TEXTO 3
F. T. MARINETTI. PRIMER MANIFIESTO FUTURISTA (fragmento)
“[…] Es en Italia donde lanzamos esta demoledora e inflamatoria declaración con la cual hoy fundamos el Futurismo, pues liberaremos a Italia de sus innumerables museos, que la cubren de incontables cementerios.
¡Museos, cementerios!... Idénticos, en verdad, en su siniestra promiscuidad de tantos objetos desconocidos entre sí. Dormitorios públicos, donde uno duerme para siempre junto a seres odiados o desconocidos. Ferocidad recíproca de pintores y escultores asesinándose entre ellos con golpes de forma y de color en el mismo museo.
!Que se les visite una vez al año, como se visita la tumba de los seres queridos también una vez al año!... ¡Estamos dispuestos a conceder eso!... ¡Que una ofrenda anual de flores se haga a La Gioconda eso lo podemos entender!... Pero llevar a pasear diariamente a los museos nuestro tedio, nuestra falta de coraje y nuestro mórbido desasosiego, ¡eso no lo permitiremos!... ¿Por qué envenenaros vosotros mismos? ¿Por qué dejarse pudrir así?
¿Qué puede verse en un viejo cuadro sino las penosas contorsiones del artista, en lucha para superar las infranqueables barreras que resisten siempre a su deseo de expresar todo su sueño?
Admirar un viejo cuadro es depositar nuestro sentimiento en una urna funeral, en vez de precipitamos en los violentos borbotones de la acción y la productividad. ¿Consumiréis, pues vuestra mejor energía en esta inútil admiración por el pasado, con lo cual quedaréis necesariamente exhaustos, disminuidos y hundidos?
En verdad, esta frecuentación diaria de museos, bibliotecas y academias (¡esos cementerios de vanos esfuerzos, esos calvarios de sueños crucificados, esos catálogos de primaveras rotas!...) es para el artista como la tutela excesivamente prolongada de jóvenes inteligentes por sus padres, jóvenes embriagados con su propio talento y su voluntad ambiciosa.
Para los moribundos, los inválidos y los presos, pase. Acaso el admirable ayer sirva para curar sus heridas, ya que les está prohibido el futuro... ¡Pero nada de eso es para nosotros, nosotros los jóvenes, los fuertes, los futuristas llenos de vida! ...
Por lo tanto, ¡damos la bienvenida a los incendiarios de dedos de carbón!... ¡Hélos aquí!... ¡Aquí!... ¡Adelante, a quemar los estantes llenos de libros!... ¡Abrid las esclusas de los canales e inundad las criptas de los museos!... ¡Oh! ¡Dejad que los viejos y gloriosos cuadros vayan flotando a la deriva! ¡Empuñad picos y martillos! ¡Destruid los cimientos de las ciudades venerables! […]
F. T. Marinetti, “La fundación y el manifiesto futurista” 1909 [Le Figaro de París, 20 de febrero de 1909, y Poesia, abril‐junio de 1909, 1ª traducción al inglés supervisada por Marinetti] en Chipp, H. B., Teorías del arte contemporáneo. Fuentes artísticas y opiniones críticas, Madrid, Akal, 1995, p. 311.