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El Arte de la Serenidad Familiar Psicoterapia familiar en la vida cotidiana Manlio Soto Paiz

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PSICOLOGIA

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El Arte de la Serenidad Familiar

Psicoterapia familiar en la vida cotidiana

Manlio Soto Paiz

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Copyright 2015 Manlio Soto Paiz

Autor Manlio Soto Paiz

1.a edición, Abril 2015

Edición E-book, 2015 Miguel Àngel García

[email protected]

DERECHOS RESERVADOS Copyright 2015

Prohibida su reproducción total o parcial

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Indice

Introducción: Historias de padres desesperados 5

Lecciones para los padres 7El divorcio se ha aplazado 9

Reflexiona

Padre es el que acepta incondicionalmente 15

Problemas de mi hij@ 16¿Qué es verdaderamente un “problema”? 16¿Quién es verdaderamente mi hijo? 17¿Quién tú eres verdaderamente? 17¡Quiero componer a mi hijo! 19¿Cómo es el ambiente de mi hijo? 20¿Entonces no hay problemas con mis hijos? ¡No puede ser! 21“Cómo crear hijos delincuentes” 22

Aprende

Entre el sermón y la paliza 27Padres reforzando berrinches 29La pedagogía negra 30

La Familia Enriquecedora 35Cualidades de las familias enriquecedoras 37El Amor Firme y la disciplina 38Madre o padre, manifiestas lo que piensas 41Algunas Creencias irracionales de los padres 43Los padres ventrílocuos 47Una Guía abierta 49

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Sabiduría antigua para hoy 51El berrinche, un asalto emocional 52Fisiología de un berrinche 55

Aplica

El Método Sereno 63Serenidad paso a paso 65Serénate 66Evita contagiarte 67Responde 68Entra en Acción 69No te deshonres por la escena 70Obvia los comentarios ajenos 72Ejercicio 72Principios terapéuticos para la familia 73Un frente común 74Sentido e identidad familiar 81Aforismos sobre la singularidad familiar 85

Apéndice

La Proyección: “La espada de doble filo” 97

Procesó para retraer las proyecciones 100Primera fase: Reconociendo la “perturbación” de nuestras proyecciones 102Segunda fase: Buscando el aspecto proyectado 103Tercera fase: Reapropiación 103Cuarta fase: Expansión de la identidad 104Pegar o no Pegar 105

Referencias 107

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Introducción: Historias de padres desesperados

Es un hombre sabio el que conoce a su propio hijo.— William Shakespeare —

Los padres muchas veces no estamos preparados para la tarea de criar a nuestros hijos. A muchos nos hacen falta destrezas y cono-cimientos para iniciar esta titánica labor. La gran mayoría apren-demos en el camino, improvisamos y usamos el método de prueba y error. Esto no es algo que saco de la manga, no es una excusa para vender y promover mi libro. Es un hecho. La vocación de ser padres no la tenemos todos y no todos podemos confiar en la “prueba-error”, “sentido común” o el consejo de la abuelita o la madre. Muchas veces queremos olvidar cómo nos criaron, queremos olvidar nuestros problemas infantiles y resulta que los hacemos repetir a través de nuestros hijos. Al contrario, podemos evitarlos tanto, que creamos nuevas formas neuróticas de crian-za. Estos patrones de crianza, se vuelven a veces nuestro único recurso, el copiar costumbres y el sentido común, son las únicas destrezas que poseen muchos padres y esto puede cambiar.

Este pequeño libro, te brinda más recursos teóricos a través de in-formación e investigaciones, y a la vez, recursos prácticos y estra-tegias que -puestas en acción- brindarán resultados. Obviamente, no pretendo cubrir el tema de la crianza en su totalidad. Éste es un curso iniciático e intenso, dispuesto a romper viejos pensamientos y actitudes hacia el rol de padre y madre, los cuales son enormes

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y oxidadas cadenas que aprisionan nuestro potencial de ser felices y auténticos siendo padres de familia. A lo largo de esta obra, ve-rás cómo es que tenemos que empezar por nosotros mismos para forjar una familia sana. La familia como imagen psicológica exis-te desde hace años en tu mente. Mucho antes, de que te hicieras padre o madre o pensaras en hacerlo. La familia es una imagen que llevamos en nuestra mente y fue modelada por nuestra genea-logía y biografía. Por ende, hemos de empezar por conocernos a nosotros mismos, amarnos a nosotros mismos, tener una misión, visión y valores de vida muy claros. Luego podemos empezar a manifestar esa familia en la vida real. Si ya posees una familia, es momento para dejar los hábitos destructivos y crear un nuevo camino para que tu familia se convierta en una familia enriquece-dora. Éste es el objetivo del presente libro.

El presente trabajo es un “destilado” de muchas lecturas en el tema. Elegí los autores de más peso y que aportan ideas prácticas al tema de la maternidad-paternidad y la crianza. Esto autores, me inspiraron a escribir y trasladar sus ideas, de una manera ase-quible, al lector no versado en psicología. Mi propia experiencia como padre, profesor de secundaria, tutor, psicoterapeuta y ca-pacitador en el área educativa, aporta la visión particular en la estructura de este libro, primero reflexionas, luego aprendes algo nuevo, y por último aplicas. Mi estilo es directo y claro, con lo cual busco crear una impresión y remover las posturas automáti-cas heredadas, cuestionando lo establecido. He trabajado por más de 10 años con niños, adolescentes y maestros. El amor al trabajo docente y la psicología, inspiró la creación de esta obra.

Para ejemplificar, la necesidad de tomar acción en el tema de la crianza y la paternidad, utilizo como ejemplo, dos relatos que ejemplifican casos impactantes. El siguiente artículo, fue publi-cado en el New York Times por Tom Brady en el 2010. Este ar-tículo, nos enseña que muchos padres no están preparados para

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criar a sus hijos. Muchos padres, empiezan el desafío de criar sin destrezas y utilizan tan solo el sentido común y la perseverancia. Esto sucede alrededor del mundo: padres inconscientes y riñas familiares, que llevan a los hijos hasta la muerte y los padres a la cárcel. Esto, contrasta con la fuerza y coraje, de otros padres, que luchan hasta el último momento por sus hijos y nunca abandonan. Todo lo anterior, sucede en las siguientes historias.

Lecciones para los padres“Una calcomanía muy popular en los automóviles de la genera-ción de los baby boomers aludía a su ambivalencia respecto de la paternidad. “La locura es hereditaria. Nuestros hijos nos la trans-miten”. Los desafíos de criar a un hijo aumentaron y se multipli-caron las exigencias respecto de los padres, pero la capacidad de arreglárselas se basa en cosas tan simples como el sentido común y la perseverancia.

La locura que puede formar parte de la vida familiar cotidiana quedó revelada en un estudio realizado entre 2002 y 2005, cuando investigadores de la Universidad de California, Los Ángeles, gra-baron prácticamente cada momento de la vida de algunas familias durante una semana.

El proyecto de la UCLA se concentró en el hogar de clase media es-tadounidense donde hay varios hijos y ambos padres trabajan. Los investigadores utilizaron luego las 1 mil 540 horas de videograba-ción, en las que codificaron y clasificaron cada abrazo y momento tierno que esas familias compartieron, informó el New York Times. También grabaron las discusiones, gritos, llantos, críticas y estalli-dos emocionales que son algo inevitable en la vida familiar.

“Es la forma más pura de control de la natalidad que se haya crea-do”, declaró al New york times Anthony P. Graesch, un investigador

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de posdoctorado. De todos modos, el doctor Graesch y su esposa acaban de tener su segundo hijo.

Muchos padres no están preparados para lo que deben enfrentar, y la mayor parte aprende a hacer lo correcto mediante pruebas y errores. La sociedad toma medidas para apartar a los chicos de padres que son negligentes o incompetentes, o de aquellos que padecen alguna adicción, por lo general, drogas o alcohol.

Para una bebe de tres meses de Suwon, corea del Sur, la obsesión de sus padres por el mundo de fantasía de los juegos de inter-net resultó mortal, informó el New york Times. Kim Yun-jeongy su esposa, Kim jaebeom, de 41 años, salieron de su apartamento rumbo a un cibercafé de veinticuatro horas en que solían jugar hasta el amanecer. El otoño pasado volvieron a su casa después de una sesión de juego de doce horas y encontraron a su hijoa, Sa-rang –“amor”, en coreano, muerta por desnutrición.

La pareja, que sabía poco sobre la crianza de hijos que no se ente-raron de que ella estaba embarazada hasta que rompió la bolsa de agua, fue condenada a dos años de cárcel el 29 de mayo. El juez dejó en suspenso la condena de la Sra. Kim porque ésta tenía un embarazo de siete meses y el magistrado dijo que necesitaba cierta “estabilidad mental”.

“Lamento haber sido tan mala madre para mi bebé”, dijo Kim entre lágrimas durante el juicio a la pareja, informaó el New York Times.

Los esfuerzos de un buen padre en una pequeña población de Afganistán cambiaron el destino de su hijo cuando el chico abrió una bolsa de cereales y una serpiente le mordió en el labio. El padre, Kashmir, llevó a Sadiq, de cinco años, a un puesto de la marina de Estados Unidos cerca de su casa de Khan Neshin y

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pidió que se trasladara al chico por aire a un hospital estadouni-dense donde podrían salvarlo. El vuelo en helicóptero se canceló, y las posibilidades de supervivencia del niño disminuían a medida que el veneno inflamaba el rostro y le provocaba problemas res-piratorios. Pero Kashmir no estaba dispuesto a rendirse. Caminó hasta otro puesto estadounidense y volvió a pedir un helicóptero Black Hawk llevara a Saadiq a un lugar donde pudieran propor-cionarle la atención que necesitaba. Los infantes de marina pudie-ron seguir su actividad por medio de mensajes electrónicos.

La segunda misión fue aprobada y el infante se salvó. Un padre, en una remota población del sur de Afganistán, había logrado lo que parecía imposible, y en el proceso había dado una lección a los padres de todo el mundo: nunca hay que bajar los brazos.”

Sorprendente, en pleno siglo XXI suceden cosas increíbles. Vea-mos otra historia de padres. La siguiente la extraigo de la obra “Equilibrio y curación a través de la logoterapia” de Elisabeth Lukas, (2004). Elegí este pequeño relato, para ilustrar cómo cui-dar y conservar una familia, puede ser la tarea que llene de sentido nuestras vidas. Además, podemos observar en ella la típica reac-ción de los padres cuando usan a sus hijos de chivo expiatorio, para manipularse uno al otro. La crisis, ellos la ven reflejada en su hijo y lo llevan con la psicóloga, pero a la vez, no hacen nada acerca de “lo obvio”. Veamos esta historia que presenta un cuadro muy común en parejas con problemas, pero que arriba a un desen-lace muy interesante y propositivo.

El divorcio se ha aplazadoUna madre trajo a su hijo de cinco años rogándonos que lo admi-tiéramos en una terapia de juego. La mujer había leído que esta clase de terapia fomentaba el desarrollo de la personalidad del niño y le ayudaba a superar la crisis de crecimiento. Le pregunté qué crisis sospechaba que su hijo pudiera tener, porque a mí me

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parecía un jovencito de lo más despierto y normal. Entonces, la madre me explicó que ella y su marido no vivían juntos y que éste, con quien mantenía profundas y frecuentes desavenencias y se quedaba al hijo cada dos fines de semana, metía cizaña contra ella. La madre reconoció que también prevenía a menudo al niño en contra de su padre y que le explicaba sin tapujos todo tipo de cosas odiosas sobre aquel “mal hombre”. Tras los fines de semana con el padre, el niño se orinaba en la cama y rompía los juguetes en la guardería, a raíz de lo cual la profesora, preocupada, había informado sobre su estado.

Existen incontables tragedias familiares de este tipo. Los hijos se entregan indefensos a los despropósitos de los padres y respiran como nadie en el mundo un modelo de cinismo e intransigencia entre las persona más próximas. Entonces, los hijos deben some-terse a tratamientos porque sus progenitores biológicos” ya no se soportan”.

A esta madre le expuse que se consideraba absurdo incluir a su hijo en una terapia de juego una vez a la semana, por espacio de una dos horas, para reforzar la confianza en sí mismo mientras, al mismo tiempo, su confianza innata en la vida se veía socavada, quizá de cinco a diez veces a la semana, por los masivos ataques y desprecios mutuos entre las personas con las que mantenía una relación más íntima. No era el niño quien necesitaba consejo fa-cultativo, sino ella y su marido, por lo cual le pedí que hiciera de tripas corazón y vinieran los dos juntos a la siguiente visita.

Cuando los tuve sentados frente a mí, era como si soplara un vien-to helado por la puerta, así de gélidas eran las miradas y los gestos de la pareja. Enseguida me aclararon que no tenía que inmiscuir-me en sus planes de divorcio. “De acuerdo —dije—, seguro que tienen su motivos. Solo deben saber que todo divorcio con lleva inevitablemente una experiencia de fracaso: la sensación de ha-

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berse equivocado, de frustración, también de haberse convertido en culpable, cosa que, naturalmente, nunca se admite de buen gra-do (¡porque siempre es el otro quien tiene la culpa!), pero que aca-ba desanimado durante mucho tiempo. Pues bien, ahora tiene la oportunidad de aliviar considerablemente estas sensaciones depri-mentes, si, por amor a su hijo, consiguen cooperar entre ustedes de manera razonable, a pesar de la separación y el proceso de divor-cio. Ahora bien, cooperar razonablemente significa no pronunciar malas palabras delante del niño, no hacer reproches ni imputar culpabilidades a través de los oídos del niño, no regatear con él los derechos de visita y contacto. Para él, ustedes todavía son el padre y la madre, y lo seguirán siendo toda la vida. En el corazón de su hijo no se divorciarán tan rápido como sobre el papel.”

Los dos intentaron justificar su conducta, pero yo no di mi brazo a torcer. “seguro que la salud de su hijo –resumí-, merece que hagan todos los esfuerzos posibles para conservarla y protegerla. Esta úni-ca obligación debería bastar para poner fin a sus disputas y hacerles recordar la responsabilidad como padres. De este modo, hasta podría sacarse algo bueno del incidente del divorcio, como es la visión de que la verdadera paternidad y maternidad están por encima de las diferencias personales y obligan, más allá de las debilidades propias, a transmitir un modelo digno. ¡Entierren por su hijo las enemistades y verán como su crecimiento inalterado se verá recompensado!”

Pocos meses después de aquella sesión me acordé de la familia y llamé al teléfono a la madre para saber cómo le iba al pequeño. Pero fue el padre quien se puso y me dio gracias por mi interés. “Ahora estoy viviendo otra vez en casa de mi familia”, explicó y, medio en broma, añadió: “como, de todas formas, teníamos que cooperar en-tre nosotros por el chico, pensamos que podríamos aplazar un poco lo del divorcio…” (p-77-79)

Luego de haber leído las anteriores historias, queda claro que el primer paso para ser padre feliz y tener hijos felices se resume en

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la siguiente frase: “Conócete a ti mismo”. Esta antigua frase esta-ba en la entrada del antiguo Templo de Delfos en Grecia y hasta la fecha, es el mejor consejo para una vida auténtica y llena de sentido. Yo me permito adaptarla a nuestro tema:

“los auténticos padres y madres se conocen a sí mismos y se aman como son, solo de esa forma pueden conocer y amar a sus hijos en su singularidad”.

Shakespeare lo expuso de manera diáfana: “Es un hombre sabio el que conoce a su propio hijo.”

Entonces ¡Conócete padre y acéptate con tus poderes y limitan-tes! Si te conoces serás sincero y ya no harás vivir tus mentiras a tus hijos. Recuerda, que muchas veces enseñas con el ejemplo. ¡Enseña entonces con la verdad! Ahora, empecemos este camino. Comparto el siguiente pensamiento de Einstein que resulta muy cómico y demostrativo:

La única manera de educar es dando un ejemplo, a veces un ejemplo espantoso.

—Albert Einstein

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ReflexionaNo basta con criarlos,

los padres enriquecedores aman la singularidad de su hijos,

sin manipulación o desprecio. — Manlio Soto —

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Padre es el que acepta incondicionalmente

No es la carne y la sangre, sino el corazón, lo que nos hace padres e hijos.

— Schiller —

Reza el dicho popular que “padre no es el que engendra, sino el que cría”. Examinemos esta creencia de cerca. Padre o madre, no es solo el/la que engendra, claro está. Pero también, padre o ma-dre, no es el que cría, porque hay mucha crianza basada en la pedagogía negra, en violencia psicológica, en la represión, en la mentira, en el dolor y miedo. Padre es el que ama, el que enrique-ce, el que acepta incondicionalmente, el que nutre, acepta tal cual a su hijo y le da herramientas para vivir. No basta con la crianza, padre es el que ama la originalidad de su hijo. Madres enri-quecedoras, son las que no tiene prejuicios y proyecciones en sus hijos. Padre, es el que se ha sacado la viga de su ojo, para poder ver a su hijo sin agregarle nada, sin proyectar sus debilidades y frustraciones. No proyecta su miedo.

El Miedo, ¡gran enemigo! Muchos padres, destruimos partes de nuestros hijos, porque les tememos. Tememos que nos odien, te-memos que nos dañen. Libérate de frustraciones y miedos, estas son tus cargas mentales, las cuales puedes alivianar, sin compar-tirlas con tu hijo. Padre, contempla a tu hijo sin agregar cargas mentales. No le pongas tus propias frustraciones y deseos —car-gas mentales— a tu hijo.

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El taoísta Chuang Tzu, decía que el hombre de verdad, un hombre espiritual:

“ve lo que ve el ojo y no añade nada que no esté ahí. Oye lo que oyen sus oídos y no detecta sobretonos imaginarios.”

Utilizando esta antigua visión de un hombre sabio, podemos ver y escuchar a nuestros hijos sin añadir lo que no es de ellos, sin añadir nuestras cargas mentales, condiciones, frustraciones y manipulaciones. Hemos de guiar con firmeza, claro que sí, pero es cosa diferente manipular y proyectar nuestras caren-cias. Recordemos que la autoestima empieza en los padres. El padre y la madre, es al niño, un influyente modelo de autoestima.

Problemas de mi hij@Para brindar un método heurístico –unos pasos a seguir- en la transformación de un problema con nuestros hijos, hemos de examinar las dos variables: “problemas” e “hijo/a”. Partiremos a la inversa, asumiendo que nuestros hijos no nacen con proble-mas de personalidad. Son en esencia Singulares, y partiendo de su singularidad, definimos algunas variables hasta llegar a un pequeño método llamado SERENO. Es un método, para tomar acción y actuar ante nuestros hijos, cuando ocurre un comporta-miento perturbador.

¿Qué es verdaderamente un “problema”?Muchas veces, hacemos problemas o los inventamos donde no los hay. Problematizar a los hijos, en ocasiones, es una creación de los padres. Los padres creemos todavía que los hijos son nuestros reflejos, nuestra imagen y semejanza. Este es el complejo de “Mi hijo en el espejo”. Los padres se ven en ellos, en sus hijos, como pequeñas y vivas cartas de presentación, como curriculum vitae, y no desean verse mal, menos con problemas.

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Un hijo no es una posesión u objeto para hacerle una copia de tus ideales. Más allá del complejo de “mi hijo en mi espejo”, debe-mos definir nuevamente lo que es un problema. Un problema es contrariedad, traba, pega, estancamiento; es la conjunción de dos fuerzas opuestas que anuncian un cambio. En pocas palabras un problema anuncia un cambio, y un problema con nuestros hijos, anuncia que hay que hacer cambios en la relación que tenemos con ellos y con nosotros mismos.

¿Quién es verdaderamente mi hijo?Cuando el hijo se idealiza, el padre mira en su hijo su propio re-flejo, sus deseos y aspiraciones. El Niño cesa de existir auténtica-mente. Nuestros hijos se convierten en posesiones y son aniquila-dos. Muchos padres y madres idealizan “el ser padres de nuestro hijo” buscando la perfección. Cuando más disfrazados están los hijos, más orgullosos están los padres de ellos mismos. Esto es egotismo paternal. Muchos les idealizamos diciendo “será bello, amable, y lleno de éxitos y virtudes, callado y respetuoso, como debe ser” o de otra manera, “es que mi hijo es recio y de carecer fuerte, ha de defenderse solo en la vida y yo le ayudo en esa tarea”.

De esta manera, los hijos pueden crecer con un “yo” falso e im-puesto. Deja de buscar tu propia imagen en tu hijo y permite que aparezca el bello milagro de su singularidad, tal como es. Lue-go has de aceptarlo incondicionalmente, esto es el amor. Así de sencillo. Si encuentras defectos de personalidad o carácter en tus hijos, estás de nuevo viéndote a ti mismo reflejado en ellos, estas usando la imagen de tu espejo en tu hijo. Deja que el milagro de la singularidad en tu hijo se realice.

¿Quién tú eres verdaderamente?Aquí conviene seguir el consejo de “conócete a ti mismo” y bus-car la congruencia. Un padre auténtico es un padre congruente.

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Un padre auténtico no manda señales contradictoras. No piensa una cosa y hace otra, o hace una cosa y predica lo contrario. No es ambivalente, es claro, su comunicación es real.

El padre ambivalente, emite mensajes con dos sentidos, es un mensaje impreciso que puede interpretarse de dos maneras con-trarias. Ejemplo, los padres no desean que el hijo beba licor pero sus borracheras son frecuentes. Y otro ejemplo, el más general y el más grande de la incongruencia: el padre no es feliz y desea que su hijo sea feliz. Verbalizando: “Hijo quiere que sea feliz porque yo no soy feliz”. “estamos juntos por ustedes hijos porque queremos que sean felices”.

El mensaje implícito y subliminal en las frases anteriores, podría interpretarse como: “somos desgraciados por su culpa”. La con-gruencia equilibra la ambivalencia. Cuando eres congruente, te presentas tal como eres, amándote y siendo feliz, no importando si estás divorciado, casado, con poco dinero o si eres millonario. Cuando estás feliz, simplemente estás feliz y cuando estás moles-to, simplemente estás molesto.

Tu hijo no debe quebrarse la cabeza descifrando mensajes ambi-guos y subliminales que le hagan sentirse culpable.

La ambivalencia de un padre, puede crear problemas psicológicos a largo plazo en los hijos. La autoestima es modelada por los pa-dres/madres y la congruencia, de igual manera. Muchas actitudes y principios psicológicos son modelados por los padres de manera directa. V. Satir (2006) expone esta verdad de la siguiente manera:

“Los adultos somos los iniciadores, maestros y modelos para la au-toestima. Sin embargo, no podemos enseñar lo que desconocemos. Cuando una persona inteligente es consciente de que no sabe, puede empezar a aprender. Cuando las personas se convierten en padres

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sin tener autoestima elevada, se les presentan nuevas oportunidades para hacerse de ella a medida que guía a sus hijos.”

Hoy siempre tenemos oportunidad de cambiar. Hoy podemos ser conscientes y aprender. Hoy podemos aprender a ser congruentes y elevar nuestra estima. Guiaremos a nuestros hijos de manera serena y llena de sentido. Atiende los consejos de Virginia Satir sobre cómo lograr una vida congruente.

Los Fundamentos de una vida congruente:

• Comunicarse con claridad• Cooperar en el lugar de competir• Otorgar poder en lugar de someter• Poner de relieve la singularidad de cada uno en lugar de

rotular• Utilizar la autoridad para guiar y hacer realidad “Lo que

es justo”, en lugar de forzar su realización en virtud de la tiranía del poder.

• Amarse, valorarse y respetarse plenamente• Ser responsables personales y socialmente• Ver los problemas como un reto y una oportunidad de alcan-

zar soluciones creativas.

¡Quiero componer a mi hijo!Why fix it if it ain’t broken? es un dicho popular en habla ingle-sa. Esto quiere decir “¿por qué arreglar lo que no está roto? Veá-moslo de esta otra manera: Si no está descompuesto, entonces ¿por qué la compulsión de arreglarlo? El amor incondicional, es aceptar la singularidad de nuestros hijos. Este complejo de egotismo paternal, que quiere componer a nuestros hijos, es una actitud prejuiciosa que busca un chivo expiatorio. Posiblemente existe una problemática en el ambiente familiar donde el niño se desarrolla.

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Los niños no nacen malcriados, berrinchudos, consentidos, de-mandantes, tímidos, etc. Algunos, por supuesto, poseen rasgos de temperamento determinado biológicamente. El resto lo hace el ambiente; y los padres son parte del ambiente. Muchos padres lle-van a sus hijos al psicólogo y les dicen prácticamente: “compón-galo”. Esta es la manera de liberarse de la responsabilidad sobre el clima afectivo donde el hijo se desarrolla.

Si verdaderamente hay un problema, ese problema no es exclusi-vamente de los hijos. Los padres que viven entre mentiras, hacen de sus hijos unos mentirosos, cómplices a fuerza de su hipocresía, con la cual, no les queda otra que mezclarse en el ambiente, des-aparece su individualidad, y el desarrollo de una identidad —un “yo”— autónoma y nueva, se ve interrumpido.

¿Cómo es el ambiente de mi hijo?Muchas veces, tenemos hijos miméticos, el principio de la míme-sis es infalible de una u otra manera. Nuestro hijos se mimetizan con su ambiente familiar núcleo. Ellos tratan de imitar el paisaje emocional del hogar que les toca —aunque sea uno lúgubre— y se camuflan con el entorno, ya sea por búsqueda de aprobación, para defenderse o adaptarse, pasando inadvertidos. Hablando desde la psicología de la Gestalt, estos niños se hacen “uno con el fondo” y ellos, como figura, desaparecen.

Sus necesidades, actitudes y reacciones buscan satisfacer el deseo del otro del fondo, es de decir, de la relación padre-madre que les acoge. Este un mecanismo de adaptación llamado confluencia, don-de el niño busca hacerse uno con el ambiente que le rodea, sin distin-guirse como individuo, con el objetivo de obtener aprobación de los padres/cuidadores. El problema con la mímesis es cuando los padres poseen reacciones y estructuras neuróticas de relación, sea ambiva-lencia, histeria, exuberancia dramática, hipocondría o represión.

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El hijo se hará uno con el ambiente histérico, por ejemplo, forman-do parte del paisaje dramático o provocándolo. Así, sucesivamen-te, con padres hipocondriacos o represivos. En cambio, familias que no están en conflicto, llamadas por V. Satir, “enriquecedoras”, propician un clima afectivo que nutre el alma con alimento psico-lógico —saludable para el crecimiento del yo— para la individua-lidad y la estima propia. Los hijos mimetizan entonces un fondo diferente y se diferencian de los padres. Se harán congruentes, auténticos y seguros.

¿Entonces no hay problemas con mis hijos? ¡No puede ser!

Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres.

Pitágoras

Antes de continuar el siguiente tema, recomiendo realizar este breve cuestionario. Marca con un cheque el comportamiento que reconoces en tus interacciones con tus hijos.

Le das a tu hijo todo lo pide Celebras cuando usa vocabulario soez Jamás orientas a tu hijo en el área espiritual No lo reprendes o disciplinas por su mal comportamiento Recoges todo lo que tu hijo desordena Puede ver cualquier programa de televisión Tratas de pelar con tu pareja delante de tu hijo Le das todo el dinero que te pida

Si encontraste una de las anteriores en la manera de convivir con tu hijo, verás que gran parte de la personalidad de nuestras hijas e hijos, nace de nuestras actitudes como padres. Aquí, el énfasis recae sobre las madres y padres, necesitamos cambiar la

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problematización automática de nuestros hijos observando nues-tra forma de ser como padres. Es preferible no apresurarnos en problematizar a nuestros hijos, incluso, problematizarnos como padres de una manera innecesaria. Podemos cuidar a nuestra fa-milia de una condena innecesaria y masoquista. Sin embargo, es necesario ser conscientes de nuestras costumbres automáticas.

Tuve un encuentro fortuito con un artículo brevísimo que vi pe-gado en la pared de un colegio. Tiempo atrás, quería encontrar un ejemplo sencillo de cuáles son los elementos que pueden reforzar una conducta destructiva en los hijos, y lo encontré en una humil-de escuela de una aldea cercana a la ciudad. El título del artículo es “Cómo criar hijos delincuentes”. Luego de leerlo atentamente, pedí a la directora del colegio que me dejase copiarlo. Ella, con agrado, mandó a sacar una copia del dicho documento. Ella me contó que se lo hacía a ver los padres de sus alumnos cada vez que ellos incurrían en conducta inefectiva. Supuestamente, éste artícu-lo fue publicado en un periódico local. Hago notar que no conozco cual es la fuente original, ni conozco su autor, solo sé que causa impacto al leerlo. Lo reproduzco en la siguiente sección.

“Cómo crear hijos delincuentes”La policía de Houston, Texas, distribuyó un curioso panfleto titu-lado: “Cómo criar hijos delincuentes.”

El contenido decía lo siguiente:

1. Dele a su hijo todo lo que pida. De esta manera su hijo cre-cerá pensando que tiene derecho a obtener todo lo que desea.

2. Ríase cuando su hijo diga malas palabras. De esta manera su hijo crecerá pensando que el vocabulario soez divierte a la gente y se esforzará por incrementar su repertorio de malas palabras.

3. Jamás oriente a su hijo en el área espiritual. Deje que cuan-do sea adulto él decida lo que quiera creer. No reprenda y

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no discipline a su hijo por su mal comportamiento, podría dañar su autoestima. De esta manera su hijo crecerá pen-sando que no existen reglas en la sociedad.

4. Recoja todo lo que su hijo desordena. De esta manera su hijo crecerá creyendo que otros deben hacerse cargo de sus responsabilidades.

5. Permítale ver cualquier programa en la televisión. De esta manera su hijo crecerá con una mentalidad abierta y desin-hibida.

6. Traten de pelearse delante de sus hijos. De esta manera, sus hijos no se sorprenderán cuando tengan que divorciarse.

7. Dé a su hijo todo el dinero que pida. De esta manera su hijo crecerá pensando que obtener dinero es fácil y no dudará en robar para conseguirlo.

Al final había una nota que decía:

“Siguiendo estas instrucciones le garantizamos que su hijo será un delincuente y nosotros tendremos una celda lista para él.”

Aunque posee un tono autoritario y conservador, el pequeño ar-tículo pone énfasis en el rol de los padres dentro de la crianza. Muchos padres podemos espantarnos del comportamiento y per-sonalidad de nuestros hijos y no nos damos cuenta en cómo refor-zamos -sin ser enteramente conscientes- dichas actitudes. Madre y padre, despierta tu consciencia, conócete a ti mismo y conoce a tu hijo. Reflexiona y aprende estrategias nuevas sobre la crianza. Después de esta primera parte de la obra -cuyo propósito es la reflexión en la tarea de ser padres y madres- presento a continua-ción, valiosa información para aprehender. Reflexiona y aprende, para luego aplicar en tu vida personal y familiar, los conocimien-tos adquiridos.

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AprendeTener hijos no lo convierte a uno en padre,

del mismo modo en que tener un piano no lo vuelve pianista. — Michael Levine —

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Entre el sermón y la palizaEducar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma

para las dificultades de la vida. — Pitágoras —

El berrinche o rabieta, algunas veces hiriente y aparentemente desadaptado de nuestros hijos, tiene un origen psicológico y fi-siológico. La agresión, el instinto de supervivencia, la rivalidad, el dominio psicológico y físico, son herencias de nuestras pulsio-nes primarias, es decir, es nuestra herencia primitiva y animal. A nivel cerebral, éstas antiguas pulsiones yacen en el llamado “cerebro reptiliano”, una porción del cerebro que compartimos con los reptiles. Es una estructura mínima que nos permitía so-brevivir, alimentarnos y reproducirnos. Esta área del cerebro, con-trola funciones del cuerpo a veces sub conscientes y muchas otras completamente inconscientes. El neo- cortex -nueva corteza del cerebro- creció alrededor de este cerebro primitivo, hasta lograr una masa de neuronas que ahora se divide en dos hemisferios. Este neo-cortex es lo que nos diferencia de otras especies, y el ce-rebro reptiliano es lo que todavía nos asemeja. Entonces, podemos reconocer, que las reacciones más instintivas, primitivas y semi-conscientes, se pueden dar en nuestros hijos y será provechoso tener un procedimiento de acción para estos casos.

Ante estos casos, es muy incómodo estar atrapado en el clásico dilema, o le doy un sermón o le doy una paliza para corregir a éste hijo/a. La paliza puede evitarse, pero en muchos países, es una

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costumbre y práctica cultural. La cultura familiar, debe empezar a transformase, para que no sea una centrada exclusivamente en la paliza. Una cultura centrada en la paliza evita que los padres desa-rrollen nuevas destrezas y recursos alternativos de toma de acción.

Entonces, cuando tu hijo esté haciendo un berrinche, será efectivo entrar en acción para detener el comportamiento, alejando al hijo del escenario dramático. Tanto tú y tu hijo deben de desaparecer de la escena en el momento que ocurra un comportamiento per-turbador. Tu serenidad ante esta acción, evitará la histeria, la neu-rosis, la ambivalencia y el refuerzo positivo del berrinche. Esto, a su vez, hará que el comportamiento se repita cada vez, con menos frecuencia, pues tu hijo no ha logrado hacerte parte de su drama, y tú habrás actuado con serenidad, pero con una firmeza inquebran-table. Eres serenamente determinado. Entonces, para estas ocasio-nes puedes usar el método de respuesta ante berrinches, desafíos y agresiones de parte de tus hijos. Es la aproximación heurística que he adaptado en un acróstico –para facilitar su memorización- llamado “SERENO”:

Serénate, respira hondoEvita caer en el drama Responde sin violencia y con una propuestaEntra en acción irreversible y firmeNo caigas en pena por la escena ni por las opiniones ajenasObvia los comentarios, no busques la aprobación, atiende el llanto.

A diferencia de la cultura correctiva centrada en el sermón o en la paliza, este modelo está centro en el modelaje de la serenidad, congruencia y empatía.

El método SERENO es una serie de pasos, que una vez estudia-dos, y repasados mentalmente, quedarán disponibles en nuestra mente subconsciente. Será ésta, una nueva destreza para lidiar con

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los ataques emocionales desagradables en el ambiente familiar. El método SERENO se explica ampliamente en la tercera sección de éste libro junto a otras recomendaciones para el alivio al dolor familiar.

Padres reforzando berrinchesEl niño no aprende lo que los mayores dicen, sino lo

que ellos hacen.—Baden Powell

Caer en el drama de tu hijo, es un refuerzo que le condiciona a repetir la conducta. Esto es un principio de la psicología de la con-ducta. Si tu hijo logra enredarte en su rabieta, le complaces. Los padres que pelean por decidir qué hacer, cumplen el objetivo del drama e histeria. El patrón de berrinches se ve reforzado. La con-ducta se repetirá, pues será la conducta elegida por tu hijo para lla-mar la atención, desestabilizar o demostrar el poder que posee. La serenidad rompe el patrón, no hay refuerzo positivo ni negativo. De este modo puede producirse la desaparición de tal conducta.

Reforzar el impulso histérico, el escándalo y la satisfacción inme-diata, es en pocas palabras, darles todo lo que desean. Esto no trata de hacer a tus hijos autómatas, se trata de darles las oportunidades para que adquieran herramientas de autocontrol de manera modela-da, es decir, imitando las reacciones del padre o madre que respon-de con serenidad. Puedes ser modelo de serenidad y de reflexión.

Siendo sereno, modelas la conducta deseada. Recuerda que eres el modelo primordial de tu hijo. Inversamente, puedes modelar el escándalo, lo trágico, lo histérico y caótico. Tú eliges qué deseas contagiar y modelar a tu hijo. Antes de continuar con el siguiente tema, debe quedar claro que responder con serenidad, no es ig-norar o abandonar al niño o niña dejándole desamparado; por el

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contrario, se atiende el berrinche o ataque emocional, con una pre-sencia firme y afectuosa a la vez. Así lo veremos a continuación.

La pedagogía negraLa pedagogía negra significa educación represiva. Esta educación, busca frustrar sin respetar la singularidad natural del niño. Es la educación motivada por la amenaza del abandono. A veces, sin decirlo con palabras, los padres educamos implantando una idea en los hijos: deben hacer lo que mandamos, de lo contrario, se-rán despreciados, abandonados y se les retirará el amor. Esto es contrario al amor incondicional por nuestros hijos cuando se les respeta y acepta con su singularidad.

Para evitar que nuestros hijos se conviertan en adultos llenos de violencia, ira u odio, podríamos cambiar nuestra actitud ante el llanto, y las necesidades emocionales de nuestros niños. Muchos padres, dejan a sus hijos aullar y llorar hasta el cansancio, o les reprimen, pensando que es la mejor manera de actuar. Les orde-namos que no lloren y se les abandona. Pensamos que estamos forjando el “carácter” del niño. Entonces, en el niño se instala la rabia, el terror y la desesperación. Como lo plasma J. Sarkissoff, en su libro Cuerpo y Psicoanálisis, de esta manera se inscribe se-cretamente en el niño, la angustia psicótica del abandono. El autor propone, que hace falta entender los llantos de los recién nacidos y de los niños pequeños. Nos hace falta aprender a escucharlos.

“Tratar con descuido los llantos de desesperanza de un niño pequeño es un crimen. No basta mecerlo, alimentarlo o hablarle: ninguno de estos actos agotará sus llanto si no es COMPRENDIDO.” (p.79)

El remedio a la pedagogía negra, y el medio para comprender al niño, es la empatía. La empatía es la actitud que une y liga su-tilmente a una madre con su hijo. La empatía hace que ella sepa antes que los otros, lo que necesita, lo que piensa, lo que teme. De

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la misma manera en el bebé o niño, es la empatía lo que informa sobre todo lo concerniente a su madre: ella no pude ocultarle nada, el niño lo capta todo, lo sabe todo de ella. La naturaleza le ha dado al niño pequeño, una extrema sensibilidad a la empatía primordial materna. Por ella existe, por ella se construye. (J. Sarkissoff, 1988)

He aquí las dos enseñanzas básicas que nos transmite el autor: la empatía a través del contacto físico y la presencia de la madre o el padre, en el momento de angustia del niño. El contacto físico em-pático -atender con afecto- es una delicada herramienta, que puede evitar más ataques emocionales en el niño. El Niño o niña, percibi-rá -consciente o inconscientemente- que es aceptado y amado. Por estas razones, es necesario brindar nuevos aprendizajes a los padres en su tarea de educar, especialmente, a la importantísima madre. La madre se convierte en el primer terapeuta del niño. La madre o cui-dadora, será la que curará la angustia de sus hijos. A continuación, plasmo el párrafo que J. Sarkissoff titula “Educar” y está dedicado a las madres y a su importantísima función terapéutica.

A una madre

“Usted le ama. Le adora. Él la satisface plenamente.

Todo va bien.

Comparta con él su felicidad. Lo necesita. De este compartir depen-de nada menos que la confianza en él mismo, su optimismo, su éxito en la vida, su alegría de vivir.

Puede que algún día, desde su nacimiento tal vez, no pudo mostrarle toda esta felicidad; un día de migraña, de tensión conyugal o profe-sional ¿Qué se yo?

Es posible que de ello resultara un pequeño daño, que permanece invisible.

Usted los puede reparar.

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Él creó en sí mismo una pequeña barrera para protegerse (del su-frimiento, inmenso, que sintió) cortar, y enterrar su rabia dentro de él.

Descubra este sitio secreto donde se cierra, donde ahora la ignora. Ahí es donde tiene que intervenir y decirle la verdad.

Con infinito tacto y suavidad, tiene que enseñarle, hacerle sentir su presencia. Insista; si se rehúsa, pase por alto su defensa. Si protes-ta, no le escuche, no tenga miedo, no retroceda, tiene que ganar su apuesta. Si se pone rabioso, déjelo descargar su cólera, ya es usted ganadora, es lo que esperaba, no se deje abatir, perseverar. Cuando haya descargado toda su rabia y su dolor, la reencontrará a usted la armonía; no tendrá más necesidad de rechazarla, el pequeño muro defensivo que empezaba a construir se derrumbó. Su sonrisa le sa-tisface plenamente. Disfrute con él. Desde el instinto. Ha sido usted su terapeuta; más tarde no le hará falta.” (p.82)

La madre, nana, enfermera o cuidadora, desde el instinto, puede ser la que cure el alma de un niño. Vemos así, la importancia de la em-patía maternal. Madre no desesperes y atiende ésta responsabilidad, que las recompensas futuras, son infinitas.

Para terminar este apartado sobre la pedagogía negra, les dejo con un sarcástico pero puntual ejemplo. En este escrito, el humor nos hace acceder desde otro punto de vista, a la verdad. Es decir, nos permite ver la verdad, sin sentirnos directamente amenazados. Una madre o padre contradictorio, envía mensajes muy confusos, lo que evidencia una pedagogía negra. El siguiente chiste, cuyo autor desconocemos, habla por sí solo y se aplica igualmente a los padres y a las madres.

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Todo lo que mi madre me enseñó

Mi madre me enseñó religión: “Reza para que esta mancha salga de la alfombra”

Mi madre me enseñó lógica: “Porque lo digo yo, por eso… ¡y punto!”

Mi madre me enseñó a ser precavido: “Usa ropa interior limpia, no vayan a tener que desnudarte si

tienes un accidente”

Mi madre me enseñó ironía: “Sigue llorando y yo te voy a dar una razón verdadera para que

llores”

Mi madre me enseñó a ser ahorrativo: “¡Guarda las lágrimas para cuando yo muera!”

Mi madre me enseñó ósmosis: “¡Cierra la boca y come!”

Mi madre me enseñó contorsionismo: “¡Mira la suciedad que tienes en la nuca, vuélvete!”

Mi madre me enseñó fuerza y voluntad: “Te vas a quedar sentado ! hasta que te comas todo”

Mi madre me enseñó a apreciar un trabajo bien hecho: “Si os vais a matar, hacedlo fuera. Acabo de terminar de

limpiar!”

Mi madre me enseño meteorología: “Parece que un huracán pasó por tu cuarto”

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Mi madre me enseñó hipocresía: “¡Te he dicho un millón de veces que no seas exagerado!”

Mi madre me enseñó a entender el ciclo de la vida: “Te traje a este mundo, y te puedo sacar de él”

Mi madre me enseñó modificaciones de patrones del comportamiento:

“¡Deja de actuar como tu padre!”

Mi madre me enseñó envidia: “Hay millones de chicos menos afortunados en este mundo que

no tienen una mamá tan maravillosa como la tuya”

Mi madre me enseñó habilidades como ventriloquía: “Cállate y contéstame: ¿por qué lo hiciste?”

Mi madre me enseñó técnicas de odontología: “¡Si me vuelves a contestar, te estampo los dientes en la pared!”

Mi madre me enseñó rectitud: “¡Te voy a enderezar de un guantazo!”

¡Cuidado con lo que enseñamos!

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La Familia Enriquecedora“El medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos

felices.”— Oscar Wilde —

Virginia Satir, pionera terapeuta familiar -autora del excelente li-bro “Peoplemaking”- estudió las características más importantes de lo que ella llama, familia enriquecedora. La familia enrique-cedora, es contraparte de la familia conflictiva. Sus cualidades son diferentes, la primera nutre, acoge y la segunda amenaza, es fría y rígida. En una familia enriquecedora, existe libertad de expresar sentimientos, no existe una cultura de pedagogía negra, no hay amenazas que disminuyan el desarrollo emocional de sus inte-grantes. La autora la describe de la siguiente manera:

“Los miembros de una familia enriquecedora se siente libres de ex-plicar sus sentimientos. Se puede hablar de cualquier cosa (sobre desengaños, temores, daños, enojos, críticas, alegrías y logros). Si resulta que el padre está de mal humor por algún motivo, su hijo le puede decir con total sinceridad: “Oh, papá, hoy estas enojado”. El niño no tiene miedo de que su padre le responda con un grito: “¡cómo te atreves a hablarle a tu padre de esta manera!”. Al con-trario, el padre también puede ser sincero: “Ya lo sé. ¡Hoy he tenido un día terrible!”.

El ejemplo anterior, es muy diáfano. Otro aspecto que caracte-riza a una familia enriquecedora es su cultura de disciplina. Las reacciones, ante eventos causados por los hijos, no son excesivas

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o dramáticas. Aquellas situaciones molestas, que podrían llevar a una paliza, griterío o sermón, es una oportunidad de aprendizaje, para una familia enriquecedora. En vez de instalar el miedo, la ansiedad y la desconfianza de sí mismo al niño, se actúa de mane-ra serena, sin lastimar innecesariamente la autoestima, veamos lo que dice V. Satir al respecto:

“Imaginemos que a un niño se le cae un vaso y se le rompe. En una familia con conflictos, este accidente podría desembocar en una lec-ción de media hora, una paliza y, quizá, mandar al niño a dormir en medio de un mar de lágrimas.

En una familia enriquecedora, en cambio, sería mucho más pro-bable que alguien dijera: “Bien, Juan, has roto el vaso. ¿Te has cortado? Ven, te iré a buscar una curita y luego te vas a buscar la escoba y recoges los vidrios. Ya te traeré otro vaso” Si el padre se ha dado cuenta de que Juan no ha estado sujetando el vaso demasiado bien, podría añadir: “Me parece que el vaso se te cayó porque no lo agravas con las dos manos”. De este modo, el incidente se trans-formaría en una oportunidad de aprendizaje (lo que haría aumentar la autoestima del niño), en lugar de una causa de castigo, lo que pone dicha autoestima en cuestión. En la familia enriquecedora se puede captar fácilmente el mensaje de que la vida y los sentimientos humanos son más importantes que cualquier cosa.”

La última frase es de capital importancia y es claro ejemplo de una familia enriquecedora. Lo repito para que el lector lo recuerde:

“En la familia enriquecedora se puede captar fácilmente el mensaje de que la vida y los sentimientos humanos son más importantes que cualquier cosa.”

Hemos aprendido que el énfasis de la crianza, no recae en la obediencia y sumisión ante el poder parental. Una crianza sana y enriquecedora, no está basada en el miedo y las amenazas de abandono; no trata de las reacciones histéricas, que refuerzan y activan ataques emocionales, como los berrinches, tanto de padres

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como de hijos. La autora nos dice, que la vida y lo sentimientos humanos, son las creencias núcleo de este tipo de familia, son sus valores. ¿Qué valores posee tu familia? ¿Qué valores has elegido para realizar tu misión de familia? Dejo estas preguntas, para que cuajen en tu mente algunas posibles respuestas, que trataremos más adelante en éste libro. Veamos ahora las cualidades que defi-nen a las familias enriquecedoras.

Cualidades de las familias enriquecedorasEducar a los hijos es, en esencia, enseñarles a valerse

sin nosotros. Mario Sarmiento V.

He resumido, de la excelente obra de Satir, las cualidades de lo que ella define como familia enriquecedora. Tú, padre, madre y lector, apreciarás las diferencias y similitudes entre tú propia familia –aquella de dónde vienes- y la familia que acabas de for-mar o deseas formar. Podemos utilizar este modelo de familia, que se presenta a continuación, para crear la nuestra. Muchas veces, necesitamos ejemplos directos para saber qué anda mal y que anda bien. Es tiempo de elegir qué tipo de vida queremos y no dejar las cosas al sentido común y al ensayo y error. He aquí las cualidades.

• Los padres están dispuestos a reconocer de inmediato sus errores y sus virtudes ante el niño; su daño, rabia o decep-ción, tanto como su alegría. Qué diferencia con el padre conflictivo que les dice a sus hijos que no se peleen, pero les da una cachetada cada vez que se enoja con ellos.

• Los padres buscan el momento adecuado para hablar con sus hijos, cuando realmente les pueden escuchar.

• Cuando un niño se porta mal, el padre o la madre se acerca físicamente al pequeño para ofrecerle apoyo. Esto ayuda al niño travieso a superar el miedo y los sentimientos de

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culpabilidad, y a sacar el máximo provecho de la lección que le está a punto de enseñar su padre.

• Los padres de las familias enriquecedoras saben que los niños no son malos a propósito. Cuando un chico tiene una conducta destructiva, los padres se dan cuenta de que existe algún mal-entendido o de que su autoestima esta peligrosamente baja.

• Los padres de familias enriquecedoras saben que los niños solo pueden aprender cuando se valoran y se siente valorados.

• Saben que los niños aprenden de modelos de conducta di-recta cuando se tiene que corregir a un niño. Como ocurre con todos antes o después, los padres que son contenedores basan sus actos en la claridad: pedir información, escuchar, tocar, comprender, seguir pautas temporales cuidadosas y ser siempre conscientes de los sentimientos del niño y de su deseo natural de aprender y complacer.

Por último, la autora nos deja con un importante mensaje. Cual-quier familia conflictiva puede llegar a ser enriquecedora. Si per-teneciste o perteneces a una familia conflictiva, hoy mismo puedes iniciar el cambio. El primer paso, es reconocer que la propia familia es conflictiva. Toma el primer paso y luego sigue como aconseja Satir:

“Luego es necesario perdonar los errores cometidos en el pasado y darse permiso para cambiar, siendo conscientes de que las cosas pueden ser distintas.

Tercero, tomar la decisión de cambiar las cosas. Cuarto, emprender alguna acción para el proceso de transformación.”

¡Al leer este libro ya estás dando un gran paso!

El Amor Firme y la disciplinaSteve y Sharon Biddulph (2004), autores del best seller “El Se-creto del niño feliz”, aconsejan el amor firme como medio para

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disciplinar a los hijos. Primero, hacen constar que los límites son necesarios:

“abandonarse a la voluntad de los niños no facilita las cosas. Los padres que se niegan a poner límites pronto descubre que sus niños están cada día peor.” (p.55)

Los autores recalcan, que un método efectivo para disciplinar, es necesario para evitar días enteros de discusiones. Hemos también de tener claro, el objetivo real de la disciplina. El objetivo no es satisfacer las demandas de los padres tiranos, ni tener domestica-dos a los pequeños. El objetivo estriba en el hecho de que las fami-lias hacen de sus hijos, personas que puedan participar del mundo, sin conflictos. El objetivo de la disciplina es entonces enseñar a los niños a desempeñarse fácil y felizmente en este mundo.

“Sin la firmeza de los padres, los niños no desarrollarán control interior y se comportarán como si tuviera dos años, aunque ten-gan cinco, quince o veinticinco. Si no existe disciplina, la vida de un niño es un lío. Los padres que dejan a sus niños hacer lo que quieren, no los preparan para que vivan en un mundo real. Estos niños terminarán siendo infelices, desempleados, solteros, solita-rios, irascibles o quizá incluso en la cárcel.”

Los autores recomiendan entonces, un acercamiento que se llama amor firme, el cual definen como una manera amorosa, de interve-nir e instalar la disciplina:

“Los padres que emplean el amor firme expresan: “te quiero, y por eso tengo que prohibirte que te comportes de este modo” Combinan el amor y la firmeza, nunca pegan a sus hijos, no les hacen sentir culpables. Pero son firmes.”

En los momentos en que hacen una travesura y en los momentos de un berrinche, los autores aconsejan, la técnica de detenerse,

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pensar y negociar. En el momento de interferir ante un berrinche o travesura, es necesario definir el objetivo, saber que está pasan-do y definir qué es lo que quiero que mi hijo haga. Aprender a de-tenerse y pensar, es una destreza tanto para el padre, como para el hijo. Es por eso, que es necesario facilitar a nuestros hijos el pen-samiento y la reflexión, y una manera de lograrlo, según los auto-res, es negociar. Se puede seguir el siguiente esquema y recuerde, es muy importante para su efecto, que el niño, de acuerdo a su edad, responda y comunique sus pensamientos a cada pregunta.

La conversación para negociar

a) ¿Qué has hecho? (es importante reconocer las propias acciones)b) ¿Qué sentías o necesitabas?c) ¿Qué deberías haber hecho para satisfacer tus necesidades?

¿Acaso conoces una forma mejor de hacerlo? ¿Habías ha-blado antes de ello? Quizá usted deba enseñarle. (Por ejem-plo, es posible que pueda sumarse al juego de otros niños, usar un cronometro para compartir con justicia los juguetes, colocar los juguetes a salvo de los bebés.)

d) ¿Qué harías en el futuro?e) Demuéstramelo. (Qué lo haga ahora mismo y que esta vez

lo haga bien.)

El objetivo es un final feliz. Es necesario invertir un poco de tiem-po para que las peleas desagradables se conviertan en fuentes de aprendizaje y desarrollo de destrezas de inteligencia emocional y social. (Biddulph, 2004)

Hemos aprendido sobre la pedagogía, negra, sobre cómo es una fa-milia enriquecedora, y las maneras más efectivas de promover la disciplina reflexiva. Ahora, veremos el impacto que tienen nuestras expectativas y prejuicios, en nuestras familias y cómo se expresan los mismos, a través de nuestros pensamientos y demandas, de

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manera verbalizada. Los padres y madre, manifestamos nuestras creencias y prejuicios, en nuestro ambiente familiar.

Madre o padre, manifiestas lo que piensasA continuación, aprenderemos cómo nuestros pensamientos o ideas automáticas, impactan nuestros estados de ánimo, pueden llevarnos a sufrir grandes frustraciones o poner a otros miembros de la familia en un innecesario estrés y ansiedad. Nuestros pensa-mientos crean estados emocionales. La manera en que piensas se manifiesta en tu vida.

Cuando estamos en estados emocionales negativos, como la de-presión, la angustia, ira o miedo, estamos en realidad pensando negativamente o de manera distorsionada. Este principio, revolu-cionó la psicología y la psicoterapia a mediados del siglo anterior. Siglos antes, muchos sabios ya promulgaban esta verdad. Buda, Lao Tze y algunos filósofos griegos, postularon este principio. El ejemplo más conocido, es del filósofo griego Epicteto. Este pen-sador, propuso que no son los acontecimientos los que nos pertur-ban, sino la opinión que formamos de ellos. Dime cómo piensas y te diré como te perturbas. Nuestro diálogo interior -nuestros pensamientos verbalizados- nace a partir de esquemas, maneras rígidas de evaluar el mundo, a los demás y a nosotros mismos.

Nuestras creencias, son como una filosofía de vida, nos brindan una actitud ante los acontecimientos de la vida. Es necesario, que verifiquemos que tan efectiva es nuestra filosofía de vida, es decir, nuestras creencias hacia la familia, la crianza y nuestro estilo de vida parental.

En este apartado, hago una adaptación de la clasificación de pen-samientos absolutistas, causantes de neurosis, propuesto por Al-bert Ellis, creador de la Terapia Racional Emotiva Conductual, TREC. Este autor, propone que ciertas afirmaciones absolutistas,

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aparentemente lógicas, son fuente de reacciones poco sanas. No deseo profundizar en el tema de la psicología cognitiva, o del pensamiento, solo deseo exponer cómo nuestra forma de pensar –creencias rígidas- acerca de nosotros mismos como padres, puede llevarnos a sentirnos inútiles, furiosos o autocompasivos. Expon-go a continuación, este breve extracto de la obra de Ellis a manera de ejemplo.

“Las creencias irracionales que la gente mantiene y que ayudan a crear sentimientos y acciones que sabotean su posibilidad de afron-tamiento de un determinado acontecimiento desagradable, suelen consistir en afirmaciones absolutistas de tipo debería de, tendría que, además de las lógicas pero destructivas y denigrantes irraciona-lidades que por lo general acompañan a estos “debos”. Las tres afir-maciones absolutistas básicas generadoras de neurosis (con sus in-numerables subdivisiones igualmente poco sanas) son las siguientes:

1. “Debo, absolutamente, tener éxito en la mayoría de mis ac-tuaciones y relaciones; de no ser así, ¡cómo persona soy al-guien del todo inadecuado e inútil!”- resultado: sensaciones de grave ansiedad, depresión, desespero, inutilidad. Accio-nes de evitación, renuncia, abandono, adicción.

2. “El resto de la gente debe, absolutamente, tratarme con con-sideración, justicia, respeto y amabilidad: ¡de lo contrario, no son tan buenos como dicen, y no merecen alcanzar la fe-licidad mientras vivan!” resultado: sentimientos de ira, fu-ria, resentimiento. Acciones de lucha, enemistad, violencia, guerras, genocidios.

3. “Las condiciones bajo las que vivo deben ser absolutamen-te confortable, placenteras y valiosas; ¡de lo contrario, será algo horrible, no lo soportaré, y todo este maldito mundo será asqueroso!” resultado: sentimientos de autocompasión, ira, baja tolerancia a la frustración. Acciones de abandono, queja continuada y adicciones.”

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Algunas Creencias irracionales de los padresA partir de las tres grandes afirmaciones absolutistas anterior-mente expuestas, he creado un breve listado, adaptado a nuestra vida como padres. Partiendo de las exigencias absolutistas de tipo tengo y debo, ilustradas por el autor en mención a través de los ejemplos de diálogo interior, doy ejemplos de algunas posibles creencias irracionales de los padres. Estas son solo ejemplos, para que puedas aprender a observar tu mente y detectes alguna ma-nera absolutista de pensar que te cause malestar. Primero, cito el referido dialogo interior que presenta la expectativa absolutista e irracional, y luego, los pensamiento que pueden derivar de ello.

1

“Debo, absolutamente, tener éxito en la mayoría de mis actua-ciones y relaciones; de no ser así, ¡cómo persona soy alguien del todo inadecuado e inútil!”- resultado: sensaciones de grave ansiedad, depresión, desespero, inutilidad. Acciones de evita-ción, renuncia, abandono, adicción.

Pensamientos derivados

Mi hijo debe obedecerme siempreDebo ser el mejor padre siempreSoy siempre un mal padre o madreYo debo hacerlo todo bien y ganarme la aceptación de mis hijosMis hijos son buenos, perfectos, quiero hijos perfectos

2

“El resto de la gente debe, absolutamente, tratarme con con-sideración, justicia, respeto y amabilidad: ¡de lo contrario, no son tan buenos como dicen, y no merecen alcanzar la felicidad

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mientras vivan!” resultado: sentimientos de ira, furia, resen-timiento. Acciones de lucha, enemistad, violencia, guerras, genocidios

Pensamientos derivados

Mis hijos deberían tratarme con amabilidad y amarme con consi-deración y justiciaMis hijos son buenos, perfectos, quiero hijos perfectosMis deben respetarme porque soy su madre o padreSon mis hijos y yo decido que hacer con ellos, son míos. Son mis posesiones.En mi casa no se debe dudar de mis mandatosYo tengo derecho a prohibir porque soy el padre y el adulto. No importa si yo mismo rompo la prohibición, pues soy el padre o madre.

3

“Las condiciones bajo las que vivo deben ser absolutamente confortable, placenteras y valiosas; ¡de lo contrario, será algo horrible, no lo soportaré, y todo este maldito mundo será as-queroso!” resultado: sentimientos de autocompasión, ira, baja tolerancia a la frustración. Acciones de abandono, queja con-tinuada y adicciones.

Pensamientos derivados

Debo darles todo a mis hijos para que no les falte nadaLas circunstancias de ser padre deben ser siempre fáciles y agra-dables para míMi hijo debe ser el mejor en el colegioMis hijos deben tener el estilo de vida que yo elija para su propio bien

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Ahora, voy a agregar otros dos tipos de creencias, que afectan el desarrollo de la singularidad de nuestros hijos, y que los padres usamos muchas veces, de manera automática. El primer tipo de pensamientos es soy un padre/madre abnegado. Esta creencia, victimiza al padre y hace del hijo un medio de autocompasión, y a largo plazo, se les considera como hijos malos, aquellos que no se dejan consentir por los padres abnegados.

El otro tipo de creencia, es el prejuicio personalidad. En esta creencia, se le atribuye al hijo una personalidad que no le corres-ponde. Puede ser la del padre, abuelo, hermana, cualquier fami-liar. Puede ser incluso, alguna personalidad idealizada por alguno de los padres o el sistema familiar. También se incluyen prejuicios o etiquetas como “la oveja negra” o “el hijo de en medio”, “el re-belde”, “el cariñoso”, etc. Cualquier prejuicio, es una etiqueta que creará una personalidad, que el hijo no ha escogido o desarrollado, por el contrario, se le ha asignado por selección de similitudes, diferencias, generalizaciones o estereotipos.

Veamos ahora que otros pensamientos pueden derivar de estas creencias.

Padres abnegados. Este tipo de pensamiento victimiza al padre, lo vuelve autocompasivo y manipulador, hace del hijo un objeto. Le hace maléfico si no cumple la demanda de protección del pa-dre, Crea una deuda emocional del hijo para el padre abnegado insalvable.

Pensamientos derivados

Yo les cuidaré toda la vida porque sé que los bueno para ellos

Si te protejo lo hago por ti.

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Yo ya he sufrido e hice cosas malas. Protegeré a mis hijos del mundo y de la gente mala.

Vivo para mis hijos pues son todo para mí.

Mis hijos son la causa de mi vida y por ellos lucharé

No importa que yo y mi pareja seamos infelices, lo que importa es que nuestros hijos sean felices

Prejuicio de personalidad. Comunicar estos pensamientos verbal-mente, crea en el hijo una idea de cómo debe y tiene que ser, para encajar en el prejuicio, estereotipo o personalidad que los padres creen o le asocian. La genética familiar y el parentesco son innega-bles, pero recordemos que el amor es aceptar la Singularidad y uni-cidad del hijo o hija. Atribuir prejuicios de personalidad y estereo-tipos, puede llevar al hijo a creer, que él o ella, es en verdad lo que le dicen, y a largo plazo, crear un profundo conflicto de identidad.

Pensamientos derivados

Mi hijo es como su madre/ como su padre/ como su abuelo

Mi hijo debe cuidar y enaltecer nuestro apellido

El mayor es la oveja negra, el menor es el consentido, el de en medio nadie lo quiere.

Mi hijo tiene que ser lo que yo no fui y hacer lo que no hice

Recuerda, el principio psicológico, manifiestas lo que piensas. Tus pensamientos se pueden manifestar en ira, decepción, desespera-ción e irritabilidad. Aprende a reconocer, cómo de manera automá-tica, puedes generar afirmaciones absolutistas. Observa tu mente.

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Haz de tu pensar, un arte por medio de una sana observación de tus pensamientos. A veces, es necesario cambiar nuestra manera de ver el mundo y de ver a nuestros hijos. Otras veces, es nece-sario cambiar la inútil manera como nos apreciamos a nosotros mismos. Por el momento, el primer gran paso ya lo has dado: em-pieza a observar tus pensamientos e identificar tus afirmaciones absolutistas.

El camino para una familia feliz, es facilitar que cada miembro ex-prese sus emociones e ideas, dentro de un ambiente enriquecedor, respetuoso y libre de prejuicios. Es necesario para ello, que nues-tros hijos desarrollen su propia voz e identidad evitando hablar a través de ellos, y por ellos.

Los padres ventrílocuos“Hay un solo niño bello en el mundo y cada madre

lo tiene.”José Martí

¿Has escuchado alguna vez, a una madre que habla a través de su bebé? Por ejemplo, “Hola como están mírenme con mi nuevo trajecito”. En otras ocasiones, se encuentra con sus ami-gas y al hablar acerca del bebé les dice, “yo soy igual que mi padre, enojado y de carácter duro, así que no me molesten”. La madre se convierte en la voz del bebé. El bebé es utilizado para emitir juicios del mundo y sobre el mismo, obviamente, sin su consentimiento.

Esta actuación parental, muchas veces no es consciente ni mal intencionada. Es una proyección. Este mecanismo psicológico, no nos deja ver el mundo tal cual es. Miramos reflejos de noso-tros mismos a nuestro alrededor. Es como estar sentado en un cuarto lleno de espejos. Creemos ver el mundo, pero en vez de

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eso, vemos nuestro mapa, esas opiniones y creencias acerca del mundo que no son el mundo per se. Confundimos el mapa con el territorio.

El padre o la madre, también pueden usar al bebé como muñeco de ventrílocuo para mandarse mensajes. Por ejemplo, la madre habla a través del hijo, “Papi por qué vienes tarde, te he extrañado mucho, me abandonaste”. Muchas veces, hasta colocan el bebé frente a su cara, usándolo como una máscara y simulando su voz de niño.

El niño o niña, no psicológicamente invulnerable a esta manipula-ción. Es más, la absorbe de manera instantánea. Empieza esa voz ex-traña a moldear una “mascara” sobre la verdadera cara del bebe. Esta máscara, será más tarde su “persona” o “personalidad”, ese conjunto de características atribuidas desde fuera, impuestas por esas voces que hablaron a través de él, cuando bebé. Este condicionamiento lleva a crear una autoimagen. Los padres son, en gran parte, respon-sables de la autoimagen del niño. Puede hacerla a semejanza de sus propias neurosis, o a semejanza de sus aspectos más equilibrados o sanos. Ya hemos visto, cómo los padres modelan las actitudes y el niño se mimetiza.

Hablar a través de nuestros hijos, desde que son bebes, es un ha-bito, que de permanecer inconsciente, puede extenderse a lo largo de toda la vida. Existen hombre y mujeres adultos, en los cuales, las voces de los padres todavía hablan a través de ellos. A pesar de tener una propia voz, poco de su personalidad es verdaderamente auténtica. Muchas veces, la voz de los padres todavía emite juicios y prohibiciones, que causan malestar en gente adulta y aparente-mente desarrollada.

En secreto, muchos padres, aún adivinan el pensamiento de sus hijos y hablan a través de ellos. Por ejemplo, pueden imaginar y decir lo siguiente: “Papi yo sé que me amas y que me prohíbes todo por mi

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propia seguridad. Yo soy muy descuidado y necesito control de quien me ama”.

De manera insana, un padre puede usar mentalmente a su hijo como muñeco, y seguir toda la vida siendo su ventrílocuo. Esta actitud, puede eliminarse en el momento que nos hacemos conscientes y nos damos cuenta de ello. Ahora, sabemos de los efectos negativos de ésta práctica, en la creación de la autoimagen de nuestros hijos.

Es nuestra elección, seguir usando de monigotes a nuestros hijos, o dejar que su propio espíritu y su propia unicidad hablen; que formen opiniones por sí mismos, con una guía abierta, es decir, que los padres acompañen empáticamente a sus hijos en la tarea de vivir. Estamos a acostumbrados a comandar y manipular la vida de nuestros hijos. Es preferible acompañar y guiar de ma-nera abierta.

Una Guía abiertaEducar a los hijos es, en esencia, enseñarles a valerse

sin nosotros. Mario Sarmiento V.

¿Qué es guiar de manera abierta? Es la simple práctica de acompañar, es decir, estar presentes con nuestros hijos. Esto lo podemos lograr a dos niveles: Mental y físico. Mentalmente, podemos prestar los cin-co sentidos a sus discursos, escuchando y respondiendo a sus relatos y preguntas. De esta manera, abrimos un espacio para la reflexión, alentando el crecimiento de su creatividad. Físicamente significa es-tar presentes teniendo cercanía corporal no invasiva como una mano en el hombro, una caricia sincera o un beso.

La guía abierta es no darle pensamientos y opiniones terminadas o acabadas a nuestros hijos. En vez de ello, dejamos la pregunta

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abierta, para que ellos usen su creatividad y desarrollen su singula-ridad basándonos en la comunicación, serenidad y sinceridad. Con una firme y empática serenidad, siempre lograremos guiar abierta y tranquilamente, a nuestros hijos. Incluso, en la vida personal, éste simple principio es aplicable con gratificantes resultados.

Una guía abierta, es básicamente una pregunta abierta como, “ahora que ya sabes cómo nacen los bebes, ¿Qué opinas? ¿Qué te parece?; o “tu padre/madre está molesto, por eso arrojó los pla-tos y hemos discutido pero no es tu culpa ¿Quieres decir algo?” A veces habrá silencio. Eso quiere decir, precisamente, que no hay nada que decir o no lo desea, porque a veces las preguntas de los adultos son redundantes para los chicos. El silencio de los niños otorga una respuesta. Su sabiduría es espontánea. Todos los niños son inconscientemente sabios, lo he visto en más de diez años de docencia.

Ahora, lo más impactante, es que todos nosotros también fuimos niños. ¿A dónde se fue nuestra sabiduría? Sería fácil culparnos y sentirnos mal al respecto, pero nosotros también hemos sido in-fluenciados por la pedagogía negra, el condicionamiento social y padres con buenas intenciones, pero inconscientes o ignorantes, de los efectos de sus actos.

De estas cadenas, deseamos librarnos, unos a través de la psicote-rapia, otros de la religión. Todos necesitamos emprender la bús-queda interior, que nos permita encontrar aquella cara perdida y enterrada, debajo la máscara que nos construyeron y que creí-mos nuestra verdadero rostro.

Yo propongo lo siguiente:

“tu mascara, no es tu cara y tú no eres solamente una personalidad.”

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La liberación, es romper las cadenas que te atan una falsa identi-dad. Si tú, ahora ya como adulto y padre, padeciste o padeces de esta distorsión de tu singularidad, no hagas lo mismo con tu hijo. Muchos padres con mascara, ven su propio antifaz proyectado en sus hijos, y así lo diseñan a la medida de “la familia”.

Sabiduría antigua para hoyEn ésta forma de crianza, entra en juego una sabiduría más pro-funda y antigua, como el principio psicológico de la proyección -ejemplificado en la frase bíblica, vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el nuestro- y el principio de empatía por el prójimo; no hagas a otros, lo que no deseas para ti mismo. Sabi-duría antigua pero eficaz. La máxima de Jesús, ama a tu prójimo como a ti mismo, también es una filosofía práctica que hemos de aplicar los padres. Planteo la siguiente interrogación:

¿Si un padre no se ama a si mismo, podrá amar verdaderamente a sus hijos, sin conocer primero el amor a sí mismo?

Si asumimos la respuesta positiva, los hijos corren el riesgo de ser medios, para satisfacer las carencias emocionales y espi-rituales de los padres. ¡Qué difícil destino el de estas criaturas! ¡Puedes evitar éste engaño ahora! Si ves que estás repitiendo his-torias de familia o patrones, ¡Detente y examina! ¡No hagas con tus hijos lo mismo que te hicieron! Esto no quiere decir, que debes ser permisivo y dejar hacer a los hijos cuanto quieran. Cuanto más te ames a ti mismo, amarás más profunda y verdaderamente a tus hijos, tal como son, singulares y únicos. Esta actitud, representa el reencuentro con tu propia voz y unicidad, fuera de manipulaciones. Entonces, recapitulamos:

1. Deja de ser ventrílocuo tu hijo no es monigote2. Practica la guía abierta para el desarrollo de la singularidad

de tu hijo

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3. Deja que tu hijo tenga su propia voz4. Sé un acompañante y no un comandante5. La máscara no es la cara, la personalidad no es el yo6. Aplica los dos principios antiguos: “no hagas a tu hijo lo

que te hicieron a ti” corta patrones ineficaces. “ama a tus hijos como a ti mismo”. Has de amarte primero para mo-delar la conducta amorosa. Si te odias; si eres hipócrita; si aparentas; si los usas para satisfacer tus carencias, entonces no te amas y no podrás entregarte a tus hijos plenamente.

7. Recuerda que tú modelas y ellos aprenden. Enseña el amor incondicional y la firmeza.

El berrinche, un asalto emocionalEl berrinche es un ataque emocional que aplasta la razón. Por eso, los niños en escandaloso berrinche, parecen perder la razón y su conducta es incomprensible para los adultos. Al hablar de ataque emocional, me refiero literalmente a un estado fisiológico, un es-tado del sistema nervioso y del cerebro, que no permite el razona-miento. Hemos de tener esto muy claro, para saber con qué esta-mos lidiando. Cuando uno de nuestros hijos estalla en berrinche, es verdaderamente una explosión emocional donde el pensamiento, lógica y razonamiento, no logran actuar. Por ello, los niños hacen berrinche en el supermercado, enfrente de familiares, en casa de los amigos, algunos agreden e insultan, otros descargan su ira contra objetos alrededor. Basta con ver la definición de nuestra variable:

berrinche. (Del lat. verres, verraco). 1. m. coloq. Coraje, enojo grande, y más comúnmente el de los niños.

Hemos de ser conscientes, en que tratamos con un ataque emocio-nal en respuesta de un estimulo, que ellos ven amenazante y que puede frustrar su satisfacción inmediata. Es decir, la gratificación instantánea de sus deseos y placeres, en contraposición, con el

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principio de realidad. Esto es muy importante. El niño hace be-rrinche, cuando no se cumple su deseo de placer, sea el juguete de la tienda, no ir al colegio o comer un dulce. Algunos, no desean que nazca un nuevo hermano o que papi o mami tengan nueva pareja. No toleran la frustración de sus deseos primarios.

Es necesario revisar la condición de un bebé o recién nacido. Cuando un bebé desea comer, no se siente a gusto, siente incomo-didad o posee un malestar, usa el llanto para comunicar al medio -a la madre o cuidador- sus necesidades. Para un bebé, es la única manera de comunicarse. Cuando el niño crece, adquiere un len-guaje y crece dentro de un ambiente confiable, se espera que no haga lo mismo que un bebe, para manifestar sus necesidades. Sin embargo, muchas veces sigue sucediendo.

A diferencia del bebe, para el niño mayor existen restricciones, hay limitaciones en la realidad social. El todo poderoso bebe, pue-de comer de madruga, hacerse en los pañales donde sea y cuando quiera, puede arrebatar y pedir atención a gusto y gana. Cuando crece, el infante experimenta restricciones, las cuales existen para que conozca las reglas de convivencia social, el principio de rea-lidad, y la autoridad de los padres. No deseo entrar en discusio-nes psicoanalíticas, pero aquellos interesados, pueden observar la pugna entre el “yo” y el “ello” –instintos primarios- del niño con-tra la voluntad parental, que se instala poco a poco en la psique. El “súper-yo”, es la instancia que interioriza la moral y la autoridad de los padres. Este súper-yo, no es un “yo superior”, es un “yo” regulador y represor de los instintos.

En análisis transaccional, se le llama a esta instancia represora –el superyó- como “Padre”. Los padres, como demanda psicológica, viven siempre dentro de nosotros y serán a futuro, una de nuestros roles internos de funcionamiento junto al yo-niño y yo-adulto. Entre los 3 y 12 años, las normas parentales, sociales y restricciones del

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principio de realidad, que serán parte del “yo”, están instalándose en la mente del niño. En otras palabras, se le instala al niño “la ra-zón” de la cultura y civilización, en contraposición, a la emoción primaria e instintiva, del principio del placer. Este proceso, puede resultar en niños infelices y reprimidos o en niños autoconscientes, creativos y asertivos con el ambiente.

Es éste -a grandes rasgos- el proceso de interiorización de la ima-gen de los padres y las instituciones que gobiernan la vida del in-fante. Si en casa, el niño vive dramas, peleas, mentiras y se le pide lo contrario, como demanda moral, puede desarrollar una crecien-te confusión. Puede llegar a ser un neurótico. Si en casa no existen valores definidos, o en su defecto, implícitos y modelados por la conducta del padre o la madre, entonces, el niño creerá que la vida es una cosa terrible, llena de sentencias y mandatos impuestos sin sentido. Es preferible ser siempre congruentes, es el mejor consejo para la vida y para la tarea de ser padres.

Los valores que una familia elige como suyos, demuestran la identidad familiar, estilo y unicidad de los padres. Se tiene dere-cho a un estilo de vida y de crianza, el cual, según la regla del de-recho ajeno es la paz, la sociedad debería respetar. El problema es cuando preguntamos a los padres de familia, al menos tres, de los valores fundamentales en que se basa su convivencia fa-miliar, pocos o ninguno, nos contestará sin cavilar largo rato. Es por ello, que en otra sección, recomiendo la elección conjunta, entre padres e hijos, la clara determinación de valores familia-res. Siempre se dejará claro, que estos valores son actitudes que valoramos en la convivencia familiar. Podemos decir, que es una filosofía de familia.

Sabemos ahora, que el berrinche es una respuesta emocional au-mentada o veces regresiva, a etapas en que los niños eran bebes. En muchos casos los niños, simplemente, no poseen más reperto-

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rio de respuestas que el berrinche. Carecen de otro recurso para manifestar su frustración o cólera. El berrinche, se vuelve un me-canismo inadecuado y fuera de tiempo, según el desarrollo bio-lógico. Esto se debe, como detallé antes, a que el niño está en un proceso de formación racional, es decir, está aprendiendo a controlar sus impulsos.

Ante los berrinches, la respuesta para los padres es la siguiente: podemos darle a un niño, más recursos y opciones para ampliar el repertorio de respuestas. Hemos de enseñarle, que existen otros recursos y que no hay necesidad del estallido emocional. Esto lo logramos siendo serenos, y modelando serenidad, además, po-demos aprender maneras semi-estructuradas de dialogar con el niño para saber de sus necesidades.

Estos temas, los veremos en otros capítulos. Obviamente, esto es un arte que necesita paciencia, pero su impacto en la vida anímica del niño, y en el futuro adulto, es de gran alcance. Necesitamos paciencia, serenidad, pero sobre todo, necesitamos entrar en ac-ción, empieza hoy a practicar el conocimiento, que esta pequeña obra te dejará. Por el momento, es provechoso, echar un vistazo a las bases biológicas de un berrinche como ataque emocional.

Fisiología de un berrincheUn berrinche es acceso a la cólera e ira, un ataque emocional primi-tivo, es decir, relacionado con etapas tempranas del desarrollo psico-lógico y fisiológico del niño. Sus funciones pueden ser varias, pero principalmente, evidencia enojo y frustración ante la imposibilidad de satisfacer el deseo, el instinto de placer. Nuestro cuerpo está di-señado para actuar de esta manera, es una herencia evolutiva para la supervivencia. El bebé sobrevive debido a su llanto y berrinche. El bebé guarda una memoria emocional, sobre cómo el berrinche le produce resultados, y pronto aprende a responder automáticamente

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con un berrinche. Estas reacciones quedan grabadas en su sistema nervioso y son recurso de supervivencia.

Entonces, la mente del niño se presente en la mayoría de las veces, como una mente más emocional que racional. Daniel Goleman, en su obra La Inteligencia emocional, expone la diferencia entre las dos mentes, la racional y la emocional. La mente racional es la mente reflexiva que analiza y medita. La mente emocional es impulsiva, poderosa, rápida pero ilógica. Lo óptimo, es llegar a realizar un equilibro entre ambas mentes, debido a que ambas tie-nen sus grandes cualidades y limitaciones. ¿Podemos pedir al niño que reflexione, analice o medite? La verdad es que sí podemos hacerlo, pero a través de formas de conducta concretas, enseñando otras alternativas de reacción, pero siempre animando lo procesos racionales de analizar y reflexionar. En caso de adolescentes, de-bido a su desarrollo cognoscitivo, se supone que ya podrían reali-zar operaciones mentales abstractas, y analíticas, pero con sesgos egocéntricos como contraparte.

No demos por sentado la inteligencia de nuestros niños. Aunque muchos niños operan directamente desde su mente emocional, poco a poco, empiezan a utilizar la mente racional. La mente emo-cional, no es una cosa “mala”, es muy positiva y ha permitido la supervivencia del ser humano desde la prehistoria. Saber utilizar la mene emocional y la mente racional en armonía, es lo que se llama “inteligencia emocional”.

He de observar, como creció el cerebro a lo largo de evolución, para tomar una perspectiva clara del tema. Es necesario considerar cómo evolucionó el cerebro, para conocer el poderío del ataque emocional, el berrinche sobre la razón.

Compartimos con los demás seres vivos, animales y reptiles, la parte más primitiva del cerebro. Esta parte primitiva del cerebro,

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compartida con todas las especias, posee un sistema nervioso mí-nimo. Esto es el tronco cerebral que rodea la médula espinal. Este cerebro, controla funciones automáticas y muchas veces incons-cientes del cuerpo, como la respiración, el metabolismo, los instin-tos y movimientos diseñados para la supervivencia. Este cerebro, que aún hoy poseemos, asegura nuestra vida en su esencia y nuestra supervivencia en el ambiente. Este cerebro emocional es llamo ce-rebro “reptiliano”, debido a que es la estructura nerviosa predomi-nante, en la Era de los Reptiles. Esto nos indica, que este cerebro emocional fue anterior al cerebro racional o del pensamiento.

El cerebro emocional, es tan poderoso, que puede impedir el fun-cionamiento de la razón. Por esto, los berrinches parecen accesos inexplicables de locura, que asustan a muchos padres de familia. De esta primitiva raíz cerebral, evolucionó -después de millones de años- el cerebro pensante, como grandes capas de tejido en-rollado encima del cerebro emocional. A estas capas superiores, se les llama la “neo-corteza” cerebral, es decir las capas nuevas del cerebro. Estas capas, adquiridas después de millones de años, diferencian a los mamíferos y humanos de otras formas animales. D. Goleman, en su obra antes mencionada, hace hincapié en la diferencia evolutiva de ambos cerebros:

“El hecho de que el cerebro pensante surgiera del emocional es muy revelador con respecto a la relación que existe entre pensamiento y sentimiento; el cerebro emocional existió mucho tiempo antes que el racional”. (p.29)

El cerebro emocional, a pesar de ser un cerebro primitivo, entra en acción en momentos de crisis y busca la supervivencia del sujeto. El cerebro racional puede funcionar dándonos juicios so-bre la realidad, represión y control de impulsos, pero cuando se activa la alarma de peligro o crisis, la señal nerviosa hace que en-tre en función el cerebro emocional. El cerebro emocional posee

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una estructura que se llama Amígdala. Según Goleman, este es el asiento de toda pasión. La Amígdala es parte del cerbero rep-tiliano o emocional, y puede guardar impresiones y huellas como un tipo de memoria reactiva. Estos son recuerdos emocionales, grandes impresiones que quedan grabadas con su propia reacción emocional ante otros eventos o similares. Estos recuerdos con carga emocional pueden activar una respuesta inadecuada o fuera de tiempo ante alguna crisis. Es por ello, que hasta algunos adul-tos hacen berrinche cuando se acaban sus recursos para conseguir del ambiente y de los demás, lo que desea su instinto de placer.

Esto es lo que sucede en niños cuando hacen berrinche. El berrin-che es la reacción emocional asociada con su recuerdo infantil o primitivo. Muchos adultos, aun se asombran cuando en algunos momentos estallan en ira o berrinche y luego quedan desorienta-dos después de su actuar. Esto se debe a que despiertan un recuer-do emocional y el sistema nervioso pone al cerebro emocional a trabajar. El control que pueda ejercer la razón se pierde por mo-mentos. El cerebro emocional, en este caso, no identifica o se-lecciona cuando una reacción de este tipo es necesaria o evitable para la supervivencia. Siguiendo la propuesta de Goleman, vemos cómo se relaciona una “alarma nerviosa anticuada” con los re-cuerdos emocionales de la niñez:

“La imprecisión del cerebro emocional en esos momentos se ve au-mentada por el hecho de que muchos poderosos recuerdos emocio-nales se remontan a los primero años de vida, en la relación entre un niño y las personas que se ocupan de él. Esto es especialmente cierto en acontecimientos traumáticos, como palizas o negligencia evidentes.”

Vemos como las experiencias traumáticas pasadas, activan re-cuerdos emocionales y pueden activar un ataque emocional, sea explosivo o implosivo, es decir, hacia adentro. Esta última forma de berrinche es pasiva y se manifiesta en el niño como un aisla-

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miento, no habla a sus padres y a otros, y en jerga psicológica se conoce como pasivo-agresivo. Debemos tomar en cuenta, que en la primera infancia, estructuras de la neocorteza o cerebro racional aun se están desarrollando y formando en el niño. La consciencia de éste hecho nos lleva a la comprensión de su manera de reaccio-nar. Si hasta la fecha nuestro hijo ha obtenido lo que desea con sus berrinches, ha logrado desequilibrar el temple de los padres y les ha sacado de su serenidad, entonces el berrinche ha sido eficaz y lo utilizará siempre, aunque sea ésta una reacción anticuada, una reacción de bebé.

Los estallidos emocionales a menudo datan de una época tempra-na de nuestra vida. Ellos son recuerdos emocionales que buscan la satisfacción de una necesidad, y si esta es congruente, no es re-levante para el cerebro emocional. Esta pequeña exposición sobre los mecanismos cerebrales en juego durante el berrinche, aumen-ta nuestra compresión del fenómeno. Ahora, podemos tomar en cuenta, que un ataque emocional puede ser una acción automática relacionada con un recuerdo emocional asociado a la situación que activa el berrinche. Lo que queda ahora a los padres, es ayudar a nuestros hijos a lograr una armonía entre su cerebro emocional y el creciente cerebro racional. Armonía entre sus emociones y sus pensamientos.

Basados en la serenidad, en los valores de identidad familiar y las técnicas de reflexión y control de impulsos, podemos brindarles un nuevo repertorio de reacciones a nuestros hijos, y así dejar de usar el anticuado berrinche.

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AplicaUn buen padre vale por cien maestros.

— Jean Jacques Rousseau —

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El Método SerenoInicialmente, emula a la cándida doncella y el enemigo

te abrirá el paso. A continuación, emula a la liebre, ágil y ligera, y ya no podrá cerrarlo.

— Sun Tzu —

El método sereno es más que un procedimiento es también una ac-titud meditativa. La serenidad nos permite neutralizar los ataques emocionales. Ella nos permite evaluar nuestros pensamientos, to-mar distancia y ser efectivos ante un berrinche o riña familiar. Imaginemos lo contrario. Ante un berrinche o riña familiar, donde alguno o varios miembros de la familia entran en un ataque emo-cional y pierden la razón, nosotros reaccionamos de igual mane-ra, siendo dramáticos, impulsivos y permitiendo el contagio de la perturbación.

La histeria es contagiosa. Freud, en su obra La Psicología de las masas, evidencia cómo un ataque de histeria se propaga debido a la “infección psíquica” o imitación. En un apartado anterior, lo expongo como la mímesis del niño con el clima del hogar y el comportamiento de los padres. Un ataque histérico puede infectar psíquicamente a varios miembros de la familia. Resultará que de un solo berrinche, todos resultan haciendo su propio berrinche, nadie permanece sereno. Esta infección se debe a los lazos afecti-vos entre miembros de la familia y posibles identificaciones entre algunos miembros. Estas identificaciones derivan en la coalición o alianza entre algunos miembros de la familia en contra de otros.

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Ante estas irrupciones de histeria, propongo la serenidad como actitud ante un ataque histérico. Leamos la máxima de Sun Tzu en el Arte de la Guerra.

“Mantén la serenidad para neutralizar la excitación del enemigo.

Así se controla el factor mental.”

De este antiguo consejo de un estratega militar y místico chino, aprendemos de manera sencilla a controlar el “factor mental”.

Qué poderosas son las enseñanzas de pocas palabras. Entonces, en vez de reaccionar aprenderemos a responder. En vez de propagar la infección histérica, aprendemos a estar serenos y neutralizar el berrinche. Como lo hemos visto, los padres modelamos y muchas veces, basta nuestro modelo para dejar claro lo que somos y los valores que rigen nuestra vida. Si algo hemos de modelar, es pre-ferible la serenidad a la cultura del ataque emocional.

El método Sereno es una serie de pasos, que cuando son aprendi-dos e incorporados en tu repertorio de respuestas, pueden servir-nos incluso, en ambientes fuera del hogar. Nos aporta un nuevo estilo de respuesta y una interacción más sana en situaciones bo-chornosas. Recuerda: Responder no es lo mismo que reaccionar.

Antes de examinar los sencillos pasos del método Sereno, dejaré claro lo que ser Sereno NO es:

• Estar sereno no es ser indiferente• Estar sereno no es ser pasivo o pasivo agresivo• Estar sereno no es ser dócil o pusilánime• Estar sereno no quita respeto.• Estar sereno no es aplicar la ley del silencio o ley del hielo• Estar sereno no es quedarse petrificado

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De manera contraria,

• Estar sereno es interesarse por neutralizar el ataque emo-cional

• Estar sereno es preparase para tomar acción• Estar serenos demuestra auto cocimiento y gerencia sobre

las pasiones• Estar sereno es una destreza de liderazgo asertivo• Estar sereno es escuchar, observar y proponer• Estar serenos es estar presente de manera empática y firme.

En pocas palabras, la serenidad es una firme atención, firme me-ditación y firme respuesta. Muchos padres necesitamos ésta cua-lidad, totalmente necesaria en la crianza: la firmeza. No hablo de la firmeza al estilo militar o ciegamente autoritario. Hablo de nuestra firmeza interna. La firmeza entre lo que decimos, pensa-mos y hacemos. Requiere firmeza ser congruentes con lo que de-cimos, pensamos y hacemos. Muchos padres, decimos una cosa, pensamos otra y hacemos otra diferente. La práctica y aplicación del método Sereno, nos brinda firmeza para tomar el mejor curso de acción de acuerdo a nuestros valores y estilos de crianza par-ticulares.

Serenidad paso a pasoAunque la formula que detallaré a continuación se presente como una serie de pasos, después de poca práctica será un proceso muy rápido. He realizado un simple acróstico con la palabra Sereno para detallar la actitud estratégica ante un berrinche:

Serénate, respira hondoEvita contagiarte del ataque emocionalResponde sin violencia y con una propuestaEntra en acción firmeNo te deshonres por la escena

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Obvia los comentarios de terceros, no busques la aprobación, atiende empáticamente.

Los berrinches, ataques emocionales, de nuestros hijos ocurren muy rápido y en cualquier lugar. Hemos de estar preparados para tomar la postura que neutralice la excitación, así controlaremos el factor mental, como lo decía el proverbio de Sun Tzu. Veamos ahora cada paso con una breve explicación. Luego, tendrás ins-trucciones para realizar un ejercicio con tu imaginación y visuali-zación, para poner en práctica el método inmediatamente.

SerénateAnte un estallido emocional o un berrinche de nuestros hijos ten-demos a excitarnos igualmente. Recordemos que la histeria o el drama se contagian, son una infección psíquica. Esta etapa es muy importante porque de este primer paso, depende la neutralización del berrinche. Varias veces tuve que atender el berrinche de mis hijos –además de berrinches en la clínica- en centros comerciales, casas ajenas o piñatas. En estas ocasiones no ignoré el berrinche, y no le dejé a mi hijo tirado pataleando, con la idea de que se tendrá que cansar alguna vez. Recordemos que la amenaza de abandono y desprecio es la pedagogía negra. Al contrario, hube de atender el berrinche, pero desde la serenidad y luego actuar con firmeza, lo cual una vez implicó llevarme cargado -de manera serena y sin violencia- a mi hijo conteniendo su pelea para ubicarlo en un lugar apartado donde pudiera hacerle una propuesta. No caí en el drama gritando o enojándome, actué y obvié los comentarios de mis familiares que querían inmiscuirse en la interacción de padre e hijo.

Entonces Serénate de la siguiente manera:

• Respira hondo para calmar la ira• Ayuda recordar que no vale la pena pelear con un niño o

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persona cuando está en berrinche o ataque emocional. Es un desperdicio de energía.

• Recuerda que no “tienes” o “debes” demostrar tu “autori-dad” ante los demás, es una cuestión entre tú y tu hijo.

• A veces nos enojamos más por el ridículo que pasamos no-sotros mismos como padres y no por el berrinche en sí. De-jemos de ser egocéntricos y alejemos nuestra necesidad de aprobación, elogio o estatus.

• Por último respira siempre profundo, sin exagerar, dos o tres respiraciones bastarán, y contempla calmo el inicio del be-rrinche.

Si logras lo anterior, estás punto de tener éxito y de hacer tuya esta herramienta de respuesta ante el estrés de los ataques emocionales.

Evita contagiarteDespués del primer paso ahora es indispensable no contagiarte. Este es un momento crítico porque nuestra serenidad puede per-derse si neutralizar el berrinche nos está tomando tiempo. Necesi-tamos mucha paciencia y firmeza para no decir “¡al diablo! ahora verás que no debes hacer pasar vergüenza y te enseñaré quien manda”. Si caemos en el ataque podemos llegar hasta los golpes fuertes y palabras insultantes que dañarán mucho a nuestros seres queridos y luego tendremos una resaca moral.

Para no contagiarte del ataque:

• Recuerda que no estás siendo inepto. Tu serenidad controla factor mental, es decir psicológicamente estas neutralizando la excitación.

• No lo tomes personal. Es necesario dejar la sensibilidad, la mojigatería y afectación ante un berrinche o ataque emo-cional. Recuerda que el que hace el berrinche no entra en razón y puede decirte cosas insultantes, puede tirarte golpes

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y debido a la fisiología del ataque emocional puede hasta intentar verdaderamente dañarte. No lo tomes personal, tu hijo está fuera de razón, está usando su mente emocional y la censura no está disponible.

• No estás siendo un pelele, debilucho o pusilánime, estas to-mando la postura más sabia. Cree en ello. En esto radica el cambio.

• Si siempre has sido violento, recuerda que es una idea rígida y errónea el ser violento para probar tu autoridad. Ante un berrinche esto solo exacerba el cuadro y aumenta la riña. Alimentas el fuego con fuego.

• Guarda tu postura serena. Se firme y paciente como una roca. Recuerda ser firme y paciente, inamovible como una enorme roca.

RespondeComo he tratado de evidenciar, ser serenos no es ser pasivo o inepto, es una actitud psicológica que neutraliza el ataque. Sien-do serenos aprenderemos el principio de “responder y no reac-cionar”. Normalmente reaccionamos usando nuestro carácter y personalidad. Usamos estas máscaras para protegernos. Muchas veces reaccionamos violentamente o caemos en el drama debido a que nos sentimos amenazados. Una persona Serena está más allá de la afectación y no se siente amenazada porque responde desde su centro y no desde la máscara del carácter y la personalidad. Recordemos que el carácter es la formación de mecanismos de defensa que hemos utilizado a lo largo de nuestra vida, y la per-sonalidad es la máscara o rol que jugamos ante la sociedad para ajustarnos a ella. Aprender a responder es dejar de ser mecánicos y automáticos. Aprender a responder es una actitud meditativa, es metacognitiva y es emocionalmente inteligente.

Para responder y hacer propuesta:

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• Responder no es dar sermones ni amenazar por medio de la palabra

• Responder es hacer las preguntas adecuadas: ¿Qué te ha pa-sado? ¿Qué deseas? ¿Qué necesitas? ¿Cómo puedes arreglar esto?

• No temas usar lenguaje “adulto” con niño. Habla de manera madura, pues es madurez lo que esperas modelar. Modula tu voz, usa un tono firme pero emocionalmente neutral.

• Se breve y puntual, acércate a tu hijo para hablarle, si pue-des has contacto con una mano en su hombro o simplemente acércate lo suficiente para que sienta tu presencia.

• Usa las sugestiones directas: “Yo sé que puedes calmarte” “te has desahogado lo suficiente” “Puedes tranquilizarte poco a poco”. También usando sugestiones inversas: “Entiendo que no puedes calmarte y que estas muy alterado” “no tienes que parar tus gritos desahógate”. Estas sugestiones negativas ac-túan de manera inversa en la mente de tu hijo o ser querido, desarmando la lógica infantil del berrinche.

• Hazle una propuesta. ¿Puedes calmarte paraqué hablemos del asunto tranquilamente? ¿Podemos salir para estar solos? ¿Te llevaré a otro lugar para hablar? De esta manera estas sacando de la escena el ataque.

• Recuerda que la paciencia es la respuesta silenciosa más sa-bia. Practica tu paciencia. Digo que la puedes practicar, no necesitas ser muy paciente desde el principio. Te puedes per-mitir aprender a ser paciente poco a poco. Paciencia con la paciencia.

Entra en AcciónEsta etapa del método marca la diferencia. Tomaremos una ac-ción. No dejaremos cabos sueltos, seremos eficaces. Esta acción deriva de dos fuentes: la respuesta ante nuestra propuesta o la imposibilidad de calmar al niño en ataque emocional. Si hemos

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llegado a un acuerdo con nuestras propuestas entonces actuemos en consecuencia: “Salgamos de este lugar y hablemos” o “quieres sentarte y hablar que yo te escucharé” o simplemente abrazas a tu hijo con sincero afecto. Si no hay posibilidad de acuerdo, entonces actúa con firmeza de acuerdo a tu elección. Recuerdo esa vez con mi hijo, tuve que abrazarle firmemente y sin violencia para calmar su llanto y berrinche. De un momento a otro entró en berrinche por motivos que no comprendíamos. El ataque lo pude contener solo abrazándolo y cargándolo sin violencia y siendo firme con mi decisión, lo llevé afuera a otro lugar donde esperé serenamente a que bajara el tono del ataque emocional. Sacar a nuestros hijos de la escena de manera serena es una buena acción para tomar.

Para tomar acción:

• Luego de hacer las preguntas y propuestas, puedes llegar a un acuerdo. Ejecuta ese acuerdo inmediatamente con tu hijo.

• Si no consigues llegar a un acuerdo. Si el tono del berrinche es muy elevado. Entra en acción sacando a tu hijo de la es-cena del berrinche.

• Entrar en acción no es jalonear, pellizcar, apretar, empujar o cualquier uso de la violencia solapada. Esta violencia so-lapada es peor que la paliza porque propina una amenaza psicológica y física al mismo tiempo.

• Ser firme es ejecutar un acuerdo de manera consistente y congruente

No te deshonres por la escenaAnte un berrinche muchos padres sucumben ante la vergüenza y la deshonra. Podemos ver el berrinche como una oportunidad de aprendizaje para padres e hijos, sin embargo, muchas veces se ve frustrada por la congoja del padre. Esta actitud egocéntrica des-poja al padre de su serenidad. El padre que busca aprobación y

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mantener su estatus sufriría de embarazo ante un ataque emocio-nal. No debemos sentirnos avergonzados o deshonrados ante los berrinches, mucho menos hemos de decirle nuestros hijos que nos avergüenzan o que nos ridiculizan. El control de todo berrinche es interno, desde la serenidad del padre o tutor. El control no pude ser externo, dictado por el espectador que acude a la escena, aquellos otros que están en el momento del ataque. Tu lugar de serenidad está dentro de ti y no fuera.

Ante el pánico escénico: Si te sonrojas, avergüenzas y empiezas a temblar por la atención que llama el berrinche, no detengas ésta reacción de embarazo, déjala fluir y no luches por detenerla. Este es un método “paradójico”. Cuando ocurra un berrinche estarás listo y mentalizado para dejar que la vergüenza y el pánico lleguen a tu cuerpo y los dejarás ser. Contrariamente a la lógica tradicional de la evitación, dejar que se produzca el embarazo hace fluir la ansiedad y no la detiene. Los métodos paradójicos han sido usados desde V. Frankl hasta los terapeutas familiares. Es la prescripción del síntoma.

Para no deshonrarse

• Reconoce que sentirte avergonzado no ayuda en nada• La serenidad reside en tu interior, no en el exterior donde

los demás te observan• Recuerda que la congoja y el pánico que puedes sufrir como

adulto ante el berrinche de un niño es una actitud egocén-trica.

• Desplaza la atención a tu hijo en ataque. No la retengas para ti.

• Deja que la vergüenza que te embarga te inunde. No la de-tengas déjala ser en su enterara intensidad.

• Recuerda que la deshonra se produce si te preocupas por el “qué dirán”. Manda a volar las opiniones ajenas.

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Obvia los comentarios ajenosRecuerda que tu lugar de control es interno, allí reside la fuerza que dirige tus acciones. Si dejas que lo exterior, los otros, ami-gos, familiares, la tía, el abuelo, los suegros, aprueben y autoricen tus acciones, perderás el sereno control ante tus hijos. En muchas escenas de berrinches los espectadores harán comentarios, cuchi-cheos, no faltará el que quiera inmiscuirse. Nadie debería inmis-cuirse. Sigue el curso que has desarrollado en tu mente. Si eliges hacer caso a los comentarios por muy inofensivos que sean -Dé-jalo llorar”, “Yo le daré lo que desea”, “Que niño tan malcria-do”, “No sabes corregirlo”, “necesita mano dura”, etc- estarás perdido.

• La necesidad de aprobación te puede paralizar. • La necesidad de agradar a los demás puede evitar que logres

convertir un berrinche en una experiencia de aprendizaje.

Como último paso del método Sereno, obviaras todos los comen-tarios, no lograran eludirte o afectarte. Esta situación necesita de tu serena actuación. Ahora habrás tomado el método Sereno y tendrás resultados progresivos y consistentes de acuerdo a tu paciencia y ensayo. En la siguiente sección haremos un repaso del método utilizando la imaginación-simbolización. La imaginación es un tipo de conducta privada, es decir imaginar es preámbulo de hacer y de esta manera el método quedará grabado en tu memoria y este recurso estará disponible cuando lo desees usar.

Ejercicioa) En los siguientes ejercicios utilizaras tu imaginación. Es

bueno leer nuevamente los pasos del Método Sereno para captar la idea general de cada uno. Luego regresa y visuali-za el acróstico nuevamente:

b) Te pido que veas el acróstico, cáptalo en su totalidad. Ima-gina que le tomas una foto mental. No hay necesidad de me-

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morizar, contempla las letras y capta la imagen que forman, la totalidad del recuadro de abajo:

c) Cierra los ojos y podrás ver la imagen en su totalidad en el ojo de tu mente. Abre nuevamente los ojos y visualiza el cuadro. Cierra y vuelve observar en tu interior. Si no logras resultados inmediatos lo conseguirás con un poco de práctica. Recuerda, no se trata de recitar el acróstico, se trata solo de verlo.

d) Ahora trae al presente un berrinche de alguno de tus hijos o familiar. Una situación embarazosa del pasado que recuer-des bien. Si no tienes una escena, crearás una nueva buscan-do el lugar, las personas, las causas más comunes relaciona-das con tu vida y las pondrás en tu escena.

e) Recuerda que si eres maestro, gerente, o cualquier tipo de persona que lidia con personas, este método te brindará una herramienta para tratar con la histeria ajena o propia.

f) Cuando hayas conseguido tu escena cierra los ojos e ima-gina el inicio del drama. Justo cundo el berrinche o el ata-que haya iniciado, pronuncia nuestra palabra clave: Sereno. Luego, sin duda, realiza los pasos del método en el orden y la manera en que te lleguen de buenas a primeras. No nece-sitas hacerlo perfectamente la primera vez. Solo es necesa-rio que lo hagas. Empieza ahora.

g) Luego repite el paso d y e pero pronuncia la pablara clave con tu voz interior. De esta manera el método y su acti-tud quedarán disponibles como un nuevo recurso ante los ataques emocionales de tus hijos y los tuyos también. Por último es necesario poner a prueba tu aprendizaje en situa-ción cotidiana. Con práctica bastará tan solo pronunciar la palabra clave para serenarte.

Principios terapéuticos para la familiaEn esta sección resumo algunas formas de psicopatología fami-liar, comportamientos que alimentan el sufrimiento de los miem-bros de una familia. Expongo de manera diáfana y accesible al

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lector no versado en la psicología. El lector siempre puede recurrir a la bibliografía si desea investigar a profundidad. El propósito de esa sección es crear consciencia sobre ciertos fenómenos de comunicación familiar que pueden perturbar su funcionamiento y producir neurosis. Al tomar consciencia y tener una visión in-terna -“insight”- de la dinámica familiar, empezamos a curar las heridas.

Un frente comúnEn una familia los padres necesitan sostener una coalición posi-tiva uno con el otro. Esto presenta un frente común y un respeto entre generaciones. Es decir, padre y madre son de una misma generación familiar, los hijos de la subsiguiente y los abuelos, por ejemplo, de la anterior. Un respeto entre los límites generacionales es sano para evitar coaliciones negativas o perversas. Estas coa-liciones entre miembros de la familia, -el padre con un hijo/a, la madre con la abuela, etc- van dirigidas a atacar a otro miembro, a un tercero en discordia que no satisface sus demandas. Muchas veces padres pertenecen a coaliciones diferentes, así de padres conflictivos pueden resultar hijos perturbados. La coalición de miembros de diferentes generaciones contra otro de cualquier ge-neración, crea un triangulo perverso que muchas veces está pre-sente en la patología familiar. El ya clásico trabajo de Zuk y Nagy (2002) en terapia familiar expone al respecto en su obra Terapia familiar y Familias en Conflicto:

“Por ejemplo desde hace mucho tiempo se ha sugerido que un hijo perturbado es producto de padres que están en conflicto: el hijo se ve atrapado entre éstos y entra en coalición con uno de ellos. Cuan-do la madre es descrita como protectora y el padre como pasivo, se implica que la madre se une con el hijo contra el padre que se mantiene alejado. Una imagen idéntica se presenta cuando el padre y el hijo forman una coalición oculta contra la madre conflictiva. Generalmente, la incapacidad de los padres de un hijo perturbado de mantener un frente común para aplicar la disciplina es un reflejo de

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su incapacidad de mantener una separación entre las generaciones. Una ruptura similar de las generaciones parece en el caso del hijo perturbado que se asocia con sus padres, pero que evita sus iguales.” (p.36)

Deseo hacer énfasis en lo siguiente:

“Generalmente, la incapacidad de los padre de un hijo pertur-bado de mantener un frente común para aplicar la disciplina es un reflejo de su incapacidad de mantener una separación entre las generaciones.”

Estas coaliciones perversas forman triángulos. El triangulo es la geometría sencilla para representar las coaliciones secretas. Nor-malmente en una familia conflictiva estos triángulos son negados o están ocultos. La posibilidad de un coalición en un triangulo que rompe la brecha entre generaciones eleva la potencialidad de perturbación. Estos triángulos son persistentes y son reforza-dos continuamente para que sigan existiendo. Por ejemplo la ma-dre y la hija mayor pueden asociarse en contra de un tercero, el padre o el hermano menor. La madre pertenece a una generación y la hija mayor a otra cumpliendo la receta del triangulo. Dos personas de diferentes generaciones cooperan para perpetuar este triangulo. En una sola familia puede haber muchos triángulos de estos. En contraste si una mujer está satisfecha con la relación con su marido no intentara unirse con sus hijos o con sus padres en contra de éste.

Una familia en armonía presenta escasos o muy débiles trián-gulos, lo suficiente para no producir perturbación. Recordemos que un triangulo es patológico o perturbador si es un sistema que producirá daños a sus miembros, produce violencia entre sus ele-mentos a la vez y evidencia los elementos que se comportan de manera peculiar o inapropiada.

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La familia es el contexto de organización de la personalidad el niño. En la unidad familiar la conducta de uno afecta a los otros. La capacidad de crianza se ve afecta por algunas actitudes de los padres o del sistema familiar que pueden ser fuentes males-tar entre sus miembros. La coalición paternal es necesaria para mantener limites adecuados entre las generaciones y desempeñar los respectivos roles asignados a su sexo. El frente común de los padres delimita la conducta familiar la cual es esencial para inte-gración de la personalidad del hijo. (Zuk y Nagy, 2002)

Los padres establecen por ejemplo directo la confianza del hijo ha-cia las instituciones como el matrimonio y la vida familiar. El estilo paternal moldea el estilo de los hijos. Los mecanismos de conducta y comunicación entre padres son parte importante en el desarrollo de las cualidades del carácter de los hijos. La compilación de Zuk y Nagy sobre terapia familiar plantea en el ensayo titulado, Algu-nas fuentes exploradas de psicopatología, en contexto de terapia familiar:

“Los tipos de mecanismos de conducta, de comunicación y de de-fensa paternales desempeñan una parte fundamental en determinar los rasgos del carácter y la patología en los hijos por el ejemplo directo y por medio de las reacciones que estos estilos producen en el hijo. Los padres obsesivos crean hijos limitados; los padres que enseñan a desconfiar de los otros fomentan las tendencias paranoi-cas; los padres que básicamente se interesan en las apariencias y en lo que ellos y sus hijos pueden “obtener mañosamente” promueven la delincuencia.” (p.65)

En conclusión, lo padres deben definir y transmitir los medios aceptables, las metas, límites, congruencia y valores en común acuerdo. Para esto es útil el ejercicio de la creación de un Sentido de identidad familiar a través de los valores elegidos en coalición de los padres, lo cual expongo en otro apartado.

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Cuestionario

¿Has presenciado alguna vez un triangulo que trascienda genera-ciones? De ser así, analiza quien estaban involucrados, ¿estabas tú involucrado? ¿Era algo consciente o has tomado consciencia de ello? ¿Cómo afectó las relaciones en tu familia?

Si existe un triangulo o coalición, ¿quienes juegan el papel de perseguidor, victima y sanador?

Recuerda que los pasos para evitar sufrimiento familiar a causa de no presentar un frente común de parte los padres debes:

Ser consciente y aceptar su existencia

Verificar si están produciendo daño familiar

No trascender generaciones en los triángulos

Redacta para ti mismo o junto a tu pareja un acuerdo donde se pacta un frente común:

Yo____________________ o Nosotros:____________________

Pactamos presentar un frente común y ser conscientes de la for-mación triángulos persistentes que puedan dañar nuestro bien-estar familiar. Siempre respetaremos un modelo comunicativo y enriquecedor dentro de la familia.

Ahora firma y estás listo para tomar un nuevo rumbo en la familia.

Firmas_______________

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El chivo expiatorio y los prejuicios familiares

Un chivo expiatorio dentro de una familia es una persona que paga por los prejuicios, mitomanías, obsesiones, ideas distorsionadas, de los demás miembros. El chivo expiatorio es el objeto que sirve de excusa para los conflictos familiares. Vemos que dentro de las familias muchas veces el daño que se causa a un miembro, es resultado de tipos de interacciones del sistema familiar que son prejuiciosas y dañan al sujeto. El prejuicio, por otra parte, es el estereotipo o modelo mental que se le impone una persona, por ejemplo, los clásicos la oveja negra, el patito feo, el consentido de la familia, el perdido de la familia. Los miembros de una familia pueden hacerse sentir bien mutuamente y también pueden hacerse sentir muy mal mutuamente. Cuando los elementos de la unidad familiar se asignan papeles definidos que llevan una carga o pre-juicios, les puede llevar a un colapso mental.

Cito de nuevo la compilación de Zuk y Nagy respecto a los chivos expiatorios y el prejuicio dentro de la familia:

“Clínicamente observamos a algunas familias perturbadas en las que el hijo se convierte en chivo expiatorio y se vuelve vulnera-ble a un colapso emocional, y también observamos que algunos padres dividen sus rasgos, sus conflictos, sus temores y sus prejui-cios entre sus hijos de una manera especial. “

Esta dinámica es común en los casos clínicos, he visto cómo los padres atribuyen sus prejuicios y temores a sus hijos asignándoles esos papeles limitados. Esto es otra manera de usar la falsa iden-tidad a través de las creencias disfuncionales de los padres. Los padres asignan los roles de el tonto de la familia, la muñeca, el buen chico, por ejemplo. Creer en estos roles puede ser perjudicial al desarrollo de una sana y auténtica identidad en el individuo. En la interacción familiar se han observado estas constelaciones

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y se ha tipificado ciertos papeles como: el papel del destructor o perseguidor, el papel del chivo expiatorio, víctima de un ataque y el papel del curandero o doctor de la familia. (Zuk y Nagy, 2002)

Buscar un chivo expiatorio, es manera inconsciente e irracional de lidiar con conflictos intrafamiliares. En mi consulta atendí a un pequeño de 10 años, el hijo menor de una familia numerosa. Sus hermanos ya tenía más veinte años cada uno y él nació cuando sus padres tenían más de cuarenta años de vida. En un hogar autócra-ta, donde el padre fungía como dictador, todos los hijos vivían del trabajo por él proporcionado en una empresa familiar. La madre en su papel de víctima y mujer abnegada, amenazaba con irse del país llevándose al pequeño. De esta manera, la madre amenazaba constantemente al padre, que interpretaba al perseguidor y des-tructor; mientras la madre y el hijo habían creado una coalición en contra del padre, un triangulo perverso en que la brecha genera-cional se ha roto.

El chico hace el papel de chivo expiatorio de los problemas que son producto de la relación deteriorada de los padres y de sus años de jugar a víctima y victimario. El niño presentaba pulsiones agre-sivas hacia su padre, lo cual fue revelado en pruebas proyectivas practicadas en su centro de estudios. A mi consulta llega el niño con un colapso emocional, la madre le decía que deseaba fugarse de la casa y él le alentaba. La madre, sin embargo, nunca entraba en acción, sus amenazas eran la manera neurótica de comunicarse con su marido por años. El niño se miraba en medio de esta terri-ble disputa. Hemos de sumar que este pequeño resultó desafiante a la tradición familiar y desea vivir de manera diferente a sus her-manos que siguen bajo el domino paternal. El desea salir de ese medio y eso lo hace “el chico diferente” dentro de la familia.

En el ejemplo anterior los elementos de diferencia y similitud en-tre los miembros de la familia se le atribuyen significados simbó-

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licos que después se experimentan por los miembros de la familia como un peligro claro. La persona que demuestra una diferencia se percibe como extraña, invasora y amenazante. Una alianza se forma en contra de este miembro familiar que representa la fuente de diferencia. Esto no quiere decir que las simpatías, atracciones y diferencias no tengan que existir, pero en la medida que esas actitudes se conviertan en rígidas, fijas, automáticas serán pertur-badoras. Estos prejuicios varían de grado pueden ser realmente benignos y malignos. Esto prejuicios puede dividir la familia en alianzas antagónicas.

Cuestionario

Circula qué estereotipo o prejuicio familiar conoces:

a) La oveja negrab) El consentido o preferido de mamá o de papác) El santurrónd) El tontoe) El intelectualf) El patito feog) El salvadorh) El perseguidori) La víctima

Otros__________________________________________

2) cuales de esto roles se han usado en tu familia. Escríbelos. ________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

3) Quienes los ah interpretado. Escribe:

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________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

4) ¿Se ha usado alguna vez un rol para definirte? ¿Cuál y como te ha afectado?________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Recuerda: los prejuicios puede variar en grado desde benignos hasta crear profundas huellas en los miembros de la familia. Es preciso respetar las diferencias y el derecho de cada ser humano a su singularidad. Recuerda que el que es por naturaleza“diferente a la regla” muchas veces es usado de chivo expiatorio. Por últimos es un compromiso de los padres no promover o utilizar estos pre-juicios, si así lo deseas, en tu ambiente familiar.

Sentido e identidad familiarEste ejercicio busca dar un sentido a la existencia de la familia desde el punto de vista existencial. La definida misión, visión, y valores dan un sentido e identidad a la familia para soportar las dificultades, como la separación de miembros, muerte o pertur-baciones de conducta. Un sentido e identidad se mantienen como factor protector ante la dificultad. Este puede ser un ejercicio pro-filáctico, es decir para la prevención primaria o bien terapéutica, para el alivio de familias en conflicto.

Este ejercicio es un “task” o ejercicio para lograr una meta. Lo

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pueden realizar padres solteros, parejas, familias enteras. Esto depende de la realidad de la familia, Si una familia ya posee hijos mayores puede involucrarse a todos los miembros. Si la familia empieza con un solo padre o pareja, quedaría como mi-sión de los padres lograr realizar este ejercicio. Este ejercicio beneficiará a madres y padres solteros y parejas, aquí no existe el slogan de la familia “ideal”, en vez, somos familias “reales”, de padres responsables, en transición, divorciados y todos pueden obtener un sentido de identidad y cohesión.

Todo valor tiende a producir un bien común, posee un valor ecoló-gico entre los miembros de la familia y el entorno. Sería raro que algún padre o persona supiese al menos tres de los valores que cul-tiva su familia. Muchos otros no sabrán la misión y la visión de su familia y de su paternidad. Este ejercicio ayudará a darle sentido a nuestra paternidad, a nuestro ser-en-familia. Hago énfasis en que no se desaprueba que cada individuo modifique, busque o discuta los valores de la familia ya que estos no son una imposición, es la primera regala de los valores: la tolerancia a la individualidad, singularidad y libertad mental. Padre autócratas, dictadores y cau-dillos gustarán poco de este ejercicio y queda a discreción su uso respetando la idiosincrasia y la voluntad terapéutica de la familia y sus miembros.

Unos de los Objetivos terapéuticos es lograr en sí llevar a cabo el objetivo en comunión y arribar a consensos. Esto demostraría un gran paso a la cohesión familiar. El proceso en sí, desde el inicio hasta el final brindará mucho material sobre la naturaleza de la familia.

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Nuestro Sentido e identidad familiar

Familia: ________________________________

Nuestros principales valores (en orden de importancia)

1)__________________________2)__________________________3)__________________________

Nuestra Misión (pitch line)___________________________ ___________________________ ___________________________ ___________________________ ___________________________ ____________________________

Nuestra visión a futuro________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Nuestro pacto de sentido ante la adversidad (disfunción, separación, pérdidas, riñas).________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Listado de Valores sugeridos

La alegríaEs en el núcleo familiar donde se procura que los miembros se ayu-den unos a otros en sus necesida-des, en la superación de obstáculos y dificultades, así como el compar-tir los logros y éxitos de los demás.

La generosidadEntendiendo por generosidad el actuar en favor de otras personas desinteresadamente y con alegría. Hacer algo por otras personas pue-de traducirse de diferentes mane-ras, por ejemplo, dar cosas, prestar juguetes, dar tiempo para escuchar y atender a otro miembro de la fa-milia, saludar, perdonar.

El respetoNo sólo respeto a la persona mis-ma, sino también a sus opiniones y sentimientos. Respeto hacia las co-sas de los demás miembros, respeto a su privacidad, respeto a sus deci-siones, éstas, por supuesto, adecua-das a la edad de la persona.

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Observaciones:________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Estamos en acuerdo común:

Nombre y firma de los miembros

Es en la familia donde el niño aprende que tanto él o ella como sus ideas y sentimientos merecen respeto y son valorados.

La justiciaLa justicia se fomenta en el seno de la familia al establecerse lo que corresponde a cada miembro de la misma. Recordemos que la justicia consiste en dar a cada uno lo que les corresponde. Una persona que se esfuerza constantemente por res-petar los derechos de los demás y le da a cada uno lo que debe, tiene la virtud de la justicia.

La responsabilidadLa responsabilidad supone asumir las consecuencias de los propios actos, no solo ante uno mismo sino ante los demás. Para que una per-sona pueda ser responsable tiene que ser consciente de sus deberes y obligaciones, es por ello, de gran importancia que los hijos tengan sus responsabilidades y obligacio-nes muy claras.

La lealtadLa lealtad surge cuando se reco-nocen y aceptan vínculos que nos unen a otros, de tal manera que se busca fortalecer y salvaguardar di-chos vínculos así como los valores

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que representan. La aceptación y el reconocimiento de este vínculo no se centra hacia el futuro, como una posibilidad, sino que es una reali-dad actual. Este vínculo no pasa con el tiempo, es profundo, suele madurar y fortalecerse a la larga. Conviene aclarar que ser leal a los papás, por ejemplo, no significa aprobar una conducta errónea de los mismos, sino el respetar y cui-dar su buen nombre, se trata de ser sincero con ellos, además de ayu-darlos a superar las dificultades.La autoestimaLa autoestima es uno de los valores fundamentales para el ser humano maduro, equilibrado y sano. Este valor tiene sus raíces y fundamen-tos en el núcleo familiar. Se entien-de por autoestima la visión más profunda que cada persona tiene de sí misma, influye de modo decisivo en las elecciones y en la toma de decisiones, en consecuencia con-forma el tipo de vida, las activida-des y los valores que elegimos.

Aforismos sobre la singularidad familiarAprendamos el arte de responder, en vez de reaccionar automáti-camente ante las acciones de nuestros hijos.

Muchas veces, somos innecesariamente gruñones y prohibitivos, otras, innecesariamente permisivos.

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Abrazos y besos de ambos padres, son factores protectores de la autoestima en nuestros hijos. Para cada dificultad, regaño o tro-piezo en su vida, necesitan mucho afecto físico, psicológico y es-piritual.

El afecto hacia el niño o hija, son las vitaminas de su autoestima. No basta con decir que les queremos, que les amamos, que les aceptamos, que estamos orgullosos; ¡demuéstralo!

Si ya sabes en tu interior, lo que a ti no te gustó de tu crianza, usa el sentido común y seguro no repetirás malas prácticas con tus hijos.

Cuando tu hijo te quiera contar una historia o anécdota, escúchalo atentamente. Parece sencillo, pero casi nadie lo puede hacer. Es-cucha con toda atención y con todo tu ser.

Recuerda que los chicos aprenden mucho por modelaje, reaccio-nan al tono y ambiente del hogar.

Cada miembro de la familia, es singular y posee un temperamento único, sin embargo, el ambiente familiar les implanta la semilla del cómo deben ser sus relaciones interpersonales.

Los adolescentes son expertos en desenmascarar la hipocresía adulta. Puedes ser congruente y autentico para neutralizar con-flictos.

La histeria, reacciones exageradas, berrinches, dramas, son infec-ciosos. Una infección psíquica se hace un rápidamente un padeci-miento crónico familiar

Nadie sabe exactamente cómo ser padres o madres. Informarte no daña, planificar es bueno, pero nada de esto es la real experiencia.

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Ya sea que lo hayas planificado o no, serás una madre o un padre, usa tu sentido común y no hagas lo que te hicieron a ti.

La singularidad de la familia, su unicidad existencial, es muy va-liosa no importando que sea una familia de padres solteros, divor-ciados, unidos o familias mixtas.

Mira más allá del tabú. El amor sincero debe ir primero que los prejuicios y opiniones sobre cómo debe ser una buena familia.

Tanto los padres solteros, los padres unidos, los que luchan en me-dio de ambos polos, todos deben ver más allá de las prohibiciones y tabús sociales, y así iniciar su cura.

Un proverbio budista dice, “la mejor manera de controlar a nues-tra vaca o a nuestra oveja es dándole un potrero grande y am-plio”. Las cárceles psicológicas y físicas crean rebeldía y conflic-tos. Amplía tus límites, esto no quiere decir que no van a existir. Lee detenidamente el anterior consejo.

La familia y sus lazos afectivos no se destruyen, solo se transfor-man. Así que cualquier ruptura o separación física, es solo aparen-te, la familia siempre vive dentro.

Una familia que es dañina para sus miembros, puede separarse por el bien común. Esto no significa que se destruya, solo se transfor-ma. Es una forma de energía psicológica indestructible.

Un definido sentido e identidad familiar, ayudará a soportar cual-quier dificultad o pérdida. Sobre todo, ayuda a tolerar todo las diferencias de personalidad y opinión entre sus miembros.

Si deseas una familia uniforme, estas propiciando el dolor. Cada miembro es singular y entre todos hacen sonar la única melodía

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y sinfonía de la familia. Por ello nadie, ni el más extraño, debe quedar afuera.

Los padres son los modelos de autoestima, autenticidad y sereni-dad. La autoestima empieza o termina por ellos.

Todos tenemos derecho a pensar diferente a nuestros padres y fa-milia. Has la paz con esto y estarás bien.

Sea cual sea la religión que profesa la familia, una cuestión es indudable: debe existir la aceptación incondicional de la singula-ridad de sus miembros. Esto es amor verdadero.

Si los dogmas religiosos causan separación podrían dejarse a un lado y hacer prevalecer el amor familiar.

La violencia intrafamiliar es totalmente innecesaria, aun en sus formas más aceptadas, como el maltrato verbal, psicológico y fí-sico entre padres e hijos. Muchos estamos condicionados a pensar que esto no es cierto.

El destino de cada miembro de la familia es, paradójicamente, separarse de ella mental y físicamente para cultivar la propia.

El filosofo F. Nietszche, dijo que los psicólogos son como los ca-ballos; se asustan al ver su propia sombra. Yo creo que los padres también nos asustamos al ver nuestra propia sombra proyectada en nuestros hijos.

Una familia contiene todas las posibilidades. No os asustéis.

Si el amor a tu familia no incluye amor a ti mismo, es incompleto.

Los padres fácilmente olvidamos nuestra juventud. Recordemos

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siempre para tomar perspectiva.

La familia es más que un grupo de personas con lazos de sangre. Es un tipo de sinergia, puede cambiar y transformarse, pero nunca destruirse.

Para comprender a tu pareja o alguno de tus hijos, trata de ver, escuchar y sentir desde su lugar. Ponte en su lugar sin prejuicios. Usa tu imaginación y conviértete en esa persona. ¿Qué ve? ¿Qué le dicen? ¿Cómo se siente? ¿Cómo reacciona? ¿Qué piensa? Este ejercicio lo pueden hacer en familia compartiendo los resultados o cada quien de manera privada.

Recuerda que la homosexualidad, drogas, errores, embarazos, di-vorcios, en todas las familias. No existen mejores o peores fami-lias. Existe singularidad.

El escándalo, qué gran abominación. No escandalices a tus hijos. Guarda serenidad.

Crea principios de convivencia con tus seres queridos. Sobre un claro aviso no hay engaño. Es increíble cuantas familias carecen de acuerdos, valores y principios consensuales para el bienestar colectivo.

Parece que la disciplina y la asertividad no gusta a muchos padres, precisamente, porque los hijos podrían exigir lo mismo. Parece que hacerse de la vista gorda es mejor para muchos padres.

Asume el dolor de no llegar a entender realmente a tu hijo adoles-cente. Eres su madre o padre, no su amigo o su dios. No necesitas saber todo lo que sienten y piensan. Mantén abierta la invitación a comunicarse sin ser necio.

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¿Te cuesta hablar a tu hija adolescente? Serénate. El padre necio ahuyenta la palabra del adolescente.

Es cierto, tal vez tú no gozaste tu infancia y juventud, ¿ahora quie-res vivirla a través de tu hijo? ¿Es justo eso?

Es cierto, tal vez fuiste igual o peor cuando eras niño, joven o adulto. Pero esa persona es tu hijo y no tu compañero de oficina o un monigote, sé su padre o madre, no su igual. Permítete tener el rol de padre o madre y se firme, guarda las confesiones e igual-dades de cuando eras joven, para cuando tu hijo sea adulto, ya lo comprenderá.

Llega un momento en que tu hijo se hace un poco extraño. Justo después de la infancia empieza a diferenciarse, su singularidad aparece. Habrá actitudes, intereses, hábitos o maneras de ver que te serán extrañas. No caigas en terror. Es solo la evidencia de que nuestros hijos han de ser nuevos y auténticos seres humanos, no nuestras copias.

El pago de las necesidades de tu hijo tiene un valor calculable, gastarás miles de billetes y es relativamente fácil darlos. Lo que no damos muy fácilmente son miles de abrazos y gestos cariñosos.

¿Qué será mejor, padres tacaños en abrazos y amplios de billetera, o dadores de abrazos y cuidadosos con el dinero que le regalan a sus hijos?

Si empleamos una terminología socioeconómica, una familia se vuelve enriquecedora y liberadora cuando deja de tratar a sus miembros como propiedad privada.

Nuestros hijos, padres y hermanos, no son de nuestra propiedad y lucro emocional.

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Las deudas emocionales y préstamos de afecto con altos porcen-tajes de interés, llevarán a los miembros de la familia a tener una banca rota emocional.

Cuando los padres son egocéntricos y de poco sentido común, co-rren el riesgo de ser dictadores. Una revolución en la familia no sería una sorpresa. La guerra puede estallar.

Los padres a veces somos banqueros emocionales. Invertimos en nuestros hijos para crear una cuantiosa deuda emocional. Luego deben ellos pagar con intereses hasta su muerte. Nunca estarán libres. ¿Es esto amor o capitalismo emocional?

Algunos padres son grandes magnates emocionales, compran con comodidad y bienes materiales la independencia y autonomía de sus hijos. La jaula es de oro.

Otros padres son invasores, simplemente toman a la fuerza la in-dependencia y autonomía de sus hijos.

Otros son facilitadores para la vida, singularidad, libertad y auto-nomía, les preparan para la independencia.

Libérales a tus hijos de su deuda y permite que descubran su pro-pio credo.

Con los padres banqueros, magnates e invasores, siempre habrá revoluciones y lucha subversiva. Con los padres enriquecedores y amorosos, habrá alianza, desarrollo y enriquecimiento.

Algunas familias cobran impuesto por ser un miembro. Hay que pagar el impuesto de ser-hijo-de, estudiando desde los dos años, sacando buenas notas y haciendo tareas todas las tardes sin cues-tionar. Solo si lo haces les quieres y eres su buena hija/o.

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También, hemos de pagar el impuesto de uniformidad, vistiendo el traje de conducta familiar sin diferir en lo más mínimo, ya que a veces no se permite la expresión individual.

Otras veces, en las familias hay que pagar el impuesto de la deuda heredada, en la cual, los padres trasladan sus deseos incumplidos para que el hijo se haga cargo de ellos y los solvente.

Así, los hijos estudian lo que no gustan y piensan algo que no es su propio pensamiento.

¿Se podría tener una familia libre de impuestos emocionales?

En algunas familias, hasta la caricia está gravada, hay que pagarla. ¿Podría haber caricias, sin fisco emocional?

Algunos dicen que la familia es la base de la sociedad. ¿Encon-tramos entonces, los valores de libertad y desarrollo, en nuestras familias o en la sociedad que refleja?

Algunos dicen, que la familia debe y tiene que permanecer unida para crear buenas sociedades. Este mandato es rígido, la familia puede ser nociva y por ello la permanencia en la misma puede menoscabar la libertad y responsabilidad.

A la familia, le vendría mejor ser un medio o ecosistema y no una finalidad o gobierno. A lo largo de la historia, las familias han creado guerras y rivalidades, hasta han destruido estados y países.

La familia deificada, la sociedad divinizada, la nación endiosada, son peligrosas para el individuo que busca libertad y desarrollo personal.

Cuidado con la utopía familiar. Siempre habrá sistemas que no

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gustan, pros y contras, corriente y contra corrientes.

Cuidado con el ideal de la familia perfecta. Solo el individuo que se diferencia de un sistema, puede ser autentico, singular y cons-ciente; para poder así realizar elecciones existenciales y descubrir su ser.

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Apéndice

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La Proyección: “La espada de doble filo”

Jesús ha dicho: “La paja que está en el ojo de tu hermano, la ves, pero la viga que está en tu ojo, no la ves. Cuando

hayas arrancado la viga de tu ojo, entonces verás arrancar la paja del ojo de tu hermano.” Logion 26.

Evangelio según Tomás Texto Apócrifo

La proyección es un poderoso mecanismo de nuestra mente, mu-chas veces su propósito es la defensa y otras la identificación, de allí su doble filo. Lo que es irrefutable, es que la proyección de nuestra mente en el exterior, no nos permite apreciar la realidad tal como es. ¿Cómo apreciarla si proyectamos las expectativas, necesidades e ignorancia de nuestro limitado ego? La proyec-ción no es un mecanismo destructivo, cuando se le llega a cono-cer, pero si su “modus operandi” permanece ignorado, nos ve-remos plagados de engaños. Un claro ejemplo de la proyección, son las emociones como la envidia, el odio, el rencor, los juicios sobre otras personas, el impulso destructivo hacia el prójimo y el ambiente. Todas las emociones anteriores, gobiernan la vida de muchas personas, y ellas nacen precisamente de la proyección de las propias carencias o insatisfacción personal; en el caso de la envidia, odiamos y mantenemos rencor hacia personas en las que reconocemos aspectos que en nosotros mismos existen o tra-tamos de rechazar. Así, emitir juicios sobre otras personas evita juzgarnos a nosotros mismos. El epígrafe de la parábola de la

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mota en el ojo de tu hermano, es un claro y milenario ejemplo, de cómo la proyección puede causar sufrimiento si se desconoce su existencia.

La proyección, en su aspecto positivo, estimula el mecanismo de identificación, que luego conduce a entablar relaciones con otras personas, en las cuales proyectamos nuestros ideales y modelos mentales de vida. Este principio proyectivo se encuentra en to-das las relaciones afectivas, fraternales o de pareja. El problema radica cuando no se trascienda de este principio y las personas o eventos permanecen siempre como una proyección de nuestros ideales y modelos mentales, los cuales son elaborados desde nues-tra perspectiva unilateral, es decir, desde el ego limitado.

Debido a que este punto no es comprendido, muchas relaciones amorosas o de amistad, terminan en fracaso o simplemente se di-suelven. Es evidente de nuevo el doble filo de la proyección, puede de un lado identificar y de otro engañar. Este doble aspecto puede trascenderse cuando se aprende a retraer las proyecciones, cono-ciendo precisamente su funcionamiento y su utilidad: aunque pa-rezca contradictorio la proyección, al ser comprendida con afán de retraerla, nos brinda una oportunidad de apreciar la vida y los eventos tal cual son, más allá de lo que nuestro ego proyecta. La proyección se convierte así en un aliado cuando se le comprende.

Cuando la ignorancia permanece, somos ciegos y viviremos en un mundo fantasmal donde las personas y cosas serán meros es-pectros que representan nuestros deseos e ideales y no lo que en realidad son. Este engaño radica en que paradójicamente, aunque podamos ver, en realidad estamos ciegos.

Es necesario determinar un concepto concreto de proyección para poder comprender esta cualidad de nuestra mente. El Ma-nual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM

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IV, brinda una definición de proyección, la cual se encuentra en el apéndice de “Ejes diagnósticos para estudios posteriores”, en el apartado glosario de mecanismos de defensa y estrategias de afrontamiento:

Proyección: El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen interno o externo, atribuyendo incorrecta-mente a los demás, sentimientos, impulsos o pensamientos pro-pios que le resultan inaceptables.

Se evidencia en esta definición que lo que es propio es atribui-do a los demás en el exterior y que eso propio son sentimientos, impulsos o pensamientos –creaciones mentales- inaceptables. En esto último reside una limitación en esta definición, pues también pueden proyectarse cosas propias aceptadas y revestidas de valor por el ego, como los ideales, valores, creencias rígidas respecto al amor o las relaciones interpersonales.

Un déficit de auto-observación o escasa advertencia de nuestra acontecer mental, nos mantiene proyectando, haciendo que este mecanismo sea casi imperceptible. Al trabajar en la comprensión de los malestares que produce la proyección, estaremos empe-zando el camino del auto conocimiento y las proyecciones serán comprendidas y devueltas con una ganancia de sabiduría. Pedro de Casso en su fascinante libro Gestalt: Terapia de Autenticidad, cita de uno de los primeros trabajos de Fritz Perls, la siguiente analogía respecto a la proyección:

“La persona que está inclinada a proyectar se parece al que está sentado en una casa con espejos en todas las paredes. Donde quiera que mira piensa que ve el mundo a través del cristal, mientras que en realidad solo ve reflejos de las partes no aceptadas de su propia personalidad.”

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La persona cree que ve a través del cristal, sin embargo, solo ve reflejos de su propia personalidad. Perls también hace hincapié en las partes no aceptadas que se proyectan, es comprensible con-siderando que este aspecto de la proyección es el que crea ma-yores molestias; sin embargo, la proyección es tan poderosa que podemos lanzar hacia fuera lo ideal, lo aceptado, lo imaginado, lo deseado y así crear una gran ilusión.

El que se considera bienhechor, odia a muerte al malhechor y vi-ceversa, pues ambos son su opuesto, a pesar de eso, ambos están atrapados en la proyección de sus conceptos o categorías mentales divididas en bien y mal. Para tomar presencia integral en la vida, es preciso despertar de nuestras ilusiones y un camino muy próxi-mo es la retracción de las proyecciones. Es esta una de las tareas más difíciles de realizar debido al malestar que causa sabernos responsables de todas las emociones y estados de ánimo que ex-perimentamos.

Al proyectar creamos espejismos con el prójimo y el ambiente y por consiguiente también seremos personas ilusas. A continua-ción, describo un proceso que permite retraer las proyecciones con una serie de fases que resultan provechosos haciendo una ver-dadera y activa meditación en la cotidianidad.

Procesó para retraer las proyeccionesEl siguiente proceso, es una simplificación en cinco fases, de una tarea harto difícil y muchas veces dolorosa, pues descubre las ver-dades y experiencias de nuestra propia existencia, que a mucho empeño, hemos rechazado e incomprendido. Esta ignorancia se desbarata con una expansión de la identidad a través del trabajo de auto conocimiento y meditación activa.

Es necesario recordar que la meditación se da en el momento que no intentamos hacer meditación, es más bien, un atestiguamiento

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o contemplación relajada de nuestras cogniciones y percepciones. Desnudar de proyecciones lo que percibimos como realidad, es una amenaza para el ego que gobierna y esto facilita flexibilizar el ca-rácter, el cual muchas veces ya está hecho rígida coraza en unidad con el cuerpo, tal como lo propuso el controversial e innovador psi-coanalista, Wilhem Reich. El carácter, desde la propuesta de este trabajo, es la expresión externa -de cara al prójimo/ambiente- del ego mismo, el cuerpo y el yo como símbolo de identidad.

Retraer las proyecciones se traduce en un despertar vertiginoso. El vértigo se produce especialmente por la adquisición de un nuevo conocimiento: ese conocimiento de uno mismo que está afuera; nuestras limitaciones y aspectos rechazados que son realmente de nuestro propio artífice. Llevando un ejemplo de la proyección a sus niveles metafísicos y trascendentales, Jorge Luis Borges pre-senta una metáfora de la existencia del hombre como producto del sueño de otro hombre, en su narración las ruinas circulares. En ella cuenta la ardua tarea de un hombre sabio que logra -tras consumir toda su vida en ello- soñar a otro hombre e imponerlo a la realidad proyectándolo desde su mente, lo cual termina en un espantoso vértigo al vislumbrar que ese hijo soñado descubrirá que es tan solo una proyección:

“No ser un hombre, ser la proyección del sueño de otro hombre ¡qué humillación incomparable, qué vértigo!

El hombre temía que su hijo conociera su condición de simulacro y cayese en tal vértigo y humillación. Mientras el creador cavilaba sobre el destino de su criatura, éste se entrega a la muerte pene-trando en el fuego de un incendio que consume las ruinas circula-res; entonces sucede lo más espantoso:

“Caminó contra los jirones de fuego. Estos no mordieron su car-ne, éstos lo acariciaron y lo inundaron sin calor y sin combustión.

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Con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él tam-bién era una apariencia, que otro estaba soñándolo.”

Este ejemplo desde la literatura fantástica, pinta muy claro el vér-tigo que produce despertar de una condición hasta el momento considerada como real o verdadera, para darse cuenta que el crea-dor también es a su vez, una proyección. La metáfora que impone Borges en su ficción es de implicaciones filosóficas asombrosas: el hombre que despierta de su sueños y se da cuenta que es soñado por su dios, que a la vez es soñado por otro dios, y así hasta el infinito. Sin embargo, tales vuelos metafísicos, no atañen directa-mente a los objetivos del presente trabajo.

Lo que se evidencia con tal ejemplo, es que la disolución de las proyecciones trae consigo el vértigo de conocer nuestros aspectos rechazados y el conocimiento de nuestros más poderosos deseos y anhelos. Esto implica una expansión de la identidad al aceptar estas partes de nuestra existencia. El proceso de retraer las proyec-ciones, esta simplificado en cinco fases que sirven de guía en una tarea que no se logra de un día a otro, pero cuyos resultados nos brindan la posibilidad de apreciar la vida, el prójimo y el ambien-te, tal cual son y así poder tomar una verdadera presencia en la vida. Una presencia en la que todo el mundo se aprecia tal cual es, fuera de nuestros deseos, manipulaciones o anhelos personales.

Primera fase: Reconociendo la “perturbación” de nuestras proyeccionesUna proyección puede ser detectada reconociendo el efecto per-turbador que produce el gancho donde colgamos la proyección. Un gancho de proyección, es un término acuñado por Carl Jung para denominar el destino de nuestras proyecciones. Los ganchos pueden ser personas y circunstancias que nos perturban o atraen demasiado, llegando a provocar desde un rechazo o incomodidad

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ligera, hasta experimentar odio, rencor y envida. Puede producirse también, una identificaron obsesiva.

La perturbación producida por estos ganchos es el efecto que hay que detectar y reconocer. Una forma muy simple es meditar so-bre el compañero de trabajo que nos cae mal o en un enemigo que despierta odio o envidia que no podemos explicar de manera sencilla. También puede hacerse en el caso de una identificación obsesiva con algo o alguien, como el fanatismo, la dependencia o el enamoramiento asfixiante. Al percatarnos de la perturbación que se produce ante ciertas personas o eventos y reconocer que nos perturban y no comprendemos por qué, estaremos dando el primer paso hacia la retracción de las proyecciones.

Segunda fase: Buscando el aspecto proyectadoEn esta fase se medita activamente y las siguientes preguntas pue-den ser útiles:

1. ¿Qué es lo que me perturba?2. ¿Cómo me perturba, anímicamente y corporalmente? Aní-

micamente se refiere a cambios buscos en el estado de áni-mo y corporalmente se refiere a reacciones no verbales de defensa o agresión, como evitar el contacto visual, atacar con sarcasmo, ignorar a la persona -ley de hielo- o agresi-vidad pasiva.

3. ¿Qué veo en esa persona que me disgusta o me atrae? Luego de responder a esas interrogantes sigue la siguiente:

4. ¿Existe ese aspecto que me disgusta en mí? ¿Carezco o po-seo ese aspecto que tanto me atrae?

Tercera fase: ReapropiaciónEsta es la fase de vértigo, en la cual uno se da cuenta de que mu-chas veces, somos poseedores de esos aspectos proyectados y que lo que creíamos percibir como verdad, era una proyección de

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nuestra mente. Esta aceptación reside en dos aspectos:

Primero: reintegrar los aspectos proyectados que rechazamos o ignoramos de nosotros mismos: nos experimentamos tal como so-mos y no como creemos que somos.

Segundo: aceptar que los deseos o ideales que proyectamos en otras personas son nuestros y no de esas personas.

Cuarta fase: Expansión de la identidadLuego de reconocer la proyección por medio de su efecto pertur-bador, identificar los aspectos rechazados, y reapropiarse de esos aspectos, se trabaja en una expansión de la identidad. La identidad es el auto-reconocimiento de la presencia del ser humano que se simboliza bajo la expresión yo soy o yo no soy. El yo, esa primera persona singular, a diferencia del ego, es símbolo de la identidad, expresa que además incluye al cuerpo y al ego. La identidad, en este proceso de retracción de proyecciones, se expande debido a que se reintegran las partes proyectadas, el prójimo y el ambiente quedan desnudos de proyecciones y se aprecian tal cual son. La presencia de una persona luego de expandir su identidad, incluye como elementos antes ignorados a sus opuestos -partes rechaza-das y aceptadas- además del prójimo y el ambiente. La persona ahora empieza a dejar su unilateralidad y egocentrismo, para to-mar una presencia que trasciende su ego e integra los elementos antes mencionados. Esta revelación se puede ejemplificar con la siguiente formulación paradójica que he redactado:

Yo soy lo que me es propio y he aceptado. A la vez, soy lo que me es ajeno y he rechazado; soy responsable de la fragmen-tación de la realidad. Yo he creado todo lo que me es ajeno, yo le he dado un nombre a todo lo que no soy yo, por lo tanto también es mi creación y puedo tomarlo y para incrementar mi limitada percepción.

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Pegar o no PegarEn la revista Scientific American, dedicada a la mente y psicolo-gía, se publicó un interesante artículo acerca de las más recientes conclusiones sobre el antiguo debate acerca de pegar o no pegar a los hijos. A continuación presento una traducción del artículo.

“El castigo corporal ha sido por mucho tiempo un tema de deba-te y los estudios realizados nos brindan resultados conflictivos e ideologías opuestas echando leña al fuego. Ahora los resultados de un esfuerzo de 5 años para revisar la literatura científica al res-pecto han llegado: un comando especial o grupo de investigación asignado por la división de servicios familiares de la asociación Americana de Psicología (APA) por sus siglas en ingles, concluye en que los padres y cuidadores deben reducir y potencialmente eliminar el uso de cualquier físico como medida disciplinaria.

La psicóloga Sandra A. Graham-Bermann de la universidad de Mi-chigan, directora del equipo de investigación, anunció la recomen-dación en Agosto en la reunión anual de la APA. En su presentación ella explicó que el grupo formado por quince expertos en el desarro-llo infantil y psicología, encontraron correlaciones entre el castigo físico y un incremento de ansiedad infantil y depresión infantil, ade-más, un incremento en problemas conductuales incluyendo agre-sión y desarrollo cognitivo deteriorado – incluso cuando se tomó en cuenta la conducta y el desarrollo del niño antes del castigo físico.

El equipo de investigación no fue unánime en sus conclusiones. El psicólogo Robert E. Larzelere de la universidad estatal de Oklaho-ma, discute que la investigación está sesgada y que la evidencia en contra de las palizas es “insuficiente”. En los pocos estudios don-de se ha comparado la paliza o castigo físico con otras formas de castigo, como restricción de privilegios, encierro y “tiempo fue-ra”, todas las mediadas punitivas examinadas brindaron resulta-

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dos negativos similares en los niños, dijo Larzelere. Él recomien-da que los padres usen la paliza o las nalgadas como un refuerzo cuando formas más gentiles de castigo no están funcionando. “La prohibición prematura en contra del castigo físico puede debilitar la amorosa autoridad paternal” dijo Larzelere.

La mayoría de los miembros del comando de investigación están en desacuerdo con Larzelere y persisten firmemente en su reco-mendación en contra del castigo corporal, el cual es usado todavía por más del 90% de los padres norteamericanos y en momentos avalado por más del 70% de la población, de acuerdo con resulta-dos de encuetas entre 1995 y 2005.

El experimentado investigador del castigo corporal, Murray A. Strauss, sociólogo en la universidad de New Hampshire, quien sirvió como consultor al grupo investigador de la APA en cues-tión, apuntó que a pesar que la evidencia en contra de la paliza está en forma de correlaciones (no como prueba causal directa), la relación es más robusta y fuerte que las correlaciones que han servido como base para otras intervenciones en la salud, como el humo de segunda mano relacionado con el cáncer, exposición al plomo y los resultados del CI en niños y la exposición ha asbesto y cáncer de la laringe. “Estoy confiando que eventualmente llega-remos al mismo lugar para el castigo físico” dijo Strauss.

La APA está revisando las posiciones mayoritarias y minoritarias en la fuerza de investigación y hará su recomendación oficial en fechas próximas.”

Karen Schrock.

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