el comercio informal en países de américa latina

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El comercio informal en países de América Latina Pablo Lasso : [email protected] (Resumió/ reestructuró) Reporte de investigación Academia Consumidor/Investigación de Mercados. ITESO Hace dos años tomamos la decisión, en nuestro departamento, de establecer un Programa Formal de Investigación que regulase las líneas en que queríamos profundizar. Ofrecemos, con este artículo, los primeros resultados del esfuerzo de alumnos y maestros que hicieron posible este trabajo. El reporte de investigación, realizado por Víctor Márquez, tiene 120 pp y 6 capítulos. Presentamos un resumen reestructurado del capítulo 2 al nivel de investigación existente en junio 1999. La importancia de este tema, según afirmó un reportero en la radio (20 enero 2000, Estereo Rey, segundo noticiero de "Para Empezar" conducido por Maria Elena Cantú), radica en que el 40% del PIB mexicano lo aporta el comercio informal (en todas sus categorías) e involucra a 12 millones de mexicanos. La población activa en la economía formal somos 10 millones. De ellos los que ganan menos de tres salarios mínimos no pagan impuestos. 1.- América Latina: Los informales trabajan más pero ganan menos Los trabajadores informales en América Latina, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), trabajan un promedio entre 10 y 15% más que los del sector formal lo que aumenta la desigualdad en la distribución del ingreso. “Soy una madre que ha subido a interrumpir tu viaje en este vehículo para llevar un pan para mis hijos. No me des la espalda, ni me mires con desprecio cuando pase a ofrecerte estos caramelos de menta a 20 céntimos”. Micaela, una limeña de 32 años, tiene tres hijos, su esposo es obrero de la construcción y durante largas temporadas está sin empleo. Vende caramelos en el servicio de transporte, obtiene un promedio de 58 dólares al mes, representa un caso extremo de trabajo informal: trabaja por cuenta propia, ocupación que con algunos matices se repite en diversos países de América Latina y el Caribe. Los ingresos precarios son una de las características del empleo informal. De acuerdo a diversos estudios, las remuneraciones percibidas por este sector son menos del 50% de las que obtienen los obreros y empleados formales, quienes además trabajan menos horas.

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Page 1: El comercio informal en países de América Latina

El comercio informal en países de

América Latina

Pablo Lasso : [email protected] (Resumió/ reestructuró)

Reporte de investigación Academia Consumidor/Investigación de Mercados. ITESO

Hace dos años tomamos la decisión, en nuestro departamento, de establecer un Programa Formal de

Investigación que regulase las líneas en que queríamos profundizar. Ofrecemos, con este artículo, los

primeros resultados del esfuerzo de alumnos y maestros que hicieron posible este trabajo. El reporte de

investigación, realizado por Víctor Márquez, tiene 120 pp y 6 capítulos. Presentamos un resumen

reestructurado del capítulo 2 al nivel de investigación existente en junio 1999. La importancia de este tema,

según afirmó un reportero en la radio (20 enero 2000, Estereo Rey, segundo noticiero de "Para Empezar"

conducido por Maria Elena Cantú), radica en que el 40% del PIB mexicano lo aporta el comercio informal (en

todas sus categorías) e involucra a 12 millones de mexicanos. La población activa en la economía formal

somos 10 millones. De ellos los que ganan menos de tres salarios mínimos no pagan impuestos.

1.- América Latina: Los informales trabajan más pero ganan menos

Los trabajadores informales en América Latina, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT),

trabajan un promedio entre 10 y 15% más que los del sector formal lo que aumenta la desigualdad en la

distribución del ingreso.

“Soy una madre que ha subido a interrumpir tu viaje en este vehículo para llevar un pan para mis hijos. No me

des la espalda, ni me mires con desprecio cuando pase a ofrecerte estos caramelos de menta a 20 céntimos”.

Micaela, una limeña de 32 años, tiene tres hijos, su esposo es obrero de la construcción y durante largas

temporadas está sin empleo. Vende caramelos en el servicio de transporte, obtiene un promedio de 58

dólares al mes, representa un caso extremo de trabajo informal: trabaja por cuenta propia, ocupación que con

algunos matices se repite en diversos países de América Latina y el Caribe. Los ingresos precarios son una

de las características del empleo informal.

De acuerdo a diversos estudios, las remuneraciones percibidas por este sector son menos del 50% de las que

obtienen los obreros y empleados formales, quienes además trabajan menos horas.

En promedio, los informales de Bolivia, Costa Rica, Ecuador, Honduras, México, Panamá y Perú trabajan

entre 10 y 15% más horas que sus colegas de la actividad formal, señala el informe anual del organismo

internacional. Según el documento, ello afecta la equidad –al aumentar la desigualdad en la distribución del

ingreso, atenta contra la calidad de vida de los informales en comparación al resto de ocupados y los obliga a

la adopción de estrategias de sobrevivencia-. Esas estrategias se traducen en la incorporación de más

mujeres en trabajos precarios y en el acceso prematuro de los jóvenes al mercado laboral, indica la OIT.

El aumento de la informalidad reduce la productividad media nacional al concentrarse en actividades de bajo

rendimiento. Sin embargo contribuye a aliviar la pobreza ya que aumenta la tasa de ocupación en los hogares

pobres y representa la mayor fuente de empleo de la región: el 56 por ciento de los ocupados

latinoamericanos pertenece a este sector. Su crecimiento es meteórico: 84 de cada cien nuevos empleos,

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creados en América Latina desde 1990, corresponden al sector informal. Eso confirma la tendencia de la

década, de que los empleos de mala calidad son los que más crecen.

De acuerdo al estudio de la OIT, la fuente de empleo informal que más ha crecido en la región es la

microempresa, que en la actualidad representa 22.5% del empleo total, frente al 20.2% al comenzar la

década. Las microempresas informales han crecido en la mayoría de los países de la región: Argentina,

Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Honduras, México, Perú y Venezuela.

Otro sector que aumenta es el de los trabajadores informales por cuenta propia, especialmente en Paraguay y

Uruguay. Actualmente representa el 26.5% del total de ocupados de la región, dos puntos porcentuales más

que en 1990.

El servicio doméstico experimentó un incremento, básicamente en Brasil y Panamá y, ahora concentra 7.1%

del total de ocupados, contra 6.7% en 1990.

En promedio, el empleo informal creció a un ritmo de 4.5% anual en los últimos seis años. Venezuela ocupa el

primer lugar con 8% al mismo tiempo que tiene una contracción de los salarios industrial y mínimo. En

Panamá y Paraguay también ha habido un crecimiento importante en el sector de 7.7 y 7.2%

respectivamente. Otros países de crecimiento significativo han sido Bolivia (6.4%), Honduras (5.9%), Ecuador

(5.4%) y Costa Rica (5.1%).

Los países con menor aumento del sector informal fueron Colombia (3.8%), Argentina (3.4%) y Uruguay

(2.3%). Para la OIT, en Brasil, Panamá y Paraguay el aumento de la informalidad se debió especialmente a la

expansión del empleo en los estratos de más baja productividad de la estructura ocupacional, lo que explica el

crecimiento de los trabajadores informales por cuenta propia y del servicio doméstico.

Venezuela: Líderes en la Economía Informal

La crisis económica del país sigue como si nada y las modalidades de la supervivencia se consolidan como

posibilidades de estrategia de la vida real para no quedarse en el camino. El sector informal de la economía

aumenta gradualmente llegando casi al 60% de la población y está generando una situación anárquica, sin

control, de grandes proporciones en las principales ciudades del país. Frente al desempleo, el aumento de los

precios de los alimentos y la escasez de vivienda, se dispara esa actividad especialmente en las calles del

centro de la ciudad donde hay vendedores de todo tipo.

Solamente en Caracas se estima unas 50,000 personas que se desempeñan en ella y unos dos millones en

todo el país. El sector informal, el desarrollo de la micro, pequeña y mediana empresa y la creación de empleo

en los países del Caribe.

Aunque el sector informal funciona fuera del marco legal formal y de las instituciones económicas, es una

parte integral de las economías del Caribe debido a su absorción de grandes números de desempleados y a

los bienes y servicios que proporciona. En los últimos años, ha habido un creciente esfuerzo por parte de los

gobiernos de los países del Caribe por fortalecer sus economías y estimular el crecimiento y desarrollo

económico a la luz de las recientes tendencias hacia la globalización y la creciente competencia en el

mercado internacional. Además, ciertos acontecimientos que tienen o tendrán un impacto significativo sobre la

región del Caribe, tales como: el movimiento hacia una economía de único mercado, el fin del Régimen

Bananero (particularmente en los países del Caribe Oriental), y los avances hacia el Area de Libre Comercio

de las Américas (ALCA) tienen el potencial de ser transformados en oportunidades para la región si se

aprovechan de manera adecuada.

Page 3: El comercio informal en países de América Latina

Las PYMES han sido consideradas elementos conductores de un desarrollo económico y social en los años

90. El sector posee un gran potencial de crear y expandir las oportunidades de empleo, disminuir la tasa de

desempleo, facilitar el desarrollo de habilidades en el campo empresarial, garantizar la expansión de las

oportunidades de mercado, utilizar materia prima nacional (así como también reciclar materiales utilizados),

promover empresas con un uso intensivo de mano de obra, fortalecer la promoción de exportaciones y la

sustitución de importaciones. En tal sentido, su desarrollo creciente contribuirá, eventualmente, a la

diversificación de la economía (expansión de la base económica), a combatir varios males sociales como las

actividades ilícitas asociadas al comercio de drogas y, en general, a promover el crecimiento global de la

economía de la región.

La canalización de las actividades del sector informal implica la transformación de unidades de ese sector en

micros, pequeñas y medianas empresas del sector formal. Esto permitiría que el sector informal respondiera,

de una forma más efectiva, a las oportunidades que surjan del proceso de desarrollo en el que participe

activamente en la actualidad.

Cualquier intento por lograr esto, necesariamente implicaría, no sólo superar las limitaciones que existen para

la expansión dentro del sector informal tales como bajos ingresos, falta de acceso a los recursos, créditos y

capacitación, acceso limitado a los mercados y un ambiente político hostil, sino también las razones por las

que muchos participantes deciden operar en este sector. Sin embargo, en la visión predominante del

desarrollo económico, la integración gradual del sector informal al sector formal fortalecería a éste último y, en

vista de que sus trabajadores obtendrían mayor productividad e ingresos más elevados, mejoraría la

prosperidad económica y la calidad de vida en general.

La economía informal en Brasil

No hay un censo que posibilite evaluar su importancia actual para el Estado. Sin embargo, cálculos

estimativos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) indican que cerca de 500 mil personas se

vinculan a actividades informales en Minas. Se supone que en todo el país este número esté alrededor de 8.5

millones.

En Minas, donde una diversidad de actividades está sobresaliendo en los últimos años, como las

confecciones de ropa y zapatos, muchas otras se llevan a cabo en el mismo hogar, la artesanía ha adquirido

especial relevancia. La artesanía tradicional de cada región revela un poco de su historia.

Guatemala: ¿economía informal: un mal o un síntoma?

Los recursos de Guatemala son limitados. El problema es complejo, no se puede simplemente argumentar

que si se canalizan adecuadamente los recursos del Estado, con miras a la aplicación de la ley pero sin

simplificar el sistema legal, se erradicará el mercado informal.

Bajo este incorrecto entendimiento del problema los políticos argumentan que el Estado necesita recaudar

más impuestos para contar con los recursos necesarios para la aplicación de la ley. Asimismo, argumentan

que el gobierno no puede resolver los problemas nacionales porque no se cumple con las leyes tributarias y

no se pagan impuestos. Sin embargo, es incoherente afirmar que la economía informal se puede erradicar

incrementando los impuestos. El problema de la economía informal no sólo radica en la falta de aplicación de

las leyes, sino en la complejidad de las mismas leyes vigentes.

Mientras más difícil es para una persona cumplir con el sistema jurídico, más estará tentada a quedarse al

margen de la ley. Para muchos guatemaltecos tomar ese riesgo es más atractivo que formalizar sus

actividades comerciales.

Page 4: El comercio informal en países de América Latina

Existen dos problemas principales en el sistema jurídico guatemalteco: el primero es la falta de accesibilidad a

los órganos administrativos, el segundo es la complejidad de nuestra legislación y la dificultad de interpretarla

y aplicarla sin la ayuda de servicios caros y, para la mayoría de la población, inaccesibles.

¿Cómo erradicar la economía informal? ¿Simplificando el sistema jurídico y haciéndolo accesible y

comprensible para toda la población? . Si analizamos superficialmente el problema de la economía informal,

podemos llegar a la incompleta conclusión que ésta existe debido a un estado de derecho permisivo en el que

no se aplica la ley y, como consecuencia, tampoco se castiga a los informales. Por lo tanto, se llega a

conclusiones (y soluciones) ineficaces que no atacan el problema de fondo.

2.- El caso de México

2.1. - Datos Históricos del Comercio Informal en México

El origen del tianguis en México, entendido como mercado ambulante, se remonta a la época precolombina,

su descripción la encontramos en forma detallada en el relato que hace Bernal Díaz del Castillo en su crónica

de la Conquista de la Nueva España. Allí se relata que el mercado más importante del imperio Azteca era el

tianguis de Tlatelolco donde se vendía una gran variedad de mercancías: animales salvajes, aves, pieles,

alimentos, fruta, verduras y medicinas, entre otros.

Cuando los españoles llegaron a México encontraron a los indígenas ya organizados para el comercio.

Llevaban sus productos a los grandes mercados ambulantes llamados tianguis (término que se sigue

utilizando actualmente) donde vendían, compraban o intercambiaban productos. Estos mercados estaban

controlados por autoridades al servicio del emperador Moctezuma que supervisaban que cantidades y precios

fueran las que se habían fijado para cada mercancía. Los comerciantes pagaban un tributo al emperador que

podía ser en especie o en “dinero” (cacao y plumas rellenas con polvo de oro). Esta costumbre quedó muy

arraigada en la Nueva España, ya que durante los tres siglos de la colonia fueron autorizados estos mercados

ambulantes por el gobierno virreinal. Se establecían en zonas de mayor afluencia de personas como lo eran

los centros de las principales ciudades de la Nueva España.

Los vendedores eran, en su mayor parte, los productores de la mercancía que se vendía. Los productos

provenían de la agricultura, pescado y carne de diferentes animales. Se caracterizaban por ser recién

cosechados o frescos.

Si se trataba de manufacturas el que las comercializaba generalmente era el artesano o el artista que se

encontraba fabricando sus productos a la vista del público.

Aún en nuestros días, como parte del folklore que acontece en los tianguis y mercados de nuestro país, se

conserva un gran colorido: artesanías, alimentos, aves... se mezclan en un desorden ordenado.

En la actualidad el comercio informal y los vendedores ambulantes constituyen un problema socio –

económico característico de los países pobres con alto índice de desempleo.

Antes de la gran depresión de 1929, que causó desastres en los Estados Unidos de América y también afectó

a México, al vendedor ambulante se le trataba con simpatía, era esperado por los clientes para adquirir su

mercancía o servicio sin necesidad de acudir a los mercados. Subsisten aún algunas reminiscencias de este

pasado, carritos de paletas, afiladores de cuchillos, vendedores de fruta.... Han desaparecido los vendedores

de leche de burra, los soldadores de baldes etc. En algunas ferias con juegos mecánicos se ven todavía los

vendedores de pirulís, gallitos de dulce rojos y verde, manzanas y tejocotes cubiertos de caramelo.

Page 5: El comercio informal en países de América Latina

En nuestros días se ha agudizado el problema de que el comercio informal no paga impuestos, al grado de

que las autoridades municipales lo han estudiado, reglamentado y tratan de controlarlo ante la imposibilidad

de acabar con él.

2.2. - Datos Históricos del Comercio Informal en Guadalajara

Antes de que existieran los tianguis, los comerciantes informales estaban organizados como un grupo de

personas que se dedicaban a la venta de productos diversos. El primer baratillo data del siglo XVI, se instaló

en lo que es hoy la Plaza de Armas. Después lo cambiaron a los portales, y de ahí a la plazuela de la

Universidad, en donde duraron mucho tiempo con el permiso de Don José de la Cruz gobernador militar de la

plaza en aquel tiempo.

Hay documentos que se refieren al baratillo en el año de 1570. Posteriormente en 1780, los comerciantes del

baratillo mandaron un oficio al Ayuntamiento para que les permitieran vender en los portales de Guadalajara.

Antes de ubicarse en los portales de la ciudad, el baratillo tuvo como sede temporal lo que hoy es la Plaza de

Armas.

Durante los primeros años del siglo XIX surgió el rumor que en el baratillo se vendían mercancías robadas. En

1821 el gobernador de la plaza dirigió un oficio a los comerciantes diciéndoles que iba a inspeccionar sus

bienes, por las quejas recibidas, sin embargo todo se quedó en el oficio porque llegó la guerra de

independencia y el gobernador tuvo que huir.

Actualmente el baratillo se instala en la calle 36, y siempre se ha considerado un tianguis especial por la gran

variedad de productos que en él se pueden encontrar, solo hasta fechas recientes podría decirse que el único

tipo de producto, que se ha dejado de vender, son las armas antiguas. Los coleccionistas protestaron, porque

ahí rescataban rifles y pistolas dignas de una colección fabulosa, hasta armas de la época de la

independencia.

Parece ser que la forma actual de los Tianguis comenzó en 1957 con un mercado sobre ruedas en el Parque

Agua Azul, ubicado frente a la Estación.

El tianguis del Sol tuvo sus inicios en la glorieta Chapalita de ahí pasó a las calles de Sta. Teresa y

Guadalupe, mas adelante en el Zapote, después, detrás de Gigante Tepeyac y finalmente reubicándolo en Av.

Copérnico en el cruce con Av. Moctezuma y Av. Tepeyac .

DEFINICION Y CARACTERIZACION DE LAS FERIAS LIBRES, AUTOSERVICIOS Y COMERCIO AMBULATORIO EN LAS ZONAS URBANAS

2.1 Problemática2.2 Características de las Ferias Libres, Comercio Ambulatorio y Autoservicios en América Latina

2.2.1 Ferias libres2.2.2 Comercio ambulatorio2.2.3 Autoservicios

Page 6: El comercio informal en países de América Latina

2.1 ProblemáticaEn América Latina, los grandes centros urbanos han venido creciendo a un ritmo acelerado y en muchos casos sin la adecuada planificación y en forma desorganizada. En algunas grandes ciudades se pueden observar significativos niveles críticos de desorden urbano, que aunado a las desigualdades inherentes a los modelos de desarrollo, se traducen en una creciente marginalización económica y social de una considerable proporción de la población. En tales circunstancias, la presión demográfica y migración rural-urbana ha originado la formación de asentamientos humanos informales en las zonas periféricas de las ciudades, que en una considerable proporción carecen de una adecuada infraestructura de servicios básicos (agua potable, desagüe, electricidad, alumbrado público, vías de tránsito vehicular y veredas) y equipamiento. Además éstas zonas marginales son generalmente deficitarias en adecuada infraestructura de comercialización de alimentos.

Por lo tanto como una alternativa viable en muchas grandes ciudades latinoamericanas se puede observar que se han generado un considerable número de mercados informales callejeros que ofrecen sus productos a precios razonables para el consumidor. Por otro lado, la presión demográfica en las áreas centrales de las metrópolis originan también la formación de tugurios, basado en un uso intensivo de los inmuebles por sobredensificación. Lo cual, trae como consecuencia el deterioro acelerado de los inmuebles y servicios públicos (incluyendo mercados de alimentos) ocasionado por su uso tan intensivo, así como por el incremento de la población y el desdoblamiento familiar.

Paralelamente, una razón importante para la formación de ferias libres y del comercio informal ambulatorio callejero en las zonas urbanas se encuentra en el desequilibrio entre las oportunidades de trabajo y las condiciones salariales en las zonas rurales y urbanas. Esta población migrante, en su mayor parte está constituida por personas de bajo nivel académico, poco calificada para las actividades laborales formales y que no podrían encontrar trabajo en el sector formal sin una adecuada capacitación previa. Esto ha limitado el tipo de actividades que estos trabajadores migrantes puedan realizar y enfrentados a la necesidad de sobrevivir, se han visto obligados a desempeñar cualquier actividad para percibir un ingreso. Es así que éste excedente de mano de obra en las grandes ciudades fue desarrollando una economía paralela más conocida como el sector informal. Entendiéndose por sector informal a aquella parte de la economía conformada por pequeñas microempresas generalmente no registradas oficialmente y que no están sujetas a la legislación laboral y tributaria, en el cual sus procesos productivos y comerciales se encuentran al margen de un control efectivo por parte del Estado. El sector informal se caracteriza por su acceso fácil para los recién llegados, las empresas o comercios son de propiedad familiar y operan en pequeña escala. Además el desarrollo y expansión del sector informal en la venta minorista de alimentos en América Latina se puede explicar en que en la década de los ochenta y noventa las políticas de ajuste económico, las crisis de la deuda externa y las elevadas inflaciones con recesión produjeron una gran presión social y económica. En estas circunstancias la economía informal viene desempeñando una positiva función amortiguadora de la crisis económica absorbiendo el impacto social de los programas de estabilización que se vienen aplicando en América Latina. Es así que los estratos de la población menos favorecidos encuentran

Page 7: El comercio informal en países de América Latina

en el sector informal un refugio para sobrevivir en tiempos difíciles constituyéndose así en una alternativa viable en el mercado de trabajo.

En el caso de ferias libres en particular en ciudades como Santiago de Chile y San Pablo sus orígenes y objetivos para su formación, fueron los de servir al productor campesino a obtener un canal de venta minorista directo, proporcionando alimentos de bajo precio y de aceptable calidad al consumidor y por lo tanto eliminando a los agentes intermediarios y los impuestos. Con el transcurso del tiempo, el comercio de productos alimenticios entre productores y consumidores ha disminuido notablemente en las ferias libres y se han incrementado considerablemente el nuevo tipo de comerciante minorista (detallista). El cual se abastece de mercadería en los mercados mayoristas o terminales pesqueros.

Los diversos sistemas de distribución urbana de alimentos y en particular de pescado se han generado en distintos momentos en países de América Latina. En algunos casos, la iniciativa para su formación y desarrollo estuvo a cargo de una parte de la población económicamente activa que buscaba una alternativa de trabajo y una remuneración adecuada, en otros, fueron organismos del Estado los que los diseñaron e impulsaron su puesta en funcionamiento.

2.2 Características de las Ferias Libres, Comercio Ambulatorio y Autoservicios en América Latina2.2.1 Ferias libres

El comercio de las ferias libres está generalmente reglamentado por cada gobierno municipal, los cuales poseen cierta autonomía para adecuar las normas que reglamentan el comercio que se realiza en la vía pública de acuerdo a las políticas de los municipios. Existen mecanismos de regulación y sanción de las ferias, estipuladas a través de ordenanzas municipales y el otorgamiento de licencias o patentes a los comerciantes feriantes. Además está reglamentado el horario y días de funcionamiento de las ferias, así como las calles, plazas y demás lugares habilitados para el comercio callejero; así como el recojo de la basura y limpieza en forma diaria.

En general, las ferias libres están distribuidas en las zonas urbanas en forma heterogénea. la localización de las ferias libres en los diversos municipios (comunas) de las ciudades, involucra el trabajo coordinado de las autoridades municipales, las organizaciones que agrupan a los feriantes y en algunos casos a las juntas de vecinos. Generalmente las ferias se localizan en vías con una mayor accesibilidad y a fin de maximizar el área de influencia de la feria y asegurar su buen funcionamiento. Existen indicaciones que el radio de influencia de las ferias libres está directamente relacionado con las distancias que los consumidores potenciales estarían dispuestos a recorrer a pie. Se ha estimado que la mayoría de los consumidores potenciales se sitúan en un radio aproximado de 500 m.

Las ventajas que las ferias libres ofrecen a los consumidores son en general el vender barato, trabajar con bajos costos operativos y ofrecer una gran variedad de alimentos y otros productos de uso personal y doméstico. En vista que los feriantes en su mayoría

Page 8: El comercio informal en países de América Latina

operan con inventarios pequeños de productos alimenticios perecibles (con inventario para 1 a 2 días) el consumidor considera que las mercadería ofrecida en ferias es más fresca. En general, las ferias libres representan una tradición en el comercio minorista de alimentos en América Latina, donde los feriantes se instalan en las calles agrupados de acuerdo a su rubro comercial. Las ferias libres comercializan preferentemente verduras, frutas y legumbres y le siguen en orden de importancia pescados y mariscos, abarrotes, carnes, ropa en general, comida preparada y refrescos tradicionales.

2.2.2 Comercio ambulatorio

El comercio ambulatorio minorista en América Latina se puede definir como la actividad de económica en pequeña escala que trabaja con pocos productos del mismo rubro y que se desarrolla en campos feriales, locales informales o en la vía pública, comercializando productos naturales y/o industrializados y productos preparados.

Generalmente, el comercio ambulatorio minorista se localiza en el centro de la ciudades, en los alrededores de mercados de abastos formales, en las paradas de ómnibuses, metros, semáforos y las zonas periféricas de las ciudades (asentamientos humanos marginales). Este comercio informal puede encontrarse en su forma más simple en el vendedor itinerante o con estructuras de comercialización móviles, y semi-fijas ubicadas directamente en las veredas y/o calzadas vehiculares.

Este comercio informal callejero se ha expandido en forma impresionante en algunas países latinoamericanos aparentemente debido a la imposibilidad de un gran sector de la población económicamente activa de conseguir empleo adecuado en el sector moderno formal, lo que los ha obligado a generarse un autoempleo precario. Además en algunos casos el comercio ambulatorio minorista ha tenido un desarrollo vigoroso y desordenado pero marginado debido a los altos costos en tiempo y dinero requeridos para obtener el acceso y la permanencia en el sector formal de la economía.

Las ventajas que ofrece el comercio ambulatorio minorista son:

costos fijos de comercialización relativamente bajos costos operativos bajos gran exhibición y diversidad de productos (en caso de concentración de

vendedores) productos y servicios adaptados a las necesidades y hábitos específicos del

consumidor potencial productos alimenticios de probada aceptación popular y con una relación calidad-

precio competitiva con el sector formal fijación de precios según la oferta y demanda y en general con precios más

atractivos que en el sector formal ubicación privilegiada de sus puestos de venta sistemas baratos de promoción de sus productos y búsqueda activa de clientes.

2.2.3 Autoservicios

Dentro de ésta modalidad de comercio minorista, se puede mencionar a los "sacolões" como los más representativos.

Los "sacolões" (verdulerías) a pesar de ser una modalidad de comercio relativamente nueva, éste específico comercio minorista ha venido creciendo en clientela y ofreciendo

Page 9: El comercio informal en países de América Latina

una competencia notable a las ferias libres tradicionales, supermercados y puestos de venta de barrio. Los "sacolões" se originan en el Brasil y son comercios especializados en productos agrícolas (verduras, frutas y legumbres), que operan con un precio único por kg para los productos de estación y los mismos consumidores son quienes seleccionan y se abastecen.

En general, estos establecimientos se caracterizan por contar en la recepción con un sistema de distribución al cliente de sacos plásticos para recolectar la mercadería deseada y en la salida están instaladas balanzas y cajas registradoras. Los "sacolões" ofrecen además otros productos como pescados y mariscos, carnes comida preparada y artículos de tocador a través de puestos de venta especializados.

La economía informal en América Latina

por Enrique Ghersi

Enrique Ghersi es escritor y abogado peruano, coautor con Hernando de Soto de "El Otro Sendero", y

ex-diputado del congreso peruano. Este ensayo aparece en inglés en el "Cato Journal", vol. 7, no. 1.

El escritor peruano José María Arguedas dijo en una ocasión que los pueblos latinoamericanos éramos

unas culturas antiguas, unos pueblos antiguos con historia, con pasado, y con características indelebles.

Yo diría que entre esas características, tal vez una de las más notables sea aquella por la cual, nuestros

paises, de tiempo en tiempo, se convulsionan de revolución a revolución.

En el Perú contemporáneo, de hecho, ha habido dos revoluciones muy significativas. Una fallida, que

fue la revolución que trató de llevar a cabo el Sendero Luminoso, el grupo guerrillero maoísta que se

insubordina en 1980; y otra exitosa, la revolución de los empresarios populares, llamados generalmente

empresarios informales, que trabajan al margen de la ley en las ciudades del país.

De manera que, si tuvieramos que resumir en un concepto la historia de los últimos 15 años en el Perú,

yo diría que es la historia de esas dos revoluciones: la historia de la revolución comunista del Sendero

Luminoso y la historia de la revolución informal de los empresarios populares; la historia de una

revolución que fue un fracaso, militar y político, y la historia de una revolución que ha terminado siendo

uno de los éxitos más impresionantes de la historia contemporánea.

La economía informal

Muchas veces hemos leído acerca de las actividades subterráneas de la economía informal.

Conceptualmente podemos proveer una definición muy simple de este fenómeno. Las actividades que

componen la economía informal son aquellas actividades que teniendo fines lícitos se basan en medios

ilícitos para llevarse a cabo. Es decir, son actividades que no tienen intrinsicamente un contenido

criminal, pero que, a pesar de ser actividades finalmente lícitas y convenientes, deseables en un país,

Page 10: El comercio informal en países de América Latina

tienen que servirse de medios ilícitos para llevarse a cabo. La característica económica más notable de

las actividades informales es que tanto la gente directamente involucrada en ellas como la sociedad en

general se encuentran mejor si la ley es violada que si es seguida al pie de la letra.

Sirva para aclarar ese concepto el ejemplo (que trataremos a fondo más adelante) de los vendedores

ambulantes de origen callejero que pueblan las ciudades de América Latina. En ciudades como México,

D.F., Sao Paulo, y Lima, que se encuentran entre las cuidades más pobladas y de mayor densidad del

mundo, una característica fundamental es la existencia de miles de vendedores ambulantes.

El vendedor ambulante es, en primer lugar, un comerciante. Sus fines son lícitos, pero se tiene que

basar en medios ilícitos--no cumplir con las regulaciones legales, no cumplir con las normas laborales,

no pagar impuestos--porque no le queda otro remedio que hacerlo así. No puede ingresar en la

economía formal porque ésta impone sobre las sociedades latinoamericanas un coste tan oneroso que

resulta insufragable para las personas y para los empresarios con pequeños ingresos. La informalidad

es entonces una situación en la cual la gente quiere trabajar legalmente pero no puede. Lo único que le

queda es trabajar en esa zona de relativa ilegalidad que el resquicio legal deja en la sociedad de

Latinoamérica.

Aunque varia de país en país, la importancia de la informalidad es muy amplia. En el caso de mi país, se

calcula que en términos generales el equivalente a un 30 por ciento del producto nacional bruto y el

equivalente a un 60 por ciento de las horas-hombre trabajadas se desarrollan en las actividades

informales. Es decir, un 30 por ciento de la producción y un 60 por ciento del trabajo.

Eso nos permite obtener algunas conclusiones iniciales. En primer lugar, que social y economicamente

la informalidad es grande, ya que, si el 60 por ciento de las horas-hombre están en el sector informal, el

gobierno sólo controla 4 de cada 10 horas que se trabajan. En otras palabras, la mayor parte de los

peruanos trabajan fuera de la ley.

La segunda conclusión es que, pese a su importancia cuantitativa, las actividades informales tienen una

productividad baja puesto que, como hemos visto, el 60 por ciento del trabajo hace solamente el 30 por

ciento del producto. Eso nos aproximará a algunos problemas que tendremos que afrontar más

adelante: la falta de instituciones legales que permitan maximizar sus beneficios o cómo organizarse con

mayor eficiencia. Los informales, por ejemplo, no pueden recurrir a un tribunal para hacer valer sus

contratos. Padecen igualmente de una insuficiencia crónica de derechos de propiedad que, a la larga,

termina influyendo negativamente en su productividad.

Dicho esto, pues, es evidente que estas actividades de fines lícitos y medios ilícitos--es decir, la

informalidad--son significativas, aunque su importancia varia de un sector a otro de la economía

latinoamericana.

La construcción informal

En el caso de América Latina es significativo, ilustrado por lo menos en la experiencia peruana, que el

sector informal tenga una presencia fundamental en el terreno de la construcción y de la vivienda. De

Page 11: El comercio informal en países de América Latina

hecho, el desarrollo urbano peruano se ha hecho fundamentalmente en el sector informal. La mayor

parte de Lima, aproximadamente la mitad de su área geográfica (Lima es una ciudad de 8 millones de

habitantes), se encuentra desarrollada completamente fuera de la ley, en lo que los peruanos

denominan eufemisticamente "pueblos jovenes," que no son otra cosa que las barriadas--barrios

urbanos marginales, desarrollados por invasión de terrenos públicos o privados por parte de migrantes

del campo a la ciudad de los últimos 40 años.

El desarrollo de este sector de la vivienda informal tiene una gran importancia económica, social y

política en el caso del Perú. En primer lugar, es economicamente significativo porque la inversión

realizada por la gente del sector informal en sus propias viviendas equivale aproximadamente a 8,000 u

8,500 millones de dólares; inversión de viviendas que se ha realizado sin ningún tipo de apoyo por parte

del Estado.

En segundo lugar, es socialmente importante porque representa la emergencia de un nuevo sector

propietario. Tradicionalmente en el Perú, supongo que al igual que en el resto de Latinoamérica, los

sectores menos favorecidos han estado ausentes de la propiedad. El acceso a la propiedad se ha

limitado a los sectores ricos o aristocráticos de esos paises. A través de este proceso de urbanización

informal, no obstante, los sectores menos favorecidos de América Latina han logrado reivindicar para sí

el derecho a la propiedad, establecerlo activamente en las ciudades latinoamericanas.

Finalmente, la construcción informal ha tenido una significación política muy notable. ¿Por qué política?

Porque, en última instancia, sólo la gente que es propietaria lucha por algo. Sólo cuando se tiene algo,

se tiene sentido de la responsabilidad, de la lucha, y del desafío político. Los paises que no son

propietarios son paises donde la sociedad es débil, donde la ciudadanía no se enfrenta al poder político

porque finalmente hay muy poco espacio para el desarrollo individual.

El comercio informal

Otro sector de suma importancia en la economía informal es el sector del comercio. En el pasado la

presencia de la actividad informal en el sector comercial en el Perú ha sido bien notable. Tal vez sea de

las más notables de todas. Se lleva a cabo fundamentalmente, como decíamos, a través del comercio

callejero--los llamados vendedores ambulantes o buhoneros que existen en todas las ciudades de

América Latina. Mucha gente, de origen humilde, probablemente migrantes del campo a la ciudad, que,

dada la situación en la que se encuentra, tiene que dedicarse a comerciar para así generar una

actividad empresarial que les permita ganar una subsistencia mínima.

Aunque no se cuenta con un censo actualizado, se calcula que en el año 90 ó 91 había

aproximadamente 300,000 vendedores ambulantes en Lima. Mucha gente cree que a raíz de los

programas de ajuste llevados a cabo por el gobierno de Fujimori, esta cantidad de vendedores

ambulantes debe haber crecido significativamente. De hecho, medio millon de empleados públicos han

sido despedidos por el gobierno peruano, y muchos de ellos muy probablemente deben de haber

encontrado su refugio en el sector comercial informal.

Page 12: El comercio informal en países de América Latina

La importancia social de los ambulantes emana de su reivindicación de la empresa privada para los

sectores menos favorecidos de la sociedad latinoamericana. Por lo general, hemos leído libros y hemos

escuchado programas en la radio y en la televisión que nos han tratado de convencer que el capitalismo

es una cosa ajena a América Latina; que quienes somos empresarios en América Latina formamos una

vanguardia de la penetración extranjera o un rezago de la aristocracia colombina, pero que no somos

auténticos peruanos, mexicanos, y, ni siquiera, capitalistas porque no representamos al capitalismo.

¡Esto es mentira! Y para probar esta mentira, no hay que escribir libros de texto ni citar a Adam Smith.

Para demostrar que es mentira basta con salir a las calles de cualquier ciudad de Latinoamerica y

enseñarles a aquellos que se resisten a aceptar la evidencia que los pobres latinoamericanos ejercen el

capitalismo en las mismas calles, aunque nadie se lo haya enseñado; que no tienen que ser ricos para

ser empresarios, solamente les basta ser trabajadores; que no tienen que ser listos para ganar dinero,

solamente les basta ser ordenados; que no tienen que ser sabios para descubrir una oportunidad,

solamente les basta ser audaces. Con la decisión, con la honestidad, y con la audacia, las calles de

America Latina se han convertido en la mejor escuela de empresarios que existe. De manera que esas

calles vibrantes de la actividad empresarial se constituyen en el mejor alegato en favor de la

empresarialidad y del capitalismo latinoamericano.

Es más, la existencia de este sector comercial informal nos ofrece el mejor argumento disponible para

convencer a aquella gente que tiene la reclusión ideológica de negar que el trabajo y la responsabilidad

son virtudes inherentes al ser humano.

La industria informal

Al igual que en la urbanización y en el comercio, la presencia de la informalidad es también significativa

en otras áreas como la industria y los servicios. En el caso de la industria, la presencia de la

informalidad se da en actividades obviamente subterráneas.

(A veces hablo de economía subterránea como sinónimo de economía informal. Prefiero utilizar el

término informal, que me parece más técnico, porque la economía subterránea ha dado una idea de

ocultamiento que no es cierta en todos los casos. De hecho, la urbanización informal, el comercio

informal, y los servicios de transporte informal son absolutamente públicos: no hay nada escondido, no

hay nada subterráneo en esas actividades. No obstante, en el caso de la industria sí se trata

probablemente de actividades subterráneas.)

El industrial informal es de dos tipos en América Latina. Uno es el propio industrial formal que

informaliza parte de su producción como consequencia del alto coste de la regulación o de los

impuestos. Aunque esconda parte de su facturación, no es una persona diferente al industrial ya

establecido. En muchos casos se ha visto obligado a hacerlo porque el coste de la legalidad es muy alto

en América Latina. Tiene así que abandonar la formalidad para ocultarse total o parcialmente en el

mercado informal. Esto se produce siempre que hay un alza de precios o siempre que aumenta la

inflación, que es una forma indirecta de subir los impuestos.

Page 13: El comercio informal en países de América Latina

Pero hay también otro tipo de informales en el sector industrial que son los artesanos o los industriales

propiamente informales, que se dedican de una manera completamente ilegal al desarrollo de alguna

actividad manufacturera. Existen áreas en el caso del Perú donde esta actividad es más pronunciada.

Ellas son las confecciones y los textiles, la fabricación de muebles de madera, y el área de la mecánica.

Son tres áreas donde existe una gran cantidad de actividades de tipo informal. Por ejemplo, en el área

artesanal, hay gente que en la intimidad y en la seguridad de su vivienda montan un pequeño taller con

familiares o paisanos, a los cuales inclusive muchas veces no les pagan o les pagan de manera

indirecta enseñandoles el oficio. De esa forma, se genera una actividad microempresarial significativa.

Los servicios informales

Como en los casos anteriores, el nivel de actividad de los servicios informales es bastante alto. Quisiera

solamente reseñar el caso del transporte, que es el más notable. En los paises desarrollados, el

transporte público es generalmente estatal; en los paises subdesarrollados, el transporte público es

generalmente privado e informal. Alrededor de América Latina, la emergencia de grandes ciudades a ido

emparejada con el desarrollo de grandes sistemas de transporte informal.

En 1990, el 95 por ciento del transporte urbano del Perú estaba en manos de pequeños empresarios,

cada uno dueño de su omnibus o de su kombi. (Ha aparecido hoy en día el término "Capitalismo Kombi"

para describir a este tipo de empresarios.) En ese mismo año, el cien por cien del transporte urbano

público se fue a la quiebra. El gobierno peruano disolvió la única empresa pública que existía en el

transporte urbano al venderle a cada uno de los conductores su carro, informalizando así por completo

la actividad del transporte urbano. También en 1990, el señor Belmont, por aquel entonces el alcalde de

Lima, liberalizó el transporte urbano al declarar la libertad absoluta de rutas, de tarifas, y de entrada y

salida. Esto les obligó a los conductores de taxis a tener una gran imaginación ya que, como

empresarios que son, tienen que identificar el deseo del viajero y ofrecer servicios diferenciados.

La libertad de tarifas también ha producido el fenómeno siguiente: hay todo tipo de servicios y a todo

precio. Si vd. quiere ir apachurrado como en una lata de sardinas, paga un precio bajo. Si, por el

contrario, vd. quiere ir comodamente sentado en un vehículo con aire acondicionado y televisor--muchos

de ellos han puesto su televisor y pasan videos durante la circulación del vehículo--tiene un vehículo y

un precio distinto. Inclusive hay un servicio especial nonstop entre un punto y otro, de tal manera que

ese es otro tipo de servicio y a otro precio. Todo esto ha sido generado informalmente tanto en los

vehículos de alquiler, los taxis, como en los vehículos de transporte masivo. Es el reino absoluto de la

actividad informal.

Mucha gente cree que casualmente esta ha sido la clave por la cual el gobierno de Fujimori no ha

confrontado ni una sola huelga, ni un solo motín, ni un solo acto de rechazo de su política económica en

6 años, pese a haber hecho el ajuste económico más dramático y profundo de América Latina. ¿Por

qué? Porque todos los despedidos encontraron algo más ventajoso que hacer. La paradoja fue la

siguiente. La gente que salió del sector público como consecuencia de los ajustes económicos de

Fujimori, en total, entre 500 y 600 mil personas, inmediatamente comenzó a trabajar en el sector

privado, muchos de ellos dentro del servicio de transportes. Sus ingresos en ese sector eran (y son)

Page 14: El comercio informal en países de América Latina

mucho más altos, ya que los sueldos durante un proceso inflacionista como el que padeció el Perú (un

millón por ciento de inflación durante los cinco años del gobierno de Alán García) eran mínimos--10

dólares, 20 dólares, 30 dólares, 50 dólares en el mejor de los casos en el sector público. En cambio,

como transportistas privados, ganaban tres o cuatro mil dólares mensuales. Esta gente se puso feliz

porque salieron del sector público, entraron en el sector privado, no tuvieron que invertir porque las

compañías distribuidoras de vehículos financiaron la adquisición de los mismos, y entraron en una

actividad con gran carisma que les proporcionaba unos ingresos mucho mayores.

El origen de la informalidad

Como hemos visto, hay informalidad en la vivienda, hay informalidad en el comercio, hay informalidad

en la industria, hay informalidad en el transporte: hay informalidad en todo. De hecho, no son informales

los hombres, son informales sus actividades. No hay peruanos formales e informales. ¡No! Si el 60 por

ciento del trabajo de los peruanos se desarrolla en el mercado informal es porque todos los peruanos

tenemos una parte de nuestro trabajo desarrollada formalmente y una parte de nuestro trabajo

desarrollada informalmente. El caso del empleado bancario que tiene un vehículo y, de ida al trabajo y

de regreso del mísmo, trabaja como taxista para suplementar su ingreso personal. El caso de la señora

que después de dejar a los niños en el colegio hace pasteles y dulces para venderlos a restaurantes de

la ciudad. El caso de la señora que coge el garaje de la casa y lo convierte en un pequeño restaurante

de almuerzos. Los casos de los peruanos que reivindican permanentemente su derecho a trabajar con

prescindencia del Estado, sin pagar impuestos, y sin obedecer sus regulaciones.

Es importante entender que la informalidad es de las actividades y no de la gente. ¿Por qué? Porque así

entenderemos el origen de este fenómeno. Si estudiamos los libros de sociología que se han escrito

veremos que ellos nos dicen que los latinoamericanos--y, en particular, los peruanos--tenemos el

defecto de ser tarados, por lo cual nunca podremos salir adelante. La herencia indígena y el coloniaje

encima de la herencia nos entorpecieron de tal forma que, junto con la corrupción, el clima, y la comida

picante y bien condimentada, nos han convertido en pueblos ociosos. Esta argumentación está implícita

en los textos eurocentristas conservadores y en los textos alucinados marxistas. En el fondo, parte del

mismo rechazo a la imaginación, a la fuerza, y a la autenticidad de los latinoamericanos. Es un prejuicio

contra los hombres de trabajo.

El origen de la informalidad no se encuentra en una tara cultural, en un problema religioso, o un origen

étnico; se encuentra en la ineficiencia de la ley. En términos técnicos, somos informales por el llamado

coste de la legalidad. Los políticos, los legisladores, y, mucho menos, los abogados no entienden que la

ley cuesta como cualquier otra cosa. Si vd. quiere hacer un negocio, necesita tiempo e información.

Hacer el negocio cuesta algo independientemente del negocio mismo. Vender pintura cuesta algo más

que la pintura misma; cuesta la oportunidad, la inteligencia, la ubicación, la percepción del deseo de los

consumidores. Igual la ley. La ley cuesta con independencia de lo que se quiera hacer con ella. ¿Cuál

es el costo de la ley, entonces? La cantidad de tiempo y de información que se necesita para cumplir

con ella.

Page 15: El comercio informal en países de América Latina

En el Perú, al igual que en América Latina, la cantidad de tiempo y de información que se necesita para

cumplir con la ley es muy alta, de hecho comparativamente más alta que la cantidad de tiempo y de

información que se necesita en Estados Unidos para cumplir con la ley. La diferencia entre paises

desarrollados y subdesarrollados--ésto fue brillantemente documentado por Douglass C. North, que

ganó el Premio Nóbel de Economía en 1994--está en la organización institucional eficiente. Es decir, en

el coste de la ley. Un país próspero tiene un coste de la ley bajo en comparación con los ingresos de la

población; un país que no es próspero tiene un coste de la ley alto en comparación con los ingresos de

la población.

En el Perú hicimos un famoso experimento en el año 86 que nos permitió medir el coste de acceder al

mercado. Formamos un equipo de simulación para simular la formación de un pequeño taller de

construcción, proponiendonos cumplir con todos los requisitos legales que la legislación imponía--

incluyendo proponerse no pagar ni un centavo de soborno a nadie sino cumplir estrictamente con las

normas legales, aunque tomara el tiempo que fuera necesario. La tramitación nos demoró casi un año y,

en este proceso, se nos pidió soborno en 11 oportunidades, de las cuales hubo que ceder en dos, pues,

pese a cumplir con la ley, si no pagabamos esos dos sobornos, no ibamos a poder continuar aunque

tuviesemos todo en regla, tal como las normas lo establecían. Posteriormente, para hacernos una idea

comparativa de si eso era mucho o poco, un profesor norteamericano hizo la misma experiencia en

Tampa, en Florida. Lo que a nosotros nos llevó un año, a él le ocupó dos horas en una mañana y lo hizo

por correo. Esa fue exactamente le diferencia entre el coste de una ley y el coste de otra.

Los latinoamericanos no somos seres enfermos que vamos midiendo el coste de la ley. Sólo medimos la

ley cuando el coste de cumplirla es mayor a su beneficio. La gente cumple la ley cuando le conviene;

cuando no le conviene, no la cumple. Es racional que sea así.

En América Latina y en el Perú, en particular, donde tenemos evidencia factible, la ley es costosa. Es

tan costosa que distorsiona al mercado y excluye de él a los sectores menos favorecidos de la

población. ¿Por qué hay informales entonces? Porque la gente, dados sus pocos ingresos, no puede

trabajar de otra forma, no puede cumplir con la ley, no puede pagar los impuestos, no puede acceder a

una urbanización formalmente construída porque los trámites de hacerlo son insufragables. Esta es la

realidad objetiva. No es una tara cultural, no es un problema mental, no es una herencia étnica. Es

discriminación legal.

El origen de esa discriminación legal radica en ese capitalismo antidemocrático, el mercantilismo. Lo

que subsiste prioritariamente en los paises latinoamericanos es un capitalismo en el cual la propiedad

privada no es un derecho sino un privilegio, la empresa privada es también un privilegio, y la

competencia no existe. El Estado se encarga de impedirla con trabas legales. Con esa capacidad

conservacionista que nos hace mantener una especie de parque jurásico institucional e ineficiente en

América Latina, hemos logrado mantener el dinosaurio del mercantilismo, que finalmente es lo que

padecemos: el Estado grande e inutil, por una parte, y la hipocresía, por otra. Esta generalización de la

hipocresía que permite mantener un sistema de privilegio en América Latina puede considerarse sin

lugar a dudas la causa principal de nuestro subdesarrollo y de nuestra crisis.

Page 16: El comercio informal en países de América Latina

Conclusión

Por eso decía que el Perú contemporáneo ha vivido dos revoluciones. Una revolución fallida del

Sendero Luminoso, que fue al fracaso porque no coincidía con los deseos de la población; y la otra, la

revolución de los informales, que han reivindicado para sí el derecho a la propiedad privada, el derecho

a la empresa, y, sobre todo, la capacidad y el esfuerzo individual.

Al reivindicar para sí el derecho a la propiedad privada y a la empresa, los peruanos y los

latinoamericanos menos favorecidos se han convertido en la vanguardia de la construcción de una

auténtica economía de mercado latinoamericana, del auténtico sector empresarial de origen popular, y

han creado una base fundamental para ser optimistas con el cambio. Hasta hace poco, los grandes

ajustes de los gobiernos merecían mucho pesimismo porque eran ajustes que no tenían el sostento

social. Hoy en día con la emergencia incontenible de las actividades informales y el desarrollo de un

sector empresarial de origen popular, los grandes programas de ajuste tienen un sustento social. Hay

gente que demanda del Estado el derecho a la propiedad, la competencia, una moneda sana, y menos

gobierno; en suma, que demanda espacio para desarrollar su creatividad y para ejercer su audacia. Esta

gente nos ofrece tal vez, en el caso del Perú, de manera contundente, un ambiente político propicio para

llevar a cabo reformas profundas y radicales.

Mucha gente se pregunta con admiración por qué Fujimori ha conseguido éxitos tan espectaculares en

el terreno económico en la mitad de tiempo, por ejemplo, que lo hizo Chile. Perú se ha demorado 5 años

en obtener lo que Chile se demoró 10 o 15. ¿Por qué? Yo creo que entre otras razones porque existe

una base de legitimidad social. La gente no quiere oír más el cuento de la empresa pública, no quiere oír

más el cuento de la justicia social. Entre los jovenes es inclusive una burla. Esos muchachos de origen

humilde representan un sector completamente nuevo, que ya no cree en el sector público. En el fondo

que es un sector que no cree en nada, pero no creer en nada es una forma de nihilismo que permite el

desarrollo básico de la responsabilidad individual y la confianza de que solamente con las fuerzas

propias se puede crear una situación de progreso y de responsabilidad. Esa confianza de las fuerzas

propias del individuo latinoamericano, esa convicción de que no existe en nuestro pasado nada que nos

aplaste nos permite sostener con convicción que la emergencia de la economía informal es tal vez el

hecho social y económico más notable en la historia latinoamericana después del descubrimiento de

Colón.

Con la certeza que en este ambiente profesional novedoso América Latina pronto encontrará una base

sólida para su desarrollo sostenido es que he querido esta mañana contarles la experiencia de la

economía informal; una economía que en medio de la desazón que causa la crisis y en medio de las

contradicciones que muchas veces se encuentran en la vida cotidiana nos ofrece la convicción de que

pronto todos los latinoamericanos disfrutaremos enormemente de los beneficios de la libertad.

Factores que influyen en el comercio informal dentro de un desarrollo desigual (Perú)

Enviado por karla Cuellar

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Page 17: El comercio informal en países de América Latina

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Resumen

Introducción

Marco teórico

Metodología de la investigación

Resultados de la investigación

Conclusión

Recomendaciones

Bibliografía

Resumen

El presente proyecto de investigación centro su interés en desarrollar la investigación dentro del paradigma cuantitativo, para ello se conoció el panorama de la informalidad del comercio ambulatorio en la Provincia de Pisco. Es así que mi objetivo básico fue centrarme en informar, aclarar y disminuir lo que es "comercio informal" o Mercado Negro. En la mayoría de los territorios el comercio informal es todavía un problema significativo; y en cual se va incrementando el porcentaje de comerciantes informales. Para muchos, el comercio informal es aquel que desarrolla sus actividades en la vía pública o en lugares no autorizados, constituyen todas aquellas actividades comerciales que, sin ser criminales, tampoco están totalmente reguladas, registradas y/o fiscalizadas por el estado y que se desarrolla en los mismos espacios en que otras actividades similares que sí reciben control. Es por ello que mi objetivo ante la sociedad o la población resulto bastante importante y necesaria para conocer mas sobre este tema conllevar a las medidas necesarias para un desarrollo igualitario con todos.

Palabras clave: Comercio, Informalidad, Economía, Evasión, Impuestos.

ABSTRACK

Page 18: El comercio informal en países de América Latina

This research project focused interest in developing research within the quantitative paradigm, for it was known the landscape of informal street vendors in the province of Pisco. Thus, my basic goal was to focus on informing, clarifying and reducing what is "informal trade" or Black Market. In most territories, the informal trade is still a significant problem, and which will increase the percentage of informal traders. For many, the informal trade is one that operates in the street or in unauthorized places, are all those commercial activities which, while not criminal, they are not fully regulated, registered and / or controlled by the state and develops in the same spaces where other similar activities that do get control. That's why my goal to society or the population is quite important and necessary to learn more about this subject lead to measures to equitable development for all. Keywords: Trade, Informality, Economy, Evasion, Tax.

Introducción

A principios del siglo XX se dicto el primer reglamento para la actividad informal, con lo cual las autoridades municipales le daban al sector un tácito reconocimiento. Se estableció entonces la obligación de todo vendedor ambulante de pagar una licencia y empadronarse, se prohibió la venta de comida en las calles, se diseñaron carretillas y se dispuso el inicio de un control sanitario. Poco a poco, los ambulantes desarrollaron su derecho de dominio sobre la vía pública. Según TORKMAN (2001), sostiene que, el desajuste que existe entre la oferta y la demanda de fuerzas laborales en el sector moderno de la economía, son las principales causas que llevan a la práctica del comercio ambulatorio, así mismo el autor nos dice que las principales razones de quienes realizan el comercio informal y ambulatorio son: dificultad para conseguir empleo en otras actividades, búsqueda independiente para trabajar con la familia, porque es lo único que saben hacer, por que pueden compartir las responsabilidades domesticas, por que lo pueden combinar con otras ocupaciones El tipo de investigación que se desarrolla en el presente trabajo de investigación es: Descriptiva porque va a diagnosticar y analizar las características o factores que influyen dentro del comercio informal., considerándose la investigación de tipo: Transversal o transaccional.

El presente proyecto se justifica por precaria situación sobre la que se ha cimentado nuestra sociedad ha llevado a una gran parte de la población a valerse de actividades ilícitas como por ejemplo, la comercialización informal como medio de subsistencia. Por lo tanto fue necesario investigar este tipo de problema para comprobar en qué grado afecta a la sociedad y a la economía el comercio informal y como se puede dar algunas posibles soluciones. A raíz de lo expuesto podemos concluir que es importante analizar este tipo de problemas para comprender que estas actividades de negocios afectan directamente al desarrollo tanto de la ciudad como del país mediante la evasión de impuestos y por lo tanto es necesario definir con exactitud los factores que conllevan a este tipo de actividades y tomar las medidas necesarias para afrontarlo. Limitaciones y alcances de estudio. Dentro de las limitaciones que se presentaron en este proyecto son distintos, siendo estos de de vital importancia y valor que representa este estudio de investigación para brindar alternativas de de solución tanto para la sociedad o el país. Factor Económico, Tiempo. Bibliográfico.

Page 19: El comercio informal en países de América Latina

Formulación de la Hipótesis General: Si creamos fuentes de empleo y orientamos al desarrollo equilibrado para fomentar un comercio formal. Hipótesis Específicas: Creando fuentes de empleo e implementando una buena política de desarrollo. Y Utilizando los mejores métodos de desarrollo impulsaremos un comercio formal.

OBJETIVOS.

Objetivo generales: Identificar, medir y diagnosticar los factores que influyen en el comercio informal entro de un desarrollo desigual en la cuidad de Pisco. Objetivos específicos son Identificar los aspectos socioeconómicos relacionados estrechamente con los comerciantes ambulantes que conllevan a vender de modo informal. Y Medir cuál es el nivel cultural de los vendedores y compradores ambulantes y determinar como influye en el desarrollo de la economía.

Marco teórico

Antecedentes o Estudios previos.

A principios del siglo XX se dicto el primer reglamento para la actividad informal, con lo cual las autoridades municipales le daban al sector un tácito reconocimiento. Se estableció entonces la obligación de todo vendedor ambulante de pagar una licencia y empadronarse, se prohibió la venta de comida en las calles, se diseñaron carretillas y se dispuso el inicio de un control sanitario. Poco a poco, los ambulantes desarrollaron su derecho de dominio sobre la vía pública.

El comercio ambulatorio que expedía comida, bebidas calientes y refrescos paró a vender productos y servicios que competían directamente con aquellos que se expedían en los establecimientos formales.

Los ambulantes siempre fueron rechazados nunca han sido vistos con buenos ojos por las autoridades, salvo en época de campaña electoral, cuando los candidatos de turno los colman de ofrecimientos de formalización.[1]

Ley de Hacienda del D.F define al comerciante ambulante como la persona que usa las vías públicas del para realizar actividades mercantiles de cualquier tipo, ya sean en puestos fijos, semifijos o en forma ambulante.

Ambulantaje quiere decir el que se traslada de un lado a otro sin establecerse en un punto fijo, mismos que existen y causan problemas menores. [2]

Empieza la represión (primeros mercados y desalojos)Emporio textil y de confecciones (Fenómeno Gamarra)El caos de las combis (El transporte público)La industria del arenal (Caso de Villa el Salvador)La economía se mudó de barrio (El nuevo Capitalismo peruano

Según TORKMAN (2001), sostiene que, el desajuste que existe entre la oferta y la demanda de fuerzas laborales en el sector moderno de la economía, son las principales causas que llevan a la práctica del comercio ambulatorio, así mismo el autor nos dice que las principales razones de quienes realizan el comercio informal y ambulatorio son: dificultad para conseguir empleo en

Page 20: El comercio informal en países de América Latina

otras actividades, búsqueda independiente para trabajar con la familia, porque es lo único que saben hacer, por que pueden compartir las responsabilidades domesticas, por que lo pueden combinar con otras ocupaciones.[3]

El congreso Internacional de STREETNET INTERNACIONAL celebrado el 16 y 17 de marzo del 2004 el Seúl (Corea), considera importante el papel del comerciante ambulante en la sociedad, pues genera fuentes de empleo e ingresos, y representa un canal de distribución y comercialización que facilita el abastecimiento de productos básicos para la subsistencia de importantes sectores de la población.[4]

Por otro lado Maldonado, Carlos y Hurtado, Montserrat, precisan que todos los estudios que se han realizado sobre el tema, poco o nada han significado a la hora de tomar decisiones y de diseñar políticas públicas. Por la complejidad del fenómeno siempre se descuidan factores y aspectos fundamentales e importantes, ya que este fenómeno no puede ser estudiado ni resuelto sin la participación multidisciplinaria de antropólogos, sociólogos, economistas, urbanistas, planificadores, juristas, legisladores, educadores, etc. y en donde además debemos incluir a Políticos (de carrera y en carrera), funcionarios públicos, empresarios privados, comerciantes formales e informales y al consumidor que, como usuario y co-responsable, también tiene algo que decir y hacer. [5]

Delgado, Joel; Gasco Mónica; González Juan, Et. Al (2005) confirman que gran parte de esta actividad comercial informal se desarrolla en los espacios públicos generando problemas adicionales a la ciudad como congestión vehicular, inseguridad, residuos sólidos, etc. A los Municipios les corresponde de manera directa la recuperación de la vía pública para garantizar condiciones mínimas de orden urbano, y en muchos casos para no hacerlo, permite o "se hace de la vista gorda" ante la violación de las normas existentes. [6]Dirección General de Abasto, Comercio y Distribución del DDF y que también maneja el INEGI y la CANACO , en las que se define como: "agrupaciones comerciales que ejercen el comercio de productos generalizados en la vía pública o terrenos (sitio fijo) ya sea o no propiedad del DDF, y que carecen de la más indispensable infraestructura para su funcionamiento adecuado".[7]

Comercio Informal

El comercio informal es una las actividades más notables de la economía informal en el Perú. Se lleva a cabo fundamentalmente a través del comercio callejero, los llamados vendedores ambulantes, que existen en todas las ciudades de América Latina.

Consecuencias Del Comercio Ambulante:

El comercio ambulante ocasiona los siguientes problemas: [8]

Problemas políticos

Contaminación de alimentos, alimentos, ruido

Page 21: El comercio informal en países de América Latina

Inseguridad pública

Obstrucción de la vialidad

Bloqueo de calles

Drogadicción

Informalidad

En los años sesenta, la teoría dual fue la impulsora de la idea de fragmentar la sociedad urbana en 2 sectores: formal e informal. El formal involucra a todas aquellas actividades que incorporan cierta fuerza laboral a la estructura económica integrada por diferente formas de organización productiva (industria, servicios, comercio y construcción) y, sobre todo, que cumplen con las normas establecidas por el Estado (en materia laboral, fiscal, etc.) con el fin de regular las relaciones capitalistas de la producción. La informal, por otra parte, presenta las mismas características que con su contraparte, diferenciándose de esta por el hecho de realizarse dentro de un ambiente oficialmente no regulado. [9]

Ventajas:

Dentro de las ventajas que ofrece el comercio informal podemos citar las siguientes: [10]

* Precios más bajos que en el comercio formal.* Posibilidad de regatear el precio.* Calidad aceptable en los productos.* Lugar accesible para realizar las compras.* Se beneficia la población que tiene menos recursos económicos por el costo mínimo de los productos.* Genera trabajo informal para cualquier persona.* Da oportunidad de trabajo a personas sin preparación académica.

Desventajas:

Algunas desventajas del comercio informal son: [11]

* Falta de garantía en los productos y servicios.* Se pueden encontrar productos robados o piratas.* Instalaciones inadecuadas.* Falta de higiene.* Única forma de pago: efectivo.* El estado no recibe ingresos por impuesto.* La población viola las leyes.* Al cerrase la industria nacional se crea desempleo.* Deshumaniza a la sociedad.* Crea desorden y hay maltrato psicológico hacia las personas.* Genera inseguridad ciudadana.

Metodología de la investigación

El tipo de investigación que se desarrolla en el presente trabajo de investigación es: Descriptiva: Porque diagnosticó y analizo las características o factores que influyen dentro del comercio informal.

El Universo o población son las unidades de análisis de la investigación conformado por los comerciantes del mercado ferial de la Provincia de Pisco, para el cual se utilizo criterios razonados.

Page 22: El comercio informal en países de América Latina

La muestra va estar determinada por una porción representativa del mercado ferial de la Provincia de Pisco, en la que se recogerán datos necesarios para la investigación, siendo: Muestreo Probabilístico al azar

Resultados de la investigación

Presentación, Análisis e Interpretación de los Datos

Según el análisis al primer cuadro de la variable Independiente la interpretación llego a la conclusión de que el 75% del total de las unidades de análisis aplicadas para obtener mejores resultados a este proyecto de investigación reconocen que el comercio informal es un problema que cada vez genera desigualdad para todos, mientras que un 25% del total de las unidades de análisis consideran a la informalidad como algo común en la sociedad.

Según el análisis al segundo cuadro de la variable Dependiente la interpretación llego a la conclusión de que el 75% acepta que se puede cambiar las condiciones para evitar la informalidad y exista un desarrollo igualitario ante la sociedad y el país bajo las leyes que la rigen, mientras que un 25% del total de las unidades de análisis consideran que es normal seguir viviendo con la informalidad y que no perjudican a nadie sino que mas bien les favorecen.

Proceso de Prueba de Hipótesis

Una vez aplicado los instrumentos de recolección de datos, llevamos a tabulación para interpretar a través de cuadros estadísticos.

A partir del esquema estadístico procedimos a la interpretación de los resultados basado en teorías que refuerce esa realidad observada.

Luego la interpretación la sometimos a probar la hipótesis que si concuerda o rechaza.

Discusión de los Resultados

Existe una serie de factores significativo que influyen en el comercio informal dentro de un desarrollo desigual en el mercado modelo de la cuidad de pisco de marzo a junio del 2011. Es la

Page 23: El comercio informal en países de América Latina

hipótesis planteada en el proyecto de investigación que respondió al planteamiento del problema, que se sometió al análisis de los resultados arrojados por los instrumentos de recolección de datos en el proceso de investigación. Los instrumentos se aplicaron en dos momentos que apuntó a descubrir la respuesta a la pregunta planteada en el presente proyecto.

Adopción de Resultados

Una vez recopilado las informaciones se llevo a la tabulación y posteriormente a la esquematización estadística, la taza porcentual. Una vez obteniendo resultado procesado se busco probar o contrastar la hipótesis, obteniendo la aceptación o aprobación como conclusión a toda una investigación.

Conclusión

La informalidad es un fenómeno complejo que conduce a un equilibrio social no óptimo en el que los actores sociales participantes (trabajadores, empresas y microempresas) quedan desprotegidos en términos de salud y empleo.

Según los resultados se señala que la informalidad se incrementa a causa de tres factores principales: impuestos laborales y mala legislación en seguridad social, políticas macroeconómicas que afectan a los sectores más propensos a optar por la informalidad, y reformas comerciales sin análisis de impacto en los sectores de menor productividad.

En un nivel macroeconómico, los efectos se perciben en la menor recaudación fiscal y en la menor gobernabilidad. Esto conlleva a entender la informalidad como un fenómeno complejo que, en países como el Perú, actúa como "colchón social" ante la pobreza y la desigualdad.

Por ende, debe ser prioridad del gobierno el establecer políticas públicas en el mercado laboral que generen incentivos para el traslado hacia el sector formal, las cuales permitan que el sector informal sea incorporado paulatinamente al mercado.

Recomendaciones

Para la sociedad lo mas recomendable para ayudar a legalizar esta actividad sería que el Estado aplique efectivamente los recursos recaudados por medio de las contribuciones, hacer más clara y transparente la distribución y mejoramiento de los servicios que presta, así los comerciantes ambulantes verían que el contribuir para mejorar nuestras condiciones de vida es la mejor manera de hacer y fomentar una conciencia cívico-contribuyente.

Debería haber mayor apoyo por parte del estado para proporcionar herramientas para que se incluyan en el sector formal.

Los gobiernos puedan poner freno a la economía informal: utilizando responsable y eficientemente su política económica y reafirmando la importancia del estado de derecho, herramientas que la lamentablemente parecen haber sido dejadas de lado para adoptar medidas correctivas que no solucionan los problemas de fondo.

Page 24: El comercio informal en países de América Latina

Promover los espacios disponibles para el ejercicio del comercio formal a través de la inversión privada, consolidando los diversos conglomerados comerciales y de servicios existentes y establecer un marco legal que permita impulsar un programa de formalización que implique el desarrollo de capacidades técnica "empresarial en aquellos comerciantes que demuestre el compromiso de formalizarse a corto y mediano plazo.

Bibliografía

MATOS Mar, José. "Desborde Popular y Crisis del Estado". Séptima edición, mayo 1988.

Según el artículo 135 de la Ley de Hacienda del D.F

TORKMAN Víctor E. De la informalidad a la modernidad. Oficina Regional de la OIT para América Latina y Caribe, Lima – Perú, 2001

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Citado en la obra de Moisés Castillo, Vía pública y comercio informal en la Ciudad de México, p. 23

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Page 25: El comercio informal en países de América Latina

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http://www.monografias.com/trabajos30/comercio-informal/comercio-informal.shtml

http://es.wikipedia.org/wiki/mercado_de_trabajo

Autor:

Cuellar Rojas, Karla

Nacida en Ica - Perú, estudiante de la asociación Universidad Privada San Juan Bautista de la especialidad de Administración de Negocios.

Asesor: Mg. Auris Villegas, David

[1] MATOS Mar, José. "Desborde Popular y Crisis del Estado". Séptima edición, mayo 1988.

[2] Según el artículo 135 de la Ley de Hacienda del D.F

[3] TORKMAN Víctor E. De la informalidad a la modernidad. Oficina Regional de la OIT para América Latina y Caribe, Lima – Perú, 2001

[4] El congreso Internacional de STREETNET INTERNACIONAL 2004 - Seúl (Corea)

[5] Maldonado, Carlos y otros El Sector Informal en América Latina. Una Perspectiva Interdisciplinaria, Bogotá – Colombia 1997 -2004

Page 26: El comercio informal en países de América Latina

[6] Delgado, Joel; Gasco Mónica; González Juan, Et. Al (2005)

[7] Dirección General de Abasto, Comercio y Distribución del DDF y que también maneja el INEGI y la CANACO

[8] Las PYMES en Latinoamérica

[9] www.inegi.com

[10] www.lajornada.com

[11] http://elecoperubiano.galeon.com/cvitae1594941.html

Comentarios

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos87/influencia-comercio-informal-desarrollo-desigual/influencia-comercio-informal-desarrollo-desigual.shtml#ixzz2M7dj7gix

El comercio informal, una afrenta a los poderes establecidosVendedores ambulantes en el Centro Histórico de la Ciudad de México

Par Yenisey Rodríguez Cabrera

PROGRAMME Légitimité et enracinement du pouvoir

DOSSIER  Poderes paralelos en México y Panamá

Mot-clés : État ; parti politique Contrat social ; Culture politique ; éthique Mexique ; Amérique du Sud

No siempre la organización de las actividades económicas alternativas, propuestas

por actores que están fuera de los círculos del gobierno, resultan experiencias positivas

que abonan a un mejor entendimiento entre actores políticos y sociales. Partiendo del

caso del comercio ambulante en el Centro Histórico de la Ciudad de México, esta ficha

explica la problemática que enfrentan las instituciones y los gobiernos ante la

organización de un modo de vida paralelo que, hasta ahora sólo ha sido estudiado

desde la perspectiva económica. En primer lugar, se hablará muy brevemente de las

características propias del espacio analizado; después se realizará una necesaria

distinción entre los términos “economía informal”, “comercio informal” y

“ambulantaje”, hasta ahora utilizados indistintamente. Asimismo, se expondrá la

Page 27: El comercio informal en países de América Latina

opinión y acciones de los actores primarios inmersos en el problema y se hará una

análisis de la situación.

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Las calles de las grandes ciudades latinoamericanas en general y las zonas de mayor confluencia

de gente en particular, evidencian una realidad: la presencia cada vez más numerosa de

personas dedicadas al comercio ambulante. Es un fenómeno que vivimos a diario y que forma

parte de nuestra cotidianeidad en tanto lo asumimos como normal. Aunque, si bien es cierto que

este tipo de comercio no es algo novedoso en nuestras latitudes, no lo es menos el hecho de que

en las últimas décadas ha aumentado considerablemente y, de ser un fenómeno económico-

social, ha pasado a ser un serio asunto de gobernabilidad para los funcionarios de todos los

niveles de gobierno. Sin embargo, dada la relativa novedad de la problemática, no tenemos aún

estudios serios que la aborden, expliquen y/u ofrezcan alternativas ni desde la academia ni

desde los gobiernos.

La primera respuesta a la reciente proliferación del comercio ambulante es tan lógica que

parecería derivada del sentido común: el aumento del comercio en las calles está relacionada

ineluctablemente con las políticas económicas establecida en los países de América Latina en las

últimas tres décadas. La forma en la cual los gobiernos latinoamericanos hicieron frente a la

crisis del capital mundial de la década de los ochenta incluyó una serie de “ajustes

estructurales” que reconfiguraron la propia estructura del Estado. No solamente disminuyeron

drásticamente los presupuestos para importantes rubros del gasto social como salud y

educación, hecho que ya de por sí hacía vulnerables a millones de personas y les impedía ejercer

derechos básicos plasmados en leyes internacionales; también se privatizaron empresas

estatales que dejaron en el desempleo a miles de trabajadores.

Por otro lado, se abrieron indiscriminadamente las fronteras a las exportaciones de países que

como Estados Unidos, apoyan con subsidios a sus productores primarios o como China, que

abaratan mano de obra para reducir gastos de producción. El paso del tiempo ha mostrado que

estas acciones han tenido un reflejo instantáneo en la pauperización del campo, pues varios de

los países de la región latinoamericana han dejado de tener soberanía alimentaria, así como en

la quiebra de la mediana y pequeña empresas, que ante la competencia de productos

manufacturados a un menor costo, han perecido. La migración del campo a la ciudad y la

explosión de la migración ilegal hacia los Estados Unidos en las últimas décadas son expresiones

muy claras de esto.

Aunado a ello, la incapacidad de los gobiernos de atraer inversión extranjera productiva capaz de

generar empleos bien remunerados y la ausencia de esquemas fiscales que favorezcan una

recaudación equitativa donde los que más perciben paguen mayores impuestos, han terminado

Page 28: El comercio informal en países de América Latina

por cerrar la pinza para explicar la asfixia de las economías internas cuyo mayor indicativo de su

grave salud es la ausencia de empleos dignos para grandes capas de la población. Tan lógica,

exacta y comprobable es esta argumentación, que hasta parecería una ecuación matemática:

una cosa sumada a la otra daría como resultado, indudablemente, el aumento de la pobreza, el

desempleo y, por ende, la proliferación de los vendedores en la calle. De acuerdo a la OIT

(Organización Internacional del Trabajo), el empleo informal está creciendo en gran parte del

mundo en desarrollo, América Latina incluida, donde 47 por ciento de los trabajadores en 2003,

año de la última medición, estaban en el sector informal, contra 43 por ciento en 1990.

Sin embargo, esta explicación sobre el comercio ambulante, basada en elementos de tipo

económico, aunque no equivocada, resulta incompleta para dar cuenta del panorama pues no

toma en cuenta factores de otra índole que hacen del comercio informal uno de los dolores de

cabeza más preocupantes para los gobernantes latinoamericanos. Hasta ahora ninguna

explicación ha puesto énfasis en el hecho de que el aumento de vendedores en las calles y

aceras de las ciudades, además de tener un origen socioeconómico, se ha convertido en una

afrenta para el poder establecido y que en muy poco tiempo ha logrado vincularse con otras

actividades ilícitas. Así, muy pocas explicaciones reparan en que este fenómeno ha creado una

economía paralela, legal o extralegal y que ha logrado mantener vigentes prácticas políticas que

se creían controladas, como la apropiación y ocupación de territorios públicos, el clientelismo y

la corrupción.

Pero para mejor exponer la forma en que el comercio informal se inscribe en una problemática

de gobernabilidad y no hablar ex-nihilo, se tratará aquí el caso de los comerciantes ambulantes

del Centro Histórico de la Ciudad de México.

El Centro Histórico de la Ciudad de México está ubicado en una demarcación administrativa

llamada delegación Cuauhtémoc, que, como su nombre lo indica, se sitúa en lo que en algún

momento fue el centro de una de las ciudades más grandes del mundo. Además de ser el asiento

físico y simbólico de los poderes ejecutivos federales y locales ya que en ella se encuentra

ubicado tanto el Palacio Nacional como el Palacio del Ayuntamiento Capitalino, esta zona se ha

distinguido históricamente por su dinamismo comercial. Sin embargo, no toda la demarcación

tiene problemas de asentamientos de comerciantes informales; éstos se concentran en 42

manzanas (conjuntos delimitados de calles y edificios habitacionales y comerciales). Así, el

centro crítico de esa actividad lo constituyen casi 900 calles del Centro Histórico, donde los

ambulantes, a cuyo frente se ubican líderes como Alejandra Barrios Richard, los hermanos

Sánchez Rico, Miguel Angel Huerta, Raymundo Pérez López y Magdalena Acuña, principalmente,

se asentaron y fortalecieron. Cabe decir que, de unos años a la fecha, los comerciantes

ambulantes no sólo ocuparon las aceras y las calles; sino que extendieron sus dominios hasta

otros espacios de la ciudad.

Pero ¿qué debemos entender cuando nos referimos al comercio informal o a los comerciantes

ambulantes? En primer lugar debemos decir que ambos términos corresponden a los individuos

que, de alguna u otra forma, trabajan en actividades en la economía informal. Se le denomina de

Page 29: El comercio informal en países de América Latina

esta forma al tipo de actividad económica que no cumple con las regulaciones marcadas por las

leyes, es decir, que no está formalmente constituida y por ende, no paga impuestos ni servicios.

Por definición, la economía informal es ilegal, pues de ella forman parte tanto los comerciantes

ambulantes como los fabricantes de productos pirata, los narcotraficantes, los contrabandistas y

los vendedores de armas, entre otros. Sin embargo, la actividad comercial no registrada ante las

autoridades, a la que denominamos “comercio informal”, es más permitida y aceptada por las

propias autoridades.

El comercio informal no se realiza necesariamente en la calle; puede tener lugar en casas-

habitación propias o, dada su naturaleza, puede no tener propiamente un espacio para

realizarse. La mayor parte del comercio informal es el que llevan a cabo los comerciantes

ambulantes, llamados así en tanto que no siempre tienen un lugar fijo para vender sus

mercancías. Los “ambulantes” son los que ofrecen sus mercaderías en las aceras, en la calle, en

las estaciones del tren subterráneo, en mercados, parques, paraderos de autobuses, clínicas,

centros de espectáculos y cruceros de calles, donde se ubican los semáforos. Por eso, cuando se

habla de ambulantes necesariamente se habla de comercio informal y de economía informal.

Dada la naturaleza informal de la actividad económica de los ambulantes, los primeros afectados

por esta actividad ilegal en el Centro Histórico son los comerciantes establecidos, los que sí

pagan impuestos. Desde sus organizaciones gremiales, entre las que se encuentran la

CONCANACO (Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio) se han dedicado, por un lado,

a estudiar el fenómeno y por otro, a denunciar a los organismos gubernamentales implicados en

el problema. En el año 2005, cuando el problema del ambulantaje alcanzaba un punto critico y

ya se contaba con estadísticas para exponerlo, denunciaron que en los dos años anteriores el

comercio ambulante había crecido a ritmo de 9 por ciento anual, muy por encima del dinamismo

del producto interno bruto (PIB) nacional que en 2004 fue de 4.4 por ciento. Decían también que

los ambulantes conforman 78 por ciento del comercio informal del país y calculaban en 600

millones de pesos mensuales (poco menos de 60 millones USD) las cuotas que pagaban a

autoridades corruptas para su protección.

Asimismo, denunciaban que tanto el ambulantaje, como el contrabando y la piratería seguirían

siendo problemas mientras los vendedores informales representen votos potenciales para

partidos y autoridades. Tasaban en 110 mil millones de pesos ( cerca de 11 billones USD)

pérdidas anuales de los vendedores establecidos y advertían que el comercio en la vía pública de

productos robados, piratas y de contrabando provocaba que, sólo en el Centro Histórico, el fisco

dejara de percibir unos 9 mil 600 millones de pesos (alrededor de 900 millones USD) al año por

el comercio ilegal de productos tales como electrodomésticos, de computación, textiles, calzado,

juguetes, fonogramas, videojuegos, software, vinos y licores, libros, bolsas, artículos escolares,

entre otros que no siempre son de óptima calidad o legales.

Dos años más tarde, en abril de 2007, como parte de una investigación conjunta entre la Cámara

de Comercio de la ciudad de México y el departamento de Ciencias y Humanidades del Instituto

Tecnológico de Monterrey, importante centro universitario privado de México, se dio a conocer

Page 30: El comercio informal en países de América Latina

que el fisco mexicano deja de percibir al año alrededor de 4 por ciento del producto interno bruto

(PIB) como resultado de la creciente economía informal, comercio ilegal, contrabando y piratería,

toda vez que en ese mercado se venden alrededor de 480 mil millones de dólares al año de los

cuales alrededor de 8 por ciento serían gravables. Aseguran que hay 19 millones de mexicanos

(poco menos del 20% de la población nacional) que trabajan en la economía informal y que el

comercio ilegal crece a un ritmo de 13.6 por ciento anual mientras que el comercio establecido lo

hace apenas a 9.8 por ciento. Finalmente, advirtieron que el comercio establecido en el Distrito

Federal registra pérdidas por 40 mil millones de pesos anuales debido al ambulantaje y

calcularon en 500 mil los ambulantes en la Ciudad de México, de los cuales 30 mil se instalan en

el Centro Histórico.

Los ambulantes, por su parte, se siguen expandiendo de manera caótica, desordenada y

continua en las calles del Centro de la Ciudad de México, aunque lo cierto es que en los últimos

años se ha documentado la consolidación de un esquema de control por unas cuantas familias y

líderes que sustentan su dominio territorial en millonarios ingresos y en grupos de presión. De

acuerdo al diario mexicano La Jornada, estos grupos se disputan un negocio que, tan sólo en el

primer cuadro del Distrito Federal, el del Centro Histórico, genera ganancias semanales de más

de 10 millones de pesos (casi un millón de dólares), sólo por uso de piso. Así, lo que parece un

caos para el observador común es en realidad una industria altamente organizada. La mayoría

de los vendedores de la capital pagan cuotas diarias a sus líderes, quienes reparten territorios y

mantienen en paz a funcionarios, comerciantes establecidos y competidores.

Un caso que destaca es el de la lidereza Alejandra Barrios, que está al frente de la Asociación

Legítima Cívica Comercial, la cual aglutina al mayor número de comerciantes informales del

Centro, aproximadamente 4 mil, quienes tienen que pagar 50 pesos diarios (poco menos de 5

USD), en promedio, o bien de 15 a 20 mil pesos (de 1500 a 2 mil USD) para garantizar un

espacio de venta. Con base en informes de dirigentes de esa actividad, sólo en el Centro

Histórico operan 30 mil vendedores informales, de los cerca de 200 mil que existirían en todo el

Distrito Federal, aunque hay otras versiones que consideran que esa cifra podría estar entre los

300 y los 500 mil. Las cifras oficiales del Gobierno del Distrito Federal contrastan con las de los

líderes, pues para ellos hay de 8 a 9 mil ambulantes en el primer cuadro de la ciudad. Cabe decir

que a ese ejército de ambulantes a diario se suman gente desempleada, discapacitados, ex

funcionarios, indígenas, amas de casa, jóvenes o niños, algunos ofreciendo sus productos en

reducidos puestos, otros como charolas (cobradores), aguadores (los que vigilan),

golpeadores, carpeteros (vendedores de piratería), corredores (traficantes de drogas),

prestanombres, y delegados de calle.

De acuerdo a las propias autoridades, las tres principales fuentes de la mercancía que se

distribuye entre los vendedores ambulantes son el contrabando, la mercancía robada, y los

productos derivados del autorrobo a empresas. La primera es una red conocida por todos. A

partir de la media noche y durante la madrugada los camiones o camionetas con mercancía

llegan principalmente a calles de la zona oriente del Centro, atrás de Palacio Nacional. La

segunda consisten en que las propias empresas se autorroben para luego levantar denuncias

Page 31: El comercio informal en países de América Latina

penales y así obtener el monto del seguro. Otra red es la que se da por medio de la compra

directa de la mercancía en las aduanas de México. Al parecer, hasta esos puntos de desembarco,

sobre todo la del estado mexicano de Veracruz, se dirigen las unidades de las organizaciones de

ambulantes y ahí buscan la compra de contenedores con mercancía que no es reclamada o bien

que es de contrabando. También está la compra de productos a través de las importadoras, que

como la que creó la Asociación Cívica Comercial, que encabeza Alejandra Barrios, traen

directamente sus mercancías y luego las distribuye en el Centro y en toda la ciudad.

A lo largo de los últimos años, la respuesta de las autoridades ante la proliferación del comercio

ambulante y ante la adquisición de fuerza político-electoral de los dirigentes, ha sido más bien

complaciente. Ni las administraciones del PRI (Partido Revolucionario Institucional, el partido

político que gobernó la capital durante décadas) ni las del PRD (Partido de la Revolución

Democrática, partido político que gobierna la Ciudad de México desde hace ya 11 años,

identificado con la izquierda) han podido atacar de frente al problema debido a la cantidad de

intereses que se esconden tras el entramado del ambulantaje. El último esfuerzo por organizar a

estos trabajadores de la economía informal apostados en las calles del Centro Histórico, lo llevó

a cabo en 2007 el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, quien anunció

que, tras negociar con los líderes de los ambulantes, había conseguido un compromiso para

iniciar el proceso de retiro del comercio informal en esta zona. Apoyado en la existencia de un

bando (normativa local) que emitió la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en 1993, que está

vigente, descartó la necesidad de hacer reformas jurídicas en esta materia.

Sin embargo, la voluntad política no es suficiente. Está muy documentado por la prensa

mexicana que los propios inspectores de vía pública, funcionarios y policías federales y locales

protegen el crecimiento anárquico de esa actividad. Además, siguen siendo constantes los

testimonios de los dirigentes del comercio informal donde se denuncia a los inspectores que

pasan la charola a diario (cobran cuotas todos los días), a los policías que extorsionan a líderes o

ambulantes así como la venta nocturna de mercancía confiscada que realizan los efectivos de la

Agencia Federal de Investigaciones (AFI) y los ofrecimientos de mercancía de contrabando que

realizan los funcionarios de las Aduanas.

Por su parte, los inspectores de vía pública son juez y parte. Por un lado deben vigilar que no se

expanda el ambulantaje, pero por otro son los que por pagos de 5 a 10 mil pesos, ponen a

nuevos vendedores en tal o cual calle del Centro o de otra zona de la ciudad, y les cobran

directamente su cuota. Asimismo, estos pueden contratar a madrinas, meritorios o familiares,

por medio de los cuales pasan la charola, de 20 a 100 pesos diarios. Se menciona entre los

ambulantes a algunos inspectores que a pesar de ganar oficialmente 3 mil o 4 mil pesos al mes

tienen residencias y automóviles de lujo, lo que ha sido posible gracias a su habilidad para

comprar coordinadores y subdirectores de Vía Pública y garantizar con ello que no sean

removidos de sus zonas. Incluso, a sus superiores llegan a darles hasta 20 mil pesos a la

semana. Se afirma también que esos inspectores llegan, en algunos casos, a gozar también de la

protección del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (SUTGDF), y

Page 32: El comercio informal en países de América Latina

cuando estos personajes son sorprendidos recibiendo dinero y los consignan, el sindicato los

apoya, les proporciona abogados, los sacan y regresan a su puesto.

Con relación a los elementos de la AFI, la agencia llamada el FBI mexicano, se tiene

documentado que llegaban a bordo de sus unidades oficiales o de camionetas negras sin placas,

en las que llevaban diversos productos que ofrecían a los ambulantes e incluso mostraban

catálogos de lo que podían entregar. Por lo que hace a las aduanas, los representantes del

comercio en vía pública aseguran que ahí sigue habiendo mucha corrupción, pues funcionarios

de esa área siguen permitiendo el ingreso de mercancía de contrabando que luego inunda las

calles del centro de la capital.

El número de ambulantes es tan preocupante para los orquestadores de la economía nacional

que la Secretaría de Hacienda ha planteado el cobro de un gravamen que hace llamar Impuesto

Contra la Informalidad (ICI), que si bien no frenará el comercio ambulante, por lo menos

intentará ampliar la base de contribuyentes inscrita en el Registro Federal con el fin de obtener

información de lo que está detrás del fenómeno y de las actividades ilícitas que encubre. Se

tiene pensado el ICI recaude 7 mil millones de pesos al año. Cabe decir que ese impuesto aún se

sigue discutiendo

El caso del comercio ambulante en el Centro Histórico de la Ciudad de México es paradigmático

porque nos permite visualizar todos los elementos presentes en este fenómeno. En primer lugar,

nos permite reconstruirlo desde la perspectiva de la gobernabilidad como una afrenta a los

poderes establecidos. Además de la pauperización creciente, el aumento del poder de los líderes

del comercio informal habla de un quebrantamiento de la legitimidad del gobierno como el

auténtico gestor de las demandas de la población. Cuando un gobierno, ya sea local o federal,

está a merced de grupos de presión que indudablemente están fuera de la ley y negocia el

control de espacios por definición públicos, nos encontramos ante un debilitamiento de las

instituciones que deviene en ingobernabilidad, pues éstas no están cumpliendo la función para la

que fueron creadas. Si bien es cierto que la ley debe ser suficientemente flexible y sensible para

hacer frente a los problemas políticos y sociales, no lo es menos que un gobierno que establece

acuerdos con líderes corruptos y delincuentes y los reconoce como interlocutores en lugar de

organizar el comercio ambulante de acuerdo a la normatividad vigente, está perdiendo

capacidad de acción frente a los actores que no están directamente implicados en el problema.

Este problema de pérdida de legitimidad se agrava cuando el gobierno se convierte en cómplice

de una actividad a todas luces ilegal. Los supuestos de todo pacto social están basados en que el

gobierno respete y haga respetar la ley; en el momento en que los funcionarios mayores y

menores se convierten en un eslabón más de una actividad ilegal como el robo, el contrabando o

la piratería, el pacto social se resquebraja y hace necesario uno nuevo. Cuando los ciudadanos

ya no pueden confiar en sus instituciones porque éstas se han pervertido, el gobierno parecería

no tener razón de existir. No en vano los procesos electorales registran cada vez menos

participación: los gobiernos no están representado ya los intereses de los electores.

Page 33: El comercio informal en países de América Latina

El fenómeno del comercio ambulante nos permite ver, además, que se está construyendo una

economía al margen de la economía formal con los riesgos que esto implica. Más allá de los

avisos que nos indican que este tipo de actividad pone en peligro el modelo económico en

general al evadir los impuestos básicos de toda actividad comercial como el impuesto al valor

agregado y el impuesto sobre la renta, lo cierto es que el creciente número de personas

dedicadas al comercio ambulante, aun cuando su actividad no por ilegal esté exenta de reglas,

hablan de la incapacidad de los gobernantes de crear opciones reales de empleo.

Finalmente, otro aspecto preocupante que muestra el aumento desmedido de los ambulantes en

las calles y en otros lugares públicos, es el hecho de que la cultura política de la corrupción y el

clientelismo se hace evidente en su ejercicio. Los líderes de los vendedores ambulantes

reproducen fuera del gobierno y las instituciones, las prácticas que por años caracterizaron al

sistema político mexicano: organización de grupos masivos en torno a lealtades, como se puede

ver en los distintos grupos que controlan las calles del centro histórico, que se pelean entre sí

pero que defienden a sus agremiados; acuerdos cupulares entre los dirigentes de los

ambulantes, que se reflejan en el respeto a los espacios de cada grupo; o el cobro de cuotas

para garantizar la seguridad del ambulante, entre varias más.

En suma, es evidente que ante un gobierno que se deja amenazar por grupos de presión con

fuertes vínculos con la delincuencia; ante un sistema político cuyos participantes, ya sean

gobernantes, legisladores o jueces, que toman parte activa en la cadena delictiva; ante la

imposibilidad de la clase política para analizar el problema de la creación de empleos; y ante una

sociedad pauperizada cuyas alternativas de empleo incluyan la reproducción de viejos

esquemas, hay mucho trabajo político que hacer y muchos problemas para reflexionar.

Las calles de las grandes ciudades latinoamericanas en general y las zonas de mayor confluencia

de gente en particular, evidencian una realidad: la presencia cada vez más numerosa de

personas dedicadas al comercio ambulante. Es un fenómeno que vivimos a diario y que forma

parte de nuestra cotidianeidad en tanto lo asumimos como normal. Aunque, si bien es cierto que

este tipo de comercio no es algo novedoso en nuestras latitudes, no lo es menos el hecho de que

en las últimas décadas ha aumentado considerablemente y, de ser un fenómeno económico-

social, ha pasado a ser un serio asunto de gobernabilidad para los funcionarios de todos los

niveles de gobierno. Sin embargo, dada la relativa novedad de la problemática, no tenemos aún

estudios serios que la aborden, expliquen y/u ofrezcan alternativas ni desde la academia ni

desde los gobiernos.

La primera respuesta a la reciente proliferación del comercio ambulante es tan lógica que

parecería derivada del sentido común: el aumento del comercio en las calles está relacionada

ineluctablemente con las políticas económicas establecida en los países de América Latina en las

últimas tres décadas. La forma en la cual los gobiernos latinoamericanos hicieron frente a la

crisis del capital mundial de la década de los ochenta incluyó una serie de “ajustes

estructurales” que reconfiguraron la propia estructura del Estado. No solamente disminuyeron

drásticamente los presupuestos para importantes rubros del gasto social como salud y

Page 34: El comercio informal en países de América Latina

educación, hecho que ya de por sí hacía vulnerables a millones de personas y les impedía ejercer

derechos básicos plasmados en leyes internacionales; también se privatizaron empresas

estatales que dejaron en el desempleo a miles de trabajadores.

Por otro lado, se abrieron indiscriminadamente las fronteras a las exportaciones de países que

como Estados Unidos, apoyan con subsidios a sus productores primarios o como China, que

abaratan mano de obra para reducir gastos de producción. El paso del tiempo ha mostrado que

estas acciones han tenido un reflejo instantáneo en la pauperización del campo, pues varios de

los países de la región latinoamericana han dejado de tener soberanía alimentaria, así como en

la quiebra de la mediana y pequeña empresas, que ante la competencia de productos

manufacturados a un menor costo, han perecido. La migración del campo a la ciudad y la

explosión de la migración ilegal hacia los Estados Unidos en las últimas décadas son expresiones

muy claras de esto.

Aunado a ello, la incapacidad de los gobiernos de atraer inversión extranjera productiva capaz de

generar empleos bien remunerados y la ausencia de esquemas fiscales que favorezcan una

recaudación equitativa donde los que más perciben paguen mayores impuestos, han terminado

por cerrar la pinza para explicar la asfixia de las economías internas cuyo mayor indicativo de su

grave salud es la ausencia de empleos dignos para grandes capas de la población. Tan lógica,

exacta y comprobable es esta argumentación, que hasta parecería una ecuación matemática:

una cosa sumada a la otra daría como resultado, indudablemente, el aumento de la pobreza, el

desempleo y, por ende, la proliferación de los vendedores en la calle. De acuerdo a la OIT

(Organización Internacional del Trabajo), el empleo informal está creciendo en gran parte del

mundo en desarrollo, América Latina incluida, donde 47 por ciento de los trabajadores en 2003,

año de la última medición, estaban en el sector informal, contra 43 por ciento en 1990.

Sin embargo, esta explicación sobre el comercio ambulante, basada en elementos de tipo

económico, aunque no equivocada, resulta incompleta para dar cuenta del panorama pues no

toma en cuenta factores de otra índole que hacen del comercio informal uno de los dolores de

cabeza más preocupantes para los gobernantes latinoamericanos. Hasta ahora ninguna

explicación ha puesto énfasis en el hecho de que el aumento de vendedores en las calles y

aceras de las ciudades, además de tener un origen socioeconómico, se ha convertido en una

afrenta para el poder establecido y que en muy poco tiempo ha logrado vincularse con otras

actividades ilícitas. Así, muy pocas explicaciones reparan en que este fenómeno ha creado una

economía paralela, legal o extralegal y que ha logrado mantener vigentes prácticas políticas que

se creían controladas, como la apropiación y ocupación de territorios públicos, el clientelismo y

la corrupción.

Pero para mejor exponer la forma en que el comercio informal se inscribe en una problemática

de gobernabilidad y no hablar ex-nihilo, se tratará aquí el caso de los comerciantes ambulantes

del Centro Histórico de la Ciudad de México.

Page 35: El comercio informal en países de América Latina

El Centro Histórico de la Ciudad de México está ubicado en una demarcación administrativa

llamada delegación Cuauhtémoc, que, como su nombre lo indica, se sitúa en lo que en algún

momento fue el centro de una de las ciudades más grandes del mundo. Además de ser el asiento

físico y simbólico de los poderes ejecutivos federales y locales ya que en ella se encuentra

ubicado tanto el Palacio Nacional como el Palacio del Ayuntamiento Capitalino, esta zona se ha

distinguido históricamente por su dinamismo comercial. Sin embargo, no toda la demarcación

tiene problemas de asentamientos de comerciantes informales; éstos se concentran en 42

manzanas (conjuntos delimitados de calles y edificios habitacionales y comerciales). Así, el

centro crítico de esa actividad lo constituyen casi 900 calles del Centro Histórico, donde los

ambulantes, a cuyo frente se ubican líderes como Alejandra Barrios Richard, los hermanos

Sánchez Rico, Miguel Angel Huerta, Raymundo Pérez López y Magdalena Acuña, principalmente,

se asentaron y fortalecieron. Cabe decir que, de unos años a la fecha, los comerciantes

ambulantes no sólo ocuparon las aceras y las calles; sino que extendieron sus dominios hasta

otros espacios de la ciudad.

Pero ¿qué debemos entender cuando nos referimos al comercio informal o a los comerciantes

ambulantes? En primer lugar debemos decir que ambos términos corresponden a los individuos

que, de alguna u otra forma, trabajan en actividades en la economía informal. Se le denomina de

esta forma al tipo de actividad económica que no cumple con las regulaciones marcadas por las

leyes, es decir, que no está formalmente constituida y por ende, no paga impuestos ni servicios.

Por definición, la economía informal es ilegal, pues de ella forman parte tanto los comerciantes

ambulantes como los fabricantes de productos pirata, los narcotraficantes, los contrabandistas y

los vendedores de armas, entre otros. Sin embargo, la actividad comercial no registrada ante las

autoridades, a la que denominamos “comercio informal”, es más permitida y aceptada por las

propias autoridades.

El comercio informal no se realiza necesariamente en la calle; puede tener lugar en casas-

habitación propias o, dada su naturaleza, puede no tener propiamente un espacio para

realizarse. La mayor parte del comercio informal es el que llevan a cabo los comerciantes

ambulantes, llamados así en tanto que no siempre tienen un lugar fijo para vender sus

mercancías. Los “ambulantes” son los que ofrecen sus mercaderías en las aceras, en la calle, en

las estaciones del tren subterráneo, en mercados, parques, paraderos de autobuses, clínicas,

centros de espectáculos y cruceros de calles, donde se ubican los semáforos. Por eso, cuando se

habla de ambulantes necesariamente se habla de comercio informal y de economía informal.

Dada la naturaleza informal de la actividad económica de los ambulantes, los primeros afectados

por esta actividad ilegal en el Centro Histórico son los comerciantes establecidos, los que sí

pagan impuestos. Desde sus organizaciones gremiales, entre las que se encuentran la

CONCANACO (Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio) se han dedicado, por un lado,

a estudiar el fenómeno y por otro, a denunciar a los organismos gubernamentales implicados en

el problema. En el año 2005, cuando el problema del ambulantaje alcanzaba un punto critico y

ya se contaba con estadísticas para exponerlo, denunciaron que en los dos años anteriores el

comercio ambulante había crecido a ritmo de 9 por ciento anual, muy por encima del dinamismo

Page 36: El comercio informal en países de América Latina

del producto interno bruto (PIB) nacional que en 2004 fue de 4.4 por ciento. Decían también que

los ambulantes conforman 78 por ciento del comercio informal del país y calculaban en 600

millones de pesos mensuales (poco menos de 60 millones USD) las cuotas que pagaban a

autoridades corruptas para su protección.

Asimismo, denunciaban que tanto el ambulantaje, como el contrabando y la piratería seguirían

siendo problemas mientras los vendedores informales representen votos potenciales para

partidos y autoridades. Tasaban en 110 mil millones de pesos ( cerca de 11 billones USD)

pérdidas anuales de los vendedores establecidos y advertían que el comercio en la vía pública de

productos robados, piratas y de contrabando provocaba que, sólo en el Centro Histórico, el fisco

dejara de percibir unos 9 mil 600 millones de pesos (alrededor de 900 millones USD) al año por

el comercio ilegal de productos tales como electrodomésticos, de computación, textiles, calzado,

juguetes, fonogramas, videojuegos, software, vinos y licores, libros, bolsas, artículos escolares,

entre otros que no siempre son de óptima calidad o legales.

Dos años más tarde, en abril de 2007, como parte de una investigación conjunta entre la Cámara

de Comercio de la ciudad de México y el departamento de Ciencias y Humanidades del Instituto

Tecnológico de Monterrey, importante centro universitario privado de México, se dio a conocer

que el fisco mexicano deja de percibir al año alrededor de 4 por ciento del producto interno bruto

(PIB) como resultado de la creciente economía informal, comercio ilegal, contrabando y piratería,

toda vez que en ese mercado se venden alrededor de 480 mil millones de dólares al año de los

cuales alrededor de 8 por ciento serían gravables. Aseguran que hay 19 millones de mexicanos

(poco menos del 20% de la población nacional) que trabajan en la economía informal y que el

comercio ilegal crece a un ritmo de 13.6 por ciento anual mientras que el comercio establecido lo

hace apenas a 9.8 por ciento. Finalmente, advirtieron que el comercio establecido en el Distrito

Federal registra pérdidas por 40 mil millones de pesos anuales debido al ambulantaje y

calcularon en 500 mil los ambulantes en la Ciudad de México, de los cuales 30 mil se instalan en

el Centro Histórico.

Los ambulantes, por su parte, se siguen expandiendo de manera caótica, desordenada y

continua en las calles del Centro de la Ciudad de México, aunque lo cierto es que en los últimos

años se ha documentado la consolidación de un esquema de control por unas cuantas familias y

líderes que sustentan su dominio territorial en millonarios ingresos y en grupos de presión. De

acuerdo al diario mexicano La Jornada, estos grupos se disputan un negocio que, tan sólo en el

primer cuadro del Distrito Federal, el del Centro Histórico, genera ganancias semanales de más

de 10 millones de pesos (casi un millón de dólares), sólo por uso de piso. Así, lo que parece un

caos para el observador común es en realidad una industria altamente organizada. La mayoría

de los vendedores de la capital pagan cuotas diarias a sus líderes, quienes reparten territorios y

mantienen en paz a funcionarios, comerciantes establecidos y competidores.

Un caso que destaca es el de la lidereza Alejandra Barrios, que está al frente de la Asociación

Legítima Cívica Comercial, la cual aglutina al mayor número de comerciantes informales del

Centro, aproximadamente 4 mil, quienes tienen que pagar 50 pesos diarios (poco menos de 5

Page 37: El comercio informal en países de América Latina

USD), en promedio, o bien de 15 a 20 mil pesos (de 1500 a 2 mil USD) para garantizar un

espacio de venta. Con base en informes de dirigentes de esa actividad, sólo en el Centro

Histórico operan 30 mil vendedores informales, de los cerca de 200 mil que existirían en todo el

Distrito Federal, aunque hay otras versiones que consideran que esa cifra podría estar entre los

300 y los 500 mil. Las cifras oficiales del Gobierno del Distrito Federal contrastan con las de los

líderes, pues para ellos hay de 8 a 9 mil ambulantes en el primer cuadro de la ciudad. Cabe decir

que a ese ejército de ambulantes a diario se suman gente desempleada, discapacitados, ex

funcionarios, indígenas, amas de casa, jóvenes o niños, algunos ofreciendo sus productos en

reducidos puestos, otros como charolas (cobradores), aguadores (los que vigilan),

golpeadores, carpeteros (vendedores de piratería), corredores (traficantes de drogas),

prestanombres, y delegados de calle.

De acuerdo a las propias autoridades, las tres principales fuentes de la mercancía que se

distribuye entre los vendedores ambulantes son el contrabando, la mercancía robada, y los

productos derivados del autorrobo a empresas. La primera es una red conocida por todos. A

partir de la media noche y durante la madrugada los camiones o camionetas con mercancía

llegan principalmente a calles de la zona oriente del Centro, atrás de Palacio Nacional. La

segunda consisten en que las propias empresas se autorroben para luego levantar denuncias

penales y así obtener el monto del seguro. Otra red es la que se da por medio de la compra

directa de la mercancía en las aduanas de México. Al parecer, hasta esos puntos de desembarco,

sobre todo la del estado mexicano de Veracruz, se dirigen las unidades de las organizaciones de

ambulantes y ahí buscan la compra de contenedores con mercancía que no es reclamada o bien

que es de contrabando. También está la compra de productos a través de las importadoras, que

como la que creó la Asociación Cívica Comercial, que encabeza Alejandra Barrios, traen

directamente sus mercancías y luego las distribuye en el Centro y en toda la ciudad.

A lo largo de los últimos años, la respuesta de las autoridades ante la proliferación del comercio

ambulante y ante la adquisición de fuerza político-electoral de los dirigentes, ha sido más bien

complaciente. Ni las administraciones del PRI (Partido Revolucionario Institucional, el partido

político que gobernó la capital durante décadas) ni las del PRD (Partido de la Revolución

Democrática, partido político que gobierna la Ciudad de México desde hace ya 11 años,

identificado con la izquierda) han podido atacar de frente al problema debido a la cantidad de

intereses que se esconden tras el entramado del ambulantaje. El último esfuerzo por organizar a

estos trabajadores de la economía informal apostados en las calles del Centro Histórico, lo llevó

a cabo en 2007 el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, quien anunció

que, tras negociar con los líderes de los ambulantes, había conseguido un compromiso para

iniciar el proceso de retiro del comercio informal en esta zona. Apoyado en la existencia de un

bando (normativa local) que emitió la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en 1993, que está

vigente, descartó la necesidad de hacer reformas jurídicas en esta materia.

Sin embargo, la voluntad política no es suficiente. Está muy documentado por la prensa

mexicana que los propios inspectores de vía pública, funcionarios y policías federales y locales

protegen el crecimiento anárquico de esa actividad. Además, siguen siendo constantes los

Page 38: El comercio informal en países de América Latina

testimonios de los dirigentes del comercio informal donde se denuncia a los inspectores que

pasan la charola a diario (cobran cuotas todos los días), a los policías que extorsionan a líderes o

ambulantes así como la venta nocturna de mercancía confiscada que realizan los efectivos de la

Agencia Federal de Investigaciones (AFI) y los ofrecimientos de mercancía de contrabando que

realizan los funcionarios de las Aduanas.

Por su parte, los inspectores de vía pública son juez y parte. Por un lado deben vigilar que no se

expanda el ambulantaje, pero por otro son los que por pagos de 5 a 10 mil pesos, ponen a

nuevos vendedores en tal o cual calle del Centro o de otra zona de la ciudad, y les cobran

directamente su cuota. Asimismo, estos pueden contratar a madrinas, meritorios o familiares,

por medio de los cuales pasan la charola, de 20 a 100 pesos diarios. Se menciona entre los

ambulantes a algunos inspectores que a pesar de ganar oficialmente 3 mil o 4 mil pesos al mes

tienen residencias y automóviles de lujo, lo que ha sido posible gracias a su habilidad para

comprar coordinadores y subdirectores de Vía Pública y garantizar con ello que no sean

removidos de sus zonas. Incluso, a sus superiores llegan a darles hasta 20 mil pesos a la

semana. Se afirma también que esos inspectores llegan, en algunos casos, a gozar también de la

protección del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (SUTGDF), y

cuando estos personajes son sorprendidos recibiendo dinero y los consignan, el sindicato los

apoya, les proporciona abogados, los sacan y regresan a su puesto.

Con relación a los elementos de la AFI, la agencia llamada el FBI mexicano, se tiene

documentado que llegaban a bordo de sus unidades oficiales o de camionetas negras sin placas,

en las que llevaban diversos productos que ofrecían a los ambulantes e incluso mostraban

catálogos de lo que podían entregar. Por lo que hace a las aduanas, los representantes del

comercio en vía pública aseguran que ahí sigue habiendo mucha corrupción, pues funcionarios

de esa área siguen permitiendo el ingreso de mercancía de contrabando que luego inunda las

calles del centro de la capital.

El número de ambulantes es tan preocupante para los orquestadores de la economía nacional

que la Secretaría de Hacienda ha planteado el cobro de un gravamen que hace llamar Impuesto

Contra la Informalidad (ICI), que si bien no frenará el comercio ambulante, por lo menos

intentará ampliar la base de contribuyentes inscrita en el Registro Federal con el fin de obtener

información de lo que está detrás del fenómeno y de las actividades ilícitas que encubre. Se

tiene pensado el ICI recaude 7 mil millones de pesos al año. Cabe decir que ese impuesto aún se

sigue discutiendo

El caso del comercio ambulante en el Centro Histórico de la Ciudad de México es paradigmático

porque nos permite visualizar todos los elementos presentes en este fenómeno. En primer lugar,

nos permite reconstruirlo desde la perspectiva de la gobernabilidad como una afrenta a los

poderes establecidos. Además de la pauperización creciente, el aumento del poder de los líderes

del comercio informal habla de un quebrantamiento de la legitimidad del gobierno como el

auténtico gestor de las demandas de la población. Cuando un gobierno, ya sea local o federal,

está a merced de grupos de presión que indudablemente están fuera de la ley y negocia el

Page 39: El comercio informal en países de América Latina

control de espacios por definición públicos, nos encontramos ante un debilitamiento de las

instituciones que deviene en ingobernabilidad, pues éstas no están cumpliendo la función para la

que fueron creadas. Si bien es cierto que la ley debe ser suficientemente flexible y sensible para

hacer frente a los problemas políticos y sociales, no lo es menos que un gobierno que establece

acuerdos con líderes corruptos y delincuentes y los reconoce como interlocutores en lugar de

organizar el comercio ambulante de acuerdo a la normatividad vigente, está perdiendo

capacidad de acción frente a los actores que no están directamente implicados en el problema.

Este problema de pérdida de legitimidad se agrava cuando el gobierno se convierte en cómplice

de una actividad a todas luces ilegal. Los supuestos de todo pacto social están basados en que el

gobierno respete y haga respetar la ley; en el momento en que los funcionarios mayores y

menores se convierten en un eslabón más de una actividad ilegal como el robo, el contrabando o

la piratería, el pacto social se resquebraja y hace necesario uno nuevo. Cuando los ciudadanos

ya no pueden confiar en sus instituciones porque éstas se han pervertido, el gobierno parecería

no tener razón de existir. No en vano los procesos electorales registran cada vez menos

participación: los gobiernos no están representado ya los intereses de los electores.

El fenómeno del comercio ambulante nos permite ver, además, que se está construyendo una

economía al margen de la economía formal con los riesgos que esto implica. Más allá de los

avisos que nos indican que este tipo de actividad pone en peligro el modelo económico en

general al evadir los impuestos básicos de toda actividad comercial como el impuesto al valor

agregado y el impuesto sobre la renta, lo cierto es que el creciente número de personas

dedicadas al comercio ambulante, aun cuando su actividad no por ilegal esté exenta de reglas,

hablan de la incapacidad de los gobernantes de crear opciones reales de empleo.

Finalmente, otro aspecto preocupante que muestra el aumento desmedido de los ambulantes en

las calles y en otros lugares públicos, es el hecho de que la cultura política de la corrupción y el

clientelismo se hace evidente en su ejercicio. Los líderes de los vendedores ambulantes

reproducen fuera del gobierno y las instituciones, las prácticas que por años caracterizaron al

sistema político mexicano: organización de grupos masivos en torno a lealtades, como se puede

ver en los distintos grupos que controlan las calles del centro histórico, que se pelean entre sí

pero que defienden a sus agremiados; acuerdos cupulares entre los dirigentes de los

ambulantes, que se reflejan en el respeto a los espacios de cada grupo; o el cobro de cuotas

para garantizar la seguridad del ambulante, entre varias más.

En suma, es evidente que ante un gobierno que se deja amenazar por grupos de presión con

fuertes vínculos con la delincuencia; ante un sistema político cuyos participantes, ya sean

gobernantes, legisladores o jueces, que toman parte activa en la cadena delictiva; ante la

imposibilidad de la clase política para analizar el problema de la creación de empleos; y ante una

sociedad pauperizada cuyas alternativas de empleo incluyan la reproducción de viejos

esquemas, hay mucho trabajo político que hacer y muchos problemas para reflexionar

Page 40: El comercio informal en países de América Latina

El comercio informal, una afrenta a los poderes establecidosVendedores ambulantes en el Centro Histórico de la Ciudad de México

Par Yenisey Rodríguez Cabrera

PROGRAMME Légitimité et enracinement du pouvoir

DOSSIER  Poderes paralelos en México y Panamá

Mot-clés : État ; parti politique Contrat social ; Culture politique ; éthique Mexique ; Amérique du Sud

No siempre la organización de las actividades económicas alternativas, propuestas

por actores que están fuera de los círculos del gobierno, resultan experiencias positivas

que abonan a un mejor entendimiento entre actores políticos y sociales. Partiendo del

caso del comercio ambulante en el Centro Histórico de la Ciudad de México, esta ficha

explica la problemática que enfrentan las instituciones y los gobiernos ante la

organización de un modo de vida paralelo que, hasta ahora sólo ha sido estudiado

desde la perspectiva económica. En primer lugar, se hablará muy brevemente de las

características propias del espacio analizado; después se realizará una necesaria

distinción entre los términos “economía informal”, “comercio informal” y

“ambulantaje”, hasta ahora utilizados indistintamente. Asimismo, se expondrá la

opinión y acciones de los actores primarios inmersos en el problema y se hará una

análisis de la situación.

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Las calles de las grandes ciudades latinoamericanas en general y las zonas de mayor confluencia

de gente en particular, evidencian una realidad: la presencia cada vez más numerosa de

personas dedicadas al comercio ambulante. Es un fenómeno que vivimos a diario y que forma

parte de nuestra cotidianeidad en tanto lo asumimos como normal. Aunque, si bien es cierto que

este tipo de comercio no es algo novedoso en nuestras latitudes, no lo es menos el hecho de que

en las últimas décadas ha aumentado considerablemente y, de ser un fenómeno económico-

social, ha pasado a ser un serio asunto de gobernabilidad para los funcionarios de todos los

niveles de gobierno. Sin embargo, dada la relativa novedad de la problemática, no tenemos aún

estudios serios que la aborden, expliquen y/u ofrezcan alternativas ni desde la academia ni

desde los gobiernos.

Page 41: El comercio informal en países de América Latina

La primera respuesta a la reciente proliferación del comercio ambulante es tan lógica que

parecería derivada del sentido común: el aumento del comercio en las calles está relacionada

ineluctablemente con las políticas económicas establecida en los países de América Latina en las

últimas tres décadas. La forma en la cual los gobiernos latinoamericanos hicieron frente a la

crisis del capital mundial de la década de los ochenta incluyó una serie de “ajustes

estructurales” que reconfiguraron la propia estructura del Estado. No solamente disminuyeron

drásticamente los presupuestos para importantes rubros del gasto social como salud y

educación, hecho que ya de por sí hacía vulnerables a millones de personas y les impedía ejercer

derechos básicos plasmados en leyes internacionales; también se privatizaron empresas

estatales que dejaron en el desempleo a miles de trabajadores.

Por otro lado, se abrieron indiscriminadamente las fronteras a las exportaciones de países que

como Estados Unidos, apoyan con subsidios a sus productores primarios o como China, que

abaratan mano de obra para reducir gastos de producción. El paso del tiempo ha mostrado que

estas acciones han tenido un reflejo instantáneo en la pauperización del campo, pues varios de

los países de la región latinoamericana han dejado de tener soberanía alimentaria, así como en

la quiebra de la mediana y pequeña empresas, que ante la competencia de productos

manufacturados a un menor costo, han perecido. La migración del campo a la ciudad y la

explosión de la migración ilegal hacia los Estados Unidos en las últimas décadas son expresiones

muy claras de esto.

Aunado a ello, la incapacidad de los gobiernos de atraer inversión extranjera productiva capaz de

generar empleos bien remunerados y la ausencia de esquemas fiscales que favorezcan una

recaudación equitativa donde los que más perciben paguen mayores impuestos, han terminado

por cerrar la pinza para explicar la asfixia de las economías internas cuyo mayor indicativo de su

grave salud es la ausencia de empleos dignos para grandes capas de la población. Tan lógica,

exacta y comprobable es esta argumentación, que hasta parecería una ecuación matemática:

una cosa sumada a la otra daría como resultado, indudablemente, el aumento de la pobreza, el

desempleo y, por ende, la proliferación de los vendedores en la calle. De acuerdo a la OIT

(Organización Internacional del Trabajo), el empleo informal está creciendo en gran parte del

mundo en desarrollo, América Latina incluida, donde 47 por ciento de los trabajadores en 2003,

año de la última medición, estaban en el sector informal, contra 43 por ciento en 1990.

Sin embargo, esta explicación sobre el comercio ambulante, basada en elementos de tipo

económico, aunque no equivocada, resulta incompleta para dar cuenta del panorama pues no

toma en cuenta factores de otra índole que hacen del comercio informal uno de los dolores de

cabeza más preocupantes para los gobernantes latinoamericanos. Hasta ahora ninguna

explicación ha puesto énfasis en el hecho de que el aumento de vendedores en las calles y

aceras de las ciudades, además de tener un origen socioeconómico, se ha convertido en una

afrenta para el poder establecido y que en muy poco tiempo ha logrado vincularse con otras

actividades ilícitas. Así, muy pocas explicaciones reparan en que este fenómeno ha creado una

economía paralela, legal o extralegal y que ha logrado mantener vigentes prácticas políticas que

Page 42: El comercio informal en países de América Latina

se creían controladas, como la apropiación y ocupación de territorios públicos, el clientelismo y

la corrupción.

Pero para mejor exponer la forma en que el comercio informal se inscribe en una problemática

de gobernabilidad y no hablar ex-nihilo, se tratará aquí el caso de los comerciantes ambulantes

del Centro Histórico de la Ciudad de México.

El Centro Histórico de la Ciudad de México está ubicado en una demarcación administrativa

llamada delegación Cuauhtémoc, que, como su nombre lo indica, se sitúa en lo que en algún

momento fue el centro de una de las ciudades más grandes del mundo. Además de ser el asiento

físico y simbólico de los poderes ejecutivos federales y locales ya que en ella se encuentra

ubicado tanto el Palacio Nacional como el Palacio del Ayuntamiento Capitalino, esta zona se ha

distinguido históricamente por su dinamismo comercial. Sin embargo, no toda la demarcación

tiene problemas de asentamientos de comerciantes informales; éstos se concentran en 42

manzanas (conjuntos delimitados de calles y edificios habitacionales y comerciales). Así, el

centro crítico de esa actividad lo constituyen casi 900 calles del Centro Histórico, donde los

ambulantes, a cuyo frente se ubican líderes como Alejandra Barrios Richard, los hermanos

Sánchez Rico, Miguel Angel Huerta, Raymundo Pérez López y Magdalena Acuña, principalmente,

se asentaron y fortalecieron. Cabe decir que, de unos años a la fecha, los comerciantes

ambulantes no sólo ocuparon las aceras y las calles; sino que extendieron sus dominios hasta

otros espacios de la ciudad.

Pero ¿qué debemos entender cuando nos referimos al comercio informal o a los comerciantes

ambulantes? En primer lugar debemos decir que ambos términos corresponden a los individuos

que, de alguna u otra forma, trabajan en actividades en la economía informal. Se le denomina de

esta forma al tipo de actividad económica que no cumple con las regulaciones marcadas por las

leyes, es decir, que no está formalmente constituida y por ende, no paga impuestos ni servicios.

Por definición, la economía informal es ilegal, pues de ella forman parte tanto los comerciantes

ambulantes como los fabricantes de productos pirata, los narcotraficantes, los contrabandistas y

los vendedores de armas, entre otros. Sin embargo, la actividad comercial no registrada ante las

autoridades, a la que denominamos “comercio informal”, es más permitida y aceptada por las

propias autoridades.

El comercio informal no se realiza necesariamente en la calle; puede tener lugar en casas-

habitación propias o, dada su naturaleza, puede no tener propiamente un espacio para

realizarse. La mayor parte del comercio informal es el que llevan a cabo los comerciantes

ambulantes, llamados así en tanto que no siempre tienen un lugar fijo para vender sus

mercancías. Los “ambulantes” son los que ofrecen sus mercaderías en las aceras, en la calle, en

las estaciones del tren subterráneo, en mercados, parques, paraderos de autobuses, clínicas,

centros de espectáculos y cruceros de calles, donde se ubican los semáforos. Por eso, cuando se

habla de ambulantes necesariamente se habla de comercio informal y de economía informal.

Page 43: El comercio informal en países de América Latina

Dada la naturaleza informal de la actividad económica de los ambulantes, los primeros afectados

por esta actividad ilegal en el Centro Histórico son los comerciantes establecidos, los que sí

pagan impuestos. Desde sus organizaciones gremiales, entre las que se encuentran la

CONCANACO (Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio) se han dedicado, por un lado,

a estudiar el fenómeno y por otro, a denunciar a los organismos gubernamentales implicados en

el problema. En el año 2005, cuando el problema del ambulantaje alcanzaba un punto critico y

ya se contaba con estadísticas para exponerlo, denunciaron que en los dos años anteriores el

comercio ambulante había crecido a ritmo de 9 por ciento anual, muy por encima del dinamismo

del producto interno bruto (PIB) nacional que en 2004 fue de 4.4 por ciento. Decían también que

los ambulantes conforman 78 por ciento del comercio informal del país y calculaban en 600

millones de pesos mensuales (poco menos de 60 millones USD) las cuotas que pagaban a

autoridades corruptas para su protección.

Asimismo, denunciaban que tanto el ambulantaje, como el contrabando y la piratería seguirían

siendo problemas mientras los vendedores informales representen votos potenciales para

partidos y autoridades. Tasaban en 110 mil millones de pesos ( cerca de 11 billones USD)

pérdidas anuales de los vendedores establecidos y advertían que el comercio en la vía pública de

productos robados, piratas y de contrabando provocaba que, sólo en el Centro Histórico, el fisco

dejara de percibir unos 9 mil 600 millones de pesos (alrededor de 900 millones USD) al año por

el comercio ilegal de productos tales como electrodomésticos, de computación, textiles, calzado,

juguetes, fonogramas, videojuegos, software, vinos y licores, libros, bolsas, artículos escolares,

entre otros que no siempre son de óptima calidad o legales.

Dos años más tarde, en abril de 2007, como parte de una investigación conjunta entre la Cámara

de Comercio de la ciudad de México y el departamento de Ciencias y Humanidades del Instituto

Tecnológico de Monterrey, importante centro universitario privado de México, se dio a conocer

que el fisco mexicano deja de percibir al año alrededor de 4 por ciento del producto interno bruto

(PIB) como resultado de la creciente economía informal, comercio ilegal, contrabando y piratería,

toda vez que en ese mercado se venden alrededor de 480 mil millones de dólares al año de los

cuales alrededor de 8 por ciento serían gravables. Aseguran que hay 19 millones de mexicanos

(poco menos del 20% de la población nacional) que trabajan en la economía informal y que el

comercio ilegal crece a un ritmo de 13.6 por ciento anual mientras que el comercio establecido lo

hace apenas a 9.8 por ciento. Finalmente, advirtieron que el comercio establecido en el Distrito

Federal registra pérdidas por 40 mil millones de pesos anuales debido al ambulantaje y

calcularon en 500 mil los ambulantes en la Ciudad de México, de los cuales 30 mil se instalan en

el Centro Histórico.

Los ambulantes, por su parte, se siguen expandiendo de manera caótica, desordenada y

continua en las calles del Centro de la Ciudad de México, aunque lo cierto es que en los últimos

años se ha documentado la consolidación de un esquema de control por unas cuantas familias y

líderes que sustentan su dominio territorial en millonarios ingresos y en grupos de presión. De

acuerdo al diario mexicano La Jornada, estos grupos se disputan un negocio que, tan sólo en el

primer cuadro del Distrito Federal, el del Centro Histórico, genera ganancias semanales de más

Page 44: El comercio informal en países de América Latina

de 10 millones de pesos (casi un millón de dólares), sólo por uso de piso. Así, lo que parece un

caos para el observador común es en realidad una industria altamente organizada. La mayoría

de los vendedores de la capital pagan cuotas diarias a sus líderes, quienes reparten territorios y

mantienen en paz a funcionarios, comerciantes establecidos y competidores.

Un caso que destaca es el de la lidereza Alejandra Barrios, que está al frente de la Asociación

Legítima Cívica Comercial, la cual aglutina al mayor número de comerciantes informales del

Centro, aproximadamente 4 mil, quienes tienen que pagar 50 pesos diarios (poco menos de 5

USD), en promedio, o bien de 15 a 20 mil pesos (de 1500 a 2 mil USD) para garantizar un

espacio de venta. Con base en informes de dirigentes de esa actividad, sólo en el Centro

Histórico operan 30 mil vendedores informales, de los cerca de 200 mil que existirían en todo el

Distrito Federal, aunque hay otras versiones que consideran que esa cifra podría estar entre los

300 y los 500 mil. Las cifras oficiales del Gobierno del Distrito Federal contrastan con las de los

líderes, pues para ellos hay de 8 a 9 mil ambulantes en el primer cuadro de la ciudad. Cabe decir

que a ese ejército de ambulantes a diario se suman gente desempleada, discapacitados, ex

funcionarios, indígenas, amas de casa, jóvenes o niños, algunos ofreciendo sus productos en

reducidos puestos, otros como charolas (cobradores), aguadores (los que vigilan),

golpeadores, carpeteros (vendedores de piratería), corredores (traficantes de drogas),

prestanombres, y delegados de calle.

De acuerdo a las propias autoridades, las tres principales fuentes de la mercancía que se

distribuye entre los vendedores ambulantes son el contrabando, la mercancía robada, y los

productos derivados del autorrobo a empresas. La primera es una red conocida por todos. A

partir de la media noche y durante la madrugada los camiones o camionetas con mercancía

llegan principalmente a calles de la zona oriente del Centro, atrás de Palacio Nacional. La

segunda consisten en que las propias empresas se autorroben para luego levantar denuncias

penales y así obtener el monto del seguro. Otra red es la que se da por medio de la compra

directa de la mercancía en las aduanas de México. Al parecer, hasta esos puntos de desembarco,

sobre todo la del estado mexicano de Veracruz, se dirigen las unidades de las organizaciones de

ambulantes y ahí buscan la compra de contenedores con mercancía que no es reclamada o bien

que es de contrabando. También está la compra de productos a través de las importadoras, que

como la que creó la Asociación Cívica Comercial, que encabeza Alejandra Barrios, traen

directamente sus mercancías y luego las distribuye en el Centro y en toda la ciudad.

A lo largo de los últimos años, la respuesta de las autoridades ante la proliferación del comercio

ambulante y ante la adquisición de fuerza político-electoral de los dirigentes, ha sido más bien

complaciente. Ni las administraciones del PRI (Partido Revolucionario Institucional, el partido

político que gobernó la capital durante décadas) ni las del PRD (Partido de la Revolución

Democrática, partido político que gobierna la Ciudad de México desde hace ya 11 años,

identificado con la izquierda) han podido atacar de frente al problema debido a la cantidad de

intereses que se esconden tras el entramado del ambulantaje. El último esfuerzo por organizar a

estos trabajadores de la economía informal apostados en las calles del Centro Histórico, lo llevó

a cabo en 2007 el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, quien anunció

Page 45: El comercio informal en países de América Latina

que, tras negociar con los líderes de los ambulantes, había conseguido un compromiso para

iniciar el proceso de retiro del comercio informal en esta zona. Apoyado en la existencia de un

bando (normativa local) que emitió la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en 1993, que está

vigente, descartó la necesidad de hacer reformas jurídicas en esta materia.

Sin embargo, la voluntad política no es suficiente. Está muy documentado por la prensa

mexicana que los propios inspectores de vía pública, funcionarios y policías federales y locales

protegen el crecimiento anárquico de esa actividad. Además, siguen siendo constantes los

testimonios de los dirigentes del comercio informal donde se denuncia a los inspectores que

pasan la charola a diario (cobran cuotas todos los días), a los policías que extorsionan a líderes o

ambulantes así como la venta nocturna de mercancía confiscada que realizan los efectivos de la

Agencia Federal de Investigaciones (AFI) y los ofrecimientos de mercancía de contrabando que

realizan los funcionarios de las Aduanas.

Por su parte, los inspectores de vía pública son juez y parte. Por un lado deben vigilar que no se

expanda el ambulantaje, pero por otro son los que por pagos de 5 a 10 mil pesos, ponen a

nuevos vendedores en tal o cual calle del Centro o de otra zona de la ciudad, y les cobran

directamente su cuota. Asimismo, estos pueden contratar a madrinas, meritorios o familiares,

por medio de los cuales pasan la charola, de 20 a 100 pesos diarios. Se menciona entre los

ambulantes a algunos inspectores que a pesar de ganar oficialmente 3 mil o 4 mil pesos al mes

tienen residencias y automóviles de lujo, lo que ha sido posible gracias a su habilidad para

comprar coordinadores y subdirectores de Vía Pública y garantizar con ello que no sean

removidos de sus zonas. Incluso, a sus superiores llegan a darles hasta 20 mil pesos a la

semana. Se afirma también que esos inspectores llegan, en algunos casos, a gozar también de la

protección del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (SUTGDF), y

cuando estos personajes son sorprendidos recibiendo dinero y los consignan, el sindicato los

apoya, les proporciona abogados, los sacan y regresan a su puesto.

Con relación a los elementos de la AFI, la agencia llamada el FBI mexicano, se tiene

documentado que llegaban a bordo de sus unidades oficiales o de camionetas negras sin placas,

en las que llevaban diversos productos que ofrecían a los ambulantes e incluso mostraban

catálogos de lo que podían entregar. Por lo que hace a las aduanas, los representantes del

comercio en vía pública aseguran que ahí sigue habiendo mucha corrupción, pues funcionarios

de esa área siguen permitiendo el ingreso de mercancía de contrabando que luego inunda las

calles del centro de la capital.

El número de ambulantes es tan preocupante para los orquestadores de la economía nacional

que la Secretaría de Hacienda ha planteado el cobro de un gravamen que hace llamar Impuesto

Contra la Informalidad (ICI), que si bien no frenará el comercio ambulante, por lo menos

intentará ampliar la base de contribuyentes inscrita en el Registro Federal con el fin de obtener

información de lo que está detrás del fenómeno y de las actividades ilícitas que encubre. Se

tiene pensado el ICI recaude 7 mil millones de pesos al año. Cabe decir que ese impuesto aún se

sigue discutiendo

Page 46: El comercio informal en países de América Latina

El caso del comercio ambulante en el Centro Histórico de la Ciudad de México es paradigmático

porque nos permite visualizar todos los elementos presentes en este fenómeno. En primer lugar,

nos permite reconstruirlo desde la perspectiva de la gobernabilidad como una afrenta a los

poderes establecidos. Además de la pauperización creciente, el aumento del poder de los líderes

del comercio informal habla de un quebrantamiento de la legitimidad del gobierno como el

auténtico gestor de las demandas de la población. Cuando un gobierno, ya sea local o federal,

está a merced de grupos de presión que indudablemente están fuera de la ley y negocia el

control de espacios por definición públicos, nos encontramos ante un debilitamiento de las

instituciones que deviene en ingobernabilidad, pues éstas no están cumpliendo la función para la

que fueron creadas. Si bien es cierto que la ley debe ser suficientemente flexible y sensible para

hacer frente a los problemas políticos y sociales, no lo es menos que un gobierno que establece

acuerdos con líderes corruptos y delincuentes y los reconoce como interlocutores en lugar de

organizar el comercio ambulante de acuerdo a la normatividad vigente, está perdiendo

capacidad de acción frente a los actores que no están directamente implicados en el problema.

Este problema de pérdida de legitimidad se agrava cuando el gobierno se convierte en cómplice

de una actividad a todas luces ilegal. Los supuestos de todo pacto social están basados en que el

gobierno respete y haga respetar la ley; en el momento en que los funcionarios mayores y

menores se convierten en un eslabón más de una actividad ilegal como el robo, el contrabando o

la piratería, el pacto social se resquebraja y hace necesario uno nuevo. Cuando los ciudadanos

ya no pueden confiar en sus instituciones porque éstas se han pervertido, el gobierno parecería

no tener razón de existir. No en vano los procesos electorales registran cada vez menos

participación: los gobiernos no están representado ya los intereses de los electores.

El fenómeno del comercio ambulante nos permite ver, además, que se está construyendo una

economía al margen de la economía formal con los riesgos que esto implica. Más allá de los

avisos que nos indican que este tipo de actividad pone en peligro el modelo económico en

general al evadir los impuestos básicos de toda actividad comercial como el impuesto al valor

agregado y el impuesto sobre la renta, lo cierto es que el creciente número de personas

dedicadas al comercio ambulante, aun cuando su actividad no por ilegal esté exenta de reglas,

hablan de la incapacidad de los gobernantes de crear opciones reales de empleo.

Finalmente, otro aspecto preocupante que muestra el aumento desmedido de los ambulantes en

las calles y en otros lugares públicos, es el hecho de que la cultura política de la corrupción y el

clientelismo se hace evidente en su ejercicio. Los líderes de los vendedores ambulantes

reproducen fuera del gobierno y las instituciones, las prácticas que por años caracterizaron al

sistema político mexicano: organización de grupos masivos en torno a lealtades, como se puede

ver en los distintos grupos que controlan las calles del centro histórico, que se pelean entre sí

pero que defienden a sus agremiados; acuerdos cupulares entre los dirigentes de los

ambulantes, que se reflejan en el respeto a los espacios de cada grupo; o el cobro de cuotas

para garantizar la seguridad del ambulante, entre varias más.

Page 47: El comercio informal en países de América Latina

En suma, es evidente que ante un gobierno que se deja amenazar por grupos de presión con

fuertes vínculos con la delincuencia; ante un sistema político cuyos participantes, ya sean

gobernantes, legisladores o jueces, que toman parte activa en la cadena delictiva; ante la

imposibilidad de la clase política para analizar el problema de la creación de empleos; y ante una

sociedad pauperizada cuyas alternativas de empleo incluyan la reproducción de viejos

esquemas, hay mucho trabajo político que hacer y muchos problemas para reflexionar.

Las calles de las grandes ciudades latinoamericanas en general y las zonas de mayor confluencia

de gente en particular, evidencian una realidad: la presencia cada vez más numerosa de

personas dedicadas al comercio ambulante. Es un fenómeno que vivimos a diario y que forma

parte de nuestra cotidianeidad en tanto lo asumimos como normal. Aunque, si bien es cierto que

este tipo de comercio no es algo novedoso en nuestras latitudes, no lo es menos el hecho de que

en las últimas décadas ha aumentado considerablemente y, de ser un fenómeno económico-

social, ha pasado a ser un serio asunto de gobernabilidad para los funcionarios de todos los

niveles de gobierno. Sin embargo, dada la relativa novedad de la problemática, no tenemos aún

estudios serios que la aborden, expliquen y/u ofrezcan alternativas ni desde la academia ni

desde los gobiernos.

La primera respuesta a la reciente proliferación del comercio ambulante es tan lógica que

parecería derivada del sentido común: el aumento del comercio en las calles está relacionada

ineluctablemente con las políticas económicas establecida en los países de América Latina en las

últimas tres décadas. La forma en la cual los gobiernos latinoamericanos hicieron frente a la

crisis del capital mundial de la década de los ochenta incluyó una serie de “ajustes

estructurales” que reconfiguraron la propia estructura del Estado. No solamente disminuyeron

drásticamente los presupuestos para importantes rubros del gasto social como salud y

educación, hecho que ya de por sí hacía vulnerables a millones de personas y les impedía ejercer

derechos básicos plasmados en leyes internacionales; también se privatizaron empresas

estatales que dejaron en el desempleo a miles de trabajadores.

Por otro lado, se abrieron indiscriminadamente las fronteras a las exportaciones de países que

como Estados Unidos, apoyan con subsidios a sus productores primarios o como China, que

abaratan mano de obra para reducir gastos de producción. El paso del tiempo ha mostrado que

estas acciones han tenido un reflejo instantáneo en la pauperización del campo, pues varios de

los países de la región latinoamericana han dejado de tener soberanía alimentaria, así como en

la quiebra de la mediana y pequeña empresas, que ante la competencia de productos

manufacturados a un menor costo, han perecido. La migración del campo a la ciudad y la

explosión de la migración ilegal hacia los Estados Unidos en las últimas décadas son expresiones

muy claras de esto.

Aunado a ello, la incapacidad de los gobiernos de atraer inversión extranjera productiva capaz de

generar empleos bien remunerados y la ausencia de esquemas fiscales que favorezcan una

recaudación equitativa donde los que más perciben paguen mayores impuestos, han terminado

por cerrar la pinza para explicar la asfixia de las economías internas cuyo mayor indicativo de su

Page 48: El comercio informal en países de América Latina

grave salud es la ausencia de empleos dignos para grandes capas de la población. Tan lógica,

exacta y comprobable es esta argumentación, que hasta parecería una ecuación matemática:

una cosa sumada a la otra daría como resultado, indudablemente, el aumento de la pobreza, el

desempleo y, por ende, la proliferación de los vendedores en la calle. De acuerdo a la OIT

(Organización Internacional del Trabajo), el empleo informal está creciendo en gran parte del

mundo en desarrollo, América Latina incluida, donde 47 por ciento de los trabajadores en 2003,

año de la última medición, estaban en el sector informal, contra 43 por ciento en 1990.

Sin embargo, esta explicación sobre el comercio ambulante, basada en elementos de tipo

económico, aunque no equivocada, resulta incompleta para dar cuenta del panorama pues no

toma en cuenta factores de otra índole que hacen del comercio informal uno de los dolores de

cabeza más preocupantes para los gobernantes latinoamericanos. Hasta ahora ninguna

explicación ha puesto énfasis en el hecho de que el aumento de vendedores en las calles y

aceras de las ciudades, además de tener un origen socioeconómico, se ha convertido en una

afrenta para el poder establecido y que en muy poco tiempo ha logrado vincularse con otras

actividades ilícitas. Así, muy pocas explicaciones reparan en que este fenómeno ha creado una

economía paralela, legal o extralegal y que ha logrado mantener vigentes prácticas políticas que

se creían controladas, como la apropiación y ocupación de territorios públicos, el clientelismo y

la corrupción.

Pero para mejor exponer la forma en que el comercio informal se inscribe en una problemática

de gobernabilidad y no hablar ex-nihilo, se tratará aquí el caso de los comerciantes ambulantes

del Centro Histórico de la Ciudad de México.

El Centro Histórico de la Ciudad de México está ubicado en una demarcación administrativa

llamada delegación Cuauhtémoc, que, como su nombre lo indica, se sitúa en lo que en algún

momento fue el centro de una de las ciudades más grandes del mundo. Además de ser el asiento

físico y simbólico de los poderes ejecutivos federales y locales ya que en ella se encuentra

ubicado tanto el Palacio Nacional como el Palacio del Ayuntamiento Capitalino, esta zona se ha

distinguido históricamente por su dinamismo comercial. Sin embargo, no toda la demarcación

tiene problemas de asentamientos de comerciantes informales; éstos se concentran en 42

manzanas (conjuntos delimitados de calles y edificios habitacionales y comerciales). Así, el

centro crítico de esa actividad lo constituyen casi 900 calles del Centro Histórico, donde los

ambulantes, a cuyo frente se ubican líderes como Alejandra Barrios Richard, los hermanos

Sánchez Rico, Miguel Angel Huerta, Raymundo Pérez López y Magdalena Acuña, principalmente,

se asentaron y fortalecieron. Cabe decir que, de unos años a la fecha, los comerciantes

ambulantes no sólo ocuparon las aceras y las calles; sino que extendieron sus dominios hasta

otros espacios de la ciudad.

Pero ¿qué debemos entender cuando nos referimos al comercio informal o a los comerciantes

ambulantes? En primer lugar debemos decir que ambos términos corresponden a los individuos

que, de alguna u otra forma, trabajan en actividades en la economía informal. Se le denomina de

esta forma al tipo de actividad económica que no cumple con las regulaciones marcadas por las

Page 49: El comercio informal en países de América Latina

leyes, es decir, que no está formalmente constituida y por ende, no paga impuestos ni servicios.

Por definición, la economía informal es ilegal, pues de ella forman parte tanto los comerciantes

ambulantes como los fabricantes de productos pirata, los narcotraficantes, los contrabandistas y

los vendedores de armas, entre otros. Sin embargo, la actividad comercial no registrada ante las

autoridades, a la que denominamos “comercio informal”, es más permitida y aceptada por las

propias autoridades.

El comercio informal no se realiza necesariamente en la calle; puede tener lugar en casas-

habitación propias o, dada su naturaleza, puede no tener propiamente un espacio para

realizarse. La mayor parte del comercio informal es el que llevan a cabo los comerciantes

ambulantes, llamados así en tanto que no siempre tienen un lugar fijo para vender sus

mercancías. Los “ambulantes” son los que ofrecen sus mercaderías en las aceras, en la calle, en

las estaciones del tren subterráneo, en mercados, parques, paraderos de autobuses, clínicas,

centros de espectáculos y cruceros de calles, donde se ubican los semáforos. Por eso, cuando se

habla de ambulantes necesariamente se habla de comercio informal y de economía informal.

Dada la naturaleza informal de la actividad económica de los ambulantes, los primeros afectados

por esta actividad ilegal en el Centro Histórico son los comerciantes establecidos, los que sí

pagan impuestos. Desde sus organizaciones gremiales, entre las que se encuentran la

CONCANACO (Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio) se han dedicado, por un lado,

a estudiar el fenómeno y por otro, a denunciar a los organismos gubernamentales implicados en

el problema. En el año 2005, cuando el problema del ambulantaje alcanzaba un punto critico y

ya se contaba con estadísticas para exponerlo, denunciaron que en los dos años anteriores el

comercio ambulante había crecido a ritmo de 9 por ciento anual, muy por encima del dinamismo

del producto interno bruto (PIB) nacional que en 2004 fue de 4.4 por ciento. Decían también que

los ambulantes conforman 78 por ciento del comercio informal del país y calculaban en 600

millones de pesos mensuales (poco menos de 60 millones USD) las cuotas que pagaban a

autoridades corruptas para su protección.

Asimismo, denunciaban que tanto el ambulantaje, como el contrabando y la piratería seguirían

siendo problemas mientras los vendedores informales representen votos potenciales para

partidos y autoridades. Tasaban en 110 mil millones de pesos ( cerca de 11 billones USD)

pérdidas anuales de los vendedores establecidos y advertían que el comercio en la vía pública de

productos robados, piratas y de contrabando provocaba que, sólo en el Centro Histórico, el fisco

dejara de percibir unos 9 mil 600 millones de pesos (alrededor de 900 millones USD) al año por

el comercio ilegal de productos tales como electrodomésticos, de computación, textiles, calzado,

juguetes, fonogramas, videojuegos, software, vinos y licores, libros, bolsas, artículos escolares,

entre otros que no siempre son de óptima calidad o legales.

Dos años más tarde, en abril de 2007, como parte de una investigación conjunta entre la Cámara

de Comercio de la ciudad de México y el departamento de Ciencias y Humanidades del Instituto

Tecnológico de Monterrey, importante centro universitario privado de México, se dio a conocer

que el fisco mexicano deja de percibir al año alrededor de 4 por ciento del producto interno bruto

Page 50: El comercio informal en países de América Latina

(PIB) como resultado de la creciente economía informal, comercio ilegal, contrabando y piratería,

toda vez que en ese mercado se venden alrededor de 480 mil millones de dólares al año de los

cuales alrededor de 8 por ciento serían gravables. Aseguran que hay 19 millones de mexicanos

(poco menos del 20% de la población nacional) que trabajan en la economía informal y que el

comercio ilegal crece a un ritmo de 13.6 por ciento anual mientras que el comercio establecido lo

hace apenas a 9.8 por ciento. Finalmente, advirtieron que el comercio establecido en el Distrito

Federal registra pérdidas por 40 mil millones de pesos anuales debido al ambulantaje y

calcularon en 500 mil los ambulantes en la Ciudad de México, de los cuales 30 mil se instalan en

el Centro Histórico.

Los ambulantes, por su parte, se siguen expandiendo de manera caótica, desordenada y

continua en las calles del Centro de la Ciudad de México, aunque lo cierto es que en los últimos

años se ha documentado la consolidación de un esquema de control por unas cuantas familias y

líderes que sustentan su dominio territorial en millonarios ingresos y en grupos de presión. De

acuerdo al diario mexicano La Jornada, estos grupos se disputan un negocio que, tan sólo en el

primer cuadro del Distrito Federal, el del Centro Histórico, genera ganancias semanales de más

de 10 millones de pesos (casi un millón de dólares), sólo por uso de piso. Así, lo que parece un

caos para el observador común es en realidad una industria altamente organizada. La mayoría

de los vendedores de la capital pagan cuotas diarias a sus líderes, quienes reparten territorios y

mantienen en paz a funcionarios, comerciantes establecidos y competidores.

Un caso que destaca es el de la lidereza Alejandra Barrios, que está al frente de la Asociación

Legítima Cívica Comercial, la cual aglutina al mayor número de comerciantes informales del

Centro, aproximadamente 4 mil, quienes tienen que pagar 50 pesos diarios (poco menos de 5

USD), en promedio, o bien de 15 a 20 mil pesos (de 1500 a 2 mil USD) para garantizar un

espacio de venta. Con base en informes de dirigentes de esa actividad, sólo en el Centro

Histórico operan 30 mil vendedores informales, de los cerca de 200 mil que existirían en todo el

Distrito Federal, aunque hay otras versiones que consideran que esa cifra podría estar entre los

300 y los 500 mil. Las cifras oficiales del Gobierno del Distrito Federal contrastan con las de los

líderes, pues para ellos hay de 8 a 9 mil ambulantes en el primer cuadro de la ciudad. Cabe decir

que a ese ejército de ambulantes a diario se suman gente desempleada, discapacitados, ex

funcionarios, indígenas, amas de casa, jóvenes o niños, algunos ofreciendo sus productos en

reducidos puestos, otros como charolas (cobradores), aguadores (los que vigilan),

golpeadores, carpeteros (vendedores de piratería), corredores (traficantes de drogas),

prestanombres, y delegados de calle.

De acuerdo a las propias autoridades, las tres principales fuentes de la mercancía que se

distribuye entre los vendedores ambulantes son el contrabando, la mercancía robada, y los

productos derivados del autorrobo a empresas. La primera es una red conocida por todos. A

partir de la media noche y durante la madrugada los camiones o camionetas con mercancía

llegan principalmente a calles de la zona oriente del Centro, atrás de Palacio Nacional. La

segunda consisten en que las propias empresas se autorroben para luego levantar denuncias

penales y así obtener el monto del seguro. Otra red es la que se da por medio de la compra

Page 51: El comercio informal en países de América Latina

directa de la mercancía en las aduanas de México. Al parecer, hasta esos puntos de desembarco,

sobre todo la del estado mexicano de Veracruz, se dirigen las unidades de las organizaciones de

ambulantes y ahí buscan la compra de contenedores con mercancía que no es reclamada o bien

que es de contrabando. También está la compra de productos a través de las importadoras, que

como la que creó la Asociación Cívica Comercial, que encabeza Alejandra Barrios, traen

directamente sus mercancías y luego las distribuye en el Centro y en toda la ciudad.

A lo largo de los últimos años, la respuesta de las autoridades ante la proliferación del comercio

ambulante y ante la adquisición de fuerza político-electoral de los dirigentes, ha sido más bien

complaciente. Ni las administraciones del PRI (Partido Revolucionario Institucional, el partido

político que gobernó la capital durante décadas) ni las del PRD (Partido de la Revolución

Democrática, partido político que gobierna la Ciudad de México desde hace ya 11 años,

identificado con la izquierda) han podido atacar de frente al problema debido a la cantidad de

intereses que se esconden tras el entramado del ambulantaje. El último esfuerzo por organizar a

estos trabajadores de la economía informal apostados en las calles del Centro Histórico, lo llevó

a cabo en 2007 el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, quien anunció

que, tras negociar con los líderes de los ambulantes, había conseguido un compromiso para

iniciar el proceso de retiro del comercio informal en esta zona. Apoyado en la existencia de un

bando (normativa local) que emitió la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en 1993, que está

vigente, descartó la necesidad de hacer reformas jurídicas en esta materia.

Sin embargo, la voluntad política no es suficiente. Está muy documentado por la prensa

mexicana que los propios inspectores de vía pública, funcionarios y policías federales y locales

protegen el crecimiento anárquico de esa actividad. Además, siguen siendo constantes los

testimonios de los dirigentes del comercio informal donde se denuncia a los inspectores que

pasan la charola a diario (cobran cuotas todos los días), a los policías que extorsionan a líderes o

ambulantes así como la venta nocturna de mercancía confiscada que realizan los efectivos de la

Agencia Federal de Investigaciones (AFI) y los ofrecimientos de mercancía de contrabando que

realizan los funcionarios de las Aduanas.

Por su parte, los inspectores de vía pública son juez y parte. Por un lado deben vigilar que no se

expanda el ambulantaje, pero por otro son los que por pagos de 5 a 10 mil pesos, ponen a

nuevos vendedores en tal o cual calle del Centro o de otra zona de la ciudad, y les cobran

directamente su cuota. Asimismo, estos pueden contratar a madrinas, meritorios o familiares,

por medio de los cuales pasan la charola, de 20 a 100 pesos diarios. Se menciona entre los

ambulantes a algunos inspectores que a pesar de ganar oficialmente 3 mil o 4 mil pesos al mes

tienen residencias y automóviles de lujo, lo que ha sido posible gracias a su habilidad para

comprar coordinadores y subdirectores de Vía Pública y garantizar con ello que no sean

removidos de sus zonas. Incluso, a sus superiores llegan a darles hasta 20 mil pesos a la

semana. Se afirma también que esos inspectores llegan, en algunos casos, a gozar también de la

protección del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (SUTGDF), y

cuando estos personajes son sorprendidos recibiendo dinero y los consignan, el sindicato los

apoya, les proporciona abogados, los sacan y regresan a su puesto.

Page 52: El comercio informal en países de América Latina

Con relación a los elementos de la AFI, la agencia llamada el FBI mexicano, se tiene

documentado que llegaban a bordo de sus unidades oficiales o de camionetas negras sin placas,

en las que llevaban diversos productos que ofrecían a los ambulantes e incluso mostraban

catálogos de lo que podían entregar. Por lo que hace a las aduanas, los representantes del

comercio en vía pública aseguran que ahí sigue habiendo mucha corrupción, pues funcionarios

de esa área siguen permitiendo el ingreso de mercancía de contrabando que luego inunda las

calles del centro de la capital.

El número de ambulantes es tan preocupante para los orquestadores de la economía nacional

que la Secretaría de Hacienda ha planteado el cobro de un gravamen que hace llamar Impuesto

Contra la Informalidad (ICI), que si bien no frenará el comercio ambulante, por lo menos

intentará ampliar la base de contribuyentes inscrita en el Registro Federal con el fin de obtener

información de lo que está detrás del fenómeno y de las actividades ilícitas que encubre. Se

tiene pensado el ICI recaude 7 mil millones de pesos al año. Cabe decir que ese impuesto aún se

sigue discutiendo

El caso del comercio ambulante en el Centro Histórico de la Ciudad de México es paradigmático

porque nos permite visualizar todos los elementos presentes en este fenómeno. En primer lugar,

nos permite reconstruirlo desde la perspectiva de la gobernabilidad como una afrenta a los

poderes establecidos. Además de la pauperización creciente, el aumento del poder de los líderes

del comercio informal habla de un quebrantamiento de la legitimidad del gobierno como el

auténtico gestor de las demandas de la población. Cuando un gobierno, ya sea local o federal,

está a merced de grupos de presión que indudablemente están fuera de la ley y negocia el

control de espacios por definición públicos, nos encontramos ante un debilitamiento de las

instituciones que deviene en ingobernabilidad, pues éstas no están cumpliendo la función para la

que fueron creadas. Si bien es cierto que la ley debe ser suficientemente flexible y sensible para

hacer frente a los problemas políticos y sociales, no lo es menos que un gobierno que establece

acuerdos con líderes corruptos y delincuentes y los reconoce como interlocutores en lugar de

organizar el comercio ambulante de acuerdo a la normatividad vigente, está perdiendo

capacidad de acción frente a los actores que no están directamente implicados en el problema.

Este problema de pérdida de legitimidad se agrava cuando el gobierno se convierte en cómplice

de una actividad a todas luces ilegal. Los supuestos de todo pacto social están basados en que el

gobierno respete y haga respetar la ley; en el momento en que los funcionarios mayores y

menores se convierten en un eslabón más de una actividad ilegal como el robo, el contrabando o

la piratería, el pacto social se resquebraja y hace necesario uno nuevo. Cuando los ciudadanos

ya no pueden confiar en sus instituciones porque éstas se han pervertido, el gobierno parecería

no tener razón de existir. No en vano los procesos electorales registran cada vez menos

participación: los gobiernos no están representado ya los intereses de los electores.

El fenómeno del comercio ambulante nos permite ver, además, que se está construyendo una

economía al margen de la economía formal con los riesgos que esto implica. Más allá de los

avisos que nos indican que este tipo de actividad pone en peligro el modelo económico en

Page 53: El comercio informal en países de América Latina

general al evadir los impuestos básicos de toda actividad comercial como el impuesto al valor

agregado y el impuesto sobre la renta, lo cierto es que el creciente número de personas

dedicadas al comercio ambulante, aun cuando su actividad no por ilegal esté exenta de reglas,

hablan de la incapacidad de los gobernantes de crear opciones reales de empleo.

Finalmente, otro aspecto preocupante que muestra el aumento desmedido de los ambulantes en

las calles y en otros lugares públicos, es el hecho de que la cultura política de la corrupción y el

clientelismo se hace evidente en su ejercicio. Los líderes de los vendedores ambulantes

reproducen fuera del gobierno y las instituciones, las prácticas que por años caracterizaron al

sistema político mexicano: organización de grupos masivos en torno a lealtades, como se puede

ver en los distintos grupos que controlan las calles del centro histórico, que se pelean entre sí

pero que defienden a sus agremiados; acuerdos cupulares entre los dirigentes de los

ambulantes, que se reflejan en el respeto a los espacios de cada grupo; o el cobro de cuotas

para garantizar la seguridad del ambulante, entre varias más.

En suma, es evidente que ante un gobierno que se deja amenazar por grupos de presión con

fuertes vínculos con la delincuencia; ante un sistema político cuyos participantes, ya sean

gobernantes, legisladores o jueces, que toman parte activa en la cadena delictiva; ante la

imposibilidad de la clase política para analizar el problema de la creación de empleos; y ante una

sociedad pauperizada cuyas alternativas de empleo incluyan la reproducción de viejos

esquemas, hay mucho trabajo político que hacer y muchos problemas para reflexionar