davidlzafra - 148.206.53.231
TRANSCRIPT
Casa m abierta al tiempo
UNIVERSIDAD A U T ~ N O M A METROPOLITANA
D I V I S I ~ N DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE FILOSOF~A
UNIDAD IZTAPALAPA
EL PROBLEMA DE LOS DERECHOS HUMANOS EN
NORBERT0 BOBBIO
TESIS QUE PRESENTA
CARLOS DAVIDLZAFRA REYES
MATRICULA: 96334 177
PARA OBTENER EL TÍTULO DE
LICENCIADO EN FILOSOF~A
DR. LUIS SALAZAR CARRIÓN’
MTRA. GUADALUPE OLIVARES LARRAGUIVEL
MÉXICO; D.F. A 27 DE SEPTIEMBRE DEL 2002.
1
AGRADECIMIENTOS
A mis padres (David y Carlota):
Por Imbesme denzostrado su nrnor, su
clpo?%o incondicioml y su respeto en
cada lmo de sus actos.
Gmcias.
A mis hermanos (Nadin y Juan):
Por su tolerancia e inigualnble
conpaliía.
Gracias.
A mis amigos (Xochitl, Alberto,
Eric, Ensique, Yasrlzírz y Karina):
Por habet. hecho de la urliversidad 1 ~ 1
lugar irrolvidable.
Gsncias.
A Gzmdalzrpe Olivases:
Por pseocupnrse pos m í y por todos
sus alwmos, por su iizvaluable
ejemplo de servicio.
Gracias.
2
EL PROBLEMA DE LOS DERECHOS HUMANOS EN
NORBERT0 BOBBIO
3
La condición del hombre es una
condición de guerra de todos contra
todos, en la cual cada uno está
gobernado por su propia razón, no
existiendo nada de lo que pueda hacer
uso, que no le sirva de instrumento para
proteger su vida contra sus enemigos.
De aquí se sigue que, en semejante
condición, cada hombre tiene derecho a
hacer cualquier cosa, incluso en el
cuerpo de los demás. Y, por
consiguiente, mientras persiste ese
derecho natural de cada uno COH
respecto n todcls las cosas, no puede
haber. seguridad para nudie.
Hobbes, I65 I .
INDICE Págs.
Introducción ....................................................................................... 6.
Capítulo I. Los orígenes históricos de los derechos humanos
1 . I . ¿ De dónde vienen los derechos humanos? ............................. 16.
1.2. Del iusnaturalismo a las declaraciones actuales ....................... 38.
Capítulo II. Los derechos humanos y la sociedad actual en la visión de
Norbert0 Bobbio. -
2.1. La transformación social y la multiplicación de los derechos
humanos ........................................................................................... 44.
2.2. La importancia del fundamento en los derechos del
hombre.. ......................................................................................... ..53.
Conclusión ........................................................................................ 62.
Bibliografía ....................................................................................... 65.
5
Norberto Bobbio es un filósofo italiano nacido el 18 de octubre de
1909 en Turin. Su larga existencia le ha permitido vivir periodos
históricos de gran importancia que han influido el desarrollo de su
obra. Nació años antes de que estallara la Primera Guerra Mundial,
conoció la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría. Durante su
formación educativa pasó por los años del fascismo en su pais; vio
cómo Mussolini conquistaba el poder y cómo lo perdía.
Su formación intelectual tiene una profunda raíz jurídica: además
de una licenciatura en filosofía, Bobbio se graduó en derecho y ha
dedicado gran parte de su vida académica a la enseñanza de la
filosofía del derecho.
En su obra, Bobbio se ha ocupado de muchos temas entre los cuales se encuentran: el derecho y la justicia, la filosofía política, la
relación entre ética y política, el estudio de los clásicos, la política y la
cultura, la democracia, las relaciones internacionales y otros más que
la amplia obra de este autor ha podido abarcar, siempre a cada tema
dedicándole atención especial.
La información obtenida sobre la vida de Norberto Bobbio se ha
debido a los estudios realizados por el politólogo mexicano José
6
Fernández Santillán. Además de conocer muy bien la obra de este
autor, Fernández Santillán ha tenido una relación muy cercana en
términos personales con Norberto Bobbio, lo que hace que sus
investigaciones sobre este filósofo sean de gran utilidad.’
Bobbio no sólo se dedicó a las actividades académicas a través
de la filosofía del derecho y de la filosofía política: también ha
intervenido en la política práctica. Un factor muy importante en la vida
intelectual de Norberto Bobbio es su relación con el comunismo. El
trato con los comunistas data de la Segunda Guerra Mundial y de la
Guerra de Liberación. Bobbio perteneció al llamado Partido de Acción,
fundado en 1942, gracias a la convergencia entre los miembros de
“justicia y libertad” y los liberalsocialistas; el Partido de Acción luchó al
lado del Partido Comunista contra un enemigo común de la época: el
fascismo. La alianza entre el Partido de Acción y el Partido Comunista
fue de vital importancia para la discusión de temas como la libertad, la
justicia social y la democracia, que enriquecieron enormemente al
filósofo italiano.
Para la historia contemporánea de Italia, el comunismo ha tenido
una presencia trascendental que Bobbio no ha dejado pasar por alto.
Además del trato directo con los comunistas este pensador ha hecho
un cuidadoso estudio de la obra de Karl Marx, a quien ha considerado
’ Baste como ejemplo de dicha relación la cantidad de libros prologados y traducidos por Santillán, como: !‘v‘orIxw~ Bohbio: el ji/bsojo y I n politico. Alltología. Estudio preliminar y compilación de José Fernández Santillán, prefacio de Norberto Bobbio, traducción de Josk Fernindez Santillán y Ariella Aureli. Fondo de Cultura Económica. México. 2002.
7
un enorme autor que nos ha hecho ver la historia de los que jamás
han tenido, y que ha roto como nadie con las ideas heredadas.
Políticamente, Bobbio jamás ha negado su ubicación como
hombre de izquierda, y se ha preocupado por fortalecer
ideológicamente a ese sector. Durante toda su vida ha luchado por los
derechos individuales, por la democracia y por la igualdad social; y ha
tenido que confrontar sus ideas muchas veces dentro de la propia
izquierda italiana que se caracteriza por una gran influencia del
leninismo y del stalinismo, por lo que Bobbio ha tratado de introducir
visiones menos rígidas; incluso ha buscado una tercera vía entre el
comunismo y el capitalismo, donde se combine las tesis de los marxistas y de los liberales. Siempre ha buscado una inclinación hacia
la democracia y ha tomado distancia frente al comunismo soviético.
Además ha mostrado su preferencia por las reformas más que por las
revoluciones. La diferencia estriba en que para éI las reformas
implican el reconocimiento de un marco legal y la solución de las
diferencias sin derramamiento de sangre.
Un tema en el que Bobbio se ha interesado de manera especial
es el de la democracia. Para éI este régimen se caracteriza por poseer
un conjunto de reglas que establecen quién está autorizado a tomar
las decisiones colectivas y bajo qué procedimientos. En la democracia
encontramos valores muy importantes: uno de ellos es el de la
libertad, la cual se realiza cuando los ciudadanos participan en las
decisiones colectivas; otro valor es el de la igualdad, en particular en el
aspecto político, cuya importancia radica en que cada ciudadano tiene
la misma dignidad. Sobresale su interés por la solución pacífica de las
8
controversias, siempre mediante el diálogo y la tolerancia que permite
admitir formas distintas del pensamiento a las propias.
Bobbio defiende la democracia como forma de gobierno; está en
contra de regímenes como el paternal donde el soberano se comporta
con los súbditos como si fueran menores de edad; y el despótico,
donde quien ostenta el poder trata a quienes están bajo su dominio
como esclavos. Para éI, el poder no se sustenta en la naturaleza
(poder paternal) ni en la fuerza (poder despótico), sino en el consenso.
Otro de los temas importantes dentro de la obra de Bobbio es el
laicismo: la ética laica es propia de nuestra modernidad, y se
manifiesta sobre todo en la tolerancia; gracias a la tolerancia fue
posible la convivencia entre hombres que defendían verdades distintas
sin que ello produjera derramamientos 'de sangre como ocurrió en las
guerras de religión. El laicismo surgió con fuerza cuando el poder
ideológico de la iglesia católica comenzó a retirarse y empezó a surgir,
en su lugar, el poder político, a partir de ese momento fue posible que
se profesaran otras religiones sin que existieran ya persecuciones
para defender la religión de Estado. Poco a poco fue ganando fuerza
la razón y fue naciendo otra forma de convivencia, los conflictos se
arreglaban cada vez más a través del intercambio de los puntos de
vista, y cada vez menos mediante la imposición y la violencia, el
dogma perdió fuerza como arma para la dominación política.
En un principio se luchó por la tolerancia en el terreno religioso,
pero después se peleó por la tolerancia en el ámbito político: se
presionaba para que se reconocieran otras corrientes, otros partidos
9
.-con diferentes características a las que tenía quien poseía el mando.
Actualmente se lucha por el reconocimiento de los que son diferentes,
como los incapacitados, los homosexuales, las minorías étnicas, etc.
Lo que se busca hoy es que se acepte la diversidad, y que a pesar de
esta podamos relacionarnos a través de un acuerdo.
En su obra Bobbio ha tratado de resaltar valores muy
importantes que éI encuentra en el Estado moderno, entre ellos están
los que acabamos de mencionar: la tolerancia y el laicismo; pero
existe otro que para éI es también de gran importancia: el Estado de
derecho, es decir, la actuación del Estado apegado a la ley, a la norma
jurídica. Un paso muy importante se dio, cuando los monarcas dejaron
de someterse a límites morales y religiosos impuestos por la iglesia
católica, y fueron obligados a someterse a límites jurídicos y civiles.
- Este filósofo se ha encargado de explicar el cambio de valores
que ha llevado a la construcción del Estado moderno, para lo cual ha
contrarrestado la antigua visión de la sociedad con la nueva visión.
Considero que gracias a su trabajo se entiende mejor aquellos valores
que predominan en nuestra sociedad, y que en ocasiones solemos
defender sin saber bien a bien contra qué luchamos. Por ejemplo, en
el caso de los derechos humanos, que es el tema del que trata el
presente trabajo, pide que se respeten, pues es algo que hay que
proteger; se habla de la Declaración Universal de Derechos Humanos,
pero ¿qué es lo que esta nos dice?, ¿qué derechos defiende?, ¿por
qué defiende ciertos derechos y no otros? Detrás de las actuales
declaraciones de derechos existe todo un conjunto de ideas, las
10
cuales pertenecen a una determinada época. Gracias a cambios en la
sociedad, sobre todo en su sistema de valores, fue posible el
nacimiento de estas declaraciones: los derechos humanos nacen con
la sociedad moderna. Veamos las características del Estado moderno
y su contraste con la polis de la Antigüedad: en el mundo helénico se
decía que el todo era superior a las partes, que toda la comunidad era
más importante que sus miembros; en aquella época no existía lo que
actualmente conocemos como derechos individuales por medio de los
cuales cada hombre puede defenderse cuando es perjudicado por
quien detenta el poder. En la época moderna se considera que las
partes son más importantes que el todo, que las instituciones públicas
deben atender las necesidades de los individuos; hoy se reconocen
ciertos derechos que protegen a los sujetos de posibles injusticias
cometidas por el poder. En pocas palabras: en la Antigüedad los
hombres debían estar al servicio del Estado; en la Modernidad sucede
al revés; el Estado debe estar al servicio de los individuos. Se observa
una verdadera revolución en la forma de concebir el poder. Bobbio la
llama: “la revolución copernicana” ya que antes todo giraba alrededor
del Estado, mientras ahora todo se mueve alrededor del individuo.
Aunque fueron muchos los que influyeron en este cambio sobresale la
aportación de la filosofía iusnaturalista, la cual tuvo su más clara
influencia en las declaraciones de los derechos durante la
independencia norteamericana y la Revolución francesa.
Lo dicho hasta aquí, nos sirve para ver cómo en los cimientos de
los Estados modernos se encuentra el reconocimiento de lo que
actualmente conocemos como derechos fundamentales, los cuales
11
tienen como característica ser individualistas. En la actualidad el
individuo ha adquirido una importancia incomparable con otras
épocas.
Históricamente, primero fueron reconocidos los derechos
individuales llamados de libertad, es decir, el derecho de hacer ciertas
cosas sin que nadie las obstruya: libertad personal, de pensamiento,
de culto, de prensa, etc. Con el tiempo grupos de la población fueron
presionando para que se incluyeran los llamados derechos sociales: el
trabajo, la asociación, la huelga; luego se agregaron el derecho a la
salud, a la vivienda, a la educación, a la alimentación, etc. Se dice que
los derechos de libertad (individuales) y los derechos sociales son
contradictorios; sin embargo, también se dice que los derechos de
libertad no pueden ser asegurados a menos de que cada individuo
tenga un mínimo de bienestar económico que le permita vivir
dignamente. También existen los derechos políticos, que exigen la
participación en la voluntad política mediarite el sufragio.
Dada la importancia de los derechos humanos, y como problema
que exige de una profunda reflexión, el presente trabajo trata de
explicar el cambio en la sociedad y en sus valores que poco a poco ha
llevado a la idea moderna de derechos humanos. Para esto, me he
apoyado en la amplia obra de Norbert0 Bobbio, quien ha dedicado una
parte de su vida a la reflexión sobre este importante tema. Como bien
lo dice Bobbio, los derechos humanos son derechos históricos y como
tales están expuestos a cambios. Otro de los problemas que abordo
en estas páginas es el del cambio social y los derechos humanos, así
12
como la actual discusión sobre si se debe buscar o no un fundamento
para los derechos del hombre.
Considero importante saber qué es lo que actualmente
entendemos por derecho, y creo que la definición proporcionada por
Nicola Abbagnano nos puede ser de gran utilidad para introducirnos
en el tema.
Derecho: en sentido general y fundamental, la técnica de
la coexistencia humana, o sea la técnica dirigida ha hacer posible
la coexistencia de los hombres. Como técnica, el Derecho Se
concreta en un conjunto de reglas (que en este caso son leyes o
normas), y tales reglas tienen por objeto el comportamiento
intersubjetivo, o sea el comportamiento recíproco de los hombres
entre sí. En la historia del pensamiento filosófico y jurídico, se han
sucedido o entre cruzado cuatro concepciones fundamentales en
torno a la validez del Derecho: 1) la que considera el derecho
positivo (o sea el conjunto de los Derecho Que las diferentes
sociedades humanas reconocen) como fundado sobre un Derecho
Natural eterno, inmutable y necesario; 2) la que considera al
Derecho fundado en la moral y, por lo tanto, lo considera como una
torma disminuida e imperfecta de moralidad; 3) la que reduce el
Derecho a la fuerza, o sea a una realidad histórica políticamente
organizada; 4) la que considera el Derecho como una técnica
social.
El derecho natural: la observación de la disparidad y del
contraste de los Derecho vigentes en las distintas sociedades
humanas y del carácter imperfecto de tales Derecho condujo bien
pronto a la noción de un derecho natural como fundamento o
principio de todo Derecho positivo posible, o sea como condición
de su validez. El Derecho natural es la norma constante e
invariable que garantiza infaliblemente la realización del mejor
ordenamiento de la sociedad humana; el Derecho positivo se
13
ajusta más o menos, pero nunca por completo, al Derecho natural,
porque contiene elementos variables y accidentales que no son
reconducibles a éste. El Derecho natural es la perfecta racionalidad
de la norma o sea la perfecta adecuación de la norma a su fin, que
es garantizar la posibilidad de la vida asociada. Los derechos
positivos son realizaciones imperfectas o aproximadas de esta
normatividad perfecta. Este pensamiento sostuvo durante más de
dos mil años la historia de la noción de derecho. Podemos
distinguir dos fases fundamentales de esta larga historia: a) la fase
antigua, en la cual el Derecho natural es la participación de la
comunidad humana en el orden racional del Universo. Según los
estoicos (a quien se debe la primera formulación de la doctrina), la
participación de los seres vivientes en el orden universal se efectúa
por medio del instinto en los animales y por medio de la razón en
los hombres (Dog. L., VII, 85-87), por ello, el Derecho natural es a
veces interpretado como instinto y a veces como razón o
inclinación racional. Pero en todos los casos es entendido como
participación en el orden universal que es Derecho mismo o es de
Dios; b) la fase moderna, en la cual el Derecho natural es la
disciplina racional indispensable a las relaciones humanas, aunque
independiente del orden cósmico y de Dios mismo. El concepto de
una técnica que pueda o deba regular las relaciones humanas de
la manera más conveniente, se presenta con toda claridad en esta
fase de la doctrina. 2
El presente trabajo se abocará a lo que Abbagnano llama fase
moderna de los derechos, además de atender al proceso seguido para
que se tuviera otra concepción de derecho, haciendo énfasis en el
importante papel que tuvo el iusnaturalismo moderno.
Creo que los temas planteados en este trabajo son problemas
sobre los cuales es importante reflexionar, así mismo considero que el
Abbagnano, Nicola, Diccionnrio defilosoflrr. Fondo de Cultura Económica, México, 1987, p. 293
14
- análisis de la obra de Norbert0 Bobbio puede ser de gran ayuda para
introducirnos en la discusión de un problema tan complejo como lo es
el de los derechos humanos.
15
Capítulo I
ORíGENES HISTóRICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS
1.1. ¿De dónde vienen los Derechos Humanos?
Puesto que no existe nada más
evidente que esto, que criaturas de la
misma especie y del mismo grado, que
nacen sin distinción, con las rnismns
ventajas de la naturaleza y con las
mismas dificultades, deben también ser
iguales entre ellos, sin subordinaciones
o sttjeciones.
Locke, 1690.
La Declaración universal de los derechos del hombre comienza
así: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y
derecho^".^ Estas palabras no son nuevas, las hemos leído muchas
otras veces. Ahora recordemos el artículo de la Declaración de
derechos del hombre y del ciudadano de 1789, el cual dice: “Los
hombres nacen y permanecen libres e iguales en derecho^".^ Como
vemos las diferencias son mínimas. Si nos remontamos un poco más
-‘ Dobbio. Xorberto. El tiempo cie los derechos. Sistema, Madrid, 1991, p.37. La Declcrración urliversal de los t f e r w l m de/ horrrhre es adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948. ‘ / / u d . p. 37. El 26 de agosto de 1789, los representantes del pueblo francés, constituidos en la Asamblea Sacional; reconocen la Declwaciórt clr cicwchos del hor11D1x~~. tic./ ciutltrtituro.
16
atrás, nos encontramos ante la Declaración de independencia de los
Estados Americanos de 1776, que se expresa de esta forma:
“Sostenemos como incontestables y evidentes por sí mismas las
siguientes verdades: que todos los hombres han sido creados iguales;
que han sido dotados por el creador por ciertos derechos inalienables;
que entre estos derechos están en primer lugar, la vida, la libertad y la
búsqueda de la fel i~idad,’ .~
En estas tres declaraciones se encuentra una misma idea: la de
ver al hombre libre, digno y con iguales derechos. Si se quiere
entender completamente esta idea es necesario conocer su origen.
Norbert0 Bobbio plantea en su obra El tiempo de los derechos:
Las declaraciones nacen como teorías filosóficas. Su
primera fase a de buscarse en la obra de los filosofos. Si no queremos retroceder hasta la idea estoica de la sociedad universal
de los hombres racionales -el sabio es ciudadano no de esta o
aquella patria, sino del mundo-, la idea de que le hombre tiene, en
cuanto tal, derechos por naturaleza que nadie, ni siquiera el
Estado, le puede sustraer y que ni éI mismo no puede enajenar
(incluso si en caso de necesidad los enajena, la transmisión no es
válida) ha sido elaborado por el iusnaturalismo moderno. 6
Como se nota en la cita , para Bobbio las declaraciones de
derechos humanos tienen su origen en el llamado iusnaturalismo.
Para este autor, la idea del derecho natural se remonta a la Edad
Clásica y en parte a la Edad Media. Sin embargo, cuando se habla de
Ibid p. 38. La Declrwacicirz de itdependellcia de los Estados Americanos, redactada entre otros por Thomas Jefferson. es aceptada por el congreso el 4 de julio de 1776. ’ lbid. pp. 66-67.
17
“doctrina” o de “escuela“ del derecho natural, sin otro agregado, o
cuando se usa el término de “iusnaturalismo”, se hace referencia al
Renacimiento, al desarrollo y a la difusión que la idea del derecho
natural tuvo durante la Edad Moderna en el periodo que corre entre el
siglo XVll y el final del siglo XVIII. AI respecto Bobbio nos dice:
De acuerdo con una tradición ya consolidada en la
segunda mitad del siglo XVII, pero desde hace algún tiempo
puesta en razón con controversia, la escuela del derecho natural
tuvo una fecha exacta de inicio con la obra de Hugo Grocio (1 588-
1625), De iure belli ac pacis, publicada en 1625, doce años antes
del Discurso del Método de Descartes. 7
Bajo la etiqueta de “escuela del derecho natural” Norbert0
Bobbio considera a autores muy diversos, como: Thomas Hobbes,
Gottfried Wilhelm Leibniz, John Locke, Jean Jacques Rousseau,
lmmanuel Kant, Samuel von Pufendorf, Christian Thomasius, Christian
Wolff, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Johann Gottlieb Fichte, Baruch
Spinoza, por nombrar algunos.
Si bien la doctrina del derecho natural es muy antigua, la doctrina
de los derechos naturales, que se encuentra en la base de las
famosas Declaraciones, es moderna; ésta la encontramos por primera
vez en los escritores del siglo XVII. Como ya se ha dicho, la idea de
que el hombre tiene, en cuanto tal, derechos por naturaleza que nadie,
’ Bobbie, Norbert0 y Bovero, Michelangelo. Sociedady Estado en lofilosofia moderna. Fondo de Cubra Económica. México, 1996, p. 15.
18
ni siquiera el Estado, le puede quitar, ha sido elaborada por el
iusnaturalismo moderno.
Para John Locke (considerado por Bobbio el padre del
iusnaturalismo moderno) el verdadero estado del hombre no es el
estado civil, sino el natural, es decir, el estado de naturaleza en donde
los hombres son libres e iguales, siendo el estado civil una creación
artificial que no tiene otro fin que el permitir el más amplio
desenvolvimiento de la libertad y la igualdad naturales. Más
ampliamente lo explica así en el segundo capítulo del Segundo tratado
sobre el gobierno civil:
Para poder entender el poder político y derivarlo de su
origen, se debe considerar en qué estado se encontraban
naturalmente los hombres, un estado de perfecta libertad para
regular sus propias acciones y disponer de sus propias posesiones
y de sus personas, como se considere mejor, dentro de los limites
de la ley de la naturaleza, sin pedir permiso o depender de la
voluntad de ningún otro. Es también un estado de igualdad, en el
que todo poder y toda jurisdicción es reciproco (. . .), puesto que no
existe nada más evidente que esto, que criaturas de la misma
especie y del mismo grado, que nacen sin distinción, con las
mismas ventajas de la naturaleza y con las mismas dificultades,
deben también ser iguales entre ellos, sin subordinaciones o
sujeciones. 8
Aun cuando la hipótesis del estado de naturaleza haya sido ya
abandonada, las primeras palabras con la que comienza la
Declaración Universal de Derechos Humanos mantienen una gran
3 Locke, John. EmrrJv sobre el gohierrlo ci\Yl. Aguilar, hladrid, 1980, C.11, 4.
19
.- influencia de ella: “Todos 10s hombres nacen libres en dignidad y
derechos”. Lo que es un modo diferente de decir que los hombres son,
por naturaleza, libres e iguales.
Recordemos también las palabras con las que Jean Jacques
Rousseau comienza el Contrato social: “El hombre ha nacido libre y en
todas partes se encuentra encadenado”.
En obras como: Sociedad y Estado en la Filosofia Moderna o en
Origen y fundamentos del poder politico Bobbio describe a grandes
rasgos lo que para éI es el modelo iusnat~ralista.~ En estos textos
aclara que en la realidad histórica un proceso como el que los
iusnaturalistas describen, es decir, el paso del hombre del estado de
naturaleza a la sociedad civil, jamás ha tenido lugar; en la evolución de
las instituciones de las que ha nacido el Estado moderno se ha dado el
paso del Estado feudal al Estado estamental, del Estado estamental a
la monarquía absoluta, de la monarquía absoluta al Estado
representativo; pero el Estado como un producto de la voluntad de los
individuos, como al que se refieren los iusnaturalistas, es simplemente
una pura idea del intelecto. Tampoco es real la afirmación de que los
hombres nacen libres e iguales, es también una idea que al igual que
la primera tenía un objetivo: justificar la lucha contra viejos poderes
autoritarios.
‘) Cfr. Bobbio, Norbert0 y Bovero, Michelangelo. Sociedad), Estado en lafilosofia ?nodema. y Oligen y ,fil/~rirune/~tos r~elpoderpolitico. Para la primera ver las páginas 15-55 y en el caso de la segunda pp. 67-93.
~~ ~~
20
Pero, ¿qué dice la doctrina de la cual nacieron las declaraciones
de derechos humanos? En términos generales el iusnaturalismo tiene
las siguientes características:
El punto de partida de su análisis del origen y del fundamento del
Estado es el estado de naturaleza, el cual tiene la característica de
que en éI reinan la libertad y la igualdad; los individuos son libres e
iguales los unos con respecto a los otros. Sin embargo, estos
individuos, que son los elementos constitutivos de este Estado, viven
aislados entre ellos, sin ningún interés de asociarse, actuando
irracionalmente y dejándose guiar cada uno por sus pasiones y por
sus instintos; sólo buscando satisfacer sus propios intereses. Esto los
lleva a vivir en una condición de guerra como la que describe Thomas
Hobbes en el Leviatán:
La condición del hombre es una condición de guerra de
todos contra todos, en la cual cada uno está gobernado por su
propia razón, no existiendo nada, de lo que pueda hacer uso, que
no le sirva de instrumento para proteger su vida contra sus
enemigos. De aquí se sigue que, en semejante condición, cada
hombre tiene derecho a hacer cualquier cosa, incluso en el cuerpo
de los demás. Y, por consiguiente, mientras persiste ese derecho
natural de cada uno con respecto a todas las cosas, no puede
haber seguridad para nadie. 10
Cuando estos individuos, cansados de vivir en condiciones de
guerra, deciden por uno o más acuerdos, es decir, mediante uno o
más actos voluntarios de los mismos individuos, salir del estado de
lb1 Hobbes, Tomas. Le~Yatcirl. Fondo de Cultura Económica, México. 1940, parte I, cap. 14, pp. 106-107.
21
naturaleza; forman entonces el estado civil. El estado civil viene a ser,
a diferencia del estado de naturaleza, un estado “artificial”, se diría
hoy, un producto de la cultura y no de la naturaleza un producto al cual
se llegó por medio del consenso de aquellos individuos que estaban
cansados de vivir en su antiguo estado.
Es importante aclarar nuevamente, que esta descripción del
estado de naturaleza elaborada por los iusnaturalistas, es una
reconstrucción hipotética de un supuesto estado originario del hombre,
que tiene por Único objeto dar una buena razón para justificar los
límites al poder del Estado. Decir que los hombres son libres e iguales
por naturaleza no es una descripción de un hecho real, sino una
exigencia por parte de algunos pensadores hacia el poder político de
su época.
Para entender mejor la explicación del origen y del fundamento
del Estado que nos proporciona el iusnatúralismo, sirve analizar una
teoría opuesta, como la llamada por Bobbio “modelo aristotélico”. Éste
se caracteriza porque el punto de partida de su análisis no es un
estado de naturaleza en el cual los hombres se encontraban antes de
constituir el Estado, sino una sociedad natural llamada familia.
Entre esta primera sociedad (la familia) y la Mima en la cual
desemboca (el Estado); hay un proceso de evolución, esto quiere decir
que en el cambio de la primera sociedad a la última: hay fases
intermedias (la aldea, la ciudad, etc.). El Estado es la desembocadura
natural, la llegada final, de las sociedades anteriores.
22
Para los aristotélicos el estado natural original es un estado en el
cual los individuos no viven aislados, sino reunidos en grupos
organizados, como en las sociedades familiares; esto tiene como
consecuencia que el Estado deba ser representado no como una
asociación de individuos, sino como una reunión de familias o como
una familia grande. Dado que los individuos viven desde su nacimiento
en familias, el estado prepolítico, es decir la familia, no es un estado
de libertad e igualdad, sino un estado en el cual las relaciones
fundamentales son relaciones jerárquicas, es decir, entre superiores e
inferiores.
El paso del estado prepolítico al Estado, se da, como se ha
dicho, por un proceso natural de evolución de las sociedades menores
a las sociedades mayores; no se debe a una convención entre los
individuos, de un acto voluntario y deliberado por parte de ellos, como
lo plantea el modelo iusnaturalista, sino que sobreviene el efecto de
causas naturales que están fuera de la voluntad de los hombres, como
puede ser el aumento del territorio, el incremento de la población, la
necesidad de defensa, el requerimiento de allegarse medios para la
subsistencia, etc., con la consecuencia de que el Estado no es menos
natural que la familia.
Después de hablar de lo que plantea el modelo iusnaturalista,
que ha sido el fundamento de los derechos humanos en la época
moderna, y de su gran adversario el modelo aristotélico, explicaré
23
ampliamente el significado en la historia de la confrontación entre
estas dos corrientes filosóficas.
El iusnaturalismo moderno surgió como una corriente que iba en
contra de aquella concepción realista del hombre en sociedad, donde
se sostenía que el hombre ha vivido siempre en estado de sujeción y
de desigualdad (tal como lo plantea el modelo aristotélico), concepción
que por sus características consideraba a la ley natural como una
regla de conducta destinada sobre todo, a los gobernantes a quienes
imponía la obligación de ejercer el poder respetando algunos
principios morales supremos. Sin embargo, el soberano no siempre
respetaba estos principios, y el súbdito no tenía el poder de hacerlos
cumplir. Los súbditos sólo tenían el deber de obedecer, quien tenía un
derecho sobre los gobernantes era, en última instancia, Dios frente a
quien eran responsables de sus acciones, y no frente al pueblo.
Sólo en otro momento, en la época de las grandes guerras de
religión, producidas al inicio de la Edad Moderna se comenzó a
sostener, insistentemente, que, cuando el soberano viola la ley natural
surge en los súbditos el derecho a la resistencia. Se decía que frente a
la violación de la ley natural por parte del soberano, la desobediencia
civil es legítima. De tal modo, la ley natural, que en un primer momento
tenía por destinatarios sólo a los soberanos a quienes imponía
obligaciones, incluye a los súbditos, a quienes atribuye derechos.
En su obra El tiempo de los derechos, Norbert0 Bobbio da una
explicación de cómo se fue dando este cambio en la forma de ver el
24
.- poder político, cómo se pasó de considerar al súbdito como un eterno
menor de edad con la única obligación de obedecer, a un individuo
con derechos originales independientes de cualquier poder.
Como explicación histórica, Bobbio dice que el hombre empezó a
tomar conciencia del estado de sufrimiento y de infelicidad en el que
se encontraba, a partir de entonces buscó transformar su mundo para
que éste le fuera menos hostil. Se dedicó a inventar técnicas
productoras de instrumentos que se orientaban a la transformación del
mundo material, esto para enfrentar las dificultades de la naturaleza;
también se abocó a inventar las reglas de conducta orientadas a la
modificación de las relaciones interindividuales, esto para enfrentar la
hostilidad de sus semejantes. Fue así como surgieron los sistemas de
reglas. Este conjunto de reglas tenía la importante función de reducir
las conductas agresivas con penas, o bien estimular las acciones de
colaboración y solidaridad con premios, todo esto con el fin de
alcanzar el objetivo principal: mantener a la comunidad unida.
En un principio, las reglas buscaron obtener comportamientos
deseados y evitar comportamientos no deseados, recurriendo a
sanciones terrenas o celestiales, un ejemplo son los diez
mandamientos; estas sanciones tenían el objetivo de salvaguardar a la
sociedad en su conjunto. En la antigüedad, preceptos como el de “no
matar” no tenían la función de proteger al miembro individual del
grupo, sino más bien buscaba impedir una de las razones
fundamentales que podía disgregar a la comunidad.
25
El problema moral había sido considerado originariamente desde
el punto de vista de la sociedad más que del individuo, esto se debe a
que los códigos de reglas de conducta tenían la función de
salvaguardar al grupo en su conjunto por encima de la protección del
individuo.
El papel primario desempeñado por la ley era el de reprimir a
quienes amenazaban con sus acciones al grupo, para esto había que
restringir los espacios de libertad, en donde los hombres,
considerados como seres con poca capacidad intelectual para hacer
buen uso de esta libertad, podían perjudicar a la comunidad.
Los códigos de leyes se caracterizaban por contener únicamente
mandatos o prohibiciones dirigidos a los súbditos; no se puede hablar
de que los hombres hayan tenido derechos más bien lo que tenían
eran deberes de los cuales el principal era el de obedecer a las leyes.
Cuando se hablaba de moral se hablaba de deber, del deber de
obedecer las leyes. Sin embargo, estas obligaciones sólo existían para
los súbditos. Aunque se decía que los gobernantes tenían la
obligación de ejercer el poder político respetando algunos principios
morales supremos, no existía por parte del individuo común un
derecho que le permitiera exigir que el soberano cumpliera con su
deber.
Además de la importancia dada a las leyes para salvaguardar al
grupo, se hablaba de que alguien tenía que guiarlo, y no se
consideraba mejor guía que la de un buen gobernante. Durante mucho
26
tiempo la función del gobernante fue la de mayor importancia dentro
de la sociedad, y por tal motivo en el pensamiento político el tema
central fue el gobierno: el buen gobierno o el mal gobierno, todo lo que
tenía que ver con el gobernante y su forma de ejercer el poder.
El tema de los súbditos no era relevante, el papel del individuo
había sido siempre visto como el de un simple objeto del poder. En la
vida política la relación entre gobernante y gobernado era una relación
desigual, el gobernante se encontraba siempre por encima de los
demás individuos. Se decía que la función del gobernante era
comparado con la de un padre y que la función del súbdito era
comparada con la de los hijos, donde los hijos deben obedecer los
mandatos del padre. Los gobernados eran considerados menores, se
les veía como seres que no habían alcanzado todavía la edad de la
razón y que por lo tanto no podían regular por sí mismos sus propias
acciones; si el individuo llegaba a gozar de algunas libertades era
porque el soberano había decidido conced-érselas.
Toda esta forma de ejercer el poder político donde existen
relaciones desiguales entre gobernados y gobernantes, y donde lo
normal es que alguien se encuentre por encima de los demás, y que
quien detenta el poder tenga en sus manos la facultad de otorgar o no
la libertad a los otros, Bobbio la ubica en lo que éI ha llamado la
concepción aristotélica. Para quien comparte esta visión, el hombre es
un animal político que nace en un grupo social, la familia, y con el
paso del tiempo va perfeccionando su grupo hasta llegar al Estado.
27
. Los aristotélicos consideran que el estado civil ha surgido a partir de
las transformaciones que ha sufrido la familia.
Como dije antes, el Estado ha sido la desembocadura natural, la
llegada final de una serie de grupos anteriores a él. La sociedad civil
ha sido vista no como una asociación de individuos, sino como una
reunión de familias o como una familia en grande, es por esto que el
Estado se ha llegado ha considerar tan natural como la familia. Dado
que los individuos viven desde su nacimiento en familias, su origen
político no es un origen de igualdad y libertad, sino que se trata de un
origen en el cual las relaciones fundamentales que existen dentro de
una sociedad jerárquica como la familia son relaciones entre superior
e inferior. Es por esto que esta forma de ver el origen de la sociedad
permitía justificar un régimen en el cual existía una gran desigualdad
entre los individuos. -
No obstante, en Occidente ha surgido un enorme cambio con la
concepción cristiana de la vida, la cual dice que todos los hombres son
hermanos por ser hijos de Dios. Esta idea fue retomada por el llamado
iusnaturalismo moderno que empezó a dar al individuo el papel más
importante dentro de la sociedad.
En el modelo aristotélico se planteaba que la sociedad era un
todo, y el todo estaba por encima de las partes. Con la llegada de los
iusnaturalistas el individuo tuvo la prioridad sobre todo, primero estaba
el individuo, que tenía valor por sí mismo; después el Estado. El
28
iusnaturalismo hizo del individuo, y no de la sociedad, el punto de
partida para la construcción de una doctrina de la moral y del derecho.
A partir de la doctrina iusnaturalista inició una manera distinta de
percibir la relación entre el individuo y el Estado, se comenzó a hablar
de los derechos de los hombres más que de sus deberes.
Recordemos que anteriormente la prioridad era mantener sano al
Estado, donde, para salvaguardarlo se podía incluso sacrificar a los
individuos. Con los iusnaturalistas la prioridad es el respeto a los derechos del individuo a quien se consideró, desde entonces, un ser
con valor por sí mismo.
AI darle un nuevo valor al individuo se le da también un nuevo
valor al fin del Estado. Recordemos que los filósofos aristotélicos
decían que lo más importante en una sociedad era mantener la unión,
la concordia y acabar con las luchas internas para impedir la
destrucción del Estado. Con la llegada de la doctrina iusnaturalista se
empezó a sostener que el fin del Estado era, antes que cualquier otra
cosa, permitir el más amplio desenvolvimiento del individuo con toda la
libertad posible.
Este cambio de visión se comenzó a percibir de una manera muy
importante en la época de las grandes guerras de religión con las
doctrinas de los monarcómacos, donde se sostenía insistentemente
que cuando el soberano viola alguna de las consideradas leyes
naturales surge en los súbditos el derecho de resistencia, es decir si el
soberano viola la ley natural la desobediencia civil es legítima.
29
Admitido el derecho de resistencia, el soberano tenía que responder
de sus delitos no solamente ante Dios, sino también ante sus súbditos.
De esta manera la ley natural se dirige ya a los súbditos a los que le
atribuye derechos.”
Recordemos que en la hipótesis iusnaturalista el estado de
naturaleza se caracteriza porque en éI no se ha constituido poder
alguno superior a los individuos y no existen leyes positivas que
obliguen a estos a realizar ciertas acciones, por lo tanto podemos decir
que los individuos viven sin otras leyes que las naturales; por ello se
dice que los hombres se encontraban en un estado de perfecta
libertad e igualdad.
Aunque esta hipótesis no sea la descripción de un hecho
histórico real, sino una idea que tenía por objeto justificar la lucha
contra viejos poderes, sobre todo religiosos, sirve para explicar el
nuevo papel del individuo.
Esta teoría plantea, como se ha dicho, que el hombre, antes de
formar cualquier grupo social, vivía en un estado de completa libertad
e igualdad frente a los demás, sin embargo, cansado de vivir en este
estado de naturaleza, que era también un estado de guerra, cree
conveniente formar el estado civil, éste es una construcción artificial
que los individuos voluntariamente deciden crear, y tiene por objeto
permitir el más amplio desenvolvimiento de las libertades que el
hombre, por naturaleza, siempre ha tenido.
” Cfr. Bobbio. Norberto. El tiewpo d~ los tler.c~ho.s. pp. 37-42,
30
En la Revolución Francesa se decía que el fin de toda asociación
política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles
del hombre, como la libertad, la propiedad, la seguridad y la
resistencia a la opresión. Para el iusnaturalismo, el Estado fue creado
para satisfacer necesidades del individuo, y no el individuo para servir
al Estado.
La justificación que ha permitido dar el paso a la teoría moderna
de los derechos naturales surgió cuando se preguntó cuál era el
fundamento jurídico de la obligación de los soberanos de respetar la
ley natural, pues se decía que los soberanos tenían obligaciones
porque se consideraba que los súbditos tenían derechos para decirlo
claramente, los súbditos tenían un derecho de resistencia a una ley
injusta porque con ésta los soberanos violaban los derechos naturales
de sus súbditos. El gobernante tenía la obligación de respetar las
leyes naturales atribuidas a los ciudadanos, pues si no lo hacía violaba
derechos anteriores a cualquier poder.
En caso de que el gobierno violara los derechos naturales, se
sitúa frente a su pueblo en un estado de guerra; ya que si los
ciudadanos ven aplastados sus derechos se pierde toda obligación de
obedecer a sus dirigentes. En esta situación el pueblo tiene una
justificación para enfrentar a su gobierno pues tiene que luchar por
recobrar las libertades perdidas.
31
Para ilustrar mejor este cambio de percepción en el poder, es
bueno atender a lo que nos dice Bobbio acerca de estos dos modelos
antitéticos:
Se trataría nada menos que de dar cuenta del nacimiento
de la concepción individualista de la sociedad y de la historia que
es la antítesis radical de la concepción organicista, según la cual,
repitiendo una afirmación de Aristóteles, que será recogida por
Hegel, el todo (la sociedad) es anterior a sus partes. Derribando
esta relación entre el todo y las partes, según la concepción
individualista de la sociedad y de la historia, el individuo viene
antes, la sociedad viene después. La sociedad está para el
individuo no el individuo para la sociedad. También este principio
se encuentra solemnemente afirmado en la Declaración en el
artículo 2, donde se enuncian los cuatro derechos naturales que el
hombre posee originariamente, y se afirma contextualmente que
“El fin de toda asociación política es la conservación” de estos
derechos. En una concepción orgánica de la sociedad, el fin de la
organización política es la conservación del todo. No hay sitio en
ella para derechos que no solo la preceden, sino que pretenden sin
mas permanecer fuera, antes que someterla a las propias
exigencias. La misma expresión “Asociación política” es totalmente
extraña al lenguaje del organicismo: “Asociación” se dice de una
organización social voluntaria, derivada de un acuerdo. Aunque la
expresión “Contrato social’’ no aparezca en la Declaración, la
palabra “Asociación” lo presupone. En una concepción orgánica de
la sociedad las partes están en función del todo; en una
concepción individualista el todo es el resultado de la libre voluntad
de las partes. 12
Bobbio explica que el reconocimiento de el individuo como sujeto
de derechos ya se planteaba en el derecho romano elaborado por los
juristas de la edad clásica, donde se encontraba una primacía del
32
.derecho sobre la obligación. Sin embargo, estos derechos estaban
hechos pensando en el individuo sólo como sujeto económico, eran
derechos que protegían al individuo en sus relaciones comerciales. El
giro importante se dio cuando el reconocimiento de los derechos del
hombre se extiende de la esfera de las relaciones económicas a las
relaciones de poder entre príncipe y súbditos.
Si bien varias son las corrientes que incidieron para que fuera
posible este cambio en la visión del mundo, la filosofía iusnaturalista
ocupa un lugar de primer orden. La mayoría de las obras
iusnaturalistas se escribieron entre los siglos XVll y XVIII, y fueron,
durante un buen tiempo, sólo grandes construcciones filosóficas. Sin
embargo esas ideas no quedaron simplemente en los libros: tuvieron
consecuencias prácticas al influir en las declaraciones de los derechos
que expresaron los proyectos de la Independencia norteamericana y
de la Revolución Francesa. Tanto la Declaración francesa como la
Declaración americana han sido catalogadas como individualistas; las
dos declaraciones parten de la concepción de hombre singular y
buscan su dignidad. El fundamento de ambas es el derecho natural y
en ambos casos se considera que el gobierno es fundado por un
convenio entre los individuos, es decir, por un contrato social;
rechazan la ley de la sucesión y apoyan la democracia como mejor
forma de gobierno por ser el gobierno de todos.
Todo este cambio del que hemos hablado ha tenido una gran
importancia en la historia. De la concepción individualista de la
sociedad ha nacido la Democracia moderna. Recordemos que aquella
invención del estado de naturaleza ha permitido concebir a los
individuos como seres dotados de derechos originarios; entre estos
derechos encontramos uno muy importante: “El hombre determina con
su libre voluntad las leyes que le a fe~tan” . ”~
En una democracia moderna quienes deben de tomar las
decisiones colectivas son los ciudadanos desde el momento en que
votan, y cada decisión de cualquier ciudadano es tomada en cuenta.
Como sabemos, el Estado democrático se caracteriza porque en éI las
leyes que deben ser cumplidas por los ciudadanos deben ser hechas
por ellos mismos.
Jean Jacques Rousseau, un iusnaturalista moderno, define un
principio muy importante para la Democracia: el de la libertad. ÉI nos
dice: “La libertad consiste en la obediencia a la ley que cada uno se ha
prescrito7’.14 Este derecho que el hombre tiene a darse a sí mismo las
leyes que rigen su conducta, fue defendido arduamente en la
Revolución Francesa, ya que fue un derecho que surgió como la
antítesis de aquellas formas de poder paternal o patriarcal que había
caracterizado a los gobiernos despóticos tradicionales.
Bobbio explica que el camino continuo de la concepción
individualista de la sociedad ha conducido lentamente desde el
reconocimiento de los derechos del ciudadano de un Estado al
reconocimiento de los derechos del ciudadano del mundo, del cual la
Declaración Universal de Derechos Humanos ha sido el primer
anuncio
Pero este camino ha sido muy lento, en un principio los individuos luchaban por una mayor libertad, por una libertad de
pensamiento, religiosa, de asociación, es decir, por una libertad en
asuntos que se consideraban totalmente personales; luchaban por que
en estos casos el Estado no interviniera; defendían los llamados
derechos de libertad: libertad personal, de culto, de pensamiento, de
prensa. Cuando los ciudadanos hablaban de libertad se referían a la
libertad que el Estado les podía conceder, es decir, libertad
significaba no intervención del Estado.
En un segundo momento, el hombre consideró que no sólo debía
de luchar para que el Estado no interviniera en ciertos asuntos
personales, sino que también para participar en la toma de decisiones
que le afectaban como ciudadano; es así como nacen los derechos
políticos. Con el nacimiento de estos derechos se comenzó a defender
nuevamente la libertad del individuo, entendiendo por libertad algo
nuevo. Ya no significaba solamente no ser impedido por normas
externas, sino darse normas así mismo.
En un principio se hablaba de libertad cuando ciertos
comportamientos no estaban impedidos por la ley, o sea, había
libertad porque la ley no intervenía, porque no prohibía realizar
determinada acción. El nuevo concepto de libertad no consiste ya en
35
la ausencia de leyes, sino en el tener leyes promulgadas por los mismos individuos. Recordemos nuevamente lo que dice Jean
Jacques Rousseau en el Contrato social: “La libertad consiste en la
obediencia a la ley que cada uno se ha pre~cr i to” . ’~
El nacimiento de los derechos políticos ha traído como
consecuencia la participación cada vez más amplia y frecuente de los
miembros de una comunidad en el poder político. En el nuevo
concepto de libertad se apoya la democracia moderna, ya que, como
sabemos, en ,esta forma de gobierno las decisiones se toman a partir
de lo que cada ciudadano dice.
Actualmente existe otra forma de ver la libertad, ha surgido un
nuevo concepto de la misma palabra; ahora se dice que no somos
libres si no hemos cubierto ciertas necesidades básicas. Para que el
hombre tenga una vida digna y en consecuencia libre se cree
necesario tener satisfechas necesidades como la alimentación, la
vivienda, el trabajo, la salud o la educación, es decir, que se hayan
respetado los llamados derechos sociales. Los derechos sociales, a
diferencia de los derechos de libertad, necesitan para su protección de
la intervención del Estado; es así como en actualidad se considera al
Estado como un instrumento para satisfacer las necesidades de los
ciudadanos.
Bobbio afirma, que los derechos sociales han surgido a partir de
las reivindicaciones de los movimientos socialistas más que de la
’i lhrtr’. p. 43
36
corriente individualista. El individuo ve que a través o por medio del
Estado puede alcanzar bienestar y empieza a exigir que se respeten
no sólo sus derechos de libertad y sus derechos políticos, sino, ahora
también, los llamados derechos sociales. Bobbio considera que el
respeto de los derechos sociales es necesario, que incluso los
derechos de libertad no pueden asegurarse sin garantizar a cada
quien un mínimo bienestar económico que le permita vivir con
dignidad.
Así pues, la Declaración Universal es la conclusión de lo que han
sido en la historia los llamados derechos del hombre. Veamos para
finalizar, cómo lo resume Bobbio en su libro El tiempo de los derechos:
Ahora bien, estos tres conceptos de libertad están
presentes en los artículos de la Declaración Universal: la libertad
negativa, en todos los artículos que se refieren a los derechos
personales y a los tradicionales derechos de libertad (arts. 70-20);
la libertad política, en el artículo 21, el cual dice en el párrafo 1:
“Todo individuo tiene derecho a participar en el gobierno de su
propio país, directamente o por medio de representantes
libremente elegidos”, y precisa el párrafo 3: “La voluntad del pueblo
es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad debe
expresarse mediante elecciones auténticas, que habrán de
celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto
secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad
del voto”; la libertad positiva en los artículos 22-27, que se refieren
a los derechos a la seguridad social, en general a los llamados
derechos económicos, sociales y culturales, de los que se dice que
son indispensables a su dignidad (del individuo) y al libre desarrollo
de su personalidad. 16
37
- 1.2. Del iusnaturalismo a las declaraciones actuales.
Hoy, sin descuidar los logros
anteriores, se pide el reconocimiento de
los que son diferentes, como los
incapacitados, los homosexuales, las
minorías étnicas, etc. El punto es
aceptar que no hay una sola identidad,
sino muchas que puedan
interrelacionarse mediante un acuerdo
mínimo.
Bobbio, 1991.
Para llegar a las declaraciones de derechos humanos que vemos
en la actualidad se recorrió un largo camino en la historia, tuvieron que
llegar cambios muy importantes en la sociedad que fueron empujando
muy lentamente hacia la conquista de tales derechos.
Norbert0 Bobbio dice que en la historia de la formación de las
declaraciones de derechos podemos distinguir al menos tres fases.
Como se ha dicho en las páginas anteriores las declaraciones
nacen como teorías filosóficas, su primera fase ha de buscarse en las
obras de los filósofos. La idea de que el hombre tiene, en cuanto tal,
derechos por naturaleza ha sido elaborada por el llamado
iusnaturalismo moderno. John Locke decía que el verdadero estado
del hombre no es el estado civil, sino el estado de naturaleza, estado
38
en donde los hombres se encuentran en libertad e igualdad total. El
estado civil viene a ser una creación artificial que tiene por objetivo
hacer que el hombre alcance el más amplio desenvolvimiento de la
libertad y la igualdad que tiene por naturaleza.
Estas primeras afirmaciones sobre derechos humanos eran
simplemente expresiones de pensamientos individuales, eran sólo
teorías filosóficas que no tenían ninguna eficacia práctica; los
derechos naturales significaban sólo un ideal, se aspiraba a que algún
día alguna constitución los acogiera y los transformara en una serie de
prescripciones jurídicas. En el momento en que estas constituciones
son acogidas por primera vez por un legislador, eso ocurre con las
declaraciones de los Derechos de los estados americanos y de la
Revolución francesa, y son puestas en la base de una nueva
concepción del Estado, llegamos a la segunda fase de la historia de
las declaraciones.
En esta segunda fase los derechos quedan protegidos, son ya
verdaderos derechos positivos. Sin embargo, estos derechos no son
para todos, sólo valen para aquellos Estados que los reconocen; y no
es fácil reconocer tales derechos pues los legisladores que acogiesen
las teorías iusnaturalistas tendrían que aceptar también la visión de
que el Estado ya no es absoluto sino limitado, que ya no es un fin en sí
mismo, sino un medio para alcanzar fines que están establecidos
antes y fuera de su propia existencia. Sobre esta fase Bobbio dice lo
siguiente:
39
En un segundo momento, la afirmación de la existencia de
derechos naturales originarios limitadores del poder soberano
viene acogida en las declaraciones de derechos que preceden a
las constituciones de los Estados liberales modernos: desde este
momento los derechos naturales no son ya solamente una
aspiración ideal, sino que se convierten en verdaderas y propias
pretensiones jurídicamente reconocidas y protegidas contra
eventuales violaciones por parte de los particulares y de los
poderes públicos. 17
Con la declaración de 1948 comienza la tercera y Mima fase de
la historia de los derechos humanos, a partir de aquí los destinatarios
de los principios que encontramos en la declaración no son ya
solamente los ciudadanos de tal o cual estado, sino de todos los
hombres; en esta fase se pone en marcha un proceso que busca
llegar a que los derechos humanos no sólo sean proclamados o
reconocidos, sino realmente protegidos aun en contra del propio
Estado que los viola. Los derechos naturales, reconocidos ya por la
Asamblea General de las Naciones Unidas, esto es por lo que Bobbio
considera el más alto órgano representativo de la comunidad
internacional, tienden a ser protegidos ya no solamente en el ámbito
del Estado, sino también contra el Estado mismo.
Norbert0 Bobbio aclara que la Declaración Universal es el
comienzo de un proceso del que no estamos en condiciones de ver
todavía su realización final, pero que al parecer va encaminado a la
protección de los derechos del hombre en general, y no sólo a la
protección de los derechos de aquel ciudadano de un Estado
40
determinado. Se aspira a que los ciudadanos de cualquier lugar
tengan siempre una instancia donde recurrir para defender sus
derechos, incluso contra su propio Estado. AI respecto Bobbio explica
lo siguiente:
Cuando los derechos humanos se consideraban derechos
naturales, la única defensa posible contra su violación por parte del
Estado era un derecho también natural, el llamado derecho de
resistencia. Después, en las constituciones que reconocieron la
protección jurídica de algunos de estos derechos, el derecho
natural de resistencia se transforma en un derecho positivo a
promover una acción judicial contra los propios órganos del estado.
Pero, ‘qué pueden hacer los ciudadanos de un Estado que no
haya reconocido los derechos del hombre como derechos dignos
de protección? Una vez más, no tienen abierta otra vía que la del
llamado derecho de resistencia. Sólo la extensión de esta
protección desde algunos Estados hasta todos los Estados y, a la
vez, la protección de esos mismos derechos en un grado más alto
que el del Estado, el de la comunidad internacional, total o parcial,
podrá volver cada vez menos probable la alternativa entre opresión
y resistencia. 18
Sin embargo, hay que señalar que una cosa es lo que se busca y
otra lo que realmente se ha realizado. En la actualidad existen todavía
muchas dificultades para poner en marcha medidas eficaces que
garanticen el respeto a los derechos humanos en una comunidad
internacional.
Bobbio advierte que
comunidad internacional
para que se garanticen estos derechos en la
es necesario que ésta se democratice.
41
Recordemos que para el filósofo italiano el reconocimiento y la
protección de los derechos humanos se encuentra en la base de las
constituciones democráticas. En una democracia existen las
condiciones para la solución pacífica de los conflictos entre los
individuos, sin necesidad de que alguien imponga su punto de vista
sobre el otro por medio de la fuerza. También es real que si no se
respetan los derechos de cada individuo no puede haber democracia.
Por lo tanto, la búsqueda de una eficaz protección de los derechos
humanos por encima de los Estados, no puede estar separada de una
democratización del sistema internacional.
En Estado autoritario donde sigue prevaleciendo la visión antigua
de la sociedad, donde todavía existen jerarquías y el gobernante tiene
a su servicio a los ciudadanos no pueden existir derechos humanos.
Recordemos de dónde proviene la concepción moderna de los
derechos humanos: de considerar que cada hombre por naturaleza es
libre, digno y con iguales derechos. Recordemos también que la
democracia moderna nace de la concepción individualista de la sociedad, ya que la democracia moderna es definida como el poder de
los individuos tomados uno a uno, de todos los individuos que
componen una sociedad que está regida por algunas reglas entre las
que se halla una muy importante: aquella que da a cada individuo el
derecho a participar libremente en la toma de decisiones colectivas.
Pero, a pesar de todas las dificultades que Bobbio encuentra
para alcanzar una democratización y, en consecuencia, una eficaz
protección de los derechos humanos, considera que nunca antes en la
42
- historia se le había dado tanta importancia al problema de los
derechos. Bobbio cree que es muy alentador ver la creciente
importancia dada en los debates internacionales, entre intelectuales y
políticos, al problema del reconocimiento de los derechos del hombre.
Con respecto a esto opina:
También hoy, cuando el curso histórico de la humanidad
parecía amenazado de muerte, existen zonas de luz que el más
convencido pesimista no puede dejar de tener en cuenta: la
abolición de la esclavitud, la supresión en muchos países de los
suplicios que en otro tiempo acompañaban la pena de muerte. Es
en esta zona de luz donde coloco, en primer lugar, junto con los
movimientos ecologistas y pacifistas, el interés creciente de
movimientos, partidos y gobiernos por la afirmación, el
reconocimiento y la protección de los derechos del hombre. 19
También hay que decir, que a partir de la Edad Moderna, con la
difusión' de las doctrinas iusnaturalistas y con las declaraciones de
derechos del hombre, incluidas en las constituciones de los Estados
liberales, ha nacido y se ha desarrollado el Estado de Derecho en una
parte cada vez más amplia del mundo.
A partir de la Segunda Guerra Mundial el problema se ha
convertido de nacional en internacional, y ha implicado, por primera
vez en la historia, a todo el mundo.
I9 Ihitl. p. 102.
43
Capítulo II
LOS DERECHOS HUMANOS Y LA SOCIEDAD ACTUAL EN LA
VISION DE NORBERT0 BOBBIO
2.1. La transformación social y la multiplicación de los derechos
humanos
En la época contemporánea, erztre los
diversos signos de los tiempos no debe
soslaynrse la creciente atención que et1
todos partes del mundo se ha dado n los
derechos humanos, ya sea por In
concienciu, cada vez más profunda y
sensible, que se forma en los individuos
y e11 Ins comunidades respecto n esos
derechos, como por el constcmte y
doloroso retzovarse de las violaciones
en SU conti-a.
Murice Roy, I 9 75.
Después de haber revisado, de una manera breve, el origen de
los derechos humanos, se analizará un tema de gran importancia en la obra de Norbert0 Bobbio: la transformación social y la multiplicación de
los derechos humanos.
Para el filósofo italiano, las transformaciones en la sociedad van
acompañadas del nacimiento de nuevos derechos, esto se debe a que
tales derechos se originan como una respuesta a las necesidades
propias de cada época. Bobbio dice que los llamados derechos
humanos no siempre son los mismos, sino que cambian de acuerdo
con las circunstancias históricas. En este capítulo trataré de explicar
más ampliamente esta tesis.
Norbert0 Bobbio ha planteado siempre que los derechos
llamados humanos no son el producto de la naturaleza, sino de la
civilización humana, que son derechos históricos, y como tales están
expuestos a cambios. Si revisamos los escritos de los primeros
iusnaturalistas nos daremos cuenta de cómo se ha ampliado la lista de
los derechos, Thomas Hobbes incluso no conocía más que uno: el
derecho a la vida. Sin embargo, con la evolución de la sociedad y sus
nuevas circunstancias han aparecido nuevos derechos que proteger.
En términos generales, podemos decir que el desarrollo de los
derechos del hombre ha pasado por tres fases: en una primera fase
surgieron los llamados derechos de libertad, en una segunda fase
nacieron los derechos políticos y por último se proclamaron los
derechos sociales. Bobbio describe estas tres fases de la siguiente
manera:
En un primer tiempo se han afirmado los derechos de
libertad, es decir, todos aquellos derechos que tienden a limitar el
poder del Estado y a reservar al individuo o a los grupos
particulares de una esfera de libertad respecto del Estado; en un
45
segundo tiempo se han propugnado los derechos políticos, que, al
concebirse la libertad no solo negativamente como no-
impedimento, sino positivamente como autonomía, han tenido por
consecuencia la participación cada vez más amplia, difundida y
frecuente de los miembros de una comunidad en el poder político
(o libertad en el Estado); en fin, se han proclamado los derechos
sociales que expresan la maduración de nuevas exigencias,
digamos incluso de nuevos valores, como los del bienestar y de la
igualdad no solamente formal, que se podrían llamar libertad a
través o por medio del Estado. 20
Se dice que en los últimos años, con el nacimiento de los
derechos políticos y los derechos sociales, hemos tenido una serie de
transformaciones muy importantes, entre las cuales se encuentra,
como una de las más sobresalientes, la multiplicación o proliferación
de los derechos del hombre. A continuación mostraré algunas del las
consecuencias ocasionadas por el nacimiento de estos derechos.
En la historia hemos pasado de los llamados derechos de
libertad como el de la religión, de opinión, de prensa, etc. a los
derechos políticos y a los derechos sociales; se ha pasado también de
proteger al hombre individual, que ha sido el primer sujeto a quien se
le atribuyeron derechos naturales, a sujetos distintos del individuo,
como la familia, una minoría étnica, toda la humanidad en su conjunto,
etc. También se ha dejado de considerar solamente al hombre
genérico, al hombre en cuanto hombre, para tomar en cuenta al
hombre específico, al hombre visto desde sus diversos status sociales:
el sexo, la edad, las condiciones físicas, etc. Todo esto ha ocasionado
''I Bobbio, Norberto. El tiernpo de los der-echos. Sistema. Madrid, 1991, p. ?O.
46
que los derechos hayan aumentado; cuando hablamos de la
multiplicación de los derechos estamos pensando sobre todo en los derechos sociales, porque con el reconocimiento de éstos han surgido
nuevos personajes que son ahora sujetos de derechos, y que en las
declaraciones de derechos de libertad no estaban considerados, como
por ejemplo la mujer y el niño, el anciano y el muy anciano, el enfermo
y el demente, etcétera.
El reconocimiento a los derechos sociales, además de plantear
el problema de la multiplicación de los derechos del hombre, también
tiene otros problemas más difíciles de resolver; uno de ellos es el de la
intervención activa del Estado en la protección de los derechos
sociales, cosa que no pasa con los derechos de libertad. Los derechos
de libertad nacen contra el abuso de poder del Estado, y, por
consiguiente, para limitar el poder de éste; los derechos sociales, en
cambio, requieren para su protección de lo contrario, es decir, del
aumento de los poderes del Estado. Por lo tanto, para proteger los
derechos sociales se ha producido una organización de servicios
públicos de la que ha nacido una nueva forma de Estado, el llamado
Estado social.
El Estado debe de respetar las libertades civiles de los
ciudadanos: la libertad de prensa, la libertad de reunión y de
asociación, que son vías por medio de las cuales el ciudadano puede
dirigirse a sus gobernantes para pedir atención, beneficios, mejores
instituciones de salud, mejor educación para los hijos, etc. Sin
embargo, es tal la cantidad y la rapidez de las demandas de los
47
-ciudadanos, o grupos de ciudadanos, que exigen se respeten sus
derechos sociales que ningún sistema político, por muy eficiente que
sea, es capaz de adecuarse a ellas. En su libro El futuro de la
Democracia Bobbio explica este problema:
La rapidez con la que se presentan las demandas al
gobierno por parte de los ciudadanos, contrasta con la lentitud de
los complejos procedimientos del sistema político democrático, por
medio de los cuales la clase política debe tomar las decisiones
adecuadas. De esta manera se crea una verdadera y auténtica
ruptura entre el mecanismo de recepción y el de emisión, el
primero con un ritmo cada vez mas acelerado, el segundo con uno
cada vez más lento. 21
Pero, además de los problemas ya mencionados, surge en la
sociedad una nueva realidad, y es que con los derechos sociales ya
no nos sirve el famoso principio de igualdad utilizado en los derechos
de libertad. Cuando surgieron los primeros derechos, los de libertad,
se pensaba en la libertad para todos, se pretendía dar un igual trato a
todos los hombres. En el estado de naturaleza de John Locke, quien
ha sido el gran inspirador de las declaraciones de derechos del
hombre, los hombres son todos iguales, donde por igualdad se
entiende que son iguales en el disfrute de la libertad, en el sentido de
que ningún individuo puede tener más libertad que otro. En estos
derechos prevalece el principio de que todos somos iguales; tal
principio está muy bien explicado en el artículo 2.1 de la declaración
universal, según el cual “a todo individuo le corresponden todos los
derechos y todas las libertades enunciadas en la presente declaración,
‘ I Bobbio. Sorberto. El f i r t~r~o tic> / a rierlmxzcirr. Fondo de Cultura Económica, México, 1996, p. 44.
48
sin distinción alguna, por razones de color, de sexo, de lengua, de
religión, de opinión política o de otro género, de origen nacional o
social, de riqueza, de nacimiento o de otra condición".22
Pero cuando surgieron los derechos políticos y sociales, el
principio de igual trato a todos los hombres ya no funcionó, porque en
estos derechos las diferencias que existen entre los individuos sí son
relevantes; para ilustrar este punto Bobbio hace el siguiente ejemplo:
Durante siglos, sólo los hombres, y no todos, han tenido el
derecho de votar; hoy todavía no io tienen los menores, y no es
razonable pensar que Io obtengan en un futuro próximo. Esto
quiere decir, que en la afirmación y el reconocimiento de los
derechos políticos no se puede dejar de tomar en cuenta las
diferencias, que justifican el tratamiento no igual. De igual forma, y
con mayor evidencia ocurre lo mismo en el campo de los derechos
sociales. 23
Tanto en los derechos políticos como en los sociales se deben
considerar las diferencias personales y sociales entre individuos o
grupos de individuos, ya que estas diferencias son relevantes en la
atribución de los derechos. Por ejemplo: respecto a uno de los
derechos sociales más importantes, el derecho del trabajo, existen
diferencias importantes como la edad y el sexo. Respecto a otro
derecho como la educación, se deben considerar las diferencias entre
niños normales y niños que no lo son, por lo tanto, la igualdad no está
" Bobbio, Norberto. El tienrpo de los derwhos. Sistema. Madrid. 199 l . p. 1 16. ?,
lhiti p. 117. ':
49
pensada para los derechos políticos ni para los derechos sociales,
sino para los derechos de libertad.
Como vemos, el surgimiento de los derechos sociales viene
acompañado de una nueva sociedad y nuevos problemas que
enfrentar.
AI parecer existe un nexo entre cambio social y cambio en los derechos fundamentales. En aquella sociedad en la que sólo eran
ciudadanos los propietarios, era obvio que un derecho fundamental
fuera el derecho a la propiedad, así como en la sociedad de los países
de la primera revolución industrial, cuando llegaron los movimientos
obreros, fue también obvio que se considerara derecho fundamental el
derecho al trabajo. Cuando aparecieron las primeras declaraciones del
siglo XVlll no eran ni siquiera concebibles
enseñanza obligatoria o a la asistencia.
Para entender el por qtié del Surgimiento
derechos (derecho de libertad, derechos políticos
derechos como la
de cualquier tipo de
o derechos sociales)
no nos sirve analizar la hipótesis del estado de naturaleza, lo que nos
es útil es entender la realidad social del tiempo en que estos derechos
nacieron. Los derechos naturales surgieron como una doctrina que
servía para justificar como derechos inherentes a la naturaleza del
hombre, y por lo tanto inviolables por parte de los gobernantes,
demandas de libertad que provenían de aquellos que luchaban contra
el dogmatismo de las iglesias y contra el autoritarismo de los estados.
Así también los derechos sociales surgieron por una nueva necesidad
50
que nació a causa de los cambios acontecidos en las relaciones
sociales y por el desarrollo de la tecnología, por ejemplo: la exigencia
de una mayor protección a los ancianos surgió porque con el paso del
tiempo se produjo un aumento en el número de ancianos y en su
longevidad, consecuencias ambas de cambios en las relaciones
sociales y debidos a los progresos de la medicina.
Con el paso de los años, las relaciones sociales se han vuelto
más complejas, han surgido cada vez más exigencias por parte de la
sociedad, los individuos o grupos de individuos piden tener una mayor
protección y exigen nuevos derechos. Los llamados derechos
fundamentales, como la vida, la libertad y la propiedad ya no son
suficientes.
Todo lo que se ha dicho obliga a regresar al argumento principal
de Norbert0 Bobbio que los derechos llamados humanos no son el producto de la naturaleza, sino de la civilización humana, que son
derechos históricos, y como tales están expuestos a cambios.
Los derechos no nacen todos en un momento, nacen cuando
deben o pueden nacer. Bobbio afirma que nacen cuando el aumento
del poder del hombre sobre el hombre, que acompaña inevitablemente
al progreso técnico, es decir, al progreso de la capacidad del hombre
de dominar la naturaleza y a los demás, crea nuevas amenazas a la
libertad del individuo, o bien descubre nuevos remedios a su
indigencia.
51
Los derechos humanos en la historia han tratado de alcanzar dos
objetivos respecto a los poderes constituidos, estos son: o impedir sus
maleficios u obtener sus beneficios. El primer objetivo se logra a través
de los derechos de libertad; y los segundos a través de los derechos
sociales.
52
- 2.2. La importancia del fundamento en los derechos del hombre
Pues así como el hombre, cuando
llega a su perfección, es el mejor de los
animales, así también es el peor de
todos cuando está divorciado de la ley y
la justicia. La justicia más aborrecible
es la que tiene armas; ahora bien, el
hombre, dotado como está por la
naturaleza de armas que ha de emplear
en servicio de la sabiduría y la virtud,
puede usarlas precisamente para lo
contrario.
Aristóteles, S. IV a. de C.
- Antes de desarrollar el tema sobre el fundamento de los
derechos humanos me gustaría adelantar una idea importante sobre
este tema planteada por Norbert0 Bobbio: éI afirma que el problema
grave de nuestro tiempo con respecto a los derechos humanos, no es
el de fundamentarlos, sino el de protegerlos, es decir, no se trata de
saber cuáles y cuántos son estos derechos, cuál es su naturaleza, si
son derechos históricos o naturales, absolutos o relativos, sino cuál es
el modo más seguro para garantizarlos, para impedir que, a pesar de
las declaraciones solemnes, sean continuamente violados, pues hay
quien cree que encontrar un fundamento absoluto ayudará a conseguir
un mas rápido y eficaz reconocimiento y una mayor protección de tales
derechos. Bobbio no lo cree así ya que, la historia ha demostrado que
53
aun cuando, algunos pensadores afirmaron tener un fundamento
absoluto, no por eso los derechos humanos fueron más respetados.
A continuación desarrollaré dos puntos importantes sobre el
tema del fundamento de los derechos humanos. En primer lugar, es
necesario comprobar si para Bobbio es posible encontrar un
fundamento absoluto, y en caso de que sea así, y esto implica el punto
dos, en qué ayuda para la protección y mayor respeto de los derechos
humanos.
Bobbio cree que es una ilusión pensar en que podemos
encontrar un fundamento absoluto de los derechos del hombre, ya que
en su búsqueda se ha encontrado con varios problemas que le han
llevado a concluir que tal búsqueda es infructuosa.
Las dificultades que Bobbio encuentra en la búsqueda de este
fundamento son cuatro. La primera la llama el problema de la
indeterminabilidad: no es posible dar un fundamento absoluto de los
derechos humanos por la sencilla razón de que no es posible dar una
noción precisa de estos. O sea, determinar claramente cuales son. La
expresión “derechos humanos” es una expresión muy vaga. Cuando
se ha tratado de definir la mayor parte de las definiciones son
tautológicas, por ejemplo: “derechos humanos son aquellos que
pertenecen al hombre en cuanto hombre”. Otras veces se habla de lo que se desea que sean los derechos humanos, pero no se habla sobre
su contenido: “derechos humanos son aquellos que pertenecen, o
deberían pertenecer, a todos los hombres, o de los que ningún hombre
puede ser despojado”. Cuando se llega a hablar de su contenido
siempre se introducen términos de valor: “derechos humanos son
aquellos cuyo reconocimiento es condición necesaria para el
perfeccionamiento de la persona humana o bien, para el desarrollo de
la civilización, etc.”. Estos términos de valor se pueden interpretar de
muy diversas formas según la ideología de cada persona; de hecho
Len qué consiste el perfeccionamiento de la persona?, el desarrollo de
la civilización a traído grandes controversias respecto a este tema en
las que no se ha llegado a ninguna conclusión. Queda claro que con
todas estas definiciones no se tiene un concepto claro de los derechos
humanos. Concluimos, entonces, que no es posible resolver el
problema del fundamento de derechos porque ni siquiera existe una
noción precisa de éstos.
La segunda dificultad para encontrar un fundamento absoluto es
la llamada por Bobbio relativista: no es posible dar un fundamento
absoluto a los derechos humanos por l a sencilla razón de que ellos
son históricamente relativos. Los derechos humanos se han
modificado, y se van modificando, con el cambio de las condiciones
históricas, esto es, con la transformación de las necesidades, de los
intereses, de las clases en el poder, de los medios disponibles para su
realización, de las transformaciones técnicas, etc. Derechos que
habían sido declarados absolutos a finales del siglo XVIII, como la
propiedad, han sido sometidos a radicales limitaciones en las
declaraciones contemporáneas; derechos que las declaraciones del
siglo XVlll no mencionaban siquiera, como los derechos sociales, son
ahora proclamados en todas las declaraciones recientes, y es
55
probable que en un futuro aparezcan derechos que no alcanzamos
siquiera a ver.
Todo esto prueba que no existen derechos fundamentales por
naturaleza. Aquello que parece fundamental en una época histórica y
en una civilización determinada, no lo es para otra época o cultura.
Los derechos humanos no siempre son los mismos, se van formando
gradualmente, no nacen de una vez y para siempre, sino en
determinadas circunstancias caracterizadas por luchas por la defensa
de nuevas libertades contra viejos poderes. La libertad religiosa es
consecuencia de las guerras de religión; las libertades civiles de las
luchas de los parlamentos contra los soberanos absolutos; las libertades políticas y sociales, del nacimiento, crecimiento y madurez
del movimiento de los trabajadores asalariados, de los campesinos
con pocas posesiones o de los jornaleros, de los pobres que exigen a
los poderes públicos, no sólo el reconocimiento de sus libertades, sino
también la satisfacción de sus necesidades. Por lo tanto, no se
entiende cómo se puede dar un fundamento absoluto de derechos
históricamente relativos.
La tercera dificultad es el llamado problema de la
heterogeneidad: los derechos reconocidos como fundamentales tienen
pretensiones tan distintas, que no es posible encontrar un fundamento
absoluto común a todos, o sea, un argumento “irresistible” que valga
igualmente para todos. Ante este problema Bobbio propone no hablar
de fundamento, sino de fundamentos de los derechos del hombre, con
distintas bases según el derecho que se desea defender.
56
La última objeción que Bobbio sostiene contra la idea de que
existe un fundamento absoluto es el de las antinomias: mientras los derechos llamados fundamentales sean más de uno, se pueden
producir conflictos entre ellos, así que la realización de uno puede
resultar incompatible con la de otro, razón por la cual no puede existir
un fundamento absoluto para todos, que haga a todos los derechos
“irrefutables e irresistibles”. Cuando Bobbio plantea esta ultima
objeción lo hace pensando en aquellos conflictos que se pueden dar
entre los derechos que éI llama “libertades” (aquellos que quedan
garantizados cuando el Estado no interviene.) y los que llama
“poderes” ( aquellos que requieren una intervención del Estado para
ser garantizados.). Pues bien, libertades y poderes a menudo no son
complementarios como suele creerse, sino incompatibles. Bobbio
pone un ejemplo banal: tener el poder para adquirir un automóvil ha
disminuido la libertad de circulación hasta casi paralizarla. Por lo tanto,
dos derechos fundamentales antinómicos no pueden tener, el uno y el
otro, un fundamento absoluto que los convierta, al mismo tiempo, en
irrefutables e irresistibles.
Después de exponer algunas razones por las cuales Bobbio cree
imposible una investigación sobre el fundamento absoluto de los
derechos del hombre, pasa al segundo punto: saber si la investigación
del fundamento absoluto, si fuera alcanzada con éxito, lleva a
conseguir más rápida y eficazmente el reconocimiento y la realización
de los derechos humanos. Hay quien sostiene que si demostramos la
racionalidad de un valor, si -damos un argumento contundente a favor
57
- de un valor, que lo vuelva irrefutable, será condición no sólo necesaria
sino suficiente para su realización.
Para Bobbio es innegable la existencia de una crisis de
fundamentos, hay que estar consciente de ella; sin embargo, la tarea
de los hombres no puede ser encontrar el fundamento absoluto que
hace falta, porque no se llegará a ningún lado, lo que los hombres
deben hacer es tratar de encontrar varios fundamentos para varios
derechos que se busca proteger.
Cuando Bobbio explica que el problema, cada vez más urgente,
al que nos enfrentamos no es el del fundamento, sino el de las
garantías, esto quiere decir que Bobbio considera el problema del
fundamento no como inexistente sino como, en cierto sentido,
resuelto, de tal modo que no debemos preocuparnos más de su
solución. Considera que el problema del fundamento de los derechos
humanos ha tenido su solución en la Declaración Universal de
Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948.
Para Bobbio la Declaración Universal de Derechos Humanos
representa la manifestación de la única prueba por la que un sistema
de valores puede ser considerado humanamente fundado y, por tanto,
reconocido: esta prueba es la del consenso.
Para este autor hay tres modos de fundar los valores: deducirlos
de un dato constante, por ejemplo la naturaleza humana; considerarlos
5 8
El primer modo nos ofrecería un argumento irresistible si
realmente existiera la naturaleza humana, si existiera como algo
constante e inmodificable; sin embargo, si revisamos la historia,
veremos que la naturaleza humana ha sido interpretada de muy
diversas maneras, incluso recurrir a la naturaleza humana ha servido
para justificar sistemas de valores a veces opuestos entre sí. Por
ejemplo, para Baruch Spinoza el derecho natural del hombre según su
naturaleza es el derecho del más fuerte, mientras para lmmanuel Kant
es el derecho a la libertad.
El segundo modo, considerar a un valor como totalmente
evidente, tampoco alcanza para Bobbio el argumento irresistible, ya
que este valor, que parece indudable para ciertas personas en un
momento dado no lo es para otros en diferente momento. El siguiente
ejemplo presentado por Bobbio ilustrará mejor esta idea.
Que la propiedad es “sagrada e inviolable” debió aparecer
probablemente como evidente a los autores de la Declaración del
89. Hoy, en cambio, ha desaparecido totalmente cualquier alusión
al derecho de propiedad como derecho humano en los documentos
más recientes de las Naciones Unidas. Actualmente, ¿quién no
piensa que es evidente que no se debe torturar a los detenidos? Y,
sin embargo, durante muchos siglos la tortura fue aceptada y
defendida como un proceso judicial normal. Desde que los hombres han reflexionado sobre la justificación del uso de la
violencia ha parecido evidente que vim vi repellere licet, mientras
59
que ahora se van difundiendo cada vez más teorías de la no
violencia que se fundan precisamente en el rechazo a ese
principio. 24
El tercer modo de justificar los valores es mostrar que están
apoyados en el consenso, mostrar que ciertos valores son
generalmente aceptados en cierto periodo histórico. A este modo de
justificar los valores se le puede llamar la prueba del consenso, por la
que un valor sería tanto más aceptable (en una determinada época)
cuanto mayor fuese el número de personas que (en aquella época) lo aceptaran. Bobbio cree que este argumento a favor de la aceptabilidad
de ciertos valores es el Único válido. Es verdad que se trata de un
fundamento histórico y, como tal, no absoluto: pero Bobbio dice que el
del consenso es el Único fundamento que puede ser probado
factualmente.
Muchos han desconfiado del consenso como fundamento del
derecho natural porque es difícil de comprobar, sin embargo, con la
Declaración Universal de Derechos Humanos tenemos la mayor
prueba histórica del consenso acerca de un determinado sistema de
valores. Bobbio considera que con la Declaración, por primera vez en
la historia, un sistema de principios fundamentales de la conducta
humana ha sido libre y expresamente aceptado, a través de los
gobiernos, por la mayor parte de los hombres. Sólo después de la
Declaración podemos tener la certidumbre histórica de que la
humanidad comparte algunos valores.
60
Quisiera concluir diciendo, que Bobbio piensa que si la mayor
parte de los gobiernos existentes están de acuerdo con una
declaración común, es signo de que han encontrado buenas razones
para hacerlo; es por eso que ahora no se trata de buscar una razón
irrefutable (que por cierto cuando se creyó tener, los derechos no
fueron más respetados), sino de poner soluciones para una mejor
realización de los derechos proclamados.
Es cierto que para respetar los derechos humanos se necesita
estar convencido de que el respeto de éstos es un fin deseable; pero
no basta con esta convicción para que tales derechos se respeten. En
conclusión, el problema de fondo de los derechos humanos que nos
debería preocupar no es el de justificarlos, sino el de protegerlos.
61
Para finalizar, citaré algunas palabras de Bobbio que creo
sintetizan lo dicho en este trabajo:
Aunque se consideraron desde el principio como derechos
naturales, los derechos humanos no fueron sentados de una vez
por todas: es suficiente recordar las vicisitudes para la ampliación
de los derechos políticos, en los que durante siglos se pensó que el
voto de las mujeres no era natural. Podemos decir, en la
actualidad, que los derechos humanos no se han dado en forma
conjunta ni en una sola ocasión; sin embargo, no hay duda de que
las diversas tradiciones se están acercando y en su conjunto están
formando un gran panorama global para la defensa del hombre,
que contempla los tres bienes máximos: la vida, la libertad y la
seguridad social. 25
La reflexión de Norberto Bobbio sobre los derechos humanos
puede ser un buen punto de partida para introducirnos en este
importante tema. Creo que la obra de Bobbio conduce a los puntos
más importantes de este controvertido tema, lo que la coloca en el
centro de la discusión sobre los derechos del hombre. Para finalizar
este trabajo, me gustaría hacer algunos comentarios personales
referentes a lo que hemos tratado.
" Bobbio, Xorberto. ll'ol&wo Bobbio: elfildsqfo /[ l políticrl. ,-!/1rologi[r. Estudio preliminar y compilación de José Femindez Santillán, prefacio de Norberto Bobbio, traducción de José Femández Santillán y Artella Aureli. Fondo de Cultura Económica, México, 2002.
? <
62
Si bien es importante la discusión de problemas como el del
fundamento de los derechos humanos, pienso, junto con Bobbio, que
la prioridad es buscar cuál es el modo más seguro para garantizarlos.
Bobbio habla de la democratización del sistema internacional para
alcanzar un mayor respeto de los derechos del hombre. Dice que el
reconocimiento y la protección de los derechos se encuentra en la
base de las constituciones democráticas, y que sin las condiciones
dadas por un régimen democrático es muy difícil protegerlos. Sin
embargo, hay que preguntarnos por qué en algunos regímenes
democráticos no hay una protección efectiva de estos derechos; por
qué son violados constantemente. Considero que si bien la
democracia es una condición necesaria para una buena protección de
los derechos, no es suficiente para que éstos sean respetados.
Es real que las sociedades democráticas actuales evolucionan
de una manera muy rápida, y las exigencias de nuevos derechos por
parte de los ciudadanos aumentan impresionantemente, tanto que el
Estado se ve imposibilitado de satisfacer a todos. Pero también es real
que no se ha encontrado todavía un sistema mejor, donde el respeto a
los derechos humanos tenga la prioridad.
Recordemos también que la lucha de los derechos tuvo varios
adversarios como el poder religioso y el poder político, en la actualidad
existen sociedades donde todavía prevalece el fanatismo religioso y el
autoritarismo político, por lo que muchas ideas no han perdido fuerza.
Sin embargo, hoy en día, tenemos otras amenazas contra la vida, la
libertad y la seguridad de los hombres; como por ejemplo el mal uso
63
del poder de ciertas personas que están en condiciones de utilizar la
ciencia y sus aplicaciones.
En mi opinión, además de la lucha contra el dogmatisrno y el
autoritarismo, y de la defensa de la democracia, es importante que los
filósofos y la sociedad en general se dediquen a buscar nuevas
soluciones para las amenazas a los derechos de los individuos.
64
Bobbio, Norberto. El tiempo de los derechos. Traducción de Rafael
Asis Roig, Sistema, Madrid, 1991. pp. 257.
N futuro de la democracia. Traducción de José Fernández
Santillán, Fondo de Cultura Económica, México, 1996. pp. 214.
Estado, Gobierno y Sociedad: por una teoría general de la
política. Traducción de José Fernández Santillán, Fondo de Cultura
Económica, México, 1994. pp. 243.
Bobbio, Norberto y Bovero, Michelangelo. Sociedad y Estado en la
filosofía moderna: el modelo iusnaturalista y el modelo hegeliano-
marxiano. Traducción de José Fernandez Santillán, Fondo de
Cultura Económica, México, 1998. pp. 27
Bobbio, Norberto y Bovero, Michelangelo. Origen y fundamentos del
poder politico. Traducción de José Fernández Santillán, Enlace
Grijalbo, México, 1998. pp. 135.
Bobbio, Norberto. Norberto Bobbio: el filósofo y la política. Antología.
Estudio preliminar y compilación de José Fernández Santillán,
prefacio de Norberto Bobbio. Traducción de José Fernández y
Ariella Aureli, Fondo de Cultura Económica, México, 2002. pp. 516.
65
Hobbes, Thomas. Leviatán. Traducción de Manuel Sánchez Sarto,
Fondo de Cultura Económica, México, 1940. pp. 618.
Locke, John. Ensayo sobre el gobierno civil. Traducción de A. Lázaro
Ros, Aguilar, Madrid, 1980. pp. 190.
Diccionarios
Abbagnano, Nicola. Diccionario de filosofia. Traducción de Alfred0 N.
Galleti, Fondo de Cultura Económica, México, 1987. pp. 1206.
66