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El Iusnaturalismo Racionalista de Kant: Dios y Libertad Juan Pablo Ciudad P. Estudiante de Derecho, Universidad de Chile. 1

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Page 1: El Iusnaturalismo Racionalista de Kant

El Iusnaturalismo

Racionalista de Kant: Dios y

Libertad

Juan Pablo Ciudad P.

Estudiante de Derecho,

Universidad de Chile.

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Page 2: El Iusnaturalismo Racionalista de Kant

Índice

Citas guías del autor (Inmanuel Kant)………………………………………………

3

Introducción epistemológica de

Kant….................................................................5

Desarrollo del

Problema.........................................................................................7

Conclusión..................................................................................................

...........13

Bibliografía.................................................................................................

...........15

2

Page 3: El Iusnaturalismo Racionalista de Kant

“La razón humana tiene el destino singular, en

uno de sus campos de conocimiento, de

hallarse acosada por cuestiones que no puede

rechazar por ser planteadas por la misma

naturaleza de la razón, pero a las que tampoco

puede responder por sobrepasar todas sus

facultades”.

“Yo no puedo, pues, admitir Dios, la libertad y

la inmortalidad del alma para el necesario uso

práctico de mi razón…Me ha sido, pues,

preciso suprimir el saber para dar lugar a la

creencia”.

“El concepto de noúmeno, tomado sólo de

manera problemática, sigue siendo a pesar de

ello no solamente admisible, sino también

inevitable, en la medida en que sirve de límite

a la sensibilidad”.

“La moral es en sí misma una práctica en

sentido objetivo, como el conjunto de leyes

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Page 4: El Iusnaturalismo Racionalista de Kant

incondicionalmente imperativas, según las

cuales nosotros debemos actuar, y, una vez el

absurdo propio de este concepto de deber, es

un evidente absurdo querer sostener, sin

embargo, que no se puede actuar…Por tanto,

no puede existir ningún conflicto entre la

política, como doctrina práctica del derecho y

la moral, en cuanto también ella es doctrina

del derecho, pero teórica(por consiguiente no

puede existir ningún conflicto entre la práctica

y a teoría)”.

“Obra de tal modo que uses la humanidad,

tanto en tu persona como en la persona de

cualquier otro, siempre como un fin al mismo

tiempo y nunca solamente como un medio”.

Mucho ya se ha comentado, y por diversos autores, sobre la cuestión

epistemológica en Immanuel Kant; muchos también lo han desarrollado

desde el punto de vista ético-moral, pero el problema de hoy no es sino

la combinación de estos dos temas de él filósofo, y trasladarlo a la

filosofía del derecho, bien también al fenómeno jurídico hoy, y en su

esencia; Cuestión anterior que Kant nos negaría absolutamente,

diciéndonos majaderamente que jamás será posible conocer la esencia

de las cosas a partir de lo sensible, vale decir, jamás será posible des-

cubrir las cosas en sí mismas. Muy bien, ya planteado el primer

problema a desarrollar para erguir un desarrollo y conclusiones, en lo

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Page 5: El Iusnaturalismo Racionalista de Kant

posible, sobre la cuestión mocionada anteriormente, pasaremos a urdir

algún análisis sobre lo ya prematuramente expuesto sobre el

pensamiento de este autor. Pero antes, mencionar que los párrafos de

arriba no son sino los ejes y lineamientos que desarrollaremos en este

trabajo y que cimentarán las reflexiones aquí vertidas sobre el extenso y

no poco considerado pensamiento de Immanuel Kant.

Introducción epistemológica de Kant

Lo primero, sobre el conocimiento de las cosas en sí mismas; Kant se

propone distinguir la diferencia entre el conocimiento sensible y el

conocimiento inteligible. El contexto en el que se desenvuelve estos

cuestionamientos y pensamientos es la ilustración, y precisamente la

por el autor denominada “Revolución Copernicana”, cuyo objetivo índice

será la superación del racionalismo y el empirismo, es decir, el

dogmatismo y el escepticismo. La primera diferencia que nuestro

filósofo plantea es que el conocimiento sensible se constituye por la

receptividad de sujeto, que de cierta manera se ve afectado por la

presencia del objeto, y de esta manera, solo se conoce al objeto como se

le aparece al sujeto (uti apparent) y jamás como es el objeto en sí (sicuti

sunt) y por lo tanto, concluye Kant, solo se conocen como fenómenos,

es decir solo como se manifiestan o aparecen los objetos a los sujetos.

Por otra parte, el conocimiento intelectivo es una facultad o capacidad

de representar a aquellos aspectos de las cosas u objetos que, por su

misma naturaleza, no se pueden captar mediante los sentidos. Estas

cosas captadas por el intelecto Kant las llama noúmenos, palabra que

viene del griego noein, que significa pensar, al ser captadas por el

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Page 6: El Iusnaturalismo Racionalista de Kant

intelecto por tanto son supra sensoriales. Esta distinción está dada en el

capítulo de la crítica de la razón pura, llamado La estética trascendental,

se llama de esta manera porque el autor considera el sentido antiguo de

la palabra estética, vale decir, del griego, donde etimológicamente

significaba sensación. Entonces Kant plantea que mediante el

conocimiento sensible no captamos el objeto en sí, sino tal como se nos

aparece; lo anterior es porque la sensación es una modificación que el

objeto produce sobre el sujeto. Al primer conocimiento, o sea al

inmediato, Kant le llama intuición, y distingue entre dos de estas: La

intuición empírica y la intuición pura. La primera donde es en la que

están presentes de forma concreta las sensaciones, mientras que la

segunda es aquella en la que la forma de la sensibilidad se da sin la

materia. Kant le concede a los empiristas que el ser humano conoce

solo a través de los sentidos pero hace la siguiente distinción: dice Kant

que la forma del conocimiento sensible depende de nosotros, ya que son

ordenados por nosotros, y la forma es el modo de funcionar de nuestra

sensibilidad, por ende es a priori para nosotros. Mientras que el

contenido no depende de nosotros, sino que nos es dado. Ahora bien, ya

sabemos que las intuiciones, de los dos tipos, empíricas y puras, son

conocimientos sensibles, empero, ¿Cómo podemos captar las cosas en

sí?, para esto Kant elabora una respuesta, respuesta que tomaremos

más adelante; la respuesta que nos plantea el filósofo es que los objetos

en sí sólo pueden ser captados por una intuición originaria, que no es

propia de nuestro intelecto, Kant le pone nombre a esta: tal intuición es

Dios. Es aquí donde surge el primer cuestionamiento: ¿Por qué Dios

puede conocer las cosas en sí? . Kant manifiesta que sólo Dios puede

conocer las cosas en su esencia producto de que para conocer la

esencia de las cosas se deben conocer desde sus orígenes, por ende,

solo hay uno que conoce el principio vernáculo de las cosas, ya que ha

sido quien creó las mismas cosas, y ese es Dios. Veamos ahora lo

siguiente, esta intuición intelectual conocedora de las cosas en sí

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Page 7: El Iusnaturalismo Racionalista de Kant

mismas, según Kant, se halla Absolutamente fuera de nuestra facultad

cognoscitiva. Y es a través de este juicio que Kant rechaza una

concepción positiva del concepto de noúmeno. Kant distingue entre

noúmeno en sentido positivo y noúmeno en sentido negativo. El sentido

negativo se refiere a la cosa como puede ser pensada sin relación

alguna con nuestra manera de intuir. Por otra parte el noúmeno en

sentido positivo sería el objeto de una intuición intelectiva. Pero como

Kant descarta que el ser humano pueda tener aquella facultad, él se

queda con el sentido negativo del concepto de noúmeno.

Desarrollo del problema

Hagamos ahora un análisis. En el párrafo tres de los extractos primeros

de los libros del autor, el mismo versa que el concepto de noúmeno, no

solo es problemático, como aquí lo vimos, sino también es inevitable.

Esta última palabra quiero meditar más, inevitable quiere decir

perentorio, inminente, improrrogable, es decir: necesario. Por lo anterior

el noúmeno, que es lo que no está al alcance de nuestros sentidos y con

lo que, en palabras de Kant, “no se transa”, es un elemento necesario en

la filosofía kantiana, pero además, según el autor, en nuestro conocer.

Hagamos una relación ahora con el párrafo dos de la primera pagina,

este que dice que ni Dios, ni la libertad, ni la inmortalidad del alma están

sujetas a la razón práctica, es obvio por qué, debido a que no están

sometidas ni al alcance de la intuición sensible, por ende pertenecen a

los elementos del noúmeno. Pero ¿por qué serán tan inevitables o

necesarios?, lo son primero porque deben ser principios in enajenables

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Page 8: El Iusnaturalismo Racionalista de Kant

ni inapelables en una discusión o convencimiento personal, ya que son

constitutivos del género humano y dan trascendencia a este. No

obstante lo anterior, este no es el único argumento por el que son

necesarios, sobre todo Dios, que es el que nos interesa en este primer

momento. Dios es absolutamente necesario ya que representa un eje

ordenador dentro del mundo y la naturaleza y allí donde no existen

fundamentos colaterales que justifiquen nuestro actuar moral, existe

Dios. Me explico, el imperativo hipotético es una ley que está sujeta a

una clausula consecuencial, vale decir, a un hecho, situación o

consideración futura que justifique y mueva mi actuar, y es por eso que

Kant la rechaza tajantemente, diciendo que nos es una ley que actúe por

el deber, sino que solo puede actuar con el deber, o sea, en

conformidad con este, pero no desde este como fundamento y fuente

motivadora. Entonces nos queda que el imperativo categórico no posee

argumentos ni justificaciones colaterales, más allá de el cumplimiento

del deber como principio máximo, pero uno puede entrar a cuestionar,

por qué existe ese afán de cumplir el deber, allí Kant nos contestaría

posiblemente que es porque la razón práctica en la reflexión insto a la

voluntad para que ejecute determinado acto que va en pos del bien. Sin

embargo aquí nos cabe otro cuestionamiento, y es que, cómo sabemos

nosotros, quién nos dice que es el bien y que no; entonces ahí nos cabe

precisamente Dios, quién mejor que él que ha sido quien ha creado y

por tanto quien conoce; quién mejor que él, irreprochable; quién mejor

que él, que su existencia es incuestionable porque es ajeno a nuestra

intuición sensible y hay de aquel que se atreva cuestionar su existencia,

porque si lo hace no ha comprendido nada de nuestro conocer, y

nuestros mecanismos para esto. De esta manera nuestro filósofo deja

una estructura redonda y con sus piezas bien encajadas, antes que

sigan los cuestionamientos al imperativo categórico, le puso un paragón

incuestionable y que por lo demás es absolutamente coherente con la

parte epistemológica de su filosofía. En consecuencia es Dios quien en

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Page 9: El Iusnaturalismo Racionalista de Kant

último (o primer) término nos guía en el camino del discernimiento entre

lo bueno y lo malo, lo moral y lo falto de esta. Así ya hemos desnudado

una parte de la filosofía kantiana, filosofía que pretendía derivar de la

naturaleza humana, de esa capacidad de racionalidad, los principios

morales y jurídicos; y que no hace más que en última instancia sujetarse

y sostenerse en la figura de Dios, dejando como aparentes estas

intenciones científicas y engorrosas, pero subyaciendo en ellas el buen

Dios, que nos viene a salvar cuando son muchas las preguntas.

Kant en la crítica de la razón práctica distingue entre dos juicios y

postula un tercero. El primero es el juicio analítico. Éste lo formulamos a

priori, sin necesidad de apelar a la experiencia, por lo tanto es universal

y es necesaria. No obstante, no amplia el conocimiento. Por el otro lado

existe el juicio sintético, el cual, a diferencia del anterior, siempre amplia

el conocer, ya que siempre le manifiesta al sujeto algo nuevo, o sea,

algo que no era implícito a él. Sin embargo se basan en la experiencia y

en consecuencia no son universales. Nuestro filósofo propone un tercer

juicio, como lo decíamos anteriormente, este es el juicio sintético a

priori, este tiene la particularidad de ser sintético, vale decir, que

proporciona nuevo conocimiento, y a la vez a priori o puro, o sea que no

está sujeto a experimentación, sino que es universal y necesario. Kant

dice que en este se basa la ciencia. El análisis siguiente es conseguir

distinguir en cuál de estas esferas está presente el juicio moral y el del

derecho. Primero analicemos las características de lo que debe ser un

juicio moral. Éste debe tener como característica, según Kant, la

universalidad, o sea, no debe estar sujeto a las particularidades ni a las

acciones o consecuencias hipotéticas que se susciten, sino que debe

preexistir a la acción o ejecución misma del acto moral, es por esto que

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Page 10: El Iusnaturalismo Racionalista de Kant

se dice que debe ser universal. Ya podemos dejar de lado el juicio

sintético a posteriori, llamémoslo, quiere decir, el sujeto a la experiencia.

Entre las opciones restantes quedan el juicio analítico y el juicio sintético

a priori; recordemos que la diferencia sustancial entre ambos es que

mientras el primero no produce nuevo conocimiento ya que su sujeto y

predicado son equivalentes, el segundo si produce nuevo conocimiento.

Ahora bien, la ley (moral o jurídica) ontológicamente nos remite a un

deber en sí misma, es decir, como los manifiesta el articulo número uno

del código civil chileno: “La ley es una declaración de la voluntad

soberana que, manifestada en la forma prescrita por la Constitución,

manda, prohíbe o permite”. Es decir se remite a una obligación en sí

misma, por ende, ontológicamente la ley pertenecería a los juicios de

carácter analítico, ya que su sujeto y predicado son, como decíamos,

equivalentes, ya que decir que la ley obliga, o que la ley manda, es casi

innecesario, porque en sí misma se contempla esa acción imperativa.

Hasta aquí este análisis.

Para Kant, la moral y el derecho, tienen un fundamento común, que es la

razón práctica, que surge del sentimiento y de la voluntad. Esta razón es

autónoma, esto quiere decir, que el hombre encuentra la ley de sus

acciones en su propia razón práctica. Razón práctica que posee como

principio fundamental la libertad. Kant plantea que él no puede admitir

ni a Dios, ni a la libertad, ni a la inmortalidad del alma, para el uso de la

razón práctica. Lo anterior porque no puede alcanzar el conocimiento

pleno (en esencia) de los elementos anteriores a través de una razón

práctica. No obstante, esta misma razón posee como lineamiento

principal para su autonomía el concepto de libertad. Entonces

entendamos bien esto, la libertad es necesaria y fundamental para la

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Page 11: El Iusnaturalismo Racionalista de Kant

autonomía de la acción, y más precisamente de la acción moral,

empero, no podemos conocerla, ya que nuestra facultades no están en

condiciones, por así decirlo, de alcanzarla. Eh aquí el segundo concepto

problemático, ya que recordemos que Dios era fundamental para

nuestros juicios morales, sin embargo es incognoscible para nosotros.

Aquí pasa lo mismo, ya no con el juicio moral, sino que con el acto

moral, es necesaria la libertad para que se consagre la autonomía de la

acción, sin embargo no podemos alcanzar a comprenderla ni conocerla

en sí misma. Y nuevamente nos encontramos con que ésta cumple la

misma función que Dios: nos sirve para responder a preguntas

capciosas, y ponerle freno a los cuestionamientos que vociferan: ¿Por

qué se hace determinada acción moral?, y ¿por qué no hacemos otra?

Entonces aparece la libertad, nuevamente incuestionable y llega a

salvaguardar y a sellar este armazón filosófico, escudada en su

“necesidad”.

Abordaremos aquí la conclusión central del trabajo. Para esta

volveremos a citar una frase del párrafo cuarto de la primera página:

“Por tanto, no puede existir ningún conflicto entre la política, como

doctrina práctica del derecho y la moral, en cuanto también ella es

doctrina del derecho, pero teórica”. Si no bastó con consagrar a Dios

como el inapelable e incognoscible fundador (en último término) de los

juicios morales, si no fue suficiente con que la libertad fuera un

elemento también in alcanzable al conocimiento humano, ya que no

poseíamos la facultad para conocer la esencia, ya que para conocer esta

misma se debe conocer el origen de ella, y aquel único de conocerla es

por tanto Dios. Si todo lo expuesto no es sobrado para la conclusión

venidera, les manifiesto la frase anterior, que está plasmada en “La Paz

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Page 12: El Iusnaturalismo Racionalista de Kant

Perpetua”, y que a grito desnudo nos comunica que para nuestro filósofo

derecho y moral deben ir de la mano, y es más, entre ellas “no puede

existir ningún conflicto”. Así pues Kant ,ahora si expreso y directo, nos

dice que deben existir una serie de principios a priori, vale decir, antes

que las acciones morales puedan concretarse, que ya estén establecidos

y que jamás los separemos de la práctica, porque estos provienen de

nuestra voluntad autónomos, de nuestra razón práctica y de nuestros

sentidos (ámbito cognoscible) y de la libertad, Dios y –para- la

inmortalidad del alma (ámbito incognoscible), que pertenecen al “orden

del cielo estrellado” y que precisamente son noúmenos, o sea,

inalcanzables a nuestros sentidos y conocimientos, para que se haga

imposible su negociación, sino que se mantengan universales y

necesarios. Y, como lo manifiesta Carlos Pérez: “debe ser, a la vez,

completamente real para que haya una garantía efectiva de que esa

salvación es posible, y de que buscar la manera de obrar moralmente

tiene sentido”. Vemos aquí un objetivo de la filosofía de Kant; veamos

ahora el otro. En el párrafo número cinco del comienzo de este trabajo

dice: “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona

como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo

tiempo y nunca solamente como un medio”. Esta frase posee un sentido,

quizá menos sacro-santo, pero a mi parecer, mucho más importante,

que es el de la “des-cosificación” del hombre, es decir, que no sea

tratado mas como un instrumento, ya sea mercantil, de producción, o de

cualquier otro tipo. Este último punto pudo haberlo dicho cualquier

filósofo y/o político marxista si ningún problema, y es Kant quien no solo

se preocupa de que el actuar moral y la ley solo sirva para cumplir fines

extraterrenales, sino que también se constituyan en proezas en este

suelo, para dignificar a los seres humanos y para hacer de la

convivencia un encuentro más verdadero, más sano y más equitativo,

por cierto. Ya que el contemplar que todos debemos ser considerados

siempre como fines y nunca como medios, es un canto a la

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emancipación del la explotación del hombre por el hombre, en palabras

de Karl Marx.

Conclusión

Finalmente podemos concluir y con propiedad y fundamento ahora si

decir, que Immanuel Kant es un iusnaturalista. Esto porque cumple

perfectamente con el criterio de identificación, ocuparemos el criterio de

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identificación del profesor Carlos Santiago Nino, que nos permite

distinguir un iusnaturalista cuando cumple con las siguientes tesis:

“Una tesis de filosofía ética que sostiene que hay principios

morales y de justicia universalmente válidos y asequibles a la

razón humana” .

2) “Una tesis acerca de la definición del concepto de Derecho, según la

cual un sistema normativo o una norma no pueden ser calificados de

jurídicos si contradicen aquellos principios morales o de Justicia”.

Sabemos por lo anteriormente expuesto y argumentado que

efectivamente Kant, a lo largo de su vasta filosofía ha sostenido que

existen tales principios de carácter universal y que solo podemos

acceder a ellos a través de nuestra razón práctica. Y también sabemos,

por el análisis último, que nuestro filósofo manifiesta y expresamente

nos dice que siempre debe haber una correlación entre tales principios

morales universales y necesarios, y la legislación y práctica de las leyes.

Ahora bien, también, junto con verificar su corriente iusnaturalista

hemos de ponerle apellido a esta, ya que no existe solo una vertiente

del iusnaturalismo sino que por lo menos cuatro:

Iusnaturalismo teológico.

Iusnaturalismo Racionalista.

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Iusnaturalismo Histórico.

La naturaleza de las cosas.

Por lo estudiado y aquí expuesto y desarrollado, podemos distinguir a el

filósofo Immanuel Kant como un Iusnaturalista Racionalista. Esto

significa, que creen que estos principios universales y necesarios, que

no se deben separar jamás de la legislación y de la práctica jurídica,

poseen su origen en la razón humana, en el caso de Kant, lo manifiesta

explícitamente, a través de la razón práctica. Para terminar,

comprobaremos todo esto a través de la respuesta que el filósofo hace a

la pregunta ¿Qué es el derecho en sí?, Kant dice: “La cuestión de saber

si lo que prescriben las leyes en un determinado tiempo y lugar es justo,

la de dar por sí el criterio general por cuyo medio puedan reconocerse

los justo o lo injusto, nunca podrá resolverlo (el jurisconsulto) a menos

de dejar aparte estos principios empíricos y buscar su origen en la sola

razón, para establecer los fundamentos de una legislación positiva

posible”.

Bibliografía

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Ribas). España: Taurus. Prólogo a la primera edición Pp. 7-8.

Capítulo III Pp. 7. 259-275.

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Kant, Immanuel (1961). Crítica de la razón práctica (traducción J.

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Kant, Immanuel (2001). La paz perpetua (traducción José Loya

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Kant, Immanuel (1968). Principios metafísicos de la doctrina del

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Pérez, Carlos (2005). Sobre Hegel. Santiago: Palinodia. Pp. 43-58.

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Chile. P. 19

Santiago Nino, Carlos (1995). Introducción al Análisis del Derecho.

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