david díaz de liaño - ressenya lipman

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  • 8/17/2019 David Díaz de Liaño - Ressenya Lipman

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    Lipman, Matthew: El lugar del pensamiento en la educación 

    Ediciones Octaedro S.L., Barcelona: 2016, 151p.

    El pasado mes de abril apareció en las librerías esta obra recopiladora de los

    últimos textos en vida del filósofo y educador estadounidense, desaparecido en 2010,

    Matthew Lipman. La edición y traducción corre a cargo de Manuela Gómez, formadora

    y coordinadora del GrupIREF (Innovació i Recerca de l'Ensenyament de Filosofia),

    asociación que desarrolla en Catalunya el proyecto internacional fundado por Lipman

    que lleva por nombre Philosophy for Children.

    La figura y pensamiento de Lipman se hacen hoy día más necesarios que nunca.

    La revolución pedagógica a la que asistimos desde hace al menos una década así loreclama. Y es que Lipman fue uno de los autores que hicieron la pregunta clave: qué

    ciudadanos queremos para el siglo XXI y qué papel juega la educación en el desarrollo

    y mejoramiento de las capacidades intelectuales, creativas y afectivas de los futuros

    ciudadanos, es decir, los niños.

    Esta es una pregunta que, en gran medida, Lipman responde en este volumen.

    Pero no sólo eso, sino que nos presenta su propuesta, ya formulada a lo largo de su

    obra anterior (sobre todo: La filosofía en el aula de 1980, si bien en aquella ocasión

    ponía el énfasis en las habilidades de pensamiento). Esta consiste en extender laenseñanza de filosofía, no sólo a los cursos preuniversitarios y a la universidad, sino a

    la escuela primaria y secundaria.

    El lugar del pensamiento en la educación  tiene una estructura de la cual

    emanan las intenciones y propuestas de su autor, pues el crescendo es tan obvio como

    su culminación. En la primera parte Lipman nos presenta el pensamiento como

    multifacético, multidimensional. El pensamiento consistiría en una red concéntrica

    ("transactiva y entrecruzada") donde convergirían el pensamiento crítico, el creativo y

    el cuidadoso. Lipman dedica un capítulo a cada una de las tres dimensiones del

    pensamiento.

    En la segunda parte se nos ofrece la aplicación de todo lo dicho anteriormente,

    es decir, de cómo la filosofía, disciplina privilegiada del pensamiento, puede contribuir

    al mejoramiento en la calidad de la democracia deliberativa. A fin de cuentas, la

    educación del pensamiento de cada individuo, que tendría el objetivo de que éste

    desarrolle todas sus capacidades, revierte positivamente en la sociedad (y a la calidad

    de sus deliberaciones), como no podría ser de otro modo.

    Desde la educación tradicional se ha venido considerado el pensamiento comoalgo rígido e incluso más o menos estricto, nos advierte Lipman. Lo que el autor

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    pretende con esta obra es dar algunos pasos hacia la liberación del pensamiento, no

    sólo aflojándole corsés, sino estructurándolo en base a sentimientos, valores y

    significados. Lipman pretende elevar los estándares (de los mínimos tradicionales:

    pertinencia o consistencia; a los más elevados: razonabilidad, inventiva, capacidad de

     juicio, de apreciar, etc.).

    Han corrido ríos de tinta acerca del pensamiento crítico (Lipman mismo nos

    muestra un recorrido histórico que empieza con la sabiduría en el mundo antiguo y

    continua con la nueva ciencia moderna). No han sido tratados tan exhaustivamente el

    pensamiento creativo y, aun menos, el cuidadoso. Quizá por eso dedica Lipman el

    capítulo más extenso del libro al pensamiento crítico, para deshacer entuertos y

    clarificar el concepto.

    Las principales características del pensamiento crítico son, según Lipman, que

    se basa en criterios, que es autocorrectivo y que es sensible al contexto. Lo importante

    de este tipo de pensamiento no son únicamente, con los que habitualmente se le

    caracteriza, sus resultados más inmediatos, que también. Lipman se propone ampliar

    los resultados del pensamiento crítico: este es un pensamiento hábil y responsable,

    que usa el conocimiento para producir un cambio razonable (notemos aquí la

    diferencia entre "razonable" y "racional", el primer concepto incluye el segundo pero

    no necesariamente al revés).

    ¿Por qué el pensamiento crítico es razonable? Porque apela a la razonabilidad

    del individuo, es decir, es un pensamiento mediatizado por razones (o criterios)mediante las cuales podemos justificarlo y defenderlo. Así pues, el pensamiento crítico

    deviene una forma de responsabilidad cognitiva y que está teñido de responsabilidad

    hacia el propio pensamiento y hacia la educación de uno mismo.

    La metáfora que impregna todo el texto (por no decir toda la obra de Lipman)

    es la comunidad de investigación. Esta tiene conciencia de su propio pensamiento, es

    autocorrectiva, asume su falibilidad, es sensible al contexto y respeta los derechos.

    Pues bien, el pensamiento de los miembros de la comunidad de investigación deberá

    tener las estas mismas características con tal de mejorar continuamente su capacidadde pensar. De hecho, estas características son las que definen para Lipman la

    razonabilidad, objetivo último del pensamiento crítico.

    Debemos notar aquí que no basta con el pensamiento creativo para alcanzar la

    razonabilidad. Esta implica el pensamiento multidimensional. Llegados a este punto, y

    a pesar de que Lipman intenta poner al mismo nivel los tres estadios del pensamiento

    (crítico, creativo y cuidadoso), creo que la dimensión crítica tiene algo de más

    fundamental que el resto, sin querer decir con esto que pueda funcionar exitosamente

    sin las otras dos en una comunidad de investigación. Y sin querer decir tampoco que

    deba darse prioridad a su educación. De hecho, en esto estamos de acuerdo con

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    Lipman: cada una de las dimensiones alimenta a las otras. Pero me cuesta pensar en

    un pensamiento creativo sin un pensamiento creativo anterior. Lipman mismo nos dice

    que el pensamiento creativo consiste en liberarse de una antigua problemática,

    resultado de un pensamiento crítico. Parece deducirse de esto que el pensamiento

    crítico es condición de posibilidad del creativo y, por tanto, más fundamental.

    Más adelante, sin embargo, Lipman se asegura el tiro diciendo que el

    pensamiento creativo también provoca y produce criticismo. ¿El huevo o la gallina?

    En cualquier caso, la educación del pensamiento creativo es fundamental por

    cuanto promueve la capacidad de transformar lo que hay en algo diferente, promueve

    la capacidad de pensar por uno mismo. Es en la comunidad de investigación donde se

    establecen las condiciones que evocan el pensamiento crítico, creativo y cuidadoso de

    sus investigadores, y no, en contraposición, en la clase magistral, en la cual el profesor

    "se apropia de los medios de producción intelectual en lugar de dárselos a los

    estudiantes para permitirles ser productivos por ellos mismos".

    En tercer lugar tenemos el pensamiento cuidadoso. Esta es quizá la parte más

    original de la propuesta de esta obra. Lipman utiliza en este capítulo un sinfín de

    expresiones aparentemente contradictorias (nada más lejos de la realidad), con el fin,

    creemos, de provocar al lector: pensamiento afectivo, pensamiento apreciativo,

    pensamiento activo... Este es un pensamiento de lo que importa, nos dice Lipman, y

    debe tener su espacio en la educación igual que el pensamiento crítico y el creativo. Es

    un pensamiento sobre la propia manera de pensar, valorar y sentir emociones. Unpensamiento sin emociones "es plano y carente de interés".

    El verdadero meollo del texto está, sin embargo, en el último capítulo, donde

    todo lo dicho anteriormente toma forma. Concretamente toma forma política. La

    educación del pensamiento (en sus tres dimensiones) debe llevarse a cabo, como es

    natural para Lipman, en el seno de la filosofía. Este es el terreno privilegiado del

    pensamiento y más adecuado para ello. En un eslogan, que puede resumir el texto, nos

    dice Lipman: "Menos educación cívica, y más filosofía".

    ¿Por qué la filosofía? Porque la investigación filosófica en el aula adopta la

    forma de la comunidad de investigación y esta, a la vez, persigue la razonabilidad. La

    filosofía para niños contribuiría, así, a educarlos desde pequeños en el seno de la

    comunidad de investigación, esencial para la democracia según Lipman. La

    razonabilidad deseada sería una racionalidad acompañada de autocriticismo,

    deliberación y capacidad de jucio. Y la investigación no moldearía la mente de los

    estudiantes, sino que promueve su "habilidad y destreza para evaluar razones".

    Así pues, el instrumento pedagógico adecuado para aprender a pensar a alto

    nivel y poder combinar las tres dimensiones del pensamiento sería la comunidad de

    investigación. Estas deberían ser el microcosmos de las democracias deliberativas.