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Complutum, 11, 2000: 171-189 EL APROVECHAMIENTO DE RECURSOS VEGETALES EN LOS NIVELES NEOLÍTICOS DEL YACIMIENTO DE LOS MURCIÉLAGOS (ZUHEROS, CÓRDOBA) ESTUDIO ARQUEOBOTÁNICO Y DE LA FUNCIÓN DEL UTILLAJE Jesús Emilio González Urquijo*, Juan José Ibáñez Estévez*, Leonor Peña Chocarro**, Beatriz Gavilán Ceballos***, Juan Carlos Vera Rodríguez**** RESUMEN.- La intensificación en el aprovechamiento de los recursos vegetales es uno de los rasgos caracte- rísticos de la economía neolítica. En el presente estudio abordamos este tema a partir del análisis arqueobotáni- co de los restos vegetales carbonizados y de las huellas de uso del utillaje lítico. Los materiales analizados pro- ceden de los niveles neolíticos del yacimiento de Los Murciélagos de Zuheros, Córdoba. Se atestigua el cultivo de diferentes tipos de trigo (T. monococcum, T. dicoccum, T. aestivum/durum) y de la cebada (Hordeum sati- vum), además de la recolección de bellotas (Quercus sp.) y aceitunas silvestres (Olea europaea subs, oleaster). Los procesos de trabajo de los recursos vegetales se reconstruyen a partir del recurso a la información etnográ- fica, a la experimentación y el análisis de huellas de uso de los útiles líticos. Los útiles de sílex se emplearon en la elaboración de hoces. Se trata de hoces de vástago curvo y elementos de sílex en inserción oblicua. No se han detectado útiles de sílex empleados para labores tecnológicas sobre vegetales (cestería, cordelería, etc.). Esto se debe a que buena parte de los procesos tecnológicos se hubieron de desarrollar sin útiles o con útiles de made- ra, y, quizás, a que algunas de las labores de recolección de vegetales (p.e. el carrizo) se pudieron desarrollar con las mismas hoces de siega de cereales. The Neolithic plant exploitation at Los Murciélagos cave (Zuheros, Córdoba): Archaeobotanical and functional lithic tools analysis. ABSTRACT.- The intensification in the use of plants is one of the more significant characteristics of the Neoli- thic economy. In this paper, this topic is considered by means of the archaeobotanical analysis of plant charred remains and the use-wear analysis of lithic tools from the Neolithic levels of Los Murciélagos cave (Zuheros, Córdoba). The cultivation of diferent types of wheats (T. monococcum, T. dicoccum, T. aestivum, T. durum) and barley (Hordeum sativum) and the harvesting of acorns (Quercus sp.) and wild olives (Olea europaea subs, oleaster) is attested. The technical processes on plants are reconstructed resorting to ethnographic information, experimentation and use-wear analysis of stone tools. During the Neolithic period, at this site, sickles were made inserting lithic elements obliquely in curved shafts. No lithic tool used for technological activities on plants (bas- ketry, ropes, etc.) was recognized. This is probably due to the development of most of these technical activities without tools or with wooden tools, and, perhaps, to the fact that some plant collecting activities (i.e. phragmites) could had been carried out with the same sickles used for harvesting cereals. PALABRAS CLAVE: Arqueobotánica, Agricultura, Recolección, Etnoarqueología, Arqueología experimental, Neolítico, Andalucía. KEY WORDS: Archaeobotany, Agriculture, Gathering, Ethnoarchaeology, Experimental archaeology, Neoli- thic, Andalucía. * Departamento de Ciencias Históricas. Universidad de Cantabria. ** Laboratorio di Archeobiologia. Musei Civici di Como. Piazza delle Medaglie d’Oro, 1. I-22100 Como (Italia). *** Área de Prehistoria. Universidad de Huelva. **** Área de Prehistoria. Universidad de Córdoba.

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Complutum, 11, 2000: 171-189

EL APROVECHAMIENTO DE RECURSOS VEGETALES ENLOS NIVELES NEOLÍTICOS DEL YACIMIENTO DE LOS

MURCIÉLAGOS (ZUHEROS, CÓRDOBA)ESTUDIO ARQUEOBOTÁNICO Y DE LA FUNCIÓN DEL UTILLAJE

Jesús Emilio González Urquijo*, Juan José Ibáñez Estévez*, Leonor Peña Chocarro** ,Beatriz Gavilán Ceballos*** , Juan Carlos Vera Rodríguez****

RESUMEN.- La intensificación en el aprovechamiento de los recursos vegetales es uno de los rasgos caracte-rísticos de la economía neolítica. En el presente estudio abordamos este tema a partir del análisis arqueobotáni-co de los restos vegetales carbonizados y de las huellas de uso del utillaje lítico. Los materiales analizados pro-ceden de los niveles neolíticos del yacimiento de Los Murciélagos de Zuheros, Córdoba. Se atestigua el cultivode diferentes tipos de trigo (T. monococcum, T. dicoccum, T. aestivum/durum) y de la cebada (Hordeum sati-vum), además de la recolección de bellotas (Quercus sp.) y aceitunas silvestres (Olea europaea subs, oleaster).Los procesos de trabajo de los recursos vegetales se reconstruyen a partir del recurso a la información etnográ-fica, a la experimentación y el análisis de huellas de uso de los útiles líticos. Los útiles de sílex se emplearon enla elaboración de hoces. Se trata de hoces de vástago curvo y elementos de sílex en inserción oblicua. No se handetectado útiles de sílex empleados para labores tecnológicas sobre vegetales (cestería, cordelería, etc.). Esto sedebe a que buena parte de los procesos tecnológicos se hubieron de desarrollar sin útiles o con útiles de made-ra, y, quizás, a que algunas de las labores de recolección de vegetales (p.e. el carrizo) se pudieron desarrollarcon las mismas hoces de siega de cereales.

The Neolithic plant exploitation at Los Murciélagos cave (Zuheros, Córdoba): Archaeobotanical andfunctional lithic tools analysis.

ABSTRACT.- The intensification in the use of plants is one of the more significant characteristics of the Neoli-thic economy. In this paper, this topic is considered by means of the archaeobotanical analysis of plant charredremains and the use-wear analysis of lithic tools from the Neolithic levels of Los Murciélagos cave (Zuheros,Córdoba). The cultivation of diferent types of wheats (T. monococcum, T. dicoccum, T. aestivum, T. durum) andbarley (Hordeum sativum) and the harvesting of acorns (Quercus sp.) and wild olives (Olea europaea subs,oleaster) is attested. The technical processes on plants are reconstructed resorting to ethnographic information,experimentation and use-wear analysis of stone tools. During the Neolithic period, at this site, sickles were madeinserting lithic elements obliquely in curved shafts. No lithic tool used for technological activities on plants (bas-ketry, ropes, etc.) was recognized. This is probably due to the development of most of these technical activitieswithout tools or with wooden tools, and, perhaps, to the fact that some plant collecting activities (i.e. phragmites)could had been carried out with the same sickles used for harvesting cereals.

PALABRAS CLAVE: Arqueobotánica, Agricultura, Recolección, Etnoarqueología, Arqueología experimental,Neolítico, Andalucía.

KEY WORDS: Archaeobotany, Agriculture, Gathering, Ethnoarchaeology, Experimental archaeology, Neoli-thic, Andalucía.

* Departamento de Ciencias Históricas. Universidad de Cantabria.** Laboratorio di Archeobiologia. Musei Civici di Como. Piazza delle Medaglie d’Oro, 1. I-22100 Como (Italia).*** Área de Prehistoria. Universidad de Huelva.**** Área de Prehistoria. Universidad de Córdoba.

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J.E. GONZÁLEZ, J.J. IBÁÑEZ, L. PEÑA, B. GAVILÁN Y J.C. VERA172

1. INTRODUCCIÓN 1

Uno de los aspectos que definen el complejoproceso de neolitización consiste en la intensificaciónen el aprovechamiento de los recursos vegetales. Elpaso fundamental, pero no único, en este camino sedio con el inicio de la agricultura. Además, las nuevasnecesidades de almacenamiento y transporte de ali-mentos y de construcción de viviendas estables, con-secuencias de la sedentarización, también se satisfi-cieron recurriendo al mundo vegetal. Prueba de elloson los restos de cestería, cordelería, tejidos, entra-mados constructivos, etc. que acompañan a los nive-les de periodos neolíticos desde sus épocas más tem-pranas (Stordeur 1989; Shick 1989; Alfaro 1989).

En el presente estudio pretendemos avanzaren el conocimiento de las estrategias de aprovecha-miento de los recursos vegetales que se llevaron acabo durante el neolítico, mediante el estudio con-junto de los restos botánicos carbonizados y del uti-llaje lítico que intervino en la transformación de ve-getales en un contexto arqueológico concreto. Se tratade los niveles neolíticos de la cueva de los Murciéla-gos, en Zuheros (Córdoba, España), que han sido ex-cavados recientemente por B. Gavilán y J.C. Vera.

2. LOS MURCIÉLAGOS DE ZUHEROS

La Cueva de los Murciélagos de Zuheros sesitúa en la zona meridional de la Península Ibérica,prácticamente en el centro geográfico de Andalucía,sobre los terrenos terciarios (calizas y margas) de lasSierras Subbéticas cordobesas.

A pesar de que se tienen noticias escritas so-bre la cueva desde 1868, en la clásica obra de D. Ma-nuel de Góngora, y de que en 1937 se descubrió elyacimiento que contenía, no se realizaron trabajos deexcavación hasta 1962 (Quadra-Salcedo y Vicent 1964)y 1969 (Vicent y Muñoz 1973) en la denominada“Cueva Chica”, uno de los dos accesos con que cuen-ta la cavidad. La publicación de estos trabajos vino amarcar, con desigual fortuna, los derroteros de la in-vestigación durante casi veinte años. Por un lado, sedemostraba la existencia desde un momento avanzadodel 5º milenio a.C., de un neolítico con cerámicas in-cisas, impresas y a la almagra, con una economía deproducción agrícola y ganadera totalmente estableci-da; por otro, era considerado un neolítico de caráctertroglodítico que arraigaba aún más la desafortunadadenominación de “Cultura de las Cuevas”, a la que,ante la ausencia de cerámica cardial, se le asignó unclaro matiz crono-cultural al considerarlo como Neo-lítico Medio y Final andaluz, por contraposición a lasecuencia clásica levantina y a sus influjos culturalesen determinadas estaciones de Andalucía oriental.

En los últimos años hemos venido realizandonuevos trabajos de excavación en la Cueva de losMurciélagos de Zuheros, que se han visto comple-mentados con prospecciones superficiales intensivasdentro de un Proyecto Arqueológico Sistemático de-nominado “El poblamiento Prehistórico del Macizode Cabra y su relación con la Alta Campiña”, conce-dido y subvencionado por la Consejería de Cultura dela Junta de Andalucía.

Las modernas excavaciones de las que pro-cede el material lítico estudiado en este artículo, serealizaron en la “Cueva Grande”, cuyo vestíbulo pre-senta unas condiciones de habitabilidad muy superio-res a las de la zona excavada en los años 60, a lo largode tres campañas correspondientes a los años 1990(Gavilán 1991), 1991 (Gavilán y Vera 1992) y 1993(Gavilán et al. 1994; Gavilán y Vera 1997), que per-mitieron documentar sucesivas ocupaciones humanasdesde el Paleolítico Medio hasta época romana a tra-vés de más de un centenar de unidades estratigráficas.

El conjunto estratigráfico neolítico es el másamplio de toda la secuencia, y puede ser dividido entres grandes fases de ocupación que hemos denomi-nado correlativamente A, B y C, diferenciadas tantopor la cultura material y por las fases deposicionales yestructurales documentadas, como por las 11 datacio-nes absolutas con que contamos en la actualidad, locual no debe ser traducido en una ocupación trifásicaAntiguo-Medio-Final (Gavilán et al. 1996). En estostérminos, las ocupaciones neolíticas de Murciélagosde Zuheros se centran entre un 5.366 + 171 Cal a.C.(I-17.772) para los niveles más antiguos, y un 3.873 +231 Cal a.C. (I-17.761) para los más recientes. Por fa-ses, el tratamiento estadístico de las fechas permitesituar al neolítico A en la segunda mitad del 6º mile-nio, al neolítico B en el segundo tercio del 5º, y alneolítico C a fines del 5º e inicios del 4º milenios (cal.a.C.).

A lo largo de la estratigrafía están presentesdiferentes tipos de estructuras tales como hogares,fosas de almacenamiento indirecto y un pequeño agu-jero de poste, que evidencian el acondicionamientodel espacio para usos variados. Por su parte, la culturamaterial está compuesta por cerámicas de una ampliavariedad de formas, con abundancia de sistemas deprensión y suspensión, generalmente decoradas conimpresiones no cardiales, incisiones, decoración plás-tica aplicada y sobre todo a la almagra, con o sinasociaciones decorativas, denominada así por haberrecibido una capa de colorante rojo obtenido a partirdel almagre o hematites (óxido de hierro), que es latípica del neolítico andaluz. A estos contenedoresacompaña una abundante industria lítica tallada mi-crolaminar en sílex, elaborada por talla a presión concalentamiento previo, útiles de piedra pulimentada yhueso, e industria ornamental. Esta ergología va evo-

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lucionando lentamente desde la base de los nivelesneolíticos hacia un progresivo empobrecimiento delas industrias óseas y lítica y una pérdida de calidaden la tecnología cerámica.

Por lo tanto, hoy estamos en condiciones deafirmar que el neolítico de este sector se encuentratotalmente formado desde su inicio, con una culturamaterial bastante homogénea y común a un ampliogrupo de yacimientos localizados en la zona central yoccidental de Andalucía, en unas cronologías muysimilares al de la orla levantina, y que se desarrolla deuna manera independiente, aunque paralela, a la tra-dición de las cerámicas impresas cardiales. Aunqueen las líneas que siguen trataremos en extenso sobrela información relativa a las prácticas agrícolas, que-remos resaltar que las últimas excavaciones demues-tran la práctica de agricultura cerealística diversa enespecies, ya desde la segunda mitad del VI mileniocalibrado que, aún actualmente, siguen siendo las másantiguas de Andalucía (Peña Chocarro 1995).

3. EL ESTUDIO DEMACRO-RESTOS VEGETALES

3.1. Metodología

La flotación del sedimento excavado de laCueva de los Murciélagos de Zuheros ha permitido larealización del estudio de los macrorrestos vegetales.La flotación es un sistema de lavado que permiteprocesar grandes volúmenes de tierra. Consiste en laseparación del material carbonizado del sedimentopor medio del agua. Para ello se utilizó un bidón degran capacidad –200 litros– con una entrada de aguaen la parte inferior, un desagüe y una lengüeta en laparte superior. El sedimento se coloca en el interiordel bidón lleno de agua, sobre una malla de nylon de1 mm. Los restos carbonizados, en contacto con elagua, flotan separándose del resto del sedimento. Unavez en la superficie, el constante fluir del agua losdirige hacia la lengüeta de salida, depositándose en untamiz exterior en el que se coloca una malla de 250 µ.La utilización de mallas de estas medidas ha permiti-do la recuperación de especies de pequeño tamañocomo Ficus carica o Papaver somniferum que de otramanera no se habrían recuperado.

La totalidad del sedimento excavado fuelavado, proporcionando un total de 94 muestras entrelas campañas de 1991 y 1992. Cada una de las mues-tras obtenidas fue etiquetada y secada a la sombra,envuelta en una doble malla de 250 µ de luz paraevitar una posible filtración del material al secarse. Lamatriz depositada en la malla interior del tanque, unavez seca, fue analizada, para detectar los posibles res-tos carbonizados que no habían flotado.

Las 26 muestras analizadas han permitido larecuperación de diferentes categorías de materialvegetal, entre el que sin duda el carbón vegetal es elmás abundante. En lo que a las semillas y frutos serefiere las características del depósito excavado hancondicionado los resultados. La zona excavada nocorresponde a un lugar de habitación por lo que re-sulta improbable que se documenten vestigios deactividades domésticas. Este hecho unido a la malaconservación de los restos, podría explicar la escasezde macrorrestos recuperados. Por otra parte, el gradode conservación de las semillas no es óptimo, por loque la identificación en muchas ocasiones no ha sidocompleta. A pesar de estos condicionantes se hanidentificado las siguientes especies (Tabla 1).

Se han estudiado un total de 23 muestras delos niveles neolíticos que han producido escasos res-tos vegetales. El bajo número de restos limita en granmedida el número de cuestiones que se pueden plan-tear, pero, a pesar de ello, podemos apuntar algunasconsideraciones generales. La más obvia y quizá la queinteresa más a este trabajo es la de las especies vegeta-les utilizadas por los habitantes de Los Murciélagos.

3.2. Plantas cultivadas

Desde el inicio de los niveles Neolíticos(mediados del V milenio) se documenta la presenciade trigos desnudos (Triticum aestivum/durum) y ce-bada (Hordeum vulgare) cultivados. Posteriormente,durante el IV milenio, junto a las especies anterioresse han identificado también trigos vestidos (T. mono-coccum/dicoccum y T. dicoccum) tanto cariópsidescomo fragmentos de la paja (raquis). Siguiendo lapauta ya presente en otros yacimientos de la P. Ibéri-ca, se observa un predominio de los trigos desnudosfrente a los vestidos.

A pesar de que el Triticum dicoccum es laespecie dominante en las 9 muestras estudiadas porM. Hopf (1974) procedentes de la Cueva Chica unapequeña cavidad dentro de la Cueva de los Murciéla-gos, no se identificó ningún resto de paja en aquellasmuestras. La recuperación no fue sistemática por loque muy probablemente sólo se recogieron las ca-riópsides.

El escaso número de restos vegetales recupe-rados parece encajar con la pauta que se observa enotros yacimientos de la Península Ibérica en los quetambién predominan los trigos desnudos (T. durum/aestivum) frente a los vestidos (T. monococcum y T.dicoccum). El caso de la cebada es algo más comple-jo, ya que los restos recuperados en la cueva sonescasísimos y no permiten evaluar la importancia deuna u otra especie.

Las leguminosas no aparecen representadasa pesar de que se han documentado en yacimientos

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NA NB NC92 91 89 87 86 84 80 79 78 77 81 22 75 73 72 70 23 66 58

Vol de tierra muestreada en litros 9 25 13 5 13 41 71 230 5 6.5 12 11 1 11 12 64 60 76 15Vol del flot en ml. 25 30 15 100 20 150 400 18 150 100 150 30 700 300 2350 400 6000 700Vol. del flot analizado en ml. 25 30 15 100 20 150 100 18 150 100 150 30 87 75 145 100 150 87densidad de elementos por l. 0.1 0.1 0.1 10 0.1 0 0.8 1.2 2 0.7 4.7 14 5.8 2.4 1.7 0.4 11.5 9.4T. monococcum/dicoccum 1T. dicoccum (spikelet fork) 1T. dicoccum (basal rachis) 1T. durum /aestivum 1T. durum (compactoid)/ aestivo-compactum 1 1T. cf. durum/aestivum 1 2 1 1T. aestivum (rachis) 1Triticum sp. (spikelet fork) 1Triticum sp. (free-threshing) 1 1Triticum sp. 1 5 1 1 2H. vulgare (hulled) 1H. vulgare (twisted) 1H. vulgare (6-row type) Rachis 1H. vulgare (basal rachis) 1H. vulgare 3 1 3 1 5H. vulgare.. (rachis) 1 1Cf. Hordeum vulgare 1 1Cereal indet. 1 1 1 3 1 2 1 1 1 2 1Cereal indet. (estimated.) 1 2 2 2 1 1 4 2Papaver somniferum somniferum /setigerum 1 1 49 1 2 8 3 1 2 1 2 1 3 8P. somniferum ssp. somniferum/ setigerum 1Quercus sp. (shell) 1Silene sp 1Caryophillaceae 1 2 1 2Caryophillales 3Chenopodium sp. 1 2Chenopodiaceae 1Capparidaceae 1 1Brassicaceae (single unit) 1Cf. Trifolieae 1Leguminoseae 1 1 4 1Olea europaea subsp. oleaster 2Lamiaceae 1Anthemis sp. 1 2 5 4 2Compositae 1Oryzopsis sp./Milium effusum 2Gramineae indet. 4 2Indet. 2 1 10 3 5 4 5

Tabla 1.- Semillas y frutos recuperados por flotación en los niveles neolíticos de la Cueva de los Murciélagos de Zuheros.

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del mismo periodo como la Cueva del Toro (Buxó1997) en la que se han identificado habas (Vicia fa-ba), lentejas (Lens culinaris) y almortas (Lathyrussativus). Su ausencia en el registro arqueológico delos Murciélagos puede estar en relación a cuestionestafonómicas, preservación diferencial o incluso lapropia naturaleza del deposito excavado ya que, dehecho, se han identificado leguminosas de gran tama-ño cuya conservación ha impedido determinar si setrataba de leguminosas domésticas o silvestres. Losprimeros datos de leguminosas cultivadas procedende los niveles calcolíticos en los que se han identifi-cado guisantes (Pisum sativum) y habas (V. faba).

3.3. Plantas silvestres de utilización económica

En este grupo se incluyen diferentes especiespresentes en la Cueva de los Murciélagos aunquesiempre en pequeñas proporciones. Los taxones iden-tificados son: Quercus sp. (cáscaras de bellota), acei-tuna silvestre (Olea europaea ssp. oleaster), y Cappa-ris sp. (alcaparrón). Todas ellas constituyen elemen-tos característicos de la vegetación mediterránea ysiguen presentes en la vegetación actual de la zona.

Quercus sp.: Los restos de cotiledones debellotas son relativamente comunes en contextos ar-queológicos documentándose en la P. Ibérica desde elMesolítico. En este yacimiento fueron recuperados enlas excavaciones de la Cueva Chica (Hopf 1974) encontextos del IV milenio a.C. En la excavación másreciente hemos podido documentar un fragmento decáscara atribuible al III milenio. Se trata de un tipo deresto que dada su fragilidad, rara vez se documenta enexcavaciones arqueológicas (Mason 1992).

Sin duda alguna, las bellotas debieron de-sempeñar un importante papel en la dieta de los ha-bitantes de la cueva durante el Neolítico. Los análisisantracológicos (Rodríguez Ariza 1996) indican queArbutus unedo (madroño) y Quercus ilex/coccifera(encina/coscoja) son las especies dominantes en elentorno de la cueva. Por otra parte, en la cercanaCueva del Toro (Antequera, Málaga) R. Buxó (1997)constata la presencia abundante de cotiledones debellotas entre los restos arqueobotánicos de nivelesneolíticos.

Olea europaea ssp. oleaster: Se han identifi-cado dos huesos de aceituna silvestre en los nivelesmás antiguos del Neolítico. Las aceitunas han cons-tituido desde siempre un recurso común en el mundomediterráneo. Muy probablemente antes de su domes-ticación se explotaron directamente en estado silves-tre. Este es sin duda el caso de los restos hallados enla cueva. El análisis antracológico (Rodríguez Ariza1996) constata también su presencia entre las especiesidentificadas. Es probable que los restos documenta-dos tengan relación con la recolección de madera para

combustible. Restos de aceituna silvestre se han docu-mentado también en la Cueva del Toro (Buxó 1997).

Capparis sp.: Los niveles neolíticos y calco-líticos han proporcionado semillas de Capparis (alca-parra). Las semillas de las dos especies de Capparisque se documentan en la Península Ibérica (C. spino-sa y C. ovata) son indistinguibles (G. Hillman com.pers.). Actualmente las poblaciones de alcaparros sedistribuyen en la zona formando extensas masas dearbustos. El consumo de sus frutos es una prácticamuy extendida en Andalucía y es muy probable queun recurso tan abundante fuera también explotado enépoca prehistórica.

3.4. Otras plantas silvestres

Los restos vegetales de la Cueva de los Mur-ciélagos incluyen también otras plantas silvestres deidentificación menos precisa que las anteriores. Se tratade semillas cuya determinación dada la mala conserva-ción sólo se ha podido realizar a nivel de familia o gé-nero. Destacan los restos de familias como Cariofilá-ceas, Quenopodiáceas, Compuestas y Gramíneas entreotras, que incluyen numerosas especies que normal-mente se interpretan como plantas adventicias, es de-cir, acompañantes de los cultivos (Chenopodium sp.,Silene sp., Anthemis sp.). Muchas otras especies deestas familias reflejan simplemente la vegetación querodea al yacimiento. Otras pudieron haber sido usadascomo plantas medicinales, aromáticas, mágicas, etc.Su interpretación es difícil ya que no contamos con laidentificación exacta y por tanto, su presencia en elyacimiento puede deberse a numerosas causas.

Entre los restos de plantas silvestres conta-mos con una categoría representada por fragmentosde tejidos parenquimáticos, es decir, restos de partesblandas de las plantas (tubérculos, rizomas, tallosetc.). En los Murciélagos se han detectado restos deeste tipo en 15 muestras. En gran parte, todavía seencuentran en fase de estudio por J. Hather, pero sehan identificado fragmentos de corcho (Q. suber),Arrenatherum elatius var. bulbosus así como frag-mentos de hoja cuya especie no se ha determinadohasta el momento.

Por último, destacar la presencia de Papaversomniferum L. (adormidera), la especie más numerosade todo el yacimiento. Sus semillas aparecen desde laprimera ocupación neolítica de la cueva, tratándose delos restos más antiguos de la Península Ibérica. Estapresencia tan antigua apoyaría la hipótesis ya sugeri-da por algunos investigadores (Schultze-Motel 1979;Bakels et al. 1992; Zohary y Hopf 1993) de que elMediterráneo Occidental es el centro de domestica-ción de Papaver somniferum L., aunque la informa-ción en este sentido no es aún suficiente como paraconfirmar la hipótesis (Kadereit 1990).

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J.E. GONZÁLEZ, J.J. IBÁÑEZ, L. PEÑA, B. GAVILÁN Y J.C. VERA176

La escasez de semillas recuperadas en lacueva de los Murciélagos de Zuheros no permiteextraer conclusiones definitivas sobre el papel jugadopor estos recursos dentro de la economía del yaci-miento. Sin embargo, si se puede hacer una valora-ción general sobre los restos vegetales recuperados.La presencia de cereales (trigo y cebada) pone demanifiesto que nos encontramos ante una agriculturaplenamente desarrollada. La ausencia de leguminosasclaramente domésticas se debe más a cuestiones deíndole tafonómica y de preservación que a la ausenciade este grupo de plantas en la cueva de los Murciéla-gos. La recolección de plantas silvestres con finesalimenticios aparece representada por especies comolas bellotas y las aceitunas.

Los estudios arqueobotánicos sobre la cuevahan permitido conocer sobre todo algunas de las es-pecies cultivadas o recolectadas con interés alimenti-cio. Sin embargo, apenas conocemos nada sobre losvegetales que se pudieron emplear en actividades ta-les como la cestería, la cordelería o el tejido. El ha-llazgo en algunas cuevas del Sur de España de restosvegetales conservados en condiciones de extremasequedad, y que corresponden a épocas similares oalgo más modernas, nos aporta datos sobre el tipo devegetales que se pudieron explotar con finalidad noalimenticia en el contexto que estudiamos.

Sin duda, los hallazgos más espectacularesson los de la cueva de los Murciélagos de Albuñol(Granada) –no confundir con la homónima de Zuhe-ros–, ya ampliamente conocidos y citados desde anti-guo. Acompañando los restos de varios cadáveres, seencontró una colección excepcional de cestería y cor-delería, consistente en cestillos caliciformes muy hon-dos y de poca anchura, cestos planos y de boca ancha,cestillos cónicos, tapaderas, esteras y sandalias, todosellos fabricados con esparto (Alfaro 1980, 1984). Es-tos materiales fueron hallados de forma casual a me-diados del siglo pasado por un grupo de mineros. A lolargo de varios años, M. de Góngora recuperó unaparte de los restos arqueológicos, así como informa-ción sobre los ya desaparecidos y sobre el contexto delos hallazgos (Góngora 1868). El magnífico estado deconservación de los objetos junto a las circunstanciasdel hallazgo hizo que durante algún tiempo se dudarade su autenticidad, aunque tal idea fue desechada, a locual contribuyó la fechación de uno de ellos por C14–CSIC 246: 5.400 + 80 B.P. (López 1980)–. El con-junto de restos encontrados es atribuible al final delneolítico.

También excepcionales por su conservaciónson los restos textiles y vegetales, ya de época calco-lítica, hallados recientemente en la comarca de Lorca–200 km. al E. de Zuheros– en el ajuar funerario queacompañaban a cinco individuos inhumados en unacueva (Ayala 1990). Entre los restos aparece un traje

de grandes dimensiones, 1,5 m. x 1,5 m. fabricado enlino. La zona central delantera del tejido de lino estácosida a un cerco ovalado de anea (Typha) de 27 cm.de longitud, con el tallo hueco. Se encontró una esterade esparto y numerosas fibras de esparto majadas,probablemente con vistas a su posterior hilatura. Entrelos restos del ajuar se hallaba también un fragmentode carrizo (Phragmites australis) de 20 cm. de longi-tud y 1 cm. de grosor con decoraciones pirograbadas.

4. LAS INFORMACIONESETNOGRÁFICAS

En esta segunda parte de nuestro estudiopretendemos aportar datos sobre los procesos de tra-bajo aplicados a los recursos vegetales. Como puntode partida, disponemos de los datos arqueobotánicos,que nos indican las especies vegetales que fueronaprovechadas. Además, tenemos la referencia de lasespecies identificadas en los yacimientos de los Mur-ciélagos de Albuñol y Lorca. Una vez reconocidas lasespecies vegetales que pudieron haberse trabajado,hemos de investigar sobre las técnicas de trabajo quese pudieron aplicar a dichas especies vegetales. Paraello, recurrimos a la información etnográfica, que nospuede orientar sobre los procesos técnicos necesariospara transformar tales materias.

El estudio arqueobotánico ha remarcado laimportancia de los trabajos de recogida de cereales,tanto de cereales vestidos (T. monococcum) comodesnudos (Triticum durum/aestivum). Tradicional-mente se ha relacionado la recogida de cereales conlas labores de siega. Sin embargo, hay una ampliavariedad de técnicas para la recolección (Sigaut1978). El cereal puede ser recogido a mano, arran-cando la planta desde la raíz, como se practica enTurquía (Hillman 1981; Hillman y Davies 1992).Hemos observado la práctica de esta técnica en laregión de Xauen (norte de Marruecos) para la recogi-da de escaña (T. monococcum) (foto 1). Esta técnicase emplea con el fin de recoger la paja lo más largaposible, ya que se emplea para techar las casas (Vig-net-Zunz 1992). Sin embargo, en la misma región, laescaña también se corta a ras de tierra con hoces (foto2). En caso de que la cosecha de otro tipo de cerealessea rala y los tallos sean muy cortos, también lostrigos desnudos y la cebada se suelen arrancar con lamano en esta zona del N. de Marruecos. En la isla deLanzarote aún se emplea esta técnica para recoger lacebada. El inconveniente que presenta reside en quela tierra que queda pegada a las raíces dificulta laslabores posteriores de cribado, ya que es difícil sepa-rar la tierra del grano. Los informantes de la región deXauen señalaron que en caso de que la cosecha decereales desnudos sea arrancada, las labores de criba-

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do previas a la molienda se hacen bastante más peno-sas. Por ello, en Lanzarote, antes de la trilla se cortanlas raíces, utilizando un cuchillo de metal de hojadentada (foto 3). El cuchillo está insertado en unsoporte fijo; se toma la cebada con la espiga en unamano y las raíces en la otra y se pasan los tallos sobrela lámina metálica, de forma que las raíces, una vezcortadas, son desechadas (foto 4). Los cereales vesti-dos, tales como el Triticum monococcum, T. dicoc-cum o T. spelta, presentan un raquis basal semifrágil,de forma que la unión entre la espiga y el tallo esrelativamente frágil, por lo que la espiga puede serarrancada tirando de ella desde su base. Así, las espi-gas pueden ser recogidas una a una con la mano,como sucede en diversos lugares de Asturias (PeñaChocarro 1995).

Los cereales vestidos pueden ser tambiénrecolectados mediante técnicas de pinzamiento. Estatécnica es aún utilizada en Asturias para la recogidade la escanda y la povia (T. spelta y T. dicoccum). Elútil de recolección, denominado mesorias, consiste en

dos palos de alrededor de 2 cms. de diámetro y 50cms. de longitud. Con ellos se pinza los tallos deltrigo en su zona de contacto con la espiga (foto 5). Unmovimiento del útil hacia arriba permite arrancar lasespigas, que son posteriormente introducidas en gran-des cestos (Alvargonzález 1908; Ortiz y Sigaut 1980;Peña Chocarro 1992, 1996).

Por último comentaremos la siega con ho-ces, que puede presentar gran cantidad de variantes.Puede variar la morfología de la hoz. En la actualidadestamos acostumbrados a las hoces curvas, pero losrestos arqueológicos indican que durante el natufiensey los periodos más antiguos del Neolítico las hocesfueron rectas (Turville-Petre 1932; Neuville 1951;M.-C. Cauvin 1983; Ibañez et al. en prensa; Andersonen prensa). Normalmente los trigos se recogen madu-ros, sin embargo, en algunos casos se pueden recogerdurante la etapa en la que el grano está ya formado,pero la planta está aún verde. En Siria, aún se recogeuna parte de la cosecha en verde, para elaborar con elcereal el friké (P. Anderson com. pers.), utilizándoseun cuchillo recto para cortar los cereales en la base dela espiga. En las montañas del Rif, en ciertos casos se

Foto 1.- Recogida de la escaña (T. monococcum) mediante arran-cado de la planta, en Kalaah (Mokriset, norte de Marruecos).

Foto 2.- Siega con hoces de escaña (T. monococcum), corte a rasde tierra en Mizim (región de Chefchauen, norte de Marruecos).

Foto 3.- Util empleado en Lanzarote para separar las raíces de lacebada de las espigas, mediante corte del tallo.

Foto 4.- Corte de los tallos de cebada mediante una hoz empleadacomo útil durmiente, en Lanzarote.

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puede cortar al menos una parte de la cosecha deescaña en verde. Cuando escasean los pastos, a causade la sequía, se puede cortar una parte del cereal enverde para alimentar el ganado. Además, en los cam-pos que se encuentran cerca del bosque existe el peli-gro de que los jabalíes destrocen la cosecha, por laque esta se suele recoger con premura, antes de que eltrigo esté maduro. Una vez segado, la escaña se dejasecar al sol, hasta que el grano madura completa-mente. Un tercer factor de variabilidad en la siegareside en la altura a la que se corte el tallo. General-mente, cuando se pretende aprovechar la paja se rea-liza el corte a ras de tierra (foto 2). Por contra, cuando

la paja no va a ser utilizada se corta el cereal a mediaaltura, de manera que la labor se hace menos pesada,al no tener el trabajador que agacharse tanto y evitar-se las malas hierbas. A la vez, el corte a media alturapermite que el tallo tenga la longitud suficiente comopara crear gavillas que puedan ser posteriormentetransportadas. Así, en Zuheros (Córdoba), la escaña(T. monococcum) es cortada a media altura (foto 6),pues la paja no se aprovecha, mientras que la cebadase corta a ras de tierra, ya que la paja se emplea comocama del ganado.

Los cereales vestidos presentan una pajadura, pues el orificio interno de tallo es muy fino,mientras que la paja de los cereales desnudos es másblanda. Es por ello, que ambos tipos de pajas suelendestinarse a labores diferentes. La paja de cerealesdesnudos tiende destinarse a alimento o cama delganado, mientras que la paja los cereales vestidossuele ser empleada en labores tecnológicas. A pesarde esta tendencia, en algunos casos, la paja de loscereales vestidos también es empleada para alimentoo cama del ganado como sucedía hasta hace pocasdécadas en zonas del la Navarra media (Peña Choca-rro y Zapata 1997).

El procesado de la paja para ser utilizadacomo alimento de los animales o para la elaboraciónde adobes, supone un nuevo contexto en el que losútiles pueden ser empleados. Es suficientemente co-nocida la utilización del trillo, no sólo para la separa-ción del grano, sino también para cortar la paja que seemplea como cama o alimento del ganado. Este útilaparece documentado, al menos, en contextos calco-líticos de Bulgaria y durante la Edad del Bronce enPróximo Oriente, aunque es probable que su origensea más antiguo (Anderson en prensa; Anderson eInizan 1994; Skakun 1992). En el Neolítico catalán seha reconocido el uso de cuchillos de sílex para cortarla paja sobre tierra (Gibaja y Clemente 1998), repre-sentando un tipo de útil que antecede al trillo.

Son numerosos los ejemplos del uso de lapaja de cereales vestidos para labores tecnológicas.

Foto 5.- Recogida de espigas de escanda (T. spelta) utilizandomesorias, en Zureda (Asturias).

Foto 7.- Casa techada con escaña (T. monococcum), en Dahar(región de Mokriset, norte de Marruecos).

Foto 6.- Siega de escaña (T. monococcum) con hoces, en Zuheros(Córdoba); corte del tallo a media altura.

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En la región del Rif la paja de la escaña (skaliah) esutilizada para techar las casas (foto 7). También enCádiz se techan los chozos con este tipo de paja,práctica que antiguamente era habitual en toda An-dalucía. El trigo puede ser arrancado, como vimosanteriormente, o ser segado a ras de tierra; posterior-mente se golpean las espigas con el fin de separarlasde los tallos, que son empleados en la cubierta de lasedificaciones. En Chilluevar (Jaén), así como en otroslugares de Andalucía, se practica la cestería con pajade escaña. Los tallos se cortan a ras de tierra. Poste-riormente, se separa la espiga seccionando el tallo conla uña a la altura del nudo superior, para proceder acontinuación al trenzado de los tallos.

Además de la paja, diversos tipos de vege-tales pueden ser empleados en labores tecnológicas(Rivera y Obón 1991). El esparto suele ser recogidoenrollando los tallos con un palo y tirando de ellos. Eltrenzado del esparto, para la elaboración de cestería,se hace a mano, sin que participe ningún otro tipo deútil. Del esparto también se pueden obtener fibras conlas que elaborar cuerdas y otros objetos. Los tallosson machacados con mazas de madera, para pasarposteriormente al proceso de enriado. Se introducenlos tallos machacados en agua, de forma que las par-tes no fibrosas de la planta desaparezcan. El hilado serealiza mediante torsión de las fibras. Los juncos,empleados en cestería, se suelen recoger a mano,tirando de ellos, como se realiza aún en la isla de laPalma (A. Rodríguez, com. pers.). La espadaña tam-bién puede ser recogida mediante arrancado de laplanta. Sin embargo, para la recolección del carrizo yde la zarza son necesarios útiles cortantes. El carrizopuede ser empleado en cestería, en construcción opara elaborar vástagos de flechas. Es probable que, eneste último caso, el tallo deba ser raspado con un útilcortante, para eliminar sus nudos, labor que ha sidoidentificada en algunos útiles del neolítico provenzal(Gassin 1996). La zarza es utilizada para elaborarcuerdas muy resistentes. Los tallos son liberados delas espinas mediante raspado; más tarde se seccionanlongitudinalmente en cuatro o más partes, y se termi-na raspando el interior de la planta, eliminando lamateria blanda interna.

5. EL PROGRAMA EXPERIMENTALDE HUELLAS DE USO

El reconocimiento del trabajo llevado a cabocon los útiles de piedra prehistóricos se centra princi-palmente, aunque no exclusivamente, en el análisis delas huellas de uso que presentan estos útiles. La basedel método es experimental, en el sentido de que laidentificación de los usos en piezas arqueológicas sebasa en la similitud de las huellas que presentan los

útiles prehistóricos y los experimentales, siendo lafunción de estos últimos conocida (González e Ibáñez1994).

En principio, ello implica que sólo puedenser identificadas con precisión aquellas acciones quefueron experimentadas previamente. Por esta razón, elprograma de trabajos experimentales en los que sesustentan las determinaciones funcionales ha de serexhaustivo y pertinente al contexto arqueológico quese estudia. Como primer paso, por tanto, es necesarioestablecer el marco experimental, esto es, qué traba-jos tiene sentido reproducir en el contexto que estu-diamos. Para ello, en el caso que nos ocupa hemosintentado definir los trabajos sobre vegetales que sepudieron haber llevado a cabo en las ocupacionesneolíticas de Zuheros. Como fuente de informaciónfundamental acudimos a los resultados de los estudiosarqueobotánicos realizados en el yacimiento y en con-textos arqueológicos similares.

Los datos aportados por tales trabajos nosorientan sobre la naturaleza de los recursos vegetalesempleados. Sin embargo, existen dos aspectos im-portantes a la hora de definir el programa experimen-tal que no quedan cubiertos por los estudios arqueo-botánicos. Dichos estudios permiten detectar la pre-sencia de ciertos vegetales en el yacimiento, pero,salvo casos excepcionales, no aportan informaciónsobre los procesos técnicos que se llevaron a cabosobre tales materias. Además, algunos tipos de restosson difícilmente detectables en estos análisis. Lafragilidad de los trenzados vegetales carbonizados,hace que sea muy difícil la identificación de restos decestería, tejido o cordelería. Por ello los estudiosarqueobotánicos están principalmente orientados alconocimiento de vegetales destinados al consumoalimenticio y mucho menos a los de función tecnoló-gica. Por tanto, el conocimiento que aportan los estu-dios arqueobotánicos, si bien es importante, no essuficiente para definir el marco experimental.

Ante estas limitaciones, es necesario recurrirde forma complementaria a la información etnográfi-ca. Existe una amplia documentación sobre la utiliza-ción de las plantas en sociedades tradicionales (Rive-ra y Obón 1991) que debe orientar sobre la utilidad delos vegetales y los procesos técnicos que implica sutransformación. Son los datos arqueobotánicos yetnográficos los que van a orientar sobre los trabajosque habrá que desarrollar en el programa experimen-tal de utilización del instrumental lítico.

Existe además otro ámbito en el cual el re-curso a la etnografía es imprescindible. Las huellas deuso del utillaje permiten conocer, en el mejor de loscasos, la materia trabajada y el movimiento ejercido,sin que se aporte información sobre el sentido técnicode ese trabajo. Sólo un conocimiento adecuado de latecnología sobre vegetales puede hacer posible enca-

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jar un trabajo reconocido dentro de un proceso técni-co concreto.

Según hemos podido comprobar en los datosetnográficos el papel que juegan los útiles cortantesen la recogida y procesado de recursos vegetalespuede ser calificado de marginal. Estos útiles puedenser empleados para la siega del cereal y el procesadode la paja, aunque el cereal también puede ser recogi-do por sistemas diferentes al de la siega. Además,pueden ser utilizados en la recogida y trabajo de al-gunos vegetales como el carrizo o la zarza.

La reproducción de las labores de siega haocupado una buena parte de nuestro trabajo experi-mental. En el pueblo de Zuheros, donde se encuentrael yacimiento estudiado, aún se mantienen cultivostradicionales de escaña (T. monococcum), que se uti-liza para alimentar al ganado. El terreno se rotura conarado romano de madera tirado por animales; no seutiliza abono químico alguno, y la eliminación demalas hierbas, cuando se produce, se realiza mediantesu arrancado en primavera (Peña Chocarro 1995). Elmantenimiento de estas técnicas tradicionales de cul-tivo de escaña a escasos 500 m. del yacimiento estu-diado nos ha aportado un campo de experimentaciónprivilegiado. Durante los veranos de 1993 y 1994hemos segado estos campos con hoces formadas pormangos rectos y acodados, con láminas de sílex in-sertadas en paralelo al mango. El corte del tallo serealizó a media altura, como se practica en la actuali-dad entre los campesinos de Zuheros, y el trabajo seprolongó, con alguna de las hoces, hasta 13 horas.

Estos trabajos de siega han sido completadospor otros llevados a cabo en Zureda (Asturias), a finesde agosto de 1994. En esta localidad se cultiva laescanda (T. spelta) con técnicas tradicionales, quesuele ir mezclada con una cantidad bastante menor depovia (T. dicoccum). Estos trigos se recogen con lasmesorias, dos palos con los que se pinzan las espigas,las cuales son arrancadas tirando de ellas hacia arriba(Alvargonzález 1908; Ortiz y Sigaut 1980; Peña Cho-carro 1996). Con este sistema de recolección se reco-ge la espiga, mientras la paja queda en el campo,pudiéndose segar con posterioridad, o simplementeeliminar mediante fuego. Nosotros hemos segado laescanda con tallo y espiga, utilizando una hoz con unalámina insertada oblicuamente al mango, un enman-gue tipo Egozwil, además de una recta y otra ligera-mente curvada, ambas con piezas de sílex insertadasoblicuamente. Con todas ellas se practicó un cortebajo, a ras de tierra, que se prolongó, con una de lashoces, hasta las 8 horas y media (foto 8).

La experimentación nos ha aportado datossobre el grado de eficacia de los diferentes tipos dehoces. El gesto de trabajo que se realiza con las hocesrectas y las hoces curvas es muy diferente. Los cam-pesinos de Zuheros utilizan sus hoces curvas en un

doble movimiento: con un movimiento circular dederecha a izquierda (en trabajadores diestros) se agru-pan los tallos, que son agarrados con la mano iz-quierda, seguidamente, el movimiento inverso delútil, de izquierda a derecha, corta los tallos. Los sega-dores remarcaron la importancia del primer movi-miento que agrupa a los tallos, que denominabanllamar a la mies. Con las hoces de mango recto no sepuede realizar este movimiento que agrupa los tallos.Se ha de coger un manojo de tallos con la mano iz-quierda, que se ha de segar con la hoz recta mediantecortes sucesivos. Las experiencias de siega con repro-ducción de hoces prehistóricas, tanto rectas comocurvas, mostraron que el movimiento de corte es máseficaz con estas últimas, ya que con la misma hoz seagrupa un mayor número de tallos. Además, el doblemovimiento de agrupación-corte de tallos permiterealizar una labor mucho más continuada. Por último,las hoces curvas, a misma longitud de útil, presentanmayor longitud de filo que las rectas, con lo que sepueden segar manojos de tallos más gruesos.

También encontramos diferencias en la efi-cacia de las hoces en las que las piezas de sílex esta-ban insertadas paralelas u oblicuas al mango. En lasde inserción oblicua se crea un filo dentado, con loque el corte presenta la típica componente longitudi-nal y, además, otra ligera componente transversal.Este efecto sierra permite cortar adecuadamente lasfibras de los tallos, con lo que la labor se hace máseficaz que con las hoces con láminas en inserciónrecta. Es por esta razón que las hoces de metal de loscampesinos disponen de pequeños dientes.

Las huellas de uso que se observan en laspiezas experimentales de Zuheros y Zureda presentanciertas similitudes. Aparece un pulido invasivo, contramas que comienzan por ser abiertas, pasando porlos diversos estadios de encadenamiento hasta latrama compacta. La topografía comienza por ser lisa-ondulada, para pasar a lisa en las zonas de trama com-pacta. La reticulación del pulido es ancha y aparece

Foto 8.- Siega experimental de escanda (T. spelta), en Zureda (As-turias).

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surcado de componentes lineales que indican la lon-gitudinalidad de la acción.

A pesar de esta identidad global de resultados,las piezas de Zureda (fotos 9 y 10) ofrecen algunas di-ferencias con respecto a las de Zuheros (foto 11).Aquellas presentan un grado de desarrollo de pulidonotablemente más alto que estas, a pesar de que eltiempo de trabajo es menor (13 horas frente a 8 y me-dia). Ello puede ser debido, en parte, a la diferentedensidad de los campos de trigo en ambas localidades.En Zuheros la densidad era cercana a 100 espigas pormetro cuadrado, mientras que en Zureda llegaba a 200.Al estar más concentrados los tallos no era necesariodesplazarse tanto para efectuar el corte de un númeroconcreto de plantas, por lo que en Zureda se cortabanmás tallos por unidad de tiempo. Sin embargo este he-cho no explica completamente la diferencia, ya querealizando el cómputo de trabajo en tallos cortados si-gue siendo mayor el trabajo realizado en Zuheros. Su-ponemos que es determinante el grado de humedad delas plantas en el momento del corte. En Zuheros nosencontramos en un clima mediterráneo seco, con tem-peraturas cercanas a los 40 grados en la temporada desiega, que se realiza a comienzos de Julio. Mientras,el clima de Zureda es atlántico, con un mayor grado

de humedad, por lo que el grano no llega a su madu-rez hasta los primeros días de Septiembre.

Esta diferencia de desarrollo de huellas poneen evidencia la importancia de reproducir las condi-ciones de trabajo del contexto prehistórico que sequiere estudiar. Además, supone un argumento másque previene contra cálculos demasiado precisossobre la intensidad de trabajo de siega a partir de laintensidad de las huellas en piezas arqueológicas(Korobkova 1981: 344; Caspar 1988: 126 y 127), cál-culos en los que además intervienen otra amplia seriede factores (Juel Jensen 1994: 112; van Gijn 1989:85; Anderson 1992: 197).

Otra diferencia apreciable se refiere a la can-tidad de estrías presentes en las zonas pulidas. Laspiezas de Zureda están surcadas de estrías, algunas delongitud considerable, mientras que las de Zuherosapenas muestran más que componentes lineales. Esprobable que ello se deba a que en Zureda se practicóun corte bajo (entre 5 y 10 cm. de altura), con lo quese produjo un mayor contacto con partículas abrasivasdel suelo, mientras que en Zuheros se cortaron lostallos entre 30 y 40 cm. de altura. P.C. Anderson hallegado a la misma conclusión sobre la repercusión dela altura de corte sobre la cantidad de estrías a partirde las experiencias de siega desarrolladas en Jalés(1992: 196).

Para R. Unger-Hamilton y G.F. Korobkova,los pulidos de siega con escasas estrías estarían cau-sados por el corte de cereales silvestres, mientras quelos cereales cultivados producirían pulidos estriados.R. Unger-Hamilton justifica este hecho en que laremoción del suelo que se produce al preparar el te-rreno para la siembra hace que este permanezca suel-to, lo que genera un aumento en el número de partí-culas abrasivas que afectan a las huellas de uso en elmomento de la siega (1985, 1992: 217). G.F. Koro-bkova utiliza tal relación como criterio para identifi-car el corte de cereales cultivados (1981, 1993).

Foto 9.- Pulido de uso en elemento de hoz usado para segar escan-da en Zureda (Asturias). Tiempo de trabajo: 8,30 horas. 100X.

Foto 10.- Pulido de uso en elemento de hoz usado para segar es-canda en Zureda (Asturias). Tiempo de trabajo: 8,30 horas. 100X.

Foto 11.- Pulido de uso en elemento de hoz usado para segar es-caña en Zuheros (Córdoba). Tiempo de trabajo: 13 horas. 100X.

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Nuestros resultados experimentales nos lle-van a rechazar este criterio interpretativo, en coinci-dencia con las apreciaciones de P.C. Anderson (1992:196). En primer lugar porque el trabajo de cerealescultivados no siempre produce pulidos estriados (cf.van Gijn 1989: 85), como hemos podido comprobaren las piezas de la hoz con la que segamos en Zuheroshasta 13 horas, que apenas presentan estriaciones. Ensegundo lugar porque existen otros factores que in-fluyen en la cantidad de estrías presentes en las hue-llas, como son el grado de desarrollo del pulido y laaltura a la que se corta el tallo, que no son tenidos encuenta para la elaboración del criterio.

Además de los trabajos de siega, hemos in-tentado reproducir diversas acciones con útiles de pie-dra sobre materias vegetales, como las que se pudie-ron realizar en trabajos de cestería, cordelería o tejido.En primer lugar hemos experimentado la recolecciónde plantas silvestres con cuchillos de sílex. Así, he-mos cortado mimbres, carrizo (foto 12), helechos,juncos, hierba verde, esparto y zarza. Las aneas sonrecolectadas eficazmente mediante arrancado, por loque sobre ellas no se practicó esta labor.

Además, se realizó el raspado de mimbres,de carrizo y de zarzas, materias empleadas en ceste-ría, con el fin de eliminar su corteza exterior. La ob-tención de fibras vegetales para el hilado o la confec-

ción de sogas se realiza, según la información etno-gráfica de que disponemos, mediante machacado, en-riado, y peinado por lo que en principio no parece ne-cesario el uso de utensilios de sílex en estas labores.Estos instrumentos si parecen ser más útiles en laelaboración de objetos en cortezas de árbol, con ac-ciones de cortado o de raspado, esta última tarea serealiza para eliminar la corteza exterior no fibrosa,por lo que reprodujimos todas estas labores sobre cor-teza de sauce.

6. HUELLAS EN LAS PIEZASARQUEOLÓGICAS

Para este estudio elegimos 61 piezas proce-dentes de los niveles neolíticos del yacimientos de losMurciélagos. Seleccionamos todas aquellas piezasque presentaban lustre macroscópico, además de otras50 de diferentes morfologías, en las que pudiéramosdetectar eventuales trabajos sobre materias vegetalesno tan intensos como para permitir el desarrollo delustres macroscópicos.

Todas las piezas elegidas para el estudiofueron analizadas por lupa binocular y microscopiometalográfico, con el fin de detectar las piezas quepresentaran huellas de trabajo de vegetales. Aquellasque dieron resultado positivo fueron estudiadas conmayor detalle. Se realizó un dibujo a diez aumentosde la pieza completa, mediante lupa binocular dotadade cámara clara. Posteriormente se observó el pulidode uso mediante microscopio metalográfico y se situódicho pulido en el dibujo de la pieza.

El grupo más numeroso de piezas con hue-llas de vegetales pudo ser identificado como elemen-tos de hoz, útiles empleados en la siega de cereales.El pulido extenso, con trama compacta y topografíalisa en las zonas de más desarrollo, y los componen-tes lineales paralelos al filo así lo manifiestan (fotos13 y 14). Se trata de 12 piezas elaboradas sobre lámi-na, de morfología rectangular o trapezoidal. El filo

Foto 12.- Corte experimental de carrizo.

Foto 13.- Pulido de siega en pieza Mz 32 109. 100X. Foto 14.- Pulido de siega en pieza Mz 64 113. 100X.

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activo queda sin retocar, mientras que los extremossuelen estar modificados mediante retoque o fractura.En algunos casos el filo opuesto al activo está retoca-do, mientras que en otras piezas no ha sufrido modifi-cación alguna (figura 1).

El pulido de uso de dispone ocupando lamitad o dos tercios del filo no retocado. En uno de losextremos no aparece lustre, mientras en el extremoopuesto el pulido penetra oblicuamente muy al inte-rior. El pulido es menos intenso y extenso en la zonadel filo activo cercana al extremo no pulido, para irganando en intensidad y extensión a medida que nosacercamos al extremo pulido.

La excelente conservación del material ar-queológico en la cueva de “Los Murciélagos” ha

permitido que se preserven restos del mastique con elque los elementos de hoz estuvieron engastadas. Setrata de residuos de color obscuro y apariencia grasa,que se distribuyen en las partes de la pieza no cubier-tas por el pulido de uso, especialmente en el extremono pulido y en el dorso.

En una de las piezas, el mastique se conser-vó de forma excepcional, cubriendo la mitad del ob-jeto, desde el tercio inferior del filo activo hasta elcomienzo de la zona retocada en el dorso de la pieza.El mastique conserva la forma del surco en el que lapieza fue insertado y las improntas de la estructura dela madera del mango. El mastique sobresale del surcoy se dispone alrededor de la pieza para asegurar susujeción.

Los datos sobre distribución del pulido y delos restos de mastique permiten reconocer el tipo deinserción de estas piezas en sus mangos. Se trata deun enmangue de tipo oblicuo, en el que uno de losextremos de la pieza y la mayor parte del dorso que-daban insertados, mientras la mayor parte del filo noretocado quedaba exenta y actuaba como zona activa.El ángulo de inserción del objeto no parece variarsensiblemente de una pieza a otra. Hemos reconstrui-do este ángulo uniendo los dos extremos de la zonapulida en cada pieza y midiendo el ángulo de estalínea con respecto al filo activo. Todas las piezasmuestran un ángulo de inserción entre 25 y 32 grados,salvo una pieza, en la que el ángulo es de 46.

La abundante presencia de estrías y la distri-bución del pulido ha permitido reconstruir la cinemá-tica de las piezas. La mayor parte de las estrías sonlongitudinales al filo activo, por lo que las piezas seutilizaron para cortar. Además, la gran cantidad de es-trías presentes en las piezas hace que planteemos queel corte del cereal hubo de realizarse a ras de tierra.

Además de las estrías longitudinales, queaparecen en toda la zona activa, en el extremo máspulido de las piezas se observan estrías oblicuas alfilo activo, lo que refleja la existencia de un movi-miento complejo de corte compuesto por dos vectoresde dirección, como muestra la doble dirección de lasestrías. Si asociamos estos dos vectores de direcciónen un mismo movimiento, obtenemos un gesto decorte que efectúa un desplazamiento ligeramente cur-vo con respecto a los tallos de cereal que están siendocortados. En nuestro programa experimental la siegacon hoces rectas sólo genera pulidos con estrías pa-ralelas, mientras la siega con hoces curvas además delas estrías paralelas, que son dominantes, tambiénproduce algunas estrías oblicuas. Por tanto, relacio-namos la presencia de estas estrías oblicuas en elextremo de la pieza como indicio de que la trayectoriade siega fue curvada. En el caso de las piezas deZuheros todas las piezas con huellas de siega mues-tran estrías oblicuas en su ápice, por lo que hemos de

Fig. 1.- Elementos de hoz del yacimiento de los Murciélagos deZuheros, niveles neolíticos. La zona sombreada representa el puli-do de uso.

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deducir que el gesto de siega y la hoz fueron curvos(figura 2).

Las primeras hoces con elementos en inser-ción oblicua que conocemos proceden de los yaci-mientos sirios de Tell Halula y Tell Assouad (Cauvin1983; Ibáñez et al. en prensa), fechados en las etapasfinales del Neolítico precerámico B, a fines del IXmilenio BP (no calibrado). En los niveles neolíticosdel yacimiento de Mehrgarh (Paquistán) se han con-servado embutidos en la resina elementos de hoz conenmangue oblicuo, mostrando un ángulo entre elmango y el filo activo de cada elemento de entre 25 y35 grados. Los elementos están distanciados entre sialrededor de dos centímetros, habiéndose encontradorestos con hasta cinco elementos (Lechevalier 1980:261). Son también conocidas las hoces del yacimientode Karenovo (Bulgaria), con mango ligeramente in-curvado e inserciones oblicuas (Gaul 1948) (figura 3),similares a las que proponemos para el yacimiento deZuheros.

Por lo que se refiere a Europa, G. Behm-Blanke (1963: 108) cita la aparición en Frankenhau-sen de un fragmento de resina con un elemento desílex embutido oblicuamente y la impronta de otro, enun contexto cultural de cerámica de bandas. Ello,unido a la distribución del lustre macroscópico enpiezas de sílex y la referencia a las hoces de Kareno-vo lleva a este autor a proponer dos reconstrucciones

de hoces para este periodo. Se trata de dos tipos dehoz con vástagos curvos e inserciones oblicuas. Ladiferencia entre ellas estriba en el ángulo de inser-ción, que en el tipo 2 es más abierto que en el tipo 1(figura 4). Este tipo de inserción es similar al quereconstruimos para la cueva que nos ocupa. Otrosautores también han supuesto la existencia de talesinserciones a partir de la distribución del pulido deuso, como J.-P. Caspar (1988: 101) y A.L. van Gijn(1989: 85) para grupos neolíticos de la denominadacultura de la Cerámica de Bandas, J. Destexhe-Jamotte (1970) para el omaliense belga o B. Gassin(1991) en el neolítico antiguo de Provenza y del nortede Italia.

El tipo de hoz que proponemos para la cuevade Zuheros es muy similar a la que fue encontrada enla cueva de Los Murciélagos de Albuñol, homónima ala que nos ocupa, pero situada en la provincia deGranada, de la que ya hemos hablado al referirnos alos hallazgos de cestería que se realizaron en ella. En-tre los materiales recuperados apareció una hoz com-pleta, que en la actualidad se encuentra perdida, de laque Góngora ofrece un dibujo en el segundo tomoinacabado de Antigüedades prehistóricas en Andalu-cía. Dicha reconstrucción está basada en la narracióndel Sr. Manzuco, que había asistido al descubrimiento(Vayson 1918-19). La hoz consiste en un mango demadera ligeramente curvado en el que se insertan

Fig. 2.- Reconstrucción de la morfología de las hoces empleadas enlos niveles neolíticos de la cueva de los Murciélagos de Zuheros.

Fig. 3.- Hoces neolíticas del yacimiento de Karenovo (Bulgaria),según Gaul 1948.

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unas piezas triangulares de sílex, enmangadas perpen-dicularmente al vástago (figura 5).

Podemos comprobar que esta hoz es similara la reconstrucción que proponemos para la cuevacordobesa, si bien se observan algunas diferencias.Las piezas de sílex de la cueva de Albuñol, en estareproducción, presentan un ángulo de 60 a 90 gradosentre el filo cortante y el vástago, mientras las huellasy los restos de resina de la cueva de Zuheros indicanla inserción con una inclinación más baja, en un án-gulo de alrededor de 30 grados. Además, en la repro-ducción observamos que las piezas de hoz se encuen-tran en contacto unas con otras, e incluso ligeramentesuperpuestas, mientras que la pieza rodeada de resinaque se conserva en la cueva de Zuheros indica que loselementos de hoz se insertaban en el mango separadosunos de otros. La distancia de separación entre loselementos de la hoz está también presente en losejemplos de Mehgahr (Lechevalier 1980: 261), Kare-novo (Gaul 1948) y Frankenhausen (Behm-Blanke1963: 108).

Estas diferencias pueden responder a solu-ciones técnicas diversas dadas al mismo problema,

aunque también es probable que la reconstrucción delobjeto de Albuñol no fuera del todo precisa en lo querespecta a estos detalles. En este caso se trataría deuna falta de precisión perfectamente comprensible,conocidas las circunstancias en las que se realizó lareconstrucción.

Además de en estos elementos de hoz, en-contramos huellas de corte de cereales (pulido devegetales muy desarrollado, de trama compacta, contopografía lisa-ondulada a lisa y abundantes compo-nentes lineales) en otra pieza. Se trata de una lamini-lla de pequeño tamaño (27 mm. de longitud y 7 mm.de anchura) que muestra huellas de corte de cerealesen toda la longitud de sus dos filos, aunque tales hue-llas son más intensas hacia el extremo fracturado dela pieza. El desarrollo del pulido indica que se trata deun trabajo lo suficientemente intenso como para su-poner que el objeto se debió usar enmangado, espe-cialmente si tenemos en cuenta su pequeño tamaño.Por tanto, la pieza estaría engastada en un vástago poruno de sus filos, y una vez que se trabajó cierto tiem-po, se cambió la pieza de posición, introduciendo elfilo usado en el vástago y utilizando el que antesestaba engastado. H. Juel Jensen encuentra ejemplosde este tipo de utilización de los dos filos activos de

Fig. 4.- Reconstrucción de dos tipos de hoz de la cultura de laCerámica de Bandas, según Behm-Blanke 1963, fig. 14. Dibujostomados de Juel Jensen 1994, fig. 35.

Fig. 5.- Reconstrucción de la hoz de los Murciélagos de Albuñol,en Vayson 1918-19.

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láminas empleadas en labores de siega, dentro delcontexto de la cultura de la cerámica de bandas (JuelJensen 1994: 128). De cualquier forma, la inserciónde la pieza hubo de ser paralela al mango y no obli-cua, como hemos visto en los casos anteriores. Ade-más de su morfología y la distribución de huellas, es-ta pieza muestra otras particularidades con respecto alos elementos de hoz que hemos visto anteriormente.En primer lugar el grado de desarrollo del pulido esmenor, a la vez que el pulido apenas presenta estrías.

Esta laminilla estuvo insertada en un útilempleado para cortar paja. En otros yacimientos don-de se han detectado piezas de hoz de inserción obli-cua, también aparecen algunas otras piezas que fueroninsertadas paralelas al mango. Durante el NeolíticoPre-cerámico B y el Neolítico tardío de Tell Halula(valle del Eúfrates, Siria) la mayoría de las piezas dehoz son de inserción oblicua, pero también aparecenalgunas de inserción recta (Ibáñez et al. en prensa).En el yacimiento de Mehrgarh, también encontramosuna dualidad similar (Lechevalier 1980). Además, eneste yacimiento, se conserva un fragmento de hozligeramente curva con láminas en inserción paralela.En la cultura de la cerámica de bandas, la mayorparte de los elementos de hoz muestran huellas quereflejan un enmangue oblicuo, como hemos visto másarriba. Sin embargo, existen también algunas láminasen las que el lustre se distribuye a lo largo de todo elfilo (Behm-Blanke 1963: 116).

En los Murciélagos de Zuheros, junto a lashoces curvas con elementos en inserción oblicua, queserían las dominantes, existieron otras con elementosen inserción paralela, y de morfología probablementecurva. Hay que tener en cuenta que la laminilla es depequeño tamaño, por lo que pudo perfectamente serintroducida en un mango curvo. Otra posibilidad esque tal laminilla formara parte de un útil fijo destina-do al corte de tallos con el fin de separar las raíces decereales que pudieron haber recolectados mediante suarrancado, como veíamos en el ejemplo de la cebadade Lanzarote.

Otro fragmento de lámina presenta en ambosfilos huellas de corte de vegetales. La pieza fue frac-turada con posterioridad al uso, por lo que en origenhubo de tener una longitud mayor. Esta pieza muestraun pulido con un trama que evoluciona según el gradode desarrollo del pulido de abierta a compacta, conuna topografía ondulada y una reticulación ancha. Elpulido muestra una extensión transversal de cerca de1 mm y apenas presenta estrías ni componentes linea-les. La topografía ondulada y la ausencia de compo-nentes lineales, nos llevan a identificar este pulido co-mo producto del corte de vegetales verdes.

La extensión transversal del pulido en rela-ción a su grado de desarrollo es similar a la que he-mos obtenido en el corte de juncos, helechos, carrizo

o esparto, mientras que el corte de hierba verde ha ge-nerado pulidos más marginales. Desechamos tambiénla posibilidad de que se trate del corte de helechos porno ser propios del ecosistema donde se encuentra lacueva, y del esparto, ya que todas las referencias et-nográficas sobre la recogida de esta planta indican quela labor se realiza enrollando el esparto en un bastón ytirando de la planta para arrancarla. Nosotros mismoshemos experimentado la ventaja que supone aplicar latécnica del arrancado frente a la de corte.

El pulido arqueológico también muestra dife-rencias con los creados por el corte de carrizo, ya queeste crea una topografía abombada, de ondulacionesmás amplias, y la superficie pulida es más regular.

Las huellas experimentales más similares alas de esta pieza proceden de los útiles empleados enel corte de juncos o también de las usadas para el cortede cereales verdes. Con los datos de que disponemosambas interpretaciones serían posibles. Es necesarioavanzar más en el estudio de los útiles del yacimientoy en nuestro programa experimental para precisar másla actividad que se desarrolló con esta pieza.

7. CONCLUSIONES

En este artículo se han mostrado algunosaspectos del aprovechamiento y trabajo de los recur-sos vegetales en los niveles neolíticos de la cueva delos Murciélagos de Zuheros (Córdoba). Existió unadesarrollada agricultura cerealística que incluyó elcultivo de trigos vestidos (T. monococcum y T. dicoc-cum) y desnudos (T. aestivum/durum), además de lacebada. También se recurrió a la recolección de frutossilvestres, tales como la bellota y la aceituna.

Los cereales fueron recogidos mediante sie-ga con hoces. Se trataba de útiles de vástago curvo, enlos que se insertaban elementos de sílex de morfo-logía trapezoidal. Estos elementos se insertaban obli-cuamente al vástago, como muestra la distribucióndel pulido de uso y del mastique de enmangamiento.Este tipo de hoces surgen en Próximo Oriente en elfinal del Neolítico Precerámico B, hacia finales delIX milenio BP (sin calibrar). Posteriormente son co-nocidas en yacimientos neolíticos de Pakistán, losBalcanes y Europa central y occidental.

Se ha reconocido otra pieza con huellas desiega, aunque en este caso la pieza estaba insertada enparalelo al mango. Es posible que se trate de otro tipode hoz, diferente al que hemos visto anteriormente.En este caso existirían hoces con elementos en inser-ción oblicua, las más abundantes, junto a otras con ele-mentos en inserción recta. Otra posibilidad es que estapieza formara parte de un útil fijo, destinado a cortartallos, con el fin de separar las raíces de cereales quehabían sido recogidos mediante arrancado de la planta.

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La siega del cereal se realizó a ras de tierra,lo que implica que se buscaba el aprovechamiento dela paja, sea para cubierta de las casas, para cestería opara cama o alimento del ganado. Un útil ha podidocortar cereales aún en estado verde o bien juncos. Esnecesario ser cautos en este aspecto, ya que se trata deuna sola pieza y las huellas no son claramente defini-torias.

El estudio funcional ha mostrado que elpapel de los útiles de sílex para el trabajo de vegetalesen este contexto neolítico se centra fundamentalmenteen la siega de cereales, mientras que no hemos en-contrado útiles que se puedan relacionar claramentecon el trabajo de vegetales para labores tecnológicas(cubiertas, cestería, cordelería, etc.). Estos datos pare-cen contrastar con los indicios que señalan la impor-tancia del trabajo de materias tales como los juncos,carrizo, esparto, etc. en contextos neolíticos (Petre-quin y Petrequin 1988; Alfaro 1980; Ayala 1990).Existen dos posibles líneas de explicación a la ausen-

cia de útiles de sílex con huellas de trabajo de vege-tales diferentes a la siega. Una buena parte de lostrabajos debieron realizarse sin útiles (recolección dejuncos y espadaña) y otros debieron practicarse conútiles de madera (recolección de esparto, maceado defibras). A la vez, es posible que muchos trabajos derecolección de vegetales (p.e. el carrizo) se llevaran acabo con las mismas hoces empleadas en la siega. Eneste caso, las huellas del trabajo dominante desarro-llado con los útiles, la siega, pudieron haber enmasca-rado las huellas de recolección de otros vegetales.

NOTA

1 Algunas de las informaciones etnográficas señaladas han sido ob-tenidas en el desarrollo del proyecto Las primeras sociedades pro-ductoras. El aporte de la etnografía en Marruecos, financiado porla Fundación Marcelino Botín.

El estudio arqueobotánico ha sido llevado a cabo en el marcodel proyecto.

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