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CUADRANTEPHI NO. 26- 27
Bogotá, Colombia, 2013
EL JOVEN NIETZSCHE Y EL PORVENIR DE NUESTRAS ESCUELAS
Jorge Andrés González Medina
Pregrado de filosofía
Pontificia Universidad Javeriana
Bogotá, Colombia
La educación: un sistema de medios paraarruinar las excepciones a favor de la regla.
Nietzsche.Fragmentos póstumos
RESUMEN
En este artículo el autor indaga acerca de la postura filosófica que sostenía eljoven Friedrich Nietzsche respecto a la auténtica cultura de su tiempo. Con estepropósito, hace algunas consideraciones biográficas en torno a la época docentedel filósofo alemán. Luego de hacer este tipo de presiones contextuales,despliega las ideas centrales que aparecen en las cinco conferencias dictadaspor Nietzsche en la Universidad de Basilea que llevan el título original Sobre elporvenir de nuestras instituciones educativas. Finalmente, señala lascaracterísticas más importantes del pensamiento nietzscheano que aparecen enesta obra olvidada de su periodo juvenil.
Palabras claves: Friedrich Nietzsche, educación, cultura, Estado.
ABSTRACT
In this article the author explores the philosophical stance that was holding forthe young Friedrich Nietzsche about the authentic culture of his time. Whit this
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Bogotá, Colombia, 2013purpose, he made some biographical considerations around the teaching time ofthe German philosopher. After making this type of contextual pressures, hedisplays the main ideas contained in the five lectures made by Nietzsche at theUniversity of Basel which carry the title of the future of our educationalinstitutions. Finally, points out the most important features of the Nietzscheanthought that appearing on this forgotten work of his youthful period.
Keywords: Friedrich Nietzsche, education, culture, State.
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Bogotá, Colombia, 2013Introducción:
La recepción de Nietzsche, en el siglo XX, ha sido influenciada por distintas
interpretaciones que, respondiendo a diferentes intereses, han hecho muchas veces de él
un nihilista, un pesimista, un fascista, un irracionalista, un metafísico e incluso un
anarquista, entre otros muchos estereotipos (Cruz Revueltas, 2002, p. 147-163). Este
fenómeno hermenéutico no se basa única y exclusivamente en quienes lo han leído y la
manera en que lo han hecho, pues si no fuera porque el mismo Nietzsche se presenta de
maneras multifacéticas y con distintos rostros, en el transcurso de su obra, - algunas
veces o como filósofo, o como artista, o como psicólogo, o como profeta, etcétera-
podríamos referirnos a él de manera univoca.
El esfuerzo de este artículo se centra especialmente en una de sus muchas facetas, la
de profesor, esto con el fin de abordar la manera en que el filósofo nacido en Alemania
trata el problema de la auténtica cultura en su relación con la educación y el Estado.
Para referirme a este asunto he escogido el texto titulado Sobre el Porvenir de nuestras
escuelas en el cual aparece desarrollada esta temática de manera muy precisa.
Con este propósito dilucidado, luego de hacer algunas salvedades preliminares
respecto al título de esta obra, comenzaré haciendo algunas consideraciones biográficas
en torno a la época docente del filósofo alemán; luego de hacer este tipo de presiones
contextuales, desplegaré algunas de las ideas centrales que aparecen en las cinco
conferencias dictadas por Nietzsche en la Universidad de Basilea que llevan el título
original Sobre el porvenir de nuestras instituciones educativas y, finalmente, señalaré
algunas características importantes del pensamiento nietzscheano que aparecen en esta obra
olvidada de su periodo juvenil
Antes de comenzar con la narración de sus discursos, Nietzsche (2000), para no ser
mal entendido por sus espectadores, precisa en el primer prefacio1
de su libro el sentido
1 El segundo prefacio de este libro, aunque no se refiera directamente a las conferencias, precisa lascaracterísticas que debe tener el lector de estas, a saber: debe ser tranquilo y leer sin prisa, no debe hacerintervenir constantemente su persona y su cultura, y, por último, no tiene derecho a esperar -casi comoresultado- proyectos. (Nietzsche, 2000). El filósofo alemán, en el transcurso de su obra, se refiere a lascualidades necesarias que requieren los lectores a los que él escribe. Véase por ejemplo el § 270 deHumano, demasiado humano I y el § 290 de Humano, demasiado humano II y el § 104 de El
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Bogotá, Colombia, 2013del nombre que utiliza para titular estas conferencias; cuando emplea el término
‘porvenir’ no lo usa porque quiera pensar en el desarrollo posterior de las instituciones
basilienses, pues reconoce que, aun estando recién llegado en un lugar como la
Universidad, que se dedica a fomentar la cultura y la educación de los ciudadanos, no se
considera un experto para hablar de las configuraciones culturales y educativas de
Basilea, ni mucho menos para delinear su futuro; más bien lo que quiere lograr con la
utilización del término ‘porvenir’ es hacer reflexionar a su audiencia sobre los
problemas que debe enfrentar la educación y la cultura de su época de cara un mejor
mañana.
Cuando Nietzsche utiliza el término ‘nuestras instituciones, entiende sólo las
instituciones alemanas -es decir la escuela primaria, la escuela técnica, el instituto de
bachillerato y la universidad alemana- con lo cual, en vez de dar lugar a comparaciones
y valoraciones con otros pueblos civilizados en cuanto a la modalidad de sus
reglamentos, busca centrar la atención del público en el vínculo que ellos tienen como
pueblo con el legado de su pasado.
En este sentido, cuando Nietzsche se refiere al ‘porvenir de las escuelas, lo hace sólo
como una aproximación al espíritu ideal del que proceden estas instituciones,
concepción que se alza en contra de una tendencia, manifiesta por aquellos tiempos, en
la cual se pretendía, en un esfuerzo por dejar de lado la herencia primitiva de su
constitución, hacer parecer estas instituciones como si fueran actuales y modernas; con
todo esto, lo que él podría esperar es que en el futuro de dichas escuelas existiera una
renovación del espíritu alemán llevada a cabo por hombres serios que tomaran su lugar
como legisladores de la educación cotidiana, en tal medida que pudiera renacer en éstas
la tendencia cultural alemana preexistente que había sido ignorada sin ningún aprecio
por algún tiempo.
Luego de hacer estas ilustraciones en cuanto al título de su obra, Nietzsche (2000)
continúa en su prefacio con la formulación de su tesis principal: según él existen dos
corrientes en su época que predominan en las escuelas, aparentemente contrapuestas
pero similares en los efectos perjudiciales que producen: por un lado, está la tendencia
caminante y su sombra. Véase también el capítulo “A mi lector” de La gaya ciencia y el capítulo “Del leery el escribir” en así habló Zaratustra.
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Bogotá, Colombia, 2013hacia la máxima extensión de la cultura, por otro lado, está la tendencia a disminuirla y
debilitarla; según la primera tendencia hay que dirigir la cultura a ambientes cada vez
más extensos, en cambio, la segunda tendencia pretende que la cultura abandone sus
supuestas pretensiones de soberanía para ponerse así al servicio del Estado. A estas dos
tendencias que reproducen una cultura falsa, nuestro filósofo les contrapone dos
corrientes culturales alemanas opuestas, a saber, la tendencia a la restricción y
concentración de la cultura a pocas personas como antítesis de su máxima amplitud
posible y la tendencia al esfuerzo y a la autosuficiencia de la cultura respecto al Estado
como antítesis de su debilitamiento.
1. Consideraciones históricas2
Es en 1872, a la edad de 27 años, que el joven Nietzsche, por encargo de la Sociedad
Académica, pronuncia cinco conferencias en la Universidad de Basilea que llevan el
título original Sobre el porvenir de nuestras instituciones educativas. Antes de entrar en
materia quisiera recordar algunas consideraciones biográficas que nos permitirán
familiarizarnos con el contexto docente de dicha obra.
Luego de concluir su carrera como filólogo y terminar definitivamente de prestar su
año de servicio militar obligatorio con la división de artillería prusiana de Naumburgo, -
servicio que a los cinco meses de haberlo comenzado fue interrumpido por un accidente
sufrido a caballo- el 14 de octubre de 1868 Nietzsche regresa a la Universidad de
Leipzig para preparar su doctorado; a la edad de 24 años obtiene la cátedra de Filología,
lengua y literatura griega en la Universidad de Basilea, sin ser siquiera doctor, gracias al
apoyo de Friedrich Ritschl, quien fue su maestro de Filología Clásica en Leipzig,
convirtiéndose así en el profesor más joven de la universidad; el 28 de mayo del mismo
año Nietzsche pronuncia la conferencia inaugural del curso sobre Homero y la Filología
Clásica. En 1869 la Universidad de Leipzig le concede el doctorado sin examen ni tesis,
basándose en los textos que publicó, en la revista Rheinisches Museum, sobre sus
trabajos universitarios respecto a las fuentes de Diógenes Laercio.
2 Cualquier biografía de Nietzsche que se refiera a este periodo de su vida puede proveer al lectorlos mismos datos históricos que aquí se cuentan. Les sugiero ver: Introducción a Nietzsche deGianni Vattimo y Lo que dijo Nietzsche de Máximo Montinari.
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Bogotá, Colombia, 2013En febrero de 1870 Nietzsche ya ha pronunciado dos conferencias, una sobre El
drama musical griego y la otra sobre Sócrates y la tragedia; en abril es nombrado
catedrático honorario y en agosto escribe el ensayo sobre La visión Dionisíaca del
mundo; en el mismo año tras obtener un permiso para servir durante la guerra franco-
prusiana como médico camillero en el bando prusiano, donde contrajo difteria y
disentería, regresa a Basilea y publica el Certamen quod dicitur Homeri et Hesiodi en el
que relaciona la literatura de Homero con la de Hesiodo.
En los primeros meses de 1871 Nietzsche lleva a cabo la primera redacción del
ensayo literario El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música que luego de
ser publicado en 1872 suscitó tantas controversias y polémicas que algunos filólogos
clásicos de la academia terminaron por tildar el texto de apócrifo. En ese mismo año
Nietzsche solicita la cátedra que había quedo vacante de filosofía en la Universidad de
Basilea, propuesta que fue rechazada tal vez debido a las fuertes críticas que había
recibido por la publicación de su libro.
El 16 de enero de 1872 Nietzsche pronunció la primera de las cinco conferencias que
se encuentran en el libro titulado Sobre el porvenir de nuestras escuelas que terminó de
dictar el 23 de marzo del mismo año. Luego, entre los años 1873 y 1876 publicó las
cuatro Consideraciones intempestivas o inactuales, en las que hace una crítica a David
Strauss y el historicismo en las dos primeras y hace un reconocimiento a Schopenhauer
y Wagner en las dos últimas. Entre 1878 y 1879 Nietzsche escribe Humano demasiado
humano. Un libro para espíritus libres; en este último año, probablemente por los
problemas de salud que había tenido a consecuencia de sus enfermedades, renuncia a su
cátedra en la universidad de Basilea y comienza un período que durará diez años antes
que su salud se derrumbe definitivamente. En resumidas cuentas, el periodo que va de
1869 a 1879 es el periodo en que Nietzsche permaneció en Basilea desarrollando sus
actividades en el rol de profesor.
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2. El porvenir de nuestras escuelas.
Los capítulos en los que Nietzsche circunscribe sus conferencias están escritos en
varias ocasiones con un lenguaje poético, pero no por ello dejan de ser claros y precisos,
por el contrario, el filósofo alemán se sirve de algunos recursos literarios para exponer
con gran lucidez las ideas que quiere compartir con su público; además de esto, hay que
añadir que estas conferencias están escritas al mejor estilo de los diálogos platónicos, es
decir que en ellas, nuestro autor en mención, en un marco rememorativo y
autobiográfico, hace conversar a sus personajes alrededor de un problema filosófico
existencial, como si fueran marionetas puestas en un escenario de las que se sirve el
profesor de Basilea para comunicar sus ideas. De este ejercicio casi teatral se puede
inferir el gran aprecio que Nietzsche tenía por la filosofía clásica, pero aclaro, esta
deducción no cuenta como una evidencia suficiente para demostrar la identificación que
tenía él con la cultura clásica3, sólo demuestra que es en esta época estudiantil en la que
Nietzsche descubre su inactualidad por las aspiraciones y las creencias de su época,
develando así su pasión por la antigüedad griega.
En el verano de 1860, con la edad de dieciséis años, nos cuenta Nietzsche (2000), que
aun siendo bachiller en Pforta junto con sus amigos de Naumburg, Wilhelm Pinder y
Gustav Krug, paseaban por los límites de la cordillera Harz junto al rio Rin cerca del
bosque de Rolandseck donde deciden fundar una sociedad cultural llamada Alemania;
en la conformación de esta pequeña sociedad el grupo de amigos además de
comprometerse a expresar y compartir sus disertaciones filosóficas, sus creaciones
literarias y sus composiciones musicales, se hacen la promesa de regresar cada año allí
para celebrar dicha fundación.
Aunque los convenios realizados ese día no fueron cumplidos al pie de la letra, cinco
años más tarde durante el primer aniversario de la creación del club de amigos, el joven
3 Para más detalles sobre esta relación consultar: Gutiérrez Girardot, Rafael. (1966). Nietzsche y lafilosofía clásica. Buenos Aires: Editorial Eudeba.
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Bogotá, Colombia, 2013Nitzsche junto con un nuevo amigo de la Universidad de Bonn, Paul Deussen, llevan a
cabo la reunión a partir de la cual es narrada la historia central del libro al que me
dedico tratar aquí. En dicho aniversario la pareja de amigos se encuentran
inesperadamente, luego de una serie de situaciones fortuitas, con un filósofo- de
características autoritarias, irascibles y ásperas que más bien parecería ser una
transposición literal de la figura de Schopenhauer- y su discípulo -que bien podría
entenderse como una proyección misma de Nietzsche-, con los que viven una extraña
coincidencia, pues estos, -el filósofo y su discípulo de los que no se nos dicen nunca sus
nombres- también están esperando, en aquel mismo lugar, celebrar un tipo de
aniversario muy parecido al que esperan rememorar los jóvenes entusiastas. Luego de
tener un primer encuentro un poco conflictivo con estos dos personajes, Nietzsche y su
joven amigo, en espera de los demás integrantes de su sociedad secreta, de manera
casual, escuchan la conversación que estos dos señores sostienen en la espesura del
bosque.
En dicha conversación aquel joven discípulo comienza exponiendo algunos de los
motivos que tuvo en su pasado para abandonar su ocupación como profesor, decisión
que lo había llevado a convertirse en una persona asilada e inmersa en una soledad
melancólica que aun siendo escogida espontáneamente por voluntad propia le pesaba
enormemente en su alma. Uno de estos motivos lo cree encontrar en el descubrimiento
del lugar a partir del que procede la tendencia a extender y difundir la cultura:
[E]sa extensión va contenida en los dogmas preferidos de la economíapolítica de esta época nuestra. Conocimiento y cultura en la mayor cantidadposible –producción y necesidades en la mayor cantidad posible-, felicidaden la mayor cantidad posible: ésa es la fórmula poco más o menos. En estecaso vemos que el objetivo último de la cultura es la utilidad, o, másconcretamente la ganancia, un beneficio en dinero que sea el mayor posible(Nietzsche, 2000, p. 52-53).
Para el joven discípulo el problema de la cultura consiste en el hecho de que solo se
educa a unos cuantos hombres de una manera ‘corriente’4en función de la mayor
felicidad del pueblo; según esto, el fin que persiguen las escuelas modernas es
desarrollar a individuos útiles de una manera rápida y estándar de tal modo que a partir
de la mayor cantidad de conocimiento que adquieran los sujetos obtendrán la mayor
cantidad posible
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Bogotá, Colombia, 20134 Corriente en el sentido que se utiliza coloquialmente para llamar así a la moneda.
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Bogotá, Colombia, 2013de felicidad y ganancia económica; según esta costumbre está mal visto que una cultura
produzca individuos solitarios y mucho menos que estos fijen sus fines más allá de la
retribución monetaria, como es el caso del joven discípulo cuyo interés por la
adquisición de la verdadera cultura lo llevó a renunciar a su cargo.
Continuando con la explicación de los motivos de su deserción, el discípulo considera
que la mayor extensión de la cultura es una práctica en la que el Estado se aproxima con
vehemencia a la cultura, asimilando sus elementos, con el fin de asegurar su existencia,
pues al extenderse en la cultura somete bajo su dominio a las personas que lo componen
y las utiliza, si es necesario, en virtud de sus intereses, como en el caso extremo en que
tuviese una lucha contra otro Estado para reafirmar su soberanía.
Frente a esta tendencia cultural de educar al pueblo de manera común, -que bien
parece ser una crítica indirecta al comunismo que comenzaba a surgir por aquella época-
el joven aprendiz plantea la postura contraria, es decir, la reducción de la cultura a
individuos especialistas; esta tendencia se da más en círculos eruditos como en el caso
de la ciencia positivista que recurre cada vez más a la especialización del conocimiento
y a la fidelidad en los detalles, haciendo al científico una persona excepcional y superior
al vulgo en su especialidad, aunque fuera de su campo de especialización no difiera
mucho del populacho. Pero esto no es lo más grave para el joven exprofesor, pues éste
afirma que el periodismo es el lugar donde confluyen tanto la extensión de la cultura
como su reducción; de acuerdo con esto, el periódico toma el lugar de la cultura, se
presenta como si fuera el medio difusor de la cultura y además pretende establecer las
articulaciones entre las distintas formas de vida como lo es el arte, la ciencia, la política
etc.
En este punto, el personaje del filósofo pretende consolar a su discípulo
desilusionado, situando en los profesores la única esperanza de la auténtica cultura, pues
según él solamente unos profesores prácticos, geniales y originales a través de ideas
buenas y nuevas- a diferencia de los profesores mediocres, espiritualmente pobres y sin
talentos inventivos que suelen darse en los ámbitos académicos- pueden romper con la
situación decadente que se presentaba en las escuelas de dicho tiempo.
Para ilustrar esa difícil situación el viejo filósofo centra su atención en el instituto de
bachillerato, lugar que representa el descontento del joven discípulo, pues, según éste, si
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Bogotá, Colombia, 2013en dicho lugar la lucha por la auténtica cultura no sale vencedora, las demás
instituciones que echan sus cimientos sobre sus fundamentos estarán igualmente
desvirtuadas, como lo estarían también las cuestiones más serias sobre pedagogía; en
este caso ni siquiera la universidad podría salir bien librada, pues ésta no sería más que
el remate de las tendencias que existen en el instituto de bachillerato.
Para dar un ejemplo de la difícil situación que sufría el instituto de bachillerato en el
contexto descrito, Nietzsche, mediante sus personajes, retoma la manera en que se
enseñaba la lengua alemana en aquel tiempo, describiendo la pronunciación y la
escritura de la mayoría de la comunidad germana hablante como inepta y vulgar, dado
que no existía con rigor la enseñanza de una disciplina lingüística. En esa época, el
bachillerato alemán en lugar de formar personas con la mira puesta en la cultura, es
decir formarlos en el uso impecable de la lengua, tendía solo a una formación histórico-
erudita, tratando la lengua materna como una lengua muerta que no guarda ninguna
relación con el presente o el futuro.
En este caso, según el viejo filósofo, habría que reconocer la necesidad de enseñar la
lengua alemana desde una perspectiva práctica en estos institutos, pues la lengua, en
consideración de este personaje, es la esfera en la que comienza la auténtica cultura.
Con una buena instrucción por parte de profesores que no se limitaran a métodos
facilistas, según él, se podría enseñar al estudiante a actuar correctamente e incluso se
podría llegar a despertar en el alumno un agrado físico ante la elegancia estilística de los
clásicos de la literatura alemana como Schiller o Goethe, quienes serían a la vez como
mistagogos que podrían guiar los estudiantes a una relación con la auténtica cultura
greco-romana.
A continuación en el texto, el filósofo prosigue con su crítica al instituto de
bachillerato situando como franco principal de su arremetida ciertas prácticas
establecidas que a su parecer son contradictorias, como por ejemplo la llamada
“composición en alemán”. Esta era una especie de elaboración textual que tenían quehacer los jóvenes bachilleres antes de graduarse, que, según nuestro personaje, era
exigida demasiado pronto y en lugar de contribuir con el desarrollo del pensamiento del
estudiantado, conducía a las mentes inmaduras a producir de manera precoz expresiones
“periodísticas” carentes de refinación y obras sin el menor estilo.
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En lugar de todo esto, el filósofo propone una educación auténtica que básicamente
consistiría en reprimir las pretensiones libertarias del estudiante por medio de la
imposición del hábito a obedecer rígidamente el dominio del genio.5
Esto lo dice
porque según él mientras que el sometimiento a una estricta disciplina y a un gran
maestro constituye una de las misiones más altas de la auténtica cultura, la llamada
personalidad libre no es más que un signo de barbarie de los jóvenes que creen que
gracias al libre desarrollo de su personalidad pueden crear una independencia de juicio
respecto a la tradición y sus héroes más representantes e influyentes.
Llegado a este punto, nuestro personaje concluye que el bachillerato no estaba en
condiciones de enseñar la cultura auténtica y rigurosa que identifica con la llamada
cultura clásica, según él, porque ésta se había convertido en un ideal inconsistente que
no estaba en condiciones de crecer sobre el terreno educativo. Para que pudiera surgir
una cultura superior apoyada en los cimientos de la antigüedad, dice el viejo filósofo,
tendrían que corregirse todas las desviaciones del bachillerato que dan como resultado
individuos alejados de la antigüedad y sometidos a cualquier cantidad de modas
superfluas.
Pero el fracaso de introducir en el bachillerato el movimiento de la cultura clásica,
según el viejo filósofo, no fue causado por esta institución, pues ésta misma promovía la
enseñanza del griego y del latín y el estudio de los clásicos de la literatura griega
durante el transcurso de la formación educativa por medio del famoso método
historicista; este fracaso radica en la pretensión que tenían las instituciones académicas
al dirigirse a la cultura clásica sin haber reconocido en primer lugar la cultura propia.
Llegado este momento, el filósofo inserta en su discurso una diferencia entre el
espíritu alemán y la cultura alemana de la época, a la que caracteriza por ser una pobre
imitación de civilizaciones tan ricas como son la francesa, la italiana o la rusa. Según él,
el auténtico espíritu alemán al que se debería religar la reciente unificada Nación
germánica es aquel que se manifestó en la reforma luterana, en la música de Beethoven
o Wagner, en la filosofía de Schopenhauer o Kant e incluso en las tropas de guerra del
5 El origen del genio en el individuo es de carácter metafísico y revela el destino supremo de un pueblopor medio de una obra que los liga eternamente en una relación simbiótica.
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Bogotá, Colombia, 2013recién creado primer Imperio Alemán. Según esto, propone que la futura renovación de
la escuela es una actividad que consistirá en hacer partícipe a los estudiantes en la lucha
por alcanzar lo que propiamente es alemán, con lo que la cultura superior surgida de tal
ejercicio podría apoyarse en los pilares de la antigüedad.
Una verdadera renovación y una verdadera depuración del bachillerato solosurgirán de una renovación y una depuración del espíritu alemán, que seanprofundas y potentes.[…] No obstante, mientras la más noble necesidad delauténtico espíritu alemán no intente coger de la mano ese genio griego, comosólido apoyo en el rio de la barbarie, mientras que de dicho espíritu alemán nobrote una nostalgia angustiosa por los griegos, mientras la visión en lontananza -penosamente conquistada- de la patria griega no haya llegado a ser la meta delperegrinaje de los hombres mejores y más dotados, el fin de la cultura clásica delbachillerato seguirá revoloteando aquí y allá en el aire sin cesar, […] (Nietzsche,2000, p. 89-90).
Después de recibir esta exhortación por parte del filósofo, su acompañante muestra
cierto grado de desaprobación respecto a su huida prematura del instituto de
bachillerato, pero después, con el fin de subirle el ánimo, el filósofo hace énfasis en las
naturalezas destinadas a un desarrollo auténtico de la cultura aristocrática; ésta solo
necesita un número muy pequeño de hombres para promover su feliz desarrollo,
comparada con la cantidad de escuelas y de profesores que se necesitan para la
formación de las masas. De acuerdo con esto, la fundación de nuevos institutos y nuevos
centros superiores es la consecuencia lógica de la urgencia desmesurada del Estado por
satisfacer las necesidades culturales de la mayoría.
La necesidad de que exista un número excesivo de escuelas y por ende, un número
excesivo de profesores, es una necesidad agenciada en la medida en que el Estado
interviene en esas cuestiones. En esta situación, el Estado se muestra como un guía de la
cultura y, al mismo tiempo, persigue los fines de la cultura obligando a sus servidores a
reconocerlo como el fin supremo, como aquello que recompensa todos sus esfuerzos
culturales. Como ejemplo de esta situación el filósofo cita el caso de Prusia donde los
fines educativos fueron equiparados con los fines del Estado ante la inminente
consolidación del primer Reich, cosa que es muy diferente en comparación al Estado
griego antiguo que se mantuvo alejado de la instrumentalización de la cultura, pues en
éste los griegos experimentaban un sentimiento de gratitud y admiración hacia el Estado
ya que sin esta institución que satisfacía sus necesidades básicas y su seguridad no
hubieran podido generar ningún tipo de cultura.
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Bogotá, Colombia, 2013De esta forma queda planteada en el texto la tendencia estatal que favorece a la
cultura, ya sea que se trate o de una cultura que se somete voluntariamente a las
pretensiones del Estado, o de una cultura que sea sometida por la fuerza a los propósitos
del Estado. En cualquier caso, el Estado, al alimentar las pretensiones culturales de la
mayoría, incita a los grandes individuos solitarios dotados por naturaleza a buscar un
exilio voluntario, pues éste pretende escapar de la severa y dura disciplina de los
grandes guías haciéndole creer a las masas que encontrarán por sí mismas el camino
hacia la cultura, claro está, guiadas por su autoridad.
Luego de que el filósofo siguiera aconsejando a su amigo a no preocuparse tanto por
aquellos individuos en los que brota una aversión hacia el Estado moderno que utiliza la
cultura para satisfacer sus intereses políticos, precisa el tipo de aprendizaje que se
requiere en la lucha por la existencia de la auténtica cultura. Frente a la situación
descrita con anterioridad, el objetivo que le sugiere el filósofo a su acompañante no
puede ser la cultura ni de las masas ni del pueblo, sino la cultura de los individuos
dotados por la naturaleza para grandes y duraderas obras.
En este sentido, la educación que haga vislumbrar al fin de su recorrido un empleo o
una ganancia material no es la cultura a la cual se refiere nuestro amigo filósofo sino
simplemente una indicación de los caminos que se pueden recorrer para salvar la vida en
la lucha por la supervivencia. Tampoco las instituciones que incitan a esa lucha y
capacitan los sujetos para combatir en ella pueden ser consideradas como institutos de
cultura –como los institutos técnicos o la misma universidad sólo son instituciones que
se proponen superar las necesidades de la vida cuyos criterios no deben ser confundidos
con los criterios necesarios de una institución cultural auténtica. Un tipo de institución
como ésta se dedicaría, entre otras cosas, a promover el talento de los genios, a generar
un ambiente favorable para ellos, a proveerles los medios necesarios para su desarrollo y
los protegería de las conductas delictivas tanto de las personas como del Estado que por
lo general terminan estropeándolos con una mala educación.
El ejemplo que ofrece el filósofo para precisar el auténtico aprendizaje cultural es la
relación que puede entablar el hombre con la naturaleza; mientras en una cultura
auténtica el hombre busca una relación inmediata y personal con la naturaleza, en la
pseudocultura él impone una relación en la que prima el deseo de someter a la
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Bogotá, Colombia, 2013naturaleza a su control; lo que se pierde con esta concepción de vida es la comprensión
instintiva de la naturaleza, en cuyo lugar interviene una actitud calculadora que intenta
dominarla. Vistas las cosas de esta manera, la auténtica cultura solo le sería concedida
al sujeto que pudiera permanecer fiel a sus instintos naturales con lo que alcanzaría una
armonía con la naturaleza que el hombre educado, en la lucha por la vida, no podría
reconocer.
Aunque el deseo del filósofo no es escatimar los logros alcanzados por las escuelas
técnicas, las escuelas primarias y superiores, es decir despreciar el lugar donde se
aprende los distintos saberes, sí reconoce que la antítesis de las instituciones que buscan
suplir las necesidades de la vida son las instituciones para la cultura, las cuales hacen
falta en la organización de la sociedad.
3- Conclusión.
Luego de esta conversación, que más o menos transcurrió en dos horas, y después que
callera la oscuridad de la noche, Nietzsche y su amigo Paul pretendían acabar con la
espera de sus amigos que también vendrían a celebrar con ellos su aniversario cuando de
repente, movidos por sus cuestionamientos internos resultado de la enorme atención que
le habían prestado a la conversación de los dos adultos, deciden interpelar al filósofo,
puesto que se sentían en cierta medida identificados con la crítica que éste había hecho
sobre la educación, de la cual los jóvenes estudiantes eran más que víctimas, eran
cómplices, ya que el sueño juvenil de la institución cultural que habían creado caía en el
peligro de venderse al reglamento cultural que desde niño el instituto de bachillerato les
había inculcado. Luego de tener una acalorada discusión, el filósofo tranquiliza a los
jóvenes al mostrarles que están ante una encrucijada que les muestra dos caminos
diferentes a seguir: o el de la auténtica cultura o el de la una pseudo-cultura.
Aunque la conversación no acaba allí, ya que estos continúan discutiendo, incluso
después de que los amigos del filósofo llegaran a la orilla del Rin para celebrar el
aniversario de su reunión, el texto no tiene un final muy claro, pues Nietzsche decide
acabarlo de una manera tajante, luego de hacer una fuerte crítica a la universidad,
13
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Bogotá, Colombia, 2013cortando de repente la conversación que sostenía el filósofo con los jóvenes muchachos
sin darnos el desenlace de la historia.
Según Giorgio Colli la exposición de estas conferencias están precedidas por dos
factores que de una u otra manera impactaron a Nietzsche: el primero es el ánimo que
había despertado en él la redacción de El nacimiento de la tragedia y la segunda la
influencia que había ejercido en él las Lecciones sobre la historia del mundo de
Burckhardt. En palabras de Giorgio Colli:
Las conferencias estaban dirigidas en realidad a Burckhardt, que de hecho estabaallí para escuchar: su tema central es la contraposición Burckhardtiana entrecultura y Estado, la enemistad radical que existe entre esos dos poderes. Nietzschetrasporta esa perspectiva histórica al presente, muestra cómo en esa lucha, lacultura sucumbe hoy ante el Estado, cómo la extensión de la instrucción por unaparte, y su debilitamiento y especialización por otra, conducen fatalmente a unasubordinación total de la cultura ante el Estado. Nietzsche parece expresar laesperanza de invertir la tendencia. Quizá pensaba en grupos de resistencia, en launión de individuos en nombre de la inactualidad, en la restauración de unclasicismo no universitario (Colli, 2000, p58)
Además de la mutua influencia que vivieron estos escritores al intercambiar la lectura de sus
obras, pues Burckhardt también había adoptado en sus lecciones sobre la civilización
griega los puntos fundamentales de El nacimiento de la tragedia, los intereses comunes
que compartía Nietzsche con él se entrecruzaron en otra coyuntura visceral: ambos se
hacían llamar discípulos de Schopenhauer.
Como Colli bien lo resalta, estas conferencias, a diferencia de otros textos en los que
se distanciará críticamente de su maestro Schopenhauer, Nietzsche no disimula la
veneración que siente por él, que desde luego queda evidenciada en la puesta en escena
del personaje principal de sus conferencias, el viejo filósofo que defiende la cultura
clásica, la aristocracia, el anti-academicismo, el anti-historicismo y el anti-modernismo.
Esta adhesión a la figura de su maestro Schopenhauer lleva a Nietzsche, en su
defensa del estado natural del impulso filosófico, a enfrentarse a la cultura histórica de
su tiempo que había encontrado en la academia tierra fértil donde echar sus raíces. Esto
lo colocó en una situación difícil, ya que además de criticar a la cultura universitaria
desde su propio interior, estaba oponiendo a ésta lo que él entendía en sentido estricto
por la auténtica cultura, es decir la cultura griega.
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Por esta razón, estas conferencias tienen un propósito muy claro, hacer reflexionar a
los que pertenecen al mundo académico respecto a los problemas de la cultura como si
estos fueran problemas que atravesaran la experiencia íntima de los sujetos
universitarios; este propósito obedece, según mi consideración, a la propia experiencia
que vivió Nietzsche en la academia, ya que luego de tener un encuentro cercano con la
cultura universitaria notó lo inactual que era, tal vez debido a la fuerte pasión que sentía
por la antigüedad griega, en relación a las creencias y tendencias de su propio tiempo.
Para finalizar, quisiera decir que me enorgullecería si con esta breve descripción del
texto logro trasladar la inquietud cultural que tenía Nietzsche en su época de docente a
alguno de los que me honran con la lectura de este artículo y más si este fuese capaz de
atreverse a pensar estos mismos problemas en función de nuestro propio contexto, es
decir pensar el problema de nuestra cultura colombiana, más específicamente hablando
de nuestra cultura académica y la manera en que deberíamos cultivar nuestro ámbito
filosófico, pero como no soy tan optimista me conformo con hacer de este escrito una
invitación a la lectura de este gran texto olvidado en los anaqueles de la biblioteca, del
cual no he hecho más que empobrecer con esta corta descripción.
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CUADRANTEPHI NO. 26- 27
Bogotá, Colombia, 2013
Bibliografía:
-Colli, Giorgio, “introducción a Nietzsche”. Trad. Romero Medina. Valencia. Edit. Pre-
Textos, 2000.
- Cruz Revueltas, Juan Cristóbal. (2002). La recepción cultural de Nietzsche: Algunos
casos significativos” en Revista signos filosóficos, julio-diciembre, (numero 8).
- Friedrich, Nietzsche, (2000). Sobre el porvenir de nuestras escuelas. Trad. Carlos
Manzano. Barcelona: Editorial. Fabula Tusquets,
- Gutiérrez Girardot, Rafael. “Nietzsche y la filosofía clásica”. Buenos Aires. Edit.
Eudeba, 1966.
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