el corral de la infancia

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Los domicilios de la literatura

1990 Coqucna Grupo Editor Libros del Quirquincho Sarmiento 1562, 3 C, Buenos Aires Primera Edicion Hecho el deposito que establece la ley 11.723. Libra de edicion argentina Printed in Argentina LS.B.N.950-737-006-4Q

En El corral de la infancia se han reunido diversos trabajos teoricos de Graciela Montes dados a conocer anteriormente, algunos de ellos, en conferencias e intervenciones especiales durante Jornadas, Congresos y Seminarios inscriptos en el campo de la Literatura Infantil, ocurridos en nuestro pafs yen el exterior. cA que se de be que Apuntes se interesara por esta faena de reflexion teorica de Graciela Montes? ~Acaso porque la seduccion por develar el temperamento lector de la escritorasu peculiar 'modo de leer' a los otros ya su contexto culturalfue imperativa? Implacables, las preguntas surgfan y asaltaban ante la decision tomada para su ingreso dentro de la coleccion. Porque, por otro lado, nos planteamos si 10perturbador no pasaba por mostrar, exhibir, iluminar una especie de careo entre la-que-escribe/ la materia con la que se enfrenta (el lenguaje y la realidad)j la-que-lee-a-los-otros (incluyen~o 1o propio). 2,Lo verdaderamente inquietante, a la postre, no serfa peregrinar desde su perspectiva por los probables domIcJlios de 10 literario llamados posiblemente fantasfa, absurdo, locura, industria, vedettismo y corral? Segun Apuntes, los cinco trabajos se convirtieron, sin mas vueltas, en textos sin atajos. Por una parte porque con un espacio teorico todavfa debil, 0 vacilantemente discriminado, la Literatura Infantil necesita de quienes formulen y reescriban una vision mas organica del universo libresco destinado

a los chicos, menos complaciente con las modas 0 las escuelas literarias de turno mas esclarecida con respecto a 10 que se entiende por nino por infancia tanto como dellenguaje y la sociedad que los soporta. Asf, conjeturamos que EI corral de la infancia incorpora una problematica marcando definidos pasos al trfo autor/ texto/ receptor. Y sumamos que nunca es sencillo y sin riesgo confesar las presiones con las que una editorial tiraniza asu man era a un escritor para chicos, ni develar hasta que impunidad llegan los ultrajes de una lengua de la que ningun chico/lector/oyente se hace cargo. Por otra parte, temimos que estos trabajos se desperdigaran -en el sentido de perdida de su textualidad y desmadredado el m~o original de presentacion de los mismos. Aquf en Apuntes estaran enteros y disponibles en una ,m?s franc.a autonomfa de usufructo para el receptor. Por ultlmo, ablertamente se realiza esta maniobra editorial para dar una fiera estocada de muerte a la fotocopiadora. Tres de los textos incluidos ofrecen un cabal retrato de las obsesiones que habitan en Graciela Montes: la perdida progreslva del vfnculo entre las palabras y las cosas qu~ re~ulta de la imposicion del lenguaje oficial sobre ellengua}e sl/~~stre, las razones y las destrezas con que se fue construyendo el corral de la infancia", para mantenera raya al "monstruo" de la realidad yal "monstruo" no menos temible de la fantasfa, y la necesidad de regresar ala materialidad del texto, unica zona real de encuentro entre ellector y la escritura. En cuantoa los restantes "Carroll 0 el corral de la locura" explora minuciosa y deleitosamente a una de las figuras mas agudas y mas contradictorias -y por eso mas reveladorasde la urdimbre secreta de la literatura infanti!. Y el artfculo "Elige tu propia aventura 0 ~quien es el responsable?" se ocupa de poner en evidencia algunos efectos 0cultos de los mecanismos de la accion incesante, opcion permanente y "protagonismo" lector que susten tan los relatos de finales multiples, autenticosbestsellers de nuestro tiemp~. En "Juguetes y juego" (1928) Walter Benjamfn cons/dera que "el juguete no es imitacion de los Miles del adulto, es

y

enfrentamiento, no tanto del nino con el adulto sino mas bien al reves. ~Quien da al nino los juguetes si no los adultos?"* EI virtual ascenso de la fetichizacion cultural-yen la que nosotros podemos trocar juguete por libro- por la que el adulto perdura en la generacion siguiente educandola a su medida, es el que estos textos sin atajos pretenden cuestionar y punzar para que ningun lector -grande y chico- "pise el palito" segun la advertencia de Montes. Marfa Adelia Dfaz Ronner Buenos Aires, abril de 1990

Walter Benjamin, Escritos (La Literatura infantil, los nifios y los j6venes) Buenos Aires, Nueva Vision, 1989. (Col. Diagonal).

Realidad

y fantasia o como se construye

el corral

de la infancia

*

Graciela Montes es escritora y editora de libros para ninos. A pesar de su titulo de Profesora en Lenguas y Uteraturas Modernas no ha ejercido sino esporadicamente la docencia. Se interes? en l~ ling?,istica y durante algunos anos colabor6 activamente en proyectos baJo la dlrecClon de Ana Maria Barrenechea y Beatriz Lavandera. Coincidentemente con su incorporaci6n al Centro Editor de America Latina (1975) comenz6 a dedicarse de lleno a la escritura y luego a la edici6n de libros infantiles. Ha publicado mas de setenta titulos entre libros de ficci6n y de d.ivulgaci~n. Entre otros, Nicolodo viaja al Pais de la Cocina; Amadeo (Premlo Lazanllo 1980); Histaria de un amar exagerada; Dona Clementina Queridita, la Achicadora; Y el Arbol sigui6 crecienda (Usta de Honor Premi~ Andersen 1990);

Tengo un monstruo en el bolsillo; Betina la maquin9 del.tlempo; E! Club de los Perfectos; La familia Delasoga, La verdadera hlstona del Raton Feroz, Mas chiquita que una arveja, mas grande que una ballena.Simultaneamente ha desarrollado tareas de direcci6n editorial en el Centro Editor de America Latina, en editorial La Encina, en Kapelusz y, mas recientemente en Libros del Quirquincho, editorial de la que es cofuncladora. Tambien forrn6'parte del grupo fundador de AUJA, la Asociaci6n de Uteratura Infantil y Juvenil de la Argentina. Tiene un agudo interes por reflexionar acerca de 105 vinculos sociales y culturales que se establecen entre 105 ninos y 105 adultos. Ha publicado breves ensayos acerca de los principales clasicos de la literatura infantil y present ado trabajos sobre su.:especialidad en diversos seminarios y congresos. Algunos de esos textos han qtledado reunidos en este libro.

La querella entre los defensores de la "realidad" y los defensores de la "fantasia" es una vieja presencia en las reflexiones de los pedagogos acerca del nino y de 10 que Ie conviene al nino. SegLln el parecer de muchos, una de las cosas que menos les convendrla a los ninos serja precisamente la fantasia. Ogros, hadas, brujas, varitas magicas, seres poderosos, amuletos milagrosos, ani males que hablan, objetos que razonan, excesos de todo tipo deberian segun ellos ser desterrados sin mas contemplaciones de los cuentos. EI ataque se hace en nombre de la verdad, de la fidelidad a 10 real, de 10 razonable. Ya Rousseau hal]ia determinado que poco y nada habria de intervenir la literatura en la esmeradlsima educaci6n de su Emilio, y muchisimo menos los cuentos de hadas, lisa y llanamente mentirosos. Y despues de el innumerables voces se levantaron contra la fantasia. 1 A esta condena tradicional se agregara luego otra, forfQulada a la luz de la psicologia positivista. "Con 105 cuentos truculen. Este capitulo ha sido elaborado en parte sobre la base del articulo "Realidad y fantasia en la literatura infantil", que publique en Nudos en la cultura argentina (Ai'io 7, NQ 13, 1984), y en parte sobre la conferencia que pronuncie en el n Festival Latinoamericano de Arte y Cultura, en la Universidad de Brasilia, en agosto de 1989. 1 Los pedagogos del siglo XVIII, como la famosa Madame de Genlis, como Madame Leprince de Beaumont-autora del Almacen de los ninos a di6/ogos de una prudente institutriz can sus distinguidos a/umnos--, como Berquin, como Weisse, como Trimmer, la condenaran por falsa, por supersticiosa y tambien par ajena alas conveniencias 50ciales.

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tos, sanguinarios y feroces que leyeron lo~ninos hasta ayer, es 16gico que aumentara la criminalidad en hemp?: de guerra y en tiempos de paz" , asi decia el M~~saje del C~mlte Cultural p:rgen~ tinoque sirvi6 como pr610go at hbro de Dano Gu:vara: PSlcope dagogfa del cuento infantil, un c1asico de los ?I10S cmcuenta. Y, para no quedarnos en los cin~u~~ta, ~n 19~~,durante la dictadura militar, un decreto que prohlblO la clrculaclOn .de La T 0rre de cubos de Laura Devetach, hablaba en sus conslderandos de exceso de lmaginaci6n -"ilimitada fantasia" dice- como una causa principal para desaconsejarlo.2~ C180 que vale 121 pena reproducir el Bolotin N 142 de julio de 1979 por eI cual Mlnislcrio de la Provincia de Santa Fe prohibit> eilisode La ton'e c1ecubos en las \~Snwli.ls. no adecuados al hecho estetico, ilimitada fantasia, carencia de estimulos espirituales y trascendentes; , Que algunos de los cuentos-narraClOnes incluidos en el mencionado libro, atentan directamente al hecho formativo que debe presidir todo intento de comunicacibn, centrando su tematica en los aspectos sociales como critica a la organizaci6n del trabajo, la propiedad privada y al prin,cipio de autoridad enfrentando grupos soclales, raciales 0 econbmicos con base completamente materialista, como tambien cuestionando la vida familiar, distorsas y giros de mal gusto, la cual en vez de ayudar a construir, lleva a la destruccibn de los valores tradicionales de nuestra cultura; Que es deber del Ministerio de Educacibn y Cultura, en sus actos y de~isiones, velar por 10 proteccibn y f?rmaC10n de una clara conciencia del mno; Que ello implica prevenir sobre el uso, .como medio de formacibn, de cualq\l1er mstrumento que atente contra el fin y obje.tivos de la Educacibn Argentina, como aS1Smi;rno velar por los bienes de transmision de la Cultura Nacional; Por todo elloEI. MINlsmo RESUI'I.VE: DE EDUCACION y CULTURII

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N,v/;1.

PrilMAlilo

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I'ro/ilb/c:lun de una obra 11 PI'OVllHla de Santa Fe ha dado a c~noCl~r I" 1{,'s(}lucion NQ 480 con fecha 23-5-

'1').I3l1cnos Aires, 23 de mayo de 1979.VJSTO:

Olle se halla en circulacion la obra "La T'orre de Cubos" de la autora Laura Devetoch destinada a los ninos, cuya Iectura resulta objetable; yCONSIDI'I{IINDO:

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Que toda obra Iileraria paw ninos dcbc reunir las condiciones basicas del estilo; Que en ello esta comprometida no solo la si~1ti)xis sino funcli)mentalmentc la rcspues!a ilbs verdadcros requerimientos de Ii) infancia; Que cslos requerimicntos reclarmm respdo por un mundo de imagenes, sensaciones, fantasia, recreacibn, vivencias; Que inserto en el texto debe estar comp~,mdido el mensajc que satisfaga dicho mundo; . Que del analisis de la obrCl "La Torre de Cubos", se desprenden graves falencias tales como simbologia confusa, cuesttonamientos ideol~3icos-socii)les, objeiivos

1) Prohibir el uso de la obra "La Torre de Cubos" de Laura Devetach en todos los establccimientos educacionales dependientes de este Ministerio. 2) De formo.

En fin, la fantasia es peligrosa, la fantasia esta bajo sospecha: en eso parecen coincidir todos. Y podriamos agregar: la fantasia es peligrosa porque esta fuera de control, nunca se sabe bien ad6nde Ileva. Pero lde que se acusa en realidad ala literatura infant]1cuando se la acusa de fantasia? lPor que tanta pasi6n en la condena? lEn nombre de que valores se lanza el ataque? lQue es 10que se quiere proteger con ese gesto? Estoy convencida de que, en esta aparente oposici6n entre realidad y fantasia, se esconden ciertos mecanismos ideol6gicos de revelaci6n/ocultamiento que les sirven a los adultos para domesticar y so meter (para colonizar) a los chicos. Para echar un poco de luz sobre la cuesti6n, es indispensable que antes tratemos de entender que es esa especie de bicho raro, la Iiteratura infantil, un campo aparentemente inocente y marginal donde, sin embargo, se libran algunos de los combates mas duros y mas reveladores de nuestra cultura. Para empezar, si la literatura infantil merece el nombre que tiene, si es Iiteratura, entonces es un universo de palabras con reglas de juego propias, un universo de palabras que no nombra al universo de los referentes del mismo modo como cada una de las palabras que 10forman 10nombraria en otro tipo de discurso, un universo de palabras que sobre todo se nombra a si mismo y alude, simb6licamente, a todo 10 demas. Por dar un ejemplo burdo: nadie corre a buscar un balde de agua cuando lee el relato de un incendio. Sabe que el fuego esta al servicio del cuento. Sin embargo, y aunque muchos pUdan pensar que esto es evidente, el Mensaje de los pedagogos que cite antes, pOl' ejemplo, '0 el Decreto de 1978 imaginan una relaci6n tan directa y tan ingenua entre las palabras y las cosas que recuerdan al que busca el balde para apagar el incendio del cuento. Si, se defenderian los que corrieron a buscar agua, sera literatura, pero es literatura infanti!, y esa palabrita basta para que todo se trastorne, para que entren a terciar otras fuerzas, para que cambien las reglas deljuego. Porque 10infantil pesa, pesa mucho y, para algunos, mucho mas que la literatura.3

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Y claro, piensa uno, no puede menos que pesar: una literatura fundada en una situaei6n comunicativa tan despareja -121 discurso que un adulto Ie dirige a un nino, 10que alguien que "ya crecio" y "sabe mas" Iediee a alguien que "esta creciendo" y "sabe menos" - no puede dejar de ser sensible a ese desnivel. Es una disparidad que tiene que dejar huellas. Pero Geualesson las huelias que deja? ;"Y quien es 121ue deja marcas, 121ino al que 121 q n texto busca como lector, 0 mas bien 121dulto en el que se origin6 121 a mensaje? En realidad, basta seguir mirando para darse cuenta de que todo 10que los grandes haeemos en torno de la literatura infantil (no solo cuando la escribimos, sino tambien euando la editamos, la recomendamos, la compramos ... 0 la soslayamos) tiene que ver no tanto con los chieos como con la idea que nosotros --Ios grandes- tenemos de los chicos, con nuestra imagen ideal de la infancia. Y ahi Ilegamos al ojo de la tormenta. La relaci6n entre los grandes y los chicos no es una eampifla serena sino mas bien una regi6n dificiIy escarpada, de a ratos oscura, donde sop Ian vientos y tensiones, un nudo complejo y central a nuestra cultura toda, que de ning0n modo podria pretender yo despejar en uhas poeas palabras. Me limito a senalar que nuestra sociedad no ha confrontado todavia, serenamente, como 121 tema merece, su imagen oficialde la infancia con las relaciones objetivas que se les proponen a los ehieos, porque una cosa es declamar la infancia y otra muy distinta tratar con chicos. S610cuando franqueemos nuestra relaci6n con los chicos podremos franquearnos con su Iiteratura. Hoy apenas estamos aprendiendo a cuestionar algunas de las muchas hipocresias con que ocultamos nuestra relacion con la infancia. Al menos, 10infantil es flOYproblematico. Pero Gquees 10infantil?3

Con respecto a este tema, de central importancia y que mereceria ser explorado en serio, es interesante la polemica que se desencaden6 en Francia entre Ruy-Vidal, un editor de vanguardia de libros para nh'\os, y la psicoanalista Franyoise Dolto. Algunos textos rouy ricas en significaci6n de sus acusaciones mutuas pueden leerse en Marc Soriano, Guide de litterature pour la jeunesse, Paris, Rammarion, 1975.

Hoy todo 121 undo habla de la infancia. Sabemos sin emm bargo, que durante muchisimos anos Jacultura occidental se desente~d16de los C~icos(talvez, sugieren los historiadores, porque los ChlCOSe monan como moscas y no valia la pena 121sfuerzo s e de detener.la mirada en ellos), y que tardiamente, en 121iglo XVlII s muy especmlmente, se empez6 a hablar de infancia. . Hasta entonces habria sido ins6lito que a un escritor se Ie hubJese ocurrido escribir para Ios chieos. Los chicos recibian en forma indiscriminada, los mensajes que se cruzaban entre' los ~randes (entre esos mensajes estaban esos cuentos "sanguinar~?s, trucuIentos y feroces", de Ios que hablaba nuestra cita, poslOlement: mucho mas sanguinarios, truculentos y feroces de 10 que Ileganan a ser Iuego, cuando se convirtieran en tradicionalmente infantiIes). Es de imaginar que esos mensajes que se cruz~ban entre aduIt~s eran en parte incomprensibles y en parte apaslonantes, como sJempre es para los chicos todo 10que pertenece aI mundo de los grandes. .fJay que ~dmitir que, si bien los grandes tardaron en "descubnr a los ChICOS, cuanto 10hicieron no cesaron de intereen s~;se en ellos, y de la indiscriminaci6n se pas6 a una especializacl~n cad~ vez rr:ayor: una habitaci6n para los chicos (la nursery), Iamdustna ?el Jugu~te, 121 jardin de infantes, muebIes diminutos, ropa apropla.da, Ia 1Jteraturadeliberada, en fin, "10infantil". Con 121 tJempo se fue sabiendo mas y mas acerea de los chieos: su, evoluci6n, sus etapas, sus neeesidades, $U psieologia... Fue la epoca de oro de los pedagogos. . .Casi todos ellos compartian la opini6n generalizada de que, slla !Jte~aturaera infantiI, tenia que adaptarse -como la ro~a, como !os juguetes, como 121 obiIiario- a los parametros ya estam blecldos. A esa epoca perteneci6 la condena, primero por mentirosos y por supersticiosos, despues por erueles y por inmorales de los cuent?s tradicionales, de los euentos de hadas, ogros y bruJas. La fantasIa de esos cuentos no era controlable y debia ser desterrada del mundo infanti!. . ~os ogros, las brujas y las hadas europeos pasaron a la clandestmldad, pero sobrevivieron a pesar de todo: se refugiaron en

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i_las c1ases populares, de donde habian salido, yen las ediciones de mala calidad y sin pie de imprenta que se vendian por pocos centavos en los mercados. En America, otro coto de colonizacion tan interesante como la infancia, simult2meamente, la vigorosa imagineria indigena -en la que no habia el menor asomo de especializacion infantilera arrinconada doblemente, por insensata, por desatada, y por americana, y solo sobrevivia en algunos bolsones, muchas veces rnezc1ada con la imagineria popular europea que traian los colonizadores. Entretanto, la sensatez y el control avanzaban. Era la epo(;. ~{usLa lbmar "de corral": dentro de la infancia(la "dorada inl"i1m:ia" solia llarnarse al corral), todo; fuera de la infancia, nada. I\lniflo, sorneticlo y protegido a la vez, se 10llamaba "cristal pum" y "ros;) itnnaccllada" y se consideraba que el deber del adulIn eril (l 1