de ser salvo: en Cristo. Pero no

debemos considerar la gracia como algo natural o algo que puedes

agarrar cuando quieras. Es un milagro eterno cuando un pecador

recibe la gracia.

El Señor hace experimentar que la salvación es un milagro de Dios.

Él quiere ser un Dios sorprendente que hace posible lo imposible.

Abraham tuvo que esperar mucho tiempo para el nacimiento de

Isaac. ¿Por qué el Señor lo dejó esperar tanto? Y luego, cuando

Isaac finalmente nació y creció, el Señor le pidió que sacrificara a

Page 33: CREER VERDADERAMENTE

33

su hijo. ¿No fue todo eso demasiado difícil para Abraham? No.

Abraham creyó en el milagro “en esperanza contra esperanza”.

José también tuvo que esperar mucho tiempo. José había soñado

que gobernaría sobre sus hermanos, pero terminó en Egipto como

esclavo. Las cosas empeoraron: fue puesto en la cárcel y olvidado

por el copero que fue librado. ¡Qué milagro para él cuando el

Faraón lo convirtió en virrey sobre Egipto!

David tuvo que huir durante años por su vida y no se convirtió en

rey. ¿Por qué? ¿Por qué los discípulos querían despedir a la mujer

cananea? ¿Por qué le dijo Jesús a la mujer que Él solo había venido

por las ovejas perdidas de Israel? ¿Por qué le dijo que el pan no era

para los perros, sino para los niños?

LO IMPOSIBLE

El Señor deja que los pecadores se queden estancados en sí

mismos. Todo se vuelve tan imposible para ellos. Pierden toda la

esperanza, y entonces, de repente hay salvación. De repente Sara

se quedó embarazada. Eso no era posible a su edad, pero sucedió.

José fue sacado inesperadamente de la cárcel para explicar un

sueño. Se convirtió en el salvador de su familia, dándoles trigo.

David se convirtió en rey de todos modos. Cuando sucede lo

imposible, Dios recibe el honor.

Los discípulos también han experimentado que la salvación es un

milagro. Cuando el joven rico se fue tristemente porque el precio

de vender sus bienes era demasiado alto para él, los discípulos se

preguntaron quién podía ser salvo. Leemos en Marcos 10:26 y 27:

“Ellos se asombraban aun más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues,

podrá ser salvo? Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres

es imposible, mas para Dios no, porque todas las cosas son posibles

para Dios”.

Page 34: CREER VERDADERAMENTE

34

LA GLORIA DE DIOS

El Señor es glorificado cuando perdemos toda esperanza en

nosotros mismos, cuando la gracia se convierte en una

imposibilidad. Cuando la gracia se convierte en la cosa más normal

del mundo, no nos damos cuenta de cuán grande y bueno es Dios

para un pobre pecador como yo. Dios debe recibir el honor de mi

salvación, y solo Él. Pero qué maravilloso mensaje es que todas las

cosas son posibles para Dios. ¡Todas las cosas! El mayor pecador

puede ser salvo, y hay una abundancia de gracia. El milagro es cada

vez más grande para el pueblo de Dios. Pablo llegó a conocerse más

y más como una persona miserable, y la gracia vino a ser cada vez

más preciosa para él. La Iglesia de Dios nunca terminará de

maravillarse sobre el milagro de la salvación. Querido amigo, ¿la

salvación se ha convertido ya en un milagro eterno para ti?

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35

Capítulo 13

LA FE ES UN DON

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de

vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se

gloríe”.

(Efesios 2:8, 9)

Estoy pensando en un joven que había hecho la confesión pública

de fe y que también había participado algunas veces de la Santa

Cena. Creía que Dios lo había convertido y que él era un hijo de

Dios. Después de unos años se volvió todo más oscuro para él en

el sentido espiritual. Su sentimiento lo abandonó y se sintió

decepcionado con otros hijos de Dios. La Biblia ya no le atraía, la

predicación lo aburría y la oración ya no le fue posible. Cuando

habló con otros acerca de esto, se le dijo que "creyera". Creer

resolvería todos sus problemas, y no era necesario hacer más.

Estaba convencido de que sus amigos tenían la razón: tenía que

creer. El problema, no obstante, era que él no podía hacerlo. No

pudo entregar su corazón a Dios y a Jesús. En el transcurso de los

meses todo se hizo aún más imposible y sin esperanza. Esto seguía

así hasta que leyó un sermón de uno de los hermanos Erskine de

Inglaterra acerca del texto: “Porque de él, y por él, y para él, son

todas las cosas…” (Romanos 11:36a). Al leerlo, descubrió que la fe

también es un don de Dios. Dios no necesitaba nada de él. Todo lo

que Dios da es completamente suficiente. Eso le rompió el corazón,

y viendo que todas las cosas vienen de Dios, incluso la fe, él podría

creer nuevamente.

¿UN TROPIEZO?

Algunos piensan que es una pena que la fe sea un don de Dios.

Prefieren escuchar que el hombre es capaz de creer por sí mismo.

¿Qué debemos pensar de eso? ¿Es una pena que la fe es un don de

Dios? ¿Habría sido mejor si la fe dependiera de nosotros? Por

supuesto que no, pues en este caso el Señor no recibiría el honor

Page 36: CREER VERDADERAMENTE

36

de todo, sino el hombre. Además, si la fe dependiera del hombre,

la fe sería una carga pesada para los hijos de Dios, pues nadie

puede creer por sí mismo. Imagina que la salvación dependiera de

mi propia fe. ¡Que yo debería comenzar primero! Gracias a Dios, es

diferente. Creer es y permanece un don de Dios, para que nadie se

jacte de sí mismo. Por lo tanto, que no sea un obstáculo para

nosotros el hecho de que la fe es un don.

LA INCREDULIDAD NO ES UN DON

Amigo, el hecho de que la fe es un don no significa que no estés

llamado a creer. Creer es a la vez un mandato y un don. Es un

milagro cuando el Espíritu Santo te llama, pues solo entonces oirás

el mandato y la invitación a creer. La incredulidad es algo que viene

de tu propio corazón. Persistes en ello hasta que el Señor quiebra

tu corazón. La incredulidad no viene de Dios ni del diablo. Tu

excusa de que no puedes creer de ti mismo tampoco es válida. La

incredulidad es un pecado.

LA FE ES MERECIDA

Cristo murió en la cruz para pagar por Su Iglesia. Esta muerte de

Cristo fue un gran sacrificio, completo y lo suficiente poderoso para

la expiación de los pecados de todo el mundo. La muerte de Cristo

también fue completamente efectiva en la salvación de todos los

elegidos. Dios no dejó al hombre la decisión de aceptar el sacrificio

de Cristo o no. Si esto fuera el caso, nadie sería salvo. Cristo compró

Su Iglesia con su muerte. Él ganó el derecho a la vida eterna para

ellos. También adquirió la fe para Su Iglesia. Gracias a Su muerte se

da la fe a los pecadores. ¿Quién da esa fe? El Espíritu Santo. Pero

el Espíritu Santo no es dado a todos. Dios es soberano. Él reparte,

y cuando lo hace no lo pide de nuevo. Por eso el Señor le dijo a

Pedro que su fe no se detendría.

¿LA GRACIA O LA FE?

No quiero hacerlo demasiado complicado, pero todavía quiero

responder a la siguiente pregunta: ¿Es la fe un don o algo que se

Page 37: CREER VERDADERAMENTE

37

recibe por la gracia? ¿Qué dice el apóstol Pablo? “Porque por

gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es

don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8,

9). Se ha escrito mucho sobre este texto y las opiniones difieren.

Todo se reduce a esto: ¿Quiere decir Pablo que la gracia obtenida

por la fe es un don, o quiere decir Pablo que la fe es un don? Para

ser honesto, realmente no es tan importante lo que elegimos. En

el primer caso, toda la salvación es un regalo de Dios. Esto incluye

tanto la fe como la gracia. Y nadie puede decir jamás que él o ella

haya sido tan bueno en creer en Dios.

EL ARMINIANISMO

Muchos dicen hoy en día que tienes que dar el primer paso para

creer y que posteriormente puedes atribuirlo a Dios. Este no es

nada novedoso. A esto lo llamamos el arminianismo. Es más bíblico

decir que no podemos creer por nosotros mismos, pero que aún

tenemos que creer. La fe es, pues, enteramente un don de Dios.

Page 38: CREER VERDADERAMENTE

38

Capítulo 14

CREER EN EL GALARDONADOR

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que

el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de

los que le buscan”.

(Hebreos 11:6)

Un hombre había sido diácono en la iglesia durante años. Era un

hombre serio, pero él sabía que eso no era lo suficiente para ser

salvo. Era inconverso, así se sentía, y carecía de la fe verdadera. Le

habría gustado creer, pero ¿qué podía hacer al respecto? Esperaba

que Dios le diera fe. Hasta que en un sermón escuchó lo siguiente:

“¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus

polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” (Mateo 23:37b). Había

supuesto que no podía creer, y por lo tanto no tenía que hacer

nada. “Dios no me pide nada que no pueda hacer”, había razonado.

Ahora, sin embargo, comenzó a darse cuenta de que, aunque no

podía creer, todavía tenía que creer. La misma Palabra de Dios se

lo dijo. “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es

necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es

galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).

LA FE AGRADA A DIOS

Él ya se sentía miserable y culpable. Nunca había creído realmente,

y eso era culpa suya. Como un pecador perdido, comenzó a rogar

a Dios por misericordia. ¡Qué tonto había sido para cargar su

responsabilidad sobre Dios! Dios se hizo realidad para él, y él

comenzó a pensar de manera diferente acerca de Dios. Ahora tenía

pensamientos altos y buenos de Dios. Se dio cuenta de que el Señor

está dispuesto a salvar a los pecadores.

Según Hebreos 11:6, Dios se complace de la verdadera fe por dos

razones. En primer lugar, es porque en la fe Dios se convierte en

una realidad y, en segundo lugar, es porque luego se lo ve a Dios

Page 39: CREER VERDADERAMENTE

39

como una fuente infinita de bondad. Es la voluntad de Dios que los

pecadores vengan a Él, pero Él no necesita nada de ellos. Ven,

entonces, a Él con las manos vacías. No esperes nada de ti mismo,

sino todo de Dios.

UN GALARDONADOR

Dios es el Dios todo suficiente. Él no necesita nada de nadie, y Él es

la fuente de la vida, el poder, la alegría, la belleza y la bondad. Y a

Él Le gusta que conozcamos a Él de esa manera. Él quiere que

creamos en Él como el galardonador de todos aquellos que Lo

buscan.

Satanás nos dice que Dios es duro y cruel, pero el diablo miente.

En la parábola de los talentos, leemos que el siervo flojo e infiel

dice: “Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde

no sembraste y recoges donde no esparciste” (Mateo 25:24b). Y es

cierto que el patrón en la parábola castiga la pereza, pero ¡mira lo

que les da a los sirvientes que le han servido! Así es el Señor.

Somos muy propensos a tener pensamientos duros de Dios. Los

israelitas tenían el mismo problema. En la época del profeta

Ezequiel, muchos israelitas pensaron que ya no había perdón para

ellos, pero el profeta tenía que decirles lo siguiente: “Diles: Vivo yo,

dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se

vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de

vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?”

(Ezequiel 33:11).

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40

Capítulo 15

EL TEMOR DE JEHOVÁ

“El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el

conocimiento del Santísimo es la inteligencia”.

(Proverbios 9:10)

La fe se describe en el Antiguo Testamento como “el temor a

Jehová”. Especialmente en Génesis y los Salmos leemos que

debemos temer a Dios. Aquí hay algunos ejemplos:

“Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada;

porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste

tu hijo, tu único” (Génesis 22:12).

“Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud,

temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia;

y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de

cincuenta y de diez” (Éxodo 18:21).

“Venid, oíd todos los que teméis a Dios, y contaré lo que ha hecho

a mi alma” (Salmos 66:16).

SINÓNIMO

Los escritores de artículos en diccionarios teológicos están de

acuerdo en que "temer al Señor" es un sinónimo de "creer en el

Señor". Ser temeroso de Dios no significa que Le tengamos mucho

miedo. Cuando tememos a Dios, Lo amamos y Lo miramos como

nuestro amo. El temor de Dios que se describe en la Biblia es un

profundo respeto combinado con una sincera confianza.

Se ha vuelto cada vez más difícil en nuestro tiempo explicar lo que

significa el “temor a Jehová”. Muchos jóvenes se crían con tanta

libertad de modo que tienen poco o ningún respeto por sus padres.

Hablan con sus padres como si estuvieran hablando con su amigo.

Es difícil para ellos aceptar que hay personas que ejercen autoridad

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41

sobre ellos. Y muchos nunca parecen haber oído hablar de la

palabra “respeto”.

UN PROFUNDO RESPETO

Sin embargo, si el Señor nos muestra cuán grande es Él, nos

volvemos culpables y humildes. ¡Él es, pues, tan santo y nosotros

tan pecaminosos! El Señor obra un profundo respeto hacia Sí

mismo en el corazón de un pecador. El Señor obra la fe y se da a

conocer al pecador, pero la fe nunca elimina la distancia que hay

entre Dios y el hombre.

El temor a Jehová se expresó en el servicio del templo. Fue un gran

asunto para el israelita acercarse a Dios. Era algo muy especial para

los sacerdotes entrar en el Lugar Santo. Esto fue especialmente

cierto para el sumo sacerdote que tenía que entrar en el Lugar

Santísimo una vez al año. Vemos la reverencia en las historias, en

los Salmos, que alaban la bondad y la grandeza de Dios, y en las

oraciones. Pienso, por ejemplo, en las palabras de Moisés: “Porque

Jehová vuestro Dios es Dios de dioses, y Señor de señores, Dios

grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni

toma cohecho” (Deuteronomio 10:17).

EL NUEVO TESTAMENTO

El Señor también ha enseñado a Su iglesia del Nuevo Testamento

a temer a Dios. Él enseñó a Sus discípulos a orar: “Padre nuestro

que estás en los cielos…” (Mateo 6:9b). Estas palabras expresan por

un lado que Dios quiere ser el Padre de Su iglesia, pero, por otro

lado, nos muestran la distancia que hay entre Dios y la Iglesia, pues

el Padre está en el cielo y nosotros en la tierra. Creer todavía es

estimar, mostrar reverencia y admirar a Dios. Es bueno recordar

eso. Dios sigue siendo un fuego consumidor (Hebreos 12:29) y

“¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Hebreos 10:31)

¡No hemos pecado contra un hombre, sino contra nuestro

Creador! Expresémoslo en los cultos de nuestra iglesia. Debe haber

reverencia. Un ejemplo: hubo una vez una anciana que estaba

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acostumbrada a doblar las rodillas ante Dios. Lo hacía cada mañana

y tarde. Sin embargo, se volvió cada vez más difícil para ella

ponerse de rodillas y levantarse de nuevo. Se quejó de eso cuando

los ancianos de la iglesia fueron a visitarla. Los líderes de la iglesia

no lo vieron como un gran problema. Le dijeron que también podía

orar desde su silla. Eso fue cierto, "pero", dijo la anciana, "El Señor

es tan digno de arrodillarse ante Él".

“El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento

del Santísimo es la inteligencia”. (Proverbios 9:10)

Page 43: CREER VERDADERAMENTE

43

Capítulo 16

CREER ES CONOCER A DIOS

“El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel

no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento”.

(Isaías 1:3)

"¿Puedo hacerte algunas preguntas sobre tu fe?" “Sí, por

supuesto”, me dijo el hombre que estaba sentado al lado de mí.

Entonces le pregunté: “¿Conoces a Dios?” El hombre permaneció

en silencio por un momento. Luego me preguntó qué quería decir

yo con "conocer a Dios". Nadie jamás le había hecho esta pregunta.

Agregué que aprendemos a conocer a Dios cuando nos

encontramos con Él. "Oh, sí", respondió. "Me encuentro con Dios

todos los días en la naturaleza". Me dijo que la naturaleza era tan

hermosa de modo que podías conocer a Dios en todas partes.

“Pero”, le pregunté, “¿Ya has encontrado a Dios en Su Palabra?”

No, él no pudo decir eso. Él solo creía en Dios, pero nunca Lo había

encontrado en Su Palabra. Luego miró hacia otro lado y ya no decía

mucho. Finalmente se levantó y ya no tenía ganas de hablar más.

CREER ES CONOCER

En la Palabra de Dios, las palabras "creer" y "conocer" están

estrechamente relacionadas. ¿Puedes creer en alguien sin conocer

a esa persona? ¿Puedes confiar en alguien que nunca has

conocido? Por lo menos debemos conocer algo de Dios para poder

amarlo. Este conocimiento de Dios también implica

autoconocimiento, es decir, conocimiento de uno mismo. A la luz

de Dios, vemos quiénes somos: pecadores, transgresores de la ley,

gente ingrata e incrédula. Este autoconocimiento es necesario,

porque alguien que no está convencido de sus pecados no quiere

conocer a Dios.

Entonces, creer es conocer a Dios, y eso es imposible sin la

iluminación de nuestra mente y la revelación de Dios en nuestra

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vida. El hecho de que “conocer a Dios” y “creer en él” están

estrechamente relacionados se evidencia de los siguientes

versículos:

“Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios

más que holocaustos” (Oseas 6:6).

“El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel

no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento” (Isaías 1:3).

“Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? Y los que tenían la

ley no me conocieron…” (Jeremías 2:8a).

EL CONOCIMIENTO EXPERIENCIAL

El verdadero conocimiento de Dios es un conocimiento cálido y

personal. El profeta Isaías se quejó de que las bestias conocían a su

dueño, pero que el pueblo de Israel no "conocía" a Dios. Isaías dice

en realidad: los animales conocen y confían en su dueño, pero

Israel no lo hace. La misma palabra hebrea para "conocer" (jada),

lo que Isaías usa aquí, también se usa para describir la relación

entre un hombre y una mujer dentro del matrimonio. Este

verdadero conocimiento de Dios, por lo tanto, significa mucho más

que un conocimiento intelectual de Dios. Se trata de una relación

íntima con Dios.

Podemos saber mucho sobre la Palabra de Dios, y podemos leer

grandes libros acerca de Dios sin haberlo conocido personalmente.

En la Biblia, no obstante, nos encontramos con personas que

caminaban con Dios. Una persona que camina con Dios Lo conoce

y cree en Él. Tal persona tiene una relación íntima con Dios.

“Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte; andará, oh Jehová,

a la luz de tu rostro” (Salmos 89:15).

“Y caminó Enoc con Dios…” (Génesis 5:22a).

“Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con

Dios caminó Noé” (Génesis 6:9b).

Page 45: CREER VERDADERAMENTE

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LO SUPERFICIAL

Una joven estaba en la iglesia por primera vez en su vida. El pastor

llamó a los nuevos asistentes a elegir a Jesús y acercarse a la

plataforma. El hombre estaba tan serio que incluso ella fue

adelante. Ella eligió a Jesús porque el ambiente en la iglesia la había

tocado. El pastor había insistido en elegir a Dios, pero ella no sabía

en absoluto quién era Dios. Él fue el Creador y fue maravilloso, pero

¿para qué Lo necesitaba? Bueno, ella se sentía tan vacía por

dentro. Pocos años después ya no asistía a la iglesia. La luna de miel

había terminado. Su fe fue de corta duración. Temo que muchos

vayan a una iglesia sin conocer a Dios en verdad. Hay tanto engaño.

Sin embargo, si realmente no hemos llegado a conocer a Dios,

tampoco podemos creer en Él.

POR LA PALABRA

El hombre del que estaba hablando al principio tenía razón en que

podía encontrarse con Dios en la naturaleza. Él respetó la creación

de Dios y vio su poder y sabiduría divino en ella. Pero ¿podemos

conocer la santidad y la justicia de Dios por medio de la creación?

¿Pueden las estrellas, las montañas, los bosques y los mares

enseñarnos acerca de la gracia de Dios? ¡Eso es imposible!

Podemos quedar impresionados por la hermosa naturaleza. Y

cuando vemos algo muy hermoso, exclamamos tal vez: "¡Ahora

creo que hay un Dios!" Pero eso no es la fe. Pablo dice: “Así que la

fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).

Por lo tanto, es importante que lleguemos a conocer a Dios a través

de Su Palabra. Dios quiere ser conocido. Aunque Él esté oculto, Él

quiere revelarse en Su ser, Sus nombres, Sus atributos y Sus

personas. Aquí en la tierra se conoce solo en parte, pues el

conocimiento perfecto de Dios solo se experimenta en el cielo.

“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos

10: 17).

Page 46: CREER VERDADERAMENTE

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Capítulo 17

CREER EN DIOS

“¿Quién es, Señor, para que crea en él?”

(Juan 9:36b)

En ninguna parte de la Biblia leemos que a los pecadores se les pide

creer que sus pecados son perdonados. Leemos acerca de la

necesidad de creer en Dios y en Cristo. Hay una gran diferencia en

creer que algo ha sucedido o creer en algo o alguien. Cuando

creemos que algo ha sucedido o que una afirmación es verdadera,

creemos en un hecho o en una verdad. Por ejemplo: “Creo que dos

más dos son cuatro, y creo que estoy sano”.

"Creer en", por otro lado, es una cuestión de confianza. Alguien

puede creer en su esposa o creer en un dogma. Ese tipo de creencia

tiene una gran confianza en algo o en alguien. Esta fe se une a

alguien o algo y se familiariza con ello.

NO TE ENGAÑES

¿Qué dice la Palabra de Dios acerca de la fe? Bueno, tenemos que

aprender a creer en Dios y en Cristo. No solo debemos creer que

Dios es el Creador o que Él es el Todopoderoso, sino que debemos

creer en Dios mismo. La Palabra de Dios ciertamente no nos enseña

que debemos simplemente presumir que Dios es nuestro Padre.

También no puedes simplemente presumir que tus pecados te son

perdonados si el Señor no te lo ha dicho. Podemos engañarnos

fácilmente. Por ejemplo, puedo creer que estoy mejor mientras

que el cáncer está creciendo en mi cuerpo. Amigos, podemos tener

nuestra propia verdad, pero cuán diferente es cuando por la gracia

llegamos a conocer a Dios. Se trata de la fe personal en Él. Somos

llamados a creer en Dios personalmente. No solo debemos creer

que Él existe, o que Él ha elegido a un pueblo desde la eternidad, o

que Él dirige nuestras vidas, pues eso no nos salva. Estamos

llamados a ir a Él como pecadores para creer en Él.

Page 47: CREER VERDADERAMENTE

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CREER EN ALGUIEN QUE CONOZCO

¿Cómo puedo creer en alguien que no conozco personalmente?

¡Eso es imposible! Para creer en alguien o, por ejemplo, para poder

casarte con esa persona, primero debes conocerla. Esto no es

diferente en lo espiritual. ¿Cómo puedo creer en el Señor Jesús si

nunca he oído hablar de Él, si no lo he encontrado en Su Palabra, o

si el Espíritu Santo no me Lo ha dado a conocer? No puedo confiar

en alguien que no conozco. La pregunta crucial es si creemos en

Dios y en Cristo.

¿QUIÉN ES, SEÑOR?

El hombre ciego de nacimiento que fue sanado por Cristo fue

expulsado de la sinagoga por los judíos. Cuando Cristo lo visita más

tarde, le pregunta si cree en el Hijo de Dios. El hombre entonces

responde: “¿Quién es, Señor, para que crea en Él?”. Jesús le

responde: “Pues le has visto, y el que habla contigo, Él es”.

Entonces le dice el hombre: “Creo, Señor; y le adoró” (Juan 9:36–

38). ¿Cómo habría podido este hombre ciego creer en el Hijo de

Dios si no Lo hubiera conocido? Fue sanado por alguien, pero ¿qué

sabía él acerca de Cristo? El hombre sabía que era ciego y que podía

ver ahora, pero él no sabía nada más. Sin embargo, cuando Jesús

le habló y le explicó quién era, él creyó con todo su corazón. Ahora

adoraba a Jesús como el Hijo de Dios. Al igual que con este hombre,

Cristo debe ser revelado a nosotros para poder creer en Él. Los

hijos de Dios no creen en un Dios desconocido o en un Jesús

desconocido, sino en su Dios y en su Jesús.

¿QUÉ ES MÁS IMPORTANTE?

¿Qué es más importante: creer en Cristo o creer que nuestros

pecados son perdonados? Es más importante el primero. Pienso en

los hijos de Dios que estiman a Cristo y que tienen una relación

íntima con Él, pero que no se atreven aún a decir que sus pecados

les son perdonados. Aún no tienen esa certeza. También pienso en

personas que no tienen problemas para creer que sus pecados les

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son perdonados, pero que no conocen ni aman a Cristo. Es triste

cuando los hijos de Dios todavía no tienen la certeza de fe. Por lo

tanto, son llamados a hacer firmes su vocación y elección (2 Pedro

1:10). Pero ¿no es mucho más cuestionable estar tan seguro del

perdón sin tener un conocimiento verdadero de Dios y de Cristo?

Después de todo, la pregunta más importante es si creemos en el

Hijo de Dios.

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Capítulo 18

LOS DEMONIOS CREEN TAMBIÉN

“…también los demonios creen, y tiemblan”.

(Santiago 2:19b)

No solo la gente, sino también los demonios pueden creer. Los

demonios son ángeles caídos. Son seres con una mente y una

voluntad, y saben muy bien quién creó el universo y quién lo

controla. El pensamiento de Dios y Su juicio los asusta y los hace

temblar. Eso no es de extrañar, porque Dios es un fuego

consumidor y debe castigar el pecado, también los pecados de los

demonios.

CREÍDO EN VANO

Santiago escribe sobre estas cosas porque se encuentra con

personas que, como los demonios, creen en Dios pero no odian al

pecado. Según Santiago, su fe vale tanto como la fe de los ángeles

caídos. Los demonios y las personas pueden temblar cuando

piensan en Dios. También pueden tener algún tipo de respeto en

sus corazones por Dios, pero ¿qué les aprovecha todo esto? Hay

tantas personas que dicen que creen en Dios, pero muchos de ellos

apenas leen la Palabra de Dios. Muchos dicen que experimentan el

poder de Dios, pero no vienen a la iglesia fielmente. Santiago

honestamente escribe que este tipo de fe no te salva, incluso si

llevas una vida decente. Pues, los demonios también creen.

TEMBLAR

El pensamiento de Dios hace que algunas personas tiemblen.

Belsasar temblaba cuando intentaba leer el manuscrito en la pared

de su palacio: “Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo

turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una

contra la otra” (Daniel 5:6). Alguien que tiembla ante Dios toma a

Dios en serio. Esta persona también tiene en cuenta el juicio

venidero. Pero esto no significa que él crea en Dios con su corazón.

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Alguien puede desmayarse por temor a Dios. Puede ver las llamas

del infierno ante sus ojos, por así decirlo, sin tener un verdadero

amor por Dios y Cristo en su corazón. Hay tantas conversiones

falsas. Amigo, ¿se ha quebrantado tu corazón? ¿Hay tristeza sobre

el pecado en tu corazón? ¿Hay temor para Dios y amor para Cristo?

LO SUPERFICIAL

No podemos culpar a los demonios por ser superficiales. Se toman

las cosas más en serio que muchos asistentes de la iglesia aquí en

la tierra. No son como los que tranquilamente ponen un caramelo

en la boca al oír el sermón más serio. Tampoco se parecen a

aquellos que creen sin haber estado preocupados por sus pecados.

Los demonios ya no pueden ser salvados. En Su soberanía, Dios

decidió dejarlos en la destrucción en la cual se habían hundido

debido a su rebelión. Eso es diferente para la humanidad. La puerta

de la gracia está completamente abierta para nosotros. Cristo

tomó la naturaleza humana para salvar a pecadores de la ira de

Dios. En la Biblia leemos que Él “comenzó a entristecerse y a

angustiarse en gran manera” (Mateo 26:37b). Se puso muy triste.

Difícilmente podemos imaginar lo que Cristo sufrió. Él fue sacudido

en el jardín de Getsemaní. La ira de Dios estaba sobre Él. El dio

todo, hasta Su vida. Por este motivo hay esperanza, pues en Ti, oh

Señor, hay perdón, para que seas reverenciado (Salmos 130:4).

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Capítulo 19

LA FE HISTÓRICA

“¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees”.

(Hechos 26:27)

La historia no era mi materia favorita en la escuela secundaria.

Aprendí las fechas y los hechos porque tenía que hacerlo, pero no

estaba muy interesado en la llegada de Colón a América ni en la

Segunda Guerra Mundial. Creía que todo había sucedido y había

sido importante, pero la materia no tenía apasionado mi corazón.

Algunas veces hice todo lo posible para obtener una buena

calificación, pero lo hice para obtener una buena nota y para recibir

el honor. Además, no quise tener problemas en casa. Es una pena

que no haya visto el sentido de la historia en ese momento.

La fe histórica en la Biblia quiere decir que crees los hechos bíblicos

y supones que es importante, pero que la Biblia no te toca el

corazón. Lees tu Biblia y haces lo mejor para llegar al cielo, y

conoces de memoria partes enteras de la Biblia, pero la Palabra no

se hace una realidad en tu vida. Se queda para otro. La creencia

histórica, entonces, no es más que un consentimiento de la verdad.

CUATRO TIPOS

Distinguimos entre cuatro tipos diferentes de fe: La fe histórica, la

fe en milagros, la fe temporal y la fe salvadora. Tres de los cuatro

tipos de fe se pueden encontrar en la parábola de la semilla

(Marcos 4). La semilla que cae junto al camino y es arrebatada por

las aves es muy similar a la fe histórica. La fe temporal se compara

con la semilla que cae en lugares pedregosos y las espinas. La fe

salvadora es como la semilla que cae en buena tierra y produce

mucho fruto.

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CASI UN CRISTIANO

Pablo le cuenta al rey Herodes Agripa lo que había sucedido en su

vida, y cómo antes él había vivido de manera estricta y religiosa y

cómo había oído la voz de Dios. La vida de Pablo ha cambiado

completamente. Pablo cree que Jesús es el Cristo. El rey queda

impresionado, y Pablo se vuelve muy personal cuando dice:

“¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees” (Hechos

26:27). Pablo no pregunta si el rey creía en la ley y en los profetas.

¡Él sabe que el rey los cree! Agripa conoce la Palabra de Dios.

Seguramente la había leído. El rey cree los hechos bíblicos y los

encuentra interesantes, pero eso es todo. Él tiene una fe histórica.

Agripa responde: “Por poco me persuades a ser cristiano” (Hechos

26:28b). Agripa está muy conmovida, pero su fe no es verdadera.

No está fundado en Cristo. Puedes ver aquí que la fe histórica no

va más allá del sentimiento. A veces este tipo de fe es dura y fría,

pero algunas veces alguien realmente puede estar muy

conmovido. Debemos examinarnos cuidadosamente si nuestra fe

es de Dios.

NO MUY LEJOS

La fe histórica no es salvadora, pero sí es importante. El Señor

puede usar el conocimiento de Su Palabra para salvar a alguien. Por

ejemplo: El Señor puede usar un texto bíblico que aprendimos de

niño en la escuela dominical. Por lo tanto, no debes despreciar el

conocimiento de la Palabra de Dios. Es bueno prepararse en el

conocimiento de la Biblia. La fe salvadora y la fe histórica no se

contradicen entre sí. La fe salvadora va mucho más profunda que

la aceptación de la historia de la Biblia, pero se basa en los mismos

hechos. Quien conoce la Palabra de Dios está cerca del Reino de

Dios: “Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le

dijo: No estás lejos del reino de Dios…” (Marcos 12:34a).

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LO INCONSISTENTE

La creencia histórica es inconsistente y tiene algo extraño. Puedes

creer "históricamente" (con tu cabeza) que Dios es el

Todopoderoso, pero si no crees esto con tu corazón, no estás

impresionado en absoluto. La fe histórica, entonces, es una

creencia superficial e inconsistente. Parece que la mente y el

sentimiento están separados el uno del otro. La fe histórica es creer

en el infierno sin preocuparse por ello. Es creer en el cielo sin

desearlo. Es saber lo que es el pecado sin odiarlo. Es conocer la

bondad de Dios sin tener hambre de Dios. Es conocer el camino y

no andarlo. La fe histórica es extraña. Robert Murray McCheyne

escribió sobre alguien que estaba buscando hermosas perlas día y

noche. Un día se le ofrece "la Perla de gran precio". Le dicen: "Esta

Perla vale más que todas las cosas del mundo combinadas." Y ¿qué

hace el hombre? Él pone esa hermosa Perla a un lado y continúa

buscando. McCheyne escribe que este hombre despreciaba a la

Perla más que otras personas que nunca habían oído hablar de esa

Perla.

“Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el

castigo para Tiro y para Sidón, que para vosotras” (Mateo 11:22).

Page 54: CREER VERDADERAMENTE

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Capítulo 20

LA FE TEMPORAL

“Manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual

naufragaron en cuanto a la fe algunos”.

(1 Timoteo 1:19)

El barco zarpó del puerto con una tripulación nueva y

completamente cargado con bienes valiosos. Antes de la partida,

se deseó a la tripulación un buen viaje y una llegada segura. La

tripulación se despidió de la familia en el muelle. Después de esto

el barco partió. Todos estaban de buen humor y la nave

desapareció lentamente de la vista. Desafortunadamente, nadie

volvió a ver el barco. Se naufragó, la tripulación se ahogó y el barco

se hundió.

EL NAUFRAGIO

Eso también sucede en la fe. La fe puede parecer prometedora,

pero las olas de persecución, los problemas en el matrimonio, la

codicia y el pecado pueden hundir el barco. El apóstol Pablo

advierte a su hijo espiritual: “Este mandamiento, hijo Timoteo, te

encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes

en cuanto a ti; milites por ellas la buena milicia, manteniendo la fe

y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la

fe algunos” (1 Timoteo 1:18, 19).

LA DIFERENCIA

No es fácil decir cuál es la diferencia entre la fe temporal y la fe

salvadora. Se ven como dos gotas de agua. La gran diferencia está

en la duración de ella. La fe temporal es por un tiempo limitado,

aunque a veces permanece durante muchos años. Alguien que

cree por un tiempo no persevera. Un creyente temporal no

"permanece" en Cristo, porque en realidad nunca ha estado en ni

con Cristo. La Palabra de Dios compara a los que creen

temporalmente con las ramas estériles de la higuera, que luego se

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55

cortan, porque nunca han sido alimentadas con el Agua de la vida.

La fe temporal nunca ha sido la verdadera fe, pero la ha parecido.

Los hijos de Dios a veces pueden tener mucho temor de que su fe

sea solo temporal. A veces se preguntan si tienen suficiente amor

en sus corazones para el Señor y Su servicio. Algunos pecados

pueden mantener a los hijos de Dios en la oscuridad durante

mucho tiempo. A veces se preguntan si conocen la gracia. Se dicen

a sí mismos: “Es imposible para alguien que sirve a Dios cometer

tales pecados.” A veces se preguntan si tienen suficiente

conocimiento de su miseria. Pero a pesar de que un creyente

sincero tenga temor de engañarse, siempre es conducido hacia el

Salvador. El Señor luego renueva la gracia en el corazón y a través

de Su Espíritu confirma que Él es el fiel. ¿Qué falta en cuanto a la

fe temporal? De hecho, a esta fe falta todas las características de

la verdadera fe, aunque parezca mucho. El creyente temporal no

conoce a si mismo lo suficiente. Tiene más compasión de sí mismo

que tristeza sobre su pecado. Él nunca se ha convertido en una

persona sin derechos y merecimientos. Cristo no fue el único que

quedó para salvarlo. En resumen, si se pierde una característica

esencial de la fe, todo está mal.

MADURO TEMPRANO, PODRIDO TEMPRANO

A menudo la fe temporal es como un árbol milagroso. Se brota en

poco tiempo y se marchita tan rápido como apareció. Cristo dio un

ejemplo de esto en la parábola de la semilla. Parte de la semilla

sembrada cayó en una fina capa de tierra, y la semilla brotó pronto

en la tierra cálida. Sin embargo, debido a que las raíces no podían

penetrar profundamente en el suelo, la planta se marchitó

rápidamente. En la explicación del Salvador, leemos que este

ejemplo se refiere a aquellos que inmediatamente reciben la

Palabra con gozo. La Palabra se recibe con calidez y entusiasmo y

todo parece prometedor. Lamentablemente, no dura mucho,

porque no tiene raíz en sí. “Y”, dice Jesús, “es de corta duración”.

Page 56: CREER VERDADERAMENTE

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Por lo tanto, es comprensible que se diga de nuevos conversos a

veces: "Deje que pase un tiempo para ver si sea verdadera o no".

EL REMORDIMIENTO

Será terrible que se te recuerde en la eternidad el tiempo en que

eras cristiano y muy cerca del Reino de Dios. Estabas preocupado

por tu pecado, sentías el poder del Evangelio y sabías la bondad de

Dios, pero nunca quisiste renunciar tu propia vida. La fe valió

mucho para ti, pero no todo. Extendiste las manos hacia Cristo,

pero bajaste los brazos nuevamente. Será terrible escuchar que

Dios nunca nos ha conocido. Desafortunadamente, muchos

tendrán remordimiento y serán echados en el horno de fuego

donde será el lloro y el crujir de dientes (Mateo 13:42). Muchos

que estaban seguros de que Dios los dejaría entrar permanecerán

afuera.

“Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que

muchos procurarán entrar, y no podrán. Después que el padre de

familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera

empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él

respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. Entonces comenzaréis a

decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas

enseñaste. Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos

de mí todos vosotros, hacedores de maldad. Allí será el llanto y el

crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a

todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos”

(Lucas 13:24-28).

¡Qué terrible realidad! Eso no le sucederá al verdadero creyente.

Nadie puede arrebatarlos de la mano del Padre y de Cristo (Juan

10:28). ¡Gracias a Dios por Su fidelidad!

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Capítulo 21

LA FE EN MILAGROS

“Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados?

Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria

a Dios sino este extranjero?”

(Lucas 17:17, 18)

Una vez yo y un hermano mayor visitamos a una mujer que había

asistido a la Santa Cena por primera vez. Nos alegró ver que el

Señor todavía estaba obrando. Esperábamos escuchar cuán grande

y bueno es el Señor para pecadores perdidos. Durante la visita, ella

nos dijo que había tenido una cirugía y que ella había rogado

fervientemente a Dios por Su ayuda. Estaba agradecida de que el

Señor la había ayudado maravillosamente, y estaba segura de que

Él había contestado su oración. Entonces ella llegó a la conclusión

de que era una hija de Dios, porque ciertamente Dios no oye a

nadie más que a Sus hijos, ¿no? Fue esa conclusión la que nos

preocupó.

¿Quién se atrevería a negar que el Señor la había escuchado? Ella

había creído en la bondad y la omnipotencia de Dios. Pero ¿había

llegado a conocerse como una pecadora? ¿Recibió ella la gracia?

¿Necesitaba ella también a Cristo por su culpa? Cuando le

preguntábamos, no estaba segura de cómo responder. Tampoco

es fácil hablar abiertamente sobre estas cosas. Tal vez se calló ella

cuando le preguntábamos si no había más que la hubiera vinculado

con Dios.

LA FE EN MILAGROS

Diez hombres leprosos están llamando desde lejos. No se atreven

a acercarse porque son inmundos. Sin embargo, estos hombres

piden ayuda a Cristo. Hay algo en su corazón que considera como

posible lo imposible. Cuando el Señor les pide darse la vuelta e ir al

sacerdote, lo hacen de inmediato. Están convencidos de que este

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Mesías puede sanarlos sin tocarlos. Ellos confían en la palabra de

Cristo y van con sus cuerpos enfermos hacia el sacerdote. Y ¿qué

pasa? Todos se sanarán.

¿No es esa una fe sincera? Oh sí, la fe de que Jesús puede hacer un

milagro puede ser muy sincera. Muchos creyeron sinceramente

que Jesús fue enviado por Dios. Muchos creyeron que Jesús podía

hacer lo imposible y que Él los redimiría de los romanos. Los diez

leprosos habían acudido al Salvador con su gran necesidad, pero

también con la firme confianza de que Él podía sanarlos. Ahora

pueden volver a sus familias y pueblos. Ellos saltan de alegría. Estos

hombres sinceramente creyeron en los milagros de Jesús. Pero

¿qué leemos? Solo uno vuelve para agradecer al Señor. Los otros

nueve están contentos con lo que han recibido, pero se olvidan de

dar gloria a Dios.

NADA DE MALO

No hay nada malo con la fe en milagros. Sin embargo, la fe en los

milagros por sí sola no es suficiente, pues no recibe a Jesús como

Redentor y Salvador. La fe en milagros recibe el don, pero no el

Dador del don. Se regocija en la ayuda de Dios, pero no en el

perdón. Esta fe confía en que Dios sana, pero no cree que Dios

limpie los pecados. No quiero despreciar esta fe. Es un privilegio si

podemos creer que Dios nos ha ayudado o nos ha curado, pero no

es lo suficiente. No podemos morir con eso.

A alguien que solo cree en el milagro le falta un espíritu

quebrantado y un corazón contrito y humillado (Salmos 51). La fe

en milagros no piensa en la gran deuda que debe ser perdonada.

Desafortunadamente, muchas personas han creído en el milagro y

han sido escuchadas por Dios, pero se han perdido al final. De

hecho, algunos han hecho milagros en el nombre de Jesús, pero no

Lo han conocido en verdad. Piensa, por ejemplo, en Judas el

Iscariote. Judas creía que podía hacer milagros en el poder de Dios,

y eso no fue su error o su pecado, pues no está mal creer que Dios

es un Dios de milagros.

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LA TRISTEZA

¡Qué triste que los nueve leprosos no hayan regresado a Cristo!

Jesús dice: “Y los nueve, ¿dónde están?” (Lucas 17:17b) ¿Por qué

no están a Sus pies? ¿Por qué no les importa el Dador del milagro?

Y ¿por qué no vienen por misericordia y perdón? “Respondiendo

Jesús dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve,

¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios, sino

este extranjero?” (Lucas 17:17, 18).

Es muy triste cuando no hay nada más que una fe en milagros.

Aceptamos con entusiasmo el regalo de Dios y luego Le damos la

espalda. Es como un niño pequeño que está muy ocupado con sus

regalos de cumpleaños y que se olvida por completo de agradecer

a sus familiares o amigos. Es similar a alguien que se casa con un

hombre por el dinero. Se casa porque quiere el dinero, pero no le

importa la persona. ¡Qué triste!

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Capítulo 22

LA FE VERDADERA

“Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y

entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a

treinta por uno”.

(Mateo 13:23)

En la parábola del sembrador, leemos acerca de la semilla que cae

en la tierra bien preparada. El suelo tiene bastante profundidad y

está libre de maleza. La semilla brota, crece, y al final se cosecha.

En algunas plantas se encuentran treinta semillas, en otras sesenta,

y hay plantas que producen hasta cien. Con esta parábola, Cristo

quiere mostrar a Sus discípulos el resultado de su predicación. La

Palabra que predicarán no siempre dará fruto. A menudo será

rechazada, pero algunos oirán y entenderán la Palabra. La Palabra

dará frutos de fe y arrepentimiento. Cristo pone mucho énfasis en

escuchar y entender. Él dice: “El que tiene oídos para oír, oiga”

(Mateo 13:9). Nunca podremos llevar frutos a menos que hayamos

abrazado y comprendido la Palabra con nuestro corazón. El que

entiende la Palabra de Dios con su corazón está profundamente

arraigado y llevará muchos frutos.

LLEVAR FRUTO

Una de las características de la verdadera fe salvadora es que da

frutos. Puede ser que el resultado no sea siempre el mismo; no

todos producen cien, pero siempre hay algo que cosechar.

Pensamos en el arrepentimiento, la fe, la gratitud, la humildad, la

bondad, la modestia y mucho más (Gálatas 5:22). El Señor se

regocija en esta cosecha y es glorificado cuando los pecadores se

arrepienten y vienen a Él como hijos perdidos. También es un día

feliz para los ángeles en el cielo cuando pecadores perdidos vienen

a pedirle a Dios por Su misericordia. Es para la gloria de Dios si los

pecadores acuden a Cristo y creen que solo Dios puede llenar sus

vidas. Dios es honrado cuando el pecado es odiado y rechazado.

Page 61: CREER VERDADERAMENTE

61

Dios busca los frutos, y Su nombre debe ser glorificado. Qué

maravilloso es si podemos servir a Dios porque Él es Dios. Él es tan

digno de ser servido. En la fe no se trata de mí, sino del honor de

Dios. Él debe recibir el honor de todo y de todos.

¿POR QUÉ ESTA PARÁBOLA?

¿Por qué el Señor Jesús contó esta parábola? ¿Hay algo que

notamos cuando leemos la parábola y la explicación en Mateo 13?

La parábola y su explicación están separadas por unas palabras que

explican el motivo de Cristo para hablar en parábolas. Leemos en

Mateo 13:11 que Jesús dijo: “Él respondiendo, les dijo: Porque a

vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas

a ellos no les es dado”. La parte entre la parábola y su explicación

deja claro que Dios es soberano. Solo Él puede hacer caer la semilla

en la tierra bien preparada. Nadie sino Él da el arrepentimiento y

la fe salvadora. Entonces Él merece todo el honor y la gloria por la

salvación de pecadores.

LA CANTIDAD Y LA CALIDAD

La parábola del sembrador también deja claro que no todos los

hijos de Dios producen la misma cantidad de frutos. Algunos son

más débiles en la fe que otros. El uno tiene más conocimiento del

pecado y de la gracia que el otro. Y no todos tienen una vida

igualmente dedicada y dependiente de Dios. Hay quienes resisten

hasta la sangre, combatiendo contra el pecado (Hebreos 12:4).

Otros tienen odio por el pecado, caminan por el camino estrecho

hacia la vida, pero lamentablemente todavía son tan terrenales.

Hay una diferencia y esta parábola anima a los hijos de Dios a llevar

más fruto. No es que alguna vez en esta vida puedan ser 100%

perfectos. La parábola no dice eso. La intención es que el hijo de

Dios viva cada vez más cerca de Dios y se parezca más a Enoc, quien

humildemente “caminó” con Dios.

Page 62: CREER VERDADERAMENTE

62

Capítulo 23

LA INCREDULIDAD ES PECADO

“El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha

sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito

Hijo de Dios”.

(Juan 3:18)

No puede haber ninguna duda al respecto: la incredulidad es un

pecado grave y la madre de todos los demás pecados. La

incredulidad fue el pecado original de Adán y Eva en el Paraíso.

Ellos creyeron a Satanás, y como resultado comieron del árbol

prohibido. Ellos creyeron a Satanás más que a su Hacedor. Ahí

vemos qué es la incredulidad: hacer a Dios un mentiroso (1 Juan

1:10), y es un asalto directo a la credibilidad de Dios. En el último

verso de Juan 3, esto se compara con "desobediencia": “El que cree

en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no

verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36).

La incredulidad no toma en serio los mandamientos de Dios, no

comprende lo que es el pecado, desprecia a Cristo y no cree en la

benevolencia de Dios para salvar a los pecadores. La incredulidad

duda de la bondad y la gracia de Dios y, por lo tanto, es una

rebelión contra Dios. Es una contradicción del Espíritu Santo

(Hechos 7:51). En resumen, la incredulidad pertenece al diablo. La

incredulidad es parte del estado mortal del hombre después de la

caída (Efesios 2:1). Es bueno darse cuenta de eso. Mientras no

aprendamos a ver la incredulidad como pecado, no hay lugar en

nuestros corazones para la gracia. Mientras nos veamos a nosotros

mismos como personas agradables y benevolentes que hacen lo

mejor para Dios, no vemos nuestra verdadera naturaleza y no

conocemos a Dios en verdad.

Page 63: CREER VERDADERAMENTE

63

LA FALSA CREENCIA NO ES UNA SOLUCIÓN

La expresión "la incredulidad es pecado" a veces se usa para

enfatizar que no puedes dudar de que irás al cielo cuando mueras.

A veces la gente dice: “Debes creer que irás al cielo cuando mueras.

No puedes dudarlo, porque entonces dudarías de Dios, y la

incredulidad es pecado”. Sin embargo, la pregunta es si esto

siempre es incredulidad. Si nuestros pecados no son perdonados,

es mejor no pensar que vamos al cielo. Realmente no es un pecado

enfrentar nuestra realidad y darnos cuenta de que somos

pecadores. No ayuda creer que acabaremos bien. Muchas

personas no pueden entrar por la puerta del cielo. Dios les dirá que

no los conoce: “Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos

comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. Pero os dirá: Os

digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros,

hacedores de maldad” (Lucas 13:26, 27).

¿QUÉ ES MEJOR?

Si no estás seguro de estar en el camino correcto, prestes especial

atención a las señales y estés abierto a las instrucciones de sus

compañeros de viaje. Si estás absolutamente seguro de que estás

yendo en la buena dirección, entonces no piensas que es necesario

prestar atención a las señales y a lo que dice los demás. Pero creo

que el primero tiene menos posibilidades de perderse que el

último. Es prudente tener cuidado. No solo en la vida diaria, en el

tráfico, sino también en un sentido espiritual. No es que quiero

promover la duda; al contrario. Pero también hay una certeza que

no tiene buen fundamento. En otras palabras, la duda sincera es

mejor que la fe falsa y altiva. Pienso en lo que dijo el profeta Amós:

“¡Ay de los que desean el día de Jehová! ¿Para qué queréis este día

de Jehová? Será de tinieblas, y no de luz” (Amós 5:18).

¿ORGULLOSO DE LA INCREDULIDAD?

Algunos están orgullosos de que al menos no están entre los que

dudan. Ellos los desprecian a esas personas y las ven como pobres.

Page 64: CREER VERDADERAMENTE

64

Otros desprecian a los que piensan que creen. Incluso están

orgullosos de no poder creer tan fácilmente. Sin embargo, nunca

debes estar orgulloso de tu incredulidad. ¿Dónde están las

personas que están realmente preocupadas por su propia

incredulidad y falsas creencias? Ambas son malas: tanto la

incredulidad como la fe que no está basada en Cristo.

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Capítulo 24

CREER EN CRISTO

“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en

mí”.

(Juan 14:1)

Me será difícil olvidar cómo una vez vi a una abuela contar a sus

hijos y nietos cómo Cristo había ganado más valor para ella. Me lo

había contado primero, pero le pregunté si ella podía decir algo al

respecto en la noche en la presencia de sus hijos y nietos. Lo que

ella contó era simple pero hermoso. Primero contó algo sobre el

principio, cómo se había convertido en una pecadora. ¡Cuán pobre

se había vuelto ella! También dijo que había visto la oportunidad

de ser salvada en Otro. Pero años más tarde, la salvación se había

vuelto a parecer completamente imposible para ella otra vez. Ella

estaba de acuerdo con Dios: “Merezco la muerte y el infierno. No

soy digno de ser tu hija.” Pero entonces el Señor Jesucristo se había

vuelto tan querido para ella. Él se había vuelto querido para ella en

Su muerte. Ella se alegró de ver que el castigo haya caído sobre Él

y que Sus llagas nos traigan sanidad (Isaías 53:5). Su alma se inundó

de amor por el Padre que había dado a Su único Hijo, y amor por el

Hijo que quería venir a salvar a pecadores como ella. Ella había

recibido el perdón completo de los pecados, y Jesús era muy

querido para ella. Vi muchas lágrimas esa noche. Todos los que

estaban presentes sintieron que Dios es grande y bueno y que Su

pueblo es feliz. Ella creía en Dios, pero también creía de una

manera muy especial en Su Hijo, el Señor Jesucristo.

CREED TAMBIÉN EN MÍ

Creer en Dios y creer en Cristo están inextricablemente vinculados,

pero son dos cosas diferentes. Los discípulos creían en Dios, pero

su conocimiento de Cristo no era muy grande al principio. Lo

amaron y creyeron que tenía las palabras de la vida eterna (Juan

6:68), pero su fe en Cristo estaba poco desarrollada, tanto que no

Page 66: CREER VERDADERAMENTE

66

entendieron mucho todavía. Se preguntaban por qué tenía que

sufrir y morir. Pedro expresó los sentimientos de los discípulos

cuando dijo que Cristo no debería morir. Por lo tanto, Jesús llamó

a Pedro un adversario, un satanás, porque él se interpuso en el

camino de Él. Leemos en Marcos 8:32b y 33: “Entonces Pedro le

tomó aparte y comenzó a reconvenirle. Pero él, volviéndose y

mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de

delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de

Dios, sino en las de los hombres”.

No es sin razón que Cristo, antes de Su sufrimiento y muerte, animó

a los discípulos a creer en Él. Se pondría a prueba la fe en su

Salvador. No iba a ser fácil, pero los discípulos tenían que seguir

creyendo en Él. Él era y es el único camino al Padre: “Y en ningún

otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado

a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). No fue

sin razón que Cristo dijo: “Creed también en mí”. Pedro pensaba

muy humanamente acerca de Cristo. Su fe estaba

insuficientemente enfocada en Él. Hoy en día también sucede que

los hijos de Dios no miran a Cristo lo suficiente. Ellos también

deben aprender a creer en Él: “Creed también en mí”.

MUCHO QUE APRENDER

Creer en Cristo es experimentar la necesidad de Su obra y

apreciarlo grandemente. Se vuelve amado y exactamente lo que

necesitas. Cuando Él es predicado y el Espíritu Santo abre tus ojos,

ves al Rey en Su belleza. Dependiendo de lo mucho que hayamos

aprendido de Él, Él es conocido en Sus oficios de Rey, Sacerdote y

Profeta, en Su naturaleza divina y humana, en Sus estados de

humillación y exaltación y en Sus nombres. Hay mucho que saber y

admirar de Él. ¿Lo conocemos? ¿Se ha revelado a nosotros en Su

Palabra y por medio de Su Espíritu? Nuestra fe es muy pobre si no

conocemos a Cristo. Si has llegado a conocerlo, busca de aprender

más. Él es digno de ser conocido.

Page 67: CREER VERDADERAMENTE

67

VERSÍCULOS

Un día una mujer vino a mí. Ella creía que Dios obró en su vida y

que sus pecados fueron perdonados. La mujer parecía muy

humilde y genuina, pero me sorprendió que ella no dijera nada

acerca de Cristo. Dios fue tan bueno con ella, y ella citó hermosos

textos que la habían tocado, pero ella no habló de Cristo. Ahora

bien, yo sé que los cristianos principiantes no pueden hablar tan

claramente acerca de Él. Sin embargo, me pareció extraño que

estuviera tan segura de su salvación y hablaba tan poco sobre el

Señor Jesús. Le pregunté: ¿Qué significa para ti el Señor Jesús? Ella

me miró con los ojos muy abiertos y se quedó en silencio por un

momento: "¿Tal vez que Él estaba colgado en la cruz?", dijo. Ahora

yo también estaba callado. ¿Qué debería decir? Le conté sobre el

único Salvador, sobre el único Nombre bajo el cielo; le dije que la

salvación no está en ningún otro, etc. Amigos, ¿no es cierto que la

verdadera obra salvadora trae al pecador a Cristo? La Palabra de

Dios está clara al respecto: “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que

no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a

vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis

que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de

Dios” (1 Juan 5: 12, 13).

Page 68: CREER VERDADERAMENTE

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Capítulo 25

CREER COMO UN NIÑO

“Y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como

niños, no entraréis en el reino de los cielos”.

(Mateo 18:3)

Los niños creen incondicionalmente lo que dicen sus padres.

Muchas personas piensan que un verdadero creyente debe creer

de esta manera. Simplemente tiene que creer que Dios ha

perdonado sus pecados y que siempre lo cuida. A menudo se

escucha a la gente decir: "Los niños pueden creer tan fácilmente

de modo que los adultos están celosos" y "los niños confían en Dios

con tanta facilidad, porque no les molestan las preguntas

dogmáticas y difíciles." ¿Es eso lo que la Palabra de Dios llama

"volverse como un niño"? Es cierto que el Señor Jesús tomó a los

niños pequeños como ejemplo. Él enseñó a Sus discípulos a

volverse como niños. De hecho, si no se convirtieran en un niño,

no podrían entrar en el reino de Dios. Pero ¿qué quiso Cristo decir

exactamente? ¿Debemos simplemente creer sin razonar? ¿En qué

sentido debemos convertirnos en un niño?

¿QUIÉN ES EL MAYOR?

Los discípulos discutían sobre cuál de ellos era el más importante.

Entonces el Señor llamó a un niño y lo colocó entre los discípulos.

Luego, Cristo dijo que estos grandes hombres que se peleaban

debían convertirse en un niño. En otras palabras: no debían tener

pensamientos altos acerca de sí mismo. Estos discípulos debían

aprender a no ser importantes. Esto fue una lección dolorosa para

ellos. Los niños apenas se tomaban en cuenta en la época de Jesús.

Los niños fueron pasados por alto y a los discípulos incluso les había

parecido humillante para Cristo cuando trajeron los niños

pequeños a Él. Sin embargo, luego respondió: “…Dejad a los niños

venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de

Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como

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69

un niño, no entrará en él” (Marcos 10:14b y 15). Ten en cuenta la

palabra “tales”. Los que se hacen iguales a los niños entrarán en el

reino de los cielos o en otras palabras; todos los que descienden a

la altura del niño serán enaltecidos. Y los que no quieren hacerse

como un niño serán humillados. Está claro que Cristo quiso decir

esto cuando lees el siguiente texto: “Así que, cualquiera que se

humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos”

(Mateo 18:4).

HUMILLARSE

Humillarse es una característica de la verdadera fe. No solo en el

sentido de que debemos ser humildes en nuestro trato con nuestro

prójimo; humillarse implica mucho más. Debemos volvernos

indignos ante Dios, pequeños en nuestros propios ojos y culpables

de todos Sus mandamientos. Inclinarse ante Dios es parecerse al

publicano que no quería ni aun alzar los ojos al cielo, cuando dijo:

"Dios, sé propicio a mí, pecador" (Lucas 18: 13). Convertirse en un

niño es negarse a sí mismo, darle a Dios el control de su vida y

perder todos los derechos. Todos necesitamos esto, tanto niños

como adultos.

INFANTIL

Creer no es algo infantil. En la fe uno no cierre sus ojos para dar un

salto hacia la oscuridad. No pones tampoco un manto sobre la

cabeza para poder olvidar todos los problemas. La fe es algo en que

se piensa y es algo serio. Te toca profundamente cuando ves lo que

es el pecado y cuando ves que estás en gran peligro. La gracia te

hace un pobre pecador que necesita a Cristo. Aquellos que creen

de una manera infantil no han entendido eso y nunca se han vuelto

niños pequeños ante Dios.

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Capítulo 26

LA FE CRITICADA

“Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer,

e hijos, y hermanos, y hermanas, y aún también su propia vida, no

puede ser mi discípulo”.

(Lucas 14:26)

Cristo fue cálido y generoso en Su predicación, pero también

honesto. Él no consideraba automáticamente a Sus seguidores

como verdaderos creyentes. Aquí hay un ejemplo: después de que

Jesús había contado la parábola de la gran cena, en la que leemos

que todas las cosas estaban listas para los invitados, muchos

comenzaron a seguirlo. Cristo, sin embargo, tenía Sus

pensamientos y no estaba del todo contento con ellos.

DANDO LA VUELTA

Muchos quedaron profundamente impresionados por la

predicación de Jesús y comenzaron a seguirlo como si fueran Sus

discípulos. Eso se veía bien. No puedes hacer nada mejor que

seguir a Jesús. Sin embargo, Cristo no estaba tan feliz con eso. Él

responde de la siguiente manera: “Y volviéndose, les dijo: Si alguno

viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y

hermanos, y hermanas, y aún también su propia vida, no puede ser

mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede

ser mi discípulo” (Lucas 14:25b – 27).

El resto de este capítulo también deja claro que Cristo entendió las

verdaderas intenciones de estos nuevos seguidores. Él dice tres

veces: "No puede ser mi discípulo" (versículos 26, 27 y 33). Leemos

que los verdaderos discípulos primero calculan lo que cuesta seguir

a Jesús (versículo 28). Incluso tu propia vida debe venir en segundo

lugar (versículo 26). Debes llevar tu cruz (versículo 27) y debes

renunciar todo lo que posees en este mundo (versículo 33).

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71

ADVERTENCIAS

En muchas parábolas, el Señor Jesús distinguió entre la fe

salvadora y la fe que se parece a la fe verdadera, pero no lo es. No

es que Cristo quisiera ser negativo. Preparó a Sus discípulos para

su trabajo y advirtió a Sus oyentes que pusieran su fe en el único

fundamento: Cristo. En amor, Cristo advierte de la apariencia de

algo que no es. Hay muchas parábolas sobre este tema, por

ejemplo:

construir una casa sobre una roca o sobre la arena

tener un vestido de boda o aparecer en tu propia ropa

las cinco vírgenes prudentes y las cinco vírgenes insensatas

el trigo o la cizaña

caminar por el camino ancho o estrecho

los pámpanos fértiles e infértiles

la semilla que cae en la tierra bien preparada y semilla que

cae en otro lugar

el mendigo Lázaro y el hombre rico

Estas parábolas son advertencias, y es importante que las leamos

y las volvamos a leer. Estas parábolas tienen la función de un

espejo: ¿es nuestra fe sincera? Cristo quiso advertir a la gente que

no se engañara a sí misma. Debemos seguir ese ejemplo cuando

hablamos con otros acerca de la fe.

MENOS ASISTENTES A LA CENA DEL SEÑOR

El conocido predicador J.C. Ryle fue un verdadero predicador del

evangelio. Era el deseo de su corazón que pecadores perdidos

llegaran a conocer a Cristo. Sin embargo, menciona de manera

honesta lo siguiente en su comentario sobre Lucas 14:

“Es una gran tentación admitir a las personas en la Cena del Señor,

apoyarlas e imponerlas las manos, sin que estas personas hayan

mostrado la gracia de Dios en sus vidas. Debemos evitar la

tendencia de mostrar a los jóvenes serios las alegrías y los

Page 72: CREER VERDADERAMENTE

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consuelos del evangelio, sin mostrarles debidamente la cruz y la

lucha. Si seguimos el ejemplo de nuestro Maestro (Jesús) en este

pasaje, el número de asistentes a la Cena del Señor probablemente

disminuirá drásticamente. Pero podemos preguntarnos si no

ganaríamos en calidad lo que perderíamos en cantidad.”

Estas oraciones son lo suficientemente claras. Ryle no quería tener

la menor cantidad posible de participantes en la Santa Cena, sino

que esperaba más creyentes convertidos por Dios. Este predicador

había entendido las advertencias de Jesús. Ryle probablemente

también pensó en la respuesta del Salvador cuando algún hombre

le dijo que quería seguirlo: “Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te

seguiré adondequiera que vayas. Jesús le dijo: Las zorras tienen

guaridas, y las aves del cielo nidos, mas el Hijo del Hombre no tiene

dónde recostar su cabeza” (Mateo 8: 19, 20).

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Capítulo 27

SIN FE TODO ES PECADO

“…y todo lo que no proviene de fe, es pecado.”

(Romanos 14:23b)

Él compró un ramo de flores para su esposa cada semana. Solía

hacerlo desde que se casaron hace veinte años. A pesar de que su

matrimonio ya no era tan bueno, se mantuvo fiel a esta costumbre.

Si no trajera flores, su esposa se lo reclamaría. Pero se hizo más

difícil regalar las flores espontáneamente. A menudo depositaba el

ramo de flores en la cocina sin decir mucho. Un rato después los

vio colocados en el florero. Estaba orgulloso de ser tan bueno en

mantenerse agradable. Su esposa ya no le agradecía por las flores.

Ella sabía que no había amor detrás del hecho. Las flores eran

hermosas y acogedoras, pero el amor del pasado ya no estaba allí.

Este ejemplo muestra que no solo es importante lo que recibimos,

sino también cómo lo recibimos. Nos gusta y lo apreciamos cuando

recibimos un regalo de alguien espontáneamente. Sin embargo, es

triste cuando recibimos un presente de alguien que se siente

obligado a darnos algo. No es diferente espiritualmente. Nuestro

Creador no solo quiere que cumplamos con nuestro deber, sino

que también desea que Le sirvamos con amor y con todo nuestro

corazón. Él ve a través de nosotros y no está contento con algunas

buenas obras que hacemos por obligación. Podemos ayudar a

nuestro prójimo, ir a la iglesia los domingos, ser fieles en nuestro

matrimonio y hacer negocios honestos, y eso es muy bueno, pero

Dios mira nuestro corazón. Quiere saber por qué hacemos todas

estas cosas. Después de todo: “…y todo lo que no proviene de fe, es

pecado” (Romanos 14:23b). Pablo escribe que incluso si comemos

y bebemos, debemos hacerlo con fe y para la gloria de Dios. Si no

amamos a Dios, no podemos servirle. Dios quiere ser servido con

el corazón.

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74

TODO UNA VERGÜENZA

Cometemos más pecados de lo que pensamos. Todo lo que

hacemos sin Dios y todo lo que hacemos sin amor por Él no cumple

con la medida de Dios y debe considerarse pecado. No es de

extrañar que los hijos de Dios llegan a la conclusión de que no solo

cometen pecado, sino que también son pecado. Todo se convierte

en pecado para ellos. Deben condenar todo: las mejores obras, las

actuaciones más sagradas, las oraciones bien intencionadas. Todo

está manchado de pecado. Al final, no les queda nada más que

ofrecer a Dios. No había fe en sus obras, “y todo lo que no proviene

de fe, es pecado”. Quien entienda esto debe estar de acuerdo con

el profeta Isaías y el apóstol Pablo: “Si bien todos nosotros somos

como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de

inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras

maldades nos llevaron como viento” (Isaías 64:6). Y: “Como está

escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda. No hay

quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;

no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Romanos 3:

10 – 12).

Cristo hizo todo con fe. Sentía una conexión constante con Su

Padre, y no había nada que hiciera por obligación. Su corazón

estaba lleno de amor, y era Su comida y bebida hacer la voluntad

de Su Padre. Solo Jesús puede salvarnos. Su perfecta obediencia

debe llegar a ser nuestra a través de la fe en Él. ¿Qué significa Jesús

para nosotros?

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75

Capítulo 28

CREER INCONDICIONALMENTE

“A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen

dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin

precio, vino y leche”.

(Isaías 55: 1)

Morimos si no tenemos oxígeno. Respirar el oxígeno es una

condición para poder vivir. El oxígeno es necesario para nosotros,

algo que no podemos prescindir. Cuando digo que tener el oxígeno

es una condición, quiero decir que es necesario. También usamos

la palabra "condición" en un contexto diferente. Estoy pensando

en una oración como: "La condición para ser admitido en la

universidad es tener buenas calificaciones". Ahora estamos

hablando de otra cosa. Para calificarse, uno debe cumplir con la

condición: altas calificaciones.

¿HAY CONDICONES PARA CREER?

¿Hay condiciones para creer? ¿Hay que cumplir primero con una

cierta medida de conocimiento del pecado para poder calificarse?

A veces parece que la gente piensa que alguien debe cumplir todo

tipo de condiciones para poder ir a Cristo. Espero que todos

comprendan claramente que no es bíblico hablar de condiciones

de esta manera. La Palabra de Dios deja claro que los pecadores

pueden venir a Dios sin dinero y sin precio: “A todos los sedientos:

Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y

comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche” (Isaías

55:1).

¿Cómo se puede llenar una botella con agua si contiene arena?

Primero tienes que quitar la arena antes de poder poner agua en

ella. Así es también el caso en lo espiritual. Primero debes ser

liberado de tu justicia propia, pues de lo contrario no entenderás

Page 76: CREER VERDADERAMENTE

76

lo que es la gracia. Eso no es un mérito o una condición que debes

cumplir, sino una necesidad.

¿TIENES QUE ESTAR SEDIENTO?

Los niños habían regresado a casa de la escuela y estaban sentados

a la mesa. "¿Quién tiene sed?", preguntó la madre. Dos de los niños

tenían sed y dos no. Así que la madre sirvió bebidas para los dos

que tenían sed y no para los demás. ¿No quería esta madre darles

a sus otros hijos algo? Sí, pero no tenían sed. ¿Tener sed era una

condición para tomar algo? No en el sentido de que los niños que

tenían sed lo hayan merecido más. Todos habían ido a la escuela,

pero unos tenían sed y otros no. Si no tienes sed, no tienes

necesidad de tomar. Nadie quiere tomar agua viva sin una sed

espiritual. Es una característica del verdadero creyente: tiene sed,

sed de Dios. Sin embargo, no debemos cambiar las características

en condiciones que debemos cumplir.

Ninguno de los hijos de Dios ha sentido nunca que él o ella tenía

tanta sed de modo que podía sobornar a Dios con eso. “…Y el que

tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida

gratuitamente” (Apocalipsis 22: 17b).

¿DEBES CONOCER TU PECADO?

¿Quién quiere venir al Salvador y creer en Él? ¿Los que están solos,

deprimidos, las personas que tienen problemas matrimoniales?

¡Oh claro, son bienvenidos! Pero ¿vienen a Cristo para recibir el

perdón de sus pecados? ¿Están hambrientos y sedientos de agua

viva? De nuevo: todos los pecadores son bienvenidos venir a Cristo,

pero solo los que se sienten culpables, los quebrantados, son los

que quieren venir. Es por eso que se necesita un conocimiento

profundo de nuestros pecados. Sin ello nadie huiría a Cristo.

SUPERFICIALIDAD

Creer en Cristo sin un conocimiento profundo del pecado, sin sed,

sin un anhelo verdadero a Dios, tiene poco valor. Una persona así

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huye a Cristo sin ser angustiada por sus pecados. Es una fe sin

amor, sin profundidad, sin vida.

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Capítulo 29

TRABAJANDO A TRAVÉS DEL AMOR

“Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la

incircuncisión, sino la fe que obra por el amor”.

(Gálatas 5:6)

Cuando era joven, una vez visité a un hijo de Dios y le conté algo

sobre lo que estaba pasando dentro de mí. Pensé que sabía algo

acerca de la fe y un llamado. El hermano me escuchó, pero no me

respondió mucho. Me invitó a cenar, y cuando terminamos, abrió

su Biblia para leer un capítulo de la Palabra de Dios: “Si yo hablase

lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como

metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y

entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe,

de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada

soy” (1 Corintios 13:1, 2).

Las lágrimas se formaban en mis ojos cuando escuché esa lectura

de la epístola a los corintios. ¿Por qué leyó esto ahora? ¿Fue su

lectura diaria?, o ¿quería darme una lección? No lo sé, y por

supuesto no quería preguntarle. Pero ¡qué pregunta más

importante! ¿Tengo amor? La fe mueve montañas, pero sin el

amor no somos nada. Es posible que hayamos estudiado la Palabra

de Dios durante años. Tal vez sabemos exactamente cómo Dios

convierte a una persona. Pero ¿qué sabemos del amor? El amor

verdadero es de Cristo.

LAVADO DE CEREBRO

Años después, cuando estaba enseñando religión en la escuela y

cuando me tocaba hablar de este tema, una joven hizo un

comentario. Ella dijo algo como: "No entiendo lo que usted dice

acerca de creer y amar. Mis padres me dijeron que Dios me ama y

yo amo a Dios. Creo eso y no siento mucho al respecto.” Tenía unos

veinte años, y le pregunté si tenía novio. Sí, ella tenía un querido

Page 79: CREER VERDADERAMENTE

79

amigo. “¿Podría ser que lo ames sin sentir nada?", le pregunté. Ella

se quedó perpleja e indignada, y dijo que era muy diferente. A

veces pienso todavía en esos comentarios. ¿Fue su cerebro

“lavado” por sus padres y enseñada a amar a Dios? El Señor juzga

el corazón, pero el amor de la señorita no me pareció muy

espontáneo ni real. La fe obra por el amor. El amor y la fe son cosas

diferentes. Por ejemplo, no podemos decir que somos justificados

por el amor. Pero el amor es esencial para creer. Escuchemos lo

que dice la Biblia al respecto:

“Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la

incircuncisión, sino la fe que obra por el amor” (Gálatas 5:6)

“Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso…” (1 Pedro 2:7)

PRECIOSO

Si amamos a alguien, esa persona se hace precioso para nosotros.

Nuestro corazón arde cuando pensamos en el otro. El sentimiento

no siempre es tan fuerte, pero una y otra vez sentimos que

estamos conectados internamente con el otro. El otro nos atrae de

una u otra manera. Queremos encontrarnos con él o ella

nuevamente. De esta manera, Dios y Cristo se hacen preciosos por

la fe. Tendremos hambre y sed de Dios. Anhelamos escuchar Su

voz. El ocultamiento del rostro de Dios se vuelve amargo como la

muerte. Eso es amor. Este amor durará para siempre. La fe, en el

sentido de cómo se practica en la tierra, ya no será necesaria en el

cielo, y la esperanza se cumplirá. Pero el amor permanece. “El

amor nunca deja de ser” (1 Corintios 13:8).

“Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero

el mayor de ellos es el amor” (1 Corintios 13:13)

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Capítulo 30

LA FE HACE QUE CRISTO SEA PRECIOSO

“Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los

que no creen, la piedra que los edificadores desecharon ha venido

a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace

caer…”

(1 Pedro 2:7, 8)

Una de las cosas más importantes al construir una casa de ladrillos

era encontrar una o más piedras angulares. Una piedra angular

grande y bien formada no era tan fácil de encontrar. Alguien que

encontraba tal piedra estaba muy feliz. La piedra seleccionada era

cuidadosamente transportada al sitio de construcción. Al llegar allí,

la piedra angular se erigía como una de las primeras piedras para

sostener las piedras más pequeñas.

En 1 Pedro 2, Pedro habla de "una piedra preciosa" varias veces. Él

dice que Cristo es una piedra viva, desechada por la gente, pero

escogida y preciosa para Dios (versículos 4 y 6). Así Cristo es

comparado con una piedra angular del edificio espiritual, una

piedra angular indispensable y especialmente escogida para

mantener firme a la Iglesia. Como piedra angular, Cristo es precioso

e indispensable para Su Iglesia. Él ha sido elegido por Dios para ser

la piedra angular, y Él quiere ser precioso para todos los Suyos. Él

es honrado cuando los pecadores Lo miran y Lo adoran como la

piedra angular del edificio, y cuando sienten en su corazón que Él

es la única piedra angular, verdadera y preciosa.

SOLO EN CRISTO

Cuando Dios comienza a obrar en el corazón, Dios se vuelve

precioso y el pecador se siente miserable porque se ha alejado de

Dios. Se siente tan necio y busca la manera de reconciliarse con

Dios. Descubre, sin embargo, que eso no es tan fácil. Dios debe

castigar el pecado. Eso lleva al pecador en gran necesidad, pero de

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esta manera Dios hace lugar para Cristo. El pecador comienza a ver

la importancia y la necesidad de un Salvador, y comienza a orar a

Cristo: “Señor, Hijo de David, ten misericordia…” (Mateo 20:30).

Al principio de la vida espiritual, el conocimiento de Cristo a

menudo no es tan grande. Él es visto como una "posibilidad para

ser salvo". No obstante, en el transcurso del tiempo, Él se vuelve

más precioso. El Señor lo hace más necesario y el pecador ve más

y más lo atractivo que hay en Él. Leemos acerca de esto en el Cantar

de los Cantares de Salomón: “Su paladar, dulcísimo, y todo él

codiciable. Tal es mi amado, tal es mi amigo, oh doncellas de

Jerusalén” (Cantares 5:16).

TODO EN CRISTO

Cristo se vuelve precioso como Mediador para volver a unir a Dios

y al pecador; como Fiador a pagar; como Abogado ante el Padre;

como el Maestro más alto; como el único Sumo Sacerdote; como

Rey eterno; como Emanuel (es decir, Dios con nosotros); como

Jesús (es decir, Salvador); como Señor (es decir, Dueño); como la

Verdad, como la Vida; como el Pan de vida; como el Agua viva;

como la Resurrección; como el Rey de reyes y Señor de señores;

como el buen Pastor; como el Camino hacia la vida. Los verdaderos

hijos de Dios comienzan a regocijarse en todas estas facetas de

Cristo, porque el Señor los enseña por medio de Su Espíritu y Su

Palabra. Ellos llegarán a conocer a Cristo más y más. Cristo se

vuelve cada vez más glorioso, más necesario y más precioso para

ellos.

Creer es ver a Cristo con el corazón, buscar todo en Él y no

encontrar la salvación en ningún otro. Isaac Ambrosio escribió un

libro grueso con el título: "Mirando a Jesús". Eso describe

exactamente lo que es creer: ver en Cristo. Es por eso que la fe da

tanta esperanza y alegría. La incredulidad busca su salvación en el

propio corazón, quiere ser una buena persona, da dinero para

ayudar a los pobres, y es amable para con sus hijos, pero no mira a

Cristo. La incredulidad busca el mérito en las obras; tal persona ora

Page 82: CREER VERDADERAMENTE

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y lee la Biblia, es seria y evangeliza. La fe, sin embargo, solo se

enfoca en Cristo.

PARA MEDITAR

Permíteme dar algunas palabras claves para reflexionar sobre cuán

precioso es Cristo: Él es sabio, amoroso, fiel, todopoderoso,

compasivo, eterno y divino. Él gobierna, protege, revive, ora,

consuela, habla por Sus hijos como un abogado, bendice, promete,

guía, sufrió, murió, resucitó de los muertos, ascendió al cielo, se

hizo el garante por Su pueblo y regresará. El que cree en Cristo

encuentra todo en Él. Entonces, creer en Él es amarlo, maravillarse

de Él, confiar en Él, anhelarlo, adorarlo, tener un placer santo en

Él, regocijarse en Él, tener hambre y sed de Él, seguirlo, honrarlo y

alabarlo. A veces hay un fuerte deseo de morir y estar siempre con

el Señor.

“Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo

de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar

en la carne es más necesario por causa de vosotros” (Filipenses

1:23, 24).

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Capítulo 31

ALEGRAOS CON TEMBLOR

“Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor”.

(Salmos 2:11)

Creer debe ser algo feliz, no melancólico. Eso es verdad. Qué el

Señor dé más gozo verdadero en las vidas de los hijos de Dios y en

la Iglesia. ¿Cómo pueden los jóvenes volverse celosos de la vida de

un hijo de Dios si solo escuchan acerca de las reglas y las leyes que

hay que cumplir? ¿Cómo pueden volverse celosos si solo escuchan

acerca de la incredulidad y la oscuridad y nunca escuchan acerca

del gozo que hay en Cristo? El gozo de la fe es mucho más que la

alegría superficial del mundo. Es más profundo que la alegría que

uno siente en su día de boda o cuando uno ha dado a luz a un hijo.

El gozo de la fe es reverente y va acompañada de asombro. En

inglés se lo llama "humble joy", es decir, alegría humilde.

UN BARCO CARGADO

Compara la combinación de alegría y humildad con un barco de

vela muy cargado. Ahora los barcos de carga tienen motores, pero

en el pasado incluso los barcos de velo navegaron en el mar, y

cuanto más profundo estaba el barco en el agua, más vela podía

tener. Esto también es cierto en lo espiritual. Juan el Bautista dijo:

“Es necesario que El crezca, pero que yo mengüe” (Juan 3:30). Los

hijos de Dios reciben más gozo en Dios por medio de Cristo cuando

tienen que hundirse. Los hijos de Dios desean el lugar más bajo y

menos importante, porque esto los libera del mundo y les da gozo

en Cristo. Charles Simeon, un teólogo inglés, escribió:

“Siempre tuve una sensación tan grande de mi pecado, de modo

que podría desesperarme si no tuviera una visión de la suficiencia

y disposición de Cristo para redimirme por completo. Y al mismo

tiempo, tenía un sentido tan fuerte de mi adopción por parte de

Cristo, de modo que haría que mi pequeño bote volcara si no

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tuviera tanto lastre a bordo. Un barco normal se hubiera hundido

ya bajo una carga tan grande”.

En otra parte, Simeón escribió que quería conocer más de su

inmundicia y su pecado para poder agradecer a Dios. No con, sino

en humildad. La humildad y la alegría son como el polo sur y el polo

norte del mundo. Ellos pertenecen juntos. Es por eso que los hijos

de Dios deben continuar arrepintiéndose. Deben buscar más

arrepentimiento. Un corazón quebrantado es para la gloria de Dios

y trae gozo. El Señor da Su gracia cuando nuestra boca se cierra.

Esos son los mejores tiempos para la Iglesia viviente. Salmo 2:11 lo

dice de esta manera: “Servid a Jehová con temor, y alegraos con

temblor”.

NO ES ESCLAVITUD

Qué maravillosa combinación: “temor y temblor”. Dios es honrado

cuando un pecador se siente profundamente agradecido por la

gracia de Dios, cuando mira a Dios desde el polvo para darle honra

y gloria.

La alegría es parte del servicio del Señor. Sin alegría sería un

servicio de esclavos, y los hijos de Dios servirían a Dios por

obligación. ¿Podría ser eso agradable a Dios? ¿El Señor quiere ser

servido por personas que hacen todo lo posible solo para merecer

misericordia? No, el Señor es más honrado cuando Su hijo se

humilla y Le pide misericordia. ¡Qué gozo Le da a Dios cuando

regala Su gracia y qué gozo le da al pecador cuando recibe la gracia!

Creer es entonces regocijarse en Dios. El profeta Joel y el apóstol

Pablo quieren animar a los hijos de Dios a creer en Dios con estas

palabras:

“Vosotros también hijos de Sion alegraos y gozaos en Jehová

vuestro Dios, porque os dará enseñador de justicia; y hará

descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al

principio.” (Joel 2:23, La Biblia del Oso, 1569)

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“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”

(Filipenses 4:4).

En los textos anteriores, el profeta y el apóstol no llaman a la Iglesia

a hacer fiesta. No, la Iglesia está llamada a regocijarse en Dios. Hay

tanta felicidad que no es alegría en Dios. Sin embargo, también hay

una religión de reglas y mandamientos: el fariseísmo. El Señor

Jesús dijo de eso: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!

Porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino…” (Mateo 23:23).

¿Necesitamos más alegría en la iglesia? Ciertamente, pero no

debemos buscar esa felicidad en nuestra música o eventos

sociales. ¡Qué el Señor nos concede más del gozo bíblico! El gozo

en la adoración de Dios que me ha salvado del pecado y de la

muerte.

“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para

que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo”

(Romanos 15:13).

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Capítulo 32

MUCHA FE

“…De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe”.

(Mateo 8:10b)

La Biblia nos cuenta en Lucas 7 que un centurión, un oficial del

ejército romano, no se atreve a acudir a Jesús. Leemos que envía a

otros para preguntarle a Jesús si quiere venir a su casa. ¿Por qué

tiene que venir Jesús? El siervo del centurión está enfermo y a

punto de morir. Este centurión ama a su siervo, y por eso busca

ayuda de Jesús. Cristo va a su casa, y cuando Él está cerca, el

centurión le hace decir por medio de unos amigos que Él no entré

en su casa. ¿Por qué no? Este centurión no es pobre. Él ha

financiado la construcción de la sinagoga en Capernaum.

Seguramente tiene una casa grande. Él no tiene que avergonzarse

de su casa. Ese tampoco es el problema. Él no se siente digno de

que Jesús entre en su casa. Leemos que dice: “Señor, no te

molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo” (Lucas

7:6).

Consideremos esta actitud. ¿No es esto incredulidad? ¿No es este

centurión demasiado tímido? Él mismo podría haberse acercado a

Jesús, ¿no es cierto? Quizás lo acusamos de ser incrédulo, o por lo

menos podemos de tener poca fe. No obstante, no es el caso en

absoluto. Este oficial tiene mucha fe.

MUCHA FE

El centurión se siente indigno de que Cristo entre bajo su techo,

pero cree que Cristo, al decir una sola palabra, puede sanar a su

siervo. Dice: “Pero di la palabra, y mi siervo será sano” (Lucas 7:7).

Cuando el Señor Jesús escucha eso, se maravilla de él y se vuelve

hacia la multitud, diciendo: “Os digo que ni aun en Israel he hallado

tanta fe” (Lucas 7:9). ¿Por qué es tan grande esta fe? La fe de este

centurión es tan grande porque este hombre se considera a sí

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mismo como indigno. Él no piensa merecer la ayuda de Jesús. Sin

embargo, él cree que Cristo tiene el poder de sanar a su siervo

diciendo una sola palabra. Este hombre no tiene derecho a nada.

Él no pertenece al pueblo elegido de Israel. Él no se siente

importante. Él no espera nada de sí mismo, sino todo de Cristo. ¡Tal

fe es grande!

PERSEVERAR

El centurión (probablemente era un oficial de mucho más de cien

soldados) no habría hecho llamar a Cristo si no hubiera amado

tanto a su siervo y si no hubiera tenido pensamientos tan grandes

acerca de Cristo. Amaba tanto a Cristo y amaba tanto a su siervo

que veía una posibilidad, a pesar de su indignidad. Solo Le pediría

a Jesús que dijera una sola palabra. Creía que si Cristo decía "vete"

a la enfermedad, la enfermedad dejaría a su siervo. Esa fue una

gran fe. Esa fe es similar a la fe de la mujer cananea que dijo: “Sí,

Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la

mesa de sus amos. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer,

grande es tu fe; hágase contigo como quieres” (Mateo 15:27b, 28).

La fe de esta mujer era grande por la misma razón. Ella sabía que

no merecía la ayuda de Jesús. Después de todo, ella era solo una

perrita debajo de la mesa. Y, sin embargo, ella seguía pidiendo y

rogando. Ella no podía dejar de perseverar en la fe. Había una

confianza incondicional en Cristo de que Él podía hacer lo

imposible.

DE UN LADO INESPERADO

En ambos casos, la gran fe vino de un lado inesperado. No los

israelitas, sino los gentiles creían tan firmemente. No los líderes del

pueblo judío, sino los gentiles, de los cuales nadie esperaba nada,

estaban dotados de una fe tan grande. Debió haber molestado a

los judíos el hecho de que Jesús alabó a los gentiles por su fe.

También es dudable que los fariseos mismos tuvieran fe. Le habían

dicho a Cristo que este centurión era digno de ser escuchado

porque amaba a la gente y construía la sinagoga. Sin embargo,

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como hijos de Abraham, se sentían muy superiores a este jefe

romano. Aquellos que razonan así realmente no entienden lo que

es la GRACIA.

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Capítulo 33

POCA FE (1)

“El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces,

levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande

bonanza”.

(Mateo 8:26)

Hay un pequeño y pobre manzano en el jardín trasero con solo

unas pocas manzanas colgando. El árbol no se poda

adecuadamente, no recibe suficiente agua, y los parásitos no están

controlados. Sin embargo, nadie tiene duda alguna de que sea un

manzano. Compara este árbol con ese gran pino que está a pocos

metros de distancia. Es un hermoso ejemplar, pero un pino real.

No puedes comer su fruta. De esta manera podríamos comparar al

creyente débil con el incrédulo. Las personas no convertidas

pueden ser muy buenas personas que significan mucho para su

prójimo, mientras que los hijos de Dios a veces se ven como un

pequeño árbol con muy poco fruto.

Poca fe es la duda en el creyente. No debemos confundirlo con las

dudas de los incrédulos. Los incrédulos nunca han creído

realmente y están en un "estado permanente" de incredulidad. Los

hijos de Dios, por otro lado, tienen fe en su corazón, aunque no

siempre sea fuerte. Aunque desafortunadamente son a menudo

incrédulos, han sido reavivados y, por lo tanto, se diferencian

esencialmente de los incrédulos.

POCA FE NO ES ESTAR SIN FE

Según Mateo, el Señor Jesús acusó a los discípulos de poca fe

cuando las olas golpearon el barco durante la tormenta. La fe de

ellos parecía haber desaparecido. No confiaban en que nunca

podrían perecer con Cristo a bordo. Por supuesto, antes había

habido fe en el Mesías, y todavía había fe en el fondo de su

corazón. Eso quedó claro de su oración: “¡Señor, sálvanos, que

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perecemos!” (Mateo 7:25b) Jesús ya no era un joven carpintero

para ellos; no obstante, durante la tormenta, parecía que quedaba

muy poco de su fe. No es que los discípulos fueran iguales a los

incrédulos, porque los hijos de Dios no pueden perder su fe (Lucas

22:32). Sin embargo, su fe no estaba en acción. Se perdieron la

práctica de la fe.

A esto Cristo llamó la poca fe. Encontramos esta expresión varias

veces más en el Nuevo Testamento y, en todos los casos, se trata

de la falta de confianza de los discípulos en que el Señor se cuide

de ellos:

“El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces,

levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande

bonanza” (Mateo 8:26).

“Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno,

Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca

fe?” (Mateo 6:30).

“Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de

vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan?” (Mateo 16:8).

“Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse,

dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús,

extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por

qué dudaste?” (Mateo 14:30, 31).

Page 91: CREER VERDADERAMENTE

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Capítulo 34

POCA FE (2)

“¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los

profetas han dicho!”

(Lucas 24:25b)

Los discípulos no fueron los únicos que fueron débiles en la fe. En

esencia, todos los hijos de Dios son débiles. Todos tienen que ser

guardados de caer y tropezar. Por lo tanto, podemos hablar de

varios tipos de poca fe.

TIPOS DE POCA FE

La poca fe en los hijos de Dios aparece en varias formas. Aquí hay

algunos ejemplos de lo que podemos llamar la poca fe:

Podemos llamarlo poca fe si los hijos de Dios no confían lo

suficiente en la ayuda de Dios, como los discípulos durante

la tormenta.

La poca fe es cuando uno no comprende a Dios y cuando

uno impone condiciones a Dios, como lo hizo Tomás.

Primero quería ver por sí mismo y sentir que Jesús había

resucitado; de lo contrario no lo creería. O como el caso de

los hombres que iban a Emaús, quienes fueron acusados

de ser “tardos de corazón para creer”.

La poca fe es cuando Pedro negó a Cristo. No podía

extrañar a su Maestro y había entrado en la guarida del

león: en la sala de Caifás. Sin embargo, él lo negó,

temiendo que tuviera que sufrir también.

Había poca fe en la iglesia de Galacia, porque los hermanos

no tenían una buena comprensión del evangelio de la

gracia.

A veces se llama poca fe cuando los hijos de Dios no tienen

la certeza de su salvación. La falta de certeza puede ser el

resultado de caer en pecados, como en caso de David.

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NO SOLO LOS PRINCIPIANTES TIENEN POCA FE

A veces encontramos poca fe no solo entre los principiantes que

recién han llegado a conocer a sí mismo y a Dios, sino también

entre los hijos de Dios que tienen una comprensión más profunda

del pecado y la gracia. Pienso en aquellos que están asegurados

por el Espíritu Santo del perdón de los pecados y que tienen un

gran conocimiento de Cristo, pero que no confían en el Señor en

ciertas circunstancias. Por ejemplo, cuando pierden su trabajo, o

cuando los niños no obedecen, o cuando se enferman. Por otro

lado, los principiantes con poco conocimiento de Cristo pueden

tener mucha fe y confiar plenamente en el Señor.

TRISTEZA

Comparemos la incredulidad y la fe débil. La incredulidad total es

más seria que tener poca fe, porque la fe está completamente

ausente. Por otro lado, si los mismos hijos de Dios tienen poca fe

es más triste, porque desconfían en el Señor. Eso Le duele mucho

al Señor. Después de todo, es triste cuando un extraño nos

desconfía, pero es mucho más triste si nuestro propio hijo no

confía en nosotros. Qué triste es cuando aquellos que han sido

comprados con sangre no confían en el Señor. Sin embargo, gracias

a Dios, Cristo también sufrió y pagó por la incredulidad, la fe débil

y la desconfianza de Sus hijos.

MUERTO POR NATURALEZA

Una fe débil es mejor que ninguna fe en absoluto. La fe de los hijos

de Dios puede ser débil y pequeña, pero al menos son vivos

espiritualmente. Antes de su renacimiento, tenían, a lo mejor, una

fe histórica, una fe temporal o una fe en milagros. Por la gracia de

Dios han recibido la verdadera fe. A veces una fe temporal se ve

incluso mejor que la verdadera fe. Pero esto es solo apariencia.

Piensa en la siguiente palabra de Salomón:

“Porque mejor es perro vivo que león muerto” (Eclesiastés 9:4).

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Capítulo 35

LA CALIDAD DE LA FE

“…que si tuviereis fe como un grano de mostaza”.

(Mateo 17:20b)

No solo necesitamos la fe para recibir el perdón del pecado. Por

ejemplo, la fe también es necesaria para trabajar en el Reino de

Dios. Los misioneros, los evangelistas, los pastores, pero también

los padres y maestros necesitan la fe para creer que Dios hace

posible lo imposible. Sin la fe, un pastor tiene poca esperanza

cuando asciende al púlpito. Sin la fe, los padres pierden la

esperanza de que algún día su hijo o hija estará bien.

ABATIDO

Un día, los discípulos se sienten abatidos porque no pueden curar

a un muchacho demoniaco. Se les dio el poder de hacer milagros,

pero de repente ya no tienen éxito. No pueden curar al niño. Su

maestro, Cristo, está en el monte de la Transfiguración. Los

discípulos se sienten solos y comienzan a dudar que sean aptos

para este trabajo. El padre del niño está decepcionado, y los

discípulos están profundamente avergonzados. Cuando Cristo

regresa, los reprende, pero también alienta a Sus discípulos. Les

dice que si tan solo tuvieran fe como una semilla de mostaza, sería

posible mover montañas y arrojarlas al mar. Jesús les dice a Sus

discípulos cuál fue su fracaso: “…por vuestra poca fe; porque de

cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis

a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será

imposible” (Mateo 17:20).

NO LA CANTIDAD

En otras palabras, no se trata de la cantidad de la fe; lo más

importante es que haya la fe. Una semilla de mostaza es pequeña,

pero tiene el potencial de crecer hasta llegar a ser un árbol. Es lo

mismo con la fe. Si solo hay una migaja de fe, el trabajo es mucho

Page 94: CREER VERDADERAMENTE

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más fácil. Con un poco de fe, los hijos de Dios tienen el poder de

Sansón y pueden asaltar muros con David (Salmos 18:29).

Especialmente para la obra en el Reino de Dios es importante mirar

hacia arriba. Después de todo, no es la fe misma que hace los

milagros, sino Dios. Todo depende de Él.

Jesús habla de "la fe como un grano de mostaza" en un contexto

específico: habla a Sus discípulos. Ellos deben hacer milagros en Su

nombre y necesitan la fe en el Dios de los milagros. El Señor no

habla de la cantidad de su fe. La pregunta es si hay la fe verdadera

en su corazón, incluso si es del tamaño de un grano de mostaza.

Entonces, la autenticad de la fe es más importante que la cantidad

de ella. Eso también es verdad en la vida de un pecador que busca

a Dios. Con esa fe, el pecador persevera en buscar a Dios, y no hay

una montaña que sea demasiado alta para él. La semilla de la fe

mantiene al hijo de Dios a flote. El pecador puede mirar hacia

arriba una y otra vez, porque todas las cosas son posibles con Dios.

NO ES CIZAÑA

Un grano de mostaza no es cizaña. La diferencia puede ser muy

poco a simple vista, pero hay una gran diferencia entre las dos. Por

eso, no debemos invalidar el texto, diciendo que es suficiente tener

un poco de esperanza. Ese no es el propósito de este ejemplo. Se

trata de la fe en Dios. Se trata de la fe que no tiene ninguna

expectativa de sí misma, sino solo del Señor del cielo y de la tierra.

Es la fe en el poder todopoderoso de Dios.

MÁS FE ES AÚN MEJOR

Si solo los pastores pudieran tener más fe que un grano de

mostaza, tendrían más libertad, pero también serían más

dependientes cuando predican. Si los padres y las madres tuvieran

más fe, lucharían más ante el trono de la gracia por la conversión

de su hijo o hija pródigo. Si uno tiene fe como un grano de mostaza,

no puede desaferrase del Señor. Desafortunadamente, los

discípulos no habían perseverado en la fe en el caso del muchacho

Page 95: CREER VERDADERAMENTE

95

demoniaco. Tal vez ya estaban desanimados antes de que el padre

viniera a ellos. Habían retrocedido en la fe y habían sido

negligentes en sus oraciones. Por lo tanto, el Salvador dijo que era

importante ayunar y orar (Mateo 17:21).

LA FE PARALIZADA

La incredulidad había paralizado a los discípulos. La incredulidad en

el poder y la fidelidad de Dios también paraliza a la Iglesia de Dios

hoy. La incredulidad ve montañas que son demasiado altas y

gigantes que son invencibles. La incredulidad nos hace olvidar que

Jacob tuvo el privilegio de ver a José antes de morir. La incredulidad

hizo que David pensara que un día moriría por la mano de Saúl (1

Samuel 27:1).

La incredulidad también obstaculiza la salvación de los

inconversos. Muchos confían que están en el camino al cielo, sin

conocer verdaderamente a Jesús, mientras otros dicen con

desaliento que la salvación no es para ellos. Todavía van a la iglesia

y oran y a veces leen algo de la Biblia, pero tienen poca o ninguna

esperanza. ¡Ojalá que esa gente viera quién es Dios! ¡No dejarían

de orar a Él, porque Él puede convertir su incredulidad en fe!

Espere Israel a Jehová y Él proveerá; Hay redención y la bondad tan fiel, en Jehová; De sus pecados Él redimirá, Su poder a Sus santos salvará. (Salterio 362:3)

Page 96: CREER VERDADERAMENTE

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Capítulo 36

LA FE MUERTA

“¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es

muerta?”

(Santiago 2:20)

Llevaban veinte años casados, y él dijo que aún amaba a su esposa,

pero casi nunca estaba en casa. Prefería sentarse con sus amigos

mirando televisión o tomarse una cerveza en el café a la vuelta de

la esquina. No era un borracho, pero nunca estaba en casa. El amor

por su esposa y familia consistía más en palabras que en hechos.

No había tiempo para estar en casa. Aunque dijo que amaba a su

esposa, su amor resultó ser poco o nada. El amor estaba muerto.

Creer y amar tienen mucho en común, y la fe también puede estar

muerta. Puede consistir en palabras y formas sin contenido. El

apóstol Santiago lo llamó este tipo de fe una fe muerta: “¿Mas

quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?”

(Santiago 2:20). El apóstol Santiago aclara que si la fe no tiene

obras es muerta, pues queda sola (Santiago 2:17). Cuando dice que

el hombre es "vano", quiere decir que no somos muy inteligentes

y reflexivos cuando decimos que tenemos fe pero no la

practicamos. Pues toda persona sabe que la fe debe ser evidente

por los frutos. Santiago incluso dice que Abraham, el padre de

todos los creyentes, mostró su fe a través de sus obras.

EN LA PRÁCTICA

La fe debe ser evidente en la vida diaria: en la escuela y frente a tu

madre, cuando estás de vacaciones y cuando estás en casa, antes

del matrimonio y cuando estás casado, en el trabajo y cuando estás

con tus amigos. Entonces, debe ser evidente siempre y en

cualquier circunstancia. Santiago es muy específico y escribe sobre

el maltrato de los pobres, sobre el orgullo y la lujuria por el poder,

sobre la lengua afilada y la disputa, sobre la fornicación y la

Page 97: CREER VERDADERAMENTE

97

mundanalidad. Incluso menciona a los empleados que pagan mal.

Santiago estaba profundamente preocupado por la fe en las

congregaciones cristianas. ¿Estaba muerta esa fe? ¿No podría la

gente entender que sin obras, la fe es muerta y en vano?

Santiago no es diferente a su Maestro en su predicación. Cristo

habla en Juan 15 acerca de dos tipos de pámpanos: “Todo

pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva

fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto” (Juan 15:2). Algunos

pámpanos parecen estar injertadas en la vid. Todo el mundo piensa

que tal vez son hijos de Dios, pero ¿qué pasa? Estos pámpanos no

llevan fruto y al final son cortados y echados en el fuego: “El que

en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se

secará; y los recogen y los echan en el fuego, y arden” (Juan 15:6).

Aquellos que no dan fruto muestran que nunca han sido un

pámpano vivo. ¡Qué diferente es con alguien que ha nacido de

Dios! “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado,

porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar,

porque es nacido de Dios” (1 Juan 3:9).

CAER EN PECADO

Es posible que los hijos de Dios caigan en pecado. Conocemos los

ejemplos. Y, sin embargo, esos pecados son diferentes de los

pecados que cometen antes de su conversión. Estos

pecados no se han cometido de corazón, y el "hombre nuevo" en

ellos nunca estaba de acuerdo con el pecado. Después de todo, el

nuevo hombre no puede pecar y, por lo tanto, los hijos de Dios no

cometen pecado, sino que es el pecado que vive en ellos. Es la

debilidad del viejo hombre. El nuevo hombre no quiere pecar,

porque la voluntad ha sido renovada. “Y si hago lo que no quiero,

ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí” (Romanos 7:20).

¿Quién puede juzgar si alguien vive en pecado o ha caído en

pecado? Solo el Señor conoce el corazón. Y especialmente cuando

uno sufre de adicciones pecaminosas, es difícil discernir si alguien

ha caído en pecado o si está viviendo en ello. No sabemos cuán

Page 98: CREER VERDADERAMENTE

98

grande lucha es para alguien deshacerse del cuerpo del pecado.

Pero sí sabemos que los hijos de Dios deben huir a Cristo una y otra

vez, y que Su sangre limpia de todo pecado.

VENDIDO AL PECADO

La fe de los hijos de Dios no está muerta y no puede morir. Ellos

mismos no cometen pecados, pero el hombre viejo que vive en

ellos. Sin embargo, si consideramos a todo el ser humano, el hijo

de Dios todavía es carnal y está vendido al pecado. No puede

liberarse del viejo hombre (del cuerpo de muerte), sino que está

vinculado con él hasta que la muerte los separe.

“…Mas yo soy carnal, vendido al pecado” (Romanos 7: 14).

Page 99: CREER VERDADERAMENTE

99

Capítulo 37

LA BATALLA DE FE

“Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la

cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión

delante de muchos testigos”.

(1 Timoteo 6:12)

Creer es una lucha de vida y muerte. Los enemigos— Satanás,

nuestro propio corazón y el mundo— quieren que todos se

pierdan. No pienses que es una pelea fácil. No es una lucha contra

personas de carne y hueso. ¡Es una lucha "contra los gobernadores

de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad

en las regiones celestes" (Efesios 6:12)! Esa es la buena lucha que

los hijos de Dios están peleando. Luchamos naturalmente al lado

equivocado, al lado de Satanás. Pero por la gracia de Dios, los

elegidos cambian de ejército. Ellos se convierten en soldados en el

ejército del cual Cristo es la cabeza (Hebreos 12:2).

DOS TIPOS DE LUCHA ESPIRITUAL

Los hijos de Dios están en una batalla aquí en la tierra. Es una lucha

que tienen que luchar hasta el fin de su vida. No obstante, a veces

escuchamos comentarios de que la vida espiritual no tiene que ser

tan pesada. Por la obra de Cristo, los hijos de Dios pueden tener

tanta paz en sus corazones, pueden ser tan felices y deben vivir en

plena seguridad de la fe. Veo ese punto, pero no debemos

confundir dos luchas diferentes. En 1 Timoteo 6:12, Pablo se

refiere a la lucha por ser más santo, ¡no a la lucha por la certeza de

la fe! Ciertamente, la Palabra de Dios afirma que es posible

alcanzar la plena certeza de fe. Leo en Romanos 8:15: “Pues no

habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en

temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual

clamamos: ¡Abba, Padre!” Entonces, Pablo afirma que la Iglesia no

ha recibido el espíritu de esclavitud, y critica el hecho de que hay

tanta lucha. Sin embargo, la lucha a la que se refiere Pablo en 1

Page 100: CREER VERDADERAMENTE

100

Timoteo 6 es otra lucha, es una lucha que dura toda la vida. Incluso

el cristiano más asegurado de la fe debe continuar luchando esa

batalla, porque los enemigos no se quedan quietos y salen a atacar

inesperadamente. La Iglesia debe seguir vigilando y orando.

No obstante, la lucha por la certeza de la fe y la lucha contra los

enemigos tienen algo que ver entre sí. Si el enemigo logra que un

cristiano asegurado de la fe cae en pecado, la batalla por la paz en

el corazón a menudo comienza de nuevo. Pedro negaba a su

Maestro, porque no había resistido hasta la sangre (Hebreos 12:4).

Entonces perdió la paz en su corazón. Leemos: “Y saliendo fuera,

lloró amargamente” (Mateo 26:75b). El pecado estorba la paz en

el corazón. La Iglesia de Dios, por lo tanto, no puede darse el lujo

de quedarse dormida, y debe velar y orar para no caer en la

tentación. En este sentido, los hijos de Dios nunca tienen

vacaciones en esta vida. Tampoco llevan una vida perezosa,

pensando que irán al cielo de todos modos. Los hijos de Dios

continúan luchando contra el pecado hasta que el Señor los lleve a

casa.

SATANÁS

La batalla de la fe es una batalla contra los ángeles caídos. Estos

ángeles no dejan en paz a los creyentes. Tratan de hacer que los

hijos de Dios desconfíen en su Señor. Ellos tratan de sembrar duda

y rebeldía en el corazón del creyente. Pero Satanás siempre

miente. Él mintió en el Paraíso y todavía lo hace ahora. También

intenta golpear con puños (2 Corintios 12:7). Por eso hay que

resistirlo (Santiago 4:7).

EL MUNDO

El mundo es un poder en sí mismo, y los hijos de Dios tienen que

luchar contra él. El término "mundo" no solo implica el deporte, los

juegos y las diversiones mundanas, sino que implica también toda

la vida en la tierra. Muchas veces los hijos de Dios también se

sumergen en las cosas de este tiempo y se olvidan de Dios. Debido

Page 101: CREER VERDADERAMENTE

101

a que somos pecadores, ya no podemos disfrutar con gratitud lo

que Dios nos da. Queremos más y nunca estamos satisfechos. Es

por eso que el apóstol Juan escribe que no debemos amar a este

mundo y que nos perderemos con el mundo si somos del mundo

(1 Juan 2:15 – 17).

LA CARNE

Los hijos de Dios son liberados de la esclavitud del pecado y ya no

quieren pecar (Romanos 6:18). El pecado se ha convertido en

muerte para los hijos de Dios. Sin embargo, Pablo escribe que él

todavía es carnal y vendido al pecado (Romanos 7:13, 14). Pablo

está luchando una batalla interna. La carne lucha contra el espíritu.

Pablo está triste por eso. Él dice: “Y yo sé que en mí, esto es, en mi

carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no

el hacerlo” (Romanos 7:18). En la vida de la fe se esfuerza por lo

imposible: la perfección y una vida completamente santa (Hebreos

6:1). No obstante, Pablo experimenta que debe continuar

luchando contra su "yo" pecaminoso (Romanos 7:24, 25). No es

que Pablo dude de la gracia de Dios. Leemos que dice: “Gracias doy

a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente

sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado”

(Romanos 7:25a).

Page 102: CREER VERDADERAMENTE

102

Capítulo 38

EL ESCUDO DE LA FE

“Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar

todos los dardos de fuego del maligno”.

(Efesios 6:16)

Hay que usar la armadura de Dios. Una de las armas es “el escudo

de la fe”, con el que se pueden apagar las flechas ardientes de

Satanás. Satanás ha encendido las flechas con fuego para hacer

más daño. El escudo de la fe no es la única arma. También hay la

coraza de justicia, el cinturón de verdad, los zapatos del evangelio

de la paz, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu. Pero el

escudo de la fe es una de las armas más importantes: “Sobre todo,

tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos

de fuego del maligno” (Efesios 6:16).

¿Qué quiere decir Pablo con esto? El escudo de la fe repele las

flechas ardientes de Satanás a través de la meditación. Aquí hay

algunos ejemplos de cómo se usa este escudo:

Una forma de usar el escudo de la fe es la reflexión sobre

quién es Cristo. Qué bueno es para los hijos de Dios

reflexionar sobre lo que el Salvador ya ha hecho para

redimirlos. Qué arma tan poderosa para dirigir nuestra

atención a Cristo cuando los malos deseos nos alcanzan.

Satanás, el mundo y la carne tienen menos dominio sobre

los hijos de Dios cuando se dan cuenta de que fueron

comprados con sangre.

También se usa el escudo de la fe cuando uno medita sobre

lo que Cristo ha prometido acerca de la perseverancia.

Jesús dijo: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será

salvo” (Mateo 24: 13).

Las flechas de fuego de Satanás también se apagan si los

hijos de Dios piensan en su futuro: ¿Cómo será estar con

Dios para siempre y ¿cómo será quedarse con el Cordero

Page 103: CREER VERDADERAMENTE

103

para siempre? Pensar en eso es un arma poderosa contra

el pecado. El que mira a la nueva Jerusalén con ojos de fe

no está tan apegado al mundo, a los pensamientos

pecaminosos y a los deseos de la carne. El que lleva el

escudo de la fe lucha como un soldado en el extranjero.

Este soldado espera volver a ver a sus seres queridos

cuando termine la batalla.

UNA BUENA BATALLA

Hay una iglesia militante en la tierra que lucha la buena batalla de

la fe de muchas más maneras de las que hemos mencionado. Esta

batalla no solo es buena por ser correcta, sino que también vale la

pena. Estos luchadores caminan en el camino estrecho. Se

tropiezan y caen a menudo, pero "el Autor y Consumador de la fe"

(Hebreos 12:2) los alienta. Si pierden sus armas, Él les da las armas

de nuevo y les hace perseverar en la fe. Realmente no tenemos que

sentir pena por estos luchadores. Dios cuida de ellos.

LA CARRERA

Creer requiere mucho de los hijos de Dios. Deben renunciar al

mundo, crucificar su vieja naturaleza y caminar en una vida nueva

y santa. Eso realmente no sucede automáticamente. El apóstol lo

explica con más ejemplos. Además del ejemplo de la buena batalla,

también usa el ejemplo de correr una carrera en la arena. Cristo

habló acerca de un camino estrecho hacia la vida eterna. En todos

los casos se trata de la misma lucha: la lucha de la fe.

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan

grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado

que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos

por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la

fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,

menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de

Dios” (Hebreos 12:1, 2).

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104

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra

principados, contra potestades, contra los gobernadores de las

tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las

regiones celestes” (Efesios 6:12).

“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y

espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que

entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino

que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13, 14).

Page 105: CREER VERDADERAMENTE

105

Capítulo 39

CREER EN LA OSCURIDAD

“…El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de

Jehová, y apóyese en su Dios”.

(Isaías 50:10b)

En la oscuridad, no ves por dónde caminas y es mejor esperar hasta

que aparezca la luz. Luego puedes continuar tu camino. Algunos

usan este ejemplo para defender la idea de que, si estás en la

oscuridad espiritual, debes esperar “la luz" antes de poder creer de

nuevo. Si eso fuera cierto, cada creyente debería esperar hasta que

Dios lo ilumine nuevamente. Eso no es cierto. Los hijos de Dios

deben confiar en Dios y creer en Él siempre, incluso cuando está

oscuro.

EL TERMÓMETRO

¿Determinan nuestros sentimientos el grado de nuestra fe?

¿Apunta el termómetro más alto si somos sensibles? En ese caso,

creer es fácil si sentimos que Dios está cerca y es difícil si no

sentimos la presencia del Señor. Un cristiano que recién ha llegado

a conocer a Cristo a menudo piensa que su fe depende de su

condición sensible. Cuando el Señor aplica Su Palabra a su corazón,

está muy feliz y siente paz, pero un momento después, todo parece

perdido. Escuchemos lo que el Señor dice a través de Isaías:

“¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su

Siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre

de Jehová, y apóyese en su Dios” (Isaías 50:10). Isaías escribe en

este texto sobre aquellos que temen al Señor y escuchan la voz de

Cristo. Escribe aquí sobre la oscuridad en la vida de los creyentes.

A veces los hijos de Dios también viven en la oscuridad, pero Isaías

dice aquí que siempre deben seguir confiando en su Dios, incluso

en tiempos de enfermedad y tristeza, y en tiempos de oscuridad y

apostasía. Los hijos de Dios no deben ser seducidos por la

incredulidad. Es muy importante que ellos sigan creyendo cuando

Page 106: CREER VERDADERAMENTE

106

es oscuro y difícil. Leemos de Abraham: "El creyó en esperanza

contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes..."

(Romanos 4:18). Aunque nuestras circunstancias y nuestros

sentimientos cambian, el Señor nunca cambia. Aunque el sol a

veces se esconde detrás de las nubes, todavía brilla.

LAMENTACIONES

Jeremías vio la destrucción de Jerusalén con sus propios ojos. Fue

testigo de que muchos judíos fueron matados o llevados a la

cautividad. Después de todo esto, se sintió muy solo y

abandonado. Él escribió: “Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé

del bien, y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Jehová”

(Lamentaciones 3:17, 18) Al leer la primera parte de

Lamentaciones se escucha cómo se sintió el profeta. Para él, Dios

era como un oso que acecha y como un león en escondrijos. Dios

había torcido sus caminos, lo había despedazado y dejado. Dios

había quebrado sus dientes con cascajo y había cubierto su cabeza

con cenizas. Pero entonces, de repente, el tono de las palabras

cambia, y el profeta comienza a hablar consigo mismo. Se acuerda

de quién ha sido Dios para él. Leemos:

“Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré. Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová. Bueno le es al hombre

Page 107: CREER VERDADERAMENTE

107

llevar el yugo desde su juventud. Que se siente solo y calle, porque es Dios quien se lo impuso.”

(Lamentaciones 3:21 – 28)

La autocompasión del profeta ahora se convirtió en algo muy

diferente. Ahora el profeta se queja del pecado y habla bien del

Señor. El profeta se había tomado muy en serio quién era Dios y

había recordado quiénes habían sido como pueblo. Y el Señor

había bendecido esas reflexiones.

UN ESTRIBILLO

David también conoció tiempos de oscuridad en su vida. Lo que experimentó con su suegro y sus hijos era terrible. A veces se encontraba en el abismo del desánimo y la falta de Dios. Los Salmos 42 y 43 describen su deseo de Dios. En estos Salmos, sin embargo, encontramos tres veces un estribillo en el que David dice a sí mismo que debe confiar en Dios en la oscuridad. Vale la pena leerlo: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío” (Salmos 42:5).

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Capítulo 40

VIVIR POR FE

“Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi

alma”.

(Hebreos 10:38)

Cuando el Señor aplica su Palabra al corazón, lo sentimos por

dentro. Debido a que el Espíritu Santo lleva la Palabra al corazón,

la Palabra "se experimenta" adentro. Por ejemplo, cuando los hijos

de Dios escuchan acerca de Cristo, el Cordero de Dios que quita el

pecado del mundo, el corazón puede llenarse de la bondad de Dios.

Sin embargo, ese sentimiento no permanece. Luego los hijos de

Dios tratan de recuperarlo. Otra vez quieren experimentar la

presencia del Señor. Han probado algo del evangelio (1 Pedro 2:3)

y quieren experimentar eso permanentemente. Ahora, sin

embargo, es importante vivir por fe y no por sentimiento. Al final

de cuentas, el sentimiento sube y baja y no da certeza. Con

nosotros puede ser "sí" hoy y mañana "no", pero con Dios todas las

promesas son “sí y amén” (2 Corintios 1:18). La fe ve la

inmutabilidad de Dios. Es una gran lección no guiarse por sus

sentimientos, sino descansar en la Palabra de Dios. Entonces el hijo

de Dios no debe creer de vez en cuando, sino que debe vivir por fe.

No es malo desear más consuelo y la presencia sensible de Dios,

siempre que no sea por incredulidad.

BRÚJULA Y BOYA

Los navegantes en el mar solían navegar con la brújula. Navegar

con la brújula era una cuestión de confianza. Los navegantes tenían

que confiar que la aguja de la brújula apuntaba en la dirección

correcta y luego tenían que confiar que su interpretación del mapa

del mar era la correcta. A veces se encontraban con una boya que

probaba que iban en la dirección correcta. Eso era alentador. Pero

Page 109: CREER VERDADERAMENTE

109

pronto la boya desapareció de la vista y tuvieron que hacerlo de

nuevo con la brújula y el mapa.

Este ejemplo se usa a veces para aclarar que los hijos de Dios deben

navegar con la brújula y el mapa de la Palabra de Dios, y que no

siempre hay mucho ánimo y consuelo. En otras palabras, el

sentimiento no siempre está ahí, pero la Palabra de Dios

permanece.

RETROCEDER

Es toda una responsabilidad retirarse de una iglesia que no sea

falsa. De igual manera es muy drástico romper todo contacto con

tu familia si no te gusta algo. El divorcio es totalmente terrible; a

menudo uno quiere escaparse de la responsabilidad. Podemos

comparar esto con la incredulidad. La incredulidad se aleja de Dios

y de Su gracia. El hijo de Dios no puede hacer eso. Puede haber

momentos de poca fe, pero la fe nunca se va por completo. La

Escritura dice al respecto en Hebreos 10:38: “Mas el justo vivirá por

fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma”. Los hijos de Dios

nunca pueden retirarse completamente de Dios. El Señor se

encarga de eso. Pero se les advierte que si retroceden, la

destrucción los espera. Solo por la gracia de Dios no retroceden

para perdición, sino que creen para preservación de sus almas

(Hebreos 10:39).

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Capítulo 41

PERSEVERAR EN LA FE

“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede

llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco

vosotros, si no permanecéis en mí”.

(Juan 15:4)

Las cosas no serán más fáciles en el futuro. Los falsos profetas

agregarán agua al vino del evangelio, y muchos serán seducidos

por la religión falsa. El amor que todavía existe entre las personas

será cada vez menos. Los problemas en el hogar, en el matrimonio,

en la escuela, en el trabajo, en la calle y en la familia solo

aumentarán. Incluso el amor natural de muchos se enfriará (Mateo

24:12). En estas circunstancias, será cada vez más difícil para los

hijos de Dios – humanamente hablando – permanecer de pie. Si

son verdaderamente hijos de Dios, perseveran. Si no son

verdaderos creyentes, caerán: “Y muchos falsos profetas se

levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la

maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta

el fin, éste será salvo” (Mateo 24:11 – 13).

PERMANECED EN MÍ No puede haber duda de que los hijos de Dios perseveren en la fe. El Señor los ha comprado y nadie puede arrebatarlos de Su mano (Juan 10:28). Sin embargo, los hijos de Dios son llamados por Dios a perseverar. También son amenazados con graves consecuencias si no persisten. Un capítulo bien conocido es Juan 15. En este capítulo encontramos el llamado a perseverar varias veces. Distinguimos en este capítulo: (1) la llamada a perseverar, (2) las promesas para quienes perseveran, y (3) las amenazas para quienes que no perseveran.

Page 111: CREER VERDADERAMENTE

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La llamada

“Permaneced en mí, y yo en vosotros…” (Juan 15:4).

“Permaneced en mi amor” (Juan 15:9). Las promesas

“El que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto” (Juan 15:5).

“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Juan 15:7).

Las amenazas

“Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará…” (Juan 15:2).

“El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano…” (Juan 15:6).

Vemos en este capítulo que el Señor permite que Sus hijos perseveren en la fe usando ciertos medios. De acuerdo con los Cánones de Dort (redactadas durante el Sínodo de Dort en 1618-1619), Dios usa los siguientes medios: la predicación del Evangelio, la lectura de la Palabra, la meditación del evangelio, exhortaciones, amenazas, promesas y el uso de los sacramentos. Llama la atención el hecho de que el Señor también usa amenazas para mantener a Su pueblo cerca de Él. Aunque los verdaderos creyentes no pueden perder su fe, el Señor los amenaza como si pudieran. UNA RECOMPENSA Los escritores de la Biblia, bajo la inspiración del Espíritu Santo,

hablaron de una recompensa para los hijos de Dios si perseveraban

en la fe. Esta recompensa será la vida eterna, pues eternamente

darán a Dios el honor de su salvación.

“Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”

(Apocalipsis 2:10).

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Capítulo 42

ESPERAMOS UNA MEJOR Y PERDURABLE HERENCIA

“Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de

vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en

vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos”.

(Hebreos 10:34)

Pablo escribió una carta a los cristianos a quienes les robaron sus

posesiones. Debido a las persecuciones, lo habían perdido todo.

Eso fue muy triste, pero leemos en Hebreos 10 que lo aceptaron

con gozo. No les afectó por dentro el hecho de que el enemigo los

había tomado tanto. ¿Por qué no les afectó? Porque tenían una

herencia mejor y más duradera en el cielo (Hebreos 10:34). A pesar

de todo, había esperanza de que todo sería bien algún día. Había

fe en su corazón de que ya recibirían más de lo que habían perdido.

FE Y ESPERANZA

Para ellos, la fe era la certeza de lo que se espera. Después de todo,

Dios tenía algo mejor en mente para ellos (Hebreos 11:40). Debido

a esa fe, Abraham tenía esperanza para el futuro y esperaba una

ciudad que tiene fundamentos (Hebreos 11:10). En esa fe, todos

los creyentes del Antiguo Testamento han anhelado una nueva

patria (Hebreos 11:16). Moisés tuvo esperanza debido a esa fe,

porque tenía puesta la mirada en el galardón (Hebreos 11:26). “Es

pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de los que

no se ve” (Hebreos 11:1). La fe está orientada hacia el futuro, y los

creyentes son peregrinos en la tierra.

ESPERANZA DE LA RESURRECCIÓN

Pablo creyó en la resurrección de los muertos. En la segunda

venida recibiría un cuerpo inmortal, y luego comenzaría la boda.

Imagina que no hubiera la resurrección. Entonces no habría la

recompensa, y los hijos de Dios serían los más miserables de todas

las personas (1 Corintios 15:19). Si así fuera el caso, habrían

Page 113: CREER VERDADERAMENTE

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caminado en vano el camino estrecho. Si no hubiera esperanza de

la bendita resurrección, no tendría sentido que Pablo muriera por

el nombre de Cristo. Sin la resurrección, Pablo pudo haber

declarado: “Comamos y bebamos, porque mañana moriremos” (1

Corintios 15:32b).

MOISÉS

Para Moisés, la fe era la certeza de lo que se espera. Podría haber

tenido una buena vida en el palacio en Egipto, pero no la quería.

Prefería ser maltratado con el pueblo de Dios. Ya no quería ser hijo

de la hija de Faraón, porque tenía puesta la mirada en el galardón

(Hebreos 11:24, 26). El vituperio de Cristo fue para él una riqueza

mayor que los tesoros de Egipto. ¡Eso es fe!

TENER PACIENCIA

Aquellos que están bien fundamentados en la fe ven la vida de

manera diferente a los demás aquí en la tierra. Creer es perseverar

en la carrera (Hebreos 12:1). Dios ha dejado algo para Sus hijos que

es mucho mejor que la vida aquí en esta tierra, y eso es que los

creyentes tengan valor y luchen contra el pecado. No les hará daño

y, por lo tanto, nadie debe sentir pena por la Iglesia de Dios. Irán al

cielo y heredarán reinos.

“Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma

solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de

que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la

fe y la paciencia heredan las promesas” (Hebreos 6:11, 12).

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114

Capítulo 43

LA CONVICCIÓN

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo

que no se ve”-

(Hebreos 11:1)

Un grupo de personas está caminando por el bosque. El guía es un

conocedor de aves. De repente el guía se detiene y apunta hacia la

distancia. Ve un pájaro pequeño, pero raro. Inmediatamente

reconoce el pájaro por sus colores y rayas. Es un periquito. Los

otros también se detienen, pero no ven nada. Se preguntan: ¿Qué

ha visto el guía? ¿Es cierto que ha visto algo especial? Uno tiene

ojos para la naturaleza o no los tiene. Es lo mismo en lo espiritual.

Hay personas que entienden el mensaje de la Palabra de Dios;

otros son ciegos o sordos para ello. La Biblia dice: “El que tiene

oídos para oír, oiga” (Mateo 11:15).

PRUEBA DE LO INVISIBLE

No es posible comprobar la existencia de Dios. Sin embargo, Él es

tan real para los creyentes, porque tienen la evidencia de Su

existencia en su corazón. Dios y Su creación son tan reales para

ellos que no necesitan otra prueba. No se puede evitar que otros

no lo consideren como una prueba, pero los verdaderos creyentes

tienen la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no

se ve. Por fe, los hijos de Dios entienden que el mundo fue creado

por Dios, y por fe saben que hay un futuro glorioso para todos los

que aman a Dios. La Palabra de Dios se ha vuelto tan viva y

poderosa para ellos que los ha convencido de la existencia de Dios.

Saben que Él existe y que es el Dios que se revela en la Biblia. No

creen en Dios por haber sido criados en una familia cristiana. Ellos

tampoco creen en Dios simplemente porque la iglesia lo dice. Ellos

creen en Él personalmente. Con ojos espirituales ven al Señor,

mientras que otros permanecen ciegos.

Page 115: CREER VERDADERAMENTE

115

EJEMPLO

Un joven había estudiado la teología en una universidad estatal (no

lo recomiendo, porque demasiados jóvenes comienzan a dudar

durante tal educación). Las impías teorías sobre el origen de la

Biblia le habían causado una gran confusión. ¿Fue verdadera la

Palabra de Dios? ¿No fue la Biblia un producto de las tradiciones y

editores humanos? Si esto fuera así, sería mejor que abandonara

sus estudios e hiciera otra cosa. Quizás su conversión también fue

algo que él mismo había inventado. Y pensó: ¿Realmente existe

Dios?

Se inclinó sobre sus rodillas con gran confusión y oró: "Oh Dios, ya

no lo sé. ¡Muéstrame que existes, Señor! Hazme saberlo, quita esa

duda". Después de su oración, abrió la Palabra de Dios y leyó: “Dijo

también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para

zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no

falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos” (Lucas 22:31,

32).

Cuando leyó eso, algo sucedió. El Señor le habló con autoridad y lo

consoló, diciéndole que su fe no faltaría y que algún día predicaría

la Palabra de Dios. Se levantó de las rodillas y le dio gracias a Dios

por la respuesta. Dios estaba vivo. Él todavía estaba allí y Su palabra

era verdadera. Nadie podía convencerlo de que había algunos

errores en la Biblia. Tenía la convicción de las cosas que no se ven.

LA CONFESIÓN BELGA

La Confesión Belga lo dice así (acerca de los libros de la Palabra de

Dios): “Y creemos sin duda alguna todo lo que está comprendido en

ellos; y eso, no tanto porque la Iglesia los acepta y los tiene por

tales, sino sobre todo porque el Espíritu Santo nos da testimonio en

nuestros corazones que son de Dios” (Artículo 5).

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116

Capítulo 44

EL AUTOR DE LA FE

“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe…”

(Hebreos 12:2a)

Fueron despreciados por muchos, caminaban en pieles de oveja y

cabra, fueron abandonados, oprimidos y maltratados, vivían en

desiertos, montañas y cuevas. ¿De quienes estoy hablando? Estoy

hablando de Abel, Enoc, Noé, Abraham, Sara, Isaac, Jacob, José,

Moisés, Rahab, Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David y Samuel. Son

los héroes de la fe de Hebreos 11, quienes, a pesar de todas las

dificultades, continuaron creyendo en Dios. ¿Por qué se

mantuvieron firmes? Ellos creyeron en la promesa de la vida

eterna. A pesar de que la promesa aún no se había cumplido,

tuvieron la certeza de lo que se espera (Hebreos 11: 1). Eso era la

perspectiva y la esperanza que los sostenía.

EJEMPLO

No entendemos Hebreos 11 y 12 si no nos damos cuenta de que

Pablo se dirige en esta carta a la Iglesia perseguida. Su vida fue

difícil. Pero ¿no fue esto también el caso con los hijos de Dios en el

Antiguo Testamento? Sin embargo, eran héroes en la fe de que

Dios les había dado. Fueron firmes y creyeron en Dios y en Sus

promesas. Es sorprendente que Pablo todavía no haya mencionado

a Cristo como ejemplo. Aparentemente Él no encaja en la línea de

los héroes de la fe. Él es el Hijo de Dios, y mucho más grande que

los héroes de la fe. Pero ahora el apóstol todavía lo menciona. Él

sufrió en la cruz, menospreció el oprobio, pero fue glorificado

hasta lo sumo. Leemos que Él recibió el lugar a la diestra del trono

de Dios. Él es el gran ejemplo de cómo la Iglesia debe comportarse

bajo la cruz.

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan

grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado

Page 117: CREER VERDADERAMENTE

117

que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos

por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la

fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,

menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de

Dios” (Hebreos 12:1, 2).

GUÍA

Cristo dirige a la Iglesia como Líder. Bajo Su liderazgo, la Iglesia es

llevada a su destino final. Cristo es el "Autor de la fe". Cristo dirige

a los creyentes, obra su fe, los mantiene en la fe y los anima a creer.

¡Qué bendición que la fe no depende de nosotros! En ese caso no

nos iría bien.

CONSUMADOR DE LA FE

Jesús es el Consumador de la fe. Cristo era perfecto en Su fe y podía

proclamar en la cruz que todo se había consumado. Cristo había

sido completamente obediente a los mandamientos de Dios.

También había confiado plenamente en Su Padre. En ese sentido,

tiene derecho al título: “Consumador de la fe”. Él no es solo un

ejemplo para Su Iglesia, sino que también es su Sustituto. Su

obediencia a la fe es la vida de Sus hijos.

MIRAR A JESÜS

Se exhorta a los hebreos a mirar a este Jesús, el Autor y

Consumador de la fe. Alguien que ha puesto sus ojos en Él olvida

las dificultades y Lo sigue incondicionalmente. Él es el Pastor de

ovejas y les da a sus hijos la fuerza y el ánimo para seguir la carrera.

También promete una corona al final del viaje.

“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado

la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual

me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino

también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:7, 8).

Page 118: CREER VERDADERAMENTE

118

Capítulo 45

LA PRUEBA DE FE

“Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”.

(Santiago 1:3)

Es posible sacar conclusiones erróneas de la prosperidad y la

adversidad. Si somos bendecidos en gran manera, no podemos

concluir de esto que Dios esté se agrada de nosotros. Y si las cosas

salen mal, no podemos concluir que no pueda ser un creyente o un

hijo de Dios. A menudo es al revés. Asaf vio que a los malvados les

iba bien, y él se levantaba con gran pena cada mañana (Salmos

73:14). El Señor sabe lo que Sus hijos necesitan; su fe debe ser

probada.

LA FE PEREZOSA

La fe no debe convertirse en un sillón cómodo. La fe debe vivir, y el

hijo de Dios debe mantenerse despierto. De lo contrario, la fe se

convierte en algo ordinario y sin vida. La fe debe ser evidente en la

vida cotidiana, y especialmente cuando las cosas no te van muy

bien. No es fácil creer cuando estás en medio de problemas. Pero,

aunque pierdes todo, si Dios queda como tu única esperanza,

tienes todo. Habacuc nos ha dejado un ejemplo tan bello: “Aunque

la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el

producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las

ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales;

con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi

salvación” (Habacuc 3:17, 18).

LA ESCUELA DE FE

Leemos en Santiago 1 que el Señor prueba la fe de Sus hijos para

enseñarles la paciencia y la sumisión. A través de las pruebas, la fe

se vuelve más fuerte y madura y adquiere raíces más profundas.

Así como el ejercicio físico es saludable, la fe también necesita ser

ejercitada. O, para usar otro ejemplo: el agua estancada comienza

Page 119: CREER VERDADERAMENTE

119

a apestar. Incluso puede ser una alegría cuando Dios prueba la fe

(versículo 2). Es una oportunidad de llevar la cruz fiel y

pacientemente. Ahora se ve si la fe es sincera o no.

MÁS RAZONES PARA PROBAR LA FE

Además de las razones que Santiago menciona, hay otras razones por las que Dios prueba la fe. Quiero nombrar algunos:

Para traer a la fe (Lucas 15:14).

Para ser más dependiente en la fe (Romanos 8:38, 39).

Para creer como un peregrino (Hebreos 11:13).

Para creer la redención completa (Romanos 8:23).

Para crecer en humildad (2 Corintios 12:7).

Para vivir de una manera más santa para Dios en la fe

(Hebreos 12:10).

Para mostrar sumisión a Dios en todos Sus tratos

(Apocalipsis 13:10).

Para valorar más la gracia (2 Corintios 12:7).

¿QUÉ ES UNA BENDICIÓN?

Ya casi no sabemos qué es una bendición. La prosperidad puede

ser mala para la vida espiritual y los contratiempos pueden ser muy

beneficiosos para la vida de fe de los hijos de Dios. Muchos hijos

de Dios han recibido bendiciones en el hospital o después de la

pérdida de sus seres queridos. El Señor estaba tan cerca en esos

momentos. En aquellos momentos, Cristo era tan querido como

Uno entre mil, y la cruz no era pesada. Entonces descubres quién

quiere ser Dios para ti: que Él es el Testigo fiel, y que nunca deja las

obras de Sus propias manos. A veces hay una lucha primero, y

luego sigue la bendición, como en el caso de Asaf (Salmos 73) y

Jeremías (Lamentaciones 3). Ambos soportaron sufrimientos que

fueron por su bien.

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan

a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”

(Romanos 8:28).

Page 120: CREER VERDADERAMENTE

120

Capítulo 46

PERSUADIR A LOS HOMBRES A LA FE

“Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y

fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa”.

(Lucas 14:23)

No hay mucha gente que quiera ser forzada. Si eres forzado, debes

querer lo que otro quiere, y eso te puede dar un mal

presentimiento. Tal vez esto no sucede inmediatamente, pero a

menudo más tarde si llegas a la conclusión de que no habías

querido esto en absoluto.

Incluso puedes sentirse engañado. Estoy pensando en el vendedor

que te convenció a comprar un auto nuevo, cuando de hecho

querías comprar un auto de segunda mano. Lo lamentas. No

querías esto, pero ya no puedes cambiar nada al respecto.

LA VIOLENCIA VERBAL

¿Es eso lo que Pablo quería con el evangelio? ¿Utilizó Pablo la

violencia verbal para persuadir a las personas a creer en Cristo?

¿Estaba tratando de abrumarlos con palabras para rendirse a Cristo

sin pensar?

No, ese no era el objetivo de Pablo. Trató de convencer a la fe.

Esperaba poder traer a los pecadores a la reflexión. Era su deseo

que la verdad los tocara de una manera que nunca pudieran

olvidar. Él oró por la aplicación del Espíritu Santo, y su propósito

era que los pecadores tomaran una decisión consciente y bien

considerada, una elección del corazón.

“Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres;

pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero que también lo

sea a vuestras conciencias” (2 Corintios 5:11). “

Page 121: CREER VERDADERAMENTE

121

PERSUADIR SERIAMENTE

Pablo sabía por experiencia lo que era el temor del Señor. No

quería que su prójimo sufriera para siempre. Él advirtió seria y

persistentemente acerca de los juicios venideros de Dios. El amor

de Cristo lo constriñó.

¡Qué celo más digno tenía este apóstol! Veía a todas las personas

como criaturas mortales que viajaban a su destino eterno: la

bendición eterna o la maldición eterna. Él no quería hacer ataques

inesperados a la voluntad ni presionar a la gente para elegir

rápidamente a Cristo. Tenía amor en su corazón, y quería predicar

el evangelio con seriedad y persistencia. Les rogó en el nombre de

Cristo que se reconciliaran con Dios (versículo 20). A veces Pablo se

volvió muy personal, como en el caso del rey Agripa. Apeló a su

conciencia cuando le preguntó si el rey creía a los profetas. Incluso

añadió que sabía que el rey los creía. Casi persuadió a Agripa para

convertirse en cristiano (Hechos 26:27, 28).

¿QUIÉN CONVIERTE A LAS PERSONAS?

A un predicador conocido se le preguntó una vez cuántas personas

fueron convertidas por él. "Dos", respondió, "y ambos terminaban

mal". Está claro lo que quiso decir con eso. Todas las personas que

nosotros convertimos son aún inconversas. Solo el Espíritu Santo

convierte a las personas, y no debemos tratar de asumir ese

trabajo. Tenemos que advertir a nuestros hijos, amigos y vecinos.

Debemos hablar seriamente sobre el pecado y hablar bien de Dios.

Luego, debemos dejar el asunto en las manos del Señor, orando día

y noche por la conversión de nuestro prójimo.

FUÉRZALOS

En la parábola de la gran cena encontramos la palabra "forzar". El

siervo ha ido por las plazas y las calles de la ciudad y ha traído a los

pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; sin embargo, todavía

había lugar. Luego el siervo debía ir por los caminos y los vallados

para forzarlos a la gente entrar. Leemos: “Y fuérzalos a entrar, para

Page 122: CREER VERDADERAMENTE

122

que se llene mi casa.” (Lucas 14:23) Del mismo modo, ¿no debemos

también tratar de ser convincentes en la educación y la

predicación? La palabra griega para “forzar” se puede usar en una

forma agresiva o en una forma positiva. Antes de su conversión,

Pablo forzó a los cristianos a blasfemar a Dios (Hechos 26:11). No

lo habrá hecho con mansedumbre. Cristo obligó a Sus discípulos a

abordar la nave (Mateo 14:22). Lo habría hecho con autoridad,

pero también con amor.

¿Quería enseñarnos el Señor por medio de la parábola de la gran

cena que el siervo debería llenar la mesa de una manera dura,

obligando a la gente venir a la cena? No lo creo. Este siervo no tuvo

que torturar a la gente como lo hizo Pablo, cuando los forzó a

blasfemar el nombre de Dios. El siervo tuvo que hacer todo lo

posible para convencer a todos de que eran bienvenidos. Entonces

podemos invitar a todos a venir a Cristo, incluso a los peores

pecadores.

¿QUIÉN ES EL SIRVIENTE?

Hay una parábola similar a la anterior. Es la parábola de la fiesta de

bodas, la parábola donde alguien se sentó sin el vestido de boda.

En esa parábola se menciona más de un siervo. Nuestra parábola,

sin embargo, trata de un solo sirviente. ¿Es ese mismo criado Cristo

mismo? ¿Debemos leer esta parábola de esta manera que Él, y solo

Él, cambia la voluntad de los pecadores? Él, pues, hace vivir a los

muertos. Pero no olvidemos que Cristo no está obrando en contra

de la voluntad de los elegidos. Él renueva la voluntad.

Page 123: CREER VERDADERAMENTE

123

Capítulo 47

EN PLENA CERTIDUMBRE DE LA FE

“Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe,

purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los

cuerpos con agua pura”.

(Hebreos 10:22)

Ella había estado luchando durante doce años y había gastado todo

su dinero en médicos, pero no la habían ayudado. Eso fue algo que

la desanimaba, pero ahora había oído hablar de Jesús. Aún más que

eso, ella estaba convencida de que solo necesitaba tocar el borde

del manto de Jesús para ser ayudada por Él. No había ninguna duda

en su corazón; ahora ella mejoraría.

“Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce

años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque

decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva”

(Mateo 9:20, 21).

¿SEGURO DE QUÉ?

La mujer que tenía el flujo de sangre estaba absolutamente segura

en cuanto a su caso. ¿Cuál caso? ¿Estaba segura de sí misma,

segura de la fuerza de su fe, segura de que ya estaba mejor? No.

Ella estaba segura de Jesús y del poder que venía de Él. Ella no

estaba tan segura de sí misma. Apenas se atrevió a meterse entre

la gente con su impureza según la ley ceremonial, y solo después

de su curación estaba segura de que estaba sana. Al parecer, sería

posible estar muy seguro de Dios y de Sus promesas sin haber

experimentado la sanación misma. Recién después de que ella

haya tocado el manto de Jesús, sintió que se había vuelto sana. Y

la paz no llegaría a su corazón hasta que Cristo le dijera: “Ten

ánimo, hija; tu fe te ha salvado” (Lucas 8:22), “Ve en paz” (Lucas

8:48).

Page 124: CREER VERDADERAMENTE

124

LA PLENA CERTIDUMBRE DE FE

Creer es estar seguro de Dios y de Cristo. Los hebreos fueron

invitados a ir al trono de la gracia con un corazón sincero, en plena

certidumbre de fe (Hebreos 10:22). ¡Qué llamada más

impresionante es esa! ¡No lo entendamos mal! Es preocupante si

estamos tan seguros de nuestra fe y de que vayamos al cielo si no

creemos firmemente en Dios mismo.

Entonces, ¿qué es la plena certidumbre de fe? Es acercarse al trono

de la gracia (a Dios) con la profunda convicción de que Dios puede

perdonar y que sí perdonará. Es la fe en la benevolencia de Dios,

en Su poder y en Su bondad para pecadores. Algunos de los hijos

de Dios han aprendido más de estas cosas que otros. Hay también

momentos en sus vidas que pueden creerlo firmemente, mientras

también hay momentos de oscuridad.

Es una bendición especial si podemos experimentar que nuestros

pecados son perdonados. Es cuando el Espíritu Santo da testimonio

a nuestro espíritu que somos hijos de Dios (Romanos 8:16). Luego

los hijos de Dios dirán tiernamente: “¡Abba, Padre!” (Romanos

8:15). Una buena traducción de la palabra aramea “Abba” es:

“querido Padre”. Si el Señor concede eso, el hijo de Dios estará tan

feliz como si fuera arrebatado (con Pablo) hasta el tercer cielo (2

Corintios 12:2).

LA CERTEZA DE LA FE

Toda la fe viene de Dios, y en Él todas las cosas son Sí y Amén (2

Corintios 1:20). En ese sentido, todos los hijos de Dios tienen la

certeza de la fe. En otras palabras: no hay duda en la fe, sino en el

creyente. No todos los hijos de Dios reciben la plena seguridad del

perdón de sus pecados. ¿Quién obtiene esta certeza de la fe? El

Señor es soberano. Se lo da a quien quiere. Tal vez algunos se

volverían altivos si recibieran la plena seguridad de la fe. El Señor

generalmente otorga esta gracia a los creyentes que realmente

viven como peregrinos, que luchan activamente contra su vieja

Page 125: CREER VERDADERAMENTE

125

naturaleza y que llevan una vida piadosa. La Escritura explica esto

en el siguiente verso: “Porque si estas cosas están en vosotros, y

abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al

conocimiento de nuestro Señor Jesucristo” (2 Pedro 1:8).

El Señor generalmente otorga a Sus hijos mayor certeza de la fe

después de mucha oración, mucha consideración seria del

evangelio, y después de que miren mucho a Cristo y se esfuercen

mucho contra el pecado.

Page 126: CREER VERDADERAMENTE

126

Capítulo 48

LLEGAR A LA UNIDAD DE LA FE

“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del

conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de

la estatura de la plenitud de Cristo”.

(Efesios 4:13)

Los discípulos disputaron entre sí acerca de quién de ellos sería el

más grande (Marcos 9:34). Pablo no estaba completamente de

acuerdo con Pedro (Gálatas 2:11). Algunos en Corinto sintieron que

aprendieron mucho de la predicación de Pablo, y otros pensaron

que Pedro predicaba tan bien. El uno quería seguir a Apolos y el

otro solo deseaba seguir a Cristo (1 Corintios 1:11, 12). También

leemos acerca de Pablo y Bernabé. No pudieron ponerse de

acuerdo y se fueron por caminos separados (Hechos 15:39).

EL PECADO

Las diferencias de opinión siempre han existido en la Iglesia. No hay

nada nuevo bajo el sol cuando los hijos de Dios no se entienden,

dudan los unos a los otros y se van por caminos separados. Todo

esto causa confusión entre los jóvenes, ya que no lo entienden. No

obstante, lo peor es que todo esto deshonra a Dios.

¿Por qué hay tanta división entre los hijos de Dios? Hay varias

causas. Para mencionar algunas cosas: el orgullo, la falta de

entendimiento y visión, los chismes, la debilidad e incredulidad. La

división entre los que temen a Dios es el pecado. Hay que

esforzarse para unir a los que deben estar unidos. ¡Qué milagro es

que el Señor permanezca fiel a una Iglesia tan dividida! Cristo

incluso lavó los pies de Sus discípulos cuando ellos se sintieron

demasiado importantes para hacer tal trabajo.

Sin embargo, también hay la unidad de la fe, incluso entre

miembros de diferentes iglesias. El mensaje bíblico del pecado y la

gracia, de Adán y Cristo une a los hijos de Dios. La unidad espiritual

Page 127: CREER VERDADERAMENTE

127

a veces puede ser más fuerte con aquellos que están fuera de

nuestra iglesia que con aquellos que son de nuestra propia

congregación. ¡Qué privilegio es cuando puede haber la comunión

de los santos! Los corazones se unen cuando experimentamos el

amor de Él que compró Su Iglesia con Su propia sangre. En este

caso, no importa tanto a qué iglesia pertenecemos. Esto es la

unidad de la fe.

“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han

de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno;

como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en

nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste” (Juan 17:20,

21).

LOS OFICIOS

Leemos en Efesios que Dios ha ordenado oficios para promover la

unidad de la fe. Por el trabajo de hombres llamados por Dios, la

congregación debe ser enseñada, con el propósito de que la iglesia

crezca "a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Efesios

4: 13). Un día habrá una unidad completa cuando el Señor haya

terminado de reunir a Su Iglesia.

La mejor manera de promover la unidad es permanecer con la

comunidad de la iglesia a la que perteneces el mayor tiempo

posible. No es bueno hablar del ecumenismo y al mismo tiempo

cambiar de iglesia cada rato. Las iglesias no son un club del que a

veces eres miembro o del que puedes abandonar fácilmente. La

unidad de la fe debe ser buscada primeramente en la iglesia local.

Aquellos que no pueden promover la unidad en su propia iglesia

local, y tienen que segregarse, por lo general ya no tienen derecho

a hablar.

APARTARSE

No obstante, es diferente si no hay la unidad de la fe. Si en tu iglesia

las personas son engañadas, y si puedes determinar objetivamente

que la doctrina de tu iglesia es falsa, entonces debes irte y no

Page 128: CREER VERDADERAMENTE

128

puedes quedarte. Después de todo, solo hay una fe verdadera

(Efesios 4:5). Aquí hay algunos versículos de las Escrituras que

hablan en contra de la falsa unidad:

“Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y

no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré” (2 Corintios 6: 17).

“Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo:

Sed salvos de esta perversa generación” (Hechos 2:40).

“Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor

Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande

desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de

nosotros” (2 Tesalonicenses 3:6).

Page 129: CREER VERDADERAMENTE

129

Capítulo 49

AYUDA MI INCREDULIDAD

“Creo; ayuda mi incredulidad”.

(Marcos 9:24b)

¿Creemos que Dios es un galardonador de los que le buscan?

(Hebreos 11:6) ¿O creemos que Él probablemente no escuchará?

Piensa en el padre del muchacho endemoniado. El padre preguntó

si Cristo podía hacer algo. Esta no era una pregunta tan buena. La

pregunta debe haber herido al Señor. Y ¿cuál fue la respuesta de

Cristo? “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible”

(Marcos 9:23). Me imagino que el Señor miró seriamente al padre.

La pregunta era si Él podía hacer algo. No obstante, Cristo le dice

al padre que el problema no está por Su lado, pero por el lado del

padre, pues él debe creer en Cristo. ¿Supone entonces el Señor que

el padre puede creer por si mismo? No digo eso, pero ¡este padre

necesita fe! La respuesta del padre es conmovedora: “E

inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda

mi incredulidad” (Marcos 9:24).

El padre siente que es necesario creer; sabe que el Señor es digno

de confianza, pero lucha con su propia incredulidad. Tiene que

creer y no puede. Luego vemos cómo se rinde por completo

cuando dice: “Ayuda mi incredulidad”. Ahora espera todo del

Señor. El Señor puede regalarle lo que él mismo no tiene: la fe. ¡Eso

es realmente creer!

EL MANDATO DE CREER

El Señor obró la fe en el corazón de este hombre por el Espíritu

Santo, dándole el mandamiento de creer. El Señor usó las palabras:

“Si puedes creer...” para humillar el corazón del padre. Luego el

padre tuvo que llorar. Su alma se conmovió, ¡y tuvo que creer! Por

lo tanto, nunca digas que los pecadores no tienen que creer. ¡El

mandato de creer llega a todos, sin excepción! La fe es un don de

Page 130: CREER VERDADERAMENTE

130

Dios obrado por el Espíritu Santo; sin embargo, estamos obligados

a creer. ¿Acaso esto no nos hace clamar a Dios por Su ayuda y

compasión?

LA FE DEPENDIENTE

La fe es un don. Es estirar una mano vacía y luego recibir. Los hijos

de Dios no merecen nada por creer. La fe se centra en quién es

Dios, no en nosotros mismos. El padre del muchacho se enfocó

completamente en Jesús en su fe. No estaba orgulloso de su fe,

pero se avergonzaba de ser tan incrédulo. Para nosotros, la

pregunta es si creemos en Cristo de esta manera. ¿Todavía lo

esperas de tus propias fuerzas? ¿Crees que puedes hacer algo? ¿O

solo esperas todo de Él, el Salvador? Eso es muy diferente a creer

que soy un buen creyente.

LA CULPA

Esto no justifica la incredulidad del padre. Habría sido mejor si no

hubiera vacilado en su corazón. Por lo tanto, aunque no sabemos

si este padre solo tuvo una fe milagrosa, ciertamente su fe fue

poca. No obstante, muchos entrarán al cielo como “Poca fe” en el

libro de Juan Bunyán. Y lo que es poco en nuestros ojos puede ser

grande en los ojos del Señor. Dios mira el corazón.

Los hijos de Dios también luchan con su incredulidad. A menudo el

Señor debe reprobarlos, diciéndoles: “Si puedes creer, al que cree

todo le es posible”.

Page 131: CREER VERDADERAMENTE

131

Capítulo 50

TU FE CONOCIDA EN TODOS LOS LUGARES

“Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del

Señor, no solo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo

lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no

tenemos necesidad de hablar nada”.

(1 Tesalonicenses 1:8)

Un cierto joven habló sobre Dios, el pecado y la gracia mientras

trabajaba y dondequiera que iba. Cuando le preguntaron por qué

hablaba tan libremente acerca del reino de Dios, respondió: “No

podría doblar mis rodillas si no hubiera hablado”. A veces tengo

que pensar todavía en esa respuesta.

Hablar sobre las cosas del Reino de Dios no siempre es fácil, pero

tenemos la gran responsabilidad de advertir a nuestro prójimo.

CONFESAR CON LA BOCA

La Palabra de Dios habla de creer con el corazón y de confesar con

la boca. Ambas son cosas esenciales. Debemos creer

primeramente, pero luego necesitamos confesar el Nombre de

Dios también. Cristo dijo al respecto: “A cualquiera, pues, que me

confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante

de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue

delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre

que está en los cielos.” (Mateo 10:32, 33) ¡Estas son palabras

serias! Obviamente nuestra fe no es muy profunda si mantenemos

la boca cerrada y negamos a Cristo de esa manera. Los hijos de Dios

no pueden permanecer en silencio. Si se callan, incluso las piedras

tendrán que clamar (Lucas 19:40). ¿Podemos guardar silencio si el

nombre de Dios es blasfemado? ¿Podemos mantener la boca

cerrada cuando se niega la creación? Los hijos de Dios deben

advertir a su prójimo si él o ella vive en pecado. Se trata del honor

de Dios y la salvación de las almas. Realmente no es necesario decir

Page 132: CREER VERDADERAMENTE

132

que eres un buen creyente y que tú mismo vas al cielo. Mejor que

no hablas mucho de ti mismo. Debes hablar de Cristo. Él es el

camino, la verdad y la vida.

DIGNO DE ELOGIO

No nos gusta alabar a las personas por su fe. Sin embargo, Pablo

elogió a la congregación de Tesalónica por su fe en el Señor.

Muchos en sus alrededores habían oído hablar de su fe, pues se

había vuelto visible y audible. ¡Qué rica vida espiritual debe haber

adornado la congregación cristiana local, donde ninguno se

avergonzaba de hablar el evangelio! Qué triste es cuando

advertimos otros sobre todo tipo de peligros, rocas que pueden

caer, autos que pasan a toda velocidad, etc., pero no por el juicio

venidero. Qué terrible cuando actuamos como Caín, quien dijo:

“¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?” (Génesis 4:9b)

COMPARTIR

Si no se experimenta nada, no hay mucho de qué hablar. Eso

también es verdad en la vida de fe. Sin embargo, cuando los hijos

de Dios no comparten nada, no hay mucha vida. Es bueno si los

hijos de Dios pueden intercambiar experiencias acerca de lo que

les ha atraído tanto al leer la Biblia y lo que los tocó durante el

sermón. Eso a menudo funciona de manera contagiosa para otros.

Si quieres apagar un fuego, tienes que esparcir las brasas. Si

quieres ver las llamas, debes mantenerlas juntas. Escuchar de otros

cuán fiel es el Señor y cuán precioso se volvió a ser podría incitar a

uno a buscar al Señor nuevamente. Una conversación con los hijos

de Dios puede ser muy alentadora. Después de todo, a veces han

experimentado las mismas cosas. Sin embargo, también puede

dejar claro que todavía no conocemos la gracia. Pablo escribe

sobre esto en la segunda carta a los Corintios y cita el Salmo 116:

“Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está

escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo

cual también hablamos” (2 Corintios 4:13).

Page 133: CREER VERDADERAMENTE

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“Venid, oíd todos los que teméis a Dios, y contaré lo que ha hecho

a mi alma. A él clamé con mi boca, y fue exaltado con mi lengua.”

(Salmos 66:16,17)

BIOGRAFÍA

En varias ocasiones, Pablo ha contado cómo Dios lo ha cambiado.

Contó cómo fue él antes de su conversión, lo qué sucedió y cuáles

fueron las consecuencias para su vida. Los hijos de Dios no tienen

que avergonzarse de hacer lo mismo. Sería bueno si otros los

escucharan. No obstante, tienes que tener cuidado. No se trata de

tu vida y experiencias, sino que se trata de lo que Dios hizo en tu

vida. ¡Solo Él debe recibir el honor! Entonces, ¡ten cuidado!, pero

si te piden que digas algo sobre la esperanza que hay en ti, no

debes callarte (1 Pedro 3:15).

Page 134: CREER VERDADERAMENTE

134

Capítulo 51

¿SON POCOS LOS QUE SE SALVAN?

“Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les

dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que

muchos procurarán entrar, y no podrán”.

(Lucas 13:23,24)

Una manada a veces puede ser demasiado grande para un pastor.

De esa manera no puede tener un buen control sobre sus ovejas.

El rebaño espiritual, sin embargo, nunca es demasiado grande para

el Buen Pastor, el Señor Jesucristo. El Gran Pastor es

completamente capaz de cuidar de Su rebaño. Para Él es un

pequeño rebaño.

MANADA PEQUEÑA

La expresión "manada pequeña" da la impresión de fragilidad,

como si se tratara de corderos. De hecho, el Señor cuida de Su

rebaño con un profundo amor, y Sus ovejas lo necesitan. Son tan

pequeños en conocimiento, en santidad y en fe. Sin embargo,

Cristo quiso decir más con el nombre “manada pequeña”. Su

rebaño es relativamente pequeño en número. En comparación con

la población mundial de todos los siglos, es solo una pequeña

manada de ovejas, una minoría. Es la Iglesia de Cristo, son los hijos

de Dios. Esta Iglesia sufrirá tribulaciones y no será tomada en serio.

Muchos harán la burla con ella, pero la manada de Cristo es

bendecida. Es el placer del Padre darles el Reino. Cristo dijo: “No

temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido

daros el reino” (Lucas 12:32).

ESFORZAOS

Una vez los discípulos Le preguntaron a Cristo si habría muchos

creyentes. ¡Qué pregunta tan rara es esa! ¿Por qué habrían hecho

esa pregunta? No me ayuda si muchos o pocos entrarán en el Reino

de Dios. Después de todo, no es un juego de azar. Algunos no

Page 135: CREER VERDADERAMENTE

135

buscan a Dios, porque piensan que hay muy poca posibilidad de

encontrarlo. Prefieren disfrutar del mundo y de esta manera al

menos tener algo. Satanás tiene un buen control sobre tales. La

Palabra de Dios no nos enseña de hacer cálculos sobre si habrá

pocos o muchos que entrarán en el reino de los cielos. Lo que la

Palabra o, mejor dicho, lo que Cristo Mismo nos enseña es que

debemos esforzarnos por entrar. ¡Debemos luchar para entrar!

Muchos, que piensan que entrarán, no podrán, porque no se

esforzaron. “Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os

digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.” (Lucas 13:24)

Con estas palabras, Jesús criticó la idea de que todos los israelitas

bien intencionados serían salvos. Jesús hizo bien claro que solo

aquellos que nacieron de nuevo, que aprendieron a negarse a sí

mismos, que llevaban frutos, serían salvos. Los fariseos no estaban

contentos con estas palabras. Pensaron que podían ganar el cielo

con sus obras. ¡Qué error! Solo una parte del pueblo de Israel será

salvo.

Este pensamiento no era nuevo. Los profetas ya hablaron de un

"remanente". Muchos no regresarían del cautiverio, y muchos no

reconocerían a Dios en verdad. Solo se salvaría un remanente. Por

ejemplo, Isaías escribe sobre una décima parte (Isaías 6:13) que

regresará. El apóstol Pablo dice al respecto: “También Isaías clama

tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la

arena del mar, tan solo el remanente será salvo” (Romanos 9:27).

UNA GRAN MULTITUD

Abraham, preocupado por el futuro, había preguntado cuántos

hijos (espirituales) recibiría. El Señor lo sacó afuera y le mostró las

estrellas. Su descendencia sería tan numerosa como las estrellas

en el cielo. Para animarlo, el Señor le dijo: “Mira ahora los cielos, y

cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu

descendencia” (Génesis 15:5).

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Debe ser un gran consuelo para nosotros el hecho de que el Señor

no obre escasamente. Él salvará a mucho, no solo a unos pocos.

“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie

podía contar, de todas naciones, tribus y pueblos y lenguas, que

estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de

ropas blancas, y con palmas en las manos.” (Apocalipsis 7:9)

Amigo, esfuérzate a entrar, para que también seas parte de esta

gran multitud.

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Capítulo 52

¿HALLARÁ FE?

“Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”

(Lucas 18:8b)

Cuando Cristo regrese, ¿hallará fe en la tierra? Jesús hizo esta

pregunta después de contar la parábola del juez injusto. ¿Todavía

encontraría una iglesia tan persistente como la viuda en la

parábola? Ella lo hizo difícil para el juez. Seguía pidiendo justicia.

Cristo no hizo esta pregunta para dar espacio a especulaciones

cuántos creyentes habrá todavía durante Su Segunda Venida. La

Biblia deja claro que en la Segunda Venida habrá hijos de Dios

todavía en la tierra (Lucas 17:34). Jesús hizo la pregunta para que

nos examinemos.

El apóstol Pablo también escribe sobre esto. Vendrán tiempos

difíciles para la Iglesia. La gente tendrá una forma de religión, pero

seguirá viviendo en pecado. El poder del cristianismo se habrá ido.

Pablo escribió: “Que tendrán apariencia de piedad, pero negarán

la eficacia de ella; a éstos evita” (2 Timoteo 3:5).

Podemos negar el poder de la fe de dos diferentes maneras.

Primero, piensa en el cristiano que está seguro de su fe, pero que

no sirve a Dios con su corazón. En segundo lugar, piensa en

aquellos que parecen ser muy piadosos, pero continúan viviendo

en pecado. Ambos ejemplos solo reflejan una orgullosa manera de

creer.

EL CRISTIANO EJEMPLAR

Según muchos hoy, hay una manera de criar a un cristiano

ejemplar. La educación y la predicación se centran en cómo uno

debe esforzarse por llevar una vida ejemplar. Debes evangelizar,

estudiar la Biblia, orar a menudo, ser un ejemplo para los demás y,

por supuesto, creer en Dios y en Cristo. Con esta enseñanza uno

está en peligro de construir una iglesia de personas que solo tienen

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la apariencia de piedad. Tal vez estas personas tienen una vida

ejemplar, pero nunca han llegado a conocerse a si mismos como

pecadores. ¡Nunca han huido a Cristo! ¡Qué triste es que muchos

hayan olvidado que necesitamos la conversión! No es suficiente

que tratemos de ser buenas personas. Necesitamos un cambio de

corazón. Un pastor se quejó una vez: "¿Cuándo me encontraré

nuevamente con un impío verdadero?" Este pastor conoció a

tantas personas “muy buenas y amables” en su iglesia, pero no se

había encontrado con muchos que se consideraban pecadores. ¿Es

esto lo que Cristo quiso decir cuando dijo: “Cuando venga el Hijo

del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”

UNA FORMA DE RELIGIÓN

¿O se refería Cristo a aquellos que tienen un gran amor por la

doctrina y la defenderán con diligencia, pero que, no obstante,

disfrutarán de su vida en este mundo tanto como sea posible? La

doctrina es mucho más importante para ellos que su propia vida.

¡Algunos tratan de callar su conciencia y de ocultar su pecado,

defendiendo la verdad! Estas personas tienen una apariencia de

piedad, pero niegan la eficacia y el poder de ella. ¿Encontrará

Cristo a tales personas religiosas, sin fe, en la tierra?

CRISTO ENCONTRARÁ FE

Es peligroso tener una apariencia de piedad y negar la eficacia de

ella, pero el Señor ha prometido nunca abandonar a Su Iglesia.

Aunque los últimos días se parecerán a los días de Noé y Lot,

todavía habrá algunos que tienen fe. Habrá pecadores

arrepentidos que por gracia encontraron su justicia en Cristo. El

Señor tendrá una Iglesia. El Señor tendrá a hijos e hijas que

aprendieron a morir a todo lo que es de ellos mismos, y que

encontraron su vida fuera de si mismos en Cristo Jesús. Juan el

Bautista dijo una vez: "Es necesario que él crezca, pero que yo

mengüe" (Juan 3:30). El Señor, en Su inmutable fidelidad, tendrá

un “...pueblo humilde y pobre, el cual confiará en el nombre de

Jehová” (Sofonías 3:12).

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Iglesia Reformada de Bolivia Santa Cruz calle Bazán Pastor: Marco Rojas 71084025

Ancianos: Marco Peralta 67712190

Tito Guardia

Diacono: Mauricio Paz

Dirección: Calle Sargento Mayor Diego Bazán # 326,

Cultos domingo Mañana: 10:00 Noche:19:00

Foto edificio:

Iglesia Reformada de Bolivia Santa Cruz Av. V. de Luján Puesto misionero

Misionero: Guido Uijl 68809041

Dirección: Av. V. de Luján esq. 8vo anillo

Cultos domingo Mañana: 9:30 Tarde:17:00

Foto edificio:

Iglesia Reformada de Bolivia Tarija Puesto misionero Misioneros: Pr. Eduardo Maljaars 63539778

Esteban van Brugge 68778085

Dirección: Calle Madrid #472 entre Campero y Gral. Trigo

Cultos domingo Mañana: 10:00 Tarde:17:00

Foto edificio:

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Iglesia Reformada de Bolivia Loma Alta Misionero: Jeff van Beek 63594365

Dirección: Calle sin nombre Loma Alta

Cultos domingo Mañana: 9:00 Noche:19:00

Foto edificio:

Iglesia Reformada de Bolivia Rincón de Palometas Misionero: Jeff van Beek 63594365

Dirección: Calle sin nombre Rincón de Palometas

Cultos domingo Mañana: 10:00 Tarde:15:00

Foto edificio: