don guillermo de jose victorino lastarria

6

Click here to load reader

Upload: a

Post on 27-Jun-2015

374 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Don Guillermo de Jose Victorino Lastarria

DON GUILLERMO DE JOSÉ VICTORINO LASTARRIA:ALEGORÍA GROTESCA Y SATÍRICA DE UN PUEBLO ESCINDIDOCarolina Andrea Navarrete González

La pasión patria es una terrible presión ejercida por algunosa fin de que la calidad salte de un territorio y de una raza.

Gabriela Mistral

El objeto del presente trabajo corresponde al análisis de la obra Don Guillermo de José Victorino Lastarria centrándonos en el trazado que va desde el capítulo VIII hasta el capítulo XIII. La elección de los segmentos guarda relación con la percepción del estilo grotesco como estructurador del medio infernal en que se ve sumido el protagonista. Este análisis pretende caracterizar el modo de representación novelesca atendiendo además a la configuración del lenguaje empleado por el narrador, el cual proporciona una dimensión satírica en sus momentos reflexivos.

A modo de aproximación a la teoría de lo grotesco nos basaremos en los postulados que hace Mijail Bajtin en su libro La Cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El autor a partir de la crítica a la interpretación de la imagen grotesca que ofrece Schneegans, identifica una concepción particular del todo corporal y de sus límites en la base de las ideas grotescas. Bajtin sostiene que entre todos los rasgos del rostro humano solamente la boca y la nariz (esta última como sustituto del falo) desempeñan un rol importante en la imagen grotesca del cuerpo. Dentro de este campo de interés, el autor señala el valor particular que adquieren las prolongaciones del cuerpo que testimonian una tensión puramente corporal. La boca como la parte más notable del cuerpo domina el rostro grotesco suponiendo su apertura como un abismo corporal abierto y engullente. Como podemos inferir el cuerpo grotesco aludido por Bajtin tiene que ver con un cuerpo en continuo movimiento, ya que se percibe en estado de construcción permanente. Lo interesante es que en este proceso de creación la imagen grotesca ofrece un cuerpo que absorbe el mundo y que a la vez es absorbido por éste.

En este sentido el rol esencial en el cuerpo grotesco es proporcionado por las partes y lados por donde él se desborda rebasando sus propios límites. Tanto las excrecencias como sus orificios se caracterizan por el hecho de constituir el lugar donde se efectúan los cambios y se superan las fronteras entre el cuerpo y el mundo.

Ahora bien al adentrarnos en la obra Don Guillermo podemos constatar la presencia de ciertos pasajes que concuerdan con los postulados de Bajtin sobre lo grotesco. Resulta interesante identificarlos y descubrir su particular funcionamiento en el medio subterráneo actuante.

En el capítulo VIII llamado "El de profundis" encontramos a nuestro protagonista, don Guillermo Livingston, en el suelo, al interior de una especie de cuarto o cueva y con la incertidumbre de un hombre despojado de todos los bienes que llevaba consigo. Al volver en sí, es atacado por un fuerte estornudo, hecho que precipita la reacción furiosa de toda la roca: "Instantáneamente se cuajó toda la roca de cabezas humanas que estornudaban a reventar. El inglés espantado; aparta sus ojos de las murallas, mira al cielo y lo ve apinado de cabezas estornudantes; baja la vista y ve el suelo cobijado de caras que todavía estornudaban (56-57). Este episodio le es revelado al abrumado protagonista como una clara imagen grotesca del cuerpo. En efecto el estornudo reproducido por el sinnúmero de cabezas constituye la proyección hiperbolizada del propio protagonista, el cual tratando de conferirle al suceso una explicación racional se ve entorpecido por el espectáculo que le ofrecían todas las caras con sus constantes movimientos que superaban las fronteras entre sus propios cuerpos y el mundo: "Don Guillermo cerró los ojos, recapacitó un poco y juzgó que era juguete de una ilusión. Más sereno, volvió a mirar, y advirtió que todas las caras le hacían guiñadas, visajes y muecas, y que le sacaban unas lenguas largas, húmedas y amoratadas" (57). Esta situación nos entrega imágenes que

Page 2: Don Guillermo de Jose Victorino Lastarria

obedecen al modelo de lo grotesco en cuanto se traducen como partes que desbordan el cuerpo buscando escapar de él.

Resulta muy interesante apreciar la actitud de don Guillermo frente a las imágenes espantosas que lo circundaban. Decidido a enfrentarse ante las caras que le sacaban la lengua "se acercó a la muralla de enfrente y dirigiéndose a la cara más atroz que le pareció, trató de apretarle las narices, pero la cara tiró un tarascón, haciendo una terrible contracción de enojo" (58). Recordemos que para Bajtin la nariz y la boca constituyen los elementos más característicos dentro de su concepción de lo grotesco, lo cual funciona en este segmento como la imagen de un cuerpo grotesco grandioso, el cual podría representar perfectamente la entrada a los infiernos. Frente a esta circunstancia nuestro protagonista se resigna, declarándose vencido: "Observó que al dar su trompis, todas las cabezas habían achatado y estirado sus narices hacia la boca y habían echado barbas largas y cuernos retorcidos, convirtiéndose en cabrones de todos colores y aspectos" (58). Sin duda ante este horroroso espectáculo don Guillermo, deja atrás su pretensión de elaborar una explicación racional, entregándose a la comprensión de que todo cuanto le rodea obedece a normas vigentes en el mundo inferior.

Ahora bien, caracterizada ya la república infernal, en los capítulos siguientes don Guillermo se encontrará con la verdad de un destino implacable si se resiste a las leyes vigentes en el ámbito subterráneo. El imbunchaje será el método al que se recurrirá en el caso de que su inclinación hacia el ideal de la libertad no pudiese claudicar:

Imbunchar se llama cocerle al paciente con hilo fuerte y buena aguja todos los agujeros, salidas y entradas de su cuerpo; teniéndole así cierto tiempo de noviciado, privado de los cuatro sentidos más peligrosos, que son ver, oír, oler y gustar, hasta que olvidado del uso de esos sentidos se le puede imprimir el carácter e inclinaciones de un buen Espelunco" (64).

Este proceso ideado para conservar los principios de la república infernal llamada Espelunco (anagrama de Pelucones) es supervisado por el chivato, autoridad diabólica asistida por los demonios y las brujas. En este punto es posible advertir tanto el estilo grotesco, en el imbunchaje mismo, como la presencia de la sátira en el entramado de la configuración novelesca. Al respecto conviene tener en cuenta una de las características principales de la sátira menipea señaladas por Bajtin en su obra Problemas de la Poética de Dostoievski, donde recalca como la particularidad más importante de la menipea el rol de la aventura y de la fantasía como puentes por donde debe transitar el héroe cuando se le ha puesto a prueba en sus más profundas convicciones:

La fantasía más audaz e irrefrenable y la aventura, se motivan se justifica y se consagran interiormente por el propósito netamente filosófico de crear situaciones excepcionales para provocar y poner a prueba la idea filosófica, la palabra y la verdad plasmada en la imagen del sabio buscador de esa verdad (Bajtin, 161).

Como podemos apreciar este rasgo es identificable en la novela de Lastarria, puesto que, nuestro héroe transita por los parajes fantasiosos y abismales de una república cuyo principal objetivo consiste en la coartación del individuo y en la imposición de un ideario conservador y absolutista. En este sentido resalta también la figura del narrador el cual adopta una disposición satírica en sus momentos reflexivos, tal como lo podemos apreciar al inicio del capítulo XII:

¡Que orden tan admirable reinaba en el país de Espelunco! Allí estaba el modelo del buen gobierno [...] del buen gobierno a la moda, que consiste en esclavizar al pueblo y en apretarlo hasta hacerle saltar la sangre y las lágrimas a nombre de la libertad en el orden y de los progresos y felicidad universal (73).

Page 3: Don Guillermo de Jose Victorino Lastarria

Este tipo de reflexiones evidencian la significación alcanzada por el narrador, el cual se dispone a contar con humor y por momentos cómicamente algo que se adivina serio y trascendente para él, como es el caso de la ejemplaridad conferida al gobierno cuando su particularidad radica en la esclavización del pueblo. Cabe destacar otro momento reflexivo del narrador, el cual con un tono festivo dominante alude al proceso del imbunchaje:

¡ Feliz mil veces el que nace con alma de cántaro! [...] el que tiene el alma vacía se amolda a todas las ideas, o mejor dicho, recibe en su vacuidad cuanto le derraman. ¿Qué más le da que el mundo marche al oriente que al poniente, que triunfe Dios o Lucifer, que el hombre viva en libertad o muera en la esclavitud? (69-70).

Esta perspectiva tan objetiva y racional asumida por el narrador plantea un desafió al lector por cuanto éste debe dominar el juego de la interpretación teniendo en cuenta que el narrador hace historia social encarnando en una actitud humana que se conoce a sí misma por lo cual es capaz de entregar una imagen verídica de la realidad política y social de la época.

Ahora bien retomando el carácter satírico de los acontecimientos sufridos por el narrador, conviene hacer notar que efectivamente don Guillermo se ve enfrentado a la búsqueda de una verdad que debe provocarla y sobretodo ponerla a prueba. Este desafío será propugnado por la hechicera Lucero, la cual después de salvar a nuestro héroe de las garras de las brujas, le advierte de una vía por la cual ella podría ser desencantada y recobrar su vida lejos de aquellas. La condición, asumida inmediatamente por don Guillermo, consistía en llevar a cabo una peregrinación durante veinte años sin cesar entre Santiago y Valparaíso con el fin de hallar el talismán del patriotismo. En ese momento Lucero estaría en condiciones de retornar a su patria, puesto que ella es el hada del noble sentimiento perdido. Hay que tener en cuenta los elevados valores de don Guillermo, quien acepta el desafío anteponiendo el amor y el sacrificio de su propia vida con tal de conseguir la liberación de su amada: "Aunque emplee toda mi vida en salvarte moriré contento, si tú mantienes en mi ancianidad el fuego de mi corazón" (79). De esta manera finaliza el capítulo XIII y con ello la desesperanza de nuestro héroe, el cual como un náufrago deberá sacrificar su propia existencia en pos de un ideal perdido.

En consecuencia, Lastarria, a través de su obra Don Guillermo, configura un mundo novelesco capaz de entregarnos la imagen de una sociedad sin vida producto de la deformación del mundo, en la cual nuestro héroe representa en su viaje la aspiración de la humanidad a la libertad. En este sentido, la obra puede ser mirada bajo el prisma de la forma alegórica: un momento político expresado con los elementos grotescos de un mundo de infernal deformidad. Cabe preguntarse en el contexto de la novela y en la extensión de la misma, si la obtención del ideal patriótico justifica el anquilosamiento de un sector del pueblo o si puede, finalmente, vencer la propia obstinación y aspirar siquiera al respeto de la libertad del otro, actitud primaria en la constitución de un espíritu edificador.

Bibliografía

Mijail BajtinLa Cultura Medieval en la Edad Media y en el Renacimiento. El Contexto.de Francois Rabelais. Madrid: Alianza Editorial, 1990

Problemas de la Poética de Dostoievski. Colombia: Fondo de Cultura Económica, 1993.

Cedomil Goic La Novela Chilena. Los Mitos Degradados. Santiago de Chile: EditorialUniversitaria, 1991.

Page 4: Don Guillermo de Jose Victorino Lastarria

José Victorino Lastarria Don Guillermo. Santiago de Chile: Editorial Nacimiento: 1972.