“El Bosque” repuebla otros espacios.

Este curso, EI participa en el Proyecto Génesis,

Sebastiao Salgado

con el que Sebastiao Salgado intenta que nos demos cuenta de lo importante que es cuidar y conservar la naturaleza.

Aunque, desde hace muchos años, vivimos y cuidamos “El Bosque”,

Hoja atrapada en una tela de araña

Araña

Lombriz de tierra

y las plantas y animales que hay

en él,

Caracoles

Tener siempre presente la filosofía de GÉNESIS, nos llevó a realizar una

experiencia diferente.

Como todos los años, limpiamos las jardineras para sembrar flores.

Las hierbas y los árboles (robles, laureles…) que en ellas nacían las

echábamos al compost.

Esta vez, decidimos que esos arbolitos

servirían para repoblar otras zonas.

Estaban por todas partes: en el suelo de “El Bosque”, en el

tronco del “Espino albar”…

¿Qué hacer, con tantos laureles?

Primero plantamos los retoños en un tiesto,

en el que habíamos escrito nuestro

nombre.

Luego los regamos

y los dejamos reposar para que prendieran las raíces antes de

plantarlos en su hogar definitivo.

Los laureles de las “Cebras”

La clase “Elefantes” con sus laureles.

Y pensando, pensando, y recordando…

Ahí está. Cada vez más alto, más fuerte y más mayor. No puedo creer que tan sólo midiera medio metro la primera vez que lo vi. No para de crecer, ya me ha pasado, ¡y

mucho! Me mira desde arriba, me arropa con su grandeza.Recuerdo aquel día en que decenas de manitas removían tierra para sentar las bases de lo que dimos en llamar “el pequeño bosque”. Recuerdo la delicadeza con la que

introduje mi laurel en el hoyo que le correspondía (el mejor sin duda, el lugar central). Mis pequeñas manos y sus diminutas hojas, casi inexistentes. Un día grande, un día

muy especial, uno de mis primeros recuerdos del cole. Teníamos una tarea de verdadera responsabilidad, ¡estábamos trabajando con la gente mayor! Padres y

madres, abuelas y abuelos, incluso alguna tía colaboraban con todas las criaturas que nos sentíamos protagonistas de algo realmente importante.

Y ahí está. Hace años que no lo veo, que ni siquiera pienso en él. Pero está ahí, esperándome. Esperándome para recordarme que, aunque cambiemos, aunque

vivamos a cientos de kilómetros de distancia, aunque hayamos comenzado un nuevo camino, todo sigue igual. Todo sigue igual porque una parte de mí sigue en el cole. Un pedacito que ríe, juega, lee y aprende, pinta, llora, pero sólo un ratito, se cae, pero se

levanta, crece, madura…

50 años atesorando sonrisas. Ana Pérez Martín

Ana y “su” laurel en 1995 Ana y “su” laurel en 2009

…se nos ocurrió una gran, gran idea…

La parte del patio que da al Pabellón de Exposiciones de La Magdalena sólo tiene

un árbol, el Nogal de la Colina.

El Nogal antes de la poda de primavera

Es un árbol anciano, pero esta primavera le han salido

muchos brotes

El nogal está rodeado de un trozo de césped que llega hasta la verja.

Este espacio, es una de las tres zonas verdes que le quedan al patio

grande.

Zona de la entrada

Zona Centro

Hace unos años, aquí había otro árbol, pero un día, unos hombres que venían a rellenar

el depósito, lo regaron con gasóleo y se

murió.

Algunas zonas de la verja tienen un seto, pero la parte que da al Pabellón casi no

tiene vegetación,

así que, pensamos que sería un buen sitio para hacer un gran seto con los laureles.

Como este año estamos de aniversario, decidimos aprovechar la oportunidad.

El nuestro sería…

El “Seto del Cincuentenario”

Mientras crecían,

y nos daban alguna sorpresa…

elegimos el lugar en el que íbamos a plantarlo.

Pero, cuando escribes con una tiza en la pared,

el tiempo y la lluvia pueden borrarla…

así que, aprovechando la visita a la Escuela de Cerámica escribimos el

nombre en un azulejo.

Jesús, ayudó a

las “Cebras”

,

y Ángel a los “Elefantes”

Cuando terminamos

de decorar los azulejos,

los profes de cerámica los colocaron en una bandeja y los metieron en el horno

para cocerlos.

Sólo quedaba esperar a que llegara el gran día. El día en el que “El Bosque”

repoblaría nuevos espacios.